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Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

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Temas para manejar los valores en los jovenes de una manera que lo puedan entender sexualidad, amistad, ,trabajo en equipo

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  • Proyecto Diocesanode Pastoral de Juventud

  • Secretariado Diocesano de Pastoral de JuventudDelegacin de Apostolado Seglar

    Dicesis de Mlaga

    Proyecto Diocesanode Pastoral de Juventud

    Duc in altum... rema mar adentro!Proyecto Pastoral Diocesano 2001-2006

  • 5Proyecto Diocesano de Pastoral de JuventudSecretariado de Pastoral de Juventud

    Edita: Obispado de MlagaC/ Sta. Mara, 18-20Apdo. Oficial 31.29071 MlagaTfno.: 952 224 386Fax: 952 224 [email protected]

    Ilustraciones: Fano

    Imprime: AnarolC/ Pozos Dulces, 32. 29008 MlagaTfno.: 952 214 814

    Dep. Legal:Mlaga, julio 2002.

    Coleccin PPD 2001-2006

  • 5Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

    Indice

    1. Introduccin .............................................................................................. 13A qu responde este proyecto? ............................................................. 13Qu pretende? ......................................................................................... 15Los destinatarios de este documento ..................................................... 16Punto de partida: los destinatarios de la Pastoral de Juventud ......... 16

    2. Punto de llegada: objetivos de la Pastoral de Juventud ................ 211) Madurez humana: Que ellos sean... .............................................. 222) Espiritualidad vocacional: ...completamente tuyos. ................... 223) Formacin doctrinal: Que te conozcan a Ti ................................. 234) Vida eclesial: Que sean uno en nosotros....................................... 245) Misin: No te pido que los saques del mundo ............................ 25

    3. Opciones pastorales ................................................................................ 293.1. Especial atencin a la Iniciacin Cristiana de los jvenes ........... 303.2. Presencia de la Iglesia, en especial de los jvenes cristianos, en

    los ambientes juveniles (opcin por el Apostolado Seglar) .......... 313.3. Recuperar la interioridad ................................................................. 353.4. Una espiritualidad que integre la fe y la vida ............................... 363.5. El protagonismo y corresponsabilidad juvenil en la Iglesia ....... 403.6. Pastoral de Juventud con dimensin vocacional ......................... 423.7. Acoger el reto de la adhesin a esta Iglesia .................................... 443.8. Opcin preferencial por los pobres ................................................ 463.9. El grupo: la comunidad cristiana inmediata ................................. 493.10. La familia, una clave educativa en la Pastoral de Juventud ..... 51

    4. El proceso de evangelizacin y sus diversas etapas. ...................... 574.1. La etapa misionera: Id y haced discpulos... (Mt 28,19) ......... 604.2. Etapa catecumenal: ...ensendoles a guardar todo lo que

    Yo os he mandado (Mt 28,20) .......................................................... 624.3. La etapa pastoral: no tenan sino un solo corazn,... daban

    testimonio,... no haba entre ellos necesitados...(Hch 3,32-34) ........................................................................................ 63

  • Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

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    5. Rasgos de una pedagoga ....................................................................... 695.1. Anlisis de la situacin ...................................................................... 705.2. La animacin pastoral ....................................................................... 725.3. Pedagoga que tome en cuenta la experiencia .............................. 735.4. Una pedagoga que favorezca la participacin ............................. 755.5. Pedagoga de la accin. ..................................................................... 765.6. Creatividad ......................................................................................... 775.7. El acompaamiento personal .......................................................... 785.8. Planificacin y evaluacin ................................................................ 795.9. Explorar y cultivar campos experienciales fecundos. ................. 805.10. Materiales formativos ..................................................................... 82

    6. El ser y el saber del A.P.J. ............................................................. 87

    A. El ser del Animador ...................................................................... 876.1. Sabernos y sentirnos vocacionados ................................................ 876.2. Optamos por los jvenes y caminamos con ellos ........................ 886.3. Tenemos conciencia de ser educadores: educar desde

    la animacin .......................................................................................... 906.4. Somos testigos de la fe ...................................................................... 916.5. Enraizado en la comunidad y con conciencia de Iglesia ............ 92

    B. El saber del animador ................................................................... 93

    7. El saber hacer del A.P.J. ..................................................................... 99

    8. La coordinacin de la Pastoral de Juventud .................................. 1058.1. El Secretariado de Pastoral de Juventud. Qu somos?

    Cmo funcionamos? ...................................................................... 105

    8.2. La coordinacin con otros Secretariados y Delegaciones ........ 108

    Eplogo: Con sabor de animacin ..................................................... 113

    Oracin por los jvenes........................................................................... 121

  • 7Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

    SIGLAS

    AA CONCILIO VATICANO II, Apostolicam Actuositatem (1965)AG CONCILIO VATICANO II, Ad Gentes (1965)CA JUAN PABLO II, Centessimus Annus (1991)CC COMISIN EPISCOPAL DE ENSEANZA Y CATEQUESIS,

    Catequesis de la Comunidad (1983)CIC CATECISMO DE LA IGLESIA CATLICAChL JUAN PABLO II, Christifideles Laici (1988)CT JUAN PABLO II, Catechesi Tradendae (1979)DGC CONGREGACIN PARA EL CLERO, Directorio General para

    la Catequesis (1997)DSICPROVINCIA ECLESI`STICA DE GRANADA, Directorio de

    los Sacramentos de la Iniciacin Cristiana, Mlaga 1991EN PABLO VI, Evangelii Nuntiandi (1975)GS CONCILIO VATICANO II, Gaudium et Spes (1965)IC CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAOLA, La iniciacin cris-

    tiana. Reflexiones y orientaciones, Madrid, Edice (1999)JICMCOMISIN EPISCOPAL DE APOSTOLADO SEGLAR, J-

    venes en la Iglesia, Cristianos en el mundo. Proyecto Marco dePastoral de Juventud, Madrid (1992)

    NMI JUAN PABLO II, Novo Millennio Ineunte, (2001)OPJ CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAOLA, Orientaciones so-

    bre Pastoral de Juventud (1991)PPD 96-00 DICESIS DE M`LAGA, Proyecto Pastoral Diocesano

    1996-2000. El camino de la Iglesia de Mlaga hacia el TercerMilenio

    PPD 01-06 DIOCESIS DE MALAGA, Proyecto Pastoral Diocesano2001-2006. Duc in altum... Rema mar adentro!

    RH JUAN PABLO II, Redemptor Hominis (1979)RM JUAN PABLO II, Redemptoris Missio (1990)

  • 9Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

    No es, tal vez, Cristo el secreto de la verdadera libertad y de la ale-gra profunda del corazn? No es Cristo el amigo supremo y a la vez eleducador de toda amistad autntica? Si a los jvenes se les presenta a Cristocon su verdadero rostro, ellos lo experimentan como una respuesta convincen-te y son capaces de acoger el mensaje, incluso si es exigente y marcado por lacruz. Por eso, vibrando con su entusiasmo, no dud en pedirles una opcinradical de fe y de vida, sealndoles una tarea estupenda: la de hacerse cen-tinelas de la maana (cf. Is 21,11-12) en esta aurora del nuevo milenio.Juan Pablo II, NMI 9

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    Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

    1. Introduccin

    Un proyecto es la idea de algo que se quiere hacer y de cmo llevar-lo a cabo. Que hayamos elaborado un proyecto significa que nos hemosdetenido a reflexionar para saber qu es lo que tenemos claro, qu es esoque queremos realizar y cmo vamos a hacerlo. Este documento es frutode esa reflexin.

    A qu responde este proyecto?

    La creacin de este proyecto est ligada estrechamente a la historiareciente de la Pastoral de Juventud de nuestra Dicesis y al desafo que lajuventud presenta para la evangelizacin. Desde el Secretariado Diocesanode Pastoral de Juventud nos embarcamos, hace unos aos, en la aventurade analizar la realidad de los jvenes de nuestra Dicesis y sus necesida-des. Nos hacamos la siguiente pregunta: estamos respondiendo a las nece-sidades que plantean los animadores y los grupos de jvenes? Camos en lacuenta de que no estbamos atendiendo bien a las demandas que nospresentaban. Se organizaban muchas actividades, pero stas no dabanuna respuesta adecuada.

  • Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

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    Utilizando diversos instrumentos (documentos, estudios de la Pas-toral de Juventud, reuniones de reflexin, foros de dilogo...), iniciamosen 1998 un proceso de reflexin y evaluacin. Durante este tiempo he-mos palpado en la Pastoral de Juventud de nuestra Dicesis mejoras, quenecesitan de un nuevo vigor y empuje:

    el protagonismo juvenil en nuestra Iglesia una buena formacin en muchos de nuestros animadores

    Y tambin algunas lagunas y necesidades an no bien cubiertas:

    un proceso orgnico en referencia a la Iniciacin Cristiana1

    comunidades cristianas inmediatas en el proceso evangeli-zador del joven

    mayor coordinacin y unidad de criterios recuperacin de la interioridad que lleva al compromiso especial atencin a los jvenes de las zonas rurales

    Fue en el Foro sobre la Pastoral de Juventud, celebrado en abrilde 1999, donde surgi la propuesta de realizar un documento marco. Taldocumento debera ofrecer unas lneas de accin pastoral y unas orienta-ciones formativas que ayudaran a todos los que, de una manera u otra,trabajamos en la pastoral con jvenes. El presente proyecto desea concre-tar y hacer aterrizar dos documentos sobre la Pastoral de Juventud quenos ofreci la Comisin Episcopal de Apostolado Seglar: el Proyecto Marcode Pastoral de Juventud Jvenes en la Iglesia, Cristianos en el Mundo y lasOrientaciones sobre Pastoral de Juventud.

    Uno de los ltimos empujones lo recibimos del Plan PastoralDiocesano en su Cuarta Etapa (curso 1999-2000). En l apareca la Pas-toral de Juventud como una de las tareas prioritarias: la Pastoral de Juven-tud como esperanza y desafo para la nueva evangelizacin2 .

    Y ha sido el actual Proyecto Pastoral Diocesano el que ha recogidoesta idea y ha convertido a la Pastoral de Juventud en una de las lneas deaccin prioritarias para el quinquenio 2001-20063 . De una manera clara

    1 DICESIS DE M`LAGA, PPD Cuarta Etapa, curso 1999-2000, p. 582 Ibib., p. 55.3 Cf. PPD 01-06, p. 163-173.

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    Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

    y concreta el Proyecto Pastoral Diocesano se refiere al Proyecto Diocesanode Pastoral de Juventud con las siguientes palabras:

    Al hilo del Proyecto Pastoral Diocesano, el Secretariado de Pastoralde uventud, conjuntamente con la Delegacin de Pastoral Vocacional yen contacto con la Delegacin de Catequesis, ha reflexiona sobre lasituacin actual del mundo juvenil y ha buscado respuestas apropiadaspara su evangelizacin. El resultado es el Proyecto Diocesano de Pasto-ral de Juventud, que se ofrece como un ANEXO al Proyecto PastoralDiocesano 2001-2006. En l se refieren lneas concretas de actuacin, ydesde l debemos programar la Pastoral de Juventud.4

    Este es el gran desafo que se nos ofrece especialmente a todos losque nos dedicamos a la pastoral con jvenes.

