juegos y diversiones en el inicio del siglo xix...

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1 Reflexiones y Experiencias en Educación [email protected] CEP de Villamartín . ISSN: 1989-9564 •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• JUEGOS Y DIVERSIONES EN EL INICIO DEL SIGLO XIX GADITANO Autoría: José Claudio Narganes Robas Temática: Historia, Cultura, Sociedad. Etapa: Todas Resumen: Los ilustrados aportan novedades a la vida cotidiana del país y más en la ciudad de Cádiz, asediada y sede de las Cortes, que incrementa su población y genera una nueva cultura. Sus ciudadanos, alegres, disfrutan del sol y el mar y se recrean en un ambiente cosmopolita y liberal en el que es importante “la razón”, ofertar el saber al bien común y propiciar un ocio constructivo que favorezca el crecimiento personal tanto en lo corporal como en las relaciones sociales y culturales. Jovellanos, Vicente Naharro y Goya son importantes en esta investigación en la que educación, entretenimientos, prensa, juegos, pintura etc. se entremezclan proporcionado una visión de costumbres, usos, y diversiones de principio de siglo. Palabras clave: Pensamiento ilustrado, burguesía comercial, libertad de imprenta, vida en extramuros, carnavales, asedio a Cádiz. Registro: 2010/B14. Publicado: 18 de 06 de 2010 AUTORÍA claveXXI. Reflexiones y Experiencias en Educación. Nº 2 CEP de Villamartín. ISSN: 1989-9564. Depósito Legal: CA 463-2010

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1Reflexiones y Experiencias en Educació[email protected] de Villa m artín . ISSN: 1989 - 9564••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••

JUEGOS Y DIVERSIONES EN EL INICIO DEL SIGLO XIX GADITANO

Autoría: José Claudio Narganes Robas

Te m ática: Historia, Cultura, Sociedad.

Etapa: Todas

Resumen:

Los ilustrados aportan novedades a la vida cotidiana del país y más en la ciudad de Cádiz, asediada y sede de las Cortes, que incrementa su población y genera una nueva cultura. Sus ciudadanos, alegres, disfrutan del sol y el mar y se recrean en un ambiente cosmopolita y liberal en el que es importante “la razón”, ofertar el saber al bien común y propiciar un ocio constructivo que favorezca el crecimiento personal tanto en lo corporal como en las relaciones sociales y culturales. Jovellanos, Vicente Naharro y Goya son importantes en esta investigación en la que educación, entretenimientos, prensa, juegos, pintura etc. se entremezclan proporcionado una visión de costumbres, usos, y diversiones de principio de siglo.

Palabras clave:

Pensamiento ilustrado, burguesía comercial, libertad de imprenta, vida en extramuros, carnavales, asedio a Cádiz.

Registro: 2010 /B14. Publicado: 18 de 06 de 2010AUTORÍA

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En los inicios del siglo XIX la divulgación y p ráctica de juegos y diversiones para el p ueblo son de gran interés en los pensadores ilus t rados, en ten didas den t ro de un p royecto de cambio des tinado a conseguir u na sociedad feliz, activa, inmersa en las luces y volcada hacia el com pro miso ciuda dano. Son n u merosas las figuras que en la España de inicios España del siglo XIX t ra tan de influir en la p ro moción y p ráctica cons t ructiva de es tos juegos y diversiones sociales.

Interesan como referencia en es te t rabajo el pensa miento y obra de Gaspar Melchor de Jovellanos (1744 - 1811), vinculado al con texto político - legislativo, y de Vicente Naharro 1 (1750 - 1823), en el pedagógico. El segundo apor ta u na obra de gran valor docu mental: Descripción de los juegos de la Infancia para servir de abecedario gi m nástico, en el que expone n u merosas ac tividades recrea tivas y lúdicas que se desarrollan en la sociedad de su época, t ra tándose de p rop ues tas generales del te rri torio nacional que con m á s o me nos éxito se desarrollan en el Cádiz de inicio del siglo XIX, lógicamente m a tizados por el a mbiente de guer ra, iluminados por el sol brillan te de la bahía, enriquecidos por la cul tura que penet ra por s u p uer to y generosa mente impregnados por el panora ma abier to de u na ciudad asediada que mira al m u n do des de la Puer ta del Mar.

Jovellanos plan tea de for ma seria y des de u na legislación nor ma tiva la crianza (actividad física de desar rollo) des de la enseñan za, con la intervención de juegos y actuaciones recrea tivas en la mis ma 2, pensa miento coincidente con el igualmente ilus t rado Pablo de Olavide den t ro de u n con texto de p rogreso.

Propone ta mbién Jovellanos, como au tén tico adelantado, la necesidad de sis te matizar las actividades físicas, lúdicas y recrea tivas como respaldo a u na for mación intelectual. Su defensa del juego, en tendido no sólo como esparcimiento del p ueblo cons ti tuye u na p re monición de las ten dencias pedagógicas y sociales actuales. Notoria es s u obra Me moria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversiones públicas y sobre su origen en España (1796) en la que t ra ta de res pon der a u n encargo específico del gobierno 3. La obra

1 Vicente Naharro (1750 - 1823) es tu dia Filosofía y Letras en la Universida d de Zaragoza, abre en 1782 u na Escuela de Primeras Enseña n z as en Madrid y en 1786 p resen ta su p rimer ensayo sobre el mé to do silábico, no acepta do por la Acade mia, lo q ue genera u n Nuevo Silabario (1820). Llegó a os ten ta r el tí t ulo de � Maestro Real y del Número de es ta Corte. Examinador de los de s u Arte y Revisor de firmas y let ras sospechosas po r el Supre mo Consejo� . Consagró su vida a la docencia y escribió m uchas obras de carác ter didáctico. Su gran obra es Arte de Enseñar a Escribir Cursivo y Liberal.

2 No cabe en el pe nsa miento ilus t ra do el sedentaris mo y el ocio no cons tr uctivo, siendo de buen agrado q ue los niños, jóvenes y ciuda danos a dultos pa searan, bailarán y t uvieran o t ras diversiones ho nes tas.

3 El encargo se hace por la Real Acade mia de la His toria a pe tición del gobierno co mo mie mbro su pern u mera rio de la mis ma.

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3com pren de dos par tes, la p rimera de ellas des tinada a descubrir el origen de las diversiones p úblicas en España y la segun da a indicar el influjo que aquellas p ueden tener en el bien general y los m e dios que parecen m ás convenientes para cond ucirlas a tan saludable fin 4.

