julio meinvielle y las esencias

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  • 7/28/2019 Julio Meinvielle y Las Esencias

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    Julio Meinvielle y las esencias1

    En este confuso y confundido mundo en que nos toca vivir un de los signos ms

    evidentes de la crisis total que sufre la civilizacin es la falta de respeto por lo que

    es aqu, ahora y siempre. El hombre llevado por un fatal y egoltrico subjetivismo

    se cree el creador de todo y as manipula las esencias de las cosas a su gusto y

    paladar, pero, al no subordinarse a la realidad dada -anterior, superior y

    trascendente a l- se ha de esclavizar a la tirnica y cambiante subjetividad, horra

    de toda regla y, por tanto, carente de toda medida y sujeta a todo capricho.

    Paradigmtico es a este respecto mucho de lo que ha ocurrido en los ltimos

    tiempos en el campo de la pastoral: se habla de retiro espiritual, pero no se hace

    silencio, se intoxican con cientos de cigarrillos (muchas veces aprenden a fumar los

    que todava no lo haban hecho), donde se empachan de golosinas y donde se

    conversa a porrill.

    En un pueblito de la sierra donde fuimos ha misionar nos encontramos, los

    primeros das, con la gente reacia a la misin. Qu ocurri?, aos atrs un

    sacerdote acompaado por jvenes de ambos sexos acamp junto al arroyito del

    pueblo -no quiso utilizar la casa parroquial- e invitaban a la gente lugarea, a tocar

    la guitarra, a tocar y a cantar folklore y a eso le llamaban: Misin. Qu relacin

    tiene un festival folklrico con el fin de las misiones: la conversin de los

    pecadores?2

    Cuenta el Card. Ratzinger que un grupo de delegados de una aldea indgena fueron

    a agradecer a un Obispo sudamericano todas las obras sociales realizadas por l y

    el empeo por mejorarles el nivel de vida, pero adems le avisaban que como

    necesitaban tener una religin se hicieron protestantes, ya que los catlicos slo se

    ocupaban de lo temporal.3 Convertir a la Iglesia en mera sociedad de beneficencia,

    en un sindicato o en un partido poltico, es no representar su esencia sobrenatural.

    Un ex-provincial de una Orden religiosa me cont que un sbdito le pidi permiso

    para hacer una semana de Ejercicios Espirituales, los que quera hacer en una

    carpita junto al mar. Ciertamente, que eso nada tiene que ver con el fin propio de

    1C. Buela, en Verbo, n 185, Agosto, 1978.

    2San Alfonso Mara de Ligorio, Sermones abreviados, Garnier Hons., Pars, 1887, tomo II, p. 203.

    3Der Fels, Mayo 1978, pp. 156.

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    los Ejercicios: vencerse a s mismo, y ordenar su vida sin determinarse por

    afeccin alguna que desordenada sea.4

    Unos jvenes seminaristas me decan muy orondos que haban hecho

    campamento; al preguntarle dnde me respondieron: en el Hotel de Villa

    Mascardi. Por supuesto con cocineros y personal de servicio, camas y colchones,

    calefaccin, cuartos de estar y TV, baos y ducha de agua caliente, etc. Por la

    misma fecha nosotros levantamos nuestras carpas a la orilla del arroyo Fresco,

    afluente del Lago Mascardi, y no tenamos ni agua corriente, ni personal de servicio,

    ni calefaccin, el duro suelo era la cama y el colchn, unas zambullidas en el

    Mascardi era la ducha, tenamos que lavarnos la ropa y hacernos la comida. En

    qu se parece una y otra cosa? Tan solo en estar en el mismo lugar, porque la

    diferencia no puede ser ms total: es la que existe entre un turista y un

    campamentero.

    S de jovencitos de 13 y 14 aos que se renen para hablar sobre lo que les ocurre

    y a eso le llaman reunin... de Teologa!

    En fin, en este mundo en el cual las mujeres quieren ser como los hombres y

    algunos hombres como las mujeres, en que los laicos quieren ocupar el lugar de los

    sacerdotes y los sacerdotes el de los laicos, en que los jvenes toman costumbres

    de los viejos y los viejos quieren hacerse los jvenes, en este mundo tan confuso e

    incoherente el Padre Julio Meinvielle dio ejemplo de respeto por las esencias.

