la argentina manuscrita

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LA ARGENTINA MANUSCRITA Ruy Diaz de Guzman Discurso preliminar del editor Cuando se compilen los anales literarios de esta parte del globo, no dejará de extrañarse el olvido en que ha quedado por más de dos siglos una obra importante, destinada a perpetuar el recuerdo de los hechos que señalaron el descubrimiento y la conquista del Río de la Plata. Esta indiferencia por los trabajos de un escritor, que puede ser considerado como el primer historiador de estas provincias, no es fácil comprenderlo, ni sería posible explicarlo. Las Casas, arrastrado de un sentimiento de humanidad, denuncia a la Europa las atrocidades de sus compatriotas en el Nuevo Mundo, y las prensas de la península se encargan de divulgarlas. El autor de la  Argentina, cuyo objeto, según lo indica en el preámbulo de su historia, era impedir que se consumiese la memoria de los que, a costa de mil sacrificios, habían acrecentado el poder y la gloria de la corona de Castilla, no sólo no es oído con favor, ¡sino que se le trata con desdén! Sin embargo, en la historia general de América, la del Río de la Plata ocupa un puesto eminente. Si aquí no hubo que avasallar Incas, ni destronar Montezumas, no fue por esto menos larga y encarnizada la lucha. En el Perú y en México la oposición se encontró en los gobiernos: aquí fue obra de los pueblos, que se levantaron en masa contra los invasores, desde las costas del Océano hasta las regiones más encumbradas de los Andes. Sin más armas que un arco, sin más objeto que la conservación de su independencia, defendieron con valentía las soledades en que vagaban, contra el poder colosal de los Reyes Católicos, y las tropas más aguerridas de Europa. Algunas de estas tribus se mantuvieron en estado de hostidad, mientras duró el dominio español en el Nuevo Mundo; y ¿quién puede calcular ahora cuál hubiera sido su desenlace sin el auxilio de los misioneros, cuyos trabajos evangélicos templaron el índole feroz, de esos moradores indómitos del Paraguay y del Chaco? Un testigo, y actor a veces de estas hazañas, se encargó de relatarlas; y para acertar en su empresa, recogió de los contemporáneos los principales detalles de tan difícil conquista. Este historiador es Rui Díaz de Guzmán, hijo primogénito de un jefe español, que pasó a las Indias con el Adelantado Alvar Núñez Cabeza de Vaca, prefiriendo los azares de la guerra a los goces de que disfrutaba en casa del Duque de Medina Sidonia. Casó en la Asumpción con la hija del Gobernador Domingo Martínez de Irala, en un momento en que el espíritu de discordia había aflojado los lazos de la subordinación entre los españoles, sin dejar más arbitrios al jefe del estado, que el de ofrecer la mano de sus hijas para contener a los ambiciosos. Este enlace fue un manantial de desgracias para el Capitán Riquelme (que así se nombraba el padre de Guzmán). Los envidiosos y los aspirantes se  juntaron con sus émulos, y se prometieron hacerle expiar estos cortos halagos del favor y la fortuna. Destinado al gobierno del Guayra, halló en acecho a sus enemigos, que le obligaron a volver a la Asumpción: y cuando por segunda vez se presentó a ocupar su destino, fue arrojado a un calabozo, donde gimió por más de un año. Su familia participó de estos infortunios: y tal es el espíritu de imparcialidad que ha guiado la pluma del que los refiere, que ni una sola reconvención dirige a sus autores. No es esta la única recomendación de la historia de Guzmán, cuyo mérito solo puede valorarlo el que se coloque en la posición en que se hallaba cuando la emprendió. Nacido en el centro de una colonia, rodeada de hordas salvajes, y privada de todo omercio intelectual con el orbe civilizado: sin maestros y sin modelos, no tuvo más estímulo que la actividad de su genio, ni más guía que una razón despejada. Y sin embargo, ninguno de los primeros cronistas de América le aventaja en el plan, en el estilo, ni en la abundancia y elección de las noticias con que la ha enriquecido. Es más que probable que Guzmán ignorase la existencia de las pocas obras que se habían publicado sobre América: pero, aun concediendo que las hubiese conocido ¿de qué podían servirle los derroteros de Colón, de Vespucio y de Magallanes; las cartas de Hernán Cortés; la polémica de Las Casas con Sepúlveda, las historias de Piedra-hita, de Zárate y de Gómara? En la mayor parte de estos escritos ni de paso se habla de los españoles en el Río de la Plata, y si alguna

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    LA ARGENTINA MANUSCRITARuy Diaz de Guzman

    Discurso preliminar del editorCuando se compilen los anales literarios de esta parte del globo, no dejar de extraarse el

    olvido en que ha quedado por ms de dos siglos una obra importante, destinada a perpetuar el

    recuerdo de los hechos que sealaron el descubrimiento y la conquista del Ro de la Plata. Estaindiferencia por los trabajos de un escritor, que puede ser considerado como el primer historiador deestas provincias, no es fcil comprenderlo, ni sera posible explicarlo.

    Las Casas, arrastrado de un sentimiento de humanidad, denuncia a la Europa las atrocidadesde sus compatriotas en el Nuevo Mundo, y las prensas de la pennsula se encargan de divulgarlas. Elautor de laArgentina, cuyo objeto, segn lo indica en el prembulo de su historia, era impedir quese consumiese la memoria de los que, a costa de mil sacrificios, haban acrecentado el poder y lagloria de la corona de Castilla, no slo no es odo con favor, sino que se le trata con desdn!

    Sin embargo, en la historia general de Amrica, la del Ro de la Plata ocupa un puestoeminente. Si aqu no hubo que avasallar Incas, ni destronar Montezumas, no fue por esto menoslarga y encarnizada la lucha. En el Per y en Mxico la oposicin se encontr en los gobiernos: aqufue obra de los pueblos, que se levantaron en masa contra los invasores, desde las costas del Ocano

    hasta las regiones ms encumbradas de los Andes. Sin ms armas que un arco, sin ms objeto que laconservacin de su independencia, defendieron con valenta las soledades en que vagaban, contra elpoder colosal de los Reyes Catlicos, y las tropas ms aguerridas de Europa.

    Algunas de estas tribus se mantuvieron en estado de hostidad, mientras dur el dominioespaol en el Nuevo Mundo; y quin puede calcular ahora cul hubiera sido su desenlace sin elauxilio de los misioneros, cuyos trabajos evanglicos templaron el ndole feroz, de esos moradoresindmitos del Paraguay y del Chaco?

    Un testigo, y actor a veces de estas hazaas, se encarg de relatarlas; y para acertar en suempresa, recogi de los contemporneos los principales detalles de tan difcil conquista. Estehistoriador es Rui Daz de Guzmn, hijo primognito de un jefe espaol, que pas a las Indias conel Adelantado Alvar Nez Cabeza de Vaca, prefiriendo los azares de la guerra a los goces de quedisfrutaba en casa del Duque de Medina Sidonia. Cas en la Asumpcin con la hija del Gobernador

    Domingo Martnez de Irala, en un momento en que el espritu de discordia haba aflojado los lazosde la subordinacin entre los espaoles, sin dejar ms arbitrios al jefe del estado, que el de ofrecer lamano de sus hijas para contener a los ambiciosos. Este enlace fue un manantial de desgracias para elCapitn Riquelme (que as se nombraba el padre de Guzmn). Los envidiosos y los aspirantes sejuntaron con sus mulos, y se prometieron hacerle expiar estos cortos halagos del favor y la fortuna.Destinado al gobierno del Guayra, hall en acecho a sus enemigos, que le obligaron a volver a laAsumpcin: y cuando por segunda vez se present a ocupar su destino, fue arrojado a un calabozo,donde gimi por ms de un ao. Su familia particip de estos infortunios: y tal es el espritu deimparcialidad que ha guiado la pluma del que los refiere, que ni una sola reconvencin dirige a susautores.

    No es esta la nica recomendacin de la historia de Guzmn, cuyo mrito solo puedevalorarlo el que se coloque en la posicin en que se hallaba cuando la emprendi. Nacido en el

    centro de una colonia, rodeada de hordas salvajes, y privada de todo omercio intelectual con el orbecivilizado: sin maestros y sin modelos, no tuvo ms estmulo que la actividad de su genio, ni msgua que una razn despejada. Y sin embargo, ninguno de los primeros cronistas de Amrica leaventaja en el plan, en el estilo, ni en la abundancia y eleccin de las noticias con que la haenriquecido. Es ms que probable que Guzmn ignorase la existencia de las pocas obras que sehaban publicado sobre Amrica: pero, aun concediendo que las hubiese conocido de qu podanservirle los derroteros de Coln, de Vespucio y de Magallanes; las cartas de Hernn Corts; lapolmica de Las Casas con Seplveda, las historias de Piedra-hita, de Zrate y de Gmara? En lamayor parte de estos escritos ni de paso se habla de los espaoles en el Ro de la Plata, y si alguna

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    mencin se haca de ellos en otras, ni eran autnticas las noticias que contenan, ni bastaban a daruna idea cabal del plan y de los incidentes de sus conquistas. Los comentarios del Inca Garcilaso,que hubieran podido arrojar alguna luz sobre la historia y las costumbres de los pueblos autctonosde Amrica, se imprimieron por primera vez en Lisboa, en 1609, cuando ya el autor de la Argentinadebi haber adelantado su trabajo; y la poca o ninguna analoga que se encuentra en ambas obrasnos induce a creer que fueron escritas con absoluta independencia una de otra. Dgase lo mismo de

    la del cronista Herrera, que empez a ver la luz en 1601, y que solo acab de publicarse en 1615. Sise considera el entorpecimiento que sufran entonces las relaciones de la mayor parte de las coloniasespaolas con su metrpoli, y la lentitud con que circulaban en el seno mismo de Europa lasproducciones de la prensa, no habr exageracin en decir, que no solo la obra, sino hasta su anunciopudo haber quedado ignorado en el Paraguay.

    Son mucho mayores las dificultades que se agolpan para suponer que el autor de laArgentinase vali de lo que public Schmdel sobre la expedicin de don Pedro de Mendoza. La 1 edicincastellana de estas memorias es la que compendi y tradujo en 1631 Gabriel Crdenas, pocaposterior a la en que Guzmn acab de escribir su historia. Las publicaciones, que se hicieronanteriormente de la obra de Schmdel, son en alemn y en latino; dos idiomas con los que no debaser muy familiar un espaol educado en el Paraguay.

    No sera improbable que hubiese tenido alguna noticia del poema histrico del Arciden

    Martn del Barco Centenera sobre la conquista del Ro de la Plata; y de los comentarios, que elescribano Pedro Fernndez public sobre la administracin del Adelantado Alvar Nez Cabeza deVaca. El primero sali a luz en Lisboa, en 1602; los otros, en, Valladolid en 1555; y ambos tocan lossucesos que abraza Guzmn en el plan de su obra. Pero los comentarios de Fernndez se cien a unasola poca y a determinadas personas; y Centenera, que se propuso cantarese grande episodio de laconquista del Ro de la Plata, lo matiza con todos los colores que le ministraba su fantasa, sinsujetarse a las trabas que debe enfrenar la pluma de un historiador.

