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JORNADA ESPECÍFICA PARA CATEQUISTAS DE II NIVEL SERIE “AL ENCUENTRO CON JESÚS” SEGUIMOS A JESÚS

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Jornadas de formación para catequesis de segundo nivel de la Centro Nacional de Catequesis de Costar Rica.

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Page 1: Jornada Especifica Catequesis II Nivel 2

JORNADA ESPECÍFICA PARA CATEQUISTAS DE II NIVEL

SERIE “AL ENCUENTRO CON JESÚS”

SEGUIMOS A JESÚS

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JORNADA ESPECÍFICA PARA CATEQUISTAS DE II NIVEL

SERIE “AL ENCUENTRO CON JESÚS” SEGUIMOS A JESÚS

(8 a 9 años)

Objetivo general Ofrecer a los catequistas un espacio para vivir un encuentro personal con Cristo y a la vez que profundicen en los elementos que contiene la Guía del catequista y el Texto del catequizando, del itinerario Seguimos a Jesús, a fin de que conozcan los contenidos del mismo y la realidad de los catequizandos que tendrán a su cargo. Objetivos específicos

1. Analizar la estructura de la Guía del catequista y el Texto del catequizando, identificando lo que ofrece cada instrumento.

2. Analizar las características generales de los catequizandos de este nivel, para

responder de la mejor manera, a los intereses y necesidades de los mismos. 3. Profundizar los grandes temas del itinerario de II nivel. 4. Asumir los contenidos de los temas, a fin de incorporarlos a la vida y comunicarlos con

coherencia. 5. Conocer los aspectos pedagógicos más importantes que requiere la aplicación de este

itinerario a través del desarrollo de la metodología catequética. 6. Analizar las características generales de los catequizandos de este nivel, para

responder de la mejor manera, a los intereses y necesidades de los mismos. 7. Reflexionar sobre el perfil requerido para el catequista de este nivel, a fin de que

asuman esta tarea con entusiasmo y fidelidad.

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Propuesta

Se propone una jornada de formación en la cual el catequista viva un encuentro personal con Cristo, por medio de la metodología catequética, para que así puedan aplicarla en sus encuentros. Al respecto el DA 279 nos recuerda que la misión principal de la formación es ayudar a los miembros de la Iglesia a encontrarse siempre con Cristo. (cfr. DA 243-245 DCG 74).

Atiendo las sugerencias de otras diócesis se propone el desarrollo de la jornada para dos días pero puede aplicarse para un día. En dicho caso deberá obviarse la parte metodológica de encuentro así como de la elaboración de material didáctico por cuestiones de tiempo.

En los instrumentos de trabajo se desarrollan metodologías lúdicas con el fin de que el catequista se forme también en el área CÓMO.

Se sugiere al formador que en algún momento de la jornada al reflexionar La Palabra se haga uso de la Lectio divina como forma de acercarse a la lectura orante de la Sagrada Escritura… en sus cuatro momentos: lectura, meditación, oración y contemplación (DA 247-249).

Según el Documento de Aparecida, en el número 296, la catequesis debe mantener una colaboración cercana con las familias. Para ello se recomienda incluir un apartado relacionado con la participación de la familia en la catequesis dentro el desarrollo del área A QUIÉN: los niños de 8 y 9 años.

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PROPUESTA PARA REALIZAR LA JORNADA EN DOS DÍAS

Día 1

HORARIO CONTENIDOS DESARROLLO MATERIALES

8:00 a 9:00 a.m.

1. Aspectos preliminares

1.1. Entrega de gafetes, saludo y bienvenida 1.2. Oración del catequista (Instrumento 1) 1.3. Dinámica de presentación

Gafetes Instrumento

1 Texto

Animación de Grupos en Catequesis pág. 87

9:00 a 9:15 a.m.

REFRIGERIO

9:15 a.m. a 12: 00 m.d.

2. Estructura de la Guía y el Texto de II Nivel Seguimos a Jesús

2.1. Presentación de los Instrumentos: Guía y Texto de II Nivel Seguimos a Jesús y los grandes temas del itinerario (Instrumento 2).

2.2. El perfil del catequista (Instrumento 3) 2.3. Trabajo grupal “Los catequizandos de 8 y 9

años" (instrumento 4 y Guía del catequista págs. 5-7)

Guía y Texto de Segundo Nivel Seguimos a Jesús

Instrumentos 2, 3, y 4

12:00 a 1:00p.m.

ALMUERZO

1: 00 a 2:30 p.m.

3. Grandes Temas del Itinerario de II Nivel

3.1. Lectura reflexiva de “La carta” (instrumento 5) y elaboración de la respuesta por escrito para intercambiar con un compañero.

3.2. Coloca en la pizarra el instrumento 6: ¿Quién es Jesús?, y el mapa de Palestina (Instrumento 7).

3.3. Anotan en pequeñas tiras de papel o cartulina, una cualidad de la persona de Jesús, lo colocan en torno a los instrumentos y se comentan.

3.4. El facilitador desarrolla una Lectio divina Lucas 9, 18-21 ¿Quién es Jesús? (Instrumento 8).

Instrumentos 5 al 8

Tiras de papel o cartulina

2:30 a 2:45 p.m.

REFRIGERIO

2:45 p.m. a 4:00 p.m.

Continuación tema anterior

3.5. El facilitador integra a los catequistas en 5 grupos para desarrollar el tema: ¿Quién es Jesús?

3.6. A cada grupo entrega uno de los instrumentos del 9 a. 13.

3.7. Profundizan el contenido y elaboran un papelógrafo para exponerlo al grupo.

Instrumentos 9 al 13

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DÍA 2

8:00 a.m. a 9:15 a.m.

Aspectos preliminares

3.8. Saludo, bienvenida y oración

3. Grandes Temas del Itinerario de II Nivel

3.9. El facilitador expone el tema: Los Mandamientos (instrumento 14)

Instrumento 14

9:15 a 9:30 a.m.

REFRIGERIO

9:30 a.m. a 12:00 m.d.

3. Grandes Temas del Itinerario de II Nivel

3.10. El formador desarrolla algunos temas del Texto y Guía del catequista de II nivel, mediante un trabajo grupal que socializarán enseguida (instrumentos del 15 al 19).

3.11. El formador complementa las exposiciones anteriores con los Instrumentos 20 y 21

Guía y Texto de II nivel Seguimos a Jesús

Instrumentos 15 al 21

12:00 a 1:00 p.m.

ALMUERZO

1:00 p.m. a 3:00 p.m.

3. Grandes Temas del Itinerario de II Nivel

3.12. El formador introduce el tema: El Sacramento de la Reconciliación (Instrumento 22).

3.13. Organiza seis grupos para que analicen los pasos para una buena confesión. (Instrumento 23).

Fotocopia del Instrumento

Fotocopia de los Instrumentos

3:00 p.m. a 3:15 p.m.

REFRIGERIO

3:15 p.m. a 3:45 p.m.

3. Grandes Temas del Itinerario de II Nivel

3.14. La Celebración del sacramento de Reconciliación o el desarrollo de la Lectio divina “La conversión de Zaqueo”. (Instrumento 29).

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Instrumento 1

Oración del catequista Me has llamado Señor, a continuar la obra de anuncio del Reino que inauguró tu Hijo, Jesús. Con los profetas te quiero gritar; “Mira, Señor, que no soy más que un niño que no sabe hablar”. A pesar de todo, Señor, aquí estoy, para cumplir tu voluntad y anunciar a todos que tú eres el Dios del amor. Tú, Señor, conoces bien toda mi vida, mis dudas, mis fragilidades y mis pasos vacilantes. No puedo presumir de nada, sólo quiero contar a los demás las maravillas que has hecho desde siempre por nosotros, los hombres. Señor, haz que en mi comunidad cristiana tu nombre sea proclamado e invocado; que los padres ejerzan su responsabilidad de educadores de la fe; que los catequistas fortalezcamos la fe de los catequizandos, con profundidad y vivencia evangélicas. Señor, que yo sepa hacer resonar tu palabra en medio de mi grupo, con la sencillez de tu Madre, María, reunida entre los discípulos. Amén.

Delante de ti tomé la decisión de abandonar el oficio de mercader de charlatanerías... ¡Y DECIDÍ PONERME A TU SERVICIO!

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Instrumento 2

Page 8: Jornada Especifica Catequesis II Nivel 2

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Instrumento 3

EL PERFIL DEL CATEQUISTA DE II NIVEL Indicaciones Al iniciar la actividad el formador expone brevemente la importancia de la formación de

los catequistas, para cumplir con su misión de discípulo misionero, según el Documento de Aparecida. Expone quién es un discípulo misionero (cfr. DA 143-148).

Seguidamente explica el significado del logo de Aparecida, que contiene una cruz, la cual

representa a Jesucristo y en el centro, un óvalo azul celeste que hace referencia a María. Envolviendo éstas imágenes, el logo muestra dos trazos, uno de color verde que representa la tierra y otro trazo azul que simboliza el mar. Todo este simbolismo nos debe recordar que somos discípulos misioneros.

El formador organiza un trabajo en grupo con el objetivo de identificar en algunas citas

bíblicas, las características del perfil de catequista de II nivel, considerando los rasgos más significativos de la pedagogía de Jesús, como modelo de catequista por excelencia.

Antes de desarrollar el trabajo se debe hacer lectura en la Guía del catequista, Parte III,

“Las grandes metas del segundo año de la catequesis parroquial”, para que el catequista descubra cuales habilidades, destrezas y conocimientos debe poseer para cumplir con su misión evangelizadora.

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Instrumento 3 GRUPO 1

Indicaciones Lea el siguiente instrumento

Conteste las preguntas

En un cartel con el signo de Misión Continental, previamente elaborado, anotan las

características del catequista, presentes en el tema.

Exponen brevemente al grupo, las ideas principales del apartado

PEDAGOGÍA DE JESUCRISTO

UNA PEDAGOGÍA CON HORIZONTE: EL REINO DE DIOS

EL PROYECTO DE JESÚS Los verdaderos educadores tienen un proyecto pedagógico que inspira sus actividades educativas y por consiguiente saben qué es lo que quieren alcanzar y hacia dónde van. Jesucristo, educador por excelencia, tenía muy claramente definido su proyecto evangelizador: anunciar y hacer presente, mediante signos históricos, el Reino de Dios. Es por lo tanto la misión principal de Jesús, el centro y motor de su existencia, su objetivo último, su proyecto vital, su idea máximo. A la causa del reino le dedica toda su vida, todo su tiempo, todas sus actividades y todas sus energías. Jesucristo hace presente el Reino de Dios con palabras y con sus obras. Jesús inaugura su actividad liberadora y salvífica no hablando de sí mismo o simplemente de Dios, sino proclamando como Buena Noticia la llegada del Reino de Dios.

(La Pedagogía de Dios, Pbro. Javier González Ramírez, págs. 36-37) Lea y medite: Marcos 1,15.

Conteste las siguientes preguntas:

¿A quiénes se dirigía Jesús? ¿por qué Jesús nos dice: El plazo se ha cumplido? ¿qué

es convertirse?

En relación con el catequista de II nivel:

¿conoces a quienes te vas a dirigir?

¿Has vivido un verdadero Encuentro con Cristo?

En tu proceso de conversión ¿participas de los sacramentos de Reconciliación y

Eucaristía?

Identifique cuál es el horizonte o meta del catequista de II nivel y escriba algunas

características que debe poseer para lograrlo.

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GRUPO 2 Indicaciones

Lea el siguiente instrumento

Conteste las preguntas

En un cartel con el signo de Misión Continental, previamente elaborado, anotan las

características del catequista, presentes en el tema

Exponen brevemente al grupo, las ideas principales del apartado

PEDAGOGÍA DE JESUCRISTO

UNA PEDAGOGÍA ENCARNADA

Jesús, cercano a su gente y a su pueblo Jesús vive en medio de su pueblo. Convive y comparte profundamente la vida de su gente. Se acerca a las personas y a su realidad. Se muestra atento a sus vidas, comprensivo y solidario.

Jesús comparte con su familia y sus paisanos los momentos de oración en la sinagoga e Nazaret y comparte también las costumbres y fiestas religiosas de su pueblo.

Por medio de su trabajo artesanal, convive con todos aquellos, que como Él, sacaban de su oficio lo justo para vivir, como los carpinteros, los agricultores, los fabricantes de lámparas de aceite y los curtidores, entre otros.

En todo el tiempo que vive en Nazaret, Jesús no se presenta como un ser excepcional o como un superhombre. Vive de una manera normal, como un hombre del pueblo que comparte la vida de los demás. No es extraño, por lo tanto, que la gente se preguntara más tarde, sorprendida, si no era ése el hijo del carpintero José, al que tantas veces lo habían visto como uno más. Jesucristo, pues se identifica con la gente y con la historia de su pueblo. Antes de predicar, vive como uno de nosotros (La Pedagogía de Dios, Pbro. Javier González Ramírez, págs. 42).

Lea y medite Lucas 10,38-42.

Conteste las siguientes preguntas

¿quiénes son aquellos con los que comparte Jesús?

¿qué cualidades de Jesús resaltan en esta cita bíblica?

¿El Señor reprende o es comprensivo con Marta?

En relación con el catequista de II nivel

¿Compartes algunos momentos distintos al encuentro, con los catequizandos?

¿Cómo puedes identificarte con los catequizandos en su experiencia humana?

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En relación con tu experiencia en el Sacramento de Reconciliación ¿con quién te

identificas: con Marta, que cumple con los deberes domésticos; o con María, quien

acoge al Señor, con un corazón dispuesto a experimentar un verdadero Encuentro con

Él?

Identifique y escriba algunas características que debe poseer un catequista de II nivel

para ser comprensivo y cercano con sus catequizandos.

