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La decantación nacionalista XIV Porque mi correría tiene objetivos más trascendentales que la lucha presidencial, la continuaré mañana como si no hubiera pasado nada. 1 Mucho ruido y pocas nueces. La campaña ospinista ha terminado, continúa la nacionalista. Las conferencias radiales y la recepción a Villegas en el occidente y en el norte del país lo convirtieron en personalidad nacional. Había desplazado a los demás de su generación y, al parecer, se vislumbraba como un político con mucho futuro. Junto a su éxito estaba también el de todo el espectro nacionalista. Gracias a él, la derecha se había hecho nacionalmente visible, y también su nacionalismo: "Cuatro discursos del doctor Silvio Villegas he oído por radio últimamente. Han sido cuatro candelazos de elocuencia salidos de su boca prodigiosa. Ellos han originado un inmenso incendio de fervor nacionalista cuyas majestuosas llamas, que cada día abrazan mayor extensión en la conciencia popular son como una promesa de futura salvación", escribió un conservador de la ANP de provincia. 2 Sin embargo, el DNC no cedió ante la popularidad que la sensibilidad leoparda había conseguido. Nada reconoció: ni ideas ni personajes. Con frialdad le anunció al país que no habría convención conservadora para dirimir el asunto de la candidatura y que el Partido Conservador no concurriría a las elecciones presidenciales. Silvio Villegas y Fernando Gómez Martínez, gestores de la candidatura de Ospina, aceptaron humildemente la reprimenda y le expresaron agradecimientos al candidato: "Su nombre continuará siendo una aspiración ideal para todos los que anhelan una patria mejor. Nuestro agradecimiento con usted es lo único comparable al fervor y lealtad con que sostuvimos su candidatura". 3 1 De la conferencia de Silvio Villegas en Medellín. La Patria, marzo 7 de 1938, p. 3. 2 Ibid., marzo 9 de 1938, p.4. 77 El Colombiano, marzo 7 de 1938, p. 1.

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Page 1: La decantación nacionalista · Eduardo Santos: "el alto comando conservador forma sus ideas de acuerdo con sus rencores, desdeñando la opinión de las provincias, a las cuales mira

La decantación nacionalista XIV

Porque mi correr ía t iene objetivos más

trascendentales que la lucha presidencial, la

continuaré mañana como si no hubiera pasado

nada.1

Mucho ruido y pocas nueces. La campaña ospinista ha terminado, continúa la nacionalista.

Las conferencias radiales y la recepción a Villegas en el occidente y en el norte del país lo convirtieron en personalidad nacional. Había desplazado a los demás de su generación y, al parecer, se vislumbraba como un político con mucho futuro. Junto a su éxito estaba también el de todo el espectro nacionalista. Gracias a él, la derecha se había hecho nacionalmente visible, y también su nacionalismo: "Cuatro discursos del doctor Silvio Villegas he oído por radio últimamente. Han sido cuatro candelazos de elocuencia salidos de su boca prodigiosa. Ellos han originado un inmenso incendio de fervor nacionalista cuyas majestuosas llamas, que cada día abrazan mayor extensión en la conciencia popular son como una promesa de futura salvación", escribió un conservador de la ANP de provincia.2

Sin embargo, el DNC no cedió ante la popularidad que la sensibilidad leoparda había conseguido. Nada reconoció: ni ideas ni personajes. Con frialdad le anunció al país que no habría convención conservadora para dirimir el asunto de la candida tura y que el Par t ido Conservador no concurriría a las elecciones presidenciales. Silvio Villegas y Fernando Gómez Martínez, gestores de la candidatura de Ospina, aceptaron humildemente la reprimenda y le expresaron agradecimientos al candidato: "Su nombre continuará siendo una aspiración ideal para todos los que anhelan una patria mejor. Nuestro agradecimiento con usted es lo único comparable al fervor y lealtad con que sostuvimos su candidatura".3

1 De la conferencia de Silvio Villegas en Medellín. La Patria, marzo 7 de 1938, p. 3. 2 Ibid., marzo 9 de 1938, p.4. 77 El Colombiano, marzo 7 de 1938, p. 1.

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El ex candidato les correspondió el agradecimiento y los convocó a continuar una campaña de unión de todos los sectores adictos a los principios nacionalistas.4

Martínez dedicó el editorial de su periódico al tema y sostuvo que la candidatura presidencial había sido un episodio brillante en la cruzada de la nueva política.5 El editorial de La Patr ia también se ocupó de analizar la situación presentada: "Termina una etapa efímera de nuestra vida política y comienza otra de naturaleza inmortal, porque está íntimamente ligada a la existencia misma de la patria", leemos.6 El editorial enfocaba con luces fuertes la definición de nacionalismo, adonde había llegado la sensibilidad leoparda:

Nacionalismo no es como lo imaginan algunos desorientados, guerra a la democracia, fascismo importado, derechismo enemigo de las reivindicaciones sociales que las gentes de trabajo de los campos y las ciudades reclaman. Nada de eso. Nacionalismo es patriotismo reflexivo en contacto profundo con la geografía, la historia y la economía de un país. A buscar esa realidad histórica, racial, geográfica y espiritual de Colombia, hemos dedicado, y seguiremos dedicando, de hoy en adelante, nuestros desvelados esfuerzos, hasta formar una conciencia nacional.7

Desde Popayán, los universitarios nacionalistas, entre quienes se encontraban Hernando Olano Cruz, Marco Álzate y Elias Salazar García, le dirigieron un mensaje de apoyo a Silvio Villegas, en el que le decían: "Rechazamos tutela capitalina. Retirada candidatura de Ospina Pérez seguiremos predicando evangelio nacionalista, luchando por patria nueva. En 1939 venceremos con usted y para Colombia. El porvenir no se conquista con plegarias, sino con afanes".8

Hay que anotar, sin embargo, el sinsabor que nos queda de este episodio. Estamos de acuerdo con Augusto Ramírez Moreno cuando afirma que en la selección del nombre de Ospina se cometió un yerro : "¿Fue Ospina, acaso, un candidato? Jamás. Es decir, ¿obró él o tuvo la dignidad, el brío, la autonomía heráldica de un candidato?".8 Tal como ocurrieron las cosas, Ramírez llamó, en carta privada y en secreto, a cambiar de candidato con tal de no renunciar a una candidatura presidencial; y llamó, sobre todo, a da r le u n a dirección al movimien to , cues t ión que cons ide raba injustificadamente aplazada: "Nadie puede desconocer que Silvio se ha coronado de laureles y todos le debemos admiración y pleitesía! pero ni él ni Fernando quieren confesarse directores del movimiento. Les puse telegrama a Medellín para que no se separaran sin reunir una convención que le diera jerarquía y orden al frente nacional y rogándoles que ofrecieran reemplazar el candidato".10

No por la crisis se suspendieron las giras. Se levantaba la candidatura, pero continuaba la divulgación del nuevo ideario nacionalista. El domingo 6 de marzo, Silvio Villegas se desplazó al departamento de Antioquia para dar inicio a una nueva gira que empezaba justamente en la capital. En el Teatro Bolívar, alternó el uso de la palabra con su colega Gómez Martínez. Esa vez, la voz de los oradores fue transmitida por la emisora Claridad y retransmitida por estaciones de Barranquilla, Bogotá y Manizales. Villegas hizo uso de su capital de argumentos para explicarle al país las razones del levantamiento del nombre de Ospina Pérez como posible contendor de Eduardo Santos: "el alto comando conservador forma sus ideas de acuerdo con sus rencores, desdeñando la opinión de las provincias, a las cuales mira con inmenso

4 Véase ibid., marzo 9 de 1938, p, 1. 3 Ibid.. marzo 7 de 1938, p. 3. 77 La Patria, marzo 7 de 1938, p. 3. 7 Ibid. - Ibid.. marzo 9 de 1938. p. 4. 77 Véase La Voz de Caldas, abril 11 de 1938. p. 2. 174 Ibid. Más adelante se conocieron cartas cruzadas entre Ospina y Silvio Villegas, que dan más luz sobre este asunto de la candidatura.

Véase El Colombiano, mayo 12 de 1938. pp. 1-3.

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desprecio. Sólo Bogotá cuenta en la política colombiana. Los departamentos son degradadas colonias".11

Lamentándose de la decisión del DNC, rememoró el proceso de la candidatura propuesta, y dijo que una convención del partido hubiera servido, al menos, para la reintegración de todas las fuerzas de la derecha. "La soberbia ha pesado más en este caso que el cumplimiento del deber", señaló.12 La conducta de Gómez, al parecer del leopardo, le abría el camino a Santos de la misma manera que, gracias a él mismo, se lo había abierto a Alfonso López. Pero era necesario seguir adelante. Si bien la campaña ospinista había terminado, la nacionalista continuaba.

Villegas tenía ya elaborado el formato de su discurso. Reiteró y profundizó los tópicos nacionalistas que le interesaban en ese momento: la necesidad de superar los partidos políticos, de regresar al punto donde la pita se había enredado. En esa dirección destacó su panteón preferido: Bolívar, Mosquera, Núñez, Reyes y Pedro Nel Ospina. Levantada la candidatura presidencial, proponía, si no acabar con los partidos, al menos atenuar la lucha política para hacer posible un frente nacional contra el comunismo. "El pensamiento conservador lo reconoce y abre las puertas de sus murallas tradicionales para que penetren al recinto del orden las fuerzas todas que aún desean para el mundo una civilización fundada en la filosofía inmortal del Evangelio".13 Y reiteró su propuesta de descentralización económica y administrativa, tal cual la habían postulado sus héroes citados: "Cada una de las grandes regiones nacionales necesita un estilo diverso de política y de gobierno [...] Sólo trabajando por una distribución más equitativa de los dineros públicos será posible mantener la unidad nacional en Colombia", anotó.14 Y reiteró también la necesidad de igualar las condiciones de vida entre el campo y la ciudad. Abogó por una federación interna de los partidos que no ahogara el liderazgo de la provincia. Dijo: "A Ospina Pérez se le ha hostilizado porque no pertenece a la odiosa oligarquía centralista. Es un provinciano que cultiva la tierra, trabaja la minería, conoce los problemas del café y es el caudillo de nuestras clases agrícolas".15 Finalmente, después de larga y acostumbrada andanada contra el comunismo, Villegas resaltó la necesidad de reconocer a las masas como nuevo factor político, y llamó a operar sobre ellas. Dijo, como si nadie lo supiera, que no creía sino en la acción, en la radio, en la calle, en la plaza y en los circos, e incentivó a organizar en cada municipio una falange nacionalista "actuante, batalladora y valerosa". Por supuesto, no podía faltar la peroración:

Nuestro anhelo es reconciliar todas las clases en un frente único de trabajo, terminar con las luchas partidaristas, hacer de los proletarios campesinos, propietarios rurales, enseñarle a la juventud el sentido heroico de la vida ; hacer de cada ciudadano un soldado y de cada soldado un ciudadano; vivir exclusivamente de nuestros recursos y no comprarles sino a los que nos compren; colocar a Dios y a la patria por encima de todos los intereses personales; hacer de Colombia la primera nación del continente.16

Después de la conferencia de Medellín, Villegas emprendió una gira por los municipios del suroeste antioqueño, Támesis, Valparaíso y Caramanta. Lo acompañaban los nacionalistas José Mejía Mejía y Juan Roca Lemus, periodistas sobresalientes de El Colombiano, quienes ejercieron como reporteros del acontecimiento del cual eran protagonistas. La comitiva fue recibida con lluvia de flores por una multitud que le

77 La Patria, marzo 7 de 1938, p. 1. 2 Ibid.

77 fbid., p, 3, 11 Ibid. ' ¡bid.

7,7 Ibid.. p. 4.

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esperaba a la entrada de la población de Támesis, donde se habían concentrado delegaciones de los municipios vecinos. El pueblo estaba engalanado de festones y banderas azules. La banda municipal presidió una cabalgata seguida por un desfile popular. Los ilustres visitantes presidieron la instalación de la convención regional. Los asistentes deliberaron sobre la actitud del Directorio Nacional Conservador y aprobaron dos preposiciones del siguiente tenor:

La convención comarcal nacionalista de Támesis, se permite insinuar a los doctores Eliseo Arango, Augusto Ramírez Moreno, Fernando Gómez Martínez, Gilberto Álzate Avendaño, Fernando Londoño Londoño, Ernesto Martínez Capella y a la Acción Nacionalista Popular, la conveniencia de reunir una convención nacionalista con delegados de los departamentos para hacer una organización eficaz y beligerante de las fuerzas contrarrevolucionarias del país.17

Culminado este compromiso, en horas de la tarde Villegas y su comitiva se dirigieron a Jericó. Como en Támesis, fueron recibidos por gran número de seguidores y saludados por el poeta José María Ospina. De regresó a Támesis, en horas de la noche, 'Rubayata' dictó una conferencia en la plaza principal del municipio. El poeta hizo un recuento de los pormenores de la candidatura presidencial de Mariano Ospina Pérez, criticó al Directorio Nacional Conservador, al cual denominó "Dormitorio Nacional Conservador", y lo acusó de adherirse a la campaña presidencial del liberal Eduardo Santos. "Ospina Pérez, noí Eduardo Santos, sí", parecía ser la posición de la jefatura nacional, según el ilustre poeta.

Al siguiente día, 8 de marzo, los líderes de la derecha prosiguieron su gira de divulgación nacionalista. En La Pintada, población próxima a Valparaíso, fueron recibidos por delegaciones de municipios aledaños. Las mujeres lucían blusas azules y los hombres camisas negras. En Valparaíso, las palabras de bienvenida estuvieron a cargo del líder conservador Jesús Alvarez. Posteriormente, en uso de la palabra, 'Rubayata' volvió sobre las razones que tuvieron para lanzar el nombre de Mariano Ospina Pérez como candidato presidencial y criticó esta vez la irrupción del sindicalismo comunista en la política nacional. En momentos en que 'Rubayata' hacía un elogio al general Rafael Uribe Uribe, hijo ilustre de la población, los liberales, encabezados por las autoridades copartidarias del municipio, irrumpieron en el recinto con la policía, lo que arrojó un saldo de ocho heridos. El acontecimiento, como era de esperarse, fue capitalizado. La Patria reportó:

Las fuerzas nacionalistas fueron atacadas por un grupo liberal armado de puñales y revólveres, y encabezado por el alcalde. Los derechistas hicieron frente, con gran serenidad y valor al salvaje ataque del que eran víctimas. Aunque el abaleo de los liberales era nutrido y a quemarropa, la multitud nacionalista no vaciló en avanzar contra ellos para castigarles la osadía, suscitándose de esa manera una refriega en la que resultaron varios heridos.18

La prensa de los nacionalistas calificó la tragedia como el bautismo de sangre de la nueva etapa que había emprendido el nacionalismo:

Nuestro movimiento ha tenido su bautismo de sangre, lo cual significa que la lucha debe intensificarse para restaurar el orden en Colombia y el ejercicio de garantías que hoy se niegan a bala y puñal en las plazas, que debieran estar abiertas al uso de la palabra libre. Nosotros enjuiciamos al alcalde y a la policía de Valparaíso como autores y cómplices de este atentado

77 7bid„ marzo 9 de 1938, p, 1. '•"Ibid.. pp. 1, 3-4.