En ella m ues t ra s u desacuerdo con aquellos que critican las fiestas y ro merías 5

que considera acordes con las costu mbres y los tie m pos, m os t ran do acti tud se mejan te con las fies tas palaciegas que considera como un gran paso da do hacia la cul tura del espíri tu, haciendo a las pe rsonas m ás sociables, m ás sensibles, m ás t ranquilas, hones tas y a mantes de la buena com pañía.

De los juegos y diversiones que se celebran en España Jovellanos sólo rechaza de forma abier ta los toros 6 y pa r te de los juegos escénicos . El res to de las diversiones: ca z a 7 , ro merías, juegos p rivados, torneos, fiestas p alaciegas y juegos escénicos , debida mente en ten didos bajo el p ris ma de la m o dernidad, son del gus to del au tor.

En lo referente a la fies ta de los toros, to man do como referencia a José María García León, es de anotar que se encuent ra su primida en todo el te rri torio nacional por Real Cédula y Resolución del Consejo de Castilla (1805), p ro piciada por Godoy bajo la influencia de no tables ilus t rados como el pa dre Sarmiento, Feijoo, Jovellanos o Vargas Ponce. Esta Orden p rovoca que en Cádiz se des mon te

4 Toma como p u n to de referencia para desar rollar algunos aspectos de s u refor ma el m u n do italiano, co mo la iniciativa de la Corte de Par ma para la ins tauración de las acade mias dra m áticas. Califica el tea t ro co mo el p rimero y m á s reco men da do de todos los espectáculos, debien do reu nir co mo objetivos p ro mocionar la ins t rucción y servir pa ra la diversión p ú blica.

5 Goya pin ta en 1788 u n boceto pa ra u na serie de car tones pa ra ta pices des tinados a la decoración del dor mitorio de las infan tas del Palacio de El Pardo , p royecto sus pen dido por la m uer te de Carlos III. El cuadro � Pradera de San Isidro� , q ue iba a m e dir siete me t ros y m e dio de longitud, que dó en u n pequeño ap u n te, percibiéndose en el mis mo u na vis ta de Madrid des de la er mita del pa t rón de la ciuda d, el día de la ro mería.

6 Jovellanos alude en Me moria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversiones públicas y sobre su origen en España (1796) que la lucha de toros no ha sido ja más u na diversión, ni cotidiana, ni m uy frecuenta da en to dos los p ueblos de España. En m uc has p rovincias no se conoció ja más, p u diéndose calcular que don dequiera q ue fueran celebrados, apenas la centésima par te habrá vis to alguna vez es te espectáculo.

7 De gran éxito en casi todo el te r ritorio español la escasa vegetación y condiciones desfavorables en el té r mino de Cádiz no la hacen posible.

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4la plaza de San Roque, lugar de t riunfos de toreros impor tan tes como "El Chiclanero", "Lavi", "Paquiro", "Gordito" o los "Cándidos". A ese a mbiente tau rino, ta mbién reflejado por García León en su libro En torno a las Cortes de Cádiz , se le u ne en los años p revios a las Cortes la p ublicación en c / Ancha, 74 de la obra Tauro m aquia o El Arte de Torear , no table esfuer zo por sin te ti zar la técnica del toreo y un deseo de es tablecer u n canon en el mis mo.

Contrariamente Goya en "Niños jugando a toros" m a nifies ta la afición y calado de la fies ta en el país, y to man do como base es te m o tivo, recrea la influencia de las corridas en el m u n do infantil.

Durante los siglos XVII y XVIII, gracias a los beneficios del comercio en la z ona de extra m uros, em piezan a cons t ruirse viviendas de recreo, que se integran en las h uer tas existentes. Se confor ma toda u na zo na con identidad p ropia que se aglutina en torno a la par roquia de San José, edificada en 1787 a ins tancias del Obispo Ecalzo 8. La zona de h uer tas se encuen tra cul tivada por pa t riotas que pos terior mente defenderían la ciudad bajo la deno minación de Voluntarios de Extram uros (perejiles), el ca mino del Arrecife y la vecina Chiclana, en la que

cons t ruían segun das viviendas para el ocio los comerciantes m ás adinerados, y que cons tituían el desahogo y p ul mones de la ciudad. Eran los lugares de recreo y diversiones apropiados para excursiones, p aseos, m eriendas 9, e tc. Pudiera parecer que el s us ten to alimenticio en u na ciudad sitiada fuera u n p roblema en cuan to a la can tidad y selección de alimen tos, no siendo así, p ues to que el abas tecimiento por m ar hacía posible que la cantidad y calidad de los alimentos fuera mejor que en el res to

8 Primera iglesia de extra m uros (1876), con p royecto de Torcuato Benju me da, sobre u na p rimitiva er mita. Neoclásica con plan ta de salón, de t res naves. El crucero se cubre con u na cúpula sobre ta mbor y pechinas. El exterior es de piedra vis ta con z o nas encaladas, p resen tan do dos tor res ge melas en su fachada p rincipal. La cúp ula p rincipal y las de los te m ple tes de las to r res se cubren al exterior con a z ulejos a z ulados.

9 Relajación y co midas en la na turaleza ha n u na for ma de ocio de la sociedad española. Goya lo expresa en los lienzos � Merienda a orillas del Man zanares� y �Merienda ca m pestre � . El p rimero, cartón para el co medor del palacio de El Pardo rep resen ta u na escena po p ular a orillas del Manza nares. El segun do, para el dor mitorio de las infan tas en el Palacio de El Pardo, refleja par te de u na ro mería en la que los jóvenes vestidos alegre me nte ha n ter minado su merien da, u no de ellos e mbriaga y o tro sos tiene u n vaso inten ta do flirtear.

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5de España, en la que los des t rozos de la guerra en los ca m pos, de terioro de la econo mía y s us ten to de a mbos ejércitos había dejado carencias generales y por s u p ues to de comida.

Son frecuen tes, bien en fes tividades o en la m a n u tención diaria, las sopas, las ollas, la me nes t ra, los po tajes, carnes, sobre todo de cabrito (tasajos), aves de cría y el pescado fresco en todas sus variedades, cocinados de m úl tiples for mas y sobre todo fri to ( en las calles había p ues tos para su venta diaria)10. Gran impor tancia requiere la repos tería, que se repar te por barrios obreros y burgueses: fru tas y verduras confitadas, panales, anises, pa s tillas de goma, cara melos, yemas, huevos m oles, bizcochos, garrapiñadas, alpisteras, sopas borrachas... Incluso los helados sobrevivieron al asedio: horchatas de pipas de melón, sorbetes de fru tas, m a n tecados de chocolate...

Muest ra asimis mo Jovellanos confor midad con las fiestas de m onte y sala, así co mo con los torneos y justas, juegos de cañ a, sor ti ja 1 1 .

