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La Colonia en la Nueva España Mtra. A. Patricia Torres Rodríguez Universidad Autónoma de Querétaro Con la caída de México Tenochtitlan, se inició la vida colonial en la Nueva España, e inició una nueva cultura basada en el mestizaje del pueblo español conquistador, el indígena vencido y el negro que trajeron como esclavo. Entonces se procedió a reconstruir la ciudad de México, se fundó el ayuntamiento de Coyoacán para que legalmente le concediera a Cortés facultades para trazar la ciudad, organizar el gobierno y la vida de la población. En octubre de 1522, el rey Carlos I nombró a Hernán Cortés capitán general de la Nueva España y nombró a los oficiales que quedarían a cargo del gobierno en su ausencia; más adelante los sustituiría por audiencias hasta que en 1535 llegó el primer virrey don Antonio de Mendoza. Cortés, lejos de iniciar la vida colonial, fue cuestionado por sus propios hombres, que se sintieron decepcionados por la inexistencia de un tesoro. Con el objeto de evitar la ociosidad y una insurrección entre sus hombres, se dieron una serie de exploraciones que les abrieran las expectativas de enriquecerse con sus conquistas. Mientras se establecía una organización política en la Nueva España, la colonización del territorio se efectuó en desorden, por el contrario, la corona española se preocupó porque su colonia tuviera un régimen coherente y acorde a sus principios políticos y religiosos. Primero se consolidó el poder español en el centro del país y comenzó su expansión hacia el norte. La colonización fue un largo proceso de ocupación y organización de territorios poco habitados o conquistados por lo que las expediciones fueron comunes durante todo el siglo XVI. Dirigidas por pocos españoles y acompañados por un buen número de indígenas, que se encargaron de divulgar los horrores vividos durante la caída del Imperio Mexica, consolidaron a largo plazo un enorme territorio que proporcionó grandes riquezas a la corona española. Algunos de los pueblos se apresuraron a someterse en forma pacífica a Cortés como fue el caso de Michoacán. Otros, como los zapotecas, fueron sometidos con violencia. Así se logró dominar el

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La Colonia en la Nueva España

Mtra. A. Patricia Torres RodríguezUniversidad Autónoma de Querétaro

Con la caída de México Tenochtitlan, se inició la vida colonial en la Nueva España, e inició una nueva cultura basada en el mestizaje del pueblo español conquistador, el indígena vencido y el negro que trajeron como esclavo. Entonces se procedió a reconstruir la ciudad de México, se fundó el ayuntamiento de Coyoacán para que legalmente le concediera a Cortés facultades para trazar la ciudad, organizar el gobierno y la vida de la población. En octubre de 1522, el rey Carlos I nombró a Hernán Cortés capitán general de la Nueva España y nombró a los oficiales que quedarían a cargo del gobierno en su ausencia; más adelante los sustituiría por audiencias hasta que en 1535 llegó el primer virrey don Antonio de Mendoza.

Cortés, lejos de iniciar la vida colonial, fue cuestionado por sus propios hombres, que se sintieron decepcionados por la inexistencia de un tesoro. Con el objeto de evitar la ociosidad y una insurrección entre sus hombres, se dieron una serie de exploraciones que les abrieran las expectativas de enriquecerse con sus conquistas.

Mientras se establecía una organización política en la Nueva España, la colonización del territorio se efectuó en desorden, por el contrario, la corona española se preocupó porque su colonia tuviera un régimen coherente y acorde a sus principios políticos y religiosos. Primero se consolidó el poder español en el centro del país y comenzó su expansión hacia el norte. La colonización fue un largo proceso de ocupación y organización de territorios poco habitados o conquistados por lo que las expediciones fueron comunes durante todo el siglo XVI. Dirigidas por pocos españoles y acompañados por un buen número de indígenas, que se encargaron de divulgar los horrores vividos durante la caída del Imperio Mexica, consolidaron a largo plazo un enorme territorio que proporcionó grandes riquezas a la corona española.

