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Josefa (1891 - 1 una mujer creyente ANA MARÍA LÓPEZ Conocí a Josefa Segovia en octubre de 1931, en una situa- ción político-social de incertidumbre: apenas proclamada la re- pública española. Josefa Segovia cumplía entonces cuarenta años, estaba en un momento de plenitud y de madurez, mientras que yo estrenaba mis quince años, a la vez que hacía la experiencia de entrar en la universidad. Se inició entonces una amistad que necesitó cinco años para que cuajara en una relación profunda, ininterrumpida, en la que yo encontré siempre orientación y calor afectivo. Fue este con- tacto el estímulo más potente para el desarrollo de mi perso- nalidad. Puedo afirmar que en aquellas relaciones interpersona1es en- contré un impulso nuevo para realizar la tarea que tenía entre manos: mis estudios universitarios, parte fundamental para un proyecto en el que se sueña una vida, digna de vivirse, y cuyo sentido se ha descubierto en el y encuentro con Cristo. La relación se prolongó hasta el momento de la muerte de Josefa Segovia (1957), y debo decir que su tránsito al Padre no ha significado una ruptura de esa amistad, sino una madu- ración, y que, ahora, a los cuarenta y siete años del primer encuentro, y a más de veinte de la separación, su figura está presente en el aliento, en la luz, en la seguridad para recorrer Un camino descubierto, del que, a pesar de los trazos desdibu- jados y de las zonas oscuras, se sabe que lleva a un puerto.

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Page 1: Josefa (1891 -1 una mujer creyente · una mujer creyente ... 1.0 soy muy joven; 2.° tengo que estudiar, y 3.° soy la obli ... cordar una conversación en la que El no esté presente

Josefa (1891 - 1

una mujer creyente

ANA MARÍA LÓPEZ

Conocí a Josefa Segovia en octubre de 1931, en una situa­ción político-social de incertidumbre: apenas proclamada la re­pública española. Josefa Segovia cumplía entonces cuarenta años, estaba en un momento de plenitud y de madurez, mientras que yo estrenaba mis quince años, a la vez que hacía la experiencia de entrar en la universidad.

Se inició entonces una amistad que necesitó cinco años para que cuajara en una relación profunda, ininterrumpida, en la que yo encontré siempre orientación y calor afectivo. Fue este con­tacto el estímulo más potente para el desarrollo de mi perso­nalidad.

Puedo afirmar que en aquellas relaciones interpersona1es en­contré un impulso nuevo para realizar la tarea que tenía entre manos: mis estudios universitarios, parte fundamental para un proyecto en el que se sueña una vida, digna de vivirse, y cuyo sentido se ha descubierto en el sign~ficado y encuentro con Cristo.

La relación se prolongó hasta el momento de la muerte de Josefa Segovia (1957), y debo decir que su tránsito al Padre no ha significado una ruptura de esa amistad, sino una madu­ración, y que, ahora, a los cuarenta y siete años del primer encuentro, y a más de veinte de la separación, su figura está presente en el aliento, en la luz, en la seguridad para recorrer Un camino descubierto, del que, a pesar de los trazos desdibu­jados y de las zonas oscuras, se sabe que lleva a un puerto.

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Pero, no es de los recuerdos personales de lo que me pro­pongo tratar al presentar la figura de Josefa Segovia, corno una mujer española que ha hecho historia en la espiritualidad del siglo XX. La referencia me ha parecido conveniente para ase­gurar a los lectores que los textos de que el artículo va lleno -quisiera que ella misma hablara- no representan un pensa­miento teórico y abstracto, sino que son parte de una vida, y de muchas vidas entrelazadas, que han caminado juntas, gozado y sufrido en sintonía, y que se han enriquecido, mutuamente, al ensanchar yahol1dar en su amistad.

Vamos a tratar de perfilar su fisonomía contando con las coordenadas fundamentales de su personalidad en la que, sin duda, los antecedentes familiares y las circunstancias en que se desarrolló su vida son factores determinantes.

o. PERFIL HUMANO

En él destaca una gran personalidad, muy armónica, rica de posibilidades de mente y corazón. Su humanismo profundo lo mantuvo siempre a lo largo de su maduración cristiana de manera que su estilo sencillo, amable y atrayente, entrará a for­mar parte del programa de promoción humana integral al que consagró su vida.

Dotada de una amplia cultura, fruto de una inteligencia agu­da, perspicaz e intuitiva y de un trabajo asiduo, estaba prepa­rada y abierta para cumplir la misión que le confió la provi­dencia.

Muy femenina, enriqueció sus cualidades en el trato habi­tual con personas de otro sexo, de tal manera que es difícil ima­ginar su desarrollo y maduración humana sin contar con las relaciones mantenidas en este campo.

La experiencia de un noviazgo vivido con toda seriedad le proporcionará una capacidad de comprensión y discernimiento en el trato con la juventud. Este período sirve también para conocer hasta qué punto Pepita Segovia, como entonces era lla­mada, sabía mantener la palabra empeñada y cómo la fidelidad a la palabra contaba en su vida. Más tarde, la llamada a un compromiso totalitario por el Reino venció cualquier resistencia y superó 10 que sólo desde la fe es posible superar. Su padre conservó cuidadosamente la carta en que su hija le hace pre-

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sente el deseo de formalizar sus relaciones 1. Es todo un testi­monIo:

"Queridísimo padre... te escribo porque como ayer fue el día de los Reyes y no me trajeron nada, quiero que, aunque tarde, me regalen algo que no cuesta dinero y que únicamente tú puedes autorizar.

Dejémonos de preámbulos. Desde hace dos años me pretende un muchacho al que jamás hice caso ni di contestación a sus constantes cartas, pero es el caso que este año insiste con mayor firmeza ... hasta el extremo de determinarme yo por escribirte hoy, casi convencida, si no del todo, de la veracidad de sus palabras. Los inconvenientes que me has de poner, sé han de ser los siguien­tes: 1.0 soy muy joven; 2.° tengo que estudiar, y 3.° soy la obli­gada, en caso necesario, a ganar para sostener a mis hermanos.

Respecto a lo primero, he de recordarte que tengo diecisiete años y que, precisamente, a esta edad le permitiste a Aurora rela·· ciones.

Que tengo que estudiar, ya lo sé y te juro que habría de hacer­lo como hasta aquí, en caso de tú permitírmelo (aborrezco las niñas que sin permiso de sus padres se ponen novias), solamente hablaría con él una hora después de la comida, que es precisamen­te cuando no estudio, pues me sienta mal; si aún te parece mucho sólo hablaré un día sí y otro no.

Por último, te vuelvo a jurar que si, por suma desgracia, tú nos faltaras, yo me sacrificaría hasta lo sumo, olvidaría todo y correría a donde me llamaba mi deber; a mantener a mi madre y a mis hermanos. Por consiguiente, como ahora es innecesario mi sacrificio, no creo que me lo has de imponer. ¿Verdad?

Cuando te venzo todos estos inconvenientes ya comprenderás (por carta no me da vergüenza) que no me es indiferente el tal Manolo.

Adiós. Recibe el corazón de tu hija que espera de su padrecito un sí como una casa. Pepa."

El encuentro con Pedro Poveda fue decisivo en el cambio de orientación de su vida y en la construcción de su nueva per­sonalidad. Y se puede hablar de nueva, porque como una nueva creación se define la vida del creyente.

Veintitrés años al lado de un hombre de .fe como era el Pa­dre Poveda 2, compartiendo diariamente temores y esperanzas, hicieron de Josefa Segovia la colaboradora más fiel entre los colaboradores, aquella de la que él, muy pronto, podría decir

1 SEGOVIA, M.' J., Carta a su ,mure. Granada, 7 enero 1909. 2 LóPEZ, Ana Maria, Pedro Poveda, hombre de fe. Vida Pastoral n. 45, Monte­

video, septiembre-octubre 1974.

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que había encarnado el espíritu de su Obra 3. Esta relación bien merece ser considerada como uno dé esos encuentros providen­ciales, en los que Dios está presente para mutuo acabamiento de las personas y en el que se construye un "nosotros" más rico y fecundo.

