kusch, rodolfo - la ciudad mestiza

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RODOLFO KUSCH LA (UDAD MESTIT,A Colección Quetzcl 1962

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RODOLFO KUSCH

LA (UDAD MESTIT,A

Colección Quetzcl

1962

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fimAD [4

. El tema .de lo que somos y lo que quisiéramos ser. de'la realidad y_

la apariencia, es un tema muy antigub. - Pero en la América I-atina: istí

tema adopta un carácter peculiar. La juventud de nuestros pueblos ha-bla la de por sí .de que aún no hemos logrado la armoná de.todaslnü€stras fuerzas. Atravesamos por una etapá de transición en que re-crén se pone en contacto el fondo nutricio de nuestra tierra con laficción ciudadana. nuestra materia con nuestra forma. El antaso-nismo de estas _dos .esferas de la realidad exuberante y contradictoriade ."nuestra América -lo he sintetizado en et concepto dó la ambivalen-cia . ¡' en

_ opuestos como realidad y ficción, concñncia e inconsciencia

social. Ellos me sirvieron coino método de'análisis, más que ;or"f {":..t,finición, en un trabajo más extenso'titulado Et coitinenti Átiliil. {r-gunos lragrnentós son los que aquí. se adelantarr. .',:

Se .ha hecho.€I atepórito c"9,,.,:;.,im¡rgs l¡ loy. J /

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'] ' alcanza su poderío. En el terreno de la utilidad al bien común, lai,l : ciudad pide la inteligencia ya sea en los quehac¿r€s burocráticos, en I

¡.;launivocidaddelosfallos,oenel,sentidocomúndelpueblo.'.: 'r , Por ello se produce un desplazamiento definitivo de las faculta,ti': ' des a utilizar. La íntelígencia es llevada a la conciencia, dejándose ,,

ir ' en el inconsciente al resto. Vivir en la ciudad €s medir la inteli-r¡,,' gibilidad de nuestro fin y encontrar una meta demasiado rigurosaii ,,, para todos nuestros supuestos. No cuenta lo qu.e queremos; .sino

, qu€ vale la traducción, de eso que queremos, a la inteligencia. Se ,.;:

traiciona así la integridad de nuestn voluntad y se deja atrás, :. ri

superado por el olvido, 1o que hubiéramos hecho en una siguaciónnlenos apremiante. De la integridad del individuo d€pende.r quereconozca esa otra facetA de su anhelo, ya con ironía o ya comó unsupuesto angustioso de su tergiversación. ; *!;' . AB.[Jrl¿ wSTAFISICA

La solución.corriente es la ironía, porque representa una sblución. 'l.iambivalente, dual, por la que el hombre medio participa, por una "',

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amDrvalente' qual' por ta qUe €r nomot€ meclo partlclpa, pOf üfla,. :,;i;r

paft,e, de la inteligencia ciudadana.sin abandonar, por la ótra, tedp ',,iüaquellg que debió dejar atrás. Indeciso entre la verdad del suelo ")r la- ficción, opta por la medianía, el término medio o más bien el', ., . jif"ctór gomún de li rcaliáad que lo rodea. Del tiempo, de lia sucesióit :r,*$

Algo trasuda, sin embargo, a la esfera {el espíritu fiscalizadosocialmente por el intelectual. Est€, tomado desde el .p.uáto detistade-suÍunciónenlasociedad,sientecomounañrisiónladefensa de aquella legalidad, aunque niegue a la ley misma. Lostérminos escritor o ínielectual ya implican ein alguria forma unaconcesión, un punto medio que concilia lcis extrernos nciciüosr p)ana . ,

la ciudad. (

Del iirdividiro medio al escritor existe i2or tanÍo foca distaricía: l

La claridad meridiana de una pieza ontiria, de untpa¡fleto o deün libro de tesis y hasta la del mismo lenguaje mantíene la legalidaden medio del tumulto de emociones y vivencias contradictorias, enia misma forma como lá ciudad impone su inteligencia "y sirnptífica