Pone gran interés Jovellanos en lo que se refiere a las diversiones p ropias del m u n do me dieval, concre ta men te y de for ma m uy especial a los torneos por "el entusias mo y la palpitación que herviría en los pechos de los participantes, aguijados por los m ás poderosos incentivos del corazón hu m a no, el a mor y la gloría", sin tiendo su desaparición como u na pérdida 12.

Algunas de las an teriores m encionadas son p racticadas en exclusividad por per sonas aco mo da das, nobleza o n uevos burgueses. El p ueblo llano, carente de rique zas, tiene pocas posibilidades de diver tirse, y casi ninguna opción de educación en u n país cercano al 90% de analfabetis mo. Estas carencias son causa del aban dono de la cultura en general y de la educación de la sociedad civil en par ticular, p roblema sin u na solución fácil que p roviene de que la educación se ins tau ra en los m o nas terios y los m o njes cont rolan el m o nopolio de la lectura,

10 La cocina difiere en función de las clases sociales, po r u n lado ilus t ra dos, co mercian tes y navieros, y por o t ro los jornaleros. En la p rimera se frecuen ta la sopa, con alimen tos exquisi tos (cazón, hígado fri to, pajari tos, h uevos d u ros, longanizas) y aceite, ajo y pi me ntón para las clases po p ulares. La olla burguesa con carnes de crian za, mient ras en la olla sim ple abu n daba la ho r taliza y el tocino. A la t ro pa se le alimen taba con po tajes de legu mbres, bacalao y aceite. Se co mían gallinas, pa tos y palo mas criados en a zoteas o cigüeñas y gaviotas caza das.

11 El caballo es impor ta n te en Jere z de la Frontera, convir tiéndose, des de su fun dación a finales del siglo XV el m o nas terio de la Cartuja en la piedra angular de la crian za del caballo jereza no, que se ve inter ru m pida a inicios del Siglo XIX, a causa de la guerra de la Indepen dencia. En 1810, desp ués de la h uida de los m o njes de la Cartuja, la legendaria yegua da es salvada de la que h ubiera sido u na irreparable dispersión por el p resbítero Pedro José Zapata, q ue com pra 60 yeguas y 3 caballos de los mejores eje m plares y los oculta en la "Breña del Agua".

12 La atracción por lo m e dieval es u na caracterís tica del pe nsa mien to de Jovellanos, q ue se m a nifies ta en o tras obras, co mo en sus Me morias histórico - artísticas de arquitectura (1802), al t ra tar del castillo de Bellver en el que es tuvo encarcelado d u ra nte su des tierro en Mallorca.

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6escritura y saberes u niversales.

Durante el siglo XIX la enseñan za se desa rrolla bajo la influencia de la Iglesia con u n doble rasero, por u n lado po tencia la educación de los hijos de las familias p u dien tes y por o t ro, en no mbre de la caridad, fomenta u na educación po p ular des tinada a los pobres; cuestión que p u diera en ten derse alejada de la te mática que nos ocupa pero de gran t rascendencia si considera mos que la educación religiosa limita u n desar rollo corporal libre, así como el cam po de juegos y diversiones posibles. Esta si tuación no es p roblema en un Cádiz liberal en el se considera la cultura y sus habitantes se divier ten, jugando los niños y jóvenes a la pelota , juegos de corro , la bocha, el truco , retahílas, sin sentido, la agujita, el tocador, el ángel y de m onio, la ra yuela , el huerto, san severin del m onte el toro, el reloj, la lucha, el b alón, las cuatro esquinas, las soletas, m a nos calientes, b años en las playas cercanas o jugan do a pídola. Este úl timo juego queda inmor talizado por Goya en el "salto a pídola"1 3 Sobre u n fondo impreciso el au tor cap ta m ovimientos ins tan táneos, m a n tiene a las figuras activas, define clara mente las fases del salto y parece verse la herida del niño 14.

No hay que olvidar que el Cádiz de la época na da tiene que ver con el res to del te rri torio nacional, p ues to que la rique za generada por el comercio y el con tacto con ot ras culturas origina u na sociedad refinada. Prueba de ello es la exis tencia de n u merosos colegios y acade mias, la creación de la Facultad de Medicina (1748) y las Escuelas de Naútica (1862) y de Comercio (1771) En las p rác ticas de clase era frecuen te el m étodo pes taloz ziano 15, así como el envío de

13 El salto a pídola se t ra ta de u no de los juegos t ra dicionales q ue se ha n m a n tenido de forma vigorosa hasta nuestros días, cambiando de nombre y denominándose salto del burro, a la una la mula, etc.

14 Goya con clarividencia co m pren dió el valor liberador del espíritu que tienen los juegos infantiles y al inspirarse en ellos reiterada me n te, abrió u n ca mino poco frecuenta do que des p ués él mis mo aba n do na en el siglo XIX.

15 Godoy, con ideas innovadoras, po tencia la creación del Colegio de Sordo m u dos y el Instituto Pestaloz ziano . En es ta úl timo, q ue recogía t rein ta alu m nos y vein te observadores, se p re ten de analizar n uevas for mas de enseña n za y posibles consecuencias m a nifestán dose la experimen tación, cultivo del cuerpo y t rabajo en el en torno co mo obje tivos fun da me ntales del p roceso de apren dizaje. Para la enseña n za de la lectura se usa el lenguaje oral (fonética) y no la

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7los hijos a Inglaterra con la finalidad de com pletar es tu dios.

Se t ra ta de u n n uevo orden social en el que la burguesía desbanca la nobleza, exis tiendo en el Cádiz de inicios del siglo XIX n u merosos mé dicos, abogados y escribanos de educación exquisita. En 1802 describe Ramón Solís en s u texto, p roducto de la tesis doctoral � El Cádiz de las Cortes� , que habitaban en Cádiz 203 alu m nos que es tu diaban en las escuelas de latinidades, 1594 alu m nos en p rimaria, 1828 alu m nas en p rimaria, 88 alu m nos en colegios, 23 se minaris tas en u n se minario, 131 alu m nos en la acade mia de Ciencias y 336 en la Acade mia de Bellas Artes. Existían alrededor de 4225 per sonas que se de dicaban a la p rofesión de es tu diar, de u na población de 50.000, eso sin con tar con los alu m nos de la Facultad de Medicina que se encon traban censados en los hos pitales.

Entre las diversiones de es tos alu m nos se consideraban los p aseos por la play a y los juegos en el agu a . Las playas gaditanas y el Arrecife se p resen tan

como elementos y espacios p ro picios para juegos y diversiones. Los b años , las in mersiones con ve jigas 1 6, la natación , los lan z a mientos acuáticos , los p aseos , las carreras y las to m as de sol fueron frecuentes en la arena dorada y fina de las playas de la Caleta, rodeada de for talezas milita res, Santa María, La Victoria y Cortadura.

