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251 1 Departamento de Biología (Unidad de Botánica), Facultad de Ciencias, Universidad Autónoma de Madrid. C/ Darwin nº 2. 28049. Madrid. 2 Departamento de Biología Vegetal I, Facultad de Biología, Universidad Complutense de Madrid. C/ José An- tonio Novais, 2. 28040. Madrid. [email protected] [email protected] [email protected] Recibido: 01/02/2010. Aceptado: 22/04/2010. LA CARTOGRAFÍA SINTÉTICA DE LOS PAISAJES VEGETALES ESPAÑOLES: UNA ASIGNATURA PENDIENTE EN GEOBOTÁNICA HELIOS SAINZ OLLERO 1 , RUT SÁNCHEZ DE DIOS 2 Y ANA GARCÍA-CERVIGÓN MORALES 1 RESUMEN Aunque España es uno de los países europeos que cuenta con una cartografía forestal más avan- zada carece de mapas de síntesis de su vegetación. El Mapa de las series de vegetación de España (RIVAS MARTÍNEZ, 1987), ampliamente utilizado con fines docentes y de gestión, es una interpre- tación discutible de la vegetación potencial que cada vez resulta menos coherente en relación con los nuevos datos paleogeográficos. En este trabajo se presentan dos ensayos de cartografía sintética basados en la vegetación real y los datos paleogeográficos: un mapa de Sistemas Forestales elaborado en función de las especies do- minantes y un Mapa de paisajes vegetales potenciales que concibe los paisajes como conjuntos integrados de comunidades vegetales. Palabras clave: Cartografía sintética. Península Ibérica, series de vegetación, vegetación potencial. SUMMARY Spain is one of the European countries with better cartography related with forests. It lacks though cartography summarizing vegetation communities. To date there is only one available map of potential vegetation (RIVAS MARTÍNEZ, 1987). This map has been widely used for management and teaching activities. However its Spanish potential vegetation interpretation is arguable, specially when taking into account new palaeogeographic data. In this work we provide new cartography summarizing the Spanish vegetation based on real vegetation as well as palaeogeographic data: a Map of Forest Systems following the dominant species and a Map of Potential Landscapes where the units are conceived as patches of different communities. Key words: Summarized cartography, Iberian peninsula, vegetation series, potential vegetation. Ecología, N.º 23, 2010, pp. 249-272

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1 Departamento de Biología (Unidad de Botánica), Facultad de Ciencias, Universidad Autónoma de Madrid.C/ Darwin nº 2. 28049. Madrid. 2 Departamento de Biología Vegetal I, Facultad de Biología, Universidad Complutense de Madrid. C/ José An-tonio Novais, 2. 28040. [email protected] [email protected] [email protected]

Recibido: 01/02/2010.Aceptado: 22/04/2010.

LA CARTOGRAFÍA SINTÉTICA DE LOS PAISAJES VEGETALES ESPAÑOLES:

UNA ASIGNATURA PENDIENTE EN GEOBOTÁNICA

HELIOS SAINZ OLLERO1, RUT SÁNCHEZ DE DIOS2

Y ANA GARCÍA-CERVIGÓN MORALES1

RESUMEN

Aunque España es uno de los países europeos que cuenta con una cartografía forestal más avan-zada carece de mapas de síntesis de su vegetación. El Mapa de las series de vegetación de España(RIVAS MARTÍNEZ, 1987), ampliamente utilizado con fines docentes y de gestión, es una interpre-tación discutible de la vegetación potencial que cada vez resulta menos coherente en relación conlos nuevos datos paleogeográficos.

En este trabajo se presentan dos ensayos de cartografía sintética basados en la vegetación real y losdatos paleogeográficos: un mapa de Sistemas Forestales elaborado en función de las especies do-minantes y un Mapa de paisajes vegetales potenciales que concibe los paisajes como conjuntosintegrados de comunidades vegetales.

Palabras clave: Cartografía sintética. Península Ibérica, series de vegetación, vegetación potencial.

SUMMARY

Spain is one of the European countries with better cartography related with forests. It lacks thoughcartography summarizing vegetation communities. To date there is only one available map ofpotential vegetation (RIVAS MARTÍNEZ, 1987). This map has been widely used for managementand teaching activities. However its Spanish potential vegetation interpretation is arguable,specially when taking into account new palaeogeographic data.

In this work we provide new cartography summarizing the Spanish vegetation based on realvegetation as well as palaeogeographic data: a Map of Forest Systems following the dominant speciesand a Map of Potential Landscapes where the units are conceived as patches of different communities.

Key words: Summarized cartography, Iberian peninsula, vegetation series, potential vegetation.

Ecología, N.º 23, 2010, pp. 249-272

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HELIOS SAINZ OLLERO Y COLS. «La cartografía sintética de los paisajes vegetales españoles»

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INTRODUCCIÓN

España cuenta con una cartografía forestalmuy valorada en Europa (mapas forestales deCEBALLOS, 1966, o RUIZ DE LA TORRE,1990-2003) y un mapa de «vegetación poten-cial» (Mapa de las series de vegetación de Es-paña, RIVAS MARTÍNEZ, 1987) muy conocidoy utilizado. Dicho mapa es actualmente unode los documentos más empleados en la do-cencia universitaria y en la gestión territorialde nuestro país. No obstante, se trata de unainterpretación discutible de la potencialidadde las series de vegetación y desde hace másde dos décadas, algunos de los paradigmasque lo sustentan se muestran cada vez más en-debles a la luz de los datos paleogeográficos.

Ante la necesidad de nuevas herramientas detrabajo que sinteticen de forma realista la di-versidad de los paisajes vegetales españoles sepresentan aquí dos ensayos de cartografía sin-tética basados en la vegetación real y los datospaleogeográficos: (1) Mapa de Sistemas Fo-restales elaborado en función de las especiesdominantes y (2) Mapa de paisajes vegetalespotenciales que concibe los paisajes como con-juntos integrados de comunidades vegetales.

El mapa de las Series de vegetación de Españaconstituye la expresión cartográfica de la inter-pretación del paisaje ibérico de la escuela fito-sociológica madrileña, surgida después de laguerra civil y nucleada en torno a las figurasde Rivas Goday y Rivas Martínez. Deriva deuna aplicación estereotipada de las ideas suce-sionistas de Clements, introducidas en Españahacia 1920-30 por Huguet del Villar, que, enparalelo con una metodología fitosociológica,radicalmente jerárquica, determinó la consoli-dación en España de un modelo cartográficomuy rígido que asignaba a los pinares unpapel casi exclusivamente secundario comoetapas de sustitución de los bosques de fron-dosas (COSTA et al., 1990). A ello contribuyóen cierta medida el Proyecto de RestauraciónForestal concebido por Luis CEBALLOS y Joa-quín XIMÉNEZ DE EMBÚN en el «Plan de Re-poblaciones» redactado en 1939, poco antes

del final de la guerra civil, para el gobiernofranquista de Burgos. Este plan, inspiradotambién por las ideas de Clements sobre «laclimax», proponía la repoblación con coníferaspara «invertir la tendencia regresiva generali-zada de los paisajes y avanzar hacia estadios«preclimax» forestales». El plan se apoyabatanto en las ideas de los regeneracionistas,como en los novedosos esquemas dinámicosde CLEMENTS (1916), que empezaban a calaren la comunidad científica. Apostaba por lospinares dada su reconocida capacidad coloni-zadora de suelos pobres en ambientes semiári-dos o continentales, lo cual auguraba un buenéxito para las repoblaciones.

Tras el final de la guerra civil, la fitosociologíase convirtió en la «metodología oficial» de losgeobotánicos españoles (CASADO DEOTAOLA, 2000). La Junta de Ampliación deEstudios de la República había enviado dosbecarios (Miguel Martínez y Odón de Buén) aMontpellier para formarse en estas técnicaspreconizadas por Braun Blanquet.

La escuela geobotánico-ecológica de HUGUETDEL VILLAR (1929) quedó descabezada tras lacontienda (Huguet y Cuatrecasas se exiliaron,Font Quer y Crespí fueron represaliados y des-poseídos de sus cargos académicos) y la fitoso-ciología sigmatista aglutinó a una nueva gene-ración de botánicos a partir de 1955. EnMadrid la figura clave fue Rivas Goday que seadscribió con entusiasmo a esta disciplina «ta-xonómica», muy eficaz en la clasificación delas asociaciones vegetales (IZCO, 1981). RivasGoday integró parte de la doctrina sucesio-nista preconizada por Huguet del Villar con lanueva metodología fitosociológica y se em-peñó en una labor «unificadora» tendente aelaborar un «mapa geobotánico de las clímaxde España», síntesis que serviría de «moldepara el más complicado mapa de las asociacio-nes» (RIVAS GODAY, 1947). Los mapas de ve-getación publicados en 1956a (Fig.1) y 1966(Fig.2) por este autor son expresiones de esteperiodo de posguerra caracterizado por labúsqueda de una nueva metodología en la quesustentar la geobotánica (RIVAS GODAY,1956b, 1958, 1966).

