jorge valdano habla para bocas

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ENTREVISTA JORGE VALDANO 66 FEBRERO 2014 BOCAS FEBRERO 2014 BOCAS 67 EL _____ PENSADOR JORGE VALDANO Por Galo Martín. Fotos Daniel Martorell. APENAS DESEMBARCÓ EN ESPAÑA, DECIDIÓ LEER A GARCÍA MÁRQUEZ, CORTÁZAR, BORGES Y VÁZQUEZ MONTAL- BÁN. DESDE ENTONCES, A LOS 19 AÑOS, ENTENDIÓ QUE CUANDO SE HABLA DE FÚTBOL NO SOLO SE CONVERSA DE LA PELOTA. GRACIAS A ELLO, CASI SIN PROPONÉRSELO, LEVANTÓ PUENTES DESDE EL DEPORTE REY HACIA LA CULTURA. PERO, POR FORTUNA, EL AURA DE INTELECTUAL NO LE HIZO NI LE HACE SOMBRA AL HISPANO- ARGENTINO. POR EL CONTRARIO, JORGE VALDANO SIGUE SIENDO UN FELIZ, SENSATO Y AGUDO PENSADOR. UN FILÓSOFO DE NUESTROS DÍAS CON MUCHA “CANCHA” Y PRECISAS OPINIONES EN TORNO AL BALÓN. COMO ES- TAS, QUE TOCAN AL MADRID, A MARADONA, A MESSI, A FALCAO Y AL MISMÍSIMO PAPA. PELOTA DE LA

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Entrevista a Jorge Valdano publicada en la revista colombiana Bocas en febrero de 2014.

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E N T R E V I S T AJ O R G E VA L D AN O

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BOCAS

FEBRERO 2014

BOCAS

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EL _____PENSADORJORGE VALDANO

Po r Ga lo Ma r t í n. Fo t o s Da n i el Ma r torel l . A P E N A S D E S E M B A R C Ó E N E S PA Ñ A , D E C I D I Ó L E E R A G A R C Í A M Á R Q U E Z , C O R T Á Z A R , B O R GE S Y V Á Z Q U E Z M O N TA L -

B Á N . D E S D E E N TO N C E S , A LO S 19 A Ñ O S , E N T E N D I Ó Q U E C U A N D O S E H A B L A D E F Ú T B O L N O S O LO S E C O N V E R S A

D E L A P E LOTA . GR A C I A S A E LLO , C A S I S I N P R O P O N É R S E LO , L E VA N T Ó P U E N T E S D E S D E E L D E P O R T E R E Y H A C I A

L A C U LT U R A . P E R O , P O R FO R T U N A , E L A U R A D E I N T E L E C T U A L N O L E HI Z O NI L E H A C E S O M B R A A L HI S PA N O -

A R GE N T I N O. P O R E L C O N T R A R I O , J O R GE VA L D A N O S I G U E S I E N D O U N F E LI Z , S E N S ATO Y A G U D O P E N S A D O R . U N

F I L Ó S O FO D E N U E S T R O S D Í A S C O N M U C H A “ C A N C H A” Y P R E C I S A S O P I NI O N E S E N TO R N O A L B A L Ó N . C O M O E S -

TA S , Q U E TO C A N A L M A D R I D , A M A R A D O N A , A M E S S I , A FA LC A O Y A L MI S M Í S I M O PA PA .

PELOTADE LA

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Con media hora de antelación se presenta en el NH Eurobuilding de Madrid, un hotel que rezuma madridismo. Saluda al personal que acompaña a don Florentino Pérez, el célebre dirigente que fuera su presidente mientras trabajó en el Real Madrid y quien se encuentra en la cafetería.

El hispano-argentino, exdelantero de Newell’s Old Boys, “ex” de abso-lutamente todo lo que tiene que ver con el club con más copas de Eu-ropa y dueño de un memorable gol en la final de la Copa del Mundo de 1986, muestra un porte que no parece el de un jugador que colgó las botas hace veintisiete años.

Dice que ya no juega al fútbol porque se lesiona casi con mirar a la pe-lota. Sin embargo, el amor a esa amante redonda es sincero, como los verdaderos romances que superan la fase de enamoramiento.

Para ser alérgico a la nostalgia –tal y como se define–, contagia su pa-sión al escucharlo hablar del fútbol huérfano de una gran novela que aúne todas sus enseñanzas y maldades.

Incluso, la elocuencia de sus palabras alcanza para codificar la derrota como solo un líder ético sabe hacerlo, muy a pesar de celebrar con Ma-radona el mítico gol de “La mano de Dios”.

