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Revista Filologías No. 4
Enero – Abril 2017 http://filologias.gnomio.com
La destrucción de la moral: Los Cantos de Maldoror
como texto didáctico en el mundo al revés
Ana Karen Soto Jiménez
Ven, acércate a mí, alma sorda y cruel -Baudelaire
RESUMEN: A partir del exemplum medieval y en relación con la providencia, es
analizado el texto de Los cantos de Maldoror desde la perspectiva del mundo al revés
con lo que se establecen los antivalores de la cristiandad como eje principal para la
salvación humana.
PALABRAS CLAVE: Exemplum, Maldoror, mundo al revés.
os textos didácticos o exemplum1 han servido a lo largo del tiempo como
fundamento moralizador, especialmente y en relación con la providencia en la
Edad Media, pretendían aconsejar y advertir de los peligros que corrompen el
alma. Sin embargo, ¿Quién o qué determina lo que realmente es moralizante? En Los
cantos de Maldoror, Lautréamont propone una nueva moralidad en la que la crueldad
1 El término de Exemplum, para los fines de del presente trabajo se utilizará desde el sentido medieval que
tenían; María Dolores Nieto señala: El <<exmplum>>, en su acepción general continuó siendo utilizado mucho tiempo en la Edad Media en el sentido que tenían en el latín clásico. El <<exemplum>> medieval
designa un relato, una historia considerada en su conjunto como objeto, un instrumento de enseñanza o de
edificaciones. (Dolores, 1993: p3)
L
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es la guía del bien y del mal, en donde se invierten los valores impuestos por la
providencia.
El texto de Lautréamont es analizado en el presente trabajo a partir de su
carácter didáctico, de manera que se aprecie la degradación y la vulgarización de los
valores impuestos por la providencia en contraposición con los valores de Maldoror, el
cual se toma como eje en el exemplum de Los cantos, como era usual en la Edad
Media, acerca de esto Martha Haro y José Aragüés señalan que las obras de este
carácter conllevan un motivo o tema general, los valores presentados tienen un
carácter grotesco2 ya que pretende liberar al hombre de la necesidad inhumana de las
ideas convencionales.
En las primeras líneas de Los cantos3 se adopta una estructura similar a la del
exemplum, sin embargo, el autor no pretende entablar la salvación de las almas, sino,
una serie de consejos con los del ser humano pueda mostrar su perversión,
Lautréamont establece desde la perspectiva del mundo al revés4 el texto didáctico:
“(…) a menos que ponga en su lectura una lógica rigurosa y una tensión de espíritu
igual, como mínimo, a su desconfianza, las emociones mortales de este libro
embeberán su alma como azúcar en agua” (Los cantos de Lautréamont, Canto II.83).
La tensión espiritual para convencer al posible lector de unirse a la perversión a cargo
de Maldoror -quien encarna la figura de predicador y de crueldad- es clara, la
2 Se usa el término “grotesco” desde la perspectiva de Kayser, para él es algo hostil, extraño e inhumano
(Bajtin, 1971: p.48) 3A partir de este momento, cuando se haga alusión al texto de Lautréamont se hablará de Los cantos 4Bajtin acerca de “el mundo al revés” dice: “Se caracteriza principalmente por la lógica original de las cosas al <<revés>> y <<contradictorias>> de las permutaciones constantes de lo alto y lo bajo (la <<rueda>>)
del frente y el revés, y por diversas formas de parodias, inversiones, degradaciones, profanaciones, coronamientos y derrocamientos bufonescos. La segunda vida, el segundo mundo de la cultura popular se
construye en cierto modo como parodia de la vida ordinaria, como un <<mundo al revés>> (Bajtin, 1971:
p.16)
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moralidad pretendida por el personaje conlleva al odio, la maldad y la muerte;
sentimientos que dan paso a todas las sensaciones prohibidas, pero engendradas por
el propio ser humano.