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Figura 1. Mapa de vegetación de la Península Ibérica (RIVAS GODAY, 1956) basado en las formaciones fisonómico-ecológicas deBrockman-Jerosh y Rübel.

Figure 1. Vegetation Map of the Iberian Peninsula ((RIVAS GODAY, 1956) based on physiognomic-ecologic formations fromBrockman-Jerosh and Rübel.

Figura 2. Probablemente el primer mapa fitosociológico de la Península Ibérica (RIVAS GODAY, 1966).

Figure 2. Probably the first Phytosociological Map of the Iberian Peninsula (RIVAS GODAY, 1966).

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Como señala CASADO DE OTAOLA (2000), la«unificación» que perseguía el profesor RivasGoday representaba también control y autori-dad desde los puestos hegemónicos de la botá-nica académica de la posguerra. La fitosociolo-gía pasó a calificarse como «la escuelaortodoxa», siendo abrazada por algunos comosi de una secta se tratase (Rivas Goday autoca-lifica su evolución científica en 1958 como«una conversión al camino iluminado de la or-todoxia fitosociológica»).

El mapa de las Series de Vegetación de Españade RIVAS MARTÍNEZ (1987) emana de losmapas anteriormente mencionados de RivasGoday. Es una interpretación «escolástica» delos paisajes vegetales basada en el concepto declímax o vegetación potencial («estadio poten-cial que se alcanzaría en ausencia de agresio-nes por causas extrínsecas a la comunidad») yapoyada en la descriptiva fitosociológica. Enél, sólo se representan las cabeceras de las dife-rentes series, que se interpretan como vegeta-ción potencial. Por ello el modelo dinámicoutilizado adquiere una enorme trascendenciay los resultados resultan muy discutibles. Noobstante, hasta el momento el mapa ha reci-bido muy pocas críticas, probablemente por laestructura monolítica que caracteriza a estadisciplina (COSTA et al., 1990,1997; CARRIÓN& DÍEZ, 2004; CARRIÓN & FERNÁNDEZ,2009). Ante la dificultad de disponer de infor-mación detallada sobre la vegetación poten-cial, ésta ha sido a menudo identificada con lavegetación primitiva. Esta hipótesis, admitidaen la práctica por la escuela de Rivas Martínez,y expresada sin ambages por PEINADOLORCA & MARTÍNEZ PARRAS (1985): «salvoen algunos casos excepcionales, vegetaciónpotencial puede ser utilizado como sinónimode vegetación primitiva», se ha mostrado ha-bitualmente como errónea a la luz de los datospaleogeográficos. Las fluctuaciones climáticas,sobrevenidas desde el final de la última glacia-ción, han provocado tantos cambios paisajísti-cos en la mayor parte del territorio que tienepoco sentido buscar estadios de equilibrio. Ac-tualmente, los datos disponibles acerca delgran dinamismo que ha caracterizado a lospaisajes postglaciares dificultan la decisión de

¿a qué estadio de la vegetación primitiva refe-rir la vegetación potencial? e inducen a no pro-fundizar demasiado en las «clímax».

Con los avances de la paleofitogeografía, y enespecial el análisis polínico y el estudio de ma-deras fósiles (ALCALDE et al., 2006), algunasinterpretaciones de las vegetaciones potencia-les se han puesto en entredicho (CARRIÓN &FERNÁNDEZ, 2009). La visión que asigna sis-temáticamente a los pinares mediterráneos unpapel secundario en la sucesión, correspon-diendo las «cabeceras de serie» a las frondo-sas, se ha mostrado reiteradamente comoequivocada (COSTA et al., 1990,1997; AL-CALDE et al., 2006). Muchas comunidades deconíferas se consideran hoy día el arquetipomás característico de nuestros paisajes, detec-tándose a menudo una gran inercia o estabili-dad paisajística a lo largo del Holoceno, sobretodo en las parameras, montañas y zonas con-tinentales del interior peninsular (MORLA,1993; CARRIÓN et al., 2000). En estas áreas, al-gunos pinares o sabinares se han mantenidodesde la última glaciación por diferentes moti-vos (topografía abrupta, sustratos atípicos ge-neralmente pobres, alta incidencia de incen-dios, microclimatología local, fuertecontinentalidad, etc.) que determinan unamenor competencia por parte de las frondosas.Este aspecto resulta especialmente relevantesobre sustratos singulares como dolomías, cal-carenitas cretácicas o jurásicas, areniscas triási-cas del Buntsandstein (rodenos), peridotitas yserpentinas, batolitos graníticos, arenales ydunas fósiles (COSTA et al, 1997; FRANCO-MÚGICA et al., 2000, 2001, 2005; RUBIALES etal., 2007). Estos paisajes, frecuentemente ob-viados en la descripción fitosociológica, o mar-ginados como edafoseries o «comunidadespermanentes», constituyen en realidad una delas singularidades más relevantes de nuestrospaisajes.

La política de repoblaciones forestales masivasdesarrollada por el Patrimonio Forestal del Es-tado (PFE) en el periodo franquista, principal-mente con especies de pinos, generó una ani-madversión entre naturalistas e incipientesecologistas hacia estas formaciones que contri-

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buyó al sustento del modelo interpretativo queminusvaloraba los pinares, interpretándolossistemáticamente como etapas de sustitución.

La interpretación sistemática de las cabecerasde serie como formaciones monoespecíficas,obviando los mosaicos, las transiciones y lasecotonías es otro de los inconvenientes de estemapa de las series, excesivamente «carte-siano», basado en la intuición intelectual y laindubitabilidad («entre lo absolutamente falsoy lo absolutamente verdadero no hay términomedio»). No se reconocen las formacionesmixtas de encinas y quejigos que caracterizanlas parameras alcarreñas, ni los pinares albarescon hayas y/o abetos, típicos del piso mon-tano pirenaico. Las formaciones de encinas, al-cornoques o quejigos se cartografían indepen-dientemente aunque a menudo constituyenformaciones mixtas; se interpretan como queji-gares los pinares salgareños de la serranía deCuenca o Cazorla, como melojares los pinaresresineros de los rodenales del sistema Ibérico ycomo carrascales termófilos los maquis y ga-rrigas levantinos con o sin pino carrasco quecarecen sistemáticamente de encinas, etc.

Además, la escala del mapa de series no esadecuada, es demasiado grande para la infor-mación que contiene, máxime cuando en reali-dad se trata de una interpretación provisionalde la vegetación potencial, un modelo discuti-ble. En la figura 3 se ofrece una simplificaciónde este mapa a una escala más acorde con lainformación que transmite.

Por todo lo anterior hemos considerado conve-niente proponer unos mapas sintéticos de lospaisajes vegetales españoles, más basados en lavegetación real y menos interpretativos que elde series, más en la línea del mapa fitogeográ-fico de Marruecos de Louis EMBERGER (1934 y1971) o del Mapa esquemático de la vegetaciónde México (RZEDOWSKI, 1978). Los antece-dentes de un mapa de este tipo en nuestro paíspueden rastrearse en la obra del geógrafo ale-mán Hermann Lautensach (1886-1971) queaplicó sus estudios sobre sistemática del paisajeal caso de la Península Ibérica (LAUTENSACH,1967) (Fig.4). Apoyándose en los trabajos de

Font i Quer, Amorim Guiräo, Braun-Blanquet,Casas Torres, Rivas Goday, Ceballos y otros,propuso un «mapa de reconstrucción de lasasociaciones vegetales espontáneas» que nos haservido de punto de partida o modelo para unode los que presentamos, sobre todo en el trata-miento de algunos territorios como mosaicosrepetidos de comunidades.

De este modo presentamos dos cartografías desíntesis que pretenden ser sencillas. Paradójica-mente, aunque en la actualidad se dispone debastante información paleoecológica, estosmapas resultan menos interpretativos que losanteriores, más ajustados a la realidad, recono-ciendo en el de paisajes la importancia de losmosaicos donde coexisten comunidades diver-sas condicionadas por la geomorfología y lossustratos.

