la caridad como entrega (1)

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CONSEJO PASTORAL DIOCESANO 2-03-2013 La Caridad como entrega José Emilio Lafuente. Secretario General de Caritas Diocesana de San Sebastián. Quiero comenzar agradeciendo la invitación realizada para exponer ante este Consejo unas reflexiones que puedan servir como orientación para el posterior trabajo en grupos que se vaya a realizar. Es la segunda ocasión en la que tengo la oportunidad de participar en el Consejo Pastoral Diocesano como ponente a través de una charla. La primera intervención fue hace 4 años, a comienzos de la crisis económica que estamos viviendo. El objetivo de la charla de hoy es tratar de sensibilizar y animar a vivir personal y comunitariamente la dimensión evangélica de la caridad en la opción por los pobres y por una sociedad más humana. Para poner a nuestras comunidades en clave de compromiso sincero con las personas que más sufren y más ahora por las consecuencias que conlleva de la crisis. Para ello seguiré el esquema del VER, JUZGAR y ACTUAR, o como diría Ellacuría, abrir los ojos ante la realidad que vivimos, lo que supone: - “Hacerse cargo de la realidad” . Conocer la realidad, como es, sin dar rodeos; ver la realidad con el corazón. - “Cargar con la realidad”. La compasión, hacer propia la realidad del otro, su sufrimiento. - “Encargarse de la realidad” . Esfuerzo por curar, sanar, yendo a las raíces y tratando de transformar la realidad. La charla que voy a exponer en esta mañana va a contar con distintas partes: - En un primer momento: o Una visión general para conocer el contexto en el que nos encontramos.

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Page 1: La caridad como entrega (1)

CONSEJO PASTORAL DIOCESANO

2-03-2013

La Caridad como entrega

José Emilio Lafuente. Secretario General de Caritas Diocesana de San Sebastián.

Quiero comenzar agradeciendo la invitación realizada para exponer ante este

Consejo unas reflexiones que puedan servir como orientación para el posterior

trabajo en grupos que se vaya a realizar.

Es la segunda ocasión en la que tengo la oportunidad de participar en el

Consejo Pastoral Diocesano como ponente a través de una charla. La primera

intervención fue hace 4 años, a comienzos de la crisis económica que estamos

viviendo.

El objetivo de la charla de hoy es tratar de sensibilizar y animar a vivir personal

y comunitariamente la dimensión evangélica de la caridad en la opción por los

pobres y por una sociedad más humana. Para poner a nuestras comunidades

en clave de compromiso sincero con las personas que más sufren y más ahora

por las consecuencias que conlleva de la crisis.

Para ello seguiré el esquema del VER, JUZGAR y ACTUAR, o como diría

Ellacuría, abrir los ojos ante la realidad que vivimos, lo que supone:

- “Hacerse cargo de la realidad”. Conocer la realidad, como es, sin dar

rodeos; ver la realidad con el corazón.

- “Cargar con la realidad”. La compasión, hacer propia la realidad del

otro, su sufrimiento.

- “Encargarse de la realidad”. Esfuerzo por curar, sanar, yendo a las

raíces y tratando de transformar la realidad.

La charla que voy a exponer en esta mañana va a contar con distintas partes:

- En un primer momento:

o Una visión general para conocer el contexto en el que nos

encontramos.

Page 2: La caridad como entrega (1)

o Unos datos para situarnos sobre la realidad que estamos viviendo

en Euskadi y Gipuzkoa.

o Y concretaremos un poco más para ver la realidad observada

desde Caritas Gipuzkoa.

- En un segundo momento se realizará un análisis de las claves de la

sociedad actual a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia.

- Y un tercer momento para tratar de aportar ideas a la reflexión sobre qué

podemos hacer nosotros en el contexto en el que nos encontramos.

1ª PARTE

A) CONTEXTO ACTUAL

Partiendo de la situación actual en la que nos encontramos, resulta inevitable

tener que hablar de la crisis. Elementos a destacar:

Desde hace ya unos años venimos escuchando la palabra “crisis” haciendo

referencia a una situación nueva que ha llegado y que de alguna manera nos

está afectando a todos. Pero la realidad es que la cuestión no es nueva, la

crisis no ha llegado ni se ha generado de repente, sino que se trata de la

externalización de algo que ya existía, que viene de tiempo atrás, que estaba

latente aunque no fuera visible para todos, y que responde al modelo de

sociedad y desarrollo que se está construyendo y en el fondo de todo a una

profunda crisis de valores.

Ya en las conclusiones del VI Informe Foessa que analiza los últimos años

anteriores al 2008, se establecía que no se habían aprovechado los años de

bonanza económica para tratar de conseguir un adecuado desarrollo de los

sistemas de protección social y así reducir las diferencias existentes entre los

ciudadanos. Es decir, este informe nos sitúa en un contexto en el que había

habido un crecimiento económico importante sin que se hubiera aprovechado

para tratar de reducir las desigualdades existentes y, sin embargo, se fueron

generando las situaciones de vulnerabilidad que son las que hoy estamos

conociendo (empleos precarios, bajos salarios, coste de la vivienda,

hipotecas,…).