La historia de la Iglesia nos ha presentado en todas las épocas modelos de esta apertura a niveles múy profundos en el campo de las relaciones con los otros, en el que es muy difícil distin­guir quien ha aportado más y en los que el sexo ha estado pre­sente en esa forma radical de la personalidad humana que es signo de apertura y recíproca complementariedad. El epistolario demuestra que Josefa Segovia fue una mujer con una gran ca­pacidad de amistad 4 y que en las relaciones con P. Poveda la amistad y la veneración alcanzan las cuotas más elevadas.

Josefa Segovia se encontró con un Fundador bullente de ideas y necesitado de personas que quisieran llevarlas a la práctica, con inteligencia y creatividad. A un período muy breve de asi­milación de los ideales de Poveda, siguió, enseguida, un avance en el compartir preocupaciones y experiencias y la aceptación de un puesto de responsabilidad en el que se mantuvo en la brecha desde 1917 hasta el momento de su muerte 5.

El estudio serio e ininterrumpido de la problemática educa­tiva y del interés de las relaciones fe-cultura en orden a la evan­gelización fueron uno de los componentes que dieron eficacia e hicieron creíble su actuación, y en la que podía apoyarse, con el valor de la experiencia, para la formación de sus colabora­doras.

Supo sacar gran provecho de su carácter natural: ,franco, abierto, sincero, hasta dotado de capacidad para un fino humo­rismo que logró mantener siempre. Su sensibilidad para captar situaciones e intuir problemas, así como su inmediatez, que fa­cilitaba toda comunicación, fueron los cauces espontáneos a tra-

J POVEDA, Pedro, Carta a Josefa Segovia, 10-X-1922. " Epistolario de J. S.: hay clasificadas entre las cartas varias 134 a miembros

de la Jerarquía eclesiástica (Cardenales, Obispos, Sacerdotes ... ), 298 a ministros, embajadores, maestros profesionales, madres de familia.

s En 1916 forma parte del primer Consejo de la Obra Teresiana; en 1917, 1918 del primer y segundo Directorio. A partir de 1919, fecha en que se crea el cargo, fue nombrada por el P. Poveda Directora de la Institución. En 1928, 1934 Y 1940, elegida por unanimidad. En 1947, Presidenta vitalicia. En 1957, a su muerte, la Institución toma conciencia de la tarea desarrollada y la considera Cofundadora.

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vés de los cuales muchas personas encontraron el camino para entrar en su amistad.

Apasionada en el darse generosamente y sin cálculos per­sonales, encontró especial eco en la juventud porque a su lado se recibía un impulso de crecimiento que haCÍa experimentar cómo la promoción del otro es el marchamo de un verdadero amor, y cómo la tarea de ayudar a la maduración de los demás justifica la entrega de una vida.

Pueden considerarse etapas principales de su vida 6: su épo­ca de estudiante en Granada y Madrid; su actuación como ins pectora de escuelas de primera enseñanza en Jaén; el período en que trabajó por el nacimiento de la Institución al lado de Pedro Poveda con la experiencia que le proporcionó su viaje a Roma en 1923; el momento de asumir, en soledad, la plena responsabilidad de la Institución en los difíciles momentos de la guerra de España 7, y el período final sellado por su apertura a la dimensión universal en la que desempeñaron gran papel los viajes a Roma, América Latina y algunos países de Europa. Finalmente, el viaje a Jerusalén, con el que se preparó al en­cuentro definitivo con Cristo.

1. CENTRADA EN JESUCRISTO

Lo que Jesucristo era para Josefa Segovia ha quedado muy patente en sus escritos. Es difícil encontrar una página, o re­cordar una conversación en la que El no esté presente. Por supuesto que, para ella, Jesús es el Señor en una continuidad sin ruptura entre el Jesús histórico y el Cristo de la fe.

Sin duda que no debemos esperar encontrar en sus escritos elaboraciones científicas de doctrina o erudición. No fue éste el

6 Nacimiento, en Jaén, 10-X-1891. Estudios en Granada: 1904-1909. Estudios en Madrid: 1911-1913. Encuentro con P. Poveda: 16-X-1913. Trabaja como Inspectora de Primera Enseñanza de 1916 a 1923. En 1923, viaje a Roma. 1936: muerte de P. Poveda. Estancia en Salamanca: 1936-1939 (guerra civil española). 1939-1946: trabaja desde España en la reorganización de la I. T. 1946-1957: expansión universal de la I. T. Viajes (1949-1950: viajes a América Latina. 1953: viaje a Francia e Inglaterra. 1955: viaje a Tierra Santa. Viajes a Roma: 1923, 1934, 1946, 1950, 1952, 1954, 1955).

7 «En verdad que puestos a imaginar, con una cabeza alocada, motivos de dolor, penas, sufrimientos, angustias y torturas de corazón, no sería posible suponer tanto. ¡Qué capacidad tiene el alma humana para no sucumbir bajo el peso de tanto infortunio! Yo sigo aquí sola.» (Carta 2-IX-1936.)

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objetivo ni de su epistolalio, ni de otros escritos 8. Por otra parte, el trabajo incesante al frente de un movimiento que alcanzó entre sus manos una extensión considerable en número y universalidad, no le permitió estudios demasiado sistemáticos de ciencias reli­giosas ni dedicar mucho tiempo a la elaboración de lo que es­cribía. Los escritos nos interesan porque son el reflejo de una vida, en su apertura diaria a las relaciones con Dios y con los hermanos, y en estas relaciones elisto estaba presente 9.

Es fácil descubrir las raíces teresianas de su fe y amor a Jesucristo, con muy particular referencia a su Humanidad. Por eso podemos pensar que se refleja a sí misma cuando presenta las características del corazón de Santa Teresa en relación con Jesucristo, como modelo para la formación de los miembros de la 1. T.

"Toda la vida de esta mujer singular no es más que una conti­nua consagración a Jesucristo, una llama viva de amor, un pensa­miento habitual de Aquel a quien ama su alma, una oración inin­termmpida a Dios por medio de la Humanidad de Jesucristo, una acción impulsada siempre por la fuerza oculta del amor de sus amores ...

Fuerte y recio debió de ser su amor a Jesucristo, cuando por El sufrió heladas y vientos, lluvias y tempestades; calores y fuegos de Andalucía; caminos largos y penosos por toda España; enfer­medades largas, habituales, dolorosas; injurias y desprecios sin número ... " lO.

Muy próxima a la muerte, Josefa Segovia hizo un viaje a Jerusalén para mostrar gratitud a Dios, desde el lugar donde se nos reveló el mayor amor: la obra de la Salvación. De su amor a Jesucristo, y de la búsqueda continua de un encuentro con El nos ha dejado constancia en su diario 11. La preparación de este viaje a Tierra Santa, así como el "saboreo" de aquel en-

8 La ocasión de la recogida de escritos para la introducción de la causa de beatificación de Josefa Segovia permite dar una idea de conjunto de su mole. Se han presentado al proceso 62 volúmenes con los siguientes contenidos:

Diario de la 1. Teresiana, 1913-1957. Diario personal y notas intimas. Cartas a P. Poveda, 1.228 cartas. Cartas Generales a la I. T. n. 243. Cartas Colectivas,

'1.697 cartas. Cartas personales a miembros 1. T., 8.670. Historia de la I. T. Cartas varias, 561 + 472. Guiones varios. Artículos pUblicados en el B. de la I. T. Volú­menes impresos. Varios.

9 VELÁZQUEZ, F. Paz, Actitud y estilo. Rev. de la I. T., abril-mayo 1957. 10 Carta, 15-IX-1944. 11 Diario de mi viaje a Jerusalén: Fragmentos. Cartas, pp. 1041-1101. Corres­

pondencia sobre Jerusalén. Cartas, pp. 1103-1111.

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euentro con Dios en Cristo sería el preludio del encuentro de­finitivo.

