la bendicion de mi madre me protege

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LA BENDICION DE MI MADRE ME PROTEGEEsteban era un nio de ocho aos de edad, menudito de carita mustia, con un corazn tan tierno y una gran vocacin de servicio. Su niez se convirti en adultez a los seis aos de edad, cuando su madre vctima de un cncer mamario lo dej hurfano, a su padre no lo conoci, por eso tuvo que lidiar con la vida al igual que sus dos hermanos mayores: Tedulo de doce aos y Crespn de diez aos , estos eran holgazanes, conseguan el dinero a lo fcil, odiaban a Esteban por ser un nio ejemplar, adems lo acusaban de ser el responsable de la muerte de su madre porque cuando l naci, su madre sufri un sobreparto, una mastitis que no fue tratada a tiempo le produjo una enfermedad letal. A sus hermanos no les gustaba el estudio, siempre salan a jugar, no trabajaban, pero siempre tenan dinero, lo que ms sorprenda era no compartirlo con Esteban. En cambio Esteban era estudioso, todos los bimestres lo colocaban en los primeros puestos en el cuadro de mritos, sus compaeros lo discriminaban por tener su ropa descuidada y estar un poco desaseado, su maestra que era una gran mujer, sin herir la susceptibilidad de Esteban lo aseaba , regalaba y le regalaba abrazos y elogios, que estoy segura que su madre se los hubiera dado. Los alumnos se sentan celosos por esta preferencia, pero su maestra siempre estaba inducindoles el amor al compaerismo. Cuando sala del colegio realizaba los llamados mandaditos para ganarse los frejoles, era vido y perspicaz siempre complaca a sus jefes, por eso era tan querido y popular en Yamango,Un da don Eulogio lo mand al ro a traer la mula, pero como no la encontr se puso a buscarla, sin darse cuenta se haba alejado y se hizo noche, pero al final encontr al animal, se subi en el lomo y tom camino de retorno, al pasar por una quebrada la mula se asusta, se para en dos patas dio un fuerte relincho que bot lejos a Esteban, pero un anciano que iba tras l sin ser visto extendi su poncho y lo recibi, la mula desapareci, entonces empez a llorar, su protector lo consol y dijo yo tambin voy a Yamango. Vamos juntos. Esteban cobr valor y sigui. Cerca al pueblo don Eulogio iba a su encuentro la mula haba llegado muy asustada. Cuando lo vio, dio gracias a Dios por que estaba bien. Esteban le dijo - este seor me salv la vida. Qu seor? le respondi. El nio regres a verlo, pero ya no estaba. Pobre nio seguro la mula lo ha soado del golpe que vio hasta visiones- murmur don Eulogio.Desde ese percance ya no fue a las chacras, solo se dedicaba a recoger los aromticos cafs de las pistas yamanguinas y a estudiar con mucho ahnco para terminar su tercer grado de primaria satisfactoriamente, y as fue, ocup el primer puesto y todos estaban felices por que llegaron las esperadas vacaciones, l quera explorar otros campos de ocupacin as que le pidi a don Marcelo que lo llevara a Morropn para cuidarle el carro. Salieron a las cuatro de la madrugada y su corazoncito le lata tan fuerte cuando iba rumbo a la ciudad, seis de la maana arribaron al puerto comercial del corredor andino, don Marcelo feliz de tenerlo como compaero, baj del camin, con sus ojos llenos de lgrimas le dijo a don Marcelo perdneme, pero yo me voy a la selva. Quee? respondi don Marcelo, muy asombrado. No me puedes hacer esto, tu familia no me lo va a perdonar. No se preocupe, yo no tengo quin me reclame, adems estar bien se lo prometo replic Esteban. Don Marcelo le llor para que regrese pero fue intil, como haca un fro infernal se sac su casaca y se la coloc que pareca un monje con su tnica y sac algunos billetes y se los regal, lo abraz fuertemente apretando los labios para no llorar y le dijo que la sombra de tu madre te acompae y que DIOS bendiga tu sendero Adis, amigo! El nio se dej guiar por su destino y as fue de camin en camin hasta que termin llegando a Uchiza, lugar donde cultivan la coca para el narcotrfico y el terrorismo. Por eso esta zona estaba custodiada por muchos militares. Esteban se apasion por los agentes del orden y un da un ejrcito lo llev a un cuartel secreto, pero como un nio precoz, pronto se dio cuenta que no eran ngeles guardianes de la integridad de la sociedad y el estado, eran los CUMPAS, una organizacin terrorista. El pensamiento Gonzalo se meta hasta por los codos a muchos nios que ah preparaban, siempre lo mismo decan: La justicia social llegar acompaada con derramamiento de sangre. Eso era denigrante para Esteban, pero no tena escapatoria. Y los cobardes y soplones morirn ahorcados como perros miserables, era la amenaza que siempre reciba. Que desilusin, para Esteban, ese no era el futuro que buscaba. Por las noches lloraba a solas amargamente, si madre viviera, y se quedaba dormido y en sueo su madre le deca: - estoy contigo hijo mo. El quera saber cul de los militares eran los verdaderos, porque militares y terroristas vestan igual.Un da a las cuatro de la madrugada se escuch un tiroteo, Dios mo, se estaban enfrentando los cumpas y el ejrcito, aterrado empez a correr, una mujer polica lo segua, al fin lo alcanz, lo tom de su mano y empezaron a correr, que digo correr a volar dira yo, pero desgraciadamente un disparo de metralleta los derrib, termin la pesadilla y de pronto escuch en su interior una voz:-Hijo mo no te pude esperar y sal a tu encuentro. A las ocho de la maana escuch una voz que lo llamaba, abri los ojos, era un hombre que tena puesto un casco y unas botas y en la cintura llevaba unas sogas envueltas. Lo deshizo del abrazo que la mujer polica an lo tena, baada en sangre y sin vida. Aquel hombre saba de sobra lo que haba ocurrido porque esto era el pan de cada da all al finalizar los aos ochenta. Lo rescat y se lo llev a Pucallpa, era un hombre de buenos sentimientos que se dedicaba a la comercializacin de madera, y le dio el mismo trato que sus hijas, como era muy aplicado sigui con sus estudios sorprendiendo a sus profesores y a su tutor, el cul no se arrepenta de haberlo ayudado, se gan el amor y el respeto, de todos los que lo rodeaban.Veinticinco aos despus, don Marcelo sufri un terrible cncer de prstata y fue derivado a la ciudad de Chiclayo para sus quimioterapias, se intern en la clnica El ngel, recibi un tratamiento personalizado, y se lo mereca, pues, era un hombre de bien. Al finalizar su tratamiento pas por caja. La cuenta est cancelada le dijo la seorita. No usted se ha confundido dijo don Marcelo, yo an no he cancelado, no seor Macelo Huamn no debe nada le contest aquella mujer. En ese momento de aturdimiento y confusin una mano fuerte le toc su hombro, no se preocupe don Marcelo, usted ya cancel por hace veinticinco aos en Morropn.S, eran los mismos ojos que un da se baaron en lgrimas cuando no obedecieron sus splicas. Se abrazaron y nuevamente lloraron pero no de tristeza, sino de felicidad.

Autora: Viviana Rus.