la espiral de schopenhauer

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INrRoouccróN: LA ESPIRAL DE SCHOPENHATIER Título original: Schopenhauer. Une philosophie de la tragédie Primera edióión: abril 19g9 @ Ub¡airie Philosophique J. Vrin, parís, 19g0 @ Edición en castellano: Editorial Anthropos, 19g9 Edita: Editorial Anthropos. promat, S. Coop. Ltda. Yía Augusta,64, 08005 Barcelona ISBN: 84-7658-739-4 Depósito legal: B. 13.300-19g9 Impresión: Novagráfik. puigcerdá, 727. Barcelona. Impreso en España - printed in Spain Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida por, un,iri"." o" recuperación de informa_ ción, en ninguna forma ni por-ningún *"ái",'."".""Jiico, fotoquímico, electrónico, #,,Í:jjil;Íiillli.ttico, por rotoópia, o ""áqui; ot'q ;r'i ;i ñJ;;"'i"il;- A pesar de sus violentas críticas a Hegel, a Fichte y a Schelling, podemos considerar a schopenhauer como el úl- tiyo.dgfos grandes firósofos del Idearismo romántico aremán. Alexis Phfonenko es, probablemente, uno de los nfOrJ"r-q"" más ha contribuido-a desarrolru. y "-t"ü, a categoriafirosófica la doctrina schopenhaueriana, deio que ha dadJtesti_;;;" fecunda labor docente univeisitaria,'desarrollada en La Sor- bona, en la Universidad de C3én y "" iu ¿" Ci""Ur",ljJ" cual es fruto su rrbro schopenhauár. Ilna firosofía ¿e'ú iip"- dia' En ét anartza el pensamiento de é;ilñ#;;"d; rándolo con una espiral cuyos 'oo-.rrto, esenciales son: la Dianoiología, la Meáfisica áe h Naturaleza, la Metafísi;o" lo Bello y la Fenomenología de la vida ética. por."ái" á, "r_ asrtapas intenta pon'e¡ de relieve el pensamiento tiagicá Je la fi.losofia de. Schopenhaye¡ dejando,'no obstante, f"?rpiüf abierta. El objeto primoqdial de su reconido es ofrecer,ri;;_ ::t1*1,1o más claro, completo y crítico posibl;;i; fi;ü_ fia de Schopenhauer, sin dósapróvechui nirrgunu "p*rriOá ara subrayar lo que de dramático, inquietint., fas"i"uJor " asra desconcertante tiene la obra capital de Schopenhauei EI mundo como voluntad y representaiión. En cuanto al estilo de philonenko hay que advertir que la n , t \ t: >l- (i J ^ *-):' ,t  i-_, 'r-) i. l --L,. a ._r: I \f) ( -/ ru*=ry

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Una breve reseña del texto: "Schopenhauer: Una filosofía de la tragedia"

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INrRoouccróN:

LA ESPIRAL DE SCHOPENHATIER

Título original: Schopenhauer. Une philosophie de la tragédie

Primera edióión: abril 19g9

@ Ub¡airie Philosophique J. Vrin, parís, 19g0@ Edición en castellano: Editorial Anthropos, 19g9Edita: Editorial Anthropos. promat, S. Coop. Ltda.

Yía Augusta,64, 08005 BarcelonaISBN: 84-7658-739-4Depósito legal: B. 13.300-19g9Impresión: Novagráfik. puigcerdá,

727. Barcelona.Impreso en España - printed in Spain

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todoni en parte, ni registrada en, o transmitida por, un,iri"." o" recuperación de informa_ción, en ninguna forma ni por-ningún *"ái",'."".""Jiico, fotoquímico, electrónico,

#,,Í:jjil;Íiillli.ttico,por rotoópia, o

""áqui; ot'q ;r'i ;i ñJ;;"'i"il;-

A pesar de sus violentas críticas a Hegel, a Fichte y aSchelling, podemos considerar a schopenhauer como el úl-tiyo.dgfosgrandes firósofos del Idearismo romántico aremán.Alexis Phfonenko es, probablemente, uno de los nfOrJ"r-q""

más ha contribuido-a desarrolru. y"-t"ü,

a categoriafirosóficala doctrina schopenhaueriana, deio que ha dadJtesti_;;;"fecunda labor docente univeisitaria,'desarrollada en La Sor-bona, en la Universidad de C3én y

""iu ¿" Ci""Ur",ljJ"

cual es fruto su rrbro schopenhauár. Ilna firosofía ¿e'ú iip"-dia' En ét anartza el pensamiento de é;ilñ#;;"d;rándolo con una espiral cuyos

'oo-.rrto, esenciales son: laDianoiología, la Meáfisica áe h Naturaleza, la Metafísi;o"lo Bello y la Fenomenología de la vida ética. por."ái" á,"r_asrtapas intenta pon'e¡ de relieve el pensamiento tiagicá Je

la fi.losofia de. Schopenhaye¡ dejando,'no obstante, f"?rpiüfabierta. El objeto primoqdial de su reconido es ofrecer,ri;;_::t1*1,1o más claro, completo y crítico posibl;;i; fi;ü_fia de Schopenhauer, sin dósapróvechui nirrgunu

"p*rriOáara subrayar lo que de dramático, inquietint., fas"i"uJor "asra desconcertante tiene la obra capital de SchopenhaueiEI mundo como voluntad y representaiión.

En cuanto al estilo de philonenko hay que advertir que la

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fluidez de su discurso y el tono poético de su narración pue-den inducir muchas yeces a error al lector. A pesar de ellopensamos que su lenguaje es filosófico por excelencia, y quedebajo de cada línea poética, sosteniéndola y avalándola, hayun estudio serio, fundamental, elaborado críticamente. Porotro lado hemos procurado que esta traducción se ciña estre-chamente al original francés, salvando siempre el margen delibertad imprescindible a la dicción castellana, aunque nospercatamos. de que esta holgura ha sido muy a menudo difícil,haciendo que la traducción carezca de la sencillez y la natura-lidad de la lectura directa. Vamos a estudiar seguidamente las

principales aportaciones de este libro a la historia de la filoso-fía,

"onvenciáosde que en el trasfondo del mismo laten unos

principios fundamentales que no son de ayer ni de hoy, por-que son permanentes.

En la introducción (La Probevorlesung de Las Leccio-nes de BerlÍn) Philonenko pone de manifiesto que el pensa-miento de Schopenhauer, aunq,ue revela una progresión in-terna que sólo puede reflejar la imagen de una espiral, se

apoya sobre una intuición que no se transformó jamás. Enefecto, en la Vorlesung ueber die gesammte Philosophieafirma que la filosofía posee una unidad y una coherencia in-terna semejante al de un organismo, imagen que le sirve paracaracteruar su propia filosofía como partiendo de una intui-ción que no tiene principio ni fin. Insiste también, en este sen-tido, sobre la insuficiencia de cada momento de su filosofia se-parado de los otros.

F.l estilo de Schopenhauer nos muestra que toda deduc-ción intelectual, por abstracta que parezca, despierta siempieen el hombre sentimientos profundos cuando es verdadera-mente filosófica. Es obvio, el hombre es un animal rnetafisico;

además, es el único ser que pasa a través del mundo con lacerteza de su muerte. Lo esencial es comprender que lo másimportante es menos la muerte que el saber de ésta que todohombre posee sin tener experiencia de ella. Este saber intro-duce una ruptura irremediable entre la üda y la conciencia:cuando adquiere el saber de la muerte, la conciencia no puedeadherirse completamente a la vida. Y así, el árbol del conoci-miento no es el de la vida. A juicio de Philonenko, las refle-

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xiones que se apoyan en esta intuición serán pesimistas perose trata de un pesimismo fundado en la conciencia trágica. Esdecir, en \a certeza ontológica de su muerte, certeza que es unsaber, el hombre ve derrumbarse las murallas serenas de laexistencia y de la üda siempre empezando de nuevo. De ahíuna filosofía que, sin artificios, se propondrá, en su cumbre,no domesticar el absoluto, sino trascender la muerte procu-riándonos un calmante. La cuestión es cómo llegar a este sabertrágSco y explorarlo en sus profundidades. La respuesta estáen la consideración del <<mundo como representación y comovoluntad>>. Nos colocamos así ante el primer bucle de la espi-ral cuya exposición constituye la verdadera introducción alsistema: la Dianoiología.