    De l escuchamos esa expresin y referida a un caso de pastoral. Sabido es que el

    P. Julio fue uno de los primeros en realizar Campamentos juveniles como parte

    importante de la pastoral parroquial, como a tal, le consult sobre una ltima teora

    por la que se daban largas plticas varias veces al da a los chicos en campamento

    para mentalizarlos, fue all cuando con una sonrisa caracterstica me dijo: Hay que

    respetar las esencias. El campamento es para que el joven se ponga en contacto

    con Dios a travs de la naturaleza, del Sacrificio y Sacramento diariamente

    realizado en la Santa Misa, de la oracin en el Santo Rosario y de alguna cortaexplicacin de la Palabra de Dios pero no para atiborrar las cabezas de los jvenes

    con teoras acerca del cristianismo, ms teniendo en cuenta que esos tales no les

    celebraban diariamente la Santa Misa y estaban contra el rezo del Santo Rosario

    diario.

    Para ordenar, de alguna manera, mis recuerdos sobre la manera como el P. Julio

    respetaba las esencias dividiremos estas lneas en tres partes: Temporal, pastoral y

    doctrinal, ejemplificando en cada uno de esos campos.

    4San Ignacio de Loyola, Exercicios Spirituales, Ap. de la Prensa, 1956, 9 ed., (21), PP. 24 .

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    1) En lo temporal

    Creo que es ejemplar el respeto manifestado por el P. Julio en el terreno temporal.

    Durante toda su vida llam al pan, pan y al vino, vino. Nada de medias tintas, ni

    anfibologas, ni palabras bonitas. Su primer apostolado fue el apostolado de laverdad. Nunca crey que la realidad se cambiaba, con slo imaginar uno su cambio.

    Nunca crey en los flatus vocis, por eso no fue uno de los tantos falsos profetas

    que pululan hoy da, de los cuales dijo Jeremas: Son puro flato (5, 13).

    En una oportunidad, cuando el auge del tema del desarrollo, le pregunt por qu no

    escriba sobre el tema del cual tanto se hablaba. Me contest que el principal

    obstculo para el desarrollo de los pueblos estaba en el judasmo internacional, o

    capitalismo internacional del dinero como lo llam Po XI en Quadragesimo ann,

    y que l la haba denunciado con claridad, mientras que los que tanto hablaban dedesarrollo ni siquiera lo mencionaban. En nuestra Patria basta nombrar a los

    Todres, Cabuli, Madanes, Bodrosnick, Misraji, Mazar, Barnett, Broner, Natim,

    Bleger, Timmerman, Gelbard, Graiver, etc. para certificar, lo justo y prctico de tal

    aserto. Mal que le pese a Mejas, el de la gua.

    Tampoco se crea que el Padre Julio era conservador en lo temporal. Su sentido de

    la realidad no se lo permita. As denuncia la injusticia social. Nuestra masa

    asalariada se encuentra en una situacin de flagrante injusticia que clama el cielo,

    y lo demuestra sealando que (en marzo de 1961) de la renta nacional slo un 40

    por ciento corresponda a sueldos y salarios, mientras que en EE.UU. corresponda

    el 66 por ciento y en Europa Continental el 60 por ciento.5

    Tambin es de notar el gran sentido de la realidad y, por tanto, su respeto de las

    esencias de las cosas, en el campo de la poltica donde se destaca n slo en el

    orden doctrinal,6 sino en el orden prctico7 donde n se maneja por tabes, ni por

    afectos o rencores, sino que cabalgando sobre la misma realidad, habida cuenta

    que muchas veces otros manejos no eran posibles y que otras haba que

    contentarse con el mal menor. No cay en el mal de tantos eclesisticos que

    piensan la realidad poltica con categoras dogmticas lo que les lleva a desconocer

    las circunstancias tan cambiantes, las opciones tan contingentes, y a perder la

    oportunidad de cambiar de rubro en el momento preciso. ara algunos la poltica

    era inmutable como el Denzinguer, y eso no es respetar la esencia de las cosas.

