la comunicación como Ámbito de construcción de la realidad social

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  • 8/6/2019 La Comunicacin como mbito de Construccin de la Realidad Social

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    La comunicacin como mbitode construccin de la realidad social

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    Beatriz Alem (compiladora)La comunicacin como mbito de construccin de la realidad social. 1a

    ed. Buenos Aires: Universidad Nacional de General Sarmiento / ImagoMundi, 2011.320 p. 22x15 cmISBN 978-950-793-107-91. Comunicacin Social. I. Alem, Beatriz, comp.CDD 302.224 4Fecha de catalogacin: 03/05/2010

    Universidad Nacional de General Sarmiento, 2011

    J. M. Gutirrez 1150, Los Polvorines (B1613GSX)Prov. de Buenos Aires, ArgentinaTel.: (54 11) 4469-7578email: [email protected]

    website: www.ungs.edu.ar/publicaciones

    De esta edicin, Ediciones Imago Mundi.Distribucin: Av. Entre Ros 1055, local 36, CABAemail: [email protected]

    website: www.imagomundi.com.ar

    Coleccin Comunicacin, artes y culturaDiseo grfico de coleccin:

    Andrs Espinosa, Departamento de Publicacin UNGSAlejandra SpinelliDiseo y armado de interior: Alberto Moyano, hecho con LATEX 2

    Hecho el depsito que marca la ley 11.723

    Impreso en Argentina. Tirada de esta edicin: 1.200 ejemplaresProhibida su reproduccin total o parcialDerechos reservados

    Este libro se termin de imprimir en el mes de junio de 2011 en GrficaSan Martn, Pueyrredn 2130, San Martn, Provincia de Buenos Aires,Repblica Argentina. Ninguna parte de esta publicacin, incluido el di-seo de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida demanera alguna ni por ningn medio, ya sea elctrico, qumico, mecni-co, ptico, de grabacin o de fotocopia, sin permiso previo por escrito deleditor.

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    ndice general

    Prlogo. Beatriz Alem . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1

    Nicols. Eduardo Rinesi . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

    La representacin de la poltica en los medios. HoracioVerbitsky. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 5

    I La comunicacin como mbito de debate

    intelectual, como derecho y manifestacin cultural

    Fuera de escala: imgenes de lo brasileo en el mbitorioplatense. Eduardo Muslip . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 5

    Culturas juveniles: rock barrial y configuracin deidentidades. Pablo Provitilo y Marisa Vigliotta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33

    Y siga el baile: la representacin de los clubes y susconflictos desde Luna de Avellaneda. Hernn Bazn . . . . . . . . . . . . . . 4 1

    Regmenes de visibilidad, discursos de otredad: lassexualidades en el espacio universitario. Rafael Blanco . . . . . . . . . . 5 9

    Bettyadictas, luzmarianas y mompirris. Construccin

    del nosotros comunitario en foros de telenovelas. LibertadBorda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 1

    Perspectivas de la comunicacin en la investigacin y ladocencia. La enseanza de la escritura en el niveluniversitario: el uso del weblogcomo dispositivo tecnolgico.Santiago Castellano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8 5

    Contribuciones al debate epistemolgico sobre la objetividady la neutralidad valorativa en las ciencias sociales. Hernn Fair . 91

    Institucionalizacin, comunicacin y aprendizaje: unaaproximacin a la historieta en el aula. Laura Vzquez . . . . . . . . . . 105

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    VIII

    II La ley de radiodifusin: limitaciones y alcances

    Del decisionismo y la concentracin meditica al pluralismo

    democrtico. Javier Flax. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113Alcances y limitaciones de la ley de Radiodifusin. DaminLoreti . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 2 5

    El ocultar y el desocultar: el debate de fondo sobre el futurode la radiodifusin. Anbal Binasco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 3 5

    Derechos humanos y ciudadanos que se deben garantizar enmateria de radiodifusin. Miguel Julio Rodrguez Villafae . . . . . . . . 1 4 5

    III Campos de investigacin, significacin yprcticas

    Abordajes desde la comunicacin institucional: el caso de lacomunicacin de los agentes pblicos (organismos deasistencia a pymes). Adriana Amado Surez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 5 9

    Categorizacin y prototipos en las contra-etiquetas de vinotinto. Sandra Snchez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 6 9

    La comunicacin del Programa Remediar en San Miguel:hacia un anlisis del material grfico. Fabiana A. DAquino . . . . . . 177

    Nuevos debates en torno a la televisin pblica en argentina.El rol de los documentales en Canal 7. Nstor Daniel Gonzlez . . .189

    El discurso acerca de la televisin en la prensa cultural encontextos de cambios polticos, tecnolgicos y sociales.Resea de cinco momentos histricos. Yamila Heram . . . . . . . . . . . . 1 9 5

    Una lectura de la experiencia de la Mesa de Concertacin dePolticas Sociales. Leticia Medina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 0 5

    Neologa y denominaciones en prensa escrita: anlisis dellxico del conflicto del agro. Adrin Lpez y Facundo Ufor . . . . . . . . 2 1 7

    Equilibrio entre libertad y responsabilidad: cdigos de ticaprofesional en el periodismo y la blogsfera. Juan ManuelAlonso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 2 7

    Organizaciones sociales, comunicacin y democracia: nuevas

    articulaciones en las sociedades mediatizadas. Libera Guzzi . . . . .241

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    ndice general IX

    IV La comunicacin como mbito de

    construccin de la realidad social

    Hacia una potica de la desaparicin y la aparente visibilidadde las pantallas. Lisa Block de Behar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 5 3

    Modelo informativo, relaciones de poder y espacio pblico:el relato meditico de lo real. Washington Uranga . . . . . . . . . . . . . . . . 2 6 3

    Algunos cambios de la representacin manifestados por elNuevo Cine Argentino. Agustn Campero. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 7 7

    Bibliografa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 293

    ndice de autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 305

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    Prlogo

    Beatriz Alem1

    El ao 2008 se caracteriz, entre otras circunstancias, por la irrupcinde una vertiginosa agenda meditica en torno a ciertos conflictos socia-

    les, y a los modos de representar los mismos. Un ao de agitacin polticaque instal la centralidad de los medios a partir de un debate entre perio-distas, intelectuales y actores del mbito de la poltica. Las V Jornadas deInvestigacin en Comunicacin tuvieron como objetivo problematizar elcampo de la comunicacin como mbito de construccin de la realidadsocial. En este sentido, la convocatoria para el evento se centr en el pro-blema de las representaciones sociales. Aunque del mismo modo que enlos encuentros anteriores se presentaron trabajos de mltiples reas de lacomunicacin, el problema de las representaciones funcion como tema

    convocante y eje articulador de la variedad de trabajos presentados.Junto a estas circunstancias de turbulencias retricas, un gris acon-

    tecimiento enturbi la vida acadmica: la ausencia de Nicols Casullo.Un intelectual comprometido palabra que parece haber desaparecidodel vocabulario cotidiano s, un intelectual que con su herramienta (laescritura) y su compromiso poltico provocaba un estado imposible depasar desapercibido. La inauguracin de las mismas cont, por un lado,con un sentido homenaje al profesor Casullo a cargo de Eduardo Rine-si y, por otro lado, con la aguda conferencia del periodista Horacio Ver-

    bitsky, quin repas la relacin entre los medios de comunicacin y elpoder poltico-econmico de la Argentina de los ltimos cuarenta aos.