    Qu pretende?

    Este proyecto pretende:

    animar la Pastoral de Juventud de nuestra Dicesis; coordinar esfuerzos; ofrecer unas lneas de accin pastoral ms definidas y

    apostar por ellas.

    De ningn modo pretende uniformar todo el pensamiento y actua-cin de la pastoral con jvenes, sino ofrecer medios para caminar juntos,respetando los carismas y caractersticas propios de cada grupo. Eso s,entre todos tenemos que impulsar una Pastoral de Juventud que formejvenes maduros en su fe y en su compromiso cristiano. Por este motivo,desde una conciencia eclesial, este documento pretende tambin orien-tar la formacin de animadores para la Pastoral de Juventud.

    No hemos pretendido hacer un documento normativo uorganizativo, pero s formativo y de orientacin. En l se ha intentadorecoger los frutos de la experiencia y la reflexin de todos los que hancolaborado en su proceso de redaccin. Observars que en este docu-

    4 PPD 01-06, p. 164.

  • Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

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    mento predominan los anlisis y descripciones, las propuestas de opcio-nes, la invitacin a explorar respuestas a problemas, ms que las defini-ciones o directrices. Este estilo ha sido elegido deliberadamente. No que-remos indicar con detalle a los animadores cada uno de los pasos de sutarea.

    Ms bien, necesitamos agentes de pastoral capaces de discernir si-tuaciones y procesos y que puedan adaptarse a la diversidad de realida-des, contextos y estilos juveniles. Este tipo de animador no se improvisa,sino que se va haciendo con la prctica, la reflexin personal y en equipoy la oracin apostlica. Y desde una identidad cristiana clara, slida ymadura, siendo fieles a la Iglesia que nos confa una misin en el mundode los jvenes. Ofrecemos este documento como un instrumento paraayudar a ese proceso de crecimiento como agentes de Pastoral de Juven-tud.

    Los destinatarios de este documento

    Desde el Secretariado Diocesano de Pastoral de Juventud os ofrece-mos este documento como un servicio para vosotros: sacerdotes, religio-sos y religiosas, animadores de Pastoral de Juventud, agentes de pastoraluniversitaria, agentes de pastoral matrimonial y familiar y todos aquellosque de alguna manera trabajis en esta apasionante tarea que es la pasto-ral con jvenes. No es este un documento para los jvenes, sino para losanimadores, y especialmente para los formadores o coordinadores de es-tos agentes de pastoral.

    Punto de partida: los destinatarios de la Pastoral de Juventud

    La Pastoral de Juventud tiene como destinatario al joven en su situa-cin concreta. Para que la Pastoral de Juventud sea autnticamenteevangelizadora ha de ser oferta de sentido adecuada a la concreta y diversasituacin de los jvenes, tanto por los ambientes como por sus ocupaciones.5Va dirigida a los jvenes en su situacin concreta personal, familiar,eclesial, social.

    5 OPJ 28.

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    Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

    Nuestra Dicesis se caracteriza por una rica y diversa realidad dejvenes y de grupos de jvenes que condiciona nuestra tareaevangelizadora. En esta tarea es necesario tener en cuenta si los jvenes alos que nos dirigimos viven en la ciudad o en los pueblos, si estudian,trabajan o se encuentran en paro, la clase social a la que pertenecen, elambiente que les rodea y el que frecuentan, si forman parte de gruposparroquiales o de asociaciones o movimientos juveniles, si son jvenes deAccin Catlica o de otro tipo de grupo...

    Pretendemos que nuestra oferta evangelizadora tenga como desti-natario al joven que es y no al que nos gustara que fuera. Este documen-to no pretende hablar de los jvenes, sino crear cauces que ayuden ahablar con los jvenes, que son los autnticos protagonistas de la Pastoralde Juventud. Al hablar de juventud nos referimos tanto a los adolescen-tes (14-18 aos), como a los propiamente jvenes (19-25 aos).

    Las necesidades son muchas y diversas: unos grupos quieren mejo-rar su organizacin, otros pretenden implantar procesos de formacin; loshay que necesitan animadores, otros que desean renovar su fe para que leslleve a un compromiso serio...6 Pero de una manera preferencial los des-tinatarios de nuestra Pastoral de Juventud son los jvenes alejados de lafe. Muchos viven en situaciones marginales o con problemas familiares,personales o ambientales y ven con frecuencia cmo la sociedad les cierralas puertas. La increencia se nutre de situaciones que no dejan maduraral joven y que tambin le hacen difcil ver la presencia de Dios en su vida.Toda esta realidad, lejos de ser un inconveniente, se presenta como undesafo que tenemos que afrontar con ilusin y esperanza. Debemos ofre-cer una respuesta desde la fe y la conciencia de Iglesia misionera.

    6 Para ver un anlisis ms profundo sobre la realidad de la Pastoral de Juventud denuestra Dicesis, ver dos documentos: Actas de la I Jornada de Reflexin de JvenesCristianos (diciembre 1995) y Hacia una pastoral ms evangelizadora (1999). Ambosdocumentos los puedes encontrar en el Secretariado de Pastoral de Juventudde la Dicesis de Mlaga.

  • Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

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    PARA REFLEXIONAR Y DIALOGAR

    1. Vemos la realidad concreta de los jvenes de nuestroentorno: los que acuden a la parroquia y los que no,los que estn en proceso catecumenal o en grupos, losque acabaron, los jvenes ya no tan jvenes... Qurasgos los definen?

    2. La necesidad de programar y coordinar la accin pas-toral con jvenes surge de una forma de comprender-nos como Iglesia. Qu modelo de Iglesia se fomentaas?

    3. Cmo se concreta la programacin en nuestra comu-nidad? Qu pasos se pueden ir dando?

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    Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

    2. Punto de llegada: objetivos de la Pastoral deJuventud

    Un joven pasa en su proceso de evangelizacin por varias fases:

    enfrentamiento con su vidaadhesin inicialiniciacin cristianainsercin responsable en la comunidad eclesial

    En el horizonte de todo este proceso tenemos los objetivos que acontinuacin exponemos.

    El objetivo central y el principal reto de nuestra tareaevangelizadora es ayudar a que el joven, superando plantea-mientos fciles, encuentre en su vida y en su situacin con-creta a Cristo Resucitado y avance hacia la total identificacincon l y con su prctica7 , es decir, que el joven defina toda suvida personal y comunitaria desde Cristo en la Iglesia para elmundo.

    7 Cf. OPJ 30.

  • Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

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    Este objetivo central se desmembra en una serie de objetivos espe-cficos que han de guiar el proceso madurativo que el joven viva en elseno de su grupo.

    1) Madurez humana: Que ellos sean...

    El primer objetivo es que el joven encuentre su identidad perso-nal.

    El joven se encuentra en pleno proceso evolutivo hacia la madurez.En ese proceso ha de encontrar su identidad personal y su identidad en elgrupo. Se ha de conocer a s mismo, descubrindose, sobretodo, comojoven y como l o ella. Estos son nuestros retos:

    T Ayudar al joven a descubrir su identidad y autonoma, para quesea capaz de tomar su vida en sus manos y realizarse perso-nalmente en su ambiente familiar y social.

    T Favorecer la aceptacin de s mismo, para que ame su propia vida,tomando conciencia de su ser y de su historia.

    T Ayudarle a integrar su afectividad en su vida personal y social, atravs de la experiencia de amar y ser amado.

    T Ayudarle a construir una personalidad slida, rica en valores yvirtudes.

    T Educar su mirada de la realidad para que sepa interpretar losacontecimientos de la vida con un talante creyente, crtico ycomprometido.

    En definitiva, la Pastoral de Juventud debe estar al servicio de unaexperiencia rica de crecimiento personal para el joven que tenga a Jesscomo modelo.

    2) Espiritualidad vocacional: ...completamente tuyos.

    El segundo objetivo es que el joven desarrolle una fuerte espiri-tualidad y descubra su vocacin.

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    Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

    La bsqueda de la identidad personal no es opuesta a la apertura aDios. Todo lo contrario: quien descubre el amor de su Creador descubresu origen y su misin. Por esto, toda pastoral con jvenes ha de proponery animar el encuentro personal y comunitario con Cristo vivo. Tal en-cuentro es al mismo tiempo el origen y el camino de todo el proceso de fe8 .

    El joven necesita conocer de Dios y conocer a Dios. Esta sabidura yexperiencia de Dios se puede alcanzar a travs de la contemplacin comoactitud permanente que afecta al conjunto de la vida9 . Slo as podrsentirse luz, sal y fermento del mundo. Por eso en la pastoral con jvenesnos planteamos:

    T Provocar el encuentro personal con Cristo.

    T Iniciar en su seguimiento hasta llegar a la identificacin y configura-cin con l.

    T Favorecer una integracin vital de la fe.

    T Ayudar a la concrecin vocacional.

    3) Formacin doctrinal: Que te conozcan a Ti

    El tercer objetivo es que el joven adquiera una formacin nte-gra como persona y como creyente.

    Nadie da testimonio de lo que no conoce. Hoy, ms que en pocasanteriores, se exige a los jvenes cristianos que estn dispuestos a dar razo-nes de su fe y de su esperanza (1 Pe 3,15). Es necesario que los jvenestengan la formacin suficiente para fundamentar sus creencias y opinio-nes. Y esa formacin no puede consistir en adquirir unos conocimientosreligiosos apilndolos de forma incongruente sobre el resto de saberes.Hay que plantear una accin que alcanza y transforma los criterios dejuicio, los valores determinantes, los puntos de inters, las lneas de pensa-miento, las fuentes inspiradoras y los modelos vitales10 .

    8 Ibid.9 RAMN URBIERTA, J., Acompaamiento de los jvenes. Construir la identidad personal, PPC,

    Madrid 1996, p. 4110 EN 19

  • Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

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    Por este motivo, en el terreno de la formacin nos proponemos:

    T Transmitir al joven unos criterios y valores fundamentales que leayuden a vivir la fe en medio de su ambiente.

    T Dotar al joven de los conocimientos que necesita para poder darrazn de su fe.

    T Facilitar sobre todo el conocimiento de la persona de Jess y de suIglesia.

    T Detectar las lagunas de formacin de los jvenes y dar respuestamediante procesos de formacin en cuya elaboracin participeel propio grupo.

    T Incluir el discernimiento vocacional dentro de los planes de forma-cin y apoyarlo en el contexto de las comunidades, grupos devida, etc.

    4) Vida eclesial: Que sean uno en nosotros

    El cuarto objetivo es que el joven descubra la importancia de lavida eclesial.

    La Pastoral de Juventud ha de ayudar al joven a su progresiva inser-cin en la comunidad de los creyentes y a la participacin corresponsableen la misma11 . Es cierto que el seguimiento de Jess pide una respuestaindividual que es insustituible e intransferible12 , pero la fe no se puedevivir de un modo individual y aislado, sino en el seno de una comunidadeclesial.

