koreana autumn 2015 (spanish)

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Una ciudad portuaria sureña con una miríada de encantos Tongyeong OTOÑO 2015 TOMO 24, Nº- 3 TONGYEONG REPORTAJE ESPECIAL Tongyeong atrae por su inesperado encanto; Al refugio de las islas, alimentados por el mar; El hogar de los artistas que soñaban con la libertad ISSN 1225-4606 CULTURA Y ARTE DE COREA

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Koreana Autumn 2015 (Spanish)

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Una ciudad portuaria sureña con una miríada de encantos

Tongyeong

oto

ño

2015tom

o 24, Nº- 3

Tongyeon

gRePoRTAJe eSPeCIAL

Tongyeong atrae por su inesperado encanto; Al refugio de las islas, alim

entados por el mar; El

hogar de los artistas que soñaban con la libertad

ISSN 1225-4606

CuLTuRA y ARTe de CoReA

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ImAgen de CoReA

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“¡Q ue los 365 días del año sean como Hangawi!” Cuando llega el Chuseok, los corea-nos piden este humilde deseo. Hangawi, el otro nombre del Chuseok, cae en el deci-moquinto día del octavo mes lunar. Es el festival tradicional de la cosecha, según el

calendario lunar, que se celebra en otoño, cuando la comida es abundante. Junto con el Día de Año Nuevo lunar, es la mayor fiesta del año.

Alrededor del Chuseok, el tiempo refresca y el cielo está despejado y muy alto. El arroz se mece dorado en los campos. Los granos cosechados con tan duro trabajo durante el año están maduros y listos. En esta época del año, las personas que abandonaron el campo para vivir en las ciudades, de pronto recuerdan sus lugares de origen, donde aún viven sus ancianos padres, que siguen trabajando esa tierra que pasó de generación en generación.

Este año Chuseok cae el domingo 27 de septiembre, según el calendario solar. Las vacacio-nes de Chuseok son oficialmente tres largos días; pero cuando un día de fiesta nacional cae en domingo, se añade un día más, por lo que las vacaciones de Chuseok de este año se amplia-rán a cuatro días. Cuando se acerque esa fecha tendrá lugar la “gran migración” y un 75% de los coreanos afirmará que tiene intención de visitar su lugar de origen durante el Chuseok. Las autopistas colapsarán y los billetes de tren se agotarán en un instante.

En Chuseok, un festival de la abundancia y de acción de gracias, la gente visita las tumbas de sus antepasados para cortar la maleza que crece en los montículos, y realizar ritos de agrade-cimiento a sus antepasados por cuidar de sus vidas. Un alimento insustituible tanto en la mesa del ritual de ofrenda a los ancestros, como en la cena en este día festivo, son los songpyeon. Se trata de unos pasteles con forma de media luna hechos de arroz, el alimento básico del pue-blo coreano, y todo un símbolo del Chuseok. La harina de arroz se mezcla con agua caliente para formar una masa. Luego esos pequeños trozos de masa se rellenan con nueces, frijoles rojos, semillas de sésamo, piñones o dátiles, se les da forma de media luna, y luego se cuecen al vapor. Para asegurarse de que los pasteles de arroz -tan cuidadosamente elaborados- no se peguen entre sí, ni pierdan ese sutil aroma de pino, se cuecen al vapor en capas sobre agujas de pino. Por eso se les llama songpyeon, que literalmente significa “tortas de pino”. Los Song-pyeon simbolizan muchas cosas de la vida de los coreanos: el aroma de los pinos, tan abundan-tes por todo el país, las manos que hicieron los pasteles de arroz, y el amor y la risa de quienes los compartirán al comerlos.

Pero los tiempos han cambiado y, en lugar de preparar songpyeon caseros, cada vez más personas optan por comprar los pasteles de arroz, ya preparados, para la mesa del ritual de agradecimiento a los ancestros. Y en vez de ir desde la ciudad al campo, o a su tierra natal, ahora se da una especie de “regreso inverso”, y son los padres –de edades avanzadas- los que viajan del campo hasta las ciudades para estar con sus hijos durante las vacaciones del Chu-seok. Muchos coreanos jóvenes actualmente prefieren galletas envasadas, bocadillos y ham-burguesas antes que los tradicionales pasteles de arroz. La vida cambia… pero pese a todo, la luna llena se elevará alta sobre el cielo de otoño. Y ese deseo de plenitud permanece invariable: “¡Que los 365 días del año sean igual que Hangawi!” (Traducido por Javier Castañeda)

El invariable deseo de otoñoKim Hwa-young Crítica literaria e integrante de la Academia Nacional de las Artes

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En este momento, mientras las pruebas finales de esta edición de Koreana están siendo revisadas antes de ir a la imprenta, la situación que rodea a esta dividida península está aparentemente entrando en una nueva fase. En las maratonianas negociaciones -que comenzaron en medio de una elevada tensión militar- las dos Coreas finalmente acordaron evitar un enfrentamiento armado y continuar dialo-gando para resolver la crisis y mejorar sus relaciones.

Pero el pasado reciente de las relaciones intercoreanas se opone a cualquier suerte de apresurado optimismo. Mucha gente quizá sospeche que esta podría ser solo otra tregua de corta duración: las reuniones de las familias separadas podrían volver al ostracismo con un solo acontecimiento político o los altavoces de la frontera reanudar la emisión de mensajes propagandísticos. Sin embargo, pocos dudan que una gran mayoría de los coreanos a ambos lados de la frontera esperan lo mejor.

Especialmente, el último enfrentamiento debe haber llevado a los residentes de Daeseong-dong, el llamado Pueblo de la Libertad, a contener la respiración. Por cier-to, este número de otoño ofrece una historia sobre la vida cotidiana de los residentes de esa comunidad, aislada dentro de la zona de tensión de la frontera más fortificada del mundo. Dicho pueblo se ubica frente a su homólogo norcoreano, Kijong-dong, al otro lado de la Línea de Demarcación Militar, a tan sólo una milla de distancia.

“Historias de las dos Coreas” aborda la división territorial de Corea desde una perspectiva social y cultural. Resulta triste que las primeras aldeas cada lado de la frontera intercoreana junto a la línea de fuego, surgidas a causa de la rivalidad durante la Guerra Fría, recuerden la separación entre las dos Coreas al realizar sendos festivales de música para conmemorar al mismo compositor, Yun I-sang (conocido internacionalmente como Isang Yun), que anualmente celebran Pyong-yang y Tongyeong.

El reportaje especial de este número trata sobre Tongyeong, la ciudad natal de Yun I-sang a donde nunca se le permitió regresar por maquinaciones políticas. Ton-gyeong es también el hogar de muchos distinguidos escritores y artistas, al tiempo que fue cuartel general naval de la Dinastía Joseon, comandada por el almirante Yi Sun-shin, un invencible héroe del siglo XVI. Invitamos a nuestros lectores a disfru-tar de una perspectiva de esta encantadora ciudad portuaria.

Hacia un pueblo y un festival

“Los sonidos del mar de Tongyeong” Suh Hyung-il Óleo sobre lienzo, 45,5 x 53.0cm de 2011

Una publicación trimestral de la Fundación Corea

2558 Nambusunhwanno, Seocho-gu, Seúl 137-863, República de Corea

http://www.koreana.or.kr

CuLTura y arTe de Corea Otoño 2015

direCTor Yu Hyun-seok ediTor eJeCuTivo Yoon Keum-jinediTores JeFe Javier Castañeda, Kim Un KyungConseJo ediToriaL Bae Bien-u Choi Young-in Emanuel Pastreich Han Kyung-koo Kim Hwa-young Kim Young-na Koh Mi-seok Song Hye-jin Song Young-man Werner SassedireCTor CreaTivo Kim SamediTores Kim Jeong-eun, Noh Yoon-young, Park Sin-hyedireCTor arTísTiCo Lee Young-bokdiseñadores Kim Ji-hyun, Lee Sung-ki, Yeob Lan-kyeong

ComposiCión y diseño Kim’s Communication Associates 385-10 Seogyo-dong, Mapo-gu Seoul 121-839, Korea www.gegd.co.kr Tel: 82-2-335-4741 Fax: 82-2-335-4743

TraduCTores Kim Un Kyung, Javier Castañeda, Raimon Blancafort, Atahualpa Amerise, Joo Hasun

Precio por número en Corea ₩6.000Resto del mundo US$9Para conocer el precio en detalle de las suscripciones, lea por favor la página 80 de Koreana.

susCripCión/CorrespondenCia

oTras Zonas (inCLuyendo Corea)The Korea FoundationWest Tower 19F Mirae Asset CENTER1 Bldg. 26 Euljiro 5-gil, Jung-gu, Seoul 100-210, Korea

impresa en oToño 2015Samsung Moonwha Printing Co.274-34 Seongsu-dong 2-ga, Seongdong-gu, Seúl 133-831, CoreaTel: 82-2-468-0361/5

© Fundación Corea 2015Todos los derechos reservados. Esta publicación no admite reproducciones totales ni parciales sin el permiso de la Fundación Corea. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente representan a los editores de Koreana o a la Fundación Corea.Koreana, registrada como revista trimestral en el Ministerio de Cultura, Deporte y Turismo (número de registro Ba-1003 con fecha 8 de agosto de 1987). También se publica en alemán, árabe, chino, francés, indonesio, inglés, japonés y ruso.

Carta de los editores

Javier Castañeda, Kim un Kyung Editores-jefe

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reporTaJe espeCiaL

Tongyeong: Una ciudad portuaria sureña con una miríada de encantos

REPORTAJE ESPECIAL 1

Tongyeong atrae por su inesperado encantoHan Kyung-koo

REPORTAJE ESPECIAL 2

Al refugio de las islas, alimentados por el marKang Je-yoon

REPORTAJE ESPECIAL 3

El hogar de los artistas que soñaban con la libertadLee Chang-guy

REPORTAJE ESPECIAL 4

Revivir la artesanía tradicional con sensibilidad modernaLee Kil-woo

REPORTAJE ESPECIAL 5

Exquisitas delicias del marSong Young-man

ENTREVISTA

‘Mi talento es esperar, mi fuerza es sentir compasión’Im Heung-soon, ganador del León de Plata en la Bienal de Venecia de 2015Kwon Keun-young

EL GUARDIÁN DEL PATRIMONIO

Embalar tesoros culturales: Pasión y carrera de una vida Chung Jae-suk

ENAMORADO DE COREA

Yukari Muraoka: Atraída por el sabor de la culturaDarcy Paquet

EN EL CAMINO

‘Una enciclopedia de Arte andante’Kim Dal-jinKang Shin-jae

LIBROS Y MÁS

“Princess Bari”una inquietante historia de mezcla de mito y realidad

“Sin ti, no hay nosotros”una singular mirada al interior del “reino ermitaño”

“Breve biografía de Yuja”representación sarcástica de la modernización de Corea

http://www.kmdb.or.kr/eng/Tesoros hallados en la Filmoteca de Corea

Charles La Shure, Lee Woo-young

OPINIóN DESDE LA LEJANíA

¡Yo viví en Corea! Guillermo Ortega

DELICIAS DEL GOURMET

La alosa manchada, más suculenta en época de cosecha arroceraPark Chan-il

ENTRETENIMIENTO

Las grandes películas que tocan el corazón de los coreanosKim Young-jin

ESTILO DE VIDA

Una nación obsesionada con el caféKim Yong-sub

JORNADAS DE LITERATURA COREANA

Amasar— Un proceso de reconciliaciónChang Du-yeong

FideosKim Sum

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reporTaJe espeCiaL 1 Tongyeong: Una ciudad portuaria sureña con una miríada de encantos

atrae por su inesperado encantoTongyeong

Tongyeong ha sido elegida por los coreanos como una de las tres primeras ciudades del país a las que se mudarían si

se dieran las circunstancias. sus múltiples atractivos, como su colorida historia y su tonificante vitalidad, la convierten

en un lugar difícil de definir. Con una población de 140.000 habitantes, esta pequeña ciudad en la costa sur de Corea ha

prosperado pos su constante ritmo de cambio y tras atravesar diversas circunstancias. en su día fue punto neurálgico

del transporte marítimo, así como ciudad militar, y hasta centro para la artesanía y el comercio tradicional. Tongyeong

es ampliamente conocida como ciudad de la cultura y las artes, hogar de muchos escritores, pintores y músicos.

También distribuye productos del mar, deliciosos mariscos que durante todo el año atraen a los amantes de la

gastronomía. Como Centro regional de Competencia de las naciones unidas, Tongyeong aspira hoy a convertirse en

una Ciudad Creativa de la unesCo gracias a sus recursos musicales.

Han Kyung-kooAntropólogo cultural; Profesor de la Facultad de Artes Libres de la Universidad Nacional de Seúlahn Hong-beomFotógrafo

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T ongyeong no es una isla. Conectado con el continente por un estrecho istmo, hasta las invasiones japonesas de finales del siglo XVI era un apacible pueblo de pescadores llamado Dur-

yongpo (“Puerto de la Cabeza del Dragón”), aunque es cierto que tenía la personalidad de una isla. La primera victoria de Corea con-tra los invasores japoneses durante la guerra de los siete años fue la batalla de Okpo, desatada en las aguas que rodean a la isla de Geoje. La batalla de la isla de Hansan, que proporcionó una de las tres victorias cruciales de la guerra, tuvo lugar en el séptimo mes de 1592 frente a la costa de Tongyeong. Para centralizar el control de sus fuerzas navales, en el octavo mes de 1593 la corte de Joseon

nombró a Yi Sun-shin almirante principal de la Comandancia de Marina de las Tres Provincias (Gyeongsang, Jeolla y Chungcheong). El comandante era responsable de los funcionarios y las flotas de las tres citadas provincias del sur, así como de cinco puestos nava-les. Como tal, comandó el grueso de las fuerzas navales de Joseon y dirigió todas las batallas navales en las aguas del sur.

Centro neurálgico marítimo y bastión defensivo La base naval regional se estableció en la isla de Hansan por

primera vez y a partir de entonces se trasladó en varias ocasiones hasta situarse en 1604 en su ubicación permanente de Tongyeong.

Vista desde el aire del centro de Tongyeong, la isla de Mireuk y las islas de la costa de Tongyeong, parecen conformar una hermosa pintura de acuarela. Vista aérea de Tongyeong al amanecer.

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Estuvo operativa durante casi trescientos años hasta su cierre en 1895. El nombre de Tongyeong proviene de la palabra tongjeyeong, que significa “cuartel general de la armada”. Desde 1955 hasta 1994 fue llamada Chungmu en referencia al título póstumo Chung-mugong (Señor de la Lealtad y la Caballería) del almirante Yi Sun-shin.

Tongyeong logró convertirse en un potente centro comercial en la segunda mitad de la Dinastía Joseon, y durante el período colo-nial (desde 1910 hasta 1945) un considerable número de expatria-dos japoneses se establecieron en la zona, gracias al papel de la ciudad como un núcleo de transporte marítimo; pues estaba cerca de Busan y de la isla de Tsushima, y también se encontraba en la ruta de Busan a la provincia de Jeolla.

Esta ubicación privilegiada convirtió a Tongyeong en un blanco de ataque de las fuerzas norcoreanas durante la Guerra de Corea (1950-1953). Corea del Norte pretendía tomar Tongyeong y utilizar-lo como base para avanzar hasta Busan a través de la isla de Geoje y de Masan, lo que presentaba una grave amenaza para las fuerzas de Corea del Sur y de las Naciones Unidas. Sin embargo, la unidad naval enviada para defender la isla de Geoje llevó a cabo un desem-barco anfibio y más tarde logró expulsar a los norcoreanos y reto-mar Tongyeong; hecho que tuvo lugar un mes antes del famoso desembarco de Incheon en septiembre de 1950. Tongyeong fue el primer lugar del país en el que se intentó esa estrategia. Las fuer-zas navales de Corea se hicieron famosas en un artículo escrito por la corresponsal de guerra del New York Times, Marguerite Higgins (1920-1966), donde relataba: “Son capaces de capturar hasta al diablo”.

una ciudad militar que aspira a la pazSi vis pacem, para bellum (Si quieres la paz, prepárate para la

guerra).Tongyeong se desarrolló como ciudad militar para acoger el

traslado de la sede naval de las tres provincias del sur de Joseon. Sin embargo, puede considerarse una ciudad de paz, ya que se planeó con el objetivo de prevenir guerras e invasiones futuras y por tanto de mantener la paz. En el centro de la ciudad hay un imponente edificio histórico -que es al mismo tiempo funcional y simbólico- constituido como el corazón de las fuerzas navales de Joseon. Bautizado con el nombre de Sebyeonggwan, esta majes-tuosa estructura manifiesta el deseo de poner fin a todas las gue-rras manteniendo alejadas las armas. Su puerta principal se llama Jigwamun, y fue denominada así por su disposición a deponer guardadas las armas de guerra, como expresión de la voluntad del Estado de preservar la paz manteniendo una defensa fuerte.

Desde el momento de su fundación, la sede de la Armada trató de financiarse de forma independiente. En plena guerra, el almi-rante Yi Sun-shin no podía esperar a recibir apoyo financiero del gobierno central, por lo que ordenó cultivar las granjas para ase-gurar alimentos para sus tropas y también aportar alimentos a los

civiles. Sus soldados también acumularon pescado y sal para finan-ciar los esfuerzos bélicos. Además, se crearon los Doce Talleres de Tongyeong, donde expertos artesanos fabricaban armamentos y otros equipos militares; y produjeron no solo productos militares, sino también herramientas agrícolas y artículos de uso doméstico. Algunos de ellos eran enviados a la corte como ofrendas, mientras que el resto eran vendidos para financiar la sede naval. Por tanto, la fama de Tongyeong como centro de artesanía -sirvan como ejem-plo los diversos tipos de colchas que allí se fabrican- tiene sus raí-ces en la historia naval. La demanda de tela acolchada surgió al precisarse para los uniformes militares; y se dice que todas las mujeres de Tongyeong se convirtieron en maestras en el arte de acolchar, ya que cosían uniformes para sus maridos e hijos.

avances en el comercio y la industriaLos Doce Talleres finalmente comenzaron a aumentar su pro-

ducción de artículos para el hogar y productos para la vida diaria, además de suministros militares. Durante los años de Yeongjo (quien reinó desde 1724 hasta 1776) y de Jeongjo (desde 1776 hasta 1800) las habilidades de los artesanos se desarrollaron lo suficien-te como para acuñar monedas de forma independiente. También se introdujo la producción cooperativa, lo que supuso el primer paso de la sociedad tradicional hacia la industrialización.

Como los talleres prosperaron y ganaron fama en todo el país, sus productos -entre ellos los sombreros de crin para hombres de la clase alta, las mesas de comedor y las incrustaciones de perlas- se expandieron en los mercados locales y aumentó el tamaño de la población residente. La tecnología utilizada para construir y repa-rar barcos de guerra se aplicó a la fabricación de buques comer-ciales, a la vez que se crearon almacenes de productos finalizados.

Con el aumento del tráfico marítimo de pasajeros y mercancías, las autoridades navales tomaron medidas para ampliar el mer-cado. Entonces comenzaron a aparecer tiendas especializadas en arroz, telas, accesorios, tabaco y pepinos de mar, convirtiendo a Tongyeong en un núcleo comercial clave de la región costera de Gyeongsang.

El centro de la ciudad se expandió, como es natural, en respues-ta a estos avances. A medida que esta zona central se volvió más congestionada, la gente comenzó a asentarse en las islas cercanas y la población de Tongyeong se duplicó entre el siglo XVIII y el final del siglo XIX. Con 7,2 personas por hogar su densidad de población era mucho mayor que la de Seúl, cuya cifra solo era de 4,4. Justo antes de la llegada de la era moderna, Tongyeong era la décimo segunda ciudad más grande de Corea en términos de población, por delante de Mokpo y Jinju.

el aumento de los problemas y la explotación colonialLos habitantes de Tongyeong no solo eran incansables supervi-

vientes, sino que también tenían un gran orgullo y una fuerte con-ciencia social; algo que se podría atribuir a la presencia de la base

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Tras la apertura al exterior de los puertos de Corea, Tongyeong emergió como uno de los lugares más cosmopolitas del país, absorbiendo rápidamente las influencias japonesas y occidentales. Por otra parte, con la afluencia adquirida gracias a la pesca y a las actividades comerciales, se puso a la vanguardia de la modernización de Corea.

Un viejo mapa de Tongyeong creado en 1830 muestra el centro de la ciudad rodeado de murallas, así como Gan-gguan, el puente Gull-yang que conecta con la isla Mireuk e innumera-bles islotes de todos los tamaños en el mar. Este mapa fue adquirido en una página extranjera de subastas online por Seol Jong-guk, director del hotel Geobukseon en Tongyeong.

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naval en la ciudad durante trescientos años. En la jerarquía oficial de Joseon, el comandante naval ostentaba un segundo puesto, equivalente al de un gobernador provincial. Once pueblos cercanos, entre ellos Jinju, Changwon, Gimhae, Jinhae, Sacheon y Geoje, así como 23 campos de las fuerzas navales, fueron colocados bajo su supervisión. Cuando había alguna emergencia, los líderes de estos distritos y sus tropas seguían sus órdenes.

Fue un gran shock el momento en que se clausuró la sede naval de las tres provincias del sur, junto con la comandancia naval pro-vincial de Gyeongsang, como parte de las reformas de Gabo de 1895, que Joseon aplicó como parte de un movimiento hacia la moderni-zación. Los numerosos oficiales y personal que habían trabajado en la sede naval perdieron sus puestos de trabajo; y una gran parte de los artesanos que habían tomado parte en los Doce Talleres regre-saron a Seúl y a otras regiones del país. Algunos se asentaron en las proximidades y siguieron trabajando en la zona, pero la artesanía tradicional en su conjunto experimentó un descenso.

Cuando Joseon finalmente abrió al mundo sus puertos en el siglo XIX, llegaron los pescadores japoneses en busca de nuevos caladeros. Respaldados por el apoyo político y administrativo de su país, los pescadores japoneses trajeron tecnología y equipos avan-zados que, junto con el capital, fueron utilizados para monopolizar los caladeros más abundantes. Así, comenzaron a controlar los asuntos comerciales y financieros en Tongyeong; y el número de ciudadanos japoneses que residían en la ciudad también comenzó a aumentar. Algunas autoridades regionales de Japón, como las de la prefectura de Okayama, aportaron subvenciones a la pesca para alentar a sus pescadores a establecer un asentamiento colonial de facto en Corea.

La industria pesquera de Tongyeong, que afrontó serias dificul-tades durante los turbulentos años que siguieron a la liberación de Corea del dominio japonés en 1945, logró pasar de los métodos tradicionales a los modernos, y fue creciendo de forma estable. En 1966 se estableció una base para el desarrollo de la pesca en la isla de Yokji, y al año siguiente se inauguró un criadero de peces en Tongyeong para promover la piscicultura. Bendecido con unas per-fectas condiciones naturales, Tongyeong surgió como uno de los principales centros neurálgicos de pesca.

Aunque no dejó de ser un núcleo de la industria pesquera moderna y del transporte marí-timo, la capacidad económica y cultural de Tongyeong disminu-yó durante el período de rápido crecimiento económico de Corea. Por otra parte, la industria pes-quera en su conjunto se topó con una serie de diversas cri-sis. Cuando la marea roja llegó

a sus aguas provocó muertes masivas de peces y mariscos, lo que supuso el cese de las exportaciones de ostras de Tongyeong. En los años 80 y 90 la ciudad experimentó un bache, al registrar un creci-miento de la población cercano al cero por ciento. A mediados de la década del 2000 prosperó la industria de la construcción naval y por un tiempo superó en importancia a la industria pesquera. Finalmente, sin embargo, se valoró positivamente el hecho de que el aislamiento relativo de Tongyeong respecto al desarrollo indus-trial ayudara a preservar su entorno natural.

una hermosa ciudad llena de sorpresasTongyeong se enorgullece de ser una ciudad de las artes; pues

un gran número de reconocidos escritores y artistas han nacido y crecido en esa ciudad, incluyendo a los poetas Kim Chun-su (1922-2004) y Yu Chi-hwan (1908-1967), al dramaturgo Yu Chi-jin (1905-1974), al compositor Yun I-sang (1917-1995),al pintor Jeon Hyuck-lim (1916-2010) y a los novelistas Park Kyong-ni (1926-2008) y Kim Yong-ik (1920-1995). No en vano, en las calles y los parques de la ciudad abundan los monumentos, galerías y salones conmemorati-vos dedicados a la memoria y obra de estos artistas.

