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La Corredera revista cultural de Ampudia Nº 0 - VERANO DE 2010

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La Corredera revista cultural de Ampudia

Nº 0 - VERANO DE 2010

SumarioTÍTULO AUTOR PÁG.

Sumario. 02Presentación. 03Pregón de las Fiestas de Alconada 2009. Miguel Ángel Castrillo Marcos. 04

HISTORIA E INVESTIGACIÓN:Los Lignum Crucis. Luis José Peña Castrillo. 08Don Bueso en Ampudia. Epifanio Romo Velasco. 14Origen ampudiano de “la Dolores” de Calatayud. José Mª Velasco Peinador. 22

CIENCIA Y TECNOLOGÍA:De brujas y ensalmos. Eva Zarzuelo Vélez. 26Pintura científica. José Antonio Castrillo Luengo. 28Un inventor ampudiano. 36

CREACIÓN LITERARIA:Los cuentos del Hojalatero. Margarita García Gallardo. 38Sueños de Ampudia. Epifanio Romo Velasco. 41Contemplando la naturaleza desde el silencio. José Mª Izquierdo Belmonte. 43Quién soy yo. Carmen Romo. 44Chopos del Canal de Castilla. Javier Campo. 44A mi madre. Maira Puertas. 45

RECUERDOS Y VIVENCIAS:Carta desde el recuerdo entrañable. Mary Carmen Gallegos Bello. 46Carta a mis padres. José Mª Izquierdo Belmonte. 47El último pregonero. Mari Carmen García Pérez. 48Alma de mujer terracampina. José Pedro Bravo Castrillo. 50Los sonidos de ayer y de hoy. Carmen Romo (y otros). 51Recuerdos, música y palabras. Carmen Romo Velasco. 52La magia. María Puertas. 54En recuerdo de la Virgen de Alconada. Vicente Sánchez Gómez. 55Memorias domésticas de Don Vicente Sánchez. Vicente Sánchez Gómez. 57

ETNOGRAFÍA Y TRADICIONES:Los exvotos. Ascen del Valle Torres. 58Noche de San Juan. Margarita Ortega González. 58Los lazos del paloteo. Jamie Herrero Castrillo. 60

AMPUDIA EN LOS LIBROS:Marciano Zurita, el poeta olvidado. Daniel Franco Romo. 62

BOLETÍN DE NOTICIAS:Desde la Asociación de Mayores “San Miguel Arcángel”. Fany Hernández. 65IV Certamen literario “Villa de Ampudia”. 67

Director-editor: Epifanio Romo Velasco.

Coordinadores: Oscar Peña Delgado.Ascen del Valle Torres.

Colaboran en este número:José Pedro Bravo.Javier Campo.José Antonio Castrillo.Miguel Ángel Castrillo.Daniel Franco. Carmen Gallegos.Carmen García.Margarita García.Fany Hernández.Jaime Herrero.José María Izquierdo.Luis José Peña.Maira Puertas.Margarita Ortega.Epifanio Romo.Carmen Romo.Vicente Sánchez.Ascen del Valle.José María Velasco.Eva Zarzuelo.

Aviso:LA CORREDERA no se hace responsable, ni se identifica con las opiniones vertidas libremente por sus colaboradores.Los contenidos aquí publicados podrán ser reproducidos, en todo o en parte, por cualquierprocedimiento, siempre que se haga constar elautor y la fuente de la que proceden.

Recepción de colaboraciones:Correo Postal:“LA CORREDERA- Revista Cultural de Ampudia”, Calle Pósito, nº 5 – 34191 AMPUDIA (Palencia). Correo electrónico: [email protected] Entrega en mano: Museo de Arte Sacro(Ascen del Valle Torres).

Diseño y maquetación:Ana Expósito MijánJuan Luis Vélezwww.ecocg.es

Imprime: Gráficas Quinzaños

Depósito Legal: SA-445-2010

La Corredera revista cultural de Ampudia nº 0

VERANO DE 2010

PresentaciónEra el 26 de diciembre de 2009 cuando nos reunimos, enasamblea abierta, un grupo de personas de diversa edad ycondición, con el propósito de lanzar un “proyecto colectivo” deRevista. Le dimos nombre, LA CORREDERA, y estableci-mos las líneas básicas de la publicación: Escritos que versensombre Ampudia y otros, de cualquier tema, que sean de au-tores ampudianos, entendidos éstos en el más amplio sentidode la palabra: “los que viven o trabajan en el pueblo, los nacidos en elpueblo, los oriundos y todos aquellos que sienten este pueblo como suyo”.La respuesta a nuestra convocatoria ha sido realmente exce-lente, superando con creces nuestras mejores expectativas.Tanto, que se han quedado fuera de este número cero aque-llas colaboraciones de mayor extensión y que, tal vez, sean lasde mayor calidad. Nuestros lectores podrán saborearlas en elNº 1, que confirmamos vean la luz para las próximas Navi-dades. Los colaboradores del Nº 2 tendrán así sobradotiempo para elaborar con esmero sus nuevos escritos y en-viarlos a nuestra Redacción antes de la fecha tope del 30 deabril de 2011.Sabemos del interés especial de los jóvenes por Internet.Desde aquí, les invitamos a tomar de estas páginas todocuanto precisen para colgarlo en la Red y, de acuerdo con suspropios criterios y creatividad, elaborar una versión digital deLA CORREDERA.Porque nuestra Revista no nace con afán de exclusividad ni deprotagonismo excesivo. Al contrario, nos gustaría servir comoelemento integrador de todas las “fuerzas vivas”, asociacionesy particulares, que se interesan por este pueblo y transitan porlos caminos de la Educación y la Cultura, escritas así, con ma-yúsculas.Esperamos en el futuro conseguir el patrocinio de las insti-tuciones públicas y privadas para poder dar a LA CORRE-DERA un mayor empaque y una presentación más esmerada.Confiamos, entre tanto, en poder contar con la comprensiónbenévola y la contribución de nuestros lectores. Porque el her-moso pueblo de Ampudia, estamos seguros, se merece estoy mucho más.

Epifanio Romo Velasco (Director-editor).

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Pregóndelas Fiestas deAlconada

Me propuso nuestro alcaldeen el mes más pequeñito,hacer un pregón de baldey a ser posible bonito;anunciando la llegadade las Fiestas de Alconada.

Yo no opuse resistenciani me hice de rogar; a este rincón de Palenciadeseo tanto cantarque hasta daría dineropor hacer de pregonero.

Buenas tardes, dignas autoridades, pueblo de Am-pudia, amable auditorio:

Como pobremente he cantado en estas liras de en-trada, fue allá por el mes de febrero cuando Do-mingo, nuestro alcalde, me ofreció el singular honorde pregonar las alconadas. No tuvo mucho que in-sistir, pues he de confesaros que en más de una oca-sión había ya soñado con ser yo quien ocupase esteestrado; no por vanidad ni mucho menos por mere-cimientos, sino porque yo también, ampudianocomo vosotros, tengo cosas que sacar de mis aden-tros; inocencias y experiencias, sabores y sinsabores,requiebros, cantos y flores, y no me quiero morir sinpoderlo compartir con vosotros, mis paisanos, minoble pueblo ampudiano.

Aceptada pues la invitación, sabedor de mis limi-taciones literarias y de que no podría excusar unpobre resultado acogiéndome a un precipitado en-cargo, me puse con premura a emborronar papeles,anotando recuerdos, sensaciones, sueños; me zam-bullí en tiempos ya lejanos rememorando mi infan-cia; paseé, libreta en mano, por todos los recodos deAmpudia, desempolvando y dando vida a acartona-das impresiones; me senté ante nuestra torre, los dossolos, frente a frente, yo inmóvil y arrobado ante su

belleza y ella, con su carita blanca, riéndose socarro-namente de mí al llegar las diez y diez; rodee nues-tro castillo reviviendo luchas con espadas de madera,topándome con viejos escondites que ya pensabaperdidos, saludando a esas bodegas con las que com-partí confidencias en largas tardes de estío; caminéhasta Alconada, buscando en la soledad, a la sombrade mi olmo favorito, la inspiración necesaria parasalir airoso de este envite.

Me puse, en fin, a evocar,todas las cosas bonitas:castillo, torre sin par, y a nuestra Virgen bendita; en esta tierra de alcores,la más bella de las flores.

Y terminé soñando, con la Ampudia que vendrá,la que hoy vamos sembrando,anhelando que la marno reclame su tributoy se lleve nuestro fruto.

Rememoro mi niñez, cuando el mundo entero eraAmpudia ¿habría algo más allá de La Puentecilla, Al-conada o el Cuartel de la Guardia Civil? Algo debíade haber, porque ni al hombre del saco ni al tío sa-camantecas de los que me hablaban los abuelos, vijamás por aquí; tampoco a los hermanos Malasom-bra, que eran malos de verdad. En todo caso, si lohabía, ¿para qué lo queríamos, si aquí de nada fal-taba? ¿Quién dijo que no había farmacia, si de lunesa sábado se abría a las dos en punto en un vetustocoche de línea?; ¿os acordáis del fresquero?, el tío Ja-rancón le llamábamos, que todas las semanas entrabaen nuestro pueblo con su destartalada furgonetaazul, atronando la mañana con sus bocinazos paravender chicharros de puerta en puerta, saliendo

MIGUEL ÁNGEL CASTRILLO MARCOS

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nuestras madres en su búsqueda, con su plato deporcelana blanco, salpicado de remaches, y con el ol-fato entrenado para calibrar el momento en que sehabría producido el óbito de la mercancía.

Recuerdo el Cine Isabel,para los niños los bancos,y al principio del cartel,a D. Francisco de Franco,que un pantano inauguraba,cada suspiro que daba.

Había tres peluqueros,de zapatero Maraña,de electricista Lucero,que, si no te dabas maña,el balón te le picabasi en su corral se encolaba.

Todas las mañanas, Colín, un hombre pequeño degran corazón, que siempre llevaba prisa, con suertebendecía tu portal con la misiva blanca de tu amigo elde Bilbao o con una postal de colores de la marca “Re-cuerdo de Santander” que con certera puntería salíande un morral que, en sus orígenes debió ser de buenapiel, pero que ya en mi niñez estaba cubierto de unapátina negruzca y brillante que apenas dejaba entreversu primigenia textura.

Haya un hueco cariñoso en mi pregón para mis ve-cinos carniceros. Quizás, amigo, te acuerdes, cuandode niños acompañábamos a Chano, Jaime, Arturo y asu perro Atila, conduciendo, Corredera abajo, a unaoronda vaca hacia su destino final. A todos nos gus-taba ver el certero golpe en la cerviz que provocaba eldesplome de ese enorme animal que alimentaría los es-tómagos ampudianos en las semanas venideras.

Quizás por entonces no habíatanta asepsia, tanto guante y tanto albal,mas hoy no ves al animal,y antaño bien te sabíasque comías del ternero,que bajo pal matadero.

Tamizadas mis vivencias por mis 9 lustros y el in-exorable paso del tiempo, recuerdo que superado elparvulario pase a una escuela que antaño fuera hospi-tal y que día y noche era custodiada por dos guardiasciviles que, firmes e inertes, daban el alto a quien osasearribar al portón del rellano de la escalera. Allí, el ser-vicio era el corral, donde no había cadena de la quetirar y en el que los niños jugábamos a ver quien, sinentrar en detalles, llegaba más lejos. ¡Cuánto regaliz depalo sacábamos de aquella tierra!

Y al salir de la escuela,a merendar para casa,en la radio una novelay yo a correr sin tasa ¿Cuántos años duraría,el “Simplemente María”?

Los sábados de mañana a la catequesis, que D. Her-minio pasaba lista y no se cansaba de recordarnos queno puede haber reloj sin relojero ni mundo sin Crea-dor. Y por la tarde de ese sábado tocaban a confesar yacudíamos todos los niños porque, debéis saber, quepor entonces había muchos más pecados que ahora, sies que ahora queda alguno. Con D. Herminio me acer-qué por primera vez al Sagrario, a consolar con todoslos niños de Ampudia a un Jesús que llorando estaba.

Pasados unos años y ya con la adolescencia tocán-dome el corazón y las narices, recuerdo esas mañanasveraniegas echando una mano a mis padres en la fe-rretería, que en casa, más acertadamente, llamábamos“la tienda”. Y no nos faltaba razón, pues, salvo decomer, en casa de Carlos podías encontrar de todo:cristales, remaches, recambios de bolis Bic, calzones,jalbegues y paelleras, colonia a granel y hasta buenpaño de la Viuda de Tolrá. Pronto me di cuenta que sialguna cualidad me adornaba, no era precisamente lade persuasivo vendedor, especialmente cuando porturno me tocaba atender a alguna señora ya entrada enaños que venía en busca de lo que en un pregón po-dríamos llamar prendas propias del género femenino yque dirigiéndome una mirada entre compasiva y des-deñosa, me espetada aquello de ¡llama a tu madre, chi-guito!.

Para mí como para mis más selectos amigos, siem-pre serán de evocar aquellas generosas tardes de luz enla peña Manantial. Bonito nombre, sin duda, para ungrupo de chavales llenos de vida e ilusiones, que des-pertaban a los sentidos y que en su pensamiento, re-quebraban con el alma a alguna moza ampudiana.

Tantas cosas contaríade aquella mi adolescenciaque a todos aburriría;por no tentar vuestra ausenciamejor hagamos un pacto:y vamos al segundo acto.

Si tres cosas tiene mi Ampudia que no tiene elmundo entero, una de ellas es, con todo merecimiento,nuestro castillo. Suspiro de poetas, lecho de reyes, ins-piración de cineastas, orgullo de ilustre familia.

Aún antes de que D. Felipe III y Dña Margarita deAustria eligiesen el castillo de Ampudia para su recreoy posada, su abuelo, el gran Carlos I, con tan solo 17años y recién nombrado rey de España, ya había hechonoche en tan insigne morada, camino de Tordesillas,donde debía reunirse con su madre, Dña. Juana, con elfin de aclarar su posición al frente de la Corona.Cuenta el cronista que la placidez de la noche ampu-diana y la buena luna invitaron a reptiles y animales acantar la vigilia, llegando hasta el castillo sus silbidos yalaridos, de manera que no dejaron pegar ojo al futuroemperador. Eso, como digo, es lo que escribió el cum-plidor cronista, mas yo tengo para mí que D. Carlos,llegado a Ampudia en un hermoso atardecer otoñal,debió quedar tan prendado de lo que sus ojos vieronque se pasó toda la noche dilucidando cómo explicara su madre que lo que él en verdad quería era quedarsecon nosotros y renunciar a lujos y oropeles donde no

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iba a encontrar, como así fue, la felicidad que este her-moso lugar le auguraba. Y es que nunca olvidéis,

Que hay en Ampudia un castilloque a todo el mundo enamoracual encaje de bolillocual mujer embaucadora;que cuida desde su altara noble pueblo sin par.

Un rayo acabó en ti el viajedejando su cicatrizen tu torre de homenaje.No habrá chispa más felizque haya caído en laderade toda la tierra entera.

¡Ay, si yo supiera cantar a nuestra torre ampudiana!.Bien apaña a este pregón recordaros que fue en 1509,hace justo pues 500 años, cuando, por expreso deseode Fray Pascual de Ampudia, diose licencia para le-vantar nuestra magnífica torre. Ampudia goza hoy,pues, de este privilegio, de este regalo para la vista, gra-cias al empeño del que quizás haya sido su ampudianomás ilustre, que además de Obispo de Burgos tuvo porfuerza que ser un soñador. Luego, el sudor y las manosampudianas amasaron los versos que con escuadra ycartabón trazaron sobre papel Gaspar de Solórzano yJuan de Escalante.

Hoy quieren hacerte sombra una tropa fanfarronade desaforados gigantes blancos que, cuando el viajeroasoma allá por el medianero, agitan con desenfreno sustres largos brazos mendigando su atención. ¡Mira aquí,grita el gigante Porfirión, yo soy más alto! ¡Ea, amigo,escucha como silbo, reclama Pandafilando de la FoscaVista! Inútil esfuerzo el vuestro,

¿Cómo vais a competircon la que acaricia al cielo?que podría hacer latirvuestro corazón de hielo;la que reina en estos maresde sembradores de panes.

Que de estos campos es dueñay todos años alquilasu cornisa a la cigüeñapara que viva tranquila,y que resuene hasta el Tajocada vez que casca el ajo.

Cuando se acerca la sombray te ilumina el ponienteextiendes tu larga alfombray alivias así la frentede aquellos blancos gigantesque tanto gritaban antes.

Mal pregonero sería, si no abriese de par en par elsagrario del corazón para siquiera susurrar un piropoa la Estrella que da sentido a nuestra fiesta e iluminaesta tierra que hoy pisamos. Unos al aire, otros recogi-

dos, ¡cuántos vítores y requiebros has escuchado deeste tu pueblo! A mí hay uno, Virgencita de Alconada,que me gusta en particular. Le oí por primera vez enuna Ofrenda Floral y desde entonces le llevo anotadoen mi cartera: Virgen ampudiana. Sí, porque esa fue tuelección, quedarte aquí con nosotros para ser confi-dente de nuestros desvelos e ilusiones, como un día lofuiste de los de tantos y tantos ampudianos y peregri-nos que regaron con primor el jardín de tu devoción.

No por casualidad amigo, nuestros antepasados co-locaron su Imagen en el centro de tu pueblo; no porcasualidad, cuando pasas por allí, diriges por un se-gundo tu mirada cómplice a su altar; no por casuali-dad, su estampa acoge tu lágrima cuando la sombra deun ciprés presenta en la eternidad a aquel ser que tantoamabas; no por casualidad, en fin, estos días una pra-dera sembrada de cofres a rebosar de perlas gigantescon piel de sapo, se acribillará de desnudas huellas pe-regrinas. Y es que:

Hay una tierra en Castillaque es la más afortunada,caprichito de la Virgende la Virgen de Alconada.Estrella de peregrinosde mil pueblos campesinos.

Cuando llegues a su casaentra a hacerla compañíaempuja la puerta, pasay reza un avemaríaa nuestra reina benditade todas, la más bonita.

Desde hace ya cuatro años tengo el privilegio decompartir mi descanso con un grupo de entusiastasque, desde la Asociación de Amigos de la Virgen deAlconada, pretende sencillamente dar un testimoniode fe a nuestra Patrona. Aunque sé que no es ésta laocasión de hablaros de las emociones experimentadasdesde el otero de su Junta Directiva, déjenme sólo quehaga una mención especial a todos y cada uno de losmiembros de dicha Junta, que en todo momento hanprestado su tiempo, su trabajo y su incondicionalapoyo, sin el cual, no me cabe ninguna duda, este pro-yecto no hubiese seguido adelante.

Y antes de que este paciente auditorio comience aarrellanarse en su butaca buscando mejor acomodo,paso sin más demora a rematar mi discurso, que em-pezó con mis recuerdos, siguió con mi canto y terminacon mis sueños.

Cuando allá por los años 70 nacía la democracia, ala par que misteriosamente se secaban las fuentes am-pudianas, llegaron la prosperidad y el dinero. El buenhacer de los que en estos años han dirigido y de losque hoy dirigen nuestro pueblo ha apuntalado, re-construido y restaurado esta casa; ahora queda un úl-timo paso, el más difícil, amueblarla de gente, y unosueña con que todos estos proyectos que le van con-tando algún día se hagan realidad, para que por aquífluya de nuevo la vida como el agua que a borbotonessalía del Cañico, el Tinter o el Moradillo.

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Hay un proverbio que dice: “Solamente dos legadosduraderos podemos aspirar a dejar a nuestros hijos:uno, raíces, el otro, alas.” Todos nos desvivimos anhe-lando que los seres a los que dimos la vida vuelen alto,muy alto, sueño de libertad, para que cuando el cazadordispare, no les alcance la metralla. Pero no olvidesamigo que tan importante como las alas, lo son tam-bién las raíces, ya que aquéllas fallarán un día y ese día,que siempre llega, todos miramos atrás y buscamos re-fugio en la tierra que nos vio nacer, en las gentes quenos vieron crecer, en los padres que ya se fueron deaquí. Esas raíces, por fortuna, tú y yo las tenemos aquí,en Ampudia, y aunque la vida nos haya empujado aotros lugares, cuando sobrepasado el Medianero, sale arecibirnos el Salón, parece que uno respira mejor.

Ampudia no puede morir, y en esta singular batallatodos tenemos una espada que blandir o un apero delque tirar, para que los limos que produce esta tierra nosientan la tentación de llegar hasta la mar. Esa respon-sabilidad quiero entenderla, en este pueblo bonito,como un privilegio en el que, más que ganar o perder,lo importante, como en la vida, es luchar con todanuestra fuerza e ilusión. Y aquí hago míos esos her-mosos versos que dicen:

Quítame, Señor, si quierestodo lo que te plazca;quítame el volver aquímas no me quites las ganas.

Mi pregón termina y sientoque no todo lo conté;si quiere mi Ayuntamientoque me reclame otra vez,que bien barato salímas nunca me arrepentídel compromiso adquiridocon este pueblo querido.

¿Qué más se puede pedir?si he tenido la fortunade poderte a ti decirque en Ampudia está mi cunay que aquí quiero dormircuando me hiera la luna.

Reiterando mi agradecimiento a aquellos que injus-tamente pensaron en mí para este pregón y a todos us-tedes por su santa paciencia, os deseo de corazón:

FELICES ALCONADAS Y QUE VIVA AMPUDIA¡ !

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ignum rucisL CLos

De todos es conocido que hay, diseminadas por va-rios países, entre ellos España, numerosas astillas de lacruz de Cristo así como espinas de su corona, muchasde las cuales tienen su origen en las supuestas reliquiasque recorrieron Europa desde el inicio de las cruza-das. Y esto hasta tal punto que, ya desde antiguo, sedecía que si se juntaran todos los fragmentos del santoleño, se podían obtener varias cruces. Sin embargo, ala vez, hay opiniones razonadas que afirman que, reu-niendo únicamente los verdaderos, éstos sólo repre-sentan una parte de la verdadera cruz.

Pues bien, la historia, no exenta de leyenda y fanta-sía, nos narra cómo Santa Elena, madre del empera-dor romano Constantino, el que vio en sueños aquellacruz con el lema "con este signo vencerás" y que lega-lizó el cristianismo tras vencer en la batalla del PuenteMilvio, marchó a Jerusalén, allá por el año 326 de nues-tra era, donde averiguó el lugar exacto en que Jesúshabía sido clavado, hallando en él la cruz verdadera oVera Cruz.

Ya en aquel tiempo, Santa Elena mandó cortaruna parte del palo más largo, que trasladó a Romadonde hoy se conserva en la basílica de la Santa Cruzde Jerusalén, dividiéndose desde entonces, tanto éstecomo la parte que quedó en Jerusalén, que teníaforma de cruz griega, en múltiples partes, dando ori-gen a los numerosos Lignum Crucis, que solían guar-darse en cajas con forma de cruz, denominadasestaurotecas, siendo las más célebres las que se cus-todian en Limbourg (Bélgica) y en las Catedrales deGénova y Nápoles (Italia).

En España existen, asimismo, varios lugares enlos que se adoran algunos pedazos del santo maderocomo en Caravaca de la Cruz (Murcia), aunque laparte mayor se encuentra en el Monasterio de SantoToribio de Liébana (Cantabria). Del mismo modoalgunas cofradías presumen de poseer su particularastilla sagrada entre las que destacan la Santa Vera-cruz de Valladolid, la de León, que la adquirió en1959 como regalo proveniente de Santo Toribio deLiébana, o la de Palencia, que vino desde Roma en2002 aunque algunos hermanos afirman que en laiglesia de S. Pablo ya se veneraba otro trozo desdemucho antes.

EL LIGNUM CRUCIS DE AMPUDIA

De esta suerte, en nuestro pueblo también posee-mos un Lignum Crucis de gran tamaño, el cual se hallacustodiado en una hermosa cruz de plata sobredorada,adornada con 22 esmaltes y dos vidrieras, una a cadalado, a través de las cuales se le puede contemplar1.

Fue el abad D. Diego del Castillo quien, en el cabildode 15 de marzo de 1612, ordenó realizar este valioso y so-berbio relicario, que hoy admiramos en nuestro Museode Arte Sacro local como una de sus joyas más repre-sentativas, el cual se encargó en los talleres de Valladolid,donde fue elaborado por el orfebre Juan de Nápoles aquien el canónigo Sancho pagó 60 R. (2.040 maravedís)según las cuentas de 1615-16 dadas por el mayordomo defábrica Domingo Rodríguez de Rayaces2. En un inven-tario de 1726 se dice que pesará como unas 4 libras(1,840 Kg.) y en otro de 1893, 5 libras y 4 onzas, mi-diendo 0,50 m. de altura (2,415 Kg.)3.

Ahora bien, a pesar de que Madoz en su Dicciona-rio Geográfico-Estadístico-Histórico nos dice, al ha-blar de Ampudia, que este trozo del santo madero fueun regalo que, a cambio de una canilla o espinilla delmártir S. Lorenzo, hizo a nuestra villa Felipe III, el cualnos visitaba con cierta asiduidad en compañía de sucorte, hemos de tener en cuenta que en nuestra ermitade la Virgen de Alconada se guardaban por aquel en-tonces ciertas reliquias4 y, en la vieja abadía de Husillos,trasladada hasta Ampudia en 1606 por el Papa Paulo V,se reverenciaban otras de santos, entre ellas varias de lapasión de Cristo, que los mismos prebendados del ca-bildo trajeron hasta nuestra villa con motivo del citadotraspaso, tras haber sido requeridas al Duque de Lermapor D. Cristóbal de Lobera, primer abad ampudiano,que mandó a dos prebendados a Lerma para tal fin,aunque otras quedaron allí hasta finales de 17195.

Parece ser que estas reliquias de Husillos las trajo, alre-dedor del año 985, el cardenal romano D. Remón o Rai-mundo a quien se las había entregado el papa Agapito II,según se nos puntualiza en un informe de la fundación dela abadía ampudiana, aprobado en el cabildo ampudianode 19 de junio de 1733 y enviado el 22 de mismo mes yaño a Valencia a D. Manuel Prudencio de Harma y Durán,que pretendía escribir una Historia de las Iglesias6.

LUIS JOSÉ PEÑA CASTRILLO

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Así, tenemos constancia de que, en un memorial einventario de Husillos, mandado realizar tras una Visita(inspección) de su abad D. Francisco de Reinoso, quetuvo lugar el 27 de marzo de 1577, se enumeran, entreotras muchas, las siguientes reliquias que se encontra-ban en un arca dorada dentro de una verja de hierro,al lado derecho del altar mayor:

-“Primeramente Vn pedaço largo quanto seis dedos yancho Vna Pulgada de Lignum Cruçis…”- Una cruz de plata de hechura muy antigua. Se diceque tiene Lignum Crucis.- Un pedazo de una quijada de S. Blas. “Estas tres Re-liquias estan metidas en vna Bolsa amarilla que tieneençima vnas letras labradas”.- Unos corporales que dicen son con los que S. Pedrodijo misa.- Una talega de seda parda con listas blancas con reli-quias de Tierra Santa.- Una caja blanca de marfil con un pedazo de una cos-tilla de S. Pablo.- Un colmillo y otro hueso del mismo apóstol, envuel-tos en un tafetán amarillo.- Reliquias de Santa Petronila envueltas en un tafetáncolorado.- Una cajita de marfil con un hueso de S. Sebastián.- Tres “redomicas” de bálsamo santo, metidas en unacajita de seda y todo, en un “cofrecico” de metal.- Otro cofrecito, labrado encima de plomo, dentro delcual había un hueso de S. Ambrosio envuelto en un lienzoblanco y un papel lleno de ralladuras de “Ligno domini”.- Una arquilla de zarza con una bolsita de tela de orocon hueso de la mano de “Santisteuan” mártir, 2 hue-sos de la cabeza y de la canilla de S. Pantaleón, en-vueltos en tafetán azul… - Cabellos de Santa Quiteria en una bolsa amarilla.- Muchos huesos de la cabeza y una muela de S. Nereoenvueltos en un lienzo.- Huesos de S. Pedro metidos en una cajita redondapintada.- Piedra de la sepultura de S. Gregorio en una calaba-cita blanca de marfil.- Reliquias de S. Millán en una cajita de palo.- Otra cajita de palo con reliquias de Santa Inés.- Otro hueso de S. Pablo en una cajita redonda pintada.- Reliquias de Santa María metidas en una calabacitade ébano negro.- Dos colmillos de Santa Bárbara en una cajita llana,redonda.- Una espina de la corona de Cristo metida en un reli-cario de plata.- Un hueso del papa S. Gregorio en un lienzo blanco.- Huesos menudos de S. Tirso, mártir.- Hueso de S. Juan Crisóstomo en una bolsa azul conunas flores de lis amarillas.- Dos huesos de S. Llorente envueltos en dos papelescada uno, en una caja redonda blanca y alta.- Cabellos de S. Antolín.