Page 3: La caridad como entrega (1)

La carta pastoral de los Obispos de Pamplona y Tudela, Bilbao, Vitoria y San

Sebastián, de Cuaresma-Pascua 2011, titulada “una economía al servicio de

las personas”, a la que me voy a referir en varias ocasiones en esta charla, nos

dice que “la crisis que padecemos no puede ser interpretada como si en los

años anteriores no hubieran existido situaciones graves de pobreza y exclusión

social entre nosotros. Estas situaciones son de hecho estructurales y no

coyunturales, van desde la total exclusión a la parcial, y manifiestan las

carencias de fondo de nuestro modelo económico y social (1).

A esta situación de vulnerabilidad en la que se encontraba una parte importante

de la población, se unió la crisis financiera motivada por la especulación y el

afán de obtener beneficio rápido y ganar grandes cantidades de dinero, dando

lugar a una crisis económica que ha arrastrado al mercado laboral, con pérdida

de puestos de trabajo, expedientes de regulación de empleo, despidos, cierres

de empresas, desahucios y pérdida de la vivienda, etc. situaciones que

tristemente hoy ya todos conocemos.

La carta de los Obispos también dice que la “codicia y la corrupción no son

ajenas al origen de la crisis” (10) y más adelante dice que “ciertas prácticas de

ingeniería financiera han causado graves daños al conjunto de la economía”

(11).

Los casos de corrupción que están saltando a la opinión pública en los últimos

años, han afianzado en el imaginario colectivo que los políticos son uno de los

problemas más importantes que tiene el país, algo que ya se refleja en las

estadísticas, siendo una de las cuestiones que más preocupa a los ciudadanos

por detrás del paro y de la situación económica. Se está pidiendo un importante

esfuerzo a los ciudadanos, a través de restricciones y sacrificios, mientras a

diario escuchamos noticias relacionadas con escándalos de fraude y corrupción

de quienes deberían dar ejemplo de honradez, esfuerzo y austeridad.

No podemos olvidar las situaciones de pobreza extrema en el mundo, aquellas

que afectan a los países subdesarrollados, donde los gobiernos no pueden

atender las necesidades más básicas de sus ciudadanos.

La situación que estamos viviendo hoy aquí, no nos puede llevar al olvido de

esas situaciones tan graves que se dan en el tercer mundo y que se están

agravando cada vez más, debido a la repercusión que está teniendo la crisis a

nivel mundial que se está traduciendo en un encarecimiento de los alimentos

Page 4: La caridad como entrega (1)

básicos. Según el Banco Mundial, la crisis alimentaria podría empujar a 100

millones de personas a la pobreza.

Es evidente que con un mundo así seguirá habiendo gente que se vea en la

necesidad de tener que abandonar su país y buscarse la vida en los países

llamados del “primer mundo”.

B) UNOS DATOS PARA CONOCER LA REALIDAD QUE ESTAMOS

VIVIENDO EN EUSKADI Y GIPUZKOA

- Se incrementa el número de perceptores de renta de garantía de

ingresos en Euskadi. La RGI es una prestación económica dirigida a la

cobertura de los gastos básicos de supervivencia.

Cogiendo los últimos datos actualizados a octubre de 2012, ha pasado

de 55.568 en octubre de 2011 a 58.594 en octubre de 2012, lo que

supone 3.296 perceptores más, que en porcentaje es un 5,92%.

- En Gipuzkoa los perceptores de RGI, cogiendo el mismo periodo

anterior, han pasado de 10.814 a 12.257, siendo 1.443 perceptores más,

lo que supone un incremento del 13,34 %.

- En cuanto a los perceptores de la prestación complementaria de

vivienda, también aumentan. La PCV es una prestación periódica, de

naturaleza económica, articulada como un complemento a la RGI

dirigida a la cobertura de gastos de alquiler de la vivienda o alojamiento

habitual (arriendo, subarriendo, coarriendo, hospedaje y alquiler de

habitaciones).

Siempre cogiendo los mismos periodos, en Euskadi ha pasado de

18.410 a 22.139, lo que supone 3.279 perceptores más, que en

porcentaje supone un incremento del 20,25%.

- En cuanto a Gipuzkoa, se ha pasado de 3.899 a 4.763, siendo 864

perceptores más, lo que supone un incremento del 22,15%.

Fuente: Departamento de Empleo y Asuntos Sociales del Gobierno Vasco.

- En cuanto al paro, cogiendo como fuente el Eustat (Instituto vasco de

Estadística) con datos actualizados a enero de 2013, la tasa de paro en

Euskadi alcanza el 12,8% en el cuarto trimestre de 2012 (un punto más

que el trimestre anterior).

