justo pastor benitez - vida solitaria dr. francia
TRANSCRIPT
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 1
Volver al Indice
JUSTO PASTOR BENÍTEZ
Correspondiente de la Junta de Historia y Numismática Americana
y de la Academia Española
La Vida Solitaria del
Dr. José Gaspar de Francia Dictador del Paraguay
Edición Digital BIBLIOTECA VIRTUAL DEL PARAGUAY
http://www.bvp.org.py Setiembre 2005
sobre la base de la Edición LIBRERÍA Y EDITORIAL “EL ATENEO”
FLORIDA 371 – CÓRDOBA 2099 BUENOS AIRES
1937
NOTA DEL AUTOR
Para escribir este ensayo sobre el Dr. Francia me he valido principalmente
de la rica documentación inédita existente en la Biblioteca Nacional de Río de
Janeiro (Colección Río Branco) y de los documentos del Archivo N. de
Asunción.
La Bibliografía fue completada en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires.
Expreso por ello mi reconocimiento a las tres instituciones mencionadas.
Asimismo debo manifestar mi gratitud al historiador brasileño Walter A. de
Azevedo, colaborador en la recolección de materiales. A su entusiasmo
desinteresado se debe este estudio.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 2
Agradezco igualmente la colaboración de los compatriotas D. Juan
Francisco Pérez y Dres. Julio César Chaves y Efraím Cardozo, a cuyo
inteligente concurso debo sugestiones, verificaciones e informaciones, sin las
cuales este modesto trabajo hubiera resultado aún más incompleto.
El ensayo fue escrito en el ambiente lleno de luz de Río Janeiro y
completado, en Buenos Aires, con el pensamiento puesto en la patria lejana.
Río de Janeiro, 25 noviembre, 1934. Buenos Aires, 28 de Mayo 1937.
PRIMERA PARTE
EL MEDIO GEOGRÁFICO, SOCIAL Y POLÍTICO
Asunción fue una madre pródiga en el coloniaje: exploraba, colonizaba,
fundaba ciudades, daba soldados para la guerra contra el indio y pagaba
tributo a las aduanas, hasta quedar reducida a la pobreza.
Los restos de la expedición de D. Pedro de Mendoza se refugiaron en las
tierras de los carios, a orillas del río Paraguay, para proseguir el cumplimiento
de los compromisos contraídos en las Capitulaciones. Juan de Ayolas, Domingo
Martínez de Irala y Juan de Salazar fueron los emisarios más conspicuos de
esa expedición. Desaparecido Ayolas, Irala concentró en Asunción las
disponibilidades de la conquista. Fue así esta ciudad, fundada originariamente
por Salazar (1537) y organizada por Irala (1541), un retén y una etapa. Tuvo
el galardón que le confirió Carlos V, conforme consta en la Guía de Forasteros.
“Usa esta Ciudad del Título de Ilustre desde su fundación, aunque en Reales
Cédulas dadas en Valladolid a 22 de Abril de 1601, 13 de Septiembre de 1609: otra dada
en Ventosilla a 17 de Octubre de 1614: una en Madrid a 30 de Diciembre de 1648, y otra
en San Lorenzo a 29 de Octubre de 1655 se dignó S. M. dar al Cabildo los títulos
siguientes: Concejo, Justicia, Regimiento, Jurados, Caballeros, Escuderos Oficiales y
Hombres buenos de la Ciudad de la Asunción, tal vez por los importantes servicios que
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 3
hizo en muchas poblaciones que fundó, y por haber sido Capital de ocho Ciudades como
se refiere en Rl. Cédula dada en Madrid a 7 de Junio de 1618. Tiene por Armas un
Escudo sobre campo azul; en el primer Cuartel está colocada Ntra. Señora de la
Asunción: en el segundo el Patrón San Blas: en el tercero un Castillo, y en el cuarto una
palma, un Árbol frondoso y un León que le concedió el Emperador Carlos 5º. así debe
inferirse, supuesto que la mayor parte de los papeles antiguos se perdieron en el incendio
que padeció esta ciudad el año de 1543, cuya desgracia es regular alcanzase también a
la Real Cédula en que S. M. le concedió el privilegio de tener 24 Regidores” (1).
Su jurisdicción abarcaba una dilatada extensión. La división administrativa
decretada por la Corona a propuesta del Gobernador Hernando Arias de
Saavedra, la redujo (1617-20) a la mesopotamia atravesada por los ríos
Paraguay y Paraná. El país tiene una naturaleza proporcionada. Los ríos son
caudalosos sin llegar a la magnitud del Marañón o del Mississipi. La selva no
tiene la grandiosidad amazónica, que aturde al hombre; no existen desiertos
inhóspitos; las cordilleras son más bien altas cuchillas, de perenne vegetación,
las llanuras no tienen la extensión monótona de las pampas o de las sabanas.
El territorio es variado y abundantemente regado, propicio para la agricultura.
El clima es sano y seco. El calor no alcanza grados deprimentes. La lluvia tiene
periodicidad favorable. La fauna y la flora son tropicales y variadas. Es un
“habitat” confortable.
El alma del habitante retrata ese medio proporcionado; se adapta a su
imperio. Es un país de pequeños granjeros y labradores de monte. La
agricultura educa la voluntad y enraíza. En esa ocupación es menester contar
con la naturaleza, con la colaboración del tiempo; esperar con paciencia que la
semilla germine. Pero ella puede volver sedentarios y rutinarios a los pueblos,
si no concurren otros factores que colaboren para su evolución. La población se
hace conservadora y tradicionalista. Esta característica vióse un tanto
neutralizada en la provincia por la guerra y por el comercio de la yerba mate,
mina vegetal que ocupaba un alto rango en el coloniaje. En el país no se
1 Informe de Lázaro de Rivera, en el Códice Virreinato de Buenos Aires. Guía de Forasteros. Original en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 4
explotaban minas de metales preciosos ni se practicaba el cultivo intensivo; no
se presentó, por tanto, el régimen económico propio para la esclavitud, El indio
era obligado a trabajar en la “encomienda”, sistema creado por Irala y que
permitía al conquistador disponer de brazos indígenas para su chacra. Se
cultivaban tabaco y caña de azúcar. La ganadería llenaba las necesidades de la
provincia.
La hacienda o estancia de ganado requiere un reducido personal, El patrón
trabaja al par que el peón. Tanto por la naturaleza del territorio, como por la
organización social-económica, en el Paraguay no apareció “el gaucho”
vagabundo y levantisco. No existió hacienda alzada que fomentara el
cuatrerismo. Ni existen vastos desiertos que permitan la cronicidad de la
delincuencia. El delito es individual. El criollo riñe por causas personales, pero
no se halla en perpetua rebeldía contra la autoridad.
Esta civilización naciente tiene al río Paraguay como columna vertebral.
Villa Real de la Concepción, en la desembocadura del Aquidabán; San Pedro de
Ycuamandiyú, sobre el Jejuy; Rosario sobre el Cuarepotí y San Isidro de
Curuguaty en el interior, son los centros de población más importantes en el
Norte. Santiago de Jérez, situado en las fértiles llanuras de la cabecera del
Apa, fue asolada por los “mamelucos” paulistas. Villa Rica del Espíritu Santo
tuvo que trasladarse desde el salto de Guairá al centro, por las continuas
invasiones de los “bandeirantes”. Villa Rica tenía su cabildo y un núcleo social
interesante y con Curuguaty centralizaba el comercio de la yerba.
El Sud, tiene como capital a Nuestra Señora del Pilar de Ñeembucú.
Itapúa es la puerta de las Misiones de ambas márgenes, sobre el Paraná. A
fines del 1700, sólo quedaban algunos pueblos en decadencia de las antiguas y
prósperas Misiones. San Ignacio, Santa María, el Tavará, en Jesús, conservan
restos de las iglesias jesuíticas y de sus altares platerescos. También son
dignas de mención las iglesias de Yaguarón y Capiatá, trabajadas por la mano
del indio bajo la dirección de hábiles artistas religiosos.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 5
La tradición social del núcleo principal es una continuación de las
costumbres peninsulares. Las familias traían de España y seguían practicando
su religión, sus usos, sus costumbres. Las fiestas populares son de pura cepa
ibérica. De este núcleo proceden los cabildantes, los sacerdotes y los jefes
militares, pero no constituyen una oligarquía por falta de base económica.
Sigue en orden de importancia la masa criolla; hijos de familias españolas o
del cruce del español con la india. El substráctum de esa sociedad lo
constituyen los criollos, o mejor dicho, lo que ha dado en llamarse “la raza
paraguaya”. Mereció ella apreciaciones elogiosas de parte de Félix de Azara y
otros autorizados escritores. El mestizo mostró desde la primera época
aptitudes para asimilar la civilización occidental. Predomina el cutis moreno,
pero los rasgos son del caucásico. Estatura más bien alta. Buena musculatura
y nervios de sensibilidad apreciable. Es ágil. Más amigo de la improvisación
que de la faena paciente. Le falta constancia, vale decir, educación de la
voluntad. Es despierto, pero imprevisor. No conoce el ahorro. Su
individualismo, heredado del ibero, le inhabilita para las labores de aliento que
exigen cooperación.
Es jinete y andariego. En el hogar criollo se fija con mayor facilidad la
mujer. El varón se acerca a otros campamentos. Como todo habitante de la
selva, tiene los sentidos aguzados. De ahí proceden sus cualidades
primordiales para la guerra, que es consuetudinaria en la provincia. Es más
bien silencioso y reconcentrado antes que expansivo. Integra las milicias y la
masa trabajadora. Se siente vinculado a la tierra, de la que se cree dueño, La
independencia tiene mucho que ver con la madurez de esa masa mestiza o
criolla. En esta sociedad agrícola, sin mayores complejidades, la mujer
constituye el centro del hogar. Ella reúne altas cualidades, fina sensibilidad. No
sólo atiende los quehaceres de la casa y la educación de los niños, sino que
coopera directamente con el hombre en la faena económica. Va a la chacra.
Tiene su profesión casera. Teje, borda ñanduti y ponchos de finísimo tejido y
firme color. Su abnegación y lealtad son tradicionales. Es la columna del hogar,
no por imitadas cualidades varoniles, sino por una fuerza tranquila y silenciosa.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 6
La vida recatada le facilita la disposición para trabajar su cultura y afinar su
sensibilidad. Esposa de guerrero y agricultor, sabe esperar. Los hijos se forman
bajo su amparo. Por eso influye más directamente en su educación y carácter.
Examinando las condiciones de esta raza sufrida, se encuentra en el fondo la
preponderante influencia de la madre paraguaya.
La vida jurídica tiene su expresión en el Cabildo. Allí se concentran las
cuestiones, se plantean los pleitos, se forman las opiniones, La distancia es un
obstáculo para la apelación, de manera que todo procura arreglarse en la casa
capitular. El Cabildo adquirió por tanto una gran importancia y fue durante el
coloniaje, la expresión de la autonomía.
La sociedad paraguaya es católica. Parece que la inquisición poco tuvo que
hacer en la Provincia. Predominaban los franciscanos, dominicos y
mercedarios. Los jesuitas concentraban su influencia en las Misiones, y cuando
quisieron proyectarse, chocaron con la colonia, como ocurrió en las
revoluciones de los Comuneros en la época del obispo Fray Bernardino de
Cárdenas (1644-1677) y de José de Antequera (1617-35).
En ese grupo social que sirvió de base a la formación nacional no existía
bastante riqueza acumulada para la creación de oligarquías. Se citaban a
comienzos del siglo XIX, la fortuna de los Corvalán, de los Cazal, Varela,
Duarte, Rojas de Aranda, con cierta exageración, pues, antes que potentados,
eran ricos-pobres con alguna hacienda y poco dinero. Contaban con alguna
vajilla de plata, casonas señoriales y esclavos en escaso número. Circulaba
como moneda el Carlos IV, recortado o limado (macuquinas) y otras piezas de
plata y cobre. El trueque era práctica comercial. Dinero efectivo o géneros se
traían del Río de la Plata en pago de yerba, tabaco, azúcar.
La población fue calculada en 60.000 por Azara en 1775, y en 250.000 por
Bally, en 1828. La preocupación constante es la guerra contra el indio del
Chaco y los “bandeirantes”. La provincia contribuyó con su trabajo para las
fortificaciones de Buenos Aires y de Montevideo, y la construcción de las
catedrales de la capital porteña y de Córdoba. A Santa Fe – fundada también
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 7
como Buenos Aires, Corrientes, Concepción del Bermejo y la primera Santa
Cruz de la Sierra, por huestes asunceñas – se le siguió prestando colaboración
para su defensa contra el indio.
El criollo paraguayo contribuyó a la reconquista de Buenos Aires en 1806
(2). Es guerrero natural, pero no militarista. Le falta disciplina, método,
constancia, pero en cambio es fuerte y de espíritu de iniciativa para la lucha.
Su perspicacia natural hace de él un soldado listo y resistente. Esa
característica, que forma el perfil saliente de su personalidad, subsiste como
herencia.
La población en general, es sana, tiene alimentos en abundancia; vive una
vida sencilla, consagrada a las faenas agrícolas; los bosques le suministran
material de construcción; abundan la caza y la pesca. Las necesidades de un
hombre de tal cultura y costumbre, son limitadísimas; la prodigalidad del
suelo, que rinde con escaso esfuerzo, no le predispone ni le habilita para el
trabajo febril, más propio del que habita climas fríos y tierras pobres. La
naturaleza no le incita, porque es pródiga. No conoce cataclismos, ni cordilleras
inaccesibles, ni fríos intensos; el invierno es corto; las plantas no pierden el
follaje en esa época. Su medio de transporte, que es la carreta, con su fatigosa
marcha, le acostumbra a ir despacio y trabaja su espíritu con lentitud paciente.
Dispone de instrumentos agrícolas anticuados, con los cuales ayuda a la
naturaleza, pero no la domina. Recibió de los guaraníes una rica herencia en
materia de cultivos, como el maíz, la mandioca, el poroto, el tabaco. Según
Azara, la mayoría de los paraguayos, en 1800, sabían leer y escribir, eran
aseados y contaban con medios de subsistencia apreciables, sin ser ricos (3).
Pero el pueblo no alcanzó los beneficios de la cultura superior porque
careció de universidades y del ocio que proporciona la riqueza acumulada.
Actuaron en el escenario de la época pre-revolucionaria, algunos hombres
formados en el extranjero, como los doctores José Gaspar de Francia, Manuel
2 Véase Juan F. Pérez: Repercusión en el Paraguay de las Invasiones Inglesas y Auxilios del Paraguay en el Río de la Plata. 3 Informe de Félix de Azara: Memoria rural del Río de la Plata. Batoki, mayo 9 de 1801.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 8
José Báez, Juan Manuel Granze, Mariano Antonio Molas, Fray Fernando
Caballero, Ventura Díaz de Bedoya, Francisco Javier Bogarín, José Mariano
Valdovinos, Fernando de la Mora, Juan B. Qüin de Valdovinos, Juan B. Achard y
algunos sacerdotes, poseedores de la cultura general que podía adquirirse en
aquella época en Buenos Aires y Córdoba, principales centros de formación en
el Río de la plata.
En el Colegio de San Carlos enseñaban algunos conocedores del Derecho
canónico y del civil. En la Provincia no se publicaban periódicos; la imprenta
desapareció con los jesuitas; los libros eran escasos y muchos de ellos
entrados de contrabando, dada la prohibición que existía en la época colonial.
El buen sentido y la experiencia son las principales fuentes de formación
espiritual. Pero se respeta la inteligencia, como lo prueban el ascendiente
popular de Francia, de la Mora, de Bogarín, de Molas, en el movimiento
emancipador. Arandú (sabio) es el que ve los días del futuro; luz en el cerebro;
intuición en el espíritu, en el lenguaje gráfico del paraguayo. La figura más
ilustre del período fue indudablemente el apostólico Pbro. Amancio González y
Escobar.
La sociedad paraguaya de comienzos del siglo XIX, era distinguida y
señorial, conforme lo atestiguan las referencias de Nicolás de Herrera, los
Robertson y Juan Manuel Granze (4).
Se realizaban fiestas de gala y bailes de alto postín en la casa de los
Gobernadores y en el Cabildo y en las casas de los Zabala, Valdovinos y de
Juan B. Achard; así como representaciones de comedias en teatros
improvisados. Las fiestas más recordadas fueron las celebradas en 1804,
durante el gobierno de Lázaro de Rivera, con motivo de la designación como
1er. Regidor Perpetuo del Cabildo del Príncipe de la Paz, don Pedro Godoy. En
los días consagrados al Rey se realizaban solemnes Te Deum, un banquete en
4 Una fiesta en el Paraguay de 1804 . Informe de D. Juan Manuel Granze, José de Arza y D. José García de Oliveros.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 9
Palacio, y corridas de toros y de sortijas. La Asunción se daba el tono de un
centro de cultura, un foco de irradiación (5).
SEGUNDA PARTE
EL HOMBRE
FAMILIA Y BIENES DEL DR. FRANCIA ANTECEDENTES PERSONALES
José Gaspar de Francia es un hijo representativo de la Provincia, surgido
de la clase distinguida.
Nació en la Asunción el 6 de enero de 1766. Hizo sus cursos escolares en
la Capital. Más tarde fue enviado a Córdoba, probablemente para la profesión
religiosa. Su temperamento y carácter le impidieron consagrarse al sacerdocio.
Volvió a la ciudad natal donde ejerció la abogacía y la cátedra desde 1786.
Valioso testimonio de sus antecedentes personales constituye el informe
enviado por el Cabildo al Virrey el 18 de agosto de 1809:
“Es natural de Asunción, hijo legítimo de padres notoriamente nobles como lo fueron
D. García Rodríguez Francia, antiguo capitán comandante de milicia de artillería de esta
Provincia, y de doña Maria Josefa de Velasco, habiendo sido su tío -abuelo materno D.
Fulgencio Yegros y Ledesma, que fue Gobernador y Capitán general de esta Provincia”.
Era primo de Fulgencio Yegros y sobrino de Fray Fernando Caballero.
Este sacerdote fue el verdadero mentor de su juventud. No era ni mestizo ni
mulato, como afirman sus detractores. Según declaración propia, que se
menciona en otro lugar, D. García, el padre, nació en Mariana, en el Distrito
del Virreinato de Río de Janeiro, llegó al paraguay y entró en el servicio real. El
informe capitular continúa las referencias:
5 Revista Paraguaya , Nº 4, agosto 20 de 1882.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 10
“Soltero, de 43 años, persona de conocido talento y de una instrucción bastante
general al paso de ser de un carácter pacifico, prudente y moderado y de bien acreditada
honradez e integridad y de arreglada conducta.
“Hizo sus estudios en la Universidad de Córdoba del Tucumán con manifiestas
ventajas y obtuvo allí los grados de maestro de Filosofía y doctor en Sagrada Teología.
En este real Colegio Seminario, después de haber enseñado Latinidad, regentó la cátedra
de Vísperas para la Teología, que se le confirió en rigurosa oposición.”
El Dr. Francia había adquirido los conocimientos que entonces se daban
en las universidades de la América Española. Córdoba del Tucumán produjo
hombres como el Deán Gregorio Funes, Juan Ignacio Gorriti, Juan José Paso, y
Manuel Alberti. De la Universidad de Charcas fueron alumnos Mariano Moreno,
Juan José Castelli, Bernardo Monteagudo, Vicente López, Facundo Zuviría. Vale
decir que dichos centros fueron la casa espiritual de los directores de la
revolución en el Río de la Plata.
Con tales títulos, el Cabildo le designó, con especial recomendación, para
la terna de candidatos a Diputado que debía ser escogido para representar al
Virreinato del Río de la Plata, juntamente con los otros diputados de la América
Española, en las Cortes de Cádiz. Obtuvo en esa ocasión la unanimidad de
votos, juntamente con Bernardo Velasco y José Antonio Zavala y Delgadillo. En
la desinsaculación practicada por manos del niño Manuel García Díez, la suerte
favoreció al Dr. Francia. Continúa así el informe;
“Ha tenido particular aplicación al estudio del Derecho, en cuyas materias ha
manifestado a satisfacción del público y de los magistrados suficiente capacidad...
conduciéndose siempre con honor y rectitud. Por su reputación y buen nombre fue electo
el año de 1808 alcalde ordinario de primer voto de esta ciudad, cuyo cargo desempeñó
cumplidamente”. (6).
Lo tenemos, pues, de regreso de Córdoba con su flamante título y con
las “menores órdenes” y el traje talar que pronto abandonaría. Ejerció la
6 Ver Revista del Instituto Paraguayo, N 63, año X, 1909.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 11
abogacía, profesó algunas cátedras y alcanzó la dignidad de funcionario
respetado por su saber y austeridad.
No fue un aventurero, ni un corrompido, ni un resentido social. Además de
la cultura general tenía información y práctica del mecanismo administrativo
de la Colonia. En Córdoba dejó como rastro su nombre escrito en un banco de
la clase a punta de cuchillo, con tanto vigor que traspasaba la madera del
pupitre. Pero, en cambio, el ambiente conventual dejó en su espíritu huellas
profundas. Durante toda su vida siguió el estricto régimen de alimentación y
pobreza que aprendió en el claustro. Esa misma disciplina silenciosa impuso al
país. Resabios de la primera educación.
La rectitud campea en los actos de su vida pública y privada. No defiende
sino los pleitos que estima justos; su saber no está en almoneda ni su bufete
se presta para escarnecer la justicia. A comienzos de 1809, renuncia al cargo
de promotor fiscal de la Real Hacienda, con fundamentos que revelan la
reciedumbre de su carácter. En el cuerpo capitular es oído y respetado. Es una
vida que apunta muy alto, una voluntad tendida hacia grandes ambiciones,
una inteligencia que vela por su predominio.
A su legajo personal, es útil agregar los antecedentes que muestran sus
condiciones morales, antes de que le veamos actuar en el tumultuoso medio
político.
A su regreso de la Universidad de Córdoba profesó las cátedras de Latín
en el Real Colegio de San Carlos, en 1789, y de Vísperas de Teología, vacante
por la renuncia del Dr. Alonso Báez. También sustentó la cátedra de Filosofía.
Poseía una cultura sistematizada; pues no se limitaba a rumiar Lógica y
Teología medioevales.
Siguió leyendo, cultivando su inteligencia. En su biblioteca figuraban los
libros de Voltaire, de Rousseau, del abate Raynal. Recibía constantemente
libros y periódicos del extranjero. Escribía con corrección, aunque sin
elegancia. Gustaba referirse a los “derechos imprescriptibles”, a la “igualdad de
los hombres”, a la facultad del pueblo para darse gobierno, lenguaje que revela
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 12
la procedencia rousseauniana de su ideología. Es afirmativo en sus
conclusiones; razona siempre con buen sentido; fundamenta sus juicios; su
estilo es áspero. Hablaba ese lenguaje penumbroso que da al auditorio la
sensación de la profundidad. En lugar de usarla como tolerancia, empleaba su
cultura para imponerse. Su vanidad tenía algo de orgullo. Si llegó a triunfar no
fue por casualidad. El azar no jugó ningún papel en su vida. Todo lo calculó y
proyectó. Fue una inteligencia al servicio de una ambición y de una voluntad
incorruptible. No un destino que se improvisa sino un trabajo que culmina. Su
juventud, y aun la edad madura, fueron preparatorias de una actuación
sobresaliente. Fue un hombre sustantivo. Nada de dobleces ni de adhesiones.
Actuó por sí; trabajó por su cuenta. Sólo le falta el ambiente; que llegue la
hora en que ha de surgir. El Dr. Francia, en 1809, era ya un serio proyecto de
gobernante. Sobresalió, y por lo tanto atrajo al rayo. Fue, sobre todo, un
carácter, vale decir, que tuvo la columna vertebral de las cualidades de un
hombre.
Le imaginamos en este período de su vida, en actitud pensativa,
escrutando el horizonte, aguardando su cuarto de hora, para entrar en acción
e incrustarse en la Historia, como un proyectil o una soldadura.
FAMILIA Y BIENES
El doctor Francia descendía de una familia honorable y distinguida. La
madre, doña María Josefa Velasco y Yegros, estaba emparentada con los
Yegros y Ledesma, españoles llegados al país para ocupar altos cargos y que
se incorporaron a la vida colonial con una ejecutoria ejemplar, como la
actuación del general Yegros y Ledesma, gobernador, y José Antonio Yegros,
enérgico expedicionario del Chaco.
El padre del Dictador fue el comandante de artillería D. García Rodríguez
Francia, natural de Mariana, Estado de Río de Janeiro, Brasil, llegado al
Paraguay allá por 1771. Se hallaba emparentado por lado de la madre con la
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 13
familia Caldeira Brant, y por el padre, posiblemente, con los “bandeirantes”
França Velho, conquistadores y colonizadores de incontenida audacia. (7)
El capitán Rodríguez Francia sirvió en el ejército de la Provincia durante 35
años con abnegación y competencia. Llegó joven y fuerte; cruzó varias veces
el territorio; instruyó a la tropa en el manejo de las armas de fuego y
conquistó sus galones, con una foja de servicios ennoblecedores. Cuatro
gobernadores le contaron como auxiliar y colaborador, mereciendo de todos
ellos justicieros elogios. Acompañó a Félix de Azara en los trabajos de la
demarcación de limites entre las colonias españolas y portuguesas, de acuerdo
con el tratado de 1750; comandó las guarniciones de Remolinos y Borbón;
fundó el fuerte de San Carlos y levantó un censo de la Provincia. Cultivado y
servicial, lo mismo desempeñaba cargos en la Real hacienda, que misiones
militares. (8)
El matrimonio Francia-Velasco tuvo cinco hijos: Lorenza, casada con el
alférez José Francisco Marecos; Petrona, casada con Mariano Larios Galván,
secretario de la Junta de Gobierno; Pedro, que contrajo matrimonio con una
hija del doctor Manuel Granze; Juan José y José Gaspar, ambos célibes. Los
dos hermanos Juan José y Pedro, aparecen como firmantes del acta del
Congreso del 20 de junio de 1811. Pedro vivía en una chacra de Yaguarón y
fue administrador de Itá. Se dice que padeció de enajenación mental. Petrona
vivió en la quinta de Ibiray, durante la prisión del marido Larios Galván,
7 Véase Basilio de Magalhães: A expansão geographica do Brasil nos Séculos XVI e XVII. 8 Así consta en el siguiente testimonio (Manuscrito en el Archivo Nacional. Publicado por F. R. Moreno.): “En la ciudad de la Asunción del Paraguay a los veinte y un día del mes de Nov.re de mil ochocientos y quatro ante el Sr. Dn. Lázaro de Rivera Governa.or Int.e de esta Prov.a se presentó Dn. Garcia Bodrig.z Francia, dijo: “Que era natural de la ciudad de Mariana del Distrito del Virreinato del Janeyro, y que profesa la Religión Católica, Apostólica, Romana, como lo podrán certificar los Párrocos de esta ciudad: Que es casado: Que su exercicio es el de las Armas, sirviendo a Su Mag.d desde el año de mil setecientos setenta y uno, y actualm.te de Comand.te de las dos Compañías Milicianas de Artillería: Que posee una casa y seis esclavos: Que hace cincuenta y un años que se estableció en esta Prov.a: en cuyo estado le recivió Su S.ria juram.to que hizo por Dios N.ro S.or y una señal de Cruz como forma de Derecho p.r el qual prometió decir verdad de lo q.e supiere y fuere preguntado; y siendo al tenor de la exposición q.e antecede, dijo: Que es verdad q.to en ella se contiene en q.e se afirma y ratifica bajo el juram.to q.e ha prestado: Que es de edad de sesenta y seis años y firmó con Su S.ria de q.e doy fe. RIBERA. García Rodríg.z Francia. Ante mi: MANUEL BENÍTEZ. Esc.no y notº p.co de S. M. Gov.no y Cav,do.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 14
ayudada por el Dictador. José Gaspar fue enviado a Córdoba, de acuerdo con
los consejos de su tío Fray Fernando Caballero. Allí recibía la modesta
colaboración pecuniaria del padre, así como útiles y ropa. No tuvo necesidad
de cambiar el apellido, como se afirma, puesto que el padre firmaba Francia y
no França.
En mayo de 1810 se procedió a la partición de los bienes dejados por
fallecimiento de los esposos Francia-Velasco. El caudal hereditario alcanzaba a
la suma de 9.290 pesos. La sucesión se abrió sin otro incidente que la negativa
de José Gaspar de aceptar la herencia, actitud que varió por insistencia del
alférez Marecos. Se llevó igual parte, pero no aceptó encargarse del juicio, a
pesar de ser abogado. Le correspondieron 1.858 pesos, atribuidos en la
siguiente forma:
“Primeramente la mulata Rafaela, enferma habitual de llagas, en cien pesos.
Id. el mulatillo Pío, de siete años, en ciento y diez pesos.
438 pesos plata con dos reales.
Un lance de la casa de tejas, cerca de la Plazuela de La Merced, avaluado en 400
pesos.
Otro lance en 700 pesos, en el mismo sitio.
4 varas de sitio vacío, avaluado en 15 pesos.
Una caja en 8 pesos.
Tres mesas en 8 pesos.
Seis sillas en 7 pesos 4 reales.
Una rinconera en 2 pesos.
Una frasquera con 11 frascos en 9 pesos.
Una cafetera de lata en 4 reales.
Seis servilletas en 3 pesos.
Una romana en 8 pesos.
Dos barretas en 10 pesos.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 15
Un montón de piedras, 5 pesos.
Tejas viejas en 12 pesos.
Tejas, en 2 pesos.
Regla de latón y compás, en 6 reales.
1 tomo Ejercicio de Artillería, en 1 peso.
1 tomo Tratado de Artillería, 1 peso.
1 Reglamento de Milicia, 4 reales.
En efectivo, 13 pesos y 4 reales.
Libros: Jurisdicción ordinaria y Declaración de Ordenanza , en 1 peso (9).
Hijo de una familia honorable, heredero de una modesta posición
económica, abogado de crédito, el Dr. Francia nunca fue codicioso ni amante
del dinero. En plena juventud gastaba lo que ganaba en su bufete; llegado al
poder, sus gastos fueron mínimos, austera su vida, desinteresada su gestión.
Ni buscó ni amó la plata, de manera que nunca fue su esclavo. Su desinterés
era tan grande como sus escrúpulos en el manejo de la cosa pública. Después
de un gobierno de más de un cuarto de siglo, dejó como herencia una suerte
de tierra en Ibiray y más de 36.000 pesos de sueldos no cobrados, en
Tesorería. No usó el dinero para sus placeres ni para corromper. En su régimen
despótico jamás entraron los favores ni la riqueza como instrumento de
gobierno. Vivió y murió pobre. El dinero no tuvo, pues, influencia en su
conducta. Hubiera podido ingresar en un convento de franciscanos sin esfuerzo
alguno y hacer los tres votos: pobreza, castidad y obediencia. Sólo hubiera
tenido que invertir el tercer precepto, porque la suprema pasión de su vida fue
el poder: mandar y ser obedecido.
Hizo sus estudios en Córdoba, en condiciones modestas, sustentado por el
padre. Si bien los vínculos familiares no constituyen condiciones ineludibles del
luchador, del político, del genio, – que, según Montaigne, no tiene
9 Publicado en la Revista-del Instituto Paraguayo.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 16
ascendientes ni necesita dejar herederos –, es útil recordar que el Dr. Francia
no fue el hijo descastado que suelen pintar sus detractores.
He aquí el texto de un documento de menor cuantía que muestra esas
vinculaciones:
“NUMERO DE GUÍA 107. En nueve de Marzo de 1784 se dio Guía a don García
Rodríguez Francia, para remitir a la Universidad de Córdova, para gasto y servicio de su
hijo, el Mtro. Don Joseph Gaspar Francia y Velasco: un retobo de Cuero con once cajetas
de dulce: un Tercio de Yerba; un mantel y dos servilletas: un Negrito de edad de Diez
años: y para el uso de este, una hamaca: un Bolant de Pañete, un par de Calzones de
Paño: un chupetín de Lila: y dos Camisas, una de lienzo, y otra de Ruan.
(Fdo.); ARAMBURU.”
El padre del revolucionario fue un hombre de carácter bondadoso y
sociable, un funcionario de la Provincia con cuyo destino se identificó. Heredero
de la recia contextura de los “bandeirantes” paulistas, trabajó durante un
cuarto de siglo en los más variados menesteres al servicio de los
gobernadores. Parte del prestigio de José Gaspar provenía del recuerdo de los
servicios prestados por el capitán Rodríguez Francia.
LEYENDAS DE LA MOCEDAD
Muchas leyendas envuelven su juventud. Estudió en la Universidad de
Córdoba, en la época de los Franciscanos. He aquí una de esas leyendas:
En el interior de la iglesia de la Compañía de Jesús, se había construido un
profundo subterráneo que atravesaba buena parte de la ciudad y desembocaba
en el edificio llamado “Noviciado Viejo”. Aquel subterráneo tenía calabozos
para la aplicación de penas corporales y ahí se hallaban también numerosos
sepulcros. Los estudiantes solían hacer escapatorias nocturnas. Para ello tenían
que saltar las murallas. El becado asunceno hacía de puntero en las correrías,
con una linterna y un puñal; levantaba la puerta del subterráneo y se
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 17
internaba en él, cruzaba los antiguos calabozos y salía por el noviciado. Una
noche indujo a uno de sus compañeros a acompañarle. Muerto de miedo, pero
lleno de amor propio, éste cruzó el terrible túnel y llegó al lugar de la fiesta. De
regreso, el miedo creció en proporciones escalofriantes. Una calavera se le
atravesó a mitad de camino. El pobre muchacho, sin oír las palabras con que
deseaba infundirle ánimo, tropezó y cayó. Entonces, José Gaspar desenfundó
el cuchillo, se precipitó sobre el cráneo y lo hundió en él hasta las eses... Una
queja de animal herido hizo vibrar el subterráneo. Una rata huyó despavorida.
La bestezuela había sido la que movió la calavera. Francia, sin dejar de
blasfemar, cargó con su compañero, que se había dislocado una pierna al caer,
y con él a cuestas siguió su camino por el antiguo subterráneo, hasta llegar a
la Universidad. Este episodio rodeó de prestigio al alumno paraguayo.
Andando los años, sus jóvenes camaradas mencionaron otros episodios no
menos terribles que el del subterráneo de los jesuitas y la calavera movida por
una rata... Había obligado a tragar el carozo de un durazno a un compañero
que le hurtó los dulces enviados por sus padres de Asunción. En sus
mocedades se contenían ya en potencia las cualidades de firmeza y decisión
que le caracterizaron en la edad madura. José Gaspar se arriesgaba con
decisión y coraje, al subterráneo. No se detenía a trazar hipótesis sobre lo que
había adentro ni dónde terminaba. Tenía que salir y se lanzó al camino oscuro
y recóndito. El hombre que no arriesga no va a ningún lado, sobre todo en
política, y cuando aparece un fantasma, tiene que develarlo. Un hombre de
verdad no se asusta de las sombras, sabe que una calavera carece de vida y
que sólo puede ser movida por otro ser viviente. Si se le cruza al camino, debe
lanzarse sobre ella, y si se tiene un arma, esgrimirla. Los recuerdos de la
Universidad cordobesa, lejos de mostrarnos un caso de maldad precoz, revelan
que el Dr. Francia fue desde su más lejana juventud, un carácter recio, duro,
decidido y capaz de atravesar lóbregos túneles para llegar a su fin.
La tradición popular le atribuyó otra actitud simbólica. Se cuenta que en
medio de la indecisión de la asamblea de 1813, que proclamó la absoluta
independencia, el vocal-decano se presentó con aire provocativo. Llegó hasta
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 18
la mesa presidencial, sacó la pistola, la depositó sobre el pupitre y dijo: “Aquí
traigo mi argumento contra Fernando VII”. Vale decir, la resolución, la acción,
la fuerza, el arma como condición necesaria para completar la revolución. Un
realista de la política, como él, no pudo contentarse con declaraciones, tenía
que ejecutarlas con la fuerza. Por algo el político difiere del hombre de cátedra
y del soñador.
La influencia de Córdoba se proyectó sobre toda la vida y actuación de
José Gaspar de Francia. La educación monástica, la disciplina del claustro, la
rigidez y sobriedad de las costumbres, le acompañaron en su actuación de
gobernante. Puede decirse que concibió la existencia de la República, como un
vasto convento sujeto a las reglas de la orden. Su formación espiritual tiene
como base la disciplina. Su soledad y el amor al silencio impuesto, nacieron en
ese claustro. El régimen francista parece la rigidez severa de la Universidad de
Córdoba, proyectándose sobre el gobierno de Asunción, en algunos de sus
aspectos (10).
TERCERA PARTE LA REVOLUCIÓN
LA REVOLUCIÓN DE MAYO EN EL PARAGUAY
La tranquila vida colonial paraguaya, de comienzos del siglo XIX, se vio
turbada entre 1810 y 11 por diversos acontecimientos exteriores que
repercutieron en ella. En primer lugar, la invasión de la península ibérica por
los ejércitos napoleónicos, que dejó caduco el poder central. Luego, la
revolución del 25 de Mayo en Buenos Aires, que buscó proyectarse hacia todas
las provincias que integraban el Virreinato del Río de la Plata. Asunción se
rebeló en 1811 por las mismas razones que Caracas, Charcas y Buenos Aires.
El nuevo mundo maduraba tempranamente. Una minoría selecta, imbuida de la
10 Ver Juan Francisco Pérez: La influencia de Córdoba en la vida del dictador Francia.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 19
filosofía moderna y contagiada por los ejemplos de las revoluciones francesa y
norteamericana, propugnaba por la emancipación, siquiera usara en los
primeros momentos la máscara del juramento de fidelidad a Fernando VII. En
el Paraguay ese partido estaba integrado por criollos educados en Buenos Aires
y Córdoba, por sacerdotes de regular cultura y por algunos jóvenes militares
que tuvieron actuación en la defensa de Buenos Aires contra los ingleses y en
la resistencia contra el ejército de Belgrano. Rodeados de prestigio heroico,
estos soldados fueron los realizadores del pensamiento.
La Junta constituida en Buenos Aires, a raíz del 25 de Mayo, por circular
del 27, pidió su adhesión al Paraguay y el envío de un diputado al Congreso en
que se reunirían los representantes de todo el Virreinato. Al mismo tiempo
llegaba por vía Montevideo la circular de la Regencia peninsular. El
Gobernador, D. Bernardo de Velasco y Huidobro, convocó a una Junta General
de vecinos, para determinar la conducta de la provincia ante tan graves
sucesos.
La Junta de Buenos Aires, apremiada en asegurarse la cooperación de
todas las provincias, incurrió en el error de enviar al Paraguay como emisario
al Coronel D. José de Espínola y Peña, paraguayo, que gozaba de pocas
simpatías entre sus coterráneos y que despertó la desconfianza de los realistas
crudos. Espínola tuvo que salir huyendo.
El 24 de julio de 1810 se reunió en el Real Colegio de San Carlos, la
anunciada Junta General. Se dio lectura a un manifiesto del Cabildo y en medio
de aclamaciones fueron aprobadas las siguientes resoluciones: (11)
1º. Reconocer el Supremo Gobierno de la Regencia, como representante
de Fernando VII;
2º. Guardar armoniosa correspondencia y fraternal amistad con la Junta
de Buenos Aires, sin reconocer su superioridad;
11 Varios congresales que llevaron su voto escrito no pudieron leerlo, pues sólo el Dr. Francia consiguió hablar (Somellera: Notas de Rengger, Proceso formado a D. José de María en la Nueva Revista de Buenos Aires, tomo XIII; Báez; Historia Diplomática, II).
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 20
3º. Formar una Junta de Guerra (12).
El primer punto era un triunfo netamente realista, puesto que daba
satisfacción a la circular recibida del Consejo de la Regencia, por vía
Montevideo-Misiones. Asimismo, la resolución de formar una junta de guerra
era una prevención, en vista de las noticias recibidas de las pretensiones de la
princesa Carlota Joaquina, sediciente heredera de su hermano Fernando,
prisionero de Napoleón.
La Junta de Buenos Aires inició una política de amenazas contra el
Paraguay. Cerró la comunicación fluvial y decretó la separación de las Misiones
de la dependencia asunceña, vale decir, pretendió aislar al Paraguay para
someterlo (13).
En el mismo año decidió enviar una expedición militar al mando de Manuel
Belgrano. El Paraguay resistió. Belgrano fue vencido en las batallas de
Paraguarí (19 de enero) y Tacuarí (9 de marzo) por las fuerzas provinciales
dirigidas por el Teniente Coronel Manuel Atanasio Cavañas. Firmó una
capitulación honrosa y repasó el Paraná. Le acompañaron hasta Corrientes
varios oficiales paraguayos. Desde Candelaria envió dinero para las viudas y
huérfanos de los soldados muertos en las dos acciones, gesto de nobleza que
le captó muchas simpatías.
En el viaje inició conversaciones con sus acompañantes, a quienes explicó
el alcance de la expedición, les garantizó la autonomía de la provincia y les
prometió facilidades para el comercio, sujeto entonces a odiosas restricciones,
como el Puerto Preciso de Santa Fe, el estanco, etc. Cambió correspondencia
con Cavañas y cultivó la amistad del Cte. Fulgencio Yegros, cuya personalidad
comenzaba a despuntar como el caudillo militar criollo (14).
Entretanto declinaba el sol de los hombres del viejo régimen. Al iniciarse
la batalla de Paraguarí, Velasco huyó en forma poco digna hasta la cordillera
de los Naranjos. El mayor Juan de la Cuesta huyó también de Paraguarí, antes 12 Nota del Congreso del 24 de Julio. Biblioteca Nacional de Río de Janeiro. Colección Río Branco. (Lata 1-22-29). 13 Registro Nacional de la República Argentina. 14 Papeles de Belgrano , tomo III.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 21
de decidirse la acción, y llevó a Asunción la falsa noticia de la derrota de los
paraguayos. Los miembros del Cabildo y las familias españolas asaltaron los
buques surtos en el puerto, y cargaron en ellos sus riquezas para escapar.
Entretanto los criollos acudieron a los cuarteles para armarse y defender la
Capital. Los jefes criollos crecieron en prestigio al finalizar la campaña. (15).
Algunas medidas desacertadas completaron el desprestigio de Velasco y
de sus allegados, como la censura formulada en el seno del Cabildo a la
capitulación de Belgrano (16) y la remisión de los prisioneros argentinos a
Montevideo, en lugar de ponerlos en libertad. (17)
Los españoles no apreciaban con exactitud los acontecimientos ni la
naciente solidaridad de los criollos del continente. Tacuarí fue una resistencia
colectiva, pero los paraguayos no iban a ser llevados a la guerra contra la
tendencia emancipadora. Surgía una conciencia nacionalista-criolla.
El espíritu revolucionario ganaba la provincia. En Villa Real, el Dr. José
Mariano Báez, D. José de María y el Pbro. José Martín Sarmiento se
pronunciaban contra el régimen y criticaron el reconocimiento de la Regencia,
declarado por el Congreso del 24 de julio. El Dr. Manuel Granze, de Yaguarón,
fue sospechado de conspirar. El 4 de abril fue descubierto un complot
encabezado por los jóvenes Manuel Hidalgo y Pedro Manuel Domecq, en
connivencia con Vicente Ignacio Iturbe (18), quien aparece desde los primeros
momentos como el precursor de la revolución, su agente más decidido. Iturbe
habló ya del movimiento a la vuelta de Tacuarí, donde actuó con brillo. Otro
movimiento de mayor envergadura se preparaba, con la jefatura de los
comandantes Yegros, de Itapúa, y, posiblemente, Cavañas, que residía en su
establecimiento de las cordilleras. Indicio comprobatorio de ese movimiento
fue el estallido casi simultáneo de la revolución, en Asunción, Corrientes
(ocupada entonces por los paraguayos), donde se levantó Blas J. Rojas, e 15 Blas Gay: La Independencia. 16 Informe de José de Abreu, en Báez, ob. cit., tomo I. Revista do Archivo Público de Río Grande do Sul, Nº 4, págs. 67-80. Octubre de 1921. 17 Báez; Ob. cit. 18 Proceso formado a Manuel Domecq y otros, publicado en la Nueva Revis ta de Buenos Aires, tomo XIII. Miguel Hidalgo murió en la batalla de Chacabuco, en las filas patriotas. (Ver Somellera).
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 22
Itapúa, del comando de Misiones. Otro indicio es que el Cte. Yegros, sindicado
como Jefe, llegó a Asunción el 21, en un plazo breve que muestra su
connivencia con los autores del golpe. A la sazón estaba en Itapúa, a más de
350 kms. de la Capital. Yegros venia a ponerse al frente del movimiento y
recibió un aviso de Caballero, en Timacá. Un enigma de la historia constituye la
no intervención del Coronel M. A. Cavañas, jefe posiblemente iniciado en el
movimiento, como revela su correspondencia con Belgrano y Blas José Rojas
(19).
Un suceso imprevisto apresuró los acontecimientos. El General Diego de
Souza, Capitán General de Río Grande del Sur, había enviado como emisario
confidencial al Tte. José de Abreu, para ofrecer su apoyo al Gobernador
Velasco. El realismo refugiado en el Cabildo recibió con complacencia el
ofrecimiento. Velasco hesitó ante la responsabilidad, pero terminó aceptando
que las fuerzas portuguesas ocuparan las Misiones de la margen izquierda del
Paraná, para interponerse entre el Paraguay y Belgrano, que a la sazón
actuaba en la banda Oriental y pasar la mano en caso necesario. (20).
La noticia de las gestiones de Abreu alarmó a toda la ciudad. El 13 de
mayo sesionó el Cabildo para escuchar el informe del Gobernador. Se
susurraba la existencia de una conspiración. Los patriotas ante el doble peligro
de la cooperación portuguesa y el de ser descubiertos, resolvieron precipitar
los acontecimientos en ausencia de Yegros (21).
En la noche del 14 de mayo, Pedro Juan Caballero, Vicente Ignacio Iturbe
y otros compañeros, se presentaron al cuartel de la plaza y se apoderaron de
él en connivencia con el oficial de guardia, Mauricio José Troche. Pusieron en
libertad a más de treinta presos políticos (22), e iniciaron las medidas
revolucionarias. Quedaba en pie, fiel al Gobernador, el Cuartel de los Miñones
y la guardia de Velasco. Se intentó una débil reacción de los allegados de
Velasco. Una patrulla realista comandada por el Mayor Cabrera fue arrestada 19 Archivo General de la Nación Argentina. 20 Acta del Cabildo del 13 de mayo. 21 Molas, Descripción histórica de la antigua provincia del Paraguay. 22 Carta de Marcelino Rodríguez, en Revista Nacional , de Buenos Aires, tomo XIII.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 23
por Iturbe. Al Cte. Gamarra le cerraron las puertas del cuartel cuando se
presentó para averiguar noticias. Lo mismo al fraile español Cañete, que
intentó hacer desistir a los rebelados. El 15 de madrugada, el Capitán
Caballero envió la primera intimación a Velasco por intermedio del Alférez
Iturbe. Exigía la entrega de todas las armas, la admisión de dos Diputados
adjuntos al Gobernador, que serían designados por el cuartel general, la
separación de los funcionarios españoles Benito Velasco y José de Elizalde y de
todos los miembros del Cabildo, así como del Cte. José Teodoro Fernández.
Además de ello, imponía que Abreu no abandonara la ciudad sin su
conocimiento, ni que buque alguno saliera de Asunción antes de la llegada de
los oficiales de la plana mayor.
Velasco contestó en términos vagos. Negó rotundamente el acuerdo con
Abreu y procedió a quemar las comunicaciones. Caballero insistió, en una corta
esquela, en el envío de los documentos de Abreu y en la entrega inmediata de
las armas. Luego ordenó la salida de la tropa a la plaza, con las seis piezas de
que disponía. Dos disparos de artillería subrayaron la firmeza de la resolución.
Convencido de la inutilidad de toda resistencia, el Gobernador español
tuvo que aceptar las condiciones dictadas por Caballero. A la tropa de línea se
había unido la masa del pueblo. Al atardecer fue izada la bandera. Veinte y un
cañonazos saludaron el triunfo de la revolución. El 16 fueron designados para
integrar el triunvirato, el Dr. José Gaspar de Francia y el capitán Juan
Valeriano de Zevallos “hasta que el cuartel con los demás vecinos de la
provincia arreglen la forma de gobierno”. Francia y Zevallos prestaron
juramento en el patio del cuartel. Suscribieron esta primera acta, que es como
la fe de bautismo de la República: Pedro Juan Cavallero, José Gaspar de
Francia, Juan Valeriano de Zevallos, Juan Bautista Rivarola, Carlos Argüello,
Vicente Ignacio Iturbe, Juan Bautista Acosta y Juan Manuel Iturbe (23). El 21
llegó a la ciudad el Tte. Coronel Fulgencio Yegros, quien fue recibido, por una
gran masa popular, como jefe militar del movimiento.
23 Autos de la revolución del 15 de Mayo, Biblioteca Nacional de Río de Janeiro. Colección Río Branco, Sección Manuscritos. Lata 1-29-22.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 24
El triunvirato lanzó un manifiesto en que se habla de conseguir la igualdad
con Buenos Aires, de los derechos naturales del hombre, de la libertad
imprescriptible, etc., lenguaje típicamente francista. El 28 se reparten las
circulares para la Junta General, fijada para el 17 de junio. El 9 de junio fue
descubierta una tentativa reaccionaria, Caballero procedió con energía. Velasco
fue separado del triunvirato. El comandante y los oficiales del cuartel general
se dirigieron al pueblo en un manifiesto en que se dice que “los depositantes
de la autoridad y sus viles secuaces maquinaban el detestable proyecto de
someterla a una dominación extranjera. Habiendo, pues, tomado a nuestro
cargo y de nuestras tropas el poner en libertad a nuestra amada patria”, etc....
(24).
Los revolucionarios asumieron así la plena responsabilidad histórica.
Estaba escrito el primer capítulo del Paraguay independiente.
PARTICIPACIÓN DEL DR. FRANCIA EN EL MOVIMIENTO
EMANCIPADOR
¿Qué participación tuvo el Dr. Francia en el movimiento emancipador?
