la asistencia psiquiÁtrica en espaÑa en los siglos xviii …

40
LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

Upload: others

Post on 29-Jun-2022

6 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

Page 2: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …
Page 3: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

En España, las ideas de la Ilustración se hicieron públicas a partirde 1760 y dentro de ellas se encontraba “el empeño de lograr una so-ciedad ilustrada, utilitaria y eficazmente instruida, sólida y sanamentecultivada, dichosa y de buen gusto”68.

González Duro69 nos da su visión de la forma en que la Ilustraciónafrontó la locura y la marginación en general: “Aquellos ilustrados,hombres de razón, discretos, desinteresados y fraternales, rechazabantodo cuanto se presentaba como necio, irracional, erróneo, supersticio-so, primitivo, desordenado, estúpido o simplemente inútil. Deseabaneliminar de la circulación social a cuantos fueran idiotas insanos, vagos,ociosos, criminales o locos, considerados como seres nocivos, como unestorbo o amenaza para el ordenado funcionamiento de una sociedadracionalmente organizada, progresiva y eficaz. Por eso contribuyeron ala segregación de los hombres socialmente envilecidos, humanamentedegradados, inferiores a las bestias, víctimas de su ceguera, de sus pa-siones desordenadas y de sus vicios, faltos de decencia, de público de-coro y de honestidad”.

La actuación del estado absolutista durante el siglo XVIII, al igualque sucediera en Francia un siglo antes, llevó a manicomios, hospitales,casas de misericordia, cárceles y depósitos, a locos, pobres, vagabundos,mendigos, niños abandonados o ancianos sin fortuna, prostitutas, de-lincuentes, criminales, libertinos y otros marginales.

67

68 González Duro, E. 1995: 105.69 González Duro, E. 1995: 105-106.

Page 4: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

En este siglo se produjo un empobrecimiento de la población espa-ñola. En 1750, de los siete millones y medio de habitantes que habita-ban en España, dos millones eran pobres. Para evitar la delincuencia ycontrolar a estas poblaciones marginales aprovechando la fuerza pro-ductiva de los que estuvieran en condiciones de hacer algún trabajo, en-tre 1719 y 1798 se decretaron setenta órdenes o cédulas reales para re-coger a los pobres y vagabundos y situarlos en diferentes instituciones:el ejército, las cárceles, las minas, los arsenales, las obras públicas o lascasas de misericordia, los hospicios de nueva creación y los hospitalesen caso de impedimento físico o enfermedad.

Como ejemplo de casas de misericordia tenemos la de Valencia,fundada en 1673 y regida por unas constituciones de 1717. La casa demisericordia recogía no sólo a los pobres con capacidad productiva, si-no también a personas con una situación carencial como ancianos e im-pedidos y como hospicio para la infancia y juventud y expósitos. El cre-ciente hacinamiento de los acogidos, la promiscuidad y la malaalimentación debida al aumento del número de internos que– pasaronde trescientos a novecientos entre 1709 y 1747– produjeron dificulta-des económicas que amenazaban con el cierre.

El principal problema era debido a que los recursos económicos es-taban en manos de la nobleza y el clero, y el Estado no disponía de ellospara estas funciones.

En tiempos de Felipe V el ministro Campillo había propuesto el re-cogimiento de los verdaderos pobres en hospicios, la integración forza-da en trabajos productivos de los pobres de conveniencia y el castigo enpresidio de los pobres de apariencia.

En 1766 el motín de Esquilache evidenció la urgente necesidad deconstruir más hospicios ya que los pobres constituían un peligro parala sociedad. Los hospicios proliferaron, de forma que en 1789 existíanciento dos en toda España, con once mil setecientos ochenta y nuevehombres y mujeres. De ellos, solo en la Casa de Misericordia de Cádiz,había un departamento destinado específicamente a los locos70.

68

JAVIER AZTARAIN DÍEZ

70 Ponz, A. Viaje por España, tomo XVIII, Aguilar, Madrid. 1988, citado por Gonzalez Du-ro, E. 1995: 134.

Page 5: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

Además de otras funciones de tipo asistencial, el hospicio pretendíaconvertir al internado en un buen ciudadano y trabajador laborioso. Pa-ra conseguir que aceptasen la disciplina y el trabajo era preciso que se pu-sieran en práctica los reglamentos, que como veremos, tendrán poste-riormente una importancia considerable en el establecimiento del ordenpsiquiátrico. También se concedía gran importancia al trabajo como ins-trumento terapéutico para obtener diferentes objetivos: a) moral, ya quela ociosidad era fuente de todos los vicios; b) productivo, para que el in-terno obtuviera una contraprestación económica y c) formación profe-sional, para su reintegración a la vida normal. Este es otro elemento deinterés en el funcionamiento de las instituciones psiquiátricas.

De cualquier modo, no sólo debe considerarse la perspectiva repre-siva, también existe un aspecto caritativo, ya que además de los válidos,el hospital general en Francia y el hospicio en España, recogen a enfer-mos y marginales de todas clases, de los cuales, los más rechazados, sonlos que padecen enfermedades venéreas –por su capacidad para el con-tagio– y los dementes –por las incomodidades que producían al restode enfermos y cuidadores– por lo cual estos últimos son aislados delresto de los moradores del hospital.

Ya se ha comentado el fracaso de los hospitales generales en Fran-cia. En España sucedió algo similar con los hospicios, que fueron ce-rrados en muchos casos a fin de siglo y encontraron críticas entre lospropios ilustrados que se dieron cuenta de los graves peligros de segu-ridad e higiene producidos por el hacinamiento, con el consiguienteriesgo de epidemias.

Al igual que en Francia, las admisiones debidas a la iniciativa fami-liar se incrementaron en un 12% en el hospital de Sevilla71, compen-sando el descenso de las procedentes del Santo Oficio y de las cárceles,sin llegar a alcanzar la cifra de las francesas, tal vez por la inexistenciaen nuestro país de la orden de arresto.

Habría que esperar hasta la Ley de Beneficencia de 1849 para modifi-car esta situación y especialmente hasta final del siglo XIX para comenzara apreciar resultados significativos en el trato a los enfermos mentales.

69

LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

71 González Duro, E. 1995: 149.

Page 6: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

Los locos habían sido tratados como enfermos en la antigüedad yalgunos fueron quemados en la hoguera por brujería72. Sin embargo, lamayor parte recibían cuidados en sus domicilios y solo los incurables ylos peligrosos, terminaban encerrados.

Las dificultades de comienzos de siglo con la promulgación de lasprimeras leyes desamortizadoras en 1798 y los efectos de la guerra con-tra los franceses y las guerras de independencia de las colonias america-nas, tuvieron como consecuencia un deterioro considerable de la asis-tencia psiquiátrica en España. Ello fue debido no sólo a las dificultadeseconómicas sino también a la destrucción sufrida por los estableci-mientos, ya que algunos como el de Zaragoza quedaron reducidos a es-combros durante el sitio de la ciudad, el cuatro de agosto de 180873 per-diéndose todos los archivos y documentos, que hubieran sido de granvalor para conocer el funcionamiento de este centro que en aquellosaños había tenido prestigio internacional.

Pese a la decadencia en este terreno, España no debía encontrarseen peor situación a comienzos del siglo XIX de lo que estaban otras na-ciones europeas. El contraste con el trato recibido por estos enfermosen el resto de Europa según varios autores era evidente.74

Espinosa75, destaca, citando a Kraepelin: “mientras en el resto deEuropa solo se interesaban por el loco teólogos, filósofos y aficionados,en España era el médico el que se preocupaba de su asistencia”.

70

JAVIER AZTARAIN DÍEZ

72 Los procesos por brujería en Navarra tuvieron su apogeo en el siglo XVI. Sobre ellos escri-be Górriz: “En nuestro país tuvieron lugar varias causas célebres contra brujas y endemoniados.Parece que la Inquisición de Calahorra sentenció al fuego, en 1507, a más de 30 brujas. En Na-varra, según se cuenta en la Historia de Carlos V, escrita por Fray Prudencio de Sandoval, Obis-po de Tuy, se descubrió, en 1527, una numerosa secta de brujas, merced a que dos muchachas denueve y once años se delataron, descubriendo la virtud que tenían de conocer a las brujas exami-nándoles su ojo izquierdo. Con la promesa del perdón lograron la confesión de más de 150 mu-jeres que gracias a sus declaraciones hicieron conocer multitud de detalles. Al entrar en la secta lesera entregado un apuesto mancebo para cohabitar, y el complicado ceremonial de los aquelarresterminaba siempre con los más escandalosos adulterios e incestos. La Inquisición de Estella lascondenó a la pena de azotes y encarcelamiento. Es famoso también el proceso de las brujas delValle de Baztán, de los pueblos de Vera y Zugarramurdi, que fueron penitenciadas en Logroño en1610”. Górriz, M. 1936. 44: 238. El tema ha sido tratado por Julio Caro Baroja en varios de suslibros. Véase Las brujas y su mundo. 1988 (1961): 187-250.

73 Fernández Doctor, A. 1993: 9-10.74 Bassoe, 1945. Ferrer Hombravella, 1948. Chamberlain, 1966. Pelicier, 1973: 39. Chatel, 1975.75 Espinosa 1966a: 185.

Page 7: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

La influencia de las ideas de la Ilustración se habían reflejado en Es-paña, comenzando a considerarse a la locura de una forma distinta.Disminuyeron los procesos inquisitoriales por brujería76 y se produjouna mayor intervención estatal en el campo de la salud pública.

“Fruto de todo ello, se va produciendo una progresiva secularización ymedicalización de la gestión institucional, que se sustrae así de la influenciareligiosa. Nuestro país puede considerarse incluso un precursor en la medi-calización de la asistencia al enfermo mental, tanto por el control médicode los ingresos, como por la tutela de los enfermos una vez ingresados”77.

Espinosa78, refiere que en la España de la Ilustración se daban lascondiciones para que se desarrollase el movimiento conocido como“psiquiatría asilar”, ya que los ingresos en los hospitales se hacían concertificado médico reconociendo al loco como enfermo, el uso de la te-rapia por el trabajo estaba generalizado y la situación asistencial era no-tablemente mejor que en el resto de Europa.

Para este autor79, el reinado de Fernando VII se caracteriza por doshechos de gran importancia para el futuro de la psiquiatría en España:

a) La gran depresión económica, que va a durar hasta 1843, comoresultado de la caótica situación de la Hacienda, el cese de las re-mesas americanas de oro y del grave problema monetario.

b) La persecución sistemática de nuestros intelectuales que se recru-deció tras el intento liberal de 1820 con el exilio de gran númerode ellos. Estas ausencias tuvieron como consecuencia el declivede la medicina española.

Con lo cual, las ideas “revolucionarias” en cuanto a la asistencia psi-quiátrica, tardaron más tiempo en aceptarse al ser susceptibles de serconsideradas como “sospechosas” para el absolutismo80.

Durante el trienio liberal se publicaron casi el mismo número de li-bros y folletos que en los quince años anteriores81 , mientras que en el

71

LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

76 Comelles, 1988: 37-38.77 Martín, 1991: 31-32.78 Espinosa, 1987.79 Espinosa, 1966a: 208.80 Martín, 1991: 34.81 Rey González, 1982a.

