la batalla de creta - antony beevor

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Historia, 2 Guerra Mundial

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  • Antony Beevor La batalla de Creta

  • AGRADECIMIENTOS Al poco tiempo de indagar, comprend que no hay que

    desanimarse cuando alguien nos advierte de que tiene pocascosas interesantes que contar. Aunque a veces tenga unvaco en sus recuerdos -lo que Paddy Leigh Fermor llamauna herida en las circunvoluciones cerebrales infligida porel almirante Alzhei-mer-, quien promete pocas sorpresassuele ser quien, a menudo tan sorprendido personalmentecomo quien los escucha, recuerda sbitamente, con unatremenda claridad, incidentes e individuos que se remontana medio siglo. Sin estos relatos y reflexiones, el presentelibro habra resultado sumamente anodino.

    Ante todo, debo dar las gracias a las siguientespersonas: Mikis Akumia-nakis, el difunto lord Caccia,Dennis Cicltira, sir Geoffrey Cox, Gottfried Emrich, XanFielding, Ron Fletcher, el general de divisin MichaelForrester, Hugh Fraser, los profesores Nicholas Hammondy Freiherr von der Heydte, Myles Hildyard, el general debrigada R. W. Hodson, lord Hollenden, sir David Hunt, elteniente general sir lan Jacob, Manolis Kugumtzakis,Patrick Leigh Fermor, Manusos Manusakis, el coronel GuyMay, sir Charles Mott-Radclyffe, Mark Norman, elcomandante A.H.W. Petre Norton, Jorge Psi-jundakis, JohnPumphrey, el general de brigada Ray Sandover, Jack Smith-

  • Hughes, John Stanley, Ralph Stockbridge, el difunto NikoSuris, el doctor R.E.S. Tanner, el reverendo StephenVerney, Michael Ward, sir Peter Wil-kinson, el difuntoGerry de Winton y el honorable C.M. Woodhouse.

    Estoy tambin en deuda con Vincent Williams, elsecretario general de la Asociacin Britnica de Veteranosde Creta (UKCVA), y con los miembros de esta y otrasasociaciones afines que me brindaron amablemente susrecuerdos: Tom Barratt, Tom Bevan, R. B. Brown, J.Clayton, Horace Cowley, Ale-xander Dow, el capitn decorbeta T. J. Gibbons, Alfred Gotts, el capitn de corbeta F.M. Hutton, Clifford Pass, Kenneth Stalder y Norman Swift,as como con Vasilios Furakis y Eleuteris Tsinakis.

    Quisiera dar las gracias asimismo a quienes me hanayudado de otra forma, bien compartiendo generosamenteconmigo los resultados de sus investigaciones, bienaportando elementos de informacin de fuentesinesperadas, bien sugiriendo ideas tiles para seguirrastreando: Joan Bright Astley, Evan-guelos Cristu, AntonyContomichaelos, Michael Davie, el general de brigadaChristopher Dunphie, M.R.D. Foot, Imogen Grundon,Edward Hodgkin, Penelope Hope, Charles Messenger, sirDavid Miers, Nigel Nicolson, Ber-nard Redshaw, HugoVickers y Christopher Woods.

    Tengo una deuda de gratitud con quienes me ayudaronen mis investigaciones en Grecia y la hicieron tan

  • agradable: con John Craxton en Canea; Marin Tzanakis, elcnsul britnico, en Iraklion; el capitn de la armada realRichard Evans, agregado de la armada y el ejrcito del aireen la embajada britnica de Atenas; el Excmo. Sr. RichardWoods, antiguo embajador de Nueva Zelanda ante Grecia;por ultimo, con el almirante Evanguelos Sakelariu, elteniente coronel Muntakis y el personal del Museo de laGuerra de Atenas.

    Debo dar las gracias tambin a quienes me han enviadocartas, diarios, fotografas y, en particular, informes nopublicados, algunos de los cuales no slo han sido tiles,sino vitales.

    A Hugh Fraser, miembro de la Misin militar britnicaen Creta, que me cedi con prodigalidad su tiempodesentraando y traduciendo documentos y relatos tilessobre la resistencia. Al doctor Detlef Vogel, del Institutode Investigaciones de Historia Militar de Friburgo, quetuvo la amabilidad de enviarme reproducciones dedocumentos alemanes reveladores y de comunicarme lasobservaciones que le haban suscitado sus investigacionessobre el tema.

    A los testigos o expertos que, tras leer y comentardiversos captulos, no slo me sacaron de mi error, sinoque en muchas ocasiones arrojaron nueva luz sobre cadacaso. Debo agradecer especialmente al comandante EdwardTho-mas que examinara todos los pasajes relacionados con

  • el sistema Ultra, al general de divisin Michael Forrester ya lord Jellicoe que estudiaran todos los extractos sobre lasrazzias del Special Air Service Regiment y del Special BoatSquadron del Reino Unido, as como a todos los miembrosde la Misin militar britnica en Creta y a ManusosManusakis, que tambin leyeron la tercera parte, enocasiones varias veces, y telefonearon a su red de colegasde la resistencia en Grecia para comprobar la veracidad dealgunos de los acontecimientos narrados. Los errores quehayan subsistido, naturalmente, son de mi enteraresponsabilidad.

    He tenido la fortuna de recibir un fuerte aliento yayuda de mis editores, John Murray, editores y amigos devarias generaciones de mi familia. Grant Mclntyre mebrind excelentes consejos e hizo gala de una admirabledisciplina, mientras Gail Perkis fue el revisor perfecto, quesupo contradecir con un tacto exquisito pasajes torpes yconfusos y ofrecerme soluciones redondas cuando mebloque.

    Reservo mi mayor agradecimiento para mi mujer,Artemis Cooper. Si no hubiera sobrellevado prcticamentesola la carga de la enfermedad de nuestra hija, no habralogrado jams acabar este libro a tiempo.

  • PRIMERA PARTE - LA CADADE GRECIA

    1.Misiones militares

    La noche posterior a la salida de las ltimas tropasbritnicas de las playas de Dunkerque, un hombre alto conun ojo de cristal se despeda de su mujer sobre la escalinatadel Oxford and Cambridge Club. Era la vspera de su partidaen hidroavin haca Grecia. No volvieron a verse. Un aoms tarde, herido grave en la batalla de Creta, era recostadosobre una pared por los paracaidistas alemanes y fusilado.

    John Pendlebury era arquelogo y, a pesar de sucondicin de wykehamista

    [1] y de unos antecedentes en extremo convencionales,un romntico apasionado. Llevaba siempre consigo unbastn de estoque que, segn deca, era el arma perfectacontra los paracaidistas. En Creta lleg a ser ms conocidocomo marchamo de su persona que el ojo de cristal, quesola dejar sobre su escritorio para indicar su ausenciacuando se iba a las montaas, a consultar a los capitanes de

  • la guerrilla.Como tantos catedrticos y arquelogos, haba sido

    reclutado en 1938 por un departamento especial delMinisterio de Guerra llamado Military Intelligence(Research) (MI(R)), el predecesor de la Junta deOperaciones Especiales (SOE, Special OperationsExecutive). Dado el excelente conocimiento de Creta queadquiri en su poca de custodio en Cnoss, a mediadosdel decenio de 1930, Pendlebury era un candidato obviopara las operaciones especiales en esa isla. Pero cuandoestall la guerra y no fue convocado, regres a Inglaterrapara desempear una misin especial en un regimiento decaballera.

    Finalmente fue llamado en mayo de 1940, tras elcomienzo de la ofensiva alemana contra los Pases Bajos yFrancia. Ante la inminencia de la entrada de Italia en laguerra y el inters alemn por los Balcanes, y en particularpor los

    yacimientos petrolferos de Rumania, todo parecaindicar que el Mediterrneo oriental sera el prximocampo de operaciones. Otro arquelogo conocedor delgriego que acept el uniforme de camuflaje del MI(R) enmayo de 1940 fue Nicholas Hammond, catedrtico deCambridge. Hammond y Pendlebury asistieron a un cursoacelerado sobre explosivos, lo que habra de constituir laespecialidad del primero: una cualidad inverosmil en un

  • futuro rector y catedrtico de griego de la Universidad deClifton. Hammond era un experto en Epiro y Albania. EnLondres, antes de salir de misin, Pendlebury insisti -conms irona que paranoia- en que, como medida deseguridad, conversaran siempre por telfono en griego:Hammond en dialecto epirtico y Pendlebury en cretense.

    Aunque mayor que la mayora de quienes sepresentaban voluntarios para acciones de sabotaje o paraintegrarse en los grupos de retaguardia, Pendlebury era unode los que ms en forma estaban. Ya en sus tiempos deCambridge haba descollado como corredor y saltador dealtura y, siendo miembro del Achilles Club, haba trabadoamistad con Harold Abrahams y lord Burghley. En unejercicio previo a la guerra realizado en Cnoss, habarecorrido ms de mil seiscientos kilmetros por lasmontaas cretenses.

    Con un preaviso de apenas un da, los cuatromiembros del MI(R) destinados a Grecia y Albania fueroncitados por el Ministerio de Guerra. Se trataba dePendlebury, Hammond, un empresario de Zagreb y otroarquelogo, David Hunt, un catedrtico becado en elMagdalen College que fue diplomtico despus de laguerra. El 4 de junio fueron escoltados hasta la estacinVictoria por un oficial de los Foot Guards en impecableuniforme de servicio, con pantalones de montar, botasrelucientes y casco de gala. Entre el trajn de los exhaustos

  • evacuados de Dunkerque, su presencia inmaculada aportabauna de esas pinceladas surrealistas que constituyen una delas grandes e inconscientes especialidades delestablishment britnico.

    Se embarcaron a bordo de un hidroavin en el puertode Poole y despegaron sin saber cul sera su derrota. Elprofundo avance de las columnas alemanas en Franciaoblig al piloto a dar un gran rodeo. Para repostar amerizen Arcachon, al sur de Burdeos, y luego en Ste, Bizerta,Malta y Corf. En Atenas se deneg el permiso de entrada atodos los pasajeros menos a Pendlebury, porque susvestimentas, propias de empresarios y funcionarios,inspiraron recelos. Durante el periodo que precedi a lainvasin italiana, el gobierno griego se mostr vigilanteante cualquier maniobra britnica que pudiera comprometersu neutralidad.

    Pendlebury, en su condicin de antiguo custodio deCnoss, pudo entrar en el pas. Al poco salt a Creta, dondecomenz a contactar con amigos durante sus interminablescaminatas y a preparar grupos de resistencia contra lainvasin de una isla de tanta importancia estratgica.

    Al vetrseles la entrada en Grecia, Hammond y Huntno tuvieron ms opcin que seguir hasta Egipto, dondefueron adscritos al 1.er batalln del regimiento gals deAlejandra. Este batalln demostr ms adelante su valormilitar en Creta pero, para quienes se haban presentado

  • voluntarios como milicianos, la rutina del tiempo de pazresultaba asfixiante. Todos los domingos los oficialescelebraban una fiesta de las doce de la noche a las tres de lamadrugada (exclusivamente con ccteles de champn), a laque invitaban a las personas jvenes y hermosas deAlejandra. A las tres todos nos sentbamos a comer rosbify Yorkshire pudding.

    [2] La temperatura sola ser estable, rondaba los 32grados Celsius.

    [3] Como Italia declar la guerra el 10 de junio, dosdas despus de que Hammond y Hunt llegaran a Alejandra,esta curiosa existencia no dur demasiado.