Algunos de los pueblos se apresuraron a someterse en forma pacífica a Cortés como fue el caso de Michoacán. Otros, como los zapotecas, fueron sometidos con violencia. Así se logró dominar el territorio de una costa a otra. A los descubridores y conquistadores les siguieron los colonizadores, los frailes y una burocracia virreinal que impusieron una nueva estructura política y económica, otra religión y una cultura diferente. Dos mundos por completo distintos se amalgamaron para crear un rico y variado mestizaje que tuvo como consecuencia el país que hoy es México.

El sistema político-administrativo que se estableció en América fue un modelo creado por España. Las instituciones clásicas del mundo español tendieron a mantener las características esenciales en estas nuevas tierras, aunque los criollos y peninsulares tendieron a transformarlas de acuerdo a su realidad. Después de la figura soberana del rey venían y tenían su sede en España:

Real y Supremo Consejo de Indias: (1524) Fue creado para fiscalizar las primeras expediciones y viajes, pero acabó por convertirse en un organismo ejecutivo, legislativo y judicial que tenía entre sus funciones dictar leyes, autorizar nombramientos e intervenir para la buena marcha de la vida colonial.

Casa de Contratación: En 1503 se estableció por decreto real la Casa de Contratación de Indias en Sevilla, creada para fomentar y regular el comercio y la navegación con el Nuevo Mundo. Su denominación oficial era Casa y Audiencia de Indias.

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Tribunal de la Inquisición: Fue instituido en el año 1569 por el rey Felipe II y quedó a cargo de una orden eclesiástica: los dominicos y en América solo se aplicó en México y Perú. Su principal y única función era moderar las costumbres de la época, es decir, juzgar y procesar todo lo que estuviera fuera de las costumbres normales de la Colonia. Quedaban bajo el control de los inquisidores todos aquellos que estuvieran en contra al modelo ideal: los herejes, invocadores del diablo, los judíos, adivinos y hechiceros o todo aquel que tuviera una posición diferente o contraria a la Iglesia. También cabían en esta categoría los infieles, bígamos y frailes corruptos o solicitantes. Esta institución era completamente autónoma frente a las autoridades americanas.

En América fueron apareciendo diversas instituciones según las necesidades que surgían y representaban al gobierno en las colonias recién descubiertas.

Virreinatos: División territorial creada por Carlos I en 1542, la cual estaba a la cabeza del virrey, representante más directo del rey, más alto funcionario en América y tenía la facultad de resolver diversos asuntos como el propio monarca. Tenía los títulos de gobernador y capitán general en su distrito y era el presidente de la Real Audiencia. Sus atribuciones eran amplias: como gobernador administraba el virreinato, como capitán general dirigía el ejercito y la escuadra y presidía la Real Audiencia. Le estaba encomendado desde España y de manera especial el velar por la protección de los indígenas.

Las Reales Audiencias:Eran tribunales superiores de justicia civil y criminal. Su objetivo era velar por el cumplimiento y la interpretación de las leyes; sin embargo, tras la promulgación de las Nuevas Leyes (1542), pudo involucrarse en asuntos de gobierno. En este sentido, fiscalizaba la labor ejercida por los gobernadores y, de paso, les restaba poder. Estaban constituidos por los oidores y un presidente

Las Capitanías Generales: Ejercían el mando militar y la vigilancia policial de la capitanía a su cargo. La máxima autoridad era el Capitán General. Los Capitanes Generales, autoridades máximas en las guarniciones militares de frontera

Las gobernaciones:Estaban dirigidas por un gobernador, tenía a su cargo todo lo referente a la administración que correspondía a las reales audiencias. El gobernador era nombrado directamente por el rey para ejercer el poder real en los territorios dependientes de la Nueva España y con facultades para participar en la conquista.

