jesus y el eneagrama hoja por tipología4

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JESUS Y EL ENEAGRAMA

JESUS Y EL ENEAGRAMA

El Eneagrama Los Nueve Rostros del Alma

Richard Rohr Andreas Ebert

Los sufis llamaban al eneagrama el rostro de Dios porque vean en las nueve energas que se manifiestan en las nueve personalidades como las nueve propiedades de Dios (nueve reflejos de la luz de Dios).

Los cristianos y las cristianas reconocen en Jesucristo al rostro de Dios, el Dios hecho hombre, el artfice de la revelacin y la revelacin misma del amor divino: l es imagen del Dios invisible, el primognito de toda criatura; porque en l fueron creadas todas las cosas que hay en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, ya sean tronos o dominaciones, principados o potestades; todas fueron creadas por l mismo y en l mismo... porque en l quiso hacer morar toda plenitud y reconciliar por medio de l todas las cosas consigo mismo (Colosenses 1,15-17,19ss.).

Cristo representa a Dios y, con ello, a la esencia del mundo, el verdadero ser. Al mismo tiempo, era hombre verdadero que tuvo que soportar las condiciones de la existencia con sus amenazas, tentaciones y abismos: Porque no tenemos un pontfice, que no pueda compadecerse de nuestras enfermedades, pues fue tentado en todas cosas a semejanza nuestra, excepto en el pecado (Hebreos 4, 15).

Si a continuacin vamos a describir el eneagrama como el icono del rostro de Dios, lo hacemos porque lo interpretamos como el rostro de Dios y, al mismo tiempo, como el rostro del (verdadero) ser humano.

Los sufes describieron a Jess como un DOS redimido y entendieron en primera lnea al cristianismo como una religin de DOSES. Sin pretender negar ese aspecto, queremos dar un paso ms lejos y hacer la siguiente declaracin de fe: Jesucristo hizo realidad el verdadero ser humano de una forma que rompe con el molde de la fijacin en un carcter tipolgico determinado. De hecho, en los evangelios encontramos indicaciones de que l se confront con tentaciones diversas y en varias situaciones produjo los nueve frutos del eneagrama. l es la imagen perfecta de un ser humano que ha escuchado las invitaciones de Dios y que tena la libertad de responder. Si hubiera sido de otra manera, algunos tipos determinados no se podran orientar a Cristo en su situacin especfica.

A continuacin queremos describir hasta qu punto es posible establecer respectivamente un vnculo entre los nueve tipos del eneagrama y Jesucristo. La meditacin acerca de los textos bblicos que aduciremos en cada caso puede ser de utilidad a fin de reconocer algunas tentaciones en el espejo de su persona y en la oracin, y de desarrollar la capacidad de mirar los dones que estn dispuestos en nosotros.

UNO: Pedagoga, tolerancia, paciencia

Jesucristo era un judo practicante que no pretenda abrogar la ley judaica (la Tora), sino darle cumplimiento (Mateo 5, 17). Su sermn es una llamada a la conversin, alejndose de los callejones sin salida mentales y espirituales de este mundo. Con su actitud, no se pretende un rearme moral. Pretende mucho ms: que la ley no se cumpla slo formal y externamente, puesto que, de esa manera, se pasara fcilmente al soporte religioso del propio egosmo. Por ello, en el sermn de la montaa les exige a los suyos una justicia mayor que la de los fariseos (Mateo 5, 20) y buenas obras que salgan de un corazn reconciliado y que no slo sean cumplimiento del deber.

En el sermn de la montaa encontramos tambin la tan discutida frase: Sed, pues, perfectos, as como vuestro Padre celestial es perfecto (Mateo 5, 48). Jess invit tambin al joven rico a la perfeccin (Mateo 19, 21). La va de la perfeccin cristiana pasa siempre por el derrumbamiento de los propios experimentos morales y de los ideales marcados por uno mismo. Es la experiencia del amor incondicional de Dios la que nos conduce al reconocimiento del propio pecado, la que provoca el arrepentimiento y hace posible la conversin. Para los UNOS es una paradoja clave del Evangelio el hecho de que nosotros seremos perfectos mediante la asuncin de nuestra imperfeccin. Nosotros tenemos que reconocer que parte del proceso de crecimiento consiste en cometer errores.

Jess no reprimi su ira ni se escondi detrs de una fachada amable. En la historia de la curacin del hombre que tena una mano seca (Marcos 3, 1-6) mir a los fariseos y escribas con indignacin, afligido por la ceguedad de su corazn porque pretenden hacerle caer en una trampa y esconden sus verdaderas intenciones. Una vez en la que sus discpulos no consiguen liberar de sus penas a un joven posedo, da claras muestras de impaciencia: Oh, generacin incrdula! Hasta cundo tendr que estar con vosotros? Hasta cundo os tendr que aguantar? (Marcos 9, 18).

