la dinamica de los nuevos autoritarismos-26926

Download La Dinamica De Los Nuevos Autoritarismos-26926

If you can't read please download the document

Upload: david-villalobos

Post on 28-Sep-2015

215 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

En el texto, el autor trata de describir cuál es la dinámica que tiene los regiemenes autoritarios

TRANSCRIPT

  • LA DIN`MICADE LOS NUEVOS AUTORITARISMOS:

    CHILE EN UNA PERSPECTIVA COMPARADA (*)

    Por CARLOS HUNEEUS

    El nfasis de los estudios politolgicos en Amrica Latina y en el sur deEuropa en los ltimos aos ha estado en el cambio de regmenes polticos,siendo considerablemente menor la literatura que estudia los cambios en losregmenes polticos (1). Este inters se origin con la irrupcin de los nuevosautoritarismos desde que en 1964 los militares iniciaron un ciclo de golpes deEstado que abarc a numerosos pases latinoamericanos, incluidas democra-cias estables como Chile y Uruguay, y que se cerr con el golpe militar del21 de marzo de 1976 en Argentina (2). En un comienzo la literatura polito-lgica estudi las causas que llevaron a la instauracin de estos regmenes.Uno de los puntos de partida del anlisis fue entender la crisis y cada de lademocracia, tarea en la cual Juan Linz ocup un papel determinante (3). Laslargas y duras experiencias autoritarias fortalecieron el inters por el estudio

    (*) Se agradece el apoyo de la Fundacin Volkswagen, Alemania Federal, que hizoposible este estudio. Las opiniones son del autor.

    (1) RAINER M. LEPSIUS: Machtbernahme und Machtbergabe: Zur Stratege desRegimewechsels, en H. ALBERT (comp.): Sozialtheorie und soziale Praxis, Antn HahnVerlag, Meisenheim, 1971; LEONARDO MORLINO: Cmo cambian los regmenes polticos,Centro Est. Const., Madrid, 1986; JUAN J. LINZ: Stability and Regime Change, tra-bajo presentado al coloquio Understanding Political Society, Committee on PoliticalSociology, IPSA-ISA, Werner-Reimers-Stiffung, Bad Hamburg, 12-22 de mayo de 1981.

    (2) Sobre los regmenes autoritarios en Amrica Latina vase DAVID COLLIER(comp.): The New Authoritarianism in Latn America, Princeton University Press,1979, y GUILLERMO ODONELL: Modernization and Bureaucratic-Authoritarianism. Stu-dies in South American Politics, University o California Press, Berkeley, 1973.

    (3) JUAN J. LINZ: Crisis, Breakdown and Reequilibration, John Hopkins UniversityPress, Baltimore, 1978.

    105Revista de Estudios Polticos (Nueva poca)Nm. 54. Noviembre-Diciembre 1986

  • CARLOS HUNEEUS

    de la crisis de la democracia, particularmente por quienes no la habran va-lorado suficientemente cuando exista.

    Sin embargo, los regmenes autoritarios comenzaron a caer como en unadinmica de palitroques iniciada por la Revolucin de los claveles en Por-tugal el 25 de abril de 1974 seguido luego por Grecia y Espaa (4). Se inicia-ba lo que he denominado la cuarta oleada de proceso de democratizacin,que abarc a los mencionados pases de Europa del Sur y a los pases latino-americanos con nuevos autoritarismos Ecuador, Per y Bolivia en 1977-1978; Argentina, Brasil y Uruguay, ms tarde. Esta oleada tambin llega Amrica Central y dictaduras tradicionales de varias dcadas, transmitidasde padres a hijos o de general en general, como Somoza en Nicaragua, losDuvalier en Hait, El Salvador, etc., se desplomaron, abriendo paso a transi-ciones hacia regmenes no necesariamente democrticos. Slo el Paraguay delgeneral Alfredo Stroessner y el Chile del general Augusto Pinochet han sobre-vivido a esta oleada de procesos de democratizacin (5).

    Hoy pocos se interesan por el estudio de la etapa autoritaria, que slotrae el recuerdo amargo y doloroso de una experiencia que no se desea repe-tir ms. La preocupacin central de actores, analistas y la ciudadana en ge-neral es asegurar la transicin y consolidacin de los rdenes democrticos,que tienen que sortear graves y abundantes cargas y dificultades heredadasde la etapa autoritaria (6).

    (4) Sobre la cada del autoritarismo en Portugal, vase PHILIPPE SCHMITTER: Li-beration by golpe: Retrospective Thoughts on the Demise of Authoritarian Rule inPortugal, en Armed Forces and Society, vol. 2; 1, 1975. H. M. MAKLER y L. S. GRA-HAM (comp.): Contemporary Portugal, University of Texas Press, Austin, 1978. Sobrela transicin en Espaa, JOS MARA MARAVALL: La poltica de la transicin, Taurus,Madrid, 1981; RAFAEL LPEZ PINTOR: La opinin pblica espaola: del franquismo ala democracia, Centro de Investigaciones Sociolgicas, Madrid, 1982; CARLOS HUNEEUS:La Unin de Centro Democrtico y la transicin a la democracia en Espaa, Centrode Investigaciones Sociolgicas, Madrid, 1985; RAYMOND CARR y JUAN PABLO FUSI:Espaa: De la dictadura a la democracia, Planeta, Barcelona, 1980.

    (5) Hemos analizado esta oleada en una perspectiva histrica y comparada enCARLOS HUNEEUS: Transiciones a la democracia. Un anlisis comparado, ponenciaal Simposio Internacional sobre Democracia Contempornea, Instituto de Ciencia Pol-tica Pontificia, Universidad Catlica de Chile, Santiago, julio de 1986. Para una visincomparativa de las transiciones, vase, por ejemplo, GEOFFREY PRIDHAM: Compara-tive perspectives on the new Mediterranean democracies: A model of regime transi-tion, en The new Mediterranean democracies: Regime transition in Spain, Greeceand Portugal, West European Politics, vol. 7, nm. 2, 1984, nm. especial, pgs. 1-29.

    (6) La literatura sobre la transicin es cada da ms abundante: The New Medi-terranean Democracies, West European Politics, op. cit.; JOHN H. HERZ (comp.):From Dictatorship to Democracy, Greenwood Press, Westport-Connecticut, 1982; JULI`N

    106

  • CHILE EN UNA PERSPECTIVA COMPARADA

    El estudio del cambio de regmenes polticos no puede prescindir delanlisis del cambio en el rgimen que ha reemplazado. Un anlisis de la do-minacin autoritaria permite mostrar las precondiciones del cambio de reg-menes, indicar los fenmenos que han gatillado el trnsito del autoritaris-mo a la democracia y sealar el ritmo y alcances de la transicin (7). El es-tudio del impacto de la guerra en Angola es decisivo para comprender laintensa y extensa politizacin de las Fuerzas Armadas en Portugal, quemotiv el alto protagonismo militar durante la transicin (8); los cambioseconmicos y sociales provocados durante el rgimen de Franco en Espaay los mecanismos institucionales adoptados durante ste son indispensablespara entender por qu despus de la muerte del Caudillo hubo, a diferen-cia de Portugal, un proceso de reforma y no de ruptura (9); un anlisis delas condiciones poltico-institucionales adoptadas en el Brasil despus de 1964sirven para entender por qu se lleg a un orden pluralista mediante laabertura y a travs de elecciones (10).

    SANTAMARA (comp): Transicin a la democracia en el sur de Europa y Amrica Latina,Centro de Investigaciones Sociolgicas, Madrid, 1982; HOWARD HANDELMAN y T H O -MAS G. SANDERS: Military Government and the Movement toward Democracy inSouth America, Indiana University Press, Bloomington, 1981; HOWARD J. WIARDA(comp.): The Continuing Struggle for Democracy in Latn America, Westview Press,Boulder, 1980; DESCO: Amrica Latina 80: Democracia y Movimiento Popular, Centrode Estudios y Promocin del Desarrollo, Lima, 1981.

    (7) Esto puede inferirse del clsico estudio de DANKWARD RUSTOW: Transitionsto Democracy. Toward a Dynamic Model, en Comparative Politics, vol. 2:3, 1970,pgs. 337-363; DAVID APTER: Cholee and the Politics of Allocation, Yale UniversityPress, New Haven, 1971; JUAN J. LINZ: Op. cit.

    (8) Como lo demuestra SCHMITTER: Op. cit.(9) JOS FLIX TEZANOS: Estructura de clases de la Espaa actual, Cuadernos para

    el Dilogo, Madrid, 1975; JOS CAZORLA: La estratificacin social en Espaa, Cuader-nos para el Dilogo, Madrid, 1973; JUAN J. LINZ: Some Comparative Thoughts on theTransition to Democracy in Portugal an Spain, en JORGE BRAGA DE MACEDO y SIMNSERFATY (comp.): Portugal since the Revolution, Westview Press, Boulder, 1981.

    (10) Sobre la Abertura en Brasil, vanse C. MENDES: The Post-1964 BrasilianRegime: Outward Redemocratization and Inner Institutionalization, en Governmentand Opposition, 15, 1980, pgs. 48-74; D. FLEISCHER: Da Distensao a Abertura:A Evoluco Sociopolitica do Brasil na Decada de 80 y B. LAMOUNIER: DOS anos70 aos 80: Estructura Social. Eleicoies e mudaba poltica no Brasil, ambos en ENRI-QUE BALOYRA y RAFAEL LPEZ PINTOR (comp.): Iberoamrica en los aos80, C.I.S., 1982;B. LAMOUNIER y J. E. FARIA (comp.): O Futuro da Abertura: Um Debate, Cortez Edi-tora, Sao Paulo, 1981; D. FLEISCHER: El componente poltico electoral de la estrate-gia de abertura del Gobierno militar brasileo, en Revista de Estudios Polticos,nm. 24, 1981, pgs. 55-92; Party Realignaments in the Brazilian Legislature withinan Authoritarian Setting, 1964-1981, trabajo presentado a la reunin anual de laMidwest Political Science Association, Cincinnati, Ohio, 16-18 de abril de 1981;

    107

  • CARLOS HUNEEUS

    An ms, el estudio de los cambios en los regmenes polticos est ntima-mente relacionado al estudio del cambio de regmenes polticos. En efecto,Lepsius (11) ha mostrado empricamente que el cambio de regmenes polticosconsiste en una estrategia de entrega de poder y toma de poder en la cual seconfiguran antes y despus del hecho asociado al cambio de rgimen coali-ciones de intereses que se expresan en acuerdos y alianzas entre lites, secto-res de lites y grupos de poder que realizan as el cambio de poder, determi-nan las principales orientaciones de la poltica del nuevo rgimen, generanuna alta estabilidad de la lite gobernante y explican las continuidades departes del personal gobernante. Incluso en un cambio de rgimen tan radicalcomo en la Alemania de Hitler, despus del 30 de enero de 1933, ocurrencontinuidades en subsistemas como la burocracia y las Fuerzas Armadas (12).En consecuencia, el estudio del rgimen anterior es indispensable para com-prender la dinmica del nuevo. Tambin es conveniente para recordar losdolores y sufrimientos habidos en l, a fin de ahogar intentos de reversinautoritaria cuando la nueva democracia se enfrenta a graves dificultades.

    El propsito de este trabajo es analizar el rgimen autoritario de Chilebajo el liderazgo del general Augusto Pinochet, que ha cumplido trece aosen el poder, poco ms del equivalente a dos perodos presidenciales de lalarga democracia chilena. El inters del trabajo es hacer un anlisis dinmicoa fin de mostrar las mutaciones de la dominacin autoritaria, girando sobrelas transformaciones polticas ocurridas a partir de 1983 con las protestasy la poltica de la apertura.

    En efecto, a partir del 11 de mayo de 1983 diversas instancias unitariasde la oposicin pertenecientes al movimiento sindical convocaron a las pri-meras protestas llamando a la ciudadana a expresar su rechazo a la polticadel Gobierno, Chile vivi una intensa y prolongada movilizacin poltica quecondujo a importantes transformaciones del sistema poltico autoritario (13).