Un extraordinario conversador que no hace más que tirar paredes con la palabra, simular una seguidilla de pases y hacer algún regate, sin perder un ápice de su estilo, palabra que más repite y que considera clave para el cómo alcanzar el éxito.

Usted se fue de Argentina con 19 años, sin apenas consultarlo con adultos de su entorno. Todo parece indicar que, gracias a esa decisión precipitada, usted ha tenido una buena vida, ¿o no?Mi padre falleció cuando yo tenía cuatro años y el fútbol es un mundo de hombres. Cuando he tenido que tomar decisiones muy arriesgadas lo he hecho empujado por la intuición, pero no tuve el respaldo de una opinión madura. Ir al Alavés profesionalmente (1975) fue precipitado, pero en lo personal fue una bendición. Las dificultades que me encon-tré me ayudaron a ser un jugador y una persona más madura.

¿Cómo fue su rutina con tanta lluvia en la ciudad de Vitoria?El primer año lo viví en un hotel. Entrenamiento y mucha lectura. Era una ciudad fría, nevaba, llovía y había niebla. Hasta que me adapté, el cuerpo me pedía reclusión. Se activó la nostalgia y leía a Cortázar, Borges y García Márquez, entre otros. Además, descubrí a escritores que he admirado mucho como Francisco Umbral.

“Sudaca” es un término que hizo carrera en España para referirse despectivamente de los suramericanos. ¿Cómo ayudó el fútbol para superar los señalamientos?Junto a García Márquez y otros sudamericanos hicimos una publicidad en la que decíamos: “Yo soy sudaca”, intentando dar a la palabra un tono positivo. La fama atenúa la agresividad de la gente. El término “sudaca” es mucho más difícil de asimilar si eres un trabajador que no tiene ni un empleo estable ni la popularidad que se ha convertido en un pasaporte. Como la vida es muy larga, estando en Perú escuché el término “euraca”. Ahora son los españoles los que están viajando y buscando oportunidades lejos de su país, igual que hicimos los “suda-cas”.

Una vez que dejó de vivir de su cuerpo (como le decía a su mujer cuando su hijo lloraba y se iba a otra habitación a descansar), ¿cómo es la vida sin goles que festejar?(Risas…). Esa es una frase que ha marcado mi vida familiar. Fue de un modo imprevisto. Tuve que dejar precipitadamente el fútbol por una hepatitis que se hizo crónica. En ese proceso empecé a colaborar con la Cadena Ser en el programa La cátedra de Valdano. Era algo revolu-cionario, un jugador que hiciera comentarios futbolísticos. Luego em-

pecé a escribir en El País. Después surgió Canal Plus y fui el primer comentarista de los partidos de ese canal y también trabajaba en el programa El día después. Me fui convirtiendo en un pionero en actividades laterales al fútbol y tendí puentes entre el fútbol y la cultura, el fútbol y la empresa, el fútbol y la comunicación, y todo esto le puso acento a la fama de intelectual, de fi-lósofo y de todo eso que me empezaron diciendo como un insulto y que alguno se lo terminó creyendo. (Más risas…).

“Confieso que es muy rara la noche que no sueño con goles espectaculares, hermosos y míos”, dijo usted alguna vez. ¿Ese sueño se repite?Cada vez menos, cada vez fallo más. Cada vez estoy más lento y los defensores, cada vez que estoy a punto de meterla, me frustran.

Qué es más bonito, ¿soñar o recordar?Soñar. Cuando uno sueña es el protagonista indiscu-tible. Al recordar todo parece más difuso. Cuando veo mi gol en la final del Mundial del 86 tengo que hacer un esfuerzo para saber que ese tipo soy yo. Además, soy alérgico a la nostalgia. No hay rastro de mi pasado que active la nostalgia. Me parece que la vida está adelante.

