la cuestin malvinas

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    La Cuestin Malvinas en el marco del Bicentenario

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    La Cuestin Malvinas en el marco del Bicentenario / [compilador:Agust n M. Romero]. -- Buenos Aires : Observator io ParlamentarioCuestin Malvinas, Honorable Cmara de Diputados de la Nacin;Biblioteca del Congreso de la Nacin, 2010.576 p. ; 16 x 22 cm.

    ISBN 978-950-691-076-1.

    1. Guerra de Malvinas. 2. Argentina Relaciones con GranBretaa.3. Malvinas (Islas, Argentina) Historia. 4. Argentina Relaciones Exteriores. 5. Soberana Malvinas (Islas, Argentina).I. Romero, Agustn M., comp. II. Argentina. Congreso. Cmara deDiputados.Observatorio Parlamentario Cuestin Malvinas, ed. III. Bibliotecadel Congreso de la Nacin (Argentina), ed.

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    La Cuestin Malvinas en elmarco del Bicentenario

    Observatorio Parlamentario Cuestin Malvinas

    Honorable Cmara de Diputados de la Nacin

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    AUTORIDADES DE LA HONORABLE CAMARA DEDIPUTADOS DE LA NACION DE LA 128 SESION

    PresidenteEduardo Alfredo Fellner

    Diputado por Jujuy

    Vicepresidente 1Ricardo Luis Alfonsn

    Diputado por Buenos Aires

    Vicepresidente 2Patricia Susana FadelDiputada por Mendoza

    Vicepresidente 3Federico Ramn PuertaDiputado por Misiones

    Secretario ParlamentarioEnrique Hidalgo

    Secretario AdministrativoRicardo Jos Vzquez

    Secretario de Coordinacin OperativaJorge Armando Ocampos

    Prosecretaria Parlamentaria

    Marta Alicia Luchetta

    Prosecretario AdministrativoAndrs Daniel Eleit

    Prosecretario de Coordinacin

    Eduardo Santn

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    COMISIN DE RELACIONES EXTERIORES- HCDN -

    PresidenteAtanasof, Alfredo Nstor

    Vicepresidente 1Godoy, Ruperto Eduardo

    Vicepresidente 2

    Stolbizer, Margarita Rosa

    SecretariosBidegain, Gloria

    Flix, Omar ChafiQuiroga, Horacio Rodolfo

    Lpez Arias, Marcelo Eduardo

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    VOCALES

    Ricardo Luis Alfonsn

    Eduardo Pablo Amadeo

    Nlida BelousRosana Andrea Bertone

    Patricia Bullrich

    Ricardo Buryaile

    Mariel Calchaqui

    Norah Susana Castaldo

    Luis Francisco Jorge Cigogna

    Alicia Marcela Comelli

    Carlos Marcelo ComiRoy Cortina

    Juliana Di Tullio

    Liliana Fadul

    Hiplito Faustinelli

    Carlos Alberto Favario

    Irma Adriana Garca

    Carlos Salomn Heller

    Cynthia Liliana Hotton

    Fernando Adolfo Iglesias

    Daniel KatzJulio Rubn Ledesma

    Mara Laura Leguizamn

    Marta Gabriela Michetti

    Pedro Omar Molas

    Carmen Rosa Nebreda

    Jorge Alberto Obeid

    Cristian Rodolfo Olivia

    Alberto Nicols Paredes UrquizaFederico Pinedo

    Agustn Alberto Portela

    Juan Carlos Sluga

    Fernando Ezequiel Solanas

    Silvia Beatriz Vzquez

    Mariano Federico West

    Jorge Ral Yoma

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    COMISIN ADMINISTRADORA DE LABIBLIOTECA DEL CONGRESO DE LA NACIN

    PresidenteSenador Roxana Itat Latorre

    SecretariosSenador Juan Carlos Marino

    Senador Carlos Alberto VernaDiputado Juan Carlos Gioja

    Diputado Miguel A. Giubergia

    VocalesSenador Marina Raquel RiofroSenador Ernesto Ricardo Sanz

    Senador Luis Alberto VianaDiputada Mara Virginia Linares

    Diputada Ana Zulema Luna de MarcosDiputada Carmen Rosa Nebreda

    General Coordinating DirectorBernardino I. Cabezas

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    AUTORIDADES DEL OBSERVATORIOPARLAMENTARIO CUESTIN MALVINAS

    PresidenteAlfredo Atanasof

    VicepresidenteRuperto Godoy

    VocalesRosana BertoneFederico Pinedo

    Nilda BelouzLiliana Fadul

    Norma Castaldo

    Hugo Perie

    Miembros acadmicosLic. Agustn M. Romero

    Dr. Ernesto LpezDra. Lilian Del Castillo-Laborde

    Lic. Carlos Daniel EstebanLic. Federico Lorenz

    SecretarioLic. Agustn M. Romero

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    Prefacio

    Alfredo AtanasofMalvinas: el gran desafo del Parlamento Argentino

    en el ao del Bicentenario

    Ruperto GodoyEn defensa de los intereses argentinos en el Atln-tico Sur

    Jorge TaianaLa Cuestin de las Islas Malvinas en el ao del Bi-centenario

    Nilda GarrLa Cuestin Malvinas desde la prespectiva de laDefensa Nacional

    Alberto SileoniMalvinas como poltica de enseanza

    Federico Pinedo204, 200, 194 and 177

    Jorge ArgelloNaciones Unidas: Cuestin Malvinas, cuestinpendiente

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    INDICE

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    Rafael BielsaMalvinas argentinas petrleo kelper?

    Juan Archibaldo LansCuando los ingleses dudaron de sus derechos

    Fernando PetrellaLa cuestin de las Islas Malvinas y el Bicentenario dela Repblica Argentina

    Eduardo AiraldiLa cuestin de las Islas Malvinas en la diplomaciamultilateral

    Agustn M. RomeroBases para elaborar una poltica exterior argentinahacia Malvinas

    Federico LorenzRepresentaciones del enemigo durante la guerra deMalvinas.

    Alfredo Bruno BolognaLa situacin de las Islas Malvinas llegando

    al Segundo Centenario de la Independencia Argentina

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    Juan Cruz VzquezMalvinas en el Bicentenario: en busca del relatocolectivo

    Alejandro Kaufman

    Malvinas y memoria, dictadura y democracia

    Marcelo Luis VernetMalvinas: hacia una concepcin integradora

    Lior ZylbermanNo fue una guerra espectacular. La guerra deMalvinas y el cine

    Juan RecceMalvinas: Argentina frente al desafo de redefinirsu identidad estratgica.De la PyME kelper al enclave estratgico eu-ropeo

    Toms M. GiudiciMalvinas en la prensa argentina: de la creacin dela Comandancia Poltica y Militara los sucesos del USS Lexington

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    El presente libro La Cuestin Malvinas en el marco del Bicentenarioes el resultado de un arduo trabajo que demand ms de un aode dedicacin y esfuerzo y que constituye un interesante aporte aldebate sobre uno de los temas ms importantes del sentir argentino.Esta compilacin busca reflejar la pluralidad de ideas, aproximacio-nes y posiciones polticas con respecto a la Cuestin Malvinas acordecon la perspectiva multidisciplinaria que el tema merece, siemprereivindicando los legtimos derechos de la Repblica Argentina enla disputa de soberana de las islas y espacios martimos australescircundantes. Es por esto que, desde el Observatorio ParlamentarioCuestin Malvinas, venimos trabajando para ayudar a nuestro pas aconcretar lo plasmado en la Clusula Transitoria Primera de la Con-stitucin Argentina: recuperar la soberana de las islas Malvinas, ydefender y promover los intereses argentinos en al Atlntico sur ynuestra proyeccin antrtica.La singularidad de este libro consiste, principalmente, en que con-tiene artculos de tres ministros de la Nacin en funciones, del rep-resentante de la Repblica Argentina ante las Naciones Unidas, y de

    A modo de presentacin

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    diplomticos, acadmicos e intelectuales de prestigio internacional.Hay pocas obras, sobre un aspecto central de las polticas pblicas,con tan significativo valor y trascendencia. Los lectores encontrarnaqu miradas de expertos en relaciones internacionales; abordajes eideas provenientes de diversos anlisis histricos, polticos y sociales.Deseo agradecer especialmente a cada uno de los autores que colab-oraron con sus investigaciones para que este libro pueda convertirseen vlida referencia del tema que denominamos: Cuestin Malvinas.Por fin, me gustara destacar el trabajo y dedicacin de la Bibliotecadel Congreso de la Nacin para que esta obra llegue a ser presentadaen la 36 Feria del Libro de Buenos Aires 2010; agradecer a la Direc-cin Coordinacin General que desde el primer momento se com-prometi con el proyecto; a la Direccin de Planeamiento y Modern-izacin de la que siempre recibimos soluciones desinteresadas y, porltimo, a la Subdireccin Editorial por su trabajo contrarreloj paraque esta publicacin est presente en el marco del Bicentenario dela Patria. A todos y a cada uno, muchas gracias.