Page 8: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

reinado de Fernando VII, exceptuando el trienio liberal de 1820 a 1823,se produjo el período de menor producción científica de todo el siglo,en el campo de la psiquiatría.

No existen muchos datos fiables respecto a la situación de la asis-tencia en la etapa absolutista según Espinosa. El testimonio de Esqui-rol en 1818, que al parecer se informó a través de Ruiz de Luzuriaga dela forma de atender a los alienados en los principales centros de la pe-nínsula, confirmaría el deterioro de la asistencia. Algo similar sucederíaen el área legislativa, sin renovaciones, salvo la primera Ley de Benefi-cencia de 1822 que fue promulgada en el trienio liberal, pero nunca lle-gó a tener efectividad práctica.

La estadística de dementes

Una nueva generación de médicos alienistas: Peset y Vidal82, en Va-lencia, Vieta83 en Zaragoza, Villargoitia84 en Madrid y Pí y Molist85y86 enBarcelona, habrían de influir positivamente para intentar un cambio enla asistencia psiquiátrica.

72

JAVIER AZTARAIN DÍEZ

82 Juan Bautista Peset y Vidal (1821-1885), organizaba lecciones clínicas llamadas “cursi-llos frenopáticos” en el Manicomio Padre Jofré, del cual era director. Su orientación era proce-dente de la psiquiatría francesa. En su obra Patología Psicológica un compendio clínico-empíri-co de Psiquiatría, realizó una clasificación sintomática de las enfermedades mentales. Fue conGiné y Partagás uno de los principales introductores de la psiquiatría en la Universidad.Dieckhöfer, 1976: 116-118.

83 Antonio Vieta y Sala, médico cirujano, nació en Mataró en 1809, obtuvo por oposiciónla dirección del manicomio de Zaragoza en abril de 1842 y fue nombrado el 2 de junio de eseaño, siendo suprimida su plaza algunos años después. A partir de ese momento, volvieron aocuparse de la visita a los locos, los médicos de las enfermerías comunes. Su marcha debió pro-ducirse en 1845, ya que en esa fecha renuncia a su plaza de académico. En la Biblioteca Na-cional se conserva su “Memoria médico-manicómica, o sea, observaciones médicas acerca delos dementes del Hospital Real y General de la ciudad de Zaragoza”. Madrid. 1843. En ella, po-ne de manifiesto grandes defectos estructurales del centro, así como la penuria del departa-mento. Rodríguez Pérez, 1980: 50. Rey González, 1984: 266.

84 Para conocer la biografía de Villargoitia consultar, Rey González, 1984: 264-268. Véasela nota 140.

85 Para conocer la vida y obra de Pí y Molist véase, Rey González, 1983: 111-121.86 Emili Pí y Molist nació en 1829 y falleció en 1892. Sarró (1978) confiere a Pí el valor de

ser el psiquiatra español más grande del siglo XIX. Le considera más un “psíquico” o espiri-tualista, que somático. Como Giné y Partagás, había asimilado la tradición esquiroliana y co-mo él, era psiquiatra exclusivamente. Considera Sarró, que su vocación y formación humanis-

Page 9: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

Se comienzan a tomar algunas medidas como la confección de la Esta-dística General de Dementes en 1848, debida al médico de cámara de S.M.D. Pedro Mª Rubio, en la que constaban los dementes existentes en Espa-ña durante los años 1846-184787, los estudios para la edificación de un ma-nicomio modelo, que no tuvo mucho éxito, y las condiciones para realizaruna inspección de los asilos de dementes que según Espinosa88, “transfor-ma en muchos de ellos el viejo estilo de asistir al loco y así desaparecen lascadenas y los látigos a la vez que el temido personaje del padre de los locos”.

Durante la primera mitad del siglo XIX, España no había hechoprácticamente nada por mejorar o al menos impedir, la decadencia dela asistencia a los enfermos mentales.

Mientras en el resto de Europa se había creado un estado de opiniónnuevo respecto a los enfermos mentales, considerándolos como un enfer-mo más, que debía ser tratado por un médico, en España, que siempre ha-bía contado con una asistencia psiquiátrica bastante aceptable, las dificul-tades políticas y económicas habían hecho que nos encontrásemos denuevo rezagados. Un ejemplo de ello se aprecia en la estadística de asilos ypoblación acogida en los distintos países de Europa a mediados de siglo,que llevó a Rodríguez Rubí a identificar erróneamente el bajo número dealienados acogidos en los once establecimientos españoles, en número de2.150, con los realmente existentes en la población: “Debo consignar, paraconsuelo, que comparada nuestra estadística con las de otras naciones, Es-paña es de los pueblos de Europa menos propensos a la demencia”89.

En cuanto a las estadísticas existentes, Seguin sólo considera valio-sa el censo del Dr. Rubio, que pese a haberse hecho a partir de datosoficiales y por ello tal vez incompleto, fue el primero que estimó el nú-mero de enfermos mentales en España. Encontró que los enfermos es-taban distribuidos en los siguientes establecimientos:

73

LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

ta perjudicó a su obra, ya que “si en vez de consagrar su gran capacidad al análisis psicopato-lógico de D. Alonso Quijano, la hubiese aplicado como Giné a su clientela, el servicio que ha-bría prestado a la Psiquiatría habría sido mucho mayor”, refiriéndose a la obra de Pí: “Primo-res del D. Quijote, en el concepto médico-psicológico y consideraciones generales sobre lalocura para un nuevo comentario de la inmortal novela” publicada en 1886.

87 Esta estadística, con varias disposiciones ministeriales fue publicada en la Gaceta de Ma-drid en 7 de octubre de 1848. Seguin, S. 1883: 452.

88 Espinosa, 1969: 181.89 Rodríguez Rubí, T. 1860: 384-385; 399-400.

Page 10: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

74

JAVIER AZTARAIN DÍEZ

• 4 edificios, con los atributos especiales de manicomios.

• 32 hospitales generales (provinciales)

• 10 hospicios o casas de refugio

• 2 casas de expósitos

• 14 cárceles públicas

• 2 casas galeras

• 1 convento de frailes

• 1 presidio

El número total de enfermos que encontró era el siguiente:

Tabla 1. Localización de los enfermos en la Estadística de Dementesdel Dr. Rubio.

La proporción de enfermos fue calculada por el Dr. Rubio en unopor cada 1.667 habitantes o 6 por 10.000, lo cual para Seguin era unaproporción muy pequeña.

Más tarde en la Memoria que recoge el censo de las personas acogidasen los manicomios durante el año económico 1879 a 1880 firmada por D.Castor Ibáñez de Aldecoa, director general de Beneficencia y Sanidad,también es criticada por Seguin. No obstante, la utiliza para estimar, com-parándolo con el censo de 1848, el número total de locos de España quefija en 17.000, si se tiene en cuenta que los locos acogidos en manicomiosascendían a 3.790, y en 1848, este colectivo suponía el 21,33% del total.

Como la población de España en junio de 1880 se calculaba en16.638.938 de habitantes, la proporción sería de un loco por 1.000 ha-bitantes, según Seguin “todavía muy por debajo de la proporción ordi-naria de los países civilizados”.

Localización de los enfermos Hombres Mujeres TotalEn los establecimientos mencionados 912 714 1.626

En las casas de sus familias 3.148 2.077 5.225

Enfermos cuyo sexo no se menciona 426

Total 7.277

Page 11: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

75

LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

De esta misma memoria Seguin saca algunos cuadros, algunos delos cuales reproducimos a continuación.

Tabla 2. Estadística de los dementes ingresados en los manicomios es-pañoles. 1880.

ASILOS Hom. Muj. TotalBadajoz, (Mérida), Manicomio Provincial 84 28 112

Baleares, (Palma), Manicomio Provincial 32 28 60

Barcelona, depósito del Hospital de la Santa Cruz 177 136 313

Barcelona, Manicomio particular de Nueva Belén 59 43 102

Barcelona, Manicomio particular de San Baudilio 378 247 625

Barcelona, Manicomio particular de las Corts de Sarriá 69 37 106

Cádiz, Manicomio provincial 96 73 691

Córdoba, depósito del Hospital 27 21 48

Gerona, Manicomio provincial 31 22 53

Gerona, Manicomio particular de Lloret de Mar 9 1 10

Madrid, Manicomio oficial (Leganés) 125 92 197

Madrid, Manicomio particular del Dr. Esquerdo 24 16 40

Madrid, Manicomio particular de Ciempozuelos 25 - 25

Málaga, Manicomio provincial 23 12 35

Murcia 30 23 53

Oviedo, Manicomio provincial 23 21 44

Salamanca 40 25 65

Sevilla, Manicomio provincial 45 28 73

Soria 3 2 5

Teruel 46 44 90

Toledo 33 19 52

Valencia 294 165 459

Valladolid 308 155 463

Valladolid, Manicomio particular del Dr. Rodríguez 22 5 27

Zaragoza, Manicomio provincial 244 154 398

Totales 2.366 1.424 3.790

Page 12: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

Tabla 3. Clasificación de los tipos de enfermos asilados según Seguin.

La diferencia que apreció este visitante en el número de asilados enlos trece manicomios que visitó iba de los 2.681 oficiales a los 3.033 queél recopiló en su visita. Una diferencia del 13%. Estima, que si esa dife-rencia se extendiera a todo el Reino el número de locos ascendería a19.000 cifra que él considera demasiado elevada, atribuyendo el aumen-to de la población asilada a:“... mayor inclinación por parte de las fami-lias á mandar sus locos á los establecimientos y á mayor cuidado en re-coger á los locos pobres más que á un aumento positivo de la locura”90.

Finaliza diciendo que el número total de locos en España sería de15.000, incluyendo “los cretinos, los idiotas y muchos epilépticos y pa-ralíticos simplemente imbéciles ó lelos”.

Las leyes. La legislación sobre admisión de enfermos

El aumento del número de internados y las ambigüedades de la Leyde 1849 en cuanto al ingreso, producía algunas situaciones conflictivasque intentaron ser resueltas mediante una Real Orden de 21 de mayode 1885 que regulaba el internamiento en los manicomios91.

Clases Hombres Mujeres TotalPacientes tranquilos 1.110 566 1.676

Semi-tranquilos 442 268 710

Violentos 218 170 388

Sucios 238 203 441

Epilépticos 216 117 333

No clasificados 142 100 242

Totales 2.366 1.424 3.790

76

JAVIER AZTARAIN DÍEZ

90 Seguin, S. C. 1883: 457.91 Para estudiar con detalle la Legislación psiquiátrica y su importancia durante el siglo XX

debe leerse el excelente trabajo de Bercovitz “La marginación de los locos y el Derecho”. Ber-covitz , R. 1976.

Page 13: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

La revolución de 1868 y los seis años siguientes, con las guerras car-lista, republicana y de Cuba, no supusieron un cambio significativo, nitampoco la época de la Restauración, por lo que “... el último cuarto desiglo no va a significar nada nuevo en orden a la asistencia benéfica”92.