"Estoy aquí cada día más conmovida y más gozosa y más triste; lo cual quiere decir que estoy participando de la vida de nuestro Señor; y que si voy a Belén canto villancicos; y si voy al Calvario lloro con nuestra Madre Dolorosa. Esto no se parece a nada de la tierra; es seguir paso a paso a Jesús y pensar en El, buscarle por todas las callejas, tratar de encontrarle por todos los caminos y soñar despiertas con lo que hemos encontrado. Cuando yo vuelva veréis qué buenas parrafadas vamos a eohar de todo esto tan interesante que vamos aprendiendo" 12.

Con la brevedad que impone el ritmo de un vIaje de días a los Santos Lugares, el Diario de Josefa Segovia refleja, (.;OH

el mismo estilo del epistolario, pero con la nota de mayor inti­midad, la huella de una vivencia que resumió aspiraciones y esfuerzos de una vida, toda ella, centrada en el seguimiento de Cristo.

'Todo me ha ido calando, calando... Pero el gozo de la sa­grada comunión sí que fue en verdad inefable [ ... J. Me parece que he llorado bastante; suavemente, dulcemente. Por supuesto que no he podido, después de esto, rezar, ni cantar, ni pensar ... me bas­taba con gozar" 13.

Cada lugar de tierra Santa fue un "encuentro" en el aquí y para mí. En la imposibilidad de transcribirlo todo, veamos lo que significó su visita al Calvario:

"Aquí fui redimida por mi Señor; aquí se realizó la obra más admirable que conocen los tiempos. Caimos, no ya de rodillas so­lamente, sino de bruces. Rezamos el Credo. El Señor me dio una P'e tan viva que sentí la Redención como si se realiza:ra en aquel momento imborrable... Cuando pude di gracias y pedí perdón. Allí tenía a todos los que amaba" 14.

12 Carta desde Jenlsalén, 1·XI-1955. 13 Diario de mi viaje a Jemsalén: Escritos autobiográficos. Cartas, p. lOBO.

Betania. 14 Diario de mi viaje a Jemsalén: Cartas, p. 1048. Santo Sepulcro.

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2. J OSEF A SEGOVIA MUJER DE FE

No dudo en afirmar que Josefa Segovia vivió su identidad personal y cristiana sin rupturas ni dualismos yeso fue posible gracias al principio unificador de su fe. Una fe vivida desde sus características humanas. Una fe que no se limita a la acepta­ción de verdades, porque busca, sobre todo, la Verdad que en Cristo tiene un rostro personal. Una fe en diálogo con una am­plia cultura profana, diálogo enriquecido continuamente por el progreso en su capacitación cultural .Y en su permanente forma­ción en ciencias religiosas. Y esto en un ambiente cada vez más secularizado, en contacto con colegas y personas arreligiosas e incluso ateas.

Su fe la mantuvo en la brecha, "sin des'gastarse", durante más de cuarenta años, dando pruebas, nunca desmentidas, de una voluntad firme, siempre sostenida por la gracia y fortificada por el Espíritu. Ella misma nos revela en un escrito autobiográ­fico que la fe es la clave de su sencilla y recia espiritualidad:

"Voy a señalar el dDn que más estimo a ID largo de mi vida, que ahora aprecio mejor y también que, según creo, va en aumen­to a medida que tengo más años.

Este es el don de la fe. No podría explicar lo que la fe es en mi alma.

De ordinario parece que se entiende que ir por los caminos de fe es tanto. CDmD ir en tinieblas. La fe es oscuridad. La fe es el túnel de Santa Teresita.

Pues o yo no entiendo, o lo que tiene mi alma es luz muy clara y muy potente.

[ ..... , ... ... ... . .. ] Si yo. viese venir a Jesús hacia mí sDbre el mar, como lo vieron

los apóstoles, creo que me parecería tan lógico, CDmo si ID viera venir por el camino. real. y si me llamara y me mandara ir a mí o. sobre el mar, o. por lDS aires, sin esfuerzo. ninguno. cumpliría su mandato., bien segura de que le sDbra pDder para eso. y para muohD más.

Claro que ésta es la fe, y así la deben tener tDdos los cristia­nDS, 'Pero cuando yo pondero. t,"nto en mi interior el DDN DE

MI FE es porque tiene este don una luz, un matiz, UIl'ru intensidad que, desde luego., no. sé expresar. Y va en aumento. y me tiene como sumergida 'en un baño. de fe" 15.

15 Notas íntimas. Cartas, p. 1007, año 1946.

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Esta profunda fe la impregnaba y daba vida. En su mirada se podía descubrir que no se quedaba en la corteza de las cosas ni de los acontecimientos, sino que intentaba penetrar en su realidad más íntima, con un estilo de calidad contemplativa 16.

El espíritu de fe con el que actuaba impresionaba a próxi­mos y extraños, y ponía un NO sÉ QUÉ de singular en todas sus relaciones interpersonales. Siempre encontraba la palabra oportuna para una referencia a lo trascendente, sin que esto resultase forzado, ya que se trasparentaba ser el fruto de una fuerte vivencia interior y a la vez se expresaba C011 gran variedad de matices según las exigencias de los interlocutores 17.

Este espíritu de fe se descubre en sus escritos tanto en lo que dice como en la forma de decirlo; cuando decide y cuando permanece en búsqueda, cuando aJaba y cuando desaprueba. Desde la fe tenía establecida su escala de valores, a la que siempre se mantuvo fiel y en la que supo educar con una maes­tría innegable:

"¿Qué será de vosotras? ¿Seguiréis con el mismo espíritu? Porque para mí eso es lo principalísimo, aunque tuviérais que ser mártires. Así lo pido a Nuestro Señor, lo mismo en las amargu­ras de su Pasión en la Semana Santa, que en las glorias y alegrías de su Pascua de Resurrección. En todo habéis estado presentes ...

Quisiera en todo momento adivinar vuestras necesidades para remediarlas ... Ahí me tenéis con vosotras junto a ese bendito sa­grario, pidiendo luz y acierto en vuestras determinaciones, pruden­cia, caridad suma, abnegación.

Por amor de Dios, ¡no os canséis! Ese es el gran peligro de las situaciones largas y difíciles. Empezar bien y aflojar luego. [... ... '" ... .. .J. En vosotras se debe dar el empezar bien y el acabar mejor. La vida es breve, la recompensa eterna.

Jesús, nuestro Jesús está crucificado. Acordaos del temple de los mártires, evocad el recue,rdo de P. Poveda y pens-ad en que hay martirios mucho más prolongados y ocultos, tal vez sin gloria humana, pero reconocidos por el Señor y aceptados y bendecidos por El. i Qué misterios tan preciosos descubriremos en el cielo!" 18.

16 Carta 25-4-1931: «Alguien os contará más despacio cosas dolorosísimas de estos días, pero nosotras estamos muy bien gracias al Señor y contentas y felices porque vamos a tener la práctica de la cruz, ya que la teoría la suelen tener hasta los enemigos de Cristo. ¡Arriba los corazones! Quien a Dios tiene nada le falta, sólo Dios basta,»

17 Carta 3-5-1937: «¡Qué impresión me ha producido! Impresión de dolor muy intenso ... pero, al mismo tiempo, una seguridad aún mayor de la que tenía de lo muchísimo que le ama el Señor. Le ama como a cosa especialmente suya y no le priva por eso de ningún dolor, de ninguna prueba, ni de ningún sacrificio.»

18 Carta 12 abril 1944.

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Sus palabras se prodigaban tanto para los grupos como para cada persona a la que seguía en todo el itinerario de su madu­ración personal:

"POR AMOR DE DIOS, no decaigas tú, no te desorientes, no te aoobaJrdes. Es prueba, es cruz, es ayudrur a s'aJLvar las, rulmas. Por Dios, ¡no te desalientes!" 19.

Josefa Segovia era consciente de que la fe es un don. De que es Dios quien sale al encuentro del hombre, y éste, en un momento determinado, sin saber cómo, se descubre encontra­do. Por esto una y muchas veces se muestra agradecida y siente la necesidad de expresar que es consciente de la acción de Dios en su vida:

"Hoy he dado especialmente gracias al Señor por el gran don de la fe con el que tiene enriquecida mi vida interior. Se lo digo con toda sencillez, porque es del Señor. No me cuesta ningún trabajo aceptar y vivir todos los misterios. Claro que no me refiero solamente a los grandes misterios básicos, sino a todos esos pe­queños misterios de providencia divina sobre los acontecimientos y sobre las almas" 20.

