la cita a ciegas v. b.03
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La cita a ciegas v. b.03
Escrito Por:
Carlos Martín-Artajo
1 EXTERIOR DE LA HELADERÍA (TERRAZA). VIERNES, AVANZADA LA
TARDE. AÚN DE DÍA.
Hay ocho mesas colocadas alrededor de la entrada de la
heladería, dejando un pasillo en el medio para que la
gente pueda acceder o salir del local. En el momento en
que transcurre la acción, habrá unas cinco mesas ocupadas.
En una de ellas vemos a Sara y a Edurne. En otra, más
alejada, podemos ver a Raúl y a Lucía, uno en frente del
otro. Ambos tienen delante de sí una copa con helado. Van
muy arreglados y parecen estar algo cortados. Han quedado
por mediación de una amiga común, Clara. Raúl tiene muchas
expectativas puestas en la cita. Lucía parece no tenerlo
tan claro.
Tras un incómodo silencio.
RAÚL
La verdad es que es la primera
vez que tengo una cita así con
alguien... ¡a ciegas, como en las
películas!...
LUCÍA
A mí me pasa lo mismo.
RAÚL
Pero Clara me insistió tanto en
que teníamos que conocernos, en
que somos "almas gemelas"...
LUCÍA
Ya. "Almas gemelas".
RAÚL
¡Amenazó con no devolver los
libros de la biblioteca en la que
trabajo!.
(Tratando de ser animado y
gracioso)
Temí que los tomara como rehenes
y que por cada semana que
tardáramos en hacerlo fuera a
enviarme hojas arrancadas dentro
de un sobre...
LUCÍA
(Seria)
No lo entiendo, ¿por qué iba a
hacer eso?, Clara no hace eso.
RAÚL
(Cortado, con risa nerviosa)
No, no... es un chiste...
(CONTINÚA)
CONTINÚA: 2.
LUCÍA
Ah...
2 DIEZ MINUTOS MÁS TARDE.
Lucía está enseñándole fotos del móvil a Raúl.
LUCÍA
... Y en esta foto estoy con
Rocco. Es un mastín enorme, de
raza.
RAÚL
(Tratando de mostrar
entusiasmo)
¡Vaya!. ¡A mí también me encantan
los perros!. Son unos animales
formidables... Si tuviera un
chalet no me importaría tener
tres o cuatro...
LUCÍA
Los odio con toda mi alma. A mi
ex marido le encantaban. Hacía
más caso a los putos perros que a
mí.
RAÚL
(Cortado)
Ah. Bueno. Ya. Claro. También me
gustan otros animales... los...
los hámsters y... y las
tortugas...
3 OTROS DIEZ MINUTOS MÁS TARDE.
RAÚL
He de confesar que soy un poco
cuadriculado, nada serio, por
supuesto. Pequeñas manías, como
las de todo el mundo. Por
ejemplo, este servilletero...
¿ves?, no está alineado a los
bordes de la mesa. Pues yo lo
coloco para que lo esté.
Alinea el servilletero con los bordes.
LUCÍA
Sí, yo también tenía mis manías.
Pero eso forma parte de la "Lucía
pasada". Después del divorcio
decidí ser otra Lucía distinta.
Ahora me da igual dejarlo de
cualquier manera.
(CONTINÚA)
CONTINÚA: 3.
Cambia el servilletero y lo deja completamente
descolocado.
RAÚL
(Se queda incómodo con la
nueva colocación)
Vaya... sí, sí, claro... romper
con lo anterior... es... muy
interesante eso...
(Le resulta cada vez más
molesto)
... Aunque, je, je, bueno, no
deja de ser un servilletero sin
trascendencia en el mundo... no
es importante cómo quede...
(Pausa)
Lo cierto es que es más estético
si lo colocamos como antes...
No puede evitarlo y vuelve a cuadrar el servilletero. Se
queda aliviado. Lucía queda algo contrariada.
LUCÍA
(Seca)
Pero es que a lo mejor la nueva
Lucía quiere romper con "la
estética"...
Toma el servilletero, y no sólo lo descoloca, sino que lo
vuelca y lo deja apoyado por una de las caras donde hay
servilletas, dejando la otra boca arriba.
LUCÍA
(Con retintín)
Mira qué bien, acabamos de
descubrir una nueva forma más
cómoda de sacar las servilletas.
Saca una de las servilletas que están hacia arriba y
sonríe con aspereza. La nueva colocación pone a Raúl mucho
más nervioso.
RAÚL
(Con una sonrisa tensa)
Ya, pero es que así dejas de ser
óptima porque se pierden las
servilletas de abajo...
Vuelve a colocarlo en la posición original y saca una
servilleta de la cara que estaba boca abajo. Lucía toma el
servilletero de forma enérgica y lo vuelve a poner de la
manera anterior.
LUCÍA
(Borde)
Pues no, porque yo saco las de
arriba...
(CONTINÚA)
CONTINÚA: 4.
Va sacando una por una las servilletas que hay en la cara
de arriba y tirándolas violentamente por los aires.
LUCÍA
... y cuando se terminan, sigo
con las de abajo. ¡Y siendo una
mujer tan óptima como siempre!.
Le da la vuelta al servilletero y hace lo que ha dicho.
Raúl trata de quitarselo, pero Lucía se levanta
revolviéndose y empieza a tirarle las servilletas que
quedan a la cara. De pronto llega Paco, el camarero, y ve
cómo ha quedado todo.
PACO
(Serio)
¿Querían algo más, los señores?.
Lucía y Raúl se quedan quietos mientras las servilletas
siguen revoloteando a su alrededor.
4 FINAL DE LA CITA.
Ambos personajes se encuentran en la acera, cerca del
tráfico. Se disponen a despedirse.
RAÚL
Ha sido un placer conocerte.
LUCÍA
Sí, lo mismo digo.
RAÚL
Estupendo. No sé si tienes mi
móvil. Si quieres te lo doy y
quedamos otro día...
LUCÍA
El caso es que tengo mucho lío y
no sé cuándo voy a poder
quedar...
(Mirando el reloj)
Ufff, qué tarde...¡mira un taxi!.
Lucía hace un gesto repentinamente y detiene un taxi. Se
acerca rápidamente y abre la puerta.
LUCÍA
Bueno, ya si eso quedamos otro
día. Encantada, ¿eh?.
Se mete en el taxi, y arranca el vehículo a toda
velocidad. Raúl se queda anonadado viendo como se va. Una
servilleta huérfana que revolotea por el aire impacta
sobre su cara.