La mayoría de la gente se sorprende de que una ciudad tan pequeña pueda producir tantos ilustres artistas. Algunos aseguran que es por la belleza del entorno, mientras otros afirman que la tradición de los Doce Talleres fomentó un ambiente creativo ideal. Sin embargo, lo primero que hay que tener en cuenta es que la mayoría de estos artistas realizaron su actividad durante el mismo período histórico.

Aunque hoy es un lugar pequeño y gastado por el tiempo, en el pasado Tongyeong fue una ciudad próspera y conocida por su ambiente moderno. Fue la primera ciudad planificada de Joseon y una urbe pionera en las reformas económicas y sociales. Al ser el centro neurálgico de la región de la costa meridional, la ciudad era un terreno fértil para la cultura y las artes. Tras la apertura al mundo exterior de los puertos de Corea, Tongyeong emergió como uno de los lugares más cosmopolitas del país, absorbiendo rápida-mente las influencias japonesas y las occidentales. Por otra parte, tras la afluencia adquirida a través de la pesca y las actividades

comerciales, se ubicó a la van-guardia de la modernización de Corea.

Con la vista puesta en las oportunidades económicas del lugar, muchos japoneses ya se habían establecido en Tongyeong incluso antes de la anexión de Corea a Japón en 1910. Todos los edificios de la base naval, a excepción de Sebyeonggwan, fueron demolidos y en su lugar se construyeron una escuela, un 1

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juzgado y una oficina de recaudación. La ciudad creó un moderno centro al estilo japonés y se repararon las carreteras y las instala-ciones portuarias. En 1931 se completaron el canal y el túnel sub-marino de Tongyeong; y a mediados de la década de 1930 había unos 6.000 ciudadanos japoneses viviendo en el Condado de Tong-yeong, de los que aproximadamente la mitad residían en la ciudad.

La influencia occidental también llegó desde el principio a Tong-yeong. Misioneros anglicanos y presbiterianos de Australia comen-zaron a realizar actividades de proselitismo religioso en la ciudad entre 1894 y 1895. En 1905 se construyó una iglesia, y posterior-mente un jardín de infancia entre 1911 y 1912. Aunque los misione-ros fracasaron en su objetivo de fundar un centro educativo de pri-maria, abrieron la Escuela de Formación de Jinmyeong para edu-car a las niñas mayores, y también operaban colegios nocturnos.

Tongyeong participó activamente en diversas iniciativas sociales, como el Movimiento por la Independencia del 1 de marzo de 1919, el movimiento juvenil, la lucha obrera y el activismo campesino; así como el movimiento político nacionalista de Singanhoe (“Nueva Sociedad Original”). Por otra parte, la pasión por la educación de los residentes locales era tan fuerte que, excluyendo a Seúl, Tong-yeong era la localidad que más jóvenes enviaba a estudiar a Japón. Después de la liberación del dominio japonés, los ciudadanos de Tongyeong fueron muy activos a la hora de construir una nación democrática independiente.

Esta tradición de activismo social tiene su origen en las impor-

tantes iniciativas de base que continúan caracterizando a Tong-yeong, incluso a día de hoy. “Green Tongyeong 21” es una asocia-ción público-privada creada para llevar a cabo en el ámbito regio-nal los objetivos del Programa 21, aprobado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. La ciudad también ha sido nombrada Centro Regional de Competen-cia de las Naciones Unidas (RCE) en Educación para el Desarrollo Sostenible. Green Tongyeong 21 ha revivido con éxito Dongpirang, un barrio en ruinas bajo amenaza de demolición, y lo ha converti-do en un inspirador pueblo de murales en el que han resurgido las comunidades, hasta el punto de convertirse en un popular desti-no turístico. Sin duda, Tongyeong continuará reinventándose y nos seguirá sorprendiendo con su increíble diversidad y su imperece-dero encanto. (Traducido por atahualpa amerise)

1 Las réplicas del barco tortuga o geobukseon (izquierda) y el panokseon (dere-cha) están atracadas en la bahía de Gangguan. El barco tortuga, diseñado por el almirante Yi Sun-sin, tenía una cubierta superior de metal y picos de hierro para repeler el ataque de las fuerzas navales japonesas. Junto al panokseon -un buque de guerra con la torre de mando en la parte superior de la cubierta- el barco tortuga, con su formidable arsenal de armas, fue clave en la victoria de Joseon en las batallas navales contra los invasores japoneses en la guerra de Imjin de finales del siglo XVI.

2 Sebyeonggwan (“Sala de limpieza de armas”). Construido en 1604, fue uno de los principales edificios de la Comandancia de la Armada de las Tres Provincias, con sede en Tongyeong. Su nombre significa “limpiar las armas con la fuerza de la galaxia” y expresa el deseo de evitar que se repita la guerra.

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aL reFugio de Las isLas, aLimenTados

por eL marTongyeong es una agradable mezcla de montañas, islas y mar. dos montañas

guardianas, yeohangsan y mireuksan y la Bahía de gangguan abrazan su

orilla, junto a la que durante todo el año se aposenta un bullicioso y transitado

mercado: estas son algunas de las cosas que hacen vibrar y dan vida a la ciudad.

Los mares de la costa están repletos de islas de todos los tamaños, que son

como joyas en el agua. veamos cómo viven las personas que han instalado su

hogar en tan pintoresco entorno.

Kang Je-yoon Poeta; Director del Instituto de Humanidades Pressian, Escuela InsularChoi Jung-sunFotógrafo

reporTaJe espeCiaL 2 Tongyeong: Una ciudad portuaria sureña con una miríada de encantos

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Las anchoas recién capturadas se agitan en las redes del barco de pesca. Las anchoas de Tongyeong se procesan en el barco para mantener su frescura. Un convoy de pesca de anchoas consta por lo general de cuatro embarcaciones: un buque de exploración, dos barcos de captura con redes y uno con instalaciones de procesamiento.

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1 La mayoría de los peces recién capturados por los pescadores de Tongyeong se secan en el acto. Aunque requiere mucho trabajo elaborar el pescado seco, los productos terminados se venden a altos precios, por lo que a los pescado-res realizar esta tarea les merece la pena.

2 Las mujeres de la aldea se encargan de las redes de pesca. Las redes dañadas deben ser reparadas con cuidado para asegurar que puedan usarse de nuevo.

“U n lugar donde el mar te llama, incluso cuando estás dormido”. Tongyeong es una hermosa ciudad portuaria, bañada por el salobre olor del océano. Gracias a la isla Mireuk (“Isla del Buda Maitreya”), que se encuentra frente a la península de Tongyeong y actúa como rompeolas, este es un puerto

natural bendecido con vientos y aguas apacibles. La bahía Gangguan, que llega al centro urbano, es el cora-zón de la ciudad. Los barcos surcan el agua a cualquier hora del día, mientras que los peces que fueron capturados durante la noche se venden en el Mercado Central, que se alza junto al agua. La bahía y los bar-cos de pesca convierten a Tongyeong en un privilegiado centro de distribución de productos marinos.

el monte mireuk y el pueblo de dongpirang El monte Mireuk alberga cómodamente la ciudad de Tongyeong. En la montaña se ubican el Templo

Yonghwa y la ermita Dosol, de más de mil años de antigüedad. El monte Mireuk no sólo protege la ciudad: además de resguardar a las personas de los fuertes vientos y las feroces olas, durante mucho tiempo tam-bién ha sido por sí mismo objeto de culto.

Actualmente un teleférico transporta a los visitantes hasta la cima de la montaña, donde una gran pers-pectiva se extiende frente a la vista: la ciudad de Tongyeong y las islas abajo frente a la costa, y Samcheonpo y Namhae, al igual que las islas de Goseong, Sacheon y Geoje, en la distancia. Además, la cumbre alberga sobre un montículo el faro de la Comandancia de Marina de Tres Provincias, que vigilaba la zona durante la invasión japonesa (conocida en Corea como la Batalla de Imjin, 1592-1598). No en vano, el pueblo que se ubica al pie de la montaña se llama Bongsugol, que significa “valle del faro”.

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Entre el camino que sube por la ladera sur del monte Mireuk está el templo Mirae. Entremezclado con el paisaje de montaña que lo rodea, este templo budista es famoso por su increíble arquitectura; pero su mayor tesoro es su bosque de cipreses. Sus árboles fueron plantados por los japoneses durante el período colonial (1910-1945), y más tarde fue adquirido por el templo para su cuidado y gestión. Con una superficie de unos 50.000 pyeong (unos 165.000 metros cuadrados), el bosque se considera un lugar idóneo para la sanación. Caminar por sus senderos es una indiscutible forma de limpiar el cuerpo y el espíritu.

En estos días la mayor sensación de Tongyeong es el pueblo llamado Dongpirang. Su nombre signifi-ca “acantilado del lado oriental”. El que en su día fuera el barrio más destartalado de la ciudad de Dongpi-rang, comenzó a ser noticia cuando una organización cívica local llevó a cabo un proyecto para revitalizar la zona. En 2007, el gobierno de la ciudad de Tongyeong elaboró un plan para demoler todo el pueblo y crear un parque en su lugar. Pero la responsable de la organización cívica no quería que las casas antiguas, ni los callejones, ni otros vestigios del pasado desaparecieran, y sugirió un plan para conservar lugar en vez de acometer una reurbanización. En vez de destruir el barrio, convenció a las autoridades de la ciudad de que merecería la pena tratar de imbuir el lugar con la cultura, de forma que reflejara y abrazara la historia de la zona y la vida de los residentes. Ella pensaba que tanto ese antiguo y destartalado pueblo como sus callejo-nes eran preciosos y valía la pena preservarlos. Los estudiantes universitarios llegaron y empezaron a pin-tar murales en las paredes de los edificios en ruinas. Y cuando Dongpirang se hizo famoso por los murales, los turistas comenzaron a llegar. Todo lo que hicieron fue pintar unos murales en las paredes de las casas antiguas, pero eso fue suficiente para que el pueblo volviera a la vida. El barrio antiguo -amenazado de

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extinción- es tan agradable al espíritu que revivió por su colorido paisaje.

La bahía de Tongyeong y la isla de yokji

En las aguas de Tongyeong hay unas 500 islas de todos los tamaños, muchas de ellas rodeadas de piscifactorías. Tongyeong es especialmente famo-so por sus ascidias y sus ostras, que representan entre el 60-70 por ciento de la producción total de Corea. Cria-das en aguas claras y limpias, las ostras frescas de Tongyeong en invierno poseen un maravilloso y suave sabor. Tongyeong se convirtió en criadero de ostras en la década de los 60, cuando las balsas flotantes llegaron al pueblo de Gwangdo.

En la primavera de los barcos van y vuelven por la bahía, remolcando los frutos marinos criados en las piscifac-torías agrupados entre las redes; y las ascidias parecen flores rojas que flo-recen en el agua. Las ascidias (Halo-cynthia roretzi) empezaron a ser un alimento conocido tras la década de 1970, cuando se empezaron a cultivar por primera vez en Tongyeong y otras

zonas costeras. Antes solo las comían aquellas personas que vivían a orillas del mar. Así, las ascidias salva-jes recogidas por los buzos en el mar eran un preciado bien que rara vez llegaba a los habitantes de la ciu-dad. Actualmente, en las ciudades, las ascidias se comen generalmente crudas; mientras que las personas que viven junto al mar las preparan de varias formas: cocidas en sopa, crudas y sazonadas o mezcladas con arroz.

La isla de Yokji, que agrupa una serie de islotes a más de una hora en ferry desde Tongyeong, ofrece una vista abierta al mar. Es un lugar especial que ofrece la abigarrada belleza del archipiélago marino Dadohae mezclada con la emoción del mar. Unas 1.500 personas viven en la isla. Sus hermosos senderos para hacer caminatas atraen a personas durante todo el año, sobre todo al punto más alto de la isla, Cheonwangbong (“Pico del Rey Celestial”, a 392 metros). Desde allí las innumerables islas de los alrededores quedan a la vista. La perspectiva desde la gran roca plana a la que se llega tras cruzar el puente colgante es verdade-ramente increíble. Como toda la isla es montañosa, posee infinidad de bosques; pero sin duda el mejor es el de castaños chinquapines (Castanopsis cuspidata var. Thunbergii) en Jabupo; pues es poco común que los castaños crezcan de forma natural entre los cálidos bosques de Corea. Otra famosa atracción de Jabu-po son las “abuelas baristas”, un grupo de mujeres de avanzada edad -de entre 60 y 80 años- que regentan una cafetería donde hornean galletas hechas de batatas cultivadas en la isla y tuestan sus propios granos de café.

En los viejos tiempos, la isla de Yokji era un importante centro de pesca que congregaba a miles de bar-cos; pero actualmente la piscifactoría es la principal industria y las aguas cercanas están repletas de jau-las para criar besugos, pez roca (cabracho) y mero. En estos días también abunda la cría de caballa, que comenzó a hacerse popular en la isla de Yokji y ahora se ha extendido a otra isla próxima, Yeonhwa. El

1 Jabupo es un lugar famoso por las “abuelas baristas”, mujeres de edad avanzada en sus 70 y 80 años, que regentan un café en la isla de Yokji. Tomar una taza de café y galletas hechas de batata cultivadas en la isla, es uno de los mayores atractivos para los turistas.

2 Otrora amenazada de demolición, la aldea de Dongpirang se hizo famosa cuando artistas jóvenes llegaron y pintaron murales en las paredes de sus edificios en ruinas. La aldea es ahora una de las atracciones más famosas de Tongyeong, y congrega a turistas de todo el país.

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sabor de la caballa fresca cruda es tan dulce y sabroso que le hará olvidar cualquier otro pescado crudo que jamás haya podido probar.

Los isleños En la isla de Daemaemul hay un camino largo que bordea la costa y permite pasear sin perder de vista

el océano. Es un placentero y agradable sendero que conduce a los acantilados. Cuando acaba el bosque se entreabre la fantástica vista de unas llanuras cubiertas de hierba con el mar al fondo. La parte de atrás de la isla está repleta de fantásticas formaciones rocosas; y por entre las rocas de la ladera de la montaña, cada vez asoman más árboles de hoja perenne, como castaños chinquapines y camelias, que como si fue-ran ramos gigantes de flores verdes. Desde el observatorio en la cima de Jangunbong (“Pico General”), las

Los estudiantes universitarios llegaron y empezaron a pintar murales en las paredes de los edificios en ruinas. Y cuando Dongpirang se hizo famoso por los murales, los turistas comenzaron a llegar. Todo lo que hicieron fue pintar unos murales en las paredes de las casas antiguas, pero eso fue suficiente para que el pueblo volviera a la vida. El barrio antiguo -amenazado de extinción- es tan agradable al espíritu, que revivió por su colorido paisaje.

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islas Somaemul y Deungdae parece que estuvieran al alcance de la mano, y su perspectiva evidencia la famosa belleza de isla Somaemul. Así que, el mejor lugar para apreciar tanto la isla Somaemul como la isla Deungdae, es otra isla: Daemaemul. Allí las mujeres buceadoras, conocidas como haenyeo, reúnen abulones, peonzas cor-nudas, erizos de mar y ostras, entre otros frutos marinos. Uno de los grandes placeres de viajar a las islas es permanecer sentado en el muelle con una bebida y comer ostras del tamaño de un puño recién traídas del agua por las buceadoras.

En isla Chu abunda el pez baboso (Liparis tessellatus) y todos los barcos de pesca de la isla ponen trampas para capturarlo. La temporada dura desde finales de otoño hasta invierno, y durante este periodo, toda la isla se convierte en un campo de secar pescado. Secar el pescado es un trabajo duro, pero es mucho más rentable que venderlo fresco. Como simple curiosidad, su sopa es un infalible remedio contra la resaca.

Isla Yeonhwa (“Isla de Flor de Loto”) es una gran montaña. Sus residentes viven cómodamente agrupados en sus empinadas laderas. La vista de la costa de Yongmeori (“Cabeza del Dragón”) desde la cima de la montaña es impresionante. Las viejas damas de la localidad de Yeonhwa-ri venden un makgeolli, vino de arroz casero, del que una sola copa es más que suficiente para saciar la sed de cualquier viajero. A su lado está isla U, cuyas rutas de senderismo a lo largo de la costa son impresionantes. El plato típico de la isla son las algas, ingrediente prin-cipal del menú que suelen preparar las esposas de los pescadores, servidas con arroz en distintas modalidades. No hay nada más saludable que el arroz al vapor con tot (una variedad de alga marrón) o que el arroz con diver-sos tipos de algas, como la alga roja, mezclado con salsa de soja. Los platos elaborados con liebre de mar y per-cebes son exquisitos manjares que rara vez se pueden degustar en otro lugar. (Traducido por Javier Castañeda)

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1 La irregular costa rocosa de la isla de Yeonhwa forma un paisaje espectacular. La vista del agua de color de jade bajo la pasarela de suspensión, inaugurada en 2011, es inolvidable.

2 Un anciano que nació en la isla de Yeon-hwa y pasó 30 años trabajando en un trasatlántico, pasa los días arreglando su red de pesca y cuidando de su madre, que padece demencia. Comenzó a usar esas redes cuando vio que algunos de los pescadores de la isla se iban a la quiebra cuando ocurría un accidente en sus pisci-factorías.

En el muelle de isla Yeonhwa, un anciano repara su red de pesca (jubok, en coreano). Es una red que se amarra a la tierra, un tipo que apenas se usa ya. Trabajaba bajo el calor del sol portando un sombrero en forma de pequeña sombrilla, y me pareció una buena idea comprar uno para protegerme. Le pre-gunté de dónde había sacado el sombrero y me respondió: “¡Venden un montón en internet!”.

El anciano nació y se crió en la isla. Tras cumplir con sus obligaciones mili-tares pasó más de 30 años como maquinista en un trasatlántico. Sólo regresó a la isla cuando su anciana madre cayó enferma con demencia. Desde entonces, el viejo ha estado cuidando de su madre, que ahora tiene 92 años. Pero no arre-gla la red de pesca para él. Las jaulas de las piscifactorías se hallan dispersas por todas las aguas entre las islas de Yeonhwa y de U; pero a veces las redes se rompen y los peces escapan en masa. Entonces, los propietarios de las pis-cifactorías incurren en grandes pérdidas que a veces les llevan hasta la quie-bra. El viejo ha visto a varias de esas personas caer en la desesperación tras un incidente de este tipo. Así que se dispuso a reparar su red, sin buscar nada a cambio; para que la próxima vez que alguien sufra un incidente similar, intentar minimizar la pérdida de peces usando su red. Él cree que instalando esta red a cada lado del lugar donde se produzca la fuga, ayudará al acuicultor de turno a recuperar -al menos- algunos de los peces.

Preocupado porque los propietarios de una piscifactoría en quiebra “no pue-dan siquiera ir a buscar trabajo a ninguna parte” si su negocio se hunde, el anciano espera que su pequeña aportación pueda servir de alguna ayuda. Me recordó a un bodhisattva, cuyo objetivo es ayudar a otros a alcanzar la orilla.

Un anciano con el corazón de Un Bodhisattva

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©K

ang Je-yoon 2

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nacidos en la época de la dominación japonesa, los artistas de Tongyeong marcaron toda una época con sus pinturas,

canciones, poesías y novelas. Tongyeong, una ciudad moderna, autosuficiente y próspera, les proporcionó un terreno

fértil para que florecieran sus sueños. esta pequeña ciudad portuaria en la costa sur de Corea, ofrece un ambiente

artístico único que inspira a las personas hasta convertirse en artistas o poetas.

reporTaJe espeCiaL 3 Tongyeong: Una ciudad portuaria sureña con una miríada de encantos

eL Hogar de Los arTisTas que soñaBan Con La LiBerTad

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Lee Chang-guyPoeta y crítico literarioahn Hong-beom, Choi Jung-sunFotógrafos

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L os lugareños de Tongyeong no dudan en referirse a su localidad natal como “ciudad del arte y la cul-

tura”; si bien aquellos que al oír esta des-cripción piensan inmediatamente en Flo-rencia, París o Viena podrían mostrarse escépticos. ¿Ha desarrollado Tongyeong realmente una cultura capaz de definir una época, al igual que esas otras ciudades europeas de ilustre reputación?

En general, podemos decir que un lugar adquiere una identidad distinta cuando cierta imagen mental es compartida por aquellos que la experimentan a través de su comprensión del lugar y el contexto de las actividades humanas que allí se desa-rrollan, lo que hace que el sitio en cuestión sea especial. Las personas que preguntan “¿qué ocurrió aquí?” o “¿quién vive aquí?” valoran la ciudad según la relación de ésta con eventos o personas importantes. Un ejemplo es Salzburgo, famosa por ser el lugar de nacimiento de Mozart, aunque la gloria que rodea al gran compositor bri-lló plenamente en Viena, donde pasó gran parte de su vida profesional.

Tongyeong no es una ciudad que se haya creado de forma natural. Fue una urbe militar estratégicamente desarrolla-da después de los siete años de la guerra librada con Japón a finales del siglo XVI. ¿Cómo llegó entonces a ser una ciudad del arte y la cultura?

el conflicto entre la experiencia colo-nial y la modernidad

Tongyeong cuenta, en primer lugar,

con una larga lista de grandes artistas: el compositor Yun I-sang (1917-1995, cono-cido internacionalmente como Isang Yun), el dramaturgo Yu Chi-jin (1905-1974), los poetas Yu Chi-hwan (1908-1967), Kim Chun-su (1922-2004) y Kim Sang-ok (1920-2004), los novelistas Park Kyong-ni (1926-2008, también conocida como Pak Kyongni) y Kim Yong-ik (1920-1995), y el artista Jeon Hyuck-lim (1916-2010), entre otros. Todos ellos nacieron o crecieron en Tongyeong y sus brillantes logros artísticos marcaron el comienzo de la época dorada de las artes modernas coreanas. Todos ellos ya habían logrado una fama considerable a principios del siglo XX, cuando su patria estaba bajo dominio japonés.

Durante gran parte de la Dinastía Joseon (1392-1910) Tongyeong prosperó como sede de la Jefatura de la Armada de las Tres Provincias, pero perdió ese esta-

tus en 1895. Para entonces, sin embar-go, ya había crecido hasta convertirse en núcleo de pesca costera en el litoral del sur. Con la corriente cálida de Tsushi-ma fluyendo en sus cercanías, la zona era abundante en recursos pesqueros. La ciu-dad desarrolló desde el principio la indus-tria pesquera y disfrutó de la prosperidad económica. Los constantes intercambios con los japoneses que se habían asentado en la región -incluso antes de que Corea fuera colonizada- también hicieron que sus ciudadanos tuvieran contacto con la nueva cultura. Cuando después del Movimien-to de la Independencia del 1 de marzo de 1919 surgió la moda de la educación occi-dentalizada, los potentados de la ciudad y los propietarios de las zonas de pesca enviaron a sus hijos a estudiar a Japón, con la esperanza de que tuvieran la oportuni-dad de hallar un trabajo en condiciones.