Jess no tena una doble moral. Haba vivido o haba hecho realidad cuanto predicaba. No se haba regalado a s mismo y en sus ltimos tres aos dio testimonio de una actividad fsica y psquica enorme.

Jess tena dotes de maestro. Las parbolas y, no nos olvidemos, su ejemplo convirtieron al crculo de sus discpulos en una escuela espiritual de la vida. Pese a la torpeza de sus amigos y amigas nunca les arrebat el amor que les profesaba y siempre acometi nuevos intentos de aclararles su Evangelio de una forma cada vez ms plstica.

Al contrario que los fariseos nunca conden a los pecadores y a los marginados, sino que los acept. Uni la aceptacin incondicional con un claro reto. Jams toler la condenacin de los seres humanos por otros seres humanos; pero tampoco toler ningn comportamiento destructivo con el que los seres humanos se arruinaban a s mismos. El perdn y la reconciliacin son las llaves de la conversin y de un nuevo comienzo: cuando salv de sus perseguidores a una mujer que estaba a punto de ser lapidada por haber cometido adulterio, le dijo: Yo tampoco te condenar. Vete y no peques ya ms (Juan 8, 11).

Las parbolas de Jess que tratan el tema del crecimiento (Marcos 4) son una invitacin a los perfeccionistas a no estar continuamente posedos por el pnico, sino a confiar en la evolucin del reino de Dios. La paciencia con uno mismo, la paciencia con el prjimo y la paciencia con Dios convierte a los criticones que pretenden mejorar el mundo en reformadores y maestros visionarios de la verdad y la justicia.

DOS: Asistencia, misericordia, solidaridadEl nombre de Jess significa Yahv ayuda o Yahv salva. Todos conocemos las imgenes del Salvador que ve y pone remedio a la necesidad corporal y espiritual de los seres humanos, que busca en su condicin de pastor a la oveja perdida y descarriada, que acaricia y bendice a los nios. No es casualidad que se haya podido ver en Jess un DOS. l mismo se entendi como servidor de los hombres y quiso reforzar esa imagen: As como el hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir (Mateo 20, 28). La muerte en la cruz es el ltimo acto de su entrega.

En la historia de la curacin de los diez leprosos (Lucas 17, 11-18) vemos cmo es capaz de experimentar la decepcin porque slo uno de los curados, y encima un samaritano, vuelve a l para mostrarle su agradecimiento. Tambin Jess esperaba el agradecimiento. Pero es capaz de expresar directamente su decepcin y, con ello, est resuelto el asunto.

Jess no era, a pesar de su asistencia y solidaridad, ningn ayudante desamparado. Es evidente que el motivo principal de su afecto era su misericordia y su amistad y no la necesidad oculta de manipular a otros o de comprar el amor de Dios y el reconocimiento de los hombres.

Jess perciba y viva sus propias necesidades. Si haba estado antes en compaa de personas, se retiraba en silencio para acumular nuevas fuerzas en el dilogo con Dios. Jess no slo poda dar amor, sino tambin aceptarlo: antes de lavarles los pies a sus discpulos, le haba permitido a una mujer que le ungiera los pies con un costoso perfume y que se los secara con sus cabellos (Juan 12, 1ss.). A continuacin rechaz bruscamente el argumento propio del DOS de que se hubiese podido vender el perfume y entregar a los pobres el dinero recaudado.

En Getseman, confa en que sus discpulos pasen la noche en vigilia y soporten con l su lucha anmica. Les haba hecho partcipes de sus temores y se entristeci cuando vio que haban buscado refugio en el sueo cuando les hubiese necesitado de verdad.

Jess saba dejar marchar a otros. Envi de nuevo a su casa a personas que prematura y precipitadamente queran unirse a l. Tras slo tres aos de vida comn les confa a sus discpulos continuar con la obra comenzada sin su presencia fsica.

La invitacin al DOS es la llamada a la libertad. Se trata de la libertad de unirse y de dejar marchar a los dems, de la libertad de ayudar y de dejarse ayudar, de la libertad de estar solo y en comunin con otros. Los DOSES encuentran en Jesucristo el modelo de un ser humano que ama sin perder la libertad y sin abusar de la libertad de otros.

