jc abril n11 2008 - sede social · la copa wa rwi ck fue encargada por el club para premiar al ......

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JOCKEY CLUB R E V I S T A D E L n o v i e m b r e 2 0 0 8 nov 08 G. P. Jockey Club | Polo: 44º Abiert o | Golf: La copa del Club | M a c K e n z i e Campo de Deportes | Bridge: Interclubes | Patrimonio: La Copa Warwick Año 5 N Ú m e r o 1 3

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Page 1: JC Abril N11 2008 - Sede Social · La Copa Wa rwi ck fue encargada por el Club para premiar al ... lado lo que va camino a ser tradición: el costado caritativo. La festividad, que

JO C K EY C LU B

R E V I S T A D E L

n o v i e m b r e 2 0 0 8

n o v0 8 G. P. Jockey Club | Polo: 44º Abiert o | Golf: La copa del Club | M a c K e n z i e

Campo de Deportes | Bridge: Interc l u b e s | Patrimonio: La Copa Wa rw i c k

A ñ o 5 N Ú m e r o 1 3

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a j d g as d g as dg

VOCALES SUPLENTES

Carlos María de CorralRoberto Enrique Hornos

Alfredo E. MihuraBartolomé Luis MitreJulio V. Uriburu (h.)

JO C K EY C LU B

comisión di r e ct i va

PRESIDENTE

Bruno Quintana

SECRETARIO GENERAL

Diego Norberto Quirno

TESORERO

Juan de Ganay

COMISIóN DE CARRERAS

PRESIDENTE

Emilio Raúl Dumais

SECRETARIO

Edgardo A. Garat

VOCALES

Guillermo M. Álvarez FourcadeJuan Carlos Bagó

Horacio Walter BauerCarlos H. Blaquier

Carlos María del CarrilHernán Ceriani Cernadas

Juan Carlos Echeverz

COMISIóN DEL INTERIOR

PRESIDENTE

J. Esteban Cornejo Murúa

SECRETARIO

Guillermo Strada

VOCALES

Daniel C. L. Funes de RiojaTomás González Álzaga

Diego M. IbarbiaIván Didimo Posse Molina

Marcos F. Roca Julio Sánchez Sorondo

Patricio Edmundo Weiss

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R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B - 3

En nombre de la Comisión

D i rectiva y de los señores delegados

de los distintos sectores del Club

les deseo a usted y familia

una feliz Navidad, y les hago

llegar nuestros mejores augurios

para el año que se inicia.

B runo QuintanaP residente Jockey Club

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a j d g as d g as dg

R E V I S T A D E L

Jo c k ey Clu b

Revista para Socios

del Jockey Club

Staff

Director

Alejandro Ramos Mejía

colaboran en

este nÚmero:

Xavier Prieto AstigarragaGastón Saiz

Roberto D. MüllerMarysol Antón

Santiago MartelP e d ro R. Cossio

R i c a rdo A. Nazar Anchore n aRaúl L. Carm a n

Arte

Consignas

FotografÍa

Archivo Jockey ClubJulie BergadáS e rgio Ve rg a n o

CORRECCIÓN

María Hilda Sáenz

FOTO DE TAPA

Adolfo Cambiaso en el A b i e rto del Jockey Club

Foto: Sergio Ve rg a n o

Revista del Jockey Club es una producción de

ARM EdicionesSuipacha 1230 9º B - 1011 - Buenos Aire s

Tel. (011) [email protected]

Impreso en Platt Grupo Impresor

índice8 París: reunión

de IFHA

1 2 Tu rf: Gran Pre m i o

Jockey Club

2 0 Golf: Copas

Carlos Pellegrini y

Santiago Luro

3 4 Polo: Partido de

las Estre l l a s

3 8 Campo de Deport e s

4 2 Sede Social:

A j e d re z

4 4 B r i d g e

4 6 Vitalicios 2008

5 4 B i b l i o t e c a

estilos6 2 H o m b res de a caballo

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2848

58

12sumario

R e c i p ro c i d a d

BA H AMAS: EL LY F ORD CAY CLU B ,

UNA PROP U E S TA DI F E R E N T E

En este club, uno de los establecimientos privados y sociales más atractivos delmundo, se conjugan dos grandes atributos: la elegancia clásica (con reglas dec o rtesía y vestimenta incluidas) y el lujo informal del país caribeño. Con la pla-ya como escenario natural, este re s o rt invita a disfrutar de lo mejor del Caribe.

P a t r i m o n i o

LA COPA WA RW ICK:

UN TROFEO EXC E P C ION A L

E n t re las obras de arte que conforman la fascinante colección de tro f e o sh í p icos que posee el Jockey Club, sobresale una pieza deslumbrante y llenade historia. La Copa Wa rwick fue encargada por el Club para premiar alg a n ador del Gran Premio Nacional de 1921.

P o l o

P OLO DE ALTO VUELO: EL 44º

A B I E RTO DEL JO C K EY CLU B

Tras las lluvias que fru s t r a ron el certamen de 2007, el de este año se celebrós i e m p re en fecha y contó con un récord propio de once conjuntos, de 27 a 34tantos. Resultó, quizás, el mejor Abierto del Jockey Club de la historia.

Tu rf

G RAN PREMIO INTERNACION A L

C A R LOS PE L L E G R I N I

La competencia máxima de Sudamérica es inminente y el hipódromo de SanI s i d ro se prepara para celebrarla con premios récords en pesos, sin dejar delado lo que va camino a ser tradición: el costado caritativo. La festividad, quecumple 121 años, contará con un espectáculo de máxima jerarq u í a .

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carreras

8 - R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B

Qué mejor que presenciar elsúmmum, o casi, de la acti-vidad que a uno más le gus-ta para luego trabajar en

ella? Vaya efecto motivador el que debe dep ro v o c a r. Seguramente lo sintieron losdirigentes del turf mundial, que un día des-pués de disfrutar en París el solemne GranP remio Arco de Triunfo en el célebre hipó-d romo de Longchamp, se re u n i e ron paratratar la actualidad de su actividad y trazarel futuro con nuevos objetivos.

Allí estuvo Bruno Quintana, como pre-sidente del Jockey Club argentino y de laO rganización Sudamericana de Fomentodel Sangre Pura de Carrera (O. Sa. F. ) ,quien asistió al notable triunfo de Zarka-va en la competencia máxima de Euro p a .Fue una prueba inolvidable, en la cual lapotranca superó grandes dificultades ded e s a rrollo en los 2400 metros de céspedpara obtener por dos cuerpos su séptimavictoria, permanecer invicta y entre g a ra su propietario dos de los cuatro millo-nes de euros que el gran premio otorg a-ría en recompensas. Desde las tribunasde Longchamp, en el coqueto Bois de Bou-logne –zona donde tiene lugar Roland

G a rros, el abierto francés de tenis–, laadmiró Quintana, que previamente habíaa l m o rzado con Horacio Bauer, vocal de lacomisión de carreras del Club y titular delconsejo técnico ejecutivo de O. Sa. F., LuisMaría Ureta Sáenz Peña, embajadora rgentino en Francia, y Louis Romanet,p residente de la Federación Intern a c i o-nal de Autoridades de Tu rf (IFHA, su siglaen inglés).

El directivo francés encabezó la 42ª con-f e rencia de la entidad. Fue el 6 de octu-b re, y como cada año en París, los lídere sde este deporte conocieron el presente desu ru b ro en el planeta y pro y e c t a ron metas.Se supo, por caso, que el movimiento mun-dial de apuestas en 2007 fue de casi 89mil millones de euros en 155.000 carre r a s ,por lo que se expandió algo más del 3%,aunque con un marcado desequilibrio entrepaíses desarrollados en turf y naciones queno lo son. “Esta cifra es un buen signo, sobretodo si se considera que está expresada ene u ros, moneda que aumentó mucho suv a l o r. En dólares, nuestro crecimiento seha mostrado incluso más fuerte. Lamen-tablemente, apostar no está permitido entodos lados, y seguiremos jugando nuestro

papel internacional para promover lasc a rreras de caballos”, comentó Romanet.

En la Argentina en part i c u l a r, el núme-ro fue positivo: se dio un considerable24,6% de incremento. Cifra que, de todosmodos, no dejó del todo satisfecho a Quin-tana. “Se necesita abrir más”, subrayó enalusión a las agencias externas a los hipó-d romos el presidente del Jockey arg e n t i-no, que el año último había disertado enel mismo foro acerca del estado de situa-ción y la potencialidad de la hípica suda-mericana, gran proveedora mundial decalidad en la cría.

El encuentro de 2008 estableció variasconsignas tendientes al pro g reso y ladifusión del turf. Entre ellas, contar con unvocabulario común, que haga más com-p rensible internacionalmente la infor-mación; adaptarse al avance tecnológico yutilizarlo para propalar la disciplina; modi-ficar positivamente el concepto del públi-co en general sobre las carreras, aleján-dolas de las trampas y del dopaje. Y unifi-car normas. “IFHA hará grandes esfuerz o sen los próximos años para armonizar lasreglas deportivas y la re c i p rocidad de lassanciones. El producto del turf está más ymás comerciado globalmente y necesita-mos hacer más en cuanto a reglas si que-remos participación internacional en lasc a rreras”, exhortó Romanet.

Son los propósitos cuyos resultados seránestudiados en 2009, cuando París, la CiudadLuz, alumbre el deporte de los reyes.

Xavier Prieto Astigarr a g a

La Ciudad Luzilumina el turfTras una nueva versión del imponente Gran P remio Arco de Triunfo, París volvió a congregar a los directivos mundiales de la actividad para diseñar el futuro, con presencia del titular del Club, Bruno Quintana, y del vocal Horacio Bauer. Algunas metas: poseer reglas y vocabulario comunes, mejorar la imagen de la actividad y acoplarse al avance tecnológico.

La 42º conferencia de IFHA

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1 0 - R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B

Cómo apostarEl Hipódromo del Jockey Club de San Isidro ofrece tres diferentes tipos de apuestas: directas, múltiples o combinadas. En

todos los sectores del hipódromo se encuentran ventanillas habilitadas para adquirir las apuestas y para el eventual cobro

de boletos. Para jugar a las carreras, los apostadores deben determinar el monto a apostar, el tipo de apuesta y el número

de el o los caballos elegidos.

Distancia-miento

EmpateVentajamínima

HocicoMediacabeza

CabezaMedio

pescuezoPescuezo

Mediocuerpo

Tres cuartoscuerpo

Un cuerpo

Un cuerpoy medio

Dos cuerpos

Dos cuer-pos y medio

Trescuerpos

Tres cuer-pos y medio

Cuatrocuerpos

Cuatro cuer-pos y medio

BANDERA ROJA: Indica la orden para largar y per-

manece en alto hasta que el marcador pasa a ser de-

finitivo.

BANDERA VERDE: Indica que, a simple vista, el juez

de raya no pudo determinar cuál de dos o más com-

petidores resultó ganador de alguno de los puestos.

BANDERA AMARILLA: Indica un reclamo de uno o

varios jockeys contra uno o varios de sus compañeros

por molestias.

EL MARCADOR

A P U E S TAS DIRECTA S

Ganador

Se apuesta sobre un caballo que debe llegar primero en una de-

terminada carrera. Los poseedores de apuestas a ganador cobra-

rán solo si el caballo elegido gana.

S e g u n d o

Se apuesta sobre un caballo que debe llegar en segundo lugar o

m e j o r. Una apuesta a segundo gana si el caballo elegido termi-

na ya sea como ganador o como segundo. Lo que otorga al apos-

tador dos chances de cobrar.

Te r c e r o

Se apuesta sobre un caballo que debe llegar en tercer lugar o me-

j o r. Una apuesta a tercero gana si el caballo elegido termina ga-

n a d o r, segundo o tercero, lo que otorga al apostador tres chances

de cobrar

A P U E S TAS COMBINADAS

E x a c t a

Se deben seleccionar dos caballos en una misma carrera que

deberán llegar primero y segundo en orden exacto.

I m p e r f e c t a

Se deben seleccionar dos caballos en una misma carrera que

deberán llegar primero y segundo en cualquier orden.

Tr i f e c t a

Se deben seleccionar tres caballos en una misma carrera que

deberán llegar primero, segundo y tercero en orden exacto.

C u a t r i f e c t a

Se deben seleccionar cuatro caballos en una misma carrera que

deberán llegar primero, segundo, tercero y cuarto en orden

e x a c t o .

A P U E S TAS MÚLT I P L E S

Doble

Se deben seleccionar dos caballos en dos carreras consecutivas

que deberán llegar en primer lugar.

Triplo

Se deben seleccionar tres caballos que deberán llegar primero en

tres carreras señaladas en el programa oficial.

C u a t e r n a

Se deben seleccionar cuatro caballos que deberán llegar prime-

ro en cuatro carreras consecutivas señaladas en el programa

o f i c i a l .

Triple con canje, enganche y placé

Consiste en acertar los ganadores de tres carreras previamente

determinadas en el programa oficial.

Por ser una apuesta abierta, el vale ganador del 1er pase se de-

berá canjear durante la venta del 2do pase. Y nuevamente, el

vale ganador del 2do pase, se deberá canjear durante la venta del

3er pase.

Opcionalmente se podrá ingresar en esta apuesta en el 2do y/ó

3er pase adquiriendo el respectivo “vale de enganche”.

C a d e n a

Se deben seleccionar seis caballos que deberán llegar primeros

en seis carreras señaladas en el programa oficial. En el caso de

retirarse un competidor, pasa al favorito de la apuesta a gana-

d o r.

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carreras

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Ellos se han adueñado, desdehace tiempo, de una porc i ó nbien visible en el turf nacional.Nadie que esté re g u l a rm e n t e

en el mundo local de las carreras ignoraquiénes son los Etchechoury, ni qué hacen.P e ro si de algo parecen haberse apro p i a d oúltimamente, es nada menos que de la com-petencia más antigua del país, el pre s t i-gioso Gran Premio Jockey Club, nacido en1883, solo un año después que la institu-ción a la que homenajea desde su nombre .

Echar un vistazo al historial en el ru b rode los entre n a d o res lleva a toparse con eseapellido en cinco casilleros de los diez másrecientes. Juan Carlos (h.; Carly), en 1999(con Asidero) y 2002 (Peasant), y su her-mano Carlos Daniel (Dany), con éxitosen las tres últimas versiones (Gran Estre-no en 2006, Indio Glorioso en 2007), haría nque papá Juan Carlos (Pochi) apare c i e r aholgadamente primero en un virtual ran-king de padrillos de pre p a r a d o res, con 50%de eficiencia en el decenio. Asombro s o .

Las crónicas de 2008 destacaron eltriunfo de City Banker, un alazán que domi-nó la prueba desde el principio y term i n óa rrollando al resto con seis cuerpos de ven-taja al pasar por el disco. ¿Rivales pobre s ?No necesariamente; el potrillo de la caba-lleriza El Gusy empleó 1’57”27/100, untiempito –por breve, no por malo– que secodeó con aquel de 1’57s1/5 del re c o rd a-do L’ E x p ress en 1991 y que fue menos demedio segundo superior al récord de losdos kilómetro s .

El logro de City Banker quedará re a l-zado o no según sus próximos pasos. A lost res años, la edad requerida para el JockeyClub, es casi imposible saber si un pingoserá crack, salvo consecución de una Tr i-ple Corona mediante. El ejemplar criadopor el haras Santa María de Araras no ingre-sará a los libros por eso, pero podrá re d o n-dear una excelente campaña. Se verá. Loque ya es patente, la hazaña que ya figuraen los re g i s t ros, es el triplete consecutivode Dany Etchechoury, algo insólito en laf rondosa historia de la más añeja compe-tencia albiceleste.

Desde antes de comenzar, el granp remio parecía de los Etchechoury. De

Un clásico de grupo I:E t c h e c h o u ryCity Banker, un alazán que venció por seis cuerposy en el magnífico re g i s t ro de 1’57”27/100 para los2000 metros, otorgó a la familia de apellido vasco-francés su quinta victoria en la carrera decana delt u rf argentino. La prueba entregó 260.000 pesos alos propietarios del potrillo, Juan Garat y SantiagoM a rtínez de Hoz.

G ran Premio Jo c k ey Clu b

La premiación de parte del presidente del Club, Bruno Quintana, a Juan Garat, propietario de City Banker, y a Dany Etchechoury

y Facundo Y. Jarcovsky, cuidador y jockey, respectivamente.

