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    El texto que sigue se public originalmente en Perspectivas: revista trimestral de educacin

    comparada (Pars, UNESCO: Oficina Internacional de Educacin), vol. XXIII, nos 3-4, 1993,

    pgs. 808-821.

    UNESCO: Oficina Internacional de Educacin, 1999

    Este documento puede ser reproducido sin cargo alguno siempre que se haga referencia a la fuente.

    GASPAR MELCHORDE JOVELLANOS

    (1744-1811)

    Angeles Galino Carrillo1

    Jovellanos y su tiempo2

    Buena parte de los escritos de nuestro autor pertenecen a dictmenes, censuras yrepresentaciones de carcter jurdico solicitadas por el Supremo Consejo de Castilla.Jurisconsulto y magistrado de profesin, Jovellanos era experto en derecho civil y cannico yfigura en las corrientes del regalismo ilustrado. Mantiene continuo contacto con el pensamiento

    jurdico innovador de Inglaterra, Italia y Francia; tal, la Constitucin francesa del Ao II queencuentra admirable.

    Literato, su excelencia en el cultivo de la lengua y la literatura espaolas ha constituido,hasta ahora, la faceta ms reconocida de la personalidad de Jovellanos. Autor de algunas de lasmejores poesas del siglo, cultivador de diferentes gneros, entre los que sobresalen la lrica y la

    stira, su creacin literaria, bajo el seudnimo de Jovino, as como el estilo de su prosa,elegante con naturalidad, le han conquistado un espacio importante en la historia de la literaturaespaola.

    Poltico reformador, pertenece al crculo enciclopedista de Pablo de Olavide, elpromotor de la primera reforma universitaria moderna en Espaa, y se relaciona estrechamentecon algunos de los principales autores de las reformas llevadas a cabo bajo Carlos III. Esmiembro del Real Consejo de las Ordenes Militares, Consejero de Estado, y Ministro de Graciay Justicia con Carlos IV. Durante la Guerra de la Independencia (1808-1813) es miembro de laJunta Central Suprema y las Cortes de Cdiz le declaran Padre de la Patria.

    Estudioso de economa civil, fundador y miembro activo de la Sociedad EconmicaMatritense de Amigos del Pas y correspondiente de otras muchas sociedades econmicas,trabaja activamente en el fomento del comercio, la explotacin minera y las vas decomunicacin. Consagra una de sus obras principales, Informe sobre el expediente de la Ley

    Agraria, a los problemas polticos del suelo. En l expone un pensamiento independiente einformado de las doctrinas econmicas del siglo. Toma partido por las reformas agrarias que lanacin necesita.

    Jovellanos es, en realidad, un polgrafo por su cultivo de la historia, la geografa, el arte,y su inters por los usos y costumbres de los grupos humanos, que hacen de l un precursor devarias ramas de ciencias desarrolladas con posterioridad.

    Jovellanos pedagogo

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    Jovellanos hace de la educacin el objeto privilegiado de sus preocupaciones. El vasto campode sus intereses acaba siempre centrndose en la cuestin capital de la formacin humana. Laspublicaciones que sobre educacin le debemos abarcan casi tres decenios de su vida (1781-1809). Entre ellas se cuenta el primer tratado sistemtico sobre el tema. Una perspectivahistrica de la educacin ha de reconocer en Jovellanos una figura emblemtica de la pedagoga

    de la Ilustracin.Un ilustrado es un hombre sociable. La condicin social del hombre constituye el puntode partida de las reflexiones pedaggicas jovellanistas. Este carcter societario se abrirprogresivamente a los valores personales y acabar caracterizando su pedagoga comoigualmente atenta a ambos polos de la relacin, el individuo y la sociedad.

    SuDiario de 1796 revela la densidad humana del hombre que, pasada la cincuentena,hace balance de lo que en su vida hizo y de lo que quiso hacer, toma el futuro en sus manos y loconcentra en una decisin: Resuelvo en mi nimo una obrita sobre instruccin pblica para locual tengo hechos algunos apuntamientos y observaciones3.

    Las investigaciones sobre Jovellanos que, desde diversos campos, se han llevado a cabohan abierto respectivas vas de acceso a sus diferentes producciones. En su contribucin

    especializada, son rigurosamente insustituibles. Nos ocupamos ahora de un eje de su obra que,sin ser nico, nos parece principal porque tiene capacidad integradora para conferir sentido asus principales obras en prosa y a algunas de sus creaciones poticas: la dominante pedaggicade su reformismo. La preocupacin por la regeneracin econmica de la nacin y la creenciaaxiomtica de que la instruccin es el origen de todo progreso social y personal, constituyen elimpulso inicial de la pedagoga de Jovellanos.

    El pensamiento y la accin reformadora de Jovellanos se configuran en el contexto de sucrtica institucional contra la universidad, los colegios mayores universitarios, la magistratura,los gremios de los oficios, la Inquisicin; en el contexto de su crtica social contra la riquezavinculada (mayorazgos y manos muertas), la mala educacin de la clase aristocrtica, la faltade educacin del pueblo, la pseudoeducacin de la mujer impuesta por prejuicios sociales quedeben superarse; la pobreza de origen poltico estructural; la desestima del trabajo y lasdesviaciones supersticiosas y milagreras de la religiosidad.