¿Qué papel le cupo el 14 de mayo? ¿Fue un actor o un agregado a la
revolución? Tales cuestiones han sido planteadas en diversas épocas por los
historiógrafos de la independencia. Algunos documentos, y la coordinación de
indicios, pueden ayudar a esclarecer el punto.
Por sus antecedentes como por su figuración intelectual, el Dr. Francia no
pudo permanecer al margen de los acontecimientos revolucionarios. En 1809,
fue designado por el Cabildo para integrar la lista de los candidatos a
Diputados por el Virreinato a las Cortes de Cádiz. Era considerado, a la sazón,
como el hombre más ilustrado de la provincia. (25).
24 Molas: Ob. cit. 25 Biblioteca Nacional de Río de Janeiro. Col. Río Branco. Informe del Cabildo.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 25
Sus ideas revolucionarias eran públicamente conocidas. Si bien su firma
no aparece en el Acta del Congreso del 24 de julio de 1810, calificados testigos
dan noticia de su actitud. Pedro Somellera. Asesor Letrado del Gobernador
Velasco, dice en sus “Notas a Rengger”, refiriéndose al Dr. Francia: “pero yo
que en una reunión provocada por Velasco el año anterior – creo que fue el 24
de junio – le había oído opinar que había caducado el gobierno español...” (26).
Igual referencia recogieron los hermanos Robertson de labios de uno de
los próceres de la independencia, el Dr. Francisco Javier Bogarín (27). Es
posible que Velasco, conocedor de tan radical opinión, excluyera al
intransigente abogado de las deliberaciones del Congreso, de las cuales podía
participar por derecho propio y por los cargos que ocupaba, como catedrático
del Colegio de San Carlos y abogado del foro (28).
En las tramas preparatorias de la revolución debió participar activamente.
El Dr. Francia se hallaba vinculado por lazos de parentesco y amistad con los
más conspicuos directores, como los Yegros, Pedro Juan Caballero y Fray
Fernando Caballero, reputado este último como uno de los consejeros
fervientes de la emancipación.
A raíz de la llegada de Abreu a la Capital, los conspiradores tuvieron que
precipitar el golpe, en ausencia del presunto jefe militar, Fulgencio Yegros,
quien se hallaba en Itapúa. La responsabilidad fue confiada a un joven capitán
que no contaba más de veinte y cinco años, Pedro Juan Caballero,
estrechamente vinculado al Dr. Francia, quien debió consultarle, lógicamente,
para tan decisivo paso.
Mariano Antonio Molas, al hacer el relato de los preparativos secretos para
la revolución emancipadora, dice: “Como él (el gobernador Velasco)
regocijándose con el resultado de la victoriosa defensa de la Provincia contra la
invasión de Belgrano se había investido del alto carácter de legítimo
representante del señor don Fernando VII en el Paraguay, condecoró a don
26 Somellera: Notas a Rengger. 27 Báez: Obra citada, tomo I. 28 “Proceso a José de María”. Nueva Revista de Buenos Aires, XIII.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 26
Fulgencio Yegros con el grado de teniente coronel y le nombró gobernador de
Misiones, en cuya virtud quedó éste con alguna tropa en el pueblo de Itapúa.
“Instruido allí por el referido capellán (del ejército de la Provincia, José
Agustín Molas) y por su hermano el capitán don Antonio Tomás Yegros, que
con la comunicación familiar que tuvieron con el general Belgrano se habían
instruido y cerciorado del verdadero objeto a que el pueblo de Buenos Aires y
su Junta Gubernativa dirigían sus miras, e invitaba a los demás pueblos, que
formaban el extinguido Virreinato del Río de la Plata, a un Congreso General,
para que reunidos en él los diputados de las provincias, determinasen y
designaran el supremo gobierno que ha de regirlas en representación don
Fernando VII durante su cautiverio en Francia, eligiendo cada provincia por sí
la forma de su gobierno particular que más le convenga. No necesitó de más
don Fulgencio Yegros; abrazó cuanto propuso Belgrano, y se resolvió sin
hesitación a contribuir por su parte al logro de la remoción del gobernador
Velasco. Pero como se hallaba a 70 leguas de la Asunción, donde se había de
ejecutar la revolución convenida, y carecía también de conocimientos y
talentos necesarios para dirigirla con orden, cordura y acierto, a fin de evitar
las desgracias, horrores y funestas consecuencias que regularmente suelen
resultar de las revoluciones contra un gobierno legalmente establecido; no
pudo él efectuarla en persona, ni tan pronto como se deseaba. “Se le habló al
Doctor don José Gaspar Francia, quien conviniendo en dirigir la empresa,
instruyó el plan sobre que se había de efectuar” (29).
Aceptada por Velasco la intimación de los oficiales revolucionarios el día
15, fueron designados para integrar el triunvirato el Dr. Francia y el capitán
Juan Valeriano de Zevallos. Grave responsabilidad que la revolución no podía
confiar sino a hombres de entera confianza, surgidos de su seno. Zevallos era
un español, caballero de buen componer, leal y apto para esas transacciones
en que suelen preferirse los temperamentos un poco grises. Quien
representaba, en su plenitud, a las fuerzas patriotas era José Gaspar. Si el Dr.
29 Molas, Descripción histórica de la antigua provincia del Paraguay. (Págs. 130 y 131).
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 27
Francia no hubiera estado en inteligencia con los oficiales, difícilmente se
explicaría esta misión. Los victoriosos imponen. La revolución no capitulaba el
16 de mayo, sino que imponía. Días después, Velasco fue desplazado del
triunvirato. El Dr. Francia prestó juramento con Zevallos en el patio del cuartel
el día 15, adonde llegó, no como un advenedizo, sino para actuar
principalmente.
Manifiestos y circulares llevan su cuño inconfundible. Primó su autoridad
moral e intelectual. Suspendió el envío de José de María como correo a Buenos
Aires (30) y despidió del cuartel a Somellera, diciéndole que “cada uno debe
servir a su país”, medidas que revelan su autoridad (31).
Posteriormente hizo memoria de su presencia en el cuartel el día de la
revolución. En el proceso post-mortem instruido al Coronel Manuel Atanasio
Cavañas, dice: “...si se adhería a la causa de la Patria, respecto a que se había
negado absolutamente a tomar la menor parte en la revolución de esta
provincia contra el mando europeo en términos que, cuando declarada la
revolución se lo mandó avisar inmediatamente para que viniese a reunírsenos
a los patriotas, congregados con la tropa en el cuartel, todavía tuvo la
insolencia de responder... etc.” (32).
Los caudillos militares de la revolución suministran testimonios
coincidentes. En agosto de 1811, tres meses después de la revolución, escribe
Pedro Juan Caballero al renunciante Vocal-decano: “Su retirada a la chacra de
Ibiray me ha llenado de sentimiento, porque las grandes obras interesantes a
nuestra patria, que se han empezado a establecer bajo su particular influjo y
dirección, tal vez no se podía llevar a su perfección, así, pues, he de merecer
de vuestra merced no me prive de sus bellos y acertados influjos conque hasta
aquí ha dirigido los asuntos comunes de esta nuestra provincia. A nuestra
entrevista espero desimpresionarle de mi conducta en orden a su particular, no
obstante ser manifiesta mi adhesión a vuestra merced, y mi reconocimiento a
30 Molas: Descripción…, etc. 31 Informe de Abreu. 32 Revista del Instituto Paragaayo, III, pág, 233.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 28
su buena y acertada dirección en las arduas empresas que hemos tenido entre
manos” (33).
Antonio Tomás Yegros, le escribe:
“Dígame pariente, por Dios, como nos hemos de componer, mire que (usted sabe
mejor) en cuatro días se pierde nuestra gran obra, y por consiguiente nuestra patria con
las resultas que amenazan ya esta conmoción” (34).
Una vez en el gobierno, consolidó su posición. Se hizo necesario por su
capacidad y labor. Fue el arquitecto de su propia elevación. A pesar de la
hipocresía de las fórmulas de fidelidad a Fernando VII, se diseña claramente el
rumbo que impuso a la Revolución. Sus convicciones políticas y filosóficas
hacían de él, desde 1810, un candidato a la dirección del movimiento de
emancipación. Su carácter le ganó ese puesto. Era de la pasta de los
revolucionarios auténticos como Francisco de Miranda y Mariano Moreno, y ni
sus más encarnizados enemigos se atrevieron a tacharlo de advenedizo o de
aprovechador de la revolución. Desde las primeras horas actúa como regidor
de los acontecimientos. El sol de mayo le sorprendió en las filas de los
fundadores de la patria.
EL. CONGRESO DEL 17 DE JUNIO DE 1811
El 28 de mayo de 1811, el triunvirato, de acuerdo con el Cte. del Cuartel
General, convocó a la Provincia a un Congreso general de vecinos, diputados
de las seis villas y corporaciones. Fue señalada la fecha del 17 de junio del
mismo año para la celebración de la magna asamblea que debía “fijar la norma
de gobierno y cimentar la forma de unión y relaciones con Buenos Aires”.
De acuerdo con la circular, se procedió a las elecciones en las tres villas y
tres villas poblaciones, con una limpieza que revela la conciencia ciudadana y
33 Báez; Obras citada, tomo I. 34 Garay: Obra citada.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 29
la honestidad de las costumbres. En Villa Real de la Concepción se produjo
empate en la reñida elección, llevada a cabo entre los candidatos, Cte. Juan
Manuel Gamarra y José Miguel de Ibáñez. Francisco de Quevedo, Juez político
y comandante militar, decidió en favor de Gamarra. Villa Rica designó a José
Mariano Careaga; San Isidro de Curuguaty, a José Justo Qüin de Valdovinos;
San Pedro de Ycuamandyyú, a José Antonio Ibáñez; Rosario de Cuarepotí a
Pedro Regalado Martínez; y Pilar de Ñeembucú a Pedro Nolazco Díaz.
La Asamblea se reunió en la casa de los gobernadores, el 17 de junio, a
las 8 de la mañana. La presidieron el Dr. Francia, el capitán Juan Valeriano
Zevallos, y el comandante general de la plaza, capitán Pedro Juan Caballero.
Como actuario figuró el clásico escribano D. Jacinto Ruiz, calificado testigo de
los acontecimientos de la época, archivo viviente, de lealtad nunca
desmentida. Las corporaciones de la capital designaron seis representantes
que fueron: Fray José Baltazar de Casajús, José Antonio de Zavala y
Delgadillo, Fray Bernardino Enciso, Fray Manuel Tadeo de la O., Manuel
Atanasio Cavañas y Fray Felipe Santomé. Figuraron en esa asamblea los
hombres más expectables de la Provincia. Lejos de ser una reunión dócil, de
posturas unánimes, fue una asamblea de hombres conscientes, que ventiló con
sano juicio el destino de la nacionalidad en ciernes. Se procedió a leer los tres
bandos del 17 y 30 de mayo y 9 de junio y la carta de Carlos Genovés y
enseguida el discurso de la Presidencia. Este discurso, de puño y letra del Dr.
Francia, es un reflejo de las ideas del Contrato Social, un resumen de su
pensamiento político.
Intervinieron en los debates, además de Molas, el Pbro. Sebastián Patiño,
quien “se muestra conforme con la separación de Velasco, así como de los
individuos del Cabildo, que se designe una Junta superior y se envíe diputado
al Congreso General de Buenos Aires”. Le apoyó la mayoría del clero, entre
ellos los más ilustrados y respetados por su saber, como Hipólito Quintana,
Marcos Antonio Maíz, Santiago Robledo y el Chantre y Vicario José Baltazar de
Casajús. Francisco Haedo, diputado de comercio, Ventura Díaz de Bedoya y
Juan Bautista Achard, representaron la tendencia reaccionaria. El primero
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 30
insistió en la reposición de Velasco, asociado a dos diputados. La proposición
de Mariano Antonio Molas fue apoyada por los principales oficiales
revolucionarios, los comisionados del interior y aun por jefes que no habían
participado de 14 de Mayo, como Manuel Atanasio Cavañas y Manuel Gamarra.
Triunfó la moción por aplastante mayoría. Comenzaron a votar los ciudadanos
que no ocupaban cargo alguno. Cada uno suscribió su voto. Las deliberaciones
y sufragio duraron desde el 17 al 20. No escapó a los concurrentes la gravedad
de las resoluciones que debían tomarse.
El futuro Dictador dirigió la asamblea, todavía indecisa. Vencida la
tendencia reaccionaria, una parte parecía inclinada hacia la federación con
Buenos Aires, foco de la revolución en el Plata. Pero el Dr. Francia ya se
mostró concentrado, misterioso, irreductible. Tejió la urdimbre de su sistema,
como una araña inexorable. Fue aclamado por unanimidad tanto para el cargo
de vocal, como para la diputación a Buenos Aires. El presbítero Manuel Antonio
Corvalán se opuso al envío de diputado a Buenos Aires, hasta que ella “se
conforme con la instalación de nuestra Junta Independiente y de ninguna
manera subordinada a aquella”. El Dr. Francisco Javier Bogarín auspició la
revolución, aunque prefería que en lugar de Junta, la autoridad elegida se
llame “Gobierno Provincial”, pidió la comunicación con Montevideo, entonces
refugio del realismo. El clero ejercía verdadera influencia por la cultura de sus
miembros. La exposición de Molas resultó consagrada. El vencedor de
Paraguari y Tacuarí, Cavañas, obtuvo numerosos votos para la Presidencia,
entre ellos los de Iturbe y Yegros. La Asamblea consagró la deposición del
Triunviro Velasco, con lo cual se cortó el cordón umbilical con la madre patria y
se dio un golpe de muerte a toda posibilidad de unirse con Elío y los
portugueses para combatir la revolución americana. Fue un primer paso
legitimador del afortunado movimiento. Pero aún estaba remota la
independencia absoluta. Fernando VII era invocado todavía, como un símbolo
o como un artificio convencional. El ambiente fue noble, inquieto, firme en su
propósito cardinal. La asamblea se caracterizó por la elevación de sus miras y
no perdió la línea con la lectura de una carta de Carlos Genovés, que revelaba
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 31
las maquinaciones del ex gobernador Velasco con el Virrey Elío, residente en
Montevideo.
Los diputados de Villa Rica, Curuguaty y Pilar, apoyaron la moción de
Molas y añaden “que siempre que la Exma. Junta de Buenos Aires juzgase
necesario que la villa de su representación enviase igualmente un Diputado
particular de su parte al Congreso General de las Provincias, estaría su
República pronta a verificarlo”. Del Congreso del 17-20 de junio, surgió el
primer gobierno esencialmente patriota; se afirmó el concepto de la
autonomía; se expresó una voluntad colectiva por sus órganos más
representativos. Fue un paso decisivo hacia la independencia; el antecedente
necesario del Congreso Libertador del 1º de Octubre de 1813. Esa magna
reunión sancionó y dio validez jurídica a la Revolución de Mayo. Sus directores
fueron el Dr. Francia, Caballero y Yegros; su verbo, Mariano Antonio Molas.
Por gran mayoría se constituyó la Junta de Gobierno, bajo la presidencia
del Tte. Cnel. D. Fulgencio Yegros, e integrada por el Dr. José Gaspar de
Francia, Cap. Pedro Juan Caballero, Dr. Francisco Javier Bogarín, y Dr.
Fernando de la Mora. Yegros fue la personalidad militar culminante de la
revolución, el caudillo de mayor prestigio. Soldado de profesión y de herencia,
había ilustrado sus galones en la defensa del Río de la Plata contra los ingleses
y, más tarde en Paraguarí y Tacuarí. Caballeresco y correcto, generoso y
espontáneo, fue el paladín del Paraguay naciente.
Francia, el teórico, el doctrinario y consejero.
Caballero, el brazo fuerte de la revolución. El exponente vigoroso de su
juventud. Contaba 25 años.
Francisco Javier Bogarín, era un sacerdote ilustrado.
Actuó de Secretario D. Fernando de la Mora, educado en Córdoba, soldado
de la defensa de Buenos Aires. Fue la pluma, el cerebro del nuevo gobierno.
Redactaba bien. Era conceptuoso. Patriota a todas luces.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 32
La Junta realizó una apreciable obra de administración, creó escuelas,
suprimió la inquisición y defendió con indeclinable patriotismo la autonomía
paraguaya. Consolidó con sus acertadas medidas la paz. La Primera Junta
merece bien de la Patria (35).
EL CONGRESO DE 1813. – DECLARACIÓN DE LA INDEPENDENCIA
La Provincia del Paraguay o Guairá se halla enclavada en el corazón de la
América del Sud. La distancia del mar constituye un gran obstáculo para su
comercio. La escasa población es otro inconveniente, quizá el principal, para su
adelanto. No se conocían otros medios de comunicación que las embarcaciones
a vela que navegaban hasta los puertos del Plata, y la lenta carreta, que
llevaba hacia el Brasil desde Concepción o Curuguaty, y de la Asunción a
Itapúa. Su principal mercado era Buenos Aires. Allí se vendían el tabaco, la
yerba, los cueros, la madera. En esa ciudad estaban obligados sus hijos a
prestar servicio militar. (36).
Lo que fue Cádiz para la América, era Buenos Aires para el Paraguay: su
único y obligado mercado. Para completar las trabas se declaró “puerto
preciso” a Santa Fe, vale decir, puerto en el cual debía pagarse un impuesto
aunque no se hiciera escala o se desembarcara en ese sitio.
En los comienzos del siglo XIX, advino la revolución de la independencia
de Hispano-América, fenómeno continental que no puede atribuirse a la acción
de un hombre o de una sola ciudad. El pueblo paraguayo abatió el poder
español sin mayores esfuerzos. La distancia lo colocó a salvo de toda tentativa
de reacción española, del lado del Alto Perú. Los esfuerzos reaccionarios fueron
desplegados por el Virrey Francisco Javier Elío, desde Montevideo; corsarios
españoles aparecieron en el Paraná. Quedaba en pie el doble problema de su
35 “Acta del Congreso de 17 de Junio de 1811”. Biblioteca Nacional de Río de Janeiro. Colección Río Branco. Lats, I-29-22-7. 36 Véase F, R. Moreno: Independencia del Paraguay.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 33
autonomía del antiguo virreinato y de su liberación de las pretensiones de la
colonia portuguesa, a cuya cabeza aparecía, en aquellos instantes, la princesa
Carlota Joaquina, esposa de D. Juan VI, quienes habían llegado, en marzo de
1808, a Río de Janeiro, huyendo de las huestes napoleónicas. En 1812, fuerzas
portuguesas invadían el Uruguay. Artigas recibió en esa oportunidad algún
auxilio de la Junta, presidida por Yegros, si bien las circunstancias no permitían
a la Provincia enviar al Plata, tropas ni armas. “En Ayuí recibía subsidios del
Paraguay; tabaco, yerba mate, telas” (37). Se comisionó al Cte. Laguardia para
defender las líneas del Paraná y Uruguay contra los portugueses (38).
La misión del Paraguay, su colaboración, consistió en cuidar el flanco, el
N. E., de los amagos portugueses y en impedir toda reacción española. Gracias
a esa acción, del Guairá no provino ninguna expedición contra Buenos Aires,
contra la revolución, como ocurrió del lado del Alto Perú y de Montevideo. El
Paraguay fue un centinela.
Causas geográficas, históricas, etnológicas, obraban sobre la voluntad de
los hombres para hacer de la provincia una nación independiente, a pesar de la
comunidad jurídica y de costumbres que hubiera podido mantener la unidad
del virreinato.
El 12 de octubre de 1811 se firmó entre la Junta Superior Gubernativa y
los representantes de la Junta de Buenos Aires un tratado de alianza, amistad,
unión y límites. Por ese tratado se suprimió el estanco de tabaco que
usufructuaba Buenos Aires; se autorizó a vender lo existente y a cobrar en
Asunción la sisa y el arbitrio por la yerba, para destinar el producido a la
“seguridad y para hacer frente a las maquinaciones de todo enemigo interior o
exterior de la Provincia”; se señalaron los límites reconociendo también como
pertenencia del Paraguay el distrito de Candelaria, entre los ríos Paraná y
Uruguay, “No hay ni debe haber división entre una y otra Provincia. Los hijos
de Buenos Aires son y deben reputarse del Paraguay y los hijos de esta
Provincia son y deben mirarse como Patricios de Buenos Aires. Serán nuestros 37 Juan Zorrilla de San Martín: La Epopeya de Artigas. Pág. 236. 38 Ibídem, Pág. 257.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 34
enemigos los que se declaren contra aquel pueblo hermano y aliado”. “Sea el
grito general de todos: Morir por la Patria y por la común libertad”. Así rezaba
la circular del 14 de octubre suscrita por Yegros, Francia, Caballero y Mora. Por
mucho tiempo se siguió hablando en las comunicaciones oficiales de
“confederación” y de “solidaridad y unión”.
Por el tratado del 12 de octubre fue reconocida la independencia del
Paraguay. Se ajustó, asimismo, la libertad de comercio del tabaco y la rebaja
de un peso fuerte por cada tercio de yerba que cobraba Buenos Aires. Se
autorizó, además, la apropiación por la Junta, del remanente de tabaco de
pertenencia de la Corona Española. El gobierno de Buenos Aires prometió
establecer un moderado impuesto a la yerba. Fue suprimida también por dicho
convenio, la alcabala.
La primera medida adoptada por el Congreso paraguayo consistió en
reclamar la disminución de los gravámenes económicos.
El tratado no fue respetado por Buenos Aires, que sin ambages se decidió
a establecer un impuesto de 3 pesos por cada arroba de tabaco. Se
produjeron, asimismo, rozamientos a propósito de la colaboración para las
campañas guerreras y la detención de barcos paraguayos en Santa Fe, hechos
que fueron altivamente articulados por la Junta presidida por el brigadier
Yegros. La primera Junta realizó una intensa labor administrativa y creó
instituciones de enseñanza. Ayudó a Artigas. Defendió con celo la autonomía
paraguaya. Y se negó a enviar diputado a Buenos Aires, antes de obtener
satisfacción. Las gestiones de don Nicolás Herrera, enviado a la Asunción, no
fueron más eficaces que las anteriores confiadas a Belgrano y Echavarría.
El Congreso de 1813, integrado por mil vecinos y presidido por el alcalde
Juan Antonio Caballero y Añasco, aprobó un reglamento de gobierno; mudó el
título de “Provincia del Paraguay” por el de “REPUBLICA DEL PARAGUAY”,
adoptó el escudo y la bandera, creó un tribunal de última instancia en el país y
creó el Consulado, designando para integrarlo a F. Yegros y el Dr. Francia, con
tratamiento de “Excelencia” y la graduación y los honores de Brigadier. Selló,
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 35
así, solemnemente, la declaración de la independencia absoluta de la República
(39).
La segregación del Paraguay se produjo lentamente al favor de la
anarquía que dilaceró la antigua sede virreinal, y fue precipitada por el
centralismo y la aduana de Buenos Aires, que se empeñó en gravar el
comercio paraguayo, sin contemplaciones (40).
La bandera nacional fue creada, tomando como modelo la tricolor
revolucionaria de Lafayette. No faltan sin embargo, investigadores que
encuentran los orígenes de la bandera, en los colores usados por el
contingente paraguayo en la Reconquista y la Defensa de Buenos Aires (1806 y
1807) (41) y enarbolada en los primeros días de la revolución asunceña.
UN GIRONDINO DE LA REVOLUCIÓN PARAGUAYA LAS IDEAS AMERICANISTAS DE MARIANO ANTONIO MOLAS
Mariano Antonio Molas fue un girondino de la revolución de 1811. Fue
educado en el Río de la Plata, donde hizo sus estudios de Derecho y se formó
en el estudio de abogado del Dr. Juan José Castelli. Regresó al país en vísperas
de los acontecimientos de Mayo, contagiado del liberalismo que ganaba toda
América, al favor de los libros clandestinos y del nuevo espíritu surgido de la
revolución francesa. Hombre de ideas liberales, espíritu noble, enamorado de
las reformas, consideró una injusticia la postergación que sufrían los criollos en
la vida pública y una necesidad cambiar el régimen gubernativo de los países
americanos.
Es un hombre de sistema, de pensamiento ya maduro.
39 Véase El paraguayo independiente, Nº 1 al 6, 26 de abril a 31 de mayo de 1845. Manuscrito existente en el Archivo Nacional de Asunción. El acta de la Asamblea fue publicada por el Álbum Gráfico del Paraguay, 1910. Ver, también, los comentarios del Dr. Antonio Ramos, en El Diario, de Asunción, edición dominical, año II, Nº 87, 19-I-1936. 40 Ricardo Levene: La revolución de Mayo. Pág. 4, “Paraguay y Uruguay se resistieron a pertenecer a Buenos Aires como ésta se había resistido contra Lima. Aparecieron intereses contradictorios: la absorbente política rentística de Buenos Aires que las industrias paraguayas debían soportar; el puerto de Montevideo que corría peligro de ser cerrado”. 41 Juan Francisco Pérez: Los símbolos nacionales.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 36
Molas pertenecía a una distinguida familia asunceña, de buena posición
económica. Es de todo punto admisible que el prestigioso abogado haya tenido
entendimiento con los revolucionarios para la preparación del movimiento
emancipador. El 15 de mayo aparece en el grupo de los Montiel, Domecq,
Aristegui, Valdovinos, Acosta, Mora, Rivarola, es decir, la juventud civil de la
revolución. Pero Mariano Antonio Molas no es un político ni un revolucionario
por resentimiento, sino un hombre de derecho, líder de las ideas
emancipadoras. A su personalidad, para ser completa, le faltaba la decisión, el
amor a la acción. Descuella desde las primeras asambleas y en los diversos
Congresos, como el vocero de la emancipación. Es el primero en proyectar
declaraciones, en proponer normas jurídicas para la organización política de la
Nación. En la asamblea del 17 de junio de 1811, además de las medidas
políticas, como la separación de Velasco y la constitución de una junta
netamente patriótica, propuso medidas de elevado concepto americanista.
Entre ellas pueden ser mencionadas la autorización para que los cargos
públicos fueran accesibles a todos los americanos de nacimiento. Sustentó los
principios de la Confederación de los pueblos del Río de la Plata, “para formar
una sociedad, fundada en principios de justicia, de equidad y de igualdad”; que
se enviara al Dr. Francia como diputado al proyectado Congreso de Buenos
Aires, con la condición de que “cualquier reglamento, forma de gobierno o
constitución que se dispusiera no obligara al Paraguay hasta tanto fuera
ratificado en junta plena y general de sus habitantes” y que los cargos
gubernativos no fueran vitalicios ni durasen más de cinco años, debiendo ser
siempre provistos por elección del pueblo y que “se suspendiera el
reconocimiento del Consejo de la Regencia, hasta la suprema decisión del
Congreso de Buenos Aires”.
Estas proposiciones formuladas en los días iniciales de la emancipación,
muestran la filiación americanista de sus ideas, la orientación democrática de
su espíritu.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 37
En el Congreso del 1º. de octubre del año 13, expuso con claridad los
propósitos de la Revolución; proyectó un reglamento, que equivalía a un
rudimento de Constitución y que fue aprobado por unanimidad.
Fue uno de los propiciadores del régimen y del nombre de “República del
Paraguay”.
Su contextura espiritual era la de un doctrinario. Carecía de la habilidad y
de la fuerza para imponerse y dirigir la revolución, pero la alimentó de ideas, le
dio su contenido jurídico. Como a la mayor parte de los oradores y voceros de
transformación social, le faltaba dureza para realizarla y llevarla a sus últimas
consecuencias. Amó demasiado la libertad para imponer el orden. Fue un
Mirabeau sin inmoralidades; un Vergniaud americano que traducía con su
elocuencia, el romanticismo y la belleza de la lucha por la redención del
pueblo, sin atisbar los riesgos fatales en los movimientos subversivos. La
audacia de su pensamiento no podía detenerse ante el fantasma de la
guillotina. Apreció perfectamente el alcance de la Revolución, la necesidad de
una transformación radical y profunda de la organización colonial para fundar
la independencia. Midió, asimismo, sus propias fuerzas, observó a los hombres
que actuaban en el reducido escenario asunceno, aquilató las capacidades,
auscultó los caracteres y se decidió por el más intransigente y frío de los
hombres de Mayo. Fue así cómo la candidatura del Dr. Francia para la Junta de
Gobierno de 1811 y la diputación al Congreso que debía realizarse en Buenos
Aires, así como para el Consulado de 1812, fue propugnada por el más
elocuente, puro e idealista de los Congresales. Por el hombre que estaba más
lejos de él.
Esa proposición fue una prueba de su desinterés y de su comprensión
psicológica del movimiento, de una lógica profunda, que sólo se encuentra en
las inteligencias agudas. Molas temió el predominio de la clase militar por un
lado, y vio por el otro que la revolución fracasaría en manos flojas, bajo la
dirección de temperamentos transaccionales. Se decidió por el radicalismo, por
el carácter, por la dureza y tenacidad en la ejecución del plan, por el sentido
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 38
profundo de la revolución. Sólo así se explica que en 1814 fuera proponente de
la Dictadura Temporal. La aceptó como una necesidad, la consintió como un
expediente para la salvación de la Patria. Pesó los peligros y las ventajas del
predominio de aquel monje de la política, del místico de la revolución, leyó en
su frente los designios de la gran obra. Cuando se trató de la Dictadura
Perpetua, lógico con su doctrina, se opuso a ella, alegando que el gobierno
personal vitalicio era contrario al sistema republicano liberal, sin desconocer
los méritos sobresalientes del Dr. Francia.
Implantada la Dictadura Perpetua, Molas se recogió a la vida privada.
Siguió ejerciendo la profesión, contuvo sus sentimientos jurídicos, silenció sus
sentimientos, esperando que aquel régimen terminara la fundación de la
independencia por el imperio del orden, para reiniciar sus actividades y dar al
Paraguay su organización, a base de la libertad. Sufrió y esperó. Su pluma se
hallaba afilada para condenar la dictadura, para fustigarla, pero le faltaron
ocasión y medios. En aquel medio crepuscular no había un resquicio de luz que
le permitiera articular su protesta. Panfletario inédito, cuyas páginas quedaron
en blanco, por falta de imprenta en la lóbrega cárcel en que pasó doce años.
Molas fue un estoico. Se calló pero no se sometió. El despotismo tiene la
particularidad de perseguir las sombras, después de aplastar los peligros;
castiga las intenciones, después de aplacar las conjuraciones. El Dictador no le
molestó hasta el año 28. Pero aprovechó un incidente tribunalicio, la denuncia
del falseamiento de un proceso por el juez de la Recoleta, con motivo de un
homicidio, y apoyado en la denuncia de una madre que pedía justicia, lo hizo
arrestar. Molas era demasiado recto para trabajar en la urdimbre misteriosa de
las conspiraciones. Amaba sus ideas, pero la ambición no le acicateaba para la
acción. Le faltaba aquella dosis de santa ira que hizo la grandeza de Junio
Bruto.
La dictadura, que no trepidó en eliminar a Fulgencio Yegros, el jefe
militar de la Revolución, ni a Pedro Juan Caballero, que fue el brazo armado de
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 39
ella, se detuvo ante aquel vocero del derecho. No se atrevió a inmolarlo a la
necesidad del orden. Se redujo a tenerlo preso, con libre comunicación.
Durante su larga prisión, escribió la Descripción de la antigua Provincia
del Paraguay, compendio de geografía y de historia, de positivo mérito. En ella
se hace justicia a la participación del Dr. Francia en la Revolución de la
Independencia. Un estudio cuidadoso del texto, autoriza a sospechar que se le
han hecho algunas interpolaciones, especialmente para denostar la figura del
Dictador. Fuera de esas interpolaciones el libro denota el conocimiento que el
autor tenia del Paraguay, desde el punto de vista geográfico, de las ciencias
naturales y de la historia. Parte de los datos consignados en él fueron tomados
del informe del Gobernador Joaquín Alós y Bru, y del naturalista Félix de Azara.
Se le atribuye asimismo El clamor de un paraguayo, panfleto lleno de
resentimiento, de amargura y de dolor. Es un grito salido de las mazmorras,
una protesta sin medida, invectiva despiadada contra el Dictador. Parece un
capitulo olvidado a Juan Montalvo.
Mariano Antonio Molas fue una figura romántica de 1811, el idealista más
puro del movimiento revolucionario. Su recuerdo debe ser perpetuado en
mármol en la plaza pública o en el recinto del Congreso, como el primer
parlamentario paraguayo.
La historia perpetúa muchas injusticias. A veces recuerda a los que
actuaron por casualidad y no a los que dieron contenido y orientación a los
movimientos libertadores.
Molas nació en Asunción, en 1787. Murió en 1844, pobre y entristecido.
Está aún esperando que la justicia lo arranque del olvido y lo coloque en el
altar de los servidores de la nación paraguaya.
LA SOLEDAD
El doctor Francia era un solitario. Aparece solo en el marco histórico, sin
alianzas ni amistades, y se proyecta sobre toda una época. Falleció en su
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 40
cámara de soltero, sin otro cuidado que el de su médico, Vicente Estigarribia.
Su muerte no fue santificada por las lágrimas familiares. En cambio, el pueblo
rodeó su féretro y le tributó los honores debidos a los servidores de la Nación.
Su personalidad se destaca sobre un fondo oscuro, sin cómplices ni
colaboradores que atenúen sus culpas o enaltezcan su figura, recordada
apenas por el insulto o las socorridas comparaciones con que se suele combatir
las dictaduras. Esa soledad contribuye a su grandeza. Se le puede defender o
denostar, pero no empequeñecer. No necesitó de cooperadores para
imponerse a sus contemporáneos; ni necesita defensores ante la Historia, en la
cual aparece con la fría majestad de un monolito.
Fue un dios Término que señaló las fronteras de la Nación.
El Dr. Francia fue uno de esos espíritus solitarios que cruzan los caminos
del mundo, con un único pensamiento, una sola preocupación en la vida, sin
las debilidades y sin las virtudes generosas que hacen amable la figura de los
próceres. Dos cosas fortifican al político; la prisión y el destierro. Si es capaz
de meditar, entonces, aprende y se eleva. La soledad es siempre un ejercicio,
que conduce a los capaces de aprender a la elevación espiritual. El convento
tiene siempre algo de prisión y de destierro. Allí transcurrió su juventud y se
impregnó de disciplina.
La vida de este revolucionario fue una meditativa soledad, un paisaje gris
y rocalloso. Es casi deshumana, pero no en el sentido de la carencia de
atributos o como manifestación de inferioridad; no se le puede catalogar entre
los “infra hombres”, y menos aun entre los degenerados. Es “deshumana” en
el sentido de la elevación, del amortiguamiento de la sensualidad, de la
primacía del intelecto, del cálculo, de la fría razón, sobre los demás sentidos
corporales. En todo caso, una superación. Ni interés ni apetito. Un anormal,
pero por la elevación de su potencia anímica.
En un medio social de escasa cultura política, de nebuloso instinto de
independencia, aparece el doctor Joseph Gaspar de Francia y se hace el líder
de esa idea, el realizador de la aspiración colectiva. Apreciador de la magnitud
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 41
de su obra y las dificultades que tuvo que superar, Augusto Comte le señaló un
lugar, en el 12º mes del calendario de grandes hombres, en la política
moderna, al lado de Franklin, Washington, Bolívar y Cromwell.
El caso del Paraguay no es único en Hispano-América ni es la primera vez
que un país renuncia a prerrogativas y derechos para salvar su independencia,
concentrándose en torno a un hombre. El fenómeno del cesarismo no es
privativo de Roma. Aparece en los momentos de transformación y de crisis. En
la era contemporánea, se produce el caso de naciones de cultura multisecular
que han entregado su destino a un dictador, para sobrellevar períodos críticos.
Con ello no se justifica el despotismo, como sistema, ni se teoriza la dictadura.
Se explica una época. El doctor Francia fue condenado por el criterio político-
liberal del siglo XIX, sin examen de las causas determinantes del medio y el
momento, que son las coordenadas obligatorias del juicio histórico.
Fue un gobierno, el suyo, al cual la leyenda ha envuelto en nubes de
polvo. Los documentos de la época denotan que no preparó electores ni
practicó el sufragio libre; no dictó una Constitución ni consagró los derechos
individuales en un Código. No fue un gobernante liberal ni un estadista de
sistema jurídico, sino el realizador de la independencia de un pueblo. Debe ser
juzgado en función de ese ideal, de los medios de que se valió, de la finalidad
que se propuso y del éxito de su empresa.
Para juzgarlo es menester ubicarlo en el tiempo y en el espacio, dentro del
marco de la época en que le tocó actuar. Es un derecho de la posteridad juzgar
los acontecimientos y los hombres del pasado, porque el hombre vive
enjuiciando a los que fueron y avaluando su presente. Sería preferible, sin
embargo, pintarlos objetivamente, retratarlos con la pintura de la época,
destacarlos del conjunto de sus contemporáneos, sin apologías ni diatribas,
para que el juicio surja de los hechos como una resultante.
No existe un patrón para juzgar a los héroes y estadistas. Es necesario
pintarlos como fueron, con sus vicios y virtudes; pesar los bienes y males que
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 42
hicieron, mostrarlos en la vasta complejidad que es una vida humana y no en
las secas líneas de un esquicio.
La dictadura del Dr. Francia no fue un hecho esporádico ni aislado en la
Hispano-América de comienzos del siglo XIX. Era un régimen generalizado, un
fenómeno político, cuya implantación no es posible propugnar en nuestros
días. El mundo sudamericano se incorporó al régimen del gobierno libre, sin
preparación, sin la tradición del pueblo inglés llevada a Estados Unidos, sin
educación democrática, con la masa analfabeta, con un crecido porcentaje de
indios y mestizos, con pequeños núcleos ilustrados, que fueron los directores
de la emancipación. Estas minorías selectas no siempre subsistieron, pues
fueron desalojadas por los caudillos que trasuntaban la incultura y las pasiones
de la época. La dictadura sudamericana es un fenómeno político de amplio
contenido social; un período de transformación, época de fermentaciones. El
régimen del gobierno libre requiere un aprendizaje, impone ensayos y
experiencias costosas. Algunos pueblos cayeron bajo el régimen de las
dictaduras; otros, se debatieron en la anarquía, durante largos años, como
resultado del desequilibrio entre el régimen adoptado y la incapacidad para
cumplirlo. Aparecieron los caudillos, fenómeno político que debe ser estudiado
con criterio objetivo, como una etapa de transición en la democracia
continental.
El caudillo fue la expresión de un estado de atraso, de descomposición, de
falencia de las normas jurídicas. El caudillismo fue la nucleación de las masas
en torno a los hombres de coraje o de prestigio, en lugar de los partidos de
programa, que exige el régimen constitucional. Fue un estado intermedio, del
cual quedan aún vestigios y resabios; una fuente impura y primitiva de la
opinión pública. Se seguía a un hombre, a un trapo de color, como
manifestación del instinto de las masas, que buscaban una orientación. El
caudillaje es un hecho social; el caudillo lo trasunta y lo individualiza con sus
modalidades personales.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 43
Artigas y Ramírez son caudillos heroicos, embanderados de causas
regionales. Son instintivos, más intuitivos que cultos; más pasión que cerebro.
García Moreno, el Protector del Ecuador, es el fanatismo religioso erigido en
eje del gobierno. Su cultura estaba nublada por la pasión religiosa. Ibarra es
también un caudillo fuerte e inculto del interior.
José Gaspar de Francia es otro tipo de hombre y de gobernante. No es un
caudillo; no ha ganado batallas; no es orador. Su primacía viene del orden
espiritual.
Fue uno de los inspiradores de la Revolución del 14 de Mayo, según
Mariano Antonio Molas, Alfredo du Graty, Tomás Guido, Carlos Antonio López y
Blas Garay. Ingresó en la Junta de Gobierno de 1811 con su único capital, que
fue la ilustración. El Dr. Francia es la dignidad y el predominio alcanzados por
la inteligencia, en las luchas políticas. Pero no nació auditor o secretario fiel de
fechos; no se contentará con asesorías o concejalías. Debe actuar
principalmente porque es un carácter; es una existencia sustantiva y no de
esas capacidades que suelen servir de mascarón de proa y fiel de hechos a las
situaciones. No se rebaja hasta la masa; se coloca por encima de ella y la
conduce: Non ducor, duco! No atiza las pasiones populares, sino las somete.
En vez de ir al club, lee a Rousseau; en lugar de pronunciar discursos, trabaja
en el gabinete. Su razonamiento es un tanto confuso, pero sabe bien lo que
quiere; tiene un ideal político definido, conoce el sentido de la Revolución
americana; sabe que ella tenía que ser una profunda transformación social y
no un mero cambio de gobernantes. Es un hombre de doctrina y tiene fe en
ella. Como hombre público tiene prestigio y no popularidad transitoria. Cuando
renuncia a la Junta y se retira a Ibiray, en setiembre y diciembre de 1811, las
dos veces, Pedro Juan Caballero y Antonio Tomás Yegros le escriben
suplicándole su reincorporación en términos que traducen la importancia del
ascendiente que tenía en la Revolución y el concepto que merecía de los dos
más altos jefes militares criollos; el Cabildo de Asunción, por su parte,
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 44
integrado por elementos conservadores, hizo cuestión de su presencia, como
garantía de acierto y buen gobierno. Así inició su predominio (42).
El Dr. Francia elevó su pensamiento a la categoría de deber, y su deber a
la categoría de religión. Se entregó a él plenamente. Hay hombres que
cumplen su deber con sencillez y tolerancia. La piedad cubre con su manto las
más graves medidas. Otros, en cambio, lo cumplen con cierta dureza
voluptuosa, con gélida rigidez. El Dr. Francia fue de éstos. No concebía la curva
que conduce con cierta tolerancia y retardo, sino la recta, que a veces dilacera
y maltrata los obstáculos que encuentra en su ruta. La dureza, el despotismo,
fueron el corolario de su intransigencia. Era un cerebral típico. Un introvertido
según la moderna clasificación de Young.
DOS DISCÍPULOS DE JUAN JACOBO: MAXIMILIANO Y JOSÉ
GASPAR
Estos discípulos de Rousseau actúan en medios distintos. Mientras
Robespierre quiere destruir el andamiaje de los siglos que ha creado la
Monarquía francesa, José Gaspar, el revolucionario paraguayo, se propone
arrasar la organización colonial española, para crear una república, allí donde
no existía sino una provincia. Se nota en ellos, similitud de pensamiento, pero
diferencia en los medios en que actúan.
La diferencia resalta juzgando la respectiva actitud frente a la religión.
Ninguno de los dos, Francia ni Robespierre, son ateos. El Dr. Francia respetó la
religión cristiana y no erigió, como el otro, altar al Ser Supremo, en el Campo
de Marte. “Profesad la religión que queráis – dijo a Rengger y Longchamp –
pero no seáis ateos”. Asignó sueldos a los curas párrocos y pensión al Obispo.
El ateísmo para estos reformadores constituye un delito y un peligro porque la
sociedad carecería de base. A pesar de todo, el Dr. Francia siguió siendo el
42 Manuscritos en el Archivo Nacional de Asunción. Publicados en la obra de Blas Garay La independencia del Paraguay.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 45
creyente de Córdoba. El Dios de Robespierre es una expresión inexorable, un
rector de la Naturaleza, algo con que llenar el vacío que dejaba el catolicismo
desalojado por la Enciclopedia.
Ambos persiguen un propósito político. Robespierre sueña, con Saint-
Just, en la felicidad colectiva, en una Europa redimida por la Revolución, regida
por el contrato social, con la aristocracia humillada. El Dr. Francia quiere
fundar un Estado, y a él lo subordina todo: religión, comercio, instrucción,
instituciones, cabildo. Es un totalitario. A su juicio, y de acuerdo con su rígida
fórmula política, ante todo debe crearse, allí donde no había sino factores
materiales informes, el Estado. Parece un rodillo que aplana y limpia. O una
rastra. Al amparo del orden debe surgir por ley natural la nueva sociedad, sin
privilegios. Para realizar esta transformación se suspenden los derechos. Toda
tentativa contra ese pensamiento será considerada delito. Para ambos
revolucionarios, el peligro está tanto dentro como fuera de las fronteras y se lo
aplaca con igual ferocidad.
José Gaspar actúa en un ambiente distinto del que sirvió de teatro al
notario de Arras. Maximiliano aparece en la Francia elegante, ilustrada, de
fines del siglo XVIII, después que la opinión ha sido trabajada por Voltaire, por
Diderot, D’Alembert, y la Enciclopedia. La política del Comité de Salud Pública
viene después de la elocuencia tumultuosa de Mirabeau, de la audacia
incandescente de Danton, de la furia sangrienta de Marat; cuenta a su lado un
santo laico y cruel, Saint-Just; tiene como ambiente la Convención; como
marco, París; como altar, el Campo de Marte; como órgano, la guillotina. El
Dictador paraguayo es hijo de la Universidad de Córdoba, vive en una pequeña
ciudad colonial, a orillas del Río Paraguay; en el corazón de Sudamérica, actúa
en un medio nuevo, en los días de creación de un pueblo, en que el concepto
de patria es todavía nebuloso. La selva le sirve de escenario. Sus enemigos no
son el Rey y la nobleza, sino España y los países vecinos, a quienes tiene que
hacer reconocer la independencia. El “Emilio” tiene que aplicarse, pues, en dos
ambientes totalmente distintos. Pero si difieren por el medio en que actúan, se
parecen en la virtud; son condiscípulos en doctrina; ambos son motores de
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 46
transformación social. Robespierre teoriza para castigar; el Dr. Francia es un
pragmático, un realista. Al uno le llega su Thermidor; cae; el otro, subsiste un
cuarto de siglo en el gobierno. El incendio devora al uno; al otro, le ayuda,
suprimiendo a sus enemigos.
Robespierre es cruel y austero como su colega americano. El
rousseauniano paraguayo no cuenta a su lado consejeros ni colegas. Gobierna
solo. Domina la revolución; no es devorado por ella. Su preponderancia no
dura algunos meses. No conoce “Jacobinos” ni “Girondinos”. Su régimen, antes
es una opresión que el funcionamiento de la guillotina. El Dr. Francia actuó sin
apoyos y sin compañeros, en su larga dictadura. No tuvo a su lado el aliento
caldeado de los clubes revolucionarios, ni le seguía el populacho sediento de
venganza y de redención. Trabajaba en frío, en colaboración con el tiempo,
pesando la realidad, superando los obstáculos. Sólo descansaba cuando leía.
Vivía solo. Paseaba seguido de una escolta y usaba pistola. Ni la guillotina ni la
Consiergerie, ni clubes, ni Convención que legalice su Dictadura. No asciende
como el otro sobre el oleaje inconstante de las pasiones populares. No es el
hijo del tumulto. Es un revolucionario metódico.
El Dr. Francia no azuzaba las pasiones populares, no daba diversiones, no
fanatizaba al pueblo, ni se valía de la prédica del sacerdote ni de la cátedra del
maestro, para defender su gobierno. Al contrario de Robespierre; es un
realista, pisa el suelo, observa la vida nacional, toca sus propios instrumentos
de trabajo. Es laborioso en grado sumo y muy minucioso. Se ocupa de
instrucción militar, de agricultura, de ganadería, de la defensa de la frontera;
cambia el régimen tributario, lo hace más racional, más flexible; disminuye los
gravámenes; diariamente escribe oficios, despacha instrucciones, atiende el
expediente. Es un aplicador de las doctrinas de Rouseau en el medio
americano, en un pueblo en formación. No trata de buscar la felicidad social,
como quería Saint-Just, sino de crear un Estado. A su sombra se va
organizando la Nación. Todos sus papeles quedaron en el Archivo Nacional, sin
excepción. Ahí están, como prueba de que aquel estoico no temió el examen
de la posteridad.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 47
El Dr. Francia es un sistema, y también un hombre de excepción. Su
dictadura es del tipo romano. Se siente intérprete de su pueblo, depositario de
su confianza, paladín de su independencia en los confusos e inciertos días
iniciales. Cumple su misión con singular eficacia y dura mano. En su persona
no debe buscarse transigencia ni tolerancia y tampoco generosidades. Su
figura no es simpática. No seduce de lejos ni tiene el nimbo romántico, que
tanto adorna, pero no engrandece, a los próceres. Si bien, según testimonios
valederos, en lo privado era amable y de interesante conversación,
oficialmente no usaba más que la careta de la gravedad. Su ceño adusto
hablaba de hondas preocupaciones. El pueblo se acostumbró a ver en él un
misionario, a pesar de su tiranía.
Los sepulcros de ambos revolucionarios fueron violados por manos
vengadoras. Una noche obscura, sombras desconocidas sacaron del
cementerio del Errancis los restos del Incorruptible Robespierre, y lo
desparramaron. En 1870, una familia enemiga penetró en el templo de la
Encarnación, y sacó de las bases del altar los huesos del Dictador Francia y los
arrojó al río. Identidad de fines de dos destinos parecidos. Ambos discípulos de
Rousseau, murieron solteros; fueron austeros en las costumbres, cuidadosos
de su persona, sin amores ni codicia.
EL REVOLUCIONARIO
El pueblo paraguayo ama la inteligencia y la energía. Para colocarse a la
cabeza de él, necesario es poseer alguna de esas dos cualidades. Perdonará
faltas, errores y abusos, al que brilla por su talento o al que se impone por la
energía. El Dr. Francia poseía indudablemente esas cualidades. Actuó en
primera línea durante el proceso revolucionario del año 11, expuso con
claridad su criterio y no tuvo inconveniente en retirarse antes que ceder en sus
convicciones. A la menor presión se refugiaba en su chacra de Ybiray. A pedido
unánime, accedió a reingresar en el gobierno, pero lo hizo con una autoridad
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 48
crecida y con los prestigios que le ganó la clemencia que consiguiera para los
conspiradores detenidos con motivo de la intentona contrarrevolucionaria del
16 de setiembre de 1811. (43).