La mención, ya tópica, a la diversidad de lospaisajes vegetales españoles viene siendo re-saltada insistentemente por los botánicosdesde hace más de dos siglos. Probablementeuna de las causas principales para explicar ladiversidad de nuestros paisajes vegetales seala riqueza de la flora, consecuencia de una ex-traordinaria capacidad histórica de acogidadel territorio, que tiene que ver con su posi-ción geográfica y su mosaico de hábitats. Múl-tiples factores que convergen en nuestro terri-torio permiten explicar esa elevada riquezapaisajística. Entre ellos, merece resaltarse unrelieve y una geomorfología de gran compleji-dad, una notable compartimentación geográ-fica y litológica, una contrastada climatología,y una historia original marcada por esa locali-zación privilegiada en el extremo surocciden-tal europeo (GARCÍA ANTÓN et al., 2002).

LOS SEIS EJES DE LADIVERSIDAD DEL PAISAJEVEGETAL ESPAÑOL

España ocupa un lugar a caballo entre variosmundos biogeográficos que hacen que su paisajesea sumamente variado y complejo en el con-texto europeo. Cinco factores naturales y uno an-

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Figura 3. Síntesis del mapa de series de vegetación de RIVAS MARTÍNEZ (1987).

Figure 3. Synthesis from the RIVAS MARTINEZ (1987)’s Spanish Potential Vegetation Map

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Pastizales crioromediterráneosSabinares albaresSabinares rastrerosPinares y piornales silicícolasPastizales alpinosPinares y abetales subalpinosPinares y montanos pirenaicosHayedos eurosiberianosHayedos mediterráneosAbedularesFresnedas y robledales eutrofosQuejigares pubescentesEncinares cantábricosRobledales albaresCarballeiras montanasCarballeiras colinasMelojares montanosMelojares supramediterráneosQuejigaresCarrascales supramediterráneos silicícolasCarrascales supramediterráneos basófilosCarrascales mesomediterráneos basófilosCarrascales mesomediterráneos silicícolasQuejigares africanosPinsaparesAlcornocales mesomediterráneosCarrascales termomediterráneosAlcornocales termomediterráneosAlsinaresAcebucharesCoscojares mesomediterráneos semiáridosAzufaifares, artales, cornicalesSabinares negralesLentiscaresRiberasSaladaresArenales

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trópico pueden considerarse como los principa-les responsables del modelado de nuestros pai-sajes vegetales (Fig. 5) (SAINZ, 2003).

El primer factor que condiciona los distintostipos de comunidades vegetales es un factorplanetario que responde a la variación norte-sur de las temperaturas de acuerdo con las di-ferencias de percepción energética y la zona-ción climática general. Provoca «fajaslatitudinales transversales» que se ven refor-zadas por los principales sistemas montaño-sos, también de disposición este-oeste.

El segundo aspecto, que casi no afecta a los ar-chipiélagos, es la continentalidad, un contrasteentre la periferia y el centro (las mesetas) quegenera «anillos concéntricos» en el modelopaisajístico ibérico.

El tercer gradiente de variación, muy patenteen la península Ibérica, tiene que ver con lacontradicción de la mitad oriental (mediterrá-

nea y de sustratos básicos) frente a la occiden-tal (atlántica y ácida). Esta coincidencia de fac-tores climáticos locales (atlanticidad/ medite-rraneidad) con la naturaleza de los sustratospredominantes tiene un gran peso en el mode-lado de nuestros paisajes dando lugar a «ban-das meridianas longitudinales».

El cuarto factor que pesa sobre el modelo de lacubierta vegetal es altitudinal. Genera gradoso «pisos de vegetación» que se manifiestan enla complejidad de las cliseries de los macizosmontañosos de acuerdo con la conocida leygeobotánica de la compensación latitudinal-al-titudinal. Dado el contrastado relieve de la pe-nínsula Ibérica o Canarias este aspecto tienegran influencia en la diversidad paisajística.

No hay que dejar de considerar también ciertosfactores ambientales locales o particulares deter-minantes de pequeñas singularidades, muy fre-cuentes por otra parte en nuestro país, que co-munican mosaicidad al paisaje. Los relictos

Figura 4. Mapa de reconstrucción de las asociaciones vegetales espontáneas (LAUTENSACH, 1967).

Figure 4. Native Plant Communities Associations Map (LAUTENSACH, 1967).

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geomorfológicos, los roquedos verticales, las pe-dreras inestables o las singularidades litológicas(saladares, arenales, yesares, etc.) dan lugar aedafosistemas. A todos estos hábitats se les con-sidera a menudo como azonales o intrazonales ylas comunidades que aparecen en ellos edafose-ries o vegetación permanente.

Finalmente el modelo tiene que ser comple-tado con un último aspecto de gran trascen-dencia que es la influencia antrópica. Su anti-güedad (800.000 años del Hombre deAtapuerca) hace que no haya paisajes natura-les y apenas seminaturales. El modelado hu-mano de los paisajes ha resultado progresiva-mente más intenso a lo largo de los últimos5000 años siendo responsable a través del pas-toreo, la agricultura y el manejo del fuego dealgunos de los procesos más característicos denuestros paisajes (roturación y puesta en cul-tivo de los mejores suelos, frutalización, dehe-

sas, rejuvenecimiento de la sucesión, extensiónde los pastos y matorralización).

CARTOGRAFÍA SINTÉTICA DE LOS PAISAJES VEGETALESESPAÑOLES

Se presentan dos cartografías sintéticas de lospaisajes vegetales españoles basadas en la in-tegración de los mapas digitales disponiblescon sistemas de información geográfica.

1. Mapa de los Sistemas Forestales

Se trata de un mapa de vegetación real (Fig. 6)que integra la información de las cartografíasforestales de CEBALLOS (1966) y RUIZ DELA TORRE (1990-2003) representando sólo

Figura 5. Los seis ejes de la diversidad paisajística ibérico-balear (SAINZ, 2003).

Figure 5. The six diversity axis of Iberian and Balearic Islands landscapes (SAINZ, 2003)

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Figura 6. Mapa de síntesis de los Sistemas Forestales Españoles (basado en SAINZ, MALDONADO & SÁNCHEZ, 2003).

Figure 6. Summarizing Map of the Spanish Forest Systems (based on SAINZ, MALDONADO & SÁNCHEZ, 2003)

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Abetales y pinares de pino negroPinares de pino albarSabinares albaresCastañaresHayedosAbedularesBosques mixtos atlánticosQuejigares pubescentesRobledales albaresCarballeirasMelojaresQuejigares de fagineaQuejigares de broteroiEncinaresQuejigares morunosPinares de pino resineroPinsaparesEncinares-alcornocalesAlcornocalesAlsinaresPinares de pino piñoneroAcebucharesPinares de pino carrascoPinares de pino salgareñoCoscojaresEspinalesEspartalesSabinares negrales

LaurisilvaPalmeralesPinares de pino canarioFayal-brezalSabinares

Península y Baleares

Canarias

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los bosques menos alterados (de acuerdo conlos «niveles evolutivos» del mapa de Ruiz dela Torre). Estos mapas han sido reclasificadosy simplificados como «Sistemas Forestales»(una versión previa apareció en SAINZ et al.,2003, 2006) en función de las especies domi-nantes y la clasificación de los bosques ibéri-cos de COSTA, MORLA Y SAINZ (1997).Para ello ha sido necesario reinterpretar lasteselas del mapa de Ruiz de la Torre deacuerdo con una leyenda fisionómica másacorde con la del mapa de Ceballos. Se hapretendido obtener una síntesis que permi-tiera un manejo sencillo de la información ala hora de realizar consultas en formato digi-tal para poder definir superficies ocupadaspor un mismo tipo de bosque (WWF España,2009). El mapa forestal de Ruiz de la Torre,aunque contiene una gran cantidad y calidadde información, resulta de difícil manejo.Ello es debido a que representa tipos climá-tico-estructurales, algo similar a los biomaszonales de WALTER & BRECKLE (1983-86),y niveles evolutivos como estimación de laaproximación a la presunta «clímax». Aligual que en el mapa de series de RIVASMARTÍNEZ (1987) estimamos que pesan enél excesivamente las ideas sucesionistas deCLEMENTS (1916).

2. Mapa de los paisajes vegetales«potenciales»

El objetivo que se pretende con esta cartogra-fía es el de presentar o explicar los paisajes ve-getales como mosaicos repetidos o conjuntosintegrados de comunidades vegetales en lalínea de las «unidades ambientales» propues-tas por GONZÁLEZ BERNÁLDEZ (1981)para el análisis de los paisajes.

