la era de las manufacturas (maxine berg)

11
LA ERA DE LAS MANUFACTURAS 1700-1 820 Maxine Berg. Ed. Crítica. Barcelona, 1987. Los avances de los últimos años en la historia económica y, en particular, los resultados obtenidos por los historiadores de la transición al capitalismo, hacían necesaria una síntesis que revisase los viejos modelos de "revolución industkl" que se mantienen. Este libro es el resultado, para el caso británico, de esa deman- da. Frente a la imagen de la 'Ifábnca" y el "vapor"como elementos diferenciado- res de lo industrial, Maxine Berg insiste en la importancia de los pequeños talleres y de los cambios en la organización del trabajo que en ellos se produjeron, así co- mo de las transformaciones tecnológicas ("herramientas y pequeñas máquinas'? y de los trabajadores y sus habilidades manuales. De esta forma abre el campo de lo que debe considerarse en el siglo XVIII como industria, ampliándolo de tal ma- nera que da cabida a nuevas interpretaciones. Desde esta perspectiva Maxine Berg pone en duda, y es una de las aportacio- nes más interesantes del libro, que la organización del proceso de producción en grandes fábricas y las transformaciones tecnológicas que significaron la aplicación industrial del vapor fuesen los principales impulsores del crecimiento de la econo- mía británica durante la iiarnada Revolución Industrial. La obra, como la propia autora advierte, se centra en las cuestiones de cambio tecnológico y en las formas de organización industrial. Los modelos de manufac- tura (utilizado sobre todo para el estudio de los grandes talleres donde la división del trabajo era ya una realidad) y protoindustrialización (para la manufactura tex- til de las zonas rurales donde tuvo aplicación el sistema de putting out) son anali- zados y completados, a su vez, por otras formas alternativas que solían quedar al margen o subvaloradas en la mayoría de los estudios sobre el proceso industriali- zador. Esta amplia gama de formas de organización eran, según la autora, el resul- tado de unas necesidades, variables de una a otra región, de adaptación a la mano de obra y a los valores sociales. Sólo la consideración y el estudio de todos estos factores y formas industriales permite a la autora ver, con mayor precisión, el pro- ceso de crecimiento de la economía británica durante el XVIII, y poner de relieve la importancia de las mujeres y los niños (excesivamente subestimada hasta el pre- sente) en la Revolución Industrial. En este sentido, las páginas dedicadas al trabajo de las mujeres resultan de especial interés tanto en aquellos aspectos que evidencian su papel en el proceso productivo, como la relación existente entre la actividad de éstas y la institución de la familia. El libro consta de dos partes. Si en la primera se analiza el crecimiento de la industria y sus repercusiones en el plano social y económico, la segunda parte in-

Upload: davidserr

Post on 11-Aug-2015

96 views

Category:

Documents


2 download

TRANSCRIPT

Page 1: La Era de Las Manufacturas (Maxine Berg)

LA ERA DE LAS MANUFACTURAS 1700-1 820 Maxine Berg. Ed. Crítica. Barcelona, 1987.

Los avances de los últimos años en la historia económica y, en particular, los resultados obtenidos por los historiadores de la transición al capitalismo, hacían necesaria una síntesis que revisase los viejos modelos de "revolución industkl" que se mantienen. Este libro es el resultado, para el caso británico, de esa deman- da. Frente a la imagen de la 'Ifábnca" y el "vapor"como elementos diferenciado- res de lo industrial, Maxine Berg insiste en la importancia de los pequeños talleres y de los cambios en la organización del trabajo que en ellos se produjeron, así co- mo de las transformaciones tecnológicas ("herramientas y pequeñas máquinas'? y de los trabajadores y sus habilidades manuales. De esta forma abre el campo de lo que debe considerarse en el siglo XVIII como industria, ampliándolo de tal ma- nera que da cabida a nuevas interpretaciones.