- El pie de San Lorenzo (“Sant Llorente”). Etc, etc7.De este pie sí que existen datos fidedignos de haber

sido regalado en 1593 a Felipe II por el abad de Husi-llos D. Francisco de Reinoso para el monasterio de ElEscorial, ya que así se asegura en el informe citado an-teriormente y, además, en 1774 el abad de Ampudia D.Pedro Ruiz Agustín consiguió una carta, que ordenó co-locar en el archivo, en la que el citado rey agradecía alabad de Husillos el regalo de dicho pie de San Lorenzoa la vez que le pedía que se le llevara en persona8.

Su entrega oficial, tras haber realizado los prebenda-dos de la vieja abadía la donación el 5 de octubre de 1592,la llevó formalmente a efecto el 17 de junio del año si-guiente el Prior D. Baltasar de Chaves, que entregó la re-liquia del mártir que fue quemado en la parrilla, con suscinco dedos sacadas las uñas por la fuerza del fuego, con-finada en una caja de plata en forma de pie, a su abad D.Francisco de Reinoso, que la recibió en nombre del reypara transportarla hasta el Escorial, depositándola en elmencionado convento el 25 de junio de 1593 por testi-monio de Gregorio de Segovia9.

LA SANTA ESPINA AMPUDIANA

Otra de las reliquias importantes que custodiaba laiglesia de nuestra villa, traída igualmente de la anti-quísima abadía de Husillos, fue la Santa Espina, que

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debía estar formada por 3 pinchos o “cambrones” yse guardaba dentro de un valioso vaso que había sidoenviado por el único abad de la colegiata que habíanacido en nuestro municipio, D. Manuel de la Torre,cuando acababa de ser distinguido con el arzobis-pado de la catedral de Bríndisi, en el extremo másoriental de la península italiana, donde falleció pocosaños después.

Como regalo suyo y para que sus compatriotas no seolvidaran de él, se había recibido en la colegiata, algunosaños antes, dicha copa de cristal, en la cual se decidióguardar, en abril de 1677, la Espina de la corona de Cristoque con tanta devoción se veneraba en nuestra villa.

La expresada alhaja tenía forma de ciprés o pirá-mide, quedando rematada por una cruz y era de platasobredorada con cuatro cristales10. Esta reliquia, quese protegía con una cubierta de tela de raso liso pajizo,con flores de hilo también de plata y su puntilla alre-dedor, fue robada de la iglesia el 24 de febrero de 1887junto con otros objetos del mismo metal11.

Sus orígenes más remotos hay que buscarlos en elafán que hubo por localizar los vestigios de la pasiónde Cristo, entre los cuales se halla su corona, la cual seguardó en un primer momento en Jerusalén, según nosasegura la tradición cristiana, para ser llevada a media-dos del s. XI a la ciudad de Bizancio desde la cual viajó,200 años después, hasta Francia donde quedó res-guardada en el templo gótico de la Santa Capilla, quese construyó para esta finalidad, regalándose algunasde las espinas, a partir de entonces, a diversos perso-najes principales y de la nobleza.

De este modo, tan sólo en Roma hay más de unadocena, existiendo en nuestro país muchas más comolas del Escorial (Madrid), las de Ágreda y Burgo deOsma en Soria o las de Barcial de la Loma, Villagarcíade Campos y Monasterio de la Santa Espina de Valla-dolid, que es una de las más conocidas.

Ahora bien, en Ampudia, tanto el Lignum Cruciscomo la Santa Espina, que, en un principio, con el trasladode la colegiata, se albergaron en la ermita de Santiago, so-lían estar recogidos junto a las demás reliquias en la capi-lla del Santo Cristo de la iglesia de S. Miguel aunque, enciertas épocas, se guardaron en el sagrario del altar mayor,por lo que los capitulares, el 1 de junio de 1691, se queja-ron ante el abad D. Juan Castaño de Salcedo, ya que aque-llas no se hallaban donde debían y donde siempre habíanestado, que era en la capilla adyacente del Cristo, por loque le exigieron que se volvieran a dicho lugar y que lastres llaves que las custodiaban se repartieran según lasnormas dadas por los estatutos de la colegiata, porque enese instante las tenía el Sr. abad en exclusiva.

Ambas reliquias se tuvieron en gran estima desde elmismo momento en que llegaron a la localidad, vene-rándose con gran devoción y fe, mayormente cuandosobrevenían tiempos de heladas y malos temporales,para evitarlos, o de grandes sequías, para pedir las llu-vias y lograr cosechas generosas12.

Por esta razón, a finales de mayo de 1609, tras elaprieto en que se vio el lugar con la sucesión de 2 nu-

blados en unas fechas tan avanzadas para la cosecha,pues es cuando está granando, algunos beneficiados dela colegiata, apremiados por los vecinos y el regimientode la villa, sin el consentimiento del Sr. abad que se ha-llaba ausente de la villa, fueron a por ellas sin acordarsede que caían en excomunión por ello, por lo que deci-dieron escribirle para pedirle licencia para trasladar elLignum Crucis desde la desacomodada y apartada er-mita de Santiago, en la cual se hallaba, hasta la colegialde S. Miguel donde se podía disponer de las luces y elornato necesario, para conjurar las tormentas con él13.

De igual manera, en junio de 1641, debido a la ex-trema necesidad de agua para los sembrados, se deci-dió celebrar una procesión que discurriese hasta laermita de Nª Señora de Castrillo con el trozo del ma-dero de Cristo y las otras santas reliquias14.

Lo mismo ocurrió en febrero de 1683 en que se fuecon la Santa Espina hasta Nª Señora de Santiago ocuando se sacaron, con idéntico propósito, ambas re-liquias de la pasión en mayo de 168515 al igual que en1692, en 1696 o en 169816.

En cambio, en mayo de 1677, fue el hecho de estarlos campos maltratados por la gran cantidad de aguacaída lo que motivó que los dirigentes de la villa pidie-ran al cabildo que se hiciese una rogativa “pro sereni-dad”, acordándose oficiar al domingo siguiente, enpresencia del Lignum Crucis, una misa solemne y, porla tarde, subir a rezar hasta Nª Señora de Santiago quese honraba en esta ermita17.

Independientemente de lo expuesto más arriba, laastilla del santo madero solía exponerse a la adoraciónde los fieles el Viernes Santo y por la Cruz de mayo, eldía 3, al igual que se reverenciaban otras reliquias enciertos días señalados como las de S. Pedro y S. Pablo,S. Blas...18

En 1851, a la vez que se reedificaba la ermita deSantiago, se hicieron unos importantes arreglos en lacolegiata, blanqueándola, abriendo 2 ventanas en sucara sur y levantando el suelo de toda la iglesia hasta elnivel de la primera grada del coro, patrocinado todoello desde Madrid por nuestro paisano D. Manuel Am-brosio Tariego González, auditor de la Rota, chantrede Sevilla y caballero de la Real y Distinguida OrdenEspañola de Carlos III, el cual había contratado paraello los servicios del arquitecto benedictino padre Mi-guel Echano, que se hallaba en Palencia.

Por esta razón, el domingo 23 de febrero, despuésde avisar a la gente y a los señores del ayuntamientopara que se limpiaran las calles y se pusieran colgadu-ras en las ventanas, mediante una procesión que reco-rrió los mismos lugares que en la actualidad (Dña.Josefa, Ontiveros y Corredera), tuvieron que llevarseambas reliquias de la pasión, junto a la de los corpora-les de S. Pedro y el propio Santísimo, desde la iglesia deS. Miguel hasta el cercano convento de S. Francisco,en el cual se iban a celebrar las horas canónicas ydemás funciones colegiales mientras duraran los tra-bajos indicados, siendo devueltas del mismo modo eltambién domingo 6 de julio19.

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OTRO LIGNUM CRUCIS AMPUDIANO

Además de lo ya expresado, hemos de decir que enAmpudia tenemos datos de otro Lignum Crucis que, ensu testamento de 20 de mayo de 1748, abierto el día 17de junio siguiente, fecha en que dejó de existir, afirmabatener en su poder el canónigo y provisor de la abadía, D.Marcelo Antonio de Tobar Pérez, custodiado en una cajade plata con tapa en la que había una inscripción queponía “el racionero León”, ya que perteneció a éste, elcual, al tiempo de fallecer, ordenó que fuera entregado ala parroquia de Santiago de Medina de Rioseco (Valla-dolid) o a la ermita de Nª Señora de Castilviejo (“CastrilViejo”), situada a 4 Km. de dicha ciudad.

Añade D. Marcelo que convenía estudiar las últimasvoluntades que aquel dejó para sus familiares, puesto quetenía dudas de a cuál de las dos entidades se le tenía queremitir; y que no lo había decidido antes por haber exis-tido motivos más que justificados para no hacerlo.

El mencionado racionero, D. Francisco de LeónCantarín, tras haber sido enterrado el 1 de noviembrede 171520, el día 5 siguiente, por medio de su albacea,el también racionero D. Blas de la Vega y Guerra, anteel notario Antonio Camazón de la Torre, había indi-cado que lo disfrutase el mayor de sus herederos queestuviese vivo y que, en caso de que no quedase nin-guno, fuera entregado a la cofradía de Nª Señora deCastilviejo de Medina de Rioseco, dando a sus cofra-des una certificación de esta cláusula.

Dicho relicario con la santa reliquia estaba elaboradocon plata, según se ha dicho, con su tapa de cordoncilloalrededor y una sortija. Por fuera, en uno de sus lados es-taba grabado el “Dulce Nombre de Jesús” con una cruzencima y debajo, las palabras “Rº León”; en el otro ladoponía el nombre de “María” con una corona encima21.

Anteriormente, parece ser que había pertenecido alcanónigo doctoral ampudiano D. Antonio de León Ar-güello ya que, tras fallecer el 12 de enero de 1695 hacialas 6 de la noche (el testamento le tenía hecho desde el15 de diciembre de 1678), en el inventario de susbienes, que tuvo lugar al día siguiente a las cuatro de latarde, ya que el entierro había sido por la mañana, fi-gura “un Lignum Crucis de plata dorada” que, unosdías después, se valoró en 182 maravedís.

Dichas pertenencias consistentes en casas, tierras,viñas y posesiones en general, siguiendo la costumbredel momento, se vendieron a los diez días de haber re-cibido sepultura su cuerpo, el día 23 a las tres de latarde, en almoneda o pública subasta en la que, porcierto, se sucedieron unos agrios altercados por la dis-crepancia existente entre la autoridad civil y la ecle-siástica que disputaban por ver cuál de ellas tenía lacompetencia en las expresadas propiedades.

Además, ya en julio de 1698, el provisor de la abadía,D. Sebastián Cerecinos de la Torre, aún se encontrabacon dificultades para liquidar definitivamente la heren-cia del Doctor León debido a que el albacea de éste, el li-cenciado D. Andrés Pérez de León, había muerto y susherederos, alguno de los cuales también había pasado a

mejor vida, ni aceptaban la herencia ni la rechazaban. Estas cuentas no se finiquitaron hasta marzo de 1699,

en que el abad D. Juan Castaños las reconoció y aprobó,tras haber sido tomadas por su provisor, al canónigo D.Andrés de Sevilla y a Nicolás de Tobar, poderhabientesde los herederos del licenciado D. Andrés Pérez22.

Así pues, en definitiva, siguiendo las instruccionesdadas por el racionero D. Francisco de León Cantaríny para cumplir lo que mandó en su legado, el 25 deabril de 1749, ante el escribano Manuel Asensio, es-tando reunida la cofradía de Nª Señora de Castilviejode la cercana ciudad vallisoletana de Medina de Rio-seco en la “Pos Sachristía” de la parroquia de SantaMaría, su mayordomo, alcalde, oficiales y demás her-manos dijeron que dicho racionero ampudiano leshabía mandado para su “souerana Ymajen” un relica-rio con su Lignum Crucis, que había quedado en poderdel canónigo D. Marcelo Antonio de Tobar y, al falle-cer éste, por mandato del provisor de la colegiata, elcanónigo D. Blas Antonio Domínguez, había quedadodepositado en D. Andrés de Aulestía hasta que fuerana por él a Ampudia.

Por tal motivo, aquellos cofrades dieron su poder alpreste de Rioseco y mayordomo en aquel momento dela cofradía, D. José de Aguilar Martín, para que vinieraa nuestra localidad y, en su nombre, requiriera la en-trega de la citada reliquia “para el maior culto de nues-tra Señora”, presentando los requerimientosnecesarios y otorgando el recibo, o carta de pago co-rrespondiente, para los herederos tanto de D. Fran-cisco de León como de D. Marcelo Antonio de Tobar.El recibo que dejó lleva la fecha del día 27 del mismomes y año del poder23.

EPÍLOGO

No podemos concluir esta exposición sin referirnosa un reportaje que apareció el 9 de abril de 1995 en elperiódico El Mundo, con el título “Trozos de la pa-sión de Cristo”.

En él se relataba que, en Ampudia, D. Valeriano An-tolino Cuadrado, que había llegado como párroco anuestra localidad en septiembre de 1979 y que dejó deejercer dicho cometido en diciembre del mismo añoen que se publicó dicho artículo, adoptaba un aire mis-terioso por miedo a que fueran robados, cuando se re-fería a unos “tesoros” escondidos en la casa rectoralen la que vivía.

Dichas joyas eran, en realidad, tres espinas de la co-rona de Jesucristo que tenía guardadas en una cajita dealuminio, la cual se hallaba envuelta en un lienzo decolor canela.

D. Valeriano, al que se describe como un cura a lavieja usanza, con la sotana raída y el bonete relucientepor el uso, afirmaba que las descubrieron unos niñosjugando mientras se restauraba una pared de la iglesiacuando, al mover una de las piedras, aparecieron di-versos cantos y tierra de distintos lugares, unas sanda-lias antiguas y las tres santas reliquias de la pasión.

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Quien esto escribe tuvo la oportunidad de entrevis-tar, el día 7 de abril de 2009, a nuestro querido cura enel piso en que vive, ya jubilado, en la capital de la pro-vincia, el cual recordaba con todo detalle aquel mo-mento en que, limpiando, en compañía de susmonaguillos, la carbonera de la colegiata (capilla de DonMiguel, por la que se accede al órgano y a la Huesera, enla base de la torre), apareció un expositor de aproxima-damente un metro de alto que disponía de diversoscompartimientos, arcos y cajones abajo, en los que habíamuchos huesos, a modo de reliquias, con su descripción.

Entre ellos, protegidas por un papel de lino conmanchas como de sangre, encontró tres grandes espi-nas que, más tarde, guardó en una caja de nogal, amodo de arca, cuyas medidas eran de 40 cm. x 20cm.x 20 cm y que depositó en un armario del piso supe-rior de su propia su vivienda.

En la actualidad, a pesar de las insistentes indagacioneshechas ante el actual párroco, D. Isaac Laso Ruiz, queamablemente ha buscado una y otra vez en su propia mo-rada, hemos de reconocer que, desgraciadamente no sehan podido localizar esos ocultos “tesoros” que proba-blemente sigan olvidados en algún apartado rincón.

APÉNDICE DOCUMENTAL

1.- 1592, 18 de octubre, Monasterio de Nª Sª de la Es-trella. Carta de Felipe II al abad de Husillos.APA, nº 152 de Diversos (Cartas Especiales: Nº 1.-Carta de Felipe II).

El reyVenerable Abbad dela iglesia collegial de Husillos, Muyparticular contentamiento he recibido de entender por vracarta la buena voluntad con que vos y los desse cabildohaueis acudido a darme la reliquia del pie del bienaven-turado S. Lorenço, lo qual extimo lo que es razon y os loagradezco mucho y me queda dello la memoria que es Justapara fauorecer las cosas desa Abbadia en todo lo que se of-freciere y huuiere lugar, y pues vos haueis sido el instru-mento deste don, holgare también que vos le lleueis almonasterio de S. Lor(enz)º remitiendo, os si será agora, o,para quando plaziendo os yo este alla, pero antes de ponerloen execucion me lo auisareis para que yo ordene lo que sehaura de hazer en el recibirle y entregarle.Del monasterio de Nra. Srª de la Estrella. … (18) deOct(ubr)e, 1592 años.

Yo el rey

2.- 1593, 17 de junio, Husillos. Testimonio de la en-trega del pie a D. Francisco de Reinoso para llevarle alrey Felipe II al Escorial.APA, nº 152 de Diversos (Cartas Especiales: Nº 1.-Carta de Felipe II).

Notario que estais presente, dad por testimonio signado yautoriçado de manera e forma que de credito ife donde quieraque se presentare ipareçiere amy don balthasar de chaues,prior y canónigo desta iglesia collegial de husillos, como apro-curador general dela dicha iglesia y cauildo della asu nombrey mío, como oy jueves diez y siete dejunio demilly quinientosy nouenta ytres años, como para en cumplimiento de un ser-viçio, graçia y donaçión que en cinco de otubre delaño pasadodemilly quinientos ynouenta ydos el abbad, prior y cauildojuntam(en)te desta iglesia hiçimos a la magestad del Rei donPhelipe nro. Sr segundo de ese nombre de nra. pura y espon-tanea voluntad, sin… interes inducimiento ny soborno… delaReliquia y Sto pie del bien auenturado martir çan (sic) lo-rençio que enesta nra. iglesia tenemos.

Doy y entrego la dicha Sta. reliquia y pie a don D.Franco de Reinosso nro. abbad como a persona diputadapara Recibirle por el Rey nro. Señor para que le de y entre-gue asu magd. oala persona o personas por su Real personapara Recibirle diputadas y le lleve ala cassa y templo de sanlorençio el Real deescurial o a otra qualquier parte paraello nombrada y situada, la qual dicha Reliquia y pie Stoentrego al dicho don franco de Reynosso dentro de una caja

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de plata dela forma y medida del Sto pie tan entero comosiempre aestado en esta iglesia consus çinco dedos saltadaslas uñas con la fuerça del fuego con sus nierbos (sic) y liga-mentos y señales del fuego edela misma forma y maneraque en esta nra. iglesia siempre seatenido yadorado.

Y para que quede memoria perpetua del Recibo yentregaque al dicho don franco de Reinosso ago dela dicha Sta re-liquia pido lo firme de su nombre y siendo neçessario comolo es para cosas que importan y pueden importar con la su-çession del tiempo aeste cabildo (e) iglesia se ara testimoniode la entrega que hiciere a su magd dela dicha Sta reliquiay protesto todo lo que puedo y pido … su testimonio y alospresentes Ruego sean testigos joan apariçio… y joan herrerovs dehusillos.

El prior chaues.

Nos don franco de Reynoso abbad de la nra. iglesia colle-gial dela nra. villa de husillos deste obispado de pa(len)za de-çimos y confessamos que Recibimos delos nros. hermanos priory cauildo dela dicha nra. iglesia la Sta reliquia ipie del bienauenturado mártir San lorençio en vna caja de plata delamisma forma y manera itan entero con sus çinco dedos inier-bos con las demás señales de fuego que siempre anpareçidoyemos adorado, la qual dicha Sta Reliquia ipie recibimos parallevar y entregar ala magd del Rey don Felipe nro. Sr para encumplimi(ent)o y effeto que por via de donación gracia y ser-vicio se le hiço a sumagd de nra. parte ydela de los dichos nros.hermanos juntamte en cinco días de otubre delaño pasado denouenta y dos (1592) dela dicha Sta reliquia i pie yen fe yenraçon dela entrega que se nos haçe dela dicha Sta reliquia lofirmamos de nro nombre ante el infraescrito notario y siendoneçesario nos obligamos de traher testimonio dela entrega quea su magd se haçiere dela dicha Sta reliquia para que los di-

chos nros. hermanos le guarden en sus archiuos para todoaquello que les pareçiere y bien visto les fuere fecho en la nra.villa de husillos.

Don Franco de Reinoso.

… ante Villadiego notario ap(ostó)lico Por autoridad aplicaaprobada e canonygo dela iglesia collegial de nra. señora dedeessa brava doy fe y verdadero testimonio que oy __ (nopone el día) del mes de Junio de mil y quinientos ynouentay tres años estando enla capilla denra. Señora dentro deladicha iglesia don franco de Reynosso abbad e el prior y lamayor parte de los capitulares de la dicha iglesia Juntos Parael effeto que aqui se dira/ don balthasar de chaues Prior deladicha iglesia como procurador general del dicho cauildoyensu nombre dio yentrego al dicho don franco de Reynossoabbad el santo pie del bien auenturado martir San Loren-çio que estaba enla dicha iglesia dentro de vna caja de platacon las señales del fuego que siempre an parecido y tan en-tero y dela misma forma que en nra. iglesia siempre seaa-dorado y se le dio y entrego como apersona diputada por lamagd del Rei Phelipe nro señor para que se le lleve al tem-plo ycasa desan lorençio el Real dela villa del escurial y pro-testando como protesto el dicho don balthasar de chaues eltiempo dela entrega y pidió lo demás contenido en la dichaprotesta y el dicho donfranco de Reinosso dio una firmada desu nombre del Reçibo yentrega que dela dicha Sta reliquiase le hiço lo qual dicha entrega se hiço al dicho don franco deReynosso para en cumplimiento y effeto dela donaçion quelos dichos abbad prior y cauildo hicieron ala magd del reidon fhelipe nro señor Ante my elinfrascrito notario en çincode otubre del año pasado demill yquinientos y nouenta idosaños dela dicha Sta reliquia ipie desan lorencio como estadicho/ siendo testigos a todo lo que dicho es.

1Archivo Parroquial de Ampudia (Palencia); en adelante, APA. Nº 111 de Inventario de bienes, fol. 5-2ª num. Inventario de 27 de no-viembre de 1635.2APA, nº 228 de Acuerdos Capitulares, fols. 228 y 288 v.(cabildos de 15 y 23 de marzo de 1612) y nº 57 de Cuentas de Fábrica, fol. 123v. (cuentas de 1616).3APA, nº 111 de Inventario de bienes, fol. 67-3ª numeración y nº 112-B de Inventarios Parroquiales, fol. 57.4APA, nº 228 de Acuerdos Capitulares, fol. 61 v. (Cabildo de 8 de febrero de 1608).5APA, nº 235 de Acuerdos Capitulares, fol. 18 v. (Cabildo de 15 de diciembre de 1719).6APA, nº 152 de Diversos (Copias de Escrituras antiguas: Noticias de la Fundación de esta Iglesia).7APA, nº 48 de Cuentas de Fábrica-Husillos.8APA, nº 243 de Acuerdos Capitulares, fol. 26 (Cabildo de 10 de junio de 1774) y nº 112 de Inventario de Libros, fol. 59.9APA, nº 152 de Diversos (Cartas Especiales: Nº 1.- Carta de Felipe II).10APA, nº 232 de Acuerdos Capitulares, fol. 99 v. (Cabildo de 12 de abril de 1677); nº 111 de Inventario de Bienes, fol. 67-3ª numeración.11APA, nº 112-B de Inventarios Parroquiales, fols. 9 y 67-3ª numeración. Inventario del párroco D. Máximo Sanz Arranz, fol. 2 sin nu-merar (Cuadernillo sin fecha, cosido).12APA, nº 111 de Inventario de bienes, fol. 5-2ª numeración (Inventario de 27 de noviembre de 1635) y fol. 5 v.-3ª numeración (Inventario de 10 de septiembre de 1665); nº 233 de Acuerdos Capitulares, fol. 52 (Cabildo de 1 de junio de 1691).13APA, nº 228 de Acuerdos Capitulares, fol. 112 (Cabildo de 22 de mayo de 1609).14APA, nº 231 de Acuerdos Capitulares, fol. 104 v. (Cabildo de 3 de junio de 1641).15APA, nº 232 de Acuerdos Capitulares, fols. 151 y 182 v. (Cabildos de 15 de febrero de 1683 y de 13 de mayo de 1685).16APA, nº 233 de Acuerdos Capitulares, fols. 61, 99 y 114 v. (Cabildos de 10 de mayo de 1692, 4 de junio de 1696 y 20de abril de 1698).

17APA, nº 232 de Acuerdos Capitulares, fol. 100 v. (Cabildo de 8 de mayo de 1677).18APA, nº 231 de Acuerdos Capitulares, fol. 160 (Cabildo de 29 de abril de 1644) y nº 63 de Cuentas de los fabriqueros, fols. 106 y 121 (Cuentas de 1677 y 1683).19APA, nº 248 de Acuerdos Capitulares, fols. 180 v., 189, 201, 202 v., 204 v. y ss.20APA, nº 39 de Entierros, fol. 196 v.

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Don Bueso en Ampudia Los primeros Señores de la Villa

(I) Es distintivo del urbanismo ampudiano el haberconservado no sólo sus rasgos arquitectónicos másemblemáticos, sino también los nombres antiguos dela mayor parte de sus calles. Pocos son ciertamente lospueblos que pueden preciarse de tener una “CalleNueva” que ya lo era en 1485 (Testamento de DonGarcía López de Ayala) y una “Plaza del Garriplau”[Barrio Prado] que ejemplifica por sí sola todos los vi-cios de dicción propios del habla popular.

Toponimia callejera llena de reminiscencias históri-cas, geográficas y culturales a menudo difíciles de des-cifrar. Nombres de personajes desconocidos que seresisten incluso a aquellos que bucean con denuedo enlos archivos locales. Ninguno de ellos tan sugerente yenigmático como ese “Dom Hueso” que figura en laplaca de una de las más antiguas de sus calles y cuyaidentidad hasta ahora nadie ha conseguido desvelar.

La identificación de este personaje con el DonBueso histórico, merino de Saldaña, tal y como aquí laproponemos, debe entenderse como una hipótesis detrabajo, aunque la evidencia en este caso salte por en-cima de los documentos, o se esconda tras ellos, yapele a nuestra imaginación (1).

(II) Situémonos justo en la mitad del siglo XII. Am-pudia no era en ese momento más que una de las oncealdeas que conformaban el alfoz de la Torre de Mor-mojón, al que el emperador Alfonso VII había con-cedido nuevos fueros en el año 1144:

“Estas son las villas del alfoz: Revenga, Pozos, Pe-draza, Villa Aniel, Rayaces, Olmillos, Arconada, Fon-pudia, Castriello, Valloria, Villa Aries” [MartínezLlorente, F. J., 1995] (2).

Estaba la aldea situada a la vera de un antiguo e im-portante camino por el que, viniendo desde Medina deRioseco, penetraban con facilidad los ejércitos del reyleonés, aprovechándose de la debilidad de la monar-quía castellana (3).

