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Capítulo Criminológico Vol. 27, W 3, Diciembre 1999,99-128 ISSN: 0798-9598 LA CRIMINOLOGÍA EN ARGENTINA Y PARTICULARMENTE EN EL INTERIOR (CÓRDOBA) Luis Marcó del Pont* * Profesor de Criminología, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Cór- doba, Argentina. E-mail: [email protected]

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Capítulo Criminológico Vol. 27, W 3, Diciembre 1999,99-128

ISSN: 0798-9598

LA CRIMINOLOGÍA EN ARGENTINA Y PARTICULARMENTE EN EL INTERIOR

(CÓRDOBA)

Luis Marcó del Pont*

* Profesor de Criminología, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Cór­doba, Argentina. E-mail: [email protected]

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RESUMEN

El balance corre paralelo a las marchas y contramarchas tanto de los modelos epistemológicos foráneos como del tipo del régi­men político dominante. Así, el rancio positivismo del siglo pasado, resurge con mayor fuerza durante el desarrollo de la dictadura de corte militar, donde se acentuó la persecución de académicos e investigadores que asumieran posiciones críticas del control social que no se insertaran dentro de la visión peligrosista y de defensa social. A pesar de la ausencia de una política criminal sistematizada de información y de asistencia económica al desarrollo de la crimi­nología moderna, la democracia abrió las puertas a las corrien­tes críticas en el área de la dogmática penal y criminológica en aspectos que tienen que ver con la enseñanza, la investigación y el análisis del control formal y de las instituciones de detención.

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Palabras clave: Peligrosismo, militarismo, positivismo criminológico, Criminología clínica, democracia.

CRIMINOLOGY IN ARGENTINA AND PARTICULARLY

IN THE INTERIOR (CORDOV A)

ABSTRACT

The balance parallels the march and counter-march of both for­eign epistemological models and the dominant political regime. In this way the rank positivism of the last century re-appears with greater force during the development of military dictator­ships, where the persecution of professors and researchers, who assume positions that are critica/ of social control and who do not insert themselves within the position of social danger and de­fense, is accentuated. In spite of the absence of a systematic criminal policy of information, and economic aid for the devel­opment of a modern criminology, democracy opened the door to

Recibido: 08-11-99 • Aceptado: 19-11-99

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critica[ currents in the fields of penal and criminological dogma that have to do with teaching, research and analysis of formal control in detention institutions.

Key words: Dangerism, militarism, criminological positivism, clinical criminology, democracy.

l. INTRODUCCIÓN

Hacer un balance de la Criminología en Argentina y particularmente en el interior (Córdoba) excede el margen disponible, pero de todos modos lo intentaremos.

Consideramos necesario conocer lo que ha sucedido en esta disciplina desde su nacimiento hasta el presente. La Criminología ha tenido muchos vaivenes, momentos de esplendor y de un vigor inusitado donde se publica­ban libros, se hacían investigaciones, se creaban revistas especializadas, se participaba en congresos internacionales, etc. Después decae, prácticamente desaparece y más tarde renace como el ave fénix.

Hasta que nos encontramos en el presente momento con un panorama de búsqueda, con intentos serios de modificar el rumbo perdido.

Perseguimos el objetivo de señalar qué tipos de Criminología han teni­do vigencia en Argentina y en particular en el injustamente ignorado inte­rior del país y tratar de explicar por qué se han dado esos períodos de es­plendor y de crisis profunda. Mostrar para qué ha servido la Criminología y cuáles han sido sus falencias o deficiencias.

Explicar lo sucedido tiene que ver con la copia de los modelos euro­peos, a lo que somos proclives, y porque el positivismo criminológico esta­ba de moda en ese entonces.

Tendrá que ver con las numerosas dictaduras militares que sufrimos los argentinos, cuando se perseguía, detenía y expulsaba a los investigado­res en ciencias sociales que eran considerados "subversivos". Observamos un desarrollo importante en los años 60 cuando en el país hay un alto grado de politización, concientización y luchas populares. La juventud participa activamente en los movimientos sociales y culturales del país.

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Después, en la última dictadura de 1976, se encarcela a criminólogos que habían logrado formarse en el extranjero y otros deben salir del país por la persecución de que son objeto para asegurarse la libertad y en algunos ca­sos la vida.

V eremos lo que sucede en los periodos democráticos y cuáles serían las tareas presentes y futuras.

2. ¿CÓMO NACE LA CRIMINOLOGíA?

Nace con mucha fuerza entre fines del siglo pasado y comienzos del presente, en Argentina, al influjo de lo que sucedía en el mundo y muy en particular en el puerto de Buenos Aires, que mira siempre hacia Europa. Irrumpió allí y también en la Universidad Nacional de Córdoba. Como su­cedió en los otros países de América Latina, tiene un sesgo marcadamente positivista. Así en Buenos Aires, un grupo de profesores de Derecho Penal que tendrán influencia en la redacción del Código Penal argentino, integra­do por Rodolfo Rivarola, José Nicolás Matienzo, Norberto Piñeiro, Francis­co Ramos Mejía, etc., crean la Sociedad de Antropología Jurídica. También algunos médicos como José María Ramos Mejía, cuyos escritos fueron elo­giados por el propio Lombroso. Todos ellos eran la flor y nata de la intelec­tualidad argentina. Eran profesores de Derecho Penal, proyectistas de los Códigos Penales, médicos psiquiatras famosos. Además ocuparon puestos importantes en el poder político y judicial, como Ministros de Gobierno, magistrados, etc. Fueron seducidos -como dice bien David Baigún- en los albores de 1890 por los estudios lombrosianos, aunque algunos de ellos no fueron muy ortodoxos porque después se apartaron del mismo.

