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DOSSIER Crisis energética y conflictividad global Khatchik DerGhougassian Cuando el entonces portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleisher, anunció en 2003 el lanzamiento de la intervención militar en Irak, caracterizó la inicia- tiva en su nombre oficial original: Operation Iraqi Liberation. Ha sido Karl Rove, ex asesor del presidente George W. Bush, quien se dio cuenta de la gafe y mandó reformular el nombre oficial como Operation Iraqi Freedom (OIF). El acrónimo del nombre inicial formaba OIL –petróleo–, que resultaría por lo menos algo incómodo para una guerra “legitimada” por la necesidad de neutralizar la supuesta amenaza de las armas de destrucción masiva del régi- men de Saddam Hussein y por su supuesto vínculo con terroristas. Este deta- lle olvidado ha sido reportado por Greg Palast (2004) en un artículo en oca- sión del tercer aniversario de la intervención militar de Estados Unidos en Irak. El análisis del periodista, sin embargo, descalifica el argumento según el cual el objetivo de la ocupación de Irak haya sido la dominación del país con las segundas reservas más importantes en la región para extraer más KHATCHIK DERGHOUGASSIAN Ph.D. en Relaciones Internacionales (University of Miami en Coral Gables, Florida). Profesor de la Universidad San Andrés en el programa conjunto de Maestría en Relaciones y Negociaciones Internacionales. Profesor visitante de la American University of Armenia en Ereván (Armenia). Especialista en temas de seguridad. Publicó capítulos de libros, artículos y ensayos sobre el Cáucaso, el Medio Oriente, América Latina, el fundamentalismo islámico y la proliferación de armas y control de armamentos en el mundo. Asesor del subsecretario del Fortalecimiento Institucional de las Fuerzas Armadas del Ministerio de Defensa de la República Argentina.

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DOSSIER

Crisis energética y conflictividadglobal

Khatchik DerGhougassian

Cuando el entonces portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleisher, anunció en2003 el lanzamiento de la intervención militar en Irak, caracterizó la inicia-tiva en su nombre oficial original: Operation Iraqi Liberation. Ha sido KarlRove, ex asesor del presidente George W. Bush, quien se dio cuenta de la gafey mandó reformular el nombre oficial como Operation Iraqi Freedom (OIF).El acrónimo del nombre inicial formaba OIL –petróleo–, que resultaría porlo menos algo incómodo para una guerra “legitimada” por la necesidad deneutralizar la supuesta amenaza de las armas de destrucción masiva del régi-men de Saddam Hussein y por su supuesto vínculo con terroristas. Este deta-lle olvidado ha sido reportado por Greg Palast (2004) en un artículo en oca-sión del tercer aniversario de la intervención militar de Estados Unidos enIrak. El análisis del periodista, sin embargo, descalifica el argumento segúnel cual el objetivo de la ocupación de Irak haya sido la dominación del paíscon las segundas reservas más importantes en la región para extraer más

KHATCHIK DERGHOUGASSIAN

Ph.D. en Relaciones Internacionales (University of Miami en Coral Gables,Florida). Profesor de la Universidad San Andrés en el programa conjunto deMaestría en Relaciones y Negociaciones Internacionales. Profesor visitantede la American University of Armenia en Ereván (Armenia). Especialista entemas de seguridad. Publicó capítulos de libros, artículos y ensayos sobre elCáucaso, el Medio Oriente, América Latina, el fundamentalismo islámico yla proliferación de armas y control de armamentos en el mundo. Asesor delsubsecretario del Fortalecimiento Institucional de las Fuerzas Armadasdel Ministerio de Defensa de la República Argentina.

crudo. Citando a Robert Ebel, un ex alto analista del petróleo para la AgenciaCentral de Inteligencia (CIA, en sus siglas en inglés), Palast menciona unproyecto secreto de 323 páginas preparado en el Departamento de Estado,cuya finalidad era asegurar que los iraquíes luego de la caída del régimenmantendrían una empresa petrolera estatal única que intensificaría sus rela-ciones con la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP).De este modo, sigue el análisis, se limitaría la cuota de extracción del crudoiraquí por debajo de las limitadas cuotas establecidas por los saudíes y elprecio del petróleo se mantendría alto…

La tesis parece conspirativa, más pertinente para novelas baratas deespionaje, para películas de acción, que para un análisis serio. No obstante,apenas las tropas de la coalición liderada por Estados Unidos entraron enBagdad, el primer edificio que ocuparon y del cual se aseguraron el controlfue el Ministerio del Petróleo… Desde entonces, el petróleo no dejó de sernoticia en prácticamente todos los episodios violentos del persistente con-flicto, que no dista mucho de la metáfora hobbesiana de un mundo dondetodos luchan contra todos. De hecho, una de las razones más profundas dela confrontación entre las tres comunidades –sunni, shía y kurdos– es laimposibilidad de llegar a un acuerdo sobre la explotación de los recursospetroleros o la redistribución del ingreso que genera. Luego de casi cuatroaños de negociaciones, en febrero de 2007 se había llegado a un compro-miso acerca del texto consensuado sobre la ley del petróleo. Pero en losmeses siguientes, el parlamento iraquí no llegó a ningún acuerdo y mien-tras tanto se supo que los kurdos en el norte ya habían empezado a firmarcontratos de concesiones con empresas petroleras para otorgarles licenciaspara la explotación de los ricos yacimientos que están en sus regiones.

Básicamente, la controversia es entre un sistema de control federal sobretodos los contratos internacionales que aseguraría el reparto del ingresoequitativamente a todos en el país y el reclamo de una explotación autóno-ma. A la primera versión adhieren los sunni, que se concentran en el cen-tro de Irak, carente de recursos petroleros, mientras que los kurdos aparen-temente ya han tomado la iniciativa de imponer el régimen de autonomíaque para el primer ministro Nuri al-Máliki, shía, constituye la prueba de sudeseo de independencia. Así, como ha reportado el New York Times, apenasseis meses después del acuerdo inicial, en septiembre de 2007, la contro-versia parecía seguir sin ninguna solución en el horizonte (Glanz, 2007). Yprobablemente no sea una coincidencia que la amenaza de una eventual

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intervención turca en el Kurdistán iraquí, donde se encuentran las ciudadesde Kirkuk y Mosul, ricas en yacimientos petroleros y que Turquía reclamacomo territorio propio, haya aparecido después del colapso del consensoinicial sobre el petróleo y el hecho concreto de que los kurdos ya habíancomenzado a explotar unilateralmente las reservas en su región.

¿Ha sido el petróleo el verdadero motivo de la intervención militar esta-dounidense en Irak?

En septiembre de 2007, en coincidencia con el colapso del acuerdo enIrak arriba mencionado, Alan Greenspan, un republicano que por diecio-cho años ocupó el cargo de la jefatura de la Reserva Federal de EstadosUnidos, provocó un mini escándalo al escribir en sus memorias –The Age ofTurbulence: Adventures in a New World– que efectivamente había sido elpetróleo la principal razón por la cual Washington decidió derrocar aSaddam Hussein, que era una amenaza para el flujo del petróleo a los mer-cados internacionales. A Greenspan le respondió, entre otros, el secretariode Defensa Robert Gates, quien discrepó con el ex jefe de la ReservaFederal diciendo que el mismo argumento se había formulado también en1991, pero que no responde a la verdadera motivación de la intervención:“Creo que realmente es por la estabilidad del Golfo. Es por regímenes granu-jas que intentan desarrollar armas de destrucción masiva. Es por dictadoresagresivos” (The Wall Street Journal, 12-9-07).1

¿Es el acuerdo acerca del reparto del ingreso del petróleo el factor deter-minante para la estabilización de Irak? Es absurdo ignorar, o disminuir, laimportancia del petróleo a la hora de proyectar el futuro de Irak. Al fin y alcabo, constituye el “incentivo material”, para usar un concepto analíticodefinido por Stephen G. Brooks y William C. Wohlforth (2000, 2001,pág. 6), detrás de la formulación de los distintos proyectos de administra-ción del recurso y su institucionalización. Pero en realidad la clave no pasapor quién tiene el petróleo, sino por quién detenta el poder o, en otras pala-bras, cómo se reparte el poder entre los sunni, los shía y los kurdos. El pro-blema de Irak, por lo tanto, tiene raíces mucho más profundas que lasreservas petroleras y remite a un cuestionamiento ontológico del país que,como bien dice Peter W. Galbraith, “nunca ha sido una unión voluntariade sus pueblos”. Galbraith, quien ha sido el ex embajador de EstadosUnidos en Croacia y también asesoró a los kurdos en cuestiones constitucio-nales, recuerda que “Winston Churchill, como secretario colonial de GranBretaña, creó Irak de las ruinas del Imperio Otomano en 1921, e instaló un

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rey árabe sunni en el poder para dominar a la mayoría shía y una minoríakurda rebelde” (Galbraith, 2006, pág. 33).

El caso de Irak ilustra la compleja relación entre el petróleo, y másampliamente los recursos energéticos, y la dinámica de la conflictividad globala principios del siglo XXI en sus dos dimensiones: internacional, en términosde la proyección del poder en un mundo unipolar, e interna, en términos delprincipal desafío que el Estado-nación moderno enfrenta en la amenaza de lafragmentación de su territorio y la coherencia identitaria que en teoríacaracterizaba el espacio dentro de sus fronteras. En ambos casos se trata dedeterminar el papel de las fuentes energéticas como factor causal, condi-cionante o interviniente de la conflictividad global a principios del sigloXXI. En esta línea de razonamiento de la problemática planteada, la pre-gunta de investigación se formularía en estos términos: ¿es el horizonte dela crisis energética mundial el principal causante de la conflictividad globala comienzos del siglo XXI o la crisis energética no es más que un factorsecundario que condiciona el resultado de la dinámica política, en generaldefinida en términos de poder, y/o interviene en la misma? Como toda abs-tracción y generalización, esta problemática no puede encontrar una res-puesta concreta y abarcadora. Pero el esfuerzo de aclarar la relación entre lasvariables así definidas podría proporcionar un marco general para orientarel debate de los casos concretos.

El presente trabajo se propone discutir la relación entre las fuentesenergéticas y la conflictividad global a principios del siglo XXI, con el pro-pósito de definir un marco conceptual-analítico que permita una raciona-lización más rigurosa del estudio de casos. Para comenzar, se hará una des-cripción del panorama global de los conflictos vinculados con las fuentesenergéticas. La segunda sección explora las teorías explícitas de la relaciónentre fuentes energéticas y conflicto, desde aquellas que enfocan el casoparticular del petróleo hasta las más amplias referentes a los recursos natu-rales en general y las consecuencias de la escasez de los mismos. Luego, enla misma sección, se amplía aún más la exploración teórica para ensayaralgunas respuestas generales a la pregunta de investigación, en la perspec-tiva de la economía política de la seguridad internacional. En la conclu-sión, se proponen algunas reflexiones sobre posibles desarrollos y tendenciasglobales del conflicto vinculado a las fuentes energéticas.

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I. La energía en el mapa de la conflictividad global

A. El principio: 1973 y sus consecuencias

Es común considerar la crisis de 1973 como la fecha de ingreso delpetróleo en la agenda de la política internacional y su transformación en unfactor de conflicto. La crisis reveló, en primer lugar, cuán dependiente delcrudo era el mundo desarrollado, cuyas reservas más importantes seencuentran en el subsuelo del mundo en desarrollo. Para Estados Unidosen particular, la lección geopolítica de la crisis, la amenaza de sufrir un boi-cot, llevó a formular un principio estratégico que se ha transformado en laracionalidad permanente de su política hacia el Medio Oriente: evitar quese establezca un control monopólico sobre el petróleo, sea mediante la for-mación de carteles que distorsionen el precio por controversias políticas o,peor, por la emergencia de una potencia regional capaz de ejercer el mismotipo de control. La transformación de la economía mundial después de lacrisis del petróleo ayudó a imponer una lógica de mercado al precio delbarril que en las dos últimas décadas del siglo XX evitó el sobresalto del pre-cio. A fines de los ochenta ya se hablaba del fin de la crisis.

En términos geopolíticos, la iniciativa de usar el petróleo como mediopara una diplomacia coercitiva no cumplió con las expectativas iniciales. Porcierto, entre 1973 y 1975, los países del Golfo registraron éxitos políticostanto en el contexto del mundo árabe, donde pasaron a ocupar una posiciónde liderazgo que puso fin al predominio del paradigma ideológico del pana-rabismo en su vertiente naserista que hasta entonces orientaba la política árabeaunque no sin generar controversias internas muy profundas, como en elámbito internacional, donde ayudaron a crear un espacio de representatividadpara el pueblo palestino. Pero ni en términos de modernización económi-ca en el sentido de la creación de una base industrial y tecnológica, nitampoco en términos de poder, el petróleo reveló ser un factor suficiente-mente preponderante para desafiar el statu quo del equilibrio de las fuerzas enla región. Al contrario, la crisis de 1973 ha sido muy probablemente unamotivación importante para que Washington busque en el Medio Orienteuna política de hegemonía, que es una tendencia claramente observable desdelos ochenta y sobre todo después de la primera Guerra del Golfo en 1991.

En este sentido, el petróleo demostró tener claras limitaciones a la hora depensarlo como un instrumento de diplomacia coercitiva. En los ochenta y los

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noventa, una combinación de factores económicos –más precisamente laliberalización de los mercados y el regreso a la ortodoxia en la economíapolítica internacional– y político-estratégicos –el fin de la Guerra Fría y laproyección del poderío de Estados Unidos en una puja para la primacíasino la hegemonía global– le quitaron al petróleo el rol que aspiró tenerinmediatamente después de la crisis de 1973. El mapa de la conflictividaden la última etapa de la Guerra Fría y después de la caída de la UniónSoviética se caracterizó, entre otras cosas, por el enfrentamiento ideológicoen su variante secular o religiosa, por las controversias interétnicas y por laagenda de las “nuevas amenazas”; pero el petróleo, y las fuentes energéticasen general, no aparecen en las formulaciones conceptuales de la naturalezade los conflictos.

B. El mundo cambiado: el petróleo a la horade la estrategia de Preemption y su aplicación en Irak

La situación parece cambiar desde fines de los noventa, particularmentedesde que a raíz de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001Estados Unidos ha reformulado los términos de su proyección de poder en laEstrategia de Seguridad Nacional de 2002 que ha reemplazado la doctrinade la Contención de la Guerra Fría por el Preemption2 –popularizada comola “doctrina Bush”–. Para algunos analistas, desde entonces se ha produci-do una verdadera “revolución” en la política exterior de Washington(Daadler-Lindsay, 2003); para otros hay más continuidad que cambio en laproyección del poder estadounidense en un mundo unipolar (Bacevich,2002).

A la vez, Mikkel Vedby Rasmussen (2006) analiza el nuevo panoramade la conflictividad, y más específicamente la estrategia de Preemption y suimplementación mayor –la intervención militar en Irak y el cambio derégimen en Bagdad–, en la perspectiva de la teoría de la “sociedad de ries-go”, desarrollada por sociólogos como Anthony Giddens, Ulrich Beck,John Adams y Niklas Luhmann, entre otros. Explica que la emergencia dela sociedad de riesgo en los países del capitalismo pos-industrial tiene pro-fundas consecuencias en la forma en que estos miden su grado de seguri-dad. Las estrategias adoptadas por los gobiernos occidentales, por lo tanto,difieren de las clásicas consideraciones de amenazas “mesurables y finitas”.Ahora se trata de enfrentar la seguridad en el sentido de formular escenarios

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de riesgo, flujos de información, para un futuro acontecimiento que, cuan-do se hace realidad, “se transforma en catástrofe o por lo menos irritacio-nes” (Rasmussen, 2006, pág. 4) y al que por lo tanto hay que anticiparse. Apartir de esta nueva racionalidad estratégica, la intervención militar en Irakde 2003 se explica por la necesidad de anticipar el riesgo que SaddamHussein representaba. Por lo tanto, “no se debería juzgar la guerra por lainexistencia de las armas de destrucción masiva, sino por la habilidad deinfiltrar en flujos de riesgos provenientes del Medio Oriente” (Rasmussen,2006, pág. 123). La teoría de la sociedad de riesgo en guerra de Rasmussenreconoce como inherente a su lógica la imposibilidad de llegar a una victo-ria final, pues cada medida de anticipación de un riesgo genera otros. Porlo tanto, el horizonte de la dinámica de la seguridad internacional se cir-cunscribe a la tarea permanente de la administración del riesgo.

El notable esfuerzo de teorización que hace el catedrático de la Universidadde Copenhague no está, por supuesto, exento de controversias y, desde luego,invita a una lectura crítica de su emprendimiento intelectual. No obstante,también proporciona algunas pautas para considerar la emergencia de lasfuentes energéticas en el horizonte de la conflictividad global en los princi-pios del siglo XXI desde la perspectiva de la racionalidad de las estrategiasde riesgo. Así, y ya para mencionar una posible crítica al análisis que pro-pone Rasmussen al OIF, es notable la ausencia del tema del petróleo en lasconsideraciones que justificaron la guerra. En otras palabras, el objeto deestudio de Rasmussen para analizar las motivaciones para la iniciativa béli-ca es únicamente el discurso de la administración Bush, que focalizabasobre las supuestas armas de destrucción masiva o los pretendidos vínculosde Saddam Hussein con el terrorismo islamista. Más aún, Rasmussen expli-ca que la principal controversia entre los opositores y los partidarios de laintervención militar en el ámbito internacional consiste no en la veracidaddel discurso de cada campo a partir de las pruebas empíricas de sus argu-mentos, sino en las distintas racionalidades que se usaron para argumentaren contra o a favor. Así, si la administración de Bush no pudo convencer asus más cercanos aliados, como Alemania, de la necesidad de una “defensaanticipatoria”, y si el primer ministro británico Tony Blair fracasó en pre-sentar argumentos sólidos para la guerra, la razón principal es que “laaudiencia simplemente no aceptó su racional y dirigió buena parte de suspreguntas para confrontarlo con lo que se pensaba eran las ‘verdaderas razo-nes’ que lo motivaban para llevar la nación a la guerra. Estas razones se

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basaban en la racionalidad medios-fines. Quizá el mejor ejemplo es el argu-mento según el cual la guerra era para obtener el control del petróleo deIrak. El petróleo constituía una razón material, algo que era físicamentecontrolable conquistando Irak, y la gente podría inferir sus intereses en laproducción petrolera tomando en cuenta las abundantes reservas de Irak”(Rasmussen, 2006, pág. 118). Y si los promotores de la “defensa anticipa-toria”, a la vez, no tuvieron éxito en formular bien su caso para la guerra, lacausa no podría residir simplemente en que el concepto no era nuevo, y nisiquiera era aceptado por los hacedores de política en Estados Unidos yGran Bretaña.

C. Las fuentes energéticas en la perspectivade la estrategia de riesgo

Como Rasmussen aclara que su análisis no abarca otra consideraciónque no sea la comprensión de la racionalidad de la estrategia de riesgo –enotras palabras, decide omitir cualquier argumento propio de la tradicionallógica marxista de dominación y explotación, o del paradigma clásico delrealismo de lucha por el poder–, conviene seguir el razonamiento de su teo-ría para discutir la relación del petróleo con el conflicto. Más concreta-mente, si se acepta la racionalidad del riesgo y la dinámica del desarrollo delas estrategias de riesgo, el petróleo no resulta ser la causa de la intervenciónmilitar sino, más bien, la consecuencia imprevisible, un nuevo riesgo gene-rado a partir de la acción de “defensa anticipatoria” que, además, se haexpandido globalmente.

En efecto, como Palast informa, desde la implementación del OIF elprecio del crudo aumentó un 317 % más que en la época de Clinton. Másaún, desde 2003 en adelante, el precio se ha vuelto muy volátil, sensible acualquier indicio de incremento de la violencia; y pese a que a cada aumen-to del precio del barril los economistas aseguran que en cualquier momen-to se estabilizará, la pretendida estabilización se refiere, aparentemente, auna sostenida tendencia al alza. Para Estados Unidos, y para los paísesdesarrollados dependientes de los flujos energéticos mundiales, se ha vuel-to imposible asegurar una “independencia energética”, un objetivo ina-movible en su agenda estratégica desde 1973, sin una masiva inversión enel desarrollo del etanol, la búsqueda de reservas no-convencionales depetróleo, el regreso al carbón como fuente de producción energética o,

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simplemente, la disminución de los niveles de consumo (Piskur, 2007).Estos escenarios no están exentos de riesgos, aun sin considerar el riesgomás global propio de cada escenario en términos de degradación delmedioambiente, excepto el más difícil, que es bajar el nivel de consumo.

La dependencia energética también dicta buena parte de la políticaexterior de China y explica sus posturas encontradas con la política exteriorde Washington. Más aún, queda todavía para ver si la necesidad de asegu-rar el abastecimiento del crudo no generaría competencia, sino fricción yconflicto entre los dos países. Lo cierto es que, aparentemente, el petróleovuelve a reavivar una suerte de nacionalismo estadounidense por encima desu compromiso con la economía abierta, como ha demostrado la resolu-ción de la Cámara de Representantes del 30 de junio de 2005 pidiendo a laadministración de Bush bloquear la compra de la empresa estadounidenseUnocal Corp. por parte de CNOOC Ltd., una de las tres más grandes fir-mas chinas de energía, invocando razones de seguridad nacional, y provo-cando una fuerte reacción por parte del Ministerio del Exterior de China(Goodman, 2005).

D. El petróleo y el gas natural ruso en la era de Putin

Para los países productores de petróleo y gas natural, las perspectivas sondistintas. Desde la crisis de 1998, la recuperación primero y el espectacularcrecimiento de la economía rusa en el decenio de la llegada al poder deVladimir Putin sin dudas se nutre del nuevo panorama del precio delcrudo. Pero a la vez, le ha permitido al presidente ruso no sólo recuperar elprotagonismo del Estado en el contexto interno luego de la anarquía oli-gárquica de los años de Yeltsin, sino también una presencia internacionalmucho más sólida y activa que en la década anterior (Stroupe, 2006).

E. Irán y la diversificación del riesgo

En el caso de Irán, el factor del petróleo entra en sus cálculos de seguri-dad y proyección de poder no sólo por tener el 11,4 % de las reservas mun-diales, sino que es después de Arabia Saudita el segundo país con mayoresreservas en el Medio Oriente. Geopolíticamente, Irán domina el estrechode Hormúz, desde donde transitan dos tercios del crudo mundial hacia losmercados internacionales. Además, Irán tiene acceso al Mar Caspio. La

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posición geopolítica iraní, por lo tanto, impone un costo muy alto a la eco-nomía mundial en el caso de que el país se viera involucrado en un conflic-to bélico que lo amenace o amenace al régimen en su existencia. En estecálculo estratégico, el petróleo iraní aparece como un actor relevante parala seguridad nacional, y no su proyección de poder regional que, aparente-mente, usa más una fusión de la identidad shía y lógica de un frente derechazo a Israel, y a Occidente más en general (Claude, 2006) o, para usarlas palabras de Said Jalili, viceministro de Asuntos Externos, “la fuerza de[su] mensaje” (Hugeux, 2006).

F. Energía y cambios políticos en Sudamérica

El petróleo y el gas natural han promovido perspectivas de cambio tam-bién en Sudamérica. La caída del precio del barril a fines de los ochenta pro-vocó la crisis terminal del particular sistema democrático de Venezuela y laemergencia de quien en 1998 iba a transformarse en el hombre fuerte del país:Hugo Chávez. Su proyecto de cambio radical, su protagonismo de alto perfilen la región y el mundo, y su popularidad incontestable, no son segura-mente una consecuencia del alza del precio del barril; pero es difícil ima-ginar cómo se financiarían todos los emprendimientos de la llamada“revolución bolivariana” sin el nivel de ingreso que Venezuela tiene graciasa su petróleo. Salvando distancias, y seguramente en un contexto histórico ysocio-cultural bastante distinto, la llegada al poder de Evo Morales enBolivia se produjo con la movilización social de los indígenas en 2003 con-tra la venta del gas natural a una empresa estadounidense. Para los críticos aestos procesos de cambio en Sudamérica, el petróleo y el gas natural puedenaparecer como el sostén del populismo de Chávez y Morales. Sin embargo,este análisis simplista, primero, ignoraría el peso histórico de la exclusión en suvertiente social y racista, y, segundo, no permitiría evaluar la importancia delos proyectos integracionistas que significarían cambios notables en la región.

G. La prudencia de la continuidad en el Golfo y Áfricadel Norte

Para los países del Golfo, y en cierta medida también de África del norte,el petróleo sigue cumpliendo el rol de preservar la estructura del poder inter-no, aunque como el fenómeno del desafío islamista sugiere, sin la capacidad

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de generar el consenso y la cohesión de sus respectivas sociedades como enel pasado. Más aún, para las dinastías y elites dominantes en estos países,desde las llamadas “petromonarquías” conservadoras hasta los regímenesque, como en Argelia y Libia, emergieron procesos de liberación nacional yconstruyeron su identidad en discursos radicales y revolucionarios, la clavede su permanencia en el poder en la coyuntura de la pos-Guerra Fría pareceser la convicción de plegarse a la política de Washington, que se presentacomo su única garantía, y asegurar la transición en general a sus hijos o aalguien del entorno inmediato, ya que su principal desafío es fundamental-mente interno: el islamismo militante, que es también el mayor contestatariode la política estadounidense en el Medio Oriente.

Por lo tanto, aun cuando en el pasado todos estos regímenes intentaronen varias formas proyectar su poder en el ámbito internacional sin temer lasconsecuencias de un abierto auspicio al terrorismo, como en el caso libio,desde 1991 se encuentran “disciplinados” por el sistema. Es predecible quepara estos países, volver a un proyecto de poder regional o a un protagonis-mo internacional sin el aval de Washington mientras dure la puja hegemó-nica por la superpotencia simplemente no va a ser posible sin costos muyelevados. La aventura de Saddam Hussein, el último de los “revoluciona-rios” del panarabismo pero al fin y al cabo un sunni como todos los dueñosdel poder y del petróleo en el Golfo y el norte de África, y su final desgra-ciado, muy probablemente haya servido y todavía esté sirviendo como unapoderosa advertencia para abstenerse de cualquier desafío a la hegemoníade Estados Unidos. Este desafío, de todas maneras, lo ha asumido el islamis-mo capitalizando el resentimiento generado por las derrotas pasadas y la arro-gancia de la potencia que identifican como heredera de los colonialistaseuropeos.

H. Las repúblicas dinásticas

Aunque en un contexto distinto, el modelo del uso del factor petróleocomo instrumento de acumulación de poder y consolidación de posiciónde dominación, con abstención de intentos de proyección externa y/oambiciones de posicionamiento sistémico como potencias, parecen haber-lo adaptado con cierto éxito las ex repúblicas soviéticas en el sur delCáucaso y Asia Central. En Azerbaiján, Kazakhestán y Turkmenistán en par-ticular, países ricos en reservas petroleras y gas natural, se han consolidado

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una suerte de repúblicas dinásticas. Es cierto que en el caso de Azerbaijánhubo un notable esfuerzo de acercamiento y deseo de alianza con EstadosUnidos, y el irresuelto conflicto de Nagorno Karabagh no sólo alimenta undiscurso amenazante y belicista sino que también justifica el mayor presu-puesto militar de la región. Bakú da todas la señales de que los ingresos delpetróleo tienen como fin la recuperación de Nagorno Karabagh y que seria-mente se prepara para la guerra. No obstante, queda todavía por ver si estediscurso de mucha credibilidad se transformaría en realidad si el costo de lasupuesta solución militar del conflicto de Nagorno Karabagh resultase serla caída del poder de la familia Aliev.

I. Factor de conflicto

En África, finalmente, y más precisamente en Sudán, Congo, Angola yNigeria, donde se encuentran los yacimientos, el petróleo es factor tanto deatracción de la competencia entre China, por un lado, y Estados Unidos ysus aliados occidentales, por el otro, para el dominio del mercado, así comode potencial fractura social y fragmentación territorial. La crisis social se hatransformado ya en conflicto armado, mientras la competencia chino-occi-dental por lo menos fomenta la continua inestabilidad en el continente.Jamás antes de los últimos diez años el petróleo africano había suscitadotanto interés. Entre 1995 y 2005, sin embargo, las empresas que pidieronlicencias para explotar el petróleo del más viejo continente pasaron de 95 a216, y hoy África produce el 12 % del total del hidrocarburo líquido delmundo. En todos los países africanos ricos en petróleo, China no sólo hainvertido y lidera su proceso de modernización, sino que también ha pro-yectado un modelo de desarrollo muy atractivo que está alejando a estos paí-ses de Occidente, como lo demuestra la caída de la influencia de institucio-nes financieras internacionales, como el Fondo Monetario Internacional, queen los noventa habían asumido un rol de liderazgo en los proyectos de refor-mas estructurales en la región. En Angola, por ejemplo, pese a que ChevronTexaco y Exxon Mobil siguen siendo los mayores inversionistas –cada unacon una producción de unos 500 mil barriles por día–, y que BP y Totaldesarrollan grandes proyectos, las chances de que a largo plazo China ter-mine con la presencia occidental son considerables. Pero sobre todo enNigeria el petróleo se ha transformado en el mayor factor de fomento de con-flicto social, corrupción, criminalización de la economía y violencia sectaria.

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Se estima que se roban por día entre 70.000 y 300.000 barriles, y con elingreso que esto genera se arman varios grupos y compran influencia polí-tica. Es en Nigeria también que el Movimiento para la Emancipación delPueblo del Níger ha recurrido a la modalidad de secuestro de responsablesde empresas petroleras (Wolfe, 2006), mientras la Gran Alianza del Deltadel Níger ha amenazado atacar las plantas de industrias energéticas si lasempresas en el país no aseguran empleo a una lista de 250.000 jóvenesdesocupados que están capacitados para trabajar en la industria (Power andInterest News Report, 12-10-07).

J. Un primer intento de generalización

Todos estos casos donde el petróleo asume un rol en la política de podery deja de circunscribirse al ámbito puramente económico de la lógica delmercado sugieren una amplia generalización, donde vemos tres distintos“usos” del petróleo. En un primer caso, el petróleo juega un rol en la agen-da exterior y la política de proyección de poder o posicionamiento interna-cional; en un segundo caso, el petróleo actúa como factor de garantía de laperpetuación de un régimen que parece determinado a evitar cualquierriesgo que un eventual uso del petróleo en la agenda exterior podría gene-rar a esta meta principal; en un tercer caso, el petróleo directamente es cau-sante de conflicto, sea por atracción de la competencia entre potenciasmundiales para el dominio de la explotación de las reservas, sea por la frag-mentación interna que la explotación del petróleo provoca por fomentar lacriminalización de la economía e incentivar enfrentamientos entre distintossectores de la sociedad.

K. Una hipótesis de modernización

La pregunta, por supuesto, será: ¿cuál es la causa fundamental para queexistan estos tres distintos patrones del rol político del petróleo? Y pese aque ninguno de todos estos países está tan exento de problemas estructura-les internos como para caracterizarse como país desarrollado, se puedeensayar una posible respuesta a la pregunta anterior en una formulaciónhipotética: la clave parecería ser el rol que el petróleo ha jugado en lamodernización de estos países; más precisamente, si ha sido un factor entorno al cual ha girado la modernización del país y de la sociedad o apareció

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después de que un país productor hubiera exitosamente logrado su moderni-zación en términos políticos y sociales.

En efecto, siguiendo el razonamiento de este argumento hipotético, lospaíses productores de petróleo que lo usan en su agenda de política exteriorson países que se han modernizado antes de que el petróleo haya ocupadoun lugar central en los procesos globales de desarrollo. Los países cuyamodernización ha sido consecuencia del boom petrolero mundial prefierenconsiderar el petróleo como un factor interno para la consolidación delpoder y continuidad del régimen, a menudo identificado con una dinastía,y evitar su uso en la agenda exterior fuera de la lógica del mercado mundial.Los países sin un proceso de modernización ya acabado que han descubiertopetróleo en el contexto del mundo del pos 11 de septiembre de 2001 enfren-tan el riesgo de que el petróleo se transforme en un factor de fragmentación yconflicto social.

Este intento de generalización conceptual de la problemática del petró-leo y del conflicto, evidentemente, podría resultar polémica y cuestionable.Al fin y al cabo, es cuestionable si los casos así categorizados responden amodelos perfectos como aquellos que sugiere esta misma categorización.Pero las hipótesis se plantean precisamente para testar su validez; y estahipótesis en particular constituye más bien una invitación a formular casosde estudio para profundizar la investigación y el debate.

Con tal fin, en el punto II se exploran algunas de las formulaciones teó-ricas que ayudan a explicar la tendencia general de la vinculación del petróleocon la conflictividad global.

II. Los intentos de teorización de la conflictividadpor las fuentes energéticas: la escasezmalthusiana redefinida en el mundo del finde la bonanza petrolera

A. Explicando el alza irreversible del precio del barril:la era del petróleo duro

Como Michael Klare menciona en el principio de su artículo que explo-ra la teoría del “pico petrolero” (2001), desde 2001 abunda la literatura queremite al trabajo del geólogo M. King Hubbert en los 50 y sus seguidores.

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La teoría sostiene que la producción mundial del petróleo aumentará hastaque aproximadamente la mitad de las reservas se agoten; en este punto, laproducción diaria alcanzará un pico desde donde comenzará su irreversibledeclinación. Los discípulos de Hubbert, incluyendo a Kenneth Deffeyes dePrinceton, calculan que ya se ha consumido la mitad de las reservas mundia-les y, por lo tanto, el momento del “pico petrolero” predicho por Hubbertestaría llegando. La gran controversia que generó la teoría era cómo calcularlas reservas petroleras mundiales. En un informe de 2004, por ejemplo, elDepartamento de Energía de Estados Unidos opinaba que el pico de petró-leo convencional se alcanzaría hacia mediados del siglo XXI, no en susprincipios.

Klare, sin embargo, apunta al pesimismo cada vez mayor en las grandescorporaciones petroleras. Observa primero que la forma en que los críticosde las predicciones de Hubbert calculaban el total de las reservas mezclabafuentes no convencionales, como por ejemplo el petróleo offshore que, evi-dentemente, generaba razones para el optimismo; segundo, recuerda undetalle ya revelado por los teóricos del pico petrolero que a menudo sus crí-ticos ignoraban: la primera mitad del petróleo que se extrajo para el consu-mo ha sido en las reservas de las capas más altas y, por lo tanto, de fácilextracción y transportación. Precisamente, es esta mitad la que se ha extin-guido, y quedan para explotar las reservas más profundas, en lugares geo-gráficos inestables, u offshore, cuya extracción es más difícil y necesita másinversiones. Por lo tanto, para un inversionista, la era del “petróleo duro” yaestá aquí y se revela en el precio del barril que, según el analista financierode Man Financial, John Kidruff, estaría “como título [en los medios decomunicación] lejos de los 100 dólares” que tranquilamente llegará si seperjudica seriamente el suministro de las reservas iraquíes y nigerianas o siacontece una intervención militar estadounidense contra Irán.

La segunda razón del pesimismo acerca de los precios de las fuentesenergéticas es la demanda mundial que según el informe Medium Term OilMarket Report de la Agencia Internacional de Energía (AIE) del 8 de juliode 2007, aumenta mucho más rápido que el descubrimiento y desarrollode nuevos pozos. Tomando en cuenta el promedio de crecimiento de la eco-nomía mundial de 4,5 % como consecuencia de la emergencia de China eIndia en los próximos cinco años, la demanda global del petróleo crecerá unpromedio de 2,2 % anual, y el consumo diario de 86,1 millones de barrilesen 2007 llegará a 95,8 en 2012. Con suerte, la industria petrolera puede

25Crisis energética y conflictividad global

satisfacer tal demanda en este período, pero después de 2012 el panoramaparece desolador. El informe anota también que el apetito de petróleo enlos países desarrollados no parece ceder; al contrario, los consumidores seacomodan al alza del precio.

El segundo informe anual, Facing the Hard Truths About Energy, del Con-sejo Nacional del Petróleo (CNP), sometido a consideración del Departamen-to de Estado a mediados de julio, parece menos pesimista y, al igual que elinforme de AIE, sostiene que con una adecuada mezcla de decisiones polí-ticas y de niveles de inversión será posible satisfacer la demanda mundial depetróleo y gas natural por los próximos años: “Las reservas energéticasmundiales, afortunadamente, no se están agotando”. Pero Klare le da unalectura más detenida al informe y revela que la sugerencia del CNP es unasuma estimada a 20 billones (trillion) de nuevas inversiones hasta 2030para asegurar la satisfacción de la demanda anticipada de energía. Estasuma significa sencillamente unos 3 mil dólares por persona en los valoresmonetarios actuales, en un mundo en el cual la mitad de la humanidadgana por año menos de la mitad de esta cifra. Las nuevas inversiones, porlo tanto, tienen que provenir de las sociedades desarrolladas y necesitaríanun clima atractivo para su realización. “Es en este punto –escribe Klare–que el observador astuto empieza a alarmarse; pues, como el informemismo sostiene, este clima no se ha de esperar. Como el centro de gravedadde la producción mundial de petróleo se inclina decididamente hacia losmiembros de la OPEP y productores Estado-céntricos de energía comoRusia, son los factores geopolíticos y no de mercado los que dominarán laindustria energética y un nuevo conjunto de inestabilidades caracterizará elcomercio del petróleo.”

Todas estas realidades, concluye Klare, convalidan la predicción de lateoría del pico petrolero y, por lo tanto, se necesitará mucha suerte para lle-gar a 2012 y quizá un poco más sin una mayor crisis económica mundial.

B. Los recursos naturales como determinantesde la conflictividad

No es una coincidencia, por supuesto, que la teoría del pico petrolero lehaya llamado la atención a Michael Klare. El profesor de Hampshire Collegeen Amherst, Massachussets, ya es autor de Blood and Oil: The Dangers andConsequences of America’s Growing Dependence on Imported Petroleum y su libro

26 Khatchik DerGhougassian

Rising Powers, Shrinking Planet: The New Geopolitics of Energy se publicará en2008. Klare es uno de los teóricos que reformularon los parámetros de análi-sis de la seguridad internacional después de la Guerra Fría en función de lacentralidad que los recursos naturales van adquiriendo en la política interna-cional. En el centro de su reformulación teórica está el argumento de la pérdi-da de significado del factor ideológico que después de la Segunda GuerraMundial y por cuatro décadas definió la agenda estratégica de Estados Unidos.El colapso de la Unión Soviética tornó ya irrelevante el discurso dominante. Acambio, el entendimiento de la seguridad empezó a adquirir una dimensióncada vez más marcadamente económica. “Mientras en el pasado se creía queel poder nacional residía en la posesión de un poderoso arsenal y el manteni-miento de un sistema extendido de alianzas, actualmente se asocia con el dina-mismo económico y el desarrollo de la innovación tecnológica” (Klare, 2001,pág. 7). En esta visión, la misión de los militares ha cambiado de la contencióndel comunismo a la protección del suministro de las materias primas deriva-das de estos recursos dispersos en el mundo. Pero la tendencia de la economi-zación de la seguridad internacional no es propia de Estados Unidos; es global,y todos los países, en mayor o menor grado, reformulan su política de defen-sa y seguridad pensando en los recursos naturales.

Además de esta tendencia global de la economización de los asuntos deseguridad, la nueva centralidad de los recursos naturales se explica por la nece-sidad de mayores inversiones para su extracción, un aspecto que se diferenciadel pasado, donde siempre hubo conflicto por los recursos naturales. Otrostres factores se suman para consolidar la teoría de la guerra por los recursos:“… la escalada mundial de la demanda por bienes de todo tipo; la muy pro-bable emergencia del problema de la escasez de los recursos naturales; y la dis-puta por la posesión de recursos de materias críticas” (Klare, 2001, pág. 15).Aplicando este cuadro analítico al petróleo, Klare daba por segura la irrupcióndel conflicto durante los primeros años del siglo XXI: “No se puede determi-nar el grado de violencia, el nivel de intensidad, y la ubicación geográfica. Porúltimo, la frecuencia y característica de la guerra dependerá del peso relativo yla interacción de tres factores clave: (1) el entorno político-estratégico en quese toman las decisiones acerca de los temas de los recursos; (2) la futura rela-ción entre la demanda y la oferta; y (3) la geografía de la producción y distri-bución del petróleo” (Klare, 2001, pág. 29).