Si en sus sueños cada vez falla más, ¿cuáles son sus pesadillas?Que se me termina la carrera. El fútbol siempre me ha resultado apasionante, es una carrera que te prolonga la infancia y uno ve el final como una especie de abis-mo. Cuando uno abandona el fútbol descubre que del otro lado también está la vida y que te ofrece muchas oportunidades atractivas. La otra pesadilla es la de Falcao, las lesiones. En el Mundial del 82 vi una enor-me oportunidad de prosperar. Llegué al campeonato en el mejor momento de mi vida deportiva. Nunca me sentí tan bien futbolística y físicamente. En el segundo partido entré de titular. No tenía dudas de que nadie me iba a quitar el puesto porque la sensación era que volaba. A los dos minutos me lesioné para todo el cam-peonato. Pensé que había perdido la oportunidad de mi vida y cuatro años más tarde me encontré con una Copa del Mundo. Bueno, eso es para Falcao

¿Cómo lleva su relación con sus excargos de juga-dor, entrenador, director deportivo? Muy bien. Yo soy muy malo para las incertidumbres y muy bueno ante los hechos consumados. Por muy mala que sea la noticia que me dan, al día siguiente estoy haciendo planes que me colocan en otro lugar y que me ayudan a olvidar la frustración. No lo llevo de un modo traumático. Parece que tiene que ver con un mundo tan abrupto como el del fútbol y con la vida misma. Siempre digo que el fútbol es la vida exagera-da. Este deporte te enseña a ganar y a perder y todo eso ocurre cada tres días. De manera que esa gimnasia uno la termina llevando a su vida y nada te parece lo suficientemente grave.

En esa “vida exagerada” que es el fútbol, ¿de quién ha aprendido?Uno aprende de todo el mundo. Se aprende de cada ju-gador porque no hay dos iguales. Uno puede convertir a Maradona, Raúl y Cristiano en una escuela. En cuan-to a líderes, he conocido a tantos y me siento influido por todos ellos que me cuesta dar un nombre. Si digo uno, dejaría fuera a demasiada gente.

Cuál desafío es mayor, ¿escribir o el siguiente par-tido?Escribir tiene una ventaja sobre el fútbol y es que uno puede borrar y volverlo a intentar. En cambio, el gol que uno falla no tiene una segunda oportunidad. El fútbol es la cultura de lo inmediato. No te permite rectifica-ción. Sin embargo, escribiendo, hasta que uno no se siente a gusto con la frase, se puede seguir dando vuel-tas. Y eso es un alivio.

En el estadio del Old Trafford hay un letrero que dice: “No hay orgullo más grande que ser reconoci-do por tu estilo”. ¿Cómo describiría su estilo?Ese cartel sorprendió a Bielsa cuando fue a jugar con el Athletic y me pareció llamativo que un club como el Manchester United anteponga el estilo a cualquier otra cosa. Yo no digo que el estilo sea más importante que ganar, lo que digo es que el estilo está antes que ganar. Cuando uno está en el fútbol, lo que tiene que saber es cómo va a legislar el día que pierda. Cuando uno pierde se tiene que abrazar a algo y no hay mejor refugio que el estilo. En un club, el estilo se convierte en los valores que se han ido construyendo a lo largo de toda la his-toria. Por eso cuando hay una enorme desesperación por ganar, uno termina barriendo con los valores de referencia.

Ganó el Mundial de México 86 bajo las órdenes de Bilardo. Parafraseando a Borges, ¿el camino viejo del fútbol argentino es Menotti, pero los argenti-nos no lo saben?Argentina se ha ido alejando del “menottismo” y así nos va. Nos hemos olvidado de lo que ha sido una ob-sesión para nosotros: la pelota. Si hablamos de estilos, Argentina carece de uno y eso es gravísimo. El amor a la pelota está directamente relacionado con el amor a Maradona. A Diego se le quiere porque hacía con la pelota lo que le daba la gana. Los jugadores argentinos queremos más la pelota que al juego y el aficionado ar-gentino durante mucho tiempo también. Por eso hubo décadas en las que el grito más escuchado de una can-cha era “Oleee”, cada vez que había un caño, una buena pared, una seguidilla de pases y ahora el que se repite es “huevos, huevos”.

¿En qué pensaba mientras Maradona driblaba a uno y a otro jugador de Inglaterra en aquel mítico partido, en aquel mítico gol?Hice de travelling, iba acompañando en el segundo palo y me convirtió en espectador. Era tan deslum-brante todo lo que iba haciendo que me transformé en un hincha que estaba disfrutando. De modo que si me hubiera dado la pelota podría haber hecho un desastre. Lo que sí debo decir es que desde el momento en que entró la pelota fui consciente de que Maradona pasaba a otro estatus y se sentaba al lado de Pelé en la historia del fútbol. De hecho, en vez de ir a abrazarlo, hice algo útil que fue ir a buscar la pelota al fondo de la portería y llevársela para dársela porque me parecía que eso le convertía en su dueño.