    J. K. BLACK: The military and Decompression in Brasil, Armed Forces and Society,6, 1980, pgs. 625-638; E. BALOYRA: Front Moment to Momento: Thinking about Tran-sition in Brazil, Mimeo, University of North Caroline, Chapel Hill, 1981.

    (11) RAINER M. LEPSIUS: Machtbernahme und Machtbergabe: Zur Strategiedes Regimewechsels, op. cit.

    (12) KARL BRACHER: Die Aufsung der Weimarar Republik, Ring-Verlag, Villin-gen/Schwarzwald, 1955.

    (13) Definimos el rgimen autoritario siguiendo a IUAN LINZ: Una teora del rgi-men autoritario. El caso de Espaa, en STANLEY S. PAYNE (comp.): Poltica y sociedaden la Espaa del siglo XX, Aka Editor, Madrid, 1978, publicado originalmente en in-gls en E. ALLARDT y Y. LITTUNEN (comp.): Cleavages, Ideologies and Party Systems,The Westmarck Society, Helsinki, 1964. Una versin ampliada, aunque sin modificacio-nes sustanciales se encuentra en su aporte al Handbook of Political Science, compilado

    108

  • CHILE EN UNA PERSPECTIVA COMPARADA

    Cogido el Gobierno de improviso por la magnitud de las protestas y encaran-do una gravsima situacin econmica que le haba empujado el 13 de enerode 1983 a decretar la intervencin de buena parte del sistema financiero,inici a partir del 12 de agosto una poltica de liberalizacin (14) y patronajeeconmico impulsada por un nuevo Gabinete presidido por el ex presidentedel Partido Nacional (PN) y ex senador, Sergio Onofre Jarpa. En virtud deesta poltica, que fue conocida como la apertura, numerosos y destacados po-lticos exiliados por el rgimen pudieron regresar al pas; la prensa disfrutde una amplia libertad, apareciendo nuevos semanarios que criticaban dura-mente al rgimen y al jefe de Estado; los partidos polticos, obligados duranteaos a sobrevivir en la clandestinidad, en la privacidad de las familias, encentros de estudio e instituciones voluntarias que cobijaban a sus adherentesy activistas y a tener que desarrollar una accin poltica que pudo limitarsea la defensa de los derechos humanos y a la crtica a la poltica econmica,pueden salir a la luz pblica disfrutando de un amplio margen de accinque le permite incluso celebrar actos de masas en recintos cerrados y, excep-cionalmente, en recintos abiertos, como la manifestacin de la Alianza De-mocrtica (AD) en el parque OHiggins en noviembre de 1983, que reunientre 150.000 a 200.000 personas; los grupos de presin, controlados desdedentro por dirigentes oficialistas y desde fuera por la legislacin y la pol-tica autoritaria, sorpresivamente se abren, penetrando en ella un alto interspoltico que se expresa en elecciones sindicatos, centros de alumnos y fe-deraciones de estudiantes en cada una de las universidades, colegios profesio-nales, etc. permitiendo a la oposicin presentarse como un poderoso actorpoltico; el inters organizativo tambin penetr en grupos sociales hastaese momento indiferentes, apareciendo nuevas instituciones que luchan porla defensa de sus intereses y de la entidad en la cual trabaja las asociacio-nes de acadmicos de las universidades. En sntesis, hubo una intensa y ex-tensa movilizacin poltica, que signific una abrupta expansin de la arena

    por FRED GREENSTEIN y NELSON POLSBY (Adison, Massachusets, 1975), bajo el ttuloTotalitarian and Authoritarian Regimes. El modelo de LINZ se ha desarrollado enun amplio nmero de artculos en revistas especializadas y contribuciones a libros quele dan una gran complejidad. Para el tema de nuestro trabajo interesa destacar su ar-tculo Opposition to and under and Authoritarian Regime: the Case of Spain, enROBERT A. DAHL (comp.): Regimes and Oppositions, Yale University Press, NewHaven, 1973, y The Future of an Authoritarian Situation or the Institutionalization ofan Authoritarian Regime: the case of Brazil, en A. STEPAN (comp.): AuhoritarianBrazil, Yale University Press, New Haven, 1973.

    (14) El concepto de liberalizacin lo usamos siguiendo a DIETER NOHLEN : Elcambio de rgimen poltico en Amrica Latina. En torno a la democratizacin de losregmenes autoritarios, en Estudios Internacionales, nm. 68, 1984, pgs. 548-575.

    109

  • CARLOS HUNEEUS

    poltica de la accin colectiva. El triunfalismo poltico de la coalicin gober-nante, que la llev a plantear que tena metas y no plazos a fin de cons-truir una nueva democracia para una nueva generacin de chilenos,reforzado por un existismo econmico de prestado debido al gigantesco endeu-damiento externo, se desmoron como un castillo de arena. La poltica, hastaentonces ignorada, excluida y hasta vilipendiada, se converta repentina-mente en un componente central de Chile. Hasta ese momento, el primadohaba sido de la economa; desde las protestas y la apertura, la primaca latiene la poltica (15).

    El Gobierno no perdi el control de la situacin y aplic una estrategia dedrstico control poltico-militar, de tal manera que la poltica de las protestasy la apertura se caracteriz por generar un intenso conflicto poltico, con alt-simos costos humanos que debilitaron considerablemente la capacidad movi-lizadora de la oposicin y conmovieron a la opinin pblica. En un ao ymedio hubo ms de un centenar de muertos, centenares de heridos, tantociviles como uniformados e, incluso, miembros de la Iglesia Catlica, simbo-lizados en la muerte del sacerdote francs Andr Jaran, por las balas de uncarabinero, mientras lea la Biblia despus de haber atendido a decenas deheridos en la poblacin La Victoria, en un barrio popular de Santiago, du-rante una protesta que fue severamente reprimida por carabineros (16). Tam-bin hubo atentados contra locales de la Iglesia, como la bomba que estallen una iglesia en Punta Arenas, falleciendo un teniente del Ejrcito que in-tervino en su colocacin (vase cuadro 1).

    El rgimen de Pinochet no cay, pero s tuvo que introducir numerosase importantes transformaciones. El sistema poltico es el mismo, pero es di-ferente; rige la misma Constitucin, las mismas leyes, incluso stas son toda-va ms drsticas pues hay una ley constitucional sobre los Estados de excep-

    (15) Esto se ha traducido en el predominio de los estudios econmicos sobre laexperiencia autoritaria. Remitimos al lector a la amplia literatura publicada porCIEPLAN y el Programa de Economa del Trabajo (PET) de la Academia lde Huma-nismo Cristiano. Las escasas excepciones de estudios politolgicos se encuentran endiversos trabajos de FLACSO, destacando el de MANUEL ANTONIO GARRETN: El pro-ceso poltico chileno, FLACSO, Santiago, 1983). Hay estudios de sociologa polticasobre ciertos autores, como el de GUILLERMO CAMPERO y JOS A. VALENZUELA: El mo-vimiento sindical en el rgimen militar chileno 1973-1981, Estudios ILET, Santiago,1984. Vase tambin ALEJANDRO FOXLEY: Para una democracia estable, Editorial Acon-cagua, CIEPLAN, Santiago, 1985, en el cual el economista y presidente de CIEPLANanaliza aspectos polticos de la transicin a la democracia. Para ms estudios polito-lgicos vase las revistas Opciones, Estudios Pblicos y la Revista de Ciencia Poltica.

    (16) Vase PATRICIA VERDUGO: Andr de La Victoria, Editorial Aconcagua, San-tiago, 1985.

    110

  • CHILE EN UNA PERSPECTIVA COMPARADA

    cin; gobierna la misma coalicin, pero la oposicin dispone de numerosose importantes espacios de libertad que son inditos en este tipo de rgimenpoltico.

    El artculo examinar las causas, las dimensiones y las posibles conse-cuencias de estos cambios en el rgimen autoritario. Siendo un estudio decaso, el anlisis tambin pretende hacer consideraciones comparativas con elpropsito de mantener vivo el inters en el estudio de la teora de los reg-menes autoritarios (17).

    Para estudiar los cambios en el autoritarismo y evaluar sus posibles impli-caciones para el futuro poltico no es lo ms adecuado utilizar un enfoquefuncional y consensualista de la poltica, sino adoptar un enfoque gen-tico (18), formulado a partir de la teora del conflicto, como lo han hechoCoser y Dahrendorf (19).

    Cuando se adopta una visin funcionalista y consensualista del autorita-rismo se corre el peligro de que los problemas graves que ste encare seande inmediato interpretados como indicadores de crisis, cuyo desenlacedebiera ser o bien el desplome del rgimen o su reequilibrio (20). Cuando lacrisis se prolonga y pareciera que el rgimen no colapsa, se habla de queesta situacin corresponde a la administracin de la crisis (21). Esta pro-puesta demuestra su inutilidad para el anlisis del cambio en el autoritarismo,pues si existe una larga crisis, sencillamente quiere decir que el rgimen halogrado reequilibrarse.

    Cuando la visin funcionalista analiza la poltica de manera dinmicatiende a sobredimensionar el papel de la oposicin, describiendo la polticaen el autoritarismo bajo el impulso de aqulla. Esto conduce a dar lo queLamounier (22) llam una visin heroica de masas que se caracteriza por

    (17) Nos remitimos a los trabajos de LINZ y ODONELL ya citados.(18) Seguimos en esto la recomendacin de RUSTOW, op. cit.(19) RALF DAHRENDORF: Pfade aus Utopia. Zu Einer Neuorientierung der sozio-

    logischen Analyse, en su libro Pfade aus Utopia, Piper Verlag, Munich, 1967; vasetambin su clsico libro Class and Class Conflict in Industrial Society, Alien & Unwin,Londres, 1959; LEWIS COSER: The Functions of Social Conflict, Glencoe Press, NuevaYork, 1956.

    (20) JUAN J. LINZ: Crisis, Breakdown and Reequilibration, op. cit.(21) Para un anlisis de la crisis en los sistemas polticos, vase GABRIEL A. AL-

    MOND, SCOTT C. FLANAGAN y ROBERT }. MUNDT (comps.): Crisis, Cholee and Change:Historie Studies of Political Development, Little, Brovra & Company, Boston, 1973;GARRETN: El proceso poltico chileno, op. cit., cap. IX, califica la poltica de Chiledesde 1981 como hacia un rgimen de administracin de la crisis.

    (22) En BOLVAR LAMOUNIER y JOS EDUARDO FARIA (org.): O futuro da abertura,op. cit., pg. 39. Vase MARA H. MOREIRA ALVES-, Estado e oposigao no Brazil (1964-1984), Vozes, Petrpolis, 1984.

