la enseÑanza del acento castellano en …...se desvivan por corregir su sese'o, ya que es acep...

2
LA ENSEÑANZA DEL ACENTO CASTELLANO UNIDOS , / DE AMERICA Por L. CLARK KEA TING UNIVERSIDAD DE ILLINOIS 9 tralljero, puesto a escoger entre el seseo y la dis- tinción de s y :J, obrará desacertadamcnte si eli- ge la modalidad mcnos literaria, la que !lO está comprobada por las rimas de toda la poesia es- pañola. Bueno que el andaluz y el americano nu se desvivan por corregir su sese'o, ya que es acep- table también en Castilla como modalidad culta; pero será insensato que quien va de nuevo a apren- der el español, sin tener sobre el peso de la tra- dición, no aprenda la distinción de s y z, que ade- más de ser mucho más aceptable a su vez en An- dalucía o en América, es preferible para el bucn uso de la ortografía y para el estudio de la poe- sía esp?-ñola". (2) Se ve que estas opiniones son ele críticos auto- rizados y sabios, pero hay quizás algo que decir en contra de ellos. Por supuesto, si se acepta la declaración de que el seseo es menos aceptable en la América Latina que el acento céfstellano, y si es verdad tanibién que los hispanoamericanos prefieren el 'castellano a la forma más corriente de su lengua, erIonces al insistir en lo contrario se corre el riesgo de parecer más hispanoameri- cano que los mismos hispanoamericanos, lo que re- sulta absurdo. Pero a pesar de las opiniones con- trarias, me atrevo a ofrecer un testimonio disi- dente. Hace ocho años que suelo discutir la "Cuestión de la pronunciación española con cada hispano que encuentro. La gente que ha discutido este asunto conmigo ha incluído 'ciudadanos de casi todos los países hispanos, y los resultados han variado poco. Con la excepción de algunos puer- torriqueños, todos han estado de acuerdo en de- cir que el no se oye en su respectivo país óI. menos que sea en la boca de algún español u otro extranjero. Aún más, mis interlocutores de- claran que aunque no exista prejuicio 'Contra el castellano en" sí, hay prejuicio definido contra el castellano de los norteamericanos. los ingleses y demás extranjeros. Dicen todos que visto qne 50- (2) T. Navarro-Tomás and Aurelio M. Espinosa. A Primer of Spanish Pronunciation. (New York: 1933). pp. xiv-x\'. - ESTADOS EN LOS oE vez en cuando aparecen en las revistas de los Estados Unidos artículos en favor de la en- señanza'" de la literatura hispanoamericana, 'en las escuelas y universidades de nuestro país. Sugie- ren también que debemos prestar más atención a la cultura y al pensamiento de nuestros veci- nos del Sur. Pero rara o ninguna vez se habla del acento o de la pronunciación, y mientras tanto, continuamos nosotros, los maestros, enseñando la pronunciación de un solo distrito de España-es decir, insistimos en que nuestros alumnos pro- nuncien como unos cuantos habitantes de Casti- lla. Así parece que vemos la importancia de la cultura de la América Latina, pero no nos atre- vemos a enseñar su pronunciación. Hace diez años nadie habría osado preocupar- se de la cuestión, pero ahora la actitud y la' práctica d6 ii1l1umerables colegas deben conducir a una franca discusión. ¿ Hay motivo de abando- nar el "castellano"? El escritor, lo cree, pero vea- mos los argumentos de los aficionados al caste- llano. Hay que confesarlo: hasta ahora las opiniones de las autoridades han apoyado el acento castella- no. El doctor Navarro-Tomás, por ejemplo, dice en la introducción de su excelente libro La Pro- nzmciación Española: "Señálase como norma general de buena pro-" nunciación la que se usa corrientemente en Cas- tilla en la conversación de las personas ilustra- das". (1) El sabio señor don .Ramón Menéndez Pidal opina lo mismo en su introducción de A Primer of Spanish Pronunciation por los señores Nava- rro-Tomás y Espinosa: "No se impone, dice, fanáticamente la modali- dad castellana, sino que se atiende al espaFíol de las personas ilustradas. Claro es que se indica co- mo preferencia la pronunciación castellana, por ser más conforme con la tradición literaria y con la ortografía general. En verdan el aprendiz ex- (1) T. Navarro- Tomás. Pronunciación española. (Ma- drid: 1932).p.8.