Por un proceso natural, la actuación deliberativa de las diversas Juntas
derivó hacia la concentración de poderes. De cinco miembros que contaba la
primera Junta se redujo, después, a un Consulado, a la manera romana, de
acuerdo con un proyecto del Dr. Francia. “Dividiendo grandeza y poder” reza el
himno. Ambos con jerarquía de brigadier, y con distribución de todo, desde las
sillas consulares hasta armas. Se decretó la formación de un 2º. batallón, que
fue colocado a las inmediatas órdenes del Cónsul Civil. Fulgencio Yegros estaba
aureolado de prestigio; era un patricio rico, un caudillo conspicuo. Su
compañero era, en cambio, un realista de la política, a la manera de Bismarck,
que no se dejaba llevar por la apariencia. Exigió la efectividad del poder.
Estudiaba los expedientes, resolvía los asuntos, se imponía por su labor. No
tenía la viveza vulgar de los políticos criollos. Sabía lo que quería. Era un
hombre de sistema, al lado de revolucionarios románticos como Mariano
Antonio Molas o de un patriotismo instintivo, como Pedro Juan Caballero.
Durante el Consulado Yegros-Francia se dictaron algunas medidas de
gobierno para la organización y progreso del país; se decretó la fundación de
escuelas y se prohibió el casamiento de españoles con mujeres blancas
americanas (decreto del 1º. de marzo de 1814). Dura medida fue ésta última,
que palidece, sin embargo, ante medidas tomadas contra peninsulares en otras
partes de la América Española. El decreto produjo como fatal consecuencia la
disolución familiar, obstaculizó la formación de hogares y aumentó el número
de hijos naturales, al poner valla a ese derecho a los numerosos españoles que
vivían en el país. Pero el amor no se reprime con el derecho. Busca sus fueros
por caminos ocultos, cuando se lo obstaculiza. La revolución en toda América
apeló al expediente de la “capitis diminutio” de españoles y hasta llegó, en
ocasiones, a la muerte civil. Los bienes de extranjeros fallecidos se atribuían al
43 Documento en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro. Col. Río Branco. Lata I-29-22; Archivo Nacional de Asunción. Notas del Dr. Francia al Cabildo de setiembre 3 y diciembre 15 de 1811. Vol. 4. Nº 19-24.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 49
Estado. Era como un afán de aniquilar todo el poderío español en sus diversas
manifestaciones. Era una forma de la “guerra a muerte” que decretó Bolívar.
El Dr. Francia comenzó su predominio poniendo de lado al Dr. Pedro
Somellera, antiguo consejero de Velasco, sospechoso de “porteñismo”. En las
asambleas consiguió la eliminación del clero, así como de los elementos que no
fueran francamente adictos a la revolución. Dispuso, también, la sustitución
del Cabildo anti-revolucionario del 13 de mayo, por otro patriota que se instaló
el 21 de junio de 1811. En la Junta, obstaculizaba la presencia del Dr.
Francisco Javier Bogarín, sacerdote ilustrado, pero blando de carácter. El
Cabildo, en connivencia con el comandante Antonio Tomás Yegros, pidió la
separación de Bogarín el 2 de setiembre de 1811, a la cual tuvo que acceder la
Junta de Gobierno, integrada a la sazón por Yegros, Caballero y de la Mora. El
severo vocal decano salió triunfante. Restaba la influencia de Fernando de la
Mora, secretario insinuante, tipo de esos hombres que gustan hacer el papel de
“eminencia gris” en los acontecimientos. No tardó en eliminarlo, valiéndose de
algunas sospechas de “porteñismo”, de la supuesta ocultación de documentos
y correspondencia con los portugueses, cargos que fueron ratificados por
Yegros y Caballero, en la resolución respectiva. La compañía de hombres tan
insospechables quita a la eliminación todo color de venganza o de persecución
personal. De la Mora se defendió, de tan graves imputaciones, pero ya quedó
fuera del círculo gubernativo. Más tarde, fue preso en compañía de los
conspiradores del 19.
La revolución devoraba a sus propios hijos. Sucesivamente fue devorando
a los militares como Yegros y Caballero y luego a sacerdotes y civiles como
Bogarín, Mora y Molas. En esa hoguera que consumía inocentes y culpables, en
esa tarea de destrucción de los compañeros de causa, que suele caracterizar al
período post-revolucionario, sólo subsistió el Dr. Francia.
En los movimientos convulsivos y transformadores predominan los
intransigentes, los radicales, los inescrupulosos. Los tibios, los indecisos,
suelen ser dejados en la vera, hasta que se produzca el equilibrio necesario.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 50
Los moderados de la revolución paraguaya fueron acusados de “porteñismo”,
imputación equiparada a la categoría de delito y castigada como tal por el que
se creía depositario exclusivo de la causa revolucionaria. La lucha significaba la
doble tarea de hacer imposible la restauración española, y preparar el terreno
para impedir la unión con Buenos Aires. “Porteñismo”, en el lenguaje del Dr.
Francia, era sinónimo de enemigo. Tal era el clima espiritual de aquella época.
La revolución implicaba un cambio de estructura social: substitución de la
clase dirigente peninsular por los criollos; incorporación de la masa a la vida
del Estado; ruptura de todo vínculo de dependencia. Los nativos reivindicaban
el derecho de regirse por instituciones propias. No era un partido que
substituía a otro en el poder; era una nacionalidad naciente que reemplazaba a
los conquistadores. América dueña de sí misma. Así rezan los fundamentos de
un decreto del Dictador. La tarea del revolucionario era en ese sentido, una
obra de remoción, de abatimiento: destruir los cimientos y el andamiaje de la
colonia española; derogar sus instituciones, arruinar el partido reaccionario; y
luego, combatir a los que acariciaban la idea anexionista. Tal directiva siguió el
Dr. Francia con dureza extraordinaria. Su vocación revolucionaria tiene la
inexorabilidad de las fuerzas naturales. Nada le conmueve ni nada le detiene.
Ni su pensamiento ni su acción sufrieron desfallecimientos. Del 11 al 40 es un
rumbo fijo. Pero al mismo tiempo que destruye el armazón colonial, alienta las
fuerzas sociales que han de integrar la nación. La primera faz, oscura pero
fuerte, es la del revolucionario, Y como tal ocupa lugar eminente en la Historia.
Puede ser parangonado con los más recios transformadores políticos.
CUALIDADES PERSONALES
El ascetismo caracterizó la madurez del Dr. Francia. En la juventud mostró
inclinación hacia las mujeres y el juego. Gastaba generosamente el dinero
ganado en el bufete. Se refiere un amor desafortunado con Clara Zabala, hija
del Tte. Coronel José Antonio Zabala y Delgadillo, que desahució sus
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 51
pretensiones. Después no se le conocieron otros amores ni noviazgos. Las
afecciones ocupaban poco espacio en esa alma frígida, absorbida por un
propósito fundamental. Nunca quiso enajenar su independencia. Llegado al
Gobierno, su vida privada fue de gran recato. Este monje de la política, este
monoideico (44) era un tímido en las relaciones amorosas, sin ser un
defectuoso. Las rarezas de su carácter fueron tomadas como signos de
extravagancia y hasta de demencia. Así su admiración por Napoleón fue objeto
de burla para Alfredo Demersay. Corrientemente se afirma que lo imitaba en la
forma de vestir, cuando en realidad usaba la indumentaria de la época. El
corso no usaba trenza; el Dictador sí la gastaba, y bien peinada. Hombres muy
eminentes de todas las épocas han admirado al genial estratego. No es
extraño encontrar en cualquier escritorio, un busto de Bonaparte, hecho que
no puede ser tomado como indicio de locura del poseedor. A los hermanos
Robertson les causó extrañeza encontrar sobre el escritorio del Dictador un
retrato de Napoleón, pero no constataron que en la misma sala, presidiendo la
severidad de los anaqueles, llenos de libros, estaba un retrato de Benjamín
Franklin, cuya vida y virtudes admiraba el revolucionario paraguayo. (45)
Se inició en la vida pública con algunas pasiones violentas, rivalidades en
la profesión y competencia de cátedra, que lejos de abatirle, le habilitaron para
la lucha. Los obstáculos perfeccionaron su espíritu hasta llegar al final de su
vida, por ásperos y solitarios caminos, a un grado de concentración y energía
extraordinarias. No se puede, sin embargo, afirmar que careciera de
satisfacciones. Era un hombre bien dotado espiritualmente. Vivía por
anticipado sus proyectos. No era un soñador sino un planeador. El alma
también tiene su paisaje. Los solitarios gozan de voluptuosidades desconocidas
por los que viven sólo el presente; dialogan consigo mismos y están en un
44 monoideico: ¿Habrá querido expresar el autor “con una sola idea”? 45 Bartolomé Mitre en su obra Historia de Belgrano , consigna en la nota final al Cap. XVI, tomo II, tratando de la misión Belgrano-Echeverria, lo que el mismo Echeverría, le contó un día: “Al despedirse del Dr. Francia, los dos comisionados, quiso que llevasen un recuerdo y les ofreció una historia manuscrita del Paraguay y el retrato de Franklin, que adornaba su estudio, que era un rico grabado de acero. ‘Este es el primer demócrata del mundo, y el modelo que debemos imitar, les dijo, presentándoselo a Echeverría. Dentro de cuarenta años puede ser que estos países tengan hombres que se le parezcan, y sólo entonces podremos gozar de la libertad, para la cual no estamos preparados hoy’, dijo”.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 52
coloquio sin ruido con los acontecimientos. Por eso son tan intensas las vidas
silenciosas. Así como la sombra es propicia al pensamiento, el silencio es una
caparazón de los reformadores que maduran. Era reputado como el hombre
más culto de la Provincia. Ejerció varios cargos con severa dedicación. Su
carácter era duro, honesto, rectilíneo. Arrancado del seno de los
acontecimientos en que actuó y que le dieron celebridad, el Dr. Francia, sería,
siempre, un caso interesante, una lección de psicología. Hay que penetrar en
su alma con escala y linterna. Se podrán discutir sus actos, pero es imposible
amenguar la pureza y magnitud de su personalidad, que va emergiendo de la
sombra, en líneas luminosas, como los retratos de Tintoreto. Fue un hombre-
acontecimiento, tejió la urdimbre de la historia, con la fatalidad de una fuerza
de la naturaleza. En este mundo no tuvo otra debilidad que el poder. Buscó el
mando como Robespierre, la fuerza como Cromwell, la dirección única como
Cavour, para encaminar la sociedad hacia derroteros previamente trazados por
su vigorosa mente, sin sopesar con equidad los fines perseguidos y los medios
empleados por su despótico gobierno. Fue calculador, implacable y frío, pobre
de imaginación; uno de los discípulos más consecuentes de Juan Jacobo en
América. Su espíritu se formó en las explosivas páginas de la Enciclopedia.
Pero no fue un demócrata sino un partidario de la dictadura ilustrada, un
precursor del positivismo político. Quería el bien del pueblo, pero realizado sin
su concurso. Por eso, no trabajó para elevar la cultura intelectual, sino de
extender el bienestar.
Los que le conocieron pintan su figura con los siguientes rasgos: Pequeño
de estatura, magro, nervioso, la tez amarillenta de los que padecen del hígado,
ojos grandes y vivos, frente amplia, severo el rostro. Todo en él habla de
hondas y graves preocupaciones. Reservado y melancólico, a pesar de ser
metódico y austero, carecía de la normalidad del “buen burgués”. Antes bien,
muchos rasgos muestran trazas de desequilibrio de su personalidad, que, lejos
de rebajarlo, lo habilitaron mejor para la empresa a que dedicó su vida.
Aseado y cuidadoso de su persona; buen conversador, que sostenía el tema
hablado siempre en primera persona del singular, su sátira estaba más cerca
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 53
de la burla que de la ironía. Carecía de matices. La costumbre de mandar
consolidó su intolerancia.
Como todo auténtico revolucionario, fue un evocador de Roma; pero como
obrero de una sociedad futura, el pasado le inspiró, pero sin atarle. Le
repugnaban los privilegios y las diferencias sociales. Fue esencialmente
igualitario. Razonaba, como buen lector del Contrato Social, que “la naturaleza
ha hecho bueno al hombre y sólo la sociedad lo ha corrompido”. A su juicio era
menester desmoronar el viejo régimen para que naciera una organización más
justa y humana; aproximarse a la naturaleza, inspirarse en ella, para descubrir
sus leyes inmutables y sanas. Iguales a flor de tierra son los hombres, porque
ella no hace distingos. El Estado es fruto del contrato: la sociedad es un
consentimiento. Todo privilegio constituye una violación del pacto. El Estado ha
sido fundado para realizar la justicia para todos. Los teóricos de su escuela no
persiguen la igualdad económica, sino la igualdad jurídica. La paridad ante la
ley, ni el nacimiento, ni el color, ni la riqueza deben crear diferencias entre los
hombres. Para realizar esa transformación los jacobinos de Europa y América
apelan a los medios más violentos, desde la revolución de estructura hasta los
despotismos más rigurosos. El Dictador paraguayo resultó así el aplicador de
una doctrina universal en el nuevo mundo. Su obra es un ensayo que rebasa el
ámbito nacional; es la tentativa de realización de una corriente del
pensamiento moderno, o mejor dicho, de la concepción filosófica del siglo
XVIII, como la propugnó Mariano Moreno en el Río de la Plata.
EL DR. FRANCIA, APRECIADO POR LOS PRÓCERES ARGENTINOS
Manuel Belgrano, creador de la bandera argentina, comandó la expedición
enviada al Paraguay por la Junta de Gobierno de Buenos Aires, a comienzos de
1811. Capituló en Tacuarí, pero en lugar de las duras exigencias del vencedor,
halló en los paraguayos consideración y fraternidad. Al retirarse no sólo llevó
su efectivo y sus bagajes, sino que el ejército mandado por el Tte. Cnel.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 54
Manuel Atanasio Cavañas, rindió honores al adversario ocasional, vencido tras
ruda lucha. Fue acompañado hasta Corrientes por oficiales paraguayos, que
tuvo oportunidad de conocer en la defensa de Buenos Aires, a los cuales
informó sobre los propósitos de la revolución de Mayo.
Más tarde, el Gral. Belgrano volvió a la Asunción como plenipotenciario,
acompañado de Vicente Atanasio Echavarría y suscribió con la Junta de
Gobierno, el tratado del 12 de octubre de 1811. Razones le asistían para
conocer a los paraguayos, las interioridades de la revolución, su tendencia y
sus hombres. Como general y como plenipotenciario trató a los directores del
movimiento, les pudo apreciar y juzgar. Su juicio, es pues, valioso. El Gral.
Belgrano, una de las figuras más puras de la revolución americana, se dirigió al
Dr. Francia, en términos consagratorios. En las notas cambiadas entre la Junta
de Gobierno y los plenipotenciarios de Buenos Aires, se lee esta expresión, que
caracteriza aquellas horas de ferviente devoción a la causa americana, y la
comunidad de pensamiento que reinaba: “... que todos los naturales de este
hemisferio están animados de unos mismos sentimientos: Labrar la felicidad
de su suelo natal o sepultarse entre sus escombros”.
La carta de Belgrano da la impresión de que el Dr. Francia ocupaba una
destacada posición en la política paraguaya, por gravitación natural; que era el
hombre de la revolución, cuya amistad interesaba para la obra común, Héla
aquí:
“Mi querido amigo: no puedo menos de significar a V., contestando la suya de 19 del
pasado, que me es sobremanera sensible que V. piense en la vida privada en unas
circunstancias tan apuradas como estamos: no me atrevo a decir que amo más que
ninguno la tranquilidad; pero conociendo que si la Patria no la disfruta, mal la puedo Yo
disfrutar, hago esfuerzos para olvidar mi inclinación, y me entrego a todos los contrastes,
desechando cuanto obstáculo pueda presentárseme; y siendo Yo así, que no hago falta
en parte alguna, ¿he de persuadirme que mi amigo. el Dr. Francia, en quien concurren
talentos, probidad, virtudes, y que es único capaz de dirigir el timón de su Patria, lo
abandone? V. será responsable a la posteridad si permanece en esa idea, y ese es el
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 55
juicio más sensible, ni el de nuestros contemporáneos que al fin se decide por las
pasiones más ridículas. Vuelva V. a su ocupación; la vida es nada si la libertad se pierde;
mire V. que está muy expuesta, y que necesita toda clase de sacrificios para no perecer.
Todavía dura la contestación con Mono. y tenemos en esta un Oficial Portugués que
ha traído pliego de Sousa: el Gobierno instruirá a la Junta de todo, y nosotros esperamos
que se imprima para imponernos con certeza.
No he visto a Castelli muchos días ha; por que no he tenido tiempo: él escribió a V.
según me dijo; le manifestaré la suya antes de salir para el Rosario, adonde marcho con
todo mi Regimiento en esta semana.
Cuide V. de la Patria, no le quite sus luces, ni energía como se lo suplica su amigo.
Ml. BELGRANO.
Buenos Aires 19 de enero de 1812.
Sr. Dr. Dn. JOSÉ GASPAR DE FRANCIA.
Asunción”. (46).
Fray Cayetano Rodríguez, en carta dirigida al Dr. Francia, el 19 de enero
de 1813, le dice refiriéndose a su reincorporación a las actividades
gubernativas: “Todos escriben de esa Capital complacidos y aquí hemos
entrado en parte de su gozo, prometiéndonos los felices resultados que son
consecuencia del talento, del celo y de la prudencia. El Señor, que le ha
dispensado a Vd. estas dotes necesarias para un justo Gobierno, quiere por su
bondad realizar sus buenos efectos.” (47)
Para completar la información sobre el alto concepto que gozaba el Dr.
Francia en el Río de la Plata, sólo falta encontrar su correspondencia con el Dr.
Juan José Castelli, a quien le unían vínculos y similitudes espirituales.
46 Fulgencio R. Moreno: La Prensa del 24 de junio de 1923, Buenos Aires. 47 El Dr. Francia y la Junta Gubernativa, por F. R. Moreno. La Prensa , 22 de julio de 1923, Buenos Aires.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 56
CUARTA PARTE
LA DICTADURA
LA DICTADURA TEMPORAL
FUE DECRETADA A PROPUESTA DE MARIANO A. MOLAS EN EL
CONGRESO DE 3-4 DE OCTUBRE DE 1814
El 7 de setiembre de 1814, los Cónsules de la República convocaron a un
Congreso General de vecinos, de acuerdo con lo dispuesto el año anterior, y
expidieron las instrucciones correspondientes con fijación de las condiciones de
elector. Fueron excluidos de la elegibilidad los clérigos para evitar su
intromisión en la política; los alcaldes de 1º. y 2º. votos, los adversos a la idea
revolucionaria y los solteros menores de 23 años.
El Congreso se reunió bajo la presidencia del Dr. Francia en el templo de
la Merced, el día 3 de octubre. Previa las deliberaciones del caso, se resolvió:
concentrar el poder en manos de un Dictador, cuya duración sería de cinco
años; reducir el número de diputados a 250, y recomendar la redacción de un
nuevo reglamento de gobierno. El Dr. Francia, electo por aclamación, prestó
juramento en manos del comandante José Miguel Ibáñez, y expidió la siguiente
circular:
“El Testimonio adjunto instruirá a Vm. de las deliberaciones del último Congreso
Gral. celebrado y concluido felizmente en los tres días tres y cuarto del corriente. En ellas
se advierte la resolución de reunir y concentrar en mi Persona el Gobierno Supremo de la
República, en cuyo mando he sido posesionado y reconocido generalmente por el Ilustre
Cabildo y Cuerpos Militares de esta Ciudad como manifiestan las Diligencias insertas en
el mismo Testimonio. Yo me aflijo al considerar el grave peso que se ha puesto sobre mis
hombros precisamente en tiempos tan difíciles; y lo único que encuentro capaz de mitigar
mis cuidados es el recuerdo de que todos los buenos y verdaderos patriotas, en cuyo
número tengo la satisfacción de contar a Vm., me ayudarán a llevar tan enorme carga. A
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 57
este fin y para mayor notoriedad de estas Supremas determinaciones del Congreso las
dará Vm. a saber a sus inmediatos subalternos en el mando de esa Villa, acusando el
recibo de este Documento y archivándolo en esa Comandancia para su constancia en
todo tiempo.
Dios guarde a Vuestra Merced muchos años.
Asunción y Octubre 12 de 1814.
JOSÉ GASPAR DE FRANCIA.
Por designación subscribieron el acta los ciudadanos: José Tomás del
Casal, Manuel Domecq, Juan José Báez, Pedro Miguel Decoud, Luis Gómez,
Pedro Vicente Frasquerí, José Antonio Achucarro, Juan Miguel Noceda,
Dioniosio Cañiza, Manuel Antonio Coene, Carlos Isasi, José Domingo Cavañas,
Vicente Díaz Moreno, Fabián de Meza, Justo Pastor Caniza, José Gabriel Téllez.
Actuó como Secretario el Cáp. Juan B. Rivarola, compañero de Pedro Juan
Caballero, en la noche del 14 de mayo, joven distinguido, luchador y
apasionado liberal con inclinaciones hacia el Dr. Francia. Implantada la
Dictadura Perpetua, Rivarola se retiró a su establecimiento de Barrero Grande.
Reapareció en 1841 para proponer un proyecto de Constitución en el Congreso
de aquel año. Certificó el acta Jacinto Ruiz, (48), el tradicional secretario.
Los firmantes, fueron todos hombres representativos de la Provincia,
exponentes de su cultura y de sus intereses, que se incorporaron a la
revolución como a una corriente histórica, viendo en ella la posibilidad de una
mayor justicia, la vindicación de los derechos políticos del criollo. El Paraguay
fue desde la primera época un núcleo de civilización, celoso de su autonomía.
En 1811 ese instinto se tradujo en actos. En 1813 declara esa voluntad; en
1814 la afirma con la apelación al recurso supremo de la Dictadura. Es un
período de patriotismo intransigente, desconfiado, rasgo psicológico que
perdura en el ciudadano contemporáneo. El peligro de perder la independencia
fue el punto neurálgico, la razón de la fuerte unidad que se produjo en torno al
severo político que asumió la plenitud de poderes. La Dictadura temporal fue
48 Documento en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro. Sec. MSS. Colección Río Branco.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 58
propugnada y votada de buena fe. Pero ya fue un paso en la oscuridad hacia el
plano inclinado del despotismo. La idea de perpetuarse es una debilidad
general de los hombres que llegan al poder discrecional. Al sentirse arriba, se
creen superiores, necesarios, imprescindibles. La historia de Hispano-América
está llena de esos ejemplos de tentativa de perpetuarse o de ser reelectos
desde Iturbide a Juan Vicente Gómez. Muchas de las incidencias sangrientas de
la democracia tuvieron causa en esa pretensión. El Dr. Francia no fue una
excepción a la regla. Su alma férrea tenía el ansia del mando como una
herrumbre.
LA DICTADURA PERPETUA
EL CONGRESO DEL 1º. DE JUNIO VOTÓ LA PERPETUIDAD
La dictadura temporal fue una solución en vista de la poca eficacia
administrativa de las Juntas de Gobierno; una consecuencia del predominio del
Dr. Francia en el Consulado y un paso hacia el poder personal permanente.
El Río de la Plata se debatía en la lucha de la organización; el Congreso de
Tucumán no había hallado la fórmula de pacificación; el brigadier portugués
Lecor ocupaba la Banda Oriental; Artigas recorría las cuchillas en desesperada
resistencia.
En el Paraguay alentaban tres tendencias: una reaccionaria, rica pero
impopular, partidaria de Fernando VII, rezagada en el curso del tiempo y de
los acontecimientos; otra, partidaria de la unión con Buenos Aires, que contaba
en sus filas militares de prestigio y los jóvenes formados en el Plata; y por
último la tendencia radical, capitaneada por el Dr. Francia. El político dirigió la
máquina electoral con pericia y firmeza; excluyó a los clérigos, pretextando la
incompatibilidad de funciones entre la política y la misión religiosa; eliminó a
los partidarios de Buenos Aires; redujo el número de diputados, y cuando se
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 59
sintió seguro, a menos de diez y ocho meses de instalada la dictadura
temporal, convocó a un nuevo congreso, por circular del 1º. de mayo de 1816.
El Congreso se reunió a fines del mismo mes. El 1º. de junio, en “atención
a la plena confianza que merecía del pueblo” se le declara y establece
“Dictador Perpetuo de la República”. La moción fue propiciada por el
representante de Villa Concepción, José Miguel Ibáñez y por Miguel Noceda. Ya
no es aquel amplio congreso de junio de 1811, ni el sólido frente único de
octubre de 1813. Es una segunda sesión del Congreso de 1814, organizada por
el dictador temporal; una asamblea en que primó el radicalismo intransigente y
personalista, encabezada por Ibáñez, Careaga y Noceda. Actúa como escribano
D. Jacinto Ruiz, el clásico actuario que aparece por última vez en la escena
para obscurecerse en el horizonte sin término del régimen. ¿Qué fue de él
posteriormente? Silencio. Esta firma fue su última manifestación de vida.
El Congreso de 1816 consagró la Dictadura por voto unánime. Reunión
hábilmente preparada, fue en todo caso menos violenta que los golpes de
Estado y cuartelazos, de los cuales surgieron la mayor parte de los gobiernos
hispanoamericanos de aquella época. El nombre del Dr. Francia llenaba el
escenario político con su prestigio, su autoridad y de temor. Los diputados del
campo llegaban a la ciudad con el afán presuroso de votar y regresar a su
trabajo. El dictador temporal gozaba de predicamento por su laboriosidad y
honradez. Hubiera podido apelar al expediente de hacerse reelegir al finalizar
cada período de gobierno. Pero a esa incertidumbre hipócrita, prefirió la
realidad de un poder perpetuo, que garantizara su predominio ad-vítam, como
una misión extraordinaria. El Dr. Francia se creía depositario de un cometido
trascendente; la confianza en sí mismo excedía de los términos racionales para
convertirse en una convicción mítica de su superioridad. Su vanidad era
sincera. La hipertrofia de su personalidad le hacía mirar a sus conciudadanos
como pupilos, a los cuales debía conducir. Se sentía único. La dictadura
perpetua le pareció la consagración lógica de su capacidad. Como la mayor
parte de los déspotas, se creía providencial.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 60
CÓMO SE PRODUJO LA ELECCIÓN DEL Dr. FRANCIA
Después de los primeros tanteos de organización del gobierno, del grupo
de ciudadanos directores, patricios y próceres, militares prestigiosos, clérigos
de alguna cultura y otras figuras respetables, el país optó por un abogado, sin
armas y sin fortuna, en quien reconoció su piloto, en el que adivinó el temple
necesario para la ardua empresa. Así surgió la figura del Dr. Francia, aceptada
por la voluntad general. El Cabildo reclamaba su presencia, los jefes militares
le llamaron; el Congreso de vecinos y propietarios le votó por unanimidad, la
Junta se sentía incompleta cuando él se ausentaba. Apareció como una fuerza
vindicadora; como el exponente de una corriente histórica; fue un nucleador
de voluntades.
No faltan historiógrafos que atribuyeron su designación a trabajos
subterráneos del mismo Dr. Francia; pero lo indudable es que su triunfo fue un
hecho esperado y lógico. No fue un usurpador. No llegó al poder, como la
generalidad de los caudillos hispanoamericanos, a raíz de una revolución
victoriosa, ni arrastrando el instinto de las masas, ni por golpes de cuartel.
Entró a formar parte del gobierno por elección. La incipiente opinión nacional
puso su confianza en él, como se revela en las declaraciones y votaciones,
porque se le sabía honesto y laborioso. En su carrera política no dio saltos;
ascendió lentamente. Llegado allí, se instala, se consolida, se identifica con el
gobierno y la nación; se vuelve implacable para el que pretenda desconocer su
autoridad; impone completo acatamiento, llevando su exigencia hasta verificar
en toda comunicación el tratamiento que se le debía, a él y a su patria de:
“Su Excelencia el Supremo Dictador Perpetuo de la República del
Paraguay”.
El Dr. Francia llegó a la dictadura por un proceso político, por propia
gravitación y por un cúmulo de circunstancias que aconsejaron la adopción de
medidas extraordinarias. El pueblo, en su instinto, reconoció la gravedad del
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 61
peligro externo y concentró en sus manos las facultades gubernativas. Que
hubo resistencia y oposición a la dictadura, lo prueban, además de la actitud
de los principales hombres de la revolución, el movimiento tramado para
deponerlo, encabezado por el brigadier Fulgencio Yegros, y la oposición
mantenida por numerosos ciudadanos desde el extranjero, durante todo el
régimen. En las clases cultas tuvo perenne resistencia.
Su subsistencia sólo se explica por un fenómeno psicológico, por el
predominio del instinto de conservación nacional en el período constitutivo del
país, de la organización del Estado, de la fundación de una patria, y no se
justificaría en los períodos evolucionados y normales de la democracia. El
orden implacable primó sobre la libertad.
La Dictadura fue un largo paréntesis, una suspensión de la vida política
interna, impuesta como necesidad mientras fuera reconocida la independencia.
Pero no se pensó en convertirla en régimen permanente, como lo demuestra el
hecho de que el Congreso de 1816 había declarado que ella sería “sin
ejemplar”. El grupo capitaneado por José Miguel Ibáñez logró hacerla aceptar
por una mayoría fuertemente disciplinada.
A raíz de la revolución de mayo se inició un período de tanteos y
hesitaciones con las Juntas y Consulados subsistiendo el juramento de fidelidad
a Fernando VII, hasta que el Congreso del 1º. de octubre de 1813, declaró la
independencia absoluta. La tarea no estaba terminada. Esa declaración era una
base, una aspiración, un juramento. La independencia debía de ser reconocida
y consolidada por los hechos. El Paraguay para alcanzarla tuvo que vivir largos
años montando la guardia, con sus fronteras clausuradas. La voluntad de ser
independiente tuvo que manifestarse con fuertes guarniciones militares
instaladas en Pilar, Curupayty, Atajo (isla del Cerrito), Itapúa, Misiones,
Olimpo, San Carlos, Formoso, Riacho Antequera sobre el Bermejo, que
colocaron al país al abrigo de toda tentativa de invasión. Se vivía el período de
formación de las nacionalidades; época de equilibrio inestable, de limites
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 62
imprecisos, de luchas de prepotencias, de choques de exaltadas pasiones
políticas en todo el continente sur. (49)
PERFILES DE LA DICTADURA
Zinny, al juzgar la época del Dr. Francia, dice en su obra sobre los
gobernadores del Paraguay:
“En el mismo año y en el anterior, suprimió el colegio de teología,
tratando de justificar esta supresión por estas pomposas palabras: ‘Minerva
debe dormir cuando Marte vela’. No quería, según lo refiriera él mismo más
tarde, que los alumnos en aquella ciencia, no pudiendo entrar en las órdenes a
causa de la incapacidad del obispo para ordenarlos, viniesen a llenar el país de
una multitud de semisabios que, orgullosos para trabajar con sus propias
manos, llegarían a ser malos escritores o abogados sin causa.
“En contraposición favoreció la instrucción primaria haciéndola
obligatoria, tanto que era al principio casi raro encontrar en el Paraguay un
hombre que no supiese leer y escribir un poco. Favoreció igualmente o por lo
menos, toleró los establecimientos de instrucción privada”.
Y continúa:
“Este régimen de terror, no obstante, produjo algunos buenos efectos
que no debemos dejar de señalar para distraer la atención del disgusto que
inspiran tantas atrocidades. Los caminos públicos se hicieron más seguros que
en cualquier país de Europa; viajábase sin armas y podíase llevar a la vista oro
y pedrerías sin temer de ningún encuentro siniestro. En las ciudades, los
robos, los delitos de cualquiera naturaleza se hacían cada día más raros. Los
cantones eran responsables, mediante indemnizaciones, de los robos que se 49 Al referirse a las intenciones de los porteños, dice Juan Zorrilla de San Martín: “Aquellos hombres partían, por otra parte, del supuesto de que todo el antiguo virreinato del Plata era y debía ser para siempre una sola nación, y un solo compacto estado, dependiente de Buenos Aires desde el Alto-Perú y el Paraguay hasta la Banda Oriental. Todo lo que no fuera ese concepto empírico era desorden, anarquía y hasta traición”. (Pág. 240. La Epopeya de Artigas, Montevideo, 1911).
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 63
cometieran en su territorio; los particulares lo eran igualmente de los que
tenían lugar en sus casas. La mendicidad estaba abolida, no habiendo nadie
que dejase de trabajar; la ociosidad, origen de tantos vicios, era severamente
castigada. Existían escuelas públicas en casi todos los pueblos y villas, y los
habitantes del Paraguay, tanto indios como criollos sabían casi todos leer,
escribir y contar. En la capital existía una especie de escuela militar para los
jóvenes que el mismo Francia destinaba a la carrera de las armas, y una casa
de educación para las muchachas pobres. La tierra se había cubierto de nuevas
producciones, y los medios de transporte se habían hecho con más prontitud,
seguridad y economía”.
La severidad del Dictador era tanta que, según algunos cronistas, hasta la
hermana Petrona Regalada, esposa de Larios Galván, preso por conspirador,
tuvo que dedicarse a la enseñanza primaria para ganarse la vida. Los sobrinos
Marecos-Francia fueron alejados del ejército, para evitar prepotencias
familiares. Nunca usó el favoritismo, ni tuvo en la administración hijos ni
entenados, Trataba a todos por igual. Nadie tenía influencia ante él. Su vida
era una línea recta. En repetidas ocasiones rebajó las contribuciones; suprimió
las canonjías y los diezmos y otorgó subsidios a familias de presos, a
sacerdotes ancianos y a soldados inutilizados en el servicio.
Hizo respetable su gobierno por la honestidad y la labor; lo hizo temible
por el rigor y la fuerza. Cuidaba todos los resortes; no permitía la crítica
pública ni se exponía a ella porque no usaba el poder para el placer ni para la
riqueza.
¿PROFETA O CESAR?
No está establecido si debe considerársele un profeta, como los que
aparecían en Israel, para guiar a su pueblo en las vicisitudes, o como un
estadista, intérprete de su nación, un “César” democrático, es decir, un político
que se apoya en las clases populares para realizar una transformación social.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 64
En todo caso, tenidos en cuenta los antecedentes cívicos de la provincia, no
hubiera permanecido en el poder tanto tiempo, si el pueblo no le hubiera
otorgado su confianza y su respeto.
El pueblo paraguayo no era un pueblo sumiso, propicio a los despotismos.
Durante el coloniaje, desde las horas augurales, el núcleo asunceno reivindicó
el derecho de elegir gobernadores, base de su tradición, y depuso a varios de
ellos por la fuerza, en repetidas ocasiones. Los guaraníes, primitivos habitantes
de la región, no conocieron la esclavitud ni el sometimiento. Fue una raza
guerrera y libre, que no conoció el cautiverio. Los españoles para vencerlos
tuvieron que unirse con ellos; “Guaraní” quiere decir “guerrero”. Azara dice
que los guaraníes elegían sus jefes por votación. El obispo Cárdenas, José de
Antequera y Fernando Zayas de Mompox fueron ungidos por el pueblo,
representantes de su voluntad, durante la larga y renovada revolución de los
Comuneros. Con igual decisión la provincia resistió a la presión de la Compañía
de Jesús y de los Virreyes. En 1811, resistió al general Manuel Belgrano con la
misma fuerza con que contuvo la penetración portuguesa, durante tres siglos,
con sus propios recursos y marchó a los campos de batalla armado con lanzas
de tacuaras y escasos fusiles. En los momentos críticos tenía recursos
inesperados, que superaban a todo cálculo. No había, pues, ambiente propicio
para el despotismo. Las multitudes paraguayas nunca se habían prosternado
ante los tiranos ni se mancharon con abyecciones.
El austero abogado resultó un exponente de su pueblo, porque interpretó
su vocación de independencia. Restringió los derechos del hombre, las
manifestaciones civiles, porque entendía que en ciertos momentos de la vida
colectiva se puede prescindir de la libertad e imponer la disciplina. Formado en
una rígida escuela, creyó en la dictadura ilustrada, más que en el Gobierno
representativo. La nación no gozó, durante ese cuarto de siglo de su dictadura,
de ese ambiente que fomenta la espontaneidad de los hombres, que respeta la
iniciativa, que consiente la agitación y los movimientos y conduce a los pueblos
al progreso por la libertad. Fortaleció las fuerzas vitales de la nación, pero
descuidó su cultura.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 65
El Dr. Francia suprimió uno de los términos de la ecuación de orden y
libertad. Fue un hombre de orden, un gobernante autoritario y no un amigo de
las libertades individuales, necesarias a la dignidad de la especie. En sus
disposiciones cuidaba ante todo fortalecer la autoridad.
Pero la autoridad era él y no la ley; se debía obediencia al Dictador y no a
las normas jurídicas de convivencia social; se identificó con el Estado; se hizo
el sustantivo de la oración, sin dejar al ciudadano otro derecho que el de vivir
vegetativamente. En ese terreno el liberalismo representó en América la
vindicación de los derechos del hombre contra los regímenes que todo lo
sacrificaban al Estado. Su período merece un estudio detenido, como
integrante del medioevo continental, porque fue una lección y una experiencia.
Su sistema podría ser justificado únicamente dentro del marco histórico en que
le tocó actuar. Ser explicado, pero no proclamado como ejemplo que imitar. En
esa época no ha de buscarse, por cierto, ni el florecimiento de la ciencia ni de
las artes, ni el libre juego de las instituciones. El Dr. Francia no fue un
estadista liberal, ni un reformador jurídico, sino un revolucionario que destruyó
el armazón colonial para fundar una República; un obrero de la formación
paraguaya. Ese período debe ser considerado como el proceso social que da
nacimiento a una nacionalidad.
El error de algunos historiadores consistió en buscar contextura jurídica en
los períodos que constituyen la primera etapa. El Dr. Francia no fue un
organizador jurídico a la manera de Jefferson o de Urquiza; se parece más a
Mariano Moreno que a José Bonifacio. Fue un revolucionario y también un
fundador de cimientos. Arbitrario, pero tenía un norte, que arrancaba de 1811
y se proyecta a la perennidad. Quiso fundar un pueblo, crear un Estado libre,
aprovechando los factores preexistentes del paraguayismo.
El clima político continental oscilaba entre la anarquía y la dictadura. Era
un equilibrio inestable que repercutía sobre los pueblos arruinándolos,
empobreciéndolos. En casi toda la América hispana, los caudillos duros y
crueles se adueñaron del destino de los pueblos. Del 25 al 50, el pensamiento
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 66
liberal se halla refugiado en pequeños núcleos, como la “Asociación de Mayo”,
o en el destierro con Sarmiento, Alberdi, Varela, Mitre, Mármol, Alsina,
Echeverría, y el “ciudadano paraguayo” Manuel Pedro de Peña.
¿Cuál es el pueblo hispano-americano que ha escapado a los flagelos de la
anarquía o de la dictadura? ¿Constituye el Dr. Francia una excepción, o un
caso singular, del régimen gubernativo americano? ¿Es inferior a los caudillos
que gobernaron otros países del mismo continente, en esa época? Las medidas
empleadas por él, su rigorismo, su crueldad, si se quiere, ¿lo hacen más
temible que otros dictadores americanos? Tres medidas pueden dar una idea
del clima moral pre-revolucionario: la inquisición, para garantizar la religión;
“la letra con sangre entra” como método pedagógico, y la pena de muerte para
los delitos políticos. Grandes esfuerzos, todo el poderoso impulso del
liberalismo, años de lucha, tuvieron que emplearse para eliminar tales resabios
de la fuerza bruta del régimen de la vida social. La revolución fue un fermento
que siguió su proceso durante los regímenes dictatoriales, soterrada por manos
de hierro. Y siguió su curso superando esa etapa para desembocar en el
régimen constitucional representativo que realizó los ideales de Mayo. El
progreso consiste en la eliminación de ese empleo preferente de la violencia,
considerada como medio legítimo de gobierno, en la disminución del poder
arbitrario del hombre sobre su semejante y en el establecimiento de normas
jurídicas enderezadas a la defensa de la dignidad del hombre. A esa lucha
llamó Sarmiento “civilización contra barbarie”. Fue el esfuerzo de
moldeamiento del material americano.
La larga paz en que vivió el Paraguay dio la impresión de retraimiento, de
una concentración que acabó de fundirlo todo en una fuerte unidad nacional. El
país fue un vasto campamento, equipado para resistir a toda tentativa contra
su independencia, desde 1816 al 40. Carlos Antonio López procuró atenuar esa
tensión, dotó al país de algunas instituciones jurídicas, reabrió las puertas al
comercio internacional, mantuvo relaciones y afirmó la línea fundamental de la
política francista de la independencia. Los próceres en su mayoría, los hombres
de la Primera Junta, con Yegros a la cabeza, se inclinaban hacia la libertad civil
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 67
y política; fueron los paladines del pensamiento liberal de mayo. El Dr. Francia
fue el orden; quiso encauzar al país en la corriente profunda de su vocación
vital de independencia, sacrificando las libertades individuales. De ahí el
choque entre las dos tendencias. Yegros pensó en escuelas, Francia armó
guarniciones.
LAS TRES ETAPAS DEL PROCESO REVOLUCIONARIO
El Dr. Francia se apoyó principalmente en las clases populares. Su
dictadura tuvo la resistencia de la mayor parte de los hombres ilustrados y de
los jefes militares de alta graduación. Prueba de ello fue la conspiración de
Yegros, Iturbe, Caballero, Montiel, Aristegui, Acosta, en 1819. Los hombres de
mayo intentaron derrocar al Dictador y cambiar el régimen por otro más libre.
El Dictador impuso el orden; sacrificó todo al propósito fundamental de la
independencia; aisló el país sistemáticamente para evitar complicaciones. Ni
con Buenos Aires, ni con Artigas, ni con el Brasil, ni con Corrientes ni Entre
Ríos. Nunca arriesgó a su pueblo en aventuras. No soñaba con glorias
guerreras.
A Robespierre se le llamó El Incorruptible; el discípulo paraguayo de
Rousseau, puede ser llamado El Inexorable. Eligió su norte magnético y hacia
él se dirigió con energía casi sobrehumana. En las convulsiones políticas, se
diseñan “derechas” e “izquierdas”, por la doctrina o el procedimiento. Los tibios
son considerados traidores, a juicio de los intransigentes. Los jacobinos
decretaron la muerte de la Gironda y de Dantón, acusados de connivencia con
el enemigo, con la realeza, con el extranjero. Igual aconteció con los próceres
de Mayo, vencidos por la extrema izquierda, que fue el Dr. Francia. La
revolución, como Saturno, devora a sus hijos, se suele repetir. Así ocurrió en el
Paraguay, como en toda la América. Moreno, Artigas, O’Higgins, San Martín,
Bolívar, fueron devorados por los acontecimientos. Esa tremenda ley de las
revoluciones reconoce una excepción en el Dictador paraguayo. El Dr. Francia
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 68
no sólo fue un revolucionario, sino también un estadista. Para subsistir no
dispuso de otra arma que su inteligencia. Porque él no corrompía ni seducía;
no alentaba los vicios populares, no era militar, carecía de fortuna, no era
orador. La base de su prepotencia fue la virtud. Este déspota resultó
invulnerable, entre otras cosas, por la pureza de su vida.
El Dr. Francia no solamente preparó los acontecimientos, sino que una vez
desencadenados, se colocó a su cabeza y los guió con segura mano. Toda
revolución de estructura produce cambios violentos. Esa violencia arrastra con
los escombros a actores, víctimas y testigos. Las revoluciones tienen sus
apóstoles, que las preconizan; sus autores, que las realizan y casi siempre
sucumben al cambio de las circunstancias devorados por las fuerzas sueltas; y
sus consolidadores. Pocos son los hombres que tienen el destino de asistir a
las tres etapas de la renovación. Los primeros suelen ser mártires; los
segundos víctimas. Los ejecutores suelen provenir de los sectores no
revolucionarios. Miranda, Morelos, Mirabeau son precursores; Moreno, Sucre,
Artigas, ejecutores; Rivadavia, consolidador.
El Dr. Francia abarca con su actuación los tres periodos: provoca, dirige y
consolida. Los sucesos políticos parecían obedecer al frío y esquemático
pensamiento de este revolucionario. Los precursores tienen intuición; el autor
debe sustentar doctrina; el consolidador necesita firmeza, dureza, porque debe
llevar a sus últimas consecuencias el contenido de la revolución. Miranda es el
ensueño de la emancipación americana; Moreno, resume en su alma
apasionada el sentido profundo de la revolución de mayo; desaparece como
persona, pero queda como doctrina. Tiene que venir la espada de San Martín
para consolidar el pensamiento. Derrotado Artigas, la revolución uruguaya no
por ello fue vencida. Su bandera quedó como enseña de guerra y como forma
jurídica en las instrucciones del año XIII. La revolución paraguaya no era la
simple rebeldía de una provincia, ni una lucha por atenuar el centralismo. Fue
la vocación de un pueblo hacia su independencia absoluta. En ese sentido el
Dr. Francia la comprendió, la defendió y la consolidó. No creó el Paraguay sino
lo hizo reconocer, pues ese país es un fenómeno social de raíces profundas.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 69
LA CONCENTRACIÓN DE PODERES
TENTATIVAS DE REACCIÓN
La Revolución tuvo un largo proceso. Fue iniciada en la noche del 14 de
mayo; el 15, esgrimió la fuerza; fue consentida el 16, con la formación del
Triunvirato, fue consolidada el 20 de junio con la creación del gobierno
netamente patriota y la integración del Cabildo con hombres de la Revolución.
El 12 de octubre del mismo año, se firmó el tratado con Buenos Aires, primer
paso hacia la autonomía. No bastaba con proclamar la independencia, había
que fundarla, consolidarla, contra España, contra los reaccionarios de
Asunción, contra las aspiraciones de la princesa Carlota Joaquina – sedicente
heredera de Fernando VII – y contra Buenos Aires, que aspiraba a reconstruir
bajo su dirección el Virreinato del Plata.
Las batallas de Paraguarí (17 de enero de 1811) y Tacuarí (9 de marzo del
mismo año), libradas contra la expedición enviada por Buenos Aires a las
órdenes de Manuel Belgrano, habían dado a la Provincia la noción de su poder,
la conciencia de su capacidad y despertado en los criollos nuevas aspiraciones.
Tacuarí señala una etapa. Esta victoria fue el fruto del esfuerzo común. El
núcleo criollo se contagió del espíritu revolucionario que agitaba el continente.
Los oficiales victoriosos como Yegros, Caballero, Iturbe, no podían seguir en
las capas sometidas de la sociedad colonial. La autoridad central había hecho
crisis. En ese derrumbe no se podía marchar a la deriva, con el peligro de caer
bajo dominación extranjera.
El 15 de mayo caducó el poderío español dentro de la provincia. Las
tentativas reaccionarias insufladas desde Montevideo, fueron dominadas, pero
la revolución corría siempre riesgo, dada la cantidad de reaccionarios
peninsulares que existían en la provincia. Quedaban en pie los amagos de
Buenos Aires y las pretensiones de Carlota Joaquina. El ejército del general
Diego de Souza, acampado en Bagé, en Río Grande do Sul, en los días de la
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 70
revolución, se hallaba listo para pasar la mano al régimen depuesto. El
gobernador español Vigodet oteaba desde Montevideo y enviaba dinero a
Velasco, para intentar una reacción.
Los miembros del gobierno, incautaron el 9 de junio de 1811 de una carta
de Carlos Genovés, dirigida a Velasco, y se castigó con ejemplaridad la
tentativa de los peninsulares.
En setiembre del mismo año se descubrió otra confabulación reaccionaria,
encabezada por el comandante José Teodoro Fernández. Los conjurados fueron
detenidos. La Junta de gobierno designó como jueces instructores al Dr.
Francia y al comandante Pedro Juan Caballero. Por retiro del primero fue
designado el vocal Fernando de la Mora; posteriormente Caballero fue
reemplazado por el Dr. Marcos Ignacio Quin de Valdovinos, abogado del foro
asunceno. La Junta dictó sentencia el 26 de setiembre de 1812. Eximió a los
siete culpables de la pena de muerte, pero los condenó a confinamiento en el
Fuerte de Borbón y pago de una multa de 30.000 pesos, distribuida
proporcionalmente a la riqueza de cada uno de ellos. La sentencia lleva las
firmas de Yegros, Caballero, de la Mora y del secretario Larios Galván. Entre
los condenados figuran algunos enemigos del Dr. Francia. Mas la sentencia se
dictó durante su retiro de la Junta, lo cual autoriza a sostener que en ella nada
tuvieron que ver supuestas venganzas personales ni de familia.
En mayo de 1813, reintegrado ya el Dr. Francia a sus funciones, la Junta
conmutó a los conjurados la pena de confinamiento en Borbón, por la de
residencia en determinadas Villas de la región oriental y les disminuyó la multa
a 15.000 pesos. Se destinaba el producto a la construcción de la muralla de los
bajos del Cabildo. El 19 de octubre del mismo año los Cónsules indultaron a los
implicados, previas algunas presentaciones honrosas para la persona del Dr.
Francia. La conspiración quedó probada ampliamente (50).
50 Ver Colección Río Branco, de la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro. Expediente I-29-22 “Auto de Conjuración contra la Junta de Gobierno año 1811”.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 71
LA HORA DE NÉMESIS EN LA DICTADURA DEL Dr. FRANCIA.
LA CONSPIRACIÓN DE 1819 – LAS EJECUCIONES DE 1821
Uno de los capítulos más discutidos de la dictadura del Dr. Francia lo
constituye la conspiración de 1819. La documentación relativa a ella es escasa.
Pero existen indicios y testimonios que pueden conducir a la formación del
juicio histórico. La tradición transmitió la noticia de que la conspiración
mencionada fue descubierta por la confesión de Bogarín, a quien el confesor
obligó a hacerla pública. Desde el año 11 conspiraron “realistas” y
“porteñistas”.
El establecimiento de la dictadura temporal en 1814, había merecido la
anuencia de una parte de la opinión ilustrada del país. El propio Mariano
Antonio Molas fue quien la propuso, como un medio de garantizar la unidad de
acción gubernativa.
El consulado Yegros-Francia había acrecentado los prestigios del último
por su laboriosidad y dedicación a los asuntos públicos. Terminado el período
consular, la opinión se inclinó hacia el gobierno único, la concentración de los
poderes. Elegido dictador temporal, el Dr. Francia, maniobró en el sentido de
su continuidad en el poder, no satisfecho con el período de 5 años votado por
el Congreso de 1814.
