la de quedarse en casa - trinchera #1053

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| 1 Chilpancingo, Gro, del 27 de abril al 3 de mayo de 2020 Chilpancingo, Gro. | Semana del 27 de abril al 3 de mayo de 2020 | Tercera Época | $ 10.00 No. 1006 Humberto Santos Bautista José Francisco García González La tarea de reinventar la vida Frente común contra los tiempos canallas FASE 3 DEL COVID-19: LA DIFICULTAD DE QUEDARSE EN CASA [Foto: José Luis de la Cruz]

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| 1Chilpancingo, Gro, del 27 de abril al 3 de mayo de 2020

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Humberto Santos Bautista

José Francisco García González

La tarea de reinventar la vida

Frente común contra los tiempos canallas

Fase 3 del Covid-19:la diFiCultad de

quedarse en Casa

[Foto: José Luis de la Cruz]

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Trinchera Política y Cultura (año 18, número 1006) es una publicación semanal editada y distribuida por Colectivo Trinchera, A. C., Priv. Electricistas No. 9, Col. Guerrero 200, Chilpancingo, Gro., C. P. 39097www.trinchera-politicaycultura.comsem_trinchera@yahoo.com.mxEditor responsable: Ulises Domínguez Mariano.Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No.04-2019-060713063900-101, otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor.Certificado de Licitud de título y contenido No. 17328, expedido por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas, de la Secretaría de Gobernación.Impreso por Ulises Domínguez Mariano, Nogal No. 56,Fracc. Jacarandas II, Chilpancingo, Gro., C. P. 39090.Este número se imprimió el 26 de abril de 2020.

DIRECTORIO

Coord. de InformaCIón:Zacarías Cervantes

InformaCIón:Eduardo Añorve

Eduardo Yener SantosHercilia Castro

Kau Sirenio

opInIón:José María Hernández

Humberto Santos Bautista

Cultura:Carlos ortIz

tohuampohuan

fotografIa:Yener Santos

Diseño:Irving Ulises

Coord. general:

Ulises Domínguez Mariano

dIreCtor fundador:Manuel Domínguez Jaimes (t)

Eduardo Yener Santos

l martes 21, el gobierno fe-deral decreto el comienzo de la Fase 3 de la pandemia del Covid-19, en la cual,

según el subsecretario de Salud Hugo López-Gatell, se multiplicarían los contagios y se saturarían los hospita-

les. Pero ni esta advertencia logró que disminuyera la presencia de gente en lugares públicos de Chilpancingo y de Acapulco. Los más de doscientos un casos confirmados de contagios en Guerrero (hasta este fin de semana) y las treinta y una defunciones por coro-

navirus, no bastaron para que comer-ciantes cierren sus negocios.

Los empresarios locales de la ca-pital, han advertido que no cerrarán sus puertas porque ningún gobierno les ofrece alternativas para enfrentar la crisis económica que les ha traído el

Fase 3 del Covid-19:

la dificultad de quedarse en casa

e

CIudadanos de a pIe. salIdas

oblIgadas. [foto: Cortesía

de sergIo oCampo]

confinamiento de un gran porcentaje de la población.

El martes 21 de abril, el subsecre-tario de la Secretaría de Salud, Hugo López-Gatell, decretó que México en-traba a partir de ese día a la fase tres por la epidemia de coronavirus. La entrada de esta fase en el país, es porque los contagios de Covid 19 ya se contabili-zan por miles.

En esta tercera fase se anunció y se determinó extremar medidas de sanidad, porque México alcanzó ya la etapa donde la propagación del virus se da mediante brotes comunitarios, y los contagios se adquieren donde existe mayor concurrencia de ciudadanos.

Sin embargo, un día antes del co-mienzo de esta fase, en la capital de Guerrero cientos de negocios del primer cuadro de Chilpancingo reabrieron sus puertas al público; lo mismo sucedió en Acapulco, donde la presencia de per-sonas se percibió en la Costera Miguel Alemán.

En la última semana del mes de mar-zo, luego de que se diera a conocer que en Chilpancingo había un primer caso de Covid 19, diversos negocios cerra-ron sus puertas; también cerraron las dependencias de gobierno y las escuelas públicas decidieron suspender labores para evitar más contagios.

Pero desde el lunes 20 de abril, fecha en que Chilpancingo reportaba treinta y un casos positivos de coronavirus, siete sospechosos y dos defunciones, a pesar de los cual, los habitantes conti-nuaban saliendo a las calles y negocios del centro comenzaron a reabrir sus puertas, aun con el conocimiento de la Fase 3, considerada por las autoridades de salud como la más complicada de la emergencia sanitaria.

Desde ese día se observó que en calles céntricas de Chilpancingo circu-laban autos particulares y públicos, ade-más de que varios negocios de productos no indispensables volvieron a abrir, a pesar de la insistencia de las autoridades de que los ciudadanos se queden en casa.

Tiendas de ropa, estéticas, dulcerías, ferreterías, cafeterías, zapaterías, com-pañías de telefonía celular, casas de em-peño, tiendas de abarrotes y restaurantes continúan recibiendo clientes.

En momentos del día, en las avenidas Benito Juárez, Ignacio Ramírez y Juan Álvarez, se registra cierta carga en el tráfico vehicular, y agentes de Tránsito deben de intervenir para agilizar la mo-vilización.

En la calle, la gente aplica pocas medidas de prevención, como el uso del cubrebocas, uso de gel en tiendas, pero aun así, las actividades diarias continúan. La disminución de personas se observa en barrios y colonias de esta ciudad.

El viernes 24, presencia de personas en espacios públicos de la capital no disminuyó, sino al contrario, se elevó aún más que lunes 20. En lo que fue la primera semana hábil de la tercera fase del Covid-19, los negocios continuaron abiertos, el tráfico vehicular aumentó y había filas de gente afuera de la tienda Coppel, Texmex, en los bancos del cen-tro y en el mercado de San Francisco.

El viernes 24 de abril se formó una fila de clientes afuera de la tienda Co-ppel de la calle 16 de Septiembre, en el Centro, para pasar a efectuar pagos o retiros en el cajero. También se vio un grupo de personas formadas en la calle 18 de Marzo para comprar comida en un puesto que se instala cada viernes.

Una fila más fue la del cajero del banco Banamex, el cual se ubica en el zócalo. La fila comenzaba en el cajero y se extendía, sobre el andador Zapata, hasta la calle Madero. Eran más de cin-cuenta personas se encontraban en la fila.

Las tiendas de autoservicio como Oxxos, Aurrerá y Walmart también continúan abiertas y brindando servicio al público; además, persiste el tránsito de vehículos particulares y del servicio público.

El comercio ambulante continúa ins-talándose de manera normal en calles y avenidas de Chilpancingo después de las diez de la mañana. Los vendedores justi-fican su permanencia con el argumento de que ningún gobierno les ofrece alter-nativas para obtener recursos durante la cuarentena y por eso deciden salir a las calles para ganar unos cuantos pesos.

Javier Méndez, propietario de un salón de belleza, juntó con otros em-presarios locales, se han aglutinado en la agrupación Comerciantes Unidos del Centro de Chilpancingo y exigen audiencia con el gobernador Héctor As-tudillo Flores para exponerle los motivos por los que se niegan a cerrar sus puertas en plena Fase 3 de Covid-19.

El estilista ha declarado en conferen-cia de prensa que hace tres semanas el ayuntamiento les notificó del cierre de los negocios, orden que distintos locales acataron voluntariamente, mientras que otros más fueron cerrados de manera violenta por empleados de Gobernación.

Argumentó que, al igual que otros, él sigue dando servicio porque el go-bierno municipal no les dio alternativas para no enfrentar pérdidas económicas, por lo que diversos negocios tuvieron que volver abrir para poder pagar la renta, servicios y evitar despedir a sus trabajadores.

Explicó que son trescientos ochenta y cinco negocios que siguen abiertos en el centro de la ciudad y anunció que no ce-rrarán, a menos que les den opciones para sobrellevar la crisis financiera. Asimismo dijo que van a laborar con las medidas sanitarias correspondientes, debido a que son más de mil doscientas familias que dependen de estos comercios.

En Acapulco tampoco ha disminuido la movilidad, de acuerdo a medios loca-les de esa ciudad. En el centro del puerto los vendedores ambulantes continúan instalados sobre la avenida Aquiles Ser-dán y en el cruce con la lateral de la ave-nida Diego Hurtado de Mendoza hasta Humboldt, donde los puestos informales trabajan con normalidad y sin portar cubrebocas o utilizar gel antibacterial.

Se trata de puestos donde se venden discos piratas, comida, ropa, cinturones, artículos de piel, fruta, aguas de sabor, y vendedores de accesorios para celulares.

La movilidad también se reporta en la zona Diamante, en la costera Miguel Alemán y en el Bulevar de las Naciones, debido a que las tiendas permanecen abiertas y en los sitios de taxis colectivos los ciudadanos continúan sus viajes de manera normal.

El mercado de la Unidad Habita-cional El Coloso se mantiene activo y abarrotado de gente; también sigue presente el habitual tráfico ocasionado por los taxis que esperan pasajeros sobre la avenida Peña Blanca.

En las playas de la zona Diamante, las lonas de advertencia del cierre fueron retiradas en los accesos al Revolcade-ro. Y en esta semana, hubo familias y grupos de jóvenes que disfrutaron de una playa solitaria, sin la presencia de restaurantes.

A ese mismo lugar, se reportó que entre los días jueves y viernes, llegaron vehículos particulares con familias que acudieron a la playa y fueron recibidas por prestadores de servicios turísticos.

Guerrero también se apega a la Fase 3 del Covid-19, debido a que el contagio existe en veinticinco de los ochenta y un de la entidad, según información del secretario de Salud estatal, Carlos de la Peña Pintos.

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Zacarías Cevantes

uando sale a trabajar, Mario Javier se prepara como si fuera a la guerra. De hecho sí va a una guerra, solo que

enfrenta a un enemigo invisible: el coronavirus. Trabaja en la Funeraria Chilpancingo y se encarga de recoger los cadáveres de aquellos que mueren por Covid-19 en el área donde fueron confinados en vida en el Hospital Ray-mundo Abarca Alarcón.

Se enfunda dos overoles blancos con gorro, se coloca sus goggles, se pone su mascarilla, guantes, botas quirúrgicas y se sube a una carroza habilitada especialmente para el retiro de los cuerpos de Covid-19, que inclu-ye desinfectante a base de hipoclorito,

agua y alcohol quirúrgico para saniti-zar la unidad, el personal y el cuerpo.

Dice que así, bajo estrictas medi-das de protección y prevención, debe trabajar el personal de las funerarias que trasladan los cuerpos de víctimas de Covid-19 de los hospitales a los crematorios, si los familiares solicitan la cremación. Si no, los llevan directo al panteón, sin velación y sin pasar por el que fue su domicilio, ni siquiera para el acostumbrado «despido» de sus familiares. Así son los lineamientos de las autoridades sanitarias.