El punto de inflexión histórica de la emergencia del petróleo en la agendapolítico-estratégica mundial ha sido la decisión de Winston Churchill en 1912

27Crisis energética y conflictividad global

de cambiar la fuente de energía de las naves de guerra británica del carbón alpetróleo. La decisión reveló su importancia y proporcionó a la flota británicauna ventaja significativa sobre sus adversarios, especialmente los alemanes. Almismo tiempo, sin embargo, el petróleo ya adquiría un valor estratégico.Desde entonces, la guerra ha sido inimaginable sin la garantía del suministrodel combustible proveniente del petróleo. Klare hace una observación muyrelevante sobre la política de seguridad del petróleo donde subraya las diferen-tes motivaciones estratégicas de los países que importan petróleo y aquellosque lo producen. Mientras que para los primeros el objetivo es asegurar elsuministro, los exportadores de petróleo se obsesionan por la posesión delrecurso. De hecho, el mapa de la conflictividad del petróleo combina estas dosmotivaciones que a menudo se cruzan cuando el petróleo entra en los cálculosde proyección de poder y se define en su dimensión geopolítica.

A la vez, Paul Rogers (2000; 2001) amplía el vínculo de los recursos natu-rales con la conflictividad de principios del siglo XXI, cuya dinámica definecomo la combinación de la polarización socio-económica en el ámbito glo-bal y, más general que los recursos naturales, la degradación medioambiental.Basándose sobre los informes de la ONU, Rogers demuestra cuánto se haacelerado esta polarización en las dos últimas décadas del siglo XX, entre unaminoría que tiene cada vez más acceso a los bienes materiales y la mayoríaque se ve cada vez más restringida en su capacidad de consumo. Pero a dife-rencia de esta misma polarización en el pasado, la mayoría desposeída delmundo actual tiene una conciencia mayor de su condición y es mucho másproclive a la rebelión. Es de esperar, entonces, que el factor de resentimientoy predisposición contestataria de esta mayoría, que en general se ubica enespacios geográficos ricos en recursos naturales, sea una motivación más deconflicto. De hecho, el discurso de defensa de los recursos naturales y de unamayor equidad en la redistribución de los ingresos que generan se observacada vez más frecuentemente, pese a que los términos de confrontación amenudo tengan una formulación más bien idealista.

C. La economía política de la seguridad internacionalde las fuentes energéticas

El vínculo entre recursos naturales y conflictividad ha sido exploradofundamentalmente en el caso de las guerras civiles. Hommer-Dixon (1999),Berdal Malone (2000) y Ballentine y Nitzschke (2005) han propuesto

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interesantes matrices que relacionan la escasez de los recursos naturales conla violencia y tratan de determinar en qué condiciones las disputas se trans-forman en conflictos armados. Sin embargo, una generalización interesantede estas vinculaciones es la que hace Kahl (2006) desde la perspectiva de laeconomía política de la seguridad internacional cuando estudia “un compo-nente crucial de la economía política de las guerras civiles: la conexión entrelas presiones crecientes sobre los recursos naturales provenientes de un rápi-do crecimiento de la población y las externalidades negativas de la economíade la globalización por un lado, y los conflictos armados en los países endesarrollo del otro” (Kahl, 2005, pág. 77). Su aporte consiste en diferenciarentre la perspectiva neo-malthusiana, que considera que la escasez de losrecursos naturales hace que las sociedades se inclinen hacia el conflicto,mientras que los neoclásicos desafían esta perspectiva y sostienen que elmayor peligro proviene de la abundancia de los recursos naturales.

Según Kahl, las dos perspectivas tienen en común más de lo que se supo-ne y, en definitiva, es el “diálogo” entre ambas lo que ayudaría a entendermejor la conflictividad de los recursos naturales. Así, mientras en el centro dela atención de los neo-malthusianos está el problema de la degradación de losrecursos renovables (tierras cultivables, agua potable, riqueza de los océanos,etc.), los neoclásicos enfocan los recursos no renovables como, precisamente,las fuentes energéticas. “Más aún, tanto los neo-malthusianos como los eco-nomistas neoclásicos aceptan que los problemas surgen de la dependencia delos recursos naturales; aparentemente su discrepancia remite al énfasis de laspatologías en etapas temporales distintas de esta dependencia. El menor nivelde discrepancia entre las dos perspectivas consiste en el supuesto de que elcontexto político es el que más probablemente produzca conflictos violentos.Ambas en general concuerdan en que Estados débiles dotados de institucio-nes autoritarias o en un proceso de transición son más proclives al conflictopor los recursos naturales” (Kahl, 2005, pág. 78).

Analizando esta diferencia conceptual entre escasez y abundancia, Kahlestablece la conexión entre las perspectivas neo-malthusiana y neoclásica entres aspectos clave. Primero, la mayoría de los recursos no renovables quelos neoclásicos enfocan son abundantes en su lugar de extracción pero esca-sos globalmente: “De hecho, es esta escasez global de estos recursos que loshace tan valorados y, por lo tanto, pone precios tan altos para su capturamediante la violencia” (Kahl, 2005, pág. 89). Segundo, la abundanciapuede producir escasez cuando la explotación de los recursos naturales,

29Crisis energética y conflictividad global

generalmente no renovables, producen la degradación del medioambientey, por lo tanto, escasez de otros recursos –generalmente renovables–.“Finalmente, la abundancia y la escasez se combinan para formular desafí-os desarrollistas para los países dependientes de los recursos naturales. Enmuchos aspectos, los neo-malthusianos y los neoclásicos no se entiendenporque ignoran la noción de tiempo y secuencia en su análisis. Para vercómo ambas lógicas pueden operar, y de hecho reforzarse una a la otra,consideremos tres etapas temporales idealizadas en un país cuya economíaes dependiente de la oferta local de recursos naturales: (1) abundancia ini-cial; (2) escasez emergente; y (3) el tiempo en el cual la explotación de unrecurso escaso local ya no es viable económicamente y obliga diversificar laeconomía y buscar ofertas alternativas y sustitutas. Neo-malthusianos y neo-clásicos, ambos, deberían acordar que el mayor riesgo de una guerra internareside en la segunda etapa” (Kahl, 2005, pág. 90).

La economía política de la seguridad internacional de las fuentes ener-géticas, y el cuadro analítico cruzando las perspectivas neo-malthusianas yneoclásicas propuesto por Kahl, sobre todo tomando en cuenta la concor-dancia de ambas perspectivas acerca de la importancia del Estado y las ins-tituciones de gobierno a la hora de determinar la potencialidad del conflic-to, nos ayudan mucho a entender el mapa de la conflictividad global por lasfuentes energéticas. Sin embargo, por tener como objeto de estudio la gue-rra civil, es decir el contexto interno, el cuadro analítico de Kahl adolece deuna seria limitación a la hora de considerar el conflicto relativo a una pro-yección de poder regional o global por los recursos naturales energéticos,así como el impacto de este factor externo en las distintas fases del desarro-llo de la conflictividad interna, como propone Kahl. En este sentido, lostres roles o “usos” de las fuentes energéticas definidos conceptualmente enel punto I de este ensayo podrían ser un punto de partida para refinar lasteorías del conflicto de los recursos naturales agregándoles la dinámica deinteracción de los factores internos y externos.

III. A modo de conclusión: la centralidad del Estado

Combinando los conceptos teóricos explorados en el punto II y consi-derando el mapa de la conflictividad global por las fuentes energéticas des-crito y discutido en la primera parte, es posible intentar la formulación de

30 Khatchik DerGhougassian

una respuesta a la pregunta de investigación propuesta como eje de análisisdel tema. Dos conclusiones en particular parecen fundamentales a la horade determinar el papel de las fuentes energéticas en la conflictividad globala principios del siglo XIX.

Primero, pese a que, como las teorías de pico petrolero y guerra por losrecursos formulan, la escasez de las fuentes energéticas es un hecho y la con-vicción de la tendencia irreversiblemente creciente del precio ya está en loscálculos de los tomadores de decisiones, no son las fuentes energéticas lacausa de la conflictividad global. El papel central lo tiene el Estado, cuyo“regreso” en detrimento del mercado en el tema energético no sólo es obser-vable sino entendible en la lógica del poder. Esto es observable en la inter-vención estatal en las decisiones referentes a las fuentes energéticas, y esexplicable por la realidad objetiva de un precio tendiente a aumentar por lacreciente demanda y sugerir, por lo tanto, que la posesión y no la adminis-tración de estos recursos es el factor que asegura los beneficios. En otraspalabras, y como Klare ya lo había sugerido, es la política de poder lo queva a tener trascendencia a la hora de tomar decisiones y no las considera-ciones propias de la lógica de la demanda y oferta del petróleo y el gas natu-ral. La centralidad del Estado resulta relevante también en la observaciónhecha en la primera sección acerca del grado de modernización de la socie-dad en un país productor de petróleo, así como el rol que este ha jugado eneste proceso como factor de determinación del “uso” del petróleo.

Segundo, es la interacción de la dinámica interna del proceso de explo-tación de las fuentes energéticas y las proyecciones de poder global la queen definitiva determinará el grado de conflictividad. Por un lado, se debesuponer que si convivir con el precio alto y en permanente alza del petró-leo está arraigado en las consideraciones de los tomadores de decisión, yque, además, ya se contempla en los cálculos del futuro inmediato el hori-zonte de un mundo sin petróleo, entonces un cambio de perspectiva y prio-ridades también debe regir en las tomas de decisión. En este sentido, ysiguiendo el cuadro de Kahl, es en la fase de la emergencia de la escasez delrecurso anteriormente abundante que debería intervenir la decisión dediversificación de la economía para evitar el conflicto. La pregunta, enton-ces, será si en definitiva ha sido la proyección de poder el factor generador delpunto de inflexión para que el petróleo emerja en la agenda internacionalcomo un asunto estratégico. ¿Qué motivación fundamental llevaría a losEstados, importadores y exportadores de petróleo y otros recursos energéticos,

31Crisis energética y conflictividad global

a atribuirle valor estratégico a la diversificación de la economía a la hora deconstatar la inminencia de la emergencia de la escasez?

La pregunta podría parecer demasiado complicada, pero no por ello lalógica de la interacción interna/externa se descalifica. Más aún, es la únicaque podría llevar a la formulación de la motivación central mencionada. Dehecho, las respuestas aparentemente obvias de “cooperación internacional”o “cambio de hábitos de consumo” consideradas en forma aislada pecaríande simplismo, como observaría un conocedor de la teoría de acción colecti-va. Sería distinto si se pensara en su aplicación simultánea y en una soluciónque combinara políticas internas e internacionales al mismo tiempo. Quizáel ámbito global sea demasiado amplio para poder emprender un esfuerzomínimo de combinación de políticas internas y externas; pero el ámbitoregional bien podría proporcionar un terreno donde eventualmente se ensa-yarían nuevas propuestas en este sentido, siempre y cuando los Estadosdemuestren voluntad política de cambio, y el esfuerzo de encarar una tareade esta magnitud no desaliente a los teóricos, analistas, tomadores de deci-sión, formadores de opinión y activistas político-sociales.

Notas

1. Original del texto en inglés, traducción libre del autor. La misma moda-lidad se aplica a toda cita cuyo original no es en español.

2. La palabra preemption no tiene traducción exacta en español. Se defi-ne como una acción preventiva respecto de un evento desastroso futu-ro del cual existe información segura que permita anticiparlo paraimpedir su realización. Conceptualmente, en términos estratégicos pre-emption se diferencia de prevention en su identificación con el uso dela fuerza militar como medida preventiva, mientras que los defensores depolíticas de prevención abogan por una gama más amplia y variadade medidas.

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RESUMEN

¿Ha sido el petróleo el verdadero motivo de la intervención militarestadounidense en Irak? ¿Es el acuerdo acerca del reparto delingreso del petróleo el factor determinante para la estabilización deIrak? ¿Es el horizonte de la crisis energética mundial el principalcausante de la conflictividad global a comienzos del siglo XXI o lacrisis energética no es más que un factor secundario que condicio-na el resultado de la dinámica política, en general definida en tér-minos de poder, y/o interviene en la misma? El presente trabajo sepropone discutir la relación entre las fuentes energéticas y la con-flictividad global a principios del siglo XXI, con el propósito de defi-nir un marco conceptual-analítico que permita una racionalizaciónmás rigurosa del estudio de casos.

Diálogo Político. Publicación trimestral de la Konrad-Adenauer-Stiftung A. C.

Año XXIV - Nº 4 - Diciembre, 2007

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La política energética de Chile:de la dependencia al desarrollosostenible

Helmut Wittelsbürger

Los recursos energéticos de Chile son limitados y mucho parece indicarque el país no puede confiar en las importaciones de gas desde la Argentinacomo fuente de abastecimiento segura. Al respecto, el director del Centropara Estudios Energéticos de la Universidad Austral puntualiza: “Chilecarece de una política energética seria y responsable”.

Por cierto, no se trata de un juicio halagüeño para un país cuya deman-da energética crece de manera vertiginosa, impulsada por la industria encrecimiento y el mayor consumo de los hogares. Chile importa el 90 % delgas, carbón y petróleo que consume. A pesar del tendido de oleoductos ygasoductos entre Chile y sus países vecinos, esto no es equivalente a unabastecimiento energético seguro. Europa vivió recientemente en carnepropia la importancia que reviste hoy contar con fuentes energéticas segu-ras cuando quedó a merced del enfrentamiento de Rusia con los países porlos que atraviesa el gasoducto que lleva el gas a Europa occidental.

HELMUT WITTELSBÜRGER

Estudios de Ciencias Económicas y Sociales en la Univ. Leopold Franzens,Innsbruck (Austria). Asesor del Gobierno del Estado Federado de Estiria,Austria (1976-1977). Oficial a cargo de la sección de Economía Exterior dela Confederación de Industria Alemana (BDI), Colonia (1977-1980). Directordel Centro Interdisciplinario de Investigación de la Fundación KonradAdenauer (KAS) para América Latina, CIEDLA, Buenos Aires, Argentina(1981-1991). A partir de noviembre de 2002, director de la Oficina de laFundación Konrad Adenauer en Chile. Asesor principal de la OrganizaciónDemócrata Cristiana de América con sede en Santiago de Chile.

I. El MERCOSUR y la cooperación en el sectorenergético

Las raíces de la UE se remontan a la Comunidad del Acero y del Carbóncreada en 1951. En aquel momento, el tema central no era la liberalización delcomercio sino la explotación conjunta del acero y del carbón, teniendoen cuenta que en aquellos tiempos el carbón era un recurso energéticoinsustituible para la industria.1 Hoy, la Unión Europea es la comunidad deEstados más desarrollada en cuanto a integración y cooperación entre susmiembros.

El MERCOSUR está todavía muy lejos de alcanzar ese mismo grado deintegración y a pesar de su dinámica inicial,2 su integración viene desacele-rándose notablemente en los últimos años. Esta suerte de estancamientoprevalece hace diez años ya. Chile es apenas un miembro asociado delMERCOSUR y el país tampoco está interesado en modificar su actual sta-tus, dado que impulsa una política de comercio exterior más liberal (Cfr.Wittelsbürger, 2003) que el MERCOSUR, con aranceles externos másbajos frente a terceros países.

En particular los grandes desequilibrios económicos entre los Estadosmiembros Uruguay y Paraguay, por un lado, y Brasil y la Argentina por elotro, generan reiteradas desinteligencias políticas e impiden profundizar laintegración del MERCOSUR, un proceso al que Venezuela como nuevomiembro parece aportar más confusión que tranquilidad y reflexión. Otroingrediente es la relación entre la Argentina y Brasil, que tampoco deja deser problemática.3 En los cuatro países fundadores prevalece el imperativode la soberanía nacional por sobre la integración, lo que hace imposibledelegar competencias políticas y económicas en las instituciones del blo-que. Las decisiones meramente bilaterales, tomadas por consenso, no gene-ran una mayor integración. Asimismo, el Parlamento del MERCOSUR,inaugurado en diciembre de 2006 y que inició su labor en 2007, sólo poseefacultades asesoras y no legislativas.

La política de comercio exterior también difiere dentro de la región. Entanto que a más tardar desde la incorporación de Venezuela, y teniendo encuenta las rígidas estructuras que rigen al bloque, el MERCOSUR parecehacer inviables los tratados de libre comercio con Estados Unidos, los paí-ses situados al oeste de los Andes han celebrado tratados de libre comer-cio progresistas con diversos Estados o bloques.4 Hasta qué punto han

36 Helmut Wittelsbürger

quedado trabados los esfuerzos de cooperación en América del Sur lomuestra la coexistencia de tres modelos.

La “Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudame-ricana” (IIRSA) del año 2000 nunca pasó de ser una declaración de intencio-nes en el sector de infraestructura. Muchos países en la región interpretaneste modelo como expansionismo brasileño.

En diciembre de 2004 se reunieron en Cuzco (Perú) doce jefes deEstado latinoamericanos y declararon la creación de la Comunidad Suda-mericana (CASA), una iniciativa que se inspira en el modelo de la UE. Entanto que el ex presidente peruano Toledo ya hablaba de una monedacomún, Ricardo Lagos dibujó un cuadro mucho más realista, caracterizadopor pequeños pasos en dirección a una mayor integración, por ejemplo enrelación a áreas de frontera, infraestructura y sistemas energéticos interco-nectados. Con la Comunidad Sudamericana de Estados, la ComunidadAndina y el MERCOSUR coexisten ahora tres estructuras relativamentegrandes, sin que se hayan logrado verdaderos avances en la integración delcontinente. Resulta dudoso si este cúmulo de iniciativas integradoras puedeefectivamente desencadenar un impulso positivo.

Resta preguntar qué opciones podría aportar una integración más pro-funda, sobre todo en el sector energético. Actualmente, Chile sólo puedecubrir su demanda de energía importando el combustible necesario, lo quedebido a las disputas que subsisten con sus vecinos conduce al país a unadependencia con consecuencias negativas para el abastecimiento energético desu economía pujante y dinámica.5

La integración energética parece más bien ser un tema para tratadosbilaterales. Los acuerdos regionales sólo existen en las ideas y sobre elpapel. Si bien hay proyectos comunes para la construcción de oleoductos,acuerdos sobre el suministro de energías convencionales e inversionestransnacionales. el camino hacia una cooperación regional es ciertamentemás largo.

En agosto de 2005, los Estados del MERCOSUR acordaron junto conChile, Perú y Bolivia la creación del “Gasoducto del Sur”, un anillo deabastecimiento conformado por oleoductos y gasoductos bilaterales ynacionales. Se trata de un paso importante en la integración energética,aunque sería necesario impulsar simultáneamente iniciativas legislativasque garantizaran la seguridad jurídica para las inversiones transnacionales.Atraer inversores internacionales sólo será posible ofreciendo esa seguridad.

37La política energética de Chile

Las garantías institucionales son indispensables y, sobre todo, crean seguri-dad, transparencia y estabilidad. Sin embargo, hasta la fecha sólo están dispo-nibles las reservas de gas del Perú para alimentar este anillo energético. La par-ticipación de Bolivia y del nuevo miembro del MERCOSUR Venezuelaparece poco probable por ahora.

Muchas esperanzas se depositaron también en la Cumbre del MERCO-SUR celebrada a comienzos de año en Río de Janeiro. La declaración finalcontiene la promesa de una mayor cooperación económica, incluido el sectorenergético. Sin embargo, no queda claro cómo se implementará esta coopera-ción. Como primera medida está previsto tratar en una Comisión la posibleincorporación de Bolivia con sus reservas de gas. Uno de los factores quedemoran las decisiones es la política de estatización impulsada por el gobiernode Evo Morales, que afectó sobre todo a la brasileña Petróleo Brasileiro S.A.(Petrobras), pero también la rápida aceptación de Venezuela en el MERCO-SUR sin verificar el cumplimiento por parte de ese país de las condiciones pre-vistas en la “Cláusula democrática” del Tratado del MERCOSUR.

La importancia de Europa para los Estados del MERCOSUR quedadocumentada en las estadísticas sobre comercio exterior. Más de un terciode las exportaciones e importaciones del MERCOSUR corresponde a laUE. El mismo rango ocupan las elevadas inversiones directas provenientesdesde Europa, dirigidas sobre todo hacia Brasil y Argentina. No obstante,los dos bloques no logran celebrar acuerdos más amplios. La UE obstaculi-za la firma del acuerdo con su proteccionismo agrario y del lado de losEstados del MERCOSUR contribuyen a esta situación una coordinacióndeficiente, instituciones débiles y la falta de aceptación de Brasil como coor-dinador de las políticas. A ello se agregan los reclamos europeos en cuanto auna liberalización del sector de los servicios, protección de la propiedadintelectual y sistema de compras públicas.

Uno de los objetivos generales de la política para el desarrollo de Europa escontar con un abastecimiento energético seguro. A ello se agregan intereseseconómicos. Grandes grupos energéticos europeos invierten y producen enAmérica Latina. Para estas actividades, los inversionistas necesitan contar conseguridad jurídica. Con la “Facilidad América Latina” de la Comisión Europeay el Banco Europeo de Inversiones se busca fortalecer el proceso de integraciónlatinoamericana. La energía (eficiencia energética, uso de tecnologías limpias,abastecimiento seguro), las telecomunicaciones y la infraestructura en generalconstituyen temas prioritarios de esta política.

38 Helmut Wittelsbürger

En octubre de 2005 se celebró en Madrid el Primer Congreso EnergéticoEuropeo-Americano con representantes de América del Sur y Europa.Dirigentes empresarios y autoridades reguladoras reclamaron una mayor coo-peración en el ámbito de las energías renovables y los biocombustibles.También se escuchó claramente el deseo de Europa de que América Latinaavance en su integración regional a través de la creación de un mercadoenergético interno.

En la declaración final de Viena (Cumbre Unión Europea-AméricaLatina/Caribe) el 12 de mayo de 2006, uno de los temas centrales fue laenergía como consecuencia de los planes de estatización del sector enVenezuela y Bolivia. En el punto 29 de la Declaración se señala: “A la luz dela rápida transformación de los parámetros globales en materia de políticasenergéticas, reconocemos la necesidad de una colaboración regional e inter-nacional más estrecha en el sector energético. Reafirmamos nuestro com-promiso para promover la eficacia energética y para aumentar el uso defuentes de energía renovables como un paso importante para la seguridad,la estabilidad y la competitividad en el ámbito del abastecimiento energéti-co y del desarrollo sostenible. Seguiremos consolidando el diálogo y la coo-peración bi-regionales, en particular en lo relativo a las energías renovables.Acogemos con satisfacción los esfuerzos para promover iniciativas de inte-gración energética en América Latina y en el Caribe”.

Ya se registran algunos esfuerzos de un uso energético más eficiente. Así,por ejemplo, el programa BEPINET (implementación de plataformas deentrenamiento en biomasas energéticas en América Latina) promueve eldesarrollo de energías renovables a partir de biomasas en la región andina yamazónica de Perú y Ecuador. Sin duda el proyecto está acotado al nivel local,pero promueve una mayor toma de conciencia acerca de la importancia de lasenergías renovables.

Pero falta dar otros pasos. También debe tenerse en cuenta que paraEuropa es difícil celebrar acuerdos regionales o sub-regionales debido alas heterogéneas políticas de los Estados nacionales en América del Sur.El MERCOSUR parece estar dividido y paralizado, por lo que muchospaíses buscan soluciones bilaterales. Otro posible rol de Europa podríadarse a partir de los certificados de emisión que los contaminadores enEuropa deben comprar urgentemente para cumplir con los compromisoscontraídos. Este es un campo en el que América Latina ofrece grandesposibilidades.

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II. La incorporación de Venezuela al MERCOSURy la crisis energética chilena6

La “Iniciativa de Libre Comercio de las Américas” impulsada por EstadosUnidos no pasa de ser un proyecto. Desde el ingreso de Venezuela al MER-COSUR aumentan las expresiones de rechazo a la propuesta. Ya no se ponenen duda sólo los beneficios del libre comercio, sino que se ha entrado en unconflicto ideológico con la política de Estados Unidos. Para un país comoChile, interesado en una integración de toda América, la credibilidad delMERCOSUR7 es un tema espinoso. Por otra parte, el presidente Chávez seexpresa vehementemente contra una cooperación económica y política conEstados Unidos8 y en su lugar ensaya proyectos que conducen más a unadependencia que a una cooperación.9 El ingreso de Venezuela al MERCOSURno envió señales esperanzadoras a la Unión Europea ni tampoco a EstadosUnidos. Un ingreso de Bolivia en calidad de miembro pleno no haría más queincrementar la heterogeneidad de esta unión de Estados.

Las reservas petroleras de Venezuela son las quintas en importancia enel mundo y el populista Chávez sabe cómo usar los ingresos obtenidos afavor de objetivos que responden a motivaciones ideológicas. Para crear unaintegración estratégica con ayuda del petróleo, Chávez ideó los proyectosPetrocaribe, Petrosur y Petroandina con vistas a la creación de una futuramultinacional Petroamérica. El eje de estos proyectos es la estatización delsector energético y el desarrollo de proyectos comunes en la exploración, laexplotación y el abastecimiento de hidrocarburos. Petrocaribe ha dejado deser una visión, dado que desde 2005 Venezuela exporta petróleo a preciospor debajo del mercado a 13 Estados miembros del Caricom.10

Un precedente mucho más importante puede ser el proyectado oleoductodestinado a unir Venezuela, Brasil y la Argentina a lo largo de una distancia de8.000 km, con ramificaciones hacia Bolivia, Paraguay y Uruguay. En la reu-nión cumbre del MERCOSUR en Río de Janeiro, los presidentes Lula yChávez firmaron un acuerdo para realizar un estudio de factibilidad.11

También aumenta el número de acuerdos de cooperación bilaterales conVenezuela como protagonista. En todos los casos se trata de iniciativas ten-dientes a crear la citada multinacional Petróleos de América o Petroamérica.

Hugo Chávez parece estar motorizando la integración energética. Unaprimera cumbre energética sudamericana tuvo lugar el 17 de abril de 2007en la Isla Margarita, en Venezuela. El objetivo perseguido fue nada menos

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que marcar el comienzo de una nueva era en la cooperación energéticaentre los Estados latinoamericanos. Chávez y Morales se muestran muygenerosos con sus reservas de materias primas y dispuestos a facilitar unaque otra tonelada gratis a sus vecinos latinoamericanos, además de ofrecer-se para brindar ayuda ante una emergencia.

Hay dos puntos que aún están sin resolver: que exista la posibilidad detransportar combustible de un país a otro no es en sí misma una garantíapara el abastecimiento seguro por parte de Venezuela. También habría quetener en cuenta que Venezuela no podrá abastecer a Sudamérica indefini-damente con energía. El otro punto es: ¿qué lugar ocupa Chile en todosestos proyectos que se barajan? Sobre todo teniendo en cuenta que la polí-tica chilena mira con mucho escepticismo estos desarrollos en torno aVenezuela y la propuesta Petrosur.

Chile cuenta con un sistema democrático que funciona adecuadamente yguarda una postura distante frente a los intentos de movilización populista queactualmente tienen lugar en algunos Estados de América del Sur. Chile debe-ría estar atento a no poner en juego el sistema de derechos y deberes conquis-tado por sus ciudadanos celebrando acuerdos con Estados que rechazan lademocracia representativa, el Estado de derecho, la división de poderes,la libertad de opinión y una economía de mercado con vocación social.

Únicamente si Chile logra aprovechar una posible integración energéti-ca del continente sudamericano sin renunciar por eso a sus ideas de demo-cracia y libre comercio, además de preservar y ampliar sus propios acuerdosbilaterales, la incorporación de Venezuela en un sistema energético inter-conectado podría ser una posible solución para el dilema energético deChile. En ese sentido, Chile también podría beneficiarse con una mayorintegración de Venezuela en el MERCOSUR. Si Venezuela suministra gasy petróleo a la Argentina, este último país podría a la vez exportar a Chilegas en mayor volumen.

III. ¿Seguridad en el abastecimiento energéticoa cambio de una salida al mar para Bolivia?

Chile posee una línea costera que se extiende a lo largo de casi 6.400km, en tanto que Bolivia carece de una salida al mar pero posee la segundareserva de gas natural más importante de América del Sur. Hasta la guerra

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del salitre librada hacia fines del siglo XIX, Bolivia contaba con una costapropia que, sin embargo, debió ceder a Chile como consecuencia de laderrota sufrida junto con Perú en el mencionado conflicto bélico conChile. Esta situación ha hecho que los bolivianos reclamen año tras añouna salida soberana al mar, del mismo modo en que los argentinos deman-dan la soberanía de las Islas Malvinas, hoy en poder de Gran Bretaña. Larealidad actual obedece a razones políticas e históricas y poco cambiaría enel plano económico, dado que en razón de acuerdos bilaterales Boliviaposee en el puerto chileno de Arica prácticamente la totalidad de los dere-chos soberanos. Crear un corredor desde territorio boliviano al Pacíficorequeriría, además, el acuerdo del Perú. Eso es al menos lo que exige lainterpretación jurídica chilena de los tratados internacionales negociadosentre los tres Estados finalizada la Guerra del Pacífico.

Una clara expresión de la tensión que existe entre Chile y Bolivia son losacuerdos de suministro de gas firmados entre Bolivia y la Argentina, queprohíben expresamente que la Argentina envíe gas boliviano a Chile.12

En la actualidad Chile está estudiando la alternativa de importar gaslicuado desde Asia. Sin embargo, ello requeriría crear una adecuada infra-estructura portuaria y terminales para la retransformación, lo que generaelevados costos de inversión. Otra dificultad radica en que Chile no cuen-ta con un sistema energético interconectado. Debido a su enorme exten-sión vertical, el país tiene tres sistemas de abastecimiento independientesentre sí. En caso de presentarse una emergencia en uno de estos sistemas, elotro no puede suplir la falta de energía, lo que se constituye en un talón deAquiles para la industria de la minería en el norte del país, un factor eco-nómico clave.

Hasta 2008, Chile proyecta satisfacer el 33 % de la demanda de energíaprimaria a través de gas natural. Este gas que Chile necesita para sustituir elincierto suministro desde la Argentina y contar con la energía suficientepara abastecer su economía en permanente crecimiento es un recurso quesu vecino Bolivia posee en abundancia.

De hecho, no se pueden hacer más que suposiciones en torno a las posibi-lidades que se abren para una salida al mar de Bolivia a cambio del suministrode gas. Las encuestas realizadas indican que la mayoría de los chilenos recha-za la posibilidad de ceder territorio nacional a Bolivia. Es evidente que lasrelaciones entre ambos países se ven afectadas por la problemática que sig-nifica “una salida al mar para Bolivia”, aun cuando una normalización de

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las relaciones redundaría en beneficio de ambos países. El año pasado se pro-dujo un primer y tímido acercamiento, cuando Chile tomó la decisión dereducir o incluso abolir un importante número de aranceles que gravaban laimportación de productos bolivianos. Otro paso en esta misma dirección seríael intercambio de embajadores en lugar de sólo cónsules generales.

La nacionalización de los recursos naturales bolivianos y su exploracióny explotación por parte de empresas exclusivamente bolivianas, la apropia-ción de capitales extranjeros sin ofrecer hasta el momento una indemniza-ción acorde con el mercado, son injerencias en un sistema de libre merca-do y de propiedad privada, postulados a los que adhiere la política oficialchilena. Las medidas tomadas por Bolivia no contribuyen a mejorar lasrelaciones bilaterales ni otorgan espacio a iniciativas privadas en los merca-dos energéticos de ambos países. Dificultan así las posibilidades de encon-trar soluciones conjuntas a problemas energéticos basadas en intereses empre-sarios. Dado que la actual política boliviana tampoco se compadece con losprincipios de organización socioeconómica que rigen el MERCOSUR, seesperaban palabras y pronunciamientos más claros por parte de sus Estadosmiembros frente a esta política.

IV. ¿El futuro de Chile son las energías renovables?

Las condiciones que se dan en Chile para el desarrollo de las energíasrenovables son únicas. En lo referente a energía eólica, solar y mareomotrizasí como a energía geotérmica, existen muy buenas perspectivas para unapolítica diversificada y una generación de energía limpia. En el norte, elsol brilla casi de manera permanente, en tanto que el sur está predestina-do para la energía hidráulica y el viento patagónico hace que esa regiónsea apta para la energía eólica. Asimismo, la geología favorece la energíageotérmica (Cfr. Wittelsbürger - Sterner, 2005).

Una diversificación de las fuentes energéticas y su distribución es uno delos problemas que Chile debe resolver en forma urgente. El mercado energé-tico liberalizado y en manos de empresas privadas depende de un financia-miento inicial por parte del Estado para promover las energías renovables. Porel momento, los precios de generación son muy altos y parecen poco rentablesen comparación con los combustibles de origen fósil.

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Es fundamental crear las condiciones legales que permitan promoverel uso de energías renovables porque de lo contrario, el sector privadoseguirá apostando a los combustibles fósiles como alternativa más econó-mica.13 También sería necesario regular el acceso de la energía producidaen unidades de generación descentralizadas a tarifas fijas, para brindar alos operadores la necesaria seguridad para proyectar sus negocios, ademásde canalizar inversiones hacia este sector. El desarrollo de nuevas tecno-logías y el aumento de los precios internacionales en los combustibles deorigen fósil determinan que la rentabilidad de las energías renovables seasólo una cuestión de tiempo. Una ley que aún espera ser aprobada por lasegunda Cámara del Parlamento chileno prevé que a partir de una fechatodavía por fijarse, el 5 % de la generación de energía deberá provenir defuentes energéticas renovables.

El gobierno espera concretar el mix energético proyectado con más cen-trales hidroeléctricas y proyectos de asociación entre el sector privado ypúblico para la importación de gas licuado (desde Perú, entre otros países).Proyectos tales como la realización de estudios de factibilidad para el uso deenergía atómica, la producción de energía de fuentes renovables, un mayoresfuerzo en el campo del ahorro de energía mediante la aplicación de nue-vas tecnologías (por ejemplo, mejoras técnicas en la transformación deenergía primaria en energía de uso en forma de acoplamiento fuerza-calor)se han convertido en ejes centrales de la política energética chilena, ademásde una sensibilización de la población (conductas destinadas a ahorrarenergía y recursos).14

La energía hidráulica, que en Chile representa el 21 % de la demandade energía primaria, también está conceptuada como una fuente de energíarenovable. El gobierno está empeñado en acrecentar su participación y con-sidera que las mejores condiciones están dadas en la Patagonia (RegiónAisén). No obstante, esta política genera una fuerte oposición entre secto-res ecologistas y los habitantes interesados en un turismo más ecológico. Enopinión de estos sectores, existen otras energías renovables que presentanmenos riesgo para la naturaleza y que son más económicas, eficientes y noquedan inmediatamente sometidas al control de operadores extranjeros.

Las grandes centrales hidroeléctricas han sido frecuentemente el blancode titulares adversos debido a su impacto sobre la flora y la fauna. La for-mación de un embalse implica la anegación de tierras y encierra un granpotencial de conflicto cuando es necesario relocalizar a los pobladores de las

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tierras inundadas. Además, está científicamente demostrado que los embal-ses de grandes dimensiones modifican el microclima. Por lo tanto, paramuchos ecologistas las centrales chicas son una mejor alternativa. No obs-tante, la energía hidráulica es un proveedor de energía poco confiable. Losríos se ven afectados frecuentemente por períodos de sequía que determi-nan un nivel de agua más bajo y, por ende, una menor generación de ener-gía. También es conveniente talar previamente los bosques que quedansepultados por las aguas del embalse debido a que la emisión de gas meta-no del lago artificial constituye una contaminación ambiental relativamen-te importante. Otra forma de generar energía a partir del agua reside en lafuerza mareomotriz. Sin embargo, su uso comercial recién está en loscomienzos, aunque existen trabajos internacionales de investigación y desa-rrollo que también impulsan esta tecnología.

El norte de Chile se presenta con más de 300 días de sol por año, endonde la radiación asciende a 6kWh/m/día. A pesar de ello, el uso de plan-tas fotovoltaicas para el suministro de electricidad en el norte de Chile sóloavanza trabajosamente. También parece más bien poco probable que puedasignificar la gran solución. Por el momento, la tecnología aplicada es muycara y la eficiencia energética baja. Sin embargo, la energía solar ya está encondiciones de realizar un aporte razonable al abastecimiento de unidadesde consumo más pequeñas y a la calefacción de agua industrial. Otraopción es el accionamiento de turbinas a vapor mediante la generación deelectricidad por tecnología solar.

Una ventaja particular de la energía eólica reside en que su generaciónes totalmente limpia, aunque tampoco esta fuente renovable escapa al pro-blema de la dependencia de los factores climáticos. Si no hay viento, no segenera corriente. No obstante, las mediciones de la intensidad y duración delos vientos auguran un futuro promisorio para esta fuente de energía renova-ble en Chile. La minería en el norte del país podría beneficiarse con un mayoruso de la energía eólica y de la tecnología solar. La instalación de granjas eóli-cas permitiría también aumentar la independencia en el abastecimiento conenergía.

La combustión de biomasa como fuente de energía “neutra en CO2”cumple una importante función para la generación de calor en Chile, enparticular tomando como materia prima la madera. En Chile, la extracciónanual de madera se ubica por debajo de la capacidad regeneradora y, por lotanto, contribuye a un sistema forestal sostenible. La explotación de pellets

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de madera constituye una importante fuente de ingresos. Desechos fores-tales no aprovechados generan posibilidades de obtener vapor y electricidadpara la industria o también dentro de los hogares en forma de centrales chi-cas. El uso de biomasa mediante residuos comunales o agrarios tambiénencierra posibilidades para generar calor. No obstante, hasta ahora se apli-ca poco la energía a partir de la biomasa como combustible. También esnecesario tener en cuenta que promover la biomasa como fuente de energíarenovable puede desembocar en monocultivos y un uso problemático de lassuperficies agrícolas. A menudo se talan bosques que son importantes secues-tradores de CO2 para plantar la palma de aceite. Por otra parte, la transfor-mación de superficies de producción agropecuaria en superficies de cultivosaptos como biomasa puede provocar un alza en los precios de los alimentos.

Muchas esperanzas descansan en la energía geotérmica. Una vez encontra-do el emplazamiento adecuado, es posible aprovechar esta fuente de energíarenovable en forma permanente, por ejemplo para el suministro de calefaccióna distancia. El potencial en todo Chile se estima en unos 10.000-20.000 MW,aunque por el momento se ha avanzado poco en perforaciones confiables. Aello se agregan otras circunstancias geológicas como sismos de menor intensi-dad y actividades volcánicas.

V. El mix de energía: una política energética racional y sostenible para Chile

En ningún caso la solución pasa por una alternativa única. La depen-dencia de un solo proveedor de gas demostró tener consecuencias nefastasen 2004, cuando la Argentina redujo el volumen de los suministros a nive-les inferiores a los pactados. Habrá que esperar para ver si las opciones esbo-zadas son políticamente viables. Una opción que contemple la intervenciónde una Venezuela conducida por Chávez o la alternativa boliviana genera-ría ciertamente grandes controversias internas. Una opción más realistaparecería ser una cooperación energética continental acompañada por másesfuerzos en el plano nacional. Para eso es importante permitir que los pro-cesos de decisión maduren y simultáneamente adoptar medidas de sensibili-zación de la población. La política chilena así lo está entendiendo, aunquepara obtener las mayorías necesarias seguramente hará falta una importantelabor de persuasión.