    Aquel verano, mientras los britnicos se preparabanpara repeler la invasin y se producan las primerasescaramuzas en el desierto occidental, el rgimen deldictador griego, general Ioannis Metaxas, perfectamenteconsciente de la amenaza que supona el ejrcito italianoque haba ocupado Albania en abril de 1939, hizo cuantopudo por evitar el enfrentamiento.

    El gobierno de Atenas lleg a ignorar el hundimientopor un submarino italiano de su crucero Helle mientrashaca funciones de navo de guarda ceremonial durante lascelebraciones religiosas de la isla de Tinos. Esamoderacin excepcional no les valdra de nada.

  • Pocas campaas militares se han efectuado con tantameticulosidad como la invasin italiana de Grecia, iniciadael 28 de octubre de 1940. Mussolini quera en un principioinvadir Yugoslavia, pero Hitler vet firmemente supropuesta. Las materias primas yugoslavas tenan casi tantaimportancia para la empresa blica germana como elpetrleo de Rumania. En cierto sentido, resultasorprendente que Hitler no vetara tambin la invasin deGrecia. Haba sido avisado en infinidad de ocasiones de lasintenciones italianas y puede darse por cierto queMussolini se lo coment durante un aparte en la reunin deBrenner, celebrada el 4 de octubre.

    El Duce present su futura campaa como parte de undoble ataque simultneo a las posiciones britnicas en elMediterrneo oriental: la captura de Mersa Matruh deba irseguida por el dominio italiano del Egeo. Por aquelentonces, ese plan encajaba con la estrategia perifricade Alemania, consistente en atacar el Reino Unido decualquier forma menos por medio de un asalto directo.Pero Hitler no haba calibrado plenamente el talento delrgimen italiano para el desastre.

    Emanuele Grazzi, el ministro que representaba a Italiaen Atenas, despert al general Metaxas a las tres de lamadrugada para presentarle un ultimtum, sin conocersiquiera sus condiciones exactas. Esta mascaradadiplomtica constitua un insulto, adems de un agravio,

  • puesto que, en ese momento, las tropas italianas ya habanatravesado la frontera albanesa. El general Papagos, jefe delestado mayor griego, telefone al coronel Blunt, elagregado militar britnico, menos de media hora despus.Blunt se dirigi de inmediato a los locales del cuartelgeneral, donde comprob que reinaba una sangre fra dignade encomio en vista de las circunstancias.

    Las manifestaciones populares que tuvieron lugar elda siguiente mostraron que el pas se haba unido demanera instintiva. El no! con que replic Metaxas aGrazzi todava se conmemora todos los aos el 28 deoctubre, el da de fiesta nacional, conocido como daohi. Arrebatados por la fiebre patritica, tanto lospartidarios de Venizelos, liberales antimonrquicos, comola izquierda, olvidaron temporalmente que la dictaduraregalista de Metaxas haba violado la Constitucin yproscrito a la oposicin.

    Metaxas, con la autoridad del recientementerestaurado rey Jorge II, haba prohibido los partidospolticos en virtud de un decreto de 4 de agosto de 1936.Su dominio fue apuntalado por la polica ordinaria y secretade su fiel secuaz, Constantinos Maniadakis, ministro deSeguridad Nacional.

    La preocupacin constante de los regalistas yliberales griegos por la Constitucin haba consistidodurante mucho tiempo en una contienda de orden

  • secundario que les permiti ignorar el problema real de sunacin: la divisin entre una capital ensimismada y elcampo y las islas, patticamente descuidados. Este fracasode las dos principales fuerzas polticas, seguido por ladictadura metaxista, que fue conocida como el cuartorgimen de Augusto, brind posteriormente a loscomunistas una oportunidad en la Grecia continental.

    El paralelo con la situacin espaola resultasorprendente. La diferencia en el curso de losacontecimientos que condujo en ambos casos a la guerracivil reside principalmente en la secuencia cronolgica. EnEspaa, la dictadura de Primo de Rivera durante el deceniode 1920 contuvo la explosin hasta la segunda mitad de ladcada de 1930. En Grecia, la idntica pretensin deMetaxas de imponer el orden militar sobre el caos civil fueseguida por la campaa albanesa y la ocupacin alemana.Eso hizo que la explosin quedara postergada hasta el finalde la segunda guerra mundial, poco despus de que lastropas britnicas llegaran a Atenas.

    El 28 de octubre de 1940, el ministro britnico sirMichael Palairet fue aclamado cuando apareci en elbalcn de la Legacin britnica tanto por los partidarios delrgimen como por sus opositores. La Legacin, sita en unagran mansin rosa y blanca de la avenida Kifisia, haba sidopropiedad de Eleuterios Venizelos, el gran estadista liberalde la primera guerra mundial, cuya postura proaliada haba

  • contribuido a la deposicin del rey Constantino, proalemny padre del rey Jorge II. En la Creta natal de Venizelos, laexplosin de patriotismo estuvo a punto de provocar ladestruccin de la fuente Morosini de Iraklion, que databade principios del siglo XVII, porque era veneciana y, por lotanto, enemiga.

    Los reservistas no esperaron a recibir su llamada afilas: se presentaron de inmediato. Los entusiastassoldados, hacinados en los trenes que partan hacia elfrente, dispararon a modo de salva aproximadamente unmilln de cartuchos. Muchas unidades se dirigieron alfrente a pie, pues el transporte motorizado era casidesconocido en el ejrcito griego. En las montaas Pindus,los hombres, mujeres y nios ofrecan sus personas y susanimales de tiro para transportar las municiones y losavituallamientos por ese terreno escarpado y sin carreteras.A los pocos das, el avance italiano se detuvo.

    Creyendo que su campaa sera prcticamente unamarcha triunfal, el ejrcito italiano de Albania no habasido dotado de unidades de ingenieros. Los errores deestrategia (como una avanzadilla ftil en la masa montaosade Epiro en lugar de dirigirse directamente hacia el puertoclave de Salnica) exasperaron a Hitler tanto como laincompetencia con la cual se llev a cabo la campaa.Simul no haber sido informado con antelacin de lospormenores de la empresa.

  • En lugar de la breve campaa que habra impedido laentrada del enemigo en el continente europeo, Hitlercomprob que la campaa de Mussolini volva a ponersobre el tapete el compromiso britnico con laindependencia de Grecia asumido en abril de 1939, tras lainvasin italiana de Albania. En Salzburgo, el 18 denoviembre, el Fhrer dio a entender al ministro deExteriores italiano, conde Ciano, que la llegada debombarderos de la Royal Air Force a la regin donde seconcentraba su principal fuente de suministro, losyacimientos de Ploesti, era culpa de Mussolini.

    La preocupacin de Hitler por esos yacimientos seagrav cuando qued claro que sus maniobras para disiparlas suspicacias rusas por la presencia de tropas alemanas enRumania haban fracasado. La amenaza de que se abriera unnuevo frente en su retaguardia inmediata pas a ser una desus mayores inquietudes.

    Fue necesario reformular el plan original del estadomayor de invadir Grecia (operacin Marita) y Gibraltar(operacin Flix), en aplicacin de la estrategiaperifrica contra los dominios imperiales britnicos en elMediterrneo. La imperturbable intransigencia del generalFranco hizo imposible la operacin Flix pero, fuere comofuere, Hitler, que tena puestas sus ambiciones en Rusia,perdi inters por el Mediterrneo. Por su parte, laoperacin Marita haba adquirido ms importancia que

  • nunca. Haba que reforzar los flancos para el prximoavance hacia el este.

    Los temores de Hitler eran excesivos. La presencia dela RAF en Grecia era mucho ms testimonial de lo queimaginaba, ya que el gobierno de Metaxas se negaba apermitir que los britnicos realizaran cualquier operacincontra los yacimientos petrolferos rumanos. Un grupoimprovisado de escuadrones areos, bajo el mando delgeneral de divisin D'Albiac (consistente en un primermomento sobre todo en aviones Blenheim y Gladiator), fueenviado desde Egipto para apoyar al ejrcito griego en elfrente albans. Para no provocar a los alemanes, losbombarderos no podan estacionar ms all de Eleusis yTatoi, dos lugares prximos a Atenas.

    Para esa avanzadilla -a cuyos componentes se leshaba anunciado de pasada, en su tienda de campaa en eldesierto, Maana parts hacia Grecia-, amerizar con unhidroavin Sunderland en la estacin area naval deFalern, junto a Atenas, fue un episodio conmovedor.

    [4] Eran las primeras fuerzas britnicas que volvan apisar abiertamente territorio europeo desde la cada deFrancia.

    Los jvenes pilotos que participaban tenan la actituddespreocupada caracterstica de la poca. En el escuadrn211, muchos eran entusiastas de las carreras de coches y se

  • haban conocido en el paddock de Brooklands. Motejabancompulsivamente todos los objetos y personas que lesrodeaban, dando a los aviones apodos como BloodyMary y Caminix y, a los pilotos, motes como elobispo Gordon-Finlayson, chispa Pearson otembleque Dawson.

    Pronto se acostumbraron a su nueva vida. De dalanzaban ataques areos sobre los puertos albaneses deDurazzo y Valona, siguiendo un esquema peligrosamenterepetitivo, conocido con el nombre de operaciones mismahora, mismo sitio. Y por la noche se divertan en Atenas,donde comenzaban su ronda en el Zonar y luego iban a loscabarets Maxim o Argentina, en los que intercambiabancodazos y ocasionalmente puetazos con supuestosturistas alemanes que no engaaban a nadie. En elArgentina solan quedarse a charlar, despus delespectculo, con la cantante y bailarina rubia Nicki, sinsaber que era novia de un miembro de la Seccin D (otraorganizacin predecesora de la Junta de OperacionesEspeciales), que trabajaba confidencialmente para laLegacin.

    Como gesto suplementario de apoyo y para recabarinformacin de primera mano sobre los mritos relativosde los dos ejrcitos,

    [5] Churchill exigi el despacho de una Misin militar

  • britnica al ejrcito griego. El cuartel general de OrienteMedio recibi esta orden a los pocos das de la invasinitaliana y, al final de la segunda semana de noviembre, elgeneral de divisin Gambier-Perry fue enviado sobre elterreno desde Egipto, junto con un estado mayor muycondensado.

    Aunque el coronel Blunt, que ejerca las funciones deagregado militar, estaba en una posicin delicada, seentendi a la perfeccin con el general Gambier-Perry.Pero, a finales de ao, ste fue enviado en una breve misina comandar las fuerzas britnicas en Creta. Fue sustituidopor el general de divisin T. G. Heywood.

    Heywood haba sido agregado militar en Pars antes dela cada de Francia. Su negativa a reconocer las deficienciasdel ejrcito francs constitua una tarjeta de presentacinpoco halagea. Harold Caccia, primer secretario de laLegacin, lo consideraba inteligente, pero noexcesivamente sagaz.

