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Sobre la desobediencia civil

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  • . Revista de Filosofa, n 33, 2004, 187-193

    Kant: lecturas para el estudio de la desobediencia civil

    CARLOS S. OLMO BAU*

    Fecha de recepcin: 23 junio 2004. Fecha de aceptacin: 2 julio 2004.* Licenciado en Filosofa, profesor de mbito Socio-lingstico (Programa de Diversificacin Curricular) del IES Europa,

    guilas (Murcia).http://comunidad.vlex.com/olmo/olmo.htm [email protected]

    Resumen: En este artculo se realiza un peculiarrecorrido por parte de la obra kantiana y de la dealgunos conocidos lectores de ella, en el seno deuna indagacin sobre las formas colectivas de tras-gresin de la legalidad. Y aunque a veces roce eldilogo crtico con esos textos, es fundamental-mente el reflejo de una bsqueda en la que tica,filosofa poltica y filosofa del derecho se entre-cruzan: la de elementos para el estudio de esepeculiar delito llamado Desobediencia Civil.Palabras clave: Kant, crtica de la razn prctica,desobediencia civil.

    Abstract: In this article is realized a peculiar touron a part of Kants philosophy and some knownreaders of it, in the bosom of an investigation onthe colective forms of ilegality. Sometimes fretthe critical dialogue with those texts, but it is fun-damentally the reflex of a search in ethical, philo-sophy of poltic and philosophy of law; a searchof elements for the study of that peculiar felonycalled civil disobedience.Key words: Kant, critical of the practical reason,civil disobedience.

    Esperaba haberme encontrado en esta sala con una persona menuda, preciosa, querida pese a laenorme distancia que, para algunas cosas, nos separa que la primera vez que tuvo que plantarse enclase ante zagalones y zagalonas de bachillerato se encontr con el cometido de intentar explicarKant (por suerte tena tambin el deseo de invitar a Kant) a gente que, como mnimo, le sacabaveinte centmetros de altura.

    Kant puede ser, como tantas otras, una cosa con la que enfrentarse a los alumnos y las alumnasO como con esta vieja amiga, una cosa con la que mirar al futuro, pese a todo, Incluso con losalumnos y las alumnas.

    Precisamente una de las coordenadas desde las que se dibuja esta injerencia es una peculiar pre-sencia del pensador de Knigsberg no en 2 de Bachillerato, donde es habitual, sino en 4 de ESO, enun programa de diversificacin curricular en el que tienen cabida, por qu no?, algunos fragmentosde su Respuesta a la pregunta: Qu es el iluminismo?. Un texto que, pese a las dificultades queentraa su lectura colectiva en dicho nivel, ha podido insertarse en una programacin anual que rea-liza un recorrido desde el Barroco al mundo de nuestros das, pasando por la cada del Antiguo Rgi-men o las revoluciones de los siglos XVIII y XIX; y ello bajo epgrafes tan sugerentes como A la luzde la Ilustracin o El ansia de libertad.

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    1 Sin perder de vista el disenso individual de carcter pblico que, como la Objecin de Conciencia, puede resultar igual-mente un ilcito.

    2 Kant, I.; Respuesta a la pregunta: Qu es el iluminismo?, en Espacios de crtica y produccin, n 4/5, Bs. As. Opfyl,1986.

    3 Cortina, A.; La herencia de un filsofo, en diario El Pas (Babelia), edicin del da 7de febrero de 2004, pg. 21.

    Es una presencia no exenta de problemas que adquiere tintes o tonos algo ms peculiares, si cabe,cuando adems se trabaja creyndose mnimamente aquello de la Educacin para la Paz, la Educacinpara el Conflicto o la Educacin para la Desobediencia. Mxime si se considera que la desobedienciaes condicin de libertad, que ensear a ser libre es ensear a desobedecer o que la desobediencia estntimamente ligada a la autonoma, tanto en el plano individual como en el colectivo.

    Pero no es el encaje de Kant en la enseanza secundaria (aunque algo de eso haya entre lneas)el eje de la reflexin que se desea compartir. Como el ttulo de esta intervencin indica, lo que haanimado a una serie de lecturas de la obra kantiana, generadora de las dudas e ideas que brevementese ponen ahora encima de la mesa, es una bsqueda. La bsqueda de elementos para el estudio de lasformas colectivas1 de desobediencia al derecho, en general, y de una de las posibles expresiones deesta, la Desobediencia Civil, en particular.

