la comuÑa: peculiar sistema de explotacion campesina

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LA COMUÑA: PECULIAR SISTEMA DE EXPLOTACION CAMPESINA JOSE MANUEL RODRIGUEZ DE LA HUERTA UBALDO GOMEZ ALVAREZ RESUMEN A lo largo de la Edad Moderna Asturiana se fue generalizando e imponiendo un sistema de aparcería pecuaria que conocemos con el nombre de "comuña". Su desarro- llo está ligado a las dificultades económicas soportadas de continuo por el campesina- do, que les impedían adquirir el ganado necesario para hacer fructificar sus caserías. En esta situación, los labradores encontraron en la "comuña", la mejor fórmula de arrendamiento-explotación-posesión de reses de distintas especies. Consistía pues, en la entrega de ganado vacuno, lanar, caprino, caballar, cerda e incluso colmenas de abejas, por parte de un propietario a un llevador a cambio normalmente de la mitad de las ganancias que generaban sus crías. Era un interesante negocio para los arrendado- res que tras depositar el capital inicial -el ganado-, cuya propiedad nunca perdían, obtenían unos intereses sin gastos de ningún tipo que Prieto Bances cifra en un 30% o más. Para los comuñeros campesinos el negocio fue menor, pues a cambio del cuidado de ganado ajeno, fundamentalmente vacas, disfrutaban de la mitad de las crías, de la leche, del trabajo y del estiércol, muy apreciado este último para el abonado de las tie- ras de labor en un momento de crecimiento demográfico. Este sistema extendido por todo el Principado de Asturias presentaba variedades comarcales como la "comuña a media ganancia", la "comuña a la ganancia", la comu- ña de medio a medio y la "comuña a media cría", fórmulas impuestas por arrendado- res, frecuentemente urbanos, pertenecientes al estamento nobiliario y eclesiástico y aceptadas por necesidad por arrendatarios campesinos, a pesar de lo onerosos del con- trato. 333

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Page 1: LA COMUÑA: PECULIAR SISTEMA DE EXPLOTACION CAMPESINA

LA COMUÑA: PECULIAR SISTEMA DE EXPLOTACION CAMPESINA

JOSE MANUEL RODRIGUEZ DE LA HUERTA UBALDO GOMEZ ALVAREZ

RESUMEN

A lo largo de la Edad Moderna Asturiana se fue generalizando e imponiendo un sistema de aparcería pecuaria que conocemos con el nombre de "comuña". Su desarro­llo está ligado a las dificultades económicas soportadas de continuo por el campesina­do, que les impedían adquirir el ganado necesario para hacer fructificar sus caserías. En esta situación, los labradores encontraron en la "comuña", la mejor fórmula de arrendamiento-explotación-posesión de reses de distintas especies. Consistía pues, en la entrega de ganado vacuno, lanar, caprino, caballar, cerda e incluso colmenas de abejas, por parte de un propietario a un llevador a cambio normalmente de la mitad de las ganancias que generaban sus crías. Era un interesante negocio para los arrendado­res que tras depositar el capital inicial -el ganado-, cuya propiedad nunca perdían, obtenían unos intereses sin gastos de ningún tipo que Prieto Bances cifra en un 30% o más. Para los comuñeros campesinos el negocio fue menor, pues a cambio del cuidado de ganado ajeno, fundamentalmente vacas, disfrutaban de la mitad de las crías, de la leche, del trabajo y del estiércol, muy apreciado este último para el abonado de las tie­ras de labor en un momento de crecimiento demográfico.

Este sistema extendido por todo el Principado de Asturias presentaba variedades comarcales como la "comuña a media ganancia", la "comuña a la ganancia", la comu­ña de medio a medio y la "comuña a media cría", fórmulas impuestas por arrendado­res, frecuentemente urbanos, pertenecientes al estamento nobiliario y eclesiástico y aceptadas por necesidad por arrendatarios campesinos, a pesar de lo onerosos del con­trato.

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ABSTRACT

During the Asturian Modero Age there became genealized and imposed a lives­tock métayage known to us by name of "comuña". Its development is closely related to the economic hardship constantly endured by the peasantry, which thwarted their acquisition of the necessary cattle to launch the productivity of their farms. In the cir­cumstances the peasants found in the "comuña" the best method for the "leasing­exploiting-owning" of different kinds of livestock. It consisted in the landlord's han­ding over cattle, sheep, goats, horses, pigs -and even beehives- to a tenant, gene­rally in exchange for half the profit generated by the young. It was an interesting deal for the landlords who, after depositing the initial capital -the livestock- (whose ownership they would never lose}, got an interest estimated as 30% or higher. For the "comuñeros" the deal was an inferior one because, in exchange fot the caretaking of somebody else's livestock -mainly cattle-, they would enjoy half the offspring, milk, labour, and dung: the last one much appreciated for the fertilization of the arable land in a moment of demographic growth.