    111

  • CUADRO NM. 1

    INDICADORES DE VIOLENCIA DURANTE LA APERTURA POLTICA:DESDE 10-VIII-1983 HASTA 6-XI-1984

    1983 1984

    - J3 * TC , _DCJ ^ C O t t

    S 3 ! -S S S S a o o J -2 .8 -3

    - < < z i O Z Q W f c ) S - < S i - < ! i O Z ^

    Muertes civiles no extremistas 25 12 7 1 2 7 1 2 1 2 9 9 78Muertes sacerdotes Iglesia catlica 1 1Muertes FF.AA. (incluye CNI) 3 1 1 5Muertes carabineros 1 1 3 3 1 1 1 1 6 18Muertes extremistas 6 1 1 1 4 2 4 5 1 25Heridos civiles no extremistas 68 45 66 3 3 11 58 32 31 3 9 14 52 69 464Heridos FF.AA. (incluye CNI) 8 4 5 1 1 2 1 22Heridos carabineros 10 12 11 2 1 2 41 3 4 3 4 15 20 16 144Heridos investigaciones 1 1Detenidos civiles no extremistas 1.244 707 478 3 60 22 725 40 246 246 1 72 1.200 503 41 5.615Detenidos extremistas 15 20 19 9 13 12 7 2 11 7 2 7 2 126Atentados contra FF.AA. (incluye CNI) 1 1 1 1 4Atentados contra carabineros 1 2 4 5 1 1 6 4 1 5 1 31

  • Atentados contra sedes de Gobierno Atentados contra sedes municipales 1Atentados contra lderes polticos de la oposicin. Atentados contra el Poder Judicial Atentados contra la Iglesia catlica Autos-bomba (estallido de) Atentados contra diarios Atentados contra radioemisoras Atentados contra canales de televisin Atentados contra revistas 1Atentados contra agencias informativas Atentados contra establecimientos educativos ... Atentados contra entidades financieras Atentados contra ferrocarriles Atentados contra el Metro Buses incendiados Vehculos (no buses) incendiados 3Atentados contra buses 1Atentados contra vehculos (no buses) Atentados contra torres de alta tensin Atentados contra postes de alumbrado pblico. Atentados contra los bomberos Varios 3

    25

    1

    _

    34132

    6

    118

    10

    _

    44

    31

    615

    5

    53

    1

    65

    1

    34

    5

    3

    1

    1

    12126

    8129

    8

    1

    2

    3

    1

    1

    144

    13

    3

    17

    11

    111

    41

    4

    12

    _

    21151

    33115

    6

    1

    11211

    110118

    16

    5

    1

    1

    33

    1014

    5

    32026

    21

    2

    ,

    313

    337

    69

    6

    1

    2

    151

    2

    181

    7

    10

    2

    21

    3146

    356

    2116

    121

    1

    5

    1

    3

    15

    4

    3 2

    1 1

    1 1

    7 2

    4

    10 10 13

    14

    125042

    1715

    132

    31766465

    3718292963

    1701

    142

    FUENTES: El Mercurio de Santiago, La Tercera de la Hora, Las Ultimas Noticias, La Segunda y La Nacin.

  • CARLOS HUNEEUS

    adoptar una interpretacin triunfalista sobre la inminente e inevitable cadadel autoritarismo. Como bien lo anot Schmitter (23) el desplome del auto-ritarismo no siempre se ha debido al papel de la oposicin, sino ms bien aldesarrollo de las tensiones y conflictos en el interior de la coalicin gobernan-te. Su estudio constituye el mejor camino para comprender la crisis y cada delautoritarismo y en esa perspectiva debe integrarse al anlisis de la presinopositora, como un factor que puede agravar los conflictos en el interior de lacoalicin gobernante.

    Creemos que un anlisis de las tendencias dinmicas del rgimen auto-ritario se puede hacer mejor desde un enfoque que, girando en torno al con-flicto, estudie las estrategias de regulacin del conflicto, lo cual tambin per-mitir poder mostrar las implicancias de los cambios en el autoritarismo quepueden servir de apoyo a una transicin democrtica (24).

    LAS ESTRATEGIAS DE REGULACIN DEL CONFLICTO

    Y LA DIN`MICA POLTICA DEL RGIMEN AUTORITARIO

    Siguiendo a Lehmbruch (25), los sistemas polticos pueden ser entendi-dos a partir de la estrategia de regulacin del conflicto, que adoptan, y estospueden ser: la jerrquico-autoritaria, que corresponde a los regmenes auto-ritarios; la estrategia mayoritaria, que corresponde a la democracia del tipodel parlamentarismo britnico bipartidismo y sistema electoral mayorita-rio y la estrategia proporcional o consociacional, que corresponde a las de-mocracias instauradas por consenso, tienen un sistema de partidos mltiplesy el sistema electoral es el proporcional (26). Los elementos constitutivos y losejemplos se indican en el grfico I.

    (23) SCHMITTER: Liberation by golpe, op. cit.(24) Vase los libros de DAHRENDORF y COSER citados en la nota 19. Desarrolla-

    mos estas ideas en HNEEUS: La Unin de Centro Democrtico, op. cit.(25) GERHARD LEHMBRUCH : Proporzdemokratie. Politisches System und politis-

    che Kultur in der Schweiz und in sterreich, J. C. B. Mohr, Paul Siebeck, Tubinga,1967; Parteienwettbewerg im Bundestaat, Verlag W. Kohlhammer, Stuttgart, 1976.

    (26) Como seala LEPSIUS, la democracia consociacional significa un modelo dife-rente al parlamentarismo britnico, que se puede aplicar a diferentes pases, sean o nosegmentados, RAINER LEPSIUS: Parteiensystem, Wahlerbewegung und sozialer Wandelin Westeuropa, en O. BSCH (comp.): Wahlerbewegung in der Europaischen Ges-chichte, Colloquium Verlag, Berln, 1980. Una interpretacin ms restringida de lademocracia consociacional se da slo para las sociedades segmentadas y con traumas deconflictos polticos pasados, ha sido expuesta por el politlogo holands AREND LIJP-HART: The Politics of Accommodation: Pluralism and Democracy in the Netherlands,

    114

  • GR`FICO I

    TRES ESTRATEGIAS DE REGULACIN DEL CONFLICTO.CARACTERSTICAS Y DIFERENCIAS

    ferrquico-autoritaria Mayoritaria

    Proporcional(consociacional)

    Caractersticas prin- Conflicto regulado Conflicto regulado Conflicto reguladocipales. desde arriba me-

    diante estructuras,estilos y pautasde comportamien-to autoritarios.

    desde abajo por elmtodo mayorita-rio y por estructu-ras, estilos y pau-tas de comporta-miento democrti-cos.

    desde abajo por elmtodo proporcio-nal y por mecanis-mos democrticos.

    Estructura del con- Reprimido mediante Tendencia latente a Tendencia latente ha-flicto poltico. instrumentos coer- conflicto polariza- cia conflicto dife-

    citivos. do en dos fren- rendado y no su-tes; superposicin perpuesto.de conflictos.

    Impacto sobre el sis- Existencia mecanis- Instituciones sociales Instituciones socialestema poltico. mos control polti-

    co y cooptacin atodos los niveles.

    y polticas tienenla tendencia aorientar su funcio-namiento en dosbloques.

    y polticas puedenorganizarse y ac-tuar con alta auto-noma entre ellas.

    Impacto sobre el sis- Existencia de parti- Tendencia a la exis- Tendencia al surgi-tema de partidos.

    Sistema electoral.

    do nico se flexi-biliza con la tole-rancia de corrien-tes y semioposi-cin.

    En regmenes insti-tucionalizados hayelecciones no com-petitivas o semi-competitivas.

    tencia de sistemabipartidista, c o nexclusin de lospequeos parti-dos.

    Mayoritario.

    miento de sistemamltiple de parti-dos.

    Proporcional.

    Capacidad latente de Baja,in tegrac i n (sys-tem integration).

    Mediana. Alta.

    Ejemplos. Rgimen de Fran- II Repblica Espa- Monarqua parla-co, Mxico, Brasil ola, Gran Breta- mentara Espaa ,(1964-1985). a, Francia. Holanda, Blgica,

    Pases Escandina-vos.

    115

  • CARLOS HUNEEUS

    Ahora bien, los elementos constitutivos de un sistema poltico deben seranalizados hacia su interior y hacia juera. Observados hacia su interior, lossistemas polticos no son homogneos en los subsistemas en cuanto a la estra-tegia de la regulacin del conflicto, sino que son heterogneos: ciertos subsis-temas utilizan una estrategia de regulacin del conflicto propia la burocra-cia y las Fuerzas Armadas se rigen por la jerrquico-autoritaria, tanto en losregmenes autoritarios, como tambin en los democrticos y ciertos subsis-temas, por condicionantes estructurales de tipo poltico o cultural, exigenadoptar una estrategia diferente a la que se ha adoptado a nivel general delsistema poltico (27). As, por ejemplo, como lo mostr Klaus von Beymepara la Espaa de Franco, un rgimen autoritario adoptar criterios conso-ciacionales o proporcionales para la constitucin de los gobiernos a fin degarantizar la participacin en ellos de personas pertenecientes o vinculadasa los diferentes grupos de poder que configuran la coalicin gobernante (28).

    Los mecanismos constitutivos de la estrategia de regulacin del conflictoson institucionales y personales, siendo diferente el mayor o menor perfil quese da una u otra dimensin: ciertos regmenes autoritarios pueden tener altosniveles de institucionalizacin y bajos niveles de personalizacin; otros, pue-den ser altamente personalizados, teniendo un dbil y cambiante perfil insti-tucional (29). Se ha mostrado de manera consistente que un rgimen auto-ritario dotado de un muy alto perfil institucional como Mxico, funcionatambin por la influencia de factores personales (30). Entre estos poderes

    University o California Press, Berkeley y Los Angeles. El modelo consociacional, ins-pirado en LIJPHART, ha sido tomado para el caso de Chile por ALBERTO VAN KLAVE-REN: Instituciones consociativas: alternativas para la estabilidad democrtica enChile, Alternativas 2, 1984. Nosotros hemos aplicado en varios trabajos el modelo con-sociacional para el caso de Espaa siguiendo a LEHMBRUCH : CARLOS HUNEEUS: Elreencuentro de Espaa con la democracia, en NATALIO BETANA y otros: Los caminosa la democracia, Edit. Aconcagua, Santiago de Chile, 1978; La transicin a la democra-cia en Espaa. Dimensiones de una poltica consociacional, en J. SANTAMARA (comp.):Transicin a la democracia en el sur de Europa y Amrica Latina, op. cit, y en el libroLa Unin de Centro Democrtico, op. cit.

    (27) LEHMBRUCH : Parteienwettbewerg, op. cit., cap. I.(28) KLAUS VON BEYME: Vom Faschismus zur Entwicklungsdiktatur. Machtelite

    und Opposition in Spanien, R. Piper & Co., Verlag, Munich, 1971.(29) Para un anlisis que destaca la institucionalizacin del autoritarismo, JUAN

    LINZ: The Future of an Authoritarian Situation or the Institutionalization of anAuthoritarian Regime: The Case of Brazil, op. cit., nota 13; el trabajo clsico sobrela institucionalizacin es el de SAMUEL P. HUNTINGTON: Poltica! Order in ChangingSocieties, Yale University Press, New Haven, 1966.

    (30) SUSAN KAUFMAN PURCELL y JOHN H. PURCELL: State and Society in Mxico:Munst a Stable Polity be Institutionalized?, World Politics, 32/1980, pgs. 194-227.

    116

  • CHILE EN UNA PERSPECTIVA COMPARADA

    personales destaca el papel mediador y de arbitro que ejerce el lder y queacta especialmente cuando las instancias institucionales no tienen xito pararegular el conflicto (31).

    En sntesis, la estabilidad del autoritarismo no depende nicamente delperfil institucional, como lo plante Linz a partir de su anlisis de la situa-cin autoritaria en Brasil (32), sino tambin de elementos personales.

    El anlisis del autoritarismo segn el enfoque del conflicto y con una vi-sin heterognea hacia su interior respecto al funcionamiento de los subsiste-mas nos permite tener una visin ms compleja y diferenciada de los facto-res de poder y del sistema decisorio. El sistema poltico es as ms bien unaPolykratie, que una Monokratie (33). Un rgimen descrito de esta manerase caracterizar ms por el grado de complejidad o heterogeneidad de sus par-tes constitutivas, por la menor o mayor intensidad del conflicto de intereses,que si acaso es dbil o fuerte, estable o inestable.

    LA LEGITIMIDAD DEL ORDEN POLTICO

    Hemos dicho que los elementos constitutivos de un rgimen poltico sedefinen no slo hacia el interior, sino tambin hacia fuera.

    Hacia fuera, el rgimen debe gozar de legitimidad, es decir, debe existirla creencia en la poblacin de que sus instituciones y su coalicin gobernan-te son las ms apropiadas (34). Esto plantea la relacin entre el orden polti-co y los ciudadanos pues ningn rgimen poltico es indiferente a la opininprevaleciente en la mayora de la poblacin.