1 El Parque Memorial Isang Yun cuenta con una sala de exposiciones que muestra los instrumentos, parti-turas y otras reliquias del compositor. Situada al lado de su lugar de nacimiento, la exposición permanente ayuda a los visitantes a comprender quién era el compositor y lo que significaban para él su música y su país de origen.

2 Nacido en la adyacente ciudad de Geoje (Bangha-ri, Dundeok-myeon) y criado en Tongyeong, Yu Chi-hwan fue conocido por su “poesía de la vida, su nihilismo y su resistencia”. El poeta expresó en sus obras un profundo anhelo de su ciudad natal y ahora yace enterrado allí en el cementerio familiar.

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Los altibajos de una vida artísticaEn la década de los años 20 los jóve-

nes de Tongyeong que regresaron de Tokio fundaron una sociedad literaria y publica-ban la revista “El limpiador” (Sojebu). Este proceso fue liderado por los hermanos Yu (Yu Chi-jin y Yu Chi-hwan). El herma-no menor, Chi-hwan, había regresado de Japón antes de terminar sus estudios al fracasar los negocios de hierbas medici-nales de su padre. Sin embargo, ya había establecido su propio estilo literario influido por los escritores anarquistas japoneses que dominaban el círculo literario de Corea de la época; así como del preeminente poeta coreano Jeong Ji-yong (1902-1950). Su primer libro “Colección de poemas de Cheongma” (Cheongma Sicho) se publicó en 1939. En ese momento, sin embargo, el poeta sufrió graves dificultades financieras y en la década de los 40 se trasladó a Man-

churia con su familia para trabajar como administrador de una granja.

A diferencia de su hermano menor, Yu Chi-jin logró licenciarse en literatura ingle-sa en la Universidad de Rikkyo en Tokio. Tras regresar a Corea, con grandes ambi-ciones en las artes teatrales, fundó el Ins-tituto de Arte Dramático, iniciando el Movi-miento del Nuevo Teatro. Yu Chi-jin desta-có por su retrato realista de la explotación colonial por parte de los japoneses y del consiguiente empobrecimiento del pueblo coreano.

El poeta Kim Chun-su, que enriqueció la poesía moderna coreana con su estilo único conocido como “poesía sin sentido”, tenía una estrecha vinculación con Yu Chi-hwan. Cuando era niño asistió a la guar-dería donde la prometida de Yu trabajaba como maestra, y también desfiló en la boda de ambos con un ramo de flores para la

novia. Este joven que estudiaba en Japón -sin objetivos claros en su mente- estaba enamorado de la poesía de Rilke. Como los japoneses reforzaron el reclutamiento de hombres coreanos en el tramo final de la Guerra del Pacífico, se escondió en la casa de su suegra en Masan y más tarde, cuando el país fue finalmente liberado en 1945, se reencontró con Yu Chi-hwan en Tongyeong.

Recordando ese momento, Kim afirmó una vez: “Inmediatamente después de la liberación, los artistas de Tongyeong, tanto los consolidados como los aspirantes, se reunieron y fundaron la Asociación Cultu-ral de Tongyeong.” El poeta Yu Chi-hwan fue su presidente, y entre sus principales miembros se encontraban el composi-tor Yun I-sang, naturalizado más tarde en Alemania Occidental, el poeta Kim Sang-ok, el difunto dramaturgo Park Jae-Seong, el también compositor Jeong Yun-ju y el artista Jeon Hyuck-lim.

Estos creadores “albergaban en sus corazones el ambicioso objetivo de inculcar el espíritu nacional, iniciando un movimien-to cultural en su ya liberada patria”. Kim recordó, sin embargo, que el movimien-to duró menos de dos años. “Éramos tan jóvenes y estábamos tan llenos de valentía juvenil”, expresó en una ocasión.

Su juventud y valentía podían interpre-tarse como pasión y audacia, pero la agi-tación de los tiempos proyectó sombras oscuras sobre sus vidas. Después de disol-verse el Instituto de Arte Dramático, Yu Chi-jin creó una nueva compañía de tea-tro, poniendo en escena obras según las

Sorprende que esta pequeña ciudad haya producido tan impresionante variedad de artistas de renombre, pero aún más increíbles eran sus actividades. Estos creadores “albergaban en sus corazones el ambicioso objetivo de inculcar el espíritu nacional, iniciando un movimiento cultural en su ya liberada patria”.

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instrucciones del gobierno general nipón. Como resultado, su nombre fue incluido en la lista de colaboradores pro-japone-ses después de la liberación. En cuanto a su hermano, Yu Chi-hwan, que duran-te mucho tiempo había sido excluido en los acalorados debates sobre la “literatu-ra pro-japonesa”, recientemente fue des-cubierto que había escrito un poema que simpatizaba con los colonizadores nipones durante su estancia en Manchuria, eclip-sando la importancia de su “auto destierro patriótico”. Al compositor Yun I-sang, que había participado en el incidente de espio-naje de Berlín Oriental de 1967 y fue cali-ficado como una amenaza para el país, se le prohibió entrar a Corea, por lo que no pudo volver a su querida tierra natal en el resto de su vida. Más tarde, el Servicio de Inteligencia Nacional volvió a investigar el incidente de espionaje y concluyó que había sido políticamente manipulado por el gobierno, con el objetivo de mantener el régimen. Para este y otros desafortunados artistas, ¿cuál era el sentido y el valor de Tongyeong?

Tongyeong, mi hogar “Mi padre me llevaba a menudo a pes-

car de noche. Solíamos sentarnos tran-quilamente en nuestro barco y escuchar el sonido de los peces saltando, y también las canciones de los pescadores de otras embarcaciones. Los sombríos sonidos de las namdo chang, las canciones popula-res de las provincias del sur, se extendían entre los barcos; y sus ecos llegaban hasta

1 Apodado “el poeta de las flores”, Kim Chun-su es ho-menajeado en una exposición permanente que ofrece unas 800 reliquias donadas por su familia. Ubicada junto al muelle, la sala de exposiciones exhibe libros y manuscritos del poeta en el primer piso; y algunos de los muebles, ropa, libros y otros enseres persona-les que utilizó durante su vida en la segunda planta.

2 Como una de los principales novelistas de la literatu-ra moderna coreana, Pak Kyong-ni escribió muchas obras importantes como “Las hijas del farmacéutico Kim” y “La Tierra". Ella escribió una vez: “La forma más pura y profunda de amor es la compasión”. Sus fotos y reliquias, que proporcionan una visión de la vida de la novelista, se exhiben en el salón conmemo-rativo con vistas al mar de su ciudad natal.

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2 ©Toji Cultural Foundation

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1 El Salón Memorial Jeon Hyuck-lim en Bongsugol, a los pies del monte Mireuk, tiene unas paredes exte-riores finamente decoradas con motivos inspirados en la obra del artista y su hijo Jeon Hyeong-geun. En la exposición se pueden ver las pinturas de Jeon Hyuck-lim, que ha sido elogiado por sus “colores del archipiélago” y su “toque mágico de color”.

2 El pueblo de Dongpirang en la colina que mira a la bahía de Gangguan ha sido revitalizado con los mura-les pintados en las paredes de las casas antiguas, que se aglomeran a lo largo de las estrechas calle-juelas. Al atraer a un interminable flujo de turistas, Dongpirang es considerado como un caso exitoso de revitalización de la aldea.

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mi lienzo en aquel momento -mi “perío-do azul”- era la imagen de las luces en el puerto de Chungmu [antiguo nombre de Tongyeong] y el cielo que tocaba el hori-zonte, así como el maestro de mi trabajo”. (De “El gran maestro de mi trabajo”, de Jeon Hyuck-lim)

"Tongyeong es un pequeño puerto cerca del archipiélago de la costa sur. Situado a medio camino de la carretera costera entre Busan y Yeosu, la ciudad es calificada por los jóvenes del lugar como “la Nápo-les de Corea”. Por supuesto, el mar es azul y claro”. “(De “Las Hijas del farmacéutico Kim”, de Park Kyong-ni)

una ciudad de pasión En la ciudad de Tongyeong frente al azul

del mar, el legado de estos artistas es muy fuerte y las atracciones culturales sobre su memoria alcanzan un volumen consi-

derable. Los principales ejemplos son la Sala de Conciertos de Tongyeong, sede del festival anual de música internacional, que se celebra en homenaje al composi-tor Yun I-sang; el Parque Memorial Isang Yun, construido al lado de su lugar de naci-miento; el Salón Literario de Cheongma al pie del Pico Mangil; la Sala de Exposicio-nes de las Reliquias de Kim Chun-su en la carretera de la costa; el Salón Memorial Pak Kyongni más allá del Puente de Ton-gyeong; y el Salón Memorial Jeon Hyuck-lim, en la intersección de Bongpyeong.

Aparte de estos espacios culturales hay lugares relacionados con sus historias de vida: por ejemplo la Casa del Té de Seong-lim en Hangnam-dong, donde el artista Lee Chung-sop celebró una exposición duran-te la Guerra de Corea (1950-1953); la ofi-cina de correos de Jungang-dong, desde la que Yu Chi-hwan envió 5.000 cartas a su amante; el callejón de la derecha justo enfrente, donde regentaba un taller de bor-dado; o la lápida grabada con un poema de Baek Seok (1912-1996), erigida en el barrio, donde se dice que el poeta vagaba inquieto y atormentado por el amor no correspondi-do de una chica de Tongyeong.

Por otro lado, hay un lugar que apunta al futuro de Tongyeong como ciudad crea-tiva. La aldea mural de Dongpirang, con vistas al puerto de Gangguan al frente, solía ser un barrio pobre en las afueras de la ciudad; pero en los últimos años se ha transformado en un espacio cultural vivo: sus maltrechas y angostas callejuelas han sido decoradas con imaginativos murales de artistas jóvenes y atraen interminables hordas de turistas.

Tongyeong, otrora una remota aldea de pescadores, se convirtió en el siglo XVII en una base naval y más tarde, en el siglo XX, llegó a ser una próspera ciudad comercial. Actualmente se encuentra inmersa en un nuevo proceso de transformación, como ciudad artística que invita a cualquier per-sona dispuesta a apreciar y a contemplar las aspiraciones y la pasión por el arte y la cultura de los residentes locales. (Traducido por atahualpa amerise)

el otro lado del mar, como si la superficie del agua fuera una gran caja de resonancia. El cielo estaba salpicado de estrellas”. (De la obra “El dragón herido”, de Yun I-sang).

“Me fui a estudiar a Seúl cuando empe-cé la secundaria. Caminando por las calles, ya fuera frente a los grandes almacenes Hwasin, en Jongno, o en algún lugar cerca de Gwanghwamun, de pronto escuchaba a las gaviotas llorar en el cielo del medio-día; no a unas pocas sino decenas. La vista del mar y el cielo que contemplaba en ese momento era la isla de Janggae, mi ciudad natal. Era la de las gruesas capas de nubes blancas en el cielo y el mar añil expandién-dose lejos hasta el canal de Hallyeo” (De “Cabalgando un burro como un poeta”, de Kim Chun-su).

“Para un artista la ciudad natal puede ser la fuente de su creación. El color azul que, de modo tan dominante impregnaba

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Los productos artesanos tradicionales fabricados en Tongyeong son tan bellos y están tan magníficamente elaborados que

fascinan a cualquier amante de lo exquisito. ¿es posible que el entorno natural de esta ciudad portuaria, una pintoresca

extensión del océano cuyas hermosas islas albergan esculpidas montañas, haya aportado a la población local una

extraordinaria sensibilidad estética? desde la última etapa de la dinastía Joseon los artesanos de los "doce Talleres de

Tongyeong" han sido considerados los más cualificados de la nación y su legado continúa hasta nuestros días.

revivir la artesanía tradicional con sensibilidad moderna

Lee Kil-wooPeriodista, Hankyorehsuh Heun-gangFotógrafo

1 Los herrajes para muebles llamados duseok son adornos metálicos elaborados artística-mente y utilizados como protectores de esquinas o bisagras de las puertas en los muebles de madera tradicionales. Cada pieza se completa después de cientos o incluso miles de retoques. Es necesario dibujar el patrón en una placa de níquel, cortarlo con una sierra de alambre y diseñar el grabado en la superficie de metal incrustando diseños con alambres de plata o cobre, y así sucesivamente.

2 Siguiendo la tradición artesanal de Tongyeong, Song Bang-ung es un maestro artesano en incrustaciones de nácar al que se conoce por sus perfectas habilidades en la técnica del mosaico. Los artículos exquisitos con incrustaciones de nácar de Tongyeong han cautivado a muchas generaciones de mujeres.

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reporTaJe espeCiaL 4 Tongyeong: Una ciudad portuaria sureña con una miríada de encantos

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E l Cuartel General del Comando de la Armada de las Tres Provincias, establecido en 1604 durante la dinastía Joseon, movilizó a los artesanos en diferentes especialidades para

crear un sistema de producción autosuficiente. Nunca antes se había probado en Corea un sistema industrial integrado por artesa-nos. Aunque es ampliamente conocido como “los Doce Talleres”, la organización en sí se componía de más de doce locales. En corea-no el número doce se utiliza a menudo para describir algo grande en número, como en las expresiones “falda de doce piezas”, que se refiere a una falda larga, o las “doce colinas”, que alude a una serie de numerosas montañas.

desde abanicos hasta aljabas, los mejores productos de la nación

Bajo la supervisión de la base naval, los talleres producían diversos bienes para el día a día y suministros militares. Entre ellos destacaban Seonjabang, especializado en abanicos plegables, que el rey solicitaba como regalos para sus funcionarios en Dano (la fiesta tradicional del quinto día del quinto mes lunar); Ibjabang, que fabricaba sombreros de pelo de caballo (gat) usados por los nobles; Chongbang, que elaboraba las diademas (manggeon) y los solideos (tanggeon) que se llevaban bajo el sombrero de pelo de caballo, así como los gorros angulares de los eruditos confucianos (yugeon); Sangjabang, con sus cajas de mimbre o bambú; Hwawonbang,

mapas militares y pinturas ceremoniales; Somokbang, muebles y artículos de papelería; Yajangbang, artículos de ferretería y armas; Juseokbang, herrajes de estaño o níquel para muebles; Eunbang, artículos de oro o plata; Chilbang, diversas artesanías con laca-do; Tonggaebang, aljabas o cajas de flechas; Hwajabang, zapatos; Anjabang, sillas de montar; Paebubang, incrustaciones de nácar; Jupibang, artículos de cuero; y Miseonbang, abanicos redondos.

Los talleres de Tongyeong producían estos bienes de alta calidad que se ofrecían al rey o se vendían por todo el país. En consecuen-cia, a finales del siglo XIX habían evolucionado hasta convertirse en la comunidad de artesanos con la mayor producción y capacidad financiera de entre todas las organizaciones regionales de este tipo.

En concreto, los armarios (jangnong) de Tongyeong y las peque-ñas mesas de comedor portátiles (soban) con incrustaciones de nácar, gozaban de una gran popularidad que ha continuado hasta nuestros días. Park Kyong-ni (1926-2008), una prominente novelis-ta de esta ciudad, pidió en su testamento que tres de sus pertenen-cias fueran guardadas: una vieja máquina de coser, un diccionario de coreano y un armario de nácar elaborado por un carpintero de Tongyeong. “La máquina de coser representa mi vida cotidiana, el diccionario mi amor por la literatura, y el armario mi arte”, explicó.

Las soban de Tongyeong se conocían por ser tan robustas que un hombre corpulento podía permanecer de pie en una de ellas con un saco de arroz en el hombro. Por su parte los gat eran un impor-

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tante accesorio de moda para la noble-za y tener un “gat de Tongyeong”era indispensable para cualquier elegante literato. Se dice que el padre del rey Gojong, el príncipe regente Heungseon (1820-1898), que era el hombre más poderoso de su tiempo, recibía som-breros de crin hechos a medida desde esta remota ciudad.

Sin embargo, cuando la sede naval fue clausurada en 1895 también los talleres fueron desmantelados. Los artesanos que perdieron su trabajo se dispersaron por toda la nación, y algu-nos de ellos se asentaron en Tong-yeong. Después de la Guerra de Corea (1950-1953), la artesanía de Tong-yeong recuperó su popularidad en todo el país. En la década de los 60, cuando la economía coreana empezó a despe-gar, tener en casa un exquisito artículo de Tongyeong era un signo de riqueza familiar. Los muebles de Tongyeong, como los armarios de nácar y los cofres, ocupaban los dormitorios de la gente rica; mientras que la industria del nácar prosperó con sus talleres dispersos por toda la ciudad. Muchos jóvenes elegían aprender este oficio en vez de ir a la universidad. En un tiempo en que la población de la ciudad era de unas 40.000 personas, más de 1.000 se dedicaban a la artesanía de nácar.

Sin embargo, la ola de modernización provocó la decadencia en la industria artesana. Los armarios de nácar perdieron su atractivo y fueron sustituidos por muebles de estilo moderno. La disminución de la demanda condujo a una reducción en el número de artesanos. Pocos jóvenes querían aprender un oficio que ahora ofrecía escasas recompensas. Así, el gobierno comenzó a ofrecer becas a los titu-lares de importantes bienes culturales intangibles y fueron desig-nadas como “Activos Culturales Humanos” un total de 45 áreas artesanas, de las que cuatro estaban estrechamente relacionadas con Tongyeong o sus titulares eran de la región. Los maestros arte-sanos en estas cuatro áreas -los fabricantes de sombreros de crin, productos de nácar, herrajes para muebles y persianas de bambú- son auténticos sucesores de los Doce Talleres de Tongyeong.

artesanía fabricada a la antigua usanza Song Bang-ung (n. 1940) es un maestro artesano en incrusta-

ciones de nácar (Patrimonio Cultural Intangible Importante núme-

ro 10) que todavía utiliza su propia saliva en su arte. La saliva humana a temperatura corporal aumenta la viscosidad del pegamento de origen animal, por lo que las piezas pulidas de concha de abulón se adhieren rápi-do a la superficie lacada. Mientras que la mayoría de los artesanos apli-can agua caliente con un pincel, Song nunca ha dejado de recurrir al antiguo método. “Si utilizas un cepillo el calor desaparece rápidamente y la hume-dad aplicada no es consistente. Lo mejor es utilizar saliva, al modo anti-guo”, asegura.

Hay un viejo dicho en el mundillo del comercio: “Uno no se convierte en un verdadero artesano del nácar hasta haber ingerido 30 mal (540 litros) de pegamento”. En toda su vida profesional Song siempre ha tenido gotas de pegamento en la lengua. Es especialmente conocido por su técni-ca del mosaico –consistente en cortar con un cuchillo una tira fina de con-cha de abulón en pequeños pedazos y hacer patrones acoplándolos uno a uno sobre la superficie lacada de un objeto de madera. Aprendió las habili-dades de su padre, Song Ju-an (1901-1981), un maestro artesano de prime-ra generación, quien enseñó la técni-

ca del mosaico a su hijo de 19 años de edad.“Los buenos productos de nácar provienen de conchas de abu-

lón de alta calidad. Los colores son más bellos en los abulones hembra que en los macho, dice Song”, y agrega: “Las conchas de abulón cosechadas en el mar cerca de Tongyeong son las mejo-res”. Hacer muebles con incrustaciones de nácar es un proce-so laborioso. Precisa al menos seis meses terminar una pequeña pieza y más de tres años una grande como un armario.

Jo Dae-yong (b. 1950) es un maestro artesano especializado en bal, persianas hechas de tiras de bambú tejidas (Importante Pro-piedad Inmaterial Nº 114). Cuenta que en su infancia llegaba a su casa un flujo constante de clientes desde diversas partes del país para comprar persianas de bambú. Recuerda que “las mujeres formaban un gye [fondo privado] para comprar las caras persia-nas de bambú. En aquellos días las persianas de bambú eran una necesidad de la casa para la mayoría de las familias”.

Crear varios diseños tejiendo tiras finas de bambú con hilo de seda requiere de una inmensa paciencia y destreza técnica. En pri-

1 Jo Suk-mi es una artesana de persianas de bambú de quinta generación que ha tenido éxito en el negocio familiar hereda-do de su padre, Jo Dae-yong. Apenas ocho años después de comenzar a aprender el oficio, ganó el Premio Presidencial en la Exposición de Artesanía Tradicional. Con unas ideas más jóvenes, ha aplicado la artesanía tradicional a los artículos modernos para el hogar.

2 Fabricar una persiana de bambú comienza con el corte y procesamiento de las piezas de bambú en tiras tan delgadas como un hilo. Al tejer patrones en las persianas ata las tiras de bambú con hilo de seda, Jo Dae-yong suele dedicar más de 100 días de trabajo a una sola persiana. Capaces de bloquear el calor del verano sin que deje de entrar el aire, las persianas de bambú tradicionales han sido elogiadas ampliamente por su belleza sin pretensiones.

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mer lugar, las tiras delgadas de bambú procesado -colocadas de modo uniforme- se tejen tensamente por la elevación y el descen-so de las numerosas bobinas de hilo de seda que cuelgan del telar. Un tejedor necesita al menos 100 días de trabajo para hacer una pieza decente. El negocio de la familia se ha transmitido a lo largo de cuatro generaciones. Hace 160 años, cuando el bisabuelo de Jo esperaba a ser reclutado tras aprobar el examen estatal de ofi-ciales militares, dedicó su tiempo a tejer una persiana de bambú que ofreció al rey Cheoljong. Su abuelo también aprendió el oficio mientras trabajaba como alcalde del municipio; y su padre inven-tó la técnica de dibujar de forma detallada para tejer patrones en las persianas. Cuando era niño Jo Dae-yong ayudaba a su padre a recortar tallos de bambú y a procesar las tiras pasándolas por el agujero de una placa de metal, o incluso tejiendo persianas sólidas.

Kim Geuk-Cheon (n. 1951) y Jeong Chun-mo (n. 1940) también han recorrido el sendero de la artesanía tradicional, especializán-dose respectivamente en accesorios de metal para muebles (Patri-monio Cultural Intangible Importante número 64) y en sombreros de crin tradicionales (Patrimonio Cultural Intangible Importante número 4). Las habilidades de los artesanos son legadas en gene-ral a su descendencia; pero el trabajo es tan exigente y la recom-pensa tan reducida que ya poca gente quiere aprenderlas.

Heredando el legadoJo Suk-mi, de 39 años, decidió hacerse cargo de la empresa

familiar un poco tarde. Su padre es el fabricante de persianas de bambú Jo Dae-yong. Ella, que se había casado y alejado de su ciu-dad natal, no podía ignorar los deseos de su padre cuando éste le

A día de hoy la artesanía tradicional está teniendo un nuevo apogeo en Tongyeong. Los coleccionistas extranjeros se interesan cada vez más por los muebles de nácar producidos aquí. Por su parte, los jóvenes coreanos también están desviando su atención de los productos de lujo europeos hacia las obras maestras tradicionales de su país.

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dijo: “Es un arte tan difícil que nadie quiere aprenderlo, pero eres mi hija. ¿Podrías considerarlo, por favor?” El trabajo resultó muy difícil para esta mujer que, sin embargo, perseveró con la ayuda de su madre, Im Seong-ae, quien había ayudado a su marido en el ofi-cio, haciendo todo tipo de trabajos manuales en lavanderías o en el muelle. Desde entonces han transcurrido ocho años y hace dos Jo ganó el Premio Presidencial de la Exposición de Artesanía Tradicio-nal. Ella fue incluso más allá de la tradición al aplicar las técnicas a otros tipos de artículos del hogar, como posavasos de té, o decorar con bordados las persianas de bambú. “Las persianas de bambú tradicionales son intrigantes artículos para el hogar que decoran su interior sin imponerse”, explica la artesana.