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criminal. Pero la sangre de los amigos caídos bajo las armas de autoridades que sólo actúan para fomentar el desorden, debe servir de estímulo a las fuerzas contrarrevolucionarias, para intensificar la lucha y arrancar a Colombia en un movimiento sin precedentes, de las garras de este régimen que alienta la anarquía, da alas a la revolución comunista y asesina a los ciudadanos que se congregan para hablar sobre grandes temas nacionalistas.19

Los sucesos violentos de Valparaíso repercutieron en la prensa liberal. El Tiempo tituló: "Diez heridos ayer en Valparaíso por el discurso de un derechista. Juan Roca Lemus agravió ferozmente al liberalismo".20 Los contenidos de la noticia justificaron el episodio:

Los tremendos agravios pronunciados provocaron la reacción entre los liberales que escuchaban pacíficamente, bajo la convicción sencilla de que ningún epíteto injurioso iría a herir sus sentimientos políticos. Los liberales respondieron los inusitados ultrajes a su causa con sonoros vivas al Partido Liberal y a sus mejores hombres públicos, a lo cual contestó el conservatismo con un ataque inesperado y violento, trabándose un verdadero combate a bala, donde también salieron a relucir toda clase de armas blancas.21

De otro lado, los acontecimientos fueron utilizados por El Siglo para justificar su estrategia de abstención. El diario del conservatismo oficial legitimó entonces la política defendida por el Directorio Nacional Conservador sobre la falta de garantías del Gobierno y fustigó el afán protagónico de las derechas nacionalistas: "Mas nuestra prudente mudez queda compensada por las descargas oficiales de Valparaíso".22 Ante esta afrenta, los derechistas no hicieron esperar su respuesta. En Bogotá, Ernesto Martínez Capella envió un telegrama a El Colombiano para mostrar la insensibilidad del DNC ante la sangre hermana:

Siglo hoy doctor Laureano Gómez afirma sangre vert ida Valparaíso cubre ridiculo Silvio Villegas. ¿Afirmación impía será aplaudida por Directorio Conservador de Antioquia? Es primera vez califícase ridicula matanza de hermanos, pero esto no sorprende en quien felicitó a Olaya Herrera por elecciones sangrientas mil novecientos treinta y uno, en quién aseguró presidencia López engañando a los nuestros, ni en quien ahora usa mercenarios y traidores averiados para ayudarle combatir hombres cuya lealtad odia, cuya vida inmaculada envidia, cuya honrosa pobreza económica desprecia. Para quién apoderóse jefatura Part ido Conservador sangre conservadora es ridicula y traición remunerada título a la apoteosis.23

De la misma manera se pronunció La Patria:

Para ambos [Laureano Gómez y Julio H. Palacio] la escaramuza política de Valparaíso es un grato acontecimiento. Según su propio testimonio, las descargas cerradas de las autoridades los compensan de su mudez durante estos meses. La sangre nacionalista vertida los conforta. Su política recibe una providencial corroboración. Loados sean los dioses [...] El doctor Gómez sería feliz si la oposición fuera masacrada en todo el país, porque eso demuestra la falta de garantías y confirma sus tesis. Tal es la clave de su política. Ha postrado y disuelto al Partido Conservador, hasta convertirlo en una colectividad cataléptica, con el objeto de sacar avante su vaticinio acerca de la inuti l idad del esfuerzo para recuperar el poder [...] Los demagogos plañideros de la altiplanicie pueden continuar su coro de lamentaciones por una violencia que no los alcanza, agazapados como andan en zaguanes y redacciones, lejos de esta tórrida lucha de las masas provincianas. Para ellos las masacres son noticias y argumentos, pero no episodios dramát icamente vividos. La muerte de nuestros hombres sólo los sur te de un arsenal de metáforas. Su duelo es literario y postizo. Nosotros, en cambio, hemos resistido y sufrido años

79 Ibid., p. 4. '" El Tiempo, marzo 9 de 1938, p, 1. a7 Ibid. 22 Tomado de La Patria, marzo 10 de 1938, p. 1. 277 Ibid.

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duros al pie de las muchedumbres, sin abandonarlas nunca. Si a ellos los reclaman para lidiar en estas bregas, exclamarían, excusándose, con Danton : "Somos hombres de tribuna y no de barricada". Nosotros queremos mostrarle al país que las garantías se conquistan con la propia voluntad, cuando ellas se niegan. Que un partido militante no puede abdicar de sus derechos porque lo acometan con la violencia física. Que vivir no es alcanzar la longevidad sino colmar la existencia de empresas que la dignifiquen, dándose en ofrenda por ideales históricos o por motivos ejemplares.24

P a r a los derechis tas , la vida política era dinámica, carac ter izada por el movimiento de las masas conservadoras por la lucha de sus derechos ciudadanos. En este sentido, el pensamiento de Gilberto Álzate Avendaño también tuvo cabida en la defensa contra El Siglo•

No queremos predicar un evangelio de abandono y resignación, sino una doctrina heroica. Sin un sentido trágico de la vida no se puede hacer política ni intervenir en la historia. En una conferencia reciente decía Gilberto Álzate Avendaño: "Convendría averiguar si las brigadas rojas de asalto le abrieron calle de honor a Hitler para que se presentara a las elecciones. ¡No! Los nazis dejaron una hilera de cruces señalando su ruta. La impulsaba la fuerza brutal del carácter y un obscuro heroísmo. Sabían que hacer es siempre sufrir. El Tercer Reich representa para ellos los dolores y los gozos de un parto".25

Los líderes derechistas prosiguieron su camino hacia Caramanta en horas de la tarde. Silvio Villegas pronunció un discurso largamente ovacionado. Finalmente, el 9 de marzo, Villegas tomó camino hacia Manizales, mientras que Mejía Mejía y 'Rubayata' prosiguieron el suyo hacia Medellín. En este trayecto, Silvio Villegas visitó a Supía, municipio ubicado al occidente de Caldas, donde fue objeto de un homenaje por parte de los seguidores derechistas. En este marco, las multitudes derechistas nacionalistas vivaron a la Colombia nacionalista, al general Franco y a Silvio Villegas. Posteriormente, Villegas pronunció un discurso de agradecimiento, hizo un bosquejo histórico del movimiento ospinista y criticó la actitud tomada por el Directorio Nacional Conservador ante esta iniciativa. De la misma manera, el leopardo invitó a las fuerzas contrarrevolucionarias a formar un frente único que lucharía contra las brigadas marxistes que amenazaban el porvenir de Colombia. Luego de una copa de champaña, Villegas pudo regresar, por fin, a su amada Manizales, donde la comunidad de La Patria lo recibió como héroe.

En su columna "Rúbrica", de El Colombiano, Mejía Mejía hizo el balance de la que llamó "gran jornada nacionalista del suroeste", la primera actividad de la nueva etapa del nacionalismo en pro de la reconquista no sólo de la plaza pública, sino también de Colombia; por ello, habló de restauración nacionalista. Sostuvo que en esas poblaciones se había proclamado un nuevo nacionalismo tendiente a la organización de un gran frente popular nacionalista contra el frente popular internacional "que todos los días abre un nuevo túnel y realiza una nueva penetración en el territorio de la patria".26 El líder antioqueño aprovechó su comentario para ahondar en el problema del centralismo. Dijo que la política del momento era una conspiración del centro contra la periferia nacional, y señaló: "Con aquellas jornadas procesionales dejamos esclarecido que la capital es un atentado permanente contra la provincia, y que en lúgubres tertulias plutocráticas se ha querido cancelar una gran acción nacionalista respaldada por las masas y solventada por todas las fuerzas contrarrevolucionarias de la República".27

74 Ibid 777 Ibid. 7777 El Colombiano, marzo 11 de 1938. p. 3. 27 Ibid.

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Así, el desenlace de la promoción de una candidatura presidencial por parte de los nacionabstas del occidente del país y su rechazo por parte del DNC Uevó a la depuración del nacionalismo, que empezó a deslindarse, finalmente, del Partido Conservador. "Nacionalismo colombiano" denominaron los derechistas a su corriente ideológica, y continuaron defendiéndose de quienes los acusaban de fascistas.28 Claro que lo eran, pero lo negaban por razones de estrategia, porque iba en contravía de aparecer originales: "Nosotros vamos hacia un nacionabsmo colombiano, autóctono, terrígeno, raizal, andino, mestizo, como el bloque humano que puebla nuestras faldas, valles y costas", escribió el editorialista de El Colombiano,29 que recogía los elementos centrales de los contenidos nacionalistas trajinados desde principio de los años treinta para darle fuerza a lo que también denominó "nacionalismo defensivo", el cual, como se había escuchado en la anterior jornada de conferencias radiales, tenía un carácter universal.

Ante la nueva situación, el leopardo Eliseo Arango manifestó su solidaridad con Villegas y Gómez Martínez, al tiempo que declaró que se estaba en el comienzo del nuevo movimiento nacionalista y típicamente colombiano distinto del fascismo, del hitlerismo y del franquismo. Y, como siempre que se presentaban estos picos en la gran crisis del conservatismo, el problema de las generaciones saltaba al ruedo. A propósito, afirmó el leopardo:

Los jefes desconocen las nuevas generaciones. Los hombres que no han llegado a los 25 años y que militan en las derechas, no son fascistas, ni hitlerianos, pero tampoco se les puede clasificar entre los viejos cuadros conservadores. Nosotros hemos tratado de acercarnos a esa juventud, de comprenderla, de buscar puntos de referencia, líneas comunes para una acción en beneficio de Colombia. Los jefes conservadores de Bogotá y algunos de provincia optan por el rápido camino de la excomunión. Nosotros creemos que el anatema no suprime una ley de la historia.30

Clamaban los nacionalistas que lo de ellos no era fascismo, sin embargo, su vocabulario, sus puntos de vista, sus paradigmas, sus método de seducción política, todo el pensamiento que expresaban eran extraídos del arsenal de argumentaciones del universo fascista.

Por mucho que aparentaran originalidad, les resultaba imposible renunciar a sus cercanas y entrañables relaciones, sobre todo, con el modelo autoritario peninsular, en particular el español. El régimen corporativo que emulaban era justamente de esa procedencia; por lo menos, era el que mejor comprendían y asimilaban, incluso por razones culturales. El corporativismo calaba tanto en la cultura religiosa de los ideólogos nacionalistas como en el de la población colombiana. A diferencia de Hitler y de Mussolini, el liderazgo nacionalista criollo no había tenido una militancia en ningún género socialista como era el caso de los dictadores alemán e italiano. Nacidos y formados en el catolicismo y en el conservatismo, lo más pertinente y cercano que encontraron en el mercado de las ideologías de la derecha europea fue el corporativismo vía España y Portugal. En la construcción de ese modelo, el pensamiento de la Iglesia ocupaba el sitio principal. Los doctores y los pontífices del catolicismo habían contribuido de manera sostenida a su desarrollo: Pío IX, León XIII, Pío X, Benedicto XV y Pío XI. En Colombia, un grupo de sacerdotes, encabezado por José Félix Restrepo y José María Uría, contribuía a su difusión. De tal manera, fue el corporativismo el modelo que el nacionalismo colombiano justificó, promovió y defendió. Régimen contra régimen, corporativismo contra comunismo, respuesta contra respuesta: a la propiedad

277 Como se vio en las conferencias radiales, los nombres de Mussolini. Hitler y Franco salían a relucir en cada momento. En El Colombiano se publicaban cuñas comerciales como la siguiente7 "Benito Mussolini. La doctrina del fascismo. Un libro para todo hombre de carácter y de pensamiento. Solicítelo en La Cordobesa, Librería Medellín. Valor $ 0.50". Véase edición del 11 de marzo de 1938, p. 1.

29 El Colombiano, marzo 10 de 1938, p. 3. 777 La Patria, marzo 10 de 1938. p. 3.

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colectiva, la propiedad privada con función para cumplir en atención al bien común! a la lucha de clases, cooperación entre capital y trabajo. Los nacionalistas sintetizaron entonces su propuesta: "La Corporación cristiana es el único órgano capaz de unir obreros y patronos".31 No hacía mucho que el nacionalismo, todavía en formación, había defendido la constitución de 1886; pero en ese momento eran distintas las cosas: "Al llegar al poder nosotros no regresaríamos por ningún motivo a la constitución del siglo pasado. Le daríamos al país un estatuto jerárquico".32 En ese momento, cuando los nacionalistas predicaban contra los partidos políticos, el pensamiento de José Antonio Primo de Rivera era más real como influencia directa; justamente, el impedimento para aplicar en Colombia las tesis del ideólogo español era la pertenencia de los nacionalistas al Partido Conservador. Entonces podían citarlo a sus anchas:

Nadie ha nacido nunca miembro de un partido político; en cambio, nacemos todos miembros de una familia; somos todos vecinos de un municipio; nos afanamos todos en el ejercicio de un trabajo. Pues si esas son nuestras unidades naturales, si la familia y el municipio y la corporación es en lo que de veras vivimos, ¿para qué necesitamos del instrumento intermediario y pernicioso de los partidos políticos, que para unirnos en grupos artificiales empiezan por desunirnos en nuestras realidades auténticas?33

La Convención de Portobelo,"el diablo queriendo manejar las llaves del cielo". Y el manzanillo nacionalista.

El 27 de marzo de 1938, con el propósito de discutir sobre el futuro político del movimiento nacionalista y su relación con el Partido Conservador, se reunieron destacados líderes nacionalistas del país, aunque casi en secreto, en la localidad de Portobelo, Caldas.34 La mayoría, liderada por Gilberto Álzate Avendaño y Silvio Villegas, coincidió en separarse definitivamente del Partido Conservador. Ebseo Arango y Gómez Martínez se mostraron inseguros y reacios ante esa idea, pues pesaba en ellos su espacio ganado en largos años de militancia conservadora. Pero no sólo eso. Era arriesgada la aventura de salirse del partido, puesto que allí estaban las masas. Les resultaba a los líderes nacionalistas crecer más rápido con la gente de su propia cultura que arriesgarse en el electorado del adversario histórico. Posiblemente se había agotado ya la táctica de utilizar el Partido Conservador para los propósitos nacionabstas. El desenlace de la faUida candidatura de Ospina había llevado al nacionabsmo al punto en que se encontraba. Por eUo, la reunión de Portobelo terminó con la inclinación de proseguir la lucha por fuera del conservatismo, sin atender al consejo de Ramírez Moreno en el sentido de continuar vinculados al Partido Conservador. El leopardo había sugerido incluso no realizar la Convención en Portobelo, sino, de manera más ampba, llevarla a cabo en Manizales. Sugirió, además, no romper con palabras e invitar a las deliberaciones a Cabal Pombo y a Rodríguez Diago, eso sí, "sin darles motivos para que se irriten".35

Dos días después, Eliseo Arango, en entrevista concedida a El Espectador, aclaró que, aunque no habían salido conclusiones de la reunión, lo cierto era que el movimiento futuro no tendría que ver ni con el fascismo ni con el nazismo. Señaló que sería un movimiento por fuera de las directivas conservadoras y del viejo Par­tido Conservador. "Hoy los partidos Liberal y Conservador son partidos de centro, y nosotros aspiramos a salimos de esa ubicación, orientándolo hacia la derecha. Eso es

'" Ibid., abril 4 de 1938, p. 2. 32 Ibid.. abril Io de 1938, p. 3. 33/iw"d., abril 8 de 1938. p. 3. 34 Asistieron Eliseo Arango y Ernesto Martínez Capella en representación de la derecha bogotana: Silvio Villegas, Fernando Londoño

Londoño, Antonio Alvarez Restrepo, Arturo Arango Uribe, Francisco Luis Gallo. Fabio Vásquez. Jorge Mejía Palacio, Joaquín Estrada Monsalve, Bernardo Londoño Villegas, Alberto Hoyos y Gilberto Álzate Avendaño, por Caidasi César Garrido, César Ayerbe Chaux y Hernando Olano Cruz, por el Cauca7 Cayetano Betancur, Abel Naranjo Villegas y Fernando Gómez Martínez, por Antioquia7 Ciro Molina Garcés. Alvaro Calero, .Armando Orejuela, Guillermo Míllán y Bernabé Lozano, por el Valle del Cauca7 y, finalmente, por Tolima los redactores y periodistas del semanario El Derecho.

36 Véase La Voz de Caldas, abril 11 de 1938. p, 2,

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todo. ¿Hasta dónde? No sabemos hasta dónde vayamos en este camino, pero esa es, en síntesis, nuestra intención",36 fueron las palabras del leopardo.