    Su crtica de la educacin contempornea denuncia los mtodos docentes puramenteespeculativos deductivos, dice l, los estatutos anacrnicos que rigen todava losestablecimientos de enseanza, el rgimen semieclesistico de las universidades, el abuso de losargumentos de autoridad, el desconocimiento o poco recurso a las fuentes (bblicas,humansticas, jurdicas, mdicas), la ignorancia y menosprecio de las ciencias modernas, eldescuido de las lenguas vivas, la falta de formacin actualizada de las clases trabajadoras y delos oficios tcnicos (Escolano Benito, 1988).

    Ante la imposibilidad de llevar acabo las ingentes reformas que considera urgentes, opta

    por reformar cuando puede establecimientos docentes antiguos. Pero pone ms nfasis en crearespacios nuevos, instituciones otras, capaces de encarnar su ideal.Las gestiones y publicaciones de las distintas etapas de su vida as lo acreditan. Cuando

    las Sociedades Econmicas de Amigos del Pas estaban an en su auge, l se dirige a la deAsturias sobre los medios de promover el bienestar de aquella regin (1781), y la necesidad decultivar en ella el estudio de las ciencias naturales (1782). Uno de sus Discursos introduce elejercicio de la libertad en la formacin de los artesanos (1785). Aboga por la presencia deseoras en la Sociedad Econmica Matritense como sujetos activos con todos sus derechos(1786). Una parte significativa de su pensamiento pedaggico lo expone en elElogio de Carlos

    III (1788). Siendo Ministro de las rdenes Militares, compone un plan de estudios para elColegio de Calatrava en Salamanca (1790), que es su principal aportacin a la formacin

    universitaria y pedaggicamente muy importante (Caso Gonzlez, 1988).

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    Durante los fecundos aos de su destierro en Gijn (1790-1797), bajo pretexto desupervisar operaciones mineras, se ocupa especialmente en dar forma al establecimiento por lfundado, el Instituto de Nutica y Mineraloga. En el trabajo sobre la Ley Agraria dedica largaspginas a la educacin de agricultores, propietarios y polticos (1794). Segn la crtica reciente,el Plan de educacin de la nobleza sera una obra no redactada por l pero, sin duda, bajo su

    directa inspiracin, hay que situarla en el tiempo de su efmero mandato como Ministro deGracia y Justicia (1797-1798). En su destierro de Mallorca, compone finalmente, sin libros deconsulta ni citas de referencia, el primer tratado sistemtico sobre educacin de la Ilustracinespaola.

    La efervescencia pedaggica de la poca

    No se trata de trazar un cuadro completo de la realidad educacional del ltimo tercio del sigloXVIII en Espaa, sino de tener en cuenta algunos rasgos significativos del contexto pedaggicoen que se desenvuelve la vida de Jovellanos.

    Los primeros aos de su ejercicio profesional coinciden con la serie de medidas polticaspromovidas por los ministros de Carlos III. La conviccin a todas luces subjetiva de queparticipaban en la crisis ms favorable de la historia de Espaa se traduce en la serie dereformas que sintetizamos a continuacin: la expulsin de los jesuitas que abandonan colegios yseminarios, y el conjunto de disposiciones relativas a este acontecimiento (1767 y aossiguientes); el encargo a Olavide de reformar la Universidad de Sevilla, que dara lugar a lasinnovaciones contenidas en su plan de estudios (Aguilar Pial, 1969), documentocircunstanciado de hacia dnde se deseaba llevar la reforma de las dems universidades; lasdisposiciones contenidas en el cuerpo de Reales Cdulas sobre la reforma de las universidadesde Salamanca y Alcal (1769); la creacin del cargo de Directores de Universidades,encargados de robustecer la dependencia de las universidades respecto del Consejo de Castilla

    (1769); la reforma de los Colegios Mayores Universitarios propiciada por los mantestas en elpoder, enfrentados con los colegiales que hasta entonces haban prevalecido en laadministracin civil y eclesitica (1771-1777)4.

    Las dificultades que se oponen a estos intentos y el fracaso de los mismos dejarn parasiempre en Jovellanos la idea de que los imprescindibles cambios en los estudios, mtodos yorganizacin docente nunca llegarn a buen puerto si han de realizarlos las corporacionesrespectivas. Desconfa de las enseanzas universitarias, que l considera bastiones decadentesde la universidad tradicional. Aprovecha distintos pasajes de sus obras para manifestar sumelanclica frustracin, precisamente porque entiende que la renovacin eficaz deba empezardesde arriba.

    En el decenio de los aos 1760 se abordan simultneamente reformas en otros niveles.

    Se inicia as la intervencin ilustrada en la enseanza del nivel que entonces se denominaba dePrimeras Letras. La expedicin del ttulo de maestro queda reservada al Consejo de Castilla(1771). Los asuntos de los maestros, regulados hasta entonces por la Hermandad de SanCasiano, pasan a depender del Colegio Acadmico de Primeras Letras (1780) y, ms tarde, de laReal Academia de Primera Educacin (1791) que instituye por vez primera una ctedra diariade Educacin y Enseanza (1797). Se crean las escuelas normales, as llamadas porque sufuncionamiento prctico haba de ser norma para todas las dems. Esta denominacin, queaparece por vez primera en nuestra terminologa docente, acusa el influjo de la Escuela Normalde Pars, abierta, por acuerdo de la Convencin, el 20 de enero de 1795.

    Los ilustrados espaoles presentan como acusada caracterstica la lucha por laregeneracin de una patria que, tras un perodo de resurgimiento, amenaza entrar en decadencia.