Jeong Suk-hee, de 45 años, no nació en una familia de arte-sanos. En Tongyeong es conocida como una “artesana de nueva generación” por su interpretación moderna del acolchado tradi-cional. Se trata de dos capas de tejido acolchado con algodón que se acoplan con una costura apretada a mano. El material acolcha-do ha tenido diversos usos a lo largo de la historia de Corea, desde uniformes militares para proteger a los soldados de las flechas, hasta ropa de invierno para los pescadores, mantas para llevar bebés y también ropa de cama. Jeong ha dado un toque moder-no a los materiales pasados de moda y los ha aplicado a diversos artículos de la vida cotidiana como bolsos, monederos, mochi-las, corbatas e incluso artículos de cocina. Para hacer la tela más duradera incluso ha añadido una capa de laca. Sus bolsos de estilo moderno con forros impermeables han sido expuestos en varios lugares, desde hoteles de lujo hasta tiendas libres de impuestos, comercios de souvenirs en el Museo Nacional y el Centro de Artes de Seúl, e incluso en la sala de exposiciones de Cheong Wa Dae, la casa presidencial. De esta manera, ella ha ayudado a elevar a un nuevo nivel la artesanía tradicional coreana. “Afortunadamente vi un nicho de mercado. Decidí que el acolchado tradicional de Tong-yeong podría aplicarse con éxito a los elementos modernos para el hogar”, comenta.

A día de hoy la artesanía tradicional está teniendo un nuevo apo-geo en Tongyeong. Los coleccionistas extranjeros se interesan cada vez más por los muebles de nácar producidos aquí; y por su parte, los jóvenes coreanos también están desviando su atención de los productos de lujo europeos hacia las obras maestras tradi-cionales de su país. (Traducido por atahualpa amerise)

1 Un bolso acolchado hecho por Jeong Suk-ji, una “artesana de nueva generación” que ha continuado la tradición de 400 años de los acolchados de Tongyeong. Con diseños refinados que apelan a los gustos modernos y una capa de laca que au-menta la durabilidad de la tela, ella ha aplicado el acolchado tradicional a diversos artículos de uso diario, como bolsos y corbatas. Trabajando con Jo Seong-yeon, otro joven artesano de acolchados, y Lee Su-ryeon, una diseñadora residente en Nueva York, Jeong ha contribuido a ampliar el uso de la artesanía tradicional.

2 Shin Mi-seon, que se crió en un barrio lleno de talleres de objetos de nácar, co-menzó en el oficio ya bien entrada en los cuarenta. Al añadir un toque moderno a artículos de uso diario, como fiambreras y joyas con incrustaciones de nácar, trata de hacer los acolchados más atractivos para las generaciones jóvenes.

Una 'artesana de nUeva generación' con Un contenedor como taller

Hace dos años un amigo de su marido sacó del mar un con-tenedor de carga malogrado. Había sido arrastrado lejos por un tifón. Shin Mi-seon, un ama de casa de 46 años, repa-

ró las abolladuras y lo pintó con colores agradables, mientras permanecía anclado en el patio exterior del taller de repara-ción de barcos de su marido. Luego empapeló las paredes y convirtió el contenedor en su taller.

Shin alberga un triste recuerdo de su infancia, ya que cuando solo tenía seis años, su padre se ahogó al naufragar el barco en el que pescaba frente a las costas de Tongyeong. Su familia pasó apuros económicos al vivir con los escasos ingresos que su madre y su abuela obtenían por la recogida de basura. Después de graduarse en una escuela profesional femenina, encontró un empleo y trabajó hasta que se casó y tuvo un hijo y una hija. Hace tres años llamó su atención un anuncio que ofrecía un curso de lacado con nácar. Era un programa de formación patrocinado por la ciudad de Tong-yeong. Entonces recordó el olor de la cola de origen animal de su infancia, que emanaba de un taller que fabricaba nácar en su barrio. Sin dudarlo un solo momento, como hechizada, se inscribió en el programa.

Shin perfeccionó sus habilidades de trabajo en el taller-contenedor. Apenas un año después de empezar en el oficio, ganó el Gran Premio en la Exposición de Artesanía de la provincia de Gyeongsang del Sur y este año ha recibido el Premio de Plata. Lo que le valió el galardón fue una pequeña fiambrera de dos niveles recubierta con laca y adornada con incrustaciones de nácar. Tenía un aspecto moderno que se alejaba del diseño tradicional.

“El recubrimiento de laca sirve para combatir el polvo. Si el polvo queda atrapado entre las capas de laca, la superficie se vuelve áspera”, explica Shin. En el pasado los artesanos aplicaban una capa de laca desnuda para evitar que las par-tículas de polvo de la ropa arruinaran su trabajo. “El arte del nácar me atrae más porque es muy difícil”, afirma.

Shin fue capaz de empezar una nueva vida como artesana gracias al proyecto “Craft 12” que auspicia la ciudad de Tong-yeong desde 2008, para continuar el legado de los Doce Talle-res de la época de Joseon.

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Cuando los coreanos piensan en la región de gyeongsang, la comida no es lo primero que viene a su mente; pero

Tongyeong es una excepción. esta ciudad portuaria al extremo sur de Corea es un paraíso gastronómico. mariscos

frescos recogidos de la costa a lo largo del año estimulan las papilas gustativas de los gourmets de todo el país.

exquisitas delicias del mar

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song young-man Presidente, Compañía de Publicaciones Hyohyungahn Hong-beomFotógrafo

reporTaJe espeCiaL 5 Tongyeong: Una ciudad portuaria sureña con una miríada de encantos

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Y a es un recuerdo muy remoto, pero escuché el nombre de Tongyeong (o Chungmu, que es como se llamaba esta ciu-dad en aquella época) a principios de los años 60. Estaba en

cuarto grado y hojeaba el atlas de mi hermana mayor. Justo al lado del nombre de esa ciudad portuaria, decía “Población 70.000" y “La Nápoles de Oriente”. Sentí muchas ganas de conocer esa ciudad, pero viajar tan lejos era entonces un sueño irrealizable para mí. La “Nápoles vía fluvial del Hallyeo” estaba tan lejos para mí como la verdadera Nápoles en Italia.

Debido a circunstancias personales y a la falta de transpor-te público, apenas tras graduarme pude visitar Tongyeong. Con la inauguración de una autopista entre Daejeon y Tongyeong, hoy en día el viaje desde Seúl a esa ciudad al sur del país se hace en tan solo cuatro horas. Sin embargo, hace 10 años, Tongyeong era un lugar lejano en el extremo sur de la peninsula coreana, al que era posible acceder desde Seúl conduciendo un día entero, y el único camino disponible daba toda una vuelta por Daegu, Masan y Jinju.

Callejones repletos de apetecible comidaTongyeong es una ciudad pequeña pero encantadora. Sus calle-

jones están llenos de agradables sorpresas. El barrio Dongpirang, que se ubica en una cuesta y mira hacia la bahía de Gangguan, se ha convertido en un destino muy popular, donde a lo largo del año abundan jóvenes viajeros procedentes de todo el país. La gente viene a este lugar no solo para disfrutar de la vista, sino también para saborear la deliciosa comida local. Los pequeños restauran-tes de la ciudad, alineados en los muelles, venden Chungmu gim-bap, pulpo frito y kkulppang, considerados como los platos más representativos de Tongyeong.

Todos los restaurantes especializados en Chungmu gimbap se autodefinen como “el creador” del plato. Estos rollitos envueltos con algas secas, contienen solo arroz blanco y son servidos con calamar picante y kimchi de rábano. Este plato, que lleva el sello de Tongyeong, ha adquirido popularidad a nivel nacional y es fácil de encontrar, incluso en las tiendas 24 horas o en los apeaderos de las autopistas de todo el país.

Sobre el nacimiento de Chungmu gimbap existe una interesante historia. Cuentan que los ferrys de pasajeros que operaban entre Busan y Yeosu, hacían una breve escala en Tongyeong - ubicada a mitad de camino- a la hora de la comida. Entonces, los vendedores de comida subían a la cubierta ofreciendo gimbap a los que iban a bordo. Pero, en verano, los rollos -que en su forma original contie-nen, además de arroz, una variedad de verduras cocidas- se estro-peaban fácilmente por el calor. Se dice que en esto, alguien tuvo la ingeniosa idea de sacar lo que se introducía en los rollos y servirlo por separado. Como bien reza el dicho: “La necesidad es la madre de la invención”.

Kkulppang, literalmente significa “pan de miel”, pero para sor-presa de muchos, no lleva miel. Son más bien unas bolas de masa fritas rellenas de pasta dulce de frijol rojo, cubiertas de jarabe de

azúcar y rociadas con semillas de sésamo. En el pasado, cuando la gente no tenía los recursos actuales, kkulppang era el confi-te favorito de las jovencitas, pues calmaba su hambre con dulzu-ra. La pobreza les hacía indefensas ante la tentación de lo dulce. No obstante, aún en la actual era de abundancia material, la gente sigue cautivada por el dulce sabor del kkulppang, y termina en Tongyeong comprando varios paquetes de ese “pan de miel” como regalo para los amigos.

Hasta ahora, he visitado Tongyeong en unas quince ocasiones: cinco o seis veces en viaje de placer, y otras seis o siete veces en viaje de trabajo. Pero nunca salí a explorar la cultura culinaria local. No tuve tiempo para ello ni tampoco sentí la necesidad de hacerlo, porque nunca fui de esas personas con un paladar exquisito o con una aguda sensibilidad gastronómica. Soy, digamos, una perso-na que mientras crecía fue ordenada siempre en la mesa a comer todo lo que había en el plato. Ahora, viajar a Tongyeong me emocio-na más que viajar al exterior. Solo pensar en las muchas cosas que podría ver, probar y comprar en esa ciudad me produce ansia. Via-jando es difícil que las tres comidas del día sean deliciosas; pero en Tongyeong no recuerdo haber comido solo para saciar el hambre.

mariscos con olor a marTongyeong es un paraíso para los gourmets. Como desayuno,

sirven sopa de pez globo y sirakguk (sopa de pasta de frijoles con hojas de rábano secas) para quienes se pasaron de copas la noche anterior. En esta ciudad, ningún restaurante al que entre le causa-rá decepción. Para el almuerzo, la recomendación es disfrutar de un buen bibimbap con algas con olor a mar, o un menú completo con verduras recogidas en el Monte Mireuk. De cena, se ofrece un banquete de mariscos, pues todos los tipos de frutos de mar que uno pueda imaginar están en la carta gastronómica de Tongyeong. Mi primera experiencia de comer pescado crudo, la tuve en las postrimerías de mi veintena, justo durante un viaje de vacaciones a Tongyeong. Habiendo vivido toda mi vida en el interior del país, en la Provincia de Chungcheong y en Seúl, el único pescado que había probado era seco y salado, o corvina amarilla o sardina asada. En aquellos tiempos, fuera uno rico o pobre, los únicos platos de pes-cado disponibles eran de pescado asado o salado.

A mediados de la década de 1980, viajaba frecuentemente a

1 Como crecen en las rocas y se abren como las flores, a las ostras se les llama a veces seokhwa en coreano, que significa “flores de las rocas”. Debido al éxito del cultivo de ostras en Tongyeong, las ostras se han convertido en uno de los man-jares favoritos de los coreanos. Las ostras frescas se comen mojadas en pasta de pimiento rojo con vinagre o se cocinan de diversas maneras, por ejemplo en sopa, con arroz, recubiertas de mantequilla o fritas.

2 Antes de ser cultivadas, las ascidias o patatas de mar eran un marisco raro que solo recogían algunas mujeres que practicaban el buceo a pulmón en el fondo del océano. Estos días son mucho más comunes, tienen un precio razonable y compo-nen un popular plato de mariscos crudos. Por lo general la gente las come crudas con pasta de pimiento rojo con vinagre, aunque a los lugareños de Tongyeong y a los que viven junto al mar les gusta degustarlas mezcladas con arroz, verduras y otros condimentos.

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1 A diferencia de otros tipos de gimbap normalmente rellenos de carne, verduras y otros ingredientes, los gimbap Chungmu son rollos de algas rellenos solo de arroz blanco servidos con calamares picantes y kimchi de rábano como acompañamien-to. Tongyeong anteriormente era conocida como Chungmu y este nombre quedó asociado al plato, incluso después de que la ciudad recuperara su nombre original. Los gimbap Chungmu son populares en todo el país.

2 Los kkulppang fueron comercializados por primera vez por un vendedor callejero junto a una tintorería llamada Omisa en Tongyeong. La tintorería ha desaparecido, pero su nombre perdura en el puesto de kkulppang, que ha dado lugar a otros comercios que venden estas bolas de masa fritas de sabor dulce por todo Tong-yeong.

3 Las calles a lo largo de Gangguan Bay y el Mercado Central, que son las princi-pales atracciones turísticas de Tongyeong, están llenas de comercios de gimbap Chungmu y de kkulppang.

Tongyeong, Jinju y Masan. Fue cuando organicé unas conferencias especiales sobre la economía y la ciencia en el siglo XXI, con el aus-picio de un diario. Entonces, me acompañaban otros académicos, economistas y profesores de ciencia de prestigiosas universidades de Seúl. Como conferenciantes nos ofrecían un trato preferencial y fuimos llevados a los mejores restaurantes locales. En esa época, tuve mi primer encuentro con el salazón de entrañas de pepino de mar. El pepino de mar era un marisco que me gustaba mucho, pero hasta ese momento nunca había probado un plato preparado solo con sus entrañas. El ahora difunto profesor del Departamento de Economía de la Universidad Nacional de Seúl, Kang Gwang-ha (1947-2012) era oriundo de Daegu y comentó que él también lo veía por primer vez. Entusiasmados, bebimos varias copas de hirezake (sake caliente con un pedazo de aleta seca de un pez globo). Frente a nosotros había toda una fiesta de mariscos, con pescado y frutos de mar crudos, como sargo negro, corvina y oreja de mar, además de huevas de erizo de mar y mújol. Realmente fue un banquete que incluía los tres manjares más exquisitos de Japón.

Aun cuando viajo con mi familia, ya sea a un destino dentro de Corea o en el exterior, me gusta ir a algún lugar especial por mi cuenta. Puede ser un mercadillo o un mercado tradicional al aire libre, lleno de vida. En Tongyeong, mi lugar favorito es el merca-do de productos pesqueros. Uno puede comer allí mismo un plato de pescado crudo u ordenarlo para llevar. El concurrido mercado está siempre activo y lleno de los rítmicos sonidos que se produ-cen al cortar los mariscos con cuchillo sobre tablas de madera, así como de gente regateando con la típica entonación del dialec-to sureño. Todo tipo de pescados y moluscos frescos, capturados en aguas cercanas a la costa, son colocados en amplios baldes de plástico, mientras abren y cierran sus bocas aún vivos. Abundan los besugos, las corvinas, los lenguados y los pulpos; mientras que las ascidias, los pepinos de mar y las orejas de mar son increíblemen-te frescos. Tanto que un bocado de pepino de mar, fresco y frío, te hará estremecer.

delicias estacionalesComo visito Tongyeong a menudo, tengo la oportunidad de sabo-

rear una gran variedad de pescados estacionales; como por ejem-plo, róbalo crudo en primavera o anguila cruda en verano. La firme textura de su carne eleva aún más su sabor. Sin embargo, nada es comparable a la corvina y a la caballa cruda que se comen en otoño. La corvina otoñal es particulamente suculenta y su carne contiene todos los nutrientes que el pez absorbió durante el verano. Entretanto, la caballa, que muere inmediatamente después de ser capturada y sacada del mar, raramente se sirve cruda. Por lo gene-ral, es salada y en ese estado se utiliza como ingrediente de cocina.

Algunos de los criaderos de caballa se ubican alrededor de las islas Yokji y Yeonhwa, y forman parte de la Vía Fluvial Hallyeo. En un reciente viaje a la isla Yokji, me abrumó un paisaje: la peculiar belleza de un criadero de peces circular, que podría ser descrito

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como un ring flotante de ssireum (lucha tradicional de Corea). Las caballas capturadas en el mar con una red son traídas a ese lugar, para que se reproduzcan allí. Sin embargo, al disponer de poco espacio para moverse, los peces se vuelven gordos y aumenta su propoción de grasa. Esto, en todo caso, es lo que hace a las caba-llas más deliciosas y por ende más populares entre los coreanos, pese a su alto precio.

En invierno cualquier marisco sabe a cielo; pero los habitantes de Tongyeong tienen una especial predilección por la sopa de bacalao y la sopa de pez baboso. Comer esos platos es como un ritual invernal para los locales. El bacalao se traslada hacia las aguas alrededor de la isla Mireuk, siguiendo la corriente Kuroshio a comienzos del invierno y permanece allí hasta los inicios de la primavera en febre-ro. Se dice que el bacalao capturado ese mes es el mejor.

En Tongyeong, los mariscos se comen habitualmente con algún tipo de licor. De hecho, se dice que la buena comida invita a beber. Pero no hay que preocuparse, aún si uno tiene terribles resacas a la mañana siguiente; pues en Tongyeong existe una extensa carta de sopas para esas mañanas, excelentes para aliviar el males-tar después de una noche de copas de más, siendo una de ellas la sopa de pez baboso. Esta sopa se conoce como el mejor remedio para la resaca y es similar a la sopa de morena, popular en la costa este.

La sopa de platija con artemisa es otra especialidad de la ciu-dad. Las frescas hojas de artemisa recogidas durante la primave-ra realzan el sabor de este plato. Y si otoño es la temporada de la corvina, la primavera es la esta-ción para comer platija. Otros pla-tos típicos son sopa de pez globo, que convierte el desayuno en una experiencia cálida; la ascidia, que sabe mejor a comienzos de vera-no; la anguila, conocida como un alimento revitalizante en la época estival; y las famosas orejas de mar invernales. De hecho, en Tongyeong se concentra el 70% de la producción nacional de ore-jas de mar.

La pregunta es cómo una cul-tura culinaria tan admirable pudo desarrollarse en una ciudad por-tuaria tan pequeña. Al respecto,

existen varias teorías. Algunos dicen que la ciudad, con una pobla-ción de apenas 140.000 habitantes, ha sido la cuna de numerosos artistas de un enorme talento, cuya delicada sensibilidad sigue viva entre la comunidad local. Otros alegan que tras el establecimiento del cuartel general de las fuerzas navales hace aproximadamen-te 400 años, algunos funcionarios gubernamentales de alto rango pudieron haber sido enviados desde Seúl, y que seguramente lle-garon a Tongyeong acompañados de sus cocineras; que debie-ron transmitir sus técnicas de cocina a los locales. También existe la hipótesis de que la ciudad costera estuvo expuesta a culturas extranjeras, que posteriomente debieron arraigarse e influir en la formación de una cultura local en sumo característica.

Pero, por encima de todo, quizá la razón de la rica cultura gas-tronómica de Tongyeong resida en el hermoso clima de esta ciudad contigua al mar y sus perfectas condiciones geográficas, provis-tas por las islas que la rodean. Por ejemplo, la isla Geoje bloquea las turbulentas corrientes de agua del estrecho de Corea. Las islas Yokji y Yeonhwa funcionan como una defensa natural contra los vientos, mientras que el Monte Mireuk se erige en el lado opuesto, y la isla Hansan forma un refugio, creando un magnífico estuario. Entretanto, el espectacular panorama que se divisa desde la bahía oeste, en lo alto del Monte Nammang, llevará inspiración poética a cualquiera. Así, bendecido con una belleza natural que estimula la sensilidad poética, Tongyeong nutría su rica y deleitable cultura gastronómica. (Traducido por Joo Hasun)

Ahora, viajar a Tongyeong me emociona más que viajar al exterior. Solo pensar en las muchas cosas que podría ver, probar y comprar en esa ciudad me produce ansia. Viajando es difícil que las tres comidas del día sean deliciosas; pero en Tongyeong a haber comido solo para saciar el hambre.

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enTrevisTa

E l León de Plata para un prometedor joven artista en la 56ª Exposición Internacional de Arte, ‘Todos los futuros del Mundo’ fue para Im Heung-soon de Corea del Sur”. El día

9 de mayo de este año, Im Heung-soon subió al podio de la sala de la Fundación Bienal de Venecia, detrás de la Plaza de San Mar-cos en Venecia (Italia), para ofrecer un discurso de agradecimien-to al aceptar el galardón: “Este es un momento emocionante, pero siento un pesar en mi corazón al repasar la realidad laboral que mi película representa. Quiero agradecer a todas las mujeres que han destacado por mantener sus principios en la vida y en el trabajo”. Con su documental ‘Factory Complex’, de 95 minutos de duración, Im obtuvo el León de Plata. Este es el galardón más prestigioso para los jóvenes artistas revelación que participan en la bienal y, de hecho el mayor premio jamás recibido por un artista coreano, desde que Corea comenzó a participar en este evento en 1986.

“mi talento es esperar”Antes de trasladarse a Chang-dong al norte de Seúl, en enero

de este año, Im vivió durante cuatro años en el Complejo Digital e Industrial de Seúl, que anteriormente era el Complejo Industrial de Guro. Durante su estancia en la Factoría de Arte de Geumcheon, la residencia de artistas del complejo financiada por el gobier-no municipal de Seúl, produjo‘Geumcheon Mrs.’ con mujeres que vivían en esa zona; un cortometraje sobre el pasado y el presente

del complejo industrial, así como sobre las historias de las muje-res de su generación. La película abordaba el sentimiento de pena y el aprecio que sienten las mujeres casadas de clase obrera hacia la generación de sus “hermanas mayores”. Estas emociones se amalgamaron para conformarla base de ‘Factory Complex’.

‘Factory Complex’ incluye escenas conmovedoras de mujeres obreras que revelan sus sueños y deseos, en un estilo fantasioso mezclado con elementos documentales, como entrevistas y foto-grafías. El título, que en la versión coreana original significa “recon-fortante complejo fabril”, expone la creencia del director de que la solidaridad de las mujeres hará un mundo mejor.

Im Heung-soon pasó bastante tiempo “vagabundeando”. Mucho antes, antes de que el gobierno y las organizaciones públicas empezaran a patrocinar en serio programas de residencia para artistas, promovía proyectos artísticos con residentes locales en diversas partes de Seúl: “‘Seongnam Project’ (1998-1999), abor-da del lado oscuro de una nueva ciudad, junto con Kim Tae-heon, Park Yong-seok y Park Chan-kyong; ‘Mixrice’ (2002-2005), con Jeon Yong-seok y Cho Ji-eun, donde trabajó con obreros emigrantes extranjeros; la secuela de ‘Seongnam Project’ (2006-2007); y ‘Public Art Itda’, organizado en complejos de viviendas públicas en los dis-tritos de Seongsan-dong y Deungchon-dong. Los diez años que estuvo involucrado en proyectos artísticos de la comunidad, fueron un ejercicio en el arte de esperar. En el complejo de viviendas públi-

im Heung-soon, artista y director de cine, 46 años, ha participado en la Bienal de gwangju desde 2002, y en 2012

fue invitado al Festival internacional de Cine de Jeonju y al Festival internacional de Cine documental dmZ para

exhibir su primer largometraje.sin embargo, era casi desconocido tanto en el mundo artístico como en la comunidad

cinematográfica hasta el pasado mes de mayo, cuando fue elegido ganador del León de plata en la Bienal de venecia.

ahora, el nombre de im Heung-soon significa “esperanza” para aquellos con menos opciones.

‘Mi talento es esperar, mi fuerza es sentir compasión’

im Heung-soon, ganador del León de plata en la Bienal de venecia de 2015

Kwon Keun-young Periodista cultural, TheJoongAngIlboahn Hong-beomFotógrafo

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cas de Deungcheon-dong, tuvo que esperar tres meses para obtener la aprobación de un proyecto presentado para usar una sala para recreo ciudadano que estaba abandonada. Pero tras la espera fue capaz de convertir ese espacio en una biblioteca para la comunidad, en una sala de descanso y en un aula para proyectos artísticos. Un espacio donde los residentes locales hicieron películas donde aparecían contando historias persona-les basadas en su vida. Tales actividades no dieron lugar a un tipo de “obras de arte” que pudiera exhibirse o venderse, como cuadros y esculturas. Tan solo los diversos registros escritos y fotográficos ofrecen una evidencia indirecta de la lucha de Im en cada una de esas ocasiones.