    [6] Heywood era una persona quisquillosa. Tena unrostro musculoso tpicamente militar, bigote, mirada dura,ojos pequeos y monculo. Ambicioso como era y coninquietudes polticas, hizo pasar las dimensiones de laMisin militar britnica de poco ms de media docena deoficiales a ms de setenta, lo que convenci a muchosmiembros del ejrcito griego de que su organizacin iba a

  • constituir el ncleo de una fuerza expedicionaria.Heywood puso tambin a su compaero de equipo de

    artillera, Jasper Blunt, en una situacin intolerable. Setrataba de un hombre perspicaz, que haba ido forjndose unconocimiento excelente del ejrcito griego. Era tambin elnico oficial britnico presente en Atenas que habalogrado reconocer el noreste amenazado del pas, antes deque el estado mayor griego vetara cualquier visita a la zona.El coronel Blunt, por su mayor conocimiento de lasituacin local, habra debido integrarse en la Misin comooficial superior de inteligencia, pero Heywood haba tradoconsigo a un hombre de confianza, Stanley Casson, lectorde arqueologa clsica en el New College de Oxford, quien,pese a su brillantez y a tratarse de un veterano del frente deSalnica en la primera guerra mundial, apenas si estaba alcorriente de la situacin. Quizs la adscripcin msexcntrica fuera la del coronel Rankin, procedente delejrcito estacionado en la India, con sus curiosospantalones de montar y una larga tnica de caballera, quesobresala tanto por los lados que se le conoca como elevzn indio.

    [7] En su mayor parte, la Misin militar estabacompuesta por oficiales regulares escogidos o voluntariosconocedores del pas. El coronel Guy Salisbury-Jones,miembro de los Coldstream Guards, era el jefe de

  • operaciones del estado mayor. Su ayudante directo era elcomandante Peter Smith-Dorrien, que morira en laexplosin de la bomba puesta por los terroristas en el hotelKing David.

    Entre los capitanes y subalternos jvenes destacanCharles MottRadclyffe, un diplomtico reconvertido ensoldado que haba prestado servicios sobre el terreno enAtenas tan slo dos aos antes; Monty Woodhouse, unwykehamista de 23 aos de aspecto serio y rigor en elpensamiento que, unos pocos aos ms adelante, ya con elgrado de coronel, ejercera una funcin destacada, juntocon Nick Hammond, en el desbaratamiento de la maniobrade los comunistas griegos para acabar con los gruposguerrilleros rivales; Michael Forrester, que descollarapronto en Creta por sus dotes cuasi mticas para liderar alas tropas irregulares en la lucha contra los paracaidistasalemanes; y Patrick Leigh Fermor, calificado dereencarnacin de Byron por Woodehouse por haberseunido a un regimiento de caballera griego durante larevolucin venizelista de 1935 y que posteriormente harahonor a su apelativo al protagonizar algunas de las aventurasguerrilleras de tintes ms romnticos de la guerra.

    [8]La trayectoria precoz de los deleites itinerantes de

    Leigh Fermor ha sido bien documentada en sus libros, apesar de lo cual, mientras se diriga a Atenas, sus dotes

  • sobrenaturales para la supervivencia a punto estuvieron deno surtir efecto. El crucero de Su Majestad Ajax, con elque haba llegado desde Alejandra, amarr en la baha deSuda, en la costa septentrional de Creta. l y MontyWoodhouse fueron a la antigua ciudad veneciana de Caneapara tomar una copa y fumar un narguile.

    Ms tarde, un soldado raso del Black Watch queconduca una camioneta de reparto se detuvo y los recogipara acercarlos a la baha de Suda. Pero result que estababorracho y conduca descuidadamente por unas carreterasque, segn las describi Pendlebury, se haban convertidoen unas ruinas artsticas. La camioneta volc en la cunetay Leigh Fermor, herido en la cabeza, debi permanecer enel hospital mientras zarpaba el Ajax. Finalmente lleg aAtenas una semana despus.

    El oficial de enlace de la Misin con el gobiernogriego era el prncipe Pedro de Grecia, primo del rey JorgeII y antroplogo que haba pasado mucho tiempo en elHimalaya. En su calidad de anglfilo cabal y con unsorprendente repertorio de canciones obscenas, era muyapreciado por los oficiales britnicos.

    [9] La Misin no estaba en condiciones de ofrecerasesoramiento vlido sobre el combate en montaa. Losgriegos no carecan indudablemente de coraje -apunt uncorresponsal de guerra-, pero, en su opinin, la guerra en

  • las montaas no era apta para los mtodos modernos, demodo que volvieron a adoptar instintivamente tcticas quese remontaban a un siglo atrs.

    [10] Forrester, que trabajaba para Salisbury-Jones,describi el conflicto como una guerra balcnica ms, conun armamento algo obsoleto.

    La incertidumbre sobre cul era la autntica tarea de laMisin militar britnica se agudiz por el entorno irreal enel que viva y trabajaba. Inmediatamente despus de lainvasin italiana, el gobierno griego haba requisado elhotel Grande Bretagne, en la plaza de la Constitucin,convirtindolo en la sede de sus cuarteles generales. Erauno de los mayores edificios de Atenas y sus inmensasbodegas constituan un refugio seguro ante los ataquesareos.

    El general Metaxas se adjudic la oficina del director,al rey se le asign un saln privado y la reputacin deJimmy, el camarero, de ser el hombre mejor informadode Atenas, creci an ms cuando el general Melisinos, eljefe adjunto del estado mayor, instal su oficina al otrolado de la fila de botellas.

    El mayor espectculo del edificio -escribi elcoronel Blunt en su diario-, era Maniadakis, el jefe de laseguridad pblica. Tena un inmenso escritorio de caobaque se corresponda a la perfeccin con su gigantesco

  • volumen. Sobre l haba dispuesto una fotografadescomunal del general Metaxas en un marco de platamaciza y una batera de telfonos que no habrandesentonado en la oficina de un jefe de polica de unanovela o pelcula policaca. Maniadakis coga el receptorcon su tremenda mueca y bramaba exigiendo que sepusiera al aparato algn prefecto provincial o jefe depolica remotos, vociferando de paso que ahogaran a todoslos mecangrafos, no slo porque estuviera encolerizado,sino porque le gustaba gritar. Mientras duraba la escena,todo su crculo inmediato de oficiales y amigos searracimaban sentados en torno a l, pendientes de suspalabras y tratando de discernir las palabras que procedandel otro extremo.

    [11]Durante la sorprendente y triunfal campaa del

    ejrcito griego contra los italianos, el estado mayorconjunto de planificacin y el alto estado mayor deLondres no queran que la ayuda britnica fuera ms all delos escuadrones de soldados y bombarderos que ya sehaban enviado. Una manera de contribuir a la vez a losintereses griegos y britnicos en el Mediterrneo orientalconsista en asumir la responsabilidad de Creta, que lositalianos queran ocupar para transformar en una base navaly area. Metaxas sospechaba que los britnicos tenanintenciones inconfesables respecto de una isla de

  • semejante importancia estratgica, pero en aquel momentoeran sin duda el mal menor. Pese a la aparicin de laanglofilia, los griegos no haban olvidado que Venizeloshaba calificado esa patria de mendigo de las grandespotencias.

    En Londres, por una vez, concordaban las opiniones delos almirantes, los generales y los mariscales del aire, yChurchill coincida con ellos. Hacindose eco dereminiscencias de la Gran Flota de 1914, exigi que sehiciera del gran puerto natural de la baha de Suda, en lacosta septentrional de Creta, un nuevo "Scapa Flow".

    [12]El almirante Cunningham, comandante supremo del

    Mediterrneo, ya haba planeado, con la aprobacin griega,crear una base naval en ese lugar. Las primeras tropasbritnicas que haban de enviarse, el segundo batalln, elregimiento de York y de Lancaster, recibieron la orden demovilizarse cuarenta y ocho horas despus de la invasinitaliana. El segundo batalln del Black Watch, que tambinformaba parte de la 14 brigada de infantera, los sigui alos pocos das.

    El despacho de las tropas britnicas para proteger labaha de Suda hizo posible que el gobierno griegodesplazara la 5 divisin de Creta al continente. HaroldCaccia, que haba asumido temporalmente las funciones desir Michael Palairet, dio garantas formales al gobierno

  • griego, afirmando que protegeremos Creta.[13]Esta decisin -perfectamente lgica siempre y cuando

    los britnicos cumplieran su compromiso- seraposteriormente lamentada por los cretenses con unaamargura completamente justificada. Si hubiera estadoaqu la divisin! fue el clamor casi universal cuando seprodujo la invasin area alemana de la isla tan slo medioao despus.

    La divisin cretense atrac en Salnica la segundasemana de noviembre de 1940. Debido a la falta de mediosde transporte, se vio obligada a recorrer a pie la mayorparte del trayecto que separa Macedonia de Kastori, unossetenta kilmetros al sur del lago Prespansko, dondeconfluyen las fronteras de Grecia, Albania y Yugoslavia.Los cretenses formaban parte de la reserva de las diezdivisiones del ejrcito griego, apostadas a lo largo de unfrente que se extenda al suroeste, a travs de las montaasPindus, hasta la costa de Epiro, enfrente de Corf.

    Durante la segunda mitad de noviembre y la mayorparte de diciembre, el ejrcito griego avanzvalerosamente, haciendo retroceder a los italianos ms allde la frontera albanesa, pese a lo escarpado del terreno, lasinclemencias meteorolgicas y sus escasos recursos enaviones y vehculos blindados. El 28 de diciembre suflanco derecho se haba estabilizado en Pogradets, sobre el

  • lago Ohridsko.En esa guerra librada en las montaas slo

    sobrevivieron los ms habituados a las condiciones msextremas. Los oficiales britnicos se maravillaban ante laestoica resistencia de los soldados griegos, equipados conarmamento que databa de la primera guerra mundial -engran parte arrebatado al ejrcito austraco- y con ropa ycalzado de una calidad deplorable.

    [14] Muchos iban envueltos en harapos. Durante lamarcha hacia el frente, algunos civiles, apiadados,regalaron sus abrigos a los ms afortunados. Fue elinvierno ms duro que recordaban los vivos. Las bajasdebidas a la congelacin fueron muy superiores a las de loscados en accin. Slo los heridos que podan andar tenanalguna posibilidad de sobrevivir. Quienes haban de sertransportados en parihuelas eran casi imposibles deevacuar. Los suministros, tanto de raciones alimentariascomo de municiones, eran sumamente irregulares, ya queprcticamente todo deba llegar a lomos de muas. Losanimales de tiro que quedaban cojos eran abatidos y latropa hambrienta se abalanzaba sobre sus despojos. Envarias ocasiones, los aviones Blenheim de la RAF debieronlanzar sacos de alimentos a las unidades hambrientas ycercadas por la nieve. Hasta el agua constitua un problema,ya que no se dispona de combustible para fundir la nieve.

  • En la fase siguiente, la divisin cretense luch en laparte central del frente. Durante los ltimos das de enerode 1941, la 5 divisin destac en la conquista del monteTrebesina y de Klisura, una importante encrucijada decarreteras. Un solo regimiento cretense provoc ladesbandada de la 58 divisin de Leniano. Otra de lasformaciones enemigas de este sector fue la 51 divisin deSiena, que posteriormente ocupara la parte oriental deCreta: en 1943, despus del armisticio italiano, PaddyLeigh Fermor ayudara a su comandante a huir de la isla.

    Leigh Fermor, en una de sus escapadas de la atmsferaclaustrofbica de los cuarteles generales de Atenas, visitel frente albans y no le llam especialmente la atencin la5 divisin. La nica diferencia que lograra recordar mstarde sera la cordialidad de los cretenses, a pesar delsalvaje fro imperante, y el modo en que llevaban losfusiles a la espalda, como si de un yugo se tratara, porqueera la manera tradicional de los pastores de llevar susgarfios. Por entonces no poda imaginar la importancia queiba a adquirir Creta.

