josé gómez zotano 15andrés garcía baena francisco de asís lópez serrano antonio luna aguilar...

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CILNIANA 3 CILNIANA 3 El papel de Sierra Bermeja a lo largo de la historia El papel de Sierra Bermeja a lo largo de la historia El papel de Sierra Bermeja a lo largo de la historia El papel de Sierra Bermeja a lo largo de la historia El papel de Sierra Bermeja a lo largo de la historia y sus conflictos de uso y sus conflictos de uso y sus conflictos de uso y sus conflictos de uso y sus conflictos de uso José Gómez Zotano El fin de una dinastía: los Domínguez de Marbella El fin de una dinastía: los Domínguez de Marbella El fin de una dinastía: los Domínguez de Marbella El fin de una dinastía: los Domínguez de Marbella El fin de una dinastía: los Domínguez de Marbella I. L I. L I. L I. L I. La herencia de Antonio Domínguez Alburquerque a herencia de Antonio Domínguez Alburquerque a herencia de Antonio Domínguez Alburquerque a herencia de Antonio Domínguez Alburquerque a herencia de Antonio Domínguez Alburquerque (1806-1866) (1806-1866) (1806-1866) (1806-1866) (1806-1866) José Luis Casado Bellagarza Perdiguero y Marbella: cuatro imágenes de una ciudad erdiguero y Marbella: cuatro imágenes de una ciudad erdiguero y Marbella: cuatro imágenes de una ciudad erdiguero y Marbella: cuatro imágenes de una ciudad erdiguero y Marbella: cuatro imágenes de una ciudad José Manuel Sanjuán López Entre la utopía y la falta de continuidad: Entre la utopía y la falta de continuidad: Entre la utopía y la falta de continuidad: Entre la utopía y la falta de continuidad: Entre la utopía y la falta de continuidad: iniciativas cinematográficas por parte de las instituciones iniciativas cinematográficas por parte de las instituciones iniciativas cinematográficas por parte de las instituciones iniciativas cinematográficas por parte de las instituciones iniciativas cinematográficas por parte de las instituciones locales en Marbella durante la T locales en Marbella durante la T locales en Marbella durante la T locales en Marbella durante la T locales en Marbella durante la Transición P ransición P ransición P ransición P ransición Política olítica olítica olítica olítica Inmaculada Sánchez Alarcón y Mercedes Fernández Paradas La torre medieval de L a torre medieval de L a torre medieval de L a torre medieval de L a torre medieval de La R a R a R a R a Romera omera omera omera omera (Benahavís) (Benahavís) (Benahavís) (Benahavís) (Benahavís) Carlos Gozalbes Cravioto Nueva apro Nueva apro Nueva apro Nueva apro Nueva aproximación a la bibliografía sobre Marbella ximación a la bibliografía sobre Marbella ximación a la bibliografía sobre Marbella ximación a la bibliografía sobre Marbella ximación a la bibliografía sobre Marbella y la Costa del Sol Occidental y la Costa del Sol Occidental y la Costa del Sol Occidental y la Costa del Sol Occidental y la Costa del Sol Occidental Lucía Prieto Borrego Catálogo de documentos sobre Marbella del Archivo Catálogo de documentos sobre Marbella del Archivo Catálogo de documentos sobre Marbella del Archivo Catálogo de documentos sobre Marbella del Archivo Catálogo de documentos sobre Marbella del Archivo de la Diputación P de la Diputación P de la Diputación P de la Diputación P de la Diputación Provincial de Málaga rovincial de Málaga rovincial de Málaga rovincial de Málaga rovincial de Málaga Luis Felipe Pajares Ladrero Nuestra Naturaleza: fauna de Sierra Blanca Nuestra Naturaleza: fauna de Sierra Blanca Nuestra Naturaleza: fauna de Sierra Blanca Nuestra Naturaleza: fauna de Sierra Blanca Nuestra Naturaleza: fauna de Sierra Blanca Juan Caracuel y Miguel Navarrete 5 15 25 35 45 55 67 83 4ª ÉPOCA. AÑO IV • Nº 15. 2002

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Page 1: José Gómez Zotano 15Andrés García Baena Francisco de Asís López Serrano Antonio Luna Aguilar Francisco Javier Moreno Fernández Lucía Prieto Borrego Antonio Rodríguez Feijóo

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El papel de Sierra Bermeja a lo largo de la historiaEl papel de Sierra Bermeja a lo largo de la historiaEl papel de Sierra Bermeja a lo largo de la historiaEl papel de Sierra Bermeja a lo largo de la historiaEl papel de Sierra Bermeja a lo largo de la historiay sus conflictos de usoy sus conflictos de usoy sus conflictos de usoy sus conflictos de usoy sus conflictos de usoJosé Gómez Zotano

El fin de una dinastía: los Domínguez de MarbellaEl fin de una dinastía: los Domínguez de MarbellaEl fin de una dinastía: los Domínguez de MarbellaEl fin de una dinastía: los Domínguez de MarbellaEl fin de una dinastía: los Domínguez de MarbellaI. LI. LI. LI. LI. La herencia de Antonio Domínguez Alburquerquea herencia de Antonio Domínguez Alburquerquea herencia de Antonio Domínguez Alburquerquea herencia de Antonio Domínguez Alburquerquea herencia de Antonio Domínguez Alburquerque(1806-1866)(1806-1866)(1806-1866)(1806-1866)(1806-1866)José Luis Casado Bellagarza

PPPPPerdiguero y Marbella: cuatro imágenes de una ciudaderdiguero y Marbella: cuatro imágenes de una ciudaderdiguero y Marbella: cuatro imágenes de una ciudaderdiguero y Marbella: cuatro imágenes de una ciudaderdiguero y Marbella: cuatro imágenes de una ciudadJosé Manuel Sanjuán López

Entre la utopía y la falta de continuidad:Entre la utopía y la falta de continuidad:Entre la utopía y la falta de continuidad:Entre la utopía y la falta de continuidad:Entre la utopía y la falta de continuidad:iniciativas cinematográficas por parte de las institucionesiniciativas cinematográficas por parte de las institucionesiniciativas cinematográficas por parte de las institucionesiniciativas cinematográficas por parte de las institucionesiniciativas cinematográficas por parte de las institucioneslocales en Marbella durante la Tlocales en Marbella durante la Tlocales en Marbella durante la Tlocales en Marbella durante la Tlocales en Marbella durante la Transición Pransición Pransición Pransición Pransición PolíticaolíticaolíticaolíticaolíticaInmaculada Sánchez Alarcón y Mercedes Fernández Paradas

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Nuestra Naturaleza: fauna de Sierra BlancaNuestra Naturaleza: fauna de Sierra BlancaNuestra Naturaleza: fauna de Sierra BlancaNuestra Naturaleza: fauna de Sierra BlancaNuestra Naturaleza: fauna de Sierra BlancaJuan Caracuel y Miguel Navarrete

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455567834ª ÉPOCA. AÑO IV • Nº 15. 2002

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Asociación Cilniana para la Defensay Difusión del Patrimonio Cultural

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José Luis Casado BellagarzaRafael García CondeAndrés García Baena

Francisco de Asís López SerranoAntonio Luna Aguilar

Francisco Javier Moreno FernándezLucía Prieto Borrego

Antonio Rodríguez FeijóoAntonio Serrano LimaLina Urbaneja Ortiz

DISEÑO Y MAQUETDISEÑO Y MAQUETDISEÑO Y MAQUETDISEÑO Y MAQUETDISEÑO Y MAQUETACIÓNACIÓNACIÓNACIÓNACIÓN

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ISSN 1575-6416Título clave: CILNIANA

La Asociación Cilniana no se hace responsable delas opiniones contenidas en los artículos firmados.

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En este artículo analizaremos la utilización y conflictos de uso de Sierra Bermeja, una montaña medite-rránea con una desorganización potencial de sus sistemas naturales debida a la incompatibilidad de lasactividades socioeconómicas de la población, tanto en las interacciones con el medio, como entre ellasmismas, ejemplificando el desplome de la montaña como entidad emblemática del complejo territorialandaluz.

El papel de SIERRA BERMEJA a lo largo de laHistoria y sus CONFLICTOS de USO

1. INTRODUCCIÓN

anto su situación estratégica entre dos con-tinentes, Europa y África, donde confluyen

las aguas del mar Mediterráneo con las del océa-no Atlántico, como su singular naturaleza al serSierra Bermeja uno de los afloramientosperidotíticos más grande del mundo, han propi-ciado que sus formaciones vegetales, especial-mente vulnerables a la alteración y explotaciónde los recursos, como sucede en general con elmonte Mediterráneo, contengan a su vez una se-rie de particularidades resultado de prolongadosprocesos de adaptación a los factores ambienta-les, que le confieren un alto valor ecológico. En-tre dichas formaciones cabe destacar los bosquesde frondosas que se extienden sobre la orlaesquistosa de la Sierra, resto de la prolongaciónoriental de la masa forestal de Los Alcornocales,así como los característicos pinares sobreperidotitas que son sustituidos en altitud por elúnico pinsapar serpentinícola del mundo.

Su localización geográfica ha implicado porotra parte un devenir histórico de civilizacionesdiversas, propiciando una dialéctica población-monte que ha venido otorgando a este anfiteatronatural sucesivos papeles a lo largo de la historia(de refugio, forestal, agrícola, urbanístico, etc.).Es por ello que a través de un estudio retrospecti-vo, analizaremos los usos del monte y los conflic-tos que se han derivado de dicho uso, intentandodescifrar en último término por qué continúa eldeterioro ambiental de este espacio. Dicho espa-cio, definido en ultima instancia por una deter-minada forma de gestión, detenta en la actuali-dad una doble funcionalidad al continuar comosustento de varias poblaciones rurales del Valledel Genal y, a su vez, alzarse como telón de fondode la dinámica Costa del Sol Occidental (fig. 1).

2. BREVE EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL USOY PAPEL DE SIERRA BERMEJA

Como ya hemos adelantado, con esta pers-pectiva genética pretendemos transcender los as-pectos actuales y formales que presenta esta mon-taña media para buscar las claves que, sin duda,la han configurado con el tiempo respecto a lasactividades económicas que ha albergado. Por

José Gómez Zotano

T

Pinsapar sobre peridotitas en la umbría del Cerro Abanto.Este desconocido bosque es el más alto de Sierra Bermeja, alcan-

zando una altura superior a los 1.500 metros.

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tanciales alteraciones al medio (Gómez Zotano,2001).

No obstante, hace 40.000-50.000 años,tras la revolución neolítica, el dominio y uso delfuego así como el comienzo de la agricultura y laganadería propiciaron ya un incipiente manejo delmedio que conllevó una primera distinción entreterrenos cultivados y bosque. De igual modo, ha-cia el 2.500 a. C. se inició la metalurgia, apare-ciendo poblados mineros esparcidos por el litoralen relación con la llegada de los fenicios. La acti-vidad principal se basaba entonces en el comer-cio de metales como el cobre o la plata a los quese deben los vestigios de la explotación minera

de Los Morteretes, en Genalguacil(Suárez Padilla, 1996 y Navarro Ce-rillo, 1998). En aquellos momentos,el monte empezará a ser conside-rado también como proveedor dematerias primas.

2.2. El aprovechamiento delmonte durante la romanización.

Cuenta Estrabón en su rela-to del año 11, que las sierras quedesde Calpe (Gibraltar) hacia el Esteseparaban la zona costera estaban“cubiertas de densos bosques y de ár-boles corpulentos”. Pero la domina-ción romana supondrá para el es-pacio bermejo una primera orga-nización del territorio a partir delcontrol de una unidad superior de

Desde el inicio de los tiempos, el macizo de Sierra Bermeja ha provisto de materiasprimas a los pobladores del llano.

Figura Nº 1 – Presentación del área de estudioello, analizaremos la uti-lización que durantemilenios se ha venidohaciendo de este montey los conflictos de usogenerados a raíz de lasrelaciones mantenidasentre los distintos pue-blos que han utilizadolos recursos que les brin-daba Sierra Bermeja parasu sustento y progresocon el bosque. Este pro-ceso secular ha origina-do la degradación debuena parte de la cubier-ta vegetal original, sibien ha posibilitado dealguna forma el mante-nimiento de un conside-rable porcentaje de te-rreno de elevada calidadambiental por medio deun aprovechamiento ra-cional de sus recursos.En la actualidad, sin embargo, se ha apostado poruna expansión urbanística de carácter indiscri-minado.

2.1. Primeros usos del monte durante la fase“preurbana”.

En estos preludios, el subsistema naturaljugará un papel determinante, ya que la masividadperidotítica del macizo bermejo dificultó su ocu-pación, siendo las estribaciones calizas adyacen-tes (Sierra Crestellina y Sierra de La Utrera), elrefugio de los primeros pobladores de la zona,en cuyo entorno el hombre desarrollará sus acti-vidades cazadoras-recolectoras sin provocar sus-

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orden político-administrativo: Roma. La nueva or-ganización territorial tratará de asegurar la do-minación de los territorios conquistados y, al mis-mo tiempo, la explotación económica de los mis-mos. Esto trae consigo un auge importante delas ciudades situadas en torno a la costa, a la vezque el equilibrio ecológico del monte comienzaa verse amenazado por las sucesivas olas depoblamiento que aumentaron tanto el númerode colonias y villas diseminadas, como la intensi-dad de la actividad económica (NavarroLuengo,1996). Los vinos de Málaga ya eran con-tados entre “los mejores de la Tierra” y habíaextensos cultivos emparrados. El aceite tambiénconstituyó una mercancía importante y numero-sa, situándose los olivares en buena parte del an-tiguo acebuchar en torno a Lacipo, a la vez quese hacía una intensa explotación agropecuaria delas vegas interiores de determinados ríos comoel Guadalmansa, Guadalmina o Guadaiza. Por otrolado, la tala de árboles, tanto para la construc-ción naval como para las necesidades bélicas yde calefacción, contribuyó necesariamente a lareducción de los bosques, al igual que ciertas ex-plotaciones mineras como la del mármol de laSierra de la Utrera, (MAPA, 1993 y NavarroLuengo,1996), aún hoy en funcionamiento. Igual-mente la presencia de filones de mineral de co-bre y hierro en las faldas de Sierra Bermeja de-bieron de abastecer las necesidades locales deuna forma satisfactoria. De hecho, se efectuaronsucesivas incursiones a la cuenca de Río Verde,que en este sentido actuó como centro de inte-rés económico, realizándose no sólo prospeccio-nes de minerales, sino estableciéndose tambiénefímeros núcleos de población, muchos de ellosen relación directa con el lavado de pepitas deoro (Urbaneja Ortíz, 1992). Simultáneamente,gran parte de Sierra Bermeja, como traspaís delajetreado litoral estaba caracterizada, al igual queel resto de la Serranía de Ronda, por ser una “re-gión fronteriza y de refugio de poblaciones diversas”(Rodríguez Martínez, 1977), que seguirán apro-vechando el monte de forma subsistencial.

2.3. El modelo de aprovechamientodurante la ocupación musulmana.

Tras la invasión bárbara que puso fin a ladinámica actividad romana, y de la que no tene-mos datos, la mayor parte de las características yrasgos definitorios de este monte estarán mar-cados por la llegada del Islam y el establecimien-to de nuevos modelos de organización y distri-bución que afectaron a la morfología paisajística.

Los nuevos pobladores, tras cruzar el Es-trecho, vieron la impresionante mole rojiza comoel bastión donde refugiarse ante la inquietud delo desconocido y un lugar de similares aptitudes

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a las del que provenían. Por ello concentraronsus actividades en torno a las numerosas alque-rías que ubicaron en los angostos valles delpiedemonte esquistoso que rodea al afloramien-to ultrabásico, confiriendo de este modo al es-pacio montañés un papel estratégico en la de-fensa y control del territorio.

Por otra parte, estos asentamientos esta-ban mayoritariamente dedicados a la agriculturade regadío, lo cual reforzaba la primacía de lamontaña frente al llano dada la particular abun-dancia de recursos como el agua, que caracteri-zaban a la misma. Gómez Moreno (1989) nos re-cuerda la estrecha dependencia entre agua yhábitat en época nazarí, ya que esta etapa se ca-racterizará por un importante desarrollo de laagricultura de montaña basada en la puesta enmarcha de un original sistema de riego, funda-mentado en el aterrazamiento de las laderas y laconstrucción de una complicada red de acequias.Este sistema de explotación permite la supervi-vencia de amplios espacios forestales que convi-ven con los campos de cultivo, siendo así el monteun espacio plurifuncional o agroforestal, en don-de se simultanean diversos tipos de aprovecha-mientos. Por otra parte, era habitual que el pro-pio terrazgo agrícola se ocupase con especies fo-restales tales como el castaño.

El paisaje aterrazado y el cultivo de árboles frutaleshan supuesto la herencia más patente en el paisaje deesta montaña. En lo foto aparecen los naranjos y castosdel terrazgo de Igualeja, en río Seco (Valle del Genal).

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Este pro-gresivo despo-blamiento tiene supunto álgido en1572 con la expul-sión definitiva delos moriscos. Seráa partir de enton-ces cuando éstosabandonen, sa-queen e inclusoautodestruyan suspueblos y terrenosagrícolas, encon-trándose esta si-tuación los nuevospobladores cristia-nos sujetos a losrepartimientos. Laexégesis de loacontecido tendráuna importanciavital en el futurodel monte medite-rráneo tan cuidadoanteriormente por

los árabes, máxime en los lugares donde la repo-blación fue un fracaso y consecuentemente sedejaron de labrar las tierras circundantes comoocurriera en buena parte de Sierra Bermeja, quepasará de 18 poblados a únicamente 4, abando-nándose de esta manera 12 lugares (GómezZotano, 2001). Claras consecuencias deldespoblamiento, así como del cambio de pobla-dores, serán el abandono y deterioro de banca-les y acequias, al igual que la reutilización de loslugares con fines no poblacionales (lagares, cua-dras, cortijos...), con manifiestas repercusionespaisajísticas, transformando la zona de un vergelcultivado a una maraña de jarales y monte bajo(Díaz Morant, 1994).

Tras la inadaptación de los cristianos vie-jos al medio montañoso, en donde no podíanponer en práctica un tipo de explotación típica-mente castellana basada en el cereal, llegó el fra-caso de la repoblación. También la peor y res-tringida calidad de las tierras (recordemos queun amplio porcentaje de las mismas pertenece asuelos de origen peridotíticos o no roturables) yla situación en la umbría, y exposición a los vien-tos fríos del norte, eran factores físicos lo sufi-cientemente adversos (lo que denominaremos“efecto repulsivo de Sierra Bermeja”) como paraconvertirlo en un espacio escasamente poblado(Gómez Zotano, 2001).

Se generó así una disparidad en la consi-deración de Sierra Bermeja como área atractivao repulsiva para la población que produjo un

Se trata, en fin, de una etapa caracteriza-da por un sustantivo avance de la humanizacióndel monte debido a que el espacio agrícola se ex-tendía ampliamente por los principales valles, tales el caso de las grandes plantaciones de casta-ños de la ladera norte de Sierra Bermeja. Esta im-portante extensión superficial que alcanzó la agri-cultura se justifica en tanto que la misma se prac-ticaba “en el contexto de una economía agraria mix-ta al ser su funcionalidad doble: el autoabastecimientoy la comercialización” (Gómez Moreno, 1989). Almismo tiempo, el proceso de antropización se sus-tentaba en un particular equilibrio entre los re-cursos forestales y los agrícolas.

2.4. Repercusiones de ladespoblación/repoblación cristiana.

La irrupción del cristianismo en 1456 en lasosegada vida de los valles de Sierra Bermeja su-pondrá una serie de profundas transformacionesvinculadas en primer lugar al largo período deenfrentamientos entre cristianos y árabes. Ello sig-nificó grandes contiendas y rebeliones como labatalla de Río Verde en la que en sucesivas ocasio-nes se prendió fuego al monte, de tal forma quelos cristianos viejos llegaron a identificar a SierraBermeja como una zona de inseguridad (AciénAlmansa, 1979). Por otra parte, la inadaptación dela agricultura y forma de vida castellana a la mon-taña, trajo consigo el despoblamiento de numero-sos núcleos de población y consiguientemente elabandono del uso tradicional que hasta entoncesse venía haciendo del monte.

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Tanto el puerto del Robledal, como el peñón del mismo nombre que aparece en lafoto, fueron testigos de las más cruentas batallas entre moros y cristianos. El desoladoaspecto que muestra en la actualidad tras el incendio de 1991 no debe diferir mucho delpaisaje que dejaron los largos períodos de contienda bélica.

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importante proceso de reajuste demográfico re-sultado del cual los mudéjares serán relegados ala Serranía. Aquí radica la importancia de esteproceso medieval para la consolidación de un mo-delo de explotación del monte, que supuso unaprofunda reestructuración que perdurará en suscomponentes básicas hasta el siglo pasado. El sis-tema, que se inició con el abandono del monte,paulatinamente irá reincorporando, en funciónde los acontecimientos posteriores, una nuevaintegración de éste en las actividades económi-cas, incluyendo diversas adiciones de carácterpuntual y algunos cambios sustanciales propicia-dos por impulsos externos al sistema.

2.5. El Siglo XVIII.

A través de un sosegado discurrir de acon-tecimientos llega a conformarse un modelo de usosy aprovechamientos del monte bien reflejado tan-to en el Catastro del Marqués de la Ensenada de1752 como en el Diccionario de Andalucía de To-más López (1780). Éste, al igual que en otras mon-tañas malagueñas, estará basado en la agriculturade cultivos leñosos, así como en el aumento de lasroturaciones clandestinas que permitieron la ex-pansión de la tierra cultiva-da, aunque hubo tres activi-dades, tal y como analizaGómez Moreno (1989), quecomplementarán la utiliza-ción del monte: la recolec-ción, la ganadería y la indus-tria.

Destacaremos la in-usual perspectiva de SierraBermeja que nos ofrece elDiccionario de TomásLópez (plano de Benalauría)(fig.2), que diferencia clara-mente entre la masa de pi-nares sobre peridotitas,dedicada al aprovecha-miento forestal, y el restode monte de litologíagnéisica y esquistosa confrondosas y otros usosagrosilvopastorales entrelos que sobresalen el culti-vo de la vid en torno aJubrique y los castañares dePujerra. Además, si hace-mos un análisis en detalle,existe una representacióninsólita de lo que podría serun pinsapo, coincidente eneste caso con el pinsapar deLos Reales de Genalguacil.Este documento se limita a

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(Fuente: Diccionario de Andalucía, Plano de Benalauría Mss.7.303. Biblioteca Nacional).

Figura Nº2 – Plano de Tomás López en que aparece Sierra Bermeja

cartografiar las masas más homogéneas de usosy aprovechamientos, y presuponemos que el va-cío informativo que registra el resto del territo-rio se dedicaba a un uso mixto de arboriculturacon intercalaciones de cultivos y frondosas (al-cornoques, quejigos y encinas) si nos informa-mos en las fuentes antecedentes y subsiguien-tes. Esta ordenación de usos es extrapolable a lafachada meridional, aunque a la altura deEstepona, sin embargo, “están vestidas las faldasde esta Sierra de pinos bravíos” (Tomás López, 1780,respuestas de Manilva), mientras que buena par-te de los bosques de alcornoques ya habían su-cumbido ante la vid. Igualmente, todos los arro-yos que bajaban de la Sierra tenían grandes ribe-ras de huertas y se continuaba con las activida-des mineras de la Sierra de la Utrera. De formaparticular cabe destacar la Real Fábrica de Hojade Lata de San Miguel, que supuso una tempranaimplantación industrial y tuvo una gran repercu-sión en el monte a raíz de la explotación siste-mática de sus recursos tradicionales: agua del RíoGenal y leña, afectando gravemente a los casta-ños de Pujerra, que se talaron indiscrimi-nadamente (Alcalá Zamora, 1974 y RodríguezMartínez, 1977).

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zos, se practicó el aclareo y adehesamiento paramontanera en Monte Mayor y alrededores, aun-que en Sierra Crestellina, en razón de una mayorpendiente, se hizo un primer descuaje paracarboneo que preparó el terreno para la explota-ción de un intenso pastoreo por parte del gana-do caprino. Ello significó la extensión, al igualque en otras muchas sierras andaluzas del paisa-je de blancos roquedos desnudos donde ante-riormente existían zonas boscosas (Ruiz de laTorre y otros, 1993). En las peridotitas se mantu-vo el monte alto en función de un aprovecha-miento maderero de los pinos, utilizados tantopara la construcción de edificios, como para ca-rena de los buques y leña para los hornos.

Son numerosas las voces que aluden a laexplotación de esta sierra en el Diccionario deMadoz (1845-1850). Se plantaron numerosas vi-ñas y frutales en lugar de los alcornoques, hubonumerosas explotaciones mineras entre las queestaba la del cerro de Natias, considerada la másimportante mina de lápiz plomo de España, va-rias fábricas de tejas y ladrillos y casi 100 deaguardiente con más de 500 casas bodega don-de se recogía el vino y el aguardiente de la cose-cha, aunque sólo Jubrique poseía 400 de ellos.En este sentido hemos extraído un párrafo bienilustrativo respecto al uso de terreno de este úl-timo pueblo: “es también pedregoso y de secano enlo general; pero muy fructífero para viñedo de queestá plantado sin esceptuar las porcioncitas de tierraque hay entre las rocas. En los riachuelos y arroyos seencuentran bastantes huertas pequeñas muy bien cul-tivadas, así como lo está todo su término escepto losbosques de chaparros y pinos; uno de aquellos que secortó hace pocos años llamado Estercal, se halla yacasi todo puesto de viñas que prosperan bastante ysigue roturándose el resto. Todo el pinar de SierraBermeja se utiliza en sacar madera, leña y carbón;siendo tan abundante, que aunque continuamente sele estraen estos artículos, apenas se conoce la falta delos que se cortan: su administración está a cargo delayuntamiento, sin que haya empleado alguno parasu custodia”. Esta abundancia de recursos resaltaentre el resto de los montes públicos provincia-les, destacando el 1.003.015 arboles (pinos, al-cornoques, encinas y quejigos) de Jubrique, los200.000 pinos de Estepona, los 45.120 deGenalguacil (pinos, alcornoques y quejigos), etc.,un total de 1.251.135 árboles de Sierra Bermejafrente al 1.840.491 del total provincial, lo cualsupone casi el 70% de la masa forestal de todoslos montes comunales y de propios malagueños,que evidencia la importante disminución de losmismos a raíz de su enajenación.

En conjunto, durante el S.XIX predomina-rá una economía agraria fundamentalmentevitivinícola apoyada en una pequeña y mediana

2.6. El Siglo XIX.

A grandes rasgos, el panorama producti-vo apenas cambia desde el Catastro de Ensena-da, ya que en este período se acusará un cambiomás cuantitativo que cualitativo, pues tras undeterioro de la zona en los últimos dos milenios,los bosques de Sierra Bermeja sufrirían una de-cadencia aún mayor a raíz de la Guerra de la In-dependencia y el subsiguiente auge demográfi-co, que trajo consigo la necesaria expansión delos cultivos hasta entonces conocidos (esencial-mente la vid) y del pastoreo, así como una ma-yor extracción de leñas y carbones. El aumentode la población rural afectó sobre todo alpiedemonte poblado de alcornoques como con-secuencia de la puesta en cultivo de nuevos te-rrenos esquistosos para la vid, una sobreexplo-tación que transformó inadecuadamente tierrasmarginales desde el punto de vista agrícola y degran calidad ambiental.

Por otra parte, el proceso desamortizadoragudizó esta sobreexplotación al “legalizar” lasroturaciones clandestinas y realizar algunos re-partos de tierras tanto por las necesidades delos vecinos como para el mantenimiento de lossoldados de la Guerra de la Independenciaafincados en la zona. Esto supuso el descuaje delos montes arbolados y el aprovechamiento ago-tador de los matorrales sucedáneos. Sin embar-go, la mayor sobreexplotación de Sierra Bermejavino como consecuencia de la enajenación de losmontes de Propios de Marbella, tan protegidosanteriormente de las roturaciones clandestinas.En ellos se instalaron las voraces ferrerías de ElAngel y La Concepción, aprovechando la corrien-te hidráulica de Río Verde, el grafito de los abun-dantes yacimientos de la vecina Sierra Blanca y lamadera de los espesos bosques de Sierra Berme-ja. En tan sólo los primeros cinco años de activi-dad de la empresa La Concepción se cortaron casi600.000 pinos de la Sierra del Real (GarcíaMontoro, 1979), aunque actualmente los resul-tados de la deforestación son más evidentes enla Sierra de las Apretaderas. Pero sus efectos lle-garon aún más lejos, ya que como apunta Madoz,se generalizó tanto la práctica del carboneo quehasta todos los vecinos de Benahavís se dedica-ban a la arriería, transportando carbón a las fun-diciones de Río Verde, a las que hay que añadirotra pequeña fábrica de hierro en Genalguacil,denominada San José.

Aquellos montes que quedaron libres dela tala tuvieron dos tipos de tratamiento: por unaparte, los montes silíceos, con bosques de alcor-noques y castaños, se conservaron para mante-ner los aprovechamientos de madera y corcho,mientras que en los más escasos enclaves cali-

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propiedad y orientada hacia la comercializaciónde sus producciones, por lo que hay una ciertaprosperidad del campesinado en función de unactivo comercio de productos agrícolas y sus de-rivados (vinos y aguardiente). Este aumento dela superficie cultivada produjo una fuerte expan-sión del hábitat rural disgregado unido a la ex-plotación agrícola. El extenso Nomenclátor de1860 constata la gran presión que esas explota-ciones, encabezadas por 1385 casas y edificios,supusieron para Sierra Bermeja (Gómez Zotano,2001), así como la importancia que la vid teníacomo base económica de este monte.

Pero el último tercio del siglo traerá con-sigo una regresión y profunda crisis económica,social y demográfica, debido al desmantelamientode las ferrerías y la entrada de la filoxera que des-moronan el débil mercado comarcal, propician-do el abandono del campo y la sucesiva concen-tración del hábitat en los núcleos principales,mientras que los montes desarbolados se apro-vecharán para recoger esparto, así como para lacaza menor y la ganadería extensiva.

2.7. El Siglo XX.

A pesar de todo, Sierra Bermeja manten-drá hasta el S.XX un alto porcentaje de masa fo-restal, generalmente ligada a grandes propieda-des privadas y monte público. Esto se vio refor-zado a principios de siglo por una política de

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Actualmente la degradación del monte se produce al urbanizar sobre los escasos restos de alcornocales o en las cumbres de empinadoscerros de alto valor paisajístico, para lo cual se procede bien a la quema de numerosas hectáreas de bosque o bien al desmantelamiento de

montañas, caso este último del Cerro Artola y su urbanización sobre el rebautizado Monte Halcones. Anteriormente eran los aprovechamientoslos que se adaptaban al monte, hoy el monte es discordante con los usos.

reforestaciones llevadas a cabo con diferentes fi-nalidades. Entre ellas, destacan por su extensiónlas repoblaciones de pinus pinaster y las menosadecuadas ecológicamente hablando, plantacio-nes posteriores de pinus radiata, que han alcan-zado un notable desarrollo en función de un ex-celente rendimiento forestal en Anicola, una an-tigua zona de quemas itinerantes para aprove-chamiento ganadero. Aunque históricamente, laexplotación forestal más significativa superficial-mente ha sido “La Resinera”, empresa dedicadaa la extracción de resina y madera del pino negral.

Sin embargo, los aprovechamientos fores-tales, ante la falta de precios y mercados parasus productos, tendieron a ser abandonados ex-cepto en Anicola, lo que se tradujo en un factorde riesgo ambiental al generar una excesivadensificación de los vuelos del monte y una abun-dante acumulación de materiales muertos de fá-cil combustión y reserva de enfermedades y pla-gas. Este abandono de las explotaciones ha re-percutido negativamente sobre la frecuencia, ex-tensión e intensidad de los incendios forestales,produciéndose un aumento alarmante de los mis-mos que han arrasado Sierra Bermeja con unarecurrencia media, según Vega Hidalgo (1999),de 14,5 años.

El abandono del monte se fue acelerandocon el declive continuado de la agricultura y elinicio de una nueva actividad, el turismo, que a

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mediados de siglo dará el definitivo golpe de gra-cia al tradicional uso del monte. Se iniciará unproceso de matorralización testigo de una agri-cultura que nunca más llegaría a rehacerse en lafachada litoral de la Sierra. Sin embargo, la ver-tiente interior sufrirá las consecuencias indirec-tas de este fenómeno con un fuerte retrocesopoblacional de los núcleos rurales y un abando-no de los usos y aprovechamientos tradiciona-les. Esta dislocación hará que de nuevo la som-bra invada la cara norte de Sierra Bermeja y nosea la suya propia, sino la de un fenómeno yabien conocido por todos: el despoblamiento, undeslizamiento demográfico hacia la costa, queactuará como área de influencia del conjunto delmacizo, reordenando con intereses externos, in-dividuales o especulativos la antigua organiza-ción tradicional.

Por el contrario, a finales de los 80, coin-cidiendo con el colapso urbanístico de la franjalitoral, surgirá en la cara sur otro fenómeno queprosigue con más fuerza que nunca en el sigloXXI y que cambiará el concepto de uso del mon-te, pasando éste de ser un espacio marginal yolvidado, a convertirse en un espacio codiciadode primer orden en la organización territorial im-puesta por el turismo; el modelo actual delpoblamiento litoral mantiene una clara tenden-cia expansionista que afecta a cualquier rincónremoto del piedemonte de Sierra Bermeja.

Los mecanismos monetarios que engra-nan esta urbanización del monte se basarán enla búsqueda de rápidas rentas de situación rela-cionadas con los precios del suelo, lo cual ha ace-

lerado el depredador proceso de urbanización di-fusa caracterizado por la dispersión de un case-río no vinculado al medio rural. Este aumento dela especulación urbanística sobre el medio rural,que soporta una fuerte presión edificatoria tan-

to en el piedemonte forestal como en los pobla-dos tradicionales, difiere por zonas, ya que en elcaso de Estepona o Casares, su población invier-te los capitales generados por la actividad turís-tica en la autoconstrucción de la segunda resi-dencia en los montes circundantes, mientras quelas grandes fincas de alcornoques o pinos ubica-das en torno a Benahavís se transformarán enexclusivas urbanizaciones de lujo anejas a estra-tégicos campos de golf que revalorizan el suelo(La Zagaleta o Monte Mayor), o bien seránabandonadas a la espera de una suerte similar(La Máquina o La Resinera).

Esta situación se ha visto favorecidacoyunturalmente por el hecho de que a pesar deexistir una dinámica socioterritorial homogénea,los distintos municipios no han desarrollado unalegislación uniforme y definida al respecto, ampa-rándose en la existencia de unas figuras de protec-ción supramunicipales permisivas que sedesvinculan de proteger parajes del piedemontemeridional de Sierra Bermeja de gran interés am-biental (véase el Plan Especial de Protección delMedio Físico de la Provincia de Málaga), y que aposteriori han sido urbanizados en función de unplaneamiento municipal depredador dirigido porla misma administración provincial que ejecutó elmencionado PEPMF. Por otra parte, los municipiosrurales del monte, de acuerdo con RodríguezMartínez (2000), mantendrán una marginalidadderivada de los grandes planes estratégicos esta-tales y regionales de Obras Públicas e infraes-tructuras, que a su vez, planifican la montaña enfunción de las necesidades urbanas del litoral alsuministrar gratuitamente una serie de recursossin reparar en la conservación del patrimonio na-tural. En este marco se han construido, por citaralgunos ejemplos, la Autopista del Sol o el Embal-se de La Concepción, del que se prevé una próxi-ma ampliación y la polémica presa de Gaucín, queinundará buena parte del Valle del Genal.

En la otra cara de la moneda, Sierra Ber-meja se acogerá a algunas iniciativas comunita-rias que intentan promover el desarrollo ruralde las zonas de montaña más desfavorecidas(Leader I y II; Serranía de Ronda), así como mejo-rar la protección ambiental con la declaración deLugares de Interés Comunitario (LIC de Los Rea-les de Sierra Bermeja, Sierra Bermeja y Real y Sie-rra Crestellina).

Entre otros aspectos positivos de la co-yuntura actual destacamos el abandono progre-sivo de la agricultura marginal, el control de unosaprovechamientos ganaderos agotadores, el cam-bio de las fuentes energéticas que han suprimi-do la práctica del carboneo y, por último, la crea-ción de parques integrados de la naturaleza para

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Torre Padrón.

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uso recreativo, siendo SELWO el caso más signi-ficativo con una inversión que asciende a 10.000millones de pesetas.

3. CONCLUSIONES

El papel desempeñado por Sierra Bermejaa lo largo de la historia pone de manifiesto elcomportamiento dinámico, cambiante y acomo-daticio del modelo de aprovechamiento de estemonte mediterráneo a las más dispares coyuntu-ras geohistóricas. Como se ha podido compro-bar, las distintas sociedades confieren un valordiferente a los recursos dependiendo de la civili-zación en la que nos encontremos. Todas tienencomo factor común un móvil económico, queaunque diferente en cada caso, ha estado la másde las veces vinculado menos al valor de uso queal valor de cambio. Ya las primeras economíasimperiales pusieron las bases de una filosofíasobre la ordenación del territorio que convertíaa este monte en un espacio subsidiario de otraseconomías externas.

En segundo lugar y en relación con lo an-terior, es significativo el vínculo que Sierra Ber-meja siempre ha mantenido con el mar; de él lle-garon los habitantes que la supieron cuidar, yjunto a él se instalaron aquellos que, explotandoel monte, volcarán su vida en la llanura litoral. Enconsecuencia, de la “campiña” siempre han sur-gido las iniciativas que de una u otra manera handeterminado el devenir de esta montaña.

La breve exégesis histórico-evolutiva deluso de Sierra Bermeja permite observar igualmen-te cómo el hombre, desde antiguo, ha actuadode forma selectiva en el manejo de la cubiertaarbórea y actualmente hay numerosas transfor-maciones relícticas de tiempos pasados. Se hanido explotando los recursos del monte adaptán-dolos a la capacidad técnica y las propias necesi-dades de desarrollo y bienestar de cada civiliza-ción que ha pasado por estas tierras. El resulta-do final es un paisaje mediterráneo sumamentecomplejo que ha compatibilizado numerososusos agrosilvopastorales a partir de la transfor-mación del bosque primitivo, fomentando la ex-pansión de las especies más rentables en detri-mento de otras y adecuando cada una de ellas alos substratos que generalmente son más idó-neos para su aprovechamiento (alcornoques so-bre gneises y micaesquistos, pinos resineros so-bre peridotitas, acebuches sobre margas y alga-rrobos sobre calizas).