El desenlace de los acontecimientos preveía tormentas. Ala reunión de Portobelo habían asistido Álzate Avendaño y Londoño Londoño, dos miembros del Directorio Departamental del Partido Conservador. Del organismo dirigente local, sólo quedaba Francisco Javier Ocampo, quien secundaba a sus amigos los nacionalistas. Ante esta situación, Aquilino Villegas escribió en El Siglo el editorial que toreó el avispero: "Cómo se deshace un directorio". Denunció allí los pormenores de la situación. Sin mencionar nombres, sostuvo que cada uno de los miembros del Directorio, al abandonar su posición dentro del organismo, habían terminado en las toldas del nacionalismo, incluso el más neutral, Francisco Javier Ocampo. "Aquilino de Manizales", como le decían al dirigente republicano, dio a entender que Álzate estaba detrás de todo: "el miembro desgarrado del conservatismo, aliado con los nacionalistas de La Patria hacía de las suyas en la organización conservadora y preparaba una mayoría manzanilla para una posible convención".37 Era, pues, Álzate el culpable de haber transformado y convertido a los comités municipales del conservatismo al nacionalismo. En manos del DNC dejaba Aquilino la suerte del conservatismo local. Otro columnista del mismo diario despedía a "los jóvenes portobelinos", al tiempo que los instaba a soltar el Directorio: "Y como no deseamos contradecirles, ni montar en cólera por su viaje alrededor del mundo, tenemos que pasar por la pena de apoyar a algunos rezagados conservadores de Caldas que tomarán la dirección de uno de esos viejos partidos, repulsivos y carcomidos".38 Gerardo Arias, contraparte del conservatismo caldense, argüyó, a su vez, que no existía el Directorio caldense debido a que dos de sus miembros se habían despedido ya del conservatismo: Álzate y Londoño, ambos participantes de la reunión de Portobelo, y sostenía que el comportamiento de Ocampo había sido errático al no acudir al DNC, organismo superior al Directorio Departamental. La independencia que pedía el conservatismo caldense iba en contra de los estatutos del partido.39 Así, el DNC, en cabeza de Laureano Gómez decidió intervenir el fenómeno del conservatismo caldense, que a todas luces aparecía contradictorio. Finalizando marzo, el DNC había estudiado la situación, que estimó "gravísima", del Directorio Depar tamenta l de Caldas. Las altas directivas conservadoras opinaron que en ese departamento los comités municipales no se estaban eligiendo democráticamente. Laureano resolvió, entonces, volver por los fueros vulnerados en esa región, según consideraba, y para tal efecto diseñó un plan: el DNC nombraría en todos los municipios caldenses delegados para convocar a elecciones populares de comités municipales. La medida desconocería los existentes y los nuevos convocarían a una convención departamental que se reuniría en Manizales, presidida nada menos que por Laureano Gómez. La convención elegiría el nuevo Directorio Departamental. Desde El Siglo, los laureanistas de la región expresaron satisfacción por las directrices capitalinas. El 30 de marzo, el DNC resolvió dictar resolución en el sentido de nombrar una Junta Provisional que se encargaría de la dirección del partido en Caldas. Conformaron dicho organismo, entre otros: Guillermo Gutiérrez Vélez, el general Pompilio Gutiérrez, Enrique Isaza, Emilio Arias Mejía, Néstor Bueno Cock, Daniel Restrepo Escobar y Eudoro Galarza Ossa. ¡Vaya problema el que se formó! Los nacionalistas caldenses montaron en cólera: "Ha sonado la hora de reaccionar en forma colérica contra el centralismo bogotano, cada día más amenazante [...] Nuestro departamento no será nunca un feudo de los

7,77 El Espectador, marzo 29 de 1938, p. 10. 777 El Siglo, abril 1° de 1938. p .4 . 477 Ibid. 39 Véase ibid.. abril 4 de 1938, pp. 1 y 3.

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políticos averiados del altiplano", decía un cartel de La Patria.40 Francisco Javier Ocampo, que representaba el justo medio en el directorio de Caldas, escribió cartas de protesta, una de ellas a Aquilino Villegas, en donde lo llamaba para que con su prestigio conjurara la conflagración. Aquilino le contestó, entre otras cosas:

El Directorio del que usted hacía parte no protestó jamás, que yo sepa, contra las doctrinas anticonservadoras de La Patria, ni nos defendió de estas maniobras secretas para ponérsenos en manos ex t rañas [...] Ese Directorio, en el cual había dos nacionalistas, como apareció después, no merece nuestra confianza sino todo lo contrario, nuestra mayor desconfianza.41

Ocampo le escribió también al DNC para indicarles a sus integrantes que las medidas tomadas por ellos desconocían la autonomía política del conservatismo caldense, defendidas celosamente por el pueblo conservador.42 Realmente, se trataba de una pelea dura. Laureano salía al ruedo con toros de casta. El conservatismo caldense era, si no el más cualificado del país, uno de los más fogueados junto al de Antioquia, ambos casi asimilados a la sensibilidad leoparda, nada dispuesta a dejarse arrinconar.

El DNC delegó en Francisco de Paula Pérez la instalación de la Junta Provisional conservadora en Manizales. El emisario oficial fue recibido el 3 de abril por los nuevos dirigentes conservadores, y con ellos trabajó durante el día. Alas seis de la tarde estaba programada una serie de conferencias por Radio Manizales, en las que intervendrían Ocampo, en nombre del desvertebrado Directorio, y Francisco de Paula Pérez, en su calidad de delegado oficial del DNC. Francisco José Ocampo explicó pormenorizadamente los detalles del conflicto, exoneró de culpas a Álzate Avendaño, acusado por sus adversarios de haber influido en el nombramiento de los integrantes de los comités municipales engañando a los demás miembros del Directorio Departamental . Ocampo dijo que, una vez regresado a Manizales, Álzate no intervenía en la política del Directorio dada su condición de presidente de la Acción Nacionalista Popular. "A mi regreso a Manizales, después de la crisis de junio, me abs tuve voluntar iamente de par t ic ipar en el comando conservador de mi departamento, por que ya había aceptado la presidencia de la Acción Nacionalista Popular, bloque político nuevo",43 había afirmado el mismo Álzate. Ocampo defendió la independencia y autonomía, lo mismo que la libre determinación política de los directorios de provincia. Como remate a sus tareas en Manizales, intervino también Francisco de Paula Pérez, quien la emprendió contra la derecha nacionalista. Fernando Londoño Londoño, que no estaba programado y acababa de llegar de Cartago, pidió espacio para contestarle al delegado oficial. Londoño le sacó en cara al emisario de Gómez sus negociados durante la hegemonía conservadora y la entrega del petróleo colombiano a las compañías extranjeras cuando era ministro del gobierno de Olaya Herrera. El discurso de Londoño, que era escuchado por cientos de copartidarios, produjo conmoción. Los simpatizantes nacionalistas se lanzaron a la calle a las nueve de la noche para dar inicio a una improvisada manifestación que sacó a Londoño de las instalaciones de la emisora y lo condujo hasta su residencia. En su recorrido, los nacionalistas dieron vivas a Franco, a España, al nacionalismo, y a Silvio Villegas."

La enemistad ent re Laureano Gómez y la sensibilidad leoparda quedaba irreversiblemente sellada para toda la historia posterior. El Partido Conservador no

477 La Patria, abril 2 de 1938, p. 1. 7 La Voz de Caldas, abril 1" de 1938, p. 1, 42 Véase ampliamente la edición de ibid., abril 2 de 1938 47 Relator, abril 9 de 1937, p. 8. 14 Francisco de Paula Pérez contestó a los agravios en un editorial de El Siglo del 7 de abril de 1938. p. 4. que tituló ""Grandeza y verdad ".

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superará nunca está crisis, no obstante las distintas uniones estratégicas en el curso del siglo XX. La coyuntura de marzo-abril de 1938 les permitió a los líderes nacionalistas sacar a flote todo lo que sentían por Gómez. Juan Roca Lemus dirigió una extensa carta a Fernando Gómez Martínez, que El Colombiano publicó sin recorte alguno. Allí, 'Rubayata' no sólo explicó el nacimiento y las razones del movimiento nacionalista. Escribió sobre las causas de la crisis del Partido Conservador y caracterizó al jefe supremo de la colectividad conservadora de forma y manera como esta sensibilidad caracterizará al personaje en el futuro. Gómez es identificado como un aliado liberal, como el personaje gracias a cuya estrategia el Partido Lib­eral se había hecho al poder y se había fortalecido en él. No sólo eso. Había sido Laureano, según el ilustre poeta, el responsable, casi el autor de la mística heroización de Olaya Herrera. Para 'Rubayata', toda la vida política de este "hombre-tromba", como lo llamaba, había transcurrido en ejercicios contra el conservatismo. Sostenía que hasta 1932 las colecciones de El Tiempo habían sido un breviario fidelísimo de las hazañas de Gómez contra el Partido Conservador. Le endilgaba 'Rubayata' a Gómez su sospechosa amistad con Alfonso López y Eduardo Santos, "sus dos cómplices más fervorosos en la tarea destructora del gobierno conservador".15 Decía, además, que Gómez era un tirano por temperamento, como lo demostraba el escándalo grotesco contra el Directorio de Caldas organizado por él. "¡Imagínese usted a Laureano Gómez de Presidente de la República! ¡Tente de atrás, oh, pueblo! ¿Qué casta se entronizaría en el poder?",46 le decía a su destinatario. 'Rubayata' acusó al DNC de ser responsable de la merma que en sus fueros había sufrido la Iglesia Católica en el país, debido al hecho de haber entregado mansamente todos los poderes al Estado liberal sovietizante. Finalmente, pidió la prédica, por parte del conservatismo, de reformas ajustadas a las normas vaticanas, sin las cuales ese partido no tenía derecho a pedir respaldo a las muchedumbres campesinas y proletarias.

El fortalecimiento de la Acción Nacionalis ta Popular.

Ambos partidos son dos pasiones supérstites.

Sobre un aluvión de formas yer tas , sobre

palabras destalonadas, sobre ideas volcadas por

la tormenta de los hechos, subsiste en ellos

cierto fondo mitológico, un virulento complejo

sentimental.41

Alzate: clave en la táctica y estrategia de la sensibilidad leoparda.

Desde su regreso a Manizales, Gilberto Álzate Avendaño estaba dedicado a la organización de la ANP en los municipios del departamento de Caldas. Las quejas de sus enemigos políticos tenían fundamento. "El manzanillo nacionalista", como le decía Aquilino, había diseñado su estrategia de tal manera que la ANP creciera a expensas de las masas conservadoras. Se trataba de un experimento en que estaba comprometida toda la sensibilidad leoparda. Álzate tenía a su cargo la organización. Por ello, a su regreso a Manizales no se reincorporó al Directorio, como era de esperarse, sino que se le vio metido con la militancia conservadora regional.

15 Eí Colombiano, abril 2 de 1938. p. 2. '" Ibid. 47 De la entrevista de Álzate al diario caleño Relator abril 9 de 1938, p. 2

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Jus tamente , el 6 de marzo, Álzate había sido recibido por una mult i tud de conservadores en la localidad de Quimbaya. Estuvo allí en compañía de sus copartidarios Rafael Lema Echeverri y Bernardo Londoño Villegas, secretario gen­eral de la ANP en Caldas. Álzate explicó a los habitantes de ese municipio el carácter y los contenidos de la Acción Nacionalista Popular. Les manifestó que se trataba de un movimiento católico, bolivariano, agrario y corporativista.48

Augusto Ramírez Moreno, el leopardo fugado de la política desde la segunda mitad de 1937, presente en el proyecto nacionalista, en carta dirigida a Álzate el 10 de marzo de 1938, le recomendaba no presentar el movimiento como anticonservador: "porque nuestras masas no están entre los manzanillos liberales bien pagados y que no canjean sus sueldos por nuestros sacrificios, sino en las muchedumbres conservadoras"49. Hubo, sin embargo, consejos de Ramírez, que de haber sido tenidos en cuenta por parte de la sensibilidad leoparda a lo mejor de otra manera estaríamos contando esta historia: "Debemos reducir al mínimum las dificultades verbales para que esas masas conservadoras se nos reúnan y debe omitirse en principio lo que tienda a alarmarlas",'50

escribía el esquivo leopardo.

En medio de la crisis por la que atravesaba el conservatismo caldense, Álzate se desplazó a Popayán y a Cali a comienzos del mes de abril, supuestamente por razones de negocios particulares. No obstante, sus visitas a estas dos ciudades occidentales se convirtieron en acontecimientos políticos de relevancia. En la capital caucana sostuvo conversaciones con los universitarios derechistas bastante bien organizados y cualificados, dictó una conferencia y concedió una entrevista a militantes conservadores de la región, además de reunirse y conversar largamente con el maes­tro Valencia. El 5 de abril, en Cali, se dedicó a la organización de la ANP. Constituyó un comando provisional para todo el Valle, que contaría con un cuerpo consultivo y secretarías técnicas.01 Anunció la realización en mayo de la Convención Nacionalista Colombiana, que tendría como objetivo promulgar un programa concreto y establecer una organización definitiva en todo el país del nacionalismo.

En su visita, Álzate concedió una amplia entrevista al diario liberal Relator, la cual aprovechó para concretar y explicar puntos controvertidos de la ideología del nacionalismo que profesaba. Se trató de un documento importante, que dio luces sobre lo que Álzate estaba pensando en esta coyuntura. El dirigente nacionalista contestó todas las preguntas en el lenguaje y en la argumentación de la sensibilidad leoparda, se defendió desde el discurso que esta comunidad había construido hasta el momento, y expuso para el auditorio vallecaucano razones ya esgrimidas por él en otras intervenciones para justificar el nuevo partido y reafirmar su versión sobre los motivos por los cuales había caído el conservatismo en 1930. Recalcó que en ese momento la crisis del partido era peor de catastrófica que la que se había producido por el derrumbe de la hegemonía conservadora. Sostuvo que el conservatismo, en la situación en que se encontraba, no volvería nunca al poder. Considerando aniquilado ese partido, dijo que los derechistas quisieron "irrigarlo de savias vivas", pero no los habían dejado. Le contó al país las razones de la crisis generacional que vivía el

'" Véase La Patria, marzo 7 de 1938, pp. 3 y 8. 477 Documento publicado por La Voz de Caldas, abril 11 de 1938, p. 1. Este y otros documentos, por haber sido sustraídos de la oficina de

Augusto Ramírez Moreno, dieron origen a un pleito jurídico. Véase La Patria, abril 29 de 1938, p. 1. 7777 Ibid. "' Anotamos, con el propósito académico de seguir sus huellas, a los jóvenes que en el Valle militaban en la ANP: Héctor Fabio Várela,

Antonio Llanos, Guillermo Míilán, Bernabé Lozano Quintana. Luciano Silva Victoria, Carlos Luna, Camilo Ulloa Caicedo, Aiberto Caicedo Carvajal. Hernando Olano Cruz, Elias y Gustavo Salazar García, Humberto Jiménez, Daniel Lorza Roldan, Luís Carlos Valencia Moreno, Pablo Garcés O'Byrne, Ja ime Garcés Harona, Guillermo Vega Córdoba, José Castro Borrero, Jorge Rivera Cabal, Alfonso Arboleda Romero, José María Molina Cabal, Armando Cabal Cabal, Antonio José Gatera Duran, César Martínez Delgado, Gabriel Ramírez Serna. Jorge Martínez Delgado, Antonio José Lujan, Adriano Calero Lozano, Guillermo Palomina, Luis Carlos Rengifo, Bernardo Correa Isaza, Armando Orejuela, Alfonso Llórente Arroyo, Gilberto Montalvo. Véase La Patria, abril 8 de 1937. p. 3.

