El objeto de esta comunicación es presentar un avance de los resultados obteni-dos en la intervención de prospección llevada a cabo el verano del 2000 en el parajede La Capellanía, término municipal de Pozuel de Ariza, provincia de Zaragoza, inter-vención encuadrada en un proyecto global financiado con cargo al Plan General deExcavaciones de la Diputación General de Aragón y enmarcado en los planes de inves-tigación del Seminario de Arqueología y Etnología Turolense, proyecto que tienecomo objetivo reactivar y poner al día los trabajos superficiales de campo en el entor-no de la ciudad de Arcobriga perteneciente al ámbito del Alto Jalón aragonés.

Precedentes

Los primeros trabajos de prospección y excavación en la zona se remontan aprincipios del siglo pasado en que el marqués de Cerralbo, D. Enrique de Aguileray Gamboa, extiende sus investigaciones por las provincias limítrofes de Soria,Guadalajara y Zaragoza en ámbitos arqueológicos muy amplios1. Contamos entresus descubrimientos una serie extensa de poblados y necrópolis de la Edad delHierro que prefiguran lo que más tarde será el área del Alto Jalón-Alto Tajo para losestudios celtibéricos: territorio que algunos investigadores definen como áreanuclear de esta cultura2.

1. ARGENTE OLIVER, J. L., «Los yacimientos de la colección Cerralbo a través de los materiales con-servados en los fondos del M.A.N.», XVI Congreso Nacional de Arqueología, Zaragoza, 1977,pp. 587-598.

2. ARENAS ESTEBAN, J. A., PALACIOS TAMAYO, M.ª V., El origen del mundo celtibérico: actas de los encuentrossobre el origen del mundo celtibérico (Molina de Aragón, 1-3 de octubre de 1998), Ayuntamiento deMolina de Aragón, 1999. C

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Cæsaraugusta, 78. 2007, pp.: 309-320ISSN: 0007-9502

La Capellanía: un yacimiento celtibérico en el Alto Jalón

Luis Alberto GONZALO MONGE

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Centrándonos en la zona en estudio, además de su gran logro al ubicar la ciu-dad romana de Arcobriga en Cerro Villar3 (Monreal de Ariza) Aguilera y Gamboa daa conocer un elenco de yacimientos cercanos a ésta y asociados a la Edad del Hierroque resultan, en conjunto, un resumen-compendio de la evolución de la cultura cel-tibérica: desde un horizonte Campos de Urnas como Cerro Ogmico hasta la mismaromanización plena de Arcobriga pasando por la necrópolis y atalaya de Valunquer,íntimamente relacionadas con aquélla; el asentamiento de los Castillejos-CastroCiclópeo o las necrópolis de la Hoya de los Muertos y Vado de la Lámpara, ésta yaen la provincia de Soria4 (figura 1).

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3. BELTRÁN LLORIS, M., Arcóbriga, Institución «Fernando el Católico», Zaragoza, 1987.

4. AGUILERA Y GAMBOA, E., El Alto Jalón-Descubrimientos Arqueológicos, Fontaner, Madrid, 1909.

FIG. 1. Situación y relaciones de intervisibilidad.

En esta última provincia, pero en un entorno próximo, realizará sus excava-ciones en la década de los años treinta D. Blas Taracena, concretamente en CerroMonovar (Almaluez)5, Cerro de las Hermosas y necrópolis de Las Vegas Espinillas(Monteagudo de las Vicarías)6.

La Guerra Civil marca el principio de un largo interludio en que las interven-ciones de campo se hacen prácticamente inexistentes y todas las investigaciones vanencaminadas a la época romana o bien se dedican a los materiales museísticos, bre-gando con el muy amplio pero incierto legado de Aguilera y Gamboa7.

Será a partir de los años ochenta cuando la realización de obras públicas degran envergadura y una legislación de patrimonio más actualizada, obligarán areconocer de nuevo el terreno. Así, como consecuencia de las obras de desdo-blamiento de la carretera N-II entre Madrid y Zaragoza, se acometen dos campañasde prospección preventiva sucesivas, años 878 y 889, cuyo resultado fue confirmar ysituar los descubrimientos de Cerralbo. En los años inmediatamente posteriores,89-90, se planificó una intervención superficial selectiva para la comarca deCalatayud, a la que pertenece la zona en cuestión, con el objeto de completar laCarta Arqueológica de Aragón, y con unos resultados de alta rentabilidad en nue-vos yacimientos: entre ellos Cerro Negro y La Magdalena en Ariza, y La Capellaníaen Pozuel de Ariza, todos relacionados con la Segunda Edad del Hierro.