La ley de Beneficencia de 1849 había concedido al Estado la res-ponsabilidad de la asistencia, pero los problemas de la Hacienda esta-tal, y las sucesivas vicisitudes por las que atravesaba la administraciónpública, hacían cada vez más difícil que el Estado se hiciera cargo de es-ta carga, de forma que mediante Reales Decretos de 27 de junio y 19de diciembre de 1864, se indica a las diputaciones que hasta que el Es-tado allegase los recursos necesarios para construir los manicomios quese habían proyectado, se establecieran en las provincias los locales ade-cuados para asistir a los dementes de ambos sexos o se costease su sos-tenimiento en los manicomios de Valladolid, Zaragoza o Toledo. Laconsecuencia de ello fue que los enfermos se amontonaron en los ma-nicomios sin que estuviera claro quien iba a pagar sus estancias.

La Orden circular de la Regencia del 27 de julio de 1870 y Real Or-den de 29 de febrero de 1876 reiteran que corresponde a las provinciasde la naturaleza respectiva de los dementes, hacerse cargo de los gastoscorrespondientes. Pero esto no impidió que siguieran los litigios a lolargo de todo el siglo.

Un nuevo Real Decreto de 19 de abril de 1887 ordena que las di-putaciones provinciales continúen consignando en sus presupuestos lascantidades necesarias para el sostenimiento de los dementes pobres, au-torizándoles para enajenar bienes de beneficencia pública con destino ala construcción de manicomios y ofreciéndose incluso el gobierno a ha-cerse cargo de ellos una vez construidos93.

Estas disposiciones, junto con el Decreto de 19 de mayo de 1885,relativo a la admisión de enfermos en los manicomios, y otras que sedestinaron a la asistencia a los enfermos mentales en el último cuartodel siglo XIX, fueron impulsadas más por las dificultades administrati-vas –el pago de las estancias– que por un interés en mejorar las condi-ciones de los enfermos o un tratamiento mas apropiado para ellos.

77

LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

92 Espinosa 1966b: 125.93 Espinosa 1966b: 126.

Page 14: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

Las casas de locos en general no eran autónomas, sino meros apén-dices de los hospitales generales y “un lastre para la nada florecienteeconomía de estos centros benéficos”94 que hicieron decir a Giné: “...losmanicomios anexos a nuestros hospitales son pudrideros de locos. Si al-bergaran personas de razón sana enloquecerían casi todas”95.

Esta situación facilitó que las órdenes religiosas se fueran haciendocargo de buen número de manicomios: Leganés, Valladolid, Conjo, ylos únicos manicomios que se habilitaron se debieron a la Orden deSan Juan de Dios. El de San Boi fue vendido a la Orden en 189596 y elde Valencia pasó también a su cuidado. Con estos cambios mejoró laasistencia aunque en muchas ocasiones, el médico del establecimiento–cuando existía– debía supeditar su actuación a la dirección adminis-trativa, que era la que tenía el poder decisorio.

El Decreto de 1885 tuvo vigencia hasta 1931 y sus repercusiones detodo tipo fueron considerables, aunque su derogación fue recogida conjúbilo:“¡Esta ha sido la suerte final del tristemente célebre Real decretode 19 de mayo de 1885, el cual, durante 46 años, ha atormentado a losenfermos de la mente y a los psiquiatras españoles, por poner toda cla-se de trabas absurdas a cuanto representaba el ingreso, permanencia, sa-lida y condición médica de los presuntos dementes o de los recluidos de-finitivamente en los manicomios!”97.

El Decreto de 3 de julio de 1931 ha regulado el internamiento delos enfermos mentales en España desde esa fecha hasta 1983, en que elArtículo 211 de la Ley 13/83 lo sustituyó, siendo la disposición legalpor la que se rige el internamiento psiquiátrico en nuestros días. Comoya se ha indicado el Artículo98 211 de la Ley 13/83 pasó a sustituir a los35 artículos con los que el Decreto de 1931 estructuraba los interna-

78

JAVIER AZTARAIN DÍEZ

94 Espinosa 1966b: 127.95 Giné y Partagás, J. 1882, 2: 126-132.96 Dieckhöfer, 1984: 109.97 Editorial Rev. Med. de Barcelona, 1931, 91: 1-2.98 “El internamiento de un presunto incapaz requerirá la previa autorización judicial, sal-

vo que razones de urgencia hiciesen necesaria la adopción de tal medida, de la que se dará cuen-ta al juez y en todo caso dentro del plazo de veinticuatro horas. El juez, tras examinar a la per-sona y oír el dictamen de un facultativo por el designado, concederá o denegará la autorización

Page 15: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

mientos, y ello ha generado muchas cuestiones médico-legales, jurídi-cas y sociales que aún no están aclaradas99.

La controversia sobre el “manicomio modelo”: el fracaso de la asistenciapsiquiátrica pública

El reinado de Isabel II supuso 25 años sin ninguna actuación im-portante en materia de asistencia psiquiátrica. La única preocupaciónse dirigió al proyecto de manicomio modelo. El plan era ambicioso,“Pero, después de ser fundado el manicomio de Santa Isabel, en Lega-nés, en el año 1852, ya no quedaron recursos para los restantes proyec-tos planificados en las provincias de Zaragoza, Valladolid, La Coruña,Granada, Valencia y Barcelona”100.

El objetivo del manicomio modelo era dar una asistencia a los en-fermos de acuerdo con los cánones de la época y servir de guía a otrosfuturos manicomios que pudieran construirse, además de tener laboresdocentes como escuelas de especialistas.

El 16 de noviembre de 1846 se creó una comisión por el Ministeriode la Gobernación en la que fue incluido el Dr. Rubio101, máximo im-pulsor del proyecto. Ante la situación en que se encontraban los pa-cientes del departamento de dementes del hospital de Madrid, quecontaba con capacidad sólo para 50 enfermos, alcanzando ya entoncesMadrid la cifra de 200.000 habitantes, se inauguró de forma provisio-nal, en 1851, el manicomio de Sta. Isabel de Leganés, que nacía con eldefecto básico de no ser de nueva planta. A ello unía que se designó pa-ra la dirección a un religioso no médico, despidiéndose a Villargoitia102,

79

LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

y pondrá los hechos en conocimiento del Ministerio Fiscal, a los efectos previstos en el artícu-lo 203. Sin perjuicio de lo previsto en el artículo 269, 4º, el juez, de oficio, recabará informa-ción sobre la necesidad de proseguir el internamiento, cuando lo crea pertinente y, en todo ca-so, cada seis meses, en forma igual a la prevista en el párrafo anterior, y acordará lo procedentesobre la continuación o no del internamiento”.

99 Cabrera Forneiro, J. y Fuertes Rocañín, J. C. 1994: 299.100 Dieckhöfer, 1984: 107.101 Médico de la Corte y consejero de Salud Pública. Dieckhöfer, 1984: 107.102 José Prudencio Rodríguez Villargoitia nació en Larriño, Guipúzcoa, el 24 de enero de

1811. Inició sus estudios de medicina en el Antiguo colegio de San Carlos de Madrid, en clasede alumno médico-cirujano en 1827, a la edad de 16 años.

Page 16: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

que había dirigido las obras de acondicionamiento y nombrándose fi-nalmente, al médico del pueblo para que prestase sus servicios como in-ternista.

“Quizá el móvil fundamental en este caso sea el quitarse de encimaa los locos que molestan a los demás enfermos y son un espectáculo po-co edificante en un momento en el que se intenta reformar los hospi-tales para colocarlos a una altura “europea”. De ahí que en la primeraorden orgánica de Leganés, dictada por el gobernador de Madrid el 5de mayo de 1852, aparte de que el director nombrado no sea médico,sino eclesiástico, dice en su disposición tercera que –el régimen interiorde la casa estará encargado a la misma Superiora de las Hermanas de laCaridad–, por lo que es fácil deducir el rango que dentro de ella se atri-buía al médico”103.

La situación del manicomio mejoró algo después de unos sucesosque salieron en los medios de comunicación, el 16 de mayo de 1858.Pero al cabo de tres años de esa fecha, seguían existiendo graves defec-tos, como la falta de agua potable, instalaciones para los baños, falta deterreno para la expansión y trabajo de los enfermos. A esto se unía queseguían mezclados los curables con los incurables y los convalecientes.En definitiva, no existía dirección médica.

La Ley de 1 de abril de 1859 asignó treinta millones de reales a es-tablecimientos de beneficencia, de los cuales diez se destinaban a losmanicomios. Se realizó un concurso, por Real Decreto de 28 de julio

80

JAVIER AZTARAIN DÍEZ

De su producción científica, destaca la memoria: De los medios de mejorar en España lasuerte de los enajenados, publicada en 1846, en la que declara que las enfermedades mentaleseran comparables a cualquier otra dolencia de base orgánica y no “lesión del principio psico-lógico según algunos equivocadamente suponen”. Considera el aislamiento como importantemedida terapéutica: “tal como la ciencia lo comprende es la medida más principal e importan-te de todas, la que debe figurar a la cabeza de todo tratamiento, aún atendiendo sólo a la cu-ración y prescindiendo del derecho que la sociedad tiene a reclamar se le guarezca y libre de losactos de insensatez”.

Propuso la creación de tres centros nacionales, situados estratégicamente en Vitoria, Ma-drid y Sevilla, que contendrían quinientos dementes cada uno, cifra demasiado baja para lasnecesidades existentes, que podría completarse con la mejora de algunos ya existentes. Para co-nocer más detalles sobre su biografía puede consultarse: Rey González, 1984: 264-268.

103 Espinosa, 1966b: 100.

Page 17: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

de 1859, al que se presentaron ocho proyectos y fue elegido el de donCristóbal Lecumberri, que llegó a aprobarse como anteproyecto, a lavez que la compra de la dehesa Amaniel para su ubicación. Como ha-bía que habilitar créditos extraordinarios para su construcción, esta sefue alargando y finalmente se abandonó.

En 1869 se encargó un nuevo anteproyecto al arquitecto TomásAranguren, para 500 enfermos de cada sexo en 225.000 m2 de superfi-cie, con jardines, huerta, casa de labor y pabellones para distinguidos,con un presupuesto de gastos de 578.227,510 escudos que tampoco lle-gó a realizarse.

Hubo un nuevo intento en 1874 nombrándose una comisión que noobtuvo éxito, pero que llegó a algunas conclusiones de interés: “Debíatener objetivo científico y benéfico, curativo para locos curables y de re-fugio para los no curables. La construcción debía ser hecha bajo la vigi-lancia y orientación de los médicos y debía haber un médico director.Proponían que se hiciera para 1.000 enfermos, 500 de cada sexo, con unaextensión de más de 100 fanegas, situado en las cercanías de Madrid. Allíse debían formar los futuros directores y médicos de manicomio, paradotar a éstos de médicos adornados de la alta capacidad, de la vasta ins-trucción, de la fecunda experiencia y las raras dotes que se requieren pa-ra dirigir debidamente el tratamiento de las enfermedades mentales y es-tablecer y conservar en ello un orden bien entendido”104.

Estas recomendaciones no sirvieron de nada, aunque Leganés fueadoptado como manicomio modelo por la Instrucción de 27 de enerode 1885, siendo el único manicomio que se consiguió de los seis que sehabían propuesto en la Ley de Beneficencia de 1849.