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conservatismo, lo mismo que los porqués de su separación del viejo partido. El dirigente de la ANP culpó a Gómez de no haber sorteado la confrontación generacional en la colectividad conservadora:

En el comienzo de esta crisis la culpa pertenece al doctor Gómez [...] hizo que el part ido rompiera con las nuevas gentes, con pretextos de homogeneidad doctrinal [...] En el subfondo de ese conflicto lo que había era la inexorable lucha vital de las generaciones. Los hombres maduros se mostraban impermeables, cerrados y hostiles. La juventud tuvo, a la postre, que liar su equipaje o irse del vetusto caserón, cara a la vida. El conservatismo se hacía cada vez más extático, más inactual [...] había una pesada atmósfera de recelos seniles. La ubicación de las derechas dentro del conservatismo no ofreció demasiadas dificultades doctrinales. El bolivarianismo se hallaba en el hontanar de nuestra historia política, aunque su influjo apareciese desvirtuado por las complicidades liberales de las generaciones precedentes. En cuanto a la doctrina social católica, cuyo ápice sería el régimen gremial, estaba destinada a quitarle al conservatismo ciertas trazas de palafrén de la plutocracia. No lograr cumplir ese modesto plan de reformas. La generación vagotónica del centenario, instalada en el comando de la oposición había cambiado sus viejas rebeldías en rigidez autoritaria. Eso ocurre siempre. En todo dogmático hay un heresiarca fracasado. En todo caso, el núcleo de las derechas, perteneciente a la promoción penú l t ima , fue excomulgado y proscr i to de la secta conservadora por los ultramontanos. Luego le tocó el turno al grupo de los "leopardos", que habían sido en la política una especie de "trust del cerebro". Mucho les debía el conservatismo a Silvio Villegas, Eliseo Arango y Augusto Ramírez Moreno, que le habían dado un estilo a la oposición, evitando la fuga de las masas y el abandono de las juventudes. Pero eso nada valía ante la virulencia de las rivalidades y los resentimientos en cuanto a los actuales equipos universitarios, ellos van emergiendo en la vida pública, razón que los ata a las viejas formaciones banderizas.52

Álzate desvirtuó la acusación que se les hacía a él y a sus camaradas de importar teorías y métodos. Ridiculizó y desmitificó ese fenómeno:

¿Acaso el acta de fundación de la democracia figura en los protocolos de los sabios de Fontibón o tiene patente colombiana como invento nacional? ¿No vino esa teoría de gobierno por la misma ruta de las carabelas? Las ideas, en cuanto valores puros, no tienen domicilio geográfico. Pero resulta paradójico que estos políticos de gorro frigio, que prolongan más allá de su vigencia histórica el vocabulario demagógico de la Revolución Francesa, nos acusen de introducir ideologías ultramarinas.5 3

No negó entonces nada, al contrario, las confirmó, pero explicando y ridiculizando la supuesta originalidad de sus contradictores: "Si dentro de la interdependencia económica del mundo los cafetales de Kenya amenazan la economía colombiana y una crisis en Australia repercute sobre nuestra industria textil, también los sucesos políticos universales cambian la mentalidad del país, su criterio y sus hábitos".54

Respondía a las preguntas desmitificando conceptos; contraponía a lo que denominaba abuso del lenguaje sus propuestas alternativas. No se trataba de que no creyera en la democracia, sino de que no la veía por ninguna parte: ni existía ni había existido:

[...] entre nosotros siempre estuvieron en desacuerdo las teorías y los hechos, la letra inerte de los códigos y la realidad histórica. Detrás de una fachada constitucional democrática no hubo más que gobiernos facciosos, bandas acampadas en el poder, clanes dominantes que expulsaron de la vida civil a las oposiciones vencidas. El advenimiento de un partido se señala por la revancha contra los grupos antagónicos. Durante sus primeros años, con obstinada voluntad de dominio, sólo se preocupa por hacerse hegemónico. Cuando ha aniquilado las fuerzas

'" Relator abril 9 de 1938, p. 8. 57 Ibid. '" Ibid.. p. 2.

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rivales y consolidado su poder, se da el lujo moral de la benevolencia. Después sobreviene una pérdida de energía, una laxitud burocrática que prepara o anuncia un cambio o turno de los partidos. Entonces, durante ese breve interregno, hay, sí, una especie de juego democrático, como ocurrió en los años finales de la hegemonía conservadora, cuando el viejo part ido gobernante había deshecho las fuerzas liberales y no temía por su estabilidad en el poder.66

Prefería Álzate otra cosa en vez del embeleco de la democracia. Analizaba otro tipo de gobierno con mayores réditos en creación y progreso: "individualidades poderosas", como Bolívar, Mosquera, Núñez, Reyes y Ospina. Decía que la historia activa la habían hecho estos "caudillos eficaces, sobrepuestos a la gazapera parlamentaria, a las logias letradas y a los intereses creados de los partidos".56 Justificaba esta postura afirmando que el mismo Olaya Herrera había ejercido como un dictador legal que había gobernado dentro de sucesivas facultades extraordinarias, para salvar "el tem­poral de la crisis económica y del cambio político".57 Y justificaba lo que él y su comunidad de habla pensaban: "Hay un retorno universal al héroe, a la eminencia humana sobre 'la vana equidad de la llanura', después de un ciclo de racionalismo y burocracia".58 Y, más que renunciar al concepto de democracia, lo precisaba. Le parecía que la democracia cristiana, de la que tanto se hablaba, no aludía a formas de gobierno, sino a un criterio social, y que no se podía comprometer a la Iglesia en la defensa de principios demo-liberales. Afirmaba que la concepción católica del mundo estaba centrada sobre la persona humana y no sobre el ciudadano. "Aquella es un valor espiritual y este es una creación política",59 señalaba. Para Álzate, la democracia era algo simplemente formal, que no se subordinaba a fines superiores, que ignoraba "la verdad y entrega su descubrimiento al cómputo mecánico de la mayoría, empadronando a los hombres como en un censo pecuniario". Estaba más de acuerdo con la democracia funcional, que no era individualista ni demagógica, sino corporativa y técnica. Aceptaba también el concepto de democracia directa, que establecía un vínculo activo y espontáneo entre el caudillo y su pueblo. En esta categoría, Álzate incluía a los gobiernos no parlamentarios que existían en la "España nacional", Portugal, Alemania e Italia. Anotaba, además, que no era distinta la fórmula bolivariana sobre un poder ejecutivo discrecional, que procedía de la voluntad del pueblo, "pero con suficiente recaudo coercitivo para no sufrir el vaivén de las mareas populares y la obtusa demagogia. Son regímenes demonios, más que demócratas. No se gobierna por el pueblo, sino para el pueblo".60

Álzate no definió el movimiento nacionalista como una disidencia conservadora. Habló de un movimiento autónomo. Reafirmó la tesis de estar segregados definitivamente de los viejos partidos. Habló con la coherencia del discurso de la sensibilidad leoparda y de los extremistas del Alto Comando de la ANP :

Ellos tuvieron una razón de ser histórica en el siglo pasado, representando el conservatismo las fuerzas centr ípetas y el liberalismo las fuerzas centrífugas de la sociedad, este como abanderado de la libertad y aquel como personero del orden. La política de esa época se movía en la órbita de la Revolución Francesa. Su conflicto central eran las libertades públicas y los derechos del hombre. En nuestro tiempo, cuando las masas han entrado en la escena, rencorosas y desesperadas ante los rigores del régimen económico y la indiferencia del Estado abstencionista la política está centrada en el orden social y en el sistema de producción. Nos movemos en el ciclo de la revolución rusa. Entonces si desde ese nuevo ángulo visual se examinan las doctrinas clásicas de los partidos seculares es menester darse cuenta de que el conservatismo no es

77 Ibid. '" Ibid 77 Ibid. •' Ibid ••' Ibid. "' Ibid.

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ideológicamente sino una disidencia liberal y de que ante la economía los dos enemigos históricos resultan hermanos siameses. , i ;

Tenía razón en esta apreciación. Justamente, la disputa con el republicanismo de Aquilino Villegas y, en general, con el de sus seguidores, que se expresaban en La Voz de Caldas, pasaba por este punto. Su conservatismo no era otra cosa que una versión más moderada del liberalismo, y por eso también se explica su expectativa ante el comportamiento de Eduardo Santos como presidente. De ahí que la Junta Provisional de Caldas emitiera: "Declarar en consecuencia su fe en las excelencias políticas de la democracia como forma orgánica de la sociedad que busca necesariamente la igualdad de todos los hombres ante la ley".62

Álzate avanzó, esta vez, en una concepción de la cultura política colombiana atada a una naturaleza particular del bipartidismo nacional que va en contra del progreso mismo del país y de su política: los partidos como cultura:

En Colombia se presentan curiosas situaciones, paradojas colectivas. Muchos conservadores y liberales coinciden en ciertas opiniones políticas, pero nunca se encuadran para una empresa común. Hasta los burgueses apeninos votan por la revolución, contra sus intereses y sus ideas, antes que sumarse a los godos. El rencor ancestral, las repelencias hereditarias los separan irrevocablemente. Como nuestra historia está cruzada de cruentos acontecimientos y en los bandos no se empadronan los individuos sino los linajes, un oscuro resentimiento que viene del pretérito impide que se entiendan las fuerzas ideológicamente homogéneas, con perjuicio del país. La política no depende en Colombia de las ideas sino de los sentimientos. Desde hace cincuenta años decía Caro que en este pueblo no había partidos políticos sino odios hereditarios.63

Álzate era consciente del peso de la cultura partidista en el ciudadano colombiano. Afirmaba que, como actitud del hombre ante la vida, el país tenía una mentalidad conservadora, explicable por su economía pastoril y sus tradiciones espirituales. Por esta razón, era inútil convocar gentes liberales bajo el pabellón "azulenco del conservatismo". Pero, aun así, proponía reagrupar las fuerzas políticas en una nueva alineación nacional: el nacionalismo, "con un programa válido, tan exento de utopías como de anacronismos, se propone desempeñar esa función catalítica".64 No le apuntaba tan sólo a las masas conservadoras, su tesis consistía en llamar también a filas a los liberales. Confiaba en que la alianza de los liberales con los comunistas terminaría tarde o temprano llevando liberales al nacionalismo: "a la postre el régimen mismo se tambalea por la dispersión de su clientela heterogénea, pues el liberalismo no es ya un partido unitario sino un cartel de izquierdas, aglutinado negativamente por odio y temor a la restauración conservadora".65

Reafirmó y avanzó Álzate en el programa social que él y su comunidad venían construyendo. Negó que la vieja guardia reconociera la existencia de problemas sociales en el país. "Nosotros afirmamos que son perentorios y dramáticos", dijo.66 Agregó que no se trataba de un problema de jornales y salarios, sino que en Colombia las masas soportaban una existencia infrahumana. Llamaba a alargar la mirada hacia los campos para advertir al campesino analfabeto, roído por las enfermedades tropicales, sin bienestar y sin anhelos. Para Álzate, las reformas liberales poseían un carácter demagógico porque tenían en cuenta tan sólo al proletariado urbano y desconocían al labriego y al artesano que constituían la mayoría trabajadora del

17 Ibid. La Voz de Caldas, abril 4 de 1938. p. 7. Relator, abril 9 de 1938, p. 8. Ibid.. p. 2. Ibid. Ibid.. p. 8.

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país. Al tiempo que proponía, como sus copartidarios, la supresión de la huelga por ser contraria a la economía y al interés de la Nación, proponía encuadrar al país dentro de un sistema corporativo que eliminara orgánicamente los conflictos entre capital y trabajo. Sostuvo que su concepto sobre la propiedad, que se nutría de la teoría del bien común de Santo Tomás, aterrorizaba a la burguesía de ambos partidos.

Álzate calculó los adeptos a su corriente en sesenta mil personas y confió en poder iniciar la lucha por el mando cuatro años más tarde. No descartó la posibilidad en un futuro de que un candidato nacionalista tuviese que enfrentarse a una coalición liberal - conservadora. Manifestó que no le preocupaba la inmediatez de conquistar el poder: "Al proyectar nuestra acción en el tiempo, poco nos importaría que el éxito estuviera más lejos de nuestra vida individual. Sabemos que si nosotros no realizamos estos sueños, habrá siempre una generación que los recoja".67

Proponer un movimiento suprapartidista era un mérito del nacionalismo y de la comunidad política de Álzate. Le cabe a ella, como al unirismo de pocos años atrás, el mismo mérito. Ambas fórmulas iban en pro de una diversificación temprana del sistema político nacional. Pero el unirismo había sucumbido justamente por la vigencia histórica del liberalismo. ¿Le pasará lo mismo al nacionalismo alzatista? Por lo menos, contaba con la experiencia unirista. Y Álzate lo tuvo en cuenta:

La moral del movimiento no puede depender de la próxima vuelta electoral, ni su porfía contenerse dentro de un breve plazo. No queremos que el movimiento sea un episodio más en la historia del país, como la aventura unirista o el interregno republicano. Nuestra vasta ambición consiste en que cumpla su función de molde histórico y le dé su perfil a una época [...] Nosotros bautizamos una nueva política y estamos dispuestos a servirla con nuestro aliento humano [...] Este movimiento está forjado con lo mejor de nosotros mismos. No constituye una herencia sino nuestra propia obra. No es tradición sino creación. Uno no quiere entrañablemente sino lo que engendra. El hombre efímero quiere perpetuarse en la carne o en el espíritu. Por eso crea y procrea. Nosotros no dejaremos nunca perecer este movimiento, que es testimonio fiel de una generación y la más tremenda verdad de nuestras vidas.68

El robustecimiento de la ANP.

La evolución de los acontecimientos en la colectividad conservadora favoreció a la Acción Nacionalista Popular, que salió fortalecida de este proceso. El afluente nacionalista comenzó a fluir hacia su corriente. Al fin y al cabo, las cosas resultaron como las había querido el sector que aspiraba a una independencia no sólo del conservatismo, sino de todo el bipartidismo. Aunque Rodrigo Jiménez Mejía, el derechista que sobresalía en Bogotá, no fue invitado a la reunión de Portobelo, sus tesis estuvieron presentes. Hacía poco, este controvertido dirigente había declarado a El Espectador:

Agrupamos a nuestro alrededor fuerzas nacionalistas, muchas de las cuales actúan dentro del Partido Liberal. No nos interesa, pues, la procedencia conservadora: nos interesa atraer al Ejército, a la clase media, a la industria, al campesinado. Es un movimiento fundamentalmente distinto del que ha dado vida a los bandos tradicionales, en que se han educado los conservadores disidentes.69

•7 Ib id .

'•' I b id . 7777 El Espectador, marzo 8 de 1938, p. 5.

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Cuando el proceso del rompimiento con el Partido Conservador era irreversible, los ideólogos de la ANP desestimaron considerarse una disidencia de esa colectividad. Al contrario, pelearon su independencia, se despidieron y se fueron del que llamaron "caserón carcomido" imposible de habitar, no sin antes declarar: "No somos disidencia conservadora; somos algo completamente distinto y aislado! nuestro plan es gigantesco y nuestras puertas se hallan abiertas a todos los buenos ciudadanos de sana voluntad, a todos los que se hallen cansados de una Colombia apolítica, de todos y para todos: tal como la soñó el Libertador".70 Y, además, acuñaron su despedida con el particular dejo generacional: "Nosotros representamos hoy la lucha, y ella no es propia de quienes ya la nieve de los años ha encorvado y no pueden mirar un porvenir que no les pertenece! la lucha es nuestra y es una lucha nueva, formidable, infinita".71

Pregón se convirtió en la voz cantante de la ANP. La página condensó trascendentales artículos de colaboradores que se manifestaban a favor de mayor ideologización e independencia del conservatismo. Esto significaba, también, la profundización de su propuesta social, que a esta altura la componían no pocos documentos programáticos: "Nosotros trabajamos con el pueblo y para el pueblo. Nuestro programa social es el más avanzado que haya articulado colectividad alguna en Colombia. No hay reivindicación justa del proletariado que no hagamos nuestra. Aspiramos a un Estado cristiano donde los humildes alcancen los mismos bienes que los poderosos", decía un cartel nacionalista colgado en La Patria.72 Al mejor estilo leninista y aprista, los pregoneros hablaron de sus programas máximo y mínimo. El primero lo resumieron en la expresión: "superación colombiana"; que en lo económico pasó a significar "abolición de todos los privilegios, reajustando la economía, justificando los patrimonios, revisando la posesión territorial en forma tal que desaparezca el latifundio y se estatuya una parcelación racional, y eliminando todos los factores de inquietud social que socavan la estabilidad del país, y propician, cada día más, un estado de cosas inequitativo e irritante".73 En lo político, la superación quería decir eliminar los viejos partidos tradicionales sustituyéndolos por una vasta empresa nacionalista que se proyectara hacia misiones civilizatorias que borraran los odios heredados entre rojos y azules. En lo cultural, la superación abogaría por la realización de productos autóctonos que redundaran positivamente en un país con "personalidad mental" capaz de aportar algo a la cultura universal.

El programa mínimo estaría compuesto por objetivos de resolución inmediata, tales como el estímulo a la industria nacional, defensa del comerciante racial, lo que quería decir que se rechazaría al comerciante extranjero "evitando cualquier intercambio con los mismos, y haciendo una amplia propaganda entre las gentes, tendiente a formalizar un ambiente de general repulsa hacia ellos".74 El programa mínimo, es decir, el plan inmediato, le confería gran importancia al aspecto cultural. Toda obra que a juicio de los nacionabstas tuviera nexos con su ideología sería estimulada propiciando su difusión y venta, y su ubicación en las bibliotecas escolares, públicas y universitarias.