"Acción de gracias por el don de la fe. No es posible que yo exprese lo que he sentido a lo largo de mi vida con relación a la fe. Muy jovencilla era cuando intentaron quitármela. Aún re­suenan en mis oídos las crueles palabras con las que me inducían a apostatar. Y yo sentía dentro de mí una fuerza irresistible hacia Jesús, hacia su doctrina, hacia su Iglesia, hacia su Madre. ¡Mi fe! Gritaba yo a toda hora y el Señor me la dio siempre en grado ex<traordinaJrio" 21.

Aunque ella se refiera a menudo al aspecto cognoscitivo de la fe, para Josefa Segovia ésta no es una mera aceptación teó­rica de la doctrina que había aprendido en el catecismo, era algo pluridimensional. Es verdad que creer significaba para ella "entender" y "comprender" los misterios, y que la confesión de su fe la formulaba con una gran devoción recitando el Credo y expresando una gran admiración por las maravillas de Dios, con especial referencia a la Encarnación del Verbo, a su muerte y resurrección; pero esto era sólo una faceta de las diversas manifestaciones de su vida de fe que se centraban muy espe­cialmente ,en su adhesión a Cristo.

19 Carta 19 octubre 1942. 20 Carta al Director espiritual, 1951. 21 Notas autobiográficas: Cartas, p. 1134.

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Sobre la fe, como eje central de vertebración, se estructuran los apartados siguientes, teniendo en cuenta el dinamismo de la fe.

3. EL ASPECTO "PIDUCIAL"

Tal vez sea una de las características más peculiares de la vida de fe de Josefa Segovia su dimensión de confianza 22. Y esto sorprende en un tiempo en el que en los manuales de estudio de ciencias religiosas se dejaba a un lado la relación de con­fianza, como relación personal provocada por la interpelación de la Palabra de Dios. La teología y la ascética de entonces habían hecho una separación demasiado rígida entre la fe y la esperanza, separación que no tenía en cuenta su inmanencia vital, y por eso reservaban la confianza exclusivamente a la espe­ranza 23. Josefa Segovia vivió experiencialmente esta dimensión y tomó conciencia de que su confianza radicaba en la fe:

"Hojeaba los otros días mi cuadernillo de diario y encontré una página que dice muy sintéticamente lo que yo siento de la confianza' y la Despuesta del Señor. Se ve que está escrita en un día de apuro, de agobio al que yo respondía así: 'Creo Señor que salvaremos esta situación económica. Creo que todos los miem­bros de la I.T. tendrán buen espíritu. Creo que serán santos los que tanto amo. Creo que seré santa yo misma ...

Cl'eo. Confío. ConfíO'. Confío. [ ... ] Todo se va haciendo a gusto del Señor, sin violencias, sin

imposiciones. El Señor me da palabras o silencios, salidas o entra­das, conforme a lo que conviene para la transformación de carac­teres, criterios y voluntades. Estoy agradecida, estoy aún más, confiada, pero no estoy sorprendida, porque el Señor me lleva y me trae, según place 'a su divina voluntad" 24.

Todo el epistolario confirma su confesión: "esto me hace ir a mi flaco, a la confianza" 25 ,Y transmite con la sencillez que siempre la .:;aracterizaba, su experiencia en este orden:

"Olvidándome de mí comencé a ejercitarme en la confianza, y las meditaciones de la mañana y de la tarde versaron sobre esta virtud; mi preparación y acción de gracias para la sagrada comunión eran siempre sobre la confianza, y con la confianza cerraba los ojos a la noche y los abría a la mañana. Mis jacula-

22 «Como corresponde a la fe, asi también me encuentro llena de confianza.» Escritos Autobiográficos: Cartas, p. 1009.

23 ALFARO, J., Existencia cristiana. Universidad Gregoriana, Roma 1975, pp. 81 Y ss. 24 Escritos autobiográficos. Cartas, pp. 1009 Y ss. 25 V. 22, p. 224.

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torias predilectas eran las de la confianza; en las visitas al SantÍ­simo me ejercitaba también en esta: hermosa virtud, hasta que así uno y otro día, uno y otro año (creo que fueron tres) me compe­netré tanto con ella que ahora, venga 10 que viniere ... yo tengo mi esperanza segura, mi confianza firme. Así quiero que vivas tú" 26.

Se nos ha ido perfilando la fe de Josefa Segovia como una opción que la llevó a una entrega libre, "cordial", incondicio­nada, al Dios como Absoluto, descubierto en Cristo. Con una gran confianza en El y con la renuncia a toda autosuficiencia y apoyo humano, al margen de Dios.

Fruto de esta fe hay que considerar su empeño constante y progresivo por la justicia en el sentido amplio de santidad, perfección y rectitud en el obrar de que habla la Biblia. En el N. T. esta justicia encuentra sus raíces y su modelo en Jesu­cristo que "por su obediencia y su justicia mereció para muchos la justificación y la justicia" (Rom 5,16-19).

Su empeño constante y progresivo de fidelidad a la gracia de Cristo, sus anhelos de santidad personal y colectiva, eran la consecuencia lógica de una opción por Cristo, con lo que dicha opción comporta de seguimiento. Jesucristo ocupa un lugar ab­soluto, ante el cual las demás cosas quedan relativizadas, sin que esto signifique que pueda prescindirse de ellas.

Josefa Segovia subraya siempre la santidad como respuesta a la acción de Dios a través de su palabra o de los aconteci­mientos. Conocida la aprobación de la Institución, dice en carta a Poveda : "Yo me fui derecha al Sagrario a decirle a· Jesús que tengo que ser santa, yeso mismo le han prometido todos los miembros de la Obra que hay en esta casa" 27.

Y ya en plena madurez, teniendo delante los frutos y con­solidación de la Obra se manifiesta en la misma línea:

"Parece que la Iglesia ve a nuestra Institución ya cuajada, for­jada, con realidades concretas.

¿Será esto duradero? 0, más bien, ¿doblaremos la curva y la bajaremos por la otra vereda del monte? Nosotras ahora hemos de decirlo.

La parte de Dios está asegurada y es firme. El nos ha bende­cido con bendición larga y generosa. La gracia iha sido abundante, continua, fecunda, parece que ha plJesto en mitad de la Obra una fuente que "manará hasta la vida eterna".

26 Cartas, p. 309, 3-3-1928. 27 Carta a Pedro Poveda, 6-1-1924.

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Pero, junto a la parte de Dios, hemos de poner la nuestra: y aquí viene mi miedo y mi esperanza. Miedo, si no cumplimos como fieles. Esperanza, si vamos hacia la santidad con paso de· cidido y firme" 28.

Sabía siempre descender a los compromisos concretos en las conversaciones y cartas personales:

"Es de justicia cumplir con el deber, y si el deber te impone dar una clase, debes darla lo mejor posible, lo más preparada que puedas y durante todo el tiempo señalado" 29.

4. LA DIMENSI6N ECLESIAL DE SU FE

Josefa Segovia manifestó siempre el deseo más vivo de sentir con la Iglesia. Esto constituía una de sus aspiraciones más con­tinuas. Puede afirmarse que toda su vida, a pesar de su extraor­dinaria apertura a la problemática más variada, tenía siempre una referencia explícita a la Iglesia, comunidad de fe, esperanza y caridad establecida y mantenida por Cristo para la salvación de los hombres.

La evocación de los primeros cristianos y el recuerdo de las comunidades primitivas le eran familiares. Había oído de labios de ,P. Poveda que la I. T. no aspiraba a otra cosa que a ser como aquellos testigos de la buena nueva, como aquellas mu­jeres que acompañaron a María al pie de la cruz y después siguieron a los apóstoles, les prestaban servicios y entregaban sus bienes 30. Una espiritualidad martirial impregnaba también la vida de la Obra.