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los dieciséis participantes, seis (37,5%) eranalistados por alguno de los tres herm a-nos. Carly, el mayor, tuvo dos: Carry Gulch(3º en el clásico Ensayo) y Akbar (3º en elCané); Dany presentó tres: City Banker(vencedor en el Ensayo), Toe Dance y Rerai-se; y Juan Javier, el más joven de los hijosde Pochi y ex asistente de Carly, afro n t ósu presentación absoluta en esta carre r acon Valray (3º en el Polla de Potrillos). Y aeso se sumaba que, a diferencia de otrasocasiones, esta vez no surgían a prioriadversarios temibles, ni –mucho menos–fijas. Ausentes Runforthedoe (ganador delMontevideo y vendido al exterior) y EverPeace (triunfador en el Estrellas Juveniley en 2000 Guineas y lesionado), no sobra-ban figuras. Lo mismo entendió la cátedra,que bendijo como favorito a Lingote de Oro(montado por Pablo Falero y entrenado porE rnesto Romero, victorioso en el Jockey de

1990 con Algenib), como enemigo a CityBanker (con Facundo Jarcovsky por pilo-to), como sport a Carry Gulch (HoracioKaramanos) y como lance a Valray (Jorg eR i c a rdo). Es decir, que tres de los cuatroprincipales candidatos estaban entre n a d o spor los Etchechoury.

Casi todo sugería que alguno de ellosse llevaría los 260.000 pesos re s e rvados alclasificado primero, en un escenarios a n i s i d rense que volvió a mostrar que setrataba de una jornada especial. “Van aencontrar al hipódromo engalanado parauna fiesta del turf”, había anticipadoEmilio Dumais, presidente de la comi-sión de carreras del Club. Y así fue. Hubopozos re f o rzados, actuación de la banda dePatricios, sorteos de electrodomésticos yactividades para niños en el tattersall. To d o ,en una tarde de sábado (18 de octubre) deexcelente clima y buena re c a u d a c i ó n :

3.179.083 pesos. Una cifra que, sin embar-go, pasaría por el análisis de las autorida-des, ya que se la alcanzó con la celebraciónde los grandes premios San Isidro y Sui-pacha en la misma reunión (ver apart e ) .

Los dos máximos postulantes partie-ron muy por fuera, en las gateras 16 y14, respectivamente. Y mal no les fue, porc i e rto. En la recta opuesta se ubicaro n4º y 3º, nada lejos de los punteros Alghe-ro y Escamonda. City Banker se abrió ali n g resar a la recta final, cargó y pasó ala vanguardia a 400 metros de la meta,con Lingote de Oro asediador. Pero elpotrillo de Falero no tuvo más para ir abuscar al nuevo líder y este no hizo másque distanciarse cada vez. El disco encon-tró al conducido por Jarcovsky (apre n d i zde 20 años y categoría 2, por primeravez ganador de un grupo I) con plenaenergía, como si hubiera querido sentar

R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B - 1 3

City Banker

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una plusmarca de tiempo. Relativamen-te, lo fue: ese 1’57”27/100 resultó el mejorre g i s t ro desde que San Isidro utiliza cen-tésimas en los cro n ó m e t ros (1995); elanterior (Have A Champ, 1998) era 65/100más alto. Y ni qué decir de la compara-ción respecto a 2007: el hijo de Lode yde Cirandinha (Ibero), propiedad de JuanGarat y Santiago Martínez de Hoz, tardó4”61/100 menos que Indio Glorioso.

Así se impuso City Banker, que no pornada era el único competidor de los die-ciséis que había obtenido una pru e b aj e r á rquica. Y que acumuló otro méritoestadístico: es el primer potrillo que seadjudicó el clásico Ensayo y también elJockey Club, por lo cual puso fin al male-ficio de aquella carrera preparatoria paraesta. Tras él arr i b a ron Lingote de Oro (ter-cer 2º puesto en un grupo I), Iluminamey Raraise; Carry Gulch concluyó apenas9º; Toe Dance, 10º; Akbar, 11º; y Va l r a y

16º, último. Con esos resultados, lejosestuvo Juan Carlos (h.) de desquitarse deCarlos Daniel, que con Gran Estre n ohabía dejado como escolta a Bizardo Sam,de Carly, en 2006.

P e ro el Etchechoury que quedó peor enlos números fue Javier, colista con Va l r a yen su debut. Para colmo, los hermanos ha-bían acordado que el que finalizaba másatrás debía pagar el almuerzo de la fami-lia al día siguiente: así, el agraciado Danyse hizo cargo del gasto. Aparecer tantasveces en la lista de entre n a d o res venced o-res de la prueba decana nacional, junto aJuan Carlos Maldotti, Roberto Pellegatta,A l f redo Gaitán Dassié, Ernesto Romero yR o b e rto Bullrich, bien valía solventar lacomida familiar dominical. Una comidatan clásica como ya casi lo es el apellido delos Etchechoury en el historial del céle-b re Gran Premio Jockey Club.

Xavier Prieto Astigarr a g a

De manera novedosa, el Jockey com-

partió la jornada con los grandes pre-

mios San Isidro, de 1600 metros, y Sui-

pacha, de 1000. Los obtuvieron Inter Opti-

mist y Crazy Plus.

Como en las solemnes reuniones hípicas

del Pellegrini y el República, la del Jockey

Club contó esta vez con otros dos grandes

premios: el San Isidro (1600 metros) y el

Suipacha (1000). “Tuvimos un debate impor-

tante entre nosotros por hacer tres carreras

de grupo I en la misma fecha y primó esta

idea”, señaló Emilio Dumais, titular de la comi-

sión de carreras.

La prueba de la milla proponía un interesante

duelo entre la yegua Teamgeist y el macho

Secretario Plan, el triunfador en 2007. Pero nin-

guno de estos encabezó el photochart sino Inter

Optimist, que en 1’31”85/100 redondeó el

primer éxito del jinete Pablo Carrizo en una com-

petencia de la categoría máxima, como lo logra-

ría un rato después Jarcovsky en el Jockey.

Otro atractivo mano a mano se dio en el kiló-

metro, pero entre pilotos: el uruguayo Pablo

Falero, de la favorita Pryka, y el brasileño Jor-

ge Ricardo, del zaino Crazy Plus. La hembra pun-

teaba, hasta que a falta de 300 metros la doble-

gó el ejemplar cordobés, que terminó supe-

rándola por apenas la cabeza en 54”65/100.

Crazy Plus correría dos días más tarde un hán-

dicap en Palermo y lo ganaría. Estupendo.

Esta vez, con hermanos menore s

Gran Premio Clásico Jockey Club G1. Sábado 18 de octubre de 2008. 2000 metros

Condición de la carrera: Productos de 3 Años. Pista: Césped (Codo). Tiempo: 1 ’ 5 7 " 2 7 / 1 0 0

M a r c a d o r N º E j e m p l a r K G R . J o c k e y D i f

1 º 14 City Banker 56 J a r c o v s k y, Facundo Y.

2 º 16 Lingote de oro 56 Falero, Pablo G. 6 cpos

3 º 8 Iluminame 56 Méndez, José R. 2 cpos

4 º 10 Reraise (Brasil) 56 Blanco, Rodrigo G. 3/4cpo

5 º 11 Gran Diógenes 56 Ramella, Damián 1 cpo

5 º 13 Balcarce Nov 56 Hahn, Gonzalo Empate

7 º 7 Hancock 56 Calvente, Gustavo E. 4 cpos

8 º 4 Atomo Pay 56 Medina, Jesús A. 1/2pzo

9 º 9 Carry Gulch 56 Karamanos, Horacio E. A. 1/2cpo

1 0 º 1 Toe Dance 56 Méndez, Julio C. 2 cpos

1 1 º 5 Akbar 56 Talaverano C., Edwin R. 2 cpos

1 2 º 6 Escamonda 56 Corrales, Francisco R. 1 cpo

1 3 º 2 Alghero 56 Leyes, Mario l. 1 1/2c

1 4 º 12 Gran Postor 56 Noriega, Juan C. 6 cpos

1 5 º 15 M r. Dormelo 56 Lagos, Juan P. 1 1/2c

1 6 º 3 Valray 56 Ricardo, Jorge A. S. Apr.

CITY BANKER

E n t r e n a d o r : E t c h e c h o u r y, Carlos D. C a b a l l e r i z a : El Gusy. C r i a d o r : Haras Santa María de Araras

Padre: Lode (EE. UU.) Madre: Cirandinha. Abuelo: I b e r o

Fecha de nacimiento: 26/9/2005. S e x o : Masculino. P e l a j e : A. G a n ó : $ 260.000

R e s u l t a d o s

Dany Etchechoury.

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Vuela el tiempo. Está por cum-plirse un año de ese Pellegriniinolvidable de 2007, que ganóel colosal Latency a los seis años

y en el que se despidió Jorge Va l d i v i e s o .Vuelan los caballos en los 2400 metro s

de la carrera más trascendente de Américadel Sur. Volarán dentro de pocos días, el sába-do 13 de diciembre, cuando lo más grana-do de la Argentina y países circundantes sereúna en el césped de un hipódromo queestará vestido con aditamentos navideños,a doce días de la efeméride cristiana. Y que

se pondrá a tono con la solemnidad de la jor-nada mediante varias acciones extraord i-n a r i a s .

En rigor, una de esas acciones va dejan-do de ser extraordinaria en el inigualableGran Premio Internacional Carlos Pelle-grini. Desde hace algunos años, el aconte-cimiento cumbre del turf albiceleste se ofre-ce para fines solidarios, y esta vez lo hará conel lema “corremos todos juntos para ayudaral hospital Fernández”, pues la fundación deese centro sanitario colectará lo re c a u d a d ode las empresas que auspiciarán seis carre-

ras del programa más nutrido del año encuanto a jerarquía. El solo Pellegrini basta-ría para otorgar esa categoría a la re u n i ó nhípica sanisidrense, pero, como siempre ,estará flanqueado por sus dos herm a n o sm e n o res: los grandes premios Joaquín S. deA n c h o rena, de 1600 metros, y Félix deÁlzaga Unzué, de 1000. Las tres pru e b a shomenajean a ex presidentes del JockeyClub, que cumplieron, respectivamente, losperíodos 1882, 1888-1890, 1893, 1895-1897(ocho ejercicios); 1922-1923, 1958-1959 (cua-t ro), y 1934-1949 (dieciséis).

La festividad que es la carrera de 121 añosen honor al fundador –y primer titular– de lainstitución poseerá también un marcado per-fil musical. Desfilará la colorida banda delRegimiento de Infantería 1 Patricios; habrág rupos de música internacional, uno en elpaddock y el otro en la tribuna oficial, queejecutarán melodías típicas como el tango yla bossa nova; y se presentarán tres agru-paciones de marching dancing, que irán

El suceso del año, el campeón del añoLa competencia máxima de Sudamérica es inminente y el hipódromo de San Isidro se pre p a r apara celebrarla con premios récords en pesos, sin dejar de lado lo que va camino a ser tradición:el perfil caritativo.

A la derecha: Latency.

Abajo: City Banker.

G ran Premio I n t e r n a c ional Carlos Pe l l e g r i n i

carreras

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tocando jazz por las gradas, entre los espec-t a d o res. Incluso los chicos tendrán sus atrac-ciones, pues en el tattersall habrá veinte pro-f e s o res que los guiarán en quehaceres re -c reativos activos, segmentados por edades:obras de teatro, pintura, metegol, maqui-llaje artístico y diversos juegos. Serán algu-nas de las actividades de una jornada comopara gozar al aire libre, luego de almorz a ren carpas o en espacios vip.

En lo deportivo, como es habitual, sedará un espectáculo magnífico. Se puedea f i rmar esto aun a poco menos de un mesde la carrera, en tiempos de cierre de estapublicación y cuando todavía no están abier-tas las inscripciones. Pero a esta altura seadivina la actuación de varios grandes dela hípica nacional actual. Uno es el másgrande de todos los de hoy, y un zaino queha conseguido un espacio de privilegio enla historia: el fenomenal Latency. El mismoque venció hace doce meses, y ya a una edadmás bien avanzada. El triunfador en sietep ruebas de grupo I estuvo un tiempo enEmiratos Árabes Unidos tras hacer cumbrelocalmente, pero volvió a su tierra y no per-dió su capacidad; de hecho, resultó terc e roen la disputa de la Copa de Oro, a mediadosde noviembre. Ahora con siete años, bus-caría una nueva conquista, que lo ubicaría,ya sin dudas, entre los cracks nacionales detodos los tiempos.

P e ro hay más, porque, de corre r, el ejem-plar criado por Dardo Fernández Arambu-

ru no estará solo ni tranquilo. Eyeofthetiger,campeón del gran premio República Arg e n-tina, debería ser un bravo oponente tras suconquista de la Copa de Oro. También, qui-zás, Life of Vi c t o ry, cuarto en esa misma pru e-ba y en el último Pellegrini; Body Soguero ,vencedor en los grandes premios 25 de Mayoy de Honor, y Flag Copado, primero en elE s t rellas Classic y en el General San Mart í n .Y varios potrillos, por supuesto, pro c u r a r í a nla consagración en el plano absoluto tras lareñida Triple Corona, exclusiva de los tre saños: City Banker (dominador en el JockeyClub), Mi Amiguito (Polla de Potrillos) y Te c l aShiner (Eduardo Casey).

No se puede descart a r, claro está, la par-ticipación femenina, con Cagnotte (G. P. dePotrancas) y Princesa Carina (Corre a s ) .Esta última es oriunda de Brasil, y desdeallí, como desde Perú, Uru g u a y, Chile y has-ta Venezuela, llegarían ejemplares para

tomar parte en el clímax hípico anual deSudamérica. Amén de extranjeros ya radi-cados en suelo albiceleste, como el charr ú aPotri Arlequín, que podría ser de la part i-da y con el valioso antecedente de haber-se impuesto en la competencia más larg adel calendario: el clásico General Puey-rredón, de tres kilómetros. También se dael caso opuesto: argentinos que triunfanf ronteras afuera, como Farushenko y Pechi-to en Monterrico (Lima), y Rossel en Maro-ñas (Montevideo).

Para unos y para otros estará disponi-ble la generosa bolsa de premios con un totalde 1.302.000 pesos, nuevo récord para la granc a rrera de la región. Todos, naturalmente,irán a la caza de la recompensa mayor, los840.000 pesos (65.000 más que en 2007)re s e rvados para el nuevo rey fondista. Mon-tos a la altura de un suceso de alcance mediá-tico mundial, que atraerá presencias de peso:la del máximo directivo del turf en el pla-neta, nada menos, el francés Louis Roma-net, presidente de la Federación Intern a-cional de Autoridades Hípicas; la del gober-nador de Buenos Aires, Daniel Scioli; y la delintendente de San Isidro, Gustavo Posse.Todos ellos serán recibidos por Bruno Quin-tana, titular del Jockey. Un Club que se enga-lanará y se enorgullecerá una vez más poro rg a n i z a r, ofrecer y exhibir su evento cúl-mine: el célebre Gran Premio Intern a c i o n a lCarlos Pellegrini.

Xavier Prieto Astigarr a g a

R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B - 1 7

Potri Arlequín. E y e o f t h e t i g e r.

Body Soguero.

Mi Amiguito.

Fotos: Sergio Vergano y Carina Escamez

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golf

2 0 - R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B

Agustín Hope y la concreción de una esperanza.

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R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B - 2 1

En la Copa Carlos Pellegrini esel tiempo de los jugadores pri-merizos, aquellos que experi-mentan por primera vez la

incomparable sensación de festejar la con-quista del campeonato más importante delClub. Sucedió, por ejemplo, con Hern á nC ruz Dubourg en 2006 y con Gastón Mor-gan en 2007, ambos debutantes en lo másalto del podio. En esta edición, disputadae n t re el 20 de septiembre y el 5 de octubre ,el gran dominador entre los scratch fueAgustín Hope, que superó a Juan Pablo DeB a ry por 7/5. “Es una alegría enorme, des-de que empecé a jugar al golf siempre qui-se obtener este trofeo. Es más: mi viejo(Cristóbal) quería que lo ganara todavíamás que yo. El triunfo es un regalo para él,que nunca pudo lograr este cert a m e n ” ,cuenta Agustín, de 25 años, que ya a los15 ensayaba sus primeros swings en com-pañía de Sebastián Prado y el resto del gru-po de amigos. Por entonces, el futuro cam-peón entreveraba el golf con el fútbol enlos huecos libres que le dejaban las tar-des del Jockey.

Para Hope, la Pellegrini siempre habíasido un huidizo objetivo. Tal vez porque enlas situaciones más apremiantes se vio trai-cionado por la presión, factor capaz de fru s-trar cualquier sueño. “Mi primera part i-cipación en esta copa fue a los 16 años, en1999. Y dos años después, pasé la clasifi-cación y perdí en la primera ronda anteGiménez Zapiola, en el hoyo 20. Desdeaquella ocasión me costó mucho jugar enf o rmato de match. El tema era que me

resultaba difícil concentrarme y term i n a-ba perdiendo partidos que supuestamen-te tenía ganados. En el medal play tambiénexiste la presión, pero no me afecta de lamisma manera que en un match play”.