    An partiendo del reconocimiento de que el Idealismo Kantiano, con la obediencia al derechocomo imperativo categrico y la negacin a priori del derecho de resistencia como elementos cla-ramente reconocibles, no parece ser el mejor caldo de cultivo para semejante indagacin; se consi-dera que la obra del filsofo alemn es una referencia poco menos que ineludible en el estudio dela cuestin.

    Cierto es que Kant resulta tajante cuando afirma, por ejemplo, que el iluminismo no exige msque libertad y, en verdad, la menos nociva de todas: la de hacer uso pblico de la propia razn entodos los mbitos () Razonad cuanto queris y sobre lo que queris, pero obedeced!2. Pero tam-bin resulta tajante al sealar que el iluminismo es contrario a la obediencia ciega y al afirmar laimportancia del uso pblico de la propia razn.

    En esa misma lnea, y en un corto pero intenso artculo recientemente publicado3, Adela Cortinarecuerda a Kant como el pensador que inocul en nuestra cultura el inextirpable virus de la autono-ma; como el filsofo en el que hunde sus races la conviccin de que los humanos somos seres cre-adores y activos, no vasallos, ni siervos; fines en s mismos, dignos; como el intelectual queintrodujo el Principio de Publicidad segn el cual no es vlida una ley que no resista ser publicada;como un autor a partir del cual vivir ticamente es determinar lo que debera pasar, no conformarsecon lo que pasa;

    No parece, desde esta perspectiva, que se est ante un legado inservible para reflexionar sobreuna trasgresin de la legalidad que cabe definir como una forma de participacin ciudadana que seestima legtima, que toma cuerpo en forma de acto voluntario, intencional, premeditado, consciente,pblico, colectivo, y que tiene como pretensin o resultado la violacin de una ley, disposicingubernativa u orden de la autoridad; cuya validez puede ser firme o dudosa, pero que en cualquiercaso es considerada inmoral, injusta o ilegtima por quienes practican semejante desobediencia. Unatrasgresin que persigue un bien para la colectividad, que es tanto una apelacin a esta como un actoque busca ocasionar cambios en la legalidad; y que puede contener un conflicto entre Ley y Con-ciencia aunque sea, sobre todo, expresin de un conflicto entre Ley y Justicia.

    De hecho Kant no es ajeno a las bibliografas de buena parte de los estudios sobre la materia.Entre los grandes y ejemplares lectores de Kant a que hace referencia la convocatoria de este acto

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    cabe encontrar nombres propios de la filosofa reciente que han dedicado pginas a pensar la Deso-bediencia Poltica: Habermas, Rawls, Arendt, Negri, Y directamente, o a travs de estos u otrosautores, tiene una importante presencia en la produccin filosfica de este pas, desde las monogra-fa de Malem Sea o Navarro Aznar a la ms reciente de Falcn y Tella; pasando por los debates enla revistas Sistema y Doxa4 o la conversacin-libro entre Muguerza y Garzn Valds.

    An a riesgo de simplificar puede decirse que esta presencia en la reflexin autctona sobre laObligacin Poltica5 gira en torno a dos ejes: los debates relativos a la conciencia moral o el tribunalde la conciencia, de un lado, y los relacionados con la admisibilidad o no de la resistencia, la rebe-lin o la revolucin, de otro.

    En ambos casos, sobre todo en el segundo, el Kant ledo, reledo y citado es el posterior a lastres crticas; el de Hacia la Paz Perpetua, La Metafsica de las Costumbres, El Conflicto de lasFacultades o el ensayo En torno al tpico tal vez eso sea correcto en teora pero no sirve para laprctica.

    Eso no significa que haya que rehuir otras lecturas, antes al contrario. Sin duda es un errorobviar al Kant de la Crtica de la Razn Pura, al Kant que establece que las acciones humanas sehayan determinadas por las leyes generales de la naturaleza; por que entonces es imposible enten-der en su totalidad el desarrollo de su pensamiento. Como seala Hannah Arendt, si existe enKant una filosofa poltica, incluso cuando, a diferencia de otros filsofos, no lleg a escribirla,parece evidente entonces que deberamos ser capaces de encontrarla, en la medida de lo posible,en el conjunto de su obra y no slo en unos pocos ensayos habitualmente agrupados bajo esa eti-queta6.

    En la primera de las Crticas, sin ir ms lejos, puede leerse: Una constitucin que promueva lamayor libertad humana de acuerdo con leyes que hagan que la libertad de cada uno sea compatiblecon la de los dems () es, como mnimo, una idea necesaria, que ha de servir de base, no slo alproyecto de una constitucin poltica, sino a todas las leyes7. Las lneas de justificacin de laDesobediencia Civil que recurren a la existencia de fundamentos metajurdicos sobre los que se sus-tentan las propias constituciones, que plantean que la desobediencia es muchas veces el ejerciciomismo de un derecho o que consideran que es un mecanismo de actualizacin de los contenidos delos regmenes democrticos tienen en esas ideas una fuente de la que beber o un espejo con el quecontrastarse.