Desde esta perspectiva Maxine Berg pone en duda, y es una de las aportacio- nes más interesantes del libro, que la organización del proceso de producción en grandes fábricas y las transformaciones tecnológicas que significaron la aplicación industrial del vapor fuesen los principales impulsores del crecimiento de la econo- mía británica durante la iiarnada Revolución Industrial.

La obra, como la propia autora advierte, se centra en las cuestiones de cambio tecnológico y en las formas de organización industrial. Los modelos de manufac- tura (utilizado sobre todo para el estudio de los grandes talleres donde la división del trabajo era ya una realidad) y protoindustrialización (para la manufactura tex- til de las zonas rurales donde tuvo aplicación el sistema de putting out) son anali- zados y completados, a su vez, por otras formas alternativas que solían quedar al margen o subvaloradas en la mayoría de los estudios sobre el proceso industriali- zador. Esta amplia gama de formas de organización eran, según la autora, el resul- tado de unas necesidades, variables de una a otra región, de adaptación a la mano de obra y a los valores sociales. Sólo la consideración y el estudio de todos estos factores y formas industriales permite a la autora ver, con mayor precisión, el pro- ceso de crecimiento de la economía británica durante el XVIII, y poner de relieve la importancia de las mujeres y los niños (excesivamente subestimada hasta el pre- sente) en la Revolución Industrial. En este sentido, las páginas dedicadas al trabajo de las mujeres resultan de especial interés tanto en aquellos aspectos que evidencian su papel en el proceso productivo, como la relación existente entre la actividad de éstas y la institución de la familia.

El libro consta de dos partes. Si en la primera se analiza el crecimiento de la industria y sus repercusiones en el plano social y económico, la segunda parte in-

Page 2: La Era de Las Manufacturas (Maxine Berg)

siste en los aspectos tecnológicos y repasa algunas industrias concretas de particu- lar importancia en el momento. Con el estudio de esas industrias textiles y meta- lúrgicas quedan argumentadas en la práctica las hipótesis más importantes que apunta en la primera parte de la obra. Se analizan diversas estructuras manufactu- reras con especial detenimiento en las particularidades regionales para desmitificar el papel de las tecnologías en el desarrollo industrial: "...eran la competitividad y las presiones capitalistas, y no la tecnología propiamente dicha, los factores que explican las nuevas formas de organización del trabajo hacia las cuales se evolucio- nó a finales del siglo XVIII. Algunas de las antiguas modalidades de la organiza- ción del trabajo evolucionaron hacia el sistema febril; otras no lo hicieron jamás. Por el contrario, desarrollaron sus propias formas válidas de competitividad, o se adentraron en la crisis industrial. El desarrollo tecnológico, por su parte, no tuvo gran cosa que ver con e2 desenlace. Muchas de las nuevas técnicas desarrolladas en la última mitad del siglo XVIII podrían haber sido adoptadas por diversos sistemas de organización del trabajo, pero algunas sólo lo h e r o n por uno de ellos. " Lo que explicaría el éxito y la rentabilidad de cada industria sería la combinación de di- versos factores tales como intensificación y reorganización; y las tecnologías se- rían tan sólo el resultado de la adaptación a esa combinación.

El libro, en síntesis, apunta a cuatro grandes conclusiones que la propia auto- ra resalta, a saber: el crecimiento industrial se produjo durante la totalidad del si- glo XVIII; el cambio tecnológico (mecánicas o manuales) fue temprano y se exten- dió por toda la industria; la importancia y la variedad de formas de organización de trabajo industrial; y la "repercusión variable del cambio tecnológico e industrial en la división del trabajo, las habilidades, el empleo y las regiones':

BRAULIO L ~ P E Z AYALA

Page 3: La Era de Las Manufacturas (Maxine Berg)

EL MUNDO QUE HEMOS PERDIDO, EXPLORADO DE NUEVO Peter Laslett. Madrid, Alianza Universidad, 1987.322 págs.

