la esencia del jardin: leandro silva

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L e a ndro S i lv a U n buen jardín contemporáneo deberí a servir para tener, si no una condensación del U niverso, por lo menos tu mata de perejil o menta, un poco de sombra, un banco para leer, el sonido de una fuente, el perfume de un jazminero... con esto ya se puede sobrevivir.

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Un buen jardín contemporáneo debería servir para tener, si no una condensación del Universo, por lo menos tu mata de perejil o menta, un pocode sombra, un banco para leer, el sonido de una fuente, el perfume de un jazminero... con esto ya se puede sobrevivir

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L eandroS ilva

“ U n buen jardín contemporáneo debería servir para tener, si no una condensación del U niverso, por lo menos tu mata de perejil o menta, un poco de sombra, un banco para leer, el sonido de una fuente, el perfume de un jazminero... con esto ya se puede sobrevivir”.

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“Hace algo más de treinta y dos años, me encontraba frente a Burle Marx en su estudio del barrio de Leme en Rio de Janeiro. Había

viajado a Brasil con motivo de la Bienal de San Pablo para la que fuí seleccionado entre otros artistas uruguayos.

El viaje, además, tenia un motivo que le otorgaba secreta importancia: conocer personalmente al gran paisajista brasileño, encontrar quizás en

él la referencia para mi incipiente vocación de paisajista.En ese invierno de 1955, frecuenté el estudio de Burle Marx y su pro-

digioso vivero en el Sitio de Santo Antonio da Bica. Conocí sus colecciones de aráceas, su fervorosa pasión por la flora

brasileña, su personalidad de pintor y de fino dibujante.Regresé al Uruguay.

Mi vocación por la pintura se fortaleció. Había descubierto en la jardinería un ámbito amplio y sugestivo con el

cual me sentí definitivamente comprometido. Así fué como empecé a recorrerlo.”

Leandro Silva

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L eandro S ilva (1930-2000) nació en Salto, Uruguay. En Salto pasó su infancia rodedo de pequeños jardines, por lo que este mundo que encierra cualquier jardín siempre le resultó familiar. Allí construirá su primer jardín y proclamará su vocación:

“Desde que hice mi primer jardín en Salto, en 1955 comencé a convivir ininterrumpidamente con la obsesión de dedicarme a la tarea de ordenar y reinventar mi entorno, allí donde me encuentre”.

En 1952 ingresa en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República de Montevideo. Su gran afición a la pintura le permite participar en 1955 en la III Bienal de São Paulo como representante de su país, y será con esta ocasión que iniciará su amistad con el gran paisajista brasileño Roberto Burle Marx, personaje clave en su orientación hacia la disciplina del paisajismo. Esta orientación le llevará, a su vuelta a Uruguay, a colaborar en la creación de una sección de Jardinería y Paisajismo en la Facultad de Arquitectura.En 1959 viaja a Estados Unidos y posteriormente a Europa contactando con diferentes centros de enseñanza del Paisajismo.Instalado temporalmente en París, estudia en la Escuela Superior de Bellas Artes y desde 1962 en la Escuela de Paisaje de Versalles, de la que posteriormente será profe-sor de la asignatura de Proyectos entre los años 1966 y 1968. Durante esta época trabaja en el Servicio Técnico del Ayuntamiento de París, realizando el proyecto de Vallée Feurie en el Parque Floral de Bois de Vincennes, colaborando al mismo tiempo con distintos paisajistas como R. Joffet, J. Sgard y M. Viollet.En 1969 se traslada a vivir definitivamente a España, a donde había viajado con anterio-ridad y en donde había conocido y admirado los jardines hispanoárabes, que ejercerán una enorme influencia sobre su obra.Desde entonces desarrollará su actividad profesional como paisajista en una gran varie-dad de proyectos tanto para entidades públicas como privadas. Entre los años 1973 y 1976 da clases de Historia de los Jardines, de Proyectos y de Jar-dinería y Paisajismo en la Escuela de Paisajismo y Jardinería CAstillo de Batres.Ejercerá la actividad docente en distintas instituciones hasta el final de sus días, espe-cialmente en los cursos y seminarios que organiza en su casa de Segovia.Simultáneamente a su actividad como paisajista, Leandro Silva continúa ejerciendo durante toda su vida como artista plástico, centrado especialmente en la pintura y el grabado, en esa dualidad expresiva del mundo del arte.

“Desde el ejercicio dinámico y biológico del jardín y del paisaje, he sentido la necesidad de expre-sarme regularmente desde la pintura. Esto se podrá explicar de muchas maneras, pero lo que es seguro es que este gesto me ha permitido recuperar la escala justa de ls superficies sobre las que trabajo, en función de mis obras, determinando la técnica que deseo utilizar (a menudo la acu-

arela) y seleccionando exactamente los materiales (el tipo de papel por ejemplo) para adecuarlo a una determinada forma de expresión en un momento dado. Este proceso es inimaginable si se

tratara de la creación de kun jrdín o de la invención de un paisaje... La experiencia como paisa-jista me ha permitido acercarme a la pintura liberado de la necesidad de explorar otros contextos

y otros itinerarios ya recorridos.”