El ayuntamiento o cabildo. Era el organismo que regía directamente los asuntos administrativos de cada ciudad. Velaba por los intereses de la comunidad e intentaba resolver los problemas que la afectaban en materias tan diversas como aseo, ornato, manejo de bienes públicos, etc. Dictaba normas para una buena convivencia y reglaba los precios de algunos productos de primera necesidad, como el pan. También representaban el parecer de los ciudadanos ante el rey. Como ente regulador, además, los cabildos administraban los terrenos fiscales (autorizando su uso comercial) y organizaban el mercado, el matadero y los basurales. También velaban por el funcionamiento de la cárcel pública, la seguridad local y la mantenimiento del orden público.

Las alcaldías mayores. Sus facultades eran judiciales, políticas y administrativas. Los alcaldes presidían los ayuntamientos y eran funcionarios auxiliares nombrados por el virrey. Vigilaban el buen estado de los caminos y el pago de los tributos, a la vez que no se cometieran abusos con los indios. Los alcaldes mayores y los corregidores fueron el mejor vehículo que tuvo la corona para controlar a

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los encomenderos, que se convirtieron en el enemigo número uno de los indios, a quienes se dedicaron a explotar.

Los corregimientos: Eran divisiones del territorio que comprendían una ciudad y su distrito, también son llamados partidos. Ayudaban en la administración de la gobernación. Estaban dirigidos por el corregidor y sus funciones eran: presidir el Cabildo, administrar justicia por causas criminales y vigilabar el trato que se les daba a los indígenas.

El siglo XVI se caracterizó por la formación de una estructura que separaba, con el pretexto de evangelizar, a la población en “república de indios” y “república de españoles”. Cada comunidad se formaba con asentamientos que tenían gobiernos diferentes y ordenamientos legales distintos. También se separaron las actividades económicas. La distancias entre ambas comunidades se acortó por la avidez de los españoles por adueñarse de otras tierras y por la necesidad del indio de encontrar trabajo en las urbes españolas como arrieros o artesanos.

Además de las grandes haciendas de los conquistadores y sus descendientes, y de las tierras de la comunidad indígena, otras formas de poblamiento fueron los ranchos y las congregaciones. Las congregaciones tuvieron el propósito de organizar a la población. Los indígenas fueron obligados a abandonar su organización agrícola y a limitarse a tierras ya guas otorgadas por mercedes reales. Este sistema protegió la expansión agrícola y ganadera de los españoles. A la larga, las congregaciones permitieron la creación de grandes poblados rodeados de huertos, zonas agrícolas y ganaderas bien definidas, pero a la vez dejaron libres grandes extensiones que fueron repartidas entre los españoles.

La organización económica de la Nueva España estuvo basada en la minería, el comercio, la agricultura y la ganadería. La mayoría de los conquistadores pretendía enriquecerse muy pronto por medio de los metales, por lo cual prestaron poca atención a la agricultura, y la dejaron en manos de la población sometida, aunque hubo sus excepciones.

Gracias a la minería España se introdujo a la economía mundial. Desde el principio la Casa de Contratación de Sevilla reglamentó el comercio y estableció un sistema monopólico entre España y sus colonias. En el siglo XVIII, la actividad comercial entre Europa, América y Asia alcanzó grandes proporciones, siendo más ventajosa para Europa porque tenía reglamentos en sus colonias, mantenía monopolios sobre ellas y sólo tenía ciertos puertos habilitados en América para evitar el tráfico ilegal. El comercio con el Oriente alcanzó en este siglo mayor regularidad e importancia por el llamado Galeón de Manila o la Nao de China que traía seda, almizcle, perlas, porcelanas, tallas de madera y marfil y las famosas especies. Por otra parte, desde Sevilla y Cádiz salían dos naves llevando vinos, aceite, jabón, etcétera. En Acapulco y Veracruz se organizaban ferias para vender los productos importados. Otra parte era llevada a la capital para su venta y el resto favoreció el desarrollo de un comercio interno que tenía serios problemas por las malas vías de comunicación y los bandoleros.