    Lo que no admite duda es el ningn conocimiento que se tena en Espaa de la historia deGuzmn. En prueba de este aserto baste citar el catlogo que el docto valenciano don Justo PastorFuster, ha publicado de las obras inditas, recogidas por su compatriota don Juan Bautista Muoz,cuando se propuso escribir la Historia del Nuevo Mundo. En este prolijo inventario, en que seregistran con escrupulosa exactitud los papeles ms insignificantes, se echa menos laArgentina, sin

    embargo de ser la historia ms completa que nos queda del descubrimiento y de la conquista del Rode la Plata! Ignoramos la suerte que ha cabido a la copia, que en testimonio de gratitud, envi suautor, al Duque de Medina Sidonia, de quien su, padre haba sido paje y secretario. La extincin dela rama principal de esta ilustre familia puede haber ocasionado algn trastorno en estos gloriososrecuerdos de sus antepasados. Ni fue ms afortunado el otro, autgrafo, que destin Guzmn alarchivo del Cabildo de la Asumpcin, de donde segn afirma Azara, fue sustrado en 1747, por elmismo Gobernador Larrazbal. Felizmente existan muchas copias manuscritas, que, a pesar detantas causas de destruccin, nos han conservado intacta esta obra. Las que han llegado a nuestranoticia son seis, de las que solo tres hemos podido procurarnos, a saber:

    Copia nm. 1. Un tomo en folio perteneciente al seor Dr. don Paulino Ibarbaz; de una letramoderna e inteligible, con grandes mrgenes, en que su anterior dueo, el finado Dr. don Julin deLeiva, ha agregado de su puo algunas correcciones y variantes; a ms de otros apuntes, reunidos en

    un pequeo apndice al fin del volumen.Copia nm. 2. perteneciente al seor Dr. don Saturnino Segurola, Cannigo de la SantaIglesia de Buenos Aires. Quisiramos hallar expresiones bastantes para manifestar pblicamentenuestra gratitud a este benemrito Argentino, no slo por la amistad con que nos honra, sino por lagenerosa condescendencia con que ha puesto a nuestra disposicin las riquezas literarias que sehallan reunidas en su selecta biblioteca. No hay obra, no hay documento, por ms raro y reservadoque sea, que no se complazca de franquearnos para fomentar nuestra empresa. El manuscrito de quehablamos, es el ms antiguo de los que hemos consultado; y por el abuso que en l se hace deduplicar las consonantes, contra las reglas de la ortografa castellana, inferimos que sea la obra de

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    algn jesuita italiano. La letra es bien formada, pero el tiempo ha apagado el color de la tinta, y aveces cuesta trabajo interpretarlo.

    Copia nm. 3. De propiedad del seor don Jos Nadal y Campos, que con suma bondad, se haprestado al deseo que le manifestamos de examinarla, y de la que nos hemos valido para aclararnuestras dudas.

    Si en esta noticia hubisemos debido colocar los manuscritos, no segn el tiempo en que han

    llegado a nuestras manos, sino por su ancianidad, debamos haberlos puesto en el orden siguiente:1. El del seor Dr. Segurola.2. El del Seor Nadal y Campos.3. El del Seor Dr. Ibarbaz.Las muchas anomalas que encierran estas tres copias, como prueban que ninguna de ellas ha

    sido formada sobre las dems. En lo que todas coinciden es en la falta del mapa, de que habla elautor en el captulo V, del primer libro de su obra; y que nos ha sido imposible desenterrar, pormayores que hayan sido nuestras diligencias. Los amanuenses, que suelen ser pocos versados en elarte del dibujo, habrn prescindido de un trabajo que no entraba precisamente en sus atribuciones.La prdida no es grave y por la claridad y el mtodo con que el autor procede en la descripcin delpas, sera muy fcil repararla. Tal vez nos resolvamos a emprender esta obra, con el nico objeto depresentar el terreno, tal cual se ofreci a la vista de sus primeros descubridores.

    La 2. parte de la historia, anunciada tambin en el curso de esta obra nadie la ha visto, ytodos convienen en que ha quedado en proyecto. Su autor, que pas los ltimos aos de su vida enla proscripcin, no pudo dar a sus trabajos toda la extensin que se haba prometido. Azara indica lacausa de esta persecucin, y cita en apoyo de sus asertos un expediente, que en su tiempo seconservaba en el archivo de la Asumpcin. Nada ms se sabe de la vida de este escritor, cuyonombre brillar algn da en los fastos literarios de estos estados. Es probable que baj al sepulcroen una tierra extraa, haciendo votos por la prosperidad de su patria, y empleando sus ltimos aosen ilustrar su historia.

    Pedro de ngelis.DedicatoriaA don Alonso Prez de Guzmn, el bueno, mi seor; Duque de Medina Sidonia, Conde de

    Niebla, etctera

    Aunque el discurso de largos aos suele causar las ms veces en la memoria de los hombresmudanzas y olvido de las obligaciones pasadas, no se podr decir semejante razn de AlonsoRiquelme de Guzmn, mi padre, hijo de Rui Daz de Guzmn, mi abuelo, vecino de Jerez de laFrontera, antiguo servidor de esa ilustrsima casa, en la cual, habindose mi padre criado desde suniez hasta los 22 aos de su edad, sirvi de paje y secretario del Excelentsimo seor don JuanAlarcn de Guzmn, y mi seora la Duquesa doa Ana de Aragn, dignsimos abuelos de vuestraExcelencia, de donde el ao de 1540 pas a las Indias con el Adelantado Alvar Nez Cabeza deVaca, su to, gobernador del Ro de la Plata, a quien sucediendo las cosas ms adversas quefavorables, fue preso y llevado a Espaa, quedando mi padre en esta provincia donde fue forzosoasentar casa, tomando estado de matrimonio con doa. rsula de Irala, mi madre, hija delgobernador Domingo Martnez de Irala; y continuando el real servicio, al cabo de 50 aos fallecide esta vida, dejndome con la misma obligacin como a primognito suyo, la cual de mi parte

    siempre he tenido presente, en el reconocimiento y digno respeto de su memorable fama; de dondevine a tomar atrevimiento de ofrecer a vuestra Excelencia este humilde y pequeo libro, quecompuse en medio de las vigilias de mi profesin, sirviendo a su Majestad desde mi puericia hastaahora: y puesto que el tratado es de cosas menores, y falto de toda erudicin y elegancia, al fin esmateria que toca a nuestros espaoles, que con valor y suerte emprendieron aquel descubrimiento,poblacin y conquista, en la cual sucedieron algunas cosas dignas de memoria, aunque en tierramiserable y pobre; y basta haber sido Nuestro Seor servido de extender tan largamente en aquellaprovincia la predicacin evanglica, con gran fruto y conversin de sus naturales, que es el principalintento de los Catlicos Reyes nuestros seores.

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    A vuestra Excelencia humildemente suplico se digne de recibir y aceptar este pobre servicio,como fruta primera de tierra tan inculta y estril, y falta de educacin y disciplina, no mirando labajeza de sus quilates, sino la alta fineza de la voluntad con que es ofrecida, para ser amparadodebajo del soberano nombre de vuestra Excelencia, a quien la Majestad Divina guarde con lafelicidad que merece, y yo su menor vasallo deseo. Que es fecha en la ciudad de la Plata, provinciade las Charcas, en 25 de julio de 1612.

    Rui Daz de Guzmn.

    Prlogo y argumento al benigno lectorYo sin falta de justa consideracin, discreto lector, me mov a un intento tan ajeno de mi

    profesin, que es militar, tomando la pluma para escribir estos anales del descubrimiento, poblaciny conquista de las provincias del Ro de la Plata, donde en diversas armadas pasaron ms de cuatromil espaoles, y entre ellos muchos nobles y personas de buena calidad, todos los cuales acabaronsus vidas en aquellas tierras, con las mayores miserias, hambres y guerras, de cuantas se hanpadecido en las Indias; no quedando de ellos ms memoria que una fama comn y confusa de sulamentable tradicin, sin que hasta ahora haya habido quien por sus escritos nos dejase algunanoticia de las cosas sucedidas en 82 aos, que hace comenz esta conquista: de que recib tanafectuoso sentimiento, como era razn, por aquella obligacin que cada uno debe a su misma patria,

    que luego me dispuse a inquirir los sucesos de ms momento que me fue posible tomando relacinde algunos antiguos conquistadores, y personas de crdito, con otras de que fui testigo, hallndomeen ellas, en continuacin de lo que mis padres y abuelos hicieron en acrecentamiento de la RealCorona: conque vine a recopilar este libro, tan corto y humilde, cual lo es mi entendimiento y bajoestilo; solo con celo de natural amor, y de que el tiempo no consumiese la memoria de aquellos quecon tanta fortaleza fueron merecedores de ella, dejando su propia quietud y patria por conseguirempresas tan dificultosas. En todo he procurado satisfacer esta deuda con la narracin msfidedigna que me fue posible: por lo cual suplico humildemente a todos los que la leyeren, recibanmi buena intencin, y suplan con discrecin las muchas faltas que en ella se ofrecieren.

    La Argentina

    Libro IDel descubrimiento y descripcin de las provincias del Ro de la Plata, desde el aso de 1512 que

    lo descubri Juan Daz de Sols, hasta que por muerte del general Juan de Oyolas, qued con lasuperior gobernacin el capitn Domingo Martnez de Irala

    Captulo IQuin fue el primer descubridor de estas provincias del Ro de la Plata?

    Despus que el Adelantado Pedro de Vera, mi rebisabuelo, por orden de los Reyes Catlicosdon Fernando y doa Isabel, conquist las islas de la Gran Canaria, que antiguamente se dijeron

    Fortunadas, luego el Rey de Portugal mand poblar las islas de Cabo Verde, que estn de aquel cabode la equinoccial, y cursar el comercio de las minas de Guinea, y por el consiguiente el ao de 1493sali de Lisboa un capitn llamado Amrico Vespucio, por orden del mismo Rey don Juan, a hacernavegacin al Occidente, al mismo tiempo que Cristbal Coln volvi a Espaa del descubrimientode las Indias. Este capitn Amrico lleg a Cabo Verde, y continuando su jornada pas laequinoccial de este cabo del Polo Antrtico hacia el Oeste y Medioda, de manera que lleg areconocer la tierra y costa del Brasil junto al Cabo de San Agustn, que est ocho grados de la partede la lnea, de donde, corriendo aquella costa, descubri muchos puertos y ros caudalosos, y todaella muy poblada de gentes caribes y carniceras: los ms septentrionales se llaman Tobaiaras y

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    Tamoios. Los australes se dicen Tupinambs y Tupins; son muy belicosos, y hablan todos casi unalengua, aunque con alguna diferencia: andan todos desnudos, en especial los varones, as por elcalor de la tierra, como por ser antigua costumbre de ellos. Y como de este descubrimiento nacieseentre los Reyes de Castilla y de Portugal cierta diferencia y controversia, el Papa Alejandro Sextohizo nueva divisin, para que cada uno de los Reyes continuase sus navegaciones y conquista: loscuales aprobaron la dicha concesin en Tordesillas, en 7 das del mes de junio de 1494, y con esta

    demarcacin los portugueses pusieron su padrn y trmino en la Isla de Santa Catalina, plantandoall una columna de mrmol con las quinas y armas de su rey, que estn en 28 grados poco ms de laequinoccial, distante cien leguas del Ro de la Plata para el Brasil, y as comenzaron los dichosportugueses a cruzar esta costa, por haber en aquella tierra mucho palo del Brasil, y malagueta, yalgunas esmeraldas que hallaron entre los indios, de donde llevaron para Portugal mucha plumerade diversos colores, papagayos y monos diferentes de los de frica; dems de ser tierra muy frtil ysaludable, de buenos y seguros puertos. Quiso el Rey don Manuel dar orden que se poblase, y as elao de 1503 dio y reparti estas costas a ciertos caballeros, concedindoles la propiedad y capitanade ellas; como fue la que le cupo a Martn Alfonso de Sosa, que es la que hoy llaman San Vicente,la cual pobl el ao de 506; y repartindose lo dems a otros caballeros, hasta dar vuelta a la otraparte del Cabo de San Agustn, se le dio y cupo por suerte a un caballero llamado Alfonso deAlbuquerque, donde pobl la villa de Olinda, que es la que hoy llaman Pernambuco, por estar