El comienzo del. Mundo como Voluntad y Representaciónes inequívoco: <Die Welt ist meine Vorstellúng)¿, el mundo es

mi representación, y toda filosofía seria parte de esta proposi-ción. El mundo no es sino un conocimiento, depende de unsujeto cognoscente que se manifiesta como la base del mundo,como la condición previa de todo objeto perceptible: el ser de

las cosas es idéntico a su ser conocido o percibido.La segunda tesis fundamental se centra en ia teoría del es-

pacio y del tiempo: el sujeto está fuera del tiempo y del espa-cio estando presente siempre en cada ser que percibe, en cadaser capaz de representación. En consecuencia, un solo sujetoes suficiente para completar, unido al objeto, el mundo comorepresentación. En la primera etapa de la espiral hay que afir-mar, pues, que el sujeto cognoscente no está ni en el tiempo nien el espacio; son las formas las que están en é1; no se puedenatribuir al sujeto ni la diversidad ni Ia unidad. Por su lado elobjeto ocupa necesariamente en la representación del yo unaparte del espacio y una secuencia del tiempo, de aquí que sea

plural, y además se relaciona gracias a la causalidad con otrosobjetos.

Ahora bien, ambos elementos, sujeto y objeto, son insepa-rables, existen y desaparecen juntamente. Ninguno de ellostiene sentido sin el otro pero tienen, sin embargo, un límitecomún: las formas esenciales de todo objeto (espacio, tiempo,causalidad) pueden hallarse y reconocerse partiendo del su.jeto únicamente sin necesidad de un previo conocimiento del

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ebJeto, En una palabra, nos son conocidos a priori: se puede

eperter todo lo que Be ha propuesto en el tiempo, no se

pu€de néggr el tiompo; podemos separar de un ctrerpo todas¡u¡ euÉlldades o incluso su historia, no podemos pensar uneuéfpo tln oapacio. Ni el tiempo ni el espacio dependen de la

crp¡rlencia, Por ello, en la medida en que nuestro conoci-mlonto debe ser intuitivo hay que afirmar que se apoya en la

lmbrlcación a priori del espacio, del tiempo y, por último, de

la ceusalidad.Tras haber proclamado la presencia universal de la duali-

dad sujeto-objeto en el seno del mundo de la representaciónSchopenhauer busca además la ley fundamental que rige este

mundo de fenómenos, y la encuentra en el principio de razón.El principio de razón suficiente es aquel que nos hace pregun-tar sobre el <por ciué> de todas las cosas, de todos los efectos:

nada hay sin razón por la cual existe. Se trata, y esto es impor-tante, de un principio sintético a priori que radica en el enten-dimiento. Desde esta ley el filósofo señala que la forma delprincipio de razón en el tiempo es la sucesión, y en el espacio

la situación, siendo el contenido de espacio y tiempo la mate-ria. La introducción de la materia y su esencia, la causalidad,fortalece el sistema en tanto en cuanto esa materia (cuyo ser

consiste en su obrar) encuentra un correlato en el sujeto delconocimiento: el entendimiento, cuyo acto más simple es laintuición. El término intuición tiene en Schopenhauer un sen-tido muy preciso ya que es siempre y necesariamente intelec-tual; consiste en eI paso del efecto a la causa llevado a cabopor el entendimiento. Por supuesto las operaciones del enten-dimiento sólo son posibles contando con los datos que previa-mente han sido suministrados por los sentidos, ellos son lasprolongaciones o <<tentáculos>> del cerebro, por medio de los

cuales éste aprehende los materiales que luego elabora trans-formándolos en representaciones intuitivas. Cabe decir enton-ces que no conocemos los objetos sino los sentidos que lossienten; el cerebro recoge los datos de la sensación y crea nue-vas combinaciones pero tienen su origen y toman su.conte-nido de la representación intuitiva, es decir, de la intuiciónsensible bajo su aspecto causal y así, no conozco el árbol sinoque percibo mi sistema ocular que lo ve. En una palabra, el

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objeto del entendimiento es la realidad y el conocimieirto in-

mediato la relación causa-efecto.Ahorabien,elhombreposeeunafacultadsuperioralen-

tendimiento ,la taz6n, capaz de formar nociones generales y

abstractas. El objeto áelárazón es la verdad expresada en ei

juicio, y mientrai que en la intuición son dadas representacio-'n"r ¿"tUj"tos, la iazón obtiene conceptos que son, en última

instancia, representaciones de representaciones' En ello reside

i" piitt"tp¿ hiferencia entre el conocimiento intuitivo y el abs-tracto. Como veremos en el segundo bucle de la espiral ni el

entendimiento ni la raz6n nos permitirán acceder al mundo

como voluntad, al en sí del mundo donde ya no tiene lugar ni

sentido el princiPio de razón.En la bianoiología Schopenhauer se planteaba gué e1a

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fenómeno. Pasamos ahota a[ segundo momento de la espiral'

y la cuestión es qué es la cosa en sí' Quizá convenga comenzar

ááuJi"n¿o que Schopenhauer toma la palabra-<metafísica>

en un sentido que se icetcaal original, interesándose no tanto

por"f

,.,"o*ó

ser cuanto por la-significación de ser' Para el

filósofo nuestroconocimiento del mundo no está encerrado

er.ei simpte fenómeno; tenemos datos suficientes para el co-nocimiento de su esencia. La naturaleza es simple fenómeno,

tal como 1o ha puesto ya de manifiesto, pero lo que está más

uiia A" e[a, el en sí de Ía naturaleza, es objeto de una d:ctrgaú"i"; d" íecogerá en su Metafísica de

-laNaturaleza' En ella

parte de una teiis fundamental: el mundo no es sólo represen-

;;ió", pues también es fuerza, üda, voluntad' Este es precisl-

mente á1 camino que hay que coger para tra comprensión del

mundo y del hombre.:_E"elparágrafotitulado<Descripciónprovisional..dela

identidad oét cuerpo y del querer> Philonenko nos introduce en

la doctrina de Schopánhauár sobre el cuerpo, punto capital desu doctrina. A 1o largo de su estudio queda patente que el pro-

blema de la signif,cición de las representaciones no encuentra

su solución"o-"1irrt"tiot

del munáo conocido' Quien parte de

i; t"pt;;ación tiene muchas posibilidades de no superarla'

Árf, ,ro será desde el exterior sino desde el interior' como llega-

remosalaprecomprehensióndelarepresentación.Ellosuponeu" lÁi"o'q"e Schopenhauer llama, con razón, subterráneo;

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EI primer título de Ia Metafísica de la Naturaleza es queyo soy hombre. Si el mundo no es para nosotros un puro es-pectáculo desprovisto de significación es precisamente porquesomos seres de tierra. Esto es: el hombre es un individuo te-rrestre, hecho de carne y de sangre, y por eso representaciónentre las representaciones. La idea fundamental es que elcuerpo no es solamente donación de sentido sino también de

realidad. Para entenderlo hay que convencerse de que nuestrocuerpo nos es apropiado, pensado, vivido. Viüdo, es decir,querido y querer. Ahí está el gtan secreto, el <<sésamo> de laMetafísica.

