la cuestion social y el camino neocatecumenal en la...
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LA CUESTION SOCIAL Y EL CAMINO NEOCATECUMENAL EN LA
DIOCESIS DE PEREIRA
PRESENTADO POR:
PBRO. RUBÉN DARÍO JARAMILLO MONTOYA PBRO. RODRIGO HURTADO GIL
UNIVERSIDAD CATÓLICA POPULAR DEL RISARALDA LICENCIATURA EN EDUCACIÓN RELIGIOSA
PEREIRA, 2009
LA CUESTION SOCIAL Y EL CAMINO NEOCATECUMENAL EN LA
DIOCESIS DE PEREIRA
PRESENTADO POR:
PBRO. RUBÉN DARÍO JARAMILLO MONTOYA
PBRO. RODRIGO HURTADO GIL
Tutor
Pbro. JOHN DALFFER SALAZAR
UNIVERSIDAD CATÓLICA POPULAR DEL RISARALDA LICENCIATURA EN EDUCACIÓN RELIGIOSA
PEREIRA, 2009
DEDICATORIA
A nuestros hermanos en la Fe que caminan hacia un mismo
objetivo: La construcción del Reino
AGRADECIMIENTOS
A los Catequistas (verdaderos ángeles) que han iluminado
nuestro caminar y nos han anunciado el amor de Jesucristo, más
que con palabras, con sus vidas.
TABLA DE CONTENIDO
DEDICATORIA ................................................................................................................................. 8
AGRADECIMIENTOS ....................................................................................................................... 9
INTRODUCCION ............................................................................................................................ 12
1 ¿QUÉ ES LA PASTORAL? ...................................................................................................... 14
1.1 LA PROFETICA ............................................................................................................... 14
1.2 LA LITURGICA ............................................................................................................... 15
1.3 LA PASTORAL SOCIAL ................................................................................................... 16
2 EL CAMINO NEOCATECUMENAL .......................................................................................... 23
2.1 TRANSFORMACION DE LA SOCIEDAD Y COSTRUCCION DE LA CIVILIZACION DEL AMOR.
27
3 PROYECCIÓN SOCIAL DE LAS COMUNIDADES NEOCATECUMENALES EN LA DIÓCESIS DE
PEREIRA ........................................................................................................................................ 29
3.1 ENCUESTA- INTRODUCCION ........................................................................................ 32
3.2 ENCUESTA SOBRE LA REALIDAD DE LA PASTORAL SOCIAL EN EL CAMINO
NEOCATECUMENAL ................................................................................................................. 32
4 CONCLUSIÓN ........................................................................................................................ 41
5 BIBLIOGRAFIA ....................................................................................................................... 44
6 ANEXOS ................................................................................................................................ 46
Resumen
Desde el momento en que en la Iglesia se
habló de realizar una nueva evangelización, en
las palabras del papa Juan Pablo II,
concretamente en Santo Domingo, se motivó
una gran misión. Se buscaba que fuera nueva
en sus métodos, ardor y expresión y que
produjera una nueva primavera en el ejercicio
pastoral de la iglesia. Es así como en la
práctica nuevas realidades han surgido como
fruto innovador de la evangelización dando
respuesta a ese llamado eclesial.
El camino Neocatecumenal, reconocido
actualmente como un fruto maduro de dicho
deseo de la iglesia ha encontrado una gran
acogida por los resultados que viene
presentando como respuesta efectiva y eficaz
de toda la iglesia universal. Como siempre hay
posiciones de todas las índoles, pero es
innegable conocer que la palabra de Dios se
cumple: “por sus frutos los conoceréis”.
Las pequeñas comunidades que caracterizan
el camino Neocatecumenal, muestran en la
praxis que la preocupación por la recuperación
del tejido social es un hecho. Con este trabajo
pretendemos aportar al quehacer pastoral de la
diócesis de Pereira un discernimiento
ecuánime, como siempre debe distinguirse en
el corazón de un pastor.
Descriptores:
Iglesia, Pastoral, Cuestión social,
Neocatecumenado y Comunidad
Abstract
From the moment in which in the Church
started to speak on realizing a new
evangelization, in the words of Pope John
Paul II, concretely in Santo Domingo, a great
mission was motive. One outside looked for
that new in its methods, ardor and
expression, produced a new spring in the
pastoral exercise of the church. This is how
in practice, new realities have arisen like
innovating outgrowth in all the sense of the
word giving an answer to that call from the
church.
The Neocatecumenal way, recognized at the
moment as a mature product of this desire of
the church, has found a great receptivity by
the results that has presented as an effective
answer from all the universal church. As
always there are different types of positions,
but it is undeniable to know that the word of
God is fulfilled: “by its fruits you will know
them”.
The small communities that characterize the
Neocatecumenal way show in praxis that the
preoccupation for social recovery is a fact.
With this work we pretend to contribute to the
pastoral task of the diocese of Pereira, an
even-tempered discernment, as is always
distinguished in the heart of a pastor.
Descriptors:
Church, Pastoral, Social issue,
Neocatecumenado and Community.
INTRODUCCION
En nuestro trabajo de investigación, motivados por la Nueva Evangelización,
desde nuestra experiencia personal y pastoral, como sacerdotes de la Diócesis
de Pereira, queremos, además de realizar un trabajo investigativo, dar un
aporte al que hacer pastoral.
Una de las realidades de la Iglesia Católica, que ha impulsado con frutos
copiosos, una renovación integral según las líneas del Concilio Vaticano II,
como respuesta eficaz a los desafíos del mundo actual es el Camino
Neocatecumenal. Desafíos que hacen parte también de la realidad de nuestra
Diócesis.
Desde el Concilio y desde las Conferencias Episcopales Latinoamericanas, el
magisterio de los Papas: Juan XXIII hasta Benedicto XVI, iluminan y confirman
un carisma excelente como respuesta a la Pastoral de la Iglesia.
Nuestra pregunta va encaminada hacia el interrogante que se plantean muchas
personas dentro de la Iglesia y fuera de ella acerca del Camino
Neocatecumenal y su dimensión social. Partimos de una pregunta muy
concreta:
¿Cuál es el aporte social de las comunidades Neocatecumenales en la Diócesis
de Pereira?
Para resolver este interrogante queremos iniciar con unas reflexiones sobre la
acción social de la Iglesia, apoyándonos en la Sagrada Escritura, el magisterio
ordinario y extraordinario. Las Conferencias Episcopales Latinoamericanas, El
Estatuto recientemente aprobado del Camino Neocatecumenal, los testimonios
de los diferentes miembros de las comunidades, a través de una encuesta
debidamente analizada, en el contexto de la Diócesis de Pereira, como de los
sucesos recientes en la misión del Camino Neocatecumenal, que lo ponen en la
palestra mundial de la acción que la Iglesia realiza en todo el movimiento
evangelizador de la misma.
Este aporte sea de gran riqueza e instrumento de discernimiento para los
diversos agentes de la Pastoral en la Diócesis de Pereira.
1 ¿QUÉ ES LA PASTORAL?
La Pastoral en la Parroquia es acompañar a la comunidad cristiana a crecer y
madurar en la Fe. Este es un principio fundamental de la Iglesia, del cual brota
como una fuente, La Pastoral Profética, La Pastoral Litúrgica y la Pastoral
social.
El capítulo octavo del documento de Aparecida fundamenta la acción de la
Pastoral Social: Se titula “Reino de Dios y promoción de la Dignidad Humana”.
Ya en el número 380 expresa el espíritu cristológico de la misión
evangelizadora de la Iglesia. (V Conferencia Episcopal Latinoamérica, 2007p
175 No 380a).
Las grandes inquietudes que están arraigadas en el corazón de toda persona y
que laten en lo más humano de la cultura de los pueblos pueden ser
contestadas solamente por Jesucristo.
Esto implica presentar a Jesucristo sabiendo Pastoral Social. La misma no es
sino un aspecto de la misión que “El es la respuesta total sobreabundante y
satisfactoria a las preguntas humanas sobre la verdad, el sentido de la vida y de
la realidad, la felicidad, la justicia y la belleza”. La pastoral en la Parroquia la
cual debe tener tres dimensiones:
1.1 LA PROFETICA
Es un proceso ordenado, progresivo y evangelizador, que a través de
diferentes etapas iniciadas por el Anuncio Gozoso de Cristo vivo y
Resucitado, viene a dar una nueva vida al hombre. A este proceso y a esta
manera de presentar la novedad de la evangelización, se le denomina: “El
Kerigma”.
“Gracias a la catequesis, el kerigma evangélico o Primer Anuncio
lleno de ardor que un día transformó al hombre y lo llevó a la
decisión de entregarse a Jesucristo por la fe, se profundiza poco a
poco, se desarrolla en sus niveles implícitos, explicado mediante
un discurso que va dirigido también a la razón, orientado hacia la
práctica cristiana en la Iglesia y en el mundo”.(PABLO VI, 1979,
No.25)
1.2 LA LITURGICA
Unida a la dimensión profética está la pastoral litúrgica. El lenguaje de los
signos y símbolos, dentro de una preparación adecuada, conforman el Rito
de los sacramentos donde se hace presente Cristo mismo con su cuerpo que
es la Iglesia.
“Para realizar una obra tan grande, Cristo está siempre presente
en su Iglesia, sobre todo en la acción litúrgica. Está presente en el
sacrificio de la Misa, sea en la persona del ministro, "ofreciéndose
ahora por ministerio de los sacerdotes el mismo que entonces se
ofreció en la cruz", sea sobre todo bajo las especies eucarísticas.
Está presente con su fuerza en los Sacramentos, de modo que,
cuando alguien bautiza, es Cristo quien bautiza. Está presente en
su palabra, pues cuando se lee en la Iglesia la Sagrada Escritura,
es Él quien habla. Está presente, por último, cuando la Iglesia
suplica y canta salmos, el mismo que prometió: "Donde están dos
o tres congregados en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos"
(Mt., 18,20). Realmente, en esta obra tan grande por la que Dios
es perfectamente glorificado y los hombres santificados, Cristo
asocia siempre consigo a su amadísima Esposa la Iglesia, que
invoca a su Señor y por El tributa culto al Padre Eterno.
Con razón, pues, se considera la Liturgia como el ejercicio del
sacerdocio de Jesucristo. En ella los signos sensibles significan y,
cada uno a su manera, realizan la santificación del hombre, y así
el Cuerpo Místico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus
miembros, ejerce el culto público íntegro. En consecuencia, toda
celebración litúrgica, por ser obra de Cristo sacerdotes y de su
Cuerpo, que es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia, cuya
eficacia, con el mismo título y en el mismo grado, no la iguala
ninguna otra acción de la Iglesia”. (Concilio Vaticano II, 1963)
1.3 LA PASTORAL SOCIAL
Consecuencia de la Fe cristiana, es la pastoral social o práctica de la Fe
cristiana en comunidad. La Pastoral Social es una actitud de servicio
concretada en acciones diversas por la cual, la Iglesia se hace presente en la
sociedad, en sus integrantes y en sus estructuras para orientar y promover el
desarrollo integral del hombre de acuerdo a los principios evangélicos. Los
fines de la Pastoral Social son dos:
Trabajar para lograr la liberación integral del hombre (del
pecado personal y social por la comunión con Dios y con los
demás) y una mayor solidaridad, fraternidad y justicia.