Para poder tener una economía sana era necesario un sistema tributario. La Real Hacienda se ocupó de todas las operaciones de carácter fiscal de la colonia, sobre todo la cobranza de impuestos. Afines del siglo XVI algunos de los tributos eran:

El “quinto real” sobre la plata El tributo anual de indios y mulatos La alcabala sobre todas las transacciones comerciales Los impuestos al pulque y a los estancos El diezmo de la Iglesia

La evasión tributaria era causa de castigos corporales. La mayor parte de los impuestos recaudados iba

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a parar a España y de lo que quedaba en México se pagaban sueldos a empleados, misiones y gastos de guerra.

Al concluir la conquista se establecieron medidas tributarias y se alentó la producción de alimentos en gran escala, para lo cual se creó un sistema para explotar el trabajo indígena: la encomienda y el repartimiento. La encomienda tenía el propósito de imitar a la nobleza terrateniente española, a pesar de ello, no implicaba la posesión de la tierra sino sólo el derecho a recibir un tributo en especie y/o trabajo de los indios encomendados. Sus funciones se dividían sobre todo en los servicios personales, la producción agrícola y la extracción de metales. Gracias a esta institución la situación de los indios se mantuvo como un sistema de esclavitud basado en la idea de la guerra justa. Los abusos fueron frecuentes y las leyes de protección a los indios fueron desobedecidas impunemente, sobre todo en el siglo XVI, pero hacia la segunda mitad del XVII, la encomienda se debilitó debido al poco interés de quienes la habían heredado y por las epidemias que diezmaron la población indígena.

El repartimiento fue un sistema de trabajo asalariado que permitió a los españoles contar con mano de obra, cuyo contrato era a voluntad; aunque el indio era maltratado y en ocasiones huía a los montes. Por tal motivo se crearon los cuatequil en los que se estableció la mano de obra forzada pero remunerada. Primero se limitó a las obras públicas y a la producción de alimentos y luego se incluyó el trabajo en las minas. Poco a poco se fue convirtiendo en un sistema de peonaje en el que se daba a los indios la libertad de contratarse como “gañanes” en todo tipo de labores.

El rey detentaba la propiedad de la tierra y era el único capaz de enajenarla en favor de sus súbditos. Relacionada de manera íntima con la agricultura, se encontraba la organización de la propiedad. Mientra que los españoles deseaban obtener tierras de manera personal, los indígenas buscaban la propiedad comunal. Las tierras en Nueva España estuvieron repartidas de la siguiente manera:

Fundo legal: con el que se concedió a los indígenas el derecho legal sobre tierras, aguas, montes y demás recursos incluidos en un área de 600 varas a partir del centro hacia los cuatro puntos cardinales.

Ejido. Se establecieron a las afueras de los pueblos y eran tierras comunales para los indios. Tierras de “propios”. Tierras destinadas a satisfacer las necesidades de los pueblos. Mercedes: eran las propiedades (tierras, agua) que se concedían a los particulares y a los

pueblos otorgándose todos los derechos mediante un título. Latifundios: Grandes extensiones de tierra en poder de una persona. Los primeros fueron

productos de la conquista, después se dieron por enajenaciones o despojos.

Las mercedes reales. Pasados los primeros años de la conquista, escaseó la tanto la mano de obra indígena como los alimentos. Esta situación dio origen a las mercedes reales, las cuales tenían el propósito de alentar la producción de alimentos a gran escala. Fueron el origen de la propiedad privada.

La colonización de la Nueva España produjo un organización social caracterizada por la desigualdad. Los peninsulares españoles conformaban el grupo social dominante. Detentaron la riqueza colonial, pues en sus manos estaban los cargos más importantes de la administración del Estado y de la Iglesia, el alto comercio y algunas de las más importantes negociaciones mineras y agrícolas.

Dentro de la estructura social del país, el segundo nivel lo ocuparon los criollos, hijos de españoles nacidos en América. Por lo general eran dueños de haciendas y ranchos de mediana importancia. Entre ellos había profesionistas formados en la Universidad de México y en los colegios de la Compañía de Jesús.