Por Real Decreto de 12 de mayo de 1875 se publicó el reglamentoorgánico. La Junta de Patronos tenía atribuidas la dirección y adminis-tración del manicomio, admisión, altas y licencias de los albergados. Elmédico solo era el jefe facultativo, siendo el administrador el “jefe delestablecimiento”, estando todos los empleados a sus órdenes.

81

LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

104 Méndez Alvaro, Fco. “Proyecto de informe sobre el establecimiento de un manicomiomodelo”. Anfiteatro Anatómico español, 2, 4, 29-30, 54, 101, 186-187. Citado por Espinosa,1966b: 103.

Page 18: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

Leganés se convirtió en un “almacén” de enfermos totalmente inac-tivos, salvo por la práctica del juego del parchís y el dominó. La lim-pieza mejoró, lo que fue atribuido por parte de algunos visitantes a labuena labor de las Hermanas de la Caridad, pero la asistencia médicaseguía sin implantarse.

En estas condiciones, tampoco podía ser un centro dedicado a ladocencia y supuso un freno para la reforma que era necesaria: “Lo pe-or... es que significó un serio obstáculo para la reforma verdadera, al de-jar la Ley prácticamente sin sentido al resto de los manicomios espa-ñoles, algunos de los cuales contaban ya con una larga tradición, y quevieron así coartada su propia iniciativa”105.

Los dos proyectos de manicomios modelo, el de Pedro María Ru-bio para Leganés y el de Pí y Molist para el de la Santa Cruz, sufrieronuna cadena de vicisitudes que les hicieron retrasarse prácticamentetreinta años desde su proyecto, hasta su inauguración. Leganés, que ini-ció su andadura “provisional” en 1852 no quedó aprobado como “mo-delo” hasta 1885, mientras que en el caso del de la Santa Cruz, el “Pro-yecto Médico Razonado para la construcción del Manicomio de laSanta Cruz” fue publicado en 1860 y la apertura del establecimiento,como centro privado, no se produjo hasta 1889.

Con este retraso, es fácilmente comprensible que, “... ambos pro-yectos fracasaron en su intención de ejemplaridad, bien porque nuncase alcanzara un nivel de funcionamiento eficiente, porque el resultadofinal no recordara en nada a lo pretendido inicialmente, o porque latardanza en su ejecución los convirtiera en obsoletos en el momento deponerlos en práctica”106.

La consolidación del estado liberal ayudó a introducir las ideas pro-venientes de Europa, apareciendo las primeras denuncias sobre las con-diciones de atención a los dementes e iniciando un debate sobre losmodelos asistenciales.

82

JAVIER AZTARAIN DÍEZ

105 Espinosa, 1966b: 104.106 Martín 1994: 66.

Page 19: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

La iniciativa privada: los filántropos y las órdenes religiosas

De cualquier forma, la más importante medida de esta época es laLey de Beneficencia de 20 de junio de 1849, que continuó vigente du-rante todo el siglo XIX y junto con el Real Decreto de 1885 que regulael ingreso de dementes en los manicomios, constituyen el marco jurí-dico para la asistencia psiquiátrica hasta el primer tercio del siglo XX.

En principio, su finalidad primordial era:“...acabar con la mendici-dad, que rompía ese buen tono que se quería dar a la sociedad de en-tonces... este tímido intento encontró tan fuerte oposición... que al fi-nal la ley aprobada apenas tiene parecido con el proyecto presentado alas Cortes”107.

“La discrepancia básica en torno a la Beneficencia consistía en si es-ta debía considerarse como un deber del Estado, y por lo tanto, comoun derecho de todo ciudadano, o sí, por el contrario, se seguía con-fiando en una asistencia basada en las instituciones caritativas”108.

Comelles considera que la oposición a la Ley provenía de su carác-ter secularizador, que había sido la crítica “mas sustanciosa” que se ha-bía hecho a la Ley de 1822, llegando a afirmarse en público que el pro-yecto era pagano.

En su opinión, “... la oposición trataba que la Iglesia siguiese tenien-do una posición destacada en la gestión de los centros, para evitar que laBeneficencia pública se convirtiese en una obligación del Estado”109.

La Ley, que respondía a la necesidad de resolver la crisis económicade las instituciones, era un intento de precisar el marco menos compro-metedor para el Estado. A diferencia del modelo francés, en el que la leysobre los alienados precedió al resto de las leyes sobre beneficencia, en Es-paña, los dementes se incluyeron como un caso más dentro de ella. “Almismo tiempo, la Ley sustrajo a los establecimientos de la anterior tute-la de Ayuntamientos y Diputaciones para atribuirlas al Estado, aunqueaceptando el auxilio eventual de las corporaciones locales”110. “La vice-

83

LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

107 Espinosa 1969: 182.108 Martín, 1991: 39.109 Comelles, 1988: 46-47.110 Comelles, 1988: 47.

Page 20: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

presidencia de las Juntas de Beneficencia a partir de 1849 las ostentabanlos obispos y había en ellas dos eclesiásticos más”111.

El texto aprobado afirmaba la responsabilidad del Estado pero respeta-ba los derechos adquiridos, por fundación o similar, a los patronos de losestablecimientos de beneficencia, que sólo podían ser sustituidos por el Es-tado y que en gran parte eran del clero. Esto permitía que los directores delos centros fueran administradores no médicos, estando supeditados estosa las decisiones económico-administrativas que aquellos pudieran tomar.

La Ley consagró el principio de carácter subsidiario de la asistencia pú-blica facilitando la privatización, que motivó inversiones importantes porparte de la Iglesia, órdenes religiosas o sociedades privadas. Estas iniciativasserían apoyadas mediante conciertos con el Estado, que según Comellesiban a convertirse en un negocio saneado y cuyos efectos sobre la asisten-cia: “...consistieron en favorecer a los propietarios de los centros, marginara los médicos y liberar a los poderes locales de sus responsabilidades”.

En principio, la Ley produjo más confusionismo, ya que su Regla-mento no fue publicado hasta el 14 de mayo de 1852. Ante la falta derecursos económicos, el Estado se vio obligado, considerando las ven-tajas que se podrían derivar de ello, a establecer provisionalmente me-diante dos Reales Decretos de 27/6 y 19/12 de 1864, que las Diputa-ciones debían hacerse cargo de la asistencia a los dementes, en tanto seconstruyeran los manicomios modelo que se habían proyectado. Paraello, debían habilitar locales en los hospitales generales o sufragar losgastos de los manicomios en funcionamiento, sin decir las medidas decontrol e inspección que debían tomarse. La única medida era confiarla inspección al gobernador civil correspondiente.

Dos Reales Órdenes de 1870 y 1876 obligaban a las provincias deprocedencia del enfermo a pagar su sostenimiento y la Real Orden de19/4 de 1887, establecía que las diputaciones se harían cargo del soste-nimiento de los dementes pobres, concediéndoseles autorización paraenajenar bienes de la Beneficencia Pública para conseguir fondos conlos que proceder a construir nuevos manicomios112.

84

JAVIER AZTARAIN DÍEZ

111 Espinosa, 1966b: 130.112 Márquez, 1988: 79

Page 21: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

Las diputaciones también carecían de recursos y la población de en-fermos crecía progresivamente, en consecuencia, comenzó a aparecer laoferta privada, especialmente dirigida a las clases sociales con capacidadeconómica para financiar el coste de los cuidados “pensionistas”, con-certándose la asistencia a los pobres con las corporaciones provincialesque no tenían establecimientos en sus territorios.

Estos centros privados estaban ubicados cerca de las ciudades máspobladas. En general eran de poca capacidad y estaban dirigidos pormédicos alienistas que basaban la asistencia en el Tratamiento Moral yel “Non-restraint”113.

Durante la Restauración (1875-1902), no hubo ningún cambio enla política asistencial. Las diputaciones, que eran responsables de laatención a los enfermos mentales, carecían de los recursos necesariospara la construcción de hospitales para atender a estos pacientes y de-jaron el camino abierto a la iniciativa privada.

En Cataluña, se pasó de 250 camas psiquiátricas todas ellas públicas,a casi 2.500, de las cuales 2.100 eran privadas, siendo la única iniciativapública la construcción en 1885, por la Diputación de Gerona, del ma-nicomio de Salt114, que según Aparicio115 tuvo que ver con el descréditode Sant Boi y respondía exclusivamente a razones administrativas.

Las nuevas instituciones son debidas a la iniciativa de alienistas par-ticulares, propietarios de centros asistenciales con un pequeño número deplazas, que atendían preferentemente a pacientes privados, aunque pos-teriormente alquilaron plazas a enfermos con cargo a las Diputaciones116.

85

LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

113 Comelles, 1988: 67-68. Dieckhöfer, 1984: 108.114 Comelles, 1988: 67. Para conocer la historia del hospital psiquiátrico de Salt, véase “El

psiquiàtric de Salt de Gil R. Mª y Boadas J. 1987.115 Aparicio, 1980: 555.116 Por orden cronológico, fueron los siguientes: 1) La Torre Llunática de Lloret, fundada

por Francesc Campderá en 1844; 2) El Manicomio de Sant Boi de Pujadas, fundado en 1853;3) el Manicomio de Nova Betlem de Giné y Partagás que funcionaba desde 1850, pero comomanicomio solo desde 1857; 4) el Instituto Frenopático de Dolsa y Llorach que empezó a ope-rar entre 1868 y 1874; 5) el manicomio de Reus de Briansó, que cierra la lista de las grandesfundaciones, construido a partir de 1900 y 1904. A ellos habría que añadir la ampliación deSant Boi en 1892. Comelles. 1.988: 68.

Page 22: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

Dieckhöfer117 también considera en relación con los manicomiosprivados, que “... Cataluña se mostró como modelo y ejemplo, ya quepor sus múltiples ramas industriales alcanzó el nivel más alto de Espa-ña, y a la vez se mostró más abierta a la influencia de Francia que Cas-tilla”.

Este mismo autor, destaca el establecimiento del Dr. Esquerdo, enCarabanchel Alto, cerca de Madrid, que tenía “ventajas similares” alInstituto Frenopático de Dolsa y Llorach y resalta que estaba dedicadoa los “hacendados”118.

Anteriormente a 1870 estas instituciones estaban impregnadas deideas filantrópicas y la asistencia se acercaba a lo que se conocía en otrospaíses europeos, mejorando la que existía en los centros públicos, comoconfirma Ullersperger119, que sin embargo mantenía algunas reservas encuanto a la calidad asistencial.

Esta opinión es confirmada por Seguin, un psiquiatra americanoque recorrió trece manicomios del país, y escribió un informe en 1883120

valorando negativamente la calidad de la asistencia y la capacidad cien-tífica de los alienistas, a los que salvo las excepciones de Pí y Molist yGiné y Partagás, consideraba de un nivel intelectual ínfimo y respectoa la política del “Non restraint”, que muchos propugnaban, una pala-bra vacía de contenido teórico.

La Ley de 1852 tuvo otras consecuencias:“La nueva ley fomenta in-cluso las fundaciones piadosas, otorgándoles los beneficios de la Bene-ficencia pública, y pronto comienza una nueva ola fundacional, comoen el siglo XV, a cargo esta vez de la Orden de San Juan de Dios”121.