Desde que comenzaron las muertes por Covid-19 en Chilpancingo, los primeros días de abril, Mario Javier Rivera Vázquez ha participado en

cinco de estos servicios, de los cuales, cuatro han sido cremaciones y solo un cuerpo ha sido inhumado, aunque este solo estaba por sospecha de contagio.

De acuerdo a los protocolos que la Secretaría de Salud Federal, a través Control y Fomento Sanitario, y de la Secretaría de Salud estatal, envió a las funerarias, las medidas de higiene, protección y prevención del contagio tienen que ser estrictas tanto para el personal, como para evitar el conta-gio de los familiares, así como para evitar la propagación del virus entre la población.

Mario explica: «Nosotros hemos tomado las precauciones necesarias para poder realizar el retiro de los

El peligro del trabajo funerario en tiempos del Covid-19

c

trajes espeCIales Contra el

CoronavIrus. proteCCIón

dudosa. [foto: josé luIs

de la Cruz]

muertos por Covid-19; todo se hace tomando en cuenta los protocolos necesarios».

El equipo que utilizan son dos overoles para cada persona de las que integran el grupo que va a recoger el cuerpo, un gorro, goggles, mascari-llas, guantes, botas quirúrgicas y una carroza habilitada especialmente para el retiro de los cuerpos de Covid-19; es decir, debe de estar equipada con su desinfectante a base de hipoclorito, agua y alcohol quirúrgico, para sani-tizar tanto la unidad como al personal y el cuerpo.

Mario agrega: «Cuando nos entre-gan el cadáver en el hospital, la bolsa donde se deposita está previamente bañada en cloro, y una vez colocado el cuerpo en la camioneta el personal se retira el primer traje que trae puesto y lo deposita en una bolsa roja de RPBI (Residuos Peligrosos Biológico-In-fecciosos) y con el segundo traje se conduce al crematorio, en seguida colocado el cuerpo en el sitio de la cremación, el personal se retira su segundo traje y lo deposita en la bolsa roja de RPBI que, junto con el cuerpo, se procede con su incineración».

Explica que el personal de la fune-raria se hace cargo por completo del cadáver en cuanto la familia solicita el servicio, a partir de entonces, solo se ponen de acuerdo con el departa-mento de servicio social, para que les entreguen el cuerpo en el piso tres del Hospital Raymundo Abarca Alarcón, que es el área destinada para los pa-cientes de Covid-19.

«Desde ese momento, el personal entra con su equipo necesario para po-derlo retirar», explica Rivera Vázquez.

Agrega que en el caso de la Fune-raria Chilpancingo, son ellos los que se hacen cargo de levantar el acta de defunción para que puedan proceder con la cremación y, en seguida, solo entregan al familiar la urna con las cenizas del difunto y el acta de defun-ción. En el documento va especificado que se cremó el cuerpo.

Explica que el personal de la fune-raria solo tiene contacto con los fami-liares cundo les solicitan el servicio en sus instalaciones y hasta que les entre-gan la urna con el acta de defunción.

Posteriormente, el personal reco-mienda a los dolientes que vayan a

su casa a hacerse el aseo personal, cambiarse de vestimenta y desinfectar lo que sea necesario.

Describe que cuando los familiares llegan a la funeraria a solicitar el servi-cio, en la entrada hay un recipiente con cloro por el que pasan la suela de sus zapatos para poder ingresar, después de que se terminan los trámites para la solicitud del servicio, el personal sanitiza el lugar donde estuvieron los familiares, «para poder tener lo sufi-cientemente limpio y desinfectado».

Agrega que es allí cuando les expli-can a los familiares que para el destino final del cuerpo, hay dos opciones: puede ser cremado o no, pero ellos no van a recibir el cuerpo, porque debe de ser sepultado de inmediato. Saliendo del hospital, va directo al panteón, no debe de pasar por la casa donde vivió, de acuerdo a los protocolos que les dicta a las funerarias la Secretaría de salud.

Rivera Vázquez recuerda que en lo que va de la contingencia en la Fune-raria Chilpancingo han prestado cinco servicios, cuatro han sido cremaciones y uno ha sido inhumado el cuerpo.

Explica: «Éste fue un abuelito de la tercera edad que estaba en la Casa del Anciano».

Dice que supo que en vida no estuvo confirmado de contagio del Covid-19; sin embargo, en el hospital se estaba infartando y el personal lo subió al tercer piso, destinado para los pacientes de Covid-19, para incubarlo y ponerle su ventilador con el fin de reanimarlo. «Entonces, al ingresar a la sala de Covid-19, prácticamente ya hay riesgo de contagio y al retirar el cuerpo tiene que ser con el protocolo de Covid-19 para inhumarlo porque ya no hay manera de descartar que no se haya sido contagiado», explica.

En este caso lo llevaron a sepultar al panteón de Zumpango y cuando llegaron ya estaba la fosa hecha y había pocos familiares, pero éstos se mantuvieron a unos cinco metros de la fosa. Recuerda que eso fue hace apro-ximadamente tres semanas. A partir de entonces han prestado otros cuatro ser-vicios y todos han sido cremaciones.

Mario Javier dice que en la fune-raria donde labora, el personal no ha tenido problemas de contagio, porque han tomado en cuenta los lineamien-

tos en cuanto al tratamiento de los cuerpos y porque han usado el equipo necesario.

Añade que es importante que las autoridades de salud le den la atención correctamente al problema, «como debe de ser, porque no siempre actúan respetando a los pacientes», a raíz de que se han multiplicado los contagios del coronavirus.

«Por ejemplo, la semana pasada llegó una persona enferma a la clínica del ISSSTE de Chilpancingo y ya no la quisieron recibir, solo por sospecha de contagio de Covid-19. «Y el cuerpo quedó ahí, en el área de urgencias en una camilla y ya no quisieron aten-derla», dice.

Propone que también se debe con-cientizar más a la gente. «Se le tiene que hacer creer que el problema es real, que la pandemia sí existe, porque de repente la gente no lo cree hasta que le toca», remarca.

Los protocolos

Derivado del incremento de las muer-tes por contagio de Covid-19, la Secretaría de Salud estatal difundió los lineamientos que deben tomar en cuenta los trabajadores tanto de las instituciones de salud del estado y municipios, como el personal de las funerarias en los que se recomienda tomar en cuenta «los principios de precaución y dignidad humana al momento de manipular el cadáver».

A fin de minimizar los riesgos a la salud pública, pide «tomar en cuenta las culturas y religiones de cada re-gión», pero hacer hincapié «que no deben hacerse velatorios por el alto riego de potencial infección y reali-zarse inmediatamente el destino final del cadáver».

En el documento denominado «Manejo de cadáveres infectados por covid-19» de la Secretaría de Salud, se establecen los lineamientos para la transferencia del cuerpo desde la sala de aislamiento u otro entorno a una funeraria, crematorio o entierro; las actividades y responsabilidades de los prestadores de servicios de salud frente al manejo del cadáver; las actividades y responsabilidades de los servicios fu-nerarios en el traslado y destino final del cadáver, así como las condiciones

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sanitarias y de seguridad del vehículo fúnebre para el trasporte de cadáveres.

De entrada recomienda al personal encargado de amortajar el cadáver y el equipo funerario, asegurarse que se apliquen los estándares en todo momento; es decir, realizar la higiene de las manos, la limpieza ambiental, incluido el uso adecuado de equipo de protección, como delantal de man-ga larga, guantes y protección facial utilizando en todo momento máscaras de filtración N95 como mínimo (nunca tapabocas), asociado a la capacidad del cuerpo de expeler aerosoles por vía aérea aun tras la muerte.

Se recomienda el uso de sacos mortuorios, o de no contar con ellos, envolver el cuerpo con un paño y retirarlo lo antes posible de la zona de aislamiento, y realizar la limpieza y desinfección terminal de toda la zona y elementos (cama, equipos de la cabecera, colchonetas, puertas, ce-rraduras, ventanas), incluyendo todos los elementos de protección personal que sean reutilizables.

Pide tener siempre en cuenta «los principios de precaución y dignidad humana al momento de manipular el cadáver».

Además, que el alistamiento del ca-dáver se realice teniendo en cuenta el destino final de éste, sea la cremación o la inhumación en sepultura o bóveda.

Establece igualmente que el trans-

porte, la cremación o inhumación, según sea el caso, se efectuará en el menor tiempo posible, «con el fin de prevenir la exposición de los trabaja-dores y comunidad general al virus COVID-19».

Se instruye que para minimizar los riesgos a la salud pública, «de ninguna manera se deben realizar rituales fú-nebres», y que éstos se podrán hacer posterior a su cremación (alternativa más indicada) o inhumación (en caso de no poder ser cremado según las al-ternativas encontradas en el territorio).

Agrega que después de realizado el alistamiento del cadáver, debe ser trasladado al vehículo funerario que lo llevará al sitio de destino final (horno crematorio y/o cementerio).

«El cadáver únicamente podrá salir de las instalaciones del prestador de servicios de salud, cumpliendo con la documentación para garantizar la cremación o inhumación segura de este», refiere el documento.

En seguida añade que el cuerpo será entregado al personal que realizará el servicio funerario de traslado hacia el destino final definido.

Además que «se deben tomar en cuenta las culturas y religiones de cada región, y hacer hincapié que no debe hacerse velatorios por el alto riego de potencial infección, así como el riego para el personal funerario en el embal-samiento, por lo que no se recomienda

la realización del mismo», y realizarse inmediatamente el destino final.

Establece que el cadáver será eva-cuado a través de la ruta interna de-finida por cada hospital, en el menor tiempo posible, aislando la zona de transeúntes o personal no relacionado al alistamiento y traslado del cadáver, y que se ubicará en el vehículo fúnebre de traslado, el cual deberá ser de uso exclusivo para tal fin.

«El traslado del cadáver al cemen-terio se deberá realizar en lo posible, a través de una ruta corta y rápida». Asimismo, pide que el personal que trasportó el cadáver hará entrega de éste en el área del horno crematorio o en el sitio de inhumación al personal del cementerio, quienes realizarán los correspondientes procedimientos de inhumación o cremación, según el caso.

«Luego de la entrega del cadáver, se debe realizar inmediatamente el procedimiento de desinfección del vehículo y los elementos empleados para el traslado del cadáver de acuerdo a los procedimientos de bioseguridad».

Se recomienda también para el traslado de los cadáveres una unidad especial que cuente con el equipo y kit de limpieza suficiente, y a fin de dis-minuir algún tipo de contaminación, se recomienda recubrir el vehículo trasportador con plástico polietileno calibre 4.

ALIANZA DE MEDIOS

www.chiapasparalelo.com.mx

Colectivo VozAlternawww.noroeste.com.mx

www.raichali.com

www.laverdadjuarez.com

www.pagina3.mx

http://piedepagina.mx

https://www.zonadocs.mx

www.amapolaperiodismo.com

Eduardo Añorve

La ministra Norma Lucía Piña Hernández propuso al ministro Gutiérrez Or-tiz Mena que se agregara

al resolutivo que el derecho a la consulta previa, libre, informada, de buena fe y

desde una perspectiva intercultural tam-bién se garantizara a los pueblos y co-munidades afromexicanas de Guerrero».