O c u rre tanto con los amateurs comocon los profesionales: el jugador de golf,en algún momento de su trayectoria y poralguna circunstancia, percibe un “clic”que lo termina predisponiendo para la vic-toria. Esto también le sucedió a Hope, másallá de su relación de idas y venidas conla Copa Pellegrini, a la que siempre bus-có excepto el año en que disfrutó del via-je de egresados. “Probablemente hoy estéjugando peor que hace dos años, aunqueestoy mucho mejor de la cabeza; creo queahí estuvo la clave para ganar”, comentaeste scratch de buen juego largo y pre c i-sión sobre el gre e n .

Antes de enfocarse en el match decisi-vo con De Bary, conviene analizar cómofue el arribo hacia la final. “En la primeraronda, contra Julio Sánchez Sorondo (h.),fue el único momento del certamen en queestuve en desventaja. Iba dos abajo al teedel 12, pero en ese hoyo metí un putt de 8

m e t ros para par que me cambió el pano-rama. En el 15 pude dejarla dada parab i rdie y en el par 3 del 17 me quedó un puttde un metro y medio también para bajar elp a r. Ahí pude resolver el match 2/1”. En losc u a rtos de final le tocó medirse con el cam-peón de 2006, Hernán Cruz Dubourg, enun duelo que Agustín calificó como muymonótono, sucio y con tiros muy conser-v a d o res. “No quedaba alternativa porq u ellovió durante los 18 hoyos y había que aga-rrar el green como fuera. En el pasado, Her-nán me había ganado partidos insólitos ytodo eso me volvió a la memoria, sobre todocuando él metió un putt de 20 metros enel 11 y el marcador quedó igualado des-pués de estar yo adelante. Sin embarg o ,pude hacer la diferencia en el green y logréi m p o n e rme 3/2”. En las semifinales enfre n-tó a Ernesto Ferrer Suárez, ganador de laclasificación, a quien superó 3/2. “Yo veníamedio de punto para la opinión de la gen-te; no sentía que debía ganar sí o sí. Enci-ma mi swing no estaba bien esa semana:venía pegándole con mucho gancho.Durante el partido mis golpes se fuero nacomodando. La cuestión es que Ern e s t o

Con Hope sec o n c reta unae s p e r a n z a

Luego de intentarlo durante ocho años y tras sufrir eliminaciones insólitas por fallas en la concentración, el ganador de la copa del Club fue Agustín Hope, que derrotó por 7/5 a Juan Pablo De Bary, finalista en 2007.

Copas Carlos Pellegrini y Santiago Lu ro

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me apretó bastante en el score y no séqué hubiese pasado si el match se pro l o n-gaba más tiempo… Quizás, el secreto parami pase a la final haya estado en el putter,que funcionó muy bien”.

Llegamos así al 5 de octubre, día dela definición a 36 hoyos con Juan Pablo DeB a ry, que fue finalista en 2007. Durante lamañana, el juego de ambos se mostró conbastantes altibajos, aunque Hope se man-tuvo siempre arriba por uno o dos hoyosde diferencia. “Cuando tuve que meterpara evitar quedar all square, lo conse-guí”, comenta Agustín, que pasó los pri-m e ros 18 estando 1 arriba, siempre acom-pañado por la vital ayuda de su herm a-no, que le llevó los palos. De Bary se pre-sentaba como un hueso duro de roer yantes había dejado atrás a muchos riva-les de peso, en una competencia de unnivel siempre parejo. En la primera ro n-da había eliminado 3/2 a su primo, JuanJosé De Bary; en la segunda a Manuel Vi d a lpor 4/2; y en las semifinales al último cam-peón, Gastón Morgan (1 arriba). “No toméaquel triunfo ante Gastón como una re v a n-cha de mi derrota en la final de 2007. Nun-ca lo pienso de esa manera”, aclara Juan

Pablo, que le encontró una explicacióna la forma en que se le escapó eltriunfo este año: “Con Agustína rrancamos parejos. Pero mi pro-blema era que cuando yo ganaba

un hoyo, perdía el siguiente. Mepasó varios veces y entonces entré

en caída libre, porque la irregularidad teva carcomiendo la cabeza”.

Ya en el primer hoyo de la tarde seimpuso Hope, que si bien perdió el hoyo3, recuperó la ventaja en el 4 para man-tenerse a dos de distancia. Con un muybuen putt para par, De Bary pudo soste-nerse en el hoyo 6; sin embargo, el 7 y el8 fueron para Agustín, que aprovechó lainestabilidad de Juan Pablo con los tiro sde salida. A esa altura, la brecha ya sehabía extendido a cuatro hoyos, aunqueDe Bary todavía daba algunas señales alasegurarse el hoyo 9. A partir de enton-

ces, el impulso del campeón se volvióimparable: se adjudicó el 10 (Juan Pablole concedió el hoyo), el 11 (con par), el

12 (acertó un putt de 6 metros para par)y el 13, en el que recobró su andar conun birdie luego de irse a los árboles ysacarla a buena. Con una diferencia desiete hoyos y cinco por jugar, el pleito que-dó resuelto. “Fue muy agradable medir-se con Juan Pablo; después de los prime-ros 18 hoyos de la final almorzamos jun-tos. Ahora, mi meta es ganar algo a nivelnacional. Por lo pronto, sueño con el Cam-peonato Argentino de Aficionados, en don-de perdí una vez en primera ronda”, apun-ta feliz Agustín Hope, otro de los prime-rizos que querrá repetir en la Pellegrinide 2009.

En las definiciones de las distintas cate-gorías de la Copa Santiago Luro tambiénse manifestaron momentos de emoción.Por ejemplo, fue una extensa película desuspenso la coronación de Julio Delfinoen la de 0-9. El score lo dice todo: superóen el hoyo 22 a Norberto Quirno (h.). Lue-go de una gran remontada a lo largo dec u a t ro hoyos, Delfino puso las cosas igua-ladas en el 16. Y en el 18 tenía todo paraatrapar el título, pero tres putts y el con-secuente bogey obligaron a ir a un desem-pate al 1 (hoyo 19), en el que ambos fir-m a ron el par. En el hoyo 20, Delfino sep e rdió por un centímetro la concreción deun birdie, tras un putt de unos 5 metro s .En el capítulo 21 la mala fortuna fuepara Quirno, que desperdició un putt de3 metros para birdie. Y en el 22 (el par 5del hoyo 4) se produjo el punto de quie-b re: a Delfino le quedó un tercer tiro muycomplicado desde los árboles, pero dejó

golf

2 2 - R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B

C O PA CARLOS PELLEGRNI

(Campeonato del Club)

Final a 36 hoyos

Ganador K:O: Agustín Hope 7/5

Finalista: Juan De Bary

C O PA SANTIAGO LURO

Final a 18 hoyos

Categoría 0 a 9

Ganador K:O : Julio Delfino Hoyo 22

Finalista: Norberto Quirno (h.)

Categoría 10 a 13

Ganador K:O: Martín Penna 6/5

Finalista: Agustín Wright

Categoría 14 a 17

Ganador: Alfredo Wa l k e r 2 up

Categoría 18 a 24

Ganador: Jaime Fernández Casares

Hoyo 19

Finalista: Mauricio Rellán Beristayn

Categoría 25 a 36

Ganador K:O: Diego García Carvajal 6/5

Finalista: Guillermo Oberti

R e s u l t a d o s

El ganador, Julio Delfino, con Norberto Quirno (h), finalista.

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la pelota en el green y lo resolvió con dosputts. Con mucha presión, Quirno se vioen problemas primero entre los árboles yluego en un bunker, lo que le quitó mar-gen para seguir dando lucha. “Fue apa-sionante”, resumió Delfino, re c o rd a n d oaquellas palpitaciones.

En la categoría de 10-13, Martín Penn a ,de 21 años, aventajó a Agustín Wright por

6/5. “Sentía que estaba jugando bien y yame tenía mucha fe para la Copa Capitán,que se había realizado anteriormente. Perono es lo mismo ese formato de fourball queel de match”. En el contexto de su cómo-da victoria, el ganador relató una situaciónpeculiar: “Agustín había eliminado a mipapá en esta Copa Santiago Luro, así que,de alguna manera, vengué al viejo…”.Según Penna, su éxito en la final se debióa una cuestión de confianza: “Mi punto másflojo tradicionalmente fue el drive; suelopegar largo y torcido, pero esta vez la mayo-ría de los tiros se dirigieron al medio delf a i rway”.

A l f redo Walker se consagró en la de 14-17, tras imponerse por 2/1 a Sáenz Va l i e n-te. A los 64 años, y luego de retomar elgolf hace un año, está embaladísimo trasel triunfo: “Soy un reincidente en este

d e p o rte, ya que siempre fui alternando conotras disciplinas, como el squash. En lafinal, al tee del hoyo 3 ya estaba dos arr i-ba y me vino una especie de taquicard i a .La verdad es que no imaginé que sacaríaesa ventaja casi desde el mismo arr a n q u e ” ,re c u e rda con una sonrisa Wa l k e r, que antesde empezar el torneo había recibido losbuenos augurios de Belisario Gache Pirán.Más allá de ese comienzo a todo vapor, a lahora de la verdad el match se emparejó yalcanzó una resolución ajustada, quedejó a Alfredo más entusiasmado que nun-ca para 2009.

Jaime Fernández Casares, de 22 años,también tuvo que batallar en la categoríade 18 a 24 para batir a Mauricio Rellán

Beristayn en el hoyo 19. “Está claro quefue parejísimo. Es mi logro más impor-tante hasta ahora. Me provocó mucha ale-gría porque mi papá, Marcelo, estuvosiguiendo el match desde al lado del gree n .Por él empecé a jugar al golf”. El gana-dor destacó una demostración de su últi-mo rival: “En el cóctel, cuando todo ter-minó, siento que me tocan el hombro. EraMauricio con una copa de champagne parac o m p a rtir un brindis. Me pareció unmuy buen gesto, digno de valorar”. Final-mente, en la categoría de 25-36, Diego Gar-cía Carvajal derrotó 6/5 a Guillermo Ober-ti, para que la Copa Santiago Luro con-cluyera a toda orq u e s t a .

Gastón Saiz

golf

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Agustín Hope y Juan Pablo De Bary.

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golf

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Con el paso de los años y el re -cambio generacional, nume-rosos hechos de la vida suelenquedar en el olvido. Por ello,

he querido documentar para los futuros gol-fistas del Jockey Club interesantes porm e-n o res relacionados con el origen y desarro-llo de sus dos magníficas canchas.

El Jockey Club compró las tierras deSan Isidro a here d e ros de Manuel Alejan-d ro Aguirre. En parte de ese terreno, alqui-lado al San Isidro Golf Club, existía una can-cha de golf, que nuestro Club inauguró parauso propio el 22 de enero de 1928.

En agosto de 1929, la Comisión delClub decidió “hacer una cancha de golf dea c u e rdo con los cánones intern a c i o n a l e s ” .Así, asesorados por la Asociación Ameri-

cana de Golf, contrataron a Alister Mac-Kenzie, quien a principios de 1930 ya esta-ba en la Argentina para diseñar y cons-t ruir dos canchas, la Azul y la Colorada.La Colorada fue inaugurada el 24 ded i c i e m b re de 1930, y la Azul poco tiempomás tarde. Al respecto, MacKenzie seña-ló que las canchas de golf son lugares dee s p a rcimiento y diversión donde debenevitarse incomodidades irritantes, comola búsqueda de pelotas perdidas en el pas-to largo, que produce demoras innece-sarias en el juego y pone de mal humor alos socios: “Fairways angostos bord e a d o sde pasto largo hacen malos golfistas”1.

En 1994, sesenta años después de lam u e rte de MacKenzie, se encontraron losoriginales de su libro póstumo, The Spirit

of St. Andre w s . El legendario Bobby Jonesescribió el prólogo y allí afirmaba: “La popu-l a r i d a d que el juego de golf disfrute en elf u t u ro depende de la calidad de las can-chas que les proveamos a los jugadores. Unagran mayoría, en ese momento como aho-ra, serán jugadores medianos. Nuestras can-chas deberán ser construidas tanto para elloscomo para los scratch”. Luego agre g a b a :“Como yo, el Dr. MacKenzie era un ena-morado de Old St. Andre w s ” .

Este notable libro se presentó al mundogolfístico en el Abierto de Inglaterra de 1995,con gran suceso y re p e rcusión. Está consi-derado una gran contribución al diseño, cons-t rucción y filosofía del golf.

En dicha obra, a propósito de nuestrascanchas, MacKenzie escribió: “Nosotro s

Historias de las canchas de golf del Jockey Club

Por Pedro Cossio

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recientemente hemos hecho dos canchasde dieciocho hoyos para el Jockey Clubde Buenos Aires. El terreno era bien plano–de hecho había apenas tres pies de pen-diente en él– pero afortunadamente enun extremo había una caída de doce piesque nos habilitó para obtener drenaje haciaafuera de la propiedad. Hicimos todo elt e rreno extremadamente ondulado, cons-t ruyendo una serie de canaletas irre g u l a-res en forma radial hacia los puntos másbajos. Estas nos dieron las siguientesventajas: abarataron y facilitaron el dre-naje; pro p o rc i o n a ron una abundante can-tidad de suelo para hacer greens y cre a rondulaciones del terreno, y sobre todo, paradarle al lugar tal apariencia natural quep a recieran haber sido hechas por efectodel viento y del agua miles de años atrás.La cancha tiene una gran semejanza –nosolo en apariencia sino en el carácter de sugolf– con el Old Course de St. Andre w scomo ninguna otra de tierra adentro queyo haya conocido. Cuando completamos elc o n t o rneo de esta cancha, que inciden-talmente fue hecho en veintiún dias, el capi-tán del Club (Alex Nicholson), un hombremuy capaz y un estudioso de la arq u i t e c-tura del golf, me preguntó qué iba a haceryo sobre la ubicación de los bunkers. Lecontesté: ‘Las ondulaciones han creado unvariado, interesante y placentero test de

golf, por lo que nosotros no re q u e r i r í a-mos de ningún bunker; sin embargo, porrespeto a la apariencia y con el pro p ó s i t ode crearle más emociones espectacula-res le daremos algunos bunkers’”2.

Más adelante comentaba que “la fasci-nación e interés final del juego en el golfresultaría vastamente incrementado si unoestuviese siempre enfrentado con un pro-blema de aproach. No puede defenderse condemasiada frecuencia una cancha de golfque permite los mejores resultados obteni-bles con un pitch en cada hoyo; seguramentese vuelve monótona. Variedad es todo, o casitodo, y si una cancha de golf falla en darv a r i edad, el juego no puede mantener nii n c rementar su popularidad”3.

Por último, transcribimos estas origi-nales apreciaciones: “Jugar fairways bor-deados por líneas rectas de árboles, no essolo inartístico sino que vuelve tedioso ypoco interesante al golf. Muchas comisio-nes directivas arruinan nuestros trabajosmanuales plantando árboles como filas desoldados en los bordes de los fairw a y s .A l t e rnativamente, grupos de árboles, plan-tados irre g u l a rmente, crean un golf fasci-nante, y les da a los jugadores muchas opor-tunidades de mostrar su destreza y capa-cidad en hacer slice o pull alre d e d o r, opasarlos por arriba. Varios de los más espec-t a c u l a res tiros que he visto jamás fuero na l re d e d o r, por encima o a través de peque-ñas aberturas en árboles”4.

El objetivo entonces de la pre s e n t ereseña es doble: por un lado, que los sociospuedan apreciar y respetar aún más susdos canchas; y por otro, que cuando seanecesario modificarlas, se mantenga elespíritu con el cual fueron diseñadas porMacKenzie. Para ello, la Biblioteca delClub dispone de todo el material biblio-gráfico pert i n e n t e5.

1 Alister MacKenzie, Golf Architecture, Pounal, 1987, p. 47.2 A l i s t e r MacKenzie, The Spirit of St. Andrews, Chelsea, 1995,

p. 74.3 Ibíd., p. 75.4 Ibíd., p. 83.5 Además de las obras mencionadas, Tom Doak et al., The Life and

Work of Dr Alister MacKenzie, Chelsea, 2001; Jorge Newton,

H i storias del Jockey Club de Buenos Aires, el Hipódromo de San

Isidro y el Campo de Deportes, 1970; Marcelo N. Salas, Del pago

de la Costa al San Isidro actual, la obra de dos vascos; Geoff

S c h a ckelford (Ed.), Masters of the Links, Chelsea, 1997.

R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B - 2 7

Pág. 26: Hoyo 16 de la Colorada.

Arriba: Portada del libro de MacKenzie.

Abajo: Hoyo 18 de la Colorada.

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Polo

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Aesta altura pero de 2007, elpolo del Club sentía una inten-sa frustración. Tras el esfuer-zo para llevar adelante uno de

los seis certámenes más trascendentesdel año, recibía el cachetazo de no poderd e s a rrollar siquiera un chukker. Dire c t i-vos, empleados, auspiciantes, pro t a g o n i s-tas... A nadie le venía bien la suspensióntotal. El clima había sido implacable y, comootras veces, había dejado sin primer cam-peón resonante a la temporada alta de laAsociación Argentina de Polo.