Transformar la sociedad y construir la tan ansiada civilización
del amor.
Las dos dimensiones anteriores es la práctica Vivencial comunitaria.
No se pueden separar estas tres dimensiones, pues no son pastorales
separadas, especializadas o diferentes, sino que se trata de tres aspectos de
una sola Pastoral.
“La evangelización no sería completa si no tuviera en cuenta la
interpelación recíproca que en el curso de los tiempos se
establece entre el Evangelio y la vida concreta, personal y social,
del hombre. Precisamente por esto la evangelización lleva consigo
un mensaje explícito, adaptado a las diversas situaciones y
constantemente actualizado, sobre los derechos y deberes de toda
persona humana, sobre la vida familiar sin la cual apenas es
posible el progreso personal, sobre la vida comunitaria de la
sociedad, sobre la vida internacional, la paz, la justicia, el
desarrollo; un mensaje, especialmente vigoroso en nuestros días,
sobre la liberación.” (JUAN Pablo II, 1975, No.29)
La pastoral social es la acción de la Iglesia para hacer presente o vivir la Fe a
través de la justicia y de la caridad en toda la vida. Es la forma de hacer creíble
la enseñanza de Jesucristo respondiendo de manera eficaz a los desafíos y
problemas graves que surgen en la realidad.
No hay por tanto una celebración litúrgica o una predicación que no vaya
encaminada a un efecto lógico con repercusiones vivenciales y frutos en medio
de la comunidad. (Mateo 5-7).
Ahora bien de este núcleo fundamental, surge la pastoral especializada, dirigida
a situaciones particulares de la sociedad, como lo es la realidad de los
enfermos, los encarcelados, los educadores, los migrantes, la pastoral indígena.
Pueden surgir tantas pastorales especializadas como cuantos grupos humanos
haya. Cuantas necesidades surjan en el acontecer de la sociedad.
Debe quedar bien claro que la pastoral social no es una pastoral especializada,
sino que es una de las dimensiones fundamentales de la pastoral de la Iglesia.
“Para lograr la coherencia del testimonio de la comunidad cristiana
en el empeño de liberación y de promoción humana, cada país y
cada Iglesia particular organizará su pastoral social con medios
permanentes y adecuados que sostengan y estimulen el
compromiso comunitario, asegurando la necesaria coordinación de
iniciativas, en diálogo constante con todos los miembros de la
Iglesia. Las Caritas y otros organismos que vienen trabajando con
eficacia desde hace muchos años, pueden ofrecer un buen
servicio.” (III Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano, 1978, p.99, No.478)
La Pastoral social no puede estar asunte de la comunidad parroquial, es una
dimensión misionera de la Iglesia. Toda comunidad que crece y madura en la
Fe, debe dar como fruto la solicitud y preocupación por el otro. Dice San
Agustín de Hipona que nos salvamos en racimo, reflexionando sobre la alegoría
de la vid y los sarmientos (Juan 15, 1-8).
Fruto de estar unidos a Jesucristo, es la posibilidad de dar el jugo de la uva
signo del amor por el otro. De suerte que el anuncio del Kerigma, la
predicación y la liturgia hacen la combinación perfecta para dar como
resultado la Caritas que lejos de intereses egoístas, los gestos de
solidaridad nacen de ver al otro como a Jesucristo mismo.
Estas tres dimensiones de la pastoral, van unidas de la mano. Jamás se
pueden separar.
Puede ser que exista una solicitud por los pobres o los necesitados sin el
anuncio gozoso de la Buena noticia o sin una comunidad. De hecho existen
muchos individuos, instituciones que realizan obras de caridad, y con recursos
seguramente más generosos o por iniciativa de las políticas de un estado según
la magnitud de una problemática a nivel social.
Este tipo de solicitud por los más necesitados no la podemos llamar
“PASTORAL SOCIAL”. Pues es una actividad evidentemente filantrópica.
Válida, legítima o calificada desde otro Angulo es un deber si quienes la ejercen
hacen parte de la Autoridad en un estado.
Para ejercerla no se requiere creer en Cristo. Tiene sus valores pero no es el
tema que nos ocupa. Es más, sería muy triste que la pastoral social se realice
con dicha mentalidad. Pues el afán del poder, del protagonismo y del lucro, la
amenaza de la corrupción de quien no se encuentra evangelizado, terminará
por desvirtuar y deformar lo que el Evangelio realmente nos anuncia.
¡Precede a la pastoral social el anuncio kerigmatico. No se puede suscitar el
amor por los demás en quien no ha experimentado primero y ha vivenciado en
la comunidad que Dios lo ha amado primero! (1Juan 4,10).
En una Parroquia que se encuentra en Evangelización, el mismo proceso
paulatinamente va mostrando a su debido tiempo una transformación en los
evangelizados, la cual los llevará a ser parte de un Concejo parroquial, y luego
de un ministerio de acción social nacidos del encuentro con Cristo.
La pastoral ayuda a la comunidad parroquial a vivir y dar testimonio del amor
fraterno. De suerte que los signos de amor y la unidad ayudan a percibir mejor
este fruto maduro del encuentro con Dios. Es la verdadera conversión
entendida como un cambio de mentalidad:
Es el oído que percibe la voz de Dios en la historia del sufrimiento humano; es
el Ojo que descubre el rostro sufriente de Cristo en los hermanos de la
comunidad que han sido marcados por una historia angustiante; Es la mano
que sirve al otro porque ahí está Jesucristo. Son los Pies de la Comunidad
impulsada por el amor de Dios vivenciado en el compartir de los hermanos, que
abre las fronteras hacia los enfermos, los huérfanos o encarcelados; Es la
Conciencia de una Parroquia “Comunidad de Comunidades” que despierta y
reaviva el entusiasmo del bautismo desplegando una solicitud por los más
necesitados.
En conclusión es la Comunidad viva impactada por el encuentro con el
Resucitado produciendo los sentimientos de Jesús De Nazaret, para con los
más pobres y cumpliendo la Voluntad de Dios Padre en el aquí y en el ahora de
la historia.
A partir de esta doctrina fundamental de la pastoral en la Parroquia y en la
praxis pastoral de la Diócesis de Pereira, enmarcada en el contexto de la Nueva
Evangelización, existe una realidad que vale la pena conocer y descubrir como
parte de una verdadera pastoral en sus tres dimensiones.
Con este trabajo de investigación se pretende evidenciar que una experiencia
concreta de la Iglesia Católica como lo es el Camino Neocatecumenal,
responde a la preocupación por la cuestión social. Este trabajo investigativo ha
de ser por lo tanto un aporte a la reflexión sobre el que hacer del Camino
Neocatecumenal en esta querida porción de la Iglesia.
La Iglesia en su preocupación por los problemas que afrontan las personas y
comunidades ha querido dar respuestas claras a través de diferentes
propuestas evangelizadoras.
En el Concilio Vaticano II se planteó la necesidad de una renovación en la
Iglesia en todas sus dimensiones. Se pretendió que fuera un Agiornamento o
puesta al día de la Iglesia, renovando los elementos que más necesidad
tuvieran de ello, revisando el fondo y la forma de todas sus actividades.
“Iluminada la Iglesia por la luz de este Concilio -tal es Nuestra
firme esperanza- crecerá en espirituales riquezas y, al sacar de
ellas fuerza para nuevas energías, mirará intrépida a lo futuro. En
efecto; con oportunas "actualizaciones" y con un prudente
ordenamiento de mutua colaboración, la Iglesia hará que los
hombres, las familias, los pueblos vuelvan realmente su espíritu
hacia las cosas celestiales” (JUAN XXIII, 1962).
Pretendió proporcionar una apertura dialogante con el mundo moderno,
actualizando la vida de la Iglesia sin definir ningún dogma, incluso con nuevo
lenguaje conciliatorio frente a problemas actuales y antiguos.
De ahí que el Concilio Ecuménico Vaticano II fuera un concilio evidentemente
pastoral, actualizando el lenguaje de la Iglesia a los tiempos actuales.
La Novedad del Concilio ahora, comienza a llevarse a cada Parroquia en cada
Diócesis del mundo. Para lograrlo, uno de los grandes frutos surgidos del
Concilio, fue el Camino Neocatecumenal.
Con este trabajo de investigación podremos descubrir que la Misión Pastoral de
la Iglesia Católica incluye un compromiso serio por lo social., que por lo tanto el
Camino Neocatecumenal es una respuesta válida para los tiempo modernos,
frente a la preocupación social que tiene la Iglesia.
Verificamos a través de una encuesta la transformación personal, familiar y
social que se da en los miembros de unas comunidades Neocatecumenales de
la Diócesis de Pereira.
Dicha investigación obedece finalmente a la gran necesidad de ofrecer un
instrumento de discernimiento, el cual constata que en la vida de una
Comunidad Neocatecumenal es efectiva una pastoral ante la realidad individual
y social de las personas que la experimentan.
En los antecedentes de dicha investigación, solo se cuenta con una encuesta
realizada en las comunidades existentes en 180 países del mundo, donde
existe esta realidad. Obviamente es una encuesta ubicada dentro del contexto
de una predicación en el marco de unos retiros anuales que se realizan y
transmiten en todas la Comunidades del Camino Neocatecumenal del mundo.
En esa ocasión, en el mes de Agosto de 2006. Dicha encuesta no obedece a
ningún trabajo investigativo riguroso. No se obtuvieron resultados o estadísticas
al respecto y por escrito, pues el objetivo era concientizar a cada comunidad
entorno a una catequesis y ejercicio espiritual.
A través de la búsqueda realizada por otros medios, Internet, revistas, libros
folletos o periódicos no se encuentra una investigación seria acerca de este
tema.
En el 11 de Mayo 2008 El Papa Benedicto XVI aprobó solemnemente los
estatutos del Camino Neocatecumenal (Anexo 1). Estatuto, en el cual se
reconoce el Camino Neocatecumenal como una iniciación Cristiana válida para
los nuevos tiempos, en la nueva evangelización. (Anexo 2).
En dicho Estatuto se confirma el carácter de una verdadera pastoral social
surgida de una experiencia muy profunda de encuentro con Jesucristo.