Luis María Drago, quien fuera juez e importante Ministro de Relacio­nes Exteriores*, escribe y publica en 1888 su libro Los hombres de presa,

* En el Derecho Internacional es muy famosa la tesis de Drago planteando la oposición Argentina a la intervención de países extranjeros para cobrar coactivamente las deudas públicas, con motivo del caso de Venezuela en 1902. Fue una posición progresista y va­liente contra la prepotencia de los usureros capitalistas que pusieron los barcos en Cara­cas para exigir el pago de una deuda. Envió una comunicación al gobierno de Estados

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con prólogo del infaltable Lombroso que se agota rápidamente. Incluso se traduce al italiano y es una de las obras más difundidas en Europa. Si bien realiza cuestionamientos a determinadas afirmaciones del positivismo, ter­mina plegándose finalmente a la tesis "peligrosista", de la defensa social y al método experimental, como herramienta para acceder a las causas del de­lito. Lombroso le manda fotografías de cráneos donde se observaría "el de­sarrollo exagerado de la cavidad orbitaria izquierda, las mandíbulas y pó­mulos salientes". Drago apoya esta tesis para explicar por qué algunos de­lincuentes cometen delitos, basándose en estudios de delincuentes que mos­traban "no tenían remordimientos". No acepta la explicación atávica de la criminalidad, porque algunas civilizaciones indígenas, como los incas en Perú, eran superiores en muchos aspectos a los propios europeos. Sin em­bargo comparte el arsenal de medidas de política criminal, como la segrega­ción de los "peligrosos", incluso adhiriendo a la pena de muerte. Le echa la culpa de nuestros males, como sucede ahora que ha pasado un siglo, a "la benignidad de nuestras leyes" y a la "benevolencia de los hombres públicos dispuestos al perdón". Es decir que las leyes y los jueces son los "culpa­bles" o responsables, aunque él integraba la justicia y el poder político.

Mientras tanto ¿qué sucedía en el resto del país? En Córdoba, otro juez federal y Ministro de la Suprema Corte de Justicia, que además fue profesor de Derecho Penal, Comelio Moyano Gacitúa escribe dos libros im­portantes. Su Curso de Ciencia Criminal y Derecho Penal Argentino (1899) y su obra La Delincuencia Argentina (1905) donde junto a la recep­ción de las ideas positivistas hay información sobre la criminalidad en el país. Aparece, al igual que el anterior, con una carta que le dirige Lombro­so* conmovido por sus discípulos en la alejada tierra argentina.

Unidos, afirmando la doctrina que luego llevó su nombre. La doctrina Drago sostiene que la deuda pública de un estado no puede ser motivo de intervención armada por parte del estado acreedor, ni dar lugar a ocupación del territorio. En la 2da. Conferencia de La Haya se aceptó esta tesis con pequeñas variantes.

* Lombroso le dice que su trabajo es "el más importante de Sociología y Antropología Cri­minal aparecido en estos últimos dos años y en ambos mundos y me considero feliz de haberlo recibido". Cfr. Marco del Pont. Criminología Latinoamericana, p. 68.

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Por su parte un perseguido inmigrante italiano, el anarquista Pietro Gori, funda el periódico que se llamó Criminología Moderna (1898), pu­blicación mensual. Entre sus colaboradores se encontraban Drago, Dellepia­ne, Piñero, Ingenieros, Rivarola y otros.

Después el talentoso y multifacético médico José Ingenieros* escribe su Criminología**, funda el Instituto Nacional de Criminología en 1907 en la Penitenciaria Nacional, los Archivos de Antropología Criminal y es el creador en el mundo, de la Criminología Clínica. Su programa adquiere trascendencia internacional, porque fue adoptado por Nicéforo, el continua­dor de Ferri, al inaugurar sus clases en la Universidad de Lausana.

Siendo muy joven se recibe de médico y discute también a temprana edad en los congresos internacionales con el propio Lombroso. No acepta su clasificación sobre los rasgos morfológicos del delincuente nato. Inge­nieros adhiere a la tesis psicologista, lo que no fue aceptado por aquel. En la Penitenciaria Nacional clasifica a los presos. El, junto a Francisco De Veyga, médico legista, son los exponentes criminológicos positivistas de ese momento. Además otro médico, que trabaja en esa misma línea será el psiquiatra radicado en Córdoba, Gregorio Bermann, quien fue secretario de José Ingenieros. Escribe en la Revista de Criminología y realiza un intere­sante estudio sobre los menores abandonados en Córdoba. También se des­taca el médico legista Osvaldo Loudet, que adscribe a la Criminología clíni­ca como casi todos los médicos, psicólogos y psiquiatras de ese entonces. Funda en 1933 la Sociedad Argentina de Criminología y antes había dirigido

* Decimos lo de multifacético porque Ingenieros además de médico fue filósofo, sociólo­go, criminólogo, político socialista, profesor, escritor, editor, periodista, etc. Su generosa producción científica incluye libros clásicos en las bibliotecas de los estudiantes como Las Fuerzas Morales. Además Hacia una moral sin dogma",''El hombre mediocre, Los Nuevos Tiempos, La simulación de la lucha por la vida, La Universidad del Porvenir, donde adhiere a los postulados de la Reforma Universitaria, etc. Fue persegui­do y sufrió injustas discriminaciones en la Universidad por su ideario socialista.

** Los escritos fueron integrados por sus primeros trabajos titulados Dos páginas de Psi­quiatría Criminal (Buenos Aires, 1900, Imprenta Galileo) y después fueron reordenados y traducidos al inglés, francés, portugués e italiano, publicándose en varias revistas. Su obra ha tenido numerosas ediciones lo que es demostrativo del éxito obtenido.

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el Instituto de Criminología creado por Ingenieros y la revista de Psiquia­tría y Criminología (1935-1950). Consideran al delincuente como un en­

fermo al que hay que "curar". Es el modelo médico.

M.A. Lancelotti escribe un estudio sobre la criminalidad en Buenos

Aires (1912) de corte positivista donde analiza las "causas" del fenómeno y lo explica por la situación de crisis económica, el crecimiento de la pobla­

ción, el urbanismo, las migraciones. Tiene en cuenta el trabajo de Norberto Piñero sobre el incremento de la delincuencia "Problemas de Criminalidad (Bs. As., 1888). Tanto en él, como en Moyano Gacitúa hay una inclinación a culpar de todos los males a los inmigrantes y en particular a los anarquistas

italianos.

Hubo varios proyectos de Código Penal influidos por el positivismo,

como el de Piñero, Rivarola y Matienzo de 1891, el de 1906 de los dos pri­meros. También el de los juristas José Peco y Eusebio Gómez, quien fuera Director de la Penitenciaria Nacional, y que analizaremos más adelante.

3. ¿QUÉ PASÓ DESPUÉS?