Sabía que para ello era neceSat10 perseverar en "la oración, en la doctrina de los apóstoles y en la fracción del pan" .Y no perdía ocasión para hacer que ésto fuera una realidad vivida, apoyándose en las enseñanzas del Fundador. Por eso afirmaba después de su muerte 31:

"Yo que bebía su doctrina y que recibí su espíritu, quiero ser como un eco perenne y continuo que os esté recordando siem­pre la filiación, el origen, la adhesión más inquebrantable y firme

26 Carta, 25·3·1954. 29 Carta, 9·6·1928. JO Cartas, pp. 242, 23·1·1932; 250, 24·9·1952. J1 P. Poveda fue fusilado en Madrid, el 28 de julio de 1936, en los primeros

dias de la guerra civil española.

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a lo que piense la Iglesia, a lo que diga la Iglesia, a lo que mande la 'lglesia, a lo que sienta la Iglesia" 32,

Es difícil seleccionar párrafos de sus escritos sobre este tema, pero puede resultar significativa su gratitud por la aprobación pontificia, el afecto cordial que manifestó siempre hacia el Papa y sus relaciones con los Obispos e Iglesias locales, Vivió gozo­samente el establecimiento de un grupo de la 1, Teresiana en Roma para mantener contactos directos con la Santa Sede y sentirse incorporada a la tradición apostólica de la Iglesia 33, En momentos en que la obediencia le fue costosa supo obedecer de corazón,

Viajó siempre a Roma con el deseo de fortificar su fe ante la tumba de Pedro, El epistolario de su primer viaje en 1923 refleja su primera apertura al misterio de una Iglesia universal, y la alegría por la aprobación le resulta indescriptible, Reco­noce en ella el fruto de la fe del Fundador, y un estímulo nuevo para adentrarse por los caminos de la fe:

"La fe, la fe, la fe traslada los montes, Benditísima fe que nos, hm traído la talll deseada ,aprobación, Me figuro lo impresio­nadísimo que estará usted, Yo ofrezco a nuestro Señor el sacri­ficio de no pasar con usted estas primeras impresiones, pero ¿qué negaremos a Dios en estos instantes, .. ?

Estoy realmente para enloquecer, más pensando en el descan­so que es para usted, en el consu.elo, en la compensación, en que somos de Dios tan por completo ... ¡Qué sé yo!" 34.

Deseaba imitar la fe de Pedro Poveda 35 y aspiraba a que todos los miembros de la Institución vivieran su fe en la Igle­sia. Por eso es fácil encontrar en la correspondencia personal una referencia a que la Obra en la que estaban embarcados es Obra de fe y que sólo en la fe puede subsistir.

"Nuestra Obra es Obra de fe, y así tú y todas hemos de ca­minar con los ojos cerrados, pero abiertos, muy abiertos los del espíritu: como los del ciego, de la cananea, del centurión. Ejercí. tate especialmente durante toda tu vida en esta hermosa virtud que tantas alabanzas públicas mereció del Salvador divino, y aspira

32 Carta, 15-IX-1942: Cartas, p_ 626_ 3J «En esta Fundación se realiza la ilusión más grande de nuestra vida,» Carta,

2LX1-1934; Cartas, p. 244. Cf. también cartas: 20-XI-1952, 20-VIl-1939, 15-IX-1941. 34 Carta a Pedro Poveda, 6-1-1924. 35 Carta, 25-II-1928: Cartas, p. 306.

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a que al fmal de la jornada puedas escuchar lo que de la San­tísima Virgen dijo Santa Isabel: "Bienaventurada eres, porque has oreído" 36.

Los escritos y publicaciones de Josefa Segovia están llenos de expresiones como las siguientes:

"¡Cuánto amo a la Iglesia y al Papa! Mi vida, el descanso, el trabajo, que sea para la Iglesia y su cabeza."

"Amo mucho a la Iglesia, la sirvo, verdaderamente. Bendi­to el Señor que me lo concede."

"¡Cómo me siento hija de la Iglesia!" "Que San Pedro nos enseñe a amar a Jesucristo y a su

Iglesia y a dar nuestra vida por El." "Creo en la Iglesia." "Ofrezco todo por mis muchos pecados, por los sacerdotes,

por la Iglesia Santa" (Testamento 25-III-1957) 37.

En su trabajo por la promoción de la mujer, del que ha­blaremos más adelante, tuvo siempre la aspiración de contri­buir a estrechar vínculos de relación entre la mujer y la Iglesia.

5. ACTITUD PERMANENTE DE CONVERSIÓN

El encuentro con Cristo ha de traducirse, si es verdadero, en deseos de imitación, aún más, en ansias de dejarse trans­formar en El y por El. No es extraño que J. Segovia, con la luz tan viva de su fe, se sintiera continuamente llamada a la conversión, y que esta interpelación se manifestara en el reco­nocimiento de sus pecados y en la aceptación humilde y agra­decida de la salvación que Dios le ofrecía.

El reconocimiento de los pecados, la aceptación de que sólo por la misericordia de Dios se sentía salvada, son notas tan subrayadas en la vida y escritos de Josefa Segovia, sobre todo en las notas y cartas íntimas, que al leerlas o al recordar sus expresiones a este respecto, y al ver cómo apreciaba y se pre­paraba para recibir el sacramento de la reconciliación 38, se tiene

36 Carta, 25-II-1928: Cartas, P. 306. J7 Nota destacada de su eclesialidad es el amor al sacerdocio miuisterial. Pro­

movió dentro de la I. T. el que el recuerdo del Fundador fuera unido a la cola­boración más sincera y al mayor respeto hacia los sacerdotes. Carta 17-IV-1947; Cartas, p. 86; Cartas, p. 112; Escritos autobiográficos: Cartas, 1015. Carta 8-IV-1937.

38 Artículos para el proceso informativo. Madrid 1966.

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la impresión de encontramos ante una acción de Dios que po­dría calificarse de experiencia mística:

"El Señor me hace ver y sentir mi flaqueza, mi miseria y mi nada. No hay en la Institución otra persona más pecadora, no la hay más inepta ni más torpe, ni menos culta, ni más limitada, ni con menos fuerzas físicas, ni morales ... Esto es verdad; y preci­samente porque lo es, el Señor me hace instrumento suyo ...

Como estoy tan segura y tengo además la experiencia de que el Señor une muy bien estas dos cosas antagónicas -grandeza de la Obra, miseria del sujeto- para hacer instrumentos, no me sorprende ver que la Institución crece, se consolida, está gober­nada, los miembros de ella se sienten felices y se va haciendo mucho bien a las almas.

No me sorprende verme apoyada por El; no me sorprende ver subsanados y corregidos mis yerros sin que se hayan seguido ma­les; no me sorprende acertar en una disposición, ni dar un con­sejo atinado, ni adivinar una pena, ni ayudar en la salvación de un alma. No me sorprende nada, porque soy instrumento muy malo en las manos omnipotentes de Dios nuestro Señor" 39.

Esta renuncia radical a la autosuficiencia no fue en Josefa Segavia pusilanimidad, ni provocó ninguna limitación en sus ac­tividades, ni encerramiento en sí misma. Vivió el reconocimiento de su nada en una entrega que reconoce, se ap~ya, y encuentra la razón de su existencia en el Absoluto. Su abandono y sumi·· sión a la acción de Dios lleva el sello de la libertad, como fruto de su descubrimiento de que Dios es Amor.

Fruto de esta libertad filial era su capacidad para crear en tomo suyo ámbitos de libertad. A su lado cada uno se encon­traba como en su propia casa. Múltiples testimonios 10 afirman. Así como el don que tenía para hacer felices a los demás, a 10 Teresa de Jesús.

Alguien podría pensar que la dedicación de Josefa Segovia a un movimiento que tiene como armas "la verdad y la luz" 40

podría haber hecho de ella una persona intelectual con menor desarrollo del rico potencial de afectividad de que estaba do­tada. Pero no fue así. El lema paulino de hacer la verdad en la caridad (Ef 4,5) orientó todo su quehacer. Pocos meses antes de morir expresaba en una carta general el influjo del amor para comprender el misterio. En esa carta refleja su situación

39 Escritos autobiográficos. Cartas, p. 1010. 40 Carta 6-1-1942: Cartas, p. 133.

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existencial y hasta qué punto se habían encontrado en ella la fe y el amor 41.

