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LOCVS AMŒNVS 7, 2004 271 - 284 Resumen José Oriol Mestres, arquitecto de la catedral de Barcelona entre 1855 y 1895, estuvo en Sevilla en 1865 para levantar los planos de las portadas inacabadas del crucero del principal templo his- palense. Aunque el propósito de algunos miembros del cabildo sevillano era que el mismo artí- fice realizara los proyectos de finalización de dichas puertas, diversos motivos llevaron a Mestres a renunciar a tal empresa. Palabras clave: José Oriol Mestres, catedral de Sevilla, portadas del crucero, obras de restauración s. xix. Abstract José Oriol Mestres y Esplugas and Seville Cathedral. The plans for the unfinished transept fronts José Oriol Mestres, architect for Barcelona Cathedral from 1855 to 1895, went to Seville in 1865 to work on architectural plans from the unfinished transept fronts of the city’s foremost place of worship. Although various Canons of Seville intended that he should also be responsible for the project to complete the façades, a variety of reasons drove Mestres to reject the commission. Key words: José Oriol Mestres, Seville Cathedral, transpt fronts, 19 th c. cestoration works. José Oriol Mestres y Esplugas en la catedral de Sevilla Los planos de las portadas inacabadas del crucero M.ª del Valle Gómez de Terreros Guardiola Universidad de Huelva [email protected]

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LOCVS AMŒNVS 7, 2004 271 - 284

Resumen

José Oriol Mestres, arquitecto de la catedral de Barcelona entre 1855 y 1895, estuvo en Sevillaen 1865 para levantar los planos de las portadas inacabadas del crucero del principal templo his-palense. Aunque el propósito de algunos miembros del cabildo sevillano era que el mismo artí-fice realizara los proyectos de finalización de dichas puertas, diversos motivos llevaron aMestres a renunciar a tal empresa.

Palabras clave:José Oriol Mestres, catedral de Sevilla, portadas del crucero, obras de restauración s. xix.

Abstract

José Oriol Mestres y Esplugas and Seville Cathedral. The plans for the unfinished transept frontsJosé Oriol Mestres, architect for Barcelona Cathedral from 1855 to 1895, went to Seville in 1865to work on architectural plans from the unfinished transept fronts of the city’s foremost placeof worship. Although various Canons of Seville intended that he should also be responsible forthe project to complete the façades, a variety of reasons drove Mestres to reject the commission.

Key words:José Oriol Mestres, Seville Cathedral, transpt fronts, 19th c. cestoration works.

José Oriol Mestres y Esplugas en la catedral de Sevilla

Los planos de las portadas inacabadas del crucero

M.ª del Valle Gómez de Terreros GuardiolaUniversidad de Huelva

[email protected]

LOCVS AMŒNVS 7, 2004-2005272 M.ª del Valle Gómez de Terreros Guardiola

En 1865, José Oriol Mestres y Esplugasestuvo a punto de hacerse cargo de lasobras de finalización de la catedral de

Sevilla. Sin embargo, las gestiones realizadas alefecto por parte de algunos miembros del cabildohispalense no llegaron a fructificar. Pero vayamosal principio.

Hace escasos años, gracias al profesor AlfonsoJiménez Martín —maestro mayor del templo his-palense—, tuve noticias de la existencia de unosextraños planos conservados en el archivo de lacatedral de Sevilla. Su rareza radicaba en que esta-ban firmados por un arquitecto que hasta enton-ces creía no documentado en los estudios sobre eledificio: José Oriol Mestres Esplugas. La siempreefectiva colaboración de la archivera de laInstitución Colombina, Isabel González Ferrín,quien ha inventariado los referidos dibujos, mepermitió acceder a ellos rápidamente, a fin detomar un primer contacto con los mismos. Deinmediato se suscitó la siguiente pregunta: «¿Quéhacen aquí unos planos de un arquitecto de lacatedral de Barcelona?». Eran además unos dibu-jos de las portadas inacabadas de la catedral deSevilla, realizados precisamente por quien intervi-no en el proceso de finalización de la fachadaprincipal del templo barcelonés. La cuestiónresultaba de interés, al permitir el establecimientode un punto de conexión entre las obras decimo-nónicas realizadas en ambos templos. La únicareferencia bibliográfica, localizada por la archive-ra, fue una breve nota aparecida en la clásica enci-clopedia Espasa que apuntaba que el autor de losplanos había realizado trabajos de restauración enla catedral de Sevilla1.

El hecho no era tampoco tan extraño: si losmaestros medievales se trasladaban de unas obras

a otras, es evidente que los que vivieron en el sigloxix lo podían hacer con mayor facilidad. Dehecho, Demetrio de los Ríos trabajó en Sevilla ytambién en la catedral de León. En cualquier caso,la posible vinculación no dejaba de ser sugerente,dado que, si atendemos a la bibliografía al uso, elMestre Carlí, procedente de Rouen, autor del mag-nífico dibujo de la portada de la seo de Barcelonaconservado en la Casa de la Traça, quien tambiéntrabajó en Lérida, pudo actuar igualmente en lacatedral de Sevilla, a partir de 1435, bajo el nombrede Carlín, lo que sirve para justificar ciertas simili-tudes entre ambos templos2. Ello abría la posibili-dad de que ambas edificaciones hubieran comparti-do, siglos después, otro arquitecto más: un miem-bro de la «dinastía» Mestres3.

Se planteaba también la posibilidad de queMestres, al estudiar la catedral sevillana, trasladaraalgunos motivos de la misma a sus proyectos o que,simplemente, se impregnara aquí de cierto gustosureño. Visitando el templo barcelonés y estudian-do los trabajos del arquitecto, se hace difícil aceptartal hipótesis. Las similitudes entre ambas edificacio-nes, que las hay, deben proceder del ya citadoCarlín. Quizás, si José O. Mestres hubiera sabidode sus posibles trabajos en las portadas de los piesdel edificio hispalense podríamos plantear la cues-tión con más certeza. Pero José Gestoso no publicólos datos sobre el referido maestro normando hasta18924; y, además, Mestres desconocía entonces laautoría del dibujo medieval5. Aparte, hay que con-siderar que el proyecto finalmente aprobado para lafachada barcelonesa en 1887 fue aquél en el queintervino Manuel Girona i Agrafel6. En lo referentea las obras decimonónicas ya realizadas en Sevilla,entre las que destaca la finalización de la portadacentral de los pies del edificio, hecha en un tempra-

1. Véase Enciclopedia UniversalIlustrada Europeo-Americana,tomo XXXIV, Barcelona, p.1099-1100.

2. Ver, entre otros, FalcónMárquez, T., La Catedral deSevilla. Estudio arquitectónico,Sevilla, 1980, p. 123. Cómez Ra-mos, R., «Nacionalismo e histo-riografía: el autor de las trazas dela Catedral de Sevilla», ArchivoHispalense, núm. 237, 1995, p.151-159. El autor plantea la hi-pótesis de que Carlín fuese el au-tor de las trazas de la catedral,frente a la tradicional atribucióna Alonso Martínez. La mismacuestión la plantea en la publica-ción, «Sevilla gótica», en Anda-lucía: la España gótica, Madrid,1992, p. 307-308, mencionandouna hipótesis de John Harvey,dos de cuyos títulos aparecen enla bibliografía de su estudio. Enefecto, este autor, en The Cathe-drals of Spain, Londres, 1957, p.233-236, planteó la posibilidadde que Carlí y Carlín fueran elmismo maestro y que fuera elautor de las trazas de Sevilla. Ental hecho veía la explicación delas similitudes existentes entrelas catedrales de Sevilla y Barce-lona, y las relaciones de la pri-mera con Rouen. El mismo au-tor, en The Master Builders. Ar-chitecture in the Middle Ages,Londres, 1971, p. 113, plantea denuevo la cuestión. En JiménezMartín, A. y Pérez Peñaran-da, I., Cartografía de la monta-ña hueca. Notas sobre los planoshistóricos de la catedral de Sevi-lla, Sevilla, 1997, p. 43-50, se tra-ta el tema de la presencia de Car-lín en la catedral hispalense másextensa y documentalmente,planteando la interesantísimaposibilidad, por las cuentas de

LOCVS AMŒNVS 7, 2004 273José Oriol Mestres y Esplugas en la catedral de Sevilla: los planos de las portadas inacabadas del crucero

no y no muy acertado neogótico, no merecieronprecisamente alabanzas, ni de Mestres ni de otrosarquitectos coetáneos7.

Primer dato ciertamente constatado: cuatro pla-nos realizados con tinta en papel tela, firmados«José O. Mestres, Arquitecto», el día 14 de agostode 1865, cuyas medidas oscilan entre 1.043 y 1.045mm por 691 y 685 mm, y que representan el alzadode la puerta del norte, llamada Colorada o de laConcepción, en su —entonces— estado actual; elalzado de la puerta también inacabada de SanCristóbal o de la Anunciación; «cortes verticales»de ambas portadas, y plantas inferiores y superio-res, con estudios de detalles, de las referidas entra-das8 (figuras 1-4).

Por la fecha y los acontecimientos catedraliciosque ya conocíamos, parecía obvio que aquellos pla-nos eran previos al concurso de proyectos convo-cado por el cabildo catedralicio en 1866 para finali-zar las portadas, certamen que ganó Demetrio delos Ríos9. Este arquitecto fue quien inició la cons-trucción de la puerta norte del crucero —la de laConcepción—, trabajos que se paralizaron en 1868y se retomaron ya muy posteriormente con losproyectos de las portadas de Adolfo Fernández

Boletín de la Real Academia deBellas Artes de San Fernando,núm. 59, Madrid, noviembre de1886, p. 262-273.