Después esta Criminología es severamente cuestionada por algunos ju­ristas que se oponen al positivismo. Las primeras criticas vinieron por parte del profesor de Derecho Penal Manuel Obarrio y por juristas destacados

como Sebastián Soler y Ricardo Núñez. En los años 30 resurge nuevamente con la creación de las colonias penales de Santa Rosa, del primer instituto

abierto de General Pico en el entonces territorio nacional de La Pampa.

En 1939 se celebra en Buenos Aires, el Primer Congreso Latinoameri­

cano de Criminología. Presidente honorado del mismo fue designado Eduardo Coll que era Ministro de Justicia, profesor de Derecho Penal, y uno de los impulsores de la criminología tradicional. Hay que ponderar que en su discurso se manifestó contrario a las "modas" criminológicas de imi­tar todo lo que se haga en el extranjero e invita "a meditar con sentido críti­co" y estudiar los fenómenos de América. Sin embargo al redactar un pro­

yecto de Código Penal (conocido como Coll-Gómez) lo hace sobre la base

del peligrosismo.

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Al mismo tiempo José Paz Anchorena, profesor de Penología en la Universidad de Buenos Aires, plantea la crisis del Derecho Penal sobre la base del "estado peligroso". De todos modos es rescatable su preocupación por incorporar la prevención antes que la represión.

Luis Jiménez de Asúa llega en los años 20 a la Argentina y dicta cur­sos en la Universidad de Córdoba. Sebastián Soler es designado Director de la Penitenciaria cordobesa, dicta su reglamento en el que incluye la creación de Instituto de Criminología. Todo esto crea un ambiente de estudio y refle­xión importante en la mediterránea universidad.

Después hay un largo manto de silencio, donde no se publica ni se in­vestiga nada. Recién en los años 50 aparece el Centro de Investigaciones Criminológicas de la provincia de Buenos Aires con Osear Blarduni, que adhiere a la Criminología Clínica. Se ocupa también de algunas corrientes sociológicas, como la Asociación Diferencial de Sutherland, plantea la ne­cesidad de estudiar los delitos de cuello blanco, pero no lo concreta en la práctica. !talo Luder escribe en la revista de la nueva institución. Aparece Criminología de Roberto Ciafardo de la Escuela de Policía, que sigue la lí­nea de José Ingenieros, sin mayores aportes.

La Criminología entra en una zona gris porque no se destaca para nada, no se conocen investigaciones importantes ni se tiene en cuenta lo que sucedía en el mundo con las corrientes sociológicas.

En el año 1958 se dicta el decreto 412* por el que se crea la ley peni­tenciaria argentina basada en el sistema progresivo.

En los años 60 nosotros creamos en Córdoba el Centro de Estudios Criminológicos José Ingenieros, junto con Hilda Marchiori, Raquel Salama y otros psicólogos y abogados penalistas como José Antonio Mercado**. Fundamos una Revista de Criminología, en la que publicamos nuestras primeras investigaciones mostrando la realidad carcelaria y el trabajo de los

* Ratificado por ley 14.467 (B.O. 24 de Enero de 1958).

** El Centro se crea el 12 de junio de 1968 y el primer numero de la Revista de Criminolo­gía comenzó en diciembre de ese mismo año. La publicación se realiza sin ningún apoyo oficial.

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psicólogos en esos institutos de detención. El Centro tiene una vida acadé­mica y científica muy activa a través de investigaciones, seminarios, cursos, conferencias dictadas por Roberto Bergalli, David Baigún, Carlos Tozzini, Elías Neuman, el mendocino Juan Vitale Nocera y los integrantes del nuevo instituto cordobés. Tuvimos el apoyo del profesor Ricardo Núñez, que im­pulsó muchas de nuestras investigaciones y fue designado miembro honora­rio junto a Luis Jiménez de Asúa, el exiliado español que tanto aportó al país y Gregario Bermann, quien donara generosamente su biblioteca crimi­nológica*.

Córdoba demostraba su puesto de vanguardia ya que fuera de Mendo­za era muy poco lo que se hacía en el resto del país.

Reinaldo Esnaola crea años más tarde, el Centro de Estudios Crimino­lógicos "Córdoba", junto con la Casa del Liberado. Allí se dictan conferen­cias, cursos y se publica una revista titulada Nueva Vida, donde escriben los presos.

Se instituye en Mendoza el Patronato de Liberados, que después se transforma en el Centro de Estudios Criminológicos, organizador de unas Jornadas Internacionales de Criminología durante el gobierno militar en el año 1969 al que concurren los popes de la criminología tradicional (como Jean Pinatel de la Sociedad Internacional de Criminología)**. Nada se dijo en ese congreso, financiado por las autoridades del gobierno de facto, de le­yes represivas, como la ley 1741 que castigaba al que tuviera ideas comu­nistas o hubiera participado de las mismas en cualquier momento de su vida. Se omitieron referencias a las represiones de profesores en las Univer­sidades (como la noche de los bastones largos de Buenos Aires), el asesina-

* Entre lo más importante se encuentra la colección completa de la revista de Archivos de Antropología y Criminología, dirigida por Ingenieros y E. Femández, importante para reconstruir la historia de la Criminología argentina.

** En la organización y diseño del mismo tuvo mucho que ver Bernardo Beiderman, profe­sor de Criminología en la Universidad del Museo Social, de Buenos Aires, que tenía muy buenas relaciones con los representantes más conocidos de la criminología de ese enton­ces.

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to de estudiantes (como el de Santiago Pampillon en Córdoba) y de obreros e intelectuales.

El Centro de Criminología de Mendoza funcionó durante algún tiem­po, formando una buena biblioteca, fundando una revista, pero todo fue efí­mero, ya que no queda nada de todo eso. Se transformó más tarde en Direc­ción de Asuntos Penales y luego en Organismo Técnico Criminológico. Es una lástima que ese promisoria institución dejara de funcionar con los obje­tivos creados.

En la Escuela de Psicología de la Universidad Nacional de San Luis, el profesor Plácido Alberto Horas crea el Centro de Criminología. Organiza en 1974 las Jornadas de Derecho y Criminología y su libro más importante es Jóvenes desviados y delincuentes, que nosotros valoramos porque apor­ta datos sobre las diversas teorías y la realidad nacional.

También se fundan otros centros de vida efímera en Neuquén, en Bell Ville (Córdoba), etc.