Al hilo de estos resultados comenzamos a plantear una labor de investigacióncentrada en exclusiva en el entorno de Arcobriga teniendo como objetivo, ademásde su aprovechamiento para labores de patrimonio, el estudio de la relación de estedenso núcleo de yacimientos con la ciudad romana y su posible precedente indíge-na, entrando así en el apasionante diálogo del desarrollo urbano en la Celtiberia10.

Ésta es nuestra primera campaña anual, en que hemos empezado a perfilartanto las estrategias de trabajo como el posible ordenamiento territorial de la zona,por lo que cualquier conclusión debe tomarse como provisional.

Situación del yacimiento (figura 2)

El lugar a que nos vamos a referir: La Capellanía parece coincidir en ubicación,y sólo en esto, con la de la necrópolis de la Hoya de los Muertos11, si bien los datos

5. TARACENA AGUIRRE, B., Carta Arqueológica de España, Soria, CSIC, Instituto «Diego Velázquez», Madrid,1941, pp. 32-34.

6. TARACENA AGUIRRE, B., Excavaciones en la Provincia de Soria, Junta Superior de Excavaciones yAntigüedades, Memorias, Madrid, 1932, pp. 32-37.

7. AGUILERA Y GAMBOA, E., El Alto Jalón, Descubrimientos Arqueológicos, Librería Rayuela, Sigüenza,(Incluye reedición del texto de Fontaner), 1999, pp. 28-32.

8. GÓMEZ LECUMBERRI, F. et alii, «Prospección arqueológica preventiva en la autovía de Aragón, N II»,Arqueología Aragonesa 86-87, Zaragoza, 1991, pp. 411-413.

9. LÁZARO GRACIA, G., «Autovía de Aragón (1988)», Arqueología Aragonesa 88-89, Zaragoza, 1991,pp. 489-493.

10. BURILLO MOZOTA, F., Los Celtíberos: Etnias y estados, Crítica, Barcelona, 1998, pp. 210-352.

11. AGUILERA Y GAMBOA, E., El Alto Jalón - Descubrimientos Arqueológicos, Fontaner, Madrid, 1909,pp. 87-88. C

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hacen sospechar que el hecho es mera casualidad. Fue descubierto en la prospec-ción realizada en 1989, con gran fortuna, ya que este hecho minimizó las conse-cuencias ocasionadas por el nuevo trazado de la carretera A-116 realizado en añosposteriores.

El yacimiento se encuentra en un espolón o relieve residual de los elementosmiocénicos inmediatos creado por la red hídrica del río Nágima, en la margen dere-cha de éste y a aproximadamente 3 km de su desembocadura en el Jalón.

Tiene el acceso por el lado oeste, por medio de un estrechamiento rocoso deaproximadamente 40 m de anchura que lo conecta a las terrazas terciarias inme-

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FIG. 2. Croquis y estructuras.

diatas, el resto de vertientes son abruptas con una pendiente media en torno al30%. La plataforma del promontorio se sitúa a una altitud de 780 m y una alturarelativa, respecto al nivel de la cuenca sedimentaría del río, de 20 m. Su superficiees de aproximadamente 2.900 m2.

La visibilidad desde la plataforma es alta al Este y al Norte, dominando el valledel Nágima por este punto hasta la Muela de Monteagudo a 4 km, y resulta cerradaal Oeste y al Sur por la interposición del Macizo de la Pilona y los montes aledaños,deduciéndose, en principio, una inexistencia de comunicación visual con el valledel Jalón y Arcobriga.

Limita al Norte con una amplia hoya sedimentaria en cuyas laderas se sitúanalgunos enclaves de época medieval; al Sur encontramos un corto barranco quedesagua en el río Nágima, inmediatamente al Este del espolón, provocando fenó-menos de incisión lineal acrecentados por la construcción reciente de una alcanta-rilla que atraviesa la carretera y que han puesto de relieve la existencia de nivelesarqueológicos incrustados en la terraza de aluviones del río. Estos niveles resultande difícil definición ya que la estratigrafía está formada casi exclusivamente porcoladas de limos y arcillas y los materiales están removidos por las avenidas, peropodemos avanzar la existencia de material cerámico a 2 m bajo el nivel del sueloactual y unas posibles estructuras pétreas sólo definidas por hiladas de piedras.

Las laderas Norte y Este del cerro fueron abancaladas y cultivadas, al igual quela plataforma, hasta la llegada de la mecanización agrícola con la que se abandonasu uso. Uno de estos bancales, el inferior del la vertiente Este., fue seccionado porel nuevo trazado de la carretera poniendo al descubierto una considerable cantidadde materiales que por su aspecto y densidad podrían formar parte de un basurerode época celtibérica.