    5Meinvielle, Julio, El Comunismo en la Revolucin Anticristiana, Cruz y Fierro ed.,Bs. As., 3 ed.,

    1974, pp. 113.

    6Meinvielle, Julio, Concepcin catlica de la Poltica, Ed. Dictio, Bs. As., pp. 197.

    7Ver la Coleccin de Presencia y el libro Politica Argentina, Ed. Traful.

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    Pero sin duda, donde sobresale la obra del Padre Meinvielle es en lo que dice en

    orden a la civilizacin cristiana, a la ciudad Catlica, a la Cristiandad, y al respecto

    cabe recordar el juicio del Dr. Carlos Alberto Sacheri, su discpulo mrtir: Julio

    Meinvielle es el mximo telogo de la Cristiandad en la que va del siglo XX.8 Por

    eso su lucha contra la nueva y utpica cristiandad maritainiana que no respeta la

    esencia nica de la Cristiandad. Y, no es acaso la civilizacin del amor de que

    tanto habla S.S. Pablo VI, la civilizacin cristiana de que tanto hablaron los

    Pontfices anteriores y por la que tanto batall el P. Meinvielle? Qu diferencia hay

    entre una y otra civilizacin? Adems, del cambio nominal, hasta el presente, la

    diferencia ms grande es la cantidad de textos pontificios referidos a la civilizacin

    cristiana y, por tanto, ms abundante y precisa doctrina sobre la misma9, que

    sobre la civilizacin del amor10. Es decir, que son sustancialmente idnticas,

    como no puede ser de otra manera, ya que una es la naturaleza del hombre y de lacivilizacin y de la Iglesia de Cristo.

    2) En lo pastoral

    El gran sentido de lo prctico que tena el Padre Meinvielle es una de las

    consecuencias de su respeto por la naturaleza de las cosas.

    Estando en la Parroquia de Ntra. Sra. de la Salud, en Versailles (Cap. Fed.)

    necesitaba crdito del Banco para poder comprar la primera mquina de cine. Fue a

    ver al gerente del Banco, quien comenz a darle varios consejos sobre loinoportuno de la inversin, razones de conveniencias, etc., tajante intervino el P.

    Julio: Ud. dme el crdito, los consejos los doy yo, y le otorgaron el crdito.

    Parecido ocurri en otra oportunidad. Eran los tiempos en que se vea la necesidad

    de realizar en forma urgente una gran Revolucin Nacional. Un seor Coronel, gran

    catlico, patriota y amigo, le deca al P. Julio que rezaba todos los das, que iba a

    Lujn en peregrinacin, etc. Pero, el Padre quera noticias sobre la marcha de la

    Revolucin Nacional y viendo que su interlocutor no sala del campo religioso

    privado, le espet un: Ud. haga la revolucin, y yo rezo!.

    Un ex scout de la Parroquia le inform que un personaje eclesistico de mucho peso

    andaba en confusos pasos con cierta dama. All fue con otras personas en una

    estanciera llevando un televisor para tener la certeza que el domicilio de la

    persona en cuestin era el real. Y as hacindose pasar los laicos por tcnicos de TV

    8Prlogo a El Comunismo, op. cit.

    9Ver Enc. y Discursos Pontificios.

    10

    Madueo, Manuel, La Civilizacin del Amor en el pensamiento de Paulo VI, Sedoi 25, Bs. As.,1977.

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    averiguaron la verdad. Digno del chestertoriano Padre Brown! Y no fue un pequeo

    servicio el que prest a la Iglesia en esta ocasin.

    En otra oportunidad un joven aventajado, actualmente profesor, le pregunt la

    razn por la que gastaba tanto dinero y tiempo envindole material sobre Karl

    Rahner a un famoso filsofo italiano, amigo personal del P. Julio. La respuesta no se

    hizo esperar -aproximadamente dijo-: Cuando Fabro refute a Rahner en Europa, se

    acab Rahner. Cosa que hemos visto concretada nosotros.

