la búsqueda constante del ser humano
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Xavier Zubiri en su obra Hombre y Dios toca el tema, en el segundo capítulo, sobre “Cómo se es hombre”. En resumidas cuentas el autor dice que se es hombre en las propias acciones como agente, actor y autor de ellas con las cosas y en “la” realidad.TRANSCRIPT
Edilberto Jaime Antonio Texcahua Antropología Filosófica 23 de noviembre de 2012 Alfonso González
La búsqueda constante del ser humano
Xavier Zubiri1 en su obra Hombre y Dios toca el tema, en el segundo capítulo,
sobre “Cómo se es hombre”. En resumidas cuentas el autor dice que se es
hombre en las propias acciones como agente, actor y autor de ellas con las cosas
y en “la” realidad. Hay una relación entre “la” realidad y la persona, un
empoderamiento de ésta hacia el hombre. Ese apoderamiento es lo que conoce
como religación hacia “la” realidad, y a la vez la religación actualiza mi persona. La
religación, argumentará el filósofo, es experiencial, manifestativa del poder de lo
real y enigmático. Lo enigmático esconde algo que no se logra descubrir
totalmente, crea un problema: hacerme persona en mis acciones. No queda de
otra, hay que buscar cómo hacerlo.
Pregunto, entiendo que Zubiri exprese que “la” realidad se imponga, pero al ser
enigmática, ¿el hombre no usa de su intelecto para conceptualizar ese misterio y
crea que eso es ese misterio? El hombre se va forjando su propia persona, su ser
en este mundo, está determinado por factores: “la” historia, su historia, los otros,
las cosas y su propia subjetividad, crea a partir de esto “algo” que le vaya dando
sentido o color a la vida. En todo caso, lo que existe es una relación entre esa
realidad y lo que el hombre construye.
En esa relación las personas buscan un sentido a su existencia. Pero, ¿será
necesario tener un sentido? ¿No será que se huye de la idea de vivir sin-sentido?
¿Ese sin-sentido no es otra forma de estar en el mundo, una aceptación de que la
vida es algo que no tiene un sostén, un pilar? Al tomar un sentido las personas
hacen de eso un fundamento tal que tarde o temprano se caiga, muy
probablemente porque lo creyeron como VERDAD y no como una construcción
que les ayuda a caminar teniendo en cuenta que no es determinante ni mucho
menos certero.
Concuerdo con el autor al decir que no se sabe (no en sentido cognitivo sino como
experiencia manifestativa) cómo es el apoderamiento de la realidad y por ello se
1Xavier Zubiri, El hombre y Dios, Alianza Editorial, España, 1985.
Edilberto Jaime Antonio Texcahua Antropología Filosófica 23 de noviembre de 2012 Alfonso González
vea como enigma ese poder que existe y que interpele, y que al ser así no quede
de otra que sólo buscar, permanecer abiertos a ese enigma. Hacerse persona tal
vez sólo sea preguntar sin descubrir ni tener las respuestas certeras.
Ciertamente el hacerse persona en mis acciones es un problema y, retomando a
Zubiri, se muestre como una inquietud, una voz de la conciencia y una volición de
verdad real lo cual está muy ligado con la religación que se experimenta, es
manifestante y enigmático. Entiendo lo anterior en el momento en que eso
enigmático y lo que se construye hace vibrar a la persona, un click, una
resonancia, que da noticia de que se está vivo.
Esta vibración la ligo con los deseos. Esa idea por la trascendencia no puede estar
separada de los deseos que se mueven dentro de las personas, esos deseos no
tienen fondo, son interminables. Son posiblemente ellos quienes empujan a buscar
un sentido o a no buscarlo como tal, los que hacen el click con “la” realidad o con
lo que creemos real.
Desde los deseos creo que es dónde se da esa inquietud con las dos preguntas
que expone Zubiri: ¿qué va a ser de mí? ¿qué voy a hacer de mí? Y ante tal
inquietud, emanada de los deseos, hay dos modos de vivirla: una preocupación
angustiosa o una ocupación por hacerse persona. La voz de la conciencia, de la
que habla Zubiri, la descubro en esa religación entre la persona y “la” realidad,
aquel “clamor de la realidad camino de lo absoluto”2, no es externa pero tampoco
es provocada propiamente por mí.
Entre aquella inquietud y voz de la conciencia provoca una voluntad por seguir
buscando, por seguir haciéndose persona. Son esos deseos y esa búsqueda con
las cosas y en “la” realidad como el hombre se va forjando su persona, sin llegar a
un punto de llegada.
Bibliografía
Zubiri, X., El hombre y Dios, Alianza Editorial, España, 1985, pp. 75-112.
2 Xavier Zubiri, El hombre y Dios, Alianza Editorial, España, 1985, p. 104.