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Instrumento 3 GRUPO 3

Indicaciones

Lea el siguiente instrumento

Conteste las preguntas

En un cartel con el signo de Misión Continental, previamente elaborado, anotan

las características del catequista, presentes en el tema

Exponen brevemente al grupo, las ideas principales del apartado

PEDAGOGÍA DE JESUCRISTO

UNA PEDAGOGÍA EXPERIENCIAL

Jesús parte siempre de situaciones concretas y de los problemas reales. En su praxis evangelizadora, parte de la vida concreta de las personas, de sus experiencias vitales, de sus necesidades, temores, luchas, aspiraciones. Habla del Dios del reino después de haber escuchado a sus interlocutores. Aprovecha los hechos cotidianos para proclamar la Buena Noticia. Reflexiona y enseña a partir de hechos y cosas de la vida, como en el caso de la ofrenda de la viuda pobre (Lc 21, 1-4).

La predicación de Jesús parte de las experiencias y de las prácticas cotidianas que se viven en su pueblo, de forma tal que resultan comprensibles para todos. Sus parábolas, por ejemplo, están basadas en escenas domésticas o campesinas, en prácticas y costumbres sociales, y en hechos cotidianos de la vida. Por eso, Jesucristo en su enseñanza parte de imágenes sencillas y populares, como la luz y la sal, el trigo y la cizaña, las aves del cielo y los lirios del campo, la levadura y la semilla de mostaza, el sembrador que sale a sembrar, los pescadores que lanzan sus redes al mar, el pastor que cuida las ovejas, la mujer que amasa la harina, el hijo que se va de su casa, el hombre que es asaltado en el camino, las personas que están sin trabajo en la plaza, etc.

(La Pedagogía de Dios, Pbro. Javier González Ramírez, págs. 43). Lea y medite Lucas 21, 1-4

Conteste las siguientes preguntas

¿En qué se diferencia la ofrenda del rico, a la de la viuda pobre?

¿Qué representa las moneditas?

En relación con el catequista de II nivel

¿De qué forma vives la generosidad con los demás?

¿Te has reconocido pobre y necesitado de Dios, cada vez que acudes al Sacramento

de la Reconciliación?

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Así como Jesús parte de situaciones reales, ¿cuáles experiencias y situaciones

cotidianas del catequizando, debe conocer el catequista de II nivel?

Identifique y escriba algunas características que debe poseer un catequista de este

nivel para determinar la situación real y concreta de cada catequizando que le permita

comunicar la fe y facilite la respuesta de los catequizandos, a partir de la experiencia

humana.

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Instrumento 3

GRUPO 4 Indicaciones Lea el siguiente instrumento

Conteste las preguntas

En un cartel con el signo de Misión Continental, previamente elaborado, anotan las

características del catequista, presentes en el tema

Exponen brevemente al grupo, las ideas principales del apartado

PEDAGOGÍA DE JESUCRISTO

PEDAGOGÍA LIBERADORA

Jesús aparece en los evangelios como hombre plenamente libre y liberador:

Jesús, hombre libre: se muestra libre ante las autoridades romanas y judías. Libre ante los grupos religiosos. Libre ante las leyes, ritos y prácticas religiosas que se olvidan que deben estar al servicio de las personas y orientadas hacia un Dios que quiere amor y no sacrificios. Jesús es tan libre, que no existe alguna realidad que lo condicione en su misión o que le impida llevar adelante su proyecto salvífico.

Anunciación de la liberación de los oprimidos: En la sinagoga de Nazaret, al comenzar su ministerio público, Jesús anuncia que ha sido enviado a proclamar la liberación de los cautivos, a dar la vista a los ciegos y a liberar a los oprimidos.

Libera a todos los elementos alienantes que se dan en la condición humana: los evangelistas narran la intensa actividad liberadora de Jesucristo, el cual libera a personas concretas de males concretos. Tomando como referencia el Evangelio de Lucas, Jesús libera: en la enfermedad física ( 4, 39-40), de la marginación por enfermedad (5, 12-14), de la discriminación religiosa ( 7, 1-10), de la discriminación femenina ( 8, 1-30), del desprecio por motivos de trabajo (5,27-28), del apego a los bienes terrenales y a la riqueza ( ( 12,13-21), de la ley fundamentalista que esclaviza y mata ( 13, 10-17), del peligro de las fuerzas de la naturaleza ( 8,22-25), del pecado ( 5,20-25), del demonio ( 4, 33-37) y de la muerte ( 7,11-17; 8,49-56).

En la pedagogía de Jesús, encontramos el llamado permanente a la libertad y a la liberación. Con sus palabras y sus actitudes, nos enseña que el valor supremo de la vida no es el sometimiento sino la libertad. Por eso, podemos afirmar que Jesús de Nazaret fue el defensor más decidido de la libertad que jamás haya podido existir.

(La Pedagogía de Dios, Pbro. Javier González Ramírez, págs. 51-52). Lea y medite: Lucas 5, 20-25

Conteste las siguientes preguntas

Page 15: Jornada Especifica Catequesis II Nivel 2

15

¿Qué ve Jesús en el paralítico?

¿Cuál es la enseñanza bíblica?

En relación con el catequista de II nivel

¿En que momento de tu vida has experimentado la acción liberadora de Jesús?

Comente: ¿cuál es la diferencia entre libertad y libertinaje?

Identifique y escriba algunas actitudes propias de un catequista de II nivel que

evidencien la libertad que Jesucristo le ha dado.

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Instrumento 3

GRUPO 5

Indicaciones Lea el siguiente instrumento

Conteste las preguntas

En un cartel con el signo de Misión Continental, previamente elaborado, anotan las

características del catequista, presentes en el tema

Exponen brevemente al grupo, las ideas principales del apartado

PEDAGOGÍA DE JESUCRISTO

UNA PEDAGOGÍA ENÉRGICA QUE GENERA HOMBRES Y MUJERES NUEVOS

El Reino de Dios que anuncia Jesús es buena noticia, pero también es exigencia:

Jesús exige escuchar y vivir su Palabra: “Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica” (Lc 8,21).

Jesús exige la conversión: “El plazo se ha cumplido. El Reino de Dios está llegando. Conviértanse y crean en el evangelio” (Mc 1,15). No se trata sólo de una conversión de corazones (cambiar de mentalidad, el propio yo…), sino también de un cambio profundo en las estructuras sociales que provocan los signos del anti-reino (opresión, marginación, injusticia…).

Jesús exige la práctica del amor: “Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado” (Jn 15,12). El amor es el mandamiento principal, la plenitud de la ley. El Reino de Dios se construye con el amor. Un amor que se muestra en hechos y no sólo en palabras. Un amor sin límites que llega hasta el perdón y el amor al enemigo. Un amor que se dirige de manera preferencial al pobre y al necesitado.

Jesús exige el espíritu de las bienaventuranzas: exige ser pobres, humildes, limpios de corazón, sedientos de justicia, constructores de paz, sedientos de justicia, constructores de paz, compasivos y misericordiosos. Las “personas del Reino” son las que viven el espíritu de las bienaventuranzas.

(La Pedagogía de Dios, Pbro. Javier González Ramírez, págs. 53-54).

Lea y medite: Mateo 7, 24

Conteste las siguientes preguntas:

¿Cuál es la diferencia entre oír y escuchar la Palabra de Dios?

¿Cuál es la enseñanza bíblica?

Page 17: Jornada Especifica Catequesis II Nivel 2

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En relación con el catequista de II nivel:

¿Cómo puedes hacer presente en tu vida los valores del Reino?

¿Cómo puedes aplicar las bienaventuranzas en la catequesis de II nivel?

Identifique y escriba algunas actitudes propias de un catequista de II nivel que

evidencien en su vida los valores del Reino.

Page 18: Jornada Especifica Catequesis II Nivel 2

18

Instrumento 3

GRUPO 6 Indicaciones Lea el siguiente instrumento

Conteste las preguntas

En un cartel con el signo de Misión Continental, previamente elaborado, anotan las

características del catequista, presentes en el tema

Exponen brevemente al grupo, las ideas principales del apartado

PEDAGOGÍA DEL AMOR

La pedagogía de Jesús se resume en la palabra: Amor. El amor es el principio que inspira toda acción salvífica-liberadora.

El evangelista Marcos, al narrar el episodio del encuentro de Jesús con el joven rio, hace observación que bien se podría aplicar a todos los encuentros que tuvo Jesucristo con las distintas personas: “fijando en él su mirada, Jesús le amó (Mc 10,21).

Jesús es un hombre con corazón y su amor se concreta en gestos y actitudes: abraza a los niños los bendice imponiéndoles las manos; acoge misericordiosamente a los enfermos y pecadores; llora ante la tumba de su amigo Lázaro; se conmueve ante la madre que sufre por su hijo muerto y la consuela diciéndole “no llores”; se compadece por la gente que tiene hambre; llama amigos a sus apóstoles y les confía los secretos del reino… El amor de Jesús se traduce en cercanía, afecto, ternura, misericordia, servicio y donación de sí.

El amor de Jesús es, en definitiva, un amor de entrega total…al Dios del Reino, a la causa del Reino y a las personas.

Jesús compendia todo el Evangelio del Reino en la vivencia del mandamiento nuevo del amor. El precepto del amor es la exigencia máxima del Reino y el carné de identidad de los seguidores de Jesucristo.

(La Pedagogía de Dios, Pbro. Javier González Ramírez, págs. 58-59)

Lea y medite: Marcos 10, 20-25

Conteste las siguientes preguntas:

¿por qué Jesús sugiere el desprendimiento de la riqueza?

¿cuál es la enseñanza bíblica?

Page 19: Jornada Especifica Catequesis II Nivel 2

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En relación con el catequista de II nivel:

¿a cuáles riquezas debes renunciar para cumplir con el mandamiento del amor y

hacer presente el Reino en tu vida?

Identifique y escriba algunas características que debe poseer un catequista de II nivel

para aplicar la pedagogía del amor.

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Instrumento 4

Los catequizandos de 8 y 9 años Indicaciones La actividad consiste en realizar un trabajo por grupos que desarrolle el tema de la guía:

¿A qué catequizandos nos vamos a dirigir?

Se forman 5 grupos y se les asigna a cada uno un área del desarrollo. Deben leer y proponer algunas ideas de cómo el catequista puede aprovechar esta característica para el desarrollo del encuentro. También se les asigna una técnica para que lo expongan al grupo en general, con el objetivo de que el catequista pueda elaborar material didáctico y así lo pueda aplicar en los Encuentros con Cristo.

Asignación del tema según la Guía del catequista (Págs.5-7)

Grupo 1: Características físicas (Ver anexo en relación al tema)

Grupo 2: Desarrollo intelectual

Grupo 3: Desarrollo afectivo

Grupo 4: Desarrollo social: vida en grupo

Grupo 5: Desarrollo moral y religioso

El trabajo grupal se desarrolla a continuación

Page 21: Jornada Especifica Catequesis II Nivel 2

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Instrumento 4 Grupo 1

Indicaciones Lea y sintetice el tema: Las características físicas del catequizando de 8 y 9 años (anexo) y elabore un dado didáctico como se sugiere para la exposición del mismo.

Características físicas del catequizando de 8 y 9 años

(Anexo)

Los niños entre los 8 y 9 años generalmente tienen habilidades motrices fuertes y muy parejas. Sin embargo, su coordinación (en especial ojo-mano), resistencia, equilibrio y tolerancia física varían. Las destrezas de motricidad fina también varían ampliamente. Se debe aprovechar el control viso-motor para hacer más variadas las actividades en los encuentros: los niños ya son capaces de recortar perfectamente, de armar un rompecabezas, rellenar espacios en blanco, dibujar, resolver crucigramas, entre otros. Estas destrezas pueden afectar la capacidad del niño para escribir en forma pulcra, vestirse de forma adecuada y realizar ciertas tareas domésticas, como tender la cama o lavar los platos. Tienen la coordinación necesaria para aprender danzas y destrezas físicas. La coordinación ya es buena. Necesitan movimiento, acción. Les gusta mucho jugar. Les gusta estar en movimiento: correr, saltar, perseguir, luchar y jugar incansablemente. Pueden permanecer en una misma postura más tiempo que a los siete años. Demuestran interés por la música y la lectura. Habrá diferencias considerables en estatura, peso y contextura entre los niños de este rango de edad. Es importante recordar que los antecedentes genéticos, al igual que la nutrición y el ejercicio pueden afectar el crecimiento de un niño. El crecimiento va disminuyendo en los varones y generalmente son las niñas las que crecen de golpe. También puede haber una gran diferencia en la edad a la que los niños comienzan a desarrollar las características sexuales secundarias. Se acercan a la pre-adolescencia. Algunos niños pueden comenzar a presentar cambios físicos y emocionales en su persona. Pierden la espontaneidad y se convierten en personas muchas veces introvertidas y conflictivas.

Page 22: Jornada Especifica Catequesis II Nivel 2

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Técnica: El dado La técnica consiste en lanzar un dado, para presentar las principales características físicas del catequizando de 8 y 9 años. Utilizando una cartulina blanca se construye un cubo como se presenta el dibujo. Se dibujan los 6 cuadrados, se recomienda de 30 cm x 30 cm. cada uno. También se dibujan las pestañas como se presentan en el dibujo y se pegan con goma de silicón o con cinta adhesiva. En cada carátula se escribirá algunas de las características físicas. El expositor lanzará el dado a alguno de los catequistas del público. El expositor complementará la información comentando la forma de cómo el catequista debe aprovechar esa característica en el desarrollo del Encuentro.

Page 23: Jornada Especifica Catequesis II Nivel 2

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Instrumento 4 Grupo 2

Indicaciones Lea y sintetice las principales ideas del desarrollo intelectual del catequizando de 8 y 9 años, en la página 5 y 6 de la Guía del catequista. Elabore un rompecabezas para la exposición del mismo.

Técnica: Rompecabezas

La técnica consiste en presentar el contenido en forma de rompecabezas. En un cartel se dibuja en grande la siguiente imagen expuesta. Se dibuja adicionalmente la silueta del cerebro y se recorta en pedazos para que se escriba algunas de las características intelectuales del catequizando. Se le asigna una característica a cada miembro expositor, la leerá y colocará en el lugar que corresponde en la silueta del cerebro. Seguidamente, complementará la información comentando la forma de cómo el catequista debe aprovechar esa característica en el desarrollo del Encuentro.