    Su sentido del respeto de las esencias le haca temible en la lucha. Saba dar en el

    blanco y no se entretena en cosas intrascendentes o pueriles, pona en prctica el

    consejo del gran Cardenal Pie: Dejad pasar lo muy fino, dejad pasar lo fino, dejad

    pasar lo grueso, quedaos con lo muy, muy grueso. No hay tiempo para ms; no se

    da abasto. En nuestros tiempos, hay tantos errores en el orden espiritual y

    doctrinal que sucede anlogamente a lo que le pas al P. Ganchegui -que fue varios

    aos teniente del P. Julio- en una oportunidad en defensa de la fe: Qu noche!

    Dnde tiraba una trompada, haba una cara!. Hoy casi no hay libro que no tenga

    alguna hereja. Esa es la razn del carcter eminentemente polmico y apologista

    de la obra intelectual del P. Meinvielle. Bien saba que la vida del hombre sobre la

    tierra es milicia (Job 7, 1) y que el reino de los cielos est en tensin y los

    esforzados lo arrebatan (Mt. 11, 12). Luchaba sin sacar los pies del plato, es

    decir, sin extralimitarse de su condicin de catlico y de sacerdote, por eso aunque

    muchos lucharon contra l no pudieron vencerlo porque Yo estoy contigo, para

    salvarte y librarte, dice el Seor (Jer 15, 20).

    Como Prroco a sus feligreses no les hablaba ni de Ciencia Poltica ni de poltica

    prctica y a los innumerables jvenes que tenan vocacin poltica n les hablaba de

    la problemtica parroquial. El Ateneo Popular Versailles lo diriga como tal, y no

    como asociacin parroquial. No univocaba las esencias que de suyo eran equvocas,

    ni equivocaba las unvocas.

    Por respetar la naturaleza de las cosas de su ministerio pastoral fue tan fecundo ytan intenso. Practicaba el dilogo verdadero como una amplitud increble con gente

    de toda extraccin: ocultistas, bolches, nazis, curas tercermundistas... (una vez

    pregunt por qu invitaba a almorzar a unos de estos tristemente clebres,

    rindose me dijo: Porque le saco toda la informacin que quiero). No por nada

    muchos aos antes de que se pusiera de moda el dilogo -tantas veces mal

    interpretado- l haba fundado una importante revista teolgica llamada justamente

    Dilogo como deca el N 1: quiere ser una revista...abierta a las ms diversas

    corrientes de pensamiento... sin otra limitacin que la impuesta por la exigencias

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    de un saber autntico y responsable...aunque...no ha de renunciar...a sostener su

    propia conviccin y a expresarla con claridad y firmeza. (Primavera 1954).

    Su respeto por las esencias de las cosas iba a llevarle al mximo respeto por la

    esencia jerrquica de la Iglesia, aunque, como es lgico, unida al mximo respeto

    por la verdad. Por ello, mientras por un lado se mantiene frreamente unido a la

    jerarqua de la Iglesia, por otro denuncia el Aparato publicitario de la Iglesia

    formado por los judos, junto con los masones y los comunistas (que han) logrado

    encaramarse en posiciones claves de la Iglesia11. Durante su funeral, en medio de

    toda la tristeza del momento, no pude dejar de sonrerme al mirar a los

    concelebrantes y recordar el juicio certero y, a veces custico, con que designaba,

    sin eufemismo, a algunos: es una monja, es un pastelero, es una seora

    gorda, es el hombre ms... que he conocido... No era un mojigato, ni un

    oficialista que slo quiere estar bien con el que est arriba sin preocuparse por

    estar bien primero y siempre con Cristo.

    Un ex scout, ya padre de varios hijos, lo llevaba en su camioneta junto a un Sr.

    Obispo del interior y me contaba Renzo -as se llamaba el ex scout- que no saba l

    dnde meterse porque desde Versailles, donde el Obispo haba ordenado sacerdote

    a un ex dirigente parroquial del P. Julio hasta el Centro donde lo dejaron al Sr.

    Obispo, el P. Meinvielle lo puso de vuelta y media al Obispo que defenda a un de

    los sacerdotes de su Dicesis, que fue uno de los que ms dao caus a la Iglesia y

    a la Patria, que lleg posteriormente, incluso, a escribir libros herticos. Buscando

    excusarle argument que el sacerdote en cuestin rezaba, a lo que pronto cay la

    respuesta: Tonto, no sabs que los herejes tambin rezan?.

