la ciudadanÍa como forma de biopoder dentro del concepto de michel foucault

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  • 7/25/2019 LA CIUDADANA COMO FORMA DE BIOPODER DENTRO DEL CONCEPTO DE MICHEL FOUCAULT

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    LA CIUDADANA COMO FORMA DE BIOPODER DENTRO DEL CONCEPTO

    DE MICHEL FOUCAULT.

    CITIZENSHIP AS A FORM OF BIOPOWER WITHIN THE CONCEPT OF MICHEL FOUCAULT.

    Rodrigo Hernndez Gamboa.1

    Resumen.

    Lo que se har en este breve ensayo es observar como la categora de biopoderestablecida por Foucault para comprender las formas de dominacin a partir lo biolgico,se pueden corresponder a las nociones de ciudadana modernas fundamentadas en laformacin del Estado-nacin contemporneo. Para intentar corroborar esta idea, sebuscar contraponer la concepcin de ciudadana anterior al cambio de dominacin haciael biopoder que se establece en el siglo XIX, con el posterior, cimentado en el Estado-nacin moderno.

    Para ello, en primer lugar se reconocer el concepto de biopoder desde la ptica deMichel Foucault, para luego hacer un breve recorrido histrico de las concepciones deciudadana en la poca grecolatina que le dieron origen y sustento de manera particular.Despus se centrar el estudio de la ciudadana pero ahora durante la revolucinfrancesa, lapso en el cual, en alguna medida se corresponde al momento en que Foucaultobserv un cambio del proceso de dominacin hacia los hombre a partir del biopoder. Ypor ltimo nos adentraremos en las concepciones contemporneas de ciudadana, paraexplicitar que elementos del biopoder se observan en las caractersticas que moldean esteestatuto jurdico-poltico en la actualidad.

    Palabras clave: biopoder, ciudadana, Estado-nacin, racismo, dominacin, normalizacin.

    Abstract

    What to do in this brief essay is to see how the category of biopower established byFoucault to understand the forms of domination from biological, may correspond to modernnotions of citizenship founded on the formation of the modern nation-state . To try toconfirm this idea, we seek to contrast the concept of citizenship before the change ofdomination toward biopower that is set in the nineteenth century, with later, rooted in themodern nation-state.

    To do this, first the concept of biopower is recognized from the perspective of MichelFoucault, and then make a brief historical overview of the conceptions of citizenship in theGreco-Roman era that gave rise to and support of a very particular way. Then we will

    focus on the notion but now during the French Revolution, a period in which, to someextent correspond to the time when Foucault notes a change in the process of dominationto man now as biopower. And finally we go into contemporary conceptions of citizenship,to explain elements of biopower that observed in the characteristics that shape the legaland political status today.

    Keywords: biopower, citizenship, nation-state, racism, domination, standardization

    1Licenciado en Ciencia Poltica y Maestro en Ciencias Sociales y Humanidades por la Universidad AutnomaMetropolitana.

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    Apuntes sobre el Biopoder.

    La base terica de este escrito tiene relacin directa con la propuesta de Michel Foucaultexpresada en una de las clases magistrales que imparta como parte del Collge deFrance el 17 de marzo de 1976 que est desarrollada en el libro Defender la sociedad(Foucault, 2000). Es ah, casi en la ltima parte de su vida acadmica cuando comienza a

    esbozar la categora de biopoder como un cambio dentro del ejercicio de la dominacinhaca el ser humano a partir de lo biolgico. Esta modificacin se da como unatransformacin a las formas de dominacin introducido en el siglo XIX dentro de lasnociones del derecho soberano, en la que se transmut el poder de dejar vivir y hacermorir, como parte de los atributos del detentador del poder estatal muy cercano a losmecanismos disciplinarios de violencia corporal, a otros, que se situaron en el poder dehacer vivir y dejar morir, ms cercanos a las tecnologas de regularizacin de lasconductas que se manifiestan en el biopoder (Foucault, 2000; 218).

    La novedosa constitucin del biopoder como forma de dominacin hegemnica,representa tambin un cambio en las tcnicas empleadas en los cuerpos como masa enla que se expresa el poder, abandonando como predominantes las tcnicas de

    adiestramiento, supervisin y tecnologas que impactan en el cuerpo del ser humano paraincrementar la fuerza til del sujeto en el aparato productivo -cualquiera que ste fuera,tanto material como subjetivo- por otras, fundamentadas en regular la vida a partir de unanormalizacin, avocados no al hombre como cuerpo, sino al hombre como ser viviente.Es decir, una internalizacin de las tecnologas de poder como normalizacin dentro de lamultiplicidad de los individuos; por lo tanto, estos mecanismos disciplinarios se apartan dela expresin del poder en lo individual a partir de cierta coercin fsica, y se aplican ahoracomo multitud, en la que la subjetividad que se impregna al conjunto de los hombres sirvepara controlar y normalizar sus funciones ms bsicas. Foucault lo denomina un cambiode la anatomopoltica a la biopoltica.

    Estos procesos biopolticos -establecidos desde el poder soberano- son representados

    como parte de la determinacin del hombre como especie, en base a un conjunto demedidas regulizadoras de su accionar ms ntimo, como los nacimientos, las defunciones,las tasas de reproduccin, las migraciones, las enfermedades, la higiene pblica yprivada, la medicalizacin, la sexualidad, la vejez, etc. regulada dentro del aparato depoder soberano que decide o implementa programas sostenidos en presupuestoscientficos, como mecanismo de seguridad de su poder, y al mismo tiempo, como formadisciplinaria para optimizar y maximizar las posibles fuerzas extradas sobre el hombre. Yaunque la secularizacin del sujeto permite un tratamiento individual de sus condicionespor medio de medidas disciplinarias, estas fuerzas de biopoder actan en lo generalmediante mecanismos globales con el fin de encontrar regularidades en la vida del serhumano, asegurando con ello una normalizacin uniforme (Foucault, 2000; 219-221)

    Con esto se explica cmo la episteme del derecho soberano transformado se enuncia; enel biopoder el derecho de hacer vivir interviene en todo momento para subrayar la vida,controlar riegos y accidentes, nacimientos y reproduccin, como de igual forma se dejamorir a travs de muchas maneras, e incluso de manera indirecta2. Diferente ste, altratamiento dentro de los mecanismos disciplinarios propios de la anatomopoltica, en laque el derecho del soberano se articula justo en el hecho de hacer morir a alguien pordecisin propia de manera directa, y es magnnimo al permitirle dejarle vivir a la sombrade su proteccin. Aunque el biopoder es generado con mayores mpetus en los ltimosdos siglos, los dos mecanismos de poder se intercalan de manera permanente paraorganizar las expresiones de poder ms acabadas en las sociedades modernas eindustriales (Foucault, 2000; 221).

    2Uno de estos casos se ejerce en forma racismo, como posteriormente lo observaremos

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    El elemento que fungen como mecanismo de biopoder dentro del aparato estatal y quetiene una singularidad tanto regularizadora como disciplinara es la norma, o la expresinestatal legitimada de su poder. Esta representacin subjetiva del quehacer humanoautorizada por el poder estatal, va aplicarse tanto al cuerpo como a la poblacin en suafn justo de que se cumpla lo que mandata el soberano legitimado en posicionamientospolticos y cientficos (Foucault, 2000, 223). Situacin que se vuelve muy relevante a la

    hora que comencemos a hablar de ciudadana.