“A medida que los neocatecúmenos crecen en la fe, empiezan a
manifestarse los signos de la koinonia: el no juzgar, la no
resistencia al mal, el perdón y el amor al enemigo.60 La koinonia
se visibiliza también en la ayuda a los necesitados, en la solicitud
por los enfermos, por los que sufren y por los ancianos, y en el
apoyo, en la medida de lo posible, a los que están en misión,
según lo que indica el Directorio. Los neocatecúmenos son
gradualmente formados en un espíritu cada vez más profundo de
comunión y de ayuda recíproca.” (DIKASTERIO de Laicos, 2008, p
47a)
2 EL CAMINO NEOCATECUMENAL
El Señor nos ha llamado a vivir un camino de conversión, a través del cual
estamos descubriendo la inmensa riqueza de nuestra fe en un catecumenado
post-bautismal. Durante este catecumenado, gradualmente, etapa por etapa,
paso a paso, descendemos a las aguas de la regeneración eterna, de forma
que el bautismo que la Iglesia nos confió en el pasado, mediante nuestra
adhesión a él, se convierta en sacramento de salvación, en buena noticia para
todos los hombres. A través del Neocatecumenado se abre en el centro de la
parroquia un camino de iniciación cristiana que desarrolla un trabajo pastoral de
evangelización para adultos. Esta evangelización está trayendo a una fe viva a
muchos de nuestros hermanos quienes hoy viven un cristianismo de
costumbres y hábitos y está permitiendo que mucha gente sumergida en un
mundo secularizado tenga la posibilidad de encontrarse con Jesucristo a través
de comunidades cristianas que viven su fe en un nivel adulto del amor en la
dimensión de la cruz y en una unidad perfecta.
Para nuestra sorpresa, fuimos testigos de una palabra que, tomando carne
entre estas personas pobres que la acogían con alegría, produjo el nacimiento
de una comunidad en la oración y en una liturgia sorprendente como respuesta
de todos estos hermanos quienes bendecían al Señor por haberse acordado de
ellos. Por tanto, en el espacio de varios años, vimos aparecer ante nuestros
ojos: el embrión de un Catecumenado, en una Iglesia donde la comunión
fraterna fuera tomando entidad, en la cual el amor se tomara en una dimensión
que sorprendía a todo el mundo, en la dimensión de la cruz, donde es posible
dar la vida por el otro.
Los orígenes de esta experiencia, se sitúan hacia el año 1968. En España. Este
amor, hecho visible en una pequeña comunidad, fue el signo que llamó a la fe a
mucha gente cuyas vidas estaban alejadas de la Iglesia. El resultado fue que
los sacerdotes de la parroquia de San Frontis en Zamora y de Cristo Rey en
Madrid invitaron a traer a sus parroquias la experiencia de las catequesis. Para
sorpresa, de los iniciadores del Camino incluso en estas parroquias donde el
entorno social era totalmente distinto de los barrios pobres, vieron cómo nacían
comunidades en un camino hacia la conversión después del anuncio del
kerigma y dos meses de catequesis.
Cuando el Arzobispo de Madrid, en aquel momento, el Reverendísimo
Monseñor Casimiro Morcillo, se puso en contacto con esta realidad, que él
apoyó con entusiasmo, fue él mismo quien los envió a las parroquias que
deseaban comenzar la experiencia, mientras que nos exhortaba a actuar
siempre en unión con el párroco. Esta experiencia se extendió rápidamente en
Madrid y en otras diócesis españolas.
En 1968 Kiko Arguello, Carmen Hernández y el Pbro. Mario Pezzi, iniciadores
de esta realidad de Nueva Evangelización, fueron invitados a venir a Roma,
llevando una carta del Arzobispo de Madrid para el Cardenal Dell'Acqua,
entonces Vicario de Roma, y empezaron las mismas catequesis en la parroquia
de los Mártires de Canadá. A partir de entonces se extendió por toda la diócesis
mediante la predicación de los catequistas elegidos de las primeras
comunidades, y en muchos otros países, en todos los continentes, incluyendo
los países misioneros.
Muy pronto, las peticiones hechas por los párrocos en otras diócesis dieron
origen al carisma de catequistas itinerantes, quienes dejan su propia comunidad
por un cierto tiempo y se ponen a disposición para llevar el Neocatecumenado a
las diócesis que lo piden.
Muchos equipos de catequistas itinerantes, después de la experiencia de
evangelización en su propio país, han sido llamados por el Señor a abrir el
Camino en otros países, de donde venían numerosas peticiones - desde
obispos hasta párrocos - particularmente desde 1972 en adelante.
Una de las mayores experiencias que hoy tenemos y por la cual bendecimos al
Señor, es ver cómo Dios ha permitido anunciar el Evangelio en tantas partes del
mundo. Y no sólo proclamando el kerigma, sino que aparece un camino para la
gestación de la fe basado en una comunidad, a través del cual, con el tiempo, el
párroco puede pasar de una pastoral concentrada en los sacramentos a una
pastoral de evangelización.
El Camino Neocatecumenal se vive dentro de la estructura existente de la
parroquia y en comunión con el obispo, en pequeñas comunidades compuestas
por gente diferente en edad, estatus social, apariencia y cultura. No es un grupo
formado espontáneamente, ni una asociación, ni un movimiento espiritual, ni
una elite dentro de la parroquia. Más bien es un grupo de gente que desean
redescubrir y vivir la vida cristiana en toda su plenitud, vivir las consecuencias
esenciales de su Bautismo, por medio de un Neocatecumenado dividido en
diferentes etapas, tal como el Catecumenado de la Iglesia primitiva, pero
adaptado a su condición de personas ya bautizadas. Como consecuencia, estas
comunidades tienen la misión de ser, en el interior de la parroquia, el signo y
sacramento de la Iglesia misionera (Sínodo de Obispos), de abrir un camino
concreto de evangelización para los alejados, dando - en la medida en la que la
fe se ha desarrollado - los signos que llaman a conversión a los paganos, esto
es, el amor en la dimensión de la cruz y la unidad. "Amaos los unos a los otros
como Yo os he amado. En esto conocerán que sois mis discípulos" (Jn, 12, 34-
35). "Padre, que sean uno en nosotros, como Tú lo eres en Mí y Yo en Ti, para
que el mundo crea que eres Tú quien me ha enviado" (Jn, 17,21).
A la luz del Concilio Ecuménico Vaticano II, las Comunidades
Neocatecumenales surgieron como un camino concreto de reconstruir la Iglesia
en la forma de pequeñas comunidades que son el cuerpo visible de Cristo
resucitado en el mundo. Estas comunidades no se imponen, consideran una
obligación no destruir nada, sino respetar todo. Se presentan a ellos mismos
como el fruto de una Iglesia en renovación, que dice a sus Padres que ellos han
tenido muchos frutos, pues las comunidades han nacido de ellos.
Para llegar a esto es necesario dar signos de fe en la situación que nos rodea,
signos que hacen a Cristo presente y creíble, y signos que muestren claramente
al hombre de la calle que Cristo le ama a él y está dispuesto a liberarlo de su
alineación, de su sufrimiento, de la muerte.
Los signos de fe llaman a la parroquia a conversión. A través del amor y de la
unidad de estas comunidades la parroquia en su totalidad es llamada a
conversión, de forma que puede verse que donde se han formado estas
comunidades, la parroquia ha sido revolucionada de una forma positiva. Los
signos que crean alrededor de ellos hacen surgir preguntas y como resultado
llama a mucha gente que estaba alejada de la Iglesia a entrar en comunidades
similares en la parroquia. De esta forma, una nueva estructura parroquial
empieza a aparecer, sin destruir la existente, hace a todos los hermanos
conscientes de la absoluta necesidad hoy de una profundización en la fe.
Esto es la vuelta a la comunidad, a la gente de Dios de las comunidades de la
Iglesia Primitiva en las cuales el amor en la dimensión de la Cruz y de la unidad
perfecta actúa como levadura, luz y sal, en el entorno que les rodea. Una vez
de nuevo, el grito "Ver cómo se aman unos a otros" surge, llamándolos a
conversión.
Trabajar para lograr la liberación integral del hombre (del pecado personal y
social por la comunión con Dios y con los demás) y una mayor solidaridad,
fraternidad y justicia, es un criterio fundamental de la Pastoral Social en la
Iglesia. A partir de este criterio, se puede constatar en la praxis del
Neocatecumenado, como dicha liberación integral del hombre, se opera desde
el anuncio gozoso, tocando la raíz de su ser y llevándolo en la pedagogía Divina
al descubrimiento del sentido de su vida, de suerte que en la experiencia de la
pequeña comunidad, resurge una nueva manera de vivir todas las dimensiones
que conforman su dignidad como persona.
“El Neocatecumenado empieza en la parroquia, a petición del
Párroco, con las catequesis kerigmatico, llamadas catequesis
iniciales, contenidas en el Directorio. Éstas se desarrollan en el
marco de dos meses, en quince encuentros que tienen lugar por la
noche, y concluyen con una convivencia de tres días. A fin de
experimentar el Trípode: Palabra, Liturgia, Comunidad, en que se
basa la vida cristiana, las catequesis iniciales se articulan en tres
partes: 1ª. El anuncio del kerigma que llama a conversión: la
buena noticia de la muerte y de la resurrección de Nuestro Señor
Jesucristo; «en efecto… Dios ha querido salvar a los que creen
mediante la necedad del kerigma» (1 Co 1,21). Esta «palabra de
salvación» llama a la conversión y a la fe, invita a reconocerse
pecador, a acoger el perdón y el amor gratuito de Dios y a ponerse
en Camino hacia la propia transformación en Cristo, por el poder
del Espíritu”. (DIKASTERIO para Laicos, 2008,p.37b)
2.1 TRANSFORMACION DE LA SOCIEDAD Y COSTRUCCION DE LA
CIVILIZACION DEL AMOR.
En La Pastoral Social, La formación consiste en preparar a los agentes
pastorales en las enseñanzas sociales de la Iglesia; educando integralmente a
la persona en los valores cristianos.
El desarrollo consiste en ejecutar acciones que ayuden al hombre y a la
sociedad a lograr el progreso material y espiritual; logrando que cada hombre
aprenda a valerse por sí mismo y llegue a ser protagonista de su propio destino.
“Es el paso de condiciones de vida menos humana a más humanas” (Pablo VI).
“La comunidad ayuda a los neocatecúmenos a descubrir su
necesidad de conversión y de maduración en la fe: la diversidad,
los defectos, las debilidades ponen en evidencia la incapacidad de
amar al otro tal como es, destruyen los falsos ideales de
comunidad y hacen experimentar que la comunión (koinonia) es
obra del Espíritu Santo. A medida que los neocatecúmenos crecen
en la fe, empiezan a manifestarse los signos de la koinonia: el no
juzgar, la no resistencia al mal, el perdón y el amor al enemigo. La
koinonia se visibiliza también en la ayuda a los necesitados, en la
solicitud por los enfermos, por los que sufren y por los ancianos, y
en el apoyo, en la medida de lo posible, a los que están en misión,
según lo que indica el Directorio. Los neocatecúmenos son
gradualmente formados en un espíritu cada vez más profundo de
comunión y de ayuda recíproca.” (DIKASTERIO de Laicos, 2008, p
47c)
En el Evangelio de San Lucas encontramos la parábola del Buen Samaritano.