    En realidad les falta el entorno social. La clase instruida y relacionada con la Administracinpblica es demasiado leve. Se agrupan en crculos de amigos y en torno a proyectos (Viao

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    Las ciencias exactas y las ciencias naturales son para Jovellanos las ciencias tiles porantonomasia. Las primeras disponen al conocimiento de la misma economa, de las mquinas einstrumentos en general. Las segundas son llave para el estudio y explotacin del suelo y delsubsuelo, as como de las numerosas artes subalternas del gran arte de la agricultura 12.

    En el Informe sobre la Ley Agraria se propone la creacin de establecimientos de

    enseanzas tiles. En este caso, las que necesita la agricultura. Sern difundidas en todas lasciudades y villas de alguna consideracin, a saber, aqullas en que sea numerosa y acomodadala clase propietaria13.

    Los mtodos de estas enseanzas entraan una cuestin previa, nada balad: derribar elmuro entre los que estudian y los que trabajan; entre la teora y la prctica; entre la investigaciny la accin. Ya se ve por dnde se inclinar Jovellanos, dado que los defectos de la culturaespaola son, a su juicio, el gusto por la sutileza del razonamiento, la desestima de losconocimientos prcticos, la identificacin del pensamiento tradicional con el propio, y lasnovedades, con extranjerismos peligrosos. No habr algn medio de acercar ms los sabios alos artistas (artesanos), y las ciencias mismas a su primero y ms digno objeto?14

    El papel del intelectual demasiado propenso a generalizar conocimientos abstractos

    sin verificar su aplicacin ha de consistir, ante todo, en investigar verdades tiles y ponerlasal alcance de los analfabetos; y en algo igualmente urgente, desterrar las rutinas y prejuicios quetanto impiden el progreso de las artes necesarias. Para material se elaborarn unas cartillastcnicas que, respondiendo a una didctica clara y sencilla , expliquen los mejores mtodos depreparar las tierras15.

    FINANCIAMIENTO DE LA EDUCACIN

    Para sufragar la gratuidad , el mencionado Informe propone dotarla a cuenta del tipo dediezmos que pertenecen a los prelados, mesas capitulares, prstamos y beneficios simples16.

    En cuanto a los institutos de enseanzas tiles, prev tres fuentes de financiacin.Supuesta la finalidad de utilidad pblica a que se destinan, est justificado dotarlos con fondosde los Concejos de las respectivas localidades. El salario de los maestros correr a cargo de lascontribuciones de los alumnos. El gobierno se encargar de los edificios, instrumentos,mquinas, bibliotecas y otros complementos semejantes17.

    LA CUESTIN DE LA VIRTUD

    Justificar el universo moral es la cuestin clave de la tica de la Ilustracin. Para Jovellanos, lavirtud y el valor deben contarse entre los elementos ms destacados de la prosperidad social. Elmedio privilegiado para alcanzarlos ser tambin aqu la instruccin, pues la ignorancia es el

    origen de todos los males que corrompen la sociedad. La ignorancia moral, sin embargo, espsima, porque no expresa un defecto del entendimiento, sino del corazn18.Jovellanos ve con claridad las relaciones, en modo alguno obvias, entre instruccin y

    virtud. En primer trmino, analiza el origen o primera fuente de la moral. As lo haban hechoPlatn, Aristteles y, entre los modernos, Hume y Adam Smith, por considerarlo parte obligadade la filosofa moral. Jovellanos lo considera indispensable para la educacin moral.

    No es irrelevante el lugar que concede a la exposicin y crtica de las opiniones de losfilsofos sobre los fundamentos de la moral, que sita al principio como debate fundamentante:el concepto de naturaleza es incierto, pues indica una idea universal y compleja19; la raznhumana no es la norma ni la precede, aunque puede discernirla y determinar la conducta; labsqueda del placer y huida del dolor seran aceptables si se identificaran con la apetencia del

    bien y el rechazo del verdadero mal. Tampoco admite Jovellanos el inters como fundamentode la moral; en este plano tiene el inters un relieve secundario, su importancia corresponde al

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    orden psicopedaggico. Coincide con quienes colocan la felicidad en el ejercicio de la virtud,pero disiente de quienes, como Cicern, uno de sus autores ms ledos, no llegan a derivarla desu verdadero origen20.

    La tensin fundamental entre individuo y sociedad, que aumenta a lo largo del siglo,interesa sobremanera a nuestro autor que define sus profundas convicciones tico-polticas

    como fundamento obligado de toda educacin. Se opone en parte a las corrientescontemporneas, rechazando la invencin del individuo abstracto que considera arbitrariaporque digan lo que quieran los poetas y los pseudofilsofos, la historia y la experiencia jamsnos presentan (al hombre) sino reunido en alguna asociacin ms o menos imperfecta21. Pero,en buena parte, las acepta distinguiendo los derechos del hombre natural de los del hombreen sociedad. Acepta las obligaciones y derechos naturales, afirmando al mismo tiempo queestn modificados por el carcter social del hombre. Modificacin que considera esencial. Eseprincipio modificante no puede menos de estar dirigido, sin embargo, a la conservacin yperfeccin de aquellos derechos y obligaciones que, por naturaleza, son anteriores a los sociales.Las modificaciones que introduzca este principio de asociacin sern tanto ms perfectas cuantoms perfeccionen y menos disminuyan los derechos que por naturaleza corresponden al

    hombre. Concluye paladinamente reconociendo que a toda sociedad poltica le es esencialtender siempre a esa perfeccin22. En el contexto de este pasaje aparecen expresados enapretado haz puntos de vista que definen a Jovellanos como ilustrado vido de reformas, pero,desde luego, antirrevolucionario.

