la batalla de muhammad ali

78
1

Upload: geovanni-rodriguez-catarino

Post on 02-Dec-2015

127 views

Category:

Documents


3 download

TRANSCRIPT

1

2

3

2013, Derechos Reservados del Autor

Asistente editorial: Geovanni Rodríguez

Diseño de Portada: Geovanni Rodríguez

Edición: Geovanni Rodríguez

Primera edición: mayo de 2013

La presentación del contenido de esta obra, son propiedad del editor.

ISBN: en trámite

Hecho en México

4

La Batalla de Muhammad Ali

Prólogo Raúl Luna

5

Agradecimientos

Agradezco a mis padres, a mi hermana y a mi perro por el apoyo, pero sobre todo doy gracias a los griegos por ser los precursores

del deporte.

6

Índice de contenido

Prólogo 8

Cap. I Los inicios de Clay ____________________________10

Cap. II El nacimiento de una leyenda___________________17

Cap. III La lucha fuera del ring_________________________31

Cap. IV El regreso y la Pelea del Siglo___________________39

Cap. V Rumble in the Jungle_________________________46

Cap. VI Thriller in Manila____________________________58

Cap. VII Fin de la carrera y reconocimiento al mejor

de la historia_________________________________________68

7

8

Prólogo

La vida nos tira golpes, desde que nacemos, hasta el día de nuestra muerte. A veces por medio de una potente combinación, que puede ser representada en un chico del barrio que roba nuestra primera bicicleta, impacto ante el que cual uno apoyado en las cuerdas puede jurar venganza, mientras recibe la cuenta de protección. Pero la vida también nos brinda la posibilidad de aprender a defendernos de esos golpes que nos lanza en cada oportunidad. A veces en esos segundos entre uno y otro round aparecen personas en nuestra esquina, sea en forma de un policía que nos ofrece un buen consejo, en otras, por medio de un entrenador que saca lo mejor de nosotros y en unas más, se combina todo lo anterior con nuestras ganas de convertirnos en el mejor del mundo, y acudimos a la lucha aun antes del llamado de las campanadas.

En La Batalla de Muhammad Ali, libro que usted tiene entre sus manos, Geovanni Rodríguez Catarino, nos lleva a presenciar la decisión que tomará el pequeño Cassius Marcellus Clay Jr. para cobrarse el robo de su primera bicicleta, misma que marcará su destino: encumbrarse en el boxeo. En ese camino, atestiguaremos también su decepción hacia Estados Unidos en donde es discriminado a pesar de ser campeón olímpico; veremos la forma en que ganó su primer título ante Sonny Liston; su unión a la Nación del Islam y su negativa a participar en la Guerra de Vietnam; observaremos el surgimiento de Muhammad Ali, la suspensión que sufrió en su mejor momento por negarse a combatir; su regreso al boxeo, su primera derrota ante Joe Frazier, y nos sentiremos finalmente como uno de los 100 mil aficionados que en Zaire presenciaron su histórico combate contra George Foreman.

Con un estilo directo y poderoso, como la pegada de Muhammad Ali, Geovanni Rodríguez Catarino nos hace recorrer lona en el cuadrilátero de la vida, para que aprendamos a subir la guardia, a aguantar los golpes más feroces, a desarrollar estrategias de combate y a inspirarnos con la vida del

9

deportista más importante del Siglo XX, según una encuesta del diario alemán Bild.

El autor es un gran aficionado práctico, y su gusto por el boxeo le viene de familia, concretamente de su padre. Sus primeros recuerdos infantiles provienen de los encordados, que evocan la calidad de Ricardo “Finito” López, la perseverancia de Marco Antonio Barrera, la ferocidad de Erik “Terrible” Morales, la insólita carrera de Mike Tyson, así como el brillo y el poderío de Óscar de la Hoya.

Raúl Luna Mayo 2013

10

Capítulo I Los inicios de Clay

11

Capítulo 1

Transcurría el año de 1942 cuando la ciudad de Louisville, Kentucky, vio nacer a

Cassius Marcellus Clay Jr. Nacido en una familia de raza negra, de nivel

socioeconómico medio, los primeros años de aquella futura estrella fueron

difíciles, pues el alcoholismo de su padre hacía hostil la convivencia cotidiana.

Él junto con su hermano Rudolph Rudy Clay, fueron criados en mayor parte por su

madre, Odessa Grady Clay, motivo por el cual no se vieron influenciados por las

malas costumbres y hábitos de su padre. Es así como aquella infancia mostraba

rasgos de decencia.

Cassius con su hermano Rudy.

Cierto día el niño Cassius fue víctima de un robo, un chico del barrio le había

hurtado su bicicleta, el enojo y frustración se apoderaron de aquel infante, el

policía Joe Martin atendió la queja, pues se encontraba en el lugar de los hechos,

el Gimnasio Columbia, escuchaba y trataba de calmar la rabia del pequeño, pero

éste insistía en decir “cuando encuentre a ese que me robó la bicicleta, le voy a

12

machacar la cabeza”. El policía ante esa situación, le comentó que por qué no

antes de intentar eso, primero aprendía a boxear, así le sería más fácil, esa idea le

pareció fabulosa a Cassius, de inmediato cuestionó a Martin acerca de si él podía

ayudarlo, a lo cual accedió sin pensar que en ese momento estaría dándole su

primer oportunidad al futuro boxeador más grande de la historia.

Es así como aquel chico de apenas 12 años comenzaba hacer sus pininos en el

boxeo, el gusto de Cassius por el deporte de los puños se notó de inmediato, se

sentía libre arriba del ring, tenía la confianza de que podía controlar todo, nada le

podría salir mal, su destino simplemente estaba en sus puños.

Además de entrenar con Joe Martin, con el que podía obtener dinero (cuatro

dólares a la semana), por participar en un programa de televisión local llamado

Tomorrow's Champions, Cassius también comenzó a ser entrenado por Fred

Stoner, un experimentado coach afroamericano que trabajaba en el Centro

Comunitario Local, y de quien podía absorber mayores conocimientos, pues la

experiencia de éste le sería vital en aquellos primeros años de la aventura

pugilística.

El estilo poco ortodoxo ya empezaba a notarse desde un principio, su complexión

física y su velocidad resultaban una combinación interesante, aspecto que supo

capitalizar Fred Stoner, y es que es precisamente bajo el mando de él, que Clay

comienza a conseguir sus primeros logros. Seis Golden Gloves (Guantes de Oro)

en Kentucky, además de dos más a nivel nacional, y un título nacional de la

Amateur Athletic Union.

Uno de los seis Golden Gloves de Clay

13

Cassius Clay en sus primeras peleas como amateur.

Cassius con su entrenador Joe Martin.

14

Pero sin duda el logro más importante que pudo conseguir Cassius Clay en su

etapa como amateur, fue el colgarse la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de

Roma 1960.

En el camino para la obtención de aquella presea Cassius Clay se enfrentó al

australiano Tony Madigan, al ruso Gennady Shatkov, quien había obtenido el Oro

en los pesos medios de los Juegos Olímpicos previos, es decir, Melbourne 1956, y

al belga Yan Becaus.

En el combate final que decidiría al ganador de la presea dorada, Cassius Clay se

enfrentó a un muy buen adversario polaco, de respetable trayectoria, su nombre

era Zbigniew Pietrzykowski, quien ostentaba tres campeonatos europeos, así

como 231 peleas en el ámbito amateur. Además, cabe destacar que ya había

conseguido una medalla olímpica, ésta la obtuvo en los Juegos Olímpicos de

Melbourne, en la categoría de los superwelter.

Las crónicas de aquel combate nos indican que en todo momento Cassius fue

dueño y amo de la pelea, en esos tiempos a diferencia de los actuales, el boxeo

olímpico permitía sólo 3 rounds por combate, argumentando que eran boxeadores

amateurs y un mayor número de asaltos pondrían en riesgo su integridad física.

De igual manera, durante el transcurso de la batalla existió sólo un boxeador en el

ring, los dos primeros asaltos sirvieron de escenario para que Pietrzykowski

buscara a como diera lugar impactar en la humanidad del joven estadounidense,

sin embargo la astucia y el alto nivel defensivo de Clay se lo impidieron. Para el

tercer round las cosas fueron tomando su lugar, de tal manera que además de

enloquecerlo con un veloz juego de piernas, Cassius devoró a su rival,

propinándole tremenda golpiza. Los jueces reflejaron esto en sus tarjetas y

otorgaron la victoria de manera unánime al representante de los Estados Unidos.

15

Cassius Clay en el pódium de ganadores.

A su regreso a la Unión Americana, Cassius Clay sentía orgullo por haber

representado a su país en la justa olímpica, el hecho de haberse consagrado

como campeón y contribuir con una presea para engrosar aun más los números

de la Unión Americana en el medallero olímpico, sin duda era un logro que pocos

podían contar.

Durante una conferencia de prensa en Roma, un periodista le preguntó al joven

olímpico su opinión acerca de que en su natal Kentucky, había lugares donde no

se le permitía ingresar, tiendas, restaurantes que se negaban a prestar sus

servicios por el único hecho de ser de raza negra, a lo que él contestó

enérgicamente: “estoy seguro que hay más lugares en los que sí puedo comer que

en los que no”.