Page 5: La caridad como entrega (1)

- El número de parados en Euskadi se estima en 130.200 (9.600 más que

el trimestre anterior).

- En Gipuzkoa la tasa de paro se sitúa en el 9,7% afectando a casi 50.000

personas.

- Según Eurostat (Oficina Estadística de la Unión Europea) en noviembre

de 2012 la tasa de paro del conjunto de la Unión Europea-27 se sitúa en

el 10,7% y la de España en el 26,6%.

- Para terminar con esta parte, me voy a referir a un informe presentado

por el Ararteko en enero de 2013 sobre el impacto de la crisis en la

infancia.

o La población infantil vasca en riesgo de pobreza grave (riesgo de

no cubrir necesidades básicas) ha pasado del 3,5% en 2008 al

6,2% a finales de 2012, casi el doble en apenas cuatro años.

Trasladar esta realidad a los datos concretos supone que en la

CAV hay más de 35.000 niños y niñas cuyas familias están en

riesgo de no poder cubrir necesidades básicas.

o En 2012 un 6,1% de la población vasca accedió a alguna de las

prestaciones económicas que conforman el Sistema Vasco para

la Garantía de Ingresos por estar en situación de precariedad,

mientras que en 2008 el porcentaje que recibió ayudas

representaba el 3,9%.

Se trata de unos datos preocupantes que, con el aumento del paro, la caída de

los salarios y la elevada precariedad, permiten aventurar que en 2013 estos

resultados serán todavía más problemáticos.

C) CONCRETAREMOS UN POCO MÁS PARA VER LA REALIDAD

OBSERVADA DESDE CARITAS GIPUZKOA.

- Incremento en el número de personas atendidas. En Caritas de

Gipuzkoa se ha pasado de atender a 12.000 personas en el año 2007, a

24.000 en el 2011. Es decir, en tan solo 4 años se ha duplicado el

número de personas atendidas. La memoria del 2012 se está

confeccionando pero no bajará de estas cifras.

Page 6: La caridad como entrega (1)

- Ha habido un incremento en las ayudas económicas pasando de

1.450.800 euros en 2007 a 2.343.571,69 euros en el año 2011.

- Las necesidades más acuciantes tienen que ver con temas relacionados

con la vivienda, empleo, alimentación, recibos de luz y gas, temas

sanitarios (odontología, óptica, farmacia), gastos para llegar a fin de

mes, pago de matrículas, becas, material escolar…).

- Perfil:

o Mujeres solas con cargas familiares.

o Parejas jóvenes con hijos.

o Personas sin ingresos o con rentas mínimas.

o Desempleados (que van pasando de ser recientes a parados de

larga duración).

o Personas en riesgo de perder la vivienda.

o Inmigrantes en irregularidad sobrevenida por la pérdida del

empleo.

o Familias autóctonas con dificultades económicas por haber

perdido el empleo pero que no llegan a ser beneficiarios de

ningún tipo de ayuda.

- A la actual situación de dificultad motivada por la crisis que estamos

atravesando, se unen algunas dificultades provocadas por el propio

sistema de Protección Social, así:

o Ha habido un endurecimiento de los requisitos de acceso a las

ayudas públicas, como la RGI.

o Ha habido un endurecimiento en los requisitos de acceso a la

tarjeta sanitaria.

o Se ha dado un cambio en el modelo administrativo de la gestión

de ayudas que ha supuesto un caos.

o Insuficiente oferta formativa en clave de inserción sociolaboral

que dificulta el trabajo en proceso, existiendo un riesgo de cambio

de tendencia hacia lo asistencial.

o El sistema de protección social carece de mecanismos

adecuados para responder a la complejidad de la situación actual.

Page 7: La caridad como entrega (1)

A estas dificultades, también habría que añadir los efectos que la crisis está

teniendo en cuanto a retroceso en el Estado de Bienestar como pérdida de

derechos conseguidos a lo largo de muchos años, ajustes y recortes que

afectan a los servicios sociales, educación, sanidad, reformas en la legislación

laboral…

En general se observa un peligroso repliegue en el sistema de Protección

Social. Tenemos que ser conscientes de que lo que ahora perdamos en

términos de protección social, difícilmente será recuperable una vez se supere

la crisis. Ya que los incrementos de las tasas de pobreza en épocas de

recesión, no suelen verse compensados en épocas posteriores de bonanza

económica.

2ª PARTE

Después de hacer un repaso sobre la realidad que estamos viviendo, quiero

dedicar una parte de esta exposición a tratar de hacer un análisis sobre las

claves de este modelo de sociedad e interpretar esta realidad a la luz de las

fuentes de la Doctrina Social de la Iglesia.