    No cabe duda de que hoy, dentro de los diferentes niveles de adhe-sin a la Iglesia que se dan entre los cristianos, el distanciamiento, eldesenganche de los jvenes con respecto a la Iglesia es especialmenteacusado13 . Por ello, los retos son an mayores para todos los que trabaja-mos en la Pastoral de Juventud. Estos retos son los siguientes:

    11 OPJ 3212 JICM 3313 Ibid.

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    Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

    T Hacer que el joven se sienta y se sepa Iglesia favoreciendo suinsercin en grupos parroquiales o movimientos como espa-cio donde vivir y educar la pertenencia eclesial.

    T Procurar la relacin y coordinacin con otros grupos de jvenesde la Dicesis, con grupos de adultos de la misma comuni-dad y con grupos no eclesiales.

    T Animar a las comunidades y movimientos a que promuevan yenven a jvenes para una accin pastoral comprometida enla misin comn de la Iglesia.

    T Fomentar asociaciones y movimientos juveniles.

    5) Misin: No te pido que los saques del mundo

    El quinto objetivo es que el joven se sienta enviado a ser testigo ymisionero en medio de su ambiente.

    La Iglesia se ha propuesto un gran reto: la nueva evangelizacin.Estamos en una nueva etapa de la historia con una nueva cultura. Laexigencia de vivir el Evangelio en la vida cotidiana y de estar comprome-tidos en la transformacin de la realidad nos empuja al dilogo con esacultura.14 La nueva evangelizacin es tarea de toda la comunidad cristia-na, pero los jvenes tenemos en ella un especial protagonismo: nosotrossomos los ms capaces de adaptarnos a lo nuevo y de vivir en la esperan-za del futuro. Naturalmente nos debemos convertir en los primeros nue-vos evangelizadores.

    La misin consiste, no en sacar a los jvenes del mundo, sino en queestn en el mundo y den fruto15 . Por este motivo, toda Pastoral de Juven-tud, que ha de impulsar y facilitar la participacin del joven en la vida dela comunidad, tambin ha de promover y acompaar su compromiso en laaccin evangelizadora de la Iglesia a favor del hombre y de la sociedad16 .Ese compromiso ha de desarrollarse especialmente en el campo propiodel apostolado de los seglares: los asuntos temporales (LG 31). En esteterreno nos planteamos los siguientes retos:

    14 Cf. PPD. 96-00, pp. 24-2815 Cf. JICM, 1016 OPJ 30

  • Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

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    T Ayudar a vivir la experiencia misionera del que ha visto y odo,del que se siente enviado como testigo.

    T Animar a que la Palabra de Dios sea proclamada en la historiadiaria con palabras y gestos.

    T Promover que cada joven, a medida que vaya avanzando en suproceso de fe, tenga su compromiso personal preferente.

    T Fomentar la presencia de los jvenes entre los ms alejados ynecesitados, all donde a veces nadie llega porque incomodaestar, o incluso porque no se sabe cmo estar.

    T Animar a la presencia evanglica en los ambientes juveniles, com-prometidos a transformar todo aquello que oprime, esclavizay mata.

    PARA REFLEXIONAR Y DIALOGAR

    1. Qu buscamos en la accin pastoral con los jve-nes? Definen bien los objetivos del Proyecto nues-tras preocupaciones?

    2. Estos objetivos estn en consonancia con lo que Jessquiere para los suyos. Leemos Jn 17 y oramos conJess por los jvenes.

    3. Qu retos nos parecen ms urgentes en nuestro en-torno?

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    Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

    17 JICM 43

    3. Opciones pastorales

    La evangelizacin de los jvenes constituye uno de los retos ms im-portantes que tiene planteados nuestra Iglesia, pues de ella dependerel tipo de comunidad cristiana del maana. Por eso, la Pastoral deJuventud es una de las prioridades de la mayora de las iglesiasdiocesanas. Esto implica atencin preferente en el trabajo pastoral, sub-ordinacin de otras tareas y objetivos, dedicacin prioritaria de mayo-res esfuerzos, cauces pastorales ms eficaces, sacerdotes y educadoresdedicados a este quehacer.17

    Toda pastoral tiene unos objetivos irrenunciables, que no depen-den de las circunstancias, sino que son inherentes a la pastoral misma.Pero vistos estos objetivos, hay lneas tambin muy importantes que di-bujan el estilo pastoral. Estas lneas vienen dadas unas veces por las cir-cunstancias histricas (aspectos sujetos a una crisis ms notable), otraspor las opciones de la pastoral general de la Dicesis (formas de trabajopastoral que se consideran ms eficaces y positivas para los jvenes). Aesto lo hemos llamado Opciones Pastorales. Las nuestras son las siguien-tes:

  • Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

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    1) Especial atencin a la Iniciacin Cristiana de los jvenes2) Presencia de la Iglesia, en especial de los jvenes, en los am-

    bientes juveniles (Opcin por el Apostolado Seglar)3) Recuperar la interioridad4) Una espiritualidad que integre la fe y la vida5) El protagonismo y corresponsabilidad juvenil en la Iglesia6) Pastoral de juventud con dimensin vocacional7) Acoger el reto de la adhesin a esta Iglesia8) Opcin preferencial por los pobres9) El grupo: la comunidad cristiana inmediata10) La familia, clave educativa en la Pastoral de Juventud

    3.1. Especial atencin a la Iniciacin Cristiana de los jvenes

    La Pastoral de Juventud no se identifica con la Iniciacin Cristiana.Pero esta es una parte de la tarea que le corresponde, en coordinacincon la Delegacin de Catequesis, y a la que presta especial atencin. Estaatencin implica fundamentalmente impulsar itinerarios explcitos deIniciacin Cristiana con aquellos jvenes que estn en el momento ade-cuado para ello. Esto constituye el ncleo central de lo que ms adelantellamaremos la etapa catecumenal de su proceso de evangelizacin.

    Sin embargo, como han dicho nuestros Obispos, se constata que

    no pocos catlicos, que recibieron los tres sacramentos de la iniciaciny a los que se les imparti enseanzas cristianas en la catequesis y en laescuela, apenas se identifican hoy con Jesucristo y con su Iglesia (...) yque (...) un buen nmero de bautizados deja al descubierto una vidacristiana a todas luces insuficiente(...).18

    Del mismo modo, un buen nmero de nuestros jvenes, aun ha-biendo pasado por un Itinerario catequtico de Iniciacin Cristiana, en laprctica manifiestan una iniciacin deficiente. Por eso, no debemos tra-bajar con ellos suponiendo su iniciacin, sino que en estos casos la tareaes impulsar procesos que puedan hacerla efectiva y culminar con la ma-durez cristiana del joven.

    18 IC, 63

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    Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

    Por tanto, en la Pastoral de Juventud hacemos una opcin de espe-cial atencin a la Iniciacin Cristiana. sta no slo constituye una etapa,sino un aspecto que hay que vigilar en nuestro trabajo pastoral contodos los jvenes, con independencia del proceso que hayan seguidocon anterioridad. Siempre debemos preguntarnos hasta qu punto suiniciacin, aunque real y efectiva, les ha marcado profunda y explcita-mente, y en qu aspectos puede en ocasiones ser deficitaria, para poderas reconducir los procesos. De este modo entendemos que la etapacatecumenal de algn modo nunca est acabada del todo en lo educati-vo, aunque s en lo sacramental. A ella hay que volver con frecuencia.

    3.2. Presencia de la Iglesia, en especial de los jvenes cristianos, enlos ambientes juveniles (opcin por el Apostolado Seglar)

    Queremos que la Pastoral de Juventud potencie y d prioridad a laaccin transformadora y evangelizadora, en una lnea de presencia mi-sionera en los ambientes. Se trata de aplicar al campo pastoral de losjvenes la promocin del apostolado seglar en la que nuestra Dicesisest empeada19 . La comprensin del ser cristiano que pretendemos trans-mitir a los jvenes es la del seglar comprometido en los ambientes y enlos asuntos temporales, sin menoscabo de otros planteamientos vocacio-nales, cuyo discernimiento es tambin un elemento de la Pastoral de Ju-ventud.

    La presencia de la Iglesia entre los jvenes es condicin necesariapara su evangelizacin. La Buena Noticia ha de llegar a todos los hombresy, por lo tanto, ha de ser proclamada en todos los ambientes. Evangelizardesde dentro es una exigencia que brota del misterio de la encarnacindel Hijo de Dios20 .

    En esta tarea los jvenes han de ser los primeros protagonistas,como recuerda el Concilio: Los jvenes deben convertirse en los primeros einmediatos apstoles de los jvenes, ejerciendo el apostolado personal entresus propios compaeros 21 . Por lo tanto, la Iglesia no convoca a los jvenes

    19 Consejo Pastoral Diocesano, Ponencias 1995-2000: Orientaciones para la promocin delApostolado Seglar en nuestra Dicesis, Dicesis de Mlaga, Departamento Publi-caciones, 2001.

    20Cf. EN 1821 AA 14

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    para arrancarlos de su mundo, de su ambiente, y que se encierren dentrode los muros de sus locales. Se les convoca para que, continuando inser-tos en medio de los otros jvenes, sean agentes de transformacin de esemundo. Sensibles a toda injusticia y deshumanizacin, deben aportar losvalores del Reino de Dios que van descubriendo, con todo lo que tienende esperanza y de vida. A esto es precisamente a lo que venimos llaman-do evangelizacin: Evangelizar significa llevar la Buena Noticia a todoslos ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro yrenovar a la misma humanidad22 .

    Como es lgico, los jvenes cristianos estn presentes en los am-bientes juveniles. Pero nos preguntamos: cmo es esa presencia de nues-tros jvenes entre los dems?, hay una identidad cristiana que les haceparticipar en los ambientes juveniles desde los propios principios cristia-nos?, es su presencia evangelizadora? Evangelizar se puede decir que eshacer las cosas de tal manera que el Evangelio sea una Buena Noticia, noticiasalvadora, liberadora, gozosa y festiva all donde ya no est presente o dondetodava no est suficientemente vivo, como es el caso de muchos ambientesjuveniles23 . Hay aqu un desafo importante para la Pastoral de Juven-tud.

    Afrontar este desafo es slo posible desde el encuentro y la con-figuracin con Cristo. Cuando hablamos de presencia misionera en losdistintos ambientes juveniles hay que ser conscientes de que slo quiencree de corazn en el Evangelio de Jesucristo y tiene alguna experiencia perso-nal de su fuerza salvadora y liberadora podr evangelizar, porque para evan-gelizar de verdad hay que reproducir la experiencia de Jess que es el pri-mer autntico evangelizador del mundo24 .