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El MERCOSUR está politizado y los esfuerzos de integración no setraducen en avances visibles. Chile no puede esperar mucho de unMERCOSUR con cuyo desarrollo interfieren demasiados egoísmos. Lacreación de una comunidad sudamericana a modo de la CASA como visiónpolítica y económica ha generado grandes expectativas y pretende ser elcomienzo de una nueva integración continental. Por ahora poco se sabeacerca de las posibilidades reales de concretar los ambiciosos objetivos deeste proyecto, como es sentar las bases para un abastecimiento seguro de laregión en materia de energía, proveer a la integración de su infraestructura,además de la interconexión de parques industriales y creación de instru-mentos de financiamiento comunes. En cualquier caso, la seguridad ener-gética tiene prioridad. No obstante, muchos observan con escepticismo lahegemonía brasileña. En suma: los obstáculos por vencer son numerosos ymuchos de los esfuerzos de integración en América Sur fracasaron por esarazón.

No se necesitan nuevas alianzas de integración sino instituciones supra-nacionales. A tal efecto, los Estados deben delegar competencias nacionalese implementar y aplicar en su lugar reglas consensuadas. La política ener-gética también requiere de mecanismos de arbitraje en caso de conflictoante violaciones convencionales, para garantizar posibilidades de abasteci-miento y desarrollo a las industrias de los respectivos países. La integraciónse materializa en muchos niveles, por lo que, entre otras cosas, sería impor-tante instalar centros compartidos de investigación y desarrollo para dife-rentes fuentes de energía. ¿Por qué América Latina no logra financiar y ope-rar clusters que investiguen, por ejemplo, el potencial de la geotermia o deotros recursos energéticos renovables? También la energía nuclear podría serde interés común. Todos deberían tener presente que las reservas de hidro-carburos no son eternas y que es conveniente pensar ahora en un futurocomún menos dependiente de los combustibles fósiles.

El presidente Chávez intenta rediseñar el MERCOSUR de acuerdo consus ideas políticas, a lo que se oponen potencias como Brasil y la Argentina.Brasil después de las últimas elecciones, pero también lentamente laArgentina, comienzan a rechazar la idea de un excesivo protagonismo políticode Venezuela. Los proyectos de Chávez aún están en pañales y exigen un con-siderable esfuerzo financiero que, sin embargo, sería factible, si se utilizan laselevadas reservas de divisas acumuladas por Venezuela. La proyectada revolu-ción bolivariana forma parte de un mundo de fantasía de difícil concreción

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con Chile, Colombia y México, y que Chávez tampoco podrá lograr consus ofrecimientos de petróleo.

Los ciudadanos de Bolivia conocen muy bien lo que es la pobreza. Esprobable que también sepan que Bolivia está asentada sobre una gran bur-buja de gas que podría paliar la pobreza. No hay que olvidar que ése fueuno de los motivos que llevaron a Evo Morales al poder. Sin embargo, si nohay compradores para el gas y tampoco inversiones en el sector a causa desu nacionalización, Bolivia seguirá asentada sobre su burbuja sin poderaprovecharla. La imagen de los bolivianos de su vecino Chile deviene de lahistoria y ha derivado en 1978 en la ruptura de las relaciones diplomáticasentre ambos países. No obstante, Bolivia es un socio comercial natural paraChile. Ambos países comparten la frontera y podrían beneficiarse recípro-camente con acuerdos bilaterales. Con todo, la posibilidad de ofrecer una“salida al mar a cambio de gas” parece estar trabada y los acercamientos ylas concesiones recíprocas son poco probables. Desde un punto de vistaracional, la opción energética Bolivia sería para Chile más razonable que laalternativa Venezuela. Sin embargo, por diversos motivos, ninguna de lasdos opciones aparece en estos momentos como viable.

Sólo un mix energético equilibrado implica un manejo económica ypolíticamente responsable del desafío energético. Existen buenas posibili-dades de un mayor uso de energía renovable, en particular en lo que serefiere a la fuerza hidráulica como fuente de energía.

No obstante, si las energías renovables pueden constituirse en la verda-dera solución al problema energético o simplemente ser una variantemenor en forma de soluciones insulares, no sólo depende de los precios delos combustibles fósiles, sino sobre todo de la política chilena y sus instru-mentos de promoción. Es importante comprender que por su ubicacióngeográfica, Chile podría convertirse en un país que lidere el uso de energíalimpia, siempre que se logre el necesario consenso político y social. Sobretodo es necesario reforzar la sensibilización de la población, dado que enuna democracia son las mayorías las que deciden sobre la viabilidad de unapolítica.

Otras opciones surgen de las reservas carboníferas en el sur del país y de laimportación de gas natural licuado. Pero dado que este carbón es de calidadinferior y su extracción difícil y costosa, el carbón colombiano o australianoes mucho más competitivo. Actualmente avanzan las investigaciones en elcampo del “carbón limpio”, lo cual encierra una nueva oportunidad para

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el carbón como opción para contribuir a la seguridad energética y a la pro-tección ambiental.

La opción del gas natural licuado (GNL) plantea otro escenario posible.Chile podría liberarse con esta variante del cepo energético sudamericano,ya que el gas puede ser importado de todo el mundo. No sería necesariotomar medidas de reconversión en las centrales existentes debido a que elconsumo energético podría seguir basándose en el gas como combustible.Un elemento negativo es que el enfriamiento del gas natural licuado requie-re aproximadamente un 25 % de la energía del gas transportado. Tambiénse generaría una dependencia del mercado mundial, no se exploraríanrecursos propios en materia de energía renovable y aumentaría la contami-nación ambiental. En verdad, la opción del GNL plantea ciertas dudas encuanto a su racionalidad si se tiene en cuenta que América del Sur es elproveedor natural de gas y Chile podría abastecerse desde sus vecinos, ytestimonia la desunión que reina en el continente.

Otra opción importante podría ser en el futuro la energía nuclear. Elgobierno está financiando tres estudios de factibilidad que lleva adelante laCNE (Comisión Nacional de Energía), aunque por el momento ha decididono avanzar en otras medidas.

Cualquiera que fuere la solución por la que Chile finalmente se decida,lo importante es avanzar lo antes posible en la implementación más efi-ciente posible. Los cuellos de botella suscitados a partir del racionamientode los suministros desde la Argentina calaron hondo y demandan unaintervención inequívocamente activa del gobierno. Confiar únicamente enlas energías renovables, que en Chile aún están en sus comienzos (conexcepción de la energía hidroeléctrica), no sería conducente. En estosmomentos se requiere contar con el mix de energía adecuado. Visualizar enBolivia y Venezuela socios directos parece difícil y hasta imposible. Sinembargo, su integración en organizaciones multilaterales abre una oportu-nidad. En el camino hacia el desarrollo de ideas supranacionales, la UniónEuropea juega un papel decisivo. Aun cuando visiones como una monedacomún están todavía muy lejos de convertirse en realidad, la cooperaciónenergética sólo requiere ser motorizada por una mayor voluntad políticay una cuota de racionalidad en beneficio de todos quienes habitan estecontinente.

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Notas

1. La Comunidad del Acero y del Carbón se basó en el plan elaboradopor el ministro de Relaciones Exteriores de Francia Robert Schumany por Jean Monnet. La intención era prevenir una nueva guerramediante una mayor interdependencia económica.

2. El comercio intrazona (exportaciones e importaciones) creció en elperíodo 1990-98 de 8,9 % a 25,1 %. Aun cuando este crecimiento puedaparecer relativamente exiguo en comparación con otros bloques comola UE, se compara favorablemente con la situación de 2005, cuando elcomercio intrazona cayó a 13,1 % (26,7 % para la Argentina, 38,8 %para Uruguay y 50,8 % para Paraguay). Brasil es el principal responsa-ble del bajo grado de intercambio, con apenas el 9,8 %. Este guarismoresume también la principal problemática del MERCOSUR, que son lasextremas asimetrías económicas entre los Estados miembros. Tambiéncontribuye a la rigidez del comercio la fragilidad del MERCOSUR, que pre-senta rasgos de una zona de libre comercio, unión aduanera y mercadocomún sin haber implementado plenamente ninguna de las diferentesetapas.

3. Cada vez se hace sentir más la falta de un órgano de arbitraje en elMERCOSUR, sobre todo en las relaciones con los países más pequeños.

4. Hace tiempo que Estados Unidos trata de establecer el Área de LibreComercio de las Américas (FTAA). No obstante, en las actuales condi-ciones políticas no cabe esperar que la iniciativa pueda prosperar en unfuturo inmediato.

5. Como ejemplo valga citar la paralización en 2004 de las exportaciones degas desde Argentina hacia Chile en razón de la crisis energética argenti-na, que implicó una reducción de los suministros de hasta un 50 %.

6. La incorporación debe ser ratificada por los respectivos parlamentos.Sin embargo, este trámite es más bien formal, aun cuando crece elescepticismo frente a Venezuela y la política de Chávez (nacionalizaciónde la industria vs. economía de mercado).

7. A medida que acceden al poder gobiernos populistas de izquierda, laidea del libre comercio va pasando cada vez más a un segundo plano.Un posible ingreso de Bolivia y Ecuador al MERCOSUR podría inclusoacelerar este proceso.

8. Chávez combina de manera muy hábil la política energética sudameri-cana con cuestiones y demandas políticas internas.

9. Con ayuda de sus petrodólares, Chávez intenta avanzar en una inte-gración que responda a su propia ideología. Forman parte de esta con-cepción proyectos tales como los programas Petrosur y Telesur, o tam-bién la iniciativa Alba (Alternativa Bolivariana para las Américas).Chávez también “ayuda” a Estados sudamericanos en problemas eco-nómicos; así, por ejemplo, compró bonos argentinos por casi 1.500

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millones de dólares, lo que le permitió a Argentina saldar todas susdeudas contraídas con el FMI.

10. La firma de este acuerdo no debe ser sobreestimada en su importancia,ya que en todo el CARICOM viven escasamente 15 millones de perso-nas, por lo que su importancia económica es reducida. No obstante, elacuerdo significa estrechar los lazos económicos y políticos conVenezuela y puede ser una señal para otros países.

11. Existen serias dudas sobre la conveniencia económica del proyectadoemprendimiento. Las pérdidas de presión del gas licuado para eltransporte por mar o salvando grandes distancias no hacen más quealimentar estas dudas.

12. Aun cuando los argentinos no pueden bombear el gas boliviano aChile, las importaciones les garantizan una mayor seguridad en supropio abastecimiento energético, lo que a la vez les permite cumpliren mayor medida con sus acuerdos de suministro celebrados conChile.

13. Ley Corta, sancionada en 2004, implica un primer avance en la des-centralización de la generación de energía. Centrales pequeñas dehasta 9 MW están exceptuadas del pago de una tarifa por el ingresode la energía generada a la red troncal y en el caso de las centraleshasta 20 MW se aplican tarifas diferenciadas que aumentan a mayorcapacidad. Otro elemento que promueve la descentralización es elderecho de las centrales hidroeléctricas pequeñas de ingresar suproducción a la red troncal. Sobre todo los bajos costos de inversióny mantenimiento hacen que las centrales pequeñas se presentencomo una alternativa interesante a lo largo de la cordillera de losAndes.

14. Según un estudio de la CEPAL, en el continente sudamericano sóloVenezuela hace un manejo más dispendioso de la energía que Chile.

Referencias bibliográficas

WITTELSBÜRGER, Helmut, „Die Außenwirtschaftspolitik Chiles in den neunzi-ger Jahren“, en KAS-Auslandsinformationen, 11/03.

WITTELSBÜRGER, Helmut - STERNER, Michael, „Chancen und Risiken dererneuerbaren Energien in Chile. Eine Herausforderung für dieEnergiepolitik des Landes“, en KAS-Auslandsinformationen 6/05.

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RESUMEN

Los recursos energéticos de Chile son limitados y mucho pareceindicar que el país no puede confiar en las importaciones de gasdesde la Argentina como fuente de abastecimiento segura. Única-mente si Chile logra aprovechar una posible integración energéti-ca del continente sudamericano sin renunciar por eso a sus ideasde democracia y libre comercio, además de preservar y ampliarsus propios acuerdos bilaterales, podría ser posible una soluciónpara el dilema energético de Chile. En ningún caso la solución pasapor una alternativa única. Una opción más realista parecería seruna cooperación energética continental acompañada por másesfuerzos en el plano nacional. Para eso es importante permitir quelos procesos de decisión maduren y simultáneamente adoptarmedidas de sensibilización de la población. En el camino hacia eldesarrollo de ideas supranacionales, la Unión Europea puede jugarun papel decisivo.

Diálogo Político. Publicación trimestral de la Konrad-Adenauer-Stiftung A. C.

Año XXIV - Nº 4 - Diciembre, 2007

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Brasil y la crisis energéticade América Latina

Georges D. Landau

I. Introducción

América Latina es la región del globo con la segunda más grande reser-va de petróleo y la tercera en producción, y la que tiene el más grandepotencial de biomasa y de recursos hídricos. Es curioso que la región atra-viese una crisis energética de amplias proporciones, la que constituye ungrave obstáculo a su desarrollo. La crisis no adviene, por lo tanto, de laescasez de recursos energéticos naturales, sino de su mala gestión por unlado y, por el otro, de la falta de integración en el sector, puesto que si laintegración energética funcionara habría compensaciones entre países paraestabilizar períodos y zonas de abundancia o escasez. Y esa integración defi-ciente se debe, en último análisis, a la falta de voluntad política de losgobiernos para emprenderla, a la precariedad de los mecanismos regulato-rios para normarla, a la falta de incentivos al sector privado para promo-verla y a la tibieza de los organismos internacionales para alentarla. Enresumen, si hay crisis, se debe no a factores físicos, sino institucionales.

GEORGES D. LANDAU

Profesor de Relaciones Internacionales en la Escuela de Economía yRelaciones Internacionales de FAAP, en San Pablo; coordinador del sectorenergético en el Centro Brasileño de Relaciones Internacionales (CEBRI),en Río de Janeiro; presidente de Prismax Consulting y consejero paraasuntos de energía del Center for Strategic & International Studies (CSIS)de Washington. Editor de Brazil Focus, publicación mensual de MenasAssociates, en Londres.

Hay energía ampliamente suficiente, pero faltan los medios adecuados paraadministrarla. Éste es esencialmente un problema de ingeniería social.

América Latina comprende hoy nueve países productores de petróleoy/o gas en cantidades tales como para asegurar su autosuficiencia y, en algu-nos casos –Venezuela, México, Bolivia, Ecuador, Perú, Trinidad y Tobago–para ser importantes exportadores de hidrocarburos, si ya no lo son. Almismo tiempo, Brasil es el importador más grande de gas boliviano y unexportador de petróleo todavía modesto. Pero recientes hallazgos realizadospor Petrobras permiten predecir que el país será a mediano plazo un muyexportador importante. Venezuela tiene la reserva más grande de petróleoy gas en Sudamérica, Bolivia le sigue en volumen pero le faltan capital, tec-nología y capacidad gerencial para incrementar sensiblemente su produc-ción y sus políticas públicas no alientan la inversión extranjera en ese domi-nio sino todo lo contrario. Colombia y Perú quizás también pasen aintegrar esa lista. La paradoja es que se les presenta un futuro brillantecomo exportadores de petróleo en un mundo con una demanda decrecien-te de petróleo. Pero un conjunto de países auto-suficientes en materia dehidrocarburos no propicia necesariamente la integración.

Por otro lado, las presiones ambientales en un mundo globalizado, querequieren volúmenes astronómicos de combustibles no-contaminantes yque no produzcan gases de efecto invernadero, abren perspectivas suma-mente atractivas a la capacidad latinoamericana de producir bio-combusti-bles, en particular el etanol, producto en que Brasil tiene un indiscutibleliderazgo mundial. Además de la tradición que tiene el país con 30 años deexperiencia en la producción (con productividad creciente) de etanol des-tilado de la caña de azúcar, Brasil cuenta con la reserva más grande de tie-rras cultivables, de agua y de biomasa del planeta, y puede, por lo tanto,aspirar a ser el principal exportador tanto de etanol como de la tecnologíapara su producción.

Los altísimos precios del petróleo y sus derivados han llevado, en todoel mundo, a la reconsideración de la energía nuclear –virtualmente des-preciada durante tres decenios– como fuente alternativa de energía, dadoque el continente cuenta con importantes reservas de uranio y que dospaíses, Argentina y Brasil, dominan el ciclo del combustible y la tecnolo-gía de su enriquecimiento para fines pacíficos. Otros países, como Chile yUruguay, ambos con grandes carencias energéticas, estudian la forma desuplementar sus fuentes mediante instalaciones nucleares (por distintas

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razones, Venezuela desea incorporarse a este club, y puede en principiopara ello recurrir a la ayuda de su nuevo aliado Irán). Con nuevas tecnolo-gías es posible producir energía termonuclear a precios competitivos, locual anteriormente no era del caso.

Existen además otras fuentes alternativas disponibles –solar, eólica, geo-térmica, de carbón, de olas marinas, etc.– y, en mayor o menor grado,Brasil y los demás países de la región las practican, pero hasta ahora la rela-ción costo-beneficio ha sido poco favorable. De ahí que la contribución deesas modalidades a la matriz energética regional ha sido, y seguirá siendo enel futuro previsible, más bien marginal.

Finalmente, subsiste la más tradicional de todas las fuentes de energíarenovable, la hidro-electricidad. Mientras no esté concluida en China lagigantesca presa de Tres Gargantas, la más grande usina hidroeléctrica enfuncionamiento sigue siendo la de Itaipú (14.000 MW), compartida porBrasil y Paraguay sobre el río Paraná, y están planeadas en Brasil, en un casocon licitación ya en curso, otras tres usinas con una capacidad total de genera-ción de unos 18.000 MW. Brasil cuenta en este momento con una gene-ración total de poco más de 90.000 MW, pero sólo en el río Araguaia se hainventariado un potencial superior a 250.000 MW. Es decir, adonde quie-ra que se mire en el país, ya sea en materia de hidrocarburos o de biocom-bustibles o de hidroelectricidad, se revela un vasto potencial energético. Y lomismo ocurre, mutatis mutandis, en los demás países de la región, que haríanbien en integrar sus respectivas redes de ductos y líneas de trasmisión, demanera de minimizar sus vulnerabilidades zonales.

Sin embargo, existe una correlación obvia entre el crecimiento económi-co y la demanda energética, y si bien los pueblos y sus gobiernos aspiran aacelerar el proceso de crecimiento como motor del desarrollo, habrá que pre-ver los medios para satisfacer esa demanda en constante expansión. Es ahíque surgen las dificultades, puesto que faltan mayormente los recursos decapital para invertir en proyectos de infraestructura económica. En el mundoglobalizado de la actualidad existen, pese a ocasionales variaciones de liqui-dez, extraordinarios volúmenes de recursos disponibles para financiar estosproyectos. Lo que hace falta son los buenos proyectos mismos –una buenaidea no basta para hacer un buen proyecto– así como las condiciones (a cargode los gobiernos) que permitan movilizar tales recursos para financiar dichosproyectos, proveyendo a los inversionistas las seguridades y garantías perti-nentes. Ello presupone la estabilidad política así como la jurídica y la del

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marco regulatorio, ya que los proyectos de infraestructura, los que por defi-nición son de largo plazo, requieren de parte de los que aportan sus capitalesla seguridad de que los riesgos normales de una inversión se mantendrán enniveles aceptables y susceptibles de control.

De todos los riesgos que afronta el inversor, el principal es de carácterinstitucional. Y esa lección elemental y fundamental no la han aprendidohasta ahora la mayoría de nuestros gobiernos. Deploran la escasez de capi-tal para financiar sus grandes obras públicas, pero poco o nada hacen paraatraer ese capital. Tres años después de la aprobación en Brasil de las“Parcerias Público-Privadas” (PPP), que podrían ser la clave para movilizarrecursos del sector privado, no han despegado debido a lo engorrosos queson los procedimientos de la administración federal.

II. El panorama energético en Brasil

La creación de Petrobras en 1953 con el gobierno de Getulio Vargas sehizo bajo el signo del nacionalismo (razonablemente xenófobo), del capita-lismo de Estado y de su dominio sobre los recursos naturales del subsuelo.Durante varios decenios, y sobre todo bajo el régimen militar (1964-85),que en nombre del Estado ejerció un monopolio absoluto sobre todos losaspectos de la industria petrolera, Petrobras se cubrió con la bandera nacio-nal y se convirtió en un tabú, inmune a toda crítica. Y había no pocas razo-nes para hacerlas. Hasta hoy, pese a la Ley del Petróleo de 1997 que libera-lizó el sector petrolero, y lo abrió a la participación extranjera, Petrobrasdesempeña un papel híbrido, que va desde servir de instrumento estratégi-co de acción estatal, en particular en el ámbito geopolítico internacional, aactuar como una moderna empresa integrada de energía, competitiva, queopera en unos 25 países, y cotiza en las bolsas de San Pablo, Nueva York yMadrid, con cerca de 36 % de sus accionistas en el exterior.

El gobierno del presidente Lula, notorio por sus tendencias a la estati-zación, ha politizado el proceso decisorio en la empresa que, pese a la abo-lición del monopolio, sigue actuando en ciertos casos (el acceso a sus duc-tos) como si todavía existiera. No es tampoco una simple coincidencia quelos descubrimientos de petróleo y gas a lo largo de las costas brasileñas, auncuando fueron realizados por empresas extranjeras (hay como 40 operandoen Brasil), casi siempre fueron en sociedad con Petrobras. Ello se explica

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por cuanto ésta tiene la tradición, la experiencia y la mejor informacióngeológica y geofísica sobre los yacimientos en el país, además de haber desa-rrollado tecnologías propias altamente valoradas como la perforación depozos a grandes profundidades. Durante mucho tiempo los hallazgos dehidrocarburos en Brasil fueron relativamente mediocres en comparacióncon los que se hicieron en áreas geológicamente semejantes –en Angola–,pero este año Petrobras logró alcanzar la auto-suficiencia sostenible, conuna producción de más de 1,8 millones de barriles por día (Mbd).

Más que eso: se han descubierto gigantescas reservas submarinas bajo lacapa de sal, a una profundidad superior a 5.000 m bajo la superficie delmar, las que pese a la dificultad técnica de su extracción permiten augurarun futuro brillante para la industria petrolera en Brasil. En lo que concier-ne al gas, sin embargo, pese a que se hayan encontrado depósitos cuantio-sos, falta aún la infraestructura para llevarlo a los centros de consumo, locual revela por lo menos un error de planificación, como lo ha sido apostartodas las fichas a la importación de gas boliviano, dada la inestabilidad polí-tica de ese país. Sólo en 2008 se hará factible la importación de GNL, nopara remplazar los 30 Mm3/d de gas natural importado de Bolivia a travésdel Gasoducto Bolivia-Brasil (Gasbol), sino para suplementarlo. Un 75 %de la industria del estado de San Pablo –el principal centro manufacturerodel país– depende, directa o indirectamente, de esas importaciones de gasboliviano.

La balanza comercial de petróleo y gas es deficitaria para Brasil porqueel petróleo crudo pesado, del cual poco o nada puede ser refinado en elpaís, es exportado, refinado en el exterior y re-importado a un precio sensi-blemente superior. Sólo recientemente Petrobras, que tiene el 98 % de lacapacidad de refinación de Brasil, ha empezado a modernizar las refineríascon miras a habilitarlas para procesar crudos pesados, puesto que durantemuchos decenios la empresa importaba crudos livianos de Medio Orientey de África, y sólo en años recientes se han descubierto depósitos impor-tantes de esos crudos en campos off shore en Brasil mismo. Aquí no cabe,por supuesto, señalar culpas, pero la cuestión de las refinerías inhabilitadaspara procesar la producción nacional representa otro error de planificaciónde Petrobras que sólo ahora se está reparando.

Además del petróleo existe toda la cuestión de la hidro-electricidad, quesuple cerca de 83 % de las necesidades energéticas del país. Estudios delmismo gobierno federal, es decir de la Empresa de Investigación Energética

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(EPE) y del Operador Nacional del Sistema Eléctrico (ONS), señalan quea partir de 2009 habrá un pequeño pero creciente déficit de oferta, en con-traste con una demanda que sube a razón de 5 % por año en promedio, yque aumentará sensiblemente más en correlación con la dinámica del cre-cimiento económico del país, que se acerca también al 5 % anual. Elgobierno tiene planeados gigantescos complejos hidroeléctricos –los del ríoMadeira (6.500 MW), Belo Monte (11.000 MW) y otros–, pero el proce-so de licitación ambiental es lento y difícil, y aun cuando se obtienen laslicencias, interviene a menudo el Ministerio Público Ambiental –un podercasi autónomo– para obstaculizar los proyectos, por más vitales que sean.

El gobierno de Lula ha tratado de rezagar las agencias reguladoras delsector, se ha revelado impotente para mejorar el statu quo y, ante una previ-sible escasez de energía eléctrica a partir de 2010-11, no hay mucho quepueda hacer. Una vez más, no es una cuestión física de falta de capacidadde generación, sino un problema institucional. Hasta ahora, la DivinaProvidencia ha sido generosa con Brasil y con el gobierno del presidente Lulahaciendo llover copiosamente, de manera de llenar la mayoría de los reser-vorios, pero a pesar de todas las apariencias, esta situación es demasiadoazarosa e insostenible a largo plazo.

Surge entonces la alternativa de la termoelectricidad movida a gas bajoun régimen interruptible, pero también allí Brasil sufre de deficienciasestructurales. El país importa de Bolivia el 60 % de sus necesidades de gasnatural, pero la capacidad del gasoducto Bolivia-Brasil está agotada yPetrobras, debido a las expropiaciones sufridas en Bolivia, no se dispone ahacer nuevas inversiones en el país, ya que no ofrece seguridad política nijurídica. Aun si las hiciese, llevaría varios años que tales inversiones surtie-ran efecto y, por lo tanto, mientras los depósitos gasíferos en Brasil no gene-ren una producción en volúmenes suficientes, la alternativa es la importa-ción de gas licuado (GNL). Petrobras ha contratado dos plantas flotantesde re-gasificación y está considerando arrendar una tercera, pero éstas sonmedidas de emergencia y con un costo prohibitivo. Brasil solía importargas de Argentina para abastecer los estados del sur del país, pero ahora lasituacion se ha invertido: hay una pequeña exportación brasileña de gas yelectricidad a Argentina, donde la escasez es aguda por las razones conocidas:no por falta de gas, sino de inversión para expandir su producción.

Por último, ante la probabilidad de una escasez de energía en el media-no plazo, Brasil está reactivando la energía nuclear. Operan en el país dos

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usinas, Angra 1 y 2, cerca de Río de Janeiro, construidas en los años 70,mientras una tercera, Angra 3, sigue inconclusa. El Consejo Nacional dePolítica Energética (CNPE), órgano asesor del Presidente de la República,acordó no solamente reiniciar la construcción de esa planta sino tambiénpromover la de otras cinco en distintos puntos del país. Brasil cuenta conla sexta reserva más grande de uranio del planeta y se dispone a reactivar acorto plazo su minería. Además, el país cuenta con tecnología autónoma deenriquecimiento de uranio para fines pacíficos, bajo la fiscalización de laAIEA. Brasil comparte con Argentina varias actividades relativas al sectornuclear y los dos países comparten una agencia (ABACC) bilateral de con-trol de sus respectivas operaciones nucleares; por otro lado, la marina bra-sileña desarrolla un prototipo experimental de submarino nuclear.

La nueva frontera energética en Brasil –la que en realidad tiene alcance yrepercusiones globales– está representada por los biocombustibles. Derivadadel programa Proálcool, creado en los años 70 como consecuencia del primercolapso petrolero, que impactó muy seriamente Brasil (que en aquella épocaprácticamente no tenía producción propia de petróleo), la fabricación deetanol como, en menor escala, la de biodiesel, confirió a Brasil un lideraz-go mundial en materia de energía renovable. Eso se debe a que Brasil eshoy el país con la más grande disponibilidad de tierras para el cultivo decaña de azúcar (la que cubre actualmente sólo 0,47 % del territorio), lamás grande disponibilidad de agua (22 % de las reservas hídricas mun-diales), de mano de obra y, sobre todo, de tecnología avanzada para el cul-tivo de la caña con alta productividad e industrialización eficiente tantodesde el punto de vista energético (mediante co-generación eléctrica conlos residuos de la caña) como ambiental. Otras fuentes de etanol, como lacelulosa, son objeto de investigación, incluso en asociación con entidadesnorteamericanas.

No hay duda de que la agro-energía, basada en el uso cada vez más efi-ciente de la biomasa (de la cual Brasil tiene reservas prácticamente inagota-bles), será una fuente muy importante de energía para el desarrollo sostenible,que complementará –sin reemplazarlos– los combustibles fósiles, ya sea bajola perspectiva ambiental (Protocolo de Kyoto), o bien bajo el enfoque macro-económico (dados los altos precios del petróleo), el de la seguridad energéticay hasta desde el ángulo micro-económico (empleo e ingresos). El liderazgobrasileño en la producción de etanol viene siendo cuestionado, especialmenteen Europa con el doble argumento de que 1) el cultivo masivo de la caña sería

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causa de la deforestación en Amazonia (región que en realidad es inserviblepara tal cultivo), y 2) que debido a la competencia entre la agro-energía ylos cultivos para fines alimentarios la concentración en la producción dealcohol combustible llevará a la elevación de los precios de productos agrí-colas comestibles. Tal alegato es espurio, por cuanto esto sí ocurre enEstados Unidos con la creciente producción de etanol de maíz, pero no enBrasil, donde existe una casi infinita disponibilidad de tierras cultivablescon caña lejos del sensible ecosistema amazónico.

Sin embargo, tales planteos justifican que el gobierno brasileño esta-blezca 1) zonas para la producción agrícola y agropecuaria, y 2) mecanis-mos normativo-regulatorios pertinentes, los que actualmente adscriben a laAgencia Nacional del Petróleo (ANP), donde los bio-combustibles no sonconsiderados con la debida especificidad. Cabría, pues, la creación deuna estructura regulatoria con suficiente autonomía en relación con elinfluyente lobby de la industria sucro-alcoholera.

III. Integración energética

Según lo expuesto, parecería que Brasil fuera un país autosuficiente encuanto a fuentes de energía. Lo es potencialmente, pero no en la actuali-dad, puesto que el gran centro industrial de San Pablo y las áreas metro-politanas de la región sureste dependen de gas importado de Bolivia –y,para suplementarlo, de GNL importado de otros (y distantes) parajes– asícomo de carbón importado para la industria siderúrgica; y de petróleoligero refinado fuera del país porque el crudo pesado nacional no puedeser procesado por la mayoría de sus propias refinerías. Por lo tanto, Brasilno es ni puede ser autárquico en cuanto a fuentes de energía, ni tendríasentido pretender serlo en el mundo globalizado de la actualidad. Lasolución obvia, entonces, sería la integración energética, por lo menos enel ámbito sudamericano, pero ella tampoco avanza.

Esto no debería sorprender. A cincuenta años del Tratado de Roma(1957), la Unión Europea recién esboza los primeros pasos rumbo a la inte-gración energética, y se observa en la Europa comunitaria de hoy el auge deun nacionalismo feroz que es la antítesis misma de la integración. EnLatinoamérica, los movimientos de integración económica han prestadoescasa atención a su dimensión energética. En materia de integración física

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sí se hizo algún progreso mediante interconexiones regionales de ductos ylíneas de trasmisión mediante el programa IIRSA, iniciativa brasileña delaño 2000 posibilitada por la cooperación del BID y de la CAF. En el planbilateral –y además de las grandes hidroeléctricas construidas en ríos fron-terizos (Itaipú, Yaciretá, Salto Grande)– se encuentran numerosas iniciati-vas de construcción de oleoductos y gasoductos, de las cuales la principal,y seguramente la más controvertida, es la del Gasoducto del Sur (GasSur),que llevaría gas natural de Venezuela a Argentina cruzando Brasil de nortea sur, pero a un costo previsible tan alto y con dificultades técnicas de talorden, que difícilmente se podrá concretar tal iniciativa del presidente HugoChávez que, como las demás, persigue objetivos políticos y estratégicos másque soluciones prácticas a problemas concretos.

Otros ambiciosos proyectos de integración energética, como el AnilloGasífero del Cono Sur, que llevaría gas de los depósitos de Camisea en Perúhacia el norte de Chile y de Argentina, y de allí a Paraguay, Uruguay y el surde Brasil, por varios motivos no despegaron, y es dudoso que lo haganpuesto que a Perú le interesa más exportar su gas natural a la costa delPacífico en Norteamérica que a sus vecinos del sur. Una consecuencia geo-política paradójica es que Chile, país con escasos recursos energéticos pro-pios y desprovisto de los que le podrían vender Bolivia –que se rehúsa ahacerlo por motivos político-diplomáticos– y la Argentina –que ya no tienesuficiente gas para su consumo interno ni, mucho menos, para la exporta-ción–, cada vez se acerca más a fuentes asiáticas de recursos energéticos y sedistancia en la misma proporción de sus socios naturales suramericanos.

Una vez más, son los factores institucionales, más que los físicos o eco-nómicos, los que determinan el flujo de insumos energéticos en el contex-to regional. El concepto de integración energética es por ahora puramenteretórico. Existe, por ejemplo, una perfecta correlación entre las necesidadeschilenas de gas natural y la posibilidad que tiene Bolivia de exportárselo,pero la aspiración boliviana de la salida al mar y las engorrosas negociacio-nes diplomáticas para lograrla ocasionan esas distorsiones. Se suponía queBolivia, dueña de la segunda reserva de gas más grande en el continente(después de Venezuela), podría, una vez superado su diferendo históricocon Chile, suministrar gas no solamente a este país, sino a todos los demás delCono Sur. Los acuerdos actuales lo facultan para exportar 32M m3/d de gas aBrasil, 7,7M m3/d a la Argentina (a ser aumentados en 20M m3/d a partir de2010) y contar con 5 a 6M m3/d para su consumo interno, altamente

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subsidiado, y a ser incrementados de 8M m3/d a partir de 2011 para abas-tecer la industria siderúrgica Jindal, que se propone explorar los vastos yaci-mientos de mineral de hierro de El Mutún. Pero Bolivia asumió compro-misos que exceden largamente su producción actual y para cumplirlosnecesitará atraer masivamente la inversión extranjera, pública y privada,para ampliar la exploración de nuevos depósitos de gas.

Sin embargo, las políticas del presidente Evo Morales, y las condicionesen que se produjo la nacionalización de los hidrocarburos en 2006, sonprecisamente las que más tienden a alejar el capital privado extranjero deinvertir en el sector petrolero boliviano. A la empresa nacional, YPFB, quede un día para el otro se vio a cargo de toda la cadena productiva del sector,le faltan capital, tecnología y recursos humanos calificados para desenten-derse de tan importante tarea. Queda entonces la posibilidad teórica de queYPFB pueda contar con la cooperación técnica y financiera de otras empre-sas estatales de petróleo; por ejemplo, PDVSA de Venezuela (pero éstacuenta con insuficientes recursos técnicos en su propio país), Gazprom deRusia y la Compañía Nacional del Irán, país al cual se acercó Bolivia porinfluencia del mentor de Evo Morales, Hugo Chávez. Pero pese a la retóricaoficial, no hay evidencia de que ayudar a Bolivia esté entre las prioridades deRusia ni de Irán.

En el marco del “socialismo del siglo XXI” preconizado por el presiden-te Chávez, mediante una alianza con Cuba y teniendo como otros paísesalineados a Bolivia, Ecuador y Nicaragua –con la posibilidad de una adhe-sión paraguaya si gana las próximas elecciones el candidato Lugo–, los paí-ses petroleros miembros de la “Alternativa Bolivariana para las Américas”(ALBA), es decir, Venezuela, Bolivia y Ecuador, vienen adoptando una seriede medidas restrictivas a la inversión privada extranjera en el sector energé-tico que son altamente disuasivas, al punto de ocasionar la salida de algu-nas grandes empresas petroleras de esos países. Podría suponerse que paísescomo China, cuyo pragmatismo en materia de recursos naturales (y espe-cialmente de petróleo) no conoce límites, podrían proveer los recursosfinancieros y técnicos necesarios para reemplazar a las empresas norteame-ricanas y canadienses en retirada, pero hasta ahora las inversiones chinas enel sector energético de la región han sido más bien tímidas. En cualquiercaso, parecería que eventuales afinidades ideológicas, como las que se supo-ne existen entre Venezuela e Irán –cuyo denominador común es una hosti-lidad compartida hacia los Estados Unidos– no juegan ningún papel en ese

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contexto. Pero Bolivia, bajo la influencia de su mentor Chávez, ya mani-festó el deseo de incorporarse a la OPEP y Ecuador, el de reingresar.

Si esa es una vertiente política populista en América Latina, sin muchoriesgo de retroceso dado que el proselitismo, alimentado por petrodólares,del presidente Chávez parece haber llegado a sus confines geográficos, exis-te otra dimensión, la de las repúblicas “pragmáticas” –Brasil, Colombia,Chile, México, Perú, Uruguay– que resisten la tentación chavista. En elcaso de Argentina, de quien Chávez adquirió más de US$5 billones enbonos del Tesoro –bastante para un país que, luego de su crisis financieraen 2001 no tiene por ahora acceso a los mercados internacionales de capi-tal–, no hay tampoco un alineamiento automático con las posiciones vene-zolanas. Tal dicotomía refleja una verdadera polarización en la región lati-noamericana, y en todo caso representa un freno a la integración. En elCaribe, donde el presidente Chávez trató de establecer un esquema “boli-variano” de integración a través de PetroCaribe, un esquema de suministrosubvencionado de petróleo venezolano, sus designios políticos encontraronbarreras insalvables en algunos de los pequeños países insulares.

El protagonismo internacional del presidente Chávez –es forzoso reco-nocer la multiplicidad de sus iniciativas en el continente, aun cuando notodas traspasan la fase de promesas– no es replicado por otro país, ni siquie-ra Brasil, donde la retórica “anti-imperialista” chavista a veces causa unaaguda disconformidad. El presidente Lula es visceralmente renuente a laconfrontación de cualquier tipo, incluso en el contexto doméstico, lo cualmuchas veces lo lleva a ceder a presiones espurias, como fueron las de EvoMorales en la agresiva nacionalización de los hidrocarburos bolivianos. Eneste ámbito, Petrobras quiso resistir por los medios legales a su alcance,pero tuvo que seguir la orientación política del presidente. Ello ilustra ladicotomía de actuación de la empresa petrolera estatal brasileña, que a vecesactúa como instrumento burocrático de la política gubernamental y otrascomo corporación multinacional competitiva, al nivel de otras grandesempresas privadas del sector.

Brasil podría, por sus propias condiciones y sobre todo por el desaro-llo de su sector energético, ejercer un liderazgo regional en pro de la inte-gración energética, pero se ha negado, y todo indica que seguirá en esapostura más bien pasiva. En primer lugar, porque el país mismo seenfrenta a una crisis eléctrica a partir de 2010, debido en buena parte a lafalta de licencias ambientales para los proyectos energéticos que constan

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en los planes gubernamentales. Aunque esté previsto que la exportaciónbrasileña de petróleo y derivados alcance niveles significativos hasta 2015,lo más probable es que en función de un crecimiento económico sostenidodurante los próximos años, la producción proyectada como excedentepueda ser absorbida por la demanda interna. El mismo argumento lleva aque Brasil pueda expandir sus importaciones de insumos energéticos,especialmente de gas natural y licuado, incluso de Argentina, Bolivia yVenezuela, si esos países pudiesen adoptar políticas más realistas y queconlleven fuertes inversiones brasileñas en exploración y producción.

Donde sí podría caberle a Brasil un papel proactivo es en el segmento debio-combustibles, pero aun si no existieran prácticamente límites a la capa-cidad nacional de producción, sobre todo de etanol, las restricciones fisca-les, arancelarias y ambientales en los principales mercados consumidoresconstituyen un obstáculo que restringe severamente esa capacidad. La sali-da podría ser entonces la exportación a terceros países de la avanzada tec-nología brasileña de producción de etanol, por ejemplo a Australia, paísque ya produce caña de azúcar con miras a su exportación a los principalesmercados asiáticos, en particular los de China y Japón. Para ello sería nece-sario, sin embargo, formular y consolidar los mecanismos institucionalespertinentes.