La DSI hunde sus raíces en el Evangelio de Jesús destacando la persona y el

mensaje de Jesucristo, de ahí extrae sus principios y valores permanentes:

centralidad de la persona, dignidad de la persona, los derechos humanos, la

búsqueda del bien común, la opción preferencial por los pobres, el principio de

solidaridad, el principio de subsidiariedad, la participación, y el destino universal

de los bienes.

Teniendo en cuenta estos principios y el mensaje evangélico, y al contrastarlos

con los problemas de la vida social y el modelo de desarrollo que tenemos,

observamos que el sistema tiene altas dosis de inhumanidad.

Como dice la carta Pastoral de los Obispos “la vida económica, por tanto, debe

también regirse por tales principios y perseguir los valores mencionados,

partiendo de la base de que la economía está al servicio de la persona en su

integridad y de todas las personas” (14).

El mundo en el que vivimos genera pobreza y exclusión. Quiero hacer una

aclaración sobre estos términos. Se dice de la pobreza que tiene distintas

caras. Por un lado tendríamos la pobreza material. Tiene que ver con la

Page 8: La caridad como entrega (1)

imposibilidad de acceso y/o carencia de los recursos necesarios para satisfacer

necesidades básicas como la alimentación, vivienda, empleo, ingresos

estables, etc.

Pero existen también otras pobrezas que no son materiales y que el modelo de

sociedad en que vivimos también las genera, como la pobreza humana, de

soledad y pérdida de relación social, pobreza en valores, en sentido, rupturas

familiares, el aislamiento y la irrelevancia social, la intolerancia,… actitudes

individualistas, egoístas, consumistas, insolidarias,…

Quiero destacar este carácter multidimensional de la pobreza, porque no solo

se da la pobreza material, sino también la pobreza humana, y donde ambas

pobrezas se retroalimentan.

La pobreza hoy se llama también y de manera preferente marginación, no

participación, irrelevancia, exclusión social, “estar fuera de”. Es una pobreza

descalificadora, diferente a la pobreza integrada.

El modelo en el que vivimos genera pobreza y exclusión. Se trata de un modelo

basado en el crecimiento económico que no tiene nada que ver con el

desarrollo humano. Un nuevo modelo de desarrollo debe poner en el centro el

ser humano. Las políticas, las decisiones económicas, y los planes que se

pongan en marcha deben valorar si con ellos todos los seres humanos van a

vivir mejor.

Como señala la constitución pastoral Gaudium et Spes (nº 63) “El hombre es el

autor, el centro y el fin de toda la vida económico-social”.

En el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia (nº 331) se recoge que el fin

de la economía está en el destino humano y social, en servir al hombre y a la

sociedad, en la realización del hombre y de la convivencia humana.

Llegado a este punto, me gustaría aportar unas ideas sobre el fenómeno de la

globalización. La globalización ha dado lugar a una libertad a nivel mundial en

los flujos de bienes, servicios, capitales, conocimiento, información,… Lo que le

pasa a una región de la tierra, afecta a otras. Todo repercute en la globalidad;

todo afecta a todos. La característica fundamental de la globalización es la

interdependencia a nivel mundial.

Page 9: La caridad como entrega (1)

Como tal, la globalización es un hecho. Puede no ser ni buena ni mala. Puede

aportar grandes beneficios y hacer un gran bien, pero desgraciadamente

también puede ser la causa de grandes males. Todo depende de la orientación

que se le dé.

A la característica fundamental de interdependencia que tiene la globalización,

habría que sacarle provecho para tratar de buscar una humanización desde la

globalización. Cada vez son más las voces que hablan de una globalización en

clave humana, social y no meramente económica.

Tratar de aprovechar las nuevas posibilidades de la globalización en

verdaderas oportunidades de vida digna para todos los pueblos, especialmente

para los pobres de la tierra que carecen de ellas. Se trataría de que las

personas fueran las auténticas protagonistas de la globalización.

Por tanto la globalización puede suponer un reto para la humanidad y también

para la propia Iglesia, para activar mejor su inspiración evangélica para

construir una humanidad plural, desde la perspectiva de la dignidad humana,

de la opción por los pobres, para la superación de la pobreza y la consecución

de sociedades más equitativas.

Citando a Benedicto XVI en Deus Caritas Est (27) “En la difícil situación en la

que nos encontramos hoy, a causa también de la globalización de la economía,

la doctrina social de la Iglesia se ha convertido en una indicación fundamental,

que propone orientaciones válidas mucho más allá de sus confines: estas

orientaciones —ante el avance del progreso— se han de afrontar en diálogo

con todos los que se preocupan seriamente por el hombre y su mundo”.

3ª.- PARTE

¿Qué podemos hacer nostros?. Posibles pistas de actuación.

La pobreza no es algo estático y que surge de repente. La pobreza no es una

fatalidad a la que haya que resignarse. De hecho, se dice que somos la

generación que podría erradicar el hambre en el mundo. Lo peor que nos

podría ocurrir es que nos acostumbráramos a que hubiera pobres.