Page 24: Jornada Especifica Catequesis II Nivel 2

24

Instrumento 4

Grupo 3 Indicaciones Lea y sintetice las principales ideas del desarrollo afectivo del catequizando de 8 y 9 años, en la página 6 de la Guía del catequista. Elabore un franelógrafo para la exposición del mismo. Técnica: Franelógrafo (delantal) La técnica consiste en presentar el contenido de forma atractiva interactuando con el público. Utilizando un metro de franela se dibuja un delantal y recorta como se muestra en el dibujo. Se dibujan corazones en una cartulina o papel de construcción. Se escribe una característica afectiva del catequizando. En la parte de atrás del corazón se le pega velcro o un pedazo de cinta adhesiva. Se reparten los corazones a los catequistas. El catequista expositor se pone el delantal y le pedirá a un catequista que lea la característica y que la adhiera en el delantal. El expositor complementará la información comentando la forma de cómo el catequista debe aprovechar esa característica en el desarrollo del Encuentro.

Page 25: Jornada Especifica Catequesis II Nivel 2

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Instrumento 4 Grupo 4

Indicaciones Lea y sintetice las principales ideas del desarrollo social: vida de grupo del catequizando de 8 y 9 años, en la página 6 de la Guía del catequista. Utilice la técnica propuesta para la exposición del mismo. Técnica: La red La técnica consiste en presentar el contenido en forma dinámica y grupal. Utilizando un ovillo de lana, se lanza a uno de los catequistas y éste la lanzará a otro compañero y así sucesivamente hasta formar una red. Se les reparte a cada uno una característica del catequizando en su desarrollo social. Se les pedirá que vuelvan a enrollar el ovillo y conforme va pasando, el catequista leerá la característica. El expositor complementará la información comentando la forma de cómo el catequista debe aprovechar esa característica en el desarrollo del Encuentro.

Page 26: Jornada Especifica Catequesis II Nivel 2

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Instrumento 4

Grupo 5

Indicaciones Lea y sintetice las principales ideas del desarrollo moral y religioso del catequizando de 8 y 9 años, en la página 7 de la Guía del catequista. Elabore un tendedero para la exposición del mismo. Técnica: El tendedero La técnica consiste en presentar el contenido de forma participativa y atractiva. En papel de construcción se dibujan siluetas de ropa: una camisa, una camiseta, una enagua, un pantalón, una media, entre otros. En cada uno se escribe una característica del desarrollo moral del catequizando. La silueta se reparte algunos catequistas para que lo coloquen en el tendedero conforme el expositor lo indique. Se debe contar con un cordón de ropa y prensas para ropa. Conforme se va colgando “la ropa” el expositor complementará la información comentando la forma de cómo el catequista debe aprovechar esa característica en el desarrollo del Encuentro. Complementará la información comentando la forma de cómo el catequista debe aprovechar esa característica en el desarrollo del Encuentro. Al final de la exposición, el catequista formador comentará sobre la importancia del desarrollo integral del catequizando y de la realidad inmediata en la que vive (importancia de un diagnóstico). Además de aprovechar las técnicas antes expuestas en el desarrollo de un Encuentro con Cristo.

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Instrumento 5

Queridos amigos y amigas:

Soy un chico japonés. Mi nombre es Aki, y tengo 16 años. El verano pasado fui a

Europa por primera vez. También entré por vez primera en un templo católico, pues

soy de religión budista y en Japón apenas si había tenido contacto con los católicos.

Cuando entré en uno de sus templos, oí hablar de un personaje que era citado con

diversos nombres: unas veces lo llamaban Jesús de Nazaret, y otras Cristo, Jesucristo,

el Señor.

Les escribo porque quisiera recibir de ustedes una información más detallada de este

personaje. Supongo que siendo católicos sabrán bastantes cosas de Él.

Tengo mucha curiosidad por conocer a personajes importantes de la antigüedad; por eso

espero sus cartas con gran impaciencia.

Si les parece bien, yo también les escribiré más adelante, dándoles datos que les

puedan interesar, sobre algunos personajes de mi religión.

Gracias y hasta pronto

Aki.

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Instrumento 6

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Instrumento 7

MAPA DE PALESTINA

Nos ayuda a ubicar los lugares donde tuvieron lugar acontecimientos importantes de la vida de Jesús y de María.

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Instrumento 8

¿QUIÉN ES JESÚS?

Lectio divina Lucas 9, 18-21 ¿Quién es Jesús? 1. Invoca

Haz lo posible por preparar tu ánimo a la oración. Deja a un lado tus ocupaciones y preocupaciones. Invoca al Espíritu, que está esperando tu oración.

Abre tu conciencia a la luz y a la animación del Espíritu. Recitemos la oración: Tu Palabra, Señor, es evangelio anunciado en los confines de la tierra. Está en las Escrituras, está en los pobres, se siembra en el otoño y brota en primavera. Tu Palabra, Señor, llegó a nosotros con esperanza nueva, como un grito en la noche que alerta al centinela. Tu Palabra, Señor, la transmitieron nuestros padres a sus hijos. Hoy queremos que se encarne en nuestros entresijos. Tu Palabra, Señor, es fuerza y lucha, es sal, es luz y es levadura. Es paz en armonía, es convocatoria juvenil que invita a la alegría. Bendita es la Palabra del Señor, proclamada en comunidad de hermanos. Cantad un cántico gozoso y aplaudan calurosas nuestras manos. (C. Floristán)

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2. Lee La Palabra de Dios, Lc 9, 18-24. ¿Qué dice la Palabra de Dios?

Contexto

El capítulo 9 del Evangelio de Lucas relata: la atención que Jesús tiene con los Doce, misión o envío, Eucaristía, identidad de Jesús, oración, transfiguración. Quiere preparar el ánimo para el final dramático que se acerca para Jesús y para los discípulos. Son los últimos episodios que Lucas describe acaecidos en el territorio de Galilea, antes de partir para Jerusalén.

Lucas, en el tiempo en que escribe su Evangelio (hacia el año 80) tiene en cuenta en este capítulo, el presente de la Iglesia perseguida y la contradicción de predicar, presentar y creer a un Mesías sometido a la “infamia” de la cruz.

La multiplicación de los panes (9, 10-17) es un anticipo y claro reflejo de la Eucaristía: banquete definitivo e imagen del Reino de Dios abierto a todos los humanos.

Texto Este texto registra tres aspectos, que queremos meditar: La confesión de fe de Pedro (v. 20)

El centro del texto evangélico de este domingo es la pregunta: Y ustedes ¿quién dicen que soy yo?

Subraya Lucas que esta pregunta la hace Jesús en un contexto de oración. Recordemos que Lucas es quien describe con frecuencia a Jesús en actitud orante

Jesús es el centro del relato: quién es Él. La pregunta y respuesta está ubicada en:

un lugar solitario,

con los discípulos,

en clima de oración.

Jesús no se queda sólo con la respuesta de la opinión de la gente sobre él. Busca una respuesta del grupo de los discípulos. Espera una respuesta más comprometedora.

El Mesías de Dios. El Ungido, Cristo, como sacerdote, profeta y rey.

La primera predicción de la Pasión (vs. 21ss)

Jesús no busca triunfalismos ni aplausos. Quiere, sobre todo, que sus discípulos comprendan lo más claramente quién es Él y cuál es su misión. Por eso, les prohíbe publicar la confesión de Pedro (v. 21).

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Jesús va manifestando su ser y su hacer, su identidad y su misión. Y describe los rasgos propios del Mesías, que el mismo Jesús quiere asumir. Para ello, se basa en la descripción del profeta Isaías (capítulo 53) sobre el Siervo de Yavé.

Después de tanto sufrimiento (vs. 2-10), el profeta exclama: Mi siervo, el justo, traerá a muchos la salvación (v. 11).

Jesús es el verdadero Siervo, que asume los pecados de la humanidad y a todos trae la salvación. Éste es el misterio del Mesías, - el misterio de la cruz - que los discípulos no lo comprenderán sino a la luz de la resurrección de Jesús.

Condiciones para seguir a Jesús

Son sentencias claras y duras que Lucas recoge y pone en labios de Jesús.

Son condiciones que Jesús pide a sus discípulos:

renunciar a sí mismo: despojarse del egoísmo y de los intereses personales;

cargar cada día la cruz: afrontar los sufrimientos de la vida;

seguir a Jesús: como Él asumió la cruz que le impusieron: con su estilo, talante

y actitud; no dejarse doblegar por las cruces; seguir, aprender y sentir que el

Señor está cargando con nuestras cruces más que uno mismo.

La cruces de la vida, el fracaso aparente (el que quiera salvar su vida, la perderá...), la humillación, etc... son caminos necesarios para llegar a ser como Jesús.

En eso consiste el “secreto o misterio mesiánico”, la “sabiduría de la cruz”: Mientras los judíos piden milagros y los griegos buscan sabiduría, nosotros

predicamos a un Cristo crucificado que es escándalo para los judíos y locura

para los paganos. En cambio, para los que han sido llamados, sean judíos o

griegos, se trata de un Cristo que es fuerza y sabiduría de Dios. Pues lo que en

Dios parece locura, es más sabio que los hombres; y lo que en Dios parece

debilidad, es más fuerte que los hombres (1 Cor 1, 22-25).

3. Medita ¿Qué me dice la Palabra de Dios?

También Jesús me pregunta: Y tú ¿quién dices que soy Yo? ¿Quién soy Yo para ti? ¿Qué supongo en tu vida? Dices que crees en Mí. Y esto ¿cambia algo tu vida?

Responder a estas preguntas significa responder a otra pregunta decisiva: ¿Para quién vivo yo? ¿Existe en mí algún amor más grande que éste, el amor de quien da su vida por otro?

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Jesús ha realizado su misión: declararnos el amor de Dios: Te amo hasta morir. Y Cristo experimentó todo nuestro dolor y nuestra muerte. Y ya resucitado, proclama que el amor es más fuerte que la muerte (Cant 8, 6).

4. ORA (Qué le respondo al Señor) Dime, Señor, por tu misericordia: quién eres Tú para mí. Dile a mi alma: “Yo soy tu salud”. Y dímelo en forma que te oiga; ábreme los oídos del corazón. Y dime: “Yo soy tu salud”. Y corra yo detrás de esa voz, hasta alcanzarte. No escondas de mí tu rostro (San Agustín, Confesiones I, 5).

5. CONTEMPLA

A Jesús que carga con fortaleza y energía su cruz y también que nos acompaña cargando nuestras cruces;

A ti mismo, que te fortaleces interiormente con la presencia de Jesús que no te deja solo en tu camino de cruces.

6. ACTÚA

Presento mi acción de gracias a Jesús. Quiero identificarme con Él. Para que Él sea el absoluto en mi vida: con Él piense, sienta, actúe, conforme mi vida.

Repite muchas veces: Tú eres el Mesías de Dios.

Recitamos todos: Te damos gracias, Señor, Señor, te damos gracias porque nos reúnes una vez más en tu presencia. Señor, tú nos pones frente a tu Palabra, ayúdanos a acercarnos a ella con reverencia, con atención, con humildad. Envíanos tu Espíritu para que podamos acogerla con verdad, con sencillez, para que ella transforme nuestra vida. Que tu Palabra penetre en nosotros como espada de dos filos. Que nuestro corazón esté abierto, como el de María, Madre tuya y Madre nuestra.

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Y como en ella la Palabra se hizo carne, también en nosotros esta Palabra tuya se transforme en obras de vida según tu voluntad. Amén.

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Instrumento 9

¿Quién es Jesús?

Evangelio de san Mateo. El Evangelio de san Mateo está dirigido a cristianos procedentes del judaísmo y busca presentar a Jesús de tal forma que estos cristianos lo puedan entender. Algunos rasgos de Jesús que se encuentran en este Evangelio son.

Jesús es el Mesías esperado por Israel, aunque su propio pueblo no reconoció esta verdad (Mt 2,1-7; 21,33-43).

Jesús es el Hijo de Abrahán, el Hijo de David (Mt 1,1.17), es el rey de los judíos (Mt 2,2). encontramos la promesa de que el Mesías saldría del linaje de Abrahán y que su Reino, haría eterno el reino de David.

Jesús es el Hijo del Hombre (Mt. 26,64). Jesús recibirá este nombre el día de su resurrección (Mt. 28,18). Este será el título mejor expresa, en forma velada, la gloria que Él tiene como Hijo eterno y que le aguarda como hombre.

Él es el Siervo Doliente que carga con nuestra miseria y pecados, derramando su sangre para la remisión de los mismos, revelando así la misericordia de Dios para con la humanidad (Mt. 12,18 - Is. 42,1; Mt, 8,17 - Is 53,4).

El Cristo del que nos habla Mateo, es realmente “Dios con nosotros” o “Enmanuel” (Mt. 1,23), es el hijo predilecto de Dios (Mt. 11,27; 26,64), proclamado así por sus discípulos (Mt. 14,33; 16,16). Es el Salvador y el Maestro de su pueblo. Jesús es el nuevo Moisés que en el monte de las bienaventuranzas y en la pascua, da la ley nueva: ser perfecto como el Padre celestial (Mt. 5,1.48; 28,16). Otorgando a la ley antigua, su pureza original (Mt. 5,17). Jesús quiere misericordia y no sacrificios (Mt. 9,13).

Él es el Señor Todopoderoso. El título, repetido ochenta veces en el evangelio, significa que Jesús es Dios. Jesús vive en su Iglesia y actúa en ella con poder.

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Instrumento 10

¿Quién es Jesús?

Evangelio de san Marcos San Marcos presenta el Jesús cotidiano, hombre como nosotros; en él lo podemos descubrir con los ojos de Pedro, porque Marcos fue su compañero de ministerio y por medio de él conoció muchas cosas de Jesús. Por Marcos sabemos que Pedro compartió dos años con Jesús, caminó con El por toda Palestina; Lo acogió en su casa de Cafarnaún, lo vio comer, dormir, hablar y rezar, enojarse en la sinagoga y en el templo; enfadado con los leprosos desagradecidos o con sus discípulos; compadecido con la gente, extrañado con su pueblo Nazaret por la falta de fe (Mc. 6,5-6).