Todo este proceso ha dado lugar a unaimportante degradación del monte, que ya enel S.XIX se concreta en su destrucción masivaen relación con la incipiente revolución indus-

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trial de la zona. En cualquier caso, durante si-glos, estos recursos se consideraron inagota-bles, siendo explotados sin más limitaciones quelas inherentes al grado de desarrollo de cadacivilización, algo que ha ido incrementándosehasta la actualidad, en la que parece que no haylímites para el hombre en la manipulación de lanaturaleza.

Además, históricamente, los cambios co-yunturales de la economía han provocado suce-sivos fenómenos de desorganización ydesvertebración de los sistemas precedentes.Hoy día destaca la organización territorial im-puesta por un contexto nuevo, en el que unavez más, el litoral ejercerá el liderazgovertebrador. De esta manera, la gran capacidadregeneradora de la que hasta entonces habíahecho gala este monte se muestra incapaz, porprimera vez en la historia, de combatir los es-tragos producidos por el hombre, que lo estádestruyendo todo a su paso y se ampara paraello en una política justificada en una poblacióncreciente ante la que deben movilizarse todoslos recursos disponibles, sin dar a entender aesa población que dicha movilización provocasu destrucción o degradación irreversible. La ur-banización está ganando la batalla y el agota-miento al que se ha visto sometida Sierra Ber-meja debido a la antigüedad de su poblamientono parece remitir, como cabría esperar en rela-ción con la nueva conciencia de desarrollo sos-tenible emergente.

Históricamente no se han contempladoen las políticas locales y estrategias forestaleslas peculiaridades de este monte, negándole elpeso específico que merece dentro de las políti-cas medioambientales, como elemento esencialde estructuración y cohesión territorial con elresto de la cuenca mediterránea. Esto resulta in-justificable hoy día al situarnos en un contextoeuropeo, e incluso mundial, de defensa de losbosques, amparado bajo declaraciones como laCumbre de la Tierra de 1992, en Río de Janeiro,las Conferencias Ministeriales sobre la protec-ción de los bosques europeos de Helsinki (1993)y Lisboa (1998), o la más reciente ConferenciaInternacional sobre la Conservación y el Uso sos-tenible del Monte Mediterráneo celebrada enBenalmádena (1998), paradójicamente, en la Cos-ta del Sol Occidental, donde se puso de mani-fiesto que “la solución eficaz de los problemasexpuestos requiere la adopción de políticas deconservación, restauración, educación, partici-pación de la sociedad y de desarrollo armónico,racional y sostenible”.

Si realmente se asiste a una nueva con-ceptualización del Monte Mediterráneo por par-

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te de nuestra cultura, Sierra Bermeja escapa in-tencionadamente de ello, ya que los objetivosde rentabilidad económica que aquí subyacen enel “manejo” del monte difieren de los de equi-dad en la distribución de la riqueza y conserva-ción del patrimonio natural y ambiental de lospueblos que como Benahavís, Marbella,Estepona, Casares o Manilva están hipotecandosu futuro.

Llama la atención, por otra parte, que enun contexto científico e institucional en el quese presta particular atención a la conservación yel conocimiento de las zonas áridas de la cuencamediterránea, se minusvalore la destrucción deáreas boscosas como ésta, manifestando la pri-macía de políticas forestales correctivas antesque preventivas (un buen ejemplo serían los pro-gramas de lucha contra la erosión en el surestede Andalucía, en el marco de un Plan ForestalAndaluz que pretende la regeneración de fron-dosas, frente a la permisividad mostrada ante ladestrucción de la cubierta arbórea de montessubhúmedos como Sierra Bermeja). La clave deeste desajuste está en que se ha pasado de unarelación de subsistencia mediante el aprovecha-miento directo de las materias primas, a una si-tuación en la que el monte se convierte en gene-rador de pingües beneficios relacionados con laespeculación urbanística. De hecho, ante esta si-tuación, y fundamentalmente durante las tresúltimas décadas, nunca se ha alzado una sola vozen defensa de la conservación de estos recursosnaturales y de su preservación para las genera-ciones venideras, de modo que éstos escapan acualquier tipo de catalogación, mientras que enotros ámbitos, incluso con la mitad de losecosistemas forestales que aquí aparecen, ha-brían alcanzado un mínimo grado de protección.No quisiéramos concluir la comunicación, portanto, sin que sirviera de reflexión en cuanto aldesinterés mostrado por el colectivo científicoante unas circunstancias que dan por hechocomo irremediables. Desde nuestro punto devista, se trata de afrontar un grave problema queacucia al monte Mediterráneo en cuanto a suceleridad e irreversibilidad. De acuerdo con otrosautores (Natera Rivas, 1996 y Galacho Jiménez,2000), el consumo de suelo derivado de la espe-culación urbanística presume de ser el motor delturismo litoral nacional, y en realidad no hacemás que hipotecar un territorio que, además,constituye como tal el principal recurso del tu-rismo como actividad económica.

Notas

1 Libro tercero de la Geografía de Estrabón que compren-de un tratado de la España Antigua.

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Marqués de la Ensenada (1752): Catastro del Marqués de laEnsenada (Respuestas Generales correspondientes a Casaresy Manilva, Estepona, Faraján, Gaucín, Genalguacil, Júzcar yMarbella), Archivo de la Real Chancillería de Granada (Res-puestas Generales correspondientes a Igualeja, Jubrique,Parauta, Pujerra, Benahavís e Istán), Archivo General deSimancas.

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El fin de una dinastía:

LOS DOMÍNGUEZ DE MARBELLAI. LA HERENCIA DE ANTONIO DOMÍNGUEZ ALBURQUERQUE (1806-1866)

Se estudian las propiedades de la familia Domínguez, una de las más poderosas de Marbella durantevarios siglos, pero que a fines del XIX dejará de serlo. En este primer artículo se analizan los bienesacumulados por Antonio Domínguez Alburquerque y la distribución de ellos a su muerte, acaecida en1866, prestándose especial atención a las fincas rústicas, tanto en el municipio de Marbella como fuerade él. En el segundo artículo, que aparecerá en el próximo número de la revista, se describirá la paulatinapérdida del patrimonio familiar durante la vida del principal heredero, Tomás Domínguez Artola.Para este trabajo hemos empleado una fuente documental poco utilizada en la historiografía de la Marbelladel Ochocientos, los protocolos notariales, que ofrecen muchas posibilidades para conocer la riqueza,eminentemente agraria, de la élite local.

FUENTES Y METODOLOGÍA

l 19 de marzo de 1870 en la notaría de Fran-cisco de Acosta y Granados se ultimaba el

protocolo número 49 de ese año, un legajo quecomprendía desde el folio 220 hasta el 345, rec-to y vuelto, lo cual hacía de esta escritura lamás voluminosa de las que hemos encontradode este escribano de Marbella. Y no era paramenos, se trataba del reparto de la herencia deAntonio Domínguez Alburquerque, que habíadejado a su muerte, acaecida cuatro años an-tes, probablemente la mayor fortuna dela ciudad. Antonio Domínguez lleva-ba uno de los apellidos más ran-cios de la oligarquía local y susantecesores durante cuatrocien-tos años habían ido escalandolos lugares claves del orden so-cial, político y económico deMarbella1.

El protocolo citado se titu-la “Partición de los bienes así vin-culados como libres relictos por fa-llecimiento de D. AntonioDomínguez y Alburquerque, que fuede esta vecindad, entre sus hijos yherederos D. Tomás, Dª. Manuela, Dª. Franciscay D. José Domínguez Artola”2. Proporciona am-plia información sobre las características de lariqueza acumulada por la familia Domínguez,constituida sobre todo por inmuebles rústicosy urbanos, de los cuales se describe su exten-sión, en qué lugares de Marbella u otros muni-cipios radicaban esos inmuebles, su precio y lascargas que soportaban.

Esta información, procedente de la docu-mentación notarial, nos permite enriquecer ycomparar los datos de los bienes de las éliteslocales extraídos de las fuentes municipales, es-pecialmente contribuciones o catastros, que secircunscriben al espacio físico dependiente delayuntamiento marbellí. Y no sólo se amplía elinventario, en este caso de la familia Domínguez,a las propiedades que tenían fuera de Marbella,sino que permite valorar de una forma más exac-ta los que poseían en su lugar de residencia, yaque las cantidades recogidas por los documen-

tos municipales, tanto en unidades su-perficiales como monetarias, están

claramente infravaloradas, debidosu carácter fiscal.

Queremos insistir en lapotencialidad como fuente de losprotocolos notariales para cono-cer la historia local del Diecinue-ve, y que para otras épocas ha

dado espléndidos resultados,como la obra de Nicolás Cabrillanasobre la Marbella del siglo XVI3.

Las escrituras públicas permi-ten conocer “desde los aspectos más

cotidianos de la vida doméstica y de la familia,hasta el conocimiento de las élites, de su compo-sición y mentalidades”4. Sus posibilidades fueronpuesta de manifiesto por la geohistoria rural, pri-mero en Francia durantes los años sesenta y se-tenta del siglo XX, y a continuación en España.

Y alcanzan un gran valor en las escriturasde testamentarías, donde el inventario detallado

José Luis Casado Bellagarza

Timbre del año 1855 en unfolio de escritura pública.

E

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y exhaustivo configura un auténtico balance conla descripción y tasación minuciosa de los bie-nes familiares, lo que permite apreciar aspectosde su evolución, por lo que es una de las fuentesdocumentales más adecuadas para el estudio dia-crónico de la propiedad. Por todo esto, suponen

una fuente indispensable para el estudio social yeconómico, tal como han puesto de manifiestodiversos estudios de historia rural o industrial5.Precisamente la escritura más utilizada en esteartículo será la de un inventario “post-morten”,la del citado Antonio DomínguezAlburquerque.

Otras escrituras,como las de contratomatrimonial, al detallarlos bienes de los contra-yentes, y de compraven-ta, también permiten

LOS DOMÍNGUEZ DE MARBELLA

Tomás Domínguez Artola con su madre, Manuela Artola Villalobos.Archivo Antonio Romero Domínguez

ahondar en el patrimonio de la burguesíadecimonónica. Precisamente, una escritura dedote la hemos empleado en la segunda parte delartículo, al ocuparnos de Tomas DomínguezArtola.

Por último, debemos hacer una aclaraciónen cuanto a las unidades empleadas en este artí-culo. Las monetarias están en el documento ori-ginal en escudos pero las hemos convertido enreales; un escudo equivale a diez reales, ya queel real es la moneda más usual en esta época, ypermitirá comparaciones más cómodas con otrasreferencias. En cuanto a la superficie, el docu-mento recoge la medida tradicional, en fanegasy celemines, y también la correspondiente al sis-tema métrico decimal, hectáreas y submúltiplos,y ha sido la hectárea la unidad que hemos prefe-rido utilizar6.

LOS PROTAGONISTAS:DE CUBA A MARBELLA

Antes de pasar al análisis y comentario de losbienes inventariados vamos a hacer una brevereseña de las personas que aparecen en el docu-mento de partición de bienes. El principal prota-gonista es Antonio María Domínguez yAlburquerque, nacido en La Habana en el año1806. Como primogénito heredó los privilegiosfamiliares en 1831, a la muerte de su padre An-tonio María Domínguez y Vargas, que había ac-cedido al mayorazgo en unas azarosas circuns-tancias7, lo que provocó que el patrimonio delos Domínguez, resentido ya por las pérdidas oca-sionadas a causa de la Guerra de la Independen-cia, se agravara durante esa peculiar transmisiónde la herencia a Domínguez y Vargas8.

Antonio Domínguez y Alburquerque, integradoplenamente en la vida social y política de la ciu-dad marbellera, fue alcalde en tres periodos dife-rentes, en 1836, entre 1840 y 1841 y entre 1846y 18479. Defendió las tesis del partido progresis-ta, según se desprende de sus actuaciones en1836 como comandante de la Milicia Nacional oformando parte de las Juntas Municipales en mo-mentos claves de enfrentamiento con los mode-rados10.

En el año 1850 Antonio Domínguez, sólo por suspropiedades en Marbella, declaró unos

ingresos de 15.930 reales que perci-bía de 34 fincas rústicas

que tiene arrendadas,más 3.635 reales por fin-cas que labra él mismo,de las cuales 2.135 co-rrespondían al Cortijo deMiraflores que lo tenía Firma de Antonio Domínguez Alburquerque.

La familia Domínguez poseía el 38% de supatrimonio inmobiliario fuera del municipio

de Marbella.

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en medianería con Francisco Fernández Soto, yaque Domínguez sólo se ocupaba directamente de200 olivos en el Cortijo de Miraflores, 280 en elCortijo de Guadaiza y 20 en un lugar sin especifi-car. Las fincas urbanas tenían un líquido imponiblede 3.739 reales, de los cuales 1.369 correspon-dían a su vivienda de la plaza de San Bernabé, enel interior del castillo de la ciudad11.

Unos años más tarde, en 1865, AntonioDomínguez aparece en tercer lugar entre los ma-yores contribuyentes del municipio de Marbella,tras Pedro Artola Villalobos12 y Lucio ChapestroJiménez, con una contribución anual de 4.277reales. Completan la lista hasta el número quin-ce las personas siguientes13:

De su matrimonio con Manuela ArtolaVillalobos, perteneciente a otra familia de la oli-garquía local, celebrado el 14 de mayo de 1834,tuvo seis hijos: Antonia, Manuela, Francisca, To-más, José y Rafael, de los cuales habían fallecidoen el momento del reparto de la herencia, en1870, Rafael, a los 3 años de edad, y Antonia,que murió sin descendencia a los 29 años, de-jando como viudo a Joaquín Gómez y Rodríguez,capitán de carabineros.

De los cuatro hijos vivos, en el citado añode 1870, el mayor era Tomás Domínguez Artola,nacido en Marbella en 1843, había contraídomatrimonio el 23 de abril de 1866 con RosalíaSalcedo Roldán, natural de Cártama, cuando élcontaba 23 años yella 17. ManuelaDomínguez Arto-la, casada con elabogado IgnacioFernández de laSomera, vivía enMálaga en 1870.

Francisca Domínguez Artola estaba casada conel marbellero de origen Joaquín Chinchilla y Díezde Oñate, también abogado y dedicado a la polí-tica14. Una hermana de Joaquín, Pilar Chinchilla yDíez de Oñate, se casó con José, el menor de loshermanos Domínguez Artola. Estos matrimoniosson una muestra de la endogamia en una peque-ña ciudad como era la Marbella del Diecinueve,matrimonios previstos y efectuados para mante-ner el estatus social y económico.

Otro personaje que aparece en el docu-mento es Pedro Artola Villalobos, hermano deManuela Artola. Fue alcalde de Marbella durantemuchos años15, y su fortuna estaba entre las ma-yores de la ciudad. A través de vínculos familia-res los Domínguez estaban entrelazados con laspersonas detentadoras del poder local y conta-ban también con lazos personales y políticos anivel provincial y nacional.

CUATRO AÑOS PARA RESOLVEREL TESTAMENTO: 1866-1870

Antonio Domínguez Alburquerque fallecióel 4 de septiembre de 1866. El 29 de octubre acu-dieron al juzgado de Marbella Joaquín Chinchilla eIgnacio Fernández como esposos de Francisca yManuela Domínguez Artola, acompañando parti-da del sepelio y copia del testamento del finado,que lo había otorgado el 16 de julio de 185516,para solicitar juicio voluntario de testamentaría.En representación de los menores de edad, Tomásy José, acudió su tío Pedro Artola Villalobos, queaceptó el cargo de “curador” de ellos17.

Se establecieron una serie de acuerdos,entre ellos que los menores Tomás y JoséDomínguez Artola vivirían en la casa familiar, ad-ministrada por su cuñado Joaquín Gómez (viudode Antonia), posteriormente se le sustituyó porAntonio Fernández Matoso; se nombraron dosperitos por parte de Tomás, uno para fincas ur-banas y otro para rústicas, y otros dos por partede los demás herederos para evaluar las propie-dades; y se acordó una pensión alimenticia men-sual para Tomás de 1.000 reales, y otra para Joséde 320 reales.

En octubre de 1868, durante otro trámitedel juicio de testamentaría, los herederos decla-raron que no había a la muerte del testador dine-

ro en metálico, al-hajas, frutos,semovientes niefectos públicos,y se nombró unabogado para laliquidación y re-parto de los bie-

LOS DOMÍNGUEZ DE MARBELLA

Antonio Domínguez invirtió, en 1847, en reedificarla vivienda familiar de la plaza de San Bernabé,en el interior del castillo de Marbella, la suma

de 175.030 reales.

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nes. Como en el archivo familiar no se encontra-ban títulos de las propiedades, se tuvieron encuenta el testamento y las anotaciones de los re-gistros de propiedad de los lugares donde se en-contraban las fincas, las notas de los libros delarchivo y los datos que aportaron los interesa-dos. También se acordó capitalizar los censos alseis por ciento.

LA GESTIÓN DEL MAYORAZGO POR PARTEDE ANTONIO DOMÍNGUEZ ALBURQUERQUE

Antonio Domínguez Alburquerque tuvoque solventar las dificultades económicas here-dadas, dadas las circunstancias en las que su pa-dre llegó a la titularidad del mayorazgo. A los

censos impagados se unieron los plazosdevengados por los préstamos, por lo tuvo quevender una parte del patrimonio familiar, que in-tenta justificar dada la obligación conserva-cionista que debía guardar el titular de un ma-yorazgo, así en su testamento explica que fuedebido “a ciertas urgencias que me ocurrieronen varias ocasiones”18.

El valor total de los inmuebles enajenadosfue de 352.947 reales19, de los cuales 100.000 rea-les a fincas en Vélez-Málaga20, otros 100.000 a uncortijo en Badolatosa (Sevilla)21, 115.000 a un cor-tijo de Belmonte (Cuenca), 5.200 a una casa enMálaga, y el resto, 32.747 reales a varias fincas deMarbella22, como una cerca en Río Verde que ven-

dió a Simón González por19.000 reales y el cortijo de“La Dehesilla”, en Río Real,que cedió a Francisco Rosadopor 5.000 reales23. AntonioDomínguez optó por enaje-nar, sobre todo, propiedadesque poseía fuera de Marbella,aunque desprenderse de ellassupusiera perder vínculos tanantiguos como los que su fa-milia poseía desde generacio-nes en Belmonte24.

A pesar de haber ad-quirido diversas propiedadesa lo largo de su vida, 6 fincasrústicas25 por 84.910 realesy 4 urbanas26 por 86.098 rea-les, la diferencia entre com-pras y ventas resulta negati-va en 181.939 reales.

Los censos adquiri-dos por Domínguez supo-nían 71.760 reales a favor,siendo el mayor uno de50.000 reales correspon-diente a la finca que vendióen Vélez-Málaga, mientrasque los nuevos censos encontra ascendían a 15.024reales. En este apartado el re-sultado es positivo por56.376 reales.

Comparando ambosresultados la pérdida patri-monial supone 125.203 rea-les, pero si contabilizamoslos 175.030 reales que gas-tó en la reconstrucción de lacasa solariega del castillo deMarbella, en el año 1847, re-

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Manuela Domínguez Artola. Archivo Antonio Romero Domínguez

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sulta un saldo favorable de49.827 reales.

Este balance, a pesar desu provisionalidad y simplicidad,se puede considerar poco satis-factorio después de 35 años alfrente del mayorazgo, y más ne-gativo aún si lo comparamos conla gestión de sus antepasados27.Se puede entender por las obli-gaciones dinerarias heredadas desu padre, y que habría que pon-derar a la luz de un conocimien-to más exacto de esas obligacio-nes y de otros datos proceden-tes de la actividad de AntonioDomínguez, pero también hayque tener en cuenta una serie defactores externos, como el cam-bio socioeconómico experimentado en el muni-cipio marbellí en el segundo tercio del Ocho-cientos.

Quisiéramos reflexionar, aunque sea lige-ramente, sobre esos factores, pues la mercan-tilización económica que se producía en Andalu-cía durante el afianzamiento del Régimen Liberaltuvo una gran repercusión en la actividad socio-económica de la Marbella de mediados del XIX.No estamos hablando únicamente de medidas ge-nerales, como la desvinculación o la desamorti-zación, de las que sabemos muy poco sobre suaplicación concreta en el municipio, sino sobrelo que podríamos calificar como una irrupciónbrutal del capitalismo en las estructuras econó-micas de Marbella. Desde comienzos del siglo laminería irrumpe con fuerza, sobre todo en lospueblos limítrofes de Ojén y Benahavís28. La crea-ción de las ferrerías de Río Verde, El Ángel y LaConcepción, desequilibró no sólo la ecología detoda la comarca, con una deforestación brutal delas sierras colindantes, sino el aprovechamientosilvoforestal y el propio mercado de trabajo conel empleo de gran número de jornaleros y arrie-ros. El capital invertido para aplicar las nuevastecnologías al proceso siderúrgico fue elevado yarriesgado, aportado por forasteros que no en-contraron resistencia entre la oligarquía local,como antaño había encontrado el belga EnriqueGrivegnée en sus negocios del azúcar. Los hacen-dados locales, en este caso Antonio Domínguez,no participaron en estas empresas, –¿falta de li-quidez?, ¿miedo al riesgo?–, y la nueva econo-mía de Marbella pasa a control de manos extra-ñas, que cuenta con el apoyo interesado de unnuevo grupo social, formado por apoderados, ad-ministradores, transportistas, que van ocupan-do puestos en la administración local, nuevosapellidos de burgueses que sustituyen a los de

una nobleza secundaria que clau-dica ante el empuje de los nue-vos tiempos29. Un ejemplo pue-de ser ilustrativo, el único culti-vo que ejercía directamente An-tonio Domínguez era el del oli-var, prueba de su rentabilidad30,y gozaba del monopolio del pro-ceso de molienda: el único moli-no de aceite del término munici-pal estaba en su Cortijo deMiraflores. Pues bien, en el añoeconómico de 1864 a 1865 To-más Heredia comienza a moler enun nuevo molino de aceite en LasChapas31. Los tentáculos de la pu-jante burguesía malagueña llega-ban a todos los sectores econó-micos.

DISTRIBUCIÓN Y REPARTODE LA HERENCIA

La fortuna de Antonio Domínguez ascen-día en el momento de su muerte a 2.442.675 rea-les Las fincas rústicas y urbanas se valoraron en2.404.437 reales, el 95% de la fortuna familiar, elotro 5% estaba constituido por muebles, 24.690reales, y censos a favor por valor de 103.044 rea-les, capitalizados al 6%. En el pasivo los censossuponían 84.496 reales.

De esas cantidades, 2.089.683 reales co-rrespondían a bienes vinculados al mayorazgo delos Domínguez, y 442.488 reales a bienes consi-derados de libre disposición. Del total de la he-rencia la mitad correspondió al primogénito, To-más, y la otra mitad se repartió a su vez entre loscuatro hijos. Como Tomás tuvo también aquí suparte, cinco octavas partes de la herencia fueronpara Tomás y una octava parte para cada uno desus tres hermanos. A falta de que los hermanosse compensaran las cantidades, la distribucióntuvo el siguiente resultado32:

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Timbre del año 1870 en un folio de escritura pública.

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El valor delos inmuebles erade 2.404.437 reales,véase cuadro nº. 1.De esta cantidad co-rrespondían a pro-piedades en el mu-nicipio de Marbella1.489.322 reales,un 61,9%. A pesar delas ventas efectua-das los Domínguez poseían un número conside-rable de fincas, rústicas y urbanas, fuera del tér-mino municipal de Marbella, por un valor de915.115 reales, un 38,1 % de la totalidad, corres-pondiendo un 10,1% a casas en la ciudad de Má-laga, y el resto repartidos entre fincas rústicas deIstán, Ojén, Ronda, Casarabonela y Puente Genil,aunque sobre todo estaban concentradas en Istány Puente Genil, con un 10,1 % y 11,7 % respecti-vamente33.

FINCAS URBANAS

En Málaga poseían quince viviendas, docede ellas correlativas en una misma calle, la delArco, otras dos en la calle Angosta y una en lacalle Montalbán. El precio, muy regular, oscilabaentre 15.000 y 18.000 reales por casa. En totalsumaban algo más de 240.000 reales, un 10% dela fortuna inmobiliaria familiar.

El otro grupo de propiedades urbanas lotenían en la propia ciudad de Marbella y doblabaen valor a las casas de Málaga, con un 20,8% delpatrimonio, casi medio millón de reales inverti-dos en 14 inmuebles de muy desigual precio, quevan desde los 5.421 reales de una casa en la calledel Mar hasta los 61.770 en que se tasó la casa

nº. 6 de la plaza dela Constitución,aunque el preciomedio oscilaba en-t re 15.000 y20.000 reales.Además de casas,poseían un solaren la calle Solano,760 reales, y un al-macén en la playa,

20.240 reales.

Mención aparte merece la vivienda fami-liar del castillo que, con algo más de 1.500 me-tros cuadrados, ocupaba el nº. 1 de la plaza deSan Bernabé, en la cual Antonio Domínguez in-virtió en reedificarla, en el año 1847, la nada des-preciable suma de 175.030 reales, lo que le dioun valor total de 200.080 reales34. La cantidadgastada en la casa solariega está justificada nosólo por su aspecto puramente material, sino porla representación del poder secular de losDomínguez. No en vano Melchor Domínguez In-fante Wasconcelo, fundador del mayorazgo, ha-bía acogido en ella al rey Felipe IV durante suvisita a Marbella en 162435.

FINCAS RÚSTICAS

De las fincas de Puente Genil no cono-cemos su extensión, pero dos de ellas, a juz-gar por su precio, debieron de tener un tama-ño importante. El cortijo Pastrana, con 1.224encinas, se valoró en 133.160 reales, y elNaviecillo, con 2.914 encinas, en 142.460 rea-les. Otras tres propiedades de mucho menosvalor completaban las fincas de los Domínguezen el municipio cordobés.

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La finca de más valor era el Olivar de Guadaiza,tasada en 124.750 reales, mientras que elcercano cortijo de La Campana ocupaba el

tercer puesto con 74.840 reales. Entre ambos elsegundo puesto, con 120.000 reales, era para el

cortijo de Miraflores.

CUADRO Nº 1

Fuente: véase nota nº. 33. Elaboración propia.

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Tomás Domínguez con su esposa, Rosalía Salcedo, a los pocos días de su boda. 1866. Archivo Antonio Romero Domínguez.

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cercano cortijo de La Campana ocupaba el tercerpuesto con 74.840 reales y casi 38 hectáreas. En-tre ambos, el segundo puesto, con 120.000 rea-les, era para el cortijo de Miraflores que, cerca-no a las 16 hectáreas, tenía el lugar número ca-torce por su tamaño.

Pero es que, como ya dijimos, el preciono se corresponde únicamente con la extensiónde la finca. El cortijo de Miraflores es un buenejemplo de esas otras características que origi-nan el precio final de una propiedad, pues hayque tener en cuenta la calidad de la tierra, si esde secano o de regadío, el tipo de cultivo, si po-see o no árboles, lo abrupto del terreno, la faci-lidad de transporte, la cercanía a la ciudad deMarbella, y otros elementos que concurrían enMiraflores, como una buena casa, instalacionesauxiliares de establos, almacenes, y complemen-tos industriales como el molino de aceite.

El cortijo de Miraflores se fue convirtien-do paulatinamente en residencia habitual de losDomínguez37. Ubicado en un lugar más sano quela antigua casa solariega del castillo, ofrecía am-

plias posibilidades de recreopara los miembros de la fami-lia, con un espacioso jardín ensu lado sur38. Además, la ciu-dad de Marbella había crecidoy la calle Ancha, eje de expan-sión sur-norte, conducía direc-tamente a la Fuente del Prado,lugar desde donde el cortijo se

convirtió en una atalaya, simbólica, de domina-ción sobre la ciudad, sustituyendo a la antiguadel castillo, reflejo del cambio de poderes ope-rado, donde el valor del dinero representado porla burguesía decimonónica, y su consiguiente in-fluencia económica y política, iba sustituyendoa los valores de la antigua nobleza de sangre.

Observamos una distribución espacial delas fincas que a grandes rasgos se repite en otrosgrandes propietarios del municipio, algunashuertas cerca de la ciudad, y fincas de mayor ex-tensión repartidas por el resto del territorio mu-nicipal.

El caso de Domínguez se caracteriza porla posesión del cortijo de Miraflores, elementodestacado muy próximo al núcleo urbano, y losgrandes cortijos de La Campana y Olivar deGuadaiza en la zona más fértil de las tierras dePoniente. Otras propiedades se reparten entreBenabolá, Guadalpín, Valdeolletas y Las Chapas.En esta última zona los predios son de gran ex-tensión pero de menor valor, ya que su aprove-chamiento son tierras de secano y de aprove-chamiento silvoforestal.

En Ronda, los Domínguez poseían un solocortijo, Tello el Chico, en el entorno de Ronda laVieja (Acinipo), de 95 hectáreas y valorado en66.253 reales. En Casarabonela la huerta deHinestrosa, apellido de antecedentes familiares,valía 23.230 reales, que unido a dos hazas pe-queñas suponían un total de 35.660 reales y11.537 metros cuadrados.

En Ojén, el montante alcanzaba 49.550reales y 3,9601 ha, que se repartía entre 7 pe-queñas propiedades cercanas a Río Real. La ma-yor de las fincas ojenetas ocupaba una superfi-cie de 11.800 metros cuadrados y valía 14.310reales, mientras que la menor, de 2.147 metroscuadrados, era la más barata con un precio de2.400 reales.

En Istán radicaba una parte considerabledel patrimonio de los Domínguez, un 10,1 % equi-valente a 242.090 reales. La peculiaridad de lasfincas panochas residía en su gran número, nadamenos que 60, y en su reducido tamaño36. Lasuperficie media del predio era de 3.790 metroscuadrados, siendo el de menor superficie uno

de 536 y el mayor de 11.806 metros cuadrados.En cuanto a su valor, hemos obtenido una mediade 4.034 reales por finca, siendo la más baratauna de 750 reales, y la más cara una de 9.700reales, pero no debemos asociar como regla ge-neral tamaño con precio, pues otras caracterís-ticas de la finca, en primer lugar si poseía riegoo no, influían en su valoración. Hay que consi-derar, que la explotación de estas pequeñas fin-cas supondría una mayor complejidad por exis-tir un numeroso grupo de colonos.

Obviamente, las fincas rústicas enclava-das en Marbella, por su elevado valor, 990.378reales equivalente a un 41,2 % del inventario, ypor su extensión, algo más de 437 ha, consti-tuían la base de la riqueza agrícola del mayoraz-go de los Domínguez, por lo que nos detendre-mos algo más en su comentario, con la ayudadel cuadro siguiente, en el que se recoge el tipo,el nombre, la situación, la superficie y el preciode cada una de ellas.

La finca de más valor era el Olivar deGuadaiza, tasada en 124.750 reales por algo másde 36 hectáreas de extensión, mientras que el

En Istán radicaba una parte considerable del patrimonio de losDomínguez, un 10,1 % equivalente a 242.090 reales.

La peculiaridad de las fincas panochas residía en su gran número,nada menos que 60, y en su reducido tamaño.

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de su apellido, compró el cargo de regidor en 1607. Sus suceso-res ocuparon oficios en el ayuntamiento, en la milicia, en la re-caudación de impuestos, que les permitió incrementar su podery riqueza. El relato de los hechos lo podemos conocer por An-tonio Romero Domínguez (1996), descendiente y estudioso de

Notas

1 Los Domínguez, procedentes de Vejer de la Frontera, lle-garon a Marbella con las tropas castellanas que ocuparon laciudad en 1487. Melchor Domínguez, fundador del mayorazgo

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Fuente: nota nº. 33. Elaboración propia. La superficie en ha, el precio en reales.*Fincas adquiridas por Antonio Domínguez Alburquerque.

CUADRO Nº 2

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la historia familiar.2 Archivo Histórico Provincial de Málaga (A.H.P.Ma.), Fondos

Notariales, (F.N.), leg. P-4971, fols. 220-345. Los datos procedende este documento cuando no se cite lo contrario. Agradezco aAntonio Romero Domínguez el haberme facilitado una fotoco-pia del documento.

3 Cabrillana (1989).4 Mata Olmo y Romero González, pág. 265.5 Por citar sólo dos ejemplos, tenemos para el campo sevi-

llano la obra de María Parias (1989) y para el textil antequeranola de Antonio Parejo (1987). Este último propuso una metodolo-gía sobre los protocolos notariales en Parejo (1984).

6 La equivalencia más usual del documento es de 6440 me-tros cuadrados por fanega.

7 Antonio Domínguez y Vargas, dedicado a la profesión mi-litar por su categoría de segundón, residía en Cuba. No tuvonoticias de la muerte de su padre hasta 1813, dos años despuésde haberse producido y, correspondiéndole la herencia, ya quesus hermanos mayores también habían muerto, se dispuso a re-gresar a la Península, pero no logró permiso para volver hastadoce años después, en 1825. Romero (inédito).

8 Obligado a pactar con su prima Nicolasa Domínguez, quehabía ocupado el mayorazgo durante sus años de ausencia, notuvo más remedio que acudir a los préstamos para salvar la si-tuación financiera. Sólo seis años pudo Antonio Domínguez yVargas disponer, acaso disfrutar, del legado de sus antepasadosantes de su muerte. Romero (inédito).

9 Sobre Antonio Domínguez puede verse una reseña bio-gráfica en Fernando Alcalá (1980), pág. 124, y sobre losDomínguez en general el mismo autor en las págs. 174-175.

10 Como en 1840, 1843 y 1854. Antonio Rodríguez Feijóo(1986), págs. 37-43.

11 Archivo Municipal de Marbella. (A.M.Mb.) Amillaramientode 1850. Caja (C.) 3293. Pieza (P) 1.

12 La herencia dejada por Pedro Artola era en 1894, en sureparto de bienes, de 436.860 reales. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5442,fols. 45-57.

13 Boletín Oficial de la Provincia de Málaga, 14 de noviembrede 1865.

14 Al amparo del general López Domínguez, primo herma-no de su esposa, representó durante muchos años al distritoMarbella-Coín en el Congreso de Diputados.

15 En 1839, entre 1868 y 1873 (con intervalos que descono-cemos), y entre 1874 y 1875.

16 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4948, fols. 276-283.17 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4971, fols. 222-226v.18 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4948, fols. 279-279v.19 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4971, fols. 275-275v.20 El nuevo propietario fue Juan Poey, que podría estar rela-

cionado con la persona del mismo nombre y apellido “amigodel marqués del Duero, hombre de negocios, residente en Cuba,que tiene como actividad importante el préstamo de dinero”.Gutiérrez Álvarez (1992), pág. 13.

21 Aunque el documento cita Badalatosa de Córdoba, corre-gimos el nombre y la provincia a la que pertenece. El error delocalización puede deberse a que el citado municipio está en ellímite entre Córdoba y Sevilla.

22 Una de las últimas ventas sería la de dos casas en el casti-llo de Marbella, cuyo contrato de compraventa se protocolizó el10 de marzo de 1865, a Josefa Sánchez Romero por 4.000 rea-les. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4960, fols. 415-418v.

23 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4948, fol. 280.24 Después de largos pleitos Antonio Domínguez

Alburquerque logró hacerse con el patronazgo de la Capilla deSan Pedro y San Pablo que habían tenido sus antepasados desdeel siglo XV. Romero (2000), págs. 77-85.

25 En 1836 adquiere fincas municipales en Las Chapas, se-gún acuerdo del Ayuntamiento para enajenar fincas que ya la-braban particulares. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4939, fols. 154-191.

26 Una de las compras que no fructificó fue la de un solar delconvento de San Francisco. Adquirido a su hermana María delRosario, madre de José López Domínguez, en 1848 por 12.000reales tuvo que devolverlo en 1851, ya que el contrato se efec-

tuó a retroventa y ella le reintegró su importe. A.H.P.Ma., F.N.,leg. P-4944, fols. 408-410.

27 Para una visión de las actividades agrarias, comerciales yfabriles de los Domínguez a mediados del siglo XVIII véase elestudio de Francisco López y Lucía Prieto (2001) sobre el Catas-tro de Ensenada en Marbella.

28 En lo que el profesor Jordi Nadal bautizó para el casoandaluz como desamortización del subsuelo.

29 En Andalucía hay un variado panorama regional, puesmientras una nobleza secundaria y local cede ante las nuevasoligarquías, otra logra su continuidad. González de Molina yGómez Oliver (2000), pág. 134.

30 A.M.Mb. Amillaramiento de 1850. C. 3293, p. 1.31 A.M.Mb. Contribución Industrial y de Comercio. Año de 1864-

1865. C. 3299, p. 9.32 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4971, fol 319v.33 La relación de fincas ocupa los fols. 141-275. A.H.P.Ma.,

F.N., leg. P-4971.34A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4971, fols. 274-275.35 La placa conmemorativa de la visita del Rey se guarda en

el Hospital de Santo Tomás de Málaga. Romero (1996), pág. 45.Actualmente es oficina de la compañía eléctrica “Sevillana-Endesa”.

36 La mayoría de estas fincas, gravadas a favor del mayoraz-go, fueron engrosando el patrimonio de losDomínguez durante el siglo XVII, pues los vecinos de Istán sevieron obligados a enajenarlas «unas por necesidad, y otras poratrasos del censo». Archivo Municipal de Istán. Executoria de losautos seguidos entre la ciudad de Marvella, la Real Hacienda, concejoy pobladores de este lugar de Ystán. Año de 1788, fols. 62-63v. Estainformación me ha sido facilitada por Lina Urbaneja.

37 Para el estudio de los elementos artísticos del cortijo pue-de consultarse Francisco López González (1997).

38 Las características del jardín han sido estudiadas por BlancaLasso de la Vega (1997).

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Conocida es la atracción que Marbella y su entorno han ejercido sobre numerosos artistas plásticos desdela segunda mitad del siglo XX a nuestros días. En algunos casos, la estancia fue fugaz y superficial; enotros, permanente y fructífera. En este trabajo hablaremos del pintor Perdiguero, de su llegada hace tresdécadas, y de su visión de la ciudad mediante cuatro obras singulares, que trascienden la mera funciónreproductora y se internan en una trama donde confluyen objeto y sujeto, historia y sentimiento.