    3) En lo doctrinal

    Su profundo sentido de la realidad de las cosas y respeto por lo esencias hace que

    distinga, denuncie y refute los principales errores progresistas. Estos errores lo

    llevan a decir: que est en movimiento y gestacin dentro de la Iglesia Catlica

    Romana una nueva religin, sustancialmente diversa de la que dej Cristo,y que adquieren los caracteres de una gnosis pagana y cabalstica

    perfectamente configurada12.

    En todo era claro, decidido y definido. Nada de posturas ambiguas. Era enemigo

    acrrimo de lo que l llamaba pasteleadas, producidas por los pasteleros, cuyo

    lema es virtus in medio, pero que mal entienden y peor aplican. Los pasteleros,

    tambin llamados yenques en Espaa, nombre que viene de un baile que se

    11

    Prlogo al libro de Pierre Virion, La Masonera dentro de la Iglesia, Ed. Cruz y Fierro.12Meinvielle, Julio, De la Cbala al Progresismo, Ed. Calchaqu, Salta, 1970, pp. 325, subrayado por

    el A.

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    realiza primero sobre el pie izquierdo, luego sobre el derecho y as

    alternativamente, tiene antecesores muy remotos, por ejemplo los judos del

    tiempo de Elas (alrededor del ao 850 antes de Cristo) a quienes apostrofa este

    gran profeta: Hasta cundo vais a estar cojeando con los dos pies?, es decir

    bailando para Dios y para el Diablo, Si Yavh es Dios, seguidle; si Baal, seguid a

    ste (1 Reyes 18,21), con lo que vemos que Dios por boca de los profetas

    verdaderos -que nunca son pasteleros- obligan a los hombres a que se definan, a

    que dejen de pastelear.

    Adems, la voz pasteleros es una palabra muy castiza, aprobada por la Real

    Academia Espaola: 3 fig. y fam. Persona acomodadiza en demasa, que elude las

    decisiones vigorosas, lo mismo que el verbo pastelear: Contemporizar con miras

    interesadas, es un calificativo ya usado en el siglo pasad aplicado a los catlicos

    liberales, as, por ej., Gabino Tejado ya en 1862 hablaba de los agentes de la

    Revolucin que llamaba; equilibristas, prudentes, vacilantes, y con frase ms

    vulgar... el pueblo espal llama pasteleros... son los progenitores del Catolicismo

    liberal...(que) no es ms ni menos que el pastelerismo, como el pastelerismo en

    especie respecto del gnero mximo Revolucin13.

    Por qu mal entienden los pasteleros aquello de la virtud est en el medio? Por

    varias razones:

    1) Porque consideran que las virtudes estn en el medio entre el bien y el mal,como si el medio fuese entre ser honrado y ser ladrn y eso n es virtuoso, sino ser

    mediocre. Qu distinto el P. Julio! El ensea: Virtud viene de vir y de vis. Vir

    significa varn. Vis significa fuerza. Virtuoso es el que tiene la fuerza del varn14 .

    Las virtudes morales estn en el medio15 de dos vicios contrario un por defecto y

    otro por exceso, all la virtud de la valenta se alza como un monte entre dos valles

    viciosos de la cobarda y de la temeridad.

    2) Mucho ms mal entienden los pasteleros la virtud est en el medio cuando lo

    aplican a la virtudes teologales de fe, esperanza y caridad. En estas la virtud noest propiamente en el medio, porque nunca se puede amar exageradamente a

    Dios, ni esperar demasiado en Dios, ni creer con exceso en Dios. Las virtudes

    deben tender a los extremos de la perfeccin, nada del eclecticismo, ni de

    centrismo ni de equilibrismo mediocre, ni oportunismo. Por a eso a tantos el P. Julio

    produca escozor.

    13Cabino Tejado, El Catolicismo Liberal, Madrid, Lib. Cat. Intern., 1875, pp. 21-22.

    14El Comunismo en..., op. cit., p. 106.

    15Aristteles, tica, L. 12, cap. VI.

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    3) Simplemente desastrosa es la aplicacin del medio de la virtud al orden

    intelectual donde el objeto es la verdad y donde lo que la define es el extremo de la

    exactitud: aqu no cabe ningn medio, propiamente hablando. La verdad es

    objetiva y est en un extremo: la perfecta adecuacin del entendimiento a la cosa.