    Sin embargo, todas estas reflexiones sobre biopoder tienen un solo fin de acuerdo alinters de este escrito, y es representar cmo estas formas o mecanismos deregularizacin de la vida humana se manifiestan en el Estado y sugieren una inscripcindel mismo en la nocin prctica y terica de ciudadana, pilar de la formulacin de lospoderes soberanos modernos. La interseccin dentro de la ciudadana, la podemosencontrar en dos momentos de un mismo fenmeno; dentro de las reflexiones queFoucault hace en relacin a las implicaciones del racismo dentro de los Estadosmodernos, y adems dentro de los procesos ya descritos sobre la normalizacin deconductas que implementa el biopoder, ahora a partir de este racismo.

    La introduccin de la propia nocin ambigua de racismo en el lenguaje acadmico, tomaforma en Foucault en la distincin, jerarquizacin y calificacin racial, con la finalidad dedesfasar a los indeseados y a sus influencias de la poblacin que se detenta dentro delpoder soberano. Se realiza como una censura de tipo biolgico en la legitimacin delEstado moderno como reprobacin a la desuniformidad del conjunto de la masa humana ydesregularizacin de los valores, acciones y creencias en la que se busca fundamentar elpoder soberano a partir de estas tecnologas de biopoder que buscan normalizar. La idearacial se ejerce en los Estados modernos de tal manera que no hay funcionamiento delmismo que no pase en cierto momento por l.(Foucault, 2000; 230). .

    Desde la estatizacin de la vida, el Estado va a calificar algunas especies raciales comobuenas y otras como malas, y dar pie a una enfrentamiento que no ser de tipo blico,

    sino que ser de tipo biolgico, en tanto una batalla contra los supuestos seres inferiores,indeseables, degenerados, etc. (Foucault, 2000; 230-233), en su bsqueda porhomogeneizar a la especie que le corresponde aparecer en lo ms alto de la escala racial,segn las legitimaciones nacionales de cada poder soberano. Esto es necesario segnFoucault para todos los Estados que se vinculen con estos mecanismos de poder en tantotecnologas de normalizacin. Y no slo por la uniformidad de la especie racial-biolgicaque detente el poder soberano -suponiendo que exista una uniformidad biolgica-racial-sino en mayor medida por el cambio en la forma de dominacin manifestada en elderecho soberano y su vinculacin con el derecho de vida y de muerte.

    Los estados dentro de su derecho de hacer morir no asesinaran a nadie de forma directa,sino que simplemente dejarn morir a algunos por la exposicin a los mltiples riesgos

    que estos enfrentarn fuera de sus adscripciones normativas; manifestadas en laexpulsin, la deportacin, el rechazo, etc. (Foucault, 2000; 232) Y la ciudadana juega unpapel fundamental en este derecho soberano de dejar morir y hacer vivir, pues las propiasimplicaciones normativas del Estado haca sus ciudadanos exigen la proteccin del mismohaca sus pobladores, sin embargo, la ciudadana como exclusiva a ciertasrepresentaciones humanas no es exhaustiva en contener al conjunto de la especie. Ypartiendo de que la ciudadana contempornea subyace al fenotipo racial-cultural que seexpresa en la nacin (Habermas, 1998) fundamento del Estado, la relacin racismo-ciudadana se vuelve fundamental para las tecnologas de biopoder; en tanto que se leexige al individuo una normalizacin como especie contenida en las normatividades de unestado-nacin especifico, y que lo determina en la obtencin o no de la ciudadana. Esdecir, los Estados no asesinaran a nadie por sus representaciones biolgicas, al menos

    no la generalidad, sino que los expondr a los riesgos de la mortandad por su carencianormativa que les da sustento dentro del Estado. Los asesinaran indirectamente por su

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    carencia de ciudadana, en donde la raza y el racismo, son la condicin que haceaceptable dar muerte en una sociedad de normalizacin (Foucault, 2000; 231-232).

    Se situar entonces a los hombres en una especie de evolucionismo darwiniano en tantoque se especificar una jerarquizacin de las especies raciales humanas y su adaptacinen un medio como pretexto a un discurso poltico, pero este no ser generado por una

    ideologa supremacista, ni por mentalidades virulentas, sino por las propias tecnologas debiopoder estatal de cualquier poder soberano ligadas al favor que genera dentro de s elideal racial-nacional.

    Estas categoras raciales Foucault las aprovecha para ejemplificar no slo lascaractersticas biolgicas de ciertos rasgos humanos, fuente primaria de legitimacin dealgunos Estados modernos como lo fue el rgimen nacionalsocialista alemn; sinotambin para expresar algunas formas de exclusin de ciertas figuraciones humanasdeterminadas por las circunstancias sociales, como a los desviados de todo tipo en laURSS, ya sea a los enfermos mentales, criminales, adversarios polticos, burgueses, etc.en la bsqueda de esa uniformidad, en tanto se generan las suposiciones que danlegitimidad a las razones de dejar morir al no anlogo; pues se da muerte a la amenaza

    biolgica que pone en entredicho la sanidad de la conjunto humano. Se elimina aldesviado y da viabilidad a la especie (Foucault, 2000; 237), fungiendo como pretexto paralegitimar las relaciones de colonizacin, la guerras, la criminalidad y los fenmenos de lalocura (Foucault, 2000; 232).

    Lo anterior es muy importante para la relacin bipoder-ciudadana, pues las practicas delpoder soberano no slo exigen mecanismos raciales de normalizacin de tipo biolgico,en este caso para hacerse parte de la ciudadana -que incluso se confunden con laobtencin de nacionalidad- sino tambin para limitar sus impulsos desviados que semanifiesten en conductas que pongan en entredicho el tejido social normalizadoestablecido por el poder. Esto se expresa en los Estados modernos cuando se les exige alos sujetos que quieren ser participes de la ciudadana en tal o cual Estado, certificar una

    serie de pruebas que demuestren estar imbuidos dentro de los valores, creencias ycomportamientos que confluyen dentro de ese Estado-nacin en forma de exmenes parala obtencin de la ciudadana, de los cuales la mayora de los Estados practican(Brubaker, 2001). Es decir, se les exige a los individuos, para hacerse participe de losprocesos de vida que conduce el Estado, una normalizacin de su conducta apegados alresto de los ciudadanos en forma de una asimilacin cultural.3S no, se corre el riesgo deuna muerte indirecta como abandono del sujeto por el Estado, que se establece al limitarla propia normatividad que protege al individuo, situacin que se podran ejemplificar encasos como los inmigrantes, los exiliados, los aptridas, los refugiados, etc.

    En pocas palabras lo que queremos demostrar es que la ciudadana como normatividaddel Estado moderno, funge al igual que otros instrumentos, como manifestacin del poder

    soberano para controlar la vida y la muerte de los individuos, y funciona como tecnologade poder para normalizar las conductas de los seres humanos como especie. Por lo tanto,

    3 Hay que aadir, que estamos al tanto de la modificacin en los estatutos de ciudadana enalgunas regiones del mundo en las que se ha impuesto una concepcin ms cercana a la idea demulticulturalidad a partir de las circunstancias que ofrece la globalizacin capitalista, en la cual seaplica una idea de ciudadana diferenciada que da lugar a un flexibilidad en el tratamiento deciertas minoras tnicas-raciales en el respeto a sus identidades. Pero se cre que estoscondicionamientos son parte de regiones muy concretas a partir de coyunturas histricasespecficas, por lo tanto ataen en su mayora a relaciones que ponen en entredicho la viabilidaddel Estado y por ende del poder soberano, en la lucha por obtener la hegemona en un Estado-Nacin construido en base a circunstancias contingentes que agruparon a ms de una nacin ensu ser. Pero como seala Brubaker (2001) incluso en los pases que haban dado un paso a lamulticulturalidad, han retomado al paradigma de la asimilacin cultural en situaciones en las que laconfrontacin de identidades y sobre todo la legitimacin del Estado se pone en entredicho.