TRES: Ambicin, energa, visinJess quera alcanzar un objetivo determinado. Tena la visin del reino de Dios y puso todo su empeo en anunciar y en perseguir, poniendo en ello toda su vida, esta visin. Acept y se identific con el papel que Dios le adscribi en la redencin. En su primer sermn en la sinagoga de su ciudad, Nazaret, da a conocer inequvocamente su programa. Cita un pasaje del libro de Isaas: El Espritu del Seor est sobre m, por lo cual me ungi, me envi a predicar el Evangelio a los pobres, a sanar a los quebrantados de corazn, a anunciar la redencin a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos, a anunciar un ao de gracias del Seor y el da de la recompensa. A continuacin comenz a predicar con la frase: Hoy se ha cumplido esta Escritura ante vosotros (Lucas 4, 16-21). El sermn de la montaa (Mateo 5-7) puede entenderse como la constitucin o la Carta Magna del reino de Dios.

Puesto que Jess se concentr por completo en su papel y en su misin, le asedia la amenaza de la gran tentacin. Es la nica tentacin de Jess que haya sido directamente trasmitida por los evangelios. Despus de un ayuno de cuarenta das en el desierto el tentador le exhorta a trasformar las piedras en panes para calmar su hambre. Jess le repudia con las palabras: No vive un hombre de slo pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. A continuacin, el diablo le llev a la almena del templo y le exige un milagro que demuestre su poder. Le pide que salte al vaco para demostrar que es el hijo de Dios. Jess le responde de nuevo con una cita bblica: No tentars al Seor tu Dios. Finalmente el diablo le muestra todos los reinos del mundo y le promete el dominio sobre todos si se postra ante l y le adora. Jess le responde: Vete, Satans; porque escrito est: Al Seor tu Dios adorars y a l solo servirs (Mateo 4, 1-11). Cuando los hombres queran nombrar rey a Jess tras la milagrosa multiplicacin de los panes y los peces, se retrae a esta voluntad. ste no es su camino. Jess ha vencido la tentacin del TRES: buscar el xito sin fracaso y sin decepciones, el milagro en el espectculo de las relaciones pblicas, la victoria sin la cruz, la vida sin la muerte. Por este motivo, le llam Satans al mismo Pedro cuando ste no quiso reconocer que el camino de su maestro conduce a la cruz (Marcos 8, 33).

Jesucristo tena cualidades de lder. Escogi sus compaeros de lucha y les capacit para actuar asumiendo la propia responsabilidad. Deleg ya en vida su actividad predicadora y redentora en sus discpulos y les trasmiti a travs de su doctrina y de su ejemplo aquellos conocimientos del reino de Dios que posteriormente necesitaran para continuar su obra. Si bien, Jess no les abandon en la duda de si un da iban a compartir su suerte: rechazo, detencin, ajusticiamiento. Jess jugaba con las cartas al descubierto y no prometa lo que despus no se poda cumplir.

Su capacidad comunicativa era sorprendente. Saba llegar a las masas y, en cada situacin, encontraba el lenguaje adecuado para trasmitir su mensaje a la gente. Saba discutir con los eruditos y conmover el corazn de la gente sencilla e inculta del campo.

El fracaso no le era indiferente a Jess. Despus de la entrada en Jerusaln, llor por la ciudad que no supo reconocer lo que poda traerle la paz (Lucas 19, 41ss.). Acusa a la ciudad: "Jerusaln, Jerusaln... cuntas veces quise reunir a tus hijos como la gallina rene a sus pollos debajo de las alas y no quisiste! (Mateo 23,37).

A pesar de ello, Jess saba que la victoria que haba de conseguir era una victoria que haba de pasar por la paradoja de la derrota. Escogi un camino que pareca un fracaso. Pudo actuar as, slo porque la esperanza depositada en su padre, que poda crear vida a partir de la muerte, era mayor que el miedo al fracaso. Slo la esperanza puede preservar al TRES de abrazarse al protagonismo del xito y a la seguridad de su status y del dinero y, de ese modo, perderse las posibilidades del reino de Dios.

CUATRO: Creatividad, sensibilidad, naturalidadJess percibi su entorno con sensibilidad y tuvo una vida rica en sentimientos. Bien alto poda llegar a expresar su alegra (comprese su accin de gracias al Padre en Mateo 11, 25-27!), pero tambin poda estar extremadamente apesadumbrado: llor, tembl, conoci la agona y sud sangre mientras se preparaba en el monte de los Olivos para su lucha final (Lucas 22, 39-46). Varias veces los evangelios nos dan a conocer sus lgrimas. Cuando tuvo noticia de la muerte de su amigo Lzaro, Jess llor (Juan 11, 35); la desesperada condicin de su pueblo despert su compasin (Mateo 9, 36; 15, 32). Asumi esa tristeza y no se avergonzaba de sus lgrimas.