Pedro lo vio calmando la tempestad (Mc. 6,31; 4,37-38) y se sintió impresionado por la mirada de Jesús: de reproche o de interrogación, o de amor (Mc.3, 5; 10, 14.21). A veces quedaba intrigado por su comportamiento, como verlo retirarse al desierto a orar (Mc. 1, 35).

Marcos no duda en recoger ciertos rasgos que contrastan con la idea de Jesús, Hijo de Dios, pues presenta a un Jesús que no lo sabe todo, que ignora de qué hablan los discípulos y se ve obligado a preguntárselos (Mc. 9,16.33); que no sabe cuándo será el día del final de los tiempos (Mc. 13,32), se asusta ante la muerte (Mc. 14,33-35). La manera de actuar Jesús resulta desconcertante, puesto que sus parientes desconfiaban de El y hasta decían que se había vuelto loco (Mc. 3,21).

Jesús y sus Discípulos

El Cristo de Marcos es, ante todo, el “Jesús con sus discípulos”. Su primer acto fue llamar y escoger a doce para “estar con Él” (Mc.3, 14). Los fariseos intentan deshacer el grupo de los doce, atacando a Jesús ante los discípulos y los discípulos ante Jesús (Mc. 2,18-28). Jesús los prepara para su ministerio futuro orientándoles al servicio de los demás (Mc. 6,31-32) y guiándolos hacia los paganos.

La soledad de Jesús es dolorosa. Se siente solo, porque no logra hacer comprender su ministerio a sus compañeros que están con su mente embotada (Mc. 6,52; 8,17), que dudan, que lo abandonan y lo niegan en el momento de ser arrestado. Jesús, El Maestro

Inmediatamente después de ser bautizado por Juan en el Jordán, Jesús predica que está cerca el Reino de Dios (Mc. 1,14-15). Par Marcos, Jesús es el que enseña a la gente (lo dice unas 20 veces). Cuando ve las gentes que lo siguen, aún sin comer, Jesús se compadece de ellas y se pone a enseñarles, intuyendo que su verdadera hambre es de la palabra de Dios (Mc. 6,34).

Aun así, Marcos en su evangelio recoge pocos discursos de Jesús (lo contrario a Mateo y Juan). Tal vez Marcos intenta decirnos que Jesús enseña con su manera de vivir y actuar.

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Por eso los milagros ocupan la mayor parte de su evangelio. En ellos, Jesús da a entender que ha llegado el Reino y que Él tiene poder sobre el mal (Mc. 3,27). Jesús es El Mesías Crucificado

Jesús se niega a que lo proclamen Mesías. Manda estar en silencio a aquellos que le han descubierto, a los demonios y los enfermos curados. Muchos esperaban que el Mesías restableciera el reino terreno de David. Es por eso que Jesús intenta desengañarlos. Él no es esa clase de Mesías poderoso que esperaban. Él es el Mesías, sí, pero no un mesías terreno. Pedro lo proclama como tal, pero Jesús pide silencio (Mc.8, 29). Sólo se de este título a Jesús cuando no es posible el error y está a punto de morir; por el sufrimiento y la muerte es como establecerá un reino de tipo espiritual. Y Jesús se esfuerza en llevar a sus discípulos por ese camino (Mc.8, 34-38).

Jesús es El Hijo del Hombre

Es este el título más frecuente en Marcos (lo usa 14 veces). Quizá le gustaba a Jesús porque ocultaba su misterio, al mismo tiempo que lo revelaba. En efecto, esta expresión en sí misma, significaba nada más “hombre”. Pero cuando se hace referencia a lo que dice Dan 7,13-14, toma el sentido fuerte de “ser celestial, un juez que viene de Dios”, a quien Dios entrega el juicio de la humanidad (Mc. 13,26; 14, 62).

Jesús es El Hijo de Dios

Es un título poco usado en Marcos, pero aparece como el culmen de la fe a la que Marcos quiere llevar a sus lectores, pues lo ubica en la introducción de su Evangelio (Mc.1, 1); lo proclama el centurión romano al pie de la cruz (Mc 15,39), haciendo eco a la voz del Padre escuchada en el bautismo y en la transfiguración de Jesús (Mc. 1,11; 9, 7).

Podemos decir que el tema central y más importante del evangelio de Macos es plantear la identidad de Jesús. Son muchos los que se interesan por esta cuestión: los demonios, los discípulos, la gente, Herodes, el sumo sacerdote, Pilato, el centurión… Muchas son también las ocasiones en que se plantea: milagros, revelaciones divinas, palabras de Jesús, su muerte… Pasando por luces y sombras, la respuesta se hace esperar, pero termina siendo precisa y clara en la confesión del centurión que ve morir a Jesús: Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios. (Mc. 15,39).

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Instrumento 11

¿Quién es Jesús?

Evangelio de san Lucas Ya sabemos que San Lucas escribió el evangelio que lleva su nombre, y el libro de los Hechos de los Apóstoles. Para conocer que dice Lucas sobre Jesús hay que considerar estos dos libros. Lucas no conoció personalmente a Jesús. Por lo tanto, el Cristo que descubrió no es en primer lugar el profeta literalmente de Galilea, sino el Señor glorificado que se manifestó a su maestro Pablo en el camino de Damasco (Hech 9,3-5). Jesús es El Señor, El Hijo de Dios y El Profeta

Jesús es el Señor. Es El Señor desde que nace (Lc.2, 9-32). Es el Señor en su transfiguración (Lc. 9,28-36), el pueblo lo reconoce como tal al alabarlo (Lc. 4,15) con las mismas alabanzas con que Dios es glorificado (Lc. 7,16;2,20).

Lucas sabe que Jesús asumió sus funciones como Señor y Cristo por su resurrección (Hech. 2,36), pero esto fue posible porque Jesús mismo es el Mesías y el Señor (Lc. 2,11). El título de Hijo de Dios no es un mero reconocimiento de su papel (equivalente al de “hijo de David”), sino afirmación de su naturaleza divina (Lc. 1,39; 22 ,70).

Jesús es El Profeta encargado de revelar a Dios (Lc. 7,16-39; 24,19; Hech. 3,22-23). Su muerte es la de un profeta (Lc. 13,33; Hech.7, 52), como la de otros tantos profetas de su pueblo.

El Espíritu de Jesús

Sólo en dos ocasiones aparece en el Nuevo Testamento esta frase (Hech. 16,7; Filip. 1,19); “Espíritu de Cristo” en Rom. 9,2 y en 1Ped. 1,11. El Espíritu de Dios ha penetrado a tal punto en Jesús, que puede llamarlo “su Espíritu”. Jesús es concebido por el poder del Espíritu en el seno de la Virgen María (Lc.1, 35); el Espíritu se manifiesta en su bautismo (Lc. 3,22), lo lleva al desierto para ser tentado (Lc 4,1), llena a Jesús de tal forma, que lo hace portador de la buena nueva de la salvación (Lc. 4,14.18), si se lo pedimos en la oración (Lc. 11,13; Mt. 7,11). Por su glorificación, Jesús lo recibe del Padre para darlo a todos nosotros (Hech.2, 38). Los Hechos de los Apóstoles se presenta como el “Evangelio del Espíritu”, que anima a la comunidad de Pentecostés, lo mismo que animaba a Jesús y a sus primeros testigos (Lc. 1,15.41.67: 2,25-26).

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Jesús es El Salvador de los Hombres Par Lucas, Jesús es el Salvador de su pueblo. La salvación anunciada por los profetas se hace presente en Jesús. En Él se hace presente también el Reino de Dios. Lucas resume la vida de Jesús de acuerdo a sus grandes momentos: encarnación, muerte y resurrección. Jesús es la salvación de Dios porque ejerce el perdón. Este perdón es el signo más claro de la misericordia del Padre y de que el Reino ha llegado ya. Perdona a la pecadora, a Zaqueo, al paralítico, al buen ladrón (Lc. 7,48; 19,1-6; 23,42-43; 5,20). Afirma que el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido. En las parábolas de la misericordia (Lc. 15), Jesús enseña la bondad y la alegría de Dios para con los pecadores y perdidos, además de que define su ministerio de perdón, al ser amigo de publicanos y pecadores (Lc. 7,34). Esta salvación produce un inmenso gozo y es una salvación universal, pues todos los hombres están llamados a ella. Y no solamente los judíos, sino también los paganos.

Podemos decir que para Lucas, la persona misma de Jesús ocupa el centro de su evangelio. Y ante Jesús hay que optar. Porque, si bien es cierto que es una persona bondadosa y llena de cariño hacia todos, es terriblemente exigente: hay que escoger por él hoy mismo y únicamente porque es él (Lc. 14,25-33). Esta fe total que obtiene la salvación, es la fuente de la alegría que irradia el evangelio y que transfigura al discípulo.

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Instrumento 12

¿Quién es Jesús?

El Evangelio de san Juan

El siguiente texto podría bien, resumir el pensamiento de Juan sobre Cristo: Lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos mirado y nuestras manos han palpado, acerca del Verbo que es la Vida… (1 Jn. 1,1). Juan llama a Jesús el Verbo o la “Palabra” del Padre, que se ha hecho “carne”, esto es, hombre como nosotros, afirmando con esto la encarnación del Hijo de Dios. A ello se refiere en el prólogo de su evangelio: la Palabra encarnada, la persona de Jesucristo, que es el Hijo Unigénito de Dios, el salvador, la luz, la vida, el revelador del Padre. El Cristo de Juan es muy humano El Cristo de Juan es igual a nosotros, puesto que tiene un cuerpo como el nuestro y piensa como pensamos nosotros. Se cansa y pide agua a una mujer de Samaria porque tiene sed (Jn, 4,6-7); tiene donde vivir e invita a pasar con El una tarde a sus amistades (Jn.1,38; 3,2); le gusta tener amigos como Lázaro, María y Marta (Jn. 11,5); siente dolor por la muerte de Lázaro y llora por él (Jn. 11,33.35); asiste a una fiesta de bodas en Caná (Jn. 2,1-2); se enoja y echa al suelo las mesas de los comerciantes del Templo (Jn. 2, 1-2); se enoja y echa al suelo las mesas de los comerciantes del Templo (Jn. 2,15). Jesús conoce el corazón humano (Jn. 2,25). Es muy respetuoso con los demás, ya que puede decirle a la mujer samaritana cómo es su vida, sin que ella se sienta juzgada, y mucho menos condenada (Jn. 4,17-18; 8,1-11). Es alguien capaz de obtener de cualquier ser humano, por pecador que sea, lo mejor de sí mismo. Es un hombre de Dios Con base en lo que san Juan nos dice de Jesús, podríamos interrogar al Maestro y obtener de Él sus respuestas: ¿De dónde vienes? “Del Padre…” (Jn. 1,1; 16,28)

¿A dónde vas?: “Al Padre…” (Jn. 16,5.28)

¿Qué haces?: “Las obras o la voluntad del Padre…” (Jn. 4,34; 6,38-40)

¿Qué dices?: “Nada sobre mí, sino lo que he visto en el Padre…” (Jn. 5,19)

Más que hablarnos sobre quién es Dios, o sobre el dogma de la Santísima Trinidad, estas respuestas nos “introducen”, por así decirlo, en el corazón del misterio de Dios. Jesús es a la vez plenamente libre, perfectamente El mismo, pero también está totalmente relacionado con el Padre, “hacia el Padre” (Jn. 1,1).

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Jesús es El Revelador de Dios Desde siempre junto a Dios, palabra y sabiduría del Padre, Jesús conoce su secreto y ha venido a dárnoslo a conocer. El Cristo de Juan es, ante todo, el que revela al Padre. Lo hace con sus palabras, pero, sobre todo, con sus milagros, sus acciones (que Juan llama “signos”), su forma de vivir: “Felipe, el que me ve a mí, está viendo al Padre” (Jn. 14,9). Lo revela, además, dándonos al Espíritu, que brota de su costado abierto (Jn. 7,38; 19,30-34), el Espíritu encargado de orientarnos hacia la verdad completa (Jn. 16,13). Jesús El Hijo del Hombre Juan afirma que la venida de Jesucristo al mundo es juicio de Dios para con los hombres. A Jesucristo se le acepta o se le rechaza. Juan habla de luz y tinieblas (Jn. 1,5-11; 13,19-20). Por eso aparecen sin cesar términos jurídicos: testimonio, juicio, acusar, convencer, paráclito (defensor, abogado)… Es que Jesús es el Hijo del Hombre, o sea, aquella figura del profeta Daniel (Dan. 7,13-14), que se esperaba al final de los tiempos para juzgar a los hombres. Jesús es El Hijo de Dios Por otra, parte, Jesús puede revelar a Dios porque El mismo es Hijo de Dios. La fórmula “Yo soy”, muy rara en los evangelios sinópticos, es muy frecuente cuando Jesús se presenta a la gente (Jn. 6,35; 18,5-8), y hasta se utiliza cuatro veces de manera categórica (Jn. 8,24.28.58). Esta frase de Jesús corresponde al nombre de Dios, esto es, “Yahveh” (Ex. 3,6.14). Jesús lo es todo en la vida de las personas

Finalmente, el Cristo que nos presenta Juan, es aquel que viene a llenar las necesidades más profundas del ser humano, como son el alimento, el agua, la vida, la luz, la guía, etc., cosas que conocemos bien y que necesitamos a diario. Por eso Jesús, además de ser la Palabra encarnada (Jn 1,14), es la Luz (Jn. 1,9, 3,19;8,12), el Pan de Vida (Jn. 6,35.51), el Agua o la fuente de la Vida (Jn, 4,14; 7,37-39), es la Resurrección (Jn. 11,25), el Camino (Jn. 14,5), la Puerta (Jn. 10,9), el Buen Pastor que guía y cuida a su rebaño que somos nosotros (Jn. 10,11), la vid verdadera o la mata de uvas, en la cual nosotros somos sus sarmientos, es decir, las ramas (Jn 15,1-6). Todo esto indica que Jesús es el que colma las ansias de felicidad de las personas, el único que le da sentido a la vida de todo ser humano. Esto es algo que no aparece con claridad en los otros evangelios, pero que indica la profunda meditación de Juan acerca de Jesús y la experiencia de amor vivida con el Maestro (Jn. 12,23).