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    hace parte del cambio de las formas de dominacin hacia a los hombres como unmecanismos ms de control biopoltico.

    La ciudadana como estatuto social impulsado siempre desde la esfera del Estado y quese presenta desde la cuna de la civilizacin occidental -se cree en este estudio- hamodificado su fundamentacin dentro de los lapsos que Foucault observa para el cambio

    del episteme del derecho soberano -siglo XIX-. En donde estas representaciones delracismo se exteriorizan a partir de las revoluciones democrticas burguesas y delnacimiento del Estado-nacin moderno, circunstancias que se piensa no se encontrabanen las ideas sobre ciudadana anteriores a estas construcciones, o al menos no anterioresa la revolucin francesa, partiendo justo de la conveniencia del poder soberano sobre lanormalizacin racial y cultural, es que se comienzan a utilizar a la ciudadana comomecanismo de disciplinamiento y control.

    Para poder observar algunas afirmaciones que hemos expresado, sobre todo en larelacin biopoltica-racismo-ciudadana, haremos un breve recorrido por las implicacionesa las que haca referencia la ciudadana y los medios de su obtencin en la antigedad ydurante la ilustracin, que fundamenta tericamente las revoluciones democrticas

    burguesas, observando por ejemplo, si la ciudadana estaba supeditada al fenotipo racial-nacional, o si para su obtencin de stas, exigan comprender ciertos comportamientosculturales similares al resto. De igual forma tendremos que retomar algunos autores quese correspondan en alguna medida con la idea de ciudadana que tenemos en mente,para conocer si desde su perspectiva las concretizaciones de racismo y normalizacin deconductas que hemos retomado de Foucault tienen alguna relacin cercana a la realidad.

    Ciudadana antigua.

    Se vuelve tautolgico sealar que la concepcin de ciudadana se inicio en Grecia, cunade la civilizacin occidental, al igual que la democracia, Estado y otros conceptos ms quehacen parte de la ciencia poltica contempornea. Sin embargo, dado nuestros intereses

    es indispensable imbuirnos dentro de estos terrenos para rescatar la nocin de ciudadanay sus implicaciones. Para ello, recuperramos parte de la historia de la concepcin de lapolis y sobre todo de algunos pensadores que la reconocieron, especficamenteAristteles. Como sealamos, la intencin es rescatar la existencia o no de la relacinentre nacionalidad-racial o conducta cvica como exigencia del poder soberano para laobtencin del estatus pblico de ciudadano.

    Ciudadana en la polis griega.

    El siglo V a. c. se puede considerar como de uno de los momentos ms florecientes de laGrecia antigua, en la que coexistan las relaciones de produccin esclavistas con lasempresas mercantiles. Las primeras ms en Tesalia y Esparta que hacan parte de lafederacin de ciudades-estados griegos. Pero es en Corintios y en Atenas donde lasrelaciones mercantiles se reproducen con mayor impulso dado las caractersticas delterritorio.

    Durante este periodo Grecia estuvo enmarcado por dos hechos relevantes quereconsideraran el pensamiento poltico de Aristteles manifestado en La Poltica,siendoste el pensador ms relevante de lo pblico durante ese periodo. Tanto la guerra delPeloponeso as como la expansin de Macedonia debilitaron la ciudad-Estado de Atenasque estaba fundamentada en una autarqua. La primera cuestin en un enfrentamientocon Esparta por la hegemona martima y comercial que aminor las circunstancias en lasque se desarrollaba la polis; y la segunda por la absorcin de la ciudad-Estado ateniensedentro de una confederacin de polis liderada por Macedonia, al primero invadir ydespus declarar autnomas a las polis ya vencidas para generar un frente comn contraPersia, que se estableca como el otro, totalmente diverso, que le dio forma a lo que losoccidentales denominaran oriente (Reforza, 2005; 2-3).

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    De estas circunstancias Aristteles establece dos pautas que le seguiran en su posterioranlisis de lo pblico; al Estado como instrumento moral de los ciudadanos dentro del cualste les permitira alcanzar la felicidad; y la segunda era la necesidad y obligacin delEstado de generar estabilidad poltica y militar para conseguir cierta tranquilidad para deah alcanzar la felicidad. De estas singularidades son de las que parte Aristteles paracomprender a las instituciones de lo pblico como fundamento natural de la sociabilidad

    humana, y las virtudes que debe comprender el hombre para hacerse acreedor primero ala consideracin como ciudadano y luego a su participacin en los cargos pblicos(Reforza, 2005; 4).4

    El rasgo del verdadero ciudadano es formar parte de las funciones de juez y magistrado,pues estas obligaciones pblicas no pueden estar sujetas a individuos carentes de razn yvirtud. Este ciudadano, siguiendo esta argumentacin, se vuelve indispensable en lasdemocracias donde se le da cabida al pueblo a interceder en los asuntos pblicos, comono se les presenta en otra clase de gobiernos, pues estas implicaciones de ciudadana sevuelven endebles en formas de gobierno ms restrictivas.

    La obtencin de ciudadana no puede depender del domicilio que se tenga porque este le

    pertenece por igual a los extranjeros y a los esclavos. Tampoco por el simple hecho depresentarse ante los tribunales por disputas comerciales. Los jvenes y los ancianospueden prescindir de la misma, debi a que los primeros les falta virtud y a los segundosmpetu.

    El estatus se adquiere cuando un hombre es procreado de un padre y una madreciudadana -marcando que las mujeres y los nios son ciudadanos de hecho pero no dederecho-. Pero Aristteles infiere que la ciudadana definida de esta manera nocorrespondera a los fundadores de las ciudades, pues ellos habran nacido de individuossin ningn tipo de ciudadana que los respaldara, de igual forma a los extranjerosdeclarados despus de una revolucin como ciudadanos: Clistenes despus de laexpulsin de los tiranos de Atenas, introduciendo de tropel en las tribus a los extranjeros y

    a los esclavos domiciliados, acotando que la fundacin de Atenas como una polis fueejecutada por los padres de las principales tribus, a las que hace referencia Aristteles.Ante esta situacin l se pregunta si tales acciones pueden considerarse justas o injustas,respondiendo que se observa comnmente a ciudadanos ocupar funciones pblicas demanera injusta, por lo tanto a estos individuos ascendidos a ciudadanos lo sonpositivamente.