Este fenómeno fundacional, que es quizá el más característico de laRestauración, se hacía incorporando los elementos de la comunidad re-ligiosa a la institución psiquiátrica, cumpliendo las labores de enferme-ría y asistenciales, en contacto directo con los pacientes. El modelo defuncionamiento lo proporcionó el manicomio de Leganés en el cual las

86

JAVIER AZTARAIN DÍEZ

117 Dieckhöfer, 1984: 107-108.118 Dieckhöfer, 1984: 115.119 Ullersperger, J. B. 1954: 131-139.120 Seguin, E. C. 1883.121 Espinosa 1969: 183.

Page 23: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

Hermanas de la Caridad comenzaron su actividad asistencial con laapertura del establecimiento. Este fue el sistema elegido al inaugurarseel Manicomio Navarro, manteniéndose en el caso de las HermanasHospitalarias hasta la actualidad y cancelándose el acuerdo con los Her-manos de San Juan de Dios el año 1923.

La incorporación de estas comunidades supuso mejoras en el tratoa los pacientes, en lo cual coinciden diversos autores122, aunque no to-dos los testimonios son favorables123. Ya se ha comentado la opinión deEspinosa124 respecto a la disposición tercera de la primera orden orgá-nica de Leganés, dictada por el Gobernador de Madrid el 5 de mayo de1852, encargando el régimen interior del establecimiento a la Superio-ra de las Hermanas de la Caridad, confiriéndole por tanto más autori-dad en ese ámbito que la correspondiente al médico.

Márquez, también se refiere a este punto y afirma: “...las Hermanasde la Caridad y empleados que poseían excesiva autoridad, hicieron tra-bajar a los dementes según sus propias conveniencias. Este fue el únicosistema de laborterapia empleado”125.

La aportación española a la psiquiatría en el siglo XIX

Nos hubiera gustado incluir aquí numerosas aportaciones de lospsiquiatras españoles a las nuevas tendencias que imperaban en otrospaíses en el tratamiento destinado a los enfermos mentales. Desgracia-damente, y con muy contadas excepciones, los alienistas españoles noparecían estar muy actualizados en las corrientes de pensamiento de laépoca. Seguin lo deja de manifiesto, con bastante dureza, en las con-clusiones de su visita126: “Si exceptuamos tal vez media docena, los mé-dicos que encontré encargados de los locos tenían poco conocimientodel asunto y eran evidentemente incapaces de reconocer la parálisis ge-

87

LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

122 Espinosa 1966b. Gracia Guillén, 1982. Márquez, 1988: 179. Giné y Partagás: Regla-mento del Manicomio de Nueva Belén, art. 35. 1874. Galcerán: “El moderno Manicomio, deSan Boi de Llobregat. científicamente considerado”. 1892: 78.

123 Véase también, lo que dice al respecto Nicasio Landa en su Memoria. Anexo 3.124 Espinosa, 1966b: 100.125 Márquez, 1988: 77-78.126 Seguin, E. C. 1883: 48-459.

Page 24: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

neral en sus primeros estadios ó en sus formas especiales. Casi sin ex-cepción eran incapaces de leer la extensa y valiosa literatura sobre en-fermedades mentales que hay en alemán o inglés, y fuera de un cono-cimiento vago y escéptico de la “no sujeción” no sabían nada de laadmirable manera de tratar á los locos en los países más allá de Francia.Varios de esos caballeros leían francés y conocían regularmente la lite-ratura psiquiátrica francesa hasta diez años atrás. Nunca había com-prendido tan claramente como hombres de actividad y talento podíanestrellarse en su obra y parecer mal instruidos por falta de conocimien-to de las lenguas modernas. Esto es más verdad aun en esta especiali-dad de la medicina, que desde los días de Pinel ha progresado casiigualmente por obras escritas en las tres grandes lenguas modernas.

Muchos de los médicos que encontré, no habían estado nunca fue-ra de España, y por lo tanto no habían visto nunca con sus propios ojosla practicabilidad de la no sujeción, el influjo maravilloso de la ocupa-ción, etc. que demuestran tan perfectamente los manicomios de Ingla-terra y Escocia”.

Posteriormente hacía una referencia a la breve instrucción clínica so-bre las enfermedades mentales que recibían los estudiantes de medicinaen las universidades y resaltaba que no existía ninguna asociación de alie-nistas, para que estos tuvieran la ocasión de intercambiar conocimientos,ignorando lo que hacían sus compañeros españoles y los de otros países.

De esta crítica solo salvaba a Giné: “El Dr. Giné, que es una excep-ción distinguida de lo que acabo de criticar, ha invitado á los médicosde los Manicomios y otros que se interesen por la Psiquiátrica, á cele-brar una reunión en su manicomio de Nueva Belén en el próximo se-tiembre, ofreciendo premios para memorias sobre ciertos temas, lo cualsin duda dará lugar á una discusión general. Esto puede ser el principiode una asociación Médico-psicológica que tal vez indirectamente resul-taría provechosa y un beneficio permanente á los locos de España”.

En cuanto a las corrientes teóricas imperantes, predominaba la Es-cuela Francesa; esta situación, respecto a la influencia de la psiquiatríafrancesa en nuestro país en el siglo XIX, está refrendada por Rey Gon-zález127que ha constatado en un estudio de las 79 traducciones publica-

88

JAVIER AZTARAIN DÍEZ

127 Rey González, A. 1982: 10.

Page 25: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

das a lo largo del siglo XIX en revistas españolas, que corresponden al22,15% de todo lo publicado, 64 proceden del francés, 7 del inglés, 6del alemán y 2 del italiano.

El mismo investigador destaca a los autores con más productividad,que son: Arturo Galcerán, con 71 artículos, Juan Giné con 53 y dos desus más directos colaboradores en Nueva Belén; Ribas Pujol con 40 yRodríguez y Rodríguez con 28. De los extranjeros el de más producti-vidad es Magnan, con 18 artículos traducidos, seguido de Ball y Char-cot con 10.

Los médicos que comenzaron a preocuparse en España por una psi-quiatría más moderna no fueron psiquiatras, sino especialistas de otroscampos como Pedro Mata y Fontanet128 y los alienistas catalanes quecomenzaron a abrir los establecimientos privados, que ya hemos men-cionado anteriormente, como Giné y Partagás, Dolsá y Llorach, Camp-derá y Pujadas.

Debemos detenernos brevemente en Pedro Mata, ya que tiene unasingular importancia en este estudio. Mata fue el “padrino” de la tesisde Nicasio Landa129 y con toda seguridad habría influido de forma de-cisiva en la formación de Landa en todo lo referente a las enfermeda-des mentales. Hombre polifacético, Catedrático de término en la Uni-versidad Central, encargado de la asignatura de Medicina Legal yToxicología, Mata dictaba en el Ateneo Científico y Literario de Ma-drid unas lecciones sobre la razón humana, en estado de enfermedad,que en concreto en el libro que hemos tenido la ocasión de consultar130

se iniciaron el 30 de enero de 1858 y la número veinticinco y última, ladictó el primero de mayo de 1858.

89

LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

128 Pedro Mata y Fontanet (1811-1877) pasó en su época por filósofo, médico legista, psi-cólogo, alienista, poeta, dramaturgo, novelista, fundador de revistas, orador elocuente, buenpolemista y propagador incansable de la política liberal. Escribió un Tratado de Medicina Le-gal y Toxicología que durante muchos años se utilizó como texto en las Universidades españo-las. Introductor en nuestro país de la medicina positivista europea, concretamente del somati-cismo psiquiátrico de Griesinger y Parchappe, (Véase Sancho de San Román, 1962) suorientación tendrá continuación en Giné y Partagás, Rodríguez Morini y Esquerdo, frente a losPeset, Santero y Pí y Molist que proseguirán fieles al psicologismo psiquiátrico. Puede ser con-siderado el padre de la Medicina legal en España. Sancho de San Román, R. 1962: 25-31.

129 Viñes, J. J. Anexo 1.130 Mata, Pedro. 1878.

Page 26: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

90

JAVIER AZTARAIN DÍEZ

Tratado de la Razón Humana. Portada. Por el Dr. D. Pedro Mata.

Page 27: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

En la lección XIII, hace una descripción y crítica de las clasificacio-nes de las enfermedades mentales debidas a dieciséis alienistas131sin queninguna le parezca acertada, valorando algo más la de Esquirol, aunquese refiere a ella diciendo: “Por de pronto, la lipemanía ó melancolía delos antiguos no es un género diferente de la manía, porque esta, así co-mo unas veces hace tomar al loco la forma lipemaníaca ó melancólica,otras veces le hace tomar la querománica ó la locura alegre, como la de-moníaca, la soantrópica, etc. Luego falta la imbecilidad, que los auto-res más modernos colocan después del idiotismo; y por todas estas ra-zones no abrazarémos la clasificación de Esquirol, aprovechándonos,sin embargo de las buenas cosas que contiene para cuando proponga-mos la que nos parezca preferible”.

Sorprende la utilización de nuevos términos: querománica, demo-níaca, soantrópica, cuando en los dos párrafos anteriores destruye, laclasificación de Guislain (en su texto “Guslain”) acusándola de excesode nuevas palabras132. Destina desde la lección “decimacuarta” hasta la“vigésimasegunda” a explicar su propia clasificación y análisis de las en-fermedades mentales, que previamente había descrito mediante obser-vación de los enfermos de un manicomio imaginario en dos leccionesanteriores.

Divide inicialmente la locura o enajenación mental en dos clases:una esencial, idiopática la otra sintomática, dependiente de otra afec-ción o estado del sujeto. Aunque con un estilo literario que ahora pue-de resultarnos chocante y no carente de cierto narcisismo, que en oca-siones se aproxima a la crónica de sucesos, su libro trata de la casitotalidad de las enfermedades mentales que conocemos, algunas poco

91

LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

131 Cullen, Pinel, Rush, Burrows, Prichard, José Frank, Guislain, Esquirol, Faubillo, Ge-orget, Parchappe, Morel, Hoffvauer, Adelon, Orfila y Brierre de Boismont.

132 “ Os perdono el tormento de oir la continuación de ese tiroteo tan estrafalario de pa-labras científicas tomadas de un idioma que en otros tiempos ha sido el sabio. Se conoce queel bueno de Guslain es aficionadá las palabras revesadas é ininteligibles, por cuyo abuso nos po-nen en ridículo, y no les falta razón, nuestros jueces y tribunales, cuando en nuestros dictáme-nes abundan esa especie de palabrotas. Dando nosotros estas lecciones con aplicación á la prác-tica del foro, nos bastaría esta consideración para rechazar la clasificación de Guslain; y por lomismo que he empezado su crítica diciendo que no la iba á admitir, es ocioso que pierda eltiempo examinando los demás defectos que esa clasificación contiene independientemente delestrambótico tecnicismo que la hace sobremanera ridícula”. Mata, P. 1878:293.

