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ese instrumento, da a sus reuniones el carácter de intimidadque a música de ese género lecorresponde. Además de losguitarristas Guillermo Flores,Abarca, Alberto Salas y otrosn'nidos de los Estados paraparticipar en estas reuniones,tuvimos la oportunidad deaplaudir a dos artistas holandeses: el señor Frederic Múlders y su esposa, quienes to-
caran obras para dos guitarras, para guitarra y flauta(recorder) y para guitarra yvoz.
• En la ESCUELA NOCTC'RNADE MÚSICA un pequeño grupode alumnos animados por Rodaifa Revilla y Aurelio Cervantes, han organizado algunos conciertos dentro y fueradel plantel a beneficio de la
escuela y de la revista mensualPartitura, que ellos mismoseditan.
• SIGI \¡VEISSENBERG, él poderoso pianista, bien conocidoy admirado del público mexicano, dió en Bellas Artes dosúnicos recitales (presentadopor la Asociación Musical Daniel). Fueron éstos unos delos últimos conciertos del me-
dio año que hemos' reseñadoy que finalizó así, brillantemente.
• Para el nuevo semestre deconciertos, la ciudad de México contará con una nueva organización a la que deseamosel mayor éxito. Su nombre esASOCIACIÓN DE CONCERTISTASMEXICANOS.
L1 BRO 8*
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Holderlin
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* Natas de Eduardo Lizalde,Carlos Valdés, José Joaquín Romo y Enrique González Rojo.
ktbía ocurrido con tal fiebre ah indagación de sus propios
soledad y traducir aquello quecieseaban fuera expresado. Ensu anhelo de revelación, lapoesía resulta ser lo realmenteabsoluto, y la palabra ya no essolamente "un movimiento dele~'píritu sino el espíritu en,Iliovimiento". 3
De estos conflictos y enlacesentre filósofos y poetas, incesantes en todo tiempo e incrementados al desarrollarselas escuelas románticas, se ha-
. lían testimonios constantes enEl alma romántica y 'el sueño 4
de Albert Béguin. Con sobraele razones caracteriza el parentesco que existe entre lospoetas alemanes y ~ rancesesdel siglo pasado, predIspuestostodos a internarse con similartesón en los campos de la filosofía y de la literatura. Sus argumentaciones deslíen definit-ivamente el casi mítico prejuicio de considerar e~ romanticismo como una actttud queconfía la obra de arte a lanegación de las reglas y elbuen sentido. Béguin persigueestrechamente esa correlativaexistencia de las ideas y lasilnágenes. Nunca la literatura
TNAPorAlí CHUMACERO
misma puerta, otras abocaránen el subjetivo recurso de desalojar del espíritu todo concepto ajeno al del amor: Holderlin exigía, por ejemplo,honrar el alma de los amantes,porque el ser divino habita enclios. El de más allá, fidelísIma a las ideas aceptadas, hará del desorden el pan de cadadía, y no serán escasos los quese recogerán en la intimidadde la noche o de la muerte como el viajero que torna a casaantes de empezar la aventura.En todo ello, los estados mentales propios del poeta incrementan la ordenación del caosy dejan fluir el alma colectivacircuída por palabras traducibles en conceptos. El conflictopersonal descubre por ese medio la comunidad de los hombres, que delegan en el poetala tarea de relatar sus horas de
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Novalis
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"amiento c inspiraclOn, el romanticismo europeo hizo aflorar a la conciencia la magiaque irrumpe como fuego purificador de las almas. Por esa
emprender el disciplinado descenso a los infiernos de loinconsciente, alentar el dolorcomo forma de conocimiento,convertir el universo en alma,tocar el cielo al tocar un cuerpo humano, estas y muchasotras son imágenes y palabras--gratas todavía al poeta contemporáneo- que integran eseuniverso poético en el cual seha querido ver un primer es!,'bón de la filosofía. Novalisdaba ejemplo de cordura alaconsejar el olvido de esa aparente riña suscitada por cuestiones de precedencia. "Sinfilosofía -dice en sus Fragmentos-- los poetas son imperfectos; sin poesía, sonimperfectos los pensadores y Baudelairelos críticos." 2 N o iba más cer-ca Shelley al asegurar, en su E LDefensa de la poesía, que lad:stinción entre filósofos vpoetas había sido ya superada. A' L M ADe esa hermandad entre pen-
Ala imaginación delpoeta han correspondido, en la historia delpensamiento, tenden
cias filosóficas más o menosafines. El último alcance quese puede designar a la poesíaIF) sólo ha de ser la reducción¡'sicológica, en fórmulas graduadas exclusivamente por elpoeta, sino que en ella se hande advertir afanes que, pordefinición, preocupan a la filosofía desde su nacimiento."Se puede decir -cree JeanWahl- que la poesía y laIPetafísica tratan de los mismos temas, con técnicas diferentes." 1 Porque al árido resolver problemas a que lafilosofía se entrega, la poesíalírica responde con Un prolíf:co plantear cuestiones nosiempre de posible resolución.La filosofía atiende a decirla última palabra mientras laroesía, por su parte, intentapronunciar la primera. A veces, aquélla convíerte en teorema lo absoluto; y. siempre.ésta hace ascender a 10 absoluto las preocupaciones cotidianas. La disparidad entret:na y otra, empeñadas. cadac:lal en reducir el mundo y elttempo a las capacidades delconcepto o de la palabra, haconducido a que entre filósofos y poetas haya a menudocontrarios puntos de vista, derivados de las disímiles orillasdes?,e donde arrancan la aplicaclon de sus propósitos. Sibien es cierto que el hombreno se baña dos veces en lamisma corriente, también esverdad que "ama aquello queno ha de mirar dos veces".