    El ciudadano, para nosotros es un individuo revestido de cierto poder, y basta, por tanto,gozar de este poder para ser ciudadano, como ya hemos dicho, y en este concepto losciudadanos hechos tales por Clistenes lo fueron positivamente(Aristteles, 2005)

    4Lo que se vuelve indispensable para reconocer las caractersticas de la ciudadana dentro de este pensador

    es la exclusin a la misma por parte de ciertas naturalezas. Es evidente que al primero al que se descarta

    como ciudadano es al esclavo. La nocin que legitima a esta accin est apalastrada en la naturaleza de los

    hombres libres, y el esclavo, dado su caracterstica intrnseca como instrumentos de produccin, que al igual

    que la tierra y la lanzadera, sirven de igual modo para la fabricacin, por tanto su funcionalidad se

    determinar por esta accin. Pero l insiste en que hay una diferencia ms de fondo ante esta disparidad, y

    para ello recurre a un contraposicin de dualidades; as como existen seres que nacen para obedecer y otros

    para mandar siendo esta una condicin que les impone la naturaleza a todos los seres animados, del mismo

    modo, existe una dualidad en el ser humano entre el alma y el cuerpo, en donde el alma comnmente

    tiende ha imprimir una autoridad sobre el cuerpo. Aunque en hombres corruptos el cuerpo tiende a

    dominar el espritu, pero este ltimo desenvolvimiento es antinatural y forma parte de la naturaleza de los

    esclavos.

    Siguiendo este razonamiento, lo mejor que pueden hacer estos hombres antinaturales que siguen ms a sus

    instintos que a la razn, es obedecer a la autoridad de un hombre de virtud pues los animales

    domesticados valen ms que los animales salvajes, pero como l mismo lo seala, la obediencia slo debe

    ser el resultado de la virtud y no de la violencia.

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    Ante estas mismas cuestiones seala que casi todos los gobiernos han declaradociudadanos a hombres extranjeros, sin embargo, estos han desempeado un papelinferior, dado que al igual que los mercenarios y los artesanos, se ven envueltos por lascircunstancias en las cuales atraviese la forma de gobierno que constituya al Estado. Enlas oligarquas su papel es inferior, porque las magistraturas estn vedadas a las cabezasde los censos, y en las aristocracias ests se las entregaran a los hombres ms cercanos

    a la virtud, de las cuales tanto los artesanos y los extranjeros no forman parte.

    Por lo tanto, seala que hay diversas especies de ciudadanos, y slo lo es plenamentequien participa dentro de los poderes pblicos. Aadiendo una cita de la Ilada de Homero,Yo tratado como un vil extranjero, expresada por Aquiles, dentro de la cual, a los ojos deAristteles expresa su rabia dentro de su nulidad en la participacin de las funcionespblicas.[] es que a sus ojos es uno extranjero en la ciudad cuando no participa de lasfunciones pblicas, y all donde se tiene cuidado de velar estas diferencias polticas, sehace nicamente el intento de halagar a los que no tiene en la ciudad otra cosa quedomicilio.(Aristteles, 2005). Por ltimo, seala que el ciudadano en el Estado slo debecorresponder al hombre virtuoso, por lo tanto este ttulo slo debe pertenecer al hombrepoltico, es decir al que puede ocuparse personal o colectivamente de los intereses

    comunes.

    Esta condicin eminentemente excluyente de la ciudadana griega (Walzer, 1983; 95)tanto haca dentro de la comunidad como haca afuera de las ciudades-Estados, se derivaen alguna medida de las propias concepciones de su teora poltica-filosfica sobre laconcepcin individuo y de la sociedad. La comunidad poltica se concibe como algonatural del mismo modo que las relaciones de dominacin entre los hombres, y por endela ciudadana se convierte en una categora poltica que certificaba la existencia del ordennatural legitimado y reproducido de manera normal. Y ciertamente las relaciones desalvedad tambin incluan una diferenciacin por medio de los nacimientos que aportabauna exclusin a los extranjeros a los cuales tambin se les consideraba fuera de lacomunidad poltica (Prez Martin, 2001; 109). Sin embargo, la reforma poltica empujada

    por Clistenes en el siglo VI a. c. y que ya mencionamos, sirvi en gran medida paragenerar una desetnificacin de la divisin tribal de las pequeas ciudades-estadosateniense, y para una alineacin nueva de las unidades organizativas en las cuales seinclua la participacin activa de los inmigrantes residentes que no descendan de ningunade las tribus que conformaban las polis tradicionales (Klusmeyer, 1996: 10-11).

    Lo interesante para nuestros fines es observar que aunque se manifiesta una diferenciaentre autctonos y extranjeros en las funciones polticas de ciudadana, est estabalegitimado ms all del simple comportamiento o fenotipo racial del cual se era parte. Sudesconocimiento como ciudadano parte de su naturaleza no virtuosa, es decir, de su nocapacidad para dirigir los asuntos pblicos al igual que los esclavos o las mujeres. Delmismo modo que no son hijos de ciudadanos, argumento que deslegitima Aristteles al

    sealar que entonces lo fundadores de la polis tampoco lo eran y por tanto ellos tampocolo seran.

    La configuracin de su ciudadana no estaba, desde este punto de vista supeditada a lasconsideraciones raciales, pues incluso cuando se hace referencia a la categora deextranjero, Aristteles, citando a Aquiles en La Ilidade Homero, lo hace, dice l, por su noparticipacin en los asuntos pblicos y no por su categora de incapacidad ante lospoderes pblicos o por su invalidez por no pertenecer a las resignificaciones socialesdentro de un fenotipo comn que podramos denominar nacin, como se observa en laactualidad. De igual forma se manifiesta una adquisicin en grandes proporciones denuevos ciudadanos a partir de las consideraciones coyunturales de varias ciudades-Estados que el mismo Aristteles seala. Adems est categora poltica era entregada

    ms all de un debate racial-cultural, y se situaba ms bien en la propia incapacidad delos individuos a participar en la vida pblica, pero ya como individuos y no comoextranjeros.

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    Otra circunstancia es la relacin entre la accin y comportamiento de los individuos y suestatus de ciudadana, pues esta s es una relacin muy importante que se mantiene. Seresclavo, artesano, comerciante, mercenario, etc., s influa a la hora considerar sucapacidad para participar en los poderes pblicos, y en gran parte debido a queconsideraban que slo los hombres que se podan dedicar a la poltica eran los hombreslibres, los que podan invertir su tiempo en dialogar los asuntos pblicos sin tener ningn

    apremio econmico. Sin embargo, los extranjeros pertenecientes a otras conductasculturales y por ende sociales y participes de ests lites econmicas, podan ser parte dela ciudadana si estos la adquiran por cualquier medio, aun y que sus conductasculturales-raciales no correspondieran con las del resto, o al menos es lo se infiere de lasconclusiones extradas desde Aristteles.

    Ciudadana Romana

    La forma de gobierno del Imperio Romano fue modificada constantemente del mismomodo que sus concepciones de ciudadana, dando paso de oligarquas a demagogias, ylo que ellos suponan como democracia. La primera de las democracias estuvodeterminada por los Graco (Tiberio y Cayo), que desarrollaron una serie de reformas

    polticas dentro de las que se encontraban una ampliacin de la ciudadana a los latinosque vivan en la pennsula Itlica y en las colonias. Esta extensin fue ampliada por elGeneral Mario en el ao 105 a. c. al establecer la condicin de ciudadana a los miembrosdel ejrcito y posteriormente despus de la sublevacin de las colonias en el ao 90 a. c.sta fue otorgada a todos los pueblos itlicos en general (Horrach Millares, 2009; 2).