Al tratarse de un texto moralizante que pone el mundo al revés, puede:
“Convertirse en expresión de horror en el claro oscuro de un alma atormentada”
(Curtis, Literatura europea y Edad Media Latina: 147). Sin embargo, el horror resulta
natural en el orbe presentado, es el encargado de crear imágenes que hacen
comprensible el sermón propuesto por Maldoror; de esta manera el lector ideal haya el
texto ameno lo que provoca una conexión directa con las enseñanzas propuestas para
mejorar su vida, especialmente en el sentido moral.
El texto se levanta contra la providencia; a diferencia de los textos didácticos
comunes donde la moral cristiana era vista como algo positivo, éste se establece
como: “(…) una moral de amargo pesimismo, veríamos bajo los rasgos de la bondad
afirmarse la fatalidad de la ingratitud y del resentimiento” (Blanchot, Lautréamont y
Sade: 95). La idea de moral pesimista se exhibe a partir de la narración de Maldoror
debido a que se presenta en la primera persona del singular, uso común en esta clase
de relatos, de esta manera las advertencias poseen mayor credibilidad para el lector
implícito, debido al tono de cercanía que adquiere las situaciones establecidas por el
predicador. Los sermones propuestos se establecen a manera de caja china5 a partir de
la narración del predicador, lo que ejemplifica los puntos tratados por los que se
muestra el camino de la maldad como algo provechoso.
5 La caja china o relato enmarcado es una estructura en la que se encierra otros relatos, un ejemplo de esto
es lo que sucede en Las mil y una noches en donde Scheherezade comienza a relatar cuentos al Sultán en
las noches para evitar su muerte; Scheherezade funciona como marco a los demás relatos.
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La visión pesimista de la moral propuesta por el predicador, hace que el bien y
el mal se unan a través de la dualidad: “¿qué son pues el bien y el mal? ¿Son acaso
una misma cosa con la que damos rabiosamente, testimonio de nuestra impotencia y
nuestra pasión por alcanzar el infinito, aún con los medios más insensatos?” (Los
cantos de Maldoror, Canto I: 90) La idea de unidad de estos valores se instituye a
través del texto, muestra diferentes consejos presentados como función del
Exemplum; al respecto del tema M. Dolores establece que hay en ellos un tipo de
comunicación, se presupone llevar a cabo la lección de los mismos aplicándolos a la
vida. Una de las enseñanzas dentro del texto didáctico de Maldoror es el valor, esta se
presenta al sacrificar un ser querido: “Como alimento astringente y tónico arrancarás,
primero, los brazos de tu madre (si existe todavía), lo cortarás en pedacitos y te los
comerás luego, en un un solo día, sin que ningún rasgo de tu rostro revele emoción”
(Los cantos de Maldoror, Canto V: 254) Ante el reto impuesto el predicador espera que
los sentimiento humanos de su discípulo desaparezcan, con lo que de paso a la
crueldad en su ser.
Otro valor que destaca en relación con la propuesta de exemplum es la
degradación al lector ideal hacia el camino de la venganza, de forma que éste se
prostituya para perder la sensibilidad: “la venganza ha germinado en vuestros
corazones hasta haber atado en el flanco de la humanidad semejante corona de
heridas” (Los cantos de Maldoror, Canto V: 275) el predicador pretende hacer a sus
seguidores fuertes con lo que los horrores de la humanidad no le causen heridas, sino
todo lo contrario. Uno de los sentimientos más importantes contra los que hay que
luchar es el amor, como bien lo señala el predicador: “Ahora admiras mi belleza que a
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más de una ha conmovido; pero te arrepentirás, tarde o temprano, de haberme
consagrado tu amor; pues no conocer mi alma” (Los cantos de Maldoror, Canto II:
169) la voz narrativa señala en su texto didáctico estas debilidades humanas como
malas, pretende superarlas pagando el precio de la soledad.