    Jess es la referencia, como nuestro obispo nos ensea en la cartapastoral Jesucristo, salvador y evangelizador25 :

    22 EN 1823 JICM, p. 4624 Ibid., p. 4725 DORADO SOTO, A., Carta pastoral Jesucristo, salvador y evangelizador, Dicesis de Mla-

    ga 1996

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    Jess evangeliza desde su fe y confianza en Dios-Padre, as como desdesu amor y solidaridad total con los hombres. Jess evangeliza actuandoa favor de los ms dbiles, de los ms oprimidos y manipulados, de losms despreciados y odiados, de los ignorantes e incultos, de los msmarginados. Jess evangeliza con un talante de servicio gratuito, desdela entrega de su persona y de su vida, desde la esperanza, sin hundir nidestruir a nadie, sin hacer depender a nadie de su servicio. Jessevangeliza asumiendo la resistencia, el rechazo, la persecucin y la muerteque provoca su accin decidida en contra del mal y la injusticia, asu-miendo plenamente la cruz redentora de una vida vivida haciendo elbien y curando a los enfermos26 .

    En este sentido, el testimonio de la vida es fundamental:

    La Palabra por s sola no goza ya de credibilidad, es necesario ir lle-nando de contenido nuestras palabras, ir haciendo realidad nuestraspalabras. Nuestro estilo de vida es parte esencial de la misma accinevangelizadora. Tenemos que ir configurando un estilo de vida nuevoque choque con los esquemas normales de la vida deshumanizante yalienada que vamos observando en nuestros ambientes. Hay que ir con-cretando un estilo de vida evanglico, un estilo evanglico de trabajar,de estudiar, de comprar y gastar, de hacer las vacaciones, de emplear eltiempo libre, de comprometernos ante los diversos acontecimientos, debuscar siempre la verdad, la paz, la justicia, etc.27 .

    Al mismo tiempo, no podemos olvidar que el testimonio es a lalarga inoperante si no es esclarecido por el anuncio explcito de Jess.De hecho, no hay evangelizacin verdadera mientras no se anuncie el hom-bre, la doctrina, la vida, la promesa, el reino, el misterio de Jess de Nazaret,Hijo de Dios28 . Pero tampoco hay que hablar de Dios porque s, como deAlguien que no tuviera nada que ver con nosotros y con nuestra vida.Ms bien se trata de descubrir al que nos da el don de creer, de esperar y deamar, all donde nosotros amamos, creemos y esperamos verdaderamenteaunque de modo imperfecto todava29 .

    26 JICM, p. 4727 Ibid.28 EN 2229 JICM, p. 48

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    A muchos les cuesta llevar a cabo el anuncio explcito de Jess por-que la propia vivencia cristiana est exclusivamente encuadrada en espa-cios y tiempos propiamente religiosos o eclesiales. A muchos les falta unavivencia de la fe en Jess integrada en la propia vida cotidiana. Deaqu que otra de nuestras opciones pastorales est relacionada con la inte-gracin de la fe en la vida30 . Cuando esa integracin se da, el anunciobrota de manera espontnea en la propia vida, en las circunstancias y losacontecimientos, iluminando la realidad del que lo vive y anuncia y delque vive las mismas circunstancias y lo escucha. Recordemos las pala-bras con las que nuestro obispo Antonio Dorado se diriga a los jvenescon motivo del Jubileo del ao 2000:

    La fe es un regalo de Dios, pero es tambin una decisin personal decada uno. En cuanto regalo, hay que vivirla con toda alegra; y encuanto decisin personal libre y madura, hay que proclamarla abier-tamente, con la sinceridad de las decisiones bien pensadas. Decidles avuestros compaeros que Jesucristo os ha abierto un horizonte de espe-ranza y que habis encontrado un autntico tesoro: la fuerza para co-rresponder al amor que Dios os tiene y para trabajar en favor del hom-bre; especialmente, a favor de los empobrecidos y de los excluidos31 .

    Es necesario llegar al convencimiento, desde la propia expe-riencia personal, de que Cristo es la respuesta que busca todo joven asus preguntas ms profundas. Como ha dicho Juan Pablo II:

    Cristo es la verdadera respuesta, la ms completa, a todas las pregun-tas que se refieren al hombre y a su destino. Sin l, el hombre es unenigma sin solucin. Tened, por tanto, la valenta de proponer a Cris-to! Ciertamente, hay que hacerlo con el debido respeto a la libertad yconciencia de cada uno, pero hay que hacerlo. Ayudar a un hermano oa una hermana a descubrir a Cristo, camino, verdad y vida (cf. Jn 14,6)es un verdadero acto de amor hacia el prjimo.32

    30 cf. infra31 MONS. DORADO SOTO, No tengis miedo de confesaros cristianos, Carta a los jvenes

    con motivo del Jubileo 200032 JUAN PABLO II, Mensaje para la VII Jornada Mundial de la Juventud, 4; Cf. RM 39

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    3.3. Recuperar la interioridad

    Descubrir la propia vida interior, la dimensin de profundidad, espara los jvenes una buena noticia. Esta es otra de las claves pastoralesde nuestro Proyecto. Como escribe J.L. Moral:

    El mundo actual nos obliga a precipitarnos en casi todo. Estamosintoxicados de prisa. No tenemos la paz suficiente para advertir lo ma-ravillosamente misteriosa que es la vida. Todos sentimos en algunamedida que esto es verdad. Quiz sea la prisa, las miradas rpidas ysuperficiales, aquello que nos impide calar en el misterio que nos en-vuelve.(...) Adems, hoy estamos perdiendo en gran medida la capaci-dad de admirarnos y preguntarnos ante la realidad que tenemos de-lante.33

    Esta situacin, que dificulta en su raz la vida espiritual, nos sealauna clave educativa importante para la Pastoral de Juventud:

    La praxis cristiana con jvenes o pastoral juvenil debe asentar sus pro-cesos educativos sobre la base de las grandes cuestiones humanas. (...)Asimismo, ensear a convivir con las cuestiones fundamentales del desti-no y fin de la vida humana permitir la apertura al misterio del amorde Dios.34

    El horizonte de nuestro itinerario educativo es el encuentro deljoven con Dios. Para ello necesitamos ayudar a ese joven a ser una perso-na profunda, con capacidad de silencio y de soledad para escuchar suinterior. Hay que ser pacientes, pues existe el peligro de

    generar la falsa ilusin de respuestas que nos dejen absolutamentesatisfechos. No podemos ahorrarnos ni ahorrar a nadie ese avance lentoy largo a travs de los interrogantes de la vida, lejos de respuestas rpi-das e inmediatas que, en el fondo seran pura magia.35

    El joven puede hoy encontrarse con Dios y su amor como aquelloque satisface su bsqueda interior. La Pastoral de Juventud busca ayu-

    33 MORAL, J.L, en Misin joven, 263 (1998), pp. 5-1634 Ibid, p. 535 Ibid, p. 9

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    dar al joven a descubrir la propia capacidad de Dios, la capacidad departicipacin divina con la que es visto el ser humano a la luz de Cristo. Yas hacerle vivir conscientemente el misterio de la gracia y del pecado.Queremos anunciar al joven el amor de Dios como un mensajeliberador35bis. Si Dios es amor, esto significa que cree en nosotros, nosbusca, va por delante en su iniciativa. Y nosotros no tenemos que lucharpara hacernos merecedores de este amor.

    Desde estos presupuestos puede surgir en el joven el milagro de laoracin. Iniciar a la oracin es una tarea de primera importancia en laPastoral de Juventud. Esta oracin ha de alimentarse progresivamente dela Palabra, fuente viva y permanente de la vida espiritual.

    Asimismo, y sin quemar etapas, se ha de hacer tambin una inicia-cin a los sacramentos, smbolos llenos de significado, espacios de en-cuentro con el Dios de la vida, fuente de gracia y columna vertebral de laespiritualidad del cristiano maduro que nuestros jvenes estn llamadosa ser.

    3.4. Una espiritualidad que integre la fe y la vida

    Para que lleguen a ser cristianos maduros y verdaderosevangelizadores, es necesario dotar a los jvenes de una espiritualidadque integre la fe en toda su vida: afectiva, familiar, de trabajo, de diver-sin, de compromiso. Es preciso que el joven

    desarrolle el sentido de la vida en la comunidad cristiana como frater-nidad; y que por su experiencia de oracin y vida sacramental puedanser contemplativos en la accin; que ayude a aceptar la propia expe-riencia de fracaso y de pecado a la luz de la misericordia del Padre,manifestada en la cruz de Cristo. Espiritualidad que lleva a manifestarla fe en las obras, huyendo de toda privatizacin de la fe y buscando launidad de conciencia36 .

    Los jvenes tienen una manera de pensar y de comportarse que losdefine como tales (lenguaje, signos, estilo de vida, moda). Es necesario

    35bis Cf. NMI, 936 OPJ 24; cf. EN 15; GS 43

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    apreciar todo lo vlido que hay en esa cultura juvenil, que tanto puede ydebe aportar a la propia Iglesia y a las generaciones mayores. Sin embar-go, los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de inters, laslneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida quehan estructurado esa cultura juvenil son tambin susceptibles de serevangelizados37 . La ruptura entre Evangelio y cultura, que Pablo VIllamaba el drama de nuestro tiempo, se hace notar de modo especialen la cultura juvenil, ya que los jvenes de hoy pertenecen a una genera-cin que no ha sido socializada cristianamente por la familia, ni por laescuela, y menos an por los medios de comunicacin que tanto influ-yen.

    Evangelizar la cultura juvenil es iluminar con la fe cristiana todoslos elementos propios de la vida de los jvenes, desde sus valores hastasus formas de vida, en todas sus expresiones y ambientes. Esta forma deplantear la pastoral con jvenes tiene fundamentos bblicos (vase, porejemplo, cmo la Palabra de Dios se dirige al pueblo de Israel en susdiversas situaciones y etapas) y es un estilo pastoral ya presente en laIglesia primitiva. Los primeros cristianos, llamados a evangelizar, afron-taron el desafo de impregnar de su fe diferentes culturas (griega, romanay aun la misma juda). Haba que vivir el evangelio en ambientes diversosy anunciarlo a diferentes mentalidades y estilos de vida. En la Epstola aDiogneto (siglo II), se ve muy claro el concepto y la prctica de lainculturacin entre los primeros cristianos:

    Los cristianos no se diferencian del resto de la humanidad por el pas,la lengua o las costumbres... Cuando viven en las ciudades, tanto grie-gas como orientales, como acontece con la mayora de ellos, y siguenlas costumbres del pas en la vestimenta, la alimentacin y la manerageneral de vivir, muestran el notable y reconocidamente sorprendentestatus de sus conciudadanos. Viven en pases que son de ellos, pero comode paso. Comparten todo como ciudadanos; pero todo lo sufren comoextranjeros... Transcurren su vida en la tierra, pero son ciudadanos delcielo. Obedecen las Leyes establecidas, pero superan esas leyes en suspropias vidas... Podemos decir que, en general, esos cristianos estn enel mundo como el alma est en el cuerpo.

    37 Cf. EN 20

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    sta es tambin la lnea que corresponde a una renovada recepcindel Concilio Vaticano II, en el que se dice que entre todas las formasorganizadas de apostolado, hay que dar prioridad a las que favorecen launin entre la vida prctica y la fe38 . Es esta una llamada a evitar laprivatizacin de la fe y a procurar la unidad de conciencia39 que hagaposible que la vida sea iluminada desde la Palabra de Dios y que la Pala-bra arraigue en nosotros en la vivencia transformadora de lo cotidiano.