Jess tena ojos para la belleza de la naturaleza. La flora y la fauna le inspiraban: los lirios en el campo, vestidos ms esplndidamente que el mismo Salomn (Mateo 6, 28ss.) o el pajarillo que no caer a la tierra si no es la voluntad de Dios (Mateo 10, 29).

Tampoco hay que negarle a Jesucristo un sentido especial para los smbolos y los efectos dramticos. El agua de la fuente, el ama de casa que busca el dinero perdido, las disputas por el salario a cambio de trabajos temporales, todo cuanto Jess ve le anima a expresarlo en imgenes y en parbolas que recogen lo sencillo y lo casual para ilustrar secretos y verdades divinas universales. Todo puede convertirse en cdigo secreto de Dios. El evangelio segn san Juan entiende los milagros de Jess como signos que nos dejan ver un entramado detrs de ellos. Gestos como aquel en el que Jess refriega los ojos de un ciego de nacimiento con una amalgama de saliva y tierra, crean una atmsfera especialmente teatralizada (Juan 9, 6). Cuando Jess entr en la ciudad de Jerusaln sobre un asno, esta puesta en escena aparentemente casual parece pensada hasta el ltimo detalle (Mateo 21, 1-9). Todo judo conoca la promesa de un rey mesinico que un da habra de llegar montado en un asno (Zacaras 9, 9). Y en seguida interpretara claramente la relacin de esta entrada con la profeca de las escrituras. Posteriormente Jess maldice una higuera en la que no haba encontrado fruto alguno y sta se seca. Esto recuerda al comportamiento alegrico de los profetas del Antiguo Testamento. Por ltimo, en la ltima celebracin de la Pascua, en compaa de sus discpulos, Jess pone en relacin el futuro misterio de su presencia con el pan y el vino.

Despus de la resurreccin Jess se apareci a sus discpulos en el mar de Tiberades. Les ha preparado un desayuno; las brasas estn encendidas, como en aquella noche en la que Pedro, al calor del fuego, le haba negado por primera vez. Junto al fuego Jesucristo le hace a Pedro tres veces la misma pregunta: Me amas? (Jn 21,1-17). La escena parece una anticipacin de la moderna tcnica psicolgica del psicodrama.

A pesar de todos los efectos dramticos la manera de vivir y de expresarse de Jess careca de artificiosidad y mostraba su naturalidad. Como todos los CUATROS no admita que el mundo se dividiese en una esfera profana y otra sagrada. Todo el mundo era para l sagrado y estaba bajo la jurisdiccin de Dios. Lo ms cercano a la naturaleza en este mundo era para l lo ms sagrado en el mundo.

La convocacin de un crculo ntimo da, a primera vista, la impresin de que Jess tuvo inters en reunir en tomo a l un grupo elitista o esotrico (la conciencia elitista del CUATRO!). Pero si se observa ms detenidamente llama la atencin que esa meta est bien lejos de sus intenciones. En la composicin del grupo, con sus doce discpulos, se echa de menos todo criterio elitista. Mayormente se trataba de sencillos pescadores; hombres especiales faltaban. Cuando los discpulos discutieron por el rango que habran de ocupar, Jess hizo venir a un nio y dijo: Cualquiera que se humille como este nio es el mayor en el reino de los cielos (Mateo 18,4).

A pesar del rechazo de su familia, de su pueblo y de las lites del poder de Israel, a pesar del hecho de que sus discpulos no le entendan, Jess no cae en la autocompasin melanclica. A pesar de todo temor a la prdida no elude el camino que tiene que andar. Pone sus miedos y necesidades subjetivas al servicio de Dios y de los seres humanos y los eleva, con esa actitud, al rango de validez universal.

CINCO: Distancia, sobriedad, sabiduraJess, como el CINCO, saba distanciarse, retirarse, aspirar a un espacio tranquilo para s y rechazar las excesivas exigencias de las relaciones con su familia y con su entorno. La historia de la visita al templo, cuando Jess tena doce aos de edad, describe al muchacho como un joven erudito, dotado y prematuramente independiente. Sus padres le haban llevado a Jerusaln para la celebracin de la pascua. En el camino de regreso se dan cuenta de que su hijo no volva con ellos. Emprendieron el camino de vuelta y, despus de tres das de bsqueda, lo encuentran en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchando, haciendo preguntas y provocando la admiracin de cuantos le escuchaban, a causa de su inteligencia. En cambio, no muestra comprensin ante los reproches de su madre: por qu me buscbais? No sabais que me conviene estar en las cosas que son de mi Padre? El evangelista Lucas enmarca esta historia en el contexto de la doble referencia a la extraordinaria sabidura de Jess en su infancia (Lucas 2, 40-52).