De estas reflexiones se deduce que el sujeto del conoci-miento, por su identidad con el cuerpo, se convierte en un in-dividuo; desde ese momento ese cuerpo le es dado de dos ma-neras distintas: por una parte como representación en laintuición del entendimiento, es decir, como un objeto entreobjetos, sometido también a las leyes a que están sometidos elresto de los objetos. En segundo lugar el sujeto posee una ex-periencia vivencial inmediata del propio cuelpo; en ese sen-

tido le es dado como algo completamente distinto del resto delos objetos. Lo que üstingue la representación del propiocuerpo del resto de los objetos es que el cuerpo aparece a laconciencia como algo que es <<conocido> (vivido) inmediata-mente. Só1o así el cuerpo aparece como,voluntad, aunquecomo fragmento y parte de una Voluntad única. Las definicio-nes de Schopenhauer son muy claras: la acción del cuerpo noes sino el acto de la voluntad objetivado, es decir, el acto enfornna perceptible para la intuición; el cuerpo entero, pues, noes más que voluntad objetivada, convertida en representación.Schopenhauer descarta toda posibilidad de conocimiento apríori de esta unión de la voluntad y del cuerpo pues se tratade existencia y la existencia vivida es inconcebible a priori.Por eso conocer el cuerpo en la representación no permiliránunca comprenderlo como voluntad, e inversamente, no pue-do conocer la causalidad'interna del movirniento partiendode la sola comprensión física. Pues bien, esta doble imposibili-dad se explica porque en el movimiento de la voluntad se

erige una relación de la cosa en sí y el fenómeno que el princi-pio de razón no puede explicitar. Hay que afirmar entonces

L2

que el cuerpo representado no es otra cosa que la voluntad

hecha visiblé. El fuósofo deduce de esta tesis algo esencial en

su doctrina: la totalidad del Ser es representación y voluntad.

Se trata de la intuición mayor de su sistema'

A continuación Schopenhauer se dispone a describir los

grados de objetivación dé la voluntad, confiriendo a su sis-

tema una estructura más sólida. Para ello recurre a la <partici-

puri¿n, platónica según la cual la ldea,-que es ajena al espacio

y al tiempo, ," pres"ttta en los seres individuales y no pol e.llo

pi"ro" su unida^d. Así pues, la voluntad se participa objetivan-

áou" y manifestándosé en grados, cada- uno de los cuales ex-

presa'unas propiedades específicas de los seres' Estos grados

ior,"o-o

tai Ideas platóniias en tanto en cuanto son determi-

naciones fijas de llobjetivación de la voluntad, <grados que

*n,oo respecto.a las óosas individuales como su' eternas for-

mas o modllos, (El mundo cotno voluntad y repres,entación'

S 25). Hav que abvertir también que la <<forma substancial>

á" ÁtittOí"tes designa, según Schopenhauer, lo que él deno-

mina el grado de objetivación de la voluntad en una cosa'

grado qué puede ser inferior o superior'"-- po, *á parte los grados inferibres expresan las fuerzas pri-

mordiales de la naturateTa qrrc aparecen sin excepción en toda

materia, como pueden ser la pesantez, la fluidez o las propieda-'

des quínnicas. ótros graao, "ip** íp nronieiqdf * l.os1e-

t"i¿o, tales como ñ excitabilidad o la sensibilidad. Todas las

f,ropiedades de los seres suponensu participació1 e1."1o o.9o

i*ñr de estos grados. En lós grados superiores de objetivación

de la voluntad vemos aparecer la individuatidad, y de forma

muy arpecial en el hombie, en el cual ésta aparece TT?da poar

"*á"t"i*propios y por una determinada personalidad que le

individualiza con respecto a los demás'

Hay que tener én cuenta que' para Schopenhaugr, gadagruAo io te exptica por los infeñores, ya qle en todas las fuer-

Zas del mundo inorgánico y en todas las formas de la natura-

leza orgánrru ," ,"n-"lu oná y h ¡trisma voluntad: <<En efecto'

como tódas las cosas del m.rndo no son sino la objetivación de

una y la misma voluntad y, por consiguiente,- en su esencia

idéniicas, por eso no sólo debe existir e¡tre ellas esa innega-

ble analogía y en cada ser menos perfdcto encontrarse ya el

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atisbo, la inclicación, el fondo de otro ser que está próximo'

;iJ q;r también, como todas estas formas sólo pertenecen al

*un¿u de la representación, hay que admitir que ya en las

fuiror más genlrales de la representación, en ese armazói

iun.t.*tnttl?el mundo de la apariencia, esto es, eI tiempo y

ui osoacio. se debe encontrar y dar a conocer el tipo funda-

menü¡, la indicación y el bosquejo de todo lo que las,formas

contienen> ($ 27).

Por último, pensamos que para comprender plenamente elanálisis de Schópenhauer ñay que subrayar' con Phi|919nk9,

iie, urpr.tos: la causalidad, la individuación y 1a individuali-

aua, y et combate. se necesita primeramente tener presente-la

u¿t LriOn de Schopenhauer aI sistema de las causas ocasionales

de Malebranche: los seres no son otra cosa que la ocasión de

la voluntad, simples vehículos de la operación del querer vivir.

Así pues, eÍconiunto del mundo visible se reduce al campo d.e

actul.i¿n de la voluntad. cabe decif aquí que la individuali-

dad pierde de este modo entidad específica, y la libertad en el

mundo se hace imPosible.

.El segundo requisito es la individuación y la in{ivi{qat¡

dad. Lo que opone, en el movimiento ascendente de la objeti-vación de ta vótuntad, 1o orgánico y Io inorgánico es la indiü-

duación: una piedra es menos susceptible que un ser viviente

de ser captado como momento de indiüduación. Pero cuanto

más nos él"v"*or más resaltará la individualidad, ya que si to-

áavía podemos hablar entre los animales de individuación,

hay que decir, sin embargo, que-la individualidad sólo está

*ár"á¿u en la especie, verdadera forma platónica en la cual'se

reconocen.los ináividuos. Y así, solamente con el hombre es

como la individuaüdad encuentra su base: en Ia especie hu-

manacadaindividuoquiereserestudiadoensímismo.

En tercer lugar nos encontramos con el mundo comocon-

tienda. El camino de Ia voluntad, como hemos visto, sigue una

línea ascendente, que recorre'en el combate, y cuanto más

avanzahacia la individualidad, más conciencia toma de la:os-

curidad creciente de ese combate. Schopenhauer nos rnuestra

desde.lo inorgánico la existencia de esa pugna, de esa-lucha

por la totalidad que cada ser quisiera sel y no consigue' La na-

itnaleza entera vive esta universal contienda, que sQ patentiza

t4

tanto en el mundo mineral por medio de las fuerzas contra-

ffiili"r" ""**#"J"ááJ*

"r,1T;1'0"" iTl?#":$

;;;e; vegetal al que quiere convertr en

trata, en suma' ¿" -uil""tr la existencia a costa de las exis-

tencias de los otros' il"dió; ryhinaen el seno mismo de

la humanidad, en d;;"-;;;;; el enfrentamiento v la violen-

#;ili;ü;'¿" ru rtitiotia' Esta vida como combate va a ser

la causa del mundo ioáo ¿ofor, tal-como podremos ?dl:1iten la filosotiu p'actiJi' ñ"

"nupalabra: la voluntad de vlr;

desde io inorgáni"o.itutá elhombre; es el texto de este puro

*fü;d;" Jt a *""do, texto sin Pretexto'

A continuatioo ü*á 'a analtz{t brwemente el tercer mo-

vimiento ¿u ta'"n"xil""s"cttáp""ftu"t'ttana'

El movimiento es

claro. En la espiral i"ip"ltáilrento de Schopenhau-er 1::^1r"torimeros momentos=están determinados por Ia lenlgsentaclon