Las constantes insistencias para indagar en el bien y el mal provocan
sentimientos oscuros en el lector, por medio de estos, se aspira llevar el adentro al
afuera, es decir, los deseos reprimidos y sus frustraciones al ámbito moral y social, de
forma que el mal se esparza gradualmente, puesto el receptor, de manera automática,
acepta la seducción de la crueldad por medio del inconsciente, como lo establece con
Mervyn –Canto VI- a quien le manda una carta en la que promete preservar los
peligros de la inexperiencia, esto entra en el inconsciente del muchacho hasta que
acepta al predicador debido a que lo siente: “como la caída de un imperio en
decadencia, pues la sombra de vuestro amor revela una sonrisa que, tal vez, no
exista” (Los cantos de Maldoror, Canto VI:30), entra en el interior del muchacho para
hacerlo su súbdito de maldad. Es preciso señalar que la malicia del predicador es
distinta a la del ser humano, la del narrador se presenta como pura, en cambio, el
humano es malo bajo la idea de bondad, lo que lo vuelve peligroso. La propuesta de la
malevolencia esparcida mediante la crueldad se armoniza, crea dolor puro y de mayor
intensidad, a diferencia del ser humano bondadoso la maldad de Maldoror es real, por
ende, es sublime, de modo que esparce los sentimientos más ocultos en el sufrimiento.
Burke dice que existen cinco causas de lo sublime6 según Longino:
6 Para Burke todo aquello que resulta terrible en un primer momento es sublimidad, el fenómeno se debe a
la moción que se transite al ánimo. Burke señala que: “los tormentos que podemos ser forzados a sufrir, son
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La primera de estas causas es la capacidad para concebir pensamientos elevados; la
segunda, la vehemencia o el entusiasmo en lo patético o emocional (…) La tercera era la
forma de elaborar figuras de lenguaje; la cuarta, la nobleza de dicción que supone una
elección de vocablos y un uso apropiado de la metáfora, el hipérbaton, etc; y la quinta
es, como resultado de todas las demás, y consiste en la composición integrada de
palabras, ritmo y eufonía. (Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas de lo
sublime y lo bello: XIX).
El discurso moral de Maldoror contiene las cinco causas de lo sublime propuestas por
Longino. De tal manera, las ideas morales establecidas por la crueldad seducen el alma
como consecuencia de los recursos empleados, sobre todo a través de las imágenes
perturbadoras que tienen como propósito jugar con la emoción del lector. En el canto
tercero aparece el predicador como accionario de una de las imágenes más
perturbadoras de todo el texto, en este ejemplo se viola a una niña: “Desnudo como
una piedra se ha arrojado sobre el cuerpo de la muchacha para cometer un atentado al
pudor… ¡A la luz del día! (Los cantos de Maldoror, Canto III: 194) pero no es la
violación el hecho perturbador en sí, sino cuando muerta la víctima le saca los
órganos:
Abre las angulosas patas de esa hidra de acero y, provisto de semejante escalpelo,
viendo que la hierba no desaparecería aún teñida por tanta sangre derramada, se
dispone, sin palidecer, a hurgar valerosamente en la vagina de la desgraciada niña. De
aquel amplio agujero extrae, uno tras otro, los órganos internos; intestinos, pulmones,
hígado y, por fin, el propio corazón son arrancados de sus fundamentos y llevados a la
luz del día por la espantosa abertura. (Los cantos de Maldoror, Canto III: 195).
mucho mayores sin la menor duda, por razón de sus efectos sobre el espíritu (…)” (Burke, 2001:p.37) de
tal modo que todo lo sublime a cierta distancia resulta deleitoso.
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Lo sublime recae directamente en la destrucción de la inocencia debido a la acción de
doble violación –cuando Maldoror viola directamente a la niña y cuando le abre la
vagina para sacarle los órganos–, esta imagen es presentada a través del temor y la
melancolía, por ende, el lenguaje del discurso produce un pensamiento elevado en el
que se establece la duda del bien y del mal.