IV. Seguridad energética

Hay toda una dimensión adicional en este proceso, la de la seguridadenergética. Todo país tiene el derecho soberano de asegurarse el flujo con-sistente de recursos energéticos para su propio desarrollo sostenible. Sinembargo, en la mayoría de los países de América Latina tales recursos noestán en absoluto asegurados. México, por ejemplo, debido a sus restric-ciones constitucionales a la participación del capital extranjero en la indus-tria petrolera y a la gradual descapitalización de Pemex –desangrada porsucesivos gobiernos como la “vaca lechera” para sufragar los gastos del sec-tor público–, afronta una caída pronunciada de la productividad de suindustria de hidrocarburos, pese a que el país dispone de cuantiosas reser-vas. Un fenómeno parecido ocurre en Venezuela, cuyas reservas son las másgrandes del continente, pero la estatal PDVSA también viene siendo des-capitalizada por el gobierno a ritmo acelerado y su productividad se halla

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franco descenso. Bolivia, que cuenta con una vasta riqueza gasífera, carecede los medios para explotarla ahuyenta con sus políticas restrictivas el capi-tal extranjero que podría hacerlo. Ecuador sigue un camino parecido.

Son prometedoras, sin embargo, las perspectivas de producción y expor-tación de hidrocarburos de Colombia y Perú. Chile es un país relativamentehuérfano de recursos energéticos y, mientras no sean desarrollados por ENAPlos campos de Magallanes en la Patagonia chilena, se ve obligado a recurrir afuentes extra-regionales para proveerse de insumos energéticos, aunque tengacomo vecinos a Bolivia –que si no fuese por cuestiones históricas podría pro-veérselos– y Argentina, país muy rico en petróleo y gas pero cuyas políticaspúblicas de desincentivo a la inversión lo transformaron, de exportador queera, en importador neto de electricidad, petróleo y gas.

La situación de Brasil es diferente. Ahí los riesgos de inseguridad ener-gética, reflejados en el “apagón” energético de 2001, y en el que se preveepara 2010-11, se deben no a políticas populistas, sino más bien a errores deplanificación a largo plazo. Como ya se dijo, hasta hace poco la totalidad de lasrefinerías de Petrobras eran incapaces de procesar el crudo pesado nacionaldebido a que fueron diseñadas para refinar el petróleo ligero, en su mayo-ría importado. Petrobras apostó todas sus fichas al petróleo, no al gas natu-ral, y pese a que se hayan descubierto yacimientos importantes off-shore, noexistía la red de gasoductos que lo llevaría a los centros de consumo, espe-cialmente a las usinas termeléctricas, que se quedaron paralizadas durantemeses por falta del insumo.

Además, Petrobras, con base en su GSA de 1999 con Bolivia (un acuerdoválido por 20 años y que constituye la principal fuente de suministro de gasa Brasil), se despreocupó de buscar alternativas viables, aun siendo el país delAltiplano más inestable políticamente de toda la región. Recientemente laempresa petrolera estatal brasileña procuró importar GNL de fuentes extra-regionales, y eso en carácter de emergencia (se prevén tres plantas flotantes).Brasil se vio en consecuencia obligado a reactivar su programa de generacióntermoeléctrica con base en la energía nuclear, dado que el país cuenta tantocon importantes reservas de uranio como con la tecnología autóctona para suenriquecimiento para fines pacíficos. Y, por supuesto, Brasil está a la van-guardia mundial de la producción de bio-combustibles, aunque estos no pue-dan sustituir totalmente a los combustibles fósiles.

Sucesivas crisis domésticas e internacionales en países petroleros –enMedio Oriente y Nigeria, para citar ejemplos obvios– son en buena parte

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responsables por la extraordinaria suba de precios del “oro negro”, y demos-traron cabalmente que la manipulación de recursos energéticos forma partehoy de la política externa de los países que los controlan. Es muy recientela memoria del chantaje ruso a Europa occidental y Ucrania mediante el usopolítico del gas de Gazprom. Cuando Bolivia se niega a exportar gas a Chilemientras no se resuelva la cuestión de su acceso soberano al Océano Pacífico,perdido a raíz de una guerra de 1879-83, el presidente Evo Morales hacetambién uso del recurso energético como instrumento de presión política.Curiosamente, pese a toda la virulenta retórica anti-americana del presi-dente Hugo Chávez, Venezuela sigue siendo una muy importante fuente depetróleo para Estados Unidos, dado que existe una clara convergencia deintereses entre los dos países. En el caso de la OPEP, su actuación se limitahoy día a la regulación de precios por los productores. Los intentos inspi-rados por Chávez de establecer un cartel latinoamericano de productores degas no trascendieron el perímetro “bolivariano”.

Es en ese contexto que cabe mencionar otra iniciativa del presidenteChávez, la del Gasoducto del Sur (GasSur), que llevaría gas natural deVenezuela a la Argentina atravesando de punta a punta el territorio delBrasil y con una posible ramificación hacia Bolivia. Anunciado como ungrandioso proyecto de integración, a un costo estimado tentativamente enUS$23 mil millones, el gasoducto sería en principio de interés para laArgentina y, posiblemente, hasta para Brasil en términos de su respectivaseguridad energética. Pero el desafío –económico, financiero, técnico yambiental– es de tal monto que difícilmente se vislumbra su concreción,salvo por una decisión política, la cual, sin embargo, parece a esta alturaimprobable. Habría que agregar que Venezuela experimenta dificultadescrecientes con la exploración de gas en sus yacimientos en la Faja delOrinoco, de la cual ya se retiraron las principales empresas norteamericanasque podrían llevarlos a cabo.

Si se mira a largo plazo, y teniendo presente la sed insaciable de petróleode los Estados Unidos –a la cual se viene sumar ahora la de China y tam-bién de India–, los altos precios del producto hacen factible la exploraciónintensiva de los yacimientos de arenas bituminosas (oil sands) de Canadá ubi-cadas en la provincia de Alberta y que son tan potencialmente ricas quepodrían convertirse en principal fuente de suministro, por lo menos para elconsumo norteamericano.

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V. Conclusión

Si uno considera el panorama regional del sector energético latinoame-ricano, percibe que pese a sus cuantiosas reservas de insumos –la de bio-masa, por ejemplo, es virtualmente infinita–, la región no figura entre lasprincipales fuentes de combustibles a nivel mundial. No sólo el OrienteMedio tradicional, sino también África Occidental y el Caspio son hoy día,desde el punto de vista geo-estratégico, las áreas privilegiadas y las que, porlo tanto, más atraen la inversión de las grandes empresas petroleras, públi-cas y privadas. Entre ellas se encuentra, a nivel internacional, la brasileñaPetrobras, que ya opera en 22 países y viene expandiendo sus intereses, y esen la actualidad una empresa integrada de energía.

Pero el Estado brasileño, que podría ejercer un verdadero protagonismoen el ámbito latinoamericano para promover la integración energética, nolo hace; se abstiene, y así le cede el paso a la Venezuela del presidenteChávez, que hace de su política energética un instrumento de proselitismopolítico y diplomático. La integración energética, en consecuencia, no tienelugar, y no existen organismos de alcance hemisférico que puedan promo-verla. Las instituciones financieras multilaterales, como el BID, quizás ten-gan teóricamente condiciones de liderar tal movimiento –como hace dece-nios lo hizo la CEPAL en cuanto a la integración comercial, bajo lainspiración de Raúl Prebisch–, pero es evidente que no existen en la actua-lidad condiciones políticas para que cualquier agencia multilateral asumatal rol. El mismo BID, así como la CAF, vienen siendo vaciados por otrainiciativa chavista, la de la creación del Banco del Sur (BancoSur), en víasde instrumentación.

Prebisch aspiraba a que en 1985 se constituyese un Mercado ComúnLatinoamericano, lo cual obviamente no ocurrió, y más de veinte años des-pués la región sigue, por lo menos hoy, tan desintegrada como antes, si nomás, en función de la polarización populismo-pragmatismo. Proliferan losmecanismos sub-regionales de integración, y aun así no están mejor inte-grados. La iniciativa brasileña de establecer una Comunidad Suramericanade Naciones (CASA) con identidad propia fue también reemplazada porUnaSur, otra propuesta del presidente Chávez, con tan poca viabilidadcomo las demás. En cualquier caso, en ninguno de los mencionados meca-nismos de integración sobresale el tema energético, pese a su importanciacrítica para el desarrollo socioeconómico sostenible. En consecuencia, los

67Brasil y la crisis energética de América Latina

países, individualmente considerados, se ven en la contingencia de enfren-tar sólos sus reveses energéticos. En el ámbito europeo existe el“European Charter Treaty”, pero la idea no prosperó en suelo latinoame-ricano. Tenemos en nuestra región la IIRSA, co-manejada por el BID y laCAF, y no hay duda de que es un instrumento de acción multilateral querinde buenos servicios, incluso en el campo energético –gasoductos, porejemplo, y líneas de trasmisión eléctrica–, pero carece de representativi-dad y de recursos. En lo que atañe a estos, son mucho más importanteslos que BNDES –el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Socialdel Brasil– pone a la disposición de empresas brasileñas para financiar susproyectos en otros países de la región, muchos de esos proyectos del sec-tor energético –presas hidroeléctricas, por ejemplo. México, por otraparte, a través del Plan Puebla-Panamá, tiene una actuación comparableen el ámbito centroamericano.

No existe, por lo tanto, en la América Latina de hoy, una instituciónmultilateral que coordine los esfuerzos de los países de la región en pro dela solución de sus problemas energéticos, aun cuando es evidente que laautarquía en el sector no tiene sentido. Por el contrario: puede agravar talproblemática. CEPAL y OLADE, y posiblemente ARPEL, brindan servi-cios de una utilidad moderada, pero no pueden, por una cantidad de razo-nes, ejercer tal función de coordinación. Ni siquiera es cierto que –en unacoyuntura histórica en que los organismos multilaterales tienen que rein-ventarse para satisfacer necesidades de sus países miembros muy distintasde las que tenían en la época de su fundación– cualquier nueva institucióninternacional podría asumir un papel de tamaña importancia estratégica.Por lo tanto, los países prefieren limitar sus esfuerzos a iniciativas conjun-tas bilaterales –empresas binacionales, por ejemplo, o de ámbito sub-regio-nal limitado (PetroCaribe, PetroAndina y otras iniciativas chavistas queconllevan siempre algún grado de dependencia en relación con Venezuela).Los países de la OCDE constituyeron un importante y muy respetadoorganismo de estudios energéticos, la Agencia Internacional de Energía(IEA), con sede en París, pero en nuestro continente no tenemos nadaparecido. Quizás valdría la pena considerar la oportunidad de consolidaren una sola agencia de ese tipo los esfuerzos dispersos con los que conta-mos. Mientras tanto, nuestros países seguirán afrontando sus propias crisisenergéticas.

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Referencias bibliográficas

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RESUMEN

La tesis central del artículo es que no hay escasez de insumos ener-géticos en la región, sino todo lo contrario, y que si varios paísessufren “crisis” en el sector, ello se debe en última instancia a fac-tores institucionales derivados de su mala gestión de los recursosasí como a la falta de voluntad política para hacer funcionar losmecanismos de integración disponibles. Se examina el rol deBrasil como el principal consumidor de energía de la región, con lacaracterística singular de que es también uno de los principalesproductores, pero cuya exportación es sólo marginal en relacióncon el consumo propio. Se analizan algunas de las políticas secto-riales pertinentes, especialmente las vinculadas a los biocombusti-bles, así como la diplomacia petrolera regional y sus repercusionesgeopolíticas.

Diálogo Político. Publicación trimestral de la Konrad-Adenauer-Stiftung A. C.

Año XXIV - Nº 4 - Diciembre, 2007

69Brasil y la crisis energética de América Latina

Navegando en contrade la corriente:la nacionalización de loshidrocarburos en Bolivia

Iván Velásquez

I. Introducción

Bolivia, un país enclaustrado localizado en el centro de Sudamérica,es uno de los más subdesarrollados del continente. Después de Brasil, esel país más desigual en términos distribución de ingresos y alrededor dedos tercios de su población vive en condiciones de pobreza a pesar de suenorme riqueza en recursos naturales minerales e hidrocarburos espe-cialmente.

El siglo XXI comenzó para el país con claros signos de inestabilidaden el ámbito político. Luego de haber ganado tibiamente las eleccionesde 2002, Gonzalo Sánchez de Lozada se vio envuelto en una complica-da gestión gubernamental que desembocó en su renuncia en octubre de2003 tras una grave convulsión social debido a uno de los temas de con-flicto: “la venta de gas a Estados Unidos a través de un puerto chileno”(Romero, 2007, pág. 37). Carlos Mesa, hasta entonces vicepresidente de laRepública, asume la presidencia con una nueva agenda de gestión. La mismaestaba basada en las reivindicaciones y propuestas de los movimientos

IVÁN VELÁSQUEZ

Economista y administrador de empresas. Ph.D. Georg-August UniversitätGöttingen. Investigador Senior del Zentrum für Entwicklungsforschung(ZEF) dependiente de la Friedrich-Wilhelms Universität Bonn. Ex becario dela Konrad Adenauer Stiftung (KAS). Se desempeñó como coordinadorgeneral y director de análisis económico de la Cámara de Exportadores(CAMEX) en Bolivia.

sociales, los cuales exigían Asamblea Constituyente y participación en ladefinición del destino del gas, entre otros temas.

Luego de veintidós años de democracia, el primer referéndum de dichaera se organizó en 2004 y su objetivo era la definición de la política ener-gética del país, el replanteo de la Ley de Hidrocarburos y la implementaciónde la Asamblea Constituyente. A pesar del éxito del referéndum, menos de unaño después de la consulta renunció Carlos Mesa, debido a los conflictossociales y movilizaciones que exigían nacionalizar los hidrocarburos.

Debido a la presión popular y a los movimientos sociales se impidió queel Presidente del Senado de la República y el Presidente de la Cámara dediputados asumieran la presidencia. La presión popular logró la renunciade ambos, por lo que por orden de sucesión constitucional se definió enjunio de 2005 que el presidente de la Corte Suprema de Justicia EduardoRodríguez asumiera la presidencia de la República con un mandato detransición cuya primera tarea era el llamado a elecciones generales.

El 18 de diciembre de 20051 marca un hito en Bolivia. Tras repetidosaños de inestabilidad política y social, un indígena nacido en 1959 en unacomunidad campesina ganó las elecciones con el 53,7 % de los votos váli-dos. Evo Morales, quien con su sagacidad política (Toranzo, 2006, pág. 4)ha llevado tan lejos al Movimiento al Socialismo (MAS) con el apoyo ysolidaridad de los movimientos sociales, obtuvo la mayoría absoluta de lavotación.

El nuevo gobierno tenía un mandato con el que inició su carrera guber-namental: la instauración de la Asamblea Constituyente y la nacionaliza-ción de los hidrocarburos. Estas dos propuestas iniciales se encuentran hoypor hoy seriamente cuestionadas.

En primer lugar, el incipiente trabajo de la Asamblea Constituyente amás de un año de actividades y el receso en el que se encuentra por presio-nes con respecto al traslado de la sede de gobierno a Sucre hacen prever queexiste un largo camino por recorrer hacia la búsqueda de una nuevaConstitución para los bolivianos que resuelva, entre otros temas, el problemade la exclusión.

En segundo lugar, está claro que aprovechar el beneficio del patrimo-nio de los hidrocarburos a favor de los pobres está ligado a inversionessignificativas2 en infraestructura, desarrollo de campos, de servicios logís-ticos y de transporte, los cuales debido a las limitaciones y restricciones pre-supuestarias del sector público obligan a que las inversiones provengan del

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sector privado. Sin embargo, el clima de incertidumbre, inestabilidad yconflicto en el que vive Bolivia por definición no va de la mano con laatracción de inversiones. Además, debido a la corriente estatista y naciona-lista del partido en función de gobierno se debe determinar y precisar cómoel gobierno espera obtener las inversiones que necesita para dinamizar elsector.

II. La maldición de las materias primas

La historia del subdesarrollo y/o desarrollo económico boliviano estáindiscutiblemente ligada a la explotación de los recursos naturales, erráticaspolíticas públicas, ausencia de institucionalidad y corrupción, las cuales nopermitieron que el país, en varios procesos de crecimiento económicopudiera desarrollar un sector industrial que genere valor agregado, satisfagasu mercado interno y busque mercados de exportación.

Las variaciones positivas de los precios de los commodities, entre ellosminerales y petróleo, que continúa registrando cifras récord, generaron unacultura rentista en desmedro de la inversión en sectores productivos. Desdela época de la colonia en el siglo XVII a partir de los yacimientos del cerrode Potosí, se explotó plata con destino europeo; incluso en la actualidad sesigue extrayendo el mineral de dicho cerro. Dos siglos después, en el sigloXIX, se inicia la era del estaño y en los años veinte se constituye la explo-tación de este mineral a gran escala. Posteriormente, Bolivia sería conocidaen el contexto internacional como país mono-productor del mineral hasta1985, año en el que se registra un shock negativo de precios que dio origena un nuevo modelo económico.

Ayub y Hashimoto (1985) coinciden en destacar que para los años cua-renta la minería del estaño era muy lucrativa pero beneficiaba solamente aun pequeño grupo de empresarios, lo cual limitaba la distribución de suingreso y de sus beneficios al resto de la economía.

De esta manera, los fantasmas que hoy acosan a los bolivianos: escasainversión, inestabilidad política de la época, regulaciones cambiarias y tri-butación compleja, dieron origen en 1952 a la nacionalización del sectorminero, que se encontraba en franco deterioro. Primero la plata, luego elestaño, el zinc, el bismuto y el wólfram, posteriormente el petróleo y lasmaderas, y ahora el gas han generado un espejismo en la economía boliviana

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un crecimiento empobrecedor y sugieren que como materias primas, lejosde ser una bendición han representado una maldición para la economía,3

ya que han generado:

1. Una cultura rentista de persecución de la renta de corto plazo,2. Enfermedad holandesa, que perjudica la exportación de manufacturas

y favorece la de materias primas.3. La paradoja de la abundancia, que establece que los retornos por

la venta de materias primas son destinados al consumo y no a lainversión.

4. La continúa dependencia a los precios, que establece una subordi-nación a su volatilidad.

III. Terremoto en el sector petrolero (1937, 1969,2006) con epicentro en Bolivia

Con aproximadamente 908 millones de barriles de reservas probadas yprobables, es inapropiado llamar a Bolivia un país petrolero. A pesar deello, las importantes reservas de gas natural, con un volumen muy impor-tante de condensados (hidrocarburos líquidos), sitúan al país en el tercerpuesto de los países con reservas importantes de gas en América Latina,después de Venezuela y México.

La era de los hidrocarburos se inicia con la nueva República. En 1865se registró la primera solicitud de concesiones en la provincia de Azero yTomina Chuquisaca, efectuada por Juan Manuel Velarde (YPFB, 1996).Dos años después, los inversionistas alemanes Frank Hoskst y Ed Hansensolicitaron al presidente Melgarejo concesiones petroleras en la provincia deSalinas en Tarija. Sin embargo, no existe registro de la realización de trabajosde explotación en dichas concesiones.

Manuel Cuellar, en 1896, en la quebrada de Mandiyutí cerca de Camirien Santa Cruz, realizó el descubrimiento de petróleo y junto con IgnacioPrudencio se dedicó a extraer el producto para trasladarlo a Sucre para sucomercialización. En 1899 se les otorgaron concesiones; Cuellar organizóel Sindicato Sucre y junto con Ernesto Reyes lograron tener para 1911 untotal de 74.000 hectáreas en concesión. Luis Lavadenz, quien descubriópetróleo cerca de Saipuri (Santa Cruz) en 1907, se convirtió en gerente del

Sindicato Sucre, quien con espíritu empresarial busco capital extranjero yamplió el negocio. En 1916 se habían concesionado aproximadamente 1,7millones de hectáreas a través de la Ley de Minas. El presidente IsmaelMontes trató de regular y normar la otorgación de las concesiones. En estesentido, a través de la Ley de Reserva Fiscal terminó con las concesionesindiscriminadas de tierras para la explotación petrolera.4

A. La primera nacionalización (13 de marzo de 1937)

El ingreso formal de una empresa capitalista extranjera al negocio delpetróleo en Bolivia se dio el 24 de febrero de 1920, cuando el presidenteGutiérrez Guerra dictó una nueva Ley, levantando la reserva fiscal y adju-dicando posteriormente a la empresa Richmond Levering y a JacoboBackus amplias concesiones de más de un millón de hectáreas. Luego dederrocar al presidente Gutiérrez Guerra el 12 de julio de 1920, el nuevopresidente, Bautista Saavedra, sancionó la primera Ley Orgánica delPetróleo el 20 de junio de 1921, la cual restringió a 100.000 hectáreas la con-cesión petrolera. Esta medida sería progresiva en el tiempo y se gravabacon una regalía para el Estado del 11 % por el usufructo de la concesión.

El 3 de marzo de 1921, la empresa Richmond Levering transfirió a lapetrolera Standard Oil de New Jersey los derechos sobre sus concesiones sinla autorización legal del gobierno boliviano. Pese a ello, la Standard Oilconsiguió en 1922 la aprobación, pero además compró las concesiones deWillian Braden y llegó a tener un capital concesionario muy importante, deaproximadamente 7 millones de hectáreas.5

Con el objetivo de reestructurar el sector y debido a la crisis y recesiónmundial, el presidente Salamanca decide cobrar nuevos tributos e interesesa la Standard Oil, lo que generó un conflicto legal con la empresa.

El descubrimiento de petróleo en el sur del país provocó la guerra conParaguay entre 1932 y 1935. Al finalizar la guerra se culpó a la StandardOil de contrabandear petróleo a la Argentina y evadir las regalías del 11 %.Asimismo, se determinó que no había pagado patentes por sus concesionesen una época de emergencia nacional. Por otro lado, al declararse neutral,se la acusó de negarse a proveer gasolina a los aviones bolivianos en plenaguerra del Chaco, como también de no haber realizado las inversiones a lasque se había comprometido y de no haber producido lo esperado a lo largode sus operaciones (YPFB, 1996).

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El sentimiento popular y nacionalista culpó de la derrota de la guerra alsometimiento de los gobiernos a intereses extranjeros y consorcios interna-cionales. De esta manera, el 13 de marzo de 1937, un grupo militar acom-pañado por civiles encabezados por el general David Toro y Germán Buschdeclaró la caducidad y nulidad de las concesiones de la Standard Oil y susbienes fueron revertidos a tuición del Estado boliviano. La petrolera recurrióal arbitraje internacional y a juicios y logró que Bolivia le pagara 2 millones dedólares en 1942 en concepto de indemnización e intereses.

B. La segunda nacionalización (17 de octubre de 1969)

Por primera vez el gobierno nacional ingresa al negocio de los hidrocar-buros, el 21 de diciembre de 1936, a partir de la creación de YacimientosPetrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB). El decreto establecía la creación deuna empresa autónoma dedicada a la importación y producción de deriva-dos para el mercado interno. Con el gobierno de Gualberto Villarroel seexpandieron las actividades petroleras de la nueva empresa y se establecie-ron inversiones para refinación, transporte, producción y oleoductos, queiniciaron una importante cadena productiva.

A mediados de los cincuenta la crisis económica obligó al presidenteVíctor Paz Estensoro a utilizar los ingresos del petróleo para aliviar la crisis,decisión que restó recursos a YPFB para la reinversión.

El gobierno de Víctor Paz tenía en agenda atraer capitales para ampliar lasactividades del sector y modernizar y cambiar la normativa petrolera. De estaforma, contrató a la consultora americana Davenport and Schuster para queelaborara un Código Petrolero, con el objetivo de atraer inversiones extranje-ras. Amparadas en este Código, en 1955 quince empresas ingresaron aBolivia, entre ellas la Gulf Oil, que junto con la Bolivian Shell y la BolivianCalifornian Pet llegaron a controlar el 50 % de las concesiones.

La Gulf Oil tenía un capital concesionado de más de un millón y mediode hectáreas y buscaba el monopolio del mercado interno y externo del nego-cio; de esta manera, intentó desplazar a YPFB de las actividades que desarro-llaba para el mercado interno. Estimaciones realizadas por el Ministerio deMinas y Petróleo de la época sugieren que hasta 1965 la Gulf realizó inversio-nes por 80 millones de dólares y extrajo hidrocarburos por 360 millones, y queobtuvo una utilidad estimada de 165 millones de dólares, mientras que elEstado boliviano apenas recibió 39 millones de dólares por tributos.

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La debilidad del Estado para fiscalizar los recursos y la falta de institucio-nalidad en el sector no permitieron establecer mecanismos eficaces de con-trol. Con todo, se acusó a la Gulf de recurrir a coimas y corrupción para evi-tar el control del Estado. Por otro lado, se la acusó de haber generado 40millones de dólares de ingresos por contrabando y uso clandestino del oleo-ducto Sica Sica-Arica y de no haber cumplido los compromisos contraídos.

Finalmente, el ministro de Minas y Petróleo Marcelo Quiroga SantaCruz elaboró un decreto supremo de reversión de las concesiones de laempresa petrolera Gulf Oil en el que se establecía su transferencia a YPFBy junto al presidente Alfredo Ovando Candía, el 17 de octubre de 1969, sedio paso a la segunda nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia.Estudios, planos, activos e instalaciones fueron nacionalizados y pasaron atuición de YPFB.

Las repercusiones fueron inmediatas y negativas para el país. Se parali-zó la explotación de los campos que manejaba la Gulf, especialmente el deRío Grande, y se suspendió el crédito del Banco Mundial para la construc-ción del gasoducto a Argentina. En septiembre de 1970 se promulgó eldecreto para la indemnización a Gulf Oil, la que fue estimada en 101millones de dólares; de este monto se dedujo el 22 % como impuesto únicoy se determinó finalmente que se pagarían aproximadamente 78 millonesde dólares con el 25 % de los campos nacionalizados Río Grande, Colpa yCaranda en un plazo de veinte años.

A pesar de que la Gulf Oil no dejó información acerca de las operacio-nes ni de las actividades de explotación del sector, en 1972 se registró unrécord importante en la producción, que alcanzó los 17 millones de barri-les. A comienzos de los setenta los precios del petróleo eran favorables y sehacía necesario tomar ventaja del buen escenario de precios de esa época.Sin embargo, una regla económica básica sugiere que si se quiere producirmás se necesita, en correspondencia, una mayor inversión. En este sentido,durante el gobierno de Hugo Banzer, en 1972, se promulgó la Ley Generalde Hidrocarburos, comenzó la exportación de gas a Argentina y se cons-truyeron complejos de refinación y ductos, lo que convirtió a YPFB en lamás importante empresa del Estado.

Con la Ley General de Hidrocarburos se introdujo el concepto de“Contrato de Operación”, que facultó a YPFB, primero, para el manejo totalde la industria de los hidrocarburos; y segundo, este cuerpo legal permitía ala empresa compartir la producción y demás actividades con terceros, lo cual

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implicaba en la práctica que podía asociarse con privados, fueran nacionaleso extranjeros, a partir de un contrato de operación para las actividades deproducción y exploración. La ventaja de la Ley radicaba en que las compañí-as ponían en riesgo capital propio. Amparadas en esta norma ingresaron treceempresas extranjeras, se firmaron veinte contratos de operación para la per-foración y exploración de potenciales zonas petrolíferas en el país. SegúnYPFB, se llegó a invertir 219,5 millones de dólares para finales de 1979 y sedescubrieron 4 nuevos campos: Vertiente, Porvenir, Tita y Techi.

Por otro lado, la Ley permitió una intensiva actividad de exploración yprospección geofísica en todo el territorio nacional.6 Sin embargo, uno delos hechos más importantes de la década del setenta fue el inicio de lasexportaciones de gas a la Argentina en mayo de 1972. Según YPFB, se expor-taron 148 millones de pies cúbicos por día, los cuales debían enviarse por7 años de acuerdo a contrato y debían incrementarse a 167 durante losrestantes 13 años.

Los ochenta fueron años complicados para YPFB, no solamente por losregímenes militares y la crisis económica y política, sino porque la explora-ción petrolera disminuyó debido a falta de inversiones. La producción dis-minuyó y los productos que se comercializaban en el mercado interno eranvendidos por debajo de sus costos de elaboración y producción los preciospolíticos determinados por el gobierno de turno, lo cual incrementó el con-trabando.

C. La tercera nacionalización (1 mayo de 2006)

En 1985, el gobierno de Víctor Paz promulgó el Decreto Supremo21.060 para frenar la hiperinflación y atenuar la crisis económica. Para YPFBel decreto implicó la descentralización de sus actividades y la creación de tresempresas subsidiarias, dos petroleras y una encargada de la comercialización.Las mismas tenían autonomía de gestión y personería jurídica propia. De estamanera se crearon: la Empresa Petrolera del Oriente con sede en Santa Cruz,la del Sur con sede en Camiri y, finalmente, la de Comercialización eIndustrialización de Hidrocarburos con sede en Cochabamba. Sin embar-go, no se pudo concretar este proyecto debido a una evaluación efectuadapor YPFB.

Tres aspectos importantes para YPFB se destacan del decreto: prime-ro, el incremento de los precios de los productos que comercializaba, que

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eliminaba la subvención que restringía la generación de ingresos; segundo, lastransferencias de excedentes al Tesoro General de la Nación (TGN); y tercero,entre 1983 y 1985, por exportaciones de gas a la Argentina recibió 375 millo-nes por año al precio más alto registrado en ese periodo. Pese a ello, se dejarona un lado las inversiones para exploración, explotación e industrialización.

A finales de la década del ochenta, se firmó el convenio “Borrón y cuen-ta nueva” en noviembre de 1989, con el objetivo de equilibrar la balanza depagos con Argentina. Se estimó en ese entonces que la deuda en conceptode venta de gas de Argentina a YPFB era de más de 300 millones de dóla-res. El convenio establecía la cancelación de la deuda bilateral de Argentinacon Bolivia contra otra deuda mayor de largo plazo de Bolivia conArgentina. En el corto plazo, este convenio no fue beneficioso para YPFB,ya que por un lado limitó sus ingresos y capital de trabajo y, por el otro, ladeuda de largo plazo pudo haberse renegociado en mejores condiciones.

En lo que corresponde a la exportación de gas natural al Brasil, el 22 demarzo de 1974 los presidentes Ernesto Geisel y Hugo Banzer suscribieronun “Acuerdo de Cooperación y Complementación Industrial” que, segúnYPFB (1996), estableció la posibilidad de comercializar 240 millones depies cúbicos de gas por día al Brasil. En 1978 se firmó un nuevo acuerdoque amplió esta cifra a 400 millones. Ninguno de los dos proyectos pudoconcretarse por la oposición de sectores y partidos políticos. El 9 de febre-ro, por un problema de fijación de precios, también quedó en nada la nego-ciación entre los presidentes Siles Zuazo y Figuereido. En 1986, durante elgobierno de Víctor Paz, se firmó el Programa de Integración Energética(PIE). Sin embargo, tampoco se viabilizó el proyecto.

En 1991, Brasil decidió cambiar su matriz energética, la cual era conta-minante ya que estaba basada en fuel oil, por otra ecológica y económica-mente rentable. De esta manera, el 26 de noviembre de 1991 los ministrosde Energía firmaron una carta intención sobre el proceso de integraciónenergética. En 1992 se definió la ruta del gasoducto y un contrato de com-pra y venta de gas entre YPFB y Petrobras. Además se aseguraba el merca-do brasileño y la presencia de Petrobras en la explotación, exploración ytransporte de hidrocarburos producidos en Bolivia. El contrato de compray venta fue firmado por los presidentes Jaime Paz y Fernando Collor deMello el 17 de febrero de 1993. Para respaldar el financiamiento a las obrasde infraestructura, Petrobras se asoció con BTB (BHP, Tenneco y BritishGas); YPFB se asoció con ENRON.

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En 1996, justo después de que se aprobara la nueva Ley de Hidrocar-buros, se firmó un contrato de exportación de gas al Brasil que prometíala entrega de 7,1 trillones de pies cúbicos diarios a lo largo de un períodode 20 años.

En la gestión de Gonzalo Sánchez, la capitalización7 implicó un cambiosustancial en el sector. Antes del proceso de capitalización, la industria dehidrocarburos boliviana estaba conformada por un mercado cuya integra-ción era vertical y operaba con una posición clara de monopolio (UDAPE,2005). La Ley 1.689 del 30 de abril de 1996 establecía que YPFB perfora-ba, producía, refinaba, transportaba, distribuía y vendía los productos alconsumidor final. Con la capitalización, estas actividades pasaron al sectorprivado.

Con la capitalización continúa manteniéndose el principio de la propie-dad estatal de los yacimientos, pero se retira al Estado de participar producti-vamente en la industria petrolera. Las actividades de exploración-producción,comercialización, transporte, distribución de gas natural por redes, refina-ción e industrialización de hidrocarburos quedaron sometidas a las normasdel Sistema de Regulación Sectorial (SIRESE) (Patiño, 1998).

Bajo el nuevo marco regulatorio, la estructura del sector está basada endos tipos de actividades: el upstream que implican las actividades de explo-ración y explotación de yacimientos hidrocarburíferos y el downstream, quese refiere a la refinación, transporte y comercialización de petróleo, gas yproductos derivados.

En este sentido, los cambios estructurales más importantes que haninfluido en el sector a lo largo del último período vienen dados por lasiguiente normativa, la cual se detalla a continuación:

1. Ley de Capitalización 1.544 (21 de marzo de 1994): inicia el proce-so de capitalización de las empresas estratégicas del país, entre ellasYPFB.

2. Ley de Hidrocarburos 1.689 (30 de abril de 1996), junto con la Leyde Capitalización, determina que las operaciones de exploración,explotación y comercialización sean desarrolladas por las empresascapitalizadas Andina S.A. y Chaco. Transredes S.A. Esta era la encar-gada de las actividades logísticas de transporte del crudo y gas naturalpor los ductos existentes. YPFB pierde pero queda con funciones ope-rativas de administración, tales como la suscripción, administración y

fiscalización de los contratos de riesgo compartido, pero ademáscomo administradora de los contratos de exportación de gas naturalal Brasil y la Argentina.

3. Ley de Privatización 1.330 (24 de abril de 1992) - Ley 1.981 (27 demayo de 1999): determinaron la privatización de las refinerías acargo de la Empresa Boliviana de Refinación, actualmente PetrobrasBolivia Refinación S.A. Oleoductos y plantas de almacenaje fueronadjudicados a la Compañía Logística de Hidrocarburos Boliviana.Air BP era la encargada de las estaciones de servicios de los aeropuer-tos. YPFB quedó a cargo del resto de las actividades de la cadenaEngarrafadoras, almacenamiento de GLP, Redes de Gas domiciliario ysurtidores no fueron privatizados.

4. Ley de Hidrocarburos 3.058 (17 de mayo de 2005): el Estado boli-viano recupera la propiedad de todos los hidrocarburos en boca depozo a través de YPFB, institución que ejercerá el derecho propieta-rio sobre la totalidad de los hidrocarburos, además de adjudicar enforma directa áreas reservadas a favor de YPFB en las cuales podráejecutar, según la ley, por sí o a través de terceros, actividades deexploración y explotación de hidrocarburos en el país. Esta Ley esta-blece además nuevas funciones y atribuciones para YPFB, con loque establece su refundación a través de la recuperación de la pro-piedad estatal de las acciones de los bolivianos en empresas petrole-ras capitalizadas para que YPFB pueda participar en la totalidad dela cadena productiva de los hidrocarburos a partir de la conforma-ción de sociedades de economía mixta, reestructurando los fondosde capitalización colectiva (FCC) y garantizando el financiamientodel Bonosol.

5. Decreto Supremo 28.701 Héroes del Chaco (1 mayo de 2006). Coneste decreto, el gobierno boliviano nacionaliza los recursos naturaleshidrocarburíferos en Bolivia. El Estado recupera la propiedad, pose-sión y el control total y absoluto de los mismos a través de YPFB ylas compañías petroleras que operan en el país deben regularizar laactividad mediante la suscripción de contratos en un plazo nomayor a 180 días. El decreto también establece, dentro del períodode transición, una participación adicional del 32 % para YPFB. Deacuerdo con la producción certificada promedio de gas natural delaño 2005 (artículo 4), en ese período también se establece que el

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Ministerio de Hidrocarburos y Energía será el encargado de regulary normar las actividades del sector. En lo que corresponde al paque-te accionario, se establece en el decreto la transferencia a título gra-tuito a favor de YPFB las acciones de los ciudadanos bolivianos queformaban parte del fondo de capitalización colectiva en las empre-sas petroleras capitalizadas Chaco S.A., Andina S.A., y Transredes S.A.Del mismo modo, se nacionalizan las acciones necesarias para queYPFB controle como mínimo el 50 % más 1 en las empresas ChacoS.A., Andina S.A., y Transredes S.A., Petrobras Bolivia RefinaciónS.A. y la Compañía Logística de Hidrocarburos de Bolivia S.A. Afinales de 2006 se suscribieron los contratos de operación en el plazoestablecido y fueron posteriormente protocolizados, considerados yaprobados por el Congreso Nacional.

Este recuento nos deja una lección importante: la historia del gas y sudesarrollo está íntimamente ligada a la ejecución de inversiones, atracciónde capitales y tecnología, las cuales deben orientarse a infraestructura parasu procesamiento, pero además a la logística de transporte y su distribu-ción, lo cual sugiere capitales externos desde un punto de vista económico.En esta historia de convulsiones, cambios de normativa y políticas defi-cientes de corto plazo, se han perdido tiempo y dinero. Los proyectos deexportación de gas a México y California se han hecho gas y se han esfuma-do las esperanzas de ingreso a esos nuevos mercados. La lógica de buscar unpuerto del Pacífico para la salida del gas también es ahora un sueño; la resis-tencia popular boliviana determinó no exportar gas natural a través deChile y determinó también la caída en 2003 de Gonzalo Sánchez delgobierno. Carlos Mesa, que llevó a cabo exitosamente el referéndum del 18de julio de 2004, modificó la Ley de Hidrocarburos e inició el proceso derefundación de YPFB. Sin embargo, también la presión popular provocó surenuncia.

Con su llamada revolución cultural y democrática, Evo Morales nacio-nalizó los hidrocarburos, convencido de que el neoliberalismo generóriqueza para las transnacionales y pobreza para el pueblo boliviano.

Su gestión gubernamental ha emprendido un nuevo reto: la construc-ción del Estado descolonizado promotor del desarrollo. A más de un añode la nacionalización, ha quedado demostrado que el negocio de los hidro-carburos es complejo y especializado. Los cambios y las reformas están

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tomando más tiempo del esperado, no está claro el nivel de inversión ainyectarse en el sector ni su fuente de financiamiento; además, se necesitancambios sustanciales a la actual Ley de Hidrocarburos para continuar conel proceso nacionalizador. YPFB y el Ministerio de Hidrocarburos estánenfrentando restricciones tanto presupuestarias como operativas en esteproceso de cambio. Las repercusiones están afectando a otros sectores nega-tivamente y los regalos al consumo en desmedro de la inversión como elBonosol se están volviendo insostenibles financieramente.

IV. Las realidades a las que se enfrentala seguridad energética

El concepto de seguridad energética se ha convertido en el elementofundamental de la política energética de los Estados, señala Carlos Miranda(2007). Pese a ello, Bolivia no está tomando las previsiones necesarias eneste contexto. El ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeyer,señala que la escasez de las fuentes de energía hace que la “seguridad ener-gética” determine las políticas exteriores y de seguridad, las cuales deben seragenda permanente de Estado.

En la 23 Conferencia Mundial del Gas realizada en Ámsterdam enjunio de 2006, de la que nuestro país no participó, se estableció que en lasituación geopolítica actual, la importancia del gas es creciente día a día. Almismo tiempo, los gobiernos y los mercados buscan constantemente nue-vos modos de equilibrar el interés público y las necesidades del sector.