    El gran error que hace de la educacin moral un terreno movedizo ha consistido enreconocer derechos sin ley ni norma que los establezca, o ms bien reconocer esta ley sinreconocer su legitimador. Estas opiniones conciernen a los sujetos de la educacin que deellas participan y el educador ha de tenerlas en cuenta.

    Jovellanos, por su parte, es explcito. La primera fuente de la moral reside en autor detodas las cosas. Para encontrar esta afirmacin no es preciso esperar al Tratado terico-prcticode enseanza. La desarroll ampliamente en laIntroduccin al estudio de la Economa civil. Lanorma moral ha de tener un origen sublime, un carcter esencialmente bueno y una fuerzaconstante uniformemente activa. De este origen se deducen los deberes, las obligacionesnaturales que conciernen al hombre en cuanto hombre, y las obligaciones civiles del hombre ensociedad.

    La instruccin moral es necesaria aun cuando se considere que la ley moral es natural alhombre y sus preceptos se desarrollan con l. Ms necesaria an para quienes fundamentan sumoral en reflexiones y deducciones de principios abstractos. Hay tambin una moral desentimiento impresa en el corazn de las personas que podran no necesitar de la instruccin.An en el caso de que as fuese, la instruccin servira para cultivarla y perfeccionarla.

    El pueblo que no conoce otra formacin moral estar en este punto an ms necesitado

    de instruccin.

    El espacio terico propio de la educacin

    La expresin sistemtica del pensamiento pedaggico de Jovellanos corresponde a una obratarda, el Tratado terico-prctico de enseanza. En su anterior y abundante produccin, elautor haba tomado posiciones pedaggicas muy definidas y arriesgadas. Haba expuesto supensamiento acerca de la formacin literaria, jurdica, teolgica, cientfica, artesanal, cvica. Unautor de pensamiento tan coherente a pesar de cuanto se haya dicho de las dos caras deJovellanos no poda dar un quiebro desorientador en la obra de su solitaria y encarcelada

    madurez. S, en cambio, ofrecer un concepto razonado de educacin, una visin intelectual deconjunto, que slo un panorama complejo permite lograr.

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    El punto firme del que arranca comprende los dos axiomas ya conocidos queconstituyen su ms profunda conviccin en este campo, la instruccin es no slo la primera,sino tambin la ms general fuente de la prosperidad de los pueblos23 y la primera raz delmal est en la ignorancia24. A demostrar este aserto consagr su vida. Puso a su servicio, comoconfiesa, detenida meditacin y el celo del bien pblico que jams se pudo desmentir.

    Las relaciones entre instruccin y educacin quedan sentadas claramente en el Tratado:la instruccin es el medio universal de educacin y la virtud el objetivo principal de laeducacin. Con esto concluye prolijos razonamientos anteriores. Tal es el concepto que, anuestro juicio, fundamenta la teora jovellanista de la educacin.

    Sabemos as en parte sobre qu ha versado la detenida meditacin antes aludida. Intentesclarecer las relaciones entre instruccin y moral. Antes se haba hecho eco del desafoplanteado tiempo atrs por Rousseau. Se dir que la instruccin corrompe y es verdad. Laobjecin es demasiado importante para no detenerse ante ella. Jovellanos matiza posturas.Discierne la calidad de la instruccin reconociendo la existencia de un saber del mal. Tambinen l cabe corrupcin y entonces ningn mal mayor puede venir sobre los hombres y sobre losEstados25. No es sta la primera vez que registra la existencia de una instruccin perversa.

    Aunque a sta no le quiere llamar instruccin, sino delirio. En ocasiones, al mal moral lodesigna como error.

    Planteada as la cuestin, lo que ahora se ventila no es otra cosa sino el significado de laeducacin. Nada menos. Los trminos de la cuestin tratando de demostrar si la educacinpuede ser o no la primera fuente de la instruccin benfica.

    La respuesta no es inmediata. Se alcanza por vas indirectas, aunque convergentes. En eldesarrollo del estudio de las ciencias que incluye en el Tratado promete indicar la relacin quetiene cada una con los grandes objetos de la razn humana26; explicitar de qu modo lossaberes parciales contribuyen a la perfeccin humana mediante el ejercicio de la razn. Larespuesta directa se desarrolla en el captulo asignado a la tica.

    Cmo puede la instruccin contribuir a la formacin moral? No escapa a Jovellanos laproblematicidad derivada del tipo intrnseco de relaciones que se dan entre las capacidadescognitivas del sujeto y los comportamientos conductuales. Cuestin clsica que le ha ocupadoen distintas ocasiones y slo en el Tratado ha llegado a una conclusin.

    Cuando escriba la Introduccin a la Economa poltica, formulaba las siguientesaserciones: el hombre en sus aspectos fsicos se perfecciona con la instruccin; la instruccinperfecciona la razn, el corazn, y hasta la misma voluntad que con la instruccin no sermenos libre pero ser ms ilustrada27.

    De una cosa est cierto y lo expresa, tanto en la Economa civil como en el Tratado: elantdoto de los conocimientos que no perfeccionan al hombre, jams ser la ignorancia. Su tesises la contraria: oponer a la cultura de corrupcin un saber slidamente fundado28.

    En el Tratado apoyado siempre en el ejercicio de la razn en todos los aspectos de lafuncin educadora, pone el acento en expresiones como la necesidad de intervenir cerca delos jvenes, rectificar el corazn, dirigirlos en el ejercicio de sus sentimientos y afectos. Lavoluntad se ha de disponer para conformarse a la norma, de modo que conozca y sienta queen esta conformidad est su dicha29. Este estudio es el que inclina a ejercer la virtud.