F u e ron otras las caras en 2008. Es quela 44ª versión del Campeonato Abierto delJockey Club constituyó tal vez la mejor desu historia. Once equipos, récord en el cer-tamen; 27 a 34 goles de valorización; cuatropolistas de 10 tantos y seis de 9; canchasimpecables; todas las fechas re a l i z a d a ssegún el programa; un vencedor impo-

nente; y el fulgor de un crack como quizásno haya habido otro en todos los tiemposh i c i e ron de este un gran Jockey. Que dejócomplacidos a todos, incluido el público.

Un público que disfrutó de un AdolfoCambiaso –el crack aludido– en pleno. Y queademás vio en acción a Bartolomé Castag-nola, Bautista Heguy y Agustín Merlos, los

o t ros actores de hándicap ideal. Y a Eduar-do y Alberto (h.) Heguy, Juan Ignacio y Sebas-tián Merlos, Ignacio Novillo Astrada y Fran-cisco de Narváez (h.), de 9 goles. Ta m b i é nhubo un toque internacional, con el uru-guayo David Stirling (h.), el inglés Luke To m-linson, el australiano Jack Baillieu, el cana-diense Frederick Mannix (h.), el chileno Jai-

Cambiaso, el sol que alumbró el campeonatoAdolfito brilló otra vez en el gran torneo anual de San Isidro: llevó al título a LaDolfina, fue máximo goleador y sobresaliente figura y hasta obtuvo el pre m i oal protagonista más correcto. Tras las lluvias que fru s t r a ron el certamen de2007, el de este año se celebró siempre en fecha y contó con un récord pro p i ode once conjuntos, de 27 a 34 tantos, cuatro jugadores de 10 y seis de 9. Resul-tó, quizás, el mejor Abierto del Jockey Club de la historia.

A b i e rto del Jo c k ey Clu b

Emilio Dumais, presidente de la Comisión de Carreras,

Francisco Dorignac, presidente del la AAP, y Bruno Quintana,

presidente del Jockey Club, entonan el Himno Nacional

A r g e n t i n o .

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me García Huidobro, el sudafricano Igna-tius Du Plessis y el patrón español Robert oVilla Real. Tampoco faltó un buen acom-pañamiento de auspiciantes: HyundaiSanta Fe, el principal, y Rolex, La Mart i n a ,Árboris Las Lomas, Bodegas Chandon,Revista Vogue Latinoamérica y Médicus,más la televisación de ESPN y la comerc i a-

lización de Pro B r a n d .Además de poseer valor propio, la com-

petencia sirvió como preparación para losa b i e rtos de Triple Corona y la clasificaciónpara los de Hurlingham y Palermo. Por caso,a c t u a ron juntos Cambiaso y Castagnola porLa Dolfina Peugeot, su mismo club de latríada mayor; Bautista Heguy y De Narv á e z

por Chapa Uno Hope Funds (por Black Wa t c hdesde To rtugas); Ruso y Pepe Heguy por LosIndios (Chapaleufú II); y Tincho y Sebi Mer-los por La Mariana-Villa Real (Pilará).Estos dos últimos compart i e ron equipocon su hermano Pite por único torneo en elaño, pues ahora el mayor de los tres actúaen Chapa II –hasta 2007 jugaron por ElP a r aíso–. Por otro lado, se inscribieron las seisf o rmaciones que buscaban ser parte deHurlingham y el Argentino: Alegría Park Hyatt,Santa María de Lobos, Trenque Lauquen, ElParaíso, La Baronesa y Coronel Suáre z .

Los cinco cuartetos de más hándicapc o m e n z a ron en los cuartos de final, y los re s-tantes seis se midieron en tres octavos, siem-p re por eliminación directa. En esa etapase dio la máxima goleada: el 17 a 7 de LaM a r i a n a - Villa Real a un Suárez que no dis-puso del sudafricano Stuart Sugar Erskine,ausente por compromisos en el exterior yque iba a ser el octavo foráneo part i c i-pante (lo suplió Fernando Santillán). Ta m-

En el momento en que Bruno Quintana entregó la copa del torneo a Adolfo Cambiaso, culminó el

44º Abierto del Jockey. “Nuestra propia exigencia es hacer las cosas lo mejor posible. Creo que en

este torneo lo logramos”, manifestó el titular de la institución.

También Guillermo Álvarez Fourcade, el capitán de polo, celebró el éxito. “El Jockey Club tuvo un

torneo de jerarquía acorde con su historia. Fue el mejor de los últimos años”, se complació. “Éra-

mos optimistas, pero la cantidad de inscriptos nos sorprendió. Y eso estimula y obliga a mayores

esfuerzos para responder a la exigencia del polo de estos tiempos”, añadió.

Otra palabra de peso fue la de Francisco Dorignac, el presidente de la Asociación Argentina de Polo.

“Los que jugamos por tres generaciones en el Jockey sabemos del valor de la competencia. Es la

antesala del alto polo, con un torneo de alto polo”, destacó. Entre los patrocinadores, el principal

fue Hyundai. La automotriz surcoreana debutó en el polo argentino para promocionar su modelo Santa

Fe, que dio nombre a un trofeo para el campeón. “Este es el 44° Abierto del Jockey y nuestra marca tie-

ne cuarenta años. Somos más jóvenes que la historia de la competencia y es un orgullo formar parte de

ella”, comentó Ernesto Cavicchioli, su responsable de marketing.

“La antesala del alto polo, con un torneo de alto polo”

Adolfo Cambiaso estableció la diferencia.

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Polo

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bién holgado fue el éxito de El Paraíso sobreWashington Prisa, por 14-9. En cambio, sufri-da resultó la victoria de Los Indios sobre LaB a ronesa por 10 a 9, conseguida con dos tan-tos de Eduardo Heguy que re v i rt i e ron el mar-cador en el último medio chukker.

Los cuartos de final fueron variados.Se abrieron con un sorprendente 10-5 deSanta María a Trenque Lauquen; peromás llamativo fue que días más tarde, enla clasificación, Trenque vencería a Lobospor 13 a 12. No menos curioso resultó Cha-pa Uno vs. La Mariana-Villa Real: empezó4-0 frente aquel, que era cinco tantossuperior en hándicap (34 a 29), pero ter-minó angustiado cuando un revés de Sebas-tián Merlos, a segundos del cierre, pasó ac e n t í m e t ros de un mimbre y se perdió elempate en 11. En tanto, El Paraíso doblegópor 8-6 a Alegría; en este caso el ganador sífue el mismo que en el torneo clasificato-rio (11-10 con un gol de oro). Y en el choque

C H A PA UNO Hope Funds LA DOLFINA Peugeot

Bautista Heguy 1 0 Adolfo Cambiaso 1 0

Santiago Araya 7 Juan Pedro Chavanne 5

Horacio S. Heguy 8 David Stirling (h.) 7

Francisco de Narváez (h.) 9 Bartolomé Castagnola 1 0

T O TA L : 3 4 T O TA L : 2 6

ALEGRÍA Park Hyatt S A N TA MARÍA DE LOBOS

Frederick Mannix (h.) 7 Guillermo Caset (h.) 8

Jack Baillieu 8 Gerardo Collardin 7

Francisco Bensadón 8 Mariano González 8

Luke To m l i n s o n 8 Diego Araya 8

T O TA L : 3 1 T O TA L : 3 1

TRENQUE LAUQUEN EL PA R A Í S O

Juan Agustín García Grossi 7 Julio Novillo Astrada 8

Hilario Ulloa 7 Ignacio To c c a l i n o 7

Pablo Jauretche 8 Guillermo Willington 7

Jaime García Huidobro 8 Alejandro Novillo Astrada 7

T O TA L : 3 0 T O TA L : 2 9

LOS INDIOS LA MARIANA-VILLA REAL

Ignatius Du Plessis 5 Agustín Merlos 1 0

Mariano Uranga 6 Roberto Villa Real 1

Alberto Heguy (h.) 9 Juan Ignacio Merlos 9

Eduardo Heguy 9 Sebastián Merlos 9

T O TA L : 2 9 T O TA L : 2 9

LA BARONESA WASHINGTON Prisa

Nicolás Pieres 6 Facundo Sola 6

Cristian Laprida (h.) 7 Rubén Sola 7

Marcos di Paola 8 Hernán Ta s s o 7

Alejandro Agote 8 Ignacio Novillo Astrada 9

T O TA L : 2 9 T O TA L : 2 9

CORONEL SUÁREZ

Fernando Santillán 6

Gastón Laulhé 7

Sebastián Harriott 7

Juan Harriott 7

T O TA L : 2 7

Los once conjuntos

Premio Jockey Club al mejor caballo jugador: Vino Ti n t o ,

de Adolfo Cambiaso.

Arriba: Los gauchos de Alejandro Uriburu siempre engalanan

nuestras fiestas.

Abajo: Luisa Miguens de Tanoira entrega el trofeo “Gonzalo

Tanoira” al jugador más correcto.

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3 2 - R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B

restante se presentó La Dolfina, con mediaalineación del tricampeón argentino (JuanP e d ro Chavanne por Lucas Monteverde yStirling por Mariano Aguerre). El club deVicente Casares se deshizo de Los Indios con

un 14-9 y 8 conquistas de Cambiaso, queponderó el suelo y elogió a la 6: “Creo quenunca había jugado en esta cancha y la ver-dad es que estaba muy bien. Es difícil pre-sentarla así en esta época del año”.

Desde las semifinales se jugó en la 1,A l f redo Lalor. Chapa Uno logró un 2-0 anteSanta María –tres tantos inferior en valori-zación– en la etapa inicial, pero quedó 2-7tras la tercera y terminó cayendo por 13 a7. Así, vapuleada, se despidió la form a c i ó nde mayor hándicap. Y si de palizas se habla,se suma la otra semi, en la cual La Dolfinaa t o rmentó a El Paraíso con un 15 a 6, sietetantos de Cambiaso mediante. “Por momen-tos fuimos una maquinita. Antes, en el Jock e yganábamos por tres goles; ahora, por muchomás. Nuestros caballos nuevos hacen la dife-rencia”, interpretó Lolo Castagnola.

Lo comprobó la final, de siete chuk-kers, en la que La Dolfina castigó a SantaMaría de Lobos con un asombroso 17-8, pesea que había un solo gol de hándicap (32 a 31)de diferencia. A la ventaja la constru y e ro nlos montados, sí, pero también un fuera deserie: Cambiaso. Adolfito no rechazó el ban-quete que significó dejarlo sin marca al prin-cipio: 4-0 en seis minutos. Y el 9-2 del ter-cer chukker pareció asegurar ya al dueñodel trofeo. Sin suspenso, al menos quedó laf ruición por el talento de Dolfi, que anotónueve tantos, uno más que todo el conjun-to rival. “Fue más fácil de lo esperado.Nunca pensé que ganaríamos así”, admitióCambiaso, premiado como el jugador másc o rrecto y el de mejores montados, y tam-bién el máximo goleador de la prueba, con24 (seis penales y un córner) en 19 perío-dos y un notable promedio de 1,2 por parc i a l .

“No esperábamos perder por nueve”,reconoció, del otro lado, Guillermo SapoCaset, el mejor del vicecampeón. QuizásCaset y sus compañeros tengan revancha enel futuro. De ser así, correrían la misma suer-te que el Jockey, que pasó de padecer el llu-vioso 2007 a gozar el, posiblemente, mejorc e rtamen de su historia. “El sol salió paraSan Isidro”, apuntó Guillermo Álvarez Four-cade, el capitán de polo del Club. Es ciert o .Tanto como que el torneo contó con su solp ropio en la cancha: Adolfo Cambiaso.

Xavier Prieto Astigarr a g a

LA DOLFINA 17 vs.

S A N TA MARÍA DE LOBOS 8

Progresión por resultado: La Dolfina, 4-1,

6-2, 9-2, 10-4, 12-5, 15-6 y 17-8.

Goleadores de La Dolfina: Cambiaso, 9 (3 de

penal); Chavanne, 1; Stirling, 2 (1 de penal), y Cas-

tagnola, 5. De Santa María de Lobos: C a s e t ,

4; Collardin, 2; González, 1, y Araya, 1 (de penal).

Jueces: Augusto Gómez Romero y Juan José

Díaz Alberdi (h.). Árbitro: Martín Haurie.

Cancha: Alfredo Lalor, Nº 1 del Jockey. Fecha:

sábado 20/9/2.008.

Copa Hyundai Santa Fe al campeón:

La Dolfina.

Premio Jockey Club al mejor caballo

jugador: Vino Tinto, de Adolfo Cambiaso.

Premio Asociación Argentina de Ve t e-

rinaria Equina al mejor ejemplar: D o l f i-

na Margarina, de Adolfo Cambiaso.

Premio Asociación Argentina de Cria-

dores de Caballos de Polo al mejor

producto jugador inscripto: D o l f i n a

Margarina, de Adolfo Cambiaso.

Premio Gonzalo Tanoira al jugador

más correcto: Adolfo Cambiaso.

La final en síntesis

Octavos de final

La Mariana-Villa Real 17 vs.

Coronel Suárez 7 (cancha 6, lunes 8/9)

El Paraíso 14 vs. Washington 9 (2, lunes 8/9)

Los Indios 10 vs. La Baronesa 9 (3, lunes 8/9)

Cuartos de final

Santa María de Lobos 10 vs.

Trenque Lauquen 5 (2)

Chapa Uno 11 vs. La Mariana-Villa Real

10 (3, miércoles 10/9)

El Paraíso 8 vs. Alegría 6 (4, jueves 11/9)

La Dolfina 14 vs. Los Indios 9

(6, jueves 11/9)

Semifinales

Santa María de Lobos 13 vs.

Chapa Uno 7 (1, sábado 13/9)

La Dolfina 15 vs. El Paraíso 6

(1, domingo 14/9)

F i n a l

La Dolfina 17 vs. Santa María de Lobos 8

(1, sábado 20/9)

El torn e o

Bruno Quintana en la premiación, junto a Francisco

Dorignac y Guillermo Álvarez Fourcade, capitán de

polo del Jockey Club.

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De aquí y de allápostales del abierto de POLO

Polo

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campo de deportes

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Todo re c o rrido trazado cone s f u e rzo y solidaridad trae sup remio. Toda campaña lleva-da adelante con un verd a d e ro

sentido de equipo, finalmente re c o m p e n s acon un título o una muy buena posición final.En el segundo semestre de otra gran tem-porada rica en emociones, el fútbol vivió unafiesta y exhibió con orgullo a sus ganadore s .Los equipos Valencia (categoría C), Milán(D), Ve r a c ruz (E) y Manchester (F) se con-s a g r a ron campeones en la Copa Otoño dem e n o res. Y en la Copa Primavera se tre p a-ron a lo más alto Zaragoza (C), Roma (D),América (E) y Manchester, que volvió a domi-nar en la categoría F.

E n t re los juveniles, Yupanqui festejó enla Zona A de la Copa Otoño y Spianatta For-te logró el mismo lauro en la Zona B, mien-tras que al cierre de esta edición se definía nlos puestos de la Copa Primavera de esa cate-goría. La pasión por la nº 5 no disminuyesegún se avanza en la edad, al contrario. Losm a y o res de Mónaco FC, por caso, disfru t a-ron como chicos con su doble vuelta olím-pica en las copas Otoño y Primavera, enambas oportunidades con Chicago comoescolta. Mención especial para MónacoFC, que con siete campeonatos y un sub-campeonato acumuló cuarenta partidos con-secutivos sin conocer la derrota. En esta oca-sión, el plantel estuvo conformado por Igna-cio Aguilar, Fernando Aguirre Celis, Ferm í nC a s t ro Madero, Tomás Costantini, SebastiánD o y h a m n e h e re, Ricardo Estévez (capi-tán), Alejandro Estévez, Ramiro Gutiérre z ,Emilio Massera, Rodrigo Posse Molina, Mar-cos Romero Carranza, Fernando Romero

C a rranza, Emilio Muñiz Barreto, Mart í nS h a w, Antonio Lanusse, Patricio Amespil,G u i l l e rmo Macera y Juan Frías.

Lejos de pensar en el re t i ro, los más gran-des también fueron entusiastas animadore s .En la Copa Otoño de los veteranos dominóPicapiedras, y en la de los veteranos seniors,B a rza. Esta última categoría tuvo el org u l l ode imponerse en el certamen de Interc l u b e s ,que reunió a ocho conjuntos: Atalaya, CASI,CUBA, San Jorge, Regatas de Bella Vista, Náu-tico San Isidro, Belgrano y Jockey Club. Yen la segunda semana de noviembre, cuatroconjuntos intervenían en un cuadrangulari n t e rno en honor al socio Eduardo Clariá.

Paralelamente con las competencias pro-gramadas para las distintas divisiones, elClub formó parte del torneo General SanM a rtín, en el Jockey Club de Rosario. Lanovedad fue el debut de los Sub 15 y los Sub18, además de la satisfacción por el segun-do puesto obtenido por los mayores de 40.También part i c i p a ron los juveniles y los

m a y o res de 30 para redondear una granexperiencia puertas afuera.