No era él, por cierto, una excepción a la humana debilidad del poder. Lo
quiso y lo buscó, si bien para ello no apeló al motín ni a la dádiva. Se apoyó en
un sector de la opinión, se valió de hombres eficaces como José Miguel Ibáñez,
Miguel Noceda y Mariano Careaga. Cultivó la inclinación popular hacia su
persona. La dictadura perpetua fue votada en contra de la opinión de la clase
ilustrada, de la burguesía y de los principales hombres de la revolución. El Dr.
Francia, para conseguirla, se apoyó principalmente en los hombres del campo
y en las clases populares asunceñas. Fue un predominio no consentido por los
hombres de Mayo, como Molas, Yegros, Caballero, Iturbe, Valdovinos, Montiel.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 72
Habían trascurrido tres años desde la implantación de la dictadura
perpetua, en cuyo decurso los mencionados patriotas pensaron en sacudir el
régimen que les parecía contrario a los propósitos de libertad civil perseguidos
por el movimiento emancipador. El Dr. Francia contaba con la masa y cuidaba
los cuarteles. Los disidentes no contaban con armas, pero en cambio tenían
vinculaciones más allá de las fronteras y la acción personal de ellos para un
levantamiento.
En aquella época en que el concepto de la nacionalidad no se hallaba
claramente definido, se acostumbraba pedir y aceptar el concurso de los
revolucionarios de otras provincias o Repúblicas. Así ocurrió con Antonio
Matiauda, comandante de Itapúa, que abandonó su puesto para unirse a
Artigas. Así pudo haber ocurrido entre Fulgencio Yegros y Francisco Ramírez, el
lugarteniente rebelado de Artigas.
La prisión y ejecución de Baltazar Vargas, enviado de Ramírez; la mala
voluntad de Ramírez para el dictador, de quien no consiguió la extradición de
Artigas, y otros hechos sugerentes, vienen a sumarse a tales indicios.
A la muerte del Teniente Coronel Manuel Atanasio Cavañas ocurrida en su
estancia de las Cordilleras, en 1832, el Dr. Francia se incautó de sus papeles y
a la vista de ellos dictó un auto supremo por el cual le declaraba traidor y le
quitaba sus grados militares por su connivencia con Ramírez, en la
conspiración de 1819.
Lógico por lo demás es creer en la existencia de la mencionada
confabulación tanto por el temperamento y situación de los hombres de Mayo
como por la opresión que causaba la dictadura. Manuel Pedro de Peña, Mariano
Antonio Molas, Rengger y Longchamp, testigos de aquella época, afirman la
verdad de la conspiración. Más tarde, José Berges, canciller de Solano López,
hijo de un comerciante español que sufrió los rigores de la dictadura, sostuvo
lo mismo al comentar el libro de Andrés Gelly, en una carta dirigida a José R.
Caminos, cónsul en Paraná, en 6 de setiembre de 1864.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 73
OPINIÓN DE DOS HISTORIADORES ARGENTINOS
Dos historiadores argentinos, Manuel M. Cervera y Martiniano
Leguizamón, suministran datos relativos a la connivencia de Ramírez con los
patriotas paraguayos.
Leguizamón se refiere a la connivencia del caudillo Francisco Ramírez con
los próceres uruguayos en la siguiente forma: “La fugaz República de Ramírez
tuvo su reglamento político militar para poner orden en la administración
pública, restablecer el imperio de la justicia y contiene por cierto ideas
adelantadas de gobierno. Y al mismo tiempo se preocupaba del orden y la
buena política administrativa, sueña de pronto en una nueva empresa bélica –
a la cual los historiadores no prestaron atención – y, sin embargo, tiene su
interés, porque de haberse llevado a cabo quizá habría cambiado la suerte de
un país heroico, condenado a sufrir la más despótica y larga tiranía.
“Era esta empresa una expedición contra el dictador Francia, con quien se
encontraba enemistado por un acto vituperable. Proclamado gobernador de la
República Entrerriana, con dominio sobre Entre Ríos, Corrientes y Misiones,
envió un saludo de cortesía al Gobernador vecino por medio de un oficial de su
confianza apellidado Vargas. El saludo no le fue retribuido ni el mensajero
volvió. Francia le había fusilado después de torturarlo, como supuesto
conspirador junto con setenta y tantos presos. Entre las víctimas figuraban
algunos oficiales de apellido Montiel. Uno de ellos, capitán de ese apelativo, no
cayó en la primera descarga y entonces él mismo mandó la segunda como
Murat. El dato lo confirma el escritor Manuel Domínguez citando el Ensayo de
Rengger.
“El pensamiento de la expedición es un hecho conocido, del cual dio
noticia la Gaceta de Buenos Aires el 7 de marzo de 1821. Estaba acordado por
Ramírez con los prohombres de la revolución paraguaya, Yegros, Caballero y
otros que debían sublevarse en la Asunción en cuanto las tropas invasoras
fijaran la atención sobre la frontera del Paraná; un sujeto Balta Vargas era el
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 74
intermediario entre los conspiradores que iban a dar el golpe el Viernes Santo,
pero fueron delatados por el cura Bogarín”. (Ver Martínez; Historia de Entre
Ríos, tomo I, Pág. 608).
“Ramírez tenía en Corrientes un ejército de 4.000 hombres y una
escuadrilla, cuando una noticia inesperada le obligó a dirigir su caballo de
pelea hacia otro rumbo.
“La expedición había abortado y los patriotas sufrieron tormento de azotes
con el mborebí de los indios guaicurúes, en la Cámara de la Verdad. Era lo que
sabíamos de aquel ensueño de caudillo que tal vez hubiera cambiado el destino
del pueblo hermano, porque sus hechos habían demostrado que tenía genio
militar y un ejército aguerrido, contando además con jefes de valía entre los
conjurados, que hubieran arrastrado a las masas nativas tan indómitas y
heroicas. En cambio, Francia no era militar, ni disponía de tropas regulares, ni
gozaba de popularidad en el pueblo que tiranizaba”. (Ver La Nación, de Buenos
Aires, de 7 de abril de 1935).
Artigas, derrotado y perseguido por su antiguo lugarteniente Francisco
Ramírez, buscó refugio en el Paraguay. Acompañado de una pequeña escolta
traspasó el río Paraná el 5 de setiembre de 1820, previo permiso del dictador.
Llegó a la Asunción el día 16, siendo alojado en el antiguo convento de la
Merced. Llegaba “con una chaqueta colorada y una alforja”. Por disposición
gubernativa se le proveyó de vestuarios y útiles para su viaje a San Isidro,
villa fijádale como residencia. El monto de lo proveído alcanzó a 458 pesos,
siete y octavo reales.(51) A pesar de las repetidas instancias de Ramírez, el Dr.
Francia se negó a conceder su extradición. Es de recordar que el caudillo
oriental llegó al país en los días de la conspiración de los próceres de Mayo,
circunstancia que no modificó la conducta observada con él. El dictador no le
acordó audiencia. No le dio oportunidad de conversar con él, pero le respetó en
su desgracia. En algunas de sus cartas había calificado duramente a Artigas,
pero nunca lo molestó, en su exilio. El “Protector de los Libres” siguió viviendo 51 Ver Dr. Antonio Ramos: Francia y Artigas, en el suplemento Nº 67 de El Diario, de Asunción, de 25 de agosto de 1935.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 75
y haciendo caridad, en su remota residencia. Expresó en repetidas
oportunidades su reconocimiento al Supremo. Internacionalmente, el dictador
levanta una muralla, guarda una neutralidad activa y pasiva. Su voluntad es
que nadie intervenga en sus asuntos.
El dictador, en un oficio a Bernardino Velázquez, comandante del Fuerte
Borbón, en fecha 12 de mayo de 1821, meses después de la llegada de
Artigas, le dice: “Lo que pasa en cuanto a Artigas es, que en su último
combate con los Portugueses en el Taquaremboy, quedó muy derrotado.
Viendo esto uno de sus comandantes, el Porteño Ramírez, a quien de pobre
peón, que era, él lo había levantado y hecho gente, y en cuyo poder no
habiéndolo acompañado a aquella Guerra, había dejado a guardar más de
Cincuenta mil pesos en oro; se le alzó con estos dineros y con ellos mismos
sublevó y aumentó algunas tropas y gente armada con que había quedado; y
así derrotó también a Artigas, cuando éste quiso someterlo con la poca fuerza
que tenía, y lo persiguió a muerte, para quedarse él solo con sus caudales, y
con el mando de la otra banda. Reducido Artigas a la última fatalidad, vino
como fugitivo al paso de Itapuá, y me hizo decir, que le permitiese pasar el
resto de sus días en algún rincón de la República, por verse perseguido aún de
los suyos y que si no le concedía este refugio iría a meterse en los montes. Era
un acto no sólo de humanidad, sino aun honroso para la República, el conceder
un asilo, a un jefe desgraciado, que se entregaba. Así mandé un oficial con
veinte Húsares, para que lo trajesen, y aquí se le tuvo recluso algún tiempo en
el Convento de las Mercedes, sin permitirle comunicación con gentes de
afuera, ni haber jamás podido hablar conmigo, aunque él lo deseaba. Allí
estuvo recluso, hasta que hice venir al comandante de San Isidro de Curuguatí
con quien lo hice llevar a vivir en aquella Villa, donde se halla con los dos
criados o sirvientes, que trajo, por ser aquel lugar remoto, el de menos
comunicación con el resto de la República. Allí le hago dar una asistencia
regular como aquí se hizo, porque él vino destituido de todo auxilio... Los
portugueses sin duda se habrán alegrado de la ruina de Artigas. Ellos han
tenido también sus inteligencias y comunicaciones con el bandido Ramírez,
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 76
quien tal vez los habrá metido en aprehensiones por haberse Artigas refugiado
en el Paraguay; pero el hecho de aquel pérfido intruso ahora en la otra banda
es manifiestamente infame, y que reprobará todo el mundo imparcial. Se podía
preguntar a los portugueses, si agradaría a un General Portugués, el que algún
suceso adverso que tuviese en la Guerra, se le alzase con caudales y el resto
de sus tropas y armas alguno de sus oficiales subalternos, y apoderándose de
su mando, tirase a perseguirlo de muerte para que no pudiese hablar. Al
Crabeiro (Comandante del Fuerte Portugués de Coimbra), que le dije que
Artigas estaba aquí bien guardadito, le hubiese usted dicho, que Bonaparte que
fue Emperador de los franceses estaba igualmente bien guardadito en poder de
los ingleses, a donde se refugió en su última desgracia y aunque estaba en
guerra con ellos y los ingleses fueron sus mayores enemigos, lo recibieron y lo
mantienen hasta ahora asistido generosamente en la isla de “Santa Elena“ (52).
El descubrimiento de nuevas correspondencias epistolares, en 1821, dio
ocasión al Dictador de proceder con extraordinario rigor. Fueron encarcelados
un centenar de personas calificadas.
En cuanto al castigo aplicado, para juzgarlo con equidad, debe tenerse en
cuenta el clima histórico de aquella época, que no disculpa, el procedimiento
empleado. El dictador hizo arrancar las declaraciones a fuerza de azotes. Las
mazmorras asunceñas, especie de subterráneos siniestros que venían del
cuartel de los Miñones, a la casa de los gobernadores y otras situadas en el
cuartel del Hospital, fueron llenadas con los ciudadanos más conspicuos.
Policarpo Patiño, el Cte. Bejarano y Mateo Fleitas, tuvieron a su cargo la cruel
tarea del sumario y de las declaraciones inquisitoriales. Desde 1819 al 21, los
conspiradores permanecieron presos. En 1821, el dictador sorprendió otra
correspondencia de Ramírez a Fulgencio Yegros, confirmatoria de la
connivencia. Entonces procedió sin piedad. Comenzó a funcionar la famosa
“Cámara de la Verdad”. Asunción vivió la angustia del terror. Fulgencio Yegros
y otros ciudadanos fueron azotados. El dictador se concentró en la vieja casona
52 Documentos en el Archivo Nacional de la Asunción y en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro. Colección Río Branco. Sección Manuscritos. I. 29-22.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 77
de los gobernadores y se mostró inexorable. A su juicio, los conspiradores eran
traidores, “porteñistas”, culpables de querer anexar la República a Buenos
Aires.
FULGENCIO YEGROS
Las ansias de transformación colectiva buscan su símbolo y sus hombres.
La revolución paraguaya fue un proceso lento y progresivo que culminó en la
declaración del 12 de octubre de 1813. El grupo patricio durante ese período
eligió como jefe al Teniente Coronel D. Fulgencio Yegros.
Yegros procedía de una tradicional familia. Sus antepasados fueron
generales y gobernadores. El abuelo, el General Fulgencio de Yegros y
Ledesma, recibió por merced real extensas tierras en Quyquyó, en pago de los
servicios prestados a la Corona y a la Provincia. El Tte. Coronel José Antonio
Yegros, padre del prócer, fue uno de los más audaces exploradores del Chaco.
Allí ganó sus galones y su reputación. Los varones de la casa fueron todos
militares.
Fulgencio Yegros resume en su persona el prestigio de la revolución. No
tiene la decisión magnífica de Pedro Juan Caballero; carece de la ilustración del
Dr. Francia; no es orador elocuente como Mariano Molas; pero, atrae seduce,
conduce. La masa reconoce en él a un jefe natural. La revolución tiene en este
soldado su garantía. Es sencillo, noble, generoso, espléndido. Aunque el
movimiento del 14 de mayo lo toma lejos de la capital, a su entrada es
recibido como un triunfador y se le aclama presidente de la Primera Junta
Patriota. Su foja de servicios tiene la prueba del fuego. Ha actuado en la
defensa de Buenos Aires y Montevideo contra los ingleses y en Paraguarí y
Tacuarí. Conservó la amistad de Belgrano a través de todas las vicisitudes.
Su paraguayismo es una mezcla de amor a la libertad y a la tierra donde
nació. Su cultura no es vasta; pero su espíritu está inspirado por el bien. Era
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 78
un soldado derecho, que manejaba bien la espada como el corazón. Al ocupar
el gobierno, lo primero que le interesa es la escuela.
Emulo del Dr. Francia, no pudo vencerlo porque carecía de la ductilidad,
de las mañas y recursos del político.
La dictadura no pudo merecer ni su adhesión, ni su respeto. Conspiró el
año 19, con Caballero e Iturbe. Fue ejecutado el año 21. Cayó con la majestad
de una fuerza que ha cumplido su destino.
PEDRO JUAN CABALLERO (53)
Jefe militar del movimiento de Mayo, incurso en el proceso, tiene que
mostrar una vez más su estirpe. No consentirá ni el ultraje, ni el
ensañamiento. Puede jugarse la vida en una carta; es un temperamento
impulsivo y heroico, de los que hacen historia, precipitando los
acontecimientos; uno de esos brazos hercúleos de los misteriosos designios
que dirigen la vida de los pueblos. Su padre, el comandante Luis Caballero,
murió a consecuencias del exceso de trabajo para abrir la picada y salir a la
retaguardia de Belgrano, en Tacuarí. El destino digno del jefe revolucionario,
hubiera sido morir al frente de un escuadrón, cargando contra el enemigo, al
aire el corvo sable, ondeando en sus manos la bandera tricolor. Las
circunstancias no lo determinaron así. Amigo, colaborador y enaltecedor del
Dr. Francia, no quiso consentir los rigores del despotismo y conspiró. Le
arrestaron y lo tuvieron entre cuatro paredes, sin pensar que esa alma
comprimida estallaría como la pólvora. Ante la inminencia de la ejecución,
como una protesta, como la culminación de su perenne rebeldía, tomó la
navaja de afeitar y se cortó el cuello. La leyenda dice que escribió con sangre,
en la pared de la prisión: “Bien sé que el suicidio es contrario a la ley de Dios y
de los hombres, pero la sed de sangre del titano no se saciará con la mía”.
53 Pedro Juan Caballero escribía su apellido con v. Descendía de los Caballero de Añasco, de grande actuación en el coloniaje.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 79
Hay frases que merecen ser verdaderas, porque retratan un alma,
resumen un acontecimiento o pintan una época. Así la imprecación de
Cambronne, el desafío del guerrero ateniense, la quejumbrosa afirmación de
Galileo. Así la roja sentencia del patriota paraguayo. No es lo mismo morir en
manos del verdugo, que arrojar la propia vida a la cara del tirano. La muerte
también debe tener su dignidad. Morir bien era un mandato del estoico, y es la
digna coronación de las vidas heroicas. De rebeldes suelen nacer los patriotas,
y de los disconformes, los reformadores. Pedro Juan Caballero no tuvo cómo
abatir la dictadura, que ofendía su sensibilidad de patriota y le arrojó su vida.
En la imposibilidad de vencerla, quiso ensuciarla, y la manchó con su sangre
patricia.
D. Pedro Juan Caballero era hijo legítimo del comandante Luis Caballero y
de doña Lucía García. Contrajo matrimonio con doña Juana Mayor. Dejó siete
hijos, entre ellos dos con nombres alusivos a la independencia: Librada Patria y
Liberto Patricio.
EL CAPITÁN MONTIEL
Actitud heroica tuvo el capitán José Montiel, miembro de una de las
familias distinguidas del coloniaje y colaborador de la obra de la revolución.
Hidalgo, no podía morir como un villano. Su crimen consistía en su
disconformidad con el régimen de gobierno. Esas actitudes pueden ser
castigadas con el rigor que se quiera, pero no son infamantes, sino cuando
llegan a la traición. El acta del Congreso del 17-20 de junio de 1811 aparece
con la firma de las siguientes miembros de esa familia patricia: comandante de
urbanos Juan Vicente Montiel; Miguel Gerónimo, Prudencio, Francisco Solano,
Juan José, Capitán José Félix, Teniente Miguel Antonio, y José Joaquín Montiel.
D. Juan José fue alcalde del 2º. Voto del primer Cabildo instaurado por la
revolución.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 80
El capitán Montiel encarcelado en 1819, juntamente con ocho miembros
de su familia, fue condenado a muerte, el año 21. Llegó el día de la ejecución.
Del cuartel de la plaza donde guardaba prisión, engrillado, fue conducido al
sitio fatídico al pie del trágico naranjo, a cuya sombra se realizaban las
ejecuciones. Se sentó en el banquillo. El secretario Mateo Fleitas, leyó la
sentencia del juez, comandante Bejarano; el sacerdote impartió la bendición,
en medio de la solemnidad deprimente, Cuatro soldadas formaron el pelotón
ejecutor. El oficial ordenó: “Carguen... apunten... ¡Fuego!”. El cuerpo de
Montiel rodó al suelo. La sangre brotó roja y cálida como en un sacrificio. Pero
el ajusticiado no quedó exánime. Su vida se retorcía en un ansia de persistir.
Comenzó a agitarse en el suelo; hizo un esfuerzo y se reincorporó; levantó la
vista; volvió a sentarse en el banquillo, ante la estupefacción de los ejecutores.
Se dirigió a los mulatos, con serenidad magnifica, mandando: “Preparen...
carguen.. apunten... ¡Fuego!”. Cuatro nuevos disparos sonaron en el silencio
sepulcral de la tarde muriente. Cuatro balas más se incrustaron en el pecho de
José Montiel, que cayó en tierra. ¡Ahora sí que estaba muerto! Los soldados
habían obedecido maquinalmente la orden de aquel valiente.
ANTONIO TOMAS YEGROS
Antonio Tomás Yegros actuó en las batallas de Paraguarí y Tacuarí.
Colaboró con Pedro Juan Caballero en el triunfo del movimiento revolucionario.
Ambos fueron amigos del Dr. Francia, y ambos contribuyeron a realzar su
personalidad en los comienzos de la Revolución. Las cartas del dictador
cambiadas con el capitán Yegros revelan que existía entre ellos un grado
apreciable de amistad. Yegros era un compañero leal y desinteresado, un
corazón generoso, un soldado valiente. Creyó servir a su patria al abrazar el
partido del Dr. Francia, contra Bogarín y de la Mora, y apoyar la acción del
Cabildo, para conseguir la reincorporación del resentido vocal-decano.
Desempeñó más tarde la comandancia de Misiones. Pero cuando se descubrió
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 81
el conato de conspiración de 1819 y comenzaron las prisiones, se retiró a su
establecimiento de Quiquió, de donde fue traído a la Capital preso. El soldado
leal no podía ser mal hermano. Fiel a su tradición y a su apellido, adoptó una
conducta que revela su contextura moral.
Antonio Tomás Yegros sobrevivió al gélido compañero de causa. Su
nombre quedó incrustado en la historia patria, con el mismo honor que el de
sus antepasados servidores de la Provincia y del Rey, y el de sus hermanos,
autores de la independencia de la República.
Murió en su retiro de Quiquió en 1864. La dictadura detuvo su mano ante
el amigo y compañero de causa, no sabemos si por razones de justicia o de
gratitud.
VICENTE IGNACIO ITURBE
Fue otra de las figuras prominentes de la emancipación. Ya antes de la
revolución de Mayo fue sospechado de conspirar contra el poder español, en
compañía de su pariente Domecq y de Miguel Hidalgo. Había participado en la
defensa de Buenos Aires contra los ingleses en 1807, en uno de los batallones
paraguayos enviados a las órdenes del Coronel Espínola; y después, como
alférez, en las batallas de Paraguarí y Tacuarí. El 14 de mayo acompañó al
cuartel al Capitán Pedro Juan Caballero y sirvió de emisario para intimar la
rendición del gobernador Velasco, en la madrugada del 15.
Refiere José Abreu, emisario de Diego Souza, capitán general del Río
Grande Do Sul, que Iturbe se condujo en esa oportunidad con mucha energía y
en las conversaciones entabladas con él, expresó los fundamentos de la
revolución, atribuyéndolos a la injusta postergación en que vivían los criollos
americanos y a la necesidad de que la provincia pudiera disponer de su propio
destino.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 82
Firmado el tratado del 12 de octubre, lo encontramos a Vicente Ignacio
Iturbe, como capitán de una compañía de Granaderos que marchaba con
pífanos y tambores, haciendo cabeza el escribano D. Jacinto Ruiz, para
pregonar por la ciudad la buena nueva de la independencia. La Junta de
Gobierno le designó Comandante de San Pedro de Ycuamandyyú, cargo de que
dimitió en 1814, en vista de “inmerecidos ataques a su persona”.
Iturbe era de carácter franco; correcto en su expresión, como su persona.
Prefirió dejar el cargo y retirarse a la vida privada, abandonar la carrera de las
armas, antes que consentir ataques en desmedro de su personalidad. Fue
preso en 1819, acusado de conspirar contra la dictadura. Altivo y decidido, no
podía consentir aquel régimen de opresión. Fue ejecutado en compañía de su
hermano Manuel y de los demás próceres de Mayo en 1821.
El capitán Iturbe estaba casado con doña Luisa Bernarda de Echagüe, hija
de D. Narciso de Echagüe, santafecino. Dejó un heredero, Policarpo Iturbe,
capitán de la escolta de los López, que murió en defensa de la patria, en la
guerra contra la Triple Alianza.
Mariano Valdovinos, otro de los conjurados, fue fusilado, como los
Aristegui, los Acosta, Valdovinos y tantos otros: sombras son que se proyectan
sobre la figura del dictador, y que al decir de Blas Garay, “oscurecen pero no
apagan el brillo de su gloria”. ¿Dónde estará el proceso de la conspiración de
1819? Espera una mano curiosa en las oscuridades de los anaqueles del
archivo, para decir toda la verdad.
QUINTA PARTE
LA OBRA POLÍTICA DEL DR. FRANCIA
El Dr. Francia no se caracterizó, como otros estadistas, por la multiplicidad
de su obra, por la organización jurídica ni por los monumentos edificados
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 83
durante su régimen. Abrigó un propósito fundamental y a él lo subordinó todo.
Sus actividades fueron convergentes; su preocupación, única. Le acompañó
desde su iniciación en la vida pública y murió con él. El 16 de mayo de 1811
integró el triunvirato, en cuyo seno representó la tendencia netamente
patriota. Fue confirmado en el Gobierno el 20 de junio. En 1813, se le designó
Cónsul; en 1814, Dictador Temporal, y en el año 16, Dictador Perpetuo.
Realizó una carrera política firme. En el agitado proceso revolucionario,
algunos próceres quedan obscurecidos, otros desaparecen del escenario,
mientras él permanece incólume. Es un centro de gravedad de los
acontecimientos. Encontró obstáculos y suscitó rivalidades, tuvo en contra
fuerzas reaccionarias, pero supo defenderse e imponerse por su labor, su
sagacidad y su energía. Su prestigio era grande entre la gente de campo. Su
inteligencia seducía al pueblo. Marchó directa y progresivamente al Gobierno
unipersonal, porque se creyó el único capacitado para salvar la independencia.
Para ello se valió de todos los recursos de que puede disponerse en política, sin
corromper.
En 1816 esa tendencia francista predominó capitaneada por hombres del
interior como Miguel Ibáñez, de Concepción y Mariano Careaga, de Villarrica.
Triunfante, adoptó el titulo que corresponde a su misión histórica. Ese título es
inseparable de su nombre. Es un adjetivo que califica la realidad de su
actuación y que con el tiempo se convierte en sustantivo. Algunos príncipes se
titulan en la historia: “El Bueno”, “El Católico”, “El Hermoso”; aparecen
guerreros que se denominan: “El Taciturno”, “El Astuto”; Rosas fue “El
Restaurador de las Leyes”; Artigas, “El Protector de los Pueblos Libres”. El
gobernante paraguayo se denomina Dictador, y no Presidente, Gobernador,
Director o Protector. Ejerce la dictadura porque la patria está en peligro.
Por fin se posesionó del poder que buscó durante años, que esperó desde
la mañana augural del 15 de mayo. Solo y sin control, pues nunca convocó
Congresos. Suprimió el Cabildo, por no emanar su mandato del pueblo;
respetó los Juzgados inferiores para la substanciación de las causas comunes,
pero reservó el grado de apelación. Hizo un Gobierno personalísimo, sin
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 84
derecho a imputar a otros complicidad ni sugestiones, ni de compartir
responsabilidades, puesto que sus ministros fueron simples colaboradores en el
expediente, pero no en la dirección de los negocios. Su obra fue básica; sus
propósitos cardinales; su labor orientada en un solo sentido: la independencia.
El Dr. Francia asumió el poder público, como una misión histórica y se
entregó a ella por toda la vida. Por eso la historia lo hace comparecer solo. Tal
como vivió. Sin Congresos, Generales, ni defensores. Soltero. Sin amores. Sin
amistades. Malo o bueno, no tuvo Ninfa Egeria que le inspirara, ni Richelieu
que le aconsejara. En esa actitud, abarcando su obra y su persona, con la
necesaria perspectiva, teniendo en cuenta la época, el medio y el objeto
perseguido, se le debe enjuiciar. Fríamente, sin compasión, que él no tuvo
para nadie. Pero honradamente como lo fue, indudablemente.
Concibió la independencia como un postulado del Derecho Natural. El
Reglamento de 1813, de su redacción, prescribe que el deber supremo es la
defensa y seguridad de la República. En sus autos supremos resalta esa
preocupación fundamental; su lenguaje traduce esa obsesión. En las circulares
a los delegados insiste sobre ese punto, como quien va apretando los resortes
de un complejo mecanismo. Por eso se ocupaba de los detalles
complementarios y anejos de la obra.
El Dictador enviaba precisas instrucciones, escribía cartas a los delegados,
despachaba los numerosos expedientes de la administración, concurría a los
cuarteles, controlaba las municiones y la pólvora, instruía a la tropa.
Monopolizó el comercio de madera y hasta se hizo tendero para comprar con la
ganancia armas y uniformes para la tropa. Todo con el objeto de equipar al
país para su autonomía. Este déspota tuvo una clara visión de los elementos
vitales de una nacionalidad. Alimentaba las raíces. Su obra no es elegante,
pero es maciza.
En cada uno de sus Autos Supremos se traducen las ideas rouseaunianas
y la legislación castellana. Uno de los documentos reveladores de su doctrina
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 85
es la supresión del Cabildo, fundamentada en la consideración de que dicha
institución no procedía de fuentes populares, sino de designación oligárquica.
Gobernó para el pueblo, pero no con el pueblo, cuya voluntad decía
interpretar. Se acerca a él, pero no a las clases cultas, adineradas o linajudas.
Es que el sentimiento de la independencia se encontraba más en las entrañas
profundas, que en las capas doradas de la burguesía colonial. La clase media
no propugnó la dictadura. La sufrió. La clase popular y campesina fue su
sostén. El documento relativo a la supresión del Cabildo muestra hasta dónde
le repugnaban los privilegios coloniales, y cómo su íntima convicción atribuyó
al pueblo la fuente esencial de toda soberanía. Fundado en la doctrina del
Contrato Social, se atrevió a disolver el organismo jurídico más importante del
coloniaje, el Cabildo, en cuyo seno figuraron siempre los vecinos expectables,
por su cultura y su riqueza. El Cabildo asunceno era, además, la tradición
cívica de la provincia. El año 1811 cometió el error de ponerse frente a la
corriente revolucionaria. Fue eliminado por innecesario. El pueblo no lo
defendió porque en la última época se había hecho un cantón reaccionario. El
Dictador lo arrasó para no permitir deliberaciones.
Sus ideas políticas fueron pocas, pero firmes; la tenacidad en realizarlas,
superaba al brillo o genialidad de ellas. Fue una voluntad tensa, en acción
constante, con definida orientación; conocía el propósito perseguido:
INDEPENDIZAR AL PARAGUAY. A ese fin tuvo que subordinarlo todo: comercio,
cultura, relaciones, ejército, administración. Con calculada y fría reflexión,
suspendió todas las manifestaciones de vida de relación, hasta conseguir ese
objetivo, Veló por la integridad nacional con rígida estrictez, manteniendo los
límites tradicionales de la Provincia. Nunca cedió un ápice de territorio. A la
llegada de Correa da Cámara, designado Cónsul y Agente del Imperio del
Brasil, en 1825, por instrucciones del Dictador, el Delegado de Itapúa,
comandante Norberto Ortellado, ratificó los límites del Paraguay, que al
occidente de su río llegan al marco del Jaurú. Ocupó el territorio de la margen
izquierda del Paraná hasta la Tranquera de Loreto, con fuertes guardias, sin
permitir discusión sobre su dominio legítimo. Itapúa es la segunda capital, por
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 86
donde se comerciaba con el Brasil, y la mantuvo como única puerta cuando,
obligado por las circunstancias, tuvo que cerrar el puerto de Neembucú (Pilar).
En Misiones actuaron como delegados Vicente Matiauda, Juan Vicente Montiel,
Norberto Ortellado, Sebastián José Morínigo y José León Ramírez, a quienes
trasmitía prolijas instrucciones, sobre todas las cuestiones administrativas, con
una claridad que hacen de dichas notas una fuente preciosa para el
conocimiento de las ideas gubernativas del Dictador. En ninguna época
clausuró el comercio con el Brasil. Por Pilar se comerciaba con Corrientes, pero
con intermitencias, porque la verdad histórica es que no fue Francia quien
“aisló” al Paraguay sino los Gobiernos del Plata, que le clausuraron el Río, le
requisaron sus armas, le impidieron el comercio. (54) (55) (56)
En Pilar, actuaron sucesivamente, los comandantes José Joaquín López y
Pedro Tomás Gill, cuyas carpetas son ilustrativas sobre la administración
francista tanto desde el punto de vista de las relaciones comerciales con
Corrientes y las ciudades del Plata, como en la cuestión de límites. Francia
ocupaba el Chaco Central hasta el Riacho Antequera y hacía detener a los que
navegaban el Bermejo sin su permiso, como ocurrió con Soria.
El Dictador exigía el reconocimiento previo de la independencia para tratar
y abrir el país al libre comercio. En sus comunicaciones se empleaba y exigía la
leyenda REPUBLICA DEL PARAGUAY y no permitía la de “provincia” ni
“gobernación”. Las tres palabras forman un nombre, el legítimo de la nación.
Así cruzará la historia, desde 1813, se empurpurará de sangre en dos guerras,
se escribirá en la letra del Himno Nacional, cuyo autor usó el lema “República o 54 “El Gobierno ha resuelto pasar a la otra banda un cuerpo de tres mil hombres, o más si fuera preciso, a efecto de franquear la navegación y libertar el tráfico mercantil de las trabas, piraterías y bárbaras exacciones con que impiden su curso los pueblos de la costa, pretendiendo arbitrariamente abrogarse el dominio del río, graciarse y auxiliarse con sus atroces expediciones, para tener a esta República en la más infamante y servil dependencia y preparar de este modo su atraso, menoscabo y ruina...” Disposición Suprema del 20 de enero de 1823. Manuscritos en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro, Colección Río Branco. Este documento fue publicado y comentado por el Dr. Domínguez en El Diario, año 1935, y lo obtuvo del Arch. Nacional de Asunción. 55 Borrador de una carta del Dictador al Comandante de Pilar, Gill, del 31 de agosto de 1823. Biblioteca de Río de Janeiro. Col. Río Branco. 56 Informe del vicecónsul de Francia, Aimé Roger, al Ministro de Relaciones Exteriores. Buenos Aires, agosto de 1836. Colección de informes de los cónsules franceses durante el gobierno de Rosas. Nº 53. Biblioteca Nacional de Buenos Aires.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 87
muerte” en lugar del clásico juramento de “Independencia o muerte” porque
para los fundadores fue y será siempre una República.
El Dr. Francia, como todo conductor de hombres, conocía el valor de las
fórmulas, la importancia del mito y por eso insistió en la leyenda. En su larga
actuación, puede constatarse que se trataba de un republicano auténtico, de
un precursor de esa forma de gobierno, como Francisco de Miranda. “Este
hombre está imbuido de las ideas de la República Romana”, dijo en su informe
a Buenos Aires, el plenipotenciario doctor Nicolás Herrera, en 1812. Ninguna
consistencia tienen las suposiciones sobre su “monarquismo”, puesto que en su
correspondencia habla con indignación de las “patrañas” del supuesto
“Marqués de Guaraní”. Por temperamento y por convicción, fue republicano.
Capítulos de la historia se resumen en ocasiones en un acontecimiento, o
en la biografía de un hombre, que ha sabido reflejar su medio. El Dr. Francia
es un “hombre representativo”, emersoniano, de tendencia nacional, la
encarnación de la voluntad de ser libre de su país. Reunió los materiales,
orientó la revolución, garantizó su éxito. Parece un creador. Quizá, en realidad,
no sea sino un trasunto de fuerzas ocultas que yacían en las capas profundas.
Fue el nacionalismo intransigente frente a las veleidades de los que creían
posible la unión con Buenos Aires. Las dos corrientes chocaron en el escenario.
Primó la primera, no sólo porque la prestigiara el Dr. Francia, sino porque
respondía a los sentimientos colectivos, que se decidieron por la independencia
absoluta.
El Dictador proclamaba el derecho de la propia determinación; no permitía
que nadie interviniera en sus asuntos, pero tampoco se mezcló en ajenas
querellas (57).
57 “...Pero un nuevo emisario paraguayo, don Martín Bazán, fue enviado a Artigas, y el emisario fue secuestrado y registrado en Buenos Aires, cuyo gobierno reclamó de el de Paraguay. Francia contestó diciendo que el Paraguay ejercía un derecho al enviar sus misiones a Artigas, “pues una provincia libre e independiente puede hacer alianza y concluir tratados, sin estar obligada a dar cuenta a nadie de sus operaciones y pactos con las otras aliadas. Que ningún pueblo tiene el derecho de mezclarse en el gobierno de otro, porque sería hacer injuria a su independencia al ingerirse a ser juez de su administración”. Esto allá por 1812. El escritor uruguayo termina con este comentario: “No es dificil imaginar el efecto producido en la oligarquía de Buenos Aires por esa doctrina, que será, sin embargo, el fundamento de las naciones que hoy existen y todos glorifican en el Río de la Plata”.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 88
En 1811 discutió con los plenipotenciarios argentinos Belgrano y
Echavarria y los indujo a reconocer la independencia del Paraguay (Tratado del
12 de octubre de 1811). La asamblea del 17 de junio de 1811, confirmando la
primera designación dada por el Cabildo para otorgarle la representación, votó
su nombre para el Congreso de las Provincias Unidas, pero él, hábilmente, dejó
írrita la resolución y no concurrió ni permitió que otro concurriera en tal
carácter. Como Dictador temporal, tomó medidas que le permitieron
consolidarse y realizar su propósito. En nombre de la necesidad de salvar la
República de peligros inmediatos, recurrió a la fórmula romana de concentrar
poderes, de unificar el comando para asegurar la disciplina. El Dr. Francia se
sentía y creía superior a sus rivales y colegas de gobierno. Miraba a la
humanidad principalmente por su lado débil, atribuyendo a las acciones de los
hombres móviles subalternos. Miraba de arriba abajo. En el fondo era un
doctrinario del despotismo, al que estimaba indispensable para condicionar el
progreso social. Fue intolerante. No admitía la discusión de sus actos, en la
convicción de que debían bastar sus buenas intenciones para que fuesen
consentidos y respetados.
INTERPRETE DE UN ANHELO COLECTIVO
El Dictador resultó el intérprete de un anhelo colectivo. El Paraguay, para
salvarse, se aisló y se puso en pie de guerra, en torno a su paladín. Como
buen político, el Dr. Francia no deseó despertar la compasión sino el respeto
de sus vecinos. Restringió en lo posible los vínculos externos. Llegó un
momento en que redujo a su mínima expresión las relaciones exteriores. No se
comerciaba más que por Itapúa; ni se celebraban tratados, pero tampoco se
pedía auxilio. Se afirmaba, poseía, se plantaba, como una bandera, allí donde
sus coterráneos querían una PATRIA, con los limites tradicionales de la
Juan Zorrilla de San Martín: La Epopeya de Artigas. Pág. 259, Montevideo, 1911.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 89
Provincia. A la presión externa, contestó con una afirmación de personalidad.
Nunca conoció humillaciones.
La independencia del Paraguay no debía ser, a su juicio, el fruto de la
transacción de los grandes vecinos, sino una acto unilateral de voluntad, de
self determination, consolidado por la fuerza y ejecutoriado por el tiempo.
Asunción tiene algo de Alejandría. Es un paso, un camino y una etapa de
la civilización en la conquista del nuevo mundo. Fue el centro de donde
irradiaron los fundadores de la segunda Buenos Aires, de Santa Fe, Corrientes
y Santa Cruz de la Sierra. Hasta 1620 fue la capital del Río de la Plata. En
1542 tuvo su obispado. De allí partieron los conquistadores materiales y
espirituales de gran parte del continente. Fue el centro de un pueblo que logró
adquirir la fisonomía de una nacionalidad.
El Dictador Francia es el hijo inexorable de una tierra intransigente. En su
obra no hay debilidades ni transacciones. Allí donde está, queda. Armas al
hombro. Ni con España, ni con Portugal, ni con Buenos Aires. Defiende lo suyo,
con gesto airado. No retrocede. Él fundó una república, allí donde el genio
organizador de Domingo Martínez de Irala creó una provincia indo-española a
mediados del siglo XVI. Así procedió en las Misiones, sobre el Río Uruguay, en
Bahía Negra y el Bermejo; igual conducta usó con Artigas y Bonpland; trató de
la misma manera en sus notas a Correa da Cámara y Bolívar. Practicó con
lealtad su política de aislamiento, pero con energía. Aprovechó todas las
oportunidades para declarar que el marco del Jaurú era el límite del Paraguay
al extremo Norte; que las Misiones eran de su pertenencia. Sabía
perfectamente lo que quería; no se dejó arrastrar por los acontecimientos. Por
algo dijo de él, Carlyle, que “era todo un hombre” (“truly a man”).
El Dictador era el primer centinela de la guardia, el más estricto de los
soldados en la defensa de las fronteras tradicionales. Es un hito. Tocó así el
punto neurálgico de una voluntad colectiva; enarboló como bandera una
nebulosa aspiración de su pueblo; y lo disciplinó haciéndole ver el peligro
exterior. Su dictadura tiene algo de un retraimiento desconfiado de las
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 90
nacionalidades en formación que buscan cristalizar en Estado. De ahí que ese
régimen que duró un cuarto de siglo, deba ser estudiado, no como una mera
cuestión política, sino como un fenómeno social. Este impío revolucionario
formó la cúspide de una pirámide asentada en la tierra de los carios. En su
intransigencia se resumían tres siglos de vida colectiva, la voluntad de
constituir un Estado independiente, la nación paraguaya.
DE CÓMO EL PARAGUAY SE CONCENTRÓ EN TORNO AL Dr.
FRANCIA
El Dr. Francia no hizo el Paraguay, ni lo moldeó a su imagen y semejanza.
Su gobierno fue el fruto de las circunstancias. Esta tesis habilita mejor que la
teoría egocentrista, a señalar su acción fundamental, a explicar su larga
permanencia en el poder, a establecer el criterio con que ha de juzgársele.
Antes que el enjuiciamiento de un hombre, debe interesar la apreciación de
una época, de una etapa de la creación y desenvolvimiento del pueblo
paraguayo, de cuyo seno no puede arrancarse al Dr. Francia para estudiarlo
como un caso aislado.
Refiriéndose a la ascensión al poder del Dr. Francia, anotó José Manuel
Estrada:
“No inauguró su dominación con escenas sangrientas ni tempestuosas. El
reinado del terror se hizo esperar. Francia trataba de afirmar al pie en el
terreno que pisaba, antes de aventurarse a dar un nuevo paso en su carrera.
Cerró poco a poco el anillo de las cadenas y las echó sobre el pueblo,
acariciándolo. Él sabía que en el Paraguay encontraba fácilmente eco toda
palabra que revelara sentimientos localistas; conocía que la independencia era
la pasión dominante de sus conciudadanos y se dio a halagarla para fundar en
su explotación el reinado que iba a establecer”. (58). Da la clave del estado de
58 José Manuel Estrada: Los comuneros del Paraguay , edición 1899. Pág. 488.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 91
espíritu colectivo: “La independencia era la pasión dominante de sus
conciudadanos”.
Ese sentimiento que surgió con fuerza en 1811 y polarizó todas las
actividades, fue el mismo que “los derechos del Común” defendidos en la
revolución de los Comuneros, de 1720 al 35, un localismo propio de un pueblo
“singular” como lo llamó Poucel (59).
El localismo artiguista se hizo montonera; el Alto Perú terminó por
convertirse en la República de Bolivia, en 1825; el localismo paraguayo se
encerró por desconfianza, se convirtió en fiero sentimiento de independencia,
levantando la muralla del régimen del aislamiento.
Ese fenómeno social e histórico no ha sido bien comprendido por los
detractores del Dr. Francia, que se apoyan en crónicas deficientes o en
tradiciones sin documentación, emanadas de sus enemigos, para presentarlo
como un tirano maniático, extravagante, sin ideales. Estrada lo atisbó en
medio de la maraña; descubrió en él destellos de grandeza; lo imprecó, en
nombre de las libertades constitucionales establecidas a mediados del siglo
XIX, y sostiene que en la era antigua hubiera sido un semidiós de la tiranía...
Es que la figura del Dr. Francia tiene la recia oscuridad de los fundadores
de pueblos de la antigüedad. Ella no puede seducir a los que juzgan a los
hombres con el exclusivo criterio de los principios vigentes en la época
contemporánea. No es propicia a la apología. Reclama la comprensión. Y para
comprenderla es más útil revisar sus documentos, que releer las injurias
acumuladas contra el Dr. Francia durante más de un siglo. Su verdadera
defensa es su obra. Su personalidad ofrece interés, porque tiene carácter,
porque ofrece rasgos curiosos, es eminente.
Al juzgar los acontecimientos del pasado, del período inicial de las
nacionalidades americanas, no deben descuidarse los factores psicológicos, que
han podido influir en la conducta de los dirigentes, No da lo mismo actuar en la
época del radio, del avión, de los ferrocarriles, de la prensa informativa de fácil 59 Benjamín Poucel: Le Paraguay Moderne, 1867, Marsella.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 92
y rápida noticia, de interdependencia cultural y económica intensa, que en los
albores de la formación de estos países, en que toda sospecha reconocía algún
fundamento, y toda desconfianza se basaba en una probabilidad. Límites
imprecisos, masa inculta, ambiciones exacerbadas, caudillos prepotentes, y la
noción de patria harto confusa, eran factores propicios a los conflictos en aquel
período.
Cada época tiene su contenido y sus ideales. Así la provincia se bate en
1720 por los derechos del común, por las libertades municipales: “La autoridad
del común (el pueblo) es superior a la del Rey”; sigue al ilustre Antequera,
acompaña a Mompox, a Juan de Mena y Ramón de las Llanas, jura perecer con
ellos en defensa de los derechos del común, porque veía peligrar sus derechos,
frente a la influencia jesuítica y a la acción del Virrey de Lima, a las
expediciones punitivas de García Ros y de Mauricio de Zavala. La vida
municipal se proyectó en el ambiente nacional; la capital se reflejó sobre toda
la provincia; se unificó el sentimiento colectivo; se diseñó una aspiración de
pueblo.
Un siglo después, desde 1811 al 40, ante la inminencia del peligro
exterior, el pueblo paraguayo aceptó al duro conductor y lo subordinó todo a la
idea cardinal de su independencia. Este apartamiento forzoso, impuesto más
por factores exteriores que por otras causas, ha sido injustamente calificado al
equiparárselo a las épocas de renunciamiento servil, de abyección colectiva. La
sociedad paraguaya de esa época no fue inferior ni en su moral ni en sus
costumbres a la de las anarquizadas provincias hispanoamericanas que gemían
bajo el régimen de los caudillos. ¿Dónde estaban los parlamentos, la prensa
libre, el sufragio garantido, los derechos individuales respetados? En esa época
los próceres de la causa liberal vivían en la proscripción, o estaban recluidos en
las cárceles. Otros pueblos del continente cayeron más tarde bajo el régimen
de los Césares democráticos, del Porfirismo, de García Moreno, de Juan Vicente
Gómez, como consecuencia de la anarquía. El Paraguay no cayó en
abyecciones ni después de la independencia ni a la muerte del Dictador. Lo que
ocurrió fue que el proceso de su organización nacional precedió en más de
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 93
medio siglo al proceso de su organización democrática: dos estadios
diferentes.
AMAGOS EXTERNOS
EL GUAIRA COLOCADO EN EL CRUCE DE DOS CORRIENTES
CONQUISTADORAS
La Provincia había sido durante tres siglos el campo de encuentro de dos
corrientes conquistadoras. La línea de Tordesillas tenía que ser trazada sobre
la tierra, siquiera no coincidiera con su concepción teórica, señalada en los
tratados de 1750 y 1777. España y Portugal se encontraron varias veces en los
recodos de esa mesopotamia, en su afán colonizador. El Guairá, colocado entre
dos corrientes poderosas, era un punto de choque doblemente amenazado por
esa marcha de conquistadores. Para convertirse en nación independiente tenia
que afrontar doble peligro y dar forma a los factores potenciales que
suministraban la geografía, la raza y la tradición, mediante una organización
adecuada que le pusiera a cubierto de toda absorción.
La independencia del Paraguay no fue sólo un acontecimiento político, sino
también un fenómeno social, un imperativo geográfico y étnico. Esa provincia
detuvo el avance portugués, a la altura del Guairá, al Este, en las márgenes
del Paraná; y en la Bahía Negra, hacia el Norte. El fuerte de Borbón (hoy
Olimpo), defendía ambas márgenes del río Paraguay, tanto hacia la Bahía
Negra como el territorio comprendido entre el Apa y el Blanco. Coimbra y
Albuquerque fueron consolidadas más tarde por la teoría del uti-possidetis
portugués-brasilero, a pesar de la tenaz protesta del Dr. Francia, que sostuvo
los tradicionales limites hasta el marco del Jaurú. Una ultima tentativa del año
11, consistió en la ocupación de Olimpo, frustrada luego a la vista de una
expedición enviada desde la Villa Real a las órdenes del capitán Juan Francisco
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 94
Echagüe y Andía, antes de la de mayor proporción que debía encabezar
Fernando de la Mora (60). Al S. y al O. tenía que mantener Misiones y el Chaco.
La tarea de la consolidación de la independencia y la integridad territorial
requería una suma de esfuerzos continuados, una energía persistente. Un
minuto de debilidad podía comprometer el destino de un pueblo. La
independencia debía ser ante todo un acto de voluntad perseverante. Esos
riesgos parecen hoy mínimos; pero apreciados con las circunstancias del medio
y de la época, aparecen reales e inminentes. Una provincia mediterránea
rodeada de poderosos vecinos, aspiraba a la autonomía. Para ello no contaba
con grandes recursos ni alianzas. Nada más que con sus propias fuerzas. La
revolución era, pues, un programa de largo aliento, que requería energías
vibrantes, una constancia sin desfallecimientos.
Cada época tiene su clima moral, sus rumbos sociales, sus hombres,
provenientes de factores diversos y aspiraciones. La historia no es una mera
repetición. Aparecen en su curso contingencias engendradas por los factores
económicos y por las ideas que priman en cada época, nuevos factores que
hacen de su trayectoria, no la línea geométrica, sino etapas sinuosas de una
marcha. El “corsi e ricorsi” de Vico no entraña la repetición de sucesos ni
cuadros, sino la constancia de leyes que presiden el desarrollo, la culminación
y decadencia de los pueblos. Tienen éstos su proceso de acciones y de
reacciones, periodos de paz y de guerra, de orden y de anarquía, que forman
un complejo de circunstancias superior a veces a la voluntad y a la acción
personal de los dirigentes. A la teoría carlyleana de los héroes, es menester
agregar la acción instintiva de las masas, la influencia de los factores
económicos y algunos determinismos no siempre apreciables exactamente,
además de las corrientes universales de cambio o de renovación, como el
Cristianismo, la Reforma, la Revolución francesa, el descubrimiento de América
y el socialismo. El movimiento de emancipación continental no fue la
revolución argentina americanizada, como se sostuvo, sino la eclosión de un
60 Véase manuscritos en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro, Colección Río Branco. – Véase la Exposición de la causa del Paraguay en su conflicto con Bolivia, presentada a la Sociedad de las Naciones, 1934.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 95
estado social largamente preparado en el nuevo mundo y cuya realización en
el Paraguay se inició el año 11 y se prolongó casi medio siglo. La
independencia fue reconocida el año 44 por el Brasil y en 1852 por la
Confederación Argentina. Rosas no mostró inclinación alguna para su
reconocimiento. El informe del cónsul francés, en 1836, a su gobierno,
constata todavía la existencia del pensamiento de incorporar al Paraguay, si
bien los gobiernos no pudieron organizar expediciones militares para
someterlo. En el período de disgregación del virreinato, la antigua Provincia del
Guairá fue la primera en manifestar su voluntad de autonomía. Los factores
centrífugos fueron más potentes en las colonias hispanas, que llegan a
constituir 19 repúblicas, en lugar de haber mantenido cuatro o cinco grandes
unidades políticas, como ocurrió con los antiguos dominios ingleses y
portugueses de América.