    Esta enseanza, confiesa, es ms bien de hechos que de raciocinios y se da ms biencon ejemplos que con discursos, porque no se debe olvidar que las verdades morales sonverdades de sentimiento30.

    Entre la instruccin que abre las llaves de las ciencias y las artes, y el objetivo de laeducacin que ha de hacer a los ciudadanos tiles y buenos, debe hallarse un saber dirigido aformar en la virtud. En este saber hacer peculiar, que tiene mucho de arte, y, de algn modo,

    pertenece al orden de la sabidura, sita Jovellanos el espacio de la educacin.

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    Para nuestro autor, la educacin es el gozne ineludible que ha de orientar la instruccinhacia la virtud. En la poca de las Luces, pertenece a la esencia de la educacin guiar launiversal difusin del saber hacia los dos hitos de la Ilustracin: la virtud y la prosperidad de lasnaciones.

    La felicidad, estmulo y cima de la educacin

    Falta por mencionar un factor decisivo en el pensamiento de Jovellanos, la felicidad. Situada alfinal del Tratado, ejerce su influjo a lo largo de todo el proceso. Forma parte de la secuencia deideas que subtiende toda la obra: instruccin-educacin-virtud-felicidad. El orden lgicorequerido por la exposicin no implica en absoluto sucesividad temporal, puesto que losfactores mencionados interfieren recproca y vitalmente entre s, tanto en el sujeto que se formacomo en la intencionalidad de los agentes que intervienen en su educacin.

    La clave pedaggica consiste en la tarea de dar a sentir a los jvenes que la virtud es elcamino que conduce a la felicidad31. Bien entendido siempre que en el apetito racional est el

    principio de la virtud.La clave antropolgica descansa en los tres pilares siguientes:

    Los hombres y las mujeres aspiran a la felicidad movidos por una inclinacin connaturalal ser humano;

    La felicidad reside en un sentimiento que se alberga en lo ms ntimo de la conciencia.Es independiente de la fortuna. Los bienes exteriores contribuyen a aumentarla slocuando se emplean virtuosamente;

    El apetito natural del hombre al bien le conduce al Sumo Bien que es Dios.Jovellanos llega as alo que considera el centro de toda doctrina moral que indica, a su vez, elnorte de la educacin. El desarrollo de la clave pedaggica acompaa la razn y el corazn del

    joven para que pueda descubrir reunidos en este norte el Sumo Bien con el ltimo fin delhombre, y el objeto de la virtud, con el de la felicidad32.

    Caractersticas de la educacin jovellanista

    EDUCACIN PBLICA

    La educacin general concebida por Jovellanos ha de ser pblica, universal, cvica, humanista yesttica. Jovellanos reivindica la educacin pblica como primera fuente de la prosperidadnacional. Premisa que sustenta lo siguiente: la concepcin de educacin pblica determinar lainstruccin que mejor corresponde a ella, esto es, la que habilite a los sbditos del Estado, de

    cualquier clase y profesin que sean, para procurar su felicidad personal y contribuir en elmayor grado posible al bien y prosperidad de la nacin32. Su fin se orientar alperfeccionamiento de las facultades fsicas intelectuales y morales. En cuanto a los medios dellevarla a cabo, stos pertenecen a la educacin privada y pblica. La primera no estsometida a la accin inmediata del gobierno, pero en lasBases su perfeccin queda en funcinde la pblica.

    La educacin y su correlativa instruccin son pblicas en cuanto se establecen y regulanpor las autoridades civiles34. La concepcin que inspira las bases para un Plan general de

    Instruccin Pblica representa un paso importante en la secularizacin de la enseanza. Unjaln situado entre la poltica educativa del despotismo ilustrado y la liberal, que se promulgaren las mismas Constituyentes de Cdiz.

    EDUCACIN UNIVERSAL

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    La universalizacin de la enseanza se convierte en tema recurrente bajo la pluma deJovellanos. La educacin que se considera primaria se conoce en su poca como PrimerasLetras: generalizarla es la principal obligacin del Estado. Se debe impartir a todos losciudadanos.Que no haya individuo, por pobre y desvalido que sea, que no pueda recibir fcil y

    gratuitamente esta instruccin. Ni que, por apartada que est, exista aldea sin escuela35

    .La educacin escolar que el autor desea obligatoria para el gobierno y para losciudadanos comprende las primeras letras y las primeras verdades. Ocupan el primer gradodentro de las ciencias metdicas, denominacin que Jovellanos otorga a las que inician en losmtodos de investigar la verdad y recibir instruccin. Aunque no entra a desarrollarlos, entiendeque habra que revisar los mtodos de enseanza de la lectoescritura. Las Primeras Letras hande comprender, adems del aprendizaje de la lectura y la escritura, la iniciacin en loselementos bsicos de doctrina natural, civil y moral, clculo y dibujo36. sta es la enseanza quese debe a todos los ciudadanos.

    EDUCACIN CIVICA

    Introduce Jovellanos entre nosotros el trmino de educacin cvica. Dimensin siemprenecesaria para todo miembro de la sociedad, sujeto de derechos y deberes para con ella, peroreclamada por l con nfasis, por la crisis del Antiguo Rgimen y la conciencia lcida de lacrisis poltica que se est viviendo.