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Instrumento 13

¿Quién es Jesús?

El Jesús de san Pablo La enseñanza de San Pablo sobre Jesús está centrada en su Muerte y Resurrección y en el misterio de su Iglesia, que es su cuerpo y el signo viviente de su presencia en el mundo. Cristo es el centro de su enseñanza y para Pablo, Cristo es una persona divino-humana, está encarnado en nuestra historia. Para Pablo, Cristo no es una teoría, sino un hecho, una persona, todo un acontecimiento.

Al hablar de Cristo como Salvador, Pablo distingue tres momentos fundamentales en la vida del Señor:

La encarnación, que en algunos pasajes llama “el envío del Hijo” (Rom. 8,3) y en otros la “kénosis” (o humillación) de Jesús (Filip. 2,6-7), esto es rebajarse, el hacerse hombre, el tomar nuestra naturaleza por amor, el compartir nuestra condición, el tomar nuestra carne pecadora. En efecto, Pablo habla de la Encarnación de Cristo, como Kénosis, término que indica “humillación”, “anonadamiento”, la condición de hombre y siervo del Señor (Filip. 2,6-7) que asumió nuestra carne (Rom. 8,3) y se hizo pobre por nosotros (2Cor.8, 9). En efecto, Cristo es hombre “nacido de la descendencia de David, según la carne” (Rom. 1,3-4), nuevo Adán que realiza en sí la plena y nueva humanidad (1 Cor. 15,45), que siendo igual a Dios, se humilló haciéndose hombre y esclavo. Él es el “nacido de mujer en la plenitud de los tiempos” (Gal. 4,4).

La muerte redentora es el segundo momento. Para Pablo, Cristo es “el que me amó y se entregó por mí” (Gal.2, 20), el que murió por nuestros pecados (Rom. 4,25), el que se hizo obediente hasta la muerte y una muerte de Cruz (Filip. 2,8), el que fue colgado de la cruz, hecho maldición por nosotros (Gal. 3,13), hecho pecado por nosotros para que fuéramos justicia de Dios en él (2 Cor. 5,21). Por eso la predicación es predicación de la cruz (1 Cor. 1,23): nosotros predicamos a Cristo y este Crucificado, el escándalo y sabiduría sublime de la cruz, el amor de Dios entregando a su Hijo, que “no lo perdonó o lo escatimó, sino que por todos nosotros lo entregó” (Rom. 8,32).

La resurrección de Cristo es el tercer momento. Murió por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación (Rom. 4,25). Y si Cristo no resucitó, nuestra predicación no tiene contenido, como tampoco la fe (1 Cor. 15,14). Dios es el que resucito a su Hijo de entre los muertos (Gal. 1,1) y le ha dado el nombre sobre todo nombre (Filip. 2,9). Nuestra conversión es volverse al Dios vivo y verdadero, esperando que venga del cielo el salvador. Este es Jesús, su Hijo, que resucitó de entre los muertos (1 Tes. 1,10).

Lo que ha ocurrido en Cristo, encarnado, muerto por nuestros pecados y resucitado por la gloria de Dios, es la salvación, es el acontecimiento salvador fundamental, en el que se centra todo el mensaje de Pablo, toda su predicación.

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No podemos abarcar toda la riqueza de la cristología de Pablo. Pero sí podemos decir que su cristología es el centro de su mensaje: una cristología salvadora o un mensaje de salvación cristológica. Pablo, al hablar de Cristo, lo presenta como Salvador. La salvación que Pablo predica, es la salvación que Cristo nos ha traído.

La Historia de Salvación ha culminado en Cristo. Cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su hijo nacido de una mujer” (Gal. 4,4). Cuando éramos enemigos de Dios, Él nos reconcilió por la muerte de su Hijo (Rom 5,10). Todo procede de Dios, que nos reconcilió consigo en Cristo (2 Cor. 5,18).

Jesús, el Hijo de Dios

Cristo es de condición divina (Filip. 2,6), es Dios bendito por los siglos (Rom. 9,5). La condición divina de Cristo, Pablo la expresa al decir que Él es imagen de Dios invisible ( Col. 1,15), y al afirmar que en Cristo todo fue creado:

Porque en él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, el universo visible y el invisible (Col. 1,16). También al hablar de la condición divina de Cristo, Pablo usa el título de Hijo de Dios, y lo entiende en su más profundo sentido: Pero un día, a Aquel que me había escogido desde el seno de mi madre, por pura bondad le agradó llamarme y revelar en mí a su Hijo… (Gal. 1,15-16). Para Pablo, Jesús es el Mesías Jesucristo es el Hijo de Dios encarnado, es el Mesías, el Cristo. El mismo término “Jesucristo” (Jesús el Mesías), es la expresión de este título y condición de Cristo. Él es el anunciado en las Escrituras Santas como Hijo de David (Mesías) según la carne (Rom. 1,3). Él es el anunciado de las naciones (Rom. 15,21), es el que procede de la raíz santa de los patriarcas (Rom. 9,5). Pablo no nos dice nada de la vida pública de Jesús y solamente algunas expresiones o alusiones a su enseñanza. Esto no quiere decir que no le interesa el ministerio de Jesús. La frase: “no conocemos a nadie según la carne” de 2 Cor. 5,16, no tiene ese sentido. Es que a Pablo le interesa hablar de Cristo desde su Encarnación, Muerte y Resurrección. Relación de Cristo con La Iglesia Un aspecto importante de la Cristología de Pablo es la relación con la Iglesia. Cristo es el Esposo y Cabeza de la Iglesia, la cual es a su vez, su esposa y cuerpo (Ef. 5,22-23). Cristo es la Cabeza del cuerpo místico, es el que distribuye la energía divina de la gracia a todos los miembros de su Cuerpo. Cristo es el Esposo que ha limpiado y purificado a su Iglesia con el baño del bautismo, y la nutre como a cuerpo suyo, especialmente con la Eucaristía.

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Cristo es El Salvador del Mundo El mensaje cristológico de Pablo, dijimos, está muy unido con el de la salvación: “cuando apareció la gracia y el amor a los hombres de Dios nuestro Salvador” (Tit.2, 4). Todos los bienes de la salvación y la redención nos han llegado por Cristo. Él ha sido hecho por Dios, para nosotros, sabiduría, justicia, santificación y redención (1 Cor. 1,30). El bien fundamental es la comunión de la filiación divina (Ef. 1,3-14).

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Instrumento 14

LOS MANDAMIENTOS

La palabra “DECÁLOGO” significa literalmente “Diez palabras” en referencia a los diez mandamientos (Ex 34, 28; Dt. 4, 13; 10,4). Estos son pronunciados por Dios dando a conocer su voluntad, Dios se revela a su pueblo. Los “diez mandamientos”, indican las condiciones de una vida liberada de la esclavitud del pecado. El Decálogo es un camino de vida: Si amas a tu Dios, si sigues sus caminos y guardas sus mandamientos, sus preceptos y sus normas, vivirás y te multiplicarás (Dt. 30,16). Jesús asumió los diez mandamientos y llevó a plenitud todas las exigencias de los mandamientos: “habéis oído que se dijo a los antepasados: No matarás... Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal” (Mt. 5, 21-22). A la pregunta: “¿Cuál es el mandamiento mayor de la Ley?” (Mt. 22,36), Jesús responde: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley los Profetas” (Mt. 22, 37-40). El Decálogo debe ser interpretado a la luz de este doble y único mandamiento de la caridad, plenitud de la Ley: En efecto, lo de: No adulterarás, no matarás, no robarás, no codiciarás y todos los demás preceptos, se resumen en esta fórmula: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la ley en su plenitud (Rm. 13, 9-10).

QUINTO MANDAMIENTO

NO MATAR Solo Dios es el Señor de la vida. Nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de quitar la vida a un ser inocente. Habéis oído decir que se dijo a los antepasados: “No matarás”; y aquel que mate será reo ante el tribunal. Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal. (Mt. 5, 21-11). Este mandamiento nos obliga a conservar la vida, por ello debemos evitar el suicidio, la propia mutilación, inducir a otros a hacer el mal, drogarse, caer en excesos con la comida, la bebida, el tabaco y los medicamentos, conducir en estado de embriaguez o a altas velocidades…(Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2290). Asimismo prohíbe dar muerte a otra persona injustamente, a través de diversas prácticas como: el homicidio, el aborto, genocidio, eutanasia. “La prohibición de causar la muerte no

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suprime el derecho de impedir que un injusto agresor cause daño. La legítima defensa es un deber grave para quien es responsable de la vida de otro o del bien común”. (Cf. Catecismo de la Iglesia Católica 2321). Queda prohibido el duelo porque conlleva la determinación de matar o morir, igualmente herir a otro grave o levemente. El secuestro, la toma de rehenes, el terrorismo, la tortura, las amputaciones, mutilaciones, esterilizaciones voluntarias (salvo los casos de prescripciones médicas) son contrarias a la ley moral. Este mandamiento nos recuerda la obligación de trabajar por la paz y evitar la guerra. Todo ciudadano y todo gobernante están obligados a evitar las guerras. Sin embargo, “mientras exista el riesgo de guerra y falte una autoridad internacional competente y provista de la fuerza correspondiente, una vez agotados todos los medios de acuerdo pacífico, no se podrá negar a los gobiernos el derecho a la legítima defensa” (Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2307-2308). La carrera armamentista atentan contra la paz. Asimismo “las injusticias, las desigualdades excesivas en el orden económico o social, la envidia, la desconfianza y el orgullo, que existen entre los hombres y las naciones, amenazan sin cesar la paz y causan las guerras. Todo lo que se haga para superar estos desórdenes, contribuye a edificar la paz y evitar la guerra.

SEXTO MANDAMIENTO

NO COMETERÁS ACTOS IMPUROS Dios es amor, un misterio de comunión. Creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza: con vocación, capacidad y responsabilidad de amar y vivir en comunión. La diferencia y complementariedad física, moral y espiritual están orientados hacia el respeto a sí mismo y a los demás, a los bienes del matrimonio y al desarrollo de la vida familiar. Con el mandamiento: No cometerás adulterio (Ex 20, 14) Dios pide a los esposos ser fieles a la promesa que hicieron el día de su matrimonio, para el resto de la humanidad, sin excepción, no cometer actos impuros, exige el respeto nuestro cuerpo, y el de los demás, así como evitar pensamientos, deseos y acciones impuras. El Catecismo de la Iglesia Católica (2332) nos orienta al respecto afirmando lo siguiente: La sexualidad abraza todos los aspectos de la persona humana, en la unidad de su cuerpo y de su alma. Concierne particularmente a la afectividad, a la capacidad de amar y de procrear y,… para establecer vínculos de comunión con otros. Jesús en su ministerio reafirmó la exigencia de este mandamiento: Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón” (Mateo 5,27-28). En este mandamiento Dios nos pide elegir con su ayuda: pensamientos, palabras y acciones puras. La virtud de la pureza, prescrita por estos dos mandamientos, es una de las más hermosas y delicadas. El Catecismo de la Iglesia (2340), nos orienta como permanecer fieles a este mandamiento y resistir las tentaciones:

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Conocimiento de sí.

Práctica de una ascesis adaptada a las situaciones encontradas.

La obediencia en los mandamientos divinos.

La práctica de las virtudes morales.

La fidelidad a la oración. San Pablo da diversos motivos por los cuales debemos conservar la pureza de nuestro cuerpo: porque “es para el Señor que nos resucitará también a nosotros con su poder”; porque nuestros cuerpos “son miembros de Cristo”; porque “son templo del Espíritu Santo”; porque nuestros cuerpos no nos pertenecen ya que “¡han sido comprados, y a qué precio!”; porque hay que “glorificar a Dios en nuestros cuerpos” (I Co 6, 12-20). Faltamos al cumplimiento de este mandamiento no sólo con malas acciones, sino también consintiendo los malos pensamientos, deseos, miradas, tocamientos, lecturas, videos, películas, juegos, cantos obscenos, conversaciones. Al crear Dios al ser humano hombre y mujer, le confiere la dignidad personal de manera idéntica a ambas criaturas. A cada uno, hombre y mujer corresponde reconocer y aceptar su identidad sexual. Cristo es el modelo ideal de castidad. Todo bautizado está llamado a llevar una vida casta, cada uno según su estado de vida. La castidad significa la integración de la sexualidad en la persona. Entraña el aprendizaje del dominio personal. La alianza que los esposos contraen libremente implica un amor fiel. Les confiere la obligación de guardar indisoluble su matrimonio. La fecundidad es un bien, un don, un fin del matrimonio. Dando la vida, los esposos participan de la paternidad de Dios. La regulación de la natalidad representa uno de los aspectos de la paternidad y la maternidad responsables. El Catecismo de la iglesia Católica define la naturaleza de esta virtud, así como los valores que genera la práctica de la misma: La castidad implica un aprendizaje del dominio de sí… y añade: la persona que logra controlar sus pasiones obtiene la paz, pero si se deja dominar por ellas, se hace desgraciado. (cfr. CEC 2339).