.

rbda'v¿rd'ad,

',,galidad eseicial dé la:vida.'Representa, 'en'eñor¡tirtug.j-uego ¿ttttf'','r,l¿,pinrazón vital y lá legalid.ad $ocial' eri Que se deirérilp-bña'¿l ihdi-yiduo'rnedio, la apoteosL de este último, sü redenciói y ioftsafrb;'cíóh couro apóstol de un mundo en qüü d¿ ant¿mand nó'cree. Es' ;''*ili rnonje sin rdligión, que en é1 t€freno de la palabtá'ortructuÉa,

ihrfdiahte figuras, la posibilidad {e una redención lxroidetielio,cón.e'1',vprb6'14; vida efl que'cree', Es unl circunstdncia, úir',iue,tefísico des¡,;.,tronado qo.'...... de .energía eEiiritual' pata alianzer el ser que.preiiente; y 'no Fied€' intentar, en el mundo'sdlidifieado por las

i:,¿'.,i " de .vivenqias y circunstancias'saca su fe en lo establecido y. cree en; I !

la unidad inteligible qu€ mantiene la sociedad, rcforzada por eti'.,;isentido popular de la ciencia, la educación secundaria o la culturait¿ revisá.'Seducido por la inteligeqcia ciudadana apunta ri.*pt. " .,:iu.nai l€y que simplifique la vida, ya sea física, natural o estaÍal,¡rf :.¡1,;1,,

r en la búsquéda de su medianía legal siente que su fe ie ,aftaizt,,'t:,',i:

. visualmente y ampara su mediocridad. De esta manera se dibtanciai.'.,,,.',''. de tg.da. otra solución y no logra optar por ninguna verdad que no

it sea'ficticia. r , -, ,, ,.:'.'. ,.' tr| .l .(

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instituciones,, otro camino que

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TECN,OCRACIA

l)e la ciudad surge la línea inteligente y normativa en' que se.respalda el gruBo que a sq vez gana en inteligencia. con sq creci.;miento. El aumento de las fricciones entre los individuos, la divi-:sión del trabajo despiertan eI afán por la técnica, o sea por los.'meia¡risrhos aceleradores de la vida. Se trata de encontrar un susti-*'futóalavidaparaqueellaparticipedirectamentedelascualifadesdel mecanismo. La intelígencia, llegada 'al punto máximo 'dé suu.tiliñád, masifica al individuo. La posibilidad de percibir lo irra- ;

cional se posterga. El mundo se esquematíza y la vida se encajonae¡r'el reducto. ciudadano, imposible de salvar. La ciudad ahora, lp'

I i4vade,todo, incl'uso el interior, a través de la ambívalencia política..Pero la experiencia irracional de los individuos se suma, +t¡nqde,: '

veladamente, al conjunto. La posibilidad de esa irracionalidad,ii;1 . ¡' r¿d¡*rida a expresiones que la fijan, corno el carnaval, el jirego, eJ

comité político, el báile, entra en tensión con la esencia misma d9, i.,

ta ciudá, el verbo. De la tensión puede resultar una apot€osis, comorrriIambién la gran caída. ' ,.'r'

.Enestalín9aelciudadanopretende.secretamente,aunqueno'selo confiese, un4 tecnocracia. Con ella conduce su tensión al nú1nero,,,.',rgu,g¡iendo iesolver el fondo inmoral de la tensión con la imoraiidad-rili,.,dc' .la'rnáquina. Pero*como para ello debe medir linealmente unarealidad de infinítos vectores, triunfa sólo en la aparienciq, er Iá

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tructura foránea tiene el doble fin de ganar una exi,st€ncia por sor-teo y de crear, cuanto antes, un puente entre lo aborigen y la ficciónadoptada, recarganáo, claro está, el peso €n esta última. Mas la dis-

il.l "tancia entre ambas se hace infinita y con ella el drama. La süperaciónr,. Exasper ada de nu€stra realidad auiéntica, mediante la conquista de

la ciudad, escinde la actividad cotidiana, la histórica, la políticay la legal. .' ftt !i.r.r, cia de ese dilema la conciencia ciuifadana opta por laIuz y escapa tras la estructura ficticia de Ia ciudad dejando atrás