Estructuras

Se detectan restos de muralla en todo el perímetro de la plataforma de formaininterrumpida, excepto en el lado Sur donde sólo se conservan tramos aislados, losrestos visibles consisten en un paramento de una o dos hiladas de lajas de piedraarenisca de tamaño mediano y pequeño, sin forma definida, unidas a hueso.

Torre Norte: consistente en una construcción semicircular de 4 m de diámetroen el mismo tipo de fábrica que la muralla y adosada a ésta por su parte exterior.No justifica fácilmente la función defensiva por tener ante sí una escarpada ladera,por lo que creemos que su utilización real fue de puesto de vigía aumentando elalcance visual del yacimiento, máxime cuando este punto resulta el de mejor ángu-lo para el control del valle del Nágima.

Muro Oeste: llamamos así, convencionalmente, a un amontonamiento alarga-do de tierra y piedras, de unos 25 m de longitud por 12 de anchura máxima y 2 dealtura, que se sitúa en la entrada natural del poblado por su parte más estrecha y endirección Norte-Sur. En su cresta aflora un alineamiento de piedras del mismo tipoque la muralla resultando una prolongación de ésta, por lo que muy bien podríaser un lienzo de la misma no pudiendo asegurar su naturaleza sin una limpieza desuperficie y, quizás, un sondeo estratigráfico. C

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Antemuro: se trata de una estructura muy parecida a la anterior: acumulaciónde tierra y rocas con hiladas de piedras en la parte superior, pero de menor altura ymayor longitud. Se alarga oblicuamente al muro cerrando entre ambas estructurasun espacio de unos 1.000 m2 que tiene la particularidad de tener como suelo baseuna dura y compacta plataforma de risco-arenisca.

Nos parece del todo descartable la idea de que estas estructuras sean amonto-namientos modernos, ya que ocupan siempre una posición estratégica dentro delasentamiento; se detectan materiales cerámicos de tradición celtibérica tanto en su

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FIG. 3. Material cerámico: reconstrucciones y bordes más representativos.

superficie como en su estratigrafía, cuando ésta es visible, y sería difícilmente expli-cable la existencia de la muralla superior12.

Estos tipos de poblamiento muestran una gran tradición en la zona inmedia-ta: el cercano asentamiento, de la Primera Edad del Hierro, Cerro Ogmico, presen-ta una ordenación muy similar: muralla-torre de vigilancia-bastión en la entrada.En épocas más coetáneas encontramos asentamientos en espolón con una estruc-tura defensiva en la entrada en Cerro de San Pedro o Atalaya de Vallunquer y en losCastillejos, si bien en este caso el paramento es mucho más espectacular, de tipociclópeo y con foso, e incluso podríamos considerar que la tradición se mantieneen la misma Arcobriga si consideramos que está formada por un gigantesco espolónde 7 ha defendido por lo que Cerralbo llama Castillo Montano.

No se detectan restos de edificaciones o urbanismo dentro de la plataforma inte-rior, ya que como hemos dicho fue objeto de cultivo y por tanto despejada de piedras,pero sí se evidencian cambios de vegetación: manchas muy degradadas de plantasxerófilas y herbáceas entre matorral bajo de tipo arbustivo que pueden delatar estruc-turas pétreas, estas manchas no parecen tener forma definida, excepto una junto almuro Oeste que marca con total nitidez un espacio cuadrangular de 4 x 4 m.

Estructuras exteriores: en la orilla del río se encontraron restos de un posiblemuro de 5 m de longitud que optamos por atribuirlo a época celtibérica a causa delas evidencias cerámicas que lo rodeaban.

Cultura material

Los materiales de tipo lítico hallados se limitan a molinos barquiformes en piedraarenisca y las correspondientes manos o machacadores de forma arriñonada y alar-gada, también se encontró una cuenta de calcita tallada de 2 cm de diámetro.

Como único vestigio metálico visible detectamos escorias de fundición, en al-gún caso de gran tamaño, hasta un kilo de peso.

Es el material cerámico el que forma el grueso de piezas, siendo mayoritario elrealizado a torno de tradición ibérica, sin embargo son destacables dos grupos dife-rentes a éste: una intrusión clara de cerámica medieval que parece delatar una muyposible reocupación relacionada con los yacimientos vecinos de esta época y otra,elaborada a mano, consistente en cerámica de cocina de superficies pulido-rugosasque muestra claros cambios de tonalidades, del rojo al gris, en la misma pieza, laspastas son poco homogéneas pero duras, con desengrasantes gruesos; ocasional-mente presentan decoración de cordones con y sin digitaciones. Estos tipos parecenser perfectamente coetáneos con la cerámica a torno situándose en una cronologíaaproximada en torno al Celtibérico Pleno avanzado y el Celtibérico Tardío13.