No renunciaron ni a la revolución ni a autodenominarse revolucionarios. Entendieron el significado positivo de esos significantes y se los autoadjudicaron. Gonzalo Canal Ramírez, joven de la ANP, se tomó la vocería del movimiento para declarar: "Nos proclamamos revolucionarios [...] Hemos examinado el término y lo encontramos de acuerdo con nuestro movimiento y lo aceptamos con regocijo".75 Pero, claro, los

La Patria, abril 4 de 1938, p. 2. dbid. Ibid., abril I77 de 1938, p. 1. Pregón, en ibid., abril 4 de 1938, p. 2. Ibid. I Inri

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significantes pasaban por un proceso distinto. Se trataba de una revolución del orden, que aspiraba a restaurarlo desde el catolicismo, el nacionalismo y la justicia social, según argüía. Pero, aun así, no estaban dispuestos a renunciar a ellos como si los términos fueran monopolio de una sensibilidad particular: "La etimología de revolución comprende un triple significado de oserosidad. La partícula re denota intensificación del acto [...] expresa remover una cosa de extremo a extremo. El pueblo intuye este valor gramatical y por eso crispa los nervios y templa los músculos cuando lo oye".76

Así, Canal Ramírez daba a entender la necesidad de no hablar de contrarrevolución como se venía haciendo, sino de acoger el término revolución por ser más conveniente.

La mística de las multitudes siempre fue revolucionaria. La masa está dispuesta a destruir, y revolución supone cierta destrucción para construir nuevos edificios. La palabra revolución tiene un gran poder cabalístico que embriaga a los pueblos y los entrega atados al demagogo. Nosotros no podemos desechar esa fuerza. Con ella, hecha electricidad, Danton y Marat volcaron la historia de Francia y con ella, convertida en símbolo en el fascio y en los acordes de Giovinezza, Mussolini reconstruyó un imperio arruinado hacía quince siglos. La revolución social, inevitable como la esencia misma de las cosas, irá a su fin con nosotros. Contra nosotros jamás.77

La democracia nacionalista.

En medio de la aguda crisis conservadora, la ANP desarrollaba su campaña de organización. Un aviso en La Patria rezaba: "Conciudadanos: La Acción Nacionalista Popular tiene sus oficinas en la carrera 12 entre calles 13 y 14, número 320, edificio contiguo al Banco de la República. Allí está permanentemente abierta la inscripción, allí se le expedirá a usted la cédula de la ANP en cualquier hora del día entre las 8 a. m. y las 5 p. m.".78 Más adelante, otro aviso decía: "Incorporaos a la Acción Nacionalista Popular; adquirid hoy mismo vuestra cédula si estáis animados de un sincero y puro deseo de contribuir a la grandeza de Colombia y a vuestro bienestar".79 Por otro lado, en abril reapareció el semanario Falange, que en Barranquilla dirigía Armando Zabaraín, y reflejaba el peso del nacionalismo en la región. Los nacionalistas barranquilleros, entre quienes se encontraban, además de Zabaraín, José Manuel Insignares y Luis A. Bernal, sostenían que en Caldas estaba la salvación de Colombia.80

Un cartel de Pregón del 11 de abril, que salía justamente en el fragor de la crisis conservadora, reconocía por fin la democracia, concepto que no aceptaba en ninguna de sus acepciones. Esa vez, la página de la ANP delimitó la democracia liberal, denostó de ella y fortaleció otra: "El nacionalismo es la más auténtica y genuina forma de la democracia".81 Se leía en el cartel que los viejos partidos lo que entendían por tal era el voto, sin importarles la situación de miseria e ignorancia en que se encontraba el elector. Para el nacionalismo, en cambio, la democracia estaba constituida por sus propios contenidos: la justicia social, la equidad económica, la educación popular y el equilibrado usufructo de los bienes, no por parte de unos, sino de todos. En pocas palabras, para el nacionalismo la democracia era la abolición de los privilegios y la justiciera posesión de bienes. Era, pues, el momento para desarrollar en Colombia, por fin, el pensamiento primorriverista : "Nadie nació conservador. Nadie nació liberal. Todos hemos nacido colombianos. Superar los partidos, por lo tanto, amar a la patria antes y después de nosotros mismos, más allá de nuestra cuna y de nuestro sepulcro",82 leemos en el cartel de Pregón. Y Álzate desarrollaba

Ibid. Ibid. Véase ibid.. abril 2 de 1938. p. 8. Ibid.. abril 29 de 1938, p. 4.

»' Véase ibid.. jumo 1.3 de 1938, p. 2. 47 Ibid.. abril 11 de 1938. p. 2. »"' Ibid.

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las tesis de la ANP y los ideólogos de la ANP desarrollaban las tesis de Álzate. Nos referimos a los contenidos de la entrevista que el líder nacionalista había dado hacía poco a Relator. Hernán Jaramillo Ocampo escribía sobre "el poder diabólico" de la palabra democracia. Decía que, en su nombre, en Colombia se habían instaurado regímenes de casta, oligarquías, dictaduras militares, etc. Decía también que se trataba de un término que servía de sofisma para reforzar tanto lo verdadero como lo falso. Y agregaba:

Al pueblo se le asesina en su nombre. Hemos hecho demagogia con su respaldo: invocándola, los gobiernos justifican sus procederes antidemocráticos [...] Hemos desarrollado la democracia electoral que es en realidad la antidemocracia. Hemos confundido el derecho a votar con la legalidad de los gobiernos. Yo creo en la democracia como fuerza orgánica, no como registro numérico, ni como inventario pecuario. Contar los votos, y orientar la república según la supuesta voluntad de los MAS, es hacer el registro numérico del pueblo y no auscultar sus deseos.83

Sostenía que el hombre colombiano no tenía sensibilidad política, sino hambre y sed de elecciones. Tenía un carácter aristocrático la nueva concepción que de la democracia difundía la ANP. Esta se debía crear y desarrollar desde el gobernante hacia el gobernado a través de un proceso de análisis minucioso de los actos de las ejecutorias de quienes mandaran y no a la inversa, esto es, del individuo al Estado por imposiciones en que pocos electores son la base del gobierno, es decir, la voluntad popular. Jaramillo desarrollaba, de igual manera, la nueva concepción frente a las colectividades históricas aplicando el método socio-biológico tan utilizado entonces. Escribía que los partidos políticos eran una enfermedad epidérmica hereditaria, un virus sentimental, "se es conservador o liberal, como se sufre de psoriasis, o se es romántico. El papel del colombiano, su influencia en la marcha del Estado, se circunscribe a un pasajero episodio electoral, a una interina acción en las urnas. El jefecillo de villorrio, la autoridad inferior, domina al hombre-masa, y su libertad es un péndulo que oscila entre dos caciques".84

Desembarazarse de la coyunda partidista colocaba a la ANP a tono no sólo con el falangismo, sino con el conjunto todo del pensamiento y propósitos de los Estados Novos de Portugal y Brasil. Aquí la construcción de los nuevos estados no involucraba la participación de partidos políticos, y se intentaba crear una nueva cultura nacional. Claro, era una política de Estado, mientras que en Colombia se trataba apenas de un movimiento minoritario de resistencia a la República Liberal. Con todo, los nacionalistas colombianos contaban en su contra con la historia misma a la cual apelaban: el peso que en la tradición nacional tenían los partidos políticos y la formación católica de la mayoría de la población. Y no cualquier catolicismo. En Brasil, en cambio, el proyecto del Estado Novo tenía en el positivismo un componente ideológico de envergadura.85

Los líderes de la Acción Nacionalista Popular de Antioquia contaron, a partir del 15 de mayo, con una página especial en las ediciones dominicales de El Colombiano, que denominaron "Presente". La sección, que estaba dirigida por Luis López Gómez, abrió su primera edición con la reproducción del programa nacionalista que Rodrigo Jiménez Mejía había publicado en Tradición el año anter ior . Además , en Bogotá, comenzó a c i rcular B a n d e r a s , s emanar io

747 Ibid. •' Ib id . 47 Véase Ayala Diago, César Augusto. "Entre el positivismo y el populismo7 la experiencia brasileña'. en Ahumada, Consuelo y Angarita.

Telma (edits). La región andina- entre los nuevos populismos y la movilización social. Bogotá. Observatorio Andino. 2003, pp, 175-186

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nacionalista, bajo la dirección de Hernando Zamora; y en Cali, en cabeza de Héctor Fabio Várela, El Nacional congregó la opinión de los mili tantes de la ANP valluna. Los citados semanarios estaban llamados, el primero a reemplazar a Derechas y a paliar la influencia de El Siglo, y el segundo a resistir a la de Diar io del Pacífico y galvanizar el elenco disperso todavía de la derecha vallecaucana. En el municipio de Caicedonia, al norte del departamento, circulaba el periódico nacionalista Orientación, bajo la dirección de Evencio Pérez; y en Aguadas, Caldas, don Aristóbulo Botero dirigía El Nacionalista.86 Así, la ANP ponía programa sobre programa, periódico sobre periódico, como si fuesen los ladrillos de la inmensa construcción que aspiraba a edificar.

Rumores de una convención nacionalista, que se celebraría el 20 de julio, comenzaron a circular. Mientras tanto, con persistencia, la ANP, continuó trabajando el sector femenino de la organización. Desde la tradición cultural machista, si se quiere, tuvo para con la mujer un trato especial. Para las damas la estrategia de la retórica fluyó a torrentes: "Ellas vienen aquí a traer el aceite y a encender las lámparas en el a l tar de los padres de la patria; la niña sembrará de alegría los campos nacionalistas; las jóvenes nos darán el calor de su sangre y la ardentía de su corazón; y la madre hará a la falange la ofrenda de sus hijos".87 Eran palabras pronunciadas a propósito de uno de los homenajes que la dirección bogotana de la ANP rendía a las militantes del nuevo partido. Estaban conscientes los nacionalistas del papel que podría cumplir la inclusión de la mujer en la vida política del país. Según argüían, ellas conservarían la religión, el mito, el idioma, la moral, el hogar, las voces del pasado, la tradición. Por eso se comprometieron ante ellas: "Es meta primordial de nuestro movimiento, y de ello responderemos con la sangre, el darle a la mujer la preeminencia que por derecho de naturaleza le corresponde en la estructuración de la patria, para así corresponderle a su afán constante por ella".88

La descentralización.

Nuest ra aspiración es que el nacionalismo

incorpore en su esquema doct r inar io la

redención de las provincias , ya que ¡os

verdaderos intereses locales nunca pueden

e s t a r en contra del i n t e r é s nacional .

Pol í t icamente , queremos una au to r idad

central izada: en lo económico aspiramos a

v i ta l izar l as regiones [...] Nosotros los

nacionalistas amamos ¡a provincia y provincia

es también Cundinamarca, con un sentido

místico. El rostro de nuestra amada Colombia

tiene color rural. Todo sistema político que no

parta de esta base indeformable es exótico y

forastero entre nosotros69

" Véase Tradición. N° 37, julio 20 de 1938, p. 47. 87 La Razón, junio 17 de 1938, p, 11. «" Ibid. " La Patria, abril 30 de 1938, p. 3.

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La pelea por la descentrabzación de la pobtica conservadora, que bbraba el nacionabsmo, era tan sólo un componente de una campaña descentralizadora más global, en la que los departamentos del occidente estaban empeñados. La lideraba Antioquia: "los antioqueños debemos permanecer firmes al pie de la bandera y con el propósito de no reposar hasta que hayamos dominado el monstruo centrabsta",90 escribía un columnista de El Colombiano, que se refería no precisamente al monstruo Laureano Gómez, sino al monstruo que "succiona nuestra riqueza, inutiliza las iniciativas de la raza pone trabas a nuestro desarrollo industrial, debilita nuestras energías y enflaquece la prosperidad de Antioquia".91 El episodio de la crisis del conservatismo agudizó las contradicciones entre capital y provincia, cabaUito de bataba de la sensibdidad leoparda. Ala iniciativa de Antioquia, liderada por su gobernador Alberto Jaramillo Sánchez, se sumó el departamento de Caldas en cabeza también de su gobernador, Arcesio Londoño Palacio. A su lado estuvieron los nacionalistas Silvio Villegas, Antonio Alvarez Restrepo y Fernando Londoño Londoño. Se aspiraba a que el VaUe se sumara luego a la campaña. El movimiento descentralizador, versión Caldas, adoptaría sus demandas en las siguientes generabdades: 1. Limitación de los patrimonios del Estado; 2. Autonomía de los departamentos y de los municipios para el manejo y distribución de los recursos fiscales; 3. Justicia para todas las provincias colombianas en el régimen tributario nacional y departamental; 4. Equidad en la distribución de los presupuestos.92 Los bderes de la iniciativa en pro de la descentralización acusaban a la Repúbbca Liberal de exagerar el centrabsmo. Veían con malos ojos la nacionalización de la instrucción púbbca y de la policía departamental. Consideraron que se trataba de una economía dirigida desde el Estado, que afectaba el comercio y las industrias de las secciones. Se propusieron los descentralizadores, ante todo, defender la cultura aldeana: "Fortaleciendo el campo habremos organizado el más poderoso frente interno de la defensa nacional",93 es decir, la economía agrícola: "Colombia está en los cafetales, en los ingenios de caña, en las plantaciones de algodón y de trigo, en la zona tabacalera, en la zona minera";94 y anotaban, sin ambages, lo que pensaban de las ciudades: "no son productoras sino consumidoras. Y la producción es el gran fenómeno colectivo de un pueblo".95

La prédica nacionalista estaba en estrecha relación con la economía de la región caldense.96 La economía cafetera era explotada a gran escala por propietarios medianos e, incluso, pequeños, que necesitaban de amplia mano de obra, que de emigrar del campo a la ciudad hubiera significado un desbarajuste socio-económico. Estimular la propiedad rural entre los colonos era una apuesta positiva, y estaba acorde con la mentalidad regional. Un editorialista de La Patria escribía:

Hay que emancipar al campesino en la propia forma en que se va a emancipar al obrero. Debemos mantener al colombiano en el campo, para darle al trabajo rural ventajas semejantes a las del trabajador urbano. Nuestro esfuerzo debe dirigirse a hacer desaparecer la esclavitud del salario y del mal alojamiento, a fomentar por el crédito la explotación en pequeño y el cultivo familiar, poner a disposición del cultivador la energía eléctrica: asegurar buenos aprovisionamientos de agua, drenar e irrigar: emprender la organización campesina. Es preciso, sobre todo, hacer del obrero agrícola un propietario, substituyendo a los asalariados rurales por los explotadores libres que se aprovechen poco a poco de los progresos realizados en la vasta explotación de carácter científico.9.

77 El Colombiano, abril 4 de 1938. p. 5. Ibid.

2 Véase La Patria, abril 5 de 1938, p. 4, nud .abr i l 9 de 1938. p. 3.

7 Ibid. • Ibid. 17 Véase al respecto García, Antonio. Geografía económica de Caldas. Bogotá, Controlaría Nacional. 1937. Kxiste una segunda edición

de 1978 de! Banco de la República. 7 La Patria, julio 21 de 1937, p. 3.

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Conforme pasaba el tiempo, los descentralizadores ampliaban la gama de demandas. A los caldenses, que se consideraban parte de Antioquia, no les llamaba la atención diferenciarse, y por ello hablaban de que eran una misma raza, y exigían que el impuesto de giros cafeteros fuera derogado y las tarifas del transporte por el río Magdalena reducidas al mínimo. La táctica organizat iva del movimiento descentralizador consistía en vincular a las organizaciones sociales, tales como la Sociedad de Mejoras Públicas, el Club Rotario y la Cámara de Comercio.

El nacionalismo hizo suya esta prédica descentralizadora y la consideró, por supuesto, par te de su ideología. La puso acorde con su lucha de ese momento contra los dos partidos:

Una vez se ha demostrado que el sentimiento partidarista es lo que obstruye entre nosotros los caminos de toda empresa redentora, un pueblo unido, palpitando de fervor místico, con voluntad de realizar una empresa histórica, se ve perturbado por un grito salvaje, que no corresponde a ninguna realidad nacional [...] Las colectividades políticas restan: la Nación une y congrega. Las fuerzas que trabajan por una tarea histórica se dispersan en insensatos episodios partidaristas.98

Y amoldaron también a su ideología una propuesta distinta de resolver los problemas regionales: "comisiones sabias y llenas de buena voluntad alejadas de la algarabía del Parlamento" y demás cuerpos legislativos.