Así anota Rosalba Ramírez, en una nota de El Sur, la propuesta de Piña Her-nández hecha durante las deliberaciones

de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), cuando se declararon inconstitucionales y se invalidaron las reformas a las leyes 701 de Recono-cimiento, Derechos y Cultura de los Pueblos Indígenas y 777 del Sistema

Afromexicanos, en el limbo jurídico

«

legIslaCIón sobre dereChos de los afromexICanos. fallas.[foto: e. añorve]

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de Seguridad Pública, en el juicio que promovió la Comisión Nacional de De-rechos Humanos.

En la sesión del 21 de abril pasado de la Suprema Corte, donde se dirimió el juicio, Piña Hernández manifestó el estado de ambigüedad legal que padecen los pueblos y comunidades afromexicanas, y aunque sólo se refirió al estado de Guerrero por tratarse de una controversia relativa a leyes locales, esa anfibología o confusión puede extender-se a todo el país.

Aunque, probablemente, no tenga esta magistrada plena conciencia del asunto porque la historia y de la cultura de los afromexicanos siguen siendo te-mas especializados, tal vez académicos, todavía.

En las propias reformas al artículo segundo de la Constitución federal persiste esa confusión: «La Nación tiene una composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas y afromexicanos que son aquellos que descienden de poblaciones que habitaban en el territorio actual del país al iniciarse la colonización y que conservan sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y polí-ticas, o parte de ellas».

En principio se habla de pueblos, en plural, de modo general, refiriéndose al país, en abstracto.

Después, se define: «Los pueblos afromexicanos son aquellos que descien-den de poblaciones africanas que fueron traídas en condiciones de esclavitud al territorio actual del país desde el inicio de la conquista y que conservan sus propias culturas, de conformidad con lo señalado en el penúltimo párrafo del artículo 4o. de esta Constitución».

Que conservan sus propias culturas, se condiciona (Los esclavizados per-tenecían a las cultura Yoruba y Bantú, fundamentalmente). Y no se incluyen aquí a quienes han ingresado al país en las últimas décadas, ni a quienes siguen ingresando.

La condición de afromexicanos se le reconoce sólo a quienes descienden de africanos esclavizados y que conservan sus propias culturas, además de que se autoadscriban así.

Luego, a esos pueblos, en ese mismo artículo segundo, se les reduce a una comunidad, la color del «color» de la piel negro: «La comunidad negra se conforma por el conjunto de individuos

y familias que se consideran afrodescen-dientes con una cultura propia, que com-parten una historia, tienen tradiciones y costumbres que los identifican entre sí y los diferencian de los pueblos indígenas y de otros pueblos» (Las cursivas en los párrafos del segundo constitucional son aposta).

Contradice lo anotado en este último párrafo lo anotado en el anterior: en aquél, los afromexicanos son; en éste, los afrodescendientes sólo lo son si se consideran así a sí mismos.

En fin, demasiadas ambigüedades y contradicciones.

Y, a diferencia de los llamados indí-genas, a los pueblos afromexicanos no se les ubica geográficamente.

En el caso del estado de Guerrero, por ejemplo, en el Decreto por el que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de la Ley Número 701 de Reconocimiento, Derechos y Cultura de los Pueblos y Comunidades Indígenas del Estado de Guerrero (aprobado en 2018, y ahora refutado por la Suprema Corte), se especifican cuáles son los pueblos y lenguas indígenas sujetos a este ordenamiento legal: «mixtecos, amuzgos, tlapanecos y nahuas».

Y se describen de una manera de-tallada (Se respeta redacción): «Los nahuas representan alrededor del 40% de la población indígena del Estado y se distribuyen en la región de La Montaña, la Sierra Central y la Cuenca Superior del Río Balsas, la Sierra Norte y la Tierra Caliente.

»La población mixteca de Guerrero, alrededor del 28% de la población indí-gena, se localiza en la parte alta de La Montaña, en la zona más escabrosa de la región y la más incomunicada, prin-cipalmente en los municipios de Alco-zauca, Metlatónoc y Atlamajalcingo, y en menor número en los de Tlapa, Copa-natoyac, Xalpatlahuac, Tlalixtaquilla de Maldonado, Malinaltepec y Alpoyeca.

»Los tlapanecos, alrededor del 22% de la población indígena del Estado, que se llaman a sí mismos Me’phaa, se localizan entre la vertiente de la Sierra Madre del Sur y la costa del Estado de Guerrero, principalmente en los mu-nicipios de Acatepec, Atlixtac, Malin-altepec, Tlacoapa, San Luis Acatlán y Zapotitlán Tablas y, con menor concen-tración, en Atlamajalcingo del Monte, Metlatónoc, Tlapa, Quechultenango, Ayutla, Azoyú y Acapulco.

»Los amuzgos del Estado, cerca del 9% de la población indígena del Estado, se sitúan en la región sureste, en los pueblos de Xochistlahuaca, Tla-coachistlahuaca, Cosuyoapan, Zacoalpa, Chochoapan, Huehuetono, El Pájaro, Las Minas, Cerro Bronco, Guadalupe Victoria, Guajentepec y Pueblo Nuevo».

De los afromexicanos, sólo se anota que son pueblos; pero no se especifica cuáles son los pueblos afromexicanos ni dónde están.

El Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, que también proporciona atención a los afromexicanos, se refiere a éstos como una entidad, un bloque: el pueblo afromexicano. En singular.

Según los resultados de la Encuesta Intercensal 2015 del INEGI, el 6.5% de la población de Guerrero se considera afrodescendiente, 229 514 personas.

El municipio con mayor porcen-taje de personas que reconocieron ser afrodescendientes (es el término que se utilizó en la Encuesta) es Cuajinicuila-pa, donde el 56.4% de la población se autoadscribió a esta condición «étnica»; en Acapulco se registró un 9.6%.

Un contrasentido de incluir a los afromexicanos en la Ley 701 y demás subsecuentes es que, como sujetos de derecho, no están definidos sus pueblos, sus territorios, sus comunidades, ni –me-nos– su cultura y su historia.

Y si en Guerrero hay tanta ambigüe-dad y contradicción, en el país el asunto se complica, porque se incluye en este mismo ente, el pueblo afromexicano, a poblaciones de Veracruz, Coahuila, Ciudad de México, Oaxaca, etc., sin que se tenga en claro qué marcadores o características los unifican.

Por ello, y ante la resolución de la Su-prema Corte para invalidar las reformas al artículo 14 de la Constitución del esta-do de Guerrero, puede plantearse cómo se hará valer «el derecho a la consulta previa, libre, informada, de buena fe y desde una perspectiva intercultural (…) de los pueblos y comunidades afromexi-canas de Guerrero».

Podría esperarse que el Censo de Población y Vivienda 2020 arroje resul-tados estadísticos confiables, datos de los llamados duros, para perfilar a los pueblos y comunidades afromexicanas; pero en esta encuesta hubo demasiados errores.

Así, los derechos colectivos de los afromexicanos siguen en el limbo.

Luis Guillermo Hernández

odo comenzó con un mensaje de Twitter: «el empresario José Kuri, es la primera víctima de coronavirus en México».

No había terminado el domingo 15 de marzo. Eran alrededor de las 21:27 horas. El comunicador Joaquín López-Dóriga, desde su cuenta personal @lopezdoriga, emitía el siguiente mensaje:

«Fallece el empresario mexicano José Kuri. Apenas llego hace una semana de Vail y dio positivo de Coronavirus. Sería la primera muerte en México por el Co-vid-19».

Apenas diez minutos después, a las 21:37 horas, otro comunicador, el perio-dista Raymundo Riva Palacio, utilizaba su cuenta @rivapa para lanzar el siguiente tuit:

«EXTRA: Está confirmado. José Kuri Slim, primo hermano del empresario Car-los Slim, murió en la Ciudad de México, víctima del CODIV-19 aproximadamente a las 19:30 horas».

El mismo dato erróneo, el supuesto nombre José Kuri Slim, era replicado casi al mismo tiempo por la columnista de asuntos financieros Lourdes Mendoza, desde su cuenta @lumendoz:

«#Recapaciten el #Coronavirusmexi-co Es una pandemia en México está sub registrado Acaba de fallecer Pepe Kuri Slim, infectados Vail. @ lopezobrador_ @HLGattell @Claudiashein POR FAVOR modifiquen su actuar. Dejen los besos y den el ejemplo. Le mando mi más sentido pésame a la familia».

No pasaron más de diez minutos para que la noticia, esa noche de domingo, co-

rriera como un río caudaloso, cada vez con mayores énfasis recriminatorios:

«Lamentable la noticia de la muerte del empresario José Kuri por coronavirus. Si se murió él que te espera a ti en el INSABI. Por favor, cuídate. Esto no es un juego», difundía el comediante Callo de Hacha en su cuenta.

Igual lo hacía Carlos Loret de Mola: «El empresario José Kuri es el primer fallecimiento por #coronavirus en #Mé-xico. #QEPD». Igual Oscar Mario Beteta, la conductora de noticias de televisión Carolina Rocha, el conductor de noticias Ciro Gómez Leyva.

Si algunos mensajes enfatizaban la tragedia, aderezándola con frases de condolencia, como haría el director de Ex-célsior, Pascal Beltrán del Río –«Mis condolencias a la familia del empresario

«La noche de los buitres»: Crónica de una jornada de ignominia

para la prensa mexicana

t

joaquín lópez dórIga. perIodIsmo Canalla.[foto tomada de la Internet]

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| 1110 | Chilpancingo, Gro, del 27 de abril al 3 de mayo de 2020Chilpancingo, Gro, del 27 de abril al 3 de mayo de 2020

José Kuri, director de Grupo Financiero Inbursa. Ha trascendido que hace unos días llegó de Vail, Colorado, y luego le fue diagnosticado el COVID-19.

Su fallecimiento sería el primero por el coronavirus en México» – otras, en cam-bio, abrían un fuego mediático abierto, sin matices, contra el gobierno federal:

«Lamento. La muerte de José Kuri Slim, hombre de bien, primera víctima de #COVID-19 en México! Nadie merece una muerte así, sobre todo con un sátrapa de presidente como @lopezobrador_! Méxi-co no merece esa basura de presidente!», publicaba el columnista Ricardo Alemán en su cuenta @RicardoAlemanMx.

Con el mismo tono, la columnista de asuntos financieros Maricarmen Cortés di-ría: «Confirmada la muerte del empresario José Kuri el primer mexicano víctima de coronavirus es urgente que @lopezobra-dor_ deje ya de minimizar la epidemia».