Page 10: La caridad como entrega (1)

La pobreza es una situación, consecuencia de una serie de procesos sociales

que estamos viviendo hoy en nuestra sociedad, que son procesos de

empobrecimiento. Por tanto, la pobreza es algo dinámico, que se va

generando.

Hay una dimensión estructural de la pobreza, generada por el propio sistema.

Una dimensión comunitaria de la pobreza, motivada por el deterioro de las

redes familiares, sociales y de apoyo.

Y también hay una dimensión personal de la pobreza que afectan al sujeto

(consumos, enfermedad mental, bajas expectativas,…).

Tenemos que detener las causas de exclusión, es decir, los procesos sociales

que están generando la pobreza de hoy y tratar de intervenir en esos tres

niveles: estructural, comunitario e individual.

1.- Una cuestión clave en la que debemos trabajar es en el de la animación de

la caridad en la comunidad cristiana.

La caridad debe ejercerse y estar en el núcleo de la comunidad. El servicio de

la caridad es de toda la Iglesia, de todos en la Iglesia, y necesita ser un

servicio ordenado, organizado y planificado.

El ejercicio del amor -dice Benedicto XVI en Deus Caritas Est-, no es algo

opcional o marginal, sino un elemento central de la fe y la misión de la Iglesia.

Es una dimensión esencial, constitutiva, de nuestra vida cristiana y eclesial. Y

en consecuencia es un eje transversal de todo nuestro trabajo pastoral.

En su número 20 nos dice: “El amor al prójimo enraizado en el amor a Dios es

ante todo una tarea para cada fiel, pero lo es también para toda la comunidad

eclesial, y esto en todas sus dimensiones: desde la comunidad local a la Iglesia

particular, hasta abarcar a la Iglesia universal en su totalidad. También la

Iglesia en cuanto comunidad ha de poner en práctica el amor. En

consecuencia, el amor necesita también una organización, como presupuesto

para un servicio comunitario ordenado”.

Más adelante, en su número 31 b, dice: “cuando la actividad caritativa es

asumida por la Iglesia como iniciativa comunitaria, a la espontaneidad del

individuo debe añadirse también la programación, la previsión, la colaboración

con otras instituciones”.

Page 11: La caridad como entrega (1)

De estas afirmaciones podemos extraer que:

- Debemos ser conscientes de que el amor es tarea para cada fiel. Nos

compete a todos por nuestra identidad cristiana.

- La caridad es también tarea para toda la comunidad, pues pertenece a

la naturaleza de la Iglesia. La caridad no puede delegarse, sin más, a

grupos o personas; no es una tarea meramente individual y dejada a la

espontaneidad de cada uno, sino que es un servicio de todos y de toda

la comunidad cristiana. Aquí es donde se entiende Caritas como Iglesia

en el ejercicio organizado de su amor y servicio a los pobres.

- A la espontaneidad en el ejercicio de la caridad debe añadirse la

programación, la organización.

Tenemos que evitar llevar a cabo una caridad sin criterio, sin orden ni

coordinación, y sin atender a los principios que rigen nuestra acción. Es

muy importante la coherencia en la acción de Caritas y que caminemos

hacia consensos en los criterios y la forma de establecer nuestra

relación de ayuda.

Por otro lado, no olvidemos que la animación comunitaria de la caridad

se debe concretar en eso que toda la tradición de la Iglesia ha ejercido y

llamado: “Comunicación cristiana de bienes”. Ya las primeras

comunidades cristianas (Hechos de los apóstoles 2, 42-47) hicieron de

la comunicación cristiana de bienes y el compartir fraterno un imperativo

evangélico en el seguimiento leal a Jesús.

2.- Avanzar en clave de Pastoral sociocaritatia en la comunidad cristina.

Mejorar la coordinación y llevar a cabo acciones conjuntas como pastoral

sociocaritativa (Caritas, Pastoral de la Salud y Pastoral Penitenciaria). Avanzar

en esta línea es siempre positivo, desde el contenido y desde la propia

organización.

De entrada tenemos que ser conscientes de que no somos muchos por lo que

es necesario “aunar fuerzas”. Pero sobre todo lo planteo desde lo positivo que

es trabajar coordinadamente para llegar a donde no estamos, ser

complementarios, y evitar duplicidades. La propia realidad de pobreza nos

demanda una acción conjunta (carácter multidimensional de la pobreza,

centralidad de la persona y respuesta integral).

Page 12: La caridad como entrega (1)

Desde el trabajo conjunto, como Iglesia, mejoraríamos en nuestra acción social

y ganaríamos en eficacia. Debemos animar a esta coordinación al interior de la

comunidad cristiana.

3.- Ser una Caridad iluminada por la doctrina social de la Iglesia y tener muy

presentes los principios fundamentales que rigen su acción.

El propio Plan Pastoral Diocesano 2011-2016 recoge la importancia de la

Doctrina Social de la Iglesia y cuando trata el objetivo general de la Caridad,

vuelve a insistir en la profundización en la aplicación de la DSI refiriéndose a D.