    1. Coordinadora de la Licenciatura en Comunicacin UNGS.

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    2 Beatriz Alem

    Los trabajos que recopila este volumen expresan buena parte de ladiscusin que se produjo en los das en que se desarrollaron las jornadas.

    Sobre la base del tema convocante y las diferentes lneas de investigacinque se presentaron organizamos los artculos que forman parte de estapublicacin.

    El libro est compuesto en dos campos de problematizacin de la co-municacin. El primero refiere a los aspectos comunicacionales comombito de debate intelectual, como derecho y manifestacin cultural. Eneste apartado se delinean dos reas de problemas y una conferencia decierre. El segundo campo toma en cuenta la perspectiva de la comunica-cin a partir de ciertas reas de investigacin, significacin y prcticas.

    En esta segunda parte se desarrollan dos lneas de prcticas de comuni-cacin y una conferencia de cierre.La primera parte del libro, La comunicacin como mbito de debate in-

    telectual, como derecho y manifestacin cultural,seiniciaconelartculodeEduardo Muslip: Fuera de escala: imgenes de lo brasileo en el mbitorioplatense, que se orienta en el anlisis de las nuevas representacionesde lo brasileo que se constituyen desde Argentina. El objetivo del traba-

    jo es pensar las redefiniciones de lo nacional y lo regional en un contextode globalizacin que toma en cuenta el mbito deportivo, la difusin de

    la msica popular, el fenmeno del turismo. En el segundo artculo Provi-tilo y Vigliotta tienen como objetivo rastrear una serie de ncleos vitalesen torno a la emergencia de nuevos reordenamientos artsticos y estti-cos iniciada en la dcada del noventa en relacin con el llamado rockbarrial en un doble aspecto:

    1. Indagar en clave poltica las continuidades y rupturas en cuanto ala inusitada masividad del rock noventista en relacin a otros pe-rodos.

    2. Desandar la nocin de tribu como elemento articulador de lasidentidades juveniles en una seriede aspectos: la nocin de aguan-te, la vestimenta y las prcticas de los jvenes.

    El trabajo de Hernn Bazn Y siga el baile: la representacin de losclubes de ftbol y sus conflictos desde Luna de Avellaneda refiere a larepresentacin de los clubes de ftbol y sus diversos conflictos desde lapuja entre lo tradicional y lo moderno, a partir del filme dirigido por JuanJos Campanella. El objetivo de esta ponencia es explicar las representa-ciones acerca de la transicin hipottica de las sociedades civiles sin fines

    de lucro a las sociedades comerciales-empresarias.El trabajo de Rafael Blanco, Regmenes de visibilidad, discursos deotredad: las sexualidades en el espacio universitario, trabaja los mo-dos en los que se expresan las sexualidades en mbitos universitarios,

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    Prlogo 3

    interrogando a la institucin universitaria desde la pregunta por la afec-tividad, los lazos socio-sexuales y las relaciones de gnero, mediante un

    relevamiento de los discursos sociales en las ciencias sociales y humanas.La presentacin de Libertad Borda Bettyadictas, luzmarianas ymompirris. Construccin del nosotros comunitario en foros de teleno-

    velas propone analizar la superficie discursiva de una serie de foros detelenovelas latinoamericanas con el objetivo de indagar la manera en quese va constituyendo el nosotros comunitario, autonominacin que de-be negociarse constantemente, dado que no solo resulta de las diferenteslecturas del relato que narra la telenovela en cuestin, sino tambin delas formas en que las foristas entienden la relacin con los productos de

    la industria cultural.El trabajo de Santiago Castellano Perspectivas de la comunicacinen la investigacin y en la docencia. La enseanza de la escritura en elnivel universitario: el uso del weblog como dispositivo tecnolgico tra-baja el uso del weblog en un taller de escritura, a partir de tres hipte-sis: que el uso sistemtico del weblog afianza la construccin grupal delconocimiento, que colabora en la construccin de los estudiantes comolectores crticos de los propios textos, de los textos de los compaerosy de los de otros autores y que permite trabajar mejor el surgimiento y

    desarrollo de las ideas, que luego se podrn elaborar en el desarrollo detextos de tipo argumentativo. El artculo de Hernn Fair Contribucionesal debate epistemolgico sobre la objetividad y la neutralidad valorativaen las ciencias sociales se propone realizar una indagacin crtica acercadel debate sobre la posibilidad o imposibilidad de tratar al objeto de es-tudio de una manera neutral y/o objetiva, colocando el eje en el conflic-tivo campo de las ciencias sociales. En el ltimo trabajo de esta seccin,Institucionalizacin, comunicacin y aprendizaje: una aproximacin ala historieta en el aula Laura Vzquez reflexiona a partir de una serie de

    casos y experiencias las posibilidades de insercin de la historieta, comomedio de comunicacin popular y masivo, en el mbito educativo.

    El ao 2008 instala a los medios de comunicacin en el centro del de-bate pblico en su rol de medios de expresin. No es casual, entonces,que otra discusin ocupara la atencin en el campo acadmico y en la so-ciedad civil: la promulgacin de una ley de radiodifusin de la democra-cia. Problematizar la promulgacin de una ley que regule la actividad delos medios de comunicacin, fue una preocupacin que estuvo presenteen las V Jornadas de Investigacin, tema que se desarrolla en la segunda

    parte de nuestro libro, La Ley de radiodifusin: limitaciones y alcances. Es-te panel estuvo conformado por destacados especialistas en el tema y conuna vasta experiencia en el mbito no solo de la legislacin en torno a losmedios de comunicacin, sino tambin en el campo acadmico. La expo-