    Esta dimensin del proceso educativo que ha de introducir en las distintas obligacionesdel ciudadano, se orientar ante todo a la matriz de todas las virtudes cvicas, que Jovellanosdenomina amor pblico37. En l descansa la unidad civil, l tutela los derechos y deberes delciudadano, y obtiene del inters particular los sacrificios que pide el inters comn. Introduce elbien y prosperidad de todos en la felicidad de cada uno. La educacin cvica tiene contenidospropios que han de formar parte de la primera educacin o educacin popular. Jovellanosdestaca uno particularmente, el deber que tiene todo ciudadano de instruirse. Ningunainstruccin por alta y sublime que sea puede suplir la falta de los conocimientos que formanla ciencia del ciudadano 38.

    EDUCACIN HUMANISTA

    Cuando el fundador del Instituto de Nutica y Mineraloga expone sus objetivos, stos caendentro del mbito de un utilitarismo ms bien estrecho. Patronos inspiradores no le faltaban,alimentndose con la lectura casi diaria de Locke y Condillac. El viraje hacia las humanidadesse lo impuso salvada siempre la slida base humanstica de la propia formacin la misma

    realidad educativa. La comparacin del Discurso inaugural con otro pronunciado tres aosdespus arroja luz decisiva sobre este proceso de su pensamiento pedaggico39.En el primer Discurso, el propsito de cultivar las matemticas y las ciencias naturales

    se acusa neto y cobra ms relieve hacia el final. Toda prosperidad y riqueza se debern, ensuma, al sesgo utilitario de la nueva educacin que propone. El segundo discurso, manteniendola primaca de los estudios para los que el Instituto se funda, desarrolla la tesis de la necesidadde introducir la formacin literaria en el currculo de estudios para los futuros tcnicos que allse preparan. No duda en contraponer el tipo del humanista al de mero cientfico. Este seraabstracto en sus principios, inflexible en sus mximas, importunamente misterioso en suconversacin. En cambio, el literato aparece carioso, tierno, compasivo en sussentimientos, quin mejor entretendr, complacer y conciliar a sus semejantes?40.

    La pintura de caracteres es sobradamente pesimista respecto de la formacin cientfica ylas altas cualidades humanas que desarrolla. Tiene, en cambio, el acierto de anticipar con dos

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    siglos de antelacin el impacto humano del especialismo monotecnolgico y el de lasupremaca economicista en los procesos educativos. Sin embargo, quien tenga en cuenta laobra de nuestro autor en toda su extensin, encontrar en ella un humanismo pedaggicosuperador de estas y otras antinomias porque para l la educacin est en definitiva al serviciode la persona.

    EDUCACIN ESTETICA

    La imaginacin tiene un espacio privilegiado, bien puede decirse decisivo, en la educacinjovellanista. Para iniciarse en el lenguaje de las bellas artes y de las letras, propio del ideal deuna personalidad armnica, es indispensable el cultivo de la imaginacin. El buen gusto eseducable y su educacin es un objetivo explcito de la educacin jovellanista. El proceso quehace posible la comunin gozosa con las creaciones artsticas se actualiza en el contacto con losque, por sus calidades humanas y sus dotes expresivas, se han llamado con razn maestros dehumanidad. La educacin debiera ser el lugar donde el contacto con los mejores logrosestticos abriera el camino hacia un nuevo universo lleno de maravillas y encantos41.

    La historia de la pedagoga espaola acaso no cuente con pginas tan densas sobre elvalor pedaggico de la formacin humanista como las de este alegato de Jovellanos.

    FORMACIN TCNICA

    En el clima de preilustracin y de ilustracin ocupan un lugar destacado los intentos de unapreparacin ms eficiente de los artesanos y una formacin tcnica ms actualizada en algunasprofesiones (Escolano Benito, 1988). La poltica de Campomanes representa un captuloimportante de este movimiento que conjuga intereses laborales y educativos. Jovellanos, sincoincidir siempre con la ideologa en el poder, contribuy activamente desde las SociedadesEconmicas de Amigos del Pas y con distintas gestiones y publicaciones.

    El Real Instituto Asturiano de Nutica y Mineraloga fundado por Jovellanos en Gijn(1794)42 constituye una realizacin modlica. El Instituto, de abierta inspiracin realista, superaobjetivos estrechamente utilitarios para prestar atencin a los aspectos generales de la educacinde los jvenes alumnos, que acceden a l terminada su primera educacin43.

    El programa comprende cuatro ncleos principales: ciencias exactas, ciencias naturales(fsica y qumica), dibujo (industrial y tcnico) e idiomas modernos. La biblioteca se inicia conabundante literatura, con fuerte presencia de autores extranjeros principalmente sobrematemticas, fsica y qumica.

    Puede considerarse el Instituto como precedente de las escuelas tcnicas superiores quese desarrollaran ms tarde extramuros de la universidad. Por su decidida finalidad hacia

    aplicaciones industriales y por los mtodos inductivos que se ponan en prctica, vena a ser enel panorama contemporneo una especie de antiuniversidad. La vida del Instituto fue cortadebido a las graves dificultades en que se vio envuelto su fundador y a los avatares de la Guerrade la Independencia.

    EDUCACIN FEMENINA

    La enseanza de las nias recibe nuevo impulso con las disposiciones del Reglamento para elestablecimiento de escuelas gratuitas para nias en Madrid (1783).