? Dianoiolosía) v;il;;; (MaafísiZa de la Naturaleza)

iundada sobre la ;#;;;il"ilrés'"con ra Metafísica de to

Bello recog"*o' "i-t"-ade la representación' pero sin estar

euiados por esa ""tñ";q"i"" "ot

con-ducirá será el valor de-

iinteresado si";#;tl;ü";;; deschooenhauer de unir a

Kant v Platón

'u

u"iiSui una traba en la áemostración' Para

l#$;;;; ;;;; aáoptan el mundo sensible comouna

apariencia qo""".'i-"ut"""

de valor y no tiene significación de

realidad sino en vrtud de lo que se.expresa en é1: para Platón

las Ideas, p*u runi*ü;; ; sí' Ahóra bien' para-St:ry"'

hauer conocer coÁo individuo no es.lo mismo que conocer

como artistu;"f

i"Aiáü *tá dJ"""|"ado por la relación de

;;;",p"conros;il:il;;{*::"?:'fi1",:ii"i:;::T:y cnya bti"ntación consiste en no conl

pu""i o",Tr: :$;Yí'i:l# r:+mf'n'm;l $:::::irecorre su destrnomiento intelectual ;t';";""í*ien[o. de] mundo como represen-

tación pero se t" á"upula esencia interior de las cosas' La

cuestión es cómo i"t[i"tt" de la potencia de la voluntad que

nos hunde,lt ""'liJ"";ñ;;J;áJ iot"t¿t' Pues bien' habrá

que liberar al entendimiento de su sumisión a la voluntad' En

el individuo q"";;;;;; t" t""¿* dos individualidades: la del

sujeto"ogno""""té^t

it 4q objeto conocido' Suprimiéndolas

se podrá u"""¿"' uí verdadero en sí del mundo' posibilidad

15

 

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que sólo se hace realidad por medio del genio, el cual, ha_ciendo abstracción de lo úiil, supera"f

.ui"fo'*"f-qi" ,"ejerce el principio de raz6n; no ," pr"guntará para qoe J*irt"o

las cosas sino lo que son.Hemos dicho que Schopenhauer reariza una síntesis bas_tante dudosa entre er penJamiento platóniro y

"i-r.u"iiuro.

Convendría aclarar.que se trata, en"it" *o_"íto de zu pen_

samiento, de una síntesis entre ia luz y las tinieuraslersJJn-cadas en Platón y Karyi para el filósoio tanto en la naturalezacomo en el arte una filosoffa de las tinieblas r" .o"ui".t"

".,na filosofía de la luz, y.recÍprocamente. d;il;r;;;"_funda sÍntesis no se puéde cómprend",

"ooayuda de silogis_mos: como todos los grandes pensamientos,-üene

;"i;;.r"_zón. El sentido del <<qué> ¿e tas cosas del mundo resideprecisamente en er conflicto entre las riniebras ti;ñ; ¡;1"-penhauer se orienta en esta vía porque, a sus ojos, el mundoes un conflicto; y la síntesis deseada otá

"ola tuótrá ;;i;;r_flicto del Ser. y as( pgra que un hombre i"dú;;;i';-"ii

"s necesario que se salga de lo corriente y d" il ""ú;;,;;,;ometimiento a la voruntad de vivir qué te impicJmirar ravida,.de su aptitudpor las.matemáticas, que rompa con su sin_gularidad de hombie- particular v r" oiui¿" de sí mismo comoindividuo..Sólo aquel gfe es

"$^, de superar el principio deindividuación a que está sometiáo el conocimiento intelectualtanto en sí como suieto cuanto en el objeto que trata de cono_ger (que toma como objeto ¿e su arie¡ sera, pues, artista.Como hemos dicho antes, el artista no ,"-pr"gunü poi ;i;;;_ué de las cosas o para qué existen, slno por lo que son,viendo en ellas únicamenteia manifestÁadia! r* r.i*, yi",contemplará como la voluntad misma.

Schopenhauer ha sido etiquetado como pesimista, pero esmás bien un filósofo.de la iragedia. Si" é.f*go,'Jo'Jri"punto de la espiral podemos toda=vía habrar ¿" p"rfi"irÁo.-Ju-bemos que el mundo es combate, qu, iádo, rü"t-"*., fi."iuxistencia con la certeza, qu" nuo'au aooi"rurnor, que seremosvencidos' Ni las matemátióas ni la historia nos pueden aportarconsuelo pues sólo tienen una función prug_ati"u. ¡"ñ_niendo. que pudiéramos penetrar con la mirada en el reino delo posible, y que el genió de h tiena oo, *orrrura a todos los

1.6

hombres a quienes el destino arrebató antes de madurar suobra, nos aterraríamos^ al comprobar los tesoros p"rJiaü a"generaciones enteras. Ante nuestro lamento el genio de la tie-rra reiría diciéndonos: <El manantial que produce los indivi-duos y sus formas,es inagotable e infiniio c^omo er tieÁpá v erespacio, ni ellos mismos son, como el tiempo y

"l "rpá.ii,Jtru

cosa que fenómenos, voluntad visible. Esé mananti* infunitono puede ser agotado por ninguna medida finira, t i;;-;"_cfón o pensamiento ahogados Jn g"r-"o tiene, pará,"piáAu_cirse, la eternidad entera ante ér. En este mundo de los fenó-menos no pueden darse pérdidas ni ganancias verdaderas. Lavoluntad es lo único que existe, h cóa en sí, la fuente áu to_dos aquellos fenómenos. El conocimiento que esta voluntadtiene de sí misma y su decidida afirmacion'o nllu.i

*"serúnico hecho "en sí">> ($ 35). segrin philonenko n6

"rn"Á"-rio interpretar el ..reír> Oei gÑo de la tierra como; ;_mento de consuelo; indica más bien lo <cómico, áA p""rr_

miento humano, pues cuando meditamo" ,áUi" i"-í"riUf.somos (<grotescos>, nos equivocamos sobre la naturalá v so_bre nosotros mismos. En ionsecuencia,

lu rilu;;i-;rpírir,',;"la tierra nos devuelve er insulto que nosotros dirigimfs a unanaturaleza que no comprendemoi.

La condición del artista o del genio trasciende ese con-junto de ilusiones, de cálculos ur.ioi. con su rrGrlr"rq"ü,que sea, no apunta a lo particular sino a lo universal: el objetodel genio no son las cosás particulares sino las ro"u, pr"táoi"u,que se manifiestan en ellas. Schopenhauer destaca qu"

"rt.niversal ha de comprenderse bajo la noción O" """pi"ri*r,De aquí que cuando contemplo un árbor con ojos á" uttiriu,o sea estéticamente, y, por lo:tanto, no concibo el árbol sinosu ldea, lo mismo da que.se trate_de aquel árboioá;r- q""hubiese existido hace mil años, ro mismo que es indiferenteque eJ espectador sea este u otro individuo t I ","

r;;;;;sólo esrá emancipada del tiempo, sino tamti¿L A"i

"qpu.i;,ues no es-la imagen que.se configura en éste lo que il;_duce,.sino lo que aquella imagen Jxpr"ru, ,u ,*,áo,J, ,-oesencia interior, que puede peimaneóer idéntica u p"rur á" tu,mayores diferencias en las relaciones espaciales of ru ti!r*,($ 41). Tales aseveraciones se insertan en la teoúa ,.h;;;;_