Estos mis m os escenarios sirven para los galanes que pasean bajo los p ar asoles 1 7, juegan a la gallina ciega 1 8, se divierten en los

presentación del abecedario, mient ras q ue los n ú meros se enseñaban a pa r tir del concepto de cantidad en la na t uraleza.

16 Las vejigas son los intes tinos de los animales que servían para guardar m a n teca, pero q ue infladas tienen u n gran recurso lúdico. Goya en 1778 pin ta el cua dro � Niños inflando vejigas � , de ten dencia rococó, den t ro de los car tones que confeccionó pa ra la Real Fabrica de Tapices.

17El cua do � El parasol� es u n encargo de car tón pa ra los ta pices del comedor del Palacio de El Pardo de Madrid, residencia de los p ríncipes de Asturias, el futu ro Rey Carlos IV y María Luisa de Par ma. Reproduce m o tivos po p ulares inspirados en cos tu mbres, escenas y celebraciones de la vida de Madrid.

18Goya realiza el car tón de la � Gallina ciega� , basán dose en el boceto p resentado a Carlos III, escenas des tina das al do r mitorio de las infan tas en el Palacio de El Pardo. Describe la escena co mo figuras jugan do al cucharón, pero ha pasa do a la his toria con el tí tulo de la Gallina ciega. La

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8colu m pios 1 9 o salen de m e rienda por las h uer tas de extra m uros o en la cercana Chiclana.

Entre los t rabajos m a nuales que se desa rrollan en el Cádiz de p rincipio de siglo p ue den citarse aguadores, m o zos de carga, lavanderas, cos tureras, barberos, peluqueros, repos teros, confiteros, de pen dientes de comercio, pa na deros, dora dores, talabar teros, z a pateros, es tereros, pla teros, hojalateros, silleros, torneros, toneleros, albañiles, sas t res, m arineros, e tc. El contacto de los niños con los m a teriales que p roporcionan es tos oficios son m o tivos de diversión y con ellos p ueden jugar a la peon z a , las cuerdas , los bolos , los z ancos 2 0, la co m b a , e tc.

Indepen diente mente de los dos sectores de t rabajo citados an terior mente exis te u n tercer sector for ma do por el funcionariado (municipales, de jus ticia, e tc.).

Jovellanos piensa qu e el p ueblo llano disfru ta con la co m p ars a de m oros y cristianos 21, b ailes po pulares, cencerrad as , lu mbr ad as y b ailes pú blicos . En Cádiz no tienen t radición las fies tas de m oros y cris tianos, ni obviamente las cencerradas por falta de t radición ganadera, imposible de p rogresar en u na tierra azo tada por los vientos y caren te de pas tos y vegetación. Sin e mbargo m ás éxito t uvieron los b ailes po pulares celebrados en los en los dis tin tos bar rios.22

En torno al p uer to 23 se desar rolla u na villa bulliciosa de gente que va y

alegría y la vitalida d envuelven la escena, que se sugiere p ue de rep resen tar al a mor ciego. De hecho, las dos figuras de la izquierda es tá n m á s pe n dientes de flir tear q ue del juego en sí.

19 El colu m pio es u n cartón pa ra tapiz de Goya pa ra el do r mitorio de los Príncipes de Asturias en el Palacio de El Pardo . El te ma es recur ren te en la his toria del ar te occiden tal , p rincipalmen te en la pin tura francesa, con Boucher y Fragonar d , exponentes del rococó. La escena tiene lugar en el ca m po, don de t res criadas se colu m pian alegremen te mient ras los niños a los que cuidan se divier ten.

20 Los za ncos, óleo de Goya, es u n car tón para el des pacho de Carlos IV en El Escorial. Dos jóvenes subidos en za ncos a gran altura m archan, jun to a dos m ajos a pie tocan do la d ulzaina, hacia u na venta na do n de se aso ma u na joven.

21 La t ra dición de m oros y cristianos evoca el rescate de u na imagen que recu peran los cris tianos por las ar mas o con po deres sobrenaturales. Los m oros vencidos piden el bautis mo. Estos encuen t ros van p recedidos de parla me n tos en los que los jefes recitan versos. En Cádiz no exis te t radición, y pa rece ser q ue sola men te en la localidad de Bena ma ho ma se celebran las me nciona das fies tas.

22 La dis t ribución de barrios, to ma n do co mo referencia a Ramón Solís, son los siguien tes: Cru z de Verda d, San Antonio, San Roque y Boquete, Nuevo de Santa Cru z, Nuevo Mundo, San Carlos, Santa María, Ave María, Rosario, Santiago, Capuchino, Cuna, Pilar, San Felipe, La viña y San Loren zo.

23 La situación geográfica del puerto p ropiciaba m uchas y variadas ru tas con Portugal, Inglater ra, Holan da, Francia, Alema nia, América, África, Italia y los países orien tales. Existían en Cádiz comercian tes de to das las nacionalida des con factorías, casas y almacenes. Nu merosas

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9viene, de la inmigración de la peníns ula: vascos y ca talanes, pero sobre todo gallegos, fun da mentalmen te de dicados a ta reas de carga 24, y san tanderinos al comercio. Los ho mbres del p uer to y de la m ar son p roclives a las diversiones relacionadas con las de m ostraciones de fuer z a, pericia o habilidades . También las m a deras son u tilizadas para que los niños confeccionen b alancines , y con los aros de los toneles y bar ricas, improvisen juegos. Vicente Naharro considera los juegos de balancines � palanca� , haciendo Goya alusión a es ta diversión como b alancín , siendo el tí tulo de u n car tón de u n tapiz des tinado al dor mitorio de los Príncipes de Asturias en el Palacio de El Pardo . El te ma expresa cómo dos niños juegan al balancín al lado de la p uer ta de u na m uralla, enfrascados cada vez m ás en s us juegos y luchan do para s ubir al mis mo.

La cantidad de viajes al exterior hacen que en el Cádiz de inicio de siglo se cono zcan juegos y diversiones de o t ros países. Este es el caso de los p a tines , de los que se tiene referencia por su u so en el bosque de Boulogne en París, consis tentes en él acople de u nas ruedas, de u nos 25 centímet ros de diámetro aproximada mente, al calzado, for man do u n rudimentario pa tín, aunque la verdadera po p ularización del pa tín llega con la invención de la r ueda de m a dera cons t ruida por el francés Jean Garcin a p rincipios del siglo XIX.

Igual pasa con el juego del volante , que cita Vicente Naharro como u na de las p rácticas habituales a inicios del siglo XIX gracias al con tacto de los ilus t rados españoles con Inglaterra. También Narro cita la esgri m a como u na ocupación de la clase adinerada.