    sitiada de un brazo de mar que all hace, que los naturales llaman Paranamb, de donde se le dioesta nominacin. Est de la equinoccial ocho grados, el ms populoso y rico lugar de todo el Brasil:comercio y contratacin de muchos reinos y provincias, as de naturales como de extranjeros.Despus de lo cual el ao de 1512 sali de Castilla Juan Daz de Sols, vecino de la villa de Lebrija,para las Indias Occidentales: este era piloto mayor del Rey, y con su licencia, aunque a su propiacosta, sigui esta navegacin, que en aquel tiempo llamaban de los Pinzones, por dos hermanos quefueron compaeros de Cristbal Coln en el descubrimiento de las Indias; y continuando su derrotalleg al Cabo de San Agustn; y costeando por la va meridional, vino a navegar 700 leguas, hastaponerse en 40 grados, y retrocediendo a mano derecha descubri la boca de este gran Ro de laPlata, a quien los naturales llaman Paran guaz, que quiere decir ro como mar, a diferencia deotro de este nombre Paran, que as este lo es de forma, que es uno de los ms caudalosos delmundo; por el cual Juan Daz de Sols entr algunas jornadas, hasta tomar puerto en su territorio,

    donde parecindole muy bien, puso muchas cruces, como quien tomaba posesin en los arenales,que en aquella tierra son muy grandes: y teniendo comunicacin con los naturales, le recibieron conbuen acogimiento, admirndose de ver gente tan nueva y extraa: y al cabo de pocos dassobrevinindole una tormenta, por no haber acertado a tomar puerto conveniente, sali derrotado alancho mar, y se volvi a Espaa con la relacin de su jornada, llevando de camino mucho brasil, yotras cosas de aquella costa de que fue cargado; y el ao de 1519 Hernando de Magallanes, pororden de Su Majestad, sali a descubrir el estrecho, que de su nombre se dice de Magallanes paraentrar en el mar del Sud en busca de las Islas Malucas, ofrecindose este eminente piloto, de nacinportugus, a descubrir diferente camino del que los portugueses haban hallado, que fuese msbreve y fcil; y armando cinco navos a costa de Su Majestad, meti en ellos 200 soldados demucho valor, y parti de San Lcar en 20 das del mes de septiembre; y llegando a Cabo Verde,atraves con buen viaje el Cabo de San Agustn, entre el Poniente y Sur, donde estuvieron muchos

    das comiendo l y sus soldados caas de azcar y unos animales como vacas, que llaman antas,aunque no tienen cuernos: de aqu parti el siguiente ao, ltimo de marzo para el medioda, y llega una baha que est en 40 grados, haciendo all su invernada; y reconocido el Ro de la Plata,fueron costeando lo que dista para el estrecho hasta 50 grados, donde saltando siete arcabuceros atierra, hallaron unos gigantes de monstruosa magnitud, y trayendo consigo tres de ellos, los llevarona las naos, de donde se les huyeron los dos; y metiendo el uno en la capitana, fue bien tratado deMagallanes, asentando con l algunas cosas, aunque con rostro triste; tuvo temor de verse en unespejo, y por ver las fuerzas que tena, le hicieron que tomase a cuestas una pipa de agua, el cual sela llev como si fuera una botija perulera: y queriendo huirse, cargaron de l ocho o diez soldados, y

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    tuvieron bien que hacer para atarlo, de lo cual se disgust tanto que no quiso comer, y de purocoraje muri: tena de altura trece pies, y algunos dicen quince. De aqu pas adelante Magallanes atomar el estrecho, haciendo aquella navegacin tan peregrina en que perdi la vida en las Malucas,quedando en su lugar Juan Sebastin Cano, natural de Guetaria, el cual anduvo segn todos dicen14000 leguas en la nao Victoria: de donde se le dio un globo por armas, en que tena puestos lospies, con una letra que deca:primus circumdedisti me; y no pudindole seguir en esta larga jornada

    lvaro de Mezquita, dio vuelta del mar del Norte para Espaa, donde llegado dio noticia de lo quehasta all se haba descubierto y navegado; por manera, que de lo dicho se infiere, haber sidoAmrico Vespucio el primero que descubri la costa del Brasil, de quien le qued a esta cuarta partedel mundo su nominacin; y Sols el que hall la boca del Ro de la Plata, y el primero que navegy entr por l; y Magallanes el primer descubridor del Estrecho, que coste lo que hay desde esteRo de la Plata hasta 56 grados de esta tierra y sus comarcas.

    Captulo IIDe la descripcin del Ro de la Plata, comenzando de la costa del mar

    Habiendo de tratar las cosas susodichas en este libro, en el descubrimiento y poblacin de lasprovincias del Ro de la Plata, no es fuera de propsito describirlas con sus partes y calidades, y lo

    que contienen en latitud y longitud, con los caudalosos ros que se reducen en el principal, y lamultitud de indios naturales de diversas naciones, costumbres y lenguajes, que en sus trminosincluyen: por lo cual es de saber que esta gobernacin es una de las mayores que su Majestad tieney posee en las Indias, porque dems de habrsele dado de costa al mar Ocano 400 leguas de latitud,corre de largo ms de 800 hasta los confines de la gobernacin de Serpa y Silva; por medio de lacual corre este Ro al Ocano, donde sale con tan gran anchura, que tiene ms de 85 leguas de bocahaciendo un cabo de cada parte: el que est a la del Sur, mano izquierda como por l entramos, sellama Cabo Blanco; y el otro que es a la del Norte a mano derecha, se dice de Santa Mara, junto alas Islas de los Castillos, que son unos mdanos de arena, que de muchas leguas parecen del mar;est este Cabo en 35 grados poco ms, y el otro en 371/2, del cual para el Estrecho de Magallaneshay 13 grados. Corre esta gobernacin a esta parte, segn su Majestad le concede, 200 leguas; estoda aquella costa muy rasa, y falta de lea, de pocos puertos y ros, salvo uno que llaman del

    Ingls, a la primera vuelta del Cabo; y otro muy adelante que llaman la Baha sin Fondo, que est deesta otra parte de un gran ro, que los de Buenos Aires descubrieron por tierra el ao de 605 saliendoen busca de la noticia que se dice de los Csares; sin que por aquella parte descubriesen cosa deconsideracin, aunque se ha entendido haberla ms arrimada a la Cordillera que va de Chile para elEstrecho, y no a la costa del mar por donde fueron descubriendo: y ms adelante el de los gigantes,hasta el de Santa rsula que est en 53 grados hasta el Estrecho; y vuelto a este otro Cabo para elBrasil, hay otras 200 leguas, poco menos a la cuenta, hasta la Cananea, de donde el Adelantadolvaro Nez Cabeza de Vaca puso sus armas por lmite y trmino de su gobierno. La primera partede esta costa, que contiene con el Ro de la Plata, es llana y desabrigada hasta la isla de SantaCatalina, con dos o tres puertos para navos pequeos: el primero es junto a los Castillos: el segundoes el Ro Grande, que dista 60 leguas del de la Plata; este tiene dificultad en la entrada por la grandecorriente con que sale al mar, frontero de una isla pequea que le encubre la boca, y entrado dentro

    es seguro y anchuroso y se extiende como lago; a cuyas riberas de una y otra parte estn pobladosms de 20000 indios Guarans, que los de aquella tierra llaman Arachanes, no porque en lascostumbres y lenguaje se diferencien de los dems de esta nacin, sino porque traen el cabellorevuelto y encrespado para arriba: es jente muy dispuesta y corpulenta, y tienen guerra ordinaria conlos indios Charras del Ro de la Plata, y con otros de tierra adentro que llaman Guayans, aunqueeste nombre dan a todos los que no son Guarans, puesto que no tengan otros propios. Est estepuerto y ro en 32 grados, y corriendo la costa arriba, hay algunos pueblos de indios de esta mismanacin; es toda ella de muchos pastos para ganados mayores y menores, y por la falda de unacordillera y no muy distante de la costa que viene del Brasil, se dan caas de azcar y algodonales,

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    de que se visten y aprovechan. Es cosa cierta haber en aquella tierra oro y plata, por lo que han vistoal unos portugueses que han estado entre los indios, y por lo que se ha descubierto de minerales enaquel mismo trmino a la parte de San Vicente, donde don Francisco de Sosa est poblado. Y deeste ro 40 leguas ms adelante, est otro puerto que llaman la Laguna de los Patos, que tiene a laentrada una barra dificultosa; es de buen cielo y temple, muy frtil de mantenimientos, y muycmoda para hacer ingenios de azcar: dista de la equinoccial 28 y medio grados: hay en este

    asiento y comarca ms de 10000 indios Guarans, tratables y amigos de espaoles. De aqu al puertode don Rodrigo habr cuatro leguas, que es acomodado para el comercio de esta gente, y seis leguasms adelante est la isla de Santa Catalina, uno de los mejores puertos de aquella costa; porqueentre la isla y tierra firme hace algunos senos y bahas muy grandes, capaces de tener segurosmuchos navos muy gruesos: hace dos bocas, una al Sudoeste, y otra al Nordeste; fue esta isla muypoblada de indios Guarans, y en este tiempo est desierta, porque se han ido los naturales de tierrafirme, y dejando las costas se han metido entre los campos y pinales de aquella tierra. Tiene la islams de siete leguas de largo, y ms de cuatro de ancho; toda ella de grandes bosques y montaas, demuchas y muy buenas aguas, y muy caudalosas para ingenios de azcar. Desde all adelante esttoda la costa spera y montuosa, de grandes rboles, y muchas frutas de la tierra, y a cada cuatro ocinco leguas un ro y puerto acomodado para navos, en especial el de San Francisco, que es tanfondable que pueden surgir en l con gran seguro muy gruesos navos, y tocar con los espolones en

    tierra. De all a la Cananea hay 32 leguas, a donde caen las barras del Paraguay, y la de Arapia, conotros puertos y ros. El de la Cananea est poblado de indios Caribes del Brasil; tiene un rocaudaloso que sale al mar, con un puerto razonable en la boca, con tres islas pequeas de frente, dedonde hay 30 leguas a San Vicente: est toda esta costa llena de mucha pesquera y caza, as dejabales, puercos monteses, antas, venados, y otros diversos animales, muchos monos, papagayos,aves de tierra y agua. Hllanse en muchas partes de esta costa, perlas, gruesas y menudas, enconchas y ostiones en cantidad, y mucho mbar que la mar echa en la costa, el cual comen las avesy animales: fue antiguamente muy poblada de naturales, los cuales, con las guerras que unos conotros tenan, se destruyeron; y otros dejando sus tierras, se fueron a meter por aquellos ros, hastasalir a lo alto, donde el da de hoy estn poblados en aquellos campos que corren y confinan con elRo de la Plata, que llaman de Guayra.