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haueriana de lo bello y lo sublime, que recoge de Kant adap-tándola a su sistema. Para el filósofo la pura contemplaciénse obtione con más facilidad cuando los objetos se prestanmejor a ella, cuando sus formas representan mejor su idea: esla bellcza objetiva. La Naturaleza eE quien posee en más altogrado esta propiedad. Pues bien, cuando las condiciones dela Naturaleza, es decir esas formas que hacen resaltar lasideas individualizadas por ella nos alejan del conocimiento

de las meras relaciones (del conocimiento supeditado a la vo-luntad) y nos elevamos a Ia contemplación estética convir-tiéndonos en sujetos puros del conocimiento, lo que obra so-bre nosotros es 1o bello: sentimos entonces la beileza. por elcontrario, cuando esos objetos se le presentan al hombre conhostilidad y le amenazan con su grandeza, cuando no se dacuenta de ese poder y se eleva sobre sí mismo abandonán-dose a la contemplación concibiendo la Idea pura y elevándo-se sobre su individualidad y su querer, es preso del sent!miento de lo sublime. Así pues, ante lo bello el conocimientopuro se produce sin lucha y de una manera inadvertida parala conciencia. Pero en lo sublime el sujeto se eleva detibera-damente por encima de su voluntad y del conocimiento, es-tado que <hay que conquistarle y conservarle y va constante-mente acompañado de una reminiscencia de la voluntad, node una voluntad individualizada o especializada como el te.mor o la esperanza, sino de la voluntad humana en general,tal como se manifiesta en el cuerpo humano, es decir, en suobjetivaciónr ($ 39). Por eso el sentimiento de lo sublimeconlleva miedo y angustia, pero si éstos se impusieran y <sesobrepusieran a la contemplación, produciendo en la con-ciencia un solo movimiento instintivo de la voluntad, el es-tado de contemplación desaparecería, y la impresión de lo

sublime quedaría destruida, pues el individuo no pensaría yam1s que en su propia defensa o salvaciónr ($ 39). por otiolado Schopenhauer advierte que en el objeto contemplado oen la cosa lo bello y 1o sublime no difieren de forma eiencialya que lo que

"n "iluinteresa no es la .";;;;i;i;;"il;;l;

Idea, es decir, la objetivación adecuada de la voluntad enun determinado grado: <<su correlato necesario, como ellamisma, independiente del principio de, razón, es el sujeto

18

puro del conocer, como el correrato de las cosas individualeses el individuo que conoce> ($ 41).

veamos a continuación ei¿isclrso der arte. En ra contem-plación estética encontrábamos dos elementosi"i "ooo"i-iento de los objetos y la conciencia del que

"ooo*.p;; ru-puesto los objetos no son cosas aisladu, iioo Ideas flor_u,permanentes de todo un género de objetos); por su p.urt",

"fue

conoce es un sujeto puro. pues bien, estós dos usp""tos r"dan inseparables únicamente cuando se abandonu"i "áoo.iienro fundado en el principio de razón:,iguié"doi";;;;"_

mos empujados en.la vida por una <<rueda áe nio", ;; ""esa de dar vueltas de un zufrimiento a otro, de un deseo aotro. El único medio de salvarnos consiste, ;";;,;;;;;",os-marcos de la representación, o más bien'darles unu oir"-va dimensión: <<cuando una circunstancia exterior" ""rrooismo estado de ánimo nos arranca de improviso ui rorÁr"sin fin de ra voruntad y emancipa nuestro conocimiento de laesclavitud del deseo, la atención ya no se dirige u to, .oiiuo,de la voluntad, sino que concib. lu,

"oru,ribres de sus rera_

ciones.con. el quergrt por consiguiente, de un modo desin_teresado, sin subjetividad, de uoá mao"ra puramente objeti_va, entregándose a ellas plenamente, en cuanto son puras

::pj"l::11..1:1.:-I no meros motivos: enronces r, t*rid[_oao, Duscacla antes por el camino del querer y siempre Lui_Í1t::,1ry".". p:r primera vez y nos colma ¿e ¿icnai fS áS¡.SemeJante estado se.da en el arte, en donde el artista n|"ri*"conciencia ni de la intención ni del fin de su obra; ,i" J;"sabe que pinta un caballo o un hombre, pero lo esencial no,Tji i|;1.,:::,1Tpona es la manera qu"iÉ

",.,ái.td,,-;;1"

mspraclon mtenor que encuentra su fuente en la Idea. por estar.azó2 desde el puntode vista del hombre dominado por elinterés., el <<porqué>> de un paisaje inrCifi;;;;b;ffi;menudo. Et.arrista no obedece át critério d" uriiid;;; l.;_

significante- -que para muchos tiende a lo inútil_ pueden no_seer para él valor. para schopenhauer el objeto #, ñ;"iñ-cante puede ser contemplado de una manera puramente obie_tiva, con- independencia de la votuntaO; y ;;ii;;hdopta el carácter de la belleza. Er arte <sarva los fenóme-nos>. Pero el sentido de una plasmación artista, ¿" u.r..ruJ-

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en este caso, no se agota con estas consideraciones. Se nos im_ponen dos reflexiones. En primer lugar, lo que es insignifi-cante para la voluntad bajo el régimen del interés puedé sersignificante parala libertad. La obra de arte no perténece a larealidad; por eso es portadora de algo distinto a los intereses.Y así, su aprehensión nos conduce hacia la Idea más fácil-mente que la vista de una cosa real. Ella es mediación

entre laTierra y las Ideas. Y es aquí donde hay que introducir la se-gunda reflexión. El genio sabe concebir las Ideas en la brutalrealidad de la vida. La Metafísica de lo Bello constituye, pues,el fundamánto de la filosofia del arte; por medio ¿" ," tbru, ,

por medio de su arte, el genio nos presta en cierto modo susojos. Es, en suma, un médico que nos ayuda a elevarnos porencima del torbellino de las apariencias. Si estuviera solo en elmundo, el genio no haría nada pues obra para nosotros: laobra de arte es <<medicina mentis>. pero es algo más que eso:es una palabra; lo que la naturaleza <balbucea> lo expresa elartista: <<el artista comprende a la Naturaleza amedia palabra

y expresa de un modo acabado lo que ella sólo balbucea>($ 45). Por eso es razonable decir que para nosotros la crea-ción genial supera a la naturaleza. Er arte es el espíritu que daa luz en las Ideas la belleza hacia la que tiende 1á naturaleza.

Ciertamente no hay un dualismo entre la naturaleza y elespíritu; el querer habita tanto en la piedra como en el vége-tal, en el animal como en el hombre y en sus pensamienós.Pero en el arte la voluntad de vivir retrocede ante la libertaddel genio y la obra como discurso obtiene así el privilegio sin-gulardeperfeccionarelexistenteydeconsolarnós.

So

t$,Fm-4sgg*p,sr-lsrspshgpg$ss.,-dgt_e*s*e"s*$qh.ep*%hs%p4JglSFg.lr'-p:gx**s*sr*"!rsH*els¡-:acronalasmrsmas-tlgl*g*"e_ry9-:***Íjp_!gng_419*rpe-"-49-ellas-E_1.

trffi trBqónsqslff etis_sse"iá,ille_6:sorip_era_e_f "esupeffi .,üiil..liür,+" ffi ;rnre,mü' -'.u"glgrgLeig-nsk'y--e["9lJ9-c-o"$ftLqprq-ql$-rn9nk-h.s!¡peua,,4dád,_dela.(,%.-F--l*e.{tg¿:pgg_sr.,eq.Juzr_"""*gsygl+gre-rrlq*:rydagae_p.erqcgg*{*g%"!{3!p_ggpintgretcorazóndelho;nb¡g,*et",fisie-ire:pieza Cón]áhüauá oél;dóññlos ném6r"r son rdás órCü."i,éq":l gq

"glhombre permangqe_gicu1o. q gÍ F¡rñ;--:.:----::"'

Ante un cuadro o en la lectura de un poema, el hombredescubre en sí mismo una zona de sombra'qr" ;i"ú;-"rp":"lograría advertir. Freud partirá de esta reflexión] p"ro'rroSchopenhauer a causa de iu platonismo y de su estética de laluz, que le impidieron descubrir los granáes recursos qu" pr._sentaba una filosofía de las tiniebras. cabría decir

"nÁt" i"o-

tido que al igual que. Malenbranche, al naturalizarlo todo,preparaba er materialismo, schopenhauer iluminando todopreparaba la no deseada filosofia de lo oscuro.. PoI otra parte.conviene advertir que el propio Schopen_hauer intentaba sarir-al paso de esta y óttu, -u"hus objecilnesseñalando sin cesar ra materia propiu del arte, ru .i",i.iulruhistoria. As( las ciencias tieneniomo objeto "í;;pr;;'d"-arrollan su vuero por lo alto en virtuá de haber foq"lrioov.astas nociones generales que les sirven para domin* ü pur_ticular, y pueden, dentro de ciertos límites, abrazar ¿e

''nu-t9ada la posibilidad de las cosas pertenecientes a su dominio.