16

Cassius Clay acompañado de otros medallistas olímpicos.

Lamentablemente aquella pregunta parecía una visión de lo que pasaría, pues

cierto día Cassius acudió a un restaurante en compañía de un amigo, la mesera

se negó a tomarles la orden, su color de piel impedía que comieran en aquel lugar,

sorprendido de la situación, Clay le cuestionó a la joven si no sabía quién era él

(campeón olímpico). Enfadado por el vergonzoso hecho, tomó una decisión

extrema, aquella medalla que para ese entonces era su máximo logro en el boxeo,

esa que colgó en su cuello para no quitársela en días, no importando lo que

hiciera, pasear por las calles, visitar a los amigos, y hasta dormir, vio su fatal

destino en el agua, pues Cassius la arrancó fuertemente y la arrojó al río Ohio.

Paradójicamente su ingreso al boxeo profesional se da gracias a un grupo de

blancos acaudalados, el Louisville Responsible Club, es quien, además de ver un

potencial importante en aquel chico, se anima a invertir en él para mejorar su

boxeo que le permitiese llegar a las grandes ligas de este deporte.

17

Capítulo II

El nacimiento de una leyenda

18

Capítulo 2

El profesionalismo de Cassius Clay no hubiera sido posible, de no ser por el gran

entrenador que tuvo a su lado, Angelo Dundee, quien fue contactado por el grupo

adinerado de Kentucky, Louisville Responsible Club, para poner a su cargo al

boxeador amateur más prometedor de aquel momento.

Para esta nueva etapa Clay tuvo que viajar a la ciudad de Miami, Florida, pues ahí

se encontraba el campamento del respetado entrenador, el Gimnasio de la calle 5,

que sería la escenografía donde el futuro campeón mejoraría su boxeo.

Angelo Dundee junto con su equipo acogieron al novato originario de Kentucky, le

consiguieron una habitación en el Hotel Charles, en Overtown, pueblo de la

comunidad negra en Miami, lo que significó algo de vital importancia para Cassius,

pues ahí podría desarrollarse sin tener problemas de racismo.

Cassius Clay y su entrenador Angelo Dundee

19

Overtown es una comunidad que se fundó en 1896 con la llegada del ferrocarril a

Miami, ahí se asentó la comunidad negra, lo que fue parte esencial para la

disminución de la discriminación. Allí podíamos encontrar restaurantes, cines,

centros comerciales, tiendas exclusivas para la gente de color, entre otras muchas

cosas.

Aquel lugar se convirtió en un centro cultural, de educación y vida social, ya que el

Movimiento por los Derechos Civiles tenía un adelanto destacado, provocando que

la segregación racial fuera menos común que en ciudades como Atlanta o Nueva

Orleans. Negros y blancos podían ser parte de un mismo Estado sin la necesidad

de estar en contacto, pues cada grupo se mantenía en su localidad, sin hacer caso

de las actividades que tuviera el otro.

Regresando al ámbito deportivo, el arribo de Cassius Clay a Miami para ser

entrenado por Angelo Dundee, significaría el inicio de una carrera en el territorio

profesional, ya atrás habían quedado las más de 100 peleas como amateur.

El inicio fue difícil, pues su estilo tan sui géneris dejaba dudas en quien lo veía, la

falta de técnica era evidente al verlo sobre el ring, sin embargo contaba con dos

habilidades excepcionales que pocos creían bajo el contexto de ser un peleador

de peso completo.

Su velocidad y reflejos resultaban sorprendentes, la manera en que se movía por

todo el cuadrilátero exhibiendo a sus contrincantes para al final acabarlos con una

pegada contundente, esos fueron los argumentos para sacar la victoria en sus seis

primeros combates como profesional. Los periodistas de aquella época criticaban

su accionar, alegando que Cassius tenía un estilo poco ortodoxo para boxear, con

una pobreza técnica en sus brazos que por lo regular siempre estaban abajo,

motivo por el cual no podía adoptar la posee que los románticos indican.

20

Cassius Clay adoptando la posee de boxeador bajo el agua.

21

A pesar de eso, cinco de aquella primera media docena de combates los ganó por

la vía corta, fulminando a sus rivales, claro está, sin tener ningún nombre

rimbombante en su haber.

El entrenador de supo llevar a su pupilo poco a poco, puliendo los errores,

mejorando las virtudes y manejando un discurso que le fuera amable a sus oídos y

su ego.

Las anécdotas de Angelo Dundee nos indican que en un principio Cassius Clay no

sabía tirar un buen jab (golpe de boxeo), ya que simplemente estiraba la mano, sí

golpeando a su contrincante, pero de una forma poco lúcida y efectiva, sin

embargo él le decía que era fascinante su golpeo, pues machacaba el rostro de

los oponentes.

A partir del día siguiente, Clay puso énfasis en ese golpe, lo entrenó y mejoró

para después llamarlo el lengüetazo de la serpiente. Así como este ejemplo hay

muchos más, todos ellos con la intención, según Dundee, de mejorar al boxeador,

“y es que cuando tienes a una estrella del boxeo, hay que decirle que él lo ha

innovado todo”.

Así siguió el entrenamiento día a día en el Gimnasio de la calle 5, lugar donde

podíamos encontrar a boxeadores de primer nivel, por muchos años el entrenar

ahí significaba ser un peleador de elite. De pronto un joven con virtudes, pero con

nula experiencia, podía servir de sparring al campeón del mundo, y si bien podía

recibir un duro castigo, también existía la posibilidad de salir victorioso.

Era tan alto el nivel que se podía hallar en ese lugar, que la gente acudía a diario

para disfrutar de un buen espectáculo sin la necesidad de ser ésta, una función

como tal de boxeo. Y ni qué decir de los periodistas, quienes de igual manera no

había día en que no visitaran ese lugar de Miami. Y es precisamente este hecho,

el que de a poco serviría de trampolín para Cassius Clay, pues sus prácticas que

aumentaban y mejoraban su nivel pugilístico, eran vistas por muchísimos medios,

los cuales hablaban de ese joven con potencial de campeón mundial.

22

Además de lo mostrado arriba del ring por Cassius, los periodistas se interesaban

en el show que daba debajo de él, las declaraciones que vertía les eran vitales

para escribir a diario. Es así como Clay fue convirtiéndose en un boxeador

diferente, que no se limitaba a hablar con los guantes, como era la tradición de

ese entonces, sino también, calentaba los combates con fuertes declaraciones, en

su mayoría ofensivas y sarcásticas hacia el rival.

Esto tenía fascinados a los corresponsales de boxeo, haciendo de Clay su

personaje favorito, esa buena imagen y afecto trascendió hacia el público, que de

igual manera alentaba y disfrutaba de todo lo hecho por aquel joven. Cabe

destacar que la trascendencia que obtuvo no tenía límite de razas, para todo

ciudadano americano él significaba una estrella en ascenso.

Periodistas atentos al entrenamiento de Clay.

23

Obviamente la comunidad negra se identificó más con Cassius, para ellos ya era

un ídolo, sobre todo para esos que se ubicaban en Overtown. La comunidad

vitoreaba su nombre, le trataban como si fuera de su familia, y él les correspondía

de igual manera. En ocasiones Clay juntaba a un grupo de niños, con los que

siempre tuvo una relación muy estrecha, con el fin de proyectarles peleas de él

mismo, para de esta forma alejarlos de los vicios, de esa mala vida que pudieran

encontrar en las calles, y mejor, acercarlos al deporte o a actividades que les

permitieran tener un buen futuro.

Cassius Clay ya era para ese entonces todo un showman, sin embargo todo tenía

un porque, él mismo contaba que en una oportunidad que tuvo de estar en Las

Vegas vio una pelea de un luchador norteamericano, Georgus George, quien se

caracterizaba por ser un bocón debajo del ring, provocaba a todo contrario que

tuviera enfrente ganándose el desprecio de cierto sector del público, consiguiendo

que en las arenas donde se presentaba para pelear, algunos le aventaran objetos

para expresarle su odio, mientras que otros se conformaban con tan sólo tocar a

su ídolo.

A partir de ahí Cassius pensó que era una buena idea el alardear acerca de sus

virtudes, sentenciar a sus rivales pronosticando el round en que los iba a noquear

y exhibiendo la apariencia física de algunos.

Georgus George, luchador norteamericano.

24

Frases como: “soy guapo y no puedo perder”, “deberían de prohibir que el

campeón sea tan feo”, entre muchas otras fueron declaraciones que vertía Clay

durante los entrenamientos o en las ceremonias de pesaje previas a un combate.

Esto significaba una nota de ocho columnas para los periódicos del día siguiente,

además de que a los periodistas les facilitaba su trabajo y sin la necesidad de

hacer un periodismo provocador, pues a Cassius le bastaba con tener un

micrófono en frente para poder expresar sus ideas locas. Había ocasiones en las

que recitaba poemas dedicados a sus contrincantes, con voz fuerte y presencia

imponente, aquello era simplemente espectacular, los flashazos salían de todas

partes, ahí estaba la nota.