8. Los planos están actualmen-te catalogados en la Sección dePlanos y Dibujos del Archivode la Catedral de Sevilla (Insti-tución Colombina) con las sig-naturas 328, 329, 330 y 331.

9. La primera vez que dichosplanos han sido mencionados ehistóricamente contextualiza-dos ha sido en Jiménez Mar-tín, A., «Oficio de mirones», enEl Espíritu de las Antiguas Fá-bricas. Escritos de Adolfo Fer-nández Casanova sobre la Ca-tedral de Sevilla (1888-1901),Sevilla, 1999, p. 17. Uno deellos, el de la denominada puer-ta Colorada, la entrada del cru-cero que da al Patio de los Na-ranjos, ha sido publicado enGómez de Terreros Guar-diola, M. V. y Díaz Zamora-no, M. A., «La restauración delPatio de los Naranjos de la Ca-tedral de Sevilla. Los proyectosde Félix Hernández Giménez»,en Jiménez Martín, A. (ed.),Magna Hispalensis (I). Recupe-ración de la aljama almohade,Granada, 2002, p. 71. Véanseigualmente p. 39 y 40.

cantería, de que las obras se ini-ciaran coincidiendo, más o me-nos, con su llegada a la capitalandaluza, hecho que haría enca-jar a la perfección las piezas deeste rompecabezas. La últimaaportación sobre los trabajos deCarlín en Sevilla puede conside-rarse la de Laguna Paúl, T.,«Las portadas del Bautismo ydel Nacimiento de la Catedral deSevilla», Bienes Culturales. Re-vista del Instituto del Patrimo-nio Histórico Español, núm. 1,2003, p. 83-99.

3. Sobre los arquitectos Mes-tres, Carlí y sus trabajos en lafachada de la catedral de Barce-lona, ver Bassegoda i Nonell,J., El treballs i les hores a la Ca-tedral de Barcelona. Un quartde segle d’estudis, projectes iobres (1969-1994), Barcelona,1995, p. 132-134 y 151 y s. Delmismo autor, «La façana majorde la Seu de Barcelona», Lam-bard. Estudis d’art medieval,volum IX, 1996, Barcelona,1997, p. 175-205; su texto sobreel plano de Carlí en Thesau-rus/estudis: l’art als bisbats deCatalunya, Barcelona, 1986, p.171-173; «La fachada de la Ca-tedral de Barcelona», Memoriasde la Real Academia de Cien-cias y Artes de Barcelona, vol.

XLV, núm. 5, Barcelona, 1981,p. 263-307; y «Recuerdo alconstructor del Liceo», ABC deCataluña, Barcelona, 30 deagosto de 1995, p. XI. Tambiénse ha consultado: Domenech yEstapà, José, Memoria necroló-gica de D. José O. Mestres Es-plugas leída en sesión públicacelebrada el 26 de enero de1899, Real Academia de Cien-cias y Artes de Barcelona, 1899.

4. Según el ya citado R. Có-mez, José Gestoso y Pérez, ensu obra Sevilla monumental yartística, vol. II, Sevilla, 1892, p.33 y s., fue quien primero dio aconocer el nombre de Carlín yotros maestros posteriores.

5. Véase Bassegoda i Nonell,J., El treballs..., ob. cit., p. 157.Evidentemente, Mestres cono-cía el dibujo, cuya autoría nofue aclarada hasta tiempo des-pués.

6. Ibídem, p.166 y s.

7. Véase, por ejemplo, la opi-nión negativa que sobre dichaportada emitió Demetrio de losRíos en el análisis que de suproyecto de 1866 para las porta-das de la catedral hizo, comoponente, Simeón de Ávalos en

Figura 1.«Catedral de Sevilla. Alzado de la puerta del norte llamada Colorada ode la Concepción, en su estado actual», Sevilla, 14 de agosto de 1865,José O. Mestres. Institución Colombina, Archivo de la Catedral deSevilla. Secc. Planos y Dibujos, 329. Fotografía: A. Cruz Villalón.

Figura 2.«Catedral de Sevilla. Puerta de San Cristóbal en su estado actual»,Sevilla, 14 de agosto de 1865, José O. Mestres. Institución Colombina,Archivo de la Catedral de Sevilla. Secc. Planos y Dibujos, 331.Fotografía: A. Cruz Villalón.

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Casanova, quien tuvo que deshacer lo previamenteejecutado10. Es más, si atendemos a los planospublicados por Teodoro Falcón Márquez comodibujos de las portadas de De los Ríos, este artíficecalcó los planos de José Oriol Mestres —hasta lacaligrafía es idéntica—, añadiendo lo que en ellosfaltaba. El concurso y el inicio de las obras se debie-ron a un legado testamentario.

Todo estaba claro en apariencia. Sin embargo,había que plantearse que, ejerciendo entonces enSevilla arquitectos titulados, era innecesario e inha-bitual encargar el mero levantamiento de unos pla-nos a un arquitecto relevante y residente en una ciu-dad tan distante como Barcelona. Tras una primeraconsulta al profesor Juan Bassegoda Nonell, quiende inmediato me remitió sustanciosa informaciónsobre Mestres, sus obras barcelonesas y noticias deprensa donde se apuntaban sus trabajos en Sevilla11,las primeras indagaciones fueron —como es lógi-co— realizadas en las actas capitulares hispalenses.En efecto, allí constaba que, gracias a un legado tes-tamentario de Sebastián de Flores, tesorero de lacatedral fallecido el 26 de mayo de 1864, se habíacomenzado a tomar iniciativas para acometer lafinalización de las portadas. El 1 de diciembre de1864 se creó una comisión formada por dos canóni-gos albaceas del finado, D. Ramón Mauri —lecto-ral— y D. Rafael Rivero, además de por otros diver-

sos miembros del cabildo: Eusebio Campuzano —deán—, Domingo Rolo —canónigo— y el doctorJuan Nepomuceno Escudero —canónigo docto-ral—. Ellos actuaban a todos los efectos en el asun-to y debían ir dando cuenta al cabildo de sus movi-mientos12. Así sabemos que en el cabildo celebradoel 26 de junio de 1865 se informó de que iba a visi-tar la ciudad un «distinguido arquitecto de Bar-celona» cuya misión era levantar los planos previosal referido concurso. También se preocupó la ca-tedral por habilitar un lugar para su trabajo, paraque se le facilitasen los peones que necesitara paratomar medidas y demás, y de que se dispusiese unarca de tres llaves para ir depositando los fondospara la operación referida13. Posteriormente, cuandose recibieron los planos, la comisión se puso deacuerdo con el prelado sobre las bases del concurso,y el cabildo, que aceptó la propiedad de los dibujos,decidió habilitar un local donde exponerlos paraque los pudieran ver y calcar cuantos arquitectosestuvieran interesados en participar en el aludidocertamen14. Después consta el comienzo de las obrasy poco más. Ni siquiera José Oriol Mestres aparecíacon su propio nombre en ningún texto.

Seguimos con la correspondencia de aquellosaños, consultando también fondos del ArchivoGeneral del Arzobispado y de ProtocolosNotariales15. Nada apareció que nos orientara sobrepor qué se les ocurrió llamar a José O. Mestres, dequién fue la idea de hacerle ir a Sevilla o quién podíatener contactos con la catedral de Barcelona yconocer los trabajos que por entonces realizaba elarquitecto catalán: acababa de hacer la colección deplanos y el proyecto de 1864 que se conservanencuadernados, junto al dibujo de Carlí, en la Casade la Traça. La ausencia de información se debía, sinduda, al carácter privado de la financiación y la ges-tión de las obras.

Única opción restante: investigar en Barcelona.De nuevo contacto con el profesor BassegodaNonell, quien, por fortuna, me dirige, no sólo a lacatedral, sino también a la Casa de l’Ardiaca.Gracias a la amabilidad y diligencia de los respon-sables y el personal del Archivo de la Catedral deBarcelona y del Arxiu Històric de la Ciutat, delAjuntament de Barcelona, pude conocer los planos—en papel y en tela— de Mestres del año 1864 y elsistema de dibujo y copias de los mismos. Tambiénme fue posible comprender por qué el profesorBassegoda, al ver las fotografías que le mostré de losplanos de Sevilla, no dudó un momento de su auto-ría. Eran muy similares a los catalanes, era su estilo.Pero no se quedó ahí el asunto.

En la caja número 7 del fondo personal de JoséOriol Mestres Esplugas, conservado en la secciónde documentación medieval y moderna delArchivo Histórico de la Ciudad, apareció un signi-ficativo conjunto de cartas, croquis, escritos ydocumentos relativos a los planos sevillanos.

10. Sobre el concurso y el pro-yecto de Demetrio de los Ríos,pueden consultarse, FalcónMárquez, T., La Catedral..., ob.cit., p. 98-100 y lám. XXXIX;Suárez Garmendia, J. M., Ar-quitectura y urbanismo en la Se-villa del siglo xix, Sevilla, 1986,p. 121-122 y González-VarasIbáñez, I., La Catedral de Sevi-lla (1881-1900). El debate sobrela restauración monumental, Se-villa, 1994, p. 224-231.

11. Se trata de una necrológicaaparecida en el Diario de Barce-lona, en julio de 1895, tras el fa-llecimiento de Mestres.

12. Sobre el legado testamenta-rio y la formación de la comi-sión, véanse: Institución Colom-bina, Archivo de la Catedral deSevilla, Actas capitulares, L. 217,folio 76 vto. (4 de noviembre de1864) y folio 81 (1 de diciembrede 1864). Correspondencia, Leg.1864-1866, en 1865 se conservaun escrito del año anterior quehace referencia a la admisión delos legados del finado.