Un espejismo muy comúnincita a los poetas a pensarque lo que un verso encierracunstituye el meollo de 10 quelos filósofos de épocas posteriores habrán de desarrollar.Convencidos de que la imagen antecede al concepto, creenpreceder, por decirlo así, alesbozo de la futura ohra filosófica; es decir. como si laimagen intuída fuera el P;~s()
previo a la racionalización deldiscurso. Hablar de "una rosaen las tinieblas", reconocer lose~pectros que recorren a ciertas horas la imaginación, descubri r comunicaciones con lanaturaleza por medio del amor;
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supuestos -o por lo menos jamás lo había hecho con tal profundidad--, y nunca el poetahabía aceptado con semejanteconciencia su papel de vaticinador. Béguin no sólo establece con seguridad el contenido"especulativo" de las obras escritas, sino que destaca con vigor las ideas esenciales a lasque se afiliaba cada uno de 105
escritores. Algo como una especie de conocimiento se encerraba en la expresión poética:Al igual que los místicos, elpoeta encendía la imaginacióncon pretensiones de tocar .elCl"ntro de lo absoluto. "Surgí'a-explica Béguin- una generación para la cual el 'acto poético, los estados de inconsciencia, de éxtasis natural o provoc;ldo, y los singulares discursosdictados por el ser secreto seconvertían en revelaciones sobre la realidad y en fragmentos del único conocimiento posible."
En la meta de ese "conocimiento" bullían los concep.tosúltimos que justifican el desvelo de toda filosofía. De suamante muerta, escribe Novalis: "En sus ojos descansaba laeternidad; tomé sus manos".Acaso en la segunda frase sobrevive el concepto de la prip.Jera. Pero aunque la eternidad no se interrumpe con lainmovilidad del cuerpo amado,sólo el poeta podrá mirar en élel reflejo de lo absoluto pormedio de la conciencia que ilumina más allá de los sentidos,que nos diferencia de los animales y nos convierte en "ciudadanos del universo". Béguinseñala como inicial impulsor dee"a .~onfusión con el universola lucha entre la vigilia y el
Nrrval
sueño. Si en la primera el hombre se halla limitado por unarealidad que inhibe las potencias superiores del espíritu, ene! sueño se comunica con lo in-
finito y lo hace descubrir, deregreso a la vigilia, un nuevorenacer del mundo circundante. Lo mágíco podría ser entonces, como quieren algunos,nombrar las cosas por sus nombres. El delirio tendrá así elcarácter de lo cotidiano y larealidad será el otro extremociel puente que se apoya en lafluencia onírica.
Con el romanticismo, desdesus claros brotes a fines del siglo XVIII, el predominio delsueño cobró de pronto dimensiones desacordes con las quele conferían los psicólogos dedecenios anteriores. El rigorcientífico, heredado de las incipientes investigaciones de losfiSIólogos, conSIderaba el sueño como el rostro negativo de13 vigilia. Entre los poetas romántICOS vino a ser, como porarte de magia, la experienciafundadora de la poesía. De esamanera, se establecía el tránsitrj de la psicologia a la metafísica. El sueño, con la matizada interpretación que cada poetR le dIO, llegó a ocupar y, encIerto sentIdo, sigue ocupandoei ámbito medular de la creacIón poética. En sus aguas móVIles, que arrastran los despojos de lo ll1COnSClente, la conCIenCia del destIerro halló susalvaCIón . .l:ieracltto profetIZO,con palabras que no han perdl(lo VIgencia, el mundo pnvado que el sueño proporcionaal. hombre. "Durante el sueño--dice- cada hombre tiene suuniverso particular, mIentrasque en el estado de vigIlia touos los hombres poseen un Ul11
YUSO comun." L-I.l conducir suimaginación por el "partIcular"c.UTI1l10 de los sueños, el poetadescendía al seguro conocimiento de la naturaleza. Elvacío resplandece y muestrael estrato inconsciente dondealienta· una segunda vida -IiLre de las representaciones delextenor- y donde se estableceun contacto misterioso con lasra íces mismas del UII iverso.