José María Arizmendiarrieta que, por cierto, continúa avanzando el proceso

que se está llevando a cabo hacia su canonización.

Cuando me refería antes a los principios fundamentales que rigen nuestra

acción quería decir que tan importante es lo que hacemos como el cómo lo

hacemos; en este sentido quiero destacar que Caritas tiene un Modelo de

Acción Social propio, con unos objetivos que se concretan en unas opciones de

fondo derivadas de los principios y valores permanentes de la DSI que

brevemente paso a destacar:

- El servicio a la persona y a su desarrollo integral.

Es necesario recuperar la centralidad y el protagonismo de la persona.

No trabajamos con problemas, sino con personas, con personas que

son “sujetos” y “protagonistas”. Debemos fijarnos más en la persona que

en la demanda.

Y la caridad no sólo está al servicio de la persona, sino al servicio de su

desarrollo integral.

- Trabajo en clave de proceso. Superando el asistencialismo, respetando

la dignidad innata de la persona, trabajando desde sus capacidades y

potencialidades, en clave de intervención educativa, para desarrollar lo

mejor de la persona.

En este punto me gustaría advertir, como señala el Observatorio de la

realidad social de Caritas española, que las necesidades y urgencias

que provoca la crisis, nos puede hacer retroceder a modelos

asistencialistas que ponen en el centro de atención la demanda, más

Page 13: La caridad como entrega (1)

que la persona. Es decir, comportamientos basados en ayudas

indiscriminadas, sin criterio, ni discernimiento, en detrimento de una

acogida cálida, con escucha activa y acompañamiento bien realizado.

Debemos desarrollar acciones de calidad, bien hechas. Es preferible la

calidad a la cantidad. La calidad supone desarrollar actitudes de acogida

cálida, escucha empática, cercanía y acompañamiento.

De ahí la importancia de tener una organización, un modelo y unos

criterios claros orientados hacia la persona y el trabajo en proceso.

Tenemos también que acompañar a nuestros propios agentes en esta

situación que vivimos porque, en muchos casos, les puede llegar a

desbordar por volumen y por complejidad. Hay que estar cerca y cuidar

los equipos y las personas, desde la formación, la motivación, la

espiritualidad y prestarles ayuda ante el desgaste que supone la

situación actual para quienes están en contacto diario con las personas

que se acercan a pedirles ayuda.

Debemos ser conscientes de los límites que tenemos, como

Organización y como personas. Somos limitados y no vamos a poder

responder a todas las demandas que nos lleguen. Pero esto no nos

puede frustrar. Lo que no podemos dejar de ofrecer es cercanía y apoyo

humano.

- Tenemos que hacer una opción preferencial por los últimos y no

atendidos. Debe ser una opción clara de nuestra Iglesia, priorizar

nuestra acción a los que peor están y con menos recursos cuentan, y

acoger a los que nadie acoge.

- Trabajar por la justicia.

En Caritas trabajamos por la justicia, así lo dice nuestro lema: “Caritas

por la Justicia”. Hay que dar a cada uno lo que le corresponde por

justicia, no dar como ayuda o limosna lo que ya se debe por razón de

justicia. Las obras de caridad que se lleven a cabo deben presuponer la

lucha por la justicia. No se trata de dar por dar como si fuera mera

beneficencia.

Page 14: La caridad como entrega (1)

Benedicto XVI, en Caritas in veritate, dice que “la caridad va más allá de

la justicia, porque amar es dar, ofrecer de lo “mío” al otro (...) La caridad

exige la justicia, el reconocimiento y el respeto de los legítimos derechos

de las personas y los pueblos. Y también la caridad supera la justicia y

la completa, siguiendo la lógica de la entrega y el perdón” (6).

- Promoviendo el bien común y el compromiso sociopolítico.

Deus caritas est también hace referencia a la dimensión política de la

caridad. Por caridad política entendemos un compromiso activo y

operante, expresión del amor cristiano a favor de los demás,

especialmente a favor de los más pobres y de una sociedad más justa y

fraterna.

Otra exigencia de la caridad es, dice Caritas in veritate, la búsqueda del

bien común. Desear el bien común y esforzarse por él es exigencia de

justicia y caridad. Se ama al prójimo tanto más eficazmente, cuanto más

se trabaja por un bien común que responda también a sus necesidades

reales. “Todo cristiano está llamado a esta caridad, según su vocación y

sus posibilidades de incidir en la pólis” (Caritas in veritate 7).

- Denuncia y transformación social.

Hay que transformar la sociedad que genera pobreza, marginación,

exclusión... Hay que denunciar la injusticia y luchar contra ella. Hay que

luchar contra la pobreza y contra las causas que la generan, sean estas

de tipo personal, social o estructural.