EL CATECISMO POLÍTICO DEL DICTADOR FRANCIA
A algunos personajes históricos les favorece la leyenda, porque ella
disipa en el claro-oscuro los rasgos antipáticos y atenúa las faltas, ocultando
en la poesía errores y crímenes. A otros, en cambio, les perjudica, porque
perpetúa la calumnia de sus contemporáneos o el dicterio de sus enemigos. El
Dr. Francia ha sido desfigurado por la leyenda tenebrosa. Su vida y sus obras
piden luz; requieren la investigación; reclaman la publicidad. Para impresionar
la imaginación popular no tiene episodios ni hazañas que doren su figura, ni
sufrió martirio que pudiera hacer olvidar sus errores. Su vida transcurrió en el
silencio laborioso de su gabinete. Su verdadera biografía está en los “Autos
Supremos”, de escasa divulgación, en los documentos públicos, cartas íntimas
y circulares a las autoridades del interior; es decir, el registro de su acción
gubernativa que duerme en los polvorientos archivos, en espera de la
curiosidad.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 96
Esa vida, como el carbón de piedra, despedía humo sucio por la chimenea,
pero daba calor y fuerza. Una existencia substantiva, que espera la revisión del
juicio histórico, con pruebas y testimonios imparciales. El pueblo paraguayo vio
en el Dr. Francia a un severo magistrado, un defensor de su independencia. Así
se explica su largo gobierno. Porque este político sin generosidad ni elocuencia,
este revolucionario sin galones ni dinero, no se apoyó ni en generales ni en
curas, ni en serviles Congresos que le votaran aplausos ni mociones de
confianza. Con su autoridad consiguió que la clase militar se dedicara a
guardar las fronteras y a mantener el orden, sin salir de los cuarteles. No
prodigó grados ni prebendas. No persiguió a la iglesia ni intentó valerse de sus
ministros, para fines políticos. Exigió que los sacerdotes prestaran juramento
de reconocimiento de la independencia para ejercer su ministerio en el país,
sin hacer cuestión de su nacionalidad. No era ateo, si bien no practicaba las
exterioridades del culto. Su ideario fue de contenido político y social; buscó la
creación de una república, la formación de una sociedad igualitaria dentro de
un Estado totalitario. Pocos documentos pueden ser tan instructivos sobre su
sistema como el catecismo que escribió para uso de las escuelas primarias.
El catecismo político del Dr. Francia, publicado en un libro de la época,
refleja los lados fundamentales de su sistema, que recuerda mucho la doctrina
del positivismo comtiano. No se trataba de un régimen liberal y representativo,
sino de un sistema de dictadura ilustrada, del gobierno para el pueblo, en que
los deberes priman sobre los derechos y el Estado absorbe los derechos
individuales. Esta última concepción separa al Dr. Francia de su maestro
Rousseau y le acerca al positivismo. Concibe a la Nación como un ser, un
organismo, a cuyo beneficio deben ser sacrificados los atributos del ciudadano.
El catecismo político francista difiere del famoso “Catecismo de San
Alberto”. No persigue ni aconseja adhesiones a su persona, sino a la entidad
“gobierno”.
Declara que ese sistema es “provisorio” y que se funda en la naturaleza y
necesidades de los hombres y las condiciones sociales, como para justificar la
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 97
dictadura. No busca teorizar un sistema absolutista como el catecismo de San
Alberto, ni inculcar a la niñez la doctrina del despotismo. Recalca dos hechos
fundamentales, como la supresión de la esclavitud y la disminución de los
impuestos, que revelan la tendencia igualitaria, y termina invocando el
“nombre de nuestro divino maestro Jesu-Cristo”. Aquel señor perpetuo de
vidas y haciendas, dice que su gobierno durará en cuanto Dios lo estime útil.
Relámpago de misticismo en el solitario Dictador.
He aquí el texto del poco divulgado catecismo:
“Pregunta: ¿Cuál es el gobierno de tu país?
Respuesta: El patrio reformado.
P: ¿Qué se entiende por patrio reformado?
R: El regulado por principios sabios y justos, fundados en la naturaleza y
necesidades de los hombres y en las condiciones de la sociedad.
P: ¿Puede ser eso aplicado a nuestro pueblo?
R: Sí, porque aunque el hombre, por muy buenos sentimientos y
educación que tenga, propende para el despotismo, nuestro actual primer
Magistrado acreditó, con la experiencia, que sólo se ocupa de nuestra
prosperidad y bienestar.
P: ¿Quiénes son los que declaman contra su sistema?
R: Los antiguos mandatarios, que propendían entregarnos a Bonaparte, y
los ambiciosos de mando.
P: ¿Cómo se prueba que es bueno nuestro sistema?
R: Con hechos positivos.
P: ¿Cuáles son esos hechos positivos?
R: El haber abolido la esclavitud, sin perjuicio de los propietarios, y
reputar como carga común los empleos públicos, con la total supresión de los
tributos.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 98
P: ¿Puede un Estado vivir sin rentas?
R: No, pero pueden ser reducidos los tributos, de manera que nadie sienta
pagarlos.
P: ¿Cómo pudo hacerse eso en el Paraguay?
R: Trabajando todos en comunidad, cultivando las posesiones municipales
como destinadas al bien público, y reduciendo nuestras necesidades, según la
ley de nuestro divino maestro Jesu-Cristo.
P: ¿Cuáles serán los resultados de este sistema?
R: Ser felices, lo que conseguiremos manteniéndonos vigilantes contra las
empresas de los malos.
P: ¿Durará mucho este sistema?
R: Dios lo conservará en cuanto sea útil. Amén”, (61)
RÉGIMEN ADMINISTRATIVO
Las instrucciones que enviaba el Dictador a los delegados y comandantes
son concretas, muy detalladas, sin perjuicio de contener apreciaciones duras y
algunas veces extravagantes. Son siempre correctas idiomáticamente. La
pasión por el bien público, el exceso de trabajo y preocupaciones, su
naturaleza desconfiada, agriaron su carácter hasta volverlo huraño. La dulzura
y la bondad no son atributos muy comunes en los personajes históricos; los
grandes caracteres son siempre imperfectos para un manual de urbanidad;
tienen sombras y luz. El héroe no es santo. La neurastenia es un defecto, pero
no destruye a los héroes, próceres y estadistas. En realidad el buen humor es
un regalo de los dioses, alcanzado por pocos luchadores. El Dr. Francia estaba
tan convencido de la trascendencia de su obra que, en una carta al
61 Este documento nos fue proporcionado por el historiador brasileño Basilio de Magalhaes, buen conocedor de la historia del Plata.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 99
comandante Norberto Ortellado, de Itapúa, afirma que si no fuera por su
gobierno, los paraguayos hubieran emigrado en masa a Buenos Aires,
Corrientes y Río Grande, por su índole migratoria. (1) En carta al delegado de
Pilar, José Joaquín López, del 15 de julio de 1815, decía que “las armas con
que cuenta el país, sus caudales y su organización administrativa son de mi
exclusiva iniciativa y obra”.
Algunas de sus extravagancias y meticulosidades, han sido explotadas
para presentárselo como un paranoico. El Dictador, además de desconfiado por
naturaleza, contaba con escasos colaboradores de valer. Los principales
fueron: José Gabriel Benítez, Ministro de Gobierno; Juan Manuel Alvarez,
Ministro de Hacienda; Bernardino Villamayor, Pedro Miguel Decoud, Tesorero;
Policargo Patiño, actuario; Juan José Medina, administrador de la tienda del
Estado. Abarcaba con su mirada los ámbitos del país; vigilaba todas las
actividades. Se ocupaba de la tienda del Estado, del uniforme de la tropa, de
su racionamiento; reglamentaba las contribuciones y enviaba instrucciones
sobre agricultura, sobre educación, justicia y policía.
La preocupación por el detalle revela más bien celo que carácter
estrafalario. Resolvió rectificar las calles de la Capital, porque Asunción era una
ciudad irregularmente edificada, con vías angostas y sin derechura. Con ese
motivo fueron derrumbadas muchas casas. Pagó puntualmente las
indemnizaciones correspondientes para la rectificación de las calles y plazas.
Este hecho completamente común en la vida de las Municipalidades, cuya
legalidad justificó basado en la legislación española, y adoptado con fines de
modernización, le fue imputado como un delito, como un capítulo de su
enjuiciamiento, como una prueba de extravagancia. (62) Igual ocurrió en 1838,
con la muerte del obispo García Panés, a quien Francia otorgó una pensión, sin
perseguirlo ni molestarlo; su sustitución fue dispuesta a raíz de la demencia
del anciano prelado español. No faltaron enemigos que atribuyeron la muerte
62 Documentos. Ver Juan F. Pérez: El Liberal, citado.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 100
de Panés al envenenamiento, cuando en verdad fue restituido en sus honores y
preeminencias, al recobrar la razón, en 1835 (63).
El Dictador exigió el sometimiento de la iglesia al Estado. Declaró la
libertad de la Iglesia paraguaya de toda jurisdicción extranjera, para evitar que
el Obispo de Buenos Aires ejerciera autoridad sobre la diócesis asunceña, y
asignó sueldo a los párrocos. Declaró, asimismo, que las bulas y breves sólo
tendrían valor y vigencia después de aprobados por el Gobierno. Muchos de los
clérigos de la época eran españoles y no se mostraban adictos a la revolución,
salvo, naturalmente, los paraguayos, como Francisco Javier Bogarín, Fernando
Caballero, Basilio López, Agustín Molas, Robledo, Gutiérrez, Marco Antonio
Maíz, el cordobés Manuel Antonio Pérez, Hipólito Quintana y y el porteño Felipe
Santomé. Suprimió el diezmo, pero en cambio fijó sueldo a los párrocos (64). El
juramento exigido por el Dictador era similar al que impusieron la Convención
Francesa y el Congreso de Tucumán de 1816.
La muerte del ex Gobernador Bernardo de Velasco, según testimonio de
Rengger, fue causada por una pulmonía, y no por envenenamiento.
Vale la pena aclarar estos casos, porque a base de ellos se aumentó la
obscura fama de las crueldades del Dictador, a quien se agregó en cuenta el
martirio de los dos ancianos, Velasco y Panés,
Francia mostró indiferencia en materia de culto, dejó de asistir a las
ceremonias religiosas desde 1824; no alentó a la clerecía; suprimió el
seminario, pero nunca persiguió a la Religión ni a sus ministros, a pesar de
considerar el clericalismo como un peligro para la revolución, en vista de que
una parte considerable de sus miembros eran peninsulares. Secularizó los
bienes de las Congregaciones, atribuyéndolos al Estado. Prohibió las
procesiones públicas, menos la del Día de Corpus. Suspendió las relaciones con
la Santa Sede, pues para mantenerlas exigía el reconocimiento previo de la
63 Auto supremo, del 2 de julio de 1823. Colección Río Branco. 64 MSS. en la Colección Río Branco. Biblioteca Nacional de Río de Janeiro.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 101
independencia y la no sujeción a la diócesis de Buenos Aires. En su Estado, la
Iglesia tenía que ser colaboradora, sometida.
Ni religión del Estado, ni Iglesia libre, sino el Estado omnicomprensivo que
lo subordina todo. Tal fue la teoría francista. Nunca persiguió a nadie por
causas religiosas. Su catecismo político revela que fue un creyente.
El Dictador tomó medidas contra los que combatían al gobierno o a la
independencia, o como represalia, como sucedió con los santafecinos, a
quienes mantuvo en prisión durante varios años porque el Gobernador
Estanislao López se había apoderado de 200 tercerolas que venían para el
Paraguay (65). A muchos de ellos los tuvo presos durante años, lo mismo que a
los españoles. Aplicó la confiscación y la multa como procedimientos para
arruinar a los enemigos de la independencia y obligó a los extranjeros a
contribuir para la defensa nacional (66).
A Carlos Antonio López, Manuel Atanasio Cavañas, Mauricio José Troche,
Antonio Tomás Yegros y otros personajes, nunca los molestó. Asignó una
pensión a Artigas y a muchas familias cuyos miembros se hallaban presos (67).
Suprimió el Cabildo, designó los alcaldes y defensores encargados de
administrar justicia y mantuvo sobre los jueces un severo control (68).
El Coronel Juan Manuel Gamarra antiguo diputado y héroe de Paraguari,
siguió en su comando de Villa Real, hasta abril de 1814; el capitán Mauricio
José Troche, conjurado del 14 de mayo, vivió sin molestia alguna en Curuguaty
y luego en Asunción, donde murió en 1835.
El teniente coronel Manuel Atanasio Cavañas, héroe de Paraguarí y
Tacuarí, moraba en su estancia de las Cordilleras, y fue ascendido a coronel en
mérito de los servicios prestados. Pero a su muerte, ocurrida en 1833,
enterado el Dictador de su inteligencia con Artigas, en años ya remotos,
declaró la confiscación de sus bienes y dispuso que fuera roto el despacho de
65 Ver Gil Navarro: Veinte años en el calabozo . 66 Colección Río Branco. Biblioteca Nacional de Río de Janeiro. 67 Ver Juan F. Pérez: El Liberal, citado. 68 Auto del 2 de diciembre de 1823. Colección Río Branco, Biblioteca Nacional de Río de Janeiro.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 102
coronel que le había otorgado. Fue un castigo post-mortem, original y
extravagante.
La copiosa correspondencia del Dictador, conservada en el Archivo de
Asunción, en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro y en algunos Archivos
particulares bonaerenses y asuncenos, contiene piezas dignas de servir de
elementos de estudio de su psicología. El Dr. Francia ordena, pero ordena con
fundamento; sus medidas fueron siempre explicadas a los delegados, a
quienes algunas veces tutea; fue detallista en grado extremo; celoso hasta la
fiereza. Para comprender y enjuiciar su personalidad y su acción gubernativa,
es forzoso conocer las cartas a los delegados y comandantes, a quienes
instruía con verdadera paciencia sobre los intereses de la república. Mantenía
una copiosa correspondencia con los comandantes José Norberto Ortellado, de
Itapúa; José Joaquín López (1815-19) y Pedro Tomás Gill, de Nuestra Señora
del Pilar de Ñeembucú; José Agustín Yegros, de San Carlos (1815-16); José
Miguel Ibáñez y Romualdo Agüero, de Concepción; Juan Antonio Montiel, de
Misiones (1815).
Frecuente fue su correspondencia con el sub-delegado Ramírez, de la
frontera de Misiones. En 1819, envió a Candelaria, para guardar las Misiones
de la ribera izquierda del Paraná, a su propio secretario, comandante Antonio
Díaz Moreno. En sus cartas a los delegados usó siempre el tratamiento de
“estimado”.
Olimpo (Borbón) fue objeto de especial cuidado. Las instrucciones a su
comandante eran estrictas. Por ahí, probablemente, recibió la nota de Bolívar
en la que éste pedía la libertad de Bonpland (1824). Cuidó Tevegó (hoy San
Salvador) como base de aprovisionamiento de Olimpo y San Carlos, para
detener la invasión portuguesa y luego la penetración brasilera. Protestó
contra la ocupación de Coimbra y Albuquerque. Otro hombre de su confianza
fue Mariano Careaga, de Villarrica, antiguo Diputado al Congreso y
comandante militar de esa Villa.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 103
Controlaba las estancias del Estado, instruía los jueces y revisaba algunos
procesos judiciales. El centralismo de su administración fue excesivo. El
Dictador quería verlo todo, vigilarlo todo. Trataba con consideración a sus
delegados, pero les dejaba poca libertad de acción. Sus ministros fueron, en
realidad, amanuenses.
Objeto principal de su atención fue el ejército. Visitaba con frecuencia los
cuarteles; pasaba algunos días en el Campo Grande; controlaba las armas,
municiones y uniformes. No arruinó con impuestos, pero tampoco dejó libertad
al comercio. Suprimió el diezmo, y en diversas ocasiones rebajó los impuestos.
(Auto del 26 de octubre de 1835). Cuidó la agricultura, pero no dejó a la
iniciativa privada impulsar el progreso, con su audacia y su deseo de ganancia.
No hay que olvidar que fue un “igualitario” y un convencido de la necesidad de
unificar el comando para salvar la independencia. Dios dispondrá lo futuro.
Gobernaba demasiado, pretendiendo concentrar todo en sus manos.
Para elaborar su programa político se inspiraba en los ejemplos de la
Roma clásica. De esa fuente procede el proyecto de creación del Consulado.
Cuando vio peligrada la independencia por la amenaza absorbente de Buenos
Aires y de los portugueses, peligro que se constata en la correspondencia de la
Junta con José Artigas, y temió que la anarquía interna facilitara la conquista
presunta, recurrió al arbitrio supremo del Lacio: LA DICTADURA.
Las ideas son directivas de la conducta de los hombres y de los pueblos;
el ejemplo y la imitación son fuerzas sociales. La doctrina es acción en
potencia. El Dr. Francia aplicó la suya con profunda convicción, como plan
meditado. Su base fue la AUTORIDAD y su objeto, el ORDEN. En la primera
época de su gobierno no usó la violencia para hacerse respetar. Así prosiguió
hasta 1819, en que descubrió la primera conspiración. Entonces, sí, detuvo y
encarceló. Con todo, procuró alargar los trámites del proceso para no castigar
sin fundamento. Sólo cuando sorprendió la correspondencia del caudillo
entrerriano Francisco Ramírez dirigida a Fulgencio Yegros, en la cual se trazaba
un plan de revuelta, confirmatoria de la primera denuncia, procedió con
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 104
dureza. Aplicó la ley de la época con todo rigor. Se ensañó para ejemplarizar,
sin que la piedad tuviera un sitio en los obscuros repliegues de su espíritu
endurecido.
Buena parte de las acusaciones formuladas contra el Dictador y su
Gobierno, provienen de enemigos personales, algunos de los cuales fueron
sindicados como reaccionarios españolistas, en los días del movimiento de
mayo de 1811; otros fueron declarados “porteñistas”, es decir, partidarios de
la unión con Buenos Aires. Muchos de ellos fueron los mismos que se
opusieron al movimiento de Mayo; los que intentaron reponer al gobernador
Velasco, peninsulares que no aceptaron la revolución, o paraguayos
“argentinizantes”, que más tarde pidieron a Juan Manuel de Rosas la conquista
del Paraguay. Se trata de una enemistad histórica, que no puede servir de
base para el enjuiciamiento. Es verdad que, entre los contemporáneos figuran
algunos que condenaban la dictadura por espíritu liberal, como Mariano
Antonio Molas, Pbro. Marco Antonio Maíz, y otros, pero en su mayoría los
enemigos de Francia no fueron patriotas de su temple e intransigencia,
excepción hecha de los conspiradores de 1819, a quienes debe imputarse más
bien un delito político, que ideas anexionistas.
A la Dictadura debe juzgársela en bloque, presentando sus lados buenos y
malos, la vera efigie del titular. El Dictador era un totalitario, en el sentido de
querer el sometimiento de todas las actividades sociales al Estado.
Su gobierno fue la aplicación de una doctrina. No oprimió por simple
maldad, sino sujetó por sistema, creyendo que la opresión era el medio
recomendable para evitar la anarquía. Es así como no persiguió a la Iglesia,
pero la sometió; recogió en tesorería los valores de los templos, pero no
impidió que los sacerdotes siguieran ejerciendo su ministerio y hasta asignó
subsidios a los párrocos y capellanes. Suprimió los conventos, en donde “sus
individuos vivían ya una vida muy relajada” (69); nacionalizó sus bienes porque
era adversario de las órdenes regulares como institución; derogó la inquisición 69 Molas, Mariano Antonio. Descripción histórica de la antigua Provincia del Paraguay . 3ed. Buenos Aires: Nizza. 159p. p. 48.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 105
porque no consentía la persecución por causas religiosas. Como todo déspota
no creó ni sostuvo instituciones universitarias ni colegios superiores de cultura,
pero sí escuelas primarias. Así lo constata un historiador adverso a su política,
Antonio Zinny. En 1824 pagaba sus sueldos de 6 pesos mensuales a 140
maestros de escuelas, que fueron autorizados a cobrar a los alumnos por la
enseñanza. Siguieron funcionando en Asunción, las escuelas de José Gabriel
Téllez, Juan Pedro Escalada y J. Quintana, como únicas claraboyas de luz de
aquella época sombría.
Detractores de su obra, como Rengger y Longchamp y los hermanos
Robertson, refieren que el Dictador recibía libros y periódicos de Europa por vía
Corrientes e Itapúa. No impedía la entrada de libros. Recomendó a las
autoridades de campaña el fomento de la instrucción primaria, pero no le dio
impulso ni creó instituciones de enseñanza superior. Se mostró enemigo de la
cultura. Todo lo subordinó a preparar una potencia nacional para salvar la
independencia.
Tanto la obra de Rengger y Longchamps, como la de los Robertson,
constituyen elementos fragmentarios, incompletos, para juzgar la
administración francista. Basta considerar que esas publicaciones sólo abarcan
hasta los años 1824 y 1819, respectivamente; quedan, pues, fuera de su radio
de acción, cerca de veinte años de gobierno.
El Dr. Francia ensayó la aplicación de la llamada economía dirigida, el
nacionalismo económico, forzado por las circunstancias. Su fórmula fue
“Bastarse a sí mismo, en lo posible, para asegurar la independencia”. Fomentó
la agricultura, la industria, la ganadería. Aprovechó todas las circunstancias
para disminuir los impuestos. No sólo regularizó el régimen impositivo español,
sino que rebajó las tasas. Como administrador de la cosa pública, fue
ejemplar. Dictadura extraña que no esquilmaba al pueblo, ni le arrancaba su
dinero para boatos y esplendores.
Pero le lastimaba el espíritu, aherrojando ese éter de las sociedades
civilizadas que es la libertad. A su obra le faltan rayos de luz. El antiguo
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 106
alumno del convento concebía la ciudadanía como una disciplina, como un
áspero deber, y no como un derecho. Quería forzar al hombre, someterlo, para
hacer una obra, sin dejar margen a la bella espontaneidad de la vida, a la
iniciativa, madre de la invención. Como en las pirámides de Egipto, en su obra
duermen, junto a la piedra, lágrimas y sufrimientos.
El detallismo, el afán de intervenir personalmente en todos los negocios,
ha sido interpretado como una extravagancia. En la época moderna, de cultura
generalizada, con personal competente, con la división del trabajo, no se
explicaría ese género de gobierno. Pero el Dr. Francia lo hacía todo porque era
celoso; tenía en alto grado el sentido de su responsabilidad de regidor de su
pueblo; era, además, desconfiado, y le sobraba tiempo por el método con que
vivía. Su existencia se había consagrado exclusivamente al gobierno,
mostrando así ser “el primer servidor de su Estado”. Carecía de distracciones,
fuera de la lectura, del paseo a caballo y de la caza en cierta época del año. El
exceso de tareas tuvo que influir forzosamente en su carácter, volviéndolo
irascible. La soledad trabajó su neurastenia. La preocupación absorbente e
incesante lo volvió áspero, intolerante. El propósito de realizar un fin superior,
lo volvió unilateral. Psicológicamente era un esquemático, un monoidéico, un
“intravertido”, Los grandes caracteres pocas veces son modelo de suavidad y
de finura, porque se hallan poseídos de un propósito único, de una “misión”,
casi son, se diría, “iluminados”. El Dr. Francia obraba por cálculo, razonaba en
silencio y ejecutaba sus designios inexorablemente. No fue magnánimo ni
piadoso. Su virtud tenía algo de la hosquedad del desierto. Algunas de sus
medidas fueron extremas; otras, adquirieron el tono de la venganza, por
hallarse inspiradas en la teoría de la ejemplaridad, en el deseo de intimidar.
Así ocurrió con la prisión de los santafecinos. Impuso a los españoles castigos
y multas, con propósitos revolucionarios, y porque “no era justo que no
contribuyeran en dinero a la defensa del país, cuando los ciudadanos daban su
sangre y su tiempo”, según los fundamentos del decreto de 1820.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 107
La Junta de 1811-12, integrada por Yegros, Caballero y de la Mora, los
había aplacado en sangre en la primera intentona; el Dictador se redujo a
castigarlos en su fortuna.
Cuando ordenó la ocupación militar de las Misiones en la ribera izquierda
del Paraná, hasta la Tranquera de Loreto, la hizo con un ejército de tres mil
hombres. Para hacer frente a los gastos, impuso a los españoles esa
contribución forzosa extraordinaria (70). Castigó el bolsillo de sus enemigos,
arruinándolos con la confiscación, o los retuvo en la cárcel durante años.
Se practicaba un inventario anual de Tesorería y bienes del Estado; se
procedía al conteo de la hacienda de estancias fiscales. El balance practicado el
15 de junio de 1834, arrojó el siguiente resultado: “Caudal en efectivo 414.530
pesos con 3 reales”. Se hicieron recoger las alhajas de oro y plata de las
iglesias para tenerlas bajo riguroso control. La tienda del Estado contaba con
un gran stock de vestuarios y especies (71).
Funcionaba una escuela de aprendices músicos, de la cual salían los
profesionales para la banda de cada uno de los cuerpos de fusileros,
granaderos y húsares. A los jóvenes de dicha institución se les costeaban el
vestuario y la educación, a cuyo efecto se pagaba a un maestro de primeras
letras (72).
El Dictador “mantuvo las dignidades eclesiásticas bien rentadas, y
capellanes del ejército, y hasta el final de su gobierno mandaba oficiar misa en
los diversos cuarteles, por cuenta del erario“ (73). Aplicaba multas por
irreverencias a la religión.
La administración contaba con un taller de cureñas para artillería, herrería
y armería; un taller para arreglo de balandras y lanchas cañoneras; sostenía
cuadrillas de peones jornaleros; inspección de obras públicas; contaba con
caleras y olerías en Areguá; obreros hojalateros y de alumbrado público;
70 Auto supremo. Enero 20-1823, Biblioteca Nacional de Río de Janeiro. Colección Río Branco. 71 Revista del Instituto Paraguayo. 72 Juan F. Pérez: “Curiosidades de la Dictadura Vitalicia. El Orden, setiembre 20 de 1933. 73 Juan F. Pérez: Documentos publicados en El Liberal, noviembre 5 de 1933.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 108
fábrica de arreos y atalajes. El taller de vestuario para el ejército contaba con
numerosas obreras blancas y pardas y algunas indias que trabajaban en
ponchos cordobeses para la tropa. Pagaba religiosamente indemnización por
los solares y casas expropiadas por ensanche de calles y plazas (74).
En los negocios públicos no usó cortesías con propios ni extraños.
Perseguía el cohecho, la dilapidación, los negociados. Castigó a los ladrones y
malversadores. Impuso un estricto sometimiento. Pero explicaba y justificaba
sus actos en los considerandos y circulares, pues quería ser tenido por justo.
Censuró a su propia hermana Petrona, por haber empleado a un soldado del
ejército en menesteres particulares. Fue el obseso de una gran causa y cuidó
los más mínimos detalles que tenían que garantizarla. Le interesaban las
minucias, en función con la obra fundamental, porque otras preocupaciones de
la vida no tenía. El aislamiento fue tan estricto que cuando el sabio francés
Bonpland penetró en las Misiones sin permiso, fue detenido por las autoridades
paraguayas, por desconfianza de su misión y explotación de yerbales fiscales.
Quedó en el país durante nueve años, sin que pudieran libertarlo altas
representaciones, ni los pedidos reiterados, entre ellos el de Simón Bolívar.
Fue tratado con consideración y abandonó el país en el año 1831, a pesar de
tener la libertad de hacerlo desde 1829. Pocos casos pueden ser citados en la
historia de un aislamiento tan continuado y sistemático. El Paraguay fue como
una minúscula China, sin murallas, pero impenetrable. El número de europeos
llegados en esa época puede ser contado con los dedos. Fue el paroxismo de la
desconfianza. El Dictador aisló al Paraguay, y dentro del Paraguay, se aisló él.
Fue la soledad en el aislamiento, el temor al comercio humano, Bonpland había
violado los lindes del dios Terminus, lo mismo que otro francés, Pablo Soria, al
servicio de una empresa comercial porteña, llegado de Salta a Pilar por el río
Bermejo. El Dictador lo mantuvo, también, detenido tres años, en Concepción
(1826-29).
74 Juan F, Pérez: Documentos publicados en El Liberal, enero 7 de 1934.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 109
Al empresario boliviano Oliden lo hizo despachar de Fuerte Olimpo por
haber atravesado el Chaco sin permiso del Gobierno paraguayo (75). Estas
noticias ayudan a apreciar el carácter detallista y estricto del gobernante,
colocado por sus conciudadanos al frente de la más alta responsabilidad en los
días iniciales.
LA POLÍTICA DEL AISLAMIENTO
El aislamiento del país no fue un hecho súbito, ni imprevisto. El círculo fue
cerrándose paulatinamente. Después de 1811 y hasta la Dictadura temporal,
se comerciaba libremente con el Brasil por Itapuá, Concepción, Olimpo, y con
Corrientes y el Río de la Plata. Pero las persecuciones al comercio paraguayo,
el comiso de sus armas, por los gobiernos de Santa Fe y Corrientes, obligaron
en 1816 a la clausura de Pilar. El Dictador desconfiaba que los gobiernos del
Plata deseaban sitiar al Paraguay para someterlo. Diversos antecedentes
autorizaban a pensar así.
El 3 de Agosto de 1810, la Junta de Buenos Aires había resuelto cortar
toda comunicación entre Montevideo y el Paraguay (Registro Nacional.
República Argentina, I, 60).
El 11 de Agosto de 1810, la Junta de Buenos Aires prohibió toda salida o
entrada de buques, personas, efectos, correspondencia, papeles, dineros, para
o del Paraguay (Registro Nacional. República Argentina, I, 63).
Estas medidas fueron tomadas antes de conocerse en Buenos Aires la
decisión del Congreso General convocado en la Asunción el 24 de Julio de 1810
y que debía contestar las circulares de Buenos Aires y de la Junta de Sevilla.
El 14 de Marzo de 1811, el General Belgrano dijo a la Junta de Buenos
Aires: “pues si no nos queda el arbitrio de ir a ellos a fuerza de armas, nos
queda el de interceptarles la entrada de ganados y caballos, privarles de todo
75 Véase M. A. Laconich: El Diario, de Asunción.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 110
comercio con Montevideo; y hacerles sentir la falta de unión con la capital,
careciendo del aumento de sus intereses”, (Documentos de Belgrano, III,
192).
En Julio 13 de 1813, D. Nicolás Herrera, plenipotenciario en la Asunción,
escribía a su gobierno:
“Si este arbitrio (el de la guerra) no se adopta, es necesario cerrar
enteramente el comercio, arrojarlos de Candelaria y prohibir la introducción de
ganados” (76).
El Dictador quiso ponerse tanto al abrigo de la anarquía, como del
centralismo porteño. Su régimen fue por igual una reacción contra la aduana
de Buenos Aires y el puerto preciso de Santa Fe, que siguieron gravitando
sobre el comercio paraguayo. Lo primero que reclamó en 1811, en sus
tratativas con Belgrano, fue la supresión del estanco del tabaco y la rebaja de
los impuestos aduaneros. Esta liberalidad fue mantenida durante escaso
tiempo. El comercio paraguayo volvió a sufrir todo género de obstáculos. A
este factor deben sumarse otros de importancia social y política para explicar
la disgregación de la unidad colonial y cómo el Paraguay no se avino a
sumarse a las Provincias Unidas del Sud, a pesar de la buena disposición que
demostró al principio y de la comunidad de cultura y de costumbres. En las
primeras comunicaciones de la Junta Patriótica se empleaba con frecuencia, la
palabra “federación”. Pero ella se fue obscureciendo, hasta desaparecer en
1813. Esta fecha coincide con el predominio del Dr. Francia, en el escenario
político. Desde el punto de vista interno, el Dictador aisló al país para
preservarlo de la anarquía; desde el externo, su pretexto o causa fueron las
persecuciones al comercio y la negativa a reconocer la independencia.
En diversas oportunidades reclamó la libre navegación de los ríos;
protestó contra las trabas comerciales y el comiso de armas nacionales
adquiridas en el extranjero (77) por intermedio de Robertson y las gestionadas
76 Archivo General de la Nación Argentina, Relaciones Exteriores: Paraguay, Misiones Belgrano y Herrera. 77 Carta al Delegado de Itapúa, 4 noviembre 1825. Archivo Nacional de Asunción.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 111
del Brasil, por intermedio de Correa da Cámara. El Gobernador de Buenos
Aires, Manuel Dorrego, había puesto en descubierto, en repetidas ocasiones,
su intención de someter al Paraguay. Francisco Ramírez, el jefe entrerriano,
conspiró con Cavañas y se carteó con Yegros, para invadir el Paraguay y
deponer al Dictador. El Dr. Francia supuso siempre en Juan Manuel de Rosas la
voluntad de desconocer la independencia, a pesar del prudente recelo de
ambos. Estas dos vigorosas individualidades estaban separadas por una
distancia muy grande para chocar, y por hallarse absorbidas en la defensa del
orden. Rosas hizo proclamar por intermedio de Pedro de Angelis, los méritos
del gobernante paraguayo, en el Repertorio Americano.
Por otro lado aparecían las pretensiones del imperio bragantino,
incontenibles en su afán de alcanzar como límite el Río de la Plata, actualizado
con la presencia de la Princesa Carlota Joaquina, hermana de Fernando VII. El
envío de José de Abreu al Paraguay y las instrucciones a Manuel Goyeneche,
en el Alto Perú, mostraron los tentáculos de esa política de penetración (78).
Tradicionalmente los “bandeirantes” penetraban en los dominios españoles.
Habían llegado a instalarse en Coimbra, a la margen derecha del Río Paraguay,
y ocuparon Fuerte Olimpo, en 1811. Las Misiones fueron invadidas varias
veces. La mesopotamia paraguaya era una tentación para esos audaces
conquistadores de medio continente.
Antes de 1815, se presentó, también, la posibilidad de una reacción
española. El Dictador la contempló con algún recelo porque sabía que la
revolución reposaba en la masa criolla, inconstante y dotada de escasos
recursos, mientras la clase adinerada era casi toda peninsular y podía recibir
auxilios del exterior. Montevideo continuó durante largo tiempo en manos
realistas.
– Carta al Delegado de Pilar, 31 agosto 1825. Archivo Nacional de Asunción. – Carta al Delegado de Santiago, 5 abril 1823. Biblioteca de Río de Janeiro. Colección Río Branco, sección Manuscritos. 78 Dr. Bernardo Frías; Historia del General San Martín, Güemes y la Provincia de Salta del 1810 al 1812 . Pág. 280, Vol. I.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 112
El único país europeo que le inspiraba confianza, adquirida al través de las
publicaciones de la época, era Inglaterra. La Francia, ya fuera bajo el régimen
de Bonaparte, ya bajo los Borbones, le inspiraba profunda desconfianza. Así lo
constata en circular del 25 de Agosto de 1825, con motivo de la visita del
comisionado del Instituto, M. Grandsir.
“Lo primero, porque Francia no sólo profesa y sigue ideas y máximas
contrarias a los principios republicanos y al sistema de gobierno
representativo, sino que además está empeñada con otras potencias en
aniquilar y destruir esos mismos principios y esta clase de gobierno, cuyo plan
ya ha llevado a efecto con el auxilio de tropas del Rey de España para volver a
someter a los españoles constitucionales de la península.
“Lo segundo, porque el Duque de Angulema ofreció auxiliar a España para
volver a subyugar a estas repúblicas.
“Lo tercero, por el Congreso de Verona.
“Lo cuarto, por la tentativa de Francia de convertir México en un imperio
con un titular Borbón”.
La política internacional del Dictador fue de prescindencia, de
desconfianza, de neutralidad absoluta. Reposó en crudo realismo. No descuidó
la fuerza para garantizarla. Se apercibió y preparó con vigorosa disciplina.
Mantuvo un importante ejército para hacerse respetar y no para arrojarse en
aventuras internacionales. Temible como enemigo, fue buscado, en vano,
como aliado. No fue a Ituzaingó con los argentinos, ni ayudó a los
revolucionarios “farroupilhas” contra el Imperio.
Se afirmó en sus fronteras, sin molestar a los vecinos, sin inmiscuirse en
sus cuestiones y sin complicarse en alianzas ni pactos. Tuvo la convicción de
que el Paraguay saldría perdidoso al arrojarse en la corriente caudalosa de la
secular querella hispano-portuguesa. Quedó equidistante de Río de Janeiro y
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 113
Buenos Aires (79). Se negó a ayudar y a aliarse a Artigas contra Buenos Aires.
Así hizo desautorizar al Comandante Matiauda que se había plegado al jefe de
los orientales.
Vigilante neutralidad, a la manera suiza. La columna vertebral de su
política fue ésa, adoptada como sistema, para fortificar la nacionalidad.
Arrojado el Paraguay al albur de las complicaciones internacionales,
anarquizado en lo interno, aliado, vencedor hoy o vencido alguna vez, en las
incesantes guerras civiles, con sus fronteras imprecisas, difícilmente hubiera
salvado su independencia y su integridad territorial. A la muerte del Dictador,
ocurrida en 1840, el país había vivido cerca de 30 años en paz y surgía a la
vida internacional con su territorio íntegro y una fuerte disciplina social, que le
habilitaron para la vida de relación. Nunca permitió que su país fuera
mediatizado ni aceptó influencias extranjeras en los manejos de su gobierno.
Los hombres de la época revolucionaria, más que individualidades,
parecen representantes de un estado social, en plena efervescencia, que tardó
bastante en cristalizar. En este sentido el Dr. Francia fue un exponente social.
Resaltan en su política de excesivas precauciones, el temor a las
complicaciones internacionales, la desconfianza hacia los vecinos y el propósito
de evitar la anarquía por agitaciones internas o contagio externo. Su
neutralidad tuvo algo de cordón sanitario.
En ese período se presentaba el Paraguay inmune a la anarquía que
desgarraba a las nacientes patrias americanas. Se concentró bajo la carpa en
actitud precavida. Tal hecho no ha querido comprenderse como fruto de la
voluntad de un pueblo, sino como el capricho de un tirano. Hay en él, sin
embargo, un contenido nacional, la concreción de un anhelo colectivo,
traducido al través de la recia personalidad del Dictador. Y la habilidad de este
político consistió en hacerse un intérprete; en apartar a los que querían
desconocer esa profunda vocación histórica.
79 Carta al subdelegado de Santiago Juan Antonio Montiel. Asunción, agosto 2 de 1815, Biblioteca Nacional de Río de Janeiro. Colección Río Branco.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 114
La política de aislamiento fue un gran sacrificio para el pueblo paraguayo.
Le impidió enriquecerse con el comercio y progresar por la cultura. Pero
fortaleció las fuentes vitales de la nacionalidad.
Así surgió un pueblo singular, de patriotismo acendrado, orgulloso en su
pobreza, sufrido en la adversidad, con rasgos propios, que le habilitaron para
actuar con acento peculiar en la comunidad americana. La condición necesaria
y suficiente para ocupar un lugar en la historia, es la individualidad. Sin ella los
pueblos no pasan de ser factorías o no pueden resistir a las contingencias de la
vida. Son absorbidos o sometidos, colonizados o esclavizados. Esos riesgos se
presentaron varias veces en el curso de la historia paraguaya; pero, la
nacionalidad iniciada por Irala, fundada durante el gobierno del Dr. Francia, los
superó con estoicismo.
En diversas circulares el Dr. Francia formuló la defensa de la política de
aislamiento. Afirmó en una de ellas, con énfasis crudo, que si no cerrara las
fronteras, el país entero emigraría a Buenos Aires, a Entre Ríos, a Río Grande
do Sol, por el carácter inestable de sus habitantes.
Sostenía que el pueblo paraguayo no era sedentario, sino amigo de las
migraciones. El peligro migratorio era grande en la época de la formación de
las nacionalidades, en que se producían con suma facilidad confusiones y
absorciones de ciudadanías (80).
En repetidas notas oficiales sostuvo el Dictador que el aislamiento le fue
impuesto por la política de clausura del Río de la Plata. No le permitían
comerciar, ni armarse. Lo repite en la nota al Cónsul británico Woodbine
Parish, de Buenos Aires, en 1824. Lo confirma en la comunicación dirigida al
Comandante de Itapuá, en 1825, advirtiéndole que el “comercio era libre con
todos los países que reconocieran la independencia” (81). Así lo reconoció el
Cónsul francés, Aimé Roger, en 1836.
80 Borrador para la contestación del subdelegado Norberto Ortellado al coronel y comandante de Misiones José Pedro César. Febrero 17 de 1823. Colección Río Branco. Biblioteca Nacional de Río de Janeiro. 81 Id. del secretario de gobierno Mateo Fleitas al coronel José Pedro César. Abril 5 de 1823. Id., id. –Id. Carta del Dictador al subdelegado de Santiago, Norberto Ortellado, abril 5 de 1823.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 115
Prueba de esa decisión fue la circunstancia de no haber clausurado en
ninguna época el comercio con el Brasil, desde el momento que este país
reconoció de hecho la independencia del Paraguay con el envío de la misión
Antonio Manuel Correa da Cámara, en 1825. Trató liberalmente con la
provincia de Corrientes, mientras ésta no hostilizó el comercio paraguayo,
indicio de que su voluntad no fue aislarse por mero capricho.
El aislamiento y la neutralidad resultan así los dos aspectos fundamentales
de la política internacional del Dictador. ¿Fueron necesarios y útiles?
Por intermedio del cónsul Parish, el Dr. Francia intentó ponerse en
relaciones con la Gran Bretaña. Tales tratativas tuvieron su expresión final en
una carta escrita al Dictador, por el Primer Ministro Palmerston, en 1840 (82).
LA MISIÓN CORREA DA CAMARA
El 31 de Mayo de 1824, el emperador Pedro I envió al Paraguay como
representante consular de comercio al coronel Manuel Antonio Correa da
Cámara, quien llegó a Itapuá en 1825, ocho meses después de su designación.
Marchó después a la capital, donde fue recibido con extraordinarias honras por
el Dictador, el 27 de agosto de ese año. Residió cerca de tres meses en
Asunción, donde tuvo oportunidad de enterarse del régimen de gobierno y de
la situación general del país.
En 1826, Correa da Cámara, agraciado con el título de consejero de S. M.,
volvió al Paraguay, designado plenipotenciario, con instrucciones de negociar.
En esta ocasión, el Dr. Francia no le consintió llegar a la capital antes de
reconocer formalmente la independencia, y de dar satisfacción por las correrías
de indios que asolaban el Norte, armados por autoridades militares de Matto
Grosso. Permaneció casi dos años en Itapuá, hasta Junio de 1829. El texto de
las notas cambiadas entre Correa da Cámara y el ministro de hacienda, José 82 El Dr. Francia y las relaciones comerciales con la Gran Bretaña, por Antonio Ramos. Pareceres. Nº 3, año XII, diciembre 1936.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 116
Gabriel Benítez, en el primer viaje, y con el delegado de Misiones, comandante
José Norberto Ortellado, en el segundo, revelan que la política imperial
perseguía el propósito de relacionarse amistosamente con el gobierno
paraguayo, como medio de observar el desarrollo de la política platense. Pero
el sagaz Dictador detuvo a Correa da Cámara en razón de que sus notas no
contenían “una sola palabra que exprese la intención del gobierno imperial de
reconocer solemnemente y en el futuro tratado la Independencia y Soberanía
de la República del Paraguay”. Además, no se satisfacían los reclamos
formulados con motivo de las tropelías de indios, armados o amparados por los
oficiales de guarnición en Matto Grosso, que causaban grandes daños a las
poblaciones norteñas. Posteriormente, el mismo Correa da Cámara había
prometido al Dictador la venta de una partida importante de armas y
municiones, promesa que no pudo cumplirse a causa de la situación
internacional en el Plata, y que él interpretó como mala voluntad del Imperio.
Dichas armas y municiones fueron embarcadas en el puerto de Río de Janeiro
en un navío denominado “República del Paraguay”, conforme reza el
comprobante de embarque.
La nota del 27 de julio de 1825, de Correa Da Cámara, contiene, sin
embargo, un principio de reconocimiento. Usa la expresión “República del
Paraguay”, lenguaje que mereció el conceptuoso agradecimiento del ministro
Benítez. En las instrucciones reservadas del gobierno imperial para la segunda
misión, en 1826, el Paraguay era considerado como país independiente (83).
El Dictador, por intermedio del delegado Ortellado, en comunicación a
Correa da Cámara, del mismo modo que en la nota de 25 de noviembre de
1826, del ministro Benítez, dirigida al ministro secretario de Negocios
Extranjeros del Imperio, vizconde de Inhambupé, ratificó la manifestación de
que los límites del Paraguay llegaban al Río Blanco, en la parte oriental, y al
marco del Jaurú, en la sección occidental, y que Coimbra y Albuquerque
constituían usurpaciones contrarias a los títulos coloniales.
83 Ver Archivo Diplomático da Independencia , publicación del Ministerio de Relaciones Exteriores del Brasil, 1922. Vol. V, página 250.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 117
El coronel Antonio Manuel Correa da Cámara nació en Río Pardo (Estado
de Río Grande do Sul). Fue educado en Europa; combatió contra Napoleón, y
tomado prisionero sirvió en las filas imperiales, en las cuales actuó con brillo. A
su regreso a América, el ministro José Bonifacio lo envió como agente
comercial al Río de la Plata, en 1822 (84). En 1824, designado comandante de
Coimbra, se le envió en igual carácter al Paraguay. Funcionario laborioso e
instruido en la materia, informaba bien, a pesar de su carácter reaccionario y
contraído. Sabía ocultar sus intenciones y disfrazarlas en frases ampulosas.
A pesar de que el Dictador nunca clausuró el puerto de Itapúa para los
brasileros, la misión Correa da Cámara de 1826 no tuvo el éxito esperado.
Regresó a su país en junio de 1829, después de esperar dos años que el
Dictador lo recibiera con la cordialidad de la primera vez. En 1839, volvió como
agente confidencial de los revolucionarios ríograndenses. En esta oportunidad
el Dictador le negó la entrada a territorio paraguayo, fiel a su política de
neutralidad, de no participación en cuestiones ajenas. A pesar de las
solicitaciones, permaneció neutral en la guerra argentino-brasilera de 1825-28;
y menos pudo intervenir en asuntos internos de otro país, como la guerra de
los “Farrapos”. No clausuró Itapúa al comercio con el Brasil, pero tampoco
mantuvo con el Imperio relaciones diplomáticas, porque éste no se avino a
cumplir la exigencia fundamental de su política, que era el reconocimiento
expreso de la independencia. Inglaterra y el Brasil merecieron siempre su
respeto.
Con motivo de la tercera venida de Correa da Cámara, en 1839, como
emisario de los “farrapos”, el Dictador escribió al delegado de Itapúa lo
siguiente:
“No sé qué asunto puede tener que tratar conmigo el Jefe de los revolucionarios del
Brasil, y extraño, que a esto venga el mismo Correa Camara, que anteriormente vino en
calidad de Cónsul, al que la segunda vez vino que ya no lo quise admitir y tuvo que
volverse de ese Pueblo, porque no venía sino a entretener y entorpecer con diligencias
84 Ver: Mario de Vasconcellos: Motivos de Historia Diplomática do Brasil. 1ª. serie. Río de Janeiro, 1930. Cáp. “A Diplomacia do 1º. Imperio no Prata”. Antonio Manoel Correa da Camara”. Págs. 179-221.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 118
ineptas la satisfacción a las reclamaciones, que yo había hecho, para que su Gobierno
imperial indemnizase los muchos perjuicios y daños que los Brasileros de Coimbra, y
Guachié habían causado a la Villa de Concepción, auxiliando con armas y municiones a
los Mbayás, y aun viniendo con ellos a robar y destruir muchas Estancias, me prometió
también vender fusiles, y pólvora, y diciéndole yo que Coimbra estaba en territorio del
Paraguay porque el límite divisorio es el río Jaurú, que está mucho mas arriba, también
me dijo que su Emperador entregaría aquel Fuerte, pero todo ha quedado en nada.
Talvez vendrá a hacer otra vez las promesas que no ha de cumplir, aunque yo tampoco lo
creí. No pienso que venga con asunto que me importe, si no mas bien con alguna
pamplina, o impertinencia, o buscando sus conveniencias, o de quien lo envía, y no para
bien, provecho, o utilidad de este Gobierno. Se expone también a que yo talvez le diga,
que el tratar yo otros asuntos políticos olvidando mis reclamaciones, y sin hacer más caso
de ellas, podría dar lugar a interpretarse que yo las abandonaba por considerarlas
indebidas, cuando son las mas justas. Quiero saber cuántos son los comerciantes
brasileros, que hay ahora en ese, y cuántos los emigrados, o meros visitantes.
Asunción y junio de 1839.
FRANCIA.
Al Delegado de Itapúa (85).
Correa da Cámara no vaciló en calificar al Dr. Francia de “genio superior”
y en reconocer la lealtad de su política. Apreció asimismo los beneficios de la
paz de que gozaba el país y la firmeza de la resolución de alcanzar la
independencia (86).