En ella se descubre la verdadera actitud del creyente y su compromiso con el
más necesitado (Lucas 10,19)
3 PROYECCIÓN SOCIAL DE LAS COMUNIDADES
NEOCATECUMENALES EN LA DIÓCESIS DE PEREIRA
Con el firme deseo de aportar a la reflexión sobre la gran tarea de la Iglesia en
su esencia más pura: LA EVANGELIZACION. El Evangelista San Marcos
comienza el relato del discipulado, mencionándonos dos etapas extraordinarias
del discípulo llamado también a ser apóstol: “Los instituyó para que estuvieran
con Él y para luego enviarlos a predicar” (Mc. 3,13-15).
Vale la pena descubrir algunas realidades que surgen en nuestro tiempo al
interior de la Iglesia como expresiones de NUEVA EVANGELIZACION, fruto del
Concilio Vaticano II. (L.G. 17).
A la luz del Concilio se han entretejido numerosas reflexiones fruto de los
cambios acelerados que el mundo ha vivido en estos últimos cuarenta años, los
cuales han afectado todas las dimensiones de la vida social y cultural de los
pueblos. (G.S.4)
Ciertamente La Iglesia responde ante estos cambios con una NUEVA
EVANGELIZACION, nueva en sus métodos, en su ardor, en sus expresiones.
Nuestro pueblo Latinoamericano, ha provocado una preocupación de la Iglesia
en nuestro continente, frente a los grandes desafíos del mundo actual.
La Iglesia Latinoamericana no solo ha reflexionado, sino que se ha puesto a la
tarea evangelizadora llevando a todos los hombres la Buena Noticia de Dios
que nos ama, y viene con su poder salvador y liberador, nos acompaña a pesar
de nuestras tribulaciones.
En nuestro tiempo ha surgido en el seno de la Iglesia católica, el ardiente deseo
de una evangelización innovadora tanto en los métodos como en las
expresiones, Muchas realidades nuevas de movimientos apostólicos y nuevas
comunidades han adquirido una expansiva manifestación de dicho deseo
ardiente de la Iglesia.
Anexada a esta maravillosa manifestación, surgen los desafíos, del cómo
realizar este DISCIPULADO, cómo perseverar en el mismo; como gestar en el
corazón del discípulo el ardiente deseo del APOSTOLADO.
“Como respuesta a las situaciones de secularismo, ateísmo e indiferencia
religiosa y como fruto de la aspiración y necesidad de lo religioso, el
Espíritu Santo ha impulsado el nacimiento de movimientos y
asociaciones de laicos que han producido ya muchos frutos en nuestras
Iglesias. Los movimientos dan importancia fundamental a la Palabra de
Dios, la oración en común y la atención especial a la acción del Espíritu.
Hay casos también en que, a la experiencia de una fe compartida, sigue
siempre una necesidad de comunicación cristiana de bienes, primer paso
para una economía de solidaridad. (IV Conferencia Episcopal
Latinoamericana, 1993, No.102)
En este trabajo deseamos aportar a la Evangelización actual de la Iglesia, la
experiencia de una pequeña comunidad de Discípulos, la cual unida a los
fundamentos doctrinales, teológicos y pedagógicos del proceso de
evangelización, revela otras facetas y plantea grandes desafíos, más allá de los
manuales, las catequesis o reflexiones nacidas de todo este movimiento
innovador, que ha impulsado el deseo de la evangelización.
“La Iglesia está llamada a repensar profundamente y relanzar con
fidelidad y audacia su misión en las nuevas circunstancias
latinoamericanas y mundiales. No puede replegarse frente a
quienes sólo ven confusión, peligros y amenazas, o de quienes
pretenden cubrir la variedad y complejidad de situaciones con una
capa de ideologismos gastados o de agresiones irresponsables.
Se trata de confirmar, renovar y revitalizar la novedad del
Evangelio arraigada en nuestra historia, desde un encuentro
personal y comunitario con Jesucristo, que suscite discípulos y
misioneros. Ello no depende tanto de grandes programas y
estructuras, sino de hombres y mujeres nuevos que encarnen
dicha tradición y novedad, como discípulos de Jesucristo y
misioneros de su Reino, protagonistas de vida nueva para una
América Latina que quiere reconocerse con la luz y la fuerza del
Espíritu” (V conferencia episcopal Latinoamericana, 2007 p.27
No.1b)
Primero se trata de ESTAR CON JESUS, VIVIR CON JESUS, para luego salir a
dar testimonio de lo vivenciado. Definitivamente a la Misión precede ante todo
una EXPERIENCIA con Jesús. Lejos de cualquier idea romántica de dicha
“Experiencia”, San Marcos es sincero en mostrar un seguimiento difícil, un
Jesús incomprendido por sus Apóstoles (Marc. 4,13). Unos Discípulos torpes
para comprender.
Deseamos mirar la realidad de una pequeña comunidad Neocatecumenal de
laicos de una Parroquia de la Diócesis de Pereira, desde esta perspectiva: la
Proyección Social, tanto en la vida de la comunidad a la cual pertenece como
de cara a la misión: dos caras fundamentales de una misma realidad: La
Evangelización.
A menudo surgen inquietantes interrogantes por parte de quienes como
Pastores ejercen la gran misión de ser garantes de dicho Proceso, en la
Parroquia: Párrocos, Sacerdotes cooperadores y Diáconos, Catequistas
evangelizadores o proclamadores: ¿la misión de una pequeña comunidad
Neocatecumenal se ha limitado solo al plano espiritual? ¿El compromiso social
de las comunidades Neocatecumenales como se proyecta en la Diócesis de
Pereira?
Inicialmente es importante presentar el diagnóstico de la realidad actual del
mundo, y frente a dicha realidad apreciar la respuesta de la Iglesia con la Nueva
Evangelización, apreciar los frutos de la evangelización, tocando al mismo
tiempo uno de los grandes desafíos del evangelizado: PERSEVERANCIA Y
APOSTOLADO.
3.1 ENCUESTA- INTRODUCCION
Se ha diseñado una encuesta que tiene como objetivo indagar en algunos
miembros de las comunidades Neocatecumenales sus percepciones a cerca del
compromiso social que tienen y los aspectos que las caracterizan.
Dicha encuesta se realizó a 15 personas pertenecientes a varias comunidades
de tres parroquias distintas de la Diócesis de Pereira. Las personas
seleccionadas son mayores de 15 años, que pertenecen a las Parroquias: San
Pedro y San Pablo de Dosquebradas, San Isidro Labrador, de Dosquebradas y
La Parroquia Nuestra Señora de la Pobreza (Catedral).
Estas comunidades se encuentran dentro de varios estratos sociales,
procurando que fuese un grupo heterogéneo. Esta investigación de tipo
Cuantitativo- descriptiva, ya que es la primera vez que se realiza en el contexto
de un trabajo investigativo serio.
3.2 ENCUESTA SOBRE LA REALIDAD DE LA PASTORAL SOCIAL EN EL
CAMINO NEOCATECUMENAL
1. ¿Cuánto tiempo llevas participando de una pequeña comunidad
Neocatecumenal?
a. 1 a 5 años
b. 6 a 10 años
c. 11 a 20 años
d. De 21 años en adelante
2. ¿en este tiempo que llevas, que tipo de problemáticas sociales has
encontrado en los integrantes de la comunidad?
a. desempleo
b. desintegración familiar
c. drogadicción
d. prostitución
e. enfermedades psicológicas
f. enfermedades físicas
g. delincuencia
h. narcotráfico
i. pobreza
j. analfabetismo
3. ¿de los aspectos mencionados en que crees que la comunidad te ha
ayudado a
superar?___________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
____________________________________________
4. ¿De los siguientes elementos cuales caracterizan una pastoral social en
la comunidad?
a. ayuda a los pobres
b. atención a los enfermos
c. reconstrucción familiar
d. formación política y ciudadana
e. atención a los ancianos
f. educación infantil
g. proyecto de vida juvenil
h. reconciliación y paz
i. recuperación del tejido social
j. formación de liderazgos
3.2. INFORME ENCUESTA COMUNIDAD NEOCATECUMENAL
1 a 5 años34%
6 a 10 años0%
11 a 20 años58%
21 años en adelante
8%
TIEMPO DE PARTICIPACIÓN DE UNA PEQUEÑA
COMUNIDAD NEOCATECUMENAL
El 58% de las personas están dentro de 11- 20 años como tiempo de
participación en la pequeña comunidad Neocatecumenal, el 34% en un rango
de 1-5 años y el 8% más de 21 años.
Dentro de las problemáticas sociales encontradas en los integrantes de la
comunidad sobresale en un primer lugar el Desempleo y la Desintegración
Social, en un segundo lugar la pobreza, en el tercer la Drogadicción, la
Prostitución, las Enfermedades Psicológicas y el Analfabetismo, al cuarto lugar
le pertenece las Enfermedades Físicas, en el penúltimo lugar el Narcotráfico y
el último lugar lo ocupa la Delincuencia.
9 9
6 6 65
23
76
0123456789
10
Nú
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ers
on
as
Problemáticas
PROBLEMÁTICAS SOCIALES ENCONTRADAS EN LOS INTEGRANTES DE
LA COMUNIDAD
El aspecto de la Desintegración Familiar es el que cree que la comunidad que
ha ayudado más.
1
2
1
6
1
3
2
1 1
3
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1
2
3
4
5
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de
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Aspectos
ASPECTOS EN LOS QUE SE CREE QUE LA COMUNIDAD HA AYUDADO
El 18% de las personas que integran la comunidad Neocatecumenal opinan que
el elemento que caracteriza una pastoral social en la comunidad es la
reconstrucción de la Familia, en segundo lugar con un 14% la Reconciliación y
Paz; en una tercera ocupación los elementos de Ayuda a los Padres, Atención
a los Enfermos y Recuperación del Tejido Social que corresponde a un 12%.
Con un 8% Atención a los Ancianos, Educación Infantil y Proyecto de Vida
Juvenil, un 6% Formación de Liderazgos y por último la Formación Política y
Ciudadana con un 4%.
Estos datos nos demuestran la eficacia de la tarea evangelizadora, cuando el
Kerigma se convierte en el motor que impulsa la recuperación del hombre en
todas sus dimensiones y no por partes. Ya S.s. Pablo VI lo decía en la
audiencia del día 12 de enero de 1977.
12 12
18
4
8 8 8
1412
6
02468
101214161820
Po
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Elementos
ELEMENTOS QUE CARACTERIZAN UNA PASTORAL SOCIAL EN LA
COMUNIDAD
“he aquí las familias, que se convierten, también ellas, en maestras de
esta Evangelización posterior al Bautismo-, "La pastoral de los adultos",
como hoy se dice, viene delineando y crea nuevos métodos y nuevos
programas y además nuevos misterios subsidiarios, que sostienen la
exigente ayuda hoy al sacerdote y al diácono en la enseñanza y en la
participación de la liturgia; formas nuevas de caridad, de cultura y de
solidaridad social hacen crecer la vitalidad de las comunidades cristianas,
y hacen, frente al mundo, la defensa, la apología y la atracción.” (PABLO
VI, 1977 No 13-1-77.)