Un juego que tiene gran éxito en el país es el

e mbarcaciones expor taban aceite, vino, fru tas, sal, aceitunas, aguar dien te, ajos, alcaparras, alcauciles, a zafrán, carne salada, cebollas, cintas y cordones, co minos, corcho para ta pones, e mbucha dos de cerdo, fideos y ot ras pas tas, garban zos, habichuelas, ha rina, hier ro, jabón, ladrillos, libros, loza fina or dinaria, losas de cantería, pa pel, pa ñ uelos, pescado salado, pimiento, p ro d uctos q uímicos y far macéuticos, q uincalla, sanguijuelas, sebo, seda en ra ma, tejidos de se da, m a n tillas y encajes, t ul, vino y z a pa tos; mient ras t raían aguar dien te, añil, a z úcar, cacao, café, canela, carey, bacalao, cobre, cocos, clavo, china y loza, cueros al pelo, d uelas, d ulces, hierros, m a dera fina, m a dera en tablas, palo tin tóreo, pla ta labrada, pi mienta, pieles de animales, pa ñ uelos de seda, seda torcida, telas de Asia, za r za par rilla.

24 Todos los p rod uctos an teriores requieren n u merosa m a no de obra pa ra t rans por tarlos, nor malmen te eran descargados po r cuadrillas de gallegos, u nas veces a lomos de burros y m ulas, o t ras con carre tillas de dos rue das hacia la p ro pia ciuda d o a o t ros barcos pa ra ser llevados a o t ros p uer tos.

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10m a yo que se celebra en m ul ti tud de localidades en el m encionado m es y que tiene por finalidad de mos t rar la pe ricia de los jóvenes con la llegada de la p rimavera. Se t ra ta de subir por un t ronco para conseguir un p re mio. Sin d u da es u n juego ances t ral en el que se po ne de m a nifies to la llegada del sol, la p ro ducción agrícola, tiem po de recogida, exaltación de la fuer za y, en definitiva, eclosión de la vida.

Este juego, ta m bién conocido en o t ros lugares como cucaña , tiene u n carác ter lúdico y de adies tra miento para los jóvenes m arinos, que ágilmente t repan por los m á s tiles bien para t rabajar con las velas o para o tear el horizon te 25.

En extra m uros se concen tran h uer tas y las z onas verdes, espacio apropiado para que los niños tengan expansión y jueguen a conocer la na tu raleza. Goya alude en su cuadro niños cogiendo nidos a algunas diversiones de los niños en es tos lugares. Correr, subir a los árboles, buscar nidos etc. p u dieran ser algunas de ellas.

Más capacidad de desar rollo tenían aquellas familias que pasaban te m poradas o veranos en Chiclana, localidad don de ya po dían verse abun dancia de plantas orna mentales y árboles fru tales. Los paseos de los adolescen tes por es tos vergeles y la s ubida a los árboles, bien por p ura diversión o para coger las frutas en te m pora d a 2 6 cons ti tuían costu mbres habituales.

La si tuación educativa en u na ciudad cos mopolita como Cádiz no se correspon de con la si tuación educativa del país. Los ilus t rados saben que la ausencia d e educación cons tituye uno de los m ales del p ueblo y que con la finalidad de acotarlo se requiere de u na red de escuelas para poner en funciona mien to u na escolarización

25 En función del des tino y tipo de carga q ue llevaran, a t racaban en el p uer to de Cádiz n u merosas e mbarcaciones: goletas, polacras, ta r tanas, cache marín, queches, bergantines, fragatas, bo mbar das, laúdes, gabarras, pa taches, faluchos, jabeques, lugres, corvetas. El u so de la m ayoría de ellos, de pen día de la p rocedencia o el des tino de los mis mos y el tipo de carga que llevaban.

26 Goya pin ta � Muchachos cogiendo fru tas� , en el q ue describe u na escena nat uralis ta m á s, en t re los car tones encargados por la Real Fábrica de Tapices. La escena es p ro tagoniza da por cuatro niños de la clase po p ular; u no de ellos agarra la ra ma del árbol pa ra q ue sus co m pa ñeros cojan la fru ta. Los ros t ros expresan: fas tidio en el q ue es tá sopor tan do el peso y alegría en los res ta n tes.

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11de m asas, todo ello con la intención de que ho m bres y m ujeres accedan colectivamente al do minio de la lectura y escritura. En es te sen tido el Título IX de la Cons titución de 1812, de dicado a la Ins trucción Pública, y en concreto en s u ar t. 366, de ter mina que "En todos los pueblos de la Monarquía se establecerán escuelas de pri meras letras, en las que se enseñará a los niños a leer, escribir y contar, y el catecis mo de la religión católica". Parte de estas ideas cons ti tucionalistas se plas man con pos terioridad en el "Infor me de Quintana" (1814), que res u me los p rincipios de igualdad, universalidad, u nifor midad, gra tuidad y liber tad 27.

Apar te de es to las Cortes de Cádiz 28 intentan que los ciudadanos logren todos s us derechos, aboliendo regímenes señoriales y su p rimiendo el Santo Oficio. Se t ra ta, ta mbién, de solucionar la carencia de escuelas 29 así como mejorar los mé todos y la p recaria p reparación de los m aes t ros.

El paso cons tan te y frecuen te del ejército por Cádiz apor ta un colorido m ul ticolor a las calles, plazas y pa seos de la ciudad. Los unifor mes son u n a t ractivo para los chicos, que los idealizan al ser llevados por los defensores de la pa t ria y los to man para s us juegos 30. Son m uchos ho m bres y de dis tinta p rocedencia los que luchan en Cádiz por la defensa de la pa t ria. Volun tarios dis tinguidos de Cádiz (guaca mayos), Volun tarios de Cádiz (cananeos), Artilleros

27 Para desar rollar el título IX de la Constitución encargan a Manuel José Quin tana la elaboración de u n infor me sobre la organización de los es tu dios p úblicos, a ten dien do a la Primera, Segun da y Tercera enseñan z a y en el que son no torios ilus t ra dos no tables co mo Jovellanos, Alberto Lista, José Vargas Ponce, Menén de z Valdés, Narganes de Posa da, Cabarrús, Marchena, etc.

28 En el decorado y res tau ra do Oratorio Gaditano de San Felipe Neri t uvieron efecto casi todas las sesiones de las Cortes Generales y Extraor dinarias de España, celebrán dose las sesiones p revias en el tea t ro de San Fernan do, habilitado al efecto. De estas reuniones sale la necesida d de asegurar la indepen dencia y acuerdos en torno a Soberanía Nacional, organización de los po deres p úblicos, libertad de impren ta, inde pen dencia e inviolabilidad de los dip uta dos, igualdad de espa ñoles y a mericanos, organización de la Regencia, régimen interior de las Cor tes y necesidad de u na n ueva Cons tit ución política.