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    4 Beatriz Alem

    sicin de Javier Flax: Del decisionismo y la concentracin meditica alpluralismo democrtico analiza de qu manera los abusos del pretexto

    de la excepcionalidad posibilitaron la concentracin de los medios masi-vos de comunicacin durante la democracia, socavando el principio depublicidad a la base del Estado constitucional de derecho. De ese modo,los conglomerados multimedia se erigen en actores principales de la po-ltica, relegando al conjunto de la ciudadana y a sus organizaciones enla elaboracin de la agenda pblica y en el establecimiento de las priori-dades al momento de la toma de decisiones. La conferencia de DaminLoreti da cuenta de un marco histrico de desarrollo de la ley de radiodi-fusin desde 1980 hasta la actualidad. En esta direccin, el autor plan-

    tea que discutir en torno a una ley de radiodifusin atrasa la posibilidadde plantear, en la actualidad, un servicio complejo de comunicacin. Atravs de una serie de fundamentaciones que van desde el desarrollo dela tecnologa digital, la problemtica de la televisin abierta, el controlde la desconcentracin (que no radica, necesariamente, en el nmero deadjudicaciones), la desconcentracin de contenidos, el autor advierte lanecesidad de discutir en torno a un servicio de comunicacin audiovisualque se base en principios de una poltica de produccin de contenidos yde sustentabilidad. El artculo de Anbal Binasco, El ocultar y el desocul-

    tar: el debate de fondo sobre el futuro de la radiodifusin repasa la leyde la ltima dictadura militar para explorar las relaciones que existenentre la libertad y pluralidad informativa en la construccin del discur-so pblico. En este sentido el autor plantea que la censura fue siempreuna institucin que ha adecuado sus formas y mtodos de aplicacin yquienes la promueven no siempre son sus actores tradicionales, con fre-cuencia aparecen nuevos actores y procedimientos respecto de lo que seoculta y lo que se desoculta en los discursos pblicos. Por ltimo, el ar-tculo de Miguel Rodrguez Villafae, Derechos humanos y ciudadanos

    que se deben garantizar en materia de radiodifusin explora diferentesaristas (imprevisiblilidad legal del COMFER, acceso a la TV, origen de laley de radiodifusin vigente, discriminacin con las entidades sin finesde lucro, etc.) que debera contemplar la nueva ley de servicios audio-

    visuales, para evitar que se contine vulnerando la libertad de expresinen materia de radiodifusin y revertir, de este modo, el discurso hegem-nico.

    La tercera parte del libro Campos de investigacin, significacin y prc-ticas, comienza con el artculo de Adriana Amado Surez Abordajes des-

    de la comunicacin institucional: el caso de la comunicacin de los agen-tes pblicos (organismos de asistencia a pymes), que propone realizaruna integracin de la teora meditica y la teora de la noticia para traba-

    jar el concepto de agenda setting desde otra perspectiva. En ese sentido,

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    Prlogo 5

    propone establecer nuevos criterios de noticiabilidad negociados entrelos participantes de la produccin de noticias, especialmente periodistas

    y fuentes. El artculo de Sandra Snchez, Categorizacin y prototiposen las contraetiquetas de vino tinto se analizan diversos componentesde las contraetiquetas de vinos tintos para pensar cmo algunas catego-ras prototpicas se entrecruzan y de qu forma se construye, merced aellas, el sentido. El artculo de Fabiana A. DAquino, La comunicacindel Programa Remediar en San Miguel: hacia un anlisis del materialgrfico, da cuenta de los modos de conceptualizacin y de representa-cin que pueden observarse en la comunicacin de las polticas socialesa fin de rastrear la recurrencia, la remisin a tipificaciones tradicionales

    o la construccin de nuevos modelos identitarios.Daniel Gonzlez en Nuevos debates en torno a la televisin pblicaen argentina. El rol de los documentales en Canal 7, explora las posibi-lidades y potencialidades del canal, fundamentalmente a travs del ciclo

    Ficciones de lo real, para brindar documentales que aborden nuevas pro-blemticas y nuevos enfoques. El artculo de Yamila Heram, El discursoacerca de la televisin en la prensa cultural en contextos de cambios po-lticos, tecnolgicos y sociales. Resea de cinco momentos histricostiene como objetivo analizar el discurso acerca de la televisin argentina

    en contextos de cambios polticos, tecnolgicos y culturales, especfica-mente en la prensa peridica de interpretacin y de orientacin cultural.El trabajo de Leticia Medina, Una lectura de la experiencia de la Mesade Concertacin de Polticas Sociales propone algunos elementos paraun anlisis de la Mesa de Concertacin y el rol de las ONG involucradasen los aos de mayor actividad (1992-1997), en la provincia de Crdo-ba. El trabajo de Adrin Lpez y Facundo Ufor Neologa y denomina-ciones en prensa escrita: anlisis del lxico del conflicto del agro partede las caractersticas discursivas e implicancias que tuvo en el lxico la

    reciente situacin de conflicto entre el gobierno nacional y los produc-tores agropecuarios. Los autores plantean que la aceptacin o no de lasretenciones mviles a las exportaciones ha dejado un claro ejemplo dela construccin discursiva de las situaciones de conflicto que tienen lu-gar en la arena de los medios masivos de comunicacin y su realizacina travs de y en la lengua. El trabajo de Juan Manuel Alonso Equilibrioentre libertad y responsabilidad: cdigos de tica profesional en el perio-dismo y la blogsfera busca realizar un recorrido descriptivo-analticoen relacin a la problemtica de los cdigos de tica profesional en dos

    mbitos especficos: el periodismo tradicional por un lado y la blogsfe-ra por el otro. Por tanto, el objeto de indagacin est comprendido porlos cdigos de tica. Por ltimo, el trabajo de Libera Guzzi Organi-zaciones sociales, comunicacin y democracia: nuevas articulaciones en

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    6 Beatriz Alem

    las sociedades mediatizadas parte de la complejizacin que adquierenlos medios y las tecnologas de la comunicacin en las sociedades me-

    diatizadas, situacin que instala a estos en un lugar estratgico para lasorganizaciones sociales que se proponen participar en el debate pblico.Sin embargo, la relacin asimtrica entre posibilidades, derechos y par-ticipacin es un interrogante que recorre la ponencia.

    La cuarta y ltima parte del libro, se abre con la conferencia de Li-sa Block de Behar Hacia una potica de la desaparicin y la aparente

    visibilidad de las pantallas, despliega un desarrollo terico acerca de lavitalidad de las pantallas. La preocupacin parte de una premisa que tan-to para las abstracciones tericas como para las quimeras de la invencin,

    las pantallas devienen un tema mayor que ocupa si no todo el espacio todo el tiempo. En este sentido, las pantallas muestran y ocultan, ocultanan cuando muestran, propiciando las dualidades de una transparenciasospechosa que, al mismo tiempo, permite e impide ver o saber.

    La conferencia del profesor Washington Uranga Modelo informati-vo, relaciones de poder y espacio pblico: el relato meditico de lo real,instala el rol de los medios de comunicacin a partir de la mediacin en-tre ciudadanos y gobiernos, entre opinin pblica y sociedad. La preocu-pacin que recorre esta conferencia es que ms all de la presunta ob-

    jetividad e independencia, los medios construyen discursivamente larealidad y participan de manera activa y decidida en la elaboracin de lasdecisiones polticas de los individuos y de los actores polticos, sociales yculturales. Si bien aquello que transmiten los medios no es la realidad,estos contribuyen a la legitimidad de determinados temas segn los ha-gan visibles o invisibles en la configuracin de su agenda.