Intentar hacer un análisis de la estructura social (preferentemente inglesa) an- terior a la revolución industrial se presenta como algo difícil de hacer compatible con las limitaciones qug impone un libro de trescientas páginas. Pese al inagotable esfuerzo del autor por condensar la sociedad del mundo que hemos perdido en un libro, es evidente que ha chocado con problemas de abarcabilidad. Ello hace que el resultado se muestre algo irregular, abrumadoramente exhaustivo en algunos mo- mentos y "deslizante" en otros. El libro de Laslett constata, por otra parte, la inexorable crueldad del tiempo. A pesar de estar reescrito en muchas de sus partes y contar con 15000 palabras más -según el autor- de las que tenía El mundo que hemos perdido en 1965, algunos de sus temas merecían una revisión que impreg- nara de actualidad lo escrito hace veinte años intentando buscar otros puntos de análisis que no pasaran por la monolítica visión de la sociedad inglesa.

Es necesario reconocer a Laslett (que ha contado con el apoyo y la colabora- ción del "Grupo de Cambridge para la historia de la Población y la estructura so- cial") su voluntad de poner solución a la vaguedad y falta de rigor en el que ha permanecido el estudio de la sociedad preindustrial. En el libro parece haber queri- do sintetizar las bases de lo que él denomina "historia sociológica" o "historia de la estructura social". Quizás solamente merece objetar la fijación del autor por la contrastación de sociedades (especialmente en el tiempo) que a veces puede juz- garse como innecesaria e inadecuada; sin embargo nos parece totalmente aprove- chable su idea de buscar ayudas en otras ciencias auxiliares para enriquecer sus teorías.

En muchos de los capítulos el historiador inglés destaca que "ese mundo que hemos perdido" es un autkntico desconocido y que se halla embadurnado de fal- sos tópicos tras los cuales se encuentra una realidad diferente. El tema de la nup- cialidad o de la mortalidad infantil son un claro botón de muestra. El estudio de Laslett llega a la conclusión de que la edad del matrimonio del mundo que hemos perdido no difería en exceso del mundo en el que nos encontramos, afirmación que podía considerarse herética en tiempos anteriores. También pide cordura y moderación a la hora de hablar de la alta mortalidad infantil pues todavía deben hacerse matizaciones al tema.

Muy interesantes se muestran los párrafos donde se abandona el complicado estudio del entramado social para intentar descubrir aspectos de la vida cotidiana de los hombres que vivieron en el mundo preindustrial: el alcohol y sus circunstan-

Page 4: La Era de Las Manufacturas (Maxine Berg)

cias, el papel de la mujer en la vida diaria, la moral sexual, el sacerdote y sus in- fluencias, el infanticidio y el suicidio ...

Laslett no puede resistir caer en la seducción de hacer reflexiones sobre la re- volución inglesa y pese a reconocer lo tedioso del debate (con ataques a Hill in- cluidos) no aporta ninguna alegría que no pase de poner en duda el término de re- volución.

Pese al interés que se pudiera desprender del capítulo 6 ( jse morían realmen- te de hambre los campesinos?) lo que surge de su lectura es una incógnita huevo- gallina sobre si el causante de la muerte fue el hambre o las enfermedades y malas condiciones de vida. Además, lanza una velada crítica a los historiadores que pre- fieren analizar las revueltas que generan las crisis de subsistencia antes que centrar- se en las causas de dichas crisis.

Si cuando un lector se enfrenta a un libro lo que busca es el trinomio informa- ción, opinión e innovación, se puede decir que El mundo que hemos perdido, ex- plorado de nuevo sería un libro exhaustivo en cuanto a la información, discontí- nuo en cuanto a la opinión y discutible en cuanto a su innovación.

JORGE DE LA TORRE DIAZ

Page 5: La Era de Las Manufacturas (Maxine Berg)

NACIMIENTO Y DESARROLLO DE LA TOLERANCIA EN LA EUROPA MODERNA Henry Kamen. Alianza Editorial, 1987.253 págs. Traductor: Maria José del Rio.

Hace ya algo más de veinte años que Henry Kamen realizara la redacción pri- mitiva de su The Rise of toleration, obra que al fin hoy se hace accesible al públi- co español gracias a su traducción y publicación por Alianza Editorial.