Era por esas fechas señor de la comarca un caba-llero llamado Don Bueso, merino mayor y represen-tante del rey castellano en las tierras de Carrión ySaldaña. Todo apunta a que fuera precisamente estenoble saldañés quien, hacia el año 1160 y con el finde controlar mejor los caminos, tuviera la feliz ideade convertir la pequeña aldea de Ampudia en una“villa real” fuertemente murada. Su nombre habría

quedado para siempre incorporado a la nomencla-tura del pueblo.

Pese a que ignore por completo a nuestro personaje,del profesor Reglero de la Fuente podemos tomar unareferencia que parece avalar nuestras suposiciones:

“Ampudia es una aldea documentada desde el sigloX, y que en 1144 formaba parte del alfoz de Torre-mormojón. Sin embargo, en 1188 se encuentra entrelas ciudades y villas cuyos “mayores” juran el tratadoentre Alfonso VIII y Federico I de Alemania, junto aValladolid, Palencia, Tordesillas, Simancas, Torreloba-tón y Montealegre, por citar sólo a las de la comarca[...]. Este cambio de situación producido en fecha in-cierta, debe asociarse a la proximidad de la frontera[...]. Su posición intermedia entre Torremormojón yMontealegre, cerrando el acceso a Palencia por el valledel Salón, le otorgaban un alto valor estratégico” [Re-glero de la Fuente, C. M., 1994: p. 102].

De donde se pueden extraer tres conclusiones prin-cipales: Primera, que efectivamente se produjo en Am-pudia un cambio sustancial pues, en breve tiempo, desimple aldea vino a convertirse en villa de importancia.Segunda, que este cambio estuvo motivado por la po-sición estratégica de Ampudia para controlar los ca-minos de acceso hacia Palencia. Y tercera, que la“refundación” tuvo que producirse entre los años 1144y 1188, periodo en el que está documentada la pre-sencia de Don Bueso en varias localidades de la co-marca (4).

Más adelante, del mismo autor y de la misma obra,tomamos otra referencia interesante:

“En Ampudia nos encontramos también con estostres recintos: uno elíptico junto a la iglesia de SantaMaría, documentada ya en el siglo X, cuyo eje máslargo está ocupado por una calle; en otro de formaovalada, se encuentra la iglesia de Santiago; se trata dedos recintos tangentes, englobados en un terceromucho más amplio. Parece que nos encontramos anteel nacimiento de un barrio cercado junto al primitivonúcleo, que ha terminado por ser integrado en la villa”[Reglero de la Fuente, C. M., 1994: p. 396].

Como los recintos segundo y tercero resultan ma-nifiestos, será preciso insistir en el primero. Frente alo que comúnmente se cree, el núcleo primitivo deAmpudia no se encontraba en los aledaños del casti-llo sino en el barrio de Don Bueso, en torno a la tem-

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Los “oppida” de Palentia e Intercatia (Montealegre) en las rutas de L. Linicio Lúculo y P. Cornelio Escipión Emiliano. El control de este antiguo camino, que pasaba por Ampudia, fue sin duda el motivo del fuerte amurallamiento de la Villa.Ilustración tomada de: “La Historia en su lugar” F. García de Cortázar (Ed.).

Territorio aproximado de los vacceosOppida vacceosCivitates vacceasOtros núcleos de población celtibéricos

Expediciones romanas contra los vacceos

L. Licinio Lúculo (151 a. C.)M. Emilio Lépido y D. Junio Bruto (137 a. C.)P. Cornelio Escipión (134-133 a. C.)

prana iglesia de Santa María [Santa María de FontePudia]; o lo que es lo mismo, junto al camino, que pe-netraba en el pueblo por la Puerta de Prado y la Callede los Yeseros, y muy próximo a la pequeña corrientefluvial que atraviesa el casco urbano, “el Arroyo delAgua”. No hay en esto ninguna novedad; en el origende casi todos los asentamientos humanos de la co-marca aparecen siempre unidos estos tres elementos:un camino, un arroyo y una iglesia (5).

(III) No cabe duda de que nos estamos moviendoen un periodo oscuro de nuestra historia, con escasez

de testimonios documentales y, al hablar de DonBueso, en un terreno pantanoso donde se mezclan laHistoria y la Leyenda. “Bueso” parece nombre de ori-gen francés, “Boiso”, castellanizado como “Boso”,“Bueso”, “Hueso” o “Güeso”, según las costumbres yla cultura de las gentes. Y francés era, en efecto, aquelprimer Don Bueso que muriera en singular combatecontra Bernardo del Carpio. No fue el único de talnombre, pues las venturas y desventuras de otros per-sonajes homónimos, e igualmente legendarios, han lle-gado hasta nosotros a través del rico bagaje delromancero castellano.

Pero nuestro Don Bueso no es un personaje litera-rio, sino histórico y real, de dudosa relación con aque-llos otros que forjaron la Leyenda. Su ficha biográficaes la siguiente:

La presencia de Don Bueso se documenta en variosprivilegios reales del breve reinado de Sancho III “ElDeseado” y la minoría de Alfonso VIII:

El 4 de mayo de 1158 Don Bueso aparece en la es-critura de demarcación de la Abadía de Husillos efec-tuada por Sancho III, confirmando como “DomnusBoso, maiorinus in Saldania”.

El 11 de marzo de 1162 vuelve a figurar en la do-nación que hace Alfonso VIII de la villa de Pedraza deCampos al Hospital de San Antolín de Palencia.

Seis años después, en 1168, es su primogénitoDiego Bueso quien confirma un documento del mo-nasterio de Santa María de Retuerta (Valladolid) como“Didago Bueso, príncipe in Saldania et in medio Ca-rrione”.

Pero ello no significa necesariamente que para esafecha nuestro personaje hubiera muerto. Pudo ocurrirque, como hicieran algunos de sus coetáneos, tambiénDon Bueso hubiera optado por retirarse a pasar susúltimos años viviendo como ermitaño en un monas-terio emplazado en las proximidades de Urueña. Am-brosio de Morales en su Viaje Santo de 1570, trasvisitar el Monasterio del Bueso, relata lo siguiente:

“En una pared de la iglesia está un arco llano, conun sepulcro de yeso liso, sin letra ni otra cosa: aquelmuestran por el sepulcro de Don Bueso, el muy afa-mado en nuestros Cantares. Él, dicen, fue el fundadordel Monasterio, y que con otros Caballeros se retiró aser ermitaño: esto ha venido de unos en otros” [Mo-rales, A., 1792: p. 244].

En cualquier caso, Don Bueso parece ya difunto se-guro en 1178, cuando su esposa, Urraca Pérez, acom-pañada de sus seis hijos, hace donación de ciertasheredades a su prima Aldonza López, abadesa del mo-nasterio de Gradefes (León):

“Yo Urraca Pérez y mis hijos Diego Bueso, MartínBueso, Pedro Bueso, Don Bueso, Maria Bueso yMayor Bueso hacemos carta de donación para tí Al-donza López, mi prima, en el nombre del Señor Dioseterno amén” [Archivo Histórico Diocesano de León:“Fondo de Gradefes”, doc. 132]

(IV) Volviendo de nuevo a los asuntos de Ampudia,y con todas las reservas que exigen estos casos, nosarriesgamos a considerar a Don Bueso como “el pri-mer señor de la villa”, entendido no como señorío so-lariego, sino como simple “tenencia” y posesión de lavilla en nombre del Rey.

El segundo, Don Rodrigo Gutiérrez Girón, ma-yordomo del rey Alfonso VIII, que recibía las te-nencias de Montealegre y de Ampudia hacia 1173.Bajo su mandato acudirán los representantes deambos concejos [“Mons Letus”, “Fons Purus”] a lasimportantes Cortes celebradas en Carrión de losCondes en el año 1188 (6).

Ya en 1162 Don Rodrigo Gutiérrez confirmabajunto a Don Bueso la donación de Pedraza al hospitalpalentino. Treinta años después, en 1192, aparececomo señor de Ampudia y de La Torre al efectuarse ladivisión de términos con las behetrías del Valle de Tri-gueros:

“Esta es la carta de división que hacen los concejosde Ampudia y de La Torre con don Rodrigo nuestroseñor y heredero en el Valle de Trigueros y con donTello que es heredero en el Valle de Trigueros…” [Iz-quierdo Misiego, J. I., 2004: p. 226.]

Tres años antes, en 1189, Don Rodrigo Gutiérrezhabía recibido de Alfonso VIII la vecina Valoria delAlcor a cambio de Villafontín (7).

Y tras de Don Rodrigo (†1194), otro ilustre perso-naje, Don Alfonso Téllez de Meneses (†1230), a quienel rey Alfonso VIII concede la villa de Ampudia porprivilegio dado en Aguilar en 1195 (8).

Si observamos con detenimiento el árbol genea-lógico, comprobamos cómo estos tres primeros se-ñores o “tenentes”, aunque pertenecen a tres linajesdistintos, están unidos por estrechos lazos de pa-rentesco. Así, Don Rodrigo y Don Alfonso resultanser, respectivamente, primo y sobrino de DonBueso.

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• Hijo de Diego Muñoz, merino deSaldaña, y de Urraca Téllez, hija de Tello Fernández, señor de la Torrede Mormojón en 1116.

• Casado con Urraca Pérez, hermanade Don Tello Pérez, el fundador del li-naje de los Téllez de Meneses y del Mo-nasterio cisterciense de Matallana.

• De entre sus seis hijos destacan:Diego Bueso, el primogénito y sucesor,y María Bueso, esposa de Don PedroGutiérrez, señor de Villarramiel y dePalacios del Alcor, entre otros muchoslugares.

(V) Tras un largo periodo en manos de Girones y Me-neses termina para Ampudia la etapa de las “tenen-cias” y empieza la del “dominium”; diversas reinas einfantes que reciben la posesión de la villa, de por viday como parte de su dote matrimonial: Doña Beatriz deSuabia, Doña Violante de Aragón, el Infante DonPedro y Doña María de Portugal, que donará la villa,ya como solariega, a Don Juan Alfonso de Alburquer-que.

A ellos hay que añadir los nombres de la excelsaDoña María de Molina, poseedora durante algúntiempo de todas las villas de las que fue desposeídaDoña Violante, y del intrigante Don Juan Núñez deLara (II) que tuvo Ampudia ocupada por las armas enel periodo 1297-1299.

Entre la muerte del Infante Don Pedro (†1319) (9) yel matrimonio de Alfonso XI con Doña María de Por-tugal (1328) habrá que consignar también la “tenencia”o encargo de Don Garci Laso de la Vega (I) (10), que re-cibió además el señorío de la Torre de Mormojón.

Así tendremos terminada la relación, acaso incom-pleta, de todos aquellos ilustres caballeros y “dóminas”que enseñorearon la villa de Ampudia hasta la fechaya tópica de 1352 en que se elabora el famoso “LibroBecerro de las Behetrías”.

De todos ellos existe en los archivos suficiente yacreditada documentación. Sólo Dom Hueso seguirásiendo, tal vez para siempre, ese enigmático personajeque da nombre a una calle antigua y en el que, quizáscon un exceso de imaginación, hemos creído encontraral “primer señor de la villa” y así hemos tratado dedemostrarlo.

NOTAS

(1) Los archivos locales recogen el nombre “la calde Dom Bueso” desde el siglo XV y en el habla co-loquial se la conoce popularmente como “la calleUngüeso”.

No han faltado quienes han supuesto que el per-sonaje del rótulo callejero habría de ser algún miem-bro destacado de la populosa judería de la villa. A su

favor, la existencia de una sinagoga en una calle ale-daña, y ese “Dom” que nos trae inevitablemente a lamemoria al ilustre carrionés Dom Sem Tob.

Pero para dotar a la hipótesis de una mínima ga-rantía sería preciso, al menos, encontrar a alguiencon tal nombre entre los judíos de los lugares co-marcanos (Palencia, Dueñas, Paredes de Nava…).Al contrario, todos los judíos de esos lugares llevannombres hebreos (Salomón, Simuel, Jacob, Yucef,Mosé, Abrahán…) y “Bueso” ciertamente no lo es.Los romances lo presentan siempre como un caba-llero cristiano, de linaje regio o señorial.

Es difícil, sin embargo, encontrar la relación quepueda existir entre el Don Bueso histórico y el DonBueso literario. La figura de este último nos viene dadapor toda una serie de romances populares: “Don Buesoy Bernardo del Carpio”, “Don Bueso y su hermana”,“Don Bueso y Moriana”, “Don Bueso y el puerco”,“Don Bueso en Sevilla”, “Mujer de Don Bueso”...

Las señas de identidad del Don Bueso histórico, me-rino de Saldaña, fueron puestas de manifiesto por los tra-bajos de Don Julio González [González, J., 1960: T. I, p.352 y T. II, Doc. 42 y 43, pp. 77 y 79]

(2) En los siglos X-XI los alfoces territoriales esta-ban organizados en función de los castillos roque-ros, que en nuestra comarca eran tres: Monzón,Dueñas y Torremormojón. Así aparecen en el “Can-tar de los Siete Infantes de Lara (o de Salas)”, re-construido por Don Ramón Menéndez Pidal, quenarra hechos supuestamente acaecidos a finales delsiglo X. [Díaz-Plaja, G., 1958]

En otro día el traidor de Saldaña partió,agua de Carrión ayuso fuese para Monçón.Don Mudarra sopo las nuevas, para allá adereçó:topó con su rostro al par del río Carrión;cuitose de andar por lo fallar en Monçòn,e quando don Mudarra a Monçón llegóel traidor ya era ido a la Torre de Mormojón,e don Mudarra tras él por el rastro lo siguióe quando don Mudarra a la Torre llegóel traidor Ruy Velázquez a Dueñas se tornó.

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MENESES BUESO GIRÓN

Tello FernándezDiego Muñoz ∞ Urraca Téllez / Gutierre Téllez

Tello Pérez / Urraca Pérez ∞ DON BUESO

Diego Bueso / María Bueso ∞ Pedro Gutiérrez / Rodrigo Gutiérrez Girón

Alfonso Téllez de Meneses ∞ Elvira Ruiz Girón / Gonzalo Ruiz Girón

Al alfoz de Dueñas pertenecían Villamuriel,Monte de Palencia, Autilla del Pino, Paradilla, Pare-des de Monte, Santa Cecilia y Villarramiro. El alfozde Monzón, por su parte, incluía la ciudad de Pa-lencia y llegaba hasta el despoblado de Santovenia(Revilla de Campos), donde comenzaba el alfoz deLa Torre: “Santovenia, in territorio et alfoz de Mon-teson et illa Torre de Monte Molion” (1091).

El alfoz de Torremormojón comprendía los tér-minos actuales de Pedraza (con los despoblados dePozos y Villa Aniel), Torremormojón, Ampudia(con los despoblados de Rayaces, Olmillos, Alco-nada y Castrillo), Valoria del Alcor, Villerías y el des-poblado de Revenga (Castromocho), hasta la líneadel Valdeginate.

En el año 1144 Alfonso VII el Emperador le con-cedió nuevos fueros por los que sus moradores que-daban exentos del pago de portazgo en los alfocesvecinos de Monzón, Dueñas y Cabezón. El textocompleto de la versión romanceada del fuero hasido publicado por Martínez Llorente (1995).

(3) Dejar bien establecida la antigüedad e impor-tancia de esta vía de comunicación resulta piezaclave para comprender la historia de Ampudia ensus fases iniciales.

El 30 de mayo del año 938, Ebohamor y sus fa-miliares hacían donación de sus bienes a SantaMaría de Husillos. La ubicación de los mismos per-mite ver bien a las claras el trazado del camino [ka-reira]:

“Una serna que est sub kareira que vadi de Kas-trelo a Fonte Pudeda […] kareira que vadi a Petrazaet Avarin…” [Izquierdo Misiego, J. I., 2004: p.225].

Si, como afirman Solana Sainz (1995) y otros di-versos autores, la importante ciudad [oppidum] vac-cea de Intercatia estaba ubicada en Montealegre,pocas dudas pueden caber de que nuestro caminocoincide con la vía 313, 3-4 del itinerario conocidocomo “Ravennate” o “Anónimo de Rávena”.

Hacia ello parecen apuntar igualmente las exca-vaciones arqueológicas llevadas a cabo reciente-mente en la villa romana del Picón de Castrillo:

“La importancia del núcleo de Montealegre vienetambién avalada por la proliferación de villas en suscercanías [...]. La posición de estos tres núcleos [Ma-tallana, Valdebusto, Castrillo] dibuja un camino quebordea el páramo de Torozos, con los asentamien-tos en las zonas productivas de las zonas bajas, yque si lo prolongamos hacia el este llegaría hasta Pa-lencia, importante núcleo también en época altoim-perial” [Balado Pachón, A. y Martínez García, A.B.,2004].

Cuando todo esto se confirme, se abrirán nuevoshorizontes y veremos transitando por este camino alas tropas del cónsul Lúculo (en el año 151 a. C.) ensu desplazamiento desde Intercatia hasta Palencia;y pocos años después (134 a. C.), en dirección in-versa, al poderoso ejército de Escipión Emiliano en

su largo periplo hacia el asedio y destrucción de Nu-mancia. Al pasar por estas tierras, cuenta el histo-riador Apiano, los soldados se morían de sed y sevieron forzados a abrir pozos que resultaban en sumayoría salobres. No parece descabellada la idea deque en alguno de estos pozos [puteus] pudiera estarel verdadero origen del nombre de Fonte Pudia.

Cabe citar, a propósito del origen del nombre, laopinión de Merino Agudo:

“Es más lógico fundar poblado en paraje de aguade pozo [Ad Fontem Puteam] que en lugar de aguapodrida maloliente [Ad Fontem Putidam].” [MerinoAgudo, J. M., 2002].

(4) A lo largo del siglo XII, por su condición dezona fronteriza entre León y Castilla, a ambos ladosdel río Sequillo se produjo una profunda reorgani-zación territorial. Se crearon numerosas “villas rea-les” con sus correspondientes alfoces concejiles yen algunos casos con cambio de nombre y ubica-ción: Montealegre, Medina de Rioseco, Villabrá-gima, Villagarcía, Urueña, Aguilar de Campos,Tordehumos, Peñaflor, Torrelobatón...

Así, la “refundación” de Ampudia, hacia 1160, nodebe entenderse como un hecho extraordinario,sino encuadrado en la más amplia reestructuracióncomarcal. A partir de ahí, la villa experimentará unlento pero continuo crecimiento que no se detendráhasta finales del siglo XVI en que alcanza los 3.000habitantes.

El primer personaje histórico que lleva el nom-bre de la villa es García Pérez de Ampudia [“GarcíaPetri de Font Pudia, alcaide in castello de Gorda-liza”], que figura en un documento del 23 de octu-bre de 1204 confirmando la venta de unas tierras,junto a Gutierre Diez, merino, y a Gonzalo Rodrí-guez (Girón), mayordomo de la curia del rey.

Por el apellido y la fecha, podría tratarse de unode los hijos de Pedro Gutiérrez y María Bueso, puesLuis Fernández Martín, en su “Historia de Villarra-miel” nos habla de otro hijo llamado FernandoPérez o Pétriz [Fernández Martín, L., 1984, pp. 72-73]. Si así fuera, significaría que los descendientesde Don Bueso habrían seguido de algún modo liga-dos a la Villa.

(5) Todo es misterio y olvido en torno a esta primitivaiglesia de Santa María a la que muchos han confundidocon Santa María de Castrillo, por pertenecer ambas a laantigua Abadía de Husillos. Sin embargo, en el docu-mento de Sancho III de Castilla de 1158, por el que se leconfirman a Husillos sus propiedades, ambas iglesias,Sanctam Mariam de Castrelu y Sanctam Mariam deFonte Pudia, aparecen claramente diferenciadas. La pri-mera era fruto de una donación particular y la segundahabía sido entregada a Husillos por los Condes de Mon-zón.

Aunque sólo sea por la coincidencia del nombre,apuntamos la posibilidad de que esta ignorada igle-

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sia de Santa María estuviese ubicada en la con-fluencia de la calle de Don Bueso con la de Los Ye-seros, justo en el lugar donde, hacia 1455, seconstruyó el Hospital de Santa María de la Clemen-cia, en cuya capilla se conservaría la imagen titular,de finales del siglo XIII.

(6) En las Cortes celebradas en el monasterio deSan Zoilo de Carrión en el verano de 1188, fue ar-mado caballero el príncipe Conrado, hijo del empe-rador Federico I de Alemania, y se celebraron susesponsales con Doña Berenguela, hija primogénitade Alfonso VIII, que tenía entonces ocho años.

El compromiso matrimonial había sido ya acordadopreviamente en Alemania el 23 de abril de ese mismoaño y entre los representantes de los dieciocho concejoscastellanos que juraron el tratado se encontraban los“maiores” de Montealegre y Ampudia:

“Haec sunt nomina civitatum quorum maiores ju-raverunt: Turris de Lobaton, Mons Letus, FonsPurus, Sanctus Facundus, Ceia…” [González, J.,1960: T. III, Doc. 499]

Aunque Ampudia figuraba en la dote matrimo-nial de Doña Berenguela, ésta nunca llegó a ser “dó-mina” de la villa, pues su matrimonio con Conradono llegó finalmente a celebrarse. Cuando se casócon Alfonso IX de León, recibió en arras (8 de di-ciembre de 1199) todas aquellas plazas que en lasguerras precedentes los castellanos habían arreba-tado a los leoneses.

Sin embargo, Doña Berenguela (†1246) no an-duvo muy alejada de estas tierras, ya que, junto a sunuera Doña Beatriz de Suabia (†1235), esta sí, “dó-mina” de Ampudia, fueron ambas las que actuaroncomo protectoras de las obras de construcción de laimponente y desdichada iglesia de Santa María deMatallana.

(7) Don Rodrigo Gutiérrez Girón (†1194)Hijo de Don Gutierre Téllez y nieto de Don Tello

Fernández, señor de Torremormojón en 1116. Fueel primero de la familia en llevar el apelativo“Girón”. Desempeñó el cargo de Mayordomo delrey Alfonso VIII de forma ininterrumpida duranteveinte años (1173-1193).

Ostentaba la tenencia de Monzón en 1166 y la deMontealegre en 1173. Aunque las tenencias de Ampudiay Torremormojón solo estén confirmadas en 1192, esde suponer que las recibiera por las mismas fechas.

Casado primero con Doña María de Guzmán y des-pués con Doña Jimena Osorio. De entre sus ocho hijosdestacan Don Gonzalo Ruiz Girón, tenente de Torre-mormojón y tal vez también de Ampudia, que le suce-derá como cabeza del linaje, y Doña Elvira Ruiz Girón,casada con Don Alfonso Téllez de Meneses.

El documento por el que Don Rodrigo Gutié-rrez Girón recibe Valoria del Alcor ha sido publi-cado por Luis Fernández Martín [Fernández Martín,L., 1972: Doc. 11, p. 402].

(8) Don Alfonso Téllez de Meneses (I) “El Viejo”(†1230)

Hijo primogénito de Don Tello Pérez de Menesesy su sucesor al frente del linaje. Casado en primerasnupcias con Doña Elvira Ruiz Girón y en segundascon Doña Teresa Sánchez, hija bastarda del rey San-cho I de Portugal. De su numerosa prole saldrántodas las ramas principales de los Téllez de Mene-ses, emparentadas repetidas veces con las monar-quías portuguesa y castellana.

Sucedió a Don Rodrigo Gutiérrez Girón en las te-nencias de Ampudia (1195) y Montealegre (1205) y tuvoademás la de Cabezón (1195-1228), en cuyas proximi-dades fundó el Monasterio de Palazuelos (1213).

El privilegio de 1195 por el que Alfonso VIII leconcede a Don Alfonso Téllez la villa de Ampudia,es citado por diversos autores que toman la infor-mación de la Enciclopedia Heráldica de García Ca-rraffa [García Carraffa, A., 1919-1963: T. 56, p.155].

(9) El Infante Don Pedro (†1319)Nació en Valladolid en 1290, siendo el quinto de los

siete hijos que tuvo Sancho IV y el más parecido a él ensemblante y carácter. Estuvo siempre en el bando de sumadre, Doña María de Molina, y llegó a ser nombradoMayordomo Mayor del rey Fernando IV, su hermano, yTutor de Alfonso XI, su sobrino.

Fue Señor de los Cameros, de Almazán y de Ber-langa y de muchas otras villas, entre ellas Aguilar yAmpudia, que le fueron entregadas como parte de ladote para su matrimonio con Doña María de Ara-gón, hija del rey Jaime II. La boda se celebró en Ca-latayud en la Navidad de 1311, pero parece que DonPedro actuó ya como señor de la villa desde que sefirmaron las capitulaciones matrimoniales en 1302.

A ruego del Infante Don Pedro, consiguió Am-pudia en 1311 la exención del pago de portazgo y al-cabala en todos los lugares del Reino, exceptoToledo, Sevilla y Murcia, y la confirmación de esteprivilegio en 1315:

“(Fernando IV, 11 de abril de 1311) Por ruego delInfante Don Pedro mi hermano e mio mayordomomayor, e por façer bien et merçed al conceio deFonpudia sus vasallos, tengo por bien que non denportazgo, nin pasaje, nin peaje, nin alcabala, ennegun logar de los míos Regnos, de las cosas quetroxieren o levaren, salvo en Toledo o en Sevilla oen Murcia” [Vicente, G., 1900]

Ese mismo año de 1311 tuvo lugar en Ampudiauna reunión importante. Con Don Pedro se junta-ron en la villa los cabecillas de los nobles descon-tentos: el Infante Don Juan, su tío, y Don JuanNúñez de Lara (II) “El Mozo”. El asunto a tratar, ladeposición del rey Fernando IV y su sustitución porel Infante Don Pedro. Actuó de mediador el agentearagonés Domingo García, arcediano de Tarazona,y sólo la intervención de Doña María de Molinaevitó que el plan se llevara a efecto. Fernando IV

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murió repentinamente al año siguiente y el InfanteDon Pedro fue el primero en proclamar rey en Jaénal tierno heredero, Alfonso XI.

Pese a su intensa participación en los asuntos delReino, tuvo aún tiempo Don Pedro de ocuparse delos negocios de nuestra comarca como miembroque era del linaje de los Téllez de Meneses. Compródiversas heredades en Autilla del Pino a su primoTello Alfonso e intervino decisivamente, en 1316 y1318, en los conflictos de montes y pastos que en-frentaban al Monasterio de Matallana con los veci-nos de Villalba de los Alcores.

Murió el Infante Don Pedro en 1319, a los veintinueveaños de edad, luchando contra los moros en la Vega deGranada. De su matrimonio con Doña María de Aragónnació una hija póstuma llamada Doña Blanca. Trataron decasarla, primero con Don Juan de Haro “El Tuerto”(†1326), hijo del Infante Don Juan, y luego con el here-dero del trono de Portugal, pero fue rechazada porque“padecía paralisía”. Así, madre e hija decidieron pasar elresto de sus vidas recluidas en el convento de Sigena(Huesca).

Desconocemos si Doña Blanca llegó a ser por algúntiempo señora de Ampudia como heredera de Don Pedro,o si, a la muerte de éste, la villa retornó a la Corona. En losaños siguientes, al cargo de los asuntos de Ampudia en-contramos a un íntimo colaborador de Don Pedro lla-mado Garci Laso de la Vega.

(10) Don Garci Laso de la Vega (I) “El Mayor”(†1329)

Canciller Mayor y gran privado del rey Alfonso XI “ElJusticiero”. Señor de las Asturias de Santillana y funda-dor de la ciudad de Torrelavega. Casado en primerasnupcias con Doña Juana de Castañeda y, en segundas,con Doña Teresa de Sotomayor.