Algunos jóvenes como Roberto Bergalli, emigran para estudiar Crimi­nología en la Universidad de Cambridge, Italia y Alemania. En Córdoba Hilda Marchiori que había sido becaria de Conicet, se radica en México donde trabaja arduamente en los sistemas carcelarios y en Institutos de Me­nores. Publica incansablemente en aquel país como antes y después en el nuestro, dentro de una concepción clínica.

Otro conjunto de criminólogos importantes está conformado por Elías Neuman, uno de los más productivos, dedicado especialmente a los temas penitenciarios. Publica su tesis sobre la "Prisión abierta" (inspirado en la experiencia brasileña de los internos con sus familias). Realiza varias inves­tigaciones empíricas. Una de ellas con Víctor lrurzun sobre la Sociedad Carcelaria y otras sobre el problema sexual en las prisiones, la experiencia en Israel, las penas y más recientemente sobre victimología.

El criminólogo Pedro David, publica sobre el tema de los menores ("Sociología Criminal Juvenil") y después completa su formación en los Estados Unidos con Jerome Hall y Albert Cohen. Es profesor en diversas universidades y algunos de sus cursos son publicados, como el libro Es­tructura Social y Criminología. Es funcionario durante mucho tiempo en

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Algunos jóvenes, como Emilio García Méndez tienen que abandonar el país y se forman en Venezuela (Universidad del Zulia), y después en la Universidad de Saarland en la República Federal Alemana. Escribe sobre el abolicionismo y la criminología crítica. Actualmente, está dedicado a temas de minoridad desde un importante cargo en Unicef.

Otro argentino que debe emigrar por la represión desatada por la dicta­dura militar es Elías Carranza, quien recala en Costa Rica, trabajando inten­samente en el Ilanud* sin regresar al país. El Dr. Carlos Elbert recibe una beca de la Von Humbolt en la República Federal Alemana, donde estudia temas de criminalidad juvenil y vuelto al país escribe varios libros**.

Juan Pegoraro, un abogado que defendía presos políticos en Rosario, debe exiliarse en México donde estudia e investiga desde una concepción sociológica de la criminología, en la Universidad Autónoma Metropolitana y en el Instituto Nacional de Ciencias Penales.

Durante esas cruentas dictaduras las ciencias sociales son devastadas, se expulsan a millares de investigadores y profesores universitarios, a perio­distas, escritores, científicos, artistas populares, se queman libros considera­dos "subversivos" y que (según ellos) "envenenan la mente de la juventud" de Freud, Marx, Piaget, Paulo Freyre, y de cualquier investigador social cri­tico.

Se aplica la pena de desaparición de personas. Se calcula en 30.000 las personas desaparecidas por la genocida dictadura. Se derogan leyes, se crean otras nuevas para controlar y exterminar sistemáticamente al "enemi­go", se tiene un poder judicial dócil que jura por los Estatutos de la dictadu­ra anteponiéndolos a la Constitución.

En definitiva la investigación criminológica no existe aunque se utili­zan los argumentos del crudo positivismo peligrosista para exterminar a to­dos los opositores y disidentes con la cárcel o la desaparición.

* Instituto Latinoamericano de Naciones Unidas para la Prevención del Delito y Trata­miento del Delincuente.

** Criminología Latinoamericana, Buenos Aires, 1996, Ed. Universidad y Manual Bási­co de Criminología, Buenos Aires, 1998. Ed. Eudeba.

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S. LA VUELTA A LA DEMOCRACIA

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Muchos de nosotros volvemos al país. Hilda Marchiori se hace cargo de la cátedra de Criminología en la Facultad de Psicología de la Universi­dad Nacional de Córdoba. Yo accedo a la dirección del Centro de Investiga­ciones de la Facultad de Derecho y más tarde fuimos designados en la cáte­dra de Criminología en la misma Facultad de la U.N.C. Publicamos el Ma­nual de Criminología y otros trabajos de investigación*.

En Buenos Aires, Juan S. Pegoraro, de vuelta de su exilio en México, retoma con pasión las investigaciones criminológicas, funda la revista de Ciencias Sociales, organiza seminarios, promueve investigaciones, etc.

Se crea un postgrado de criminología en la Facultad de Psicología de la Universidad Aconcagua de Mendoza bajo la iniciativa de Hugo Lupia­ñez, que es su Director. La maestría comenzó en 1990 en que fue autorizada y en los últimos cinco años el grupo de profesores está integrado por Pedro David, Hilda Marchiori, Raúl Zaffaroni, etc. Nosotros enseñamos allí las nuevas corrientes de la criminología.

En San Juan existe otro grupo de criminólogos que realizan investiga­ciones.

En Rosario se funda y se publica una revista de Criminología critica. Se investiga sobre cárceles, seguridad y derechos humanos.

En La Universidad del Litoral (Santa Fe) se dicta un postgrado que analizaremos más adelante**.

En la provincia de Córdoba se funda la Dirección de Política Criminal, que comienza realizando mapeos para determinar las zonas rojas de crimi­nalidad. La misma desaparece con la crisis económica producida durante el gobierno de Eduardo Angeloz, que deja a la provincia sumida en cenizas. El gobierno que lo sucedió tuvo que hacer recortes presupuestarios, por la crí-

* "El juez de ejecución penal"; "Las Penas"; "La desaparición de personas en democra­cia", "Delitos de Tránsito", entre otros.

** Se analizará cuando tratemos de la enseñanza de la Criminología.

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tica situación económica y suprimió esa dirección, que estaba inspirada en buenos propósitos pero cuyos resultados nunca fueron conocidos.

En Buenos Aires se crea el Inecip* dirigido por David Baigún, Alberto Binder, Silvina Ramírez y un grupo de investigadores jóvenes que realizan un ponderable esfuerzo en temas de política criminal, trabajan en investiga­ciones empíricas e indagan en los conflictos más acuciantes de las ciencias penales. Ha firmado convenios de cooperación con Tribunales Superiores de Justicia, como el Neuquén, organizan jornadas, prestan asesoramiento a diversos países latinoamericanos y cuentan con un boletín informativo.

En el CELS se realizan investigaciones sobre temas de Derechos Hu­manos, sobre el funcionamiento de la policía, etc.

Es decir que cuando existe democracia y libertad académica hay posi­bilidades concretas para la discusión de las ideas, la creación de cátedras e institutos, al igual que el desarrollo de investigaciones criminológicas, aun­que no cuenten con el suficiente apoyo económico y técnico.