This system, widespread throughout the Principality of Asturias, showed regional varieties such as nthe "comuña a media ganancia", the "comuña a la ganancia", the "comuña de medio a medio" and the "comuña a media cría", formulae imposed on by landlords, usually of urban origin -belonging to the nobility or the clergy- and accepted by the tenants out of sheer necessity, des pite the onerousness of the contract.

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Si en algo coinciden las afirmaciones de la práctica totalidad de los historiadores es en señalar el progresivo aumento de población que se produjo a lo largo de la cen­turia dieciochesca en todas las regiones de España. En el Principado de Asturias, dicho crecimiento poblacional, estará íntimamente ligado al progresivo desarrollo de la agricultura y de la ganadería, ocasionando también la fructificación de conocidos contratos de explotación de la tierra y del ganado que había tenido su origen en plena Reconquista.

Ya Jovellanos comentaba como el aumento de la población había producido el hecho de que una sola casería que antes alimentaba a una familia, ahora alimentaba a tres, dándonos a entender la existencia de nuevas formas de explotación agraria que junto con la roturación de nuevos terrazgos y la utilización del ganado, fundamental­mente vacuno, como productor de abono, fuerza de trabajo y alimento, serían los fac­tores explicativos del auge de la población.

No parece, por una parte, que haya sido la llegada de nuevas formas de explota­ción intensiva de la tierra como "el sistema Norfolk", inglés, el detonante de la explo­sión demográfica. Más bien fueron el cultivo novedoso del maíz, introducido en Astu­rias en los albores del XVII, junto con "les fabes", sembradas en armoniosa unión con el anterior y la tradicional "escanda" sustentadores de la población asturiana y por consiguientes los culpables del crecimiento demográfico. Por otra parte, la necesidad cada más acuciante de alimentos trajo consigo un continuo aumento de las roturacio-

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nes de tierras yermas pertenecientes en la mayoría de los casos a los estamentos privi­legiados, -nobleza y clero-- que aprovecharon la coyuntura para aumentar sus rentas mediante la generalización de los contratos de Foro, que debido a su larga duración, a su baja renta en dinero o en especie, o proporcional a la cosecha, no parecía una carga demasiado gravosa para el agricultor. De esta forma el campesino encontraba nuevos lugares para producir y el dueño veía convertido un erial en tierra de cultivo. Pero la producción obtenida rendía básicamente en los "buenos años" para el sustento familiar y para pagar las cargas impositivas a la corona, a la iglesia y a particulares, quedándo­se el campesino sin excedentes para vender en el mercado. Luego, con este panorama, el dinero en metálico que poseían era muy escaso y totalmente insuficiente para hacer frente a gastos importantes. Y no obstante, el campesino necesitaba ganado vacuno para el laboreo de sus tierras y su adquisición le entrañaba cuantiosos desembolsos y deudas.

Las dificultades del campesino para adquirir o reponer las reses necesarias en su casería que proporcionasen además de leche, el binomio fuerza trabajo-estercolado, supuso el hecho de tener que acudir al préstamo de los dueños de capital que a su vez eran los propietarios de la tierra. De esta forma, los grupos privilegiados especulaban con la miseria de los campesinos, hipotecando sus propiedades y obteniendo pingües beneficios con los "censos redimibles y al quitar" concedidos. En esta situación, los labradores encontraron en el comuña, nombre que recibe en Asturias la aparcería pecuria, la mejor fórmula de arrendamiento-explotación-posesión del ganado.

La comuña consiste en la entrega de ganado por parte de un propietario a un lle­vador a cambio normalmente de la mitad de las ganancias que generaban sus crías pues, "una vez adquirido su desarrollo y domadas para el trabajo, se vendían como animales de labor"(l). Era, pues, un interesante negocio para los propietarios que tras depositar el capital inicial -el ganado-- cuya propiedad nunca perdían, obtenían unos intereses sin gastos de ningún tipo que Prieto Bances cifra en un 30% o más (2). Para los comuñeros campesinos el negocio fue menor, pies a cambio del cuidado de ganado ajeno y de partir con el propietario la diferencia existente entre la renta y la tasación disfrutaban del esquilmo de la leche y consecuentemente de sus derivados manteca y queso, o de la fuerza de trabajo que les proporcionaban los animales y de su estiércol, muy apreciado para el abonado de sus tierra de labor.