    Si una persona sostiene que el tringulo tiene tres lados y otra que tiene cinco,

    vendr el pastelero y sostendr que el tringulo tiene cuatro lados16. El pastelero es

    el extremista del centro. Si uno le preguntara qu es la verdad? es la mitad,

    respondera si fuera sincero. Si Pilato le preguntara;-A quin queris que os

    suelte, a Cristo o a Barrabs?, ellos diran: A los dos; si son presionados: A

    ninguno; y si la presin es ms grande: A Barrabs. Aunque a decir verdad,

    Pilato es el santo patrono de los pasteleros, sabe que Cristo es justo pero lo manda

    a Herodes con quien termina siendo amigo a costa de la Verdad, luego lo pone en

    disyuntiva con Barrabs, ms tarde lo hace azotar para mover a compasin,despus lo presenta pblicamente, a rengln seguido lo interroga una vez ms,

    finalmente se lava las manos (el logotipo de los pasteleros). En fin el pastelero

    puede decir como Unamuno: No estoy con unos ni con otros, aunque estoy ms

    con unos que con los otros. El pastelero nunca morir mrtir.

    Claro que hay grado entre los pasteleros: alguno lo son ms y otros lo son menos.

    Y no slo hay variacin en la intensidad, sino tambin, en la mayor o menor

    cantidad de aspectos que abarque sus pasteleadas. Unos son solamente pasteleros

    en el ejercicio del poder; otro, adems, lo son en el terreno tico o moral, personal

    y social; y algunos; tambin lo son en el orden de la inteligencia. El que es

    pastelero en lo intelectual, necesariamente lo ser en otros campos, pero viceversa

    no; aunque no es tan fcil quedarse en uno solo de los campos, por ejemplo, el que

    es pastelero en la ejecucin de gobierno, de alguna manera, no intelige con claridad

    que es preciso que Cristo reine (cfr. 1 Cor.15, 25). Esta interrelacin entre la

    prctica y la teora se evidencia en el conocido apotegma: quien no vive cmo

    piensa ha de terminar pensando como vive. El que en la prctica vive haciendo

    componendas, terminar con una cabeza en la que slo cabe componendas.

    El pastelero hace estragos en el campo de la ejecucin del poder. Son

    pendularistas que un da estn con unos y otro estn con los diametralmente

    opuesto, que en un momento sealan un objetivo a alcanzar y en otro el contrario.

    No tienen unidad de objetivo, tampoco lo tendrn en el mando y menos an en la

    accin, de la multiplicidad de grupos y de la pulverizacin de la unidad. La

    16Ver Victorino Rodrguez, op. Justo Medio? Nada demasiado?, en Ig. Mundo N 37, pp. 16-17; R.

    Garrigo-Lagrange, La Unin del Sacerdote con Cristo, Sacerdote y Vctima, RIALP, 1962, p. 280; RafaelGambra, La obsesin del punto Medio.

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    indecisin es reflejo de la perplejidad de la voluntad y de confusin de la

    inteligencia. Como los perritos de plstico que adornan algunos automviles por el

    lado de la luneta y mueven la cabeza al moverse el coche, stos se pasan diciendo

    s a todos (los nicos no son para nosotros). Se olvidan que jugador de dos

    cartas no es acertador de ninguna. Con su pendularismo impiden, al no atacar el

    mal, que la realidad sea enseoreada por Cristo y contribuyen a que el mal se

    extienda, como dice Solzhenitzin: La bondad con el mal slo aumenta el mal en el

    mundo17. Pero n vaya a creerse que los tales estn como un peso en el medio,

    aunque mucho cacareen de ello, porque siempre se inclinan para un lado, el lado

    que ms les conviene -aqul en el cual los hombres estn ms inficionados del

    espritu del mundo-, o sea, hacia aquellos que ms los dejarn sobrevivir debido a

    que, como no son trigo limpio y, por tanto, tienen cola de paja, no les causan

    problemas. El pastelero gobernando siempre se inclinar hacia la demagogia.