SÉTIMO MANDAMIENTO

NO ROBARÁS El sétimo mandamiento prohíbe tomar o retener los bienes del prójimo injustamente y perjudicar de cualquier manera al prójimo en sus bienes. Prescribe la justicia y la caridad en la gestión de los bienes terrenos y de los frutos del trabajo de los hombres. En la Ley de Dios, el Sétimo Mandamiento, tanto en el Antiguo Testamento como en el nuevo, es tajante, conciso, claro y definitivo: “No Robarás” (Ex. 21,15; Dt. 5,19; Mt. 19, 18). Este mandamiento tiene gran importancia, porque regula el uso de los bienes materiales y de los espirituales. Prohíbe tomar o retener injustamente los bienes del prójimo. Con miras al

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bien común, exige el respeto del destino universal de los bienes y el derecho a la propiedad privada. La Iglesia, intérprete de la Ley Divina, dada la práctica común de este pecado, exige para la absolución completa, además del arrepentimiento sincero, la restitución o devolución de lo robado. Si el ladrón busca sinceramente el perdón de Dios. Son muchas las maneras con las que se viola este Mandamiento, como vemos a continuación:

1. Retener deliberadamente cosas prestadas. 2. Quedarnos con cosas perdidas, conociendo a sus dueños. 3. Defraudar el comercio. 4. Alterar pesos y medidas. 5. Pagar salarios injustos. 6. Especular aprovechando la necesidad o la ignorancia ajena. 7. La corrupción (“mordidas, chorizos”). 8. Usar para utilidad personal los bienes de la empresa, o de las instituciones públicas. 9. Realizar deliberadamente, trabajos deficientes. 10. El fraude fiscal. 11. Falsificación de cheques, facturas o recibos. 12. Gastos excesivos y despilfarro por cuenta de la empresa. 13. Dañar voluntariamente propiedades privadas o públicas (teléfonos, letreros, bancas,

buzones).

OCTAVO MANDAMIENTO

NO DIRÁS FALSO TESTIMONIO NI MENTIRAS La mentira consiste en:

Decir falsedades con la intención de engañar. Hablar u obrar contra la verdad. Querer inducir al error. Lesiona nuestros vínculos con Dios y con los hombres.

En este mandamiento Dios prohíbe la mentira y manda respetar la buena fama del prójimo. Debemos amar la verdad, porque Cristo es la verdad y Él nos enseñó que la Verdad nos hace libres y nos santifica. A nadie le agrada que lo engañen, pues debemos amar al prójimo como a nosotros mismo, por lo tanto no debemos mentir ni hablar mal de nadie, tampoco quitarle la buena fama a nuestros hermanos; todo esto lo prohíbe Dios, en este mandamiento. Además el chisme puede ser un pecado de murmuración. El octavo mandamiento de la Ley de Dios, nos manda decir la verdad y respetar la fama del prójimo, así como no atestiguar cosas falsas en un juicio, calumniar, decir mentiras, murmurar, juzgar mal al prójimo, descubrir sin motivo sus defectos, y toda ofensa contra el honor y la buena fama de los demás.

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El que difama o calumnia al prójimo, además de confesar su pecado tiene la obligación grave de restituirle la honra y la fama que le ha quitado. El octavo mandamiento manda a los que trabajan en los medios de comunicación social que informen siempre de acuerdo a la verdad, a la libertad y a la justicia, y que respeten la buena fama del prójimo y de las instituciones.

NOVENO MANDAMIENTO

NO CONSENTIRÁS PENSAMIENTOS NI DESEOS IMPUROS (NO DESEARÁS LA MUJER DE TU PRÓJIMO)

El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. (Mt. 5, 28) En este noveno mandamiento Dios prohíbe consentir pensamientos y deseos impuros porque desequilibran la sexualidad e incitan al pecado. El Señor pone de relieve la energía con que debemos luchar contra el desorden de nuestras pasiones: “Si tu ojo derecho te escandaliza, sácatelo y arrójalo de ti, porque te es mejor que perezca uno de tus miembros que no todo tu cuerpo sea arrojado al infierno” (Mt. 5,29). El noveno mandamiento de la Ley de Dios nos manda que seamos puros y castos en pensamientos y deseos. Los pensamientos y deseos impuros son pecado cuando la voluntad se complace en ellos, aunque no se realice el acto impuro; pero no son pecado cuando la voluntad no los consciente y procura rechazarlos. La pureza de corazón se logra con la oración, la mortificación y la práctica de la castidad juntamente con la pureza de intención y de mirada. Dios pide a los esposos dos cosas: ser fieles y estar abiertos a la vida. Dios permitió a los hombres que cooperaran con Él en la procreación humana, Él es el dueño de las nuevas vidas y quien dispone los nacimientos. Hay dos faltas contra la fidelidad matrimonial:

El Adulterio, o sea la traición o incumplimiento a la promesa de fidelidad que se hicieron los esposos el día de su boda. Cristo dijo: Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio en su corazón. (Mt. 5, 27-28). Y esto es no solo de acto (sexto mandamiento) sino de pensamiento (noveno mandamiento).

El Divorcio, aunque dos esposos no vivan juntos, estarán casados hasta la muerte porque el sacramento del matrimonio que recibieron los unió para siempre. Las personas que se vuelven a casar, cometen pecado mortal porque vivirán en adulterio.

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DÉCIMO MANDAMIENTO

NO CODICIARÁS LOS BIENES AJENOS Este mandamiento, ilumina y orienta la intención del corazón: “Donde está tu tesoro, allí está también tu corazón” (Mt. 6: 21). Con él se completa el noveno mandamiento, que regula lo relacionado con la concupiscencia de la carne, y juntos hacen un resumen de todos los preceptos de la Ley. Se prohíbe en el décimo mandamiento la codicia del bien ajeno, haciendo más referencia a la intención del corazón; esta codicia tiene su origen en la idolatría, condenada en los tres primeros mandatos de la Ley de Dios. La sociedad consumista nos impulsa a desear cosas agradables que no están a nuestro alcance y que muchas veces no las necesitamos. Estas pueden ser en sí mismas buenas. Estos deseos con frecuencia no guardan la medida de la razón y nos empuja a desear en forma desordenada, cosas que no son nuestras. Este mandamiento prohíbe también la avaricia, y el deseo inmoderado de apropiación de bienes. Otra prohibición que exige este mandamiento es la envidia: “la muerte entró al mundo por la envidia del diablo”, por eso debemos desterrar este pecado capital de nuestro corazón, porque sólo manifiesta la tristeza ante el bien del prójimo y el deseo desordenado de poseerlo, aunque sea de forma indebida. Para ser consecuentes con este mandamiento, Jesucristo exhorta a sus discípulos a “renunciar a todos sus bienes” (Lc. 14, 33) “por él y por el evangelio”, y promete para los que cumplan con su exhortación, la posesión del Reino: Bienaventurados los pobres de corazón, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Nos corresponde por tanto, luchar con la gracia de lo alto, para obtener los bienes que Dios promete. Por tanto, si queremos poseer y contemplar a Dios, necesitamos mortificar la concupiscencia, y así vencer las seducciones del placer, del poder y del tener. El bautizado combate la envidia mediante la benevolencia, la humildad y el abandono en la providencia de Dios. Los fieles cristianos “han crucificado la carne con sus pasiones y sus concupiscencias” (Gál. 5, 24); son guiados por el Espíritu y siguen los deseos del Espíritu. El desprendimiento de las riquezas es necesario para entrar en el Reino de los cielos. El hombre que anhela ver a Dios cara a cara y vivir en su presencia, dice: “Quiero ver a Dios”. La sed de Dios es saciada por el agua de la vida eterna.

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Instrumento 15

TEMA 1. Jesús nos da a conocer a su Padre

Prepare un Encuentro con Cristo siguiendo las indicaciones: En el Tema 1 de la Guía del catequista lea el eje del tema y las orientaciones generales para el Encuentro.

Lea y reflexione: Mc 9,2-7 “La Transfiguración de Jesús” (experiencia de fe)

Para la exposición, elabore una serie de preguntas para generar en los catequistas una respuesta de fe, en relación al compromiso de hacer crecer en nuestros corazones el deseo de cercarnos a Dios Padre por medio de Jesús. Ejemplo: ¿escucho con verdadera atención la Palabra de Dios en la misa dominical? ¿Me interesa escuchar al Santo Padre o al sacerdote de mi parroquia en su homilía?

Construya un “Acordeón Bíblico” para presentar el pasaje a sus compañeros. Dibuje “La Transfiguración de Jesús” en forma de historieta en cada lámina.

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Instrumento 20

La Libertad La verdadera libertad consiste en el dominio absoluto de sí mismo (Michel de Montaigne).

El concepto libertad está definido por el diccionario de la Real academia de la Lengua Española, como la facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que él es responsable de sus actos. Es el estado o condición del que no es esclavo. Estado del que no está preso. Facultad que se disfruta en las naciones bien gobernadas, de hacer y decir cuanto no se oponga a las leyes ni a las buenas costumbres. La libertad es la capacidad que tenemos de decidir, pensar, sentir y obrar por sí mismo. Esta capacidad está auxiliada por la razón, que otorga al hombre el poder de discernir. El que es libre elige, entre determinadas opciones, la o las que le parecen mejores o más convenientes, tanto para su bienestar como para el de los demás o el de la sociedad en general. Las personas libres piensan muy bien lo que van a hacer antes de decidirse a actuar de una u otra manera, pues saben que la libertad no es sinónimo de hacer “lo que nos venga en gana”, y que la mayoría de nuestros actos tienen consecuencias buenas o malas según el grado de responsabilidad con el que actuemos. En el evangelio son muchos los casos en los que Jesús busca en sus oyentes, ante su Palabra e invitación una respuesta libre y generosa, así nos enseña que solo en el ejercicio de esta facultad podemos seguirle a El y agradar a Dios. El pasaje de San Mateo del Joven rico nos lo demuestra claramente (Mt 19, 16-21), además de enseñarnos cuál es el verdadero camino de la libertad. En la respuesta de Jesús al Joven rico, señala la condición para ser libre, “cumple los mandamientos”, los mandamientos constituyen, pues, la condición básica para el amor al prójimo y al mismo tiempo son su verificación. Constituyen la primera etapa necesaria en el camino hacia la libertad, su inicio. “La primera libertad —dice san Agustín— consiste en estar exentos de crímenes..., como serían el homicidio, el adulterio, la fornicación, el robo, el fraude, el sacrilegio y pecados como éstos. Cuando uno comienza a no ser culpable de estos crímenes (y ningún cristiano debe cometerlos), comienza a alzar los ojos a la libertad, pero esto no es más que el inicio de la libertad, no la libertad perfecta...” (VS 13). El verdadero camino hacia la libertad perfecta consiste en dejarse renovar por Dios y que sea él el que mueva en lo más profundo nuestra toma de decisiones, el Papa Juan Pablo II en la encíclica Veritatis Splendor n° 17, nos dice: “…La perfección exige aquella madurez en el darse a sí mismo, a que está llamada la libertad del hombre. Jesús indica al joven los mandamientos como la primera condición irrenunciable para conseguir la vida eterna; el abandono de todo lo que el joven posee y el seguimiento del Señor asumen, en cambio, el carácter de una propuesta: “Si quieres...”. La palabra de Jesús manifiesta la dinámica particular del crecimiento de la libertad hacia su madurez y, al mismo tiempo, atestigua la relación fundamental de la libertad con la ley divina. La libertad del hombre y la ley de Dios no se oponen, sino, al contrario, se reclaman mutuamente. El discípulo de Cristo sabe que la suya es una vocación a la libertad.

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“Hermanos, habéis sido llamados a la libertad” (Ga 5, 13), proclama con alegría y decisión el apóstol Pablo. Pero, a continuación, precisa: “No toméis de esa libertad pretexto para la carne; antes al contrario, servíos por amor los unos a los otros (ib.)…” Por el contrario cuando el ser humano no madura esta facultad, se convierte en esclavo, esto se da cuando nos somos dueños de nuestros actos ni decidimos por nosotros mismos acerca de lo que queremos o es mejor para nosotros. El esclavo actúa porque se lo mandan, sin cuestionar las órdenes que recibe, aunque lo que le manden vaya contra sus principios o perjudique a los que están a su alrededor. En nuestro tiempo la esclavitud (aunque no tenga ese nombre) se presenta cuando una persona renuncia a ser ella misma y permite que otros decidan por ella o lo manejen a su antojo. Así como podemos ser esclavos de otras personas, de una institución o de un régimen político, también podemos serlo de un vicio, una mala costumbre o un capricho. Todo aquello que nos tiraniza y contra lo cual no oponemos resistencia, nos convierte en esclavos. Hay algunas cosas o situaciones que pueden ser obstáculo para alcanzar la verdadera libertad:

El miedo: nadie puede actuar libremente cuando está sometido a un permanente temor de ser castigado o censurado.

La ignorancia: la falta de educación y de conocimiento hace que muchas personas acepten a ciegas los valores y doctrinas que otros quieren imponerles.

El conformismo: los que se conforman con lo que son, con lo que saben y con lo que tienen, difícilmente se aventurarán a ir más allá de lo que ya conocen; en consecuencia, es improbable que experimenten la emoción y valor de ser libres.

Tentación de lo fácil e inmediato.

Relativismo moral.

Capitalismo insolidario.

Algunas actitudes relacionadas con la libertad que es importante cultivar y formar:

Aceptación de las normas de convivencia

Toma de decisiones con una reflexión previa

Se tienen en cuenta los derechos de los demás.

Respeto a las iniciativas de otros.

Atención a las opiniones de los demás y las contrasta con argumentos.

Aceptación y valoración de sí mismo

Aceptación y valoración de los demás

Mostrar autodominio y control personal.

Mostrar sentido de la justicia.

Actuación responsable y saber asumir las consecuencias de las propias decisiones.

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Instrumento 21

EVOLUCIÓN Y EDUCACIÓN DE LA CONCIENCIA MORAL DEL NIÑO

1. Descripción Por conciencia moral se entiende la capacidad que tiene el ser humano de discernir con su razón, iluminada, por la Fe y la Palabra de Dios, el bien del mal, como una llamada que brota de su propia persona. 2. Evolución

La formación de la conciencia moral no es propia de una edad o de una etapa de la vida, debe ser una acción permanente, a los largo de todos los momentos y ambientes formativos del niño: la escuela, la familia, la catequesis, los amigos, las diversiones, el contacto con personas mayores... No obstante, hay momentos fuertes en las etapas de la educación, en las que es necesario un énfasis especial.