¿“La mano de Dios” es el gol en el que creen todos los ateos?Sí. Hay que ponerlo en contexto político. Es increíble que el gol con la mano haya convertido al mejor gol de la historia del fútbol en el otro gol. Había un resenti-miento patrio muy grande contra Inglaterra. En la gue-rra de las Malvinas, aunque solo sea por la despropor-ción de fuerzas, los ingleses metieron miles de goles

con la mano. Esta devolución es totalmente menor y simbólica y por eso fue tan festejado.

¿Qué otra cosa fue Maradona además de jugador de fútbol?Fue el primer héroe del fútbol. Fue un pionero que em-pezó a tender puentes entre el fútbol y la sociedad. Se vengó de los ingleses por la guerra de las Malvinas y eso lo convirtió en un referente sociológico y político. Después del mundial, decenas de intelectuales escri-bieron sobre Diego y decenas de artistas populares hi-cieron canciones de él. Así hizo parte de la cultura. Esos puentes que levantó con la sociedad, con la política y con la cultura, el tiempo lo hizo algo cotidiano. Luego está la fama planetaria, Maradona se convirtió en un mito. Recuerdo la rueda de prensa previa a la final del mundial del 86: Maradona dentro de una cancha sepa-rado por un tejido metálico de los periodistas intentan-do llamar su atención a gritos “¡Pelusa!”, “¡Dieguito!”. Ahí estábamos Burruchaga y yo siendo espectadores e ignotos ante la voracidad de los medios por el perso-naje del campeonato. El mundial compromete a cientos de jugadores, pero las actuaciones de Diego lo hicieron único y convirtió en anónimos a Zico y a Platini.

Y del cielo al infierno. Como rezaba una crónica de Eduardo Galeano “Jugó, venció, meó, perdió…”.México 86 convirtió a Maradona en pionero, lo que no sabíamos es que ese día y ese mundial fue la culmina-ción de su carrera. En el mundial del 90 Argentina llegó a la final, pero de una manera mucho más trabajosa. En el 94 era el aporte de un exjugador que había dejado el fútbol y que había retornado por un gran reclamo de la patria futbolística que lo consideraba todavía como un salvador. Fue una tremenda frustración que Galeano resumió en cuatro palabras.

Menotti dijo que “Maradona es hijo de Villafiorito, donde se puede jugar ocho horas porque siempre va haber otros tipos con la misma enfermedad que tú por jugar al fútbol”, ¿en que otro lugar podría gestarse otro Maradona? Maradona es hijo de la calle y hoy el fútbol es una cues-tión académica, así que la esperanza de un nuevo Ma-radona está en lugares deprimidos de Sudamérica o en África. El jugador del futuro se parecerá más a Cristia-no Ronaldo y menos a Maradona. Menotti lo dijo muy bien: “Todos sabemos que es imposible un Maradona japonés”. Es la importancia del entorno en el desarrollo de un jugador.

García Márquez le firmó un libro dándole las gracias por haber contribuido a la eliminación de Colombia en la clasificación para un mundial. ¿Es probable que el premio nobel colombiano quedase muy tris-te cuando su selección ganó en Buenos Aires 0-5?Nooo, aquella dedicatoria fue una broma muy de los intelectuales de los años ochenta, un momento en el que si un escritor estaba fascinado por el fútbol lo disi-mulaba porque le daba la sensación de que era un des-prestigio. Fue una dedicatoria humorística.

¿Qué recuerda de aquel partido?Cuentan que cuando llegaron al vestuario, Bolillo le dijo a Pacho: “Nos jodimos, Pacho. Ahora tenemos que ser campeones del mundo”. Es uno de esos partidos que marcan la historia de un país y que producen con-secuencias insólitas. En Argentina el regreso de Ma-radona. En Colombia la creación de unas expectativas

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“EL AMOR A LA PELOTA ESTÁ DIRECTAMENTE RELACIONADO CON EL AMOR A MARADONA”.

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tan grandes que lo colocaron como candidato al cam-peonato del mundo.

Usando una pregunta suya, “¿por qué los intelec-tuales le perdieron el miedo al fútbol?”.Sobre todo porque la cultura se ha hecho más amplia y ha integrado a su ámbito las emociones, y por ese agu-jero entró el fútbol. El primer productor de conversa-ción del mundo merece el interés de los intelectuales.