    La mujer, su funcin social y presencia decisiva en la cultura, figura en varios pasajes delas obras que nos ocupan. El ltimo pasaje pertenece a las Bases. Jovellanos, refugiado en

    Sevilla mientras la nacin est en guerra, reconoce una vez ms la importancia de la educacinde esta preciosa mitad de la nacin. Seala su influjo no slo en la educacin domstica de las

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    jvenes, sino en la literaria, en la moral y en la civil. Existen, en la mujer, reservas paracontribuir a la paz entre los pueblos y a una convivencia social ms humana.

    La Junta Central meditar con detenimiento el modo de allegar los medios necesariospara crear por todo el reino escuelas femeninas, gratuitas y generales, al servicio de las clasespopulares44. En cuanto al contenido escolar de la educacin femenina, Jovellanos no es

    innovador. S lo es en la universalizacin de la educacin popular, sin distincin de sexo45

    .La mujer cultivada tiene en Jovellanos un decidido valedor. En la cuestin suscitadaacerca de si se deban admitir o no seoras en la Sociedad Econmica Matritense, defineclaramente su postura. Deben admitirse con las mismas formalidades y derechos que los demsindividuos; no debe formarse con ellas clase separada, y el acuerdo debe adoptarse medianteacta formal46.

    Otros enfoques del pensamiento educativo en Jovellanos pueden verse en CasoGonzlez, J. (1988) y en Galino Carrillo, A. (1953).

    Una conciencia crtica

    Jovellanos discutido en su tiempo y polmico para la posteridad formul las bases para unaeducacin cristiana secular, ms acorde y eficiente para la coyuntura histrica que le toc vivir.Al mismo tiempo, sin que esto suponga contradiccin alguna, asumi la tarea de fundamentarracionalmente la educacin. En ambos casos realiza un esfuerzo emblemtico. Cosmopolita einternacional, por eleccin, cultura y carcter, l es el mejor exponente de la crisis espaola dela conciencia contempornea. Vive lcidamente el drama personal e ideolgico de quien se dejainterpelar por la vertiente que mira a la Ilustracin y, simultneamente, percibe las nuevasinstancias que son ya propiamente liberales. Ladera sta, justo es decirlo, percibida por l sloen parte. Tal fue la visin de las Cortes de Cdiz que prescindieron de sus Bases para un PlanGeneral de Instruccin Pblica. Sin embargo, desde otros aspectos algunos de los cuales se

    apuntan ms arriba, Jovellanos inauguraba la historia de la educacin en Espaa tal como ibaa desarrollarse en los dos siglos siguientes.

    Notas

    1. Angeles Galino Carrillo (Espaa). Doctora en Filosofa y Letras y catedrtica de historia de la pedagoga de laUniversidad Complutense de Madrid. Ex Directora General de Enseanza Media y Profesional, ex DirectoraGeneral de Ordenacin Educativa y ex Presidenta del Centro Nacional de Investigaciones en Educacin(CENIDE). Ha colaborado en distintas misiones de la UNESCO en Brasil. Sus centros de inters actuales giranen torno a la educacin intercultural y de la mujer. Entre sus publicaciones ms recientes cabe destacar:Presupuestos culturales para una pedagoga de los valores, Historia de la educacin. Edades Antigua yMedia, y Personalizacin educativa. Gnesis y estado actual.

    2. Ttulo de la autora: Jovellanos, pedagogo de la Ilustracin espaola.

    3. 31 de diciembre de 1796. Vase: G. M. de Jovellanos, Diarios, 1790-1801 Julio Somoza (comp.) Oviedo,Instituto de Estudios Asturianos, 1953-55.4. El trmino mantestas proviene del manteo, capa utillizada por los estudiantes pobres que eran partidarios de

    las reformas, en oposicin a los colegiales que gozaban de becas u otrrros privilegios.5. G. M. de Jovellanos, Memoria sobre educacin pblica o tratado terico prctico de enseanza. En: Obras

    publicadas e inditas, Vol. 46, pg. 232, Cndido Nocedal (comp.), Madrid, Biblioteca de Autores Espaoles,1858.

    6. Ibid.7. Ibid., pgs. 252 y ss.8. G. M. de Jovellanos, Elogio de Carlos III, en: Obras publicadas e inditas, Vol. 87, pgs. 7 y ss., Miguel Artola

    (comp.), Madrid, Biblioteca de Autores Espaoles, 1956.9. Ibid., pg. 9.10.Ibid., pg. 10.

    11. G. M. de Jovellanos, Informe sobre la Ley Agraria, en: Obras publicadas e inditas, Vol. 50, pg. 122, CndidoNocedal (comp.), Madrid, Biblioteca de Autores Espaoles, 1858.

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    12.Ibid., pg. 123.13. Ibid., pg. 124.14.Ibid.15.Ibid., pgs. 125-26.16.Ibid., pg. 125.17.Ibid., pg. 124.

    18. Memoria ..., op. cit., pg. 251.19.Ibid., pg. 252.20.Ibid., pg. 253.21.Ibid.22.Ibid., pg. 255.23. Elogio de Carlos III, op. cit., pg. 10.24.Ibid., pg. 13.25. Memoria ..., op. cit., pg. 232.26.Ibid., pg. 240.27. G.M. de Jovellanos, Discurso sobre el Estudio de la Economa Civil, en: Obraspublicadas e inditas, Vol. 87,

    pg. 17, Miguel Artola (comp.), Madrid, Biblioteca de Autores Espaoles, 1956.28. Memoria ..., op. cit., pg. 232.29.Ibid., pg. 251.