29 Años an tes se p rod uce u na de las p rimeras m a nifestaciones en es te se n tido, m a terializa da en la su p resión de la Her m a ndad de San Casiano (antigua agru pación gre mial de m aes t ros) y la fijación de requisi tos pa ra po der ejercer el m agis terio en función de la disposición de 1771 y Real Cédula de 12 de julio de 1781, q ue es tablece la obliga toriedad de la enseñan za, decre tán dose, según Ruiz Berrio, co mo obligatoria pa ra niños y niñas de 5 a 12 años.

30 Al me nos t ra ta Goya pictórica men te dos veces la cues tión militar como m o tivo de juegos pa ra los chicos y chicas. La p rimera de ellas, � Muchachos jugando a soldados� , en u n car tón para ta piz pa ra el do r mitorio de los Príncipes de Asturias en el Palacio de El Pardo . Se describe con dos niños en pie po r tan do fusiles, ot ro tocando el ta mbor y el úl timo sos tiene u n ca m pa nario. La com posición tiene u n carácter m arcial, gracioso e infan til. En el segun do, � Niños jugan do a los soldados� , cinco de ellos desfilan hacia la izquierda; o t ros for ma n grupo en tor no a u no que hace de general an te el q ue se ar rodilla o t ro pidiendo clemencia, mien tras q ue se acerca u no saludan do, so mbrero en m a no.

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12de Cádiz, Regimiento Inglés 88, Artillería Inglesa, Volun ta rios de la Isla, Artilleros Volun tarios de Extram uros, Batallón Fijo de Canarias, Bombarderos de Cádiz, Regimiento de Leales a Fernando VII, Regimiento de Infantería de la Línea, Granaderos de las Islas Canarias, Real Guardia Española, Granaderos de Tenerife, Regimiento de Infantería de La Línea, Regimien to Inglés 79, Regimiento Inglés 87, Regimiento Inglés 20.

En el pensamiento ilus t rado la educación cons tituye un po deroso ins tru men to que se des tina al logro de la felicidad y a la búsque da de la virtud, teniendo la ins t rucción u n sen tido u tilitario en el que intervienen ho m bres, m ujeres y niños, todo ello con la finalidad de mejorar el desa r rollo indus t rial y econó mico del país. A es te respecto Ruiz Berrio dice que "Una de las bases pedagógicas de la Ilustración era la creencia de que la educación sería el instru me nto para conseguir la felicidad ansiada, siendo la instrucción considerada co mo el m ejor y m ás seguro m e dio que per mite alcanzar el estado virtuoso de los individuos, propiciando a la ve z una m ejor gobernabilidad. Desde este punto de vista la instrucción posee un enfoque utilitarista en el que se hará partícipe a todos los ciudadanos, m ujeres y niños para m ejorar el desarrollo industrial y econó mico del país".

Es necesario incidir en la figura de Goya como pin tor de referencia por el gran n ú mero de veces que es aludido en el p resen te ar tículo, considerándose per sonaje funda mental en lo que se refiere a la descripción de juegos y cos tu mbres en la España de finales del siglo XVIII e inicios del XIX. Francisco de Goya y Lucientes (1746 - 1828), pin tor aragonés, su po plas mar en s us lienzos la vida cotidiana a t ravés del análisis y observación de cos tu mbres po p ulares. Su evolución como pin tor se vió favorecida por s u m a t rimonio con Josefa Bayeu (1773), he r mana de pin tores com pañeros de Goya en el es tudio de Luján, si tuación que facilita su ingreso como car tonis ta en la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, don de desar rolla s u t rabajo en t re 1775 y 1792 31.

31 La Real Fábrica de Tapices, fun da da en 1721 por Felipe V t ra ta de crear u na indus t ria nacional para su plir las impor taciones flamencas que has ta en tonces habían s ur tido los palacios españoles. Se cuen ta con los pin tores de cor te y o t ros como Mengs, Francisco Bayeu, Salvador Maella o Francisco de Goya. Este úl timo en la Fábrica desde 1775 has ta 1800, creando al m e nos sesen ta y t res bocetos y cartones como m o delos pa ra Tapices de la Real Casa.

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13Los car tones pin tados para es te fin son p ro ducto de la observación y

análisis de las cos tu m bres del p ueblo, usos, diversiones, fies tas, e tc. Esta etapa alegre finaliza p recisa mente en Cádiz, do n de sufre la enfer meda d (1792) de la que queda p rác ticamente sordo, circuns tancia que influye en su m o do de ver lo cotidiano, carácter alegre y op timis ta y aper tura al m u n do y a la sociedad. A es ta deficiencia física se le u ne lo m uy afectado que se ve por los t rágicos

acontecimientos que suceden p rogresivamente en la pa t ria, pe rdiendo su pin tu ra los m o tivos de fies tas alegres, escenas de niños que juegan, la na t u raleza como fondo y su imaginación ro mántica.

Cortes e ideas se t rasladan a Cádiz en los inicios del siglo XIX, creándose u na ciuda d - foro en la que deba ten ideas los absolu tis tas conservadores par tidarios del Rey en s u t rono, franceses en la fron tera y altar en su esplendor, jovellanis tas conservadores par tidarios de los ca mbios sin revolución y los liberales doceañis tas de m arcado carácter liberal, pa r tidarios de la soberanía nacional, sociedad de clases y la p ro m ulgación de la cons ti tución.

Cádiz y La Isla de León 32

son en los inicios del siglo XIX islas conectadas por u n vínculo de arena, sin p ro tección alguna, a zo ta das por los vientos, que con frecuencia usaban los niños

32 En el Teatro de las Cortes, lla ma do Teatro Cómico, se p rod uce la redacción de la Cons ti tución Española de 1812 . Durante el pe ríodo en el q ue la Isla de León era si tiada po r las t ro pas na poleónicas y era, jun to con Cádiz, el ú nico bas tión de la resis tencia española fren te al invasor, se reunieron en el Teatro de Come dias los dipu ta dos q ue elaboraron el texto cons titucional q ue finalme nte se p ro m ulgó en Cádiz. Gracias a es te hecho, la localida d ob tuvo el tí tulo de Ciudad y el no m bre de San Fernan do, en ho nor al en tonces m o narca Fernan do VII.