13. Ibídem, Actas capitulares, L.217, folios 114 vto. y 115 vto.

14. Ibídem, L. 217, folios 176vto.- 177. Cabildo celebrado el 6de marzo de 1866. Allí se especi-fica que el plazo para presentarproyectos concluiría el 31 de oc-tubre de 1866.

15. El testamento de Sebastiánde Flores y Reyna, presbítero ytesorero de la S. I. Catedral,otorgado ante José María Fer-nández Pérez, se conserva en elArchivo Histórico Provincial deSevilla, Secc. Protocolos Nota-riales, Leg. 6666, folios 1245-1252. Lo averiguamos fácilmenteporque en el L. 217 de las Actascapitulares de la catedral, folio219, localizamos un papel sueltocon el texto siguiente «Falleció elSr. D. Sebastían Florez, el día 26de mayo de 1864 hizo testamen-to el día 11 de septiembre de1863 ante D. José M.ª Fernán-

Figura 3.«Catedral de Sevilla. Corte verti-cal de la puerta del norte llamadaColorada o de la Concepción» y«Corte vertical de la puerta delsur llamada de la Anunciación ode San Cristóbal», Sevilla, 14 deagosto de 1865, José O. Mestres.Institución Colombina, Archivode la Catedral de Sevilla. Secc.Planos y Dibujos, 330. Foto-grafía: A. Cruz Villalón.

LOCVS AMŒNVS 7, 2004 275José Oriol Mestres y Esplugas en la catedral de Sevilla: los planos de las portadas inacabadas del crucero

Desde la factura que su autor pasó por los mismos,hasta los posibles itinerarios que el arquitectopodía seguir para llegar a Sevilla, todos esos pape-les se conservan en un legajo que, supuestamente,guardaba información sobre la catedral deBarcelona. Con dicha documentación comencéeste escrito. Posteriormente, consulté los fondosexistentes sobre el aludido concurso en la RealAcademia de Bellas Artes de San Fernando, enMadrid. Meses después, recabé información en elArchivo de la Reial Acadèmia Catalana de BellesArts de Sant Jordi, de Barcelona: si Apeles Mestreshabía donado a dicha institución dibujos de supadre, cabía la posibilidad de que allí se conservaraalguno de Sevilla. Victoria Durá Ojea, conservado-ra del Museo, me remitió rápidamente nueva docu-mentación16. Dibujos y mediciones, planos, unrecorte de prensa y una carta realmente interesan-te, de la que después trataremos, se conservan en laAcademia. Unos días después de recibir las«supuestamente» últimas reproducciones de imá-genes, tuve conocimiento, gracias al profesorBassegoda i Hugas, de que hace más de veinte años,en el III Congreso del CEHA, celebrado precisa-mente en Sevilla, el profesor Vicente Maestre Abadpresentó una comunicación sobre los dibujos de lacatedral de Sevilla realizados por Mestres en 1865 yque se conservaban tanto en San Jorge como en laETS de Arquitectura de Barcelona17. Dicha comu-nicación, que sepamos, nunca ha sido reseñada porla historiografía hispalense, posiblemente por que-dar inédita —sólo se editó un resumen—. Rápi-damente nos pusimos en contacto con la Escuelade Barcelona y, en unos días, aparecían los planosen Internet: eran cinco, cuatro similares a los sevi-llanos y uno nuevo, con detalles de la puerta que seabre al Patio de los Naranjos.

Y así, tras consultar la documentación de ochoarchivos, más la de la Real Cátedra Gaudí, y hacerno pocas consultas a amigos, compañeros y arqui-tectos, creo conocer algo sobre la historia de los pla-nos de Sevilla que, a su vez, está envuelta en unacuriosa trama a la que la competencia profesional,ciertas maquinaciones localistas e incluso una epide-mia de cólera y una crisis económica, le dan forma.Tampoco me extrañaría que, tras tanta búsqueda,aparecieran nuevos datos. Por ello este artículo sepublica en Barcelona, a la espera de que otros inves-tigadores continúen, a ser posible, este relato.

*****

Lo primero que se aclaró, a través de la documen-tación conservada en la Casa de l’Ardiaca, fue queel contacto en Barcelona de los albaceas testamen-tarios citados fue el arcipreste Francisco Puig yEsteve. Curiosamente, el canónigo Ramón Mauritenía también Puig por segundo apellido, según

consta en una tarjeta suya que apareció entre ladocumentación. En alguna de sus cartas a Mestresdice algo así como: «ya sabrá por mi primo...» Enefecto, fue el arcipreste quien le remitió a José OriolMestres Esplugas las primeras propuestas queRamón Mauri y Rafael Rivero hicieron llegar aBarcelona, ofrecimientos que, por supuesto, no selimitaban a la realización de un levantamiento deplanos, sino que se referían a que estudiara los tra-bajos que hicieran falta para finalizar las portadasinacabadas de la catedral de Sevilla.

Así pues, entre los papeles de Mestres se con-serva la copia de una comunicación, fechada el 20de abril de 1865, que fue enviada por los canónigossevillanos a Francisco Puig y Esteve, dándole cuen-ta de haberse constituido ya la comisión del cabildoencargada de la continuación de las obras que falta-ban por hacer en la catedral sevillana. Puesto que«lo primero que hay que practicar son los planosy presupuestos de las mismas obras», habían trata-do del tema en la comisión recordando

las circunstancias especiales que concurren ennuestro buen amigo el Sr. arquitecto D. José O.Mestres si que también las esperanzas que dejóV. entrever en nuestras conversaciones ensetiembre del año anterior de que este distin-guido señor nos favoreciese con su venida a

dez». Allí constaba también elnombre completo de sus alba-ceas, Ramón Mauri y Puig y Ra-fael Rivero de la Cruz. Sólo espe-cifica que su heredera era su almay que, en su beneficio, dejaba suherencia para limosnas a pobresnecesitados y otros particularesque les tenía comunicado.

16. Quiero dejar constancia demi gratitud a todos los responsa-bles y al personal que tan ama-blemente me han atendido encuantos archivos, de Sevilla, Ma-drid y Barcelona, han sido con-sultados.

17. Al profesor BonaventuraBassegoda i Hugas le agradezcomuy sinceramente su colabora-ción. Doña Teresa Laguna Paúl,conservadora de bienes mueblesde la catedral de Sevilla, me facili-tó inmediatamente el texto de lareferida comunicación, así comosu siempre cordial ayuda para elanálisis de ciertos planos. VéaseMaestre Abad, Vicente, Univer-sidad Autónoma de Barcelona,«José Oriol Mestres, arquitectobarcelonés en Sevilla», en IIICongreso Español de Historia delArte, Sevilla, 8-12 de octubre,1980, ponencias y comunicacio-nes (resúmenes), p. 76. Sobre losdibujos de San Jorge y de la es-cuela barcelonesa dice: «Compo-nen el primer grupo dos cuader-nillos, tamaño cuartilla y papelcuadriculado, que contienen di-bujos a lápiz de los rosetones delas fachadas de San Cristóbal y dela Concepción, pináculos de lasmismas, antepechos, estribos,cornisas, etc. El segundo lo com-ponen cinco pliegos con los dibu-jos definitivos de las dos fachadasdel crucero y otros detalles. Lapresencia de Mestres en Sevillahabía sido ignorada hasta ahoraentre los historiadores de la Cate-dral hispalense. Ante la posturaadoptada por los arquitectos de laCatedral y la prensa sevillana, elarquitecto catalán no participó enel posterior concurso, que adju-dicó las obras a Fernández Casa-nova».

Figura 4.«Catedral de Sevilla. Puerta delnorte en el patio de los naranjosllamada Colorada o de la Con-cepción. Planta inferior. Plantasuperior»; «Detalle a la escala de1 por 25 correspondiente a lapuerta de San Cristóbal»; «Deta-lle a la escala de 1 por 25 corres-pondiente a la puerta de la Con-cepción» y «Puerta del sur llama-da de San Cristóbal o de laAnunciación. Planta inferior.Planta superior», Sevilla, 14 deagosto de 1865, José O. Mestres.Institución Colombina, Archivode la Catedral de Sevilla. Secc.Planos y Dibujos, 328. Foto-grafía: A. Cruz Villalón.

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esta capital para el expresado cometido ydemás consiguientes que buenamente pudiéra-mos convenir18.

Las experiencias del arquitecto en la catedral bar-celonesa y la información que los sevillanos de-bían tener de sus proyectos para la misma tuvie-ron que ser la causa del llamamiento. Además,José Oriol Mestres relata, en la ya aludida carta dela Academia, que los canónigos sevillanos, juntocon el arcipreste, le habían incluso visitado en sucasa el referido año de 186519.

Del 4 de mayo de 1865 data el borrador de unacarta escrita en Barcelona por J. O. Mestres, diri-gida a Ramón Mauri y Rafael Rivero, agradecien-do «tan señalada honra», aceptando visitar Sevillay manifestando que,

como no he visto la Catedral ni sé fijamente loque debe hacerse ni cuáles serán mis trabajos,no tengo datos suficientes para formular desdeahora una proposición.