Como señala el documento de la Conferencia Episcopal Española “La

Caridad en la vida de la Iglesia. Propuestas para la acción pastoral

aprobadas por la LX asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal

española (sobre el documento La Iglesia y los Pobres. Documento de

reflexión de la Comisión Episcopal de Pastoral Social) “hay que

denunciar las condiciones sociales injustas que excluyen a las personas

del pleno ejercicio y desarrollo de su dignidad. Toda la comunidad

cristiana, a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia, ha de asumir un

activo de denuncia y lucha contra las diversas situaciones de pobreza y

marginación, y también contra el fraude y la corrupción, como

comportamientos antievangélicos de la vida individual y públicas”.

Page 15: La caridad como entrega (1)

Si no denunciamos, somos cómplices con las causas que perpetúan las

injusticias. Pero tampoco nos podemos quedar ahí; no podemos

solamente culpabilizar a las estructuras económicas y políticas de todos

los males de la sociedad, esperando un cambio en la economía, las

finanzas o que la Administración solucione todos los problemas

planteados, mientras nosotros nos tranquilizamos con la denuncia

efectuada.

Por tanto, además de denuncia, tiene que haber anuncio; sin anuncio no

sería una denuncia cristiana, no debemos quedarnos en denunciar sin

más, hay que dar una alternativa, hay que proponer.

Y aquí los cristianos contamos con el mensaje que nos ofrece el

Evangelio de Jesús que abre un camino hacia una sociedad de libertad

e igualdad (servir al hombre y al bien común).

4.- Tenemos que ser testimonio.

Tiene que haber un compromiso e implicación real del conjunto de la Iglesia por

quienes peor lo están pasando. Caminar hacia una Iglesia que está con los

pobres y se hace pobre. Pasar de “atender” al pobre a “compartir” con el pobre.

El testimonio aporta credibilidad. Tenemos que compartir no solamente los

recursos económicos que tenemos, sino también nuestro tiempo, nuestra

amistad, bondad, ternura, corazón,...

Tenemos que estar cerca de las personas, especialmente de quienes lo están

pasando mal. Escuchar, apoyar, acompañar, dedicar tiempo a las personas.

Ninguna reforma estructural, ni ninguna reivindicación social, podrán ofrecer

cercanía y compañía al que se siente solo y fracasado.

Benedicto XVI, en Deus Caritas Est, nos recuerda que el “amor nunca será

superfluo” (28 b) y en la encíclica Spe Salvi que el hombre (ser humano) se

siente salvado cuando se siente amado. “El hombre es redimido por el amor.

Eso es válido incluso en el ámbito intramundano. Cuando uno experimenta un

gran amor en su vida, se trata de un momento de redención que da un nuevo

sentido a su existencia” (26).

Page 16: La caridad como entrega (1)

Las graves situaciones que están atravesando muchas personas y familias

actualmente, en muchas ocasiones se traducen en ansiedad que genera

conflictos familiares y cuadros de desestructuración. Hay que estar cerca de las

personas que piden ayuda, a través de la escucha y del acompañamiento.

En este punto quisiera destacar la importancia del voluntariado, nuestro mejor

activo, así como la aportación fundamental que hacen a Caritas: el factor

humano. El voluntariado lleva a cabo una intensa labor social y de solidaridad,

dedicando buena parte de su tiempo a estar y atender a personas. Son

testimonio de entrega, compromiso con las personas más necesitadas, a

quienes prestan su ayuda, desde la presencia y la cercanía, desde la escucha

y el acompañamiento, compartiendo el dolor y sufrimiento de quienes se le

acercan y tratando de humanizar su difícil situación.

Tenemos que apoyar y ayudar al voluntariado para que pueda desarrollar su

labor (apoyo, formación, renovación).

5.- Tenemos que proponer un cambio en los comportamientos al uso por

los valores cristianos. Cambiar la competencia por la cooperación, el

egoísmo por el altruismo, el bien individual por el bien común, insolidaridad por

fraternidad, solidaridad,… y no solo desde la denuncia, sino desde el anuncio

de que las personas podemos organizarnos mejor.

Sería ir contracorriente y puede ser duro pero se puede hacer: modificar

hábitos de consumo, procurando un consumo responsable; cuidar nuestras

comportamientos económicos (suscitar una mayor austeridad); educar en

valores, en solidaridad; potenciar las finanzas éticas y responsables; formación

y educación en DSI,…

6.- Otra cuestión importante es que tenemos que estar atentos a las

realidades sociales que demandan de nosotros una especial atención.

Tenemos que ser sensibles a lo que pasa en nuestro mundo, estar cerca de la

realidad y de lo que le preocupa a las personas. Hay que mirar y ver, dejarse

afectar, y no pasar de largo (el buen samaritano).

Destacaría también la importancia del trabajo en red. Colaborar con entidades

sin ánimo de lucro y movimientos sociales que trabajan en la acción social.