"A Inmaculada, por su apoyo y comprensión"

n su libro sobre la evolución del turismo enMarbella y su repercusión en diferentes

medios ciudadanos, Fernando Alcalá Marín,cronista oficial de la villa, resalta el favorableentorno socio-geográfico para el asentamien-to de artistas plásticos de acreditada fama asícomo para los jóvenes creadores locales1. Deeste variado grupo –integrado básicamentepor pintores, escultores y grabadores– en estetrabajo nos ocuparemos de un pintor llegadoa la ciudad a finales de los años sesenta y cuyocurrículo anunciaba una extraordinaria pro-yección en el ámbito regional e incluso na-cional.

En efecto, Perdiguero se estableció enMarbella en enero de 1969, y una estela de galar-dones y premios ya atestiguaban su valía. Hastaesa fecha, y como mera referencia, recordemoslos siguientes: Tercer Premio en la XX ExposiciónProvincial de Arte, Málaga, 1960; Segundo Pre-mio en Nerja, Concurso al Aire Libre, 1966; Me-dalla de Plata II Certamen Peninsular “La BuenaSombra”, Málaga, 1967; Primera Medalla en elConcurso al Aire Libre, Málaga, 1967; Medalla dePlata en el Concurso Nacional de Educación yDescanso, Madrid, 1968; Medalla de Oro en Va-lladolid, II Certamen Nacional “Ansiba”, 1969; et-cétera. La crítica del momento también advirtióla progresión de este joven artista hasta califi-carlo como “uno de los pinceles más finos de la Má-

José Manuel Sanjuán López

PERDIGUERO Y MARBELLA:CUATRO IMÁGENES DE UNA CIUDAD

1. El pintor Perdiguero, en su estudio.

E

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26 CILNIANA

laga actual”2, comentario que coincidía con la vi-sión optimista y confiada del reputado cronistade arte Francisco López Martín: “Hay un gran pin-tor para el porvenir; porque ya ahora, lo es.”3

No corresponde aquí el estudio y la evo-lución de su obra pictórica, mas sí podemos re-latar, a modo de aproximación, un esbozo bio-gráfico y artístico. José Sanjuán Perdiguero naceen Archidona (Málaga) en 1933. De talante pre-coz y decidido, concurrió a su primera exposi-ción en 1949 y, dos años más tarde, perfeccionódibujo y colorido con el profesor WladimiroFernández, que le inculcó el aprendizaje del na-tural. En 1960 se traslada a Málaga, contrae ma-trimonio, y asiste durante dos años a la Escuelade Artes Aplicadas y Oficios Artísticos. En esemismo ambiente, y en torno a los concursos alaire libre promovidos por Educación y Descansoy los organizados por “La Buena Sombra”, cono-ce a diversos artistas locales como López Palo-mo, Torres Narváez, Rodrigo Vivar, Ángel Giró,José Guevara o De la Fuente Grima y fundan elgrupo “Nueve Pinto-res”, formación bási-camente paisajista yque pese a su prolon-gada existencia(1973-1993) y a la al-ternancia de sus com-ponentes, mantuvouna estimable cohe-

rencia estilística y temática, muy grata a crítica ypúblico4. Hasta la fecha nuestro autor ha realiza-do treinta y cinco exposiciones individuales y haparticipado en más de sesenta certámenes pro-vinciales y nacionales, cuyo balance positivo seresume en treinta y dos distinciones, entre me-dallas y premios. Ha efectuado viajes de estudiopor Francia y Países Bajos (1976), Italia (1980) yAustria (1986), y hay obra suya en coleccionesparticulares de Estados Unidos, España, Alema-nia, Inglaterra, Bélgica, etcétera.

Desde su llegada a Marbella ha compagi-nado una ingente labor creativa con participa-ción en actividades paralelas e incluso ha ejerci-do la docencia5, todo lo cual avala su constantecompromiso con el arte. De sus colaboracionesen diferentes citas locales, destaquemos su apor-tación mural en el homenaje colectivo a PabloPicasso, en 1981, con motivo del centenario desu nacimiento; su inclusión en la relación de ar-tistas de la muestra “168 horas de arte”, patroci-nada por el complejo comercial de Puerto Banús

(febrero 1988); elegi-do para realizar lanueva imagen del es-tandarte de NuestraSeñora del MayorDolor, de la cofradíade Nuestro Padre Je-sús Nazareno (1997),y, en los años 1999 y

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Desde su llegada a Marbella ha compaginadouna ingente labor creativa con participación

en actividades paralelas e incluso ha ejercidola docencia, todo lo cual avala su constante

compromiso con el arte.

2. “Marbella, años 70”. 97 x 130 cm. O/L. 1972. Col. particular, Amberes (Bélgica).

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2000, designado miembro del jurado calificadorde los concursos de pintura infantil y juvenil or-ganizados por la Delegación de Servicios Socia-les del Ayuntamiento.

En el capítulo artístico, sus primeras telasya denotaban una inclinación realista y un mar-cado sentido del color que aplicó con prontituden su género predilecto, el paisaje, bien en susversiones rural o urbana. Un paisaje que, en losaños sesenta, evoluciona y adquiere evidentesrasgos del mal llamado “impresionismo malague-ño”, término que en la práctica acogía unluminismo de clara raíz sorollesca pero más so-segado y sereno, sin llegar a las exaltacionescromáticas del valenciano y más interesado en lareflexión contenida de un hábitat nativo y con-creto. Aún así, Perdiguero no se limita a una merafunción ilustrativa de la realidad y pronto con-vierte sus óleos en campos de pruebas donde,sin alejarse de una figuración más o menos orto-doxa, concibe, entre otras alternativas, apuntesde pequeño formato liminares a la abstracción,uso indistinto de pincel y espátula, panorámicasvaporosas y fluidas, ejercicios neocubistas, etc.En definitiva, su obra se caracteriza por una am-plia variedad estilística y una constante renova-ción cromática.

Sin desdeñar otros temas, es comprensi-ble que el grueso de la producción de un autoreminentemente paisajista trate sobre la localidaddonde reside; así pues son innumerables las ve-ces que ha plasmado calles, plazas, esquinas, rin-cones, marinas, motivos todos ellos válidos paraexpresar una emoción, un sentimiento de com-pleta afinidad con el municipio que habita. Noobstante, no conforme con la fisonomía urbanaque contempla, indaga en imágenes pretéritas dela ciudad y las actualiza con un decidido ánimovivificador: vestigios del ayer y de hoy quereinterpreta sin un falso sentimentalismo unos,ni como una gloriosa propuesta de futuro losotros. En el plano pictórico, para un pintor queutiliza el lienzo como superficie especulativa, esdecir, que todo motivo queda supeditado a sutratamiento plástico, la representación visualqueda desligada de la realidad artística –no envano, es uno de los logros del arte contemporá-neo6–, y para Perdiguero supone un apetecibledevaneo con la heterodoxia más moderada, conunos resultados altamente convincentes.

Entre toda esta sugerente y variada temá-tica marbellí, hemos seleccionado cuatro ejem-plos que, a nuestro juicio, rechazan, por una par-te, el estereotipo habitual y consabido de cual-quier localidad turística costera (avenidas ampliasy ajardinadas, torres de apartamentos, cielos azu-les y playas cristalinas)7 y por otra, resalta el sin-

gular planteamiento estético utilizado. Dos deellos están realizados en los años setenta,“Marbella, años 70” y “Dos vistas de Marbella”,los otros, en los noventa, “Marbella, vieja y be-lla” y “Marbella”. En líneas generales –aunqueluego procederemos a su estudio individua-lizado– contienen rasgos comunes: gran forma-to, firme propósito de romper tópicos localistasy geográficos, ausencia de personajes, decididaintención pictórica, uso de diferentes técnicas ytexturas y, finalmente, la voluntad de no rebus-car motivos de la ciudad. Este punto nos intere-sa particularmente porque es decisivo para de-terminar la pericia del pintor frente a una indu-dable paradoja: ¿Cómo huir del consabido tipis-mo utilizando, a la vez, sus elementos másemblemáticos?

Para ello se sirve de los iconos másreconocibles por los marbellíes (la iglesia de laEncarnación y la plaza de los Naranjos) y los dis-pone pictóricamente en un escenario real pero a

la vez atemporal, ambiguo y sugeridor, que exi-ge del espectador una lectura más detenida quela proporcionada por la mera visualización apa-rente. Apreciamos claramente una subversión deintenciones: Perdiguero inserta una realidad físi-ca y tangible en una atmósfera irreal o, cuandomenos, no exenta de ciertos indicios que traspa-san el tradicional concepto de paisaje naturalis-ta. Como resultado, cuatro óleos que no son fru-to del azar ni de una percepción plenairista, sinode la cosa mentale, propugnada por Leonardo eimprescindible para las vanguardias, y que juntoa su “sorprendente y personalísima inspiración crea-dora”8 nos descubre una Marbella insólita, afabley a la vez lejana, una Marbella cuyas raíces histó-ricas reviven gracias al lenguaje del arte actual.Pasado y presente al unísono, sin anacronismostrasnochados ni visiones utópicas, una realidadviva interpretada por los pinceles de la sensibili-dad.

La pintura española, aunque pueda abun-dar en cierto paisajismo urbano, se ha preocupa-do más por una suerte de vitalismo costumbris-ta, romántico y evocador. Así pues, las obras quepresentamos de Perdiguero entroncan con unapoética de la ciudad, en su versión muda y silen-te, nacida en París a finales del XIX y con MauriceUtrillo como mejor valedor, pero que en nuestropaís ha tenido excelentes cultivadores con mag-

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Su obra se caracteriza por una ampliavariedad estilística y una constante

renovación cromática.

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níficas realizaciones. Baste recordar algunas: lamás antigua, quizá, esa ingrávida y espectral Vis-ta de Toledo, de El Greco (h. 1605); la siniestraermita de San Antonio que Goya sitúa como fon-do a Los Fusilamientos del 3 de mayo (1814); losnocturnos secos y escuetos de Regoyos; las ciu-dades levíticas que Zuloaga dispone tras sus másconspicuos retratados; Solana y sus cosificadosescenarios rurales; los fantasmales pueblos cas-tellanos de VaqueroPalacios; el intencio-nado temblor urbanode Agustín Redonde-la; la impalpable me-lancolía surreal deAsunción Molina; elamortiguado silenciobilbaíno de Juan Ra-món Luzuriaga y, para concluir esta breve rela-ción, las yermas panorámicas madrileñas de An-tonio López.

El cuadro más antiguo que vamos a anali-zar se titula “Marbella, años 70”, y está fechadoen 1972 (Foto 2). Aun cuando pertenece a unaépoca en que las corrientes de vanguardia fluyeny se diversifican con una extraordinaria rapidez9,la escena, a primera vista, despide cierto saborañejo y conservador, aunque una apreciación másdetallada nos invalide tal consideración. En unformato apaisado, la escena se sitúa en la entra-da a la ciudad, donde la carretera ocupa la mitadinferior del lienzo; la orientación sur-norte per-mite la visualización de la hilera de casas y suiglesia parroquial en segundo plano, precedidaspor un coche de caballos y tres personas, dos deellas parecen dialogar, la tercera mira en direc-ción opuesta. Para concluir, la formación monta-ñosa de Sierra Blanca, cuya inquietante aparien-cia bien podría coincidir con la descripción dadapor Jerez Perchet : “Ofrece en sus variados aspectosparajes de enmarañada vejetación (sic) ásperas cimas,pintorescos accidentes y cañadas sombrías y adus-tas”10, y un cielo, plomizo y “nebuloso”, como yasugirió Vázquez Clavel11, cierra el conjunto.

Sorprende la superficie dedicada a la ca-rretera, la misma que años más tarde José Ma-nuel Vallés diría que “más que eso, es hermosa ca-lle”12. No obstante, su importancia radica en sufunción de organizadora espacial, pues las jardi-neras situadas en ambos extremos dirigen la mi-rada hacia el pueblo, cuyas prolongaciones con-vergen no en la torre de la iglesia –que está lige-ramente escorada hacia la izquierda– sino en lacabecera, construcción reforzada arquitectónicay visualmente con un doble tejado, que definecon nitidez la dirección triangular de los ejes. Aunasí, el secreto formal de esta obra reside en eltratamiento de la luz y su adecuación cromática.

Como ya dijimos anteriormente, rehúsa el pin-tor la imagen típica de lugar soleado y amable(recurso que, por otra parte, ha sido muy utiliza-do en la pintura malagueña desde finales del si-glo XIX)13 y envuelve la escena en un ambientetenue y mortecino, fruto de una luz matutinasuave, sin grandes contrastes, que homogeneizala composición y diluye contornos. El colorido,una hábil monocromía de ocres y marrones, y la

pincelada, fluida y li-gera, imprimen unavaga melancolía queevidencia más unapercepción subjetivaque una estaciónclimática, circunstan-cia que la crítica delmomento atribuyó,

metafóricamente, a su paleta “nutrida de secashojas muertas”.14

Ocre otoñal, bella poesía, cautivador liris-mo... Definiciones todas ellas aplicables a esteestilo atrayente y sugeridor que practica hastafinales de los setenta en su ánimo de domeñarlos fulgores del luminismo tradicional yreconducirlo hasta cauces más íntimos, másintrospectivos. Tal así, que en 1976, en su indivi-dual en Antequera, la crítica destacaba que “sal-vo dos cuadros [...] que Perdiguero ha visto bajo es-pecie geométrica, todo el resto de la exposición estádifuminado por una cierta vaguedad de estirpe ro-mántica...”15, filiación asignada por la presenciade distintivos formales propios del Romanticis-mo, pero que, a nuestro juicio, obedece a undeseo por manifestar una interpretación perso-nal de una ciudad, un sentimiento telúrico. Paraello recurre al silencio y a la soledad, dos atribu-tos de gran trascendencia en el devenir de nues-tro arte desde Zurbarán hasta Chillida, pues hanconfigurado el llamado “gusto español” o la “tra-dición española”. En fin, intuimos la búsquedade una esencia, depurada y ascética, mediante lasoledad sonora que tanto ansiaba San Juan de laCruz.

Para el estudio de la siguiente obra, “Dosvistas de Marbella” (Foto 3), recordemos, momen-táneamente, el primer término de la reseña an-tes citada, “bajo especie geométrica”. Estamosante un nuevo y sorprendente cambio de estiloen un pintor “que gusta de plantearse temas difíci-les”16 y que ratifica su versatilidad como pruebade superación personal17, muy a tono con la dé-cada en cuestión (el cuadro está fechado en 1976),donde las propuestas artísticas más punteras –neo-figurativa, conceptualismo, minimalismo yneo-abstracción– aúnan sus esfuerzos para des-montar las estructuras sintácticas einstitucionales de los sesenta y pugnan denoda-

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Nos descubre una Marbella insólita, afabley a la vez lejana, una Marbella cuyas raíces

históricas reviven gracias al lenguaje delarte actual.

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damente por afirmar su carácter abierto y cos-mopolita.18

Perdiguero organiza la composición de unaforma peculiar con la división del espacio pinta-do en dos cuadrados asimétricos respecto al ejecentral del tablero. Cada mitad, a su vez, se bor-dea con una banda de color azul de distinto gro-sor, salvo en su zona interna, donde los motivosrepresentados están claramente aislados median-te referencias objetuales y contrapuntoscromáticos. La zona izquierda acapara una vistaparcial de la céntrica Plaza de los Naranjos: el rin-cón que comprende la ermita de Santiago y lafuente aneja. La ermita, obra del siglo XV, asumeun doble protagonismo, plástico, por su marca-do punto de fuga, e histórico por su singularorientación arquitectónica, probable ubicación deuna antigua mezquita19. La fuente, estilizada yen tonalidad ocre, destaca entre los árboles cir-cundantes, y proclama con orgullo su antigüe-dad (1504); no en vano, Alcalá Marín la considerael más bello recuerdo de la Marbella posterior ala conquista20. En la zona derecha, donde el mo-tivo abarca mayor superficie, está la iglesia de laEncarnación (s. XVIII) 21 rodeada de casas y prote-

gida, al fondo, por la suave ondulación de SierraBlanca. El encuadre elegido, oblicuo y en pers-pectiva elevada, permite la visión de la torre y dela parte superior de la portada principal cuya pie-dra labrada contrasta con la pared blanquísimade la fachada.

En esta ocasión, Perdiguero recurre a uncalculado equilibrio de líneas horizontales y ver-ticales, sólo alterado por los necesarios puntosde inflexión para aliviar la posible rigidezortogonal: los árboles, en la sección izquierda,asientan la composición y delimitan las distan-cias; en la zona derecha, una hábil diagonal infe-rior (tejado-portada-torre-cabecera) aligera lamasiva presencia de ángulos rectos. El colorido,plano y carente de gradientes, se reduce prácti-camente a una bicromía, blanco y marrón, con lajusta inclusión del verde (árboles) y celeste (cieloy montaña). Una luz clara y límpida separa condiafanidad los campos cromáticos; esta lumino-sidad, pese a la abundante presencia de zonasblancas no es refulgente, por lo que impide mar-cados contrastes luz/sombra, particularidad queaporta al resultado final un lejano parentesco conuna ciudad colonial22.

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3. “Dos vistas de Marbella”. 114 x 146 cm. O/táblex, 1976. Col. particular, Marbella.

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Todas estas características nos llevan apensar que Perdiguero ha ideado esta obra comoun cartel –aunque haya sido ejecutada al óleo–cuya interpretación requiere una doble lectura.

Por un lado, el plano narrativo, con dos enclavesurbanos muy próximos –tanto en el lienzo como

geográficamente–; y por otro, el planomorfológico, donde acopla otra doble consigna,luminismo sosegado y esquematizacióngeométrica. En pocas palabras, combina tradicióny modernidad, algo que no debe extrañarnos enun artista inquieto y emprendedor, perfecto co-nocedor de cualquier floración pictórica en el te-rritorio nacional, como la suscitada años antes(1967) con motivo de las dos exposiciones deNueva Generación en Madrid, cuyos postuladosgeométricos y neoconstructivistas propiciaronsendas interesantes –algunas esporádicas, comoel caso que nos ocupa– en numerosos pintores

en los años setenta y ochenta23. En definitiva, elcuadro encarna un digno homenaje a la Marbellahistórica al entreverar, a modo de friso, un sere-no simbolismo cristiano y una pujante vocaciónturística; una ponderada dualidad que demues-tra la confianza de su autor al tratar nuevos len-guajes plásticos con sobrados recursos paraello24.

Debemos avanzar hasta 1994 para locali-zar el tercer lienzo de Perdiguero, y con él, lapeculiar visión de su ciudad adoptiva. Antes, sinembargo, una breve semblanza artística de losnoventa nos proporcionará las coordenadas ade-cuadas para enfocar el posmodernismo imperante

y su posible influencia en la producción de nues-tro autor.

En la escena internacional, diversos pro-cesos político-sociales abocaron en una necesa-ria reubicación del arte de las culturas coloniza-das, de etnias aisladas o el de las áreas periféricas,en lo que se ha llamado “nuevo internacio-nalismo”. A su vez, este reconocimiento de unapluralidad lingüística y de una multiplicidad cul-tural conllevó la difusión de grupos específicos –minorías sexuales, religiosas o estéticas– que deestar acalladas y reprimidas han pasado a estar

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El cuadro encarna un digno homenaje a laMarbella histórica al entreverar, a modo defriso, un sereno simbolismo cristiano y una

pujante vocación turística.

4. “Marbella, vieja y bella”. 89 x 116 cm. O/L. 1994. Col. particular, Marbella.

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reconocidas25. En Málaga –y la citamos por sucapitalidad y como obligada referencia como cen-tro generador de arte– la evolución desde losochenta (cuya posición se debatía entre la desi-dia de galerías y organismos oficiales y lainstitucionalización de los vanguardistas de los60 y 70)26 discurre por dos cauces paralelos: lascorrientes modernas, difundidas con inquebran-table tesón por galerías concretas (CortijoBacardí, Marín Galy, Alfredo Viñas), y, sobre todo,por la Diputación27; la pintura tradicional, siem-pre auspiciada por numerosas salas (Nova,Porticus, Benedito, La Económica, etc.), cuentacon la promoción añadida de determinados gre-mios cercanos o no al mundo del arte, como laAsociación de la Prensa de Málaga y su “Salón deOtoño”28, quizá pálido remedo de aquel Salón delos Once d’orsiano.

Pero volvamos a 1994 y al comentario dellienzo en cuestión: “Marbella, vieja y bella” (Foto4). A decir verdad, el motivo es bastante trivial:una sucesión de casas agrupadas en torno a lavista dorsal de una iglesia, en este caso la Encar-nación, nuevamente. Sin embargo, el pintor noacude a la visión contemporánea del templo, sinoque retrocede hasta imágenes de los años trein-ta o cuarenta. Hecha esta salvedad, ¿qué hay denovedoso en esta pintura? pues no considera-mos que esta memoria del pasado funcione comouna motivación inconsciente29. La pregunta co-rrecta sería ¿qué es lo que atrae de este insonda-ble lienzo a pesar de su aparente simplicidad for-mal?30. Observemos la obra. En primer lugar, de-bemos convenir con Francis Carter que su aspec-to es el de una ciudad árabe31, acaso la Marbiliade los siglos XI y XII, un conglomerado de casascarente de simetría u ordenación alguna, sóloestratificada en virtud del amplio potencial de vi-sualización del entorno, debido al carácter de en-senada de la costa marbellí32. A pesar de esta dis-posición urbana, el conjunto no presenta desca-labros compositivos. La ubicación privilegiada dela iglesia podría implicar el punto de fuga en suvértice superior, y así conformar una disposicióntriangular de los ejes; muy al contrario, el ritmointerno se articula mediante la sucesión de espa-cios derivados de los saltos y conexionesortogonales. Esta masiva presencia de triángu-los y cubos –característicos de la arquitecturahispanomusulmana– elude la pesadez volumé-trica pues, como precisa Chueca Goitia, “tal es supura e ingrávida geometría, limpiamente aristada,[...] sin que se perciba nunca una sensación de mate-ria, evitada merced a la planitud de las superficies sinrelieves fuertes.”33

Empero, el verdadero arcano reside en sucolorido. Una sutilísima compenetración de gri-ses “renovadores y alertadores de un progreso”, dirá

un crítico34, con la terna rojos-marrones-ocres,en capas muy finas y superpuestas, y lasveladuras y pátinas zonales, establecen una ar-monía cromática que supera el límite de lo pu-ramente pictórico y se introduce en el esca-broso terreno de las cábalas y suposiciones,algunas tangentes a la irrealidad. Y el tiemposuspendido, como aniquilado contribuye aello. Esas casas, tan cerradas y comprimidasen sí mismas, sin apenas vanos, irradian unavida interna difícilmente constreñible, mudeza duras penas reprimida, todo ello a resultas,como sagazmente ha descifrado José Mayorga,“de una expresividad que está hecha tanto de lamateria que reproduce como del halo que esta mis-ma materia desprende”35.

Aún nos quedarían muchos asuntos a tra-tar, como ese cielo que no es tal, sólo una franjaazulada monocroma, refugio de brumas y nebli-nas, “que envuelven las formas y hacen surgir impre-cisas las ásperas montañas”36, o esas mismas mon-tañas cuya doble silueta refuerza el concepto debarrera tanto geográfica como simbólica, bastiónirreductible de la naturaleza que, junto al MareNostrum, constituyen, a juicio de Maíz Viñals,“los dos secretos del maravilloso clima de Marbella”37.En fin, una obra de variadas lecturas semánticasque exceden el espacio aquí destinado. Una obraenigmática que, sin duda, su creador pergeñó confrialdad calculada, con plena conciencia del po-der evocativo objetual y sus múltiples posibilida-des reflexivas.

Afirma José Ramón Danvila –en su textosobre crítica de arte– que Andalucía es un pue-blo que vive de sus tradiciones. Sostiene el autorque el andaluz con demasiada frecuencia retro-cede en la teoría, pero la analiza tan a fondo quees capaz de sacar de ella otra nueva38. Esta pre-misa parece la seguida por Perdiguero en su cuar-ta y última representación de la ciudad. Con“Marbella” (Foto 5), fechada en 1996, el pintor

retoma elementos conocidos, pretéritos y actua-les, y los yuxtapone a modo de collage pictóricocon una dicción resueltamente moderna. Por otraparte, recurre a atributos relacionados más conla estética de los ochenta que de los noventa: lavisión retrospectiva de la historia social, políticay artística, la explosión masiva de neo-lecturas y,sobre todo, la comprensión del mundo median-

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Toda una trama de significantes colaboran enla cristalización de una imagen global y

unitaria de la idea preconcebida: Marbella,pasado y presente.

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te la fragmentación, basada en las teoríasdeconstructivas propugnadas por JacquesDerrida39. Esta posición “des-estructuradora” per-mite ofrecer al espectador una plataforma idó-nea donde selección e imaginación confluyen enuna compacta simbiosis. Toda una trama designificantes colaboran en la cristalización de unaimagen global y unitaria de la idea preconcebida:Marbella, pasado y presente.

Trasladado al soporte, reaparece la torrede la iglesia de la Encarnación, símbolo totémicode la ciudad; en justo correlato figura una cons-trucción esbelta y cónica, conocida vulgarmentecomo “el pirulí” que, indefectiblemente, nos su-giere las vigilantes torres almenaras40; tambiénde nueva creación es el puente del Arroyo de laRepresa, cuya arista obtusa delata su paternidadsevillana, y, vagamente, sintetiza la osamenta mo-derna del otrora patrimonio industrial de la ciu-dad41 ; una balaustrada renacentista, que se com-plementa con las casas –blancas y recias, detipología casi militar– para otear y conjurar elpeligro marítimo entre los siglos XVI y XVIII42;Sierra Blanca, cómo no, expone su faz amiga yentrañable en el horizonte, y, por fin, en la zonaizquierda, realzada mediante campos de color ycontrastes zonales, reclamando para sí el presti-gio que el turismo le arrebató a partir de los añoscincuenta, la agricultura. Campos feraces, huer-tas ubérrimas..., alabadas desde la Antigüedad porhistoriadores y viajeros, condicionaron en la re-tina de estos ávidos visitantes –junto al clima yel mar–, estampas indelebles de bonanza y pro-digalidad natural sin parangón. Citemos, a modode epílogo, a Guillén Robles: “...bajo el hermosocielo de Marbella, ante los deliciosos horizontes quedesde ella se descubren, entre una naturaleza cuasitropical donde parece que el sol aumenta la intensi-dad de sus rayos y donde se contempla una constanteexuberancia de vida...”43

El historiador austriaco Aloïs Riegl publi-có, originalmente en 1903, un conocido estudiosobre los monumentos y las diversas opcionesposibles para su conservación. Nos interesa des-tacar un párrafo donde, tomando como sujeto lavieja torre de una iglesia, hemos de distinguir«entre los recuerdos históricos de distinto tipo, más omenos localizados, que su imagen despierta en noso-tros, y la idea general, no localizada, del tiempo quela torre ha “vivido” y que se pone de manifiesto en lashuellas, claramente perceptibles, de su vetustez»44. Elejemplo se acomoda a la perfección al caso quenos ocupa, pues si sustituimos esa torre desco-nocida por la de la iglesia de la Encarnación –testigo silencioso aunque omnipresente en loscuatro lienzos–, vislumbraremos un nuevo enfo-que, eminentemente globalizador, no considera-do en los análisis individuales.

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Hemos de admitir que este renovadoprotagonismo de la torre en las cuatro obras hasido puramente casual; nuestra pretensión ha dis-currido por la valoración del conjunto, supedi-tando los pormenores a su mera contribucióncompositiva. Con todo, es indiscutible la impor-tancia de la torre como referente iconográficode la ciudad, más aún cuando los planteamien-tos iniciales –del pintor, en este caso– buscabanuna imagen consecuente y universal del motivoplasmado. Y esa consecuencia –o, más bien, ha-bríamos de llamarla intención primigenia–deviene de la voluntad del artista de narrar la rea-lidad física de un entorno del que es estrictamentecoetáneo (incluso en “Marbella, vieja y bella”, fi-sonomía que no pudo conocer por la imposibili-dad cronológica, la escena proporciona una sen-sación acogedora, familiar, más cercana a recuer-dos próximos que a imágenes desvaídas del pa-sado).

Hemos hablado de “realidad física y coti-diana” de una ciudad y, sin embargo, no figuranciertos componentes básicos que la definenelocuentemente: no hay presencia humana (sal-vo en el primer lienzo, y escasa); no hay playas,factor decisivo en su devenir más reciente, y, sime apuran, ni siquiera el clima se ajusta al esti-mado por los promedios anuales. Perdiguero secentra en dos objetivos, el casco antiguo y SierraBlanca, y solamente en “Marbella “, el lienzo máscercano en el tiempo, introduce dos elementos“modernos” –el puente y el “pirulí”–, que, porende, son estrictamente coetáneos con el desa-rrollo urbano del municipio. Es aquí cuando in-terviene la variable subjetiva de su visión pictóri-ca y configura una nueva realidad, que me atre-vería a llamar metafísica, cuyos atributos –silen-cio, vida latente, rigor geométrico, etc.– engen-dran un aura de inmortalidad vernácula, un de-seo insoslayable de vindicación histórica, quetrasciende la mera función descriptiva de la pin-tura.

En definitiva, Perdiguero ha configuradodos realidades: una objetiva, que describe convirtud fidedigna el marco físico de un entornoconcreto –casco antiguo y Sierra Blanca–; y otrasubjetiva, que afecta a la evolución plástica delpintor y depara diferentes estilos y significados.El nexo entre ambas realidades, la torre de la igle-sia, que, ciertamente, y como afirmaba el histo-riador austriaco, ha vivido episodios y avatares,encuentros y tránsitos; protagonista privilegiadadel diapasón de la historia en su perenne discu-rrir. Y éste ha sido el verdadero acicate de Perdi-guero en sus cuadros: transformar una vivenciaindividual en testimonio colectivo, sin trabas nilimitaciones; torre y pintor desde sus respecti-vas atalayas: aquélla, en permanente vigilia de sus

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más acendradas raíces; éste, plasmándolas contoda la rotundidad que su bagaje artístico es ca-paz de imaginar y concebir.

Notas

1 ALCALÁ MARÍN, Fernando: Marbella, antes y ahora. (II)Los años del turismo. Málaga, Centro de Ediciones de la Dipu-tación de Málaga, 2000, p.203.

2 Sur, de Málaga, 12-marzo-1969.3 Hoja del Lunes, de Málaga, 17-marzo -1969.4 Para más información sobre este grupo véase SANJUÁN

LÓPEZ, José Manuel: “Un homenaje y un recuerdo”, Sur deMálaga, 30-diciembre-1998.

5 En efecto, desde 1976 y por un período de veinte años,mantuvo abierta su escuela de pintura, llamada “Estudio deArte, Nueva Marbella”. Es más, en mayo de ese año, y conmotivo de la apertura del establecimiento, ofreció al M. I.Ayuntamiento cinco becas gratuitas a favor de aquellos niños“que a juicio de la Delegación de Cultura sean merecedores de ellapor contar con aptitudes para tales estudios y encontrarse endeficitaria situación económica”. Escrito asunto “Agradecimien-to concesión de becas”. Ayuntamiento de Marbella, Secreta-ría/A. Generales, 13-mayo-1976. Documento propiedad delpintor.

6 MORENO GALVÁN, José María: Introducción a la pintura

española actual. Madrid, Publicaciones Españolas, 1960, p. 6.7 Requisitos que ya figuraban, en su mayoría, y salvando

el matiz temporal, en una portada del programa de la Feria yFiestas de San Bernabé del año 1940: “Marbella-Ciudad Ideal-Clima delicioso-Hermosas playas-Aires puros-Situada en Costabella”.Reproducida en ALCALÁ MARÍN, Fernando: “Ayer y hoy de lasfiestas del señor San Bernabé” en AA.VV. Marbella en el recuer-do. V centenario de San Bernabé (1485-1985). Hermandad delos Romeros de San Bernabé. Córdoba, Publicaciones del Mon-te de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 1985, p. 95.

8 Comentario recogido en Catálogo de la exposición “Perdi-guero”. Antequera, Sala de Exposiciones de la Caja de Aho-rros de Antequera, 28 de enero-12 de febrero 1976.

9 En Málaga, los principales movimientos renovadoreseran: informalismo, abstracción-geométrica, surrealismo,neodadaísmo y neorrealismo. DE LA BANDA Y VARGAS, An-tonio: De la ilustración a nuestros días. Col. Historia del arte enAndalucía. Vol. VIII, Sevilla, Ed. Gever, 1991, p. 477. Cfr. PALO-MO DÍAZ, Francisco J.: “En torno al Magicismo. La pintura devanguardia en Málaga” en PUERTAS TRICAS, Rafael (coord.):Estudios picasianos, Vol. III, Centenario-Málaga-Picasso, Madrid,Ministerio de Cultura, 1981, pp. 51-56.

10 JEREZ PERCHET, Augusto: Málaga contemporánea. Estu-dios y paisajes de la capital y la provincia. Málaga, Universidad,1999, p. 168 (ed. faccs. 1884, Biblioteca Andaluza, Málaga).

11 VÁZQUEZ CLAVEL, Pedro: Conjeturas de Marbella. Cór-doba, 1781, p. 34, introd. (ed. faccs. Málaga, Editorial Miramar,1996).

5. “Marbella”. 122 x 122 cm. O/madera, 1996. Col. particular, Marbella.

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12 VALLÉS FERNÁNDEZ, José Manuel: Marbella en color.León, Editorial Everest, 1985 (4ª ed.), p. 3.

13 Con excepción de algunos grandes nombres de la pin-tura malagueña como Simonet, Nogales, Capulino Jáuregui,Bermúdez Gil y Muñoz Degraín, lo usual en el paisaje local hasido captar la luminosidad del mediodía en cielos despeja-dos y el sol reflejado con fuerza en los elementos de la Natu-raleza. SAURET GUERRERO, María Teresa: El siglo XIX en lapintura malagueña. Málaga, Universidad, 1987, p. 547. Aún hoy,ese luminismo directo y cegador persiste –y tiene gran acep-tación- en autores como Ángel Giró, Torres Narváez y SánchezGallardo, en el paisaje, y Rando Soto y Torres Matas, en lafigura humana.

14 Comentario de Francisco López Martín recogido en elCatálogo de la exposición “Perdiguero”. Marbella, Sala de las Na-ciones del Hotel Meliá Don Pepe, 22 al 31 octubre 1973. Elmismo autor se expresaría en términos similares en la Hojadel Lunes, de Málaga, 25-octubre-1973. Semejante argumen-to estético esgrime Sylvia North: “He especially enjoys the useof autumnal colors which bring a rich beauty to his work”. IberianDaily Sun, Fuengirola, 2-november-1973.

15 Recogido en Sol de Antequera, 8-febrero-1976. Catálogode la exposición “Perdiguero”. Antequera, Sala de Exposicionesde la Caja de Ahorros de Antequera, 28 de enero-12 de febre-ro 1976.

16 Comentario de José Mayorga recogido en Catálogo dela exposición “Nueve pintores”. Málaga, Casa del Consulado, 26de marzo -8 de abril 1975.

17 En una entrevista de Jose Luis Yagüe, el pintor confir-ma su deseo de cambiar “con respecto a lo que venía haciendo[...] Ir más por la pintura de planos, conforme a color y dejarme dedetalles y cosas de esas”. Sol de España, Málaga, 30-septiembre-1979.

18 A juicio de Vicente Aguilera Cerní no es positiva estareacción pues “las tendencias de este 1970 se abren hacia direc-ciones que inequívocamente comparten la negación de la“artisticidad” del arte”. Aunque denomina esta etapa como in-termedia, de paréntesis, Calvo Serraller se muestra más opti-mista y subraya, en España, además de las figuras punterasde Luis Gordillo y Juan Antonio Aguirre, la producción de la“Joven figuración madrileña” (Pérez Villalta, Pérez-Mínguez,Carlos Alcolea, etc.), que no duda en calificar como lo másdestacable de esos años. AGUILERA CERNÍ, Vicente: Posibili-dad e imposibilidad del arte. Valencia, Fernando Torres Editor,1973, p.199. CALVO SERRALLER, Francisco: Del futuro al pasa-do. Vanguardia y tradición en el arte español contemporáneo. Ma-drid, Alianza Editorial, 1988, pp. 138-139.

19 PÉREZ-MALUMBRES LANDA, Alejandro: “Reflexionessobre el Patrimonio Arqueológico de Marbella”, en AA.VV. IJornadas de Patrimonio Histórico Local de Marbella. (28 septiem-bre-1 octubre 1999). Marbella, Asociación Cilniana, 2000, p.48.

20 ALCALÁ MARÍN, Fernando: Marbella, esa desconocida (In-ventario y defensa del patrimonio histórico de la ciudad). Marbella,Ayuntamiento, 1978, p. 23. (ed. faccs. 1995, Diputación Pro-vincial de Málaga)

21 Aunque la parroquia actual se construyó a mediadosdel siglo XVIII, el primitivo edificio fue erigido en 1505 por elarzobispo de Sevilla, Diego Deza, y en 1510 fueron confirma-dos sus privilegios por el obispo de Málaga, Diego RamírezVillaescusa de Haro. AGUILAR GARCÍA, Mª. Dolores; CAMACHOMARTÍNEZ, Rosario y MORALES FOLGUERA, José Miguel: Guíaartística de Marbella. Marbella, Ayuntamiento/Delegación deCultura, 1982, p. 46.

22 Tal y como fue definida en AA.VV. Marbella 71-72. Comi-sión de Fiestas del Muy Ilustre Ayuntamiento. Málaga, GráficasAnfe, junio 1972, p. 39.

23 BOZAL FERNÁNDEZ, Valeriano: Pintura y escultura espa-ñolas del siglo XX (1939-1990). Col.Summa Artis, vol. XXXVII,Madrid, 1992, pp. 515-517.

24 En los catálogos que he consultado de estos años, lasobras de este estilo las solía reunir bajo el epígrafe de “Estu-

dios”, y que, además de la citada, que nunca llegó a expo-nerse, aparecían, entre otras, las siguientes: Autopista I,Autopista II, El túnel, Casas del Perchel, Tejados, Chime-neas y Calle de Ojén. Catálogo de la exposición “Perdiguero”.Marbella, Sala Municipal de Exposiciones, 15 al 30 noviem-bre 1976.