Asimismo, como se debatió en dicha conferencia, se requieren investi-gación e inversión para dar nuevas respuestas a los problemas ambientales,ya que el gas puede ser una solución para el problema energético actual. Losmiembros de la Unión Internacional del Gas (UIG) plantean que este com-bustible puede ser una buena alternativa con respecto al petróleo. Además,el mercado del gas natural líquido (GNL) se desarrolla con fuerza en laactualidad.

A lo largo del documento se ha enfatizado en que el sector petrolero esun sector intensivo en capital y tecnología; su desarrollo está ligado a inver-siones. Sin embargo, los bolivianos no entendemos que al navegar en con-tra de la corriente, generando inestabilidad, convulsión y exitismo políticode corto plazo generamos nosotros mismos facturas de alto costo. Una de

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ellas es la factura de la inversión privada nacional, que desde hace muchosaños en Bolivia está estancada. La incertidumbre y la inestabilidad tambiénhan hecho que la inversión extranjera dé un paso hacia atrás y mire haciaotros mercados más estables; a ello también se suman las declaraciones efec-tuadas por el Vicepresidente sobre la necesidad de que las empresas se apre-suren a invertir, salvo que quieran ser expulsadas del país.

El Foro Económico Mundial de 2007, a través del índice de competiti-vidad, sitúa a Bolivia en el penúltimo lugar en Latinoamérica como paíspara atraer inversión privada en infraestructura. La explicación, como seña-la el informe, está ligada a las políticas controversiales en el sector de losrecursos naturales, en las que el país presenta un elevado riesgo político yeconómico, empeorado por la falta de compromiso gubernamental parapagar compensaciones razonables en el caso de la expropiación.

Brasil, el mercado más grande para la exportación de gas, está pensandocambiar su matriz energética para reducir su dependencia de Bolivia. Una delas señales de ello es que Petrobras anunció tres tipos de medidas: limitar susinversiones en Bolivia, acelerar el desarrollo de sus propios campos en Brasily comprar gas natural líquido (GNL) de otros productores mundiales.

Argentina cada vez más se encuentra también en esa misma lógica. Unpotencial comprador de gas como es Chile considera un error desde elpunto de vista geopolítico hacerse dependiente del gas boliviano, por la inesta-bilidad de este país, al cual no ve como un socio confiable para hacer negocios.

En el ámbito de las inversiones, se ha pensado en Bolivia la modificaciónde la Ley de Inversiones. En la actualidad existen beneficiosos tratados bila-terales sobre inversiones. Una modificación implicaría la revisión de dichostratados, lo cual afectaría los procedimientos para la solución de controver-sias. A ello se suma el retiro de Bolivia de la CIADI, organismo dependientedel Banco Mundial para la solución de conflictos. Estos elementos apuntan aun deterioro paulatino en el ámbito de las inversiones; no olvidemos que unabaja inversión compromete el crecimiento económico.

La suspensión de la Asamblea Constituyente es otro factor que afecta lasinversiones, debido a la incertidumbre que representa la elaboración de lanueva Constitución Política del Estado en lo que se refiere al capítulo sobrela propiedad y explotación de los recursos renovables y no renovables.Asimismo, la desconfianza sobre la permanencia de la normativa vigente enel sector pese a la firma de los contratos de operación es otro factor que estácontrayendo las inversiones de las empresas (Milenio, 2007).

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La producción de gas natural8 está en condiciones críticas y se necesitaninversiones en exploración, pero también en producción, para cumplir conlos compromisos externos con Argentina y Brasil. Asimismo, la demandainterna de gas licuado de petróleo (GLP) está en aumento y junto con lacantidad que demanda el proyecto del Mutún implicaría que Bolivia debaduplicar su capacidad de producción en los siguientes años. ¿Cómo? Es lapregunta del millón.

La prensa internacional, como la BBC y varios periódicos españoles, y laprensa nacional, entre ellas La Razón, han mostrado la situación de escasez degas natural como una paradoja –falta gas en la tierra del gas–. Mery Vaca, quienpublicó un artículo para la BBC, sostiene que Bolivia, dueña de las más impor-tantes reservas de gas natural del Cono Sur, atraviesa por una crisis energéticaque perjudica a cuatro de las nueve regiones del país (BBC, 15-10-2007).

Bolivia pasó, como dice el editorial de La Razón, de una situación deholgura total en la producción de gas a otra de escasez sin esperanzas inme-diatas. Por un lado, esta paradoja se debe al retraso que existe en el sectorde las inversiones petroleras, a la no previsión de los gobiernos anteriores, ala inseguridad jurídica y a los cambios de reglas en el sector petrolero pro-ducto de la nacionalización. Por el otro, el presidente de YPFB admite queel racionamiento y la crisis continuará en 2008 y los compromisos de inver-sión de las empresas petroleras serán reseltos en 2009.

En lo económico, la situación es de preocupante déficit; la oferta no puedesatisfacer la demanda debido a que la producción cayó de 40 a 37 millones demetros cúbicos, de los cuales Brasil está demandando, de acuerdo con el con-trato que se tiene con ese país, 31,5 millones de metros cúbicos diarios, loscuales no podemos dejar de atender. Asimismo, los contratos de exportaciónestablecen una cláusula de obligatoriedad delivery or pay, que determina cos-tos y gastos para Bolivia en caso de que se suspenda el suministro. Por otrolado está nuestro compromiso con Argentina,9 a quien enviamos un volumenmínimo de 3,8 millones de metros cúbicos y el gas sobrante, 1,7 millones demetros cúbicos, se destina para el mercado interno, muy por debajo de lademanda, estimada en 6,5 millones de metros cúbicos.

Ante este panorama, la microeconomía básica señala que ante la esca-sez de bienes los agentes económicos buscan productos sustitutos y/oalternativos. En este caso se presenta, a diferencia de los biocombustiblesy con más competitividad, el gas líquido como la energía del futuro. Enel artículo publicado por la Deutsche Welle (31-03-2006) se señala que

85Navegando en contra de la corriente

“se acabaron los gasoductos que provocan guerras, roces políticos y eco-nómicos entre países para asegurarse trozos de terreno por los que circu-le la preciada energía: el gas líquido se transporta sin molestar a nadie”.

El artículo fue elaborado a raíz de la visita del ministro alemán deExteriores Frank-Walter Steinmeyer en marzo de 2006 a la primera centraleuropea para transformar gas natural en producto líquido, ubicada en la islade Melkoya, en Noruega, 600 km al norte del círculo polar. La reunión delministro alemán con su homólogo noruego Jonas Gahr StØres fue para sellarun acuerdo de colaboración entre ambos países toda vez que Noruega, despuésde Rusia, es el principal proveedor de gas y petróleo de Alemania y Alemaniael principal comprador más importante de energía de Noruega (DeutscheWelle, 2006). El artículo también señala que en estado líquido, el gas naturaltiene la gran ventaja de poder ser transportado de un país a otro sin necesidadde gasoductos; en barriles y sobre un barco, llega a cualquier parte del globo.La construcción de la planta está estimada en 2.500 millones de euros (el gaso-ducto Bolivia-Brasil, de 3.000 kilómetros, costó 2.100 millones de dólares).Noruega considera que el rendimiento de su inversión está asegurado, ya queel mar polar de Noruega esconde un cuarto de las reservas de gas natural delplaneta y esta forma de energía tiene potencial para convertirse en una de lasfuentes energéticas más importantes del mundo (Deutsche Welle, 2006).

El comercio de gas fluido no es nada extraordinario. Se practica en alre-dedor del 25 % de las transacciones de gas natural y está visto como laforma de exportación del futuro. Noruega y su nueva planta comenzarán asuministrar energía a Europa y a Estados Unidos, de la cual el consorcio ale-mán Linde participa en el proyecto. Sin duda alguna, esta opción se presen-ta como interesante para Bolivia debido a las reservas de gas natural que elpaís posee. Y con visión de futuro y mentalidad de largo plazo debemospensar en este tipo de proyectos pero, además, entender que la oposición,bloqueos, inestabilidad e inseguridad lo único que están ocasionando esinseguridad energética en la región.

V. Conclusiones

La historia del subdesarrollo económico boliviano está indiscutible-mente ligada a la explotación de los recursos naturales, las erráticas políti-cas públicas, la ausencia de institucionalidad y la corrupción, las cuales no

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permitieron que el país en varios procesos de crecimiento económicopudiera desarrollar un sector industrial.

Las variaciones positivas de los precios de los commodities, entre ellosminerales y petróleo, que continúan registrando cifras récord, generaronuna cultura rentista en desmedro de la inversión en sectores productivos.

Con aproximadamente 908 millones de barriles de reservas probadas yprobables, es inapropiado llamar a Bolivia un país petrolero. A pesar deello, las importantes reservas de gas natural, con un volumen muy impor-tante de condensados (hidrocarburos líquidos), sitúan al país en el tercerpuesto de los países con reservas importantes de gas en América Latina,después de Venezuela y México.

Como afirmamos más arriba: la historia del gas y su desarrollo estáníntimamente ligados a la ejecución de inversiones, atracción de capitales ytecnología, las cuales deben orientarse a infraestructura para su procesa-miento; pero además, a la logística de transporte y su distribución, lo cualsugiere capitales privados, preferentemente externos. Sin embargo, debidoa la corriente estatista y nacionalista del gobierno, queda aún por determi-nar cómo se espera obtener las inversiones necesarias para dinamizar unsector hidrocarburífero en constante cambio.

Notas

1. A diferencia de otros comicios y debido a la crisis política, las eleccio-nes anteriores se desarrollaron sin partidos. El ex vice y ex presidentede la República Jorge Quiroga presentó la agrupación ciudadana“Podemos” (Poder Democrático y Social) con una propuesta desgas-tada neoliberal y conservadora que ofrecía la continuidad del procesode ajuste estructural y política social de asistencia (ver Romero, 2007;Toranzo, 2006). Pero además, en la agrupación destacaban los viejospolíticos ligados a la corrupción y clientelismo entre ellos antiguosdirigentes de la Acción Democrática Nacionalista (ADN) y delMovimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR). Según Toranzo(2006), Quiroga cavó su propia tumba electoral al emprender una cam-paña de guerra sucia contra su rival, Evo Morales, a quien convirtió envíctima en un país en el que tradicionalmente las víctimas gananvotos. De esta manera, Morales obtuvo votos del ciudadano de a pieque estaba cansado de la vieja forma de hacer política, de los movi-mientos sociales, casi la totalidad del voto de la izquierda, ex socialistas,gente identificada con organizaciones no gubernamentales y campesinosentre otros.

87Navegando en contra de la corriente

2. En el sector petrolero en general y en el ámbito financiero en particu-lar, es por demás conocido que el desempeño del sector y su competi-tividad determinan que es intensivo en capital y tecnología, pero ade-más debido a lo cuantioso de sus inversiones, es importante que lasempresas públicas y/o privadas que trabajan en el sector se especiali-cen y tengan una curva de experiencia adquirida y recursos humanosde excelencia.

3. La teoría del desarrollo y la evidencia empírica reconocen que paísescon grandes recursos naturales no han podido desarrollar su sectorindustrial ni tampoco han generado valor agregado a sus productos deexportación, lo cual ha repercutido negativamente en la distribucióndel ingreso y ha generado desigualdad y pobreza a sus habitantes.Entre algunos casos concretos tenemos a Rusia, Venezuela, Nigeria yBolivia, entre otros; por el contrario, países que no cuentan con recur-sos naturales han crecido mucho más, como es el caso de Malasia,Vietnam o los tigres asiáticos como Taiwán, Corea y Singapur.

4. Entre 1912 y 1919 se constituyeron en Chile varias comunidades petro-leras que se adjudicaron numerosas concesiones, entre ellas laComunidad Petrolera La Blanca con 500.000 hectáreas, la ComunidadPetrolera Santa Cruz con 545.000 hectáreas, la Comunidad PetrolíferaLa Poderosa con 700.00 hectáreas, la Comunidad Petrolífera Lagunillascon 399.850 hectáreas y la Comunidad Preliminar de Calacoto con 3.473hectáreas. Todos los derechos de estas concesiones fueron vendidosposteriormente al inversionista y empresario William Braden.

5. La Standard Oil inició sus trabajos en la serranía del Candado y en1924 logró descubrir petróleo en Bermejo posteriormente enSanandita en 1926, Camiri en 1927 y Camatindi en 1931, en donde ins-taló dos refinerías, pero la guerra del Chaco frenó sus operaciones. Laempresa perforó 30 pozos, de los cuales 18 fueron con carácter deexploración.

6. En la década del setenta se descubrieron los campos de Vuelta Grande,Espejos, Río Seco, Caigua, el Espino, Cambieti, Palacios, Montecristo,Palometas y Esconada. Asimismo, se desarrollaron los campos descu-biertos por la Gulf Palmar, Santa Cruz y La Peña.

7. La capitalización puede ser entendida como una semi-privatización, esuna forma de transferir activos públicos al sector privado. La idea cen-tral era cambiar el modelo estatista que hasta ese entonces era defici-tario. Se capitalizaron las principales empresas estratégicas del Estadoboliviano: YPFB (Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos), ENDE(Empresa Nacional de Energía Eléctrica), ENTEL (Empresa Nacional deTelecomunicaciones), LAB (Lloyd Aéreo Boliviano), ENFE (EmpresaNacional de Ferrocarriles) y la Empresa Metalúrgica de VINTO, paraque sean potenciadas con capitales privados a partir de un plan deinversiones. El Ministerio de Capitalización, creado para implementarel programa, consideraba que una vez capitalizada la empresa el inver-sionista recibía el 50 % de las acciones y la administración gerencial y

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el restante 50 % de las acciones era distribuido gratuitamente entre losbolivianos mayores de edad, constituyendo una masiva transferenciade propiedad y riqueza.

8. El gas licuado de petróleo (GLP) que se utiliza en Bolivia para usodoméstico y que es comercializado en garrafas de 10 kg es un deriva-do del gas natural y del petróleo que se obtiene a partir del contenidodel propano y el butano. El proceso productivo y de comercializaciónde ambos es muy distinto (Milenio, 2007, pág. 131). Para obtener gaslicuado de petróleo del gas natural es necesario invertir en plantas deseparación. En el caso de Bolivia tenemos grandes reservas de gasnatural pero por falta de inversiones no podemos abastecer el merca-do interno de gas licuado de petróleo para uso doméstico. En cuanto ala comercialización, el gas licuado de petróleo llega a la puerta de loshogares a través de garrafas de 10 kg; el gas natural llega al consumidorfinal a través de un complejo y costoso sistema de gasoductos.

9. El grueso del gas natural que es utilizado en la Argentina proviene detres cuencas: la neuquina, que produce 77,11 millones de metros cúbi-cos diarios; la austral, ubicada en Tierra del Fuego, que produce 45,87millones de metros cúbicos diarios; y la del noreste de Salta, con unaproducción estimada de 19,45 millones de metros cúbicos diarios, y en laactualidad solamente importa una parte menor de Bolivia: 3,8 millonesde metros cúbicos diarios.

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90 Iván Velásquez

RESUMEN

La historia de los hidrocarburos en Bolivia ha pasado ya por tresnacionalizaciones con características similares: movimientos popu-lares en contra del capital extranjero, inestabilidad política, exitis-mo popular de corto plazo, inseguridad jurídica, déficit de inver-siones e instituciones débiles e ineficientes que no regularon nicontrolaron las operaciones de empresas extranjeras. En perspec-tiva, está claro que el aprovechamiento del beneficio del patrimo-nio de los hidrocarburos a favor de los pobres está ligado a inver-siones significativas en infraestructura, desarrollo de campos, deservicios logísticos y de transporte, los cuales debido a las limita-ciones y restricciones presupuestarias del sector público obligan aque las inversiones provengan del sector para generar seguridadenergética en la región.

Diálogo Político. Publicación trimestral de la Konrad-Adenauer-Stiftung A. C.

Año XXIV - Nº 4 - Diciembre, 2007

91Navegando en contra de la corriente

Europa frente al cambioclimático: política energéticainternacional a partir de 2012

Susanne Dröge

I. Conciliando los objetivos de competitividad,abastecimiento y protección del clima

En el plano comunitario, el objetivo de reducir las emisiones de efec-to invernadero en un 20 % es el resultado de un compromiso entre losintereses de la industria europea y las demandas de la Comisión para elMedioambiente. En las semanas previas a la presentación del paquete de medi-das estratégicas hubo toda suerte de especulaciones sobre el nivel de reducciónque finalmente se exigiría. No había certeza en cuanto a si el documentorecogería su anterior objetivo de reducir las emisiones de gases de efectoinvernadero en un 30 % hasta 2020 (año base 1990). La Comisión desta-ca que el 20 % recomendado ahora es una hipótesis de mínima que ennegociaciones internacionales será aumentado al 30 % si otras nacionesindustrializadas adhieren al mismo objetivo. Con esta cláusula, la UE se haceeco de las preocupaciones por una excesiva pérdida de competitividad de la

SUSANNE DRÖGE

Estudió Ciencias Económicas en la Universidad Libre de Berlín, en laUniversidad de Warwick (Reino Unido) y en el Instituto de EstudiosMacroeconómicos de Kiel. Trabajó para diversas instituciones de inves-tigación en temas de régimen de comercio internacional y protecciónambiental. Asistente científica de la Fundación Ciencia y Política enBerlín. Sus investigaciones se especializan en política climática interna-cional, política ambiental y cuestiones referidas a un abastecimientoenergético sostenible.

industria europea en caso de que otras naciones industrializadas no igua-len los esfuerzos europeos para combatir el cambio climático.

El debate sobre la política energética en la UE ha vuelto al centro de laescena tras la interrupción sufrida por los suministros de gas (2006) y depetróleo (2007) desde Rusia, una situación que en cierto momento ame-nazó con eclipsar por completo la consideración de los imperativos climá-ticos. No obstante, la Comisión ha sabido mantener la calma y no ha pos-puesto los crecientes desafíos que plantea el cambio climático atendiendosólo los problemas de la política cotidiana. El objetivo de reducir las emi-siones de gases de efecto invernadero es un eje central en la llamada tríadade objetivos de sostenibilidad, competitividad y seguridad, como quedaradefinido en el Libro Verde sobre política energética publicado por laComisión en marzo de 2006.

En relación con las otras grandes naciones industrializadas resulta indis-pensable que la UE siga aumentando su nivel de exigencias en cuanto areducción de las emisiones de CO2 porque fortalece la credibilidad de supolítica frente al cambio climático, cuyo objetivo es, entre otras cosas, limi-tar el calentamiento promedio de la tierra a 2ºC. Sin embargo, laComunidad por sí sola no puede siquiera aproximarse a los valores dereducción verdaderamente necesarios dado que, tal cual señala el IPCC ensu Cuarto Informe, la concentración actual de gases de efecto invernaderogenerará por sí misma un calentamiento de 1,8ºC en las próximas décadas.La propia Comisión advierte en el Informe elevado al Consejo que paraproteger eficazmente el clima será necesario ahorrar hasta el año 2050 un50 % de las emisiones respecto del nivel de 1990 en todo el mundo. Dadaslas diferencias en el desarrollo económico, esto significaría para los paísesindustrializados la necesidad de reducir sus emisiones de CO2 en un 80 %hasta el año 2050.

II. Retroceso de la UE en las emisiones globales

En la actualidad, la UE es responsable de una sexta parte de las emisio-nes globales de CO2 y de una quinta parte del conjunto de las emisiones degases de efecto invernadero de los países industrializados (ver Anexo I delProtocolo de Kyoto). En parte, el vertiginoso crecimiento económico en lospaíses emergentes como Brasil, India, China o Sudáfrica se ve acompañado

94 Susanne Dröge

por incrementos muy superiores al promedio en la emisión de CO2. Si se dapor sentado que el actual desarrollo se prolongue a lo largo de las próximasdécadas, los estudios realizados indican que el consumo energético mundialcrecerá en más del 70 %. El gráfico ilustra la participación de las diferentesregiones en el consumo energético en 2003, así como un pronóstico para elaño 2030. Dado que los combustibles de origen fósil seguirán siendo la prin-cipal fuente energética, las emisiones de CO2 se incrementarán en forma dra-mática de no tomarse medidas destinadas a reducirlas. Los países en desarro-llo y emergentes serán responsables por las tres cuartas partes de estasemisiones. El Word Energy and Climate Policy Outlook de la Unión Europeadel año 2003 pronostica que la participación de la UE en el producto brutointernacional global caerá de 62 % (2000) a 45 % (2030).

Consumo energético global en 2003 y 2030 desglosado por regiones

2003 2030

Fuente: Agencia de Información Energética (EIA), International Energy Outlook2006, cálculos propios.

En suma: la participación de la Comunidad en las emisiones de gases deefecto invernadero retrocederá como consecuencia de un crecimiento rela-tivamente menor y un bajo incremento en el consumo energético. Estahipótesis seguiría vigente aun en el hipotético caso de que los países logra-ran avanzar significativamente en desacoplar el crecimiento del consumoenergético. La tendencia pronosticada se agudizará aún más en caso de queEuropa implemente rigurosamente el plan de acción destinado a incre-mentar la eficiencia energética.

95Europa frente al cambio climático

Europa yEurasia12,6 %

Europay Eurasia11,7 %

Europa (OCDE)20,6 %

Europa (OCDE)14,0 %

Américadel Norte30,8 %

Américadel Norte24,7 %

África3,5 %

África4 %

América del Sury Central 5,7 %

América del Sury Central6,8 %Oriente

Medio5,1 %

OrienteMedio5,6 %

Asia21,7 %

Asia33,2 %

III. El sistema europeo de comercio de emisiones

La declaración de la Comisión recoge otro elemento que no por ser pre-visible deja de ser importante. La Comisión ratifica su postura en favor delcomercio con certificados de emisión de gases de efecto invernadero comoun instrumento fundamental para influir en la reducción de las emisionesde CO2 tanto en el plano nacional como en el europeo. Actualmente, lafinalidad primordial del sistema es inducir a las empresas a cumplir con lasmetas fijadas para la emisión de gases contaminantes. Un efecto secundariodeseado es una mayor seguridad en el abastecimiento (participación cre-ciente de energías renovables) y una mayor competitividad en los mercadosinternacionales (actúa como incentivo a la eficiencia y a las innovaciones).

Nada se sabe todavía acerca de las medidas destinadas a perfeccionareste instrumento. En general, el sistema, que pronto ingresa en su segundafase (2008-2012), necesita ser revisado urgentemente. El mercado de certi-ficados presenta problemas en la formación de precios, pero también hayproblemas con los certificados mismos en el sector eléctrico, además deverificarse importantes fluctuaciones en el precio del CO2. Es cierto que laUE dejó explícitamente sentado que los dos primeros períodos de comer-cialización constituían un período de prueba, pero la actual forma en la quelos Estados nacionales concretan la adjudicación de los certificados de emi-sión no hace más que incrementar la falta de transparencia en la formaciónde los precios. Hasta ahora se ha prescindido de la herramienta de la subas-ta para adjudicar los derechos de emisión, que son una parte importante dela fase piloto, por lo que la adjudicación depende en buena medida de lasposibilidades de las empresas de influir sobre los niveles de decisión políti-ca en sus respectivos países. Al no estar la herramienta de la subasta, tam-bién falta la publicidad del valor del certificado, elemento importantedesde el punto de vista económico. La adjudicación gratuita de los certifi-cados genera activos para las empresas, lo que crea apetencias que presionanen favor de que estos derechos sigan distribuyéndose sin subasta (grandfathe-ring). Por lo tanto, se requieren con urgencia precisiones claras y formalmen-te vinculantes en el nivel europeo, para que se introduzca el sistema desubasta y los volúmenes de adjudicación asignados no puedan ser distor-sionados por medidas de excepción en el plano nacional.

Es conveniente limitarse a morigerar las elevadas fluctuaciones en losprecios por tonelada de dióxido de carbono. El precio se ve definido, entre

96 Susanne Dröge

otras cosas, por la adjudicación de emisiones que tendrá lugar en la segun-da etapa de adjudicación, la computación de certificados de los mecanis-mos de Kyoto (desarrollo limpio y aplicación conjunta) y, finalmente, porla evolución de la economía y los mercados energéticos.

El renovado respaldo al comercio de certificados no sólo brinda seguri-dad a las empresas en lo concerniente a sus planes para el período posteriora 2012; también emite una importante señal en el plano internacional. Elmercado de certificados también puede cobrar importancia internacional sidiferentes Estados acuerdan objetivos vinculantes. Hoy la UE es pionera eneste campo. En Estados Unidos existe interés de parte de los estados poradoptar estas regulaciones e integrarlas en los mercados. China tambiénestá interesada en instalar en Pekín una bolsa de certificados. Sin embar-go, si no quiere poner en peligro la competitividad y el abastecimientoenergético, el sistema de adjudicación y comercialización de la Unión Europeadeberá implementar mecanismos más transparentes para el mercadointernacional.

IV. Medidas destinadas a alcanzar el objetivoclimático

Además del comercio con emisiones, la UE enumera como medida des-tinada a combatir el cambio climático el incremento de la eficiencia ener-gética, que es objeto del Plan de Acción para la Eficiencia Energética lan-zado en octubre de 2006. La propuesta busca implementar una reducción del25 % en el consumo de energías primarias hasta el año 2020. La participaciónde las energías renovables en el mix energético deberá alcanzar un 20 % paraesa fecha. Este porcentaje regirá tanto para el mercado de electricidad y bio-combustibles como para la generación de calor y de frío. La Comisión com-pleta la propuesta con medidas tendientes a fomentar tecnologías bajas encarbono en el sector energético.

A. Incremento de la eficiencia energética

Una forma eficaz de mejorar la eficiencia energética es diferenciandopor sectores; por ejemplo, promoviendo nuevas tecnologías o introdu-ciendo normas sobre consumo de energía para artefactos y medios de

97Europa frente al cambio climático

transporte. También ofrece importantes posibilidades de ahorro el re-equipamiento de instalaciones ya existentes, por ejemplo, en cuanto a ais-lamiento de edificios. Para otros países puede resultar atractiva una coo-peración tanto en el nivel tecnológico como también en el área depolíticas innovadoras.

Por eso, la Comisión considera que para mejorar la eficiencia energéti-ca no sólo son cruciales las medidas adoptadas en la Comunidad. Proponecelebrar, además, un acuerdo internacional entre países de la OCDE y paí-ses emergentes en el marco de la presidencia alemana del Grupo de losOcho que a más tardar deberá estar perfeccionado en 2012. Las posibilida-des de ahorro internacional mediante un uso más eficiente de la energía seestiman en un 20 % de las actuales emisiones de CO2. Una iniciativa deeste tipo también sería un elemento interesante para el régimen climáticoposterior a 2012. Para los países emergentes y en desarrollo se abriría laposibilidad de una cooperación focalizada en el sector del transporte, laconstrucción y la energía. Además, el desarrollo de estándares conjuntospodría fomentar un menor uso de energía.

B. Fortalecer las energías renovables

En una oportunidad anterior, la UE se fijó como objetivo lograr hastael año 2010 una participación del 12 % de las fuentes de energía renova-ble en el mix energético. Sin embargo, no todos los miembros de la UEadhirieron a esta estrategia, por lo que no todos habrán de alcanzar estamarca. El nuevo paquete de medidas prevé utilizar mejor los instrumen-tos existentes de política energética (por ejemplo, la Directiva sobre laelectricidad generada a partir de energías renovables de 2001) para ofre-cer así mayores incentivos a la inversión. Además de la protección delclima se obtendrá también una mayor seguridad en el abastecimiento.Esta última problemática puede inducir a países que hasta ahora se hanmostrado más renuentes a invertir en el sector a adherir a las medidaspropuestas. La Comisión intenta coordinar los esfuerzos que se hacen enlos diferentes países con ayuda de planes de acción nacionales, procuran-do no interferir en las decisiones soberanas de los diferentes países encuanto a su mix energético. No obstante, se están elaborando tambiénnuevos proyectos de ley.

98 Susanne Dröge

C. Definir las estrategias de promoción

La definición de las estrategias de promoción es una tarea estratégicacompleja. Por un lado, se debe distinguir claramente entre las diversas tec-nologías. En tanto que la producción de energía hídrica y eólica es práctica-mente competitiva, otras tecnologías como la energía solar, geotérmica oenergía mareomotriz se producen a costos que las ubican claramente pordebajo del umbral de competitividad. Cabe preguntarse entonces si losrecursos disponibles se van a emplear para tecnologías caras con un hori-zonte de tiempo abierto pero con grandes posibilidades (como la energíafotovoltaica), o si se opta por métodos alternativos de los que cabe esperaruna rápida competitividad. Debido a que la investigación y el desarrollo enestos campos plantean importantes incertidumbres y en vista de los recursosdisponibles, no cabe esperar un rápido consenso. Por otro lado, la Comisiónno tiene un mandato para interferir en el mix energético de los diferentesEstados miembros. Los Estados son soberanos en sus decisiones energéticas,lo que no excluye que el Consejo pueda acordar reglas de cumplimientoobligatorio sobre la participación de las energías renovables e influya así enforma indirecta en el mix energético de sus Estados miembros.

Para alcanzar el objetivo climático es importante contar con directivasclaras. Se trata de un dato importante para que todos los Estados de la UEorienten sus esfuerzos en igual sentido y no apuesten únicamente a tecno-logías “pobres en CO2”, ya que ello involucra también a la energía nuclear.Sin embargo, existen pocas esperanzas de que se pueda alcanzar un acuerdoeuropeo sobre el futuro rol de la energía nuclear.

V. El desafío de la sustentabilidad

Una mayor participación de las energías renovables con el consiguienteperfeccionamiento de las respectivas tecnologías contribuye a fomentar lacompetitividad de empresas europeas en un mercado en permanente creci-miento. Por otra parte, permite estabilizar, y en el más largo plazo inclusoreducir, la dependencia de la importación de energía. Sin embargo, elmayor desafío en este campo es la sustentabilidad. Problemas especialesplantea el uso de biomasa para combustibles alternativos (bioetanol). LaComisión propone que en el año 2020 un 10 % de los combustibles

99Europa frente al cambio climático

empleados en el tráfico vial corresponda a biocombustibles de la primerageneración (biodiesel) y de la segunda generación (bioetanol). Basa su deci-sión en el criterio de sustentabilidad que ofrece la generación de energía apartir de estas fuentes primarias tanto para la generación en Europa comopara la importación de estas energías.

Sin embargo, existen dos aspectos a tener en cuenta. En primer lugar, lageneración de etanol es la opción que genera mayor pérdida energéticahasta que la biomasa llega al circuito económico: apenas el 20 % de la ener-gía llega al tanque del vehículo. Mucho más rentable es la generación decalor (eficiencia de hasta un 70 %). Por el momento no está suficiente-mente estudiada la posibilidad de utilizar biogás como combustible paraautos, aunque las experiencias con gas natural pueden servir como puntode partida. Frena el desarrollo de esta opción la falta de interés por parte dela industria automotriz. Actualmente, las terminales están sentando lasbases por las que pasará la futura generación de combustible. En principio,los nuevos desarrollos tienden a la construcción de vehículos propulsados aetanol sin que ello implique reducir el nivel de consumo. Sólo una combi-nación de disposiciones más estrictas, como la limitación del volumen deemisiones por kilómetro, dispuesta ahora, y la obligación de usar combus-tibles alternativos, puede generar mejoras relevantes en la política climáti-ca. En segundo lugar, una decisión en favor de una mayor participación deetanol debería considerar también la etapa de generación. Las plantas másproductivas (como la palma de aceite) no crecen en las latitudes europeassino en regiones tropicales. Actualmente, el exportador más grande de eta-nol es Brasil. Indonesia también está extendiendo las superficies para planta-ciones de palma de aceite. En ambos casos se trata de zonas en las que haygrandes existencias de bosques tropicales. Por lo tanto, hay que ser muy cautoen afirmar que el uso de bioetanol promueve la protección del clima. En estetema es indispensable una cooperación con los países productores para dete-ner la extensión de la frontera agrícola en detrimento de los sumideros de CO2que ya se viene perfilando.

No debe subestimarse el alcance internacional de la estrategia de la UE.Una política climática posterior a 2012 exige coordinar las estrategiasnacionales y regionales. Si no existe una coordinación de los esfuerzos nacio-nales, pueden surgir consecuencias negativas para la lucha contra el cambioclimático, en particular cuando intereses nacionales llevan a impulsarsoluciones ineficientes.

100 Susanne Dröge

VI. ¿Incentivos para una acción internacional?

La UE es un actor protagónico en la lucha contra el cambio climático. Losejes delineados en el documento estratégico para alcanzar los objetivos climá-ticos son adecuados para animar a otros Estados a participar tanto del comer-cio de emisiones como también de una cooperación tecnológica. Sin embar-go, estos incentivos claros se oponen a la resolución de incrementar el ahorrode emisiones hasta 2020 en otro 10 % únicamente en la medida en que otrosEstados industrializados también se comprometan a reducir su volumen deemisiones en un 30 %. A la luz de los actuales conocimientos sobre el cambioclimático y la sensación reinante en el plano internacional, parece ser una deci-sión que se queda a mitad de camino. En efecto, el que la UE emita un 10 %más de gases de invernadero seguramente no podrá considerarse una “sanciónclimática” seria para otros países industrializados que no adhieren a los objeti-vos propuestos. Alcanzar una reducción del 30 % en todos los países indus-trializados seguramente marcaría un cambio fundamental en la política cli-mática, aunque considerando la complejidad que surge a partir de losdiferentes intereses no cabe esperar un acuerdo inminente.

VII. Lineamientos para 2007 y 2008

Luego de que la XII Conferencia de las Partes de la Convención Marcode las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en noviembre de 2006celebrada en Nairobi finalizara sin aprobar el marco para un nuevo régimenclimático posterior a 2012, el objetivo para la cumbre del Consejo Europeoen marzo deberá ser encaminar lo antes posible una iniciativa coordinadainternacionalmente para el período posterior al Protocolo de Kyoto. Laagenda para un nuevo acuerdo es extensa y contiene un importante poten-cial de conflicto porque tanto entre los países industrializados como entreéstos y los países emergentes no existe coincidencia en la política climática.

Pese a que Estados Unidos se retiró en 2001 del proceso de Kyoto, en elplano estadual se hacen esfuerzos a favor de una mayor protección del clima.Sin embargo, hasta 2008 por lo menos poco cambiará en lo que hace al recha-zo por parte de la administración estadounidense de George W. Bush a loscompromisos fijados en el plano internacional. Con todo, el muro de rechazose va agrietando en virtud de las nuevas constelaciones políticas luego de las

101Europa frente al cambio climático

últimas elecciones, en las que los demócratas obtuvieron la mayoría en elCongreso y en el Senado. Además, la iniciativa de diez grandes empresas esta-dounidenses que exigen un Cap and Trade System (objetivos en la reducción deemisiones con comercio de emisiones) es una señal de que también en EstadosUnidos aumenta la presión para que se adopten medidas destinadas a comba-tir el cambio climático.

No cabe esperar mayores avances del plan de la UE y en la estrategiafijada de seguir jugando un rol pionero en el tema climático si no existe unmayor nivel de reducciones en otros Estados. De hecho, hasta el momentoen Estados Unidos no se ha acusado recibo de la política propuesta. Es másprobable que Estados Unidos inicie un cambio en su política climática quepueda llevarlo a convertirse en el adalid de la lucha contra el cambio climáticosi logra convertirse en “el mejor de la clase” en la generación de tecnologíasverdes.

Una política climática internacional debería fundamentarse en los inte-reses transatlánticos compartidos que ya se reflejan en las medidas anun-ciadas por la UE y que son el comercio de emisiones, incrementos en laeficiencia energética y uso de energías renovables con el consiguienteliderazgo tecnológico.

VIII. Régimen post 2012: ¿derecho públicointernacional o cooperación tecnológica?

Teniendo en cuenta los intereses que alientan a la UE y EstadosUnidos, en el debate internacional se observan dos posturas diferentesfrente a la política climática posterior a 2012. Una postura propicia unanueva edición del Protocolo de Kyoto o un régimen basado en una coo-peración tecnológica enmarcada en la Convención sobre el CambioClimático. Tradicionalmente, la UE apoya este tipo de soluciones basa-das en el derecho público internacional. Consistente con esa línea polí-tica, la Comisión Europea propicia un acuerdo internacional que per-mita controlar y hacer cumplir los compromisos contraídos. Por otraparte, es imposible limitar el calentamiento global a un máximo de 2ºCsi no se establece un acuerdo obligatorio.

El gobierno de Estados Unidos, en cambio, abandonó el proceso de Kyotoen 2001 porque consideraba perjudicial para sus intereses nacionales y

102 Susanne Dröge

económicos la solución acordada sobre la base del derecho público inter-nacional. En su lugar, el gobierno estadounidense proclamó un “objetivode intensidad” (intensity target) voluntario para la industria local, que buscaalcanzar una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero enun 18 % por unidad del producto bruto nacional hasta 2012. Desde uncomienzo quedó claro que en estas circunstancias, las emisiones aumenta-rían en términos absolutos. En el nivel internacional, Estados Unidos hacreado en 2006 junto con Australia, China, India, Japón y Corea del Sur laAsia Pacific Partnership on Clean Development and Climate (APP), una ini-ciativa que con ayuda de la transferencia de tecnología busca reducir laintensidad energética y, con ello, también la intensidad de las emisiones endiferentes sectores industriales (por ejemplo, la industria del aluminio o laindustria del carbón para la producción de electricidad).

Tanto los intereses de la UE como los de Estados Unidos han entradoen una etapa de cambio. Los Estados europeos no pueden alcanzar los obje-tivos fijados en la lucha contra el cambio climático sin avances tecnológicosy en Estados Unidos se multiplican las voces que demandan una definiciónclara acerca de los niveles de reducción que deben alcanzarse. Planteado enestos términos, el régimen internacional ya no se presenta para los dosgrandes actores como una disyuntiva entre dos alternativas. Los problemaspara alcanzar un consenso se plantean más bien en el nivel multilateral.Tanto los gobiernos como las empresas de los países emergentes de rápidocrecimiento tienen una postura clara respecto de este tipo de compromisosvinculantes. Desde su punto de vista sólo resultan aceptables en la medidaen que no se vean obligados a renunciar al crecimiento. Por el contrario,India, por ejemplo, exige que, de ser necesario, las naciones industrializa-das acepten una contracción de sus economías para corregir el desequilibriodel desarrollo internacional. Por lo tanto, un nuevo régimen internacionaltendría mayores posibilidades de aceptación entre los países en desarrollo yemergentes si se les abren posibilidades de crecimiento económico. En talsentido, es inevitable redefinir la política para el desarrollo y coordinarlacon la política climática.

En países con elevada intensidad energética y baja dinámica en elincremento de eficiencia (India apenas pudo incrementar su eficienciaenergética entre 1980 y 2003 en un 0,2 %, China en cambio lo hizo en un4,8 % aunque ambos países tienen, según el Banco Mundial y la EnergyInformation Agency, un importante potencial en materia de incremento de

103Europa frente al cambio climático

la eficiencia energética), toda obligación de reducir las emisiones es sinó-nimo de una limitación del crecimiento. Por lo tanto, no se puede espe-rar de los países emergentes y en desarrollo un vertiginoso crecimiento ycon primeros signos de expansión económica el compromiso firme dereducir su nivel de emisiones. Todo reclamo, por más cauteloso que fuere,sólo tiene posibilidades de ser escuchado si está ligado a ofertas concretasde cooperación tecnológica. En este contexto, es conveniente analizar yperfeccionar los mecanismos actuales del Protocolo de Kyoto, que son eldesarrollo limpio y la aplicación conjunta.

El rechazo de los grandes países emergentes a la propuesta elaborada por46 naciones para fortalecer el Programa de las Naciones Unidas para elMedioambiente (PNUMA) –como respuesta al Informe de las NacionesUnidas sobre el Cambio Climático– ha puesto una vez más de manifiestocon qué grado de sensibilidad reaccionan China, India y otros Estados antelo que consideran una injerencia en su sendero de desarrollo. Si se quiereevitar que las negociaciones queden nuevamente trabadas, es preciso corre-gir en esta etapa cualquier posible intransigencia en el diálogo transatlánti-co como la que indujo hacia fines de 1990 a Estados Unidos a abandonar elproceso de Kyoto. En aquel entonces, Estados Unidos consideraba mayorita-riamente que su participación en el Protocolo de Kyoto sólo era viable en lamedida en que los países emergentes también se comprometieran a reducir susemisiones de gases de efecto invernadero.

