juan bassegoda

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Más información N acido en Barcelona el 9 de febrero de 1930, y bautiza- do, tres días después, en la basílica de Santa Ma- ría del Mar, Juan Basse- goda Nonell, pertenece a una de las familias cata- lanas de mayor renombre dentro de la historia del arte y de la arquitectura; es, sin duda, la persona que más sabe de nuestro país, y posiblemente tam- bién de todo el mundo, en cuanto al modernis- mo se refiere. Desde la Cátedra Gaudí, entidad que presidió durante 32 años, ha impartido clases y ha dirigido las tesis de los más célebres especia- listas en la materia de los cinco continentes. Hoy, a punto de cumplir los 81 años, a pesar de estar acosado por la sombra del parkinson, logra se- guir atendiendo encargos editoriales relacionados con aspectos de la vida y obra de Gaudí, y tam- bién sobre el modernis- Nieto, hijo y hermano de arquitec- tos, ¿qué le debe Juan Bassegoda Nonell a la arquitectura? – Sí, además, el tío de mi abuelo, Pedro Bassegoda Mateu, en 1850 ya ejercía como maestro de obras, con título con- cedido por la Escuela de Maestros de Obras. Pre- cisamente, al jubilarme en el 2000, y cumplirse los 150 años de aquella fecha, tuve el placer de pronunciar una diser- tación que luego se edi- tó; para tal evento, me asignaron el aula “Pi i Calleja”, que es la de ma- yor aforo del Colegio de Arquitectos, que registró un lleno total. La arqui- tectura es un oficio dig- nísimo, si se ejercita con honradez y dignidad. ¿Qué consejos recuerda de sus padres, en relación con el arte, en general, y la ar- quitectura, en particular? – Más que consejos, mi mayor fuente de infor- mación sobre la arqui- tectura la obtuve con la lectura de libros. Ya con | MAYORES HOY mo. Acompañado por Olga De los Ríos Magriñà, su encantado- ra esposa, el Dr. Bassegoda No- nell nos recibe gentilmente en su acogedor domicilio de la Ciudad Condal. Texto y fotos: Jesús Ávila Granados (www.jag.es.vg) Juan Bassegoda Nonell “No debemos incluir a Gaudí dentro del modernismo” Catedrático de Historia de la Arquitectura y del Urbanismo 52 052-055SESENTA.indd 52 26/01/11 00:35

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Page 1: Juan Bassegoda

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N acido en Barcelona el 9 de febrero de 1930, y bautiza-

do, tres días después, en la basílica de Santa Ma-ría del Mar, Juan Basse-goda Nonell, pertenece a una de las familias cata-lanas de mayor renombre dentro de la historia del arte y de la arquitectura; es, sin duda, la persona que más sabe de nuestro país, y posiblemente tam-bién de todo el mundo, en cuanto al modernis-mo se refiere. Desde la Cátedra Gaudí, entidad que presidió durante 32 años, ha impartido clases y ha dirigido las tesis de los más célebres especia-listas en la materia de los cinco continentes. Hoy, a punto de cumplir los 81 años, a pesar de estar acosado por la sombra del parkinson, logra se-guir atendiendo encargos editoriales relacionados con aspectos de la vida y obra de Gaudí, y tam-bién sobre el modernis-

Nieto, hijo y hermano de arquitec-tos, ¿qué le debe Juan Bassegoda Nonell a la arquitectura?

– Sí, además, el tío de mi abuelo, Pedro Bassegoda Mateu, en 1850

ya ejercía como maestro de obras, con título con-cedido por la Escuela de Maestros de Obras. Pre-cisamente, al jubilarme en el 2000, y cumplirse los 150 años de aquella fecha, tuve el placer de pronunciar una diser-tación que luego se edi-tó; para tal evento, me asignaron el aula “Pi i Calleja”, que es la de ma-yor aforo del Colegio de Arquitectos, que registró un lleno total. La arqui-tectura es un oficio dig-nísimo, si se ejercita con honradez y dignidad.

¿Qué consejos recuerda de sus padres, en relación con el arte, en general, y la ar-quitectura, en particular?

– Más que consejos, mi mayor fuente de infor-mación sobre la arqui-tectura la obtuve con la lectura de libros. Ya con

| MAYORES HOY

mo. Acompañado por Olga De los Ríos Magriñà, su encantado-ra esposa, el Dr. Bassegoda No-nell nos recibe gentilmente en su acogedor domicilio de la Ciudad Condal.