    30.Ibid., pg. 235.31.Ibid., pg. 261.32.Ibid.33.Ibid., pg. 237.34. G. M. de Jovellanos, Bases para un Plan General de Instruccin Pblica, en: Obras publicadas e inditas, Vol

    46, op. cit., pg. 268.35. Informe sobre la Ley Agraria, op. cit., pg. 125.36. Memoria ..., op. cit., pgs. 241-43.37.Ibid., pg. 256.38.Ibid., pg. 257.39. G. M. de Jovellanos, Discurso Inaugural del Real Instituto de Nutica y Mineraloga, en: Obras publicadas e

    inditas, Vol. 46, op. cit., pgs. 318-24.40. G. M. de Jovellanos, Discurso sobre la necesidad de unir el estudio de la literatura al de ciencias naturales, en:

    Obras publicadas e inditas, Vol. 46, op. cit., pgs. 330-34.41.Ibid., pg. 333.42. Discurso Inaugural ..., op. cit., pgs. 318-24.43. G. M. de Jovellanos, Ordenanza para la Escuela de matemticas, fsica, qumica, mineraloga y nutica de Gijn,

    en: Obras publicadas e inditas, Vol. 50, op. cit., pgs. 399-420.44. Bases para un Plan General de Instruccin Pblica, op. cit., pg. 274.45. Memoria ..., op. cit., pg. 242.46. G. M. de Jovellanos, Memoria sobre si se deben admitir las seoras en la Sociedad Econmica Matritense, en:

    Obras publicadas e inditas, Vol. 50, op. cit., pg. 56.

    Referencias

    Aguilar Pial, F. 1969.La Universidad de Sevilla en el siglo XVIII. Estudio sobre la primera reforma universitaria

    moderna. Sevilla, Anales de la Universidad Hispalense.Caso Gonzalez, J. M. 1988.Jovellanos y la reforma de la enseanza]. en:De Ilustracin y de Ilustrados, pgs. 225-

    306., Instituto Feijo de Estudios del Siglo XVIII, Oviedo.Escolano Benito, A. 1988. Educacin y Economa en la Espaa Ilustrada, Madrid, Ministerio de Educacin y

    Ciencia,Galino Carrillo, A. 1953. Tres hombres y un problema. Feijo, Sarmiento y Jovellanos ante la educacin moderna.

    Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Cientficas.Gil, L. 1976. Campomanes : un helenista en el poder, Madrid, Fundacin Universitaria Espaola.Merida-Nicolich, E. 1990. El concepto de Instruccin Pblica. Sus notas caractersticas en Campomanes,

    Jovellanos, Cabarrs y Quintana, en:La Revolucin Francesa y su influencia el la educacin en Espaa,pgs. 117-140. Madrid, Universidad Nacional de Educacin a distancia, Universidad Complutense deMadrid.

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    Valle Lopez, A. del. 1990. La huella de dos pedagogos de la Revolucin Francesa Talleyrand-Perigord yCondorcet en los Proyectos Educativos de Jovellanos y Quintana, en: La Revolucin Francesa y suinfluencia en la Educacin en Espaa, pgs. 141-71, op. cit.

    Viao Frago, A. 1982. Poltica y educacin en los orgenes de la Espaa Contempornea. Madrid, Siglo XXI.

    Obras de Jovellanos

    Las obras de Jovellanos aqu mencionadas figuran en los cinco volmenes de sus Obras publicadas e inditas.Vols. 46y 50. Cndido Nocedal (comp.). Madrid, Biblioteca de Autores Espaoles, 1858.Vols. 85, 86y 87. Miguel Artola (comp.). Madrid, Biblioteca de Autores Espaoles, 1956.A Arnesto. Stira contra la mala educacin de la nobleza . 1787. (Vol. 46).Bases para un Plan General de Instruccin Pblica. 1809. (Vol. 46).Diarios (1790-1801) En:Diarios, publicado bajo la direccin de Julio Somoza. Prefacio de Angel del Rio. Oviedo,

    Instituto de Estudios Asturianos, 1953-55.Discurso inaugural del Real Instituto de Nutica y Mineraloga. 1794. (Vol. 46)Discurso sobre el Estudio de la Economa Civil. 1776 (Vol. 46).Discurso sobre la necesidad de cultivar en el Principado el estudio de las Ciencias Naturales. 1782. (Vol. 46).

    Discurso sobre la necesidad de unir el estudio de la Literatura al de Ciencias Naturales. 1797. (Vol. 46).Elogio de Carlos III. 1788. (Vol. 87)Informe sobre el libre ejercicio de las artes. 1875. (Vol.50).Informe sobre la Ley Agraria. 1794. (Vol. 50)Memoria sobre educacin pblica o tratado terico prctico de enseanza. 1802. (Vol. 46)Memoria sobre si se deben admitir las seoras en la Sociedad Econmica Matritense. 1786. (Vol. 50)Ordenanza para la Escuela de matemticas, fsica, qumica, mineraloga y nutica de Gijn (Real Instituto

    Asturiano). 1793. (Vol. 50)Plan de Educacin de la Nobleza. 1798 (Vol. 87).Reflexiones sobre Instruccin Pblica. 1797. En: De Ilustracin e Ilustrados. Bajo la direccin de Jos Caso

    Gonzlez. Oviedo, Instituto Feijo deeel Siglo XVIII, 1988, Apndice, pgs. 307-33.Reglamento literario e institucional del Colegio Imperial de Calatrava. Introduccin y notas por Jos Caso Gonzlez.

    Gijn, Stella, 1964.