Sólo pedía que se le abonasen los gastos de viajede ida y vuelta, los de un ayudante que creía con-veniente se trasladara con él, aunque se le pagaseun poco más de lo que era costumbre, y que se leproporcionaran los peones necesarios para «to-mar las dimensiones y obtener los datos conve-nientes». Las dietas desde el día de salida hasta elde regreso las fijó en 180 reales de vellón por jor-nada y el sueldo del ayudante apuntó que podríaoscilar entre 1.200 y 1.600 reales. Si los trabajosa realizar exigían diseños de importancia, su planera tomar en Sevilla los datos necesarios y ejecu-tarlos con posterioridad en Barcelona. Podríacobrar según el arancel oficial, aunque el arqui-tecto también afirmaba que, según fueran lostrabajos a ejecutar, no tendría problemas en fijaruna cantidad alzada. Acababa manifestando suconvicción de que se entenderían sin problemasy, agradeciendo nuevamente la distinción dis-pensada, pedía le participaran su opinión parapoder hacer los indispensables preparativos contiempo.

Los canónigos sevillanos contestaron el día 12de mayo al arquitecto mostrándole su satisfacciónpor su aceptación del encargo y próxima visita,aprobando sus condiciones y planteándole laposibilidad de que su ayudante fuera uno local, loque les ahorraría algunos gastos. A su vez, demos-traron la prontitud con que debieron de comen-zar a manifestarse los recelos de cierto/s arquitec-to/s local/es, lo que causó algunos quebraderos decabeza a los referidos albaceas. Así escribieron:

Pero debemos manifestarle con la franquezaque nos caracteriza, que se nos ha presentadoun arquitecto de esta capital, para darnos a

entender que desearían se abriese concurso pa-ra la formación de los planos, y consecuenciasde su clasificación por la Academia Matritensede S. Fernando. Y nosotros que no debemos nipodemos rechazar esta justa aspiración de tandignos compañeros de V., por muchas razonesque conocerá su buen criterio, y principal-mente porque hemos de recaer en uno de ellospara la ejecución, como segundo de V., en elcaso de preferirse como es regular por laAcademia los planos, que V. forme, atendien-do la distancia de su residencia y duración delas obras.

Está claro que el cabildo no se podía arriesgara quedarse sin un director de la obra y, además,debido a lo antedicho, se planteó el problema deque la Academia seleccionara los diseños de otroarquitecto, por lo que la comisión había decididocomunicarle a Mestres, con toda sinceridad, quelos costes de la formación del proyecto sólo leserían abonados al ganador del certamen.

A Mestres, como era de esperar, le contrarió,«no poco», la petición del inidentificado arquitec-to, pues modificaba las condiciones pactadas.Pero estaba decidido «a emprender los estudiosde las obras que desean». Sólo pedía, sobre lo yaacordado, que se le abonasen las dietas del ayu-dante y los gastos de encuadernación y papel«para los diseños y para la memoria que deberáacompañarlos». No cobraría sus honorarios si suproyecto no merecía la preferencia de laInstitución madrileña. Su resolución de trasladar-se a Sevilla le impulsó igualmente a solicitar unapieza de la catedral que le pudiera servir de sala deestudio, donde trabajar con el ayudante que elcabildo debía proporcionarle. Así aprovecharíamejor el tiempo y «gozaría de una quietud queprobablemente no tendría en la posada». Sí, leseguía preocupando el tema del ayudante. En pri-mer lugar, porque el suyo personal estaba ya ver-sado en este tipo de trabajos por los estudios efec-tuados para la terminación de la catedral deBarcelona. En segundo y último término, porque

tendría una mayor seguridad de que no se tras-luciría nada de mis estudios hasta después deconcluidos, cosa que no puede perderse de vistatratándose de un concurso más o menos latopero que no deja de ser un concurso. Deseomediten V.V. sobre este punto, y se hagan V.V.cargo de mi delicada posición algo desventajo-sa por más de un concepto20.

Ramón Mauri y Rafael Rivero le contestaronel 5 de junio insistiendo en que debía deponertodo recelo con respecto al ayudante que le pro-porcionarían, quien era hijo del antiguo maestrode obras de la catedral, habitaba una dependencia

18. Las citas entresacadas de lascartas han sido actualizadas en laortografía para facilitar su lectu-ra y homogeneidad. Se utilizanabundantemente en el texto conel fin de que quede fielmente re-flejada la intencionalidad del ca-bildo eclesiástico sevillano, asícomo la voluntad de J. O. Mes-tres de intervenir en Sevilla.

19. Es posible que la visita larealizaran antes de la propuesta,el año anterior, en 1864. Hay quetener presente que la carta deMestres conservada en la Acade-mia de Sant Jordi está escritamuchos años después (1884).

20. Archivo Histórico de laCiudad, fondo de José OriolMestres y Esplugas, caja 7(AHCB, en adelante), borradorde la contestación de Mestres alos canónigos sevillanos fechadoel 24 de mayo de 1865.

LOCVS AMŒNVS 7, 2004 277José Oriol Mestres y Esplugas en la catedral de Sevilla: los planos de las portadas inacabadas del crucero

del cabildo, era de reconocida honradez e inteli-gencia y conocía bien el edificio. Por supuesto, leproporcionarían la sala que pedía y le transmitíanque no podían abonarle los gastos que pedía porel proyecto, dado que ello marcaría diferenciascon el resto de los concursantes. De nuevo aceptóMestres las condiciones, limitándose ya, segúnescrito fechado el 13 de junio, a ultimar detalles:necesitaba dos tableros de un metro diez centíme-tros de largo por setenta centímetros de ancho yotros dos de ochenta y cinco por cincuenta y seiscentímetros, todos lisos por cada cara, con suscuatro cantos bien rectos y a escuadra unos conotros, de cualquier tipo de madera con tal de queestuviera seca y «no se vicie». Precisaba tambiénsaber si en Sevilla encontraría papel tela inglés debuena calidad. Por último, comunicó que retrasa-ría su viaje por tener que trasladarse a Vic, a peti-ción del cabildo de aquella catedral, para realizarciertos trabajos. Enseguida, el 18 de junio, le con-testaban de nuevo desde Sevilla mostrándole unasincera satisfacción por su respuesta, anunciándo-le que ya se habían mandado preparar los tablerosy remitiéndole un par de muestras de papel tela,con sus precios incluidos21.

Las dietas cobradas en 1865 por el arquitectose debieron a su ausencia de Barcelona tres días dejunio, los meses de julio y agosto completos, yquince días de septiembre, más siete jornadas pre-vistas para el viaje de vuelta. Ello significa quepasó en la capital andaluza unos dos meses ymedio, en plena temporada de verano. Así, cabeapuntar la posibilidad de que José O. Mestresaceptara otros encargos o participara, de una uotra forma, en la elaboración de otros proyectos.Por ejemplo, se conservan en el ArchivoHistórico de Barcelona un documento sobre el«Cancel pª. la Parroquia de Arahal» y las medidasde una puerta que parecen corresponder al mismoedificio; o en una nota que le escribió el canónigoRivero el 15 de noviembre de 1865, éste hace cier-ta alusión al sepulcro —entonces por hacer— delcardenal Cienfuegos, realizado finalmente en1881 con proyecto de Manuel Portillo Ávila.Sobre el mismo sepulcro también se conservadocumentación en la Real Academia de San Jorge:hay unos apuntes con la leyenda «Detalles de laCapilla de San José para el Panteón del CardenalCienfuegos. 14 septiembre 1865». En el mismofondo documental, en otro cuadernillo de apun-tes, aparece un dibujo con la anotación«Cementerio de Sevilla. Panteón de familia paraocho adultos y ocho párvulos...». Antes de partirde Sevilla, el arquitecto cobró los 19.454 reales devellón correspondientes a la cuenta que aparece alfinal de este artículo como parte del apéndicedocumental. Además, según consta entre suspapeles de la referida caja 7, se llevó a Barcelonaunos apuntes o noticias sobre el templo.

Acabado su trabajo en Sevilla, volvió aBarcelona. Debió de tardar en llegar más de loprevisto, posiblemente arribó a su ciudad entrefines de octubre y primeros de noviembre. La epi-demia de cólera que afectaba a Sevilla y al paíspudo ser el motivo de tan dilatado viaje. Dehecho, desde Sevilla había recibido noticias de laalarma generada por tal causa en Barcelona22.Pero también cabe la posibilidad que aprovecharala ocasión para conocer diversas ciudades. Dehecho, visitó Toledo y también debió pasar, ade-más de por Madrid, por Burgos, León yValladolid: interesante recorrido monumental ycatedralicio23. En los cuadernillos de la AcademiaCatalana se conservan dibujos o apuntes de lacatedral de Burgos (24 de septiembre), de SanIsidoro de León y de la catedral de la misma ciu-dad (28 de septiembre de 1865). Mauri y Riverodan cuenta de la llegada de Mestres a Barcelona enuna carta fechada el 15 de noviembre de 1865 y, enese mismo documento, relatan los difícilesmomentos que vivían en la ciudad del Betis. Elcanónigo escribió:

Desde el 20 al 30 del pasado octubre pasamoslos días más amargos que caben en corazónhumano, porque fueron lúgubres en demasía.Apenas había una casa, en que no hubiereinvadidos o cadáveres, y los hospitales se nosllenaron en un momento. Los depósitos no seveían nunca vacíos de las víctimas que caían, yera tal la confusión que reinaba en todos, quehubo días, en que amás de los conducidos conpapeleta, se enterraron hasta 30 cadáveres, sinsaberse ni sus nombres ni su procedencia.

Ante ello no quedaba más que rezar y, comoes habitual en Sevilla, sacar en procesión de roga-tiva, en este caso, el Santo Lignum Crucis grandey la imagen de la Virgen de los Reyes, lo que suce-dió en medio de un inmenso gentío. Desde el díasiguiente comenzó a descender el número de afec-tados. Pero aún quedaban 200 o 300 enfermos yse contaban de 3 a 6 muertes diarias.