Kwon Keun-yong Sacar lo mejor de los aficionados debe ser más difícil de lo que parece.

im Heung-soon Es cierto. Las cosas no suceden exacta-mente como se planean; pero yo quería ver qué podía hacer para la sociedad a través del arte. Pintar murales o hacer esculturas era un trabajo personal y tuve que reflexionar sobre qué podría hacer con la gente en el espacio que habían forma-do para sus vidas. Y encontré vías e historias ilimitadas.

Kwon ¿no se siente vacío después de potenciar el arte en un nuevo lugar y dirigir el programa, solo para dejarlo todo atrás después de un cierto tiempo?

im No se ama para ser amado a cambio. Si un lugar se cie-rra después de habernos ido, creo que no es nuestro fracaso sino su responsabilidad. Si el arte crece más vivo por ellos, eso es también su logro.

‘Factory Complex’ muestra, sin dramas añadidos, las ale-grías y las penas de las obreras, desde el Complejo Industrial de Guro en la década de los 70, hasta las fábricas de ropa en Vietnam y Camboya, así como las actuales industrias de tecno-logía punta y de servicios. La película incorpora entrevistas con 65 mujeres trabajadoras en diversos puestos de trabajo, una de las cuales se logró tras seis meses de esperar. En total, tarda-mos tres años en completar la película.

“Esa es mi actitud hacia el trabajo y la vida. No fuerzo ni doy prisa a la gente para proponer historias. Ese no es mi estilo. Res-peto y confío en la gente, y también creo en las personas”, expre-só. Después, procedió a hablar largamente sobre su arte, un sendero que pisó lenta y firmemente.

“mi fuerza es sentir compasión”Im Heung-soon nació y creció en Seúl. Su patio de juegos

era Dapsimi, un barrio de renta baja en la ladera de una coli-na conocido como “aldea de la luna”. Su familia no podía cos-tear actividades extraescolares ni clases particulares, por lo que pasaba su tiempo haciendo deporte o con los amigos. En la aldea de la luna, las luciérnagas volaban después de poner-

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se el sol. Como destacaba en arte ya en la Escuela de Secundaria Jeonnong, se unió a la clase de arte por recomendación de un profesor. Mientras su padre le presionaba a estudiar intensa-mente para poder ganar dinero, su madre le animaba diciéndole: “Haz lo que quieras hacer”.

La vida de sus padres forma parte de la historia de los pobres urbanos. Su padre, tras un accidente en una fábrica de hierro en Cheonggyecheon que le costó una mano, rotó por distin-tos trabajos. Su madre, que llegó a Seúl a los 18 años desde Goesan, en la provincia de Chun-gcheong del Norte, trabajó durante más de 40 años como asistente en una fábrica de costura. “Como llegamos a ser más pobres, mis padres vendieron nuestra casa y nos mudamos a una aldea en la ladera de una colina. Cuando se desarrolló la parte más baja del barrio, nos tras-ladamos más arriba, pero cuando la colina se urbanizó del todo, tuvimos que mudarnos abajo otra vez, a un sótano alquilado”. Estas circunstancias se reflejan en su primer trabajo audiovi-sual, ‘The Way to Icheon’ (1998), que documenta la visita de sus padres a su casa en Seongnam y al lugar de residencia de su hermano mayor en Icheon.

“La historia personal de mis padres me llevó a interesarme por la historia de los pobres urbanos y de la clase obrera, mientras que las historias de las condiciones de la vivienda de esas personas en las décadas de los 60 y los 70 me llevaron hacia proyectos artísticos comu-nitarios en complejos de viviendas públicas. La historia de mis padres es también la historia de nuestros vecinos, e incluso la historia de la gente en otros países. Mi historia no es diferente de las historias de otras personas”, afirma.

Kwon Estudió arte en la Universidad Kyungwon (ahora Universidad Gachon) y también reci-bió su título de maestría allí. En ese cambio de enfoque del arte al cine, sus padres tuvieron cierta influencia, ¿no es así?

im Trabajé como asistente de cátedra durante la escuela de posgrado para pagar mi matrí-cula. Descubrí una pequeña cámara de vídeo en la escuela, la cual usé para grabar una pelí-cula de carretera cuando mis padres viajaron entre mi lugar de residencia y el de mi hermano mayor. Mientras miraba el vídeo, a simple vista aparecieron ante mí imágenes inéditas. Vi el barrio, y las expresiones faciales y las arrugas de mis padres con una luz diferente. Fue fas-cinante. Decidí usar una película en lugar de un pincel. Sentí que podía expresar mejor lo que quería decir con una cámara de vídeo que con un pincel.

Kwon ‘Factory Complex’ también involucra a su familia, pero la película se mantiene a cierta distancia de ella y desarrolla la historia en un tono universal.

im La experiencia fue de una indecisión extrema. Convirtió la debilidad de mi carácter, es decir, una incapacidad para ir directo o estar al margen, en fuerza. Pienso que sentir compasión es la fuerza que impulsa mi trabajo: hace que quiera arreglar las cosas. Esto no es una falsa humildad que oculta un ego inflado. Lo importante es trabajar juntos.

Kwon ¿Por qué cosas sientes compasión? Usted no se descarriló ni hizo daño a nadie.im Por no conseguir un trabajo regular o no haberme casado... Lo lamento por mis padres

por no haber logrado lo que la sociedad esperaba de mí. Pero dado que elegí seguir mi propio camino, creía que debería soportar cierto grado de dificultades.

‘Factory Complex’, la película galardonada del cineasta, muestra sin dramas añadidos las alegrías y penas de las obreras, desde el Complejo Industrial de Guro, en la década de los 70, hasta las fábricas de ropa en Vietnam y Camboya, así como en las actuales industrias de tecnología punta y de servicios. La película incorpora entrevistas con 65 mujeres trabajadoras en diversos puestos de trabajo, una de las cuales se logró tras seis meses de espera.

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Su camino, tras un largo rodeo, lo ha llevado ahora hasta la posición de cofundador del estudio de cine Bandal Doc. No ondal (luna llena), sino bandal (media luna), nombre que encierra el deseo de trabajar con otros para llenar una parte vacía. La directora de producción Kim Min-kyung es otra de los cofundadores y su compañera de vida.

el tiempo nunca se desperdiciaIm, como él mismo expone, nunca logró nada en un primer

intento. Empezó la universidad a los 25 años tras licenciarse en el Cuerpo de Marines. En realidad, ni siquiera terminó su ser-vicio militar de una sola vez. “Porque era blando y débil”, dice. “Intencionadamente solicité el Cuerpo de Marines para endu-recerme; pero fue un error. Dejé el cuerpo tras descubrir que no era para mí. Hacer cosas que no me gustan es angustioso. Hacer cosas que te reducen es una agonía”.

Si bien el trabajo de Im con las mujeres de Geumcheon sirvió como base para ‘Factory Complex’, ‘This War’ se convirtió en el trabajo preparatorio para su película ‘Reincarnation’, exhibida en la Bienal de Sharjah en los Emiratos Árabes Unidos y en el MoMA PS1 de Nueva York a principios de año. “En lugar de utili-zar sus historias solo como material, traté de abordar el proble-ma de qué hacer con esas personas que todavía quedan”, dijo.

Kwon Parece ser que ya ha dejado ese largo rodeo, pero mirando hacia atrás, usted siempre ha avanzado en una direc-ción.

im He tenido un montón de fracasos y he cometido muchos errores. El 80 o 90 por ciento del trabajo que hice cuando era treintañero acabó en fracaso. Nuestra sociedad te reconoce solamente cuando te acreditas a ti mismo con premios y otros resultados visibles, pero yo difícilmente he hecho un trabajo de una sola vez. Pero en algún momento comprendí que un fraca-so no era simplemente un fracaso, sino parte de un proceso.

Kwon Creo que ser más considerado y cortés como direc-tor, en vez de ser dogmático, le ha llevado a una nueva manera de plantear su trabajo.

im En el caso de ‘Jeju Prayer’, reviví las tomas descartadas al conectarlas como si fueran cortes. Hay una escena de una mujer anciana visitando una tumba. Cuando la dividí en varias partes, logré un nuevo efecto intrigante, evocando una disconti-nuidad de la memoria.

Kwon ¿Cree que el arte es poderoso?im En mi caso, he llegado tan lejos porque soy bueno hacien-

do ésto y es lo que quería hacer. Pero no todos pueden hacerlo; por eso deseo una sociedad en la que las personas puedan al menos hacer lo que quieran hacer. Todos tenemos una fuerza especial, pero desafortunadamente la sociedad coreana no ha madurado lo suficiente como para permitir a la gente encontrar su propia fuerza. (Traducido por raimon Blancafort)

1 'Factory complex' (2014), que transmite el estilo único y cálido del director Im Heung-soon, finalizó su rodaje después de tres años y un largo viaje de 22.000 kilómetros. Es una película documental que se considera una obra de arte.

2 El director Im Heung-soon posa con el director de producción Kim Min-kyung, su compañera en la vida y el arte, después de recibir el 9 de mayo el León de Plata en la Bienal de Venecia 2015.

3 El filme "Reencarnación" de Im, de 24 minutos de duración, se presentó en la Bienal de Sharjah en los Emiratos Árabes Unidos y en el MoMA PS1de Nueva York a principios de este año. Im está preparando un largometraje a partir de esta producción.

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©BANDAL doc

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poca gente ha oído hablar de la profesión de embalador de bienes u objetos culturales. Kim Hong-sik, jubilado de

setenta años que fue comisario del museo nacional de Corea, ha dedicado toda su vida a este inusual oficio hasta

convertirse en un verdadero maestro. su espacio de trabajo era el trastero subterráneo del museo, que alberga

muchos de los tesoros culturales de Corea. La minuciosidad de Kim por la seguridad de las obras y su firme

compromiso con la discreción sobre su trabajo le han valido el reconocimiento internacional.

eL guardiÁn deL paTrimonio

Embalar tesoros culturales

pasión y carrera de una vida Chung Jae-suk

Editorialista y periodista cultural en el diario JoongAng Ilboshim Byung-wooFotógrafo

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Kim Hong-sik, ex comisario en el Museo Nacional de Corea, inspecciona antiguas esculturas budistas -la de Bodhisattva Maitreya (Tesoro Nacional No. 81) y la de Buda Amitabha (Tesoro Nacional No. 82) del Templo de Gamsan- para preparar su embalaje.

D ebido a su experto conocimiento sobre nuestros tesoros nacionales, a Kim Hong-sik se le conoce como un “bien cultural andante”. La gente dice que sus manos valen un

millón de dólares. Durante casi 40 años esas manos han emba-lado innumerables ocasiones objetos de incalculable valor. Sin él los bienes culturales que alberga el Museo Nacional de Corea no podrían haber sido transportados a cualquier otro lugar. Este maestro artesano se ha dedicado por completo a salvaguardar los tesoros del museo, hablando en silencio con los objetos en el almacén y estudiando la manera de garantizar su seguridad. Des-pués de tantos años en este trabajo, su rostro parece haber adqui-rido cierta similitud con las reliquias.

un pionero convertido en auténtico maestroLa profesión de embalador de bienes culturales se considera

excéntrica. Es un trabajo con poco reconocimiento social que en gran medida sigue siendo desconocido para el público. En Corea, Kim fue un pionero en este campo. Comenzó en la profesión a mediados de la década de los 70 y desde entonces siguió ese cami-no. Cuando en junio de 2005 se retiró después de prestar sus servi-cios durante 32 años en el Museo Nacional de Corea, no había ni un solo objeto de la colección que no hubiera pasado por sus manos. Durante su trayectoria participó en tres reubicaciones del museo en ciclos de 10 años, convirtiéndose en un auténtico maestro en el arte de embalar bienes culturales.

Nos reunimos con Kim en el Museo Nacional de Corea en Yong-san, Seúl. Al volver a ver su lugar de trabajo de toda la vida, parecía haber quedado inmerso en los viejos recuerdos. Afirmó que rara-mente visitaba el lugar porque no quería incomodar al personal, pero sus ojos brillaban como si se hubiera reencontrado con un viejo amigo.

Chung Jae-suk Este solía ser su apreciado lugar de trabajo. Parece que algo ya le ha llamado la atención…

Kim Hong-sik ¿Ha visto la pintura ceremonial del templo Cheongnyong que está expuesta? Es un cuadro enorme de más de 7 metros de largo que ha sido designado Tesoro Número 1257. Estos días no es fácil encontrar alguien que sepa cómo enrollar correctamente este tipo de obras. Quizá a primera vista no parezca un trabajo difícil, pero los profesionales como nosotros podemos detectar fácilmente los daños, cuando las obras no se enrollan de forma adecuada.

CJ Aún usando guantes para manipular las obras de arte y tra-tándolas con mucho cuidado, habrá situaciones en las que toda precaución sea poca…

KH Sí. Mira esa estela del Maestro Zen Wollang del Templo de Wolgwang. Fue la primera en Corea equipada con un aislador de vibraciones para protegerla contra terremotos. En aquel entonces nadie pensaba que un terremoto pudiera destruir una reliquia cul-tural, así que tuvimos que adoptar esta tecnología de Japón y adap-tarla a nuestras condiciones.

CJ Abrir nuevos caminos no es tarea fácil. ¿Cómo comenzó en el sector?

KH Conseguí un trabajo en el Museo Nacional de Corea cuan-do estaba en el Palacio de Gyeongbok, donde a día de hoy se ubica el Museo Folclórico Nacional de Corea. Sin embargo, sentía que no estaba realmente hecho para la clase de trabajo que lleva a cabo la gente educada en prestigiosas universidades. Así que empe-cé a averiguar qué podía hacer en el Departamento de Gestión de Colecciones. Me gustaba tener un estrecho contacto con los obje-tos y sentía que esto me permitía seguir siendo yo mismo.

Desde que en 1973 comenzó a trabajar como empleado tem-poral hasta 2005, y cuando se retiró como comisario al frente de la gestión de la colección del museo, Kim custodió fielmente el alma-cén subterráneo. Dedicó un gran esfuerzo a estudiar y a aprender de memoria las decenas de miles de obras de arte albergadas en este espacio. Trabajó de 7 de la mañana a 10 de la noche estudian-do 100 objetos por día en promedio. Dejó de fumar por temor a causar daños a las obras de arte. Algunas asignaciones difíciles le provocaron noches de insomnio. El relicario de Seokgatap (Pagoda de Sakyamuni, Tesoro Nacional número 126) del Templo de Bul-guk fue un proyecto particularmente complicado. Los pequeños adornos que colgaban de las esquinas del cofre sarira planteaban un problema. Kim dio vueltas a su cabeza durante una semana, contemplando el cofre cada día durante horas, hasta que finalmen-te encontró una solución. Enrolló una fina pieza de hanji (papel de morera coreano libre de ácido) para apoyar los adornos, y luego colocó otro papel en medio para fijarlos. Este delicado trabajo le llevó dos días completos, otro ejemplo que justifica su afirmación de que “el tiempo es dinero", como el principio número uno del embalaje de bienes.

CJ Según parece, el papel es un material esencial en el emba-laje…

KH Se puede decir que sí. Cuando me retiré tenía 20.000 pie-zas de hanji. Eran muestras enviadas por los fabricantes. El precio por unidad varía dependiendo del tipo, pero yo solo uso las de un metro, elaboradas con tallo de morera. Su excelente calidad hace que su elevado precio valga la pena. Muchas veces me sorprendía de lo resistente que era ese papel, aunque también se apreciaba cuando éste estaba gastado por algún lugar.

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1, 2 El objeto se coloca primero en su lugar y se envuelve en material amortiguador libre de ácido.

3 La caja de embalaje es de madera de paulownia, con una compuerta que se desliza verticalmente.

4 Para finalizar el trabajo, la caja de embalaje se ata con firmeza.

5 Kim Hong-sik (a ras de suelo) supervisa el embalaje del Buda Sentado de Hierro de Chungung-ri, Gwangju (Tesoro número 332), que mide 2,8 metros de altura y pesa 6,2 toneladas. Se coloca un tablero de madera de pino en el suelo cubierto con lámina de caucho de 15 mm para absorber el choque y luego se cubre de nuevo con una hoja de papel o un paño, antes de poner encima la escultura. Para evitar la decoloración y otros cambios, el cuerpo de la escultura se envuelve en hanji libre de ácido, se cubre con pañales de algodón y se venda como una momia. Alrededor de la cabeza se coloca una jaula de 10 cm de espesor para fijarla en su lugar. Por último, se monta la caja de emba-laje alrededor de toda la escultura.

CJ He escuchado que sus habilidades tienen una gran deman-da, y puedo entender el porqué.

KH Un día alguien me llamó pidiendo ayuda desesperadamen-te. Se había roto la boca de un jarrón de celadón que valía 1.000 millones de wones (casi 1 millón de dólares) porque no había sido embalado correctamente. Habían tratado de ahorrar en gastos de embalaje, pero debido a los daños en el jarrón, su valor había caído a 100 millones de wones. Yo soy capaz de saber si alguien conoce las técnicas adecuadas de embalaje solo con ver la forma en que ata una cuerda. El corte del papel es lo primero que se enseña a los nuevos empleados cuando se unen al Departamento de Gestión de Colecciones. Puede parecer algo simple, pero no hay muchos que lo hagan del todo bien. Puedo decir si una persona tiene poten-cial o no simplemente por la forma en que agarra un cuchillo.

el sr. Kim, la leyendaCorea ha logrado reputación internacional por su gran experien-

cia en embalaje de bienes culturales. Parte de este mérito corres-ponde a Kim Hong-sik. Tanto que hay toda una serie de anécdotas sobre el legendario “Sr. Kim”. En 1.998 iban a enviar a Estados Uni-dos unos 300 tesoros coreanos para una exposición especial para la inauguración de la Galería de Corea en el Museo Metropolitano de Arte. La comisaria del museo, que se encontraba en Seúl para supervisar el proceso, vio a Kim en acción y quiso contratarlo. “Su embalaje es impecable. Estoy sorprendida de su eficiente traba-jo y me encantaría tenerlo como compañero”, afirmó. En octubre del año 2.000, cuando estaban en marcha los preparativos de una exposición especial para conmemorar la inauguración de la Gale-ría de Corea en el Museo Británico, su comisario llamó al Museo Nacional de Corea y dijo: “Me temo que no vamos a poder permitir que vengan los tesoros coreanos a menos que el Sr. Kim se encar-gue del embalaje. Además, agradeceríamos mucho que viniera en persona a Londres para supervisar el desembalaje”.

“Yo era quien daba la aprobación final antes de salir del museo. La luz y el agua sólo se podían cerrar después de que yo concluyera la última comprobación; y no me quedaba satisfecho hasta haber inspeccionado todos los rincones del almacén y de la oficina, incluidas las papeleras. Aún cuando estaba seguro de haber hecho un buen trabajo, de pronto aparecía algo en el lugar más inesperado. Es un trabajo con mucha tensión”.

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CJ ¿Por qué cree que Corea se ha convertido en uno de los líde-res mundiales en cuanto a técnica de embalaje de bienes cultura-les?

KH En otros países cuando un cartel dice “no tocar” la gente obedece; pero los coreanos son un poco distintos. Por ejemplo, si hay una taza de agua y te dicen que no la vuelques, los coreanos necesitan comprobar por sí mismos si el agua realmente se derra-ma o no. De este modo, tenemos que prepararnos a fondo para prevenir todas las contingencias posibles.

CJ ¿Guarda secretos especiales a la hora de embalar objetos?KH Me aprendo de memoria todas las características de cada

objeto y los manejo con cariño. Practico cientos de veces para reducir al mínimo el margen de error. Literalmente, dedico mi corazón y alma al trabajo. Los procesos que en Occidente son auto-matizados, en Corea se realizan de forma manual.

prioridad número 1: la seguridad de los bienesKim es un testimonio vivo de la historia del museo y vivió tres

cambios de edificio para reubicar las instalaciones. Primero se localizaba en lo que hoy es el Museo Folclórico Nacional de Corea, cerca de la puerta oriental, y desde allí se trasladó al ya demoli-do antiguo edificio del Gobierno General Japonés, en 1986. Pos-teriormente, en 1996, se reubicó en el lugar donde actualmente se encuentra el Museo Nacional del Palacio de Corea, cerca de la puerta oeste. Y finalmente en 2004 se estableció en el complejo actual de Yongsan. Trasladar más de 100.000 tesoros culturales fue una tarea extremadamente difícil. Tanto que los comisarios del museo a menudo solían preguntarle en broma: “Sr. Kim, ¿por qué no crea su propia empresa de embalaje?

CJ ¿Cómo fue participar en tres grandes reubicaciones del museo?

KH Yo era quien daba la aprobación final antes de que los obje-tos salieran del museo. La luz y el agua sólo se podían cerrar des-pués de que yo concluyera la última comprobación. No me que-daba satisfecho hasta haber inspeccionado todos los rincones del almacén y de la oficina, incluidas las papeleras. Aún cuando esta-ba seguro de que había hecho un buen trabajo, de pronto aparecía algo en el lugar más inesperado. Es un trabajo con mucha tensión. Mi mente tenía que estar totalmente enfocada en garantizar la seguridad de las obras durante el transporte. La gente me tilda-ba de difícil y obstinado, pero me daba un poco igual. Mi prioridad número uno era proteger los bienes.

CJ ¿No siente que su oficio ha recibido muy poco reconocimien-to en Corea respecto a otros países?

KH En los países occidentales la mía se considera una ocupa-ción profesional, categorizada como “registrador”. Requiere de una amplia experiencia y conocimientos en diversos campos, así como un fuerte sentido de la responsabilidad. A medida que se incre-mentan las exposiciones y los préstamos entre museos de distin-

tos países, necesitamos más jóvenes que aprendan este oficio, así como más inversión y nuevas perspectivas por parte del mundo académico.

“Solo un país que invierte en su cultura logrará pervivir”, afirma Kim. Son las profundas palabras de una persona que ha dedicado toda su vida a cuidar los bienes que encarnan el espíritu de nues-tros antepasados. Él ha sido todo un guardián de nuestros teso-ros culturales y ha vivido con la meta de transmitir su espíritu a las generaciones futuras. “Nada me hacía más feliz que ver regresar a casa sanos y salvos los objetos que habíamos enviado al extran-jero”. Con estas humildes palabras se despidió del hogar donde habitan los tesoros que con tanto cariño había custodiado. (Traduci-do por Javier Castañeda)

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A la bebida a veces se le atribuye la capacidad de estrechar la rela-ción entre las personas. Pero…

¿puede unir también dos culturas? Yuka-ri Muraoka así lo cree. Hablamos de una experta culinaria que abandonó su Kobe natal en Japón, para mudarse a Seúl en 2010. Muraoka es una acérrima defenso-ra del makgeolli (licor de arroz sin refinar), así como de otros tipos de licor tradicional, tanto coreanos como japoneses. No sólo dirige una asociación de 1.200 entusiastas aficionados al makgeolli en Japón, sino que aquí, en su país de adopción, también ha recibido elogios por parte del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Asuntos Rura-les, por sus esfuerzos para promover la cultura de la bebida tradicional coreana.

Una entusiasta del arte culinarioEl interés de Muraoka por los alimentos

procede de su primera infancia. “Mi madre era una gran cocinera, así que desde que recuerdo he tenido interés por la cocina”, afirma. “Cuando estaba en primer grado, mi madre me dio un cuchillo y para empezar a practicar. Ella no me enseñó a usarlo, pero

me hacía ponerme a su lado y observarla, para luego experimentar por mi cuenta”.