Page 17: La caridad como entrega (1)

No estamos solos. Otros grupos o personas, dentro y fuera de la Iglesia, están

trabajando también para transformar la realidad. Hay que poner el acento en lo

que nos une a estos grupos (y no en lo que nos separa) y analizar qué

espacios podemos compartir. Tenemos que estar abiertos y salir al encuentro

con otros.

7. No podemos olvidarnos del Tercer Mundo La situación que estamos

viviendo hoy aquí, no nos puede llevar al olvido de esas situaciones tan graves

que se dan en el tercer mundo y que se están agravando cada vez más, debido

a la repercusión que está teniendo la crisis a nivel mundial que se está

traduciendo en un encarecimiento de los alimentos básicos.

Como decía antes, hay que tratar de aprovechar las nuevas posibilidades de la

globalización en verdaderas oportunidades de vida digna para todos los

pueblos, especialmente para los pobres de la tierra que carecen de ellas

(salud, alimentación, vivienda, educación, discriminación de género…).

En esta clave se muestra la estrategia de los Objetivos de Desarrollo del

Milenio que está desarrollando Caritas a nivel internacional, en la que estamos

trabajando a nivel Diocesano y que queremos impulsar.

8. Tenemos que estar atentos y no olvidarnos de las personas que se ven en la

obligación de tener que abandonar su tierra, su familia, su cultura,... en

búsqueda de una vida mejor. Hay que combatir el rechazo, el racismo y la

xenofobia.

Podemos aportar a la creación de espacios integradores, de humanización,

donde sea posible la convivencia mutua entre diferentes.

9. A modo de conclusión tenemos que promulgar e impulsar un nuevo modelo

de sociedad. Un modelo que tenga en cuenta más el crecimiento y desarrollo

de las personas que el de la economía. Un nuevo modelo de desarrollo donde

las decisiones que se adopten tengan como objetivo que todas las personas

vayan a vivir mejor (globalizar la humanidad).

Page 18: La caridad como entrega (1)

Colaborar en la construcción de un modelo de sociedad basado en valores

alternativos, como la dignidad de toda persona, la búsqueda del bien común y

el destino universal de los bienes, para hacer posible, entre todos, un mundo

más justo, fraterno y solidario, lo que exige el compromiso e implicación de

cada uno de nosotros: conversión personal y comunitaria.

En definitiva se trata de volver al origen, a lo básico y fundamental, al Evangelio

de Jesús. Hacer presente la Buena Noticia del Amor de Dios. Dar un mensaje

de que otro mundo es posible, invitar a todas las personas a recorrer el camino

hacia una transformación social.

Como señala el documento aprobado por este Consejo Pastoral Diocesano en

1998 “Una Iglesia al servicio del Evangelio”, “nuestra Iglesia diocesana ha de ir

encontrando su lugar evangélico y evangelizador en la sociedad, desde la

solidaridad con lo más pobres y abandonados, desde el servicio gratuito a los

más solos y marginados, desde la defensa incondicional a los más indefensos,

desde la denuncia de la injusticia y de la opresión a los más débiles…

queremos dar pasos concretos hacia una iglesia samaritana que se acerca a

quienes sufren y hace por ellos cuanto puede por su liberación integral.

En el documento de reflexión de la comisión episcopal de pastoral social “La

Iglesia y los Pobres” dice que “en la parábola del buen samaritano, Jesús nos

da la pauta permanente para la Iglesia y los cristianos de todos los tiempos:

aproximarse, acercarse al necesitado para practicar con él la misericordia,

mandándonos a cada uno y día a día, con toda gravedad y empeño: Vete y haz

tú lo mismo”.

Tenemos que descubrir al prójimo en el próximo y saber practicar la solidaridad

en la vida cotidiana y o sólo en momentos puntuales. En las manos de cada

uno, por tanto, está la posibilidad de hacer mejor la vida a alguien. Con nuestra

manera de vivir, comportarnos, actuar, podemos influir para bien en nuestro

entorno. Como dice Eduardo Galeano: “mucha gente pequeña, en lugares

pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”. Esta

expresión nos invita a soñar con un mundo distinto; y aunque solo lleguemos a

transformar la realidad de nuestro espacio más cercano e inmediato, ya

habremos conseguido influir, para bien, en nuestro entorno.

Eskerrik asko

Page 19: La caridad como entrega (1)

BIBLIOGRAFIA UTILIZADA

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de la caridad en la comunidad. Algunas motivaciones teológico

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- Benedicto XVI, Carta Encíclica Deus caritas est. Roma, 2005.

- Benedicto XVI, Carta Encíclica Spe salvi. Roma, 2007.

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1994.

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España 2008. Madrid 2008.

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economía al servicio de las personas. Ante la crisis, conversión y

solidaridad. Carta Pastoral Cuaresma-Pascua 2011.

- Pontificio Consejo “Justicia y Paz”. Compendio de la Doctrina Social de

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