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14para jugar con co m etas 3 3 , con graves p roblemas de aguas po tables e iguales p roblemas en cuanto a la capacidad de edificación por la escasez de terreno. Esta si tuación hace inviables los cam pos de cul tivos y a mbientes na tu rales y el juego o la diversión debe desar rollarse en u na ciudad - p uer to a m urallada, de calles es t rechas, casas de varias plantas con azotea y que sólo tiene salidas por los accesos de Puerta de Sevilla, Puerta de Tierra, Puerta del Mar o Puerta de la Caleta.

El gran acontecimiento social de inicios del XIX, al igual que ahora, son los carnavales, p rohibidos en tiem pos an teriores de for ma rei terada por la Corona y per ma nen te mente desobedecida. Se celebran al m o do de Venecia y Génova 34, en pa tios, corralas y calles. Sabor me diterráneo 35, me zclado con la llegada a los p uer tos y pos terior extensión a la ciudad de ri t mos a mericanos de habaneras, tangos y colombianas entonados por esclavos.

Otra faceta del carnava l son los bailes 3 6

celebrados en las m a nsiones lujosas de los p rós peros comerciantes, clase burguesa t rabajadora que conver tía a és tos en el eje social de las fies tas de carnaval. Mientras, en las calles de La Viña, Rosario, Cuna, San Lorenzo, Candelaria y o t ros barrios 37, el ir y venir de las m á scaras per mitía ro m per el orden social38

des de el anonimato, po tenciando la crítica

33 Se t ra ta � La co meta� de u n lienzo de Goya de u na serie de car tones pa ra tapices (1778), pa ra la decoración del co me dor de los Príncipes en el Palacio de El Pardo de Madrid . En el mis mo refleja el m u n do y las cos tu mbres del p ueblo. Se t ra ta de u n juego m uy po p ular que servía de dis t racción a los m ajos de su época.

34 El Carnaval Gaditano to ma referencias del Italia y de la influencia genovesa. Desde el siglo XV, t ras el des pla za miento hacia el Mediterráneo de los t u rcos, los co mercian tes italianos se t raslada n a Occiden te, encont ran do en Cádiz lugar p ropicio pa ra sus objetivos co merciales con el nor te y cent ro de África. Disfraces, an tifaces, caretas, jeringas de agua y confetis son elemen tos asimilamos del Carnaval italiano. El Carnaval desestructura el orden social, enfren ta a las clases, libera instin tos y ro m pe las rep resiones. Desde el disfra z se co me y se bebe, se invier te el or den de las cosas, se come y be en exceso, se ironiza y sa tiriza la socieda d y a la au torida d y se da rien da suelta a la fan tasía y la liberta d.

35 Se re mo n ta a las bacanales (fies tas en ho nor de Baco), las sa tur nales (Dios Saturno) y lupercales (Dios Pan), celebraciones de la an tigua Grecia y Roma Clásicas. A estas influencias es necesario aña dir el carácter cris tiano, ya q ue sin la Idea de la Cuares m a no exis tiría en la for ma q ue exis tió en la Edad Media Europea, reconociendo el derecho de la carne en u n equilibrio social y p sicológico que per mite la inversión de las jerarquías sociales, así como la expresión de u na oposición política que no tiene posibilidad de m a nifestación legal.

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15social y a la au toridad, den t ro de u n desenfreno en el que era frecuente el consu mo de vino y comida des me dido. El fin de tales des ma nes se acota por el ac to del en tierro de la sardina 39

El comercio40 cons ti tuye la ac tividad p rincipal d uran te los siglos XVII y XVIII en Cádiz, siendo tan to s u p ro tagonis mo que acaba con el m o no polio de Sevilla y el pase de la Casa de Contra tación (1717). Se t ra ta de u n siglo de oro para el comercio gaditano, que jun to a la riqueza que genera, cultura y política borbónica, hace que Cádiz se vislu mbre como u na ciudad ilus t rada que p ro picia la formación de u na clase burguesa.

Tanto para las t ransacciones comerciales como para deba tir sobre los asun tos políticos de la época se necesitan u nos espacios p úblicos a los que p uedan acceder es tas n uevas clases sociales y em presariales que no tienen lugar en las an tiguas tabernas. Casas de reuniones y cafés son es tos n uevos espacios, m á s sosegados y en los que se es tablecen n uevas relaciones sociales, con m ás ac ti tudes hacia la necesidad de infor mación y debate que requiere u na sociedad ilus t rada, es tancias para la lectura y dependencias t ranquilas don de realizar las t ransacciones comerciales.

Son las cues tiones econó micas, literarias y políticas las que p rovocan las

36 El es tilo italiano influye en los Bailes de Carnaval, siendo el eje cent ral de las fies tas p ues to q ue es el acto social m á s impor tan te de las celebraciones, sobre to do en el siglo XVIII y p rincipios del XIX. Se m a nifies tan como u n eleme nto p ro pio de las capas su periores de la socieda d.

37 En el Carnaval Gaditano de p rincipios del XIX se observan caracteres q ue pe r ma necen hoy: vemos có mo la plaza de la Cons ti tución (hoy de San Antonio) y la calle Ancha son los lugares cent rales de la fies ta po p ular. Des tacan dos celebraciones: los bailes de m á scaras en el tea t ro y en casas pa r ticulares y los gru pos de gentes que disfra za das recorren las calles cantan do. En es tos gru pos de cantores po de mos ver u n p receden te m uy concre to de las actuales agru paciones carnavalescas, que reciben influencias t a m bién de los grupos de gentes de color q ue en las fechas de Navidad recorrían las calles de Cádiz en tonan do villancicos, así co mo de los ri tmos de América.

38 Existe u n sen tido de justicia social contrario al po der op resivo ejercido por la burguesía sobre las clases m á s h u mildes, convirtiéndose en u n ins t ru me n to de control desde el anonimato del en mascarado. Los carnavales no sólo fueron divertimentos folclóricos en los cuales reinaba el jolgorio, sino ta mbién u n inst ru me n to de crítica política.

39.El � Entierro de la Sardina � inmortaliza el fin del carnaval e inicio de la Cuares ma. A p rincipios del siglo XIX Goya, en ese diálogo intenso del pin tor con lo po p ular, pin ta el en tierro con la mitad de u n cerdo abier to en canal, des pidien do los placeres gast ronó micos an te el ayuno inminente de los tie m pos cuares males

40 En es te con texto los cafés son lugares rep resen ta tivos de u na socieda d ilus t rada y con n uevos hábitos sociales. En los mis mos se desar rollan n uevas sociabilidades que se encuent ran a caballo en t re lo comercial, cues tiones p úblicas y p rivadas divergentes de la m aje za ra dicada en las tabernas, que siguen sien do lugares pa ra las fies tas, los bailes, cons u mo de alcohol y juegos de naipes.