En Medellín, en plena Plaza de Berrío, el jueves 7 de abril se llevó a cabo una grandiosa manifestación, durante la cual se dio a conocer el nacimiento del movimiento descentralizador. El nacionalista caldense Londoño Londoño alternó la palabra con el gobernador de Antioquia, que se convirtió en caudillo de la causa. Los oradores coincidieron en la exigencia de rentas propias para los municipios, que superaran las políticas de auxilios; pidieron créditos bancarios extendidos para municipios y veredas. El grito por la descentralización fiscal fue unánime.

Eran justas las reivindicaciones del movimiento descentralizador. Las condiciones materiales de las localidades lo justificaban. De los 800 municipios de entonces, 670 carecían de alumbrado eléctrico, más de 700 funcionaban sin servicios de hospitales, y cerca de 500 no tenían agua potable, según anotaba el gobernador de Antioquia.99 De la gran manifestación de Medellín se pasó a organizar comités descentrabzadores en todos los municipios del departamento.

Para la última semana de junio de 1938 estaba programada la manifestación pro descentralización de Manizales, que con entusiasmo promovía La Patria. Se anunciaba la participación de Silvio Villegas, de Manuel Ocampo y del gobernador de Antioquia, Alberto Jaramillo Sánchez. En efecto, el 27 de junio se llevó a cabo la manifestación, la cual fue preparada en el estilo y pujanza que los nacionalistas les imprimían a sus actividades. Se contó con la amplia participación de las mujeres convocadas, también en los mismos términos y con el mismo tacto que esta sensibilidad acostumbraba a usar en la seducción política de las damas. Fue un acto de masas grandioso, mayor que el de Medellín. La fiesta cívica de Manizales lo era del occidente del país, pues allí estaba todo el inmenso Caldas y el extenso Valle. La delegación antioqueña era grande y distinguida. Entre los invitados estaba el director de El Colombiano, Fernando

"'Ibid.. abril 8 de 1938, p, 3, "" ibid.. abril 9 de 1938, p. 3.

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Gómez Martínez. El centro de la ciudad resultó pequeño para congregar allí a la enorme multitud que se tomó prácticamente toda la ciudad. Pero no se trató tan sólo de una congregación, sino de un animado desfile que oscilaba entre la formalidad de lo oficial y la espontaneidad del espíritu pobtico-popular. Nadie trabajó después del medio día, todo se concentró en el despliegue de masas, primero, y en escuchar, después, una catarata casi interminable de discursos, algunos densos, porque mostraban las cifras de la injusta distribución de la riqueza en el país, que afectaba de manera considerable a la provincia. Silvio Villegas, en trance de líder supremo del nacionalismo, incorporó a su discurso los temas que lo envolvían, que lo seducían y que lo torturaban en ese instante de gran producción intelectual, a favor de una nueva concepción de la política. El acto de masas que él mismo había contribuido a que se diera, lo emocionó. Villegas creyó ver allí ese todo reunido al que aspiraba: "colombianos de todos los partidos, de todas las clases, de todas las profesiones, de todos los oficios: la unión sagrada para la salvación de Colom­bia". Por eso, se expresó así: "Espiritualmente me parece ver congregados en esta plaza a los colombianos del Atlántico, a los colombianos del Pacífico, a los colombianos del Táchira, del Suárez, y del Chicamocha, a los colombianos de la montaña y la llanura, fraternizando en una aspiración común. La provincia se moviliza como en 1932 para defender a la patria de un pebgro supremo".100 En su discurso, Villegas reiteró y profundizó sus promovidas tesis contra el centralismo bogotano, e hizo jurar por el Dios de Colom­bia fidelidad a la causa sagrada de la descentralización.

La estrategia para desmovilizar el nacionalismo. La división de las derechas.

A esta altura de las cosas, cuando el partido nacionalista se confundía con la ANP, bueno es recordar que de la Acción Nacional Derechista de 1935, la del movimiento del periódico Derechas, que hemos narrado atrás, algunos bderes se quedaron en el camino y no asimilaron el proceso en que había desembocado la sensibilidad leoparda: Rafael Azula Barrera, Francisco Fandiño Silva, Guillermo Camacho Montoya, entre otros, que seguían existiendo, pensando y escribiendo, pero que no compartían lo que estaba sucediendo en la derecha que ellos habían inspirado. Camacho Montoya escribía:

Debemos acondicionarnos a las circunstancias sin los arrebatos del grupo caldense que ha transformado el pensamiento inicial del movimiento en algo completamente distinto a lo que se dijo en 1935. Tampoco entendemos ese neonacionalismo con un acentuado y odioso perfil regionalista. En otras palabras parece que se trata de un nacionalismo desintegrador. Esto no lo entendemos.101

Se había separado también del ideario leopardo la comunidad pobtica que giraba alrededor de Diario del Pacífico, que se convirtió en pugnaz crítica de las actividades de los nacionalistas aliados de ayer. Escribía uno de sus editorialistas que, en vez de autodenominarse Partido Nacionabsta, los ideólogos caldenses debían pensar, más bien, en otro nombre: "Partido Manizabsta".102

Camacho Montoya continuó trabajando su tesis de equiparar el nacionalismo caldense con un movimiento desintegrador. No compartía la manera como la sensibilidad leoparda afrontaba y planteaba el problema del centralismo bogotano, y consideraba una contradicción ideológica lo de la descentralización por la que abogaban. Horadaba

77777 Ibid.. jumo 28 de 1938. p. 1. 11,1 EJ Siglo, abril 13 de 1938, p. 4. 1772 Véase Diario del Pacifico, abril 12 de 1938, p. 4.

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en las fuentes ideológicas del nacionalismo colombiano las causas de sus incoherencias. Recalcaba que el fascismo genérico era ajeno a la prédica de los descentralizadores, y traía a colación una tesis de Mussolini: "Hay que desprovincializar a Italia".103

Camacho no compartía, entonces, las tesis de los ideólogos caldenses porque iban en contravía del nacionalismo puro que, según él, ellos propugnaron. Les recalcaba la procedencia liberal en Colombia de las tesis federales y los invitaba a releer a uno de sus paradigmas: Ramiro de Maeztu. Se refería a Nuestro nacionalismo, texto en que el inmolado teórico rechazaba las secesiones.104 Exageraba Camacho, por supuesto. Justamente en lo que él, Diario del Pacífico y otros críticos les endilgaban a los nacionalistas de Manizales y Medellín estaba la particularidad del nacionalismo colombiano de la sensibilidad leoparda. Le cabían razones, claro está. En Brasil y Portugal el proyecto de la derecha se denominaba integralismo. El mismo Getúlio Vargas había quemado las banderas de los estados para simbolizar el espíritu centralizador de su proyecto autoritario. Pero en Colombia los nacionalistas tenían otra fuente poco explotada por los demás nacionalismos de derecha del continente: Barres más que Maurras . Y con aquel construirán es taban edificando, un nacionalismo que respetara la provincia, que le reconociera autonomía y le diera juego en la distribución fiscal. Y, de paso, que esto fuera de la mano de una federalización de los partidos. Pero, más que todos los mencionados juntos, la influencia a la que se llegaba, la más propicia para la coyuntura de 1937-1939, era Primo de Rivera, pues entonces existían las condiciones para su aplicación. Por eso, con justicia, José Mejía Mejía, el líder nacionalista antioqueño, escribió en el momento de constituirse el nacionalismo:

Quizás el movimiento nacionalista de Caldas que acaudilla esa brillante generación se mueva más próxima en ideas y sensibilidad a la acción falangista de José Antonio Primo de Rivera, que al anacronismo monárquico del pensamiento maurrasiano. Regresar a la Nación, esculcar el subsuelo histórico para suministrarle al pueblo inéditas savias, indagar los manantiales puros de la patria y volver al pretérito de la Nación sin reproducir sus errores, he ahí el esqueleto emocional y mental del nacionalismo peninsular que propugnaba el mártir de Alicante.105

A pesar de los deseos y razones del fiel amigo antioqueño, los nacionalistas caldenses, atando su prédica a la descentralizadora, no renunciaron a Maurras. Al contrario, volvieron sobre él y con él compartieron sus tesis sobre la constitución de los municipios, y lo citaron:

Descentralizar: reconstruir Francia. Hay que reconstruir la vida local. Hay que rehacer la propiedad terrícola, condición de la vida local. Hay que rehacer la familia, de la que depende todo [...] Reconstrucción de las provincias, autonomía de las universidades, reinstauración de poderosos patrimonios industriales y territoriales, autonomía sindical, autonomía confesional he aquí exactamente lo que falta a nuestro presente, lo que nuestro pasado aconseja, lo que reclama nuestro porvenir.106

Y acudieron los nacionalistas al fenómeno portugués con ahínco: "Uno de los doce principios de la producción adoptados por el integrabsmo portugués, que es el movimiento europeo al cual aspira a parecerse más el nuestro, dice: 'Proclamamos la Nación eterna como razón primera de nuestra existencia social; a la Nación viva y activa, a través del color específico de la provincia, de la región y del grupo económico' ".10?

77:7 El Siglo, abril 13 de 1938, p. 4, " Ib id . . abril 18 de 1938, p .4 . 05 El Colombiano, abril 19 de 1938. p. 5. 1,77 La Patria, abril 30 de 1938. p. 3. 177 Ibid.

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Alas siete de la noche del 27 de abril, desde los micrófonos de La Voz de Colombia, Francisco Fandiño Silva dio lectura a una carta abierta a los derechistas del país, "los compañeros de ayer, de hoy y de mañana".108 La carta, escrita en el lenguaje de Camacho Montoya, tenía el propósito de desvirtuar los contenidos del nacionalismo caldense como evolución natural del movimiento derechista, y, de paso, contribuir a su desmovilización y desarticulación. Los firmantes del documento escribían que nunca se habían propuesto la creación de una disidencia ni de un nuevo partido, sino preparar las reservas del conservatismo ante "la inminente lucha contra el bolchevismo internacional". Los autores declararon que desde El Siglo habían continuado exponiendo los ideales de la ADN y que "por derechistas, con lógica derechista" estaban rodeando a Laureano Gómez "porque es la voluntad fuerte, sin complicaciones ginebrinas, ante la algarabía de las capillas protestantes".109 Recalcaron los autores que el pensamiento de los nacionalistas caldenses constituía una desviación hacia un personalismo censurable y la falsificación de su doctrina. Insistían en que la descentralización por la que propugnaban los nacionalistas era un apéndice fatal en los postulados del nuevo partido. Finalmente, la carta hizo un llamado al movimiento derechista a reestructurarse sobre planos colombianos, con las características propias del país, "en un frente único, disciplinado y firme contra la anti-patria marxiste".110. Los nacionalistas no se quedaron callados. 'Rubayata' sacó de su archivo personal la correspondencia entre él, Fandiño y Camacho, en la que estos despotricaban contra Gómez y mostraban interés por la lucha contra la vieja generación conservadora.111

José Mejía Mejía desestimó la arremetida de Camacho, Fandiño y Azula, entre tantos, por estimar que hacía tiempo se habían fugado del credo derechista.112 Gerardo Va­lencia defendió las tesis de la independencia y la autonomía por las que había luchado el movimiento derechista de 1935, y saludó que Gilberto Álzate, Silvio Villegas y Fernando Londoño hubieran hecho realidad la completa independencia del derechismo.113 En cambio, El Siglo se congratuló con la carta de los derechistas, a quienes llamó verdaderos defensores y representantes del movimiento derechista en Colombia, a diferencia de la pesadilla de las derechas insurrectas.114

Germinad el nacionalismo colombiano queda constituido.

El viejo y desart iculado Directorio Conservador de Caldas convocó a una convención depar tamental para el sábado 16 de abril en horas de la tarde. El objetivo principal del evento era la renuncia irrevocable de los integrantes del Directorio Depar tamenta l . La Pa t r i a presentó el acontecimiento como la oportunidad de asistir a "una sabia lección de política", por cuanto Londoño Londoño, Álzate Avendaño y Francisco Javier Ocampo expondrían con lujo de detalles la situación del conservatismo departamental . Se hizo hincapié en que se t ra taba de una convención conservadora y no nacionalista.1 '5 La resolución de convocatoria expresaba sus deseos de que a los ocho años de política nacionalista del Directorio no los sucediera el turno de "oscuras oligarquías, que dividen el partido para gobernar y se defienden con persecuciones sistemáticas a la juventud y a la inteligencia".116

77 La carta estaba firmada por los antiguos militantes de la Acción Nacional Derechista7 Guillermo Camacho Montoya, Víctor G, Ricardo, Rafael Azula Barrera, Gabriel Carreño Mallaríno. Alvaro Ortiz Lozano, Francisco Plata Bermúdez. Julio Zuluaga Arango, Juan Manuel Pachón. Arturo González Guarnizo. Manuel Briceño Pardo. Jorge Buitrago Roa y Alejandro Vanegas. Véase El Siglo, abril 28 de 1938. p. 1.

" Ibid. " Ibid.

Véase El Colombiano, abril 30 de 1938, p. 3. 7 Ibid.. abril 26 de 1938, p. 3. " La Razón, abril 30 de 1938. p. 4. 4 El Siglo, mayo 12 de 1938. p. 4. 77 Véase La Patria, abril 13 de 1938, p. B, 7 'Ibid.. abril 12 de 1938, p. 1.

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El DNC, por su parte, declaró que la convención convocada no representaba al partido, y, en su defecto, quien asistiera a sus deliberaciones sería considerado nacionalista. Así se lo hizo saber la Junta Provisional a la militancia caldense que, de paso, sacó un cartel en La Voz de Caldas, donde les comunicaba a los conservadores que el periódico La Patria no representaba la opinión de la colectividad, y que, por el contrario, se trataba de un enemigo del conservatismo. La Voz de Caldas se autoproclamó el diario oficial del partido, utilizó el mote de neonacionalistas y anticonservadores para referirse a quienes se autodenominaban nacionabstas y tuvo delirios del siguiente tenor: "nosotros le repetimos a todos los conservadores que esos señores son tan enemigos del conservatismo como lo son los comunistas y los liberales".11'

Y llegó el 16 de abril. La Patria llamó a una definición. La militancia regional debía escoger: laureanismo o nacionalismo. Las deliberaciones se llevaron a cabo en la oficina de Londoño Londoño con la sola asistencia de diecisiete delegaciones de los 43 municipios caldenses. Y, como lo había prometido La Patria, el evento resultó una lección de política. Hubo derroche de la palabra. Álzate, por ejemplo, sobre la base de sus intervenciones en Cali, habló de cuatro y media de la tarde a siete de la noche, y Londoño de nueve a once de la noche. La Convención contó con la presencia de 'Luis Yagarí' y Silvio Villegas. Francisco Javier Ocampo presentó un informe de actividades del Directorio y ofreció su renuncia. Lo propio hizo Londoño, que pronunció el discurso de su vida: "Desde esta noche, 16 de abril, con mi pasado, con mi presente, con todo mi presente, óigase bien, con mi porvenir, con toda mi sangre dejo de ser conservador y me paso al nacionalismo".'18 Fueron elegidos Julio Zuluaga y Joaquín Estrada Monsalve presidente y vicepresidente de la Convención. Álzate Avendaño pidió que la asamblea se constituyera en sesión privada, lo que significó el despeje de las barras. Aunque se había prometido que la Convención sería conservadora, los resultados fueron otros: "La Convención Conservadora de Caldas adopta la política nacionalista, dentro de la fórmula 'no hay enemigos a la derecha' ",119 La Patria abrió el lunes de Pascua con un titular a ocho columnas: "La Convención Conservadora de Caldas adoptó por unanimidad la política nacionalista, ayer".120 Acompañaban al titular las fotos del comando nacionalista elegido: Gilberto Álzate Avendaño, Silvio Villegas, Arturo Arango Uribe, Fernando Londoño y Antonio Alvarez Restrepo. Abría el abanico de fotos, de manera destacada, la de Álzate.12'