Page 28: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

frecuentes en nuestro medio actualmente, como la licantropía, la an-tropofagia, el albinismo, adjudicando a la espermatorrea diferentes ma-les133, lo mismo que a la pelagra, pero también incluye interesantes des-cripciones de trastornos que seguimos viendo en consulta en laactualidad y puede ser considerado uno de los primeros tratados de psi-quiatría en lengua española.

No puede decirse que los psiquiatras españoles hicieran aportacio-nes relevantes a los nuevos enfoques en el tratamiento a los enfermosmentales que se habían experimentado en el resto de Europa a finalesdel siglo anterior. Giné134 siguió la línea organicista de la psiquiatríafrancesa y cultivó, como muchos de los primeros alienistas, otra espe-cialidad además de la psiquiatría135, en su caso fue la dermatología. Es-cribió doce libros y más de medio centenar de artículos y fue catedrá-tico en Santiago de Compostela y de Clínica Quirúrgica en Barcelona.Inició la enseñanza de la Frenología a estudiantes de medicina en unoscursos dominicales que dictaba al pie de una encina, en el manicomiode Nueva Belén, que pronto adquirieron éxito y han sido consideradoscomo la primera cátedra libre de psiquiatría136 en nuestro país137, ya queno existía hasta entonces una cátedra oficial, aunque se había reclama-do con insistencia su creación.

Desde 1864 fue primero consultor y después director del manico-mio de Nueva Belén, que había sido fundado en 1857 en la villa de

92

JAVIER AZTARAIN DÍEZ

133 “La lectura de las observaciones recogidas por Lallemand no nos deja ninguna duda deque las poluciones nocturnas y diurnas, ó sea las pérdidas seminales, son muy capaces de alte-rar la razón de los enfermos y darles el aire de verdaderos locos. Hipocondría, delirio, inclina-ción al asesinato, suicidio, todo se encuentra en esos preciosos casos que ha recogido aquel pro-fesor con tanto esmero y tanto a cierto”. Mata, P. 1878:517.

134 Juan Giné nació en Barcelona el 18/11/1836. Se licenció en Medicina en la Universi-dad catalana en 1858 y se doctoró en Madrid cuatro años más tarde. Posteriormente volvió denuevo a Barcelona como Catedrático de Clínica Quirúrgica. En 1892 fue designado decano,puesto que ocupo hasta su fallecimiento el 27/02/1.903. Sancho de San Román, R. 1960: 9.

135 Una amplia visión de la obra psiquiátrica de Giné y Partagás puede encontrarse en laTesis doctoral de Rafael Sancho de San Román, publicada en Ediciones del Seminario de His-toria de la Medicina Española. Universidad de Salamanca. Sancho de San Román, R. 1960.

136 Cuando Giné se licenciaba en Medicina (1858) Mata ya estaba dictando sus clases enel Ateneo en Madrid aunque no hiciera referencia a la “psiquiatría” sino a la “rzón humana enestado de enfermedad”. Mata, P. 1878.

137 Rey González, R. 1982: 101.

Page 29: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

Gracia y que fue erigido de nueva planta en 1873 en San Gervasio deCassolas (Barcelona). Allí reunió un buen número de discípulos entrelos que destacan Galcerán Granés138,139, Martí Juliá, Rodríguez Morini yRibas Pujol.

El manicomio se convirtió en un centro importante para la psi-quiatría española al acoger el Primer Certamen Frenopático el mes deseptiembre de 1883 y a Giné se le considera el fundador de la primerarevista española de psiquiatría: la Revista Frenopática barcelonesa, en1881140.

El manicomio de Nueva Belén debía “ser realmente un Manicomioy no parecerlo”141. Para conseguir los efectos deseados había que:“...ro-dear a los enfermos de un conjunto de indicaciones físicas y de in-

93

LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

138 Arturo Galcerán Granés nació en Gerona en 1850. Se trasladó pronto a vivir con su fa-milia a Barcelona en donde se licenció en Medicina en 1875. Estaba interesado en la Cirugía,pero Giné, Catedrático de Clínica Quirúrgica, le ofreció realizar guardias en el manicomio deNueva Belén, del cual era director desde 1864. Allí se despertó su vocación psiquiátrica. Per-maneció siete años en el centro como único colaborador de Giné y en 1881, con el ingreso co-mo nuevo médico de Ribas Pujol, pasó a ser consultor. Participó en el núcleo de psiquiatrasque en torno a Giné llevaban a cabo un tipo de asistencia diferente, basada inicialmente en elNon-restraint y en forma general en el tratamiento moral. Como su maestro, tenía un enfoqueorganicista y adquirió gran experiencia clínica y de dirección, lo cual le llevó a ser nombradoen 1885 director del manicomio de San Baudilio de Llobregat, después de la crisis del centrotras una epidemia de cólera. Galcerán trabajó intensamente durante 10 años y consiguió recu-perar el prestigio del centro. Fue el máximo productor de artículos psiquiátricos de todo el si-glo XIX, más de 75 en poco más de veinte años y fundador al final de su vida profesional, de laSociedad de Psiquiatría y Neurología de Cataluña, primera de las sociedades de especialistas ennuestro país de la que fue presidente. Rey González, A. 1985: 223-226.

139 Galcerán consideraba que el manicomio, tal como se conocía en su tiempo, daría pa-so a asilos especiales para todo tipo de enfermos, tendrían una sola planta, un funcionalismoespecial y el ingreso se realizaría atendiendo a las condiciones médico-legales del enfermo. Loscinco tipos de asilos que el esperaba llegasen a funcionar eran: 1) el Sanatorio, para los psico-neuróticos, 2) el Asilo para los epilépticos, 3) el Asilo-escuela para los agenésicos, 4) el Mani-comio para locos, y 5) el Reformatorio para degenerados morales y delincuentes. Galcerán Gra-nés, A. 1907: 213.

140 En febrero de 1865 salió publicado el primer número de La razón de la sinrazón, “Re-vista de medicina e higiene mental redactada, impresa y litografiada por los señores pensionis-tas del Instituto Manicómico de San Baudilio de Llobregat”. Según Antón esta sería la prime-ra revista que aborda en España temas psiquiátricos, sin embargo solo se editaron tresejemplares y no volvió a reeditarse hasta 1879. Antón, P. 1982: 46. Rey González cita a MéndezAlvaro, indicando que esta publicación no tuvo apenas trascendencia. Rey González, A. 1982:102.

141 Giné y Partagás, J. 1881: 126.

Page 30: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

fluencias morales, que, al paso que proporcionen al organismo elemen-tos materiales, los más vivificantes, den al espíritu tranquila expansión,calma y sosiego, cohibiendo suavemente los exagerados impulsos deldelirio”.

El tratamiento a los asilados –que estaba inspirado en el “Non-res-traint”– se daba por medio de la higiene, tranquilidad, seguridad, or-den, suavidad, confianza y consejo. Giné era partidario del aislamientopara separar al enfermo del ambiente en que nació la enfermedad:

“El vulgo olvida –y es gran lástima– que la indicación causal –lasustracción del organismo a la causa– es la que primero debe satisfacerun buen terapeuta. Aquí, en psiquiatría, la indicación causal consiste enapartar tempranamente al alienado del influjo de los agentes físicos ymorales en que nació la enfermedad. Esta indicación no se puede cum-plir apartando el mundo del individuo, pero se satisface separando alindividuo del mundo: secuestrándole. Secuestración aislamiento, ma-nicomio, he aquí el único, pero poderoso y eficaz remedio, al principiode las enfermedades mentales.

Pero el manicomio causa horror. Causas de ese horror:1º. El manicomio antiguo, comparable sólo con la cárcel o el presidio.2º. El manicomio moderno explotado por malvados, cuyos senti-

mientos generosos están siempre ausentes de su corazón.3º. Injurias y calumnias, perdonables porque son de locos que sa-

lieron del manicomio por insolvencia u omisión de pago, o por cálcu-lo de sus deudos, a quienes más cuenta les trae la soltura del loco, gra-tuita, que su reclusión pagando. ¡Cuánto pariente pobre, de loco rico,se refocila con la pensión que éste pagaría a un manicomio, si fuese ár-bitro de escoger su destino y librarse de los golpes y encierros a que lescondenan sus benévolos parientes!”142.

El interés por el “Non-restraint” no era exclusivo de Giné. Sereñanatambién defiende el método en su participación en el Primer CertamenFrenopático español, atribuyendo la paternidad del sistema al doctor

94

JAVIER AZTARAIN DÍEZ

142 Giné en “De la necesidad de popularizar el conocimiento (diagnóstico) de la alienaciónmental” (fragmento) Rev. Fren. Barc. 5, 1885: 5-29. transcrito por Rey González, A. 1982.

Page 31: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

Charleston (!) y a Mr. Hill143, que lo habrían puesto en práctica en el asi-lo de Lincoln a principios de 1829, por tanto diez años antes de la fechaque se concede a Connolly para el mismo objetivo144. Es más realista pe-se a su bucólica visión de los manicomios145, y recomienda el sistemamixto: “esto es, del empleo de todos aquellos medios de sujeción que,sin producir en los tegumentos del loco lesión de ninguna clase, comopuede acontecer con las ligaduras demasiado apretadas, ni herir el sen-timiento de dignidad que experimenta el cuerdo ante la vista de medioscontentivos fabricados con mucho hierro, impidan que el orate infiera ánadie el menor daño y pueda atentar á su propia persona”146.

El mismo autor se pregunta, si el homicida, el incendiario, el suici-da, pueden ser tratados con ese método sin exponer a los demás asila-dos a lesiones corporales, sin que muebles y edificios se vean expuestosa destrozos, y sin que el propio enfermo atente contra su vida, y finali-za: “La camisa de fuerza, el pantalón de Parigot, el cinturón, las trabas,y las celdas fuertes acolchadas, son medios contentivos que, debida-mente aplicados, ni exasperan el delirio del enfermo, ni ofenden la vis-ta de la persona cuerda que se vé obligada á usarlos para el tratamientode la locura.

O sino, testimonio ocular hemos sido nosotros mismos al recibir enel Manicomio á enfermos procedentes de casas particulares, quienes,presos de delirio furioso, la familia no ha querido atarles; pero en cam-bio, de la compresión ejercida por las manos de robustos guardianes,han quedado impresas en los miembros del enfermo, las huellas de losdedos y de las uñas, resultando extensas equimosis cuando no terriblesescoriaciones.

95

LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

143 Parece que quiere referirse a Charlesworth y Gardiner Hill y sus experiencias en el asi-lo de Lincoln.

144 Sereñana, P. 1883: 263.145 “Al contemplar un manicomio moderno con sus dilatados horizontes, sus vastas cam-

piñas, sus encantadores jardines, sus frondosos paseos y en el interior del edificio espaciosas ha-bitaciones anchos corredores, acolchadas celdas fuertes, la suavidad en los medios de sujecióny la dulzura con que el loco es tratado por sus asistentes. nos horroriza la cárcel de Bicêtre consus calabozos, sus rejas, argollas y otros medios de tortura y nos sonroja el espectáculo inhu-mano de los albergados de Bethlam, con cuyos infelices especulaban sus empresarios como nimás ni menos suelen hacerlo, hoy, con sus fieras, los domadores. Sereñana, P. 1883: 257.