    La magnitud de la legitimidad depende en buena medida de la capacidaddel rgimen para resolver las principales demandas de la poblacin, solucio-nar los problemas que han dividido a la sociedad de manera grave y de lacapacidad para satisfacer los intereses de los diferentes grupos de poder y

    (31) Esto lo hemos analizado en otro trabajo, DIETER NOHLEN/CARLOS HUNEEUS:

    Elitenwettberwerb in der Spatphse des Franco-Regimes. Der Kampf um die politischeReform, en PETER WALDMANN, WALTHER L. BERNECKER y FRANCISCO LOPEZ-CASERO

    (comps.): Sozialer Wandel und Herrschaft im Spanien Francos, Ferdinand Schningh,Paderborn, 1984; tambin en CARLOS HUNEEUS: Autoritarismo, cuestin sucesiva ytransicin a la democracia: Espaa, Brasil y Chile, Opciones, 8/1986, pgs. 128-180.

    (32) JUAN J. LINZ: The Future of an Authoritarian Situation, op. cit.

    (33) Usamos los trminos del artculo de KLAUS HILDEBRAND: Monokratie oderPolykratie? Hitlers Herrschaft und das Dritte Reich, en el libro compilado por GE-RHARD HIRSCHFELD y LOTHAR KETTENACKER: Der Fhrerstaat: Mythos und Realitat,

    Klett-Cotta, Stuttgart, 1981.(34) Seguimos la definicin de SEYMOUR MARTIN LIPSET: Political Man, Heineman,

    Londres, 1960, pgs. 77 y sigs.

    117

  • CARLOS HUNEEUS

    lites que configuran la coalicin gobernante. Esto plantea la necesidad deque el rgimen tenga eficacia en su accin gubernamental (35).

    La legitimidad del sistema poltico puede tener tres fuentes: histrica otradicional, cuando el orden poltico se apoya en el desarrollo histrico delpas, prximo o lejano; legal o constitucional, cuando se apoya en un orde-namiento jurdico que el propio rgimen se da de acuerdo a un procedimien-to formalmente determinado; en tercer lugar, la legitimidad puede ser haciaadelante, de rendimiento, mediante polticas que pretenden satisfacer lasnecesidades ms apremiantes de la ciudadana, especial y socioeconmica (36).

    Esta ltima se vincula a la efectividad del sistema poltico, lo que planteala necesidad del estudio de las estrechas relaciones entre la economa y lapoltica. Esta es una relacin extraordinariamente compleja pues tiene mlti-ples interacciones: la economa descansa en bases polticas y sta no puedeprescindir de la economa, pues todos los sistemas polticos se preocupan deatender las necesidades socioeconmicas de la poblacin: la ciudadana eva-la el xito econmico del rgimen poltico no a travs de fras cifras eco-nmicas, sino que de la manera que la poblacin se beneficia de las polticaseconmicas (37).

    Empricamente, los nuevos regmenes polticos adoptan una estrategia delegitimacin mixta, impulsando simultneamente polticas en estas tres di-mensiones (38). De stas, la ms importante es la legitimacin hacia adelan-te, por el rendimiento o eficacia, pues slo su xito permitir justificar alnuevo rgimen como su mejoramiento sustantivo frente al anterior que depu-so, tendr una coalicin gobernante cohesionada y podr satisfacer las de-mandas y expectativas de los diferentes grupos de poder que la constituyen.Un alto xito en la eficacia del rgimen dar alta integracin y cohesinsocial y poltica, lo que facilitar considerablemente su consolidacin. Un

    (35) Sobre la eficacia, vase tambin LINZ: Crisis, Breackdown, and Reequilibra-tion, op. cit.

    (36) El concepto de legitimacin hacia atrs y hacia adelante ha sido inspira-do en GIUSEPPE DI PALMA: Founding Coalitions in Southern Europe: Legitimacy andHegemony, Government and Opposition, 15/1980, pgs. 162-189 (versin al castellanoen Revista del Departamento de Derecho Poltico, nms. 4 y 6, Madrid, 1980); parael concepto de legitimidad hay que consultar el clsico estudio de MAX WEBER: Diedrei reinen Typen der legitimen Herrschaft, reproducido en Soziologie, Weltges-chichtliche Analysen, Politik, Alfred Kroner Verlag, Stuttgart, 1968, pgs. 151-166.

    (37) Sobre la efectividad econmica en los regmenes no democrticos y sus im-plicaciones polticas vase KLAUS VON BEYME: Authoritarian Regimes-DevelopingOpen Societies?, en DANTE GERMINO y KLAUS VON BEYME (comps.): The Open So-ciety in Theory and Practice, Martinus Nijhoff, La Haya, 1974.

    (38) WEBER: Die drei reinen Typen, op. cit.

    118

  • CHILE EN UNA PERSPECTIVA COMPARADA

    fracaso en la eficacia o rendimiento, por tanto, afectar el meollo de la estra-tegia de legitimacin del rgimen.

    EL RGIMEN AUTORITARIO EN CHILE

    El rgimen autoritario instaurado en septiembre de 1973 puede ser ana-lizado a travs de tres elementos constitutivos: la heterogeneidad de la coa-licin gobernante; la adopcin de una estrategia de legitimacin mixta, en lacual el xito econmico constituy su columna vertebral, y, en tercer lugar,el bajo nivel de institucionalizacin vis-a-vis el alto nivel de personalizacindel poder.

    1. La heterogeneidad de la coalicin gobernante

    La primera peculiaridad del sistema poltico chileno es tener una hetero-gnea coalicin gobernante, constituida por tecncratas, sectores nacionalis-tas, gremialistas, polticos procedentes del antiguo PN, independientes ypersonal castrense (39). Cada grupo de poder o lite tiene un grado de par-ticipacin poltica en alguna parte del aparato poltico y gubernamental conlo cual el rgimen ha podido integrar una amplia y variada gama de intereses.A fin de darles participacin hubo de adoptar la estrategia de regulacin delconflicto de tipo proporcional o consociacional.

    Las instancias de coordinacin poltico-administrativa no son institucio-nales el Consejo de Gabinete, por ejemplo, sino el jefe de Estado cuyalabor inmediata y directa se realiza por la Secretara de la Presidencia a cargode un general del Ejrcito y en la cual trabajan muchos militares.

    Pinochet cumple un papel de mediador y arbitro en las tensiones y con-flictos entre los diferentes grupos de poder y, simultneamente, ejerce unpapel de impulsor de la poltica. Ambas tareas le dan una posicin clavecomo persona y en su responsabilidad institucional en el sistema po-ltico (40).

    Este papel integrador de Pinochet se expresa en la poltica diaria en sufuncin de cohesionar una coalicin gobernante compuesta no slo de civiles,sino tambin por militares.

    (39) Esto ya lo planteamos en otro trabajo, CARLOS HUNEEUS: Elecciones no com-petitivas en las dictaduras burocrtico-autoritarias en Amrica Latina, Revista Espa-ola de Investigaciones Sociolgicas, 13/1981.

    (40) Hemos analizado esto con mayor detalle en CARLOS HUNEEUS: La inaugu-racin de la democracia en Chile. Reforma en el procedimiento y ruptura en el con-tenido democrtico? Revista de Ciencia Poltica, vol. VII, 1986.

    119

  • CARLOS HUNEEUS

    Es importante resaltar que los militares han tenido una constante e im-portante participacin en altas posiciones de autoridad y poder: aproximada-mente la mitad de los ministros han sido miembros de las Fuerzas Armadas(vase cuadro 2); todos los intendentes de las regiones y los gobernadores

    CUADRO NM. 2

    LA ESTRUCTURA DE LA COALICIN GOBERNANTE EN CHILE(1973-1986)

    Ministerio

    InteriorRelaciones ExterioresEconomaMinera . . . .HaciendaEducacinJusticia . ,DefensaObras PblicasTransportes y Telecomuni-

    cacionesAgriculturaVivienda y Urbanismo ...Bienes nacionalesTrabajoSalud PblicaSecretara General del Go-

    bierno

    Total

    Totalministros

    66

    1377

    11764

    5684

    108

    10

    118

    FuerzasArmadas

    324314163

    434426

    6

    56

    Ejrcito

    2

    31

    52

    1

    2

    1

    6

    23

    Armada

    21114

    1

    1

    1

    12

    Aviacin

    1

    1

    311

    14

    12

    Carabi-neros

    1

    1

    2

    41

    9

    FUENTE: Diario Oficial.

    de las cincuenta provincias en que est dividido administrativa y poltica-mente Chile son uniformados en servicio activo y con mando directo de tro-pa, habiendo un mayor nmero de gobernadores del Ejrcito que de lasotras ramas de las Fuerzas Armadas (vase cuadro 3); los rectores de lasuniversidades han sido mayoritariamente miembros de las Fuerzas Armadas,incluyendo numerosos y significativos casos la Universidad de Chile y laUniversidad de Santiago en la cual el rector-delegado ha sido un generalen servicio activo; altos ejecutivos de las empresas estatales CORFO,CODELCO, CAP, ENDESA, ENTEL, ENAEX, ENACAR, ENAMI, etc.

    120

  • CHILE EN UNA PERSPECTIVA COMPARADA

    CUADRO NM. 3

    LOS INTENDENTES REGIONALES EN CHILE *(Agosto 1986)

    Regiones Ejrcito Armada Fach Carabin.

    I Regin 1II Regin 1

    III Regin 1IV Regin 1V Regin

    Regin Metropolitana 1VI Regin 1

    VII Regin 1VIII Regin 1

    IX Regin 1X Regin

    XI Regin 1XII Regin 1

    Total 11 1 1

    * Esta estructura se ha mantenido desde el establecimiento de la nueva divisinadministrativa del pas en 1981.

    ** Es oficial en retiro.

    FUENTE: Diario Oficial.

    son miembros de las Fuerzas Armadas. Esto contrasta sustancialmente conla estructura de la coalicin gobernante en otros regmenes autoritarios Bra-sil y Argentina, por ejemplo en los cuales la participacin castrense ha sidoconsiderablemente menor (41) (vase cuadro 4).

    Al conservar Pinochet el cargo de comandante en jefe del Ejrcito, puedeintegrar en su persona el poder y la autoridad sobre el personal civil y cas-trense de la coalicin gobernante (42).

    (41) Para un anlisis de la participacin castrense en el Chile de Pinochet condatos empricos a nivel central y vertical del Estado, vase CARLOS HUNEEUS y JORGEOLA VE: Autoritarismo, militares y transicin a la democracia: Chile en una perspec-tiva comparada, trabajo preparado para ser presentado al Primer Congreso de la Aso-ciacin Chilena de Ciencia Poltica que debi realizarse en Santiago de Chile en sep-tiembre de 1986 y que fue suspendido por la declaracin del estado de sitio.

    (42) La distincin entre poder y autoridad la hacemos segn la aclaracin deDAHRENDORF: Class and Class Conflict, op. cit., pg. 166, para el cual el poder estligado a la personalidad de los individuos y la autoridad, a posiciones sociales o papeles,

    121

  • CARLOS HUNEEUS

    CUADRO NM. 4

    LA ESTRUCTURA DE LA COALICIN GOBERNANTEEN LOS AUTORITARISMOS DE ARGENTINA (1966-1973; 1976-1983)

    Y BRASIL (1964-1985)

    ARGENTINA

    InteriorRR.EEJusticiaEconoma 6Trabajo 8Agricultura 2Hacienda 9Industria y Comercio ... 4Energa y Minas 3OO.PP 6Transporte 2Defensa 8Seg. Social 13Educacin 11Planificacin 3Salud y Ambiente ... 3Vivienda 3Informacin 2Secretara General 3

    Totales ...

    Total

    111011

    Mili-tares

    631

    115

    135111

    13

    31

    BRASILMili-

    Total tares

    Interior 5 3Justicia 10 RR.EE 3 Guerra 7 7Armada 5 5Aire 5 5Hacienda 5 Transportes y OO.PP. 4 3Industria y Comercio ... 8 1Agricultura 7 Educacin 9 2Trabajo y Previsin ... 6 1Minas y Energa 5 Bienestar 3 Planificacin y Coordi-

    nacin Econmica ... 5 Comunicacin 4 2Salud 6 Informacin 1 Reforma Agraria 1 1Casa Militar 6 6Casa Civil 5 2Serv. Nac. Inf 5 5Sec. de la Pr 2

    Totales 117 43

    FUENTE: Keesings Contemporary Archives, aos correspondientes.