Existen dos frases que tal vez sean las más recordadas por los seguidores de

Clay, aunque quizá también por los aficionados al boxeo, es más, podríamos decir

que son dos de las frases más emblemáticas en el deporte mundial de todos los

tiempos, éstas son: “Yo soy el más grande” (I am the greatest) y “Vuelo como una

mariposa, pico como una abeja” (Float like a butterfly, sting like a bee).

El origen de la primera es por lo antes mencionado, tras ver a ese luchador

norteamericano, Clay decidió crear todo un personaje que llamara la atención de

los medios, del público en general, y sobre todo de sus adversarios, a quienes les

generaba un sentimiento inexplicable, que iba de la desconfianza a la lástima,

para por fin caer en el miedo, pues no sabían si se iban a subir al ring a enfrentar

a un loco parlanchín o a todo un engreído que lo que decía con la boca lo sostenía

con los puños.

Ese precisamente fue el caso de Sonny Liston, el primer gran contrincante de

Cassius Clay, aquella pelea sería por el Campeonato Mundial de los Pesados que

poseía el originario de St. Francis, Wisconsin.

25

Sonny Liston otrora campeón de los pesados.

Cassius Clay auguraba su campeonato.

26

Después de 19 peleas disputadas y ganadas por parte de Cassius Clay, y tras una

efervescente carrera a sus apenas 22 años, la vigésima batalla le tenía preparado

un mayor reto, el cazador de cabezas y campeón reinante, Sonny Liston le estaría

esperando.

Los especialistas de aquella época auguraban un reinado prolongado de Liston,

era un boxeador simplemente temible, sus antecedentes indicaban que había

estado en la cárcel, lo que le había provocado convertirse en una persona aun

más agresiva. A su salida decidió encaminar su rabia de venganza hacia el

deporte de los puños, aniquilando a cuanto rival enfrentaba.

Por tan semejante contexto y combinado con la novatez de su retador, aquella

función del 25 de febrero de 1964 disputada en Miami Beach, Florida, parecía

concluiría por KO.

Era tal el respeto por la temible pegada de Liston, que incluso había personas que

anhelaban aquella pelea terminara rápido para beneficio de Clay, pues un castigo

prolongado por varios asaltos podría dejar secuelas en el boxeador, de tal modo

que no podría volver a vérsele arriba de un ring.

La historia nos cuenta que efectivamente el vencedor se llevó la pelea por KO, sin

embargo para sorpresa de todo mundo el ganador fue el joven Cassius, quien se

impuso al favorito de manera fácil.

Desde el primer round se notó la gran velocidad de Cassius, virtud que pocos

boxeadores en esa categoría poseían, además durante el transcurso de ese

mismo asalto, Clay le propinó un par de derechazos que dejaron boquiabiertos al

público y sobre todo a los periodistas, quienes en ese momento se dieron cuenta

que efectivamente sabía boxear.

27

Para el 3er round los rectos de mano izquierda y los fortísimos golpes con la

diestra tuvieron efecto en el rostro de Liston, que ya tenía un corte en el pómulo

izquierdo. La pelea se le estaba escapando de las manos al aún campeón, así que

durante la curación de ese corte, Joe Polino su entrenador, utilizó la solución

Monsel, la cual quema los tejidos y contiene las hemorragias, pero que está

prohibida en el boxeo, porque esta es una sustancia química cáustica que

contiene cloruro férrico y provoca lesiones en piel y mucosas por acción directa.

Cassius Clay maltrató el rostro de Liston.

Así que durante el 4to asalto intencionalmente Liston restregaba su rostro con la

sustancia en el cuerpo y cara de Clay, provocándole una ceguera momentánea

que lo ponía en franca desventaja ante un boxeador que sí bien estaba siendo

dominado, se sabía que tenía unas bazucas como puños y en cualquier momento

podría cambiar la historia del combate.

Cassius regresó desesperado a su esquina, pidiéndole a su entrenador, Angelo

Dundee, que cortara los guantes, que ya no quería seguir en el combate ante tan

difícil situación, sin embargo en aquel minuto el experimentado entrenador tuvo

28

una participación clave, se negó a cumplir con lo pedido, baño los ojos de Clay

con suficiente agua e instó a su pupilo para que regresara al combate, el título

mundial estaba en juego.

Para ese quinto round Liston salió hambriento, decidido a cortarle la cabeza a su

oponente, pero Clay hizo alarde de su velocidad, de su gran manejo de piernas y

rehuyó al combate, se movió por todo el encordado, haciendo fallar a su rival una

y otra vez, con lo que minó la condición de Sonny, pues un golpe errado en esta

categoría disminuye la energía de todo boxeador.

Para el sexto sucedió todo lo contrario, ahora Liston era el desanimado y quien

estaba a merced de Clay, así que éste exhibió sus mejores golpes, una y otra vez

sacó el jab de izquierda, remataba con tremendos golpes de derecha y se movía

para marear al opuesto, no había posibilidad de golpearle, y más aún cuando

Sonny ya no tenía fuerza para soltar golpes ni mover los pies.

Ambos regresaron a su esquina con saldos contrastantes, uno cada vez más

seguro de que éste sería el combate que le permitiría ser campeón del mundo, y el

otro con la sensación de que el fin de su era estaba cerca. Esa sensación la

compartían la mayoría de los que aquella noche se dispusieron a observar la

batalla, pero quizá nunca imaginaron la forma en que se iba a consumar este

hecho, pues para el 7mo round Sonny Liston se negó a salir a combate, no iba

más a pesar de que su equipo le decía, “tienes que continuar o serás un

vagabundo toda tu vida”. Aquella decisión impactó a los presentes, quienes lo

tacharon de “cobarde”, pues en el adagio deportivo un campeón se debe morir en

la raya antes de entregar se centro, vender cara la derrota y no ceder tan fácil,

cosa que estuvo lejos de suceder aquella velada de febrero.

29

Cassius Clay manda a la lona a Liston

Una vez que Cassius Clay vio la negativa de Liston por seguir con el combate,

levantó los brazos, comenzó a bailar y tuvo una explosión de júbilo, a sus apenas

22 años ya era campeón del mundo en la categoría reyna del boxeo

estadounidense, los pesos pesados.

Abrazó a los integrantes de su equipo, dio vueltas por todo el ring, encontró la

zona de los periodistas, a quienes con una posee retadora y mirándolos a los ojos

les dijo: “cómanse sus palabras, se los dije”. Gritaba y alardeaba a cuanto

periodista subía al ring para tratar de entrevistarlo, “he conmocionado al mundo”,

30

“soy guapo y campeón del mundo”, mencionaba Cassius como queriendo lo

escucharan en todo los Estados Unidos.

Ese triunfo significó el inicio de una era, de una estrella del boxeo que ya era una

realidad, si nos pusiéramos a jugar con el “hubiera”, podríamos pensar que tal vez

si esa noche Cassius no hubiera salido con la mano en alto, su carrera no hubiera

sido tan exitosa, hubiera sido simplemente una víctima más del temible Liston, y

hubiera tenido que batallar para conseguir otra pelea por el campeonato, es más,

quizá jamás hubiéramos conocido a Muhammad Ali.

Cassius Clay festeja con su equipo la victoria.

31

Capítulo III

La lucha fuera del ring

32

Capítulo 3

El año de 1974 fue sin duda el más importante en la vida de Cassius Clay, porque

paradójicamente ganó su primera gran batalla arriba del ring en contra de Sonny

Liston, pero al mismo tiempo decidió comenzar otra debajo de éste, tras acercarse

a la nación del Islam.

A pesar de los rumores que indicaban un constante acercamiento entre Cassius

Clay y Malcom X, uno de los más importantes líderes de la religión musulmana

negra en Estados Unidos, previo a la pelea titular contra Liston, aquella pelea se

realizó sin ningún contratiempo, sin embargo la prensa de aquellos tiempos ya

empezaba a poner más atención a las actitudes del joven campeón.

Unos días después de haber conquistado el Título Mundial de los Pesados,

Cassius Clay ofreció una conferencia de prensa para informar acerca de su anexo

a la Nación del Islam, comandada por el líder supremo, Elijah Muhammad.

Además mencionó que ya no se llamaba más Cassius Clay, atrás quedaba el

nombre de esclavo, según sus palabras, y agradeció tomaran nota los periodistas

pues desde ese momento se llamaría Cassius X, un nombre de transición

mientras le asignaban el definitivo.

La reacción del mundo en general fue de sorpresa, en algunos casos, como por

ejemplo de la sociedad americana blanca fue de decepción y desprecio, pues si

recordamos, la Nación del Islam es un grupo de musulmanes negros que

aseguran no ser inferiores a los blancos, es más, consideran que los blancos

están por debajo de ellos, pero esto no es en sí el problema, el conflicto fluye en el

sentido que la mayoría de los integrantes de esta organización, son personas que

han estado en prisión por una serie de delitos, como el asesinato, además de

tener un comportamiento radical en el dado caso que no compartas su pensar.