6. LA INFLUENCIA DE LA CRIMINOLOGÍA POSITIVISTA EN LA LEGISLACIÓN PENAL

Hubo varios intentos de los criminólogos positivistas como Peco y Gómez de modificar el Código Penal de 1921, con proyectos de corte "peli­grosista", de 1923 y 1924 y el proyecto "Coll-Gómez" de 1937. Collera Mi­nistro de Justicia. José Peco, que era profesor en la Universidad de la Plata, presentó un proyecto calificado de "neopositivista" en 1941.

Isidoro Debenedetti presenta en 1951 un proyecto sobre "peligrosidad y defensa social" y en 1953 los profesores Francisco Laplaza (positivista or-

* Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales de Buenos Aires, cuyo presidente es David Baigún, el Director Ejecutivo Alberto M. Binder, Subdirectora Sil vi­na Ramírez y un comité consultivo integrado por Rodolfo Bleder, Carlos Creus, Grego­rio Klimostky, Carlos Elbert, Edmundo Hendler, Luis Marcó del Pont, Enrique Mari, Luis Yañez y Eugenio Raúl Zaffaroni. Se ha han establecido filiales en el sur (Bariloche) y en Córdoba muy recientemente.

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todoxo ), Ricardo Levene y Maldonado presentan otro proyecto de código penal al que Soler le atribuyó una "ideología dictatorial".

Felizmente ninguno de esos proyectos llegaron a concretarse.

De todos modos el viejo Código Penal de 1921 tiene resabios del peli­grosismo cuando en los arts. 40 y 41 de individualización de las penas habla de la "peligrosidad"*. También el art. 34 al plantear la reclusión como me­dida de seguridad de los inimputables hasta "que se comprobase la desapa­rición de las condiciones que le hicieren peligroso".

En la legislación de menores también se advierte la influencia del po­sitivismo. La ley de Patronato de Menores conocida como ley Agote de co­mienzos de siglo (octubre de 1919), establece medidas para los menores de 18 años "que se encuentren material o moralmente abandonados o en peligro moral". Lo mismo para el caso que la víctima sea un menor abandonado o en" peligro moral". ¿Cuándo se entendía que un menor estaba abandonado material o moralmente o en peligro moral? En los casos de "mendicidad o vagancia", o frecuentando lugares con "gente viciosa o de mal vivir", o cuando "vendan periódicos, publicaciones u objetos de cualquier naturaleza que fueren, en las calles o lugares públicos o cuando en estos sitios ejerzan oficios lejos de la vigilancia de sus padres o guardadores ... "**. Hay una po­lítica asistencialista basada en las tesis peligrosistas.

Durante la dictadura de 1976 se modifican los códigos penales, se au­mentan tremendamente las penas, se enmascara a la dictadura más feroz que recuerde la historia argentina, con una apariencia de legalidad contando con jueces obsecuentes que aplicaron una legislación "clandestina" (como diría nuestro maestro, el profesor Ricardo Núñez) al referirse a la ilegalidad del sistema dictatorial. Aplicaron leyes (que en el fondo eran bandos milita­res y no leyes dictadas por el Congreso que disolvieron) como la No. 21.264 donde se sanciona a los que se opusieran al régimen dictatorial, con el eufemismo de los que "alteraren el orden público, por la sola incitación",

* En el art. 41 habla de las circunstancias que ... "demuestren su mayor o menor peligrosi­dad".

** Se castigaba a los menores porque vendían periódicos anarquistas.

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con pena de reclusión hasta diez años (no se establece el mínimo sino direc­tamente el máximo). Se crean Consejos de Guerra Especiales, conforme a lo que dispone el Código de Justicia Militar, se establecen procedimientos sumarios, no se resuelven los recursos de hábeas corpus, no se investigan las denuncias por apremios y desaparición de personas, etc.

En definitiva se aplican las leyes de seguridad, como la 20.840 sancio­nada dos años antes del golpe, inspiradas en el más crudo de los peligrosis­mos sociales del viejo positivismo.

En la práctica se aplicaba la pena de muerte, con la llamada "ley fuga", que significaba el asesinato o fusilamiento de los detenidos con el pretexto de que los mismos "habían intentado fugarse".

Los profesores de Derecho Penal tan ortodoxos y enemigos del positi­vismo criminológico mantuvieron, salvo honrosas excepciones, un silencio cómplice. Solo juristas valientes e inteligentes, como Ricardo Nuñez, criti­caron ácidamente esas reformas. La gran mayoría guardaron un silencio vergonzoso. Muchos de ellos fueron jueces de la dictadura, juraron por su Estatuto, y aplicaron sumisamente las reformas penales producto de los de­cretos manchados de sangre.

Otro aspecto modificado durante las dictaduras han sido las leyes pe­nitenciarias, violándose las garantías de los detenidos. Roberto Bergalli, apuntó bien ya en el año 1972 al comentar el Nuevo Régimen Carcelario para detenidos de "máxima peligrosidad", que afectaban principios de or­den constitucional, penitenciario y político criminal*.

Por supuesto que este reglamento resultó insignificante al lado de la situación de los presos durante la última dictadura militar de 1976 donde las tesis peligrosistas se llevaron al extremo de considerar que los llamados "peligrosos" debían ser exterminados (fusilados, torturados, etc.).

* Coincidimos con David Baigún. Ver op. cit. p. 21 y e1libro nuestro Criminólogos Lati­noamericanos, pag. 16, 19 y 20. Este se aplicaba a las personas puestas a disposición del P.E.N., a personas no condena­das, el catálogo o la catalogación de "Máxima peligrosidad" atribuida por el Servicio Pe­nitenciario dependía "de los hechos que se le imputan". Violaban las normas o Reglas Mínimas de Naciones Unidas, etc. F. Nuevo Pensamiento Penal pag. 471 y s.s.

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En definitiva la vieja criminología positivista ha servido para justificar y dar el barniz "científico" a toda la legislación de corte nazi que imperó en el país.