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16apariciones de cafés y o t ros lugares de ter tulia en los que se desar rollan n uevas habilidades sociales vinculadas a las cues tiones culturales. Un ejem plo de la p roliferación de es tos nuevos es tablecimientos es la «Casa de la Camorra», an teceden te del pos terior Ateneo Literario Artís tico y Científico fun dado en 1858.

La mejora econó mica del comercio incide en u n incremento de la población y u na m ejora de las edificaciones de la ciudad y de la calidad de vida, do tán dolas de centros de ac tividad educativa y cultural como el Colegio de Medicina y Cirugía (1748), el p rimero de tal clase que se funda en España; la fundación del Observatorio Astronó mico en el Castillo de Guardiamarinas (1751), que en 1793 sería t raslada do a San Fernando y las Escuelas de Dibujo, Aritmética y Geomet ría.

Estos n uevos es tablecimientos son lugares de reunión, conversaciones y deba te de la cosa p ública, siendo impor tan tes los periódicos como referente de las novedades, y en los que se enfrentaban las ideas po p ulares y burguesas, as pecto no siem pre negativo al animar a la opinión p ública, que t an to p ro tagonis mo tendrá en el Cádiz de las Cortes.

La invasión na poleónica es tim uló que el p ueblo se echara a la calle y m a nifes tara s u oposición no sólo con las ar mas, sino con letrillas y canciones que encarnizaban a los invasores y ensalzaban al idealizado Fernan do VII, siendo algunas de ellas obran de grandes m ú sicos y poetas y ot ras de carácter anónimo. De una for ma u o t ra es taban llenas de indignación, rabia, dolor, y del gran valor de es timular el sen tir pa t riótico.

Algunas de ellas han perdurado has ta la actualidad, al me nos la segun da es t rofa.

Váyanse los franceses / en hora m ala;

que Cádiz no se rinde, ni sus m urallas.

Con las bo mbas que tiran / los fanfarrones / hacen las gaditanas tirabu zones.

Con las bo mbas que tira / el m ariscal Soult41, / h acen las gaditanas / m a ntillas de

41 Los aliados impiden el paso de los franceses po r el Puente Zuazo y el m a riscal Víctor inten ta acceder a Cádiz por Puntales des de El Trocadero, inten ta n do dese mbarcar con la baja mar.

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17tul.

El interés que s uscita la guer ra de la Independencia p rovoca u na gran necesidad de de man da infor mativa, que es res pon dida por la liber tad de p rensa que decre ta el gobierno p rovisional en 1810. Bajo es ta aper tura se generan p ublicaciones periódicas de todas las ten dencias: El Conciso y El Robespierre Español (liberales); El Censor General (anticons ti tucionalista); e incluso algunas como La Gaceta de Sevilla o El diario de Barcelona (afrancesados ). Esta aper tu ra ter mina y cesa s u actividad con el regreso de Fernan do VII, que p rohíbe en 1815 cualquier p ublicación no oficial. Los cambios de liberales y absolu tis tas m arcan u na m ayor o m e nor liber tad en es te sentido en el t ranscurso del siglo.

La lectura o infor mación por la p rensa era una ocupación diaria de los gaditanos de inicio de siglo, aunque es to no quiera decir que se leyera 42, da do el analfabetis mo exis tente. Se t ra taba de u na p rensa no infor mativa, cent rada en as pectos políticos o científicos, con for ma to pequeño, escritos en colu m na y no de m uy buen as pecto 43, de aspecto aburrido. A par tir de es ta fecha se parecen m ás a los actuales.

En Cádiz exis te gran n ú mero de p ublicaciones en la época y con tenidos extensos que son, a juicio de Blanco White, definidos como � adelantados a su época� . El mis mo White fundaría el periódico �EL Español� en 1810, con gran influencia en Cádiz y América. No obs tan te no fue el único, sino que fue aco m pa ña do por bas tan tes m á s.

Pasear, ver y hablar en el Cádiz de p rincipios de siglo es u na opor tunidad

Se t ra ta de u n ase dio de 22 me ses que acaba con el cese del m ariscal. Se hizo cargo del asedio el m a riscal Soult (Duque de Dalmasia), al q ue de dican los gaditanos sus canciones. Mandó colocar u na culebrina de fuego en el Río San Pedro, crean do u na línea ofensiva en todo el borde m arí timo de Puer to Real, a m ucha dis tancia, pa ra hacer da ño a Cádiz.

42 Al inicio del siglo XIX la prensa es u n p ro d ucto minoritario, ya que la m ayoría de la población era analfabeta. Las tiradas son m uy pequeñas, n u nca sobrepasan los 1.500 eje m plares, pero tienen u na a m plia difusión debido a la t ra dición de la lectura en voz alta en los cafés y ter tulias.

43 Es necesario esperar al período pos terior a 1835 pa ra q ue la p rensa se haga m á s bien en u na concepción ro m á ntica , n uevos for matos y n ueva es t r uctura, y sobre todo que tenga u n carácter m á s infor mativo.

Registro: 2010 /B14. Publicado: 18 de 06 de 2010AUTORÍA

claveXXI. Reflexiones y Experiencias en Educación. Nº 2

CEP de Villamartín. ISSN: 1989­9564. Depósito Legal: CA 463­2010

Page 18: JUEGOS Y DIVERSIONES EN EL INICIO DEL SIGLO XIX …clave21.ieszaframagon.com/files/articulos/JuegosGaditanos.pdf8 Primera iglesia de extramuros (1876), con proyecto de Torcuato Benjumeda,

18ú nica, en un a mbiente tan aris tocrático, elegan te, comercial, cultural y variopin to. La calle Ancha se convier te en el cent ro de es tos pa seos reuniendo a al tos políticos, litera tos, al tos m a n dos del ejército, burgueses y o t ros elementos de la buena sociedad. No hay que olvidar que los negocios tienen u n elemento consus tancial con el desar rollo de u n servicio pero ta mbién en el mis mo deben considerarse las habilidades sociales y el t ra to educado y p rofesional por a mbas par tes.

Además de la calle Ancha adquieren un p ro tagonis mo la calle Nueva, que recoge las conversaciones de las reuniones de comerciantes en las que se hablaba de contra taciones, pagos, a rreglos de embarcaciones, fletar barcos, asegurar cargamentos, e tc.; la pla za de San Antonio, llena de cafés y tiendas; la plaza de San Juan de Dios como centro bullicioso y diná mico don de se concentraban miles de m arineros con su s alegrías de es tar en tierra, s us cantos, su diversidad cultu ral, su s canciones y su no dejar de t rabajar d u ran te el día aten diendo a barcos que ent ran y salen en la canalización de s us mercancías.

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José Claudio Narganes RobasDirector del Centro del Profesorado de Cádiz

Correo elect rónico: [email protected]éfono de contacto: 697950144

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