Amigo inseparable del Infante Don Pedro, se vio,tras la muerte de éste, favorecido en la comarca,donde recibió la villa de Torremormojón que lehabía sido confiscada a don Juan de Haro “ElTuerto” el 2 de noviembre de 1324.

A petición de Don Garci Laso de la Vega, el reyAlfonso XI confirmó a la villa de Ampudia la do-nación de las tierras de Castrillo que en 1305 le hi-ciera Don Alfonso, el hijo del Infante de Molina:

“(Alfonso XI, 12 de enero de 1326) Yo, el dichorey D. Alfonso, porque Garcilasso de la Vega, miomerino mayor en Castiella et mio chançeller mayordel mio sello de la poridat me lo pidió por merçed,et por hacer bien et merçed a los del dicho conçeiode Fuente Pudia, confirmo les la dicha carta que eldicho don Alfonso les dio.” [Vicente, G., 1900]

Murió Don Garci Laso (I) asesinado en el interior dela iglesia de San Francisco de Soria en 1329. Su hijo, Gar-cilaso de la Vega (II), acabó también sus días asesinadoen Burgos en 1351 por orden de Don Pedro I “ElCruel”. Su nieto, Garcilaso de la Vega (III), murió en1367 en la Batalla de Nájera luchando en el bando delbastardo Enrique II de Trastámara.

Saga ilustre esta de los Garcilasos, de aficiones li-terarias y guerreras y de trágico final, cuyo máximoexponente conocemos bien por los manuales de Li-teratura, ya en los tiempos del Emperador Carlos V.

BIBLIOGRAFÍA CITADA EN EL TEXTO

BALADO PACHÓN, Arturo y MARTÍNEZGARCÍA, Ana Belén: “Resultado de las interven-ciones arqueológicas de 2001 y 2002 en la villa ro-mana de Picón de Castrillo (Ampudia, Palencia)”,Sautuola, Nº 10, 2004.

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LOS PRIMEROS SEÑORES DE AMPUDIA (1160-1354)

- Reinado de Sancho III (1157-1158) y minoría de Alfonso VIII (1158-1169)* Don Bueso, merino de Saldaña.

Refundación de la villa (hacia1160). Probable, aunque no documentada.- Reinado de Alfonso VIII “El de las Navas” (1169-1214)

* Don Rodrigo Gutiérrez Girón (†1194).Tenencia de la villa; probable desde 1173, documentada en 1192.

* Don Alfonso Téllez de Meneses “El Viejo” (†1230).Tenencia de la villa; documentada en 1195.

- Reinado de Enrique I (1214-1217) (Regencia de Doña Berenguela)* Don Gonzalo Ruiz Girón (†1236).

Tenencia probable, aunque no documentada.- Reinado de Fernando III “El Santo” (1217- 1252)

* Doña Beatriz de Suabia (†1235).Dominio de la villa por dote matrimonial (desde 1219).

- Reinado de Alfonso X “El Sabio” (1252-1284)* Doña Violante de Aragón (†1300).

Dominio de la villa por dote matrimonial (desde 1248). Desposeída de todos sus dominios por Sancho IV, por su posicionamiento a favor de los Infantes de la Cerda. Recupera la villa en 1296.

- Reinado de Sancho IV “El Bravo” (1284-1295)* Doña María de Molina (†1321).

Dominio de la villa por donación de su esposo, Sancho IV (desde 1284).- Reinado de Fernando IV “El Emplazado” (1295-1312)

* Don Juan Núñez de Lara (II) “El Mozo” († 1315).Ocupación de la villa por las armas (1297- 1299)

* Infante Don Pedro (†1319), hermano de Fernando IV.Dominio de la villa por dote matrimonial (desde 1302).

- Reinado de Alfonso XI “El Justiciero” (1312-1350)* Don Garci Laso de la Vega (I) “El Mayor” (†1329),

Tenencia de la villa; documentada en 1326.* Doña María de Portugal (†1357).

Dominio de la villa por dote matrimonial (desde 1328).* Don Juan Alfonso de Alburquerque (†1354).

Señorío solariego, por donación de la reina Doña María (posterior a 1338).

TENENCIAS, DOMINIOS Y SEÑORÍOS:Aunque todos ellos reciben por igual el título de “señor/a”, la diferencia sustancial entre estastres categorías radica en que la tenencia es un encargo temporal, el dominio es una posesiónde por vida y el señorío solariego supone una propiedad hereditaria.

“DOLORES PEINADOR NARVIÓN

Según un exhaustivo estudio realizado por el perio-dista nacido en Calatayud: Antonio Sánchez Portero, conel fin de lavar la imagen de la mujer bilbilitana, (gentili-cio de los naturales de Calatayud, antigua Bílbilis romana)que tan denostada quedaba por la ignominiosa copla y elmito de la famosa DOLORES, en un libro titulado “LADOLORES, ALGO MÁS QUE UNA LEYENDA”,viene a demostrar, que la persona en sí, existió, que nofue un mito, que no fue la frívola meretriz que tan malafama dio de ella la leyenda, y que tuvo padres y apellidoscomo cualquier hijo de vecino y que según su partida denacimiento, y el árbol genealógico, su abuelo paterno era,Dº PEDRO PEINADOR CASTRILLO, natural de laVilla de Ampudia de Campos en Castilla Vieja, cuyo fac-símil , adjunto, y paso a trascribir:

1819 - Petra María de los Dolores, Juana, Benita, lñigaPeinador

En trece de mayo de mil ochocientos diecinueve, en laIglesia Parroquial de San Juan el Real de la ciudad de Ca-latayud, Mosén Iñigo Guillén, presidente de esta iglesia,Con Licencia de Mí el Regente, Bautizó Solemnemente auna niña que nació en dicho día, a quien puse por nombrePetra, María de los Dolores, Juana, Benita, Iñiga, hija le-gítima, y natural de Don Blas Peinador, y Dñ° DelfinaManuela Narvión, cónyuges, Parroquianos por elección deesta iglesia, Abuelos paternos D" Pedro Peinador, naturalde la Villa de Ampudia, en Castilla la vieja, y Dñ° JuanaPino, natural de la villa de Rivadavia, en el Reino de Ga-licia: Maternos D" Antonio Narvión, y Dñª" ManuelaQuintilla, cónyuges; fueron padrinos Dn Joaquín Cata-lina, v Dñ° Juana López, cónyuges, tíos de la bautizada, aquienes advirtió el Parentesco Espiritual, y la obligación deenseñarle la Doctrina Cristiana; y para que Conste Firmo

Mss: Roque Martínez [Rubrica]

Según Sánchez Portero, en su intento de descubrirla verdad sobre la famosa Dolores, después de mucho

investigar llegó a la conclusión y plasmó en el men-cionado libro más o menos la historia que intentaré re-sumir:

Era hija de Dº Blas Peinador Pino, capitán del ejér-cito español y de Dª Delfina Manuela Narvión Quin-tanilla, rica heredera de Calatayud, donde reside lafamilia cuando nace Dolores. Tras el nacimiento deotros dos hermanos, la madre fallece y el padre contraenuevas nupcias. En el nuevo matrimonio, el padretiene más hijos, y le hace olvidarse de los de su anterioresposa, de quienes es tutor y administrador de una fa-bulosa herencia.

El padre, tras abandonar el ejército, pasa a ejercercomo Abogado del Estado, y es nombrado alcalde deDaroca, a donde se traslada desde Calatayud, abando-nando a sus hijos y ricos herederos, en un hospicio, enla más absoluta miseria. Cuando Dolores nació, hacía107 años, que los hermanos Grimm, habían escrito elcuento de Cenicienta. Dolores lo sufrió en sus carnes,con toda su crudeza. Su padre la desposee de su he-rencia a favor de sus hermanastros y madrastra. Supríncipe azul, fue quien la condujo, primero a la histo-ria y después al mito deformado, que la vejó y arrastrópor el barro.

Después de alcalde de Daroca, el padre, fue nom-brado, es de notar que no elegido, alcalde de Gerona.Como Abogado del Estado en ejercicio, el poder deeste hombre en la primera mitad del siglo XIX, era in-menso.

Tras salir del hospicio, Dolores empieza su pobrevida, trabajando. Posiblemente en el famoso mesón deCalatayud, cosa que el autor de su biografía, no ha po-dido documentar con certeza. Lo cierto es que ella lecuenta su desgracia a todo el que se confía. Y en estas,conoce a quien se casaría con ella, con la oposición desu padre. Este hecho supone una nueva justificación,por parte de aquel, para no entregarles a Dolores ysus hermanos, la herencia de su madre, a lo que por sumayoría de edad tienen todo el derecho.

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Origen ampudiano de

La Doloresde Calatayud

JOSÉ MARÍA VELASCO PEINADOR

Esteban Tovar Pérez, militar granadino, quien trasseducir a Dolores, quizás al olor de su herencia y ha-bida cuenta de que según las crónicas del momento,gozaba de una soberbial belleza, abandona el ejércitoy emplea su tiempo en pleitear con su suegro, para res-catar la herencia que a su esposa le corresponde. Mien-tras tanto se va gastando en abogados, juergas y juego,lo que supuestamente, heredará Dolores.

El Abogado del Estado, es decir el suegro, se em-plea a fondo en defender con uñas y dientes, y toda labatería de argucias jurídicas, además del ejercicio depoder de todo un cacique de la época, la retención dela herencia de Dolores y sus hermanos. Los pleitos seprolongaron durante 25 años. Cuando al final los tri-bunales fallan a favor de Dolores, la herencia que as-cendía a lo que a día de hoy podrían ser 100 millonesde pesetas, estaba ya gastada entre juergas y pleitos.

Lo anteriormente relatado, supuso que la historiafuese contada en coplas de ciegos, con los ingredienteschuscos y grotescos añadidos, a que el caso se prestaba.

El autor de teatro y novela, Feliu y Codina, viajandoen tren hacia Madrid en otoño de 1876, oyó cantar aun ciego en la estación de Binefar, la famosa copla:

Si vas a Calatayudpregunta por la Dolores,que es una chica muy guapay amiga de hacer favores.

El soniquete de la copla, se le quedó grabado du-rante todo el viaje y se planteó el propósito de pasarsepor Calatayud para conocer de la historia, como argu-mento para una nueva obra. Cumplió su propósito, co-noció la historia, la cual deformò y acomodó a suantojo literario. Se procuró cambiar nombres y apelli-dos, para no enfrentarse a problemas legales con pro-tagonistas vivos de tan chusca historia. A pesar de queal padre, los tribunales, no le dieron la razón, seguíasiendo un hombre poderoso. Aquí radica el origen delmito.

El autor Sánchez Portero, dice que llegó a creer queel personaje era inventado, pero tras mucho informarsey documentarse, comprobó que no, que existió y quefue la copla y la novela quien la denigró, ya que no estáprobado, que a ella, no se le ha podido probar, que lle-vase una vida licenciosa ni mucho menos ejerciera laprostitución, aparte de los excesos del cazador de he-rencias y vividor que fue su marido. Huyen a Madridcon sus hijos, cuando su reputación andaba por elbarro, como digo.

En Madrid, viven en la calle de La Ballesta, lugarhoy de prostitución pero no entonces. Tras enviudarvivió, recogida y amparada por los marqueses de Alta-mira, en su domicilio, hasta su muerte, llevando unavida humilde y recogida. De sus seis hijos, nada sesupo. Debió existir una marcada intención de pasardesapercibidos.

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Existe documentación, sobre un capitán de infan-tería, nacido en Calatayud, Enrique Tovar Peinador,que en 1874, es nombrado director del penal de PuertoRico. Dolores, tuvo un hijo llamado Enrique, se po-dría asegurar que es este, quie debió preferir poner tie-rra de por medio.

Tras la primera novela vinieron otras, cine, dos ópe-ras, una zarzuela y un montón de canciones y obras,que dieron fama mundial a una mujer que sufrió la in-justicia de un padre poderoso y déspota y el deshonorde casarse con un vividor y caza fortunas que la arras-tró a la miseria.

SOBRE EL APELLIDO PEINADOR Y AMPUDIA

En la partida de bautismo y árbol genealógico de lafamosa Dolores de Calatayud, se demuestra no soloque existió, sino que era descendiente de Ampudia y deapellido Peinador.

Como nacido en Ampudia que soy, y apellidán-dome Peinador, me siento muy satisfecho, ya que ha-biendo conocido hace más de 20 años, que tuveocasión de ver una entrevista al autor en Euskal Te-levista, que la famosa Dolores, se apellidaba Peina-dor, y considerando que el apellido es muy raro yescaso, y habiendo conocido a mi abuelo NazarioPeinador y quienes le conocieron estarán conmigo,en que dado su carácter, recio y obstinado, que logróhacer fértil el pedregal de los Salamanquinos, lleguéa pensar, que el origen de él, pudiera ser aragonés.

Aparte, que mediatizado por la fama de la susodicha,me producía prejuicios que pudiera ser antepasadade mi familia.

De aragonés nada, él y su padre, nacieron en Valo-ria del Alcor, y quizás desciendan de Ampudia, comopodrían entroncar con los antepasados de Dolores.

Nacho Izquierdo, en su primer libro sobre Ampu-dia, cuando hace el detalle nominativo, de quienes ac-cedieron a la propiedad de los bienes desamortizadosa la iglesia por el Decreto de Mendizábal, documentaa un Bernardino Peinador. Luis José Peña, en su obrasobre los ermitaños de Alconada, cita a varios con elapellido Peinador. En las actas del Catastro de la En-senada, figura entre la junta municipal de la Villa deAmpudia, Don Joseph Peinador Carro. Este mismoseñor, es mencionado varias veces, como vecino deAmpudia, en un artículo sobre la industria y comercioen el siglo XVIII, de Villarramiel, escrito por Luis Fer-nández. En diversos actos jurídicos documentados, enla Real Cancillería de Valladolid, figuran a lo largo deltiempo, varios vecinos de Ampudia, con el apellidoPeinador. El famoso filósofo agustino, nacido en Am-pudia el 26-04-1958, fray Marcelino Gutiérrez, era hijode Faustina Peinador Paredes, siendo esta y su padre yabuelo, nacidos en nuestra querida villa, la cual le dioel nombre a una calle. En el Archivo Histórico Nacio-nal, figura el expediente de ingreso en la Real Orden deCarlos III, de D. Francisco García de Luna y PeinadorAguado de Tovar y Borjas, natural de Badajoz, donde

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se hace un detallado árbol genealógico, para probar lapureza de sangre, y tenemos que todos sus antepasa-dos, tanto Peinador, como Tovar y Aguado, son naci-dos en Ampudia. En varios libros de heráldica, dancomo origen del apellido Peinador en la villa de Am-pudia.

Según información sacada de Internet, sobre el ape-llido Peinador en España, presuntamente, son 528 laspersonas que lo llevan. El mayor índice de concentra-ción de él se da en Valladolid y Palencia. En Palenciahay constancia del apellido en los municipios de Valo-ria del Alcor mayoritariamente, Dueñas, Santa Ceciliay Mazariegos entre otros.

Hace como cuatro años, apareció por Ampudia unseñor de Valencia, llamado José Peinador, buscandosus orígenes, pues traía como referencia, una foto de supadre con quien fue mi abuelo y mencioné anterior-mente, hecha en las Fallas en 1960. Este señor decíatener en su poder un libro sobre el apellido, en el quese afirmaba como origen del mismo, nuestra queridavilla y que en la actualidad, solo 340 personas en todoel mundo, lo tenían como primer apellido de los cua-les solo 180 eran residentes en España. Al comentarlelo de que “La Dolores” se apellidaba Peinador, fue él,quien me aseguró el origen ampudiano, lo cual de re-greso a Madrid y puesto en contacto con el autor de lamencionada biografía, pude comprobar como cierto.Ante el asombro que le producía comprobar, que yohubiese nacido en Ampudia y me apellidase Peinador,

ya que me aseguró, que en toda la provincia de Zara-goza, solo existía una persona que lo tenía de segundoapellido, pude comprobar que se trataba de una primahermana de mi madre nacida en Dueñas, hoy ya falle-cida. Al señor de Valencia, también le comenté lo delnombre del aeropuerto de Vigo, que se llama Aero-puerto de Peinador. Su razonamiento, fue, y he com-probado como cierto, que los terrenos sobre los que seconstruyó, fueron donados a la Diputación de Ponte-vedra, por Don Enrique Peinador, fundador del bal-neario y manantial de aguas de Mondariz. Lo quetambién me aseguró y no he podido documentar, esque el mencionado Don Enrique Peinador, era naturalde Ampudia.

De las supuestas 180 personas, residentes en Es-paña, que llevaban como primer apellido el de Peina-dor, la única que vivía en la Villa de Ampudia, sinincluir Valoria, era mi madre, MERCEDES PEINA-DOR BLANCO, la cual hace poquito que se nos fue.Permitidme que la recuerde aquí, como la heroicamujer ampudiana que fue, quien tras quedarse viudacon cuarenta y cuatro años y siete hijos menores, sinderecho a pensión de viudedad ni orfandad, en la ruinaeconómica que la larga enfermedad de nuestro padrenos dejó, nos sacó adelante con la única ayuda de nues-tra hermana mayor, dándonos una educación que noshan valido para defendernos en la vida. Mejor o peor,pero aquí estamos. Creo que el apellidarse Peinador,imprime carácter, amén de heredarlo.

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Pero, ¿son realmente mágicas las palabras del en-salmo?

Cualquiera afirmaría sin temor a equivocarse, queno lo son. Que es pura parafernalia. Que Merlín oHarry Potter utilizan los conjuros, exclusivamente,como parte de la puesta en escena de sus trucos.

Y es cierto que nada de mágico hay en ellas, puestoque no tienen poder para transgredir las leyes de lanaturaleza. Sin embargo, la mayoría de las veces resul-tan de vital importancia, si se espera que el elixirposea unas “virtudes” determinadas.

Observemos lo que sucede en la marmita: Allí, dis-tintas sustancias se mezclan, se degradan y destruyen,

para dar origen a otras nuevas. Esto es lo que llamamosuna reacción química.

Utilizando el aporte energético del fuego, los áto-mos que constituyen las moléculas (ya sea rabo de gatoo nariz de ratón), rompen sus enlaces y se separan,para inmediatamente recombinarse entre sí de mododiferente. Las diversas formas de ensamblarse unos enotros, determina las propiedades del producto final.

Estos procesos pasan por etapas intermedias ydesde luego cada una lleva su tiempo.

Supongamos una reacción en que las sustancias A yB van a dar origen al producto C con un mecanismoque podemos esquematizar de la siguiente forma:

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De brujasy ensalmos

EVA ZARZUELO VÉLEZ

“Inclinada sobre la marmita, la bruja prepara su poción. Concentrada en latarea, recita una salmodia con monótona cadencia. Un fallo en las palabras mágicas, darían al traste con el poder del hechizo”

La reacción tiene dos etapas bien definidas, apa-reciendo un subproducto intermedio D, cuyas pro-piedades no tienen por que coincidir con las de C.La detención del proceso en un tiempo t1, implica-ría un claro dominio del compuesto D que no es pre-cisamente lo que buscamos.

El control del tiempo es tan crucial para la mayo-ría de los procesos químicos como lo fue para los al-químicos.

Veamos dos ejemplos conocidos, a caballo entre laQuímica y la Alquimia:

1. Cuando nuestras abuelas pretendían cocinar unhuevo pasado por agua, rezaban un credo a partirdel momento en que dicho líquido alcanzaba supunto de ebullición.

2. Preparando una queimada, se desgranan lenta-mente, sin prisas ni pausas, las innumerables frasesdel ritual gallego.

¿Cómo saldría el huevo si cambiamos por otra, laoración? Probablemente crudo o cocido. De igualforma, acortar o alargar el conjuro primitivo en laelaboración de la queimada, cambiaria las propor-ciones de etanol dando origen a tediosas veladas o aborracheras colosales

Pues bien, si las propiedades de un determinadoproducto, dependen entre otras cosas del tiempo

empleado en su elaboración, las propiedades “mági-cas” de la pócima, también dependen de la extensiónde las palabras pronunciadas en el conjuro, aunqueno de su naturaleza.

Cuando hablamos de conjuros, ensalmos y otrasretahílas, estamos refiriéndonos a un “Sistema deMedida del Tiempo”. Un imaginativo reloj de nues-tros antepasados.

El famoso “abracadabra” era el “reloj” de la bruja.Las frases de un buen conjuro, el “rolex” de HarryPotter.

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El conocimiento profundo de las leyes que rigen el Universo, pone de manifiestoque las palabras secretas de encantamientos y hechizos, tienen tanto de mágicasy especiales... tanto como un cronómetro suizo.”

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Pinturacientífica

Como se desprende del título que he dado a esteescrito, ambas facetas, pintura y ciencia, se inte-rrelacionan y complementan muy estrechamente

en bastantes ocasiones; concretamente en las ramas de lamatemática y especialmente de la geometría, sin descar-tar otras. Por supuesto que la mayor parte de los pinto-res no tienen en cuenta estas disciplinas a la hora derealizar sus cuadros, que no por eso van a dejar de sersobresalientes dentro del mundo pictórico; sin embargo,hay otros que sí hacen uso de ellas, porque de esta ma-nera confieren un valor añadido a los mismos.

A modo de premisa y antes de entrar de lleno en esteartículo, quiero aclarar que hay unas cuantas expresionesy frases hechas que cito a través del mismo que no sonmías, sino de los autores a quienes se las atribuyo (paraidentificarlas más fácilmente, las pongo entre comillas).Algunas de ellas son complicadas de entender, inclusopara mí, pero si las examinamos detenidamente, podre-mos llegar a interpretar el significado de su contenido osacar alguna conclusión. Asimismo trato de explicar lascuestiones técnicas y artísticas que puedan tener ciertadificultad o complejidad de comprensión. Hay algunos tí-tulos, sobre todo de cuadros, que los doy en inglés (perotraducidos al castellano). Lo he considerado útil por sialgún lector los visita en alguno de los museos extranje-ros donde se encuentran.

Personalmente yo estoy mas relacionado con el arteque con la ciencia, sin embargo creo tener modesta-

mente hablando, ciertos conocimientos básicos paraintentar demostrar, con varias ideas asociadas a dichasdisciplinas, que lo anteriormente expuesto es cierto,para lo cual voy a poner algunos ejemplos de obras enlas que se da esa circunstancia, que son referentes ar-tísticos y que han sido realizadas por artistas españo-les y extranjeros de reconocido prestigio internacional.

Innumerables son las composiciones pictóricas des-arrolladas en esa simbiosis científico-artística que po-dríamos ejemplarizar, sin embargo, como es obvio yexige la brevedad de un artículo de revista, solamentevoy a analizar las más relevantes realizadas sobre todopor dos grandes artistas representativos de distintasépocas y estilos: los pintores Diego Velázquez (1599-1660) y Salvador Dalí (1904-1989). De paso comentotambién, muy sucintamente, algunas vanguardias cien-tíficas que han surgido en pintura desde comienzos delsiglo pasado.

Antes de comenzar con ellos, voy a exponer algunasconsideraciones generales que nos pueden servir paracomprender mejor este tema que estamos tratando. Elcomentarista y teorizante en arte, el francés Apollinaireescribe en 1922: “La Matemática y la Geometría son adeterminadas artes plásticas, lo que la Gramática es alescritor.” Es el primero que define el Cubismo del quedice: “Sólo se quiere ver el reflejo de los volúmenesfundamentales de la geometría de los objetos y el es-pacio, descomponiendo también abstractamente el

JOSÉ ANTONIO CASTRILLO LUENGO

cuerpo humano en sus partes esenciales.” Dicho deotra manera más comprensible, consiste en la repre-sentación de personas y objetos bajo formas geomé-tricas descomponiendo la realidad.

En el siglo III antes de Cristo, el matemático griegoEuclides ya preconizó y concibió la tercera dimensiónque según dice y nos recuerda en sus tratados “Nospermite ver con realismo la magnitud del espacio infi-nito”. Estos conocimientos y otros aportados porcientíficos posteriores, sirvieron de base no sólo a pin-tores como Picasso, Braque, Dalí (y su seguidora Ma-ruja Mallo), con su cubismo y surrealismorespectivamente, sino también a varias de las tenden-cias vanguardistas mas actuales a las que Picasso daorigen con el cuadro cubista que pinta en 1907 – Lasseñoritas de Avignon- (Museo Moma- Nueva York)(Fig-1), sin olvidar que Goya se anticipó a varias de lasinnovaciones en algunas facetas de la pintura.

Las vanguardias pictóricas son muchas, no obstanteyo me limito a exponer solamente las que más han so-bresalido o han dado que hablar, tales como el Expre-sionismo semifigurativo del ruso Wasily Kandinsky yel del madrileño Juan Gris, el Expresionismo abstractodel aleman Emil Nolde, el Dadaismo que trata de ri-diculizar a los anteriores estilos clásicos como lo haceDuchamps en el cuadro que pinta a la Gioconda es-quematizada con unos bigotes geométricos, la Pos-tmodernidad en pintores como los norteamericanosLionel Feininger y Jackson Pollock, en cuyos cuadrospredomina en el primero la geometría, representandoa figuras de personas geometrizadas entre enormes es-tructuras industriales , rascacielos etc, y en el segundo,la anarquía más absoluta en la aplicación de pincela-

das, que mas bien son brochazos o chorreones amor-fos de pintura en un furioso pintarrajeo, cuyo análisissólo se puede basar en la observación de las diferenciascromáticas o, lo que es lo mismo, la aplicación y com-posición química del color, el Futurismo del tambiénnorteamericano Keneth Roland inventor del sistemaColor Field Painting, en su obra Discos geométricoscada uno de distinto color, los cuales interaccionan yque según él “Afianzan las formas con respecto al in-finito”, habiéndolo conseguido, añade: “Con intelectomatemático”. Pertenece al grupo denominado Artis-tas Contemporáneos de renombre (Renowned Con-temporary Artists), y por último el Vorticismo delbritánico Wyndaham Lewis, la única vanguardia origi-nal de Gran Bretaña, que consiste en pintar con líneasque escapan de dentro hacia fuera, lo que da una sen-sación de movimiento centrífugo (Vórtice quiere decirremolino o torbellino). La Fundación Juan Marchposee alguna muestra.

Aún dentro de la vorágine vanguardista, hay en estaépoca pintores hiperrealistas. Un ejemplo es AntonioLópez que, igualmente, se sirve de la ciencia para deli-mitar sus motivos arquitectónicos en formas geome-trizadas, como es el caso de las vistas panorámicas quehace sobre Madrid, a las que transmite una bien calcu-lada perspectiva lineal que consiste, dicho de unaforma concisa, en la inclinación de las líneas reales queun observador tiene a la vista para que, si hay la sufi-ciente distancia delante del mismo, converjan en lalínea del horizonte, en el llamado Punto de fuga pordonde escapa la vista, lo que da, a su vez, una sensa-ción de lejanía y profundidad. Esto es lo que sucedeen la vida real cuando miramos, por ejemplo, a una ca-rretera larga y recta, o también en otros casos.

Ahora, a modo de contraste, creo que es el mo-mento oportuno para enumerar y analizar, lo más bre-vemente posible, algunas de las principales técnicaspictóricas y parámetros científicos que nuestro granVelázquez puso en práctica al pintar el cuadro -LasMeninas- ( o la Familia de Felipe IV) (fig-2) (1656-Óleo sobre Lienzo - El Prado- Madrid), en el que lospersonajes representados están agrupados bien en unpolígono, en un triángulo etc, delimitados por unas dia-gonales que, hipotéticamente, podríamos trazar de lamanera que se puede apreciar en al Fig-2 bis, conver-giendo casi todos en la Infanta Margarita situada en elcentro. El pintor articula una composición en la que,tanto los personajes como el entorno ambiental ro-dean a la infanta, la cual está siendo atendida por lasmeninas Agustina de Sarmiento que la ofrece un re-fresco en un jarrito rojo (búcaro), y por Isabel de Ve-lasco que la cumplimenta con una reverencia.