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BURLE MARX.

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BURLE MARX. JARDIN SANTA BARBARA, CALIFORNIA. 1948

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“No es como arquitecto ni como jardinero, sino siendo poeta y pintor como hay que componer los paisajes, para interesar a la vez al ojo y al espíritu.” René de Girardin.

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BURLE MARX. JARDIN FAZENDA VARGEM GRANDE, SÃO PAULO. 1979

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GRABADOS Y ACUARELAS

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BURLE MARX. PRAÇA DO MINISTERIO. BRASILIA. 1970

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L as influencias

Será su primera influencia y la que le acompañará siempre, la memoria de su lugar natal en donde vivió el contacto cotidiano con los jardines y la vegetación. Como nos cuenta J. A. Gomez Municio en su obra El universo en el jardín, paisaje y arte en la obra de Leandro Silva, “llegó a decir incluso, que a partir de los dieciocho años todo lo que hizo fué limitarse a materializar progresivamente mis sueños y mi conocimiento, poniendo en orden ese bagaje ya existente.”Ese bagaje incluía sobre todo su hábito de mirar. Una mirada que ve mucho más allá de lo estrictamente inmediato: las formas del terreno, la vegetación, los cambios de luz, el color, el sonido, el paso del tiempo, verá tambien el paisaje como la historia humana que lo ha generado y la que está por venir. Mirará pro-fundamente.La figura de Roberto Burle Marx será fundamental para Leandro Silva, no podemos olvidar la influencia que este paisajista tuvo ya en la elección de su vocación, que va a manifestarse sobre todo en sus primeras obras y que se conso-lidará en una buena amistad. La afición a la pintura de ambos, y el diálogo con el que entrelazan sus obras, será un punto más de encuentro.Ambos paisajistas crearán su propio jardín, en el que se recrean, y donde experi-mentan el profundo conocimiento de la botánica, en especial de la vegetación autóctona, y al uso adecuado de los elementos vegetales, entendidos estos como la materia prima fundamental del paisajismo en todos los aspectos, tanto formales como anturales. En la obra de ambos paisajistas encontraremos tambien el agua como elemento estructurador del paisaje. Bien es verdad que su modo de expre-sion formal, en lo que al agua se refiere, discurrirá por caminos muy distintos, no en vano han desarrollado sus obras fundamentalmente en contextos tan alejados y diferentes como lo son Brasil y España.Leandro Silva conocerá bien la arquitectura de Luis Barragán, la pintura de Torres García, además de otros destacados artistas de su época, y admirará a Frank Lloyd Wright.En Europa estudiará en directo la obra de Le Nôtre, los grandes parques históri-cos con su orden su rigurosa geometría. Pero será España, y especialmente Andalucía, en donde se reencuentra con los jazmines, los naranjos, las rosas y los geranios, la que le devuelva los recuerdos de su Uruguay natal. En ellos encon-trará el eslabón crucial de la cadena que, iniciada en la cultura persa, llegará a España con los árabes, y España trasladará a América: las plantas con las que ha convivido durante su infancia y que , de algún modo, va a recrear en su jardín de El Romeral de San Marcos. Él mismo nos describe aquel jardín de su infancia entre cuyas lineas hoy podemos adivinar su propio jardín segoviano:

“Un jardín con mucho de selva, mas o menos desordenada, con vestigio e trazado de jardín, que tenía realmente todo el misterio de lo abandonado y actuó como fuente mágica de impresiones y sensaciones, de misterio e inspiración”.

Leandro Silva se interesará tambien por la jardinería oriental y el sentido sagrado de la naturaleza, sus lentos recorridos y su carácter contemplativo.

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BURLE MARX.

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S u entender el paisaje

Nos ayuda a comprender su sentido del paisaje una lectura que establezca las diferencias que existen entre la obra de Roberto Burle Marx y la de Leandro Silva, ya que, a pesar de las coinci-dencias referidas anteriormente respecto a su misma cualidad pintores/paisajistas, la manera de relacionar pintura y obra expresa distintos modos de entender un jardín.La pintura de Burle Marx, que para muchos de los estudiosos de su obra tiene una relacion directa con la creación de sus jardines, refleja en sus lienzos superficies planas de colores intensos, bien definidos, nítidos, que despues va a trasladar directamente a la composición de sus jardines como si de un inmenso lienzo se tratara, mediante la sabia utilización de sus conocimientos de botánica, conocimientos por los que es universalmente reconocido.Sin embargo, la pintura de Leandro Silva podríamos calificarla de “volumétrica”, es espacial, en ella los árboles y las plantas se levantan, respiran y se mueven, llevan dentro de sí el espíritu vivo de sus jardines.

“Entre la visión idealizada de un espacio para ser vivido y la idealización de un espacio a través de una super-ficie pictórica, no hay grandes diferencias.” (L.S.)