Aunque el esquema básico expuesto es generalizable para todo el Principado, no es menos cierto que la comuña presenta variedades comarcales e incluso locales. Entre ellas cabe citar como más generalizas, "la comuña al armun", más conocida como "comuña a media ganancia", la "comuña a la ganancia" y "la comuña de medio a medio"; menos corriente era "la comuña a media cría".

"La comuña a media ganancia o armun" era la preferida por el campesino. En ella el propietario entrega el ganado apreciado al campesino para que lo cuide y lo mejore; el llevador tiene que procurar que la vaca, yagua, oveja ... procreen a menudo, pues en las crías está la parte más importante de su posible ganancia. También se aprovecha del escaso excedente de leche, de la fuerza bruta animal y de sus deposiciones. Cuan­do llegue el momento de vender el ganado dividirán a partes iguales la diferencia exis­tente entre el precio de venta y el de tasación inicial. Si las cabezas entregadas en comuña perecen o pierden valor por viejas, el daño será para el propietario, quedando libre la cría para repartir. En alguno lugares también las pérdidas se dividían entre los

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contratantes. El principal rendimiento que proporcionaba "la comuña a medía ganan­cia o armun" estaba en el reparto a medias de la lana, en el caso de las ovejas, de la miel, respecto a las abejas, y de las crías obtenidas de todos los animales comuñados.

"La comuña a la ganancia" era distinta y más onerosa porque el propietario saca primero el capital y después se divide el lucro, de suerte que si muere o padece menoscabo alguna res, la pérdida se suple con las crías o con el aumento de valor de las otras cabezas apreciadas"."La comuña de medio a medio" consistía en aportar ambos contratantes el mismo número de ganado, repartiendo las ganancias o pérdidas a partes iguales. Los trabajos y cuidados del colono se compensaban con la produc­ción de leche, estiércol y trabajo. Este tipo fue el más utilizado en zonas altas, y prefe­rido por los campesinos asturianos ya que también era la modalidad más ventajosa para el llevador, ya que podía romper la comuña cuando lo deseara e incluso trasmitir­la a otro sin permiso del dueño.

Existía también "la comuña a media cría", forma contractual por la que el comu­ñero nunca tendrá parte en el ganado que se le entrega, con la obligación de cuidarlo a cambio de media cría; en algunos casos, si la vaca entregada sufre algún tipo de menoscabo, pérdida o muerte era por cuenta del propietario; por eso esta modalidad apenas se desarrolló (3).

Estos tipos de aparcería pecuaria que se han descrito fueron muy comunes en el Principado, como se prueba en este fragmento de un contrato hecho en 1747 en el Concejo de Caravia, por el que se arrienda una casería, entregándose además en apar­cería el ganado siguiente: " ... 23 ovejas entre grandes y pequeñas con su cabaña en Duyos, tres cabras con tres naciones en dicha cabaña, cuatro vacas mayores con tres crías, dos machos y una hembra al pie. La hembra y una nuvilla la toman preciadas en nueve ducados y el resto ha de ser por mitad las crías que diesen como las que diesen las nuvillas ... "(4). Aparecen en este protocolo notarial dos formas de comuñas por un lado "la comuña a media ganancia o armun" en el caso de la "hembra y la nuvilla" tasadas en nueve ducados, fórmula preferida por el arrendatario que intenta conseguir los máximos beneficios en el contrato. Por otra, aparece la "comuña a media cría", contrato preferido por el arrendador que conserva en su totalidad la propiedad del ganado no permitiendo que el llevador tome parte de las casi seguras ganancias que producirían sus cuidados sobre la cabaña ganadera. Así pues, en este tipo de comuña el ganadero era un mero cuidador del ganado entregado por el propietario, ya que no tenía participación en el animal; sólo se beneficiaba de la mitad de las crías, del traba­jo, de la leche y del estiércol. Pero para ello tenía que permitir que ganado ajeno pas­tase en sus pequeñas posesiones o arrendar o aforar nuevas tierras. Luego era un círcu­lo vicioso. Incluso, cuando el arrendamiento era de una casería, el propietario no per­mitía de buen grado la existencia de ganado del llevador sino que se valía de ciertas argucias para mantenerlo todo bajo su control. En el mismo contrato reseñado ante­riormente, la propietaria dejó "para uso de los arrendatarios en su casa, tres arcas y un cofre, una masera, dos pies de cama, una cuerda de carro de cerdas grandes y otra pequeña de lo mismo y un carro ferrado". Por ello le dan los colonos " ... una nubilla color pardo preñada y por tener más valor que el carro les da Dña. Mª Antonia cinco ducados y así queda con las demás a medía cría". En otros contratos se expresaba más claramente aún "la comuña a media cría": en un arrendamiento caraviense en 1717, en que D. Francisco de Covían Busto arrienda una casería con ganado, se especificaba