146 Sereñana, P. 1883: 263.

Page 32: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

Dudamos de que en manicomio alguno, así de España como del ex-tranjero, ni en el mismo Bethlam –que es hoy el reverso de lo que fué–se observe el método “Non-restraint” en toda su pureza. Sería necesariopara llevar á efecto este sistema, en muchos casos de delirio furioso en queel orate siente sus fuerzas multiplicadas, el que dos robustos mozos le su-jetaran continuamente, y tendríamos con esto, que la sujeción ejercidapor los criados equivaldría á la camisa de fuerza. al cinturón y á las tra-bas, y quizás la equivalencia fuera en desventaja del sistema inglés”147.

Ya hemos mencionado anteriormente a Galcerán, el discípulo másdestacado de Giné, que era también partidario del Non-restraint y tu-vo ocasión de poner en práctica sus métodos, al hacerse cargo de la di-rección del manicomio de San Boi en 1885.

San Boi148 se inauguró en 1854 y fue planeado y ejecutado por Pu-jadas149. Llegó a ser el mejor manicomio de su época. Gozó de prestigiohasta 1870, año en el que Pujadas se vio obligado a solicitar a las dipu-taciones el envío de dementes pobres. Desde ese momento comenzó eldeterioro de la institución con la huída de los pensionistas, llegando aofrecerlo en venta al Padre Menni y al gobernador civil, que rechazaronla oferta. Después de nombrar codirector a Rodríguez Méndez en 1878,que no pudo detener la caída de la institución y tras su muerte en 1881,el centro sufrió una serie de vicisitudes hasta la epidemia de cólera en1885 tras la cual se produjo el nombramiento de Galcerán.

96

JAVIER AZTARAIN DÍEZ

147 Sereñana, P. 1883: 263-264.148 Para conocer la historia de San Boi puede consultarse la Tesis doctoral de Pedro Antón

Fructuoso, publicada con el título de “Almacén de razones perdidas”. Antón, P. 1982.149 Antonio Pujadas y Mayans nació en Igualada en 1811. Parece que en su juventud fue

novicio en un convento y tal vez el fervor con el que se entregó a su tarea de asistencia al trata-miento de los dementes, pudiera explicarse por su frustrada vocación religiosa. Estudió medici-na en Barcelona, Montpellier, París y Londres. Tras la muerte de su padre, regresa a Barcelona ydebe terminar sus estudios para poder ejercer la profesión como medio de subsistencia. Intentófundar un balneario con manicomio anejo en la Puda de Monserrat, pero la junta directiva dela sociedad al enterarse del proyecto de manicomio se opuso. En 1849 alquila una casa en la ca-lle Canuda nº 31, que se convierte en “casa de curación u hospedaje para enfermos con asisten-cia médica o sin ella”, para terminar anunciándose, ya en 1852, en la prensa diaria, como “Casade locos”. Una queja de los vecinos lleva a su deshaucio el 10 de agosto de 1853, debiendo aban-donar el local en 24 horas, pero la Providencia viene en su ayuda, ya que el Marqués de SantaCruz le cedió las ruinas de un inhabitado convento de Servitas en el pueblo de San Baudilio. Asínació Sant Boi que sería inaugurado un año más tarde. Antón, P. 1982: 27-30.

Page 33: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

Cuando Galcerán se hizo cargo de la dirección, San Boi alojaba 850enfermos. El nuevo responsable tomó una serie de medidas que son co-munes a las utilizadas por los psiquiatras franceses en los que se inspi-raba Giné, su maestro, y que nos resultan conocidas:“...la redacción ypuesta en funcionamiento de un Reglamento, la división de los enfer-mos en secciones y, especialmente, la ocupación por el trabajo, uno delos recursos más clásicos del tratamiento moral, y que se plasmó en laapertura de una serie de talleres. Por otro lado se aumentó el númerode médicos especialistas, se mejoraron las instalaciones hidroterápicas,se abrió una de electroterapia y se editó un periódico médico, el Bole-tín del Manicomio de San Baudilio de Llobregat”150.

En 1892 publicó la memoria: El Moderno Manicomio de San Bau-dilio de Llobregat, científicamente considerado. En ella, parte de la ideaasistencial básica, de considerar el aislamiento, como el principio máspoderoso en el tratamiento de la locura.

En 1895 los propietarios del manicomio deciden venderlo a la Or-den Hospitalaria por un millón de pesetas. El Padre Menni se hizo car-go de la dirección produciéndose una reorganización que incluyó el ce-se de parte del personal, entre los que estaba el director, que no estuvoexenta de problemas y tuvieron repercusión en la opinión pública151.

Otra figura significativa de la psiquiatría Ilustrada fue Emilio Pí yMolist152. De sus muchas obras, la considerada más interesante desde elpunto de vista de la asistencia psiquiátrica es el Proyecto médico razona-do para la construcción del nuevo manicomio del Hospital de Santa Cruzde Barcelona 153 que es valorada por Comelles como la obra más impor-tante sobre asistencia psiquiátrica escrita en este país. En su opinión,

97

LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

150 Rey González, A. 1985: 230.151 Rey González, A. 1985: 231.152 Emilio Pí y Molist nació en Barcelona el 19 de octubre de 1824 y falleció en la misma

ciudad el 29 de junio de 1892. Religioso, culto, independiente y un tanto enciclopédico, culti-vó la Botánica, las Bellas Artes y llegó a ser considerado el primer cervantista de la época. Nu-merario del hospital de la Santa Cruz, Médico Mayor del mismo desde el 3 de julio de 1854con destino en el Departamento de enfermos mentales, hace varios proyectos para el manico-mio de ese nombre del cual será su primer director a partir de la inauguración en 1889. Ginéy Partagás, irreconciliable enemigo ideológico, respeta a Pí al que no duda en calificar el “Prín-cipe de la Psiquiatría española”. Sancho de San Román, R. 1959: 231.

153 Pí y Molist, E. 1860.

Page 34: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

pese a ser una simple memoria para la construcción de un manicomio,“...es una obra de un rigor y una precisión admirables que alinean alautor con los grandes tratadistas del manicomio moral”.

Comelles hace un excelente estudio sociológico del “proyecto”, desu función terapéutica y de la figura de Pi y Molist, que se considerabadiscípulo de Esquirol, aunque conoció las experiencias de otros paíseseuropeos. Era crítico con los modelos nacionales que trataban de uni-ficar la asistencia en los diferentes países. Comelles considera que elproyecto de Pí, dentro de la ortodoxia del tratamiento moral, “...senta-ba las bases de la teoría general de lo que debería ser la red estatal demanicomios. Se trataba de concebir unas instituciones que fuesen ca-paces, más allá de la simple custodia, de intervenir por ellas mismas so-bre los comportamientos. El manicomio era un edificio en cuya formay distribución estaba contenido el tratamiento: debía tener un signifi-cado terapéutico en sus paredes, en sus pabellones, en sus pasillos, y és-te no sólo debía impregnar la atmósfera, sino intervenir en el modelode organización del personal y en la vida diaria de la institución.

La articulación entre significado, estructura del edificio y trata-miento surgía de la voluntad del proyectista, y resumía una concepciónde la terapéutica y de la clínica psiquiátrica”154.

Cuando Pí hizo el proyecto del manicomio de la Santa Cruz, el mo-delo moral ya estaba en crisis, los manicomios, después de varios añosde optimismo, se habían convertido en un conjunto de pabellones au-tárquicos, con una única relación entre ellos, que era el trasiego de en-fermos de pabellón a pabellón, en función de su estado, convirtiéndo-se en el 80-90% de los casos en un asilo con función custodial.

Sin embargo, Pí seguía defendiendo su construcción en función delinterés social y como lugar de enseñanza, “Cuando el gobierno organi-ce la asistencia pública habrá de crear con más o menos formalidadesun cuerpo de médicos alienistas, formados en inmensos teatros de ob-servación como son los hospitales para la medicina o para la cirugía (...).El manicomio prestará importantes servicios a la enseñanza de estaciencia y favorecerá las altas miras del gobierno”155.

98

JAVIER AZTARAIN DÍEZ

154 Comelles, J. M. 1988: 55.155 Pí y Molist, E. 1860: 19.

Page 35: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

Comelles analiza la estructura y funcionalidad del manicomio deci-monónico basándose en la Memoria de Pí, poniendo de manifiesto queel manicomio será, de acuerdo con el contenido de esta Memoria, unainstitución en la que se clasificará a los enfermos tanto por su estadomental, como por su nivel social, “Así la clasificación por sexos, que im-plica para las mujeres tareas domésticas y para los hombres tareas pro-ductivas; la clasificación por niveles sociales que aleja de la entrada a lospobres y delincuentes; y sobre todo, los conceptos empíricos de clasifi-cación en tranquilos, sucios, agitados y furiosos, responden a criteriosrelacionados con procedimientos de clasificación social, y no tanto arasgos clínicos”156.

También desglosa las terapéuticas en dos grupos:a) Los tratamientos farmacológicos o “médicos”.b) Los tratamientos morales higiénicos o administrativos.

dando mayor peso al segundo, que considera específico de la enferme-dad mental, el que puede generalizarse a cualquier caso y el de elecciónprioritaria.

Para Comelles, la división de los pabellones corresponde a la nece-sidad de organizar la segregación de modo lógico, a fin de evitar losconflictos, las tensiones, y al mismo tiempo como un instrumento des-tinado al mantenimiento del orden157.

Y hace estas precisiones basándose en lo que dice Pí al respecto: “Aconsecuencia de esto, el manicomio ha de estar dispuesto de maneraque permita la clasificación más natural, absoluta y metódica de losalienados, que facilite (...) la vigilancia de los subalternos sobre los en-fermos, de los enfermeros sobre los subalternos y de la autoridad delasilo sobre todos”158.

Se trataba de que el control del médico llegase hasta el último ex-tremo del establecimiento, sin caer en la actitud carcelaria que Pí re-chazaba. Para ello, se reafirma en las características comunes que ya he-mos podido apreciar en los escritos de los iniciadores del Tratamiento

99

LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

156 Comelles, J. M. 1988: 59.157 Comelles, J. M. 1988: 60.158 Pí y Molist, E. 1860: 16.

Page 36: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

Moral, en relación con la autoridad del médico director, la interaccióncon el personal a su cargo y la influencia que tiene este personal en elcorrecto funcionamiento del centro159: “La atención al enfermo no pue-de estar individualizada, porque el tratamiento moral es un tratamien-to colectivo. En los grandes manicomios hay que abandonar el enfer-mo a su suerte, al no poder atenderle con cierta regularidad, y elalienista ha de confiar casi exclusivamente en la información que le su-ministran los subalternos. Estos, que conviven realmente con los enfer-mos, carecen de un estatuto que regule su tarea, su función se asimila ala del mobiliario: debe estar en algún lugar, pero no tiene un tipo de ac-tuación determinada. La presencia-ausencia del médico, la escasez depersonal y la falta de un reglamento preciso de actuación, dejaban al su-balterno amplios poderes de decisión y ejecución, y una autonomíaconsiderable. Este sistema daba lugar a abusos constantes; son buenaprueba de las críticas que se han hecho a los manicomios desde enton-ces. El autor que no ignoraba la dificultad de un control estricto delpersonal, intentaba establecer controles pasivos, físicos, encerrándolesmediante llaves especiales con los enfermos. Con ello no hacía más quefavorecer la autonomía de los virreyes del pabellón respecto al empera-dor del edificio central”160.