Las unidades paisajísticas o ambientales quese proponen agrupan conjuntos de sistemasnaturales que presentan una respuesta más omenos homogénea y relacionada frente a de-terminados tipos de usos. Se ha intentadoaportar un documento sencillo y de síntesis,basado en la vegetación real y los usos tradi-cionales asociados.

Las «unidades ambientales» definen zonas re-lativamente homogéneas de los ecosistemasnaturales e identifican posibilidades o proble-mas relacionados con su utilización o desarro-llo. Su delimitación y estructuración están bá-sicamente concebidas en función deparámetros geomorfológicos, climáticos, lito-lógicos, edáficos, de los sistemas naturales do-minantes (identificados principalmente a tra-vés de la vegetación) y los principales usos. Amenudo constituyen mosaicos repetitivos detipos de paisajes que interaccionan entre sí endeterminadas áreas.

A nuestro juicio este Mapa de paisajes poten-ciales resulta imprescindible debido a las limi-taciones del conocido mapa de las Series deVegetación de Rivas Martínez (1987) que:

i) no reconoce los pinares mediterráneos nilas maquias mediterráneas termófilas su-blitorales

ii) concede demasiado peso a las especies do-minantes elegidas como cabeceras de lasseries,

iii) no acepta series mixtas o paisajes caracteri-zados por mosaicos complejos de diferen-tes tipos de vegetación;

iv) está en cierta medida superado. El propioautor en 2005, en su Discurso de investiduracomo Doctor Honoris causa por la universi-dad de León, (RIVAS MARTÍNEZ, 2006) yareconoce tácitamente buena parte de estaslimitaciones al proponer 230 series de vege-tación para la Península Ibérica e islas Bale-ares. (88 en la región eurosiberiana y 142 enla mediterránea) frente a las 108 (43eurosib.+ 65med.) que había en el mapa de 1987. Seproponen por tanto 126 nuevas series parala Península (incremento del 213%), entreellas numerosas para los pinares mediterrá-neos (todos menos Pinus pinea cuentan conalguna serie), y 46 para Canarias (anterior-mente había 5). Ello responde a nuestro jui-cio a la extraordinaria complejidad mosai-cista de los paisajes españoles.

Cruzando el mapa de las Series con la carto-grafía forestal («Sistemas Forestales») se pone

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de manifiesto que las series potenciales se co-rresponden con un mosaico más o menos abi-garrado de formaciones (Tabla 1). En general,dentro de cada una de las áreas potenciales delmapa de las Series aparecen al menos 5 tiposdistintos de bosque, llegando a superar los 20en algunos casos como ocurre con los quejiga-res de Quercus faginea subsp. faginea y los ca-rrascales (Quercus ilex subsp. ballota) interiorescontinentales. Sólo siete tipos de bosques su-ponen más de la mitad de la superficie forestalexistente en su Serie potencial. En la mitad delas series, los bosques esperados sólo repre-sentan en torno al 20% de las formaciones na-turales que realmente configuran el paisaje.

Metodología

La delimitación de las unidades del mapa depaisajes vegetales potenciales, se ha elaboradointegrando, a escala 1:1.000.000:

1. El mapa de «Sistemas Forestales» basado enla cartografía forestal (CEBALLOS (1966) y RUIZDE LA TORRE (1990-2003). Se ha empleado estacartografía actualizada de «Sistemas Forestales»como soporte del mapa de paisajes vegetales po-tenciales por su mayor simplicidad y claridad enla línea del clásico mapa de Ceballos.

2. El Mapa de Cultivos y Aprovechamientosdel Ministerio de Agricultura (1988).

3. El Mapa de Series de Vegetación de RIVASMARTÍNEZ (1987). En este caso, al tratarse de

un esquema de vegetación potencial, se haconcedido siempre prioridad a los datos pale-ofitogeográficos para la interpretación de lasunidades ambientales siguiendo los criteriosde COSTA, MORLA Y SAINZ (1997).

4. Los datos paleogeográficos (ALCALDE etal., 2006; FRANCO et al., 2005; RUBIALES etal., 2007; etc.) y los modelos predictivos apare-cidos en los últimos años (NINYEROLA, 2000;BENITO, 2006; BENITO et al., 2007, 2008, etc.).

En el mapa de paisajes potenciales que se pre-senta (Fig. 7) se han reconocido 27 unidades depaisajes vegetales ibero-baleáricos y 4 cana-rios. Se reconocen una serie de variantes ecoló-gicas o biogeográficas, en general las primerasno son cartografiables a esta escala mientrasque las segundas se han diferenciado en elmapa. A continuación se detalla la leyenda or-denada fisonómicamente (la numeración secorresponde con la del mapa en el que apareceuna leyenda simplificada)

Leyenda del Mapa de Paisajes VegetalesPotenciales

1. «Tasca» alpinizada (sensu MONTSERRAT,1971) pirenaico-cantábrica: mosaico de comu-nidades rupícolas o glerícolas (de canchales opedregales móviles), pastizales de tipo alpino(acidófilos, neutrófilos o basófilos), enebralesy sabinares rastreros, piornales o brezales; ro-dales de bosques en el límite forestal. Local-

Representación dentro del área potencial

> 50% 20-50% 10-20% <10%

Pinares de pino negroPinares albaresHayedosMelojaresCarrascalesAlcornocalesEspinales

AbetalesRobledales albaresCarballeirasSabinares albaresPinsaparesQuejigares de Q. fagineaEncinares termomedit.CoscojaresAzufaifares

Bosques mixtosAbedularesQuejigares pubescentesEncinares cantábricosAlsinaresAcebuchares

Sabinares negralesQuejigares morunos

Tabla 1. Correlación entre vegetación real (cartografía forestal) y potencial (mapa de las series).

Table 1. Correlation between real (cartography related with forests) and potential vegetation (vegetation series).

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HELIOS SAINZ OLLERO Y COLS. «La cartografía sintética de los paisajes vegetales españoles»

Figura 7a. Mapa de paisajes vegetales potenciales.

Figure 7a. Map of potential landscapes.

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Figura 7b. Leyenda simplificada del mapa de paisajes vegetales potenciales.

Figure 7b. Map of potential landscapes simplified legend.

1 «Tasca» alpinizada pirenaico-cantábrica

2.1 «Mosaico oromediterráneo»: variante acidófila

2.2 «Mosaico oromediterráneo»: variante basófila

3 Pinares pirenaicos de pino negro, piso subalpino

4 Pinares albares, hayedos, abedulares y abetales montanos pirenaicos

5 Pinares albares del Sistema Central e Ibérico sobre sustratos silíceos

6 Pinares de pino albar y/o salgareño del sistema Ibérico meridional y las Béticas sobre sustratoscarbonatados

6.1 Variante oromediterránea (cumbreña) con predominio del pino silvestre

6.2 Variante supramediterránea con predominio del pino salgareño

7 Hayedos del piso montano cantábrico, Pirineo occidental, Sistema ibérico Norte y Sistema Central

7.1 Variante cantabro meridional con influencia mediterránea

7.2 Variante de los Sistemas Central e Ibérico

8 Abedulares, robledales, acebedas con serbales y melojares en ambientes altimontanos galaico-asturianos

9 Carballeiras montanas galaicas en mosaico con abedulares, melojares y castañares

9.1 Variante mediterránea de los valles del Miño y Sil

10 Carballeiras (robledales de Quercus robur) colinas galaico-asturianas y pinares (Pinus pinaster var.maritima) sobre sustratos ácidos paleozoicos

11 Bosques mixtos eutrofos planocaducifolios, robledales (Quercus robur), encinares y lauredales relictos en elpiso colino cantabro-astur y euskaldun

11.1 Variante paleomediterránea de encinares y lauredales litorales y carrascales interiores

12 Melojares subatlánticos o supramediterráneos del piedemonte del arco hercínico, habitualmente sobrerañas pliocuaternarias

13 Melojares (Quercus pyrenaica), supremediterráneos del Sistema Central e Ibérico Norte

14 Robledales submediterráneos de robles pubescentes (Quercus pubecens) o quejigos, (Q. subpyrenaica,Q. faginea), carrascales y pinares albares o salgareños prepirenaicos con boj

15 Pinsapares y quejigares de las sierras béticas más húmedas a menudo en mosaico con carrascales ypinares de pino carrasco