. ialienta un sentimi€ntb caudillesco, por el cual el a'mericano sospechaque aquélla no había sido hecha pira é1, por la simple razón áe nocorres$nder a . su vitalidad irredenta., -Entre la ficción y la realidad se abre un abismo insalvable. Es la'

, .' mipt-na escisión que pxiste entre lo dionisíaco y'lo apolíneo establecido: :po¡ Nietzsche, aunque rebajado en su'€xt€nsión y en su valor. C¿!9

la salvedad de que lo demoníaco observa aquí una realidad más in-,' tensa que lo apolíneo, ya que éste consiste €n un simple fgrmalisrlo, de traje afuerarespaldado por el encubrirniento coleqtivo, I)ero supri:.'

i,', mido a veces -y

con ello se salva en parte la salud'motal de nues-

ot! :

.tr,a eoncienci" ro.i¿l- por el matoni,smo del caudillo. El demonismo::" aborigen rep-res€nta por tanto un rasgo autóctono que genera . un

giéngrotescap9roinevitable_-enelmestizajemental,.

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ET MESTIZAJE MENTAL

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Ét IzNTTNENTE MEsrrzo

::!i-H¿a -un tifle de,'hombre e,mprendedbr, contiado en sus propras tuerl . .t;il.ns y €n su intelig€ncia y que busca adecuar la realidad a sus aspi- .liracionss po{ €sfuerzo propio. Su etnpresa no choca con una realidad '.1

a;; ;;;4.' p.ii;;";-J¿n-áu .á't'.ii. Ái .oot,".io, la'densi' rl

i ü; ffÑt".tñ;;;tú" i"-"i¿' ." lil""e"ó i.lt idu'y áa espí.. 1.;i.üt¡; Lbgra as! estructurar su acción sobre la1,!ase B-lgmental.:9g uf"t,;.-';:'ñü"1¡"lq¡. ápu"tr a gn objetivq perfectamerite delirhitado dehfté '"ii:,delún mundo-sin,iecreios. La acción es posible porque el rnuhd6'l','.i;;i;;;d;tdJ'p"i- un cúmülo ¿. ro"ni' l'-"t.J"-i,iáuá1i;' q¡*,:.',ffi

T;t:t: rT#l¿'tr fttlftxn:.maneras' E'a apuntJ siempre " t" i't';

Peio erriAmérica I-aiina ta realidad ¿s otra. Y como ta esfttá , ,:iiat

-guj"t"t i qo. "punt"

la acción ya no ee la mism a, parecíera ; tifficomo q! la adecuación natural entre un im_pulso y uir objeto espe' , ;icífico no se díera. Para mantener su ortodoxia europ€a y aPuntar.' .r!

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el mundillo de la ciudad en oposición al del interior del país. Para :

ei que está en la ciudad, el interior se convierte en el inionsciente,' de la acción, el axioma no escrito,'que resume todo aquello que no ',..

entra en los intereses de Ia acción y cae fueft de su esfera. ,r',i,i:ra en los intereses de la acción y cae fuera de su esfera. ,,',i,i:i,:Este inconsciente se enriquec.e con los atributos negados o_ des- ',¡ i,li¡

plazados de las cosas pára dejár en primer término los atributos ' ,, -i

útiles, la conciencia de ü acción y la cola conúiente, o s€an las cosas ,,.,;!de la ciudad, Y el resto, lo autóctono, el indio, los problemas pro-fundos del país, se mantiene relegado sin perder su

.influencia, yhasta le crei a la conciencia de la icción, o *t a la ciudad, la ¿úaa ' ,jll-- sobre la efectividad de su función. ;

€sto hace que la acción se desempeñe siempre err la luz. Ea la . '¡sombra queda la duda, el reverso de los objetos, la qtra posibilidad : '

de ser de la realidad.concreta o sea todo lo que escapa o pertürb4 el ;

sentido rectilíneo de la accjón, su exhumación lisá y llana en. l,a, -luz. El inconsciente es un fe-nómeno americano que r. ugt"g" cci¡nó::r,, :l ,

lizada.