En esa analogía entre espíritu y universo -aprehendidoe,te último por la angustiavió Baudelaire la reconciliacióncon la vida y contempló "launidad etern~ a través de lamultiplicidad de lo sensible".Mal~anné quiso ir más allá alsospechar la identidad entre laconciencia humana y la conciencia divina. Un deber deperfección lo hizo preferir ante los objetos reales la sonoridad, el poder de sugestión y elcolorino de las palabras másque su signi ficado, y desde ah íiniciaba el primer verso, que élatribuía a Dios. Rimbaud, a su
yez, con firmó lógicamente consu conducta posliteraria laspremisas de su credo atormentado. "Su aspiración a volveral estado salvaje, a abolir todoaquello que, en el curso de suhistoria, el hombre ha tomadopor conquistas y progresos suyos, no era tan ajena a la nostalgia primitiva de los románttcos para que dejaran de veren ella, llevada a cabo con unatemeridad genial extraordinaria, la continuación de sus búsquedas." Contra toda alegría,l{jmbaud se abandona a la"eternidad" de las sensacionesy acaba por comprender que. no ha estado en el mundo".
Dadas las inclinaciones literarias de Béguin, para él esGérard de erval la encarnación más honda de las ideas delsueño como forma de conocimiento. En el principio de suA urclia, N erval expresa la cla\·e de esas ideas particularesque eran el acervo común delos poetas de su siglo: "Losprimeros instantes del sueñoson la imagen de la muerte".Como al través de un subterráneo, el espíritu se cruza conapariciones inmóviles "que habItan la mansión de los limbos". Traspuestos esos instantes -en que la conciencia dejade existir provisionalmentepasamos a una segunda vida, ala vida del sueño. Ahí el "conocimiento" cobra todo su esplendor y el poeta cobra razónde sí mismo. Es cuando "unaclaridad nueva ilumina y poneen juego esas apariciones extravagantes: el mundo de losespíritus se abre para nosotros".
Jndependientemente de lasposiciones personales que lospoetas franceses adopten frent·: al sueño -así 10 considerencomo la verdadera vida o comoel conducto que la vida terrenal les propone para acercarseal conocimiento superior-, esobvio que se encuentran ensituaciones semejantes a lasadoptadas por los poetas alemanes. No sólo en ovalis yJ-Iorderlin el sueño se rescatade la oscuridad. Albert Béguinaclara expresamente cada unode los estadios por que pasó enAlemania el desenvolvimientode tal incorporación. DesdeLichtenberg, Moritz, Troxlery larus hasta Jcan Paul.Tieck.Arnim, Brentano y Hoffmann.].a g-ran comunidad de poetasde la noche queda ahí admirablemente· elegida, y son diseñadas sus prolongaciones enunos y en otros. Fenómenoshomogéneos es posible observar en la poesía francesa. El
"prerromanticismo" había aparecido con simultaneidad enFrancia y en Alemania, y enambos países. por impulsosmetafísicos y místicos, "el poetL esperaba preparar la reintegración final de la humanidad ('n la unidad original".
Fntre tanto fantasma, realess(')lo por la aC('ión de la poesía,Albert Béguin 110 desdeña reconciliarse optimistamente conlas efusivas ideas de los poel;·,s. No resulta extraño, pues,que concluya su libro con estasafirmaciones: "La soledad dela poesía y del sueño \lOS liberade nuestra desoladora soledad .Del fondo del abismo de latristeza que nos había apartado de la vida se levanta el canto a la más pura alegría".
1 kan \Vahl: l::rislencl' {¡1'maine' el trasatldrncr. EIre el·F'enser, Editiuns de la HacorLnieré.Suiza, 1944, p. i9.
2 Novalis: Fraq¡¡¡entos (S~lec
ción y traducción (le AngpJa Selkey At;tonio Sánc1H'z Barbudo), p.33, Nueva Cvltna, México, 1942.
3 Rolland de Renéville: L'exprrience poétiqlle. Gallimard, p.33, París, 1938-
4 Albert Béguin: El ailJlG. romántica. J' el sueijo: Ensayo sobreel 1'0l11.Gnticismo alemán. y la poesia.francesa. (Traducción de :MarioMonteforte Toledo y Antonio Alatorre.) Fondo de Cultura Económica. México, 1954.
\XfILBERT E. MOORE, Las relaciones industriales y el orden social. Fondo de Cultura Eco
nómica, sección Sociología.
México, 1954. 589 pp.
En una magnífica edición, el[<ando de Cultura nos ofrece ahoraeste bien documentado estudio de\,\'ilbert E. Moore, investigador deprestigio y experimentado maestroen la rama de la Sociología. El novelista guatemalteco Mario Monteforte Toledo tuvo a sn cargo la traducción de la ohra.
El autor considera qne, cuando~e ha puesto la industria modernabajo la lente de los economistas ode los sociólogos, ellos no han logrado observar esta industria comoun fenómeno que se desarrolla ysuhsiste dentro de un determinadoclima social. Tal deficiencia de cnfoque constituye un vicio que va endel rimenlo de una verdadera COI11
prensión de esa eslrnctura ilJ(lust rial, qne no puede ser desligadadel ambiente que la rodea. ]Jorquese ellcuen(ra con él ell constanteinteracción o interc::l11uio de rebciones.