Esta profusa actividad futbolística no ten-dría proyección con los años de no ser por laexistencia de la Escuelita, un verd a d e ro semi-l l e ro que en este último tiempo siguió fun-cionando con la energía y las ilusiones des i e m p re. En el Día de la Madre, ellas mos-t r a ron su amplio conocimiento en la ejecu-ción de penales. Y en el cierre se re a l i z a ro njuegos con padres, madres y el resto de lafamilia. Cada chico llevó su medalla re c o r-datoria de su paso por la Escuelita y los egre-sados, un diploma.

En tanto, el fútbol femenino continúa suincesante práctica para mejorar la técnica.Las chicas quieren dominar los secretos delmanejo del balón y ya empezaron a verse losf rutos de esa búsqueda en varios cotejos con

La hora del re c o n o c i m i e n t oPodios y trofeos para los ganadores de todas lasedades en fútbol, tenis y hockey sobre césped. Va r i a sdisciplinas mantienen un sostenido entusiasmo.

1. Mayores de 40. Torneo Gral. San Martín, Jockey Club de

Rosario (2º puesto).

2. Iván D. Posse Molina recibe el reconocimiento de manos de

Esteban Cornejo Murúa, presidente de la Comisión de Interior.

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Champagnat, que está re c o rriendo el mis-mo apre n d i z a j e .

En el hockey sobre césped se disputócomo local y ante el Jockey Club de Rosariolo que ya es un clásico: la 9ª Copa Amistad.Al compás de la recepción para la gran dele-gación rosarina se disfrutó de una jorn a d ade deporte, almuerzo, confraternidad y pre-mios, por lo que el vínculo con esa entidadse estrecha aún más luego de cada cita. Porotra parte, el 25 de octubre se disputó la CopaCarlos Casal, en la que se concre t a ron lasvisitas de Hindú, CASI y SIC. Se trató de uncuadrangular que finalizó con un tercer tiem-

po integrador para cada categoría, dirigidoasimismo para los padres locales y visitan-tes. En medio de este movido calendario,se disputaron encuentros con Champagnat,Andersen, Hacoaj, Ciudad, Curu p a y t í ,Saint Catherine’s y San Fernando.

El 2 de noviembre finalizó la actividaddel hockey, con juegos, sorteos y pre m i o spara las jugadoras destacadas. Y a no olvi-darse de las mami-hockey, que concluyero nc u a rtas en el torneo La Providencia, entredieciséis equipos.

El tenis es el deporte que usualmente mást rofeos distribuye. Echemos un vistazo a aque-llos que triunfaron en sus respectivas cate-gorías, desde los más chicos hasta los másgrandes. En Preinfantiles hasta 1998, Mart í nE s t e v a rena consiguió el primer puesto ensingles y en dobles, en este último caso encompañía de Alfredo Giménez Zapiola; enInfantiles (96-97) ganó Santiago Anchore n aen la prueba de singles, mientras que endobles festejaron Tobías Maschwitz y Miguel

del Solar. En tanto, Tomás Berro Madero seadjudicó el título en Menores (94-95), Cade-tes (92-93) y Juveniles (90-91). En cuanto alas chicas menores, Sofía Montes de Oca seimpuso en la de Infantiles (96-97) y JosefinaDelpech en la de Cadetes (92-93).

La Copa Integración es un torneo muyespecial, ya que son dobles integrados porp a d res e hijos. En el doble caballeros Sub 14,los campeones fueron Diego y Diego (h.)Montes de Oca, y en el Sub 18, Gonzalo y San-tos Moreno Quintana. A su vez, en el doblemixto Sub 14, triunfaron Diego y Sofía Mon-tes de Oca.

En la Copa Luis Urdániz prevaleció elEquipo 3, compuesto por Alejandro Fer-nández Llanos (capitán), Alejandro Polle-to, Javier Puiggari, Alfonso Balaguer, Mar-tín Ruiz Guiñazú, Carlos Moyano, CarlotaClucellas, Anabela Colombo, María Ard i ss o-ne y Mariana Pérez Iturr a s p e .

Asimismo, la división de Veteranos A con-tó con múltiples ganadores: Juan De la To u r( m a y o res de 30), Diego Montes de Oca (+35)y Gonzalo Moreno Quintana (+45). Entre los

3. Equipo del Jockey Sub 15 en Rosario.

4. El equipo récord: Mónaco.

5. El equipo Sub 18 en Rosario.

6. Equipo Barza de veteranos senior: ganador de Interclubes

y de la Copa Otoño.

7. En hockey se jugó la 9ª Copa Amistad con el Jockey Club

de Rosario.

8. La Copa Carlos Casal tuvo al SIC (foto), CASI e Hindú como

p r o t a g o n i s t a s .

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Veteranos B, mayores de 30, estaba pendientela final de Federico Fernández Sasso vs. PabloF r a g u e i ro, y en la de mayores de 45, el matche n t re Miguel de Carabassa y Leonard oF e rnández Ursini. Por otro lado, se re g i s t r a-ron los triunfos de Matías de Lorenzo (+35)y Santiago Mc Cormick (+55).

La Copa Otoño, con sus dobles mascu-linos y femeninos, entregó a estas pare j a scampeonas: en Primera de caballero s ,Santiago Estrada y Alejandro Schindler; enSegunda, Alfredo Apellániz (h.) y Diego Gar-cía del Río; en Te rcera, Santiago Herbin yCarlos Herbin Escalante; y en Cuarta, Vi r-gilio Gregorini y Eduardo Bellocq, mientrasque está pendiente el duelo final de Inter-media entre Eduardo Prassolo-SantiagoP o ssi vs. Marcos Allaría y Santiago Storni.

En cuanto a las mujeres, en Primera cele-b r a ron Dolores Arias y Te resa Lottero; en Inter-media, Andrea y Cecilia Montes de Oca; enSegunda, Geraldine y Paula Herbin; en Te r-cera, Florencia Herbin y Ángeles Casinelli; yen Cuarta, Magdalena Aldao e Isabel Ard o y.

También hubo novedades en la CopaDoble Mixto, cuyos ganadores en la cate-

goría Te rcera fueron Guillermo y MaríaA rdissone, y en la Cuarta, Diego y Flore n-cia del Carril. Por último, en lo re f e rente aldinámico calendario tenístico, Carolina Bou-che se consagró en Te rcera en la Copa Pri-mavera. Al cierre de esta edición no habíadefiniciones respecto de la Segunda e Inter-media de este certamen.

El vóleibol lentamente genera un espa-cio propio; de hecho, ya hay doce jugadore sque lo practican con frecuencia en el hora-rio nocturno, en el sector Cadetes. Otrasdisciplinas, como el boxeo, aglutinan a ung rupo de fieles seguidores que pro g resan tan-to en el aspecto físico como en el de la técni-ca. Además, las caminatas aeróbicas form a np a rte de las propuestas fijas de los fines desemana: mujeres e hijas de socios alimentanla concurrencia de un saludable y entre t e n i-do hábito mientras hacen gimnasia. Y en sin-tonía con este ru b ro, el Club ya dispone deun gimnasio en el que solo resta terminar laimplementación de las máquinas.

Con la proa puesta en las actividades deverano, en diciembre se iniciarán los juegosre c reativos para hijos de socios entre 4 y 15años. Toda la acción en el Campo de Depor-tes es obra de muchos, y uno de sus impul-s o res es Iván Posse Molina: en homenaje asu larga trayectoria en el sector, se llevó acabo una agradable comida.

Gastón Saiz

9,10 y 11. Las actividades recreativas del verano convocan como

todos los años al juego y el deporte.

12. El 8 de noviembre se inauguró la temporada de piletas. En la

foto, el padre Agustín de la parroquia Santa Rita habla en la cere -

monia de bendición de las aguas. Lo acompañan el Presidente Bru -

no Quintana, el secretario General del Club, Diego N.Quirno, el dele -

gado del sector, Marcos Roca, y parte de la Comisión de Interior.

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sede social Ajedrez

4 0 - R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B

Es indudable que la aparición degrandes jugadores de ajedre zaumenta en los aficionados aljuego sus deseos de practicarlo,

de re p roducir y analizar las partidas que lle-gan a sus manos.

En nuestro medio, todos coinciden enseñalar el altísimo interés que despertó lavenida a la Argentina del campeón mundialEmanuel Lasker y de su futuro rival y suce-sor Raúl Capablanca.

Los clubes de ajedrez se multiplicaro nen 1927, cuando se disputó en BuenosA i res el campeonato mundial entre elgenial cubano y su desafiante, el ru s o -f r a ncés Alejandro Alekhine. El queridoJ o ckey Club, en la vieja sede de la calleTucumán, tuvo el orgullo de ser el lugardonde ambos colosos jugaron dos de lasp a rtidas de la larga serie.

También algo muy especial ocurr i ócon motivo de la Olimpíada Mundial quet r a n s c u rrió en Buenos Aires a mediadosde 1939. La espectacular competenciafinalizó al mismo tiempo que comenzabala guerra, y muchos maestros que form a-ban parte de equipos europeos, imposi-bilitados de re g resar a sus hogares, bus-c a ron asilo en nuestro país. De este modo,c o n t r i b u y e ron a que la Argentina alcan-zara, años más tarde, el subcampeonatoolímpico tres veces sucesivas.

Al tratar de re c o n s t ruir la historia de laSala de Ajedrez del Club, es de lamentar quei n t e resantes comentarios de pro f e s o re scomo Benito Villegas se perdieran por la des-t rucción de la anterior sede social, pero afor-tunadamente otros, que quedaron ateso-rados en los re c u e rdos de muchos conso-cios, nos permiten hoy revivir aquellos días.

La nueva Sala de Ajedrez, en uncomienzo ubicada en el cuarto piso de lasede actual, tuvo también el privilegio deser ámbito propicio para las exclamacio-nes y elogios que despertaban las part i-das del genial Bobby Fischer. Quien másquien menos, todos padecimos un conta-gio masivo de “fischermanía”, y el enton-ces maestro de la sala, Guillermo Puiggrós,no daba abasto para analizar el juego deljoven prodigio. Numerosos ajedrecistas ses u m a ron a la sala, lo que obligó a modifi-car el torneo anual para proclamar al cam-peón del Jockey Club. Fue necesario re c l a-sificar a los participantes en categorías, yreconocer como campeón al ganador delt o rneo más importante. Posteriormente, elcampeón del año anterior era desafiadopor el ganador del torneo del año en cur-so en un match a diez partidas, en pro l o n-gadas contiendas que se extendían hastacasi un mes y medio.

Así, en la era posFischer, los primero scampeones del Club fueron Emilio Hard o y,Luis Altgelt y Ricardo Nazar Anchore n a .

En 1981, el Centro Naval de Buenos Aire sinvitó al Jockey Club a dirimir supre m a c í a sa j e d recísticas junto con equipos similare sde los otros círculos de las fuerzas arm a-das. Recuerdo que en la invitación que noshizo llegar a los delegados el Presidente de

Pequeñas y grandes historias de nuestra Sala de Ajedre z

Por Ricardo A. Nazar Anchore n a

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4 2 - R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B

la Comisión Interior, había manuscrita unap regunta obvia: “¿Tenía la sala suficientesj u g a d o res para hacer un buen papel en re p re-sentación del Club?”.– M i re Nazar –opinaba Puiggrós–, un match ala americana, con solamente seis part i c i p a n-tes por institución, es muy difícil para noso-t ros. Si bien en la sala hay alrededor de vein-te jugadores, solo dos o tres son de primeracategoría. El resto, aunque muy entusiastas,no tiene experiencia o nivel para semejantedesafío. Además, es muy difícil que los sociosse comprometan a participar durante tres díasconsecutivos en un horario fijo.

Era evidente que el maestro estimabamuy riesgosa la confrontación y temía unpapelón de aquellos, pues sabía de ante-mano que en los equipos rivales la mayoríade los tableros estaban cubiertos por juga-

d o res profesionales de buen nivel.– Yo tengo un pariente, Groussac Macías, quejuega bastante bien, al que le puedo pre-guntar si quiere participar –dijo Altgelt.–Estoy pensando en Cancho Balestra, quetiene mucha experiencia en juego rápido yestoy seguro de que para este desafío se pre n-de –agregué yo.–Bueno, me animaría a preguntarle al Dr.Cooke, que si bien está algo alejado del jue-go, es buen jugador –completó el maestro .

Así, con estos tres re f u e rzos de consociosque no solían venir a la sala, más Fern á n d e zM a d e ro y Carlos Malbrán, que luchaban con

n o s o t ros por los primeros puestos, arm a m o sun equipo de seis y un suplente.

¡La suerte tiende a favorecer a los auda-ces! Créase o no, el Jockey obtuvo su primert rofeo Interclubes de ajedrez en su part i c i-pación inicial, trofeo que decora desde enton-ces la vitrina de la sala.

Al año siguiente, con motivo del cente-nario de la institución, nos tocó a noso-t ros organizar un torneo parecido, y amplia-mos nuestro equipo con la incorporaciónde Hernán Huergo, compañero de toda lavida con quien gané en re p resentación delColegio Champagnat el torneo de ColegiosCatólicos de la Capital Federal de 1960. Alo t ro año, mi tío Alberto Obligado, fuert ejugador de primera del Club Arg e n t i n o ,se agregó al equipo con motivo de un desa-fío del Círculo Militar.

Más torneos y desafíosAsí la sala fue ganando en fuerza y los

resultados favorables nos animaron a org a-nizar un torneo que denominamos “Ami-gos del Jockey Club”, el que se celebra enf o rma ininterrumpida desde el año 1984. Aeste hemos invitado a verd a d e ros maestro sdel juego, entre ellos a Bartolomé Mar-c u ssi, campeón Metropolitano en tres oca-siones, a los hermanos Fernández Murga, aO l a c i regui, Pérez Pietronave, el coro n e lMenéndez, y a tantos otros que han ganadot o rneos de primera categoría en círculos yen el Club Argentino de Ajedre z .

Últimamente, con motivo de cum-plir el Club Argentino de Ajedrez su pri-mer centenario, tuvimos el honor de ser

desafiados a jugar un match a catorce table-ros. El empate en siete puntos que logramosf a v o reció a nuestro adversario, ya que un parde partidas las perdimos por esas cosas dela suerte, factor que no debería intervenir eneste juego.

En lo interno, jugamos torneos de dis-tinta fuerza y modalidad durante todo el año,a l t e rnándose los ganadores entre más dec u a renta participantes que suelen fre-cuentar nuestras mesas de juego.

F u e ron campeones de la sala en el perío-do que re c u e rdo, Emilio Hard o y, Luis Alt-gelt, Alberto Obligado, Marcelo Condomí Alcor-ta, Hernán Huergo y quien esto firma; y en unao p o rtunidad en que se disputó un desempa-te, resultó medio campeón Jorge Ocantos.

Es evidente que la ayuda del maestro inter-nacional Jorge Rubinetti, campeón arg e n t i-no en cuatro oportunidades y varias vecesn u e s t ro re p resentante olímpico, ha contri-buido a incrementar en forma considerablela fuerza media de los jugadores del Club.

Además, ha sido muy agradable com-p robar que part i c i p a ron simultáneamen-te distintas generaciones de socios. Sonre c o rdadas las presencias de Alberto Obli-gado, Bonfanti y mi padre José Agustín,como también las de los clanes OcantosE s t rugamou, Eijo y Villa Larroudet. Consu empuje, ellos colaboraron para que elJockey cuente por muchos años con un

f u e rte equipo de jugadore s .

La sala del Club

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sede social Bridge

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Desde hace trece años y enf o rma continuada, el brid-ge del Club tiene un puntode re f e rencia ineludible en

su calendario: el torneo Interclubes. Esta citale dio nuevos aires a una disciplina que habíadisminuido su actividad en la década del80 y hasta mediados de los 90. Pero merc e da la entusiasta iniciativa de los delegados dels e c t o r, re p resentados en su época por Ricar-do Aldao y Tomás González Álzaga, en1995 se puso en marcha un certamen cuyoobjetivo fue retribuir las numerosas invita-ciones de entidades amigas.

Para la competencia se fijó entonces unalimitación de categorías, con la premisa deque los equipos no estuvieran constituidospor cuatro maestros. El interés se dirigió másbien al aspecto social, aunque lógicamente

no se dejó de ladola parte deport i v a .

La primera ver-sión convocó a re p re s e n t a n-tes del Tenis Club Argentino, Club Fran-cés, Club Universitario, Club El Médano(Punta del Este), Club Argentino de Bridge,Mar del Plata Golf Club, Ocean Club y Cír-culo de Bridge. En aquella oportunidad, seimpuso nuestra institución. Las partidas sed e s a rro l l a ron los días 6 y 7 de octubre en elSalón Anasagasti de la Sede Social, y en lac e remonia de la entrega de premios en la

Biblioteca de Carreras recibió la CopaJ o ckey Club el conjunto ganador: Jaime Bra-ceras, Eduardo Daireaux, Alfredo Mayol,Gonzalo Araujo y Marcelo Lern e r. A su vez,el Tenis Club Argentino, que se convert i r í aen un constante animador a través de losaños, logró el segundo lugar con un equipoc o n f o rmado por María M. de García Calvo,Carlos Piñón, Santiago García Calvo y Mar-cos Santamarina.