LAS CONCIENCIAS DIVIDIDAS

' El inconsciente de la acción, ref.orzado po{ un paisaje indomado,p,esa desde la sombra sqbre la conciencia mestiza y constituye lasraíees primigenias de su ambivalencía. La pasividad vege{al, la I

modorra espiritual del americano,.el'"bentido, geográfico de su vida, .

la. receptividad y el conservadorismo feminoide de su cultura, nologran síno adosar,se a la acción europea. Obra en todo ello una. ,.iespecie de venganza del paisa je, La "vida espaciosa", agigantada " r

por éste, carga sobre la acción, obstruyendo toda meta que pudieraafianzarla. La mente se escinde en el sentido de que la cónciencia I

autóctona,'la del paisaje, pesa -desde

el inconsciente de la acción--- r' ' -.

sobre la conciencia activa, constructora pero foránea.La mentalidad mestiza participa así ie un faceta vegetal, pere-

zosa, fatalista, fecunda sólo en. dimensión física, que, como se deja ,,llevar por la creación pasiva, se dispone en el mismo sentido de lasramas de un árbol, No concilia con la índole de la acción, pero comótampoco la rechaza se mantiene en el inconsciente de nuestro hácer,en el tabú inmoral de nuestra herencia europea. La otra faceta,'encambió, es l¡ activa, emprendedora, que deduce al mundq ,y ap:üntasiempre a, la estructura sin. abandonar el apriori del otden pre€on;cebido. Concibe a la autoridad como.lo que va armoniosamenté dsarriba hacia abajo. Pero la vegetal, Wr carecr.l de la conciencia deun orden posible de referencia, hace nacer la autoridad de, abajo

La acción €uropea. a la que nada.perturba y que dispone ¿. uüai',,:, :

realidad formal e inteligente, rcaliza con sencillez su destino en lasestructuras, en todo aquello qu. ii vida ha dejado estratificado e.tr'forma de sociedad, religión, arte, etc, Se desempeña con cierto eeuir:librio cntre realida{ e ímpetu, hombre y naturaleza.' Prrd cuando el equilibrio no se da y Ia realidad vence al i¡¡{i;.| .':.

viduo, irrumpe la ambivalencia. El actuante, €ntonces, se desatülq¿r', ''rriza. El equilibrio entt¡ lo que excluye de su acción y lo que tonláir::'':(n,cuenta del mundo se rompe y sus actos son apenas una minú3.' ..r

cula colonia del inconsciente. Este se agiganta y proyecta una sorit,".il,ra sobre el actuante, por la que la acción, que-invade con su equi ;'.."¡,aje de prejuicios más o menos flexibles la realidad de un coitid::nenle estático, se pierde en la'ambivalencia. Ira prueba €stá €n iiüe{li;d¡ nada le vale la libre iniciativa. El paisaje hac'e de la orgia detii.¡|yocreadorunacomparsade.nade'rías. ' / ,, ",,.;ll¡

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ii', U.i" arriba, ejerciéndose desde arriba cuando adula la ramifieacién i.tl ':-

,, *¿, inmediatj del paisajg, el populacho indígena y mestizo. I ,,.: ;;',

'-. ^'^ pior.i.-iti"*t¿i'i" i.g.t"ri¿"d lo pruebin. las masas.l:setalss.' ,i¡- r#iJ;;;;;;' en forma dc una ;";"li¡;¡ incámprensibli eva' : - :

,.. ,.';ü I io¿" clasificación, inconscientes siempre frente a la acciln!:r;)f i'i'r'"',--t-. -^^^^^ ^t-^--^- ^ ^^- ^i^^^Aá6 ñ^r ¿l nnlítíen ¡írr¿lrdano-. '