    Captulo IIIDescripcin de lo que contiene dentro de s este territorio

    En el captulo pasado comenc a describir lo que en el trmino y costa de aquellagobernacin se contiene: en este lo habr de hacer, lo ms breve que me sea posible, de lo que hay auna y otra parte del Ro de la Plata, hasta el mediterrneo, para lo cual es de suponer que en esteterritorio hay muchas provincias y poblaciones de indios de diversas naciones, por medio de lascuales corren muy caudalosos ros, que todos vienen a parar, como en madre principal, a este de laPlata, que por ser tan grande, le llaman los naturales Guarans Paran Guaz, como tengo dicho: yas tomar por margen de esta descripcin del mismo Ro de la Plata, comenzando primero de lamar por la mano derecha, como por l entramos, que es el Cabo de Santa Mara, del cual a una islay puerto que llaman de Maldonado, hay diez leguas, todo raso, dejando a vista dentro del mar la de

    los Lobos. Esta de Maldonado es buen puerto y tiene en tierra firme una laguna de muchapesquera; corren toda esta isla los indios Charras de aquella costa, que es gente muy dispuesta ycrecida, la cual no se sustenta de otra cosa sino de caza y pescado: son muy osados en acometer, ycrueles en el pelear; y despus muy piadosos y humanos con los cautivos, tiene fcil entrada, porcuya causa no tendra seguridad, siendo acometida por mar. Ms adelante est Montevideo, llamadoas de los portugueses; donde hay un puerto muy acomodado para una poblacin, porque tieneextremadas tierras de pan y pasto para ganados, de mucha caza de gamos, perdices y avestruces;lleva, no muy distante de la costa, una cordillera que viene bojeando del Brasil, y apartndose deella se mete la tierra adentro, cortando la mayor parte de esta gobernacin, y estendindose hacia el

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    Norte, se entiende que vuelve a cerrar a la misma costa abajo de la baha: de aqu a la isla de SanGabriel hay veinte leguas, dejando en medio el puerto de Santa Luca: esta isla es muy pequea yde mucha arboleda, y est de tierra firme poco ms de dos leguas, donde hay un puerto razonable,pero no tiene el abrigo necesario para los navos que all aportan. En este paraje desemboca el romuy caudaloso del Uruguay, de que tengo hecha mencin, el cual tiene all de boca cerca de tresleguas, y dentro de l un pequeo ro que llaman de San Juan, junto a otro de San Salvador, puerto

    muy acomodado; y diez leguas por l adelante, uno que llaman Ro Negro, del cual arriba, a una yotra mano, entran infinitos, en especial uno caudaloso que tiene por nombre Pepir, donde es famamuy notoria haber mucha gente que poseen oro en cantidad, que trae este ro entre sus menudasarenas. Este ro del Uruguay tiene su nacimiento en las espaldas de la isla de Santa Catalina, ycorriendo hacia l medio da se aparta de la Laguna de los Patos para el Occidente por muchasnaciones y tierras pobladas, que llaman Guayanas, Pates, Chovas, Chovaras, que son casi todas deuna lengua, aunque hasta ahora no han visto espaoles, ni entrado en sus tierras ms de lasrelaciones que de los Guarans se han tomado. Y corriendo muchas leguas viene este ro a pasar poruna poblacin muy grande de indios Guarans, que llaman Tapes, que quiere decir ciudad: esta esuna provincia de las mejores y ms pobladas de este Gobierno; la cual dejando a parte ir por el dela Plata arriba, ciento y cincuenta leguas a la misma mano, por muchas naciones y pueblos dediferentes costumbres y lenguajes, que la mayor parte no son labradores hasta las Siete Corrientes,

    donde se juntan dos ros caudalosos, el uno llamado Paraguay, que viene de la siniestra, el otroParan que sale de la derecha: este es el principal que bebe todos los ros que salen de la parte delBrasil; tiene de ancho, por todo lo ms de su navegacin, una legua, en parte dos, baja al pie de 300leguas hasta juntarse con este del Paraguay, en cuya boca est fundada una ciudad que llaman deSan Juan de Vera, que est en altura de 28 grados; de la cual y su fundacin y conquista en su lugarharemos mencin. Luego como por este ro se entra, es apacible para navegar, y antes de cuarentaleguas se descubren muchos bajos y arrecifes donde hay una laguna a mano izquierda del ro quellaman de Santa Ana, muy poblado, hasta donde entra otro muy caudaloso a la misma mano quellaman Iguaz, que significa Ro Grande: viene de las espaldas de la Cananea, y corre doscientasleguas por gran suma de naciones de indios: los primeros y ms altos son todos Guarans, ybojeando por el Sur entra por los pueblos de los que llaman Chovas, Muos y Chiquis; tierra fra degrandes piales hasta entrar en este del Paran, por el cual subiendo treinta leguas est aquel

    extrao salto, que entiendo ser la ms maravillosa obra de naturaleza que hay, porque la furia yvelocidad con que cae todo el cuerpo de agua de este ro; son ms de 200 estados por once canales,haciendo todas ellas un humo espessimo en la regin del aire de los vapores que causan: de aquabajo, es imposible poderse navegar con tantas vertientes y rebatientes que hace, con grandesremolinos y borbollones que se levantan como nevados cerros. Cae toda el agua de este salto en unapea, como caja guarnecida de duras rocas y peas, en que estrecha todo el ro en un tiro de flecha,teniendo por lo alto del salto ms de dos leguas de ancho, de donde se reparte en estas canales, queno hay ojos ni cabeza humana que le pueda mirar sin desvanecerse y perder la vista: yese el ruidode este salto ocho leguas, y se ve el humo y vapor de estas cadas ms de seis, como una nubeblanquizca. Tres leguas arriba est fundada una ciudad que llaman Puerto Real, en la boca de un roque se dice Piquir: est en el mismo Trpico de Capricornio, por cuya causa es lugar enfermsimo,y lo es todo lo ms del ro y provincia que comnmente se llama de Guayra, tomado del nombre de

    un cacique de aquella tierra. Doce leguas adelante entran dos ros, el uno a mano derecha, que sedice Ubay; y el otro a la izquierda llamado Muey, que baja de la provincia de Jerez, de la cual, y desu poblacin, a su tiempo se har mencin. El otro viene de hacia el Este, donde est fundada, 50leguas por adentro, la villa del Espritu Santo, en cuya jurisdiccin y comarca hay ms de 200 milindios Guarans, poblados as por ros, y montaas, como en los campos y piales, que corren hastaSan Pablo, poblacin del Brasil: y corriendo el ro arriba del Paran, hay otro muy caudaloso, queviene de hacia el Brasil llamado Paran Pan, en el cual entran otros muchos, que todos ellos sonmuy poblados, en especial el que dicen Atiuajiua, que contienen ms de 100 mil Indios poblados deesta nacin. Nace de una cordillera que llaman Soba, que dista poco de San Pablo, juntndose con

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    otros se hace caudaloso; y rodea el cerr de Nuestra Seora de Monserrate que tiene de circuitocinco leguas, por cuya falda sacan los portugueses de aquella costa mucho oro rico de 23 quilates; yen lo alto de l se hallan muchas vetas de plata, cerca del cual don Francisco de Sosa, caballero deesta nacin, fund un pueblo que todava permanece, y se va continuando su efecto y beneficio delas minas de oro y plata. Y volviendo a lo principal de este ro, entra otro en l muy grande, aunquede muchos arrecifes y saltos, que los naturales llaman Ayemb: este nace de las espaldas de Cabo

    Fro, y pasa por la villa de San Pablo, en cuya ribera est poblada; no tiene indios ningunos, porquelos que haba fueron echados y destruidos de los portugueses por una rebelin y alzamiento quecontra ellos intentaron, poniendo cerco a esta villa para la asolar y destruir, en lo que no salieroncon su intento. El da de hoy se comunican por este ro los portugueses de la costa con loscastellanos de esta provincia de Guayra: ms adelante por el Paran entran otros muchos a una yotra mano, en especial el Paran Ibabuiyi, y otro que dicen sale de la laguna del Dorado, que vienede la parte del Norte, de donde han entendido algunos portugueses que cae aquella laguna tanmentada, que los moradores de ella poseen muchas riquezas, del cual adelante viene este poderosoro por grandes poblaciones de naturales hasta donde se disminuye en muchos brazos y fuentes, deque vienen a tomar todo su caudal, segn hasta donde lo tengo navegado; el cual dicen losportugueses, tiene su nacimiento en el paraje y altura de la Baha, cabeza de las ciudades del Brasil.

    Captulo IVEn que se acaba la descripcin del propsito pasado

    Bien se ha entendido, como tengo declarado en el captulo pasado, que entrando por el Ro dela Plata a mano derecha caen los ros y provincias, de que tengo hecha relacin. En esto dir lo quecontiene sobre mano izquierda a la parte del sur, tomando la costa del Ro de la Plata arriba, en estaforma. Desde el Cabo Blanco para Buenos Aires, hay tierra muy rasa y desabrigada, de malospuertos, falta de lea, de pocos ros, salvo uno que est 20 leguas adelante, que llaman deTubichamiri, nombre de un cacique de aquella tierra. Este ro baja de la Cordillera de Chile, y es elque llaman, el Desaguadero de Mendoza, que es una ciudad de aquel reino que cae a esta parte de lagran Cordillera, en los llanos que van continuando a Buenos Aires, a donde hay desde la boca deeste ro otras 20 leguas: es toda aquella tierra muy llana; los campos tan anchurosos y dilatados, que

    no hay en todos ellos un rbol: es de poca agua, y de mucha caza de venados, avestruces y gransuma de perdices, aunque de pocos naturales; los que hay son belicosos, grandes corredores yalentados, que llaman Querands: no son labradores, y se sustentan de sola caza y pesca; y as notienen pueblos fundados ni lugares ciertos, ms de cuanto les ofrece la comodidad de andar deordinario esquilmando los campos. Estos corren desde Cabo Blanco, hasta el Ro de las Conchas,que dista de Buenos Aires cinco leguas arriba, y toma ms de otras sesenta la tierra adentro hasta laCordillera, que va desde la mar bojeando hacia al Norte, entrando por la gobernacin de Tucumn.Estos indios fueron repartidos con los dems de la comarca, a los vecinos de la Trinidad, puerto deBuenos Aires: est situada en 36 grados abajo de la Punta Gorda, sobre el propio Ro de la Plata, elcual tiene el puerto muy desabrigado, que corren mucho riesgo los navos estando surtos en dondellaman el Paso, por estar algo distante de tierra; mas la Divina Providencia provey de un riachueloque tiene la ciudad por la parte de abajo como una milla, tan acomodado y seguro, que metidos

    dentro de los navos, no siendo muy grandes, pueden estar sin amarrar con tanta seguridad, como siestuvieran en una caja. Este puerto fue poblado antiguamente de los conquistadores, y por causasforzosas que se ofrecieron, la vinieron a despoblar, donde parece que dejaron en aquella tierra cincoyeguas, y siete caballos; de los cuales, el da de hoy ha venido a tanto multiplico en menos de 70aos, que no se puede numerar; porque son tantos los caballos, e yeguas, que parecen grandesmontaas, y tienen ocupado desde el Cabo Blanco hasta el Fuerte de Gaboto, que son ms de 80leguas, y llegan adentro hasta la Cordillera. De esta ciudad arriba hay algunas naciones de indios, yaunque tienen diferentes lenguas, son de la misma manera y costumbres que los Querands;enemigos mortales de espaoles, y todas las veces que pueden ejecutar sus traiciones, no lo dejan de

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    hacer. Otros hay ms arriba, que llaman Timbs, y Caracars, 40 leguas de Buenos Aires en buenaesperanza, que son ms afables, y de mejor trato y costumbres, que los de abajo: son labradores, ytienen sus pueblos fundados sobre la costa del ro. Tienen las narices oradadas, donde sientan porgala en cada parte una piedra azul o verde; son muy ingeniosos y hbiles, y aprenden bien la lenguaespaola: fueron ms de 8000 indios antiguamente, y ahora han quedado muy pocos. Y dejandoatrs el Ro de Lujn y el de los Arrecifes, hasta el Fuerte de Gaboto, lugar nombrado por los

    muchos espaoles que all fueron muertos; y repasando adelante para la ciudad de Santa Fe, dedonde hay all otras 40 leguas con algunas poblaciones de indios que llaman Gualachos; por bajo deesta ciudad 12 leguas entra un ro que llaman el Salado; es caudaloso, el cual atraviesa toda lagobernacin del Tucumn, y nace de las Cordilleras de Salta y Calchaqu, y baja a las juntas deMadrid y Esteco, y pasa doce leguas de Santiago del Estero regando muchas tierras y pueblos deindios que llaman Tonocotes y Juris, y otras naciones que de aquel gobierno penden, hasta queviene a salir donde desagua en este de la Plata. Tiene este distrito muchos indios, que fueronrepartidos a los pobladores de esta ciudad, la cual est fundada en 32 grados Este-oeste; con la deCrdoba: los ms indios de esta jurisdiccin no son labradores, y tienen por pan cierto gnero debarro de que hacen unos bollos, y mtenlos en el rescoldo: se cuecen, y luego para comerlos losempapan en aceite de pescado, y de esta manera los comen, y no les hace dao alguno. Todas lasveces que se les muere un pariente, se cortan una coyuntura del dedo de la mano, de manera que

