joseph ratzinger - dios y el mundo

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Page 1: Joseph Ratzinger - Dios y el mundo

SOBRE LA LIBERTAD

Según la doctrina cristiana los dones son regalos de Dios para la vida. Para que a

uno le vaya bien. ¿Es la libertad un don o más bien una gracia de Dios?

Por gracia entendemos un donativo de Dios al ser humano. Dios se ocupa de él de

una forma nueva, específica, proporcionándole algo que, por así decirlo, no está

contenido en la creación. La libertad, por el contrario, pertenece a la constitución de

la creación, a la existencia espiritual del ser humano. Porque no hemos sido

organizados y predeterminados según un modelo concreto. La libertad existe para

que cada uno pueda diseñar personalmente su vida y, con su propia afirmación

interna, recorrer el camino que responda a su naturaleza. En este sentido yo no

consideraría la libertad una gracia, sino más bien un don de la creación.

Sin embargo, el verdadero valor de esta libertad parece cuestionable. Porque si uno

se obstina y se toma la libertad de hacer algo que disgusta a Dios, es castigado

para toda la eternidad.

Bueno, ¿qué significa realmente castigo en el lenguaje divino? ¿Es algo que se le

impone a alguien por hacer su propia voluntad? No, el castigo es la situación en la

que entra el ser humano cuando se aleja de su auténtica esencia. Cuando, por

poner un ejemplo, mata a alguien. O cuando no respeta la dignidad de otra persona,

cuando le da la espalda a la verdad, y así sucesivamente. Porque entonces el

individuo utiliza su libertad, sí, pero también abusa de ella. Destruye y pisotea

entonces aquello para lo que ha sido creado, el concepto de su existencia,

destruyéndose de ese modo a sí mismo.

Libertad significa aceptar por propia voluntad las posibilidades de mi existencia.

Pero esto ni por asomo supone que sólo exista entonces un sí o un no. Porque por

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encima del no también se abre una infinita gama de posibilidades creativas del bien.

Así que, en el fondo, la idea de que rechazar lo malo implica arrebatarme la libertad,

constituye una perversión de la libertad. En efecto, la libertad sólo encuentra su

espacio creativo en el ámbito del bien. El amor es creativo, la verdad es creativa:

sólo en este ámbito se me abren los ojos, y conozco muchas cosas. Si observamos

la vida de grandes personajes, de los santos, vemos que en el curso de la historia

crean nuevas posibilidades para el ser humano que una persona internamente ciega

jamás habría percibido. Dicho con otras palabras: la libertad despliega todos sus

efectos cuando hace aflorar lo no descubierto y lo descubrible en el gran ámbito del

bien, ampliando de ese modo las posibilidades de la creación. Se pierde cuando

sólo cree confirmar la propia voluntad diciendo no. Porque entonces se ha utilizado

la libertad, pero al mismo tiempo se ha deformado.