Entendiendo la tolerancia como "concesión de libertad a quienes disienten en materia de religión", el historiador inglés se propone el análisis del proceso históri- co que ha conducido finalmente a su logro en la sociedad europea, advirtiendo ya de buen principio que tal trayectoria ha estado marcada por frecuentes avances y retrocesos que hacen pensar más en un desarrollo cíclico que lineal.

Si bien el nacimiento de la tolerancia moderna tiene una clara cita con el Hu- manismo renacentista en tanto en cuarito "nacimiento de una actitud nueva y más liberal hacia la religión ", las primeras páginas del libro se encuentran dedicadas al análisis de los antecedentes, marcando ya de forma clara el eje conductor de la obra en el examen del binomio de las relaciones entre religión y Estado a lo largo de los tiempos. Así, el salto cualitativo transcendental entre las primitivas comuni- dades cristianas y la Iglesia como institución aliada al poder civil tendrá lugar bajo el mandato de Constantino, cuando éste en el año 313 d. de J.C. convirtiera a la religión cristiana en la oficial del Imperio. Si hasta entonces el gobierno secular y la religión se encontraban separados en sus respectivas esferas de acción, es a partir de esos instantes cuando la Iglesia tiende a convertirse en una fuerza social clara- mente conservadora que termina aceptando, frente a su primitivo espíritu de tole- rancia y pacifismo, la persecución oficial respecto a otras sectas, como en el caso de arrianistas o donatistas. Esta política de alianza entre Iglesia y Estado perdurará durante toda la Edad Media en la medida en que la primera garantiza al poder se- cular el sometimiento resignado de la población, mientras que aquel la erradica- ción de la heterodoxia religiosa allí donde se produzca. Nace así la sociedad teo- crática medieval en donde el problema de la tolerancia deviene en un problema político. Toda argumentación en favor de una separación Iglesia/Estado supone poner en peligro la propia estructura de la sociedad, no siendo pues de extrariar que en gran parte de los movimientos heréticos que encontramos en los últimos tiempos del Medievo se encuentren claros indicios de descontento social a los que la teología heterodoxa sime de vehículo de protesta (John Wycliffe en Inglaterra o Juan Huss entre las comunidades checas).

El Humanismo renacentista y posteriormente la Reforma, en su inicio, reco- gieron la bandera de la separación entre el poder secular y el catolicismo institu- cional en un intento por alcanzar la separación entre Iglesia y Estado. Es aquí

Page 6: La Era de Las Manufacturas (Maxine Berg)

(capit. 11), donde Kamen dedica su atención al examen de las respuestas que las principales figuras del humanismo renacentista europeo ofrecieron frente al pro- blema de la tolerancia religiosa. Los escritos de Erasmo; Moro, Lutero o de los re- formadores suizos como Zuinglio, Farel o Calvino si bien manifiestan una actitud de benevolencia y respeto en un plano estrictamente religioso, se truncan, al me- nos entre los últimos, en una actitud conservadora en lo social azuzada por el pe- ligro social que se hizo presente en sus conciencias tras la guerra de los campesinos alemanes encabezados por Müntzer hacia 1525 (movimiento al que el autor dedica especial atención en el capit. V). Si bien tanto católicos como protestantes se aprestaron en igual medida al establecimiento de medidas represivas contra cual- quier movimiento que pusiera en cuestionamiento el "statu quo" social, es ilustra- tiva esta marcha atrás dada por las principales figuras de la Reforma al comprobar los peligros inherentes de llevar hasta el final los principios fundamentalistas por ellos esbozados (de la igualdad de los hombres en la lectura de las Escrituras podía derivarse una peligrosa igualdad de los hombres en el terreno puramente social). Tal retroceso por parte de la Reforma se encuentra asociada, a su vez, al afirma- miento progresivo de ésta como religión oficial de los Estados en que se impone, convirtiéndose en intolerante respecto a las restantes sectas que surgen en su seno, como en el caso de los anabaptistas, y que se verán espoleadas a recoger el viejo signo de la separación entre Iglesias y Estado como símbolo de su propia supervi- vencia.