¿El fútbol ya no es el opio del pueblo?Nunca lo fue. El fútbol es una tregua que tienen las clases populares, que de alguna manera las redime de una sociedad chata que ofrece pocos estímulos. Se tra-ta de una ficción de noventa minutos que te devuelve a la infancia y que te ayuda a sentir más que a pensar. Es cierto que gobiernos dictatoriales y democráticos han tenido la tentación de sacarse una foto al lado de un ídolo, con la intención de fortalecer su figura ante el electorado. El fútbol es una actividad con testigos. Un partido se juega ante cuarenta mil espectadores, sin contar con los millones de televidentes y eso no permi-te la corrupción. Este no es un medio donde las cosas se cocinan en privado. Todo se hace con luz y taquígrafo.

¿Qué es lo que no se ha escrito sobre el fútbol?La gran novela. Así como los toros tienen a Hemigway el fútbol todavía no encontró a ese personaje. El que más se acerca es Fontanarrosa. A lo mejor, porque el fútbol es una ficción y la literatura es otra, hay algo de redundancia en escribir sobre fútbol.

¿Qué literato se acercó primero al fútbol para Val-dano?Hay un libro que se publicó en Argentina, Literatura de la pelota, de Roberto Santoro. Recopiló todo lo que se había escrito sobre fútbol hasta 1971 y sorprendió ver hasta qué punto intelectuales de consideración ha-bían escrito poesías, textos, canciones y tangos sobre fútbol. El primer cuento que se recuerda es de Horacio Quiroga sobre un jugador de Nacional que se suicida en medio del campo del Centenario de Montevideo al abandonar el fútbol. El cuento explica las dificultades de adaptación de una persona que salta del mundo de la gente normal a convertirse en ídolo futbolístico y el mucho más traumático de pasar de ídolo al mundo otra vez de la gente corriente. La primera vez que entendí que cuando hablamos de fútbol no solo hablamos de fútbol fue al leer a Vázquez Montalbán cuando llegué a España. Hablaba del Barcelona como el ejército des-armado de Cataluña. De hecho, después de leer a Mon-talbán, para mí ya no fue lo mismo jugar un partido de fútbol.

¿En qué sentido se puede decir que el fútbol es “una coartada en la que uno se traga las sospechas cuando se enarbolan banderas”?El fútbol es una patria chica con todos los defectos del nacionalismo. Es un juego sectario en el que yo me siento alejado de esa sospecha. Hay dos maneras de ver el fútbol: desde el escudo de tu club o desde la pelo-ta, donde se agranda la mirada. En mi caso, el madridis-mo no perdona mis elogios a Guardiola.

¿Por qué hay pocos jugadores que se atrevan a con-fesar que son antimilitaristas y socialistas, como lo hizo usted al aterrizar en Madrid? Porque el acoso mediático es tan grande que los juga-dores se refugian en los lugares comunes. En mi épo-ca, porque los clubes no te lo permitían. El Real Madrid

tardó un minuto en llamarme la atención por aquellas declaraciones.

El papa Francisco es hincha de San Lorenzo. ¿Qué tiene Argentina que las deidades están de su par-te?En Argentina se dice: “Yo antes era muy vanidoso, pero ahora me curé y soy perfecto”. Con el papa y Messi se agranda el síndrome.

¿Dónde radica la importancia del “cómo” para al-canzar el éxito?El fútbol ha entronizado el resultado, de manera que el que pierde es sospechoso. Si se quiere liderar el fútbol mundial hay que poseer algún elemento de seducción. El Real Madrid apuesta por los héroes y todos los años incorpora una nueva figura que ayude a posicionarlo como líder en el mundo y atraer la mirada de los aficio-nados remotos. Es muy interesante el caso del Bayern. El año pasado ganó seis títulos de seis y, sin embargo, cambió al entrenador y contrató a Guardiola porque ha entendido que para liderar el fútbol mundial con ganar no alcanza, hay que hacer que los aficionados neutra-les sintonicen tu partido.

¿Qué significa el gol?El objetivo. La parte más explosiva e igualadora del fútbol.

Cristiano Ronaldo y Messi son líderes por excelen-cia. Falcao, ¿qué tipo de líder es?Líder técnico. Los tres lo son. No sé en el caso de Falcao, pero en el de Cristiano y Messi, me consta, no ejercen una influencia especial en el vestuario, pero durante los noventa minutos son intimidantes ante el contrario y provocan confianza en sus compañeros.

Es difícil explicarse cómo Falcao no juega en un equipo grande y, en cambio, lo hace en un recién ascendido francés. ¿Están bien asesorados los fut-bolistas?Los jugadores de esa categoría son muy inteligentes. Desde la intuición son capaces de entender hacia dón-de va el mundo y qué es lo que más les conviene a sus carreras. Dicho esto, resultó sorprendente que siendo codiciado por algunos de los equipos más célebres del mundo, Falcao haya aterrizado en el Mónaco.