Conforme avanza el texto, las enseñanzas empujan al lector ideal hacia la
vileza, pretende la corrupción del alma. Para llevar a cabo este propósito, se guía la
perversidad a través de la crueldad, lo tiene como objetivo establecer en el ser
humano el arrepentimiento de sus propias faltas, de manera que el mal toma
significado; con ello, la bondad y el falso arrepentimiento quedan de lado, para dar
paso a la maldad absoluta establecida por medio de la crueldad.
La corrupción de los valores humanos se hace presente a lo largo de Los cantos,
como en el pasaje del ómnibus –Canto segundo- en el que se muestra un niño
abandonado presuntamente por sus padres, el infante pide ayuda desesperadamente
debido al miedo que siente, sin embargo, es ignorado por los que están a su alrededor,
sólo un joven se percata del niño, pero no hace nada para auxiliarlo debido a las
miradas de desprecio y autoridad por las personas que negaron la ayuda en un
principio. La caridad humana debería estar presente hacia el infante por parte del valor
cristiano, en cambio, se establece la figura del ser humano como despiadado:
(…) pues los demás hombres le lanzan miradas de desprecio y autoridad, y sabe que
nada puede contra todos, Con el codo apoyado en la rodilla y la cabeza entre sus manos,
se pregunta, estupefacto, si eso es realmente lo que llaman caridad humana.
Reconoce entonces que se trata sólo de una vana palabra, que ni siquiera se encuentra
ya en el diccionario de la poesía, y admite con franqueza su error. Se dice: <<En efecto,
¿por qué interesarse en un niño? Dejémosle de lado>> (Los cantos de Maldoror, Canto II:133)
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Incluso el joven que llegó a sentir lastima por el infante lo deja de lado, esto se debe a
la influencia que ejerce sobre él todas las personas de su alrededor, en este sentido
Los cantos muestra la inefable individualidad de los seres humanos y el menos precio
hacia el otro, sobre todo si se encuentra en una situación de necesidad. La maldad
humana se hace presente por medio de la cristiandad pues se niega la ayuda al
prójimo, con lo que se muestra la doble moral de esos valores.
La moralidad impuesta por la voz narrativa se refleja, en cambio, a través de la
perversidad a lo largo del relato; en el Canto segundo, el predicador aconseja a un
niño hacer justicia por sí mismo debido a que los parámetros establecidos por las leyes
son subjetivos y decadentes, le sugiere crear leyes a partir de artimañas, las
consecuencias –explica al infante-, son relativas pues la providencia es injusta de
modo que la ley individual instaura sus propios parámetros de lo bueno y malo: “Cada
uno debe tomarse la justicia por su mano, o no es más que un imbécil. Sólo el más
astuto y el más fuerte obtiene la victoria sobre sus semejantes. ¿No querrías dominar,
algún día, a tus semejantes?” (Los cantos de Maldoror Canto II:138-139) La voz
narrativa incita al niño a volverse el más fuerte con el único propósito de manipular a
los demás a través de las categorías morales que son relativas en el ser humano.
El poder es un elemento fundamental para el predicador, señala la importancia
del mismo a través del pasaje en el que se enfrenta el águila y el dragón –Canto
tercero-; la lucha que entablan ambos animales representa el bien y el mal. El águila
simboliza el mal, mientras que el dragón es el bien (Lautreámont invierte tanto los
valores cristianos como demonológicos en los animales): “La victoria fue difícil; no
importa, la has obtenido: forzoso, es decir, al menos, la verdad… Actúas las normas de
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la razón al despojarte de la forma del águila mientras te alejas del cadáver del dragón”
(Los cantos de Maldoror, Canto III: 198). La victoria del águila7 es relevante debido al
significado que el animal tiene en el bestiario medieval, simbolizaba el poder, en este
sentido al encontrarse en un texto didáctico del mundo al revés, el poder es el reflejo
de la malignidad, misma que se establece como victoriosa.