Con vistas a la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre elCambio Climático que tendrá lugar en diciembre de 2007, lo importan-te ahora es aprobar las recomendaciones en el nivel de la UE y diseñaradicionalmente una estrategia para la política internacional. Una coope-ración en áreas tecnológicas innovadoras podría ser un incentivo parainducir a colaborar sobre todo a países que ya figuran entre los principa-les emisores de gases de efecto invernadero pero que amenazan con apar-tarse si se exige de ellos un cumplimiento cien por cien de los objetivosplanteados. En cualquier caso, un acuerdo vinculante brinda siempreimpulsos para una mayor competencia y un mejor abastecimiento, por loque resulta conveniente que los países industrializados, atentos tambiéna su rol histórico, sienten un precedente fijando metas ambiciosas para lareducción de emisiones.

104 Susanne Dröge

RESUMEN

El 10 de enero de 2007, la Comisión Europea presentó un paquetede medidas integradas sobre la energía y el cambio climático. Elpaquete recoge las diferentes propuestas elevadas al Consejo porlos Estados comunitarios. Bajo la presidencia alemana, el Consejodebía definir en marzo de 2007 los objetivos de la futura políticaeuropea en cuanto a la energía y el cambio climático. Entre lasmedidas figura definir un objetivo mínimo sobre reducción de emi-siones de gases de efecto invernadero, avanzar en la comercializa-ción de certificados de emisión, incrementar la eficiencia energéti-ca, lograr una mayor participación de las energías renovables yfomentar el desarrollo tecnológico. El informe analiza las señalesque esta estrategia envía a otras grandes naciones industrializadasy a los países emergentes de rápido crecimiento. También se ana-liza cómo debe valorarse la política europea frente al cambio cli-mático con vistas al debate sobre el régimen climático después de2012 y ante el marco de referencia del alarmante informe publica-do recientemente por el Panel Intergubernamental del CambioClimático. El paquete de medidas que la Comisión Europea some-te a consideración de los jefes de Estado y de Gobierno comunita-rios prevé reducir la emisión de gases de invernadero en un 20 %como mínimo.

Diálogo Político. Publicación trimestral de la Konrad-Adenauer-Stiftung A. C.

Año XXIV - Nº 4 - Diciembre, 2007

105Europa frente al cambio climático

Energía y desarrollo

Interdependencia entre pobreza y energía

Existen múltiples interdependenciasentre pobreza y energía. Así por ejemplo,el acceso a la energía es una condiciónprevia para satisfacer las necesidades bási-cas y desarrollar una economía modernabasada en la división del trabajo. Un ade-cuado abastecimiento con energía esimportante para la estabilidad de un paísy para su economía; influye en forma sig-nificativa sobre la calidad del medioam-biente local y global.

Imposibilidad de continuar con la política deprecios y medioambiente del pasado

La evolución que presenta la demandaglobal de energía primaria se ve influen-ciada fundamentalmente por el creci-miento demográfico y por el creciente

consumo de energía por habitante en lospaíses en desarrollo y emergentes. Estaevolución está acompañada por una cre-ciente escasez de combustibles de origenfósil, más inversiones en la facilitación deenergía y un aumento en los riesgosambientales. Al mismo tiempo subsisteuna gran desigualdad en el consumo ener-gético por habitante. En América delNorte el consumo sigue siendo 20 vecesmayor que el consumo de energía en Áfri-ca. Los sectores más pobres de la pobla-ción son también los que más dificultadtienen para acceder a formas modernas deenergía y utilizan la biomasa como fuentede energía (en África al sur del Sahara el60 % de la demanda de energía primariacorresponde a biomasa). Estos sectoressuelen gastar también una mayor parte desus ingresos en la compra de leña, velas,baterías, querosén, etc. para satisfacer sudemanda energética que la parte que lossectores más pudientes destinan a satisfa-

DOCUMENTOS

Energía sustentable para el desarrollo*

Ministerio Federal Alemán de Cooperación Económicay Desarrollo

* Cumbre G8 2007, Heiligendamm, Alemania. El documento estratégico sectorial“Energía sustentable para el desarrollo” expone los objetivos del Ministerio Alemán deCooperación Económica y Desarrollo en relación con la promoción de sistemas deenergía sustentable en países en desarrollo a través de proyectos y programas así comode la política estructural global. Este resumen contiene los puntos claves de laestrategia. Extraído de: http://www.bmz.de/en/index.html.

cer su demanda de energía. Las mujeres ylos niños son los grupos poblacionales másafectados en términos de salud y tiempopor el uso de biomasa tradicional.

En muchos países en desarrollo, los sistemasenergéticos se caracterizan por sub-abastecimiento, falta de eficiencia y bajo nivel de inversiones

Las reformas sectoriales impulsadas enpaíses en desarrollo tomando como mode-lo los conceptos aplicados en algunos paísesindustrializados no siempre fueron exitososen cuanto a desarrollo económico, protec-ción del clima y lucha contra la pobreza.En algunos casos las condiciones de vida sedeterioraron, especialmente para sectorespobres de la población.

Metas de la Cooperación Alemana para el Desarrollo

El objetivo de la Cooperación Alemanapara el Desarrollo en el sector energético espromover la creación de condiciones devida dignas y sostenibles, en particular paralos pobres en los países destinatarios de lacooperación, ayudando a asegurar nuestrofuturo global. La cooperación en el sectorenergético debe orientarse por el principiodel desarrollo global sustentable que asegu-re que la generación actual pueda desarro-llar todo su potencial sin restringir las opor-tunidades de las futuras generaciones. Poresa razón las energías renovables y la efi-ciencia energética desempeñarán un papelclave en el abastecimiento con energía.

El gobierno alemán promueve proyectosenergéticos que sirven para mejorar las opor-tunidades económicas de los sectores pobres,les proporcionan acceso a la energía, creanseguridad social, previenen crisis y protegenel medio ambiente. En lo posible, los pro-yectos en el sector energético deberán mejo-rar también los niveles de ingresos.

Las mejoras en el abastecimiento conenergía deben implicar al mismo tiempo

una limitación del impacto perjudicial parael medio ambiente. En particular, las medi-das tomadas para proteger el clima para elperíodo posterior a 2012 deben asegurarque el calentamiento global no supere los2º C en comparación con la era preindus-trial. Sin duda la mayor parte de los paísesindustrializados al logro de estos objetivos. Ala luz de la escala del cambio climático, sinembargo, los esfuerzos que puedan realizarlos países industrializados no son suficientes.Especialmente las economías emergentes asícomo los países menos desarrollados deberánadoptar políticas energéticas compatibles conla conservación del medio ambiente. En susesfuerzos deberán ser apoyados por los paísesindustrializados.

Prioridad para proyectos energéticos que evitan las emisiones de CO2

La promoción de energías renovables yla eficiencia energética a través de la coope-ración para el desarrollo pueden justificarconsiderables costos adicionales.

La gestión energética en los países contrapartes es crucial

En consecuencia, la Cooperación Ale-mana para el Desarrollo busca contribuir auna política energética coherente y a la crea-ción de las condiciones necesarias para eldesarrollo de un sector energético sustenta-ble y un uso de la energía al menor costoposible (!). Esto incluye, por ejemplo, invo-lucrar en mayor medida al sector privadoreduciendo subsidios, generando transpa-rencia de costos y combatiendo la corrup-ción. La base de esta promoción debe ser lavoluntad de eliminar las barreras que afec-tan al sector. La promoción oficial de fuen-tes de energía sustentable a menudo juegaun papel importante en relación con eldesarrollo económico y social así comopara la reestructuración del sistema energé-tico basado en principios ecológicamentecompatibles. Para el logro de estos objeti-

108 Ministerio Federal Alemán de Cooperación Económica y Desarrollo

vos es importante contar con criterios depromoción y una estrategia de reconversiónclaramente definidos.

De acuerdo con la comunidad inter-nacional de donantes, la CooperaciónAlemana para el Desarrollo considera queun suministro de energía y un uso deenergía mejor y más compatible con elmedioambiente es necesario para al alcan-zar los Objetivos de Desarrollo delMilenio de la ONU (ODM). LaCooperación Alemana para el Desarrolloimpulsa activamente una política energéti-ca global sustentable. Alemania apoya a laUE, al Banco Mundial y a los bancos regio-nales de desarrollo en el diseño de sus estra-tegias y programas, en particular en el sec-tor de las energías renovables.

La política de desarrollo alemana no promueve la energía nuclear en razónde los riesgos que le son inherentes

Grupos meta, contrapartes y herramientas

Prioridad de los sectores más pobres de lasociedad en los países contraparte

Siempre que sea posible se deberá invo-lucrar a los sectores pobres de la poblaciónen la planificación e implementación deproyectos energéticos. Asimismo, deberáconsiderarse debidamente el impacto prácti-co y estratégico de la política de desarrollosobre mujeres y niños. Para asegurar la opera-ción sustentable de los sistemas energéticos,se requiere una contribución tangible de losusuarios durante la fase de construcción.También deberán demostrar su capacidad degarantizar la operación a largo plazo de lossistemas. En muchos casos resulta conve-niente la fijación de subsidios cruzadosdesde los sectores de mejor posición econó-mica hacia sectores menos favorecidos.

La Cooperación Alemana para el Desa-rrollo trabaja con instituciones oficiales enlos países que son nuestras contrapartes.

Toda promoción del sector energético debeestar siempre alineada con los objetivos de lapolítica energética de las contrapartes y lasestrategias de otros donantes.

El establecimiento de un mercado ener-gético basado en el principio de una econo-mía de mercado social y ecológica es impor-tante para avanzar en el camino haciasistemas de suministro de energía sustenta-bles. Esto también puede hacerse en coope-ración con compañías locales y alemanas,por ejemplo en forma de asociación entre elsector público y privado (public-privatepartnership - PPP).

Más específicamente, la política alema-na para el desarrollo en el sector energéticopromueve:

n el uso de energías renovables en siste-mas interconectados o facilidades des-centralizadas;

n el uso eficiente de energía, tecnologí-as eficientes de reconversión y lareducción de pérdidas de energía enlos procesos de transmisión y distri-bución;

n el acceso a la energía para los sectoresmás postergados, por ejemplo a travésde un microfinanciamiento adaptadoa sus posibilidades de liquidación,pago y regulaciones de las tarifas parasistemas conectados en red;

n un uso productivo de energía que,especialmente en el caso de la electri-cidad, debe tener prioridad por sobresu uso con fines de consumo;

n el abastecimiento de facilidades edu-cativas y de la salud con energía; y

n la construcción de capacidades loca-les de modo tal que los sistemas deenergía sustentables puedan planifi-carse, implementarse y operarse enforma independiente, ser desarrolla-dos técnicamente y crear las condi-ciones marco necesarias.

Las herramientas para el logro de estosobjetivos son:

109Energía sustentable para el desarrollo

n brindar asesoramiento político a lasinstituciones gubernamentales com-petentes en estructurar el sector ener-gético basado en el principio de sus-tentabilidad;

n brindar apoyo activo al diálogo secto-rial sobre la creación de condicionesgenerales favorables;

n promover estructuras del sector priva-do para expandir los sistemas energé-ticos;

n capacitación, creación de capacidadesy competencias; y

n financiar la inversión real en sistemasenergéticos sustentables.

Un requisito fundamental es que los paí-ses mismos asuman responsabilidad para ellogro de los objetivos planteados.

Criterios para programas nacionalesy trabajo de proyecto

Los criterios más importantes para lapreparación e implementación de estrate-gias nacionales y estrategias en áreas priori-tarias así como en la selección y evaluaciónde proyectos (incluida la evaluación deinformes sobre el avance de los proyectos ysu evaluación) son los siguientes:

Una política energética conducente al desarrollo (cf. en particular 4.3. y 5.1., 5.2.):

n Contribución a la lucha contra lapobreza, ODM, orientación globalhacia energías sustentables, promo-ción de energías renovables y eficien-cia energética.

n Condiciones políticas favorables eimplementación socialmente compa-tible de reformas sectoriales naciona-les (level playing field - reglas de juegoequitativas) para todas las fuentesenergéticas, autoridades de regula-ción, competencias, sistemas de pre-

cio, costos ambientales, eventualmen-te leyes que regulan el ingreso de ener-gía renovable a las redes troncales,compensación social luego de unareducción de los subsidios, “subsidiosinteligentes”).

n Integración del sector privado (PPP,entre otras cosas).

n Cooperaciones energéticas regionalesy nacionales (incremento de la efi-ciencia, prevención de conflictos).

n Políticas coherentes en países donantesy coordinación entre países donantes.

Los programas nacionales y la planifica-ción de los proyectos deberán privilegiar lossiguientes enfoques (cf. 3, 4.3., 5.2.):

n Reducir la pobreza de los hogares(reduciendo costos, incrementandolos ingresos, creando trabajo).

n Un abastecimiento con energía comobase para la infraestructura social yestructuras económicas sustentables.

n Promoción de un uso productivo dela energía (en cooperación con el sec-tor privado y mediante la reestructu-ración del sistema de tarifas, entreotras cosas).

n Integración en otras estrategias secto-riales (especialmente agua, salud, edu-cación, economía).

Aspectos tecnológicos para mejorar el abasteci-miento con energía (cf. 3.3., 4.3., 5.3.):

n Uso de tecnologías desarrolladas yestrategias en línea con las necesida-des.

n Prioridad para la mitigación de CO2(energías renovables y eficiencia ener-gética).

n Utilización de recursos locales.n Prioridad de opciones macroeconó-

micamente eficientes, incluidos loscostos y beneficios externos.

n Evaluación del impacto ambiental.n No se promueve la energía nuclear.

110 Ministerio Federal Alemán de Cooperación Económica y Desarrollo

El criterio de participación es una condi-ción importante para un abastecimientomás sustentable de energía (cf. 3.2., 5.1.,5.2.):

n Inclusión de todos los afectados(incluyendo a los pobres), tomandoen consideración aspectos de género.

n Promoción de capacidades locales yasegurando localmente un alto valoragregado.

n Promoción de proveedores locales desistemas de energía.

n Operación sustentable de sistemasenergéticos (contribución propia delos usuarios, mantenimientos, finan-ciamiento).

1. Propósito de la estrategia y definición del sector

1.1. Propósito de la estrategia

La estrategia sectorial contiene losobjetivos del Ministerio Alemán deCooperación Económica y Desarrollo encuanto a la cooperación alemana para elfomento de un abastecimiento energéticosustentable en países en desarrollo.Demuestra que el compromiso en el sec-tor energético realiza una significativacontribución a la lucha contra la pobrezacomo una de las tareas fundamentales dela política de desarrollo alemana, asícomo para alcanzar los Objetivos deDesarrollo del Milenio (ODM). Esoincluye, en particular, una orientaciónhacia fuentes energéticas sustentables,renovables y compatibles con las necesi-dades climáticas, así como la eficienciaenergética. El documento que resume laconcepción estratégica en el sector ener-gético constituye una guía y es una ayudapara tomar decisiones en el proceso deseleccionar, analizar y evaluar proyectosalemanes para el desarrollo relacionadoscon la energía, además de ser una norma

vinculante de la política sectorial en laplanificación e implementación de estosproyectos. El documento también consti-tuye la base para el diálogo con organiza-ciones no gubernamentales (ONG), otrosministerios, el sector privado, contrapar-tes en países con los que colaboraAlemania, organizaciones internacionalesy especialistas nacionales e internaciona-les.

1.2. Definición del sector

Análisis sistémico de energía: el presen-te documento estratégico no sólo abarcala energía como sector económico sinotodo el sistema, incluyendo el uso de laenergía. El objetivo de la cooperación ale-mana para el desarrollo es satisfacer losrequerimientos energéticos de la deman-da de hogares, industria, comercio, agri-cultura, infraestructura social (educación,salud, etc.), gestión de facilidades y trans-porte en una forma conducente al desa-rrollo, ahorrar recursos siempre que seaposible y evitar la formación de gases deefecto invernadero. La conversión deenergía primaria, su transmisión, distri-bución y uso debe guiarse por estos prin-cipios. Adicionalmente, la “energía” debeser vista dentro del contexto de los objeti-vos de la política internacional para eldesarrollo y otras áreas prioritarias de lacooperación alemana para el desarrollo. Encambio, no son objeto del presente docu-mento la promoción y extracción de com-bustibles fósiles (cf. Ministerio deCooperación Económica y Desarrollo,Documento sobre Estrategia en el sector de“geo-recursos para el desarrollo sustenta-ble”). En algunos casos se hará referencia ala energía hídrica, aunque el tema se anali-za con mayor detalle en el DocumentoSectorial sobre “Agua”.

111Energía sustentable para el desarrollo

2. Importancia del sector y punto de partida en países en desarrollo

2.1. Importancia del sector

Entre la pobreza y el abastecimiento conenergía existen numerosas interdependen-cias. No importa si se trata de la economía, la

salud o la educación, el tema del abasteci-miento energético afecta todas las áreas dedesarrollo social y tiene una influencia decisi-va sobre el logro de los Objetivos deDesarrollo del Milenio. Un adecuado abaste-cimiento con energía afecta todas las áreas dedesarrollo social y tiene una influencia decisi-va sobre el logro de los ODM.

2.1.1. Satisfaciendo las necesidades básicasPara satisfacer sus necesidades básicas

las personas necesitan tener acceso a los ser-vicios energéticos:

n Alimentos: la mayoría de los alimentosnecesitan ser cocinados o calentadosantes de ser consumidos; algunosrequieren de proceso de secado oenfriado para su conservación.

n Agua: a menudo es necesario bombe-ar o tratar el agua antes de que puedaser usada como agua potable o en sis-temas de irrigación para la agricultu-ra. La energía se necesita tambiénpara reprocesar el agua servida.

n Calefacción: para habitantes en zonasde clima frío es difícil sobrevivir sincalefacción (activa o pasiva).

n Salud: un servicio de salud efectivonecesita contar con energía, por ejem-plo para refrigerar vacunas y medica-

112 Ministerio Federal Alemán de Cooperación Económica y Desarrollo

Impactoambiental

Estabilidad

Desarrolloeconómico

Energía

Salud

Cambioclimático

Protección deecosistemas

DiversificaciónEstabilidadde precios

Empleo

Crecimiento

Movilidad

Calefacción

Educación,información,

comunicación

Calefacción,alimentación yagua potable

Necesidadesbásicas

Energía primaria

Promoción

Energía final

Uso de la energía

Servicios energéticos

Satisfacción denecesidades

SISTEMA ENERGÉTICO

Conversión

Distribución

SECTOR ENERGÉTICO

mentos así como para operar equipomédico. El uso de combustible debajas emisiones en hogares reduce elimpacto negativo sobre la salud degases de humo en recintos cerrados yreduce la necesidad de recolectar leñay estiércol para cocinar. Además, sedispone de más tiempo para brindarasistencia médica y prodigar cuidadosa los niños.

n Educación, información, comunicación:un mejor abastecimiento de energíaen las escuelas ayuda a incrementar laasistencia y mejora el rendimientoescolar. Retiene a los docentes enlugares alejados, permite extender eltiempo de las clases gracias a la ilumi-nación y en algunos casos la calefac-ción hace posible que se dicten clasesen latitudes frías. La energía proveeacceso a computadoras, tecnologíasde la comunicación y educación a dis-tancia. Los niños, en particular lasniñas, pueden usar el tiempo que nor-malmente utilizarán recolectandoleña para ir al colegio.

2.1.2. Desarrollo económicoProveer energía adecuada, estable y eco-

nómica en sus diversas formas es un requi-sito importante para una economía moder-na basada en la división del trabajo.Sustituye el trabajo humano, incrementa laproductividad laboral y ofrece a las perso-nas tiempo para dedicarse a actividadesproductivas, sociales y culturales, ademásde tiempo para educación y recreación. Laenergía es esencial para el transporte depersonas y bienes.

En consecuencia, un desarrollo econó-mico sustentable en países en desarrollo yeconomías emergentes se basa, entre otrascosas, en un abastecimiento energéticoconfiable y eficaz en cuanto a costos:

n En muchas áreas rurales, la falta deacceso a servicios energéticos moder-nos constituye un obstáculo al desa-

rrollo de actividades productivas queexceden la mera agricultura de subsis-tencia.

n El incremento en el precio de loscombustibles afecta fundamental-mente a los agentes más débiles delmercado.

n Las fluctuaciones en la tensión y loscortes de energía paralizan la produc-ción y rompen la cadena de frío, sereduce la vida útil de aparatos técni-cos sensibles y máquinas y hace nece-sario contar con costosos sistemas dereserva.

n Un abastecimiento energético de cali-dad deficiente obstaculiza las inversio-nes de capital nacional e internacionalque se requieren urgentemente.

2.1.3. EstabilidadNumerosos países en desarrollo depen-

den en buena medida de las importacionesde energía, carecen de reservas energéticaspropias importantes y, por ende, son muysensibles a las crisis en el mercado energéti-co internacional. En junio de 2003, el pre-cio por un barril de petróleo crudo se ubi-caba en 24 dólares; en junio de 2004 habíatrepado a 50 dólares; en noviembre de2005 esa misma cantidad de crudo costaba70 dólares. Este incremento generó costosanuales adicionales para países en desarro-llo importadores de petróleo por una sumasuperior al total de la ayuda global para eldesarrollo. Este incremento global de losprecios de mercado conduce a un mayordrenaje de divisas y puede llevar a nivelescrecientes de endeudamiento. La crecienteescasez de combustibles fósiles y el hechode que los recursos de origen fósil se con-centran en unas pocas regiones en elmundo pueden llegar a provocar nuevascrisis o incluso conflictos bélicos.

Para los países exportadores de petróleo,el incremento en el precio genera un ingre-so adicional inesperado. El uso que se le daa este ingreso a menudo no es transparente.Los conflictos que se generan como resultado

113Energía sustentable para el desarrollo

afectan la estabilidad política. El ingresoadicional no genera automáticamente unmayor desarrollo –todo lo contrario, amenudo es visto como una maldición másque como una bendición.

2.1.4. Impacto ambientalCambio climático: Desde los comienzos

de la era industrial, la actividad del hombreha llevado a incrementar los gases traza enla atmósfera que están exacerbando laacción natural de gases de efecto invernade-ro. La concentración de gases de efectoinvernadero en la atmósfera de la tierraprácticamente se ha duplicado desdeentonces –básicamente como resultado dela quema de combustibles fósiles. El sectorenergético (incluido el transporte) esactualmente responsable por el 80 % de lasemisiones de gases de efecto invernaderoantropogénicos de los países industriales. ElPanel Intergubernamental sobre CambioClimático (IPCC) estima que de no tomar-se medidas, las emisiones globales de CO2se duplicarán en el período entre 1990 y2050, lo que llevará a un incremento en latemperatura global promedio de hasta5,8ºC en el año 2100. En buena medida,los responsables son los países industrializa-dos. No obstante, el incremento en lapoblación y la necesidad de desarrollosocial y económico también están llevandoa un mayor uso de recursos y energía en lospaíses en desarrollo, en especial en India yChina. En apenas 15 años, las emisionesde CO2 en países en desarrollo superarána aquéllas en los países industrializados. Elcambio climático tiene un impacto nega-tivo por diferentes vías, por ejemplo pro-vocando un mayor número de fenómenosclimáticos extremos, la difusión de enfer-medades infecciosas, la destrucción de sis-temas biológicos y un menor retorno agrí-cola, incluidos los costos económicosconcomitantes. En razón de su ubicacióngeográfica, los países en desarrollo se veránespecialmente afectados por el impactonegativo del cambio climático. También

están en desventaja para implementar yfinanciar medidas de adaptación a ese cam-bio. En caso de que el cambio climáticocontinúe avanzando, existe el peligro deque los éxitos de desarrollo alcanzados en elpasado se vean anulados. Por tal razón sonespecialmente importantes los sistemasenergéticos que producen bajas emisionesde gases de efecto invernadero.

Contaminación del aire: el uso de ener-gía también crea considerables problemasambientales y de salud a nivel local en paí-ses industrializados y en desarrollo. En losgrandes conglomerados urbanos la quemade combustibles fósiles (en centrales ener-géticas, en el transporte y en los hogares)eleva la contaminación del aire a nivelesdramáticos, en particular en las mega-ciu-dades de rápido crecimiento en los paísesen desarrollo.

Daños a la salud: la OMS estima queaproximadamente un 6 % de la poblaciónmundial sufre de enfermedades agudas deltracto respiratorio como resultado de laquema de biomasa tradicional en habita-ciones insuficientemente ventiladas; unos1,6 millones de personas, mayormentemujeres y niños de corta edad, mueren pre-maturamente por la inhalación de humostóxicos. La OMS estima que unos 2 millo-nes de bebés nacen muertos todos los añospor el efecto letal de los humos tóxicos.

Polución y destrucción de ecosistemas:durante la generación de energía a partir decombustibles fósiles, el transporte de car-bón, petróleo y gas puede poner en riesgo oincluso destruir ecosistemas. El uso de cier-tas fuentes energéticas renovables como laenergía hídrica o los biocombustibles tam-bién pueden tener un impacto negativosobre los ecosistemas si no se toma en con-sideración el aspecto de la sustentabilidad.

2.2. Punto de partida en países en desarrollo

El rango que ocupa una persona o unafamilia en la llamada “escalera energética”(mide el acceso a formas más tradicionales o

114 Ministerio Federal Alemán de Cooperación Económica y Desarrollo

más modernas de energía y al abastecimientocon electricidad) se ve determinado en granmedida por su ingreso, si habitan en un áreaurbana o rural y su inclusión legal y social. Acontinuación se analizarán la demanda deenergía y las estructuras de mercado comoaspectos especialmente importantes según laCooperación Alemana para el Desarrollo.

2.2.1. Demanda de energíaIncremento del consumo global de ener-

gía: el consumo mundial de energía prima-ria crece actualmente a razón de un 1,4 %anual. En buena medida, este incrementoes el resultado del crecimiento demográficoy del aumento en el consumo por habitan-te de los países en desarrollo y las economí-as emergentes, cuya participación en elconsumo de energía primaria en el mundopasó de 22 % en 1971 a 39 % en 2003. Deacuerdo con el World Energy Outlook(2005), en el año 2030 su participación enel consumo habrá igualado a la de los paísesindustrializados. En cifras absolutas, el con-sumo mundial se habrá quintuplicadoentre 1971 y 2030. Esa evolución se veráacompañada por una creciente escasez decombustibles fósiles, la necesidad de reali-zar mayores inversiones y crecientes riesgosambientales.

Al mismo tiempo subsiste una gran desi-gualdad en cuanto al consumo de energíapor habitante. Por ejemplo, en 2000, el con-sumo de energía en América del Norteascendió a 347 GJ (gigajoules) per cápita, entanto que en África esta cifra era de apenas15 GJ por habitante. El promedio globalpara ese año fue de 65 GJ por habitante.

Acceso a energía moderna: en muchasáreas rurales el crecimiento económico esbajo y la biomasa satisface gran parte de lademanda de energía. 2.400 millones depersonas queman leña y estiércol paracubrir sus necesidades básicas en cuanto aalimentación y calefacción. En términosglobales, la biomasa sólo hace al 9 % delconsumo primario de energía. Sin embar-go, en países en desarrollo en América

Latina hace al 16 %, en Asia al 25 % y enÁfrica al sur del Sahara a más del 60 %(World Energy Assessment, AIE 2004).Este uso mayoritariamente tradicional debiomasa puede satisfacer como mucho unaeconomía de subsistencia.

Crecimiento sustentable a partir de laenergía: los países en desarrollo con eco-nomías dinámicas enfrentan otros desafí-os. El crecimiento económico y la expan-sión de industrias intensivas en energíallevan rápidamente a una demanda cre-ciente de energía de elevada calidad. Elcrecimiento económico y el consumo deenergía no se desarrollan por carriles sepa-rados. Hasta ahora se vienen aprovechan-do en forma insuficiente las posibilidadesque existen para incrementar la eficienciaenergética.

2.2.2. Optar entre un abastecimiento energético particularmente oneroso para los sectores más pobres de la población, una energía subsidiada y mercados liberalizados

Los sectores más pobres compran energíade calidad inferior a elevados precios: inclusoen regiones en que se carece de formas“modernas” de energía los sectores más des-favorecidos destinan una parte considerablede sus ingresos a satisfacer necesidadesenergéticas como iluminación (velas, que-rosén), cocina (carbón vegetal) y entreteni-miento (baterías). A pesar de la calidadinferior de estas fuentes de energía, los sec-tores más postergados de la población gas-tan una mayor proporción de sus ingresosen energía que los sectores más pudientes.En virtud de su incapacidad de pago y subaja demanda de energía, las empresas deservicios públicos están menos interesadasen satisfacer la demanda de estos hogares ya menudo éstos no tienen acceso a serviciosenergéticos de mayor calidad.

Incentivos públicos positivos y negativos: lapromoción oficial de combustibles sustenta-bles a menudo juega un papel importante enel desarrollo socioeconómico y la reestructu-

115Energía sustentable para el desarrollo

ración del sistema energético basada en prin-cipios compatibles con el medioambiente.Es importante aplicar criterios claros a esetipo de promoción y desarrollar una estrate-gia que permita prescindir de los combusti-bles fósiles. Por otro lado, en muchos paísesen desarrollo, los subsidios oficiales paracombustibles convencionales y tarifas políti-cas generan incentivos de efecto negativo.Acompañado por una falta de comprensióny conocimiento, esto deriva en el dispendiode recursos energéticos y naturales y la des-trucción del medio ambiente. Las tarifasinferiores al costo fijadas por los gobier-nos significan pérdida de ingresos para losproveedores de energía, que entonces notienen recursos suficientes para expandiry modernizar las instalaciones, incremen-tar la eficiencia energética y proveer elmantenimiento de las facilidades requeri-do para un adecuado abastecimiento conenergía. Ello contribuye a incrementar elgasto total y a generar nuevos cuellos debotella en el abastecimiento.

Reformas sectoriales insuficientes: en ladécada de 1990, muchos países en desa-rrollo buscaron mejorar el abastecimientoenergético reestructurando sus mercadosenergéticos según el ejemplo de algunospaíses industrializados (comercialización,privatización, liberalización, entre otroselementos). Al mismo tiempo, en muchoscasos intentaron introducir sistemas deprecios que cubrieran los costos. No obs-tante, las reformas sectoriales no siemprefueron exitosas en términos de desarrolloeconómico, protección del clima y luchacontra la pobreza. La falta de potencial demercado, insuficientes medidas de regula-ción y autoridades regulatorias débiles lle-varon en algunos casos a empeorar lasituación, en particular para los sectorespobres de la población, y a una concentra-ción del abastecimiento energético enmercados lucrativos.

3. Objetivos, caminos y principios

La política alemana de desarrollo estácomprometida con la lucha contra la pobre-za en el mundo, el mantenimiento de la paz,la globalización sobre la base de principiosjustos y la protección del medio ambiente.Consciente de esta responsabilidad, elMinisterio de Cooperación Económica basasu gestión en el principio del desarrollo sus-tentable global, que encuentra su expresiónen una economía productiva, estabilidadpolítica, justicia social y sustentabilidad eco-lógica por igual. La cooperación para el desa-rrollo se guía por la Declaración del Mileniode las Naciones Unidas y los objetivos para eldesarrollo que se desprenden de esaDeclaración.

El objetivo de la política alemana dedesarrollo en el sector de la energía es pro-mover la creación de condiciones de vidadignas, sustentables, en particular para lossectores carenciados en los países con losque cooperamos, ayudando así a asegurarnuestro futuro global. La cooperación enel sector energético debe ser guiada por elprincipio del desarrollo sustentable globalque asegure que la generación actual puedadesarrollarse plenamente sin limitar lasposibilidades disponibles para futurasgeneraciones.

Muchos países en desarrollo necesitanayuda para diseñar sus sistemas energéticosde manera sustentable a pesar de una cre-ciente demanda. Alemania puede transmi-tir una experiencia importante en el usoeficiente de combustibles fósiles y el uso deenergías renovables. Sólo podremos resol-ver los problemas globales si actuamos decomún acuerdo. En la medida en que elloconduzca a un desarrollo más efectivo, esconveniente establecer una interrelaciónmás estrecha entre la cooperación en lapolítica para el desarrollo y la política decomercio exterior. Esta cooperación abrenuevas oportunidades de mercado paracompañías alemanas y europeas en virtudde su competitividad.

116 Ministerio Federal Alemán de Cooperación Económica y Desarrollo

3.1. Objetivos

Tarea central de reducir la pobreza: parael gobierno alemán, reducir la pobreza es latarea central de la política de desarrollo. Encoincidencia con este objetivo, promueveaquellos proyectos energéticos que permi-ten mejorar las oportunidades económicasde los pobres, brindar a estos sectores acce-so a la energía, crear seguridad social, pre-venir crisis y proteger el medioambiente.La cooperación alemana para el desarrolloactúa de conformidad con la comunidadinternacional de donantes que unánime-mente considera que un abastecimiento yun uso mejor y más sustentable de la ener-gía son fundamentales para alcanzar losObjetivos del Milenio. Por lo tanto, cuan-do se planifican proyectos en otros sectores,es necesario incorporar medidas destinadasa crear un sistema energético sustentable.

Acceso a la energía: sobre la base de esteobjetivo, particularmente relevante para lospaíses menos desarrollados (LDCs: LeastDeveloped Countries) con escasa infraes-tructura, deben mejorarse las condicionesde vida de los sectores pobres de la pobla-ción brindándoles acceso a los serviciosenergéticos. Estos servicios deben estaradaptados a las necesidades de los usuariosy su capacidad de pago, además de incre-mentar sus propias posibilidades de contri-buir a su sustento (“Sustainable LivelihoodApproach”; producción de bienes y servi-cios comerciables en los mercados). No setrata sólo de las diversas formas de obtenerelectricidad, como por ejemplo la conexiónde barrios carenciados a la red eléctrica,sino también de un uso eficiente de bioma-sa para cocinas o de uso de la fuerza hídricamecánica.

Crecimiento a través de energía: en estecaso el objetivo es facilitar el crecimientoeconómico brindando servicios energéti-cos confiables y contemplando aspectosde eficiencia de costos que se ajusten a lasdemandas del mercado. Se promueven lasoportunidades de producción y empleo yse eliminan los obstáculos al crecimiento.Las medidas implementadas reducirán lapobreza en la medida en que los sectoresmás pobres tengan una participación sus-tancial en el proceso de crecimiento.

Prevención de crisis: la energía es esencialpara el funcionamiento de la economía,razón por la cual las economías reaccionande manera tan sensible a cambios en losprecios en el mercado energético. Desde elcomienzo de la era industrial, el acceso a lasfuentes energéticas ha creado situaciones deconflicto e incluso ha desatado guerras. LaCooperación Alemana para el Desarrollo esconsciente de esta tensión y dirige susesfuerzos a reducir el potencial de conflicto.En este contexto considera bienvenidos losproyectos de cooperación regional destina-dos a mejorar el abastecimiento energético(por ejemplo mediante sistemas energéticosintegrados).

Guardarails ecológicos: en vista de lademanda creciente de energía en países en

117Energía sustentable para el desarrollo

Prevención de crisis

Crecimiento medianteenergía

Acceso a energía

Reducción de la pobreza

Sistemas de objetivos“Energía para

el desarrollo sustentable”G

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Gua

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desarrollo, la mejora en el abastecimientodebe ir acompañada de una limitación delos efectos negativos sobre el medioam-biente. En particular con vistas a los ries-gos climáticos, es necesario contraer nue-vos compromisos para luchar contra elcambio climático para los años posterio-res a 2012 y prevenir así un calentamien-to global superior a 2ºC en comparacióncon la era preindustrial, para no poner enpeligro las bases de nuestra existencia.Corresponde a los países industrializadosla mayor responsabilidad para encaminarel cambio de rumbo. Éstos deberándemostrar de manera creíble una reduc-ción en la emisión de gases de efectoinvernadero. Al mismo tiempo, la coope-ración para el desarrollo persigue comoobjetivo apoyar a los países en vías dedesarrollo a transitar por un sendero ener-gético que prevenga el cambio climático.Esto deberá materializarse dentro de laspautas establecidas en la ConvenciónMarco de las Naciones Unidas sobre elCambio Climático y el Protocolo deKyoto. Otro objetivo consiste en reducirla contaminación del aire, perjudicialpara la salud, como fuera especificado porla OMS, y las injerencias negativas en losecosistemas que ocasionan las actividadesdestinadas a satisfacer la demanda deenergía.

3.2. Caminos hacia un sectorenergético sustentable

Un sector energético sustentable signifi-ca que la política estructural global vela porque el abastecimiento necesario para eldesarrollo no actúe en detrimento de losderechos y las oportunidades económicas,ecológicas, sociales y políticas de las futurasgeneraciones.

Necesidad de un cambio de mentalidad: enla Cumbre Global 2002 sobre DesarrolloSustentable celebrada en Johannesburgo seacordó diseñar el abastecimiento energéticode una manera más compatible con el

medioambiente. Los acuerdos alcanzadosestuvieron inicialmente dirigidos directa-mente a los países industrializados, que apartir de ahí comenzaron a introducirfuentes energéticas modernas, renovables.Alemania figura tecnológica y política-mente entre los pioneros. No obstante, arazón de un crecimiento del 1,4 %, elincremento anual en eficiencia se ubicapor debajo de lo que es técnica y econó-micamente factible. Actualmente, eldebate sobre energía sustentable se centramás en los países en desarrollo, dado queéstos también hacen un uso ineficiente dela energía y su participación en el consumototal aumenta rápidamente. De acuerdo conla Agencia Internacional de la Energía (AIE),por ejemplo, la intensidad energética (esto esla relación entre el uso de energía y el pro-ducto bruto nacional) sigue siendo conside-rablemente menos favorable en China eIndia que en Alemania.

Importancia de las energías renovables: laConferencia Internacional sobre EnergíasRenovables (renovables2004) señaló la nece-sidad de que las energías renovables jueguenun papel protagónico en el abastecimientocon energía. Para alcanzar este objetivo esnecesario revertir la tendencia actual. Enalgunos países, las energías renovables hanalcanzado un crecimiento importante. Sinembargo, a pesar de tasas de crecimiento dedos dígitos, su participación en el consumoglobal de energía primaria sigue ubicándoseen apenas un 17 %; la de las “nuevas” ener-gías renovables (uso moderno de la biomasa;microcentrales hidráulicas, energía geotér-mica; eólica, solar y mareomotriz) inclusono supera el 2 % (REN21 Global StatusReport 2005).

118 Ministerio Federal Alemán de Cooperación Económica y Desarrollo

Eficiencia energética: de acuerdo con elWorld Energy Outlook 2006, una crecien-te eficiencia energética puede contribuirconsiderablemente a la reducción de losniveles de CO2. En su informe, la AIE haceuna estimación de los efectos de un escena-rio alternativo basado en el impacto denuevas políticas energéticas y ambientales.De acuerdo con estos cálculos, incrementarla eficiencia hace al 78 % de la posiblereducción del dióxido de carbono, en tantoque las energías renovables aportan un 12%. Por lo tanto, debemos enfrentar el cam-bio climático implementando tambiénmedidas destinadas a mejorar la eficienciaenergética. En tal sentido, es importanteque no se comprenda la eficiencia energéti-ca como un mero ahorro de energía desti-nado a entorpecer el desarrollo. Por el con-trario, la reducción en el consumo deenergía está concebida como una formade proveer los servicios energéticos de unamanera mejor y más sustentable.