Quien se ha encontrado con el Amor es imposible que no ame. La fe cuando expresa "creer a Dios" y no sólo "en Dios" lleva consigo la donación y abandono confiados a la acción de Dios que, en su radicalidad, es amor. También el don de un corazón nuevo, fruto de la conversión, se refiere a la transfor­mación del hombre en el núcleo más profundo de la persona y de la libertad, es decir, en el amor. Una respuesta creyente al amor de Dios comprende la dimensión del amor. De un amor que, porque se refiere a Dios, tiene que incluir el amor a los hombres. Jesús nos ha enseñado que la entrega al Padre la cum­plió, efectivamente, en el sacrificio de la propia vida por los hombres. En el ejemplo de Cristo encuentra el amor cristiano del prójimo su fundamento: "cada hombre es un hermano, por el que Cristo ha muerto" 42.

Josefa Segovia fue muy sensible a la novedad del manda­miento nuevo. Comprendió que la medida del amor cristiano tiene un baremo nuevo: la donación de Cristo hasta la muerte para la salvación de todos 43. Por eso, toda su vida lleva el sello de una entrega continua .Y progresiva a 'Dios en el servicio inin­terrumpido, lleno de amor, a la promoción de los hombres. En la tarea educativa, a la que consagró su vida, el amor tiene una fuerza creadora que favorece el hecho de que el otro "llegue a ser" más plenamente 44. El amor del educador educe 10 mejor del educando apelando constantemente a todas las posibilidades de su ser. El amor es acción invocadora, creadora del otro en una comunicación de ser a ser entre dos existencias personales. Tal vez, Josefa Segovia recibió una gracia extraordinaria de fe­cundidad en este campo de la que son testimonio las personas que tuvieron la suerte de entrar en profunda relación con ella.

El epistolario es un exponente de su solicitud por los demás. En un estilo sin pretensiones, continúa o abre un diálogo siem­pre 'familiar, sincero y afectuoso.

41 Carta 25·12·1956: Spes Nostra, p. 409. 42 ALFARO, J., Existencia Cristiana. Roma 1975, pp. 185 Y ss. 43 Carta 7·10·1952: Cartas, p. 331. 44 LóPEZ ESCALONA, S., El hombre como misterio, Univ. Católica, Santiago de

Chile, 1977.

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6. Su EXCEPCIONAL VINCULACIÓN A MARÍA

A una adhesión tan grande al mistedo de Cristo tenía que corresponder una singular relación con la Madre de Jesús. Nin­guno de sus biógrafos 45 ha dejado de señalar esta característica como nota saliente de la espiritualidad de Josefa Segovia. Aquí interesa entroncada directamente con la fe porque ,forma parte de las realidades del acontecimiento salvador que ha tenido lugar en Cdsto. Aceptar a Cristo es aceptar al nazaretano, al hijo de María, cuyo conocimiento alcanzamos por mediación de la Iglesia.

rDos páginas evangélicas han iluminado especialmente la vida de Josefa Segovia: la página de la Encarnación del Verbo en el seno de María (Lc 1, 28-33) Y la escena de la Cruz (Jn 2, 19-30). El centrarnos en ellas nos ayudaría a descubrir los as­pectos esenciales de su devoción mariana, desbordante, por 10 demás, en manifestaciones de religiosidad popular de lo más vadadas y dcas.

El misterio de la Encarnación, en 10 que supuso de respues­ta libre y de entrega total por parte de María, fue un tema per­manente de meditación en la vida de Josefa Segovia. Cuando al­guien le preguntó qué páginas prefería del evangelio, si hubiera tenido que elegir, contestó rápidamente como quien ha hecho ya una opción: "la anunciación a María de IS. Lucas", y añadió sin que se le preguntara más: "y dentro de ella la frase, PORQUE PARA rDIOS NO HAY NADA IMPOSIBLE". De tal manera vivió com­penetrada con este misterio que al tener que decidir la fecha de la operación, consciente de su riesgo, señaló el 25 de marzo para realizar su última entrega en un Fiat que tiene las reso­nancias de la consumación de su fe:

"Hoy día de la Encarnación del Verbo Eterno en el purísimo seno de la Virgen Inmaculada, pronuncio yo también mi "fiat" antes de someterme a la operación quirúrgica que me realizarán, Dios mediante, en este mismo día: Declaro que me entrego vo-

45 VELÁZQUEZ, Flavia Paz, María Josefa Segovia, Madrid 1966, Publicaciones de la I. T. MONDRONE, Domingo, Maria Josefa Segovia, una vita per la chiesa e per la cultura, Roma 1958, civilta cattolica. GALINO, Angeles, María Josefa Segovia, una vida al servicio de Dios, Eidos, Madrid 1957. SERRANO DE RARO, Agustín, Una mUjer para una obra, María Josefa Segovia Morón, Ed. Paraninfo, Madrid 1962. GÓMEZ Mo· LLEDA, M.' Dolores, Josefa Segovia desde nuestro momento, Colección 7/7 n. 3, Ma­drid 1966.

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luntariamente, gozosamente, no buscando la salud, sino el cum­plimiento de la voluntad de Dios" 46.

Si la maternidad de María encuentra en el Calvario su total cumplimiento, la escena de la Cmz tenía que impresionar pro­fundamente a Josefa Segavia. Por eso la destaca, dentro de la misma devoción a los dolores de la que fue permanente sem­bradora. Hay una página de su diario en la que aparece una vi­vencia extraordinaria del misterio de la maternidad de María, asociada al misterio de la cruz de Jesús.

"VIERNES SANTO. No pude asistir a los oficios desde el prin­oiJpio porque la pobre Cannel]se estaba muriendo, pero negué antes de terminar el canto de la Pasión y pude escuchar la palabra de Jesús: Ecce Mater tua.

Ahora mismo acabo de oír también la misma frase en la expli­cación de las siete palabras y qnisiera saber explicar lo que siento.

Ecce Mater tua. No es en el cuerpo, no es en el alma, es en la sustancia misma del alma donde yo siento que se hace vida esa palabra de Jesús, y me invade toda. Es mi Madre, yo soy su hija... y no sé decir más de lo que siento dentro de mí que es muy bueno. No quiero decir herejías, pero es así como el estre­mecimiento de la creación; dentro de mí; la palabra creadora de Dios forma en mí a la Madre de su divino Hijo y yo lo siento" 47.

El episodio central de la escena de la cruz transmitida por S. Juan representó algo muy profundo en la vida de fe de Josefa Segovia: ahondó en la maternidad de María y en el nacimiento de la Iglesia como frutos del misterio de la cruz de Cristo. María al pie de la cruz era también para ella una llamada de alerta a las exigencias de la maternidad espiritul en el mundo. No es extraño que la visit¡;¡ al Calvario constituyera una de las metas preferidas en la visita a Tierra Santa 48.

Su asimilación del misterio de la Cruz será la fuente de donde brotará su exaltación y gozo por la glorificación definitiva de María 49.

46 Testamento de Josefa Segovia, 25·III_195'1. 47 Escritos autobiográficos: Hojas sueltas, 19-1V-1946. 48 Meditaciones sobre los Dolores «Spes Nostra)), p. 467. Consideraciones sobre

el «Stabat Maten, S. N., p. 479. Aspiraciones para comulgar «Spes Nostra)), p. 721. Consagración al Corazón lrunaculado de María, «S. N.)), p. 205. Stabat Mater Dolorosa Juxta Crucem, «Spes Nostra», 59. ¡Ahí tienes a tu Madre! En el cente­nario de la Redención, «S. N.», p. 91.

49 Cartas 15-1X-1946, 1-1-1951, «Spes Nostra)), pp. 245, 291. Artículos: Vísperas de gloria (enero 1951), Assumpta est Maria (febrero 1951), «Spes Nostra)), pp. 113, 103.