    Agustn M. RomeroSecretario del Observatorio

    Parlamentario Cuestin Malvinas

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    Alfredo AtanasofMalvinas: el gran desafo del Parlamento Argentino en el ao del Bicentenario

    Eric Hobsbawm, reconocido mundialmente como uno de los msimportantes historiadores del siglo XX, en su libro a modo de memo-riasAos Interesantes, dice: Amrica Latina oblig a dar sentido a lo

    que a primera vista pareca imposible. Permiti lo que las especula-ciones contra factuales no pueden lograr, a saber proporcionar unaautntica variedad de salidas a la situacin histrica.Malvinas es para la Argentina una situacin histrica a partir del 2 deenero de 1833 cuando la fragata Clio oblig a la caonera Sarand adejar las Islas que no le pertenecan a nadie, anuncindole que labandera britnica reemplazara a la Argentina el da siguiente. JosMara Pinedo protest pero, frente a una fuerza ampliamente supe-

    rior, no pudo oponer resistencia.Para la historia oficial britnica la transferencia del control fue debi-da a la persuasin aunque despus invocara que el envo de buquesde guerra fue para reafirmar la soberana de Inglaterra en unas islasque no pertenecan a nadie lo que, ciertamente, confirm el hechode fuerza sobre el anterior y autntico poseedor, la Argentina, quea partir de entonces objet y protest sistemticamente por aquella

    *

    Diputado Nacional, Presidente de la Comisin de Relaciones Exteriores 2010-2012

    Alfredo Atanasof *

    Malvinas: el gran desafo del ParlamentoArgentino en el ao del Bicentenario

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    accin de claro tinte colonialista.La protesta inmediata de la Argentina en cuanto al uso de la fuerza

    para la ocupacin claramente ilegal de una parte de nuestro terri-torio nacional, signific tambin el comienzo de la primera polticade estado de nuestra nacin, seguida con distintas formas e inten-sidades pero manteniendo vigente a lo largo del tiempo el legtimoobjetivo de su recuperacin.En trminos de posicionamientos relativos en el campo de la diploma-cia internacional, esta poltica fue rindiendo sus frutos en cuanto a lacada vez mayor dificultad del Reino Unido de comprobar sus argumen-

    taciones histricas y jurdicas ante los distintos organismos internacio-nales donde el caso era presentado, y a una tendencia en aumento dedesinters acerca del tema por parte de la opinin pblica britnica.La variable de costos econmicos que significaba la manutencin delas islas, a principio de los 80 entr a pesar negativamente en dis-tintos sectores de la poltica britnica que comenzaron a calificarlacomo gastos sin sentido.En trminos de poltica real, la aplicacin de nuestra poltica de esta-

    do en cuanto al recupero de las Islas, las haba colocado significativa-mente ms cerca y el proceso no formal de transferencia de respon-sabilidades en cuanto a comunicacin, abastecimiento y servicios, enrelacin a las Islas, segua marchando lenta pero inexorablementedentro del mbito de la Repblica Argentina.Sin embargo, en 1982, la decisin de la entonces dictadura militargobernante en nuestro pas, de subordinar nuestra histrica polticade estado a las necesidades de la coyuntural poltica interna en un

    intento desesperado por mantener el poder, ocultndose detrs deuna reivindicacin sostenida durante 149 aos, fuertemente asen-tada en el colectivo nacional y basada en la estrategia de la abso-luta validez y legalidad histrica del reclamo, apelando al derechointernacional y a la presentacin del caso ante todos los organismosinternacionales sufra un brusco cambio de direccin, otorgndolea los britnicos la posibilidad de alterar dramticamente el escenariodonde la razn quedaba relegada por el uso de la fuerza.Si Winston Churchill para graficar el triunfo en la Batalla de Inglaterra

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    Alfredo AtanasofMalvinas: el gran desafo del Parlamento Argentino en el ao del Bicentenario

    durante la Segunda Guerra Mundial, utiliz la frase Nunca tantos de-bieron tanto a tan pocos en referencia a los pilotos de la R.A.F, noso-

    tros podemos decir que, en nuestra larga gesta por la recuperacin delas Islas, nunca tan pocos (la dictadura militar) hicieron tanto dao.Con el advenimiento de la democracia en 1983 y el funcionamien-to pleno de las instituciones pudimos volver, claro est que en unaescenografa diferente, a nuestra estrategia original: una poltica deestado para Malvinas.Los ms de veinticinco aos ininterrumpidos de vigencia del sistemademocrtico nos permite hoy ser una nacin plenamente integrada

    y respetada por la legitimidad de su gobierno en la comunidad in-ternacional que retoma la apelacin exclusiva de los argumentos ba-sados en los hechos histricos y el derecho internacional, utilizandocomo nicas vas para resolver el conflicto, el dilogo y la negocia-cin con la Gran Bretaa, lo que nos permite ir remontando la cues-ta, volviendo a obtener en los organismos internacionales nuevasdeclaraciones y resoluciones de apoyo a nuestra postura.Despus de 1982 el Reino Unido avanz decididamente en lo que

    se puede denominar una poltica de hechos unilaterales, rehusn-dose sistemticamente a establecer cualquier tipo de dilogo con laArgentina donde estuviera presente el tema de la soberana o el deacciones que modifiquen el escenario en litigio.Comenz con el mantenimiento de la zona de exclusin y la amplia-cin en el Mar Argentino de lo que considera derechos econmicosde explotacin exclusiva, a esto le sigui la venta indiscriminada delicencias de pesca y luego de un amague de conversaciones conjun-

    tas sobre el tema de la exploracin de petrleo en la dcada de los90, tom la decisin de iniciar operaciones de bsqueda de hidro-carburos en febrero de este ao con la contratacin de la plataformamarina perteneciente al consorcio Black Rock vinculado directa oindirectamente a Borders & Southern, Desire Petroleum, FalklandOil & Gas y Rockhopper Exploration.La Argentina respondi de inmediato presentando una verdaderabatera de protestas en los foros internacionales e, inclusive, mani-fest su preocupacin al principal e histrico aliado estratgico del

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    La Cuestin Malvinas en el marco del Bicentenario

    Reino Unido, los Estados Unidos, el cual en la voz de su Secretariade Estado, abog por la necesidad del dilogo entre las partes y se

    declar absolutamente neutral en el diferendo.Lo cierto es que si nos basamos en los hechos, la poltica britnica paralas Islas parece encaminarse decididamente a hacer de ellas un puntoapetecible de explotacin econmica que permita interesar a distintasmultinacionales con las que arrastra intereses y empresas de distintospases y adems a dar basamento y factibilidad econmica al plan decontingencia al cual apelar cuando ya le sea imposible sostener susderechos en las Malvinas: la autodeterminacin de los isleos.

    Ahora bien, hablemos del gran desafo del Parlamento Argentino,puesto que precisamente, en una poltica de estado, es el Parlamen-to donde estn representadas todas las expresiones polticas, el quetiene que trabajar en el diseo de polticas a futuro que ejecutarneventualmente las distintas administraciones del ejecutivo, con lastcticas que crea ms convenientes.Tenemos la responsabilidad de imaginar nuevas polticas porque laGran Bretaa se siente a gusto con la situacin en que hoy est

    enmarcado el conflicto: ellos actan, nosotros protestamos. Resulta,entonces, imperioso revertir definitivamente dicha lgica de funcio-namiento.Todos los grandes manuales de estrategia, sean occidentales u orien-tales, contienen en diversas formas el concepto de que conocer al cir-cunstancial oponente es fundamental para poder anticiparlo y es porello que aqu volvemos a citar a Churchill: el mejor modo de ad-quirir flexibilidad es tener tres o cuatro planes para todas las probables

    contingencias, elaborndolos todos hasta el ltimo detalle. Entonceses mucho ms fcil pasar de uno a otro, segn y donde salte el gato.Hoy el problema pasa por detener las intenciones del Reino Unido encuanto a la exploracin y eventual explotacin de hidrocarburos ennuestras Islas pero, mientras atendemos lo urgente, no perdamos de

    vista la mirada estratgica del conflicto en el que hoy son ellos quienesdetentan la iniciativa y nosotros quienes actuamos en consecuencia.Retomemos la iniciativa, sta es nuestra tarea que implica incesantetrabajo, constancia, creatividad, audacia y paciencia.

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    Alfredo AtanasofMalvinas: el gran desafo del Parlamento Argentino en el ao del Bicentenario

    Por ello creo que en esta lnea de pensamiento se inscribe el Ob-servatorio Parlamentario Cuestin Malvinas, como un instrumento

    indispensable para generar ideas, estudios, tesis, que servirn de so-porte a la generacin de polticas que permitan plasmar en los he-chos nuestros legtimos reclamos sobre las Islas Malvinas e Islas del

    Atlntico del Sur.

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    Ruperto GodoyEn defensa de los intereses argentinos en el Atlntico Sur

    Es un gran placer, como Vicepresidente de la Comisin de Relacio-nes Exteriores del HCDN y Presidente del Observatorio Parlamenta-rio Cuestin Malvinas, presentar este libro tituladoLa Cuestin Mal-

    vinas en el marco del Bicentenario.Desde hace algn tiempo venamos trabajando con la fuerte convic-cin de poder concretar la idea de realizar, desde el Congreso de laNacin Argentina, un libro de profundo valor poltico y acadmicoque aborde distintas temticas sobre nuestros intereses estratgicosen el Atlntico sur. Este trabajo busca reflejar la pluralidad de ideas,aproximaciones y posiciones polticas con respecto a lo que deno-minamos Cuestin de las Islas Malvinas pero siempre reivindicando

    los legtimos derechos de la Repblica Argentina en la disputa desoberana de las islas y espacios martimos australes circundantes.Es por todo esto que desde el Observatorio Parlamentario CuestinMalvinas venimos trabajando y respetando el espritu multidiscipli-nario y de pluralidad poltica para ayudar a nuestro pas a concretarlo plasmado en la Clusula Transitoria Primera de la Constitucinargentina: recuperar la soberana de las islas Malvinas.

    *Diputado Nacional por la Provincia de San Juan 2007-2011.

    Ruperto Godoy *

    En defensa de los intereses argentinos en el Atlntico Sur

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    La Cuestin Malvinas en el marco del Bicentenario

    El Observatorio Parlamentario Cuestin Malvinas, es un ejemplo deque se puede, desde diferentes miradas polticas, perseguir un ob-

    jetivo comn, y dar a esa bsqueda una centralidad que la ponga enel nivel de causa nacional, o cuestin de Estado. Los DiputadosNacionales que integran el Observatorio responden a distintos blo-ques polticos que conforman esta Cmara, pero cada uno ha hechosu aporte para que este espacio sirva a sus fines, superando las merascuestiones o luchas domsticas. Creo que esto es un logro a ser imi-tado en otras instancias e iniciativas polticas. Por lo dicho, las ideas yposiciones vertidas en este trabajo son a ttulo personal de los autores

    y no implican un respaldo o convergencia del resto de los miembrospolticos y acadmicos de la Institucin.Desde el Observatorio Parlamentario Cuestin Malvinas consideramosque la adopcin de medidas unilaterales por parte del Reino Unidode Gran Bretaa no resulta compatible con lo resuelto por las Nacio-nes Unidas. Tambin reclamamos que la disputa de soberana entrela Repblica Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaa e Irlandadel Norte, sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del

    Sur y los espacios martimos circundantes, alcance cuanto antes unasolucin, de conformidad con las resoluciones de las Naciones Unidasy las declaraciones de la Organizacin de los Estados Americanos, delMERCOSUR y de otros foros regionales y multilaterales.Desde el Observatorio Parlamentario Cuestin Malvinas recordamosque la pretensin del Reino Unido de considerar las Islas Malvinas,Georgias del Sur y Sandwich del Sur como pases y territorios a loscuales puedan aplicarse la Cuarta Parte del Tratado Constitutivo de la

    Comunidad Europea, que se denominar en el futuro Tratado sobreFuncionamiento de la Unin Europea, y las Decisiones de Asociacinde Ultramar de la Unin Europea, resulta incompatible con los legti-mos derechos de la Repblica Argentina de una disputa de soberanasobre tales archipilagos.