A medida que crecía, la pasión de Muraoka por los alimentos de gran calidad iba en aumento; pero además, vivía en una región conocida por sus destilerías de sake. “La región de Kobe, donde crecí, tiene agua especialmente pura y deliciosa. Al agua de aquí en japonés la llamamos: 'Miyami-zu' (literalmente “agua celeste”). El sake hecho con Miyamizu es considerado como el mejor de Japón, así que pude aprender mucho sobre el alcohol y sus formas de elaboración desde una temprana edad”.

Después de graduarse de la universi-dad, Muraoka inicialmente se dedicaba a los negocios y pasó cinco años en Canadá trabajando para una compañía de venta de maderas. Sin embargo, a los 30 años deci-dió perseguir su sueño de convertirse en una experta culinaria. “En esa época me interesé particularmente en la relación entre el alcohol y los alimentos. También aprendí que el alcohol de cada país sabe mejor cuando se combina con la cocina local. Más tarde empecé a impartir clases de cocina, pero los platos que enseñaba

ENAMORADO DE COREA

Yukari Muraoka conoce el sabor

de Corea. Como primer japonés

en obtener el título de Sommelier

del licor tradicional de Corea, ha

estudiado, probado y disfrutado

las innumerables variedades de

makgeolli, soju, vino medicinal y vinos

de frutas que componen el patrimonio

de bebidas alcohólicas de Corea.

Apasionada por la comida y la bebida,

y fiel defensora del intercambio

cultural, trabaja duro para introducir,

tanto a coreanos como a no coreanos

por igual, en un nuevo mundo de

sensaciones.

atraída por el sabor de la Cultura

Yukari MuraokaDarcy Paquet escritor independienteShim Byung-wooFotógrafo

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Cultura y arte de Corea 43

1 En la Galería Sool de Insa-dong en Seúl, donde trabaja la tradicional sommelier especializada en bebidas coreanas Yukari Muraoka, se exhiben los principales licores regionales de Corea. Desde arriba en el sentido de las agujas del reloj: Igangju, vino refinado de arroz que contiene jugo de pera y de jengibre, de Gyeongju; Vino Chusa de manzanas de Asan, de la provincia de Chungcheong del Sur; Soju de Andong; y licor de helechos de la isla de Jeju.

2 Yukari Muraoka, que se crió en un pueblo de Kobe (Japón) conocido por sus destilerías de sake, siente un amor especial hacia los licores tradicionales co-reanos. Ella vino a Corea para estudiar los licores y platos tradicionales, y en 2014 recibió la certificación de sommelier de licores tradicionales coreanos.

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a la gente en Japón eran todos aperitivos o platos secundarios, para acompañar al alcohol [anju]”, comenta.

El encanto del licor tradicional coreanoComo tantas otras personas de Asia

y de todo el mundo, Muraoka se quedó enganchada con la serie de televisión coreana “Dae Jang Geum” (Joya en Pala-cio) cuando se emitió en Japón en 2004. El drama gravita en torno a una joven que entra a trabajar como cocinera del pala-cio real, y más tarde se convierte en la pri-mera mujer médico en servir al rey. Y esa relación entre medicinas y alimentos fue lo que cautivó tan fuertemente la atención de Muraoka. “En Corea existe la expre-sión ‘yaksik dongwon’ o ‘uisik dongwon’, que alude a que el tipo apropiado de comi-da y de bebida puede actuar como medi-camento y prevenir enfermedades. Y esta forma de pensar se refleja no sólo en la cocina coreana, sino también en su alcohol tradicional”, asevera. “Lo que realmente me impresiona es que el alcohol tradicio-nal coreano procede de ingredientes que son muy buenos para la salud”. El interés

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de Muraoka por Corea seguía creciendo, mientras que en su país natal, comenzó a haber muchos aficionados al makgeolli, en gran parte debido a la expansión de la cul-tura pop coreana. “Mucha gente en Japón ha desarrollado una gran pasión por el makgeolli”, afirma. “Al principio, la gente bebía makgeolli importado, pero tras pro-barlo en Corea, comprendieron que sabe mucho mejor cuando es fresco”. Uno de los encantos del makgeolli es que su sabor cambia constantemente desde el momento en que se fabrica, debido al proceso de fer-mentación y a la gran cantidad de bacterias del ácido láctico que contiene. Generalmen-te se considera que es mejor tomarlo entre tres y cinco días después desde su prepa-ración. “Al estar tan cerca, hay entusiastas del magkeolli en Japón que vuelan a Corea cada mes, solo para tomarlo recién hecho. Y en los últimos años, cada vez más y más personas en Japón han comenzado a fabri-car makgeolli -tanto coreanos como japo-neses-, explica Muraoka.

Una nueva vida en CoreaEn 2010, Muraoka decidió mudarse a

Corea para profundizar en su conocimiento sobre el licor tradicional y la gastronomía coreana. Al darse cuenta de la importancia de las competencias lingüísticas, primero se matriculó en un curso intensivo de dos años en la Universidad de Sogang; aunque en su tiempo libre también ampliaba sus conocimientos sobre licor tradicional.

En la época de su graduación, en 2012, de pronto surgió una fiebre repentina por el makgeolli en el distrito que refleja las tendencias de Seúl, Hongdae, al lado de su universidad. “Por lo general, los bares de magkeolli suelen estar decorados con un estilo más bien tradicional. Pero en ese momento apareció un nuevo tipo de bares de magkeolli y se hizo muy popular entre los estudiantes universitarios”, comen-

ta. “Hubiera estado muy bien si ese boom hubiera continuado, pero ahora la cerve-za artesanal se ha convertido en la nueva bebida de moda entre los jóvenes”. Sin embargo, y pese a que fue una locura fugaz, ayudó a elevar el perfil del makgeolli entre los jóvenes consumidores.

Los años siguientes Muraoka estuvo muy ocupada. En 2013 lanzó Global U Co. Ltd., una empresa de consultoría de nego-cios que entonces era su principal fuente de ingresos. Pero continuó con su pasión y en 2014 participó en un concurso para obtener el título de Sommelier de licor tradicional. Tras realizar primero un examen escrito sobre la historia del licor tradicional corea-no, las cualidades científicas del alcohol y las muchas variedades existentes, pasó a la

segunda ronda.“Algunos extranjeros, e incluso muchos

coreanos, piensan que el makgeolli es sólo otro nombre para el licor tradicional corea-no; pero hay cuatro tipos diferentes de licor tradicional coreano: yakju [vino medicinal o refinado de arroz], soju, makgeolli, y vino de fruta”, explica. “El examen abarca todos los tipos de licor tradicional, con catas a ciegas, y también hay que saber todo sobre su pro-cedencia, pues hay que describir a los jue-ces la historia y los antecedentes del licor”. Con categorías separadas para coreanos y extranjeros, el examen no era para ir mal preparado. “Estaba tan nerviosa durante la prueba, que casi no podía recordar nada”, afirma Muraoka. Pero tuvo éxito y logró convertirse en el primer japonés en ser nombrado Sommelier de licor tradicional. Tan distinguido honor hizo que más per-sonas conocieran el esfuerzo de Muraoka, incluido Lee Dong-phil, ministro de Agri-cultura, Alimentación y Asuntos Rurales, quien le entregó un Certificado Oficial de Recomendación en noviembre de 2014. Al siguiente febrero fue contratada por la Galería Sool (también conocida como Gale-ría Jeontongju) en Insa-dong, para ayudar a supervisar sus programas educativos y su centro de negocios. “Los coreanos encuen-tran interesante aprender sobre su alcohol tradicional de la mano de un extranjero que habla coreano con acento”, señala con una sonrisa. “Tal vez sienten un poco de ver-güenza por no saber más sobre su propia cultura de la bebida, por lo que se esfuer-zan más en los estudios”.

El licor tradicional coreano como ex-periencia

Existen más de 1.000 tipos diferentes de makgeolli en Corea, por no hablar de las innumerables variedades de yakju, soju, y de vino de frutas. Cuando se le pregunta cuál es su favorito, Muraoka sólo sonríe. “A

“a menudo me preguntan cuál es mi alcohol o licor tradicional coreano preferido, pero honestamente puedo decir que no tengo uno favorito, porque el alcohol tiene un sabor diferente cada vez”.

1 Una variedad de granos como el arroz blanco, el arroz glutinoso, la cebada, el mijo y las lágrimas de Job se utilizan para hacer licores tradicionales coreanos. Los granos se cuecen al vapor mezclados con la malta y se fermentan.

2 Cata de vinos en la Galería Sool.

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menudo me preguntan cuál es mi alcohol o licor tradicional coreano preferido, pero honestamente, puedo decir que no tengo uno favorito. Eso es porque el alcohol tiene un sabor diferente cada vez que se bebe”.

“Lo mejor es beber un alcohol concre-to en la zona en la que se produce, y sin-cronizarlo con la comida tradicional de la región”, afirma. “Entonces logras experi-mentar esa bebida por completo”. Ella sos-tiene que todo contribuye a la experiencia culinaria, incluso el estado de ánimo, o el tiempo que hace afuera.

Recuerda una experiencia que en parti-cular le causó una fuerte impresión: “Hay un makgeolli muy tradicional que elabora un hombre llamado Song Myeong-seop. Está hecho con arroz y cebada y no contie-ne aspartamo ni endulzante en absoluto. Su nombre es simplemente ‘Makgeolli Fabri-cado Personalmente por Song Myeong-seop’. Incluso el envase es muy sencillo y directo, al igual que la bebida”. Muraoka

visitó una fábrica de cerveza en Jeolla del Norte, en un acto organizado por un canal de televisión. “Habían preparado una cena especial para nosotros y luego sirvieron ese makgeolli. Su sabor y la forma en que se mezclaba con la comida era tan impre-sionante, que realmente ponía de relieve el encanto del makgeolli de estilo tradicional”.

Con los años, Muraoka ha visitado muchas cervecerías y destilerías. “Si habla-mos de licor tradicional coreano, creo que la técnica y el equipamiento o la maquina-ria importan menos que la devoción con que se prepara. Me he dado cuenta de que las personas que tienen más pasión por los detalles de su oficio hacen el licor de mejor calidad. Puede percibirse en la apasionada manera en que hablan sobre el alcohol y los alimentos, así como por la forma en que te instan a probar diferentes bebidas. Y es cierto que, después de escuchar las histo-rias sobre el alcohol que fabrican, su sabor se puede apreciar aún más”.

Un puente entre culturasEl alcohol es a veces descrito como un

consuelo, o forma de atraer a la gente. Muraoka prosigue: “Un destilador tradi-cional me dijo un día: Cuando estás triste, el alcohol es un amigo que se sentará en silencio a tu lado y compartirá tu triste-za. Y cuando seas feliz, se unirá a ti para celebrar tu alegría”. Pero lo que transmi-te Muraoka es mucho más que amor por el alcohol: “Cuando era joven siempre soñaba con poder actuar como una espe-cie de puente entre culturas”, recalca. “Por supuesto, la relación entre Corea y Japón atraviesa muchos problemas, que cierta-mente no está en mi mano resolver. Pero si puedo jugar un pequeño papel en unir a las personas a través de un interés común por el licor tradicional, entonces sentiré que estoy haciendo una contribución positi-va”. (Traducido por Javier Castañeda)

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EN EL CAMINO

‘Una enciclopedia de Arte andante’

Un niño, que perdió a su madre cuando era joven, comenzó a guardar recortes de arte para superar

su soledad. Con el tiempo esa afición se convirtió en su motivación de vida que ha generado una

impresionante colección y recopilación de materiales sobre arte. Gracias a sus denodados esfuerzos,

conserva una gran cantidad de valiosas fuentes, que se han convertido en crónica de la historia del

mundo del arte moderno y contemporáneo coreano sistemáticamente organizada.

Kim Dal-jinKang Shin-jae escritor independienteShim Byung-wooFotógrafo

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Cultura y arte de Corea 47

U n día, un niño de 19 años de edad, fue a visitar a Lee Kyung-sung, el entonces director del Museo de Arte de la Univer-sidad de Hongik. Por supuesto, el chico nunca había visto

antes a Lee, pero hizo una profunda reverencia y luego le mostró unos 10 libros con recortes que traía envueltos en un paño, reple-tos de fotos a color de grandes obras de arte, publicadas en revis-tas femeninas y en colecciones de libros de arte mundial. Forma-ban una compilación de arte occidental en toda regla. Lee palmeó la espalda del nervioso muchacho y le felicitó por su esfuerzo.

Coleccionar recortes artísticosA partir de paquetes de cigarrillos, sellos y envoltorios de chi-

cle, la colección de Kim Dal-jin se fue expandiendo gradualmente, hasta incluir copias de las famosas obras de arte que encontraba en libros y revistas. Con los recortes que iba reuniendo compu-so libros de recuerdos, que en sí mismos relataban una parte de la historia del arte occidental. Cuando perdió a su madre a los 11 años, intentó llenar el vacío que sentía recopilando cosas. Y pese a ser un alma introvertida, al tener una misión, pudo adquirir el valor necesario como para visitar a un famoso crítico de arte. Pos-teriormente, comenzó a recopilar materiales sobre arte más en serio tras graduarse en la escuela secundaria. Enviaba cartas a los editores de revistas, críticos de arte y curadores, explicándo-les su compromiso con el arte y pidiéndoles que contactaran con él en caso de poder proporcionarle cualquier material. Recibió una sola respuesta, de Kim Hyung-yoon, editor del ‘Deep Rooted Tree’ (Árbol de raíces profundas o Ppuri gipeun namu, en coreano), una revista de nivel sobre cultura coreana. Su corazón dio un salto de alegría cuando recibió su carta, pero quedó abatido tras leer su consejo final: “Siento tener que decirle que le resultará difícil con-vertir su hobby en un trabajo”.

Pero este incidente no fue tanto un fin, sino un nuevo comien-zo. Tiempo después, Lee Kyung-sung fue nombrado director del Museo Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo de Corea (MMCA). Con la ayuda de Lee, Kim consiguió un trabajo en el museo, aunque era un trabajo temporal por el que sólo recibía unos 4 dólares por día (4.500 wones). Pero lo más destacable es que pudo seguir con su hobby, con el que continúa durante 45 años, e incluso figura en los libros de texto de secundaria como el “archi-vero que convirtió su hobby en un trabajo de por vida”.

Ahora, con 60 años, Kim se ríe de su propio destino, marcado por una mezcla de coincidencias y conexiones. Al dirigirse a él se refie-ren como “enciclopedia de arte andante”, pues conoce todo sobre los artistas y la Historia del Arte; incluyendo sus números de con-tacto, sus círculos de amigos, e incluso sus gustos personales. Este testigo viviente del arte moderno y contemporáneo de Corea, y prin-cipal coleccionista de materiales de arte, se ha mudado reciente-mente de una pequeña oficina de alquiler, a un nuevo espacio de su propiedad. Durante la entrevista se muestra totalmente relajado.

“Cuando era estudiante de secundaria, me fascinó la exposi-

ción ‘60 años de arte moderno de Corea’. En ese entonces, era fácil encontrar materiales de artistas famosos como Park Soo-Keun, Lee Chung-sop o Kim Whanki; pero los de los artistas menores eran mucho más difíciles de conseguir. Entonces pensé que debía comenzar a recopilar materiales sobre el arte moderno y contem-poráneo de Corea, además de fotos de obras extranjeras”, explica.

Kim empezó a mostrarme materiales que había recopilado hace unos 40 años, incluyendo entradas a exposiciones o para el Pala-cio Gyeongbok, así como diversos folletos. Aquellos días resultaron ser un punto de inflexión en su existencia, que le mostraron una clara dirección en la vida. Trabajó en los archivos del MMCA unos 14 años y como archivero jefe de la Galería de Arte Gana seis años más hasta 2001. Posteriormente, con todos sus materiales, abrió el Museo de Archivos de Arte Kim Daljin.

Recopilando pilas de materialesOptó por un campo de trabajo y se revistió de perseverancia

para recoger tantos materiales. Los curadores y galeristas solían referirse a Kim como el “hombre de los viernes” porque cada vier-nes realizaba rondas por todas las galerías de Insa-dong y Sagan-dong, en el centro de Seúl, para recoger folletos y catálogos. Uno de sus hombros todavía está encorvado de transportar durante tanto tiempo pesados bultos repletos de materiales.

Entonces Kim no establecía límites y recogía todo lo que queda-ba a su alcance, incluyendo folletos, catálogos, entradas, carteles, revistas y libros de texto. En un momento dado, su colección pesa-ba casi 20 toneladas. El suelo de su casa cedió y tuvo que alquilar un espacio en el sótano al lado. Entonces, cuando otras cajas con nuevos materiales volvieron a llenar su casa, terminó por dormir en un colchón sobre las cajas.

Sin embargo, Kim siempre está sediento de más recortes y materiales de arte, en particular de rarezas y cosas singulares. Por eso participa regularmente en la subasta mensual Kobay, que prin-cipalmente se centra en artículos para los que tienen el arte como hobby. Entre sus compras preferidas, destacan dos copias de la ‘Revista de la Asociación de caligrafía y pintura’, la primera revista de arte de Corea, publicadas en 1921 y 1922. “Mi corazón se puso a latir tan pronto como los vi”, afirma. “Le dije a mi esposa que tenía que comprarlos a toda costa y gané la subasta; pero todavía no puedo decir lo mucho que pagamos por ellos. Son dos ejemplares tan raros que podrían ser designados como Bien Cultural Impor-tante, al igual que la primera edición de la colección de poesía de Kim Sowol, titulada ‘Azaleas’”.

Cada vez que mencionaba algunos de esos materiales o artí-

Los paquetes de cigarrillos, sellos y envoltorios de chicle que un niño empezó a recoger para superar la soledad después de perder a su madre, junto con otros materiales que fue recopilando en toda su vida, han aportado una impresionante colección al museo. Gracias a la colección de Kim Dal-jin, director de los Archivos de Arte y Museo Kimdaljin, la historia del arte moderno y contemporáneo de Corea es más rica y precisa.

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© Archivos de arte y m

useo kimdaljin

Colección de materiales de Kim Dal-jin.En su mayoría se compone de materiales raros recogi-dos por Kim durante décadas, incluyendo libros acadé-micos de arte, cuentos de hadas ilustrados, entradas de exposiciones, catálogos de exposiciones y carteles.

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Cultura y arte de Corea 49

culos singulares durante la entrevista, me los mostraba, para que pudiera verlos con mis propios ojos. Parecía como si nunca habla-ra de nada que no estuviera basado en materiales que no poseyera o no estuvieran en su base de datos. Nunca vagueó sobre un año o una estadística. Meditaba cada pregunta y me daba respuestas que sugerían lo que él esperaba de mí como entrevistador; y no por casualidad cambiamos de enfoque y pasamos de hablar de “colec-cionistas” a hablar de “archiveros”.

Coleccionista, Archivero e InvestigadorEl primer trabajo de Kim fue en una revista, como periodista.

De 1978 a 1980 escribió artículos para la revista de arte “Exposi-ciones mensuales” (Wolgan Jeonsi gye). Posteriormente, continuó escribiendo, incluso cuando trabajaba en el archivo de la revista. Él recuerda: “En 1985, escribí un artículo titulado ‘Los visitantes de las galerías son engañados: sugerencias para mantener en orden registros y archivos’. Llamé la atención de la gente al destacar la gravedad de los errores, discrepancias y omisiones en biografías, almanaques y anuarios, citando ejemplos concretos. Por ejemplo, hay una discrepancia entre los libros que citan el número de expo-siciones celebradas en 1983: 1.272 en la ‘Revista de Arte de Corea’; 1.695 en el ‘Libro del Año de Cultura y de Arte’; 1.775 en el 'Anuario de Arte de Corea’ y 2.005 en el ‘Almanaque de Arte Yeolhwadang’. Me pareció lamentable que esas inexactitudes históricas fueran citadas en varias ocasiones sin verificar los hechos. Mi artículo fue mencionado en muchos periódicos; al igual que otras de sugeren-cias posteriores también golpearon los titulares. Yo era conocido como un newsmaker (fabricante de noticias)”.

Después de abrir la Consultoría de Investigación de Arte Kim-daljin y el Museo Kimdaljin de Archivos de Arte, se puso a pensar seriamente en cómo sacar el mayor partido y aprovechar al máxi-mo su colección. Como resultado, lanzó la 'Guía del Arte de Seúl’, una revista gratuita con artículos y noticias sobre arte, y el sitio web Daljin.com. Asimismo, habitualmente ayuda a la rápida difusión de noticias de arte en medios y redes sociales.

Pero no satisfecho con eso, dijo: “Cuando coleccionas obje-tos, has de ordenarlos. Y al ordenarlos, se tiende a pensar en cómo darles valor. Sin este proceso, no se puede decir que seas un coleccionista real. Mira esto. Es un folleto de la ‘Exposición sobre Arte Moderno de Bélgica’ celebrada en el Museo Nacional de Arte del Palacio de Deoksu. ¿No es de extrañar que se celebra-

ra en 1952? ¿Una exposición de arte extranjero durante la Guerra de Corea? No tiene sentido, pero sucedió. Si este folleto no hubie-ra llegado a mis manos, yo nunca habría pensado en verificar ese hecho. En base a esta experiencia, organicé ‘Exposiciones de Arte Extranjero en Corea 1950-2011’ y publiqué un folleto adjunto”.

El coleccionismo y las actividades de clasificación de Kim ine-vitablemente le llevaron a organizar sus propias exposiciones y a escribir sus propios libros. Hasta ahora ha editado ‘Exposición de publicaciones periódicas sobre arte de Corea 1921-2008’, ‘Exposi-ciones en Ultramar de Arte Contemporáneo de Corea 1950-2011’, ‘Topología de los Grupos de Arte de Corea del Siglo XX’, ‘Perspec-tiva de los Libros de Texto sobre Arte Coreano’ y una ‘Historia de Concursos de Arte’. En reconocimiento a sus contribuciones, en 2014 fue galardonado con un premio sobre publicaciones de arte por la Sociedad Conmemorativa de Kim Se-joong. También publi-có ‘Quién es quién en el Arte de Corea’ y ‘Grupos de Arte de Corea 1945-1999’, publicaciones que sirvieron para crear un archivo base de los círculos artísticos. En ese mismo contexto, fundó la Asocia-ción de Archivos de Arte Corea en 2013.

Pero todo este trabajo no hubiera sido posible sin sus minucio-sos y detallados análisis. Le miré a los ojos, que han pasado por un duro entrenamiento de más de 45 años, tras peinar innumera-bles cartas, dibujos y números. “Un día, un periodista me pregun-tó si estaba paranoico porque seguía señalando errores y discre-pancias; y le expliqué lo difícil que me resultaba librarme de ellos una vez que captaban mi atención. Creo que un registro exacto hoy germinará en una historia exacta mañana. Sigo creyendo que un pequeño folleto de exposición o una nota en mi maletín ahora, pue-den tener una gran implicación en el mundo del arte a futuro”.

Con mirada de determinación, Kim comenzó a mostrarme los archivos de 270 artistas contemporáneos coreanos en un álbum de recortes que ha recopilado, categoría por categoría. Los “pequeños folletos de exposiciones o notas” en su maletín, de hecho equivalen a muchas biografías pormenorizadas de artistas.

De pronto, me pregunté quién sería capaz de unir todos los deta-lles de la vida de este hombre. Totalmente absorto en cortar y pegar cosas, hurgando y ordenando materiales, Kim ha tenido poco tiem-po en su vida para hacer nada más... Todos esos artistas archiva-dos, aunque no sepan cómo llegaron hasta allí, necesitan saber más sobre el hombre que dedicó gran parte de su tiempo a completar la crónica de sus obras y de sus vidas. (Traducido por Javier Castañeda)

de pronto, me pregunté quién sería capaz de unir todos los detalles de la vida de este hombre. totalmente absorto en cortar y pegar cosas, hurgando y ordenando materiales, Kim ha tenido poco tiempo en su vida para hacer nada más... todos esos artistas archivados, aunque no sepan cómo llegaron hasta allí, necesitan saber más sobre el hombre que dedicó gran parte de su tiempo a completar la crónica de sus obras y de sus vidas.