Sus informes dan una idea del régimen francista, con mayor exactitud que
los Robertson y que Rengger y Longchamp. El antiguo soldado de Napoleón,
fue el primer representante diplomático del Brasil en el Paraguay, y el iniciador
de una política paralela que influyó indirectamente para el reconocimiento de la
independencia. Las tentativas de penetración brasilera al Norte, en las
85 Documento que obra en el Archivo Nacional de Asunción. 86 Ver Colección Río Branco, Biblioteca Nacional de Río de Janeiro. (Varios legajos con papeles de las misiones de Correa da Cámara).
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 119
márgenes del Río Paraguay, hacia Olimpo, fueron siempre rechazadas
enérgicamente por el Dictador. Hacia el Sud, el Brasil daba su aquiescencia
para que el país conservara las Misiones de la margen izquierda del Paraná,
incorporadas al Paraguay por voluntad del Rey, al producirse el nombramiento
de Bernardo de Velasco. En ese sector, el Dr. Francia no fue menos celoso en
la defensa de los límites. En materia de defensa de la integridad del territorio
heredado de España, la política del Dr. Francia no admite censuras. Fue
intransigente y eficaz.
CONSECUENCIAS DEL GOBIERNO FUERTE
A la sombra del gobierno fuerte, en veinte y seis años de paz y de orden
interno, terminó por plasmarse la nacionalidad. Terminó la mezcla del español
con el indígena, en el largo proceso iniciado por Irala, primando evidentemente
la sangre del blanco. Se homogeneizó la población. El idioma guaraní adoptó
palabras castellanas y enriqueció así el léxico para servir de vehículo de
comunicaciones internas, de vínculo de unión (87). Así surgió el fenómeno de
un pueblo bilingüe.
Ese idioma autóctono es una manifestación de la conciencia de la nación.
Tiene un folklore interesante, leyendas y cantos, y una literatura cuya base fue
obra de los jesuitas, con diccionarios, gramáticas, oraciones cristianas, y hasta
breviarios íntimos como el que lleva en el idioma vernáculo el elocuente título
de “ara-purú”: empleo del día, del Padre Insaurralde, Fray Luis de Bolaños,
Antonio Ruiz de Montoya, y el Padre Restivo, iniciaron la tarea de dotar al
guaraní de gramáticas y diccionarios, así como la de verter en él la literatura
sagrada.
Los factores económicos no facilitaron la formación de feudos. Fue así
como no aparecieron en el país, las capas superpuestas, de oligarquía y masa
87 Véase Hispanismos en el guaraní, por Marcos A. Morínigo. Buenos Aires, 1931.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 120
popular, como en otros pueblos americanos. No existían grandes masas de
indios, sino en el Chaco, pero fueron extinguiéndose a causa de las epidemias
y de la guerra, sumadas a la costumbre de limitar la prole, que practicaban.
La esclavitud, por razones económicas, fue escasa. Al mismo tiempo que
se homogeneizaba la población, se democratizaron las costumbres, se
suprimieron de los apellidos, la. “de” y el “Don” de los tratamientos. El
discípulo de los Enciclopedistas fue un tremendo igualitario. Las diferencias
sociales le irritaban. Otra nivelación se produjo con motivo de la desgracia en
que cayeron las familias españolas y las de los próceres de mayo; algunas
quedaron empobrecidas por la confiscación de los bienes de los procesados y
las contribuciones forzosas. A otras se las llegó a declarar “mulatas” como
castigo, calificativo que muestra el concepto en que se tenía en esa sociedad a
los hombres de color o a los hijos del cruce con el africano.
El servicio militar en las fronteras terminó el proceso nivelador, con la
obligación impuesta a los ciudadanos, de alistarse en defensa de la Patria, sin
distinción y sin redención posible, ni por dinero ni privilegio.
Una visión muy parcial de aquella época suministran los hermanos
Robertson, si bien su crónica no abarca sino hasta 1824, es decir la tercera
parte del período dictatorial. Los Robertson fueron dos jóvenes ingleses sin
mayor cultura, que escribieron un viaje pintoresco a la Asunción, con humor
británico, creyendo hacer historia, y fueron bien tratados cuando llegaron al
país para vender tejidos. Nada ha sido tan perjudicial a la historia americana
como la crónica de viajantes de comercio metidos a sociólogos... El viaje, para
servir de documento científico, tiene que contener observaciones y luego ser
objeto de meditación. Pasar por un sitio no es, precisamente, conocerlo. Hablar
una vez con el Dr. Francia no era suficiente para conocer su psicología, ni
autorizaba a juzgar su obra política. Con razón se burló de ellos el paradójico
Carlyle, en su ensayo sobre el Dictador.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 121
TABLA DE SANGRE DE LA DICTADURA
Al ocuparse de las crueldades de la época, Alfredo Demersay, por su
parte, eleva a cincuenta y dos el número de víctimas de la dictadura de
Francia, incluyendo los reos de delito común. Rengger y Longchamp lo estiman
en cuarenta, durante los 26 años. Esa cifra de cuarenta ejecuciones en una
dictadura de más de un cuarto de siglo, que fue pintada con los más negros
colores, arrancó una carcajada al mismo Carlyle. Ruy Barbosa quedó perplejo
ante ese guarismo, pues no correspondía a la pintura que se hacía del
Dictador. Pero lo que debe determinar el juicio histórico no es la cifra, sino la
apreciación de las circunstancias que rodearon a esas ejecuciones justificables.
El medio social, la época, las leyes que regían el período revolucionario, de paz
o de guerra, en que se produjeron, tales son los elementos de juicio
imprescindibles. ¿Se instruyó proceso en cada caso? ¿Cómo se castigaban por
las leyes y por los gobiernos tales delitos en los demás países de Hispano-
América? ¿Cuál era la definición del delito y el criterio de punición en la
legislación penal de la época? Pero si las ejecuciones no fueron numerosas, en
cambio, otros castigos fueron frecuentes y arbitrariamente aplicados. La
dictadura impuso silencio, y lo impuso apelando a la cárcel, a la confiscación,
al confinamiento. Sería inocente pretender negar su crueldad, Un silencio
opresivo reinaba en todos los ámbitos de la República.
Los dictadores americanos de la época procedieron con mayor crueldad
que el Dr. Francia, sin duda alguna.
La tabla de sangre del Dictador paraguayo comprende delitos políticos y
delitos comunes. Sólo en el año 21 se conocieron fusilamientos por razones
políticas. Las deserciones eran castigadas con pena capital, de acuerdo con los
reglamentos militares. Una crueldad no justifica otra. Pero una misma ley o
costumbre en todo un continente, explica una época; habilita a apreciarla con
justeza, ¿Cuánto ha tardado el mundo en suprimir la pena de muerte por
causas políticas? Era la época en que se creía que el castigo debía ser cruel
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 122
para ejemplarizar. Hasta la enseñanza se imponía con castigos. La edad media
americana no dista un siglo. El proceso evolutivo de estas sociedades tiene una
celeridad extraordinaria.
Mas el progreso ha sido alcanzado después de ardua lucha del espíritu
liberal contra “las razones de Estado”, contra el criterio vulgar de equiparar la
delincuencia común con la rebeldía política. Así, también, se ha tardado en
conseguir la supresión de la violencia para obtener la confesión del delito, en el
procedimiento ordinario.
Dentro de la época histórica en que actuó el Dr. Francia, alzarse contra el
gobierno era levantarse contra la Patria, porque los gobernantes se creían
identificados con el Estado, con la nación. En el lenguaje de la época, enemigo
y traidor eran sinónimos. Dicho criterio ha sido felizmente superado, pero ese
progreso no debe impedir un juzgamiento leal de los hechos del período en que
se produjeron. Ya no se puede, en estos días, con la actual educación,
preconizar ni propugnar los medios de que tuvo que valerse el Dictador, y
emplearlos en el año de 1937. La Historia es una constante superación; en ella
se va valorizando, en cada etapa, el hombre. Pero su criterio de distribución, la
medida del valor, debe corresponder a cada época. En Historia, como en
Economía, debe regir la fórmula de “a cada uno según su obra”. En el vasto
panorama de las dictaduras y de la anarquía americanas, – etapa de formación
y de ensayos – el Dr. Francia no fue el más cruel ni el más arbitrario. Los
sobrepasó a casi todos porque fue un intelectual, un hombre de universidad.
Su dictadura no fue dilapidadora ni corrompida. Fue sombría, calculada, pero
con objetivo definido. Además de la honestidad de su vida privada, de la
honradez en el manejo de los caudales públicos, fue uno de los escasos
gobernantes de aquella época que tuvieron pensamiento político. Sabía lo que
quería. Su voluntad se volvía tensa ante el fin señalado por su pensamiento,
como un arco que apunta al blanco. No es aventurado sostener que Francia fue
un auténtico republicano.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 123
Numerosos hombres de la independencia profesaban ideas monárquicas;
fueron decididos partidarios de esa forma de gobierno para América, como lo
han señalado Adolfo Saldías, Gabriel René Moreno y Carlos Pereyra. Se explica
esa inclinación al régimen que hacía presumir el orden. La empresa de la
organización política de los nuevos países, sin tradiciones constitucionales, sin
educación democrática, era ardua. Se trataba de fundar naciones, de organizar
Estados, de salvar la independencia de la ambición europea. Muchos
revolucionarios pensaban en la monarquía como un poder moderador,
conservador y de continuidad, y hasta de alianzas posibles con potencias
europeas, cuyos príncipes se avinieran a coronarse en el nuevo mundo. El Dr.
Francia fue un republicano de la primera hora, en lo cual se emancipó de sus
maestros, los enciclopedistas, que no propiciaron la República. En esta materia
su pensamiento y su vida tienen la rigidez de la recta.
Para la creación del Paraguay, preexistían factores territoriales, raciales,
idiomáticos y la tradición cívica de los Comuneros. La tarea consistió en
organizar con esos factores un Estado, y hacer que tal Estado fuera una
república, democrática, igualitaria. Una nación es un conjunto de factores
naturales y sociales, organizados bajo la égida del derecho. Necesita un
contenido jurídico; debe dársele forma legal, estabilidad de reglas de conducta
general. Esa es la misión de la política, la función del estadista.
No era suficiente contar con la mesopotamia cruzada por los ríos Paraguay
y Paraná, ni con el idioma guaraní, ni con los recuerdos de las luchas del
coloniaje, ni con la tradición revolucionaria de Antequera y Mompo, ni con
cierta población para fundar la “República del Paraguay”. Esos factores son,
diríamos, de estática social; faltaba la dinámica, el impulso, el pensamiento
motor, la dirección. Hacían falta un programa, un plan del futuro, hacer la
revolución y llevarla a sus últimas consecuencias y realizar así la
transformación que significó el movimiento emancipador americano. El Dr.
Francia fue ese político. De doble y desconcertante faz; tirano y estadista. Su
pensamiento fue dinamita, pero también brújula. Que fue un revolucionario
auténtico y no un aprovechador de los acontecimientos, lo atestigua su
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 124
participación en el movimiento emancipador. Abogado recto, ciudadano “el
más ilustrado de la Provincia”, fue designado por el Cabildo de 1808 para
integrar la lista de la cual debían ser escogidos los diputados a las Cortes de
España. Fue el consejero de la revolución; integra, sin solución de continuidad,
todos los gobiernos patriotas, creados a raíz del 14 de mayo. No fue, pues, un
improvisado, ni un arrivista, de los que suelen surgir con las conmociones
sociales o política.
Su personalidad fue doblemente fuerte, por el pensamiento y por el
carácter, las dos cualidades más interesantes para surgir en la democracia.
Nunca fue reflejo. Siempre actuó por derecho propio. Fue la inteligencia
orientadora de la revolución. Desde la primera hora no sólo inspiró los
acontecimientos sino que los dirigió. Así lo afirma Mariano Antonio Molas, al
ocuparse del movimiento inicial de la Independencia: “Pero como Yegros
estaba a 70 leguas de Asunción y carecía también de conocimientos y talentos
necesarios para dirigirla... se le habló al Dr. don José Gaspar de Francia, quien
conviniendo en dirigir la empresa, instruyó el plan que se había de efectuar”.
Presidió el primer congreso nacional; negoció el Tratado de 12 de Octubre de
1811, con Belgrano; y dos años más tarde, el 12 de octubre de 1813 hizo
proclamar la “independencia absoluta de todo poder extranjero”. En esa etapa
de su actuación pública no aparecieron indicios de inclinación a la crueldad ni
al despotismo. Se ponderaban su sano criterio, su equilibrio, su seriedad. La
intentona contrarrevolucionaria de 1811, fue ahogada en sangre por Yegros y
Caballero. El Dr. Francia, renunciante a la sazón, interrumpió su retiro de
Ibiray y acudió a la ciudad para atenuar los rigores, para conseguir la
disminución de las penas. Igual conducta generosa usó con los conspiradores
de setiembre de 1811, a quienes indultó. Con esta actitud humanitaria el Dr.
Francia consiguió la conmutación de las penas aplicadas a los Laguardia,
Carísimo, Haedo, Recalde, Urdapilleta, Machain, complicados en la tentativa
del comandante José Teodoro Fernández, como consta en el proceso, cuyas
piezas se guardan en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro. Actos
posteriores, ocultaron su conducta ecuánime de la primera época. Su largo
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 125
dominio inspiró tanto odio, que hasta hoy se le fustiga y se escarnece su
memoria. En ese resentimiento, se notan en muchos casos, la herencia de
odios, la transmisión de enconos, de familias perseguidas por el dictador.
Juzgar al Dr. Francia con el testimonio de esas personas, sería lo mismo que
dar validez de sentencia sobre Napoleón a las opiniones de los aristócratas
franceses. Pero en un personaje histórico, además de las cualidades del
individuo, se debe considerar la importancia de la obra realizada, la magnitud
de su hazaña. Diversos aspectos de un todo.
Lo que interesa es averiguar las consecuencias fundamentales de la larga
dictadura. Si bien es cierto que el pueblo no gozó de los beneficios de la
libertad política ni intensificó su cultura superior, ganó en unidad, en
consistencia, en personalidad. Los factores de formación nacional siguieron su
proceso bajo el amparo del orden. La nacionalidad adquirió sus perfiles
definitivos; el Paraguay salió de un largo aislamiento con vigorosos relieves,
con personalidad propia. El orden condicionó su vocación de independencia,
que el aislamiento, preservó y salvó.
EL DOCTOR FRANCIA ANTE EL PENSAMIENTO MODERNO
El pensamiento liberal del siglo XIX significó una reacción contra los
gobiernos absolutos y totalitarios, que surgieron en América a raíz de la
independencia. Su objetivo principal consistió en la reivindicación de los
derechos individuales, considerados como fin y fundamento de la vida social,
de acuerdo con la enseñanza de Rousseau, y que fueron consolidados por la
constitución de Filadelfia y la Revolución Francesa. La misma doctrina política
fue aplicada como criterio histórico.
Los hechos fueron juzgados a la luz del régimen moderno, con
prescindencia de las dos coordenadas de la historia: el medio y la época. El
juicio se formuló en función exclusiva del presente, sin tomar en cuenta la
época. Con ese criterio estricto se pronunció la sentencia condenatoria contra
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 126
el primer gobierno independiente del Paraguay, sin apreciar los factores
sociales, ni los peligros que asediaban al país. La historia se confundió con el
relato de hechos exteriores, sin la crítica depuradora. El doctor Francia fue
elegido como el arquetipo de los tiranos; su figura, presentada como la de un
monstruo, o como un exponente de la neurosis o de la locura en la historia.
Entretanto la documentación de su gobierno dormía oscurecida por la crónica
de viajeros superficiales. La sentencia, sin fundamentos expresos, se halla
sujeta hoy a la revisión, en vista de la copiosa documentación y la apreciación
objetiva de los acontecimientos. Al espíritu polémico, sustituye el espíritu
crítico, para la interpretación de esa etapa de la vida nacional.
Además de Blas Garay, historiador que inició la vindicación del Dictador,
se ocuparon de la obra del Dr. Francia, con espíritu comprensivo y ajenos a la
moda de reducirse a insultarlo o denostarlo: Tomás Carlyle, Ruy Barbosa y
Cecilio Báez. Los tres le consagraron juicios dignos de ser consignados, en el
estudio sobre la mal conocida vida del revolucionario. El doctor Cecilio Báez,
exponente representativo del liberalismo, formula su juicio en la siguiente
forma:
“Francia como libertador del Paraguay de la amenaza argentina y
brasilera, tenía el instinto político y la complexión del hombre de Estado. Su
ideal era patriótico pero no llegó a personificar la democracia. Fue un patriota
como el marqués de Pombal o Richelieu, esto es, un déspota inclemente por
cálculo, no por maldad natural, como le suponían los extranjeros que no le
conocían. Estadista de sagaz penetración, comprendió desde el primer día el
sentido de la revolución americana y se puso a su servicio dentro del Paraguay
y del Río de la Plata... Augusto Comte le mira como un individuo
representativo de la política moderna, y César Lombroso, como un uomo di
genio”.
El doctor Báez ve en el doctor Francia el realizador de una política
trascendente. No penetra su psicología ni oculta sus crueldades. Lo justifica
por el ideal realizado. Ve en él a un Richelieu del medio americano. No debe
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 127
olvidarse que el publicista paraguayo es el más temible fustigador de la tiranía
que tiene el Paraguay. Pondera asimismo la política de neutralidad que salvó al
país de complicaciones y cercenamientos. Gracias a ella nunca fue mediatizado
ni sirvió causas ajenas ni se expuso a los rigores de la guerra.
La copiosa documentación va disipando la leyenda; la perspectiva del
tiempo permite una más exacta apreciación de los acontecimientos y de las
líneas generales de esa política.
La única vez que se defendió de las acusaciones lanzadas contra su
gobierno, lo hizo para refutar las afirmaciones de Rengger y Longchamp, en
términos acres, así como la peregrina ocurrencia del supuesto “Marqués de
Guarani”, un catalán que pretendió hacerse pasar como mensajero de
pretendidas intenciones monárquicas. El original de esa defensa, fue
desfigurado y falseado en Buenos Aires por los enemigos del Dr. Francia para
ridiculizarlo. Así es como aparece el documento con un lenguaje confuso.
Preciosa fuente de información al respecto constituye su correspondencia
con los cónsules de Francia e Inglaterra, así como los informes reservados de
estos funcionarios a sus respectivos gobiernos, entre ellos el de Aimé Roger de
1836. El Dictador, mirado desde lejos, parecía un ogro; su país, un
cementerio, – juicios no confirmados por los conocedores de los
acontecimientos.
Los árboles impiden ver el bosque. Los detalles impidieron apreciar la obra
política del estadista, en la primera etapa de organización nacional. Las
versiones y escritos de Pedro Somellera, que fue asesor del gobernador
Velasco, ocultaron durante mucho tiempo el papel preponderante del doctor
Francia en los sucesos de mayo. La documentación auténtica prueba que fue el
consejero de Caballero, su inspirador, su amigo, el que lo incitó a la acción
decisiva. Su pensamiento orientó la revolución hacia el gobierno libre y
autónomo. Cuando percibió los peligros del militarismo insubordinado, se retiró
a su chacra en Ibiray – Tebaida tropical – de donde no regresó sino con el
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 128
sometimiento de los cuarteles y al insistente pedido de los más conspicuos
patriotas.
Tomás Carlyle, espectador de la Historia, leyó algunas publicaciones
referentes al doctor Francia: Las “Cartas” de los hermanos Robertson y el libro
de los naturalistas suizos Rengger y Longchamp. Era como si un paleontólogo
hallara en sus excursiones algunos dispersos huesos y puntiagudos dientes de
un animal antediluviano. Porque los datos y las apreciaciones contenidos en
tales libros son apenas partículas de la biografía del Dictador, que no alcanzan
algunas a 1819 y no pasan de 1824, las otras. Pero si escaseaban los datos,
sobraba talento al pensador británico. Entre la maraña de dichas crónicas,
Carlyle halló que el doctor Francia era un hombre de verdad – todo un hombre,
diríamos en recio idioma español. Lo contempló desde lejos, en una ignorada
república sudamericana, en el vasto panorama revolucionario, y le dedicó uno
de sus ensayos, enjundiosos, cuajados de belleza y de humor.
Carlyle buscaba constantemente el héroe, el portador del mensaje para la
humanidad, el hombre que hace historia. En la gauchocracia sudamericana,
distinguió la realidad de un pensamiento, la presencia de un carácter,
envueltos en el silencio sagrado. Descubrió que en el fondo brumoso del alma
del Dictador paraguayo brillaba una pequeña “luz azul”. Esa llamita era el ideal
que sostenía y guiaba los actos de un hombre de verdad. A pesar del fárrago
de datos falsos, de la espesa neblina que envolvía su obra de gobernante, en
las deficientes páginas que había leído, Carlyle lo reconoció sincero, realista,
silencioso, amigo de la meditación, capacitado para la acción. ¿Qué más podía
pedir el buzo de la historia? No pudo averiguar de dónde venía, ni qué
buscaba, en su hierática actitud pensativa... Pero entre las virtudes del genio,
se hallan la intuición y la interpretación acertada de los acontecimientos. Así,
por encima de las páginas difamatorias, lo reconoció como uno de los suyos y
lo calificó como “el fenómeno más notable de esta parte de América”.
Carlyle amaba a los héroes porque creía en la realidad y despreciaba la
hipocresía. Los imaginaba abriendo nuevos rumbos para la humanidad
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 129
dolorida, adelantándose a los contemporáneos para realizar el progreso. El
filósofo de Chelsea no sostiene que la historia sea precisamente el triunfo de
las formas, de las ceremonias, ni del ideal parlamentario. La ve más bien como
una realidad objetiva, como algo del fatalismo de las leyes de la naturaleza,
iluminada por las vidas heroicas, cumbres de la especie. En el doctor Francia
respetó la “pequeña luz azul que brillaba en su espíritu”, frente al panorama de
la anarquía, de la “gauchocracia”, de la masa analfabeta. Halló en este
personaje un ejemplo de su atrevida tesis que hace de la historia una biografía
de héroes. Antes que la lenta marcha de las multitudes opacas y gregarias,
destaca la vigorosa personalidad de los hombres excepcionales que trasuntan
el alma, las aspiraciones y los dolores de la masa. El héroe carlyliano es un
exponente. En el caso del doctor Francia, vio la masa sometida al arbitrio de
un hombre de excepción, la marcha impresa por un “hombre de verdad”, con
puño firme, con “dureza de hierro”.
El boceto del doctor Francia, trazado a grandes brochazos, recuerda en
algo al ensayo sobre Cromwell. Los mismos conceptos sustanciales iluminan
con relampagueos de genio la dura faceta del revolucionario. Más que la
inclusión en el calendario positivista de Augusto Comte, consagra la
personalidad del prócer paraguayo, el aguafuerte de Tomás Carlyle, quien, en
la plenitud de su prestigio y de sus meditaciones sobre el destino del mundo, le
consagró un minuto de su pensamiento.
Ruy Barbosa leyó a Carlyle, en la soledad del destierro. Buscaba algún
consuelo a sus decepciones de constitucionalista proscrito; alguna venganza
espiritual contra el militarismo que le había desalojado del escenario.
En sus “Cartas de Inglaterra”, consagró un comentario intencionado al
doctor Francia, con el irónico título de Duas glorias da Humanidade. Ruy sólo
buscaba un pretexto para desahogar su resentimiento, sus amarguras. Ironizó
la situación política de su país, el predominio de la casta militar en el nuevo
mundo, señaló las corruptelas, con su elocuencia tribunicia. Pero no pudo
menos que detenerse un instante para interrogar aquella esfinge de la política
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 130
continental. Le llamó la atención, eterno adversario del sable prepotente, el
hecho de que un civil togado, sin armas y sin dinero, dominara a la clase
militar al día siguiente de una revolución, e implantara el orden sin apoyarse
exclusivamente en los cuarteles; como le causó sorpresa que esa dictadura,
tan vilipendiada, se caracterizase por rasgos casi paradójicos como la honesta
administración del dinero público, la rendición anual de cuentas, la persecución
de la delincuencia, el respeto a los jueces, la preocupación por la enseñanza
primaria y la exigencia del trabajo a los ciudadanos. El hombre de derecho
encontró el curioso ejemplo de un despotismo que reposaba en la severidad y
no en la corrupción. Ese régimen debió llamarse, dijo, del rigor y no del terror.
El pensamiento liberal de Ruy Barbosa, quedó perplejo, acalló el verbo de
fuego con que hubiera podido fustigarlo, en nombre del siglo en que brilló el
talentoso brasileño, y se contentó con trazar algunos rasgos de ironía, que
resultan una consagración.
El gobierno de Carlos Antonio López significó en muchos aspectos una
rectificación de la dictadura francista, siquiera continuara, en lo fundamental,
su orientación en la defensa de la independencia. Carlos Antonio López fue
ecuánime en sus apreciaciones históricas. Conocedor del ambiente, testigo de
la larga dictadura, ajeno a la política hasta 1842, emitió su juicio sobre el
doctor Francia desde las columnas de El Paraguayo Independiente. Ese juicio
coincide con el emitido por Pedro de Angelis en el Repertorio Americano.
Ambos aprecian las líneas fundamentales de la orientación, sin ocultar los
rigores de la dictadura.
Decía López: “Así continuaron las cosas hasta el año 16, en que el
Congreso reunido el 31 de mayo, movido por la necesidad de una política
rigurosa, perpetuó el cargo de dictador en la persona del mismo ciudadano que
lo servía temporariamente.
“La administración del dictador perpetuo es generalmente conocida, por lo
que no consideramos de necesidad recordarla. El mantuvo constante y celoso
con pulso firme los derechos de la República del Paraguay al respecto del Río
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 131
de la Plata durante todo su largo gobierno. La verdad histórica nos obliga a
observar que algunos de sus actos no podrán ser avalorados con exactitud,
sino después de conocidos los motivos que les dieron origen y dirección.
“Celoso siempre contra las maniobras, no sólo del partido europeo, sino
también de las intrigas argentinas, impuso algunas penas, que él las habría
economizado. Conociendo que el contacto de ideas facilitado por la mutua y
frecuente correspondencia sugiere pensamientos hasta los más peligrosos, y
temiendo la irrupción de las innovaciones y especulaciones políticas de toda
especie, que alimentaba el Río de la Plata en su torbellino de pasiones y
ambiciones personales, anárquicas casi siempre, fue contrayendo, y por último
adoptó su sistema de aislamiento. Hasta en eso el Río de la Plata ejerció una
influencia perjudicial y maligna. Y es tan exacto lo que exponemos, que ese
sistema tuvo una excepción constante y protegida por el lado que no tenía
recelos. Los extranjeros, mayormente los brasileros, recibieron siempre entera
protección en su comercio de Itapúa.
“Falleció el Dictador el 20 de setiembre de 1840: la República sintió su
muerte por cuanto cualesquiera que sean las censuras que se le dirijan, él
fundó la independencia del Paraguay, y si su política hubiera sido
desasombrada de los peligros que referimos, ciertamente hubiera sido más
franca y creadora“. (88).
José Berges, canciller de Solano López desde 1862 a 1868, hijo de un
español que sufrió durante la Dictadura, confirma la existencia de la
conspiración de 1819; en una carta escrita el 6 de setiembre de 1864 al cónsul
general paraguayo en el Paraná, José Rufo Caminos, al comentar un opúsculo
del periodista entrerriano Evaristo Carriego:
“...recuerde V.S. que a ese mandatario (Francia) le hicieron varias revoluciones
encabezadas por los Yegros, Montieles, Aristeguies, Acostas y partidarios, que las sofocó,
cierto, a fuerza de sangre; la verdad debe aparecer siempre en la historia, y mucho más
cuando se escribe la biografía de un gobernante. V.S. sabe que yo soy uno de los más
88 Ver El Paraguayo Independiente. Asunción, sábado 7 de junio de 1845. Nº 7. Pág. 61 de la reedición de 1930.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 132
perjudicados por la administración Francia, pero no puedo transigir con algunas de las
apreciaciones del doctor Carriego”... “Pienso haber dicho a V.S. anteriormente que el
pueblo paraguayo, en obsequio de la verdad, debe aparecer vencido por la tiranía, pero
no abyecto y miserable, como varios escritores han querido presentarlo”.
La más divulgada de las acusaciones formuladas contra el Dictador fue la
contenida en “El Clamor de un paraguayo”, atribuido a Mariano Antonio Molas.
De esa pieza sacaron materiales para enjuiciarlo, adversarios como Manuel
Pedro de Peña, pensadores como Ramos Mejía y José Manuel Estrada,
comentaristas como Carranza y el talentoso escritor Diógenes Decoud.
En esas páginas caldeadas por la pasión puede leerse el siguiente
testimonio sobre la conspiración de 1819:
“Buscamos todos los medios que estaban a nuestro alcance para suavizar esta
marcha (se refiere a la Dictadura); conocíamos muy bien la indómita fiera del sujeto que
gobernaba; y el único medio, que nos mandó la razón adoptar, fue el de la insurrección.
Las acechanzas y conjuraciones, era el único derecho que tenía lugar contra un déspota
que, amparado de la fuerza, atropellaba todos los derechos de la humanidad. A una
violencia inicua, tratábamos de imponer una violencia justa. Repeler la fuerza con la
fuerza era un derecho natural común a todos los vivientes. ¿Mas cuál sería mi sentimiento
y sorpresa, cuando se supo, que un hombre débil (Bogarín), de los que componían el
círculo de los insurgentes, dijo in confesione, los planes de la conjuración a Fray
Anastacio Gutiérrez? Este le mandó que diese parte de este acontecimiento; lo ejecutó, y
para este caso, y para las medidas, preparaciones y castigos, que tomó el tirano, es que
invoco vuestra atención y sensibilidad” (89).
La columna vertebral de la política francista fue la independencia. Todo
juicio debe formularse en función de esa finalidad. Y pesarlo colocando en la
otra balanza sus errores y crueldades. La Dictadura, el aislamiento, la
movilización militar del país, las conspiraciones y los castigos, el fomento de la
agricultura, todo dice relación con ese propósito cardinal. El hombre mismo se
somete a esa disciplina. Tal propósito es, también, la razón de ser de su
89 Clamor de un Paraguayo , en el Apéndice de la obra La antigua Provincia del Paraguay, de Mariano A. Molas. Pág. 341.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 133
existencia. A él marcha desde los primeros días de la revolución. Concibió una
idea y se abrazó a ella, inexorablemente. Así lo reconoce el moderno
historiador inglés Pelham Horton Box, en su estudio sobre la Guerra de la
Triple Alianza; y es también el juicio que va primando en las nuevas
generaciones paraguayas, que contemplan el pasado con ecuanimidad, sin
odios heredados y sin la rigidez dogmática.
SEXTA PARTE
LA VIDA PARAGUAYA BAJO LA DICTADURA
ASUNCIÓN Y SUS COSTUMBRES.
¿Cómo era la vida social en aquella época? La tradición fue rota por la
guerra del 64-70, que sepultó entre escombros los elementos morales y
materiales de la nacionalidad.
Como fuente de información quedan los polvorientos papeles del Archivo,
poco explorados, la tradición oral y algunas publicaciones asaz deficientes. La
bibliografía de la época es bien escasa.
Asunción contaba con veinte mil habitantes, según los cálculos más
aceptables. Sus calles eran arenosas y poco rectas. Los edificios del tipo
colonial español, con corredores y aceras. Entre los principales edificios pueden
citarse la Casa de los Gobernadores (antiguo convento jesuítico); los cuarteles
de la Plaza y los Miñones; los antiguos conventos de Santo Domingo, la Merced
y San Francisco; la Catedral y la iglesia de la Encarnación; el convento de los
Recoletos.
La vida era sencilla, en un clima agradable y sano. En el puerto quedaron
flotando, como recuerdos, los barcos paralizados, desde que se clausuró el
comercio con el Río de la Plata.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 134
La vida social se redujo a las más simples fórmulas, a la convivencia casi
vegetativa, sin grandes acontecimientos. La ciudad contaba con un mal
alumbrado público a vela; desde 1815 se prohibió circular por las calles de
noche, sin farol. Las reuniones familiares nocturnas no eran frecuentes.
Cesaron los bailes en la Casa de Gobierno, en el Cabildo y en casas de familia
con que se festejara la revolución, y en los cuales se destacaba la figura
simpática de la presidenta Doña Facunda Speratti de Yegros, esposa del
Presidente de la Junta.
El Dictador no daba fiestas ni asistía a ellas. No gustaba del boato ni de la
pleitesía. Los tres conventos de San Francisco, la Merced y Santo Domingo
fueron transformados en cuarteles. El de los Recoletos sirvió de local para un
escuadrón de caballería. La Catedral fue arruinándose, cada día más. La misa
de los domingos servía de ocasión de encuentro a las familias. Muchas de ellas
fueron afectadas por las medidas tomadas contra los patricios conspiradores
de 1819, los españoles y santafecinos, entre ellos los Yegros, Caballero,
Montiel, Aristegui, Acosta, Recalde, Haedo, Machain. Echagüe, Domecq,
Loizagaa, Peña, Carísimo, Valdovinos, Granze.
Un poco más de libertad se conservó posiblemente en las villas de
Concepción, Curuguaty, Villarrica, Ycuamandyyú, Rosario y Pilar. En la capital
no podían realizarse procesiones religiosas ni manifestaciones políticas de
ninguna clase.
A raíz de la conspiración de 1819, se redujo el número de jefes y oficiales
superiores, pues casi todos ellos se inclinaron hacia el partido de Yegros y
Caballero. Los capitanes Juan Silvestre Ayala y Vicente Díaz Moreno actuaron
como secretarios de gobierno; como delegados Mariano Careaga, José Miguel
Ibáñez, en Concepción; Sebastián Morínigo, Norberto Ortellado, Tomás Gill y
Ramírez. Manuel Ignacio Fernández ejerció el comando del cuartel de la Plaza,
Otros comandantes fueron Basilio Antonio Ojeda, del 2º. Batallón de
Infantería; Agustín Cañete, de Artilleros; José Domingo Paredes, de
Granaderos; José Ignacio Lescano, de Húsares.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 135
El Dictador cultivó con preferencia la adhesión de la oficialidad subalterna
y de los clases. Su prestigio radicaba principalmente en la tropa. Asunción
estaba guardada por cinco batallones: dos de infantería, dos de caballería y
uno de artillería, deficientemente armados.
El Coronel Zabala y Delgadillo murió en 1815, sin haber sido molestado a
pesar de su oposición a la dictadura. El Teniente Coronel Manuel Atanasio
Cavañas se retiró a su establecimiento de las Cordilleras. Juan Manuel
Gamarra, comandante de Villa Real, fue substituido por José Miguel Ibáñez. El
Comandante José Teodoro Fernández se inclinó hacia la reacción. El
comandante Pedro Gracia, combatiente de Tacuari, huyó al Brasil en 1811,
disconforme con la revolución.
Los tintes de la dictadura se recargaron desde el año 21, con motivo del
descubrimiento de la conspiración tan cruelmente domeñada. Numerosos
presos políticos llenaban las incómodas cárceles y los subterráneos de los
cuarteles. Los condenados por crímenes comunes, eran enviados a Tevegó y
trabajaban en obras públicas. Regía el mismo sistema carcelario y las mismas
leyes anteriores a la independencia.
Asunción era en la época cercana a la independencia una ciudad señorial;
su sociedad gozaba fama de culta y distinguida, al igual que las principales
villas. El pueblo vestía a la española, con pequeñas variantes. Durante la
dictadura las damas acomodadas iban a misa con sus vestidos tradicionales,
envejecidos y raros, pues era difícil conseguir género extranjero. El hombre
usaba pantalones largos, sin saco y el chaleco con botones de oro o plata.
El “raído”, es decir el hombre del pueblo, no usaba saco o americana, sino
una camisa de aopo’i, pantalones de asargado y poncho al hombro. La mujer
del pueblo, pollera y typoi; cubría la cabeza con blancas sábanas, en defecto
del manto de paño. La mayor parte de la gente andaba descalza. El mercado
constituía un centro de venta de productos de toda clase y de informaciones
populares; un verdadero “foro” donde se recogían noticias y hasta se
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 136
escuchaban los bandos del Supremo. Los hechos de sangre eran escasos, a
estar por los informes de las autoridades de la campaña.
Bajo un orden inexorable, a la sombra de casonas con amplios corredores
y ventanas cubiertas de jazmines, en el rincón de la tierra que se une al mar y
a la civilización por dos grandes ríos, se formaba una nación.
La vida sería gris, escasas las noticias, los acontecimientos vulgares. La
vinculación con el extranjero quedó rota; el aislamiento cerró el horizonte. Vida
retraída, sin grandes distracciones, demasiado al contacto de la naturaleza.
Sociedad sana, sobria, sin ambiciones casi. La población se hallaba asaz
diseminada en el extenso territorio, lo cual dificultó el comercio de ideas y de
mercancías y la formación de la cultura. Se vivía en el campo. Sólo Asunción
daba la impresión de un rudimento de ciudad. Las villas eran pequeñas
concentraciones, con su cabildo, su iglesia y su cuartel. El Paraguay vivía en
pleno periodo agropecuario, era una nación de pequeños agricultores, sin las
complejidades, la competencia y la población que se requieren para una
civilización moderna. Era la base seria, pero pobre, de una nación.
ELEMENTOS BÁSICOS DE PROGRESO
Al pasar del estado pastoril al agrícola, al detener las migraciones para
fijarse en el territorio que ocupan y desarrollar una nueva etapa de la
civilización, los pueblos mediterráneos requieren elementos de trabajo y
producciones que ayuden su desarrollo, además de las condiciones geográficas
y climatológicas que constituyen su “habitat”. Puede mencionarse entre ellos el
trigo, el algodón, la vid, el olivo, el ganado. Alimento básico, tejido, fiesta y
buena cocina, buey y caballo. Tales factores admiten substitutivos, de acuerdo
con el clima, pero no se puede prescindir de ellos, sin riesgo de padecer y
estancarse. Al trigo puede sustituir el arroz y el maíz; al algodón, la lana; al
vino, la cerveza; al olivo, las grasas, aunque imperfectamente; al buey y al
caballo, la llama o el camello. Sin esos elementos las formaciones sociales no
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 137
pueden progresar ni organizarse en nación. Con ellos se garantiza la
autonomía relativa y la labor doméstica de los pueblos, en su etapa
constitutiva. El grupo familiar tiene que contar con esas ocupaciones
fundamentales que ayudan su formación y estabilidad. La mano casera hace
pan, cuece su pasta, y los diversos derivados del trigo; teje la ropa familiar,
elabora su vino, se afana y luce en los días faustos las prendas trabajadas en
el taller doméstico. Sin estos factores de consolidación, el grupo familiar y
social se halla amenazado por la pobreza, por la sumisión, inhabilitado para
alcanzar nuevas etapas de civilización. El olivo es una planta simbólica de
trascendencia en la alimentación de los pueblos. El ganado, el vacuno y el
caballar, son los colaboradores de la chacra, los elementos de viaje y de
defensa. La carne es un alimento básico, indispensable, para los que viven
lejos del mar. El algodón es el vestido, el abrigo y el adorno. A la incierta caza,
debe sustituir la labranza, la seguridad de la chacra. Después se requiere la
comunicación fácil. Por eso las agrupaciones tribales buscan con preferencia la
ribera de los grandes ríos como el Paraná, Paraguay, San Francisco, Uruguay y
Orinoco.
La nación paraguaya, en lucha tenaz con los factores que amenazaron su
independencia, contó con esos elementos de civilización, para garantizar una
vida sencilla y autónoma. Producía trigo y vino, laboraba su mate, tejía
algodón, fabricaba queso, cocía el barro para utensilios, disponía de textiles.
Comía con sencillez y abundancia. La producción de trigo y arroz era
abundante, al punto de haber sido el Paraguay el granero del Río de la Plata
durante el Virreinato, como consta en el informe de Anglés y Gortari.
Exportaba tabaco, maderas, cueros crudos o trabajados, cera fina, trementina
en grandes cantidades, como se desprende de la lectura de los permisos de
exportación por Itapúa y Pilar. Se cultivaban el maíz, el poroto, la mandioca y
el maní, autóctonos, heredados del indio guaraní. Para su vestimenta contaba
con algodón de buena calidad. Misiones producía vino. Este último renglón fue
disminuyendo por la clausura de los mercados externos hasta ser substituido
en el consumo popular por el aguardiente, destilado de la caña de azúcar. El
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 138
olivo no fue cultivado, seguramente a causa del clima. En la alimentación se
reemplazó el aceite por la grasa, no tan apta para la salud, a pesar de que
contaba con el maní, el coco y el algodonero para la fabricación del aceite. Las
necesidades del paraguayo son escasas; es un pueblo sobrio, casi espartano,
característica que constituye uno de los motivos de su atraso económico.
Con elementos básicos de subsistencia y además la buena madera, el
ganado abundante, la caña de azúcar, el hogar improvisó su pequeña y
delicada industria durante el largo aislamiento. Gracias a ello no se conocieron
ni el hambre ni la miseria, que pudieron haber producido fermentaciones y
levantamientos populares. De su parte, el Dictador prestó atención a la
agricultura, porque sabía que el hambre es mala consejera de los pueblos. La
tierra feraz y la disciplina en el trabajo, constituyeron dos poderosos aliados de
la paz.
Si se ha de buscar una planta característica de la civilización paraguaya,
debe mencionarse la yerba mate (ilex paraguaiensis). Ese té indígena ha
terminado por incorporar a su nombre el nominativo paraguayo. La buena
yerba es un regalo. El paraguayo toma mate o “tereré” (mate frío) a cualquier
hora, pero con preferencia a la mañana o a la siesta. Cuida el laboreo de la
yerba como un arte nacional. En ningún hogar faltan el mate y la bombilla.
Hasta la naturaleza se ha encaprichado, dándole el monopolio de este renglón,
siquiera lo tengan ahora otros países, por tierra tomádale o por cultivo
artificial. El mate es un tónico y un digestivo indispensable al paraguayo, la
más característica de sus costumbres. Por eso, la yerba mate pudo figurar
como árbol simbólico en el escudo nacional, en lugar de los clásicos y
extranjeros ramos de olivo. La yerba mate ha sido un elemento de la fuerza
expansiva de la nacionalidad. Esa costumbre se ha ido extendiendo. Como la
polka, su música popular, y el “ñandutí”, el mate es una costumbre contagiosa
de ese pueblo esencialmente comunicativo. El paraguayo con sus costumbres
rebasa siempre sus fronteras geográficas. La dictadura lo encerró dentro de
inaccesibles murallas, mostrándole el peligro exterior. Lo inmovilizó. Lo
disciplinó.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 139
FISONOMÍA DE LA DICTADURA
Es inútil buscar en este período la consagración de las libertades públicas,
el reconocimiento de los derechos individuales. El Dictador no creó la
organización jurídica – norma del progreso de los pueblos –, fuera de sus
decretos para regular los impuestos, a base de la igualdad y de la
proporcionalidad. El país siguió rigiéndose por la antigua legislación española.
Los autos supremos son decretos o sentencias inspiradas en esa fuente. El Dr.
Francia era buen conocedor del derecho ibérico. Pero se apartaba de él cuando
así se le ocurría.
Fue una voluntad, pero arbitraria, a pesar de fundar su conducta en
principios éticos. Sólo la ley es firme, porque fija los derechas y los deberes. La
dictadura tiene que hacerse temer, para hacerse acatar. La ley se respeta y el
despotismo se teme. Tuvo que apelar al despliegue de un gran aparato de
fuerza para intimidar, para imponer silencio. Salía a la calle seguido de escolta
y precedido de un pífano; vivía aislado, sin mostrar ninguna de las debilidades,
vicios ni gustos que humanizan la vida. Con su única levita azul desteñida,
daba la impresión de la permanencia, de la eternidad. Fue la enjuta
personificación de la AUTORIDAD. No hizo colocar su imagen en el altar, ni
aceptó panegíricos. No tuvo corte ni chambelanes; no gustó de adulaciones ni
aceptó obsequios. EL tributo que se le rendía era el silencio, la obediencia. Fue
juez inexorable de su propia vida. La nación lo respetó, conocía la pureza de
sus costumbres, reconoció su autoridad, pero no por ello se tornó servil. No se
recuerdan, de aquella época, manifestaciones populares de abyección. No se le
adoró ni se le endiosó. Era el “Supremo Dictador Perpetuo”, el primer servidor
de la patria. Instruía personalmente a la tropa; era un instructor de artillería,
como lo fue su padre en el coloniaje. El 15 de agosto de 1816, invitó por
última vez a los vecinos principales a la fiesta de acción de gracias de la Virgen
de la Asunción:
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 140
“Por cuanto mañana quince del corriente se celebra la festividad de la Asunción de
Nuestra Señora Patrona Titular de esta Provincia, cuya memoria debemos festejar con
todas las demostraciones visibles, que manifiesten nuestro regocijo. Por tanto ordeno, que
se iluminen generalmente en esta noche todas las calles de esta Ciudad, y que mañana
concurran las Corporaciones e Individuos de ambos sexos a la Santa Iglesia Catedral a
rogar por el aumento de la Religión, y felicidad de la República.
“Dado en esta Ciudad de la Asunción Capital del Paraguay a catorce de Agosto de
mil ochocientos diez y seis. – JOSÉ GASPAR DE FRANCIA.”
FIESTAS POPULARES
Como costumbre subsistían las fiestas de la Navidad, el clásico pesebre; el
Calvario, el día de la Cruz, la Semana Santa, la fiesta de la Virgen de la
Asunción, la del Patrono de la República, San Blas, y las fogatas de la noche de
San Juan, el 24 de junio, que parecen ritos paganos. El 6 de enero, día de los
Reyes Magos, natalicio del Dictador, era festejado en el barrio de la
Encarnación y en Ysaty, con galopas y “kamba ra’anga”.
Se realizaban fiestas populares como las de San Blas, en Punta Carapá;
de Santo Domingo, hacia Tacumbú; San Francisco y la Merced, en la Capital; y
las de la Virgen de los Milagros de Caacupé. Se corre a las sortijas y se baila la
galopa bajo arcos de ramos y adornos de papel pintado. Terminado el acto
religioso, se danza en la calle o en los patios; baile de mulatas al son de
pífanos y tambores, que el pueblo mira y goza, adonde acude la mozada
elegante, como espectadora. Las mujeres danzan solas, en graciosos
requiebros; van cargadas de alhajas, vestidas de “kigua-vera” con
blanquísimos “typoí”, y la cabeza cuajada de flores. Se bebe chicha de piña. Se
ofrece a los concurrentes una abundante “karu guasu” (comilona).
Las fiestas populares y entre ellas las del natalicio de Su Excelencia”, son
de pura cepa española, como lo son los instrumentos musicales: la guitarra, el
arpa, el violín y la flauta.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 141
En la alta sociedad se baila el lancero, el cielito santafé, y la polka, que es
una música típica a pesar de su procedencia extranjera (la polska procede de
Polonia), porque lleva impresa en sus notas la melancolía del alma guaraní. Es
una creación paraguaya, una manifestación de su psicología. Por el marco y
por la morena de ojos centelleantes, que lleva un clavel de onza en su negra
cabellera, por la vibración de vida, se diría un rincón de Sevilla. Completa la
costumbre la romántica serenata, pasada la medianoche, al pie de las
ventanas, desde cuyas rejas tiene que salir la obsequiada a dar las gracias,
después de las tres piezas de la orquesta o de la canción del galán.
En vez del castellano, reservado a la “alta sociedad”, a la escuela y a los
actos oficiales, se habla guaraní, trinchera espiritual de este pueblo
característico que ha amalgamado y fundido sangre española y sangre de los
carios, y conversa aún en “la dulce lengua de una raza ausente”.
La carrera de caballos y la riña de gallos, constituían las principales
diversiones populares. En las funciones patronales se jugaba a “la sortija”, la
taba, el truco y el monte, con naipes españoles.
LA CULTURA PÚBLICA
No se publicaba ningún periódico. Las profesiones liberales eran de libre
ejercicio. Carlos Antonio López ejercía la profesión de abogado, después de
haber sido catedrático de latín, teología y filosofía en el Colegio de San Carlos.
Vivía en el distrito de la Recoleta desde 1824 y pasaba periodos en su estancia
de Itacurubí del Rosario, sin intervenir en la política. El presbítero Marco
Antonio Maíz, el más ilustrado de los sacerdotes de la época, hijo del país,
sufrió los rigores de la prisión.
El Colegio de San Carlos y el Seminario fueron clausurados; las únicas
escuelas que funcionaban eran las de primeras letras. El maestro José Gabriel
Téllez, cobraba puntualmente su sueldo de 300 pesos trimestrales; otra
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 142
escuela, estaba confiada al maestro Quintana, relojero, carpintero y dueño de
un pequeño establecimiento de enseñanza. Juan Pedro Escalada, siguió
enseñando apostólicamente, en su escuelita particular, las primeras letras. En
1834, figuraban 140 maestros de escuela, que cobraban a sus alumnos, amén
de los seis pesos mensuales que asignaba el gobierno.
La Dictadura no favoreció la formación de hombres de cultura o de
dirección. No es la escuela la institución que puede reaccionar contra esos
regímenes, puesto que en ellas se limita la enseñanza a las primeras letras, al
cálculo elemental y a las ligeras nociones de lenguaje, sino los institutos de
alta cultura, donde se ejerce la critica y se forman las ideas generales, las que
pueden amenazar el despotismo. Los ciudadanos de ilustración que actuaron
después del 40, fueron autodidactos. En el período pre-revolucionario y en los
diversos congresos figuraban hombres de regular cultura, profesionales del
foro y sacerdotes, tales como Marco Antonio Maíz, Hipólito Quintana, Molas,
Francia, Valdovinos, Granze, Báez, Haedo, de la Mora, Juan Bautista Rivarola y
luego los colaboradores de Francia, que sobrevivieron al silencio que reinó en
la República durante un cuarto de siglo. La Dictadura desalojó a mucha gente.
El cuñado del Dictador, Mariano Larios Galván, fue arrestado y despojado del
grado de coronel honorario que le había conferido la Junta de 1811, a raíz de
la conspiración del 19. Fernando de la Mora y Jacinto Ruiz, desaparecieron del
escenario. Otros funcionarios de la administración fueron el fiel de fechos
Policarpo Patiño, el tesorero Pedro Miguel Decoud, Juan José Medina y el oficial
1º. Martín Serapio Almirón.