    Esta alta y permanente participacin castrense en el rgimen autoritariode Chile se aparta de la generalizacin de Juan Linz sobre la creciente dismi-nucin de la participacin militar en el gobierno en beneficio de los civiles:

    quien la tom de MAX WEBER: Wirtschaft und Gesellschaft, J. C. B. Mohr, Paul Siebeck,Tubinga, 1956.

    122

  • CHILE EN UNA PERSPECTIVA COMPARADA

    En los regmenes que surgen de una accin militar el Ejrcitodisfruta de una posicin privilegiada y se mantiene en posicionesclaves, pero pronto coopta a polticos, funcionarios y tcnicos, quecada vez son ms quienes van tomando la mayora de las decisiones.

    Cuanto ms se llega a consolidar un rgimen, menor es el nme-ro de personalidades estrictamente militares que forman el Gobier-no. En este sentido, puede resultar equvoco hablar de dictaduramilitar, aun cuando el jefe del Estado sea un militar. De hecho esprobable que lleve a cabo un cuidadoso programa de despolitizaciny profesionalizacin del Ejrcito, al tiempo que mantiene estrechosvnculos con el cuerpo de oficiales, con el fin de contar con sulealtad (43).

    Lo particular de esta alta y constante participacin poltica de los milita-res es que no ha politizado a las instituciones castrenses. Ello le da al rgi-men y principalmente al jefe del Estado un poder poltico de enormes pro-yecciones, como se pudo manifestar durante las protestas y la apertura. Estafalta de politizacin de los institutos castrenses constituye un hecho positivopara el futuro de la democracia en Chile. En efecto, la participacin castrenseen el Gobierno no ha provocado el funesto sndrome de la politizacin de losinstitutos armados, que conduce a su divisin y a una espiral de golpes ycontragolpes que hace imposible estabilizar el orden democrtico, como lomostr Argentina en las ltimas dcadas (44).

    2. Estrategia de legitimacin mixta, con predominiode los objetivos econmicos: el modelo Chicago

    La estrategia de legitimacin del nuevo orden poltico fue mixta. En pri-mer lugar, se bas en una legitimacin histrica, hacia atrs, sobre la base derechazar no slo el Gobierno de la Unidad Popular, sino tambin el desarro-llo poltico-democrtico de las ltimas dcadas. El golpe de Estado, por tanto,

    (43) LINZ: Una teora del rgimen autoritario, op. cit., pgs. 236-237.(44) Esta falta de politizacin de las Fuerzas Armadas se ubica en un sistema

    poltico en el cual los institutos armados han crecido de manera sustancial a dife-rencia de la Espaa de Franco, en que el gasto en defensa cay abruptamente desdecomienzos de los aos cincuenta, que se explica, entre otros motivos, por la necesi-dad de mantener un alto nivel de profesionalismo debido a conflictos latentes externos,especialmente con Argentina. A fines de 1978, las Fuerzas Armadas argentinas, que de-tentaban el poder, casi inician una guerra con Chile, que fue frenada por la oportunaintervencin del Papa Juan Pablo II.

    123

  • CARLOS HUNEEUS

    no fue tan slo contra un determinado Gobierno, sino fundamentalmentecontra un tipo de rgimen poltico. La legitimacin histrica sirve para plan-tear un proyecto poltico de vastas dimensiones y proyecciones, que no seamarra a determinados plazos, sino tiene metas por alcanzar. La legitima-cin hacia atrs, por tanto, tambin sirve para fundamentar la legitimacinhacia adelante (45).

    La legitimacin hacia adelante plante la bsqueda de un nuevo ordensocioeconmico y poltico, en el cual las principales necesidades de los indi-viduos seran satisfechas. Habiendo asumido el poder en un momento en quela economa del pas estaba en grave crisis hiperinflacin, enorme dficitde la balanza de pagos, desarticulacin del aparato productivo, etc. losobjetivos econmicos fueron los prioritarios. Se estableci la primaca de laeconoma. Los nuevos gobernantes se entusiasmaron en sus promesas cuandoen 1975 el sector econmico pas a ser dirigido por economistas moneta-rios los Chicago boys que plantearon que la economa del pas podaalcanzar un desarrollo espectacular en muy pocos aos.

    Beneficindose de la alta liquidez internacional producida por el alzade los precios del petrleo y dando enormes ventajas a los bancos extranjeros,la poltica econmica de los Chicago boys permiti atraer masivos flujosde divisas que fueron destinadas preferentemente al consumo y a actividadesespeculativas, en desmedro de las actividades productivas. Este gigantescoendeudamiento permiti la existencia de una imagen de xito econmico du-rante los aos del boom (1979-1981), configurando una fase triunfalistaque llev al rgimen a sus polticas ms ambiciosas: los principios socialesy polticos implcitos en el modelo econmico se aplicaron a la sociedad las

    (45) La legitimacin hacia atrs ha sido expuesta en diversos documentos, es-pecialmente en el discurso de Pinochet ante la juventud en Chacarillas, el 9 de juliode 1977 reproducido en El Mercurio, 10 de julio de 1977 y su discurso de inaugu-racin del ao acadmico 1979 en la Universidad de Chile, que se reproduce en ElMercurio, 7 de abril de 1979. Ella se apoya en una interpretacin histrica sobre la deca-dencia de Chile expuesta, entre otros, por el historiador y ex ministro de EducacinGONZALO VIAL. Vase su ambiciosa obra Historia de Chile, Editorial Santillana, San-tiago, 1981-1982, y su tesis ha sido presentada sucintamente en su artculo Decaden-dencia, consensos y unidad nacional en 1972, en Dimensin histrica de Chile, n-mero 1, 1984. Esta tesis ha sido compartida por intelectuales de oposicin. VaseFOXLEY: Para una democracia estable, op. cit., pgs. 27 y sigs. Para una presenta-cin y crtica de la interpretacin decadentista de algunos historiadores chilenos vaseCRISTIAN GAZMURI: Historia de Chile republicano, una decadencia?, en Alterna-tivas, nmero especial, Cinco estudios sobre la idea de decadencia histrica, 1984.Para una crtica de los fundamentos econmicos, polticos y ticos del modelo deChicago, vanse los artculos de RICARDO CLARO, cuya seleccin ha hecho en su libroSiempre Claro, Bruguera, Santiago, 1985.

    124

  • CHILE EN UNA PERSPECTIVA COMPARADA

    siete modernizaciones, que incluan salud, la previsin social, educa-cin, etc., yendo incluso a las asociaciones voluntarias, cuando se plante lalibertad de afiliacin en los colegios profesionales, en la regulacin territo-rial de las ciudades, etc. Los gobernantes se plantearon el propsito de re-construir las bases de las relaciones entre la economa, la sociedad y el Es-tado a fin de crear un orden socioeconmico suficientemente slido como pararesistir las alternativas de Gobiernos y los cambios de regmenes. Era unproyecto, por tanto, de proyecciones revolucionarias (46).

    La estrategia de legitimacin por el rendimiento fue la columna vertebralde la poltica de consolidacin del rgimen y para transitar hacia la demo-cracia: el xito econmico no slo le dara cohesin, sino tambin le daraalta legitimidad y creara unas slidas bases para el establecimiento del ordendemocrtico consagrado en la Constitucin de 1980. El clima de xito eco-nmico creado durante el boom ayud sensiblemente a la movilizacinpoltica que dio al Gobierno la mayora que buscaba en el plebiscito de 1980.La inflacin haba bajado abruptamente del 1.000 al 30 por 100; el PIB esta-ba creciendo de manera persistente a tasas superiores al 8 por 100 anual,niveles sin precedentes en la historia de Chile, aunque stos se calcularonsobre la base de la cada de un 13 por 100 en 1975 y la balanza de pagosmostraba un supervit muy destacado originado en exportaciones no tradicio-nales y en la afluencia de crditos externos (47).

    Los xitos del modelo no fueron totales: el desempleo, incluido el PEM,super el 15 por 100 de la fuerza de trabajo durante seis aos (vase el gr-fico II) y las remuneraciones reales entre 1976 y 1980 alcanzaron un prome-dio inferior al 80 por 100 del valor que tuvieron en 1970 e incluso en 1981todava no recuperaban el valor que tuvieron once aos antes (48).

    (46) El Gobierno adopt una estrategia de todo o nada: el modelo econmiconeoliberal llevara de manera inevitable al desarrollo. Esto fue implementado al inte-rior del Gobierno con un gran dogmatismo, constituyndose en una fuerza de cohe-sin forzada de sectores muy heterogneos, unidos por esa promesa de xito. No esfcilmente explicable que un rgimen militar haya adoptado una estrategia tan esca-samente flexible, que resultaba a todas luces simplificada y altamente ideolgica.

    (47) JOS PABLO ARELLANO y RENE CORT`ZAR: Del milagro a la crisis: algunasreflexiones sobre el momento econmico, en Estudios Ciepln, nm. 8, julio 1982,pgs. 43-69; RICARDO FRENCH DAVIS: El experimento monetarista en Chile, en Es-tudios Ciepln, nm. 9, diciembre 1982, pgs. 5-40; JOS PABLO ARELLANO: De laliberacin a la intervencin: el mercado de capitales en Chile, 1974-1983, en EstudiosCiepln, nm. 11, diciembre 1983, pgs. 5-50; del mismo autor, La difcil salida al pro-blema del endeudamiento interno, en Estudios Ciepln, nm. 13, junio 1984, p-ginas 5-26.

    (48) ARELLANO y CORT`ZAR: Op. cit., pg. 44.

    125

  • CARLOS HUNEEUS

    GR`FICO II

    TASA DE DESOCUPACIN (INC. PEM Y POJH) (1961-1984)

    %35

    30

    25

    20

    15

    10

    61 62 63 64 65 66 67 68 69 70 71 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84

    FUENTE: Programa de Economa del Trabajo (PET), Academia de Humanismo Cris-tiano, segn datos del INE.

    La estrecha interrelacin entre la legitimacin hacia atrs y hacia adelan-te se expres en mltiples dimensiones, incluida la coalicin gobernante. Enefecto, ella tuvo destacadas personalidades de la poca de la democracia, co-menzando con los dos ex presidentes de la Repblica, Gabriel Gonzlez Vi-dela (1946-1952) y Jorge Alesandri (1958-1964), que integraron el Consejode Estado. Alessandri fue presidente de ste hasta despus de la aprobacinde la Constitucin en el plebiscito de 1980. Hubo, adems, ex ministros, exsubsecretarios y altos funcionarios del sexenio alessandrista en diferentespuestos polticos del rgimen autoritario, como ministros, embajadores, miem-bros del Consejo de Estado, de las Comisiones Legislativas, etc. Sin embargo,siendo un rgimen que mira hacia adelante la lite poltica se compone ma-yoritariamente de personalidades independientes, que no haban ocupadocargos pblicos durante la democracia.

    126

  • CHILE EN UNA PERSPECTIVA COMPARADA

    La legitimacin legal: los problemas de la institucionalizacindel rgimen

    La tercera dimensin de la estrategia de legitimacin fue legal. Ella tienesu pieza fundamental en el establecimiento de un orden constitucional pro-pio. Escasas semanas despus del 11 de septiembre de 1973, el Gobiernodesign una Comisin redactora de una nueva Constitucin poltica, presididapor el ex ministro de Justicia del Gobierno de Alessandri, Enrique OrtzarEscobar. En esta Comisin se integraron constitucionalistas de diversas co-rrientes; sin embargo, los miembros que no se adheran a los propsitos polti-cos del Gobierno renunciaban a ella, adquiriendo la Comisin un carctermonocolor.

