javier marías. la zona fantasma civil

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LA ZONA FANTASMA. 1 de diciembre de 2013. Tutelaspermanentesby javiermariasblog

Las novelas, se dijo hace ya mucho, cuentan, entre otras cosas, la vida privada de las naciones, y lo ms curioso es que a mi parecer la cuentan mejor y ms ntidamente las que no nacen con ese nimo, las que no pretenden ser realistas ni costumbristas ni trazar un fresco de su poca. Yo veo mejor el Londres del siglo XIX en las obras de Dickens, llenas de personajes estrafalarios e inverosmiles, de casualidades que bordean lo inaceptable y de exageraciones sin cuento, que el Madrid de Galds, que a menudo me resulta acartonado, sobre todo en tantos dilogos impasables y en tantas estampas apegadas en exceso a la literalidad de su tiempo, es decir, al reportaje. Uno de los reproches ms tontos y rancios que se pueden hacer a una ficcin (todava increblemente frecuente) es sealar que la gente no habla as, esto es, como los personajes. Dan ganas de contestar: Pues claro que no, por fortuna. Una pieza literaria es siempre un artificio, un destilado de la realidad, algo calculado y despojado del soporfero ritmo del habla verdadera. La cortesa del autor es no obligarnos a tragarnos lo que ya conocemos y padecemos en la vida diaria. La reproduccin exacta de las peculiaridades verbales de los individuos (eso que tanto elogian los crticos rudimentarios, que cada personaje tenga su voz reconocible) no deja de ser un abuso y una grosera.Pero me he ido por las ramas. Quiz una de las razones por las que hoy vemos tantas series televisivas es que son stas las que mejor nos muestran cmo son las sociedades actuales, sobre todo de nuevo las que no aspiran a ser documentos. Al fin y al cabo la realidad se cuela por todas partes, quermoslo o no, por lo que empearse en meterla con sus pormenores es una redundancia que adems condena a la obra en cuestin a envejecer a velocidad de vrtigo. Est ms viva y nos dice ms de Francia la estilizacin de Proust que el naturalismo de Zola, con todas sus comprobaciones. Ahora veo House of Cards, esa serie poltica con Kevin Spacey, y me llama la atencin un pequeo episodio que revela mucho: una joven va en su coche; al pasar junto a un depsito de agua con forma de melocotn inmenso, enva un SMS a su novio con la gracia que se le ha ocurrido (Cuando lo ves, no te recuerda a un culo gigante?), y se estrella. Un poltico rival primero, pero luego tambin los padres de la joven y la comunidad en pleno se lanzan a culpar del accidente a Spacey, por haberse opuesto en su da a que se derribara el melocotonoide, como es llamado. La responsable de su muerte no es en modo alguno la joven, por haberse distrado y puesto a manipular el mvil mientras conduca. La culpa es del depsito, por estar ah, tan llamativo, y de quien impidi que se demoliera, y a nadie parece caberle la menor duda de eso. Slo a Spacey, que sin embargo no osa argumentar pblicamente lo que es de sentido comn. De hacerlo, habra sido linchado o poco menos.Me temo que ese episodio refleja, sin subrayados, lo que est aconteciendo en nuestras sociedades, que reclaman una minora de edad y una tutela permanentes para los ciudadanos. Hace ms de veinte aos (he utilizado ese ejemplo en otros artculos) le en Time lo siguiente: un ladrn se cuela en un aparcamiento, roba un coche, sale a toda pastilla y se empotra en un rbol; queda malherido y ha de pasar en el hospital varios meses; entonces demanda al aparcamiento por no haber tenido la vigilancia suficiente para haberle impedido robar el automvil; de haber sido ms cuidadosos, l no lo podra haber afanado, no habra salido escopetado ni habra sufrido roturas mltiples. El juez de turno admite a trmite la demanda, lo cual ya es asombroso. Todo lo estadounidense nos acaba llegando, sobre todo lo psimo. Leo una carta en el diario que, a propsito de la tragedia del Madrid Arena, dice esto: Ayer escuch por radio los testimonios de algunos jvenes que denunciaban indignados que nadie les pidi el DNI a la entrada ni les pusieron trabas para pasar con recipientes de bebidas de hasta cinco litros Hay motivos para estar indignado con la organizacin de aquella fiesta y con la alcaldesa Botella. Pero la palabra choca en ese contexto, porque me imagino que en su momento esos jvenes se frotaban las manos ante tantas facilidades y negligencias, y tambin choca que al redactor de la carta le parezca natural esa indignacin a posteriori. Tenan que habernos pedido el DNI y habernos prohibido el acceso! Y habernos obligado a dejar fuera nuestros cinco litros! Recuerda demasiado a la actitud del ladrn americano: cmo es que se me permiti robar un coche! A este paso, y salvando las insalvables distancias, los violadores excarcelados tras la invalidacin de la doctrina Parot mal aplicada, podrn exclamar airados: cmo es que no me pararon cuando forc a dieciocho mujeres? La culpa no es ma. Si acaso de ellas, por existir y salir a la calle. Y lo mismo los terroristas de ETA: cmo es que la polica no estuvo atenta y pude colocar una bomba? Tenan que haberme interceptado! Si yo fuera Director de Trfico, estara temblando, porque cualquier individuo siniestrado podra espetarme: cmo es que colocaron ustedes un cartel que pona Madrid 50 km? Me distraje intentando dilucidar qu significaba esa misteriosa abreviatura, km. A quin se le ocurre tamaa imprudencia, ponernos jeroglficos mientras conducimos.JAVIER MARASEl Pas Semanal, 1 de diciembre de 2913