25 GUASCH, Anna María: El arte último del siglo XX. Delposminimalismo a lo multicultural. Madrid, Alianza Editorial,2000, pp. 557-559.

26 GAMONAL TORRES, Miguel Ángel: “Pintura contempo-ránea”, en Medio siglo de vanguardias. Col. Historia del Arte enAndalucía, Sevilla, Ed. Gever, 1994, p. 452.

27 V. Catálogo de la exposición “Veinticinco años de la Sala deExposiciones de la Diputación de Málaga 1971/1996”. 3, Mála-ga, 23 de mayo - 21 de junio 1996.

28 Catálogo de la exposición “Salón de Otoño. X aniversario.Pintores malagueños”. Málaga, Asociación de la Prensa de Má-laga, Sala de la Caja Rural de Málaga, del 9 al 31 de diciembre1997.

29 ARGAN, Giulio Carlo: “El revival”, en El pasado en el pre-sente. El revival en las artes plásticas, la arquitectura, el cine y elteatro. Barcelona, Ed. Gustavo Gili, 1977, p. 7.

30 Rasgo mucho más apreciable al natural que en fotogra-fía. Por suerte, la obra se halla en un establecimiento muyconocido de Marbella, bien visible al público, y es objeto detodo tipo de conjeturas y especulaciones, desde meramentepictóricas, geográficas hasta incluso horarias.

31 CARTER, Francis: Viaje de Gibraltar a Málaga. Málaga,Diputación Provincial, 1981, p. 154.

32 OLIVA ESPALLARDO, Juan: Guía geográfica de Marbella.Marbella, Ayuntamiento, 1983, p. 81.

33 CHUECA GOITIA, Fernando: Invariantes castizos de la ar-quitectura española. Invariantes en la arquitectura hispanoameri-cana. Manifiesto de la Alambra. Madrid, Editorial Dossat, 1981,p. 74.

34 Comentario recogido en Catálogo de la exposición “Per-diguero”. Málaga, Galería de Arte Pórticus, febrero 1991.

35 Sur, de Málaga, 9-octubre-1984.36 CHAURIT, Pablo: “Perdiguero: Mirando un catálogo” en

AA.VV. Pintura, base 7. Málaga, Ed. de los autores, 1987, p.108.

37 MAÍZ VIÑALS, Antonio: Guía histórico turística de la Ciu-dad de Marbella. Málaga, Gráficas San Andrés, 1966, p. 14.

38 Catálogo de la exposición “Andalucía. Arte de una década”.Sevilla, Museo de Arte Contemporáneo, 2 de diciembre 1988-10 de enero 1989; Granada, Hospital Real, 20 de enero - 28de febrero 1989, p. 5.

39 Vid POWER, Kevin: “Los ochenta: inventario personal”en Catálogo de la exposición “Los 80 en la Colección de la Funda-ción La Caixa”. Sevilla, Estación Plaza de Armas, 11 de abril-20de junio 1992, p. 46.

40 Sobre este tema remito al texto, ya clásico, deTEMBOURY ÁLVAREZ, Juan: Torres almenaras. Costa occidental.Málaga, Diputación Provincial, 1975; y a los más recientes,por citar algunos, de OLANO GURRIARÁN, C.: “La Torre delDuque de Marbella (costa occidental de Málaga)”. I Congresode Arqueología Medieval Española. Tomo III, 1985, pp. 427-440;y GIL SANJUÁN, Joaquín: “El sistema defensivo de la Costa delSol occidental durante el Antiguo Régimen”. Cilniana, n.º 12,Marbella, pp. 28-37.

41 Véase CASADO BELLAGARZA, José Luis: ”El patrimoniohistórico industrial en el municipio de Marbella” en AA.VV. IJornadas de Patrimonio Histórico Local de Marbella. Op. Cit. p.185.

42 MORENO FERNÁNDEZ, Francisco Javier: “Datos parauna historia urbana de Marbella”. Cilniana, n.º 12, Marbella,1999, pp. 14-15.

43 GUILLÉN ROBLES, Francisco: Historia de Málaga y su pro-vincia. Tomo I, Málaga, Ed. Arguval, 1985, p. 216 (ed. faccs.Imprenta de Rubio y Cano, Málaga, 1874).

44 RIEGL, Aloïs: El culto moderno a los monumentos. Madrid,Ed. Visor, 1987, p. 30.

PERDIGUERO Y MARBELLA

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Introducción

l análisis contextualizado del uso que se hacedel cine en Marbella entre 1975 y 1982 re-

quiere empezar diciendo que el periodo en el quese inicia la transición política en España no es,precisamente, el mejor que vive el cine español.La situación caótica de la industria cinematográ-fica nacional en este periodo es resultado, en granparte, de las deficiencias de la política estataldesde la década anterior y durante los primerosaños setenta1. A partir de 1975, se intentará unatransformación de la cinematografía inserta enel marco de la reforma política, que suscita nue-vos problemas y, sin embargo, no supone un cam-bio sustancial en relación a las estructuras vigen-

tes durante el periodo franquista. Además, a to-das estas deficiencias se unen la censura estatal,que no se llega a abolir oficialmente del cuerpolegislativo español hasta la publicación del RealDecreto Ley 3.071 del 11 noviembre de 19772, yla censura de mercado, que excluye todo produc-to que pudiera apartarse de las preferencias delpúblico.

El contexto en el que se desarrolla la cine-matografía española de mediados de los añossetenta no era, pues, demasiado positivo ni pro-clive a las innovaciones. Y no es que en la Españadel tardofranquismo y de la Transición no hubie-ra propuestas cinematográficas novedosas, dehecho, en la Escuela Oficial de Cine (EOC) había

ENTRE LA UTOPÍA Y LA FALTA DE CONTINUIDAD:

INICIATIVAS CINEMATOGRÁFICASpor parte de las Instituciones Locales

en Marbella durante la Transición PolíticaInmaculada Sánchez Alarcón y Mercedes Fernández Paradas

E

Cine Imperial, San Pedro Alcántara, 1982 (Foto: José L. Casado).

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ido formándose toda una generación de realiza-dores cuyos planteamientos propiciaron lo quese dio en denominar “Nuevo Cine Español”. Sinembargo, mucho más que la labor de estos jóve-nes directores, que siempre resultó minoritaria,la producción cinematográfica de más éxito co-mercial durante los últimos años del régimen deFranco y los primeros de la transición se caracte-rizó por ajustarse a géneros y subgéneros. Y, porsupuesto, el más significativo de todos ellos fuela comedia. Así lo indican fenómenos como eldel “landismo”, cuya definición no cabe aquí, peroque, como ya se ha estudiado, caracteriza a unabuena parte de la producción de la época, identi-ficable por la reiterada aparición de actores comoAlfredo Landa y por la repetición de esquemasen los que, a pesar de una cierta transgresión, seintentan reafirmar los valores sociales vigentesdurante el régimen franquista.

Pero, independientemente de sus manifes-taciones genéricas, parece claro que la produc-ción del cine español del tardofranquismo y de latransición no atraviesa una etapa especialmentebrillante. La situación en otros sectores de la ci-nematografía de este periodo en el que se iniciala transición política en España no es mucho me-jor. La distribución está casi absolutamente mo-nopolizada por las empresas norteamericanasque, bien de manera directa, bien a través de con-tratos con entidades autóctonas, determinan elfuncionamiento del sector. En lo que se refiere ala exhibición, este ámbito está lastrado por unainfraestructura obsoleta. Además, a finales delfranquismo y comienzos de la democracia, se pro-duce el abandono de las salas por parte del públi-co, provocado por la reducción del número decines y de la oferta de películas, a las que se sumael aumento del precio de las entradas. La televi-sión y la posterior consolidación de nuevas for-mas de ocio, como el vídeo desde 1980, tambiéntuvieron una incidencia básica en este proceso3.

Pero en el ámbito más inmediato a laMarbella de mediados de los años setenta, la si-tuación del medio cinematográfico es aún máscomplicada. Encuadrable en el movimiento de-nominado cine autonómico o de las nacionalida-des, el cine autóctono que se quiere desarrollaren la Andalucía de los primeros años de la transi-ción tiene que ver con intentos aislados, lo mis-mo que en otras comunidades «no históricas».De cualquier forma, este intento de buscar for-mas de expresión propias de la cultura andaluzaa través del cine se fue agotando inevitablemen-te desde el comienzo de los años ochenta. No setrata, sin embargo, de una circunstancia inexpli-cable.

Uno de los factores que lastra el cinesurgido en la Andalucía de los años setenta es el

hecho de que, por su menor coste, loscortometrajes documentales se constituyeran enel instrumento prioritario a través del cual se in-tentó crear un corpus cinematográfico que fueraexpresión de la idiosincrasia regional4. Y es quetanto la censura de mercado como el resto de lascircunstancias que definen la industria cinema-tográfica española de la época condicionan demanera especialmente negativa la producción yla difusión de los cortometrajes: ni en los forosteóricamente más progresistas de la época, comola Semana Internacional de Cine de Autor deBenalmádena, ni tampoco en las salas comercia-les habrá un reflejo aproximado de la produccióncinematográfica realizada en Andalucía.

Por supuesto que las dificultades de dis-tribución que padecían las películas españolas engeneral se agudizaban en el caso del material pro-veniente de pequeñas productoras radicadas enterritorios periférico como la comunidad anda-luza. Pero, además, los espectadores andalucesnunca llegaron a mostrar un especial interés porel cine realizado en su comunidad autónoma, nisiquiera cuando era concebido con fines pura-mente comerciales. Y, una muestra de ello es que,según datos recogidos por Manuel Trenzado,hasta el 29 de febrero de 2000, sólo habían su-perado escasamente el millón de espectadoresdos largometrajes rodados en territorio andaluzpor productoras que tenían sede social en Anda-lucía durante estos años, Manuela (Gonzalo GarcíaPelayo, 1975) y La Espuela (Roberto Fandiño,1976)5. Con tan escaso eco en los circuitos deexhibición, este cine que quiere ser específicode la idiosincrasia andaluza acabará agotándosepor falta de recursos.

Uno de los factores que más favorece esteagotamiento es la política que la Junta de Anda-lucía mantiene en relación al cine. Al contrarioque en los casos catalán y vasco, en los que laplanificación económica aplicada al cine tienecontinuidad y coherencia, la inversión del orga-nismo autonómico andaluz en proyectos cinema-tográficos es esporádica e irregular, tanto en es-tos años de la transición política como poste-riormente. Y esta escasa ayuda oficial lastra enor-memente todos los intentos de desarrollar un cineautóctono en Andalucía al inicio de la democra-cia: mucho menos desarrolladas que en el PaísVasco o en Cataluña, donde existe mayor dispo-nibilidad de capital y, sobre todo en el últimocaso, una mayor tradición cinematográfica. Lasproductoras andaluzas que realizan este cine sonempresas pequeñas con poco capital que se cons-tituyen como resultado de iniciativas individua-les y de equipo. Inevitablemente, la política delorganismo autonómico deja a estas empresas ci-nematográficas que desarrollan su actividad en

INICIATIVAS CINEMATOGRÁFICAS EN MARBELLA

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Andalucía en una situación de desventaja que lle-ga a resultar insuperable.

Sea como fuere, y a pesar de todas estasdificultades que lastran sus iniciativas, entre losprofesionales del medio radicados en Andalucía,se concibe el cine como instrumento preferentepara fomentar el desarrollo de la cultura regio-nal. La mayoría de ellos piensa que la produc-ción cinematográfica podía ser uno de los mejo-res remedios para solucionar la carencia endémi-ca de una identidad clara en Andalucía, cuya idio-sincrasia se había confundido tradicionalmentecon “lo español”. Y es con este propósito como,durante la transición política, muchos de ellosacuden a los organismos públicos con la certezade que las empresas convencionales no iban atener en cuenta un cine que no fuera a deparar-les la máxima rentabilidad. Esto también ocurre,por supuesto, en la provincia de Málaga.

En teoría, durante estos años de la transi-ción política, parecen darse las circunstancias máspropicias para que se potencie la actividad cine-matográfica desde los diferentes niveles de la ad-ministración provincial. Sobre todo a partir de lacreación del Ministerio de Cultura, en el veranode 1977, se habían eliminado los principios decontrol que habían definido la política cinemato-gráfica durante el franquismo. El paradigma adop-tado había sido el de la democracia cultural, muyextendido por toda Europa a mediados de losaños setenta. Un modelo que apuntaba a la par-ticipación más que al mero consumo, porqueconsideraba la cultura como un espacio socialprivilegiado para el ejercicio de la democracia.

Pero es que, además, con la democracia,lo mismo que en el resto de la comunidad autó-noma, gran parte de las organizaciones políticasque ocupan el poder en los diferentes niveles dela administración provincial y local malagueñasadoptan propuestas andalucistas en sus progra-mas Por supuesto, una parte esencial de estaspropuestas es la convicción de que es preciso em-prender una tarea de recuperación y reconstruc-ción de la identidad de Andalucía. Una tarea quelos políticos de aquella etapa inicial de la demo-cracia definen como un recurso fundamental paraque los andaluces, tan determinados por relacio-nes de dominio y dependencia ancestrales y, porsupuesto, muy evidentes durante el franquismo,fueran capaces de asumir su propio destino y lascondiciones materiales de su existencia. En estepropósito, tiene una función muy importante lacultura. “Una cultura popular, crítica ytransformadora de la realidad andaluza en don-de estamos inmersos”, tal y cómo se plantea enel borrador del Programa de la Delegación deCultura del Ayuntamiento de Marbella de diciem-

bre de 19796. El cine se constituye en un perfec-to instrumento para emprender esta transforma-ción de la Andalucía que sale de los cuarenta añosdel franquismo.

En principio, pues, parecían cumplirse lascircunstancias más propicias para que, desde lasdiferentes instancias del nuevo régimen políticoinstaurado en España, se potenciara un cine al-ternativo a la producción específicamente con-cebida para obtener rentabilidad económica. Sinembargo, aunque el contexto ideológico y legis-lativo fuera aparentemente tan propicio, las es-tructuras administrativas de la España democrá-tica no favorecieron, ni mucho menos, la pro-ducción cinematográfica nacional en la mismamedida. La libertad y el pluralismo inherentes enel concepto de democracia cultural fueron en-tendidos como inhibición estatal, y una buenaparte de la producción cinematográfica españolaquedó en función de las iniciativas del mercado7.

Tampoco en el ámbito malagueño se cum-plió todo el potencial de difusión cultural quelos distintos grupos políticos y el sector públicoreconocían teóricamente en el cine. En princi-pio, con la democracia, en la Diputación Provin-cial, se plantea un importante cambio de orien-tación en la política cultural: la intención es lle-var a cabo un plan propio de carácter global yabandonar, así, la práctica que determinaba laconcesión de subvenciones a proyectos puntua-les relacionados con la cultura. Por supuesto quela institución malagueña adopta ciertas iniciati-vas relacionadas con el cine. Sin embargo, mediamucha distancia entre los propósitos planteadosy una realidad en la que las actividades cinema-tográficas de la Diputación de Málaga no tienencontinuidad y las subvenciones que concede elorganismo a proyectos ajenos relacionados coneste mismo medio son pocas y no responden aninguna política clara.

1. La participación del Ayuntamiento deMarbella en la producción y difusión decontenidos cinematográficos durante elperiodo de la transición política

Tampoco se puede afirmar que otros or-ganismos públicos malagueños adoptaran unapolítica clara en este mismo sentido. Sin embar-go, queda constancia de cómo la corporación mu-nicipal de Marbella se implica en la realizaciónde documentales sobre tema turístico durante laetapa de la transición política. De hecho, con fe-cha de 15 de enero de 1980, la Comisión Munici-pal Permanente del municipio acuerda que seemprendan todas las gestiones necesarias parala realización de un documental a color que ayu-de a relanzar la imagen nacional e internacional

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de la Costa del Sol. Con este fin, el ayuntamientomarbellí se propone establecer contactos con elPatronato Provincial de Turismo y otras institu-ciones públicas de la zona para conseguir fuen-tes de financiación que permitieran llevar a cabola producción de dicho documental. El tiempode aparición en la película de los distintos muni-cipios de la Mancomunidad de la Costa del SolOccidental sería proporcional a la aportación rea-lizada por cada uno de ellos a la financiación delproyecto planteado. En este mismo acuerdo, sesugiere que las labores necesarias para la realiza-ción del documental se dejaran a cargo de profe-sionales y productoras de la zona como la deMiguel Alcobendas8. Sin embargo, sería Luis Cal-vo, responsable de TK Producciones, una empresadomiciliada en Estepona, quien asumiría la di-rección del proyecto. El resultado final, del queno se ha conseguido encontrar una copia, fue uncortometraje de 20 minutos para el que el Ayun-tamiento de Marbella y el resto de entidades par-ticipantes debieron aportar 3.500.000 pesetas.

También sería Luis Calvo el realizador en-cargado de Marbella en invierno, un cortometrajeexclusivamente concebido para la promoción tu-rística de todo el término municipal marbellí, in-cluido San Pedro de Alcántara. Según un acuerdoadoptado por su Comisión Permanente el 23 dejunio de 1980, la Corporación municipal consig-nó una cantidad de 500.000 pesetas para la pro-

ducción de este documental9. Sin embargo, elconsistorio marbellí desestimó la propuesta re-mitida al año siguiente por los responsables deTK Producciones, en cuyo presupuesto se incluíala realización de otro cortometraje, Marbella enverano, además de un nuevo montaje del docu-mental anteriormente realizado y la elaboraciónde otra película sobre la vida del municipio, aun-que con un planteamiento más general que enlos dos ejemplos anteriores. No se trataba, sinembargo, de falta de interés: la misma ComisiónPermanente que se muestra contraria a la pro-puesta de TK acuerda encomendar a la Comisiónde Cultura la redacción de las bases para un con-curso. Ése sería el medio utilizado para otorgarla realización de una nueva película que sirvierapara la promoción turística de Marbella10. No sehan encontrado más datos sobre la participaciónde las instituciones de la localidad en la produc-ción cinematográfica realizada en la provincia deMálaga durante la transición. Pero, parece claro,que, igual que en el caso de la Diputación Provin-cial, las iniciativas de la corporación local marbellíen relación a la producción cinematográfica quese realiza durante los años de la transición care-cen de unas pautas claras y se producen de ma-nera esporádica. El único eje vertebrador apre-ciable de estos esfuerzos del Ayuntamiento deMarbella en la producción audiovisual es el inte-rés por que las películas realizadas con su apoyosirvieran para la promoción turística de la zona.

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Cine de verano junto a la Villa de San Luis, San Pedro Alcántara, 1982 (Foto: José L. Casado).

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También en lo que se refiere a la difusióncinematográfica, pueden reseñarse iniciativasadoptadas por los organismos públicos enMarbella durante el periodo comprendido entre1975 y 1982. Lo mismo que en el resto de Mála-ga, esta intervención de la corporación marbellíen la exhibición cinematográfica se canaliza a tra-vés de circuitos no convencionales, los festivalescinematográficos y la parti-cipación en agrupacionesconstituidas para la difusióny enseñanza del medio cine-matográfico.

El caso es que, aun-que pueda considerarse quesólo la Semana Internacio-nal de Cine de Autor deBenalmádena contó con to-dos los ingredientes preci-sos para ser considerado unauténtico festival cinemato-gráfico, en Málaga tambiénpueden reseñarse diversoscertámenes dedicados alcine durante los años seten-ta. Muchos de ellos nacencon el objetivo de facilitar lapromoción turística de suslocalidades, como fue elcaso de la Semana deBenalmádena en sus inicios.Sin embargo, hay otroseventos que son puestos enmarcha con la finalidad de exhibir contenidos ci-nematográficos distintos a los que se programa-ban en los circuitos convencionales.

Con una continuidad limitada, casi siem-pre, a un par de ocasiones, tanto la Semana In-ternacional de Cine Didáctico de Estepona, elCertamen Internacional de Cine Campesino deÁlora o los festivales que se celebran en Torredel Mar o Fuengirola resultan muy indicativos delinterés que existe en la provincia de Málaga du-rante la transición política por el potencial delcine para la difusión cultural. Ya fuera del perio-do considerado, tanto en Marbella como en SanPedro de Alcántara también se cristaliza este in-terés en la capacidad del cine como instrumentopedagógico con la celebración de certámenes ci-nematográficos con planteamientos similares alos mencionados, como los ciclos de cine infan-til que tuvieron lugar en ambas localidades en elaño 1983 y que fueron dirigidos por un cineastasumamente significativo en la Málaga de la tran-sición política, Miguel Alcobendas11.

Sin embargo, entre 1975 y 1982, enMarbella, también pueden reseñarse otras inicia-

tivas para celebrar festivales cinematográficosque, aunque fallidas, redundan aún más en la im-portancia que se da al cine como recurso publici-tario para difundir las posibilidades turísticas dela Costa del Sol. Es el caso de dos proyectos quese intentan llevar a cabo en 1980 y 1981. El plan-teamiento del Festival de Cine de Marbella de laCondición Humana, que es presentado a la cor-

poración municipal junto con la solicitud de unasubvención o préstamo de 3.500.000 pesetas, for-ma parte, incluso, de una propuesta más amplia:la puesta en marcha en la localidad de un Institu-to Español de Estudios Cinematográficos. EsteInstituto, para cuya sede se elige Marbella “porlas condiciones óptimas de las que goza la Costadel Sol (...), su infraestructura hotelera de máxi-mo nivel, (...) y sobre todo por el clima suave”12,pretendía ser una estructura estable que propi-ciara al cine español la difusión internacional quenecesitaba. Entre sus fines, además de la promo-ción de la producción realizada en España y de laCosta del Sol como la nueva meca para el cineeuropeo, el Instituto tenía la creación de una es-cuela de cine y de un premio literario para nove-las que pudieran ser adaptadas al cine y, por su-puesto, la celebración del ya mencionado festi-val.

A pesar de la inclusión en el Comité depersonalidades como Luis Buñuel o Néstor Al-mendros, el certamen, para el que se proponenlas fechas del 1 al 10 de abril de 1981, tiene unavocación más turística que cinematográfica. Asíparecen indicarlo la propuesta para la presiden-

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Asociación de Vecinos "Julio Romero de Torres" y Colegio "La Azucarera", San Pedro Alcántara, 1982 (Foto: José L. Casado).

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cia de honor de uno de los artífices del esplen-dor turístico de Marbella, el príncipe Alfonso deHohenlohe. Otra muestra de ello es que se pre-tendiera realizar la selección de películas siguien-do un criterio tan ambiguo como que éstas de-bían “contener un mensaje acorde con la condi-ción humana”, cuando los actos paralelos al fes-tival son tantos como una corrida de toros enRonda, una fiesta campera, una competición degolf dirigida por Severiano Ballesteros o una ex-hibición de tenistas como Björn Borg o JohnMcEnroe. Pero, además, en la carta fechada el 11de noviembre de 1980 en la que solicita la sub-vención municipal, el representante de quienespretenden la creación del Instituto y la celebra-ción del festival, Alexis de Vilar, argumenta que,a partir de ambas iniciativas, “es previsible queel interés para realizar películas en la Costa delSol y en la creación de estudios cinematográfi-cos o de televisión, aumente paulatinamente lle-vando consigo la creación de puestos de trabajoy aumento del poder adquisitivo”.

Lo mismo que en el caso del Festival deCine de Marbella de la Condición Humana, elayuntamiento de la localidad también desestimala solicitud de una subvención de 6.000.000 depesetas para celebrar en marzo de 1981 unaMuestra Cinematográfica de Habla Hispana. Aun-que se trata de un certamen con criterios muchomás definidos, que determinan la selección depelículas producidas en España o en Hispanoamé-rica, este nuevo intento de celebrar un certamencinematográfico en Marbella también es conce-bido por sus artífices como una ocasión para di-fundir la imagen de la localidad. Según la peti-ción de la subvención para el festival que se diri-ge al consistorio con fecha del 17 de diciembrede 1980, “la presencia de TVE, así como la deTelevisa y TV Venezolana garantizan una promo-ción de Marbella a nivel internacional como con-secuencia de un hecho eminentemente cultural”.

2. El cine y su virtualidad educativa en laMarbella de comienzos de la democracia

Pero, además de la proliferación de fes-tivales cinematográficos, en la Málaga de los ini-cios de la transición política, la difusión cinema-tográfica alternativa a las salas comerciales se ca-naliza, sobre todo, a través de cineclubs e insti-tuciones que optan por utilizar el cine como par-te importante de su tarea cultural. Durante esteperiodo, sin embargo, la actividad “cineclubística”no se circunscribió a la capital malagueña, sinoque también se desarrolló en otras localidadesde la provincia.

Es especialmente destacable el caso deMarbella, un municipio de tamaño medio, que,

en el año 1975, contaba con una población de50.408 habitantes13 . Durante los años de la Tran-sición, la localidad experimentó una notoria evo-lución social y económica y, definitivamente, dejóde ser un municipio cuya estructura económicase basaba en el sector primario. Así, en estosaños, Marbella se convirtió en uno de los punta-les del turismo de la Costa del Sol, que optó poruna oferta de ocio de mayor calidad que otrosmunicipios colindantes.

En este contexto, la experiencia“cineclubística” que se desarrolla en la Marbellade la transición presenta unos rasgosdiferenciadores, marcados por su origen públi-co: fue gracias al ayuntamiento marbellí, contro-lado por los munícipes del Partido Socialista Obre-ro Español (PSOE), como el proyecto de creaciónde un cineclub municipal planteado a finales de1979 se hizo realidad a principios de 1981.

En efecto, en noviembre de 1979, el se-cretario de la Corporación municipal de Marbellacertificó que los ediles habían acordado la crea-ción de un cineclub municipal. Sin embargo, enla misma reunión se había decidido someter alinforme de la Comisión de Cultura la moción delconcejal Núñez Peralta, representante del PSOE,que había propuesto también la creación de uncineclub en la barriada del Pilar, “Teniendo encuenta la labor fundamental que ha de llevar acabo un ayuntamiento democrático en pro de lacultura y la necesidad de llevarla a los barrios ensus distintas vertientes, labor aún no iniciada enesta corporación (...)”14.

Partiendo de esta premisa, el grupo socia-lista consideraba que el Ayuntamiento debía con-signar en su presupuesto una partida destinadaa sufragar los gastos generados por el cineclubpropuesto, que incluiría el desembolso ocasio-nado por el alquiler de una sala de proyeccióncon una superficie, al menos, de 75 metros cua-drados para un total de 75 butacas15; la comprade un proyector; el abono de sueldos al personalencargado de su funcionamiento y la programa-ción y adquisición de películas.

La corporación marbellí aprobó la consti-tución de un cineclub municipal a finales de 1979.La iniciativa no debió de prosperar, porque eltema volvió a reabrirse a principios de 1981, conuna moción de la Concejalía de Cultura que plan-teaba de nuevo la creación de un organismo de-dicado a la difusión cinematográfica con las mis-mas características que el anterior. La propuesta,aprobada en enero de ese mismo año, tambiénincluía una serie de medidas destinadas a poneren funcionamiento en breve plazo el cineclub. Seplanteaba, así, la creación de un grupo de traba-

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jo constituido por personas que ya estaban tra-bajando en pro de la difusión del cine en la loca-lidad. Los integrantes de este grupo de trabajode cine serían Francisco Orgaz, Esteban Casado,Joaquín Martínez y Miguel Pérez. Todos ellos pres-tarían su colaboración desinteresada en la laborde difusión cinematográfica sin intereses “parti-distas o exclusivistas”.

Con el mismo interés de poner en mar-cha el cineclub en el menor plazo posible, enesta misma propuesta se plantea también el nom-bramiento del comité gestor del cineclub y laposibilidad de proceder al alquiler del cine Ala-meda entre los meses de febrero a junio. El al-quiler de este local supondría un desembolsomensual de 20.000 pesetas, que incluiría el de-recho a realizar una proyección semanal. A car-go de la empresa correrían los gastos correspon-dientes al sueldo del operador y el mantenimien-to del proyector.

Por último, en esta misma propuesta tam-bién se aprueba un presupuesto para el alquilerde películas. El coste del alquiler del material seestimaba en 40.000 pesetas mensuales, una ci-fra que podría ser menor en caso de acudir a laFederación Española de Cineclubs, que cedía elmaterial a un precio sensiblemente inferior alde las distribuidoras comerciales16. Además, sepreveía también una reducción de los gastos, de-rivada de los ingresos obtenidos por el pago dela cuota de los asociados, fijada en 75 pesetas almes.

La corporación municipal no sólo aprobóla moción sino que la materializó en breve pla-zo. De tal manera que en marzo de 1981 elcineclub Marbella contaba con 600 socios. Conel objetivo de mejorar y ampliar la labor de difu-sión cinematográfica desarrollada por el Ayun-tamiento, la concejalía de cultura planteó diver-sas medidas destinada a reducir costes y aumen-tar los ingresos de la asociación cinematográfi-ca. Además, con este mismo fin, también se qui-so propiciar la creación de un cineclub en SanPedro de Alcántara.

La constitución de una nueva agrupacióncinematográfica en San Pedro de Alcántara, unnúcleo de población dependiente de Marbella,se justificó en base a que la distancia existenteentre ambos lugares dificultaba el desplazamien-to del público potencial hasta el local del cineclubinstalado en el municipio marbellí. En lo que serefiere a la administración económica de la nue-va entidad cinematográfica, la concejalía propu-so instalar el lugar de las proyecciones en el cineImperial, lo que supondría un gasto mensual de15.000 pesetas por la exhibición de un título por

semana, cantidad que no incluía los gastos demantenimiento del local. Además, en esta mis-ma moción, se solicitó una ayuda complementa-ría de 30.000 pesetas destinada al pago del suel-do del operador de la sala del cineclub instaladoen San Pedro y para compensar el incrementodel gasto en alquiler de películas y la publicidadque se daría a la difusión de las mismas. Se esti-maba que los ingresos del cineclub podrían serimportantes, sobre todo gracias al pago por partede los socios de una cuota de 300 pesetas “enconcepto de ayuda a la adquisición del carnet”.La moción de la Concejalía de Cultura fue apro-bada en todos sus extremos el 2 de abril de198117.

El hecho de que no se volviera a sabernada más del proyecto de un cineclub municipalno implica que, durante este periodo, no siguie-ra existiendo preocupación por la difusión cine-matográfica en el gobierno local marbellí. A esterespecto, es destacable el elevado número de so-cios que llega a alcanzar el cineclub municipalen 1981, poco después de que el Ayuntamientode Marbella aprobara su puesta en marcha porsegunda vez. Pero hay que reseñar que los miem-bros de la corporación municipal también con-ceden su apoyo a otra agrupación cinematográ-fica constituida en 1980 y que aún hoy siguedesarrollando una actividad regular, el CineclubLuis Buñuel.

De cualquier manera, aunque no se ha-yan encontrado más datos al respecto, parececlara la continuidad que alcanza esta agrupacióndurante los primeros dos años de su funciona-miento. Así se afirma, por lo menos, en el docu-mento fechado el 26 de agosto de 1982 que pre-senta al municipio el representante del CineclubLuis Buñuel, Antonio Alcalá Duarte, para deman-dar la concesión de una ayuda de 150.000 pese-tas18.

En esta misma solicitud, el representantedel cineclub marbellí justifica la necesidad de queel consistorio volviera a apoyar a la agrupación,que sólo en sus comienzos estuvo bajo la pro-tección de la Delegación de Cultura del Ayunta-miento pero que luego pasó a autofinanciarse:en 1982, la situación económica del cineclub esbastante delicada por causa de los incrementosque habían experimentado el precio del alquilery el transporte de las películas durante la tem-porada anterior. Inscrito aquel mismo año en laFederación Nacional de Cineclubs, y con más po-sibilidades, por tanto, de alquilar material a másbajo precio, si se le concediera la ayuda solicita-da al municipio, el cineclub marbellí podría man-tener su cuota de inscripción accesible a todaslas clases sociales y, a la vez, paliar su déficit sin

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verse obligado a disminuir la calidad de la pro-gramación ofrecida a sus socios. El 7 de septiem-bre de 1982, la Comisión Municipal Permanentedel Ayuntamiento de Marbella acuerda concederuna subvención a esta agrupación cinematográ-fica por la cantidad solicitada.

Pero, aunque el cineclub Luis Buñuel seindependizara de su tutela, además de la ayudaeconómica que se le concede por parte delAyuntamiento de Marbella en 1982, una prue-ba tangible del permanente interés municipalen el cine durante este periodo es el acuerdotomado por la Comisión Permanente, el 4 dediciembre de 1979, con el objetivo de crear unafilmoteca, una fonoteca y una cinemateca mu-nicipal19. El impulsor de este acuerdo fue RaúlVázquez García, miembro del PSOE local y con-cejal delegado de Enseñanza, quien presentóuna moción en la que defendía la necesidad dedifundir la educación y la cultura en el munici-pio de Marbella. El edil hacía especial hincapiéen la importancia que podía llegar a tener eluso del cine para esta finalidad, y criticaba du-ramente el producto que ofertaban las salas co-merciales en los siguientes términos: “Si tene-mos en cuenta la ola de cine de mal gusto (...) yel acceso a los locales comerciales donde se ex-hiben los citados films, por parte de todo pú-blico en general y que en nada ayuda a la for-mación mental ni moral (...) de la juventud yciudadanos en general, nos podemos dar cuen-ta de la importancia y trascendencia que esteaspecto de la cultura tiene para nuestro pue-blo”20.

La creación de una fototeca, una videotecay una cinemateca municipal permitiría que losalumnos de los centros de enseñanza y el públi-co en general pudiesen acceder a un cine educa-tivo. Así, los establecimientos de enseñanza ten-drían la posibilidad de exhibir rotativamente pe-lículas con todo tipo de contenidos formativos,de acuerdo con las directrices del entonces Mi-nisterio de Educación y Ciencia.

Para desarrollar esta labor cultural, elmencionado concejal Vázquez proponía, ademásde los propios centros educativos, dos lugaresde exhibición. Por un lado, la sala de proyecciónsituada en el centro de Formación Profesional,que, con capacidad para 200 asistentes, conta-ba con un proyector propiedad del Ayuntamien-to. Además, también se podría utilizar elminicine del barrio del Pilar, cuyo alquiler con-llevaría un gasto mensual de 20.000 pesetas portodas las películas programadas. En cuanto alpersonal encargado del funcionamiento de am-bas salas, para la situada en el centro de forma-ción profesional se contaba con la colaboración

altruista de dos profesores expertos en materiacinematográfica, uno de ellos era productor21.El minicine, por supuesto, contaba con todo elpersonal necesario. Para hacer viable este pro-yecto, en opinión del concejal, además de lassalas, era imprescindible disponer de dos o tresproyectores fijos, uno de ellos el situado en elmencionado establecimiento de formación pro-fesional. Igualmente, sería preciso adquirir unproyector sonoro de formato super 8, destina-do a funcionar en régimen rotativo por los cen-tros docentes.

Las películas que constituirían los fondosde estas instituciones municipales se podríanobtener mediante cuatro vías: la primera, su com-pra en casas comerciales especializadas. Tambiénse podría acceder a otros títulos a través de sualquiler temporal. Y, además, era previsible quese pudiera contar con las donaciones de diver-sas organizaciones públicas como el Ministeriode Cultura y el NO-DO, y privadas, como funda-ciones o Cajas de Ahorro. Además, entre los tí-tulos difundidos por la filmoteca y la cinematecamarbellíes, también se podrían incluir las pelí-culas que realizase el propio ayuntamiento.

El concejal delegado de Enseñanza consi-deraba que, al tratarse de un servicio públicodestinado a promover la enseñanza y la cultura,correspondía a la corporación municipal abonarla mayoría de los gastos originados por lafilmoteca, la fonoteca y la cinemateca. Por suparte, los centros educativos contribuirían pa-gando una cantidad módica por el uso de losproyectores y de las películas. El público en ge-neral accedería a las proyecciones por la canti-dad simbólica de 10 pesetas por sesión.

Además, Vázquez afirmaba contar con elapoyo de varios productores y organizacionesdedicados a la difusión cinematográfica, que co-laborarían en la celebración de semanas de cinejuvenil e infantil que pudieran ser programadaspor su concejalía. Por último, el texto de la mo-ción finalizaba con una referencia al núcleo depoblación de San Pedro de Alcántara, que se be-neficiaría del proyector destinado a los centroseducativos en régimen rotativo.

Pese a que la moción fuera aprobada, lapuesta en práctica de este proyecto no estuvoexenta de dificultades, derivadas en gran medi-da de las reticencias planteadas por diversosmiembros de la corporación municipal. El casoes que, con fecha del 9 de abril de 1980, la Co-misión informativa de Cultura y Enseñanza delAyuntamiento celebró una reunión en la que seacordó informar favorablemente acerca de dosmociones presentadas por el delegado de Edu-

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cación y Cultura. En ambas propuestas, el con-cejal Vázquez planteaba la adquisición de pelí-culas para el fondo de la filmoteca municipal yde los medios tecnológicos necesarios para suproyección. Además, el edil marbellí tambiénsugería la organización de cursos cinematográ-ficos para escolares22. Igualmente, a ambas pro-posiciones se adjuntaba un pormenorizado do-ssier en el que se detallaba el presupuesto parael funcionamiento de la filmoteca; una lista deposibles títulos que podrían ser incluidos entresus fondos; las condiciones para el préstamo deestas películas a los centros de enseñanza y unlistado de los institutos que se habían compro-metido a colaborar en pro de la difusión cine-matográfica en el municipio.

En cuanto a la parti-da destinada al funciona-miento de la filmoteca mu-nicipal, la delegación de en-señanza la cuantificaba enpoco más de 500.000 pese-tas. De ellas, 350.000 pese-tas se emplearían en la com-pra de aparatos de proyec-ción. Según el criterio de laconcejalía, deberían adqui-rirse tres proyectores sono-ros: uno de 16mm., necesa-rio porque la mayoría de laspelículas donadas estaríanen ese formato, y los otrosdos de 8mm., que eran im-prescindibles por el elevadonúmero de centros escolaresy alumnos existentes en elmunicipio23. La cantidad res-tante presupuestada para lafilmoteca se dedicaría a laadquisición de películas, destinada a constituirsu fondo inicial24. En concreto, se seleccionaronpara su compra cinco colecciones sobre Andalu-cía, arte, cultura y naturaleza. Para completar estefondo inicial de películas, se recurriría también alas donaciones efectuadas por diversas institucio-nes públicas y privadas: varias embajadas, el Ins-tituto Italiano de Cultura, la Diputación provin-cial y una Caja de Ahorros cuya filiación concretano se especificaba.