Texto y fotos: Jesús Ávila Granados (www.jag.es.vg)

Juan Bassegoda Nonell“No debemos incluir a Gaudí

dentro del modernismo”

Catedrático de Historia de la Arquitectura y del Urbanismo

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pocos años, había leído la totali-dad del “Summa Artis”, de Sergi Pijoan, en la magna biblioteca de mi padre, Bonaventura Bassegoda Musté. De él aprendí el ejemplo de trabajar y el amor por la pro-fesión, sin dejar de investigar. Mi padre fue académico de la Acade-mia de Ciencias y Artes, entidad que le publicó 18 monográficos, fruto de sus realizaciones y dis-cursos. Entre sus más singulares obras, el Mercado del Guinardó, de la ciudad de Barcelona, cons-truido en 1854, que contaba con 5 arcos de 30 metros de luz, de hormigón armado. Yo era un alumno más de mi padre. Otros miembros de mi familia que se-rían referencias sólidas en mi interés por la arquitectura, fue-ron: mi abuelo, Bonaventura Bas-segoda i Amigó, quien, además de la monumental “Casa Bosch i Alsina”, de la Plaza de Cata-luña de Barcelona, llevó a cabo importantes intervenciones en la localidad de El Masnou; y tam-bién quiero citar a mi tío-abuelo, hermano del anterior, Joaquim Bassegoda i Amigó, autor, entre otras grandes obras, de la “Casa Clapés”, de Barce lona.

¿Cuáles fueron sus mejores maes-tros, además de su propia familia?

– Josep Francesc Ràfols, el pri-mero que escribió sobre Gaudí (1929); Eusebio Bona Puig, cate-drático de proyectos, realizador

de edificio del Banco Español de Crédito, en la Plaza de Cataluña de Barcelona; Emili Bordoy… Toda esta formación que obtuve sobre el modernismo como copia de la Naturaleza, me llevó a des-cubrir la figura de Gaudí, quien buscó en la arquitectura no las formas, sino la estructura como la misma naturaleza se interpre-ta de una manera lógica y ésta las desarrolla con sentido común, no el modernismo que lo lleva a cabo de forma muy extremada.

¿Cuál fue su primera intervención profesional, y cuál la más impor-tante de su larga trayectoria?

– La primera fue la restauración de “Casa Llensa”, un edificio muy antiguo del centro del pue-blo de Hostalric, en 1956; aún no había terminado la carrera de Ar-quitectura. Y de las que me siento más feliz, las diferentes actuacio-nes llevadas a cabo en la Catedral de Barcelona, de la que fui arqui-tecto titular durante 32 años (de 1969 a 2003), en el altar, la sala capitular, la catedral románica, el claustro, etc.

¿Qué estilo artístico le motiva más?

– El gótico, sin duda, porque es el más racional. Gaudí decía que los arquitectos del Renacimiento sólo eran decoradores, mientras que los del gótico intentaron, y consiguieron, alcanzar la estabili-dad espacial a través de los arcos y las bóvedas, con las estructuras aéreas de las arcadas arbotantes. Desde muy pequeño quedaba ex-tasiado contemplando la belleza espacial del gótico de Santa Ma-ría del Mar, y también de la igle-sia de la Mercè y la Catedral de Barcelona.

¿Qué representa el arte modernis-ta en la cultura española, y catala-na, en particular?

– El modernismo, a pesar de ser un estilo artístico con vida muy breve –desde 1870 a 1930–, en Cataluña arraigó con fuerza, coin cidiendo con el inicio de la Renaixença –que aglutinó poesía, pintura, literatura y otras artes–, por el sentimiento hacia esa co-rriente cultural, que no existía

“Los arquitectos del gótico intentaron, y consiguieron, alcanzar la estabilidad espacial a través de los arcos y las bóvedas”

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en otros lugares de la geografía hispana. Por lo tanto, Cataluña se convirtió en la principal refe-rencia del modernismo español. Recuerdo un hecho de gran im-portancia como fue, en 1969, la celebración, en el Casón del Buen Retiro, de Madrid, de la primera Exposición del Modernismo en España, inaugurada por el Prín-cipe don Felipe de Borbón y la presencia de S. M. Doña Sofía.

¿De qué fuentes se nutrió el arte modernista?

– Sobre todo, del medioevo, y concretamente del gótico. A los modernistas de Cataluña les lla-maban “els nens gòtics” (los niños góticos), porque ya, en aquella época, comprendieron que bebie-ron del arte gótico.

¿Qué vínculos unían el arte moder-nista con el románico o el gótico?

– Principalmente la arquitectu-ra, porque las demás artes no debemos vincularlas con el mo-dernismo. Fue en época moder-nista cuando, curiosamente, se incentivó el interés por el romá-nico, estilo que estaba completa-mente olvidado y desprestigiado. El arquitecto Lluís Domènech i Muntaner, así como Josep Puig i Cadafalch, fueron los impulso-res por la recuperación de aquel primer estilo medieval, que llevó a cabo realizaciones tan especta-

culares como las iglesias del valle de Boí, en el Pirineo de Lleida, o la catedral de Jaca, primera del románico hispano.

¿Qué le debemos al arte modernis-ta, conocido en otros lugares con diferentes denominaciones?

– Sin duda, la alegría y el op-timismo que transmite en sus realizaciones, reflejando aquel período de nuestra historia re-ciente conocido como la “Belle Epoque”, que se truncó con el estallido de la Primera Guerra Mundial (1914), desaparecien-do, lamentablemente, menos de dos décadas después de todo el panorama mundial.

¿Qué conceptos incorporó Antoni Gaudí a la cultura occidental?