El evento estuvo saturado de simbología, era Semana Santa, Sábado de Gloria y Domingo de Resurrección. A las doce de la noche, cuando el nacionalista Londoño Londoño terminó su discurso, entre estrepitosos vítores al nacionalismo, saludó de pie a los convencionistas con el brazo derecho en alto. Estrada Monsalve, entre otros delegados, pronunció un discurso doctrinario y expresó su solidaridad con los grandes líderes del nacionalismo. "Germinal", tituló su editorial del lunes de pascua La Patria: "El 16 de abril de 1938 será una fecha clásica en la historia del movimiento nacionalista colombiano",122 comenzó diciendo el editorialista, para pasar luego a hacer un compendio, que recogió en apretada síntesis el ideario social y político de toda la comunidad nacionalista. Además de confirmar las tesis sobre la extensión a los servidores del Estado del auxilio de cesantías, seguros de vida, vacaciones remuneradas y jubilaciones, el editorialista manifestó que los nacionalistas reconstruirían la Gran Colombia y se unirían a otras voces en el mundo que lucharan por los mismos ideales suyos. Finalmente, llamó a todos los caldenses a romper las

7 La Voz de Caldas, abril 22 de 1938. pp. 3 y 5. 4 EJ Siglo, abril 18 de 1938, p. 1, 4 La Patria, abril 18 de 1938. p. 3,

Ibid.. p. 1. 7 Ibid. ' Ibid.. p. 3,

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barreras del odio y a inscribirse en las falanges de la colombianidad. "El nacionalismo colombiano queda constituido", terminó sentenciando.123

La Razón, que acomodaba sus simpatías según avanzara el conservatismo hacia sus intereses, se puso de parte esta vez del ganador:

Hay que confiar, para bien de Colombia, que el señor Gómez siga dirigiendo con su fuerte puño el Partido Conservador por muchos años. Este grande enemigo del Partido Liberal es un liberal por ideas y un verdadero demócrata. Colombia necesita antes que todo y sobre todo mantener su organización democrática y liberal contra toda asechanza funesta de la izquierda y de la derecha.124

El diario bogotano expresó preocupación porque, según señalaba, con la conformación del Partido Nacionalista empezaba a perfilarse en Colombia el fascismo criollo. Destacaba La Razón la presencia, en ese nuevo partido, de personabdades del prestigio de Eliseo Arango, Álzate Avendaño, Silvio Villegas y Fernando Londoño, con amplio reconocimiento en las masas conservadoras. Se esperanzaba en que a la cabeza del conservatismo estuviera una figura de tradición democrática, como Laureano Gómez, pero advertía el peligro que significaba una posible retirada de esa jefatura: "No se ve dentro de la política conservadora quién pudiera enfrentarse a un movimiento presidido y conducido por la juventud, y capitaneado por personajes de alto prestigio".125

La sociabilidad política de El Colombiano, parte constitutiva de la leoparda, lamentó todo lo sucedido en Caldas con sus copartidarios nacionalistas escindidos del conservatismo, pero se esperanzó en un reencuentro. En el editorial "No hay enemigos a la derecha", dedicado al caso, consignó: "tenemos fe en que algún día, frente al pebgro, y por esa ley que hace juntarse a los elementos afines, conservadores y nacionalistas entropemos unidos en las jornadas decisivas. Cuanto hemos querido es no dejar romper el puente que pueda servir a la unión. Hemos creído y creemos que no hay enemigos a la derecha".126 Más adelante, el Directorio Departamental de Antioquia emitió un manifiesto que, en lenguaje distinto al de los diarios antinacionabstas, recogió los idearios nacionalistas y llamó a la militancia a prepararse para participar en las elecciones legislativas de 1939. El manifiesto llamó la atención sobre la necesidad de adecuar la doctrina conservadora conforme a los nuevos tiempos. El Colombiano saludó el tono y propósitos del documento oficial del conservatismo antioqueño. El editorialista, José Mejía Mejía, conceptuó: "Nos parece suficiente esta corajuda definición del nuevo directorio conservador para establecer la esterilidad de toda cólera reaccionaria derramada en los últimos años contra una generación política que ha cometido el pecado de pensar históricamente a largo plazo".127 Esto quería decir que la sensibilidad leoparda en su versión antioqueña seguía dentro del conservatismo.128

Adiós al viejo partido.

En su entrevista a Relator, de Cali, Álzate aprovechó para despedirse del Partido Conservador en un tono bastante nostálgico:

Allí dejamos los mejores años de nuestra juventud combativa. Detrás de esos muros patinados se quedan muchas cosas nobles que hemos amado. Hoy un deber nacional nos obliga a

27 Ibid. 777 La Razón, abril 18 de 1938, p. 5. 25 Ibid., abril 29 de 1938, p. 5. 2,7 El Colombiano, abril 18 de 1937. p. 3. 27 Ibid.. abril 28 de 1938, p. 3. Véase el texto del manifiesto en la edición del 27 de abril, p. 3. El documento estaba firmado por José Roberto

Vásquez, Eudoro González Gómez, Samuel Escobar, Miguel Calle Machado, Gabriel Vélez, Luis Ospina Vásquez y Néstor Castro. 277 Véase la columna de José Mejía Mejía "Nuestra adhesión al nuevo Directorio"', en ibid., mayol6 de 1938. p. 5.

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desgarrarnos de un pasado de servicios y sacrificios. Lo hacemos sin sobresaltos, pero con una áspera melancolía. Nosotros conservamos los valores permanentes del orden cristiano, lo que todavía estaba vivo bajo la costra y la resaca sedimentada. Por la ruptura y separación de los antiguos hábitos, incompatibles con el marco social de nuestro tiempo y con la vida en marcha, es el precio necesario y la condición cruel de toda política creadora. Este sentido profundo tiene las palabras de Cristo cuando le dijo al nuevo discípulo que se detuvo a pagar un tributo de piedad sepultando el cadáver de su padre: "Sigúeme tú, y deja que los muertos entierren a sus muertos". La política que dejamos atrás nos tuvo un día como sus figuras de pelea. El conservatismo nunca podrá quejarse de nosotros. Nunca fuimos oportunis ta y logreros. Nos vamos con la misma al tanera dignidad con que estuvimos. Ojalá se fije en quienes ocupan nuestros puestos vacantes, por respeto a sí mismo. "Nosotros hemos cogido nuestro pasado de la mano, hemos mirado al fondo claro de sus pupilas, hemos visto que nos perturba y empujando su espalda hacia el olvido, le hemos dicho adiós. Puedes irte tranquilo". No podemos hacer menos. Era preciso volver a nacer, conforme al t r auma cristiano del segundo nacimiento. Es una metamorfosis que conserva la identidad del ser dentro de la variedad de las formas. Tal vez se trate de sacrificar el accidente para salvar la sustancia, abandonar el frasco y la etiqueta rotos en beneficio del contenido trascendental. Porque los va lo r e s sup remos del orden c r i s t i ano y el e s p í r i t u nac iona l e s t a b a n p r e c i s a m e n t e desguarnecidos dentro de una e s t ruc tu ra política yer ta e inoperan te . El éxito de este movimiento depende de la sinceridad brutal con que afirme su propio ser, su sentido y su itinerario. No deben presentarse ambigüedades. Si la gente de nuestra responsabilidad mental ha roto con su pasado es porque no le queda ningún activo nexo y porque sabe que no reculará jamás en sus designios. Puede esperarnos la derrota, la muerte civil, el ostracismo político. Todo lo aceptamos menos una infidelidad con nuestro destino. Que todos sepan esto, respaldado en la franqueza y dureza de mi vida como combatiente. Hemos quemado las naves. No hay vehículo de regreso. Jamás retornaremos al malecón reaccionario, menos nos entregaremos al régimen. Nos hemos creado deliberadamente el dilema de Hernán Cortés. El imperio o el aniquilamiento. No existe una fórmula media, una bisectriz del ángulo.129

La sangre de Gilberto Álzate Avendaño. El bautizo de sangre del nacionalismo.

La sangre vertida por nuestro bizarro capitán

nos congrega cada día más. El se ha hecho

más digno de nuestra confianza porque está

cumpliendo lealmente su estoica consigna de

servir, de luchar y de padecer [...] Una colérica

desazón nos está removiendo las entrañas. La

s ang re joven del héroe, del caudil lo del

combat ien te ha e m p u r p u r a d o n u e s t r o

movimiento. Sobre la tierra reseca y estéril,

ha caído gota por gota, la savia fecundante de

sus venas.130

La situación era tensa en Caldas después de culminada la asamblea nacionalista. El oficialismo conservador había utilizado el Domingo de Resurrección los micrófonos de Radio Manizales para contestar los discursos nacionalistas de la víspera. Las conferencias tuvieron en Álzate su contradestinatario. El líder nacionalista intervino ante su organizador para pedir la suspensión de las procacidades dirigidas hacia él.

" ' Relator abril 9 de 19.38, p. 8. iao La Patria, abril 22 de 1938, p. 5,

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Al otro día, alguien profirió a su paso, cuando se dirigía a su oficina, una ofensa, a lo mejor con el vocabulario extraído de los contenidos de las citadas conferencias (son múltiples las versiones). Álzate reaccionó y, como resultado de la confrontación física, recibió una herida profunda con arma blanca en el brazo izquierdo. Los detalles de lo acontecido varían según las fuentes que se consulten. Lo importante, sin embargo, fue la explotación que se hizo del acontecimiento. El líder nacionalista recibió la solidaridad de la sociedad caldense, que volcó su atención sobre la evolución de su restablecimiento. Los periódicos aliados abrieron al día siguiente con la infausta noticia, acompañada de fotografía: "La tentativa de asesinato contra Gilberto Álzate Avendaño. Fue herido de tremendo barberazo por un celador. Alas siete y cuarenta y cinco fue atacado", tituló La Patria.131 'Villano atentado contra Gilberto Álzate Avendaño. Apuñalado el i lustre jefe de las derechas nacionales", tituló El Colombiano.132 Así, Álzate se convirtió en héroe. "Herido y sangrante" se dirigió a la oficina de redacción de La Voz de Caldas e increpó allí a los cronistas de ese diario por la campaña contra él y contra las derechas del departamento. Luego, rechazando los automóviles que le ofrecían, se dirigió a pie a una clínica, donde le practicaron una "delicadísima" operación quirúrgica. El "joven caudillo", decía La Patr ia en su editorial, "en su lecho de enfermo, bajo el efecto del cloroformo la única palabra que acudía a sus labios era el nombre de Bolívar".'33 El atentado contra Álzate sirvió para darle legitimidad, solemnidad y heroicidad a la nueva etapa política que iniciaba el nacionalismo. El editorialista de La Patr ia escribió:

Nosotros no llamamos a nuestro lado sino a los que estén resueltos a luchar y a morir; nuestro movimiento será una batalla continua. La sangre vertida por Gilberto Álzate Avendaño cae sobre la vía de la redención y el sacrificio. No en vano la cruz está en la cima del rescate y es el camino, la verdad y la vida. Nuestros combatientes caídos serán reemplazados sin dificultad por los propios hijos de los que hoy nos persiguen y vilipendian.1:l"'

Arturo Arango Uribe, uno de los miembros del nuevo comando nacionalista, se expresó en el mismo sentido:

Por la sangre de Gilberto Álzate Avendaño nosotros llamamos a Colombia a que reniegue de los viejos odios históricos y se una contra los partidos políticos y sobre los partidos políticos, para real izar su destino. Somos los herederos señalados en el t es tamento del Libertador, los colombianos a quienes da su muerte para consolidar la unión. Si para que cesen los partidos es necesaria no sólo la sangre sino la vida, no importa morir. La muerte es general e inevitable, y nosotros creemos en la inmortalidad y en la gloria.13S

'Rubayata', desde su columna, exclamó: "Qué gran síntoma de grandes victorias. ¡Los malos de España no atentaron contra el viejito Romanones sino contra Calvo Sotelo...!".130 Un columnista de La Patria escribió: "Álzate Avendaño tiene una mano en cabestrillo, pero es la izquierda. La derecha está entera y libre para saludar a Bolívar y a la Patria unificada".13? De las provincias caldense y vallecaucana llegaron telegramas de solidaridad del siguiente tenor: "Sangre suya recogérnosla y con ella como incienso perfumaremos nuestros campos nacionalistas"; "Que sangre jefe vertida garantice, germine y multiplique"; "En Álzate Avendaño reciben nuestros principios su bautismo de sangre".138 Y el atentado fortalecía la imagen de Álzate, reconocida con nominaciones como las de: "bizarro capitán", "impertérrito jefe nacionalista", "escritor de linaje", "abogado inminente", "distinguido intelectual", "prestigioso jefe",

7 Ibid.. abril 19 de 1938, p. 1 7 L7 Colombiano, abril 19 de 1938. p. 1 7 La Patria, abril 19 de 1938, p. 3. 7 Ibid. 7 Ibid. p, 1. 7 El Colombiano, abril 19 de 1938, p. 4, 7 La Patria, abril 2 1 de 1938. p. 6. • Véase ibid.. abril 19. 2321 de 1938.

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"egregio caudillo". Y el mismo Álzate contribuyó a su autoconstrucción como héroe :

"Para eliminarme de la política, tendrán que asesinarme, pues estas asechanzas no alcanzan a perturbar mi corazón rocoso. Desde hoy en el lecho reanudo la campaña nacionalista. Pierda o no el brazo, continuaré sirviendo al movimiento, en lado de mi generación, mi generación, mientras aliente".139 Y para darle realce al proceso de heroización, la noche del 22 de abril se instaló en su pieza de enfermo el Comando Nacionalista de Caldas. Asimismo, Álzate Avendaño culpó al conservador caldense y miembro de la Jun ta Provisional, Guillermo Gutiérrez Vélez, de ser el autor intelectual del ataque. Las acusaciones no pararon sólo en esto: Álzate retó en duelo al dirigente conservador y exigió nombrar padrinos. Empero, el acontecimiento no se llevó a cabo.

Al contrario de lo que decían los columnistas pronacionalistas, Aquilino Villegas alabó la actuación de los jóvenes que despotricaron contra Álzate y contra el nacionalismo a través de la radio e influyeron en el desenlace del atentado: "Jamás se ha escuchado nada semejante a la hora conservadora del domingo por la Radio Manizales".140 Le interesaba al contradictor de la generación nacionalista potenciar un sector joven del partido para oponerlo a los nacionalistas y desvirtuar la idea de que la juventud giraba toda en torno suyo: "La juventud barre los antecesores que no supieron ser fieles a la doctrina y lanza su brazo por encima del equipo fascista y agarra el eslabón de las otras generaciones conservadoras que batallaron al pie de las ideas en todos los campos y los caminos de Colombia. La muchachada sigue fiel al Partido Conservador".141

Eudoro Galarza Ossa, director de La Voz de Caldas, en la misma lógica de don Aquilino, criticó las tesis argumentativas de lo que él, Aquilino, El Siglo, Diario del Pacífico y La Voz de Caldas denominaban neonacionalismo. Sobre todo, no compartió la idea de la crisis de los partidos tradicionales y, por el contrario, los consideró vigentes y entabló feroz defensa de ellos. En esa dirección, estimó que dos tendencias favorecían que se acusara de anacrónicos a los partidos: la comunista y la cesarista, ambas reinantes en el mundo totalitario europeo: Hitler, Stalin, Mussolini. Aunque comunismo y cesarismo aparecían como antípodas, anotaba Galarza que ambas tenían sus puntos de contacto en la supresión de las libertades públicas e individuales, en el exterminio de los principios de igualdad civil, etc. Para Galarza, los partidos eran los pulmones de la conciencia democrática de los pueblos, las columnas sobre las cuales descansaba la arquitectura de las libertades políticas, de los derechos civiles y de la grandeza y cultura de las naciones. Lo que Galarza escribía da cuenta del arraigo del bipartidismo en la cultura nacional y pone a pensar, primero, en que la prédica antipartido de los nacionalistas a lo mejor era muy temprana, y, segundo, que existía de veras una cultura democrática liberal en el seno del conservatismo. Galarza defendía el sistema político burgués conformado por el binomio Gobierno - oposición. Así, anotaba:

En el Gobierno los partidos son movimiento, son la historia en marcha, la conjugación legalizada de sus principios doctrinarios: y en la oposición son la crítica que orienta y que construye, que sufre los excesos del régimen imperante, que celosamente vigilan el cumplimiento de las funciones institucionales: en toda parte son el diálogo vivaz y útil sobre el progreso y sobre la cultura, sobre los medios más seguros de la civilización, sobre el imperio de la moral, en una

7777 El Colombiano, abril 21 de 1938. pp, 1 y 7. 7,77 El Siglo, abril 21 de 1938. p. 4. 777 Ibid.

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palabra, los partidos mantienen el equilibrio entre los derechos y los deberes de los habitantes del país, de los gobernantes y de los gobernados.142

Finalmente, Galarza controvirtió la tesis nacionalista de los partidos como factores de atraso y como impedimento del progreso. Sostuvo que, por el contrario, la construcción de países como Inglaterra y Estados Unidos se debía a su bipartidismo.