    El pastelero en el campo moral es un flojo en quien slo reina la mediocridad (que

    no es la urea, por cierto), debido a su fluctuante voluntad, no es ms que un

    acomodaticio que en cada circunstancia cambia los principios, no hay en l ningn

    seoro, ninguna verdadera excelencia. Es el eterno candidato a la claudicacin y al

    entreguismo. El pastelero en lo moral personal se inclinar por el situalismo, por la

    moral de situacin y en lo social por el liberalismo si es burgus, por el marxismo si

    quiere ser ms avanzado.

    El pastelero ser, en el terreno intelectual, un eclctico en Filosofa, buscador de la

    sntesis entre Santo Toms y Kant, o Hegel, o Marx, o...; un sincretista en

    Teologa, que mezclar el maniquesmo social de Maritain, con el evolucionismo

    convergente de Teilhard, con el giro antropolgico de Rahner, con el...; ser un

    irenista en el dilogo con las dems creencias y no-creencias, propiciando el tutti

    fruti de la masnica religin igualitaria universal. Para el pastelero todo est bien,

    no hay religiones falsas ni una nica verdadera, nada es verdad ni mentira, todo

    es igual (como Cambalache de Discpolo). El pastelero en lo intelectual, tratar

    de borrar toda frontera, nivelando la verdad con el error, encaminndose por un

    ecumenismo masnico, no el catlico. Y podr hacer todo esto o parte solamente,

    pero nunca del todo, jams claramente, siempre tirando la piedra y escondiendo la

    mano, ninguna vez definidamente, sin llegar hasta las ltimas consecuencias en

    nada, cambiando como el camalen, usando la tctica del avestruz, de modo que

    siempre pueda afirmar la contraria o negar la que ha afirmado. Qu distante

    estuvo de todo esto el Padre Meinvielle, que brilla con el fulgor de un gran seor en

    el intelecto, en la conducta y en la accin!

    17Memorias, Ed. Argos, Barcelona, 1977, p. 77.

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    Dante describe as a los pasteleros: Esta msera suerte -me contest-sufren las

    almas tristes de aquellos que torpemente vivieron sin vituperio y alabanza. Estn

    mezclados con aquel odioso coro de los ngeles que ni se rebelaron contra Dios ni

    le fueron leales, sino que permanecieron apartados. Los cielos los rechazan por no

    ser bastante buenos, y el profundo infierno no los admite, ya que alguna gloria

    recibiran de ellos los condenados... En seguida comprend, y estuve seguro de que

    aquella era la secta de los viles, ni agradables a Dios ni a sus enemigos18.

    Esa fidelidad a la esencia de la verdad se manifiesta, en el Padre Julio, entre otras,

    por dos caractersticas notables. La primera era la decidida y tajante exclusin del

    error, fruto de poseer los hbitos de los primeros principios... en grado

    eminente19 y entre ellos el primero del ser y del pensar: Imposible es que el ser y

    el no-ser sean lo mismo20. No se puede apreciar en toda la obra y la vida del Padre

    Julio nada que huela a componenda, a transaccin con el error, a silencio cmplice,

    a contentarse con exponer la doctrina en positivo, como mal dicen algunos al

    creer que es negativo refutar el error, nada de eso, excluye con fuerza los errores

    contrarios que es una de las condiciones que les seala San Pablo a los Obispos:

    argir a los que contradicen (Tit. 1, 9) y que es una de las cosas para la que es

    til la misma Sagrada Escritura: para argir (2 Tim. 3, 16). Propio del pastelero

    es no refutar el error, sino adems, contentarse con exponer la doctrina pero sin

    argir a los que contradicen la doctrina; con eso creen que quedan bien con ms

    gente, lo que podra ser, pero con seguridad quedan mal con Dios porque no

    aborrecen el mal: Temer a Dios es aborrecer el mal (Prov. 8, 13), porque: el

    Seor ama al que aborrece el mal (Ps. 97, 10). El Seor no ama a los pasteleros.

    Incluso, la refutacin del error hace brillar como por contraste, ms la luz de la

    verdad, como dice Santo Toms de Aquino: todo ser se conoce mejor con su

    contrario, porque puestos juntos se destacan mejor21.