Bastaron menos de 15 minutos para que la noticia se convirtiera en trending topic, junto con la certeza periodística que emitía: José Kuri es la primera persona muerta en México a causa del coronavirus. En esos términos titularon sus informaciones El Heraldo de México, La Silla Rota, La Jornada, El Financiero , Reforma , El Economista , La Crónica de Hoy, La Razón y los portales de noticias La Silla Rota , Ruido en la Red y hasta la plataforma que funge como «verifica-dora de información» de Facebook en México, Animal Político :

«Muere el empresario José Kuri Har-fush; es el primer fallecido por CO-VID-19», difundía el director de ese portal, Daniel Moreno, a las 22:00 horas, a través de su cuenta @dmorenochavez.

En su texto, Animal Político aseguraba: «La familia confirmó el fallecimiento del empresario…»

Y entonces ocurrió, como si esa nota fuera el detonante y ya no hubiera duda: durante dos horas, en las redes sociales y en todos los espacios noticiosos abiertos a esa hora en la televisión -Foro TV, la señal de Televisa; Milenio y Multime-dios, de Grupo Milenio, y Cadena Tres, del Grupo Imagen- la noticia de la muerte circulaba casi en el mismo tono y con las mismas frases:

Luego de un viaje a Vail, Colorado, al que también asistió toda su familia y el presidente de la Bolsa Mexicana de Valo-res, Carlos Ruiz sacristán, José Kuri, de 71 años de edad y primo del magnate Carlos Slim, llegó a México en un avión privado que aterrizó en Toluca, y a los pocos días manifestó síntomas de influenza que luego se confirmarían como coronavirus.

Alrededor de las diez de la noche, una reportera, Susana Sáenz Arelle, integrante

del equipo de El Financiero TV, difundía a través de su cuenta @ SuSaenz un video de 19 segundos de duración, donde se consignaba la llegada del Presidente An-drés Manuel López Obrador a la Ciudad de México. Los reporteros le preguntaban sobre la muerte del empresario. La repor-tera lo consignaría así en un tuit:

«Le acabamos de preguntar a AMLO sobre el #coronavirus #covid19 ante el primer caso de muerte en México y su respuesta fue: Estoy en huelga, huelga de entrevistas ahora, hasta mañana (Iba llegando de Acapulco al AICM)».

El portal La Silla Rota retomó el video, con un mensaje enfático: «En huelga ni doy entrevistas ahora, en huelga, hasta maña-na. Esta fue la reacción del presidente @lopezobrador_ luego de que se confirmara la primera víctima mexicana, el empresario José Kuri, quien murió por #coronavirus (Crédito: @SuSaenz)».

Para la prensa mexicana, ya no había dudas.

Eran exactamente las 22:08 de la no-che, cuando se encendió la primera señal de alerta.

Riva Palacio publicó un tuit, de segui-miento a su mensaje inicial, que corregía una imprecisión previa, el segundo apellido del supuesto fallecido, pero añadía otra imprecisión: el hospital al que había sido remitido.

«EXTRA. Tres días después de regre-sar de Vail con un fuerte cuadro gripal, al no recuperarse, José Kuri Harsfuch fue al Hospital General de Nutrición, donde le diagnosticaron #COVID-19».

Otros comunicadores, como la conduc-tora de televisión azteca, Mónica Garza, añadían algunos datos, pero confirmaban en lo general esa información: «Muere José Kuri Harsfuch, director de Grupo Financiero Inbursa. Fue diagnosticado con #COVID-19 tras un viaje de Vail, Colorado. Sería el primer mexicano falle-cido por #coronavirus. Habría estado en el mismo vuelo que Jaime Ruiz Sacristán quien también dio positivo al virus».

En otras circunstancias, es decir en un universo de medios de comunicación rigurosos, éticos, con normas precisas de confirmación de datos, el mensaje habría sido tomado como evidencia precisa de que la epidemia global de coronavirus seguía su curso normal con la primera y muy lamentable víctima mortal en México.

Pero había dos detalles: primero las profundas contradicciones: el nombre de la víctima, su condición de hospitalización y hasta el nombre del hospital donde se encontraba en tratamiento: mientras para López Dóriga y Riva Palacio era el Hospi-tal ABC, para otros era el Hospital Médica Sur. No. Había congruencia en el dato.

Para una nota de tal magnitud, era una falla básica, la ausencia de confirmación de datos tan elementales, lo que hacía dudar sobre que esos periodistas hubieran recurrido a fuentes confiables, creíbles y serias para hacer su reporte.

Pero el otro detalle era aún más grotes-co: la rapidez con la que se reprodujo la imprecisión en todos los medios mencio-nados. En cuestión de minutos, el mensaje corrió como si se tratara del vuelo de un ave carroñera ávida de tomar a su presa.

A mí me enseñaron que el periodista, cuando recibe un dato, debe confirmarlo antes de darlo a conocer. Eso hice.

Sin acceso ninguno a la familia del supuesto fallecido, a las 10:25 decidí tomar el teléfono para llamar a la única fuente que ningún medio había mencionado hasta ese momento en sus reportes: alguna autoridad o vocero del área de Salud del gobierno federal.

Reproduzco el diálogo, aunque me reservo la identidad de mi fuente:

-Buenas noches.-Buenas noches, Luis Guillermo…-Oye… ¿este asunto de José Kuri…

sí es el primer muerto de coronavirus…?-No tenemos nada…- ¿No tienen más información?-No tenemos nada- ¿Nada de información?-Nada- ¿O sea…lo va a manejar toda la

familia del empresario de manera par-ticular?

-Mira… la verdad es que está muy raro. Nosotros no tenemos nada de nada, ninguna información de esa especie… nada al respecto…

- ¿Y eso es normal?-No, p’s no es normal, claro que no es

normal…- ¿Por qué? -P’s porque todo el siste-

ma está en alerta… yo sinceramente no creo que haya chance de que ocurra un pedo así sin que nos enteremos todos, luego luego, mano…

- ¿Me estás diciendo que el señor no ha fallecido?

-No… te estoy diciendo que nosotros no tenemos información de que haya fallecido y eso está muy raro…además, según tengo entendido, es un paciente con tratamiento previo de cáncer… es decir, su monitoreo es total.

- ¿Te puedo citar, ¿verdad?-No… cuídame, güey… tengo fami-

lia…-Ok… ok… con eso tengo. -Está raro…-Los lobos andan sueltos entonces

¿no, carnal…?-Andan… Envié un mensaje vía What-

sApp a voceros de alto nivel en el gobierno mexicano. Buenas noches... Pregunto si

acaso ustedes tendrán confirmación oficial de la presunta muerte del empresario Kuri Harfush... Los lobos andan sueltos y a mí me dicen que es mentira ...y la versión de que era un enfermo de cáncer en tratamien-to. Gracias.

No recibí respuesta. Minutos después hice una segunda llamada.

- ¿Es seguro que no tienen nada todavía?

-Nada de nada…- ¿Oye… quién más los ha buscado

pa’ preguntar?-Nadie…Entonces decidí publicar un tuit con lo

poco que había conseguido. Eran las 22:31 de esa noche:

«SIN CONFIRMACIÓN OFICIAL la presunta muerte del empresario José Kuri Harfush, de 71 años, contagiado de #Co-ronavirus en Estados Unidos. Desde 2018 estaba en tratamiento para curar un cáncer. Dado la proclividad de la prensa sicaria a MENTIR… prefiero esperar».

Como el periodista Federico Arreola bloqueó mi cuenta de Twitter hace mucho tiempo, no puedo leer sus mensajes. Eso me habría dado otra pista. Siete minutos antes que yo, a las 22:24, desde su cuenta @FedericoArreola difundía el primer desmentido:

«Nos equivocamos: Kuri no ha muerto: está muy grave en Médica Sur. Falso que falleciera a las 19:30 horas».

El director de Animal Político, Daniel Moreno, replicaba, minutos después, un mensaje emitido desde la cuenta oficial de su plataforma digital, en el que ratificaban su información:

«Precisión: ante las preguntas que nos han hecho llegar sobre esta nota, in-formamos que la fuente que confirmó el fallecimiento es la familia de José Kuri a pregunta expresa. Nos mantendremos en contacto con los familiares por si hay alguna información adicional», decía el mensaje de la cuenta @ Pajaropolitico. Eran las 22:42 horas.

Diecinueve minutos después, a las 22:44, Riva Palacio lanzaba otro mensaje:

«EXTRA: Un tercer familiar de José Kuri, contradice a dos familiares: está muy grave, pero no ha muerto»

Sin desmentir del todo su nota inicial, un minuto después el director del portal Eje Central lanzaba un nuevo tuit:

«EXTRA: Confusión dentro de la familia del empresario José Kuri, con versiones contradictorias sobre su estado de salud».

El asunto comenzaba a derrumbarse.Cuando ya voces mediáticas histéricas,

totalmente descontroladas, exigían del gobierno acciones radicales: el cese de toda actividad social pública o privada, el

confinamiento total de todo ser vivo sobre el territorio mexicano, la conculcación fáctica de los derechos civiles: revisión sanitaria en todos los transportes, cierre de escuelas, comercios, fábricas, centros recreativos, paralización total de toda acti-vidad humana… entendí de qué se trataba: de golpear políticamente, no de informar. No. Ni de dejar constancia…sólo de gol-pear, de presionar, de tergiversar: nadie había confirmado.

Porque estaba bastante: recordaba de-masiado a la tarde aquella de 1999 cuando los medios de comunicación intentaron responsabilizar a Cuauhtémoc Cárdenas, entonces el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, por el asesinato del comediante Paco Stanley. Cuando desde los micrófo-nos se exigió su renuncia inmediata, en un coro de sinrazón periodística y manipu-lación, como no se había conocido hasta entonces.

Era sólo la noche de los buitres, así les llamé en mis comunicaciones siguientes. Otra noche de buitres, ésta con el supuesto cadáver de la primera víctima de coronavirus en un ataúd de cristal.

A las 23:42 horas, Animal Políti-co lanzaba un mensaje confuso:

«Sobre el caso de José Kuri (hilo):1. Ante las primeras versiones

periodísticas de su fallecimiento, Animal Político buscó una confirmación, que se obtuvo a las 21:42 de la noche de un vocero oficial.

2. Ese mismo vocero reconfirmó la nota a las 22:20.

3. Sin embargo, poco antes de las 11 de la noche surgió la versión de que no ha fallecido y a las 23:20 la familia informó que, en efecto, sigue con vida, pero está grave.

4. Seguramente mañana habría confirmación oficial de la Secretaría de Salud.

5. El hospital ABC no ha informado nada. Sólo queda esperar la información oficial ante las versiones contradictorias.

Uno a uno, los medios fueron elimi-nando de sus cuentas de redes sociales los mensajes con la supuesta muerte y daban paso a la duda.

Cerca de la medianoche, a las 23: 45 ho-ras, la Secretaría de Salud salió al paso de la histeria informativa para aclararlo todo:

«En las últimas horas ha circulado la versión del fallecimiento, en un hospital del sur de la Ciudad de México, de un pa-ciente masculino de 71 años, enfermo de coronavirus COVID-19. La Secretaría de Salud ha confirmado que hasta las 23:00 horas de este 15 de marzo, el paciente no ha fallecido, pero se encuentra en estado crítico.