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orestada, ap€nas alcan¿an a ser sígnadas por el político ciudadano,r' .-,: t -,t-J^- -L^I^-1.',,"

,loqo_ por un.conjuro mágico, 1",V:l:o?t^::::: i:l:!L1^*j-..-rji.,llr Esá vegetalidad hace que la acción se parcele geográficament€'en::':r"J.io¿"¿lr;-;;; .l it.átr.i.tte de Amériqa se IscJnda en el inte-; ;'-..:-l?I--'il-],,1r'^rl-^ n-i¡.,,n; ee¡a fntor¡t"inirl .nrra .*nt oail ,mi.'1¿.. .:.1iülil;íü'l'L'i-.i,'-¿lali¿;';; ;;t;; i"t.'"rii¡i"1'para ',' pa'r pe'^h j ,' .i',-lín"a de üi ciudades. Convierte luego esa faceta en la historia óficial ' --r

'l*;;i;;rr,;;;;-; ;ri.nd.r'qo. ."ut r€presenta fuerzas nacionales - .'t:..'i.r:-^¡:^j-^- -.-^-r^ ^- -.^-A^A .i,lir"i-io{'Aa nairkr¡itá.1-p.¡'

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po-eihlé a lo visual, pero apuntando siempre a lo posible. Lo visual: ,.no lo satisface porque es demasiado definido y definido en térmi'.:: i.+rr._rv ss!¡e¡ -" . --".-"-:-- ----:.--- '-- . --- -

.t ,,iirinos,,iiiadecuados. El americane relega su hacei al inconsciente de su f,'.1,acción,'aiociándóse al paisaje, a la posibil.idad pura en que próyect{ii:¡fantaqmagórica, una armonía que siempre posterga; -:,ul..ii

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¡ i"!qiliü',-.oi"¿o en verdad- .''g.in? ;ot!.i:i:_o:9T- n_:.f:39'-,t, l,

,1,1$rc también en lo cotidiano el demonismo medula la ac-{iü

*otán." del amerrtano dividiendo su conciencia. Esa divisiÓ.ft,.,,que su actividad foránea tenga aspectos positivos pero con fu¡

- iigntog prelógicos. Cgmo falla,'fe-.l,,.,1 '.ri"111dl,tt-t:t1:-.i1,Ír,','ó¡*itiul de-ref.orzaila en su formalidad, o iea en su visu4l

.''.:,o"tp.ntaído con la imponencia y'el aparato"buroc¡ático lá.

xr-, ur ¡¡s:s.-

:¡",¡.' 'El formalismo en el derecho, en la burocrac'ia, en'las letre-s¡i

r,.et arte más que formas frías evoc¡n_ rituales esotéricos. Un íneO

il-: ¡i.r* -¿ni.o ll.o" al american o 'a

levantar un andamio dc pap

L;'';'n*.bd-;;ñ" t" i.- tpt"ri ha,cia otro conteni.do.: L1. real¡,fu¿ttd.nt. de,hechos y leyes se escinde con un significado.dive:eqtableciCo. Su realidad evade a su-factura.-La fact¿ra.dt loj

''o*. el simple valor de una compla ceneía y conformidad vin' ri_a

. émoció o.it" a la-posibil id ad de, évadirl" p-y.:l-Tll' i :l it;. ii*r. otra factura iáealmente prfecta, en donde las partes escil:,, iimo"izan. Su acción tiene ia misma génesis que el árbol,'

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MUNDOS VEGET¿LES

Pero, por eso mis¡no, porque sus actos apuntan siempre a lai¡realidad de 1o posible y mejor, y no a su factura real y concreta,la esfera de la acción se 6ume €n una nebulosidad crepusculai., y seernpequeñece a expensas del inconsciente de la acción. El americanoactúa teniendo en cuenta que sobre su labor cae la sombra de la .'inconsciencia que ensombrece por dentro y por fuera todo sü hacer.La accí6n misrha es vegetal , porque es posibilidad pura, sin reali.zación concreta.'Lo rcalizado-vale por ló que podríi haberse hechomejor o peor. Lo hecho mismo, la definición, puede siempre abar- .' r:f

car Io que ella no es capaz de redlizar. Y permanece en la posibili. . ' ^.'

d.1d gura a causa de una pereza inmanente a la cosa y al ináividuo, isimultáneamente, como si fuera la traducción biológica del incons. ,, ,),ciente.