Todo esto se refleja en la estructura arquitectónica del edificio quereproduce una estructura piramidal: “el núcleo central es al director co-mo los pabellones son a los subalternos”161.

Pí lo deja bien claro en sus escritos: “El médico director será el jefedel manicomio y dependerá inmediatamente de la Administración (...),todos los demás empleados estarán bajo su autoridad. Alma de la insti-tución, motor de su vasta y complicada maquinaria, ha de reunir en sumano todos los poderes, notablemente en lo relativo a la medicación,educación y asistencia a los enfermos”162.

100

JAVIER AZTARAIN DÍEZ

159 Sobre la importancia del personal auxiliar puede encontrarse amplia información en lasMemorias de diferentes autores de esta época. Algunas precisiones respecto a la convenienciade que sean seglares o laicos se hacen en la Memoria de Nicasio Landa. Apéndice 2. Tal vez lasdescripciones más conocidas se encuentran en “Internados”. Goffman, E. 1988.

160 Comelles, J. M. 1988: 61.161 Comelles, J. M. 1988: 60.162 Pí y Molist, E. 1860: 301.

Page 37: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

Los criterios de su esquema para el nuevo manicomio, fueron ela-borados a partir de su experiencia en el Hospital de la Santa Creu deBarcelona. En opinión de Comelles, la diferencia fundamental entre sumodelo y los otros se encuentra en la subordinación de la distribuciónespacial del manicomio a una clasificación rigurosa de los internadospor grupos patológicos “naturales”: furiosos, agitados, clinequesas (ga-tistas), epilépticos, impúdicos, suicidas y homicidas, convalecientes ytranquilos, o en “consideraciones sociales muy atendibles”163, lo cual in-cluiría la división por sexos, por clases de edad –niños, adultos, ancia-nos– y por su situación económica: beneficencia o pensionistas de tresclases distintas.

La distinción entre ricos y pobres es en el manicomio un reflejode la situación de la sociedad de la época. Los furiosos y los pobres seencuentran en los extremos de la institución, mientras que los pen-sionistas se encuentran más próximos a la entrada del centro y tam-bién más próximos al alienista, Pí lo justifica de la siguiente forma:“Que la reunión de ricos y pobres en unas mismas secciones (...) trae-ría graves consecuencias, casi no admite réplica; porque es indudableque ni en la sociedad suelen familiarizarse ni menos confundirse losindividuos de ambas clases, cuya distinción se funda por lo común,en algo más noble que la simple fortuna, ciega muchas veces e injus-ta algunas”164.

Para Comelles, pese a su brillantez formal la propuesta de Pí eraanacrónica, ya que sus bases teóricas correspondían al sensualismo delsiglo XVIII y su formulación se había hecho en el primer tercio del sigloXIX. En la época en que escribía Pí –1860– la política manicomial no secentraba exclusivamente en el manicomio, sino que este es parte inte-grante de una amplia política de orden público165.

La estructuración “social” de los pacientes en el Manicomio esigualmente una característica de los manicomios del siglo XIX, que semantuvo en gran parte de los países hasta la mitad del siglo XX y que

101

LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

163 Pí y Molist, E. 1860: 348.164 Pí y Molist, E. 1860: 62.165 Comelles, J. M. 1988: 66.

Page 38: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

tras numerosas críticas dio origen entre otros al movimiento antipsi-quiátrico y a la reforma de la institución manicomial166.

En la psiquiatría madrileña destaca en esta época la figura de JoséMª Esquerdo167 que en el estudio de Seguin es valorado positivamente,ya que pese a no encontrarle en su visita por haberse desplazado a sumanicomio de Villajoyosa, dice: “A juzgar por el mérito de varios folle-tos suyos que me fueron regalados, estoy seguro que he perdido unaconversación sumamente instructiva”168.

Hace una descripción minuciosa de las características del centroalabando sus habitaciones, galerías, jardines, muebles y ropas de cama.Describe los comedores y la comida en la que el mismo participó, igualpara médicos y enfermos, así como las buenas relaciones que reinan en-tre el personal y los pacientes169.

102

JAVIER AZTARAIN DÍEZ

166 Los aspectos sociológicos de la enfermedad mental, el encierro en los manicomios, elorden manicomial y los efectos de la estancia prolongada en estas instituciones, se estudiaronde forma exhaustiva durante los años sesenta. Véase: Barton, R. 1974. Bastide, R. 1978: 89-120.Castel, R. 1980: 239-266. Dörner, K. 1974. Goffman, E. 1988. Levinson y Gallagher, 1971: 30-61. Rosen, G. 1974: 15-34; 203-227.

167 José Mª Esquerdo y Zaragoza nació en Villajoyosa (Alicante) el 2 de febrero de 1.842.Hijo de humildes labradores y huérfano desde el primer año de vida, fue educado junto consus siete hermanos por el presbitero Juan Zaragoza, tío materno. Estudió el bachillerato en Va-lencia, al parecer con grandes privaciones económicas que le impidieron incluso tener libros detexto. No se sabe con exactitud donde comenzó a estudiar medicina pero si que hubo de tra-bajar como copista en una notaría, para financiarse sus estudios.

Asistió al Hospital de San Carlos, siendo alumno de Mata y colaborando como ayudante ensus clases. Obtuvo el grado de licenciado con sobresaliente el 14 de junio de 1.865. Ingresó por opo-sición como cirujano en el hospital provincial. Con el triunfo de la revolución, en 1.868, se crea unaEscuela libre y Esquerdo es encargado de un curso de Patología General. Dio un sentido muy prác-tico a la enseñanza y con él se formaron prestigiosos médicos. No está claro de donde procede su in-terés por la frenología que unos relacionan con un viaje a Valencia y el haber presenciado el castigoque se infligía a un demente y otros, por sus propios problemas psicológicos aparecidos tras la muer-te de su esposa, en 1867, tras cuatro años de matrimonio. El propio Esquerdo pidió ser destinado ala enfermería de alienados del hospital, en donde permaneció trabajando muchos años. De ese in-terés por la frenología surgió la idea de fundar un manicomio para 18 pensionistas que se inauguróen Carabanchel Bajo el 20 de mayo de 1877 y constituyó un acontecimiento social destacado. Ade-más de este y dependiente de él, fundó otro más pequeño denominado “El Paradis” en su pueblonatal, Villajoyosa, con la intención de que fuera una colonia agrícola. Rey González, A. 1983.

168 Seguin, E. C. 1883: 431.169 “En nuestra mesa todos se comportaban perfectamente y fueron tan corteses como son

siempre los españoles de buena educación. Me gustó mucho ver lo confortables que los pa-cientes estaban cada uno en su clase, y la amistosa relación que tenían con los empleados y mé-dicos. Seguin, E. C. 1883: 433.

Page 39: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

Parece evidente que el buen trato recibido y la recepción ofrecidapor Santiago Esquerdo, sobrino de D. José le debieron ayudar a ver po-sitivamente la actividad del centro, ya que destina doble espacio a ladescripción de la comida que a los tratamientos: “Las mujeres tienenun comedor para cada clase, pero algunas comen solas. Todos los hom-bres que pueden andar libres, y que son los más, comen al mismo tiem-po en un comedor largo y no muy alegre. Como yo he comido allí, estal vez interesante que refiera lo que he visto. Había tres mesas, una so-bre un estrado de poca elevación para los pacientes de primera clase ylos empleados médicos; las otras dos, al mismo nivel fueron ocupadaspor los pacientes de segunda y tercera clase. Yo comí en la mesa eleva-da, con seis pacientes; el Dr. Esquerdo, sobrino, y dos médicos ayu-dantes. Los platos y vinos eran diferentes en las tres mesas, pero el panera el mismo para todos los comensales. Los alimentos eran verdadera-mente españoles, pero buenos, y por cierto, en nuestra mesa tuvimosuna gran serie de platos y mucha variedad de postres (era domingo). Elvino tinto era sustancioso y fuerte, sabiendo un poco á los clásicos pe-llejos de España. El servicio de nuestra mesa fue desempeñado bien ycon mucha rapidez por un muchacho con librea. El y un criado paracada una de las otras mesas, sabían con exactitud cuanto vino podíandar a los pacientes y no necesitaban ninguna advertencia. Me pareceque la copa de cada paciente de una capacidad de unas dos onzas, fuellenada tres veces. Café y cigarros vinieron después de los postres, paralos de la primera mesa; los otros ya habían empezado á fumar cigarri-llos. Un número regular de los pacientes de segunda y tercera clase, per-manecieron conversando, mientras que otros se fueron tranquilamentea sus cuartos”170.

Como puede apreciarse parece obvio que el visitante quedó grata-mente impresionado por el funcionamiento del manicomio, pero aúnmás por las viandas y cigarros degustados en la comida. No es extra-ño, por tanto, que finalice su breve informe favorablemente para D.José Esquerdo del que dice que ha traducido a Guislain y se ocupa ac-tivamente en conseguir que la legislación proteja a los criminales de-mentes, especialmente a aquellos que no lo son de una manera evi-

103

LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

170 Seguin, E. C. 1883: 432-433.

Page 40: LA ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVIII …

dente171 y siente mucho, “...no haber tenido la suerte de oir su opinióny parecer sobre las cuestiones administrativas y médicas inherentes á ladirección de manicomios”.

Respecto a los tratamientos empleados indica: “El Dr. Esquerdo, re-flejando sin duda las opiniones de su tío, manifestó gran entusiasmopor la no sujeción, pero que dudaba de que se pudiese aplicar en abso-luto. Aseveró que usaban la camisola y la sujeción en la cama muy ra-ras veces, y me enseñó un cuarto forrado, muy grande y bien alumbra-do, pero que no estaba acolchado enteramente. El día de mi visita habíaun solo paciente bajo sujeción, una mujer violenta con propensión ámorder que llevaba una camisola”172.

Se pone de manifiesto aquí como en los escritos de Pí y Molist, ladiferencia de clases y parece deducirse por la admiración de Seguin, queel funcionamiento del establecimiento se ajustaba con éxito al Trata-miento Moral a juzgar por el orden y perfecto funcionamiento de to-dos los servicios y hasta el papel de los enfermos parece ajustarse a en-fermos “modelo”.

Otras informaciones, como las de Jelly173 pusieron de manifiestoque sí existía el “restraint”, atando a los enfermos con ligaduras de cue-ro a las camas, pese a que el Dr. Esquerdo fuera partidario personal-mente del “Non-restraint”.

104

JAVIER AZTARAIN DÍEZ

171 Probablemente se refiere al famoso caso de Garayo “el sacamantecas” que Esquerdo pu-blicó en varias entregas: Esquerdo, J. M. 1881”. Locos que no lo parecen. Garayo “El Saca-mantecas”. Rev. Méd. Cir. Práct., 8, 101-109; 211-217; 303-312; 358-365; 402-409.

172 Seguin, E. C. 1883: 433.173 Citado por Espinosa, J. 1966: 117.