Los restantes capítulos de la obra tratan de ofrecernos una visión de conjunto del panorama europeo a lo largo de la Edad Moderna. En el capítulo IV se analiza el propio desarrollo de la Reforma y su relación con el mundo católico. Años ini- ciales en que todavía se cree, alentado por un espíritu erasmista, en la posibilidad de una reconciliación de la cristiandad europea, esperanza finalmente truncada en la celebración del concilio tridentino que dejaría abierto el foso para los enfrenta- mientos religiosos por la vía militar de la siguiente etapa y cuya resolución no se alcanzaría hasta casi un siglo después con el final de la Guerra de los Treinta Años. El análisis individualizado por países muestra el conflicto religioso que vive Fran- cia durante la segunda mitad del XVI o la lucha nacionalista en los Países Bajos (capit. VI), enfrentándose en ambos casos catóiicos contra protestantes y mostran- do a la vez, las dificultades por las que atraviesa la Iglesia dentro de un Estado en incremento de su control sobre la sociedad. Resulta de especial interés el capítulo que Henry Kamen dedica a nuestro país (capit. VII). Tras cuestionar el mito de la tradicional "leyenda negra" que pesa sobre este periodo de la historia española, apunta en su favor el bagaje de la convivencia medieval sobre un mismo suelo de tres culturas que preparó el camino para que en el caso español la herejía adoptara el tono de "disidencia cultural" y no política como en el caso francés o en los Países Bajos. La actitud de intolerancia presente en algunos personajes destacados como el Duque de Alba en su actuación en los Países Bajos no fue, a juicio del historiador inglés, postura mayoritaria entre sus contemporáneos como da fe de ello testimonios de Requesens, D. Juan de Austria, Alonso de Virues, Alfonso de Castro o Furió. En ello se entreve una controversia presente en la España de aque- lios tiempos entre los que predicaban una política de sangre frente a los que pro- ponían la táctica del convencimiento. En Inglaterra (capit. VIII), la represión de la comunidad católica por la anglicana encontró un cierto grado de suavización por la incidencia favorable que movimientos como los "levellers" o "diggers" repre-

Page 7: La Era de Las Manufacturas (Maxine Berg)

sentaron en el incremento de la tolerancia religiosa como requisito de la concilia- ción civil tras la Revolución inglesa de las décadas centrales del XVII. A ello se añadirá la importancia de las colonias inglesas en el Nuevo Mundo como campo de experimentación en que se fueron poniendo en práctica los principios de la tole- rancia religiosa.

Varios procesos se entretejen por tanto en el avance hacia la libertad religiosa en Europa durante este periodo. Una postura más neutral por parte del Estado absolutista respecto a los temas religiosos a medida que su poder se va afirmando en la sociedad; el avance hacia un racionalismo que auguraba el siglo XVIII; la expansión del capitalismo comercial primando el negocio sobre los asuntos religio- sos impulsando a la vez una nueva clase social hacia las riendas del poder. Todos ellos son elementos que apuntan finalmente hacia una efectiva separación entre Iglesia y Estado, solución, a juicio de Kamen, al tema de la tolerancia.

La bibliografía empleada en la redacción de esta obra descansa sobre textos anteriores en su mayoría de lengua inglesa. Las observaciones del autor se apoyan con firmeza en la reflexión tanto de pasajes biblicos como en los escritos de las fi- guras del pensamiento presentes a lo largo del libro. Sin embargo, se echa de me- nos, aspecto quizá no contemplado por el autor en los objetivos iniciales de la obra, una mayor profundización en el análisis de los elementos de contestación so- cial que se encuentran en muchos de los movimientos heréticos del periodo analiza- do. El concepto de lucha religiosa esconde tras de sí importantes elementos de lucha religiosa esconde tras de sí importantes elementos de lucha de clases como podría desprenderse de un análisis en profundidad del pensamiento de Müntzer para el caso alemán o de Winstanley y los "diggers" para el inglés. En ambos se encuentran ya presentes importantes elementos críticos del pensamiento social con anterioridad a que éste fructifique como ideología en el XIX, y muestran a la vez como los intentos del comunismo agrario, de revoluciones en términos de libe- ración económica encuentran en el pasado una arma ideológica en la doctrina cris- tiana.