    Asimismo, recordamos que compartimos con todos los pases delMERCOSUR la visin de un ideal comn de una Amrica Latina librede colonialismo. El dominio britnico sobre las islas Malvinas y aguasadyacentes es una situacin anacrnica que debe cesar de inmediato.

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    Ruperto GodoyEn defensa de los intereses argentinos en el Atlntico Sur

    A lo largo de los ltimos dos aos hemos trabajado para concre-tar objetivos claramente diseados para insertar el tema de las islas

    Malvinas en diferentes aspectos y niveles de la vida social, acadmi-ca y poltica de nuestra nacin. En este contexto y entre otras acti-vidades me gustara destacar las siguientes actividades desarrolladas:

    PARTICIPACIN DEL OBSERVATORIO EN EL CONGRESO NACIONAL DECIENCIA POLTICAEl Observatorio Parlamentario Cuestin Malvinas particip en la9 Edicin del Congreso Nacional de Ciencia Poltica con un pa-

    nel denominado Los intereses estratgicos argentinos en el At-lntico Sur. El Congreso se celebr en la ciudad de Santa Fe,los das 19 y 22 de agosto de 2009 con ms de 2000 estudiantesde todo el pas, acadmicos y expositores de todo el hemisferio.

    DA DE LA REAFIRMACIN DE LOS DERECHOS SOBERANOS ARGEN-TINOS EN LAS ISLAS MALVINASEl Saln Delia Parodi del Congreso de la Nacin sirvi de escenario

    para la realizacin el 10 de junio de 2009 de un evento histrico, orga-nizado por el Observatorio Parlamentario Cuestin Malvinas.La jornada cont con la bienvenida del Secretario del Observatorio,Lic. Agustn Romero. Entre los oradores invitados por el Observato-rio Parlamentario Cuestin Malvinas se encontraban, entre otros, el

    Vicecanciller de la Nacin, Embajador Victorio Taccetti; la Vicepre-sidenta Primera de la Cmara de Diputados, Diputada Patricia VacaNarvaja; la Diputada Nacional por Tierra del Fuego Rosana Bertone,

    y la Dra. Lilian del Castillo, acadmica miembro del Observatorio.

    ACTIVIDADES DEL OBSERVATORIO EN TIERRA DEL FUEGOEl 21 de mayo de 2009, el Magster Agustn M. Romero, Secretariodel Observatorio Parlamentario Cuestin Malvinas, fue recibido enla Ciudad de Ushuaia, entre otros, por el Intendente Sciurano, porel Presidente del Centro de Ex Combatientes de Malvinas de Us-huaia, Ramn Lpez y por el comodoro Guillermo Estvez a car-go de la base naval en esa ciudad. En cada uno de los encuentros

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    La Cuestin Malvinas en el marco del Bicentenario

    se abordaron distintas temticas referidas a la cuestin de las is-las Malvinas e intercambiaron futuros proyectos de cooperacin.

    EL OBSERVATORIO EN LA FERIA DEL LIBRO 2009La 35 de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires sirvi de es-cenario para la primera presentacin del Observatorio ParlamentarioCuestin Malvinas.La presencia del OPCM consisti en una mesa de expositores, coor-dinada por el Secretario del Observatorio, Agustn M. Romero. En elpanel disertaron: quien les habla, como Presidente del Observatorio

    Parlamentario Cuestin Malvinas, el Diputado Luciano Fabris, juntocon el Embajador Eduardo Airaldi, Director General de Malvinas yAtlntico Sur de la Cancillera Argentina y Frida Armas, Coordinado-ra de la Comisin del Lmite de la Plataforma Continental (COPLA).

    REAFIRMACIN DE VNCULOS BILATERALES EN LA ANTRTIDALa base Frei, ubicada en el continente antrtico, sirvi de escenario elda 5 de marzo de 2009 para que la Comisin de Relaciones Exterio-

    res y Culto de la H. Cmara de Diputados de la Nacin y su par chile-na, la Comisin de Relaciones Exteriores, Asuntos Interparlamenta-rios e Integracin Latinoamericana, elaboraran una declaracin con-

    junta en el marco del Primer Encuentro Parlamentario Antrtico.

    RECONOCIMIENTO DEL OPCM A LOS PASES DEL MERCOSUREl 17 de noviembre de 2009, el Saln Delia Parodi del Congreso dela Nacin fue sede de un pblico reconocimiento a los pases miem-

    bros y asociados del MERCOSUR por su respaldo a los legtimos de-rechos de la Repblica Argentina en la disputa de soberana relativa ala Cuestin de las Islas Malvinas. En este acto participaron el Ministro deEducacin de la Nacin, Alberto Sileoni; el Vicecanciller, Victorio Taccet-ti; el Secretario de Asuntos Internacionales Alfredo Forti en nombre dela Ministra de Defensa Nilda Garr; la Vicepresidenta 1 de la HCDN, Pa-tricia Vaca Narvaja; legisladores nacionales de distintas fuerzas polticas,

    y representantes de las distintas organizaciones civiles.

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    Ruperto GodoyEn defensa de los intereses argentinos en el Atlntico Sur

    CUESTIN MALVINAS: NUEVAS MIRADAS Y ESTRATEGIAS SOBREEL CONFLICTO CON GRAN BRETAA

    El 15 de abril de 2010 realizamos un seminario en el Congreso dela Nacin que cont en la apertura con el discurso del EmbajadorVictorio Jos Taccetti , Vicecanciller de la Nacin, y tres panelessobre temas estratgicos en el Atlntico Sur y la poltica de GranBretaa, entre otros. Disertaron prestigiosos acadmicos y estu-

    vieron presentes diputados de la Nacin, representantes de diversospartidos polticos, autoridades nacionales y provinciales, y represen-tantes del cuerpo diplomtico exterior acreditado en nuestro pas.

    Finalmente me gustara destacar que esta distincin nos ha servidode inspiracin en el Observatorio Parlamentario Cuestin Malvinaspara empezar a reconocer a personas, instituciones, organizacio-nes no gubernamentales, universidades, centros de estudios, entreotros, que han demostrado de diversas maneras y a lo largo del tiem-po, su compromiso y determinacin a favor de los derechos argenti-nos sobre las islas Malvinas y nuestros intereses en el Atlntico Sur.

    Invitamos a ponerse en contacto con el Observatorio Parlamenta-rio Cuestin Malvinas a travs dePgina Web:

    www.cuestionmalvinas.gov.arDireccin de correo electrnico:[email protected]: 6310-7560 / 4384-8483

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    La Cuestin Malvinas en el marco del Bicentenario

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    Jorge Taiana

    La Cuestin de las Islas Malvinas en el ao del Bicentenario

    En el ao 2010 se conmemorar el Bicentenario de la Nacin Argen-tina, oportunidad que resulta propicia para reafirmar nuestra sobe-rana sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y

    los espacios martimos circundantes. Al respecto, constituye sta unaocasin especial para recordar que desde el inicio mismo de nuestravida como nacin independiente, los primeros gobiernos patrios delas Provincias Unidas del Ro de la Plata tuvieron en cuenta en diversosactos administrativos a las Islas Malvinas, a las que consideraron parteintegrante del territorio argentino en formacin, heredado de Espaapor sucesin de Estados segn el uti possidetis jurisde 1810.

    Asimismo, el ao entrante se cumplen 190 aos del acto pblico por

    el cual el Oficial de Marina David Jewett tom posesin de las IslasMalvinas en Puerto Soledad en nombre de las Provincias Unidas delRo de la Plata, acontecimiento que no provoc comentarios oficia-les por parte del Reino Unido en el proceso de reconocimiento delEstado argentino, que culmin con la firma del Tratado de Amistad,Comercio y Navegacin de 1825.Durante la dcada de 1820 los gobiernos argentinos realizaron diver-

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    Ex Ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto 2005-2010.

    Jorge Taiana *

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    sos actos demostrativos de su soberana sobre las Islas Malvinas, inclu-yendo la designacin de gobernadores, la sancin de legislacin sobre

    recursos pesqueros y el otorgamiento de concesiones territoriales.Tambin es dable recordar que el presente ao se conmemor conuna emisin especial de sellos postales del Correo Argentino el 180aniversario del acto por el cual el 10 de junio de 1829 el gobiernoargentino promulg un decreto creando la Comandancia Poltica yMilitar de las Malvinas.Desde el acto de usurpacin britnico de parte del territorio nacionalargentino, han pasado ya 176 aos. El 3 de enero de 1833 el Reino

    Unido interrumpi el ejercicio continuo y pacfico de la soberanapor la Repblica Argentina sobre el archipilago al ocupar las islaspor la fuerza, expulsando a la poblacin y a las autoridades argenti-nas all establecidas y reemplazndolas con una administracin colo-nial y poblacin de origen britnico.La Argentina protest inmediatamente dicho acto de fuerza y desdeentonces ha continuado reivindicando sus derechos soberanos y re-clamando la restitucin de las islas.

    La legitimidad del reclamo argentino ha sido reconocida por la co-munidad internacional. La Asamblea General de las Naciones Unidasadopt en 1965 la Resolucin 2065 (XX) por la que reconoce la exis-tencia de la disputa de soberana referida a la Cuestin de las IslasMalvinas, definindola como una forma de colonialismo, e instaa ambas partes en la controversia a reanudar las negociaciones bila-terales a la mayor brevedad posible a fin de encontrar una solucinpacfica y definitiva de la disputa.

    Todas las resoluciones subsiguientes de las Naciones Unidas y de laOrganizacin de Estados Americanos, as como de otros foros inter-nacionales, regionales e interregionales, han reiterado desde enton-ces dicho llamamiento.La Argentina ha dado reiteradas muestras de su voluntad de esta-blecer un dilogo constructivo, franco y abierto para avanzar en lacooperacin bilateral, especialmente a travs de los entendimientosprovisorios bajo frmula de soberana, en la medida en que la coope-racin sobre aspectos prcticos relacionados con el rea ilegtima-

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    Jorge Taiana

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    mente ocupada contribuya a crear el clima propicio para la reanuda-cin de las negociaciones sobre soberana.