An ms frecuentemente marc las diferencias frente a las pretensiones de su familia. Una vez en la que Jess estaba predicando ante el pueblo, su madre y sus hermanos anuncian su llegada y le piden poder hablar con l. l no accede respondindoles: Quin es mi madre y quines son mis hermanos? y sealando a sus discpulos dice: Ved aqu a mi madre y a mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que est en los cielos, se es mi hermano, hermana y madre (Mateo 12, 46-50).

Jess rechaz a algunas personas y los envi a casa cuando pretendan, movidos por un entusiasmo exaltado, adherirse a l (por ejemplo Lucas 9, 57ss.). l exige a todos los que le quieran seguir que calculen framente el coste de esta empresa: Porque, quin de vosotros queriendo edificar una torre, no se sienta antes para contar los gastos que son necesarios, mirando si tiene para acabarla? No sea que despus de haber puesto el cimiento no la puede acabar (Lucas 14,28-30). En el sermn de la montaa exhorta a sus discpulos a ser sabios para que no construyan su vida sobre la arena, sino sobre el slido suelo de la piedra para que sea resistente a las catstrofes (Mateo 7,24-27).

La doctrina de Jess est pensada hasta los ms mnimos detalles... pero tambin vivida. Saba cautivar a los seres humanos porque senta que saba de qu hablaba. Al final del sermn de la montaa Mateo dice: Cuando Jess hubo acabado estos discursos, se maravillaban las gentes por su doctrina, pues los instrua como quien tiene autoridad, y no como sus escribas y fariseos (Mateo 7,28).

Repetidamente Jess se retir en soledad para poner en orden sus impresiones y para reencontrar en la oracin el camino hacia su centro. Estos retiros no eran un fin en s mismo; servan a la asimilacin y a la preparacin de su servicio activo por los hombres. Jess no sucumbi a la tentacin de limitarse a ser un espectador u observador desinteresado del decurso de la humanidad. La doctrina cristiana de la encarnacin de Dios en Cristo nos revela a un Dios que busca el contacto directo con el ser humano y que asume el hecho de tener que conocer la suciedad y las bajezas de la historia. El Verbo (palabra) no se queda slo en verbo (palabra), pensamiento, explicacin filosfica del mundo o idea metafsica, sino que se hizo carne y accin que cambi el mundo.

Cristo no es ningn esotrico! Renuncia a la arrogancia intelectual y no se opone a compartir sus reconocimientos con otros, aunque frecuentemente no le entiendan. En sus palabras de despedida les promete a sus discpulos que enviar a su espritu que les ensear toda la verdad (Juan 16, 13).

SEIS: Fidelidad, obediencia, confianzaJess tena una autoridad interior que haba nacido de su relacin, plena de confianza, con su padre celestial. Esta autoridad interior le liber frente a las autoridades y las normas exteriores. Tena la libertad de atenerse a las leyes, las reglas y las tradiciones, mientras que no se les considerara lo propio. De ese modo, regularmente acuda a los oficios divinos en la sinagoga (Lucas 4, 16). Pero tambin poda chocar con las reglas si no servan al ser humano, sino que los esclavizaban. Esta actitud la vemos especialmente en su manera de convivir con la institucin del Sabbat. Preferentemente en ese da sagrado de descanso para el judasmo curaba enfermos para demostrar que el sbado haba sido instituido por Dios para que la creacin pudiera regenerarse y descansar. Las curaciones estn al servicio de ese fin y son muestra de que Dios quiere recuperar la totalidad original: El sbado se hizo para el hombre y no el hombre para el sbado (Marcos 2, 27).

Mientras Jess contiende con los dirigentes religiosos acerca de la correcta interpretacin de la ley, senta poca simpata por las estructuras mundanas del poder terrenal. Llama raposa al rey Herodes (Lucas 13, 32); a la capciosa pregunta de si haba que pagar impuestos, respondi misteriosamente, pidi que le trajeran un denario con la imagen del Csar y respondi: Dad al Csar lo que es del Csar ya Dios lo que es de Dios (Marcos 12, 17). Esta afirmacin, de la que se ha abusado tan frecuentemente para legitimar el espritu de sumisin cristiano, contiene en realidad una enorme relativizacin de la autoridad de los estados. La moneda que lleva la imagen del Csar puede bien pertenecer al Csar. Pero el ser humano que lleva en s y que es la imagen y semejanza de Dios, pertenece a Dios. Sus oponentes lo entendieron perfectamente. La actitud de Jess respecto a los impuestos fue una de las acusaciones en el proceso contra Jess: Hemos hallado a ste amotinando a nuestra nacin, prohibiendo pagar el tributo a Csar (Lucas 23, 2).