3.3. Principios

Responsabilidad global: diseñar los pro-cesos globales, participar en cooperacionesinternacionales y, sobre todo, interrelacio-

narlos con medidas concretas en el áreaenergética, son objetivos importantes de lacooperación para el desarrollo. En tal senti-do, la política estructural global es comple-mentada con medidas nacionales específi-cas (proyectos, programas, financiamientode programas junto con otros donantes).Dentro del marco de la política internacio-nal, la política alemana para el desarrolloaspira a mejorar la coordinación entre losdonantes en el sector energético y coordi-nar mejor la política de desarrollo bilateraly multilateral. Otro objetivo de la políticaalemana de desarrollo es asegurar que losacuerdos internacionales tomen en consi-deración aspectos del abastecimiento ener-gético y la reducción de la pobreza y que lapolítica internacional persiga un enfoqueintegral.

Principio de desarrollo sustentable: lasmedidas y estrategias de promoción en elsector energético deben basarse en el prin-cipio de sustentabilidad. Aquellas tecnolo-gías que involucren oportunidades y riesgossólo podrán ser promovidas cuando seanaplicadas de manera compatible con losobjetivos sociales y ambientales.

Principio de la economía social y ecológicade mercado: la Cooperación Alemana para

119Energía sustentable para el desarrollo

Contribución de las energías renovables al abastecimientode energía global primario

Fuente: REN21 Global Status Report 2005.

9 % Biomasatradicional

0,2 %Biocombustibles

1,2 %Generación deelectricidad

5,7 % Grandescentraleshidroeléctricas

2 % Nuevasenergías renovables

0,7 % Agua caliente / calefacción

el Desarrollo es consciente de que losdesafíos que enfrenta el sector energéticosólo pueden ser enfrentados con unamayor participación del sector privado eneste proceso. Por lo tanto, establecer mer-cados con adecuada consideración de losobjetivos económicos y sociales, y promo-ver la participación de empresas locales,son elementos importantes en el caminohacia un sistema de abastecimiento ener-gético sustentable.

Reducción de la pobreza: en lo posible,los proyectos en el sector de la energíadeberán contribuir a incrementar los ingre-sos de los hogares, es decir, reducir el costode los sistemas energéticos tradicionales oposibilitar un aumento en los ingresos.

Prioridad y promoción de sistemas energé-ticos que no generan emisiones de CO2: larentabilidad no debe basarse exclusivamen-te en la perspectiva comercial. Ademásdebe satisfacer criterios económicos, socia-les y ecológicos. Esto implica incorporarefectos externos (como daños ambientales)en los procesos de toma de decisiones. Noobstante, no todos los efectos externos sonconocidos ni cuantificables. Por tal razón,la política de desarrollo trabaja con aproxi-maciones que son revisadas periódicamen-te. En vista de los daños del cambio climá-tico, se otorga prioridad a los proyectosenergéticos que evitan la emisión de CO2(energías renovables, eficiencia energética).En este caso puede ser justificable incurriren significativos costos adicionales. Así, porejemplo, costos adicionales para producirenergía a partir de fuentes renovables pue-den ser justificados calculando el volumende la reducción de CO2. Es necesario fun-damentar costos adicionales claramentesuperiores al valor de referencia de 10 dóla-res por tonelada de CO2 evitada. Ademásde evitar la emisión de CO2 deben tomarseen consideración otros beneficios y costoseconómicos. Un factor a ser considerado esla capacidad de pago de los usuarios y lavoluntad de los gobiernos de proveer conayuda del financiamiento de donantes la

mayor cantidad posible de servicios ener-géticos. Esto no es inconsistente con elprincipio de asumir (parcialmente) la res-ponsabilidad por los costos adicionalesoriginados en la lucha contra el cambioclimático.

Valores de referencia para proyectos deprovisión de electricidad: es importanteevaluar si el compromiso asumido porAlemania en el sector de la electricidad através de la cooperación para el desarrollotiene un impacto sustentable. A tal efecto,se utilizan indicadores técnicos y económi-cos. Si no se cumplen los requerimientostécnicos mínimos de disponibilidad y pér-didas en el sistema, deberá evaluarse en pri-mer lugar si medidas destinadas a mejorarla eficiencia operativa o una menor pérdidade energía no resultan económicamentemás ventajosas que una ampliación de lacapacidad de generación. Un valor de refe-rencia para la eficiencia del mantenimientode las plantas de generación es la disponibi-lidad de al menos el 75 % del tiempo de lascentrales térmicas. Un indicador de fallasgraves en el diseño y/o la operación y elgerenciamiento de una red son pérdidas deenergía de tipo técnico y no técnico supe-rior al 30 %. Un valor de referencia para lafactibilidad económica de un sistema deelectricidad es el porcentaje de costoscubierto por los ingresos. En aquellos casosen que los ingresos cubren menos del 65 %de los costos, puede asumirse que no secubren siquiera los costos variables de laproducción de electricidad y que, por lotanto, la operación no está garantizada odependerá durante mucho tiempo desubsidios.

En aquellos casos en los que exista unadiferencia significativa con los valores dereferencia mencionados, será necesarioexplicar esa diferencia. También deberántomarse en cuenta los desarrollos de losúltimos años. Progresos sustanciales enreformas sectoriales o circunstancias excep-cionales como proyectos de reconstrucciónen áreas de conflicto justifican la coopera-

120 Ministerio Federal Alemán de Cooperación Económica y Desarrollo

ción incluso en aquellos casos en los que nose han alcanzado los valores de referencia.

Tecnologías desarrolladas y conceptos enlínea con la demanda: la CooperaciónAlemana para el Desarrollo se concentra enla adaptación y promoción de tecnologíasprobadas y estrategias para su uso. Los fon-dos destinados al desarrollo no podránusarse para tecnologías y procedimientosque involucren riesgos tecnológicos, ni eco-nómicos, ni en términos de aceptación. Noobstante, la cooperación entre países indus-trializados y en desarrollo en cuanto aldesarrollo de energías renovables y tecnolo-gías destinadas a incrementar la eficienciaenergética adquiere cada vez más impor-tancia en los esfuerzos de estos países pordiseñar ellos mismos su desarrollo econó-mico y tecnológico. Se promueven priorita-riamente tecnologías producidas parcial ototalmente en forma local y en condicionescomparables de calidad. En el sector deelectricidad, cobrarán importancia las tec-nologías destinadas a estabilizar las redes enla medida en que se incremente la propor-ción de energías renovables.

No se promueven proyectos de energíanuclear: la Cooperación Alemana para elDesarrollo no promueve la energía nuclearen razón de los riesgos que entraña.

4. Experiencias anteriores, oportunidades y limitaciones

4.1. Cooperación multilateral

Política estructural global: experienciasanteriores han demostrado que es necesarioactuar a nivel multilateral para concretarestructuras económicas, ecológicas y políti-cas en el sector energético. A través de sucooperación para el desarrollo, Alemaniacolabora activamente en el diseño de proce-sos internacionales. El gobierno alemánasumió con éxito la organización de laConferencia Internacional sobre EnergíasRenovables celebrada en Bonn en 2004

(renovables2004) y proveyó un apoyo fun-damental a la Conferencia Internacionalde Energías Renovables celebrada enPekín en noviembre de 2005 (renova-bles2005). Uno de los resultados de laConferencia de 2004 fue la aprobación deun Programa Internacional de Acción queabarca unos 200 compromisos volunta-rios que, una vez implementados a partirde 2015, reducirán las emisiones anualesglobales de CO2 en un 5 %, comparadocon las emisiones actuales. En la CumbreMundial celebrada en 2002 en Johannes-burgo se alcanzó un acuerdo sobre ladifusión de energías renovables. Desdeentonces, esta expansión se ha ido acele-rando. El proceso de diálogo del “Grupode los Ocho” sobre energía con importan-tes economías emergentes como Brasil,China e India ha adquirido importanciaglobal. La Cooperación Alemana para elDesarrollo también participa de este pro-ceso.

Cooperaciones internacionales: la UE, elBanco Mundial y los bancos regionales dedesarrollo reciben apoyo activo en el diseñode sus estrategias y programas en línea conlos objetivos mencionados más arriba. LaCooperación Alemana para el Desarrolloestá particularmente comprometida con laelaboración e implementación de estrate-gias que otorguen prioridad a las energíasrenovables. En la UE, la política alemanapara el desarrollo es una de las fuerzas queimpulsan la Iniciativa Energética de la UElanzada en la Cumbre Mundial paraDesarrollo Renovable en Johannesburgoen 2002. A través de su cooperación parael desarrollo, Alemania está involucradaen cooperaciones tales como ESMAP(Programa de Apoyo a la Gestión delSector Energético), un fondo globaladministrado por el Banco Mundial queofrece servicios de asesoramiento a paísesen desarrollo y economías emergentessobre gestión energética, o GNESD (RedGlobal para el Desarrollo EnergéticoSustentable), una red de ONG de países en

121Energía sustentable para el desarrollo

desarrollo e industrializados sobre energíasustentable. Cabe hacer especial mención alhecho de que la REN21 (Red de Políticasde Energía Renovable para el siglo XXI)acordada en la Conferencia sobre EnergíasRenovables 2004 responde a una iniciativadel gobierno alemán y continuará contan-do con su apoyo en el futuro.

4.2. Cooperación bilateral alemana

Importancia de la cooperación: en lasdécadas de 1980 y 1990, los llamadosProgramas Especiales de Energía recibieronun importante financiamiento por parte dela Cooperación Técnica con el fin de pro-mover energías renovables y tecnologíasadaptadas, en tanto que la CooperaciónFinanciera fue canalizada fundamental-mente al área de sistemas energéticos con-vencionales (especialmente hacia proyectosdestinados a incrementar la capacidad deproducción eléctrica y redes). En algunospaíses, los Programas Especiales de Energíalograron sentar importantes bases para lafutura expansión de energías renovables.Sin embargo, los resultados en su conjuntoquedaron por debajo de las expectativas yfueron coincidentes con las experienciasrecogidas por otros donantes bilaterales omultilaterales. Entre otras cosas, ello sedebió a la falta de mercados desarrolladospara las tecnologías lanzadas, al hecho deque los proyectos trabajaron en forma aisla-da, a una insuficiente capacitación específi-ca de las contrapartes de los proyectos y a laausencia de medidas colaterales de laCooperación Financiera. Como conclusiónde esta experiencia se han tomado medidastendientes a mejorar la cooperación entre laCooperación Técnica y la CooperaciónFinanciera, además de integrar los proyec-tos energéticos en programas de otros sec-tores.

Nueva importancia de la energía: losnuevos conocimientos acerca del cambioclimático y la prevención de crisis handeterminado un incremento en la impor-

tancia del sector energético. El gobiernoalemán considera las “energías renovables”y la “eficiencia energética” áreas de acciónprioritarias y ha facilitado los fondos nece-sarios para tal fin (cf. también 4.1.).

Contrapartes en el sector energético:actualmente se subsidian proyectos ener-géticos en casi 50 países con los que coo-pera Alemania. En siete de estos países(Afganistán, Albania, Bangladesh, Geor-gia, India, Nepal, Pakistán) el sector ener-gético es prioritario. Los proyectos en cur-sos totalizan recursos por 1.600 millones deeuros, y Asia es la región predominante.Durante los últimos cinco años, el 20 % delos fondos destinados a la cooperación parael desarrollo estuvieron destinados al sectorenergético. El gobierno alemán anunciódurante la Cumbre sobre DesarrolloSustentable celebrada en Johannesburgo en2002 un programa de energía sustentable,respaldado por 1.000 millones de euros. Elprograma fue implementado a lo largo deun período de tres años y ha recibido ahorafondos frescos para permitir su continui-dad. Esto no solo fortaleció la cooperaciónbilateral en el sector energético sino quetambién permitió transitar nuevos caminospara cooperaciones entre el sector público yel sector privado (PPPs), además de apo-yar más cooperaciones estratégicas multi-laterales. También cabe mencionar enespecial las facilidades crediticias acorda-das por el gobierno alemán en el marco dela Conferencia sobre Energías Renovables2004 para financiar medidas en el área deenergías renovables y eficiencia energéticacon cuya ayuda entre 2005 y 2009 se sub-sidiarán tecnologías avanzadas en su desa-rrollo con un total de hasta 500 millonesde euros.

4.3. Oportunidades y limitaciones: condiciones marco

Política energética coherente y ownership:la cooperación para el desarrollo busca con-tribuir a establecer una política energética

122 Ministerio Federal Alemán de Cooperación Económica y Desarrollo

coherente en los países contrapartes conobjetivos claramente definidos y efectiva-mente implementados. Entre estos objeti-vos figura una acción de gobierno queinfluya en la formación de precios y com-petencia en función de criterios de eficien-cia en la asignación, una distribución justa,mecanismos de compensación regional yprotección del medioambiente. La promo-ción debe basarse en la voluntad visible delos países de erradicar las barreras queimpiden el desarrollo de un sector energéti-co sustentable, respaldado por medidas con-cretas, aun cuando la implementación prác-tica de una política coherente demuestre serdifícil en razón de la resistencia que ofrecenlos diferentes grupos de interés involucra-dos.

Creando condiciones generales adecuadas:la Cooperación Alemana para el Desarrollobusca establecer un marco general adecua-do en los países destinatarios de la coopera-ción. El objetivo es un abastecimiento sus-tentable de energía y un uso de la energía aun bajo costo económico. Esto incluye:

n acceso al sector así como relacionescontractuales confiables basadas en elprincipio del imperio de la ley a fin depermitir una creciente participacióndel sector privado;

n organismos públicos y semipúblicoseficientes y competentes;

n transparencia de costos y métodos deplanificación basados en esa transpa-rencia;

n tarifas que cubran los costos de gene-ración y se correspondan con los cos-tos marginales de largo plazo (paratoda el área abastecida; esto puedeincluir subsidios cruzados para secto-res carenciados y zonas de baja densi-dad demográfica);

n reducción de los subsidios, en parti-cular para fuentes de energía de ori-gen fósil;

n formación de “precios reales”, inclui-dos costos y beneficios ecológicos.

Una vez establecidas estas condicionesgenerales, en el mediano a largo plazo tam-bién será posible incrementar y estará justi-ficada la exportación de energía a partir defuentes renovables hacia los países indus-trializados.

Lucha contra la corrupción: muchossubsectores del sector energético sonintensivos en capital y, por lo tanto, sus-ceptibles de corrupción. La corrupciónrepresenta un enorme obstáculo al desa-rrollo. La Cooperación Alemana para elDesarrollo enfrenta este desafío junto consus contrapartes y otros donantes.

Importancia vital de la acción de gobier-no: especialmente en el sector energético, elgobierno tiene que crear condiciones con-fiables y sancionar regulaciones que tomenen consideración el costo macroeconómi-co, además de cumplir con los criterios desustentabilidad. También es fundamental lagestión de control en el cumplimiento delas normas. A tal efecto, deben dotarse a lasinstancias reguladoras independientes conlos recursos necesarios para evitar así pro-blemas tales como incompetencia, insufi-ciente comprensión del concepto de efi-ciencia, abuso de poder de mercado y noconsideración de intereses sociales o ecoló-gicos. En cada caso concreto se examinará através de qué mecanismos (por ejemplo,subsidios cruzados, transferencias socialesdirectas de presupuestos públicos) es posi-ble garantizar sistemas de precios social-mente compatibles. El gobierno deberácrear el marco adecuado para asegurar quelos costos externos (en particular los costosambientales) que genera el abastecimientocon energía se reflejen en el mercado, influ-yendo así en las decisiones de los agentes demercado.

Implementación de reformas: las reformassectoriales a menudo implican la necesidadde reducir subsidios, una medida quepuede derivar en protestas sociales. A fin deevitar este riesgo, el impacto que significareducir los subsidios debe ser amortiguadoa través de mecanismos sociales compensa-

123Energía sustentable para el desarrollo

torios. Por otro lado, subsidios inteligentespueden estar justificados allí donde se losutiliza para lanzar ciertos productos y servi-cios en áreas urbanas y rurales. Sin embar-go, estos subsidios deben responder a lossiguientes criterios:

n limitación de las facilidades a gruposmeta claramente definidos, en particu-lar a sectores pobres de la población;

n los subsidios no podrán financiar elconsumo;

n los subsidios deberán ser decrecientesen el tiempo y estar sujetos a reglasclaramente definidas sobre su elimi-nación final.

Evaluación del impacto ambiental: todoslos proyectos deben incluir una evaluaciónde su impacto ambiental al margen de quese trate de energías fósiles o renovables.

Lanzamiento de tecnologías sustentables:aun cuando las tecnologías para proveer yusar energía sustentable en general ya estándisponibles y son competitivas, los elevadoscostos de inversión (a menudo con bajoscostos corrientes), falta de capacidad deplanificación, instalación y operación/man-tenimiento y condiciones generales adver-sas, constituyen un obstáculo para que suuso se propague más rápidamente. Amenudo se requiere de apoyo desde los pro-gramas de cooperación para crear las condi-ciones requeridas, ofrecer instrumentos definanciamiento, eliminar aranceles deimportación y acompañar los desarrollosdel mercado. No obstante, es importanteevitar que subsidios excesivamente altosque no contemplen una adecuada estrate-gia de eliminación en el tiempo se constitu-yan en un obstáculo para el desarrollo sus-tentable de mercados locales.

Interconexión con otros sectores: los pro-yectos energéticos sólo tendrán un efectopositivo sobre el desarrollo en la medida enque estén dadas o se concreten y mejorenotras condiciones importantes (cuidado dela salud, educación, agua potable, financia-

miento, conexión a mercados locales, etc.).También pueden obtenerse efectos sinérgi-cos relacionando los proyectos del sectorenergético con proyectos en otros sectores(sector privado y promoción del empleo,salud, educación, desarrollo rural, protec-ción de recursos naturales y descentraliza-ción).

Requisitos para la cooperación tecnológica:en importantes países emergentes o endesarrollo existen normas legales que difi-cultan o impiden la cooperación técnica enproyectos que tendrían un impacto favora-ble sobre un desarrollo conjunto de tecno-logías renovables o generadoras de unamayor eficiencia energética. En particularse destaca la falta de derechos de propiedadintelectual, discriminación en el orden fis-cal o de otro tipo respecto de los combusti-bles fósiles, así como regulaciones y normaslegales que imponen limitaciones a la crea-ción de joint ventures.

5. Comentarios sobre la implementaciónde la política sectorial

5.1. Grupos meta

Promoción prioritaria de sectores demo-gráficos pobres: en los países destinatarios dela cooperación se privilegian los sectoresmás postergados de la población. Por unlado, éstos necesitan tener acceso a la ener-gía para satisfacer sus necesidades en formadirecta; por el otro, un mejor abastecimien-to con energía es una condición previa parael crecimiento y el empleo y, por ende ypresuponiendo un crecimiento orientado areducir la pobreza, tiene importancia indi-recta para mejorar la situación de sectorespobres de la población.

Inclusión de los grupos meta y considera-ción de aspectos de género: los proyectos diri-gidos directamente a los grupos meta (enparticular a los hogares) deben incluir aestos grupos meta en el planeamiento y laimplementación del proyecto. Los proyec-

124 Ministerio Federal Alemán de Cooperación Económica y Desarrollo

tos que no tienen una llegada directa algrupo meta deben tomar en consideraciónel impacto sobre los sectores afectados. Laexperiencia ha demostrado que es impor-tante incluir las preocupaciones prácticasde las mujeres y niñas en el hogar, ya queen general son éstas las que más sufren lasconsecuencias de un abastecimiento ener-gético inadecuado (por ejemplo a la horade cocinar o de calefaccionar el hogar) y almismo tiempo son responsables de satisfa-cer los requerimientos energéticos de susfamilias. No obstante, también es impor-tante tener en cuenta el aspecto de géneroen el sector productivo y en cuanto a la sus-tentabilidad institucional de los programasenergéticos. Adicionalmente, el análisis degénero ha demostrado que el diseño deprogramas de energía es importante paraalcanzar las metas estratégicas de dejar atrásroles de género que actúan en detrimentodel desarrollo.

5.2. Contrapartes

Impacto en diferentes niveles: los proyec-tos energéticos deben focalizarse en dife-rentes niveles:

n En algunos casos el proyecto tieneefecto directo sobre los grupos meta(nivel micro).

n Otros proyectos requieren concen-trarse en grupos que se ven afectadosen forma indirecta (nivel medio).

n A menudo, los actores nacionalesdeben tomar decisiones de alcancenacional (nivel macro).

Contrapartes de la cooperación: básica-mente son organismos públicos tales comoministerios a cargo de las políticas energéti-cas, que juegan un papel fundamental en eldiseño de las condiciones políticas y legales.Otras contrapartes importantes para losproyectos energéticos son empresas energé-ticas públicas o privadas, industrias, inclu-yendo las cámaras sectoriales y otros actores

del sector privado (proveedores de servicioscomo consultoras) así como otros actoresen el mercado energético (autoridadesreguladoras o de defensa de la competencia,compañías de electricidad, ONGs, institu-ciones de investigación y educación, etc.).También es importante el apoyo que pue-dan brindar los bancos de desarrollo o lasagencias de energía que proveen fondospara desarrollar infraestructura. En lamedida en que se avance en la descentrali-zación deberán integrarse también lasadministraciones provinciales y locales.

Los promotores de una cooperaciónenergética regional también pueden sercontrapartes interesantes para la coopera-ción Alemana para el Desarrollo.

Interacción con otros sectores y actores: lasmedidas de promoción en el sector energé-tico deben ser coordinadas con los objeti-vos que persiguen las políticas energéticasde las contrapartes y las estrategias de losdonantes. Para incrementar el impacto delas medidas adoptadas, debe buscarse la inte-racción con otras intervenciones de laCooperación para el Desarrollo, por ejem-plo medidas destinadas a impulsar el creci-miento económico, desarrollo rural regio-nal, desarrollo urbano, desarrollo del sectorde transporte y del sistema de salud.Adicionalmente, la política de desarrolloapoya los enfoques multilaterales y la coor-dinación de los donantes, en particular enel área de las reformas sectoriales y de unabastecimiento energético integral. Buscaestablecer cooperaciones estratégicas con elsector privado y apoya la participación decompañías alemanas y europeas en los paí-ses contrapartes siempre que sea posible.

Participación: tanto cuando se usanfuentes energéticas importadas como enparticular cuando se usan recursos localespueden suscitarse conflictos que deberántomarse en cuenta, entre otras cosas inte-grando debidamente a todos los afectados.

Contribución de los usuarios: a fin de ase-gurar una operación sustentable de los sis-temas energéticos, es absolutamente esen-

125Energía sustentable para el desarrollo

cial una participación significativa de losusuarios (participación financiera, perotambién en la ejecución del proyecto).Además, los usuarios deben estar en condi-ciones de garantizar la operación a largoplazo de los sistemas.

Inserción del sector privado: los proyectosdeben diseñarse de manera tal que no deri-ven en una distorsión del mercado ni colo-quen en desventaja a los proveedores localesde sistemas energéticos. Debe examinarse siel proyecto mismo o algunos de sus compo-nentes pueden ser implementados en formade asociación público-privada (PPP). Estasasociaciones están definidas en sentido másamplio como cooperaciones con el sectorprivado con el objeto de alcanzar un mayorgrado de apalancamiento.

5.3. Áreas de promoción y tecnologías

Energías renovables: la política alemanapara el desarrollo otorga prioridad a pro-yectos energéticos que reducen las emisio-nes de CO2, esto es en particular las energí-as renovables, ya sea como parte desistemas más importantes (por ejemplo sis-temas de abastecimiento con corriente eléc-trica), en forma de unidades descentraliza-das para el abastecimiento de los hogares oen forma insular. Las energías renovables,habitualmente fuentes de energía locales,reducen la dependencia de las importacio-nes y ayudan a crear puestos de trabajolocalmente. En algunos casos pueden sermenos susceptibles a los cuellos de botellaenergéticos externos que las fuentes deenergía convencionales.

Promoción de un uso eficiente de energía:los esfuerzos por ahorrar energía, la promo-ción de tecnologías de conversión eficien-tes, la reducción de pérdidas durante latransmisión y distribución, y un uso efi-ciente de energía son primeros pasosimportantes para llegar a un abastecimien-to energético sustentable. El objetivo de lacooperación para el desarrollo es identificary promover opciones beneficiosas para

ambas partes que impulsan el desarrolloeconómico y ayudan a preservar el medio-ambiente.

Promover el acceso a formas modernas deenergía para los sectores pobres: instrumentosinnovadores de micro-financiamiento permi-ten a los sectores carenciados acceder a tec-nologías energéticas eficientes. Estos sectoresa menudo desconocen estas tecnologías debi-do a los altos costos de adquisición. Los pro-yectos de micro-financimiento permitenpagar estos costos en cuotas comparables alos costos corrientes de las tecnologías con-vencionales que los nuevos sistemas permitenahorrar. Allí donde se trata de energía inte-grada a la red, es necesario desarrollar moder-nos sistemas de liquidación y pago que res-pondan a las necesidades y posibilidades deestos sectores.

Promover el uso productivo: los proyectosgeneran desarrollo económico cuando pro-mueven el uso productivo de energía. Estopuede lograrse brindando asesoramiento apequeñas empresas así como estructurandoadecuadamente los sistemas tarifarios. Eluso productivo tiene prioridad sobre el usopara el consumo, en particular cuando setrata de formas de energía de alta calidad(electricidad).

Infraestructura social: abastecer la infra-estructura social (escuelas, hospitales, servi-cios de agua potable, instalaciones munici-pales) con energía moderna es un factorimportante para el desarrollo de regionespobres. En estos proyectos es posible subsi-diar las inversiones en la medida en quepueda garantizarse la operación a largoplazo.

Construcción de capacidad local: la polí-tica alemana de desarrollo habilita a insti-tuciones en países de la cooperación y otrosactores importantes a planificar, introduciry operar en forma independiente sistemasde energía adecuados a fin de desarrollarlostécnicamente y formular e implementar lascondiciones legales, políticas, económicas ytécnicas requeridas para un adecuado sumi-nistro de energía. Es conveniente evitar

126 Ministerio Federal Alemán de Cooperación Económica y Desarrollo

dependencias adicionales de know-howextranjero. Allí donde estén disponibles sedebe recurrir a expertos locales durante laplanificación, implementación y operaciónde las facilidades. La construcción de capa-cidades locales también puede hacerse encooperación con compañías alemanas, porejemplo en forma de joint ventures. En laselección de la tecnología adecuada se pon-dera positivamente un elevado valor agre-gado local e importantes posibilidades deexpansión.

Uso eficiente de los recursos locales: laCooperación para el Desarrollo apoya eluso de recursos locales renovables en aque-llos casos en los que constituyen una alter-nativa económica y contribuyen a la susti-tución de fuentes de energía de origen fósilimportadas allí donde redundan en unamenor dependencia y en una reducción delos potenciales de conflicto con simultáneoahorro de divisas y fortalecimiento de laeconomía local.

Uso de combustibles fósiles: en lo que serefiere al uso de combustibles fósiles, se con-cede prioridad a tecnologías eficientes quereducen las emisiones de gases de inverna-dero o medidas tendientes a un mayor usode combustibles pobres en carbón. Amenudo, un proyecto concreto requiere deuna ponderación entre el acceso económi-co y a corto plazo a la energía para los sec-tores carenciados, y la mejor solución en elplazo más largo.

Un uso de fuentes de energía con impactopositivo sobre el desarrollo: muchos países endesarrollo generan crecientes ingresos apartir de sus fuentes energéticas. La políti-ca alemana para el desarrollo apoya medi-das destinadas a usar estos ingresos paraimpulsar el desarrollo. Un primer pasoconsiste en hacer transparentes estos ingre-sos y su destino.

Fuentes o tecnologías de energías renova-bles incluyen:

n Energía solar: fotovoltaica; energíasolar térmica; colectores solares para

agua caliente, calefacción, secado,enfriado; sistemas fotovoltaicos parabombas de agua.

n Energía eólica: generación de electrici-dad onshore y offshore; bombas mecá-nicas.

n Uso eficiente de biomasa: múltiplesposibilidades de aplicación para coci-nar, generar calor, en forma de com-bustibles y electricidad, etc. a partirde diversas plantas y parte de plantas,como de materia fecal (más informa-ción sobre biocombustibles ver másabajo).

n Energía geotermal: uso de recursosnaturales de agua caliente y vapor asícomo rocas secas y calientes mediantecentrales de vapor y bombas de calor(estas últimas también pueden ser uti-lizadas para generar calor a partir deaguas residuales).

n Energía hidráulica: la generación deelectricidad a partir de micro o mega-centrales hidráulicas en forma de cen-trales de agua fluyente o embalses(para mayor información sobre em-balses ver más abajo); bombas mecá-nicas y accionamientos; energía mare-omotriz, corrientes, olas).

Los generadores pueden estar integra-dos en la red o funcionar de manera des-centralizada. La decisión en cuanto a si unproyecto amerita ser promocionado debeevaluarse en cada caso concreto sobre labase de los principios fijados en el presenteDocumento sobre Estrategia Sectorial. Atítulo de ejemplo se desarrollará a conti-nuación información sobre biocombusti-bles y diques para la generación de energía.

Potencialidades y problemas de los bio-combustibles: el uso de biocombustiblesencierra un gran potencial en términos degarantizar un abastecimiento energéticolocal y nacional así como para la exporta-ción. Al mismo tiempo, sin embargo, secorre el riesgo de que plantaciones destina-das sobre todo a la exportación desplacen a

127Energía sustentable para el desarrollo

los pequeños agricultores e interfieran conel ecosistema. Si se opta por un mayor usode biocombustibles es importante asegurarque el cultivo de la materia prima no deriveen el deterioro de los suelos y no aumentela presión sobre las zonas forestales, porejemplo usando desechos biológicos.Cuando se promueven estas formas deenergía debe tenerse en cuenta un fortaleci-miento de la capacidad de control delEstado y la participación de los sectoresafectados.

Requerimientos especiales para embalses:los embalses son importantes para la gene-ración de energía renovable, así como parala protección contra crecidas y para facilitarel riego y la provisión de agua potable.Considerando el crecimiento demográfico,el desarrollo de la economía, el cambio cli-mático, y en parte el potencial aún inexplo-rado de la energía hídrica, los embalsespueden ser vistos en muchos casos comouna opción razonable. No obstante, nume-rosos embalses han causado en el pasadoconsecuencias sociales y ecologías devasta-doras y también demostraron ser poco ren-tables. En muchos casos existen alternativasmejores como por ejemplo la rehabilitaciónde diques existentes o la construcción decentrales de agua fluyente. Grandes proyec-tos hidroeléctricos deben responder ya en lafase de planeamiento, construcción y ope-ración a los criterios de la ComisiónMundial de Diques de 2000. En el caso dediques más pequeños, estos criterios se apli-can en forma análoga.

5.4. Instrumentos

La asistencia externa de la cooperaciónpara el desarrollo debe actuar sobre todocomo un catalizador. Las contrapartesdeben visualizar claramente cómo piensanutilizar las prestaciones de la Cooperaciónpara el Desarrollo a fin de apoyar y reforzarsus propios esfuerzos. Uno de los prerrequi-sitos fundamentales para usar los siguientes

instrumentos es que las contrapartes asu-man su cuota de responsabilidad en losproyectos.

La Cooperación Alemana para el De-sarrollo:

n Apoya a los organismos públicoscompetentes brindando asesoramientoa las instancias políticas en la estructu-ración de un sector energético basadoen el principio de sustentabilidad.Esto incluye asesoramiento en cuantoa la definición de roles, un cumpli-miento efectivo de tareas jurisdiccio-nales como definición de políticas yestrategias, legislación y coordinaciónsectorial, complementado con políti-cas sectoriales puntuales, por ejemplopara un uso eficiente de la energía,introducción y expansión de energíasrenovables o para mejorar el abasteci-miento de energía en áreas rurales.Esto incluye también asesoramiento yapoyo al diálogo con grupos meta y ladifusión de la información.

n Participa activamente en el diálogo sec-torial para crear condiciones generalesadecuadas. El diálogo está dirigido aadaptar la política energética y a pro-mover la reforma institucional. El diá-logo sectorial también se apoya en lapredisposición que existe de reforzarla cooperación en la medida en quepueda apreciarse una evolución posi-tiva.

n Apoya, basada en la experiencia de pro-yectos concretos, la expansión de siste-mas energéticos modernos mediante lapromoción de estructuras de sector pri-vado, transferencias de tecnología ycooperación, estándares de calidad,desarrollo de mecanismos financierosy modelos para una operación susten-table, una adecuada distribución delos riesgos, estructuras adecuadas de

128 Ministerio Federal Alemán de Cooperación Económica y Desarrollo

los operadores y trabajo de relacionespúblicas.

n Fortalece la capacidad de gestión paradar solución a problemas políticos,técnicos y sociales de los actoresmediante medidas de capacitación yconstrucción de competencias y capaci-dades para especialistas y dirigentespolíticos, del sector privado y de lasociedad civil.

n Fortalece la capacidad de implemen-tación de las medidas de institucionesoficiales y privadas (por ejemplo aso-ciaciones, bancos, autoridades) pormedio de medidas destinadas al desa-rrollo de recursos humanos, a la crea-ción o reestructuración de institucio-

nes, así como una interconexión ade-cuada con otros actores.

n Financia inversiones reales en plantasde producción, transmisión y distri-bución de energía, medidas destina-das a lograr un uso más eficiente de laenergía en la industria, el comercio ylos hogares, así como contribuyendo afacilitar el acceso a formas modernasde energía en aquellos casos en los quecontribuyen a desarrollar la economíay a combatir la pobreza en el país. Elfinanciamiento puede hacerse enforma directa para proyectos y progra-mas concretos, pero también a travésde una institución de financiamientoespecializada.

129Energía sustentable para el desarrollo

Diálogo Político. Publicación trimestral de la Konrad-Adenauer-Stiftung A. C.

Año XXIV - Nº 4 - Diciembre, 2007

ENSAYOS

Gobierno global como clavede sustentabilidadUn modelo para combatirel cambio climático*

Lars Göran Josefsson

El cambio climático es el mayor desafío de nuestros tiempos. El grado decerteza actualmente alcanzado al respecto nos permite afirmar que unafuente sustancial de este problema es la emisión de gases de efecto inver-nadero, entre los que cabe mencionar en primer lugar el dióxido de carbo-no. Estas emisiones han venido multiplicándose desde los comienzos de laera industrial, producto de las actividades humanas. Si el mundo no logracontrolar el cambio climático, la humanidad se verá obligada a atravesardolorosos procesos de ajuste. Es imperioso, por lo tanto, que la comunidadinternacional adopte en forma urgente medidas coordinadas que despejenel camino hacia una economía global de bajo nivel de emisiones. Sinembargo, por el momento estamos transitando el camino equivocado.

¿Qué está funcionando mal? El cambio climático es un proceso glo-bal y de largo plazo. Es posible que por la naturaleza misma de los actospolíticos reaccionemos a modo de reflejo buscando soluciones rápidas

* La Redacción agradece la autorización para publicar este trabajo enespañol, aparecido en Die Politische Meinung, Nº 451, junio de 2007.

LARS GÖRAN JOSEFSSON

Presidente y CEO de Vattenfall Group desde 2000. Master of Science de laUniversidad de Tecnología de Hamlerms en Gothenburg, 1973 (ChalmersUniversity of Technology). Trabajó durante diez años como ingeniero de sis-temas en la empresa sueca Ericsson (1974-1984). Fue MD (ManagingDirector) en Chemtronics (1984-1985). Head of Surface Sensor Division enEricsson Radio Systems (1987-1993). MD para Schrack Telecom AG enVienna y Celsius.

que podamos implementar localmente, siempre fieles al lema think glo-bal, act local. La política quiere demostrar capacidad de acción y privile-gia soluciones que den frutos visibles mañana mismo. Sin embargo, elcambio climático es una tarea ciclópea y, en términos políticos, su solu-ción sólo podrá encontrarse en un acuerdo mundial de largo plazo.

La visión de la política debe cambiar hacia un think global, act global. Unestudio de la empresa Vattenfall, una de las compañías líderes en el sectorenergético de Europa, con seis millones de clientes en los países escandinavos,Alemania y Polonia, muestra que una solución al cambio climático no sobre-pasa nuestras posibilidades financieras ni tampoco nuestra capacidad tecno-lógica. Si introducimos en el mercado las tecnologías ya existentes y las usa-mos sistemáticamente, hasta el año 2030 podremos reducir las emisionesglobales de gases de efecto invernadero en 27 mil millones de toneladas, encomparación con un escenario en el que todo sigue como está. Por otra parte,llegar a la reducción propuesta demanda un costo equivalente a apenas el0,6 % del producto económico global anual –una quinta parte de las eroga-ciones que las personas en todo el mundo están dispuestas a hacer en con-cepto de primas de seguro–. Sin embargo, si no faltan recursos ni capacidadtecnológica, debemos admitir objetivamente que el nudo gordiano está en elcampo de la política; más exactamente, de la política mundial. Necesitamosnuevas formas de global governance, de gobierno global, para solucionar laproblemática del clima.

En enero de 2006, Vattenfall presentó su propuesta de un plan marco glo-bal para una sociedad de bajo nivel de emisiones (el informe está disponible enwww.vattenfall.com). La implementación de este plan implicaría una reconver-sión total de la economía mundial, una reconversión que en definitiva influiríaen todas las decisiones económicas (no sólo en aquellas de las empresas).

El modelo Vattenfall para la solución de la problemática del clima tienecomo base una perspectiva de largo plazo, de hasta cien años. Asumimos queen el largo plazo las emisiones específicas de todos los países irán aproximán-dose en función de sus respectivos productos brutos. Tanto los países ricoscomo los pobres deben comprometerse –en forma inmediata y obligatoria–a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, para noobstaculizar el desarrollo de los países más pobres, se les exigirá el cumpli-miento de las severas condiciones de los actuales países industrializados sólo apartir del momento en el que hayan alcanzado determinado nivel de bienes-tar. El modelo se basa en el supuesto de que la inmensa mayoría de los países

132 Lars Göran Josefsson

está dispuesta a insertarse en el sistema siempre que las restricciones corres-pondientes recién les sean impuestas cuando cuenten con los recursos sufi-cientes en términos relativos. De este modo, es posible preservar la previsibi-lidad a largo plazo y la flexibilidad que demanda un crecimiento económicosostenido. Lo más importante en esta propuesta es que comenzamos yamismo a diseñar un modelo de distribución de cargas basado en compromi-sos asumidos para la reducción de las emisiones en el largo plazo.

Para solucionar la problemática del cambio climático no existe unareceta mágica sin una “bala plateada” que nos permita deshacernos delproblema de una vez y para siempre. Necesitamos fantasía, creatividad yapasionamiento, fuerzas positivas que pueden desplegarse si confiamos enel mercado y su mano invisible. A la inversa, esto implica que debemosevitar caer en la tentación de una economía planificada con bieninten-cionados planes quinquenales o incluso proyectados a diez o aun a cin-cuenta años. No conocemos hoy los problemas de mañana, pero si leasignamos un precio a la emisión de gases de efecto invernadero y con-vertimos el derecho a emitir en un bien escaso, van a surgir estas solucio-nes en el marco de la competencia global. En ese caso, la protección delclima se convertiría automáticamente en parte integral de todas las deci-siones empresarias sobre inversiones y desarrollo tecnológico.

Disponemos ya mismo de tecnologías que nos permiten reducir lasemisiones y podemos seguir ampliando la oferta de tecnologías siempre ycuando estemos dispuestos a invertir en investigación y desarrollo.

El informe más reciente del panel de expertos de la ONU (PanelIntergubernamental sobre Cambio Climático - IPCC) ha subrayado clara-mente una cosa: en cualquier caso el mundo va a tener que pagar un preciopor la emisión de gases de efecto invernadero. Dependerá de nosotros siestamos dispuestos a invertir rápidamente en la reconversión de la eco-nomía mundial ahora o si vamos a asumir más adelante costos extrema-damente altos por la adaptación al cambio climático galopante, costosque de por sí ya no pueden evitarse. Los costos globales de este procesode reconversión dependen, en primera instancia, de la forma que adop-tará esa reconversión. Cambios abruptos, disrupciones en los mercadosglobales, todo eso será sumamente costoso. Las medidas sostenibles y delargo plazo, en cambio, pueden limitar los costos globales a montos sig-nificativamente menores.