Ha procurado Moore, en favorde los interesados por su trabaJO.sintetizar. de la manera m;ls ohje1iva posihle, los asuntos de este estudio r011 cl '1ue se intenta complementar, más hien que suplantar, lostratados anteriores sobre el misl110tema. El lihro está destinado al servicio de los directores de empresas, de los dirigentes sindicales, delos. estudiantes o, incluso, al de losinvestigadores especializados, y porello ha sido puesta, al fmal de cadacapítulo, una adecuada y extensabibliografia.
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La obra quiere, afirma el autor,"observar cou imparcialidad" la organización y las relaciones de. laindustria, sin tratar de prouunclarse "en favor o en coutra de lostrabajadores", pues Moore cree que,todo aquel que se halle sujeto a uneleterminado sistema o modelo ético tiende a desviarse del curso ri"I;rosamente cientí fíco si se tropie;';1, duraute sn investigación, concircunstancias que comprometan- snideología. Piensa también Mooreque, todo partida:rio decidido del patrón o del trabajador, puede encontrar patentes signos de un ell.1bo.zado partidarismo en un estudIO Im~parcia1. A esto se podrían IYlcer ~arias objeciones pues, en pnmer .termino la actitud de imparciahdadabsoluta, cuaudo se opera con aStn}tos tan fundamentales, no es de facil adopción para un investigadorque, con sólo enunciar el postuladode la imparcialidad, se mira convertido en un conciliador que con;;[1 eclecticismo se decide ya por laprotección del orden imperant,e,. yesta actitud es siempre una taotav tradicional manera de la parcIa¡idad. Y, por otra parte, acaso elimparcial más decidido. sea !,óloaquél qne logre persuadirse de. s.nimparcialidad al poner sus preJlucios que no dejarán de actuar, enun 'plano de semiconciencia o deolvido voluntario.
La intención de Moore es, de todos modos, la de ser un "reportero" y no un "combatiente", y estaaparente imposición personal revela, cnando menos, un deseo de serimparcial qne es la primera condiciim para serlo.
El libro está dividido en seisgrandes partes dedicadas a explorar las cuestiones relacionadas conlos siguientes temas: El campo delas reloci(mes industriales (la industria y el medio), El aesll1'rollode la itlaltstria moderna (consideración histórica y examen de los progresos tecnológicos y científicospromovidos por el capitalismo), Or{lani:::ación industrial: la gerencia(funciones directívas, la eficaciatécnica y las relaciones humanas),Orpam:::ación industt'ial: el trabajo(e,ducac.í~n t~~nica,para la producClOn, utIhzaclOn maxuna de· la mano de obra), Relaciones industriales(organización de los trabajadores,contratos colectivos, conflictos extors!(1!1 en!re los trabajadore~) y1.0. mdustr/(l. y la sociedad donde seaborda, finalmente, el importanteproblema del control en la econon!ía, cuestíón que Moore cree soluCIonable mediante el plau de unahbertad económica balanceada porun relativo control.
E. L.
Ensayos sobre teoria del comercio internacional. Seleccionados por Howard S. Ellis vLloyd A. Metzler. Fondo d~Cultura Económica. México,195 3. 55 8 pp.
I:a edición original de esta obrafue regIstrada, con el título "ReadIngs ~!l the theory of internationaltrade , por Th~ Blakiston Company,. de FlIadel ha y Toronto. Estasene, d~ reediciones de artículoseC01}OmICOS, que abarca ya varios\·olt.unenes, es producto de nn conV~f'1O que existe entre la casa Blaklst,on. y la American Economic AssOCl~tlOn que, por medio de un comlte seleccionador, han hecho desde1941 .Importantes publicaciones deeste tipO.
Con un prólogo de Bernard F.Haley, Presidente del Comité GeI~e,ral de Reediciones, una introducclOn de los señores Howard S. ElIisy L10yd A. Metzler, Co-presidentes del Comité de Selección y en
una trarluccion revisa,ia por VíctorL Urquidi, se ha editado en castellano esta obra que será, sin duda,de enorme utilidad para los economistas de nuestra lengua que podrán hallar, en este tipo de publicaciones, un panorama ordenado delos diversos sectores del pensamiento económico :lctual.
Los selíores Ellis y Metzler, haciendo gala de una amplia in formaci"n, han colocado tamhién, al finalde! libro, una enorme hibliografíaclasi [icada de artículos sohre economía internacional, que será muyefectiva para orientar al lector quedesee adquirir nna impresión máscompleta en este campo.
En sus nueve secciones el librotrata los temas que siguen: Equilih~io de la halanza de pagos, conartlculos de Ragnm' Nurkse, F: W.Paish y Ra)'l1lond F. Mjkese/l; Tipos de cambios extranjeros, con coI~boraciones de Joa~ Robjnson y},1'1/::: Machlup; Teona de la transferencia de ingreso y las reparaciones, con textos de J. M. KeynesB.ertjl OhlÚI y Lloyd A. Metder:Ciclo económico y comercio internacional, con un ensayo de U"illia1l1A. Salant; Teoría de los precios ycomercio internacional. con estudios de Wassily W. Leontief, PaulA. Samuelson, Jolm H. Williams,Ely F. Hecksche,' y Frank D. Gral1am; Los aranceles y los beneficiosdel comercio, con artículos de Wolfang S. Stolper, Paul A. Sa",uelson y Tibor de S eitov:::ky; Otrosaspectos de la política comercial,con escritos de J oan Robinson, H 0
ward S. Ellis y .Tacob Viuer; Lasinversiones internacionales y la balanza de pagos, por J. J. Polak;El futuro elel comercio mundial,donde se incluyen textos de D. J-l.Robertson, Jaeob Viner y Gol/fricd HaberIPl·.