El espacio para ser vivido será su objetivo, al que se encaminará todo su bagage cultural. Este sentido del espacio está vinculado sin duda a su formación como arquitecto, no en vano la especi-ficidad de la arquitectura es crear espacios para ser habitados. El paisajista, el arquitecto paisajista, crea espacios para ser habitados incorporando a los materiales constructivos materiales vivos: las plantas. En su arquitectura del paisaje sus límites no serán los muros y la cubierta, sus límites serán la tierra y el cielo.Leandro Silva desarrollará su obra a partir de un mirar profundo, para comprender el lugar en su estado original y a partir de ahí construir su idea. Esta construcción del lugar seguirá por distintos caminos: muros, terrazas, lomas... y entre ellos la vegetación, el elemento de identificación con los jardines hispanoárabes. Es muy interesante esta identificación en su obra porque no parte de una voluntad formal, sino del reconocimiento de la sabiduría con que estos jardines se adecuan a las condiciones climáticas y topográficas de las zonas donde él trabajó. La capacidad evidente del agua como elemento de irrigación y de frescor en los espacios ajardinados es tal, que al final determinan su carácter y su belleza: la belleza de lo eficaz.Resulta fundamental para entender su modo de trabajar el paisaje, el ver como utiliza la vege-tación, que tambien tendrá mucho que ver con su mirada profunda: su capacidad para observar qué plantas se desarrollan plenamente en su entorno inmediato. Con esas plantas creará la base de su jardinería, aunque no renunciará tampoco a experimentar otras polibilidades, tentación a la que siempre es dificil resistirse. Su jardín de El Romeral de San Marcos será su campo de inves-tigación más importante y que le proporcionará muchas alegrías.La escala de sus trabajos será muy variada, pero su modo de actuar recorrerá los mismos caminos. No serán caminos que le lleven a las mismas soluciones formales, le llevarán a crear siempre eso que los sabios del feng shui buscan para el habitar de los vivos y los muertos: el “buen lugar”, en donde el espíritu del hombre se integre en la naturaleza.

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CENTRO TURISTICO DEPORTIVO, MURCIA. 1971

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“... el modelado del suelo debería constituir la esencia de la estructura del jardín, y debería proponerse antes de cualquier elemento...

Arboles y arbustos, macizos de flores vendrán a “comentar” o simplemente acentuar lo propuesto anteriormente por el movimiento de tierras...”

CITÉ DU PORT, ISLA REUNION. LEANDRO SILVA, ROBERTO BURLE MARX Y MICHEL VIOLLET. 1969

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CENTRO TURISTICO DEPORTIVO, MURCIA. 1971

“Es muy diferente analzar el paisaje con la palabra o la discusión mas encendida que con el lápiz y el papel, dibujando los elementos esenciales: no se trata de hacer un dibujo bonito sino de llegar a captar las lineas fundamentales. Siempre será mejor dibujar pacientemente ante el paisaje que

conversar brillantemente sobre él.”

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CITÉ DU PORT, ISLA REUNION. LEANDRO SILVA, ROBERTO BURLE MARX Y MICHEL VIOLLET. 1969

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1973

“El conocimiento de las coordenadas fundamentales de un paisaje y las líneas de fuerza que se pueden percibir desde un primer contacto nos permiten acercarnos a su carácter global antes de comenzar la lectura de su contenido de manera rigurosa , detallada y

profunda”

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CITÉ DU PORT, ISLA REUNION. LEANDRO SILVA, ROBERTO BURLE MARX Y MICHEL VIOLLET. 1969

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CITÉ DU PORT, ISLA REUNION. LEANDRO SILVA, ROBERTO BURLE MARX Y MICHEL VIOLLET. 1969

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JARDIN DEL PALACIO IMPERIAL. TOKIO

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1980

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JARDIN VIVIENDA UNIFAMILIAR EN LA CALLE SERRANO. MADRID

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RESTAURACION DEL REAL JARDIN BOTANICO, MADRID. 1977

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RESTAURACION DEL REAL JARDIN BOTANICO, MADRID. 1977

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RESTAURACION DEL REAL JARDIN BOTANICO, MADRID. 1977

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JARDINES FUNDACION MARCH, CALA RATJADA, MALLORCA. 1983

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RESTAURACION DEL REAL JARDIN BOTANICO, MADRID. 1977

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JARDINES DE LA FINCA SANTA MARIA DE LAS NIEVES, TOLEDO. 1985

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PATIO DE LOS ARRAYANES, ALHAMBRA DE GRANADA

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LUIS BARRAGAN. CAPILLA Y RESTAURACION DE CONVENTO EN TIALPAN, MEXICO DF 1955

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JARDIN ESPAÑOL DEL DESCUBRIMIENTO, SALTO, URUGUAY. 1985

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“El jardin está intimamente ligado con lo efímero, con lo dinámico, lo que impone a su creador un alto grado de humildad...

Debemos hacernos a la idea de que la creación de un jardín continúa indefinidamente... admitir la noción del tiempo como protagonista...”

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JARDINES DE TORRE PICASSO, MADRID. 1989

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“...se trata de responder con el máximo de rigor, de eficacia y de sensibilidad a las condiciones propuestas por el medio en el que

estamos trabajando...”

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“No hay revista del mundo que pueda proporcionar los elementos, los instrumentos de actuación que propor-ciona una silla bien plantada en el paisaje... lo más importante es sentarnos en una silla y mirar alrededor”.