    muchos de ellos estn sin dedos por la cantidad de deudos que se les han muerto. De aqu adelantesalen otros ros, poblados de indios pescadores, hasta una laguna que llaman de las Perlas, porhaberlas all finas, y de buen oriente con ser de agua dulce, aunque hasta ahora no se ha dado enpescarlas, ms de las que los indios traen a los espaoles; aunque por ser todas cocidas pierdenmucho de su buen lustre, oriente y estima. De aqu a la ciudad de Vera hay seis leguas, de la cual enel captulo pasado hice mencin, donde tiene frontero de s el Puerto de la Concepcin, ciudad delro Bermejo, que dista del ro 44 leguas hacia el Poniente: tiene esta ciudad en su comarca muchasnaciones de indios, que llaman comnmente, frentones, aunque cada nacin tiene su nombre propio:estn divididas en 14 lenguas distintas: viven entre lagunas, por ser la tierra toda anegadiza y llana,por medio de la cual corre el ro Bermejo que tiene su nacimiento en los Chichas del Per,juntndose en uno, el ro de Tarija, el de Toropalcha, y el de San Juan, con el de Omaguaca, y Juris:en cuyo valle est fundada la ciudad de San Salvador en la Provincia del Tucumn: viene a salir a

    los llanos, y pasa por muchas naciones de indios brbaros, dejando a la parte del Norte en las faldasde la Cordillera del Per, los indios Chiriguanos, que son los mismos que en el Ro de la Platallamamos Guarans, que toman las fronteras de los corregimientos de Mizque, Tomina, Paspaya yTarija. Esta gente es averiguado, ser advenediza de la Provincia del Ro de la Plata, como en sulugar haremos mencin, de donde venidos, seorearon esta tierra, como hoy da la poseen,destruyendo muy gran parte de ella, excepto la que confina a la gobernacin del Tucumn, por sermontuosa y cerrada, y los indios que por all viven, belicosos, que son todos los ms, frentones deldistrito de la Concepcin, la cual, como dije, est poblada sobre este ro Bermejo; y dejndoleaparte, siguiendo el Paraguay arriba a la misma mano, hay algunas naciones de gente muy brbaraque llaman Mahomas, Calchenas y Mogolas; y otros ms arriba que se dicen Guaycurs, muybelicosos, los cuales no siembran, ni cogen ningn fruto, ni semilla de que se puedan sustentar, sinode caza, y pesca: estos Guaycurs dan continua pesadumbre a los vecinos de la Asumpcin, que es

    la ciudad ms antigua, y cabeza de aquel Gobierno, y con tener mucha gente de espaoles e indios,con la comarca muy poblada, han sido poderosos para apretar esta Repblica, de suerte que handespoblado ms de 80 chcaras y haciendas muy buenas de los vecinos, y murtoles mucha gente,como en el ltimo libro se podr ver. Abajo de esta ciudad cuatro leguas, entra de la parte delPoniente otro ro que llaman los de aquella tierra Araguay, y los Chiriguanos de la cordillera ledicen Itica, y los indios del Per, Pilcomayo: nace de los Charcas, de entre las sierras que distan dePotos, y Porco, para Oruro, juntndose con l muchas fuentes sobre el ro de Tarapaia, que es laribera donde estn fundados los ingenios de plata de la villa de Potos; y volviendo al Este de esteva a juntarse con el ro Cachimayo, que es el de la ciudad de la Plata, y bojeando al Medioda hacia

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    indios de aquella isla de buena voluntad y amigos de espaoles: llmanles Orejones, por tener lasorejas oradadas, en donde tienen metidas ciertas ruedecillas de madera, o puntas de mates queocupan todo el agujero: viven en galpones redondos, no en forma de pueblo, sino cada parcialidadpor s: consrvanse unos con otros en mucha paz y amistad; llamaron los antiguos a esta isla elParaso terrenal, por la abundancia y maravillosa calidad que tiene. Desde aqu a los Jarayes hay 60leguas ro arriba, los cuales son una nacin de ms polica y razn de cuantas en aquella provincia

    se han descubierto: estn poblados sobre el mismo ro del Paraguay: los de la parte de Jerez, sedicen Peravayanes y los de Santa Cruz se llaman Maneses y todos se apellidan Jarayes, donde haypueblo de estos indios de 60 mil casas, porque cada indio vive en la suya con sus mujeres e hijos.Tienen sujetas a su dominio otras naciones circunvecinas, hasta a los que llaman Tortugueses: songrandes labradores, y tienen todas las legumbres de las Indias; muchas gallinas y patos, y ciertosconejillos que cran dentro de sus casas: obedecen a un cacique principal, aunque tienen otrosmuchos particulares, que todos estn sujetos al Mans, que as llaman a su Seor; viven en forma derepblica, donde son castigados de sus caciques los ladrones y adlteros. Tienen aparte las mujerespblicas que ganan por su cuerpo, porque no se mezclen con las honestas, aunque de all salenmuchas casadas, y no por eso son tenidas en menos. No son muy belicosos, aunque providentes yrecatados, y por su buen gobierno, temidos y respetados de las dems naciones; han sido siempreleales amigos de los espaoles, tanto, que llegando a este puerto el capitn Domingo de Irala con

    toda su armada, fue de ellos bien recibido, y dieron huspedes a cada soldado para que losproveyesen de lo necesario, y sindole forzoso hacer su entrada de aquel paraje por tierra, les dejen confianza todos los navos, balsas y canoas que llevaba, velas, jarcias, ncoras, vergas y losdems pertrechos que no podan llevar por tierra; y al cabo de 14 meses que tardaron en dar vueltade su jornada, no les falt cosa ninguna de las que dejaron en su poder. Desea mucho esta genteemparentar con el espaol, y as les daban de buena voluntad sus hijas y hermanas, para quehubiesen de ellas generacin: hablan una lengua muy cortada y fcil de aprender, por manera quecon facilidad seran atrados a la conversin y conocimiento de Dios. De esta provincia adelante hayotras poblaciones de gentes y naciones diferentes hasta el Calabrs, que es un cacique Guaran quedista como 60 leguas donde se juntan dos ros, uno que viene de la parte del Este y otro delPoniente: de aqu adelante no se ha navegado, puesto que hasta, estos ros han llegado bergantines ybarcos; y por ser estos ros pequeos y de poca agua, no han entrado por ellos espaoles. Lo que de

    noticia se tiene es, que por aquella parte hay muchas naciones de indios que poseen oro y plata, enespecial hacia el Norte, donde entienden cae aquella laguna que llaman del Dorado; tambin se hasabido que hacia el Brasil hay ciertos pueblos de gente muy morena y belicosa, la cual se haentendido ser negros retrados de los portugueses de aquella costa, que se han mezclado con losindios de aquella tierra, la cual es muy dilatada hasta el Maran que coge en s todas los ros quenacen del reino del Per desde el corregimiento de Tomina, de donde sale el ro de San Marcos y sejunta con el ro grande que llaman de Chungur, y luego cerca de los llanos del ro de Parapit, ycorriendo al Norte va para la ciudad de San Lorenzo, gobernacin de Santa Cruz, a donde le llamanel Guap, que quiere decir ro que todo lo debe; y as bajando por aquellos llanos va recibiendo ens todos los ros que salen de las faldas y serranas del Per, como son el de Pozona, Cochabamba,Chiquiago, y los del Cuzco y Chucuito, hasta ese otro cabo de Quito, y el nuevo reino, con que seviene a hacer el ms caudaloso ro de todas las Indias, que sale al mar del Norte en el primer grado

    de la equinoccial; sin otro muy caudaloso que sale ms al Brasil, que llaman de las Amazonas,como parece por la traza y descripcin del mapa, que aqu pongo en este lugar: advirtiendo que nolleva la puntualidad de las graduaciones y partes que se le deban dar, porque mi intento no fue msde por ella hacer una demostracin de lo que contienen aquellas provincias y costas de mar, y rosde que trato en el discurso de este presente libro, como en su descripcin referida se contiene.

    Captulo VDe una entrada que cuatro portugueses hicieron del Brasil por esta tierra, hasta los confines del

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    Per, etc.No me parece fuera de propsito decir ante todas cosas en este captulo, de una jornada que

    ciertos portugueses hicieron del Brasil para esta provincia del Ro de la Plata, hasta los confines delPer, y de lo dems que les sucedi, por ser eslabn de lo que se ha de tratar en este libro, sobre eldescubrimiento y conquista que en ella hicieron nuestros espaoles; y es el caso que el ao de 1526salieron de San Vicente cuatro portugueses por orden de Martn Alfonso de Sosa, seor de aquella

    capitana, a que entrasen por aquella tierra adentro y descubriesen lo que haba, llevando en sucompaa algunos indios amigos, de aquella costa. El uno de estos cuatro portugueses se llamabaAlejos Garca, estimado en aquella costa por hombre prctico as en la lengua de los Carios, que sonlos Guarans, como de los Tupis y Tamoyos ; el cual caminando por sus jornadas por el Sertonadentro con los dems compaeros, vinieron a salir al ro del Paran, y de l, atravesando la tierrapor pueblos de indios Guarans, llegaron al ro del Paraguay, donde siendo recibidos y agasajadosde los moradores de aquella provincia, convocaron toda la comarca para que fuesen juntamente conellos a la parte del Poniente a descubrir y reconocer aquellas tierras, de donde traan muchas ropasde estima y cosas de metal, as para el uso de la guerra, como de la paz: y como gente codiciosa einclinada a la guerra, se movieron con facilidad a ir con ellos, y juntos ms de 2000 indios hicieronjornada para el puerto que llaman de San Fernando, que es un alto promontorio que se hace sobre elro del Paraguay. Otros dicen que entraron poco ms arriba de la Asumpcin por un ro, que llaman

    Paray, y caminando por los llanos de aquella tierra, encontraron muchos pueblos de indios dediversas lenguas y naciones, con quienes tuvieron grandes encuentros, ganando con unos, yperdiendo con otros; y al cabo de muchas jornadas, llegaron a reconocer las cordilleras y serranasdel Per, y acercndose a ellas entraron por la frontera de aquel reino, entre la distancia que ahorallaman Mizque y el trmino de Tomina; y hallando algunas poblaciones de indios, vasallos delpoderoso Inga, rey de todo aquel reino, dieron en ellos, y robando y matando cuanto encontraban,pasaron adelante ms de cuarenta leguas hasta cerca de los pueblos de Presto y Tarabuco, donde lessalieron al encuentro gran multitud de indios Charcas; por lo cual dieron vuelta, retirndose con tanbuen orden que salieron de la tierra sin recibir dao ninguno, dejndola puesta en grande temor, y atoda la provincia de los Charcas en arma: por cuya causa los Ingas mandaron con gran cuidadofortificar todas aquellas fronteras, as de buenos fuertes, como de gruesos presidios, segn se ve elda de hoy que han quedado por aquella cordillera, que llaman del Cuzco-toro, que es la general que

    corre por este reino ms de dos mil leguas. Salidos los portugueses a los llanos con toda sucompaa, cargados de despojos de ropa, vestidos, y muchos vasos, manillas, y coronas de plata, decobre, y otros metales, dieron la vuelta por otro ms acomodado camino que hallaron, en el cualpadecieron muchas necesidades de hambre y guerra, que tuvieron hasta llegar al Paraguay, y sustierras y pueblos, de donde Alejos Garca se determin a despachar al Brasil sus dos compaeros, adar cuenta a Martn Alfonso de Sosa, de lo que haban descubierto en aquella jornada, y dondehaban entrado, con la muestra de los metales, y piezas de oro y plata que haban trado de aquellaspartes; quedndose el Garca en aquella provincia del Paraguay, aguardando la correspondencia delo que en esto se ordenase; y pasados algunos das, concertaron algunos indios de aquella tierra dematarle, y as lo pusieron en efecto (y estos fueron los que haban ido con l a la jornada); que unanoche, estando descuidado, le acometieron y le mataron a l y a sus compaeros, sin dejar ms envida que un nio, hijo de Garca, que por ser de poca edad no le mataron, al cual yo conoc, que se

    llamaba como su padre, Alejos Garca. Movironse los indios a hacer esto, por su mala inclinacinque es en ellos natural de hacer mal, sin tener estabilidad en el bien, ni amistad; dejndose llevar dela codicia, por robarles lo que tenan, como gente sin fe ni lealtad. Llegados para el Brasil los dosmensajeros, dieron relacin de lo que haban descubierto, y de la mucha riqueza que haban visto enel poniente y confines de los Charcas, que hasta entonces no estaba aun descubierto de losespaoles: a, cuya fama se determin salir del Brasil una tropa de 60 soldados, y por su capitn unJorge Sedeo; y as partieron de San Vicente en demanda de esta tierra, llevando consigo copia deindios amigos, y bajando en canoas por el ro de Ayenay, salieron al Paran, y bajando por l,llegaron sobre el Salto, donde tomando puerto dejaron sus canoas atravesando hacia el Poniente,