3. Importancia de la formación de la conciencia moral a los ocho o nueve años Hacia los ocho o nueve años, el bien y el mal dejan de ser para el niño únicamente lo que los padres, educadores y catequistas autorizan o prohíben. Es precisamente en esta edad cuando los niños empiezan a manifestar en su conducta signos evidentes de cierta regulación de origen interno. El niño alcanza esta madurez, después de un largo período de preparación, durante el cual ha tratado gradualmente, de reemplazar las indicaciones y presiones de las personas que le rodean, por principios de conducta, libremente aceptados, aunque sea bajo influjo del ambiente en que ha vivido o vive.

Es como si en su interior se hubiera encendido un semáforo que le indica lo que debe y no debe hacer, o como si le hubieran puesto frenos que le permiten detenerse, donde antes le hubiera sido imposible. A pesar de todo, las luces son todavía poco claras y los frenos poco seguros, por ello, sigue necesitando vigilancia amorosa, la ayuda de sus padres, educadores y catequistas.

Este es un momento muy delicado e importante para el desarrollo de la vida moral, por tanto el niño debe ser ayudado a desempañar la difícil tarea de dirigirse a sí mismo y llegar a ser

ETAPA PORQUE

De los dos a los seis años

Por su receptividad afectiva. El niño tiene la capacidad de recibir afecto y corresponder al mismo.

De los seis a los ocho Es momento en que despierta el uso de la razón. Empieza a discernir el bien del mal.

De los nueve a los once Es una etapa de equilibrio psicológico y asimilación serena de criterios y hábitos morales (Sacramentos y mandamientos).

De los doce a los trece Es una edad crucial de transición de niño a adolescente. Etapa de inseguridad y cambio. Precisa orientación y un ambiente que le proporcione seguridad y confianza.

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autónomo; por ello, dentro lo posible, las órdenes y solicitudes que le llegan desde fuera, no deben ser contrarios a sus dictados interiores; antes bien, deben tender a confirmarlos y reforzarlos. La conciencia moral es la voz que emerge de lo profundo de toda criatura humana, también influye el ambiente en que vive el niño, por ello, un ambiente malsano, puede llegar a falsear la conciencia moral con efectos trágicos para él, en su vida futura. Hacia los ocho y nueve años, el niño se capacita para vivir su propia experiencia religiosa. Por ello, la catequesis más que imponer al niño determinada imagen de Dios, debe estimularla, desarrollarla y corregirla si es necesario, pero siempre partiendo de ella, a fin de que él oiga a Dios, no como un “algo” que se le indica o señala, o una orden de los mayores, sino como un acto espontáneo de fe y de amor, que nace de los profundo de su ser. 4. ¿Cómo formar la conciencia del niño?

Enseñándolo a amar, a descubrir progresivamente a Dios, a que dialogue con Él y le

responda con su misma vida

Llevándolo a un encuentro personal con Dios: “El me llama, yo respondo”

Presentarle a un Cristo que: ama, acoge, llama, corrige, perdona, guía

El vértice de esta formación es un diálogo constante con Dios que engloba toda la vida

del niño, no sólo con hechos censurables o aislados

Una condición indispensable es que los padres de familia, sacerdotes, maestro,

catequista, asuman permanentemente, su responsabilidad de formadores y modelos

5. Aporte de los padres de familia y de los catequistas

Ayudar al niño para que progresivamente distinga por sí mismo, “lo bueno” de lo “malo”.

Corregirlo adecuada y oportunamente.

Confiar en él, de manera que lo perciba.

Disculparlo cuando se equivoca y rectifica.

Dar testimonio de que sabemos reconocer, rectificar y confesar los propios errores.

Dar motivos y explicaciones, cuando se le ordena o prohíbe algo.

No precipitarse a culpar al niño por lo que consideramos una falta.

Antes de corregirlo, reflexionar la situación con él.

No pedirle que haga el bien, o realice un servicio, a cambio de premios.

Darle el tiempo necesario, no forzar la confesión, cuando aún no ha madurado el deseo

de volver a Dios con alegría.

Los padres de familia y el catequista, celebrarán también la Reconciliación,

preferiblemente antes que el niño.

Todos le facilitarán un ambiente sereno, alegre, para que el día de su Primera

Reconciliación sea muy importante en su vida.

En definitiva, nos corresponde a los adultos vivir coherentemente la fe que queremos enseñar; esta es la enseñanza más eficaz.

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Instrumento 22

JESÚS NOS PERDONA POR EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN

1. ¡Todos somos pecadores! Hemos vivido la experiencia del pecado, que brota desde nuestro corazón. Muchas veces, caprichosamente le damos la espalda a Dios, nos alejamos de él, actuando de manera contraria a lo que Él nos pide. No sólo rompemos la armonía con Dios, sino que también, rompemos las relaciones con los demás: nos violentamos, nos manifestamos egoístas, odiamos, mentimos... Por el pecado rompemos los lazos que nos unen con Dios y con nuestros hermanos. 2. La realidad el pecado, a la luz de la fe Quien comete un pecado grave, rompe la comunión con Dios y con el prójimo. “Tiene abiertos los ojos, pero es peor que si los tuviera cerrados”, decía san Juan Crisóstomo, en su Homilía sobre san Mateo. En una palabra, el pecado grave nos lleva a la ruptura con el Dios de la Vida y por eso ocasiona la muerte.

Cuando la persona constata que el pecado no produce la supuesta felicidad, le quedan dos caminos a seguir: 1. Permanecer fuera de la vida, o reemprender el camino que conduce de nuevo a la casa del Padre; consciente de que, rota la comunión, es urgente reanudarla. 2. Para regresar a la vida, es necesario tener claro qué es lo que ha contribuido a romper la comunión con Dios y con los hermanos; es decir, tener conciencia del pecado con el cual le ha fallado a Dios.

3. Dios no quiere la muerte del pecador. Hay pecados que nos llevan definitivamente a la muerte, los llamamos “pecados mortales”, porque alguien, con clara conciencia y sin que nada ni nadie lo obligue, se niega a cumplir la voluntad de Dios, separándose de Él (I Juan 6, 16-17). Sin embargo, Dios no nos abandona en la debilidad del pecado, así lo proclama el profeta Ezequiel: Por mi vida, oráculo del Señor, que yo no me complazco en la muerte del malvado, sino en que se convierta y viva. (Ez 33,11). Dios envió a su Hijo al mundo, para salvar la humanidad que se había perdido por el pecado. La mayor alegría de Dios es que el pecador se convierta y vuelva a Él. El evangelio nos ofrece al respecto tres parábolas muy hermosas, llamadas “parábolas de la misericordia”. (Luc.15, 11-32).

4. Jesús nos da un medio para reconciliarnos El pecador no debe sentirse perdido, Dios tiene sus brazos abiertos y está siempre dispuesto a perdonar a quien lo busca, con el corazón arrepentido.

Se puso en camino y se fue a casa de su padre. Cuando aún estaba lejos, su padre lo vio, salió

corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo cubrió de besos. El hijo empezó a decirle: “Padre, he

pecado contra el cielo y contra ti, ya no merezco llamarme hijo tuyo”. (Lc 15,20-21)

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Al igual que el hijo pródigo, nosotros también podemos regresar, dispuestos a reconciliar nuestra vida con Dios y a descubrir la alegría de Dios, cuando lo buscamos de nuevo. Jesús dijo: Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión (Lucas 15,7). Entonces, podremos compartir el banquete que nos tiene preparado: la Eucaristía. De esta manera, reanudamos la comunión con Dios y con los demás miembros de la Iglesia.

Jesús resucitado dejó a su Iglesia su propio ministerio de perdonar los pecados con el poder de Dios:

Aquel mismo domingo, por la tarde, estaban reunidos los discípulos en una casa con las puertas cerradas por miedo a los judíos, Jesús se presentó en medio de ellos y les dijo; La paz esté con ustedes. Y les mostró las manos y el costado. Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús les dijo de nuevo: La paz esté con ustedes. Y añadió; Como el Padre me ha enviado, yo también los envío a ustedes. Sopló sobre ellos y les dijo; Reciban el Espíritu Santo. A quienes les perdonen los pecados, Dios se los perdonará; y a quienes se los retengan, Dios se los retendrá (Juan 230, 19-23).

La Iglesia ejerce este misterio en el sacramento de la Reconciliación, “Confesión” o Sacramento de la Penitencia.

En el sacramento de la Reconciliación, los cristianos:

Nos reconocemos pecadores y confesamos nuestros pecados

Reconocemos y celebramos la misericordia de Dios

Recibimos el perdón del Señor a través del sacerdote que es su representante, y de la

comunidad que representa a la Iglesia. Por eso, nos reconciliamos con Dios y con la

Iglesia

5. Formas de celebrar el sacramento de la Reconciliación El “Ritual del sacramento de la Reconciliación”, nos ofrece tres formas;

La Reconciliación de un solo penitente, que es la más conocida y la más común

La Reconciliación de varios penitentes dentro de una celebración comunitaria, en la cual

se facilita la preparación interior, y cada uno se confiesa y recibe la absolución

individualmente

Reconciliación de muchos penitentes con arrepentimiento interior de cada uno y

absolución general por parte del sacerdote. Esta forma se usa sólo si hubiera una gran

multitud reunida y pocos sacerdotes para escuchar confesiones

6. Sólo Dios perdona los pecados.

El sacerdote es un hombre común y corriente; un pecador como todos los humanos. En la historia de salvación, Dios siempre recurre a la mediación humana para salvar a los humanos: Abraham, Moisés, el rey David, los apóstoles. Sólo Dios puede perdonar los pecados y el sacerdote perdona en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Si el sacerdote no fuera

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una persona íntegra, esto no es obstáculo para ofrecer el perdón, en nombre de Dios, así lo expresa la plegaria de la absolución, mediante la cual, se nos confiere el perdón, en el Sacramento de la Reconciliación:

Dios, Padre de misericordia, que ha reconciliado consigo al mundo por la Muerte y Resurrección de su Hijo, y derramó el Espíritu Santo para el perdón de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia el perdón y la paz. Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre el Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

El hecho de que el sacerdote perdone los pecados en nombre de Dios, tiene un fundamento bíblico: Jesús, el día de su Resurrección, dijo a los apóstoles: Reciban el Espíritu Santo. A quienes les perdonen los pecados, Dios se los perdonará; y a quienes se los retengan, Dios se los retendrá (Juan 20,22-23). De este texto bíblico la Iglesia concluye lo siguiente:

Jesús confió a la Iglesia el poder de perdonar los pecados en su Nombre, por consiguiente, el sacerdote es un ministro de Dios que concede en su nombre el perdón divino.

Mi pecado no me daña sólo a mí, ni ofende sólo a Dios, daña y ofende a mis hermanos, a

la Iglesia, Por ello, cuando se pide perdón, debe hacerse públicamente, porque además de Dios, hay muchos hermanos ofendidos. Toda confesión, aunque se haga en privado, es un “acto comunitario” por cuanto se hace ante un ministro que representa a la Iglesia, que ha sido ofendida y dañada por el pecado. Y el sacerdote es el ministro de Dios y de la Iglesia, para recibir mi arrepentimiento y reconciliarme con Dios y con la Iglesia.

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Instrumento 23

Los pasos para una buena confesión

Indicaciones: El formador organiza 6 grupos y distribuye a cada uno un tema de la Unidad III de Catecismo de II nivel, de la siguiente forma:

Grupo 1: Tema 15. Reconocemos humildemente nuestros pecados (Instrumento 24).

Grupo 2: Tema 16. Nos arrepentimos de nuestros pecados (Instrumento 25).

Grupo 3: Tema 17. Confesamos nuestros pecados (Instrumento 26).

Grupo 4: Tema 18. Dios nos concede su perdón (Instrumento 27).

Grupo 5: Tema 19. Reparamos el mal que hemos hecho (Instrumento 28).

Cada grupo desarrolla el instrumento y elabora un material didáctico, creativo, que se adecúe a las características del catequizando para la exposición del tema ante el grupo.

Antes de iniciar las exposiciones de los grupos, el formador prepara con anticipación unos carteles con la cita bíblica divida en partes según los pasos para una buena confesión y realiza la lectura.

1. Examen de conciencia.

2. Arrepentimiento sincero: dolor de los pecados.

3. Propósito de enmienda.

4. Confesión de los pecados.

5. Absolución.

6. Penitencia.

VERSÍCULO DEL TEXTO PASOS ¿Y YO?

“...Zaqueo era jefe de los cobradores de impuestos y muy rico”

El texto narra las condiciones de Zaqueo, para comprender mejor la conversión que experimentará

Hagamos un examen de conciencia para conocernos mejor y detectar nuestras debilidades

“Quería ver a Jesús, pero no lo conseguía en medio de tanta gente, pues era de baja estatura”

Sentimos el llamado a encontrarnos con Jesús

Muchos son los tropiezos en la vida que no nos permiten verlo o descubrirlo

¿Estoy realmente deseoso(a) de tener un encuentro personal con el Señor?

¿Tengo personas u otras situaciones particulares que no me permiten ver a Jesús?

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“Entonces se adelantó corriendo y se subió a un árbol para verlo cuando pasara por allí”

El deseo de tener un encuentro personal con Jesús nos lleva a hacer hasta lo imposible por lograrlo

Estoy dispuesto a abrirle mi corazón a Jesús, cuando Él llama a la puerta de mi corazón

“Zaqueo, baja en seguida, pues hoy tengo que quedarme en tu casa”

Jesús lo llama al encuentro, al diálogo, a la conversión

A mí también me llama, quiere encontrarse conmigo en el Sacramento de la Reconciliación

“Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría...”

Responde con presteza y alegría, el llamado de Jesús a la reconciliación

Quiero vivir de nuevo la unión con Dios, rota por mi pecado e infidelidad

“Entonces todos empezaron a criticar: se ha ido a casa de un rico que es un pecador...”

Muchos nos señalan porque queremos estar en paz con Dios y con nuestros hermanos

Debe ser más fuerte el deseo de recuperar la paz interior perdida, que hacer caso a lo que los demás piensan de mí

“Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor...” Señor, doy la mitad de mis bienes a los pobres…

Se arrepiente de corazón y se confiesa culpable

Me arrepiento sinceramente y confieso mis culpas

“y a quien he exigido algo injustamente, la devolveré cuatro veces más...”