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50 Koreana Otoño 2015

Durante los rituales para guiar a los espíritus de los muertos hacia su descanso, los chamanes de Corea cuentan la historia de la princesa abandonada (“bari”). Nacida como la séptima hija de un rey que deseaba un hijo, ella fue abandonada y dejada morir; pero súbi-tamente sus padres enferman y ella emprende un épico viaje para salvarlos, en busca de un agua que les devolverá la vida. Ella ocupa un lugar especial en el chamanismo coreano y es conocida como “la abuela de todos los chamanes”.

La poderosa novela que Hwang Sok-yong escribió en 2007, ‘Princesa Bari’, por fin esta-rá a disposición de los lectores de habla inglesa este año, y trae este mito clásico al mundo moderno. La protagonista, Bari, comparte muchas cosas en común con tan mítico perso-naje. Ella también es la séptima hija de un padre que desea un hijo, y como su tocaya se abandona y se deja morir. Al igual que la princesa, emprende un viaje agotador. Pero nues-tra heroína moderna realiza un viaje diferente, pues huye de la hambruna que padece su tierra natal Corea del Norte, cruzando el río Tumen hacia China, y luego atraviesa océanos ilegalmente hasta llegar a Inglaterra, donde espera poder hacer una nueva vida en una nueva tierra.

Sin embargo, durante el viaje, Bari nunca está verdaderamente sola, y ella es sólo una más de entre los muchos que sufren. Como alguien que tiene el “don chamánico” para ver y comunicarse con los espíritus de los muertos, la carga de Bari se torna más pesa-

da mientras viaja; como cuando aquellos que a su alrededor bordean la muerte entre dolor y tormento preguntan: ¿Por qué debemos sufrir? Por supuesto, no hay una respuesta única a esa pregunta, pues la gente sufre por muchas razones distintas: la guerra, la explotación, la pobreza o el fanatismo religioso, entre otros. Pero la búsqueda de Bari para encontrar respuestas, forma parte de un viaje integral encaminado a reconciliarse con sus propias experiencias.

‘Princesa Bari’, a pesar de que no sigue una línea temporal uniforme, está claramente ubicada en las últimas décadas de la historia contem-poránea. La hambruna que afecta a Corea del Norte en la juventud de Bari alude a la “Marcha Penosa” (Arduous March) de mediados de los 90. Y la historia termina con un incidente que aún permanecía en la memo-ria reciente de los lectores cuando el libro fue publicado: los atentados de Londres del 7 de julio de 2005. En definitiva, el libro puede ser una obra de ficción y los episodios chamánicos sin duda una fantasía, pero la novela ofrece un relato sorprendentemente preciso de la realidad.

Bari ofrece respuestas, pero es poco probable que el lector no quede satisfecho con ellas como última palabra sobre el tema. No hay ninguna resolución ordenada de la historia, ni un “felices para siempre”, y por tanto da la idea de una historia no lineal sino cíclica: una historia que trasciende a Bari y se convierte en una experiencia compartida por muchos. Al mez-clar mito y realidad en la historia de una joven que es testigo de tanto sufri-miento y lucha por hacer frente a todo, Hwang sostiene un espejo y nos pide que miremos en nuestro interior. Cuando la historia de Bari se con-vierte en nuestra propia historia, resulta imposible que no produzca cam-bios en el lector.

LIBROS Y M

ÁSCharles La ShureProfesor del D

epartamento de Lengua

y Literatura de Corea, U

niversidad N

acional de SeúlLee W

oo-youngR

eportera Cultural, The K

orea Herald

una inquietante historia de mezcla de mito y realidad“Princess Bari” Por Hwang Sok-yong, Traducido por Sora Kim-Russell, 304 páginas, $15, Reino Unido: Libros Periscope (2015)

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Cultura y arte de Corea 51

Sin duda es una de las principales novelas de Yi Mun-gu (1941-2003), y forma parte de un proyecto para publicar en inglés ediciones de obras literarias coreanas modernas. Originalmente fue publicado en 1991 y es un clásico moderno de obligada lectura en la

lista de libros recomendados en la escuela secundaria.La novela muestra, desde un enfoque sarcástico y

humorístico, la vanidad y el egoísmo de la gente surgi-dos en el curso de la modernización del país. La narra-ción está escrita en primera persona, y cuenta la histo-ria de un hombre apodado “Yuja”, que significa “discí-pulo de Confucio”, quien trabaja como chofer del presi-dente de un conglomerado.

Entre el presidente y Yuja se desarrolla una intere-sante relación cuando el presidente compra una colo-rida carpa y su personal crea un estanque de cemento artificial para alojarla en el patio de su casa. Pero no mucho después de ubicar al pez en su nuevo hogar, muere a causa de las toxinas del cemento.

La periodista coreano-americana Suki Kim, y también novelista galardonada, viajó a Corea del Norte en 2011, pero permaneció allí algo más de tiempo que la mayoría de los turistas occidentales: visitó el país más hermético del mundo para enseñar inglés en una universidad.

‘Sin ti, no hay nosotros: mi tiempo con los hijos de la élite de Corea del Norte’ narra la experiencia que vivió mientras daba clase en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Pyongyang, a cargo de los misioneros cristianos evangélicos.

Disfrazada de misionera cristiana, Kim pasó dos semestres enseñando a los hijos de la élite norcoreana. Durante ese tiempo, tomaba notas y escribía a diario; información que guardaba en un USB que le acompañaba a dondequiera que iba. Después de regre-sar a Estados Unidos, escribió un libro de memorias que ofrece una singular perspecti-va de la vida en Corea del Norte.

Kim expone tanto los buenos como los malos aspectos de vivir y enseñar a los uni-versitarios de Pyongyang. Por una parte, desarrolla afecto hacia sus alumnos, en los que halla una inocencia que raramente podría ser encontrada en jóvenes estadouni-denses de la misma edad. Pero a la vez también se halla bajo la estrecha vigilancia, tanto de sus “acompañantes” de Corea del Norte como incluso de sus propios estu-diantes.

La Filmoteca de Corea alberga una amplia gama de materiales relacionados con el cine, incluyendo películas, guio-nes, carteles, fotos, referencias y DVDs. Cualquiera que precise información sobre películas coreanas estrenadas en el pasa-do puede visitar dicha página web, donde encontrará más de 3.500 títulos y podrá ver más de 300 clásicos coreanos.

El archivo ofrece un recurso integral para los estudiantes de cine, directores, investi-gadores y medios que buscan información sobre películas coreanas, sus actores, y sobre la historia del cine coreano. Algunos de estos principales clásicos pueden verse gratuitamente, incluso obras maestras como ‘Chunhyang’, del director Im Kwon-taek. Pero los amantes del cine coreano también pueden buscar sinopsis e informa-ción de las obras, por títulos, en la base de datos, que está organizada por género cine-matográfico y por año de lanzamiento.

El sitio web también es una guía útil para nuevos aficionados al cine coreano. Ofrece una lista de las 100 mejores pelí-culas coreanas y de otras 50 películas independientes, así como información en formato “pregunta/respuesta” sobre las obras. Algunas de la sección de pregun-tas frecuentes son “¿Qué película coreana tiene el título más largo?” o “¿Cuál fue la primera película coreana reconocida en un festival de cine extranjero?”. (Traducido por Javier Castañeda)

tesoros hallados en la Filmoteca de Corea

representación sarcástica de la modernización de Corea

“Breve biografía de Yuja” Por Yi Mun-gu, traducido por Jamie Chang, 172 páginas, $7, Seúl: Asia Editores (2013)

http://www.kmdb.or.kr/eng/

“Sin ti, no hay nosotros” Por Suki Kim, 304 páginas, $15, Nueva York: Crown Publishing Group (2014)

una singular mirada al interior del “reino ermitaño”

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¡Yo viví en Corea!

D etrás de cada expatriado que llega a Corea hay una historia muy distinta. Algunos llegan atraídos por la riqueza del hallyu, la ola de la cultura pop corea-

na –nutrida de ingredientes como el KPop, los cómics, las telenovelas o los grupos ídolos coreanos, por mencionar algunos– y otros lo hacen por motivos laborales o gracias a becas de estudio, mientras que otros tantos, aterrizamos un poco por pura casualidad.

A menudo muchos coreanos suelen preguntarme: ¿Por qué viniste a Corea? Es una mítica pregunta que surge tanto para romper el hielo en una conversación infor-mal, como por curiosidad real. Si bien entre mis derivadas comunes entraba la posibilidad de soñar con lejanos y exó-ticos parajes de sol y playa como posibles destinos labo-rales, honestamente he de confesar que hace unos años nunca había pensado en Corea como país en el que acaba-ría viviendo. Siempre me imaginaba en los típicos destinos de revista. Sin embargo, a raíz de una oportunidad laboral, y tras hablar con unos y con otros, la idea de venir a este país comenzó a tomar forma y a rondar mi cabeza, y poco a poco me fui interesando más y más por esta pequeña y populosa península asiática.

Precisamente, el desconocimiento que tenía de Corea resultaba ser uno de los factores de mayor atracción. Más allá de las noticias en los periódicos, el K-pop y los cómics, la imagen que tenía del país era bastante difusa. Pensaba que tanto China como Japón, países más conocidos en el imaginario ibérico, quizá no me ofrecerían una experien-cia tan singular ni tantas aventuras, pues a través de sus numerosos restaurantes y de sus millones de expatriados, ya estaba mucho más familiarizado con ambas culturas y tenía ciertas nociones de lo que podría esperar en cada uno de esos países. Gastronómicamente, tanto los rollitos de primavera como el sushi o el sashimi, que no dejan de ser tópicos de identidad, ya formaban parte de mi haber. Tam-bién había visitado el barrio chino de Nueva York, Toronto,

Londres o París, e incluso había compartido piso con gente de Hong Kong y Pekín. Los países del sudeste asiático se me antojaban bonitos e idílicos destinos de veraneo, pero para mí carecían de la fuerte personalidad, del carácter y la cultura de la entonces para mí desconocida Corea.

Finalmente, el destino quiso traerme por estas tierras y, como todo gran cambio, podría pensarse que llegar y adap-tarse a un país situado en la otra punta del planeta podría plantearse complicado. Pero –sorprendentemente- la rea-lidad fue muy distinta. Después de encontrar piso en Hong-dae, uno de los barrios más divertidos y dinámicos que he conocido en diversas ciudades del mundo, la vida en Seúl no ha podido resultar más gratificante. Y lo cierto es que Corea, país peninsular al igual que España, tiene muchas más cosas en común con éste último de las que uno podría llegar a imaginar a priori: una enorme oferta de ocio, gas-tronomía rica y variada y gente muy amable. ¿Acaso se puede pedir más?

Al llegar a Corea por vez primera, los ojos del extran-jero suelen sorprenderse por mil cosas, ante mil detalles: las infinitas luces de neón, el perpetuo silencio del metro, las mareas de gente en barrios como Hongdae, Itaewon o Gangnam; así como por otras tan simples como el hecho de no tener que dejar propina, disponer de baños limpios en cada estación de metro o desviar la atención a esos tubos metálicos que cuelgan del techo –como si fueran trompas de elefante- en cada barbacoa coreana. Muchas de ellas con el tiempo pasan a ser parte del día a día, mientras que otras no dejan nunca de sorprenderme. Sigue siendo difícil acostumbrarse a salir de casa sin llaves y sin cartera –tan solo con una tarjeta de crédito adosada al móvil, costumbre que ya sigo como tantos coreanos- ya que las facilidades para pagar con tarjeta cualquier cosa, incluso pequeños artículos como un refresco en una tienda de conveniencia, hacen que pueda prescindirse por completo de llevar dine-ro en efectivo.

OPINIóN DESDE LA LEJANíA

Guillermo OrtegaAsesor de Comercio Internacional · Cámara de Comercio de España en Corea

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Cultura y arte de Corea 53

Sin embargo, a medida que esa mirada ajena del extran-jero se va adaptando mejor a la realidad cotidiana, y por tanto aumenta el conocimiento sobre Corea, uno descubre que la esencia del país no es tan diferente del propio como podía pensar al inicio. Cada día puedo constatar el cierto parecido existente entre Seúl y Madrid, así como el parale-lismo entre Busan y Barcelona; que a los coreanos les gusta ir a la montaña y a la playa tanto o más que a los españoles; que en ambos países hay un bar en cada esquina, y que los dias festivos los parques y la montaña se llenan de “domin-gueros”, que buscan el mismo fin: esparcirse.

Quizá al ser España y Corea países peninsulares poseen un carácter muy parecido a pesar de las distancias. Los coreanos son amables y buenos anfitriones, son simpáticos y sencillos y, por lo que he visto en cada una de mis esca-padas por el país, muy generosos. Al igual que ocurriría en muchos pueblos del interior de España, en varias ocasio-nes se ha acercado algún paisano local a interesarse por mi procedencia, a preguntarme qué me traía por aquí y a ofrecerme un trago o algún plato de comida local. Estar tan lejos y sentirte como en casa es quizás una de las mayores lecciones de vida que me ha enseñado Corea. Venir pen-sando que vas a la otra punta del planeta y al llegar com-probar lo fácil que resulta adaptarse a un nuevo entorno, es toda una lección para aprender a sacar el lado positivo de cada experiencia, amén de resultar tremendamente enri-quecedor.

Gracias a mi trabajo, estrechamente relacionado con el comercio exterior, cada día puedo observar de cerca la cultura coreana y aprender más detalles sobre su reali-dad económica e histórica. El paralelismo histórico entre España y Corea, especialmente en sus últimos 50 años, desde mi punto de vista es enorme; y hace que muchos de los actuales retos y preocupaciones de los coreanos, sean también los mismos que los de los españoles. Ambos paí-ses han experimentado un rápido desarrollo que, si bien ha mejorado el nivel de vida de sus ciudadanos, plantea gran-des brechas entre el estilo de vida y la mentalidad entre las nuevas generaciones y las de sus antecesores.

Probablemente, cualquier español en Corea habrá detectado detalles que observar con admiración y una pizca de envidia: como el respeto por los símbolos, las normas, las personas y los bienes comunes; el fuerte sentimiento de unidad y patriotismo; la disciplina, el sacrificio, el esfuer-zo y la competitividad; así como el civismo y la cooperación como valores colectivos. Y es que, más allá de un modelo económico o educativo de éxito sin parangón, Corea tiene mucho que enseñar al mundo. Para los españoles, acos-tumbrados a una sociedad festiva, flexible, un tanto ale-targada y algo despreocupada –en muchas ocasiones con

valores casi opuestos- todo lo anterior bien podría servir de inspiración y ejemplo para crear un país mejor.

Corea es de esos países que te va enamorando poco a poco. Si bien todavía no está tanto en el objetivo del turista occidental, como podrían estarlo otros destinos asiáticos como Filipinas o Tailandia, al visitar las distintas provincias del país, uno queda gratamente sorprendido tras observar la belleza natural que su no muy amplio territorio escon-de. Mi cara fue de total asombro al vislumbrar la perspecti-va desde lo alto de los montes de Tongyeong y contemplar decenas de islas en el horizonte. Quede atónito al ver las curiosas formaciones de la bahía de Suncheon o los para-disiácos paísajes de Jeju. Después de miles de escalones y unas cuantas paradas para reponer fuerzas, pude con-templar de cerca las escarpadas cumbres de Seoraksan. Y es que, precisamente era ésta la clase de experiencia que esperaba hallar en Corea. Sorprenderme con aquello que nunca podía haber imaginado encontrar aquí, al tiem-po que cada día transcurre con una tremenda familiaridad por lo cotidiano. He visitado parajes con tesoros que inclu-so muchos coreanos desconocen de su propio país. Ver lugares que no salen en las postales y descubrir todos esos enclaves que los turistas europeos y americanos, obvian, bien por pereza o por cierta miopía en su elección, cuando parecen viajar en manada a los mismos destinos, me llevó a descubrir maravillosos rincones que normalmente per-manecen como perlas escondidas para éstos turistas occi-dentales en masa. Así es Corea.

Por mi experiencia puedo decir que vivir lejos de la fami-lia y los amigos y no dominar el idioma son, en mi caso, las únicas cosas que me faltan en Corea. Vivir aquí te invita a recorrer Asia pues su ubicación permite alcanzar casi cual-quier país asiático en pocas horas. Residir en una ciudad vibrante a la vez que confortable, como es Seúl, al tiempo de vivir experiencias y situaciones nunca imaginadas, dibuja ante mí un camino emocionante por recorrer y repleto de excitantes sensaciones. Dicen que vivir lejos de casa resulta adictivo, y que, una vez se experimenta es difícil de abando-nar; pues te permite mirar al mundo con ojos de niño, como si todo fuera nuevo, apreciando cada detalle, cada cambio, cada gesto… Hace que algo tan cotidiano como andar por la misma calle cada mañana, invite a vivir cada instante con el sabor de la novedad, de la primera vez. y te permite cono-cer a gente nueva e interesante cada jornada.

A día de hoy, no puedo sentirme mas satisfecho de haber venido a vivir a Corea. Desconozco cuánto tiempo me que-daré por estas tierras, o cuántas aventuras me quedan aún por vivir en este bello país, pero si con algo me quedo es con un privilegio del que pocos occidentales gozan: el poder decir algún día: “¡Yo viví en Corea!”.

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54 Koreana Otoño 2015

DELICIAS DEL GOURMEt

La aLosa manchada

MÁS SUCULENTA EN ÉPOCA DE COSECHA ARROCERA

El jeoneo, un manjar de otoño, es muy sabroso asado. Cuando las temperatu-ras otoñales caen por las brisas frescas de la mañana y la noche, el jeoneo aporta grasa y tiene un sabor mejor y más pleno.

Park Chan-ilCocinero, columnista gastronómicoAhn Hong-beomFotógrafo

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Cultura y arte de Corea 55

E n otoño, todo Corea se afana en comer un pescado en par-ticular. Los medios lo presentan como el manjar de la esta-ción y estimulan el interés de la gente por su sabor. Este

pescado es la alosa manchada o jeoneo en coreano. En realidad, es muy extraño que, en un país donde es posible tener sobre la mesa una amplia variedad de pescados y mariscos durante todo el año, exista tanta apetencia por un solo pescado. Desde siempre ha sido alto entre los coreanos el consumo de pescados y frutos de mar, tales como la corvina amarilla, la sardina, la caballa, el arenque, el abadejo y el calamar. En el caso de la alosa manchada, lo cierto es que no era un ingrediente de cocina ampliamente demandado por los coreanos, por encima de las limitaciones regionales o estacio-nales. Así las cosas, hay que reconocer que la popularidad de las alosas manchadas se debe en gran parte a los reportajes culina-rios aparecidos de los medios de comunicación. Todos los años, cuando llega el otoño, la cobertura que hacen los medios de los festivales de alosa manchada, organizados en distintas localidades en las costas sur y oeste, es muy intensa.

La popularidad de las alosas manchadasAunque Corea se ubica en una península rodeada por mar, en

el pasado no era fácil comer pescado en lugares alejados de la costa, ni en las ciudades ni en el interior del país. Tanto era así que el bacalao y la corvina blanca, considerados en la zona costera como una delicia del verano, no eran tan populares en el interior de Corea, incluyendo Seúl. En cambio, la alosa manchada, pese a ser un pescado que se captura solo en otoño, empezó a ser consumida a nivel nacional, siendo este un caso muy poco usual. Las mayores ventajas de la alosa manchada son que es barata y fácil de cocinar. Preparada como sashimi, su sabor se adecúa perfectamente al paladar del coreano medio; mientras que asada, es especialmente exquisita. Por supuesto, al hecho de que este pescado sea el favori-to de muchos coreanos en todo el país, contribuyeron bastante los medios de comunicación.

La alosa manchada suele ser un poco más pequeña que la

palma de la mano de un adulto. Pero, de vez en cuando hay tam-bién otras mucho más pequeñas o más grandes. Las alosas man-chadas comienzan a capturarse en grandes cantidades a principios de otoño, en la ya conocida como temporada de alosas manchadas, cuando los arrozales se tornan dorados. Sin embargo, antes era difícil comer alosas manchadas crudas en las ciudades, dado que morían casi inmediatamente tras ser capturadas. Ahora las cosas son diferentes e incluso en las ciudades lejos de la costa es posible comer sashimi de alosa manchada, gracias al avance de los trans-portes y a las técnicas de traslado de pescado fresco; así como a los criaderos de alosa manchada que comenzaron a tener éxito a comienzos de la década del 2000. Igual de importante fue el pala-dar de los oriundos de regiones costeras, que aún tras mudarse a las grandes ciudades, no pudieron olvidar el sabor de la alosa man-chada y contribuyeron a su demanda.

Actualmente, la cría de alosas manchadas es una actividad habitual que se realiza sobre todo para responder a la creciente demanda de ese pescado. Las alosas manchadas capturadas en su hábitat natural miden aproximadamente 15 centímetros de largo y presentan un color amarillento en la parte del lomo. En cambio, las de los criaderos son más pequeñas y tienen el lomo de color azulino. No obstante, en cuanto a sabor, cuesta distinguirlas. La alosa manchada es un pez que prefiere aguas oscuras y lodosas que aguas limpias y transparentes. Si bien en la actualidad las alo-sas manchadas son también capturadas en el Mar del Este, debido a los cambios de temperatura en las aguas marinas, las regiones más activas de captura y de cría son las costas sureña y occidental.

Habitualmente la alosa manchada es percibida como un pesca-do otoñal; pero la oferta de alosas manchadas comienza a finales del verano y se mantiene constante durante todo el otoño. Cuando llega noviembre, las espinas se endurecen y las alosas manchadas pierden popularidad. En todo caso, conviene recordar que la tem-porada de alosa manchada difiere por regiones, siendo las origina-rias las de Gyeongsang del Sur, que se capturan desde mediados de agosto hasta principios de septiembre, las ideales para comer

La alosa manchada es un pescado suculento, que puede degustarse crudo o asado. De acuerdo a Seo Yu-gu (1764-

1845), un estudioso de Silhak -movimiento filosófico de carácter pragmático que surgió en las postrimerías de la

Dinastía Joseon-, la alosa manchada gustaba a todos más allá de las clases sociales y la gente se refería a ella como

jeoneo (literalmente “pescado dinero”), queriendo decir que todos la compraban sin importar el precio. Ahora, la alosa

manchada, que antaño era imposible de ser distribuída a nivel nacional debido a que moría inmediatamente después

de ser capturada, conquista el paladar de muchos coreanos con su delicioso sabor, especialmente en otoño, gracias al

desarrollo de los medios de transporte y las técnicas acuícolas.

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crudas, mientras que las de la costa oeste son deliciosas para asar, durante el mes de octubre, en pleno otoño.

Recetas más representativas de alosa manchadaLas alosas manchadas que se capturan a finales de verano y

comienzos de otoño son ideales para comer crudas. Esto se debe a que las aguas en esa época aún son templadas y por consiguien-te esos peces no acumulan todavía grasa en su cuerpo. Las alo-sas manchadas de esa temporada tienen un sabor fresco y su carne puede ser disfrutada incluso con las espinas de la colum-na vertebral, ya que son blandas. El sashimi de alosas mancha-das -comúnmente conocido como sekkosi en Corea- se come con doenjang o pasta de soja fermentada, hojas de sésamo, ají verde y ajo, o mezclado con salsa de gochujang con vinagre y vegetales surtidos. En la región de Jeolla, se agrega a este plato ajonjolí para darle más sabor. A medida que el otoño avanza, las alosas man-chadas aumentan de tamaño y sus espinas se vuelven más duras, por lo que ya no es posible comerlas junto con su carne. Cuando empiezan a soplar vientos fríos por las mañanas y las noches, se capturan alosas manchadas perfectadas para asados.