Esperamos que logre sobreponerse a

esta circunstancia y reiteramos una vez más nuestro compromiso con la ciudadanía de informar de manera oportuna y veraz».

Gravemente enfermo, el empresario seguía vivo. Sigue vivo hasta el cierre de este texto (23 marzo).

Era sólo la noche de los buitres, oportu-nistas carroñeros informativos en busca de escándalo, de primicia amarilla, de golpe mediático haiga sido como haiga sido… negados a la mesura, a la confianza en los especialistas, en el periodismo serio y profesional que se documenta, confirma y se esmera, tan necesario en tiempos de convulsión.

Un día después, cuando el presidente López Obrador habló de la irresponsabi-lidad de la prensa, muchos de ellos hicie-ron mutis. Los menos ofrecieron disculpas.

«Lo obvio: a nadie tendría por qué darle gusto si hay muere José Kuri por Coro-navirus. Qué bueno que está vivo. Ojalá se recupere. Prefiero equivocarme y leer los tuits críticos de muchos. La nota salió después de la «confirmación oficial», que al parecer resultó equivocada», anotaba Daniel Moreno en un tuit.

Sólo 15 minutos después, a exigencia de un lector, añadía:

«Como ya dijo un tuitero: te faltó una disculpa. Cierto: una disculpa».

El resto de los periodistas permanecía en silencio. Riva Palacio se justificaba de manera singular:

«EXTRA: Lo primero, una disculpa por difundir una información falsa, la muerte de José Kuri, que está muy grave por el COVID-19. La información provino de dos fuentes de su familia en una posición inmejorable. Una tercera fuente familiar, como aquí se reportó, las contradijo».

En el mismo tenor, en el mismo ridículo tenor, López-Dóriga diría: «El empresario José Kuri Harfuch permanece en estado extremadamente grave, con respiración asistida, en terapia intensiva de Médica Sur. Seguiré informando».

En el colmo del ridículo, el comediante Callo de Hacha se deslindó… atacando a los otros: «Da asco el periodismo de este país. Ojalá y el wey viva porque ustedes ya lo mataron», anotó en un primer tuit, al que siguió otro, dirigido a Animal Político: «no pueden ni verificar su pinche información y andaban cobrando por verificar mi Fa-cebook, no tienen una pizca de madre».

Aunque los epítetos contra todos ellos, contra todas ellas por matar a un hombre y luego revivirlo dominaron las conversa-ciones del día siguiente, del día posterior a esa noche de buitres, la mayoría de los co-municadores guardó silencio sobre su error.

Un silencio, vale decir, que se rompería apenas horas más tarde, cuando volvieron a la carga, muchos de ellos, con otra mentira.

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a pandemia ha servido no solo para desnudar la enorme debilidad del sistema de salud pública,

desmantelado por la perversidad de los gobiernos neoliberales duran-te poco más de treinta años, que redujeron la salud de las personas a ser una simple mercancía más en el mercado, organizado por el capitalismo salvaje, y de esta forma, el valor de la vida fue convertido en uno de los grandes negocios de las farmacéuticas. También ha servido para mostrar las miserias del Siste-ma Educativo Nacional que, al igual que el sector salud, ha sido el espa-cio que más ha resentido los efectos de las políticas neoliberales, lo cual puede constatarse cuando ahora la SEP pretende concluir el año escolar, mediante un sistema improvisado para que los docentes impartan sus clases en ‘línea’, al que han deno-minado «Aprender a desaprender», que es un concepto del que ya hace muchos años se había venido proponiendo por algunos estudiosos de la problemática educativa, como una reconversión necesaria de la escuela pública, y que si no fuera por la situación que se vive en el contexto de la pandemia, pudiera ser un llamado pertinente por parte de quienes administran el servicio educativo, para abrir un espacio de diálogo en torno a la difícil situación que se vive en la escuela pública, sobre todo en el sur de México, donde se concentran los mayores rezagos educativos.

En síntesis, los espacios más sensibles y que debieran ser los más cuidados, porque son los que sos-

tienen el desarrollo de un país –la salud y la educación–, han sido, por muchos años, los más abandona-dos, porque nunca pareció tomarse en cuenta que un pueblo sano y muy bien educado tendría mayores fortalezas para resistir cualquier situación de crisis. Por el contrario, ahora sabemos que la estrategia neoliberal, primero fue la de dejar crecer una gigantesca campaña de publicidad grotesca para que la gente consumiera chatarra alimen-ticia que tendría consecuencias negativas en su salud, y luego, ya una vez con los problemas deriva-dos de promover esa subcultura del consumismo: obesidad, diabetes, hipertensión, etc, le ofrecieron toda una chatarra de medicamentos para recuperar una salud deteriorada tanto biológicamente como cogniti-vamente. El círculo perverso de pri-mero envenenarles el alma con una publicidad grotesca que promovía hasta la náusea productos chatarra, era acompañado después con otra campaña igualmente espantosa de cómo recuperar la salud perdida.

En esa misma perspectiva, en el sistema educativo se han desper-diciado una enorme cantidad de recursos de manera irresponsable, en programas que supuestamente fueron creados para mejorar la es-cuela pública y nunca se evaluaron sus resultados, como por ejemplo, la llamada «Enciclomedia» en tiempos de Fox, definido como un programa que serviría de puente natural entre las formas de enseñanza tradicio-nal de los contenidos y el uso de las nuevas tecnologías en el pro-ceso educativo, con el fin de lograr un aprendizaje más significativo e

integral.Era un un sistema de educa-

ción en línea que, según la propia Auditoría Superior de la Federación, no solo «no mejoró significativa-mente el desempeño educativo de sus educandos, sino que operó con deficiencias e irregularidades en el manejo del presupuesto destinado a su funcionamiento y mantenimiento, en la capacitación a los usuarios y las usuarias, el mantenimiento y reparación de los equipos, muchos de los cuales quedaron subutiliza-dos a usos de oficina». El programa fracaso y nadie rindió cuentas del mismo.

En el contexto actual y en medio del encierro al que obliga la pan-demia, la SEP ha propuesto a los docentes y padres de familia que los alumnos tomen clases en ‘línea’ para poder salvar el semestre, sin considerar que, por las condiciones que la propia emergencia impuso, las prioridades para las familias son otras muy distantes de las que se ha planteado la SEP. La lucha de millones de niños, niñas y padres y madres de familia es por la sobre-vivencia diaria, para ya no hablar de las carencias materiales y del difícil acceso a la tecnología en las familias que viven en condiciones de marginación y alta marginación.

La situación con los docentes no es muy distinta, aunque con algu-nos matices, puesto que educar a través del uso de las nuevas tecno-logías, implica un cambio cultural y no basta solo con tener algunas herramientas tecnológicas básicas como puede ser una computado-ra o un teléfono celular. El cambio cultural para una educación digital

L a tarea de reinventar La vida

Humberto Santos Bautista

L

Para los médicos y enfermeras y todos los trabajadores del sector salud, de Guerrero y de México que luchan

con pasión misionera por nuestras vidas, las de su pueblo, con un agradecimiento infinito.

El arte es largo, pero la vida es breve.Hipócrates

tendría que empezar por considerar la enorme brecha digital que, desde hace mucho, separa a la escuela pública en las distintas regiones del país, por lo que no basta solo la buena voluntad.

Por otra parte, hay un factor adicional que me parece el más importante: el conocimiento es, por esencia, una construcción social, en donde la interacción maestro-alum-no es fundamental, y difícilmente se va a trascender de la noche a la mañana, porque la base del aprendizaje no está solo en la parte cognitiva del sujeto, sino en poten-ciar la inteligencia sensible, y esa sensibilidad, la capacidad de sentir la injusticia y entender que el cono-cimiento solo tiene sentido si contri-buye a corregirlas, solo es posible desarrollarla en un diálogo peda-gógico que no puede estar mediado por la pantalla.

Esto se puede confirmar, pre-cisamente ahora, en plena crisis por la pandemia, cuando se ve que aquellos que magnificaban los portentosos avances de la tecnolo-gía y de la inteligencia artificial, hoy el llamado coronavirus también les ha mostrado las limitaciones de su arrogancia. Pareciera ser la confir-mación de que la tecnología es una herramienta, muy útil para alma-cenar información, pero todavía no se sabe que exista alguna máquina capaz de autoprogramarse y, según parece mostrar la pandemia, pasará un buen tiempo para que la llama-

da inteligencia artificial nos pueda resolver los problemas emergentes.

Por todo eso, me parece que para desarrollar el conocimiento, las habilidades y las destrezas que se requieren aprender a lo largo de la vida, para precisamente entender el sentido de la vida, están en ese diálogo pedagógico que se cultiva en la escuela entre maestros y alum-nos que saben que ese diálogo tiene que ser creativo, porque en esa bre-vedad de la vida está la realización no solo personal, sino también la posibilidad de sobrevivencia de las siguientes generaciones.

La inteligencia artificial y los gurus de las nuevas tecnologías están en la búsqueda de la vida eterna y es probable que puedan diseñar una máquina con esas posibilidades, pero como ilustra un cuento del gran Jorge Luis Borges, los dioses que se saben inmorta-les nunca se despiden cuando se encuentran porque saben que en su nauseabunda vida, alguna vez se pueden volver a encontrar; es decir, tienen un vida vacía y sin sentido. Nosotros, en cambio, que tenemos conciencia plena de nuestra estancia temporal en esta tierra, que es de todos, cada que nos encontramos nos despedimos con un «adiós» o un «hasta luego». En esas expresiones se manifiesta el sentido de la exis-tencia.

Esa conciencia de la brevedad de la vida es quizá la que nos lleva en el diálogo pedagógico a

una búsqueda incesante y siempre inacabada de lo que Paulo Freire llamaba «el inédito viable», porque solo desde ahí se puede reinventar la escuela, reinventar la educación y reinventar la vida.

Y ésa es la tarea que parecen no estar entendiendo ni los políticos que gobiernan ni la burocracia de la SEP y la SEG.

No nos encerramos por tanto tiempo para que al salir del encierro todo siga igual.

Venimos a encerrarnos para cambiar radicalmente todo. Para reinventar la vida para no heredar-les a las generaciones venideras, el cochinero que crearon las corrup-telas de la clase política que nos ha tocado padecer. Ni tampoco podemos heredarles la mediocridad educativa. Hay que transformar ra-dicalmente a la escuela pública para que vuelva a ser el espacio donde se cree y se recree la cultura. La escue-la tiene que educar para aprender a vivir, pero eso solo será posible si los docentes empiezan por enseñar a pensar a los niños. Eso requiere de maestros capaces de pensar y ésa, decía R. E. Emerson, es la tarea más difícil en este mundo.

Ésa es la tarea de la educa-ción. Y eso no se puede hacer solo de manera virtual, porque es una tarea colectiva, del pueblo, de los hombres y mujeres, de los niños y jóvenes que hoy están sometidos a un encierro para ganar su libertad.