Los vicios de la humanidad se presentan en Los cantos con el propósito de guiar
al alma decadente, estos no se establecen como errores, sino como virtudes: “(…) si
permito que mis vicios aparezcan en estas páginas, mejor se creerá, así, en las
virtudes que hago resplandecer en ellas y cuya aureola colocaré tan arriba de los
mayores genios del porvenir” (Los cantos de Maldoror, Canto IV: 222). Los vicios, a
diferencia de las virtudes, rebelan la esencia del ser humano, es por eso que el
predicador los muestra relevantes y positivos; tanto los vicios como las virtudes
dependen uno del otro, por lo que es imposible separarlos de la esencia humana. Éste
es el elemento principal que logra separar el texto didáctico propuesto por
Lautreámont de los exemplum prototípicos, en los que los vicios eran ocultados y con
ello se pretendía mostrar tan sólo las virtudes de la providencia.
La enseñanza por medio de la decadencia junto con la pérdida de la esperanza
es fundamental en Los cantos ya que a partir de estos temas se procura establecer: la
corrupción, la crueldad, los vicios y la búsqueda de poder como aprendizaje para el ser
humano. Los nuevos valores establecidos se convierten en la guía del buen camino
7 El águila en la Edad Media representaba al poder divino desde la perspectiva cristiana. Al exhibir el texto como “mundo al revés”, el ave seguirá simbolizando poder, sin embargo, se torna este se torna a la maldad; el dragón, en cambio, era usual encontrarlo en el bestiario como un animal feroz, posible de vencer; En Los cantos se transforma en la divinidad. AL invertir los valores simbólicos de ambos animales, Maldoror se vuelve invencible, pues tiene el poder y la astucia del águila.
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determinado directamente por medio de la crueldad, con lo que se advierte la
posibilidad de enfrentar las injusticas del creador llevadas a cabo por el mismo ser
humano.
Maldoror a partir de sus cantos tiene el propósito de fomentar el individualismo
en lugar de la ayudar al prójimo, a diferencia de los exemplum que procuraban servir a
la providencia, de manera que se pudiera establecer un orden social por la misma.
Éstos textos eran utilizados principalmente por lo sacerdotes a manera de sermones
con el propósito de provocar miedo en el receptor. María Dolores Nieto acerca de esto
menciona:
En la Edad Media (…) la monótona repeticiones de tópicos, la analogía de unas vidas con
otras y también la causa eficiente de que las leyendas migraran; puesto que tenían valor universal, interesaban tanto como contrapeso frente a las argucias de Satanás, cuando
una valoración de formas de vida, o como la valoración de nuevas formas de vida, o
como limitación de las narraciones históricas de las exigencias del mundo.
Acudían a los sermones gente de diferentes entornos (…) todos ellos con un sello común;
la fe. Este tipo de literatura sólo se explicaba desde <<ese mutuo consejo que se
supone una fe común que informaba la mentalidad del hombre medieval, quien concebía con toda naturalidad la actuación de Dios en la historia>> (Dolores, Estructura y función
de los relatos medievales: 14)
A diferencia de los sermones expresados ante la bondad de Dios, el predicador plantea
destruir la fe hacia al creador, ya que la divinidad presenta doble moral al presentar la
corrupción al hombre, se convierte en un despreciable en la Tierra. El predicador a
través de los cantos expresa inconformidad ante las leyes de la providencia ya que
reflejan severidad desmedida, por medio de este hecho se comprueba que Dios no
pretende otorgar una vida armoniosa sus súbditos, sino, una llena de penitencia y
calvario: “(…) haciendo algunas reflexiones rápidas sobre el carácter infantil del
Creador, que debía aún, ¡ay!, durante mucho tiempo, hacer sufrir la humanidad (la
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eternidad es larga) (…)” (Los cantos de Maldoror, Canto III:213). Al encontrarse el
predicador en contra de Dios establece la maldad en posición directa a la bondad
hipócrita de la providencia: la voz narrativa vivió el calvario de la vida humana
prestada por el creador, sin embargo, la crueldad se presenta ante él como salvación
con lo que se establece como un ser superior a la divinidad; su naturaleza sublime
provoca que se encuentre por encima de la bondad y sea capaz de fomentar una
nueva salvación a través del dolor y la crueldad.