    Nos hemos citado, en cualquier caso, bajo el motivo comn de cuestiones de la razn prcticay es en el uso prctico de la razn donde con ms comodidad (es un decir) puede desenvolverse una

    4 Los nmeros de la revista Doxa pueden consultarse en la web de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes:http://www.cervantes virtual.com/portal/DOXA/Respecto a los debates en la revista Sistema; adems de en los artculos originales (puede accederse a los ndices enhttp://www.fundacionsistema.com/Revistas/RSistema.asp) merece la pena detenerse en De Pramo, J.R.; Obediencia alderecho: Revisin de una polmica,en Isegora, n 2, Madrid, 1990, pgs. 153 a 161.

    5 Es ya una advertencia clsica: No debe ignorarse que muchos autores no consideran sinnimos ni equivalentes los tr-minos deber moral, obligacin de obediencia al derecho y obligacin poltica. Hecha la advertencia, aqu se man-tiene el uso de la ltima acepcin recurriendo tambin al trmino desobediencia poltica, mucho ms amplio que ladesobediencia civil concreta, como sinnimo ocasional de desobediencia moral y desobediencia jurdica. Trmino al quehay que aplicar este mismo matiz.

    6 Arendt, H.; Conferencias sobre la filosofa poltica de Kant, Paids, Barcelona, 2003, pg. 63.7 Kant, I.; Crtica de la Razn Pura, edicin de Pedro Ribas, Alfaguara, Madrid,1978, pgs. 311, 312.

    La cita corresponde a la segunda edicin de la Crtica de la Razn Pura e inicialmente se tom de Bello, E.; Introduc-cin, en Bello, E. (ed). Filosofa y Revolucin, Universidad de Murcia, Murcia, 2001, pgs. 19, 20.

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    busca como la iniciada. De nuevo, no circunscribindose a los ensayos y opsculos finales, sino par-tiendo de la propia Fundamentacin de la Metafsica de las Costumbres y la Crtica de la RaznPrctica.

    Ah es posible encontrar, por ejemplo, una nocin de razn como determinante de las accioneshumanas, capaz de imponerse reglas que obligan a un sujeto que, no obstante, est capacitado paradesarrollar con libertad un proyecto de actuacin. El concepto de Desobediencia Civil manejadopide a gritos un careo con esa razn capaz de pensar lo que debe ser as como lo que debemos hacer.Y, pese a todo, no se mueve incmodo en unos terrenos que, no debe olvidarse, son los de la deter-minacin (autodeterminacin) objetiva del libre arbitrio y las pasiones; los de los imperativos, tantohipotticos como, sobre todo, categricos; los del carcter absoluto de las exigencias morales. Quizporque son tambin los terrenos de la sociabilidad, la voluntad o la ya citada conciencia moral y noes tan difcil tender un puente entre esos lares y los de una Desobediencia Civil que puede ser enten-dida no slo como un derecho, o la expresin efectiva de uno, sino como un deber. Ms si, comoMilani, se entiende que la obediencia no es necesariamente una virtud, sino que puede ser la peor delas tentaciones e implicar cierta complicidad con la injusticia.

    Tampoco incomoda a la definicin de Desobediencia Civil que se maneja el propio imperativocategrico, en sus diferentes formulaciones. Sea aquel obra slo segn mxima tal que puedasquerer al mismo tiempo que se torne ley universal o el obra de tal modo que uses la humanidad,tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempoy nunca solamente como un medio. La denominacin imperativo de la disidencia aplicada a lasegunda de las formulaciones, debida a Muguerza, deja entrever el por qu de esa relativa como-didad.

    No vernos sometidos o sometidas, en lo concreto y cotidiano, a ningn propsito que no seaposible segn una ley que pueda surgir de la voluntad del sujeto pasivo mismo; esto es, que no seconsidere nunca a este como un medio, sino como un fin en s mismo. Considerar la experienciamoral como un espacio desde el que decir no a los intentos tambin legislativos de minar laautonoma individual, la autodeterminacin en cuanto fines. Son dos posibles interpretaciones deideas contenidas en la Crtica de la razn Prctica que pueden alimentar una desobediencia jus-tificable.