Una vez llegado Mestres a la ciudad condal,allí le suponían los canónigos sevillanos elaboran-do el esperado proyecto. Simultáneamente, elrecelo de los arquitectos (personajes locales)debió continuar, porque la cuestión no se quedósólo en meras protestas verbales: el asunto llegó ala prensa. Al parecer, a comienzos de 1866 sehabía tratado en los periódicos de Sevilla el temade las obras pendientes de ejecución en la cate-dral, y se anunciaba que pronto se empezarían. EnLa Correspondencia de Sevilla, Diario Político deNoticias, del día 9 de enero de 1866, que aún nohemos podido localizar, debió publicarse un polé-mico «suelto» sobre el arquitecto barcelonés lle-gado a la ciudad para

21. Ibídem. Entre la misma co-rrespondencia se conserva lapropuesta oficialmente enviada aJosé O. Mestres con las condi-ciones finalmente acordadas, fir-mada por los mismos canónigosen representación de la «Testa-mentaría del Sr. D. Sebastián deFlores en unión con la comisióndel Cabildo Catedral de Sevilla»,fechada el 7 de junio de 1865. Lacopia de la carta de contestaciónfirmada por José O. Mestres,aceptando oficialmente todas lascondiciones, está fechada el día 8y, curiosamente, parece estar es-crita por la misma persona, co-mo si se le hubiera mandado yaredactada desde Sevilla y él hu-biera hecho alguna mínima co-rrección.

22. Ibídem, carta de Pedro JuanRoig, amigo pesebrista, a J. O.Mestres, Barcelona, 23 de agostode 1865.

23. Ibídem, carta de RamónMauri y Rafael Rivero a José O.Mestres, Sevilla, 24 de septiem-bre de 1865.

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que el mismo Mestres había indicado y en laforma convenida con él. El plazo de entrega de losproyectos finalizaría el 31 de octubre siguiente, alganador se le abonarían 25.000 reales de vellón ytodos los diseños se remitirían a la Academia

[…] sólo para su aprobación, evitando que loscalifique para no entorpecer después nuestraelección con miles dificultades que podríansurgir. En atención a las mismas dificultades,omitimos en el edicto del concurso toda mani-festación de lo que practicaremos para la eje-cución de la obra, reservándonos adoptar lasresoluciones convenientes al objeto de la obra,en conformidad a los intereses que nos estánconfiados, y a la legislación vigente27.

Parece claro que el concurso no se planteó másque como una tapadera.

El anuncio se publicó en la Gaceta de Madriddel día 22 de marzo y en otras tantas publicacionesperiódicas. En el texto quedaba bien claro quetodos los arquitectos españoles podían presentar-se; que los planos levantados del estado actual delas portadas estaban a su disposición para sacar lascopias que fueran necesarias, siempre que se pidie-ra permiso por escrito —no veían la necesidad deconservar el anonimato—; que los proyectos se-rían remitidos a Madrid para que se aprobaran losque así lo merecieran; y que posteriormente lacomisión escogería entre éstos últimos los quejuzgase más convenientes. Además, los albaceas ymiembros de la comisión se reservaban

acordar después para la ejecución de la obralas resoluciones que estimen convenientes alos intereses que les están confiados, en con-formidad también a la legislación vigente.

Los proyectos debían presentarse

enteramente concluidos á escala de 1 por 50,que demuestren en planta, alzado y corte ver-tical, cuál sea la idea de cada autor, dibujadosen papel-tela, se acompañará una memoriaexplicativa de los mismos, dejando al buen jui-cio del autor los puntos o bases que dichamemoria deberá abrazar.

Los planos debían estar firmados, no se admitiríanfuera de la fecha apuntada, ni tampoco los quesólo presentaran el diseño de una de las dos puer-tas. El escrito fue firmado por toda la comisión eldía 6 de marzo.

En junio de 1866 Mestres sabía, por carta deMauri —fechada el 18—, que estaban preparandotrabajos para el concurso Demetrio de los Ríos yBalbino Marrón; y que Francisco de P. Álvarez sehabía personado «a nombre y en comisión de la

levantar el plano de las puertas no terminadasde nuestra suntuosa Catedral; y a consecuen-cia de lo que culpábamos el silencio que res-pecto de estas obras se guardaba, cuando pare-cía natural que para dichas obras se abriera unconcurso.

Algo más debía de decir el artículo, porque Mauriy Rivero lo consideraron, según le decían aMestres, «denigrativo a nosotros y a V.» Así quese fueron esa misma noche a la redacción de talpublicación y «después de serias y graves polémi-cas», sus responsables aceptaron rectificar. Elperiódico lo hizo unos días después, el viernes 12de enero, aclarando que, en efecto, se iba a con-vocar el certamen y que el retraso de su anuncio,por el del envío de los planos por parte deMestres, no se debía sino a la epidemia de cólerasufrida por entonces en España. Acababa señalan-do y alabando la competencia del arquitecto. Enel mismo escrito antes citado, los albaceas le indi-caban que, ya que en el suelto se referían a losperiódicos de Barcelona, debería el arquitectoprocurar que allí la prensa insertase en su defensalo que juzgase oportuno, para después poderreproducirlo en el diario sevillano. Mestres lohizo, a juzgar por el comentario sobre el temaaparecido en El Telégrafo. Diario de avisos, noti-cias y decretos, editado en Barcelona el domingo21 de enero de 1866, defendiendo la reputacióndel arquitecto catalán24. También publicó elDiario de Barcelona, del 20 de enero de 1866, unescrito del arquitecto dirigido al editor del perió-dico sevillano, supuesto firmante del suelto, en elque aquél parece evidenciar que el gran problemaera, en efecto, que el encargo «no recayera en per-sona avecindada en Sevilla»25. Sin embargo, el dia-rio sevillano cerró poco después y ahí debió que-dar el asunto. Por lo demás, Mauri comentaba enuna de sus cartas que se alegraban de ver «la sere-nidad e indiferencia merecidas que dio V. a seme-jante papelucho»26. Sobre el origen de esta polé-mica, en la ya citada carta de los canónigos de 12de enero figura lo que sigue:

Indicaron que el disgusto y alusiones de laprensa es procedente de estos arquitectos;pero a nosotros nos parece que no son ellossolos.

En cualquier caso, convenía activar la finalizaciónde los diseños

para tapar enseguida con el concurso las vocesde los envidiosos y mal intencionados.

El 20 de febrero de 1866 llegó a Sevilla «elcajón de los cuatro diseños», pudiendo entoncesconvocarse el concurso con el plazo de tiempo

24. En el referido legajo del Ar-xiu de la Ciutat se conserva eltexto publicado como rectifica-ción en La Correspondencia deSevilla el 12 de enero de 1866,del que procede la cita, así comola carta que sobre el tema le re-mitieron los canónigos sevilla-nos a Mestres con fecha 12 deenero de 1866, comentándole elasunto y enviándole los textosde la prensa. Igualmente, seguarda el número de El Telégra-fo.

25. El Diario de Barcelona figu-ra entre los documentos conser-vados en el Arxiu de la ReialAcadèmia Catalana de BellesArts de Sant Jordi, Barcelona.

26. AHCB. Carta remitida porRamón Mauri a José O. Mestres,desde Sevilla, el 20 de febrero de1866.

27. Ibídem, Carta de RamónMauri a José O. Mestres, fechadaen Sevilla, el 28 de febrero de1866. La cursiva es original.

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dirección de Arquitectos españoles, establecida enMadrid» para calcar los dibujos de la obra exis-tente. Según el hábil canónigo, los dos arquitectossevillanos trataban de acompañar sus planos conpresupuestos detallados, hecho que no quería queignorase Mestres. Ahí pensaban, casi con certeza,agarrarse a la hora de tomar una decisión final.Las cosas parecían tan claras que, en el mismoescrito, le pedía Mauri al artífice el precio delmetro cúbico de la piedra «que nos trajo V. pro-cedente de las Islas Baleares», tanto en cantera,como «de su flete hasta este puerto». A Mestresno debieron gustarle las noticias en demasía por-que el 29 de junio escribió a Rivero anunciándolela «paralización de sus trabajos sevillanos»28. Losalbaceas se quedaron, literal e igualmente «para-dos», contestándole el ya citado Rivero, el si-guiente mes de agosto, lo que sigue:

Pero, amigo mío, a excepción de la sensible yterrible crisis de las cajas de crédito, en que pordesgracia se ven también amenazados los intere-ses y ahorros de su Sra. Madre Política y de V.,lo que sentimos en el alma, cuyas consideracio-nes son muy suficientes para lo que V. nos indi-ca y mucho más; fuera, digo, de estos gravesmotivos, que tal vez las circunstancias posterio-res habrán suavizado, nos reimos con el Sr.Rivero completamente, de verle a V. tan im-presionado por unos accidentes estraños, quenosotros despreciamos altamente, si tienden ahacernos separar de las bases del concurso, yque en sus efectos, al menos lo concerniente aMadrid, aunque legos en la materia, como pro-ducciones de Alleluyas, por falta de anteceden-tes sobre el terreno. Vimos los artículos, y a nin-guno contestamos ni contestaremos, porquepaso recto y directo, conforme al edicto, iremosy nos situaremos en lo que nosotros, y no,otros, conozcamos por lo mejor y más conve-niente, salvada la aprobación de la Academia, ypor lo demás que escriban lo que quieran parasus intentos.

Tocante a los diseños, no pudimos negarel sacar la copia que pidió, y verificó el Ar-quitecto Álvarez en Sevilla, bajo las bases delconcurso. Él la remitió después a Madrid, yhagan lo que quieran de este trabajo, V. mejorque nadie sabe lo que todo esto puede pro-ducir.