Los redactores de Diario del Pacífico también criticaron el fenómeno caldense. Sostenían que ese grupo carecía de unidad de mando y de doctrina, y opinaban que todos sus integrantes eran jefes y que cada uno tenía su propio programa político. Nada le reconocía este órgano del conservatismo valluno al nacionalismo; decía que su pensamiento era una olla podrida de ideas políticas, que su delirio de grandeza era patético y que se t ra taba del caso "más agudo de imitación simiesca" que reg i s t raban los ana les de la República. Sostenían que los neonacionalistas no habían dicho cómo resolver los problemas nacionales, puesto que la realidad no les interesaba.143 Los nacionalistas, por supuesto respondieron sacando a relucir todas las vías que habían propuesto para resolver los problemas nacionales, y, para que no quedaran dudas, ampliaban el diapasón de problemas con sus soluciones. Haberse incorporado al movimiento de descentralización era una prueba de elfo: "Destinar el veinticinco por ciento de las rentas nacionales y el veinticinco por ciento de las rentas departamentales para que los municipios del país adquieran t ierras , formen sus ejidos, y los parcelen entre los obreros y campesinos que quieran trabajarlos, este es en nuestro concepto la forma de descentralización que beneficia directamente al pueblo colombiano",144 escribía un columnista de La Patria. Los nacionalistas opinaban que la descentralización debía encaminarse hacia una organización del trabajo que llevara riqueza a los campesinos y r edundara en provecho de los municipios. Al abogar por la parcelación de las t ierras, los nacionalistas querían un país de propietarios, y creían, con ello, estar poniendo en práctica las recomendaciones de las encíclicas papales, par te integrante y fundamental de su ideología: "Si se fomenta la industr ia de esta muchedumbre con la esperanza de poseer algo estable, poco a poco se acerca una clase a la otra y desaparecerá el vacío que hay entre los que ahora son riquísimos, y los que son pobrísimos",145 anotaba el mismo columnista.

Con altura respondió el nacionalista Antonio Alvarez Restrepo a las diatribas en contra del nacionalismo. Dirigiéndose a los "dilectos adversarios", reafirmó que los nacionalistas habían llegado al nacionalismo por la vertiente católica. Y desde allí confirmó que contra la vieja mentalidad represiva, que confiaba a la fuerza pública la solución de los conflictos obreros, ellos oponían la tesis corporativa, que bajo la supervigilancia del Estado establecería la justicia en las relaciones del trabajo, que intervenía no para solucionar conflictos desencadenados, sino, más bien, para prevenirlos.146 Así, los nacionalistas habían llegado al punto de reconocer el intervencionismo de Estado juzgándolo como una especie de fiel de la balanza. Asumiéndose parte de una élite, los líderes nacionalistas decían haber bajado a los obreros y llamarlos hermanos, como mandaba Cristo, o camaradas, según los tiempos que corrían. Y, a su manera, expresaban criterios igualitarios: "Todos los hombres tenemos un cuerpo igual, por un mismo nacimiento, por un mismo fin y por las mismas tentaciones y por los mismos peligros",147 escribía Alvarez. Sin reconocer la

72 Ibid. ""' Diario del Pacífico, abril 23 de 1938, p. 4. 44 La Patria, abril 23 de 1938. p. 3, 77 Ibid.

'•" Ibid.. abril 22 de 1938, p. 3, 777 Ibid.

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influencia de ese amplio laboratorio de ideas que era la Europa de 1938 en su pensamiento, en particular la influencia del soberano de toda la cristiandad, repetían una y otra vez que eran criollistas y colombianistas; que su nacionalismo llevaba el sello continental de los libertadores, que el criollismo que predicaban buscaba la exaltación de lo propio y la afirmación de la nacionalidad colombiana.

La organización del nuevo movimiento nacionalista.

Ante el giro de la gente de Diario del Pacífico hacia el oficialismo conservador, el nacionalismo se vio obligado a organizar las cosas en Cali desde el espacio que había ganado la Acción Nacionalista Popular. Esto significó la visibilización de su grupo directivo, que antes era opacado por los hombres del prestigioso diario conservador. Conformaron la nómina del Comando Nacionalista del departamento del Valle Ciro Molina Garcés, Juan Antonio Bonilla y Leonardo Tafur Garcés, entre otros, quienes pusieron a consideración de la militancia nacionalista del país una plataforma de veinticuatro puntos, con el fin de ser recogidos e incluidos en los documentos programáticos del movimiento.148 Destaca la demanda sobre la división de las grandes extensiones de tierra, lo mismo que altos gravámenes para las superficies incultas. Los nacionalistas vallunos abogaban por el fomento del turismo a través de una legislación que lo favoreciera. Pidieron la incorporación a los programas del partido de los problemas de la sanidad y la higiene pública, de los cuales anotaron que debían "ser un postulado primordial y esencial de todo buen gobierno, apropiándose a las regiones, climas y ambientes".149 Clamaron por la expedición de leyes que si tuaran a las mujeres en el pleno ejercicio de sus derechos civiles. Llamaron a su capacitación para que participaran en la vida administrativa del Estado y en todos los ambientes de la educación y de la cultura. Por los micrófonos de La Voz del Valle, los nacionalistas vallunos se dirigieron a los "colombianos de sangre y de idea" con la consigna de "nacionalismo, salve". Se expresaron en nombre de los obreros, de la masa popular y de la mujer trabajadora.150

No será por falta de ideas, ni de programas, ni de propuestas que fracasará el nacionalismo. Avanzaban los días y con ellos aparecían más y más sugerencias programáticas. El nacionalismo y la ANP pasaron a ser una misma cosa. Rodrigo Jiménez Mejía se convirtió en columnista de Pregón, y desde allí desarrolló y profundizó sus tesis; abogó por la nacionalización del subsuelo y llamó a los nacionalistas para que se preparan a empuñar una dirección del Estado que administrara y custodiara el patrimonio nacional e impusiera un justo equilibrio entre el rendimiento del capital extranjero y la parte correspondiente a la Nación.151

Finalmente, la fuerza de las argumentaciones mostraba al nacionalismo como un nuevo, moderno e irreversible partido político, que aspiraba a superar a las colectividades históricas catalogadas como "mascarones sin vida, fósiles históricos, herrumbre emocional", etc. Sus ideólogos redujeron las posibüidades político-ideológicas de los colombianos de entonces ante el dilema nacionalismo o izquierdas. Aquel como promesa de orden, como afirmación de la colombianidad, como prospecto bolivariano del Estado, y las izquierdas como sucursal de la Tercera Internacional Comunista, que distendía "sus tentáculos semitas por todas las naciones".152 Y conscientes de la

7 lf7 El documento estaba firmado por Ciro Molina Garcés, Juan Antonio Bonilla, Leonardo Tafur Garcés. Julio Ocampo Vásquez. Ricardo Velásquez, Alfonso Llórente Arroyo, Alberto Warnier, Armando Orjuela. Evaristo Charría y Luis Haramann. Véase ibid.. abril 24 de 1938, p. 2.

" ' Ibid. pp, 1-2. 7771 Véase ibid.. mayo 19 de 1938, pp. 1 y 8. 747 Véase la página de Pregón en ibid.. mayo 2 de 1938, p. 2. Vale anotar que fue esta la última edición de Pregón. 74 Ibid.

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fuerza de las consignas de su adversario, terminaron parodiándolas: "nosotros lanzamos a todos los vientos nuestro llamado fraternal: Colombianos de todos los partidos, acogeos a la bandera nacionalista. ¡Esta es la bandera de la patria!".153

Eduardo Santos, el nuevo presidente.

Al contrario del Directorio Nacional Conservador, El Colombiano no se ilusionó con la elección presidencial de don Eduardo Santos, propietario de El Tiempo. Señaló el periódico antioqueño que el Partido Conservador no podía esperar ninguna garantía del nuevo gobierno, sino continuar luchando por conquistarlas al estilo que le habían impregnado los nacionalistas al trabajo político:

Ya dijimos otra vez que el Partido Conservador tiene que basar toda su política en sí mismo, sin esperar nada de los adversarios, ni siquiera de lo que es debido por mandato de la ley. Para nosotros es utópico confiar en que podemos cimentar nuestra acción en garant ías que no saben dársenos o que se nos niegan voluntariamente. Esa es la causa para que preconizáramos una política de acción, tendiente a crear en el conservatismo un temperamento de lucha capaz de afrontar todos los peligros, de moverse en la adversidad, entre el aire enrarecido de garantías y dispuesto a una gesta de sacrificios.u'4

Sin sobresalto alguno, y sin la participación conservadora, el domingo primero de mayo, se llevaron a cabo las elecciones presidenciales. Mientras El Siglo estimó en 356.837 los votos emitidos, La Patr ia elevó la suma a 400.000. En realidad, Santos obtuvo 511.947 votos, una baja ostensible en comparación con el respaldo electoral que había llevado a la Presidencia a Alfonso López Pumarejo cuatro años at rás :

938.608.155 De esta manera, con serias reservas de los liberales de izquierda y de los nacionalistas frente al papel que pudiera desempeñar Santos, se consolidaba la hegemonía liberal en el poder, sin la participación de la otra parte considerable de los colombianos.

Los periódicos conservadores destacaron la poca participación liberal, y horadaron en la división de ese partido. En Manizales, en comparación con las elecciones de concejos municipales de 1937, la votación liberal se redujo de 6.111 votos a 2.742 en mayo de 1938. En pocos meses, se le refundieron al liberalismo 3.369. La voluntaria abstención bberal fue utibzada por la izquierda bberal para manifestar su descontento con la elección de Eduardo Santos. El Diario Nacional destacó la abstención liberal de Caldas, y la presencia de un número amplio de votos en blanco en Bogotá y en Cundinamarca.

La Patria desestimó cualquier tipo de cooperación con la nueva administración, e hizo un balance negativo de la participación conservadora en los anteriores gobiernos liberales. Apuntó que el Presidente electo soñaba con un Partido Conservador domesticado y con ansia desenfrenada de cooperación. Sostuvo que el nuevo mandatario encontraba al conservatismo en la misma trinchera oposicionista de 1930.156 Los nacionalistas aprovecharon la baja votación por Santos para cuestionar su elección y criticar el sistema democrático en quiebra, según argüían, en todos los países del mundo. Al tiempo que sostuvieron que la personalidad de Santos no servía para una época turbada, manifestaron que eran enemigos del sistema liberal-democrático de

7717 ibid. 7,7 El Colombiano, mayo 1° de 1938, p. 3. '""' Véase Seis reformas estructurales al régimen político.... pp. 684-685, 7777 ibid.

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gobierno por tratarse de un "destructor de patrias". "Aquí quedamos nosotros invitando a las masas contrarrevolucionarias a la resistencia [...] seguimos en nuestra trinchera de combate. Y aquí esperamos a las masas desencantadas del oportunismo y la abyección",157 declararon.

La Convención Conservadora Departamental de Caldas.

El departamento de Caldas estaba pendiente de la anunciada Convención oficial del Partido Conservador. Era un capítulo esperado con ansias, pues prometía mantener la espectacularidad del conflicto en el interior de la familia conservadora. El 12 de mayo de 1938, la Junta Provisional Conservadora decidió convocarla para los días 15 y 16 de junio. El magno evento contaría con la participación de Laureano Gómez y Miguel Jiménez López, tal como se había prometido. Con meticulosidad, la Junta Provisional organizó las cosas para evitarse sorpresas en el curso de la asamblea. Se lee en La Voz de Caldas:

Como saben nuestros lectores, la convención conservadora se instalará mañana miércoles en el Salón Cumanday, cuya entrada estará debidamente controlada por la Junta, con el fin de que sean sólo los conservadores quienes penetren a dicho teatro. En tal virtud se han mandado a imprimir tarjetas, que se distribuirán en las oficinas de La Voz de Caldas y en las oficinas de la Junta Provisional, situadas en el edificio de don Luis Restrepo, encima del Almacén Helda. A dichos lugares deben acudir no sólo las personas que deseen presenciar las sesiones, sino también los delegados a la Convención nombrados por los Comités Municipales del partido.158

Con la presencia de Laureano Gómez y de Miguel Jiménez López en su calidad de jefes oficiales del conservatismo, y de Guillermo León Valencia y José Ignacio Vernaza como invitados especiales, el 15 de junio de 1938 se instaló la Convención en el Teatro Cumanday. Asistieron 41 delegados municipales. Los altos dignatarios fueron designados presidentes honorarios. En sus discursos, Laureano Gómez y Miguel Jiménez López se detuvieron en los aspectos doctrinarios del partido para diferenciar al conservatismo del movimiento nacionabsta-fascista y de la izquierda. La Convención ebgió al Directorio Departamental de Caldas, que quedó conformado por GuiUermo Gutiérrez Vélez, Emibo Arias Mejía, Gabriel Rojas Arbeláez, Eudoro Galarza Ossa y Néstor Bueno Cock, en calidad de principales; y por Benjamín Duque Ángel, Bernardo Ramírez Aristizábal, Guillermo Isaza Mejía, José Domingo Escobar y Luis Emilio Duque, como suplentes. En el curso de las discusiones, la Convención declaró liquidada la pobtica de abstención y expulsó oficialmente del Partido Conservador a los comprometidos con el nacionabsmo.

Los nacionalistas estuvieron pendientes del desarrollo de las deliberaciones y prestos a responder por la radio en caso de ser atacados personalmente, lo que no ocurrió. Declararon que les era indiferente la presencia de los jefes laureanistas en Manizales. La Patria cubrió la llegada de los altos jefes conservadores, pero lo hizo para comparar el éxito de masas que había sido la visita de Gómez en agosto de 1936, cuando su preparación corrió por cuenta de Álzate Avendaño. En cambio, la de ese momento fue considerada melancólica. El periódico nacionalista evaluó los discursos pronunciados en la Convención sin los contenidos doctrinarios que se esperaban: "Los conservadores-demócratas, apeninos-centristas, hablan de su doctrina con seguridad y eficiencia, pero jamás la exponen. Sólo dicen generalidades, vaguedades, referencias difusas. Son como

7:77 La Patria, mayo 4 de 1938. p. 3. '•'" La Voz.de Caídas.junio 14 de 1938. p. 8.

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herederos de un latifundio espiritual indiviso, que conocen de oídas y cuyas escrituras conservan desde el siglo pasado".159 Los nacionabstas caldenses evaluaron como decadente la oratoria de Gómez: "Ya no es el vengador que convoca multitudes para la acción y el desquite, sino el melancólico profeta del pasado que llora sobre las propias ruinas acumuladas por él".160

La Razón reportó que la visita de los jefes nacionales del conservatismo a la capital caldense se había distinguido por la frialdad e indiferencia con que habían sido acogidos Gómez y Jiménez. Resaltó el silencio de La Patr ia ante la visita de los ilustres visitantes, y reconoció el prestigio de los líderes nacionalistas en el conservatismo caldense161. Empero, no obstante la desconfianza que le producía el jefe supremo del conservatismo, no tuvo inconveniente en afirmar:

Lo que a este país le importa, es conservar y afianzar la estructura civil y democrática que se ha dado. Sean cuales fueren los móviles de los individuos que acompañen nuestro partido en esta grande obra, lo importante es que contribuyan en la medida de sus fuerzas a afianzar al liberalismo en el poder. Esa es la labor que en treinta años de ímprobos esfuerzos ha realizado el señor Laureano Gómez."i2

• La Patria, junio 17 de 1938, p. 3. 7 Ibid. ' La Razón, junio 16 de 1938, pp. 1 y 12. Lleno de entusiasmo, sin embargo, fue el cubrimiento que del evento hizo La Voz de Caldas, como puede apreciarse en su edición del 17 de junio de 1938, pp. 1 y 8,

77 La Razón, junio 16 de 1938, p. 12.

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