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claramente: " ... el ganado siempre ha de ser de D. Francisco así como el producto medio a mitad ... "(5). En resumen los dueños preferían este sistema, porque con muy pocos riesgos debido a la vigilancia que ejercían sobre el comuñero, como sostiene García Femández, conservaban íntegro el valor del animal, obteniendo además la mitad del producto del ganado. En cambio el campesino vio en la comuña a media ería una práctica ostentosa que si la aceptó fue por auténtica necesidad.

La cuantificación porcentual de la magnitud de la comuña resulta por el momento dificultosa ante la falta de estudios parciales; así todo del vaciado del Catastro del Marqués de la Ensenada en Cabranes que hemos realizado se desprende que en 1752, el 18% del ganado vacuno (que ascendería hasta un 29% si sólo se tuvieran en cuenta vacas), el 10,3% del caballar, el 5% del lanar y el 10% de las colmenas estaban explo­tadas en forma de comuña a mitad de ganancia. En el Coto de señorío eclesiástico de Camás, añadido al Concejo de Cabranes a partir de 1826, el vacuno en aparcería era del 53%, el caballar del 87,5%, el lanar del 7,5%, el de cerda del 3,6% y el 55,5% de las colmenas. En Caravia el 22,5% del ganado vacuno (ascendería al 53% si se anali­zasen únicamente vacas, o al 65,7% si hiciésemos lo propio con los bueyes), el 5,2% de ovejas, el 10,5% del caballar, el 1,5 del de cerda y más del 12,5% de colmenas, se encontrarían bajo este régimen de explotación. En Ribadesella, la mitad de las vacas lo mismo que las ovejas estaban en aparcería (6). En Boal (7) menos del 10% de las vacas y algo menos del 3,5% de ovejas se llevaban en aparcería. En Quintueles,(8) parroquia de Villaviciosa, el 46% del vacuno y todo el ganado lanar estaban en comu­ña. En Gijón, tan sólo el 7% de la cabaña se mueve en régimen de comuña.

Los datos aportados nos permiten obtener distintas conclusiones: - en primer lugar, nos pintan una Asturias desigual, con peculiaridades zonales,

en las que el sistema está más o menos arraigado. Nos llama la atención como en Cotos de señorío eclesiástico como Camás, perteneciente al Monasterio de Valdediós, posiblemente también en los nobiliarios, la comuña tenía gran peso, debido a las exce­sivas cargas que debía soportar el vecindario, lo que les impedía acumular numerario para la compra de ganado. En Caravia, Ribadesella, Quintueles, Camás, la mitad del vacuno era comuñero. En Cabranes (9); casi la tercera parte de las vacas;

- en segundo lugar, observamos como cuantitativamente el vacuno es el ganado básico de la comuña. En Cabranes 400 reses vacunas de 2221 que pastan en el término están acomuñadas. En Camás de 224 existentes son comuñeras más de la mitad, 119. En Caravia 152 de un total de 522. De lo afirmado se deduce también cómo el ganado lanar, caprino, caballar, porcino, etc., en lo referente a esta institución, tenía menos desarrollo y extensión, debido, sin duda, a su bajo coste, lo que permitía a los vecinos poseerlo fácilmente con excepción del caballar;

- en tercer lugar, lo que también se desprende del análisis del Catrastro del Mar­qués de la Ensenada de los concejos aludidos, quizá extensivo para el conjunto del Principado de Asturias, es la existencia de una mayoría de hidalgos censados con algún tipo de ganado propio a su cargo, por tanto, pequeños propietarios, que utilizaban la comuña para incremento de sus rentas, a pesar de los gravámenes del contrato. En Cabranes, por último, 73 vecinos, es decir, el 12,45% del vecindario son comuñeros.