Hace un propósito firme de no volver a robar. Demuestra a Jesús que se ha convertido, que está verdaderamente arrepentido

Yo quiero también atender el llamado a la conversión, por eso propongo firmemente, abandonar el pecado y luchar contra las tentaciones

“Jesús entonces le dijo: hoy ha llegado la salvación a esta casa...”

Jesús lo perdona, le devuelve la paz interior y lo hace sentirse libre, feliz. El lazo de unión con el Señor, roto por el pecado, lo une de nuevo a Dios

Jesús nos perdona por medio de las palabras y el gesto del sacerdote. Nuestra alegría deberá ser inmensa ante misericordia del Señor

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Instrumento 24

Tema 15. Reconocemos humildemente nuestros pecados

Lea la experiencia humana y la experiencia de fe del Tema 15 de la Guía del catequista.

Lea Lucas 19,1-10. Coméntela con el grupo e identifique el primer paso para una buena

confesión: Examen de conciencia.

Lea la respuesta de fe y elabore un material didáctico creativo para presentar el tema al

grupo en general.

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Instrumento 25

Tema 16. Nos arrepentimos de nuestros pecados

Lea la experiencia humana y la experiencia de fe del Tema 16 de la Guía del catequista.

Lea Lucas 19,1-10. Coméntela con el grupo e identifique el segundo paso para una buena

confesión: Arrepentimiento sincero: dolor de los pecados y tercer paso: Propósito de

enmienda.

Lea la respuesta de fe y elabore un material didáctico creativo para presentar el tema al

grupo en general.

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Instrumento 26

Tema 17. Confesamos nuestros pecados.

Lea la experiencia humana y la experiencia de fe del Tema 17 de la Guía del catequista.

Lea Lucas 19,1-10. Coméntela con el grupo e identifique el cuarto paso para una buena confesión: Confesión de los pecados.

Lea la respuesta de fe y elabore un material didáctico creativo para presentar el tema al grupo en general.

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Instrumento 27

Tema 18. Dios nos concede su perdón

Lea la experiencia humana y la experiencia de fe del Tema 18 de la Guía del catequista.

Lea la Lucas 19,1-10. Coméntela con el grupo e identifique el quinto paso para una buena confesión: Absolución.

Lea la respuesta de fe y elabore un material didáctico creativo para presentar el tema al grupo en general.

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Instrumento N° 28

Tema 19. Reparamos el mal que hemos hecho.

Lea la experiencia humana y la experiencia de fe del Tema 19 de la Guía del catequista.

Lea Lucas 19,1-10. Coméntela con el grupo e identifique el quinto paso para una buena confesión: Penitencia.

Lea la respuesta de fe y elabore un material didáctico creativo para presentar el tema al grupo en general.

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Instrumento 29

La Conversión de Zaqueo

Lectio divina 1. Invoca

Prepara tu ánimo para orar con la Palabra de Dios. Y prepara también en la Biblia el texto señalado Lc 19, 1-10. Hay que evitar cualquier ruido en el trascurso de la oración. Ruégale al Espíritu que sepas abrirte a su inspiración para captar bien el sentido del mensaje bíblico y para que te sientas animado a vivirlo.

Ven Espíritu Santo

Ven, Espíritu Santo, Llena los corazones de tus fieles

y enciende en ellos el fuego de tu amor.

Envía, Señor, tu Espíritu. Que renueve la faz de la Tierra.

Oración

Oh Dios, que llenaste los corazones de tus

fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que,

guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y

gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor.

Amén.

2. Lee La Palabra de Dios (Lc 19, 1-10) Contexto Jesús con sus discípulos se van acercando a Jerusalén en su viaje desde Galilea. Es un recorrido geográfico, pero sobre todo, es un camino de fe para el discípulo que tiene que aprender de Jesús sus enseñanzas y su estilo de vida. En dos momentos, Jesús ha trasmitido su enseñanza sobre la oración. (Lo hemos visto en los evangelios de los domingos anteriores). El texto de hoy nos da otra enseñanza extraordinaria de Jesús: su actitud ante los pecadores.

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Texto Tratemos de observar:

1. el lugar donde se realiza este relato; 2. los personajes 3. el personaje principal, Jesús.

El lugar

Jericó: es la ciudad, conquistada por Josué (cap. 6), para entrar a la tierra prometida. Y es símbolo de otra conquista prodigiosa que Jesús realiza a favor de un hombre Zaqueo. Símbolo también de la derrota de Mammón (Lc 16, 13), el dios de las riquezas. Recuérdese que Zaqueo se despoja de sus bienes. Los personajes

a. Zaqueo Bajo de estatura (v. 3), física y moral. Recaudador de impuestos: considerado, por eso, “pecador” por los fariseos y escribas. Rico: a consecuencia de los que él mismo aprovechaba de las recaudaciones. Quería conocer a Jesús: curiosidad humana, pero también tendría en su interior alguna inquietud que le llevó a “conocer a Jesús”. Bajó a toda prisa y le recibió en su casa: contento porque el famoso Maestro se fijaba en él y se autoinvitaba a su casa. Lo recibió muy contento: no sabemos con qué intenciones, aunque sí sabemos que la conclusión fue extraordinaria y prodigiosa. Conversión total (v. 8): el cambio de vida lo da Zaqueo por donde más fallaba: el amor al dinero y a las ganancias ilícitas. Es el único propósito central que hace Zaqueo. (No promete, por ejemplo, ir a ofrecer sacrificios en el templo de Jerusalén o rezar 20 salmos).

b. Los malintencionados Al ver esto, todos murmuraban y decían: Se ha hospedado en casa de un pecador (v. 7). Son los que interpretan con malicia las buenas acciones de Jesús: los fariseos. Son los que se creen “buenos”, poseedores de la verdad y con derecho a enjuiciar y criticar la conducta de los otros. Son los que ven la paja en el ojo ajeno y no son capaces de ver la viga en el suyo. (Mt 7, 5). Son los que miran sólo la religión (actos externos) y no se fijan en el interior (fe).

c. Jesús Busca el encuentro con el necesitado. Quiere ser invitado a la propia casa, a la interioridad. No mira las apariencias ni juzga mal de los demás. Quiere la salvación de todos y que se comporten como verdaderos creyentes.

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Regala el don de la fe, al ofrecer la salvación total: Hoy ha llegado la salvación a esta casa (v. 9). El Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido (v. 10).

3. Medita ¿Qué me dice la Palabra de Dios? ¿Con qué personaje me identifico? ¿Cuánto hay de fariseo en mi conciencia y obras? ¿Busco la conversión total al Señor o me quedo tranquilo sólo con un maquillaje externo que apenas cambia mis actitudes y conducta? ¿Qué me pide el Señor? ¿Trato de descubrir en mi vida el “paso” de Jesús e invitarle y acogerle como el mejor Amigo? 4. Ora ¿Qué le respondo al Señor? Amigo Jesús: Tú siempre pasa a mi lado invitándote a mi casa y a mi amistad. Haz, te ruego, que yo sepa descubrirte e invitarte continuamente. Es más. Sabes que no necesitas que te invite. Porque todo lo mío es tuyo. Y mi mejor recompensa es que Tú estés siempre en mi interior y que yo crezca cada vez más en tu compañía. Ensancha mi capacidad de acogerte y de amarte. Y recuérdame que Tú pasa y estás presente en mis hermanos. Y que en ellos te encuentre y les abra las puertas de mi persona. Porque acogiéndolos a ellos, Tú eres el que entras realmente en mi vida. 5. Contempla A Jesús que se acerca y se invita a estar contigo. Y tú, como Zaqueo, le abres todas las puertas, aun las más escondidas, de tu persona. A Jesús que desde tu conciencia te dice: Hoy ha llegado la salvación (el Salvador) a esta casa (v. 9). 6. Actúa Que resuene en tu interior la voz (Palabra) de Jesús: … (Cada uno dice su nombre), baja en seguida, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa (v. 5). Hoy ha llegado la salvación a esta casa (v. 9).

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Cantamos:

Tu Palabra me da vida confío en ti Señor, Tu Palabra es Eterna

en ella esperaré. Dichoso el que con vida intachable

camina en la ley del Señor dichoso el que guardando los preceptos

lo busca de todo corazón. Tu Palabra me da vida confío en ti Señor,

Tu Palabra es Eterna en ella esperaré.

Postrada en el polvo esta mi alma devuélveme la vida Tu Palabra mi alma está llena de tristeza,

consuélame señor con tus promesas Tu Palabra me da vida confío en ti Señor

Tu Palabra es Eterna en ella esperaré.

Escogí el camino verdadero y he tenido presentes tus decretos

correré por el camino del Señor cuando me hayas ensanchado el corazón. Tu Palabra me da vida confío en ti Señor,

Tu Palabra es Eterna en ella esperaré.

Repleta esta la tierra de tu gracia enséñame Señor tus decretos mi herencia son tus mandatos de alegría de nuestro corazón.

Tu Palabra me da vida confío en ti Señor, Tu Palabra es eterna

en ella esperaré.

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Material complementario CATEQUESIS PARA PADRES DE FAMILIA

SOBRE EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN ¿Es la Confesión simplemente un requisito para poder comulgar? En el Sacramento de la Reconciliación, Jesús, por medio de la Iglesia y del sacerdote, nos reconcilia con Dios y con nuestros hermanos. Jesús nos une con ellos y con Dios Padre, edificando la comunidad cristiana, que está llamada a ser santa. En una oportunidad Jesús dijo: “No necesitan médico los que están sanos, sino los que están enfermos. Yo no he venido a buscar justos sino pecadores”. Lucas 5,31. ¿CON QUIEN ME CONFIESO? Con el sacerdote, representante de Cristo y de la Iglesia. Él nos perdona los pecados en nombre de Dios, porque recibió ese poder de Jesucristo, el día que le fue conferido el Sacramento del Orden Sagrado. Jesús dijo a los apóstoles y a sus sucesores: “Recibid el Espíritu Santo”. A todo el que le perdonéis los pecados, le quedan perdonados... “Juan 20,22. ¿DE QUÉ ME CONFIESO? De todos los pecados, graves y leves, cometidos de pensamiento, palabra, obra y omisión. ¿QUÉ GANO CON LA CONFESIÓN?

El perdón y la amistad de Dios.

Un cambio de vida, ser cada día mejor.

La reconciliación y las buenas relaciones con las demás personas.

Formar mi conciencia sobre el pecado y evitarlo en el futuro.

Tener más confianza en Dios y experimentar su amor y su misericordia.

Dar a Jesús una prueba de humildad y gratitud.

Fortalecer mi espíritu con la gracia de Dios.

Experimentar la alegría de sentirme en paz con Dios y unido a El. ¿CÓMO DEBO PREPARARME PARA HACER UNA BUENA CONFESIÓN? 1. Examen de conciencia Tomar el tiempo necesario y revisar cuidadosamente: acciones, deseos, pensamientos y omisiones, desde la última vez que nos confesamos; es decir las faltas que hemos cometido, en qué hemos fallado, a partir de los mandamientos, nuestros deberes para con Dios, con el prójimo y para conmigo mismo. Es importante saber de memoria los mandamientos y entender correctamente qué nos pide o prohíbe Dios en cada uno de ellos.

2. Arrepentimiento sincero

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Es sentir un verdadero dolor de haber ofendido a Dios y al prójimo. Ese arrepentimiento tiene que conducirnos a tomar la decisión de regresar a Dios y pedirle perdón, como lo hizo el hijo pródigo.

Pedro y Judas ofendieron a Dios: uno lo negó y el otro lo traicionó, lo vendió. Ambos reconocieron su culpa y se arrepintieron, pero las actitudes fueron diferentes: Pedro regresó humildemente a pedir perdón a Dios y Él lo perdonó, porque no desprecia un corazón arrepentido. En cambio Judas, se suicidó. De nada serviría reconocer los pecados si no tenemos confianza en Dios y regresamos a pedirle perdón.

¿Por qué nos arrepentimos de haber pecado? Porque nos damos cuenta de que hemos perdido la amistad con Dios y sentimos que lo necesitamos, que lo amamos, y por eso queremos regresar a Él.

3. Propósito de enmienda Arrepentidos de todo corazón y con la determinación de ir a pedir perdón a Dios, debo tomar la decisión, hacer mi mayor esfuerzo para no volver a ofender a Dios. Sentir el deseo sincero de cambiar, de ser mejor y luchar contra el pecado. Tengo que renunciar a muchas malas costumbres e inclinaciones, que me ponen en peligro de pecar.

4. Confesión de los pecados Una vez cumplidos los 3 pasos anteriores, acudo al sacerdote con sinceridad y humildad, sin temor, lleno de confianza en la misericordia de Dios. No podemos omitir pecados por vergüenza. Tengo que confesar sólo mis pecados. No los de las demás personas.

5. Absolución Una vez concluida la confesión y el diálogo con el sacerdote, él levanta la mano derecha o las dos manos sobre nosotros y pronuncia las palabras de la absolución y nos da la bendición, perdonando nuestros pecados en nombre de Dios. Esta absolución no es válida si nosotros no hemos hecho una confesión sincera y completa de los pecados. 6. Penitencia o reparación El sacerdote, antes de la absolución, nos pone una especie de tarea que se llama penitencia, para ayudarnos a hacer buenas obras, acciones de reparación, o algunas oraciones. No es que Dios necesita que nosotros hagamos eso, sino que lo hacemos como un gesto para agradar a Dios y remediar el daño que hemos hecho por medio de nuestros pecados. Cuando hacemos una buena confesión, experimentaremos una alegría, una sensación de estar limpios, muy cerca de Dios: es la experiencia del amor de Dios, pues para una debilidad infinita como la nuestra, hay una misericordia infinita: la de Cristo. “Dice Jesús: “He aquí que estoy a la puerta y llamo. Si alguien me abre, entraré y cenaré con él”. (Apocalipsis 3, 20).

“Ojalá escuchéis hoy su vez que os llama a la conversión. No endurezcáis vuestro corazón”. (Sal 94).