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Figura 1

Hay dos focos de iluminación: uno de ellos es lapuerta abierta del fondo por donde penetra la luz queproviene de una estancia más clara que la que nosocupa en este tema, y el otro es el ventanal lateral de-recho por el que, aunque no se ve, se aprecia la entradade los rayos luminosos desde el exterior, a través delmismo, iluminando ambos con más intensidad a laniña como personaje principal de la escena.

Velázquez hace uso en este cuadro de dos clases deperspectiva: una es la lineal, ya descrita en un párrafoanterior, pues proporciona la debida inclinación a losmuros laterales, a la superficie del techo y al suelo.Cuando la longitud de esas líneas inclinadas es corta,como en este caso, el punto de fuga no está en la con-vergencia de las mismas; aquí se ve claro que hay que si-tuarlo en la puerta abierta del fondo, que se encuentraantes de dicha convergencia, pero en su misma direc-ción; la otra es la llamada perspectiva aérea, que ya pusoen práctica Leonardo da Vinci en varios cuadros, (porejemplo en -La Virgen de las Rocas-, cuya composi-ción concibe en forma triangular), y que consiste, ex-plicado sucintamente, en la introducción de luz espacialmodulada y combinada por medio de veladuras, con laplasmación de aire y fluido atmosférico entre los per-sonajes y objetos, lo que confiere al ambiente un efectovaporoso o neblina muy tenue, que aplica de menos amás, o sea que apenas se percibe en el plano frontal, yque hace más denso y oscuro a medida que se avanzahacia el fondo de la estancia; de esta manera dichos ob-jetos y personajes les posiciona según el papel que des-empeñan; así podemos apreciar tres planos diferentes:en el primero, mas cercano al observador, sitúa a la in-fanta, a las meninas, a los enanos y al perro; en el se-gundo, un poco más alejado, el propio autorretrato delpintor (que se supone que está pintando en el lienzodel caballete a los reyes), a la dueña o ama de llaves y alguardadamas; y en el tercero, al fondo de la estancia, elaposentador y los reyes Felipe IV y Mariana de Austria,reflejados en el espejo en forma brumoso-difusa, conel fin de dar profundidad a la escena.

¿Cómo lo consigue Velázquez?. Principalmente condos técnicas que domina magistralmente:

1ª) Representando a los personajes y objetos del pri-mer plano más iluminados y con mayor corporeidad,reduciendo gradualmente la luz y su volumen en el se-gundo y tercero respectivamente.

2ª) Desdibujando los contornos y perfiles de menosa más, es decir, que cuanto más alejados quiere situar-les, más difuminados nos los presenta, para lo cual em-plea el sistema Sfumatto (esfumado) que Leonardo daVinci como ya he dicho, fue el primero que lo utilizóen bastantes cuadros, y que consiste en extender capas

de pintura muy finas superpuestas casi transparentes,valiéndose del esfumino que es un rollito de papel opiel suave adosado al pincel o lápiz, dependiendo de lacomposición, si es sobre lienzo, tabla etc. Con ello seconsigue el paso suave y gradual, sin contrastes acusa-dos, de unas situaciones a otras, y lo mismo sucede conel claroscuro (juego y paso de luz a sombra) que finge,a su vez, la forma y el espacio.

Por tanto, los dos tipos de perspectiva descritos nosdan sensación de distancia, profundidad, ambiente etc.,y no sólo eso, sino que Velázquez prolonga la escenahacia el espacio que ocupa el espectador, invitándole aque entre en el cuadro y participe con los personajesallí representados, los cuales nos animan con su mi-rada a que lo hagamos. En la misma posición que cual-quier observador actual, estuvieron también los reyesparticipando y dialogando en el momento en que elpintor realizó el cuadro; ese es el motivo por el quequedaron reflejados difusamente en el espejo, ya que seencontraban situados a una distancia relativa, con loque deja constancia de la presencia de los mismos, ytransmite a su composición pictórica una intempora-lidad, pues la interacción entre ambos es viva y per-manente (lo mismo sucede ahora que sucedería dentrode cien años, siempre que exista el cuadro y un obser-vador); no en vano, cuando el cronista y crítico de artefrancés Théophile Gautier visitó España y el Prado en1857, viendo Las Meninas a primera vista exclamó:¿dónde está el cuadro?. Para él no había tal pintura,pues le pareció una prolongación de la sala.

¿Cuál es el tema de la composición y qué momentoha plasmado el artista para la posteridad?. Hay variasversiones sobre ello. Cada crítico o experto en pinturatiene la suya propia, siendo la mayor parte lógicas yrespetables. Ahí está el gran ingenio del autor, que dejael campo abierto a la elucubración. Yo expongo aquí lamía, que según he comprobado coincido bastante conotros críticos e historiadores del arte.

Nuestro sevillano ilustre ha captado la instantáneaque representa la irrupción de la infanta Margarita en-trando con su séquito por una puerta lateral en el es-tudio de Velásquez, el cual parece ser, como digoanteriormente, está pintando a los reyes que se en-cuentran fuera de la escena, pero quedando reflejadosen el espejo, al final de la misma. La niña sentía curio-sidad por saber qué hacían y dónde estaban sus padres.Una vez que los ha encontrado, se queda escrutándo-les; situación que aprovechan las meninas (doncellas)para estar solícitas con ella, e incluso el mastín paradescansar. El aposentador José Nieto ya ha despa-chado con la pareja real y se marcha a otras depen-dencias por la salida de fondo.

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Con los bocetos y apuntes que Velázquez disponíade todos los personajes, ya que era el pintor oficial depalacio, y con su gran talento, realizó una composicióndifícilmente superable , por lo que ha tenido muchosimitadores, sobre todo en la técnica; un ejemplo de elloes el cuadro titulado -Las hijas de Edward DarleyBoit-, por el retratista norteamericano de Boston JohnSinger Sargent que pintó en 1882, y que ha estado re-cientemente en exposición en la galería central delMuseo del Prado; así como las metamorfosis que hi-cieron de la misma, Picasso y el padre del Pop Art bri-tánico Richard Hamilton respectivamente.

No quiero extenderme más con este gran cuadroque es un paradigma y un referente en la pintura mun-dial, que tanto ha contribuído a incrementar y realzarel acervo cultural y patrimonial español, del que heanalizado solamente las facetas en las que hay una in-terrelación entre ciencia y arte. Habría que escribir bas-tantes más folios para explicar todos los parámetrosartísticos, técnicas y características que configuran elmismo, por lo que me limito a enumerar algunas deellas sin explicarlas: tratamiento y degradación pro-gresiva del color (cromatismo), clase de pincelada ytendencia en la dirección de la misma, veladuras, pro-porcionalidad, actitud y expresividad de los personajes,movimiento figurativo simulado, vistosidad en la in-dumentaria con los correspondientes pliegues, virtuo-sismo, estudio de la modulación de la luz, volúmenestridimensionales, claroscuro, escorzos etc.

Como se ve por el párrafo anterior, los vocablos ar-tísticos son numerosos y otros más que aparecerán a lolargo de este artículo, pero no hay medio de sustituir-los por otros similares más comprensibles porque así

se denominan; por tanto hay que hacer uso del diccio-nario con alguno de ellos. Sería muy extenso explicartodos los significados.

A continuación paso a analizar, lo más brevementeposible, sólo las obras más emblemáticas de SalvadorDalí, pintor contemporáneo al que se le puede calificarcomo vanguardista, genial, excéntrico, provocador, po-lifacético, surrealista y sobre todo el más científico detodos. La mayor parte de su obra presenta una ambi-güedad, incertidumbre y complejidad manifiestas, perode una forma muy singular, lo que hace difícil inter-pretar con exactitud el mensaje que nos quiere trans-mitir con sus cuadros y el contenido de los mismos,aunque en algunas ocasiones se nos muestra como unhiperrealista; así podemos afirmar que su obra es dediversa factura y condición.

Dalí se preocupó siempre del estudio de varias dis-ciplinas, entre ellas la matemática, geometría, física ymetafísica abstracta, astronomía, el psicoanálisis, teo-ría de la relatividad etc., con el fin de aplicar los cono-cimientos científicos a muchas de sus obras. En subiblioteca no faltaban tratados de Einstein, Freud,García Lorca, Newton, Galileo, de grandes matemáti-cos, geómetras y de otros autores relacionados con lasciencias del saber en general.

Una de las obras que más le impactó fue -LaSumma Matematica et Proportione (la divina pro-porción) escrita por Lucca Pacioli a finales del sigloXV, al que Leonardo da Vinci conoció en la sede mi-lanesa de Ludovico el Moro (Sforza). Este mecenasinvitó a ambos a su palacio, al primero como ense-ñante de matemáticas y al segundo como pintor y ex-perto científico. Los dos colaboraron entre sí y con

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Figura 2 Figura 2 bis

otros pintores, escultores, literatos que contratóSforza. El resultado de la labor docente de todosellos, fue que Milán se convirtió en una de las sedesmás eruditas de Europa en los siglos XV y XVI. Allínacieron obras tan significativas como -El hombrede Vitruvio-, considerada como -El Canon de lasproporciones- (Fig.3), que Leonardo crea con lo queél llama “El número áureo” (o regla áurea), y lo de-fine como “La proporción entre la longitud de laspiernas y del cuerpo, respecto al tamaño de la ca-beza”, basandose probablemente, tanto Lucca Paciolicomo él, en la obra -De architectura de vitruvio- (Ia.C.), en la que después de complicadas medidas, cál-culos matemáticos y geométricos, llega a la conclu-sión: “Si un cuerpo humano es anatómicamentearmónico y perfecto, la longitud de los dos brazos es-tirados ha de ser igual a la de su altura”.

Dalí pone en práctica también dicho Canon de lasproporciones en algunas obras de tipo figurativo,como la -Leda Atómica- (óleo sobre lienzo -1949-Museo de Figueras) (Fig-4). Es un tema mitológico enel que Gala, su esposa, le sirve de modelo para repre-sentar a la divina Leda. El rijoso y todopoderoso Zeusqueda convertido en un cisne. Estos dos integrantes yel resto de los componentes del cuadro parecen flotar,sin apoyarse unos en otros, pues según él, ”En un

amor platónico espiritual no se necesita el contacto fí-sico para satisfacer las apetencias del cuerpo”.

Con características similares pinta en 1950 -La Ma-dona de Port Lligat- (óleo sobre lienzo- ColecciónMinami Group- Tokio) (Fig-5), un tanto ingrávida,así como el Niño Jesús que parece escapar de sus bra-zos; ambos representados con un gran misticismo,quedando desmaterializado y fragmentado el entornoque les rodea, simbolizando según nos dice, ”la fisiónnuclear y la energía atómica”.

Otro de los cuadros mas emblemáticos, técnicos yoriginales, probablemente el mejor de Dalí es -ElCristo de San Juan de la Cruz- (óleo sobre lienzo-1951- Art Gallery de Glasgow) (Fig-6). Lo concibede arriba a abajo, en perspectiva casi vertical descen-dente. Ningún pintor había hecho anteriormente unavisión de la crucifixión tan sui generis, diferente ypeculiar. Como consecuencia de ello, la cabeza y losbrazos, agrandados con respecto al cuerpo, aparecenen un Scorzo impresionante (del italiano Scorcio =acortamiento frontal según las leyes de la perspec-tiva). El mismo efecto se obtendría haciendo una fotodesde lo alto. Imagina la figura de Cristo en lo que éldenomina “Un triángulo áureo”, delimitado por losextremos de los brazos y los pies unidos, en el queinserta un círculo, en cuyo centro estaría la cabeza.

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Toda la figura del crucificado está impregnada de“Una belleza anatómico-metafísica”, es decir, algomás austera, esquemática y abstracta que la represen-tada por Velázquez en el suyo, que resulta bastantemas apolínea. Cristo en la cruz parece que estuvierasuspendido en el aire mirando al mundo desde las al-turas, constituyendo la parte espiritual de la compo-sición, mientras que la terrenal está simbolizada porla bahía y el puerto de Cadaqués. Lo pintó conven-cido de su creencia religiosa, afianzada por la visitaque, unos meses antes, Gala y él habían hecho al PapaPío XII. Mas tarde , en 1959, el matrimonio fue reci-bido también por el Papa Juan XXIII.

El museo Metropolitano de Nueva York posee otraversión, en la que muestra a Cristo crucificado casi des-pegado y flotando sobre una cruz tridimensional, muygeométrica, formada por una serie de cubos super-puestos; es la que él denomina “Crucifixión o Cor-pus Hipercúbicus”- (1954).

Cuadro muy importante también de Dalí es -LaSanta Cena-, (óleo sobre lienzo- National Gallery-Washington- 1955) (Fig.7), por el que se le consideramás realista, tanto en la figuración de los personajes yobjetos como en el tema. Concibe e introduce la es-cena en un gran dodecaedro formado por doce pen-tágonos regulares y transparentes (haciendo referencia

a los doce apóstoles), de los que sólo representa partede cuatro de ellos, a través de los cuales penetra la luz,y a su vez, nos muestra un paisaje de fondo con lago ymontañas, dejando entrever una barca aludiendo posi-blemente a la del pescador Pedro; todo ello difuso yde pequeño tamaño para dar sensación de lejanía, odicho de otra manera con perspectiva aérea, puescuanto mas alejados quiere situar a dichos elementos,más apagados, grisáceos y amarillentos aparecen en elhorizonte, tal y como sucede en la realidad, ya que lavista no distingue bien los detalles cuando un objeto seencuentra a una distancia considerable. En la porciónrepresentada del pentágono superior, pinta solamenteparte del cuerpo de un Dios muy humanizado, que consus brazos abiertos parece protegerles y santificar elmomento. Tratamiento magnífico de la modulación dela luz y del color, con la única objeción de que las som-bras que aparecen en la parte baja frontal y a los doslados del techo, están realizadas con bastante opaci-dad, lo que confiere a la composición, en dichas par-tes, un matiz algo tenebrista, inspirado probablementeen Caravaggio, cuya obra admiraba.

En mi opinión hay dos diferencias notables e im-portantes entre los dos relevantes cuadros de la SantaCena de Dalí y de Leonardo da Vinci (ver Fig.7 y 8).En el primero la luminosidad es más acusada, ha-

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Figura 5 Figura 6

biendo mucho recogimiento, sumisión y respeto porparte de todos los apóstoles hacia Dios y Jesucristo,mientras que en el segundo, el ambiente es más lúgu-bre y los apóstoles están posicionados en grupos conmucho movimiento simulado.

Terminando con esta serie de cuadros en los queDalí despliega un realismo científico manifiesto, ana-lizo otro de contenido onírico, precioso y de muchafantasía, -Sueño causado por el revoloteo de unaabeja en torno a una granada- (Dream caused bythe flight of a bee around a pomegranate). (Óleo sobrelienzo- Museo Thyssen Bornemisza-Madrid-1944),(Fig-9), en el que hay también mucho movimiento conviolencia; dos tigres (uno de ellos es tigre-pez) se des-ploman desde lo alto sobre el cuerpo desnudo de Galacuyo sueño lo ha causado el revoloteo de una abejaque sale de una pequeña granada pintada en la partebaja. Magnífica marina sobre la que apoyan las pataslarguísimas de un elefante. De una enorme granada,que hay a la izquierda del cuadro, salen dichos tigres yun fusil con bayoneta, contribuyendo todo ello a hacer

más patético “el sueño paranoico de Gala”. (Freudtrató de descifrar los sueños).

A continuación entro de lleno en el Surrealismo,con el que Dalí nos demuestra que domina a la per-fección este nuevo movimiento pictórico. En primerlugar, expongo la definición más aceptada por todoslos artistas plásticos, literatos etc, “El Surrealismo con-siste en sobrepasar lo real por medio de lo imaginarioe irracional , o sea, subvertir o trastornar la realidad ,valiéndose de la ambigüedad , grandes deformacionesalejándose de los módulos figurativos, desmaterializa-ción de los objetos, descomposición de volúmenes,dramatización de situaciones etc.”

Comenzando por ejemplo con -El Juego lúgubre,(óleo y collaje sobre cartón –Col. Privada –1929) (Fig-10). Dentro de ese mundo de los sueños y del incons-ciente, procede en esta composición aldesmembramiento de volúmenes esenciales en uncuerpo humano desgarrado, colocando una cabeza enel centro que es su propio autorretrato, en situación desueño. En la parte superior estalla un artilugio amorfo, del que escapan una serie de cosas: una cara conbarba, una mano, un pájaro etc. A la izquierda hay ungrupo escultórico en el que el personaje principal ex-tiende una gran mano protectora.

Otro cuadro surrealista es -La Persistencia de lamemoria- (o la destrucción del tiempo) (óleo sobrelienzo Museo de Arte Moderno- N.Y.-1931), en el quenos muestra cuatro relojes deformes de “consistenciablanda”. Cada uno marca una hora distinta simboli-zando, según su descripción, “La relatividad del espa-cio y tiempo”.

Influenciándose un poco en el pintor milanés delsiglo XVI José C. Arcimboldo, e inmerso en la teo-ría atómica de mediados del siglo pasado, Dalí poneen práctica la pintura corpuscular, a la que se puedeconsiderar como ilusionista, con la que desmaterializalos componentes de los objetos, del cuerpo humanoetc, o sea lo que denomina la composición antimateria,que consiste en la creación de retratos, paisajes y otrostemas, agrupando convenientemente bolitas, frutas,corpúsculos de toda índole, combinándolos con rayosluminosos y otros más oscuros, puntitos negros y decolor; así nace la -Cabeza rafaelesca estallada-(1951) (Fig-11), en la que se aprecia una cabeza enforma de bóveda, desmaterializada y formada con loque él llama “partículas paranoicas, que no son masque fragmentos de cuernos de rinoceronte”, con unagran precisión geométrica y matemática que siemprealardea de saber utilizar.

Otras obras de características similares son la -Ga-latea de las Esferas- (Fundación Gala-Dalí- Barce-

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Figura 8

lona- 1952), en la que se vislumbra la cabeza de Gala,y la Cabeza de Granos de Trigo- (Louvre).

Para terminar esta faceta ilusionista del pintor, citoel cuadro -Cisnes que reflejan Elefantes- (Swans re-flecting elephants) (Modern Master Collectión –Ingla-terra-1937); como su título indica, los cuellos de loscisnes reflejados en el agua parecen trompas de ele-fantes. Dalí pintaba también aparatos geométricos ex-traños, posicionándolos de tal manera que, a primeravista, parecen tener miembros corporales.

Paso a otra actividad del artista, incluso más técnicay científica que las anteriores. Influido por la fotogra-fía estroboscópica, con la que se consiguen dos imá-genes superpuestas y casi juntas, que al procesarlas elcerebro se obtiene un efecto 3D, pintó dos cuadros: -El atleta cósmico- que recuerda un poco al discó-bolo de Mirón, y el -Fumador dormido-.

Haciendo alusión y rindiendo homenaje a la cien-cia, debido al descubrimiento del ADN en 1962 portres premios Nobel norteamericanos, y habiendo te-nido alguna relación personal con Mr. Weelkins, unode ellos, pintó unos cuadros a base de barras entre-cruzadas y cadenas de bolitas, similares a las forma-ciones con que se representa el ADN. Dichosinvestigadores proclamaron entonces: “Hemos descu-bierto el secreto de la vida”, cuyo axioma le sirvió debase a Dalí para exclamar, “Es para mí una de las prue-bas de la existencia de Dios; expresión parecida queutilizaron en el siglo XVII los astrónomos Galileo,Newton y Kepler que aseguraron tener fe en el Crea-dor Supremo, como grandes conocedores de la mag-nificencia e inmensidad del universo.

Tan grande era la atracción que el pintor sentía porla ciencia, que estudió la teoría que dice: “La tierra su-merge al espacio-tiempo”. Imaginaba un gran cuerpopesado como ella, sobre una amplísima tela elástica quesimbolizaría dicho espacio-tiempo. Ocurriría que ce-dería hacia abajo. Entonces llega a la conclusión, “Lomismo sucedería si imaginamos una persona, en vezde la tierra, también sobre una tela elástica” (teoría bas-tante complicada y difícil de comprender, reservadapara personas de grandes conocimientos filosófico-as-tronómicos). Convencido de ello, pinta una de sus úl-timas obras -La Caverna de Platón-, por la que tratade buscar una nueva dimensión.

La conclusión que podemos sacar, es que el arte deDalí es de una gran versatilidad, que provoca en el ob-servador sensaciones de admiración, estupefacción, in-triga, optimismo, tristeza, nuevos conocimientos,despertando, a la vez, su imaginación e impresionandosus sentidos.

No quisiera terminar sin tener un recuerdo y re-conocimiento para la pintora gallega Maruja Mallo,seguidora y conocedora como nadie de la obra deDalí, que practicó también un surrealismo científicocon personalidad propia y mucha imaginación, atre-vimiento, provocación, sensualidad, libertad insó-lita, sutileza y con un carácter indómito. Fuecontemporánea del maestro y como él estuvo muyvinculada a los escritores de la Generación del 27.Recientemente se ha celebrado una exposición ensu honor en la academia de Bellas Artes de San Fer-nando en Madrid, con alguna de sus obras más im-portantes.

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Figura 9 Figura 10 Figura 11

Eran los años 60 cuando “LosMelitones” (los hijos de D. Meli-tón Izquierdo) participaron en

diversas demostraciones comarcales demaquinaria agrícola, una de las cualestuvo lugar en la finca del Esquileo deAbajo (Valoria del Alcor). Sus inventos,unos artefactos para la recolección me-cánica de legumbres, habían sido paten-tados con la marca JOMEJE, acrónimoformado con las iniciales de los nombresde tres de los hermanos: José Mari, Meliy Jesús.Gracias a la amabilidad de José María Iz-quierdo Belmonte (Chemari), La Corre-dera ha tenido acceso a algunas de lasfotos-recuerdo de aquellos felices mo-mentos. Publicamos aquí tres de ellas, sinperjuicio de que, en posteriores números,nos ocupemos con más detalle de untema que bien se lo merece.

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ÍA Uninventor ampudianoInventos de

José Mª IzquierdoBelmonte del año

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Se trata de una máquina de fabrica-ción particular por el labrador señorde Ampudia (Palencia), acoplable acualquier tractor de 20 CV en ade-lante, o bien autopropulsada; yaambos modelos fueron presentados ademostración. Ancho de corte, de dosa tres metros, y tiene un rendimientode cinco hectáreas en ocho horas. El

precio aproximado, para la autopro-pulsada, es de 200.000 pesetas, y laarrastrada por tractor, 90.000. Se trata,en suma, de dos prototipos que, a lavista del trabajo realizado apenas pre-cisan de modificación, y esperan elinterés de una firma constructorapara lanzarlos al mercado. (En lafoto, el modelo autopropulsado).

SEGADORA-CARGADORA “JOMEJE”

Publicado en la prensa local

Se había pasado el día anterior recorriendo las callesdel pueblo, desde el Moradillo hasta los Hornos, ydesde el Paseo hasta la calle de la Torre. Flaco, rene-grido, con su inseparable gorra y los pantalones ata-dos con el cinto —bastante más arriba de la cintura—,para pillar una sucia camisa a cuadros.

-¡El hojalateeero! ¡Hojalateeero!, ¡el hojalaterooo!

Su voz áspera resonaba contra las fachadas de adobey ascendían por la torre para dar pregón al pueblo. Lasmujeres salían a las puertas de sus casas y le entregabanlas cazuelas de porcelana abolladas y agujereadas por eluso. Él las colgaba de una soga y se las echaba al hom-bro en tanto seguía su camino, mezclando sus gritoscon el ruido de la cacharrería que arrastraba.

Esta mañana está sentado en un banco bajo, a lapuerta de la posada en el Caño La Plaza, y a golpe demartillo va remachando las cazuelas. Desde lejos lellega el bullicio que forman las mujeres lavando en laPresa.

—¡Hojalatero!, que dice mi madre que si esta nochehabrá cuento.

El crío no tiene más de ocho años y lleva un botijoen la mano, el pantalón remendado y un único tirantecruzándole el pecho.

―Dile que, si la posadera no pone pegas, habrácuento...

―¡Pero hombre de Dios!, ¿es que he puesto yo pro-blemas alguna vez? ―La señora Emiliana sale por lapuerta de la posada vestida con su hábito del Carmen,cubierto por un mandil. Habla mientras se recomponeel moño, desarreglado por la faena―. Anda chiguito,dile a tu madre que habrá cuento.

El hojalatero sonríe sin levantar la cabeza de la tareay la posadera se mete para dentro mientras se limpia lasmanos en el delantal. El chiguito sale corriendo, tro-pieza y cae. El botijo se hace añicos a los pies de donÁngel, el boticario, que inútilmente intenta consolarle.

―¿Qué hay, hojalatero?― pregunta don Ángel mien-tras se acerca con su bastón y su puro ― ¿tendremoscuento esta noche?

―Pues parece que sí ―contesta mientras remachauna cazuela.

―¿Y de que será: de ayer, de hoy o de mañana?―Creo que hoy, va a ser de mañana...El día avanza lentamente al ritmo del quehacer del

pueblo, hasta que la noche llega. El silencio y las es-trellas pueblan las calles. En la gran cocina de la po-sada los huéspedes hace rato que terminaron la cena.Hoy el afilador, el fajero, el paragüero y el de la con-tribución han compartido las patatas con bacalao conel hojalatero. Más tarde, ha llegado la demás gente delpueblo que quiere escuchar el cuento. Se han acomo-dando en torno a la lumbre. Los chiguitos se han sen-

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LOS CUENTOS DEL HOJALATERO

MARGARITA GARCÍA GALLARDO

Margarita García Gallardo nació en Madrid, en 1967, ciudad ésta donde ha residido siempre, peroconsidera a Ampudia, la tierra de su madre y de sus abuelos, como su pueblo. Es licenciada en Veterinaria por la Universidad Complutense de Madrid, desarrollando toda su carrera profesional den-tro del mundo de la Salud Pública. Escritora de vocación es autora de El camino del agua (Calambur2004) con el que fue finalista de VI Premio Río Manzanares de Novela, La suelta de los antílopes (Meteora 2007), Una de indios y vaqueros (Edebé 2009) y 56 razones para amarte (Viceversa 2010).

deCasilda LeeLa muerte

tado en la trébede. Sólo falta el hojalatero, que ha idoa las cuadras a echar de comer a su burro tordo.Cuando regresa, todos se rebullen en sus asientos o enel suelo. La única luz que hay en esa oscura cocina esla de la lumbre y la de sus palabras.

―Hoy el cuento es de muerte ―dice mientras lía uncigarro―. Los chiguitos, si tienen miedo, que se metanentre las faldas de sus madres....

Esto ha de ser que ocurra allá por el futuro. Y seráde una mujer, madre, ama de su casa y secretaria enuna empresa, cuyo sueño es el de convertirse en escri-tora.

―¿Y eso para qué sirve, hojalatero? ―pregunta unode los críos.