La escasez de hombres directivos se hizo notar en la administración, así
como para la política internacional, durante y después del régimen francista, a
cuya cuenta debe cargarse ese error. Sin embargo, durante ese período se
formaron hombres de la talla de Carlos Antonio López, José Falcón, José
Berges, Andrés Gill, Benito Martínez Varela, Juan B. Rivarola, Gumersindo
Benítez, Mariano González, Domingo Francisco Sánchez, Juan José Brizuela.
Juan Manuel Alvarez, ministro de Francia, presidió el primer Congreso de 1841.
Manuel Pedro de la Peña perfeccionó su estilo incisivo en la soledad de la
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 143
prisión. Mariano Antonio Molas escribió su libro entre las cuatro paredes de la
cárcel. Las ciencias ni las bellas artes tuvieron cultores dignos de mención. El
Paraguay tenía, el año 40, los perfiles de una Esparta tropical.
El Dr. Francia no fue un protector de la cultura superior ni un formador de
hombres directivos, ni un amparador de inteligencias.
ESFUERZO CONCENTRADO
Todo su esfuerzo se dirigió a imprimir rumbo a la nación. Guardó su
independencia, mantuvo el orden, hizo eficaz policía contra la delincuencia,
fomentó la agricultura y las pequeñas industrias autóctonas; ordenó la
administración pública; reguló los impuestos, para alivianar las cargas y dejó
que el pueblo viviera, recomendando a sus delegados, en sus circulares
periódicas, que cuidaran la enseñanza de las primeras letras. “Las armas,
caudales y municiones que cuenta la República, la creación de impuestos y
supresión de diezmos, se deben a mi labor, pues antes nadie se ocupaba de
ello”, decía en una carta al Delegado de Pilar, don José Joaquín López (90).
El discípulo de Rousseau creía que la felicidad de un pueblo radicaba en el
orden y en la labor menuda de subsistencia. ¿Cómo el Dr. Francia derivó la
Dictadura de la doctrina de los enciclopedistas? ¿La igualdad consistió acaso
para él en una nivelación para abajo? ¿La vida paraguaya tenía necesidad de
esa vuelta a la naturaleza?
Aparte de las leyes españolas coloniales, que continuaron vigentes, no se
cuidó de dictar nuevas normas jurídicas. Del rudimento de Constitución de
1813 sólo se cuidó de cumplir el artículo que indicaba al gobierno como
supremo deber la defensa de la independencia. Interpretó la dictadura como
una delegación plena de la soberanía popular. Cometió el error de suprimir los
dos institutos superiores con que contaba el país. Villarrica tuvo la suerte de no 90 Carta del Dictador del 5 de Julio de 1815 al Delegado de Pilar, José Joaquín López. Biblioteca N. de Río Janeiro. M. S. Colección Río Branco.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 144
ver cerrado el pequeño colegio franciscano de la localidad y que mucho influyó
en la educación popular guaireña y en la formación del hogar.
El largo encerramiento, sin inmigración extranjera, homogeneizó la
población, sin desmoralizarla, a pesar de que el amor se hacía, muchas veces,
al margen de la ley, por la dificultad de los casamientos. El Dictador
recomendó la concesión de facilidades para contraer matrimonio a los
ciudadanos “patricios” que habían servido bajo banderas.
LA VIDA CAMPESINA
OCUPACIONES E INDUSTRIAS
Los pueblos del interior vivían de la agricultura y de la ganadería. El
comercio entre ellos era lánguido. El ejido municipal se levantaba en torno a la
iglesia, preferentemente. En el mercado se trocaban los productos. No se
conocían moneda nacional ni papel moneda. La unidad de medida lineal era la
vara.
Los asunceños habitaban generalmente dentro del radio municipal, pero
tenían en las cercanías quintas y chacras, con plantaciones, aves de corral,
tambos, su pequeña industria de tejido, de fabricación de azúcar y de almidón.
Se trabajaba bastante en curtiduría y carpintería. Como no se importaban sino
tejidos y otros pocos renglones, hubo que ingeniarse en las artes manuales
para suplir las deficiencias del comercio. Las costumbres nacionales eran las
del agricultor, un poco sedentario que se levanta temprano, para poder
concluir las tareas pesadas antes de que pique el sol; luego, hace un poco de
faena doméstica; fabrica sus propios instrumentos de trabajo y de una manera
rústica el arpa, el violín y la guitarra. La mujer, más encerrada aún, teje,
fabrica dulces, azúcar cande y pan de almidón, “chipá”. Fruto de esa industria
casera, es el “ñandutí”, primoroso tejido, en que se reproducen con delicado
arte, motivos de la flora tropical; así como el “aópo’i”, que sirve para la ropa
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 145
blanca; se hacen resistentes hamacas y los ricos ponchos de sesenta listas. Se
dibuja el porongo para el mate y se trabaja la plata con bastante habilidad. La
arquitectura es nula. El material cocido, escaso. La cerámica no realizó
mayores progresos desde la época colonial. Los pueblos de Itá y Tobatí, por la
calidad de arcilla de que disponían, se dedicaban a la fabricación de tinajas,
cántaros, cantarillas y jarros. En las Misiones y Carapeguá se tejía la lana para
colchas, ponchos y aperos de caballería. En Piribebuy se trabajaba el poncho
listado, con colores extraídos de las plantas, Itauguá, pueblo señorial y
silencioso, era el principal centro de fabricación del “ñandutí”. Luque, Arroyos y
Esteros y Villarrica producían azúcar. San Isidro de Curuguaty, entonces
próspero, era la capital de los yerbales.
Apartado y en silencio se tejió la urdimbre de un pueblo sencillo y fuerte.
Más que un acontecimiento político, aquel período debe mirarse como un
fenómeno social. El Dr. Francia apareció como la cúspide de una amplia
voluntad de independencia. La dictadura impidió el cultivo de las facultades
intelectuales, pero fortaleció los factores vitales de la nacionalidad,
homogeneizó al pueblo y lo educó en esa escuela de sencillez que le hizo apto
para la lucha. A un pueblo inferior, 25 años de despotismo lo hubiera
corrompido. El paraguayo sufrió algunas influencias dañinas en su psicología,
pero se moldeó y preparó para el futuro en una escuela de patriotismo antiguo,
garantía de su libertad, en aquel período de peligrosas confusiones y
liquidación de pleitos del coloniaje.
El deber fundamental de la generación posterior al movimiento de Mayo y
a la solemne declaración del 12 de octubre de 1813, fue por tanto; salvar la
independencia, consolidar la obra de la República, entregarse a la tarea de
fundar un Estado Soberano.
En el período inicial de los pueblos el patriotismo es siempre meramente
agresivo y territorial. Consiste esencialmente en defender la suerte de la tierra
en que se ha nacido, en que están los sepulcros de los padres, y a la cual se
siente unido por factores materiales y morales. La primera forma del Estado no
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 146
es la fijación de los derechos individuales, sino la seguridad, el orden. En la
primera etapa nacional, los poderes se concentran generalmente en manos de
guerreros; en las de un hombre fuerte, como Irala o Francia. Las aspiraciones
colectivas se sintetizan y concretan en el deseo de la independencia. Rómulo
comienza por señalar el sagrado recinto de Roma. Las ciudades antiguas se
rodeaban de murallas. Es un período de concentración egoísta, de integración
social. El peligro exterior, real o imaginario, obra sobre el ánimo colectivo y lo
absorbe por encima de toda otra preocupación. Es el instinto primario de
conservación de una sociedad, que necesita aislarse, fortalecerse, antes de
lanzarse a la vida de competencia, de lucha, que es la comunidad
internacional.
En el caso del Paraguay, la tarea estuvo bien definida. Se trató de la
fundación de un Estado, segregándolo de la unidad política virreinal. Los
factores geográficos, la tradición, el idioma guaraní, la raza, contribuyeron a
dar a ese pueblo una unidad característica. Esos materiales tuvieron que ser
orientados hacia una finalidad constitutiva. Fue el papel señalado al político, al
estadista.
A más de cien años de distancia, pueden contemplarse, objetivamente,
esos elementos primarios de la humanidad. El país lejos del mar, que
comunica a los hombres cierto cosmopolitismo, les da horizontes más amplios,
les acostumbra al comercio, y les induce a considerar al extranjero como un
cliente o un huésped. El mar sociabiliza, invita a los viajes, amplía las fronteras
espirituales de los pueblos, los aproxima. La selva, en cambio, los hace
desconfiados. La vida en el monte es de constante observación. En su
intrincado seno se encuentran variados bichos y alimañas; el camino, es
apenas un sendero abierto a golpe de machete que debe defenderse
constantemente y por donde se transita con cautela. El hombre de la selva
vive, puede decirse, en mayor contacto con la naturaleza; sufre más
directamente esa presión. El aislamiento contribuye a la homogeneidad y
también a dar cierto carácter receloso, desconfiado. Es una afirmación egoísta
de la vida.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 147
En las determinaciones históricas debe tenerse en cuenta el hábitat de ese
pueblo, asentado en el trópico, en el seno de una naturaleza pródiga, celoso de
su autonomía en grado hiperestésico. No se trató de un pedazo de Europa
trasladado a otro continente, como en el caso de Estados Unidos y de
Australia, sino de una población igualitaria, que vio en el extranjero a un
posible adversario o a un pretenso conquistador.
La dirección estaba confiada a los blancos, o descendientes de españoles,
mientras la masa era criolla o mestiza. El sentimiento de patria es un
localismo, ampliado. Nada obstó a la federación ni evitó la conquista, dada la
escasez de armas y recursos con que contó, salvo el factor psicológico, que
hizo del Paraguay un pueblo característico, retraído, rebelde. Existió también la
posibilidad de cerrarle las puertas del comercio exterior, para reducirlo por la
miseria. Un cúmulo de factores conspiró contra la posible independencia
paraguaya. Aun dentro alentó un sector de opinión favorable a la federación.
En la historia se conocen pueblos que han caído en el despotismo por la
decadencia y la corrupción; otros, han entrado en las vías de la civilización
bajo gobiernos fuertes, unitarios, dictatoriales. Aquellos pueden ser señalados
como decadentes; estos, en cambio, suelen ser pueblos nuevos, sin
experiencia, sin cultura democrática, con los mismos defectos propios de la
inexperiencia y los caracteres de los organismos en crecimiento. Errado criterio
sería estimar idénticas las leyes que rigen el crecimiento con las que presiden
la vida ya desarrollada, llegada al nivel normal.
El pueblo paraguayo, libre de la tutela peninsular, aceptó la dictadura, no
como un recurso de la decadencia, sino como una necesidad histórica, en su
período de formación. En efecto, amagaban peligros al Norte y al Sur, aparte
de una pronunciada tendencia porteñista en algunos sectores políticos. Los
paulistas habían llegado hasta Coimbra en la margen derecha del Río
Paraguay; y hasta el Apa y el Blanco, en la izquierda. Para contener esas
invasiones fueron fundados los fuertes de Borbón (hoy Olimpo) y de San
Carlos, a fines del siglo XVIII. Lázaro de Rivera y Fernando De Pinedo
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 148
prestaron a la defensa especial atención. Igual precaución adoptó la Primera
Junta de Gobierno patriota. En la región del Salto de Guairá no existían límites
señalados con certeza; quedaban en pie los resabios del pleito entre España y
Portugal.
Al sur se levantaba la pujante Buenos Aires. La expedición comandada por
Manuel Belgrano, la reiterada misión del mismo general y de Echevarría y la de
Nicolás de Herrera para obtener la incorporación del Paraguay; las
impaciencias del caudillo Francisco Ramírez; las noticias de una posible
invasión de Fructuoso Rivera, después de Ituzaingó; las propaganda y las
versiones de un lado y las dificultades creadas al comercio paraguayo por otro,
eran síntomas de una política adversa a la idea de la independencia y daban la
impresión de que no se abandonaba la idea de reconstituir el virreinato. El Río
de la Plata, único pulmón, como vía fluvial, fue cerrándose cada día más,
amenazando ahogar. La aduana era un dogal al cuello. La anarquía impidió
nuevas expediciones. El pueblo paraguayo vivió durante medio siglo
convencido de que su independencia peligraba. Este elemento psicológico es
fundamental para enjuiciar aquella época incierta, azarosa, de nacimiento de
las repúblicas sudamericanas. Proceso similar se constató en Centro América,
en la Nueva Granada o Gran Colombia y aun en las repúblicas de Perú y
Bolivia. Las cuestiones de límites fueron semilleros de guerras y motivos de
conquista.
Alberto Lamar Schweyer, escritor cubano, apreció desde lejos, con certero
criterio, el fenómeno de este pueblo característico, en su libro La crisis del
patriotismo. Después de referirse al afán constructivo y de riqueza del
americano del Norte, y a la evolución hacia un mayor cosmopolitismo del
Uruguay y de la Argentina, dice: “En tanto Méjico. Ecuador, Bolivia, Perú y
Chile, a través de un siglo de guerras, de intentos de absorción, de esfuerzos
de dominio, han ido reforzando su patriotismo integralista, llega a su más alta
síntesis histórico-sociológica en el Paraguay, que sólo mediante el cultivo de un
sentimiento ultranacionalista ha logrado mantenerse independiente y dueño de
sus fronteras, amenazadas por vecinos necesitados y codiciosos”.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 149
PARTE SÉPTIMA
EL OCASO DE UNA VIDA
LA VIDA PRIVADA DEL DICTADOR
El doctor Francia parecía un reloj de arena. Consuetudinario y sencillo, sus
gastos diarios no pasaban de dos pesos. Fue aseado y sobrio. Usaba una
casaca azul con galones de oro; pantalones cortos, medias de seda y zapatos
con hebillas de plata. Cuando salía a caballo, usaba pantalones y polainas color
marrón, capa española, y un latiguillo. Tenía dos caballos, bien cuidados; haría
el mismo paseo, hasta el cuartel del Hospital, acompañado de reducida
escolta; salía a la misma hora de la tarde, precedido de un cornetero.
Otras veces se dirigía al Cuartel de Campo Grande, donde hizo edificar
una pieza especial para su aposento, en los períodos en que se dedicaba a la
caza. Se levantaba temprano; trabajaba hasta medio día en el despacho;
almorzaba un buen puchero y dos naranjas; saboreaba una copa de vino Jerez
u Oporto; rendía tributo a la siesta del trópico en columpiante hamaca de hilo;
se levantaba a las 3 de la tarde y volvía al trabajo; después, paseaba un rato y
luego salía a caballo. Cenaba un vaso de leche o un palomito. Leía
constantemente. Se acostaba temprano. No acostumbraba rezar, Cerraba
personalmente las puertas, desconfiado aunque no miedoso. Fuera del
centinela de la esquina, no había otra guardia.
Dos criadas le sirvieron con lealtad. En premio de sus servicios recibieron,
del Gobierno Provisorio en 1841, la chácara de Ibiray, en la creencia de
interpretar la voluntad presunta del dueño; se llamaban Petronila y Mercedes.
Completaban la servidumbre un barbero, que le afeitaba diariamente, le
peinaba la trenza, y le traía díceres; y un mulatillo, que oficiaba de pinche.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 150
Ambos traían noticias y versiones del mercado. Fueron los diarios parlantes de
la casa.
Se asegura que la diversión favorita del Dr. Francia era un perro, llamado
“Sultán”. Con ese sí que jugaba; lo miraba retozar en el patio, en torno al
pozo, o en la plaza de armas, frente a la bahía, que contemplaba en sus horas
de meditación, sentado en la silla de cuero recostada al pilar.
De mañana recibía en primer término los partes de la plaza; luego
despachaba con los ministros, y finalmente, al público. Su conversación era
seca pero correcta. En la primera época, según testigos calificados, fue amable
y conversador. Más tarde, se volvió huraño y autoritario. No daba confianza ni
a los ministros ni a los jefes militares, pero los trataba con deferencia.
Estudiaba personalmente el expediente administrativo y los asuntos judiciales
que le llegaban en alzada. Controlaba las cuentas. De noche daba el santo y
seña.
Esa existencia sincronizada, esa vida sin distracciones, debía pagar su
tributo a la debilidad del organismo humano. Necesitaba un médico y tuvo que
aceptar a Vicente Estigarribia, quien aprendió en los libros jesuíticos y en la
tradición el empleo de las yerbas medicinales. Dicho médico era la única
persona autorizada a entrar sin permiso en las habitaciones del Dictador, a
escuchar las confidencias de aquella esfinge. Digna de estudio es esa amistad,
que parece una compensación de dos almas tan distintas, una recia y fría, otra
dulce, casi evangélica. La compañía del médico guaireño era un sedante, como
un mate con diamela, para aquella vida sin elasticidades ni blanduras. El
Dictador deseaba una larga existencia, necesitaba vivir para asegurar el éxito
de su obra. Por eso se apoyó en Estigarribia, en su recetario indígena, y siguió
un riguroso método de vida, como una dictadura más, ejercida sobre su propio
organismo.
En la regularidad desesperante de esa existencia, había un cuarto de hora
imprevisible, el viento norte. Su temperamento nervioso, se volvía aún más
hosco; sus nervios vibraban exasperadamente. En los días en que soplaba ese
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 151
viento, se volvía irascible; no recibía visitas; se encerraba en un mutismo
tenebroso. Después soplaba el sur refrescante y el Dictador seguía su trabajo,
ya calmo. Absorbido por sus preocupaciones, consumido en su constante
trabajo, no es raro que su carácter fuera agriándose, sobre todo, careciendo de
las dulzuras del ambiente familiar. Carlyle lamentó que dos ojos andaluces no
hubiesen contribuido a endulzar aquella existencia.
PARVA DOMUS
El marco contribuye a realzar el cuadro. Al Dr. Francia hay que evocarlo
dentro de la vieja casa de los gobernadores, situada en la plaza de armas, a
algunos pasos de las barrancas del río que dio nombre a la patria. El edificio
abarcaba una manzana. Con su techo de grandes tejas, su alero caído, sus
amplios corredores, firmes pilares, paredes de adobe, ventanas con rejas de
hierro, era algo como un baluarte del régimen colonial. Por su aspecto severo y
el silencio que reinaba en ella, parecía una mezcla de convento y cuartel. En el
centro del patio estaba el pozo de agua, con brocal de ladrillo. La mansión
contaba con varias piezas, pero ofrecía pocas comodidades, fuera del amable
refugio para el descanso. Allí, en esa casa añeja, pasó los años de su
dictadura, usándola como despacho de gobierno y como habitación particular.
A la tarde paseaba por los corredores o se sentaba a contemplar el hilo de
plata del río, que separa como una línea blanca los bosques orientales de la
verde inmensidad del Chaco. Al norte del edificio y a la derecha, estaba el viejo
Cabildo; tradición viviente de la colonia, amparo y fuerza de la ciudad
asunceña. La Catedral, en ruinas al oste, a dos cuadras, el antiguo templo de
la Encarnación, donde fue bautizado el niño Francia-Velazco. Sobre la
barranca, está la acera de los cuarteles de la Plaza, casas bajas, de techos de
teja y amplios corredores. Allí se produjo el levantamiento del 14 de mayo, y
allí estuvieron presos los conjurados de 1819.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 152
La vieja casa de los gobernadores donde vivió el Dr. Francia, fue demolida
no hace muchos años en un prurito de reformismo, perdiéndose así un local
para un museo histórico, un monumento legendario. La historia del Paraguay
antiguo dormía en los ámbitos de ella. El patio cuadrado con un pozo en el
centro, y los corredores cubiertos de jazmineros, todo exhalaba el perfume de
la leyenda. El dormitorio del Dictador se componía de una ancha cama de
madera, dos sillas, una mesita de noche con tapa de mármol, sobre la cual
estaban el jarro de agua con un candelabro de plata y la vela de sebo, gastaba
casi siempre, porque el morador leía antes de conciliar el sueño. La pistola
cargada se hallaba también cerca, así como la llave de la puerta principal. El
escritorio o despacho, tenia un poco más de comodidades. De la pared penden
un espejo de luna biselada y el retrato de Benjamín Franklin. En un estante de
madera están los libros usuales: Rousseau, Volney, Abate Reynal,
Montesquieu, Historia de Roma, Laplace, Leyes de Indias, algunos volúmenes
de ciencias naturales, los elementos de Geometría de Euclides, tablas de
logaritmos, Diccionario Inglés-Español. El Dictador no organizó archivo ni
correspondencia privada. Todos sus papeles fueron públicos y quedaron en el
Archivo Nacional. No tomó precauciones para engañar a la posteridad. Se
conservan en Asunción, en Buenos Aires y en Río de Janeiro los “Autos
Supremos”, las circulares, sus cartas a los delegados y las esquelas a la
intendencia. Todo su pensamiento de gobierno está contenido en esos papeles.
Su vida interior fue profunda, con muchas nubes y destellos de
inspiración, digna de un detenido estudio psicológico. La biblioteca del Dictador
fue abierta al público por la Junta de Gobierno, en 1841. En ella leyeron y se
formaron los principales hombres de la post-dictadura. ¿Dónde fue a parar esa
biblioteca? La tragó el tiempo como todos los recuerdos personales del solitario
personaje. No pasaron aún cien años de la terminación de su vida, y sin
embargo, se le contempla perdido en el horizonte gris, como una figura de
tiempos muy remotos. No quedan de él recuerdos ni objetos personales. Hasta
el apellido se fue esfumando. Ni la insignia, ni el uniforme, ni cosas caseras,
restan de este solitario morador de la casa de los gobernadores. El tiempo lo
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 153
tragó todo, menos su silueta de Dictador, su postura de revolucionario y su
fama. ¿Qué misteriosa fuerza le animó en su fría existencia? ¿Fue un patriota
obsesionado por la idea cardinal de la independencia o es que en su poder
había una mezcla de ese ideal y el brutal afán de mando?
LA QUINTA DE IBIRAY
El Dr. Francia pasaba sus días de reposo en una chacra, sita en el paraje
Ibiray, distrito de la Santísima Trinidad, a 10 kilómetros de la ciudad. Se
conserva aún esa granja de amplios horizontes y susurrante arboleda, de
bellísimas perspectivas, desde donde es placentero contemplar cómo muere
lentamente el sol en las lejanías del Chaco. El edificio es una vieja casona
estilo español, de anchas paredes de adobe, amplios corredores y pesadas
puertas. Se respira en él una frescura perfumada de jazmines que trepan las
tapias en un abrazo de verdura de hojas y de eucaristía de pétalos. Naranjales
fecundos, frutas de todas clases, verde pastizal y altos cocoteros que abanican
el aire en una displicencia de trópico. La mañana es una epifanía, y son
lánguidos los crepúsculos. La noche, una delicia. Una acogedora frescura recibe
al visitante de la tradicional casona. En el patio, a doscientos pasos, bajo el
techo de paja que se detiene sobre cuatro postes lampinados, hay un pozo de
agua que brota de la piedra viva. El agua borbota, cristalina, fresca, limpia. Un
jarro de agua de ese “Ykua” refresca el cuerpo y lleva placidez al espíritu. La
creencia popular asegura que ese agua posee virtudes misteriosas y
saludables. Allá iba a beber nuestro hombre su único refresco.
Vale la pena trasladarse imaginariamente a aquella época y contemplarlo,
en ese marco de la naturaleza, en esa quinta, en los días de retiro, trazando
planes, rumiando intenciones, exprimiendo reflexiones, ajustando los lados de
la pirámide de su vida. Pasará la noche revolcándose en la amplia cama de
petereby, pensando en el gobierno que él quiere y que necesita, para realizar
su sueño, si así podemos llamar al rígido teorema de su política. Cuando llega
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 154
al gobierno, asume la responsabilidad plena, trabaja sin cesar en el despacho
toda la semana. Los domingos monta a caballo y se encamina, seguido de su
escolta, a Ibiray. Allí pasa sus horas de descanso, más solitario aun que en la
casa de los gobernadores, en medio de una naturaleza esplendorosa y risueña,
con horizontes infinitos y azul de cielo, contemplando el firmamento, siguiendo
el curso de los astros, con su telescopio. Así lo encontró Robertson, una tarde.
Así lo pintaba la creencia popular, entretenido con su largo catalejo
misterioso, con el cual adivinaba el porvenir. Esa ocupación sirvió a sus
detractores de base para propalar el rumor de su locura. Es verdad que es
siempre una extravagancia interrogar al mundo por la ventana luminosa de las
estrellas. Mirar derecho y no arriba, es lo vulgar, lo normal, lo común. El Dr.
Francia, duro, huraño, seco, malo o bueno, está colocado en un extremo de la
Humanidad, encarna una corriente histórica, la voluntad de liberación de su
pueblo. Nada tiene de la normalidad mediocre. Ni el apetito ni los placeres. Es
un hombre de intensa vida interior y de posturas un tanto extravagantes.
Sería un error atribuirle en exclusividad la creación del Paraguay y pintarlo
como a un santo, de impoluta memoria. Su obra está llena de sombras y de
resplandores; su vida fue elevada y fría, con grandes defectos, sin asomo a la
vulgaridad. Los factores que permitieron la creación de la nacionalidad ya
existían latentes cuando apareció este político cuyo mérito fundamental
consistió en comprender, desde el primer momento, el sentido de la
Revolución Americana.
MUERTE DEL DICTADOR
El doctor Francia falleció el domingo 20 de setiembre de 1840, a la una de
la tarde. Le asistieron en sus últimos instantes D. Vicente Estigarribia, el fiel de
fechos Policarpo Patiño y dos criadas.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 155
No dejó testamento. Algunas disposiciones de última voluntad fueron
transmitidas por Estigarribia, y cumplidas por resolución del Congreso en
1841. Un articulo del Semanario (13 de mayo de 1854) relata que el Dictador
murió serenamente en la cama, en brazos de su médico.
En Tesorería quedaron 36.564 pesos de sueldos no cobrados por el
Dictador, y con los cuales se pagaron los gastos funerarios y el remanente fue
repartido a la tropa, especialmente a la guarnición de Olimpo. La quinta de
Ibiray fue atribuida a una de las servidoras.
El Dictador enfermó desde agosto. Su salud fue decayendo en forma
alarmante. Tuvo que suspender sus paseos habituales y las excursiones a
Campo Grande. A pesar de sus setenta y cuatro años y de la gota de que
padecía, continuaba trabajando asiduamente en el despacho de los asuntos
públicos. En sus últimos días no reveló debilidades espirituales ni deseos de
confesarse. Se creía en regla con la vida.
La muerte del Dr. Francia constituyó un duelo nacional. El pueblo le lloró
como al Padre de la Patria. El ejército rindió homenaje a su celoso comandante
en jefe, que le dio ideales, disciplina y armas. El clero ofició ante el féretro del
hombre que nunca persiguió a la religión, a pesar de su indiferencia aparente.
Las exequias realizadas, el 22 de setiembre, fueron grandiosas. Llegaron
delegaciones especiales del interior. Toda la Asunción concurrió a acompañar
los restos del severo gobernante, desde la casa de los gobernadores hasta la
iglesia de la Encarnación, donde fueron depositados. El cañón anunció, con 21
salvas, la extinción de aquella existencia misteriosa. Un mes después, el 20 de
octubre se realizó un funeral recordatorio al cual concurrieron los miembros de
la Junta Provisoria de Gobierno, alcaldes, el defensor de menores, jueces de
campaña, comandantes y oficiales del ejército, el clero secular y una masa de
pueblo, nunca vista en los anales del país.
Sobre el mausoleo colocado en la histórica iglesia de la Encarnación se
puso un expresivo epitafio:
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 156
“Por mandato de la Exma. Junta Gubernativa:
“Hoy 20 de Setiembre de 1840
– Aquí yace el Dictador –
– Para memoria y constancia –
– De la Patria vigilante defensor –
Doctor Don José Gaspar de Francia, (91)
Su deceso no dio lugar a las escenas de terror ni de alegría, como
afirmaron sus enemigos. El pueblo lloró su pérdida, porque en el decurso de 26
años, aprendió a ver en él su defensor, el inexorable centinela de la
Independencia. Quizá fuera más temido que amado, Pero su virtud merecía el
respeto que sólo consiguen los grandes caracteres. Había llegado al poder en
la edad madura, a los 48 años, sin tener ya los impulsos espontáneos de la
juventud, casi al atardecer de la vida, cuando el deber sustituye a la ilusión.
No era sensual; no amaba el dinero; fue reservado en el amor; enemigo de las
bebidas; adversario del boato. Su dormitorio era digno de una tienda de
campaña. En el inventario de sus bienes figuran; un espadín, una pistola, un
recado con adorno carmesí, espuelas de plata, estribos del mismo metal;
hebillas de oro para los zapatos de charol; y una biblioteca. Ese inventario es
el reflejo de su vida. Libros, porque era un hombre de pensamiento; pero
también, el espadín, porque lo era, asimismo, de acción. Era severo, pero
guardaba la dignidad. Dejó a su pueblo en paz, sin haberlo arriesgado en
aventuras externas, ni dilacerado en la anarquía; con la integridad de su
patrimonio territorial. Era un gobernante del orden, enemigo de la guerra.
Fundó la Independencia sin librar batallas. El discípulo de la Enciclopedia, el
aplicador de la doctrina de Juan Jacobo, era esencialmente un hombre de
pensamiento, pero capaz de obrar, de realizar.
91 Ver Dr. Antonio Ramos, en El Liberal de 2 de Junio de 1935: “La muerte del Dictador Francia”.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 157
Durante un cuarto de siglo había montado la guardia, sin desfallecimiento;
mantenido y dirigido un ejército distribuido estratégicamente para defensa de
los límites de la República. Había leído reglamentos de artillería y presenciado
ejercicios de caballería, para estar en contacto con la tropa y evitar que los
comandantes de cuartel fueran los dueños de la situación. El presbítero Manuel
Antonio Pérez, que pronunció la oración fúnebre, dijo desde el púlpito:
“Me asombro cuando contemplo a este grande hombre, dando expediente
a tanta ocupación. Se dedica al estudio de la Milicia y en breve tiempo manda
el ejercicio y evoluciones militares como el más práctico veterano. ¿Cuántas
veces he visto a S. E. estrecharse a un recluta enseñándole el modo de poner
la puntería para dirigir con acierto el tiro al blanco? ¿Qué paraguayo había de
desdeñar de llevar el fusil cuando su dictador le señalaba el modo de
gobernarlo? Se personaba a la cabeza de los escuadrones de caballería y los
mandaba con tal energía y destreza que transmitía su espíritu vivo a los que le
seguían y era más poderosa su voz que la del clarín...”
LA HERENCIA
Merece un capítulo, por los indicios y las pruebas que suministra el
inventario de los bienes dejados por el Dictador:
“Una caja de oro para polvos de rapé; un bastón de caña de India con puño de oro,
símbolo de su autoridad civil” (el que se encuentra hoy en el Museo Histórico del Uruguay,
por haber sido una donación del presidente Carlos Antonio López al general Urquiza,
quien a su vez lo regaló al presidente de la República Oriental, don Joaquín Suárez,
durante la guerra contra el dictador Rosas); una cigarrera de plata; espuelas de plata;
estribos ingleses; jarro de plata; mate y bombilla de plata; una espada con puño de plata,
símbolo de su jerarquía de brigadier; una silla de montar con almohada de terciopelo de
carmesí; un par de hebillas de plata de empeine; una hebilla de oro; un reloj nuevo de
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 158
segundos; otro reloj inglés; siete navajas de afeitar, en estuche; cucharas, platos,
cuchillos de plata…”
¡Cuánta distinción! El Dr. Francia es sobrio, pero es un señor. Come en
vajilla de plata; usa hebillas de plata; medias de seda; levita azul; se afeita
todos los días. La trenza, siempre bien peinada, completa su figura de
revolucionario de 89. Es aseado, sin caer en afectación de ninguna clase. De
frente amplia; ojos grandes. Mira fríamente, sin pestañear.
En sus cajones particulares quedaron: “…noventa y siete pesos fuertes;
ciento y ochenta y dos pesos, plata; y veinte y ocho pesos y medio real, en
efectivo”.
¿Verdad que no es gran caudal para un hombre que ha gobernado veinte
y seis años discrecionalmente?
“Un teodolito” y muchos “libros, revistas en español, en francés y en
inglés”, idioma este último que aprendió por necesidades de gobierno.
Con el dinero dejado se pagaron los oficios religiosos en memoria del
Dictador y se hizo una donación a los dos fieles servidores. El remanente de su
sueldo no cobrado se repartió a los soldados, especialmente a los que estaban
de guarnición en las fronteras, de acuerdo con su manifestación verbal a uno
de los asistentes de sus últimas horas.
Los restos del Dictador fueron sepultados en la iglesia de la Encarnación, a
la derecha del altar mayor. Allí quedó esperando el veredicto de la Historia.
Manos bárbaras, en 1870, violaron su sepulcro y desparramaron sus cenizas.
¡Para qué conservarlas, si el Doctor José Gaspar de Francia está disuelto en la
nacionalidad paraguaya y sólo perecerá con ella!
15 febrero – Río de Janeiro, Nov. 1935 – Buenos Aires, 28 de mayo de
1937.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 159
BIBLIOGRAFÍA
BÁEZ CECILIO: Ensayo sobre el Dr. Francia y la dictadora en Sud América.
Asunción, 1910.
BILBAO MANUEL: Historia de Rosas desde 1810 hastA 1832. Buenos Aires,
1868.
ESTRADA JOSÉ MANUEL: Ensayo histórico sobre la revolución de los
Comuneros del Paraguay en el siglo XVIII, seguido de un apéndice sobre
la decadencia del Paraguay y la guerra de 1865, Buenos Aires, 1865 (?).
GARAY BLAS: 1) Compendio elemental de historia del Paraguay. Asunción,
1915; Madrid, 1896; Buenos Aires, 1916. 2) La Independencia.
GUIDO TOMÁS: Los dictadores del Paraguay. Buenos Aires, 1879.
LLANOS JULIO: El Doctor Francia, Buenos Aires, 1907.
RAMOS MEJÍA JOSÉ M.: La neurosis de los hombres célebres en la historia
argentina. II Parte. La melancolía del Dr. Francia. Buenos Aires, 1882 y
1915.
MORENO FULGENCIO R.: Estudio sobre la Independencia del Paraguay.
Asunción, 1911,
MOLAS MARIANO ANTONIO: Descripción Histórica de la Antigua Provincia del
Paraguay. Buenos Aires, 1868.
AZARA FÉLIX DE: Descripción e Historia del Paraguay y del Río de la Plata.
Memoria sobre el estado rural del Río de la Plata en 1801; demarcación de
límites entre el Brasil y Paraguay, etc., Madrid, 1847.
CARLYLE TOMAS: El Dr. Francia. (Traducción del Dr. Luis M. Drago), Buenos
Aires, 1885, New York.
DECOUD DIÓGENES: La Atlántida. Paris, 1885, Buenos Aires, 1901.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 160
ROBERTSON J. P. y G. P.: La Argentina en la época de la revolución. Cartas
sobre el Paraguay (traducción de Carlos A. Aldao), Buenos Aires, 1910.
ROBERTSON J. P. y G. P.: Francia’s Reign of terror. Londres, 1839.
LÓPEZ VICENTE F.: Historia de la República Argentina , Buenos Aires, 1883.
MITRE BARTOLOMÉ: Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina.
Buenos Aires, 1876.
NAVARRO RAMÓN GIL: Veinte años en un calabozo o sea la desgraciada
historia de veinte y tantos argentinos muertos o envejecidos en los
calabozos del Paraguay. Rosario, 1863.
QUESADA ERNESTO: La época de Rosas, Buenos Aires, 1898.
TOBAL FEDERICO: El dictador Francia ante Carlyle, Buenos Aires, 1893.
WISNER ENRIQUE: El dictador del Paraguay doctor José Gaspar Rodríguez de
Francia, publicado por Boglich, Concordia, 1923.
ZINNY ANTONIO: Historia de los gobernantes del Paraguay. Buenos Aires,
1887.
ZORRILLA DE SAN MARTÍN JUAN: La epopeya de Artigas. Montevideo, 1910.
RENGER JUAN y LONGCHAMP MARCELINO: Ensayo histórico sobre la
revolución del Paraguay y el gobierno dictatorial del Dr. Francia. París,
1827. Buenos Aires, 1883.
El Paraguayo Independiente, 2ª. edición. Asunción, 1858. Idem, 1930.
Revista del Instituto Paraguayo. Asunción, 1896.
Revista Paraguaya. Asunción, 1882.
Revista Nacional, Buenos Aires, 1886.
Nueva Revista de Buenos Aires, Buenos Aires, 1881.
PÉREZ JUAN FRANCISCO y RAMOS ANTONIO: Artículos publicados en los
periódicos El Orden. El Liberal y El Diario, de Asunción.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 161
APÉNDICE
En la Ciudad de la Asunción en nueve días del mes de Septiembre de mil
ochocientos once:
Los Señores del Ilustre Cabildo, Justicia y Regimiento, con asistencia del Señor
Procurador General como lo tienen de uso y costumbre a tratar y conferir materias del
servicio de ambas Majestades, bien y utilidad de esta República, y estando así juntos
dijeron: que a consecuencia de lo que ofrecieron a la Superior Junta Gubernativa en el
antecedente Acuerdo de dos del corriente mes de solicitar la venida del Señor Doctor
José Gaspar de Francia le escribieron el mismo día una Carta de atención, y acordaron
que para perpetua memoria se traslade en este Libro, como igualmente la respuesta que
dio dicho Señor Doctor, cuyos tenores son los siguientes:
CARTA DEL CABILDO
Muy Señor nuestro. el Cuartel General y el Público clama por que Vuestra
Merced venga a incorporarse en la Junta Superior Gubernativa, como lo
acredita la adjunta Carta del Comandante del Cuartel que le incluimos, y este
Cuerpo del Cabildo que en las actuales criticas circunstancias parece hace
alguna mera representación de la Provincia: se lo suplica con las mayores
veras del afecto que le profesa, por que cree firmemente que en la presente
angustia y tormenta que amenaza apareciéndose aquí en el lugar que la toca,
será el Iris que todo lo serene, y aplaque y así reiteramos nuestro ruego con el
mayor encarecimiento, para que se venga inmediatamente a ejercer su
Ministerio, como tan amante del bien y prosperidad de su Patria. Y para mas
obligar a su atención y bondad, hemos Diputado al Señor Regidor, Don Carlos
de Isasi, para que ponga en manos de Vm. esta nuestra Carta.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 162
Se ofrece este Cabildo a la disposición de Vm. para cuanto se le ofrezca
mandarle, ínterin pide a Dios que, a Vm. por muchos años.
Asunción dos de Septiembre de mil ochocientos once.
Juan Valeriano de Zevallos. – Francisco Pablo Cavallero. – Pedro Vicente
Caudevilla. – Pedro Vicente Frasqueri. – Anselmo de Agüero. – Carlos de
Isasi. – Santiago Baez. – Francisco Moreno. – Dionisio Cañiza.
Vol. 4. Nº 19-24. Arch. Nac. de Asunción.
“La carta de V. S. fecha de ayer, y la Copia, que la acompaña de la que
dirigió a V. S. el Comandante del Cuartel, me reducen a tal conflicto, que
poniendo a prueba mi Constancia, sin atreverme a resolver, no encuentro otro
recurso, que el someter al juicio de V. S. mis reflexiones. Para mi es, y será
siempre un decreto cualquier insinuación de un cuerpo tan digno y respetable
como V. S. a quien por muchos títulos profeso una especial inclinación y que es
acreedor a toda deferencia de mi parte; pero observo, que el Cuartel, o sus
Oficiales no pretenden determinadamente mi regreso a la Junta y nada más
expresar en este particular, sino el haber resuelto, que la Junta Gral. nombre
nuevo Deputado para el Congreso de las Provincias, cuando yo no vuelva a
seguir en el ministerio de Vocal. Yo siempre miraré con indiferencia semejante
nombramiento, pues que solo por cooperar en lo que pudiese de mi parte al
servicio de la Patria: consentí en estos cargos que la Provincia quiso poner
sobre mis débiles Hombros; pero no puedo comprender, cómo se han podido
identificar y combinar unos objetos, y Oficios tan inconexos.
Sin duda se ha pensado, que por conservar el primero, me vería forzado
no obstante lo ocurrido con los mismos Oficiales a continuar en el segundo, sin
reparar, que quien se dispuso a hacer sacrificio de este, por mantener el
decoro respeto, y dignidad de la Junta, y de la Provincia estaría determinado a
hacer lo propio con aquel. A la penetración de V. S. no puede ocultarse la
irregularidad de este tono amenazante y decretorio. Sólo los Señores Oficiales
del Cuartel no son el Pueblo o la Provincia, para conducirse en esta forma. Así
lo he manifestado a ellos mismos anteriormente exhortándolos con igual
motivo. Antes bien por su misma profesión de Militares creados y nombrados
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 163
por la Junta del Gobierno establecido por Provincia, y que están a sueldo de
ella, deben ser los primeros que den ejemplo de subordinación, y fidelidad al
cumplimiento de sus deliberación[es], considerándose por esto mismo como
unos Ministros Celadores, y ejecutores de la voluntad general de la Provincia y
su Gobierno.
De otra suerte la libertad por la cual hemos hecho, y nos exponemos a
hacer nuevos sacrificios, vendría a parar en una desenfrenada licencia, que
todo lo reduciría a confusión. De aquí nacería la desunión y rotos los lasos de
la armoniosa consistencia de nuestra sociedad, vendría a ser la Provincia un
campo de discordias y alborotos, un teatro de revolución de estragos, y de
llanto. La libertad ni cosa alguna puede subsistir sin orden, sin reglas, sin una
unidad y sin concierto; pues aun las criaturas inanimadas nos predican la
exactitud. En toda sociedad debe precisamente haber una Jerarquía, en que
cada una se contenga, sin salir de la esfera y facultades que le señalen su
puesto, y el lugar a que está destinado.
¿Qué seria de la Junta y de la Provincia, si a cada instante los Oficiales
prevalidos de las armas hubiesen de hacer temblar al Gobierno, para obtener
con amenazas en las pretensiones de su arbitrio? ¿En este caso qué quiere V.
S. que yo haga, ni con qué valor, o energía podrá la Junta resolver, o
disponerse a empresa alguna, recelando los contrastes de las Tropas del
Cuartel? ¿Podrá V. S. asegurar, que en adelante no levantarán la mano? Yo
estoy, y estaré a la disposición de V. S.; pero es preciso que V. S. vea modo
de que los señores Oficiales conteniéndose en su deber, se reduzcan a una
exacta subordinación, cual exigen la tranquilidad, la unión, el buen régimen, y
defensa de la Provincia.
Dios Guarde a V. S. muchos años. Chacara y Septiembre 3 de 1811.
B. L. M. de V.S. [Beso las manos de Vuestras Señorías]
Su más atento y seguro servidor.
Doctor JOSÉ GASPAR DE FRANCIA.
Muy Ilustre Cabildo, Junta y Regimiento de la Ciudad de la Asunción.” (92).
92 “Cuaderno de Autos Supremos” existente en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro, Colección Río Branco. Sección MSS. (I-9-2-18).
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 164
“Esas armas y municiones yo mismo las encargué a Robertson como he
hecho a otros a fin de ponernos en mejor estado de sostener nuestros
derechos, libertad, é independencia, lo que hasta aquí nadie ha hecho, porque
yo soy y he sido el único que desde la revolución ha diligenciado, trabajado, y
procurado armas, caudales, y municiones para la Patria. A sola mis diligencias,
industria, y arbitrios se debe toda la pólvora que hay, y a no ser [por ello] mis
conciudadanos no tendríamos ni un grano de ella. A mis trabajos, solicitudes y
empeño se deben casi todas las municiones y todas las Rentas de la Republica;
porque estos son objetos en que nadie pensaba, no ha pensado; y si el tal
Artigas teniendo conocimiento de que por mi expreso encargo y diligencia se
traían esas armas y municiones de que se ha despojado a Robertson, no las
devuelve prontamente, desde luego diré que sus acciones son del mas vil, é
infame canalla que pisa la tierra.
Dios guarde a Vm. muchos años. Asunción 5 de Julio de 1815.
JOSÉ GASPAR DE FRANCIA.
Al Comandante del Pilar Don José Joaquín López.
Es copia.” (93)
AUTO SUPREMO
“Desde que la Provincia recobró el uso y ejercicio de su libertad
imprescriptible, ha sido la voluntad general constantemente manifestada, en
que los oficios y empleos de cualquier clase se ocupasen, y sirviesen por los
Patricios siempre abatidos, vilipendiados y postergados hasta entonces. Toda
razón, todos los Derechos y la naturaleza misma reclaman la preferencia de los
hijos de un País a la ocupación de los cargos honrosos o lucrativos que ofrece y
proporciona su suelo nativo. Penetrada de esta verdad la Asamblea general de
93 Biblioteca Nacional de Río Janeiro. Colección Río Branco. I-30-24-54.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 165
mil ochocientos once, dejó establecida en el particular una disposición muy
conveniente. Pero no es la Justicia sola la que conduce y obliga a esta
determinación. La seguridad general, la salud publica, la consolidación de la
libertad é independencia civil de la República, constituyen un doble motivo que
hace tan urgente como importante esta medida en la presente crisis.
Bien sabida es la influencia que en todas partes tienen los empleados en
lo que es opinión publica. Si por la oposición o indiferencia de aquellos llegase
esta a debilitarse, o a contrariar al sistema adoptado, y al nuevo orden
establecido, fácil es calcular los males que entonces resultarían en la Sociedad.
Es pues preciso que los funcionarios públicos foráneos, si se admiten o
consienten, sean también notoriamente adheridos a la Causa Sagrada de
nuestra regeneración política, y ningún Gobierno por poco ilustrado que fuese,
podría dispensarse de velar sobre este punto que tanto influye en el bien y la
conservación general del Estado. De lo contrario se expondría este a abrigar y
alimentar en su propio seno a los enemigos de su felicidad tal vez ocultos o
disfrazados con mengua de la justa consideración y atención debida a los
Patricios, y con daño y menoscabo de sus derechos.
En esta virtud el Escribano de Gobierno notificará a Don Antonio Miguel de
Arcos, y a Dn José Baltazar Casajus que desde luego cesen en los empleos y
oficios Eclesiásticos que ejercen, los cuales se declaran vacantes, a menos que
obtengan de este Supremo Gobierno Carta de incorporación y Ciudadanía,
acreditando a este fin de un modo inequívoco y con pruebas incontestables,
que han tenido una adhesión constante y decidida a la actual constitución,
libertad, é independencia absoluta de esta República, reconociendo
manifiestamente que es justa la defensa que hacen los Americanos de su
Patria, y libertad contra toda dominación exterior.
Dado en la Capital de la Asunción a veinte y uno de Diciembre de mil
ochocientos y quince.
JOSÉ GASPAR DE FRANCIA.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 166
Ante mí Jacinto Ruiz Escribano público y de Gobierno. En dicho día mes y
año notifiqué el Superior Auto que antecede a Don Antonio Miguel Arcos y
Mata; y doy fe, – RUIZ.
Inmediatamente le notifiqué al Dr. Don José Baltazar de Casajuz; doy fe:
– RUIZ”
DEL DICTADOR FRANCIA AL COMANDANTE DE VILLA CONCEPCIÓN
“Por las sobredichas consideraciones después de nuestra gloriosa
revolución nunca he llevado a mal, que en Borbón y en esa Villa hiciesen los
nuestros sus pequeños negocios de cambios con los Portugueses fronterizos,
permutando unos y otros sus Efectos, y por lo mismo tampoco quise rehusarlo
cuando Ud. me escribió que el Alférez Portugués de Coimbra, o Miranda,
ofrecía en vender alguna pólvora una vez que se le permitiese al mismo tiempo
traer a expender algunos efectos en cambio de otros, que le acomodasen, y
quería escoger en esa Villa. Si en adelante no ocurriese algún inconveniente
especial podré también permitirlo según las circunstancias que ocurran no sólo
por lograr la proporción de obtener por este modo algunas municiones y por la
conveniencia de los mismos vecinos de la Villa supuesto que no haciéndoles
cuenta el cambio tendría el Portugués volverse con sus efectos, sino por razón
de la buena armonía, y de la paz con que nos hallamos con aquella nación,
para que la extrañeza que podía causar el negársele aquí sólo el comercio,
cuando lo han tenido y tienen franco en otras Provincias puestas en revolución,
no de lugar a un juicio odioso, o siniestro sobre nuestra civilidad e intenciones
pacificas; pues en cuanto sea posible, y compatible con la dignidad, decoro,
bienestar, y conveniencia de nuestra República, toda política, y buena razón
dicta, que conservemos la paz, la buena armonía, y cualquier tráfico, que nos
importe con todas las Naciones Extranjeras y con todos los Países, Pueblos, y
Provincias, siempre que no se atente contra nuestra sagrada libertad,
independencia, y Derechos, ni se nos causen perjuicios.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 167
Pero esto no es para que el tal Alférez Portugués, si es que ha obrado por
si mismo, se toma la mano de remitirme el obsequio del envoltorio, o Hamaca,
que dice, con la Carta, o Pliego que Vm. me dirigió. Vm. habría hecho mejor en
no recibir ni encargarse de tales cosas. Sin duda él no sabe, o no reflexiona lo
que es el Dictador perpetuo de una República. Por el correo ya escribí a Vm.
que no había querido abrir dicha carta, ni el envuelto, y que pensaba
conservarlos intactos. En esta misma forma los remito otra vez por mano del
propio conductor Don Vicente Urbieta; y Vm. me avisará haber recibido así la
citada carta, o Pliego, y dicho envoltorio sin haber sido abiertos el uno ni el
otro, y en los mismos términos, y conformidad que Vm. me los havia enviado.
Mi propio pundonor, el justo aprecio, que hago del alto empleo en que estoy
constituido, y por último la experiencia que tengo de la malignidad, perfidia y
maquinaciones del Mundo y de los hombres, no me permiten avenirme a
semejantes demostraciones, pudiendo muy bien suceder, que el Portugués
maliciosamente, si ha procedido de su arbitrio, o inducido malignamente por
maquinación de otros hubiese tentado avanzarse a este procedimiento por ver
mi determinación, o con otros fines insidiosos; y así Vm. se les devolverá del
mismo modo en primera oportunidad...