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La composición del grupo indígena fue también muy compleja y heterogénea y conformaban la mitad de la población de la Nueva España. Había muchas etnias, con lenguas, costumbres y formas de subsistencia diferenciadas. Entre ellas existía una estratificación social heredadas desde la época prehispánica, y después por alianzas y concesiones originadas por el contacto con los peninsulares.

La introducción de los esclavos negros africanos en la Nueva España dio nuevos matices a la Colonia. Junto con los indios fueron el grupo social más discriminado y explotado. Estaban sometidos a severas restricciones y prohibiciones.

Los primeros mestizos de padre español y madre india no tenían hogar, ni lugar definido en la sociedad de su tiempo. Ya en el siglo XVIII se multiplicaron y se hicieron presentes en todos los ámbitos. Por sus rasgos físicos y tono de piel se incorporaban a la república de indios o de españoles.

Con la conjunción de los tres grupos étnicos: blanco, indígena y negro, se dio origen a la formación de las castas. Con el paso del tiempo se dio la mezcla de unas y otras, lo cual produjo una abigarrada y fraccionada sociedad. La vida de las castas estuvo regida por las Ordenanzas de la Real Audiencia, que especificaban los oficios que podían desarrollar y la indumentaria que tenían permitido usar. Algunas tenían nombres muy pintorescos como:

Cambujo: chino con india Tercerota: blanco con mulata Galfarro: negro con mulata Cholo: mestizo con india Coyote: indio con mestiza Loba: indio con negra Saltatrás: blanco con albina Tente en el aire: cambujo con india No te entiendo: tente en el aire con mulata Ahí te estás: no te entiendo con india

Desde los primeros años de la Colonia, la Iglesia desempeñó un papel de gran importancia hasta convertirse en la institución más poderosa de la Nueva España después de la corona española. Sus características generales fueron:

Fue el principal organismo ideológico vinculado al Estado español mediante el Patronato Regio. Gozó de una posición privilegiada puesto que, además de estar sustentada por el Estado, estaba

inmersa en una sociedad en la que todas las actividades se regían o relacionaban con el espíritu religioso.

Dominó la mayoría de la conciencia de los hombres. Dio carácter a las costumbres. Intervino en:

◦ la educación◦ las artes◦ las ciencias

Acaparó riquezas y territorios, con lo que intervino también en la economía y en la distribución de la tierra.

El clero regular estaba conformado por las órdenes religiosas que se distribuyeron por todo el territorio apenas concluyó la conquista. Se caracterizaron por vestir hábito y vivir en un edificio común sujetos a determinadas reglas, de ahí que se llamaran clero regular. Aprendieron las lenguas vernáculas y, por lo tanto, mantuvieron un estrecho contacto con los grupos indígenas. Los primeros en llegar

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fueron tres franciscanos que arribaron con la expedición cortesiana. Posteriormente llegaron: franciscanos (1524): Martín de Valencia, Francisco de Soto, Martín de la Coruña, Juan Xuarez,

Antonio de Ciudad Rodrigo, Toribio de Benavente (Motolinía), García de Cisneros, Luis de Fuensalida, Juan de Ribas, Francisco Jiménez, Andrés de Cordoba y Juan de Palos

dominicos (1526): Bartolomé de las Casas presidió esta organización religiosa durante su estancia en Nueva España

agustinos (1534):se destacaron Francisco de la Cruz, Agustín de la Coruña y Jerónimo Jiménez. Estas tres órdenes mendicantes fueron las más influyentes y las que construyeron grandes edificios para su religión, que al paso de los siglos pueden verse todavía en pie.

Las órdenes minoritarias se dedicaban a atender los hospitales y las escuelas, como los juaninos. los hipólitos, los carmelitas, y los mercedarios, además de algunas órdenes femeninas como las clarisas. La máxima realización de las órdenes terciarias fue el Hospital de Jesús, durante siglos el mayor hospital capitalino, en él reposan los restos de Cortés.