    Esta opcin pastoral implica profundizar en las exigencias de lafe respecto a los problemas juveniles hoy y aqu, en Mlaga al comienzode este nuevo milenio. Hemos de educar a los jvenes para que sepan verlas exigencias de su fe respecto a sus propios problemas y respecto a losproblemas de los dems jvenes en sus diversos ambientes, incentivandoen ellos la conciencia misionera y el tomar partido mediante una accincomprometida. Como este objetivo es difcil de conseguir, debemos per-manecer vigilantes para reconocer los problemas y mantener una actitudautocrtica. Hay que evitar el estar fomentando unos jvenes cristianosacomodados en sus grupos.

    La celebracin litrgica, especialmente de la Eucarista y de la Pe-nitencia, debe ser expresin y vivencia culminante de esa sntesis fe-vida. Sin embargo, constatamos con frecuencia cmo la participacin delos jvenes en la Eucarista dominical y en el sacramento de la Penitenciaes mucho menor de lo que cabra esperar. Tenemos que seguir ensayan-do frmulas, no para hacer ms atractivas estas prcticas, cosa siempredeseable, sino para que su vivencia sea significativa para la vida de nues-tros jvenes. Al mismo tiempo, hay que hacer esfuerzos para que losjvenes comprendan la vida sacramental, especialmente centrada en laEucarista, como fuente y cumbre de la vida cristiana personal y grupal.

    En este sentido, los estudios sociolgicos de la fundacin Santa Maranos sealan una direccin de trabajo muy clara. Parece existir un divor-cio entre religiosidad institucional (dentro de la cual queda englobadala prctica sacramental) y religiosidad existencial. Si , por un lado,muchos jvenes confiesan experimentar sentimientos de Alguien queme acepta tal como soy, o de culpa y responsabilidad por alguna ac-cin realizada40 , por qu la mayora de jvenes no relacionan este tipo

    38 AA 1939 EN 15; cf. CLIM 7740 Jvenes espaoles 94, SM, Madrid 1994, p. 144, tabla 3.1

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    de experiencias, referidas tan claramente a los conceptos de culpa y per-dn, con el sacramento de la Penitencia? Un reto para la Pastoral de Ju-ventud es, sin duda, ayudar a los jvenes a salvar esa distancia que ponenentre experiencia y praxis eclesial.

    Para hacer posible la sntesis fe-vida, es necesaria tambin la forma-cin. Por un lado, formacin teolgica y humana, en conexin con la vidadel joven y su compromiso preferente. Por otro lado, no es menos im-portante la formacin espiritual. Formacin en

    una espiritualidad encarnada y enraizada en la historia de la salva-cin, que presente claramente la llamada universal a la santidad, esdecir, a vivir una vida nueva en Dios. Esta formacin ayuda a discerniry a encarnarse ms profundamente en las realidades temporales comosujetos activos del plan liberador de Dios41 .

    Es necesario que en esa formacin espiritual no falten los elemen-tos genuinos de la fe cristiana, que a continuacin enumeramos:

    - el misterio de nuestra comunin de fe y amor con el Padre por Cristoen el Espritu Santo- la configuracin con Cristo en su obediencia filial al Padre y en sucompromiso por el Reino- el sentido de la comunin con la Iglesia y la participacin en su accinevangelizadora- la participacin en la liturgia, especialmente en los sacramentos de laReconciliacin y de la Eucarista- la devocin a Mara, Madre de la Iglesia y modelo de vida de fe- la vida de oracin- la alegra como manifestacin de la salvacin- la aceptacin cristiana de la cruz en la propia vida- el compromiso en la prctica del mandamiento nuevo del amor fra-terno en unin con Cristo- la formacin de una conciencia moral cristiana41bis- la contemplacin esperanzada y comprometida del mundo con susluces y sus sombras42 .

    41 JICM, p. 58-5941bis Cf. CIC, Tercera parte: La vida de Cristo42 OPJ 25

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    3.5. El protagonismo y corresponsabilidad juvenil en la Iglesia

    Hoy ya no es posible pertenecer a un grupo y no participar en l43 .El joven, aun en el caso de no tener claro lo que quiere, s tiene muy clarolo que no quiere, rechaza lo que se le da hecho y desconfa de institucio-nes autoritarias44 . Por eso, debe ser protagonista de su propia evangeliza-cin y de la construccin de su propio grupo, de la parroquia y de laIglesia. Debemos dar cauce a su creatividad, ideas, preguntas, dudas,quejas..., ya que si no se siente vinculado, perteneciente, en casa..., noperseverar45 .

    As pues, una de la cosas en las que queremos educar a los jveneses en tomar partido en las cosas del mundo y de la Iglesia. El protagonismode los jvenes no depende slo de que la Iglesia disponga de cauces y dposibilidades, sino tambin y sobre todo de la propia capacidad del jovenpara asumir esa corresponsabilidad, de la fuerza para salir de la pasivi-dad, que siempre es una tentacin.

    La razn principal y el fundamento de este protagonismo de losjvenes est en el Bautismo y la Confirmacin, tal como nos recuerdanlas Orientaciones sobre Pastoral de Juventud. Lo que es un derecho y undeber inherente a la dignidad de miembros del cuerpo de la Iglesia, lohacemos tambin una opcin pastoral de nuestro proyecto. Adems, sebasa en el carcter educativo de la Pastoral de Juventud: en la progra-macin, realizacin y evaluacin de las acciones pastorales, el joven vamadurando en la fe y en su adhesin afectiva y efectiva a la Iglesia46 .

    Admitir el protagonismo de los jvenes en la Iglesia lleva consigouna serie de actitudes y compromisos para toda la comunidad, y quevan a promover una espiritualidad de comunin y van a hacer de laIglesia la casa y la escuela de la comunin46bis. Estas actitudes y compro-misos son:

    43 Garca Roca, Constelaciones de los jvenes. Sntomas y oportunidades, CuadernosCristianisme i justicia, n 62, Barcelona 1994

    44 Cf. Provincia Eclesistica de Granada. Directorio de Pastoral de Juventud, Almera,1992

    45 Secretariado Diocesano de Juventud. Mlaga. Hacia una pastoral ms evangelizadora.Documento de estudio. 1997.

    46 OPJ 20.46bis NMI, 43 y CF. PPD 01-06, pp. 95-97

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    Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

    Adoptar una actitud de escucha atenta de la cultura, costum-bres, psicologa de los jvenes.Que se construya desde ellos y con ellos, no slo para ellos.Aceptar los procesos originales de acogida, asimilacin y ex-presin de la fe de cada joven, respetando sus procesos deformacin y de compromiso.Hacer posible el crecimiento de unos jvenes cristianos com-prometidos en su mundo, pero que viven, expresan, celebrany alimentan su fe en la Iglesia, en la comunidad, en donde sepuedan sentir protagonistas de esta Iglesia-comunin que sur-ge tambin en medio de ellos47 .

    Podemos distinguir tres niveles de participacin:

    1. Estructuras pastorales.- Es preciso que los jvenes tengan una par-ticipacin ms activa en las comunidades cristianas. Tener responsabili-dades en la comunidad no tiene por qu estar supeditado a la edad, sinoa la honradez y el compromiso con que se sepa vivir y anunciar el Evan-gelio de Jess. Los jvenes cristianos han de ocupar un lugar activo en lasestructuras pastorales de Dicesis, parroquias, vicaras y zonas. Para elloes necesario que todos nos preocupemos de buscar canales eficaces quegaranticen su participacin y protagonismo48 .

    2. Gestin y programacin de su propio grupo y sus propios pro-cesos.- Esta pastoral tiene un marcado carcter educativo, que aconsejaque sea el propio joven el agente principal. Al participar en la formula-cin de los objetivos y la programacin de las actividades de su grupo, eljoven crece al tiempo como cristiano y como persona autnoma y madu-ra.

    3. Misin de la Iglesia.- Los jvenes no deben considerarse simple-mente como objeto de la solicitud de la Iglesia; son de hecho -y deben serincitados a ser- sujetos activos, protagonistas de la evangelizacin, espe-cialmente entre los mismos jvenes, y artfices de la renovacin social49 .Esta opcin pastoral y educativa se traduce en una exigencia decorresponsabilidad para los propios jvenes.

    47 JICM, 5048 Ibid, 49.49 Ibid 19.

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    3.6. Pastoral de Juventud con dimensin vocacional

    Una de las dimensiones de la accin pastoral con jvenes es la voca-cional. Podemos incluso decir que no se entiende una pastoral con jve-nes que no tenga una dimensin vocacional50 . El propio Proyecto Marcode la CEAS as lo recoge:

    Por Pastoral de Juventud entendemos toda aquella presencia y todoaquel conjunto de acciones con los cuales la Iglesia ayuda a los jvenesa preguntarse y a descubrir el sentido de su vida, a descubrir y asimilarla dignidad y exigencias del ser cristianos, les propone adems las di-versas posibilidades de vivir la vocacin cristiana en la Iglesia y en lasociedad, y les anima y acompaa en la construccin del Reino.51

    Recogemos la inquietud de nuestra Iglesia Diocesana cuando cons-tatamos la crisis vocacional que existe hoy entre nuestro jvenes. Por eso,pretendemos

    impulsar decididamente la pastoral vocacional como una de las ta-reas ms importantes de nuestra Dicesis. Necesitamos numerosas voca-ciones laicales de hombres y mujeres que han tomado conciencia de lagrandeza de la vocacin bautismal y matrimonial. Necesitamos nume-rosas vocaciones de especial consagracin que testimonien la grandezadel celibato y de las formas de vida comunitarias que nacen de la fe. Ynecesitamos numerosas vocaciones sacerdotales, de jvenes que descu-bran la llamada a ser buenos pastores del pueblo de Dios.52

    Es tarea de la Pastoral de Juventud hacer posible esa nueva prima-vera vocacional que nuestra Dicesis necesita53 . Por esta razn, la oferta,el planteamiento y el discernimiento vocacional deben estar presentes enlos procesos formativos de nuestros jvenes. La vida es en el fondo parael joven un problema vocacional, el de qu hacer con la propia vida.