    Hay ms: Autonoma de la voluntad y de la accin, centralidad del sujeto, libertad moral, res-ponsabilidad, incluso la idea de (supremo) bien elementos todos que forman parte, a la vez, deotras maneras, s, y con matices, de los discursos vinculados a una desobediencia al derecho que es,por ejemplo, un acto de afirmacin como persona, un acto de vindicacin de la identidad y de laautodeterminacin personal. Desobedecer es, en ese sentido, recuperarse, afirmarse, poseerse,ser, en definitiva, libre (o al menos un poco ms libre).

    Fruto y expresin de la libertad, es un acto que se lleva a cabo desde la responsabilidad y, comoya se apunt, en pos de un bien colectivo. En este sentido cabe insistir en el guio al imperativo cate-grico. Imperativo que, aunque como seala Falcn y Tella, es en principio un mandamiento mera-mente formal, se aplica al devenir concreto de la vida moral ordenando el cumplimiento del deber,la prctica de la virtud, la bsqueda del bien, animado por la conciencia racional de s.

    Otro elemento en el que hurgar es el de la comunicabilidad. Y no slo en relacin con la liber-tad poltica en cuanto libertad para hacer uso pblico de la razn; pues es un aspecto que atraviesa laobra kantiana, presente ya en la Crtica del Juicio o en las Reflexiones sobre la Antropologa. Que elpensamiento crtico implique comunicabilidad interesa y mucho a una desobediencia que es, sobretodo una iniciativa comunicativa, expresin extrema del derecho a la libertad de expresin.

  • Si bien es cierto que el objetivo de esa disidencia es lograr mejoras en el cuerpo legal, no esmenos cierto que el interlocutor principal de quienes la protagonizan no es el poder establecido. Eldiscurso desobediente se dirige fundamentalmente a la opinin pblica.

    Obviamente donde la bsqueda en la que se est empeado resulta ms sencilla, por directa, esen los textos en que marcan la ltima etapa de la vida del pensador alemn, desde La Metafsica delas Costumbres a En torno al tpico Pero ah, algunas de las consideraciones antes realizadas cho-can directamente con los planteamientos sobre el tandem moral-derecho, el propio Derecho, elEstado o la Constitucin; surgidos de tales reflexiones.

    Bien que de la propia Metafsica puede extraerse una visin de moral y derecho como conjuntode leyes que, regulando la conducta de seres racionales y libres, persiguen en sus diferentes espaciosun mismo fin: garantizar la libertad. Bien que el derecho es, en ese sentido, condicin de la libertaden la convivencia, en la socializacin, en la conciliacin de los arbitrios individuales, Ahora bien,sobre esta base lo que hace Kant es llegar a la consideracin de que la obediencia al orden jurdicoes una exigencia incuestionable para poder hacer efectivo el ejercicio de la propia libertad. La ideade resistencia o desobediencia al Derecho es eliminada cual contradiccin en s misma. Indepen-dientemente de que pueda parecernos, hoy, que la definicin de Desobediencia Civil que se dioencaja en la exigencia de obrar de tal modo que el uso libre del arbitrio de cada uno pueda coexistircon la libertad de los otros.

    Ello no es bice para seguir encontrando en estos pasajes kantianos coordenadas sumamenteinteresantes para el estudio de los procesos de resistencia, rebelin o disidencia.

    Por ejemplo, las pginas (de inspiracin rousseaniana) en que demanda un soberano quegobierne el Estado como si su poder estuviera fundado en un contrato originario y tuviera que ren-dir cuentas a sus sbditos del modo en que lo ejerce y piensa aquel contrato como una mera idea dela razn que tiene, sin embargo, su indudable realidad (prctica), a saber, la de obligar a todo legis-lador a que dicte sus leyes como si estas pudieran haber emanado de la voluntad unida de todo unpueblo, y a que considere a cada sbdito en la medida en que ste quiera ser ciudadano, como sihubiera expresado su acuerdo con una voluntad tal8.

    Y qu decir de la libertad legal de no obedecer otra ley que aquella a la que se ha dado su con-sentimiento, que aparece como uno de los tres atributos de los ciudadanos miembros de la Constitu-cin republicana.

    Por no hablar de los entusiastas prrafos dedicados a la Revolucin Francesa.Sin embargo Kant es tajante. El sbdito goza, s, de la libertad de expresin, pero no del derecho

    de resistencia. Contra la suprema autoridad legisladora del Estado llega a decir no hay, portanto, resistencia legtima del pueblo por que slo la sumisin a su voluntad universalmente legis-ladora posibilita un estado jurdico; por tanto, no hay ningn derecho de sedicin, an menos derebelin9. Incluso cuando se plantea qu debe hacer un pueblo consciente de que bajo una deter-minada legislacin perder la felicidad la respuesta es la misma: obedecer. El principio de legalidad,en este sentido, impera sobre los principios de justicia o los fundamentos meta jurdicos del propioDerecho. Y ello an cuando la ilicitud plena de la rebelin contra el soberano se asienta en la idea apriori del contrato originario.