Próximo a acabarse el plazo abierto para elconcurso, Mestres seguía planteando ciertos repa-ros que, según Ramón Mauri, se debían a su «sus-ceptible delicadeza». Mauri no dejaba de animar-lo a presentar los diseños «para que podamoscolocarlo en el círculo de nuestras atribucionesulteriores»29. Pero Mestres, finalmente, no se pre-sentó al certamen, hecho que sin duda tuvo que

decepcionar altamente al canónigo. En carta deéste fechada el 7 de noviembre de 1866, le comu-nica la «profunda sensación» que su decisiónhabía causado en la comisión encargada de lasobras. Todo el mundo había supuesto, con razón,que si lo habían llamado para levantar los planosera para que se presentase con el preciso conoci-miento del edificio, al que uniría su experiencia enobras góticas. La carta sigue así:

Tanto es así, que uno de los arquitectos, Sr.Marrón, considerando en su memoria de losproyectos presentados, que sólo se oponía porhonra de esta Capital, sin esperanzas de sobre-pasar en el certamen, por el conocido méritode sus contrincantes, se contentaba con que elCabildo aceptase la cesión, que desde luego lehacía de los suyos, en obsequio al amor al arte,y gloria de su grandioso objeto. El otro, Sr. D.Demetrio de los Ríos, pide por el contrariocon toda intención, en su memoria a laAcademia, que se remitan también a ésta losdiseños que nosotros les hemos puesto demanifiesto, con mil digresiones sobre los máspequeños incidentes de los proyectos que hapresentado, y concluyendo que sería faltar aldecoro e ilustración que merece la capital [...]que pararan la dirección y ejecución en inteli-gencias y manos extrañas a la misma. Sumemoria contiene doce pliegos.

Ya ve V. como los mismos contrincantesestaban persuadidos, cada uno en diverso esti-lo, de que no sólo V. sino que también algunosde Madrid se personarían al certamen, todo loque ha fracasado.

Por lo demás respeto los motivos que V.alega para haberse eliminado, y he visto hoymismo con placer a la par que con sumo senti-miento, la litografía del magnífico altar de SanJaime; pero espero, que reconozca V. también,que supuesto un concurso abierto, no podía-mos nosotros manifestarle nada más que nues-tros vivos deseos, de que prosiguiera la obracomenzada con tanta predilección.

Para finalizar con los asuntos sevillanos deMestres, se puede apuntar que, a pesar de las afec-tuosas cartas de amigos y canónigos, en las queincluso se recuerdan agradables ratos de conver-sación, las vivencias del arquitecto catalán en laciudad del Betis no fueron precisamente gratas, loque derivó en su resistencia a efectuar el encargo.En más de uno de los escritos leídos se aprecia suopinión de que los sevillanos creían que no habíanada comparable a lo suyo, a su catedral, en la queel artífice debía ver más de un defecto30. Entreellos hemos de mencionar el juicio negativo emi-tido sobre la portada principal, a la que calificabade «despilfarro» y «desacierto»31. Entre los pape-

28. AHCB. Este texto y la in-formación que sigue procedende una carta dirigida por RamónMauri a José O. Mestres, fechadaen Pretel (Alicante), el 17 deagosto de 1866.

29. Ibídem. Carta dirigida porRamón Mauri, desde Sevilla, aJosé Oriol Mestres, a Barcelona,fechada el 17 de octubre de 1866.

30. Ibídem. Véase la carta quedesde Barcelona le remite al ar-quitecto José Parra —supongoque canónigo de aquella cate-dral—, con fecha 8 de agosto de1865. En ella dice que el orgullono escasea tampoco en la capitalcatalana y que «aunque de carác-ter opuesto, se asemejan algo enesto los dos países». En la ya alu-dida carta de Pedro Juan Roig,de 23 de agosto de 1865, apare-cen términos como «zánganos»y «giraldinos».

31. Ibídem. Este juicio apareceen un borrador de escrito dirigi-do a D. Antonio Mata como edi-tor responsable de la Correspon-dencia de Sevilla, contestando alya aludido y ofensivo suelto.

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les de su afamado hijo Apeles, conservados en elmismo Archivo de la Ciudad, localizamos unacarta, fechada el 23 de abril de 1875, que el arqui-tecto remitió al poeta desde Barcelona a Madrid,donde aquél se encontraba tras haber visitadoSevilla y otras capitales andaluzas. De la carta, porno tener desperdicio, extraigo lo que sigue:

Querido y estimado Apeles. Esta tarde hetenido el gusto de recibir carta tuya del 20 delos corrientes fechada en Sevilla, en la que medas noticias de las Ferias, del barrio de Triana,de la plaza de Toros, de Santiponce, del Circoromano, del Alcázar, de la Giralda, delArchivo de Indias, del Museo, del CaféSilverio, etc. etc. etc. concluyendo tu cartadiciéndome que el 21 salís para Cádiz y luegoa Granada y Córdoba y que dentro de un bre-vísimo plazo volvéis a Madrid.

Ahora que has estado en Sevilla podrásdecir que has visto maravilla, porque éste es elrefrán de los sevillanos. Tu has visto Sevilla enuna época que no es la normal, así es que nopuedes juzgarla por lo que has visto, porque noes esa la verdadera Sevilla de todo el restanteaño. Mucho cumplimiento, mucho jaleo,mucha charla y mucho chiste; las mujeres engeneral muy descocadas y de moralidad, lim-pieza y afanosas en el trabajo. Dios nos libreque en algo se le pareciesen las nuestras. Hasvisto limpieza en el exterior de las casas y en lasentradas y en los patios con sus naranjos, susrosales y otras flores pero has hecho bien de nover lo demás porque así conservas ilusionesmás placenteras. No has visto esos caseronesque llaman corrales en donde las familias estánhacinadas miserablemente que constristan elánimo de la persona más insensible [...] allí sevive como una manada de estúpidos gitanos[...] Vale más que no hayas puesto tus plantasen esos centros de miseria y de corrupción.

¿Y el tan decantado barrio de Triana, quéme dirás de él?... Me alegro de que hayas hechoeste viaje para que si aficionado eres a nuestropueblo que llaman bajo, creo que comparandounos con otros, mas afición le cobrarás porquete convencerás que vale mucho, pero mucho.Nuestro pueblo bajo tiene falta quizás de bue-nos jefes que lo instruyan como merece, no porel camino de la política, sino por el de la sensa-tez y de la moralidad, porque es digno de ocu-par un lugar entre los pueblos más civilizados.Pero hemos de confesarlo, que es preciso segaralguna mala yerba que crece, y fructifica ymalea las plantas provechosas, envenenándolascon su contacto. Y la suerte que tenemos aún,es, que, nuestra clase jornalera puede desviarseen momentos dados, pero pruebas ha dado deentrar en reflexión y entonces deja de ser

juguete de ambiciosos, y vuelve al seno de lafamilia, y se va al trabajo y se constituye en sal-vaguardia de la sociedad. Por esto la he queri-do siempre [...] la considero muy digna de serapreciada, más que ninguna otra de la familiaespañola [...]32.

Tras lo expuesto, no cabe menos que afirmar,aparte de la contrastada razón de Mestres al resal-tar la miseria que caracterizaba los mencionadoscorrales de vecinos, la fuerza y la larga duraciónde los tópicos decimonónicos. Tampoco ciertaspolémicas arquitectónicas han cambiado tanto.

Pero la explicación definitiva a su renunciapara terminar la catedral de Sevilla se encuentra enla carta conservada en la Academia de Sant Jordiy que reproducimos en el apéndice documental.Fue escrita por José O. Mestres, en Barcelona, el7 de abril de 1884, y dirigida al director de laEscuela Provincial de Arquitectura de la ciudad alenviarle sus dibujos originales, que no pensabavolver a utilizar en su vida. Los arquitectos loca-les lo habían ignorado al ver con malos ojos suposible intervención en la catedral, no habiendoconocido a ninguno de ellos; habían puesto en sucontra a la prensa e incluso a los ayudantes omaestros de obras que debían asistirle en los tra-bajos de delineación, a los que critica como lentosy malos profesionales. A pesar de sus buenas rela-ciones con «no pocos señores Capitulares»,«comprendiendo el terreno que pisaba», se negó aefectuar el proyecto.

Lo último que sobre Sevilla se encuentra entrela documentación relatada fueron las noticias querecopiló sobre el hundimiento del cimborrio de lacatedral, acaecido el 1 de agosto de 1888.Aparecen en los dos archivos que conservan lainformación escrita en Barcelona, el de laAcademia y el Histórico de la Ciudad. Es fácilimaginar el impacto que en el arquitecto conser-vador de una catedral gótica pudo causar semejan-te acontecimiento. Aparte de ello, hasta elmomento no se han localizado otros diseños oplanos referentes a los supuestos proyectos definalización de las portadas. Ni tan siquiera sabe-mos, con seguridad, si J. O. Mestres llegó a ini-ciarlos o a abocetarlos. Parece que no, a tenor delo escrito en la ya referida carta de 1884 y de todala documentación consultada.

En cualquier caso, con Mestres o sin él, el con-curso de 1866 siguió adelante y los dos proyectosrecibidos, de Demetrio de los Ríos y de BalbinoMarrón y Ranero, arquitecto de la Provincia, fue-ron remitidos, vía director general de InstrucciónPública, a la Academia de Nobles Artes de SanFernando, junto con los planos de José OriolMestres, que les sirvieron a ambos de base paradichos trabajos. En la referida institución se conser-va el correspondiente expediente, con el escrito del

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cabildo eclesiástico de Sevilla, fechado el 26 de no-viembre de 1866 y dirigido a su secretario —Eu-genio de la Cámara—, y el pertinente informe de laSección de Arquitectura33. Los miembros de lacomisión solicitaron la revisión y aprobación de lostrabajos, rogando igualmente que les ilustraran concuantas observaciones estimasen convenientes «enel conjunto y detalles de estos dos únicos proyectospresentados, para el mejor acierto de su ejecución».