  • 2 - Misiones diplomticas En enero de 1941, despus de reforzar su ejrcito en

    Albania, los griegos slo contaban con cuatro divisiones deescasos efectivos para defender la frontera de Tracia yMacedonia oriental con Bulgaria. El comandante en jefe,general Papagos, tena la esperanza de que una alianza conYugoslavia le permitiera atrapar a los italianos en una pinza,para poder volver a desplegar sus divisiones en caso de quelos alemanes intensificaran su presin desde Rumania.Bajo la estrecha supervisin de Metaxas, Papagos habadirigido el avance en Albania con gran pericia y resolucin,pero su determinacin de vencer a los italianos se convirtien una fijacin y su estrechez de miras resultara a la postredesastrosa.

    De todos modos, el gobierno yugoslavo del prncipePablo, regente, pareca un aliado muy improbable porentonces. Haba ejrcitos del Eje y de sus aliadosincipientes detrs de seis de las siete fronteras deYugoslavia: en las de Italia, Austria, Hungra, Rumania,Bulgaria y Albania. Y el prncipe Pablo -Churchill loapodara ms tarde Prince Palsy (prncipe Parlisis)-ceda a las presiones de Hitler para que firmara el PactoTripartito. Por mucho que Alemania lo negara, esoequivaldra prcticamente a permitir que Alemania utilizara

  • la red de ferrocarriles yugoslava para invadir Grecia. Elgobierno griego slo poda volverse hacia Gran Bretaa enbusca de ayuda, pero Metaxas se aferraba a su poltica deno provocar a Alemania. No conoca tan bien comoChurchill las intenciones de Hitler.

    El 10 de enero de 1941 -el mismo da en que Hitlerdecidi enviar fuerzas a Libia para ayudar a los italianos yen que ese mismo X cuerpo del aire alemn, recin llegadoa Sicilia, atac el portaaviones Illustrious de Su Majestad-,Churchill recibi la confirmacin, gracias a lainterceptacin de varios mensajes alemanes, que fuerondescifrados en Bletchley Park (una fuente conocida mstarde con el nombre de Ultra), de que la concentracin detropas alemanas en Rumania supona una grave amenazapara Grecia. Orden inmediatamente la elaboracin de unplan de reserva, que previera el envo de un cuerpoexpedicionario britnico a Grecia.

    El general sir Archibald Wavell, comandante en jefede Oriente Medio, estaba menos preocupado. Durante unintercambio febril de mensajes entre Londres y El Cairo el10 de enero, afirm que lo que los alemanes habandeclarado era bsicamente una guerra de nervios.

    [15] Wavell crey ver respaldada su opinin cuandolleg el general Heywood de Atenas, ese mismo da,anunciando que el gobierno griego pensaba que los

  • alemanes slo intentaban advertirnos, a nosotros y a losrusos, de que renunciramos a los Balcanes.

    [16] Pero, siguiendo las directrices de Churchill, losjefes de estado mayor recalcaron que esperaban de l ungran celo: El gobierno de Su Majestad ha decidido que esesencial aportar a Grecia el mayor apoyo posible.

    [17]Tres das despus, Wavell, vestido de paisano, tom

    un vuelo hacia Atenas para reunirse con el rey Jorge II deGrecia, Metaxas y el general Papagos. Metaxas quisoimpedir que los britnicos enviasen una fuerza simblica:lo bastante grande para servir de excusa a los alemanes parainvadir el pas, pero demasiado pequea para detenerlos.Bajo el dictado de Metaxas, el general Papagos declar quelas tropas griegas estacionadas en la frontera blgaradeben ser reforzadas inmediatamente con nueve divisionesy con el correspondiente apoyo areo.

    [18] Wavell replic que era imposible, pues no podaponer a su disposicin ms de dos o tres divisiones.Metaxas repuso que era totalmente insuficiente y queenviar una pequea avanzadilla de artillera, como habapropuesto Wavell, slo beneficiara a los alemanes, quetendran un pretexto para atacar. Ms tarde, Papagospretendi haber afirmado que, en cualquier caso, las

  • divisiones britnicas seran ms tiles en el norte defrica.

    Wavell reiter su oferta de enviar una avanzadilla justoantes de volver a El Cairo. Si bien haba seguidoescrupulosamente las instrucciones de Londres, en sufuero interno se senta aliviado de que los griegospersistieran en rechazar esa ayuda, ya que las fuerzas delgeneral O'Connor estaban penetrando en Libia. En Londres,el alto estado mayor y el Ministerio de Guerra tambindieron un suspiro de alivio y, al parecer, tambin lo hizoChurchill en privado.

    [19] Pero sobre Churchill pesaban tambinconsideraciones polticas de mayor calado. Gran Bretaaera acusada constantemente por la propaganda alemana deabandonar a sus aliados y hacer que fueran otros pases losque lucharan en su lugar. Esta crtica era particularmentesangrante en un momento en que Winston senta que tenaque influir en la opinin pblica norteamericana.

    [20]Los mensajes interceptados por Ultra seguan

    revelando que la amenaza de la presencia alemana enRumania era muy seria, y Churchill, cuya opinin sobre laconveniencia de enviar un cuerpo expedicionario fluctuabaconstantemente, se negaba a aceptar el argumento deWavell de que ayudar a los griegos sera una medida

  • insuficiente y peligrosa. Estaba obsesionado por el hechode que la comandancia de Oriente Medio contara contrescientos mil hombres en su lista de raciones, una cifraque en su opinin significaba que se dispona de uncontingente de tropas de combate a todas lucesinsuficiente. Ms tarde, uno de los miembros del WarCabinet observ que Churchill, a pesar de estar en ciertomodo familiarizado con las cosas modernas, estabasiempre dispuesto a hablar en trminos de sables ybayonetas.

    [21]Metaxas muri de cncer de garganta el 29 de enero.

    La propaganda alemana afirm que haba sido envenenadodurante la cena organizada en su honor dos semanas antespor Peter Coats, el edecn de Wavell, en el hotel GrandeBretagne. El nuevo primer ministro, Alxandros Korizis,era banquero, no era un poltico profesional y careca delas convicciones inamovibles de su predecesor. Su nuevogobierno no tard en hacer saber que estaba muy interesadoen recibir ayuda britnica, de la magnitud que fuera.

    Inspirndose en la historia britnica, con su tradicinde alianzas entre los pueblos isleos para luchar contra lasdiversas potencias dominantes, Churchill lo interpretcomo una seal que le aconsejaba crear un pacto en losBalcanes entre Grecia, Yugoslavia y Turqua. Siguiendo susrdenes, el ministro de Asuntos Exteriores, Anthony Edn,

  • acompaado por sir John Dill, jefe del alto estado mayorimperial (CIGS), sali de Londres con destino a El Cairo el12 de febrero, el mismo da en que Rommel llegaba aTrpoli. Al enterarse de su visita, el general Wavell seresign a que se adscribieran numerosas fuerzas a Grecia yprocedi a evaluar las tropas fragmentarias de que dispona.

    Ms que soldados, lo que Wavell necesitabaprobablemente era informacin de buena calidad.Desgraciadamente, Heywood le transmita informes muyoptimistas sobre los efectivos del ejrcito griego, queguardaban poca relacin con la realidad: estaba volviendo acometer el mismo error que en el que haba cado enFrancia. La valoracin de Blunt fue mucho ms consistente.Saba que, a pesar de la magnfica resistencia que habaopuesto a los italianos, un esfuerzo que se haba cobrado suprecio, tanto en prdidas humanas como materiales, elejrcito griego tena pocas posibilidades de resistir a lasdivisiones blindadas y motorizadas alemanas, que gozabande un apoyo areo abrumador. Adems, desde la muerte deMetaxas las tensiones polticas soterradas entre losoficiales metaxistas y los partidarios de Venizelos, cuyacarrera haba sufrido bajo la dictadura, haban comenzado aaflorar.

    Al final se impuso la opinin de Heywood, en granmedida porque satisfizo las ansias de buenas noticias deChurchill. Y en el frente de Albania todava se producan

  • episodios esperanzadores, en los que pudo sustentar sutesis. El 13 de febrero, se lanz una nueva ofensiva griega.La divisin cretense atac desde el monte Trebesina endireccin noroeste, haciendo retroceder una vez ms a lositalianos. Dos das despus ocuparon el puerto deMedjigorani y el monte Sen Deli. Pero las abundantesnevadas pronto paralizaron virtualmente las operaciones.Varios observadores pensaron que, sin ese contratiempo,los griegos habran capturado el puerto de Valona, lo quehabra podido acabar con el ejrcito italiano. Otros noestn tan convencidos. Los griegos no disponan ni deprovisiones ni de medios de transporte para afianzar suavance.

    La ofensiva area no se relaj en ningn momento, apesar de que las condiciones de vuelo eran a menudoterribles. El 28 de febrero, la RAF libr su batalla msafortunada de la campaa. En una hora y media, dosescuadrones, uno de Hurricane, el otro de Gladiator,abatieron veintisiete aviones italianos en el frente deAlbania. De alguna manera, esta victoria ayud a mitigar lascrticas de Grecia por la negativa de la RAF a desplegar susaviones para apoyar a sus tropas terrestres, pero a estasalturas de la guerra la RAF reciba criticas similares porparte del propio ejrcito britnico, que se consideraba a smismo un cuerpo meramente estratgico.

    Ms o menos por estas fechas, los griegos recibieron

  • informes de los servicios de inteligencia que indicaban quelos italianos se haban recuperado lo suficiente como paraplanear una gran contraofensiva. Se produjo en la segundasemana de marzo, cuando doce divisiones italianas,desplegadas entre los ros Apsos y Aoos, embistieron elfrente griego, formado por cuatro divisiones.

    Mussolini, perfectamente consciente de que lainvasin alemana que se estaba planificando pondra a suejrcito en ridculo, orden a sus tropas atacar a cualquierprecio.

    [22] La semana siguiente, los cretenses sedistinguieron particularmente por infligirles grandesprdidas. Su puntera, de la cual estaban desmesuradamenteorgullosos, tena la reputacin de ser insuperable en elejrcito griego. En menos de diez das, la grancontraofensiva italiana se haba desvanecido, pero porentonces la situacin en los Balcanes y, de hecho, en todoOriente Medio, haba cambiado. Las fuerzas de Mussolinipasaron a ser un factor comparativamente insignificante.

    El 16 de febrero se produjo la primera escaramuzaentre las tropas britnicas y alemanas en el norte de frica,cerca de Sirte. Cuatro das ms tarde, Churchill reconociel peligro que supona dispersar sus fuerzas y envi elsiguiente mensaje a Edn, Dill y Wavell, que seencontraban en El Cairo: No se consideren obligados a

  • intervenir en Grecia, si en su fuero interno sienten que noser ms que otro fiasco como el de Noruega.

    [23] Pero los generales pronto descubrieron que Ednno estaba dispuesto a salir de la senda que se haba trazado.

    Con un sentido profundo y, en ocasiones, demasiadosentimental de lealtad hacia los griegos y su rey, Churchilldeseaba ayudarles arrostrando cualquier peligro. Por otraparte, todava aguardaba de los oficiales superioresdestacados sobre el terreno consejos claros, pese a lo cualhaba conferido plenos poderes en todos los asuntosdiplomticos y militares a Edn antes de que se fuera deLondres.

    [24] Este hecho probablemente persuadi a Dill yWavell de que no tenan ms opcin que apoyar la lneamarcada por el ministro de Asuntos Exteriores. Edn sehaba prendado manifiestamente de la idea de sorprender almundo con una gran alianza, uno de esos golpes de efectocon los que suean los diplomticos. Pero, al igual quecontar por sables y bayonetas, como haca Churchill,esas ilusiones pertenecan a una poca pasada.