En el Camino Neocatecumenal se puede encontrar la vitalidad de una Pastoral,
que articula todas sus diferentes dimensiones como una fuente inagotable que
concede al mundo frutos que alientan la esperanza y encaminan la misión de la
Iglesia a una respuesta verás frente a tantos desafíos del mundo actual.
El Papa Juan Pablo II lo reflexiona en su Carta "OGNIQUALVOLTA" 30 de
agosto 1990, confirmando el itinerario Neocatecumenal como una verdadera
pastoral, válida para la sociedad y para los tiempos de hoy. (Anexo 1)
El Camino Neocatecumenal en los estatutos aprobados definitivamente el 11 de
Mayo de 2008 en la Solemnidad de Pentecostés nos confirman el carácter de
una verdadera pastoral social nacida no de una decisión personal o imposición
normativa, sino del encuentro con Jesucristo, en el cual se reaviva la fe y los
frutos del amor y la unidad se hacen visibles como un verdadero milagro.
“El Camino Neocatecumenal es ofrecido, pues, como instrumento apto
para ayudar a la Parroquia a cumplir cada vez más la misión eclesial de
ser sal, luz y fermento del mundo (Mt.5, 13-16) y brillar ante los hombres
como Cuerpo visible de Jesucristo resucitado, sacramento universal de
salvación”. (DIKASTERIO de Laicos 2008 p 48d)
En la encuesta realizada uno de los elementos más destacados que identifica
una verdadera pastoral social en el Camino Neocatecumenal, es la
recuperación de la Familia como base fundamental de la sociedad. Este fruto no
solo es reconocido a nivel de la historia de las comunidades de la Diócesis de
Pereira; es un reconocimiento que a nivel mundial es destacado, inclusive
premiado, como lo ha hecho Instituto Pontificio Juan Pablo II para estudios
sobre el matrimonio y la familia, institución que tiene su sede en la Universidad
Pontificia Lateranense de Roma, al entregar este 13 de mayo el doctorado
"honoris causa" a Kiko Argüello, iniciador del Camino Neocatecumenal:
“El Instituto Pontificio Juan Pablo II otorga hoy a Kiko Argüello el
Doctorado honoris causa porque reconoce una fecundidad muy especial
por la plena valoración de la familia como sujeto eclesial y social, en
plena consonancia con la forma de pensar de Juan Pablo II, a través del
itinerario de formación cristiana post-bautismal iniciado por el junto a
Carmen Hernández y que ha generado frutos abundantes en todo el
mundo. El acercar a las personas a las aguas del bautismo ha permitido
que el río de agua viva que surge de Cristo pueda devolver la vida a lo
largo de su curso, haciendo posible que las familias puedan reconstruirse
y florecer, en el imponente testimonio de la fecundidad de Dios Trinidad
en la Santa Iglesia.” "laudatio"( Noriega, 2009)
Dicho trabajo de recuperación de la familia, es como lo dice el mismo Kiko en
su "lectio doctoralis" que pronunció el 13 de mayo al recibir el "honoris causa"
del Instituto Pontificio Juan Pablo II para estudios sobre el matrimonio y la
familia, institución que tiene su sede en la Universidad Pontificia Lateranense de
Roma: “una pequeña semilla que se esparce y que con la gracia del Espíritu
Santo un día podrá ser un gran árbol, un árbol bello, lleno de frutos: tantos
adultos que no olvidarán nunca aquella celebración doméstica de la propia
familia, donde han visto a los padres amar y rezar a Dios con verdadera
convicción”. (Anexo 3)
4 CONCLUSIÓN
El Camino Neocatecumenal, como carisma específico de la Iglesia Católica, ha
sido apoyado desde sus inicios por el entonces arzobispo de Madrid, Monseñor
Casimiro Morcillo, y sobre todo por el Espíritu Santo en el magisterio de los
últimos Papas. Ha sido muy útil para la Iglesia. Ahí precisamente está su gloria:
en ser un carisma más. No el único, ni el mejor. Es frecuente y comprensible
que quien encuentra a Dios en una institución ¬o en un método como en este
caso¬ piense que esa entidad es maravillosa y que todo el mundo debería
conocerla. Cuando esa experiencia va unida a la conversión, el fuego del
converso se une a la valoración positiva de lo encontrado. Los que tenemos
amigos en el camino Neocatecumenal sabemos de lo que hablamos.
Este entusiasmo, tiene consecuencias positivas en el ámbito evangelizador. ¡En
cuantos hermanos y hermanas del Camino se pueden apreciar los milagros
fruto de la escucha del kerigma!
¡Cuántos de ellos que experimentaron la muerte en las Drogas, la prostitución,
en la violencia, en el alcohol, abandonados en brazos adúlteros, olvidados de
hijos o esposas, cuántos de ellos venidos de situaciones concretas de
sufrimiento, en muchos de ellos la experiencia del Camino se encuentra en los
labios como un canto de alabanza al Dios creador, dando razón de la
esperanza en un movimiento misionero por las calles y barrios anunciando la
obra que el Señor ha realizado en cada uno!
Este carisma eclesial en cuyo interior resplandecen todas las dimensiones de la
pastoral, con una respuesta contundente en el ámbito de lo social, siempre
estará abierto invitando a quien desee conocer de cerca la realidad del
Camino. La invitación esta propuesta a que traten con sus muchos presbíteros,
con sus laicos, tanto dentro de la Diócesis de Pereira como fuera de ella.
Se puede apreciar la multitud de conversiones, el testimonio de tantos
hermanos que dan fe a una verdadera Pastoral que desde el Kerigma
sensibiliza una acción social, con frutos concretos de reconstrucción familiar, de
superación de adicciones, violencia y pobreza extrema, el creciente número de
vocaciones sacerdotales, el vigor misionero, el amor al Papa. El futuro de la
Iglesia es de un pequeño resto, un pequeño grupo de personas que van a
conservar su fe dentro de una masa, en una sociedad que cada vez es más
pagana.
El Camino Neocatecumenal tiene la ventaja de vivir el cristianismo en
pequeñas comunidades, de volver un poco a las raíces del cristianismo, a la
pastoral de la Iglesia primitiva. Eso es lo que el Camino Neocatecumenal puede
hacer y está haciendo. Como bien lo ha dicho S.S. Benedicto XVI en la
celebración de los 40 años del camino Neocatecumenal en Roma: “¡Es una
verdadera "primavera de esperanza" (Anexo 4).
La vida de la Iglesia Católica es muy dinámica gracias al influjo del Espíritu
Santo que actúa de muchas maneras y se manifiesta en diversas formas. A lo
largo de la historia son muchos los grupos y las comunidades que han surgido
bajo diversos “carismas” o dones para el servicio de los pueblos. Se puede
decir que cada época trata de responder a unos interrogantes o a unas
problemáticas concretas. Es así como la Iglesia primitiva derramó mucha
sangre, gracias a las feroces persecuciones de los emperadores romanos. En la
edad media las comunidades religiosas se dedicaron a salvaguardar el
conocimiento en los monasterios para luego fundar las universidades. En la
época moderna se crearon comunidades muy preocupadas por atender a
poblaciones enteras que carecían de bienes materiales. A mitad del siglo XX se
pasó de una Iglesia cultual a una Iglesia Evangelizadora muy preocupada por el
anuncio de un Cristo más vivo que fuera respuesta coherente a las grandes
preocupaciones del hombre.
Como fruto del Concilio Vaticano II en 1965 aparecen en el mundo una serie de
experiencias evangelizadoras importantes: legionarios de Cristo, el Opus Dei,
las Comunidades Neocatecumenales, etc.
Son precisamente estas Comunidades Neocatecumenales o sea un nuevo
catecumenado, las que desean volver a las fuentes del cristianismo pero con
respuestas claras a las problemáticas modernas. “desintegración familiar,
soledad, pérdida del sentido de la vida, dicotomía entre fe y vida, etc.”
Aunque no son muy visibles a la sociedad los frutos dados por estas
comunidades, si son muy valorados por la Iglesia a través de varios
documentos. Los pronunciamientos de los papas desde Pablo VI hasta
Benedicto XVI; los discursos de los cardenales presidentes de los pontificios
consejos para los laicos y la liturgia, entre otros; las homilías de tantos obispos
y sacerdotes que reconocen este “itinerario de fe” como una experiencia válida
para los tiempos modernos.
Con este trabajo hemos pretendido hacer un acercamiento a personas, de
carne y hueso, de algunas comunidades Neocatecumenales pertenecientes a la
Diócesis de Pereira – Colombia, para conocer sus percepciones sobre el
impacto social que ha tenido en sus vidas, sus familias, sus comunidades
barriales, esa experiencia religiosa.
Si creemos que el origen de muchas problemáticas sociales está en la familia,
pues estas comunidades están llegando a esas raíces para brindar una salida:
la reconstrucción familiar, el fortalecimiento del tejido social, la pobreza, la
drogadicción, etc.
Una experiencia religiosa seria se vuelve fundamental en la transformación de
un individuo pues le brinda seguridad, firmeza y compromiso para iniciar una
nueva vida. Estas comunidades lo están logrando al interior de las parroquias,
sin mucha publicidad pero de manera muy efectiva.
5 BIBLIOGRAFIA
Biblia De Jerusalén Latinoamericana, Bilbao: Desclée de Brouwer
1 de Diciembre de 2000
CASTRILLÓN, Darío, Cardenal.(1998), Nueva Evangelización y
Nuevas tecnologías. Roma, Libreria Editrice Vaticana
CATECISMO de la Iglesia Católica, (1992), República
Dominicana: Librería Juan Pablo II.
CONCILIO Vaticano II, (1990) Bogotá: Ediciones San Pablo.
Juan Pablo II, (1988), Christisfideles Laici, Roma, Libreria Editrice
Vaticana
Juan Pablo II, (1990) Epístola Ogniqualvolta, Breve pontificio,
Roma, Libreria Editrice Vaticana
Juan Pablo II, (1999), Exhortación Apostólica Ecclesia in América,
Roma Libreria Editrice Vaticana
L’osservatore Romano, (1974-1988-1999), Roma, Vaticano.
Neocatechumenale Iter Statuta, (2008), Bilbao, Desclée de
Brouwer.
RIVERA, Norberto, Cardenal. 1999, El fenómeno de la
Incredulidad. Conferencia. Libreria Editrice Vaticana
Revista Di Vita Spirituale, 1975, Roma: 1975.
III Conferencia Episcopal Latinoamérica, (1978), Puebla,
Ediciones Paulinas.
IV Conferencia Episcopal Latinoamérica,( 1993), Santo Domingo, ,
Ediciones Paulinas
V Conferencia Episcopal Latinoamericana,(2007) Brasil, ,
Ediciones Paulinas
6 ANEXOS
Anexo N° 1
CARTA “Ogniqualvolta”
DE SU SANTIDAD’ PAPA JUAN PABLO II
AL MONSEÑOR PAUL JOSEF CORDES
El 30 de AGOSTO de 1990
AL VENERADO HERMANO MONSEÑOR
PAUL JOSEF CORDES
ENCARGADO “AD PERSONAM” DEL APOSTOLADO
DE LAS COMUNIDADES NEOCATECUMENALES
Siempre que el Espíritu hace germinar en la Iglesia impulsos de una mayor
fidelidad al evangelio, florecen nuevos carismas que manifiestan tal realidad y
nuevas instituciones que la ponen en práctica. Así ha sucedido después del
concilio de Trento y después del concilio Vaticano II.