    Pero como se observa la relacin o establecimiento de ciudadana a cierto tipo deindividuos o pueblos tena una correlacin muy estrecha con los tiempos y conflictospolticos, situacin que tambin se representa en la poca del Principado cuando seconsolida un triunvirato entre Cesar, Pompeyo y Craso. Dado las circunstancias de losconflicto estos deciden, con Pompeyo como cnsul, condicionar dos cdigos legales sobrela ciudadana, uno para los pueblos itlicos y otro para los pueblos conquistados, incluso

    llegando al extremo, dado las condiciones contextuales, de permitir que los esclavos enalgn punto pudieran acceder a esta condicin social (Horrach Millares, 2009; 12).

    La ciudadana en la Roma del emperador Augusto implicaba tres tipos de derecho: votarpara ser representante, hacerse participe activo en esta votacin, es decir poder ocuparun escao y poder convertirse en magistrado. Pero ms all de estos derechos cvicos,tambin implicaban obligaciones, como presentar un servicio militar y pagar algnimpuesto. El estatus de ciudadana implicaba, por tanto, atributos vinculados alreconocimientos social al igual que en los atenienses, Civis Romanus sum (HorrachMillares, 2009; 6).

    Pero a diferencia de la democracia Griega, esta ciudadana se expandi mucho ms all

    que la polis griega, llegando a los confines del imperio, y alterada por la naturaleza de losconflictos militares. Aunque como ya se seal, existieron dos categoras de ciudadana, yla de ms bajo rango negaba ciertos derechos como el del voto o al de no poder poseer auna magistratura, ms all de esta relacin existi otra que evidenci la capacidad deelasticidad de la ciudadana romana, al aprobarse la lex Juliaque otorgaba ciudadana demenor rango a miles de individuos de la pennsula itlica.

    Durante el Principado se introdujeron tres fases en los que la ciudadana aument ennmero: La primera del ao 27 a. c. al 14 a. c. en la cual los soldados que no siendociudadanos, al finalizar su actividad se les otorgaba este estatuto jurdico-poltico.Tambin la de los reinados de Claudio del 41- 54 de nuestra era, en la cual se les otorgla ciudadana a los Galos e incluso se les anim a participar en los cargos pblicos.

    Incluso Tcito cuenta cmo en la segunda de estas grandes ampliaciones de laciudadana que hemos especificado, el emperador Claudio alentaba a los senadoresromanos a aceptar a los prohombres de la Galia para participar dentro del senado. Estos

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    se oponan sealando su calidad de extranjeros y por ende su no pertenencia al esprituromano. Entonces l record que la decadencia de Atenas y de Esparta haba sidojustamente no haber otorgado la ciudadana a las poblaciones sometidas, siendo Romaun ejemplo a la hora de hacer romanos (Andrade Rivas, 2007; 3). Un ciudadano romanopoda ser de origen itlico, africano, galo, hispnico o germano, pues la condicin deciudadana nada tena que ver con el origen, la lengua o la confesin religiosa, pues a

    finales de la Repblica y el Principado la ciudadana era ms una cuestin poltica quetnica o cultura. Empero, siempre se desempeo un grado de aculturacin en los sujetosreceptores de la ciudadana por parte del Estado, sobre todo a partir de la homologacinde las instituciones pblicas (Andrade Rivas, 2007; 12).

    Por ltimo, en la poca del emperador Caracalla del 211-217 d. c. se expidi una norma lacual se le conoce como el Decreto Antoniniano, que ampli los lmites geogrficosalcanzado la totalidad de los habitantes libres del imperio a los cuales se les conceda elestatus de ciudadana. Por tanto, la ciudadana devino en popularidad, aunque tambinhay que decir que esta reglamentacin en alguna medida estuvo influida por la propianocin de ciudadana cosmopolitita defendida por los estoicos en la cual la categoradeba funcionar para todos los hombres (Horrach Millares, 2009; 16).

    Este proceso paulatino en el cual la ciudadana se iba ampliando a la par que el imperio,produjo que el concepto originario concentrado en un grupo cerrado de individuos que sesituaban en un mismo territorio y que corresponda aun mismo grupo tnico-cultural sefuera desdibujando. Cicern seala en la De re pblica, que la congregacin en unacomunidad poltica est basado en el iuris consensusy en la utilitatis communio, es deciren la sangre, nacin y lengua;que es sin duda un vinculo muy escurridizo, sin embargo,es ms fuerte en su opinin el efecto de pertenencia en otros sentimiento y artculos delinters pblico, como el: foro, los templos, los prticos, las calles, las leyes, los derechos,los actos judiciales, las elecciones, adems de las costumbres y las relaciones sociales ymuchos negocios con muchas personas e incluso por encima de este vinculo est el msvalioso que es como especie humana (Andrs Santos, 2005; 16) .

    La ciudadana romana se constituy entonces como un mecanismo de integracin yasimilacin jurdica sobre los pueblos conquistados, al ser sta una forma de inclusinms que de exclusin an a costa de la actividad participativa que eran privilegio de lasformas de ciudadana de primera categora; pero de inclusin dentro de lasnormatividades del poder soberano, diferente a las formas de exclusin que desempea lanacionalidad dentro del Estado- nacin moderno (Alez Corral, 2005; 13) y por tanto noconstituye una caracterizacin tnico-nacional la idea de ciudadana en estascircunstancias, sino esencialmente poltico-cultural (Andrades Rivas; 2007; 16).

    Como dice R. von Ihering (1998) en el Espritu del derecho romanoRoma representa eltriunfo de la idea de universalidad sobre el principio de las nacionalidades

    Por lo tanto, lo que podemos observar es que la caracterizacin racial-cultural de laciudadana en este periodo no era del todo relevante, pues las implicaciones de unaciudadana amplia pesaban ms para el Estado romano que la homogenizacin de laespecie, tanto racial como culturalmente para otorgar este estatus jurdico-poltico. Esto almomento de otorgar el estatus como ciudadano, situacin diferente cuando ya seconceda, pues uno de los objetivos justo de esta imbricacin entre el individuo y elimperio romano era romanizar al conjunto de los pueblos conquistados, traspasando susinstituciones polticas, econmicas y religiosas. Sin embargo, esto no modifica nuestrashiptesis, pues el planteamiento de Foucault desde la biopoltica se desarrolla justocuando el poder soberano a partir de la normatividad, concedida aqu al estatus deciudadana, abandona al individuo y lo condena a muerte, situacin que no se presenta

    dentro de la idea de ciudadana romana pues primero lo acoge y luego lo normaliza. Esdecir, esta homogenizacin cultural-racial no es requisito para formar parte del Estado, yslo sta se presenta bajo la proteccin del poder soberano.

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    A diferencia de la ciudadana moderna, la nocin grecolatina se concibi ms como unvnculo filosfico-espiritual que como una determinada cultura poltica propia de unacomunidad humana. La pertenencia a la polis griega como a la civitas romana en buenamedida se establece como una atribucin a cierta clase de individuos que convergen porsus intereses pblicos con independencia concreta de su identidad cultural.

    Ciudadana en la revolucin francesa.La revolucin democrtica-liberal-burguesa de Francia en 1789 fue afirmada en elmomento mismo que busc su legitimacin en la unicidad del poder estatal, es decir, en laconformacin de un poder unitario y centralizado que se contrapusiera al poderfragmentario aristocrtico detentado por los seores monrquicos a los cuales buscabaderrotar. Pero esta unicidad del poder central, establece una unificacin de las voluntadesparticulares que se expresan en el conjunto de la sociedad. De esta manera el discursomanifestado dentro de los aparatos que luchaban por mantener la hegemona a partir deesta revolucin tenan que legitimar esta unicidad basndose en el supuesto de lahomogeneidad que les brindaba la nacin y de la cual los intelectuales que estructuraronla revolucin eran creadores (Ferrando Badia; 1987; 8).