El informe de la Sección de Arquitectura de laAcademia34 es de gran interés porque aclara de-finitivamente qué llevó al cabildo a efectuar el pro-yecto neogótico de De los Ríos: el de su contrin-cante, Balbino Marrón, se inclinaba «alRenacimiento». Calificaron ambos trabajos de«notables y dignos del mayor elogio», al imitarambos «en cuanto a cada uno le ha sido posible, elestilo carácter y género especial de tan grandiosoTemplo». Pero también añadieron que en elloshabía «muchas bellezas así como algunos lunares,si bien pequeños», de lo que derivaba la preferen-cia por los dibujos de De los Ríos, por ser «demejor estilo, más característicos, gusto más correc-to y sobre todo más armonizados con elMonumento». De hecho, fueron los diseños deeste arquitecto los aprobados, si bien no debieronde contentar del todo a los académicos, quienes leaconsejaron

la modificación en ambas portadas de las lí-neas generales de los frontones, con el fin dedespojarlos de cierta severidad o rigidez queno se armoniza del todo con lo demás del pen-samiento.

La «fértil imaginación» de Marrón le había incli-nado al ya citado estilo, no pareciendo las formasy disposiciones adoptadas las más adecuadas, «nidel mejor gusto», para el género de monumentosobre el que se intervenía. Aún así, calificaron sutrabajo de «importante» y merecedor de algunarecompensa económica «en forma de accésit». Delos planos del «entendido Arquitecto» Mestres,que calificaron de «acierto», «bien ejecutados ycon toda exactitud», no hicieron más comentarios.

Está claro que Demetrio de los Ríos ganó unabatalla que es posible —por lo contenido en sumemoria— que él mismo iniciara. Pero años mástarde —en 1886— perdió la guerra, no ya anteMestres, sino ante Adolfo Fernández Casanova,quien finalmente acometió las obras de las porta-das, y en los mismos campos de batalla: la catedralde Sevilla y la Academia de San Fernando35. Seentiende mejor aún su derrota si, además derecordar las iniciales intenciones de los canónigosalbaceas y sus comentarios al respecto, seguimoscon el referido expediente madrileño del año1867, que fue retomado por la Academia en 1886para justificar la intervención del nuevo arquitec-

to. La Academia ratificó unánimemente lo acor-dado por la sección en junta de 25 de febrero,haciéndoselo saber al referido director general deInstrucción Pública al día siguiente en una cartaen la que añadían que esperaban que el arquitectodirector de las obras se pondría de acuerdo con lainstitución

para resolver todas las dificultades de su ejecu-ción, ya respecto de los detalles de la orna-mentación arquitectónica, ya de la elección delos modelos de escultura.

Pero el acta de la junta general ordinaria celebra-da dicho día es más rica aún. En ella, tras discutir-se el asunto, queda muy claro que, a pesar deaprobarse, los diseños de De los Ríos no fuerondel completo agrado de los académicos. Allí cons-ta lo siguiente:

Mas celosa la Academia por el mejor éxito deesta obra, que pertenece a uno de los monu-mentos más ricos y grandiosos del país, acor-dó ofrecerse al Cabildo para resolver todas susdudas y examinar los detalles y modelos deescultura que hayan de ejecutarse, único modode convertir en bellezas los lunares de quehabla la Sección de Arquitectura en su enten-dido informe, y que al propio tiempo encomunicación separada se manifieste al autordel proyecto elegido, que en vista de que losdetalles que acompaña a su pensamiento notienen el carácter y sabor artístico que lescorresponde en relación con el Monumento yla época de su construcción, es necesario remi-ta a consulta de esta Academia con el carácterprivado, si gusta, los estudios y en particularlos modelos de los detalles y Escultura; puesde esta manera se podrá armonizar completa-mente la nueva obra con la antigua resultandoun beneficio al autor del pensamiento36.

En efecto, en el expediente ya citado de laAcademia madrileña se conserva un borrador ocopia de escrito remitido a De los Ríos, con carác-ter privado, en el que se le pedía que, por la «faltade aquella armonía que debe existir entre lo exis-tente y lo nuevo» y para «evitar toda crítica quepudiera haber en lo sucesivo», remitiera a consul-ta los detalles, etc., con dicho carácter privado, siasí lo prefería. Lo cierto es que, según parece, sibien sus proyectos eran de inspiración gótica —élmismo decía haberse basado en la Puerta de losLeones de la catedral de Toledo y en las entradasde la basílica sevillana—, las esculturas debíanaproximarse más al Renacimiento, hecho justifi-cado por el arquitecto por las existentes en lasreferidas puertas sevillanas37. Es de suponer quequizás esos fueran los «lunares» de su trabajo.

32. AHCB. Documentación per-sonal de Apel-les Mestres, 5D.52-15. AMC2863.

33. Archivo de la Real Acade-mia de Bellas Artes de San Fer-nando, Madrid, Leg. 42-2/2.

34. Ibídem. Se trató el asunto enJunta de la Sección del día 21 defebrero de 1867, siendo ponenteAníbal Álvarez. El informe estáfirmado por el secretario, JuanBautista Peyronnet, el 22 de fe-brero de 1867. Hemos transcritoen buena medida la terminologíadel escrito por su interés. Véaseigualmente el acta de la Secciónde Arquitectura del referido día21, sign. 3/146.

35. Las reclamaciones de Deme-trio de los Ríos sobre sus dere-chos a efectuar las obras de lasportadas por haber ganado esteconcurso de 1867 se conservanen en Archivo General de la Ad-ministración, Alcalá de Henares,Secc. Educación y Ciencia, Leg.8.216. En el informe de la Sec-ción de Arquitectura remitido aldirector general de InstrucciónPública por Simeón Ávalos, confecha 1 de julio de 1886, dictami-nando que finalmente debían ha-cerse los nuevos proyectos deFernández Casanova, se argu-menta, además de lo que sigue,«el progreso notorio que en die-cinueve años han hecho los estu-dios críticos sobre la Arquitec-tura cristiana de la Edad Media».

36. Archivo de la Real Acade-mia de Bellas Artes de San Fer-nando, Actas, 3/94, Libro de se-siones ordinarias y extraordina-rias, desde 1866 hasta 1869, fo-lios 108 vto.-109. Este informese reproduce en Boletín de laReal Academia de Bellas Artesde San Fernando, núm. 59, Ma-drid, noviembre de 1886, p. 269-270.

37. Véase Suárez Garmendia,J. M., ob. cit., p. 122.

LOCVS AMŒNVS 7, 2004282 M.ª del Valle Gómez de Terreros Guardiola

Sobre lo relatado, pocas noticias se conservanen Sevilla. En cabildo celebrado el 20 de mayo de1867, el canónigo Ramón Mauri informó que, porconversaciones que tuvieron en Madrid los alba-ceas de Sebastián Flores con varios académicos deSan Fernando, entendían «conveniente y preci-so», antes de que comenzaran las obras de las dosportadas, exponer públicamente los proyectos yarevisados por aquélla, «designando los elegidos apropuesta de la misma». Así, se acordó su exposi-ción, durante ocho días, en el local de laDiputación de Negocios38. En cualquier caso,estuviera o no satisfecha la comisión, las gestionessiguieron adelante. En agosto estaba contratada laextracción de piedra para la obra39 y el 29 de abrilde 1868 los trabajos llegaban, en la puertaColorada, «hasta el arco que está sobre dichapuerta»40. A esa altura debieron, más o menos,abandonarse las obras. Así parece ilustrarlo unainteresantísima fotografía publicada por P. deMadrazo en España: sus monumentos y artes, sunaturaleza e historia. Sevilla y Cádiz, en 188441.

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Para finalizar, tan sólo queda hacer una brevemención, a modo de primer y aproximado análi-sis, de los planos y dibujos localizados42. Losescasos croquis conservados en la ya citada caja 7de la Casa de l’Ardiaca son, frente a la rica docu-mentación escrita allí conservada y en principio,los de menos interés. Los cuatro conservados enla catedral de Sevilla (Institución Colombina),que se publican junto a este texto, son —como hasido referido— similares, que no iguales por com-pleto, a cuatro de los conservados en el ArxiuGràfic de la Biblioteca de la ETSAB (UPC)43.Como los primeros parecen un poco más ciuda-dos en ciertos detalles, como en lo referente a lossombreados, es lógico suponer que los de laescuela son los que sirvieron de base para losremitidos al cabildo. Sus medidas parecen simila-res, las escalas son las mismas y fueron firmadosen idéntica fecha. El quinto plano de la escuela, elde «Detalles de la puerta llamada de laConcepción», no se envió a Sevilla, está hecho aescala 1:12,5 y fechado el 21 de agosto del mismoaño44. Estos planos de la Universidad debieron

llegar allí acompañados por la carta cuya copia seconserva en la Reial Acadèmia Catalana de BellesArts de Sant Jordi.