E. L.
ARCHIBALD M. McIsAAc, Elementos de análisis económico.Fondo de Cultura Económica.México, 1953. 261 pp.
Se pretende en este estudio vertido clarameute al español p~r R.Ornelas, preseutar un cuadro elemental de la economía para que, eliniciado en esta materia, adviertalas características de lo que acontece en el ambiente económico, alconocer la madeja de circunstancias industriales, comerciales e individuales que, en íntima relación,determinan el curso de la economía.
La obra fué escrita en un principio, aclara el autor, con el objetode proporcionar una introducción alanálisis económico para el curso deeconomía elemental en la Universidad de Syracuse, pero el trabajoestá redactado en tal forma quepodría ser utilizado como suplemento de otras materias relacionadascon la administración de los negocios. Es útil anotar, para explicarseen cierta forma la estructura deeste libro, que también estaba destinado a complementar otra obra,hastante extensa, dedicada al estudio de la economía norteamericanamoderna.
El autor intenta introducir comouna innovación en la enseña;lza dela economía, algunos métodos emp!eados desde hace tiempo en losc!rculos industriales para tomarcIertas decisiones; el más important~ de estos métodos es quizá "lagráfica de nivelación" Que presentagrandes ventaj as en el análisis económico y que substituye, con resultados más realistas y efectivosa otros viejos instrumentos de aná~lisis.
La obra está dividida en tres partes: 1. Análisis de precios. 2. Lae!npresa, determinación de los preCiOS, de los factores, ocupación e
ingresos. 3. La inversión. Pero lagran cantidad de temas que estassecciones abarcan no permite, dadala brevedad del libro, profundizar lobastante en el examen de cada unode ellos, por lo que e! autor sólotrata de encontrar, mediante unsistema descriptivo casi inalterable,los rasgos fundamentales del :unhiente económico en estudio.
Es fácil observar que, todo el libro, enfoca principalmente los problemas tomando en consideraciónel sitio y los intereses de la empresa particular y, aunque el autorpretende "presentar un cuadro mitro y macro-económico expresado'en función de las relaciones entrelas partes y el todo", parece delatar más bien, con ese intento conciliador, la cadena de prácticas comerciales utilizadas por las grandesempresas norteamericanas para poder "controlar" la tasa de salariosla demanda, la 'oferta o la produc~ción.
La idea, característicamente liberalista, de soluciouar los problemasd~ la producción estancada impulsandola para promover la evolucióntecnológica y para incrementar"más pronto" el nivel de vida de lapoblación, es una idea que pareceencaminada a sustentar un interéstan amplio y tan abstracto, que noalcanza a preocuparse de las consecuencias individuales "o de las lesiones que pueda acarrear a paísesmenos evolucionados la conducta deun pueblo que siga en nuestros díassemejante política económica.
E.L.
JOSÉ MIRANDA Y PABLO GONZÁ
LEZ CASANOVA, Sátiras anónimas del siglo XVIII. LetrasMexicanas, 9. Fondo de Cultura Económica. México, 1953.240 pp.
Aunque la sátira anomma aparece eu el marco histórico de la Conquista de México, transcurren lossiglos XVI y XVII sin que alcancesu máximo desarrollo; alcanzaráéste en la segunda mitad del siglo XVIII, como signo precursor dela independencia mexicana. Cuando las ideas de la Revolución francesa penetran a México se formandos grupos, uno que combate y otroque apoya las reformas ilustradas;ambos se sirven de la sátira anónima como arma polémica; es cuando ésta adquiere su mayor causticidad. Los libelos refieren los sucesos que apasionaban al público deaquellos días turbulentos: el enojode los criollos contra la injustametrópoli; la política del rey; el¡elajamiento de las costumhres; elodio contra los franceses y susideas liberales; las mermas que sufre la iglesia. Y si estas muestrasde sátira anónima "carecen por locomún de sustancia poética reflejan todas las inquietudes de'la CllItura hispánica". Eil ocasiones, lassátiras viajahan, venían del interior, iban hasta España, doude erancontestadas, y algunas llegaban ala entonces remota Manila. El modelo de esta literatura popular csQuevedo; aunque sensihle a lasmodas, la sátira más bien se acogea las formas más antiguas; su funClon cultural equivale más o menos en. nuestros días a la prensaamanlhsta. La selección de los textos no se basa exclusivamente enun. criterio estético, sino más bienatiende a los temas a los génerosa I~s orígenes, al interés del len~guaje popular. La ortografía estámodernizada, y no faltan las notasque sitúan y aclaran los textos. Ensíntesis, un libro útil" bien estruc-turado. -
c. V.