¿Falcao debería acelerar su recuperación o debería tomárselo con calma? Le diría que, para el Mundial del 1982, yo me se sentía en mi mejor momento, volaba, pero me lesioné en el se-gundo partido y creí que todo había terminado. Cuatro años después, mucho más maduro, gané el Mundial del 86. Ese es mi mensaje de ánimo para Falcao.

¿Cuál cree que es el poder de la selección de Colom-bia? Tiene el poder de la confianza por su buena fase de clasificación. Tiene el poder del talento, porque no solo Falcao posee grandes condiciones, hay otros nombres propios también muy importantes, y tiene el poder del liderazgo de un entrenador del estilo de Del Bosque, uno de esos que no hacen mucho ruido y que no tienen necesidad de solucionar grandes problemas porque no los crea.

¿Cree que la selección de Colombia ha aprendido la lección del Mundial de Estados Unidos 94? Esa lección la tiene que aprender el periodismo y el hin-cha de no disparar las expectativas. La experiencia sir-ve para entender que el fútbol no es una regla de tres

simple. De todas formas aquella generación era tan espectacular que disparaba la imaginación y la ilusión.

¿Qué puede aportar Lillo como entrenador de Millo-narios? Conocimiento, sensibilidad y sentido del espectáculo. Es un entrenador muy completo. Lo peor que le pudo pasar fue triunfar como entrenador a la edad de juga-dor. Es un gran referente intelectual del fútbol, no hay que olvidar que la teoría es el primer paso de la práctica.

Su último libro se llama Los 11 poderes del líder. Esta claro que 11 es el número de titulares de un equipo de fútbol y también el que lucía en el Real Madrid y en la Selección… Es cierto, es uno de esos números fetiches.

Habla del poder de la pasión y menciona a Raúl. ¿No hay mayor ambición que la pasión?La pasión tiene la gran ventaja de ser contagiosa. Es una bendición tener a jugadores de esa estirpe en un equipo. Además, es una gran detectora de oportu-nidades ya que el apasionado tiene las antenas muy sensibles al estar tremendamente conectado con su actividad.

¿A Raúl lo vio o lo adivinó?La primera vez que lo vi entró como suplente en un partido de juveniles. Me deslumbró su hiperactividad y su voracidad. Era imposible no ver algo especial en él. Llegué a casa y me despertó una curiosidad de volver a verlo. La intuición es la velocidad punta de la inteligen-cia. Ese atractivo es el mejor detector de talento.

Nombre tres jugadores distintos… Valerón, Neymar y el tercero… es dramático que haya que pensar en otro para meterlo en esta familia. Antes solo había que acordarse de un número 10 y te salían cincuenta. Vamos a dar una oportunidad a la nostalgia y homenajeemos a Guti, el tacón de Guti.

Para Galeano la unanimidad de fútbol es el odio contra el árbitro, ¿cuál es la unanimidad de la vida?La vida no tiene una sola unidad de medida. Dice la canción: “Es tan humana como la contradicción”.

Antes a Papá Noel los niños le pedían una pelota. Hoy una camiseta de un equipo con un nombre. ¿Por qué ese interés por lo secundario?Lo más fascinante del fútbol siempre fue la pelota, pero lo más fascinante de la vida son los héroes y el ídolo futbolístico se ha vuelto más importante que la pelota.

¿Cómo es Valdano en la grada?Como hincha tengo el gravísimo defecto del autocon-trol. Todos mis órganos gritan gol y yo no pestañeo. Se debe a mi paso por el palco del Real Madrid. Siempre tenía una cámara apuntándome y eso me convirtió en un jugador de póker.

¿Cuándo fue la última vez que se levantó del asien-to viendo un partido de fútbol?Fueron dos veces en un mismo encuentro. La parada de Casillas a Robben y el gol de Iniesta en Sudáfrica, era el triunfo de un país al que le debo mucho y de un fútbol por el que siempre he luchado.

¿Cuál es la palabra que más emplea? Estilo.

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“PARA EL MUNDIAL DEL 1982, YO ME SE SENTÍA EN MI MEJOR MOMENTO, PERO ME LESIONÉ EN EL

SEGUNDO PARTIDO. CUATRO AÑOS DESPUÉS, MUCHO MÁS MADURO, GANÉ EL MUNDIAL DEL 86.

ESE ES MI MENSAJE DE ÁNIMO PARA FALCAO”.