    La Constitucin de 1980 establece dos rdenes constitucionales: uno, queentrar a regir despus de un perodo de transicin y otro que rige du-rante la transicin. El orden constitucional de 1980 recogi el modelo dela democracia protegida que establece diversos mecanismos para defen-derla, tanto de la amenaza totalitaria, excluyendo a los partidos que lapromueven (art. 8.), como tambin de la demagogia y de la tirana delos partidos cuando afirma en el artculo 18 que el sistema electoral a apli-carse garantizar siempre la plena igualdad entre los independientes y losmiembros de los partidos polticos, tanto en la presentacin de candidaturascomo en su participacin en los sealados procesos. El artculo 18, portanto, recoge los planteamientos polticos del gremialismo (49) y del ales-sandrismo, asumiendo una tradicin ms larga de la derecha chilena, de re-chazo a los partidos y que se remonta a Jorge Prat y a la revista Estanqueroa finales los aos cuarenta (50).

    El perodo de transicin, que est regulado en los artculos transitorios,establece un plazo de ocho aos y plante el plebiscito constitucional comouna eleccin presidencial no competitiva. Esto ampliaba las fuentes de lalegitimacin de la autoridad y el poder de Pinochet al permitirle recibir unimportante apoyo popular directo (51). La Constitucin fue aprobada en unplebiscito que, realizado en el momento del boom econmico, le permiti

    (49) Estas crticas al sufragio universal y al papel de los partidos en las eleccio-nes ha sido fundamentado por JAIME GUZMAN: El camino poltico, en Realidad,nm. 7, 1982, pgs. 13-23.

    (50) Esto lo fundamentamos en nuestra tesis doctoral, Der Zusammenbruch derDemokratie in Chile. Eine Vergleinchende Analyse, Esprint Verlag, Heidelberg, 1981,pgs. 62-71 y 94-100.

    (51) HUNEES: La inauguracin de la democracia en Chile, op. cit.

    127

  • CARLOS HUNEEUS

    al Gobierno movilizar eficazmente a toda la coalicin gobernante y concitarun apoyo popular activado naturalmente mediante el uso intensivo de latelevisin, la radio y la propaganda callejera, todo lo cual le fue negado a laoposicin, que le permitieron conseguir un apoyo del 67 por 100 de los votosvlidamente emitidos sobre la base del clima exitista y aclamatorio existentepor el boom. A la oposicin se le toler desarrollar una breve y limitadacampaa por el No, que tuvo como principal hito un acto que reuni unas10.000 personas en el teatro Caupolicn, cuyo orador de fondo fue el ex pre-sidente Eduardo Fre (1964-1970) (52).

    Es interesante anotar que no hubo consenso en el interior de la coalicingobernante acerca del texto constitucional que se someti a plebiscito. Elproyecto enviado por el Consejo de Estado, preparado por la Comisin Or-tzar y firmemente apoyado por Alessandri, estableca un perodo de transi-cin de slo cinco aos, durante el cual el presidente Pinochet seguira en sucargo slo por este perodo, habra un Parlamento designado en el cual laJunta designara los diputados y el presidente a los senadores y las eleccionespresidenciales y parlamentarias se haran simultneamente noventa das an-tes de expirar el perodo de transicin, es decir, a finales de 1984 (53). Pi-nochet modific sustancialmente la regulacin de la transicin no slo enel plazo, sino tambin en cuanto a los mecanismos institucionales que deten-tara la autoridad poltica en ella (54).

    (52) Esto lo explicamos en otro trabajo, HUNEEUS: Elecciones no competitivas,op. cit. (nota 39), mostrando que Pinochet ha fortalecido su poder y autoridad sobre labase de dos plebiscitos, el de 1978 y el de 1980.

    (53) No es una casualidad que durante la apertura el gremialismo, organizado enel partido Unin Demcrata Independiente (UDI) planteara la rpida constitucin deun Congreso anticipado, iniciativa que nunca fue compartida por Pinochet puesimplicaba dar vigencia a una parte del proyecto de Alessandri que antes haba re-chazado.

    (54) Ac aludimos a las diferencias fundamentales entre Alessandri y Pinochet yno mencionamos otras, expresadas en el voto de minora en el Consejo de Estado sus-crito por Carlos Cceres que despus ser ministro de Hacienda y Pedro Ibezque disenta del proyecto de Alessandri en temas fundamentales, como el sufragio uni-versal. Cceres e Ibez eran francamente crticos de ste en comparacin a Alessandri,que ya lo era. Para analizar estos documentos, incluyendo el informe del Consejo deEstado, el texto constitucional y el voto de minora aludido, vase la publicacin delInstituto de Estudios Generales, Textos comparados de la Constitucin poltica, Edito-rial Universitaria, Santiago, 1980.

    128

  • CHILE EN UNA PERSPECTIVA COMPARADA

    3. Bajo nivel de institucionalizacin y alta personalizacindel poder

    La tercera caracterstica del rgimen autoritario es su bajo nivel de insti-tucionalizacin vis-a-vis la alta personalizacin del poder. Tuvo razn Linzcuando afirm que no es fcil para los autoritarismos adoptar frmulas ins-titucionales pues las alternativas son o bien, un rgimen de partido nico,como en Mxico, que plantea problemas de politizacin de la sociedad ydisponer de un amplio nmero de activistas, o bien una frmula corporativa,que lleva el peligro de ser rechazada por fascista en el plano internacional einterno (55). Pinochet rechaz ambas frmulas y adopt, como dira Linz,una situacin autoritaria en la cual el nivel institucional tiene un perfil rela-tivo, en que destaca la estructura presidencial del sistema poltico, que pe-netra a nivel territorial y funcional, que ejerce Pinochet con las atribucioneslegales y las histricas que tuvo en el pasado y una Junta de Gobierno queejerce el Poder Legislativo y en la cual las tres ramas de las Fuerzas Arma-das y de Orden formalmente asumen una gran responsabilidad poltica (56).La Junta tiene autonoma, pero no es inusual la aparicin de diferencias deopinin entre sta o algunos de sus miembros, especialmente el almiranteMerino y Pinochet, como ocurri con el proyecto de ley de partidos pol-ticos en lo referente al nmero de inscritos que se exigira a cada partido paraser legalizado (57).

    La baja institucionalizacin no favoreci la participacin poltica de losdiferentes grupos de la coalicin gobernante, que se ven supeditados a lasdecisiones de Pinochet. De all que ningn grupo de poder tiene una deter-minada parcela de poder a nivel gubernamental bajo su control, con la nicaexcepcin de los Chicago boys que controlan el sector econmico del Go-bierno hasta el desplome del boom.

    Sin embargo, no se puede exagerar la importancia de la alta personaliza-cin del poder en el general Pinochet, pues ste acta en un sistema poltico

    (55) LINZ: The Future of Authoritarian Situation, op. cit.(56) Sobre el presidencialismo en Chile vase JORGE TAPIA-VIDELA: The Chilean

    Presidency in Developmental Perspective, en Journal of Interamerican Studies andWorld Affairs, vol. 19:4, 1977.

    (57) El jefe de Estado era partidario de exigir una cuota altsima de afiliados acada partido para ser legalizado, requisito que no fue compartido, entre otros, por elalmirante Merino y por el miembro del Consejo de Estado, Francisco Bulnes, por con-siderarlo un obstculo para la organizacin de los partidos. El ex senador Bulnes renun-ci a este organismo a finales de 1984, precisamente por tener diferencias polticasde fondo.

    129

  • CARLOS HUNEEUS

    complejo y diferenciado, y qu^iene un sector institucional bastante signifi-cativo representado por la participacin de las Fuerzas Armadas en el sistemapoltico (vase cuadros 2 y 3). Lo que s es importante tener en cuenta esque Pinochet, a diferencia de Franco, mantiene directamente la conduccindel Estado y el Gobierno, lo que supone asumir una vastsima carga polticay administrativa, que el Caudillo haba delegado en el almirante CarreroBlanco, que ste ejerca con la ayuda de la Presidencia y una burocracia es-tatal modernizada. Esta absorcin de funciones y tareas por parte del generalPinochet implica una concentracin desmedida de funciones y tareas polticasy administrativas demasiado input en una persona, que dificulta la efi-cacia del sistema la cantidad y oportunidad de los output (58).

    La baja institucionalizacin vis-a-vis la alta personalizacin fue impugna-da por sectores del interior de la coalicin gobernante durante la redaccin dela actual Constitucin pues la frmula de Alessandri planteaba no slo unagran institucionalizacin a costa de la personalizacin, sino tambin estable-ca un plazo limitado para la autoridad de Pinochet, que contradeca el cri-terio bsico del rgimen de que no haban plazos, sino metas a alcanzar. Losartculos transitorios aadidos a la Constitucin, por tanto, no se dirigieronprimeramente contra la oposicin, sino hacia la coalicin gobernante paraexigirle cohesin detrs del jefe del Estado. De all, adems, que se plantearala eleccin no competitiva del jefe del Estado, precisamente porque en el inte-rior de la coalicin gobernante se haba planteado una fuerte crtica a lasbases de su autoridad.

    ESTABILIDAD DEL ORDEN AUTORITARIO Y POLTICAS

    DE SINCRONIZACIN

    El modelo del rgimen autoritario de Juan Linz gira en torno al plura-lismo limitado con lo cual lo puede diferenciar de la democracia (59). Comoel mismo Linz aade, tambin se podra analizar el orden autoritario en susdiferencias con el totalitarismo y decir que se trata de un monismo limitado.Si el totalitarismo se define por la sincronizacin (Gleichschaltung) de lasestructuras polticas, culturales y sociales por el nuevo Estado (60), que es

    (58) HUNEEUS: La inauguracin de la democracia en Chile, op. cit.(59) LINZ: Una teora del rgimen autoritario, op. cit.; Totalitarian and Autho-

    ritarian Regimes, op. cit.(60) La sincronizacin Gleichschaltung constituye el eje conceptual del mo-

    delo del totalitarismo referido al rgimen de Hitler. El estudio clsico al respecto es el

    130

  • CHILE EN UNA PERSPECTIVA COMPARADA

    controlado por el partido nico, el orden autoritario practica una sincroni-zacin limitada: cierra el Parlamento y prohibe la actividad partidista, perono organiza un partido de masas; prohibe las grandes federaciones sindicales,pero tolera la existencia de los sindicatos; interviene las universidades, perono sincroniza a sus profesores y alumnos segn la ideologa y el aparato decontrol partidario; tolera los grandes espacios institucionales de la Iglesia ca-tlica, incluyendo sus organizaciones de laicos, etc. Todo esto da una mayorcomplejidad y heterogeneidad al orden autoritario (61).

    La complejidad y larga tradicin democrtica de un pas como Chile nopermita una sincronizacin total. Esto habra requerido no slo una dosisconsiderablemente ms amplia y dursima de coercin que la utilizada al co-mienzo del rgimen, sino tambin luchar contra las sofisticaciones de una so-ciedad democrtica, que tena fuertes bases sociales y culturales especial-mente una poderosa Iglesia catlica. De all que es absurdo hablar del casochileno como fascismo o totalitarismo (62). En Chile, a diferencia de la Ale-mania de los veinte que abri el camino a Hitler, haba una poderosa Iglesiacatlica que cubra amplios sectores culturales y sociales de la sociedad mien-tras que en Alemania, ella era minoritaria, frente a la Iglesia protestante,cuyos laicos fueron atrados vertiginosamente por la demagogia nazi, consti-tuyendo uno de los fundamentos de su auge electoral.

    Esta sincronizacin limitada permiti la continuidad de instituciones delsistema poltico democrtico; subsisti una red poltico-partidaria mnima,que se transmiti mediante la familia; la Iglesia catlica dio un enorme es-pacio de libertad y pluralismo, a partir de la cual se pudo desarrollar la de-fensa por los derechos humanos a travs del Comit de Paz, primero, y aldisolverse ste, por la Vicara de la Solidaridad despus; en este contextosurgi la Academia de Humanismo Cristiano, a fin de amparar y estimular

    dirigido por KARL BRACHER, junto a W. SAUER y S. SCHULZ: Die nationalsozialis-tische Machtergreifung, Westdeutscher Verlag, Colonia, 1962.