Ésa será la tarea que viene.

esCuela prImarIa

en la montaña

de guerrero.

sIn aCCeso a

la teCnología.

[foto: Yener

santos / arChIvo]

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ace algunos años, cuando cursaba la maestría en ciencias políticas, revisé al-gunas revistas espe-

cializadas en temas de negocios, de México y de otras partes del mundo. Este tipo de publicaciones, así como todas la que hablan de «gente bien» o temas de la «vida rosa», se pu-blican en papel couché, en colores brillantes, con fotografías de calidad profesional y textos de especialistas en la materia. Su contenido versa sobre temas exclusivos de gente con dinero, cotizaciones en la bolsa, inversiones millonarias –en pesos o dólares– para la construcción de infraestructura en la industria auto-motriz, maquiladoras, ensamblado-ras, puertos marítimos, aeropuertos, carreteras, exploración, excavación y explotación de petróleo, así como en la minería y otros negocios de menor rango, pero que requieren del concurso y la conjunción de capitales de diferentes actores de la iniciativa privada y del Estado. Tratan en pocas palabras, del capi-talismo salvaje que se construyó en el último periodo de treinta años, en el cual, el Estado solo jugó el papel de mero testigo presencial, sin más influencia que dar el visto bueno a los jugosos negocios de la oligar-quía internacional.

Los funestos resultados de este modelo quedaron a la vista del mundo entero: un planeta deterio-rado, contaminado y socavado en sus recursos naturales, principal-mente en países subdesarrollados. En la desenfrenada ambición por seguir con la sobreacumulación de la riqueza del 1% de la población mundial, los magnates que viven su propia dinámica de vida, tienen dos prioridades: defender y acrecentar

su riqueza. Esa es su naturaleza y hacen nada para detener el deterio-ro de la ecología global y el cambio climático. Se ha conducido a la humanidad a un consumismo des-mesurado, dejado a la tierra y los mares, contaminados con plásticos, gases tóxicos y basura industrial.

En América Latina, México se embarcó, después de Chile, en el viaje sin rumbo del neoliberalismo thatcherreaganiano, y aplicó todas las recomendaciones de los orga-nismos financieros internacionales. Los funcionarios de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, encar-gados de la recaudación fiscal y del Banco Nacional de México, desde los tiempos de Miguel de la Madrid y hasta Peña Nieto, iban a Esta-dos Unidos a hacer ante sala para entrevistarse con los directivos de los organismos financieros internacio-nales a recibir las directrices a seguir en la aplicación de las políticas pú-blicas, fiscales y hasta laborales del país. Eran requeridos solo para eso, sin que hubiera replica al respecto y hasta los sentaban en el banqui-llo de los acusados para recibir los proyectos previamente elaborados por esos organismos internaciona-les, con la posterior consigna de ser aprobados en las cámaras de dipu-tados y senadores por las mayorías aplastantes del PRI y PAN.

Ahora la derecha reaccionaria, encabezada por empresarios benefi-ciarios de toda esa etapa neoliberal, añoran nostalgia, esos tiempos. Por ello, descalifican al actual titular de la SHCP, Arturo Herrera –que sustituyó al neoliberal Carlos Urzúa, primer secretario de Hacienda de AMLO–, al tacharlo de inexperto y de no conocer ni tener acercamiento directo con los dueños del dinero y mucho menos ha establecido lazos

con los operadores de esos acauda-lados. Se refieren a los lobbistas que se encargaban de los arreglos cupu-lares para beneficiar a sus verdade-ros patrones, promoviendo contratos leoninos y leyes ventajosas para obtener más ganancias, evadiendo el pago millonario de los impuestos al SAT; y como latrocinio extra, se dedicaban a emitir facturación falsa de millones de pesos.

Los grupos empresariales de México viven atrapados en la idea perniciosa para la colectividad, de obtener beneficios personales de los gobiernos en turno. A eso se debe que todavía se arrastren una serie de actos de corrupción, no solo en la administración pública, sino también en el sector empresarial. Pero siendo reiterativos, ahí tenemos obras mal construidas con materia-les de baja calidad. Con esto de la crisis de salud, queda al descubierto el abandono a hospitales en equipa-miento y construcción de los requeri-dos con relación al crecimiento de la población. Con la privatización de la educación, también se evidenció la desatención en el sector educati-vo. En términos generales, en donde hubiera oportunidad de obtener ganancias y beneficiarse con los favores de la clase política corrupta; incluso, puesta ahí por esos mis-mos grupos empresariales. Ahora, algunas cosas están en un proceso de cambios, lentos, pero diferentes a lo que estábamos acostumbrados a ver, más no resignados, aclaro. Yo me he asumido durante toda la vida, contrario a la forma de actuar y ser de los defensores a ultranza de un sistema político y económico sustentado en la desigualdad, desin-formación, depredación y desprecio por los pobres.

Ahora que reciben constante-

H

F rente común para Frenar Los tiempos canaLLas

José Francisco García González

mente una andanada de verdades y casi todos los días López Obrador les restrega en la cara sus actos de latrocinios en contra de millones de mexicanos, y les repite que «por el bien de todos, primero los pobres», les molesta y viven de mal humor, histéricos. Por ello, no son capaces de articular siquiera un discurso convicente que logre el apoyo de los mexicanos para levantar una incon-formidad significativa en contra del Presidente. No lo pueden lograr y, desde mi punto de vista, cada día se les dificulta más.

Es muy sencillo explicarlo: nadie en su sano juicio apoyaría el regreso de éstos que le hicieron un daño descomunal a la Nación; y tampo-co pueden llorarle abiertamente al dinero y al estado de privilegio en el que se encontraban con Peña Nieto, Calderón, Fox, Zedillo, Salinas, De la Madrid… su batería de perio-distas, sus todavía defensores, su equipo de intelectuales orgánicos balbucean y hacen bocetos de opi-nión apenas creíbles para algunos. Quizá algunos de los falseadores de la historia de México quisieran ya no aparecieran sus textos pagados, a modo y apego a esa oligarquía que se regodeaba en la opulencia y la impunidad, cometiendo delitos de tráfico de influencias, especulando con los bienes públicos, y decidir con libertad sobre todos los temas del país.

Quizá para el populacho tam-bién pueda ser reconfortante o ilustrativo ver las cosas que existen a su alrededor, pero que para sus po-sibilidades son inalcanzables; pero que gustan de ver otros paisajes, otras vidas y costumbres.

Otra anécdota que pueda ale-grar los días en el encierro o cuando menos hacer memoria. Un día, mi padre llegó con un cartón polvorien-to lleno de revistas, que quizá consi-guió de un riquillo de pueblo que ya no las quería. Eran varios números de revistas Selecciones del Reader´s Digest de los años sesenta, setenta y algunas de principios de los ochen-ta, con textos de superación perso-nal y de cómo llegar a la cima del éxito. Contenía, además, anecdota-

rios de personajes vivos y ya falle-cidos, resaltando en todo momento sus cualidades y espíritu empren-dedor; pero además, una serie de imágenes promocionando algún producto, artículos de variados usos, casas en zonas residenciales, autos de última generación, paseos en veleros, cruceros en yates y barcos de lujo; publictaban los relojes más caros del mundo y algunos al alcan-ce de la clase media de ese enton-ces, joyas Cartier, vinos de reserva y marcas de renombre; pero también, ron Bacardí, Solera o Añejo; brandis Presidente, Viejo Vergel, Fundador y hasta coñac, bebida desconoci-da y poco común para el paladar de los pobres. Anunciaban cremas dentales Colgate, enjuague bucal Listerine, jabones finos y comu-nes, hasta uno que era más caro, pero de esencia más perfumosa: el Darling; productos de belleza Avón, tintes de cabello y cremas suaviza-doras. También resaltaban marcas de cigarros: Marlboro, resaltando la imagen de vaqueros texanos, paisa-jes del viejo oeste y gambusinos de Estados Unidos. De autos, apare-cían los coches último modelo de la Ford, Volkswagen, Datsun y hasta la Land Rover todo terreno; todos con colores brillantes y llamativos.

Pero la gente sumida en la pobreza, distaba mucho de poder adquirir esos productos fabricados para una economía que no era la suya. Quizá solo influyera, para aspirar a lograr una carrera para medio rascarle a esa altura o emi-grar a otros lugares para tener otro nivel de vida.

Otra forma de entretenimien-to, desde los años cincuenta fue también la producción de películas, resaltando la vida en el campo como bonita y tranquila, exhibiendo al mexicano charro como parrande-ro, mujeriego y vacilador. Posterior a ese boom, llegaron a las pantallas las películas de comedia y luego las de drama policiaco y de drama dulzón de mujeres sufridoras. Hubo una época de cine del arrabal y se vino la decadencia con las de ficheras y de argumentos fútiles y sin más sentido que tener a la plebe

entretenida con la picardía mexica-na, mientras los que conducían el país, ocasionaban las crisis recu-rrentes con la sistemática deva-luación del peso, la incontrolable inflación, el alza de los precios de los productos básicos y servicios. La televisión hacía lo propio, con las verdades a medias y produciendo programas mediocres. Ocultando que desde los años ochenta el país y su economía se resquebrajaban. Trataron de parcharlo, entrándole con todo a la ola neoliberal, despo-jándose de casi todas las paraesta-tales y obedeciendo a pie juntillas todas la indicaciones del exterior. La última apuesta que hicieron los neoliberales fue la aprobación del Tratado de Libre Comercio con América del Norte, con Carlos Salinas, pero no resultó benéfico para el país. Lo que planearon en beneficios resultó contraproducente para la vida de millones de mexica-nos. Al contrario se realizó el peor atraco de la historia de México con el Fobaproa, «al rescatar» a estos empresarios que ahora vemos en franca oposición al gobierno lopé-zobradorista, convirtiendo deudas privadas en públicas, y hasta hoy la cargamos en la espalda.

Que hemos vivido en el engaño sería lo menos que podemos decir; más bien, en la pasividad, la indi-ferencia y en el fatalismo. Mientras algunos mexicanos protestaban por esa manera de conducción del país, otros se resignaban a seguir sopor-tando esa tragedia que ahora se nota, pero que aún no le damos la justa dimensión.

Hay voces balbuceantes, pocas pero las hay, que pregonan que estábamos mejor antes, que está-bamos mejor cuando estábamos peor. O incluso, aquello de que es mejor malo conocido que bueno por conocer.

Nunca hemos sido solidarios, ni en los peores tiempos. Ojalá esta crisis ocasionada por la pande-mia nos abra los ojos y hagamos un frente común para que ya no regresen esos tiempos canallescos, de cinismo, corrupción y ofensiva desigualdad en México.

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| 17Chilpancingo, Gro, del 27 de abril al 3 de mayo de 2020

Estas cartas contienen una inconcebible dosis de intimidad; son más íntimas aún de lo que sería la exposición detallada de una felicidad. No exis-

te indecisión cuya descripción puede comparársele, ni perso-nalidad que se haya desnudado tan fielmente. Este intercambio epistolar resulta casi insoportable para una persona primitiva, a tal punto se tiene la impresión de estar ante el exhibicionismo de una impotencia espiritual; pues uno se encuentra constantemente con todo lo que lo caracteriza: indecisión, temerosidad, frialdad de sentimientos, minuciosidad en

la descripción de una ausencia de amor, un des-valimiento de tales proporciones que solo resulta creíble por la hiperexactitud con que se lo narra.