12. GARCÍA HUERTA, M. R., La Edad del Hierro en la Meseta Oriental: el Alto Jalón y el Alto Tajo, (TesisDoctoral de la Universidad Complutense 50/90), Madrid, 1990, pp. 873-4.

13. ARENAS ESTEBAN, J. A., La Edad del Hierro en el Sistema Ibérico Central, España, 780, BritishArcheological Reports, Londres, 1999, pp. 1-85-6. C

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Los materiales a torno de técnica ibérica, están formados en un 80% por tro-zos de grandes vasijas ya que dado el alto índice de fragmentación de éstas aumen-tan singularmente su presencia en prospección: ollas, tinajas y dolia en que predo-minan las bocas anchas y los bordes triangulares y cefálicos; en menor cantidad:platos, cuencos, cazuelas, vasos caliciformes, tapaderas con pomo y sin él y pies decopa, algunos muy desarrollados. Los fondos suelen ser cóncavos, umbilicados yde pie corto, en algún caso planos.

La pasta es de color naranja, compacta y muy homogénea, pudiendo identifi-carse ocasionalmente un fino engobe del mismo color. Minoritariamente se en-cuentran pastas grises y rojas.

La decoración (figura 4) consiste casi en su totalidad en motivos geométricospintados en color rojo vinoso siendo el más habitual las bandas horizontales pa-ralelas de diferentes grosores bien en solitario u, ocasionalmente, asociadas a círculos

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FIG. 4. Material cerámico: reconstrucciones y decoración.

concéntricos, líneas inclinadas, onduladas o semicírculos concéntricos en disposi-ción sinusoidal. Las bandas en los recipientes de gran tamaño se suelen situar en laparte superior del labio y en los hombros, inmediatamente después del cuello. Enel interior de formas abiertas se han encontrado motivos de círculos concéntricos.

Distribución de materiales

Aplicando un método de prospección intensiva por zonas tanto en la plata-forma como en laderas obtuvimos las siguientes conclusiones:

La cerámica medieval se sitúa preferentemente en el ángulo Noroeste, de caraa los asentamientos medievales de la hoya.

La cerámica celtibérica se reparte homogéneamente en la plataforma si bienhay lugares de mayor concentración: al pie del muro Oeste, en un punto interior,más o menos central, y el extremo Este donde se detectan mayor número de frag-mentos de formas de gran tamaño.

Esto se contrasta perfectamente con la prospección de laderas si bien en estecaso inciden notablemente las condiciones geomorfológicas y de orientación deestas, así las laderas Norte y Este presentan más materiales merced a su abancala-miento y mayor cubierta vegetal siendo la Sur la más desprovista a causa de su fuer-te lavado superficial. En la ladera Este se sigue observando una mayor concentraciónde piezas de gran formato, además de haberse encontrado aquí la mayoría de moli-nos y piezas relacionadas, por lo que podíamos presuponer la localización en estazona de labores de almacén o tratamiento del cereal.

Abundando en esta misma ladera y a tres metros sobre la carretera, ya hemoscomentado que en un bancal seccionado por el trazado de ésta se detectó unaimportante acumulación de fragmentos cerámicos embutidos en un nivel de tierrapoco compacta, lo que añadido a la marginalidad del lugar con respecto al núcleodel yacimiento nos da pie para catalogarlo como un posible basurero. Los materia-les procedentes de este punto tienen en común su pertenencia a grandes vasijas atorno de tipo celtibérico, ni una sola intrusión a mano o medieval, y presentar unaceptable estado de la pintura por no haber estado expuestos a la intemperie.

En la zona existente entre el muro Oeste y el antemuro decae considerable-mente el índice de cerámica por unidad de superficie, por lo que podemos consi-derar que no fue utilizado como lugar de habitación.

Los fragmentos encontrados junto al río no son suficientemente expresivospara determinar claramente formas cerámicas, si bien podemos adelantar que sonde una pasta de menor calidad, posibles producciones locales a torneta.

Conclusiones

A tenor de lo expuesto podemos decir que nos encontramos ante un pobladode la Segunda Edad del Hierro con una cronología en torno a un Celtibérico Pleno,sin descartar posibles extensiones, de mediano-pequeño tamaño y diseñado conuna estrategia perfectamente calibrada: C

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GE — Posibilidades de defensa aceptables.