    Por ltimo, la conferencia de Agustn Campero Algunos cambios dela representacin manifestados por el Nuevo Cine Argentino, realiza unpormenorizado recorrido de las transformaciones que este gener, a par-

    tir de quebrar el lenguaje naturalista que caracteriz a gran parte del cineargentino anterior, por un realismo que impone la intervencin crtica delos conflictos desde una esttica novedosa. As, el autor va desgranan-do las modalidades que fueron caractersticas del cine argentino como laas llamada edad de oro, las pelculas de la dcada de los aos sesen-ta/setenta encuadradas en los gneros del costumbrismo, el entreteni-miento, la comedia, entre otros; para sealar las transformaciones msrelevantes que definen al NCA.

    Los trabajos aqu expuestos sostienen el espritu que defini a las V

    Jornadas de Investigacin en Comunicacin: discutir e intercambiar laslneas de preocupacin acadmica y profesional del mundo de la comuni-cacin. Como ya es una caracterstica en nuestras jornadas, la intencinde las mismas es dar lugar a los trabajos que se encuentran inmersos tan-

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    Prlogo 7

    to en investigaciones acadmicas, como en trabajos de asignaturas. Losartculos publicados en este libro recogen algunas de las expresiones que

    se dieron a lo largo de los das 5 y 6 de noviembre de 2008. No podraconcluir sin dar a conocer a nuestros lectores que estas jornadas fueronorganizadas y constituyeron los pilares fundamentales de las mismas, losrecientes egresados (algunos de ellos, hoy investigadores docentes de launiversidad), y los estudiantes de la Licenciatura en Comunicacin; nom-brarlos a cada uno de ellos ocupara muchas pginas. Simplemente, co-mo ya lo hemos hecho pblico, un reconocimiento infinito y un orgullopersonal.

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    Nicols

    Eduardo Rinesi1

    Para Fede

    Cuando muri Nicols, yo estaba leyendo su libroLas cuestiones. Usu-fructuando una licencia que suelen concedernos las compilaciones, nohaba empezado por el principio, sino por el medio: por su lindsimo tex-to sobre el populismo, problema que de manera bastante notoria vieneorganizando una cierta zona de las discusiones en el campo de las cien-cias sociales y polticas argentinas de los ltimos aos, y sobre el que Ni-cols nos deja en este escrito que comento una mirada provocadora y di-ferente. Habr que revisar muchas veces, tendremos que revisar muchas

    veces, ese texto. Despus de la muerte de Nicols le el ensayo, estu-pendo, que abre el volumen. La revolucin como pasado, se llama eseprimer ensayo, que postula la necesidad de asumir la conciencia plenade un hecho tan novedoso como estremecedor, que es el hecho de quela revolucin, la idea de revolucin, el paradigma o el imaginario socialy terico de la revolucin, que desde la Revolucin Francesa y durante200 aos haba organizado el pensamiento poltico de la modernidad, se

    ha vuelto decididamente una cosa del pasado. Yace en el pasado, diceNicols, de espaldas a la actualidad. La tenemos por primera vez atrsy no adelante, y ya no preside nuestra mirada y nuestra accin sobre el

    1. Doctor en Filosofa USP. Director del IDH/UNGS.

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    10 Eduardo Rinesi

    presente a partir del supuesto de la inevitable factura de otra comunidadque durante dos siglos supusimos que deba nacer, que iba a nacer, del

    seno de la nuestra. Si la revolucin fue la ltima gran representacin so-cial de una cierta promesa redentora que permita pensar el tiempo bajola forma de una espera, la fuga de ese horizonte, escribe Nicols, inaugu-ra un tiempo diferente que tenemos que pensar. No se trata, entonces, deexplicar apenas por qu (por qu motivos histricos, sociales o polticos)fracas la revolucin obrera que deba inaugurar la verdadera historia delos hombres, sino de preguntarse en qu consiste ese dato nuevo de queestamos obligados a pensar fuera del credo de la revolucin inexorable,a la intemperie y entre ruinas. Entre las ruinas de una revolucin pasada

    y los papeles que la haban pensado y teorizado, y que Nicols revisabaen este ensayo con amplia erudicin y sensibilidad.Me impresion mucho este texto extraordinario de Nicols, en el

    que encuentro una parte importante de sus temas y de sus obsesiones:la forja de ese imaginario cultural, poltico y terico de la revolucin enlas obras de Marx y de Lenin, la presencia, en esa idea de revolucin, deuna cierta milenaria fuerza religiosa sobre la que por ejemplo llamaba laatencin Siegfried Kracauer cuando escriba, en 1921, que el flujo de fa-natismo que atravesaba el movimiento bolchevique extraa su alimento

    del mismo sentimiento mstico de la fraternidad que anima a las religio-nes, las grandes reformulaciones de la tradicin marxista en las obras deLukcs, de Sartre, de Marcuse, la pregunta por el modo en que la ideade revolucin organiz las luchas sociales y polticas en Amrica Latina.

    Aqu el tema del ensayo de Nicols se toca con el del que comentaba antessobre el populismo, y tambin con los de sus incontables artculos sobreel peronismo que este mismo ao Nicols haba tenido la gran idea dereunir en su libro Peronismo. Militancia y crtica, que recorre, por el an-darivel de las luchas polticas argentinas, el mismo ciclo de entusiasmos,

    decepciones y replanteos. Esos replanteos, esas revisiones constantes delpasado, ese dilogo interminable con el peronismo, ese trabajo perma-nente con la memoria y con las herencias, formaba parte del estilo depensamiento de Nicols.

    A m me gust mucho este libro de Nicols sobre el peronismo. Porvarias razones: porque me permiti conocer algunos textos escritos porNicols en los setenta y que yo nunca haba ledo, porque me permiti re-

    visar en una mirada de conjunto alguna de las muchas cosas que s unohaba venido leyendo en diarios y revistas que Nicols vena escribien-

    do ltimamente. Pero tambin porque me permiti revivir la sensacintan poderosa que me causaban los textos de Nicols de hace veinte o vein-ticinco aos, sus textos de los aos ochenta, cuando Nicols, a la salida dela dictadura y en los aos de lo que se llam la transicin a la democra-

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    Nicols 11

    cia ensayaba, junto a tantos otros miembros de su generacin poltica,intelectual y militante, un vasto ejercicio colectivo de revisin del pasa-

    do argentino, de construccin de nuevos relatos y de nuevas apuestas,y cuando yo empezaba, junto a tantos otros miembros de mi generacin(entre los que querra aqu nombrar a mi amigo Federico Galende, que loquera mucho a Nicols) a interesarme en estas cosas.