Al consumarse la conquista de México, se hizo necesaria la presencia del clero secular para que se hiciera cargo de la administración espiritual de los fieles, aunque se desconfiaba de ellos pues desatendían sus obligaciones, cobraban altos derechos parroquiales y se caracterizaban por su ignorancia. Su tarea fue la organizar y administrar la Iglesia mediante la división que se hizo del territorio en diócesis. Éstos fueron gobernados por un obispo o arzobispo cuya función era erigir cátedras, formar parroquias y nombrar curas para la administración de los sacramentos.

Al iniciar el siglo XVIII una nueva dinastía ocupaba el trono de España. Carlos III inició una serie de reformas conocidas como reformas borbónicas que buscaban:

la supresión del monopolio de Cádiz el fomento a la minería la ampliación del mercado americano para las manufacturas españolas la transformación administrativa del gobierno la recuperación de los poderes legados a las corporaciones una mayor participación de las colonias en el financiamiento de la metrópoli.

Estas reformas fueron económicas, políticas, administrativas y religiosas. Sirvieron para tratar de unificar el aparato estatal , mejorar la administración de las rentas reales y la organización y funcionamiento de la hacienda pública, además de impulsar la economía y acabar con los privilegios y abusos de funcionarios.

La dorada época colonial en Querétaro

Poco después de la caída de la Gran Tenochtitlan, dio inicio, como mencionamos con anterioridad, una etapa de expansión y colonización, principalmente hacia el norte. Aproximadamente en 1529 llegó a La Cañada, Hernan Pérez de Bocanegra, encomendero del pueblo de Acámbaro. Inmediatamente inició tratos con Conin, pochtecatl de Xilotepec, quien lo reconoció como su señor. Con el encomendero vino un padre franciscano, el cual bautizó a Conin con el nombre de Fernando de Tapia.

Tapia ayudó a Pérez de Bosanegra en la sumisión de los indios que habitaban las cuevas de La Cañada. Junto con caciques de Xilotepec y Tula fundó San Juan del Río el 24 de junio de 1531 en el antiguo Ixtachichimecapam. Un mes después, se enfrentaron en una batalla pactada, los aliados de Fernando de Tapia contra los chichimecas en el cerro de Sangremal. Como resultado de esa contienda, se fundó el pueblo de Santiago de Querétaro el 25 de julio, siendo su primer gobernador el mismo Tapia, quien fundó el primer hospital.

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Consumadas las conquistas de San Juan del Río y Querétaro, fueron incorporadas a la provincia de Xilotepec, que tenía en encomienda Beatriz de Andrade, viuda de Juan Jaramillo y casada en segundas nupcias con Francisco de Velasco. Toda la provincia de Xilotepec se gobernaba por un alcalde mayor nombrado por el virrey, hasta que en 1578 Martín Enríquez la dividió en dos alcaldías mayores.

A la Alcaldía Mayor de Querétaro le señalaron una extensión que iba desde el cazadero hasta el mismo pueblo distante diez o doce leguas. Comprendió dos pueblos principales que eran cabeceras de doctrina Querétaro y San Juan del Río.

La circunstancia de no haber determinado con precisión los linderos de la Alcaldía Mayor de Querétaro y los de la provincia de Michoacán, dio motivo a un largo litigio entre la diócesis de México y Michoacán conocido como “el pleito grande”. Hasta 1581 ambas partes convinieron que los territorios de Querétaro y Casas Viejas (San José Iturbide) fueran adjudicados a la Arquidiócesis de México y hasta 1586 se verificó formalmente la separación de Querétaro del obispado de Michoacán.

Los franciscanos fueron los primeros en predicar el evangelio en la provincia de Xilotepec y en bautizar a los indios de la región. Entre ellos se encontraban fray Alonso Rengel, Antonio de Ciudad Rodrigo que fue el primero que alcanzó a saber la lengua otomí, fray Paciente de Verona y fray Jacobo Daciano.