―Pues para entretener a la gente y poco más...―Calla, chiguito, no interrumpas ―interviene la po-

sadera.―El caso es que esta buena mujer pensó que para

ser escritora lo primero era ponerse eso que llaman unpseudónimo. Creyó, no sin razón, que escudarse trasun nombre falso le facilitaría la tarea de escribir conmás libertad. Pero no sólo eso. Era la ocasión de rein-ventar su existencia. De crear ella misma la oportunidadque la vida siempre le había negado. Ella, que siemprehabía sido una esposa abnegada, madre y trabajadoraejemplar, se encontraba vacía. Necesitaba algo que lellenase más por dentro. No sé si se comprende… ―al-gunas mujeres asienten con la resignación pintada en elgesto―. Deseaba ser otra mujer. Mas libre. Más miste-riosa… Sentirse como alguna de aquellas escritoras delas que ella había leído su biografía. Por eso, la idea delpseudónimo parecía perfecta. Y así, tras muchas sema-nas de combinar, inventar y descartar nombres, se de-cidió por el de Casilda, Casilda Lee. Corto, sonoro yalgo exótico. Parecía tan sencillo. Tan fácil. Un nombredonde volcar sus sueños más íntimos, los más precio-sos. Casilda sería esa escritora de éxito, aventurera te-meraria, bohemia y rebelde, que, sin importarle elpeligro, recorrería el mundo dejándose empujar por elaliento brutal e incesante de la inspiración...

Sin embargo la cosa no iba a ser tan sencilla. De estemodo, como un juego infantil, e ilusionada con estre-nar su nueva identidad, escribió en su libreta roja: minombre es María Ernestina González Menasalva y soyCasilda Lee. No había terminado de escribir la frase,cuando la mujer comenzó ya a sentirse mal. Era comosi una fiebre maligna hubiera invadido súbitamente sucuerpo. Una fiebre que ascendía desde el cuaderno quetenía delante y, horadando su frente, penetraba hasta eloscuro pozo de su alma. Las letras se movían. Los lar-gos y desiguales brazos de las emes se balanceaban

sobre la cuadrícula. Las aes rodaban por el papel comosi fueran empujadas por el soplo de su aliento. Ernes-tina comenzó a sentir un miedo atroz y descontrolado.¿Qué le estaba pasando? ¿Se estaba volviendo loca?No, no podía ser. Tenía que haber una explicación ló-gica para aquel fenómeno. La muy ilusa pensó que setrataba de un efecto óptico de la luz de bajo consumosobre el papel. No se daba cuenta de que la maldiciónya estaba en marcha.

Y el caso es que al principio todo parecía ir bien.Ernestina era capaz de compaginar su vida, llamémoslanormal, con la que le brindaba su álter ego. Su otraidentidad le permitía imaginar que escribía relatos fan-tásticos, novelas románticas, de aventuras, de viajes...Su secreto le hacía sentirse interesante, distinta a lasdemás madres que charlaban a la salida del colegio.¿Madre? ¿Secretaria? No, ella tenía otra vida más allá detodo eso. Ella era una escritora extraviada en una vidaque le resultaba ajena. Lo malo era que, hasta enton-ces, no había escrito ni una sola letra...

El problema surgió poco a poco, cuando CasildaLee fue creciendo y creciendo en su interior hasta ad-quirir su propia personalidad. Propia y antagónica a lade su creadora. Propia y tan rebelde como Ernestina lahabía inventado. Tanto, que terminó emancipándose ala voluntad de su creadora. Y entonces Casilda deci-dió que ya era hora de dejar las fantasías y ponersemanos a la obra. ¡Era hora de ponerse a trabajar!

De esta manera Casilda le obligaba a escribir cuandoy donde ella quería. Su voluntad se adelantaba a cual-quier otro deseo de Ernestina, que terminó sufriendouna tensión constante que acabó con sus nervios. Laobligaba a escribir cuando asistía a un curso de su tra-bajo, mientras el ponente exponía el tema. Cuando ibaen el metro, aunque fuese lleno de gente. En baño. Enel ascensor. En la sala de espera del dentista. En lacama... Cualquier lugar era bueno para que un uni-verso benevolente y perfecto surgiera al otro lado de larealidad.

Y mira tú que, de ese modo, la Ernestina empezó adescuidar a los hijos. Se le olvidaba irlos a buscar al co-legio, o no se presentaba a las reuniones con el maestro.Se olvidaba de hacer las comidas, de preparar las me-riendas, de las cenas. El marido la encontraba extraña,como ida, pero lo achacaba a cosas de mujeres. Inclusoperdió el contacto con sus amigas de siempre. Cada vezparecía más encerrada en sí misma, Tanto que la familia,preocupada, le recomendó acudir a un psicólogo. Sin em-bargo ella sólo escuchaba la voz profunda de Casilda.Una novela negra. Eso decía que estaba escribiendo. Unanovela donde había misterio, sangre, asesinatos...

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La situación llegó a tal punto que, una mañana delunes, Casilda le obligó a llamar al trabajo para decirque estaba enferma. Ernestina obedeció. Diarrea, dijoque tenía...

―¿Qué es diarrea, hojalatero?―Una cagalera, hijo. Una cagalera... El caso es que

aquel día debía escribir la escena culminante de la no-vela: el asesinato de una mujer. Pero de repente,cuando Ernestina se disponía a escribir el capítulo, sequedó paralizada al escuchar unas hirientes carcajadasde Casilda. «¡Ja, ja, ja!... ¡Cómo vas a escribir sobre unasesinato, si nunca has matado a nadie!». Ernes intentóargumentar que lo haría imaginándoselo. Pero Casilda,en un tono que se tornaba por momentos más des-agradable, dijo que no era lo mismo. Para escribir sobreun crimen, había que haberlo vivido. Sentir cómo lasangre se derramaba inútilmente sobre la alfombra;notar cómo la vida huía del cuerpo; creerse un ser su-perior, señor de la vida y de la muerte... En aquel mo-mento sonó el timbre de la casa.

A través de la mirilla de la puerta, Ernestina pudover que al otro lado estaba su vecina Conchita. Unamujer consumida, de dientes y nariz prominentes, yojos caídos. Al parecer el marido de Ernes le habíadicho que no había ido a trabajar porque estaba en-ferma, y sólo venía a ofrecerse por si necesitaba algo.Ernestina la mandó pasar y, al hacerlo, sintió un estre-mecimiento. Era la voz de Casilda susurrándola «aquítienes a tu víctima».

Fue más fácil de lo que esperaba. La pobre Con-chita apenas opuso resistencia. Cuando Ernestinacogió el cuchillo y la miró con ojos febriles, la mujerpensó que le iba a pedir que le partiera un poco dequeso fresco. Sin embargo, y sin piedad, le asestóquince puñaladas que terminaron con la vecina echa,poco menos, que un colador. A la escritora ni siquierale tembló el pulsó. Se sentía eufórica. Casilda la vito-reaba. Ahora sí sabía lo que sentía un asesino, o mejoruna asesina. Ahora podía escribir su capítulo con se-guridad, claro, previo limpiar la cocina de sangre yarrastrar a la pobre Conchita hasta su casa. No fue muydifícil, ya que la mujer llevaba sus llaves en el bolsillode la bata y pesaba cual pajarillo. Ernestina la metió enel armario de su habitación y fregó el rastro de sangreque había dejado. Luego, tranquilamente, se puso a es-cribir delante de su ordenador.

El marido regresó pronto del trabajo para hacersecargo de la casa y de los críos, y no notó nada raroen su mujer, que seguía metida en la cama. Tan sóloun ligero cambio en el ritmo de su respiración y laspupilas dilatadas al golpear con furia las teclas de suportátil. Se quedó más tranquilo cuando le dijo que

se encontraba mejor, así que se llevó a los niños alparque. Durante este tiempo, una Ernestina frené-tica terminó el capítulo donde tenía lugar el asesi-nato de su novela. Estaba ansiosa por leérselo aCasilda. Y así lo hizo. Cuando terminó, la miró an-siosa por conocer su opinión. Casilda había escu-chado con calma, pero con una expresión tensa queno auguraba nada bueno. «Esto es poco menos quebasura ―le espetó con su voz ronca Casilda―, no hascaptado la esencia de una asesina. Tendrás que vol-ver a matar. No has trabajado lo suficiente. Si conti-núas así, nunca llegarás a nada. Serás una fracasada;una frustrada; una amargada. Nada ni nadie. Unafuria apagada».

La reacción de Ernestina fue repentina e incontro-lada. Se lanzó encima de Casilda y le agarró por el cue-llo. Y apretó, apretó hasta que sus manos parecieronun manojo de cuerdas. Casilda trató de defenderse. Pa-taleaba, gritaba. Se revolvía. El edredón, vertiginoso,subía y bajaba. Ernestina apretaba y apretaba. Clavabalas uñas con rabia en el cuello de su contrincante. Más.Más. Más y más. Hasta que Casilda dejó de moverse.

Pepe, el marido, cuando regresó del parque con losniños, encontró a Ernestina plácidamente dormida.Tenía una expresión relajada y dulce a la vez. El maridosintió un estremecimiento de ternura hacia su mujer-cita. Recogió un bolígrafo que había en el suelo yapagó la luz. Pero bajo la cama, con el cuello torcido yel pelo reseco y alborotado sobre la cara, en la pose deuna muñeca descuajeringada, con la mirada perdida yvacua, yacía un cadáver. Sobre el pecho tenía un cua-derno abierto donde, en grandes letras rojas, se podíaleer: Me llamaba Casilda Lee, y yo no era María Er-nestina González Menasalva.

La cocina de la posada queda envuelta en un silen-cio expectante. El hojalatero saca otro cigarrillo y co-mienza a liarlo.

―¿Ya se ha acabado? ―pregunta el afilador.―Acabado está el cuento. Sí señor.―Pues vaya, yo no me enterado de na...—exclama el

paragüero— ¿Pero quién coño era la Casilda esa?―A mí me ha gustado ―afirma la posadera.―Yo lo que no he entendido ha sido lo de la luz de

bajo consumo ―dice el de la Contribución mientras selevanta.

―¿Y mañana, hojalatero? ―pregunta don Ángel―¿de qué será el cuento mañana?

―Mañana... Mañana sólo Dios sabe si llegaremos amañana...

Poco a poco la cocina se va quedando vacía. El ho-jalatero se queda junto a los rescoldos de la lumbre,apurando su cigarrillo de liar.

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Ampudia descansando en la ladera

en la hora sagrada de la siesta,

sueña campos en flor y sueña fiesta

que llena de color la Corredera.

Cómo asciende la torre, compañera

de danzas y de bailes, siempre enhiesta.

Cómo sube el castillo por la cuesta

tratando de alcanzar la paramera.

Se entrelazan las casas y corrales,

las tierras de labor con las bodegas.

fuentes, caminos, calles, soportales,

tapias de adobe y piedras solariegas.

Del Cañico a la Escaba, Solapeña ...

Todo en Ampudia, calla, duerme y sueña.

Sueños de Ampudia

EPIFANIO ROMO VELASCO

(Del libro de poemas inédito “Sueños de Ampudia”)

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Era una noche de mayo,casi ya de madrugada,y decidí salir a dar un paseo,a contemplar la naturaleza desde el silencio,mientras en mi querido puebloestaban todos dormidos.La noche estaba serena, despejada,y la luna como reina de la nochealumbraba más que el sol.Y mirando a las estrellas pensé por un momentoqué distancia podría haber entre ellas,y llegué al convencimientode que esas distanciaslos seres humanos no somos capaces de medirlas ni siquiera con el pensamiento.Y me puse a caminar;y en un hueco del castillo tan bonito que tenemosdos búhos desde el nido miraban en silencio,y en el tejado dos gatos coquetones se mirabanal espejo mientras se daban un beso.Los murciélagos iban y venían de un lado para otrocazando insectos, y entre las hierbas dos turrones muy bonitosse besaban en silencio; más adelante dos mochuelos desdeel nido acechaban a una presa para sus polluelos,y entre los juncos, los zorros acechaban los conejos, mientraséstos saltaban por la pradera, buscando el amor de nuevo.Y pensé por un momento que sólo yo iba caminandoen la soledad y en silencio porque mi compañerame la había robado el viento. Llegué al final del caminoy me senté en una piedra; quería contemplar de día lo que misojos estaban viendo en aquel momento; era todo tan bonitoy me parecía todo tan bello que pensé por un momentoque era el jardín de mis sueños. Era una pradera inmensa que estaba llena de rosas y eran todas tan bonitasque no supe distinguir cuál era la más preciosa.Por el centro la cruzaba un riachuelo

donde crecían los lirios vestidos de terciopeloy miles de mariposas volaban de flor en florrecogiendo su alimento; y empezaron a cantarlas ranas, las cigüeñas y los cuervos,y les acompañaban todos los animales de la tierray las aves que volaban por el cielo.Aquello se convirtió en mucho más que un concierto.Por un momento pensé que estaba casi en el cielo,y mirando a las alturas me pareció que hasta el mismo Creador contemplaba aquel momento.Una alondra en las alturas canturreaba marcandosu territorio, porque debajo de mí tenía sus seis polluelos;y en los pinos las tórtolas se arrullaban haciendo el nidopara sus nuevos polluelos, y en el fondo, en un árbolflorecido, los preciosos ruiseñores cantaban nanaspara dormir a sus polluelos. Y de repente se oyó un granruido; todo se quedó en silencio.Me levanté de la piedra y caminando en silencioen busca de mi aposento, sentí pena, mucha pena,porque fue cuando me di cuenta de que mis semejantesno sabían amar como yo lo había estado contemplandohacía un momento desde el silencio.Me fui para casa y abrí la puerta en silencio;No quería despertar a los que estaban durmiendo, porque estarían soñando con cosas maravillosas en su dulcey profundo sueño, como yo lo había estado haciendohace un momento; pero yo lo había estado haciendodespierto.Me fui a la cama y me dormí en el momento; y cuando medesperté, salí a la calle, y mirando de nuevo al firmamentose me vino al pensamiento todo lo que había estado pensando.¿Sería verdad, o sería un sueño?Un beso a todos desde el silencio.

JOSÉ MARÍA IZQUIERDO BELMONTE

CONTEMPLANDO LA NATURALEZA DESDE EL SILENCIO

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QUIÉN SOY YO

Quién soy yo¿Quién?

Esta mujer que habita mi cuerpo,que se enternece ante el vuelo de una pluma,que busca el amor sin desaliento.

Quién soy yo¿Quién?

La mujer alegre,la ausente,la enamorada de la vida y de los muertos.La que camina sonámbula por las cálidas riberas del ensueño.

Quién soy yo¿Quién?

La mujer fuerteque tú imaginas,la egoísta que me dueletan adentro.Quién soy yo, dime ¿Quién?Me responde tu silencio.

CARMEN ROMO

CHOPOS DEL CANAL DE CASTILLA

¡Ay...!Los chopos de mi Canal se han llenado de hojas verdes qué sanos están, qué fuertes...

¡Ay...!Los chopos de mi Canalse han llenado de gorrionesalegres y juguetones...que no paran de cantar...

¡Ay...!Los chopos de mi Canalse han puesto de un amarillo...¡se han llenado de membrillosy dicen que no es frutal!

¡Ay...!Los chopos de mi Canalse han quedado deshojados,de todo están despoblados...pero yo los quiero igual.

JAVIER CAMPO

A MI MADRE

Porque nunca escribí a tu presenciahoy canto a tu estar junto a míPorque he cabalgado sobre tu pacienciay profunda ternura aprendí de ti.

Hoy añoro tus abrazos y tu fortaleza, me guiarán en el camino que habré de seguirResonarán mis pasos sobre tus huellasluchadora mujer de la que nací.

Serena canto a la brisaque te trae en mi despertarMis poemas dormidos recibentus olores de flor y azaharCuando el rocío congela mi llantoinvoco al cielo en el que tú estásGrito entonces tu nombre y danzoconjuro en tu cuerpo mi soledad

MAIRA PUERTAS

ESCLAVA CIMARRONA

Esclava de fieros coloresya libre tu alma que no se doblegaescapas ahora a cielos mejorescimarronas verdades en la selva.

Por entre arbustos vislumbrasla tierratu identidadel oro sometedorla injusticia

El tambor lejano anuncia otros ríos, montañas de semejanteslos sentimientos sin porquésla libertad que espera

MAIRA PUERTAS

PALABRASComo estrellas fugaces se desvanecen las palabras, cargadas de sueños, ideas y deseos, de mundosimaginados y universos por imaginar. Transformadas, malheridas contemplan el nuevo eco con el queotra mente las hace re-sonar. Cargadas en su despertar de un sentido íntimo, carecen en sus ocasosde significado universal. No son, sólo tienen apariencia. El brujo verá en ellas la magia, el triste, supesar. Su creadora, la nostalgia de lo que un día creyó expresar.

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CARTA DESDE EL RECUERDO ENTRAÑABLE

MARY CARMEN GALLEGOS BELLO

Querida hija:

Desde hace tiempo, mi memoria repasa los años que viví en un pueblo llamado Ampudia, situado en laprovincia de Palencia, en la comarca de Tierra de Campos.

Esta enfermedad que padezco me tiene atrapada en la cama y sé que estoy con un pie al otro lado de lavida. Rezo para que Dios me dé fuerzas y poder relatarte, sin orden cronológico, lo feliz que fui en Ampudia.

Mi padre era sargento de la Guardia Civil y estuvo destinado allí. Yo era una niña de ciudad y ser depueblo creí que no me iba a agradar, pero antes de entrar en él, divisé la alta torre de San Miguel y reco-nozco que me impresionó. A medida que nos acercábamos, mis ojos se iban agrandando porque veía uncastillo. Me parecía algo irreal. Las calles principales tenían soportales.

En Ampudia supe lo que era un “enroje”, una “poyata”, una “telera”, una “horca”, un “herradón”, un“cunacho”, un “majuelo”, un “lagarejo”, un “tabón”, un “chinarro”...

Comí “orejuelas”, “berbajas”, “berros”, “regaliz de palo”, “pan de mosto”...Jugué al “limbo”, al “pañuelo”, a la “soga”, a la “goma”, al “escondite”...En el matadero se sacrificaban vacas, ovejas, lechazos, corderos, cerdos...Oí cantar a los grillos, las chicharras, los trinos de los pájaros, las cencerras de las ovejas, el chiflar de los

pastores, el ladrar de los perros, el sonido del afilador, del fresquero....Aprendí a danzar, a palotear, a bailar suelto y agarrado. Y con la “Sección Femenina”, a cocinar y a

hacerme el ajuar.Iba andando al “Paseo”, a la ermita del castillo, al tejar abandonado, a la cueva de Ricardo, al “Ca-

ñico”, al “Tinte”, los silos y la puentecilla donde metía los pies y trataba de pescar algún renacuajo.Recuerdo los “chupiteles” de los tejados, la “cambrija” de los árboles, los “sabañones” de los dedos, los

“nublados”, los “charcales”, las “caticuscas”, los arroyos, los “manojos”...Ví “esquilar”, “jalbegar”, hacer colchones, queso, morcillas, longanizas, chorizos, jabón, dulce de mem-

brillo...Mis fotos en blanco y negro que aún conservo, las hizo el fotógrafo del pueblo.Pedía para el “Domund” con la hucha, de puerta en puerta. Y también fui catequista.De la Semana Santa recuerdo el “carracón”, la procesión del Viernes Santo... Pero lo que mas añoro, es

el repicar de las campanas el Domingo de Resurrección.En el mar de Castilla, vi los campos verdes, amarillos... Y las amapolas, margaritas... Las eras llenas de

trigo, cebada, avena, titarros... Vi“trillar”, “beldar”, barrer las eras...Recuerdo el olor a “abono”, a tierra mojada, a “picones”, a polvo y calor...A mi padre le destinaron años mas tarde a otro lugar. Y por causas de la vida nunca he podido volver

al pueblo.Hija mía, ¡Quiero que me lleves allí! Deseo estar en Ampudia para siempre. Quiero descansar en este

bonito lugar.Date prisa hija, date prisa. Vamos, corre que las fiestas de Alconada ya empiezan y no puedo faltar. Los

mozos me están esperando al son de la dulzaina.

Mamá.

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CARTA A MIS PADRES

JOSÉ Mª IZQUIERDO BELMONTE

Mis queridos padres, hoy intento recordar las palabras que con tanto cariño y amor un día escuché devuestros labios; pero han tenido que pasar muchos años y muchas cosas para darme cuenta del gran amorque nos teníais a todos los que estábamos siempre a vuestro lado.

Hoy recuerdo con lágrimas en los ojos palabras que en estos momentos no quisiera recordar, palabrasque acompañan mi tristeza. Hoy vuestros recuerdos me visitan de nuevo trayendo a mi memoria vuestramanera de vivir la vida, la que siempre estuvo llena de alegría, de cariño, de paz y de amor para todos losque convivían con vosotros y que yo tuve la suerte de vivirla a vuestro lado. Vuestro matrimonio siem-pre fue el reflejo donde se miraban todos los que os conocían.

Tengo tantas cosas que deciros, pero vuestra ausencia enmudece mi voz y cautiva mi pensamiento.

Padre, madre, esto os quiero decir, porque yo sé que me estáis escuchando, porque siempre habéis estadoa mi lado y nunca os iréis porque habéis sido para mí como los árboles del bosque que con sus hojas prote-gen del frío a los pajarillos del campo en las noches frías de invierno.

Porque estáis en cada latido de mi corazón, en cada lágrima de mis ojos, en cada suspiro que doy cuandoestoy pensando en el silencio, en las cosas que van pasando a lo largo de la vida. Ahora mismo estoy escu-chando vuestros pasos a mi lado; quiero deciros también que vuestro ejemplo ha sido para mí el maestromás perfecto que yo he conocido a lo largo de mi vida, ha quedado en mi memoria para siempre, y gra-bado con letras de oro en mi pensamiento para toda mi vida. Vuestras dulces palabras y consejos siemprevivieron en mí, las recuerdo cada mañana, en cada momento de mi vida y os doy las gracias con todo elamor que tiene mi corazón, por haberme regalado esa vida tan bonita que me disteis con vuestro preciosoamor, para que pudiera contemplar las maravillas de la creación tan bonitas que nos dejó en herencianuestro Creador a todos aquellos que tuvimos la suerte de haber nacido del amor.

Y que para mí ha sido como un sueño del que no me hubiera gustado despertar nunca. Pero el reloj dela responsabilidad me despierta cada mañana para seguir cumpliendo con mi deber como padre, como her-mano, como vecino y como amigo de todos los seres humanos que me rodean, porque Dios así me lo ha en-comendado mientras pueda; pero ahora la tristeza en mi soledad me quita la calma, porque echo de menosvuestras caricias, vuestros abrazos y vuestros besos. Pero vosotros no habéis muerto para mí porque no semuere cuando deja de latir el corazón, se muere cuando en el recuerdo se deja de existir; pero vosotros se-guís a mi lado y yo sé que cuando llegue el momento, me enseñaréis a volar de nuevo para ir más deprisacon todos vosotros para siempre a ese precioso cielo.

Vuestro hijo

Chemari

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Está cómodamente sentado al calor de la mesa cami-lla y con un libro abierto en su regazo. “Sayo”, como leconoce todo el mundo, recuerda aquél lejano año 1975…

Trabajaba como labrador en la finca de “La Enco-mienda”. Un día, el secretario del ayuntamiento, donAvelino, le ofreció la posibilidad de ocupar una de lasplazas vacantes que había para el funcionariado muni-cipal: la de alguacil y pregonero. No se lo pensó dosveces. “Le dije que quería ser pregonero”, afirma Sayotodo ufano. Y no tardó en ponerse a estudiar en lostiempos libres pues tenía que realizar un examen decultura general. Un examen que aprobó. Por sus nue-vas obligaciones cobraría (y se parte de risa al recor-darlo), la cantidad de 12.000 pesetas.

Además de ir por calles y plazas a proclamar losbandos, se dedicaba por las mañanas a realizar aque-llas labores en el municipio que la autoridad le enco-mendaba. Una de ellas, y no poco importante era darcuerda al reloj del ayuntamiento cuyas campanadasempezaron por aquellos años a oírse en cada rincóndel pueblo. Pero la fundamental, por la que ha pasadoa la historia local, es esa que todo el mundo relacionacon su tono cantarín inconfundible: “De orden delseñor alcalde se hace saber...” Todavía recita conbuena voz, uno de los bandos casi diarios de aquellosaños: “De orden del señor alcalde, se hace saber/ quehoy, se procederá al corte de agua/ a partir de las cua-tro de la tarde/ por no haber suficiente abasteci-miento/. Y se da a conocer al público en general/para que llegue la noticia a todos/ y tomen las medi-das oportunas.” Asegura que no llevaba la trompetillacaracterística, mucho más antigua, que muchos dicenrecordar, sino un tamborcillo con el que se anunciabaen las principales esquinas del pueblo. Afirma que des-pués de dar el pregón, “las mujeres que le habían oídode lejos le preguntaban: Sayo, ¿qué has dicho?”.

De sus tareas municipales tiene gratos recuerdos.Era muy apreciado. Cuando hacía un breve alto en elcamino, en las tiendas siempre le ofrecían un vaso devino. Por unas cosas u otras pregonaba casi a diario,bien por la mañana o por la tarde. Y había días queentre pregones ofreciendo mercancía o informaciónde noticias oficiales, sumaban hasta tres. Cuando lle-gaba al pueblo algún vendedor ambulante, le pedía queanunciara su presencia y lo cantaba así: “Se hace saberque a la plaza, / bajo los soportales, / ha llegado el me-lonero, o el cacharrero, el hojalatero, el hortelano...”.Le daba la entonación tradicional, concreta y austera.

Sayo posee varias características que hacen de él unapersona singular. Puede estar orgulloso de haber sidoel último PREGONERO y alguacil del pueblo, un ofi-cio que dejó de existir en Ampudia cuando tuvo quejubilarse por enfermedad. Dos alcaldes presidieron elayuntamiento mientras él ejerció su labor. Es evidenteque eran otros tiempos y que había “que hacer por lavida”, rememora ahora con cierta añoranza. Sus re-cuerdos se multiplican y revive con alegría las verbenasde las fiestas patronales y el encargo de disparar loscohetes y fuegos artificiales.

Durante dos décadas y media, “Sayo” fue uno delos personajes más conocidos del núcleo rural. Por lastardes si no había tareas municipales que hacer, le gus-taba recorrer los alrededores del pueblo. De carácteragradable y sonrisa abierta, era un bonachón. Por esole quería tanto la gente. Ahora, sería un jubilado en-trañable, con cinco hijos casados y siete nietos, queharía feliz a todo el mundo, entreteniéndose en tallarla madera (sobre todo tejoletas) con herramienta rudi-mentaria, o escribiendo dichos y recuerdos; quizás di-bujando lugares y personajes a los que conoció o delos que tuvo noticia a través de los libros que siemprele acompañaron. Conservaría una lucidez entrañable

Elúltimopregonero

MARI CARMEN GARCÍA PÉREZ

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contando anécdotas de “la mili” que le tocó hacer enMelilla, allá por el año 1.946. O de por qué a su abuelole pusieron el mote de “el cato”, o de por qué los ro-sales del pueblo estaban tan bonitos con sus cuidados(tenía un secreto, cuidarlos con cariño). Fue sin duda,un hombre sincero y sencillo, de pocas palabras y mu-chos sentimientos. Por la condición de su trabajo, sabíade las gentes como nadie. Su personalidad discreta lehizo llevarse bien con todo el mundo, sin hacer distin-ciones. Por eso, fue apreciado por los vecinos.

“Sayo”, el alguacil. ¿Quién no se acuerda de estepersonaje? Hubo un tiempo en que las noticias, ade-más de por las gacetas, se conocían de viva voz. Erapor lo general, un emisario municipal el que acercabalos acontecimientos a los ciudadanos. Los pregoneroseran figuras con arraigo en el lugar, contando con lasimpatía de las gentes que se le acercaban para saciarsus curiosidades. Era quien sabía lo que casi nadie co-nocía; Dentro de la sencillez de su profesión, un hom-bre importante, a fin de cuentas, muy cercano a lasinstancias municipales. Disponía de información “se-creta” y cuya aparición hacía presagiar nuevos aires. Supresencia conseguía atraer la atención del pueblo, in-cluso de los niños (siempre les obsequiaba con un ca-ramelo) que saliendo a la calle, se arremolinabaformando un corro para escuchar con atención las dis-posiciones que recitaba.