Obediencia en sentido estricto slo conoca una: la debida a Dios y a su propia vocacin. En la carta a los Filipenses san Pablo interpreta, acorde con un himno dedicado a Cristo de las primeras comunidades cristianas, como un acto de obediencia: El cual existiendo en forma de Dios, no retuvo vidamente el ser igual a Dios, sino que se anonad a s mismo tomando forma de siervo, hecho a la semejanza de hombre, y hallado en la condicin de hombre. Se humill a s mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Filipenses 2, 6-8).

Continuamente Jess est invitando a los seres humanos a que superen su temor y a que confen en Dios: No temas, cree solamente (Marcos 5, 36) o bien: En el mundo tendris tribulaciones, pero tened confianza, que yo he vencido al mundo (Juan 16, 33). Tambin ha vencido el miedo a la muerte en la confianza de que se demostrar que el camino de Dios, aunque parezca incomprensible, es correcto y bueno: Abb, Padre!, todas las cosas te son posibles, aparta de m este cliz; pero no se haga lo que yo quiero sino lo que t quieres (Marcos 14, 36).

En el crculo de sus discpulos Jesucristo no quera jerarqua alguna: Sabis que los prncipes de las naciones avasallan a sus pueblos, y que los poderosos los oprimen. No ser as entre vosotros; entre vosotros, todo el que quiera ser mayor sea vuestro criado; el que entre vosotros quiera ser primero sea vuestro siervo (Mateo 20, 25-27). Apenas se puede comprender que la Iglesia, que quiere seguir los pasos de Jesucristo, en el curso de la historia haya valorado tanto el poder, la jerarqua y las normas al estilo humano. De esa forma no se puede invocar el testimonio de su fundador.

SIETE: Festividad, alegra de vivir; dolorJess no fue un hombre de carcter triste; tampoco era un asceta. Su movimiento se distingua, entre otros aspectos, del crculo de seguidores de san Juan Bautista en el hecho de que en el seguimiento de Jess no se ayunaba. Cuando, por este motivo, los discpulos de Juan Bautista le pidieron explicaciones, les respondi: Acaso pueden estar tristes los amigos del novio mientras est con ellos el novio? (Mateo 9, 15). El mensaje de la cercana del reino de Dios es un mensaje alegre; l prefiere describir este reino con la imagen del festejo de una boda.

La alegra en el placer y en la vida de Jess y de sus discpulos era tan llamativa que se le imput ser un glotn y bebedor de vino (Mateo 11, 19). En realidad se complaca en que le invitaran a una mesa y no haca diferencias tanto si la invitacin vena de un fariseo respetuoso con la ley como si vena de un leproso o de un publicano polticamente en entredicho.

En las bodas de Can (Juan 2, 1-11) abasteci a los comensales con gran cantidad del mejor vino (aproximadamente seiscientos litros!). La historia de la milagrosa multiplicacin de los panes y los peces (por ejemplo: Jn 6, 1-15) muestra que en su corazn haba sitio no slo para lo espiritual, sino tambin para el bienestar del cuerpo de los dems.

Se podra resumir el mensaje de Jess con la siguiente frase: Dios quisiera que los seres humanos se alegraran. Ya en su nacimiento el ngel anuncia a los pastores una gran alegra, que lo ser para todo el pueblo (Lucas 2, 10). En sus palabras de despedida les dice a sus discpulos que su tristeza se convertir en alegra y desea que vuestro gozo sea total (Juan 16,20; 15, 11).

Pero Jess previene tambin de una alegra falsa y superficial. En la versin de las bienaventuranzas ms cercana al original, la del evangelio segn san Lucas, se encuentran cuatro imprecaciones: Pero ay de vosotros, los ricos, porque ya tenis vuestro consuelo! Ay de vosotros, los que estis hartos, porque tendris hambre! Ay de vosotros, los que ahora res, porque gemiris y lloraris! Ay de vosotros cuando los hombres hablen bien de vosotros, porque as trataban sus padres a los falsos profetas! (Lucas 6, 24-26). Es evidente qu tipo de alegra de vivir se impreca aqu: el goce desenfrenado a costa de los pobres. Es culpa de nosotros, los cristianos ricos de occidente, que arrastramos al pobre Lzaro, el ser humano pobre y desgraciado, al margen de nuestra sociedad y hacia el tercer mundo. La alegra que Jess promete pasa por el ojo de la aguja de la renuncia y del compartimiento fraterno.