    Sin embargo, tal objetivo no ha podido alcanzarse y se ha visto sen-siblemente afectado por la renuencia del Reino Unido a abordar lacuestin de la soberana conforme lo establecido por las resolucio-nes pertinentes de las Naciones Unidas, as como por la continuadarealizacin de actos unilaterales britnicos en relacin con el rea dela disputa que no slo violan el espritu y la letra de dichos entendi-mientos sino que adems contraran el llamamiento de las NacionesUnidas a travs de la resolucin 31/49 (1976) de la Asamblea Gene-

    ral a abstenerse de adoptar decisiones que entraen la introduccinde modificaciones unilaterales en la situacin mientras las islas estnatravesando el proceso recomendado en las resoluciones pertinentes.Sin perjuicio de lo anterior, el Gobierno argentino continuar reite-rando en todos los foros multilaterales y encuentros bilaterales supermanente disposicin para reanudar cuanto antes las negociacio-nes bilaterales con el Reino Unido a fin de encontrar una solucinpacfica y definitiva de la disputa de soberana, de conformidad con

    el llamamiento de la comunidad internacional y con el anhelo uni-versal de un mundo libre del colonialismo.

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    La derrota en la Guerra de las Malvinas en 1982 no slo desnud laincompetencia profesional de la dictadura militar sino tambin, y sobretodo, revel el desastroso peligro de una lectura simplista de la din-

    mica internacional interpretada por un equivocado clculo estratgico.Desde la especfica consideracin de la Defensa Nacional, del Siste-ma de Defensa en general y del Instrumento Militar en particular,puede afirmarse que la frustrante experiencia blica que significMalvinas represent la evidencia de las carencias e inconsistenciasms inaceptables desde el punto de vista de la Estrategia de Defen-sa, as como la ausencia de la elemental idoneidad profesional de lacpula militar, impericia que no alcanz a ser superada por quienes

    con gran valor entregaron su vida por la Patria. En efecto, prueba deello, y en parte motivo de la desastrosa campaa militar, tal como loreconociera el famoso Informe Rattenbach, fue la irresponsabilidadcon la que se enfrent a semejante aparato blico, nada ms ni nadamenos que el segundo de la OTAN, sin satisfacer las necesarias con-diciones tcnico-profesionales, tanto en lo referido a organizacincomo en cuanto a funcionamiento y equipamiento militar.

    *

    Ex Ministra de Defensa 2005-2010

    Nilda Garr *

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    El regreso de la democracia en 1983 y la restauracin del control civilsobre el instrumento militar mediante la Ley de Defensa Nacional N

    23.554, excluyeron a los militares de los roles inadecuados que ve-nan desempeando en la poltica interna y exterior, reasignando elliderazgo del proceso de toma de decisin poltica en las autoridadeslegtimamente electas por el pueblo. El proceso de integracin re-gional, a su vez, desmantel las hiptesis de conflicto con los pases

    vecinos, abriendo un espacio para repensar la poltica de DefensaNacional ms all de los supuestos tradicionales de amenazas a laintegridad territorial, y para un contexto regional e internacional ra-

    dicalmente distinto desde fines de los aos ochenta.En la dcada de los noventa, la insercin argentina en el mundo sepens en trminos de la poltica de liberalizacin econmica siguien-do un modelo de pas de acuerdo a los fundamentos del llamadoConsenso de Washington. En consecuencia, a la Defensa Nacional sele adjudic un papel determinado por el alineamiento con la polticaexterior de Estados Unidos, nica superpotencia global despus dela disolucin de la Unin Sovitica en 1991.

    El colapso de ese modelo de pas, con la crisis de 2001-2002, de-mostr tambin el carcter coyuntural de la estrategia de insercininternacional del pas en la ltima dcada del siglo XX, as como elestancamiento de la reforma militar iniciada por la democracia. Lasuperacin de la situacin con la recuperacin econmica a partir de2003 impuso la necesidad de reformas estructurales de la poltica na-cional, conformes a la transformacin social en el pas y a los cambiosdel contexto internacional. La reglamentacin de la Ley de Defensa

    y el proceso de modernizacin de las Fuerzas Armadas han ido en elsentido de estas reformas.

    Las lecciones aprendidas en MalvinasA casi treinta aos de aquel doloroso acontecimiento, y de cara al Bi-centenario, asistimos en la actualidad a un cambio de paradigma enlo que a nuestra Defensa Nacional se refiere. La efectiva conduccin

    y gobierno poltico de los asuntos de la Defensa Nacional y el proce-so de modernizacin en curso de nuestro sistema de defensa as lo

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    prueban y constatan irrefutablemente. A la luz de aquella experienciamilitar, contrastan los avances presentes de nuestro Sistema de De-

    fensa que, bajo precisas y explcitas directivas y parmetros polticos,responde hoy al paradigma de Instrumento Militar moderno, conFuerzas Armadas efectivamente integradas a travs de la accin con-

    junta, de la formulacin de un planeamiento militar conjunto, de laelaboracin de una doctrina militar conjunta as como de instanciasde formacin y adiestramiento conjunto. Se trata de condicionessine

    qua non para el cumplimiento de las misiones asignadas a nuestrasFuerzas Armadas, en particular, para el cumplimiento de la misin en

    la que reside su propia razn de ser, la de la Defensa de la Nacin.La traumtica experiencia de la Guerra de Malvinas tuvo el mrito dedejarnos lecciones aprendidas que venimos implementando plena-mente en el referido proceso de modernizacin. Como se lo reconoceen el Decreto 727/2006, reglamentario de la Ley de Defensa, la nicaexperiencia blica convencional por la cual atravesara nuestro pas enel Siglo XX demostr fehacientemente y sin lugar a duda la relevanciadel planeamiento estratgico y del accionar militar conjunto.

    En ese contexto, la consolidacin del sistema institucional de go-bierno sobre los asuntos de la defensa presupone la definitiva arti-culacin orgnica de sus partes componentes, cada una de las cualesdebe abocarse exclusivamente al desempeo de las funciones quehan sido motivo de su conformacin. En ese entendimiento, la cons-titucin del Consejo de Defensa Nacional (CODENA), principal ins-tancia de asistencia y asesoramiento a la Presidenta de la Nacin en elanlisis de los lineamientos bsicos de la poltica de defensa nacional

    a travs del diseo y elaboracin de informes, evaluaciones, dict-menes y/o proyectos para la determinacin de situaciones de riesgopotencial que puedan afectar la soberana y la integridad territorial,es un aspecto institucional crucial del sistema de defensa, conformelo determin el legislador al momento de crear el sistema.El Ministerio de Defensa ha asumido plenamente la condicin dergano de trabajo permanente de dicho Consejo, a travs de la Secre-tara del Consejo de Defensa Nacional (SECODENA) que funciona ensu seno, asegurando con ello la continuidad y sistematizacin en el

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    abordaje de los temas de competencia de dicho Consejo.En el marco de la celebracin del Bicentenario, la Argentina enfren-

    ta el desafo de definir una visin estratgica para el siglo XXI. Elgobierno de la Presidenta Cristina Fernndez de Kirchner ha dadoen ese sentido un paso trascendente mediante la sancin del Decre-to 1714/2009, de aprobacin de la Directiva de Poltica de DefensaNacional. La cuestin de las Islas Malvinas est presente en dichaDirectiva. En efecto, despus de recordarse que la situacin de lausurpacin britnica de nuestro territorio persiste como un enclavecolonial, all se consigna que no puede dejar de sealarse que la

    Poltica de Defensa de la Repblica Argentina ratifica su legtima eimprescriptible soberana sobre las ISLAS MALVINAS, GEORGIAS DEL SUR YSANDWICH DEL SURy los espacios martimos e insulares correspondien-tes, por ser stos parte integrante del territorio nacional. Asimismo,tambin se seala que la recuperacin de dichos territorios y el ejer-cicio pleno de la soberana, conforme a los principios del derecho in-ternacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable delpueblo argentino: en este sentido se debe remarcar que el Gobierno

    Argentino ha privilegiado la bsqueda de la reanudacin de las nego-ciaciones sobre la soberana, persistiendo ante los organismos inter-nacionales, regionales y la comunidad internacional en el llamado alReino Unido de Gran Bretaa e Irlanda del Norte para reanudar lasmismas, de conformidad con las resoluciones y declaraciones de laOrganizacin de las Naciones Unidas (ONU) y la Organizacin de losEstados Americanos (OEA).En dicho contexto, la Repblica Argentina rechaza y cuestiona los

    actos unilaterales britnicos en el rea disputada, los que son con-trarios a los entendimientos provisorios bajo frmula de soberanaas como a lo establecido por las resoluciones pertinentes de las Na-ciones Unidas que instan a las dos partes a reanudar negociacionestendientes a resolver la disputa de soberana y, en particular, la Re-solucin N 31/49 de la Asamblea General de dicho organismo, queinsta a las partes a abstenerse de adoptar decisiones que entraen laintroduccin de modificaciones unilaterales en la situacin mientraslas Islas atraviesan el proceso recomendado por la Organizacin de

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    las Naciones Unidas (ONU) en sus resoluciones sobre la Cuestinde las Islas Malvinas. En este sentido, debe tenerse presente que el

    Reino Unido de Gran Bretaa e Irlanda del Norte est trabajando enla pretensin de extender su alegada soberana territorial en las ISLASMALVINAS, GEORGIAS DEL SUR Y SANDWICH DEL SUR y en la Antrtida hastatrescientas cincuenta (350) millas martimas, basndose en el Artcu-lo 76 de la Convencin sobre el Derecho del Mar.Por otra parte, la falta de accin y logstica conjunta entre las fuerzasterrestres, navales y areas durante el conflicto del Atlntico Sur fueotra dolorosa muestra de ineficiencia que no podemos permitir que

    vuelva a suceder. Por ello, a partir de la reglamentacin de la Ley deDefensa, la readecuacin institucional del sistema de defensa reservaun protagonismo vital al Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Ar-madas (EMCO), mxima instancia de asistencia y asesoramiento enmateria militar del Presidente de la Nacin, y responsable del planea-miento estratgico militar.Es a travs del Estado Mayor Conjunto que debe conducirse el pro-ceso de planeamiento, la definicin de una doctrina y el estableci-

    miento de modalidades de adiestramiento que permitan el empleointegrado de las fuerzas y la obtencin de la mxima capacidad ope-racional del instrumento militar.La situacin de Malvinas en la actualidad y su repercusin en el m-bito de la DefensaLamentablemente, los innumerables llamamientos de la comunidadinternacional para que se reanuden las conversaciones bilateralesdestinadas a resolver la disputa de soberana en torno de las Islas

    Malvinas vienen siendo sistemticamente desodos por el Reino Uni-do. Ms aun, se registra una sucesin de acciones unilaterales brit-nicas en materia de licencias pesqueras y exploracin petrolera, quellevaron al gobierno argentino, entre otras causas, a dar por termina-da desde el 27 de marzo de 2007 la Declaracin Conjunta argenti-no-britnica del 27 de septiembre de 1995 celebrada bajo frmula desalvaguardia de soberana sobre Cooperacin sobre Actividades Costa

    Afuera en el Atlntico Sudoccidental, referida a exploracin y explota-cin de hidrocarburos en el rea sujeta a la disputa de soberana.