JOSÉ LUIS BETRAN MOYA

Page 8: La Era de Las Manufacturas (Maxine Berg)

LA GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS Geoffrey Parker. Barcelona, Crítica, 1988.455 pp., 24 láminas

Se dice de la presente obra, escrita por Geoffrey Parker y otros nueve historia- dores, que es la primera síntesis global publicada en España sobre la Guerra de los Treinta Años. Y este es quizás su principal acierto: no descuida a ninguno de los protagonistas, aunque ciertamente se centra, sobre todo, en los acontecimientos del decenio de 1620. Para conseguirlo, Parker ha contado con un nutrido grupo de historiadores encargados de redactar los apartados dedicados a aquellos ámbitos de los que son reconocidos especialistas, ya que el problema principal es la ingente cantidad de documentación generada por la guerra y el número de lenguas en las que está escrita, incluyendo un sorprendente aragonés en el caso de la corte hispá- na (pág. 14), y la enorme bibliografía existente que hay que sistematizar, trabajo imposible de realizar por un solo historiador. El resultado se nos presenta como un análisis estructurado de la llamada "guerra civil europea" en sus diversos aspec- tos: político, económico, social, diplomdtico y militar. No obstante, son los ele- mentos político-diplomáticos y militares los más extensamente estudiados.

La ~ k r r se estructura en seis capítulos. En el primer, Parker, después de razo- nar que las tensiones político-religiosas que generarían la Guerra de los Treinta Años no se originaron en Alemania, sino en los territorios vecinos de los Habsbi~r go, presenta la evolución de los acontecimientos en dichos territorios, poniendc especial éntasis en el caso de Bohemia, explicando los por qués de su rebelibn así como en Alemania, de forma muy amena, trazando las líneas que la dividiría desde 1620. Simon Adarns se encarga de explicarnos con detalle la creación e- Alemania de los dos bandos confesionales, la Liga católica y la Unión protestant y cómo las desavenencias internas en ambos y la intervención exterior retrasaro hasta 1 61 8 el inicio del conflicto.

Los capítulos segundo y tercero están dedicados a la evolución de los acont cimientos en el decenio de 1620. La razón que da Parker para dedicarles más ate ción es que las acciones que desarrollarh en ese decenio "provocaron finalmer el aislamiento de los Habsburgo que permitiría despuds su derrota final".

En el segundo, y siguiendo el punto de vista protestante,Parker se encarga desarrollar la derrota de Bohemia ante una coalición católica más operativa JI

tente. Con la ayuda de Simon Adams hace lo propio con la llamada Guerra Palatinado, mostrando sus ímplicaciones con el fin de la Tregua de los Doce .4 hispano-holandesa y las posturas adoptadas por Francia e Inglaterra. Finalme

Page 9: La Era de Las Manufacturas (Maxine Berg)

a destacar la aportación de E. Ladewig Petersen que analiza las causas de la inter- vención danesa en la guerra y la derrota final de Cristián IV.

En el capítulo tercero, y siguiendo ahora el punto de vista católico, R.J.W. Evans nos presenta el ideario político del emperador Fernando 11. Parker y G. Be- necke estudian la práctica de dicha política en los territorios conquistados, espe- cialmente la política monetaria y la recatolización, con el hito importantísimo del Edicto de Restitución de 1629. J.H. Elliott cierra el capítulo introduciéndonos en la política exterior del conde-duque de Olivares y sus implicaciones con los asun- tos alemanes, junto a su búsqueda de un acercamiento a Viena.