16 Sabinares albares del Sistema Ibérico

16.1 Variante mesomediterránea manchega

17.1 Pinares negrales, alcornocales y/o melojares sobre areniscas

17.2 Pinares negrales mixtos o dominados por pino piñonero sobre batolitos graníticos o rocas metamórficas

17.3 Pinares negrales meridionales –Pinus pinaster subsp. hamiltonii– sobre peridotitas y serpentinas del sectoroccidental malacitano –Sierras Bermeja–

17.4 Pinares meridionales (Pinus pinaster subsp. hamitonii y P. halepensis) y sabinares negrales sobre calcare-nitas dolomíticas de las sierras Béticas

17.5 Pinares (Pinus pinaster y Pinus pinea) sobre arenales de las mesetas

18.1 Pinares de pino piñonero del litoral gaditano-onubense sobre dunas

18.2 Pinares de pino piñonero de la costa brava catalana sobre granitos litorales, alternando con maquia termófila

19 Bosques mixtos o en mosaico de Quercus mediterráneos, esclerófilos o subesclerófilos (marcescentes), enalineaciones montañosas luso-extremadurenses

20 Bosques mixtos o en mosaico de encina y alcornque luso-extremadurenses y salmantino-durienses

21 Carrascales continentales y quejigares con sabinas albares en el ambiente supramediterráneo de las para-meras ibéricas

22 Carrascales continentales, coscojares y pinares de pino carrasco mesomediterráneos, en llanuras terciariaso cuaternarias sobre sustratos básicos

22.1 Variante termófila de transición, dominio de pino carrasco

22.2 Variante bética con matagallo –Phlomis purpurea–

23.1 Alsinares con durillos, lentiscos, madroños, labiérnagos y aladiernos, en mosaico con pinares de pinos ca-rrasco y piñonero

23.2 Alcornocales. En mezcla con alsinas en los fondos de valle en Cataluña. Presencia salpicada de Quercuspubescens, Q. canariensis, Pinus pinea, P. pinaster y P. halepensis

23.3 Alcornocales con quejigos (Quercus canariensis) sobre areniscas de la sierra gaditana del Aljibe. Alisedasribereñas con ojaranzos y helechos subtropicales

24 Carrascales, quejigares y garrigas con pino carrasco de las sierras béticas

25 Maquias o garrigas mediterráneo-termófilas de coscoja, lentisco, palmito, acebuches y algarrobos, con o sinpino carrasco, en ambientes infrailicinos levantinos, béticos y baleáricos

25.1 Variante bética con alcornoques, acebuches, pino piñonero y flora psamófila

25.2 Variante de pinar de pino carrasco con sabinas negrales en Ibiza

25.3 Variante con acebuches y algarrobos en Mallorca y Menorca

26 Maquias continentales de coscoja y espino negro, sabinares negrales o albares y pinares de pino carrasco

26.1 Variante del valle del Ebro

26.2 Variante de áreas endorreicas gipsícolas o halófilas de las depresiones terciarias interiores de las mesetasibéricas

27 Espartales, coscojares o espinares y otras formaciones arbustivas semiáridas murciano-almerienses

27.1 Variante litoral con cornicales y formaciones halófilas

27.2 Variante interior con espartales, azufaifares, espinares y albardinares

28 Paisajes supraforestales de la alta montaña canaria: Retamares, codesares y vegetación de las coladasvolcánicas orocanarias

29 Bosques supraalísicos de pino canario con cistáceas y labiadas

30 Paisajes de laurisilva y fayal-brezales del piso montano de nieblas «Monteverde»

31 Paisajes basales canarios en ambientes termoxerófilos: Tabaibales-cardonales, sabinares y restos de losprimitivos bosques termocanarios secos

Vegetación de humedales litorales

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mente vegetación de turberas, lagos, arroyos oventisqueros.

1.1. Variante acidófila.

1.2. Variante basófila.

2. «Mosaico oromediterráneo»: Pastizalespsicroxerófilos, enebrales, sabinares, piorna-les, brezales y matorrales almohadillado es-pinosos en ambientes oromediterráneos. Ro-dales de bosques en el límite forestal.

2.1. Variante acidófila hercínica, Sistema Cen-tral e Ibérico Norte, Moncayo, Sierra Nevada yFilabres.

2.2. Variante basófila Ibérica meridional y Bé-tica.

3. Pinares pirenaicos de pino negro (Pinus un-cinata), a veces mixtos con P. sylvestris, abeta-les subalpinos, bosquetes de serbales y abe-dulares, landas (enebrales y sabinares rastrerosoromediterráneos, landas de rododendros, bre-zales o gayubares, formaciones de aulagas, eri-zón o piornos) y pastizales subalpinos/orome-diterráneos (cervunales, pastizales de sisó, «dediente», etc.). Comunidades de megafórbios deborde de bosque o pie de cantil.

3.1. Variante subalpina con rododendros yarándanos.

3.2. Variante oromediterránea con gayuba,erizón, piornos o sisó.

4. Pinares albares (Pinus sylvestris = pi roigen Cataluña) y hayedos en mosaico con abe-dulares y abetales montanos pirenaicos. Lo-calmente bosques mixtos de fondo de valle,hoces y pie de cantil.

4.1. Predominio de hayedos o formaciones mix-tas de hayas y abetos, robledales albares y bos-ques mixtos ribereños. Retamares, brezales yzarzales. Herbazales, praderas de siega y diente.

4.2. Predominio de pinares albares (Pinussylvestris) húmedos y nemorales (musgosos o

herbosos), avellanedas, abedulares y bosquesmixtos altimontanos. Piornales, brezales y lan-das con agracejos o gayuba. Prados de siega ydiente, herbazales con megaforbios.

5. Pinares albares (Pinus sylvestris) del Sis-tema Central e Ibérico norte sobre sustratossilíceos (granitos, gneises, cuarcitas o pizarraspaleozoicas, conglomerados y areniscas secun-darios), en ocasiones en mosaico con hayedosy en menor medida abedulares y melojares.

5.1. Variante densa nemoral submontana, her-bosa, con cortejo eurosiberiano.

5.2. Variante abierta oromediterránea, en mo-saico con piornales, brezales y enebrales ras-treros (tránsito a 31.1). Enclave relictual conPinus uncinata en Castillo de Vinuesa (Soria).

5.3. Variante mixta con hayas en macizo deAyllón, La Demanda, Urbión, Neila, Cebo-llera, Moncayo. En Ayllón, el Moncayo o la De-manda los pinos desaparecieron por fuegos,sobrepastoreo y competencia con las frondo-sas, las masas actuales son en su mayor parterepobladas.

6. Pinares de pino albar (Pinus sylvestris) y/osalgareño (Pinus nigra subsp. salzmanii) delsistema Ibérico meridional y las Béticas (Ca-zorla, Baza, El Trevenque) sobre sustratos car-bonatados. Presencia de sabinares rastreroscon agracejos y en ocasiones boj. Localmente«Navas» húmedas con pastizales permanen-tes. Incluye enclave relictual de Pinus uncinataen Sª de Gudar (Teruel).

6.1. Variante oromediterránea con predomi-nio del pino albar acompañado por sabinaresy enebrales rastreros con agracejos, acompaña-dos de tomillares-pradera y pastizales psicro-xerófilos.

6.2. Variante supramediterránea con predo-minio de pino salgareño alternando con algu-nos quejigos, boj, guillomo, agracejos, etc.

7. Hayedos del piso montano de la cordilleracantábrica, el pirineo navarro, el sistema ibé-

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rico norte y el sector oriental del sistema cen-tral. Relictos de pino albar, sabina o roblealbar. Presencia relicta significativa de bosque-tes de roble albar (Quercus petraea). Robledales(Q. robur), fresnedas, bosques mixtos y pradosde siega en los fondos de valle y laderas demenor pendiente, en la transición al piso co-lino. Orlas espinosas, acebedas y abedularesaltimontanos en los bordes del bosque. Abe-dulares y saucedas riparias. Etapas de sustitu-ción de escobonales, brezales y argomales.

7.1. Variante cántabro-meridional o de vallesinteriores (Liébana, Nervión) con influenciasmediterráneas. Presenta rodales relictos de pi-nares albares (Lillo, Guardo, La Losa y Álava),robledales albares, melojares o abedularesmontanos, sobre sustratos ácidos (Liébana) ysabinares albares subrupícolas (Luna, Gordón,Riaño), quejigares, carrascales o formacionesarbustivas de rosáceas espinosas en calizascarboníferas.

7.2. Variante de hayedos empobrecidos pormediterráneidad en enclaves eurosiberianosácidos, de umbría, del Sistema Ibérico norte yel sector oriental del Sistema Central.