La alegra de la Pascua, a la que el mundo ha sido convocado, no existe sin la cruz. La muerte de Cristo en la cruz no es una muerte en representacin en el sentido de que ahora nosotros estemos dispensados de la cruz y del sufrimiento y podamos alcanzar el cielo evitando el rodeo del miedo, el dolor y la prdida. El telogo griego ortodoxo Kallistos Vare lo ha expresado de la siguiente manera: Jess no nos muestra un camino que da un rodeo para evitar el sufrimiento, sino que pasa a travs del sufrimiento, esto significa no un sufrimiento de repuesto, sino un acompaamiento redentor.

Mateo en su evangelio nos ofrece el testimonio de que Jess aun poco antes de su muerte se neg a beber un narctico muy corriente entonces: una mezcla de hiel y vino. Soport el dolor fsico y espiritual y, al final, aguant el profundo dolor de la lejana de Dios: Dios mo, Dios mo!, por qu me has desamparado? (Mateo 27,34.46). Ese profundo momento de depresin que Jess tuvo que vivir y padecer es la puerta de la alegra de la pascua.

OCHO: Confrontacin, claridad, poder absoluto

Jess saba lo que quera. Represent su punto de vista sin transigir y, con los pies en el suelo, arrostr las consecuencias de su discurso y de su accin. Nunca evitaba hablar de los temas comprometedores. Cuando les exigi a sus discpulos que ste sea vuestro hablar: S, s; no, no (Mateo 5, 37), les est exigiendo algo que l ya practicaba. San Pablo lo ha expresado de la siguiente manera: ... el Hijo de Dios... no fue s y no, sino que fue s por l mismo (2 Corintios 1, 19).

La firmeza de Jess era amenazadora para los crculos dirigentes. El pueblo senta su autoridad interior; sobre todo la gente sencilla, que era la que en especial padeca las injusticias sociales y religiosas, le segua en ingentes multitudes. Sus oponentes intentaron continuamente hacer caer en la trampa a Jess por medio de preguntas capciosas. En estas situaciones sola darle la vuelta a la tortilla, de tal manera que al final se desenmascaraba la hipocresa de los interrogadores y ellos mismos quedaban en ridculo.

Jess no les regalaba nada a sus contrarios y les confrontaba, siguiendo la tradicin de los profetas del Antiguo Testamento, con la indoblegable pretensin de Dios. Poco antes de su detencin sus provocaciones se intensifican. Entra en Jerusaln como el Mesas prometido, montado en un asno. Acude al templo con un ltigo, expulsa a los banqueros de la casa de Dios y suelta a las palomas, dispuestas para el sacrificio. Cuenta una serie de parbolas cuya agudeza desaira a los dirigentes religiosos de Israel; dice frases como: En verdad os digo que los publicanos y las rameras irn antes que vosotros al reino de Dios o: Por tanto os digo, que os ser quitado el reino de los cielos y ser dado a un pueblo que entregue sus frutos. Entre otras cosas llega a decir de escribas y fariseos: Hacen todas sus obras para ser vistos de los hombres; "Mas ay de vosotros, escribas y fariseos hipcritas, que cerris el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni vosotros entris, ni dejis entrar a los que entraran!..., ay de vosotros, guas ciegos! (Mateo 21-23). No le puede extraar a nadie que Jess fuese capturado. La imagen del salvador amansado y dulce es, en todo caso, parcial. Su tono y sus palabras podan ser muy agudas.

Contradice esto el hecho de que Jess en el sermn de la montaa en apariencia incite a la pasividad y a la renuncia? l exhorta a su auditorio a ofrecer la otra mejilla cuando les golpeen una; si un soldado del imperio les obligara a llevarle una milla, les incita a acompaarle otra milla ms; si alguien les quiere quitar la tnica, que le ofrezcan tambin la capa (Mateo 5,39-41). Walter Wink ha demostrado que en el momento en que Jess exige esto, no se trata de pasividad, sino de la forma ms extremadamente subversiva de resistencia pacfica. Wink las compara con las formas de accin que desarroll el defensor de los derechos del hombre Saul Alinsky. Mediante esa sorprendente actitud la vctima priva al culpable de la posibilidad de determinar la ley de la accin, recupera su propia dignidad y le ofrece al culpable la oportunidad de cambiar voluntariamente, sin que tenga que renunciar a su honor. Si bien, el mismo Jess no present su otra mejilla en silencio cuando fue golpeado en el interrogatorio (Juan 18, 23). En el sermn de la montaa llama bienaventurados a aquellos que tienen hambre y sed de justicia (Mateo 5, 6).