    18

    Ed elli a me: Questo misero modotegnon l'anime triste di coloroche visser sanza infamia e sanza lodo.Mischiate sono a quel cattivo corode li angeli che non furon ribellin fur fedeli a Dio, ma per s fuoro.Caccianli i ciei per non esser men belli,n lo profondo inferno li riceve,ch'alcuna glria i rei avrebber d'elli...Incontanente intesi e certo fuiche questa era la setta de'cattivi,a Dio spiacenti ed a'nemici sui.La Divina Comedia, Infierno, canto 3, n 34- 42. 61- 63.

    19Cfr. Artculo sobre el P. Meinvielle en ikael N 9, pp. 85.

    20Santo Toms, In XI Met., lect. 5.

    21Supp. 94, a 1.

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    La lucha contra el error da ms relieve a la verdad. El pastelero, al no luchar contra

    el error quita brillo a la verdad. Pretende exponer en positivo y dice vaya lo uno

    por lo otro, como el cirujano que amput la pierna sana. Esto no podrn

    entenderlo nunca quienes no tienen claro el principio de no contradiccin y estn

    intelectualmente castrados.

    La segunda caracterstica, es la intrepidez en predicar la verdad. No fue el Padre

    Meinvielle uno de los tantos perros mudos de los que habla el profeta Isaas.

    Habl, predic y escribi sin retacearse tiempo, quitando horas al descanso y al

    entretenimiento. Cunto debe agradecer la Patria y la Iglesia a quien siempre

    predic la verdad del Evangelio! Porque como dice mi amigo, el Padre Carlos

    Lojoya: Cuando callan los profetas verdaderos, los burros hablan, como en el caso

    de la burra de Balaam. Y con su predicacin incansable el Padre Julio tap la boca a

    ms de un burro. Ciertamente que a esa oracin letnica: Callar en el dolor es

    herosmo el Padre Julio le agregara una ltima: Callar cuando hay que hablar es

    cobarda22.

    Confiamos que muchos imiten el respeto por la naturaleza de las cosas, de que hizo

    gala ese hombre excepcional que fue el Padre Julio Meinvielle, a quien llamara el

    Padre Leonardo Castellani: No el Obispo, sino el Prroco del Pas... que edifica con

    su alegra, como le escuchamos decir en una conferencia

    23

    .

    De manera particular, esperamos que las jvenes generaciones de estudiosos

    buceen en ese venero de doctrina que son todos los libros del Padre Meinvielle, que

    profundicen y amplen los grandes problemas tratados por l: la Teologa de la

    Historia, la Cristiandad y sus enemigos, los innumerables problemas surgidos por la

    ltima hereja, los grandes temas de la Patria.

    El manto de silencio tejido sobre la obra intelectual y apostlica del Padre Julio, por

    parte de progresistas y pasteleros, de catlicos liberales y sus cmplices, no hace

    otra cosa que aureolar con ms brillo su, para estos tiempos, titnica empresa.

    Nunca le dejaremos de agradecer al Padre Julio el haber renunciado a la fcil tarea

    de ser redactor de plomizos tratados, para confutar el error, para develar an ms

    la verdad, para enardecer la caridad, para concitar la accin, para realizar en esta

    poca gnstica -peor que la de los primeros siglos del cristianismo- una tarea

    22Vase el libro en prensa El progresismo Cristiano, Ed. Cruz y Fierro, Bs. As., que recopila sus

    anlisis sobre progresistas argentinos y extranjeros.23Pablo Jos Hernndez. Conversaciones con Leonardo Castellani, Ed. EMECE, Bs. As., 1977, p. 132,

    dice que el P. Julio fragu un telegrama contra el P. Castellani. Ese escrito es de alrededor de 1951,posteriormente el P. Castellani reconoci haber sido mal informado sobre el presunto autor de dichotelegrama.

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    semejante a la de los Padres Apologistas, a quienes la premura del tiempo y la

    variedad de hierofantes con mltiples teoras herticas, apenas si les permitan tan

    slo refutar brevemente para confirmar a los hermanos en la fe.

    Que interceda siempre por nosotros este campen de la fe, que luch sin descanso

    para que Cristo reine sobre los individuos y los pueblos y a quien sigui

    confiadamente porque es el nico que tiene palabras de vida eterna (Jn. 6, 64).