Con el paso de las temporadas fuero nincorporándose más entidades hasta alcan-zar las catorce, incluidos dos equipos re p re-sentativos del Jockey Club, como sucedió enlos últimos años.

Hace unos meses, en el torneo de 2008,triunfó el Tenis Club Argentino por

varios puntos de ventaja sobre CUBA,mientras que el tercer puesto

q u edó para las mujeres delO c ean Club. El Jockey Club,

integrado por Alfredo Labou-gle, Marcelo Lern e r, Carlos de

Miguel y Gonzalo Araujo, apa-reció retrasado en la clasificación.

El clima de camaradería es un sello inde-leble de esta cita anual. Si bien el director delt o rneo se muestra siempre disponible paradirimir eventuales problemas, rara vez huboque re c u rrir a él. La primera jornada del cer-tamen, el viernes, suele prolongarse unascinco horas (de 16 a 21), y normalmente sedisputan cuatro vueltas de diez o doce manos.

Manos parala memoriaEl torneo Interclubes, que se juega de manerai n i n t e rrumpida desde 1995 en el Salón Anasagasti,se transformó en la gran cita de la temporada. Este año se impuso el Tenis Club Argentino, seguido por CUBA.

1. Los participantes jugando en el salón Anasagasti.

2. Los ganadores del Tenis Club Argentino, Patricio

Weiss Cristóbal Aguirre, Delia Cané de Biquard y Santiago

García Calvo.

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La misma duración tiene el sábado, día enque se definen las posiciones. Luego llega elcóctel y la entrega de premios.

Eusebio Benegas tiene 87 años y un empu-je conmovedor. En su función de actual dele-gado de bridge, comenta: “El torneo Inter-clubes se prepara con un mes de anticipación,cuando se cursan las invitaciones para lasentidades. Por ahí falla alguna y tenemos quebuscar candidatos para lograr el número parde competidores. La idea surgió porque nosgusta jugar entre instituciones amigas, y nospone contentos haber dejado atrás un perío-do en el que no hubo mucho movimiento”. El

veterano jugador, a cargo también de tres cer-támenes internos y a quien siempre se lo pue-de ver despuntando su pasión en el SalónImperio, agrega: “De a poco los jóvenes empie-zan a venir, a asomarse. Para darles cabida,en el torneo interno se instrumenta un hán-dicap para empare j a r. Y casi siempre gananlos que poseen hándicap, que confecciona-mos de manera casera, discre c i o n a l ” .

Junto con Carlos de Miguel, Marcelo Ler-ner es el otro jugador emblemático delJ o ckey Club. En octubre de 1985 recibió eldiploma de World Life Master (Maestro depor vida), una de las categorías más altas que

puede otorgar la Federación Intern a c i o n a lde Bridge. A Marcelo, de 85 años, solo lefaltó consagrarse en una olimpíada o en unmundial para alcanzar el título de Great Mas-ter (Gran Maestro). Pero su currículum exhi-be con orgullo terc e ros puestos en losmundiales de Como, Italia (1958), y deBuenos Aires (1965), además de su part i c i-pación en las olimpíadas de Nueva Yo r k(1964) y de Miami (1972), en las que su equi-po concluyó 9° y 19°, re s p e c t i v a m e n t e .

De todas formas, Lerner no olvida a otro sgrandes destacados, todos maestros inter-nacionales y campeones sudamericanos:“Podría nombrar a jugadores de bridge decategoría como Carlos Cabanne, Albert oBerisso, Egisto Rocchi y los hermanos Mar-cos y Agustín Santamarina, entre otros”.

Y también se re f i e re a la actividad inter-na: “Nuestro torneo de Interclubes es muycompetitivo, todos quieren ganar. Se juegaa cara de perro. Pero después, durante el cóc-tel, se respira un clima distendido y de muchac o rdialidad”, comenta Lern e r, ganador de28 campeonatos nacionales y varios suda-m e r i c a n o s .

La visión de este exponente de milbatallas acerca del juego se sintetiza enuna frase: “El bridge es un juego de conoci-miento y memoria, en el que hay que re t e-ner las 52 cartas del mazo en cada mano. Ti e-ne cierta comparación con el ajedrez y nece-sita de un razonamiento permanente”. Bene-gas, su contemporáneo, agrega: “Antes decada mano se prevé una estrategia, un plan-teo. Es un juego fascinante; diría que es una rte que te conserva la mente despierta”.

Gastón Saiz

3. Eusebio Benegas, Tomás Gonzalez Álzaga y Patricio We i s s

en la premiación.

4. El equipo de CUBA.

5. Vista del salón.

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Socios

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Achával, Jorge Jerónimo deÁ l v a rez Villaluenga, JulioAmuchástegui Amadeo, Justo JoséArana, Roberto MiguelA renaza, Ernesto Ricard oAzumendi, Francisco J.Bacigaluppi, Jorge EmilioBenvenuto, Daniel FranciscoB e rcetche, JuanB l a q u i e r, Luis MaríaCambiaso, Adolfo Marc e l oCancel, Fern a n d oC á rdenas, Emilio J.Clement, Jorge O.C o rd e ro, AndrésDeym, IvánDupont, Gre g o r i oDurán, ManuelEchegoyen, Carlos R.F e v re, Eduardo LuisG a rcía Pinto, Nicolás A. E.Giribone, Alfonso V.H a rd o y, Juan José

Jaime, Florencio JoséJaime, José CarlosLedesma Arocena, Enrique AlejandroLópez Lecube, FranciscoMakintach, Juan Eduard oMaschwitz, CarlosM a l a v e r, Alberto A.Miró, Alcides Abelard oMoneta, Raúl J. P.Montagna, Gilbert oMoyano Wa l k e r, CarlosMusich, Arm a n d oO y h a n a rte, Horacio A.P a v l o v s k y, IgnacioPerahia, Gerardo Simón Albert oPicot, Albert oRautenstrauch, Juan CristóbalRamos, Ignacio Antonio S a l a b e r, Juan SebastiánSchnaith, OscarTa v a res, Carlos Albert oToranzo, Federico Guillerm oTo rnquist, Miguel J.

To rres Pinto, Eduard oValle, Alejandro A.Villamil, LuisWe t z l e r, Enrique FedericoZambrano Posse, Rafael E.

Socios Vitalicios 2008

Parte del grupo de vitalicios 2008 posa para la foto.

Convenio con el Yacht Club Arg e n t i n o

Se ha suscripto un convenio con elYacht Club Argentino, mediante el cuallos socios del Jockey Club, acre d i t á n d o-se en tal carácter, podrán utilizar losc o m e d o res de las tres sedes del Ya c h tClub Argentino de lunes a viernes, entrelos meses de Enero y Marzo, pudiendoc o n c u rrir hasta con cuatro invitados.

Por otra parte, los socios e hijos desocios del Jockey Club podrán gestionarla realización de cursos de yachting dic-tados en el Yacht Club Argentino, a uncosto igual al de los hijos de socios.

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Patrimonio

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Por Roberto D. Müller

Gavin Hamilton (1723-1798)fue un pintor escocés quepasó gran parte de su vidaen Roma pintando telas con

temas inspirados en personajes y episodioshoméricos. Viajó a Nápoles cuando se esta-ban realizando excavaciones en Pompeya,H e rculano y Paestum. Se aficionó enton-ces a la arqueología, y ello le hizo buscarrestos de piezas antiguas en distintos luga-res de Italia. Fue así que durante una cam-paña llevada a cabo entre 1769 y 1770 enel P a n t a n e l l oc e rcano a la villa de Adriano,en Tívoli, halló veinticuatro fragmentos dela que, en principio, parecía haber sido unainmensa ánfora de mármol.

Según parece, poco tiempo después elgran dibujante y grabador Giovanni Batt i s-ta Piranesi (1720-1778) le adquirió esos yo t ros muchos restos antiguos y re s o l v i óencarar la restauración de la obra, en unperíodo en que se dedicaba de lleno alc o m e rcio de objetos antiguos, especial-mente vasos y candelabros orn a m e n t a-les. Sin duda, el costo de la re s t a u r a c i ó ndebió presentarse muy elevado a Piranesiy difícilmente se hubiera embarcado enuna empresa tal sin contar desde el vamoscon algún potencial adquirente. Este no fueo t ro que sir William Hamilton, vulcanólo-go, reconocido coleccionista de antigüe-dades y embajador británico ante la cort edel rey Fernando IV de las Dos Sicilias.

En realidad, lo que Piranesi le vendió aHamilton fueron los restos y el modelo parauna posible restauración, que planeó pormedio de dibujos [ilus. 2] y grabados [ilus.3], y del que asimismo hizo ejecutar un

La Copa Wa rwick: un trofeo excepcion a lE n t re las obras de arte que conforman la fascinantecolección de trofeos hípicos que posee el Club, s o b resale una pieza deslumbrante y llena de historia.

1. La Copa Warwick, Gran Premio Nacional 1921.1

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boceto en terracota. Ante esas pruebas mag-níficas, que contaron con la aprobación delagente de Hamilton en Roma, el arq u i t e c-to James Byres, y que motivaron los elogiosde Charles Townley –quien en 1772 expre-só que, gracias a su arte, Piranesi era el úni-co capacitado para resucitar a tal Fénix–,el proyecto fue aprobado y de inmediato sei n i c i a ron los trabajos de restauración, quese llevaron a cabo en el taller del escultorfrancés Antoine Guillaume Grandjacquet(1737-1801). Esta atribución se basa en eltestimonio dejado en sus respectivos dia-rios por algunos viajeros holandeses quev i s i t a ron su taller en 1775 y 1776, quienesl l e g a ron a ver la obra concluida, valuan-do los trabajos en 4000 escudos1. La re s-tauración se encaró no sin esfuerzo, e inclu-so fue necesario conseguir una gran pie-za de mármol de Carrara para completarlos huecos dejados por las partes faltantes.Sin embargo, a pesar de tratarse de lare c o n s t rucción de un original del siglo IId. C., y de ser en gran parte un trabajom o d e rno –aunque muy bien ejecutado, yaque se disimularon a la perfección los agre-gados del siglo XVIII, que prácticamenteno se distinguen–, la pieza adquirió un con-vincente aspecto antiguo.

El gran vaso –en realidad, más que unvaso habría que hablar de un k y l i x, tal eln o m b re griego para los recipientes con unp e rfil semejante– muestra desde el puntode vista temático una serie de figuras re l a-cionadas con las festividades báquicas:máscaras, cayados hechos con cabos depiñas (t h y r s i), un friso con racimos de uvas,hojas de acanto, la cabeza de un león y supiel extendida con sus garras colgando.Resaltan, como un trabajo de excepción,las dos asas hechas de elaborados entre-lazos vegetales, de las que se conserv a-ron numerosos fragmentos originales, ya

que doce del total de veinticuatro pert e-necían precisamente a esas asas. Hay quedestacar que ha quedado como pura-mente anecdótica o apócrifa la leyendade que el re s t a u r a d o r, por haberse sentidoofendido por una actitud de lady EmmaHamilton, le había otorgado sus rasgos auna de las máscaras báquicas agre g á n-dole una oreja puntiaguda como la de undiablo. Una vez concluida la re s t a u r a-ción, la obra alcanzó una altura total de 2,94m e t ros, incluida la base.

Hamilton intentó vender el inmensom á rmol al British Museum, que por aquelentonces había adquirido una colecciónde vasos supuestamente etruscos, pero lao f e rta no fue aceptada. Al fallar la tran-sacción, escribió al respecto que nuncadispondría de una casa lo bastante gran-de como para albergar semejante objetoy que se vería obligado a desprenderse deél. Fue así como el famoso vaso fue a dar–algunos autores dicen que como obse-quio, otros que a través de una venta– amanos de su sobrino George Gre v i l l e ,segundo conde de Wa rwick, cuya re s i-dencia era sí lo suficientemente ampliacomo para albergarlo, primero en un jar-dín y más tarde, para su mejor pre s e rv a-ción, en un invern a d e ro construido ex pro-feso por el arquitecto William Eboral, ade-cuadamente iluminado a través de ven-tanales de estilo gótico.

Wa rwick prohibió de manera estrictaque se hicieran re p roducciones de la pie-za y esta norma siguió en vigencia hasta1813. Sin embargo, fue admirada por nume-rosos visitantes y el vaso se transformó enuno de los objetos artísticos más codiciad o sde Europa, hasta el punto que Napoleón, alplanear la conquista de Inglaterra, expre-só su deseo de que lo primero que queríatener en sus manos era, precisamente, elrenombrado Wa rwick Vase.

Durante el siglo XIX, muchas fuero nlas réplicas en distintas escalas que se hicie-ron del inmenso k y l i x, tanto en plata comoen bronce e incluso en porcelana. NapoleónIII llegó a poseer un ejemplar en bro n c edorado. También pro l i f e r a ron las versio-nes en pequeña escala realizadas en hie-rro con destino a la ornamentación de

2. Proyecto de restauración. Dibujo de Giovanni B. Piranesi.

3. Grabado de Piranesi con el modelo del vaso (dedicado a lord Hamilton en el

p e d e s t a l ) .

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Fotos: Archivo Jockey Club

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j a rdines, en tanto que moldes de tamañonatural se utilizaron para vaciar dos répli-cas en bronce, una conservada hoy en el c a s-tillo de Windsor y la otra en el FitzwilliamMuseum, de Cambridge. Dado que el vasoocupó un lugar destacado en el re p e rt or i ovisual de motivos clásicos, ha servido comomodelo para trofeos, entre ellos uno f a m os odel tenis: la Norman Brookes ChallengeCup, por la que se compite en el O p e n d eA u s t r a l i a .

De haber sido propiedad del conde deWa rwick, la obra pasó por herencia a susdescendientes. En 1978 fue adquirida porel Metropolitan Museum of Art de NuevaYork, pero de inmediato se la declaró deinterés nacional y se le negó el dere c h ode exportación. Como el British Museum

consideró que poseía un valor arq u e o l ó g i-co relativo, finalmente fue comprada en1979 por la Burell Collection de Glasgow,en cuyos jardines se exhibe como una pie-za central junto a una réplica de El Pensa -d o r de Rodin [ilus. 4].

Hablamos hasta aquí de réplicas en pla-ta, en bronce, en terracota, en porc e l a n ay en hierro, pero nada hemos dicho decopias en oro. Pues bien, le tocó al JockeyClub el privilegio de encargar la así llamadaCopa Wa rwick como trofeo para pre m i a ral ganador del Gran Premio Nacional de1921, que resultó ser Pulgarín, hijo de Cylle-ne y La Nenita, de la caballeriza de Vi c t o-rica Roca. El ejemplar elegido era re a l-mente excepcional, ya que, realizado eno ro 18 quilates, repujado y cincelado, mos-

traba todas las características de un fino yexquisito trabajo de experto; de un exper-to cuyo punzón muestra las iniciales “SG”,c o rrespondientes a Sebastián HarryG a rr a rd, el último descendiente de unafamosa familia de orf e b res que en 1792se asociaron a una joyería establecida des-de 1722 y que a partir de 1802 quedaro nal frente de la firma con Robert Garr a rd ala cabeza secundado por sus hijos. Sebas-tián, el que realizó la copa en oro con lacual se premió a Pulgarín, fue el bisnietode aquel Robert Garr a rd inicial, y al falle-c e r, en 1946, la firma pasó a otras manos,aunque mantuvo hasta hoy el apellidoG a rr a rd como nombre de la casa y sello detradición y prestigio. Esa tradición incluíael haber sido nombrados por la reina Vi c-toria como joyeros de la Corona en 1843y, entre otras labores, haber creado la coro-na imperial de la India en 1911, la de la re i-na Mary para su coronación y, en 1937, lade la reina Elizabeth, la madre de la actualsoberana.

El trofeo elegido por el Jockey Cluben 1921 y recuperado en 1997, cuando selo adquirió junto con otras piezas pro v e-nientes del haras Ojo de Agua, está por lotanto respaldado por una extensa y apa-sionante historia llena de alternativas. Esuna réplica en reducida escala –hasta don-de sabemos se trata tal vez de la única eno ro– del famoso Wa rwick Vase del siglo IId. C. En su devenir se entremezclan losn o m b res de los dos Hamilton –el pintor yel diplomático–, de Piranesi, de Grand-jacquet y del conde de Wa rwick. El origi-nal fue objeto de disputa entre el Metro-politan neoyorquino y el gobierno britá-nico, quedó en Escocia y fue copiado endiversos tamaños y materiales hasta llegara este ejemplar excepcional que, dentro deuna vitrina de origen portugués, orna hoyel Salón Francés de la Casa del Tu rf y por-ta el sello que lo adscribe a una de las joye-rías más famosas del mundo [ilus. 1]. Ensuma: un trofeo que ostenta un pedigrí delujo e innegable distinción.