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    Asimismo, es lamentable el permanente despliegue militar britnicoen las Islas, incluyendo la introduccin de medios militares sofisti-

    cados tales como cuatro superjet Typhoon en 2009, que resultacontraria a la resolucin 31/49 de la Asamblea General de la ONU,que insta a las dos partes en la disputa de soberana en la Cuestinde las Islas Malvinas a abstenerse de adoptar modificaciones unilate-rales en la situacin.Como se consign en la nota de protesta que present el gobiernoargentino en ese momento, este nuevo despliegue enfatiza la conti-nuada presencia militar britnica en espacios terrestres y martimos

    argentinos. La ilegtima ocupacin britnica en nuestro territorio yesa presencia militar en especial continan siendo reiteradamenterechazadas por la Repblica Argentina.Pero adems, dicha presencia militar, que constituye uno de los con-tingentes ms numerosos de tropas britnicas fuera del Reino Uni-do,1 atenta contra el objetivo argentino, compartido con los demspases de la regin, de conservar el continente sudamericano y el

    Atlntico Sur como una zona de paz. As lo ratifican recientes pro-

    nunciamientos multilaterales, particularmente los que se han venidodando en el marco del Consejo de Defensa Suramericano.Tambin en el seno de dicho Consejo, ms concretamente en la lti-ma reunin de su instancia ejecutiva, celebrada en Quito en enero de2010, donde se discutieron los procedimientos para hacer efectivaslas medidas de fomento, de confianza y de seguridad acordadas en-tre los pases miembros de UNASUR, la delegacin argentina encabe-zada por el Ministerio de Defensa, promovi y obtuvo consenso para

    incluir una referencia expresa a la cuestin Malvinas, en el apartadoreferido a la GARANTA DE CONSERVACIN DE SURAMRICA COMO UNA ZONALIBRE DE ARMAS NUCLEARES Y DE LA UTILIZACIN DE LA TECNOLOGA NUCLEAR

    CON FINES EXCLUSIVAMENTE PACFICOS, el cual qued redactado de la si-guiente forma:Los Estados miembros de la UNASUR, en cumplimiento del Tratado

    1 Segn el Libro Verde de Defensa, publicado por el gobierno britnico el 3 de febrero de

    2010, se hallan en las Islas Malvinas aproximadamente 1.200 efectivos britnicos.

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    sobre la No Proliferacin de Armas Nucleares en Amrica Latina y elCaribe (Tratado de Tlatelolco), y de las dems convenciones sobre la

    materia, garantizan que Suramrica se conserve como una zona librede armas nucleares y aseguran que la tecnologa nuclear se utilizarexclusivamente para fines pacficos.En aplicacin de lo anteriormente sealado:- Garantizan que el material y las instalaciones nucleares sometidas asu jurisdiccin, sern utilizados exclusivamente con fines pacficos, yse comprometen a abstenerse de realizar, fomentar o autorizar direc-ta o indirectamente el uso, la fabricacin, la produccin, la posesin

    o el dominio de toda arma nuclear o de participar en ello de cual-quier manera.- Se comprometen a prohibir e impedir en su territorio el uso, alma-cenamiento, instalacin, emplazamiento o cualquier otra forma deposesin de toda arma nuclear.Los pases miembros de UNASUR adoptarn las medidas necesariaspara exigir el respeto y acatamiento de este compromiso por partede otros Estados, en especial de los Estados Poseedores de Armas

    Nucleares, incluyendo la demanda colectiva a stos para que retirenlas Declaraciones Interpretativas a los Protocolos I y II del Tratado deTlatelolco y, as, garantizar que los territorios de los Estados Miem-bros de la UNASUR, incluidos los que se encuentran bajo disputa,como las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, se pre-serven libres de armas nucleares.La Argentina se esfuerza por dejar sentada la postura nacional en tor-no de las Islas que a partir de la firma del Tratado de Lisboa, incluye

    una protesta ante la Unin Europea en cada declaracin bilateralo multilateral, sobre todo cuando la contraparte la apoya. As, porejemplo, en la reciente Declaracin Presidencial Conjunta Argentino-Brasilea (Brasilia, 18 de noviembre de 2009), ambos presidentesexpresaron su preocupacin por la presencia en la regin de basemilitar de potencia extra-regional, situacin que resulta incompa-tible con los principios de respeto a la soberana y a la integridadterritorial de los Estados de la regin.Este accionar unilateral del Reino Unido atenta contra los acuerdos

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    de Madrid. A partir de las Declaraciones Conjuntas de Madrid de1989 y 1990 con el Reino Unido, se adoptaron diversos entendimien-

    tos provisorios sobre cuestiones prcticas relacionadas con el Atln-tico Sur, bajo la frmula de salvaguardia de soberana, en sucesivasdeclaraciones conjuntas y canjes de notas. Estos se refieren a medi-das de fomento de la confianza mutua en materia militar a efectos deevitar incidentes, conservacin de recursos pesqueros, exploracin

    y explotacin de hidrocarburos, comunicaciones areas y martimasentre el territorio continental argentino y las islas, acceso de titularesde pasaportes argentinos a las islas, construccin de un monumento

    a los cados argentinos en las islas en 1982, intercambio de infor-macin sobre la delimitacin exterior de la plataforma continental,realizacin de un estudio de factibilidad sobre desminado en las IslasMalvinas y anlisis de su toponimia. Tales entendimientos son de ca-rcter provisional, relativos a la creacin de un modus vivendi parael rea de la controversia y se orientan a generar las condiciones parala reanudacin de las negociaciones de soberana.Pero la sistemtica negativa del Reino Unido, sumado a su reticencia

    para la continuacin de las reuniones del foro donde deben tratarsetodas las cuestiones atinentes a los territorios disputados, el Grupode Trabajo del Atlntico Sur (GTAS), ha entorpecido el desarrollode una agenda de cooperacin en el rea de defensa. Ms aun, elMinisterio de Defensa, en plena coordinacin con la Cancillera, noha accedido a reanudar las rondas de conversaciones en materia decooperacin en defensa la ltima se celebr en diciembre de 2006hasta tanto se normalicen las reuniones del GTAS.

    ConclusinComo establece nuestra Constitucin Nacional, la Nacin Ar-gentina ratifica su legtima e imprescriptible soberana sobre lasISLAS MALVINAS, GEORGIAS DEL SUR Y SANDWICH DEL SUR y los espaciosmartimos e insulares correspondientes, por ser parte integran-te del territorio nacional. La recuperacin de dichos territorios

    y el ejercicio pleno de la soberana, respetando el modo de vidade sus habitantes, y conforme a los principios del derecho inter-

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    nacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciabledel pueblo argentino.

    En este contexto, la poltica de defensa nacional se basa en una pos-tura estratgica netamente defensiva, que apunta a contribuir a lapaz y a la seguridad internacional, junto con los dems pases de laregin y otras naciones amigas, as como en el marco de las NacionesUnidas. Por ello, aspiramos a que el Reino Unido revea sus posturasunilaterales en torno a su ilegtima presencia en las Islas Malvinas,Georgias y Sndwich del Sur, y se avenga al dilogo que nuestro pas

    y la comunidad internacional requieren, mediante los canales institu-

    cionales oportunamente acordados, de manera de asegurar indefec-tiblemente la paz y la estabilidad del Atlntico Sur americano.

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    Alberto Sileoni

    Malvinas como poltica de enseanza

    IntroduccinLas Malvinas son uno de esos espacios de la memoria donde el orgu-llo y el dolor arden juntos. Son las islas usurpadas por Gran Bretaa

    en 1833, el recuerdo de la voz de las maestras diciendo que sonargentinas, las luchas polticas por su sentido, la guerra librada enel contexto del terrorismo de Estado, el dolor por los cados, la di-ficultad social para amparar a los ex combatientes. Y son tambin, ysobre todo, el hecho intolerable de la situacin colonial an vigente

    y la persistencia del reclamo inclaudicable por la soberana argentinaen aquel territorio. En el ao del bicentenario sabemos que el temaMalvinas, adems de estar asociado a una cuestin diplomtica, con-

    voca a una reflexin sobre nuestra historia y sobre nosotros mismos.La complejidad de esta temtica estuvo y est presente en el diseode las polticas educativas que venimos desarrollando desde el ao2003. Cmo ensear Malvinas? Cmo hablar de la soberana argen-tina y, a la vez, narrar la guerra de 1982 llevada adelante por la ltimadictadura militar? Cmo analizar el episodio especfico de la guerrasin olvidar que se trata de una causa que viene desde el fondo de la

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    Ex Ministro de Educacin de la Nacin 2009-2011.

    Alberto Sileoni *

    Malvinas como poltica de enseanza

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    historia nacional? Cmo transmitir, a travs de Malvinas, la defensade lo propio y el amor por la patria?

    La nueva Ley de Educacin Nacional seala que el tema debe estarpresente en las aulas del pas asumiendo toda su complejidad. Ensu artculo 92, compromete al Estado nacional y a los ministeriosprovinciales a sostener, mediante la enseanza de los derechos ar-gentinos, el reclamo por la soberana de nuestro pas en las islasMalvinas y dems archipilagos del Atlntico Sur. En el mismo art-culo, la cuestin aparece asociada al impulso de la enseanza de lahistoria reciente como un mecanismo para consolidar una sociedad

    respetuosa de la democracia y los derechos humanos. De este modo,el espacio educativo se suma a la primera disposicin transitoria dela Constitucin Nacional, que establece que: La Nacin Argentinaratifica su legtima e imprescriptible soberana sobre las Islas Malvi-nas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios martimos einsulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio na-cional. La recuperacin de dichos territorios y el ejercicio pleno de lasoberana, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme

    a los principios del derecho internacional, constituyen un objetivopermanente e irrenunciable del pueblo argentino.Desde el Ministerio de Educacin de la Nacin propiciamos diferen-tes acciones produccin de materiales, capacitacin, inclusin en eldiseo curricular para promover la reflexin sobre este tema, comouna posibilidad de reconocernos parte de una historia nacional, ricaen matices y contrastes regionales, y con puntos de encuentro y des-encuentro. Una historia que es propia aunque an carezca de snte-

    sis, porque las discusiones todava estn tan abiertas como las heri-das producidas por los hechos de un pasado cargado de violencia yfrustraciones, pero tambin, de esperanzas e ilusiones colectivas.En este artculo nos proponemos revisar brevemente dos aspectos:1-El lugar de Malvinas en la escuela argentina, los modos en quese ense Malvinas hasta 1982.2-El lugar de Malvinas en la agenda educativa actual, la presenta-cin de algunas acciones relativas a Malvinas desarrolladas desde elMinisterio de Educacin de la Nacin desde el ao 2003 a la fecha,

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    Alberto Sileoni

    Malvinas como poltica de enseanza

    en el marco de las polticas educativas sobre el pasado reciente im-pulsadas desde este organismo.