    El poder unitario de cualquier Estado a lo largo de la historia no puede legitimarse sinoutilizando de por medio como elemento disuasorio la existencia de una comunidadunificada social, cultural y polticamente entorno a una estructura social determinada, eneste caso la comunidad de una unidad nacional, (Ferrando Badia; 1987; 8). 5

    Esta afirmacin de unidad e indivisibilidad de la nacin se construy como un discursohegemnico en la Revolucin Francesa justo por los procesos sociales que atravesabanese momento histrico ante la bsqueda de una legitimacin de los valores universales deigualdad y libertad, en las cuales la homogenizacin alrededor la nacin funga comoelemento que igualaba y a la vez que suprima los privilegios ante el eminente procesohistrico crucial, que era desterrar la categora hegemnica de la aristocracia y con ello

    del feudalismo de los procesos de dominacin y produccin. Por ello la revolucinfrancesa se cohesion con los ideales republicanos colocando incluso a la nacin comosoberana por encima de la voluntad de los ciudadanos. Identificando esta nacin con eltercer Estado que le haba dado cause a la revolucin; es decir la nacin se comprendadel conocimiento, el estatuto y las caractersticas culturales de la burguesa (FerrandoBadia; 1987; 18).

    La burguesa elabor a partir de estas condiciones en la lucha con los otros estamentosuna democracia centralizadora e individualista con el fin de controlar la vida de todo elpas en beneficio propio, y para ello utiliz el bagaje ideolgico en el que se funcionaban;la soberana nacional, la funcin del electorado y el sufragio censatario (Duverger, 1970;98-104).

    Ante esta perspectiva, John Locke6 ya no hace una simple analoga de las formas depoder monrquicas, sino que abre el espectro poltico dando cauce a las primeras

    5 Algo que en voz de Benedic Anderson no es sino una comunidad imaginada, es la creenciamental, en el sentido de un discurso, es decir una combinacin de prcticas intelectuales y polticasque le han dado sentido a las practicas y a las relaciones humanas.6 El primero que tiene relevancia dentro de la teora poltica como parte de las nociones de ciudadana

    dentro de este proceso de la revolucin francesa es John Locke, que sustenta sus postulados en el

    contractualismo, siendo ste un parteaguas en la cosmovisin de la naturaleza del Estado, ya no como un

    ente divinizado que confiere al soberano la capacidad de gobernar legitimado y mandatado por un ser

    supraterrenal como se manifestaba en los edictos de la Edad Media. Sino que ahora desde Hobbes, impulsor

    de la perspectiva terica del contractualismo desde el Estado monrquico absolutista, le confiere esa

    capacidad legitimadora a los sbditos en tanto que para satisfacer sus necesidades es necesario contar con

    la proteccin de un gobernante fuerte al que se le otorgan los poderes soberanos en pos de la seguridad que

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    interpretaciones de ciudadana contempornea; y a al mismo tiempo que establece elsacrosanto derecho de propiedad, fundamento del capitalismo y afrenta a los derechosdivinos de la monarqua. Locke genera la nocin que cimienta a todos los individuos comolibres e iguales, legitimando justo ante este derecho a la propiedad un estado deigualdad, en el que todo poder y jurisdiccin son recprocos, y donde nadie los disfruta enmayor medida que los dems(Dubet, 2003; 220-221).

    Es ah donde se genera el pacto que busca establecer un juez comn marcando el pasohaca un estado de comunidad, siendo el ciudadano agente libre e igual quien cede suderecho al poder constituido como soberano. Sin embargo, ante su intencin de forzar susargumentos con el fin de establecer mecanismos que defiendan el derecho de propiedad,sus formas de ciudadanas se concretizan en establecer estos lazos de unidad, justo aquien le interese el poder pblico como defensor y juez ante las diputas de los privados.Por lo tanto estas circunstancias pblicas slo van a expresarse a niveles contingentes enaquellos que tengan intereses por lo pblico, es decir aquellos que tengan propiedad puesson a los nicos en los que va a impactar las racionalidades del soberano. Porconsiguiente slo ellos podrn ser ciudadanos, fundamento del sufragio censatario que seestableci ya concluida la revolucin francesa.

    Estas implicaciones tericas son tangibles en gran parte de los gobiernos occidentales delsiglo XIX, sin embargo para nuestros intereses, la consolidacin de un mecanismociudadano que se exprese dentro de un comportamiento y una nacionalidad determinadano se hace explicito, al menos no como una formulacin dentro del Estado-nacin. Tal vezlas implicaciones que Locke confiere a estas relaciones de nacionalidad estn imaginadasdentro del derecho como legitimadora de ciertas conductas del Estado y de los individuosque habitan all, es decir, concibe ciertos intereses primarios al ciudadano nativo que alextranjero, pero eso no es lo que nosotros queremos demostrar.

    Por lo dems, se consolida que la unificacin nacional y la construccin del Estado a partirde estas relaciones se generan como pretexto de la univoca posibilidad de contraponerse

    a los estamentos monrquicos por parte de la burguesa, sosteniendo a la ciudadanacomo parte fundamental de su entramado, en el cual confluyen, el republicanismo, lanacin, la soberana, el Estado y la cultura, para generar los mecanismos necesarios quese vuelven inviolables para hacerse participe de la ciudadana revolucionara que seexplaya despus por todas las formas de gobierno en la que se impulsa el modo deproduccin capitalista. As la ciudadana pasa adquirir elementos que no se constituyendesde de su origen, como los rasgos nacionales y culturales que se le adhieren por obranecesaria de esa voluntad general que se contrapone con los viejos modos dedominacin, pues era necesaria esa conjuncin para establecer un Estado democrtico-liberal lo suficientemente poderoso para limitar las formas hegemnicas de dominacinhasta ese momento inscritas en el modo de produccin poltico y econmico feudal.

    La relacin de esta ciudadana con la concepcin de biopoder que hemos impulsado seestablece en el hecho que asimila nacionalidad y cultura, con ciudadana. Pues losprocesos biopolticos Foucault los establece en el siglo XIX, como nuevas formas dedominacin en la normalizacin de las conductas y en la utilizacin de rasgos biolgicoscomo legitimacin de ese dominio. Situacin que se presente al menos prematuramenteen esta recomposicin de la idea de ciudadana.

    ste genera. John Locke acreedor de esta perspectiva terica, igualmente establece una relacin contractual

    entre los sujetos y el soberano, sin embargo l lo hace desde una perspectiva ms fundamentada en las

    nuevas relaciones sociales de produccin que se empiezan a establecer como hegemnicas, siendo este un

    defensor de los derechos soberanos en tanto ste respeta los derechos de propiedad consagrados desde el

    estado de naturaleza.

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    Ciudadana Contempornea.