¿Quiénes eran los dueños de los ganados que se entregaban en comuña? De las investigaciones realizadas en el catastro de Cabranes, Coto de Camás y Caravia sobre los propietarios que ceden ganados en aparcería se observa que los más importantes

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arrendadores son gentes urbanas, enriquecidas, que viven de rentas, pertenecientes al estamento nobiliario, muchos de los cuales poseen tratamiento de Don. Normalmente, son señores de villas próximas, aunque también aparecen arrendadores afincados en la capital asturiana. Tomando a Cabranes como modelo, se atisba como personajes nota­bles de Villaviciosa, Infiesto y Oviedo, prestan ganado en comuña a naturales del con­cejo en cantidad, a veces, sorprendente. Un ejemplo lo tenemos en D . Manuel Posada, de Villaviciosa, que cede en aparcería a mitad de ganancia, 78 reses vacunas, 6 yeguas y 19 cabezas de ganado lanar, a 25 vecinos del término. A escala regional fue famoso Bernardo de Terrero y Bol de Leyva, quirosano, más conocido por el "Marquesito de Oro", que poseía ganado a comuña en varios concejos.

Queremos destacar también la importancia que presentan los clérigos como apor­tadores de ganado para la comuña, pues tradicionalmente, debido a la simpatía que sentían por ciertos arrendamientos de tierras como los foros, o por el cobro directo de diezmos y primicias, no se contaba con ellos a la hora de analizar este curioso sistema de aparcería pecuaria o se minimizaba su participación. Y sin embargo, su papel no es nada despreciable si tenemos presente que en Cabranes el 35% del total del ganado vacuno comuñado, el 62,5% del caballar y de las colmenas de abejas, y el 88% del ovino entregado en aparcería es propiedad de eclesiásticos. Eri el Coto de Camás el 17% del total de vacuno y de lanar en comuña pertenece a miembros de la Iglesia. En Caravia la mayor parte del ganado entregado en comuña por los clérigos del municipio pasta fuera del concejo, pero no deja de sorprender la cifra: 155 cabezas de vacuno y 9 de caballar. En cambio, dentro del municipio solo tiene en aparcería 9 cabezas de ganado caballar, 49 de lanar y 6 pies de abejas, lo que representa el 35%, el 60% y el 100% respectivamente del ganado entregado en comuña.

Generalizando estos datos en función de los globales de los municipios y locali­dades citadas, podemos sostener que el clero poseía en comuña el 8% del ganado vacuno, el 10% del caballar, el 6% de lanar, y el 9% de abejas existentes en el Princi­pado de Asturias, cifras a tener en cuenta y que aprueban el interés de este estamento privilegiado por participar en el negocio de la aparcería de ganado.

En resumen, podemos afirmar que la comuña, peculiar sistema de aparcería utili-1,ado en Asturias, fue otro de los medios empleados por los grupos dominantes para mantener en su poder todos los medios de producción, caserías, fincas y ganados, con­virtiéndose el llevador en mero instrumento subordinado a lo intereses de los notables, hecho que denuncian los refranes siguientes: "de la vaca comuñada, ni llechi, ni dine­ro, ni nada", "de les vaques a comuña, lleva'l amu hasta la uña"; "El que con vaques comuñeres quiera facer cuartos, nunca verá los sus fíos fartos"(lO).

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NOTAS

(1 ) Jesús García Fernández, Sociedad y organización tradicional del espacio en Asturias, IDEA, Oviedo, 1976, pp. 44-45 .

(2) R. Prieto Bances, "La casería asturiana", R. Crítica de Derecho Inmobiliario , 1942.

(3) Gran Enciclopedia Asturiana. Tomo V, CIER-DESCE, Voz, Comuña.

(4) A.H.P., Prot. Not., año 1747, folio 19. Se explicita este contrato en el libro El Concejo de Caravia, Economía y Sociedad (1700-1750). Servicio de Publica­ciones de la Universidad de Oviedo, Oviedo 1992, del que son autores los redactores de este artículo.

(5) A.H.P., Prot. Not., año 1717, caja 1245, folio 8.

(6) Ferrer Regales, M ., La ganadería bovina en la región Astur-Cántabra, Oviedo 1963.

(7) Sánchez Brañas, Estudio sobre la Geografía Agraria y la población del Conce­jo de Boa!, Oviedo 1976.

(8) García Mdez., A., Quintueles, una Aldea de la marina Asturiana, Oviedo 1962.

(9) Los datos de Cabranes y de Camás los hemos obtenido del vaciado del Catastro del Marqués de la Ensenada -cuatro tomos- que se encuentran en el Archivo Municipal.

(10) Gran Enciclopedia Asturiana, ob. cit.

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