El arte tiene como materia ta ldeá. por último,.l;j";;;;pio de la Historia es lo particular, el hecho indivi¿uat. Año.abien, schopenhauer reconoce que la poesía quiere rru""r"otpercibir las Ideas de-los seres p-or m"dio de un r", purtiJu,tomado como ejempro. cabría decir que ro universai se falseasr no se encarna en lo individuar, ro que contradice el objetivofel a1e que hasta ahora describía. La tensión entre la Idea ylo individual llega a su punto álgido.

-En cualquier caso schopenhiuer no desconocía las dificul-

tades de su sistema. pruebá de ello está en su reconocimientode que la Metafísica de lo Bello no es el término de la metafí-sica. El arte

nos eleva más arrá d,e lar mut"me,i"".l¿"1",ciencias de la naturaleza-pero

qaizá no pueda ir más f"¡.r; t"_rá- que seguir caminandó. Inmersos en el momert. *pári*

de la espiral caminaremos hacia una verdad que nos proó"*raotra luz,la que tiene el bello nombre de paz: como veremos elhombre ascético posee una gran calma iues ha hallado el ca_mino hacia lapaz del Nirvani

Fenomenología de la vida ética constituye el cuarto yúltimo de los momentos fundamentales del pensumieoto aáSchopenhauér. En ella el filósofo no ," pf-tea ninguna doc_trina del deber, ningún principio moral universal, ,rtg;r;;_

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ber lneonclicionado. Pretende ser simplemente un discurso fi-loeófico sobre la vida humana. La ruptura con Kant es clara.Éste distingue deseo y voluntad; Schópenhauer los confunde,loa equipara. Nos encontramos con el abandono del primadode la razón práctica. En la Metafísica de la Naturaleza mos-traba a la voluntad como un esfuerzo para obtener satisfac-cién; el núcleo y la esencia de cada cosa era esa aspiración ha-

cia ella.Pero

ahoraniega

toda finalidad ética;la voluntad noestá animada por ningún ideal trascendental y tiende a con-fundirse con el deseo superior, que es deseo de la ausencia dedeseos, aspiración a la renuncia.

Para Schopenhauer la vida ética es una (<apariencia>

donde el hombre se sumerge guiado por palabras tan oscurascomo el derecho o la justicia. La pretensión del filósofo es<hacer aparecer la apariencia en la apariencia> con el fin deasignar a la vida ética su verdadero fin, que no es un fin, sinouna ausencia de fin. Cabe decir entonces que la voluntad, entodos los grados de su manifestación, desde el más bajo hastael más alto, carece de objetivo final, porque su'esencia es que-

rer, y este querer no tiene nunca fin: <<la vida de la planta estambién una tendencia incesante que se realiza por formas as-cendentes hasta el momento en que la meta, o sea la semilla,se convierte en punto inicial. Y esto se repite indefinidamente;en ninguna parte encontramos un fin, una satisfacción defini-tiva, un punto de reposo>> ($ 56). Schopenhauer, con estasafirmaciones, naturalizala ética ya que reúne'en un mismopensamientb el destino como ausencia de fin de la planta, delanimal y del hombre. Es la consecuencia directa de su rechazodel primado dela razón práctica.

Ahora bien, en otros lugares se afirma que el hombre es el

ser en el cual la voluntad se objetiva mejor, Como esta volun-tad es necesidad, deseo, se revelará en el hombre con unafierza incomparable: el hombre es, entre todos los seres, elque siente más la necesidad. Por eso la vida no es sino'un tor-mento en que nos hundimos sin cesar para escapar a unamuerte inevitable. Precisamente aquí se funda el egoísmo, elcual nace de nuestra preocupación por la existencia, ¡l es

el punto de partida de toda lucha por la vida. Veamos su ori-gen. El tiempo y el espacio constituyen el principium indivi-

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duationis ya que la multipücidad de lo semejante sólo es posi-ble en ellos y por ellos. Pero esta multipücidad no afecta a lacosa en sí sino solamente a sus fenómenos. La voluntad se daenterar.nente en todas y cada una de sus manifestaciones, apa-rece en los innumerables individuos de la misma manera, y encada uno de ellos completa y acabada en sus dos aspectos (vo-luntad y representación). Por esta razón cada individuo pre-tende por cualquier medio dominar y poseer

todopara sí

mismo; en esta tendencia radica el egoísmo.A esto hay que añadir que todo ser que conoce se consi-

dera como la esencia del mundo y como la condición comple-mentaria del mundo como representación; por lo tanto, unmicrocosmos que tiene el mismo valor que el macrocosmos.Por ello el individuo se considera como el centro del universoy no se preocupa más que de su conservación siendo capaz in-cluso de destruir el mundo con tal de prólongar un instante supropio ser cuando en realidad es como <<una gota de agua enel mar> ($ 61). Este sentimiento es el egoísmo inherente entodos los seres de la naturaleza.

Lo importante, empero, es comprobar que nos revela deuna manera trág¡ca el conflicto interior de la voluntad consigomisma. En efecto, tal egoísmo debe su esencia a la oposiciónentre el microcosmos y el macrocosmos,'o también a que la vo-luntad apatezca en todos los seres en sus dos facetas: <<así comocada individuo ve en sí toda la voluntad y toda la.representa-ción los demás sólo le son dados como mera representabión

[...]. Cada uno de nosotros considera su muerte como el findel mundo, mientras mira a los demás como la cosa más bala-dí del mundo> ($ 61). Y as( como hemos dicho, lo que atodo ser vivo le ocupa y le pone en movimiento es Ia lucha

por la üda. Pero con la vida una vez asegurada no hemos he-cho nada aún; necesitamos sacudir Ia carga del hastío, hacerlainsensible, matar el tiempo, es decir, matar el aburrimiento.Precisamente el aburrimiento, junto con el egoísmo, es lo queproduce la sociabilidad del hombre; el Estado nace contra lasdesastrosas consecuencias de los egoísmos individuales que tur-ban el bienestar común y a fin de asegurar ese mismo bienes-tar. Pero Schopenhauer dedicó muchas más páginas a la muer-te, al miedo al vacío que es el aburrimiento, y se convierte en

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la triste melodía que apoya la fenomenología de la vida ética.Por otro lado, las reflexiones sobre la libertad y el carácter

del hombre están estrechamente unidas a la afirmación de queel en sí del mundo es la voluntad. Schopenhauer ataca a lossistemas que consideraron la voluntad como un acto del pen-samiento identificándolo con el juicio; siguiendo tal doctrinael hombre es lo que es a consecuencia de su conocimiento;vendría al mundo como un cero moral, conocería las cosas y

se decidiría a ser de esta o de aquella manera, a conducirse deun modo o de otro, y en ürtud de un nuevo conocimiento po-dría adoptar otra conducta y ser entonces un individuo nuevo;además conocería una cosa como buena y la querría a. conti-nuación. Con estas reflexiones Schopenhauer se dirige a uñácrítica del sistema moral cartesiano. Su. postura es clara: el co-nocimiento no es 1o primero puesto que es la voluntad; sólo es

un instrumento al servicio de su manifestación.La voluntad es

la base del ser del hombre: cada hombre es lo que es por suvoluntad. Por el conocimiento que después adquiere en elcurso de su vida aprende lo que es é1, es decir, llega a conocersu carácter. Por consiguiente, el hombre no puede decidir te-

ner ese u otro c,aÍácteÍ, ni cambiar el que ya tiene; es lo que esde una yez para siempre. En el primer. sistema quiere lo queconoce; en el de Schopenhauer conoce 1o que quiere. Por ellola libertad no consiste en un poder hacer o no hacer, sino enser una persona, un estilo.