    Como parte de las anteriores afirmaciones debemos desarrollar algo que pospusimosdesde el primer apartado, y es sealar cmo se observa la ciudadana contempornea,para entonces poder demostrar la pequea hiptesis que queremos averiguar. Es decir,para sealar que existe un posicin biopolitica de las concepciones de ciudadana

    contempornea, lo primero que se tiene que hacer es comprobarlas a travs de lasdefiniciones de las cuales se hicieron parte esta ciudadana, para despus, ya sostenidoeste argumento, poder contrastarlas con las implicaciones de la ciudadana al menosanteriores a las revoluciones democrticas burguesas, que suponemos, en ciertaconfluencia con Foucault existi un cambio del derecho soberano que se expresa en laciudadana como forma de biopoder.

    En el articulo de Jgen Habermas, La ciudadana e identidad nacional (Habermas, 1998),este terico de la filosofa social que ha compartido y refutado algunas ideas propuestaspor Foucault, al parecer mantiene una idea muy similar con respecto a lo que aqu seconsidera til para explicar la ciudadana moderna. En este artculo, el terico alemnconsidera que la unificacin de reinos autnomos anteriores a la configuracin de los

    Estados contemporneos se debe en gran medida a una reproduccin poltica y jurdicadel modelo francs del Estado-nacin, y lo que posteriormente se denominararepublicanismo, que l sostiene fue fuente de inspiracin para casos como el de Portugal,Espaa, Inglaterra y Suecia (Habermas, 1998; 3).

    Este Estado-nacin fue la culminacin de un proceso por el cual se construyeron lasadministraciones jurdico-estatal disciplinadas, fungiendo como garante de las accioneslibres y colectivas de los individuos en plena trasformacin del aparato productivo. Estascircunstancias fundamentaron una imposicin que estuvo dirigida a homogeneizar ycultural y tnicamente a los sujetos dentro del Estado, afianzadas por los deseosdemocratizadores de las cuales la entidad estatal era deudora en el siglo XVIII. Por tantoseala el autor, el Estado-nacin y la democracia nacieron a la sombra de la revolucin

    francesa, y sin embargo estos se encuentra supeditados dentro de una legitimacinnacionalista que les dio sustento, expresada en un conciencia nacional culturalmenteintegradora, que supo apropiarse de las tradiciones culturales filtradas por unahistoriografa que les dio esa posibilidad.

    Seala: La historia de la gnesis del estado nacional se refleja en la historia del propioconcepto de nacin al apuntar que Natioentre los romanos era la diosa del nacimiento ydel origen, pero frente a la Civitias, que era el estatus jurdico de la ciudadana romana,nacin se vinculaba mas con lo popular, es decir, a lo salvaje a lo brbaro, a lo quetodava no estaba organizado dentro de una comunidad poltica. Por tanto, desde ladisposicin romana, las naciones eran simples asentamientos que compartan lazosculturales pero que carecan de cualquier organizacin estatal (Habermas 1998; 4).

    No fue sino hasta Kant que la condicin de nacionalidad aparece como dentro de unaconstruccin poltica ms acabada, la multitud que se reconoce unidad como un conjuntocvico en virtud de un origen comunitario recibe el nombre de nacin. Y es con larevolucin francesa que se objetiviza esta condicin al convertir a la nacin en fuente dela soberana estatal y fuente de autodeterminacin poltica (Haberms, 1998; 6).

    Desde ese momento la relacin de identidad nacional y ciudadana puede incluso llegar ainvertirse como bien lo seala Ernest Renan lexistence dune nation ets un plbiscitede tous les jours7debido a que se entiende a la nacin como una nacin de ciudadanos yno como una comunidad de origen, encontrando por tanto la identidad de la nacin no enla comunidad tnico cultural, sino en la practica de derechos democrticos y de

    participacin y comunicacin. Del mismo modo la conciencia nacional y las convicciones

    7La existencia de una nacin es [] plebiscito de todos los das.

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    republicanas se imbrican en una disposicin a luchar y morir por la patria, por ello seexplica la relacin entre nacionalismo y republicanismo, convirtindose uno en vehculodel nacimiento del otro (Habermas, 1998; 7-10).

    Desde esta perspectiva se seala las implicaciones de la ciudadana en los mecanismosde normalizacin de conducta que ataen a la biopoltica en Foucault, y que Habermas

    recupera al incluso sealar que el derecho coercitivo moderno expresado por estosEstados nacionales manifiestan en parte su soberana al ejercer activamente los valoresdemocrticos tendientes a un totalitarismo en estas instancias. []el rol del ciudadanoinstitucionalizado debe-as cursivas son mas- insertarse jurdicamente en el contexto deuna cultura poltica liberal. Habermas termina este subcaptulo expresando que laciudadana democrtica no tendra por que arraigarse en la identidad de un pueblo,precisando que la socializacin de este estatuto jurdico depende de una cultura polticacompartida (Habermas, 1998; 8).

    Desde estas consideraciones es que se puede recuperar las dos diferentes implicacionesque aqu se ligan entre biopoltica y ciudadana; por un lado la normalizacin de conductascomo formas de dominacin expresadas en Habermas sobre la homogenizacin cultural

    para la formulacin del Estado-nacin y para su posterior desarrollo conectado con losideales y valores democrticos-liberales que se corresponden con los postulados de laslites dirigentes, que en voz de Gramsci denominaramos Hegemona. Y por otro lado, lajerarquizacin del fenotipo racial-cultural y su correspondencia con la manifestacin delestatuto jurdico-poltico de ciudadano que claramente se desarroll en el siglo XIX a lasombra del nacionalismo como sustento del poder soberano.

    Weber por su puesto tambin fue otro pensador que conect la formulacin de un Estadocon las prcticas culturales naturales de una comunidad similar constituida comonacionalidad. El concepto de nacin dentro de este autor pertenece a la esfera de losvalores en la medida que existe un objeto en comn, define nacin: como una comunidadde sentimiento que se manifiesta de modo adecuado en una Estado propio; en

    consecuencia, una nacin es una comunidad que normalmente tiende a producir unEstado propio (Weber, 1972; 172).

    Es decir, el Estado como aparato del poder soberano se construye a partir de unacaracterizacin precisa de quines y por qu se construye. Esta comunidad diferenciadapor un modo de ser especfica, es concebida a partir de un discurso que identifica alconjunto de sus habitantes. sta es la nica capacitada para la construccin de estepoder soberano al margen del resto. Sealando que su aparicin es excluyente eincluyente de un nmero de hombres bien delimitados.

    El modelo de ciudadana de T. H. Marshall8 tiene dentro de sus crticos al socilogobritnico Anthony Giddens que desarroll tres observaciones a los postulados de

    Marshall: en primer lugar la concepcin evolutiva de la ciudadana, en segundo lugar, lanecesidad de separar los derechos cvicos y legales de los derechos econmicos, en

    8T. H. Marshall es a partir de sus aportaciones a las nociones de ciudadana uno de los tericosms relevantes dentro de la ciencia poltica cercana a las escuelas anglosajonas. Susconsideraciones sobre la genealoga de los derechos del ciudadano construidos paulatinamente alinterior de ciertos procesos histricos han sido fructferos. La conquista de los derechos delciudadano primeros cvicos, dentro de los que se expresan los fundamentos indispensables para laseguridad jurdica del capitalismo, como derecho a la propiedad, libertad comercial, libertad deexpresin entre otros, se formularon en el siglo XVIII, despus los derechos polticos quecorrespondieron a libertades democrticas que manifestaron expresamente una hegemonaconsolidada, y despus los derechos sociales que hacen parte de la formulacin del Estado delbienestar y de las luchas sociales, generando un parmetro muy importante por el cual partircuando se quiere hablar de ciudadana (Luque Brazan; 2007; 2).