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    8 Kant, I.; Teora y prctica, (trad. de J.M. Palacios, M.F. Prez y R. Rodrguez), Tecnos, Madrid, 1986.Una idea presente en otros textos, como La Metafsica de las Costumbres, donde afirma tajantemente que e lpoder legis-lativo slo puede corresponder a la voluntad unida del pueblo (Kant, I.; La Metafsica de las Costumbres, (trad. deAdela Cortina y Jess Conill) Tecnos, Madrid, 1989, pg. 143).

    9 Kant, I.; La Metafsica de las Costumbres, (trad. de Adela Cortina y Jess Conill) Tecnos, Madrid, 1989, pg. 151.

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    10 Hffe, O.; Inmanuel kant, Herder, Barcelona, 1986, pgs. 216-217.11 Al respecto puede verse Navarro, F.; Desobediencia civil y sociedad democrtica, Ediciones Myrtia, Murcia, 1990.

    Concretamente las pginas 21 a 25.

    La nica excepcin a esa regla ser la Revolucin triunfante, el ejercicio efectivo del PoderConstituyente. El Kant revolucionario en el plano especulativo, recuerda Hffe, se muestra enemigoabsoluto de cualquier subversin en el plano poltico.

    No obstante el propio Hffe encuentra un interesante resquicio que merece la pena traer a cola-cin: El rechazo tajante del derecho de resistencia supone una equiparacin errnea entre unaidea a priori de la razn crtica, el contrato originario, y un elemento emprico y positivo: elorden jurdico y el poder estatal histricos. Lo que es correcto para el contrato originario comoprincipio crtico de todo el Estado, la validez incontestable, no se puede aplicar a ninguna realidadhistrica10.

    Ms all de las contradicciones que se pueda intentar sealar, lo que interesa a esta reflexin esresaltar cmo en Kant hunde sus races una tendencia despus muy extendida de negar toda juridi-cidad al derecho de resistencia, relegndolo al mbito de la moral11. (Un mbito, dicho sea entreparntesis, en el que ha subsistido, alimentando incluso disidencias, esa figura del tribunal de la con-ciencia que supone un sujeto moral que es, tambin, auto legislador y tiene como atributos autocon-ciencia y autonoma).

    E inmediatamente despistar por un momento la prudencia y la humildad para recordar a Kant,con Kant e incluso contra Kant que buena parte de lo ledo tal vez sea posible en teora pero no sirvepara la prctica.

    Del propio pensador de Knigsberg se puede incluso deducir que la obediencia al derecho o elrespeto a la democracia no garantizan por s solos que el derecho que obedecemos y la democraciaque respetamos sean justos. Ah es donde la tica, en palabras de Muguerza, entra en accin y dondenos vemos poco menos que obligados a traspasar los umbrales que Kant no cruz.

    Y como la gente que, con ms o menos tablas, nos dedicamos a esto de la filosofa somos tan raraque no tenemos empacho en preguntar a sabiendas de que no puede responder a gente que llevadoscientos e incluso ms aos muerta; podemos acompaar nuestra lectura de una serie de cuestio-nes; enfrentarla incluso a ideas que empiezan a ser clsicas en nuestra literatura sobre la obedien-cia/desobediencia.

    Por ejemplo: Qu pasa cuando consideramos que la ley es derecho, pero no todo el derecho, ypuede llegar a contradecir a este de forma que desobedecer la ley no sea desobedecer al derecho sinoque la trasgresin de aquella se realice para no desobedecer a este? Qu pasa cuando se violenta unanorma para no cometer una injusticia?

    Ms: Qu pasa cuando la desobediencia no apela a creencias morales particulares sino queesgrime convicciones morales y polticas compartidas o, ms an, el sustrato bsico sobre el que seasientan los cimientos de una constitucin?

    Es posible pensar un Kant subversivo, anmalo, de manera similar a como Negri piensa, lee,divulga y discute a Spinoza? A saber. Pero probablemente merezca la pena si, en el camino, encon-tramos maneras de llevar a Kant al aula de modo que se pueda profundizar, ms all de parafernaliascasi vacas de contenidos, en conceptos y retos como los de constitucin, democracia o participa-cin.

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    Bibliografa

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