– Gaudí fue del todo excepcio-nal, porque supo incorporar a la arquitectura los sistemas reco-gidos de la Naturaleza, después de aprender de ella, para luego trasladarlos y aplicarlos a sus es-pectaculares realizaciones que no

dejan de asombrar a propios y extraños. Admiro en la figura de Gaudí el hecho de haber sabido incorporar el concepto de espi-ritualidad; la Naturaleza es obra divina, mientras que su obra está basada en ésta.

¿Faltan elementos aún por descu-brir dentro del arte modernista, o ya lo sabemos todo?

– En primer lugar, debemos decir que Gaudí no fue un arquitecto modernista; a él le tocó vivir en una época contemporánea del modernismo, pero no sería correc-to incluirlo dentro de esta corrien-te. La primera prueba es que el modernismo ha pasado de moda, mientras que el legado del artífice de la Sagrada Familia, y la de cen-tenares de realizaciones firmadas por él, son cada día más atractivas y reciben más visitantes y estudio-sos en la historia del arte mundial. Siempre descubriremos nuevos mensajes y formas escondidas en el arte modernista; el arquitecto modernista se centró más en las figuraciones, que en las grandes

“Gaudí fue del todo excepcional, porque supo incorporar a la arquitectura los sistemas recogidos de la Naturaleza, después de aprender de ella”

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formas, para transmitir la euforia de la sociedad de entonces.

¿Por qué se interesan tanto los japoneses por el arte modernista, incluso más que nosotros mismos?

– Porque ellos tienen un mayor res-peto a la Naturaleza que nosotros. Sólo debemos establecer una sencilla comparación, si vemos por una par-te la belleza espacial y el equilibrio de los jardines de la Villa Imperial de Katsura, en Kyoto, construidos entre el 250 y el 600 d. C., coin-cidiendo con el florecimiento del shintoismo; y por otro, el conjunto palaciego de Versalles, en Francia, obra de Le Brun, es fácil compren-der que realización está más próxi-ma a la esencia de la naturaleza.

¿De todas las realizaciones arqui-tectónicas del modernismo catalán llevadas a cabo por Vd., de qué lo-gro se siente más orgulloso?

– El santuario de Montserrat, en la localidad de Montferri (Alt Camp. Tarragona), iniciado por el arquitecto Josep Maria Jujol i Gi-bert en 1926, e interrumpido tres años después, por la expulsión de los jesuitas; trabajo que me enco-

mendaron y que tuve el privilegio de continuar en 1983, en compa-ñía de otros arquitectos e ingenie-ros, y del que me siento muy sa-tisfecho de los resultados finales conseguidos, que logran respetar el espíritu de su creador inicial.

¿Cómo fue su trayectoria al frente de la Cátedra Gaudí?

– Durante treinta y dos años (des-de 1968 hasta el 2000), jubilado por edad, aunque diez años más tarde, he estado al frente de esta noble y ejemplar institución cul-tural dependiente de la ETSAB (Escuela Técnica Superior de Arte de Barcelona). Entre el elen-co de visitantes, recuerdo la es-tancia de dos premios Nobel; en sus salas se leyeron numerosas e influyentes tesis doctorales de especialistas del modernismo de todo el mundo. Me siento orgu-lloso de haber sido el anfitrión de todos ellos; algunos de los cuales han llevado a cabo sus trabajos de investigación y de final de ca-rrera basándose en mis apuntes, consejos y explicaciones.

Háblenos de las modestas barra-cas de agricultor, porque Vd. se ha

interesado siempre por estas hu-mildes, intemporales y anónimas construcciones de piedra seca.

– Ya, desde muy joven, tuve el placer de descubrir estas cons-trucciones –conocidas en las co-marcas catalanas con el nombre de “barraques de vinya”–; fue en la zona de l’Anoia, cerca de Igualada. Recuerdo que, en una ocasión, un campesino me habló de estas anónimas barracas de viña, y, por su propia voluntad, dedicó toda una jornada para explicarme, paso a paso, el de-sarrollo arquitectónico de estas construcciones. Lo que advertí, al poco tiempo, es que estas hu-mildes realizaciones tuvieron una notable influencia en las obras de Gaudí, porque advirtió en ellas su elegancia a la hora de desarro-llar la cúpula, con elementos tan sencillos como son la piedra seca, sin mortero –encarnada a hueso– como se dice en el argot arquitec-tónico. Y lo importante, además, es que puedan ser restauradas en nuestros días por los mismos campesinos, garantizándose un futuro esperanzador para las ba-rracas, construcciones que ahon-dan sus orígenes en la civilización celta”.

Y, finalmente, ¿en qué proyectos está trabajando actualmente?

– En la realización de dos libros sobre la vida y obra de Antoni Gaudí, basados en mis trabajos ya publicados a lo largo de cua-tro décadas, que tengo ya a pun-to para entregar a la editorial.

Juan Bassegoda junto a su esposa Olga de los Rios.

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Juan Bassegoda Nonell: “No debemos incluir a Gaudí dentro del modernismo”