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7. SuPo ESPERAR SIEMPRE Y DAR RAZONES DE SU ESPERANZA

La fisonomía de Josefa Segovia quedaría incompleta si al tratar de perfilar su espiritualidad faltara la referencia a su acti­tud de espera confiada, a la seguridad de su esperanza y al "en­ganche" que mantuvo siempre con la juventud precisamente por saber dar razones de su esperanza.

La esperanza cristiana, al dirigirse al acontecimiento de Dios en Cristo, a ese Reino que ya ha comenzado y que todavía no ha llegado a su consumación, no conoce límites. Esta esperanza es­tructuró la vida de Josefa Segovia, quien desde la dialéctica de confianza y espera vivió intensamente una de las dimensiones fundamentales de su 'conversión cristiana. En su esperanza con­tagiosa, radica la atracción que ejerció sobre la juventud.

Se esforzó por despertar y mantener una corriente de es­peranza que se manifestaba en la alegría por el trabajo más arduo y comprometido. Así, promovió, en torno suyo, un movimiento de juventud que no se sintió defraudada. Fue con su palabra y con su acción como logró consolidar la herencia recibida de Pedro Poveda. En ella estaba encarnado un programa que se ofrecía a quien se sintiera con ánimo para lanzarse arriesgadamente por los caminos de la fe con la seguridad de que otros ya 10 han re·~ corrido y de que nunca se camina solo 50.

Así su esperanza, que se manifestaba como firme confianza en el amor inmenso de Dios, ganó el corazón de muchas jóvenes para la misma causa en la que ella se había comprometido.

Buena maestra para la juventud y buena conocedora de la psicología femenina con toda la gama de aspiraciones y eúgen­cias. Tenía el don de presentar el cristianismo de manera persua­siva y convincente, con toda la exigencia de sus compromisos.

Penetró fácilmente en el corazón y en la mente de la juven­tud, porque empujaba siempre a metas más altas, a la búsqueda de nuevos ideales y a la conquista de la propia personalidad.

No se contentaba nunca con la mediocridad y era muy sin­cera en ayudar a descubrir los defectos de la edad y las posibles desviaciones siempre dentro de un itinerario personal del que

50 A. Galino dice: «Conocla el arte de despertar capacidades y vocaciones, de afirmar personalidades, de ayudar a subir. A su alrededor granaban empresas y personas, como plantas bien cuidadas», en Perfil interior, Revista de la 1. Tere­siana, abril-mayo 1957.

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cada una se sentía responsable en dar iniciativas a las que ella estimulaba 51.

8. EL TESTIMONIO DE LAS OBRAS

La profundidad interior de la conversión exige su cumpli· miento efectivo en las obras. La .fe, lejos de excluir las obras, las incluye, precisamente como realización de la misma .fe. De ahí la toma de conciencia a la que hoy se ha llegado de la importan· cia de la praxis. Ya hemos hecho referencia de cómo Josefa Se­govia se entregaba en el amor y la confianza a Dios y a los hom­bres. Parece necesario insistir en este punto.

La oración

En relación a su entrega a Dios, no podemos silenciar la oración,considerada como la expresión más alta de la fe. Son muchos los testimonios que nos hablan del espíritu de oración de Josefa Segovia, testimonios que nos vienen especialmente de los numerosos sacerdotes con los que mantuvo amistad a lo largo de su vida. A este respecto, la opinión de Poveda 52 es im­portante, aunque él no alcanzara a ver el desarrollo posterior, Las cartas del Fundador de la 1. Teresiana sobre Josefa Segovia merecerían un estudio ya que describen un itinerario de madu· ración hecho por quien tuvo el pri:vilegio de orientar su vida y de recibir diariamente, durante casi veintitrés años, el ejemplo vivo del esfuerzo por encarnar la fidelidad en la respuesta a una vocación peculiar; vocación en la que se reconoce a la oración como única fuerza y a la vez como uno de los rasgos de identi­dad de la filiación teresiana.

La fidelidad con que Josefa Segovia conseguía que Dios fue­ra, realmente, el primero, hasta en la distribución de su tiempo, fue extraordinaria a lo largo de toda su vida, y esto a pesar de los muohos asuntos o visitas que solían asediarla, de la faIta de salud, y de los viajes, hasta el día de la muerte 53. El tema de la oración de Josefa Segovia es un tema que merece ser tratado en un estudio posterior.

51 GÓMEZ MOLLEDA ha escrito de ella: «La juventud amaba sus palabras rotundas, definitivas, como grabadas al fuego en las conciencias: «lanzarse de cabeza», «deseos eficaces», «virtudes recias», «virajes decisivos», «trabajo hasta la muerte», «entrega totah>. Revista de la l. T., abril-mayo 1957.

52 POVEDA, p" Cartas a J. Segovia, 1II-1915, 10-10-1922, 10-10-1925, 18-3-1927, 53 Cf, Articulos para el proceso informativo, Madrid 1966,

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La acciónl en medio del mundo

La referencia a la relación trascendente no debe hacer olvi­dar que la 'Vida de Josefa Segovia se desarrolló en el mundo, en una acción dirigida, fundamentalmente, al servicio a los demás en un esfuerzo por su promoción. Esto en circunstancias y tareas muy variadas.

Realizó estudios de maestra de primera Enseñanza en la Escuela Normal de Granada, a la vez que se ocupaba de la aten­ción a sus abuelos y en el cuidado de la casa (1904-1909). De 1911 a 1913 estudió en la Escuela Superior de Magisterio de Madrid, donde residió en casa de unos familiares de su madre con los que compartió los trabajos domésticos. En ese período dedicó bastante atención al noviazgo iniciado en 1908.

En el año escolar 1913-1914, de nuevo en Jaén, hizo el curso de prácticas exigido como final de carrera, la elaboración de hl memoria y la dirección de una Academia-Internado de norma­listas fundada por P. Poveda en Jaén 54.

Para Josefa Segovia es un curso fuerte de experiencias: la novedad del encuentro con P. Poveda y su Obra que va a tras­tocar sus planes más acariciados; los primeros ensayos en la docencia; la tensión consiguiente con la ,familia y con el mucha­cho con el que mantenía relaciones.

Como profesora se encuentra realizada: "No sé lo que me sucede al dar la primera clase de mi vida, pero algo muy grande es y a Dios se lo ofrezco pidiéndole que siempre trabaje con El y por El", señala en el diario de la Academia de Jaén 6-XI -1913.

Terminados oficialmente los estudios en la Escuela Superior del Magisterio de Madrid, es nombrada en 1915 profesora de la Escuela Normal, cargo incompatible con el de Directora del Internado. Empieza a actuar como agregada de la Escuela Nor­mal de Jaén, pero muy pronto pasa a ser Inspectora de primera enseñanza, en la misma ciudad, después de algunos avatares.

54 P. Poveda inició la obra de las Academias y Centros Pedagógicos en Oviedo en 1911. Eran una parte de su proyecto: La Institución Católica de Enseñanza. Cf. P. Poveda: «Ensayo de proyectos Pedagógicos», «Simulacro Pedagógico», «Diario de una Fundación», «Alrededor de un proyecto» y «Ecos de prensa».

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P. Poveda agradece sus servicios y expresa en una carta 55 10 que fue el paso de Josefa Segovia por la incipiente Academia.

Su trabajo al frente de la inspección 1915-1923, ha sido reco­gido en una biografía fundamentalmente centrada en este perío­do 56, del cual conservamos los escritos de mayor viveza y es­pontaneidad de Josefa Segovia: unos apuntes, sobre el estado de las escuelas, la preparación de las maestras, las medidas a tomar.

Desde su puesto de inspectora presta toda clase de colabo­ración. Reclaman su ayuda las Conferencias de S. Vicente de Paúl, la Cruz Roja y forma parte de la Junta Provincial de alfa­betización. Todo esto a la vez que se compromete en la Obra Teresiana fundada por Pedro Poveda, que, precisamente en Jaén en 1917 recibe su aprobación eclesial y civil 57.

Muy pronto, en 1917, tendrá que compartir con P. Poveda la responsabilidad de la organización y formación de los miem­bros. En 1919 asume el título de Directora de la obra y en 1923 le tocará presentar la Asociación en Roma.