— Un abastecimiento de agua asegurado: es el lugar elevado más cercano alrío Nágima hasta su desembocadura.

— Recursos naturales: además de la vega próxima, la hoya aledaña está for-mada por fértiles tierras sedimentarias con posibilidades de cultivo y las terrazas ymontes inmediatos presentan buenas condiciones de pastos.

— A todo ello se le une un perfecto control visual sobre el valle del Nágima,función que viene resaltada por la existencia de estructuras específicas.

Es en esta relación de control sobre el territorio sobre la que queremos incidirpara pasar al plano mayor (figura 1) del entorno de Arcobriga ya que si en este puntoseptentrional vemos La Capellanía dominando los accesos a la Submeseta Norte yal valle del Duero, al Este de Cerro Villar nos encontramos con La Magdalena yCerro Negro a ambos lados del Jalón, controlando este corredor, y simétricamenteLos Castillejos gobernando el flanco Oeste.

Además hemos trazado un mapa de enlaces visuales añadiendo otros peque-ños yacimientos, con posible presencia celtibérica, detectados en esta prospección,que se reducen a simples puestos de vigilancia o torres y que resuelven el problemade comunicación de La Capellanía con el Jalón además de controlar una muy anti-gua cañada que, rodeando el macizo de La Pilona, se adentra hacia la Sierra delMuedo buscando pasos opcionales a la Meseta.

Se constituye así un conjunto de formidable valor estratégico en una zonadonde confluyen los movimientos entre varias áreas culturales: Alto Duero(Numancia), Jalón Medio (Segeda) y Alto Jalón-Alto Tajo, por no entrar en el com-plicado tema de las etnias14, que inevitablemente tuvo que tener cierta importanciaen el desarrollo de la Cultura Celtibérica15.

Parece difícil que este modelo complejo de ocupación exista sin una jerarqui-zación entre los diferentes asentamientos y un cierto poder coercitivo centralizadoque marque las pautas de poblamiento conforme un interés predeterminado16.

La pregunta consecuente es si este férreo control territorial se cristaliza en unaestructura poliada con cierto grado de urbanismo y qué tipo de relaciones mantu-vo ésta con los importantes centros rectores de áreas inmediatas.

De los datos obtenidos se deduce que en época prerromana ese posible núcleocentralizador, que de momento nos resistimos a llamar ciudad, se ubicaba en lascercanías de Cañada Hermosa —curso fluvial, afluente del Jalón, en cuyas lindes sesitúa la ciudad de Arcóbriga y el Cerro de San Pedro—. Sin ser determinantes, lasevidencias expuestas en esta comunicación se unen a otras tales como el preceden-

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14. GÓMEZ FRAILE, J. M., «Acerca del límite oriental del territorio arevaco», Hispania Antigua X-I,Universidad de Valladolid, 1998, pp. 29-50.

15. CABALLERO CARLOS, J., «El papel de la ciudad de Ocilis al comienzo de la Segunda Guerra Celtibérica»,Kalatos, 16, 1997, pp. 87 a 101.

16. ARLEGUI SÁNCHEZ, M., «Introducción a los grupos celtíberos del Alto Jalón», El Jalón: Vía de comuni-cación. Ciclo de conferencias, Junta de Castilla y León, Soria, 1990, pp. 41-70.

te inmediato de Cerro Ogmico, la propia toponimia, la existencia de una impor-tante necrópolis que parece difícil de asociar exclusivamente a la Atalaya deVallunquer y los propios datos de esta prospección que ha identificado materiales,muy dispersos, de filiación celtibérica a lo largo de las plataformas que bordean laCañada. Parece extraño que, con una presencia tan evidente en toda ella, se hubie-ra despreciado justamente el punto más estratégico y apropiado para un asenta-miento que es justamente Cerro Villar, el emplazamiento de la Arcobriga romana.

Bien es verdad que el examen de la cultura material de las excavaciones del M.de Cerralbo en Arcobriga no nos deja llevar su cronología más allá del siglo I a. C.,pero también es muy probable que los potentes niveles de época romana pudieranocultar totalmente el estrato indígena.

La falta absoluta de estratigrafías es un problema general de este grupo de yaci-mientos sólo superable mediante nuevas excavaciones, en tanto éstas se hacen posi-bles no nos queda sino utilizar los recursos más a mano: la intervención superficialy la revisión de los materiales museísticos, labores a las que animamos a otrosinvestigadores interesados por esta zona a la que creemos de un alto potencialarqueológico.

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