    1. El lugar de Malvinas en la escuela argentinaDurante el siglo XX, los permanentes reclamos argentinos ante di-ferentes instancias internacionales constituyeron lo que se conocecomo la cuestin Malvinas, esto es: el entramado diplomtico, hist-rico y jurdico que sustenta la posicin de nuestro pas. Se trata deun proceso que atraves distintas instancias y que, en la actualidad,enfrenta inditos desafos producto del nuevo paisaje mundial. LaPresidenta de la Nacin, Cristina Fernndez, ha reafirmado de un

    modo inequvoco el carcter permanente e irrenunciable de la leg-tima aspiracin de la Repblica Argentina de recuperar, por mediospacficos, el ejercicio de la soberana sobre las Islas Malvinas, Geor-gias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios martimos circundan-tes. En el discurso que pronunci en ocasin del acto de asuncindel mando, el 10 de diciembre de 2007, en el Congreso de la Nacinante la Asamblea Legislativa, reafirm, una vez ms, nuestro reclamoirrenunciable e indeclinable a la soberana sobre nuestras Islas Mal-

    vinas, donde hay una situacin de enclave colonial denunciada anteNaciones Unidas y que ya es hora de volver a cumplir el mandatode esas mismas Naciones Unidas de las que todos formamos parte.

    Al mismo tiempo, el Gobierno argentino reafirma el respeto por elmodo de vida de los isleos garantizado en la Constitucin Nacional

    y el compromiso con la consideracin de sus intereses.El despliegue de esta dimensin, la cuestin diplomtica, estuvoacompaado a lo largo de la historia por el desarrollo de la causa

    Malvinas, es decir, la fuerte presencia del archipilago y del reclamopor la soberana en un amplio y variado espectro de fuerzas polticas,culturales y sociales. La usurpacin de Malvinas del 3 de enero de1833 fue en diferentes momentos un emblema de varias cosas: delimperialismo britnico, de la resistencia criolla encarnada en el gau-cho Rivero, de la posibilidad siempre esperada de una realizacinnacional. Ese recorrido tuvo cantidad de momentos destacados, des-de la disciplina escolar que impulsaba a escribir en el pizarrn quelas Malvinas fueron, son y sern argentinas hasta el Operativo Cn-

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    dor realizado por un grupo de jvenes peronistas en el ao 1966,durante la dictadura de Juan Carlos Ongana, pasando por la edicin

    masiva de la obra de Paul Groussac distribuida por el impulso delsenador socialista Alfredo Palacios.Hasta el 2 de abril de 1982, la escuela pblica tuvo un lugar privile-giado en ese recorrido. Ense y transmiti la historia de Malvinasa travs de un registro disciplinar principalmente en el cruce de laenseanza de la Historia y la Geografa y por medio de una serie derituales (efemrides, canciones patrias, actos, etc.) que proponanactuar la patria en el marco de la escuela. Las aulas fueron lugares

    de construccin y, a la vez, cajas de resonancia del sentimiento na-cional que despertaban las islas. La educacin desempe un papelcentral, entre otras cosas, porque la relacin entre la escuela pblica

    y las causas nacionales es ntima y de larga data.En este sentido, puede ser de inters revisar algunas fuentes docu-mentales y testimoniales que permiten vislumbrar esa presencia, noexenta de tensiones. En 1964, por ejemplo, durante el gobierno de

    Arturo Illia cuando en el campo cultural y poltico se haca visible

    una nueva estructura de sensibilidad marcada por el nacionalismo, laizquierda y la relectura del peronismo una nota dirigida a rectores ydirectores de las instituciones educativas propona encarar la ensean-za de Malvinas en clave antiimperialista. Se recomendaba que en lasclases de Historia, Geografa, Instruccin cvica y Educacin democr-tica se destinaran 10 minutos a leer las noticias vinculadas al tema.La circular deca: Tengo el agrado de dirigirme a ese Rectorado/

    Direccin recordndole que el prximo 8 de septiembre, en la Re-

    unin de los 24, ser considerado el futuro de nuestras Islas Malvi-nas. Los Representantes de las potencias extranjeras llevan, en eseacto, el propsito de considerar los problemas inherentes al colo-nialismo y a la autodeterminacin de los pueblos y, en ese temario,

    ha de incluirse a las Islas Malvinas, entre las colonias britnicas.Esta decisin, la Repblica Argentina, no la puede ni debe consen-tir, por cuanto se trata de un pedazo de su territorio arrebatado en

    acto de fuerza (). Nuestro pas no debe escatimar esfuerzos paraimpedir el referido propsito y para que logre alcanzarse la recu-

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    peracin definitiva de sus Islas. Para ello, adems de todo cuantonuestro Gobierno realiza en pos de tal logro, se estima de positivo

    valor, por la fuerza psicolgica que ello trasunta, que se exalte antelos alumnos de los establecimientos educacionales del pas, el mo-mento que vive la patria, ante el temor de lo que podra resultar la

    prdida definitiva de un pedazo de su suelo.La dictadura militar argentina (1976-1983) le otorg a la causa Malvi-nas un nuevo y controvertido significado. Entre el 2 de abril y el 14de junio de 1982, la Repblica Argentina se enfrent militarmentecon Gran Bretaa por la soberana de las islas. Una fuerza de desem-

    barco redujo a la guarnicin britnica e iz el pabelln nacional, queflame en las islas hasta que las fuerzas britnicas, a su vez, vencierona las tropas argentinas y reinstauraron la situacin colonial. La de-rrota en ese conflicto fue, sin duda, uno de los hechos que precipitel abandono del poder por parte del autodenominado Proceso deReorganizacin Nacional, y abri el espacio para la transicin a lademocracia. La guerra de Malvinas fue un punto crtico en una dis-puta diplomtica que tena ms de un siglo y medio de antigedad

    y que estaba originada en el despojo de parte del territorio nacionalargentino por una potencia imperialista. Cuando la dictadura militarargentina desembarc en las islas estaba apelando a un sentimientonacional profundamente arraigado en la cultura y la poltica. Lo hizopara producir un hecho de fuerza que culmin con una derrota hu-millante y, sobre todo, con la prdida de centenares de vidas malver-sadas por un gobierno espurio.Pero sin dudas, las ntimas imbricaciones entre la dictadura y unareivindicacin considerada justa por la sociedad modificaron radical-mente la forma de circulacin de la causa Malvinas. Era posible se-guir hablando de Malvinas del mismo modo? Cmo incorporar a esediscurso el dolor por los cados y la derrota en la guerra? Qu decirsobre el comportamiento social? Cmo sostener un discurso nacio-nal cuando las marcas de Malvinas se imprimieron de modo desigualen el territorio nacional? Cmo invocar el mismo pasado nacionalque haban enarbolado los perpetuadores del Terrorismo de Estado?Una docente de Santiago del Estero, cuyo testimonio fue recogido

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    por el Programa Educacin y Memoria del Ministerio de Educacinen una de sus acciones de capacitacin, sintetiz estos dilemas en su

    propia experiencia de vida: Hablar de Malvinas causa dolor. S quemuchos a lo mejor no entienden lo que quiero expresar porque soyde los tantos argentinos que sufrimos en carne propia esa parado-

    ja de lo que significaba la construccin del ser nacional, ese senti-miento que nos llev a definir en nosotros qu es la patria durantela dcada del 70. Y digo en carne propia porque fui formada en unsistema escolar en donde se nos instal la idea de los hroes de lapatria a fuerza de smbolos, signos virtuales en donde la idea de las

    Malvinas son Argentinas ingres a mi vida desde el primer grado.Todava est en mi memoria la seorita Rosa contndonos la historiaa modo de cuento sobre el Gaucho Rivero. Y luego la desazn de laprdida de la guerra. Pasamos del imperialismo vigoroso del 2 deabril al dolor de la entrega de la guerra, que deja una mancha cuandouna es adolescente y considera que las causas justas deben triunfarcomo en los cuentos infantiles. Y luego el silencio.En 1982, algo ms de siete de cada diez argentinos de los que com-

    batieron en Malvinas eran hijos de un pueblo escolarizado en el siste-ma educativo pblico, el mismo que describe el testimonio. Estabancumpliendo con el deber cvico del servicio militar obligatorio. Ensu gran mayora, eran jvenes de entre 18 y 20 aos que provenande las ms diversas localidades de la Repblica, algunos eran des-cendientes de los pueblos originarios, otros de inmigrantes, tenandistintas confesiones e ideologas, y estaban atravesados por el lugarcomn de la guerra. Afrontaban la posibilidad de la muerte bajo du-

    rsimas condiciones ambientales porque haban aprendido a hacerloen nombre de una idea llamada patria.El emblema de las islas concentra dos elementos de profundos ycontroversiales significados: por un lado, aquellos vinculados con laidentidad nacional y latinoamericana, y, por otro lado, los debatesque suscita el perodo de la dictadura militar y los aos previos, don-de la guerra de Malvinas es uno de los episodios ms movilizadores yfrustrantes a la vez. Quiz por esto ha costado tanto, con posteriori-dad a la derrota, decir una palabra estatal sobre Malvinas. Sin embar-

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    go, cada 2 de abril, la fuerza del acontecimiento emerge con potenciaen las pequeas comunidades que constituyen cada escuela. Como

    en otros episodios argentinos han sido principalmente los ms afec-tados por la guerra los que mantuvieron viva su memoria, luchandoa la vez contra las generalizaciones y simplificaciones y, sobre todo,contra el olvido.2. Malvinas en la agenda educativa actualPara combatir el silencio que entristece a la docente de Santiago delEstero, para atender a la fuerza del acontecimiento que emerge cada2 de abril, para mantener viva la memoria de quienes dejaron su vida

    en Malvinas y, sobre todo, para volver a pensar cmo construir unapatria que tenga la justicia como horizonte, desde el 2003 en adelan-te, las polticas educativas del Ministerio de Educacin de la Nacinse propusieron trabajar en torno a la enseanza de Malvinas, y lohicieron con una rigurosidad que no exista desde el momento de laguerra de 1982.