    Dado lo anticuado de los ejrcitos y las fuerzas areasde Yugoslavia y Turqua, una alianza entre los pasesbalcnicos nunca habra pasado de ser algo ms que ungesto. Wavell se opuso a la pretensin de Edn de

  • involucrar a los turcos en ese plan: fue la nica vez en quese pronunci con firmeza sobre esta cuestin. Una derrotade los turcos y la ocupacin de los Dardanelos por losalemanes sera un desastre, argument con razn.Afortunadamente, los turcos fueron lo suficientementeperspicaces para no dejarse arrastrar a ese plan ilusorio.Aparte del ejrcito alemn, concentrado en Rumania,temieron que Rusia, su enemigo tradicional y todava aliadode Hitler, pudiera asestarles la pualada trapera que habaasestado a Polonia.

    El 22 de febrero, Edn, acompaado por Dill, Wavelly el general de divisin del aire Longmore, el oficial msveterano de la RAF en Oriente Medio, tomaron un vuelohacia Atenas. Antes de que tuviera lugar la primera reuninen el palacio Tatoi, el gobierno griego, con el respaldoentusiasta del rey, anunci que estaba determinado aresistir a los alemanes, independientemente de que losbritnicos acudieran en su ayuda o no. Los britnicosquedaron impresionados y conmovidos por esta muestra decoraje. Ante su aprobacin, el general Papagos concedique una defensa avanzada de Tracia y Macedonia orientalera inviable. Se mostr de acuerdo en que el grueso de lasfuerzas griegas se replegara por detrs de la lnea deAliakmon, que atravesaba la cara norte del monte Olimpo ycontinuaba hacia el norte, hasta la frontera yugoslava a laaltura de la sierra de Vermion. La seguridad de su flanco

  • izquierdo, que se haba apostado por delante del desfiladerode Monastir, dependa de que el ejrcito yugoslavoresistiera el embate alemn.

    Ms entusiasmado que nunca por la idea de una alianzabalcnica, Edn prometi recursos formidables a losgriegos, hinchando los nmeros de las fuerzas disponiblesque recoga el informe del estado mayor.

    [25] El coronel Freddie De Guingand, miembro delestado mayor conjunto de planificacin de Oriente Medio,observ consternado que Wavell respaldaba el proyecto sinentusiasmo. Como a muchos otros oficiales, le costaraperdonar a Wavell que no hubiera manifestado susopiniones abiertamente. Despus de la reunin, DeGuingand vio a Edn pavonearse delante de la chimenea,

    [26] mientras sus subordinados le felicitaban por aqueltriunfo diplomtico.

    Este punto de vista militar sobre los acontecimientosno se corresponde con el del Ministerio de AsuntosExteriores britnico. Antes de la reunin general, sirMichael Palairet organiz un almuerzo privado paraexponer con mayor claridad a Wavell lo que estaba enjuego y advertirle de que, tras la muerte de Metaxas, era elrey quien tena el poder de decisin. Ante la sorpresa deHarold Caccia, uno de los cuatro comensales, Wavell

  • quien normalmente era ms bien un hombre reservado, sevolvi muy locuaz.

    [27]Empez diciendo: Bueno, la situacin en Grecia no

    es tan distinta de la de Egipto, y continu comparando laspropiedades defensivas de las cadenas montaosas deGrecia con la depresin de Qattara. Lo cual significa que,en realidad, no procede preguntarse por la cantidad dedivisiones que se necesitan, ya que slo puede desplegarseun nmero determinado. Al igual que tantos otrosarrebatos de optimismo infundado que se apoderaron de losprotagonistas -cabe sospechar que se tratara de un esfuerzocasi desesperado por hacer de la necesidad virtud-, ste sesustentaba en el supuesto arbitrario de que los yugoslavosse mantendran neutrales u opondran una resistencia tanferoz y eficaz como en la primera guerra mundial.

    Una vez tomada la decisin de enviar una fuerzaexpedicionaria, a ltima hora de la tarde Edn, Dill yWavell salieron de Atenas. Los diez das siguientesprestaron poca atencin a los acontecimientos que seproducan en Grecia: Edn y Dill se fueron a Ankara en posde la alianza, y Wavell estaba totalmente absorto por elproblema de estirar an ms unos recursos que ya habandado demasiado de s. Por entonces repiti a menudo unafrase que era un aforismo de Wolfe: Optar por la guerraes optar por las dificultades.

  • [28] En el nterin, De Guingand, disfrazado dereportero con un traje prestado, recorri la lnea Aliakmonpropuesta, realizando una inspeccin bastante estrepitosa.

    El sbado 1 de marzo, Bulgaria se sum pblicamenteal Pacto Tripartito, y el domingo por la maana el XIIejrcito alemn empez a cruzar el Danubio desde Rumaniapor tres puentes de pontn rpidamente ensamblados porlos ingenieros del ejrcito. Edn y Dill llegaron a Atenasunas horas ms tarde. El general Heywood los recibi connoticias todava peores. El general Papagos no habaordenado la retirada a la lnea Aliakmon, afirmando que sinmedios de transporte no haba tiempo para ello y que, detodos modos, haba estado esperando una respuesta porparte de Yugoslavia sobre la seguridad del flanco izquierdodel frente.

    No puede decirse con certeza hasta qu punto fueHeywood responsable de esta crisis en lascomunicaciones, pero sin duda no fue del todo inocente.No era la persona indicada para dar a Wavell el consejoobjetivo, que tanta falta le haca, sobre el estado deagotamiento del ejrcito griego y, por encima de todo,sobre las ideas fijas de Papagos: sobre su negativa aretirarse de la frontera blgara y su rechazo a tomar enconsideracin el traslado de divisiones de Albania, por muygrave que fuera la amenaza que se cerna desde el noreste.

    Durante los dos das siguientes, la exasperacin

  • britnica y el orgullo herido de los griegos se encresparonen una serie de reuniones infructuosas, en las que se volvauna y otra vez sobre el problema de quin haba dicho qulos das 22 y 23 de febrero. (Por un descuido asombroso,el general Heywood no haba levantado acta de la reunin,para que la firmaran ambas partes.) Las divisiones griegasen Macedonia oriental estaban totalmente indefensas, pesea lo cual Papagos se negaba a retirarlas. Su ejrcito carecade medios de transporte y, segn afirm, la Misin militarbritnica lo saba perfectamente. En cualquier caso, habaestado esperando que los britnicos le informasen de lasintenciones del gobierno yugoslavo como, segn l, sehaba acordado. Sin embargo, su obstinacin se deba casicon toda seguridad al temor de abandonar Tracia a lacodicia de los blgaros y, sin el puerto de Salnica, nocaba abrigar esperanzas de convencer a los yugoslavos deque se unieran al ejrcito griego en su proyecto tanacariciado de lanzar una ofensiva en tenaza contra lositalianos de Albania.

    Independientemente de las razones que tuvieraPapagos y fuera cual fuera el motivo del malentendidooriginal, los planes del estado mayor conjunto se habanvenido abajo. Se lleg a un compromiso trivial sobre lalnea Aliakmon -Edn compar los debates con un regateoen un bazar oriental-, principalmente porque ya estabansaliendo de Egipto los primeros buques de transporte de

  • tropas.[29] El coronel Jasper Blunt describi la escena en su

    diario:Nuestros representantes estaban sentados en el

    saln de la Legacin; los secretarios iban y venan contelegramas; sir Michael Palairet haca de anfitrin, elrey tena el semblante preocupado, el general Papagos,serio, el primer ministro de Grecia estaba plido comola muerte. El suspense creca mientras el reyparlamentaba con sus consejeros detrs de las puertascerradas del despacho ministerial. Los minutos pasaban.Yo observaba la escena como un espectador a quiennadie consultara nada. Era un espectador sentado enuna butaca de la primera fila, asistiendo a un drama tanintenso como cualquiera de los que se representan enlos escenarios clsicos de Grecia, pero con el intersaadido de que conoca la trama, el autor y los actores.

    [30]

    Blunt sospechaba desde el principio cul sera elresultado de la reunin, pero por lealtad a su embajador ypor respeto a la cadena de mando, no haba revelado sustemores al cuartel general de Wavell. Palairet no se enterde la intensidad de sus sentimientos hasta que ambos se

  • despidieron de Edn y Dill en Falern. La prediccinserena de la debacle que hizo Blunt le chocprofundamente.

    El comandante designado de las fuerzas britnicas eimperiales, el general sir Henry Maitland Wilson, ya haballegado a Atenas. Haba venido supuestamente de incgnito,algo prcticamente imposible para ese general jovial ycorpulento. Calvo, con bigote y la cara redonda, tena elaire eduardiano del to abuelo favorito en cualquier familia.

    Wilson y sus oficiales superiores consideraban quesir Michael Palairet estaba demasiado sometido a lainfluencia de la anglofilia del rey de Grecia y que todavadesconoca la cruda situacin militar. Despus de quePalairet pronunciara un discurso combativo, rebosante deloptimismo que cabe esperar de un ministro de AsuntosExteriores, a Wilson se le escuch decir a su equipo:Bueno, yo de eso no s nada. Ya he encargado los mapasdel Peloponeso.

    [31]Tal y como supuso correctamente, los puertos y las

    playas del sur pronto iban a ser sus puntos de evacuacin.No obstante, a bordo de los buques de transporte quehaban zarpado de Alejandra, los oficiales de la fuerzaexpedicionaria, compuesta principalmente por tropas deAustralia y Nueva Zelanda, desplegaban con impaciencialos mapas para estudiar las rutas de invasin a travs de

  • Yugoslavia hacia Viena.Al llegar se disip de inmediato su optimismo, aunque

    ni siquiera Wilson, con su pesimismo alegre, saba que enel cuartel general de Oriente Medio el estado mayorconjunto de planificacin haba empezado a trabajar ensecreto sobre los pormenores de la posible evacuacin,una precaucin a la que Wavell accedi a desgana y condisgusto.

    En El Cairo, la decisin final sobre la intervencin fuetomada cuando el mariscal de campo Smuts lleg el 7 demarzo. En una conferencia orquestada por Edn la tarde deese da, Smuts mantuvo firmemente su tesis de queretirarse en una fase tan avanzada era impensable: a pesarde que en trminos militares era muy poco alentador lo quedeca, resultaba convincente desde el punto de vistapoltico. Edn estaba visiblemente aliviado por contar consu apoyo, ya que la opinin de Smuts tena gran peso anteChurchill.

    La noche siguiente, cuando finalmente lleg larespuesta del gobierno yugoslavo -todas y cada una decuyas frases rezumaban de evasivas-, Anthony Edn sepresent con su comitiva en la casa del comandante en jefe,desde la cual se divisaba el hipdromo de Gezira. Ordenque se despertara a Wavell y Dill. Bajaron y, sentados unoal lado del otro en el sof con sus batines, tuvieron queescuchar cmo Edn dictaba su telegrama a Churchill sin

  • dejar de pasear de un lado a otro.Luego lleg el general de divisin del aire Longmore,

    tambin en respuesta a una llamada, y vio a dos soldadosfatigados, que parecan una pareja de osos de peluche,intentando prestarle la debida atencin a la elocuencia delministro de Asuntos Exteriores. Ambos se adormecieronplcidamente y, cuando Edn hizo una pausa para quehicieran algn comentario, lo nico que interrumpi elsilencio fue su respiracin regular.

    [32]La maana siguiente, despus de su paseo matutino a

    caballo y de nadar en la piscina de Gezira, Wavell se pasun par de horas detrs de su escritorio.

    Luego entr en el despacho de Longmore y, sin decirpalabra, dej los siguientes versos sobre su mesa.