El siglo XVII no sólo fue época de prosperidad material para Querétaro debido a la bonanza agrícola y ganadera, sino fue la época en que se fundaron el mayor número de conventos y colegios, en

1607 se fundó el Real Convento de Santa Clara de Jesús 1614 el del Carmen 1625 los colegios de San Ignacio y San Francisco Javier 1632 el convento de la Virgen del Pueblito 1669 la Congregación de Clérigos Seculares de Santa María de Guadalupe 1670 el real colegio de Santa Rosa de Viterbo 1683 el convento de la Santa Cruz fue erigido en Colegio Apostólico de Propaganda Fide 1692 se fundó el convento de Santo Domingo 1698 se concluyó el Convento Grande de San francisco con iglesias y capillas.

En 1656, debido a la prosperidad del puebo y a la necesidad económica de la corona, Querétaro compró el título de ciudad y le fue otorgado un escudo de armas. A este honor debe añadirse que por real cédula de 1671 fue denominada “Tercera Ciudad del Reino”.

En la Sierra Gorda privaban otras circunstancias por lo que su pacificación y colonización recorrió un camino muy tortuoso. Desde el siglo XVI los agustinos habían establecido varias misiones en la sierra y en el XVII los dominicos habían establecido las suyas, fracasando lamentablemente en sus empresas y sufriendo terribles ataques y muertes por parte de los chichimecas. Ya en pleno siglo XVIII, en el año de 1748 José de Escandón libró la batalla definitiva contra los chichimecas, en la cual logró su absoluta derrota y casi total exterminio. Esta batalla se conoce como la batalla de la Media Luna.

Después de la “pacificación” de la zona, los misioneros agustinos que quedaban fueron removidos de la misión de Santiago de Jalpan para permitir la entrada a los franciscanos que iniciaron la construcción de las misiones de Santa María de Landa, San Francisco del Valle de Tilaco, Nuestra Señora de la Luz de Tancoyol y San Miguel de Concá y correspondió a fray Junípero Serra el sacar la empresa adelante.

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Al iniciar el siglo XVIII Querétaro se había convertido en una de las poblaciones más prósperas de la Nueva España. En 1733 fueron expedidas las primeras ordenanzas de Querétaro. En ellas se ratifica el título de ciudad y se declarad como patrono al apóstol Santiago. Por otra parte, La expulsión de los jesuitas decretada en 1767 produjo gran consternación entre los habitantes y la clausura de sus colegios hasta 1778. Reflejo de la prosperidad de ese momento fueron la construcción de grandes obras materiales como:

el convento de San Agustín en 1728 la fundación del Hospicio de Nuestra Señora de la Merced y el Real Colegio de San José de

Carmelitas Descalzas en 1736 el acueducto en 1738, los colegios de la Compañía de Jesús fueron por tercera ocasión ampliados y reconstruidos en

1755

La provincia de Querétaro había sido gobernada en sus inicios por comandantes militares, aun después de que en México hubo gobernadores y corregidores; pero desde antes de que fuera elevada a la categoría de ciudad, tuvo un magistrado con título de alcalde mayor hasta el año de 1770 en que se le dio un corregidor. Esta jurisdicción era dependiente del gobierno de México. La Ordenanza de Intendente se 1794 no incluyó a Querétaro en ella, por lo que en 1794 se declaró a Querétaro Corregimiento de Letras, el único en todo el virreinato. El mando militar de la provincia de Querétaro lo ejercía un comandante quien tenía a sus órdenes el regimiento de Dragones de Santiago de Querétaro.

En 1796 fue expedida la Ordenanza para la División de la Ciudad en Cuarteles, creándose alcaldes en ellos y dándose reglas para su gobierno; su autor fue el primer Corregidor de Letras José Ignacio Ruíz Calado.

A principios del siglo XIX Querétaro mantenía su prosperidad gracias a la industria de tabacos labrados, la agricultura y la ganadería, los obrajes y el intenso comercio que estas actividades generaban. Este era el panorama que se encontraba vigente cuando un revolucionario francés de apellido Bonaparte se apoderó del trono español y las consecuencias de esta acción se sintieron más allá del Atlántico, en todos los rincones del virreinato y sobre todo, en aquella ciudad tan llena de vida.

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