    Aqu nos interesa destacar las principales acciones que se empren-dieron en pos de la transmisin de Malvinas a las nuevas generacio-

    nes en el marco de la escuela, desarrolladas sobre todo desde la san-cin de la nueva Ley de Educacin Nacional, pero ms ampliamentedesde el trigsimo aniversario del golpe militar.El Programa Educacin y Memoria, creado en ocasin de los treintaaos del ltimo golpe militar, tuvo como uno de sus ejes centrales eltema Malvinas, bajo el ttulo Guerra de Malvinas: sentidos en pug-na. En funcin de esta problemtica, despleg sus lneas de trabajo:- la produccin de materiales para los distintos niveles educativos,

    - la elaboracin de estrategias pedaggicas especficas,- la inclusin de la temtica en los diseos curriculares,- la convocatoria a producir investigaciones sobre las marcas localesde la memoria en las distintas regiones del pas,- la capacitacin docente.El Ministerio de Educacin produjo, distribuy y utiliz como basepara los encuentros de formacin docente distintos materiales ela-borados por Educacin y Memoria.El primero, editado para los 25aos de la guerra, fue un afiche escolar realizado en base a una carta,

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    enviada desde las islas en 1982, por el maestro-soldado Julio Cao,muerto en combate. Se trata de un texto de alta emotividad que Cao

    enva a la directora de su escuela y que incluye un fragmento dirigidoa sus alumnos de tercer grado. No hemos tenido tiempo de despe-dirnos y esto me tuvo preocupado muchas noches aqu en Malvinas,donde me encuentro cumpliendo mi deber de soldado: defendernuestra bandera, dice en el tramo dirigido a los nios. A la directorase atreve a confesarle que durante los ataques, los soldados se en-comiendan a Dios y esperan. No s si temblaba de fro o de miedo,pero temblaba, escribe.

    A lo largo del texto, Julio Cao expresa sin exaltacin pero con firmezaqu significa para l la defensa de la patria: una obligacin para conlos otros y un darse a los dems, sentimientos atravesados por lasexperiencias y las limitaciones concretas de todo hombre, el fro, elmiedo, la ansiedad.

    A esta produccin le siguieron dos libros, publicados durante el ao2009:Pensar Malvinas. Una seleccin de fuentes documentales, testi-moniales, ficcionales y fotogrficas para trabajar en el aulaySolda-

    dos, un libro de poemas escrito por el ex combatiente Gustavo CasoRosendi, que se edit acompaado por un cuadernillo para el docente.Ambos materiales apuntan a concretar uno de los propsitos de laLey de Educacin Nacional sealado al comienzo de este artculo,aquel que compromete al Estado nacional a sostener la enseanzade la soberana argentina sobre las islas Malvinas y dems archipila-gos del Atlntico Sur y, a su vez, vincularla con la transmisin de lahistoria reciente como un mecanismo para consolidar una sociedad

    respetuosa de la democracia y los derechos humanos.No fui a la guerra pensando en Galtieri sino en San Martn, diceun ex combatiente citado en uno de los captulos de Pensar Malvi-nas. No s por qu diablos/ estoy escribiendo/ con esta sangre tanajena/ y tan estrepitosamente ma, escribe Gustavo Caso Rosendi en

    Soldados. El testimonio y la palabra potica concentran algunos delos debates que el Ministerio considera central para la enseanza deMalvinas: Qu lugar ocuparon las islas en el imaginario nacional?Por qu la causa Malvinas fue construida como metfora de la na-

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    cin? Cules fueron las estrategias escolares para transmitir estasideas? Qu pas cuando la dictadura militar apel a esa imagen para

    convocar a una guerra? Qu batallas simblicas se desplegaron des-pus de 1982 para instituir las memorias de Malvinas? Qu quedde aquella metfora de la vida en comn despus de la experienciadel terrorismo de Estado? Qu diferencias regionales aparecieron almomento de apropiarse de lo sucedido en Malvinas? Qu decirle alas nuevas generaciones sobre los temas contenidos en estos interro-gantes? Qu hacer con este legado desde la escuela?El libroLa Cuestin Malvinas en el marco del Bicentenario, adems,

    incluye como novedad dos trabajos de investigacin realizados porestudiantes de formacin docente de la provincia de Corrientes, unode Corrientes Capital y otro de Monte Caseros. En ambos casos, tan-to la pertenencia generacional como la territorial, aportan una nuevamirada sobre la guerra, la dictadura, los ex combatientes y el rol dela escuela. Atender a esas diferencias locales fue y es uno de lospropsitos de este Ministerio ya que, adems de legarle un pasadocon sentido a las nuevas generaciones, aspira a contribuir a la cons-

    truccin de una memoria nacional.Por ltimo, otra de las preocupaciones centrales del Programa fuela necesidad de encontrar las formas ms eficaces para ensear es-tos temas evitando que la repeticin secara el relato. Para esto seapost al trabajo con imgenes tanto fotografas como pelculas, yaque stas, siempre polismicas, constituyen un recurso potente parahabilitar las preguntas que las nuevas generaciones pueden formulardesde sus preocupaciones presentes.

    3. Palabras de cierreHemos repasado el lugar de Malvinas en la escuela argentina, hemosvisto cmo la experiencia del terrorismo de Estado modific radical-mente la pretensin escolar de transmitir un pasado y hemos seala-do cules son las acciones que este Ministerio emprendi con vistasa restablecer el lazo social y a volver a enhebrar un discurso nacional.Creemos que ms de un cuarto de siglo despus de la guerra, tene-mos que ser capaces de reflexionar sobre ese episodio, como la me-

    jor forma de homenajear a quienes all combatieron, a sus familias, a

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    sus compaeros, a nuestros muertos.La soberana popular es, tambin, el espacio de la memoria donde

    atesoramos aquello que elegimos recordar, los rostros y las trayec-torias que decidimos honrar, los compromisos que nos esforzamospor sostener, aun cuando sepamos que hacerlo ser una tarea ardua,larga, difcil e incierta.Esperamos que nuestras polticas educativas contribuyan a sostenerla conciencia de los derechos argentinos sobre las islas Malvinas, perotambin, y sobre todo, la memoria de los jvenes soldados conscrip-tos, ciudadanos de uniforme, que marcharon a las islas acaso con el

    nico bagaje de lo que la escuela les haba enseado sobre el archi-pilago austral. Esos rostros congelados en las fotografas blicas delao 1982 devuelven la pregunta sobre el pas que imaginamos paralos jvenes de hoy y sobre el pas que ellos mismos comienzan aimaginar. Ese ejercicio sobre el pasado y sobre el presente tiene en laescuela un espacio fundamental.Las acciones del Ministerio tienen por objetivo disear polticas quecontribuyan a conocer la historia de las islas, sentirlas, quererlas

    como propias, ir ms all del puro presente y encontrarnos con lasmejores tradiciones que conforman nuestra identidad nacional. Re-cordar como cuando ramos nios y empezbamos nuestra vidaescolar que las Malvinas son argentinas, que vamos a seguir reivin-dicando nuestra soberana sobre ellas y que los que murieron porellas son hroes y seguirn junto a nuestro corazn, y ser nuestraobligacin que ese testimonio pase a las nuevas generaciones, paraque el recuerdo de su generosidad nos acompae siempre.

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    Soberana y NacinDe alguna manera los paisajes de la infancia, como las enseanzas delos padres o de quienes desempean sus roles, se incorporan a nues-

    tra identidad, es decir, a lo que somos individualmente. La patria, latierra de nuestros padres, que sentimos, ser tambin la de nuestrasgeneraciones futuras, uno de esos elementos de identidad que no ssi definir como sentimentales, irracionales o espirituales. La patriade una comunidad es un elemento espiritual de identidad colectiva.Los argentinos somos los hijos de quienes hicieron sus vidas en la

    Argentina y en ese sentido somos, de alguna manera, la Argentina,porque tenemos la aptitud de engendrar argentinos que sern, como

    nosotros, hijos de nuestra tierra. La relacin entre el hombre y latierra es tan real, tan cosa (res en latn quiere decir cosa), comola que existe entre dos enamorados. Nadie dir que esa relacin noexiste o que es poco importante. Por eso mucha gente ha muerto omorir por la patria.Habiendo nacido en la ciudad de Buenos Aires, mentira si dijera que

    * Diputado nacional, presidente del Bloque PRO y del Interbloque Propuesta Federal2007-2011.

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    no me emociono cuando viniendo desde el exterior piso de nuevola patria, sea que lo haga en el altiplano, en Misiones, en Mendoza o

    en Ushuaia. Desde el avin noms, emociona ver los Andes nevadosfrente a Cuyo o los valles y montaas hacia Lima. Todo ese elementoconstitutivo de nuestra nacionalidad y de nuestras personas que esnuestra tierra, nos emociona como el amor.Dicho esto, se comprender por qu Malvinas es parte de cada unode nosotros, de cada uno de los nuestros. No es como dicen algu-nos una cosa que nos ensearon o un invento; es algo que somos.Quien no comprenda la esencia, el contenido, la fuerza de ese senti-

    miento nacional, no podr explicarse la infinidad de luchas que loshombres llevan, no por unas tierras, sino por su patria, sea armeniao ucraniana, rabe o juda, china o mongol, polaca o francesa. Cuan-do las fronteras nacionales se delimitan con justicia y en derecho,los sentimientos patriticos se encauzan dentro de esos lmites. Losargentinos no aoramos las tierras que laudos aceptados dieron anuestros vecinos; cuando pisamos esas tierras, nuestro corazn sien-te que est sobre el Brasil o sobre Chile y tiene paz, hayamos o no

    estado de acuerdo con una interpretacin o una sentencia. Pero enlos conflictos, para que haya paz interior, se requiere la presenciasanadora de la justicia y del derecho.