8. Abedulares, robledales de Quercus robur,acebedas con serbales, melojares (Q. pyre-naica) en ambientes altimontanos galaico-as-turianos. Paisaje resultante del manejo seculardel fuego para favorecer el pastoreo en el sec-tor occidental de la Cordillera cantábrica y lamontaña gallega. Abundan los prados desiega y los pastizales de diente, las xesteiras,piornales y brezales.

9. Carballeiras montanas galaicas en mo-saico con abedulares, melojares y pinares ne-grales, generalmente de carácter serial o re-poblados. Frecuentes «soutos» de castaños.Abedulares riparios. Paisaje resultante del ma-nejo secular del fuego para favorecer el pasto-reo. Abundan los prados de siega, xesteiras,brezales y pastizales de diente. Los melojaresestán en expansión frente al calentamiento cli-mático y la degradación antrópica de los pai-sajes al comportarse como etapas de sustitu-ción de las carballeiras.

9.1. Variante termófila mediterránea en lacuenca del Miño y Sil dominada por encinares,castañares y melojares. Presencia puntual sig-nificativa de alcornocales.

10. Carballeiras (robledales de Quercusrobur) colinas galaico-asturianas y pinares(Pinus pinaster var. maritima) sobre sustratosácidos paleozoicos (hercínicos: granitos,gneises, cuarcitas, pizarras, areniscas). Lospinos son absolutamente dominantes en estospaisajes en los que también aparecen pradosde siega, castañares y retazos de bosques mix-tos acidófilos. Abundan los tojales, xesteiras ybrezales atlánticos. Los pinares naturales dePinus pinaster (var. maritima) se localizan endomos graníticos y rasas litorales cuarcíticas.Se reconoce una variante sublitoral caracteri-zada por la presencia de alcornoques y laure-les. El área de los pinares ha sido ampliada an-trópicamente por deforestación de robles yrepoblaciones iniciadas hace unos 150 años.También hay repoblaciones de eucaliptos, aca-cias y pino radiata.

11. Bosques mixtos eutrofos planocaducifo-lios, robledales (Quercus robur), encinares ylauredales relictos en el piso colino cantabro-astur y euskaldun. Casi no hay bosques (sóloel 16% de la superficie) en esta unidad paisajís-tica dominada por prados de siega con lindesarboladas, castañares, pumaradas y repobla-ciones de eucaliptos (Asturias y Cantabria) ypino radiata (Euskadi); tojales, argomales ybrezales atlánticos. Presencia biogeográfica-mente significativa de especies mediterráneaso subtropicales relictas y landas litorales atlán-ticas (brezales y tojales) sobre «rasas» plio-cua-ternárias. Alisedas y fresnedas ribereñas consauces eurosiberianos.

11.1. Variante paleomediterránea caracteri-zada por encinares y lauredales cercanos al li-toral sobre cuetos calcáreos karstificados delpaleozoico (Carbonífero) y carrascales o melo-jares en desfiladeros o valles interiores (Beyos,Trubia, Liebana). Presencia de taxones termó-filos mediterráneos (Olea, Pistacea, Arbutus,Phyllirea, Laurus).

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12. Melojares subatlánticos y supramedite-rráneos del piedemonte del arco hercínicosobre materiales paleozoicos (cuarcitas, gnei-ses, pizarras) y rañas pliocuaternarias.

Son frecuentes en el paisaje actual las etapasde sustitución de retamares, brezales subatlán-ticos (Erica australis, Calluna vulgaris y Pteros-partum tridentatum dominantes) y jarales (Cis-tus laurifolius), así como prados de siega opastizales, cultivos de cereal y remolacha.Abundan las repoblaciones de Pinus pinaster ychopos en las riberas.

13. Melojares (Quercus pyrenaica), suprame-diterráneos de los Sistemas Central e IbéricoNorte. En los melojares domina el rebrote decepa tras prolongados periodos de carboneo ypastoreo, condicionando la evolución de estasmasas. Aparecen algunos prados de siega enlos fondos de valle. Etapas de sustitución degenisteas, brezos y jaras.

14. Robledales submediterráneos de roblepubescente (Quercus pubescens) o quejigos(Q. faginea, Q. subpyrenaica), carrascales, pi-nares albares (Pinus sylvestris) secos y pina-res salgareños (Pinus nigra subsp salzmanii)prepirenaicos, con boj.

Además aparecen localmente en esta unidadcastañares y rodales de roble albar (Q. petraea)en Cataluña. Como etapas de sustitución pue-den mencionarse espinares y rosaledas, boje-das, gayubares y retamares con aligustres,Cytisus sessilifolius, Coronilla emerus, etc., for-maciones de erizón y sisó, aulagares y garri-gas, tomillares, fenalares, pastos subhúmedosy terofíticos.

15. Pinsapares (Abies pinsapo) y quejigares(Quercus faginea var. alpestris) de las sierrasbéticas más húmedas (Serranía de Ronda,Yunquera y Tolox, Grazalema, Reales de Sie-rra Bermeja), a menudo en mosaico con ca-rrascales montanos y pinares de pino ca-rrasco. Etapas de sustitución de aulagares,matorrales almohadillado-espinosos y tomi-llares-pradera.

16. Sabinares albares (Juniperus thurifera),del Sistema Ibérico. A menudo en contactocon pinares salgareños y quejigares, enebrales,bosquetes de majuelos, zarzales y rosaledas.

Ocupan de forma preferente parameras cretá-cicas en la periferia de los sistemas montaño-sos. La potencialidad corresponde a formacio-nes de bosque abierto (tipo bosque parqueadehesado o «sabanoide») que estuvieron so-metidas en el pasado a un intenso pastoreocon ganado ovino y caprino. Se interpretancomo tipos de vegetación relícticos glaciaresque ocupan los lugares donde ha sido menorla competencia con las frondosas en el Holo-ceno debido a las limitaciones ambientales de-rivadas de la continentalidad y el escaso des-arrollo de los suelos del páramo. El 41% delterritorio está deforestado debido a cultivos ysobrepastoreo, abundan los matorrales basófi-los continentales (tomillares, aulagares, salvia-res, esplegares, etc), tomillares-pradera, lasto-nares y pastizales terofíticos.

16.1. Variante mesomediterránea manchegamezclada con carrascales en campo de Mon-tiel.

17. Pinares negrales (Pinus pinaster) o depino piñonero (Pinus pinea), encinares, alcor-nocales y/o melojares sobre sustratos singu-lares (rodenales del Sist. Ibérico, peridotitasde Sierra Bermeja, calcarenitas dolomíticasde Cazorla, Segura, Almijara o El Trevenque)del centro y sur de España.

El territorio potencial de los pinares resineroso piñoneros está vinculado a la presencia de li-tologías singulares que han dado lugar a sue-los arenosos y han permitido la persistencia delas coníferas frente a la expansión postglaciarde las frondosas. Debido a esta dependencia yal escaso interés agrícola de algunos de lossuelos sobre los que se asientan, los bosquestienden a estar bastante bien representados enestas situaciones (entre el 60 y el 70% del terri-torio es arbolado sobre rodenos, batolitos o pe-ridotitas). A ello ha contribuido también elvalor de la resina y el piñón. La representaciónforestal es menor en las calcarenitas dolomíti-

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cas (51%) o los arenales interiores de las mese-tas (17%).

17.1. Pinares negrales, alcornocales y/o melo-jares sobre areniscas (areniscas rojas triásicas -rodenales-, areniscas y conglomerados cretá-cicos del Sistema Ibérico). Etapas de sustitu-ción de jarales (Cistus laurifolius) con cantueso(Lavandula pedunculata) y biercol (Calluna vul-garis) y brezales (Erica arborea y scoparia).

17.2. Pinares mixtos o dominados por pino pi-ñonero (Pinus pinea) o resinero (Pinus pinaster)sobre batolitos graníticos o rocas metamórficasen el Sistema Central, El Teleno (Tabuyo), Sie-rra Morena (santuario de Santa María de laCabeza). En mosaico con encinares o meloja-res.

17.3. Pinares negrales meridionales (Pinus pi-naster subsp. hamiltonii) sobre peridotitas y ser-pentinas del sector occidental malacitano (Sie-rra Bermeja). En mosaico con alcornocales,presencia local de pinsapos en los Reales deSierra Bermeja. Etapas de sustitución de jara-les y tomillares de alta riqueza y endemicidadcondicionada por la litología.