1 C f r. B. Sorensen, “Piranesi, Grandjacquet and the Wa r w i c k

Vase”, The Burlington Magazine, nº 1208, november 2003,

pp. 792-794.

4. El Warwick Vase en la Burell Collection.

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Foto: Archivo Jockey Club

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biblioteca

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Abrió el acto el Director de nues-tra Biblioteca, quien re s u m i ólas características y virtudes delas obras seleccionadas, su

variedad temática y estilística, al tiempo quedestacó que la celebración se inscribía enla extensa y prolífica trayectoria cultural delClub, desde siempre dispuesto a apoyar yfomentar las actividades literarias y art í s t i-cas. Ponderó también la labor honoraria deljurado, integrado por los académicos deLetras Jorge Cruz y Rodolfo Modern y porel poeta Juan García Gayo, a quienes agra-deció su gesto desinteresado y su inestima-ble colaboración.

A continuación, se procedió a la entre-ga de los trofeos, recibiéndolo en primer tér-mino Héctor Solanas, ganador del máximog a l a rdón por su obra Fragmentos de un adiós.En este caso, le fue entregado por Bru n oQuintana, presidente de nuestro Club.

Sucesivamente se distribuyeron las re s-tantes distinciones, correspondiendo elsegundo premio a Raúl Pérez To rt, por su poe-ma El aguacero. Por hallarse ausente, fuere p resentado por el señor Norberto PalaciosBacqué. El tercer premio fue para H u e l l a s,de Julio Álvarez Villaluenga, en tanto las men-ciones se distribuyeron de la siguiente mane-ra: la primera para To rcer el viento, de Maria-

no E. Bravo; la segunda para Oscar Wi l d e, deA l b e rto Delmar; y la tercera para Los pesca -d o res del cuento, de Patricio Zavalía Lagos.

En nombre de todos los premiados, Héc-tor Solanas agradeció las distinciones consentidas palabras, al mismo tiempo que elo-gió el emprendimiento patrocinado por elJockey Club y exaltó la poesía como un valorfundamental de nuestras vidas. El acto,que contó con la presencia de numero s o sf a m i l i a res y amigos de los premiados, con-cluyó con un cálido brindis en su honor.

E n t rega de premios del certamen “Biblioteca del Jockey Club”El martes 30 de septiembre se llevó a cabo, en elSalón Congreve de la Sede Social, la entrega de losp remios del certamen literario “Biblioteca del Joc-key Club” correspondiente al bienio 2006/2007,que en esta oportunidad estuvo dedicado al géneropoesía. Asimismo, se presentó el libro en el que sere u n i e ron los poemas galard o n a d o s .

1. El presidente Bruno Quintana entregando el trofeo a Héctor

Solanas, ganador del Primer Premio.

2. Tapa del libro en que se reúnen los poemas premiados.

3. Héctor Solanas se dirige a la concurrencia para agradecer las

distinciones recibidas.

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Hacia 1850, Buenos Aire sexperimentó un notorioi n c remento de tallere slitográficos. Uno de ellos

fue el fundado por el alemán Rodolfo Krat-zenstein, quien se estableció en la ciudade n t re 1850 y 1851. Su labor fue re a l m e n t epródiga, aunque más bien parece haberseespecializado en los aspectos técnicos deloficio antes que en los relativos al diseño,dejando este renglón en manos de dife-rentes dibujantes. De ahí las diversascalidades que muestran algunos de susdibujos, unos muy simples y hasta inge-nuos –que denotan una mano torpe e inex-p e rta–, como los retratos de los generalesLavalle* y Paz* –este último publicado enla primera edición, de 1855, de sus M e m o -rias póstumas–, y otros, por el contrario, degran jerarquía y de notables matices pic-tóricos, como ocurre con los firmados porun dibujante de apellido Willems, que fueuno de sus constantes colaboradore s .

Contribuyó Kratzenstein con numero-sos trabajos para la Revista del Plata d eCarlos Enrique Pellegrini, publicando, entreotras litografías, una muy bella vista de laciudad de Córdoba y un plano topográficode la ciudad y los suburbios de Mendoza. Desu taller –que a lo largo del tiempo sufrióvarias mudanzas de numeración y de empla-

zamiento– salieron también muchos re t r a-tos de hombres públicos, siendo los máss o b resalientes el de Las Heras –que fuealabado como “perfecto” por el diario E lN a c i o n a l– y los de San Martín anciano*,A l v ear*, Rivadavia*, Urquiza* y Rosas* queo rn a ron, junto con el ya citado de Lavalle, laobra Buenos Aires y las provincias del Río dela Plata de Woodbine Parish, traducida porJusto Maeso y editada en Buenos Aires por

Benito Hortelano (1852-1853). Otra re a l i-zación de relieve fue el retrato del coro n e lL o renzo Lugones*, que hizo las veces de fro n-tispicio para sus R e c u e rdos históricos sobrelas campañas del Ejército Auxiliador del Perú(Buenos Aires, Imprenta de la Revista, 1855).

En 1857 imprimió los primeros sellospostales de la provincia de Buenos Aires, losllamados “gauchitos”, que mostraban unc o rreo a caballo, pero que no llegaron a emi-tirse; litografió asimismo las entradas paralas exposiciones de la Sociedad Rural*, e ilus-tró, con el sencillo dibujo de una oveja*, laobra I n s t rucción para los criadores de ove -jas y para los compradores de lanas d eJohann Clausz, traducida del alemán porM a rcos Sastre y publicada en Buenos Aire s

La gran aldea a travésde las litografías deRodolfo KratzensteinUn conjunto de antiguas litografías muestrandiversos aspectos de Buenos Aires durante lasegunda mitad del siglo XIX.

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en 1856. También merecen re c o rdarse unpañuelo se seda para cuello con trece vistasde Buenos Aires dibujadas por Wi l l e m s(Museo Histórico Nacional), la plancha conlos retratos litográficos de los integrantesdel Gobierno Provisorio de Buenos Aires for-mado el 11 de septiembre de 1852 (MHN),una estampa con el “Sacrificio de CamilaO ’ G o rman y del sacerdote Gutiérre z ”(MHN), los retratos de Aimé Bompland, Gre-gorio Aráoz de Lamadrid y Mariano Fra-g u e i ro (MHN), y dos litografías con gauchosde la campaña de Buenos Aires litografia-dos a partir de pinturas originales de OttoGrashof (MHN). Un trabajo de indudablevalor fue su “Gran mapa mercantil de la Ciu-dad de Buenos Aires”, que lanzó en 1870 enc u a t ro hojas de 510 x 590 mm cada una, yque fue re p roducido por Ta u l l a rd en la pág.199 de Los planos más antiguos de BuenosA i res, 1580-1880 (Buenos Aires, 1940)*.

Muchas de estas obras se conservan hoyen nuestra Biblioteca o se pueden consul-tar en buenas re p roducciones, pero las queahora más nos interesan tratan sobre un temaque fue re c u rrente en la producción del tallerde Kratzenstein: los diversos aspectos de laciudad en la que le tocó vivir, aquella ciudadcontemporánea de la secesión del Estado deBuenos Aires del resto de la Confedera-ción. Conocemos por re f e rencias una de las

primeras obras al respecto, pre c i s a m e n t euna vista general de la ciudad tomada des-de el río. Fue realizada en fecha inciert a–según algunos autores hacia 1850– en cola-boración con otro litógrafo de la época, Rober-to Lange, y se trata de un pequeño grabadoen acero de 170 x 66 mm, que ya en 1945 Gui-l l e rmo Moores catalogaba como “bastanter a ro” al re p roducirlo en la pág. 116 de sumonumental antología Estampas y vistas dela ciudad de Buenos Aire s (1945). Otra vistas i m i l a r, fechada aproximadamente en 1858,muestra la ciudad desde la cabeza delmuelle, frente a la Aduana Nueva; vistaque se compone de cinco grandes hojas colo-readas que miden en total 2,35 m de largo yque pasa por ser uno de sus trabajos mási m p o rtantes, su “obra cumbre” al decir deBonifacio del Carril. Para ese entonces,comenzó a trabajar en las litografías que ilus-t r a ron las sucesivas memorias de la Muni-cipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, a

p a rtir de la correspondiente a 1856-1857(Buenos Aires, Imprenta del Orden, 1858),dando a conocer trabajos de singular cali-dad, firmados con la “W” de Willems o conel apellido completo del artista.

La primera de esas litografías muestrauna amplia visión de la Plaza de la Vi c t o r i a * ,en la que sobresalen la vieja recova, el edi-ficio del antiguo Te a t ro Colón y la Catedral,con el plinto del frontis aún huérfano del re l i e-ve que recién se descubriría el 19 de junio de1863. En cambio, la Pirámide tiene ya los arre-glos llevados a cabo bajo la dirección de Pri-lidiano Pueyrredón, que le hizo agre g a runa estatua de la Libertad en la cúspide y cua-t ro figuras alegóricas en los ángulos del pedes-tal, obras todas del escultor francés JosephD u b o u rdieu, que estuvieron concluidas entremayo de 1856 y abril de 1857 [ilus. 1].

En la segunda lámina se aprecia la Pla-za del Parque (Lavalle)*, con el antiguo Par-que de Artillería, ubicado donde hoy se hallael Palacio de Justicia, y con el tren del Ferro-c a rril del Oeste –que comenzó a funcionarel 30 de agosto de 1857– atravesando la pla-za hacia su estación, aproximadamente enel solar donde ahora se alza el Te a t ro Colón[ilus. 2]. La tercera litografía está dedicadaa El Paseo Guardia Nacional*, que se encon-traba situado en los bajos de las barr a n-cas del Retiro, y presenta la alta chime-nea de la antigua fábrica de gas y un monu-mento sobre el cual no hay mayores noti-cias, a menos que se trate de un anticipode una estatua del dios Marte que se pen-saba instalar por esa zona, y que recién lle-gó a la ciudad en enero de 1858 y se des-cubrió en octubre de ese año [ilus. 3].

En estos tres casos, las plazas lucen comoámbitos pacíficos y elegantes, arbolados, lle-nos de tranquilos paseantes, en tanto a sua l rededor circulan carruajes y jinetes muybien arreglados. En la última imagen, encambio, se aprecia una vista totalmente dis-tinta: la de los corrales de Misere re*, conc a rretas y paisanos en el primer plano y enel fondo chimeneas humeantes, una re c o-va y lo que también parece ser un monu-mento, pero acerca del cual no se disponede información alguna [ilus. 4].

En la misma memoria, profusamente ilus-trada, publicó también Kratzenstein un pla-

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no con la nomenclatura completa de las callesen el que se señalaba el área que debía con-cluirse de empedrar*, otro del Mercado deSanta Lucía, sobre la calle Larga de Barr a c a s * ,y un terc e ro del Mercado de Constitución ysu entorno*. Por último, en la sección edu-cativa dio a conocer el modelo del diplomadestinado a premiar la moral, la aplicación y“el aprovechamiento” de los alumnos depen-dientes de la Comisión Municipal de Educa-ción*; diploma encabezado por una alegoríafemenina de la ciudad de Buenos Aires, queapoya su brazo derecho sobre el escudo muni-cipal y sostiene con su mano izquierda unac o rona de laureles, en tanto a sus lados sea p recia un sector del río con un buque a vapory la mítica “Porteña” con sus pocos vagones,como símbolos evidentes del pro g reso alcan-zado por el Estado porteño.

La Memoria de 1858 fue más parca encuanto a ilustraciones, porque en ella solose pre s e n t a ron dos planos confeccionadostambién en el taller de Kratzenstein: el dela Obra nueva del Hospital General de Hom-b res* y el del Cementerio del Sud*, en amboscasos con detalles sobre plantas, fre n t e s ,m u ros laterales, salas, patios y el plano deuna iglesia en el caso del cementerio. Algosimilar sucedió con el volumen de 1859, don-de solo figuró el Proyecto de conducto sub-t e rráneo para el río Te rc e ro*, acompañadopor tres trabajos sin la habitual indicacióndel taller, pero que tal vez podrían atribuír-sele: el plano de la casa de dementes pro-yectado por los arquitectos Hunt y Schrader*;una litografía sobre papel sepia con la vistadel edificio de la Convalecencia* y un pla-no simplificado de la ciudad*.

La Memoria de 1860 incluye una mag-nífica vista del edificio del Te a t ro Colón cons-t ruido por Carlos Enrique Pellegrini*, quehabía sido inaugurado el 27 de abril de1857 con una re p resentación de La Tr a v i a -t a de Ve rdi cantada por Tamberlick y SofíaVera Lorini. Llaman la atención en esta ima-gen los elevados tirantes de hierro que suje-tan el techo, toda una innovación de técni-ca arquitectónica para el Buenos Aires deaquellos tiempos [ilus. 5]. A esta lámina –quetambién se publicó en la Revista del Plata–siguen los planos de tres parques: el del Paseode Marte, con numerosos detalles sobre el

a rreglo ornamental de los jardines [ilus. 6];el más simple de la plaza Monserrat (“Paseode Belgrano”); y el del Paseo del Parque atra-vesado por las vías ferroviarias, que serelaciona con la imagen ya publicada en laprimera memoria. Completan el conjuntoel plano de los corrales de abasto* y las pla-nimetrías de las fachadas de las nuevas igle-sias de Nuestra Señora de Monserrat* (sinf i rma) y Nuestra Señora de Balvanera*.

La última memoria ilustrada con lito-grafías de Kratzenstein fue la corre s p o n d i e n t e

a 1862, en la que editó una lámina tituladaCasa de Justicia* que muestra la fachada delCabildo y el anexo edificio de la policía, ydos sólidos trabajos en los que se aprecian elf rente del Depósito del Departamento Gene-ral de Escuelas* y el Nuevo Frontis de laUniversidad* que, con algunas modificacio-nes, aún se puede apreciar en la Manzanade las Luces [ilus. 7]. En algunos ejemplare sde esta misma memoria figura también unavista del puente ferroviario denominado “del11 de septiembre”, pero lamentablemente no

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es este el caso del volumen que conserva nues-tra Biblioteca (la imagen está re p roducida enla obra de Moores, pág. 133, nº 174).

Sin duda, muchas otras litografías habrádestinado Kratzenstein para registrar los diver-sos aspectos de la ciudad y sus actividades.Conocemos, por ejemplo, porque fuero nincluídas por el Arq. de Paula en los A n a l e sde Arte Americano e Investigaciones Estéticasde 1963 (figuras 3 y 4), aquellas en las quere p rodujo la fachada, la planta y los detallesde la antigua Iglesia Evangélica Alemana dela calle Piedras, realizadas a partir de dibu-jos del arquitecto Eduardo Taylor (1853), peroc reemos que con los ejemplos ofrecidos ya essuficiente. Bastan para mostrarnos una ciu-dad que cambiaba rápidamente después dela quietud en la que había estado sumidadurante el gobierno de Rosas. Una ciudad queo rdenaba sus plazas y planeaba su orn a-mentación; que edificaba un teatro insólitopara estas latitudes –con 2500 localidades– yse preocupaba por los edificios educativos ysanitarios. Una ciudad a la que por fin le habíallegado el momento de erigir monumentosy edificar nuevos templos. Las litografías deRodolfo Kratzenstein registran todo ese cam-bio que poco a poco fue convirtiendo la peque-ña aldea ribereña en la Gran Aldea que sub-sistiría hasta 1880, cuando la ciudad comen-zó a encaminarse por el rumbo definitivo quela llevaría a transformarse en la gran urbe delP l a t a .

Por Roberto D. Müller

* Las obras destacadas con un asterisco pertenecen a la

colección de litografías de la Biblioteca.

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Está ubicado en un lugar de ensue-ño, donde todo lo anhelado pararelajarse y divertirse es re a l i d a d .Playa, puerto, canchas de golf,

excelente gastronomía y un confortable alo-jamiento hacen del Ly f o rd Cay Club, en lasBahamas (y muy cerca del aero p u e rto deNassau), un destino único.

En este club, uno de los estableci-mientos privados y sociales más atractivosdel mundo, se conjugan dos grandes atri-butos: la elegancia clásica (con reglas dec o rtesía y vestimenta incluidas) y el lujoi n f o rmal del país caribeño.

Las Bahamas poseen un clima part i-c u l a r, moderado y muy benévolo, pues susi n v i e rnos suelen ser cálidos y los veranosp resentan frescas tardes: combinación típi-ca de esa zona geográfica. A esto se sumael agua turquesa, la blanca y suave are n a ,los arrecifes de coral y la abundante vege-tación marina que se puede conocer aden-trándose un poco en el mar. Con tales carac-terísticas, es imposible negarse a disfru t a runos días en el club de playa.

Un poco de historiaNo solo el paisaje y los relieves son cauti-

vantes en estas latitudes. La historia ofre c edatos que tornan su origen muy sugestivo.