    Hacia el BicentenarioHace doscientos cuatro aos, espaoles y criollos rechazaron porprimera vez al invasor britnico, desplazndolo de las playas riopla-tenses que haba intentado conquistar para su corona. La lucha con-

    tra la invasin gener el espritu nacional que unos pocos aos des-pus hara parir a nuestra patria sudamericana. Por eso es ms queimprobable, casi imposible, que podamos aceptar otra invasin delmismo poder colonialista como la sucedida hace poco tiempo sobrelas islas Malvinas y su mar circundante.Doscientos aos cumple nuestra patria, contados desde que sus ha-bitantes decidieran gobernarse a s mismos. Ciento noventa y cuatrodesde su declaracin de independencia de cualquier otra potenciadel mundo, declaracin reconocida, por cierto, por el primer mi-

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    nistro ingls, George Canning. Pero junto a esas fechas gloriosas denuestro bicentenario, se destacan siempre los ciento setenta y siete

    aos que lleva abierta, la herida provocada por la usurpacin colo-nialista de nuestra tierra insular y martima del Atlntico Sur. Va sien-do tiempo de hacer un balance y de promover la accin del derecho

    y la justicia.En el siglo XIX el imperio britnico se expandi por el mundo esgri-miendo el ttulo de la fuerza. Nosotros lo sufrimos en carne propia

    varias veces en pocos aos. 1806, primera invasin al Ro de la Plata;1807, la segunda invasin; 1833, toma militar de Malvinas; en la d-

    cada de 1840, bloqueo del Ro de la Plata junto con Francia y toma dela isla Martn Garca. Cuando en 1846 el vizconde Palmerston asumila conduccin de las relaciones exteriores del imperio, hizo las pacescon Rosas, devolvi la isla en medio del ro y mand saludar al pabe-lln argentino, no sin privarse de mencionar que los actos de su pashaban sido actos de piratera, como recuerda H. S. Ferns, citando aH. L. Bulwer-Lytton.1 Est claro que si las Malvinas hubiesen estadodonde est Martn Garca, no estaramos hoy hablando de soberana

    y flameara en ellas la bandera nacional. Slo flamea la Union Jackporque estaban entonces muy lejos.La reaccin de la Argentina ante el uso internacional de la fuerza, fuebuscar el fortalecimiento del derecho internacional. Ello se vio contoda claridad en la magnfica intervencin de Roque Senz Pea ydel canciller Luis Mara Drago, que en diversos foros internacionales

    y acadmicos impulsaron la doctrina que lleva el nombre de nues-tro ministro de relaciones exteriores, segn la cual no es legtimo el

    uso de la fuerza por una nacin, para obtener el cobro compulsivode deudas por parte de acreedores de su nacionalidad. La doctrinaDrago naci ante el bloqueo de Gran Bretaa, Alemania e Italia a

    Venezuela en 1902 y deriv en la aceptacin de su principio por laConferencia Internacional de La Haya en 1907, a propuesta de losEstados Unidos, respaldada por nuestro pas.Siguiendo esta tradicin, que es la tradicin de un estado orgu-

    1 Ferns, H. S. , en The Land that England Lost, editada por Alistair Hennessy y John King,

    British Academic Press, 1992, p. 52.

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    lloso y confiado en s mismo, hoy deberamos insistir en generaralternativas de derecho para nuestro conflicto con Gran Bretaa,

    para lo cual el primer paso debe ser la comprensin mutua y elsegundo, un esfuerzo para concentrarnos en el problema y en losmodos de resolverlo efectivamente, en lugar de atarnos a palabrasque cuanto ms altisonantes son, ms se alejan de los contenidosque deberan reflejar.Durante la guerra del 82 tuve oportunidad de conversar con un pro-minente periodista britnico de fuerte raigambre conservadora. Mepregunt a distintas audiencias si sera aceptable para los argenti-

    nos establecer que la soberana de las islas pasara a nuestro pas elda en que muriera el ltimo de los isleos vivos en ese momento.Grupos nacionalistas lo denostaron y atacaron con una dureza tanimplacable como los juicios absolutos y fundamentalistas. Sin em-bargo, vistas las cosas desde nuestro lugar de hoy qu contentosestaramos muchos con esa alternativa!Lo que quiero decir, es que si en su momento la extrema conviccinde todos nosotros sobre nuestra soberana haca innecesario que

    pensramos en distintas soluciones alternativas, ha llegado la horaen que, aun con la misma conviccin pero con otras circunstanciasde hecho, pongamos en funcionamiento el cerebro, sin separar larazn del corazn. Dicho en otras palabras, debemos precavernosde gente que se autotitula nacionalista o, an ms, nacional a se-cas, que lo que logra en los hechos es privar a la nacin de mayoresgrados de soberana efectiva, poniendo la propia postura personalpor sobre lo que podra ser el mejor inters nacional. Desde un sen-

    timiento nacional y malvinero (no tan usual en estos momentos),procurar arrimar algunas ideas.

    El desafo sudamericanoPara analizar con serenidad la cuestin, deberamos observar queGran Bretaa ha ido abandonando su antiguo imperio, desde la In-dia hasta las dunas que cabalgara T. E. Lawrence en camello. Tam-bin ha ido reduciendo su relevancia en la Argentina.La Argentina, a poco que se decida a encarar un proyecto nacional

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    comn a sus principales capillas ideolgicas, tiene mucho para cre-cer. Debemos notar que hemos dado el paso crucial de abandonar

    las hiptesis de guerra contra nuestros vecinos, en particular Brasily Chile. Debemos notar que ese hecho impactante, revolucionariopara nuestra poltica exterior, llevar a una integracin supranacio-nal mayor en la regin sudamericana, que ya ha comenzado.Todo esto influir naturalmente en el desarrollo del conflicto. Quie-re decir que hay que endurecer al mximo nuestra postura tradicio-nal y suspender el dilogo a la espera de un inevitable futuro ven-turoso? Creo que no. Creo que esa circunstancia va a generar una

    ventana de oportunidad para empezar a conversar con un mnimode seriedad, cosa que hoy no sucede.Soy un convencido de que las relaciones exteriores de un pas son unreflejo de su realidad interior. Por eso, en el proceso de integracinsudamericana pienso que hay muchsimas cosas que hacer, para quese fortalezca nuestra posicin externa, que es donde se juega de ver-dad el inters nacional.Lo que dar solidez y fortaleza a los pases de la UNASUR es la esta-

    bilidad de normas y comportamientos que promuevan la elevacinsustancial del umbral de dignidad humana y del nivel de vida denuestra gente; la convivencia pacfica; la previsibilidad a medianoplazo; el crecimiento educativo; la circulacin de personas y bienesque impulse la riqueza; la tolerancia y la pluralidad cultural.Es muy central darse cuenta de que lo que define nuestras vidas en

    vida, no son las diferentes posiciones ideolgicas (cuya accin es im-prescindible), sino los elementos en comn que garantizan la convi-

    vencia en paz. Para eso hay que saber valorar lo bueno de los dems,antes que lo malo que a nuestro juicio tienen, y hay que poner nfasisen la construccin en comn (y en las condiciones necesarias de esaconstruccin), antes que en la destruccin de lo que no nos gusta.La democracia es eso. Es un mecanismo para lograr consensos relati-

    vamente amplios, que requieren dejar parcialmente de lado ambicio-nes personales, y no un mecanismo para que mayoras cambiantes ycircunstanciales crean que pueden hacer lo que quieren abusandode una posicin pasajera. Esto es as porque nada es eterno, porque

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    el cambio es la esencia de la vida y la realidad se venga de quienesabusan de ella.

    Por eso va a ser crecientemente importante el acuerdo sudamerica-no sobre el respeto del Estado de Derecho, de reglas de juego co-munes, de pautas regionales de organizacin social y econmica, deuna justicia independiente que garantice que el derecho se cumplaefectivamente y que se le reconozca a cada uno lo suyo, tal como estdefinido en leyes realistas aunque exigentes.Tolsti y el ya citado Lawrence de Arabia, sostenan que lo que ga-rantiza la realizacin de grandes objetivos y la creacin de riqueza, es

    la voluntad de ciertas personas de afrontar el riesgo y el peligro. Poreso la funcin de los gobiernos consiste en buena medida en bajarlos niveles de incertidumbre, para facilitar a los emprendedores latoma de sus decisiones de pedir recursos financieros a los ahorris-tas que se privan de consumir, comprar bienes de capital, generarempleo y calificar al personal, desarrollar organizaciones que com-prendan los deseos y necesidades de sus semejantes y satisfacerlos.Este es el contenido moral de la competencia, que debe orientarse a

    satisfacer mejor y en forma ms barata los deseos de terceros y no aeliminar a segundos competidores.Una regin con estas caractersticas se dedicar naturalmente a me-

    jorar y aumentar en forma significativa la calidad de vida de sus ha-bitantes, pero eso no ser todo. En el mundo se est produciendouna revolucin asombrosa en las grandes potencias del Asia, en par-ticular en la China e India, pero tambin en muchos de sus vecinos.La complementariedad de sus economas con las potencialidades del

    rea central de Sudamrica, son evidentes. La enorme capacidad deesos pases para financiar la construccin de infraestructura impres-cindible para producir y transportar bienes, ser un eslabn nece-sario de una fuerte y sostenida demanda de productos de nuestraregin. Ello generar un realineamiento estratgico de las relacionesinternacionales. Ese es el contexto de nuestros prximos aos, du-rante los cuales podremos abordar de forma constructiva nuestrosproblemas de soberana.Un mundo virtualmente inexplorado por la humanidad, es el de los

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    mares y el del continente Antrtico, mbito en el que se desarrollarnuestra convivencia con el Reino Unido y sus isleos de nuestras

    islas. El Tratado Antrtico genera un mbito interesante de conviven-cia y abre un desafo a la Amrica del Sur. Podramos acordar connuestros vecinos la unificacin de nuestras demandas de soberana ynuestras polticas pblicas al respecto, como nos sugiriera en la BaseMarambio hace poco el general Leal, primer argentino en pisar elPolo Sur? Podremos potenciar y cuidar la sustentabilidad del apro-

    vechamiento de la riqueza martima mediante acuerdos conjuntos dereglas y de defensa comn con nuestros socios sudamericanos? Ello

    tambin tiene un efecto evidente en la relacin de poder pacfico enel Atlntico Sur.

    Buscando AcuerdosLa clusula transitoria primera de la Constitucin Nacional, tras lareforma de 1994, que ratifica la legtima e imprescriptible soberana(argentina) sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich delSur y los espacios martimos e insulares correspondientes, podra

    ser considerada un lmite infranqueable para un acuerdo flexible quepudiera ser negociado sobre la soberana de islas del Atlntico Surbajo ocupacin britnica. Sin embargo, el segundo prrafo de esamisma clusula abre algunas puertas a la negociacin, al acotar dichasoberana y definir cul es el objetivo permanente e irrenunciabledel pueblo argentino que nuestra Constitucin protege.Dicho prrafo dispone:La recuperacin de dichos territorios y el ejercicio pleno de la so-

    berana, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conformea los principios del Derecho Internacional, constituyen un objetivopermanente e irrenunciable del pueblo argentino.Lo que evidentemente posibilita una negociacin con el Reino Uni-do por la soberana de las islas, es la limitacin constitucional dedicha soberana dada por los principios del derecho internacional

    y especialmente por el hecho de que el ejerc