Además de las donaciones, también sepodría contar con la ayuda de diversas institu-ciones y personas que habían expresado su de-seo de colaborar en cursillos para educadores yalumnos. En concreto, prestarían su apoyo el Mi-nisterio de Cultura; asociaciones destinadas a ladifusión cinematográfica, como la de Promociónde Cine Juvenil e Infantil; y los productores JordiLintes, Ana Ingras, Ricardo Teresa y Jordi Artigas.

El dossier elaborado por el concejalVázquez también comprendía un informe acer-ca de las condiciones que debían cumplir los es-tablecimientos educativos para acceder a las pe-lículas de la filmoteca marbellí. Así, se conside-raba como únicos destinatarios de este servicioa centros u organismos de otro tipo reconoci-dos legalmente que cumpliesen las normas es-tablecidas por la entidad cinematográfica muni-cipal. Para asegurar la rapidez y la continuidadde esta labor cultural, por cada día con el conta-ra con uno de los títulos de la filmoteca, cadaentidad abonaría la cantidad de 15 pesetas. Elplazo máximo de prestación se estipulaba en 6días. En lo que se refiere a las condiciones de

préstamo de los proyectores, cada centro edu-cativo debía contar, al menos, con un operadorque, habiendo asistido a una sesión para el apren-dizaje del manejo de estos aparatos, fuese la per-sona encargada y responsable del material. Loscentros podrían contar con las máquinas de pro-yección por un plazo máximo de tres días25.

El informe favorable de la Comisión In-formativa de Cultura y Enseñanza fue rechazadopor la Comisión Permanente. En opinión de losmiembros de esta Comisión Permanente, la de-legación de Enseñanza no había realizado unacorrecta valoración económica de los gastos queocasionaría la materialización de los proyectosque había planteado: en las mociones, por ejem-plo, no contemplaba la partida destinada a abo-nar el coste de estancia del monitor durante losdías del curso destinado a formar a los profeso-res y alumnos. Además, se tenía conocimiento

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Colegio "La Azucarera", San Pedro Alcántara, 1982 (Foto: José L. Casado).

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de que algunos centros educativos de la zona deMarbella ya contaban con proyector. Por último,en líneas generales, se argumentaba que el Ayun-tamiento no contaba con el presupuesto nece-sario para desarrollar todas aquellas actividadespropuestas.

Como respuesta a estas acusaciones, enun escrito presentado por él, el concejal Vázquezlamentaba “profundamente el tratamiento dadopor mis compañeros a las mociones”. En estemismo escrito, el edil también respondía a to-das aquellas cuestiones o aseveraciones, centra-das mayoritariamente en el tema económico, quehabían servido para justificar el hecho de que sedesestimaran sus propuestas. Además, el pro-motor de la filmoteca y la cinemateca marbellíestambién consideraba que, al contrario de lo quese había dicho por parte de otros ediles, en losdistintos informes elaborados por su delegaciónquedaba reseñado cuáles serían las formas definanciación del proyecto. En cuanto al sueldodel monitor, el concejal argumentaba que el men-cionado cursillo formaba parte de un programade su Delegación ya aprobado. Y, para finalizar,en sus alegaciones, Vázquez presentaba un lis-tado de los establecimientos docentes del mu-nicipio que contaban con un proyector. De untotal de 14 centros, únicamente 3 poseían unaparato de proyección.

Una vez realizadas las pertinentes aclara-ciones, el concejal delegado de Cultura y Ense-ñanza presentó de nuevo su propuesta para lacreación de una filmoteca y la celebración de cur-so cinematográfico para escolares, en otra nue-va sesión ordinaria de la Comisión PermanenteMunicipal, celebrada el 3 de junio de 1980. Enesta ocasión, la proposición sí fue aceptada26.Otra demostración más de que el consistoriomarbellí tuvo un gran interés por la utilizaciónde las posibilidades del cine en su municipio du-rante los años de la transición política española.

Esta primera aproximación a la importan-cia que se da al cine en Marbella y San Pedro deAlcántara en los inicios de la democracia espa-ñola, un periodo de especial importancia, comotodos sabemos, en nuestra historia más recien-te, podría todavía ser completada. Ayudaría a elloun análisis exhaustivo de la prensa provincial deaquellos años, que no solía incluir iniciativas ci-nematográficas alternativas a los circuitos con-vencionales, pero que podría ofrecer nuevos da-tos. Y, por supuesto, también serían fundamen-tales para este fin las consultas a los protagonis-tas de las actividades culturales desarrolladas enel municipio en esta época. De cualquier mane-ra, los datos aquí ofrecidos sirven para aclararde manera meridiana que, a pesar de la carencia

de recursos y la falta de una estrategia clara, elcine es un recurso destacable en la política cul-tural llevada a cabo por el consistorio marbellídurante los años de la transición política espa-ñola.

Notas

1 Cfr. MONTERDE, J.E.: Veinte años de cine español, (1973-1992), Barcelona: Ediciones Paidós, 1993, p. 29.

2 Si bien se promovieron nuevas formas restrictivascon la creación de la categoría especial de películas “S” ycon la difusión de la práctica del secuestro judicial. Cfr.AMITRANO, A.: El cortometraje en España. Una larga historiade ficciones breves. Valencia: Ediciones de la Filmoteca dela Generalitat Valenciana, 1998, p. 70.

3 Cfr. FERNÁNDEZ BLANCO, V.: El cine y su público enEspaña. Madrid: Fundación Autor, 1998, pp. 49 y 159-160.

4 Cfr. UTRERA, Rafael, “Andalucía”, en CAPARRÓS LERA,J. M. (Dir.): Cine español. Una historia por autonomías. Vol. I,FilmHistoria Libros, Barcelona 1996, pp. 27 y 33-36.

5 Cfr. TRENZADO ROMERO, M.: “La construcción de laidentidad andaluza y la cultura de masas: el caso del cineandaluz”, en Revista de Estudios Regionales, n.º 58, 2000, pp.203-204.

6 Archivo Municipal de Marbella (A. M. Mar), Signatura5.289-28.

7 Sobre el cambio en el sistema de ayudas oficiales quesupone la legislación democrática para el sector cinema-tográfico español y la crisis subsiguiente, puede verse, porsu carácter específico al respecto, LOSILLA, C.: “Legisla-ción, industria y escritura” en VV.AA: Escritos sobre el cineespañol 1973-1987. Valencia, Filmoteca de la GeneralitatValenciana, 1989.

8 A.M.Mar, Signatura 340-5.9 A.M.Mar, signatura 482-36.10 A.M.Mar, signatura 5.293-8.11 Sobre este cineasta, véase, SÁNCHEZ ALARCÓN, I.

(coord.); FERNÁNDEZ PARADAS, M.; MELIVEO NOGUÉS, P.;MONTESINOS SOUDRY, P.; POZA PÉREZ, A.; RUIZ MUÑOZ,M. J . ; TERUEL RODRÍGUEZ, L. : “El cine de MiguelAlcobendas: La producción documental en Andalucía du-rante los años setenta”, en GARCÍA GALINDO, J. A.;GUTIÉRREZ LOZANO, J. F. y SÁNCHEZ ALARCÓN, I. (eds.):La comunicación social durante el franquismo. CEDMA /Cajamar / Asociación de Historiadores de la Comunicación,Málaga, 2002.

12 A. M. Mar, Signatura 5.282-3.13 INSTITUTO DE ESTADÍSTICA DE ANDALUCÍA (I.E.A.): Evo-

lución de la población Andalucía 1900-1991. Sevilla, 1992, pp.112-114.

14 A. M. Mar, Signatura 339-27.15 A. M. Mar, Signatura 339-27.16 A. M. Mar, Signatura 5.283-26.17 A. M. Mar, Signatura 5.284-41.18 A. M. Mar, Signatura 5.293-12.19 A. M. Mar, Signatura 340-36.20 A. M. Mar, Signatura 340-36.21 La documentación consultada no especifica la iden-

tidad de estas personas.22 A. M. Mar, Signatura 340-36.23 Hay constancia de que el Ayuntamiento adquirió va-

rios proyectores entre los años 1979 y 1981, aunque noconocemos el formato de los aparatos.

24 La propuesta descartaba la consecución de pelícu-las mediante el a lqui ler, pues normalmente lasdistribuidoras comerciales no contaban con títulos edu-cativos.

25 A.M.Mar, signatura 340-36.26 A.M.Mar, signatura 240-36.

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a zona de Benahavís se sitúa entreMarbella y Estepona, siendo su término

municipal uno de los más extensos de la pro-vincia malagueña con sus 146 kilómetros cua-drados. Su situación entre montañas, consti-tuye un paso importante entre la costa mala-gueña occidental y las tierras del interior, for-mando parte del camino tradicional e históri-co entre Marbella y Ronda.

Esta situación estratégica, propició unadensa ocupación del suelo en época medieval.En toda la costa malagueña, la franja estrictamen-te costera era muy peligrosa por los continuosataques piratas norteafricanos incontrolados. Esteinconveniente era subsanado apenas a un kiló-metro hacia el interior, zona que ofrece la sufi-ciente protección, además de una comunicaciónfácil, tanto hacia el Norte (meseta de Ronda),como al Sur. Ello determinó el práctico abando-no de la zona costera –muy densamente pobladaen la Edad Antigua– y una compacta ocupaciónen la zona interior, sobre todo a lo largo de lasvías de comunicación1.

Se forma en toda la región una densísimared de alquerías, todas ellas protegidas directamen-te por una torre, cuyos restos son los que mejorhan perdurado a lo largo del tiempo y que hansido repetidamente estudiados por todos aque-llos que han tratado la historia medieval de la zona2.

Muchas de estas torres-alquerías, se en-cuentran inmersas en el desastre espacial de laCosta del Sol, tales como la Torre de Esteril, hoydía en el interior de un campo de golf y visible alOeste de la carretera de Ronda a San Pedro3. Otraes la torre Campanillas, que hoy forma parte delos jardines de una finca privada, cuyo propieta-rio no permite el acceso para su contemplacióno estudio4.

Otras torres en el curso del Guadalmedina,son la torre Leonera, la de Tramores y la torre deBenamorís, también llamada de la Leche o la To-rrecilla.

A estas torres, cuyos restos todavía sepueden observar casi en su totalidad de altura,

La torre medieval deLa Romera (Benahavís)*

Carlos Gozalbes Cravioto

Montemayor desde el sur. En la zona más boscosa, bajo una suave cañada, está la Torre de la Romera.

L

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tendríamos que añadir la torre de “La Alquería”,visible aún hace unos 50 años según nos indicanlos mayores del lugar. En esta situación debió deestar el poblado de Cortes, ya que los restos quese aprecian esparcidos por una colina situada apoco más de un kilómetro del actual cortijo deCortes, corresponden sin duda a una alquería me-dieval. Se cita el lugar de Cortes como una de lasalquerías que se rindieron a los Reyes Católicos5.También se cita en los Anales de Granada deHenríquez de la Jorquera (siglo XVII). En este úl-timo caso, se indica que la villa de Cortes tenía150 vecinos6, lo cual sabemos que no es cierto.Al parecer Jorquera, o bien se inventó los datosque da, o bien reflejaba noticias de antes de laconquista. No creemos probable esto último yaque nos da algunas noticias con seguridad in-ventadas, tales como la existencia en estos luga-res –ya despoblados– de sacerdotes y ermitas. Ellugar se nombra en los documentos notarialesde 1599 sin indicación de que se trate de un po-blado o despoblado7. En los alrededores del ac-tual cortijo de Cortes, solo hemos podido com-probar la existencia de cerámica moderna8, porlo que suponemos que el nombre primitivo sedesplazó al cortijo construido en sus tierras.

A unos 3'5 kilómetros al Oeste del cortijoCortes y en las colinas que limitan al N.E. el em-balse de la Cancelada, existió otra alquería me-dieval inédita hasta el presente. Esta alquería (degrandes proporciones), tiene restos cerámicosdesde el siglo X al XIII por lo menos. Se sitúa enuna de las colinas que dominan el embalse porsu zona N.E. y se encuentra muy afectada por lasremociones de tierras previas a la instalación deuna urbanización (en el día de hoy, ha desapare-cido el yacimiento).

Estas torres-alquerías se defendían, enbase además de su propia torre y del castillo de

Montemayor, por una serie de torres-atalayas devigilancia visual, como las de las alturas del Cas-tillejo de los Negros9 y la del Cerro de Meliche10.También se han hallado algunos restos cerámicos

medievales en otros lugares como en la Loma delos Villares y en el Cerro de los Mozos11.

El castillo de Montemayor

La fortaleza de Montemayor, núcleo neu-rálgico de la defensa de toda la región, se eleva-ba sobre un cerro situado a unos 6 Km. de lacosta y que con sus 570 metros de altura, se des-taca de toda la zona costera que la rodea. Su con-trol visual es inmejorable, pudiéndose apreciarincluso las costas africanas y dominando una granzona del litoral malagueño. El Derrotero de lascostas del Mediterráneo, lo describe diciendoque: “En el interior de esta costa que es baja,sobresale a 4 millas al 324º de la punta de Baños,este monte que es un cerro piramidal de 570 me-tros de altura, el cual constituye una buena refe-rencia”12.

Constituye una de las más extensas forta-lezas de la provincia malagueña, con una granacumulación de elementos defensivos. Hoy díase aprecian en toda su extensión dos recintosdefensivos con una amplia distancia entre uno yotro, lo cual concuerda con la cita de este casti-llo como “alcazaba”. Debió tener seguramenteotro tercer recinto, como parecen indicar algu-nos restos muy escasos13.

Su inmejorable situación estratégica, hizoque ya fuera utilizado el lugar como atalaya des-de los primeros momentos de nuestra Era. Almenos eso parecen indicar las monedas hispa-no-romanas de las cecas de Gades y Carteia ha-lladas en el castillo y que nos ha sido posible es-tudiar en una colección particular. Tampoco sepuede descartar la posibilidad de que se hubierapoblado en los últimos momentos de la Edad delBronce, dadas sus características defensivas. Lascoordenadas de su situación, son: 3.16.000/

40.43.000.

Este castillo, tiene un dobley a veces hasta triple recinto amu-rallado, con pequeñas torres cua-dradas de unos tres metros delado, con una torre semicircular yotra trapezoidal. En su interiorcuenta también con una serie dealjibes, algunos de ellos comuni-cados entre sí.

Las fuentes medievales

La primera cita del castillode Montemayor de la cora de Rayya, procede deMoqadisi. Geógrafo oriental del siglo X, el cuallo cita entre una lista de castillos14. Posteriormen-te la Crónica Anónima nos dice que el califa

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Abderrahmán: “pasó el ejército a la fortaleza deMontemayor, vecina de Fuengirola (Suhayl) e inme-diaciones, fortaleza donde el malvado Ibn Hafsun te-nía pertrechos y almacenes repletos, todo lo cual des-truyó y asoló el ejército pasando en seguida a la for-taleza de Turrus”15.

En la campaña de Jete del año 311 (923/924), el califa logra arrebatar a Suleymán, hijo deOmar Ibn Hafsun, la “fortaleza de Montemayor yotras a poniente de Morón...Este año fueron tomadasla alcazaba de la fortaleza de Morón, Suhayl16 y MuntNis”17. En este texto, se noshabla de Morón como cer-cano a Montemayor, perodiferenciándolo de esecastillo y del de Suhayl, locual elimina la posibilidadde identificarlos.

El topónimo Mon-temayor, ha perduradohasta hoy día, por lo cualno hay duda de su iden-tificación. No ocurre lomismo con el topónimoMorón que se presta amucha confusión, pueslas fuentes medievales, aveces hacen referencia aMorón de Sevilla, perootras veces, indican in-discutiblemente (comoen este caso), un castillo de la zona situadaentre el Valle de Guadalhorce y la costa mala-gueña, en las proximidades de Suhayl (zonade Fuengirola).

En la llamada “Crónica del Moro Rasis” ode Ahmad al Razi, hablando de los castillos de Má-laga, se dice: “E otro que llaman Montemayor, e masfuerte castillo e mas alto que todos los otros del térmi-no de Rayya, e del començaron a guerrerar España”18.

En la traducción o recopilación que hizoLevi Provençal, simplemente nos cita el castillode Montemayor entre los que dependían de lacora de Rayya19.

Al Nubahi en el siglo XIV, hablándonos delos límites de la cora de Rayya, nos dice: “anti-guamente tenía su límite oriental en Al Hamma(Alhama de Granada seguramente), donde están lasmaravillosas termas. Por el Oeste limitaba con HisnAl Ward, llamado ahora Munt Mayor (Montemayor),cerca de Marbella. Al Norte limitaba con el Wadi Sanil(río Genil), por Hisn Banu Basir (Benamejí) y Al Ransul(castillo de Anzur). Después sigue la divisoria por tie-rra llamada Al-Junús (Aljonós de Estepa), por QaryatYilyana (Gilena) cerca de Istabba (Estepa), hasta el

término de Mawur (según Vallvé Bermejo, Moróncerca de Coín)”20.

El problema se complica al decirnos queel castillo de Montemayor se llamaba antes comoCastillo de la Rosa (Hisn Al Ward), dado que exis-tía otro Hisn Al Ward en el iqlim o región deMagila, de la cora de Siduna (Medina Sidonia)21.

Sin embargo otro autor, Ibn Jatib nos diceque el célebre autor y visir de los reyeshammudíes de Málaga. Ahmad Ibn Ayyub, fue en-

terrado el año 465 (1072-1073) en “Hisn Al Wardque está junto a Hisn Munt Mayor, pues él lo ha-bía fortificado”22.

Tal como indica Vallvé, se deduce que erandos fortalezas distintas aunque muy próximas,tanto como para identificarlas23.

Ibn Al Jatib en el siglo XIV, insiste en esaidea cuando nos cita en el distrito de Sohail, elcastillo de Mauror, de “donde era naturalAbderramán Abderramán Ben Abdallah el Sohaili, au-tor del libro titulado el Huerto Nuevo que es un comen-tario del poema de la vida del Profeta por Ibn Hixem”24.

También nos dice que el hayib Ridwan –muerto en el 760/1369– llevó el agua corrienteal Yabal Mawrur25. Este personaje se dedicó aconstruir y a reconstruir más de 40 torres dedefensa desde Vera (Almería) hasta el extremooccidental del Reino de Granada26.

Abulfeda en el siglo XIV, parece identifi-car Morón con Montemayor, cuando nos dice queentre las dependencias de Málaga estaba “Morónque se encuentra al Oeste de Málaga en el cantón deSohayl”27.

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Citas de Montemayor-Mawror e Hisn al Ward en las fuentes medievales.

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La dependencia del castillo de Morón y elde Montemayor del distrito de Suhayl, ha hechoa algunos autores identificar el castillo deFuengirola con el de Morón28, a pesar de que IbnHayyan nos habla de dos castillos distintos, el deSuhayl y el de Morón.

Otros autores del siglo XIII como IbnGalib29 y Al Dimisqi30, solo nos citan Hisn MuntMayur de Rayya, señalando la existencia de jacin-to o rubí de buena calidad en sus alrededores. Lomismo indica otra crónica anónima del siglo XIVque utiliza datos del siglo XI31.

Ibn Said nos cita simplemente el lugar for-tificado de Mawrur32 sin más datos para su iden-tificación.

Ibn Askar nos da más noticias del castillode Montemayor en el siglo XI. Nos cuenta como:“un centinela llamado Mamad Ben Jalaef fue apre-hendido en Málaga y encarcelado con sus partida-

rios. Se pusieron de acuerdo con otros presos, perfora-ron los muros de la cárcel y se dirigieron a Montemayor,castillo de Málaga. Entraron en él y se dirigieron a laresidencia de su alcaide...En estos momentos aparecióAbd-Al Yabbar hijo de Al Mutamid. Lo nombraron sujefe, pero la gente opinaba que se trataba de Al RadB. Abad que gobernaba aquellas zonas. Después detomar Abd Al Yabbar posesión de la fortaleza se acer-có un barco grande procedente de poniente, llamadoIbn Al Zarqa (El Hijo del Mar Azul) y se estrelló enMarsa al Sayra33 cerca del castillo. Se dirigieron a él ycogieron sus atabales, banderas, armas y todo el car-gamento. Con ello se hicieron más fuertes y pudieron

someter los castillos vecinos, entre ellos Alcalá de losGazules y Gaucín...después de la muerte de Ibn Jalabenviaron su sumisión algunos notables de Algeciras yle reconoció Arcos, donde entró el año 488 (1095)”34.

Como podemos ver a través del texto ante-rior, Montemayor, llegó a convertirse en un peque-ño reino de taifas, aunque por muy poco tiempo.

Un poblado o castillo llamado Morón, tam-bién formó parte de la tierra de Málaga, segúnaparece en algunos documentos, tales como ladeterminación de las tierras pertenecientes aMálaga: “e le damos por tierra e términos, la jurisdic-ción de las villas de Alora e Casarbonela, alhotayna,Yunquera, Tolox, Moro, Monda, Guaro, Cohim e lostérminos de Casapalma, Fudala, Labian, Mijas,Osuna, La Fuengirola, Cártama, Xuriana, Laulín,Pupiana, Campanillas, Almoxia, Sobrereyta e la villade Comares e su tierra con toda la Axerquia ecebtolos logares que son de la tierra de Velez Malaga” (6de junio de 1488)35.

Este Moro, no es probable que coincidacon el topónimo que estudiamos, porque toda lazona de Montemayor, no pertenecía a la tierrade Málaga, sino a la de Marbella36. Antes de laconquista cristiana, Fuengirola pertenecía aMarbella, tal como nos lo indica la crónica deEnrique IV: “El valle de Çuer que es en termino de lavilla de Marbella...junto a la Fuengirola y les perecie-se que la fortaleza se podia tomar”37.

Inluso en el siglo XIV, la “capitalidad” dela zona se situaba en Marbella, donde residía elcadí38.

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El castillo de Montemayor.

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Para complicar aún más los datos, algúnautor ha identificado también el castillo de AlHasan con el de Montemayor39. Yaqut nos citael castillo de Al Hasan como perteneciente a

la cora de Rayya (Málaga). Estaba muy fortifi-cado y “situado junto al mar”40. Sin embargono hay nada concreto que nos conduzca a esaidentificación.

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La torre de La Romera sobre la roca.

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El historiador local (cronista oficial deFuengirola) Matías Sáenz de Tejada identificael castillo de Morón con Fuengirola41, hipóte-sis que continúa vigente en la historiografíalocal, aunque ello no es probable.

Tenemos por tanto tres topónimos muycercanos entre sí, Montemayor, Ward y Mawrurque a veces se confunden en las fuentes comouno solo, dada su proximidad, pero que enotras fuentes se distinguen entre Montemayore Hisn al Ward y en otras entre Montemayor yMawror. Sin embargo no hay distinción claraentre Hisn Ward e Hisn Mawror en los autoresmedievales. Los datos de Ibn Al Jatib, podríanhacer referencia a un solo castillo.

Por ello pensamos que el castillo deMontemayor, tenía en la base de su monta-ña una alquería fortificada que se denomi-naba Hisn Ward o Mawror. Su proximidad,fue la que provocó la confusión entre lostres topónimos, llegándose a denominar laalquería como de Montemayor en algunosautores posteriores como pudo serHenriquez de la Jorquera. Evidentemente elnombre de Morón se perdió al no habercontinuidad en su poblamiento.

La duplicación de nombres para un mis-mo lugar o la repetición de topónimos no es ex-traña en el mundo hispano-musulmán. Tenemosen la provincia de Málaga, los nombre de Rayya yMálaga o de Dos Amantes y Archidona para unamisma ciudad. También tenemos los casos de losabundantes Torrox y Alcalá o del de Priego deCórdoba, el de Cañete y el de Murcia. Por tantono es extraña la existencia de dos Hisn Al Ward ode dos o tres Mawror o Morón.

Este castillo de Morón o de la Rosa, debiólocalizarse alrededor de la inédita torre medievalque hemos localizado en perfecto estado de con-servación al pié del monte en el que se sitúa elcastillo de Montemayor.

Con posterioridad a la conquista, la villade Montemayor se cita en la relación que hacePulgar de las que se entregan a los Reyes Católi-cos después de la rendición de Marbella42. Tam-bién se conoce la “Capitulación para la entregade la ciudad de Marbella y villas de Montemayory Cortes”43. Henriquez de la Jorquera nos haceuna extensa descripción totalmente inventadaque indica entre otras cosas que tenía 200 veci-nos44. Sabemos que tuvo que abandonarse ocomo efecto de la conquista o muy poco tiempodespués, ya que no aparece en el Nomenclátor

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Detalle de la puerta de acceso de la torre de La Romera.

La torre de la Romera (J.C. Ayala Ruiz).

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de 150545 ni en el de 151446, ni apa-rece en las listas de las primerasparroquias ni de sus anexos47.

Para Alcalá Marín, respectoa la villa de Montemayor, “se igno-ra cual fue su emplazamiento de estelugar citado por Pulgar en su Cróni-ca. Se supone estaba al pie del casti-llo del mismo nombre, próximo aBenahavís”48.

La torre medieval de la Romera

Se sitúa al pie deMontemayor hacia el Sur, es decirhacia el mar. Las coordenadas desu situación son : 3.15.900/40.42.50049. Su acceso es relativa-mente fácil por el camino del cam-po de golf de Montemayor, retirán-dose de él hasta el cortijo de Lole.Dejando allí el coche es necesarioandar unos 20 minutos para llegara la torre. Hoy día está muy ocultaentre higueras y otro tipo de vege-tación que hace que no se apreciahasta que estemos junto a ella.

A su alrededor, están las rui-nas de varias casas que formarían una pequeñacortijada abandonada a principios de este siglo.Esto y la modificación del terreno por bancales,ha producido una acumulación de escombros ydeshechos que nos impide apreciar apenas ele-mentos medievales. Sin embargo, algo más alEste, en medio de unos bancales hemos podidover cerámica medieval de torno lento –posible-mente anterior al siglo XI– y cerámica nazarí.

La aldea se organizaba por una calle, encuya parte Norte, dando a la montaña se situabanlas casas. Aprovechando algunas de ellas, el des-nivel del principio del monte como pared.

Al Sur de la calle, hay una fuente, en lacual a pesar de la sequía50, daba un agua inmejo-rable. Quizás fuera esta fuente la que construyóel hayib Ridwan en el siglo XIV51. Originariamen-te parece ser que la fuente nacía al pie de la rocaen donde se apoya la torre.

La visibilidad de toda la región circundan-te es bastante buena, aunque el barranco de Brijánimpide que se vea la costa en una gran zona. Sudefensa está hacia el Sur, ya que por el Norte, elque dominara el monte, dominaba perfectamen-te la alquería. Por ello, su relación defensiva estárelacionada con la del castillo de Montemayor.La alquería-castillo, podría defenderse de los ata-

ques, pero siempre que el castillo de Montemayorestuviera bajo el mismo dominio.

Es un fenómeno muy repetido en la EdadMedia, la existencia de torres fuertes o castillosen lo alto y las villas y poblados en la parta baja.En principio, casi siempre se les refiere con elmismo topónimo. En el caso que nos ocupa, cree-mos que su fortificación hizo cambiar el nom-bre, aunque en ocasiones se identifique.

Es probable que constituyera una protec-ción para el aprovisionamiento de agua al castillo.

Debió ocupar una zona no muy extensa.Hemos visto también a lo largo de la provinciamalagueña, que a veces las fuentes hablan de uncastillo refiriéndose a una torre y un pequeñísi-mo recinto52.

La torre que se conserva, se encuentrasobre una gran roca adosada a la montaña, de talforma que hoy día podemos acceder a la plata-forma superior desde la montaña. Es probableque hubiera un pequeño foso que dificultara esteacceso y que se halla cegado por la erosión delmonte, o bien que hubiera una muralla que, con-tinuando la pared Norte, impidiera el paso desdela montaña. Nos inclinamos a pensar en la exis-tencia de un foso, pues éste serviría también para

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Plantas y alzado de la torre de La Romera (J.C. Ayala Ruiz).

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el drenaje del agua de lluvia que caía de la mon-taña. En caso contrario hubiera sido inevitable lainundación interna de la torre ante la mas pe-queña precipitación. También sería posible la exis-tencia de una segunda planta, hoy desaparecida.

El acceso a la puerta que se abre en la pa-red Este, se hace algo dificultosa, al tener quesuperar primero la gran roca sobre la que se apoyala torre.

En los cuatro laterales solo se aprecia elvano de la puerta Este, pues un agujero que seasemeja a una ventana en la pared Sur, ha sido

hecho por una higuera que la envuelve y amena-za su pervivencia, formando una grieta en la caraSur. Al parecer muy recientemente, este agujerose ha ampliado artificialmente para que sirvierade ventana.

La altura máxima de la torre en su zonaSur es de unos 5'5 metros a lo que hay que aña-dir casi otro tanto de altura de la roca.

Los muros son de algo más de un metrode ancho (1'1) y encierran una superficie exte-rior de 7'8 metros en el lado Sur por 6'5 al Este yOeste. La superficie interna es muy inferior en el

piso bajo, pues la to-rre está apoyada yadosada en parte de laroca. La superficie dela planta baja, se es-tructura en dos pe-queñas habitaciones.La mayor de 4'2 X 2'5metros y otra muy es-trecha de 3 X 1 me-tros, ambas separadaspor un muro y unidaspor una puerta bas-tante ancha de unosdos metros, rematadapor un arco escarzanohecho de lajas de pie-dra trabajadas como sifuera ladrillo. Las doshabitaciones tienenun cerramiento debóveda de cañón quearranca a 2'2 metrosdel suelo en la mayory 2'4 en la menor.

En el ánguloN.O. quedan los restosde la escalera de acce-so al piso superior,constituido por unasimple plataforma conun pretil de baja altu-ra , que quizás seanlos restos de un anti-guo piso. La altura dellado Este y Oeste vadescendiendo por eldesnivel del monte enque se apoya. La bó-veda mayor está par-cialmente rota por laclave.

La técnicaconstructiva es de

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Zona de los yacimientos reseñados en el trabajo.A: Castillo de Montemayor; B: Torre-alquería (¿Hisn Al Ward?); C: Alqueria.

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mampuesto y sillarejo, con un mayor cuidado yreforzamiento en las esquinas. Se intenta (sinconseguirlo totalmente) seguir el orden de lashiladas. El sillarejo es de la misma piedra queabunda por los alrededores.

La puerta de entrada es de 1'2 metros deancho por unos 2'7 metros de altura. El arco estáhecho de ladrillo. No se aprecian restos de goz-nes en la puerta, aunque si huellas de la coloca-ción de unas vigas de cerramiento , ya en épocamuy reciente.

Unos mampuestos que sobresalen delvano de la puerta para poder fijarla, nos mues-tran que la puerta se cerraba por dentro y no porfuera, l que nos parece demostrar que su funciónprincipal era la defensa. Posteriormente le hanhecho unos agujeros para colocar vigas que ce-rrasen la puerta (también desde el interior), peroestán hechos en cemento, diferenciándose nota-blemente del resto de la construcción.

Para acceder a la puerta es necesario pri-mero subir a la roca sobre la que se asienta latorre, al igual que ocurre con otras torres medie-vales.

Al Este de la torre y hasta unos 200 me-tros, se aprecian restos de muros y de construc-ciones, mezclados con muros de bancales mo-dernos.

Esta torre-alquería que posiblemente fue-ra el castillo de Ward o de Morón, completaba sudefensa con otra alquería que se situaba apenasa unos 700 metros al Sur, en una colina sobre elcortijo Lole. Este yacimiento se encuentra parti-do por la construcción de un carril. Los restoscerámicos que hemos localizado pertenecen alsiglo XII y XIV.

Tanto esta primera alquería, como la se-gunda y su torre, vemos que se situaba en el ca-mino natural de acceso desde la costa hasta elcastillo de Montemayor.

El hecho de que fuera en Montemayordonde Omar Ibn Hafsun almacenaba sus pertre-chos, nos parece indicar una buena comunica-ción, existiendo posiblemente un camino aptopara carros.

Hemos presentado en este trabajo, la exis-tencia de varios yacimientos arqueológicos in-éditos en la zona de Benahavís, esperando que elnecesario desarrollo del estudio de la arqueolo-gía espacial de la zona, podrá en el futuro, con-firmar o desechar nuestras hipótesis de identifi-cación de las fuentes con la arqueología.

TORRE MEDIEVAL DE LA ROMERA

No cabe duda de que la riqueza del térmi-no municipal de Benahavís en yacimientos ar-queológicos, podría dar lugar a importantes con-clusiones, no ya para la historia meramente lo-cal, sino para llenar muchas lagunas en el cono-cimiento de aspectos tales como la estructura de-fensiva, de poblamiento, de comercio, etc.

La evolución en progresión geométrica dela especulación del suelo en todo el pie de mon-te de la Costa del Sol, hace que sea urgente laexcavación y –a ser posible– la protección detodos los lugares arqueológicos, antes de su de-finitiva desaparición.

Es una responsabilidad que tenemos anteposteriores generaciones.

Notas

* El presente trabajo fue publicado con el título de “Unatorre medieval inédita en el término municipal de Benahavís ysu posible identificación con Hisn Al Ward o castillo de Mawror”en los Cuadernos del Archivo Municipal de Ceuta. Nº. 10. Ceuta1996, págs. 53-74. Por su interés respecto a la zona de la Costadel Sol, hemos creído conveniente su publicación en esta revis-ta. También dimos noticias de un posible ataque a esta torre-alquería en las páginas de esta misma revista “Un ataque decorsarios portugueses a una aldea nazarí de Marbella en el si-glo XV”. Cilniana 11. Marbella 1988, págs. 23-30. Hemos con-servado íntegro el texto original, puesto que sigue siendo to-talmente válido y únicamente tendríamos que añadir algunasnotas bibliográficas, que en nada alteran el contenido.

1 GOZALBES CRAVIOTO, Carlos. “Los puentes históricos dela Serranía de Ronda”. Actas del II Congreso Internacional deCaminería Hispánica. T.I. Madrid 1986, págs. 363-367 e “Inven-tario de puentes históricos de la Serranía de Ronda. Prospec-ción arqueológica superficial”. Anuario Arqueológico de Andalu-cía. Actividades Sistemáticas. T. II. Sevilla 1992, págs. 313-321.

2 TEMBOURY ÁLVAREZ, J. Torres Almenaras. Málaga 1975.MAIZ VIÑALS, Antonio. Historia de Benahavís. Madrid 1960.ALCALA MARIN, Fernando. Marbella, esa desconocida. Marbella1978 y Marbella Musulmana. Marbella 1981.

3 A la altura del kilómetros 47 (a 5 km. de Marbella. Suscoordenadas son: 3.20.170/ 40.43.200.

4 Sus coordenadas son: 3.19.100/ 40.43.700.5 HERNANDO DEL PULGAR. Crónica de los Reyes Católi-

cos. Ed. MATA CARRIAZO. Madrid 1949, pág. 184.6 HENRIQUEZ DE LA JORQUERA. Anales de Granada. Ed.

Granada 1987, pág.121.7 CABRILLANA CIEZAR, Nicolás. Documentos notariales de

Marbella 1536-1573. Málaga 1990, pág.76.8 En el Archivo Temboury de la Diputación de Málaga, se

cita la aparición de un sólido de oro del Bajo Imperio en tierrasde este cortijo.

9 Según hemos podido comprobar, existió en su cúspideuna simple torre atalaya con una pequeña casa adosada y noun castillo como indican algunos autores.

10 Sin restos constructivos. Solo aparecen muy pocos res-tos de cerámica en un cerro con unas características excepcio-nales de control visual.

11 Citados por MARTÍN LUQUE, Antonio. “Informe arqueo-lógico del término municipal de Benahavís”. Monografía inédi-ta 1991. No hemos podido apreciar algo más que la seguralocalización de una casa medieval. El despoblado medieval delCerro de la Mora, citado por el autor anteriormente nombra-do, no nos ha sido posible localizar, a pesar de haber rastreado

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intensamente la zona. Posiblemente el topónimo ha hechosuponer la existencia de un despoblado.

12 Derrotero de las costas del Mediterráneo. Nº.3. T.I.Cádiz. Pág.96.

13 Una buena descripción de este castillo puede verseen FERNÁNDEZ LOPEZ, Sebastián. Catalogación y estudiode las fortalezas medievales de Málaga y su territorio. Uni-versidad de Málaga 1987. Tesis doctoral inédita.

14 AL MOQADISI. Kitab al Buldan. Ed. M.J. DE GOEJE.Biblioteca Geographorum Arabicorum 3-2º. Ed. Leidem1906.

15 Una crónica anónima de Abderrahmán III Al Nasí. Ed.LEVI PROVENÇAL. Madrid-Granada 1950, pág.76.

16 Alrededores de Fuengirola. Sobre Fuengirola-Sohayl,véanse nuestras hipótesis de localización en “La costa deloccidente malagueño en los documentos geográficos me-dievales”. En prensa en las actas del V Congreso Interna-cional sobre la Frontera.

17 Para algunos autores, se trata de Mijas, aunque tam-bién existe la posibilidad de que se trate del importantecastillo del Nicio en Estepona. Una crónica anónima delCalifa Abderrahmán III entre los años 912 y 942. AlMuqtabis V de Ibn Hayyan. Trad. VIGUERA,M.J yCORRIENTES,F. Zaragoza 1981, pág. 144. El castillo deMunt-Nis, se le denomina “Santis” en la Crónica anónimade Abderramán III Al Nasir.. Trad. LEVI PROVENÇAL yGARCIA GOMEZ. Madrid 1950, pág. 142, quizás haciendoreferencia al de Santi Petri en Almogía.