    Existen problemas de envergadura en el mundo juvenil que difi-cultan, no obstante, el trabajo en este terreno:

    50 Cf. PPD. 01-06, pg. 16751 Ibid 15.52 PPD 96-00, p. 132.53 Ibid pg.132

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    a) Especial mencin merece el problema del paro. Desde nios, nues-tros jvenes son conscientes de este problema, lo perciben en su propiafamilia, vecinos, amigos... Son conscientes de que les ser muy difcilencontrar trabajo en el futuro, y saben que es prcticamente imposibleelegir una profesin. Esta es una situacin verdaderamente lamentable,producida por una sociedad que cierra sus puertas a los jvenes. Algunosdicen que el futuro para los jvenes ha dejado de ser una promesa y se haconvertido en una amenaza a la que se teme54 . Hoy se nos advierte que elproblema del paro est produciendo una verdadera redefinicin de laidentidad juvenil, ms orientada al estar que al llegar a ser. Estamos anteuna juventud que teme al futuro, que tiene la tentacin de evadirse dela responsabilidad de construir su propio futuro sumergindose en elpresentismo, en un tiempo que no avance, simbolizado cada fin de se-mana en el fenmeno de la noche.

    b) Por otra parte tambin nos pone de manifiesto la sociologa la ac-tual divisin del tiempo en tiempo de trabajo y tiempo de ocio. Ha deja-do de percibirse por todas partes el trabajo como lugar de realizacinpersonal, adquiriendo slo el sentido pragmtico de ganar el dinero ne-cesario. Se pierde una vez ms de vista el sentido de servicio y de voca-cin. Lo cual oscurece por extensin todo planteamiento de la vida comovocacin.

    c) Existe, sin duda, miedo al compromiso de por vida, y esto se dejasentir no solo en relacin con la vocacin sacerdotal o religiosa, sino in-cluso en relacin con el matrimonio cristiano. La provisionalidad es vistahoy por no pocos jvenes como una puerta abierta, una salida, una ga-ranta de felicidad para el futuro incierto.

    Hay que salir al paso de todas estas actitudes que azotan a la socie-dad y a la juventud, poniendo las bases que hagan posible plantear lacuestin vocacional en clave de entusiasmo por la propia aventura de lavida. La experiencia Monte Horeb, que implica al Secretariado de Pasto-ral de Juventud y a la Delegacin de Pastoral vocacional, est mostrndo-se como una magnfica respuesta para facilitar a los jvenes ms madu-ros una experiencia de discernimiento vocacional serio y profundo. Aligual que los medios que se ofrecen desde el Seminario Menor de nues-tra Dicesis.

    54 Garca Roca, Constelaciones de los jvenes. Sntomas y oportunidades. CuadernosCristianisme i justicia, n 62. Barcelona, 1994

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    3.7. Acoger el reto de la adhesin a esta Iglesia

    La Pastoral de Juventud pretende ayudar a los jvenes a descubrirla aventura de seguir a Jess en la Iglesia. Pero no debemos ignorar ladesafeccin de los jvenes hacia ella55 . Este dato pone de manifiesto, noun simple descenso numrico de los jvenes, sino una conviccin muyarraigada de que la Iglesia no es importante para orientarse en la vida56 .En la consideracin de los jvenes estn muy por encima de la Iglesia lafamilia, los amigos, los libros, los medios de comunicacin y los centrosde enseanza. Es necesario leer los noes de los jvenes hacia la Iglesia.Por eso, adems de ser un objetivo de siempre, tambin queremos con-vertir la adhesin a la Iglesia en una opcin pastoral.

    Qu significa esta adhesin y cules son los factores que la hacenposible y la condicionan? La adhesin a la Iglesia es saber que, al tiempoque nos pertenece, nosotros tambin pertenecemos a ella, y por tanto,nos reclama nuestra vinculacin personal. Pero la adhesin es algo msque un mero saberse vinculado. Es un reconocimiento del valor y delsentido que tiene para nosotros la Iglesia, que de este modo,

    lejos de resultarnos caduca o irrelevante, suscita en nosotros un altonivel de estima.

    A la estima va unida la confianza en su competencia y en suhonestidad. Esta confianza nos induce a fiarnos y a apoyarnos en ella.Y se extiende, en circunstancias ordinarias, a sus lderes o responsables.

    La confianza se entrelaza con el afecto. Uno de los caracteresmayores de ese afecto es un espritu de familia, en virtud del cual lasdichas y desdichas de la comunidad se tornan alegras y tristezas de suscomponentes.

    La adhesin alcanza as un compromiso activo con la comuni-dad. Tal compromiso se expresa en la aceptacin exterior e interior desus criterios o convicciones fundamentales y de sus pautas de comporta-miento. Se manifiesta igualmente en la cooperacin del sujeto en losproyectos y actividades comunitarias.57

    55 JICM, 33.56 Jvenes espaoles, 99. Sm57 JICM, 33-35

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    Tenemos que ver cmo estamos respecto a este ideal. Si hay ennuestros grupos sentido de pertenencia, estima, confianza, o se ha insta-lado la desafeccin, la indiferencia, el recelo; si hay verdadero compromi-so o su hueco lo han llenado la pasividad y las adhesiones parciales.

    Todo grupo, tambin la Iglesia, necesita tener una alta estima de smismo, valorar su misin, tener la sensacin de que est bsicamenterespondiendo a ella y sentirse con fuerzas para continuarla. Pero hoy,

    estos elementos parecen bastante desdibujados en amplios sectoreseclesiales. La viva conciencia de misin se debilita fcilmente cuando lacomunidad cristiana constata que la sociedad valora cada vez menos sumensaje y su misin especfica. La conviccin de estar a la altura de estamisin se desvanece cuando la Iglesia toma conciencia de sus errores delpasado y de sus insuficiencias del presente. La imagen de su propio vi-gor palidece cuando la comunidad cristiana se encuentra cada da conla impotencia interior y la resistencia exterior ante la evangelizacin.

    Esta imagen devaluada induce a un estado anmico poco propicioal entusiasmo y al coraje. La comunidad tiende a que le dejen vivir enel mundo, y no tanto a hacer vivir al mundo, la pretensin de serpara el mundo una comunidad de contraste, una alternativa, que vivede manera estimuladora, se congela en su misma raz y es percibidacomo una ambicin desmedida para el momento presente. (...)

    Una Iglesia as difcilmente puede entusiasmar a los jvenes, dif-cilmente puede hacer de la vida de fe algo ms que sentimiento, dif-cilmente puede ser una referencia para la vida cristiana, tal y comotodos queremos. Difcilmente pasar de ser una institucin ms58 .

    En definitiva, es un reto para la Pastoral de Juventud hacer que laIglesia pueda ser percibida por los jvenes como una instancia donde veny escuchan cosas importantes para su vida, donde se ofrece un modelode vida alternativo y entusiasmante.

    La Pastoral de Juventud pretende suscitar entre los jvenes unaadhesin que se aleje tanto de la mitificacin como de la descalificacin,que sepa ver crtica pero equilibradamente luces y sombras. Una adhe-sin clida, que ame a la Iglesia concreta y real con afecto. Una adhesinfiel, que acoja el mensaje y el proyecto de su Iglesia.

    58 Ibid, 34-35

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    Afrontar el reto de la adhesin a la Iglesia es fomentar la vincula-cin a esta Iglesia, la que hay, con sus luces y sombras, con lo que nosgusta ms y lo que no nos gusta tanto, con todo aquello que tiene signifi-cado para nosotros y con aquello que no entendemos. A ello han de ayu-dar muchos de los elementos de este proyecto:

    opcin por el protagonismo de los jvenesvalorar la mediacin de la comunidad cristiana inmediataconseguir que haya comunidades de referencia comprometi-dasopcin por la pedagoga de la accinimportancia de la formacin, tanto de jvenes como deanimadoresrecuperacin del valor de la Iniciacin cristianacultivar campos experienciales en aquello que ms aprecianlos jvenes de la Iglesia, como es el compromiso con los mspobres

    3.8. Opcin preferencial por los pobres

    La opcin por los pobres, adems de ser un elemento irrenunciablede todo planteamiento pastoral cristiano, es tambin una de nuestrasopciones pastorales. El compromiso social, del que es expresin la parti-cipacin de jvenes cristianos en el voluntariado, no solo puede ser unaforma de dar cauce a esta exigencia evanglica, sino un elemento de nues-tra pedagoga pastoral. Constituye un campo experiencial en el que esposible suscitar el encuentro con Cristo y con la vocacin cristiana y eclesial.Tambin se trata de un mbito en el que se puede plasmar el protagonismode los jvenes por el que tambin hemos optado.

    En la gran empresa de la nueva evangelizacin, en la que estembarcada la Iglesia, corresponde a los jvenes impulsar desde su dina-mismo y su generosidad y con la fuerza del Espritu Santo la construc-cin de la civilizacin del amor. El Papa Pablo VI hablaba de laCivilizacin del Amor, que hay que construir; una civilizacin basadaen los grandes valores de la Comunidad, la Participacin, la Verdad,la Justicia, la Libertad, la Paz y el Amor. Una civilizacin que rechacetodo aquello que origine al hombre el Egosmo, la Explotacin, la In-

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    Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

    justicia, la Violencia, los Desatinos morales59 . Este compromiso se con-creta en la solidaridad con los marginados y los empobrecidos y desdeun compromiso eficaz en la defensa y promocin de los derechos huma-nos60 .

    No hay que olvidar la dimensin internacional que adquiere hoyel problema de la pobreza. Muchos jvenes cooperan ya con los pases envas de desarrollo, sin embargo hay que animar no slo a mayores com-promisos, sino tambin a compromisos ms estables.

    Por otra parte, no olvidemos que los datos de la sociologa indicanque gran parte de la juventud entra dentro del marco que define al pobresociolgico. As lo constatamos en el Proyecto Pastoral Diocesano 96-2000,en el que se reflejaba que la edad media de los que padecen pobrezagrave en nuestra Dicesis est entre los 21 y los 23 aos61 . Efectivamente,es en los jvenes en los que ms se ceban el paro, el desarraigo o la econo-ma sumergida, con todas las lacras que acompaan a estos fenmenos:droga, alcoholismo, delincuencia, prostitucin y otras formas demarginacin. A todo ello tenemos que sumar la especial marginacin delos jvenes rurales y marineros. Se trata de un sector de la juventud alque verdaderamente no sabemos dar una respuesta pastoral adecuada.

    Un 44% de jvenes manifiesta experimentar con bastante frecuen-cia sentimientos de responsabilidad por el bien de los dems62 . Cons-tatamos tambin que en muchas de las organizaciones de solidaridadcon los pobres hay una importante presencia de jvenes cristianos. Exis-ten tambin jvenes que han elegido como lugar de su apostolado losmismos jvenes marginados, viviendo incluso entre ellos como testigos yevangelizadores. Algunos jvenes han optado tambin por la pobrezaevanglica como forma de vida. Es tarea de la Pastoral de Juventud alen-tar esta presencia de jvenes cristianos entre los pobres y esta vivenciaradical y valiente del Evangelio de Jess, en una sociedad que invita acaminar en una direccin muy distinta, constituyendo ello un testimoniode gran valor para la evangelizacin.

    59 JICM, 47-4860Cf. OPJ 22.61 PPD. 96-00, p. 7062 Jvenes espaoles 94, 144

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    Nuestra Dicesis tiene posibilidades magnficas de encauzar estecompromiso de nuestros jvenes con el mundo de la pobreza. Sera de-seable una mayor atencin de los grupos de jvenes hacia las actividadesorganizadas por Critas, el Secretariado de Migraciones, el Secretaria-do de Pastoral Gitana, o el Secretariado de Pastoral Penitenciaria,entre otros, estableciendo programas de participacin de los jvenes enla medida de lo posible.

    Es necesaria tambin una formacin que capacite para trabajar efi-cazmente por cambiar las estructuras que hacen posible la pobreza. Laformacin social y poltica, as como la Doctrina Social de la Iglesia, de-ben formar parte de la formacin que se proporcione a los jvenes ennuestros procesos.