7. LA ENSEÑANZA ACTUAL DE LA CRIMINOLOGÍA

En la Universidad Nacional de Córdoba se imparte la materia de Cri­minología en la Facultad de Psicología, a cargo de la Dra. Hilda Marchiori, con una clara orientación clínica y en la Facultad de Derecho como materia optativa, enmarcada dentro del interaccionismo y la criminología critica. Nosotros somos los encargados de la misma y contamos con un dinámico e inteligente grupos de egresados jóvenes y de ayudantes, todos ad honorem.

La materia, pese a ser no obligatoria, ha despertado un gran interés en los alumnos como la demuestran las inscripciones masivas. Comenzó a dic­tarse en el año 1992 y los primeros alumnos después fueron los ayudantes y profesores adscriptos de la misma. La cátedra realiza una actividad intensa e importante, en materia de dirección de proyectos de investigación, cursos, seminarios, debates, análisis críticos, visitas a los establecimientos carcela­rios, etc. Hay un proyecto de integrarla a un área de Ciencias Penales y Cri­minológicas, dentro de una conjunto de materias, como cátedra optativa.

En el curso de post grado de Medicina Legal de la U.N.C. se incluyen algunos seminarios sobre las corrientes modernas de la criminología que dictamos nosotros y otros de orientación clínica de la cátedra de la Dra. Mar­chiori.

Se enseña Criminología en los cursos de formación del personal peni­tenciario y en la Escuela de policía. En la Escuela del Servicio Penitenciario forma parte de su plan de estudio. Se dicta desde 1978 y se encuentra dividi­da en dos partes. La de Criminología I fue dictada por la Dra. Hilda Mar­chiori. Sus programas están divididos en diferentes módulos que contienen una visión amplia de las diferentes corrientes (positivismo, funcionalismo, interaccionismo, crítica).

La materia Criminología II tiene como objetivo profundizar en los campos de aplicación y en los aspectos históricos, epistemológicos, meto­dológicos, teóricos y prácticos. Está dentro de la concepción clínica, hacien-

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do hincapié en el aspecto del tratamiento penitenciario dentro de la ley de ejecución de la pena privativa de la libertad. Otro rasgo distintivo de ésta escuela es el enfoque vinculado a la personalidad y delito, diagnóstico y tra­tamiento, características de personalidad de los delincuentes, etc. Se analiza a la víctima, el control social, la cifra negra, la delincuencia convencional y la no convencional, se completa con la aplicación de la Criminología en el ámbito penitenciario, en la progresividad del sistema, y la asistencia post penitenciaria.

Se imparten otras materias vinculadas como la de Penología 1, donde se analiza la potestad punitiva, la pena, su individualización, las clases de penas y una evolución penitenciaria en la provincia de Córdoba.

En la Escuela de policía se dicta en el curso de ascenso a nivel de ofi­ciales inspectores. Se hace hincapié en el tema prevención y hay una fuerte visión lombrosiana de los delincuentes. Consideran que "no existe cura po­sible pues el que delinquió una vez lo hará posiblemente de nuevo, su punto de referencia es el alto índice de reincidencia"*.

En Córdoba Hilda Marchiori ha organizado con su equipo varios Cur­sos de Victimología y actualmente dicta un curso de postgrado sobre esta temática. También es la inspiradora de la Asociación Argentina de Victimo­logía.

En la Universidad Nacional del Litoral se realiza un postgrado, que comprende tres cuatrimestrales**. El otro es el que desde hace algunos años se imparte en Mendoza, en la Facultad de Psicología de la Universidad del Aconcagua. En la U.B.A. se dicta la criminología como materia troncal y obligatoria, y además se desarrollan módulos que otorgan créditos por el que se puede lograr el postgrado.

* Cfr. Virginia Agüero. "Sobre la enseñanza de la Criminología en la Universidad argenti­na y establecimientos de estudios de los órganos de control". Córdoba, 1992. Mimeo.Cá­tedra de Criminología.

** Cada uno tiene un parcial final que es eliminatorio. El curso completo se aprueba con un final oral y la presentación de trabajo. Se egresa con titulo de abogado especialista en Criminología.

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Está en proyecto la implementación de una especialización en Crimi­nología en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Cór­doba. El mismo contemplaría los aspectos de la intervención profesional en distintas situaciones conflictivas, teorías criminológicas, Derechos Huma­nos, etc.

Se enseña Criminología en la cátedra de Psicología Jurídica de la Uni­versidad de San Luis. En la Universidad de Cuyo dentro de la cátedra de "Problemática Social del Delito" en Trabajo Social de la Universidad de Ciencias Políticas y Sociales. Por su lado en la Universidad de La Plata, la desarrolla el psicólogo Juan Carlos Domínguez (que también debió exiliarse en Costa Rica durante la dictadura militar última) en Psicología Forense. Hay un programa PIFATACS en la Facultad de Ciencias Humanas de esa Universidad fundada por Joaquín V. González.

En la Universidad de San Juan se dicta en la carrera de Trabajo Social un seminario con orientación en Criminología.

Es decir que se ha comenzado a desarrollar la enseñanza de nuestra disciplina en el interior del país tanto al nivel de licenciaturas como de post­grados, con diversas orientaciones.

8. LAS INVESTIGACIONES

Las investigaciones en general han sido de corte descriptivo, sin ma­yor análisis crítico de las leyes, desprovistas del contexto histórico políti­co y social en que nacen y se desarrollan las instituciones. Desde comien­zo de siglo se han ocupado del sistema carcelario, la situación de los me­nores, etc.* Después se pasó al tema de las drogas y en los últimos años han comenzado a analizarse los delitos de cuello blanco, o delitos de los poderosos, la contaminación ambiental, la inseguridad ciudadana, la falta de una política criminal, y nuevamente sobre los temas de minoridad, cár­celes etc.

* Cfr. Marco del Pont, Luis. Criminología Latinoamericana. Ilanud. San José, 1983.

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Se ha comenzado a trabajar en investigaciones de reacción social, para conocer lo que piensan distintos sectores de la sociedad sobre la pena de muerte, la corrupción, la justicia*, etc.

Se han intensificado las indagaciones de corte victimológico, violencia y menores. En las primeras se destacan las de la Dra. Hilda Marchiori y su equipo, la que también ha investigado sobre Criminología del suicidio**. En lo referente a menores han trabajado Elinor Bisig, que es investigadora de Conicet, María Inés Laje, (ambas del Centro de Investigaciones de la Facul­tad de Derecho de la U.N.C.) y Silvina Ramírez en el INECIP; Martha Julia aborda las políticas en materia ambiental y Patricia Alderette sobre evasión fiscal, en la Facultad de Derecho de la U.N.C.