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    llevando su derrota hacia el ro del Paraguay, donde Alejos Garca haba quedado: lo cual visto porlos indios que haban sido cmplices en su muerte, convocaron los comarcanos a tomar las armascontra ellos para impedirles el paso, y dndoles muchos rebatos, pelearon con los portugueses encampo raso, donde mataron al Capitn Sedeo, con cuya muerte fueron constreidos los soldados aretirarse con prdida de muchos compaeros; y tornando al pasaje del ro Paran, los indios deaquel territorio, con la misma malicia y traicin que los otros, se ofrecieron a darles pasaje en sus

    canoas; para cuyo efecto las trajeron horadadas, con rumbos disimulados y embarrados, para quecon facilidad fuesen rompidos; y metindose en las canoas con los portugueses, en medio del ro lasabrieron y anegaron: donde con el peso de las armas los ms se ahogaron, y algunos que cogieronvivos los mataron a flechazos, sin dejar ninguno a vida; lo cual pudieron hacer con facilidad por sergrandes nadadores y criados en aquella navegacin y sin ningn embarazo que les impidiese, porser gente desnuda; con que fueron acabados todos los de esta jornada despus de lo cual los indiosde la provincia del Paraguay se juntaron con sus caciques, y se determinaron a hacer una entrada ytornar a la parte donde Alejos Garca haba hecho su jornada, y convocados muchos indios de laprovincia, salieron por tercios y parcialidades a este efecto. Los de ms abajo, que son los indios delParan, entraron por el ro del Araguay, que es el que tengo dicho llamarse Pilcomayo, y estos sonlos fronterizos del corregimiento de Tarija; y los que estaban poblados donde hoy es la Asumpcin,entraron por aquel ro sobre el ro del Paraguay, y Caaguaz, y los indios de ro arriba Jeruquisaba y

    Carayazapera entraron por San Fernando; estos son los que estn poblados en el del Guapay, veinteleguas de la ciudad de San Lorenzo, gobernacin de Santa Cruz. Llegadas estas compaas a lafalda de la sierra del Per, cada una de ellas cur de fortificarse en lo ms spero de ellas; y de allcomenzaron a hacer cruda guerra a los naturales comarcanos, con tanta inhumanidad que nodejaban a vida persona ninguna, teniendo por su sustento los miserables que cautivaban; conquevinieron a ser tan temidos de todas aquellas naciones, que muchos pueblos se les sujetaron sinninguna violencia, conque vinieron a tener esclavos que les sirviesen, y muchas mujeres de quienestuvieron generacin; poblndose cada uno en la parte que mejor le pareci de aquellas fronteras,(que son los indios que hay llamamos Chiriguanos en el Per, que, como digo, son procedidos delos Guarans) de donde nunca ms salieron, ora por la imposibilidad y gran riesgo del camino, orapor codicia de la tierra que hallaron acomodada a su condicin y naturaleza, que es toda frtil, y degrandes y hermosos valles, que participan de ms calor que fro, y de caudalosos ros que salen de la

    provincia de los Charcas, la cual tienen por vecina. Asentaron en aquella tierra haciendo muchasentradas en toda ella, destruyendo todos los llanos, as hacia el Septentrin, como al Medioda, yEste, destruyendo ms de 100 mil indios. Y puesto, que a sus principios en sus fiestas y borracheraslos coman, de muchos aos a esta parte no lo hacen, ms los venden a los espaoles que entran delPer entre ellos, a trueque de rescates que les dan, teniendo por ms til el venderlos por lo que hanmenester, que el comerlos; y es tanta la codicia en que han entrado por el inters, que no hay aoninguno que no salgan a esta guerra por todos aquellos llanos, con gran trabajo y riesgo de las vidas,por hacer presa para el efecto de venderlos: de que hay indios tan ricos, que dems de la ropa yvestidos de pao y seda, tienen muchas vajillas de plata fina; e indios hay que tienen a 500 marcosde vajilla, sin gran nmero de caballos ensillados y enfrenados, y muy buenos jaeces, espadas, ylanzas, y todo gnero de armas, adquirido todo de sus robos y presas, que en tan perniciosa o injustaguerra hacen, sin habrseles puesto hasta ahora algn freno a tanta crueldad, ni remedio al desorden

    e insolencia de esta gente, habiendo cometido muchos delitos, en desacato de la real potestad,tomando las armas contra don Francisco de Toledo, virrey que fue de este reino, dems de lasmuertes y robos, y otras insolencias que han hecho a los espaoles que estn poblados en estasfronteras de Tarija, Paspaya, Pilaya, Tomina, y Mizque, y gobernacin de Santa Cruz de la Sierra.

    Captulo VIDe la armada con que entr en el Ro de la Plata Sebastin Gaboto

    Pocos aos despus que por orden del Rey Henrico VII de Inglaterra el famoso piloto

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    llamado Sebastin Gaboto descubri los Bacallaos, con intento de hallar por aquella parte unestrecho por donde pudiese navegar para las islas de la especera vino a Espaa; y como hombreque tambin entenda la cosmografa, propuso al emperador don Carlos nuestro seor, de descubrirfcil navegacin y puerto por donde con ms comodidad se pudiese entrar al rico reino del Per, yal poderoso Inga, que entonces llamaban los espaoles rey blanco, de quien Francisco Pizarro habatrado a Castilla larga relacin y noticia: admitida su peticin se le mand dar para este

    descubrimiento cuatro navos con ms de 300 hombres, y entre ellos algunas personas de calidadque quisieron ir con l a esta jornada, a la cual sali de la baha de Cdiz el ao de 1530, ynavegando con diversos vientos, pas la equinoccial, y lleg a ponerse en altura de ms de 35grados: y reconociendo la costa, vino a tomar el cabo de Santa Mara; y conociendo ser aquel golfola boca del ro de la Plata, que aun entonces no se llamaba sino de Sols, emboc por l, ynavegando a vista de la costa de mano derecha, procur luego algn puerto para meter sus navos, ybuscndole, se fue hasta la isla de San Gabriel, donde dio fondo; y no le pareciendo tan acomodadoy seguro, se arrim a aquella costa de hacia el Norte, y entr por el ancho y caudaloso ro delUruguay; dejando atrs la Punta Gorda, tom un riachuelo que llaman de San Juan, y hallndolemuy fondable, meti dentro de l su navos; y de all lo primero que hizo fue enviar a descubriralguna parte de aquel caudaloso ro, y procur tener comunicacin con algunos indios de aquellacosta, para lo cual despach al capitn Juan lvarez Ramn, para que fuese con un navo por l

    arriba, y reconociese con cuidado lo que en l haba; el cual habiendo navegado tres jornadas, dioen unos bajos arriba de dos islas muy grandes que estn en medio de dicho ro, y sobrevinindoleuna tormenta en aquel paraje, encall el navo en parte donde no pudo salir ms; (cuya razn pareceel da de hoy all) con este naufragio el capitn Ramn ech su gente en un batel, y como pudo salicon ella a tierra, y vista la gente por los indios de la comarca llamados Chayos y Charras, lesacometieron yendo caminando por la costa, por no poder ir todos en el batel; y peleando con ellos,mataron al capitn Ramn y algunos soldados, y los que quedaron se vinieron en el batel a dondeestaba Gaboto, el cual dejando all la nao capitana con alguna gente de pelea y de mar que laguardasen, tom una carabela y un bergantn con la gente que pudo, y se fue con ella por el Ro dela Plata arriba, y atravesando aquel golfo entr por el brazo que se llama el ro de las Palmas, ysaliendo de la tierra habl con algunos indios de las islas, de quienes recibi alguna comida; ypasando adelante lleg al ro del Carcaraal, que es nombre antiguo de un cacique de aquella tierra,

    que cae a la costa de la mano izquierda, que es al Sud-oeste, donde Sebastin Gaboto tom puerto,y le llam de Sancti Spiritus, el cual viendo la altura y comodidad de esta isla, fund all un fuertede madera con su terrapleno y dos baluartes bien cubiertos; y corriendo la tierra tuvo comunicacincon los indios de su comarca, con quienes trab amistad; y parecindole conveniente reconocer loms interior de la tierra para el fin que pretenda, descubriendo por aquella va entrada para el reinodel Per, despach cuatro espaoles a cargo de uno llamado Csar, que fuese a este efecto poraquella provincia, y entrase caminando por su derrota entre Medioda y Occidente, y topando conalguna gente de consideracin y con lo que descubriese dentro de tres meses, volviese a darlecuenta de lo que haba. Con esta orden se despach Csar, y sus compaeros, de los cuales a sutiempo haremos mencin, por decir lo que hizo Gaboto en este tiempo: en el cual habiendo arrasadolos dos navos, quitndoles las obras muertas, y ponindoles remos, se meti con ellos el ro arriba,llevando consigo 110 soldados, dejando en el fuerte 60 a cargo del capitn Diego de Bracamonte.

    Entr, por el Ro de la Plata arriba a remo y vela con grandsimo trabajo, por no estar prctico deaquel ro, ni de sus bajos e incomodidades de aquella navegacin, hasta que por sus jornadas llega las juntas de los dos ros Paran y Paraguay, hallndose en aquel paraje distante del fuerte 120leguas; y entrando por el Paran, por parecer ms caudaloso y acomodado para navegar, lleg a lalaguna dicha de Santa Ana, donde estuvo algunos das rehacindose de alguna comida, que conrescates hubo de los indios de quienes tom lengua de lo que por all haba, y de la incomodidadque haba de poder navegar con sus navos por aquel ro, a causa de sus muchos bajos y arrecifesque tiene; a cuya causa revolviendo atrs, tom el ro del Paraguay, y hallndole mu fondable hizosu navegacin por l arriba como 40 leguas, hasta un paraje que llaman la Angostura; y estando en

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    ella le acometieron ms de 300 canoas de indios que llaman Agases, que en aquella ocasinseoreaban todo aquel ro, (que ya el da de hoy son acabados con los encuentros que han tenidocon los espaoles) los cuales se dividieron en tres escuadras, y acometiendo a los navos que ya ibana la vela, Sebastin Gaboto, previniendo lo necesario, asest los versos que llevaba, y teniendo alenemigo a tiro de can, hizo disparar a las escuadras de canoas, las cuales las ms de ellas fueronhundidas y trastornadas de los tiros: y acercndose ms a los enemigos, y peleando los espaoles

    con ellos con sus arcabuces y ballestas, y los indios con su flechera, vinieron casi a las manos, yllegaron a los costados de los navos de donde con sus picas y otras armas mataron gran cantidad deindios, de manera que fueron desbaratados y puestos en huida (los que escaparon), quedando losespaoles victoriosos con prdida solo de tres soldados que iban en un batel, y fueron presos de losenemigos, los cuales muchos aos despus vinieron a ser habidos y sacados de cautiverio. Redundde su prisin muy gran bien, porque salieron grandes lenguas y prcticos en la tierra. Estos sellamaban, el uno Juan de Justes, y el otro Hctor de Acua, y ambos fueron encomenderos en laAsumpcin. Pasando adelante Sebastin Gaboto lleg a un trmino que llaman la Frontera, por serlos lmites de los Guarans, indios de aquella tierra, y trminos de las otras naciones, dondetomando puerto procur con todas diligencias tener comunicacin con ellos; y con ddivas yrescates, que dio a los caciques que le vinieron a ver, asent paz y amistad con ellos, los cuales leproveyeron de toda la comida que hubo menester: con esto Gaboto hubo con facilidad algunas

    piezas de plata, y manillas de oro, manzanas de cobre, y otras cosas de las que a Alejos Garcahaban quitado, y l haba trado del Per de la jornada que hizo a los Charcas, cuando le mataronlos indios de aquella tierra. Con esto Sebastin Gaboto estaba muy alegre y gozoso, con esperanzaque la tierra era muy rica, segn la fama y relaciones que de los indios tuvo, (aunque como hedicho, todo aquello emanaba del Per) persuadindose ser aquellas muestras de la propia tierra; yas dio vuelta a su fuerte, donde llegando se determin luego partirse para Castilla a dar cuenta a suMajestad de lo que haba visto y descubierto en aquellas provincias, y bajando al ro de San Juan,donde haba dejado la nao, se meti en ella con algunos de los que l quiso llevar, dejando en elfuerte de Sancti Spiritus 110 soldados a cargo del capitn don Nuo de Lara, y por su alfrez MendoRodrguez de Oviedo, y por sargento a Luis Prez de Bargas, sin otros muchos hidalgos y personasde cuenta que en el nmero de 110 soldados haba, como el capitn Ruiz Garca Mosquera,Francisco de Rivera, etc.