    SUMAMENTE RESERVADO Y PERSONAL[33]El Yugo*(con disculpas a Lewis Carroll)En El Cairo donde los gitanos suelen estar,con mi guitarra me pongo a cantar.(Preciso que no voy a cantar de verdad, explic

    Anthony amablemente.Se lo agradezco muchsimo, dijo Jacqueline.)**

  • En Atenas, cuando con los griegos me encontr,lo que estaba buscando le dir.(Sera interesante saberlo, dijo Jacqueline.)Un mensaje al Yugo yo envi, dicindole que no

    hiciera el primo.Que realmente ha de estar muy chifladosi en unirse al pacto con Hitler ha pensado.El Yugo replic, Pero es que no ves,lo difcil que para m es.(A m tambin me resulta difcil, repuso Jacqueline

    con tristeza.Ms adelante tampoco ser ms fcil, replic

    Anthony.)Cog un lpiz nuevo y grandey me puse a escribir uno o dos telegramas.Luego alguien vino a verme para decirque los generales se haban ido a dormir.As es que alto y claro declar:Pues de la cama hay que sacarlos otra vez.Y muy firme me puse con ellos,hasta las dos los tuve despiertos.(No fue bastante cruel?, pregunt Jacqueline.En absoluto, dijo Anthony con firmeza.

    Necesitamos generales, no lirones.Pero deje de interrumpirme constantemente.)

  • * En el original, The Jug, sobreentendiendoJug(oslav). (N. del t.)

    * * Lady Lampson, esposa del embajador britnicoen Egipto, sir Miles Lampson, ms tarde lord Killearn.

  • 3. Misiones secretas La guerra irregular en el Mediterrneo oriental

    resultaba muy atractiva para, los britnicos jvenes yemprendedores. Un cnico desacreditara sin duda estefenmeno, tildndolo de una especie de versin paraadultos de Swallows and Amazons

    [34] que se dedicaran a jugar y trataran la regin comoun inmenso parque de aventuras. Aunque muchos de ellosestuvieran exultantes con esta nueva vida, porque constituauna vlvula de escape ideal de la rutina o las frustracionesde los tiempos de paz, la diversidad de sus personalidadesdebera ponernos en guardia contra un anlisisexcesivamente reduccionista. En sus filas figuraban desdecatedrticos filohelnicos hasta malhechores con buenoscontactos, pasando por muchas gradaciones intermedias,como un puado de buenos soldados regulares, romnticos,escritores, acadmicos haraganes y algn que otroaventurero loco. La gran mayora perteneca a la Junta deOperaciones Especiales, creada mediante la fusin en juliode 1940 de la Seccin D y el Military Intelligence(Research) (MI(R)). (Vase el apndice A.)

    Un proceso de seleccin inhabitual en tiempo deguerra provoc una preponderancia de arquelogos y

  • catedrticos. Ms tarde, Paddy Leigh Fermor escribirasobre s mismo y otros moradores improvisados decuevas que el que escogiramos la obsoleta materia degriego fue lo que nos hizo a fin de cuentas acabar en esoslodos. Con una inteligencia antao juzgada rara, el ejrcitohaba comprendido que la lengua antigua, por imperfectoque fuera su dominio, abra las puertas a la lengua moderna:slo as se explica la sbita aspersin de tantas figurasextraas sobre los peascos del continente y las islas.

    [35]Los reclutados para operaciones especiales parecen

    haber presentido que esos aos de guerra seran los msintensos de sus vidas. Cunto material autobiogrfico seest generando, le dijo un amigo al viajero y escritorPeter Fleming, que se haba alistado en el MI(R) pocoantes del estallido de la guerra.

    [36] Debera haber aadido: y de ficcin. Otro de lospioneros observ que las mismas personas surgan ydesaparecan constantemente en los lugares msimprobables del permetro mediterrneo: Calcado a unanovela de Anthony Powell.

    [37]Los soldados regulares formaron el ncleo original

    del MI(R). Uno de ellos, un oficial de zapadores llamado

  • George Young, esperaba en El Cairo ser enviado, junto auna compaa de combate de los Royal Engineers, aRumana, donde haban de hacer estallar los yacimientospetrolferos de Ploesti. Los deba conducir hasta suobjetivo Geoffrey Household, el autor de Rogue Malereclutado recientemente por el MI(R). Household viajhasta la zona con un pasaporte donde se indicaba que suprofesin era comerciante, y no escritor, porqueCompton Mackenzie y Somerset Maugham [ambosagentes secretos en su poca] haban destruido parasiempre jams nuestra reputacin de seres inocentes deotro mundo.

    [38]El temor a forzar a los rumanos a elegir, con el

    consiguiente riesgo de que optaran por el Eje, provocaracon el tiempo el aplazamiento indefinido de la misin deYoung. Poco despus, cuando se reorganiz el MI(R) en ElCairo y se le dio la estructura original de la SOE, Youngform un comando en Oriente Medio, que con el tiempo seintegrara en la Layforce,

    [39] y particip en las acciones de retaguardia en Cretadescritas en Oficiales y caballeros por Evelyn Waugh, eloficial de la brigada de inteligencia. Cuando Waugh sesumi en la crisis de desencanto que le provoc estaretirada, Young fue uno de los pocos que sigui

  • mereciendo su respeto.La iniciativa ms descontrolada de esta fase de la

    guerra, o quizs de toda ella, fue la creacin del ejrcitoprivado de Peter Fleming, conocido con el nombre demisin Yak. Fleming, hermano de Ian, viajero y autor deobras como Erazilian Adventure y oficial de reserva en laGuardia de Granaderos, ya tena en su haber un fiascoexpedicionario como fue la campaa de Noruega.Recurriendo desvergonzadamente a sus contactos -su padrehaba sido un gran amigo de Churchill-, Fleming agrup auna partida de hombres cuya misin era reconocer Namsoscon un hidroavin Sunderland. Cuando las fuerzas aliadasaterrizaron, se uni al ejrcito del general Cartn de Wiart,quien, con solo un ojo, un solo brazo y, por sorprendenteque pueda parecer, una sola cruz Victoria,

    [40] es uno de los hombres que inspiraron el personajedel general de brigada Ben RitchieHook, creado por EvelynWaugh.

    [41]Durante la oleada de terror ante una posible invasin

    que se levant tras la batalla de Dunkerque, Fleming recibirdenes de organizar en Inglaterra meridional grupos deresistencia en la retaguardia, conocidos con el nombre deunidades auxiliares. En otoo de 1940, cuando el nmerode italianos capturados por las fuerzas de Wavell en

  • Oriente Medio comenz a aumentar, Churchill tuvo la ideade formar una Legin Garibaldi con los elementosantifascistas apresados. Fleming mand llamar a mediadocena de amigos, entre los que se contaban NormanJohnstone, un colega del cuerpo de granaderos, y MarkNorman, un subalterno del cuerpo de voluntarios decaballera de Hertfordshire, que no tena ni idea de qu ibael asunto.

    [42] Llevando consigo a sus ordenanzas, como si depersonajes sacados de una novela de Dornford Yates setratara, se dispusieron a seguir un curso intensivo sobreexplosivos y fuego de corto alcance en el centro deadiestramiento de comandos de Lochailort, en losHighlands occidentales.

    Su nombre en clave, misin Yak, se inspiraba en laobra de Fleming News from Tartary. Pertrechados con unatonelada de explosivos plsticos, cuarenta mil librasesterlinas en billetes y monedas (soberanos) y diccionariosde bolsillo de italiano (pues slo uno de ellos hablaba esalengua), se dirigieron a El Cairo gozando de una prioridadabsoluta.

    Tras no lograr reclutar a un solo voluntario de loscampos carcelarios, la misin Yak se habra desmanteladode no haber sido por la amenaza alemana que pesaba sobrelos Balcanes. A finales de marzo, Peter Fleming convenci

  • a George Pollock, el director de la SOE en El Cairo, de queles dejara ir a Yugoslavia a apuntalar la determinacin delprncipe Pablo.

    [43] Los acontecimientos forzaron a Fleming amodificar su plan. La misin Yak se dirigira hacia el nortede Grecia para formar a grupos de resistencia y Fleming selas apa para hacer un hueco para sus hombres y su equipoen el barco que haba de zarpar inmediatamente desdeAlejandra. En Atenas entraron en contacto con HaroldCaccia, cuya mujer, Nancy, era hermana de Oliver Barstow,otro de los caballeros de la guerrilla de Fleming.

    La misin Yak, armada hasta las cejas de fusiles ysubfusiles Tommy,

    [44] se encamin hacia el norte con los medios detransporte con que se haba dotado gracias a sus campaaspblicas de recaudacin de fondos. A finales de la primerasemana de abril, en las estribaciones de las montaas quese yerguen junto a la frontera yugoslava, ante un panoramaimponente, los ayudantes de los soldados instalaron lastiendas y montaron el campamento como si estuviramosen un safari. Peter Fleming no pudo resistir a la tentacinde enviar un mensaje a la SOE en Londres: DOMINO ELDESFILADERO DE MONASTIR. No saba que elregimiento Leibstandarte Adolf Hitler (de infantera

  • motorizada), la divisin de las SS dirigida por SeppDietrich, se diriga en lnea recta hacia el lugar en el queestaban celebrando su glorioso picnic.

    John Pendlebury, el arquelogo, siempre estuvoconvencido de que los alemanes invadiran Grecia y,despus, su adorada Creta. No haba permanecido ociosodesde que se separ de Nicle Hammond y los dems tras suviaje en hidroavin desde el puerto de Poole. En un primermomento se instal en la villa Ariadna, que tan bienconoca desde su poca de custodio de Cnoss. Msadelante, en Iraklion, confeccion listas de los ciudadanosprobritnicos y los partidarios del Eje. En ese momento,antes de la invasin italiana y mientras el gobierno deMetaxas se aferraba a su neutralidad, tuvo que interpretar elpersonaje del vicecnsul ms falso del mundo.

    [45] Pero, como los cretenses con los que tanto seidentificaba, despreciaba la discrecin necesaria pararealizar operaciones secretas. Era demasiado clebre paraencargarse de esa tarea. Los cretenses realizaban todo tipode conjeturas acerca de aquel britnico tan excntrico quese paseaba por la isla con su ojo de cristal y su bastn deestoque.

    El carcter extrovertido, el sentido del humor y lujode vida de Pendlebury les resultaban sumamente atractivos:para un wykehamista de su generacin, careca

  • notablemente de inhibiciones y pareca deleitarse en lacontradiccin. Era un solitario sociable, un fanfarrninocente, y la guerra -que dio alas en l ms a la vertienteanrquica que a la autoritaria- le brind la ocasin perfectapara asumir el papel de un soldado claramente irregularpertrechado con un armamento irregular.

    Despus de la invasin italiana y cuando las tropasbritnicas fueron acogidas con entusiasmo en Creta por elgobierno ateniense, Pendlebury colg su uniforme decapitn de caballera y se convirti en oficial de enlaceentre las fuerzas britnicas y las autoridades militaresgriegas. Sin embargo, a l lo que ms le interesaba eracrear una fuerza cretense que sustituyera, aunque fuera enparte, la divisin reclutada localmente y enviada al frentealbans.

    Pendlebury era muy suspicaz con los desaires y nosiempre trataba a sus superiores con el debido tacto. Mipeor reprimenda -escribi-, se debi a que emple lapalabra 'bastardo' en un telegrama a un ministro. Lerepliqu sealando que, dado que el trmino figuraba en ellibro de cdigos, era obvio que poda usarse, que elministro tena la edad suficiente para estar al cabo de lasverdades de la vida y que era la nica palabra que encajabacon la persona a la que me refera.