El carácter inteligible es la propia constitución metafísicadel hombre, esto es, la voluntad misma. Cabe definirlo, para-fraseando el $ 55, como un acto voluntario extratemporal ypor lo tanto indivisible e invariable, por el cual se halla deter-minado de un modo invariable cuanto hay de esencial ennuestra vida, o sea, su contenido moral. El carácter empírico

no es más que el desarrollo en el tiempo del carácter inteligi-ble extratemporal: todas las acciones del hombre son la mani-festación siempre renovada, y que sólo varía ligeramente en laforma, de su carácter inteligible, y la inducción resultante dela suma de estas acciones es lo que nos da su carácter empí-rico; éste, en cuanto fenómeno del inteligible, es invariable yconsecuente consigo mismo, como todo fenómeno natural.

Junto al carácter inteligible y al carácter empírico hay un

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tercer catácter diferente de ambos, al que rfos referimoscuando decimos que el hombre tiene buen carácter o carecede é1: el carácter adquirido, el cual se obtiene en el curso de lavida por el comercio con el mundo. Para comprenderlo bienhay que tener presente los otros dos caracteres que nos invitana pensar que el hombre siempre es el mismo, y que no nece-sita crearse artificialmente un carácter a fuerza de experienciay de meditación. Por supuesto el hombre siempre permanece

idéntico pero Schopenhauerarguye que a menudo se desco-

noce a sí mismo hasta que ha adquirido cierto grado de auto-conocimiento. El filósofo insiste en que el hombre'gs una Idea<de algún modo>> por Io que le compete inevitablemente unaardua tarea: conocerse a sí mismo, llegar a la <<intuición> de sí

y conseguir, en consecuencia, (sentir> lo que los otros son. Loimportante es constatar que el conocimiento de mí mismo, en

cuanto sea posible, conduce a una filosofía de la reserva yaque, en el fondo, conocerse es emitir resewas sobre unomismo: <<Conocer las propias tendencias y las propias faculta-des de cualquier género que sean, así como los lÍmites que nopueden franquear, es el camino más seguro para llegar a la

mayor satisfacción posible de sl mismo [...]. Cuando hemosllegado a conocer a fondo, de una vez para siempre, nuestrasbuenas y malas cualidades, cuando hemos ordenado nuestravida en consecuencia y hemos renunciado a 1o que para noso-tros es inaccesible, nos libramos seguramente, en cuanto lopermite nuestra propia indiüdualidad, del más amargo de losdolores, del disgusto de nosotros mismos, que es el resultadoinevitable de la ignorancia o de la falsa opinión que tenemosde nosotros y de la presunción que de esto se deriva> ($ 55).

Lo que soy es preciso que lo soporte, y no transformare-mos el esse por mediación del conocimiento; 1o sufriremossencillamente con algo menos de pena. Pero para alcanzareste resultado será preciso que yo intente, por medio de la in-teligencia, hacer la conquista de mí mismo. Esta conquista se

resume en poseer lo que el mundo llama un carácter, que noshace parecer más coherentes de 1o que en verdad somos; se

trata de poseerse, de conocer nuestros límites y fuerzas, y do-sificar lo que tenemos de humano, de comprobar nuestroerror al imaginar poseer todas las cualidades y que nunca ca-

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rccemos de recursos: <Sólo el que llegue a este punto serásiempre en todo, y con plena conliencia, el hombre que es: suyo nunca le hará traición, porque sabrá siempre lo que puedeesperar de él> ($ 55).

Este carácter adquirido nacido de la dolorosa experienciadel mundo va a poseer también una significación metafísica.cuando nos acecha una desgracia lo que nos atormenta es elpensamiento de las circunstancias qué hubieran podido

evi-tarla. Lo que nos calma es considerar todos rds aconteci-mientos como instrumentos de un Destino soberano; en unapalabra, refugiarnos en el fatalismo. pues bien, cuanto mástomamos este calmante, más comprendemos que la voluntades una potencia maligna; el hombre debe saber que está domi-nado por un querer (o un destino) nebuloso y ór"rr.o, de ahíla <medicina mentis>: viajar al interior de nosotro, ,nir*o,para convertirnos en extraños para nosotros mismos. Se tratade una enfermedad metafísica que no se puede curar, sólo sele puede suministrar al hombre un calrnante: esta constataciónconstituye la columna vertebral de la filosofía de la tragedia.

En cada momento del anárisis de la fenomenorogía-de lavida ética, ya trate de reconocer que la vida no tiene flnal, quela historia es un tejido de contrasentidos y de muerte, etá., seanuncia la tragedia. En el viaje interior que nos volverá extra-ños a nosotros mismos encontramos la exacta definición de latragedia: es la escisión de la üda y ra conciencia, cayendo unafuera de oÍa. No hay tragedia más grande que la de tener queconcluir semejante üaje, que no nos quedé más que llegai aser el <espectador impasible> de una vi¿a ¿e h qúe ,o-"oi, upesar nuestro, los actores. Así pues, aceptarse a ií .rrismo ,roes lo mismo que afirmarse; acéptarse eJ consentir en sopor_tarse, en separarse de sí mismo en

tanto en cuanto uno se con-vierte en espectador y no en verdugo. Sobre este fundamentopodrá desplegarse el pesimismo péro no habrá que orvidarnunca que.la tragedia es la melodía mientras que el pesimismono es sino la armonla.

Veamos, a modo de conclusión, la actitud del hombre anteel mundo y aqte sf mismo. Hemos dicho que el mundo, que esvoluntad, cs dolor, contienda, ansiedad, holor que dásáubri_mos tanto en la naturaleza sin conciencia como en el eterno

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j

i

conflicto de la vida ammal, y cuanto más avanzamos hacia larazón más violento es ese dolor. Pues bien, el hombre.intentasuperarlo recurriendo al arte, a la superstición pero inútil-mente. Só1o Io conseguirá por medio de la ascética. Por unlado el hombre no puede negar la voluntad de vivir pues sóloes una concreción fenoménica del <en sí>, de la voluntad uni-versal, que es vida; por ello debe afirmarla o bien por mediodel suicidio, que no soluciona nada pues no supone más queuna renuncia a la vida concreta pero no a la voluntad de vivir,o por medio de su conservación y reproducción sexual:.sondos modos, negativo y positivo, reqpectivamente,-de afirmar lavoluntad de vida. Otra actitud ante la vida como dolor es larestauración de la <<justicia>, con que se reconoce además denuestra persona la de los otros y se supera el egoísmo; tam-bién la <<compasión>, con que sentimos como nuestros los su-frimientos de los otros. Pero ni con el arte ni con la justicia nicon la compasión se logra ahuyentar el dolor, porque todavíano se ha eliminado la misma voluntad, fuente de la desgracia.La única redención consiste en aniquilar la voluntad por me-

dio de la <<ascética>>, mediante la cual nos suprimimos a noso-tros mismos en una voluntad de total indiferencia. Con ello elsujeto humano se anula: el asceta sólo afirma su pertenencia alfondo común de la voluntad; se niega como individuo y niegaa los demás como tales. Todos ellos quedan diluidos en la ho-mogeneidad de un todo, haciendo imperceptible la cualidadentitativa de cada ser. Entonces la voluntad se reduce, una vezsuprimida ascéticamente en el hombre, a <<nada>. Y a¡í,lo quequeda del mundo, de sus dolores y de sus miserias, sólo enapariencia cubierto de felicidad y satisfacciones, no es másque la <<nada>>. La <<nada>> es la última palabra de Schopen-

hauer:<<lo que

quedadespués

de la supiesión total de la vo-luntad no es para todos aquellos a quienes la voluntad animatodavía, sino Ia nada. Pero también es verdad que para aque-Ilos en los cuales la voluntad se ha convertido o suprimido,este mundo tan real, con todos sus soles y nebulosas, no es

tampoco otra cosa más que la nada>> ($ 71).