Venezuela, año 1921. Diana, la hija de cator-ce años de una familia de arribistas de Caracas, descubre que ha heredado la hematofagia de su

padre, prestamista y hacenda-do, ocupaciones que desempe-ña gracias a su relación con la dictadura de turno. La enfer-medad la inclina a la violencia contra algunos hombres y la aleja de su madre, de estrictas convicciones católicas. Mien-tras madura, Diana se enfren-tará al maltrato del novio con el que se empeñan en casarla, a la brutalidad de su familia y a la tiranía del patriarcado

militarista y religioso. Sin embargo, lo peor será verse involucrada en las actividades ¡lícitas y las conspiraciones políticas de los socios de su padre, que la llevarán hasta las recámaras privadas del palacio presidencial.

EL OTRO PROCESO: LAS CARTAS DE KAFKA A FELICEELIAS CANETTINORDICA LIBROSPÁGINAS: 256

MALASANGREMICHELLE ROCHE RODRIGUEZANAGRAMAPÁGINAS:240

«Extinción representa, sin duda ninguna, el momento más divertido de toda la literatura. Lo terrible se convierte en gracioso, disfrutable, y hace que uno se quede con ansias de más cosas que se le parezcan.»

Geoff Dyer Franz-Josef Murau padece una obsesión y una especie de «complejo de lugar natal» que bien podría resumirse en un solo topónimo: Wolfsegg. Allí creció Murau, contra Wolfsegg tuvo que desarrollarse y de allí hubo de huir. Ahora, instalado en Roma, se ve obligado a volver tras el fallecimiento de sus padres y su hermano en un accidente de automóvil. El rechazo del lugar más detestado le hace comprender, no obstante, la necesidad de superar

ese odio corrosivo. Quizá pueda curarse escribiendo sobre Wolf-segg, el lugar sobre el que ahora le ha tocado poner orden, y esos apuntes llevarán el título de Extinción. Su único objetivo es aniquilar el tema del que se ocupan, dejar sin raíz ni sentido todos los significados de la palabra Wolfsegg.

EXTINCIONTHOMAS BERNHARDALFAGUARAPAGINAS:432

BapelTorre de

MErnest Hemingway siempre me

había parecido un tipo engreído y odioso. Cómo lo detestaba. Sus cuentos —lo había señalado yo en algunas reseñas y estaba dispuesto a repetirlo para quien quisiera oír-me— están bien, sobre todo ese del gato bajo la lluvia y «Colinas como elefantes blancos». Me gustan no lo niego. Pero sus novelas no son gran cosa. Por quién doblan las campanas ofrece una España de pandereta. Adiós a las armas es una historieta cursilona y sin gracia. El viejo y el mar no pasa de un senti-mental cuento para niños. Leones en la playa, ¡bah! No lograba expli-carme por qué le habían otorgado tal cantidad de premios y reconoci-mientos.

Con estas ideas en la cabeza un día le lancé un desafío y Ernest lo aceptó, así que nos citamos en un gimnasio del Vedado, en La Habana vieja. ¿A las nueve de la mañana? Mejor a las doce, dijo el Viejo. Yo hubiera preferido un combate tempranero porque sabía que Ernest, rodeado de aduladores, solía beber hasta tarde en el Floridita o en cual-quier bar céntrico. La falta de sueño y la resaca del novelista sin duda obrarían en mi favor. El Viejo —así le decían algunos amigos, aunque Ernest tenía apenas cincuenta y cin-co años, siete más que yo— no se dejó engatusar. A las doce, transigí a regañadientes.

La noche previa al combate me fui temprano a la cama. Amanecí fresco y descansado, radiante. Desa-yuné un plato de frutas y dos tazas de café, luego le eché una mirada al diario (la noticia principal decía que los ingleses se comprometían a evacuar la zona del canal de Suez) y leí unos fragmentos del Altazor de Huidobro para despejarme la mente. A las once de la mañana estaba en el gimnasio.

Hemingway era un hombre de un metro ochenta y tantos y cerca de cien kilos, ni más ni menos que un peso pesado. Le gustaba compartir su mesa con toreros y boxeadores y en sus años mozos había reseñado

Mi pelea con

Hemingway

si fuera a lanzar un cruzado o un uppercut, y Hemin-gway no se inmutaba. Al final logré asestarle en la región del hígado —la zona que creía más vulnera-ble— un golpe débil que no pareció hacerle mella.

En el descanso Ernest fue asistido en su esqui-na por el chofer, que además la hacía de tomador de tiempo. El negro Olivas se acercó a mi rincón y me dijo: «Para esto lo mismo daba que se hubieran sentado a beber un daiquirí en el Floridita. Tienes que cambiar de actitud, ser más agresivo, arriesgar un poco».

De modo que en el segundo asalto salí hecho una fiera. Empecé lanzando jabs y procuré meterme en la guardia del escritor para atacarlo con uppercuts a la cabeza y ganchos a las zonas blandas. El Viejo estuvo también muy activo. Lanzaba altos ganchos huracanados que yo esquivaba con facilidad, aunque en el último minuto Ernest llegó a tocarme. Con un cruzado de izquierda me abrió una ceja y luego me encajó un derechazo en las costillas; más tarde me enteré de que me había fracturado dos. Sin embar-go, saqué ventaja. Eludí la guardia del Viejo y con jabs y rectos de derecha le dejó el rostro tumefacto: sangraba de nariz y boca y su ojo derecho estaba casi cerrado. Sonó la

campana y tuve la impresión de que Ernest volvía a su esquina con las piernas flojas, tambaleándose.

En eso entró al local un mensajero de Telégra-fos, preguntó por el señor Hemingway y mostró un sobre. El chofer tomó el sobre y Ernest le ordenó que lo abriera. Dentro había una hoja de papel amarillo. Hemingway tomó la hoja con una mano enguantada, leyó y los hinchados labios se le distendieron en una sonrisa. Me acercó el telegrama. «En nombre de Sus Majestades Gustavo Adolfo VI y Luisa de Suecia, tengo el honor de informarle que la Academia Sueca ha decidido conferirle el Premio Nobel de Literatura».

Caí fulminado.

Gerardo de la Torre

encuentros de boxeo para el Kansas City Star. Sabía del asunto, pues, y según me enteré, de joven frecuentó gimnasios y recibió adiestramiento de más de cuatro entrenadores. Como para enfrentarlo con Rocky Marciano. La verdad, exagero, Roc-ky era mucha pieza. Pero el Viejo podría haberse medido con Jersey Joe Walcott o un peleador semejante.

Yo era por entonces un peso semicom-pleto: setenta y ocho kilos netos. Enorme desventaja en el tamaño, pero confiaba en la suma de mis habilidades y en mi velo-cidad. Habíamos pactado una pelea a tres episodios y mi plan consistía en moverme todo el tiempo, bailar sobre la punta de los pies, no ofrecer blanco fijo. Conocía los riesgos: un mandarriazo de Ernest podría romperme la quijada o ponerme a dormir.

En el gimnasio le pedí al negro Juan Olivas —el encargado— que me diera un masaje. Hemingway compareció faltando minutos para las doce. Llegó ataviado con bata de seda y pantalón de gimnasia largo y ceñido —seguramente para ocultar las cica-trices de sus piernas—; llevaba ya puestos los guantes de dieciséis onzas. Lo acompa-ñaba su chofer, que haría sonar la campana para indicar el principio y el fin de cada asalto. Olivas me ató los guantes y Ernest y yo subimos al encordado. El negro Olivas la haría de árbitro. Sonó la campana.

El primer episodio se fue en fintas y tanteos. El señor Hemingway, majestuoso en el centro del cuadrilátero, se limitó a mantenerme a distancia con sus largos y poderosos brazos. Yo descargaba el jab una y otra vez y a Ernest le bastaba con exten-der los brazos y echar el torso hacia atrás para neutralizar mis golpes. Después del jab, amenazaba yo con la derecha, como

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| 1918 | Chilpancingo, Gro, del 27 de abril al 3 de mayo de 2020Chilpancingo, Gro, del 27 de abril al 3 de mayo de 2020

la fidelidad, bien trabajado, pero con premura en la reso-lución, donde el dispositivo literario que se utiliza es una “casualidad” que permite la epifanía de la protagonista.

When Mr. Pirzada came to dine detalla la historia del señor Pirzada, quien no solo pierde a su país sino a su familia. El narrador recurre a distintos pasajes históricos que explican el caos político y social de Pakistán. Quizá el cierre del texto es muy tier-no, pero está bien resuelto y otorga al volumen una dosis de amabilidad que equilibra las propuestas de los otros cuentos.

The treatment of Bibi Haldar y A real durwan interioriza en personajes femeninos; la primera histo-ria refiere la enfermedad de Bibi, algún tipo de epilepsia convulsiva aparentemente incurable. Su primo Haldar y su esposa embarazada la corren de la casa, no quie-ren que “infecte” al recién nacido. Bibi se recluye en una cabaña. Guarda un silencio profundo y prolon-gado, sobre todo después de que alguien la viola y queda embarazada, pero contrario a lo que parece, la historia tie-ne una resolución optimista. Bibi se transforma amorosa-mente.

En el segundo cuento conocemos las peripecias de Boori Ma, mujer de 64 años que es portera de un edificio

de apartamentos en Calcuta, al sur de la India. Se presenta como una víctima de la Partición, hecho que culminó con la creación de Pakistán. Hace bien su trabajo como guardia. Las escale-ras están impecables y las personas desconoci-das o sospechosas se mantienen fuera de la zona residencial, pero desgraciadamente comete un error y los dueños creen que ella está coludida con unos asaltantes. El desenlace es irónico.

En The third and final continent el lector conoce la vida de un estudiante indio recién casado que llega a Cambridge, Massachusetts, en 1969. Alquila una habitación a una excén-trica mujer de 103 de edad, la señora Croft. El estudiante y su esposa visitan a la casera el día que el hombre llega a la luna; se enteran que ha muerto. El estudiante se preocupa por el futuro

IiIntérprete de

Interpreter of maladies (Houghton Mifflin Company, USA, 1999, 199 páginas), de Jhumpa Lahiri, reúne nueve cuentos: A temporary matter, When Mr. Pirzada came to dine, Interpreter of maladies, A real durwan, Sexy, Mrs. Sen’s, This blessed house, The treatment of Bibi Haldar, The third and final continent. Estos cuerpos narra-tivos estructuran la propuesta étnico-literaria de Lahiri; el territorio íntimo (las relaciones de pareja) es el laboratorio estilístico de la autora de ascendencia bengalí, es donde se confrontan las visiones del mundo.