UNIVERSiDAD bE MEXICO
ALFONSO DE ALBA, Al toque dequeda. Biblioteca de AutoresLaguenses. Guadalajara, 19 i3.176 pp.
Su prosa no logra depurar elsabor primitivo de las levendas las"uense~ :. fantasía pueril y realidadtotograflca. Los componentes de~o~ ~eis dramas pueblerinos - sonIrlenhcos: el amor, los prejuicioscolol1lales, el color local la muertevi?lenta y la fatalidad que lo domll1a todo. Don. Alfonso, el esc1tftor se enamora idealmente de lanovia de un potentado del pueblo.La usa como modelo para una santa· que está esculpiendo; los chismes empujan al novio celoso a matar al artista. En La. cm::: vet-de unforastero se enamora de una lu.gareña; aparecen balcones entornados,serenatas, claros de luna, cartasamorosas; los prejuicios del padrcde la novia separan a los amantes';"éstos, por último, mueren. El pn.~o
dc la. sacristía presenta un triángulo amoroso. La acción terminatrágicamente; ella muere asesinada, su victimario se suicida, el personaíe restante se consuela escrihienélo su historia. La ritlCOnac!a dI'la Merced menta llEa le)'cnda delos días de independencia: guerrillas, saqueos, un rapto que terminaen matrimonio; -el héroo muerefusilado. En Serafina un viejo solterón se casa con una joven histérica que lo ahorca en un acceso delocura. M arcos, el campanero es unpícaro sin gracia. Arrepentido seconvierte en campanero. Mas el ambiente de una feria pueblerina haceque reincida: su amor a una ramcra lo conduce al suicidío. Los personajes, pálidas figuras de un viejo álhum, no tienen vida propia. Laexpresión de su carácter no es máselocuente que un pie de ·grabado.Su principal ocupación es el amorromántico. Cuando no pueden amar,mueren. Su naturaleza es pasiva,sólo la fatalidad actúa.
c. V.
HERMINIO CHÁVEZ GUERRERO,
Surianos, México, 1953. 192pp.
Los capítulos primeros son unescaparate de refranes, leyendas,palabras pedestres, coplas, chistes,descripciones de campos y pueblos:color local del Estado de Guerrero.En estos capítulos aparecen los personajes priucipales: Serapio Valle.Chico Neri, "El Huarache" v elnarrador Félix Guerrero. Ti:Jdosellos son planos como pinturas.Muestran solamente algunas de suscaracterísticas: su "ida interior noses descouocida, son los testigos oactores de los sucesos típicos ,delos pueblos surianos a principiosdel siglo: la llegada del primer tren,noviazgos contra la voluutad p:tterna, raptos, un velorio, ferias.pleitos con arma blanca, asaltos endespohlado, viajes por la selva. Loscapítulos son casi narraciones independientes; la trama es débi 1. Lanarración al desarrollarse se purifica. Las torpes galas literariaslieuden a desaparecer. Lo mejor deesta primera novela de Chávez Guerrero son dos personajes: AbigailBahena y "La Güera Nieves", quesólo aparecen uu momento, mas susfiguras son recias en sentimientosy fuerzas vitales.
c. V.
ENRIQUE ANDERSON IMBERT,
Historia de la literatu.ra hispanoamericana. Breviarios, 89.Fondo de Cultura Económica.México, 1954. 432 pp.
Este bre\'iario ofrece en formasuscinta pero completa un panora-
De Andrés HENESTROSA
PRETEXTOS
Tmnábamos por tristeza ~v por pobreza. Porque el alcoholmodifica la realidad, casi sie'mpremeforándola. N o en baldeel hombre inventó el vino para el olvido de sus desventuras.No en balde aquel poeta, seíior de las desdichas, aconsejóestar ebrio siempre: de amor, de placer, o de poesía, pero estarlo siempre. Así mü amigos y compaíieros de escuela deaquellos días de 1930, cuando el artista era un músico ypoeta, ra'mplón, y el dechado político y hombre de fortuna,era un r'isible bribón. Y nosotros que venía'mos de los ;¡rnndesautores de aquí y del mundo, éra'mos los enemigos naturales de los triunfadores fáciles, de los artistas espectaculares,sueltos los cabellos al viento. Y nosotros que veníamos de Hna
-derrota, teníamos pleito casado con aquellos qlle sin arr'iesgar n.ada, se habían encaramado en los puestos, y pozabm;de fama mal habida. Eso expl'ica nuestras rilias calleferas,nuestro aparente pitorrco de los profetas.