    (61) El anlisis del autoritarismo como sincronizacin limitada es bastante til,pues ayudara a analizar de manera gentica cmo se establece un autoritarismo y quespacios de libertad deja existiendo. El pluralismo limitado es un elemento que sehace visible despus, una vez que el rgimen se ha consolidado, pero esto tambindepende de la forma en que desarrolla la instauracin.

    (62) Para un anlisis del Chile de Pinochet, segn el fascismo vase ALVAROBRIONES y ORLANDO CAPUTO: Amrica Latina: nuevas modalidades de acumulaciny fascismo dependiente, en ILDIS: El control poltico en el Cono Sur, Siglo XXI Edi-tores, Mxico, 1978; para una acertada crtica de esta interpretacin vase ALBERTOVAN KLAVEREN: Enfoques alternativos para estudio del autoritarismo de Amrica La-tina, en FRANCISCO ORREGO VICUA (comp.): Transicin a la democracia en Amri-ca Latina, Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires, 1985.

    131

  • CARLOS HUNEEUS

    el pluralismo acadmico ante universidades intervenidas y un clima aclarato-rio excesivamente sectario hacia otras ideologas que la oficial (63).

    El sistema poltico de Chile no era una Monokratie, sino una Polykratie,en el cual pudo subsistir una oposicin con grandes dificultades. Sin embargo,sta dispuso de recursos polticos ms amplios que sus homlogos en otrosregmenes autoritarios, como Argentina o la misma Espaa de Franco (64).

    La oposicin tuvo al comienzo una dimensin organizativa mnima, re-cluida muchas veces a actividades sociales y profesionales. Adems, tenala importancia simblica de mantener encendida la llama democrtica. A par-tir de esta base se fue expandiendo una actividad ms poderosa cuando elrgimen lo permiti o lo toler voluntaria o involuntariamente. Dos oportu-nidades permitieron un fuerte impulso de la actividad opositora: los plebis-citos de 1978 y 1980, que fueron presentados por el rgimen como eleccio-nes no competitivas del general Pinochet. La oposicin desarroll una breveaccin en una postura de rechazo a la correspondiente frmula oficialista,que puedo tener un perfil relativamente cohesionado por el liderazgo delex presidente Eduardo Frei, que actu como figura de integracin enambos (65).

    EL RGIMEN EN SU CSPIDE ECONMICO-POLTICA

    Y SU FRAGILIDAD

    En 1980 el rgimen estuvo en su mejor momento econmico y polticoy de all que aprovechara para ratificar plebiscitariamente la Constitucinde 1980. El triunfalismo econmico les haca mirar en un futuro promisorio,convencidos de que la transicin a la democracia protegida se iniciara deinmediato.

    (63) Sera materia de un trabajo especial destacar el extraordinario papel desem-peado por la Iglesia catlica durante el autoritarismo en Chile, como institucin quedefendi espacios de libertad y valores democrticos. Para un buen anlisis de estepapel vase BRIAN SMITH : The Church and Politics in Chile, Princeton UniversityPress, Princeton, 1982.

    (64) Sobre la oposicin en el rgimen autoritario vase LINZ: Opposition to andunder an Authoritarian Regimes, op. cit.; ROBERT A. DAHL : Introduction a sulibro Regimes and Oppositions, op. cit.

    (65) HUNEEUS: Elecciones no competitivas, op. cit.; para un buen anlisis com-parado de los plebiscitos de Chile y el Uruguay, en noviembre de 1980, que perdi elGobierno, vase Luis E. GONZ`LEZ: Transicin y partidos en Chile y Uruguay, docu-mento de trabajo CIESU, Montevideo, 1985.

    132

  • CHILE EN UNA PERSPECTIVA COMPARADA

    Destacadas figuras de la derecha fueron movilizadas en apoyo al S,que obtuvo una amplsima mayora. La prensa escrita, radial y la televisin,estaba por la tesis oficialista, creando un clima aclamatorio, reafirmado porel triunfalismo de su equipo econmico. Algunas semanas despus del ple-biscito el Gobierno, a travs del ministro del Interior, Sergio Fernndez, dabauna demostracin de fuerza exiliando el presidente del PDC, Andrs Zald-var. El Gobierno estaba en el momento ms alto de su legalidad: tenanueva Constitucin, era apoyada por polticos de la etapa democrtica y porun amplio sector de la ciudadana; haba una economa en pleno crecimiento,que ofreca un futuro maravilloso. Chile estaba en el umbral de convertirseen una sociedad moderna y avanzada (66).

    Este castillo pronto mostr grietas, que comenzaron a aparecer por laeconoma, es decir, por su columna vertebral. Las grietas fueron inicialmen-te pequeas, pero con relativa rapidez aumentaron de magnitud, para mos-trar que se estaba ante una estrategia de legitimacin por el rendimiento quetena pies de barro.

    La primera fisura se manifest el 29 de abril de 1981, es decir, escasassemanas de haber comenzado la aplicacin de la nueva Carta Fundamental,cuando quebr la empresa CRAV, poniendo de relieve ante la banca extran-jera el sobreendeudamiento de las empresas; en noviembre de ese mismo aoel Gobierno debi intervenir ocho instituciones financieras que estaban alborde de la quiebra y que haban estado haciendo uso del apoyo crediticiodel Banco del Estado. En 1981, hubo un dficit de 4.800 millones de dla-res en la cuenta corriente, de los cuales slo una cuarta parte se podan ex-plicar por los factores externos disminucin del precio del cobre, aumentode la tasa de inters internacional, disminucin del precio de otras exporta-ciones (67). Este dficit era el resultado de las abundantsimas importa-ciones, el pago de intereses de los crditos externos, etc., y esa enorme canti-dad ya era muy difcil de ser llenada con nuevos crditos internacionales.El modelo econmico mostraba tener un cuello de botella precisamente pordonde haba venido el xito. Estos problemas no fueron una advertenciasuficientemente relevante para las autoridades econmicas a fin de que en-mendaran el rumbo para prevenir una crisis mayor. Por el contrario, siguie-ron enceguecidas por el triunfalismo econmico y mantuvieron la poltica

    (66) El xito del rgimen en ese momento explica tambin la debilidad de la opo-sicin y del PDC, que no pudo movilizarse ante la expulsin de su presidente.

    (67) ARELLANO: De la liberacin a la intervencin, op. cit., pg. 48. RicardoClaro haba advertido acerca de la fragilidad del modelo en 1977; vase en Comenta-rios Econmicos, en La Tercera Hora y su relacin con su libro Siempre Claro, op. cit.

    133

  • CARLOS HUNEEUS

    confiando en el buen funcionamiento de sus reglas del juego el ajusteautomtico.

    La crisis emergente se tradujo de inmediato en la cada de actividadeseconmicas y, por ende, en el aumento del desempleo, que salt de maneraespectacular durante 1982, pese a que antes las tasas de desocupacin yaeran altas. Las estimaciones del Departamento de Economa de la Universi-dad de Chile mostr que en septiembre de 1981 la tasa de desocupacin erael 8,1 por 100; en diciembre, 10,9 por 100; en marzo de 1982 salt al15,9 y tres meses despus, al 19,9, que es el mismo que hay en noviem-bre (68).

    Estos altos niveles de desempleo son todava mayores en ciertas ramasde la actividad econmica, como la construccin: el INE mostr que deun 22,1 por 100 en octubre-diciembre de 1981 salt al 35 por 100 en enero-marzo de 1982, alcanzando un 62,2 por 100 en julio-septiembre de 1982;en las industrias, los porcentajes en los tres perodos anteriormente indicadosfueron: 10,9, 16,1 y 30,1 por 100 (69).

    Los porcentajes oficiales de desempleo no aumentaron pues el Gobiernodesarroll un plan de empleo comunitario a travs del Programa de EmpleoMnimo (PEM) y el Programa de Empleo para los Jefes de Hogar (POJH).La tasa de desocupacin incluidos PEM y POIH fue del 29,8 por 100 ennoviembre de 1982. En la Regin Metropolitana el aumento espectacular delempleo comunitario se produce a partir de agosto de 1982: el PEM de 43.500personas salta a 54.800 en septiembre, para llegar a 69.500 en diciembre;el POJH, que en octubre de 1982 atiende a 15.600 personas, dos meses mstarde ha saltado a 43.700 personas. El ritmo ascendente sigue en el primersemestre de 1983. En mayo de 1983, haba 92.937 trabajadores en el PEMel total nacional era 396.277 y en el POJH, 96.252 el total nacionalera 132.449. En julio de 1983 en la Regin Metropolitana el 15 por 100 dela poblacin econmicamente activa haba tenido que adscribirse al empleocomunitario a travs del PEM y del POJH. En mayo de 1983 haba mediomilln de chilenos en el PEM y 132.499 en el POJH. Esto le daba al Gobier-no un gran poder poltico, a travs de esta poltica de patronaje econ-mico (70).

    (68) Programa de Economa del Trabajo (PET), Academia de Humanismo Cristia-no, Chile: Coyuntura Econmica, nms. 8-9, mayo 1983, pg. 41, cuadro 2.9.

    (69) Ibdem, cuadro 2.11.(70) PET: Serie de indicadores econmicos y sociales, diversos meses, 1982 y 1983.

    Sobre el PEM y sus dimensiones sociales vase JAIME RUIZ-TAGLE y ROBERTO URMENE-TA: Los trabajadores del Programa del Empleo Mnimo, Programa de Economa delTrabajo, Academia de Humanismo Cristiano, Santiago, 1984.

    134

  • CHILE EN UNA PERSPECTIVA COMPARADA

    La crisis era retenida por una poltica econmica vacilante y contenidaen el esquema neoliberal que la incubara en 1975. A medida que las grietasse hacen ms visibles emergen sus implicaciones polticas: miembros de lacoalicin gobernante primero se desconciertan y luego se aterran ante la po-sibilidad de ser afectados por ella; ahora queda claro para ellos que lascrticas de los economistas independientes los gsfiters como los tildaranlos economistas oficialistas algo de razn tenan sobre el espejismo de vivirde prestado. El desconcierto de sectores de la coalicin gobernante estimulala accin opositora, que comienza a ganar organizacin y movilizacin enlas universidades, especialmente en la primavera de 1982. Ciertas accionesopositoras tratan de ser contenidas por la coercin mediante la accin degrupos organizados, como los llamados Gurkas que golpean a periodistas endiciembre de 1982. Sin embargo, pronto se demuestra que la crisis es msprofunda y que la explosin poltica y social no puede ser encarada slo me-diante la coercin.

    La crisis econmica es reconocida oficialmente por el Gobierno el 13 deenero de 1983, cuando dispuso la intervencin de cinco bancos, orden laliquidacin de tres y estableci la supervisin directa de dos ms. En con-junto, estas diez instituciones registraban el 45 por 100 del capital y reser-vas del sistema financiero, que se elevaban al 64 por 100 si se exclua alBanco del Estado (71). El sistema financiero se haba derrumbado como uncastillo de arena. Esto acta como precipitante de la accin opositora, que sedesarrolla algunas semanas despus, luego de la pausa del verano (72).

    El Estado hubo de hacer gigantescos aportes a las instituciones financie-ras en liquidacin y prstamos de urgencia y sobregiros, que en total, desdemayo de 1982 a marzo de 1983, represent un total de 189.000 millones depesos; es decir, el 15 por 100 del PGB de 1982 (73). El Gobierno pasaba deimproviso a tener un gigantesco poder econmico, sin precedentes en la his-toria econmica de Chile, que ni siquiera existi durante el primer ao delGobierno de la Unidad Popular. En efecto, dos grandes organizaciones que elGobierno de Allende no pudo controlar El Mercurio y el Banco de Chilefueron arrastrados por el descalabro financiero del rgimen: el primero debillegar a un acuerdo con el Banco del Estado a fin de hacer frente a su dif-cil situacin econmica por un endeudamiento, acelerada paradjicamentepor las decisiones del asesor econmico de la empresa, el ex ministro y prin-

    (71) AREIXANO: De la liberacin a la intervencin, op. cit., pg. 48.(72) El concepto de precipitante lo usamos segn ROBERT MACIVER: The Role

    of Precpitant, en A. y E. ETZIONE (comps.): Social Change, Basic Books, NuevaYork, 1964, pgs. 423-426.