Pasividad, indole,ncia, percza si axpanden, al igual que el inconu,....;.¡,.¡ciente, €n torno de la acción, reflejándose en la cónciencia sin pene- ,

ttar1a, Mantienen siempre una actitud de axioma no €scrito en todos- .,.

los actos que se realizan en la ciudid. Mientras .la acción apuntq q :, l

un 'extrémo fijo y determinado, la inconsciencia' apunta a- varióq. ., ,

Por ia misma raz.ón qae la actividad es unipolar la pereza es multi- .jiüpolar. La- percza se fija en muchos puntos a lt vez, Se mantiene en ,"1la oscuridad porque es la vivdncia de una mentalidad preconscignte . :,liqu€ espera advenimientos múltiples en los. qy.. :.. confía y aryy4. :

Es. por decir así, un fenómeno dc imaginación biológica, de imagina- ,r',ii

La vitatl¿ad autóctona obra siempre solr Ninguná esfere sup5",,:ílno¡ fa¡retiene, ninguna expÉiión la,,fija en_la ciudad. Por tgo:io;r';¡

, partlcipa' {e ,ella. Obra siemp(e -por la gtavidez que ejerce sotír¿ la}. ,:i.

cosae, simptemente, de la riada ciudedana retórna a'la tierrai-,I¡ na{1¡ii.$

fotencíal;',la esf..ai primordial de todas tas posibilidades, Y ¿.$:.lipotencul, Ia estera Prlmorúral de tooas las poslbrtloaoes. r fi€sgqIa ft en esa posibilidad marca la distancia que media entre la provincia y la Japiial o s€a entte lo abotigen y lo foráneo, entre'latrealidad 4uténtica y la realidad ficticia, entre el ent€ y el eer." ":,;- Toma su expresión típica en el caudillo, coh el que se mantiene¡

EI, CAUDTLLO

erguido €ntre la,tierra y la ciudad, como una rebelión inconcontra la vigencia. de la :ciudad. Pa¡eciera'reclamar.el fuero '{ry!t,r:de las cosas,'cuando se hallan en un medio en dónde nada d*istd:iy lo que existe es inconsciente, tabú y sombrío. De la sombra dq'la acción €merg€ el caúdillo y como un árbol solo domina a dibtan,i 1

cia, sin doblegar nada,.' El tirano arnericano'y 'mestizo doblegir'prójiruo.porque éste, al €star eR la misma,"sotnbra, nada-titn¿"i¡áefender.'Esti recurte a la definición'puesta por el caudillO. conmisme libertad con que podría nó hacerlo. La:voluntad de '

au-árcar.toda'laificcfun, Choca a lo más con intereses'¿é, dipero s€ extiende sin extenderse. Solamente se .da. arbonza, .ch¿; l' -. ..;

¡

puede ser'o no ser. Ambas posibilidades son igualmente negativ$porque están en el inconsciente de la acción que realizan. f,e ¡esü¡f¡fácil al c¿udillo, no obstante ser autóctono, salir'de-la sornbra sáti

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de que lo otro, lo foráneo, llegara a cansarla. No existe en todoeeto ningún rasgo comúri con Europa. Se trata'de un demonismonatural y vegetal del que ella siempre ha carecido, especialmenreert- Io que respecta a su carácter de posibilidad pura y áe alberguep{ro que trae consigo la representación de una tierra ínmensamentellana .o inmensamente selvática, que espera aún su propia ley.

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