Uno de aquellos días irrum,pimos en "El Paraíso", y allínos quedamos hasta la madrugada, 7'ociferando contra el [10
bierno, contra las autoridades universitarias, sólo por el cargo autoridades; declamando poemas de nuestros autores preferidos, llaman.do a nuestra mesa los manes de los grandes escritores de América. Del grupo inicial sólo quedamos unosetwntos, que yo trataré de recordar: el ¡oven hás hombre deaquel tieln/Jo, Ale/andro Gómez Arias; Ciriaco Pacheco Calvo,Raúl Cordero Amador y yo. Era esa hora intcrmedia en quesin ser delnas'iado tarde, era demas'iado temprano para qlle:va hubiera trenes eléctricos y camiones que nos plldieran COIl
dllcir a nuestras casas. Y Raúl Cordero Amador, que eraprofesor y por tanto hombre rico, ofreció pa,r¡ar un automóvilque nos repartiera, dando además a dos de nosotros unoscentavos con qué dcfendernos al día siguiente. Paramos unautomóvil. Llovía a cántaros. Apcnas se puso cn lIlarcha,el chofcr prepuntó ante nuestro asoJJI,hro. si prilllero iríamosa la calle de Parras, donde vi'i.'Ía Raúl. Cuando Cordero hajófrente a su casa, tras de pagar la totalidad del recorrido, loprelnió con cinco pesos. De nuevo en marcha, el chofer preguntó si iríamos a Tacuba'VO a casa de Gómez Arias, por ('s tal'ya encaminados. Y allá fuimos. Alex, a la manera de Raúl, leobsequió con otros cinco pesos. Quedábamos en el automóvilCiriaco y yo. Supongo, dijo entonces, que prímero iremos a dejar al selior Pacheco Calvo, a menos que uted, Andrés, 110
due1'lna en su casa esta noche )' lo haga por acá cerca. Yhabiendo convenido en que iríamos a deiar a Ciríaco nos eneaminanws a la Colonia Cuauhtémoc. Pacheco Calvo puso en susmanos otra gala. Y cuando nos quedamos solos, el" hombre, yaen un tono más familiar, me preguntó si de veras iba a quedarlne en la calle ie j\1octezuma o si por mera discreción no habíadicho donde quería ir. Vamos a 1\1octezuma, le dife. Cuandollegamos, hice el ademán de premiarlo con nnos centavos, perome contuvo diciéndollle que no me apurara, que no se tratabade eso.
Yana podía despedirme de aquel sujeto sin indagar cómoes que nos conocía tan cabalmente.
y así lo hice.--Yo leo los per'iódicos, :r con frecuencia paso por las
puertas de la Universidad y de la Escuela de Leyes. Por esoconozco a Gómez Arias, el líder de la reforma universitaria;a Cordero Amador, 'maestro y am'igo de ustedes; a PachecoCalvo que hace dos mios ganó un concurso de oratoria y esorador de! vasconcelis'/llo. En cuanto a ti, aunque ya no merecuerdes, fuimos compaJieros en la Prepa, y te sigo por cafés,calles 'V barrios de la ciudad, y a veces veo tu nombre en losperiódlcos ...
-y ¿cómo es que te llamas? le prer¡unté entonces. Y conla mayor tranquilidad del mundo, como quien dice palabrassencillas -pan, paz, sol-, me respondió:
-1\1e llamo Alfonso Reyes.y de un solo golpe entendí por qué aquel amigo sabía
tantas cosas: fe bastaba el nOlnbre,porque no hay que olvidarque allende toda etilll.ología, Alfo/lso es sinóniJllo de sabiduría: Alfonso, el Sabio; Alfonso Reyes ...
UNIVERSIDAD DE MEXICO
ma de las letras hispanoamericanas.Anderson Imbert divide sn trabajoen tres grandes periodos: 1) la colonia: aparecen los primeros cronistas: Colón, Cortés, Diaz de! Castillo, quienes descubren un nuevovalor humano, lo no-europeo; losprimeros cronistas no son hombresde letras, pero poco a poco sonreemplazados por cronistas cultos.En 'la .poesia, 11'1 influjo predominante es el gongorismo; innumerablesDoetas narticipan en concursos, perola calidad de la mayoría es mínima; la gran figura de la época esSor Tuana. El ciclo se cierra conlas ideas revolucionarias de Francia y el neoclasicismo. 2) Cien añosde república: el liberalismo orientala literatura hacia los valores vitales. El rom<'!lticismo ¡lredominaen la mavoria de los autores de este'siglo, siglo que termina con la ple"iturl del modernismo iniciado porDaría. 3) Epoca contemnoránea:se ('ncuentran dos tendencias antac~()nicas: realismo y antirrealismo.El caos de los "ismos" llega a sumáximo y luego decliúa. Apéndice: crónica de la generación desoída. escritores nacidos de 1910 a1930. Anderson Imbert subordinaa la cronología las etiquetas ordenadoras de nacionalidad. géneros,escuelas, temas. Asoira a redactaruna historia de la literatura-literatura. Aunque atento a los valoresestéticos. 110 descuida los cuadroshistóricos en que florecieron los escritores. Renuncia, adetilás, a lasnotas y apéndices comunes a losmanuales históricos para dar cabida a su juicio crítico: ágil, conciso,nervioso, sin partidarismos ex traartísticos, que realza y da nuevavida a las grandes figuras que merecen tomar parte en la historia dela literatura universal, y a otl"OSescritores, que aunque malogrados,son ejemplos de la inferioridad 1'111
lural que nos afligía en el pasado.Las fechas de nacimiento y muel'tev los títulos de sus principales~bras acompañan el nombre de cada escritor.
c. V.