18 Crónica del Moro Rasis.Ed. Madrid 1975, págs. 107-108.

19 LEVI PROVENÇAL. “La description de L´Espagned´Ahmad Al Razi”. Al Andalus. Madrid 1953, pág. 99.

20 AL NUBAHI. Kitab al Marqaba al-Uqla. Ed. LEVIPROVENÇAL. El Cairo 1948, pág. 82. Reproducido en cas-tellano por Vallvé Bermejo, J. “De nuevo sobre Bobastro”.Al Andalus. XXX. Madrid 1965. págs. 140-141. Según esteúltimo autor, en el Nomenclátor de España . Málaga del Ins-tituto Geográfico Catastral, edición de 1904, página 28,viene señalado un caserío de Coín llamado Morón, a unos5 kilómetros del pueblo. Hoy día no existe ese caserío ninadie conoce un lugar con ese topónimo en los alrededo-res de Coín. NOTA ACLARATORIA. Recientemente hemosdado con un pequeño cortijo de ese nombre en el términode Coín, pero a una distancia mayor. En sus tierras, existenlos restos de una pequeña alquería agrícola medieval, peropor su disposición -que no tiene nada de defensiva- no esprobable que coincida con el castillo de Mawror, aunqueposiblemente si coincida con el Morón que se otorga comoparte de la tierra de Málaga a finales del siglo XV. Véase lanota 35.

21 Cf. AL UDRI. Tarsi Al Ajbar. Fragmentos geográficoshistóricos. Ed. Al Ahwani. Madrid 1965, pág. 113; IBNSAID. Kitab al Mogrib. Ed. SAWQI DAYT. El Cairo 1953.T.I. pág.313 y YAQUT. Bayan al Buldan. Beirut 1955. T. V.pág.163.

22 IBN AL JATB. Al Ihata. Ed. INAM. T.I. 1955, pág.243.23 VALLVE BERMEJO;J. O.c.pág. 141 n.6.24 SIMONET, J. De. Descripción del Reino de Granada. Gra-

nada 1872, pág. 122.25 IBN AL JATIB. O.c.T.I. pág. 517.26 VALLVE BERMEJO, J. O.c.pág. 141.27 ABOULFEDA. Géographie. Trad. REINAUD. París 1848,

pág.250.28 Entre otreos ROMAN RIECHMANN, Carmen. “El cas-

tillo de Fuengirola .II. El castillo árabe”. Castillos de España22 Madrid 1984, págs. 39-54. Más recientemente:FRESNADILLO, Rosario. La fortaleza de Fuengirola y su terri-torio. Una aproximación histórica. Cádiz 1998.

29 IBN GALIB. Farhat al Andalus. Págs. 308-309. Sin em-bargo esta parte del texto no la traduce VALLVE BERMEJO,J en “Una descripción de España de Ibn Galib”. Anuario deFilología. T.I. Barcelona 1975, págs. 369-384.

30 AL DIMISQI. Cosmographia. Ed. FRAEHIM-MEHREM.San Petersburgo 1866, pág.244.

31 MOLINA, Luis. Una descripción anónima de Al Andalus.Madrid 1983. pág. 20.

32 ALEMANY BOLUFER, José. “La geografía de la Penín-sula Ibérica en los escritores árabes”. Revista del Centro deEstudios Históricos de Granada y su Reino. 3-4. Granada 1920,pág. 168.

33 En EDRISSI. Description de L´Afrique et de l´Espagne.Trad. DOZY-GOEJE. Leidem 1968, pág.213, se cita cerca deGibraltar el Puerto de Marsa Ach-Chadjara (Puerto del Ár-bol). Para VALLVE (O.c.pág. 256), se corresponde con WadiAl Marsa, más cerca de la Punta de Chullera.

34 VALLVE BERMEJO, J. “Una fuente importante de laHistoria de Al Andalus: la historia de Ibn Askar”. Al AndalusMadrid 1966, pág. 257.

35 Archivo Municipal de Málaga (A.M.M.). Col. Origi-nales. Vol. 2. fol. 226v-228v. Reproducido por MORA-LES GARCIA GOYENA, L. Documentos Históricos de Mála-ga. Granada 1906, T.II. págs. 123-125 y LARA GARCIA,,Mari Pepa. Franquezas y privilegios concedidos a la ciudadde Málaga y Granada y a otras ciudades, villas y lugares desu Reino. Málaga 1991, pág. 34. Esta orden real fue con-firmada el 25 de junio de 1501. Cf. MORALES GARCIAGOYENA. O.c.págs. 152-155. En un manuscrito del Ar-chivo Díaz Escovar de Málaga (legajo 72), fechado en1839, se nos dice que estas reales cédulas son de 1500y 1504.

36 Puede verse la delimitación de los términos en-tre Málaga y Marbella en el Archivo de la Catedral deMálaga (A.C.M.).leg. 56.c.69. Publicado por LOPEZ DECOCA CASTAÑER, J.E. La tierra de Málaga a fines del sigloXV. Granada 1977, pág. 622. También puede verse otradelimitación distinta en un documento inédito de fe-cha 1839 que se conserva en el Archivo Municipal deOjén.

37 TORRES FONTES, Juan. Estudio sobre la Crónica deenrique IV del Dr. Galíndez de Carvajal. Murcia 1946, pág.115.

38 CALERO SECALL, Maria Isabel. “Sedes particularesmalagueñas en época nazarí”. Baetica 7 Málaga 1984, págs.355-365.

39 ALEMANY BOLUFER, José. O.c.pág. 147.40 GAMAL ABD AL KARIM. “La España musulmana en la

obra de Yaqut (siglo XII-XIII)”. Cuadernos de Historia del Is-lam 6 Granada 1974, pág. 158.

41 Expediente incoado para la petición del escudo heráldi-co. Ayuntamiento de Fuengirola 5-8-1957.

42 HERNANDO DEL PULGAR. O.c.pág. 184.43 GARRIDO ATIENZA, Manuel. Las capitulaciones para la

entrega de Granada. Granada 1992, pág. XXIII-XXIV.44 HENRIQUEZ DE LA JORQUERA. O.c.pág. 121.45 SIMONET, J. O.c.págs. 293-295.46 SIMONET, J. O.c.págs. 305-310.47 Cf. GUEDE FERNÁNDEZ, L y GÓMEZ MARÍN, R. Histo-

ria de Málaga. Vicarias, seminarios, sínodos. Málaga 1983.48 ALCALÁ MARÍN, Fernando Marbella Musulmana.

Marbella 1981, pág.36.49 Queremos agradecer la colaboración a nuestros ami-

gos: Fermín Bañán quién nos condujo a la localización dela torre, a José Antonio Ayala Ruiz y Ángel López Tiradoquienes nos acompañaron en nuestras prospecciones dela zona y a Juan Carlos Ayala Ruiz que nos hizo los planosde planta y perfiles de la torre.

50 Una de las veces que visitamos el lugar, fue en elverano de 1995.

51 IBN AL JATIB. O.c. pág. 517.52 Por ejemplo el castillo de Aznalmara, muy citado en

las fuentes, localizado en el Cortijo del Castillo, cerca delValle de Abdalajís. Está construido en un pico rocoso conun perímetro muy pequeño y limitado por la exigua mese-ta superior.

TORRE MEDIEVAL DE LA ROMERA

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a inclusión de un apartado en nuestra revis-ta dedicado a presentar la bibliografía de la

que el conjunto de los historiadores vamos te-niendo noticia, obedece al objetivo ya reiterada-mente formulado desde nuestra asociación deapoyar la investigación y la docencia de las cien-cias sociales. En esta entrega presentaremos laspublicaciones en forma de libro y los artículoscontenidos en actas de congresos –no incluidasen nuestro anterior trabajo, Aproximación Biblio-gráfica: Marbella y la Costa del Sol Occidental–, de-jando para sucesivas ediciones los artículos derevistas y boletines.

Una de las limitaciones que encuentran losinvestigadores de la comarca occidental de la pro-vincia de Málaga es la ausencia de obras de refe-rencia y trabajos de síntesis relacionados conaspectos históricos, patrimoniales, demográficos,geográficos, sociológicos... Una carencia que hade ser resuelta sobre la base de la consulta decuantas obras generales o monográficas conten-gan referencias directas o indirectas al espacioque nos ocupa o abarquen el análisis de proce-sos que le afecten y permitan la comparación conlas conclusiones que surgen de la investigaciónempírica que se realiza en los archivos locales.

La producción historiográfica que presen-tamos si la consideramos por etapas parece con-centrarse en la etapa contemporánea; la menorcantidad de obras de las épocas moderna y me-dieval queda suficientemente compensada por lacalidad y rigor de Historia del Reino de Granada,una obra de conjunto estructurada en tres to-mos que, precedida de un estudio geográfico dela mayor parte del territorio que hoy ocupan lasprovincias de Granada, Almería y Málaga, abarcadesde la antigüedad hasta 1833. La obra contie-ne amplia información sobre la zona occidentaldel antiguo reino nazarí en lo referido a la con-quista y repoblación del territorio, estructurasdefensivas, instituciones o demografía. De igualcalidad que el anterior a lo que hay que sumaruna cuidadosa edición es Las Imágenes del poder,una obra apoyada en material gráfico de los si-glos XVI y XVII que recupera mapas, planos y pin-turas del Reino de Granada, conservados en elTrinity College de Dublín, analizados por dos ex-

pertos modernistas como son la doctora M.ª Isa-bel Pérez de Colosía y el doctor Joaquín GilSanjuán.

Si consideramos los ejes temáticos pre-sentados, es amplia la representación de lo quese podría categorizar como historia política, re-cientemente recuperada del desprestigio en quequedó sumida tras el cuestionamiento experi-

mentado por el historicismo y el positivismo. Sinentrar en la definición de este renovado paradig-ma historiográfico, las monografías de historiapolítica se concentran en la época de la Restau-ración. Una etapa de nuestra historia que en losúltimos tiempos ha generado una amplísima bi-bliografía en torno al fenómeno del caciquismo

Nueva Aproximación a laBIBLIOGRAFÍA sobre Marbella

y la Costa del Sol OccidentalLucía Prieto Borrego

L

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y del clientelismo político en Andalucía, estimu-lado sin duda por las nuevas evidencias de unafenomenología, considerada en la actualidad, noespecífica de Andalucía o España, sino extensi-ble a las fases previas a la democracia en paísescomo Inglaterra o Francia, y por la valoración delpapel de los poderes locales y provinciales frenteal centralismo, una valoración que en la conside-ración de fenómenos no exclusivamente políti-cos o administrativos da lugar a la vinculacióndel fenómeno con cuestiones socioeconómicas,y a lo que Salvador Cruz Artacho ha consideradouna visión ascendente del poder. Investigacionesde esta índole exigen un estudio de la prácticapolítica en el ámbito local y de la actuación delas élites de las que de momento nuestra zonacarece. Sobre esta etapa contamos con estudiosen la línea de los que, en su momento, sobre elcaciquismo inició Tusell: Oligarquía y Caciquismoen Andalucía (1890-1923). La dinámica electorales el eje que vertebra el estudio de FranciscoCrespillo, Eleccionesy partidos políticosen Málaga: 1890-1901, imprescindi-ble para seguir laevolución en la re-presentación deldistrito Coín -Marbella, en manoscasi sin interrupciónprimero del generalLópez Domínguez ysu círculo y despuésde sus herederospolíticos a través delPartido Liberal. Laimplantación de lasdistintas familiaspolíticas en el ámbi-to regional puedeseguirse en la obrade M.ª José RamosRovi, Andalucía en elParlamento Español(1876-1902), queofrece la posibilidadde analizar el repar-to de poder en cadauna de las provin-cias andaluzas, la ac-tividad de los dipu-tados y a partir desu identificación la caracterización de la clase po-lítica.

El análisis del republicanismo en la pro-vincia de Málaga es abordado por los profesoresArcas y Morales. El Republicanismo Malagueño du-rante la Restauración (1875-1923) constituye un

exhaustivo estudio de la composición, actuacióny estrategias de las formaciones republicanas dela provincia, analizadas fundamentalmente a par-tir de fuentes hemerográficas. Si bien las referen-cias a Marbella son más escasas, debido sin dudaa la debilidad del republicanismo hasta la prime-ra década del siglo XX, que las del resto de laprovincia. Los datos aportados en esta obra y sucomparación con la documentación del Registrode Asociaciones del Archivo de la Subdelegacióndel Gobierno en Málaga –hoy transferido al Ar-chivo Histórico Provincial– han permitido relacio-nar algunas experiencias societarias de la ciudad,surgidas entre 1900 y 1930 con las formacionesmás amplias, estudiadas por Arcas, quien por otraparte se hace eco por primera vez del motín acae-cido en la ciudad con motivo de las elecciones de1909 y cuya naturaleza estamos hoy en condi-ciones de determinar a partir del conocimientode la organización política que lo inspira, la so-ciedad Junta de Defensa Administrativa de Marbella.

Son los fon-dos de la Subdelega-ción del Gobierno, labase documental dellibro de Manuel Mo-rales, quien ha estu-diado el republica-nismo malagueñodesde una perspecti-va sociocultural. Elrepublicanismo mala-gueño en el siglo XIX.Propaganda doctri-nal, prácticas políticay formas de sociabili-dad refleja la existen-cia en Marbella deformaciones republi-canas en la décadade 1900-1910, que,como el Círculo Repu-blicano InstructivoObrero de Marbella,creado en 1912, pre-sidido por FernandoMaría Marín, de-muestran la conti-nuidad del republica-nismo en Marbelladesde el Sexenio has-ta la Segunda Repú-

blica. De especial interés para las formulacionesteóricas del republicanismo resulta el apéndice do-cumental que reproduce, además de algunos tex-tos, entre los que se incluye el Reglamento del Cír-culo Republicano Instructivo Obrero de Marbella, unarelación de los centros republicanos de la provin-cia entre 1881 y 1920.

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Es conocido cómo en los últimos tiemposse ha venido perfilando en la historiografía an-daluza un nuevo campo de investigación referi-do a los estudios biográficos, de tan fructíferoresultado para el estudio del sistema caciquilcomo el de José Antonio Ayala Pérez, Un políticode la Restauración: Romero Robledo; el de JoaquínMaría Piñeiro, Ramón de Carranza: Un oligarcagaditano en la crisis de la restauración; o los centra-dos en personajes tan conscientemente olvida-dos en el largo desierto que para la historia so-cial fue el franquismo, como el caso de RafaelSalinas, fundador de la agrupación socialista ma-lagueña, cuyo papel en la organización y difu-sión del socialismo andaluz ha sido estudiadotambién por el profesor Morales en la introduc-ción a la edición facsímil de su obra, Obligado porla Burguesía. Refutación de sofismas burgueses. Elestudio de determinadas personalidades se ha im-puesto como campo historiográfico, sin que ennuestra comarca existan sino las aproximacionesrealizadas en su día por el desaparecido doctorCantos Moyano sobre Joaquín Chinchilla, las co-nocidas referencias de Alcalá Marín a personali-dades locales y las publicadas por Antonio Ro-mero sobre la familia Domínguez.

Sería imprescindible un riguroso estudiosobre uno de los personajes claves de la ciudaden el Antiguo Régimen, Don Tomás Domínguezy Vargas, un poderoso oligarca paradigmático,según la sugerente hipótesis propuesta porRodríguez Feijóo en su libro Enseñanza Liberal enMarbella (1833-1936), del compromiso de la viejanobleza estamental con las estrategias económi-cas de la burguesía en la sociedad liberal. Quedapor establecer el grado de incidencia de los efec-tos del liberalismo en la nobleza local, sobre lainstitución del mayorazgo o la reacción de estosgrupos ante la liberalización del mercado de latierra. Nuestro estudio sobre Marbella 1752: Se-gún las Respuestas Generales del Catrasto de Ense-nada nos permitió identificar a las élites pero nosus patrimonios territoriales, ¿son estos coinci-dentes con la propiedad rústica del siglo XIX?

El control de los resortes del poder localpor nuevos apellidos junto a los antiguos sugie-re la formación de un grupo oligárquico surgidodel proceso desamortizador que participa de lasmismas características que la burguesía andalu-za en lo que al monopolio de los recursos pro-ductivos se refiere, fuertemente endogámico yque en la segunda mitad del siglo XIX se conectaa través de la familia Domínguez con las más al-tas instancias del poder político.

Si bien las aproximaciones ya citadas danuna idea de lo que la más reciente historiografíaandaluza denomina “dimensión familista del po-

der”, sigue siendo necesario el acercamiento a laactuación de determinados miembros de las oli-garquías de la zona para establecer el organigra-ma de las redes parentales y clientelares en elámbito local, toda vez que aún desconocemos,si exceptuamos algunos de los vínculos localesde Heredia o la servil relación de los Belón Salgadocon la compañía The Marbella Iron Ore CompanyLimited, o la representación de la misma en la per-sona de Miguel Calzado, el grado de implicaciónde la burguesía nativa con la burguesía malague-ña o con los empresarios que se hacen con elcontrol de la Colonia de San Pedro Alcántara a fina-les del siglo XIX.

Los trabajos sobre el general LópezDomínguez, centrados en su proyección military política, no atienden a las relaciones de estepersonaje, pieza clave del reformismodecimonónico, con los niveles de la administra-ción municipal del distrito al que tan dilatada-mente representó. Tenemos que acudir a las me-morias de Antonio Guerola, gobernador civil deMálaga, para, a través de la correspondencia quela máxima autoridad política de la provincia man-tuvo con Cánovas del Castillo y con el propioLópez Domínguez, entre 1858 y 1860, penetraren los entresijos del mecanismo del favor en eldistrito electoral de Coín-Marbella, pero no con-tamos con nada semejante para la Restauración.

La existencia de dos excelentes estudiosbiográficos, uno realizado por Ana Boned Colera,sobre López Domínguez y el periódico El Resu-men y, otro de Sánchez Illán, sobre Rafael GassetChinchilla y el que fue uno de los más influyen-tes medios de comunicación en la España de laRestauración, el periódico El Imparcial –Prensa ypolítica en la España de la Restauración. RafaelGasset y El Imparcial– lo debemos a la historia dela prensa. Una biografía anterior escrita en 1946por Mariano del Alcázar –Los Presidentes del Con-sejo de la Monarquía, 1874-1931: LópezDomínguez– transmite una visión idealizada delGeneral en la que no faltan poéticas evocacionesa su ciudad natal. Más interesante, por novedo-so, es el ensayo de Ana Boned, José LópezDomínguez. Radiografía de un militar reformistaen el periódico “El Resumen”. Causa extrañeza a laautora que hasta el momento ni la personalidadni la obra política y militar de López Domínguezhaya merecido la atención de los historiadores,desde la consideración sobre todo de su inter-vención en la revolución de 1868 y en la repre-sión del cantón de Cartagena. Su interés se deri-va de la relación que establece entre el periódicoy el general en el marco de una investigación so-bre prensa y ejército. El Resumen nace en 1885como órgano de prensa de la Izquierda Dinásti-ca, el grupo político creado por el futuro general

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Serrano y sus parientes, sobre la baseprogramática de la Constitución de 1869 y quelideró López Domínguez a partir de 1885. La pre-sencia en la dirección y redacción de El Resumende los hermanos Suárez de Figueroa entre otrosponen de manifiesto la vinculación de prensa,Ejército y política. Son varios los hombres de laIzquierda Dinástica, como Segismundo Moret oGasset Artime, que mantienen con el municipiode Marbella algún tipo de vínculo familiar o eco-nómico, y no deja de ser significativo que la ex-cepcional victoria electoral –en 1896, bajo elgobierno conservador de Cánovas– de un candi-dato ministerial, Adolfo Suárez de Figueroa yOrtega, redactor de El Resumen, se produzca des-pués de la ruptura de éste con López Domínguez,desbancando a Francisco Serrano Domínguez deldistrito Coín-Marbella. Pero la presencia de losconservadores en el distrito será efímera, en tantoen cuanto que la incorporación de Rafael GassetChinchilla a las filas liberales a partir de su en-tendimiento con Moret en 1905 garantizará larepresentatividad del distrito a sus parientes losChinchilla.

La obra de Sánchez Illán estudia de formamodélica la trayectoria política y periodística deRafael Gasset Chinchilla –varias veces ministro deAgricultura, Industria, Comercio y Obras Públi-cas o de Fomento– y de uno de los más influyen-tes diarios españoles, El Imparcial, fundado porsu padre Eduardo Gasset y Artime, casado conRafaela Chinchilla y Díez de Oñate, sobrina delgeneral Serrano –su madre era prima segundadel general–. A través de este estudio quedan es-tablecidas las relaciones parentales y empresa-riales que vinculan también, en este caso, a lasaga periodista de los Ortega, a través de JoséOrtega Munilla, cuñado de Rafael Gasset y direc-tor del periódico. Su hijo, Eduardo Ortega yGasset, representaría al distrito Coín-Marbella enlas primeras décadas del siglo XX y con toda pro-babilidad, impulsaría a través de su clientela lacreación en Marbella del Partido Republicano Ra-dical Socialista en vísperas de la Segunda Repú-blica.

Una atenta lectura de los ensayos comen-tados pone de manifiesto la articulación en laprovincia de Málaga del Partido Liberal en tornoa la familia Domínguez, tal como revelan a lo lar-go de la Restauración las candidaturas de AndrésMellado, redactor de El Imparcial, en el distritode Gaucín; la de Francisco Serrano Domínguez –hijo del general– en el de Coín; la de Rafael LópezOyarzábal en el de Vélez-Málaga o las de JoséLachanbre Domínguez y Leopoldo SerranoDomínguez en la capital. Si bien ignoramos laproyección real de esta red en el entramadocaciquil local, sí conocemos su cuestionamiento

por los grupos que al margen del sistema dinásti-co intentan la democratización de la vida munici-pal a través de las primeras asociaciones obreras.

Es en este punto donde resultan muy va-liosas los estudios sobre Movimiento Obrero enla provincia de Málaga: Patronos y obreros. Histo-ria del movimiento obrero en Málaga, 1861-1906,de Antonio Nadal y el de María Dolores Ramos,Burgueses y Proletarios malagueños. Lucha de cla-ses en la crisis de la restauración (1914-1923). Elprimero, basado en documentación del Institutode Reformas Sociales, abarca un análisis de laconflictividad laboral y del tejido asociativo en laprovincia de Málaga a la vez que incluye un inte-resante apéndice documental con los datos su-ministrados por todos los pueblos de la la pro-vincia, sobre salarios y nivel de vida.

El trabajo de María Dolores Ramos dedicaun subcapítulo de su libro al análisis, realizadosobre la base de los datos de Alcalá Marín, de laclase dirigente de lo que la autora denomina, “unenclave colonial: Marbella”, refiriéndose a la ex-plotación por la compañía inglesa del hierro dela mina de “El Peñoncillo”. El núcleo de su apor-tación lo constituye el estudio, a partir de losperiódicos El Socialista y El Regional de las huel-gas mineras de 1918 y 1919, organizadas por laFederación Obrera de Mineros y Oficios Varios “El Pro-greso”, una organización sindical, adscrita a laUGT, que si bien se crea en 1919 es el resultadode una larga trayectoria asociativa en la zona yen la que convergen activistas procedentes delprimer obrerismo republicano o de organizacio-nes de carácter ácrata como La Emancipación. JoséLuis Casado se ha hecho eco de este tejido aso-ciativo en un artículo, “Asociaciones de clase enMarbella: Una aproximación para los años 1900-1930”, publicado en las Actas del Homenaje al Pro-fesor Carlos Posac Mon. Mientras que por nuestraparte, esperamos la publicación de otro trabajopresentado al último Congreso de Historia de An-dalucía celebrado en Córdoba en el que analiza-mos la relación entre obrerismo y republicanismoen las asociaciones surgidas en la década de 1900-1910 y su implicación en la movilizaciónanticaciquil.

Otro de los campos historiográficos queconcentra trabajos de gran calidad es la HistoriaEconómica. Desde la aparición del trabajo pio-nero de Jordi Nadal, sobre la industrializaciónandaluza publicado en el n.º 120 de Moneda yCrédito en 1972, la siderurgia de Marbella atrajoel interés de algunos investigadores. A los traba-jos ya clásicos de Cristóbal García Montoro, so-bre la industrialización malagueña y ManuelAgustín Heredia, hay que sumar las nuevas apor-taciones del mismo autor en trabajos más recien-

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tes. De gran interés resulta su articulo, basadoen la correspondencia privada de Paul Clervaux,ingeniero francés llegado a Málaga para conocerla situación de la fabrica la Constancia, en el quesu autor pone de manifiesto la influencia de acon-tecimientos políticos como la Revolución de 1868en el destino de la siderurgia malagueña, inclui-do en la obra publicada bajo su coordinación,Sociedad y Negocios en Málaga (siglos XVIII-XX).Mientras que los efectos de la política arancela-ria sobre las empresas de Heredia son estudia-dos en un artículo de Rogelio Velasco Pérez, “Po-lítica comercial y competencia industrial en laEspaña del siglo XIX. A propósito de la siderur-gia de Manuel Agustín Heredia”, publicado enun trabajo colectivo editado por Antonio Parejoy Sánchez Picón, Economía Andaluza e Historia In-dustrial. Estudios en Homenaje a Jordi Nadal. LaIndustrialización Andaluza, cuyo estudiointroductorio, dedicado a una exhaustiva revisiónde la historiografía sobre la historia agraria, in-dustrial y minera andaluza que no puede ser ig-norada por los investigadores que centren suatención en cualquiera de las actividades empre-sariales de la zona. Este volumen incluye tam-bién un interesante artículo de José Luis Casadoa quien debemos la mayor parte de las investiga-ciones realizadas sobre la colonia de San PedroAlcántara y en el que pone de manifiesto la vin-culación de los grandes hombres de negocios delsiglo XIX con el cultivo y fabricación de azúcaren la zona: “Azúcar y especulación: la SociedadColonia de San Pedro Alcántara, 1875-1910”.

El mismo Jordi Nadal, 25 años después dedar a luz sus investigaciones sobre la siderurgiade Río Verde, ha publicado un conjunto de car-tas, fechadas algunas en Marbella entre 1828 y1829 escritas por Francisco Antonio Elorza, elingeniero que puso en marcha las ferrerías, altercer conde de Villafuertes. “Cartas de Elorza,siderúrgico en Andalucía (1828-1840)”, consti-tuye un material de primera mano, incluido en laobra colectiva editada por Gómez Mendoza y An-tonio Parejo, De Economía e Historia. Estudios enhomenaje a José Antonio Muñoz Rojas, para cono-cer los problemas técnicos y las dificultades queafectaron a las ferrerías, tanto de Río Verde comodel Pedroso.

La historiografía correspondiente al sigloXX de momento queda restringida a la Repúbli-ca, la guerra y a algunos trabajos centrados en elfranquismo y la Transición pero con distintosobjetos de análisis. Las primeras décadas de lacenturia no han sido abordadas, sino en los tra-bajos que sobre asociacionismo y movimientoobrero ya hemos citado. Esperamos que en elfuturo nuevas generaciones de historiadores pue-dan completar las hipótesis presentadas en nues-

tro trabajo sobre la guerra civil y la represión fran-quista y republicana, y que a la vez sean el puntode partida de una ya comprometida tesis docto-ral sobre el franquismo que nos permita abordaren los pueblos de la comarca las líneas de inves-tigación que sobre este tema preocupan a lahistoriografía: la persistencia de la violencia po-lítica, el comportamiento de las institucionesmunicipales, el control social de la iglesia, o lacontinuidad o discontinuidad del poder local loque necesariamente implica la definición y loca-lización de la familia falangista. Es el franquismoun espacio privilegiado para resolver los grandesinterrogantes a través de las fuentes orales, entanto que como ha afirmado Encarna Nicolás, es-pecialista en trabajos de historia local centradosen el franquismo, permite obtener informaciónde las actitudes y comportamientos de los dis-tintos grupos sociales.

Precisamente en España, los trabajos pio-neros de Historia Oral se han centrado en nues-tra comarca. A Ronald Fraser se le considera elintroductor de este novedoso paradigma, que esa su vez instrumento metodológico, a partir dela publicación de su trabajo pionero sobre Mijas.Es conocido cómo la historia oral posibilita elacceso a las formas de transmisión cultural y alcampo de lo simbólico, de la misma manera que

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incorpora al discurso historiográfico la experien-cia y conocimientos de los grupos sociales ex-cluidos o marginados de la cultura oficial. La his-toria de la gente común convertida en objetoepistemológico por la historiografía marxistabritánica ha emergido tal y como se manifiestaen la microhistoria italiana como compromisosocial de los historiadores.

La voz de los vencidos y represaliados enla guerra civil española fue convertida en relatopor Fraser. Su libro Escondido. La vida de ManuelCortés, es mucho más que la vida del último al-calde republicano de Mijas, un barbero socialistaque permaneció oculto durante 30 años en supropia casa. Las palabras de Manuel Cortés, desu esposa Juliana y de su hija, entrevistados porFraser nos permiten acceder no sólo a sus viven-cias particulares, dominadas desde 1939 por elmiedo a la denuncia y la necesidad de sobrevivir,sino que constituyen un registro de la historiade España, interpretada desde la visión de un tra-bajador a partir de las relaciones de dominaciónexistentes en su aldea. En el relato subyacen unaserie de aspectos muy valiosos también para lainvestigación antropológica, dado que en el mis-

mo afloran modos de vida y pautas de comporta-miento que definen a la comunidad no ya desdeel punto de vista económico como la explotacióndel esparto, cuya elaboración artesana permiti-ría el trabajo a muchas mujeres, sino tambiénsociales, puesto que tenemos noticias de los gru-pos sociales, y de cómo son percibidos en el ejer-cicio del poder y de actitudes –que como en laresistencia de la guardia civil como mecanismode protección los familiares de los vencidos a lapresión de los falangistas– pueden ser abarcadasdesde la historia oral.

Otros trabajos basados también en la me-moria y la experiencia, como el último de AlcaláMarín, Marbella antes y después (II) Los años delturismo, o el de Juan Carlos Reina, Historias secre-tas de Marbella, han de ser consultados por loshistoriadores del franquismo. Ambos autores fue-ron testigos privilegiados del proceso de conso-lidación del Régimen en el ámbito municipal y suproximidad laboral o familiar a las institucioneshegemónicas explica la representación mental dela cara más amable de unos años, en los que lafractura social se ignora. Precisamente el regis-tro del imaginario colectivo de estos grupos, elproceso de modernización económica de la ciu-dad, presente en un riquísimo anecdotario pue-de tener cierta validez cuando abordemos aspec-tos del franquismo relacionados con la vida coti-diana o las mentalidades. Ambas obras incorpo-ran por otra parte una documentación fotográfi-ca que los convierten en fuente de informaciónhistórica. Si el libro de Alcalá pese a su conoci-miento directo de personajes y hechos muestraun cierto distanciamiento de lo que narra, no esel caso de Reina Lozano. En su libro, lo subjetivopuede ser convertido por cualquier historiadorcon pericia en una categoría analítica a la horade abordar algunos procesos de la vida local. Enla exaltación de la persona y obra de D. RodrigoBocanegra se evidencia –en negativo también–el cuestionamiento de una influencia que supo-nía una seria limitación al poder civil, que nece-sariamente habría de ser reconocida por los re-presentantes locales del estado totalitario y porlos agentes instrumentales del sistema corpora-tivo. En la enumeración de lo que el autor llamaobra espiritual no es difícil reconocer el intensoproceso socializador llevado a cabo por la Iglesiapara ejercer, desde iniciativas como los famososcursillos de cristiandad, un absoluto control mo-ral sobre la población. La descripción de las nor-mas de conducta y del sistema de relaciones des-crito, ponen de manifiesto, tal vez sin que el au-tor lo pretenda, la reciprocidad de las prestacio-nes entre la Iglesia y el Estado en unos momen-tos en los que la evolución social y económicadel país amenazaban ya la estabilidad del Régi-men y, en el ámbito local, grupos ajenos al poder

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resistían a la hegemonización que el famoso sa-cerdote ejerció sobre las conciencias. Es éste unode los aspectos que pueden ser valorados; que-dan otros muchos, como el funcionamiento dela obra sindical o, sobre todo, su aportación a laHistoria de la Radio, lo que nos permite dotar decontenido historiográfico a una obra testimonialcon grandes dosis de valoraciones subjetivas.

Algunos de los silencios u omisiones, dela literatura autobiográfica citada son recupera-dos, si bien de forma fragmentaria en la obra deCarmen R. García Ruiz, Franquismo y Transiciónen Málaga 1962-1979, una tesis doctoral que aco-mete de forma exhaustiva el estudio de las insti-tuciones del Movimiento en la capital y las actua-ciones del poder local en el marco de un procesohistórico marcado por el desarrollo de un mode-lo económico que afecta a la provincia y que ensus consecuencias sociales explica el replantea-miento político y cultural en demanda de refor-mas democráticas. A partir de fuentes policiales,la autora ha seguido la organización del movi-miento obrero y estudiantil, sus actuaciones ylas formas de represión. Aunque las referencias ala zona son aisladas, puesto que el estudio secentra en la capital, de algunos datos se infiere laresistencia de algunos sectores del Régimen aldespliegue de manifestaciones políticas y cultu-rales de las formaciones democráticas, entre lasque cita la actuación del responsable de la emi-sora sindical que dio lugar a uno de los pocosenfrenamientos civiles durante la primera Tran-sición, en un momento en el que se exterioriza-ban amplias muestras del sentir andalucista –SanPedro Alcántara sería una de las primeras locali-dades de la provincia en izar la bandera andalu-za– y en el que los partidos y organizacionespolíticas estaban ya suficientemente implantados,como demuestra, a tenor de alto número de de-tenciones efectuadas en San Pedro, el respaldo alPartido Comunista antes de su legalización, o lavitalidad sindical puesta de manifiesto en las huel-gas de la hostelería.

La existencia de un mayor número deobras historiográficas sobre nuestra comarca nonos exime de valorar las aportaciones de los es-tudios geográficos. Para la historia agraria es fun-damental el estudio realizado por María LuisaGómez Moreno, La montaña malagueña: estudioambiental y evolución de su paisaje, en el que de-dica un espacio al estudio de las sierras litoralesoccidentales, centrado en sus aspectos estructu-rales pero también su caracterización en cuantoal poblamiento y al hábitat. Son éstos dos aspec-tos esenciales de su contribución al conocimien-to de la zona, puesto que realiza una evoluciónhistórica de la demografía de las zonas monta-ñosas desde la época nazarí hasta los años 80

del siglo XX. Su análisis de las comarcas históri-cas de la “Tierra de Marbella” y del Señorío deCasares demuestra la perdurabilidad de los ras-gos del paisaje agrario desde la ocupación mu-sulmana hasta el siglo XIX, cuando las formas deexplotación capitalista modifiquen las formas deproducción y afecte a la dedicación de la pobla-ción y a su distribución espacial. La configura-ción del paisaje agrario sobre la base de losrepartimientos y apeos ha sido abordada a partirde la consulta de las distintas monografías co-marcales sobre el tema, a la vez que realiza unminucioso estudio de las Respuestas Generalesdel Catastro de Ensenada. La autora ha tabuladolos datos del conjunto de la provincia ofreciendoconclusiones sobre la superficie cultivada, la ocu-pación de los cultivos como el trigo, vid, olivo, laextensión de la tierra comunal y la cabaña gana-dera. De la interrelación del conjunto de los da-tos se deduce: el comportamiento demográfico,el perfil de la estructura social y de los niveles devida, lo que nos permite la comparación con lasconclusiones obtenidas en los estudios realiza-dos sobre la misma fuente para municipios con-cretos.

El fenómeno turístico es como cabe espe-rar, un objeto de estudio preferente. De su im-pacto en la evolución de la población de la co-marca se ha ocupado Juan José Natera Rivas ensu libro Heterogeneidad social y diferenciación re-sidencial en Marbella, centrando su análisis en larelación entre el contraste existente entre laszonas occidental y oriental del tejido urbano y ladiferenciación social. Unas diferencias que se ma-nifiestan también según las zonas en cuanto agrupos de edad o níveles de instrucción y cuyavaloración resulta imprescindible a la hora deabordar comportamientos sociológicos en lasépocas más recientes.

Otros fenómenos relacionado con el tu-rismo, como es la implantación casi hegemónicade actividades deportivas como el golf, han sidoincorporadas a la investigación. Una de las másrecientes aportaciones, El turismo de golf en laCosta del Sol. Análisis geográfico, de FranciscaEscorza, se ha centrado en el impacto económi-co, medioambiental y urbanizador de los cam-pos de golf en la costa malagueña.

Por último no queremos acabar estas bre-ves notas sin referirnos a la aportación que parala investigación historiográfica local han supues-to los trabajos sobre el patrimonio documentalde Marbella y Estepona, “La expectativa del Pa-trimonio Documental de Marbella: su ArchivoMunicipal”, de Francisco de Asís López Serranoy “El Archivo Municipal de Estepona. Fondos do-cumentales”, de Alfredo Galán Sánchez, ambos

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publicados por el Ayuntamiento de Málaga en Ar-chivos y Documentación de la Provincia de Málaga:Ciclo de Conferencias y el trabajo de SánchezMairena “Fondos Documentales y Archivos dela Administración de Justicia y de la Fe Públicaen la Costa del Sol. Partidos Judiciales deMarbella y Estepona”, incluido en la publicaciónde nuestra asociación correspondiente a las IIJornadas Patrimonio Histórico Local, pues son és-tos los fundamentos de una prácticahistoriográfica que tiene planteado en la historialocal su objeto de análisis, ni a las reflexionesque sobre nuestro patrimonio han realizado JoséMaría Luna –“Consideraciones sobre el Patrimo-nio Mueble en Marbella: su protección y con-servación”–; Francisco Javier Moreno –“Marbella:Paisaje y Ciudad”– o José Luis Casado –“El Patri-monio Histórico Industrial en el municipio deMarbella”–, recogidas en el libro de las I Jorna-das Patrimonio Histórico Local, puesto que en to-dos los casos contribuyen al conocimiento de unpasado que esperamos poder interpretar desdeuna perspectiva científica pero comprometida.

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INTRODUCCIÓN

l Catálogo de documentos de Marbella quesigue a estas líneas de introducción tiene

como base el Inventario de libros y legajos del Ar-chivo Histórico de la Diputación Provincial de Mála-ga1, trabajo que realicé entre el 1 de julio de 1994y el 30 de junio de 1995, donde se referencia lainteresante documentación que dicho archivo en-cierra, hasta hoy prácticamente inédita y queconstituye un fondo documental esencial para lahistoria de Málaga y su provincia. El Archivo dela Diputación era el único archivo de Málaga ca-pital que no se había abierto a la investigacióndebido a la falta de organización en que se en-contraba. Con la realización del inventario y conlas obras de adecuación, realizadas en las depen-

dencias del Centro Cívico, se pusieron los dospilares básicos para normalizar el funcionamien-to de un archivo importante de nuestra provin-cia. Su traslado al centro cultural de calle Olleríasy el actual retorno al Centro Cívico, están retra-sando su definitiva puesta en uso.

