jess cooke-diario de un ángel

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Primeras páginas

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una pluma celestial

Al morir, me convert en ngel guardin. nandita me dio la noticia en el ms all sin prembulos ni pequea charla introductoria. Saben esa manera que tienen los dentistas de preguntar cules son tus planes de navidad justo antes de arrancarte un diente? Bueno, pues nada de eso. Fue sencillamente as: Margot ha muerto, nia. Margot ha muerto. En absoluto dije. no estoy muerta. lo dijo de nuevo. Margot ha muerto. Sigui dicindolo. Me cogi ambas manos con las suyas y dijo: S que es muy duro, he dejado atrs a cinco nios sin padre en Pakistn. Todo ir bien. Tuve que salir de all. Mir en torno y vi que estbamos en un valle rodeado de cipreses con un pequeo lago a un par de metros de donde nos hallbamos. El agua estaba protegida por espadaas cuyas cabezas aterciopeladas como micrfonos esperaban difundir mi respuesta. Bueno, no iba a haber ninguna. Advert la mancha de una carretera gris a lo lejos entre los prados. Empec a caminar. Espera dijo nandita. Quiero que conozcas a alguien. A quin? dije. A Dios? Hemos llegado a la cima de lo Absurdo y estamos clavando la bandera. Quiero que conozcas a Ruth dijo nandita, cogindome de la mano y llevndome hacia el lago. Dnde? Me inclin hacia delante, mirando a lo lejos entre los rboles.9

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Carolyn Jess-Cooke

Ah dijo, sealando mi reflejo. Y me empuj hacia delante. Algunos ngeles guardianes son enviados de vuelta para vigilar a hermanos, nios, gente a la que queran. Yo volv con Margot. Volv conmigo misma. Soy mi propio ngel guardin, un escriba monstico de la biografa del arrepentimiento, que tropieza sobre sus recuerdos, arrastrada por el tornado de una historia que no puedo cambiar. no debera decir no puedo cambiar. los ngeles guardianes, como todos sabemos, evitan nuestras muertes ms de mil veces. Es el deber de todo ngel guardin proteger contra toda palabra, acto y consecuencia que no se corresponda con el libre albedro. Somos los que nos aseguramos de que no ocurran accidentes. Pero lo nuestro es el cambio. Cambiamos las cosas cada segundo de cada minuto de cada da. Cada da veo entre bastidores las experiencias que yo debera haber tenido, la gente a la que debera haber amado, y querra coger una pluma celestial y cambiarlo todo. Quiero escribir un guin para m misma. Quiero escribir a esa mujer, la mujer que yo era, y decirle todo lo que s. Y quiero preguntarle: Margot. Dime cmo moriste.

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