    Nada menos educativo para esta generacin que la superproteccinde nuestros jvenes y quizs nada ms educativo que tocar pobres conellos. El acercamiento a los pobres es una fuente de aprendizaje de valo-res humanos y cristianos, sobre todo para el reconocimiento del valor dela dignidad personal del ser humano, de cada ser humano, que es el fun-damento de la solidaridad.

    Redescubrir y hacer redescubrir la dignidad inviolable de cada perso-na humana constituye una tarea esencial; es ms, en cierto sentido es latarea central y unificante que la Iglesia, y en ella los fieles laicos, estnllamados a prestar este servicio a la familia humana. Entre todas lascriaturas de la Tierra, slo el hombre es persona, sujeto consciente ylibre y, precisamente por eso, centro y vrtice de todo lo que existesobre la Tierra63 .

    Al mismo tiempo, el acercamiento al pobre puede constituir unlugar teolgico para nuestros jvenes cuando se hace acompaado deltestimonio de cristianos que estn comprometidos en ese mundo.

    La adhesin a Cristo y la comunin eclesial lleva al servicio del hom-bre y al compromiso por el bien comn de la sociedad. Cristo revela elhombre al hombre, la plenitud de su dignidad, la de ser hijo de Dios.Por su parte la Iglesia, cuerpo de Cristo, es fermento del Reino, de lanueva humanidad. Por Cristo, cada hombre y todo hombre, especial-

    63Cf. GS 12.

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    Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

    mente los pobres y los que sufren, se convierten en camino para la Igle-sia, que prolonga la encarnacin de Cristo entre los pobres y su com-promiso liberador64 .

    3.9. El grupo: la comunidad cristiana inmediata

    Los grupos de referencia son importantes porque pueden garantizarque continuemos siendo seguidores de Jess dentro de cinco, diez, quinceaos... sin bajar la guardia... Quien en los ltimos aos haya acompa-ado la iniciacin y profundizacin a la fe de algunas personas o degrupos de personas durante un tiempo medianamente largo, enseguidase dar cuenta de que el seguimiento de Jess o se efecta en grupo, enreferencia a una pequea comunidad, o, si no, es altamente probableque se pase de la categora de cristiano-seguidor a la de cristiano-del-montn y, a medio plazo, a la de cristiano-buena-persona, amable,disponible y sensible ante algunas situaciones sociales y eclesiales, pero...con un alto riesgo de aburguesamiento y aburrimiento.65

    Lo que aqu denominamos comunidad cristiana inmediata reci-be diferentes denominaciones: grupo base, grupo de vida, equipo de re-visin de vida, comunidades de jvenes o simplemente grupo. Cierta-mente, el grupo es una mediacin, pero una mediacin insustituible eirrenunciable, no slo en la etapa catecumenal. En los jvenes es recono-cido que se trata de una necesidad vital en la formacin de su personali-dad66 . En general podemos decir que est llamado a ser una experienciade comunidad y una forma de participacin en la vida eclesial, encontrandoen la ms amplia comunidad eucarstica su plena manifestacin y su meta67 .

    En un trabajo de estudio del Consejo Pastoral Diocesano encontra-mos expresado este principio de una manera muy acertada:

    Todos los cristianos necesitamos un grupo donde vivir, revisar y cele-brar la fe y el compromiso. Es en este grupo donde, mediante la forma-cin permanente y la vivencia de la triple comunin (de vida, de bienesy de accin), experimentamos de una forma ms cercana y vital la

    64 OPJ 21; cf. GS 22, RH14, ChL 36; CA 53-5665 Garca Andon, C. Plan bsico de formacin Geideak, n3. Bilbao 1997. El grupo de referencia.66 DGC 159.67 Ibid

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    dimensin comunitaria de nuestra fe. Esto es el grupo base o de referen-cia... La falta de grupo base... produce que busquemos en otros grupos(por ejemplo en los equipos pastorales) el sustituir ese equipo de referen-cia.68

    En el foro de Pastoral de Juventud celebrado el ao 98 pusimos demanifiesto la gravedad de la falta de este grupo base para el joven tras losprocesos de iniciacin. Cuando la nica forma de pertenecer a la Iglesiaes la de realizar una funcin pastoral interna, muchos jvenes quedan enel aire; bien porque an no hay madurez, bien porque no les atrae ningu-na de las alternativas, o porque sencillamente han aprendido a vivir laIglesia en grupo y no superan la falta de ste. Al menos con jvenes, elgrupo es una mediacin imprescindible. Como dice el Proyecto Marco:

    la comunidad es una experiencia privilegiada para acompaar a losjvenes en su proceso de maduracin. Lo que proponemos es que se favo-rezca el que los jvenes compartan su vida en pequeas comunidades deocho a doce personas, en grupos mixtos, de edad homognea, con parti-cipacin estable y reuniones peridicas.69

    Este grupo debe tener unas caractersticas que le identifican comogrupo cristiano: referencia a Jess como determinante ltimo de la vida

    compartir y celebrar la feconciencia y comunin eclesialcon clara dimensin pastoralopcin preferencial por los pobres

    Otras caractersticas son importantes de cara a su funcionamientoy valor para las personas:

    pequeopolivalente, es decir, capaz de dar respuesta a todas las facetasde las personas que lo integran (afectiva, religiosa, formativa,vivencial, de diversin...)homogneo en edad, intereses, motivaciones..heterogneo en cuanto a situacin econmica, riqueza cultu-ral, ideolgica...

    68 Ponencia Consejo Pastoral Diocesano (97/98) Cmo hacer ms evangelizadora nuestra presen-cia en los ambientes, 9

    69 JICM, 124

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    Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

    El proceso de grupo es un elemento importante de la formacin deanimadores. Los grupos tienen un proceso que debe ser conocido por losanimadores: los signos que sealan las diferentes circunstancias por lasque el grupo va atravesando, los peligros y los aciertos...

    3.10. La familia, una clave educativa en la Pastoral de Juventud

    La Pastoral de Juventud tiene en la Pastoral Familiar su origen y endefinitiva su destinatario. La mutua referencia nos invita a estar aten-tos a esta dimensin familiar que debe recorrer todas las accionespastorales con los jvenes70 .

    As es como se expresa nuestro Proyecto Pastoral Diocesano 2001-2006, en relacin a la vinculacin que existe entre la Pastoral con los jve-nes y la familia.

    Es en la familia donde el joven se inicia como persona y como cris-tiano, y en muchos casos es hacia ella donde dirige su futuro. Por estoqueremos proponer al joven la familia cristiana en toda su verdad. Pre-tendemos animarlos a que partiendo de su experiencia familiar y del co-nocimiento del ideal de familia cristiana se interroguen y construyan,desde ya, un proyecto de su futura familia. Para facilitar esta tarea ofrece-mos al joven la referencia de la familia cristiana como ntima comunidadde vida y de amor71 . Queremos ayudarle a descubrir la familia como:

    Comunidad de amor: el joven experimenta en la familia el amorgratuito entre padres e hijos, entre hermanos y hermanas,entre parientes y familiares, un amor que est animado e im-pulsado por un dinamismo que conduce a una comunin cadavez ms profunda e intensa, fundamento y alma de la comu-nidad matrimonial y familiar.72

    Agente de socializacin: la familia es para el joven un poderosoagente de socializacin y un aspecto prioritario en su vida73 .Ahora bien, esta capacidad socializadora de la familia depen-

    70 PPD. 01-06, p. 168.71 GS, 48.72 Cf. Juan Pablo II. Exhortacin Apostlica Familiaris consortio, n. 18.73 Cf. AAVV. Jvenes espaoles 99. Fundacin Santa Mara, Ed. sm. Madrid, 1999.

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    de fundamentalmente de la estructura interna de la propiafamilia. All donde hay una familia con una consistencia ideo-lgica y emocional slida, no hay instancia socializadora quese ms potente a la hora de conformar hbitos, estructuras depensamientos, actitudes, valores, etc.74

    Escuela de valores: es para el joven escuela de humanidad75 ,un lugar privilegiado de comunin, gratuidad, participaciny comprensin. La experiencia familiar y los conocimientosadquiridos en el seno de la familia son el punto de partidapara su posterior capacidad de acogida de los valores del evan-gelio y para la puesta en prctica en su ambiente.

    Transmisora de la fe: la familia se convierte para el joven en suprimera catequista. Es en ella donde se inicia en la vida cris-tiana y donde adquiere los primeros conocimientos y expe-riencias de fe. Y ser esta experiencia positiva la que mar-que la vida del joven.

    Semillero de vocaciones: es en la familia donde el joven pue-de iniciar su proceso vocacional, donde puede recibir el alien-to necesario para descubrir la llamada personal que Dios lehace y la invitacin a seguirle radicalmente desde la vida con-sagrada, laical o sacerdotal.

    La familia se presenta al joven como iglesia domstica donde reci-be, comparte y es enviado a vivir la fe. Desde esta dinmica familiar losjvenes pueden ser ocasin de revisin y renovacin de la fe de sus pa-dres y un estupendo motor para la familia como sujeto y objeto de lanueva evangelizacin.

    Al mismo tiempo, queremos fomentar desde la Pastoral de Juven-tud, la familia como espacio de dilogo y comprensin mutua entre pa-dres e hijos, adultos y jvenes. Como espacio de perdn y reconciliacin,donde todos los miembros de la familia, segn su propio don, tengan laresponsabilidad de construir, da a da, la comunin de las personas, ha-ciendo de la familia una escuela de humanidad ms completa y rica76 .

    74 Cf. Prez Lobo, Nieves. Revista Religin y Escuela. Dossier de Actualidad: Cmoson los jvenes espaoles de nuestro tiempo? (1). Marzo, 2000.

    75 GS, 52.76 Cf. Juan Pablo II. Exhortacin Apostlica Familiaris consortio, n. 21.

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    Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

    El joven est en camino, construyendo su futuro. La Pastoral deJuventud pretende ayudarle a que lo construya desde Jess. Por eso esimportante mostrarle que el matrimonio y la familia son una vocacin,una llamada concreta del Seor a vivir su proyecto en medio del mundo.De ah la importancia de realizar una labor de acompaamiento de losnovios en el inicio de su itinerario hacia el matrimonio y la familia, ayu-dndoles a reflexionar sobre su amor y sus proyectos a la luz del Evange-lio de manera que puedan plantear su proyecto de pareja desde Jess.Todo esto en coordinacin con la Pastoral Familiar, tanto para ofrecertemas sobre las diversas claves de la familia, como para otros temas rela-cionados ms directamente con lo que se denomina preparacin remo-ta al matrimonio77 .

    Hoy ms que nunca, la familia es un valor agredido. La sociedadque vivimos ofrece alternativas que socavan esta comunidad primera que sus-tenta la iglesia domstica78 . Y la problemtica que sta sufre tiene suprimera caja de resonancia en los adolescentes y los jvenes. Por esto, se hacean ms urgente presentar a los jvenes una propuesta clara de la autn-tica familia cristiana79, a la vez que hay que involucrarlos en accionesevangelizadoras desde y para la familia.