Entre las realidades suscitadas por el Espíritu en nuestros días figuran las
comunidades Neocatecumenales, iniciadas por el señor K. Argüello y por la
señora C. Hernández (Madrid, España), cuya eficacia para la renovación de la
vida cristiana era acogida por mi predecesor Pablo VI como fruto del Concilio:
“Cuánta alegría y cuánta esperanza nos dais con vuestra presencia y con
vuestra actividad… Vivir y promover este despertar es lo que vosotros llamáis
una forma de después del bautismo que podrá renovar, en las actuales
comunidades cristianas, aquellos efectos de madurez y de profundización que
en la Iglesia primitiva se realizaban gracias al período de preparación al
bautismo” (Pablo VI a las comunidades Neocatecumenales, audiencia general,
8 de mayo de 1974, en Notitiae 96 [1974] 230).
También yo, en los numerosos encuentros que he tenido como obispo de
Roma, en las parroquias romanas, con las comunidades Neocatecumenales y
con sus pastores, y en mis viajes apostólicos a muchas naciones, he podido
constatar copiosos frutos de conversión personal y un fecundo impulso
misionero.
Tales comunidades hacen visible en las parroquias el signo de la Iglesia
misionera y “se esfuerzan por abrir el camino a la evangelización de aquellos
que casi han abandonado la vida cristiana, ofreciéndoles un itinerario de tipo
catecumenal, que recorre todas aquellas fases que en la Iglesia primitiva
recorrían los catecúmenos antes de recibir el sacramento del bautismo; les
acerca de nuevo a la Iglesia y a Cristo” (cf. Catecumenazo postbattesimale en
Notitiae 96 [1974] 229). Es el anuncio del evangelio, el testimonio en pequeñas
comunidades y la celebración eucarística en grupos (cf. Notificazione sulle
celebrazioni nei gruppi del “Camino neocatecumenale” en L’Observatore
Romano, 24 de diciembre de 1988) lo que permite a sus miembros ponerse al
servicio de la renovación de la Iglesia.
Numerosos hermanos en el episcopado han reconocido los frutos de este
Camino. Quiero limitarme a recordar al entonces arzobispo de Madrid,
monseñor Casimiro Morcillo, en cuya diócesis gobierno han nacido, en el año
1964, las comunidades Neocatecumenales que acogió con tanto amor.
Después de más de veinte años de vida de las comunidades, difundidas en los
cinco continentes:
- teniendo en cuenta la nueva vitalidad que anima a las parroquias, el impulso
misionero y los frutos de conversión que brotan del testimonio de los itinerantes
y, últimamente, de la obra de las familias que evangelizan en zonas
descristianizadas de Europa y del mundo entero.
- considerando las vocaciones a la vida religiosa y al presbiterado de este
Camino y el nacimiento de colegios diocesanos de formación al presbiterado
para la nueva evangelización, como el Redemptoris Mater de Roma.- habiendo
visto la documentación por Vd. Presentada:
Acogiendo a la petición que se me ha dirigido, reconozco el Camino
Neocatecumenal como un itinerario de formación católica, válida para la
sociedad y para los tiempos de hoy. Deseo vivamente, por tanto, que los
hermanos en el episcopado valoricen y ayuden –junto con sus presbíteros- a
esta obra para la nueva evangelización, para que se realice según las líneas
propuestas por los iniciadores, en espíritu de servicio al Ordinario del lugar y en
comunión con él, y en el contexto de la unidad de la Iglesia particular con la
Iglesia universal.
En prenda de este vivo deseo, imparto a Vd. Y a cuantos pertenecen a las
comunidades Neocatecumenales, mi bendición apostólica.
Desde el Vaticano, a 30 de agosto de 1990, XII de pontificado.
Juan Pablo II
Anexo N° 2
Laudatio" del doctorado "honoris causa" a Kiko Argüello
Por don José Noriega, vicepresidente del Instituto Juan Pablo II
ROMA, sábado, 16 mayo 2009 (ZENIT.org).- Publicamos la "laudatio" que
dirigió don José Noriega, vicepresidente del Instituto Pontificio Juan Pablo II
para estudios sobre el matrimonio y la familia, institución que tiene su sede en
la Universidad Pontificia Lateranense de Roma, al entregar este 13 de mayo el
doctorado "honoris causa" a Kiko Argüello, iniciador del Camino
Neocatecumenal
La fecundidad es algo que pertenece al misterio de Dios Trinidad. Nosotros los
hombres sabemos bien que no es algo que pueda venir de nosotros, pero que
va acogido con alegría, sabiendo que Jesús ha venido para que tengamos fruto
y fruto abundante.
El Instituto Pontificio Juan Pablo II otorga hoy a Kiko Argüello el Doctorado
honoris causa porque reconoce una fecundidad muy especial por la plena
valoración de la familia como sujeto eclesial y social, en plena consonancia con
la forma de pensar de Juan Pablo II, a través del itinerario de formación
cristiana post-bautismal iniciado por el junto a Carmen Hernández y que ha
generado frutos abundantes en todo el mundo.
El acercar a las personas a las aguas del bautismo ha permitido que el río de
agua viva que surge de Cristo pueda devolver la vida a lo largo de su curso,
haciendo posible que las familias puedan reconstruirse y florecer, en el
imponente testimonio de la fecundidad de Dios Trinidad en la Santa Iglesia. En
las pequeñas comunidades, en las cuales el camino Neocatecumenal se ha
estructurado y quiere vivir el misterio de la Sagrada Familia de Nazaret, cada
familia ha sido acogida en su relación específica, sin que sus componentes
hayan sido absorbidos indiferentemente, y ha sido promovida en la propia
dimensión misionera. De este modo se construye una autentica pastoral
familiar, que se sitúa bajo el espíritu de nuestro fundador el Papa Juan Pablo II.
Son tres los aspectos que nuestro Instituto quiere señalar respecto a los frutos
del Espíritu en la obra del nuevo doctor. En primer lugar el haber acompañado
un camino de fecundidad en las familia. En segundo lugar, haber ofrecido un
camino concreto de culto familiar a Dios. Y en tercer lugar, haber fomentado la
misión de la familia.
El redescubrimiento de la fecundidad del bautismo en la vida de la pareja ha
tenido uno de sus frutos más significativos en el descubrimiento de la santidad
del acto conyugal entre los esposos. Visto como uno de los lugares donde Dios
asiste, las parejas del camino han querido vivir su amor con una singular
apertura a la vida, sabiéndose colaboradores de Dios en la creación de
personas. En un momento de crisis y desorden por parte de muchos, la acogida
sin reservas de la encíclica profética de Pablo VI Humanae vitae por parte de
las familias de camino ha sido un auténtico testimonio para toda la Iglesia,
mostrando que, más allá de nuestros miedos o de nuestras dificultades, es
posible vivir como la Iglesia señala, como camino especifico de santidad de la
pareja, si hay una comunidad viva que les acompaña.
La constitución de una familia, que tiene en su origen la acogida del misterio de
la fecundidad de Dios, conlleva al mismo tiempo a la iniciación al misterio. Las
familias del camino Neocatecumenal han entendido rápido y han adoptado una
forma de liturgia domestica: cada día en el matrimonio, pero aún más
especialmente toda la familia el domingo, en la celebración de los laudes, vivida
como un espacio donde favorecer el diálogo con Dios en un diálogo familiar. De
este modo, la gran misión de trasmitir la fe a los hijos ha encontrado el ámbito
propio del testimonio de los padres, los cuales ayudan a los hijos a comprender
la relevancia de la Palabra en la propia historia concreta. En esto se demuestra
como la relación entre padres e hijos busca ayudar a estos últimos en su modo
de relacionarse con Dios que es Padre, es decir a entrar en una relación filial
con el Señor así como nos lo ha dado a conocer Jesús. Esto ayuda a levantar
los ojos hacia el verdadero Padre celestial, del cual hemos recibido
verdaderamente la vida y el amor. Es aquí donde se reconoce una de las
razones principales del gran fruto de vocaciones que las familias del camino
han sabido llevar.
En el contexto de una secularización espantosa de "grandes zonas de la tierra,
donde la fe está en peligro de apagarse como una llama que no encuentra más
de donde nutrirse", el Camino Neocatecumenal ha sabido "poner a Dios
presente de una manera singular": hablo del gran testimonio de las familias en
misión. De hecho, la realidad del misterio del Dios amor que vive un misterio de
comunión en si, y que sale de si en misión para introducir al hombre en su
comunión, se hace presente en una comunión humana, la Sagrada Familia de
Nazaret, la cual se extiende en la vida de la iglesia y, a través de las familias,
llega a cada hombre. Se trata de un protagonismo que viene vivido por toda la
familia como tal, llevando a la parroquia y al mundo el testimonio de aquello que
es una familia, con sus dificultades, pero sobretodo con sus grandes
esperanzas. Así, el testimonio que ellos llevan es el testimonio de la Trinidad en
misión, es decir, de la pasión del amor de Dios Trinidad por el hombre. De la
convicción que el mundo necesita de testimonios ha nacido también el apoyo
ofrecido por Kiko Argüello por la promoción del Family day con la idea de
ayudar a todos a comprender la importancia de la familia fundada sobre el
matrimonio por cada hombre y por la sociedad entera.
Son tantas las familias en misión que han recibido de Juan Pablo II el crucifijo.
Él mismo, nuestro querido Kiko, lo ha recibido y lo lleva consigo como una
reliquia. Hoy el Instituto académico fundado por él y que se enorgullece de
llevar su nombre, le concede un Doctorado honoris causa. Alguno podría
pensar que se trata de un cambio sustancial: ¡recibir la cruz no es lo mismo que
recibir un doctorado! Todos nosotros estamos convencidos de que el siervo de
Dios Juan Pablo II nos mira hoy con alegría desde la ventana del cielo y es su
mirada nos damos cuenta que este título es una animación a continuar una
misión a favor del hombre, a fin de que Dios pueda llevar a plenitud la
fecundidad de aquella agua que Jesús nos ha regalado en la cruz.
Anexo N° 3
"Lectio doctoralis"
Kiko Argüello: La familia en la misión de la Iglesia
El Papa Juan XXIII, en la constitución apostólica "Humanae salutis" (1961) con
la que convoca el Concilio Vaticano II, exhorta diciendo: "La Iglesia asiste en
nuestros días a una grave crisis de la humanidad, que traerá consigo profundas
mutaciones. Un orden nuevo se está gestando, y la Iglesia tiene ante sí
misiones inmensas, como en las épocas más trágicas de la historia. Porque lo
que se exige hoy de la Iglesia es que infunda en las venas de la humanidad
actual la virtud perenne, vital y divina del Evangelio" (n. 2).