Hemos dividido en cuatro partes este tra-bajo. La primera de ellas la dedicamos a comen-tar el marco legal en el que surgen y se configu-ran las diputaciones provinciales, en la segunda,a plantear la concepción archivística que inspirónuestro trabajo y los recursos de que utilizamospara realizarlo, en la tercera ofrecemos una rela-ción de las materias y series documentales queforman el Catálogo de Marbella, y en la cuartaofrecemos dicho Catálogo.

Catálogo de DOCUMENTOS sobreMARBELLA del ARCHIVO de la

DIPUTACIÓN PROVINCIAL de MÁLAGALuis Felipe Pajares Ladrero

E

Galería de arcos del patio. Planta baja del hospital. Año 1981. José L. Casado.

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1. EL MARCO LEGAL EN QUE SURGENLAS DIPUTACIONES PROVINCIALES

El origen de la Diputación como institu-ción provincial hay que buscarlo en la Constitu-ción de Cádiz de 18122. En el artículo 11 de di-cha Constitución se recoge la necesidad de esta-blecer una división del territorio español:

“Se hará una división más conveniente delterritorio español por una ley constitucio-nal, luego que las circunstancias políticasde la Nación lo permitan”.

Esta misma Constitución, dedica el capí-tulo II del Título VI, artículos 324 al 337, al go-bierno de las provincias y en concreto a las dipu-taciones provinciales. Así en el artículo 325 sedice:

“En cada provincia habrá una Diputaciónllamada provincial, para promover su pros-peridad, presidida por el jefe superior”.

En dicho capítulo II del Título VI, se esta-blece la composición de las diputaciones, su ré-gimen de sesiones y el ámbito de sus competen-cias. El presidente es el jefe político, nombradopor el rey, y además formaran la institución elintendente de la provincia y siete individuos ele-gidos –aunque las Cortes podrían variar este nú-mero– cada dos años. Se fija el número de sesio-nes en un máximo de noventa al año. Como fa-cultades se establecen las siguientes: la gestiónde las contribuciones correspondientes a la pro-vincia; vigilar la constitución de los ayuntamien-tos; las obras públicas provinciales proponiendolos recursos para realizarlas; el fomento de la agri-cultura, la industria y el comercio; la instrucciónpública; el cuidado de los establecimientos debeneficencia y la denuncia de las infracciones ala Constitución en el territorio provincial. En laCortes de Cádiz se notó la influencia de la Asam-blea Constituyente francesa, a través de Torenoy Argüelles, en su deseo de buscar un equilibrioentre el peso del gobierno en la provincia y elcarácter representativo de la Diputación.

La Diputación es esencialmente un cuer-po consultivo y lo seguirá siendo durante casitodo el siglo XIX. El que verdaderamente detentael poder político en la provincia es el jefe políti-co cuya figura aparece como «la superior autori-dad dentro de la provincia»3 que se asesora des-de la Diputación pero que tiene la capacidad detomar las resoluciones.

La derogación de la Constitución de 1812por Fernando VII y el restablecimiento del abso-lutismo impidió la puesta en funcionamiento de

toda la legislación sobre el gobierno de las pro-vincias elaborado en Cádiz, y no será hasta 1820,con el restablecimiento del régimen liberal, cuan-do se pongan de manifiesto la necesidad de ma-tizar las competencias y tratar de corregir los fa-llos en su funcionamiento de las diputaciones pro-vinciales. En esta línea iba el Decreto de 3 defebrero de 1823, considerada la primera ley pro-vincial y municipal del siglo XIX4. Se pretendía,con este Decreto, poner fin al excesivointervencionismo de los jefes políticos en las di-putaciones y delimitar de forma más precisa lasfunciones administrativas y económicas de dipu-taciones y Ayuntamientos. Pero apenas entradoen vigor fue anulado por el Decreto de 1 de octu-bre de 1823 que declaraba nulos todos los actosdel gobierno constitucional.

El Real Decreto de 21 de septiembre de1835 introdujo algunas modificaciones en lasdiputaciones: la presidencia pasaba al goberna-dor y se establecía un número de diputados equi-valente al de partidos judiciales. La duración enel cargo de diputado se ampliaba a tres años de-biendo renovarse la mitad cada año y medio. Encuanto a las competencias se mantienen las enu-meradas y se añaden algunas más como losrepartimientos de hombres que en la provinciadebían aportarse a los reemplazos del ejército;recibir las reclamaciones sobre contribuciones;la elaboración del reglamento interior; examinarlas cuentas municipales revisando sus presupues-tos; suministrar al Gobierno los datos del censoy estadística; mantener la Milicia nacional y algu-nas más de control sobre los ayuntamientos.Cuando llevaba un año en vigor fue suspendidopor los sucesos de 1836 y vuelto a restaurar porla Ley de 15 de enero de 1837 con la matizaciónde que en ningún caso estarían compuestas lasdiputaciones por menos de siete diputados.

La Constitución de 1837 dedica el títuloIV a las diputaciones y ayuntamientos. En el artí-culo 69 dice:

“En cada provincia habrá una Diputaciónprovincial, compuesta, del número de in-dividuos que determine la ley, nombradospor los mismos electores que los diputadosa Cortes”.

Y en el articulo 71:

“La ley determinará la organización y fun-ciones de las Diputaciones provinciales yde los Ayuntamientos”.

Estos mandatos constitucionales se desa-rrollaron por la Ley de 13 de septiembre de 1837,que volvía a recuperar la figura del jefe político

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como presidente, el intendente y un mínimo desiete diputados.

Posteriormente la Ley de 8 de enero de1845 elevaba a un mínimo de nueve los diputa-dos provinciales cuando el número de partidosjudiciales de la provincia no alcanzara al mínimo.Los diputados serían renovables cada dos años yeran cargos honoríficos, obligatorios y gratuitos.

La Ley de Bases de 1855 estableció el prin-cipio de proporcionalidad en la composición delas diputaciones, a razón de un diputado por cadaveinticinco mil habitantes. Esta composición sevolvió a modificar por la ley provincial de 1863que establecía el nombramiento de diputados porpartido judicial, matizando que de no alcanzarseun mínimo de siete el partido de mayor pobla-ción elegiría dos y luego el siguiente hasta com-pletar ese número. Asimismo, si un partido teníamas de treinta mil habitantes tenía derecho a dosdiputados. La duración del cargo se fijaba en cua-tro años. Esta ley conservó las competencias queya tenían las diputaciones y les añadió algunascomo las relativas a nombrar y separar personalde la institución, el nombramiento de comisio-nes para visitar los establecimientos sostenidoscon fondos de la Diputación, y de comisiones deinspección de obras.

La revolución de 1868 llenará de conteni-dos las diputaciones provinciales. El artículo 99de la Constitución de 1869 atribuye a las corpo-raciones provinciales el gobierno de los intere-ses peculiares de la provincia, la publicidad desus sesiones, la publicación de los presupuestos,cuentas y acuerdos importantes, así como la in-tervención del rey o de las Cortes para impedirque se extralimite en el ejercicio de sus funcio-nes.

La ley progresista de 20 de agosto de1870, consecuencia de la Constitución de 1869,confirió a las diputaciones carácter representati-vo fijando el número de diputados en funcióndel de habitantes de cada provincia de la siguien-te manera: veinticinco diputados para las provin-cias de menos de 150.000 habitantes y un dipu-tado más por cada 10.000 hasta llegar a los300.000. Cuarenta diputados para las provinciasde más de 300.000 habitantes y uno más por cada25.000 hasta llegar a los 500.000. El gobernadorprovincial presidía la Diputación, pero carecía devoto y la ley establecía que entre sus componen-tes se nombraran un presidente, un vicepresiden-te y dos secretarios de sesiones. Esta ley amplia-ba considerablemente las competencias de lasdiputaciones, concediéndoles casi en exclusivaaquellas sobre las que ya estaba actuando: obrasprovinciales, el fomento de actividades econó-

micas, la puesta en funcionamiento de serviciosde interés provincial, etc. En 1876 dejó de tenervigencia al ser abolida toda la legislación revolu-cionaria.

La ley provincial de 1877 volvió a cambiarla composición de las diputaciones: tres diputa-dos por partido judicial de manera que si no sellegaba a veinte se aumentaría hasta alcanzarlos,pero si se pasaban de treinta se reducirían porpartido judicial para no sobrepasar dicha cifra.En cuanto se refiere a competencias aparente-mente se mantenían las de la ley de 1870 peroconsiderablemente reducidas por la intervenciónde la administración central.

En 1882 otra ley provincial, de corte con-servador, establece que pueden ser elegiblescomo diputados por los habitantes a los que laley electoral les reconociese este derecho. Losdiputados se elegirían en número de cuatro porcada dos partidos judiciales colindantes. El car-go era por un período de cuatro años y eran elec-tores todos los españoles mayores de 25 añoscon al menos dos años de residencia. Esta leyprovincial de 1882, dentro del conservadurismode las que le precedieron, las de 1845, 1863 y1877, declaraban su intervencionismo y descon-fianza de la autonomía de las diputaciones de-clarando tajantemente que estas instituciones nopodían ejercer otras funciones que las señaladaspor la ley5.

Ya en el siglo XX nuevas modificacionesvendrían a sufrir las diputaciones perfilando sucomposición y especificando las funciones quele eran propias así como matizando las del plenoy de la comisión provincial. Esto ocurre con elEstatuto provincial de 1925, en el que aparecenlas diputaciones como cuerpos de representaciónpopular al que corresponden la administraciónde los intereses peculiares de la provincia. Segúnéste, hay dos tipos de diputados, los inorgánicos,elegidos por sufragio universal y representaciónproporcional y los corporativos designados en-tre los concejales de los ayuntamientos de la pro-vincia constituidos en colegios electorales. Se es-tablecía unas obligaciones mínimas que debíanrealizar las diputaciones en garantía del bienes-tar de sus habitantes: mantener una casa de ma-ternidad, otra de expósitos, un hospital de bene-ficencia, una casa de socorro para indigentes yotra para dementes pobres, así como la subven-ción de las obras de tipo sanitario llevadas a cabopor los ayuntamientos y mantener un institutode higiene. El mandato de los diputados era dedos años y podían cobrar dietas por su asisten-cia a sesiones. Este estatuto amplió las compe-tencias del presidente de la institución provin-cial considerándolo como representante de la

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provincia y dándole atribuciones de órgano eje-cutivo provincial.

Durante la II República no se introdujeronmodificaciones. No ocurrió así durante la dicta-dura de Franco, que suprimió el carácter demo-crático de la elección de los miembros de las di-putaciones provinciales aumentando elintervencionismo de éstas en la vida municipal.Así, la ley de régimen local de 1950, y su textorefundido de 1955, estableció como órganos degobierno y administración de la provincia el go-bernador civil, la diputación provincial, el presi-dente de la Diputación y la comisión provincialde servicios técnicos. No introdujo modificacio-nes sustanciales en lo que a competencias se re-fiere respecto a la legislación anterior, pero sí enla composición de las diputaciones provinciales.Los diputados se elegían por compromisarios delos ayuntamientos entre sus alcaldes y conceja-les a razón de uno por cada partido judicial, com-pletándose el número con personas que ostenta-ran la representación de las corporaciones y en-tidades económicas,culturales y profesio-nales así como de laOrganización Sindical,radicados en la provin-cia. De esta manera sesuprimía el carácterdemocrático en laelección de los miem-bros de las diputacio-nes provinciales y seacrecentaba la inter-vención de éstas sobrelos ayuntamientos.

En conclusión,durante todo el sigloXIX, a excepción delsexenio revoluciona-rio, las diputacionestienen una considera-ción de cuerpos esen-cialmente consultivos,siendo el jefe políticoel órgano básico deresponsabilidad en laprovincia, cumpliendoademás las diputacio-nes funciones de re-parto de cupos contri-butivos y del contin-gente de reemplazosdel ejército. Con la re-volución de 1868 se intentará convertir a las di-putaciones en verdaderas instituciones provin-ciales. Este es el sentido de la Ley de 20 de agos-to de 1870. Durante la Restauración se disminu-

yó la autonomía de las corporaciones provincia-les y será un paso definitivo en la configuraciónde las diputaciones el Estatuto Provincial de 1925.Durante la II República no se producen variacio-nes de interés y durante la dictadura de Francoquedan ya comentadas sus consecuencias. Sin en-trar en la legislación que se genera a consecuen-cia de nuestra actual Constitución, puesto que elinventario que presentamos corresponde al ar-chivo histórico, no estaría de más apuntar quelas contradicciones que se presentan en nuestrosdías con respecto a las diputaciones provincialesse sitúan en el choque de competencias entreéstas y las comunidades autónomas.

2. SOBRE EL INVENTARIO TOPOGRÁFICO

Los fondos que componen el Archivo tie-nen esencialmente un doble origen: los que ge-nera la propia institución y que se remontan alsiglo XIX, y los de las instituciones de beneficen-cia, casi siempre anteriores a la propia Diputa-ción, que pasaron a depender de ésta el pasado

siglo y que partencronológicamente delsiglo XVII.

Esta documen-tación han sufridopérdidas con el pasodel tiempo, el másimportante sin duda elincendio de 1922 enel palacio de la Adua-na que mermó consi-derablemente los fon-dos de la propia insti-tución. También estosfondos se vieron afec-tados por la inunda-ción en 1989 fecha enque gran parte de losmismos se encontra-ban en los sótanos deledificio de los Servi-cios Técnicos. Estosacontecimientos hancondicionado nuestrotrabajo renunciando arealizar expurgos conla finalidad de queaquella documenta-ción que normalmen-te se desecha transcu-rrido un tiempo pue-da de alguna manera

aportar parte de la información perdida.

La documentación del Archivo de la Dipu-tación se encontraba dispersa en distintas depen-

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Portada de la capilla del hospital o de la Misericordia,en 1981, antes de su restauración en 1987. Jose L. Casado.

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dencias de la institución por la ciudad: en el pro-pio Palacio de la Diputación, en el Centro Cívico,en el Centro Básico de Acogida y en el HospitalClínico. El grado de ordenación de los mismosera diverso, siendo prácticamente inexistente enlos fondos de la Diputación y con sistemas derecuperación suficiente los correspondientes alas antiguas instituciones de beneficencia ahoradependientes de los Servicios Sociales.

La realización del inventario de los fon-dos se nos impuso como tarea primordial6 paraconocerlos y organizarlos. Los fondos, en princi-pio, sin más orden que una cierta disposiciónfuncional se les dio una signatura provisional paradespués realizar una ordenación cronológica de-finitiva. Para ello elaboramos una ficha informá-tica con cuatro entradas: signatura, materia, con-tenido y cronología. Estas cuatro entradas per-miten la recuperación de la información y ade-más que preste un servicio de información a losposibles usuarios del archivo, de tal forma que elinventario lo entendemos como instrumento decontrol y de información.

En lo que se refiere a la entrada signaturahemos dado una exclusivamente numérica paralos legajos y otra precedida de una “L” para loslibros, y aunque en el presente trabajo aparecenseparados ambos, en el soporte informático fun-cionan juntos en la misma base de datos docu-mental, de manera que se facilitan las búsquedasal no tener que repetirse para una misma infor-mación. La entrada “materia” tiene un carácterfuncional respetando al máximo la informaciónque responsabiliza a los distintos servicios u or-ganismos que generan la documentación. En laentrada “contenido” se ha procurado describir almáximo la información contenida en los legajoso libros mediante resúmenes escuetos y nume-rando las unidades documentales para ofrecertambién una cuantificación de las mismas. Laentrada “cronología” la hemos realizado fijandolos años extremos de la información separándo-los por un guión cuando ésta, la información, escontinua y separando los años por comas cuan-do es discontinua.

3. MATERIAS DEL CATÁLOGO DEDOCUMENTOS DE MARBELLA DEL ARCHIVODE LA DIPUTACIÓN PROVINCIAL DEMÁLAGA

En general la documentación del Archivode la Diputación Provincial de Málaga está com-puesta por dos grandes bloques, uno que se re-fiere a instituciones anteriores a la propia Dipu-tación que pasan a ser de su competencia y otrobloque referido a la propia institución. A ellosme voy a referir brevemente a continuación.

El primer bloque está formado por losdocumentos generados por las distintas institu-ciones de Beneficencia que arrancan de 1640 yconstituyen la documentación más interesantedesde un punto de vista social para el estudio delas clases más desfavorecidas de la sociedad (ex-pósitos, dementes, enfermos, y distintos aspec-tos sobre la salud de la población...). Estos docu-mentos proceden de la Beneficencia, es decir delas distintas instituciones que asumieron este ser-vicio en la provincia y pasaron a depender, a par-tir del proceso desamortizador, de las corpora-ciones locales y provinciales al quedar aquéllasincorporadas administrativamente a las mismasbajo su tutela.

El segundo bloque lo forma la documen-tación de naturaleza administrativa, que es pro-ducido por la propia institución provincial (con-tribuciones, contables, vías y obras, proyectostécnicos, registros, correspondencias con losAyuntamientos, Actas, Personal...). Esta documen-tación, siendo muy importante para reconstruirel papel y las actuaciones seguidas por la Corpo-ración Provincial a lo largo de su historia, cuentacon lagunas importantes debido al incendio quesufrieron estos fondos en 1922 y a la mala ges-tión que se ha hecho de los mismos hasta 1994en que se decidió inventariarlos y organizarlosfísicamente.

En concreto las materias que componenel Catálogo de documentos de Marbella son lassiguientes: Beneficencia, Cédulas Personales,Contaduría de fondos, Contribuciones, Fomen-to, Obras civiles, Presupuestos ordinarios muni-cipales, Quintas y Reemplazos, Secretaría y Víasy Obras. Seguidamente intentaremos explicaraquellas que puedan resultar más desconocidas.

3.1. Beneficencia

Esta materia constituye uno de los apar-tados más ricos del presente catálogo deMarbella, así como de los más interesantes porla información que aporta. En total la componen74 signaturas, de las que 64 son libros y 10 lega-jos. Los libros abarcan un período que va desde1848 hasta 1913.

Desde el punto de vista jurídico einstitucional la Beneficencia la podemos consi-derar como una actividad dirigida a satisfacer lasnecesidades vitales de quienes se encuentran ensituación de indigencia7. En España la encargadade la beneficencia era la Iglesia, que desarrollóuna ingente labor en este campo durante los si-glos XVI, XVII y XVIII, en hospitales especiales,casa de misericordia, albergues, hospicios, casasde huérfanos, asilos, redención de cautivos, so-

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corro de presos, limosnas, manicomios, reforma-torios, montes de piedad, etc. En 1798, se decla-raron vendibles las fincas de todos los estableci-mientos de beneficencia e ingresandose el pro-ducto de las ventas en la Real Caja de Amortiza-ción. En 1809 el tesoro dispuso de dichos bene-ficios para atender los gastos de la guerra de laIndependencia.

En 1812 las Cortes de Cádiz decretaronque los establecimientos benéficos fueran cos-teados por los ayuntamientos, ya que al no cum-plirse las leyes propuestas para compensar lasmedidas desamortizadoras, estos establecimien-tos habían alcanzado un alto grado de penuria yabandono. Estas leyes fueron anuladas por Fer-nando VII. En 1820 al entrar en vigor de nuevo laConstitución de 1812, las Cortes promulgaron laLey de 11 de octubre de 1820 que prohibía laadquisición de bienes raíces a las institucionesde beneficencia, y la Ley del 23 de enero de 1822,también conocida como Decreto de las Cortesde 21 de diciembre de 1821 estableció un planbastante completo de la beneficencia. Así en eltítulo I, artículos 1º a 24º se fijaban las normaspara la creación de las Juntas de beneficencia enlos distintos ayuntamientos; en el título II, artí-culos 25º a 39º se establecían las normas de ad-ministración de los fondos de beneficencia y apartir del título III se establecían los tipos de es-tablecimientos y las formas de prestaciones de labeneficencia. Y suprimía la beneficencia particu-lar.

El 20 de junio de 1849 se proclamó la LeyGeneral de Beneficencia que creaba una JuntaGeneral de Beneficencia y por debajo de ella lasjuntas provinciales y las municipales, así comosus atribuciones. Esta ley se completó con el Re-glamento de 14 de mayo de 1852 que establecíalas normas para la ejecución de la ley de 20 dejunio de 1849. Este Reglamento en su título I,capítulo primero, establece las clases y objetode los establecimientos de beneficencia, y asídistingue entre públicos y particulares, a los pri-meros pertenecen los generales, los provincialesy los municipales. A los generales pertenecen losestablecimientos de locos, sordo-mudos, ciegos,impedidos y decrépitos. Los establecimientosprovinciales de beneficencia, según este Regla-mento, tienen como finalidad el alivio de enfer-medades comunes, la atención a menesterosos yel amparo y educación de los huérfanos; perte-necen a esta clase los establecimientos como lohospitales de enfermos, las casas de misericor-dia, las de maternidad y expósitos, las de huérfa-nos y desamparados. El artículo 4º define los es-tablecimientos municipales de beneficencia comolos destinados a socorrer enfermedades acciden-tales, a conducir a los enfermos a los estableci-

mientos provinciales o generales a los indigentes,enfermos y huérfanos de sus respectivos térmi-nos. A esta clase pertenecen, según el reglamen-to, las casas de refugio y hospitalidad pasajera yla beneficencia domiciliaria.

En el capítulo II, artículos 5 a 7 del citadoreglamento, se establecía el número y ubicaciónde los establecimientos de beneficencia. Así, sedice que en principio el número de establecimien-tos generales sería de 28, de los cuales seis se-rán casas de dementes, dos de ciegos, dos desordo-mudos, y dieciocho de decrépitos, impo-sibilitados e impedidos. En los capítulos siguien-tes se desarrollan las obligaciones y derechos delos establecimientos, de sus órganos de gobier-no, de los presupuestos y administración de losdistintos establecimientos. Desde la entrada envigor del reglamento a que nos venimos refirien-do distintas reales órdenes complementan y co-rrigen la legislación mencionada. De estas nor-mativas destacaremos la Real Orden de 12 de oc-tubre de 1860 reglamentando los establecimien-tos particulares.

El 22 de abril de 1873, Pi y Margall, sien-do Ministro de Gobernación y Presidente interi-no, publicó un decreto conocido como “Instruc-ción General para los Establecimientos BenéficosNacionales” que vuelve a regular mucho más mi-nuciosamente sobre la Beneficencia pública. Mástarde, el 27 de abril de 1875, un Real Decretoestablecía la separación entre establecimientospúblicos y privados. En 1885 se terminó de com-pletar la legislación sobre la Beneficencia públicay la privada por la instrucción de 1899 y el De-creto de 25 de octubre de 1899.

3.2. Cédulas personales

Las cédulas personales, también llamadasde vecindad o de empadronamiento, eran docu-mentos que se empezaron a crear en sustituciónde los más antiguos denominados cartas de se-guridad y pasaportes. Estas cédulas eran de obli-gatoria adquisición para todos los españoles yextranjeros domiciliados en España que fuerancabezas de familia o ejercieran algún cargo o pro-fesión. Servían para acreditar la vecindad de sutitular e incluso su identidad. A finales del sigloXIX es realmente una contribución al Estado se-gún su renta, profesión, etc. Empezaron aregularse como cédulas de vecindad por el RealDecreto de 15 de febrero de 1854 que ordena-ban que se suprimieran los pasaportes y pases ymandaba que se expidieran dichas cédulas. Ochodías más tarde, el 23 del mismo mes otro RealDecreto eximía a los militares de las cédulas devecindad. La Real Orden de 1 de abril de 1854reglamentaba el Real Decreto de 15 de febrero.

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La Real Orden de 6 de enero de 1857 establecíaque se castigase gubernativamente a quienes via-jasen sin dichas cédulas. La Real Orden de 18 deagosto de 1876 modifica las normativas anterio-res y publica una Instrucción para la administra-ción y cobranza del impuesto sobre cédulas per-sonales. Esta instrucción establece seis clases decédulas personales, estableciendo un tipo de gra-vamen para cada uno de ellos, así como los pro-cedimientos contra morosos y los premios a lascobranzas.

4. Catálogo de documentos de Marbella

Entendemos por catálogo de documentostoda selección que se hace en un archivo con uncriterio externo al mismo. El criterio de selec-ción del siguiente catálogo se ha basado en labúsqueda de todos aquellos libros y legajos quecontienen documentos que vinculan a la Diputa-ción Provincial con Marbella.

Las fichas de los libros que hacen referen-cia a Marbella se han incorporado al presentecatálogo con las mismas entradas con que apare-cen en el Inventario, pero para los legajos hemospreferido limpiar la ficha en la entrada “conteni-do” eliminando, cuando ha sido posible, las refe-rencias que no corresponden a Marbella.

Confiamos que el presente catálogo seade utilidad para los interesados en el pasado deMarbella ya que el Archivo de la Diputación Pro-vincial de Málaga constituye una fuente de infor-mación importante en sí misma y complementa-ria del Archivo Municipal de esta localidad.

LIBROS

SIGNATURA: L 77MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 1º de ingresos de niños en laHijuela de Marbella 1848 - 1851.CRONOLOGÍA: 1848 - 1851

SIGNATURA: L 101MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 2º de ingresos de niños en laHijuela de Marbella, noviembre - diciembre 1851.CRONOLOGÍA: 1851

SIGNATURA: L 121MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 3º de ingresos de niños en laHijuela de Marbella, 1852.CRONOLOGÍA: 1852

SIGNATURA: L 156MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 4º de ingresos de niños en la

Hijuela de Marbella, 1853 - 1855.CRONOLOGÍA: 1853 - 1855

SIGNATURA: L 168MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 5º de ingresos de niños en laHijuela de Marbella, 1854.CRONOLOGÍA: 1854

SIGNATURA: L 185MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 6º de ingresos de niños en laHijuela de Marbella, 1855.CRONOLOGÍA: 1855

SIGNATURA: L 203MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 7º de ingresos de niños en laHijuela de Marbella, 1856.CRONOLOGÍA: 1856

SIGNATURA: L 218MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 8º de ingresos de niños en laHijuela de Marbella, 1857.CRONOLOGÍA: 1857

SIGNATURA: L 233MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 9º de ingresos de niños en laHijuela de Marbella, 1858.CRONOLOGÍA: 1858

SIGNATURA: L 247MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 10º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1859.CRONOLOGÍA: 1859

SIGNATURA: L 260MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 11º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1860.CRONOLOGÍA: 1860

SIGNATURA: L 277MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 12º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1861.CRONOLOGÍA: 1861

SIGNATURA: L 292MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 13º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1862.CRONOLOGÍA: 1862

SIGNATURA: L 307MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 14º de ingresos de niños en

CATÁLOGO DE DOCUMENTOS SOBRE MARBELLA

Page 72: José Gómez Zotano 15Andrés García Baena Francisco de Asís López Serrano Antonio Luna Aguilar Francisco Javier Moreno Fernández Lucía Prieto Borrego Antonio Rodríguez Feijóo

74 CILNIANA

la Hijuela de Marbella, 1863.CRONOLOGÍA: 1863

SIGNATURA: L 322MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 15º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1864.CRONOLOGÍA: 1864

SIGNATURA: L 335MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 16º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1865.CRONOLOGÍA: 1865

SIGNATURA: L 350MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 17º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1866.CRONOLOGÍA: 1866

SIGNATURA: L 363MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 18º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1867.CRONOLOGÍA: 1867

SIGNATURA: L 379MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 19º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1868.CRONOLOGÍA: 1868

SIGNATURA: L 400MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 20º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 17/1/1869 a 22/12/1869.CRONOLOGÍA: 1869

SIGNATURA: L 415MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 21º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1870.CRONOLOGÍA: 1870

SIGNATURA: L 429MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 22 de ingresos de niños en laHijuela de Marbella, 1871.CRONOLOGÍA: 1871

SIGNATURA: L 448MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 23º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1872.CRONOLOGÍA: 1872

SIGNATURA: L 462MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 24º de ingresos de niños en

la Hijuela de Marbella, 1873.CRONOLOGÍA: 1873

SIGNATURA: L 475MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 25º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1874.CRONOLOGÍA: 1874

SIGNATURA: L 492MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 26º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1875.CRONOLOGÍA: 1875

SIGNATURA: L 507MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 27º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1876.CRONOLOGÍA: 1876

SIGNATURA: L 524MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 28º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1877.CRONOLOGÍA: 1877

SIGNATURA: L 539MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 29º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1878.CRONOLOGÍA: 1878

SIGNATURA: L 555MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 30º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1879.CRONOLOGÍA: 1879

SIGNATURA: L 568MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 31º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1880.CRONOLOGÍA: 1880

SIGNATURA: L 588MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 32º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1881.CRONOLOGÍA: 1881

SIGNATURA: L 598MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 33º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1882.CRONOLOGÍA: 1882

SIGNATURA: L 614MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 34º de ingresos de niños en

CATÁLOGO DE DOCUMENTOS SOBRE MARBELLA

Page 73: José Gómez Zotano 15Andrés García Baena Francisco de Asís López Serrano Antonio Luna Aguilar Francisco Javier Moreno Fernández Lucía Prieto Borrego Antonio Rodríguez Feijóo

CILNIANA 75

la Hijuela de Marbella, 1883.CRONOLOGÍA: 1883

SIGNATURA: L 625MATERIA: Beneficencia: Hogar deSan José.CONTENIDO: Libro 35º de ingresosde niños en la Hijuela de Marbella,1884.CRONOLOGÍA: 1884

SIGNATURA: L 639MATERIA: Beneficencia: Hogar deSan José.CONTENIDO: Libro 36º de ingresosde niños en la Hijuela de Marbella,1885.CRONOLOGÍA: 1885

SIGNATURA: L 650MATERIA: Beneficencia: Hogar deSan José.CONTENIDO: Libro 37º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1886.CRONOLOGÍA: 1886

SIGNATURA: L 667MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 38º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1887.CRONOLOGÍA: 1887

SIGNATURA: L 678MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 39º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1888.CRONOLOGÍA: 1888

SIGNATURA: L 687MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 40º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1889.CRONOLOGÍA: 1889

SIGNATURA: L 697MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 41º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1890.CRONOLOGÍA: 1890

SIGNATURA: L 711MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 42º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1891.CRONOLOGÍA: 1891SIGNATURA: L 718MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 43º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1892.CRONOLOGÍA: 1892

SIGNATURA: L 730MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 44º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1893.CRONOLOGÍA: 1893

SIGNATURA: L 741MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 45º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1894.CRONOLOGÍA: 1894

SIGNATURA: L 747MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 46º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1895.CRONOLOGÍA: 1895

SIGNATURA: L 759MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 47º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1896.CRONOLOGÍA: 1896

SIGNATURA: L 771MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 48º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1897.CRONOLOGÍA: 1897

SIGNATURA: L 790MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 49º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1898.CRONOLOGÍA: 1898

SIGNATURA: L 813MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.

CATÁLOGO DE DOCUMENTOS SOBRE MARBELLA

Puerta de acceso al hospital, lado sur. Año 1981. José L. Casado.

Page 74: José Gómez Zotano 15Andrés García Baena Francisco de Asís López Serrano Antonio Luna Aguilar Francisco Javier Moreno Fernández Lucía Prieto Borrego Antonio Rodríguez Feijóo

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CONTENIDO: Libro 50º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1899.CRONOLOGÍA: 1899

SIGNATURA: L 827MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 51º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1900.CRONOLOGÍA: 1900

SIGNATURA: L 850MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 52º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1901.CRONOLOGÍA: 1901

SIGNATURA: L 873MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 53º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1902.CRONOLOGÍA: 1902

SIGNATURA: L 901MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 54º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1903.CRONOLOGÍA: 1903

SIGNATURA: L 947MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 55 de ingresos de niños en laHijuela de Marbella, 1904.CRONOLOGÍA: 1904

SIGNATURA: L 970MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 56º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1905.CRONOLOGÍA: 1905

SIGNATURA: L 995MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 57º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1906.CRONOLOGÍA: 1906

SIGNATURA: L 1024MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 58º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1907.CRONOLOGÍA: 1907

SIGNATURA: L 1047MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 59º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1908.CRONOLOGÍA: 1908

SIGNATURA: L 1084MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.

CONTENIDO: Libro 60 de ingresos de niños en laHijuela de Marbella, 1909.CRONOLOGÍA: 1909

SIGNATURA: L 1113MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 61º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1910.CRONOLOGÍA: 1910

SIGNATURA: L 1144MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 62º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1911.CRONOLOGÍA: 1911

SIGNATURA: L 1179MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 63º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1912.CRONOLOGÍA: 1912

SIGNATURA: L 1208MATERIA: Beneficencia: Hogar de San José.CONTENIDO: Libro 64º de ingresos de niños enla Hijuela de Marbella, 1913.CRONOLOGÍA: 1913

LEGAJOS

SIGNATURA: 83MATERIA: Beneficencia: Casa de Socorro.CONTENIDO: 1 al 12.- Relaciones nominales deexpósitos que han cumplido los 6 años en lashijuelas de Antequera, Ronda, Vélez-Málaga yMarbella, 1851 - 1852, 1854 - 1856, 1859 - 1863,1869 - 1870.CRONOLOGÍA: 1851 - 1852, 1854 - 1856, 1859 -1863, 1869 - 1870

SIGNATURA: 98MATERIA: Contaduría de fondos.CONTENIDO: 42.- Hospital de la Caridad deMarbella, censos, 1877.CRONOLOGÍA: 1853, 1861, 1873, 1876 - 1878,1880, 1884 - 1887, 1890 - 1898, 1904, 1909.

SIGNATURA: 104MATERIA: Beneficencia.CONTENIDO: 1 al 4.- Censos de beneficencia per-tenecientes al Hospital San Juan de Dios, Hospi-tal de Santa Ana, Casa de Socorro, Casa de Expó-sitos, Hospital de Convalecientes, Patronato dePadre Romera y Hospital de Marbella, 1855 -1875.CRONOLOGÍA: 1855 - 1879, 1882, 1886, 1923

SIGNATURA: 123MATERIA: Beneficencia: Casa de Misericordia.CONTENIDO: 1 al 4.- Relación nominal de expó-

CATÁLOGO DE DOCUMENTOS SOBRE MARBELLA

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sitos mayores de 6 años. Hijuelas deVélez-Málaga, Ronda y Marbella 1863 - 1868.CRONOLOGÍA: 1863 - 1868

SIGNATURA: 128MATERIA: Beneficencia: Casa de Misericordia.CONTENIDO: 1 - 5.- Relaciones nominales de losniños expósitos que son mayores de 6 años en1865 - 1866, 1871, 1873 - 1874, y que debenpasar de la Casa de Expósito o de las hijuelas deAntequera, Marbella, Ronda y Vélez-Málaga a laCasa Central.CRONOLOGÍA: 1865 - 1866, 1871, 1873 - 1874

SIGNATURA: 150MATERIA: Beneficencia: Casa de MisericordiaCONTENIDO: 1 al 3.- Relación nominal de los ex-pósitos mayores de 6 años de las hijuelas deVelez-Málaga, Marbella, Ronda y Antequera, enlos años, 1871 a 1872, 1876 a 1878.CRONOLOGÍA: 1871 - 1872, 1876 - 1878

SIGNATURA: 167MATERIA: Vías y Obras.CONTENIDO: 37.- Construcción del nuevo cemen-terio de Marbella 22/8/1885 al 25/8/1885. CRO-NOLOGÍA: 1881 - 1888

SIGNATURA: 173MATERIA: Contaduría de fondosCONTENIDO: 39.- Certificado de solvencia delcontingente provincial de 1894 y 1895 del ayun-tamiento de Marbella.CRONOLOGÍA: 1883 - 1886, 1890, 1895 - 1915

SIGNATURA: 174MATERIA: Contaduría de fondos.CONTENIDO: 3.- Informes de gastos y enfermosatendidos en el hospital provincial, hospital ehijuela de Marbella, Veléz-Málaga, Antequera yRonda, Casa de Misericordia y Casa Central deexpósitos, 1/4/1911 al 31/8/1918.CRONOLOGÍA: 1883 - 1908, 1911 - 1918

SIGNATURA: 187MATERIA: Beneficencia: Hijuela de Expósitos.CONTENIDO: 7.- Hijuela de Expósitos de Marbella2/1887. 18.- Hijuela de Expósitos de Marbella 6/1887. 38.- Hijuela de Expósitos de Marbella 12/1887.CRONOLOGÍA: 1887, 1891

SIGNATURA: 208MATERIA: Contaduría de fondos: Oficios.CONTENIDO: 23.- Hijuela de Marbella, 1898 -1899.CRONOLOGÍA: 1895 - 1901

SIGNATURA: 271MATERIA: Contaduría de fondos.

CONTENIDO: 13.- Negativa del alcalde de Marbellaa firmar notificación de embargo.CRONOLOGÍA: 1904.