    Quiero decir que en ese inters y en la orientacin y el sentido demis preocupaciones de esos aos y de todos los que seguiran, los escri-tos de Nicols tuvieron una enorme importancia, como la tuvieron des-pus, cuando junto con Federico nos vinimos de Rosario para Buenos

    Aires y empezamos aqu nuestro camino, los innumerables encuentros

    ms acadmicos, ms polticos, ms sociales que se me amontonanahora en la memoria, porque fueron muchos a lo largo de todos estosaos. La de Nicols era una presencia muy importante, muy decisiva, enel campo cultural argentino, y para ser ahora un poquito ms especficoy aludir al lugar donde desarroll una parte fundamental de su tarea enestos ltimos cinco lustros, en la Facultad de Ciencias Sociales de la Uni-

    versidad de Buenos Aires, y especialmente y querra decir dos palabrassobre esto en el contexto de estas Jornadas de Investigacin en Comuni-cacin en su carrera de Ciencias de la Comunicacin. La cuestin de

    la comunicacin (el vasto conjunto de problemas que reunimos bajo esenombre comn de comunicacin) haba sido una preocupacin tem-prana de Nicols, quien junto con Hctor Schmucler, Margarita Gracianoy algunos otros intelectuales argentinos haba empezado a ocuparse delasunto, bajo la influencia de autores como Armand Mattelart (quien di-cho sea de paso tendra muchsimos aos ms tarde alguna participacinen las discusiones iniciales sobre la conformacin de la carrera de Comu-nicacin en nuestra Universidad), ya desde fines de los aos sesenta.

    Cuento esto sobre todo para nuestros estudiantes, que no s si cono-

    cen esta parte de la historia o de la protohistoria de lo que llegara a con-figurarse como un campo de problemas muy estructurado, pero que ensus orgenes encuentra lo que me parece que puede caracterizarse co-mo una preocupacin de personas, por lo dems, con muy diversasformaciones disciplinares o tericas de base por las transformacioneseconmicas, polticas, culturales y tcnicas operadas en el mundo en lasegunda mitad del siglo XX. Y que en el caso de Nicols (de los traba-

    jos, los escritos, las enseanzas de Nicols) nunca perdi esa conexincon una pregunta de nivel ms general por el campo de la cultura mo-

    derna entendida como un todo, por las formas que asuma en Occidenteel proceso de la civilizacin y por la tragedia de la transformacin quehaba convertido ese proceso en una galopada de barbarizacin y nulifi-cacin del valor del hombre. Por eso, las preguntas que organizaban el

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    12 Eduardo Rinesi

    trabajo, las investigaciones, las clases de Nicols no eran preguntas, pordecirlo tontamente, comunicolgicas: eran grandes preguntas polti-

    cas, filosficas y culturales. Nicols hizo un enorme esfuerzo, un enormey exitoso esfuerzo, en la Universidad de Buenos Aires, por conectar lasnacientes (y hoy muy desarrolladas) ciencias de la comunicacin conlos grandes pensamientos crticos sobre lo moderno, con las grandes in-terrogaciones que haban formulado a la sociedad capitalista el ensayosocial, el arte, la filosofa y la literatura. Es necesario que la reflexin so-bre los fenmenos de la comunicacin no pierda esa conexin vital conlas grandes preguntas sobre el rumbo de la civilizacin y sobre el senti-do de lo humano, porque el costo de esa prdida es su banalizacin o su

    transformacin en mercanca.Y a esto ltimo estaba muy atento Nicols. Quiero decir: no solo ano convertir a los estudios sobre la comunicacin en una interrogacinmenor sobre una provincia recortada (y por recortada irrelevante) de larealidad social, sino, ms en general, a no convertir a la universidad enun engranaje del mercado. Me parece decisivo, tambin, no perder de

    vista esta enseanza, que Nicols realizaba con mucha conviccin en me-dio del economicismo loco de los aos noventa. Lo que voy a leer ahoraes parte de un reportaje que le hicieron a Nicols en 1995, y que Nicols

    recogi en otro reciente libro suyo: Sobre la marcha, de 2004. Perdnen-me que mencione tan celosamente los libros de Nicols, pero lo hago contoda intencin como parte de este homenaje que le estamos rindiendo.Nicols era un escritor, un escritor formidable, y me parece que los es-critores que nos dejan nos dejan, al dejarnos, sus escritos, y que el mejormodo, despus, de recordarlos, es seguir encontrndolos all. Seguir en-contrndonos con ellos en las hojas de sus libros. En este libro que ahoracito deca Nicols:

    Pienso en una universidad, en un pensamiento terico, po-ltico, que resista de manera adecuada, categrica, a los mol-des, demandas y lgicas del mercado. En una formacin crti-ca que no se mimetice con los paradigmas de la nueva escenacultural y tecnolgica ni se profesionalice segn normativida-des que le resten a lo universitario autonoma de pensamien-to.

    Podra seguir citando a Nicols, pero resumo: se trataba, para l, y

    debe seguir tratndose, para nosotros, de construir una universidad au-tnoma, crtica y cuestionadora. No ajena al mundo ni a sus problemas,sino, al contrario, atenta a ellos del nico modo en que puede y debe es-tarlo un pensamiento lcido, a saber, de un modo que rena formas del

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    Nicols 13

    conocimiento que el mercado tiende a divorciar, que vincule lo desvincu-lado y recupere caminos a veces absurdamente separados del saber: las

    ciencias sociales, la filosofa, la literatura, la poltica, el ensayo, la teolo-ga, la esttica, la historia de las ideas.La muerte de Nicols es una macana grande. No quiero hablar aqu

    del evidente, y profundo, dolor que nos ha causado. S quiero decir al-go sobre una sensacin que me viene ganando en las ltimas semanas.Se la comentaba a Ricardo Forster das pasados, saliendo de una mesaredonda que ambos habamos compartido y en la que me parece que,aunque hablando ambos de otras cosas, no hicimos ms que hablar deNicols. Es una sensacin, no s cmo decirlo, de fin de un ciclo, que

    es un ciclo de la Argentina y un ciclo de nuestras vidas, de mi vida. Lamuerte de Nicols nos cae encima despus de varias otras (djenme de-cir los nombres, nada ms, de Jos Saszbn, Jorge Schwarzer, Oscar Te-rn, Juan Carlos Portantiero, Jorge Tula, Elvio Vitali, Oscar Landi, CarlosCorreas: algunos de ellos referencias culturales ineludibles, presenciaspermanentes en todos los debates; otros, adems, amigos queridsimos)y se vuelve ms triste, ms tremenda, por lo solos que nos deja. Se mehace difcil pensar la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, el campode la comunicacin en la Argentina, el mundo de las ciencias sociales que