Upload: others

Post on 16-Mar-2020

4 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: LA ENSEÑANZA DEL ACENTO CASTELLANO EN …...se desvivan por corregir su sese'o, ya que es acep table también en Castilla como modalidad culta; pero será insensato que quien va de

LA ENSEÑANZA DEL ACENTO CASTELLANO

UNIDOS

, /

DE AMERICA

Por L. CLARK KEATINGUNIVERSIDAD DE ILLINOIS

9

tralljero, puesto a escoger entre el seseo y la dis­tinción de s y :J, obrará desacertadamcnte si eli­ge la modalidad mcnos literaria, la que !lO estácomprobada por las rimas de toda la poesia es­pañola. Bueno que el andaluz y el americano nuse desvivan por corregir su sese'o, ya que es acep­table también en Castilla como modalidad culta;pero será insensato que quien va de nuevo a apren­der el español, sin tener sobre sí el peso de la tra­dición, no aprenda la distinción de s y z, que ade­más de ser mucho más aceptable a su vez en An­dalucía o en América, es preferible para el bucnuso de la ortografía y para el estudio de la poe­sía esp?-ñola". (2)

Se ve que estas opiniones son ele críticos auto­rizados y sabios, pero hay quizás algo que deciren contra de ellos. Por supuesto, si se acepta ladeclaración de que el seseo es menos aceptableen la América Latina que el acento céfstellano, ysi es verdad tanibién que los hispanoamericanosprefieren el 'castellano a la forma más corrientede su lengua, erIonces al insistir en lo contrariose corre el riesgo de parecer más hispanoameri­cano que los mismos hispanoamericanos, lo que re­sulta absurdo. Pero a pesar de las opiniones con­trarias, me atrevo a ofrecer un testimonio disi­dente.

Hace ocho años que suelo discutir la "Cuestiónde la pronunciación española con cada hispanoque encuentro. La gente que ha discutido esteasunto conmigo ha incluído 'ciudadanos de casitodos los países hispanos, y los resultados hanvariado poco. Con la excepción de algunos puer­torriqueños, todos han estado de acuerdo en de­cir que el castt~lIano no se oye en su respectivo paísóI. menos que sea en la boca de algún español uotro extranjero. Aún más, mis interlocutores de­claran que aunque no exista prejuicio 'Contra elcastellano en" sí, hay prejuicio definido contrael castellano de los norteamericanos. los ingleses ydemás extranjeros. Dicen todos que visto qne 50-

(2) T. Navarro-Tomás and Aurelio M. Espinosa. APrimer of Spanish Pronunciation. (New York: 1933).pp. xiv-x\'. • -

ESTADOSEN LOS

oE vez en cuando aparecen en las revistas delos Estados Unidos artículos en favor de la en­señanza'" de la literatura hispanoamericana, 'en lasescuelas y universidades de nuestro país. Sugie­ren también que debemos prestar más atencióna la cultura y al pensamiento de nuestros veci­nos del Sur. Pero rara o ninguna vez se habla delacento o de la pronunciación, y mientras tanto,continuamos nosotros, los maestros, enseñando lapronunciación de un solo distrito de España-esdecir, insistimos en que nuestros alumnos pro­nuncien como unos cuantos habitantes de Casti­lla. Así parece que vemos la importancia de lacultura de la América Latina, pero no nos atre­vemos a enseñar su pronunciación.

Hace diez años nadie habría osado preocupar­se de la cuestión, pero ahora la actitud y la'práctica d6 ii1l1umerables colegas deben conducira una franca discusión. ¿ Hay motivo de abando­nar el "castellano"? El escritor, lo cree, pero vea­mos los argumentos de los aficionados al caste­llano.

Hay que confesarlo: hasta ahora las opinionesde las autoridades han apoyado el acento castella­no. El doctor Navarro-Tomás, por ejemplo, diceen la introducción de su excelente libro La Pro­nzmciación Española:

"Señálase como norma general de buena pro-"nunciación la que se usa corrientemente en Cas­tilla en la conversación de las personas ilustra­das". (1)

El sabio señor don .Ramón Menéndez Pidalopina lo mismo en su introducción de A Primerof Spanish Pronunciation por los señores Nava­rro-Tomás y Espinosa:

"No se impone, dice, fanáticamente la modali­dad castellana, sino que se atiende al espaFíol delas personas ilustradas. Claro es que se indica co­mo preferencia la pronunciación castellana, porser más conforme con la tradición literaria y conla ortografía general. En verdan el aprendiz ex-

(1) T. Navarro- Tomás. Pronunciación española. (Ma­drid: 1932).p.8.