Los protagonistas de estos textos crean un mosaico multicultural. Ahí conviven los hin-dués, los musulmanes, los cristianos, los latinos, conviven tanto que terminan enamorándose; se ven como iguales, pero no lo son. Se trata de relaciones destinadas al fracaso, incapaces de comprender al otro. Las hondas brechas cultu-rales los separan, así lo expone Jhumpa Lahiri en este libro. Es como si nos dijera que entre parejas nunca tenemos el mismo diccionario, por eso nunca estamos de acuerdo.

Ubicados entre la India y los Estados Unidos (los cuentos transitan esos dos espacios), los protagonistas siempre están distanciados, ya sea física o emocionalmente. Se enfrascan en situa-ciones singulares, a veces tristes, a ratos gusto-sas; por ejemplo, A temporary matter (disculpe el abuso del inglés) cuenta que una pareja joven, para sobrellevar los cortes eléctricos de una hora, revela algunos de sus secretos. Shoba y Shuku-mar solo se comprenden en esos momentos, cuando ambos son cómplices del otro, están a oscuras, como el resto del barrio. Se hacen confi-dencias múltiples y en cierta forma se enamoran de nuevo; el problema, como siempre, es cuando se restaura la normalidad, cuando la luz vuelve y lo que se había vuelto un ritual pierde el sentido primigenio. Es un cuento solvente, bien resuelto. Ideal para arrancar un libro, pues postula el tono y los recursos que explorará la autora.

En This blessed house el lector conoce la afición secreta de una cristiana que oculta sus deidades para no llamar la atención de los ami-gos bien educados, intelectuales y científicos, del esposo. Durante una fiesta, los invitados exigen que se les dé un recorrido por el nuevo hogar. Al ingresar al sótano, donde ni los dueños de la casa habían entrado, descubren un Cristo y se cierra así la historia, refiriendo, tal vez excesivamente, que en Estados Unidos se respetan todos los credos.

Sexy es un cuento de corte erótico que termina convirtiéndose en un alegato a favor de

emociones

Federico Vite

...intérprete

JJorge Aulicino, Premio Nacional de Poesía 2015, nacido en Buenos Aires en 1949, el poeta, periodista y traductor acaba de publicar, después de sus poemas reunidos en Estación Finlandia, libro nuevo por Edicio-nes del Dock: Mar de Chukotka.

te ju-gue-

Un olor

¿De dónde viene el olor agrio

al despertar? ¿Del cuerpo?

¿De la ropa?

¿Del cerebro?

¿Es el olor de la civilizada

descomposición? ¿Viene

de la garganta, de las paredes,

de las calles, de los edificios?

A pesar de la acritud, el gesto

largamente aprendido

de girar la canilla funciona.

Con mecánica solvencia

llenamos un vaso,

caminamos por el interior

de un mundo no natural,

de día y de noche,

como si lo demás fuera un gran animal

tendido en una playa,

cuya alma todavía vuela

alrededor de la ciudad.

rabioso

de la hija de la señora Croft, alguien mayor, sola, con pocas expectativas de vida, así que pone en práctica algo que no debería hacer. Se trata de un cuento traba-jado acción por acción, básicamente línea por línea.

Interpreter of maladies es muy buen texto; sin duda, el mejor del libro. Este cuento obtuvo el presti-giosísimo premio O. Henry, y el libro que hoy comen-to el premio Pulitzer. A los 31 años, la entonces joven estadunidense de ascendencia bengalí, ganó el elogio de la crítica literaria anglosajona. Pero volviendo al cuento, Lahiri narra la historia de la joven señora Das, de vacaciones en la India con su marido, ambos nacidos en Estados Unidos pero de padres indios. El matrimonio con hijos pequeños contrata a un guía, el señor Kapasi, para que los lleve a visitar el templo del Sol de Konarak. El viaje es largo. El intérprete se da cuenta que el matrimonio está bastante mal, frío y gastado. Así que propicia un vínculo con la señora Das. A ella le confiesa que su trabajo consiste en traducir lo que dicen los enfermos a un médico rural que no conoce la lengua local, por ello se siente como un intérprete entre naciones y culturas, como un intérprete del dolor. En un arrebato de confianza, la muchacha confiesa que su hijo menor es fruto de una fugaz relación con otro hombre, pero su esposo no lo sabe. El intérprete juzga a la señora Das según la esca-la de valores de la India, la ve como alguien cínica y cruel. La amistad se rompe. La señora Das no entien-de el cambio anímico de su interlocutor, un cambio que afecta la visita al templo del Sol y que propicia un alejamiento del matrimonio americano con la cultura India. El cuento tal vez abusa del folclor local, pero retrata con precisión el choque cultural.

Los cuentos de Lahiri me recuerdan el trabajo de Zia Haider Rahman, Arundhati Roy y Salman Rus-hdie. Interpreter of maladies se tradujo al castellano como Intérprete de emociones, Ediciones del Bronce, 2000; la editorial Salmandra publicó este volumen como Intérprete del dolor, en 2016.

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que baja la temperatura en la madrugada y amanezco con la garganta cerrada. Al inicio casi creí que tenía el dichoso virus. Llevo quince días sin dormir bien. Es normal, dicen. Que haya yoga, dicen. Que coma bien. Tanta instrucción para el bienestar me tiene mal. Luego comenzaron las jaquecas. Ahora, aunque quisiera salir no quiero, el sol allá afuera es un arma. Diclofenaco con complejo B. Esta mañana, por si fuera poco, mi ojo izquier-do comenzó a llorar. Suele hacerlo cuando la ciudad está muy contaminada. He salido a excursiones de comida. Hice dos intentos de salir a trotar a un parque pero me rendí. No tengo espíritu deportista y menos del sacrificio.

Mis vecinos gritan. Pelean. Es normal. Todo lo extraño que suceda ahora será dentro de una normalidad bizarra. Tenemos un humor de olla exprés. Mis amigos en redes se dividen en dos tipos: los idiotas o los ingenuos. Los que creen que el mundo resurgirá de una nube negra y capitalista para dar paso a otro mundo, noble y generoso. Por Dios, esos aunque hayan ido a la universidad parecen salidos de Catecismo I. Y luego, los peores, los que califican a la humanidad como el peor virus existente. Los que dicen: ¿Ven las ballenas en el mar? Por fin, la naturaleza recobra lo que les pertenece. Nosotros somos el mal, la humanidad merece extinguirse, etc, etc.

Recientemente puse una noticia al respecto de que unos científicos de Harvard sugerían que el confinamiento se alargara (de manera intermitente) hasta el 2022. Al mismo tiempo, ese día estaba la noticia de una mujer en Carolina del Norte, EUA, que estuvo confinada un mes entero y al parecer la contaminó del COVID unas bolsas de plástico donde le habían llevado comida. Dije que si el futu-ro fuera eso: una vida confinada con temor a tocar algo/alguien por largo plazo si valdría la pena vivir. Gente que no conocía me atacó al instante. Me dije-ron que mi post hacía más daño que el virus mismo, que mis fake news (anunciada en varios medios) eran alarmistas, que era una imbécil por creer eso (no sé si lo de la mujer confinada o de los científi-cos) y al final alguien, por qué no, me acusaba de ser ignorante y no sé qué mas. Como debía entregar un texto y no podía atender tantos reclamos eliminé la publicación. Era mejor eso que darle seguimien-to. Mi ansiedad no puede con todo. No recuerdo cuándo fui atacada de tal manera en redes. Suelo tener conversación con gente que es cercana a mí. Amigos a quien conozco en persona. Y de pronto gente de la nada aparece para insultarme. Ese es el ánimo imperante.

Dejé un rato de ver noticias. Hablo con mi familia que vive entre Acapulco y Zihuatanejo. No siento mal estar lejos, pero la vida práctica cobra otra dimensión: pensar si a alguno le pasa algo, sabemos la calidad de los hospitales regionales.

Fue en la semana tres que dejé de leer cómo iba el mundo con respecto al conteo de víctimas. Las medidas de sanidad. Los países gobernados por mujeres que son más efectivos. Las listas de las veintemil cosas qué hacer en esta cuarentena. Hay gente, por lo que veo, que apenas descubre que tiene casa y está maravillado.

Los mexicanos aman su institución más engran-decida, la familia, que ahora encuentren el tiempo (y, probablemente, la falta de espacio) para revelar el monstruo que siempre tuvieron debajo de la cama me parece un castigo suficiente.

Los perros del balcón de un edificio de enfrente es mi tortura. Ladran todo el puto día. Los gritos del gas, del ropavejero, de la basura, irrumpen con su aire cotidiano en estos tiempos suspendidos en un limbo que no avanza ni retrocede. Hay un auto con la mitad del cuerpo en un barranco y nosotros estamos adentro.

hhHan

De:

Bre

nda

Ríosvarios días

largos, extensos

El 14 de marzo estaba yo en una feria de libro en Monterrey y nos tocó enterarnos que todas las ferias internacionales habían suspendido actividades. A mi vuelta a la Ciudad de México algunos adelantaron la etapa de confinamiento. Oficialmente sucedió el 20 de marzo. El día anterior alcancé a ir al cine y comer un brownie de chocolate. Ahí nos enteramos mi amiga y yo: habían declarado la cuarentena.

Al inicio todo parecía salido de una película de las que ponen en los autobuses, entre ciencia ficción, fin de mundo, enfermedades que provocan la muerte en lapsos breves de tiempo. Pero no. Esto iba a ser largo. Como no lo creí me fui a la casa de mi madre. Allá estuve casi dos semanas pensando que pasaría lo peor.

Regresé a mi casa. Pasé del mal humor de perros a una tristeza venida de quién sabe dónde. Luego, comencé a cocinar. Estos días eternos, de hace más de un mes, se reducen a cocinar, comer, trabajar, dar la vuelta a la man-zana para recordar que tengo unas piernas que funcionan. Y esperar con paciencia que no tengo. Cocino para veinte personas. Y me como todo. La comida ayuda en la soledad a sentirnos acompañadas. Hago las recetas de mi familia, les tomo fotos y se las mando. Extraño a mis amigos pero soy honesta, prefiero extrañar que estar en estos momen-tos tirantes con gente. Porque no estoy de humor y me enloquecen. Y no, no haré yoga y lidiaré con las jaquecas como pueda. No conozco a ningún afectado. Sólo sabe-mos que el virus es real y que no podemos salir.

Mi calle: la novedad es que todos traen cubrebocas en el mercado. Pero guardar la distancia es imposible. Muchos puestos cerraron. Debo ahora ir a dos o tres sitios a comprar lo que necesito. Si no quiero salir ahora no es por el miedo al virus sino porque el clima ya hace difícil moverse a pie. La resolana es otro castigo divino.

El clima: La Cdmx sufre el cambio climático y aumentó varios grados en pocos años. En esta primavera pandémica llegamos a los 31 grados en un ambiente seco y contaminado. En la noche al dar la vuelta en la cama sale un vapor como si uno fuera un dumpling en la olla. Compré un ventilador y ayuda un poco. El problema es

pasado

como kilómetros de playa sin

gente