SIGNATURA: 289MATERIA: Quintas y reemplazos.CONTENIDO: 1 al 128.- El Teniente Coronel Pre-sidente de la Junta de Clasificación y Revisiónsolicita expedientes personales de los mozos,1927. 129 al 212.- Certificados expedidos por elarchivo, de mozos de Frigiliana, Coin, Alameda,Málaga, Melilla, Fuengirola, Cuevas Bajas, Alga-rrobo, Casabermeja, Vélez-Málaga, Ronda,Benamocarra, Almogia, Antequera, Estepona,Marbella, Archidona, Valle de Abdalajis, Cuevasde San Marcos, Cártama, Cuevas del Becerro,Benamargosa, Gaucin, Alfarnatejo, Benaojan,1905, 1910, 1912 - 1924.CRONOLOGÍA: 1905, 1910, 1912 - 1924

SIGNATURA: 302MATERIA: Contaduría de fondos provincialesCONTENIDO: 56 al 89.- Reclamaciones a los ayun-tamientos de Alameda, Alcaucín, Alfarnate,Alfarnatejo, Algarrobo, Algatocín, provinAlhaurínel Grande, Alhaurín de la Torre, Almáchar,Almargen, Almogía, Alora, Alozaina, Alpandeire,Antequera, Archez, Archidona, Ardales, Arenas,Arriate, Atajate, Benadalid, Benagalbón,Benahavís, Benalauría, Benalmádena,Benamargosa, Benamocarra, Benaoján,Benarrabá, Borje, Burgo, Campillos, Canillas deAlbaida, Canillas de Aceituno, Cañete la Real,Carratraca, Cartagima, Cártama, Casabermeja,Casarabonela, Casares, Coín, Colmenar, Comares,Cómpeta, Cortes, Cuevas Bajas, Cuevas del Bece-rro, Cuevas de San Marcos, Cútar, Estepona,Faraján, Frigiliana, Fuengirola, Fuente de Piedra,Gaucín, Ganalguacil, Guaro, Humilladero, Igualeja,Istán, Iznate, Jimera de Libar, Jubrique, Júzcar,Macharaviaya, Málaga, Manilva, Marbella, Mijas,Moclinejo, Mollina, Monda, Montejaque, Nerja,Ojén, Olías, Parauta, Peñarrubia, Periana, Pizarra,Pujerra, Riogordo, Ronda, Salares, Sayalonga,Sedella, Sierra de Yeguas, Teba, Tolóx,Torremolinos, Torróx, Totalán, Valle de Abdalajís,Velez-Málaga, Villanueva de Algaidas, Villanuevadel Rosario, Villanueva de Tapia, Villanueva delTrabuco, Viñuela, Yunquera, 12/01/1921 a 23/06/1921.CRONOLOGÍA: 1886 - 1912, 1916 - 1919, 1921

SIGNATURA: 304MATERIA: Contaduría de fondos.CONTENIDO: 4.- Hijuelas de expósitos deMarbella; aprobación de gastos 1906 al 1908.CRONOLOGÍA: 1906 - 1916

SIGNATURA: 318MATERIA: Quintas y reemplazos.

CATÁLOGO DE DOCUMENTOS SOBRE MARBELLA

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CONTENIDO: 1 al 132.- El Teniente Coronel Pre-sidente de la Junta de Clasificación y Revisiónsolicita expedientes personales de los mozos,1928, 1930. 133 al 218.- Certificados expedidospor el archivo, de mozos de Torrox, Arriate,Almogía, Torremolinos, Melilla, Vélez-Málaga,Alhaurin el Grande, Casabermeja, Algarrobo,Antequera, Ronda, Cútar, Archidona, Marbella,Fuengirola, Valle de Abdalajis, Riogordo, Periana,Mijas, Villanueva del Rosario, Benamocarra,Estepona, Carratraca, Benamargosa, 1907, 1910,1912, 1916 - 1924, 1928.CRONOLOGÍA: 1907, 1910, 1912, 1916 - 1924,1928.

SIGNATURA: 326MATERIA: Quintas y reemplazos.CONTENIDO: 77 al 205.- Certificados expedidospor el archivo de mozos de Antequera, Melilla,Málaga, Coin, Fuente de Piedra, Campillos,Casablanca, Nerja, Alfarnatejo, Peñarrubia,Marbella, Almogía, Arriate, Valle de Abdalajis,Alfarnate, Ronda, Alhaurin el Grande, Cuevas deSan Marcos, Estepona, Casarabonela, Sedella,Vélez-Málaga, Alhucemas, Cortes de la Frontera,Humilladero, Casabermeja, Totalán, Cártama,Alcaucin, Archidona, Cútar, Alora, Benamocarra,1908, 1910 - 1924.CRONOLOGÍA: 1908, 1910 - 1924, 1929

SIGNATURA: 335MATERIA: Contaduría de fondos.CONTENIDO: 1 al 100.- Cuentas Municipales yBalances de los siguientes municipios de la pro-vincia: Alameda, Alcaucín, Alfarnate, Alfarnatejo,Algarrobo, Algatocín, Alhaurín de la Torre, Alhaurínel Grande, Almachar, Almárgen, Almogía, Alora,Alpandeire, Antequera, Archez, Archidona,Ardales, Alozaina, Atajate, Arenas, Arriate,Benadalid, Benagalbón, Benahavís, Benalauría,Benalmádena, Benamargosa, Benamocarra,Benaoján, Benarrabá, Burgo, Canillas de Albaida,Canillas de Aceituno, Coín, Campillos, Cañete laReal, Cartagima, Borge, Cártama, Casabermeja,Casarabonela, Casares, Colmenar, Comares,Cómpeta, Cuevas Bajas, Cuevas del Becerro, Cue-vas de San Marcos, Cútar, Estepona, Faraján,Frigiliana, Fuengirola, Fuente de Piedra,Genalguacil, Gaucín, Guaro, Jubrique, Humilladero,Igualeja, Istan, Iznate, Jimena de Líbar, Júzcar,Macharavialla, Málaga, Manilva, Marbella, Totalán,Mijas, Montejaque, Mollina, Moclinejo, Monda,Nerja, Ojén, Olías, Parauta, Peñarrubia, Periana,Pizarra, Pujerra, Riogordo, Ronda, Sayalonga,Salares, Sedella, Sierra de Yeguas, Teba, Tolox,Torremolinos, Torrox, Valle de Abdalajís,Vélez-Málaga, Villanueva de Algaidas, Villanuevadel Trabuco, Villanueva del Rosario, Villanueva deTapia, Viñuela, Yunquera, 01/01/1909.CRONOLOGÍA: 1909

SIGNATURA: 340MATERIA: Fomento.CONTENIDO: 59.- Expropiación de terrenos enMarbella para la construcción del ferrocarril deMálaga a San Fernando, 1914.CRONOLOGÍA: 1909, 1911 - 1915

SIGNATURA: 342MATERIA: Fomento.CONTENIDO: 99.- Sobre un crédito para una casaen Marbella instruido por el Ayuntamiento don-de se halla levantada la Plaza de Toros, 1922.CRONOLOGÍA: 1909, 1916 - 1922

SIGNATURA: 344MATERIA: Beneficencia.CONTENIDO: 16.- Informes de gastos de los hos-pitales e hijuelas de Marbella, Vélez-Málaga, Ron-da y Antequera, Casa de Misericordia y HospitalProvincial, 1908 - 1914. CRONOLOGÍA: 1909 -1921, 1923

SIGNATURA: 345MATERIA: Fomento.CONTENIDO: 41.- Fallecimiento del peón cami-nero asignado al trozo de carretera de Marbellaa Ojén y designación del que haya de sustituirla.CRONOLOGÍA: 1910

SIGNATURA: 383MATERIA: Contaduría: Cárceles.CONTENIDO: 1 a 95.- Gastos y presupuestos decárceles de los municipios de Málaga, Archidona,Marbella, Vélez-Málaga, Antequera, Ronda, Coín,Campillos, Estepona, Colmenar, Alora, Gaucín yTorrox.CRONOLOGÍA: 1912 - 1929

SIGNATURA: 417MATERIA: Beneficencia: Hijuela de Expósitos deAntequera, Hijuela de Expósitos de Vélez-Málagay Hospital e Hijuela de Marbella.CONTENIDO: 9 al 11.- Gastos mensuales del Hos-pital e Hijuela del distrito de Marbella, 1920 -1922.CRONOLOGÍA: 1914 - 1917, 1920 - 1922

SIGNATURA: 461MATERIA: Contaduría de fondos.CONTENIDO: 1 al 4.- Expedientes de Hijuela deMarbella, Hospital e Hijuela de Ronda, Hijuela deAntequera, Hijuela de Velez-Málaga, 1916.CRONOLOGÍA: 1916

SIGNATURA: 471MATERIA: Beneficencia.CONTENIDO: Del 1 al 20.- Presupuestos or-dinarios de gastos del Hospital Civil, Casade Expós i tos , Casa de Miser icord ia eHijuelas de Ronda, Marbella y Vélez-Málaga,

CATÁLOGO DE DOCUMENTOS SOBRE MARBELLA

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1916 - 1922.CRONOLOGÍA: 1916 - 1922.

SIGNATURA: 479MATERIA: Contaduría de fondosCONTENIDO: 1 al 24.- Expedientes de requeri-miento de apremio por débitos de contingen-te provincial de los Ayuntamientos deEstepona, Frigiliana, Fuente de Piedra, Gaucín,Genalguacil, Guaro, Humilladero, Istán, Iznate,Jimera de Libar, Jubrique, Juzcar, Macharaviaya,Manilva, Marbella, Moclinejo , Mollina, Cútary Cortes de la Frontera en el ejercicio econó-mico de 1917.CRONOLOGÍA: 1917

SIGNATURA: 532MATERIA: Contaduría de fondos.CONTENIDO: 5 al 43.- Cuentas mensuales delHospital e Hijuela de Marbella, 1922 - 1925.CRONOLOGÍA: 1918 - 1925

SIGNATURA: 621MATERIA: Beneficencia: Casa de Misericordia.Ingresos y Bajas.CONTENIDO: 138.- Traslado a la Hijuela deMarbella del expósito Matías Villalobos García,1921.CRONOLOGÍA: 1921 - 1923

SIGNATURA: 632MATERIA: Obras Civiles.CONTENIDO: 25.- En Marbella, expediente dereparación en el hospital e hijuela 15/1/1923 al30/1/1923.CRONOLOGÍA: 1921 - 1925

SIGNATURA: 659MATERIA: Quintas y Reemplazos.CONTENIDO: 13 al 15.- Expedientes de revi-sión de reclutamiento de mozos de Marbella,1922.CRONOLOGÍA: 1922

SIGNATURA: 670MATERIA: Presupuestos ordinarios municipales.CONTENIDO: 1 - 10.- Presupuestos ordinarios delos municipios de Igualeja, Istán, Jimera de Libar,Jubrique, Juzcar, Macharaviaya, Manilva y Marbellade 1922 - 1923.CRONOLOGÍA: 1922 - 1923

SIGNATURA: 676MATERIA: Secretaría.CONTENIDO: 1 al 4.- Sobre personal de los ayun-tamientos de Marbella, Torremolinos, Monda yVillanueva del Trabuco, 1923 - 1924. 27.- Sus-pensión de un acuerdo relativo al traslado de unaverja en Marbella, 1923.CRONOLOGÍA: 1922 - 1925

SIGNATURA: 688MATERIA: Quintas y Reemplazos.CONTENIDO: 13 al 14.- Expedientes de recluta-miento de mozos de Marbella, año 1923.CRONOLOGÍA: 1923

SIGNATURA: 707MATERIA: Presupuestos ordinarios municipales.CONTENIDO: 1 - 8.- Presupuestos ordinarios delos municipios de Manilva, Marbella, Mijas,Moclinejo, Mollina, Monda, Montejaque y Nerjade 1923 - 1924.CRONOLOGÍA: 1923 - 1924

SIGNATURA: 715MATERIA: Secretaría.CONTENIDO: 1 al 37.- Recursos de alzada de par-ticulares contra los ayuntamientos de Málaga,Coín, Canillas de Albaidas, Ojen, Marbella, Ron-da, Estepona, Arenas, Cartagima, Antequera,Alora, Archidona, Casarabonela, Mijas, Sayalongay Vélez-Málaga, 1923 - 1924. CRONOLOGÍA: 1923- 1925

SIGNATURA: 732MATERIA: Quintas y reemplazos.CONTENIDO: 25 - 27.- Expedientes de recluta-miento de mozos de Marbella, 1924.CRONOLOGÍA: 1924

SIGNATURA: 767MATERIA: Cédulas Personales.CONTENIDO: 60.- El alcalde de Marbella interesahojas declaratorias para la confección del padrónde cédulas personales, 1926.CRONOLOGÍA: 1925 - 1927

SIGNATURA: 800MATERIA: Cédulas personales.CONTENIDO: 1.- Padrones del impuesto de cédu-las personales de los siguientes pueblos:Casabermeja, Macharaviaya, Marbella, Moclinejoy Mollina, 1926, 1927.CRONOLOGÍA: 1926, 1927.

SIGNATURA: 813MATERIA: Fomento.CONTENIDO: 62.- Sobre imposibilidad de va-riar la subvención al Ayuntamiento deMarbella, 1929.CRONOLOGÍA: 1926 - 1929

SIGNATURA: 838MATERIA: Cédulas personales.CONTENIDO: 3 al 8.- Nombramientos de agentesde la Corporación para la administración y co-branza de cédulas personales del año 1927 enEstepona, Istán, Marbella, Ojén, Algarrobo, Cár-tama, 06/06/1927 a 17/06/1927.CRONOLOGÍA: 1927 - 1928

CATÁLOGO DE DOCUMENTOS SOBRE MARBELLA

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SIGNATURA: 849MATERIA: Secretaría.CONTENIDO: 9.- Sobre oficio del Juez espe-cial para la revisión de arrendamientos rús-ticos en los partidos judiciales de Marbella,Archidona y otros para que se le facilite poresta Corporación una máquina de escribir,11/05/1932.CRONOLOGÍA: 1927 - 1928, 1931 - 1934

SIGNATURA: 860MATERIA: Contaduría de fondos.CONTENIDO: 1 al 16.- Conciertos para pago dela aportación forzosa de los ayuntamientos deMálaga, Monda, Antequera, Fuente Piedra,Marbella, Ronda, Archidona y Torrox, 1927 - 1934.18.- Oficios sobre el pago de la aportación for-zosa de los ayuntamientos de Marbella yRiogordo, 1929 - 1930.CRONOLOGÍA: 1927 - 1934

SIGNATURA: 886MATERIA: Vías y Obras.CONTENIDO: 55 al 62.- Peticiones de reparacio-nes de caminos vecinales de la zona de Marbella,1933, 1939, 1941, 1967 - 1968.CRONOLOGÍA: 1928, 1930 - 1936, 1938 - 1944,1946, 1952, 1964 - 1972

SIGNATURA: 899MATERIA: Cédulas personales.CONTENIDO: 1.- Administración y cobranza decédulas personales, 1929. Sayalonga, Alhaurín dela Torre, Coín, Benagalbón, Cuevas de San Mar-cos, Moclinejo, Olias, Totalán, Villanueva del Ro-sario, Benahavis, Marbella, Ojén, Alozaina,Casarabonela, Istán.CRONOLOGÍA: 1929

SIGNATURA: 905MATERIA: Secretaría: Cédulas persona-les: Reclamaciones.CONTENIDO: 43.- María Luisa Quijada,de Marbella, 18/06/1929.CRONOLOGÍA: 1929

SIGNATURA: 907MATERIA: Secretaría: Cédulas Persona-les: ReclamacionesCONTENIDO: 33.- Francisco BelónSalgado, de Marbella, 16/08/1929. 34.-Francisco Domínguez Torralba, deMarbella, 16/08/1929. 35.- Oficio de laAlcaldía de Marbella remitiendo reclama-ciones de varios vecinos, 16/08/1929.36.- Manuel Cantos Vidal, de Marbella,16/08/1929. 37.- Miguel Calzado Chico-te, de Marbella, 16/08/1929. 38.- DiegoJiménez Martín, de Marbella, 16/08/1929. 39.- Carmen Duarte Leiva, deMarbella, 16/08/1929. 40.- José Gallar-

do Moreno, de Marbella, 16/08/1929. 41.- Juande Lima Fernández, de Marbella, 27/07/1929. 42.-Juan Mora Pérez, de Marbella, 16/08/1929. 43.-Josefa Morillas Cano, de Marbella, 16/08/1929.44.- Joaquín Montero Sánchez, de Marbella, 16/08/1929. 45.- Manuel Muñoz Zamora, deMarbella, 16/08/1929. 46.- José Montero Blanco,de Marbella, 16/08/1929. 47.- Francisco ParraRodríguez, de Marbella, 16/08/1929. 48.- JoséPalomo Jiménez, de Marbella, 16/08/1929. 49.-José Ramos Aguilar, de Marbella, 16/08/1929.CRONOLOGÍA: 1929

SIGNATURA: 933MATERIA: Cédulas personalesCONTENIDO: 19.- Informe sobre concesión aAntonio Ortiz Bernal de la formación de los pa-drones de cédulas de Benahavis y Marbella, 5/2/1930.CRONOLOGÍA: 1930

SIGNATURA: 934MATERIA: Cédulas personales.CONTENIDO: 1 al 27.- Administración y cobran-za de cédulas personales en Archez, Benalmádena,Competa, Alameda, Borge, Cártama, Estepona,Alpandeire, Farajan, Cuevas Bajas, Juzcar,Benagalbón, Moclinejo, Valle de Abdalajis,Genalguacil, Alfarnatejo, Iznate, Benahavis, Istán,Marbella, Sayalonga, Cutar, Benamargosa,Viñuela, Macharaviaya, Humilladero.CRONOLOGÍA: 1930

SIGNATURA: 939MATERIA: Secretaría: Cédulas personales.CONTENIDO: 48.- Reclamación de FranciscaDomínguez Torralba, Marbella, 1930. 49.- Recla-mación de Juan de Lima Fernández, Marbella,

CATÁLOGO DE DOCUMENTOS SOBRE MARBELLA

Patio del hospital. Vista desde la galería superior. Año 1981. José L. Casado.

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1930. 50.- Reclamación de Manuela DomínguezSalcedo, Marbella, 1930. 51.- Remisión del alcal-de de reclamación presentada por el peón cami-nero José Medina García en representación de suscompañeros, Marbella, 1930. 52.- Reclamaciónde Manuel Cantos Gallardo, Marbella, 1930.96.-Reclamación de José Palomo Jiménez, Marbella,1930. 97.- Reclamación de Rafael Ruiz Marcelo,Marbella, 1930. 98.- Reclamación de FranciscoBelón Salgado, Marbella, 1930. 99.- Reclamaciónde Joaquín Montero Sánchez, Marbella, 1930.100.- Reclamación de Mariana Quero Moreno,Marbella, 1930. 101.- Reclamación de JoséCarrasco Vázquez, Marbella, 1930. 102.- Recla-mación de Fernando Álvarez Acosta, Marbella,1930.CRONOLOGÍA: 1930

SIGNATURA: 958MATERIA: Contaduría de fondos.CONTENIDO: 1 al 89.- Liquidación de cédulaspersonales; Fuengirola, Marbella, Mollina, Ojen,Periana, Sayalonga, Sierra de Yeguas, Teba, Torrox,Villanueva del Trabuco, Villanueva de Tapia,Torremolinos, Tolox, Ronda, Pujerra, Parauta,Igualeja, Guaro, Frigiliana, Peñarrubia, Villanuevade Algaida, Riogordo, Monda, Gaucin, Juzcar, Pi-zarra, Nerja, Junquera, Montejaque, Istan, Farajan,Manilva, Jubrique, Jimera de Libar, Fuente Piedra,Sedella, Vélez-Málaga, Mijas, Salares, Villanuevadel Rosario, Genalguacil, Valle de Abdalajis,Iznate, Estepona, Macharaviaya, Totalan, Olias,Farajan, Mijas, Viñuela, Málaga, 1930 - 1932.CRONOLOGÍA: 1930 - 1932.

SIGNATURA: 962MATERIA: Cédulas personales.CONTENIDO: 1 al 104.- Liquidaciones practicadaspor los agentes recaudadores de cédulas persona-les correspondientes a períodos ejecutivos y vo-luntarios de 1930 - 1934 de Pujerra, Mollina,Periana, Valle de Abdalajís, Vélez-Málaga, Mijas,Torremolinos, Ronda, Moclinejo, Tolox, Peñarrubia,Villanueva del Trabuco, Olias, Villanueva deAlgaidas, Macharaviaya, Teba, Marbella, Villanuevade Tapia, Ronda, Málaga, Monda, Parauta, Torrox,Genalguacil, Yunquera, Salares, Sedella, Pizarra,Nerja, Montejaque, Totalan, Manilva, Ojen,Marbella, Sayalonga, Riogordo, Torremolinos, Sie-rra de Yeguas, 1930 - 1934.CRONOLOGÍA: 1930 - 1934

SIGNATURA: 970MATERIA: Vías y Obras.CONTENIDO: 33 al 41.- Peticiones sobre la cons-trucción de caminos vecinales en la zona deMarbella, 1932, 1936, 1939. 42 al 62.- Peticio-nes sobre la construcción de caminos vecinalesen la zona de Antequera, 1931 - 1936.CRONOLOGÍA: 1930 - 1936, 1939, 1945

SIGNATURA: 1018MATERIA: Cédulas personales.CONTENIDO: 1 - 162.- Reclamaciones contra laclasificación en el padrón de cédulas personalesen los municipios de Alfarnate, Antequera,Benarrabá, Coín, Fuengirola, Marbella, Periana,Ronda, Torremolinos, torrox, Vélez-Málaga,Casabermeja, Humilladero y otros en 1932.CRONOLOGÍA: 1932

SIGNATURA: 1021MATERIA: Cédulas personalesCONTENIDO: 1 al 29.- Administración y cobran-za del impuesto de cédulas personales en los tér-minos municipales de Cutar, Estepona, Farajan,Frigiliana, Fuengirola, Fuente de Piedra, Gaucin,Genalguacil, Guaro, Humilladero, Igualeja, Istan,Iznate, Jimera de Libar, Jubrique, Juzcar,Macharaviaya, Manilva, Marbella, Mijas,Moclinejo, Mollina, Monda, Montejaque, Nerja,Ojen, Olias, Parauta y Peñarrubia, en el año 1932.CRONOLOGÍA: 1932

SIGNATURA: 1035MATERIA: Cédulas personales.CONTENIDO: Del 1 al 47.- Liquidación del im-puesto de cédulas personales en período volun-tario de 1931 de los pueblos: Cártama en perío-do ejecutivo, 1933, Cártama en período volun-tario, Casabermeja en período ejecutivo,Casabermeja en período voluntario,Casarabonela, Casares, Coín, Colmenar, Comares,Competa en 1933, Cortes de la Frontera, Cuevasdel Becerro, Cutar en período ejecutivo, Cutaren período voluntario, Churriana, Estepona,Faraján, Frigiliana, Fuengirola, Fuente de Piedra,Gaucín, Genalguacil, Guaro, Igualeja, Jubrique,Juzcar, Macharaviaya, Málaga, Manilva, Marbella,Mijas, Moclinejo, Mollina, Monda, Nerja, Ojen,Parauta, Peñarrubia, Periana, Pizarra, Pujerra,Riogordo en 1933, Ronda, Salares, Sayalonga,Sedella en 1933, 1932.CRONOLOGÍA: 1932 - 1933.

SIGNATURA: 1060MATERIA: Contaduría de fondosCONTENIDO: 3.- Cuentas de gastos en el Hospi-tal de Marbella. 5.- Cuentas de gastos en Casa deMisericordia, Casa Central de Expósitos e Hijuelasde Expósitos de Marbella, Vélez-Málaga,Antequera y Ronda.CRONOLOGÍA: 1909 - 1911

SIGNATURA: 1085MATERIA: Fomento.CONTENIDO: 119.- Expediente relativo a montesprotectores en los términos municipales deEstepona, Benahavis, Istán, Marbella, Ojén, Mijas,Fuengirola y Benalmádena 3/9/1934.CRONOLOGÍA: 1933 - 1936

CATÁLOGO DE DOCUMENTOS SOBRE MARBELLA

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82 CILNIANA

SIGNATURA: 1094MATERIA: Cédulas personales.CONTENIDO: 1 al 30.- Administración y cobran-za de cédulas personales en Cutar, Estepona,Farajan, Frigiliana, Fuengirola, Fuente de Piedra,Gaucin, Genalguacil, Guaro, Humilladero, Istan,Igualeja, Iznate, Jimera de Libar, Jubrique, Juzcar,Macharaviaya, Málaga, Manilva, Marbella, Mijas,Moclinejo, Mollina, Monda, Montejaque, Nerja,Ojen, Olias, Parauta, Peñarrubia, 1934.CRONOLOGÍA: 1934.

SIGNATURA: 1127MATERIA: Cédulas personales.CONTENIDO: 1 - 45.- Administración y cobranza decédulas personales en los municipios de Cútar,Estepona, Frigiliana, Fuengirola, Fuente de Piedra,Gaucín, Guaro, Igualeja, Istán, Iznate, Jubrique,Macharaviaya, Manilva, Marbella, Moclinejo, Mollina,Monda, Nerja, Ojén, Olias, Parauta, Peñarrubia,Periana, Pizarra, Pujerra, Riogordo, ronda, Salares,Sayalonga, Sedella, Sierra de Yeguas, Teba, Tolox,Totalán, Vélez-Málaga, Valle de Abdalajis, Villanuevade Algaidas, Villanueva del Rosario, Villanueva deTapia, Villanueva del Trabuco, La Viñuela, Yunquera,Churriana y Torremolinos en 1935. 46.- Nombra-miento de agente ejecutivo en Málaga capital.CRONOLOGÍA: 1935

SIGNATURA: 1160MATERIA: Cédulas personales.CONTENIDO: 1 - 23.- Administración y cobranza decédulas personales en los municipios de Humilladero,Igualeja, Istán, Iznate, Jimera de Libar, Jubrique, Juzcar,Macharaviaya, Málaga, Manilva, Marbella, Mijas,Moclinejo, Mollina, Monda, Montejaque, Nerja, Ojen,Olias, Parauta, Peñarrubia, Periana y Pizarra en 1936.CRONOLOGÍA: 1936

SIGNATURA: 1183MATERIA: Beneficencia: Casa de Misericordia.Solicitudes de Ingresos. Ingresos y Bajas.CONTENIDO: 17.- Oficio del Juez de Instrucciónde Marbella en funciones de Tribunal Tutelar deMenores interesando que se le manifieste si fun-ciona algún Establecimiento dependiente de estaCorporación dedicado a la guarda y custodia demenores sometidos a expediente 13/10/1937.CRONOLOGÍA: 1937

SIGNATURA: 1197MATERIA: Cédulas Personales.CONTENIDO: Sobre administración y cobranzadel impuesto de cédulas personales en los tér-minos municipales de: 69.- Marbella.CRONOLOGÍA: 1938

SIGNATURA: 1214MATERIA: Secretaría: Cédulas Personales.CONTENIDO: 18 al 56.- Expedientes sobre aproba-

CATÁLOGO DE DOCUMENTOS SOBRE MARBELLA

ción de listas de morosos en los términos munici-pales de: Cuevas Bajas, Villanueva de Algaidas,Mollina, Mijas, Torremolinos, Málaga, Alora, Nerja,Vélez-Málaga, Totalán. Olías, Moclinejo, Campillos,Macharaviaya, Monda, Ronda, Montejaque,Carratraca, Ardales, Istán, Casabermeja, Archidona,Cortés de la Frontera, Canillas de Aceituno,Benagalbón, Torrox, Antequera, Pizarra, Peñarrubia,Alfarnate, Alhaurín de la Torre Almargen, Comares,Casarabonela, Benamargosa, Fuengirola, Riogordo,Marbella, Sayalonga, Cartajima, Yunquera, Alozaina,Frigiliana, Sierra de Yeguas, Pujerra, Villanueva deTapia, Colmenar, Estepona, Alhaurín el Grande,Iznate, Solares, Sedella, Alameda, Periana,Benahavis, Teba, Villanueva del Rosario, Casares,Arriate, Guaro, Cañete la Real, Benadalid, Villanuevadel Trabuco, Benaoján, Faraján, Arenas, El Burgo,Cómpeta, Almáchar, Cuevas del Becerro, Fuente Pie-dra, Gaucín, Churriana, Genalguacil, Benamo-carray Almogía correspondientes al ejercicio de 1939 y1940, desde Noviembre 1938 hasta Enero 1941.CRONOLOGÍA: 1938 - 1940

SIGNATURA: 1291MATERIA: Contribuciones.CONTENIDO: 15 al 33.- Documentación relacio-nada con los recaudadores de la zona de Málaga,Alora, Antequera, Campillos, Coín, Colmenar,Estepona, Gaucín, Marbella, Melilla, Ronda, Torroxy Vélez-Málaga, 1944 - 1950. 34.- Fianza del re-caudador de Archidona, 1952.CRONOLOGÍA: 1944 - 1952

SIGNATURA: 1299MATERIA: Contribuciones.CONTENIDO: 6.- Contribuciones e impuestoscorrespondientes a 1964 - 1965 de: Melilla, Má-laga, Alora, Antequera, Archidona, Campillos,Coín, Colmenar, Estepona, Gaucín, Marbella, Ron-da, Torrox y Veléz-Málaga.CRONOLOGÍA: 1945, 1947 - 1948, 1950, 1955,1964 - 1965, 1967, 1969 - 1970

Notas:1 PAJARES LADRERO, L. Felipe: Inventario del Archivo Histórico

de la Diputación Provincial de Málaga. 2 tomos. Málaga inédito.

2 Para la legislación que a continuación se cita véase

MARTÍNEZ ALCUBILLA, M.: Diccionario de la Administración Es-pañola. Madrid 1877.

3 Artículo 238 de la ley de 1923.

4 Véase SÁNCHEZ-ARCILLA BERNAL, J.: Historia de las Ins-

tituciones Político-admistrativas Contemporáneas (1808-1975).Madrid 1994. p. 278.

5 SÁNCHEZ-ARCILLA BERNAL, op. cit. p. 321.

6 Véase PESCADOR DEL HOYO, Mª.C.: El Archivo. Instrumen-

tos de trabajo. Madrid 1986. “[El inventario] es el instrumentoprimordial de conocimiento de los fondos de un archivo y comotal viene realizándose desde los tiempos remotos. En la actuali-dad se ha vuelto a considerar la importancia de estos instru-mentos reconociendo su innegable interés.” p. 15.

7 ARTOLA, Miguel: Enciclopedia de Historia de España. Ma-

drid 1991. p. 145.

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CILNIANA 83

NUESTRA NATURALEZAFauna de Sierra Blanca

Cabras monteses en Sierra Blanca.(Autor: Juan Caracuel)

CILNIANA 83

n el escarpado y abrupto macizo calizo queconstituye Sierra Blanca, encontramos una

gran diversidad animal, a pesar de la intensa trans-formación que este ecosistema ha experimenta-do a lo largo de la historia y que ha condiciona-do tanto su vegetación como la propia fauna pre-sente en él. Trataremos de hacer un breve reco-rrido por los vertebrados presentes en esta sie-rra; aquéllos más representativos de esteecosistema, y por otra parte, los que tienen unamayor importancia a nivel conservacionista.

El animal más “peligroso” de la sierra essin duda la víbora hocicuda, Vípera latasti, cuyamordedura es venenosa. Otros reptiles que po-demos encontrar son el lagarto ocelado, Lacertalepida, la culebra de escalera, Elaphe escalaris, y laculebra de herradura, Coluber hippocrepis.

Las aves son el grupo de vertebrados másnumeroso eneste ecosistema.

A l rededor

de un centenar de especies utilizan este espacionatural. Algunas de ellas están durante todo elaño; otras sólo permanecen una parte de él osimplemente la atraviesan en su viaje migratoriohacia el continente africano.

Entre las primeras encontramos dos gran-des águilas: el águila real, Aquila chrysaetos, y eláguila-azor perdicera, Hieraetus fasciatus. Ambasson sedentarias. El águila real es una rapaz degran porte, que anida sobre cortados rocosos. Eláguila-azor perdicera es una habitante típica delas montañas mediterráneas y ha sufrido unanotable regresión en España en la pasada déca-da. Posiblemente la disminución de efectivos quehan sufrido ambas especies en los últimos tiem-pos sea debida, en gran parte, a la disminucióndel conejo, Oryctolagus cuniculus, base de la dietade estas dos grandes rapaces y de otrosdepredadores ibéricos. Otro habitante típico deeste ecosistema es el halcón peregrino Falcoperegrinus, asiduo de los cortados rocosos, tanabundantes en este espacio. Otras rapaces quetambién encontramos en Sierra Blanca son laculebrera europea, Circaetus gallicus, y el aguilillacalzada, Hieraetus pennatus. Ambas son migrantes

transaharianas, que llegan al comienzo dela primavera; la dieta de la primera está

compuesta básicamente por repti-les, mientras el aguililla calzada

es un cazador más generalista.Entre las rapaces noctur-

nas es significativa

Juan Caracuel y Miguel Navarrete

E

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84 CILNIANA

FAUNA DE SIERRA BLANCA

la presencia del búhoreal, Bubo bubo, la mayorde las estrigiformes ibé-ricas y cuyo “ulular” esposible oír todavía enalgunos rincones de esteenclave natural.

Otras especiesinteresantes son lacurruca rabilarga, Sylviaundata, y la collalba ne-gra, Oenanthe leucura ,ambas con área de dis-tribución casi exclusivade la Península Ibérica yque encuentran en estasierra uno de sushábitats óptimos.

Por otra parte du-rante la migración postnupcial (julio a octubre)se pueden observar bandos de aves planeadorascruzando este macizo. Destacaremos entre ellasa la cigüeña blanca, Ciconia ciconia, cigüeña ne-gra, Ciconia nigra, abejero europeo, Pernis apivorus,y milano negro, milvus migrans.

Entre los mamíferos cabe destacar la pre-sencia de la cabra montés, Capra pyrenaica hispá-nica. Este bóvido, exclusivo de España, es el ma-yor representante de los mamíferos que encon-tramos en Sierra Blanca y conserva una buenapoblación a pesar de la enfermedad que ha mer-mado sus efectivos en la pasada década (la sarna

sarcóptica). Otros representantes de este grupopresentes en Sierra Blanca son el zorro, Vulpesvulpes, la gineta, Genetta genetta, y el meloncillo,Herpestes ichneumon, cuya población a nivel euro-peo es exclusiva del cuadrante suroccidental dela Península Ibérica. También el jabalí, Sus scroffa,se ha hecho presente en este espacio en los últi-mos años, llegando a ser muy numeroso ante lafalta de depredadores naturales.

Por todos estos valores naturales SierraBlanca está propuesta para formar parte de la RedNatura 2000; una red de espacios naturales pro-tegidos por la Unión Europea.

Cabras monteses en Sierra Blanca. (Autor: Juan Caracuel)

El Búho real, gran superpredador, está presente en Sierra Blanca. (Autor Carlos Sanz)

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CILNIANA 85

PUBLICACIONESDE LA ASOCIACIÓN CILNIANA

Libros

• PRIETO BORREGO, L.: Aproximación bibliográfica: Marbella y la Costa del Sol Occidental,

1997 (agotado).

• I Jornadas de Patrimonio Histórico Local de Marbella, 2000

• II Jornadas de Patrimonio Histórico Local de Marbella, 2001

• Marbella 1752: según las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada (con estudio

introductorio de FRANCISCO LÓPEZ GONZÁLEZ y LUCÍA PRIETO BORREGO), 2001

Catálogos

• III Exposición de Fotografía "Imágenes de Marbella: El casco antiguo", 1998

• IV Exposición de Fotografía "Imágenes de Marbella: La fiesta", 1999

• V Exposición de Fotografía "Imágenes de Marbella: El deporte", 2000

• VI Exposición de Fotografía "Imágenes de Marbella: El Turismo" (en preparación)

• VII Exposición de Fotografía "Imágenes de Marbella: La mar", 2002

• El Paso de Istán, 2000

Revistas

• Nº 8, 1996 (agotada)

• Nº 9, 1997

• Nº 10, 1998

• Nº 11, 1998

• Nº 12, 1999

• Nº 13, 1999

• Nº 14, 2001

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86 CILNIANA

NORMAS DE PUBLICACIÓN

1.- Los autores enviarán una copia del artículo en disquete duro (preferentementeen Word) y otra copia en papel (formato folio UNE A4) a la siguiente dirección: Cilniana.Centro de Adultos, c/ Miraflores, n.º 4, 29600 Marbella.

2.- Los trabajos tendrán un máximo de 30 folios a doble espacio. La extensiónindicada incluye el texto del artículo y las referencias bibliográficas o notas, que irán alfinal. No se incluirán en esta extensión las dos páginas que a continuación se señalan:

–Una primera página, no numerada, en donde conste: el título del trabajo; elnombre del autor o autores; profesión o, en su caso, título académico; la dirección, y unresumen del contenido con un máximo de 12 líneas.

–Una última página, no numerada, con un máximo de cinco frases a destacar deltexto.

3.- Las notas al final irán numeradas correlativamente, con la siguiente secuencia:–En el caso de obras, apellidos en mayúscula del autor citado; nombre con la

primera letra en mayúscula, o, en su caso, la inicial mayúscula del nombre; título dellibro (en cursivas); ciudad, editorial, año, y página o páginas a que se refiere la cita.

Ej. POLO, J.: Manifiesto ortográfico de la lengua española, Madrid: Visor, 1997, pp.27-28.

–En el caso de que se trate de un artículo, en primer lugar se citará el nombre delautor o autores, título del artículo [entre comillas latinas (« »)], seguido del nombre delautor, editor o compilador de la obra, si lo hubiere; nombre de la revista o título dellibro o monografía (en cursivas); ciudad, editorial, año y página o páginas.

Ej. de artículo citado en libro:FONTANA, J.: «La historiografía española del siglo XIX: un siglo de renovación

entre dos rupturas», en S. CASTILLO (coord.) : La historia social en España. Actualidad yperspectivas, Madrid: Siglo XXI, 1991, p. 328.

Ej. de artículo citado en revista:PÉREZ-PRENDES, J. M.ª: «Cortes de Castilla y Cortes de Cádiz», Revista de Estudios

Políticos, n.º 126, noviembre-diciembre (1962), pp. 419-428.

4.- Los documentos gráficos (mapas, gráficos, fotos, etcétera) irán numerados enla parte posterior, secuenciándolos, y deben incluir los pies de foto correspondientesen la parte de atrás o en hojas adjuntas.

5.- Los textos no incorporarán sangrías ni tabuladores, y los interlineados einterletrajes serán normales. El tipo de letra debe ser times new roman, cuerpo 12. Lostítulos, subtítulos y ladillos se diferenciarán sólo por el tamaño de la letra. Las citastextuales se diferenciarán con comillas y letra cursiva. No deben incorporarse subraya-dos ni negritas.

6.- En el caso de que se tenga que incorporar bibliografía, sólo se hará cuando nose haya optado por el sistema de notas al final. Esta bibliografía se incluirá al final delartículo, ordenada alfabéticamente y según la secuencia descrita en el punto 3.

7.- Los trabajos presentados a la revista deberán ser preferentemente inéditos; encaso contrario, incluirán la descripción de la publicación en donde se hizo por primeravez, así como la fecha de la misma.

8.- El consejo de redacción resolverá en un plazo máximo de tres meses su publi-cación o no, comunicando el número en el que aparecerá el artículo.

9.- Cada autor recibirá dos ejemplares de la revista en que se incluya su artículo.