    Captulo VIIDe la muerte del capitn don Nuo de Lara, y su gente; y lo dems sucedido

    Partido Sebastin Gaboto para Espaa con mucho sentimiento de los que quedaban, por serun hombre afable, de gran valor y prudencia, muy experto y prctico en la cosmografa, como de lse cuenta; luego el capitn don Nuo procur conservar la paz que tena con los naturalescircunvecinos, en especial con los indios Timbs, gente de buena masa y voluntad; con cuyos dosprincipales caciques siempre la conserv, y ellos acudiendo a buena correspondencia de ordinarioprovean a los espaoles de comida, que como gente labradora nunca les faltaba. Estos dos caciqueseran hermanos, el uno llamado Mangor, y el otro Siripo, mancebos ambos como de treinta acuarenta aos, valientes y expertos en la guerra, y as de todos muy temidos y respetados, y en

    particular el Mangor el cual en esta ocasin se aficion de una mujer espaola que estaba en lafortaleza, llamada Luca de Miranda, casada con un Sebastin Hurtado, naturales de cija. A estaseora haca este cacique muchos regalos, y socorra de comida, y ella de agradecida le haciaamoroso tratamiento; con que vino el brbaro a aficionrsele tanto, y con tan desordenado amor,que intent de hurtarla por los medios a l posibles: y convidando a su marido, a que se fuese aentretener a su pueblo, y a recibir de l buen hospedaje y amistad, con buenas razones se neg: yvisto que por aquella va no poda salir con su intento, y la compostura, honestidad de la mujer, yrecato del marido, vino a perder la paciencia con grande indignacin y mortal pasin, con la queorden con los espaoles, debajo de amistad, una alevosa y traicin, parecindole que por este

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    medio sucedera el negocio de manera que la pobre seora viniese a su poder: para cuyo efectopersuadi al otro cacique su hermano, que no les convena dar la obediencia al espaol tan derepente, porque con estar en sus tierras, eran tan seores y resolutos en sus cosas que en pocos dasle supeditaran todo, como las muestras lo decan, y si con tiempo no se prevena esteinconveniente, despus cuando quisiesen no lo podran hacer, conque quedaran sujetos a perpetuaservidumbre; para cuyo efecto su parecer era, que el espaol fuese destruido y muerto, y asolado el

    fuerte, no perdonando la ocasin cuando el tiempo la ofreciese: a lo cual el hermano respondi, quecmo era posible tratar l cosa semejante contra los espaoles, habiendo profesado siempre suamistad, y siendo tan aficionado a Luca; que el de su parte no tena intento ninguno de hacerlo,porque a ms de no haber recibido del espaol ningn agravio, antes todo buen tratamiento yamistad, no hallaba causa para tomar las armas contra l: a lo cual el Mangor replic conindignacin que as convena se hiciese por el bien comn, y porque era gusto suyo, a que comobuen hermano deba condescender. De tal suerte supo persuadir al hermano, que vino a,condescender con l, dejando el negocio tratado entre s para tiempo ms oportuno: el cual nomucho despus se lo ofreci la fortuna conforme a su deseo, y fue: que habiendo necesidad decomida en el fuerte despach el capitn don Nuo 40 soldados en un bergantn en compaa delcapitn Ruiz Garca, para que fuesen por aquellas islas a buscar comida, llevando por orden, sevolviesen con toda brevedad con todo lo que pudiesen recoger. Salido pues el bergantn, tuvo el

    Mangor por buena esta ocasin, y tambin por haber salido con los dems Sebastin Hurtado,marido de Luca; y as luego se juntaron por orden de sus caciques ms de cuatro mil indios, loscuales se pusieron de emboscada en un sauzal, que estaba media legua del fuerte a la orilla del ro,para con ms facilidad conseguir su intento, y fuese ms fcil la entrada en la fortaleza: sali elMangor con 30 mancebos muy robustos cargados de comida, pescado, carne, miel, manteca ymaz, con lo cual se fue al fuerte, donde con muestras de amistad lo reparti, dando la mayor parteal capitn y oficiales, y lo restante a los soldados, de que fue muy bien recibido y agasajado detodos, aposentndole dentro del fuerte, aquella noche: en la cual, reconociendo el traidor que todosdorman excepto los que estaban de posta en las puertas, aprovechndose de la ocasin, hicieronsea a los de la emboscada, los que con todo silencio llegaron al muro de la fortaleza, y a un tiempolos de dentro y los de fuera cerraron con los guardas, y pegaron fuego a la casa de municin, conque en un momento se ganaron las puertas, y a su salvo, matando los guardas, y a los que

    encontraban de los espaoles, que despavoridos salan de sus aposentos a la plaza de armas, sinpoderse de ninguna manera incorporar unos con otros; porque como era grande la fuerza delenemigo cuando despertaron, a unos por una parte, a otros por otra, y a otros en las camas losmataban y degollaban sin ninguna resistencia, excepto de algunos pocos, que valerosamentepelearon: en especial don Nuo de Lara, que sali a la plaza hacindola con su rodela y espada porentre aquella gran turba de enemigos, hiriendo y matando muchos de ellos, acobardndolos de talmanera que no haba ninguno que osase llegar a l viendo que por sus manos eran muertos; y vistopor los caciques o indios valientes, hacindose a fuera comenzaron a tirarle con dardos y lanzas, conque le maltrataron, de manera que todo su cuerpo estaba harpado y baado en sangre; y en estaocasin el sargento mayor con una alabarda, cota, y celada se fue a la puerta de la fortaleza,rompiendo por los escuadrones, entendiendo poderse seorear de ella, gan hasta el umbral, dondehiriendo a muchos de los que la tenan ocupada, y l asimismo recibiendo muchos golpes de ellos,

    aunque hizo gran destrozo matando muchos de los que le cercaban, de tal manera fue apretado deellos, tirndole gran nmero de flechera, que fue atravesado su cuerpo y as cay muerto, y en estamisma ocasin, el alfrez Oviedo con algunos soldados de su compaa, salieron bien armados, ycerraron con gran fuerza de enemigos que estaban en la casa de municin, por ver si la podansocorrer, y apretndoles con mucho valor, fueron mortalmente heridos y despedazados, sin mostrarflaqueza hasta ser muertos, vendiendo sus vidas a costa de infinita gente brbara, que se lasquitaron. En este mismo tiempo el capitn don Nuo procuraba acudir a todas partes herido pormuchas y desangrado, sin poder remediar nada, con valeroso nimo se meti en la mayor fuerza deenemigos, donde encontrando con el Mangor le dio una gran cuchillada, y asegurndole con otros

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    dos golpes le derrib muerto en tierra; y continuando con grande esfuerzo y valor, fue matandootros muchos caciques e indios, con que ya muy desangrado y cansado con las mismas heridas,cay en el suelo donde los indios le acabaron de matar, con gran contento de gozar de la buenasuerte en que consista el buen efecto de su intento; y as con la muerte de este capitn fue luegoganada la fuerza, y toda ella destruida sin dejar hombre a vida, excepto cinco mujeres que all haba,con la muy cara Luca de Miranda y algunos tres o cuatro muchachos, que por serlo no los mataron,

    y fueron presos y cautivos: y haciendo montn de todo el despojo, para repartirlo entre toda la gentede guerra, aunque esto ms se hace para aventajar a los valientes y para que los caciques yprincipales escojan y tomen para s lo que mejor les parece; lo que hecho, visto por Siripo la muertede su hermano, y la dama que tan cara le costaba, no dej de derramar muchas lgrimas,considerando el ardiente amor que le haba tenido, y el que en su pecho iba sintiendo tener a estaespaola; y as de todos los despojos que aqu se ganaron, no quiso por su parte tomar otra cosa, quepor su esclava a la que por otra parte era seora de los otros; la cual puesta en su poder, no podadisimular el sentimiento de su gran miseria con lgrimas de sus ojos; y aunque era bien tratada yservida de los criados de Siripo, no era eso parte para dejar de vivir con mucho desconsuelo, porverse poseda de un brbaro: el cual vindola tan afligida, un da por consolarla la habl conmuestra de grande amor, y le dijo: de hoy en adelante, Luca, no te tengas por mi esclava sino pormi querida mujer, y como tal, puedes ser seora de todo cuanto tengo, y hacer a tu voluntad de hoy

    para siempre; y junto con esto te doy lo ms principal, que es el corazn: las cuales razonesafligieron sumamente a la triste cautiva, y pocos das despus se le acrecent ms el sentimientocon la ocasin que de nuevo se le ofreci, y fue, que en este tiempo trajeron los indios corredorespreso ante Siripo a Sebastin Hurtado, el cual habiendo vuelto con los dems del bergantn al puestode la fortaleza, saltando en tierra la vio asolada y destruida, con todos los cuerpos de los que all semataron, y no hallando entre ellos el de su querida mujer, y considerando el caso se resolvi aentrarse entre aquellos brbaros, y quedarse cautivo con su mujer, estimando eso en ms, y aun darla vida, que vivir ausente de ella; y sin dar a nadie parte de su determinacin se meti por aquellavega adentro, donde al otro da fue preso por los indios, los cuales atadas las manos, lo presentarona su cacique y principal de todos, el cual como le conoci, le mand quitar de su presencia yejecutarlo de muerte; la cual sentencia oda por su triste mujer, con innumerables lgrimas, rog asu nuevo marido no se ejecutase, antes le suplicaba le otorgase la vida para que ambos se empleasen

    en su servicio, y como verdaderos esclavos, de que siempre estaran muy agradecidos; a lo que elSiripo condescendi por la grande instancia con que se lo peda aquella, a quien l tanto deseabaagradar: pero con un precepto muy rigoroso, que fue, que so pena de su indignacin y de costarlesla vida, si por algn camino alcanzaba que se comunicaban, y que l dara a Hurtado otra mujer conquien viviese con mucho gusto y le sirviese; y junto con eso le hara l tan buen tratamiento como sifuera, no esclavo, sino verdadero vasallo y amigo; y los dos prometieron de cumplir lo que se lesmandaba: y as se abstuvieron por algn tiempo sin dar ninguna nota. Mas como quiera que el amorno se puede ocultar, ni guardar ley, olvidados de la que el brbaro les puso, y perdido el temor,siempre que se les ofreca ocasin no la perdan, teniendo siempre los ojos clavados el uno en elotro, como quienes tanto se amaban; y fue de manera que fueron notados de algunos de la casa, y enespecial de un india, mujer que haba sido muy estimada de Siripo, y repudiada por la espaola: lacual india movida de rabiosos celos, le dijo al Siripo con gran denuedo: muy contento ests con tu

    nueva mujer, mas ella no lo est de ti, porque estima ms al de su nacin y antiguo marido, que acuanto tienes y posees: por cierto, pago muy bien merecido, pues dejaste a la que por naturaleza yamor estabas obligado, y tomaste la extranjera y adltera por mujer. El Siripo se alter oyendoestas razones, y sin duda ninguna ejecutara su saa, en los dos amantes, ms dejolo de hacer hastacertificarse de la verdad de lo que se le deca; y disimulando andaba de all adelante con cuidadopor ver si poda cogerlos juntos, o como dicen, con el hurto en las manos: al fin se le cumpli sudeseo, y cogidos con infernal rabia, mand hacer un gran fuego y quemar en l a la buena Luca; ypuesta en ejecucin la sentencia, ella la acept con gran valor, sufriendo el incendio, donde acab suvida como verdadera cristiana, pidiendo a Nuestro Seor hubiese misericordia y perdonase sus

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    grandes pecados; y al instante el brbaro cruel mand asaetear a Sebastin Hurtado, y as lo entrega muchos mancebos, los cuales, atado de pies y manos, lo amarraron a un algarrobo y fue flechadode aquella brbara gente, hasta que acab su vida arpado todo el cuerpo y puestos los ojos en elcielo, suplicaba a Nuestro Seor le perdonase sus pecados, de cuya misericordia, es de creer, estngozando de su santa gloria marido y mujer: todo lo cual sucedi en el ao de 1532.