33

Cassius X y Malcom X.

Sin duda el personaje clave para la atracción de Cassius a esta organización fue

Malcom X, aquel hombre Ministro de la Nación del Islam en Nueva York, que

desde el primer momento en que conoció a Clay tuvo una conexión de

hermandad, su trato era efectivamente así, de hermanos.

Cassius X, para ese entonces, realizó un viaje a Nueva York donde se encontraría

con su gran hermano Malcom X, como todo buen anfitrión éste último sirve de

guía de turista al joven campeón mientras pasea por las calles de la Gran

Manzana.

34

En el transcurso de esos días, comienza a surgir un rumor que indicaba el

abandono por parte de Malcom X de la Nación del Islam, tras haber descubierto

una serie de conductas inapropiadas por parte del líder Elijah Muhammad. Dentro

de éstas se destaca el hecho de ser el padre de ocho hijos, procreados con seis

de sus ex secretarias.

Aquella noticia impactó a la sociedad y la prensa, Malcom X no cesó en lanzar

críticas hacia la Nación del Islam, sus reglas y credo, pero su ofensiva más

importante era el llevarse consigo a dos de los más importantes personajes de la

organización en ese momento, uno era el Ministro de Boston, Luis X o Luis

Farrakhan como también fue conocido, y el otro sin duda era la nueva joya de

Elijah Muhammad, Cassius X.

Malcom X abandonó la Nación del Islam.

35

Ante tal intento por parte de Malcom X, Elijah Muhammad como máximo

exponente de la Nación del Islam decide darle un nombre propio a Cassius X,

posiblemente sin méritos, con muy poco tiempo en la Nación, apenas unos meses,

contraponiéndose a la longevidad con que contaban otros integrantes.

El nombre elegido fue Muhammad Ali, éste sería el nombre con el que se le

reconocería a partir de ese momento, y que posteriormente gravaría con letras de

oro en los anales del boxeo y del deporte mundial.

Dos días después Malcom X abandona oficialmente la Nación del Islam, con un

sentido de traición, de frustración e ineludiblemente de decepción, no sólo por lo

acontecido con Elijah Muhammad, sino por el hecho de que al hombre que hasta

hace unos meses había llamado hermano, ahora le estaba dando la espalda.

Muhammad Ali con el líder musulmán Elijah Muhammad.

36

Meses después Malcomo X fue asesinado, el 21 de febrero de 1965, aquel hecho

sin duda repercutió en el ánimo de Muhammad Ali, pues aunque la relación entre

ellos dos era inexistente, siempre había quedado guardado ese sentimiento de

fraternidad, o por lo menos así lo hizo saber Ali en conversaciones con su gente

más cercana, de hecho guardaba una fotografía en su cartera donde posaban los

dos juntos.

El arrepentimiento de Muhammad Ali por haber dado la espalada a Malcom X en

el momento que éste más lo necesitaba, es algo con lo que ha cargado

pesadamente toda su vida, ya que no hay lugar a duda que aquella actitud se

debió a la influencia que ejercieron en él los integrantes de la Nación del Islam.

En ese mismo año de 1965, el Campeón de los Pesos Pesados haría su primera

defensa contra el ex reinante, pero esta vez ya como Muhammad Ali. La revancha

contra Sonny Liston se efectuaría en Lewiston, Maine, sin duda levantó

expectativa, pues se esperaba Liston regresara a su realidad al ahora abucheado

campeón, sin embargo aquella pelea se destacó por su velocidad, como veloz fue

el golpe con el que Ali noqueó a su rival a los 2 minutos con 12 segundos del

primer asalto, “el golpe que no ves es el que te noquea”, dicta el entrenador

Angelo Dundee.

En 1966 Muhammad Ali vivió otro evento clave en su historia, mientras se

preparaba para una pelea recibió una llamada en donde le informaban que la

Oficina de Reclutamiento de Louisville, su ciudad natal, había cambiado su

clasificación a 1A, lo que significaba que teóricamente podía ser elegido para ir a

la Guerra de Vietnam, a la cual se oponía la mayor parte de la sociedad

afroamericana, pues el número de muertos de raza negra que había arrojado

aquel evento era abrumador.

37

Para el siguiente año Muhamaad Ali acude al Centro de Reclutamiento de

Houston,Texas, donde hace oficial su negativa para acudir a la Guerra

argumentando creencias religiosas, “yo no tengo nada contra el Vietcom”, recalcó

el púgil. El castigo al que podría hacerse acreedor era una multa económica de 10

mil dólares, 5 años en prisión o ambas.

“¿Por qué yo y otros llamados negros, tenemos que ir a 16 mil kilómetros de aquí

a atacar con bombas a otra gente de piel marrón que no nos ha hecho nada?, por

eso yo directamente digo que no iré”, sentenció Muhammad Ali en conferencia de

prensa.

Muhammad AIi se negó a ir a la Guerra de Vietnam.

38

Aquella decisión traspasó todo evento del pasado, ni su hecho de cambiar de

nombre por la Nación del Islam habían creado tal efecto, ahora la sociedad

norteamericana se encontraba dividida, entre los que apoyaban la decisión y entre

los que la reprobaban por considerarlo traidor de la nación.

Las repercusiones en lo deportivo no se hicieron esperar, las Comisiones de

Boxeo de distintos Estados le prohibieron pelear, por tal motivo le fue retirado su

Título de Campeón.

Muhammad Ali había antepuesto sus creencias religiosas y principios por sobre el

aspecto deportivo, sin embargo él se encontraba convencido, “me gustaría

decirles que hasta este momento no he perdido nada, al contrario he ganado

mucho, he ganado tranquilidad de conciencia, he ganado paz en el corazón”,

afirmó Ali.

Después de haber apelado las sanciones a las que se hizo acreedor por evasión

del servicio militar, el Tribunal Supremo aceptó los alegatos y se le regresó su

licencia para poder boxear, fueron casi 4 años en los que el mundo entero no pudo

disfrutar de, quizá, los mejores momentos del gran Muhammad Ali, sin embargo el

hambre de triunfo y el sentimiento de revancha le hicieron volver con más ganas

de seguir escribiendo capítulos de gloria.

Cierto sector de la población apoyó a Ali.

39

Capítulo IV

El regreso y la Pelea del Siglo

40

Capítulo 4

Después de haber sido suspendido por casi cuatro años, Muhammad Ali volvió al

ring en el año de 1970. Si bien durante este lapso seguía entrenando y

manteniéndose en forma, siempre el no combatir de manera oficial afecta a los

pugilistas, pues como en todo deporte una cosa es entrenar al 100 por ciento,

dejando en cada sesión el máximo esfuerzo, y otra muy diferente es la

competencia real, ahí la adrenalina, fuerzas y habilidades que muestras son

simplemente inexplicables.

Por tal motivo el regreso de Ali había generado un expectativa mayúscula entre la

prensa y el público en general, todos querían saber cómo iba a regresar el ex

campeón mundial, en qué estado, si todavía tenía ese box que había mostrado

antes de la suspensión, si había conservado esas características que habían

enloquecido y enamorado a los apasionados del deporte de los puños.

El 26 de octubre de 1970 significó la fecha del regreso oficial de Mihammad Ali a

los encordados, la ciudad de Atlanta, Georgia, sería testigo de la pelea que

disputarían Jerry Quarry y el ex campeón de los pesados. El combate no

representó mayor obstáculo para el afroamericano, quien después de tres rounds

a un ritmo semilento, le bastó una ráfaga de golpes para cortar el parpado

izquierdo de su rival, provocando que el médico encargado del ring decidiera no

permitirle ir más a Quarry. Así se consumó el primer triunfo de Ali a su regreso del

exilio deportivo.

Muhammad Ali en su regreso contra Quarry.

41

La búsqueda de su segunda victoria la hizo al enfrentarse al argentino Óscar

Bonavena. Si bien la victoria fue para Ali mediante la vía del TKO, aquella noche

en el Madison Square Garden se dio una muestra de la dificultad que le sería

volver a la máxima exigencia del deporte profesional, tendría que esforzarse cada

vez más para recuperar ese estilo que en su momento lo hizo triunfar.

Y no es que Bonavena hubiera sido un gigantesco sinodal, pues a pesar de ser

considerado el más grande peso pesado de la Argentina, ser un buen boxeador, y

contar con un carisma excepcional, el enfrentarse al bonaerense no debía

representar mayor problema a Muhammad, sin embargo este visitó la lona en el

noveno round, generando la sorpresa de unos y la alegría de otros. Ali pisó el

acelerador y se basó en una de sus virtudes más importantes, su pegada. Para el

último asalto (en aquellos años se peleaba hasta 15 rounds), por fin el

afroamericano mostró su hipotética superioridad y tumbó a su rival tres veces

seguidas, obligando al referee en turno a detener el combate.

En entrevistas posteriores a su retiro, Muhammad Ali fue cuestionado acerca de

quién había sido su rival más incomodo, aquel que recordara como la mayor

prueba en su carrera, su respuesta fue rotunda: “Óscar Bonavena”. ¿Por qué él?,

es obvio que la respuesta ideal sólo le pertenece a Ali, sin embargo muchos

aspectos nos permiten fundamentar ese nombre.