    habitamos, sin Nicols. Miro ahora ese campo, ese mundo, y veo all co-sas muy diversas. No todas desalentadoras, desde ya. Por el contrario:veo cosas fantsticas que se estn escribiendo; leo y me encantan lostrabajos de Ricardo; leo, sobre temas muy cercanos a los de Nicols, loslibros excelentes de mis amigos Gustavo Aprea y Gabriel Vommaro. Perotambin veo una miserabilizacin muy grande de las vidas, una prdidamuy grande del sentido de nuestras investigaciones y de nuestros cono-cimientos, un montn de chicos de veinticinco aos corriendo enloque-cidamente, sin saber muy bien por qu ni para qu, la absurda carrera

    del xito mercantil o la an ms ridcula maratn de los prestigios aca-dmicos, una renuncia demasiado frecuente al espritu crtico con el queNicols y otros maestros (a algunos los mencion recin) hacan las co-sas. Y todo eso, ahora, sin Nicols, y sin muchos de esos otros maestros,para sealar una alternativa diferente. Para insistir, para perseverar, enuna alternativa diferente. Quizs sea eso: la sensacin, vertiginosa, deirnos quedando sin maestros.

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    Horacio Verbitsky1

    Hace muy poco tiempo tuve oportunidad de ver una pelcula de Ig-nacio Agero que se estren en el Festival de Cine Documental que sehizo en la Sala Lugones, en el Teatro San Martn, que se llama El Diariode Agustn. Agustn es Agustn Edwards, director desde hace ms de unsiglo del diario El Mercurio. Lo nico que cambia es el segundo apelli-do, es Agustn Edwards y cambia el segundo apellido a medida que sesuceden las generaciones. Pero siempre es Agustn y siempre es el mismodiario El Mercurio, y la pelcula muestra cmo se posicion frente al go-bierno reformista demcrata cristiano de Eduardo Frei en la dcada de

    1960, oponindose a la reforma agraria, oponindose a la reforma uni-versitaria, que en cambio fue apoyada por la conduccin del Episcopadochileno, un Episcopado muy especial en Amrica Latina, muy distinto alargentino. Hay imgenes en esa pelcula del cardenal Silva Henrquez,participando en actividades de apoyo a la reforma agraria y a la ocupa-cin de la Universidad por parte de los alumnos que piden un cambio derector. Era un camino necesario, entonces y all.

    La pelcula muestra luego cmo ese diario particip en la oposicindesestabilizadora contra el gobierno socialista de Salvador Allende, y c-

    mo fue vehculo de operaciones de inteligencia de las centrales de losEstados Unidos y cmo el propio Agustn Edwards viaj a Estados Uni-dos para entrevistarse con Henry Kissinger y con otros funcionarios de

    1. Columnista poltico del diario Pgina/12. Presidente del CELS.

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    ese gobierno y cmo obtuvo dos millones de dlares, por lo menos lo queest documentado tal vez haya sido ms para apoyar esa campaa de

    desestabilizacin. Y muestra cmo durante el gobierno de la Junta Mili-tar del general Pinochet, que finalmente tuvo xito en el derrocamientode ese gobierno elegido por el voto popular, El Mercurio fue artfice deuna cantidad de operaciones de tipo psicolgico, para engaar a la pobla-cin, a la sociedad, y para encubrir los crmenes de la dictadura. Cuentala pelcula varios casos, algunos muy conocidos en Argentina porque hansido objeto de procesos judiciales tambin aqu. Como la llamada Ope-racin Colombo, que fue el uso de cuerpos de detenidos desaparecidosargentinos, asesinados en la Argentina, para hacerlos pasar por un gru-

    po de detenidos desaparecidos chilenos, cuyos documentos de identidadse enviaron desde Chile a la Argentina. Se presentaban esos cadveresargentinos con los documentos chilenos, y se presentaban con una histo-ria compuesta por los servicios de informaciones, tanto argentinos comochilenos, y canalizados a travs de publicaciones realizadas ad hoc, espe-cialmente para esa finalidad, de la cual apareci un nmero nico, paracontar una historia de una guerra de exterminio entre facciones opuestasde la guerrilla chilena. Todo eso era falso. Eran personas que haban sidosecuestradas en Chile, haban sido asesinadas en Chile, y los cuerpos per-

    tenecan a personas secuestradas y asesinadas en Argentina. El Mercuriole dio visibilidad y credibilidad a este macabro invento de los servicios deinformacin.

    La pelcula muestra tambin cmo el cuerpo de una persona que fuesecuestrada, torturada y asesinada por la dictadura chilena, fue devueltopor el agua tras ser arrojada al mar, y apareci en una playa. Los dia-rios de la cadenaEl Mercurio inventaron una historia de crimen pasional,una bella joven estrangulada aparece en la playa, es decir, el amari-llismo, el sensacionalismo ms burdo al servicio del enmascaramiento.

    Deca bella joven de 23 aos y era una seora de 42. Era un inventoabsoluto. Y hubo muchas otras formas de manipulacin.

    Nosotros en Argentina hemos conocido cosas similares. Hay un ca-so notable, que es el de la Editorial Atlntida, en la poca en la que erapropiedad de la familia Vigil. La revista Para Ti public una historia fa-bricada por los servicios de informaciones sobre una Madre de Plaza deMayo que denunciaba que su hijo haba muerto porque era un terroristay que la culpa la haban tenido los que lo haban llevado por ese camino.

    Y en realidad era una seora que estaba denunciando los crmenes de la

    dictadura, que por denunciar esos crmenes haba sido secuestrada, y quefue obligada a viajar a Montevideo con sus captores para que le sacaranuna serie de fotografas que se hicieron pasar como parte de un reportajeen el cual la revista public todo el montaje que le daban los servicios de

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    informaciones. O las famosas calcomanas con la leyenda Los Argenti-nos Somos Derechos y Humanos, las direcciones que se daban para es-

    cribir a quienes denunciaban en el exterior los crmenes de la dictaduraexplicando que en Argentina reinaba la paz, que no haba ningn proble-ma, y que era todo una campaa antiargentina. O esas tapas siniestrasde los grandes diarios, de Clarn, de La Nacin, que reproducan comosi fueran la verdad revelada los comunicados oficiales donde deca enun enfrentamiento fueron abatidos trece extremistas que se desplazabanen un automvil..., cosa que dio lugar a una irona amarga de RodolfoWalsh en uno de los instrumentos clandestinos que organizamos por esosaos, donde l describa esos comunicados y deca extremistas que pin-

    tan el campo, que panfletean las alcantarillas, que se apian de a trece enun automvil, que explotan, que se incendian, y no hay sobrevivientes, ynunca hay vctimas de las fuerzas legales.