“El pregonero era un periódico vivo. La voz delayuntamiento en carne y hueso. El interprete del man-datario, el cantar callejero y el político mas popular”.Hoy, ha desaparecido. Su voz se apagó para dejar pasoa otros medios. No obstante, todavía en Ampudia(afortunadamente) se recuerda a “Sayo” en los añosque ejerció.

Hace ya algún tiempo que no se oyen en nuestropueblo aquellas inconfundibles voces y sonidos de cor-netas y tambores que pregonaban por las calles y pla-zuelas, noticias que afectaban a la vida cotidiana. Sinduda, habrá alguien que las eche de menos. Me constaque los hay. Era aquél sentido de proximidad de la no-ticia entre el que la comunicaba y el que escuchaba,templando la posible frialdad de algunos mensajes.Pese al formalismo con el que se ejecutaban sobretodo los bandos, repitiendo los mismos encabeza-mientos, la solemne voz del mensajero, “el alguacil”,hacía el comunicado más natural y humano.

He querido dar a conocer más, la figura de estehombre, ampudiano, Despertar la memoria de todosacercando a sus vivencias estos menesteres municipa-les a la vez que dejó testimonio escrito a las nuevasgeneraciones, esas que nunca conocieron el amableoficio de pregonero. Pregones y bandos constituían

parte “del pan nuestro de cada día” de un alguacil.Entre sus muchas obligaciones locales, estaba tambiénel dar avisos, notificación de multas, citaciones del Juz-gado Paz, convocatorias de la hermandad de labrado-res y ganaderos, el cobro de los arbitrios municipalesy el pago de subsidios y pensiones, entre otros.

“Me acuerdo, yo era niña/ el pregonero iba reco-rriendo las calles del pueblo/. Tocaba el tambor ytodos hacíamos silencio/ para escuchar la voz sonorade nuestro mensajero/. Así, cantando decía...”Se hacesaber.... esto o aquello”.

Hubo un tiempo en que la noticia de los grandesacontecimientos/ se proclamaba desde el campanariode los pueblos. Los anuncios y mensajes en el mío, loshacía el pregonero/.

Siempre me pregunté pues no lo entiendo/ eso delrefrán que algunos dicen: “Dar tres cuartos al prego-nero/.

Ni me quejo ni me ofendo/. Doy muchas gracias aDios/, pues me consintió tener un padre pregonero/.

En cuartilla aparte, tengo los que a su homenajeasistieron/ Fecha guardada en la retina/. En el cora-zón...agradecimiento eterno.

Su pregón fue solemne, cantarín, dicharachero. /“¡De orden del señor alcalde... o del gobierno!

Así, de forma tan cálida y serena he querido re-cordar, al último pregonero de Ampudia: ¡Mi padre!

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Guardo en mi memoria el recuerdo de una granmujer, ampudiana y palentina de nacimiento y convic-ción, que con embrujo hechicero utilizó sus armas demujer en notable contribución a la vida familiar y so-cial del mundo rural, sus culturas y tradiciones.

No era mi tía por ley natural, aunque así la nom-braba, pero era en realidad una abuela bendecida porimperativo legal. Tía o abuela, qué mas da, pero mujeral fin y al cabo, que fue refugio familiar de niños y adul-tos; siempre comprensiva, cariñosa y defensora dequienes buscaban su complicidad.

Excelente contadora de historias y tradiciones, mearropaba en su regazo con cálidos relatos de los hom-bres y mujeres de su pueblo “terracampino”. Cuentosen definitiva, ciertos o no, que calaron hondo en micorazón y me hicieron amar el paisaje sediento de Cas-tilla, los amaneceres y atardeceres llenos de luz, la gas-tronomía rica y contundente, los festejos y los dichospopulares o la arquitectura tradicional de piedra yadobe de la Tierra de Campos.

Mujer de apariencia frágil, pero fuerte en sus plan-teamientos y convicciones, pilar fundamental de unacasa solariega y de sus gentes. Menuda en estatura ycomplexión, pero grande en generosidad y alegría, apesar de que sus lagrimosos ojos denotaban el re-cuerdo de tiempos mejores. Mujer alegre y festiva, ele-gante en el vestir, viajera, de espíritu juvenil, mujer decálidos sentimientos.

Me contaba aquellos felices días de vendimia,cuando hombres y mujeres salían al majuelo en carrosde varas tirados por un par de yeguas con crines dora-das, cestas con viandas, cánticos festivos, alegre grite-río, caminos polvorientos, majestuosos atardeceres…

Fui testigo de sus tareas solidarias, cuando en compa-ñía de otras mujeres acudía a la ermita de “Ntra. Sra. DeAlconada” para limpiar y engalanar tan devoto monas-terio. Calderas de cobre y agua hirviendo, eran los ins-trumentos para, rodilla en tierra, desgastar la tarima demadera y dar nuevamente vida al viejo pavimento, siem-pre con alegría, con poderío, como cuando acudía a laera y participaba en las tareas de la “trilla” y el “acarreo”.

Me fascinaba su maestría para hacer enormes coro-nas el día de “Todos los Santos”, coronas con crisan-temos de suaves colores, pero sobre todo elsentimiento que ponía cuando depositaba su recuerdosobre la tumba de los seres queridos.

Tenía gusto para montar todos los años un bonitobelén, con paciencia, utilizando elementos de la zona,

colocando con esmero pequeñas figuras de cerámicaque representaban el nacimiento de Jesús, la anuncia-ción, la huída, el portal, el castillo de Herodes, los re-baños de ovejas, las casitas perfectamente ubicadas…,todo en un orden perfecto, que transmitía a los menu-dos espectadores movimiento y vida.

Me gustaba verla vestida con mantilla y peineta enlas procesiones de la Semana Santa o en la fiesta mayor,porque ella atesoró el honor de ser “Camarera de laVirgen de Alconada”, tarea a la que se dedicó encuerpo y alma durante toda la vida. Cuidaba la imagende la Virgen como un tesoro, la adornaba con flores,la vestía y desvestía, la llevaba y traía a la ermita, siem-pre con suma devoción y espíritu de servicio. Sentí unorgullo especial el día en que rescató la imagen de unchamarilero, a quien el párroco de turno se la había en-tregado para hacer una restauración, encargándose deque los trabajos de reparación y reforma fueran lleva-dos a cabo por un taller de profesionales expertos enobras del Museo del Prado.

Mujer que se mantenía en un segundo plano, a lasombra de su marido, médico de profesión, pero quese hacía imprescindible para todos. De ella estabanpendientes los miembros de su casa, pero también loshombres que volvían del campo, porque les procurabael sustento energético y alimenticio necesario paraabordar las largas y penosas jornadas agrícolas. Cul-tura gastronómica que fue transmitida de generaciónen generación, a fuer de sentarse diariamente estoshombres en rústicas mesas de madera, junto a cálidosfogones de lumbre, para dar cuenta de un buen cocidoo de unas humeantes sopas de ajo, sin olvidar un buenplato de lechazo o una exquisita tajada de palomino,viandas de la matanza del cerdo o un trozo de quesoelaborado con leche de oveja. Pan blanco hecho contrigo tremés o candeal y vino de cosecha de las bode-gas terracampinas, completaban unas comidas alimen-ticias, baratas y sabrosas.

Una tía o una abuela, qué mas da. Era una mujerprotagonista de su tiempo, que contribuyó al bienestarde su familia y de la sociedad. Como ella otras muchasfueron objeto de olvido y falta de consideración, perode su trabajo dan fe los ojos vigilantes de los altos cam-panarios que bendicen la Tierra de Campos. TeresaLucas se llamaba y era tía o abuela, qué mas da, madre,hija, esposa, amiga y compañera. Mujer, al fin y al cabo,que nos produjo la sensación de que “Dios parece queanda suelto por la Tierra de Campos”.

terracampinaAlma de mujer

JOSÉ PEDRO BRAVO CASTRILLO

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En el pueblecito dominado por el castillo vive nuestra protagonista, Carmina, tiene siete años, es rubita contirabuzones.

Cada día se despierta al compás de los sonidos de la panadería que dirige su padre.¡Carmina, arriba, qué hay que ayudar a sacar el pan del horno!.¡Ahora! ..., pero se da media vuelta y sigue durmiendo. Al fondo el sonido de la amasadora le arrulla.¡Carmina!, ¡levántate!, o te saco a rastras de la cama. La niña que lo ve difícil, toma la decisión de levantarse.

Hace tiempo que ha cantado el gallo. Se precipita pasillo adelante hasta el corral para ir a mear. Inmediatamentese lava las manos y la cara en el palanganero que hay en el rincón, al fondo del pasillo. Mientras la leche del des-ayuno se calienta en la lumbre, su madre le peina los tirabuzones cantando las coplillas de la época.

La niña va a la escuela saltando y balanceando su cabás. El ruido de sus pasos se mezcla con el sonido de loscarros y de las esquilas del rebaño. En la escuela le espera Doña Teodora, la maestra. ¡Niñas en fila! y cantandoentra y se sienta disfrutando con los ruidos del tablero y del asiento de su pupitre.

En el recreo juega al corro, a la comba, a la tanga, a la pelota…, entonado canciones que acompañan a todoslos juegos: ¡Al pasar la barca…!, ¡En Sevilla a un sevillano siete hijos le dio Dios…!, ¡Qué llueva, qué llueva…!.

Ha pasado mucho tiempo, Carmina es Carmen y va a la escuela, mejor dicho al colegio. Por el camino no seoye ningún canto de gallo, ni esquilas de rebaño, quiere identificar el piar de los pájaros en los almendros del par-que, pero todo lo que puede ser identificado como “sonido”, se ahoga en un confuso estrépito de coches ymotos.

Carmen ya no vive en el pueblo del castillo, lleva años en la ciudad. Ahora es ella la maestra que espera a susalumnos y alumnas, la fila ya está formada, niños y niñas entran adormilados, casi en silencio. En la clase, haymesas y sillas que también producen ruidos, cuando se las arrastra, pero sus sonidos, nada tienen que ver con elchirriar de los viejos pupitres.

Sigue saliendo al recreo, pero no es el mismo. Ya no se canta ni se juega como cuando ella era una niña;ahora observa ensimismada los gritos y juegos de sus alumnos y añora aquellos tiempos en que juegos y can-ciones eran inseparables, pero... son otros tiempos, todo cambia, todo ha cambiado.

CARMEN ROMOMANUELA SERRANO

CRISTINA PÉREZJAVIER CORDOVILLA

ANA I. ASENJO

ayerdeLos sonidos

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ecuerdos,músicay

palabrasCARMEN ROMO

Marcaré mi propia música,otrora otra marcara,pues en mi ánimo influyey no sólo al escucharla.Retrocederé en el tiempohasta mi edad más temprana,para sentir los sonidosque mis oídos grabaran.

La dulce voz de mi madrecantando bonitas nanas,las coplas del panaderomientras el pan amasaba.En las eras, los veranos,cuando el trigo se trillaba,en vendimias, en la escuela,en San Juan con la enramada.

Son múltiples los encuentrosde la canción con mi infancia,en mis juegos infantilesdesde la comba a las tabas.No había televisión,y la canción hermanabadesde que salía el solhasta que me iba a la cama.

Recuerdo aquel lavaderodonde las mozas lavabany cómo gustaba oírlos romances que cantaban. Por San Antón..., chismorreosde la gente del lugaro las coplillas de ciegocon aires de capital.

Mientras pelábamos pollos,vareábamos la lana,hacíamos las rosquillaso estirábamos las camas.Si se mataba el cochino,o se iba de romería,en las bodegas con vinoo en día de lotería.

¡Todo se hacía cantando!

En las rondas a las mozas,rogativas, San Isidro,las visitas al Sagrarioo recitando los ríos... Al sacar agua del pozo,con el cántaro en la fuente,al multiplicar las tablas y al santiguarse en la frente.

Pocas tareas o fiestasque yo intente recordar,escapan a las cariciasde canciones del lugar.En la casa y en la calle,en el pueblo o en el campopuedo recordar ahoraa alguien entonando un canto.

Si la vida yo recuerdocon su música y palabras,mi infancia son muchos sonesgrabados dentro del alma:Ruido del torno al bregar,de la noria y la guadaña,del restregar bien la ropay hasta del tronchar patatas.

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Del frutero con el carro,de esquilas y de pregones,juegos de corro y de comba,de campanas y sermones.De la fragua yo recuerdoel martillo contra el yunque,el acompasado fuelle,chisporroteo en la lumbre...

Guarnicionero, herrador,hojalatero, pastor...,cada uno con su ritmo,cada uno con su son.Me emborrachaba su arte,me embobaba el bien hacer,a su lado yo recuerdosólo sentía placer.

Me gustaban los oficiosde la gente del lugary se enlazan los sonidosal pretender recordar.En la escuela de la vidaaprendí, y sigo sintiendo,su ritmo, en cada suspirode mi corazón latiendo.

Quiero con este repasode sonidos de mi infanciarendir sincero homenaje,muy cargado de nostalgia.a aquellos que sin saberlopaso a paso y día a día,compusieron con su vidala más bella melodía.

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La vida en las ciudades de Colombia es más pare-cida a la de aquí de lo que nos imaginamos. Sin em-bargo en el campo pasan cosas muy especiales, casimágicas...

¿Quién imagina la emoción de ver un jaguar así decerquitica, su belleza tranquila? Alguien en la lanchagritó: ¡un tigre! (así le llaman aquí). Primero mi incre-dulidad, no podía ser, ellos no se dejan ver, permane-cen ocultos en el interior de la espesura verde. Sinembargo todo es posible en la majestuidad del Atrato,río de vida, con demasiada frecuencia río de muertetambién. En sus anchas aguas se escucha el murmullode la naturaleza, la omnipotencia del sol resuena en susorillas. La visión merecía retroceder, el panguero nospermitió aproximarnos más a la tierra. Allí estaba, im-pasible, mirándonos, viéndonos, observándonos, nos-otros sin poder contener las expresiones de júbilo, élignorándolas, o quizá enorgulleciéndose de ellas, sabe-dor de su poderío, de su embrujo. Fueron unos minu-tos que cual estática fotografía permanecerán en lamemoria de algunos de los que navegábamos ese día.La magia.

Pregunto a Henry si no tiene apodo. Sí tiene, aun-que nadie le llama así: macho monte. Primero mis risas,víctima de un equívoco achacado al machismo. No loes. Sin yo pedirlo me explica que ese es un animal dela selva. A algunos bebés, cuando nacen, les frotan elombligo con un animal o una planta, de la cual la niñao el niño adquirirán sus características. Mi sorpresa estal, y mi arrepentimiento por considerar sexista inclusolo que no lo es, que no le pregunto qué cualidadesposee el animal. Lo mágico.

Apago mi linterna, no se ve ninguna luz más. Cadanoche me siento protegida por mi toldillo. A salvo detodo tipo de insectos me siento también fuera del al-cance de murciélagos, ratas y otro tipo de animales. Porlo general está sensación de tranquilidad también meayuda a combatir a la imaginación, algunas veces trai-cionera, que me devuelve lo escuchado en forma deideas de peligros de otra naturaleza más humana. Hoydescubro algo extraordinario, único. Encima de mi ca-beza se ilumina una pequeña lucecita. ¿Reflejo de una

luz lejana? Se apaga durante unos segundos y vuelve abrillar unos centímetros más lejos. Sigo pensando en lomás lógico, mientras la idea de algo más especial co-mienza a surgir en mi mente. La tercera vez que veo elmilagro con sorpresa me doy cuenta de que sobre micuerpo vuela un cocuyo (luciérnaga voladora) quecomo hada luminosa que viene a ofrecerme su buenasuerte. Permanezco unos minutos despierta, contem-plando ese animal fantástico que la noche hoy meofrece, y después duermo plácidamente, pensando enlo afortunada que soy de poder contemplar tamaño es-pectáculo. La magia.

En San José las niñas me dicen que ya salió Lola(nombre que le dan a la luna). Hoy ya está llena, en uncielo donde la última estrella en aparecer puja por en-contrar su sitio entre otras miles que ya ocuparon sulugar. Pero, mirándola en el infinito, vemos que hoytiene un cerco divino, anillo de luz que nunca antes vi.Observo lo increíble, recordando que lo imposibletambién ocurre en esta tierra: en Cacarica, con un pocode paciencia, puedes contemplar que la luna se vuelveinvisible a los ojos de los humanos a las tres de la ma-ñana. . Lo mágico.

En las tierras afrocolombianas de Cacarica, la Se-mana Santa tiene un significado especial. No se per-mite tener sexo, no se puede jugar fútbol, estáprohibido bailar o trabajar. Cosas asombrosas puedenpasar. Cuentan que una pareja no hizo caso de la ad-vertencia, y para separarlos tuvieron que llevarlos alhospital. Dicen que quien trabaja o juega suele sangrar.También son días especiales para la agricultura. El palo(árbol) que se siembra en esos días crece fuerte y nadielo puede arrancar. La magia.

Chuli es mi vecina, la que hace el mejor pan. Tam-bién fue mi alumna de primaria durante un día. Estamatriarca de expresión dulce me cuenta lo que se debehacer en la noche, cuando vamos a coger una plantapara utilizarla como remedio natural. También cuandovamos a usar agua que está quieta en la oscuridad. En-tonces debemos hablarlas, para que despierten. Laabuela de Chuli le enseñó a decirle al agua: Juana,Juana, despertá que te voy a tomá.

La MAGIAMAIRA PUERTAS

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V APor los años noventa, como fruto de la Encíclica Redemptoris Mater del siervo de Dios Juan Pablo II, me

animé a escribir un comentario al citado documento, el más extenso dedicado a la Virgen por un Papa. No dudéen titular aquél libro –como muchos de vosotros lo haríais, con el cariño que profesáis a la mejor de las madres-: “La mujer más querida”. Al contemplar, ahora, la estampa enmarcada de Nuestra Madre de Alconada, sentadoen la mesa de mi habitación, me viene a la cabeza que bastantes de vosotros os llevasteis a casa aquellas letrasimpresas para reforzar vuestro afecto filial y agradecido.

Mi pensamiento y mi oración en este momento es el deseo firme de que todos mantengamos e impulsemosese gran cariño –heredado de nuestros mayores- a la Virgen María, Madre de Jesús –Madre de Dios- y Madrede todos. Ella nos quiere con locura, nos busca, nos protege y nos ayuda, para que siempre estemos alegres, con-fiados, serenos –también cuando en el camino aparecen espinas y contratiempos- y llenos de esperanza. Sin per-der de vista que Ella, como verdadera Madre, vela por todos en nuestras necesidades materiales y espirituales,del cuerpo y del alma. ¡Cuántas veces, rezando la Salve, hemos acudido a su protección diciendo: “vuelve a nos-otros esos tus ojos misericordiosos”!

Nuestra fuerza procede de eso que rezamos a continuación y que es el núcleo y, en el fondo, la única peticiónde esa antigua oración mariana: “muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre”, que es como decirle: llévanossiempre de la mano hasta llegar al Cielo. Y es que María es inseparable de Jesús. En el momento más solemnede la historia, en la Cruz e instantes antes de morir por amor a nosotros, nuestro hermano mayor nos la dio comoMadre, al dirigirse a San Juan, el más joven de los Apóstoles –en él estábamos todos- , con aquellas palabras in-olvidables: “he ahí a tu Madre” (Io. XIX, 27). “Y desde aquella hora –continúa el mismo evangelista- el discí-pulo la recibió en su casa” (Ibid.).

Pensando en nuestro vivir cotidiano es bueno que nos preguntemos: ¿con qué cariño la recordamos?, ¿conqué amor paladeamos su dulce nombre?, ¿con qué diligencia la invocamos en las necesidades o en las tentacio-nes?, ¿con qué esmero y entusiasmo la honramos en las fiestas en honor suyo? Y sobre todo, ¿con qué empeñoy tesón transmitimos el amor a esta Madre, manteniendo la devoción sentida y sencilla a través del rezo de esasoraciones que aprendimos de pequeños: Ave María, Acordaos, Bendita sea tu pureza…? Urge que nuestrosniños aprendan de los que les quieren el camino del Amor que ha de vencer. Así les ayudaremos a empuñar lasarmas de la victoria, y lograremos que sus corazones pequeños se hagan grandes por el amor de la Madre quemás nos ama. Dios quiera que la devoción mariana siga siendo uno de los distintivos inequívocos de los buenoshijos de Ampudia.

VICENTE SÁNCHEZ GÓMEZ

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Imagen antes de restaurada

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[…] Así llegó el verano de 1961. Entonces quedabavacante la parroquia de Ampudia y el doctor Souto de-cidió nombrarme párroco de allí. Tomé posesión el 29de septiembre. Estaban aún calientes los rescoldos delas fiestas en honor de la Virgen Nuestra Señora de Al-conada, patrona de Ampudia y de su comarca. Mi pri-mer año allí hube de concentrarme en mi nuevasituación y cuando caducaba mi primer año en Am-pudia, la camarera de la Virgen de Alconada - que en-tonces era Doña Tere Castrillo, esposa del entoncesmédico titular del pueblo, Don Pedro Castrillo – mecomunicó que era costumbre preparar la imagen de laVirgen para las fiestas y que en esa operación debenestar párroco y camarera con testigos, imprescindiblespara el cambio de atuendos que adornan la imagen (túnica, manto, corona y demás adornos que engalanana la imagen para que el pueblo la vea).

Confieso que todavía no me había acercado al ca-marín de la imagen para admirar la impactante bellezadel conjunto. Tenía verdaderos deseos de verla sin losatuendos añadidos y esta era una ocasión única; porello acudí con lógica curiosidad. Para mí era un acon-tecimiento excepcional. Prescindí de todo prejuiciosurgido en el entorno sobre las consecuencias que lafantasía popular vinculaba a la visión directa de la ima-gen. Me llamó la atención que uno de los brazos delniño estuviera sujeto por un vulgar esparadrapo. Pa-rece ser que en alguna ocasión precedente la imagenhabía caído y sufrido un deterioro que se pretendía di-simular valiéndose del manto o vestido de la Virgen.

Aquel desperfecto de la imagen fue para míuna alarma notable, me planteé la cuestión: ¿Era razo-nable ocultar los daños sufridos por tan preciosa fi-gura? ¿Era lícito exponer al deterioro de la imagen porposibles atacantes – caídas, carcoma, insectos, polilla,etc.- ? Decidí consultarlo con el obispo. En el trans-curso de la conversación, al advertir el obispo una evi-dente actitud dudosa por parte mía, me interpeló: ¿Nose atreve?, le contesté: estoy convencido de que es ne-cesario hacerlo, pero prefiero que no sea una ocurren-

cia mía sino que sea un mandato expreso del obispodiocesano, y me respondió: pues hágalo. Salí de la au-diencia decidido a conseguirlo como un claro objetivode obediencia. Cuando regresé a Ampudia, así se soexpuse a la camarera y a su esposo que se unieron ami criterio.

Llegados a este punto es necesario introducir a unpersonaje de capital importancia, se trata del entoncesDirector General de Bellas Artes, D. Gratiniano Nieto,que lógicamente residía en Madrid. Viajé allá para en-trevistarme con él y exponerle con claridad mi idea derestauración. Le expuse con claridad el deseo de man-tener exenta a la imagen de todo adorno o vestidura.Le expuse un proyecto de trabajo que me parecía idealpara el objetivo que pretendíamos: conseguir la elimi-nación de elementos decorativos – túnicas, mantos- yrescatar los encantos esculturales propios de la imagen.

Fruto de esta gestión fue que el responsable seña-lado por D. Gratiniano para la restauración hablaraconmigo para comentar el proyecto. Yo insistí en quela camarera y su sobrina Teresa Castrillo pudieran se-guir las incidencias de la restauración en sus distintasfases. Pedimos presupuesto y fijamos las garantía paraque efectivamente la camarera pudiera inspeccionar,periódicamente las veces necesarias, el desarrollo de larestauración.

Se realizó el trabajo con toda fidelidad, bajo el con-trol ocular de la camarera y su hija doña Teresa Bravo,residente entonces en Madrid, que pudieron seguirpaso a paso la marcha del trabajo. Cuando estuvo con-cluido se nos avisó y fuimos a recogerla: la camareracon su esposo y yo como párroco. Con el fin de pre-parar adecuadamente el recibimiento de la imagen res-taurada, hablé entonces con el Abad de La Trapa deVenta de Baños, con el que me unía una antigua y cor-dial amistad, y decidimos con su consentimiento y el dela Comunidad, exponer durante un mes la imagen re-cientemente restaurada en una de las naves del templodel monasterio, avisando previamente a los fieles quepodían ir a visitarla con entera libertad.

Don Vicente Sánchez fue un párroco de Ampudia de inolvidable recuerdo, aunque sólo fuera por elhecho de que se atrevió a quitarle los ropajes a la Virgen de Alconada, con la consiguiente polémica yrevuelo en el pueblo. Ni Ampudia olvidó a Don Vicente, ni Don Vicente olvidó a nuestra Virgen y a supueblo. Así, cuando en las pasadas Navidades nos dirigimos a él solicitándole un artículo para LACORREDERA, escribió el breve “recuerdo” publicado en la página anterior, que llegó a nuestra redacción pocos días antes de su muerte (abril de 2010). Añadimos aquí un extracto de otro artículo suyo escrito el pasado año y que juzgamos de interés paranuestros lectores. Rendimos así un póstumo homenaje al que fuera nuestro párroco. Descanse en PazDon Vicente.

VICENTE SÁNCHEZ GÓMEZ

Memorias domésticas de Don Vicente Sánchez

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A lo largo de la estación de la Primavera se han ido su-cediendo múltiples fiestas y celebraciones populares tra-dicionales. Ahora nos encontramos frente a la fiesta máscelebrada y la que más elementos y variaciones de formaofrece: San Juan. Coincide con el solsticio de verano, datoa tener muy en cuenta. Es una razón por la que ha incor-porado ritos y costumbres milenarias. Es difícil dar res-puesta a cuantas preguntas podríamos hacernos de estafiesta. ¿Por qué se celebra San Juan el 24 de junio? El solha llegado al cenit anual. En cambio la fiesta del naci-

Los EXVOTOSASCEN DEL VALLE TORRES

deSan Juan

MARGARITA ORTEGA GONZÁLEZ

Al igual que otros muchos santuarios, el de la Virgende Alconada, es portador de una serie de elementosque abarcan lo religioso, lo cultural, lo histórico y losocial. Es la religiosidad popular expresada en la ora-ción, el arte, la música, la danza... Cada detalle, cadasigno posee un valor entrañable que hay que rescatar,pues nos acerca a la sociedad de antaño.

A lo largo de los siglos, ampudianos y peregrinoshan sido convocados por una pequeña Imagen cuyodulce nombre suscitó infinidad de sentimientos, espe-ranzas y anhelos. Los llamados “Exvotos” así lo ma-nifiestan. Pocos quedan ya en santuarios y ermitas ylos que perviven lo hacen en reducida muestra.

Todos los de Ampudia recordamos la sala donde seexponían estas ofrendas, a la que se accedía a través deuna escalera de piedra, justo, detrás del camarín de laVirgen. Un halo de misterio la impregnaba. Allí repo-saban figuras de cera, simulando manos, brazos y pier-nas según la dolencia del oferente. Los cereros y lospintores acudían a las romerías en busca de encargos.Se multiplicaban los lazos, adornos, florecillas hechascon papelillos de colores, cadenas y grilletes de prisio-neros de guerra, muletas, trajecillos infantiles, hábitosofrecidos por haberles llevado puesto durante un añoo màs como promesa hecha al Nazareno, a la Soledad,a la Virgen del Carmen o la Inmaculada. Sin olvidarlos vestidos y ramos de novia, retratos, bastones y pin-turas narrativas con su carga de ingenuidad y fe pro-funda. Hasta el cabello presentado en vistosa trenza, seregalaba como ofrenda a Nuestra Señora. Cualquierobjeto personal por el que uno sintiera afecto, pasabaa pertenecer a la Virgen. Dada la importancia y el apre-

cio que las mozas tenían a su melena, el cortársela,debió de ser un gran sacrificio y prueba de agradeci-miento a la Patrona.