Primeramente el hecho de regresar a competir después de casi cuatro años debe

ser difícil para cualquier deportista, y más aún cuando este es un deporte de

contacto. Además Ali estaba consciente de que sus habilidades se habían minado,

ya no era la misma velocidad ni condición física que antes mostraba, tampoco así

la pegada suprema que a todos estremecía. Otro argumento que podríamos

encontrar es que Bonavena era muy parecido a él, pues se asemejaba en ese

estilo que se caracterizaba por calentar los combates antes del campanazo inicial,

aflojando la boca para permitir que salieran ofensas y sarcasmos hacia el rival.

En la ceremonia de pesaje, Ali se mostraba sobrado, creído de su boxeo y

confiado de la victoria, Bonavena en contraste se presentó con el ánimo de

desquiciar al contrincante, “eres una gallina”, le decía el argentino. “Clay, Clay,

42

Clay”, se cansó de llamarle al ahora Ali. El rostro de sorpresa, incomodidad y

enojo lo decía todo, si hubiera sido posible, Muhammad hubiera empezado desde

ese momento a machacarle la cabeza.

Óscar Bonavena le dio una cucharada de su propia medicina a Ali.

El año de 1971 sería histórico para el deporte mundial, aquel año nos regalaría un

evento sin precedentes, nunca antes en la historia del boxeo profesional se había

dado una contienda que causara tan enorme expectativa, pero que además,

provocaría ser recordada y clasificada como La Batalla del Siglo.

Joe Frazier y Muhammad Ali serían los protagonistas, con un presente bastante

contrastante, por un lado el campeón, por el otro la ex gran estrella del boxeo que

venía regresando de la suspensión.

Aquella fue una pelea que empezó fuera del cuadrilátero, con una ya clásica forma

de Ali para calentar los combates, insultando y fanfarroneando frente a su rival.

43

“Eres un gorila”, lanzó Ali a Frazier, quien solamente callaba e ideaba la forma de

hacerle tragar sus palabras.

Esa pelea no sólo significó una nueva oportunidad para Ali de convertirse en

campeón de los pesados, sino que también era la guerra entre blancos y negros,

pues a pesar de que Frazier era afroamericano, éste era considerado enemigo de

la gente de color, ya que todo su conglomerado de patrocinadores era de raza

blanca. Un motivo más para enardecer el combate.

Ali buscaba desquiciar a Frazier antes del campanazo incial.

44

Alguna vez Ali y Frazier fueron buenos amigos.

Pocos saben que durante el retiro forzado de Muhammad Ali, Frazier fue de las

pocas personas que le tendió la mano, ayudándolo tanto económica como

moralmente, aquella relación era de amistad, amistad que se fue a la basura por el

regreso de Ali a la escena pugilista y sobre todo, por las declaraciones que éste

realizó en contra de Frazier, con el único motivo de ganarse la oportunidad de

recuperar su cinturón.

El 8 de marzo de 1971 era la fecha pactada para que por fin se encontraran cara a

cara dos invictos. Las apuestas se encontraban a favor del originario de Carolina

del Sur (Frazier), los expertos indicaban que poco podía hacer Ali para salir

victorioso, pues se insistía en la dificultad del regreso. No se equivocaron.

Si bien la pelea se tuvo que ir a la ruta larga, los 15 rounds, en el desarrollo del

combate nos encontramos con un abrumador Frazier, fuerte, lúcido al momento de

tirar golpes, con un reportorio de castigos dignos de colección, manejo de cintura,

rebote de piernas, siempre moviéndose más que el rival, tanto la mano izquierda

como la derecha taladraban el objetivo, una verdadera exhibición de poderío.

45

En contraste, aquella noche subió al ring un Ali desconocido, nunca antes visto,

con nula movilidad de piernas, poco poderío en sus puños, lejos quedaba aquella

frase que pregonaba: “Floto como mariposa, pico como abeja”. Poco podía hacer

ante los sofocantes ataques de Frazier, golpe tras golpe minaba su resistencia, el

minuto entre round y round deseaba se alargara por horas, sin condición física

necesaria, con un punch que parecía haber olvidado en casa, y con unos cachetes

hinchados como toronjas, de esa forma sobrevivió al combate.

Al final las tarjetas de los jueces indicaban una clara victoria para Joe Frazier,

decisión unánime fue el veredicto, pero paradójicamente el resultado no fue del

todo malo para Muhammad Ali, pues la leyenda sufrió aquella noche su primera

derrota en el ámbito profesional, pero ganó una lección que le permitió afrontar su

futuro de una madera más consciente, realista e inteligente.

Aun en la derrota Ali salía del Madison Square Garden con el botín lleno, esta vez

con la misión de cambiar errores por lecciones, bien dicen que una derrota es más

rica que una victoria en cuanta experiencia vivida, ejemplo de ello fue esa noche.

Frazier derrotó a Ali.

46

Capítulo V

Rumble in the Jungle

47

Capítulo 5

Después de haber perdido el Campeonato Mundial de los Pesados, Muhammad

Ali tuvo un declive en su carrera, tal vez no por lo que podía seguir aportando al

mundo del boxeo, pero sí en el aspecto de ya no contar con todos los reflectores,

de ya no tener las peleas que miles y miles de seguidores harían cualquier cosa

para observarlas. Ahora ya comandaban la escena boxeadores más jóvenes, Joe

Frazier y George Foreman eran ejemplo de ello.

Contra el primero ya se había enfrentado en dos ocasiones, en la primera se llevó

la derrota en una pelea por demás fascinante. La revancha se dio unos años

después, en 1974, en esta ocasión Ali salió con el brazo en alto, para de este

modo quitar ese fantasma que le había venido persiguiendo desde su primera

caída como profesional a manos de Frazier.

Muhammad Ali siempre estuvo en busca de recuperar su campeonato, sin

embargo el tiempo pasaba y simplemente no se le presentaba la oportunidad para

hacerlo. El título en ese entonces estaba en manos de un sorprende George

Foreman, quien venía de haberle arrebatado el cetro a Frazier, en una pelea que

sorprendió a todo el mundo. Foreman tumbó seis veces a Frazier en apenas dos

rounds, lejos había quedado aquel hombre que se impuso categóricamente a Ali,

ahora el manda más de la categoría reina del boxeo estadounidense era un

afromearicano para variar, pero con un poderío sorprende, un físico imponente y

una pegada apabullante.

El año de 1974 traería para Ali la oportunidad que tanto había esperado, por fin

estaría en una pelea titular por el cinturón de los pesados. Sin embargo esta pelea

implicaría más que una batalla para saber quién era el mejor en esa división,

también nos dejó más que un contexto deportivo, nos dejó una lección de vida, un

hecho memorable, digno de los anales sociales.

La pelea entre Foreman, el campéon, y Ali, el retador, se haría fuera de los

Estados Unidos, el destino el continente africano, para ser más exactos en Zaire,

ex Congo belga. Un elemento primordial para el desarrollo de este combate fue el

48

promotor de peleas, Don King, hombre trabajador, inteligente, político, que gozaba

de un gran colmillo para eso de los negocios, pero que al mismo tiempo ha sido

uno de los más grandes impulsadores de la explotación de los pugilistas.

Aquella pelea por el título de los pesados causaría una gran expectación, factor

que aprovechó Don King para buscar el mejor comprador de tan tremendo peleón.

Mobuto Sese Seko fue el valiente, presidente de Zaire, dictador, manda más,

odiado y venerado por su pueblo, decidió poner en la mesa 10 millones de

dólares, cinco para cada uno de los contendientes. La decisión obviamente fue

criticada por la sociedad y periodistas, cómo era posible que a pesar de los

problemas abundantes en salud, sustento y vivienda, este hombre prefería llevar

un espectáculo deportivo a ayudar a sus gobernados.

Sin importar el qué dirán, Mobuto convenció a Don King de que Zaire era la mejor

opción. Y así fue, la lucha primeramente fue pactada para agosto del 74.

Cartel que promocionaba la pelea en Zaire.

49

La preparación de ese combate fue fastuosa, toda una invasión de americanos al

país africado se dio cita, todos ellos para preparar la cobertura de aquel choque

que sacaría chispas.

No sólo eran los periodistas quienes iban hacer su trabajo, también un grupo de

artistas afroamericanos se desplazó hasta aquella ciudad para armar todo un

festival negro en África.

Con la ilusión de volver a la cima viajó Muhammad Ali y su equipo. Una vez que

arribaron la recepción fue majestuosa para el chico de Kentucky, los ciudadanos

de Zaire lo hicieron sentir como en casa, todos le apoyan en el duelo, era como si

hubiera llegado un Dios a aquella ciudad. Muhammad Ali supo corresponderles

con muestras de afecto, el carisma de aquel hombre de 32 años era sublime.

Ali aseguraba que se encontraba en su tierra, con su gente, con sus hermanos del

mismo color, se sentía libre de ser negro, motivos suficientes para salir

inmensamente motivado aquella noche fresca en Zaire.