    Hemos visto eso, hemos visto tambin el apoyo ideolgico a la dicta-dura. Por ejemplo, en 1978, lleg al pas una misin de la Sociedad Inter-americana de Prensa, de la SIP, que no estaba integrada por periodistasde investigacin, ni por activistas de derechos humanos, ni por militantesde izquierda, sino por los propietarios de dos diarios estadounidenses.Uno era Ignacio Lozano, de La Opinin de Los ngeles, un diario bilin-

    ge, y el otro era Edward Seaton, de un diario de Kansas. Ellos vinierona hacer investigacin sobre todas las denuncias que pesaban sobre la si-tuacin de la prensa en Argentina. El informe que produjeron era muyimpresionante porque cuenta que los editores de los principales diariosde Argentina, Jos Claudio Escribano, eterno vicedirector y miembro deldirectorio deLa Nacin, justificaban lo que estaba haciendo la dictadura.Uno de ellos les dijo que para ellos la seguridad nacional tena prioridadsobre la libertad de expresin. Cuando la SIP decidi entregar un premiosimblico a los periodistas argentinos detenidos desaparecidos, ningu-

    na entidad representativa de los medios argentinos acept recibirlo. Laplaqueta fue colocada en la sede de la SIP en Miami porque ningn me-dio argentino la acept. Y cuando la Universidad de Columbia otorg elpremio Mara Moors Cabot a Jacobo Timerman, que haba sido detenidodesaparecido, luego detenido legalizado, luego detenido con arresto do-miciliario y luego expulsado del pas y privado de su ciudadana, huboun movimiento entre todos los directores, propietarios de los medios, ytambin de periodistas, que haban recibido ese premio, para devolverlo,porque si Timerman reciba ese premio, ese premio estaba contaminado.

    Es decir, actos de obsecuencia indigna para con la dictadura militar,de participacin cmplice. Sin embargo El Mercurio rene caractersti-cas excepcionales, a pesar de esto. Porque El Mercurio es un diario quetiene la penetracin y el dominio de mercado que tiene Clarn. Pero ade-

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    ms tiene el tradicionalismo ideolgico reaccionario que aqu tiene LaNacin, y adems tiene la inescrupulosidad sin lmites que aqu tuvieron

    las publicaciones de la Editorial Atlntida, todo en un solo medio.Luego de la dictadura, cuando reaparece la posibilidad de la demo-cracia en la Argentina, no ha habido de parte de los grandes mediosninguna reflexin autocrtica respecto de este comportamiento. Ni hahabido tampoco un cambio de conducta en muchos aspectos. Recincon la aparicin de 1984 del semanario El Periodista de Buenos Aires,con la aparicin en 1987 de Pgina/12, se plantea para esos medios unacompetencia en la cual finalmente descubren que por cierto sin necesi-dad de hacer ninguna revisin autocrtica, sino simplemente cambiando

    de orientacin era posible acomodarse al contexto democrtico, pagarequipos de investigacin periodstica, y conseguir con eso buena imagen,buen tiraje, y no perder avisos publicitarios. Pero reflexin sobre el com-portamiento durante la dictadura, ninguna.

    Es decir, han sido mucho mayores, con todas sus limitaciones, las re-flexiones autocrticas de las conducciones militares, posteriores a la dic-tadura, que las de parte de la prensa. Ha habido muy poca reflexin au-tocrtica en la Justicia. Hay un fallo del juez Carlos Elbert notable en esesentido en la causa en la cual fue condenado Eduardo Kimel, y algunas

    presuntas autocrticas por parte del Episcopado, que tienden a ser b-sicamente cosmticas para poder retomar una lnea invariada habiendohecho un descargo formal. Uno podra preguntarse qu importancia tie-ne eso. Tiene importancia. Porque por ejemplo en Alemania, despusde la Segunda Guerra Mundial, ha habido, de parte de las Fuerzas Ar-madas, de las iglesias, de los medios de prensa, una reflexin autocrti-ca profunda por los comportamientos seguidos durante el nazismo. Lasempresas han pagado enormes sumas de dinero en reparaciones econ-micas, ha habido incluso grandes empresarios procesados y condenados

    en Alemania por su participacin en la explotacin de trabajo esclavo, ypor la complicidad con el suministro de bienes, o males, a la maquinariade exterminio de los campos de concentracin. En Argentina ha habidomuy poco de todo eso. Recin el ao pasado ha habido una condena aun sacerdote catlico, hay un procesamiento de un ex ministro de Econo-ma, ahora un par de ministros del Gobierno de la provincia de Buenos

    Aires vinculados con el secuestro de Jacobo Timerman, hay una causa enla cual he sido perito en la cual la comisin interna de Ford denuncia ala directiva de la fbrica porque dio listas para el secuestro de delegados,

    que fueron a buscarlos con las fichas de la oficina de personal a sus do-micilios particulares. Hay una causa tambin, pero en Estados Unidos,de los obreros de Mercedes Benz Argentina, contra la empresa. Es decir,apenas unos pocos.

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    Y lo que ha habido son actos de enorme hipocresa. Por ejemplo, en elDa del Periodista, hace algunos aos, ADEPA invit al general Balza. El

    general Balza dijo lo que vena diciendo desde hace aos, sobre la ilegali-dad en la que se movi la dictadura y sobre los crmenes que cometieron,y en ese momento el presidente de ADEPA, que era justamente Escribano,al presentar a Balza, hizo su elogio y dijo los hombres de prensa tenemosque criticarnos. No hemos sido lo suficientemente recios en denunciar,en condenar lo que estaba ocurriendo. Es decir, transforma una abier-ta complicidad, en pecado de omisin. l, que escribi incluso colum-nas editoriales vergonzosas, como una que le dedic a Jacobo Timermancuando public su libro Prisionero sin nombre, celda sin nmero, que es

    un libro periodstico muy bien escrito, que tuvo mucha difusin en Esta-dos Unidos, no se pudo publicar en Argentina durante muchos aos, y elgeneral Camps comenz a trabajar en un libro de refutacin, que s estpublicado. Escribano sostuvo enLa Nacin que colaboraba con Camps enesa refutacin el director del diario El Da de La Plata, Ral Kraiselburd.El comentario de Escribano era que Timerman iba a morder la lona desu propia raza porque Kraiselburd tambin es judo. Una manifestacinexplcita de antisemitismo de la cual ninguno de estos medios, ningunade estas empresas, se ha hecho cargo.