La situación hasta 1635 queda analizada en el capítulo cuarto. Bodo Nischan plantea los motivos que hicieron imposible evitar la ampliación del conflicto en el decenio de 1630. Parker plantea de forma excelente las causas de la intervención sueca y cómo se desarrolló ésta, primero bajo la dirección de Gustavo Adolfo 11 y, a su muerte, por Oxestierna. En estas páginas también presenta en su justa medida la figura de Wallenstein. Por su parte, R.J. Bonney se encarga de explicar la inter- vención francesa a partir de la Paz de Praga de 1635. Según Bonney, la "guerra de diversión" que siguió Francia implidió que se produjese "una solución militar Habsburgo para la Guerra de los Treinta Años7'.

El capítulo quinto recorre los acontecimientos del largo período comprendi- do entre 1635 y 1647-1650. Michael Roberts, el gran especialista en la Suecia de los Vasa, nos presenta de forma muy lúcida la posición sueca en la última etapa y los por qués de la alianza con Francia hasta el final. Parker completa el capítulo narrando la superación del "impasse" de la guerra entre 1635 y 1642 en favor de las potencias protestantes y Francia, y cómo los Habsburgo aceptan la inevitabili- dad de la derrota entre 1643 y 1647. El último apartado se dedica, obviamente, a las conferencias de paz y a lo deseado y a lo obtenido por cada una de las poten- cias enfrentadas.

La obra se cierra con un espléndido sexto capítulo en el que Parker examina los diversos aspectos humanos y militares de la guerra, recordándonos en todo mo- mento su ya clásico El ejército de Flandes y el Camino Español, 156 7-1 659. C.R. Friedrichs es el encargado de realizar un breve pero interesante análisis de las con- secuencias demográfico-sociales y económicas de la guerra en Alemania. Mientras que Parker, para finalizar el libro, da su visión sobre los objetivos políticos y los logros de los estadistas implicados en la guerra, llegándose a la conclusión de que la mayoría de problemas que tenían solución se resolvieron, pero a costa de con- vertir Alemania en un campo de batalla durante treinta años en el que las demás potencias dirimieron sus diferencias.

La obra está completada con diversos mapas y cuadros, entre ellos un impaga- ble cuadro 5 que presenta perfectamente los estados implicados en cada momento en la guerra, una importante cronología y una bibliografía comentada interesantí- sima y puesta al día. A destacar, también, las láminas que nos permiten conocer la publicística de la época, destacando, sin duda, el esquema de la batalla de Lützen del conde Pappenhejm que, manchado con su sangre, le fue encontrado tras la ba- talla.

ANTONIO ESPINO

Page 10: La Era de Las Manufacturas (Maxine Berg)

LOS COMUNEROS DE CASTILLA: LA FORJA DE UNA REVOLUCI~N (1475- 1521). Stephen Haliczer. Publicaciones de la Universidad de Valladolid. Biblioteca de Cas- tilla y León. Serie Historia n. 2. 1987.303 p.

Escrita en llengua anglesa el 1981, ens arriba ara traduida i presentada per la Universitat de Valladolid aquesta obra del jove historiador nord-america Stephen Haliczer sobre el tan tractat tema, historiograficament parlant, de les Comunitats de Castella. Personalment, crec que no han arribat a ser superades les fonamentals obres de Maravall, Pérez i Gutiérrez Nieto, encara que els darrers anys han anat apareixent monografies interessants que clarifiquen diferents aspectes i ajuden a emplenar buits.