Otros “exvotos” significativos de gentes de la Co-marca, mostraban su singular grandeza, al compro-bar la sencillez con que eran ofrecidos. Minúsculoslienzos y pinturas ingenuas que reflejaban la curaciónde ciegos y tullidos, la liberación de condenados amuerte, de gentes poseídas por el demonio, de niñosa punto de morir ahogados, de mujeres felizmentesalvadas de un parto difícil y de otros favores obte-nidos ante las plagas de langosta y parpaja que asola-ban los campos.

También devotos célebres depositaban su ofrenda,dejando retratos, camafeos y rosarios. Se completabanlos “exvotos” con pequeñas ilustraciones, represen-tando a aquellos que afligidos por la tentación, dirigie-ron su mirada suplicante a Nuestra Señora, recobrandola paz del alma. Compañera de camino en el dolor,protectora de sus fieles en la afanosa existencia. Tantoen unas como en otras, expresaban en plenitud la viday costumbres de nuestros antepasados.

Como promesa y ofrenda a las divinidades, encon-tramos “exvotos” en los orígenes de la humanidad, es-tando fuertemente insertados en las distintascivilizaciones. El cristianismo fue acogiendo, poco apoco estas expresiones de agradecimiento a la vez querelataba a través de ellos, los milagros obtenidos porintercesión de la bienaventurada Virgen María.

“Exvotos ” como ofrenda, promesa, súplica... Testi-gos mudos de una época singular. Precioso referentede la devoción del pueblo y la comarca a su Patrona.

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miento del Señor señala la época en que los días em-piezan a ser más largos porque el sol asciende y amplíasu órbita.

Hay una frase de San Juan que dice: “A mí me tocadisminuir; a Él toca crecer”. “De Navidad a San Juan,medio año cabal”, aclara nuestro refranero.

Noche de luz, de fuego, de hogueras. San Juan esluminaria que arde y brilla. La fiesta tiene muchos ele-mentos. Sobresalen dos: el agua y el fuego, opuesto eluno al otro. A San Juan se le asocia, lógicamente, conel agua. Él era “bautista”, el que bautiza con agua.

Este día, aseguran que el sol sale bailando. En Ga-licia se canta: “Madrugada de San Xuan,/ madrugadamais garrida,/ que baila o sol cando nace/e ri candomore o día”.

La mañana de San Juan ha sido muy cantada. Ver-sos, canciones, refranes, romances… Lope de Vega en“El poder de lo discreto”, describe la mañana de SanJuan diciendo: “Aquella hermosa mañana/ que todo elmundo celebra,/ porque parece que todo/ se alegra yse goza en ella”.

El agua es un símbolo muy presente en este día.Lope, en “El valor de las mujeres”, dice: “Ibase laniña,/ noche de San Juan,/ a coger los aires/ alfresco mar”. El romancero tradicional español, re-coge también otro símbolo. El bello romance delConde Olinos, comienza: “Madrugaba el CondeOlinos/ mañanita de San Juan/ a dar agua a su ca-ballo/ a las orillas del mar”. En otro conocido ro-mance leemos: “Quién hubiera tal ventura/ sobrelas aguas del mar/ como hubo el Conde Arnaldos/mañanita de San Juan.”.

El agua en esta noche purifica al que se baña en elrío y al que se moja los pies, las manos y la cara. Y elrostro se embellece enjuagándose con las gotas delrocío. El agua en la madrugada de San Juan, da la fe-cundidad, el amor y la fortuna.

Hay creencias y remedios para todo en esta nochemágica. También hay una. Desde el año 661, época deRecesvinto. En Velilla hubo una que se llamó “SanJuan de Fuentes Divinas”. En el norte de Palencia eneste día se adornaban las fuentes.

Otra creencia relacionada con el agua propia deSan Juan, era que el mar retumba. En “El últimogodo”, Lope de Vega recoge esta creencia: “Vamosa la playa/ noche de San Juan/ que alegra la tierra/y retumba el mar”.

Aunque los símbolos más populares en esta nocheson el agua y el fuego, existen otros muchos.

Por San Juan se hacen “enramadas”. Es costum-bre muy generalizada, pero es en Asturias donde semantienen vivas muchas tradiciones como esta.“Mañanitas de San Juan/ madruga, niña, tem-

prano/ a entregar el corazón/ al galán que puso elramo”.

En la literatura de nuestros clásicos hay abundantesreferencias a la enramada, pero es en el cancionero tra-dicional donde encontramos infinitos y bellos ejem-plos sobre esta costumbre. Uno de los “lazos” delpaloteo de Ampudia tiene un texto interesante al res-pecto. Dice así una de sus estrofas: “ Si quieres salir demañana/ a vuestra ventana/ verás cómo arranco/ unálamo blanco/ lo pongo en el quicio/ de vuestro ser-vicio/ que lleguen las hojas a vuestro balcón”.

En Saldaña también recuerdan esta costumbre yeran danzantes quienes practicaban esta tradición.Danzaban a las puertas de las mozas y ellas les obse-quiaban con algún recuerdo, una medallita a veces, queellos se colocaban en la corona que llevaban en la ca-beza. Eran rondas de galanteo. Uno de los “lazos” desu célebre paloteo, comienza así: “Prenda querida delalma mía/ si tú vas andando y yo caminando/ con elpaso regular/ que jamás olvidaré,/ el amor que yo puseen ti/ se fue, se fue”. Armonizada esta melodía por elMr. Andrés Moro, ha sido interpretada con gran éxitopor algunas corales palentinas.

Hay una canción bellísima del folklore asturiano delCancionero de Torner, titulada “Fiesta en la aldea”,que comienza así: Levántate, niña,/ del dulce dormir/la luz de la mañana/ ya quiere salir./ Mañanita de SanJuan/ mañanita la mejor./ Ay, mañana de San Juan/mañanita del amor”.

Otro símbolo de esta noche es recoger ciertas hier-bas antes del amanecer, como el trébol. “A coger el tré-bol/ la noche de San Juan/ a coger el trébol/ los misamores van”.

El trébol de cuatro hojas es el que trae suerte. Otrashierbas son la Verbena y la hierbabuena.

La verbena fue planta que en sus sacrificios lleva-ban ritualmente los sacerdotes paganos. “Al que cogela verbena/ la mañana de San Juan no le picará la cu-lebra/ ni bicho que le haga mal”.

Muchas más tradiciones podríamos añadir aquí, yaque en toda España se celebran costumbres y tradi-ciones: El refranero popular es abundante así como elcancionero tradicional español.

También en Palencia festejamos San Juan, con Misa,procesión y bendición con reparto de tomillo. Muchoarraigo tiene el levantar “altarcillos” al Santo, con pri-mor, ingenuidad, simetría. Los niños especialmenteponen toda su ilusión e ingenuo arte adornando estospequeños altares en calles y plazas y pidiendo “una li-mosna pa San Juanillo”. Y desde ya hace muchos años,tambien se encienden hogueras y formando un círculoalrededor, cogidos de la mano, se entona la célebrecanción “A coger el trébole la Noche de San Juan”.

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El Paloteo se compone de una serie de bailes conpalos llamados “Lazos”. Estos Lazos son de muy dis-tinta época y con variedad de movimientos: unos len-tos y vistosos y otros muy rápidos.

Los Lazos más antiguos son de la época de la Re-volución Francesa, a últimos del siglo XVIII:

1º - Llamado “ANTÓN DE MARÍA MORENA”,define cuando se iba a las Guarniciones a cumplir elservicio militar, teniendo novia, la cual bordaba y tra-bajaba para dichas Guarniciones.

2º - Llamado “TRISTE Y DESCONSOLADA”,define cuando dichos soldados regresaban a sus casasy, al llegar, se encontraban con que algunas de las chi-cas se hallaban enfermas y con muchos dolores.

3º - Está basado en el pueblo francés y los lacayosdel rey Luis XIV que mataron a éste, cuyo título es“LOS FRANCESES”.

4º - Otro lazo es de finales del siglo XIX titulado“AVE MARÍA” y en el mandato del rey Alfonso XIIpasó a llamarse “MARCHA REAL” para, después dela Guerra Civil, coger el nombre actual de “HIMNONACIONAL”.

Existen además otros Lazos de tema religioso de

principios del siglo XX:5º - Llamado “EL PORTAL DE BELÉN”, que es

un villancico del Nacimiento del Señor.6º - Lleva el nombre de “BIENVENIDO A

NUESTRO VALLE” y es de cuando venían de visitapor la comarca el señor Obispo o el Abad, bien parala Confirmación o bien para otro acto litúrgico.

7º - Por nombre “EL CARACOL”, aunque no sesabe bien de qué época es, define cuando en las co-fradías de varios Santos, entre ellos San Antón, se ibade una a otra en picadillo para bailar y ver quién era elque mejor lo hacía entre los Mayordomos; aunque losDanzantes, en realidad, sólo iban por el “refresco”.

De tiempos más cercanos a nuestra época son otrosvarios lazos:

8º - El llamado “LA ESTRELLA” es de los tiempos dela República, llamando chulos y fanfarrones a los oficia-les del Ejército que iban a las Fiestas de la Patrona delPueblo a presumir de quién bailaba mejor a la Virgen.

9º - 10º - Una vez terminada la Guerra Civil Espa-ñola, se hicieron otros dos lazos que hace bastantesaños que ya no se ejecutan por tratarse de temas deRequetés y Falangistas, llamados el “CARA AL SOL”

Los LAZOS del PALOTEOJAIME HERRERO CASTRILLO

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y “EL AMANECE”. Es difícil encontrar a alguien queactualmente sepa hacerlos.

11º - Finalmente existe otro lazo basado en el mes deMayo, por ser el mes de las flores en el que se iba de Ro-mería; al final del día se ponían “enramadas” a las mozasdel pueblo. Al tiempo de hacer este lazo llamado “EN-RAME”, se tejía el “Mayo”, acto que consiste en tejer ydestejer un árbol con cintas, por eso se le llama también“TEJER EL ÁRBOL” o “TEJER EL MAYO”.

Las danzas estaban pensadas fundamentalmentepara bailar delante de la Virgen en la romería del pue-

blo, aunque también se ejecutaban en otras procesio-nes de gran solemnidad.

La vestimenta de los danzantes es del siglo XVIII: ca-misa, medias, enaguas, pantalón; todo ello en colorblanco y con amplia combinación de cintas de colores va-riados, muy llamativas, que servían para llamar la atenciónde las mozas del Pueblo y la Comarca que acudían a losfestejos. Conviene recordar que aunque ahora las danzasson mixtas, entonces sólo podían realizarlas los chicos.

[Presentamos a continuación tres de estos “Lazos”para que sirvan como ejemplo]:

8 de septiembre de 1971.

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A N T Ó NPicar..........................................Antón de María MorenaGuías hacia atrás.....................de María Morena Antón.Picar..........................................Si la niña no se casaVolver a su sitio ......................no es por falta de faldón.Picar..........................................Que sabe bordar en plataGuías hacia atrás.....................y en oro en la guarnición.Picar..........................................Esta es la muy linda dama,Volver a su sitio ......................esta es la que adoro yo.

Calle de tres .............................A la una de la noche,Empezando por dos ..............al principio mi dolor....................................................Esta es la mayor pena...................................................de mi triste corazón.Calle de tres .............................A la una de la noche,

al principio mi dolor.Esta es la mayor penade mi triste corazón.

Romper ....................................De mi triste co.ra.zón.Con parada ..............................

(Se repite cuatro veces)

EL TRISTE

Abrazarse: 1º Guía, 2º Panza...........Tris.te y desconsola.a.a.a.da.Media cabañuela ............................en esta cama estoy,Abrazarse: 1º Guía, 2º Panza .......Pasando los tor.men...tos,Media cabañuela ............................mayores ayer que hoy.

Calle de tres ....................................A la una de la noche,Empezando por dos .....................al principio mi dolor.

Esta es la mayor penaDe mi triste corazón-

Calle de tres ....................................A la una de la noche,al principio mi dolor.Esta es la mayor penade mi triste corazón.

Romper ...........................................De mi triste co.ra.zón.Terminar dando por alto parados.

(Se repite cuatro veces)

ENRAME

Picar........................................Si quieres que te enrame la puerta,1º al centro, 2º salir..............prenda mía de mi corazón,3º afuera.................................si quieres que te enrame la puerta,4º volver a su sitio................tus amores míos son.Repetir lo mismo.................Si quieres que te enrame la puerta,

prenda mía de mi corazón,si quieres que te enrame la puerta,tus amores míos son.

Calle de dos...........................Si quieres salir de mañana,a nuestra ventana,verás como arrancoun álamo blanco,lo pongo en el quiciode nuestro servicio,que lleguen las hojasa nuestro balcón.

Dar y al centro .....................Si quieres que te enrame la puerta,Repetir lo primero...............prenda mía de mi corazón,

Si quieres que te enrame la puerta,Tus amores míos son.

Romper..................................Tus amores míos son.(Se repite cuatro veces)

Nacido en Palencia el 2 de noviembre de 1884, Mar-ciano Zurita es en la actualidad un poeta muy poco co-nocido por el gran público y al que los especialistasapenas han prestado atención. Sus libros no han vueltoa ser publicados y las ediciones originales de sus escri-tos no resultan fáciles de encontrar. Sin embargo, Zu-rita recibió el reconocimiento de la crítica de su tiempoy está considerado una de las figuras importantes delModernismo español. Por la presencia constante de locastellano en sus versos, hay quien lo ha definido comoel poeta de Castilla.

Licenciado en Derecho por la Universidad de Valla-dolid y en Filosofía y Letras por la de Zaragoza, en 1911ganó unas oposiciones a funcionario del Ministerio deGobernación en Madrid. En esta ciudad vivirá desde en-tonces y hasta su muerte, el 26 de enero de 1929, cuandocon 44 años una tuberculosis pulmonar acabó prematu-ramente con su vida.

Su trabajo como empleado público le dará la estabili-dad y la tranquilidad económica necesarias para evitar laspenurias que, seguramente, hubiera padecido de entre-garse en cuerpo y alma a la profesión de escritor, su ver-dadera vocación. Hijo de Abundio Zurita Menéndez,conocido impresor de la época y fundador del periódicode orientación conservadora El Día de Palencia, estuvosiempre en contacto con el mundo de las letras.

Escritor prolífico, tocó todos los géneros y publicócientos de textos, en unas ocasiones de corte periodísticoy en otras más literarios, a veces firmando con su nom-bre y a veces bajo seudónimo. Gran aficionado al teatro,llegó a estrenar dos obras, el breve monólogo en versoMedia hora antes (1906) y Eclipse parcial (1911), diálogoen prosa escrito con Natalio López Bravo. Es autor, ade-más, de una Historia del género chico (1920) y de tres no-velas cortas: Alucinación (1924), Por qué no he sido yocura (1924) y La vida del Señor (1925).

Pero Zurita fue, sobre todo, poeta. Desde muy joven,escribió ininterrumpidamente versos que empezó publi-cando en el periódico paterno, de cuya dirección se hizocargo entre 1907 y 1911, y que no tardaron en encontrarcabida en varias publicaciones de Madrid, especialmenteen el diario ABC y en el semanario Blanco y Negro. A lolargo de su vida, dio forma a más de seiscientos poemas.Muchos de ellos formaron parte de sus cuatro libros depoesía: El triunfo del silencio (1912), La musa campesina(1913), Pícaros y donosos (1916) y Castilla (1924).

Sus versos más conocidos son los que componen laletra del “Himno a Burgos”, publicado en 1918 y estre-nado en 1926 con música de Rafael Calleja. El Ayunta-miento le distinguió por ello con el título de “burgalésilustre”. Fue Burgos una ciudad con la que mantuvo unarelación muy especial, sobre todo, porque allí conoció a sumujer, Dolores Souza, con quien se casó en 1912 y conla que tuvo nueve hijos.

En su poesía se funden la estética modernista y la ac-titud crítica de la Generación del 98, pero lo cierto es queZurita, profundo conocedor de los clásicos y de los prin-cipales escritores de su época, bebe de fuentes muy di-versas y resulta difícil de clasificar. Se trata, en efecto, deun poeta que maneja diferentes registros y tonos, quecombina distintos estilos y que aborda diversos temas ensus creaciones. Hay, sin embargo, una cuestión que ver-tebra toda su obra: Castilla. La tradición y el espíritu cas-tellanos, los paisajes y los hombres y mujeres de Castillason una constante en sus versos. De sus poesías se des-prende la preocupación por el atraso y la situación de pos-tración de la región, pero también el orgullo por ser ysentirse castellano.

Como muestra de ello, el poema que acompaña estaslíneas, dedicado al castillo de Ampudia y publicado en1919 en Blanco y Negro dentro de la serie “Las mansio-nes de la raza”.

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Marciano Zurita,el poeta olvidadoDANIEL FRANCO ROMO

FUENTES:

GALÁN, Joaquín (1988): Marciano Zurita. Introducción a su vida y obra. Palencia: Ayuntamiento de Palencia.

SANTOS, Dámaso (1983): “Marciano Zurita”, en VV.AA.: Apuntes Palentinos, Tomo I, Biografías, Fascículo nº 10. Palencia: Obra Cultural Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Palencia.

ZURITA, Marciano (2009): Estampas castellanas (Antología poética). Madrid: Ediciones 98. Selección, edición y prólogode Pedro Ignacio López García.

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En la tierra palentina,tendido sobre aquel campotan monótono, tan triste,tan estéril y tan pardo;pero tan recio, tan noble,tan ilustre y tan honrado:campo de honor, de batalla,de torneo y de trabajo;inmenso escudo de fuegoque Castilla ha blasonadocon oro de sus leyendasy sangre de sus soldados;sayal del viejo eremitaseco, enjuto, humilde y santo, como un apóstol de piedraesculpido en un retablo;ardiente tapiz que a un tronosirve de alfombra y de palioy que es llama de su cetroy su púrpura de su manto;sobre ese campo bendito–urna, joyero y osario–duerme este castillo, y duermecomo todo castellano:con la esperanza en los ojosy la oración en los labios, harto de luchar el pechoy de trabajar los brazos.Yo no sé de sus leyendas,ni de su significado,ni sé qué rezan sus armas,ni qué cantan sus heraldos,ni qué luchas en sus fuertesalmenas se ventilaron,ni qué nobles adalideshicieron vela en sus patios...

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Sólo sé que hay en sus piedrasun sentimiento tan altode honra y de fe, de heroísmo,de alientos y de entusiasmos,que cuantas veces en ellashe detenido mis pasosse han doblado mis rodillas, al igual que se han dobladoante esos sepulcros rotos que entre las sombras de un claustronos evocan el recuerdode nuestros antepasados,y en cuyo solemne mármolduerme un luchador, y duerme como todo castellano:con la oración en los labios,harto de luchar el pechoy de trabajar los brazos...

¡Castillos de mi Castilla,que, medio desmoronados,sembrais de dulces memoriasla soledad de los campos,y de piedras sus rastrojos,y de reliquias sus páramos!¡Dios me dé, cuando El me llame,un sepulcro a vuestro lado,una luz a vuestra sombray una cruz a vuestro amparo!¡Que en esos parajes grises,tan estériles y pardos,pero también tan ilustres,tan nobles y tan honrados,me duerma en paz, y me duerma como todo castellano:con la esperanza en los ojosy la oración en los labios,harto de luchar el pechoy de trabajar los brazos!

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Siempre resulta grata la oportunidad que se nos brinda enlos medios de comunicación de poder transmitir las cos-tumbres y vivencias de nuestros pueblos así como el fun-cionamiento y las actividades de nuestras asociaciones,sobre todo si este medio ha surgido en nuestra mismalocalidad de Ampudia. Quien mejor que los mayorespara recoger y transmitir las experiencias y sucesos acon-tecidos de toda una vida en el pueblo. Por este motivo, en la Asociación San Miguel Arcángelde Ampudia en el pasado 2005 con motivo de la cele-bración del aniversario de los 25 años de nuestra funda-ción, nos pareció, en asamblea general, que lo másoportuno era recopilar los recuerdos y memorias que losmayores conservamos sobre el pueblo para transmitirloa otras generaciones. Así, lográbamos su conservación ypermanencia y no se perderían tantas realidades, como sino hubiesen existido. Nos pereció que esa era la aporta-ción que nos correspondía, como mayores, hacia la po-blación y que debíamos emprenderla.Nos pusimos a la tarea organizándonos en comisionespara que cada una se responsabilizase de un aspecto. Enmarzo de 2005 empezamos a prepararlo todo porquehabía que celebrar las bodas de plata. Lo que teníamosentre manos era un esfuerzo grande, pero lo fuimos lle-vando a efecto, aunque queda mucho por hacer. Todoscolaboraron en lo que podían, en mayor o menor medida.Los objetivos de nuestra investigación han sido variados,desde los relatos que se van transmitiendo de unos aotros, poesías, canciones, juegos, pregones sobre Am-pudia, pasando por refranes propios del pueblo y en sumayoría los más usados en el lenguaje común de nuestro

entorno, tan llenos de sabiduría, así como sentencias,giros, frases...Seguimos por las fotografías, desde las más antiguas quehemos logrado, hasta las de hoy, que recogen aconteci-mientos especiales, procesiones, danzantes, grupos es-colares, amigos departiendo en la solana, merendandoen la bodega, escenas de la era, gentes que caminan haciala plaza de toros, etc. Otro aspecto es la documentación gráfica sobre el pue-blo, que nos permite recordar y comparar como era antescon el aspecto actual. ¿Quién se acordaba del lavaderomunicipal? Hasta logramos, después de más de 25 añosde búsqueda y preguntas a unos y a otros, una foto sobreel lavadero que llamábamos popularmente “la presa”, unverdadero monumento rural, con su estructura cubiertaa cuatro vertientes, de la misma forma que los soporta-les, donde tantas generaciones de mujeres que lavabanallí, han dejado su impronta en el brillo de las piedras.No se ha conseguido reproducirlo y es una lástima, aun-que se han buscado las piedras insistentemente.Un capítulo importante ha sido el de las historias de gen-tes del pueblo que han ejercido algún cargo público o unoficio al servicio del pueblo, o que han tenido una especialrelevancia y popularidad, incluso personajes ilustres de lavilla. Muchas están escritas por sus hijos o hermanos, al-gunas por otros parientes o amigos. Existe una autobio-grafía extensísima de un maestro. Están escritas en prosasalvo una que está en verso. Las llaman biografías, sem-blanzas, reseñas, o simplemente notas, sobre el personajedel que se trata. Es bueno seguir recogiendo estas historiaspor sus personajes y porque constituyen retazos de la vida

FANY HERNÁNDEZ

de Mayoresla AsociaciónDesde

“San Miguel Arcángelde Ampudia”

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del pueblo y sus gentes con todas las curiosidades, anéc-dotas y los valores que entrañan. Entre todas estas breveshistorias existen mas de cuarenta, faltando muchas más depersonajes que aún se recuerdan y que es conveniente se-guirlas para que no se queden en el olvido. También se recogieron programas de actividades y fes-tejos. El primero de estos programas lo hicieron los jó-venes en 1965 con artículos confeccionados por variosgrupos y con anuncios muy curiosos, dignos de ser con-servados. Por otro lado se han recopilado canciones tra-dicionales y un repertorio de juegos de aquellos tiemposdel cuplé, descritos, para que no se olviden sus normas.Algunos los han aprendido los chavales, enseñados porlos mayores. Reunimos todos los libros que se han escrito sobre elpueblo, muy valiosos porque sus autores son expertosen investigación, así como tesis y artículos sobre la his-toria de Ampudia. Fue bastante laborioso conseguir lo que ha aparecidosobre el pueblo en la prensa y la colección de hojas, pro-gramas parroquiales, recordatorios, medallas. Con losnuevos medios hemos conseguido películas que repro-ducen teatros de jóvenes así como otros actos concretosy festejos a partir de 1990.En fin, pretendíamos buscar e inventariar en parte loque constituye la realidad de la vida cotidiana del pueblo,que llaman “la intrahistoria”, experiencias y conoci-mientos para que no se pierdan. Lo que no se escribe, nise recoge, termina por no existir. Y nosotros entendía-mos que es lo que nos correspondía hacer a una asocia-ción de mayores, sin meternos en las complicaciones delo que ha sido Ampudia dentro de la Historia de Españaque pertenece ya a escritores especialistas.De todo este material se hizo una exposición con motivode los 25 años, en las fiestas del pueblo y finalmente clau-suramos el aniversario con un acto público informando

sobre la fundación de la Asociación en 1980, el primerActa, la primera Junta Directiva, número de socios, a tra-vés de unas entrevistas a miembros de la Junta DirectivaOtros socios informaron sobre la conveniencia de per-tenecer a estas asociaciones cuando somos mayores. Apartir de los 60 años se incluyen a las personas en eseconcepto de mayores. También, antes de esta edad, sepuede pertenecer en calidad de colaborador. Importantes son las actividades y las aficiones de susmiembros que pueden ejercitarse para su distracción. Sehizo un teatro breve, una socia recitó una poesía hechapor ella sobre Ampudia. Finalizó el acto con un con-cierto de canciones “de siempre”, a cargo del coro de laAsociación que lo componían entonces 23 socios.En años posteriores hemos ido recibiendo algunas bio-grafías, medallas, recordatorios de las primeras comu-niones de entonces y de ahora. Y seguimos con el temaporque es inagotable.Últimamente hemos recibido de la Diputación Provincialun ordenador y una impresora que nos pueden facilitarestos trabajos. Hay socios que han hecho cursos y se in-teresan por la informática. Gracias al Ayuntamiento, te-nemos acceso al servicio de Internet para los que sepuedan interesar. Así vamos actualizándonos para quepodamos llegar a ofrecer una realidad interesante a losque en un futuro quieran entrar en nuestra Asociación. Otros recursos que nos facilita la Gerencia Territorial deServicios Sociales a través de la Federación Provincial deAsociaciones de Mayores, son las manualidades, la gim-nasia de mantenimiento, risoterapia, balnearios y otrosviajes, servicios de información, de peluquería y de un po-dólogo, etc. Animamos a todos los que vayan entrando enesta edad a que colaboren con nosotros y así aportaránnuevas ideas que refresquen la dinámica de esta agrupa-ción. En este año, se celebrará una concentración de lazona de Campos en Ampudia. Os esperamos.

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Tema: Libre.

Condiciones generales:- Se presentará en dos folios escritos a máquina, por una sola cara y a dos espacios.- Se presentará un solo trabajo por persona.- Se presentará por duplicado.- Lo firmará el autor con un seudónimo.- En el mismo sobre de presentación se incluirá una nota aparte con el título deltrabajo y el nombre del autor.

- Se concederá un Primer premio, dotado con 200 Euros y un Segundo premio, de 100 Euros, sufragados por el Ayuntamiento de Ampudia.

- Será nombrado un JURADO DE CINCO PERSONAS para deliberar los resultados.

Lugar y plazo de presentación:Todas aquellas personas interesadas en participar, deberán presentar sus trabajos en el Ayuntamiento de Ampudia, hasta el 20 de agosto de 2010.

Organiza: Asociación Santa María de Alconada.Colabora: Ayuntamiento de Ampudia.

IV Certamen Literario Villa de Ampudia

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Santa María de la Clemencia (Finales del S. XIII) ¿Santa María de Fonte Pudia?