    [46]La repulsa oficial no haca mella en l. En las

  • Navidades de 1940, describi as el espritu guerrero delos cretenses: Me han llevado a hombros en cincociudades y aldeas, he sido bendecido por dos obispos ypronunciado varios discursos incendiarios desde otrostantos balcones. Tienen una fuerza de espritusobrecogedora.

    [47] Volvi de una campaa de imagen por lasMontaas Blancas y la regin del monte Ida clamando: Laanglofilia ha triunfado! Pendlebury adoraba los mapas.

    [48] Se enorgulleca de conocer la isla mejor quenadie en el mundo y de saberse sus montaas piedra apiedra.

    [49] Si se les daba el armamento oportuno, no tena lamenor duda de que los cretenses podan derrotar unainvasin alemana prcticamente solos. Y de que esainvasin se producira inmediatamente despus de la cadade Grecia.

    Nick Hammond, amigo y colega de Pendlebury,recibi la oferta de un puesto ms acorde con susconocimientos despus de pasar un mes en Alejandra conel regimiento gals y participar en sus cctelesdominicales. A. W. Lawrence, profesor de arqueologaclsica y hermanastro de Lawrence de Arabia, lleg deInglaterra, enviado por Churchill a Palestina para formar a

  • los judos en misiones de sabotaje. Arnold Lawrence,Hammond y un contrabandista de fusiles llamado Barnesinstalaron su escuela en un kibbutz a las afueras de Haifa.La discrecin era esencial, puesto que sus actividadesconstituan una clara infraccin del mandato de la Liga deNaciones. Uno de sus primeros alumnos fue Moshe Dayan,quien perdi un ojo en esas lecciones. Pero el proyecto noprosper, debido sobre todo a la excntrica eleccin deChurchill del director de la escuela, ya que A. W. Lawrencedemostr ser un pro rabe casi tan ardiente como suhermanastro.

    El siguiente destino de Hammond se decidi enoctubre de 1940, con la creacin del principal centro deadiestramiento de agentes de la SOE en El Cairo, tan slounas millas ms al sur de donde se encontraba. (Estecampamento a las afueras de Haifa, posteriormenteconocido como ME 102, fue un lugar que l y la mayorade los oficiales de la SOE acabaran conociendo al dedillodurante los cuatro aos siguientes.) Cuando comenz laprimavera de 1941, Hammond fue citado en Atenas, adondelleg el 15 de marzo, unos das antes que la misin Yak dePeter Fleming. ste, que careca de un experto enexplosivos, trat de atraparlo, pero, viendo que el 12.ejrcito de la Wehrmacht ya estaba en Bulgaria, Hammondopin que era demasiado tarde para empezar a formar agrupos de operaciones de retaguardia y continu

  • colaborando con los dos hombres de la SOE en laLegacin. Bill Barbrook era un ex oficial regular que habasido llamado por su experiencia en Albania, mientras sucompaero Ian Pirie llevaba en Grecia desde antes delestallido de la guerra, cuando fue reclutado por la SeccinD.

    Pirie, un antiguo harrowiano[50] antao caracterizado como semejante a un

    Cupido adulto y vestido con elegancia,[51] tena a sus espaldas una trayectoria profesional

    pintoresca, que al parecer inclua intentos fallidos de poneren marcha un cementerio canino y luego un hipdromojunto a Atenas. Disfrutaba patentemente de la vida de lacapital, en compaa de su novia Nicki Demertzi, la rubiadevastadora del cabaret Argentina, a la que creaemparentada con el antiguo primer ministro de idnticoapellido.

    [52]

    La actitud de hombre de mundo de Pirie en ocasionesresultaba exasperante. Una de sus observaciones msclebres se refera a la familia real griega: Cmo darcrdito a una dinasta que es menos antigua que la familiade mi comerciante en vinos?

  • [53] Varias operaciones secretas de Pirie sugeranpoderosamente una frivolidad compulsiva. Aparentando unaseriedad absoluta, propuso a Harold Caccia, secretariogeneral, que, para levantar la moral despus de la subida alpoder de los alemanes, importaran portarrollos de papelhiginico que hicieran sonar el himno griego cuando setirara del papel.

    Una operacin al menos en teora ligeramente msprofesional tena por objetivo un transmisor inalmbricoalemn que emita desde un apartamento privado. Enviabamensajes a Berln a intervalos regulares, de modo que Piriese las arregl para crear una subida sbita de la tensinelctrica suministrada al edificio, con la esperanza de hacerestallar as los circuitos. En lugar de ello, la descargaprovoc un estallido de protestas de los dems inquilinos,incluidos un ministro norteamericano y un dentista queestaba perforando el diente de un paciente en esemomento. Los alemanes se limitaron a conectarse a untransformador y a proseguir sus operaciones.

    La misin principal de Pirie, que consista en crearuna red de resistencia con la suficiente antelacin, fracas,aunque quizs no fuera l el nico responsable. Con unafranqueza inhabitual, puesto que los diplomticosnormalmente preferan ignorar las actividades de la SOE,comunic a Harold Caccia, un coetneo suyo del TrinityCollege, en Oxford, sus actividades clandestinas. El

  • gobierno de Metaxas se opona radicalmente a cualquieractividad encubierta que pudiera incomodar a los alemanes,por lo que Pirie consider que no poda reclutar a nadieasociado al rgimen, que lo denunciara al ministro deSeguridad Nacional, Maniadakis. As pues, slo quedabanlos grupos de la oposicin, fundamentalmente de laizquierda no comunista, puesto que los miembrosescrupulosos del Partido Comunista todava deban ver enla Alemania nazi una aliada de la madre patria delsocialismo.

    [54]A medida que la ayuda militar britnica a Grecia creca

    lentamente en el invierno de 1940 y con mayor rapidez enla primavera de 1941, la participacin de lasorganizaciones de inteligencia enemigas se intensificaba.David Hunt, el catedrtico de arqueologa adscrito alregimiento gals de Alejandra, lleg a Atenas ennoviembre de 1940 acompaado por Geoffrey Household,que ahora haca las veces de oficial de seguridad sobre elterreno. Se integraron en

    el personal de inteligencia de la RAF, dirigido por elteniente coronel vizconde Forbes, que haba sido agregadode aviacin en la Legacin de Bucarest en la poca en queHousehold esperaba en vano la llegada de los zapadores deGeorge Young.

    Mientras Household ejerca de enlace con los

  • oficiales de seguridad griegos, Hunt, en su calidad decapitn del estado mayor de inteligencia, procesaba losmensajes interceptados, tanto los procedentes de Ultracomo el material de menor vala pero de utilidad msinmediata. El servicio de inteligencia militar convencionaly las organizaciones clandestinas (principalmente en formade agregados militares adjuntos desperdigados por lascapitales balcnicas) raramente se entendan. Lasrivalidades se exacerbaron debido a que el general Wilson,poco satisfecho con los servicios de Stanley Casson, de laMisin militar britnica, se trajo consigo al coronelQuilliam, del cuartel general de Oriente Medio, como jefede inteligencia personal. Cuando el ejrcito yugoslavo sederrumb sin previo aviso en abril, volaron de undepartamento a otro las acusaciones de incompetencia msvehementes.

  • 4. Invasin doble En un vano intento de velar por su seguridad, no se

    revel antes de tiempo a los hombres de la 2 fuerzaexpedicionaria de Nueva Zelanda enviados a Grecia cul erael destino de su misin. Les haban entregado salacots, sehaban subido a bordo de buques de transporte y habanpadecido cuatro das de tormentas interminables. La mitaddel tiempo las hlices estaban fuera del agua, utilizaronlos cascos como bolsas para vomitar y llegaronenfermos como perros.

    [55]El optimismo combativo de los oficiales que

    desplegaban mapas para estudiar rutas de invasin hastaAustria sali casi igual de malparado. En el puerto de ElPireo, comprobaron que los ayudantes del agregado militaralemn, de pie sobre el dique, tomaban notas sobre supoder de fuego y su dotacin.

    [56] En Atenas, la esvstica flotaba enfrente del cuartelgeneral britnico, en la ladera del monte Licabeto. Y loscomandantes convocados a una reunin en el hotelAcropole Palace oyeron que el plan de defensa de la lneaAliakmon estaba en entredicho.

  • Pero no imperaba la clera en las unidades acampadasen las atractivas pinedas que rodean como un anillo el nortede Atenas. Las tropas britnicas y de la ComunidadBritnica de Naciones apreciaban y admiraban a los griegospor la resistencia que haban opuesto a la invasin italianay, en cualquier caso, los Borregos Militares Integrales,como algunos se autodenominaban, se consideraban comoiguales en aquella empresa. El tradicional fatalismo delejrcito camp por sus respetos: Aqu estamos, porqueestamos aqu, estamos aqu deca la cancin en boga. Porsu parte, algunas tropas australianas y neozelandesascomenzaron a preguntarse por qu constituan la mayorade una fuerza expedicionaria abocada a la extincin enviadapara honrar un compromiso contrado por los britnicos.

    Wavell, en cuanto se aire el fatal malentendido sobrela lnea Aliakmon, se dirigi al comandante del cuerpoaustraliano, teniente general Thomas Blaney, y alcomandante de Nueva Zelanda, general de divisin BernardFreyberg. Aunque era poco probable que les respondierancon un embarazoso rechazo, Wavell y el alto estado mayor,en Londres, suspiraron con alivio cuando tanto ellos comolos primeros ministros correspondientes aceptaron losriesgos adicionales.

    [57] Pero los dos gobiernos de la Comunidad Britnicaopinaron ms adelante que no haban sido informados por

  • completo y criticaron a Blamey y Freyberg por no haberexpresado sus dudas personales sobre la operacin en esemomento.

    Las tropas bajo el mando de Jumbo Wilson en Grecia,conocidas como fuerza W, consistan en la divisinneozelandesa, situada a la derecha de la lnea Aliakmon yque defenda el desfiladero de Serbia, junto al monteOlimpo, la 1 brigada blindada britnica, desplazada hacia elnorte y noreste a efectos de distraccin, y la 6 divisinaustraliana, a la izquierda. En el ltimo momento, Wavellretuvo la 7 divisin australiana y la brigada independientepolaca del norte de frica cuando se hizo sentir lacontundencia del ataque de Rommel en la costa. Podradefinirse como un episodio afortunado de malasincronizacin, puesto que estas formaciones habranpesado poco en el resultado final de la guerra de Grecia ysu ausencia redujo el nmero de personas que habran dser evacuadas despus.

    Aunque haca fro en las montaas, los recuerdosatesorados de los das previos a la batalla son idlicos. Labondad del clima, la belleza de los paisajes y de las floressilvestres han dejado una impresin tan honda como lacordialidad de la acogida que se deparaba a las tropas en lasaldeas. Un oficial escribi: Con mi camin decorado conramos de flores de melocotn y violetas asomndome delos ojales, me senta ms como un novio que como un

  • soldado.[58] Mientras los oficiales britnicos trataban de

    comunicarse con sus homlogos griegos mediante suslejanos recuerdos de los rudimentos de griego clsicoaprendidos en la escuela, los soldados, superando lasbarreras lingsticas a su manera inimitable, crearon unmercado hiperactivo para mejorar su rancho, rellenando laslatas de petrleo vacas de cuatro huevos por unidad. Elcordero y el vino para el comedor de los oficiales secompraban en la zona, mientras los platos selectos debantraerse de Salnica. Los domingos, el desfile eclesisticose celebraba en la iglesia del pueblo por invitacin delprroco.