Las fuentes utilizadas por Lautréamont para establecer el sermón en voz de
Maldoror tiene como referencia dos espectros: la Biblia y los tratados de devoción, sin
embargo, estos son invertidos moralmente, de modo que los cantos son una biblia de
la maldad en la que las alusiones religiosas se muestran como la debilidad despreciable
de las generaciones. El segundo espectro, se encuentra regido por testimonios en voz
del predicador, él muestra que la maldad no es un rasgo con el que se nace, sino que
se origina en la humanidad, esta arrastra al ser inocente a corromperse ante los vicios
y el dolor. El segundo espectro es ejemplificado en la narración con el propio
predicador, quien en algún tiempo fue bueno pero la humanidad lo corrompió; es por
esa causa que se refugia en la maldad como el único camino en una sociedad
decadente. “¡Ser tan generoso como para amar a mis semejantes! ¡Yo! ¡No, no! ¡Lo
decidí el día de mi nacimiento! ¡Ellos no me aman! Podrán verse los mundos
destruyéndose y el granito deslizándose, como un cormorán, por la superficie de olas,
antes de que yo toque la mano infame de un ser humano” (Los cantos de Maldoror,
Canto II: 136) El dolor provocado por la providencia establece el odio de Maldoror
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hacia la humanidad, por lo que busca la destrucción de ella por medio de su nueva
moralidad.
Los exemplum tenían como función principal transmitir alguna enseñanza
importante, con lo que se buscaba que el ser humano guiará su alma hacia la salvación
y el buen camino; las enseñanzas variaban según el sentido en el que se empleaba el
texto moralizador, aunque el más utilizado era en relación con la providencia. Los
cantos al establecerse como una biblia para la salvación de la humanidad, rompe los
parámetros impuestos, se crea un texto didáctico singular gracias a la validez dentro
de un mundo que invierte los valores de la sociedad, es decir, un mundo sin
hipocresías y sin bondad, de manera que la humanidad se establezca desnuda, sin
máscaras; en donde su predicador constituye la parte fundamental, por ende:
“Maldoror est presente comme un fantóme, personnage blanc de teint dont le sang a
quitté les veines, en quete permanente d´une identité qui demeure imposible ‘a
acquérir et reseste donc floue”. (Sureau, “Un voyage de c´(eil ‘a láutre ou Maldoror
traverse le mirioir. Quelques remarques sur l´identité et le flou dans le Chants de
Maldoror, p.369) Por medio de la identidad que busca comienza a desarrollarse como
predicador, de tal manera que a través de la narración pretende encontrarse a sí
mismo al tiempo que hace que los demás establezcan nuevos parámetros
moralizantes, por medio de su concepción.
El concepto propuesto por Lautréamont en relación al texto didáctico es
interesante: en lugar de establecer un discurso en el que se pretenda alejar a la
maldad, entabla a la maldad como personaje mismo, acerca al lector ideal a ella y lo
aleja de lo que considera bueno desde la perspectiva cristiana; invita a su receptor a la
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realidad decadente. A través de Los cantos el autor propone una serie de elementos
para sobrevivir ante la sociedad hipócrita; la maldad es el elemento principal de esta
guía, convierte a quien la acepta en un errabundo de la vida misma.
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Sureau, Éloise. “Un voyage de l´eil á l´autre ou Maldoror traverse le miroir. Quelques
remarques sur l´identité et le flou dans les Chants de Maldoror”, Romance
Notes (46) 3, 367-376, 2006. Disponible en: www.ebscohost.com
(28/10/2016).