Trasladado P. Poveda a Madrid, Josefa Segovia seguirá en Jaén hasta 1923, en que hubo de pedir la excedencia para dedi­carse a la l.T. en toda su complejidad de asociaciones y miem­bros, sin descuidar la presencia en Congresos culturales y reli­giosos y la aportación personal en catequesis y grupo de re­flexión del evangelio.

Sieguen años de intensa actividad para orientar y sostener un movimiento comprometido en la educación cristiana que había descubierto que esto dependía más de los educadores que de las estructuras, y que por lo tanto ponía todo el hincapié en la formación de los miembros. Los años 1931-1936, con la ins­tauración de la República en España, y con el rápido proceso de secularización, Josefa Segovia pudo experimentar al lado de Poveda, que la idea, era una idea buena por la cual merecía la pena jugárselo todo. En 1934 recibió la Cruz "Pro Ecclesia et Pontífice" por el trabajo realizado en pro de la Educación Ca­tólica. y en 1936 queda al frente de la Institución Teresiana por­que P. Poveda selló con su sangre toda una vida. Empieza para

55 «La Casa de Jaén queda sin reglamento, sin medios disciplinares, sin régimen y hasta sin horario porque usted ha sido el reglamento viviente de este inter· nado». P. P., Carta a J. Segovia, marzo 1915.

56 SERRANO DE HARO, A., Una mujer para una obra, Maria Josefa Segovia Morón. 57 16-VII-1917, XI-1918.

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ella un período nuevo en el que el dolor y las pUlificaciones la prepararán para las ascensiones definitivas 58.

En sus manos la asociación alcanza dimensión universal: se difunde en Italia e Inglaterra. Coloca la semilla en Francia y contempla el desarrollo en América Latina. Guinea y Jerusalén serán avanzadas misioneras.

El movimiento se triplica en número de miembros y progresa visiblemente en la formación de ellos. Se abre a realizaciones culturales de mayor exigencia a la vez que acepta, a título perso­nal y corno asociación, compromisos con obras educativas en sectores marginados. Todo recibe el impulso y pasa por el cora­zón de Josefa Segovia.

En 1954 aparece la revista EIDOS: como un cauce en favor de la promoción de la mujer. En el editorial, Josefa Segovia ex­presa su pensamiento. Con la revista se quiere ofrecer oportuni­dades, especialmente, a aquellas mujeres que, especializadas en algunas ramas del saber, quieran aportar su esfuerzo, en un tra­bajo serio, honrado, sincero, exigente consigo mismas. La revis­ta se propone favorecer la libre expresión de un pensamiento cristiano que sin pretender dogmatizar, quisiera ser coherente en toda una línea. Así 10 expresa:

"Creemos, que en el conjunto, un poco anárquico y contra­dictorio que forma la cultura de hoy, puede tener, al lado de muohos otros nobles esfuerzos, un sentido constructivo, aunque de alcance modesto y sencillo. Valga, pues, también, este anhelo de coincidir en la verdad con todos los que lealmente la buscan y con ella se abrazan. Porque si la posesión de un bien material divide a los poseedores, por su tendencia a ser exclusiva, la po­sesión y goce Be la verdad une y acerca."

Paralelamente había reforzado la presencia de asociadas en zonas rurales, barrios industriales y otros ambientes en pro de una cultura popular.

La vida de Josefa Segovia ha llegado a su mayor plenitud.

58 «Me siento como trigo molido, al que incesantemente trituran y machacan, y, sin embargo, sin la menor rebeldía porque siento que me muele Dios porque me ama ... ¡qué bien se vive en las manos de Dios!» Carta ll-X-1939.

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9. VIVIÓ SEGURA SU IDENTIDAD COMO MUJER

Si la historia de la Pedagogía ha incluido ya a Pedro Poveda como pedagogo y humanista 59, con especial referencia a la pro­moción de la mujer, Josefa Segovia representa, dentro de esa misma historia, la personificación de los ideales povedanos 60 y, siendo ella el prototipo de un estilo de vida, no rehu:yó respon­sabilidades, ni se refugió en la evasión ante las vicisitudes del mundo en que le tocó vi'Vir.

Por eso no puede extrañarnos que con motivo de su falled miento la prensa española realzara su figura en los siguientes términos:

"Doña María Josefa era una espiritualidad recia y sumamente femenina. Ha sido el prototipo de un nuevo modo de apostolado propio de nuestros días, y su gesta espiritual se asemeja a la de Santa Teresa. Cierto que su obra ha sido la I. Teresiana, pero las calidades de universalidad de su figura y el influjo que irradia rebasan con mucho las exigencias de su cargo y su función, para hacer de ella una de las mujeres más destacadas del siglo XX" 61.

Los límites de un artículo no permiten extenderse más. He tratado de presentar a Josefa Segovia intentando delinear su fiso­nomía en torno a la fe, como eje de la existencia cristiana. No sé si lo he conseguido. No es fácil unificar algo tan inaferrable como la interioridad radical de la fe, y el compromiso total de la exis­tencia; la inmanencia mutua entre opción y asentimiento y entre decisión irrevocable y permanente, de 10 que hablan hoy los teó­logos al tratar de explicar la estructura del acto de fe. Lo que sí me parece cierto, y soy testigo de ello, es que la personalidad de Josefa Segovia sería inexplicable sin la referencia a la fe cristiana y que por 10 tanto sólo desde la fe de la Iglesia puede valorarse plenamente.

" La Umsco incluyó en su calendario la conmemoración de P. Poveda en el centenario de su nacimiento, 3·XII·1974.

60 Ernos, En el Centenario de P. Poveda, núms. 39 y 40, Rev. de Ideas Contem­poráneas, Madrid 1974.

61 «Ya)), 31 de marzo de 1957.

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JOSEFA SEGOV'IA. NOTA BIBLIOGRAFWA

Principales publicaciones de Josefa Segovia:

Consejos e instrucciones para la formación. Jaén, 1920.

Influencia del elemento sobrenatural en la obra educativa. Burgos, 1925.

Aspiraciones para comulgar ell compañía de la Santísima Virgen. 1926 (ocho ediciones).

Estudio de la encíclica: "De la cristiana educación de la juventud" de S. S. Pío Xl. Macdr1d, 1930.

Ars ya no es Ars. Madrid, 1936, 1941, 1951.

En pos del Maestro. Salamanca, 1939. Palermo, 1949. Madrid, 1950.

Semillas de santificación. Santiago de Chile, 1942, 1965.

Pedagogía familiar cristiana en las primeras comuniones, XXXV Con-greso Intemacional Barcelona 1952. Extracto sesiones de estudio tomo n.

Spes Nostra. Madrid, 1953, 1954, 1963.

Cartas. Madrid, 1956, 1970.

Colaboración permanente en el Boletín de la Institución Teresiana.

Algunas publicaciones sobre Josefa Segovia:

- Josefa Segovia, en Revista de la Institución Teresiana, abril-mayo 1957.

- ANGELES GALINO, María Josefa Segovia, Ulla vida al servicio de Dios, Madrid, 1957, separata de la revista lEIDOS, núm. 7.

- D. MONDRONE, SJ, Maria Josefa Segovia, Una vita per la Chiesa d per la cultura, Roma, 1958.

- AGUSTÍN SERRANO DE RARO, Una mujer para una Obra, María Josefa Segovia Morón, Madrid, 1962, Ediciones Paraninfo.

FLAVIA PAZ VELÁZQUEZ, Vida de María Josefa Segovia, Madrid, 1964, Publicaciones de la Institución Teresiana.

MARÍA <DOLORES GÓMEZ MOLLEDA, Josefa Segovia desde nuestro mo­mento, Madrid, 1966, Colección Siete/7, núm. 3.

FLAVIA PAZ VELÁZQUEZ, Josefa Segovia, Madrid, 1966, Publicaciones de la ,Institución Teresiana.

Artículos para el proceso informativo. Madrid, 1966.

Numerosos artículos con ocasión de la muerte y de la introducción del Proceso.