Desde su llegada, el público local hizo sentir a Ali como en casa.

50

Ambos boxeadores y todo el equipo que se encargaría de realizar la producción

televisiva para los Estados Unidos se trasladaron a aquel lugar semanas antes del

combate. Entre conferencias de prensa, visitas a lugares representativos,

convivencias con el público y demás, los boxeadores fueron calentando la batalla.

Tanto Ali como Foreman se entrenaban en un hotel lujoso del sur de la ciudad, las

dos prácticas dejaban atónitos a los que las presenciaban, el espectáculo estaba

garantizado. George sorprendía por su fortaleza, su físico perfecto, parecía

Hércules aquel tipo. Cada vez que su entrenador, Dick Sandler, le ordenaba una

sesión de golpes al costal, aquel auditorio adaptado como gimnasio quedaba en

silencio, sólo las expresiones de sorpresa y asombro fondeaban el momento. Eran

golpes fortísimos, después de 15 o 20 minutos de estar dándole al costal,

Foreman dejaba un enorme zurco, aquello era para asustar hasta el mismísimo

Ali.

Muhammada por su parte había vuelto a ser Cassius Clay, pero entiéndase esto

en el buen sentido, ya que antes del exilio deportivo, Ali era un brabucón,

fanfarrón, que se alardeaba con palabras, pero lo sostenía con hechos. Había

regresado ya aquellas previas a los combates donde se notaba un boxeador

motivado, sonriente, poeta, bailarín, en buen estado físico, como siempre lo había

sido Ali, apoderándose de cualquier lugar a donde llegase.

Esa actitud combinada con la devoción de los habitantes africanos resultaba

perfecta, explosiva, el gimnasio adaptado donde entrenaba Ali se abarrotaba,

flashazos de fotógrafos, golpes de máquina de periodistas, sonrisas de niños,

gritos de apoyo por adultos, todo eso se podía encontrar en cada sesión.

Los días pasaban y cada vez estaba más cerca la fecha pactada, sin embargo un

imprevisto resultó, en un entrenamiento de Foreman con sparring, éste resultó con

un corte en el rostro, específicamente en el parpado izquierdo, era brutal aquella

fisura. Al momento de verle salir con la mano tocándose la zona afectada, todos

quedaron atónitos, los murmullos de si podría pelear no se hicieron esperar.

51

Foreman se dirigió a una clínica para ser revisado, los resultados no auguraban

nada bueno. Dick Sandler, su entrenador, dio a conocer mediante un elemento del

comité organizador, que la pelea se iba a realizar, sin embargo habría que

esperar, pues la zona en donde fue cortado era muy delicada, y esto es así, el

parpado constantemente recibe golpes en un combate, por lo que al más mínimo

testereo aquello podría sangrar y no parar más hasta el detenimiento del médico

de ring, por tal motivo, George no estaba dispuesto a arriesgar su prestigio, su

invicto y mucho menos su cinturón.

Don King promotor de la pelea, tuvo que dirigirse al lugar de los hechos para

tomar control de la situación, calmar los ánimos con las autoridades africanas,

quienes de pronto habían entrado en locura al saber que posiblemente el combate

no se realizaría, y además, manejar un discurso endulzante de oídos con Ali, que

también había enfurecido y entristecido al mismo tiempo, su oportunidad por el

cetro de los pesados pensó se le escaparía.

Una vez analizadas las consecuencias y el tiempo estimado de recuperación por

parte de Foreman, el combate quedó pospuesto por seis semanas, tiempo en el

que tanto boxeadores como personal estadounidense que había realizado el viaje,

se mantendría en Zaire. Habría más tiempo para experiencias de Ali con sus

hermanos africanos.

52

Don King, uno de los promotores más importantes en la historia del boxeo.

Desde su llegada a Zaire, Ali fue recibido con bombos y platillos, pero un grito fue

el que caracterizó la estancia de Muhammad en aquel lugar, era un grito de

motivación, de guerra, de alegría, de entusiasmo, pero sobre todo era un grito que

empleaban los zairenses para mostrar su apoyo al visitante que parecía anfitrión,

como queriéndole dar a entender que a pesar de no estar en su país natal, los

negros de aquella nación le abrían las puertas de su territorio y de su corazón. ¡Ali

bama ye!

Lugar a donde fuese el grito retumbaba, ¡Ali bama ye!, ese sin duda fue un

aliciente más para que Muhammad dejara todo en cada sesión de entrenamiento

con miras a la pelea.

30 de septiembre de 1974, por fin había llegado la fecha soñada, el Estadio

Olímpico de Zaire era el escenario, más de 100, 000 personas aguardaban por ver

una batalla que sin duda, no importando cuál fuese el resultado, pasaría a la

historia.

George Foreman salió trotando rumbo al cuadrilátero, como con el ansia de

acabar esto lo más pronto posible. Por su parte Muhammad Ali salió más

53

pausado, sí concentrado en su estrategia, pero motivado por los gritos que la

gente vertía en su apoyo. Al llegar al encordado Ali volteó hacia el público, levantó

la mano derecha e incentivo a los asistentes gritando, ¡Ali bama ye!, los zairenses

le respondieron con ese mismo grito, pero aun más fuerte, aquello era

ensordecedor.

Por fin se dio el campanazo inicial, ambos salieron con todo, soltando golpes a

diestra y siniestra, tratando de insinuarle a su rival su poderosa pegada. Previo al

combate, Ali había pregonado que bailaría en el ring para que de este modo

Foreman no pudiera pegarle, todo mundo se creyó esas palabras, claramente era

una estrategia del boxeador, quizá, más inteligente de la historia, porque además

de pelear arriba del encordado, Ali también lo hacía debajo de él, y en ese rubro

no había rival que si quiera le pudiera sacar un empate.

Los primeros rounds fueron para Foreman.

54

Por tal motivo, Foreman subió confiado de que Ali se movería por todos lados, de

ser posible tal vez correría, jamás se iba a fajar como los machos. Mayúscula fue

la sorpresa cuando Ali modificó la estrategia, se pegó a las cuerdas y empezó a

absorber todo el poderío de George, de pronto montaba una guardia de izquierda

y saca su jab de derecha, siendo que en teoría por su perfil tenía que hacer lo

contrario. Esto en el mundo del boxeo es tomado como una ofensa, ya que indica

que tu rival es demasiado lento y te permite hacer cosas pocas ortodoxas.

Con la puesta en marcha de ese nuevo plan, Foreman se mostraba confiado,

sabía que en parte esto se debía a que Ali ya no era el mismo de hace unos años,

sus aptitudes habían disminuido, principalmente la condición y el juego de piernas

que tanto enloqueció a sus rivales. Motivo por el cual al ser Ali un flanco fijo, era

consciente de que tarde o temprano iba a caer el KO a su favor.

Llegó el quinto round y Ali seguía de pie, es verdad que ya con algunos golpes

evidentes, pero con lo planeado al pie de la letra, recibir golpes, minar la condición

de Foreman y al mismo tiempo desquiciarlo, esto lo hizo hablando y hablando. Así

es, su estilo de pelea debajo del ring ahora lo había llevado a otros niveles, Ali le

decía, “George me decepcionas, pensé que pegabas más fuerte, eres una

señorita”.

Esto en verdad desquiciaba a Foreman, quien se fue hacia adelante, con furia y

fuerza, pero con muy poca inteligencia, de tal modo que para el sexto episodio ya

tenía escaza energía en el tanque. Este aspecto lo aprovechó Ali, fue al frente y

empezó a conectar combinaciones, izquierda – derecha, jab de derecha, ganchos

al hígado, y por fin, un poco de baile.

55

Poco a poco Ali fue borrando del ring a su oponente, ahora ya se notaba que él

tenía el control del combate, sin embargo lo que vendría a continuación iba a ser

alucinante.

De a poco, Ali fue adueñándose de la pelea.

56

Ali logró derrumbar a Foreman.

Foreman en la lona visto desde arriba.

57

Imaginen, Foreman había vencido al monstruo Frazier, quien a su vez había

destronado a Ali, entonces esto indicaba que estábamos ante la presencia de un

verdadero gigante del boxeo. El récord que ostentaba era de 40 peleas ganadas y

ninguna derrota, en las apuestas antes del combate figuraba como amplio favorito,

por lo que una derrota de Foreman por KO se antoja imposible, sin embargo para

esos imposibles existen personajes capaces de hacerlos realidad, uno de ellos es

Muhammad Ali.

Corría el octavo round de la pelea, cuando en la insistencia de Foreman por

castigar, iba e iba hacia al frente, Ali supo esperarlo y contrarrestarlo, restaba sólo

20 segundos en el reloj para que el asalto concluyera, cuando de pronto Ali soltó

un derechazo que cimbró el rostro de Foreman, éste lo resintió y trataba de

colocar su guardia, pero eso ya era imposible, Ali comenzó a soltar una ráfaga de

golpes, todos encontraban su destino, pero hubo uno que cambió la historia, entró

pleno en la cara de Joe, lo mandó a la lona y comenzó la cuenta de protección, 10,

9, 8, 7, 6, así todo el mundo contaba, sin darse cuenta que el cronometro del

round iba prácticamente a la par, por lo que de consumarse el asalto Joe podría

haber continuado en la pelea. Sin embargo cuando el reloj ya estaba en cero, el

referee en turno dio por concluida la función y declaró KO a favor de Ali. Lo había

conseguido, Muhammad Ali a sus 32 años, una década después de la primera

vez, era nuevamente Campeón Mundial de los Pesos Pesados.