    Se sienten nacidos ayer y estn en absoluta disponibilidad para ha-cer lo mismo en el contexto que se presente. Lo hemos visto a partir demarzo de 2008 con la agresin agromeditica contra una de las decisio-nes ms legtimas, racionales y justas que un gobierno haya podido to-mar en relacin con las retenciones mviles, cuya racionalidad y justiciahan quedado demostradas por los hechos posteriores. Una medida queaumentaba el gravamen en la medida en que los precios internacionalessuban, y no se afectaba la rentabilidad de las explotaciones, y los bajabaa medida que los precios bajaban, para no causarles quebrantos. Agre-

    sin es un calificativo que debo a un querido colega, Alfredo Zaiat, queescribe en Pgina/12, que en una reunin de Carta Abierta que hicimosen la Biblioteca Nacional, en pleno conflicto, dijo y esto qu es? Esun paro? Le llaman paro, pero no, no es un paro. El paro es cuandolos trabajadores.. . Bueno, un lockout.. . no, un lockout tampoco, porquesignifica que cierran el establecimiento los patrones y no producen. . . es-ta gente sigue produciendo. Los datos de produccin y de exportacionesque conocemos hoy demuestran claramente que as fue. Siguieron pro-duciendo, no tuvieron el menor quebranto de ellos. Entonces, Alfredo

    dice es una agresin, esa es la palabra. Y yo digo agromeditica por-que me parece que ha habido ah una polimerizacin que no es casual.Porque uno de los problemas que hay en Argentina con los medios de co-municacin es la diversificacin de sus intereses y el solapamiento con

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    otro tipo de intereses empresariales, por lo cual es difcil saber o, mejordicho, no es difcil saber, cul es el inters que estn defendiendo en cada

    caso. Basta conocer cules son los negocios que tienen.Unos das antes de que el gobierno impusiera el sistema de retencio-nes mviles se realiz en la provincia de Buenos Aires una gran expo-sicin que se llama Expoagro, en quinientas hectreas, con miles destands, con una parte cubierta y una parte al aire libre, donde se rea-lizaron negocios por 300 millones de dlares en ventas de maquinaria,de semillas, de agroqumicos, en crditos bancarios. Y esa exposicin,Expoagro, es propiedad de una sociedad cuyos accionistas son Clarn y

    La Nacin. El director del suplemento agropecuario del diario Clarn, el

    ingeniero Hctor Huergo, un ex intelectual maosta de las dcadas pasa-das, es hoy el presidente de la Sociedad Argentina de Biocombustibles. Esdecir, hay intereses directos en esta temtica, aparte de los intereses po-lticos que se expresan en relacin con el actual gobierno nacional. Y quetuvo una nueva manifestacin a raz de la reestatizacin de los fondosprevisionales, tal como manda la Constitucin, y no el sistema ruinosode 1994.

    Se vio entonces una enorme agresividad de parte de estos medios y,sin que nadie se haga cargo de aclarar cul es la relacin, una declaracin

    dursima en contra de esta medida por parte de la Asociacin Empresa-ria Argentina cuyo vicepresidente es el Chief Executive Office del GrupoClarn, Hctor Magnetto. Adems, el vicepresidente y gerente generalde Clarn, Jos Antonio Aranda, es presidente de la Asociacin de Cria-dores de raza Brangus, y adems es uno de los grandes productores yexportadores de arroz, con grandes explotaciones en Corrientes. Clarntena tambin en un momento dado, ahora no lo tiene, intereses en te-lefona mvil, tena participacin en una compaa de telefona celular.Cuando se privatiz la telefona se estableci que haba un lapso de diez

    aos de monopolio y luego se abra a otros operadores, y esto dio lugara una serie de combinaciones, porque los operadores de celulares tenanque alquilarle la instalacin a Telefnica yTelecom para ir desde un lado aotro del pas, y despus empalmar con la parte radial de celular. En 1998se estaba discutiendo lo que se llam el rebalanceo tarifario telefnico,cmo iban a ser las tarifas internas, cmo iban a ser las tarifas interna-cionales. Clarn tena una persona dedicada a cubrir todas las novedadesque hubiese, sean administrativas, sean judiciales, sobre el sistema de re-balanceo telefnico. Pero nunca publicaron una lnea de eso. El redactor

    que haca esa informacin entregaba un informe a fondo sobre el tema yla empresa lo usaba para su manejo a favor de sus intereses presionandoaqu o all, sabiendo qu es lo que estaba pasando en cada momento. Perolas notas no se publicaban. Es un ejemplo extremo. El redactor se cans

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    de hacer ese papel y renunci. Es un periodista muy conocido que mecont personalmente este episodio degradante de la tarea profesional.

    Hay que estar siempre alerta a estas cosas. El gobierno actual y elanterior han tenido una poltica errtica en esta materia, han sido muyrespetuosos de la libertad de expresin pero han sido muy polmicos conmuchos de los medios y periodistas que en ejercicio de esa libertad deexpresin han dicho cosas que han molestado al gobierno y a los que elgobierno les ha contestado. La respuesta presidencial a un periodista seha vivido con escndalo, como si la libertad de expresin fuera un dere-cho de los periodistas, y no pudiera ser ejercido tambin por el presidenteo la presidente. Yo creo que no lo han ejercido con inteligencia, que han

    asumido un tono de agresividad contraproducente, que en algunos casosincluso han equivocado el contenido de lo que estaban reprochando, pormal asesoramiento, por mala informacin, que le han atribuido a deter-minados periodistas cosas que no haban hecho, ignorando otras que shaban hecho y que eran probablemente ms graves, etc. Incluso un ata-que dursimo a la SIP cuando vino en una misin a la Argentina diciendoque la SIP haba callado durante la dictadura cuando ahora cuestionabaal gobierno democrtico, cosa que era falsa porque, como les cont, laSIP, por la cual yo no tengo ninguna simpata en especial, pero no se pue-

    de faltar a la verdad de esa manera, envi una misin investigativa e hizoun informe categrico en ese momento sobre el tema de los desapareci-dos y la libertad de expresin. Pero eso no configura ataques a la libertadde expresin, de ninguna manera.

    Se ha modificado la ley de Radiodifusin permitiendo el surgimien-to de radios y televisoras comunitarias, que estaba prohibido por la ley,cuando el COMFER estaba actuando como brazo efector de las grandescompaas de comunicaciones secuestrando equipos, clausurando radiosy televisoras comunitarias, eso ha cambiado.2

    2. Recordamos al lector que el momento en que transcurre este debate fuea fines del ao 2008. La ley 26.522 de Servicios Audiovisuales de Comunicacinfue promulgada en octubre 2009.

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    ndice de autores

    Abril, G., 199, 300ADC, 162

    Adelstein, A., 220, 221, 293Agamben, Giorgio, 68, 293Alabarces, Pablo, 35, 38, 293Allen, Robert C., 297Altamirano, Carlos, 304Althusser, Louis, 97, 99, 293Alvarado, M., 197, 293Amit, Adolfo, 302Antn, Manuel, 279, 293Antelo, Ral, 27, 293Aquin, N., 208, 211, 293Arduini, Juvenal, 270, 293Argumedo, Alcira, 198, 293

    Barthes, Roland, 97, 20