En efecto, el relato sobre esta re g i ó n ,que no siempre tuvo su nombre actual,comienza con el capitán William Ly f o rd Jr. ,nacido en Nassau, un armador británicoleal a la corona que puso su flota a dispo-sición del rey George III durante la gue-rra de la Independencia americana. Estaa t revida ayuda fue muy valorada y, en gra-titud, el reino al que él servía le concedióla subvención de 448 acres de tierra de laisla New Providence, incluyendo un islo-te cercano al continente.

Destino al paraísoLy f o rd Cay Club es una propuesta diferente entrelas opciones de re c i p rocidad que tienen los sociosdel Jockey Club. Con la playa como escenarionatural, este re s o rt invita a disfrutar de lo mejor del Caribe.

En las Ba h amas

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Con el tiempo, la naturaleza interv i n opara que esa distancia aumentara, y un añodespués del huracán de 1929 se creó uncanal entre ambas porciones de tierra. Ap a rtir de ese momento, el área se hizo cono-cida como Ly f o rd Cay.

Luego, en la década de los 40, undistinguido hombre de negocios cana-

diense y criador de caballos pura sangrellegó con su esposa a Nassau. Fascinadosde inmediato por los encantos naturalesde la región, decidieron re t o rnar una vezal año a las Bahamas. Se trataba de E. P.Taylor y Winifred.

Este matrimonio es clave en el desa-rrollo de Ly f o rd Cay, pues supieron valo-

rar su potencial e invertir en la zona. Y,sin dudas, el olfato comercial de Taylor fun-cionaba a la perfección. Tanto que end i c i e m b re de 1959 abrió el c l u b h o u s e d eLy f o rd Cay. “Atraídos por el mejor clima,las soñadas playas y los amigables y hos-pitalarios habitantes del Caribe, serán cadavez más los norteamericanos y euro p e o sque se conviertan en visitantes re g u l a re sde las Bahamas. Ellos necesitarán sentir-se bienvenidos y vivir en un lugar ord e-nado, seguro y tranquilo”, asegurabaTaylor dos años antes de abrir su hoy tra-dicional re s o rt.

C o m o d i d a d e sEl c l u b h o u s eestá construido en un sitio

inmejorable, rodeado de un verde y pro l i-jo césped y un paisaje tropical que sea b re mostrando las suaves costas. Cada uno

1. El acceso.

2 y 3. Salones con el máximo confort.

4. Una invitación al relax.

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de sus cuartos posee una terraza privadacon vista al mar, ámbito ideal para pro-p o rcionar a los visitantes paz y silencio. Aesto se suma una casa de campo pre p a r a-da para descansar, entregarse a la lecturao hasta cenar en las frescas galerías cus-todiadas por palmeras que llegan hasta elc e rcano litoral marino.

Las lujosas instalaciones se comple-mentan con servicios de gran calidad. Lag a s t ronomía, por ejemplo, se destaca porsu original propuesta. Con una carta ela-borada por un chef francés, los platos coni n g redientes marinos y los sabores típicosde la isla suelen ser los más degustados.

La variedad de actividades es sorpre n-dente, lo que muchas veces hace difícilelegir solo una. Al atard e c e r, la terraza de larecepción ofrece la posibilidad de un cóctelcon canapés y gustosos bocaditos.

Ya entrada la noche, las parejas puedenbailar bajo la luz de las estrellas, cenar apasos del mar o simplemente distendersecon el sonido natural del agua en sue n c u e n t ro con la arena.

En acciónPor supuesto, los deportes y la vida

saludable tienen su espacio en este esta-blecimiento. El golf, disciplina muy impor-tante en Ly f o rd Cay, cuenta con un circ u i t odiseñado por Dick Wilson, muy exigente aun-que se adapta a los distintos hándicaps. Porsu parte, las canchas de tenis siempre semuestran concurridas, ya sea por quienesse anotan en los torneos o por los que tomanclases. Además, como su origen británico lom a rca, todas las tardes hay cróquet.

El spa y el fitness centre están abier-

tos todos los días, y su personal especiali-zado brinda atención tanto a hombres comoa mujeres.

La vida al aire libre y el contacto conla naturaleza se desarrolla en el Club dePlaya. Desde allí se organizan actividadesacuáticas como buceo, snorkel, kayak,w i n d s u rf, esquí acuático, navegación env e l e ro y más.

Para aquellos que navegan, es posiblellegar al puerto de Ly f o rd Cay con su pro-pio barco o cru c e ro, pues dispone de gran-des comodidades. El único requisito es daraviso previo al capitán.

En suma, es bueno saber que los sociosdel Jockey Club pueden gozar de estedestino paradisíaco.

M a rysol Antón

5. Golf y playa: un cóctel inmejorable.

6. Los búngalos.

7. Desde el comedor.

8. Un entorno de mar y arenas blancas.

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El mal que aqueja a la RepúblicaA rgentina es la distancia; eld e s i e rto la rodea por todas par-tes, se le insinúa en las entrañas”,

escribió Sarmiento en 1845. Y frente a esac i rcunstancia, el argentino necesariamen-te debió hacerse jinete, a tal punto que supersonalidad se integró con el caballo. Hom-b re y caballo constituirán así, en estas tie-rras, una unidad inseparable, a la que habráque re c u rrir con frecuencia cuando se quie-ra explicar nuestro carácter, nuestro shábitos, nuestras ideas y nuestros orígenescomo Nación. Se sabe que el medio extraord i n a r i a m e n t ep ropicio (extensas llanuras, pródigas en pas-tizales y aguadas) contribuyó a la pro p a g a-ción de algunas yeguas y padrillos abando-nados por la expedición de Pedro de Men-doza en 1535. Según Ulrico Schmidel, cro-nista de aquella expedición, llegaron a las lla-nuras rioplatenses 72 equinos, sobre v i v i e n-tes de los 100 embarcados en España. Pos-t e r i o rmente, en un informe dirigido al re yFelipe II, se dice que los animales abando-nados por Mendoza en las inmediaciones deBuenos Aires fueron “44 caballos y yeguas”.

Expansión al galopeUnos 45 años después, cuando Garay fun-

dó Buenos Aires por segunda vez, grande fuesu asombro ante el inusitado número decaballos que en chúcaras manadas pobla-ban la región. Al año siguiente de la funda-ción de la ciudad, envió un informe al Rey enel que re f i e re que vio los famosos bagualesdescendientes “de unas yeguas que queda-ron allí en el tiempo de don Pedro”. Señalaque su número es muy elevado y explica que“por ser la tierra tan rasa no hemos podidotomar ninguno, ni hemos tenido la posibili-dad de hacer corr a l e s ” .

Garay estimaba que hacia 1580 los caba-llos y yeguas cimarronas ya sumaban entreochenta y cien mil, cifra muy aproximada ala que obtuvo Carlos R. Dowdall atribuyen-do a aquellos 44 equinos originarios un rit-mo de crecimiento del 24 % anual, porc e n-taje aceptado científicamente para caba-llos salvajes de Nevada, Estados Unidos.

Es necesario señalar que el ingreso deequinos a la América del Sur durante el siglo

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H o m b res d eac a b a l l oEl caballo halló en nuestro país condiciones muy favorables para su propagación y llegó a constituir una unidad inseparable con el poblador de estas tierr a s .

El ingreso de equinos en el siglo XVI no se limitó a la región pampeana. También hubo

introducciones en lo que hoy es Colombia,Venezuela, Perú, Chile y Paraguay.

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XVI no se limitó a la gran región que men-cionamos anteriormente. Los españoles tam-bién intro d u j e ron caballos en lo que hoy esColombia (Rodrigo de Bastidas en 1524) yVenezuela (Francisco Pizarro en 1531). Losp r i m e ros ejemplares que llegaron a Perú see x t e n d i e ron a Ecuador y Bolivia. A Chile lle-g a ron en 1535 con la expedición de Diego deA l m a g ro, y al Paraguay en 1541, con Álvar

Núñez Cabeza de Vaca. Con el correr de los años y merced a las

características de la inmensa llanura pam-peana, los caballos continuaron re p ro d u-ciéndose. En 1590, Juan Méndez, uno de losprimitivos pobladores de Buenos Aires, decla-ró: “Si no fuera por los potros silvestres quetomamos en el campo no nos podríamos sus-t e n t a r, porque aunque son pocos los quetomamos, con ellos hacemos caballos parala guerra y para acudir a otras cosas tocan-tes al servicio de Su Majestad”.

Doscientos años después, el testimoniodel viajero jesuita Tomas Falkner resulta elo-cuente: “Los caballos alzados no tienen due-

ño, y andan disparando en grandes mana-das por aquellas vastas llanuras... Andande un lugar a otro contra el viento, y en unviaje que hice al interior, el año 1744, hallán-dome en esas llanuras durante tres sema-nas, era su número tan excesivo que duran-te quince días me ro d e a ron por completo.Algunas veces pasaron por donde estabaen grandes tropillas a todo escape, durante

dos o tres horas sin cortarse; y durante todoese tiempo, a duras penas pudimos yo y losc u a t ro indios que entonces me acompaña-ban librarnos de que nos atropellasen e hicie-sen mil pedazos...”.Un medio exigente

De acuerdo con el ambiente dondevivían y las exigencias a que eran sometidos,los caballos de las llanuras argentinas fue-ron adquiriendo a través de los años carac-terísticas singulares, como su resistencia alh a m b re, la sed y la fatiga. Así, a fines del sigloXIX, Roberto B. Cunninghame Graham, alcomparar los caballos de Inglaterra con losde las pampas argentinas, decía que aque-

llos “son artículos de lujo”. “Cada uno deellos, agregaba, tiene un hombre que lo cui-da, recibe su pienso regular de heno, jamásse le exige mayor fatiga o que lleve gran pesoy, mucho menos, que haga frente al mal tiem-po. Se lo estima por su andar, por su docili-dad o tan solo por el valor pecuniario quere p resenta”. En tanto en la Argentina, afir-maba Cunninghame, “no exigimos a nues-

t ros caballos que sean muy ligeros, impor-ta un bledo que sean mansos, y su valor pecu-niario es bajo. Lo que buscamos es el aguan-te, que sean capaces de soportar el hambrey la sed. Un caballo capaz de llevar a un hom-b re 23 leguas es un buen caballo, es mejoraún uno que haga 30 leguas, y si es capazde repetir esta marcha por dos o tres díasconsecutivos, es el mejor de todos. No impor-ta su pelaje feo, que sea tuerto y tengatodos los defectos...”.

En cuanto a la fortaleza de los caballos(y también de los jinetes) hay pasajes de nues-tra historia que ratifican con elocuencia loreferido por Cunninghame. Así, re c o rd a m o s

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1. Reproductores de raza Árabe en una exposición de la

Sociedad Rural.

2.“Paseo del domingo” (1860), litografía de J. L. Palliere.

3. Aviso aparecido en “La Gaceta Mercantil” el 31 de octubre

de 1849.

4. Tropilla con su yegua madrina.

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que el capitán de granaderos Manuel Esca-lada, encargado por San Martín de llevar aBuenos Aires el parte de la victoria de Cha-cabuco y una bandera tomada al enemigo,eligió para ello sus mejores caballos, quehabían participado en el reciente combate.P a rtió de Santiago de Chile el 14 de febre rode 1817, cruzó la Cordillera en 48 horas y, “algalope corto”, unió Mendoza con BuenosA i res en 11 días. Sin embargo, la noticia lle-gó antes que él. El gobernador intendentede Cuyo, Toribio Luzuriaga, había enviadouna carta por el sistema de postas, que erael más veloz de aquellos tiempos, pues per-mitía usar carruajes y relevar caballos.

“¡Qué nos van a hacer esos gringos...!”Como en un gran tambor telúrico, el tam-

borileo de aquellos cascos sobre la pampaauguraba –con quién sabe qué remoto y sutilsimbolismo– el nacimiento de una nacio-nalidad que tendría en el caballo el elementoesencial para su colonización, liberación ydesenvolvimiento económico.

Y no solo eso. Sarmiento también seña-la al caballo como responsable directo dela montonera, el caudillaje y la desorg a n i-zación nacional. ¿Acaso podía concebirse uncaudillo “de a pie”?

En nuestra historia existen innumera-bles re f e rencias al caballo, que confirm a ncon seguridad de evidencia la teoría del ilus-t re sanjuanino. El gaucho “tenía necesidad

de vida aérea”, para decirlo con las palabrasdel viajero Pablo Mantegazza, y como Diosno lo había dotado de alas necesitó del caba-llo. Y hasta despreció al europeo que no sabíac a b a l g a r. Lucio Mansilla (padre del autor dela E x c u r s i ó n) exclamaba en la Cámara deR e p resentantes durante el bloqueo francés:“¡Qué nos van a hacer esos gringos que nosaben galoparse una noche!”, y la barr aaplaudía frenética.

Rosas, que gobernaba en ese tiempo,resultaba sin duda una figura atrayente y pudosometer al país durante muchos años por-que era hombre “de a caballo”, lo mismo Esta-nislao López, Pancho Ramírez y Urquiza. AlChacho Peñaloza, desterrado en Chile, le pre-g u n t a ron cómo le iba, y respondió: “Cómoq u i e re que me vaya: ¡en Chile y a pie!”.

El general Juan Esteban Pedernera hizotoda la campaña libertadora con San Mar-tín, peleó al lado de Paz y de Lavalle, yn u e s t ros abuelos –que lo conocieron afines del siglo XIX en la calle Florida– dicenque solo bajó del caballo para morir. Cuan-do era un anciano, viviendo en Perú sientenostalgias puntanas (había nacido en la pro-vincia de San Luis), ensilla un pingo y apa-rece en su pueblo natal. “Los coches son paralas damas”, decía.

Antes de caminar. . .G u i l l e rmo Hudson escribió que única-

mente montado en un equino el hombre rio-platense adquiría el pleno uso de sus facul-tades, y cuenta que antes de tener fuerza parasostenerse sobre sus propias piernas y dea p render a caminar, sabía mantenerse sobreel lomo de un caballo. Lo que de ningunamanera es una exageración, pues las madre scriollas, mientras estaban ocupadas en last a reas domésticas, solían dejar a sus hijoss o b re un caballo manso, atado al palenque.Y el niño, como si intuyera que en ello leiba la vida y la felicidad, nada adquiría conmayor prontitud que la destreza para per-manecer montado.

Son tiempos en que la riqueza, o la pobre-za, dependen más que nada del número ycalidad de los caballos que se poseen; yhasta la hombría se juzga según la mayor omenor habilidad para mantenerse en el lomodel caballo o, en último caso, para saber caer

de pie, con el cabresto en la mano, que esseñal –entre gauchos– que aun en el suelono se ha perdido el dominio del animal.

Así, en los siglos XVIII y XIX, en lasgrandes llanuras de nuestra Patria, el caba-llo resulta indispensable. Quizá el cuchilloo facón –arma y herramienta gaucha– s e ael único elemento capaz de discutirle esa pre-rrogativa. A caballo y con cuchillo el riopla-tense se siente, y se sabe, fuerte, seguro y libre ;con ellos, en ese medio, puede procurarse encualquier momento su alimento básico.

El caballo re p resenta, además, la posib i-lidad del entretenimiento favorito: las bo-l eadas de avestruces, venados y otras alima-ñas, el juego de pato, la sortija, las cuadre r a s .Estas últimas eran carreras de corta distan-cia, en línea recta, que se llamaron así por-que su re c o rrido se medía por cuadras. Comolos caballos, también son introducidas porlos españoles, hallan mucha aceptación enestas tierras y a veces hasta las calles de laciudad de Buenos Aires y sus aledaños les sir-ven de escenario. Así, en 1747, al celebrarsela coronación del nuevo monarca españolF e rnando VII se disputan cuadreras con pun-to de partida en la llamada Esquina de lasCañas, hoy Sarmiento y Maipú.

F rente a la hostilidad de la naturaleza,en uno u otro confín del Vi rreinato, no exis-te medio de transporte más rápido y seguro ,y también, llegada la noche, el propio ape-ro se transforma en cama; aunque estásuficientemente probado que el gaucho podíad o rmir y descansar tranquilamente sobre elcaballo, conservando la marcha re g u l a rdel paso o del galope cort o .

Apenas se abandonan las poblaciones,en el desierto, ya no existe posibilidad des o b revivir si no es a caballo. Si en las ciuda-des, hasta los mendigos y tullidos del Vi rre i-nato circulaban y recaudaban sus óbolos des-de la altura del caballo, en la pampa, el hom-b re “de a pie” es hombre muerto. El gau-cho viajero y el indio –señor del desierto– l osabían bien. Y aunque sus sistemas deequitación y sus métodos de tratamiento delcaballo fueron diferentes, ambos tipos ame-ricanos coinciden en su congénita pre o c u-pación por andar “bien montados” y en sut e rror por quedar “de a pie”.

Raúl L. Carman

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El caballo fue instrumento esencial en las tareas rurales de

nuestra Patria.