julianna m literatura

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Julianna M. Aldarondo Vargas 3 de septiembre de 2014 844-11-0320 Espa 3035-001 Literatura Ciudad San Juan y New York Recorrido por El Tren Urbano En la vida siempre hay espacio para lo innovador. Este ha sido mi primer paseo por las vías del Tren Urbano de Puerto Rico. Pareciera ser cosa extraña para alguien que vive en la ciudad de San Juan; en mi caso dos años. Si bien comencé diciendo que era algo totalmente nuevo; descubrir lo que para muchos es uso y costumbre o hasta necesario para su vivencia. Para mí el tren era solo cosa de los que viven por el área, pues siempre pensé que es un medio de transporte que, pudiendo llegar más lejos, tiene siete estaciones en una misma calle; lugares relativamente cerca como para tener una estación a cada cuadra o a cada dos. Esto es solo una crítica más de las muchas que se hacen. Pero regresando

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Julianna M. Aldarondo Vargas 3 de septiembre de 2014

844-11-0320

Espa 3035-001

Literatura Ciudad San Juan y New York

Recorrido por El Tren Urbano

En la vida siempre hay espacio para lo innovador. Este ha sido mi primer paseo

por las vías del Tren Urbano de Puerto Rico. Pareciera ser cosa extraña para alguien

que vive en la ciudad de San Juan; en mi caso dos años. Si bien comencé diciendo

que era algo totalmente nuevo; descubrir lo que para muchos es uso y costumbre o

hasta necesario para su vivencia. Para mí el tren era solo cosa de los que viven por el

área, pues siempre pensé que es un medio de transporte que, pudiendo llegar más

lejos, tiene siete estaciones en una misma calle; lugares relativamente cerca como para

tener una estación a cada cuadra o a cada dos. Esto es solo una crítica más de las

muchas que se hacen. Pero regresando a mi viaje en tren; escogí una ruta simple por

aquello de los temores y prejuicios de andar sola un por los espacios urbano de mi isla.

Claro el rechazo a lo desconocido también forma parte de este ejerció. Compré mi

boleto en la estación que ubica, ¿adivina dónde? en la universidad por supuesto, y de

ahí llegue hasta la estación de Sagrado. Entré, me senté y observaba a todos los

demás que allí estaban, claro muchos eran estudiantes pero a lo largo del viaje esto fue

variando. En el camino iba viendo desde las altura de las vías, como se desplazan las

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persona por el área; uno parecían hormiguillas caminado y otros en sus capsulas

móviles (carros) sin saber lo que ocurre a su alrededor. Así anduve yo hasta que me

monte en el tren por primera vez. La velocidad del paseo va de la mano con la vida tan

acelerada que se lleva en el área metropolitana, pues en mi pueblo la fluidez del día es

un poco más de espacio. Ya comencé con el elemento imaginario; lo que se piensa.

Iba pensando en cómo sería si este tren llegara a Aguadilla. Probablemente fuera mi

medio de transporte cotidiano como lo es para los que lo utilizan hoy. Contemplaba los

edificios y me acordaba del Paseo Virtual que nos describía Rubén Nazario en su texto

“Siete Pasos por la Ciudad Movediza”. Cada edifico emite un mensaje, desde su

estructura, su nombre o la compañía que en el opere. Pero sentía como si los letreros

ahogaran la verdadera esencia o los detalles de eso que podemos llamar ciudad. Se ha

creado un enfoque a la propaganda de un banco, producto, universidad o de cualquier

cosa que capte la atención de cualquier viajero. “La visibilidad de esta situación es la

estrategia de la información publicitaria” (página 67). Por otra parte, se daña o se

mancha este mensaje de la estructura de un edificio; se entorpecio mi manera de

interpretar su ubicación y su función. “Pero es la Estética de pancartas adormece la

inteligencia, es del orden de aserrín masticado que no hay que digerir que atrofia el

sentido y narcotizan la percepción” (R. Nazario, página 67). No es lo mismo ver un

letrero que ver un mural al cual que puedas otorgar una interpretación plena y que no

vaya ligada al exceso de propaganda y hasta de los prejuicios del lugar donde ubica.

Mientras miraba todo lo que se dejaba ver por esos rumbos, mi mente pensaba en

cuanto extrañaba a mi familia compuesta de mis padres, dos hermanos y también mi

novio. Todos viven en Aguadilla con excepción de mi hermano mayor quien junto a su

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esposa vive en República Dominica. Pensaba en como los sacrificios también se

reflejan en la cotidianidad de los viajes metropolitanos, digo, solo si tienes el tiempo de

sentarte a pensarlos mientras vas de estación en estación; mientras vas en tu carro,

vas tan apurado y tan envuelto por llegar al lugar que no piensas en nada de eso. Pero,

al mismo tiempo, aunque era mi primera vez, ya en el viaje de regreso hacia ese

espacio como si me hubiera montado en el tren cientos de veces. En ese camino

conversé con una señora más o menos de la edad de mamá a quien le pregunte, solo

por saber, con cuanta frecuencia ella utiliza el tren. La señora muy educada y muy

amable me dijo “sin el tren no llegaría nunca a casa o al trabajo a tiempo, pues aunque

no lo creas si funciona”. Y ¡BOOM! me calló la boca cuando yo decía que el tren no

servía porque tiene mil estaciones en una calle; pero claro, que iba a saber yo si nunca

había estado allí. “El viaje metropolitano nos aleja de la vida familiar y a la ves forma

parte de sus estrategias, no interna en zonas de la ciudad que desconocemos, pero de

algún modo concebimos vinculadas con la nuestra.”(N. García Canclini, pagina 13.)

¡Wow! Cómo es que su premisa fue tan acertada.

Sin duda esto de contemplar el lugar donde se vive es muy necesario

independientemente de medio de transporte que se utilicé. En este caso el ejercicio lo

quise hacer en tren precisamente porque nunca me había paseado en el y también

pensando en que, como se ha discutido en clase, es bueno hacer el ejercicio de

desplazarse hacia lo desconocido para ver que hay más allá de lo superficial de

nuestra ciudad.