17.4. Pinares meridionales (Pinus pinastersubsp. hamiltonii y P. halepensis) sobre calcare-nitas dolomíticas de las sierras Béticas (Ca-zorla, Segura, Tejeda, Almijara, El Trevenque)con sabinares negrales (Juniperus phoenicea). Ja-rales-romerales con bolaguilla (Thymelaea tar-tonraira) y tomillares mediterraneo basófilosde alta riqueza y endemicidad.

17.5. Pinares (Pinus pinaster y Pinus pinea)sobre arenales de las mesetas (Tierra de Pina-res de Segovia, Ávila, Valladolid, Cuenca, LaManchuela), en mosaico con algunos encina-res. Matorrales psamófilos de sustitución conAdenocarpus. En la actualidad abundan los cul-tivos cerealistas y de girasol.

18. Pinares de pino piñonero sobre dunasdel litoral gaditano-onubo-algarviense o lacosta brava catalana. Presencia de sabinares yenebrales litorales.

18.1. Variante del litoral gaditano-onubense:sobre dunas con jaguarzales y otros matorralespsamófilos: retamares, camariñas, sabinares yenebrales.

El bosque ocupa el 26% de este dominio po-tencial. Son formaciones abiertas con variadosmatorrales intercalados compuestos por espe-cies psamófilas. Repoblaciones de Eucaliptus.

18.2. Variante de la costa brava catalana: sobregranitos litorales, alternando con maquia ter-mófila de lentisco, madroño, Teline spp., pinocarrasco y alcornoque.

19. Bosques mixtos o en mosaico de Quercusmediterráneos, esclerófilos o subesclerófilos(marcescentes), en alineaciones montañosasluso-extremadurenses (Montes de Toledo, Sªde San Pedro, Guadalupe-Villuercas, SierraMorena, etc.), a menudo con matorral densode jaras, retamas o brezos. Posible presenciaesporádica de Pinus pinaster y/o P. pinea. Sig-nos de adehesamiento en el pasado, en la ac-tualidad están destinados mayoritariamente ala caza aunque persiste la explotación del cor-cho. Alta variedad en mosaico (encinares, al-cornocales, quejigares -Q. faginea broteroi-, me-lojares) o masas mixtas con madroños,aladiernos, labiérnagos, lentiscos, coscojas, etc(«mancha densa» sensu Ruiz de la Torre). Re-lictos puntuales de Pinus pinaster (Fuenca-liente). Jarales-brezales. Riberas con alisedas yfresnedas mediterráneas.

20. Bosques mixtos o en mosaico de encina yalcornoque luso-extremadurenses y salman-tino-durienses, acidófilos, mesomediterrá-neos o localmente supramediterráneos. Posi-ble presencia esporádica de Pinus pinastery/o P. pinea. Testimonio fósil de antiguos pi-nares de P. pinaster (RUBIALES et al., 2008) ypersistencia de rodales relictos en los arenalesdel bajo Tietar (Campo Arañuelo, PULIDO etal., 2007). Actualmente el paisaje contiene de-hesas monoespecíficas o mixtas, dominadaspor encinas y alcornoques en variadas propor-ciones, excepcionalmente fresnos, melojos yquejigos –Quercus faginea subsp. broteroi- en losfondos de valle mas húmedos. Variados proce-

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sos de matorralización con predominio de ja-rales, retamares-escobonales (Cytisus multiflo-rus, C. scoparius, etc.) y brezales mediterráneos.Cultivos intercalados bajo el arbolado, a me-nudo periódicos. Prácticas habituales de des-broce del matorral. Fresnedas, saucedas, ta-mujares (Flueggea tinctoria) o adelfaresriparios.

21. Carrascales continentales (Quercus ilexsubsp. ballota =rotundifolia) y quejigares (Q.faginea subsp. faginea) con sabinas albares(Juniperus thurifera) en el piso supramedite-rráneo, principalmente en parameras (tercia-rias-mesinienses- o secundarias) sobre sus-tratos carbonatados. Rodales dispersos ytestimonio fósil en el pasado de Pinus nigra yPinus pinaster. Bosquetes de majuelos, zarzalesy rosaledas. Etapas de sustitución de matorra-les basófilos continentales (tomillares, aulaga-res, salviares, esplegares, etc). Tomillares-pra-dera. Lastonares y pastizales terofíticos.Actualmente estepas cerealistas.

22. Carrascales continentales (Quercus ilexsubsp. ballota = rotundifolia), coscojares ypinares de pino carrasco (Pinus halepensis)en el piso mesomediterráneo, en llanuras ter-ciarias o cuaternarias sobre sustratos básicos.Actualmente abundan los cultivos cerealistas(en barbecho: «año y vez», «dry farming ibe-rico») almendros y olivares. Etapas de sustitu-ción de matorrales basófilos continentales (ro-merales, tomillares, romerales, aulagares,salviares, esplegares, espartales, etc.). Manifes-taciones naturales y repoblaciones de pino ca-rrasco. Olmedas, saucedas y choperas ribere-ñas.

22.1. Variante termófila levantina de transi-ción en la que domina el pino carrasco, conpresencia significativa de lentisco y palmito. Elpino carrasco también ha sido extendido porrepoblación.

22.2. Variante de carrascales termohigrófilosbéticos con matagallo (Phlomis purpurea). Po-tencialidad de lentiscares, acebuchares y ma-quias mediterráneo-termófilas en las zonasmás térmicas del valle del Guadalquivir.

23. Alsinares y alcornocales o maquias conmadroño, lentisco, coscoja, aladierno, olivillas,etc., con posible presencia de pinos intercala-dos en ambientes termo-subhúmedos catala-nes o gaditanos. Presencia de Quercus cana-riensis en las comarcas del Gironés y La Selva.El paisaje está muy antropizado, convertido encultivos herbáceos o leñosos (almendros, avella-nos) y pastos. La potencialidad parece corres-ponder prioritariamente al alsinar y a las forma-ciones transicionales a los carrascales de laencina mesetaria, no obstante, el mayor peso enel paisaje lo tiene actualmente el pinar de pinocarrasco (53% de los bosques que aún quedan).Esta formación, que podría aparecer natural-mente en las zonas más térmicas secas y rocosasde la unidad, está muy extendida como etapa desustitución de los bosques de frondosas poten-ciales. Etapas de sustitución de coscojares, espi-nares y garrigas secundarias (romerales conbruguera (Erica multiflora), jarales, tomillares),lastonares y pastizales terofíticos. Sauzgatillos(Vitex agnus castus) y plátanos en las riberas.

23.1. Alsinares (Quercus ilex subsp. ilex) condurillos (Viburnum tinus) lentiscos, madroños,labiérnagos y aladiernos. En mosaico con pi-nares de pino carrasco y pino piñonero. Domi-nio de los pinos en el paisaje.

23.2. Alcornocales o suredas (Quercus suber)en mezcla con alsinas (Quercus ilex subsp. ilex)en los fondos de valle en Cataluña. Presenciasalpicada de Q. pubescens, Q. canariensis, Pinuspinea, P. pinaster y P. halepensis.

23.3. Alcornocales con quejigos (Quercus cana-riensis) sobre areniscas de las sierras gaditanasdel Aljibe. Presencia relicta de melojos y Pinuspinaster (cancha del Pinar de Alcalá de los Ga-zules). Alisedas ribereñas con ojaranzos (Rho-dodendron ponticum) y helechos subtropicales.

24. Carrascales, quejigares y garrigas con osin pino carrasco de las sierras béticas. Lassierras béticas apenas conservan un 24% desus bosques originales debido al intenso pas-toreo desarrollado por los bereberes duranteel periodo musulmán que luego fue conti-nuado tras la reconquista. Es posible que el

Representación dentro del área potencial

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bosque no cubriera naturalmente la totalidadde estas sierras que tienen algunas laderasmuy rocosas pero no hay duda de que el ma-nejo del fuego y el sobrepastoreo con ganadocaprino han moldeado estos paisajes. La po-tencialidad en estas laderas montañosas pa-rece corresponder prioritariamente a la en-cina y secundariamente, en las umbrías ofondos de valle más húmedos, al quejigo. Enlas solanas más térmicas, donde aflora la rocamadre generalmente carbonatada, una ga-rriga termófila con pino carrasco encontraríasu nicho en el paisaje. Se podría diferenciaruna variante acidófila en Sierra Nevada o Fi-labres caracterizada por carrascales y en oca-siones melojares y pinares con gran abundan-cia de los jarales. No cartografiada.

25. Maquias o garrigas mediterráneo-termó-filas de coscoja, lentisco, palmito, acebuchesy algarrobos, con o sin pino carrasco, en am-bientes infrailicinos levantinos, béticos y ba-leáricos. Potencialidad probable de bosquesmixtos mediterráneo-termófilos Actualmentedominan en el paisaje los pinares de pino ca-rrasco. La vegetación a menudo coloniza espa-cios que fueron antiguas terrazas.

