la conquista británica de españa.-13

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La conquista británica de España.-13

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LA CONQUISTA BRITNICA DE ESPAA (XIII)

LA CONQUISTA BRITNICA DE ESPAA (XIII)

La Conquista britnica de Espaa, XIII Diario de la MarinaPor supuesto, a los libertadores no les quedaba ms que echar flores a sus protectores britnicos, quienes les suministraron toda la ayuda que necesitaron;

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Por supuesto, a los libertadores no les quedaba ms que echar flores a sus protectores britnicos, quienes les suministraron toda la ayuda que necesitaron; primero ayuda econmica y luego ayuda militarAyuda econmica que tuvo varias vertientes;una de ellas, sin lugar a dudas la menos significativa, la de mantenimiento de los agentes antes de la separacin; as, conforme a informacin personal facilitada en conversacin por el historiador ecuatoriano Francisco Nez del Arco (la referencia es etrea, pero viva)Francisco de Miranda reciba un sueldo de 700 libras esterlinas anualesde la Colonial Office.Los prceres argentinos Saturnino Rodrguez de la Pea y Manuel Aniceto Padillareciban igualmente sueldo anual de 400 y 300 libras esterlinas respectivamentede manos de lord Castlereagh desde Ro de Janeiro, posteriormente recibiran una pensin vitalicia del gobierno britnico por sus servicios prestados.

Padre de 10 hijos, entre ellos el escritor y periodista Adlai Stevenson. El matemtico y catedrtico era uno de los ms reconocidos educadores de la Costa Caribe.

Tambin recibieron dinero ingls los argentinos Jos (a este se le dio el grado de coronel en el ejrcito expedicionario de Belgrano) y Juan Antonio de Moldes, as como Manuel Pinto. En cuanto a Francisco de Miranda, el grado 33 de la masoneraJos Stevenson Collante, asevera quesus servicios fueron reconocidos por el gobierno francs al ser su nombre grabado en una urna vaca en el Arco del Triunfo de la Estrella que preside los Campos Elseos de Pars, como Mariscal de Francia, nico americano a quien le fue otorgado ese honorSucre luce en su sepulcro en Quito una placa de agradecimiento por parte del ejrcito britnicoEl agente de Miranda en el Ro de la Plata era Saturnino Rodrguez Pea, el hombre que libero a Beresford despus de la capitulacin en las invasiones Britnicas en 1807, Rodrguez Pea reciba una asignacin del General Whitelocke y una pensin del Gobierno Britnico.Al hilo de todo lo relatado, merecen una mencin particular las Compaas Britnicas. A las que Su Excelencia, el Presidente de la Repblica, les ha concedido la Estrella de los Libertadores en premio de su constancia y de su valor. [son las palabras con las que obsequi a los britnicos el] Coronel Manuel Manrique, Jefe del Estado Mayor, durante la batalla del Pantano de Vargas.Es conveniente destacar las acciones que merecieron ese reconocimiento: Los mercenarios britnicos cometieron toda clase de vejaciones, violaciones, robos y destrozos. Hasta las iglesias fueron profanadas.Y es que quien nicamente no daba puntada sin hilo era la Gran Bretaa, porque all siempre han tenido muy claro que Aunque Gran Bretaa haba ayudado a liberar la Pennsula Ibrica de las fuerzas de Napolen, para la mayora de los britnicos Espaa era el enemigo.El Parlamento londinense, segn se desprende de sus sesiones, tena bien en claro que no deba permitirse a Espaa recuperar su antiguo esplendor imperial a pesar de los compromisos contrados en el Congreso de Viena.A nivel popular, la leyenda negra estaba muy presente y la posibilidad de liberar a los americanos de la opresin del papismo espaol, era un mandato casi religioso. Por otro lado, en plena revolucin industrial con salarios de miseria y el hacinamiento urbano, las historias de un continente extenssimo, rico y casi despoblado, iluminaban la imaginacin de los ms aventureros.Finalmente, un factor nada despreciable era el de una enorme cantidad de veteranos de casi treinta aos de guerra que estaban ahora peligrosamente desocupados y que el gobierno britnico quera sacar de la metrpoli. Por su parte, el gobierno de Londres, si bien extraoficialmente siempre les prest apoyo, tuvo pblicamente una actitud ambivalente frente a ellos: por momentos los conden como mercenarios; por otros, los alab como luchadores de la libertad.En cualquier caso, muchos de los oficiales de estas tropas de voluntarios, luego seran reincorporados con sus mismos rangos en el Ejrcito o la Armada de Gran Bretaa, como si hubiesen estado cumpliendo servicios a Su Majestad britnica durante su estancia en Amrica del Sur.