Los sociólogos como Claudia Laud (del Agora), Carlos Lista, María Inés Bergoglio han trabajado sobre la inseguridad ciudadana y sobre reac­ción social.

En San Juan María Daniela Puebla, docente de la cátedra de Crimino­logía e Investigación del área de Conflictividad, Vulnerabilidad y Control Social de la Universidad realiza indagaciones sobre Control social. La mis­ma investigación, en forma comparada se desarrolla en otras Universidades del interior.

En definitiva podemos decir que las investigaciones han cambiado fe­lizmente en los últimos años, tienen más rigor científico, son más criticas y

modernas. Además se trabaja en redes o con trabajos comparados lo que es mucho más útil.

Sin embargo subsiste la falta de una política criminal sistematizada, de información de lo que se realiza en distintos lugares de la República y la au­sencia de asistencia económica para fomentar las investigaciones y de escu­char los resultados de la misma. Asimismo sería interesante hacer investiga-

* Cfr. Trabajo de Juan Carlos Vega y otros sobre opinión de la sociedad cordobesa sobre la justicia, a la que se acusa de no ser independiente del poder político. Editó Lemer.

** Cfr. El suicidio. Enfoque criminológico. Editorial Lemer, Cordoba,l997. Ha publicado sobre Delito y seguridad de los habitantes. Editorial Siglo XXI, México, 1998. También se encuentra en prensa su nuevo libro de Criminología, ed. Lemer en Córdoba.

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ción comparada con otros países de América Latina, como sucedió con los delitos de cuello blanco*.

9. PUBLICACIONES

Las publicaciones especializadas, como revistas, tuvieron bastante continuidad a principios de siglo con los Archivos de Antropología, des­pués llamados de Criminología y fundada por Ingenieros y E. Femández. Otras que tuvieron una larga duración y que si bien no eran específicas de criminología, contenían material de esta disciplina, fueron Nuevo Pensa­miento Penal y particularmente Doctrina Penal. Esta continuada con Nue­va Doctrina Penal donde escribe un grupo de interesantes jóvenes juristas como Maximiliano Rusconi, Mary Beloff, Marcos Saalt, etc., bajo la direc­ción del procesalista cordobés Julio Maier

Muy poca vida tuvo la que ayudamos a fundar en Córdoba, la Revista de Criminología del Centro de Estudios Criminólogos José Ingenieros, que alcanzó tres números. Lo mismo sucedió con la Revista del Centro de Estudios Criminológicos Córdoba y la de la provincia de Mendoza, que alcanzaron pocos números.

De gran significación es la colección de Opúsculos de Derecho Penal y Criminología, fundado por Ricardo Nuñez y, que casi ha llegado a los 100 títulos y que se mantiene gracias al esfuerzo denodado y tesonero de Hilda Marchiori, con la colaboración en los últimos años de la Dra. Barberá de Risso. Son pequeños libros donde se dan a conocer las investigaciones de los jóvenes estudiosos de temas criminológicos y se reeditan obras clási­cas. Se han abordado trabajos de las circunstancias de individualización de las penas, de la ejecución penal, de las víctimas, la policía judicial, la pro­tección del medio ambiente, el costo económico del delito, las leyes de eje­cución, el problema socio-político de las drogas, las dimensiones de la cri-

* La investigación sobre delitos de cuello blanco fue coordinada por el Instituto de Crimi­nología de la Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela y fue un intenso, sistemático y productivo trabajo de investigación comparada. En la reunión celebrada en México, U.A.M. nosotros realizamos la recopilación de los trabajos de investigación.

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minalidad, la enseñanza de la investigación, delincuencia urbana y política de prevención, el correccionalismo, la prevención, el abandono de menores, el contralor de las sentencias, las medidas de seguridad, las penas, etc.

En definitiva hay un arsenal de investigaciones empíricas y de datos que serían de gran utilidad en la elaboración de una política criminal ausen­te desgraciadamente en nuestro país y en nuestra provincia.

Hilda Marchiori dirige la revista Victimología, que ha alcanzado los 19 números, donde se han abordados los más diversos temas vinculados a la víctima, con relación a los delitos, al grupo familiar, a los abusos, al aban­dono, al maltrato, a los atentados sexuales, a la victimización, a las redes asistenciales, en los programas de justicia penal, a la violencia, etc. Allí han escrito reconocidos especialistas internacionales de esos temas como inves­tigadores del Centro de la Víctima y otros.

En el Centro de Investigaciones de la Facultad de Derecho de la Uni­versidad Nacional de Córdoba se han publicado trabajos de investigación a que ya hicimos referencia*.

Juan Pegoraro dirige Delito y Sociedad. Revista de Ciencias Sociales, como un lugar "donde planteamos los problemas que unplica la construcción de lo social, el conflicto, y por ello la construcción social de lo delictual"**.

10. EL MATERIAL BffiLIOGRÁFICO

El material bibliográfico es escaso y antiguo en la Biblioteca Mayor de la Universidad, de la Facultad de Derecho, la de Psicología, Superior

* Cfr. María Inés Laje sobre Debates y usos en el Campo de las políticas para la infancia, de Elinor Bisig sobre menores, Marta Julia sobre cuestiones ambientales, Silvina Ramí­rez sobre control socio penal; Patricia Alderete en relación con la evasión fiscal; Inés Bergoglio sobre la percepción y la reacción social sobre la pena de muerte y la inseguri­dad: impacto en la estructura social.

** Cfr. La presentación del primer numero de la Revista. Buenos Aires, 1992. p. l. Escriben reconocidos criminólogos críticos como Massimo Pavarini, Darlo Melossi, Luigi Ferra­joli, Rosa del Olmo, etc., y se realizan análisis de la cárcel a cargo de Sergio Shocklen­der, y otros trabajos a cargo del propio Pegoraro; Máximo Sozzo, etc.