    77 Cf. Ibid, p. 153.78 PPD 01-06, p. 14579 Cf. Ibid., p. 167.

    PARA REFLEXIONAR Y DIALOGAR

    1. Las opciones pastorales dibujan el estilo de la evan-gelizacin atendiendo a las condiciones de los desti-natarios, los jvenes. Subrayemos alguna opcin. Porqu nos parece ms importante que las otras?

    2. Cules son las opciones pastorales que definen nues-tra accin con los jvenes?

    3. Hacer nuestras las opciones del Proyecto nos hace cam-biar algunos planteamientos concretos. Cules?

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    Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

    4. El proceso de evangelizacin y sus diversas eta-pas.

    La Pastoral de Juventud ha de establecer el proceso a travs del cualla comunidad cristiana conduce y acompaa al joven desde su concretasituacin hasta la plena madurez humana y cristiana. Este es un proce-so lento y largo de descubrimiento: no hay recetas, ni soluciones exterio-res. Es el joven quien descubre su propia vida y es ah donde puedeencontrarse con Cristo por la fe80 .

    La dinmica del proceso evangelizador aparece definida por tres faseso etapas sucesivas: accin misionera (con los no creyentes), accincatequtica (con los recin convertidos) y accin pastoral (con los fielesde la comunidad cristiana).81

    80 OPJ 33; cf. ibid.1681 PPD, Cuarta Etapa del Plan Pastoral Diocesano, curso 1999-2000, 58

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    La Pastoral de Juventud y la Iniciacin Cristiana son realidadesque se implican mutuamente. El Proyecto Pastoral Diocesano 1996-2000en su Cuarta Etapa pidi que se estableciera un proceso orgnico de Pas-toral de Juventud referido a la Iniciacin Cristiana82 . La Iniciacin Cris-tiana puede definirse como

    la insercin de un candidato en el misterio de Cristo muerto y resucita-do, y en la Iglesia por medio de la fe y los sacramentos. (...) Tiene suorigen en la iniciativa divina y supone la decisin libre de la personaque se convierte al Dios vivo y verdadero, por la gracia del Espritu, ypide ser introducida en la Iglesia.83

    Esta insercin es progresiva. Tambin en la Pastoral de Juventudhay que distinguir tres etapas:

    T una etapa misionera, en la que se suscitan las preguntas religio-sas y se hace un primer anuncio e invitacin;

    T una etapa catecumenal consistente en un camino de conocimien-to y maduracin en la fe y la vida cristiana de jvenes que handado un primer s;

    T y una etapa pastoral en la que se completa la maduracin con lainsercin en la comunidad adulta y el compromiso en elmundo y en la Iglesia.

    Debemos ser conscientes de que las etapas se superponen unas aotras en la prctica. Al distinguirlas no se pretenden purismos ni rigide-ces, sino una clarificacin del camino a recorrer y unos criterios para po-der evaluar la situacin de los jvenes y los grupos concretos, en orden aplanificar los itinerarios ms adecuados.

    Estas etapas no quieren significar un proceso cronolgico sinometodolgico, pues pueden coincidir. Ayudan a entender que en el pro-ceso educativo de la fe siempre hay que tener en cuenta la situacinconcreta en que el joven se encuentra en las diferentes dimensiones de suvida.84

    82 Ibid.83 PDIC (Proyecto de Pastoral de Iniciacin Cristiana) p.17, citando a IC 18,1984 OPJ 34; cf. AG 6.13.15

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    Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

    Por otra parte, tomar conciencia del proceso evolutivo de la fe queaqu exponemos sirve tambin para clarificar el lugar y el papel que ocu-pan otras acciones pastorales relacionadas con la juventud, como sonPastoral Universitaria, Cursillos de Cristiandad, Pastoral Familiar, PastoralVocacional o Pastoral Educativa. Estas acciones pastorales tienen sus obje-tivos propios, que no se identifican totalmente con los de la Pastoral deJuventud, pero s coinciden algunos de ellos. En buena medida, la accinevangelizadora que realiza la Pastoral Universitaria en su campo, la ac-cin que realiza la Pastoral Familiar, la tarea de suscitar vocaciones y deayudar a discernir la llamada de Dios en los jvenes que desempea laPastoral Vocacional, la accin de la Pastoral Educativa con los alumnos delos centros escolares, son concreciones en diversos campos de la etapamisionera de la Pastoral de Juventud. Son puerta e invitacin para quealgunos enganchen en itinerarios de Iniciacin Cristiana, propios de laetapa catecumenal. Otras acciones de la pastoral vocacional, familiar ouniversitaria se inscriben dentro de las finalidades de la etapa pastoral.

    Desarrollamos a continuacin las etapas que componen el procesoexpuesto.

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    4.1. La etapa misionera: Id y haced discpulos... (Mt 28,19)

    La accin misionera se dirige a los jvenes no creyentes y a los alejadosde la fe y de la comunidad eclesial; y comprende las acciones de lacomunidad a ellos dirigidas. El elemento primero de esta accin misio-nera de la comunidad ser el testimonio de los creyentes como presen-cia, participacin y solidaridad85 . El testimonio ha de hacerse anun-cio explcito, propuesta del Evangelio de Jess86 . Concluye esta etapa,cuando el joven acepta a Jesucristo y desea incorporarse a la comuni-dad cristiana.87

    Etapa misionera significa salir al encuentro de los jvenes y plantarnuestra tienda donde ellos estn. Significa hacer efectiva una de nuestrasopciones pastorales: la presencia de la Iglesia, en especial de los jvenescristianos, en los ambientes juveniles. Los gozos y las esperanzas de losjvenes son los de la Iglesia si esto es as.

    No podemos conformarnos con llegar a los jvenes que acuden anuestras convocatorias, que son minora, y probablemente pertenecien-tes a un estrato social muy determinado. Tenemos que poner en prcticauna presencia evangelizadora all donde estn los jvenes. Una presenciavaliente y generosa, conscientes de que no siempre el resultado es la in-corporacin del joven a la Iglesia. Pero conscientes tambin de que slopoder colaborar en la transformacin positiva (en sentido evanglico) delambiente juvenil ya es un objetivo de la Pastoral de Juventud.

    No obstante, nuestro objetivo es ms ambicioso respecto al jovenconcreto: hacerle pensar en su vida, proponerle el seguimiento de Jesscomo alternativa e invitarle a entrar en un proceso de Iniciacin Cristia-na. Las situaciones pueden ser muy variadas. A veces habr que empezarpor ayudar al joven humanamente, animando en l la actitud y la deci-sin de querer vivir. Esto slo no es poco en algunos casos. Posteriormen-te habr que suscitar el deseo de tomar en sus manos la responsabilidadde su vida y suscitar la pregunta religiosa, acompandolo del testimo-nio, y llegado el momento, del anuncio explcito de Jess. Se ha de llegaras a una conversin inicial.

    85 EN 2186 Cf. ibid.87 OPJ 35; cf. EN 21

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    Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud

    Quines son los agentes de pastoral en esta etapa? Fundamental-mente, los jvenes mismos en sus propios ambientes. Esta etapa requiereverdaderos jvenes militantes, apstoles en sus ambientes, con una for-macin especfica. Pero tambin muchos animadores u otros agentes depastoral, por su insercin concreta en determinados ambientes, tienen laoportunidad y el deber de realizar una presencia misionera: profesoresuniversitarios, personas que imparten cursillos prematrimoniales, agen-tes de pastoral vocacional, profesores de religin de institutos o cristianosimplicados en las Hermandades y Cofradas.

    Tenemos que aprovechar las plataformas a las que los jvenes ale-jados puedan responder y mediante las que podemos tomar contactocon ellos: convocatorias de grupos de confirmacin, actividades de Pas-toral Universitaria, cursillos prematrimoniales, convivencias y experien-cias vocacionales, actividades de Pastoral Educativa, o Hermandades yCofradas. Hay que valorar tambin las posibilidades que ofrecen (y losfrutos que estn dando) los Cursillos de Cristiandad, pensados especial-mente para personas en situacin de arranque en su fe. As mismo hayque aprovechar otras plataformas, tales como asociaciones juveniles, de-portivas, culturales, consejos de la juventud de ayuntamientos, etc.

    El resultado de esta etapa ha de ser la formacin de grupos de jve-nes que eran alejados y ahora desean ser discpulos, dispuestos a comen-zar una etapa catecumenal de Iniciacin Cristiana. El Secretariado de Ju-ventud, en coordinacin con la Delegacin de Catequesis, habr de ofre-cer materiales o recursos tiles para esta etapa, conscientes de la diver-sidad de ambientes y de momentos en los que los diversos jvenes semueven. Estos materiales estarn orientados a facilitar los primeros pasosde un grupo que comienza.

    Frecuentemente, la accin misionera consiste en hacer convocato-rias en institutos y en los barrios para introducir a adolescentes en itinera-rios de iniciacin cristiana. Posiblemente sea este el modo a travs delcual mayor nmero de jvenes se acercan hoy a nuestra Iglesia. Siendociertamente una accin misionera, no sustituye los objetivos que son pro-pios de la etapa misionera. No podemos decir que los jvenes que acu-den a nuestras convocatorias tienen ya unos planteamientos incipientesde bsqueda de Dios, de encuentro con la Palabra, ni el deseo de sercatequizados. Por tanto, ser necesario una etapa ms o menos breve deprecatecumenado en la que se puedan consolidar unas primeras dispo-

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    siciones. De este modo se facilita que el itinerario catequtico que hayande comenzar caiga en tierra buena.

    4.2. Etapa catecumenal: ...ensendoles a guardar todo lo que Yo oshe mandado (Mt 28,20)

    La accin catecumenal mira hacia los jvenes que inicialmente handado su adhesin al Evangelio, a fin de capacitarles para su plenaintegracin en la comunidad cristiana. Intenta que los jvenes entien-dan, celebren y vivan en la Iglesia la vida nueva del Reino. Esta accincatecumenal est al servicio de la Iniciacin Cristiana88 . La catequesises como el noviciado de los cristianos89 , el perodo de maduracin dela conversin. La etapa en la que los convertidos se inician en todos losaspectos de la vida de la comunidad, para poder integrarse en ellacomo sujetos activos de la misma.90

    La Iniciacin Cristiana no es slo ensear la doctrina, sino iniciar atoda la vida cristiana. Estas son sus dimensiones fundamentales91 :

    - Conocimiento de los contenidos de la fe. Esta dimensin suponeasimilacin de nociones, valores, experiencias, acontecimien-tos. Se trata de realidades objetivas, basadas en la Revelacin,que no admiten acomodaciones ni subjetivismos.

    - Iniciacin en la vida evanglica, en un estilo de vida segn lasbienaventuranzas, que deber mostrar las consecuencias so-ciales de las exigencias evanglicas92 .

    - Iniciacin en la experiencia religiosa, en la oracin, en la celebra-cin comunitaria de la Eucarista, de la Reconciliacin, de laalabanza... La catequesis se intelectualiza, si no cobra vi