La «climax» en esta zona semiárida ya no seríaconstantemente forestal debido a la situación lí-mite en relación con la disponibilidad hídricapara los vegetales. Sólo en los lugares donde lascondiciones permiten la presencia de árbolesdispersos aparecen bosques más o menos abier-tos dentro de esta unidad paisajística. Lógica-mente por su resistencia a la aridez el pino ca-rrasco es la especie mas frecuente. Proliferan losromerales-albaidales, tomillares, lastonares, es-partales.

En el litoral levantino persiste muy poco bos-que, un 7%, principalmente garrigas con pinocarrasco. Se dan en la zona varios procesos con-tradictorios: i) abandono de las antiguas terra-zas de cultivos leñosos (almendros, algarrobos)y recuperación de la garriga con pino carrascoque se extiende con bastante rapidez; ii) incre-mento de los cultivos tropicales (cítricos, níspe-ros, etc.) en nuevas terrazas en los fondos devalle y iii) extraordinario incremento de la po-

blación y de la urbanización de recreo o jubila-ción que impide la recuperación de los paisajes.

25.1. Variante bética con alcornoques, acebu-ches, pino piñonero y flora psamófila (Staura-canthus spp.)

La potencialidad de la vegetación en el Valledel Guadalquivir es difícil de rastrear debido ala antigüedad e intensidad de los cultivossobre terrenos arenosos o arcillosos (bujeos,vertisuelos o tierras negras andaluzas) de ori-gen marino relativamente reciente. No quedaprácticamente nada de bosque en estas zonas(3%). Lo poco que queda son alcornocales ymaquias de lentisco, coscoja, acebuche, ala-diernos, etc. A nuestro juicio este dato es escla-recedor y permite relacionar este paisaje consu homólogo del oued Sebou en Marruecos(maquia de Querco-Lentiscetum con acebuches,palmitos y alcornoques dispersos) cuandopudo ser estudiado por EMBERGER (1939),antes de su desaparición reciente.

25.2. Variante de pinar de pino carrasco consabinas negrales (Juniperus phoenicea) y olivella(Cneorum tricoccon) en Ibiza.

25.3. Variante típica con acebuches y algarro-bos en Mallorca y Menorca. Presencia signifi-cativa relicta de alcornoques en Menorca.

26. Maquias continentales de coscoja y es-pino negro, sabinares negrales o albares y pi-nares de pino carrasco. Abundan en el paisajeromerales, espartales con albaida y romerina(Cistus clusii), albardinares, tomillares, fenala-res y lastonares.

26.1. Variante del valle del Ebro con coscoja,sabina albar y negral y pino carrasco.

En el centro de la Depresión del Ebro (Mone-gros) la potencialidad parece corresponder alsabinar albar. El paisaje está caracterizado poralbardinares, sisallares-ontinares, romeralesgipsófilos, coscojares con sabina negral y pinocarrasco y algunos rodales de sabinar albar enMonegros. Toda la Depresión está muy culti-vada (cereales en secano, terrazas de los ríos

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con cultivos hortícolas o forrajeros y algunasáreas se han puesto recientemente en regadíopor medio de canalizaciones. Hay testimoniode deforestaciones repetitivas e incendios quehan ido acabando con el poco bosque poten-cial. Actualmente sólo queda un 5% de bosqueen esta unidad.

26.2. Variante de áreas endorreicas gipsícolaso halófilas (aljezares, albardinares, tomillares,tarayales) de las depresiones terciarias interio-res de las mesetas ibéricas.

27. Espartales, coscojares o espinares y otrasformaciones arbustivas semiáridas mur-ciano-almerienses, con albaidas (Anthylliscytisoides y A. terniflora) y escobillas (Sal-sola genistoides). Presencia salpicada de pinocarrasco en el litoral y algo mas frecuente enel interior. Adelfares, tarayales y rodales deazufaifos en las ramblas estacionales.

La vegetación potencial de esta unidad árida osemiárida, marcada por la influencia florísticasaharo-síndica, y en algunas zonas subdesér-tica, es típicamente desarbolada, salvo en cir-cunstancias especiales donde pueden aparecerpinares muy abiertos de pino carrasco o for-maciones puntuales de Tetraclinis articulata.

27.1. Variante litoral con cornicales, sabinaresnegrales y formaciones halófilas (albardinarescon sapina –Arthrocnemum sp. y Limonium). Ac-tualmente alcanzan gran expansión los cultivosintensivos en invernaderos en esta unidad.

27.2. Variante interior con espartales, azufai-fares, espinares y albardinares.

Pisos de vegetación en las Islas Canarias – Región Macaronésica

28. Paisajes supraforestales de la alta mon-taña canaria: retamares (Spartocytisus spp.),codesares (Adenocarpus spp.) y vegetación delas coladas volcánicas orocanarias.

La vegetación potencial de este territorio nocorresponde a bosques. Sólo aparecen algunos

rodales de pinar que representan el límite fo-restal intercalados entre los matorrales oroca-narios.

29. Bosques supraalísicos de pino canariocon cistáceas y labiadas (Cistus spp., Sideritisspp., Micromeria spp.)

En el dominio potencial de los pinares cana-rios sólo la mitad del territorio esta ocupadopor el bosque a pesar de que en esta zona haypoca degradación debida a los cultivos. Larazón de que el paisaje no este más ocupadopor los bosques tiene que ver con i) la hetero-geneidad de las coladas volcánicas recientesque no han podido ser colonizadas en su tota-lidad por esta formación; ii) los frecuentes in-cendios, a menudo devastadores a pesar de lacapacidad de rebrote de este pino y iii) la ex-plotación forestal histórica que no ha sidocompensada con las repoblaciones recientes.

30. Paisajes de laurisilva y fayal-brezalesdel piso montano de nieblas («Monteverde»).Laurisilvas con viñátigos, hijas, acebiños,laureles, barbusanos, tiles, madroños, fo-llaos, etc. Fayal-Brezales (Myrica faya, Ericaarborea y E. scoparia subsp. platycodon).

Aunque la población tiene tendencia a situarsepor debajo de este piso el territorio potencialde los bosques de niebla canarios está bastantedegradado predominando las formaciones defayal brezal que se interpretan mayoritaria-mente como secundarias. Hay testimonios deroturaciones importantes. En la isla de GranCanaria esta formación está prácticamente ex-tinguida. Sólo el 20% de la zona forestal co-rresponde a bosques bien constituidos de lau-risilva. Estos tienen composiciones muyvariadas entre islas.

31. Paisajes basales canarios en ambientestermoxerófilos: Tabaibales-cardonales y res-tos de los primitivos bosques termocanariossecos (sabinares, acebuches, mocanes, almá-cigos, dragos, etc.). Tabaibales y cardonales hi-perxerófilos (Euphorbia spp.), tabaibales (Eu-phorbia balsamifera, E. regis-jubae, E. aphylla, E.atropurpurea, E. obtusifolia), cardonales (Euphor-

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bia canariensis), retamares (Retama monospermasubsp. rodorhizoides, R. raetam), sabinares (Juni-perus phoenicea). Rodales del primitivo bosquesubtropical integrado por dragos (Dracaenadraco), cornicabras (Periploca laevigata subsp.angustifolia), almácigos (Pistacia atlantica), ace-buches (Olea europaea subsp. cerasiformis), mo-canes (Visnea mocanera), Sideroxylon marmu-lano, Rubia fruticosa, Launaea arborescens, etc.

Los únicos bosques potenciales de esta unidadson los sabinares que representan sólo una pe-queña parte de estos paisajes dominados porlas formaciones suculentas de tabaibales y car-donales. Los sabinares aparecen en un 7% deesta unidad paisajística. Es imposible sabercual sería el porcentaje que les corresponderíade forma natural. El otro bosque que debería

existir en este dominio potencial, el bosque xe-rotérmico canario, es realmente una entele-quia. No se ha conservado como tal, sólo per-sisten de forma más o menos aislada algunosde sus presuntos integrantes.

AGRADECIMIENTOS

A todos los compañeros y amigos que hancontribuido con sus ideas y sugerencias a la in-terpretación de nuestros paisajes y a la mejorade este manuscrito y mapas. En especial a Ja-vier Maldonado, con quien iniciamos en 1997la última etapa de este proyecto de cartografíasintética y modelización de los bosques espa-ñoles.

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