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Tribunal de Justicia, Colegio de Abogados de Córdoba. En la primera en­contramos los textos de fines del siglo pasado de Lombroso, Garófalo, Dra­go, etc. Lo mismo sucede en la biblioteca de la Facultad de Derecho. Hay libros muy antiguos en francés y otros más modernos en ·alemán. No cuen­tan con los textos clásicos de Criminología. Sólo encontramos una cantidad importante de artículos de revistas, especialmente de los años 60 y 90 y de publicaciones extranjeras, como la Derecho Penal y Criminología de la Universidad del Externado de Bogotá (Colombia). El Instituto de Derecho Penal no tiene libros de criminología y en la biblioteca de Humanidades hay escasos libros.

El panorama es bastante desolador. No se cuenta con material biblio­gráfico actualizado ni con revistas especializadas.

11. LA INSERCIÓN EN LAS POLÍTICAS DEL ESTADO

En pocos casos advertimos que los criminólogos han logrado insertar­se en las estructuras del Estado para producir cambios significativos, como es el de la Dra. Hilda Marchiori cuando logró la creación del Centro de Asistencia a la Víctima del Delito. El mismo funciona a partir de 1986 en la ciudad de Córdoba, basado en la Ley provincial No. 7379*. Este centro sir­vió de modelo para los que se crearon posteriormente en Trelew, Mendoza, Villa María y otros lugares del país.

Es interesante destacar que en Mendoza se llamó a un concurso de ideas y proyectos sobre el problema penitenciario. Se integró un comité evaluador con criminólogos y los proyectos fueron muy interesantes. Fue

* Cfr. Victimología No. Centro de Asistencia a la Víctima del Delito. Ministerio de Go­bierno, Córdoba, 1989, p.13. El Centro tiene como función: a) "la determinación del daño presente en la personalidad de la víctima y la posibilidad de trascendencia al futuro de ese daño y la determinación y aplicación de los medios idóneos para subsanar ese daño, b) la asistencia y el tratamiento a la víctima para su recuperación física, psicológica y so­cial, e) la orientación a la víctima y a la familia para superar las situaciones de tensión que se hubieren producido, d) la orientación y asistencia a la víctima en relación a los as­pectos laborales, educacionales y sociales ... e) todas aquellas tareas que contribuyan a la recuperación de víctimas de delitos.

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una iniciativa original y digna de imitar, porque en general se construyen cárceles sin hacer consultas previas.

Fuera de ello, no conocemos que realmente se haya logrado influir en los planes gubernamentales. En general no observamos consultas ni que los criminólogos o sus investigaciones hayan sido tenidos en cuenta en la con­fección de un plan de política criminal.

Los legisladores, a los que les debería interesar conocer la opinión y el resultado de las investigaciones criminológicas, no toman en cuenta esta fuente importante, salvo contadas excepciones. En el caso de Córdoba, la diputada Martha Arana consultó a las cátedras de Criminología de la Uni­versidad Nacional de Córdoba (Derecho y Psicología) sobre un proyecto de ley penitenciaria provincial de su autoría.

Lo que deberían ser vasos comunicantes fluidos y permanentes en ma­teria de prevención, seguridad, políticas punitivas, delitos de cuello blanco y de tránsito, etc. no lo es en la practica. Los legisladores, cuentan con un conjunto de asesores, que cobran puntualmente pero de los que no siempre se conoce lo que hacen ni cuales son los méritos para justificar su cargo.

12. BALANCE GENERAL Y ACTUAL

A modo de balance final, de lo que ha sucedido en los últimos años y lo que sucede actualmente podemos decir que:

l. La criminología positivista surgió con gran fuerza en Argentina a fi. nes del siglo pasado y comienzos del presente. Ha servido, con el manto del "peligrosismo" para justificar o legitimar las represiones más crudas contra los sectores pobres y desguarnecidos del poder político y económico. Tam­bién para combatir a los enemigos o adversarios políticos y a las dictaduras en su política de exterminio y violación de los derechos humanos.

2. La Criminología clínica ha tenido un gran predicamento en nuestro país, siendo sus exponentes más significativos José Ingenieros, Osvaldo Loudet, Gregorio Bermann, Osear Blarduni, Hilda Marchiori, etc. Sus pos­tulados han tenido una gran inserción en las instituciones del control social, en particular cárceles, menores y víctimas.

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3. La Criminología, como integrante de las Ciencias Sociales, durante los períodos de dictaduras militares fue directamente suprimida y sus expo­nentes fueron encarcelados u obligados al exilio.

4. La Criminología ha tenido muchos altibajos en nuestro país tanto en el campo docente, de la investigación y de las publicaciones.

5. Con el retomo de la democracia han comenzado a desarrollarse la enseñanza y la investigación en el campo de las ciencias sociales, tanto en las Universidades como en los institutos de apoyo a la investigación. Se ha diversificado y enriquecido la enseñanza de las diversas corrientes crimino­lógicas. De todos modos existe un largo camino a recorrer.

6. La enseñanza de la criminología se ha reducido a algunas universi­dades nacionales. La Universidad Nacional de Córdoba cuenta en este mo­mento con dos cátedras de Criminología (en Psicología y Derecho)*.

Se imparte en las escuelas penitenciarias y de policía. Se dictan semi­narios en la Escuela de Trabajo Social de la Facultad de Derecho, como pa­sos previos para concretar una maestría o postgrado.

7. Hay investigación pero no en la medida de lo que sería necesario. Se requiere de mayores apoyos técnicos, económicos e institucionales para realizarla. Es dispersa y sin mayor difusión. Salvo los becarios e investiga­dores de Conicet y Conicor** que son muy pocos, no hay incentivo oficial y permanente por los agencias del Estado encargadas de la política criminal.

8. En general podemos decir que los criminólogos no son consultados desde el poder para opinar sobre algunos de los problemas más acuciantes de la sociedad argentina. Es de destacar la consulta por parte de los comuni­cadores sociales, como en el caso del aumento alarmante de los índices de

* En Humanidades se han presentado más de un centenar de tesis dirigida desde la cátedra. Nosotros en Derecho hemos fomentado el desarrollo de muchos proyectos de investiga­ción, dotándolos de los instrumentos técnicos necesarios y motivando a los alumnos en el campo de la indagación. Se han establecido cursos de post grado y seminarios con profe­sores extranjeros invitados como son los casos de Massimo Pavarini, Alessandro Baratta, Luigi Ferragioli y otros en materias muy diversas como la Victimología, los delitos de cuello blanco, los delitos de tránsito y los de medio ambiente.

** Es el equivalente cordobés en materia de apoyo a la investigación

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