133Gobierno global como clave de sustentabilidad

I. Distribución de las cargas

Las naciones del mundo deben acordar niveles máximos de emisión.Para que eso sea posible, los límites deberán fijarse de modo tal que no obs-taculicen el desarrollo de los países ni conlleven turbulencias económicas.Al mismo tiempo, el impacto sobre la competencia internacional debe serrazonable y aceptable para todos. Según las estimaciones de Vattenfall estoes posible, aunque plantea altas exigencias a la capacidad de cooperación dela comunidad internacional.

En el largo plazo, una distribución de las cargas sólo tendrá éxito siparticipa la inmensa mayoría de los países. En estos momentos ya seestán alzando en Europa voces que cuestionan el rol pionero de laUnión Europea en la lucha contra el cambio climático. Generalmente,estos cuestionamientos contienen también críticas a Estados Unidos.¿Por qué tenemos que avanzar nosotros si el emisor más grande del otrolado del Atlántico parece no darle importancia al cambio climático?Aun cuando esta argumentación tiene pies de barro, advertimos queserá difícil encontrar aceptación en la sociedad para compromisos one-rosos en defensa del clima si otros países no asumen igual compromiso.¿Cómo podemos facilitarles a todos adherir al modelo de distribuciónde cargas? Quizás sea posible trabajar con el mismo enfoque utilizadopara solucionar otras crisis internacionales, invitando a los jefes deEstado de todos los países a una conferencia en la que se les solicite sucolaboración sobre la base de lo que puede aportar cada país a la defen-sa del clima en función de su plan de desarrollo. En cierto sentido, laUnión Europea ya ha dado el ejemplo proponiendo en forma unilateralun objetivo en materia de reducciones y anticipando que se fijará unobjetivo más ambicioso aun cuando se adhieran otros países. Vattenfalladoptó como empresa esa misma política, al fijarse el objetivo de redu-cir las emisiones de dióxido de carbono en sus plantas hasta el año 2030en un 50 % respecto del año del acuerdo de Kyoto. En última instancia,la tecnología no es un problema insalvable y el financiamiento tambiéntiene solución. El verdadero desafío del cambio climático es de naturalezapolítica.

134 Lars Göran Josefsson

II. Fijar (mundialmente) el rumbo

Estamos ante una situación paradójica. Conocemos la dimensión deldesafío climático y no obstante parecemos paralizados. Los políticos pro-ponen acciones locales simbólicas como no hacer vacaciones en el exte-rior (en lugar de incluir el transporte en el comercio con emisiones) oreclaman que se prohíba la construcción de nuevas centrales térmicas (loque tendrá como consecuencia que las centrales más viejas permaneceránmás tiempo en funcionamiento), en tanto que los medios parecen haberencontrado un tema propicio en la permanente superación de escenariosapocalípticos (en lugar de iniciar un debate serio sobre posibles solucio-nes). Si tomamos como base las actuales estimaciones sobre crecimientoeconómico, desarrollo demográfico y tecnología, este desarrollo –sin unaadecuada política de protección global del clima– disparará un enormeincremento de las emisiones totales de gases de efecto invernadero a lolargo del presente siglo.

Si no se adoptan medidas eficaces, las emisiones aumentarán tan drás-ticamente en este escenario de business as usual que las consecuencias cli-máticas escaparán a cualquier control. Es preciso reducir las tasas de creci-miento de las emisiones, estabilizarlas e invertir la tendencia, permitiendodesarrollarnos en dirección hacia una economía de bajo nivel de emisiones.Será primordialmente tarea de los actuales países industrializados impul-sar este desarrollo con una reducción de la emisión de gases de efectoinvernadero hasta fines del siglo a una fracción de su actual valor. La emi-sión ilimitada de gases de efecto invernadero, que en la economía globalactual sigue siendo la norma, mañana debe ser la excepción. Es necesarioestablecer un límite máximo a las emisiones que permita frenar el calen-tamiento global y que a la vez tome en consideración las necesidades delcrecimiento demográfico y de las demandas de bienestar y crecimientoeconómico.

Un aspecto especialmente importante en este contexto es que la posibi-lidad de reducir considerablemente las emisiones sin poner en juego el cre-cimiento y el bienestar de muchos efectivamente existe. En cooperacióncon la consultora McKinsey, Vattenfall analizó las posibilidades de reducirlas emisiones de gases de efecto invernadero hasta 2030. El estudio se con-centra en medidas concretas y abarca toda la economía del mundo. A tal efec-to, el trabajo divide la economía mundial en seis sectores y seis regiones. El

135Gobierno global como clave de sustentabilidad

potencial para morigerar las emisiones se describe en tres pasos cronológi-cos que abarcan los períodos hasta 2010, 2020 y 2030, respectivamente.Los resultados son asombrosos. En comparación con el manejo actual, lasposibilidades de limitar las emisiones son considerables.

Todo escenario realista que busque limitar el aumento de la temperatu-ra como consecuencia del efecto invernadero a dos grados centígrados eneste siglo, tiene como condición previa que el contenido de gases de efectoinvernadero en la atmósfera se estabilice en unos 450 ppm (partes pormillón). A tal efecto, las emisiones globales deberán haberse reducido en elaño 2030 a 31.000 millones de toneladas equivalentes de dióxido de car-bono. Dicho en otras palabras: debe alcanzarse una reducción en 27 milmillones de toneladas respecto de la evolución actual (equivalente al 47 %del total de 58.000 millones de toneladas).

Los costos marginales para alcanzar la reducción deseada hasta el año2030 ascenderán a unos cuarenta euros por tonelada de dióxido de carbo-no o equivalentes. Es difícil hacer una estimación de los costos para la eco-nomía mundial, pero si se suman los costos que demandan todas las medidasidentificadas para reducir en 27 Gt el equivalente de dióxido de carbono, seobtiene un orden de magnitud de referencia. Si se fijan además todos los cos-tos negativos (medidas rentables) en cero, obtenemos un monto en el ordendel 0,6 % del producto mundial bruto en el año 2030. Eso demuestra que loscostos pueden ser muy bajos si las posibilidades detectadas se aprovechanadecuadamente.

III. Crear incentivos económicos

Es posible demostrar que la estabilización de las emisiones puede lograr-se a un costo bajo, que los mercados están en condiciones de absorber. Peroesto no ocurrirá en forma automática, por lo que será necesario crear incen-tivos y aplicarlos en forma inmediata. No basta con aplicar una sola tecno-logía o actuar según un solo enfoque para cerrar la brecha abierta; parahacer viable el cambio necesario se requiere la suma de todas las opciones.El manejo inteligente de este problema exige la cooperación global enmuchos frentes. No basta con encontrar chivos expiatorios ni reclamar queotros solucionen el problema. Solucionar este problema es en interés detodos, ya que todos sentirán sus efectos negativos.

136 Lars Göran Josefsson

Si queremos enfrentar la problemática del cambio climático con unenfoque racional y encontrar un camino común a todos, será necesariocambiar rápidamente el rumbo mediante la adopción de medidas quepermitan pasar de una economía en la que la norma es un alto nivel deemisiones a otra en la que la norma sea un bajo nivel de emisiones. Esono será factible de un día para otro y tampoco podrá materializarse enforma simultánea en todo el mundo. También diferirá el ritmo inicialentre una región del mundo y otra. Pero debemos encarar el rumbocorrecto e implementar gradualmente los incentivos apropiados en todala economía global.

La política climática de la Unión Europea se ha fijado como objetivolimitar el cambio climático a dos grados centígrados. Es una decisiónvaliente y necesaria. El próximo paso importante consiste en alentar aotras regiones del mundo a adherir a la política europea. La UniónEuropea ya realizó un trabajo pionero al introducir el instrumento delcomercio de emisiones. Hubo y sigue habiendo dificultades iniciales deimplementación, pero no vamos a permitir que problemas de corto plazono nos dejen ver las soluciones de largo plazo. Los mecanismos básicosfuncionan y el comercio de emisiones es un instrumento central paraincluir aspectos del clima en el mundo de los mercados y del comercio.Las dificultades iniciales pueden solucionarse desarrollando reglas e ins-tituciones de mercado. Pero para alcanzar el objetivo es necesario ampliarel comercio de emisiones integrando otras regiones del mundo y tambiénotros sectores de la economía.

La Unión Europea hizo referencia a la necesidad de que los paísesindustrializados asuman el liderazgo en la lucha contra el cambio climá-tico. La política energética presentada por la Comisión Europea el 10 deenero de 2007 fortalecerá a Europa y fortalecerá también el proceso cli-mático global. La resolución adoptada en la cumbre del 9 de marzo de2007, que introduce como un objetivo firme la reducción de las emisio-nes en la Unión Europea en un 20 % hasta 2020, es un paso importanteen esa dirección.

Algún tiempo atrás las empresas observaban una actitud todavía muypasiva frente al proceso global. La industria internacional debe replante-arse profundamente su actitud frente al cambio climático. Combatir elcambio climático no constituye una amenaza para la economía; por elcontrario, la estabilidad de los mercados se ve amenazada por medidas

137Gobierno global como clave de sustentabilidad

políticas cortoplacistas y por la carencia de un gobierno global. El sectorprivado de la economía puede y debe jugar un rol central y muy activoen el diseño de las reglas y disposiciones básicas. El sector económico yla industria pueden hacer un aporte valioso intercambiando importan-tes experiencias y know-how. Un manejo básicamente burocrático delcambio climático sería extremadamente oneroso y, a pesar de los altoscostos, los resultados serían pobres. Por lo tanto, los máximos represen-tantes de la economía y la industria deberán demostrar su condición delíderes insistiendo en la necesidad de concebir un mercado con un planmarco global de adecuado funcionamiento.

Ya se tomó la iniciativa de constituir un grupo internacional integradopor representantes conspicuos de la economía. Se trata de “3C - Combate alCambio Climático”, una iniciativa de líderes empresariales (www.com-batclimatechange.org). Hasta la fecha adhirieron a la iniciativa unas cua-renta empresas de todas partes del mundo. Los empresarios nucleados enla iniciativa lideran compañías internacionales que se comprometen acombatir el cambio climático. Estamos dispuestos a adoptar de inmedia-to medidas concretas. Necesitamos el apoyo de la comunidad internacio-nal para diseñar un plan marco estable que introduzca incentivos parasoluciones comerciales, desarrollos tecnológicos e inversiones orientadasal mercado.

Ahora es el momento de dar el próximo paso crítico. A más tardar afines de 2009 deberá celebrarse un acuerdo internacional que sustituya elProtocolo de Kyoto. El nuevo sistema debe entrar en vigor en 2013.Naturalmente, el nuevo sistema debe basarse en los avances ya logrados,pero deberá ser un enfoque de más largo plazo y mucho más eficiente en ellogro de los objetivos.

La lucha contra el cambio climático requiere llegar a una combinacióninteligente de tecnología, financiamiento y política, y es una tarea que debeasumir la comunidad internacional. Hoy nos resulta fácil detectar las ame-nazas y los obstáculos, pero también podemos ver las oportunidades y, cier-tamente, podemos afirmar sin pretender caer en un exagerado optimismoque las oportunidades prevalecerán, siempre y cuando se adopten a tiempodecisiones políticas inteligentes.

138 Lars Göran Josefsson

RESUMEN

El cambio climático es el mayor desafío de nuestros tiempos. Unafuente sustancial de este problema es la emisión de gases de efec-to invernadero, entre los que cabe mencionar en primer lugar eldióxido de carbono. Estas emisiones han venido multiplicándosedesde los comienzos de la era industrial. Es posible demostrar quela estabilización de las emisiones puede lograrse a un costo bajo,que los mercados están en condiciones de absorber. Pero esto noocurrirá en forma automática, por lo que será necesario crearincentivos y aplicarlos en forma inmediata. La lucha contra el cam-bio climático requiere llegar a una combinación inteligente de tec-nología, financiamiento y política, y es una tarea que debe asumirla comunidad internacional.

Diálogo Político. Publicación trimestral de la Konrad-Adenauer-Stiftung A. C.

Año XXIV - Nº 4 - Diciembre, 2007

139Gobierno global como clave de sustentabilidad

China y América Latina:¿una nueva cooperacióntranspacífica?

Jochen Kleining

I. El desarrollo de las relacioneschino-latinoamericanas

En el otoño boreal de 2004, una ofensiva diplomática llevó al presi-dente chino Hu Jintao a una gira por países latinoamericanos. Durante susvisitas a Brasil, Argentina, Chile y Cuba, el líder chino fue recibido con losmáximos honores. Se intercambiaron reverencias y cumplidos recíprocos,se acordaron cooperaciones estratégicas y se firmó un número apreciablede acuerdos de inversión y comercio en un marco de verdadera euforia.Nunca antes se había vivido un intercambio tan cordial y tan intenso entreChina y América Latina.

De hecho, durante mucho tiempo los contactos entre ambas regiones fue-ron mínimos. Incluso en la primera etapa posterior a la apertura económicadel país hacia fines de la década de 1970, el gobierno chino prefirió observarcierta cautela a la hora de avanzar en las relaciones con la región, posiblemen-te para no poner en peligro los incipientes contactos con Estados Unidos(Lafargue, 2006, págs. 80-84). Sin embargo, finalizada la Guerra Fría, y sobretodo a partir de finales de los años noventa del siglo pasado, la influencia deChina en América Latina comenzó a crecer en forma permanente. En 2001,

JOCHEN KLEINING

Estudió Historia Moderna y Contemporánea, Ciencia Política y LiteraturaAlemana Moderna en la Humboldt-Universität de Berlín. Desde 2007 escolaborador científico de la Fundación Konrad Adenauer en Beijing.

Jiang Zemin fue el primer presidente chino que viajó a la región. A esa visitale siguieron numerosos encuentros informales entre políticos y hombres denegocios de ambas regiones. El viaje de Hu Jintao en 2004 fue hasta ahora lamáxima expresión de estas crecientes relaciones.

En este contexto, el término “relaciones” se refiere sobre todo a las relacio-nes económicas que, no obstante, determinan también la intensidad y elcarácter de la relación política. La celebración de diversos acuerdos comercia-les, cooperaciones en ciencias y tecnología, inversiones directas y joint venturescon empresas públicas tiene por finalidad afianzar las relaciones bilaterales ycrear una base sólida y de largo plazo para el intercambio comercial.

Esta estrategia china se complementa con un creciente número de acti-vidades destinadas a promover el idioma y la cultura a través de la inaugu-ración de institutos Confucio y escuelas de lengua, aunque las relacionesculturales por ahora juegan un papel más bien secundario. La diplomaciaformal se ve apuntalada por una amplia base de contactos informales.Beijing ha instalado una verdadera red de encuentros que tiene por finalidadreunir a líderes de opinión y actores protagónicos de ambos lados. Un ejem-plo es el “China-Caribbean Economic and Trade Cooperation Forum”, acuyas reuniones asistieron en 2005 unos 1.000 representantes oficiales deambas regiones. Un segundo ejemplo son las asociaciones bilaterales de ami-gos. Otra característica es la integración impulsada por Beijing en regímenesinternacionales. La República Popular de China asiste a las reuniones de laOrganización de Estados Americanos (OEA) en calidad de observador ycomienza a figurar también entre las naciones que apoyan financieramen-te al Banco Interamericano de Desarrollo. Con este multilaterialismo,Beijing busca prevenir preocupaciones por una posible hegemonía china(Kurlantyick, 2006, págs. 33-41).

Las buenas relaciones económicas se basan en las estructuras comercialescomplementarias que presentan ambas regiones. China, con su hambre insa-ciable de materias primas, empeña permanentes esfuerzos por asegurarse lossuministros correspondientes. América Latina, con sus inmensos recursosnaturales y una fuerte especialización en exportaciones de materias primas,puede satisfacer precisamente esa demanda. Desde la perspectiva latinoame-ricana, China es vista, además, como una oportunidad para liberarse de ladependencia de Europa y, en particular, de Estados Unidos. A diferencia delo que ocurre con estas dos regiones, en la relación con China no se abordantemas tales como derechos humanos, democracia, corrupción o narcotráfico.

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Rige el principio de la no-injerencia. Al mismo tiempo, Beijing presenta susistema como modelo de un desarrollo económico con control estatal. Estemensaje cae sobre tierra fértil en algunos países latinoamericanos en los queel “Consenso de Washington”, introducido bajo la forma de reformas neoli-berales, terminó en la década de 1990 en un sonado fracaso.

Sin embargo, más recientemente se alzan también voces críticas queadvierten que bajo el manto retórico de una “cooperación sur-sur”, Chinaen verdad busca ocultar que sólo ve en América Latina un proveedor demateria prima y un mercado para la colocación de sus propios productosmediante la creación de estructuras comerciales cuasi coloniales. De hecho,China compra casi exclusivamente materia prima y productos agropecua-rios para luego volver a exportarlos a América Latina en calidad de produc-tos manufacturados. En aquellos países en los que existe una industriamanufacturera propia, ese sector está comenzando a acusar recibo de la com-petencia china, con la que no puede competir en cuanto a costo laboral(Mesquita Moireira, 2007, pág. 355 ss.).

En términos geopolíticos, la incursión de China en una región que tradi-cionalmente es considerada una esfera de interés e influencia de Washingtonplantea el problema de que Estados Unidos pueda interpretarla como una ame-naza a sus intereses, constituyéndose en un factor de interferencia en la relaciónentre ambas potencias. Por el momento, China no es un actor protagónico enla región (en 2005 apenas el 1 % de todas las inversiones extranjeras directas enAmérica Latina vino de China, en tanto que apenas un 5 % del comercio lati-noamericano corresponde a la República Popular de China). Pero el intercam-bio comercial aumenta de manera vertiginosa: en un lapso de apenas cincoaños se quintuplicó y pasó de 10.000 millones de dólares en 2001 a 50.000millones en 2005 (Loro Horta, 2007). Para los próximos años se espera, ade-más, una mayor cantidad de inversiones directas. De seguir aumentando lainfluencia de Beijing, es posible que Washington se sienta desafiado.

II. Relaciones bilaterales

China emplea tres categorías para definir a los interlocutores de su coo-peración internacional: socios estratégicos, socios cooperativos y relacionesamistosas. En América Latina, cuatro países están asignados a la primera cate-goría: Brasil, Argentina, México y Venezuela. A continuación analizaremos

143China y América Latina

en mayor detalle estas relaciones bilaterales, así como aquellas con Chile,que se inscriben en la segunda categoría. Brasil es de lejos el socio másimportante, seguido por Argentina y Chile. México constituye un casoespecial, ya que es el único país en la región que cuenta con un fuerte sec-tor manufacturero que se ve amenazado por las importaciones chinas.Venezuela, a la vez, es un factor geoestratégico gravitante por sus enormesreservas petroleras y, sobre todo, por la errática política anti-norteamerica-na del populista Chávez. Por eso, en el presente contexto se analizará tam-bién la dimensión que puede adquirir la amenaza de China para losEstados Unidos. Los Estados más pequeños de Centroamérica y el Caribeson escenario de una disputa totalmente diferente. Son uno de los últimosbastiones de Taiwán en la lucha diplomática por el reconocimiento oficial.

A. Brasil

Brasil es de lejos el principal socio de China; concentra el 42 % de todoel comercio chino-latinoamericano (2003) y es el tercer socio comercial deChina en el mundo (en 2005 Brasil desplazó de esta posición a Alemania).Las principales exportaciones corresponden a materias primas, sobre todosoja y minerales. En los últimos años, Brasil fue incrementando progresiva-mente su superávit comercial con China. Sus reservas de materias primasson enormes. Brasil es hoy el principal productor de hierro en todo elmundo y posee las terceras reservas más importantes de uranio, bauxita ymanganeso. Estos recursos naturales no sólo convierten al país más popu-loso de América Latina en un socio económico interesante para China, sinoque le confiere también peso geoestratégico. Por lo tanto, las relacioneschino-brasileñas son las únicas que exceden significativamente las merasrelaciones de comercio exterior. Brasil fue el primer país del mundo con elque China acordó en 1993 una cooperación estratégica. Un proyecto decooperación en materia de satélites es el ejemplo paradigmático de esta rela-ción. Otras cooperaciones se acordaron en el sector de la biotecnología y laenergía atómica. Brasil y China también cooperaron intensamente en lasrondas de negociación de la OMC como voceros de la llamada ronda G20de los países emergentes.

En la actualidad, China es vista también como una amenaza a la industrialocal brasileña (Mofett, 2005; Barrionuevo, 2007). Las exportaciones chinascomienzan a presionar fuertemente sobre la industria local. Más recientemen-

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te, el gobierno brasileño se vio obligado repetidas veces a intervenir con medi-das anti-dumping contra las importaciones chinas. Además hay estimacionesque indican que las dos terceras partes de todas las falsificaciones en Brasil sonde origen chino. Por ahora, la competencia china no llega a constituir un peli-gro serio para la industria brasileña, pero la euforia inicial ha dado paso a unaclara decepción (The Economist, 2005). En el primer trimestre de 2007, porprimera vez la balanza comercial no fue favorable a Brasil. De cualquier modo,el comercio sigue creciendo a un ritmo acelerado. También cabe esperar unincremento en las inversiones directas. China proyecta invertir en los trespróximos años 10.000 millones de dólares en Brasil. Entre los proyectos aencarar se destaca la modernización de la red ferroviaria brasileña, con unainversión de 5.000 millones de dólares (Lehmann, 2006, pág. 5).

B. Argentina

Las relacionas chino-argentinas son un reflejo de las relaciones chino-latinoamericanas: tienen como eje principal las relaciones económicas y laestructura del comercio entre ambos países se basa en el intercambio dematerias primas y productos agropecuarios por bienes manufacturados. Elproducto de exportación más importante de Argentina es la soja, con la queChina cubre casi un tercio de su demanda total. Estas exportaciones, perosobre todo el elevado precio de la soja, son los factores que contribuyeronsignificativamente a la recuperación de la economía argentina después de lacrisis económica y financiera de 2001 (Paz, 2006, págs 95-112).

Debido a la alta incidencia de la soja en las exportaciones, la balanzacomercial argentina con China exhibe por el momento un saldo netamentefavorable. En cambio, el sector manufacturero del país, menos fuerte que el deBrasil, se ve cada vez más presionado por los productos de origen chino. Estarealidad limita las posibilidades de una mayor diferenciación del comercio. Aligual que Brasil, Argentina tomó en los últimos años una serie de medidasanti-dumping. En 2004, el 40 % de las inversiones directas provinieron deChina y en particular estuvieron destinadas a mejorar la infraestructura y elsector de materias primas. Por primera vez en las relaciones bilaterales se acor-daron aspectos que van más allá de lo meramente económico. Así, porejemplo, ambos países firmaron en 2004 acuerdos de cooperación en lossectores de aeronavegación, salud, agro y ciencia y tecnología (este últimorubro incluye la energía nuclear) (China Daily, 17-11-2004).

145China y América Latina

C. Chile

Las relaciones entre China y Chile tienen una tradición relativamentelarga. Chile fue el segundo país después de Cuba que en 1970 estableciórelaciones oficiales con la República Popular de China.

Chile adquirió importancia estratégica para China ante todo por ser elmayor productor de cobre del mundo. En noviembre de 2005 ambos paísesacordaron la creación de una zona de libre comercio, la primera de su tipo conun país latinoamericano. Para China, este acuerdo es el segundo, luego de unentendimiento similar con los Estados de la ASEAN (Asociación de Estadosdel Sudeste Asiático). Como consecuencia del acuerdo quedaron abolidos losaranceles de importación para el 92 % de los productos chilenos y el 50 % delos bienes chinos. Los restantes países latinoamericanos siguen con muchaatención el desarrollo de este experimento de libre comercio, que sólo puedetrasladarse parcialmente a otros países de la región. Chile tiene hoy una de laseconomías más abiertas del mundo. En ese sentido, no existe un peligro tangrande como en otros países latinoamericanos de que un mercado hasta ahoraprotegido se vea inundado con productos chinos. Por tal razón, el comercioviene desarrollándose en términos muy positivos para ambas partes. En loscinco primeros meses posteriores a la entrada en vigor del acuerdo en octubrede 2006, creció en un 65 %. En abril de 2007 comenzaron las negociacionessobre una ampliación del acuerdo de libre comercio, que inicialmente se haráextensivo al sector de los servicios (Organization of American State’s ForeignTrade Information System, 2007).

Un factor importante para el intercambio fluido de bienes es que ambospaíses son miembros del APEC (Asia Pacific Economic Cooperation). Encualquier caso, es poco probable que China y Chile amplíen sustancial-mente sus relaciones en lo inmediato. Por el momento existen pocos cam-pos en los que los intereses políticos de ambas partes puedan desembocaren una cooperación política. Por esa razón, tampoco se analizó hasta ahorala posibilidad de entablar una cooperación estratégica. Sigue prevaleciendoel principio de la no injerencia. No obstante, China es hoy el socio comer-cial más importante de Chile después de Estados Unidos, en tanto que elpaís del Pacífico no juega un papel importante para la economía china. Decualquier forma, por la solidez de sus instituciones, Chile puede ser unsocio interesante con el que pueden ensayarse nuevos modelos, como lamencionada zona de libre comercio, en un marco más acotado.1

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D. México

México ocupa un lugar especial en las relaciones chino-latinoamericanas,dado que la estructura económica del país no se basa en primer lugar en laexportación de materia prima y bienes agropecuarios. El corazón de la eco-nomía mexicana es más bien el sector manufacturero y la exportación de bie-nes industriales como textiles, indumentaria y electrónica. Por esa razón, larelación chino-mexicana se caracteriza, más que la de otros países latinoame-ricanos, por una competencia latente (Blázquez-Lidoy, 2006, pág. 20).

Hasta ahora, la balanza comercial de México es netamente deficitariafrente a China, que se ha transformado en el segundo socio comercial másimportante del país azteca. La relación entre importaciones y exportacioneses de 31 a 1. Hay estimaciones que señalan que debido a la gran cantidadde importaciones ilegales desde China, el volumen real de las importacio-nes supera ampliamente esa relación. Precisamente en los sectores indus-triales tradicionales como textiles o electrónica, los productos chinos estándesplazando a los productos nacionales. Por ahora sólo quedó a salvo laindustria automotriz, pero también en este sector cabe esperar competen-cia china en poco tiempo más. En la industria de partes se destruyeronentre 2000 y 2004 un 20 % de los lugares de trabajo (ILA, 2006, págs. 11-13), lo que indujo al gobierno mexicano a introducir un cambio de rumboy urgir a las compañías locales a adaptar su estrategia empresaria a las nue-vas circunstancias. Como México no está en condiciones de competir conChina en tecnologías baratas, la intención del gobierno es impulsar unamayor inversión en tecnologías de mayor valor. Habrá que esperar para verlos resultados de esta nueva estrategia.

El gobierno mexicano también cifra sus esperanzas en una cooperaciónen la explotación de los yacimientos petrolíferos. Hasta ahora México noexporta crudo a China, pero ya se adjudicaron licencias de perforación aempresas chinas. Una mayor exportación de petróleo le permitiría a Méxicoequilibrar su balanza comercial negativa.

A pesar del actual desequilibrio en el sector externo, la relación políticaentre ambos Estados se está desarrollando bien. China parece empeñada enprevenir eventuales preocupaciones del lado mexicano mediante la amplia-ción y profundización de las relaciones. Una vez en sus funciones, el primerministro Wen Jiabao eligió en 2004 México como primer país para una visi-ta de Estado, lo que equivale a una revalorización diplomática. En ocasión de

147China y América Latina

esa visita también se acordó una cooperación estratégica que prevé unamayor colaboración en los sectores de cultura, educación, ciencia y tecno-logía, pero también en la lucha contra el terrorismo.

En el marco de la Cumbre del G8 celebrada en Heiligendamm,Alemania, en junio de 2007 se produjo un encuentro entre el presidenteHu Jintao y su colega mexicano Felipe Calderón, en el que ambas partessubrayaron una vez más las buenas relaciones y adelantaron una profundi-zación de la cooperación estratégica (People’s Daily Online, 2007). No obs-tante, en caso de que la competencia china siga afectando a la industriamexicana, es muy probable que el gobierno de México implemente trabascomerciales, lo que podría empañar las cordiales relaciones presentes.

E. Venezuela

Uno de los objetivos estratégicos que el gobierno chino viene persi-guiendo hace años es diversificar sus fuentes energéticas para reducir asíla dependencia del petróleo de Medio Oriente, que por ahora satisface lamayor parte de la demanda china de ese recurso. Luego de que en los últi-mos años se comprobara que las presumibles reservas de petróleo y gas enAsia Central y el Mar Caspio son claramente inferiores a lo supuesto ini-cialmente, China dirigió su atención a otras dos regiones, que son África yAmérica Latina (Lafargue, 2006, pág. 80).

Actualmente, China acrecienta sus inversiones en la explotación depetróleo en Venezuela, Colombia y México, pero también desarrolla activi-dades en países más pequeños de la región como Ecuador y Perú. En vistade los grandes yacimientos gasíferos en Bolivia, cabe esperar que este paíspronto pase a engrosar las filas de los países proveedores de China. ConColombia, China está en tratativas sobre la construcción de un oleoductohacia el Pacífico. Este proyecto apunta sobre todo a transportar más rápi-damente el petróleo venezolano hacia los puertos de carga ubicados sobrela costa pacífica.

Venezuela es el eje de la política energética china en América Latina;2 eshoy el sexto productor de petróleo más grande del mundo y de lejos el másimportante en el continente americano.

Para Estados Unidos, Venezuela ocupa como proveedor de petróleo unpapel similar al de Arabia Saudita. A la inversa, el Estado del Caribe depen-de fuertemente de las inversiones de empresas petroleras estadounidenses.

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Por lo tanto, la avidez energética china es una oportunidad más que bienve-nida para reducir la dependencia de Estados Unidos. Esto es tanto más asíteniendo en cuenta que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en el últi-mo tiempo busca perfilarse como vocero de un antiamericanismo mundial.

Desde la visita de Jiang Zemin a Caracas en 2001, se desarrolló una flui-da diplomacia entre ambos Estados. Es posible que Hu Jintao renunciaraen su gira por Latinoamérica en 2004 a visitar Venezuela en consideracióna los crecientes temores de la administración norteamericana. Pero esemismo año, durante una visita de Chávez a Beijing en respuesta a la ante-rior visita china a Venezuela, se firmaron varios acuerdos en los que Chinase compromete a invertir 350 millones de dólares en la exploración de yaci-mientos petrolíferos, además de 60 millones en ferrocarriles, destilerías yotras obras de infraestructura. Chávez proyecta duplicar la producción depetróleo de su país hasta 2012, sobre todo con vistas a China. Compañíaspetroleras chinas ya han adquirido licencias para la explotación de variosyacimientos.

Por el momento, el petróleo venezolano sólo hace al 1,5 % de las impor-taciones chinas, pero esta participación seguramente seguirá creciendo. Decualquier modo, no cabe esperar que Caracas se convierta en el principalproveedor de China. Un impedimento es el Canal de Panamá, ya que nopermite que grandes buques petroleros tomen el camino directo desdeVenezuela hacia China. Una solución podría ser el proyectado oleoductopor Colombia así como un ensanchamiento del Canal de Panamá coninversiones chinas. Otro problema guarda relación directa con el refina-miento del petróleo venezolano. Debido a su alto contenido de azufre, enestos momentos sólo muy pocas destilerías chinas están en condiciones deprocesarlo.

En cualquier caso, ambos países han reforzado su cooperación más alládel petróleo. Recientemente, Venezuela adquirió un satélite de comunica-ciones chino que en 2008 será lanzado al espacio con el nombre de “SimónBolívar”. Además, Caracas compró una cantidad apreciable de equipos deradar chinos. Otro punto de interés es una cooperación con China paramodernizar su fuerza aérea (Schiller, 2006).

En términos globales, el gobierno chino ha quedado claramente pordebajo de las expectativas de Chávez en cuanto a la cooperación política.Las relaciones políticas y económicas con Estados Unidos son lo suficien-temente importantes para China como para no ponerlas en peligro por una

149China y América Latina

alianza con Venezuela, sobre todo teniendo en cuenta que Washingtonmira con preocupación las crecientes actividades de China en AméricaLatina.

III. ¿Una amenaza para Estados Unidos?

En un artículo reciente, publicado en la revista Foreign Affairs, se plan-teó el tema de si Estados Unidos podría llegar a perder su influencia enAmérica Latina como consecuencia de la ofensiva económica y política deChina (Hakim, 2006). De hecho, no es posible decir con certeza si elaccionar de Beijing en América Latina se ve guiado básicamente por inte-reses políticos o geoestratégicos. Mucho parece indicar que prevalecen losargumentos económicos. De todas formas, las múltiples actividades eco-nómicas tienen consecuencias políticas. Desde la perspectiva de EstadosUnidos confluyen dos aspectos: en primer lugar, la mayor presencia deChina en su propio “patio trasero” y, en segundo lugar, el hecho de que enAmérica Latina llegan al poder cada vez más regímenes populistas o neo-socialistas antiamericanos. En este marco de referencia, pueden distin-guirse en relación con el compromiso chino en América Latina tres tiposde amenazas.

Política: la República Popular de China mantiene buenos contactos conhombres como Hugo Chávez, Evo Morales o Daniel Ortega, declaradosadversarios de Estados Unidos. Es cierto que Beijing evita estableceralianzas demasiado estrechas con estos países, pero tan sólo las relacio-nes económicas existentes les conceden una mayor independencia en supolítica y retórica antiamericana. Un caso paradigmático es Cuba. Sibien las relaciones económicas tienen importancia marginal paraBeijing, la permanente ayuda material y las reiteradas declaraciones deamistad entre los Estados socialistas hermanos fortalece considerable-mente el régimen de Fidel Castro (People’s Daily Online, 2004).

Seguridad: en particular la presencia de China en la zona del canal des-pierta las preocupaciones de Estados Unidos. Las dos terceras partes detodos los barcos que pasan por el canal vienen de Estados Unidos o sedirigen a ese país. En estos momentos, está desplegando en Panamá

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múltiples actividades un operador portuario chino de Hong Kong.Algunos observadores afirman que la presencia china en el lugar pro-mueve la criminalidad internacional, pero también el contrabando y lainmigración ilegal hacia Estados Unidos (Lafargue, 2006, págs. 82 y83). Por otra parte, la República Popular de China envió un total de125 fuerzas policiales en el marco de misiones de mantenimiento de pazde Naciones Unidas a la región, con lo que despliega por primera vez unrol activo en América Latina en política de seguridad. En cambio, exis-ten en muy escasa proporción cooperaciones militares con Estados lati-noamericanos. Con diversos Estados de la región se acordaron progra-mas militares de intercambio, además de donaciones de equipamientomilitar más antiguo, por ejemplo con Bolivia y Colombia (Loro Horta,2007).

Economía: muchos Estados latinoamericanos promueven activamente elcomercio con China para reducir así la dependencia de Estados Unidos.Por eso, el aumento en el comercio chino-latinoamericano avanza sobretodo en detrimento de Estados Unidos. Al mismo tiempo, existentemores de que la creciente presencia de chinos que viven en el extran-jero pueda generar más criminalidad organizada, sobre todo en zonasfronterizas. Las tríadas chinas podrían verse inducidas a cooperar concarteles de la droga latinoamericanos, por ejemplo (Loro Horta, 2007).

Por las razones expuestas, es conveniente seguir de cerca la presenciachina en América Latina, porque encierra un cierto potencial de conflictos(Paz, 2006, págs. 95-112). Esto se refiere sobre todo a las relaciones chino-venezolanas y la competencia por el petróleo venezolano que estas relacio-nes conllevan. Es evidente que Chávez busca potenciar la rivalidad entreChina y Estados Unidos, sin que hasta el momento el gobierno chino hayaentrado en este juego. La presencia china en América Latina no tiene queser vista necesariamente como una amenaza. La mayor presencia de Chinaen la región también podría tener un cierto efecto estabilizador, por ejem-plo, intermediando en casos de conflicto o participando en misiones depaís, como ocurriera más recientemente en el caso de Haití. Cuanto mayorsea la actividad económica de Beijing en la región, tanto más grande será suinterés en una estabilización sostenible del continente latinoamericano(Paz, 2006, pág. 101).

151China y América Latina

IV. La lucha diplomática por Taiwán

El mayor interés de China por América Latina presenta otra arista, que esel conflicto por Taiwán y la política de una sola China. En todo el mundo exis-ten no más de 24 Estados que reconocen a la República China (Taiwán) ofi-cialmente. La mitad de estos Estados corresponde a la región de AméricaCentral y el Caribe. Estos países son Estados pequeños de escasa importanciapolítica y económica, pero unidos poseen cierto peso a la hora de votar en laAsamblea General de Naciones Unidas. El objetivo de la política china ha sidodesde siempre el reconocimiento del principio de una sola China por parte detodos los Estados del mundo. Desde la década de 1990, aceptar esa política esprácticamente una condición para ampliar las relaciones comerciales con laRepública Popular de China. Ante este marco de referencia, Taiwán siempreha intentado mantener las relaciones con los aliados que le quedan medianteuna mayor cooperación para el desarrollo. Sin embargo, por un lado crece elinterés en estos países por las relaciones económicas con China popular y, porel otro, Beijing ejerce presión directa o indirectamente a través de sus aliadosVenezuela y Cuba (Paz, 2006, pág. 101).

Para un país con una economía floreciente como China es fácil igualar laayuda para el desarrollo otorgada por Taiwán o incluso superarla. Así, porejemplo, el pequeño Estado insular Dominica recientemente cambió de lado,luego de que Beijing le prometiera una ayuda para el desarrollo por 122 millo-nes dólares, que superó ampliamente el ofrecimiento de Taiwán. Poco despuésle siguió Grenada y en 2007 Costa Rica (South China Morning Post, 2007).

El gobierno de Beijing inició las primeras cooperaciones económicas,que muchas veces son el estadio previo al reconocimiento oficial de laRepública Popular, con otros países latinoamericanos que hasta ahora man-tienen relaciones diplomáticas con Taipeh, como son Guatemala y Haití.Algunos observadores estiman que en diez años, ninguno de los países de laregión mantendrá más relaciones con Taiwán (Kurlantyick, 2006, pág. 37).

Notas

1. Información más detallada sobre las relaciones chino-chilenas en: JuanDiego Montalva - Patricio Navia: “Chile and China: Building Relationsbeyond Trade?”, en: China – Working Paper, Latin America Task Force,Center for Hemispheric Policy, University of Miami, 3-6/2006.

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2. Respecto de las relaciones entre Venezuela y China, cfr. Daniel P.Erikson: “A Dragon in the Andes? China, Venezuela, and U.S. EnergySecurity”, en: Military Review 7-8/2006, págs. 83-89.

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RESUMEN

A partir de 2001 se manifiestan con mayor claridad los objetivos yestrategias que persigue el gobierno chino en América Latina. Enprimer lugar, China busca tener acceso a los recursos del continen-te: petróleo, gas natural, cobre, hierro y otras materias primas. Elprincipal objetivo es reducir la dependencia del petróleo de MedioOriente, ya que en caso de un conflicto con Estados Unidos Chinapodría quedar aislada de estas vías de abastecimiento. En segundolugar, la estrategia de China apunta a suprimir o reducir las rela-ciones formales e informales de los Estados centroamericanos ydel Caribe con Taiwán. Los medios adecuados para tal fin sonacuerdos comerciales, inversiones directas y ayuda para el desa-rrollo, en particular en forma de obras de infraestructura. En tercerlugar, China se presenta políticamente como una contrapropuestaa la política exterior norteamericana. De todos modos, el peligro decaer en una dependencia de China no es muy grande. Ya está aso-mando en el continente el próximo gigante. También la demandade energía y materia prima de India crece, igual que su presenciaen América Latina.

Diálogo Político. Publicación trimestral de la Konrad-Adenauer-Stiftung A. C.

Año XXIV - Nº 4 - Diciembre, 2007

154 Jochen Kleining