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    tanto que los primeros fueron derechos alcanzados por las luchas de la burguesa contralas dinastas aristcratas feudales, en cambio los segundos fueron por obra de las luchasobreras justo contra la burguesa. Y su tercera crtica se centra en que la expansin de laciudadana no pueden culminar en la creacin del Estado del bienestar. Lo que al parecercree Giddens, es que Marshall dise este modelo dejando de lado las conflictivas racesque permitieron la consolidacin de estas facultades.

    Desde esta perspectiva, Giddens considera que la ciudadana y la democracia fueronresultado de la expansin del poder estatal desde el siglo XVI, pero sobre todo de laaparicin de un espaci de mediacin administrativa entre los sujetos y el Estados, estamediacin es la ciudadana. Su aporte con respecto a este trabajo es justo plantear lavinculacin intima entre nacionalismo y la unificacin de los estados nacionales y laciudadana. Este espacio de mediacin encuentra su originalidad en la especificidad denarrativas, smbolos y valores, que hacen parte del nacionalismo que impregna a laciudadana, es en donde radica su identidad poltica (Giddens, 1982; 172).

    Francois Dubet hace parte de esta misma idea en la que ciudadana, al contrario de serun estatuto jurdico-poltico otorgado por un poder soberano democrtico, se convierte en

    una representacin de un ideal cultural nacional, es decir de una homogenizacin sobre elfenotipo racial en la cual es construido el ideal nacional y un especificacin muy directasobre los patrones de conducta a los cuales se tiene que adherir:

    En todos los casos, abarcando un mayor o menor nmero de individuos, la ciudadana seconsider ante todo como la expresin de una nacin. Una nacin de ciudadanosevidentemente, pero una nacin definida por sus especificidades, su idioma, su cultura, suhistoria, y sobre todo, por su deseo de ser una nacin. En este sentido, fuera unociudadano de Venecia, Florencia, Francia o Estados Unidos, la ciudadana se basa en unvnculo de fidelidad a la nacin, y ya no slo en una fidelidad directa y personal alsoberano como ocurra en la sociedad feudal. Consideradas desde esa ptica, lasdemocracias han sido nacionales, y los ciudadanos han sido ante todo patriotas []

    (Dubet, 2003; 220-221)A partir de estas correspondencias en las que se problematizaba la ciudadana unificadacon los condicionantes nacionales y lo que implicaban dentro de s, es que se empieza areconfigurar tericamente las condiciones de la ciudadana en un mundo interrelacionadodebido a los impulsos de la globalizacin capitalista que acortaba las distancias y lasfronteras tanto de la comunicacin como de las interrelaciones mundiales. Esta nuevaciudadana tena que convivir con los nuevos fenmenos, tanto de inmigracin como de lareconfiguracin de las tareas del Estado-nacional, dentro de las cuales empezaban aaparecer grietas que denotaban un desgaste continuo.

    Ante esta situacin es que algunos autores comienzan a considerar una modificacin en

    el estatus nacional de la ciudadana, e intentan recomponer nuevas caracterizas como laciudadana multicultural o intercultural, y la ciudadana compleja, esta ltima idea de JosRubio Carracedo (1995) en la que se manifiesta el desgaste de la ciudadanahomogenizante a partir de la incorporacin de minoras multitnicas y la reivindicacionesde nacionalidades aplastadas por las consideraciones que le dieron origen a undeterminado Estado-nacional. Sin embargo, seala que el camino por medio de laciudadana diferenciada que proponen los acadmicos del multiculturalismo no es del todocorrecto, porque es sus propuestas ms radicales como es el caso de la propuesta deYoung (1990) de ciudadana diferenciada en la cual se permitir a estas minorasmantener su identidad tanto individual como de grupo se trastocan otros postuladosindispensables de las democracias. Y es que desde la perspectiva de la tradicin liberalesto correspondera a una contradiccin, pues la organizacin estatal parte de la igualdad

    de derechos y deberes que se corrompe justo en el hecho de otorgar privilegios, que en laprctica, dice el autor, perpetun la marginalidad y los prejuicios (Rubio Carracedo, 1995;22-23)

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    Por ello el autor propone la idea de ciudadana compleja a partir de la creencia en lapertenencia y la participacin, en la que su principal aportacin se encuentra en labsqueda de condiciones mnimas de igualdad y reconocimiento de las minoras tnicas,raciales y nacionales.

    Sin embargo, para nuestro inters lo sugestivo no es la propia propuesta de ciudadana

    compleja, multicultural, abierta etc., sino el reconocimiento de una tensin dentro de losEstados-nacionales a partir de su intento en homogenizar al conjunto de sus ciudadanosen ideales supuestamente abarcadores del todo conjunto de la poblacin, de la cual estosautores tratan de recomponer. Pues como bien seala el propio Foucault, ante lasdinmicas de dominacin las resistencias siempre se presentan e influyen en lasconsideraciones que reproduzcan los grupos dominantes, modificando sus dispositivos depoder. Aadiendo que las formas de dominacin hegemnica como seala Gramsci, paravolverse efectivas, tienen que sustentarse en una suerte de coercin y convencimiento,dentro de las cuales se puede plantear estas recomposiciones de las ciudadanasliberales, nacionales y democrticas dado los conflictos internos que dentro de ellas sereproducen y su necesaria regeneracin para no perderlas del todo.

    Entonces, dado este breve anlisis de las ideas de ciudadana contempornea, que paranada pretende ser totalizante, pues lo expresado con relacin a la ciudadana esmaysculo en esta poca. Lo que se puede observar es que se cumplen ciertosparmetros que convergen entre las ideas de biopoder de Foucault y la ciudadanacontempornea. La relacin entre entidad racial-cultural, la formulacin de una nacin-Estado y las consideraciones sobre el otorgamiento de determinada ciudadana secorresponde constantemente. Desde la perspectiva de esta autor se cumplen lassuposiciones del biopoder, en tanto que en la actualidad la construccin de los poderessoberanos desde los elementos raciales y conductuales forman parte de unanormalizacin sobre el control de las poblaciones que se manifiestan reiteradamente.

    Conclusin.

    Como seala de nuevo Francois Dubet Conviene tener presente que no hay una solaciudadana; sta cambia segn las pocas, los pases y las tradiciones, y sobre todo, noes homognea y abarca varias dimensiones ms o menos contradictorias entre s (Dubet,2003; 220). Pues como lo observamos, las modificaciones del concepto y de loselementos que atraviesan la ciudadana se recomponen a partir de la pertinencia de lasrelaciones de dominacin. Y como ya lo expresamos, las condiciones de ciudadana en laantigedad tenan mnimas implicaciones en los ideales raciales-culturales de una entidadnacional especfica, contrastada con las condiciones que surgen despus de lasrevoluciones democrticas-burguesas, en las que la ciudadana cumple un rol dehomologacin racial-cultural a partir de las presuposiciones del poder soberano. Estascaractersticas se manifiestan constantemente en la ciudadana, sobre todo en las

    condiciones de hacer vivir y dejar morir en los individuos que no se adecan, es decir alos que no se normalizan para acceder a este elemento indispensable del biopoder en laactualidad. En la actualidad, quien no tiene ciudadana por su no adecuacin a losparmetros necesarios para su obtencin, corre el riesgo de morir sin que nadie se inmutepor ello.

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