El Espíritu Santo, que anima y guía la Iglesia, suscita el Concilio Vaticano II
para responder a la "grave crisis" de la cual habla el Papa: el restablecimiento
de la Palabra de Dios (Dei Verbum), la reforma de la liturgia (Sacrosanctum
Concilium), una nueva eclesiología, la Iglesia como cuerpo y sacramento de
salvación (Lumen Gentium), y esto en función de su misión (Gaudium et Spes)
de evangelización y salvación del hombre contemporáneo.
Entre los numerosísimos dones que el Espíritu Santo ha suscitado para poner
en práctica la renovación deseada por el Concilio está también el Camino
Neocatecumenal que el Estatuto, aprobado por la Santa Sede de forma
definitiva, el 1 de mayo de 2008, define como: "Un itinerario de formación
católica, válida para la sociedad y para los tiempos modernos" (Art. 1 § 1), que
se ofrece " al servicio del obispo como una de las modalidades de actuación
diocesana de la iniciación cristiana y de la educación permanente de la fe"
(Artículo 1 § 2).
El Estatuto, sobre todo el capítulo II (Artículos 5-21) presenta los elementos
fundamentales del Neocatecumenado, las catequesis iniciales, el trípode
(Palabra-Liturgia-Comunidad) en los que se basa y sus fases, etapas y pasos.
La iniciación cristiana es una respuesta providencial que el Señor ha suscitado
para responder a la descristianización presente. Lo había intuido muy bien el
Papa Juan XXIII, así como el Papa Juan Pablo II.
En el primer encuentro que él tuvo con nosotros en Castel Gandolfo, el 5 de
septiembre de 1979 --estábamos presentes Carmen, el padre Mario y yo--,
después de la misa, el Papa nos dijo que durante la celebración había visto
ante sí: ateísmo - Bautismo - catecumenado.
En aquel momento no entendí bien qué quería decir, es más me parecía un
error anteponer Bautismo a catecumenado. El catecumenado en la tradición del
a Iglesia es para aquellos que se preparan a recibir el Bautismo.
La clave puede que nos la dé lo que dijo el Papa en una parroquia de Roma,
hablando a las comunidades Neocatecumenales: "Yo veo así la génesis del
Neocatecumenado...., uno, no sé si Kiko u otros, se ha preguntado: ¿de dónde
venía la fuerza de la Iglesia primitiva y de dónde viene la debilidad de la Iglesia
de hoy, mucho más numerosa? Y yo creo que ha encontrado la respuesta en el
catecumenado, en este Camino".
Diciendo el Papa que ha visto delante de si: ateísmo - Bautismo -
catecumenado, ¿qué ha querido decir?
Creo que después de la experiencia de ateísmo en Polonia, el Papa, con una
filosofía con raíces en la fenomenología de Husserl, ha querido decir que para
responder a la fuerza del ateísmo moderno y a la secularización, los cristianos
bautizados necesitan un catecumenado como tenía la Iglesia primitiva, un
catecumenado post-bautismal.
Durante varios siglos la Iglesia primitiva ha tenido un catecumenado serio,
donde los catecúmenos debían mostrar que tenían fe, porque comenzaban a
hacer obras de vida, obras que mostraban que en ellos actuaba Cristo
Resucitado. El bautismo era la gestación a una nueva creación dónde la
síntesis del anuncio del Kerigma, la buena noticia, el cambio de vida moral y la
liturgia eran una sola cosa.
La Iglesia de hoy necesita esta formación seria. De hecho, el punto para
nosotros es uno solo: que se forme el hombre nuevo, el hombre celeste, en un
itinerario serio de formación cristiana; ese hombre que, como dice san Pablo,
lleva en su cuerpo el morir de Jesús para que se vea en su cuerpo que Cristo
está vivo, de modo que cuando el cristiano muere "el mundo recibe la vida".
Esta iniciación cristiana, que Camino Neocatecumenal propone en sus rasgos
fundamentales, reconstruye la comunidad cristiana, inspirándose en la Sagrada
Familia de Nazaret. En el Estatuto se dice concretamente: "Modelo de la
comunidad Neocatecumenal es la Sagrada Familia de Nazaret, lugar histórico
donde el Verbo de Dios, hecho Hombre, se hace adulto creciendo ´en sabiduría,
edad y gracia´, estando sometido a José y María. En la comunidad los
neocatecúmenos se tornan adultos en la fe, creciendo en humildad, simplicidad
y alabanza, sometidos a la Iglesia (Art. 7 § 2).
Iglesia, comunidad cristiana, Familia de Nazaret, familia humana: el camino está
claro. Nos lo dijo el Papa Juan Pablo II en una memorable homilía, que nos
dirigió en la festividad de la Sagrada Familia, el 30 de diciembre de 1988, en
Porto San Giorgio, donde vino para enviar las primeras 72 familias en misión:
"Si se tiene que hablar de una renovación, de una regeneración de la sociedad
humana, más bien de la Iglesia como sociedad de los hombres, se tiene que
empezar de este punto, de esta misión. Iglesia Santa de Dios, tú no puedes
hacer tu misión, no puedes cumplir tu misión en el mundo, si no por la familia y
su misión".
El Camino Neocatecumenal ha podido hacer lo que ha hecho hasta ahora:
familias reconstruidas, numerosos hijos, vocaciones a la vida contemplativa y al
sacerdocio... Sólo a través de esta obra de reconstrucción de la familia. Me
gustaría apuntar brevemente cómo se hace esto en el camino, educando a las
familias en la oración y en la transmisión de la fe a los hijos: de hecho, son los
padres, como dice el Catecismo de la Iglesia Católica, quienes "han recibido la
responsabilidad y el privilegio de evangelizar a sus hijos" (n. 2225).
Después de que Dios se manifestó a su pueblo en el monte Sinaí, como único
Dios existente, y les mandó que le amaran "con todo el corazón, con toda el
alma y con todas las fuerzas", añade inmediatamente: "Se lo repetirás a tus
hijos, les hablarás de ello tanto si estás en casa como si vas de viaje, así
acostado como levantado...". "Cuando el día de mañana te pregunte tu hijo:
´¿Qué son estos estatutos, estos preceptos y estas normas que el Señor
nuestro Dios os ha prescrito?´, dirás a tu hijo: ´Éramos esclavos de Faraón en
Egipto, y el Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte. El Señor realizó a
nuestros propios ojos señales y prodigios grandes y terribles en Egipto, contra
Faraón y toda su casa. Y a nosotros nos sacó de allí para conducirnos y
entregarnos la tierra que había prometido bajo juramento a nuestros padres" (cf.
Deuteronomio 6, 4ss).
Este texto, que ha sido muy importante para el pueblo judío durante los siglos y
que ha mantenido a las familias judías unidas, hace comprender la importancia
que tiene para los padres el hecho de transmitir la fe a los hijos y también da a
entender que este mandato divino está dado a los padres y no puede delegarse
a ningún otro. Son ellos los que deben contar a los hijos el amor que Dios les ha
tenido.
Para los primeros cristianos transmitir la fe a los hijos, a través de las Sagradas
Escrituras, que se adentran en Cristo Jesús, fue la misión primordial. Lo
testimonia la segunda carta de Pablo a Timoteo: "Persevera en aquello que has
aprendido y creído, sabiendo de quién lo has aprendido (de la madre Eunice) y
que desde la infancia conoces las Sagradas Escrituras" (2 Timoteo 3,14-15). Y
esta tradición se ha mantenido, en diversas formas, a lo largo de los siglos, en
las familias cristianas. Nos dan testimonio de ello numerosos jóvenes mártires.
El Camino Neocatecumenal, en cuanto a iniciación cristiana en las diócesis y en
las parroquias, enseña hoy a las parejas también a transmitir la fe a los hijos,
sobre todo en una celebración familiar, en una liturgia doméstica.
La familia cristiana, tiene tres altares: el primero la mesa de la santa Eucaristía,
dónde Cristo ofrece el sacrificio de su vida por nuestra salvación; el segundo, el
tálamo nupcial, dónde se sitúa el sacramento del matrimonio y se da la vida a
los nuevos hijos de Dios, tálamo nupcial al que se le debe gran honor y gloria; el
tercer altar, la mesa de la familia, donde la familia come unida, bendiciendo al
Señor por todos sus dones. En torno a esta misma mesa se hace la celebración
doméstica, en la cual se pasa la fe a los hijos.
Después de más de 30 años de Camino, uno de los frutos que más consuelan
es ver a las familias reconstruidas llegar a ser verdadera Iglesia doméstica.
Estas familias, abiertas a la vida, y por tanto normalmente numerosas, asumen
el deber primario de la familia cristiana de transmitir la fe a los propios hijos.
Además de la oración de la mañana y la noche, de la oración antes de las
comidas y además de la participación, junto con los padres, en la Eucaristía de
la comunidad, la transmisión de la fe a los hijos, se da fundamentalmente, a
través de una celebración domestica, que habitualmente se hace el día del
Señor.
En esta celebración los padres rezan los salmos de las laudes con los hijos,
leen las Sagradas Escrituras y les preguntan: "¿qué te dice a tu vida esta
palabra?". Es impresionante ver cómo los hijos aplican la Palabra de Dios a su
propia historia. Al final el padre y la madre dicen una palabra, partiendo de su
propia experiencia, e invitan a los hijos a rezar por el Papa, por la Iglesia, por
los que sufren, etc. Después se reza el Padrenuestro y se dan la paz; y la
celebración se concluye con la bendición de los padres sobre cada uno de los
hijos.
La Marialis cultus, del Papa Pablo VI, en el n. 53 afirma: "De acuerdo con las
directrices conciliares, la Liturgia de las Horas incluye justamente el núcleo
familiar entre los grupos a que se adapta mejor la celebración en común del
Oficio divino: "conviene finalmente que la familia, en cuanto sagrario doméstico
de la Iglesia, no sólo eleve preces comunes a Dios, sino también recite
oportunamente algunas partes de la Liturgia de las Horas, con el fin de unirse
más estrechamente a la Iglesia". No debe quedar sin intentar nada para que
esta clara indicación halle en las familias cristianas una creciente y gozosa
aplicación". Y en el n. 54 prosigue: "Después de la celebración de la Liturgia de
las Horas -cumbre a la que puede llegar la oración doméstica-, no cabe duda de
que el Rosario a la Santísima Virgen debe ser considerado como una de las
más excelentes y eficaces oraciones comunes que la familia cristiana está
invitada a rezar".
Resultado de esta importante atención de los padres a los propios hijos es que
casi todos están en la Iglesia. Es por esto que hay tantos jóvenes en las
comunidades Neocatecumenales. De estas familias están surgiendo miles de
vocaciones para los seminarios y monasterios.