SALVADOR Novo, Las aves en lapoesía casteUenta. Letras Mexicanas, 10. Fondo de CuJ tu
ra Económica. México, 1953.lH pp.
Salvador Novo después de ejercitar con éxito diversos géneros,nos ofrece ahora este ensayo literario en que se aprecian su e'stiloimpecable y su fino humor. Las palabras preliminares son una brevememoria de las aves canoras ó mudas que han adornado como símbolos o imágenes ooéticas la historia de la cultura. Remonta el vuelocon las aves de Aristófanes y termina diciendo que como en nuestrosdias ya no hay en la· ciudad máspájaros que el avión y la radio, iráen busca de aves verdaderas a laspáginas de la poesia castellana. Elprimero en caer en su lazo es elruiseñor que deja oír su melodiosotrino en la poesía del renacimiento.Sigue la paloma que Berceo compara con la Virgen María. "Detodas, sultán, madrugador y realista, es el gallo quien ama más a laardiente y casual manera del Arcípreste". Pocas aves encuentra enla poesía realista del Romancero.Las aves son instrumentos de vituperiu y alabanza de los poetascortesanos; ya comparan a su enemigo con el grajo, y a su protectorcon el gerifalte. El cisne es el emblema nobiliario de los poetas. Quevedo resulta ser tan anticulto comoantipájaro. Hasta las gallinas en lasoledad del poeta vegetariano donFrancisco Sánchez Barbero sonpoéticas. El padre Landívar describe al colibrí en su Rusticatio mexi-
cana. Los últimos cantos que se escuchan en el libro son los de lasaves de la poesía mexicana: eláguila simhólica, la golondrina ro-
mántica, el loro tropical, y en vezdel canto del cisne modernista, yaen el silencio de las aves, se escuchan "los pájaros de acero de 10$
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estridentistas -dentistas del estro-". La atinada selección de losmateriales literarios e históricos, e!conjunto armonioso de este ensayoliterario-ornitológico, sitúa a Salvador Novo entre los mejores ensayistas mexicanos y como el escritor qne mejor conoce la materia.
c. V.
BEATRIZ RUIZ GAYTÁN DE SAN
VICENTE, Apuntes para la historia de la Facultad de Filosofía y Letras. Junta Mexicanade Investigaciones Históricas.México, 1954. 186 pp.
Es éste nn ejemplo de cómo elempeño generoso y el tema importante no producen, llar sí solos, unbuen libro. Mal editada y guiadapor nn criterio casi infantil, la obrade Beatriz Ruiz Gaytán de San Vicente resulta ciertamente incómoday gel;eralmente anárqui~a. El rigorque se alllmCla en el prologo, se. resuelve, a fin de cuentas. en tmudosllasa¡es que cuadran más a un coloquio estudiantil que a la plaUSIbleambición ,le nna investigadora profesional. y a medida que se avanzaen la lectura se advierte una extremosa oscilación entre el datodesnudo o pobremente comentado,y la improvisación lírica. Hay algunas aportaciones útiles; pero tamhién numerosos desvíus: uratorios("... un verdadero templo de l~s
ciencias y las letras, etc.") ; grattutos (ese rechazo del "exotismo"ideológico Y sn correlativa inevit~ble lucha por "una filosofía mexl:cana de contenido propio", como SIla verdad estuviera suj eta a las disposiciones del artículo trein~a y tantos constitucional); o lIlgenuos( esa anasionada defensa de las"chicas" que estudian). Un .nodesusado acopio. en sUt.na,. de n}disciplina mental, penUrIa hpografica y buenas intenciones.
J. J. R.
JOSÉ LÓPEZ BERMÚDEZ, Teoríade la Palabra. Editorial Mar.México, 1954. 233 pp.
A pesar del ambicioso título, estaobra no constituye, ni con mucho,una "teoría". Es un ver al hombre,en una curiosa sinécdoque, por lapalabra. La diferencia entre unapersona Y un chin1pancé es el verbo' el eslabón perdido, la palabra."T~mar la palabra -dice 'el autor-, es tomar posesión de la vida." El libro se distingue por serameno; 01'1'0 el tratamiento frív~Jo,superficial, de algunos temas de suma importancia en disciplinas tancapitales como la filosofía. la antropología, la ciencia natural, etc., dejan la il1111resión de un querer escalar el Everest con un salto. Ellibro está integrado por quince capítulos. El titulo de algunos de ellos-Tomar /0 pa/abra, Palabra y Lllúverso, Po/abra y educociún- noshace ver ya qué tipo de obra es.Colocar a la palabra junto a laverdad, la elocuencia, la voluntad.la fantasía, h~!ce que, de las relaciones entre el verbo y el términoa que se une, surjan más palabras:frívolas, algunas veces, interesantes, ot.ras: pero casi siempre de buena presencia y, si se permite decirlo bien educadas.
'No es un texto que esté escritocon tecnicismos que den aridez altema. López Bermúdez nos eutrega a veces espléndidas frases comoesta: "Aquel naranjo, en medio deun patio de escuela, debe haberse.;entido como UI1 niño más: un nifíocarga.do de naranjas."
E. G. R.