Jess est del lado de los dbiles y toma partido por ellos. Cuanto ms toscamente puede tratar a los dirigentes, tanto ms tierna es la manera en la que se dirige a los dbiles y a los desprotegidos (cfr. la bendicin de los nios en Marcos 10, 13ss.; la adltera en Juan 8, 3ss.). Jess era fuerte pero no invulnerable. Supo resistirse a la tentacin del poder que le hubiera tocado si hubiese querido. Renunci a estar al mando de doce legiones de ngeles para su proteccin (Mateo 26, 53). Su Iglesia ha sucumbido frecuentemente a la tentacin de la violencia, del poder poltico y del militarismo. Jess, por el contrario, escogi el poder de la impotencia para desenmascarar la impotencia del poder: Despojando los principados y potestades, los exhibi en pblico (Colosenses 2, 15). OCHOS como Martin Luther King Siguieron a su maestro hasta las ltimas consecuencias.

NUEVE: Serenidad, sosiego, amorA pesar de su incansable fuerza creativa Jess irradiaba calma y paz. En su llamada a la redencin exhorta a los seres humanos: Venid a m todos los que estis fatigados y cargados; yo os aliviar. Tomad mi yugo sobre vosotros; aprended de m, que soy manso y humilde de corazn; hallaris reposo para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera (Mateo 11,28-30). En las situaciones ms difciles Jess era la calma en persona. En medio de una tormenta yace apoyado en un cabezal en la popa de un barco de pescadores y duerme. Esta calma es la expresin de una profunda paz interior y de su confianza en Dios. Tilda el temor excitado de sus discpulos de poca fe (Marcos 4, 35-41).

Ya en el Antiguo Testamento se considera al sueo como un don de Dios: En paz me duermo luego en cuanto me acuesto, / porque t solo, oh Yahv!, / me haces reposar confiadamente: es la oracin de uno de los salmos (Salmo 4, 9); otro salmista reconoce que: lo da (el Seor) a sus amados aunque duerman (Salmo 127,2).

Pero tambin es conocida la otra cara del sueo: en ocasiones en la Biblia se estigmatiza al sueo como signo de apata y como refugio en el que no puede eludir sus decisiones y su responsabilidad. Los discpulos buscaron refugio en el sueo en Getseman porque no se sienten a la altura de sus conflictos (Mateo 26, 40-45). Velad y orad para que no entris en tentacin es cuanto Jess exige de ellos. Una expresin similar la encontramos posteriormente en la Carta a los Efesios: Despierta t que duermes y levntate de entre los muertos; Cristo te alumbrar (Efesios 5, 14). La calma de Jess era todo menos pasividad. Pasivo era Jess en el sentido de que slo entregaba aquello que antes le haba regalado su padre.

Su amor no juzgaba ni exclua a nadie. En esta relacin Jess era un buen NUEVE. Su misin en la vida era establecer la reconciliacin entre el ser humano y Dios, adems de la reconciliacin de los seres humanos entre s. San Pablo lo expresa con precisin: Todo proviene de Dios, que nos reconcili consigo por Cristo y nos dio el ministerio de la reconciliacin... Nosotros, pues, somos embajadores en nombre de Cristo... Os rogamos por Cristo que os reconciliis con Dios (2 Corintios 5, 18-20); ... haciendo la paz; para reconciliarlos con Dios, a ambos judos y no judos) en un cuerpo, por la cruz, dando muerte a las enemistades en s mismo. Viniendo, anunci la paz a vosotros, que estabais lejos, y la paz a aquellos que estaban cerca (Efesios 2, 15-17).

Los NUEVES aman la comunidad y la necesitan para ser motivados e inspirados. Cristo vivi la comunidad y crey a sus discpulos capaces de llegar a ser activos. Cada ser humano era valioso para l; se apercibi tambin de los NUEVES, a los que normalmente es tan fcil pasar por alto.2

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Robert J. Nogosek, C.S.C. ha averiguado que con el eneagrama se pueden descubrir las diferentes caras de Jess. Ha dedicado todo un libro a este tema: Nine Portraits of Jesus, Denville/Nueva Jersey 1987. Nosotros le debemos a este libro una serie de concepciones y de citas bblicas que no hemos indicado una por una.

Op. cit. 39.

Kallistos Ware, Aufsrieg zu Gorr. Glaube und geisrliches Leben nach ostkirchlicher Oberlieferung, Freiburg 1986.

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