Nos alegra el que el Instituto Pontificio Juan Pablo II se comprometa tanto en la
investigación sobre la familia y que pueda, en este modo específico, ayudar a
los padres a transmitir la fe a los propios hijos. Es una misión importante que
debe ser apoyada y animada.
Como hemos dicho, hoy es de vital importancia para la familia cristiana una
celebración familiar, una liturgia domestica, donde puedan encontrarse, al
menos una vez a la semana, las dos generaciones - hijos y padres - y donde
pueden rezar y dialogar poniendo la palabra y al Señor Jesús resucitado en el
centro.
Nuestra sociedad está desestructurando la familia: en los tiempos (ritmos de
trabajo y horarios escolares), en los componentes (parejas de hecho, divorcio,
etc...) en las maneras de vivir, pero sobre todo a través de una cultura que se
está volviendo contraria a los valores del Evangelio.
Nosotros estamos convencidos de que la verdadera batalla que la Iglesia está
llamada a afrontar en el tercer milenio, el verdadero desafío que debe asumir, y
donde se juega el futuro, es la familia.
El Papa Juan Pablo II, en la homilía d Porto San Giorgio, el 30 de diciembre de
1988 que recordaba antes, nos confió el siguiente encargo. Con mucha fuerza
nos dijo: "Debéis, con todos vuestras oraciones, con vuestro testimonio, con
vuestra fuerza, ayudar a la familia, tenéis que protegerla contra la destrucción.
No hay otra dimensión en la que el hombre pueda expresarme como persona,
cómo vida, como amor, se tiene también que decir que no existe otro lugar, otro
entorno en el que el hombre pueda ser más destruido. Hoy se hacen muchas y
cosas para normalizar estas destrucciones, para legalizar estas destrucciones;
destrucciones profundas, heridas profundas de la humanidad. Se hace mucho
para arreglar, para legalizar. En este sentido se dice proteger. Pero no se puede
proteger realmente a la familia sin entrar en las raíces, en las realidades
profundas, en su íntima naturaleza; y su naturaleza íntima es la comunión de
las personas a imagen y semejanza de la comunión divina. Familia en misión,
Trinidad en misión”.
Por tanto, nos sentimos contentos de poder colaborar con este Instituto, tan
querido por el siervo de Dios Juan Pablo II, aportando la experiencia de tantas
familias de toda condición social y cultura. Debemos estar al lado de las
familias, siempre, sostener la oración en familia (la celebración familiar de la
que hablábamos antes) y ayudar a los padres a trasmitir la fe a los hijos.
Si bien muchas familias no tienen el apoyo de una formación cristiana
comunitaria como es el Camino Neocatecumenal, estamos convencidos de que
este trabajo común será para muchas familias una pequeña semilla que se
esparce y que con la gracia del Espíritu Santo un día podrá ser un gran árbol,
un árbol bello, lleno de frutos: tantos adultos que no olvidarán nunca aquella
celebración doméstica de la propia familia, donde han visto a los padres amar y
rezar a Dios con verdadera convicción.
Anexo N° 4
Discurso del Papa a miembros del Camino Neocatecumenal
En el cuadragésimo aniversario de sus inicios en Roma
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 11 de enero de 2009 (ZENIT.org).-
Publicamos el discurso que dirigió Benedicto XVI en la tarde de este sábado en
su encuentro con los miembros del Camino Neocatecumenal de la diócesis de
Roma, en la Basílica Vaticana, con motivo de los cuarenta años del inicio de
esta realidad eclesial en la ciudad eterna.
Queridos hermanos y hermanas:
Con gran alegría os recibo hoy tan numerosos con motivo del cuadragésimo
aniversario del inicio del Camino Neocatecumenal en Roma, que ya cuenta
actualmente con 500 comunidades. A todos os dirijo mi cordial saludo. De
manera particular, saludo al cardenal vicario, Agostino Vallini, así como al
cardenal Stanislaw Rylko, presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, que
con entrega os ha seguido en el camino de aprobación de vuestros Estatutos.
Saludo a los responsables del Camino Neocatecumenal: al señor Kiko Argüello,
a quien doy las gracias cordialmente por las palabras con las que ha
interpretado los sentimientos de todos vosotros, a la señora Carmen Hernández
y al padre Mario Pezzi. Saludo a las comunidades que salen de misión hacia las
periferias más necesitadas de Roma, a las que van de "missio ad gentes" en los
cinco continentes, a las 200 nuevas familias itinerantes, a los 700 catequistas
itinerantes responsables del Camino Neocatecumenal en las diferentes
naciones.
Nuestro encuentro tiene lugar significativamente en la Basílica Vaticana,
construida en el sepulcro del apóstol Pedro. Fu precisamente él, el príncipe de
los apóstoles, quien respondiendo a la pregunta con la que Jesús interpelaba a
los doce sobre su identidad, confesó con empuje: "Tú eres el Cristo, el Hijo de
Dios vivo" (Mateo 16,16). Hoy os habéis reunido aquí para renovar esta misma
profesión de fe. Vuestra presencia, tan numerosa y animada, testimonia los
prodigios realizados por el Señor en los cuatro decenios pasados; indica
también el compromiso con el que queréis continuar vuestro camino iniciado, un
camino de fiel seguimiento de Cristo y de valiente testimonio de su Evangelio,
no sólo aquí en Roma, sino allí donde la Providencia os lleve; un camino de
dócil adhesión a las directivas de los pastores y de comunión con todos los
demás componentes del Pueblo de Dios. Queréis hacer esto, siendo
conscientes de que ayudar a los hombres de nuestro tiempo a encontrar a
Jesucristo, redentor del hombre, constituye la misión de la Iglesia y de todo
bautizado. El Camino Neocatecumenal se integra en esta misión eclesial como
una de las numerosas sendas suscitadas por el Espíritu Santo con el Concilio
Vaticano II para la nueva evangelización.
Todo comenzó aquí, en Roma, hace cuarenta años, cuando en la parroquia de
los Santos Mártires Canadienses se constituyeron las primeras comunidades
del Camino Neocatecumenal. ¿Cómo no bendecir al Señor por los frutos
espirituales que, a través del método de evangelización que aplicáis, se han
podido recoger en estos años? ¡Cuántas frescas energías apostólicas se han
suscitado tanto entre los sacerdotes como entre los laicos! ¡A cuántos hombres
y mujeres, y a cuantas familias que se habían alejado de la comunidad eclesial
o que habían abandonado la práctica de la vida cristiana, a través del anuncio
del kerigma y del itinerario de redescubrimiento del Bautismo se les ha ayudado
a volver a encontrar la alegría de la fe y el entusiasmo del testimonio
evangélico! La reciente aprobación de los Estatutos del Camino por parte del
Consejo Pontificio para los Laicos ha sellado la estima y la benevolencia con
que la Santa Sede sigue la obra que el Señor ha suscitado a través de sus
iniciadores. El Papa, obispo de Roma, os da las gracias por el generoso servicio
que ofrecéis a la evangelización de esta ciudad y por vuestra entrega para
llevar el anuncio cristiano en todos los ambientes.
Vuestra acción apostólica que ya es tan benemérita será aún más eficaz en la
medida en que os esforcéis por cultivar constantemente ese anhelo por la
unidad que Jesús comunicó a los doce en la Última Cena. Antes de la Pasión,
de hecho, nuestro Redentor rezó intensamente para que sus discípulos fueran
una sola cosa para que el mundo sea impulsado a creer en Él (Cf. Juan 17,21).
Esta unidad, don del Espíritu Santo e incesante búsqueda de los creyentes,
hace de cada comunidad una articulación viva y bien integrada en el Cuerpo
místico de Cristo. La unidad de los discípulos del Señor pertenece a la esencia
de la Iglesia y es condición indispensable para que su acción evangelizadora
resulte fecunda y creíble. Sé con cuánto celo está actuando las comunidades
del Camino Neocatecumenal en 103 parroquias de Roma. Mientras os aliento a
continuar en este compromiso, os exhorto a intensificar vuestra adhesión a
todas las directivas del cardenal vicario, mi colaborador directo en el gobierno
pastoral de la diócesis. La integración orgánica del Camino en la pastoral
diocesana y su unidad con las demás realidades eclesiales beneficiarán a todo
el pueblo cristiano y harán más fecundo el esfuerzo de la diócesis a favor de un
anuncio renovado del Evangelio en nuestra ciudad. De hecho, hoy hace falta
una amplia acción misionera que involucre a las diferentes realidades
eclesiales, las cuales, conservando cada una la originalidad del propio carisma,
deben operar con concordia, tratando de realizar esa "pastoral integrada" que
ya ha permitido alcanzar resultados significativos. Y vosotros, al poneros con
plena disponibilidad al servicio del obispo, como recuerdan vuestros Estatutos,
podréis ser ejemplo para muchas Iglesias locales, que ven con razón en la de
Roma un modelo de referencia.
Hay otro fruto espiritual madurado en estos cuarenta años por el que quisiera
dar gracias con vosotros a la divina Providencia: es el gran número de
sacerdotes y de personas consagradas que el Señor ha suscitado en vuestras
comunidades. Muchos sacerdotes están comprometidos en las parroquias y en
otros campos de apostolado diocesano, muchos son misioneros itinerantes en
varias naciones: ofrecen un generoso servicio a la Iglesia de Roma, y la Iglesia
de Roma ofrece un precioso servicio a la evangelización en el mundo. ¡Es una
verdadera "primavera de esperanza" para la comunidad diocesana de Roma y
para la Iglesia! Doy las gracias al rector y a sus colaboradores del seminario
Redemptoris Mater de Roma por la obra educativa que desempeñan. Su tarea
no es fácil, pero muy importante para el futuro de la Iglesia. Les aliento, por
tanto, a continuar con esta misión, adoptando las orientaciones formativas
propuestas tanto por la Santa Sede como por la diócesis. El objetivo que deben
buscar todos los formadores es el de preparar presbíteros bien integrados en el
presbiterio diocesano y en la pastoral tanto parroquial como diocesana.
Queridos hermanos y hermanas: la página evangélica que ha sido proclamada
nos ha recordado las exigencias y las condiciones de la misión apostólica. Las
palabras de Jesús, que nos refiere el evangelista san Mateo, resuenan como
una invitación a no desalentarnos ante las dificultades, a no buscar éxitos
humanos, a no tener miedo de las incomprensiones e incluso de las
persecuciones. Alientan más bien a poner la confianza únicamente en la
potencia de Cristo, a tomar la "propia cruz" y a seguir las huellas de nuestro
Redentor que, en este tiempo de Navidad que ya termina, se nos ha aparecido
en la humildad y en la pobreza de Belén. Que la Virgen santa, modelo de todo
discípulo de Cristo y "casa de bendición", como habéis cantado, os ayude a
realizar con alegría y fidelidad el mandato que la Iglesia os confía con
confianza. Mientras os doy las gracias por el servicio que ofrecéis en la Iglesia
de Roma, os aseguro mi oración y de corazón os bendigo a los que estáis aquí
presentes y a todas las comunidades del Camino Neocatecumenal esparcidas
por todas las partes del mundo.