Page 2: LA ENSEÑANZA DEL ACENTO CASTELLANO EN …...se desvivan por corregir su sese'o, ya que es acep table también en Castilla como modalidad culta; pero será insensato que quien va de

•mas vecinos los norteamericanos y los hispano­americanos, no hay razón alguna para que apren­damos el dialccto de una sola región de España.y por esto protestan muchos hispanos contra lacnseñanz<l. del castellano en los Estados Unidos,y aplauden el número creciente de maestros nor­teamericanos que dejan al castellano.

Las personas que se muestran más leales alacento castellano son en general los profesorescruditos, cuya reverencia para las cosas de Espa­ña puede expliQarse más coíno una nostalgia pa­ra la tierra maternal, cuya literatura enseñan.

Esta fingida afición al acento de Castilla no seilnita en las naciones de América, según mis in­formes. A una voz, las naciones' americanas de­claran su independencia lingüística. No creen ne­cesitar la imitación de Madrid más que yo, norte­americano, necesito imitar el acento de Oxforden Inglaterra. De modo que, en vez de alabar elacento del yanqui visitante, con su cuidadosa pro­nunciación de la zeta y la elle, el hispanoameri­cano por su parte se enfada o se ríe. Así vemos lamala influencia de la pronunciación escolar.

Una vez que hemos decidido que en los Esta­dos Unidos se debe adoptar alguna clase de pro­nunciac!tm hispanoameTicana, se presenta el pro­blema de escoger el acento que 110S sea más útil,y que nos atrae más. ¿ De qué modo debemos de­jar la norma castellana, y en qué dirección? Has­ta ahora la diferencia del español de país a paísha sido para nosotros una excusa para quedarnoscon el castellano, y temen nuestros maestros con­servadores que si adoptamos una pronunciación"ecléctica" haya peligro de que hablemos una cJa­¡¡e de "español-esperanto" que no tendrá uso al­guno fuera de las aulas universitarias.

Hay, ~in embargo, algunas características so­bresalientes del idioma hispanoamericano. Impor­tantísimas son el yeísmo y el seseo, yesos mo­dales se enseñan fácilmente. En otras cosas nossería práctico imitar la dicción del mexicano cul­to. A.sí tendríamos un español del nuevo mundo,sin exageración )' por eso aceptable en todo elmundo latil}o. Aquí oigo 'las quejas de mis com­patriotas: "j Hombre, los otros americanos no

aceptarán nunca la pronunciación mexicana! Pre­ferirían el castellano al español de México. Adc;:­más, la pronunciación de México es tan poco dis­tante del castellano que resulta 10 mismo. ¿Quévan a pensar los argentinos, los chilenos, etc.?"Francamente la imaginada interrupción no me in­quieta de ninguna manera. Naturalmente hay di­ferencias entre los países, pero el "hispanoame­ricano" es una entidad tan actual como el "ame­ricano". (3) Las diferencias de la articulaciónde país a p~ís no son enormes. Además, la proxi­midad de México y el creciente intercambio tu­rístico son razones válidas para la adopción desu pronunciación.

A los que dudan que el mexicano sea acepta­ble, los refiero a varios hispanos de mi conoci­mient6. Hace varios' años que enseñaba el' yeísmoy el seseo en mis clases. Estas clases las han visi­tado chilenos,. colombianos, mexicanos y puerto­rriqueños, y nunca ha sido desfavorable su reac­ción. Encuentro, también, que mis estudiantes ha­llan menos dificultad con la pronunciación. Lesgusta la idea de aprender la pronunciación delpaís que algún día' quizás tendrán la oportuni­dad de visitar. Y además, j si quieren cambiar alcastellano no 10 encuentran difícil!

Por último, se puede decir que la comprensióndel problema llega a ser fácil si nosotros los nor­teamericanos analizamos nuestros sentimientos aloir al mexicano o al chileno que habla con acen­to de Inglaterra. No nos disgusta, ni nos enfada,pero nos consta que para ellos no vale la penatomar por modelo un país tan lejano del suyo.Mas el caso sigue así. Nosotros aprendemos ahablar como españoles. Los latinos aprenden elinglés de Inglaterra, y los dos hablamos de pal1­americanismo. Si creemos, entonces, que debieraestudiar cada uno la cultura del pueblo vecino,empecemos por la lengua. Respetemos al castella­no, pero aprendamos el español americano.

(3) El Oc. Alfred Coester lo niega. Lo niega tamblénel señor Navarro-Tomás. Ver su artículo "El idioma es­pañol en el cine parlante". ¿Español o Hispanoamerica­no? (Hispania: Feb., 1931) ( pp. 9-30. Me atrevo aopinar lo contrario.