58

Capítulo VI

Thriller in Manila

59

Capítulo 6

Una vez que el título yacía nuevamente en la cintura de Ali, parecía que no existía

mayor reto en su carrera, además la recta final parecía estar cerca, sin embargo

un fantasma del pasado pedía una nueva oportunidad, Joe Foreman.

La pelea se realizaría en Manila, Filipinas, nuevamente un lugar exótico para este

tipo de combates con tan tremenda relevancia, pero cabe destacar que en

aquellos tiempos las peleas importantes se llevaban al lugar donde el Dictador lo

necesitara, con el aliciente mágico del dinero. Por tal motivo el presiente Marcos

de Filipinas puso sobre la mesa una fuerte cantidad de dinero y se llevó el

combate, ganar credibilidad y autoridad le sería de vital importancia ante un

pueblo alterado y consternado.

Primero de octubre de 1975 sería la fecha indicada, donde Muhammad Ali y Joe

Frazier se encontrarían en el ring por tercera ocasión. Una victoria por bando, era

necesario desempatar la situación y por fin dejar en claro, quién era el mejor

boxeador peso pesado de ese época.

Dos semana antes del combate los estelares viajaron a aquel país, nuevamente

un grupo importante de medios de comunicación los acompañaron para darle

cobertura a tan esperado cierre de trilogía.

Aquellos catorce días son dignos de contarse, un sinfín de sucesos engordan la

historia ya rica del boxeo, y sobre todo la leyenda de Ali.

Ya de todos era sabido el odio que se tenían estos dos grandes del boxeo, no

importando la gran amistad que algún día los unió. Gente cercana a Ali confiesa

tristemente que éste traicionó y se portó mal con Frazier, pues en los momentos

más difíciles que vivió, Joe le tendió la mano, no sólo en lo económico, también en

lo moral, es más en alguna ocasión abogo con el entonces presidente

norteamericano, Richard Nixon para que le fuera revocada su licencia para

boxear.

60

Una vez casado el pleito, aquello parecía una guerra, no sólo en el ring, como lo

vimos en sus dos peleas previas, sino fuera de él, con declaraciones ofensivas de

uno y otro lado.

Para este tercer encuentro, el favorito amplio recaía en la figura de Muhammad

Ali, nuevamente campeón y venciendo al implacable George Foreman. Los

especialistas le daban pocas esperanzas de salir con la mano en alto a Frazier, sin

embargo no sabían de lo que estaba dispuesto a hacer con tal de quedarse con el

triunfo.

Publicidad del tercer combate entre Ali y Frazier.

61

Como ya era costumbre, Ali comenzó el combate aun y cuando no había llegado

el día. Ya instalados en las Filipinas, ambos boxeadores tenían sesiones de

entrenamiento abiertas al público y la prensa, en la primera de Frazier, Ali fue el

protagonista.

Desde la parte alta de aquel gimnasio, Ali miraba el entrenamiento de Frazier,

pero sin dejar de molestarlo, ofensas y ofensas salían de su boca, todas ellas con

el mismo objetivo, recalcarle su desprecio por ser un negro traidor, según Ali. Esto

se daba bajo el contexto de que Frazier pertenecía al Comité de Cloverlay, un

grupo de hombres blancos con dinero que patrocinaban su carrera. Aquello fue

una y otra vez criticado por Muhammad, a pesar de que en el inicio de su carrera,

él fue partícipe de una situación muy similar.

Cada vez que se encontraban, Ali hostigaba a su rival, tanto medios filipinos como

extranjeros registraban cada una de sus palabras y hechos. En este incesante

acoso, alguna vez realizó algo que dividió opiniones, a unos les había fascinado

por su creatividad, mientras que a otros simplemente se les hizo excesivo y de

muy mal gusto.

Muhammad Ali sacó, de quién sabe dónde, un pequeño gorila de plástico, y ante

todos los medios le empezó a golpear, aquel muñeco representaba el alma de

Frazier. El muñeco era llevado para todos lados por Ali, de pronto lo sacaba y

decía, “así te voy a destrozar gorila”.

Además de llamarle gorila, Ali utilizó otro desagradable insulto para con Frazier, le

llamó Tío Tom, esto era una forma de llamarle a esas personas adoradoras y

seguidoras del poder norteamericano. Lo que robaba la atención no eran los

insultos en sí, sino el hecho de que un hombre de raza negra los dirigiera hacia

otro igual a él, aquello significa toda una ofensa imperdonable entre negros.

Cada nuevo episodio ofensivo de Ali, motivaba a Frazier para prepararse mejor y

salir al ring a callarle la boca a su rival. Sin demostrarlo ante los medios y público

en general, la actitud de Ali calaba hondo en la humanidad de Joe, no sólo por el

hecho de haberle pagado de mala manera toda la ayuda que le había bridado,

62

sino por sentirse traicionado por un hombre de su misma raza, de su mismo

origen, quien ya antes había sentido la discriminación en carne propia.

Para Joe Frazier ésta era una oportunidad de desquitarse de Muhammad Ali, para

Ali era un viaje de placer con el compromiso de una pelea, tenía la idea de que el

desarrollo del combate sólo era un trámite. Menuda confusión.

Para ese tercer combate, Don King también fue el promotor.

Eran las 10 de la mañana en Manila, el Coliseo Filipino estaba abarrotado con

unas 28 mil personas, todo listo para que el combate comenzara, sólo se

esperaba el campanazo inicial. Al momento de presentarlos, sorpresivamente el

público prefería a Frazier, le ovacionó y aplaudió tan fuerte como fue posible, en

contraste Ali fue abucheado, la ofensa del gorila había manchado su imagen, el

respetable se lo hizo saber.

63

Los primeros rounds fueron para Muhammad Ali, golpes fuertes, combinaciones

contundes y una excelente defensiva puso en jaque a Fraizer, parecía que la

contienda se acabaría pronto, en dos o tres ocasiones Joe estuvo a punto de

sucumbir.

Fue una intensa pelea entre Ali y Frazier.

Para el quinto asalto las cosas empezaron a tomar otro rumbo, Frazier había

entrado en confianza y comenzó a soltar sus puños, en cada golpe iba reflejado el

odio que le tenía a su oponente, una y otra vez la cabeza de Ali se sacudió.

La táctica a seguir para Frazier era simple, destrozar a su oponente, el cómo era

aun más sencillo, pegarle en donde pudiera, los principales blancos fueron los

riñones, la zona de corazón, las caderas, y desde luego el rostro. Durante los

siguientes seis rounds todo le salió a la perfección, para sorpresa de los

presentes, Ali se encontraba muy mal.

64

La esquina de Muhammad estaba francamente preocupada, el agotamiento que

presentaba hacía parecer que en cualquier momento iba a desfallecer. Los rounds

continuaron y la pelea se fue equilibrando, sin embargo el cansancio en ambos

púgiles era más que evidente, pero había un motivo que les impedía detenerse y

tirar la toalla, el orgullo.

Era tan tremendo el odio que existía entre esos dos, que impensable resultaba

salir vencido, y mucho menos mediante el abandono, antes preferían morir en el

ring que facilitarle las cosas al otro.

Los rounds 12 y 13 fueron impresionantes, ambos tenían piernas frágiles ya, pero

los golpes no dejaban de ir y venir, en cualquier momento se esperaba que alguno

cayera. Sin embargo había un factor que pocos conocían y que tiempo posterior a

la pelea salió a la luz. Joe Frazier había sufrido un accidente en el año de 1964

que le causó la pérdida de visión en el ojo izquierdo, con esta desventaja Joe

continuó su carrera. La parte final de la batalla fue una muestra más de la locura y

corazón con los que contaba Frazier, pasó aquellos asaltos prácticamente ciego,

pues el ojo que servía se estaba cerrando a causa de tanto castigo.

En el round 14 las cosas se pusieron mal, expertos dicen que aquellos tres

minutos odiaron el boxeo, les recordó lo salvaje que podía llegar a ser ese

deporte.

Muhammad Ali maltrató a Frazier a su placer, uno y otro golpe se estrellaban en

su rostro, y cómo no, si Joe no veía absolutamente nada. Los que observaron

aquella pelea no sabían que era más sorprendente, el castigo que estaba

recibiendo Frazier, o la forma en que aún se mantenía de pie.

65

Ali castigó fuertemente a Frazier.