    El 2 de abril, Anthony Edn y el general sir John Dill,de camino para negociar con el gobierno yugoslavo en lafrontera, se presentaron sin previo aviso en el comedor deoficiales de los hsares de Northumberland. Dick Hobson,comandante de la 12 brigada de lanceros, que acompaabaa los visitantes, escribira ms adelante:

    Iban a parlamentar con los yugoslavos, quedudaban sobre el bando que deban apoyar. Edn tenauna carta especial para el duque [de Northumberland],a la sazn capitn del regimiento. (Se futr que estaimportante misiva no era de hecho sino el informe de un

  • cazador sobre las hazaas de los perros de la razaPercy.) Por entonces los cerezos y otros frutales de lallanura haban sido fumigados y cubiertos con sulfato decobre y los troncos estaban todos verdes. Coment:Estoy deseando ver cmo florecen las copas de todosestos rboles; qu maravilla tiene que ser. Edn y Dillintercambiaron una mirada y replicaron: Mucho nostememos que no estars bastante tiempo para verlo.

    El 25 de marzo, el prncipe Pablo, regente deYugoslavia, firm el Pacto Tripartito en Viena, presionadointensamente por Hitler, que quera utilizar el sistemaferroviario yugoslavo para invadir Grecia. Dos das despusfue depuesto por un coup d'tat en Belgrado. Estallaronmanifestaciones populares de desafo y la muchedumbreinsult al embajador alemn, escupiendo y aporreando sucoche.

    La noticia de este rechazo espectacular lleg a Berlndurante la visita del ministro de Exteriores japons,Matsuoka. Hitler, clamando venganza entre jadeos,

    [59] segn su intrprete oficial, dio inmediatamente laorden de invasin. Ribentropp fue sacado de su reunin conMatsuoka -al parecer, acababa de sugerir que los japonesesarrebataran Singapur a los britnicos- y se citurgentemente al general Halder a la Cancillera. El alto

  • estado mayor alemn (OKH) pas toda la noche redactandordenes operativas acordes con la planificacin efectuadapor Halder el mes de octubre anterior. Se aplazaron lospreparativos de la operacin Barbarroja, el proyecto deinvasin de Rusia, y se asignaron un total de veintinuevedivisiones y casi dos mil aviones para la campaa de losBalcanes. Este asalto por partida doble, un ejercicio deasesinato en masa sobresaliente, estara bajo la direccindel mariscal de campo von Brauchitsch, apostado en laWiener Neustadt, al sur de Viena. Luego se demostr quemuchas de esas formaciones no eran necesarias, e inclusouna de las divisiones no lleg nunca a saber que habaformado parte del orden de batalla.

    El cariz repentino de los acontecimientos registradosen Belgrado convena a los intereses de los alemanes. Laconquista de Yugoslavia facilitara sobremanera laconquista de Grecia. Y, para mayor tranquilidad de Hitler,el sometimiento de los eslavos del sur impedira que sealiaran a sus hermanos rusos despus de la puesta enmarcha de la operacin Barbarroja.

    Pero la explosin de desafo yugoslavo, seguida poruna incursin coronada por el xito de la Royal Navycontra una fuerza naval italiana situada al suroeste del caboMatapn (el saliente central del Peloponeso) provoc enlos britnicos un acceso de optimismo infundado.Churchill se dej llevar por esa oleada de entusiasmo.

  • Envi el siguiente telegrama al gobierno australiano:Lo ocurrido el jueves en Belgrado atestigua los

    efectos intensos de esta y las dems medidas que hemostomado en el conjunto del mundo balcnico. Hemosdesbaratado los planes alemanes y podemos albergarnuevas esperanzas de crear un frente balcnico junto a losturcos, que estara compuesto por unas setenta divisionesde las cuatro potencias implicadas.

    [60] Este inmoderado optimismo recibi un serio revstan slo una semana ms tarde.

    El 6 de abril, poco antes del amanecer, comenz lafase ms devastadora de la guerra de los Balcanes, con lainvasin simultnea de Yugoslavia y Grecia. El pueblo deBelgrado pag cara la osada temeraria de que haba hechogala diez das antes. El bombardeo ininterrumpido de laciudad la redujo a escombros, provocando varios millaresde muertos (los clculos oscilan entre tres mil y cientosetenta mil), y el sistema de comunicaciones yugoslavoqued destruido. Ms adelante, la noche de ese mismo da,los bombarderos alemanes atacaron el puerto de El Pireo yalcanzaron al Clan Fraser. Desconociendo la naturaleza dela carga del buque, Geoffrey Household y el jefe de subrigada de seguridad subieron a bordo de l para examinarel incendio. Se bajaron justo a tiempo. El buque, atestadode municiones, explot a primera hora de la maana,

  • destruyendo la mayor parte del puerto principal yhundiendo a otros once barcos. El efecto de este episodiosobre la moral de la poblacin fue notable.

    La fe obsesiva del general Papagos en una operacinconjunta heleno-yugoslava contra los italianos en Albaniase derrumb como el castillo en el aire que era. Lasfuerzas armadas yugoslavas de las que dependa el plan dePapagos demostraron estar lamentablemente malpreparadas. Ese ejrcito, que contaba casi con un milln dehombres, se despleg absurdamente sobre un permetroingente de la frontera y slo logr acabar con 151alemanes en toda la campaa. El estallido de entusiasmooficial por el pacto de los Balcanes haba hecho olvidar laadmonicin del coronel Blunt de que los yugoslavosnecesitaban como mnimo un mes para movilizar sustropas.

    Las divisiones griegas desplegadas sobre la lneaMetaxas, que iba desde el ro Nestos, al este, y segualuego la frontera blgara hasta Yugoslavia, lucharon congran arrojo. Sus puestos fijos eran mucho menos establesque los de la lnea Maginot, de modo que sus guarnicionespodan realizar incursiones inesperadas. La 5 divisin demontaa alemana, que ms tarde constituira la mitad de lasfuerzas de invasin asignadas para Creta, fue rechazada enel desfiladero de Rupel, pese a contar con un gran apoyoareo, y tuvo un nmero considerable de bajas.

  • [61] Pero la 6 divisin desbord la lnea: logratravesar una sierra de ms de dos mil metros de alturacubierta de nieve, que los griegos haban consideradoinsuperable. Una guarnicin combati con tanta bravura quelos alemanes autorizaron a los defensores a abandonar elpuesto con sus armas y los saludaron mientras se alejaban.

    La 2 divisin Panzer captur Salnica el 9 de abril yel 2 ejrcito griego capitul al este del ro Vardar. Pero lacada de Yugoslavia expona lo ms vital del pas a unaamenaza an mayor. En menos de tres das, tras la aperturade la brecha de Monastir, qued despejada la ruta para lainvasin de Grecia. As quedaba desprotegido el flancoizquierdo de la lnea Aliakmon y la retaguardia derecha delejrcito griego en Albania. El general Papagos calific msadelante este desastre como el desarrollo de una situacinadversa

    [62] y trat de culpar de ello a las deficiencias de losservicios de inteligencia yugoslavo y britnico.

    La formacin ms expuesta de la fuerza W era la 1brigada blindada, compuesta por los carros de combateligeros del 4. regimiento de los hsares, los Matilda del3.er regimiento real de carros de combate, la 2 artillerareal motorizada, con veinticinco caones, el regimientoantitanques de hsares de Northumberland, y los Rangers(guardia montada), conocidos tambin confusamente como

  • el 9. batalln del King's Royal Rifle Corps. Desde elmomento del desembarco, la mayora de sus vehculos yahaban recorrido casi ochocientos kilmetros de carreterasen mal estado para llegar hasta sus posiciones entre la masanevada del monte Olimpo y las montaas yugoslavas. Loscarros de combate, arruinados y con muchos kilmetros ensus contadores, se llevaron en tren a llanuras tan alejadascomo la encrucijada de Amynteon. La brigada, inicialmentecon sede en Edesa, a menos de treinta kilmetros a vuelode pjaro de la frontera, miraba hacia el noreste,dominando el valle Axios que enlazaba Yugoslavia conSalnica.

    El grueso de la fuerza W estaba compuesto por ladivisin de Nueva Zelanda, bajo el mando de Freyberg, y seencontraba a la derecha, entre el mar y la sierra del monteOlimpo, por una parte, y el cuerpo australiano encabezadopor Blamey, ahora reducido a una simple divisin apostadaen la zona ms estratgica de la lnea que recorra el sur deSerbia, justo enfrente de las montaas que ocupaban losneozelandeses. Pero la amenaza que poda venir del norte atravs de la brecha de Monastir se considerabapotencialmente tan peligrosa que el general Wilson, que noacababa de confiar en que Papagos contara con la ayuda delos yugoslavos, cre una formacin mixta bajo el mandodel comandante de divisin australiano, el general IvenMackay. Las fuerzas de Mackay, compuestas por dos

  • batallones australianos y parte de la 1 brigada blindada,fueron desplazadas hacia el frente, para formar una lnea deresistencia al sur de Vevi destinada a cubrir la retirada de labrecha de Monastir. Los australianos, recin llegados delnorte de frica, fueron quienes ms padecieron el fro ensus posiciones defensivas cubiertas de nieve.

    La falta de noticias sobre Yugoslavia eradesconcertante. La nueva de la captura de Skopje por losalemanes lleg la tarde del 8 de marzo. Un comandante enjefe al que se haba ordenado el rpido repliegue a lasnuevas posiciones, no tuvo ms remedio que preguntar:Apuntando en qu direccin?

    [63] En efecto, las divisiones alemanas prontoempezaran a avanzar hacia ellos, tanto desde el norte comoel este. La defensa heroica griega de la lnea Metaxas nohaba servido ms que para retrasar el avance alemn unospocos das.

    Las dems formaciones de la fuerza W tambintuvieron que ajustar sus posiciones. La divisin de NuevaZelanda recibi rdenes de retirarse de la costa y situarseal otro lado del ro Aliakmon, para defender el desfiladerode Servia, el desfiladero del Olimpo y el valle de Tempe.Mientras tanto, por el norte la 16 brigada australianaguarneca el desfiladero de Veria. El eslabn ms dbil dela cadena formada por la fuerza W era inevitablemente su

  • enlace con el ejrcito griego de Macedonia central, el aladerecha de las fuerzas griegas en el frente albans. Losenlaces y comunicaciones entre los cuarteles generalesbritnico y griego no eran lo bastante buenos para tenersemutuamente al corriente de los acontecimientos. Y cuandoel XL cuerpo Panzer alemn lanz sus rpidas incursionesde tanteo desde el norte, las carencias del ejrcito griegoen transporte motorizado impidieron a sus divisionesretirarse a la misma velocidad que sus aliados.

    Peter Fleming y la misin Yak, en la fronterayugoslava, comprendieron que no tenan tiempo de crear yformar a grupos de resistencia en la retaguardia.Considerando que la retirada sera mejor que cualquieriniciativa suicida emprendida por su cuenta y riesgo,optaron por convertirse en un equipo de demolicinautnomo que se pondra al servicio del primercomandante que encontraran.

    Los miembros de la misin Yak se integraron primeroa las fuerzas de Mackay e inutilizaron un puente de granimportancia estratgica en la carretera de Florina. De ahpasaron al patio de maniobras de Amynteon, dondedestruyeron veinte locomotoras. Conducir trenes yhacerlos volar -provocando lo que Fleming