31 de Agosto de 1816” (Vol. II, L. II).
CONTRIBUCIÓN A LOS EUROPEOS PARA COSTEAR LA EXPEDICIÓN
A LA BANDA DEL PARANÁ
“El Gobierno ha resuelto hacer pasar a la otra banda un Cuerpo de tres mil
hombres, o más si fuere preciso, a efecto de franquear la Navegación, y
libertar el tráfico mercantil de las trabas, piraterías, y bárbaras exacciones, con
que impiden su curso los Pueblos de las Costas, pretendiendo arbitrariamente
arrogarse el dominio del Río, grasarse, y auxiliarse con sus atroces
depredaciones, para tener a esta Republica en la más infamante y servil
dependencia, y preparar de este modo su atraso, menoscabo, y ruina, ya que
no han podido conseguirlo de otro modo. Bien se deja comprender, que
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 168
semejante Expedición demanda gastos considerables, para los que no pueden
bastar los ingresos actuales de Tesorería, siendo por eso inevitable, el recurrir
a arbitrios extraordinarios. Aun sin entrar en otras consideraciones políticas,
los llamados Europeos establecidos en el País a más de que nunca llevan las
cargas de la Milicia, son los que por su ejercicio y aptitud, que les proporcionan
sus facultades, participarán también de las ventajas y utilidad consiguientes a
la indemnidad del trafico y Navegación aun sin ser Ciudadanos del Estado, y
sin tener que sufrir los penosos trabajos, molestias, incomodidades, y riesgos
de la vida, que toleran los Patriotas, y que se exponen nuevamente
abandonando sus hogares, y el reposo de sus Casas. En fuerza de estas
reflexiones se impone a los mencionados Europeos la contribución de ciento y
cincuenta mil pesos fuertes, cuya suma espera el Gobierno integrarán
liberalmente, teniendo presente, que es por el bien, y para felicidad de ellos
mismos, quedando además exentados en adelante de toda contribución para
obras públicas. El Ministro de Hacienda es encargado de hacer saber esta
resolución, y recaudar de los Contribuyentes dentro de diez días contados
desde la fecha la cuota señalada respectivamente a cada uno en la Nota, que
acompaña este Decreto firmada por el mismo Gobierno, avisando de su
cumplimiento.
Asunción y Enero veinte y dos de mil ochocientos veinte y tres.
FRANCIA.”(94)
FRANCIA OPINA SOBRE SUS COMPATRIOTAS
SU CARÁCTER DETALLISTA
Francia al Delegado de Itapúa:
“Mi estimado Ramírez: – Puedes haces servir esos caballos viejos de la
partida, que condujo Leguizamon, y me dirás qué continuo servicio ocurre allá
de cabalgaduras, que no habrá de ser sino el indispensable para no acabar de
94 “Cuadernos de Autos Supremos”, Colección Río Branco. Río Janeiro, Biblioteca Nacional. (I-9-2-18).
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 169
arruinar los caballos, y darles tiempo de encarnecer en este verano. Si han
vuelto desollados los de la ultima diligencia al campamento, estarán sin duda
los recados muy aplastados del uso, y si es así: es menester poner mas bastos
a los lomillos. Al presente puede también quedar allí toda la Boyada y
Lecharage hasta después que dejando lo que baste, se traerá lo demás al
Rosario, cuando ya no haya faena, y se minore la Tropa como pienso hacer si
no ocurre motivo especial para disponer otra cosa.
Para fin de este mes me dice el Constructor, que estará concluido el Bote,
que bien carenado, juzgo que podrá servir un par de años. Es algo mas que
Bote, por que tiene diez varas de quilla, y hade llevar su Palo y dos Velas, de
suerte que puede aun bastar solo. Así mejor es excusar la compostura de ese
Bote muy deteriorado con tablas ya podridas lo que no puede ser durable, por
que todo lo demás estará también endeble.
Puedes continuar el corte de Maderas hasta el cuarto creciente, que será
el viernes como creo haberlo ya advertido. En las Carretas, que he dicho irá lo
que se pueda aprontar por ahora de los artículos y vestuario de tu Nota que
será tal vez todo fuera de Corbatas que se irán haciendo después. La Tropa en
todas partes anda acomodándose al tiempo y a las circunstancias en la
inteligencia de que al Militar no corresponde más aseo y decencia que la que
pueda proporcionarse, la que tampoco es cosa esencial para ser un buen
Soldado. En el Virreinato de Nueva Granada andaba en Chiripá y Camisa la
mayor parte del Ejercito de Patriotas caminando inmensas jornadas con
trabajo y muriendo continuamente en frecuentes Batallas con los Europeos.
Aquí cuando recibí este desdichado Gobierno, no encontré de cuenta de
Tesorería, ni dinero, ni una vara de genero, ni armas, ni municiones, ni
ninguna clase de auxilios, y no obstante he estado y estoy sosteniendo los
crecidos gastos, la provisión, y apresto de artículos de guerra que demanda el
resguardo y seguridad general a más costosas obras y faenas a fuerza de
arbitrios, de maña, de diligencia aun con otros Países, y de un incesante
trabajo y desvelo supliendo por oficios y ministerios que otros debían
desempeñar en lo civil, en lo Militar y hasta en lo mecánico, recargado por esto
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 170
aun de ocupaciones que no me corresponden, ni me eran decentes, todo esto
por hallarme en un País de pura gente idiota, donde el Gobierno no tiene a
quien volver los ojos, siendo preciso que yo lo haga, lo industrie, y lo amaestre
todo por sacar al Paraguay de la infelicidad y abatimiento en que ha estado
sumido por tres siglos. Por eso después de la revolución todos se avinieron a
robarlo, y lo robaron a satisfacción Porteños, Artigueños, y Portugueses.
Si en medio de todo esto hay quienes deseen más de lo que yo puedo
proporcionar, no tengo otro arbitrio sino licenciarlos y que retiren a sus casas,
porque no he de hacer lo que llaman milagro, y mucho menos en esta tierra de
imposibles donde todo es dificultad, que es menester que entre mis infinitas
atenciones y ocupaciones, ande como un desesperado riñendo, y lidiando con
sastres, con mujeres, y criadas para que no me echen a perder los vestuarios
que mando obrar así para la gente de por allá como para la del Pilar, del
Chaco, de Olimpo, de Apa y los de aquí.
No sé cómo Jiménez no se ha avergonzado, o qué fin ha tenido en
escribirme que le conceda que el soldado de la 4ª. Juan Alverto Peres pase a
su compañía diciendo que lo necesita para dirigirlo en sus Partes, lo que es lo
mismo que decir que ese soldado tiene más aptitud que él para ser oficial y
comandante. Esto es lo que sucede con los Oficiales que no se les puede
emplear en destino alguno, porque ni un mal Parte desgreñado no saben dar lo
que es muy triste para un Gobierno. Él no ha reflexionado los inconvenientes
de tal comisión aun para el servicio, por manera que no sé qué hacer, y estoy
casi tentado de desalojar enteramente ese Campamento. Cuando se recibe un
Parte formado por otro, ya se sabe que no es del Comandante, sino del
titulado director, y como una misma cosa puede decirse de distintos modos y
con diferentes explicaciones que pueden tener diversos sentidos, si sucede
algo por un Parte que no haya sido como correspondía, se disculparía diciendo
que no lo hizo él, sino el Director, que se le havia dado. A más de esto si se
ofrece dar una orden reservada, el Gobierno se ve embarazado recelando que
el Director también la sepa porque es menester que la vea para contestar.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 171
Si ves a Correa, o cuando vuelva la Gaceta, puedes decirle, que ponga en
ella cuanto le parezca. Quiero ver la especie, o zoncera, con que sale, aunque
pienso, que no tardará en tener noticia de Misiones, cuya demora puede
atribuirse a lo que dijo anteriormente de haberse retirado su corresponsal
muchas leguas para adentro. También sé que no ha tenido Chasque.
Asunción y Diciembre 10 de 1828.
En las revistas y en toda correspondencia dejen el Don que se ha quitado,
y ya aquí no se usa.”(95)
“Iltmo y Exmo Señor.(96)
Me ha sido muy satisfactoria la comunicación de V. E. de primero del
corriente especialmente al considerar, que iguales recomendaciones de
conservar en buena armonía y correspondencia política y mercantil con los
Moradores de la Frontera, y Distrito, en que comanda V.E., son las que tengo
del Exmo. Supremo Gobierno de mi República, pudiendo desde luego
esperarse, que estas relaciones de reciproco comercio como anuncia V. E.
serán tan ventajosas como útiles a los Habitantes de uno y otro País,
cimentando, y generalizando los Canales de la publica prosperidad, que es la
que constantemente se ha propuesto mi Gobierno no obstante que las trabas y
dificultades ocurridas por los accidentes del tiempo hayan impedido y
retardado su curso hasta ahora.
El tráfico en nuestras respectivas Fronteras será acaso limitado en sus
principios por la dificultad de los trasportes, y por las distancias al interior para
el surtimiento de los artículos, frutos y efectos convenientes, no menos que
por la falta de anteriores correspondencias y relaciones comerciales bien que el
giro mismo y el curso de los negocios podrán ir facilitando sus progresos.
Además la franca y libre Navegación del Paraná, que debe sostenerse como de
una vía publica exenta de toda traba, y la entera franqueza de los Puertos de
95 Biblioteca Nacional de Río de Janeiro. – “Misión Correa da Camara”, I-30-27-39 y I-29-34-21 y 22 (Tres legajos). 96 Ilustrísimo y Excelentísimo Señor
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 172
la República, que con absoluta libertad de comerciar, ha resuelto mi Gobierno
al modo que otros Estados y Países de América constituidos independientes
como el Paraguay, dan lugar a extensas especulaciones mercantiles.
Me ha parecido deber hacer a V. E. estas indicaciones consiguientemente
a las instrucciones de mi propio Gobierno por lo que pueda convenir así a los
Habitantes dentro del mando de V. E., y del Exmo. Señor Gral. de las Armas,
como de los demás Pueblos y Gobiernos dependientes de la Exma. Junta
Gubernativa, cuyas recomendaciones para el trafico mercantil, que V.E. me
manifiesta, serán siempre gratas a mi República. En este concepto creo poder
esperar, que V. E, no dejará de comunicarme en lo sucesivo lo que considerase
oportuno en el particular, como yo también lo haré.
En cuanto a los dos Negociantes, que V. E. me recomienda, no ha sido
posible, y creo ni aun necesario, darles el acompañamiento de Tropa armada,
que han pretendido a más de los tres Soldados, que traen, respecto a que los
Habitantes del Comando y Frontera de V. E, no tienen ahora enemigos como el
Paraguay, por lo que seria preciso, que fuese cuando menos una Compañía
entera de Húsares con más de cien caballos para tener muda, pero el caso no
es para tanto apresto, y además la Caballada del servicio después de mi última
Expedición está retirada a alguna distancia de aquí, a fin de hacerla encarnecer
en mejores pastos. Lo contrario sería poner en riesgo a los soldados de una
menor partida, que fuese, y ya habrá sido informado V. E., que por eso en las
ocasiones que he salido a correr mi Distrito hasta la margen occidental del
Uruguay, lo he ejecutado con la Escolta de doscientos y cincuenta hombres.
Puede ser, que de aquí a algún tiempo vayan de esta parte otros
Negociantes, llevando hasta el paso de Santo Tome Azúcar, Miel, Sal, Yerba y
Tabaco bien que no en mayores porciones, por ignorarse, si en ese Destino se
encontrarán a cambio los géneros, que se busquen aunque de los más usuales.
Dios guarde a V. E. muchos años. Campamento en Itapúa y Febrero de
1823.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 173
Iltmo y Exmo. Sr. Dn. José Pedro Cesar Coronel y Comandante general
del Departamento de Misiones en la Frontera del Uruguay.
NORBERTO ORTELLADO
Subdelegado de Misiones y Comandante general de los Departamentos de
Santiago y Occidental del Uruguay.”
“…En fin ahí va esa contestación. Copiar y firmarla al modo que va
poniéndole la fecha que corresponda de la cual se me avisará, lo que prevengo
por que de lo contrario veo que tampoco se me ha de decir, y hade ser
menester un sacatrapo para saberlo, advirtiendo que le contestación ha de ir
cerrada...” (97)
AUTO SUPREMO
“Respecto a ser notorio que el Obispo, hacen ya bastantes años, se halla
maniático y dementado, y que por esto abandonado aun de sus propios
Criados y sin más familia que un Sobrino, es mantenido como en pupilaje por
su mismo Colector Alexandro García, debiendo el Gobierno cuidar que en
semejante estado no se malversen sus haberes: notifíquese al citado
Alexandro García que dentro de ocho días presente Cuenta de todo el Caudal
del Obispo que haya entrado a su poder, o que de cualquier modo o por
cualquier título haya corrido a su cargo, o en que haya tenido intervención, y
que entregue en la Tesorería general para su depósito los cuatro mil quinientos
veinte y nueve pesos un real, que ha manifestado en otro Expediente como
correspondiente a las Cuartas del año próximo pasado reservando de esta
cantidad en su poder lo preciso para asistir y mantenerlo por el tiempo de dos
meses, los que cumplidos deberá ocurrir al Ministerio de Hacienda para que
con noticia del Gobierno le entregue el dinero necesario para otros dos meses,
observando lo propio en lo sucesivo cada vez que se cumpla dicho término,
97 B. N. de Río Janeiro, Colección Río Branco. I-29-23-28.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 174
cesando en adelante de recaudar las mencionadas cuartas, sobre las que se
providenciará lo conveniente, y que finalmente exhiba las diez y seis
obligaciones y cuenta de débitos de dos mil, ciento treinta y nueve pesos,
cinco y medios reales del favor del Obispo, que igualmente tiene manifestado
para los efectos que haya lugar.
Asunción y Julio 2 de 1823.”(98)
DECRETO SUPREMO
SUPRIMIENDO EL DIEZMO
“El Dictador de la Republica:
Considerando que al diezmo Eclesiástico a más de ser gravoso, tampoco
es necesario, bastando la autoridad del Estado, para imponer las
contribuciones indispensables y convenientes a sostener las cargas públicas en
las cuales se comprenden los gastos que demanda el culto publico; atendiendo
también a que pudiendo el Pueblo ser aliviado y no ser gravado con exacciones
que no sean precisas al sostenimiento de dichas cargas, de que es
consiguiente extinguirse o moderarse según las circunstancias los impuestos
antiguamente establecidos: he venido en decretar en cuanto al referido
diezmo, el de Alcabala, y los denominados de Estanco y Ramo de Guerra, lo
contenido en los artículos siguientes:
Primero – queda extinguido la exacción del diezmo entendiéndose para lo
venidero y no del que antes de ahora ha sido puesto en Almoneda, aunque el
presente no se haya recaudado.
Segundo – en su lugar para auxiliar el costo de las cargas del Estado se
establece una contribución que se llamará fructuaria, y se cobrará a razón de
cinco por ciento de los mismos frutos aumentados o productos de que se ha
acostumbrado pagar el extinguido diezmo; de suerte que si anteriormente se
98 Ver otro Auto Supremo, referente al Obispo, de Julio 23 de 1829. Biblioteca N. de R. Janeiro. Co lección Río Branco. “Cuaderno de Autos Supremos”. I-9-2-18.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 175
exigía una parte de diez, ahora sólo se cobrará una veintena, o una parte de
veinte.
Tercero – mientras no se disponga otro método de recaudación, la mita
que ha sido encargada de la del diezmo, lo será en adelante de la
administración y cobranza de la contribución fructuaria en la propia forma a los
mismos tiempos y con las mismas formalidades que ha observado en la
recaudación del diezmo, en cuanto sean adaptables a dicha contribución
exceptuándose la intervención o asistencia de Jueces hacedores, cuyo
ministerio es escusado.
Cuarto – según convenga o sea necesario los gastos de Iglesia, y de los
empleados en su servicio se harán de la Hacienda pública por la Tesorería
general, precediendo las correspondientes Ordenes o despachos de Gobierno.
Quinto – queda igualmente extinguido el impuesto llamado de Estanco,
que se cobrará de la Yerba a su extracción de los minerales, así como el
conocido por Ramo de Guerra, y que se exigía por las licencias para su faena.
Sexto – hasta que las circunstancias permitan la abolición entera ahora
moderada, y reducida a la mitad, esto es a dos por ciento en lugar del cuatro
que se ha cobrado, debiendo entenderse esta moderación y reducción aun de
la Alcabala que no está recaudada de contratos o negocios ya efectuados antes
de ahora.
Séptimo – para observancia de este Decreto el Actuario pasará copias
autorizadas, rubricadas por el Gobierno a la Tesorería general, a la sobredicha
Junta, y Administrador del Ramo de Guerra, así como a los Comandantes de
las Villas, a los Delegados de Misiones y a los Comisionados de Campaña a fin
de que los hagan notorio en sus respectivos distritos.
Octavo – el Ministro Tesorero dirigirá iguales copias a todos los Receptores
de Alcabalas, y del sobredicho Estanco, haciéndoles las prevenciones que
convengan.
Asunción y Octubre 24 de 1830.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 176
JOSÉ GASPAR DE FRANCIA.
Por el Secretario: Policarpo Patiño.”(99)
RAZÓN DE LOS FONDOS EXISTENTES EN LAS ARCAS DE LA
TESORERÍA GENERAL Y ESPECIES, Y EN ALHAJAS DE ORO Y PLATA
SEGÚN EL COTEJO Y TANTEO QUE HEMOS PRACTICADO EN ESTA FECHA
A SABER
En Caudal efectivo 414.530-3
En Debitos en dinero efectivo subministrado por la
Tesorería para rancho a buena cuenta de sus sueldos
a las dos Compañías de Artilleros, a las tres
Compañías del Escuadrón de Granaderos Montados, a
las cuatro Compañías de Fusileros del Batallón N. 1, a
las tres Compañías también de Fusileros del Batallón
N. 2, y al Cuadro para el Nuevo Escuadrón.
598-7
DINERO EFECTIVO EN DEPÓSITO
Pertenecientes al ramo de Diezmos extinguidos
Pertenecientes a las Cuartas de los Curos
Pertenecientes a la Iglesia de Capiata.
Pertenecientes a la Iglesia de Carapegua.
Pertenecientes a la Iglesia de Itaugua.
Pertenecientes a la demanda del Ultramarino Domingo
Antonio Fontela.
Pertenecientes a la Capellanía fundada por el Canónigo
Antonio Cavallero.
70.003-51/2
5.513-6..
2.811-4..
1.737-71/4
1.100-..
8.917-1/2
2.000-..
99 Cuaderno de Autos Supremos. I-9-2-18. Biblioteca Nacional de Río de Janeiro. Colección Río Branco.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 177
Pertenecientes a la Iglesia de Piribebuy.
Pertenecientes a la Iglesia de San Roque.
Pertenecientes a la Iglesia de Laureles.
Pertenecientes a la Iglesia de Quindi
767-71/2
463-4
824-..
450-..
95.989-2 3/4
Pertenecientes a los hijos menores del finado
Gazpar Villar.
Pertenecientes a la Iglesia de Encarnación.
Pertenecientes a la Iglesia de Luque.
Pertenecientes a la Iglesia de Pirayu.
Pertenecientes a la Iglesia de Acaay.
Pertenecientes a la demanda del Ultramarno,
Pascual Urdapilleta.
Pertenecientes al Hijo menor del finado Juan Valeriano
Gonzalez.
Pertenecientes a la Contribución fructuaria.
Pertenecientes a la Iglesia de la Frontera.
Pertenecientes a la Iglesia de Caacupe.
Pertenecientes a la Iglesia de Caapucu.
Pertenecientes a la Iglesia de Lambaré.
Producto de papel sellado.
Producto de Extracción de frutos de Itapua.
Pertenecientes a la Iglesia de Quiquio.
Pertenecientes a la Iglesia de Hiatí.
3.445-3 ¼
516-2..
1.739-..
962-..
500-..
5.150-..
4.150-3 ¼
25.824-2 ½
450-..
500-..
450-..
56-..
2.575-2
6.200-4 ½
412-..
1.300-..
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 178
Pertenecientes a la Iglesia de Yaguaron.
Pertenecientes al Pueblo de Itá.
Pertenecientes al Pueblo de Ypane.
Pertenecientes a la Iglesia de Pedro González.
Pertenecientes a la Iglesia de Concepción de Villa Real.
Perteneciente a la Iglesia de Villeta.
Pertenecientes al Pueblo de San Cosme.
Pertenecientes a Ramón Bargas y Bernardo Cavallero
para pago de su débito a un Comerciante Ingles que
vino a Itapua.
Pertenecientes a la Iglesia de Mbuyapey
Pertenecientes al Pueblo de Guarambaré
1.030-..
5.000-..
1.300-..
178-..
398-3 ½
312-2
180-2
1.100-..
421-..
800-..
TOTAL 160.990-3 ¾
También Existen en dinero en esta Tesorería –
Embargados al reo Domingo Cuxart.
Embargados al reo José Cuxart.
Entregados por el Europeo Juan Bautista
Egusquiza por/vía de contribución
4.657-3 ½
543-1 ½
4.120-..
TOTAL 9.320-5..
VESTUARIO Y EFECTOS
2 Fardas del Escuadrón de Caballería Nº. 1 para Cabos a 9 ps. 6 rs.
12 Fardas para Soldados del mismo Cuerpo a 7 ps. 6 rs.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 179
2 Fardas para Cabos de Fusileros del Batallón Nº. 1 a 9 ps. 4 rs.
7 Fardas para Cabos de Fusileros del Batallón Nº. 2 a 9 ps. 2 rs.
18 Pantalones de Piel lisa blanca forradas a 5 pesos.
20 Camisas de Puntevi de hilo a 25 rs.
19 Camisas de Irlanda de algodón a 22 rs.
7 Camisas de Irlanda de algodón a 19 rs.
36 Camisas de Gaza abramantada a 23 rs.
9 ½ vars. de Truc. a 10 rs.
7 vars. de Piel común en retazos a 9 rs.
5 ¾ vars. de Piel común en retazos a 8 rs.
3 1/3 vars. de Brin liso de hilo en retazos a 8 rs.
7 ½ vars. de Cotonia blanca rayada en retazos a 10 rs.
1/3 de vara de Coton blanco rayado de a 10 rs. vara.
1-5/12 vars. de Brin arrazado de hilo a 12 rs.
½ vara de Brin arrazado de hilo en 7 rs.
ESPECIES
Caxon N 1 con 13 a) 23 libras netas de Salitre limpio
Caxon N 2 con 10 a) 10 lib. netas de id.
Caxon N 3 con 11 a) 7 lib. netas de id.
Caxon N 4 con 11 a) 5 lib. netas de id.
Caxon N 5 con 8 a) 18 lib. netas de id.
Caxon N 6 con 8 a) 18 lib. netas de id.
Caxon N 7 con .. a)
Caxon N 8 con 1 a) 15 lib. netas de id.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 180
Caxon N 9 con 2 a) 13 lib. netas de id. turbio.
Caxon N 1 con 14 a) 6 lib. netas de azufre.
Caxon N 2 con 14 a) 24 lib. netas de id.
Caxon N 3 con 15 a) 13 lib. netas de id.
Caxon N 4 con 10 a) 6 lib. netas de id. purificada.
Caxon N 5 con 15 a) 9 lib. netas de id.
Caxon N 6 con 12 a) 19 lib. netas de id.
Caxon N 7 con 14 a) 9 lib. netas de id.
Caxon N 8 con 13 a) 4 lib. 50 netas de id. purificado
Alhajas de plata y oro en depósito pertenecientes a la Iglesia del
Suprimido Convento de San Francisco.
Dos Custodias de plata.
Trece Cálices de plata con pestañas y cucharas de lo mismo.
Cinco Copones de plata, tres de ellos grandes, y dos medianos.
Cinco pares de Vinajeras con sus platillos y tapas todo de plata.
Un Platillo y una Vinajera con una tapa de sobra muy usada todos de
plata.
Un Hostiario y cinco Portapaces de plata, y todos los demás constantes de
la Razón de quince de Abril próximo pasado.
Asunción 15 de Junio de 1834.
Es copia de la Razón presentada con esta fecha al Supremo Gobierno.
POLICARPO PATIÑO. (100)
100 Publicado en la Revista del Instituto Paraguayo.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 181
DECRETO SUPREMO
“El dictador de la Republica
En atención al buen estado de la Tesorería general se reduce y rebaja al
cuatro por ciento la contribución fructuaria de verano en lugar del cinco por
ciento que se impuso por los decretos de ochocientos treinta, y veinte y seis de
Abril de ochocientos treinta y dos entendiéndose lo mismo en cuanto a la
Contribución de frutos de Invierno de las Villas de Concepción y del Pilar y de
las Delegaciones de Itapua, y Santiago con los distritos que comprenden
quedando siempre exentos de la Contribución de Invierno los demás distritos
de las otras Villas y Partidos de la Campaña conforme al citado Decreto de
veinte y seis de Abril de ochocientos treinta y dos. Además toda Alcabala
aunque sea de aforos ya hechos, que aun no se hubiesen recaudado queda
reducida al uno por ciento, sin que por esto se aumente el Derecho de
Introducción, que en lo sucesivo será el trece por ciento incluyendo la Alcabala
en lugar del Catorce que se ha observado. Para que tenga efecto lo dispuesto
llevándose Decreto a la Tesorería general, el Actuario pasará Testimonios
autorizados a la Junta administradora de la expresada contribución así como a
los Comandantes de las Villas, a los Delegados de Misiones y a los
Comisionados de Campaña, debiendo el Ministro Tesorero dirigir iguales Copias
autorizadas a los Receptores de Alcabala con encargo de su observancia.
Asunción y Octubre 26 de 1835.
JOSÉ GASPAR DE FRANCIA.
Por el Secretario - POLICARPO PATIÑO – Actuario. (101)
Nº. 53
“Affaires Etrangéres. Buenos Aires, Corresp. Consul. Vol. 22. ff 295.301.
Buenos Aires, Agosto 10 de 1836.
101 Biblioteca Nacional de Río Janeiro – Colección Río Branco I-9-2-18.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 182
Señor Ministro:
En su despacho del 30 de Diciembre, el predecesor de V. E. dio al Marqués
de Vins de Peysac la misión de hacerle llegar sobre el gobierno del Dr. Francia,
todos los informes que su posición le permitiera recoger. Yo no me aventuraría
por mi parte a cumplir ese cometido, si el Duque de Bloglie no hubiera
agregado que él comprendía todos los obstáculos que el sistema de
aislamiento empleado por el Dictador del Paraguay, oponía al cumplimiento de
su deseo. Habrá seguramente muchas cosas que agregar a lo que me
propongo referir a V. E. pero espero no contar nada a S. E. que no merezca fe.
En el curso de uno de los últimos años, Th. Murret, residente en
Corrientes, envió por las vías acostumbradas al Doctor Francia un atlas de
Lesage, traducido al español. El atlas quedó algún tiempo en las manos del
Dictador y fue devuelto sin observación alguna. Muret lo revisó y abajo del
articulo Paraguay, encontró estas palabras escritas de puño y letra por Francia:
“Qué multitud de patrañas”, (quel amas de grossieres erreurs). No es pues, si
se cree al propio Francia, en el atlas de Lesage, que debe buscarse informes
exactos sobre el Paraguay, su gobierno y su señor.
La obra de Rengger y Longchamp fue enviada al Dictador enseguida de su
publicación, y su opinión respecto a estos dos ex prisioneros, enérgicamente
expresada, puede ser resumida en estos términos: “Qué multitud de
patrañas”. Sin embargo, la obra de Rengger y Longchamp parece ser de peso,
y en razón misma de la ira y del desmentido de Francia, en muchos aspectos
verídica.
La pequeña gloria ambicionada por los dos autores de ser los primeros en
hablar de un país desconocido y que inspira la curiosidad de Europa fue
enviada por muchas personas que tenían con respecto a ellas, dos
desventajas, la primera, de no estar como ellos en condiciones de tomar la
pluma bien o mal, y la segunda, menos irremediable, quizás, de no haber
estado nunca en el Paraguay. Se ha criticado demasiado, pues, un libro, al cuál
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 183
después de todo, es todavía necesario recurrir para tener nociones sobre un
país que no se conocerá sino a la muerte del que le ha cerrado las puertas.
Para dar a V. E. algunas noticias nuevas he tenido que dirigirme a algunos
de los raros fugitivos Paraguayos que aún en Bs. As. temen la cólera de
Francia, o a algunos de los negociantes que explotan los productos del
Paraguay y a los cuales el interés cierra la boca, y me ha sido necesario
emplear solicitaciones más encarecidas y hasta la sorpresa para reunir una
masa de hechos suficientes para aclarar e interesar a V. E. Lo primero que
resulta de esta dificultad de procurar informes poco exactos, es sin
contestación, el miedo que Francia inspira, miedo que un alejamiento de más
de trescientas leguas raramente disipa y que constituye el primer secreto de su
política y de su fuerza.
Un Paraguayo huido llegó un día a Buenos Aires.
– ¿Por qué ha dejado el Paraguay?
– He sido soldado desde hace veinticinco años.
– ¿No es ese el único motivo de su fuga?
– El único desde hace veinticinco años.
¿Era Vd. desgraciado?
– Infeliz, exclamó con un acento inimitable, infeliz, no señor, qué buena
tierra y sobre todo qué buen gobierno. ¡Pero 25 años!
El capitán Hervaux, francés fue libertado por el Dictador en 1825, después
de un cautiverio de cuatro o cinco años. Murió en Buenos Aires en 1832, y
durante los siete años que corrió desde su libertad hasta su muerte, nunca
pronunció el nombre de Francia y el único que el acepta: El Supremo sin llevar
la mano al sombrero. Las bromas de sus compatriotas no pudieron triunfar de
un hábito contraído de largo tiempo, y las encarecidas solicitaciones de sus
más íntimos amigos raramente conseguían hacerle salir de su mutismo
miedoso.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 184
La edad del Dr. Francia es conocida y se ha festejado este año en Itapua
sus 85 años. Para celebrar dignamente este aniversario, el Dictador se dignó
enviar al gobernador de esta ciudad una carga de cañón y una bandera de
madera pintada con los colores nacionales. Cito este hecho para notar la
economía de la cual nunca se separa. Un soldado bendecirá al Dictador cuando
un peso fuerte venga a recompensar su buena conducta de muchos meses; y
un sólo tiro de fusil, a boca de jarro castigará su insubordinación al momento.
José Gaspar Rodríguez de Francia, francés según dicen, de origen, y esto será
quizá solamente porque se llama Francia, o bien porque el Dictador obligado a
elegir entre los diversos orígenes dados a su padre, se apoderó
despóticamente del más luminoso, ejerció noblemente y con talento la
profesión de abogado, y conquistó por su desinterés y su integridad la estima
general. Él fue uno de los partidarios decididos de la Independencia, trabajó
con ardor para el éxito de la emancipación, renunció desde entonces a las
pasiones a las cuales se había entregado con furor y no conserva sino la del
estudio, sobre la cual concentra toda la actividad de su temperamento, y que
dio a su carácter y a sus costumbres algo de insocial y de arisco.
Conquistada y proclamada la Independencia del Paraguay, él formó parte
del nuevo gobierno y desplegó la más grande energía contra los
contrarrevolucionarios. El nuevo poder era débil, tanto contra los españoles
como contra las exigencias democráticas de los partidarios de la emancipación.
Fue instituido un gobierno más fuerte y Francia nombrado como uno de los dos
Cónsules. Al salir de una conmoción profunda el país se encontró en el caos.
Francia, poco secundado por su colega Yegros, se esforzó en regularizar la
administración, las finanzas y el ejército, pero contrariando en sus medidas
activas de reforma y de organización por la debilidad de su colega, se hizo
nombrar Dictador y no tardó en ser revestido de la dictadura vitalicia.
Investido de un poder inmenso, se aplicó sin descanso a afirmar la
independencia de su provincia a menudo amenazada, dentro por los españoles,
y afuera por Buenos Aires, ya devorada por disensiones intestinas, y contra la
cual él adopta el sistema del aislamiento del cual ya no salió. Restableció el
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 185
orden en el país, aumentó y disciplinó el ejército y supo con habilidad y fortuna
explotar el miedo de las revueltas que empobrecían a las Repúblicas vecinas.
Seguro del ejército que pagaba generosamente, apoyó sobre él el poder que
había adquirido por el reconocimiento del pueblo que le debía la paz y la
prosperidad, poder que debía usar ampliamente para esclavizarlo y hacer
pesar sobre él un yugo mil veces más pesado que el de la metrópolis. Hizo
desaparecer poco a poco todas las capacidades descontentas que para él todos
los capaces lo eran, tanto las del talento como los de la fortuna. El verdugo
terminó con unos, y una mezcla de confiscaciones y de leyes agrarias que le
crearon numerosos partidarios, dio razón de otros.
Una vigilancia incesante, y a veces terrible, conservó ese nivelamiento de
las personas y el de las fortunas más fácil de mantener, pues, el Dictador llegó
a ser, como lo diré más adelante, el único negociante del Paraguay.
Afirmado ya, su marcha fue más segura de día en día. Austero en sus
costumbres, no tenía otra distracción que el estudio y sus cuidados continuos
llegaban a todas las ramas de la administración. En vista de que una clerecía
disoluta contrariaba la reforma, la inquisición fue suprimida, las corporaciones
religiosas fueron abolidas y restringidas a funciones muy limitadas, el clero
perdió toda influencia; las procesiones, el culto exterior y nocturno cesaron, y
los días feriados que favorecen la pereza, desde ya muy grande bajo los
trópicos, fueron suprimidos. Los numerosos malhechores que suelen engendrar
las revoluciones populares fueron punidos en extremo vigor. Los conspiradores
perseguidos a ultranza se descorazonaron. Algunos severos ejemplos pusieron
pronto fin a la prevaricación de los jueces, y la dilapidación de los funcionarios.
Simplificó la acción de la autoridad en ese vasto país dividiéndolo en cantones;
las jefaturas, los cuales fueron confiadas a propietarios dignos de la confianza
pública como la del Dictador de quien dependen inmediatamente. Se libró del
yugo insoportable de los sabihondos suprimiendo la Universidad y dio al pueblo
instrucción primaria multiplicando escuelas en todos los puntos de la Provincia.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 186
La población que, según todos los datos que pude obtener, crece
rápidamente, puede calcularse hoy en 250.000 habitantes blancos, negros,
mulatos y mestizos en proporciones que es imposible determinar. Hoy esta
población acrece con tribus indígenas a las cuales Francia no envía misioneros
y que no intenta someter a creencias religiosas que ellos rechazan, pero a las
cuales impide librarse a las incursiones devastadoras habituales por medio de
numerosos fuertes establecidos en las líneas de la frontera que él avanza cada
día fundando nuevos villorrios que puebla con los residuos de la población. Es
así como el Paraguay que tenía antes las hordas indígenas avanzaban hasta
cerca de la Capital, ha incorporado y civilizado ahora numerosas tribus de
Guaraníes que le rodean por todas partes y avanzan rápidamente sobre el
territorio de los Mbayás (más allá del 23º 30’) hacia una cadena de montañas,
frontera natural que pondrá al país al abrigo de toda incursión. Los fuertes
sabiamente distribuidos sobre los ríos del Paraguay han hecho imposible,
desde hace mucho tiempo, toda agresión de los salvajes del Gran Chaco.
Estas son las conquistas que ambiciona y obtiene Francia, al cual se
habían supuesto ideas de engrandecimiento a expensas de las provincias
pobres y extenuadas de la República Argentina. Pero él no sueña en otros. Su
admiración varias veces manifestada por Napoleón, es siempre aquí la
personificación de la Francia guerrera, el General de la Gloria, “El gran
hombre”. Su nombre es pronunciado con respeto y admiración entre los
mismos indios.
Esta gloria cuyo peso hemos soportado, entusiasma todavía a los pueblos
nuevos en medio de los cuales nació el Dr. Francia, pero yo veo en esto
todavía un rasgo de prudencia; su admiración no lo lleva a querer imitar en su
amor a la conquista a aquel que de quién, dado el medio, el tiempo y mil otras
circunstancias no podría ser sino una pobre copia, miserable furor de imitación
que en estos países no ha producido sino bandidos. El ejército no puede causar
este miedo de engrandecimiento, y Francia sostiene constantemente en forma
respetable 15.000 hombres, más o menos, y que puede ser aumentado en
poco tiempo si necesario fuere, en igual número. Las milicias están
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 187
organizadas en forma que pueden ser reunidas a la primera señal y presentar
se dice, 40.000 hombres; pero estas fuerzas, exageradas quizá por el miedo,
no ha inquietado jamás hasta este momento a los Estados limítrofes.
En 1833, a consecuencia de algunas diferencias comerciales con el Dr.
Francia la provincia argentina de Corrientes quiso cerrar al Paraguay el único
punto por el cual comercia con el Brasil (Itapua). El Dr. Francia envió tropas
que restablecieron las comunicaciones y respondieron con algunos cañonazos
al parlamentario que le enviaron los correntinos. Grande fue la alarma en el
resto de la República Argentina. Costosos preparativos fueron hechos en
diferentes provincias. El Conquistador, por fin, iba a realizar sus proyectos.
Buenos Aires equipó con grandes gastos una flotilla que fue desarmada poco
después cuando supo que el Dr. Francia, después de haber asegurado de
nuevo como quería su comunicación con el Brasil, se mantenía en sus
posiciones. A este propósito citaré a V. E. un hecho que le dará a conocer la
fuerza del Dr. Francia y su habilidad. El ejército que envió a la frontera estaba
compuesto dicen, de propietarios y padres de familia, y recibió la orden de
detener la invasión, pero no de hacer excursiones fuera de los límites del
Estado. En pocos días abortó la estúpida empresa del gobernador de Corrientes
y esta provincia pagó cara la locura de su jefe. El Dr. Francia sin tener en
cuenta la conveniencia de los propietarios dictó un decreto por el cual obligó a
cada agricultor a destinar la tercera parte de sus tierras al cultivo del tabaco.
Corrientes, que vivía de esta industria, no pudo soportar la concurrencia, en
razón de la superioridad del tabaco del Paraguay y del precio a que le fijó el
Dr. Francia para el comercio, y está reducida a la más grande miseria. Este
hecho es uno de los más auténticos que se pueden citar, pues, la prueba está
a nuestra vista. El tabaco se halla hoy a vil precio en Buenos Aires.
Las finanzas del Dr. Francia están en el estado más próspero gracias a su
desinterés que nadie pone en duda. Las cajas públicas rebozan y el gobierno
posee un número infinito de granjas de considerable rendimiento. Las finanzas
se alimentan de los impuestos de toda clase con que son gravadas las
propiedades, todas las industrias; del diezmo de todos los productos, de los
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 188
derechos de exportación con que estos productos están gravados, etc., y en fin
por el arbitrario valor dado por el Dr. Francia a los productos de importación
que da en cambio a sus súbditos. Me explico: El Dictador es el único
negociante del Paraguay. Ha elegido sobre el Paraná un pequeño puesto
cómodo (Itapua). Fundada por los jesuitas en 1614 y arruinada por los
portugueses en 1637. Esta ciudad está situada hacia los 27º 2’ 16” de latitud,
12’ 59” de longitud. Fue reconstruida en 1703 y tiene 2 a 3000 almas, allá se
estableció el comercio de cambio, el único que consiente dejar hacer fuera
como dentro de su estado. Hacia ese punto se dirigen todas las mercaderías
extranjeras cuya entrada es permitida y cuya venta depende de la buena o
mala voluntad de Francia. Cuando un negociante extranjero dirige a Itapua sus
mercaderías, está obligado a entregar una parte al Comandante de la ciudad
que lo remite inmediatamente a Asunción. (Se comenzó a edificar esta ciudad
en 1536. Latitud 25º 16’ 40”. Longitud 60º 1’ 4”. En otra época capital del
Imperio Español y hoy día del Paraguay y residencia del Dr. Francia. 20 a
25.000 almas), el Comandante recibe días después la orden de remitir las
muestras, y pronto de parte del gobernador, ofrece en cambio tal o cual
cantidad de un producto del país. Este comercio es generalmente provechoso a
los extranjeros y se admira a menudo la sagacidad del Dr. Francia para tasar
las mercaderías europeas manufacturadas. Los hábiles aceptan siempre el
cambio y se encuentran recompensados más tarde por sus facilidades; los que
se niegan a someterse a las condiciones que les son ofrecidas, tienen que
lamentar no haber hecho un hábil y respetuoso sacrificio. El Dr. Francia
entrega luego a sus agricultores el valor de sus productos en mercaderías
manufacturadas y limita de tal modo sus beneficios, devorados ya por gustos
de todas naturalezas, que hace imposible la creación de nuevas fortunas, o por
lo menos pasar de límites muy restringidos.
Debo hablar aquí de la manera como el Dr. Francia ha fomentado la
explotación de productos de su país. Todo tiene en este hombre un carácter de
arbitrariedad, es cierto, pero al mismo tiempo de alta previsión y de profundo
nacionalismo.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 189
Después de su aislamiento, el Paraguay quedó tributario de las regiones
vecinas en cereales y algodón. Fue dada una orden a los propietarios para
afectar una parte de sus tierras al cultivo de dichos productos y pronto pudo el
país, no sólo prescindir de sus vecinos, sino exportar una parte considerable de
estas materias; esta medida tuvo además la ventaja de sacar del trabajo fácil
de recolección y preparación de la yerba mate una multitud de brazos y el Dr.
Francia pudo vencer con éxito la pereza de los paraguayos, cosa que él ha
tomado a pecho.
Si el Dr. Francia no hubiera conseguido aislar el Paraguay, sin duda alguna
este hermoso país sería hoy día un miserable anexo a las miserables provincias
argentinas. Cualquiera sean los medios que ha empleado, por dura que la
esclavitud que pesa sobre los indiferentes paraguayos, parezca a los europeos,
después de haber rendido justicia al genio del Dr. Francia, ¿no se encontrará
ningún elogio para la prosperidad que ha dado a este pueblo? Cualquier día
cuando los republicanos necesitados y hambrientos de estas Provincias se
arrojen sobre la presa que ellos desean desde hace tiempo, los paraguayos
lamentarán el yugo del que les había forzado a vencer la dulzura del clima, del
que los había salvado de todos los vicios inherentes a la fertilidad del suelo en
Sudamérica y sobre todo del que los había preservado de la anarquía política y
de los males que son su inevitable consecuencia. El Paraguay es una especie
de Península o delta formado por el curso del Paraná y Paraguay, a partir de su
confluencia hasta el 23º y no el 25 (según algunos autores) grados de latitud
austral, donde se encuentran sus establecimientos más avanzados sobre el
territorio ocupados por diferentes tribus de indios Mbayás y otras que se
extienden hasta el alto Perú. Esta extensión de cerca de 12.000 leguas
cuadradas se halla sembrada de lagos, regada en todos los sentidos por
numerosos ríos que llevan a todas partes la fecundidad, y cubierto de florestas
vastas y productoras. Bajo el clima más saludable, una tierra fácil produce,
casi sin cultivo, los más ricos productos que después de satisfacer las
necesidades de la población, son exportados con grandes ventajas. Estos
productos son: maderas de construcción que son preferidas mismo a las del
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 190
Brasil. La exportación es considerable, así como el de la yerba mate, cuyo
consumo es general en las diversas partes de Sud-América, y que se
encuentra en abundancia y de calidad superior a las demás en los bosques del
Paraguay. Los cereales, el algodón, que trabajado por los habitantes, abastece
las necesidades de la población bajo el clima tropical. El tabaco que se exporta
en cantidades incalculables y de calidad preferible al de esta parte de América.
La mandioca, etc. La cría de ganados es también un ramo productivo (caballos,
vacunos). El cuero curtido sólo se exporta, pero en tal cantidad que este
producto es uno de los principales del país. Digo sólo curtido porque la
exportación de cueros en bruto se halla severamente prohibida. El Paraguay
provee abundantemente el tanino necesario, que escasea en las comarcas
vecinas.
La posición geográfica del Paraguay es admirable. Por todos los costados
le defienden fronteras naturales. Por el Paraná, el Uruguay y el Paraguay tiene
comunicaciones abiertas con todos los Estados del Plata y el Brasil. Por el río
Bermejo con las provincias interiores de la República Argentina y por el río
Pilcomayo con el Alto-Perú. El curso de estos ríos ha sido recorrido como
perfectamente navegables. Su posición central entre los diversos estados y sus
numerosas y fáciles salidas, le convertirán en la etapa depósito de mercadería
natural de todas las partes de la América del Sud, pero sin embargo el sistema
de aislamiento le priva de todas estas ventajas. Es verdad que en diversas
ocasiones el Dr. Francia buscó revincularse con sus vecinos, pero se ha
cansado de las vejaciones que su comercio ha sufrido en más de una ocasión,
y él se muestra más firme que nunca en su sistema.
El Dr. Francia como lo he dicho, es de edad avanzada. La muerte puede
de un momento a otro hacer caer la muralla que ha levantado, pues, no hay
persona bastante fuerte para sostenerla después de él. Francia habituando a
sus conciudadanos a la obediencia no ha educado a nadie para el poder. Hay
en esto, yo lo creo, un profundo pensamiento de egoísmo. “Después de mí
vendrá el que pueda” se le atribuye. Puede ser que en las revoluciones futuras
vea un grado de extraordinario más a su gloria. Muchos generales argentinos,
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 191
muchos gobernadores de Buenos Aires han pensado en la conquista del
Paraguay, pero los ambiciosos proyectos de estos pigmeos se han evaporado
con su poder efímero. Uno solo, el general Quiroga, pensaba continuamente y
sólo el, quizá sea capaz de llevar a cabo tal empresa. Sería verdaderamente
curioso ver enfrentados el genio más malhechor el más revolucionario, el más
sanguinario de la América del Sud, con el genio más organizador, conservador
y después de todo, a pesar de todo, el más bienhechor.
¿Cerrar un despacho sobre el Paraguay sin hablar de M. Bonplan? Sería
olvido imperdonable si no fuera un cálculo prudente. En estos días este
distinguido caballero, este hombre excelente, llega a Buenos Aires, y me dará
quizá la ocasión de dar a V. E. nuevos y más interesantes informes.
Tengo el honor de ser con respeto. Sr. Ministro, de V. E., el muy humilde
y obediente servidor.
El Vice-Cónsul de Francia, encargado interino del Consulado General
AIMÉ ROGER.(102)
ÍNDICE
Nota del autor
PRIMERA PARTE
EL MEDIO SOCIAL GEOGRÁFICO, SOCIAL Y POLÍTICO
1º. Condiciones naturales y tradición de la colonia. – La población. –
Características populares. – El blanco. – El criollo. – Cruce de razas. –
Ausencia de oligarquías. – Condiciones económicas: El factor religioso. –
Creencias y leyendas. – La sociedad paraguaya de comienzos del siglo XIX
102 BIBLIOTECA NACIONAL DE BUENOS AIRES. – Colecciones de informes de los cónsules franceses durante el gobierno de Rozas, Nº 53. (Traducción del autor).
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 192
SEGUNDA PARTE
EL HOMBRE
1º. Familia y bienes del Dr. Francia. – Antecedentes familiares. – Bienes
heredados.
2º. Leyendas de la mocedad. – La influencia de Córdoba se proyecta a
través de toda su actuación.
TERCERA PARTE
LA REVOLUCIÓN
1º. 1811 La revolución de Mayo en el Paraguay. – Breve reseña de los
sucesos, – El triunvirato.
2º. Participación del Dr. Francia en el movimiento
3º. Una etapa de la emancipación. – El Congreso del 17 de junio de 1811.
– Principales congresales.
4º. 1813 - Declaración de la Independencia.
5º. Un girondino de la revolución; Mariano Antonio Molas.
6º. La soledad.
7º. Dos discípulos de Juan Jacobo.
8º. El revolucionario.
9º. Cualidades personales.
10º. El Dr. Francia apreciado por los próceres argentinos. – Una carta de
Belgrano
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 193
CUARTA PARTE
LA DICTADURA
1º. 1814 - La dictadura temporal.
2º. 1816 - La dictadura perpetua. – Cómo se produjo la elección de
Francia. – Perfiles de la dictadura. – ¿Profeta o César? – Las tres etapas
del proceso revolucionario. – Amagos. – El Guairá colocado en el cruce de
dos corrientes conquistadoras. – De cómo el Paraguay se concentró en
torno al Dr. Francia.
3º. Concentración de poderes. – La dictadura como fórmula de salvación
pública. – Tentativas de reacción
4º. 1819 - La conspiración. – Opiniones autorizadas. – Perfiles de los
próceres: Fulgencio Yegros, Pedro Juan Caballero, Vicente Ignacio Iturbe,
Antonio Tomas Yegros, el capitán Montiel.
QUINTA PARTE
1º. La obra política del Dr. Francia.
2º. Intérprete de un anhelo colectivo.
3º. De cómo el Paraguay se concentró en torno al Dr. Francia.
4º. Amagos externos.
5º. El catecismo político del Dr. Francia.
6º. Régimen administrativo
7º. La política del aislamiento.
8º. La misión Correa de Cámara.
9º. Consecuencias del gobierno fuerte.
10º. El Dr. Francia ante el pensamiento moderno.
Justo Pastor Benítez
La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia – Dictador del Paraguay
Pág. 194
SEXTA PARTE
1º. La vida paraguaya bajo la dictadura. – Asunción y sus costumbres. –
Elementos básicos para el progreso. – Fisonomía de la dictadura. – Fiestas
populares. – La cultura pública. – Esfuerzo concentrado. – La vida
campesina. – Ocupaciones e industrias.
SÉPTIMA PARTE
EL OCASO DE UNA VIDA
1º. La vida privada del Dictador. – Ocupaciones diarias.
2º. Parva domus. – La casa habitación del supremo.
3º. La quinta de Ybyray. – El descanso del trabajador.
4º. Muerte del Dictador
5º. La herencia
Bibliografía
Apéndice documental
Índice
Río de Janeiro 1935. Buenos Aires, mayo 28 de 1937.