La grasa de las alosas manchadas se compone mayormente de ácidos grasos insaturados y contiene elevadas cantidades de sus-tancias como EPA o ácido eicosapentaenoico, efectivo para preve-nir enfermedades relacionadas con un estilo de vida sedentaria. En otoño, el porcentaje de grasa en las alosas manchadas sube, sien-do esto lo que hace más sabrosos estos pescados. El tipo de alosa manchada preferido para los asados es conocido en Corea con el nombre de ddeokjeoneo. El ddeokjeoneo, que se captura en ingen-tes cantidades en los mares frente a Busan y Jinhae, es una espe-cie de alosa más grande y más plana.

“Una cabeza de alosa manchada vale un cubo de ajonjolí” o “Al olor del asado de alosa man-chada, regresa a casa la nuera que huyó”, son algunos de los dichos poulalres que incrementan el atracti-

vo del sabor de las alosas manchadas. También el dicho “las alo-sas manchadas, hay que asarlas y comerlas cuando la nuera no está” corrobora que este pescado gustaba desde antaño a muchos coreanos. El denominador común de la mayoría de estos dichos es que hacen referencia al rico olor que se produce al asar las alosas manchadas, y esta alusión al estímulo olfativo hace que la gente guarde un recuerdo multidimensional de ese pescado. En este sentido, resulta particularmente inolvidable el sabor de las alo-sas manchadas cocinadas a la parrilla sobre fuego prendido con carbón, mientras se airean con un abanico, para obtener un asado perfecto.

El sashimi de alosa manchada tiene un sabor fresco y es aún más delicioso si uno mastica bien. Es especialmente suculento si se prepara con alosas manchadas de tamaño mediano, capturadas a comienzos de otoño y cortadas sin retirar las espinas. La textura que uno siente en las muelas al masticar las espinas junto con la carne, es simplemente espectacular. Los pescadores de la costa sur, suelen comer en cubierta mientras pescan las alosas man-chadas, los intestinos de este pez enteros con doejang o kimchi, una especie de improvisado platillo conocido como tongmari.

Otra forma de degustar la alosa manchada es en salmuera. En las localidades del suroeste coreano, la salmuera de intestinos de alosa manchada es un ingrediente esencial de cocina para sazo-nar, con un sabor exquisito e intenso, los platos autóctonos de la región. Seo Yu-gu, en su libro de políticas pragmáticas sobre eco-nomía rural (Tratado de Economía escrito en retiro), alude a las alosas manchadas. En concreto, describe cómo los comerciantes

salaban esos pescados para llevarlos a Seúl y venderlos allí. Las alosas manchadas con una adecuada pro-

porción de grasa, son un perfecto ingrediente para preparar ricas salmueras. Ojalá que

en Seúl sea posible saborear de nuevo una buena salmuera de alosa

manchada. (Traducido por Joo Hasun)

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las alosas manchadas que se capturan a finales de verano y comienzos de otoño, son ideales para comer crudas. esto se debe a que las aguas en esa época aún son templadas y por consiguiente esos peces no acumulan todavía grasa en su cuerpo. las alosas manchadas de esta temporada tienen un sabor fresco y su carne puede ser disfrutada, incluso con las espinas de la columna vertebral, ya que son blandas. Cuando empiezan a soplar vientos fríos por las mañanas y las noches, se capturan alosas manchadas perfectadas para asados.

1 El pescado crudo se come general-mente sin espinas, pero el jeoneo es un pez que se puede comer con todo, incluyendo la columna vertebral, que sigue siendo suave a principios de otoño. Su delicioso sabor se potencia mejor con pasta de chile mezclada con vinagre.

2 Hay varias maneras de degustar el jeoneo. Una de las más populares es mezclar trozos de un corte fresco de jeoneo con varias verduras en rodajas, incluyendo hojas de sésamo, y aliñarlos con pasta de chile y vina-gre. El sabor agridulce del jeoneo y las texturas crujientes del pescado crudo y las verduras conforman un plato verdaderamente maravilloso.

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ENtREtENIMIENtO

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arnerbros Korea

U n total de 10.275.484 personas vieron “Interestelar” de Christopher Nolan en los cines coreanos, y la cinta pasó a ocupar el décimo tercer lugar de las películas más vistas

en el país. En Estados Unidos el filme apenas recaudó 180 millo-nes de dólares, cifra ligeramente superior al coste de producción, 160 millones. Tampoco resultó un éxito masivo en otros mercados fuera del estadounidense, a excepción de Corea. Otra superproduc-ción de Hollywood que rompió récords en este país fue “Frozen”, la película de animación de Disney que atrajo a 10.296.101 espec-tadores, la cifra más alta de este género en Corea. En consecuen-cia, los productos de merchandising de “Frozen”, desde muñecas, disfraces y juguetes hasta la banda sonora original, se vendieron en masa. Mis dos hijas todavía cantan cada domingo por la mañana “Let It Go”, el pegadizo tema principal de la película.

Las preferencias específicas de los cinéfilos coreanos

Las grandes producciones de Hollywood siem-

pre se han visto como una sabrosa comida rápida y llena de calo-rías vacías, al no discriminar entre públicos. Sin embargo, si los éxitos de taquilla fueran el equivalente cinematográfico de las hamburguesas de McDonalds, fabricadas para satisfacer los gus-tos del público en general de todo el mundo, sería difícil explicar el motivo de su elevada popularidad en Corea. En el pasado, los espectadores coreanos parecían inclinarse más hacia las pelícu-las con un contenido marcadamente local, independientemente de su procedencia. Así, muchos de los éxitos de la taquilla coreana contenían elementos claramente locales que no se entendían fácil-mente en otros países.

“Silmido” y “Taegukgi: la hermandad de la guerra”, fueron las primeras películas locales que lograron atraer a más de 10 millo-nes de espectadores. Cuando llegaron a los cines en 2004, el lema

“superproducción al estilo coreano” parecía una exageración, teniendo en cuenta sus relativamente modestos presupues-

tos de unos 10 millones de dólares. En cualquier caso, ambas lograron una gran acogida en taquilla y también

“Interestelar” y “Frozen” son dos películas de Hollywood que han recibido una excepcional acogida en Corea. En

el caso de la primera, su contenido inspirado en la ciencia contribuyó a aumentar aún más la conocida fiebre de los

padres coreanos por la educación, mientras que los valores familiares de “Frozen”, cinta que narra magistralmente

la conmovedora historia de dos hermanas huérfanas, atrajo a hordas de cinéfilos en el país. En otras palabras, la

inclinación de los coreanos por la familia y la educación ejercieron una enorme influencia a la hora de disparar los

ingresos en taquilla.

Las grandes películas que tocan el corazón de los coreanos Kim Young-jin

crítico de cine y profesor de la Universidad de Myongji

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Cultura y arte de Corea 59

©2013 D

isney

fueron aclamadas por la crítica. Su épica apeló fuertemente a los espectadores coreanos.

La clave de ambos éxitos fue el arraigado sentimiento corea-no. La icónica y melodramática escena de “Taegukgi”, donde dos hermanos se apuntan el uno al otro con sus armas en la guerra en una nación dividida, refleja la angustia de Corea. Del mismo modo, para los espectadores extranjeros debe haber sido difícil entender por qué los embrutecidos reclutas de “Silmido”, a los que el gobier-no habían dado cruelmente la espalda, echaban de menos a sus madres con la misma intensidad con la que expresaban su voluntad de servir a la patria.

Hasta la segunda mitad de la década del 2000, las películas coreanas fueron en general más populares que las estadouni-denses entre el público local. Durante algún tiempo, los éxitos de taquilla de Hollywood parecían tratar de esquivar la competencia directa con las producciones coreanas durante las épocas de tem-porada alta, como vacaciones de verano, Navidad y fin de año. La popularidad de las estrellas del Hallyu (ola de cultura de Corea), que en aquel momento se extendió rápidamente por Japón y China, también alimentó el explosivo crecimiento del cine nacional.

Sin embargo, cuando los grandes conglomerados empresaria-les de Corea se hicieron con la industria cinematográfica, al con-trolar la inversión, la distribución y la proyección del cine, se redujo la diversidad, al tiempo que aumentaron los costes de producción. Por tanto, es interesante analizar qué características particulares de “Interestelar” y “Frozen” les han permitido ganarse al público en Corea, con mucha más fuerza que en otros países.

Características de Hollywood que fascinan a la audiencia coreana

No faltaron quienes hacían bromas sobre el modo en que “Inte-restelar” se convirtió en un éxito en Corea. La película propone una interconexión del sistema solar con otras galaxias a través de agujeros de gusano, una espectacular fantasía científica bastante nueva para muchos espectadores coreanos, que quizá no poseían

los suficientes conocimientos científicos. Después de que el mar-keting y las críticas de la prensa destacaran sobre todo el conteni-do científico de la película, los padres, incapaces de responder a las continuas preguntas de sus hijos, acudían a los cines como si fue-ran a una visita educativa al planetario.

La audiencia coreana también es receptiva al sentimentalis-mo de las películas familiares en el que se basa “Interestelar". Al igual que “Silmido” y “Taegukgi”, grandes éxitos locales más recientes como “Milagro en la celda número 7”, “El fiscal” y “Oda a mi padre”, comparten una sensibilidad similar. Los coreanos res-ponden rápida y positivamente a las historias de padres que reali-zan sacrificios desinteresados por sus hijos, y sobre todo ante una madre derramando lágrimas.

En el caso de “Interestelar”, Murphy, que era un niño de prima-ria en el momento en que abandona la Tierra su padre, el explo-rador del espacio Cooper, se dirige a éste en su lecho de muerte con una apariencia mucho mayor que la de él, en una conmovedo-ra escena empapó con lágrimas los ojos de muchos espectadores coreanos. Según la teoría de la relatividad de Einstein, los viajeros espaciales envejecen más lentamente que los se quedan en la Tie-rra; fenómeno que se yuxtapone con la realidad fundamental del envejecimiento humano y la mortalidad. Para el público coreano, sirvió para recordar el sincero amor a la familia y la inevitabilidad de la pérdida de los seres queridos.

La abrumadora respuesta de la audiencia a “Frozen” puede tener su explicación en el profundo sentimiento propio de los coreanos. El guion de la película transforma la típica historia-cli-ché de cuentos de princesas, tan propia de las películas de dibujos animados de Disney. La cinta comienza de un principio parecido al de “La Bella Durmiente”, pero los personajes no son una princesa y un príncipe. En su lugar, narra la historia de cómo dos princesas hermanas aprenden a aceptarse y entenderse mutuamente.

De forma inteligente, “Frozen” satisfizo las aspiraciones de los padres en cuanto al modelo que desean para las vidas de sus pro-pias hijas. (Traducido por Atahualpa Amerise)

Escenas de las películas, de izquierda a derecha: "Silmido", "Taegukgi: La herman-dad de la guerra", "Interestelar" y "Frozen".

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EStILO DE VIDA

Muchos coreanos comienzan su día con un café. tienen el hábito de beber café

a la mañana. De camino al trabajo muchos paran a comprar un café, o van a la

cafetería para disfrutar de un expreso tras el almuerzo. Ya sea en el trabajo o

en casa, a la gente le gusta hacer un buen receso para tomar un café sobre las 3

o las 4, durante la lánguida tarde. también toman café con los amigos o quedan

en una cafetería para luego salir.

Una nación obsesionada con el café

Kim Yong-sub Director, Instituto de Nuevas Tendencias y Creatividad EmpresarialShim Byung-wooFotógrafo

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Cultura y arte de Corea 61

E l café encabeza la lista de alimentos y bebidas más con-sumidos regularmente por los coreanos adultos, según una encuesta de salud y nutrición realizada por el Cen-

tro Coreano para el Control y la Prevención de Enfermedades en 2013. Según este estudio, los coreanos tomaron café12,3 veces por semana, mientras que -sorprendentemente-comieron arroz 7 veces y kimchi11, 8. De hecho, actualmente los coreanos con-sumen café con más frecuencia que arroz, el alimento básico, e incluso que kimchi, un plato indispensable en la mesa coreana. Por tanto, basándonos solo en la frecuencia de consumo, no resulta exagerado decir que el alimento preferido o número 1 de los corea-nos, ya no es ni el arroz ni el kimchi, sino el café. Pero, ¿de dónde proviene esta abrumadora obsesión de los coreanos por el café?

Una bebida de reyes e intelectualesProbablemente, el café fue introducido por primera vez en Corea

alrededor de 1890. En ese momento la gente lo llamaba gabi o gabi-cha. Algunos lo llamaron yangtangguk (“medicina occidental de hierbas”) por su sabor amargo. Entonces se convirtió en una de las bebidas favoritas de la corte real. Los registros históricos señalan que el rey Gojong (1863-1907) probó su primer café durante su breve refugio en la Embajada de Rusia en 1896. Antonieta Sontag (1854-1925), una alemana que residía en Corea -cuñada del primer cónsul general ruso en Corea, Karl I. Waeber- y administradora de la vivien-da de la Embajada, sirvió por primera vez café al rey Gojong.

En 1902, ella inauguró el Hotel Sontag, el primer establecimien-to hotelero de estilo occidental de Seúl gracias a la confianza y apoyo del rey. Situado en Jeong-dong, que se había convertido en el centro diplomático y enclave de los expatriados de la capital, el hotel pronto se convirtió en importante escenario de la política y la diplomacia cuando Corea entró en el nuevo siglo. Esto natural-mente sugiere que lo más probable es que el hotel sirviera café. Más adelante, el edificio del hotel fue utilizado como dormitorios para Ewha Haktang, la primera institución educativa moderna de la nación para mujeres, pero finalmente fue demolido. Actualmen-te, en el Salón Centenario de la Escuela Superior de Ewha, hay una cafetería que se encuentra cerca de la antigua puerta del hotel Ewha. A veces tomo un café allí, imaginando cómo alguien en el cambio de siglo debía disfrutar su café en ese mismo lugar, hace unos 110 años.

El primer dabang de Corea, que significa “salón de té” o “casa de té”, fue Kissaten (palabra japonesa con el mismo significado), y se inauguró en la Estación de Tren de Namdaemun [la puerta sur], actual Estación de Seúl, en 1909; poco antes del inicio del dominio colonial de Japón. Por aquel entonces había una serie de dabang en la zona, ya que muchos japoneses fueron allí a trabajar en un

proyecto de obras del ferrocarril, que enlazaría Seúl con la ciudad fronteriza noroccidental de Sinuiju.

El primer dabang operado por un coreano fue bautizado como Kakadu (Cockatoo), fue inaugurado por el director de cine Lee Kyung-son (1905-1977) en Gwanhun-dong, Jongno, en el centro de Seúl, en 1927. Pero fue después de la década de 1920 cuando el café se convirtió en una bebida popular en Corea. Entonces empe-zaron a abrir una cafetería tras otra en el centro de Seúl, en zonas como Myeong-dong, Chungmuro y Jongno. Entonces los coreanos comenzaron a consumir café en serio.

En los años 20 y 30, los intelectuales y los artistas inauguraron diversos cafés, que se convirtieron en espacios populares,donde la gente se empapaba de la nueva cultura del café y disfrutaba del impulso social de las cafeterías. El escritor Yi Sang (1910-1937), abrió la casa de té Jebi Dabang a la entrada de Cheongjin-dong, Jongno, en 1933 con la ayuda de su novia Geumhong, que era una gisaeng (cortesana). Por su parte, el dramaturgo Yu Chi-jin (1905-1974) regentaba Platana en Sogong-dong, y la actrizBok Hye-sook (1904-1982), era la propietaria de Venus, en Insa-dong. Por sus orí-genes como bebida preferida de los reyes, el café se arraigó en la sociedad coreana como parte de la alta cultura, estrechamente vin-culada a los intelectuales y artistas. Posteriormente, la cultura del café se filtró de arriba a abajo y dejó de ser un lujo exclusivo, para pasar a ser uno de los deleites favoritos de la población en general; aunque al principio era un lujo caro. No en vano, muchos coreanos todavía consideran como norma de cortesía servir un café a las visi-tas que llegan, tanto en casa como en el lugar de trabajo.

¿Qué piensas del café que bebes?Los gustos coreanos y la cultura del café confluyeron estrecha-

mente con los estilos de vida que prevalecieron durante el desarro-llo socio-político y económico del país en las décadas siguientes al fin del régimen colonial, la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Corea. Así, desde el café de los primeros salones de té, fermento intelectual de la década de los 60, se pasó al café instantáneo para llevar de los 70, y al café en latas o sobres premezclados en la esti-mulante década de los 80. Más tarde se cerró el círculo dando paso a la nueva tendencia de saborear el café con calma, en la década de los 90, a la que seguiría el café de franquicia en la década del 2000.

Desde entonces, los patrones de consumo de café se han diver-sificado, gracias a la gran variedad de tipos de café disponibles: por goteo, expreso, máquinas de café y cápsulas, etc. Ante tan crecien-te diversidad, el paladar se fue hacia los granos de café recién tos-tados, hacia las máquinas de café expreso de alta gama y hacia el café de calidad, tanto en los cafés favoritos como en el hogar. No en vano, estudiar todo sobre el café y convertirse en barista certi-

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ficado está de moda entre los adultos jóvenes de hoy en día. Pero todavía hay muchas personas que disfrutan del sabor de un sobre de café instantáneo. Las máquinas expendedoras de café siguen estando fácilmente disponibles, incluso ahora que las franquicias de las cafeterías multinacionales se han puesto de moda.

Actualmente, hay unas 30.000 cafeterías en todo el país. Atraen a un gran número de parroquianos, porque los clientes pueden básicamente “blindar un espacio” y quedarse allí largas horas por el precio de una taza de café. Además, muchas cafeterías ofre-cen conexión de Wi-Fi gratuita. Por tanto, tras comprar un café, uno puede permanecer en la cafetería y utilizarla como oficina por unas horas. Tanto es así que se ha acuñado una nueva expresión “COFFICE” (coffee+officce, café y oficina en inglés), para referirse a aquellos que usan las cafeterías como oficinas: van con un portátil, piden un café y se quedan allí a trabajar.

Los gustos de café podrían haber tendido hacia una gama supe-rior, pero la elección del consumidor sigue siendo democrática:

todavía hay 40.000 máquinas expendedoras de café en funciona-miento en todo el país. En la década de los 90, un café de máquina expendedora costaba unos 100 wones, lo que permitía a la gente disfrutar de un café con una sola moneda. Hoy en día, las máquinas expendedoras siguen siendo para las masas un importante rema-nente de café listo para beber, aunque queden menos de la mitad, en comparación con sus días de gloria.

De hecho, el café las tiendas de conveniencia, el café instan-táneo, y el café enlatado, generan una cuota de mercado mucho mayor que los apreciados y carísimos cafés de java que ofrecen las mejores tiendas. Según un reciente estudio de mercado, las ventas de café de la tienda de conveniencia y de café instantáneo generaron casi 2,2 billones de wones (unos 2.200 millones de dóla-res) en 2012, cifra considerablemente mayor que los 1.58 billones de wones que producen las ventas de café normal. Esto demues-tra que todavía muchas personas disfrutan con el barato sabor del café instantáneo a diario. Elogiados por su excepcional gusto, los

los coreanos anhelan el café por su poder energizante, pues funciona como un tónico que les mantiene en constante movimiento y ayuda a llevar su duro ritmo de trabajo, pues hacen muchas horas extraordinarias, fieles al mantra“trabaja duro y juega duro”, que se traduce en muypocas horas de sueño. en Corea el café no es una bebida más: es tanto un estimulante para la “dura vida diaria de los coreanos”, como un lubricante social, y así ha sido desde la llegada de la modernización.

1 En una cafetería de la transitada zona de Hong-dae en Seúl, (Hongdae se refiere a la Universidad de Hongik), el aroma del café se propaga desde un tostador vintage. El café se prepara en una máquina antigua que usa un método de tostado tradicional. Esto refleja el deseo del dueño de la cafetería de compartir la fragancia del café que sirve a sus clientes, para que conozcan mejor el producto que toman.

2 Clientes conversan toman-do un café en el segundo piso de una cafetería que antes era una fábrica de zapatos abandonada.

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Cultura y arte de Corea 63

sobrecitos coreanos de café soluble son apreciados por los bebe-dores de café en todo el mundo.

¿Qué significa el café para los coreanos?Los coreanos anhelan el café por su poder energizante, pues

funciona como un tónico que les mantiene en constante movimien-to y ayuda a llevar su duro ritmo de trabajo, pues hacen muchas horas extraordinarias, fieles al mantra“trabaja duro y juega duro”, que se traduce en muy pocas horas de sueño. En Corea el café no es una bebida más: es tanto un estimulante para la “dura vida dia-ria de los coreanos”, como un lubricante social, y así ha sido desde la llegada de la modernización.

Pero ahora también es importante saber dónde prefieren tomar café. Con la introducción de la cultura occidental, tras la apertura de Corea al mundo con la llegada del SXX, llegó la cultura del café y los salones de té o dabang, lugares de encuentro cómodos y agra-dables donde cualquiera podía ir a disfrutar de un café y de una buena conversación. Sólo en Seúl, había 214 dabang tras el Armis-ticio de la Guerra de Corea en 1953, cifra que ascendió a 1.041 en 1960. Pero los dabang no sólo servían café, sino también otras bebidas tradicionales como ssanghwatang (bebida tónica a base de hierbas). Así, el dabang dejó de ser un lugar de reunión que ofrecía bebidas para convertirse en espacio cultural, a la vez que emergía una nueva bebida favorita: el café.

El 26 de octubrede 1909, el patriota anticolonial Ahn Jung-geun (1879-1910) esperó en un dabang de la estación de tren de Harbin,

en el noreste de China, su oportunidad para asesinar a Ito Hiro-bumi, el primer residente general de Corea. Asimismo, la Histo-ria coreana moderna está repleta de referencias a las cafeterías, como lugares que han presenciado o protegido a algunos de los actores-clave de los principales acontecimientos políticos. Había muchos dabang junto a las universidades en la década de los 80 y 90, cuando germinaron los movimientos de democratización de Corea y las posteriores revoluciones sociales. Sentados en sillas de respaldo alto y bebiendo taza tras taza de café por la miría dade dabang ubicados en todo el país, los estudiantes universitarios debatían sobre política y amor en medio de una espesa nube de humo de tabaco. Esta escena resume el espíritu de esas décadas.

Pero el café ya no es una simple bebida para nosotros, los coreanos. Se ha convertido en una necesidad diaria que se asocia y disfruta como parte del ocio; como parte de un tiempo propio para el romance y la introspección. Y es, una vez más, una lujosa indul-gencia. En los últimos años, los jóvenes se han vuelto locos con los postres caros -macarrones, chocolates, pasteles y helados- per-fectos cómplices que complementan el creciente consumo de café.

Los coreanos consumen unas 728 tazas de café por segundo, lo que equivale a 22.900 millones de tazas al año. En este mismo momento, muchos coreanos preparan un café por goteo, disfrutan de un café solo, o hablan con alguien mientras degustan un café. Por tanto, más que ser una moda pasajera, parece que a la obse-sión de los coreanos por el café le aguarda un brillante futuro. (Tra-

ducido por Javier Castañeda)

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80 Koreana Otoño 2015

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Brunei y Singapur)3 Europa (incluyendo Rusia y la CEI), Oriente Medio, América del Norte, Oceanía y el sur de Asia (Afganistán, Bangladesh,

Bután, India, Maldivas, Nepal, Pakistán y Sri Lanka)4 África, Sudamérica / Centroamérica (incluyendo las Antillas), y las Islas del Pacífico Sur

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