En esta última institución se custodia un tercerconjunto relevante de dibujos. En los dos cuader-nillos —los de tamaño cuartilla que en su momen-to citó Vicente Maestre Abad—, sobre todo enuno de ellos, figuran numerosos apuntes y deta-lles de lo existente entonces en las puertas, conanotación de medidas, dibujos que sirvieron parael desarrollo de los planos definitivos ya mencio-nados. Además, contienen otros apuntes quereproducen detalles de varios elementos catedra-licios —como de la denominada puerta deCampanillas, de la ya aludida capilla de San José,de la capilla de la Antigua, pilares...— y dibujosvarios, entre los que se encuentran los que dejanpatente el interés del arquitecto por los ya aludi-dos monumentos de Burgos, León o Toledo, yalgunos correspondientes a trabajos emprendidoscon posterioridad, ya en Barcelona. Junto a loscuadernillos, también cabe destacar la existenciade una planta de la Giralda, y de otra planta —quecabe en un formato A-4— y media sección trans-versal de la catedral —en medida similar a unA3—. Además, la Academia conserva otros cua-tro dibujos, de mayor formato. Tres de ellos,hechos en papel tela, son de nuevo similares a lossevillanos, aunque están menos terminados —sinrotular— incluso que los de la ETSAB y no estánni fechados ni firmados45. En este tercer conjuntoel que falta es el correspondiente al alzado de lapuerta de San Cristóbal o sur del crucero. Encambio, la Academia conserva un cuarto dibujo,de 97 por 54 cm, hecho a lápiz y tinta sobrepapel46, que representa parte de una de las puertasde la cabecera del templo, posiblemente la deCampanillas, aunque ésta y la de los Palos sonmuy similares. Está hecho a escala 1:25 y firmadoel 14 de septiembre de 1865. Este dibujo hacepensar que José O. Mestres, de haberse presenta-do al concurso, se hubiera inspirado precisamen-te en estas entradas, las más tardías, y no en las delos pies del edificio, las que más parecido guardancon el dibujo de Carlí y en las que éste, si efecti-vamente es el mismo personaje que Carlín, tuvoque intervenir.

Huelva, 24 de junio de 2003

38. Archivo de la Catedral deSevilla, Actas capitulares, L. 218,folios 70 vto.-71.

39. Ibídem, folios 101 vto.-102.

40. Ibídem, folio 193.

41. Esta fotografía fue reciente-mente rescatada por A. JiménezMartín en Ilustraciones paraacompañar a la Lectura del dis-curso de ingreso de D. Alfonso Ji-ménez Martín titulado «La Má-quina de Dibujar», Real Acade-mia Sevillana de Ciencias, Sevi-lla, 18 de marzo de 2003.

42. Es mi intención hacer, con lasiempre efectiva ayuda y colabo-ración del profesor A. JiménezMartín, catedrático de Expre-sión Gráfica Arquitectónica, unestudio más minucioso de estacolección de planos y dibujosque esperemos dé un resultadode suficiente interés para su pos-terior publicación.

43. En el Archivo Gráfico de laETSAB aparecen digitalizadoscon las signaturas AG-002928;AG-002929; AG-002913 y AG-002814.

44. El número de este plano esAG-002822.

45. Estos tres planos midenaproximadamente 101 x 75 cm,están dibujados con tinta en pa-pel tela y constan en el inventa-rio general de la Reial AcadèmiaCatalana de Belles Arts de SantJordi con las signaturas 3134 D,3135 D y 3136 D.

46. Reial Acadèmia Catalana deBelles Arts de Sant Jordi, inven-tario general, 3133 D.

LOCVS AMŒNVS 7, 2004 283José Oriol Mestres y Esplugas en la catedral de Sevilla: los planos de las portadas inacabadas del crucero

Sevilla, 8 de septiembre de 1865, borrador o copia de recibo delo cobrado por José O. Mestres por sus trabajos en la catedralde Sevilla (Arxiu Històric de la Ciutat, Ajuntament deBarcelona, documentación personal. Llegat Josep OriolMestres Esplugas, caja 7).

Catedral de SevillaCuenta de lo que alcanza el arquitecto infrascrito por suvenida á esta ciudad á fin de sacar los diseños que manifies-ten cual sea el estado actual en que se hallan las dos puertasconocidas bajo el nombre de la Concepción la primera y deSan Cristobal la segunda, situadas en los extremos del cru-cero de esta metropolitana y patriarcal iglesia, con el fin deque se puedan proyectar las obras que falten para la com-pleta conclusión de las fachadas en que están abiertas dichasdos puertas cuyo encargo tengo evacuado por orden de losIltres. S.S. Canonigos D. Ramon Mauri y D. Rafael Riverocomo albaceas testamentarios del difunto S. D. Sebastian deFlores.

Reales vellon1. Por 87 dietas faltadas de Barcelona ajustadasen 180 rs. una . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15.660 rs.vn.3. Por dibujar en Barcelona la lamina querepresenta los cortes ó perfiles verticales de lasdos puertas de la Concepcion y de San Cristo-bal echada á perder por el ayudante de esta 8 á 90 rs. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 720 rs.vn.4. Al ayudante en Barcelona por el calco de lapuerta de la Concepcion que tengo dibujadaen esta ciudad y por el calco de la lamina de losperfiles dicha, un mes y medio por aproxima-cion á 800 rs. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1.200 rs.vn.5. Por papel de las laminas gastos de envio ydemas que pueden ocurrir se calculan aproxi- madamente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60 rs.vn.2. Gastos de viage de ida y vuelta . . . . . . . . . . 1.814 rs.vn.Suman reales vellon . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19.454 rs.vn.

o sean 19454 rs. que recibo de dichos SeñoresD. Ramon Mauri y D. Rafael Rivero, hoy diade la fecha

Sevilla 8 de setiembre de 1865Jose O. Mestres- arqto.

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Barcelona, 7 de abril de 1884, copia o borrador de carta dirigi-da por José O. Mestres al señor director de la Escuela

Provincial de Arquitectura de esta ciudad (Arxiu de la ReialAcadèmia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi).

Señor Director de la Escuela provincial de arquitectura deesta ciudad

Muy Sor. mio y distinguido comprofesor: en el año1865 fui visitado en mi casa por los M.I.S. D. Ramon Mauriy Puig y D. Rafael Rivero canonigos de la Catedral deSevilla acompañados del Exmo. Sor. Arcipreste de la de estaciudad con objeto de saber si me convendria pasar á aquellaciudad y ocuparme del estudio de un proyecto para la con-clusion de las fachadas exteriores correspondientes a las dospuertas extremas de los brazos del crucero.

Convenidos, por ser admitidas las mutuas condiciones,emprendí mi viaje llegando á Sevilla al comenzar el mes dejulio y permaneciendo en ella hasta el 15 de setiembre,ocupandome unicamente en medir y dibujar con todaexactitud las dos repetidas fachadas tal como estaban enaquella fecha.

Durante mi permanencia en Sevilla no conocí á ningunode los arquitectos en ella residentes, pero supe que veian conmal ojo mi llamamiento. Dieronme aquellos señores capitu-lares un ayudante que calcase en papel tela los diseños quedibujaba y como era calmoso en demasia como que nopodia alcanzarme y mi estancia alli se hacia larga y pesada,dieronme otro que delineaba poco y mal.

Ambos eran maestros de obras y el primero desempeña-ba el cargo de ayudante del arquitecto de la provincia. Yestos sujetos, enorgullecidos, no se de qué, cuando firmaronel recibo de sus haberes se negaron á consignar que losdevengaron en clase de ayudantes de mi persona.

Si obraron asi fue por instigación de otras personas pormas que dijeron que su dignidad no lo permitia. Me vineaqui faltando un calco que lo encargué á D. Franco Picañol.

Cumplido mi compromiso deje Sevilla y no faltó quienme tomó por blanco de sus iras en dos periodicos distintossuponiendo que aqui gozaba de poco crédito y que me lascampaba como podia en puntos en que no fuera conocido.No faltó quien saliera en mi defensa pero comprendiendo elterreno que pisaba me negué hacer el proyecto de conclu-sion de las dos fachadas que se dió en concurso público sintomar parte en él con sentimiento de no pocos señoresCapitulares.

De tres proyectos presentados, la Real Academia de SanFernando escogió uno, que no he tenido ocasion de ver;pero sí tuve noticias positivas que en la comunicacion quepasó á aquel Cabildo le felicitaba por el acierto de mi nom-bramiento etc. etc. Esta satisfaccion fué para mi cumplidisi-ma, suficiente para borrar de mi memoria todo recuerdoingrato del comportamiento que conmigo tuvieron perso-nas que no me conocian y á las cuales ningun agravio leshabia inferido.

Apèndix documental

LOCVS AMŒNVS 7, 2004284 M.ª del Valle Gómez de Terreros Guardiola

Obrando en mi poder los originales medidos y dibujadoscon todo ciudado y sin temor á las dificultades inherentes átanta complicacion de medios para el acceso, y no pensandoutilizarlos durante mi vida, he querido que constasen en elarchivo de esa escuela, objeto por el cual tengo el gusto deremitirselos á V.S., compuestos de cinco pliegos que repre-sentan la ,,Fachada de la puerta del Sud, llamada de laAnunciacion ó de San Cristobal,, La Fachada de la puertadel Norte, llamada Colorada ó de la Concepcion,, Detallesde esta ultima puerta,, Cortes verticales de las dos puertas en

toda la elevacion de las fachadas,, y por ultimo, las plantasde las mismas en dos secciones horizontales de cada una,

Es cuanto tengo el gusto de remitir á V.S., esperandoseran recibidos con benevolencia mis trabajos, que no sonmas que la reproduccion fiel de lo hallado existente en laCatedral de Sevilla en el año 1865, repitiendose afmo. yS.S.G.S.M.B.

José O. MestresBarcelona, 7 Abril de 1884