Madrid, 1988GBurue Muñoz-AroNso Lópaz

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No sería justo cerrar esta introducción sin algunas mencio-es de agradecimiento. y h"y ;;;;; enzar por destacar Iaotaboración en Ia adaptacióá"rd;i; de Inmaculada cór-

.do,bu,Ju9ha seguidop-aro

"puroia traducción hasta su resul_ado finat. Anronio

{isu."r Too;; üiiou se brindó a leeruestro estudio sobre la obra Oé pfritonenLo, ¿rUi.nJo;;;ecérsele observaciones m_uy pertinentes, sobre todo en lo quee refiere a la biblio grafrá. 'Átñ;;,"*pr"ru*os nuesrrogradecimiento a Jorgé pérez o" ir¿"L por su coraboración

;l :il;,rTrreingrara pero, imprer"i"¿iü"

rur"u á"-"n;;;;;;

Ueb-e1 (e vierfache Wurzel des Satzes vom zureichendLn Grunde,

LeVerlag von Felix Meiner, Hamburgo, IgÍi.*monde comnTe volonté et

"o^-,- réprésentatio4 parís, pUF,1978.*

BIBLIOGRAFfA

Presentamos seguidamente una bibliografía de y sobre Schopen_auer' El asterisco r¡.q".".iig;.Ii f;#;=" argunos libro. inJi.á'qu"H,::ffiil,Tj:T"tr; uiuri,g,"i" qi"} p,opio phironenko pre_

1. Obras de Schopenhauer

Srimtliche Werke.*i*1"-r

ersren, von Julius Frauenstádt besorgtenesamrausgabe neu uearueitei ,;;;;;"rgegeben von Arrhurübscher. Erster?undr^ t;;;tf,;;

^riurt"ontnisrehre. F.A.rockhaus, wiesbaden, tgaa.izlá¡iá's"d: Die wert ars wittend vorste'uns' Dritter s,.at-Di"--wrrt ats witte und vorste-lung. Band II. Vierter,B *a,,irlriir"o)u, Noturplrilosophie undar Ethik. I: Ueber den Wilen í;;; Natur. II: Die beidenrundprobteme der Erhik. FJ;ft;ñ;;, parerga und paralipo_

mena. I Band. Sechster Band: f;;;rgo und paralipomena.II Band' siebenter Band: u"lJr'¿¡)lir¡orn" wurzer dis satzesom zureichenden-Grunde (Dissertaiián rSr:j,-ó*i.U,"1r"rellen, Zitate und fremdsp;il";'S;len. Namen und Sac_register. Eberhard-Br""n

á", vl?il!, "w".uuo"n,

1 9 5 0.esammerte Briefe (herausgegeben von-Ártir,r.

Hübscher), Bonn,ouvier, etc., 197g.*

28

.t

i

I

Textes sur Ia vue et su.r res coureurs (introduction, traduction et notespar M. Elie), parís, J. Vrin, 199¿.*Essays from the parerga and paralipomen!_(traslated by T. Bailey

-, -S:uod".Tr),Londres,George Aüén and Uiwin I-t¿., f'qii.--*

r ne Essential Schopenhauer,(A Selection from Religion, Art of Li_terature, Studies in pessimism,

Human Nature,

"ert

of ó*tro_versy), Londres, Unwin Books (George Ailán and ú"*io¡,7962.*

El mundo como voruntad y representación (traducido del alemán nortrduardo Ovejero y Mauri), Madrid, M. aguitu,"li.r,'l'srzt.contiene ros compremenTos y ra brftica "¿" ti ru^áia'm"-tiana.)*

EI mundo como voluntad y representacidn (introducción de E. Frie_drich Sauer. Traducción del alemán ie B¿uarJ" ó"e,*á yMauri), México, porrúa, 19g3. (Sólo contiene el texto ¿"i" o¡_mera edición, sin suplementos ni la <crítica ¿" u ruosoriul-a.r-tianar.)*

Obras (traducción de E. Ovejero y Mauri, y E. González Blanco),

Buenos Aires, El Ateneo, tgjg. Vol.'Il. La "uaar:upTlroa-ártrincipio de razón suficiente. El mundo como ,olunlaa y ,ipi"_sentación. Crítica a Ia filosofla de Kant. Vol. II: U munáo i|oi,voluntad y representaciln

lTendices y anexos. Eudemonología(extracto de parerga y paralipomena\,i

Antologúa-.(introducción, traducción y notas de A.L RábadeObradó), Barcelona, península, 19gtí (en prensa).*

De la cuddruple raíz der.principio de razin ti¡uitoL (traducción yprólogo de Leopoldo-Eulogio palacios), Madid, G;;á;r,1991.*

Los dos problemas fundamentares de ra ética (traducción del alemány ¡¡9togo por Vicente Romano García), üu"no, Air";; ;g.;1";,7971, (2.^). Vol. I: Sobre Ia libertad dá h volunta¿ iot.'n- Étfundamento de la moral.*Sobre Ia libertad humana.(traducción del alemán por E. Imaz), Ma_drid, Revista de Occidénte,7934.*

Sobre la voluntad en la.n-aturaleza (traducción de Miguel de Una-Tu.no), Madrid, Biblioteca de Filosofia y So"i"ofogíu, 1d¡J9

. (reimpr. Madrid, Alianza, IggZ).* / ------o^-' lvv'Arte (3121? yiy¡f (traducción ¿e É.C.g. prólogo de Dotores Cas_trillo Mirat), Madrid, Edaf, 19g3.*

 

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1984.*

2. Lecturas complementarias sobre la obra de Schopenhauer

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ta muerte v otros ";";(;;¿ite" 9! ag*,'am waisman' Traduc-

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1984.*

2. Lecturas complementariassobre la obra de Schopenhauer

Arrrlpo LÉvr-VaLrNsr, E''-L9¡

níuenw de l'étre' La co¡nnaissance et- -"'ii

^ot,París, PUF, 1962'*

Avr¡'Cnesro, R., 'M;;;l;icay arte: El.problema de la intuición

en Schopenh u'""','"lili'itit del Semiiario de Metafísica'XlX'

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OTRAS OBRAS DE A. PHILONENKO

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Essai sur la Philosophie de la Guerre, París, J. Yrín, '1976.

La liberté humaine dans la philosophie de Fichte, París, J. Vrin,1966.

Théorie et praxis dans la pensée morale et politique de Kant et deFichte en 1793, París, J. Yún,1976 (2.^).Kant, E., Qu'est-ce que s'orienter dans la pensée? (traduction, com-

mentaire et notes. Préface de F. Alquié), París, J. Vrin, 1978(4.^).

-,Critique de la faculté de juger (traduction), París, J. Yrin, 1979

(4.").

-,Réflexions sur l'éducation (traductio¡, commentaire et notes),

París, J. Vrin, 1980 (3.").

-,<I€ttre á Marcus Herz du 21 février 1772>>, en La Dissertationde 1770 (traduction, introduction et notes), París, J. Yñn, L967 .

'-,

Fondement de la métaphysique des moeurs, París, J. Vrin, 1980.

-,Métaphysique des inoeurs; premiére partie: <<Doctrine du droit>>

(introduction et traduction. Préface de M. Villey), París, J. Vrin,

-,tf;;8;?riq*d* moeurs: deuxiéme partie: <<Doctrine de la

vertu>> (introduction et traduction), 1968.uÉtude leibnizienne. La loi de continuité et la principe des indiscer-

nables>>, en Revue de Métaphysique et de Morale, París, ArmandColin, 1968.

<<Autour de Jaurés et de Fichte>>, en Mélanges offerts d R. Lauth,Fromann, J,979.

<L'idée de piogrés-chez Kant>>, en Revue de Métaphysique et de Mo'rale, París, Armand Colin, 1975.

La théorie kantienne de l'histoire; París, J. Vrin, 1986.

L'oeuvre de Fichte, París, J. Vrin, 1984.É tudis kaitunnrr, Purr",' J. Y rin, 1.982.Iean-lacques Rousseau et la pensée du malheur, París, J' Vrin, l-984.

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