Pel que fa a l'obra de Haliczer, cal dir que una de les aportacions més interes- sants que ens ofereix, i que havia estat mínimament apuntada amb anterioritat per part de José Antonio Maravall i Julio Valdeón, autor del prbleg del Ubre, és la de remuntar els pre-condicionaments estructurals de la futura revolució comunera a la segona meitat del segle XV, període en el qual els canvis socio-econbmics que somouen Castella es tradueixen, a nivell polític, en la pugna entre una aristocracia beleligerant, amb afanys enormes d'expansió territorial, i les classes mitjanes de les ciutats, progressivament enriquides arran del creixement econbrnic baixmedieval, evidenciat en l'auge de l'artesania, el comer$ i les comunicacions. El posiciona- ment ambigu de la monarquia dels Reis Catblics en I'arbitratge d'aquest conflicte dialectic (no li convenia de trencar amb la poderosa noblesa, pero tampoc no volia perdre el suport incondicional del poder local de les ciutats, que havia possibilitat la consolidació del seu regim) va propiciar el que Haliczer anomena "decadencia politica", representada per la negligencia de l'administració reial, dels seus funcio- naris i institucions, envers el poder local de les ciutats. Afegint-hi l'ofensiva aristo- critica i la crisi política i econbmica esdevinguda a inici del segle XVI -heus ací, el 1504, on Joseph Pérez situa el punt de partida de la seva analisi-, es configura a dins de la mesocracia urbana castellana el clima i les condicions favorables a la ruptura amb el sistema. L'arribada de Carles 1 i, sobretot, les seves primeres ac- cions desafortunades, no constitueixen sinó el precipitant conjuntural d'un con- flicte tan profund com irreversible.

Centra Haliczer el seu focus principal d'analisi en el procés que condueix a la revolució, la seva forja, dedicant-hi sis dels nous capítols de l'obra. Per tal d'estu- diar aquesta complexa situació es basa, quant a metodologia, en els estudis de l'es- cola sociolbgica funcionalista -representant destacat de la qual és Talcott Parsons- que analitza, en el cas de les situacions pre-revolucionAries, el contingut dels inhe- rents canvis estructurals i dialectics. Aixb ho analitza a partir del capítol segon,

Page 11: La Era de Las Manufacturas (Maxine Berg)

després d'un primer introductori i de repis historiografic. Al llarg dels capítols, l'historiador anglo-saxó exposa minuciosament el creixement econbmic i les pola- ritzacions socials del segle XV a Castella; les confrontacions entre els sectors indus- trial~ i els ramaders de la Mesta; l'increment de la maquinaria estatal dins d'una monarquia amb estructura encara feble, la qual sucumbeix davant l'ofensiva aristo- crhtica, i que es veu rapidarnent mancada del recolzament popular; el fort creixe- ment del sentiment antisenyorial d'algunes ciutats (Medina del Campo, Toledo, Segbvia) i el carnp (Merindades de Castella); la vertiginosa decadencia de l'adminis- tració local; l'organització política i militar de les ciutats, i la incapacitat militar, fmancera i política de la monarquia als moments previs a la revolució.

Respecte a aquesta revolució comunera, ressalta Haiiczer les mesures econb- mico-administratives de la Junta durant el seu auge, i pel que fa a la desfeta del moviment, pren corn a causa fonamental l'estructura de la societat castellana, fei- xuga, i que escapca les aspiracions comuneres. Quant a l'avaluació fmal, Haiiczer destaca la suau repressió -no veu conseqüencies tan negatives corn Pérez- i la in- fluencia enorme de la revolució comunera i de les seves propostes al sistema polí- tic casteila de les decades de 1520 i 1530, així corn en el fet que Carles 1 comptés molt més en el futur arnb el paper de les Corts. En aquests darrers capítols segueix forca els treballs fets per Maravall -si bé no incideix Haliczer gaire en l'aspecte ideolbgic, i sí en l'econbmic-, Pérez, i Gutiérrez Nieto (si bé reconeix el paper irn- portant del moviment al camp, discrepa en apreciacions amb ell).

Reconeixent la seva fefaent tasca de recerca als arxius -potser trobo a faltar més consulta de fonts primiries corn més cronistes i escriptors coetanis-, cal dir també que la minuciositat i l'especificitat de la seva narració propicien errades me- nors, pero que no enterboleixen en conjunt aquesta obra que, malgrat que pateix d'una excessiva confianca en el m6tode d'analisi funcionalista i que no aporta una substancial novetat interpretativa -sí és valuós corn a reforcador de la desmitifica- ció del regnat dels Reis Catblics-, sera sens dubte un punt de referencia a tenir en compte pels estudiosos d'aquest període histbric tan complex corn apassionant.

FRANCESC XAVIER GALLEGO LUCAS