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SIGLO NUEVO 75 T homas Mann nació en 1875, en el seno de una familia burguesa alemana. Se le considera el últi- mo gran novelista decimonónico del Viejo Continente. Fue tanto el máxi- mo heredero como el último eslabón de la novela clásica, la cual tiene en su haber a autores como Alejandro Dumas y León Tolstoi. Desde muy pequeño tuvo in- clinación por las artes. La holgura económica del padre permitió que, desde muy joven, pudiera dedicarse a la escritura. Su hermano Heinrich también se consagró a las letras. Ambos fueron críticos del totalitaris- mo que surgió en su país en el siglo XX. En 1905, Thomas se casó con una joven de origen judío llamada Katia. Tuvieron seis hijos. Sin em- bargo, desde la publicación de sus diarios privados se sabe que el autor, a pesar de haber tenido una familia y comodidades materiales a lo largo de su vida, sufrió fuertes crisis per- sonales. Dos de sus hermanas se suici- daron en la juventud y marcaron una concepción muy peculiar del mundo en el escritor. No obstante, su principal conflicto íntimo fue su homosexualidad reprimida. Vivió en una sociedad en la que tender sus sentimientos hacia personas del mismo sexo era mal visto, especial- mente por los valores cristianos que dominaban Europa. Aunado a esto, la aparición de regímenes fascistas reprimió aún más esta condición hu- mana. El escritor nunca pudo ejer- cer su sexualidad de manera libre. Por sus diarios es conocido que Mann siempre sintió una terrible culpa, no sólo por sus preferencias sino también por ser parte de una élite privilegiada. Quizá gracias a estas circuns- tancias causadoras de pesadumbre fue capaz de escribir obras como La muerte en Venecia (1912), en la que a a Gustav Von Aschenbach se convierte en el arquetipo del amor homoerótico e intelectual hacia el joven Tadzio. El novelista concibió ésta narra- ción, entre otras muchas, como un intento de desfogar en tinta y papel sus deseos imposibles para aquellos tiempos. Jamás consumó físicamen- te ninguna relación homosexual; sin embargo, sus obras con esta temáti- ca son de lo más expresivas. Reducir el esplendor de una prosa a los devaneos vedados al autor sería inexacto. La altura de sus palabras se mide con volúmenes como el relato en clave autobiográfica de Los Buddenbrook. Thomas Mann y las hogueras del siglo XX La decadencia de un continente Son varias las voces que hablan sobre la caída de Occidente. Las nuevas crisis sociales y culturales plantean el hecho de que los valores de la modernidad europea hace tiempo dejaron de ser hegemónicos. POR: Alfredo Loera

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S I G L O N U E V O • 75

Thomas Mann nació en 1875, en el seno de una familia burguesa alemana. Se le considera el últi-

mo gran novelista decimonónico del Viejo Continente. Fue tanto el máxi-mo heredero como el último eslabón de la novela clásica, la cual tiene en su haber a autores como Alejandro Dumas y León Tolstoi.

Desde muy pequeño tuvo in-clinación por las artes. La holgura económica del padre permitió que, desde muy joven, pudiera dedicarse a la escritura. Su hermano Heinrich también se consagró a las letras. Ambos fueron críticos del totalitaris-mo que surgió en su país en el siglo XX.

En 1905, Thomas se casó con una joven de origen judío llamada Katia. Tuvieron seis hijos. Sin em-bargo, desde la publicación de sus diarios privados se sabe que el autor, a pesar de haber tenido una familia y comodidades materiales a lo largo

de su vida, sufrió fuertes crisis per-sonales.

Dos de sus hermanas se suici-daron en la juventud y marcaron una concepción muy peculiar del mundo en el escritor. No obstante, su principal confl icto íntimo fue su homosexualidad reprimida. Vivió en una sociedad en la que tender sus sentimientos hacia personas del mismo sexo era mal visto, especial-mente por los valores cristianos que

dominaban Europa. Aunado a esto, la aparición de regímenes fascistas reprimió aún más esta condición hu-mana. El escritor nunca pudo ejer-cer su sexualidad de manera libre.

Por sus diarios es conocido que Mann siempre sintió una terrible culpa, no sólo por sus preferencias sino también por ser parte de una élite privilegiada.

Quizá gracias a estas circuns-tancias causadoras de pesadumbre fue capaz de escribir obras como La muerte en Venecia (1912), en la que muerte en Venecia (1912), en la que muerte en VeneciaGustav Von Aschenbach se convierte en el arquetipo del amor homoerótico e intelectual hacia el joven Tadzio.

El novelista concibió ésta narra-ción, entre otras muchas, como un intento de desfogar en tinta y papel sus deseos imposibles para aquellos tiempos. Jamás consumó físicamen-te ninguna relación homosexual; sin embargo, sus obras con esta temáti-ca son de lo más expresivas.

Reducir el esplendor de una prosa a los devaneos vedados al autor sería inexacto. La altura de sus palabras se mide con volúmenes como el relato en clave autobiográ� ca de Los Buddenbrook.

Thomas Mann y las hogueras del siglo XX

La decadenciade un continente

Son varias las voces que hablan sobre la caída de Occidente. Las nuevas crisis sociales y culturales plantean el hecho de que los valores de la modernidad europea hace tiempo dejaron de ser hegemónicos.

POR: Alfredo Loera