    Captulo VIIIDe lo que sucedi a la gente del bergantn

    Vuelto que fue el capitn Mosquera y sus cuarenta soldados que con l salieron en elbergantn a buscar comida por aquel ro, entraron en la fortaleza con el llanto y sentimiento que sepuede imaginar, vindolo todo asolado; y los cuerpos de sus hermanos y compaeros hechospedazos; derramando muchas lgrimas les dieron sepultura lo mejor que pudieron: y no sabiendo ladeterminacin que pudieran tomar, entraron en consejo sobre ello y resolvieron de irse al Brasil,costa a costa, en el mismo bergantn, pues no podan hacer otra cosa, aunque quisiesen ir a Castilla;porque el navo estaba rajado de las obras muertas para poder navegar con l por aquel ro, a remo yvela: y puesto en efecto su determinacin, se hicieron a la vela bajando por las islas de las dosHermanas, y entrando por el ro de las Palmas atravesaron el golfo del Paran, tomando la isla de

    Martn Garca, y de all a San Gabriel, yendo a desembocar por junto a la de los Lobos, saliendo almar ancho, y costeando, al Nordeste llegaron a la isla de Santa Catalina, y pasando de SanFrancisco a la barra del Paranagu, llegaron a la Cananea, y corriendo la costa tomaron un brazo ybaha de mar que all hace, llamado Igua, veinte y cuatro leguas de San Vicente, donde surgieron ytomaron tierra, por ser de agradable vista sus salidas: all determinaron hacer asiento, para lo cualtrabaron amistad con los naturales de aquella costa, y con los portugueses circunvecinos, conquienes tenan correspondencia. Hechas, pues, sus casas y sementeras, vivieron dos aos en buenaconformidad, hasta que un hidalgo portugus, llamado el bachiller Duarte Prez, se les vino a metercon toda su casa, hijos y criados, despechado y quejoso de los de su propia nacin; el cual habasido desterrado por el rey don Manuel a aquella costa, en la que haba padecido innumerablestrabajos, por lo que hablaba con alguna libertad, ms de la que deba; de lo cual result que elcapitn de aquella costa le envi a notificar que fuese a cumplir su destierro a la parte y lugar donde

    por su rey fue mandado, y por el consiguiente los castellanos que all estaban, fueron requeridos quesi queran permanecer en aquella tierra, diesen luego obediencia a su rey y seor, cuyo era aqueldistrito y jurisdiccin; y en su nombre al gobernador Martn Alfonso de Sosa: donde no, dentro detreinta das dejasen aquella tierra, salindose de ella, so pena de muerte y perdimiento de sus bienes.Los castellanos respondieron que no conocan ser aquella tierra de la corona de Portugal sino comode la de Castilla, y como tal estaban all poblados en nombre del emperador don Carlos, cuyosvasallos eran. De estas demandas y respuestas vino a resultar muy grande disconformidad entre losunos y los otros; y en este tiempo sucedi el llegar a aquella costa un navo de franceses corsarios,los cuales llegados a la Cananea entraron en aquel puerto, y siendo los castellanos avisados sedeterminaron de acometer al navo, y cogiendo dos marineros que haban saltado a tierra a tomarprovisin de los indios, una noche muy obscura cercaron el navo con muchas canoas y balsas enque iban ms de 200 flecheros, y llevando consigo los dos franceses les dijeron que dijesen, que

    venan con el refresco y comida que haban salido a buscar, y que no haba de que recelarse porqueestaba todo muy quieto; con lo cual los aseguraron y fueron echando sus cabos en el navo, mientrasacababan de llegar las canoas para echar arriba sus escalas, y saltando dentro los castellanos eindios repentinamente, pelearon con los franceses, y los rindieron, y tomaron el navo con muchasarmas y municiones y otras cosas que traan, con cuyo suceso quedaron los espaoles muy bienpertrechados para cualquier acaecimiento: y pasando adelante la discordia que los portugueses conellos tenan, determinaron de echarlos de aquella tierra y Puerto, castigndolos con el rigor que suatrevimiento peda. De esta determinacin tuvieron los castellanos aviso; y as trataron entre s elmodo que haban de tener para defenderse de los contrarios; y resueltos en lo que haban de hacer,

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    supieron como dos capitanes portugueses venan de hecho con 80 soldados a dar sobre ellos, sinmuchos indios que consigo traan con determinacin, como digo, de echarlos de aquel puesto, yquitarles sus haciendas, castigndoles en las personas; para cuyo resguardo los castellanosprocuraron reparar y fortificar el puesto con sus trincheras de la parte del mar, por donde tambinles haban de acometer, donde plantaron cuatro piezas de artillera, y haciendo una emboscada entreel puerto y el lugar, con 20 soldados y algunos indios de su servicio, como hasta 150 flecheros, para

    que viniendo a las manos con los de la trinchera de improviso diesen sobre los contrarios. En estetiempo llegaron los portugueses por mar y tierra, y puestos en buen orden marcharon para el lugarcon sus banderas desplegadas, y pasando por cerca de la emboscada llegaron a reconocer latrinchera, de la cual se les dispar la artillera, y abrindoles su escuadrn a un lado y otro, cerca deuna montaa, salieron a ellos los de la emboscada, y dndoles una rociada de arcabucera yflechera, los portugueses se desordenaron, y aunque disparando algunos arcabuceros se retiraroncon toda prisa: los del lugar dieron tras de ellos, y al pasar un paso estrecho que all hacia un arroyo,hicieron gran matanza, prendiendo algunos, y entre ellos al capitn Pedro de Goas, que fue heridode un arcabuzazo; y continuando los castellanos la victoria, por no perder la ocasin, llegaron a lavilla de San Vicente, donde entrados en las atarazanas del rey, saquearon y robaron cuanto haba enel puerto. Hecho este desconcierto volvieron a su asiento con algunos de los mismos portugueses,que al disimulo les favorecieron; donde metidos todos en dos navos, desampararon la tierra y se

    fueron a la isla de Santa Catalina, que es ochenta leguas ms para el Ro de la Plata, por serconocidamente demarcacin y territorio de la corona de Castilla, y all hicieron asiento por algunosdas, hasta que el capitn Gonzalo de Mendoza encontr con ellos, como en adelante se dir. Paseste suceso el ao de 1534, el cual entiendo que fue el primero que hubo entre cristianos en estaspartes de las Indias Occidentales.

    Captulo IXDel descubrimiento de Csar y sus compaeros

    En el captulo sexto de este libro dije, cmo Sebastin Gaboto haba despachado a descubrirlas tierras australes y occidentales que por aquella parte pudiesen reconocer, segn lo pareci aldictamen de su entendimiento y cosmografa, parecindole que por all era el ms fcil y breve

    camino para entrar al rico reino del Per y sus confines, para lo cual dijimos haber enviado a Csary sus compaeros. A este efecto, desde la fortaleza de Sancti Spiritu, de donde salieron a su jornada,se fueron por algunos pueblos de indios, y atravesando una cordillera que viene de la costa de lamar, y corriendo hacia el Poniente y Septentrin, se va a juntar con la general y alta cordillera delPer y Chile, haciendo entre una y otra muy grandes y espaciosos valles poblados de muchos indiosde varias naciones; y pasando de aquel cabo, corriendo su derrota por muchas poblaciones de indiosque les agasajaron y dieron pasaje, continuando sus jornadas volvieron hacia el Sur, y entraron enuna provincia de gran suma, y multitud de gente; muy rica de oro y plata, que tenan juntamentemucha cantidad de ganados y carneros de la tierra, de cuya lana fabricaban gran suma de ropa bientejida. Estos naturales obedecan a un gran seor que los gobernaba, y teniendo por ms seguro losespaoles meterse debajo de su amparo, determinaron irse adonde l estaba, y llegados a supresencia, con reverencia y acatamiento le dieron su embajada, por el mejor modo que les fue

    posible, dndole satisfaccin de su venida, y pidindole su amistad de parte de Su Majestad, que eraun poderoso prncipe que tena su reino y seoro de la otra parte del mar; no porque tena necesidadde adquirir nuevas tierras y seoros, ni otro inters alguno ms que tenerle por amigo, y conservarsu amistad, como lo hace con otros muchos prncipes y reyes, y celo de darle a conocer alverdadero Dios. En este particular fueron los espaoles con gran recato por no caer en desgracia deaquel seor, el cual los recibi humanamente hacindoles buen tratamiento, gustando mucho de suconversacin y costumbres de los espaoles; y all estuvieron muchos das, hasta que Csar y suscompaeros le pidieron licencia para volverse, la cual este seor les concedi liberalmente dndolesmuchas piezas de oro y plata, y cargndoles de cuanta ropa pudieron llevar, y juntamente les dio

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  • 8/6/2019 La Argentina Manuscrita

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    indios que los acompaasen y sirviesen; y atravesando toda aquella tierra, vinieron por su derrotahasta topar con la fortaleza de donde haban salido, la cual hallaron desierta y asolada, despus deldesdichado suceso de don Nuo de Lara, y de los dems que con 61 murieron. Lo cual visto porCsar torn a dar vuelta con su compaa a esta provincia, de donde pasados algunos dasdeterminaron salir de aquella tierra y pasar adelante, como lo hicieron por muchas regiones ycomarcas de indios de lenguas diferentes, y tambin en costumbres; y subiendo una cordillera

    altsima y spera, de la cual mirando el hemisferio vieron a una parte el mar del Norte, y a la otra eldel Sur: aunque a esto no me he podido persuadir por la distancia que hay de un mar a otro; porquetomando por lo ms estrecho, que esto podr ser en el rincn del estrecho de Magallanes, hay, de launa boca de la parte del Norte a la otra del mar del Sur, ms de cien leguas, por lo que entiendo fueengao de unos grandes lagos que por noticia se sabe que caen de esta otra parte del Norte, quemirando de lo alto les pareci ser el mismo mar: de donde caminando por la costa del Sur muchasleguas, salieron hacia Atacama, tierra de los Olipes, y dejando a mano derecha los Charcas fueronen demanda del Cuzco, y entraron en aquel reino al tiempo que Francisco Pizarro acababa deprender a Atahualpa, Inga en los Tambos de Cajamarca, como consta de su historia. De forma quecon este suceso, atraves este Csar toda esta tierra, de cuyo nombre