Concluido aquel asalto sucedió otro evento que va directamente a los libros de

esta rivalidad. Muhammad Ali llegó fundido a su esquina, pidiendo le quitaran los

guantes y aventaran la toalla, no podía más, su cuerpo le indicaba que era

momento para detenerse y abandonar. Angelo Dundee y sus ayudantes se lo

impidieron, le brindaron la asistencia y lo obligaron a salir. Mientras tanto en la otra

esquina sucedía lo contrario, menuda paradoja. Joe Frazier a pesar de ser un

invidente quería continuar en el combate, no importando que su vida corriera

peligro, pero su entrenador Eddi Funch tomó la decisión, quizá la más importante

de su vida, de no dejar ir más a su pupilo, la pelea se había terminado.

Ambos boxeadores terminaron desfallecidos, Ali levantó las manos para festejar,

pero acto seguido se derrumbó, cayó descompuesto a la lona a causa de tan

66

extenuante prueba. Ni que decir de Frazier, su rostro prácticamente desfigurado

mostraba las herencias de la batalla.

Según las tarjetas aquella pelea la ganaba Ali hasta ese décimo cuarto round,

hablar de lo que podría haber sucedido puede resultar ocioso, pero por qué no

hacerlo. Quizá la historia pudo haber sido otra si a Frazier le hubieran permitido

salir al round 15, quizá Ali habría sido quien tirara la toalla primero. O tal vez en un

hipotético último round, el KO hubiera llegado, ambos lo podrían haber

conquistado.

La historia nos arroja que el vencedor es Muhammad Ali, pero no podemos dejar

de lado la gran valentía que tuvo aquella noche Joe Frazier. Sin embargo con el

paso de los años esa pelea nos ha dado más de qué hablar. El sentimiento de

odio se mantuvo e incluso incrementó por parte de Frazier, cada vez que ve a

Muhammad por televisión y observa los efectos que ha causado en su persona el

mal de Parkinson, sonríe y se jacta de decir que él le causó eso, que a pesar de

su edad, él (Joe) aún puede caminar, sonreír y platicar. De hecho la contestadora

de su celular tiene el siguiente mensaje: “Me llamo Smoking Joe Frazier, soy

astuto como un zorro, sí, floto como una mariposa, pico como una abeja, soy el

hombre que lo hizo, ya sabes de qué hablo. Llámame, adiós”.

Muhammad Ali por su parte trató de disculparse con Frazier, una vez acabado el

combate en Manila mandó hablar al hijo de Joe, Marvis Frazier, le ofreció

disculpas y le dijo que todo lo que había dicho de su padre era sólo para calentar

la pelea. Joe Frazier rechazó las disculpas. En entrevistas posteriores y

conversaciones con personas allegadas, Ali expresó su arrepentimiento por

muchas cosas, entre ellas haber ofendido a Frazier, un hombre de su misma raza.

67

La amistad entre Ali y Frazier jamás volvió a renacer.

68

Capítulo VII

Fin de la carrera y reconocimiento al mejor de la historia

69

Capítulo 7

Después del tercer combate contra Joe Frazier las cosas ya no giraron igual para

Muhammad Ali, algunos miembros de su equipo le recomendaban retirarse, esa

misma idea era compartida por periodistas y grupos del respetable, ya tenía 33

años, una gran historia y muy poco por delante, no había más que demostrar. Sin

embargo tanto su coach Angelo Dundee, y sobre todo, la Nación del Islam

comandada por Elijah Muhammad, se lo impedían, le decían que aún tenía futuro.

El grupo de musulmanes siempre manípulo a Muhammad Ali, era su activo más

importante, el boxeador más influyente de la historia siempre atraería a los

medios, el mundo nunca dejaría de hablar de él, eso significaba atención y dinero

para el grupo de Elijah.

Angelo Dundee por su parte tampoco le agradaba la idea de colgar los guantes,

aún había grandes bolsas por delante, y sobre todo más sucesos que agrandarían

el palmarés del entrenador.

Esos fueron los motivos para que Ali siguiera todavía por 3 años más en el

pugilismo, sí logrando victorias, pero ya cada vez menos convincentes, la mayoría

de ellas por la ruta larga, en ocasiones llegaba a los últimos asaltos casi

moribundo.

Tuvo que llegar un desconocido y poco experimentado Leon Spinks para dar una

de las sorpresas más grandes de la historia deportiva. La pelea tuvo lugar en Las

Vegas, Nevada, era el 15 de febrero de 1978, el retador partía como indudable

víctima, apenas tenía siete batallas como profesional, ya que venía de disputar los

Juegos Olímpicos de Montreal 1976, donde obtuvo la presea dorada.

Ante un peleador ordinario, poco lúcido, sin nada extraordinario qué destacar, ante

ese peleador Muhammad Ali cedió su campeonato mundial de los pesados.

Pasaron 15 largos asaltos, para que al final los jueces anunciaran una decisión

dividida, y de este modo consumar un ridículo en el récord de Ali. Los focos rojos

se encendieron en su equipo.

70

Ali perdió su centro frente a Leon Spinks.

Siete meses después, el 15 de septiembre, Muhammad Ali regresó las cosas a su

lugar y en una pelea celebrada en Nueva Orleans, recuperó su campeonato con

una victoria por la ruta larga, que los jueces calificaron con decisión unánime.

En 1979 anunció su retiro del boxeo, todo mundo se complacía ante tan sabia

decisión, pero el gusto duró sólo un año, ya que en octubre de 1980 regresó a los

encordados para enfrentar a Larry Holmes por el título mundial, el resultado era de

esperarse, TKO en el decimo round. La terquedad de Ali lo llevó a un innecesario

ridículo más, diciembre del 81, Nassau, Bahamas el lugar, Trevor Berbick el rival,

¿el resultado?, derrota por decisión unánime.

71

Esa fue la última pelea como profesional de Muhammad Ali, quedando con un

récord de 56 victorias (37 de ellas por knockout), 5 derrotas y ningún empate. Fue

tres veces campeón del mundo en la categoría de los pesados, pero más allá de

los número que pudo haber dejado, Ali vino a modificar el hermoso deporte del

boxeo, hay un antes y un después de su presencia, él es el precursor de lo que

vemos hoy en día, de ese show que se genera antes de los combates, eso que

vende e incremente el valor de este deporte.

Ese fue Muhammad Ali, un personaje que impactó en lo social, en lo político y en

lo deportivo, logros que sólo algunos tienen el privilegio de contarlos.

Muhammad Ali toda una leyenda en lo deportivo, lo social y lo político.

72

Ali encendió el fuego olímpico en Atlanta 96.

En 1996 fue elegido para encender el pebetero olímpico de los Juegos Olímpicos

de Atlanta, la escena fue muy emotiva, pues se observaba a un Ali muy maltratado

por el mal de Parkinson que lo atacó años después de su retiro.

73

Ali fue nombrado Rey del Boxeo Mundia.

En el año 2012, bajo el marco de la 50 convención anual de boxeo del Consejo

Mundial de Boxeo (CMB), Muhammad Ali fue nombrado Rey del Boxeo Mundial.

Corona que se le entregó a Ali con motivo de su homenaje.

74

75

Fuentes de documentación

http://www.ali.com/legend_stats.php

http://lsmsport.wordpress.com/tag/cassius-clay/

http://www.record.com.mx/article/se-cumplen-52-anos-de-la-medalla-de-ali-en-los-jo-de-roma

When We Were Kings Género: Documental

Director: Leon Gast.

Productor: Leon Gast, Taylor Hackford

Intervienen: Muhammad Ali, George Foreman, Don King,

James Brown, B.B. King, Mobutu Sese Seko, Spike Lee.

Documental de la pelea en Zaire (Rumble in the Jungle) y de la pelea en Filipinas (Thriller in Manila).

76

El Autor

GEOVANNI RODRÍGUEZ CATARINO. Estudiante de Comunicación y Periodismo

en la Universidad Nacional Autónoma de México, Campus FES Aragón. Ex

colaborador en VAVEL.com. Actualmente escribe en PUMASGOL.tv. Enfermo

apasionado de los deportes, se distingue por tener una visión objetiva y crítica del

acontecer deportivo, tanto en el ámbito nacional como en el internacional.

77

Este libro se terminó de escribir en Mayo del 2013

Su difusión será vía electrónica y no tendrá costo alguno.

78

La Batalla de Muhammad Ali

Geovanni Rodríguez Catarino

Muhammad Ali, o como anteriormente se le conoció, Cassius Clay, es

un personaje importante en la historia del deporte mundial. El boxeo

tuvo un giro de 180 agrados a partir de su aparición, lo volvió todo un

espectáculo desde meses antes de la pelea. Sus logros en el ring son

a destacar, en su época existieron grandísimos pugilistas como Joe

Frazier y George Foreman, a ambos los pudo derrotar. Fue tres veces

Campeón Mundial en la categoría de los Pesados. Además en sus

años como amateur, logró colgarse una presea dorada en los Juegos

Olímpicos de Roma 1960.

Su éxito no se limitó a los encordados, también tuvo trascendencia en

lo social y en lo político. Su integración a la nación del Islam, la

negativa para acudir a la Guerra de Vietnam, el constante rechazo del

poder blanco en la Unión Americana, además de su liderazgo y

comunión con la población de raza negra en todo el mundo, son otros

de los motivos por los que Ali dejo huella.