    (73) AREIXANO: Op. cit., pg. 49.

    135

  • CARLOS HUNEEUS

    cipal Chicago boy, Sergio de Castro; el otro fue arrastrado a la interven-cin del Gobierno debido al desplome del Grupo Vial que lo controlaba.El modelo econmico que buscaba legitimar el rgimen por el xito haba fra-casado, desencadenando una gravsima crisis poltica cuya dinmica ha alte-rado el futuro poltico del rgimen. Paradjicamente, los Chicago boyshicieron volver al pas al mismo punto que partieron: un Estado poderossi-mo en la economa, que ahora usara polticamente esos amplios recursos (74).

    La crisis econmica significaba no slo el fracaso de la estrategia de legi-timacin hacia adelante, sino tambin lesionaba seriamente la legitimacinhistrica del rgimen, en la medida que la poblacin comparaba su nivel devida con el que tenan al final del Gobierno de Allende. Y lo que ocurrifue que los chilenos percibieron en 1983 una situacin econmica peor queen 1973, como lo ilustra una encuesta hecha en las calles de Santiago porTESTMERC, que muestra que los ms afectados eran el estrato social alto,con un 73 por 100, mientras que la media era un 65,8 por 100 (vase cua-dro 5 (75).

    CUADRO NM. 5

    COMPARACIN DE LA SITUACIN PERSONAL 1973 Y 1983

    Pregunta: Cmo es su nivel de vida hoy en comparacin al ao 1973?

    Total Alto Medio Bajo Hombres Mujeres

    Igual 16,8Peor 65,8Mejor 12,1No opina 5,2

    17,672,95,93,5

    20,666,49,33,7

    13,463,016,57,1

    18,065,610,46,0

    15,468,412,53,7

    FUENTE: Encuesta Testmerc, septiembre de 1983, en las calles de Santiago, a 319 per-sonas por cuotas.

    (74) El abrupto y rapidsimo poder econmico del Estado por efecto de la crisiseconmica se vio facilitado por el desplome de ciertos grupos econmicos que emer-gieron durante el boom. Sobre esto vase FERNANDO DAHSE : Mapa de la extremariqueza, Ediciones Aconcagua, Santiago, 1979. Este libro fue criticado por economistasde Chicago, pero sin rebatir las cifras del libro de Dahse.

    (75) Este dato emprico es meramente ilustrativo, pues la encuesta tuvo una me-todologa muy simple. Sin embargo, ayuda a presentar el clima de opinin existenteen Chile durante la crisis econmica.

    136

  • CHILE EN UNA PERSPECTIVA COMPARADA

    La crisis econmica afect a todos los estratos sociales y particularmentecon los ms pobres, aunque stos haban estado desarrollando estrategias desobrevivencia con las cuales podan atenuar el impacto de ella. El sueldo m-nimo legal fue congelado en septiembre de 1981, de tal manera que hubo unadrstica cada del sueldo real (vase cuadro 6). Los que sufrieron un impacto

    CUADRO NM. 6

    SUELDO MNIMO LEGAL (1981-1985)

    ndice real (1) ndice real (2)(base: Septiem- (base: Septiem-

    En $ de c./ao bre 1981 = 100) bre 1981 = 100)

    Septiembre 1981 5.185,71 100,0 100,0Septiembre 1982 5.185,71 89,8 85,0Marzo 1983 5.185,71 78,7 74,9Junio 1983 5.185,71 74,2 66,0Septiembre 1983 5.445,00 78,2 64,3Diciembre 1983 5.445,00 70,0 62,2Marzo 1984 5.445,00 68,4 61,5Junio 1984 5.445,00 65,7 58,5Septiembre 1984 5.445,00 63,1 51,2Octubre 1984 5.445,00 58,3 s. d.Diciembre 1984 5.445,00 56,9 50,7Marzo 1985 6.667,00 64,4 55,8Mayo 1985 6.667,00 61,7

    (1) Deflactado con IPC-Oficial.(2) Deflactado con IPC-PET.

    FUENTE: Programa de Economa del Trabajo (PET), Academia de Humanismo Cristia-no, segn datos del INE.

    inesperado y fortsimo fueron los estratos medios, que haban sido hastaentonces los preferidos por el modelo econmico. La penetracin de la crisisen los estratos medios provoc su rpida politizacin y su radicalizacin,convirtindolos en un nuevo actor social (76).

    (76) Sobre la radicalizacin de los estratos medios vase SEYMOUR M. LIPSET:Political Man, op. cit.; para una crtica, consltese H. A. WINKLER: ExtremismusderMitte?, en Vierteljahresheft fr Zeitgesschichte, 20/1972, pgs. 175-191; Mittelstand,Demokratie und Nationalsozialismus, Kieperheuer, Colonia, 1972.

    137

  • CARLOS HUNEEUS

    EL ESTALLIDO DE LAS PROTESTAS

    Y LA EXPANSIN DE LA ARENA POLTICA

    De improviso, sin que nadie lo hubiera predicho, el sistema poltico seestremeci con las protestas. Miles de chilenos, especialmente en Santiago,expresaron su rechazo a la situacin vigente de la misma manera que lohaba hecho una dcada atrs la oposicin al Gobierno de la Unidad Popu-lar: tocando cacerolas, recorriendo las calles en autos tocando la bocina, re-unindose a nivel del barrio, etc. En las poblaciones, las protestas fueronconsiderablemente ms intensas, que se entiende por la dramtica situacinque viven. Pero lo ms sorprendente para el rgimen fue que los estratosmedios participaron activamente en las protestas, demostrando su rechazo ala poltica econmica vigente.

    Las protestas desencadenaron una dinmica de creciente politizacin dela sociedad, que alcanz niveles altsimos. La poltica dej de ser una activi-dad de catacumbas, de crculos pequeos, convirtindose en una actividadque penetraba con la rapidez de un rayo en todos los estratos sociales, entodas las agrupaciones intermedias y en el conjunto de la sociedad. La arenapoltica se expandi abruptamente, creando enormes espacios de libertad (77).

    No interesa discutir ac acerca del origen de esta expansin de la arenapoltica; la constatamos y destacamos que ello signific un cambio profundoen el sistema poltico, que cre dinmicas nuevas que han tenido y tendrnun largo efecto en la poltica chilena y afectar muy especialmente las con-diciones en que se inaugurar la democracia en Chile.

    La expansin de la arena poltica afect a los actores polticos y a laslites gobernantes y de oposicin. Esta expansin tuvo diversas caractersti-cas, entre las que destacan dos.

    El primer lugar, la liberalizacin de la prensa abri al Gobierno, que derepente se vio fiscalizado por una prensa ansiosa de descubrir todo tipo dedebilidades; la prensa dej de ser un factor de proteccin del rgimen, paraser un mecanismo fiscalizador y de control (78).

    Tambin la prensa afect a la oposicin con una ferocidad tan profundacomo le ocurri al Gobierno, aunque fuera tal vez menos espectacular. La

    (77) La expansin de la arena poltica como una caracterstica en el trnsito delautoritarismo a la democracia lo analizamos en nuestro libro La Unin de Centro De-mocrtico, op. cit., pgs. 62 y sigs.

    (78) Para un anlisis de la prensa al final del autoritarismo en Espaa y Portugalvase el libro compilado por K. MAXWELL: The Press and the Rebirh of Iberian De-mocracy, op. cit., nota 12.

    138

  • CHILE EN UNA PERSPECTIVA COMPARADA

    oposicin debi saltar de improviso de una poltica de lites, de catacum-bas, a una poltica de masas, teniendo que entregar respuestas a mltiplesproblemas y tener que encarar la fiscalizacin y el control de una prensa que,por estar liberalizada, no poda motejarse como manejada por el poder. La po-ltica de oposicin actuaba as de cara a miles de chilenos, sin haber tenidola oportunidad de preparar esta presentacin.

    En segundo lugar, la poltica durante la apertura se expandi del nivel delas lites poltica de notables (79) a la de masas y desarrollarse con laparticipacin de miles de chilenos y de mltiples organizaciones. Esto intro-dujo de manera abrupta la dinmica de la poltica competitiva a travs deun frenes electoral en mltiples organizaciones. Las elecciones sirvieronpara dar un cauce institucional a un conflicto poltico polarizado y que tenaaltos costos personales. La oposicin democrtica pudo mostrar fuerza pol-tica a travs de sus triunfos en las federaciones estudiantiles, colegios profe-sionales, etc.

    Este componente competitivo-electoral decant a los mltiples partidosque emergieron o reemergieron durante la apertura. Los partidos tuvieronahora que mostrar su relevancia poltica en estas elecciones, que actuabancomo equivalentes funcionales de las elecciones polticas regulares (80). Muypocos partidos pudieron mostrar una relevancia poltica propia y ellos fue-ron los grandes partidos histricos, con la excepcin del gremialismo yUnin Nacional (UN), que mostraron tener capacidad organizativa. Diversospartidos pudieron esquivar esta poltica competitiva a travs de las coalicio-nes polticas que se organizaron, como la Alianza Democrtica (AD) y elMovimiento Democrtico Popular (MDP). La AD agrupaba al PDC, al PR,al PS dirigido entonces por Carlos Briones, al pequeo partido Republicanoy al Social Demcrata, que era una nueva segregacin del tronco radical;el MDP est formado por el PC, un sector del PS liderado por ClodomiroAlmeyda y el MIR.

    La dicotoma entre unos pocos partidos grandes y muchsimos parti-dos chicos, que tienen igual influencia que aqullos constituye un fenme-no recurrente en las oposiciones democrticas, como en Espaa y Argentina,

    (79) Hablamos de la poltica de notables en el sentido que le da MAX WEBERHonoratioren en sus Escritos polticos, Folios Ediciones, Mxico, 1982.

    (80) El concepto de relevancia poltica en los partidos lo usamos inspirndonos enGIOVANNI SARTORI: Parties and Party Systems. A Framework for Analysis, CambridgeUniversity Press, Cambridge, 1976, pgs. 121 y sigs., es decir, medido a travs de suexpresin electoral y sta, en su traduccin en escaos o puestos polticos. Los partidosque no consiguen un mnimo apoyo electoral o una representacin mnima en una es-tructura poltica carecen de relevancia poltica.

    139

  • CARLOS HUNEEUS

    se repiti en Chile. Muchos de los problemas que tuvo la AD tuvieron suorigen en buena medida en el conflicto entre los partidos grandes y chi-cos, tanto porque los grandes, el PDC, por ejemplo, no poda acomodarcon facilidad su poltica sin avasallar a toda la coalicin, como tambin en loschicos, como el PR, en el cual los antagonismos personales repercutanms directamente en el conjunto de la coalicin, y en el sector socialistadirigido por el economista Ricardo Lagos en que la fragmentacin par-tidista tampoco permiti desarrollar una poltica en forma sostenida (81).

    REEMERGENCIA DE LOS PARTIDOS Y LA COMPETICIN

    POLTICO-ELECTORAL

    La competicin poltico-electoral fue entre los partidos o movimientospartidarios del rgimen y los de oposicin y tambin fue hacia el interior decada bloque. La competicin Gobierno-oposicin responda al hecho de tra-tarse de un intenso conflicto poltico, de carcter dicotmico, configurandoslo dos grupos en conflicto. Indudablemente que el bloque gobiernista yopositor eran extraordinariamente heterogneos, pero la estructura bipolardel conflicto hizo que las diferencias quedaran en un segundo plano. A mayorintensidad del conflicto, mayor perfil dicotmico de la estructura del con-flicto (82).

    Esta competicin poltico-electoral tuvo como protagonistas mayoritaria-mente a los partidos y organizaciones histricas. Eso es explicable puesChile tuvo una larga e intensa competicin de partidos,